Origen de Los Tributos - Compress

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA FUERZA ARMADA

UNEFA - NÚCLEO YARACUY-EXTENSIÓN AROA

ORIGEN DE LOS
TRIBUTOS

FACILITADOR:
PARTICIPANTE:
Abog. Jose Izarra
Ana Palma C.I: 15.284.911
Annedys Rivas C.I: 20.392.631
Franny Corona C.I: 19.424.393
Mayra Gull C.I:
15.338.573
Annedys Rivas C.I: 20.392.631
28 de Junio, 2015
ORIGEN DE LOS TRIBUTOS
Es bueno conocer lo que son los tributos y el origen de este término, Los
tributos son ingresos públicos de derecho público que consisten en
prestaciones pecuniarias obligatorias, impuestas unilateralmente por el Estado,
exigidas por una administración pública como consecuencia de la realización
del hecho imponible al que la ley vincule en el deber de contribuir. Su fin
primordial es el de obtener los ingresos necesarios para el sostenimiento del
gasto público, sin perjuicio de su posibilidad de vinculación a otros fines.
Antes de arribar a un concepto de tributo que abarque a las tres clases:
impuesto, tasas y contribuciones especiales; es bueno mencionar conceptos de
diversos autores:
Diccionario de la Real Academia: (del latín tributum) que es la entrega por
parte del súbdito al Estado para las cargas y atenciones públicos cierta
cantidad de dinero o en especie. También agrega: es una obligación dineraria
establecida por la ley, cuyo importe se destina al sostenimiento de las cargas
públicas.
Giuliani Fonrouge: es “... concebido genéricamente como una prestación
obligatoria, comúnmente en dinero, exigida por el Estado en virtud de su poder
de imperio y que da lugar a relaciones jurídicas de derecho público...”
Héctor Villegas: “... se entiende por tributo toda prestación patrimonial
obligatoria - habitualmente pecuniaria- establecidas por la ley, a cargo de las
personas físicas y jurídicas que se encuentran en los supuestos de hecho que
la propia ley determine, y que vaya dirigido a dar satisfacción a los fines que al
Estado y a los restantes entes públicos le estén encomendados.”
El vocablo poco o nada tiene en común con el antiguo significado o
etimología de ese término. El profesor José María Martín dice:
“... en la antigüedad un tributo no era sino un pago, ya sea en
dinero o en especie, que el vasallo le debía al señor a cambio de
protección. Así los conquistadores imponían, de ordinario, un tributo
a los pueblos conquistados. El tributum exigido desde los primeros
tiempos por los romanos iba, a menudo, seguido por la concesión de
cierto grado de autonomía, tal como ocurría entre los judíos en los
tiempos de Cristo. En los últimos años del Imperio Romano, eran los
ciudadanos romanos quienes pagaban tributos a las tribus bárbaras,
primero para apaciguarlas y más tarde por haber sido conquistados
por ellas. El tributo de la antigüedad sólo tenía por objeto lograr
protección…”
Esto hace que sea imposible hallar antecedentes de los sistemas
tributarios entre los pueblos de la antigüedad, salvo en aquellos casos
excepcionales de impuestos aplicados en Egipto o en Roma a partir de Julio
Cesar.
Es por esto que encontramos en la historia los impuestos, ha estado
presente desde las primeras sociedades humanas, los impuestos eran
aplicados por los soberanos o jefes en forma de tributos, muchos de los cuales
eran destinados para asuntos ceremoniales y para las clases dominantes. La
defraudación de impuestos teniendo el carácter y destino que se les daba eran
poco comunes, debido al control directo que de la recaudación hacían
sacerdotes y soberanos.
Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia.
Textos muy antiguos en escritura cuneiforme de hace aproximadamente cinco
mil años, señalaban que “se puede amar a un príncipe, se puede amar a un
rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”. En el nuevo
testamento, aparece la figura de recaudador de impuestos en la persona de
mateo, siendo este puesto algo detestable y poco santo como lo manifestaban
los primeros discípulos de Jesús cuando iba a comer en casa de éste.
Por otro lado está el caso de Egipto, donde existía una forma común de
tributar era por medio del trabajo físico (prestación personal), para lo cual
tenemos como ejemplo la construcción de la pirámide del rey Keops en el año
2,500 A. C. misma que duro veinte años, participando aproximadamente unas
100,000 personas que acarreaban materiales desde Etiopia. También se
encuentra en una inscripción de una tumba de Sakkara con una antigüedad de
aproximadamente 2,300 años A. C. la que trata de una declaración de
impuestos sobre animales, frutos del campo y semejantes. Por otra parte, en
este mismo reino el pueblo tenía que arrodillarse ante los cobradores de
impuestos del faraón, quienes además de presentar su declaración, tenían que
pedir gracias. Las piezas de cerámica en ese entonces se usaban como recibos
de impuestos. En la isla mediterránea de Creta, en el segundo milenio A. C. el
rey Minos recibía hasta seres humanos como tributo.
Respecto a impuestos internacionales, los pueblos antiguos en sus
relaciones con otras naciones tomaron a los impuestos como una forma de
sujeción y dominio sobre los pueblos vencidos. Como ejemplo tenemos al
Imperio Romano, el cual cobraba fuertes tributos a sus colonias, situación que
permitió que por mucho tiempo los ciudadanos romanos no pagaran
impuestos.
Los babilonios y asirios después de victoriosas campañas militares,
levantaban monumentos indicando a los vencidos sus obligaciones económicas
contraídas.
Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los
negocios globales llamado Centésima.
En China, Confucio fue inspector de hacienda del príncipe Dschau en el
estado de Lu en el año 532 A. C. Lao Tse decía que al pueblo no se le podía
dirigir bien por las excesivas cargas de impuestos.
En el México precolombino, se acostumbraba entregar a los aztecas bolas
de caucho, águilas, serpientes y anualmente mancebos a los que se les
arrancaba el corazón como parte de sus ceremonias religiosas. El cobro de
impuestos y tributos, tuvo también sus cosas chuscas, se tiene noticia que el
rey Azcapotzalco en una ocasión, pidió a los aztecas que aparte de la balsa
sembrada de flores y frutos que le entregaban como tributo, le llevaran
también una garza y un pato echado sobre sus huevos, de tal manera que al
recibirlos estuvieran picando el cascarón.
Los aztecas mejoraron su técnica de tributación, utilizaron a los calpixquis
los cuales llevaban como signo distintivo o credencial una vara en una mano y
un abanico y con la otra se dedicaban al cobro de tributos. Imponían fuertes
cargas a los pueblos vencidos, situación que quedó asentada en los códices pre
y post cortesianos, mismos que muestran la infinidad de objetos, productos
naturales como el algodón y los metales preciosos que eran utilizados como
tributos. El Código Mendocino nos dice que se pagaban tributos también con
artículos procesados como las telas, además de la existencia de un registro
(matrícula de tributos). Posteriormente el tributo en especie de los aztecas, fue
sustituido por el cobro de impuestos en monedas por el gobierno Español.
En cuanto al Evolución Histórica del Sistema Tributario Venezolano, desde
el año 1.917, se produjeron desajustes en la aplicación de los tributos, por la
presencia del petróleo, convirtiéndose en la primera fuente de recursos fiscales
para el Estado y la industria más importante del país, la cual hasta 1.943
aportó muy pocos recursos al Estado, debido a que sólo estaba gravada por la
Ley de Minas y su aporte era tan sólo del 4,5% sobre la producción petrolera,
es decir, no existía ninguna Ley que pechara la industria petrolera, por el
contrario los contratos petroleros que se firmaban con las compañías petroleras
las exceptuaban del pago de impuestos creados que se fuesen a crear por 99
años.
En el año 1936, el Ministro de Hacienda Dr. Alberto Adriani, introdujo ante el
congreso tres proyectos de Leyes de Impuesto sobre la Renta, debido a que
existía la necesidad de crear un tributo directo mediante el cual se obtendrían
recursos al Estado para satisfacer las necesidades de salubridad, educación,
vías de comunicación, etc., pero a pesar de todos los esfuerzos por transformar
el sistema fiscal no fueron aprobados.
En 1942, estando en el gobierno Eliazar López Contreras se presentó ante el
congreso un proyecto de la Ley de Impuesto sobre la Renta, el cual se
caracterizaba por ser un resumen de los tres proyectos anteriores, siendo
sancionado ese año y entrando en vigencia el 1º de enero de 1943, gravando
la industria petrolera y demás actividades rentísticas del país.
Esta Ley fue creada mediante el sistema mixto que se caracterizaba por
presentar una tarifa proporcional, seguida de otro de carácter global, de tarifa
progresiva, que tenía el carácter de complementario, y estuvo vigente hasta el
16 de diciembre de 1966.
En 1964 Rómulo Betancourt le entregó la Presidencia a Raúl Leoni, la
situación financiera y económica no era muy estable, por lo que el presidente
recurrió a la alianza con el Frente Nacional Democrático (FND) presidida por
Arturo Uslar Pietri y Unión Republicana Democrática (URD) de Jóvito Villalba.
Para dar una amplia sustentación política se constituyó el gobierno
denominado Ancha Base.
Después de un año, Leoni tuvo que recurrir a leyes impositivas en la
búsqueda de recursos, surgiendo así la famosa Reforma Tributaria, donde el
pueblo era sólo espectador y el sector económico opositor. El Ministro de
Hacienda Eddy Morales Crespo y el Ministro de Fomento Luis Fernández Solis,
encargados de la política fiscal, en junio de 1965 negaron a la opinión publica
la existencia de nuevos impuestos. No obstante se celebraron reuniones con
los sectores de la banca, la industria, el comercio y la CTV, donde se discutió
los pasos a seguir en materia impositiva para lograr un programa que
permitiera superar el déficit que alcanzaba a 300 millones de bolívares en el
proyecto de presupuesto de 1966. El 1º de enero de 1967 entro en vigencia la
nueva Ley de Impuesto sobre la Renta, bajo el sistema global.
Tres años después, Leoni le entrega el gobierno a Rafael Caldera, quien le
entregó un país más o menos estable en el aspecto económico, no obstante el
déficit presupuestario.
Días después la Cámara de Comercio advertía contra una nueva reforma
tributaria: "Cuando apenas tiene la anterior dos años se vuelve a plantear una
nueva reforma tributaria, pero nada se dice del otro lado de la cuestión, que es
el gasto público".
En vista de la situación financiera el gobierno de Caldera recurrió a la política
de los empréstitos, por lo que el Ministro de Hacienda, Pedro Tinoco Rodil,
solicitó ante el Parlamento una nueva Ley de Crédito Público que permitió
préstamos por el orden de 2.025 millones de bolívares, que en parte ivan a
estar destinados a solventar compromisos adquiridos por las gobernaciones y
la municipalidad de Caracas.
El 26 de Agosto del mismo año 1969, Tinoco firmó un crédito con el Chase
Manhattan Bank por 85 millones de dólares equivalentes a unos 400 millones
de bolívares para la época.
Caldera le entregó la presidencia a Carlos Andrés Pérez con el complemento
de miles de millones de dólares que el país recibió en Enero de 1974, producto
de los incrementos que recibieron los precios del petróleo por la guerra de
Yonki Pur, de árabes e israelíes, en Septiembre de 1973. Jamás ningún gobierno
venezolano había dispuesto de tantos ingresos.
En 1976, el Ministro de Hacienda Hector Hurtado estaba anunciando una
reforma tributaria, la cual encontró muchos opositores, a lo que el ministro
reaccionó diciendo "todo se debe a que muy poca gente había leído los
proyectos de reforma fiscal, y en lo mas mínimo, las personas naturales y
únicamente de este nivel ( Bs. 200.000 ) en adelante es que se elevarán las
tarifas". Sin embargo fueron las personas naturales las que terminaron
asumiendo los aumentos de las tarifas sin estar aprobada la ley, debido a que
los aumentos de precios de los productos de primera necesidad.
El 17 de Mayo de 1978 se modifica la Ley de Impuesto sobre la Renta de
1967, que entra en vigencia a partir del 1º de julio de 1978.
Estando Luis Herrera Campins en el gobierno, el Ministro de Hacienda Luis
Ugueto Arismendi anunció la aplicación de una nueva reforma tributaria con el
objeto de conjugar el déficit presupuestario de 8.000 millones de bolívares que
se presentaría en 1980, año en el que se tenía previsto ingresos por 51
millones y 58 millones de bolívares. No obstante, el otro propósito era de frenar
el excesivo gasto de los venezolanos.
El Ministerio de Hacienda publicó una lista de artículos que serían gravados
con un impuesto que oscilaría entre un 10 y un 15 por ciento.
La Ley de Impuesto sobre la Renta de 1978 sufre modificaciones y entra en
vigencia la nueva Ley el 1º de enero de 1982.
Jaime Lusinchi, recibe el gobierno con liberación de precios, un dólar
disparado y una deuda externa aumentada en unos 35 mil millones de dólares,
la mayoría de estos hechos ocurrieron aquel día denominado Viernes Negro,
cuando el presidente del Banco Central de Venezuela era Leopoldo Díaz
Bruzual.
En este período surge Recadi, que se convirtió en un desaguadero que drenó
más de 40 mil millones de dólares, popularizándose la palabra crisis, para
solventarle surge nuevamente la panacea de la reforma fiscal, encontrando en
esta oportunidad a los conocedores de la materia a los teóricos de la materia
económica como Domingo Maza Zabala y Trino Aleides Díaz, decano de la
facultad de Economía de la UCV, quien manifestó que el gobierno no podía
aplicar una reforma fiscal sin racionalizar antes la economía, además de
plantear que el gobierno debía recaudar 60 mil millones de bolívares en
impuestos pendientes que habían declarado los sectores productivos y
empresariales pero que no habían cancelado.
El gobierno reconociendo los desajustes estructurales y la aplicación de
políticas erradas, inicia en 1989 una estrategia para enfrentar la crisis fiscal,
esta estrategia va dirigida substancialmente al mejoramiento de la capacidad
de gestión del sector público, es decir, modernizar el sector público.

Esta reforma tributaria se incluyó, dentro de las estrategia de modernización


del sector público planteadas en el VIII plan de la nación, particularmente
dentro de la denominada Reforma Fiscal, la cual englobaba diversos aspectos
como son la privatización y reestructuración de empresas públicas, la reforma
de la gestión presupuestaria, la racionalización de los subsidios e incentivos
fiscales y la reforma tributaria propiamente dicha, compuesta por cuatro
proyectos. La modernización institucional del Ministerio de Hacienda, la
modernización de la Administración Tributaria, la reforma de la Legislación
Tributaria y la descentralización fiscal.

La Reforma Tributaria tenía como objetivo principal el aumento de los


ingresos tributarios y del margen de acción de la política fiscal. Además busca
atacar los problemas del Sistema Tributario Venezolano. Dependencia del
ingreso petrolero, distorsión en las decisiones económicas, baja recaudación,
estructura legal compleja, deficiencia administrativa y la falta de equidad.
Estos problemas serían enfrentados a través de tres principios generales: el
carácter integral de la reforma que involucra la parte legal, ética y
procedimientos administrativos, ya que aprobar nuevas leyes tributarias sin
atacar simultáneamente la parte administrativa sería inútil, porque las normas
jurídicas por sí solas no resuelven nada y viceversa, el carácter gradual, que
implica el proceso de cambio institucional, es decir, el tiempo necesario para
construir la viabilidad política y la compatibilidad con las tendencias
internacionales, por cuanto la modernización del sistema tributario debe ser
compatible con el proceso de apertura externa.
La modernización del sistema tributario buscaba la simplificación del sistema
impositivo para mejorar la administración y de reducir la evasión, mayor
equidad, neutralidad del sistema, aumentar y racionalizar los ingresos.
Las estrategias, principios y objetivos se quedaron estancados y olvidados y
sólo en una pequeña parte han sido aplicados siendo tergiversados y alejados
de los objetivos que se habían planteados.
Desde 1990 se comenzó a discutir el proyecto de Impuesto al Valor
Agregado (IVA), el cual fue instrumentado durante el gobierno de Carlos Andrés
Pérez, fue aprobado por el Congreso y ejecutado por poco tiempo durante el
gobierno provisional de Ramón J. Velázquez. El objetivo del IVA era dotar al
Sistema Tributario Venezolano de un impuesto que cumpliera con las
características que debería reunir un tributo: neutralidad, simplicidad y
eficiencia; además, de crear un instrumento que eliminara los impuestos
improductivos y simplificara otros, así como reducir la dependencia de los
ingresos petroleros.
Las estrategias que persigue el paquete son:

1 Desarrollo y consolidación de una economía competitiva y moderna bajo el


compromiso de solidaridad social.
2 Una reforma tributaria integral que estimule el ahorro y la inversión y evite
la evasión fiscal bajo los principios de equidad distributiva.
3 Un plan de estabilización económica a corto plazo.
4 Fortalecimiento del Estado en sus funciones estratégicas básicas en las
áreas de salud, educación, seguridad, dejando a la iniciativa privada las
actividades productivas de su competencia.
5 Continuación del proceso de apertura de la economía a través de los
acuerdos subregionales y regionales de integración, basado en un concepto de
reciprocidad equilibrada.

Por otra parte, el 8 de marzo de 1994 el Ministro de la OCI anunció que la


recaudación de los impuestos se haría a través de un servicio autónomo
denominado "policía fiscal", permitiendo una verdadera fiscalización de los
tributos y reducir al mínimo la posibilidad de que alguien evada los impuestos.
Además indicó que la reforma tributaria generaría ingresos por unos 3.571
millones de dólares, monto que supera el 50 por ciento del déficit. El mismo día
el Ministro Sosa aseguró que los impuestos recaudados serían limpiamente
administrados y reorientados hacia los servicios de salud, educación, seguridad
social y personal, para ello estaban procediendo a reestructurar el sistema de
las finanzas públicas, para lo cual se había trabajado en la creación del Servicio
Nacional de Administración y Control Tributario, el Sistema de Control Interno e
Integrado de la Gestión Pública, el Sistema de Aduanas, el Sistema de Tesorería
Nacional, la reorganización de la Escuela Nacional de Hacienda y la creación de
Instituto de Altos Estudios de las Finanzas Públicas, la reestructuración integral
del Ministerio de Hacienda y el programa especial para el incremento de la
recaudación tributaria.
La modernización de las finanzas públicas implica la creación de nuevas
fuentes tributarias, su administración y concientización de la población con
miras a sufragar el gasto público, ya que la renta petrolera no puede mantener
su preponderancia en la generación de recursos que el país exige para un
crecimiento estable.
La modernización del sistema de administración tributaria ha obligado a la
creación de un ente autónomo para la recaudación de los tributos internos el
cual se ha denominado Servicio Nacional Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT) creado a mediados del año 1994 con la misión de contribuir
activamente con la formulación de la política fiscal-tributaria, modernizar y
administrar eficaz y eficientemente el sistema de recaudación de los tributos
nacionales, proporcionar una cultura tributaria con apego a los principios de
legalidad, honestidad, equidad y respeto al contribuyente.
La modernización de la administración tributaria aparte de la creación del
SENIAT, ha introducido nuevos tributos en el sistema venezolano, en un
principio con miras de cubrir el déficit fiscal y luego mantenerse como fuente
de ingresos no petroleros para cubrir la carga pública. Entre estos tributos
tenemos el Impuesto al Valor Agregado (1993) sustituido luego por uno de
igual técnica: Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Mayor (1994); el
impuesto a los Activos Empresariales (1993), un impuesto de corta duración
como lo fué el denominado Débito Bancario.
A modo de conclusión, tenemos que Con el Impuesto al Valor Agregado se
ha establecido un modelo de imposición general sobre el consumo que ha
proporcionado una recaudación abundante ya que se aplica a todas las fases
del circuito económico por donde atraviesan los bienes y servicios, por ende
cualquier elevación o decremento de las tasas impositivas y de la base de
contribuyentes ocasiona un aumento o disminución de la recaudación.

Dado a este efecto directo entre monto recaudado, alícuota impositiva y


base de contribuyente, se efectúo una proyección a través del análisis de
series temporales mediante el método de regresión de los mínimos cuadrados,
considerando para ello la homogeneidad y objetividad de los valores de
recaudación.
La recaudación del Impuesto al Valor Agregado, su aumento o disminución,
depende de la alícuota impositiva y el número de contribuyente a la cual este
impuesto grava, además está directamente relacionada con el consumo de
bienes y servicios de una economía, por lo tanto cuando aumenta
significativamente el consumo de bienes y servicios aplicando una alícuota
baja la recaudación se mantiene o aumenta y más aún si se incrementa el
número de contribuyente afectos al impuesto con la eliminación de la
exenciones o de una gran parte de ellas, situación está que se evidencia del
análisis efectuado a los datos relacionados con el Producto Interno Bruto,
demanda agregada y la recaudación efectiva del año 2000 considerando que
toda la recaudación es producto de la aplicación de una alícuota del 14.50%
vigente en nuestro país. De acuerdo al análisis efectuado a estos elementos se
determinó la factibilidad de que disminuyendo la alícuota y ciertas exenciones
del Impuesto al Valor Agregado se obtiene un incremento de la recaudación,
producto del aumento de la demanda agregada y por ende del producto
interno bruto.
Queda demostrado que al disminuir la alícuota y las exenciones la
recaudación aumenta si el producto interno bruto o demanda agregada
reacciona, por tanto, el consumo y la inversión aumenta dado a que los precios
de los bienes y servicios que se ofertan en un país disminuyen por el bajo
efecto que tiene el Impuesto al Valor Agregado en ellos, por consiguiente existe
un excedente monetario en manos del consumidor que lo induciría a consumir
más bienes y servicio o aplicar dicho excedente a bienes de inversión.
Un impuesto tipo valor agregado con tasa altas obstaculiza el proceso
económico por cuanto la circulación de bienes, servicios y capital no se ve
favorecida por su alto costo producto de un impuesto bastante oneroso. Por el
contrario si se reduce la alícuota impositiva de este impuesto el sistema fiscal
aparece como un factor de crecimiento económico ya que al incrementarse la
demanda agregada, se produce un aumento en el Producto Interno Bruto y al
reaccionar este en niveles satisfactorio estamos en presencia del crecimiento
económico, ya que permitiría al empresario elegir combinaciones más eficaces
en el manejo de su inversión, asegurando una productividad que cubra el
incremento de la demanda y con ello estimular el crecimiento económico.

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