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Para encontrar las respuestas a estos interrogantes hay que recurrir a explicaciones
multicausales y se establecerá una relación entre pasado, presente y futuro posible
o probable. Habrá que realizar análisis políticos, sociales, económicos y culturales
trabajando con una amplia gama de fuentes (sitios web, blogs, redes sociales, pu-
blicaciones periódicas, testimonios orales, material fílmico, obras literarias y artísti-
cas, etc.) que la tecnología nos pone a nuestro alcance.
Hoy no alcanza con sólo recordar los hechos y lugares donde ocurrieron los princi-
pales acontecimientos de la historia argentina y un profesional de la abogacía tiene
que conocer. Es necesario plantearse interrogantes, formular hipótesis, indagar y
desarrollar la capacidad de análisis.
a.- Webinarios: como mínimo se realizará uno por Eje Temático. En los mismos se
explicitarán las principales características de las unidades, ejes temáticos y ac-
tividades.
b.- Foro de Consulta: los alumnos podrán consultar a los profesores por cualquier
tema del programa o por situaciones relacionadas con el cursado.
c.- Foro de Debate: para un mejor aprendizaje se plantearán temáticas para inter-
cambiar opiniones o sugerencias con los profesores y sus compañeros.
d.- Materiales de Estudio: en esta sección se subirán materiales para el estudio de
la materia, tanto básicos e imprescindibles como complementarios.
e.- Bibliografía: el desarrollo del programa está en la bibliografía básica. Parte de
la misma está en el sistema virtual para ser consultada.
f.- Novedades: los temas más destacables serán comunicados periódicamente.
g.- Módulo: estará accesible a través del sistema virtual. Está dividido en 7 Unida-
des o Ejes Temáticos que abarcan los temas de la materia. En el mismo están
los lineamientos generales de los distintos temas con actividades y sugeren-
cias.
Para comenzar con la utilización del módulo es importante que los alumnos se
familiaricen con los consejos de abordaje a los contenidos de la asignatura.
Al comenzar esta materia se dará una Webinar que se complementa con lo
desarrollado en el Módulo. Siempre hay que recordar que las estrategias de
procedimiento al estudio no suplen a las restantes.
Se sugiere tener siempre el programa a la vista para el estudio del Módulo en
particular y de la Materia en general.
Para un mejor resultado sugerimos participar de los Webinarios, de los Foros
de Consulta y de Debate y seguir con atención el módulo y la sección de Nove-
dades. Lo que no se puede obviar es el estudio de la bibliografía obligatoria.
Al comenzar cada tema del módulo se realizará una presentación a través de
un esquema, una red conceptual y/o una introducción sobre los principales con-
tenidos. A continuación se seleccionarán distintos temas por medio de comen-
tarios, exposiciones, selección de textos, enlaces con instrumentos variados
(por ejemplo: páginas web o material fílmico), etc.
Para comprender mejor los contenidos o autoevaluarse en cada tema se sugie-
ren actividades con distintas características. Además, hay al final del módulo un
glosario realizado con las palabras que aparecen destacadas con un asterisco
(*) a lo largo del texto y se consideran muy importantes para la comprensión de
la historia constitucional argentina.
h.- Para regularizar la materia se deben enviar a la cátedra la/s actividad/es de
actividad obligatoria (Trabajos prácticos), participar de los Foros y aprobar un
único parcial que tendrá, llegado el caso, un recuperatorio.
i.- Videoclases. En la Plataforma hay varias videoclases con introducciones a los
Ejes Temáticos y desarrollando temas de la Materia.
Siglos XVI-XVIII
ESPAÑA
CONFLICTOS
Conquistó y derrotó
sociedades urbanas Se enfrentó
americanas con pueblos indígenas
nómades
OCUPACIÓN DEL
Organizó extracción y TERRITORIO
producción Organizó extracción
de METALES AMERICANO y producción de
PRECIOSOS PRODUCTOS
AGRÍCOLAS TROPICALES
Utilizando MANO DE
OBRA INDÍGENA En el Siglo XVII iniciaron la
ocupación: Utilizando
MANO DE OBRA
➢ INGLATERRA
➢ FRANCIA
➢ HOLANDA
Temas
- Introducción a la Historia. Cronologías.
- Líneas de Tiempo. Fuentes. Testimonios.
- Derecho Moderno y Patrio.
- La Conquista de América.
Introducción
Si bien hay muchas definiciones sobre la Historia, la ciencia, su importancia, su
objetivo, a lo largo de este semestre vamos a ir sumando y construyendo una defi-
nición consensuada o participada por todos.
Como toda materia o ciencia que se estudia es muy importante saber de qué trata,
qué significa, para qué sirve, quiénes son sus protagonistas. Es clave saber que la
Historia tiene dos ejes fundamentales para su comprensión, el espacio y el tiempo
en el que sucedieron los acontecimientos. El espacio se estudia con detalle en va-
rias materias de la carrera. El tiempo se ve mucho en esta materia pero en todas,
obviamente, influye. Todo tiene su historia, hasta cada una de nuestras vidas per-
sonales.
Vamos a dar una sola definición, entre tantas, para discutir en el Foro de Debate:
¿Cuál es la Naturaleza, el Objeto, el Método y el Valor de la Historia?: 1) La Historia
es un tipo de investigación o inquisición. La Ciencia averigua cosas, o sea, la Histo-
ria es una Ciencia. 2) El Objeto de la Historia es averiguar actos de seres humanos
que han sido realizados en el pasado. 3) La Historia procede interpretando testimo-
nios y documentos. 4) La Historia sirve, entre otras cosas, para el autoconocimiento
humano. O sea, la Historia es una Ciencia que se ocupa de las acciones de los
hombres en el pasado, interpretando testimonios para el autoconocimiento humano.
(Collingwood, 18-20)
Enfoque institucional
La inclusión de la materia en el programa de estudios de la carrera de Abogacía
encuentra sentido en su aporte sobre los antecedentes institucionales del derecho
vigente. Por tal motivo, es que Historia Constitucional Argentina debe estudiarse
desde un criterio y enfoque institucional, priorizando la evolución de los institutos
legales en conjunto con el avance del pensamiento político y jurídico argentino. Di-
Sin embargo las periodizaciones pueden ser variables; lo importante es que nos
permitan organizar los procesos históricos para una mejor comprensión y ver los
cambios más relevantes que se fueron dando en los temas que se estudian. Mu-
chas veces fue común dividir la historia argentina por gobiernos o presidencias.
Aquí haremos hincapié en procesos económicos y/o políticos. Como veremos en
los ejemplos que se detallarán más adelante hubo etapas en las que coincidió lo
económico con lo político. Una periodización muy usada para la historia argentina
en general es la siguiente:
Como los links para ver películas van cambiando en el tiempo (y también en las
Plataformas de Streaming) en el Foro de Consulta los profesores o los alumnos
compartiremos dónde se pueden ver las películas.
Desde aquel 12 de octubre hasta hoy hubo muchos cambios. América Latina es un
continente de grandes contrastes, en donde podemos encontrar países con impor-
tantes desarrollos económicos y sociales, y otros que aún poseen patrones no mo-
dernos. También coexisten dos mundos en tensión: el urbano y el rural. Hay repú-
blicas más modernas y otras más antiguas, con tradiciones pre-hispánicas. Por es-
tos motivos es difícil hablar de América Latina como un conjunto, sin embargo, hay
algo que todos estos países tienen en común: la conquista y la colonización, proce-
Aztecas. Estaban ubicados en el Valle de México hasta Guatemala. Había una fuer-
te presencia del mercado como epicentro de la sociedad, lo que determina no sólo
la forma de circulación de bienes sino también cierto tipo de políticas, que organiza
un mundo relativamente urbano donde la sociedad estaba organizada jerárquica-
mente. El poder político se sustentaba a través de relaciones tributarias dentro del
Imperio. Cada región estaba especializada, y lo que excedía a la producción era el
tributo.
Incas. El imperio Inca se extiende desde Ecuador hasta el noroeste argentino y te-
nía como capital Cuzco. El ecosistema propuso el sistema de organización social,
económica y política. Había una especialización regional avanzada a través de la
cual las comunidades obtenían diferentes productos que circulaban apoyados en
relaciones comunitarias basadas en la reciprocidad y la redistribución. El tributo
consistía en la fuerza de trabajo de servicios que requería el Imperio por turnos.
Del otro lado estaban los conquistadores quienes tenían diversas significaciones
sobre el objetivo de la conquista, entre las que se pueden mencionar tres paradig-
mas principales: 1- obtención de riqueza; 2- obtención de preeminencia social y; 3-
la conversión cristiana de los nativos. Frente a estos objetivos, los españoles se
encontraron con dos grandes sociedades con dinámicas propias que también te-
nían sus propias significaciones sobre la conquista. En el caso de los incas, en las
negociaciones prevalecía la comunidad y no el individuo; en cuanto a los aztecas la
lógica de negociación estaba orientada a la permanencia de los centros urbanos del
Imperio, es decir, los mercados. En todo este proceso, en el cual los conquistadores
deseaban penetrar en el terreno, se va dando una redefinición de las relaciones
entre éstos y los nativos: primero era más bien privado e “inocente”, más adelante
se querrá institucionalizar la conquista a través de políticas expansionistas contro-
ladas por el poder político. Incluso habrá guerras entre los mismos conquistadores
durante los primeros cincuenta años, que intentaban el dominio de territorios al
margen de la Corona. Esto sucede hasta que hay un ajuste entre América Latina y
la institucionalización que propone España, que tenía dos problemas: 1- La fijación
de reglas entre ambas; 2- La fijación de la preeminencia de las actividades lucrati-
vas para la Corona.
Este “encuentro” o articulación entre dos mundos disímiles entre sí tiene conse-
cuencias para ambos. Por parte de Europa, esta logra el control político y económi-
co; por parte de los nativos hay diferentes repercusiones y varias perspectivas de
análisis.
Los Incas: cuando el poderío incaico llegó a su cenit ocupaba una extensión de
casi 2.000.000 Km2 que se prolongaba desde tierras ecuatorianas hasta el río Mau-
le en Chile y Argentina (hasta la zona de Mendoza). El origen de los incas está en-
vuelto en leyendas recogidas por los cronistas españoles, a los cuales se han dado
interpretaciones diversas. Lo que parece estar fuera de dudas es que procedían del
altiplano boliviano. El centro del Imperio estaba en la ciudad de Cuzco, adonde ha-
bían llegado en época remota Ayar Manco (Capac) y su hermana y esposa Mama
Ocllo, fundadores de la dinastía incaica hacia mediados del siglo XIII. El nombre de
«Inca», término que equivale a caudillo o jefe, se dio a los soberanos y a la clase
gobernante y, por extensión, a los súbditos del Imperio. Desde el Cuzco, los incas
sostuvieron diversas guerras, como consecuencia de las cuales sojuzgaron a los
pueblos comarcanos, extendiendo poco a poco su predominio militar y político. Los
dominios incaicos estaban divididos en 4 grandes regiones llamadas Chinchaysuyo,
Antisuyo, Cuntisuyo y Collasuyo. De ahí que su nombre fuera «Tahuantisuyo»: el
imperio de las cuatro regiones. Estas coincidían angularmente en el Cuzco: «el om-
bligo del mundo», que era no solamente la residencia del Inca, sino también el
asiento de la administración.
El Ayllu: la organización social, política y aún económica del Imperio estaba basa-
da en el ayllu institución sumamente arraigada entre los ándidos de las costas del
Pacífico. El ayllu era un grupo de familias emparentadas por un antepasado, con un
culto familiar común (huaca), y con una extensión de tierra propia marca). La auto-
ridad del ayllu era el Curaca designado por el Inca o sus representantes. No todos
los ayllus eran igual-mente poderosos ya que se componían de un número variable
El Gobierno: El Inca era el jefe absoluto del Tahuantisuyo o «Imperio de las 4 re-
giones». Tenía, en realidad, la «suma del poder» civil, político, administrativo, militar
y religioso, y hasta era reverenciado como una divinidad. Sus insignias de mando
se consideraban sagradas. El extraordinario boato de su corte, así como las lujosas
prendas que vestían, maravillaron a los españoles. Para mantener pura la sangre
divina se casaba con su propia hermana Coya (reina), y sus otras mujeres se lla-
maban Palles. Acompañaban al Inca, además de sus esposas y concubinas, todos
sus parientes, legítimos e ilegítimos que formaban el «Consejo de Orejones», así
llamados porque sus integrantes se perforaban y agrandaban progresivamente el
lóbulo de las orejas. Su heredero era aquel de los hijos a quien al considerarse más
capaz para el cargo, lo que daba lugar a crisis e intrigas provocadas por las rivali-
dades de la sucesión. Cada una de las «4 regiones» estaba bajo las órdenes de un
«apo»-gobernador que residía en el Cuzco bajo las inmediatas órdenes del Inca.
Las regiones (Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Cuntisuyo), se subdividían en
provincias regidas por gobernadores delegados. Las provincias volvían a subdividir-
se en dos partes o «Sayas», de acuerdo con los ayllus que hubiera en ellas. Ayllus,
sayas, provincias, regiones e Imperio: la centralización era total y el control estatal
no dejaba resquicio que escapara a su autoridad.
La Tierra: si el Imperio Incaico estaba organizado bajo estricto control del Estado
en lo político y en lo social, no era menos la injerencia oficial en la economía gene-
ral y familiar. La vida de los habitantes comunes del Imperio estaba internamente
ligada a la tierra, ya que la agricultura era la base de la economía. El ayllu tenía una
determinada extensión de tierra (marca), dentro de la cual cada adulto recibía un
lote (topu) para el sostén de la familia. Cada nueva pareja recibía al casarse un
«topu» dentro del ayllu. Solamente una tercera parte de la tierra del ayllu podía ser
dividida en topus. El resto era cultivado mediante trabajo colectivo de los indios del
ayllu, y sus productos se destinaban por mitades al Inca y al culto. Debe tenerse en
Los Aztecas: La Confederación de pueblos presidida por los aztecas, tenía su cen-
tro políticoadministrativo en la ciudad de Tenochtitlán, en la meseta de México. La
masa de la población se había radicado en la región templada del Anáhuac, cuyo
clima seco y sano contrastaba con la franja costera cálida, húmeda e insalubre. Sin
embargo, puede afirmarse que la influencia política de los aztecas se extendió des-
de el Yucatán por el sur hasta el río Colorado por el norte. Los aztecas llegaron al
Valle de México cuando ya existían pueblos de florecientes culturas en territorio
mejicano. La superioridad militar y política de los aztecas les permitió dominar a
dichos pueblos a partir, aproximadamente, del año 1.200 de nuestra era. Las inves-
tigaciones realizadas en el Anáhuac permiten afirmar que, antes de tal fecha, se
habían sucedido menos de quince tipos distintos de culturas indígenas en los 12
siglos anteriores. De ahí que hayan sido agrupados en los siguientes períodos: -
Primer período: las culturas medias del Valle de México (1 al 600 d.C) - Segundo
período: los Toltecas clásica (600 al 1.000) - Tercer período: los Chichimecas y Tol-
tecas dinásticos (1.000 a 1.300) - Cuarto período: los aztecas.
Respecto a la organización política de los aztecas, cabe destacar que ellos forma-
ron más bien una «Liga o Confederación» de los pueblos mejicanos basada en una
inteligente política administrativa. En la realidad, la base de la Confederación la
formaban tres ciudades: Tenochtitlán, Tezcoco y Tlacopán, de las cuales la primera
era la capital. A su vez, los aztecas se hallaban divididos en veinte grupos, distritos
y clanes llamados Calpullis. Los Calpullis eran el núcleo primordial de la organiza-
ción social, política, religiosa y administrativa. En él se concentraba un grupo de
familias que poseía en común la tierra, con la obligación de trabajarla y defenderla.
Cada Calpullis tenía sus jefes, sus funcionarios, sus guerreros e incluso sus pecu-
liares costumbres y su legislación propia, sus templos y arsenales. La autoridad
residía en un «teachcauch» o comandante militar y en un «calpullec» o jefe admi-
nistrativo. Los veinte calpullis se habían agrupado en cuatro regiones o provincias,
cada una de las cuales constituía una federación de cinco calpullis. Cada provincia
tenía a su frente un jefe militar noble que dependía del «emperador».
Tenochtitlán, su capital, fue asiento de las actividades políticas y militares. Situada
con sentido estratégico en el centro del lago Texcoco y a la que se llegaba por me-
dio de calzados, era una populosa ciudad que impresionó a los conquistadores. Allí
residía el «Jefe Supremo de la Confederación». Los españoles le dieron el nombre
de «emperador», los aztecas lo llamaban «Tlatecutli». Era elegido con carácter vita-
licio mediante el voto de un consejo formado por un representante de cada una de
las cuatro regiones antes mencionadas. Vivía en un lujoso palacio, pero no tenía
poder omnímodo. Estaba acompañado de un vice-emperador llamado Cihuacóatl,
que lo secundaba y reemplazaba al Tlatecutli en caso de ausencia. Había un «Tla-
tocan» o «Gran Consejo», formado por los representantes de los veinte calpullis.
Ejercía el poder supremo con funciones amplísimas y jurisdicción total.
Respecto al gobierno, cada ciudad principal estaba gobernada «por un gran jefe»:
«Halach Vinic», cuyo título era hereditario por línea masculina. De este jefe depen-
dían las autoridades delegadas «Vatav» que gobernaban las poblaciones menores
o las ciudades subalternas. Tanto estas como aquel tenían consejos que lo aseso-
raban en los casos difíciles. 83 Cada ciudad tenía su fuerza armada, más defensi-
va, carecieron de inclinaciones militares, de ahí que fueran fácilmente sojuzgados
por los aztecas. En lo que hace a la justicia, a, los mayas fueron muy severos, los
delincuentes eran juzgados por el Halach Vinic o por sus representantes. Las leyes
penaban con grandes castigos los distintos delitos; así el hurto se penaba con es-
clavitud, el homicidio voluntario o involuntario, el adulterio, el daño grave se casti-
gaba con la muerte.
- https://www.youtube.com/watch?v=FdizSgFEuR8
Es fundamental el impacto demográfico del Siglo XVI que produce distintos niveles
de desestructuración en las comunidades nativas, como por ejemplo el proceso de
mestizaje. Las normas establecían prácticas endogámicas: españoles con españo-
les, indios con indios. Sin embargo el mestizaje acontece igual. Cuando comienza
la trata de esclavos se complejiza este proceso. Algunas producciones, como el
azúcar, que si bien necesitaba de una industrialización precaria por otro lado reque-
ría mucha mano de obra, por lo que el Imperio recurre a la trata de esclavos que
garantice la explotación agraria vinculada a la exportación.
Hasta el Siglo XVIII se observan tres grandes unidades económicas que conectan
la tierra con la fábrica colonia; a saber:
Por último encontramos la ciudad que se inserta en un marco social, cultural y eco-
nómico mayormente rural. Las actividades políticas van a tener su desarrollo en ella
trayendo una expansión de la cultura e ideologías europeas. En las ciudades se
asentarán las elites mercantiles, comerciantes españoles vinculados al comercio
transatlántico.
A partir de la segunda mitad del Siglo XVIII (entre los años 1760 y 1800) habrá un
cambio en los actores sociales que recomponen la sociedad colonial teniendo en
cuenta los procesos europeos de la época (Revolución Industrial, Revolución Fran-
cesa). Aquí se destacan tres actores fundamentales que protagonizarán cambios a
través de prácticas sociales que van a precipitar la tensión entre la metrópolis y la
colonia; a saber: 1) Los comerciantes de los mercados regionales vinculados a los
monopolistas de Cádiz, quienes encontrarán obstáculos en el desarrollo por la ten-
sión que hay entre ellos. 2) Actores vinculados a las comunidades nativas. Comien-
za a aumentar la movilización de estos a partir de 1713 por los efectos de las re-
formas borbónicas. Aunque ya había revueltas e insurrecciones indígenas antes de
dichas reformas, estas sólo agudizan el estado de revolución creando inestabilidad
social. Este conflicto no tendrá solución hasta las independencias. Los levantamien-
tos no eran contra el rey sino contra las políticas reales. 3) Profesionales liberales,
intelectuales y sectores medios. Con el objetivo de mejorar la situación económica,
el estado borbónico a partir de 1760 con pensamiento ilustrado, promueve un reor-
denamiento del estado.
En estos momentos también acontece la creación del Virreinato del Río de la Plata
y Nueva Granada, los cuales incluían dos ciudades con características muy impor-
tantes: Caracas y Buenos Aires. En ellas había aumento demográfico por la radica-
ción de extranjeros, apertura comercial, desarrollo de puertos, centros educativos,
etc. Todo lo que se importaba estaba destinado a las elites: textiles finos, hierro,
acero, agua ardiente, seda, marfil. Las importaciones se pagaban con metales pre-
ciosos. Además se desarrolla un comercio interior de cacao, cera de la Habana, etc.
Existía una fuerte relación entre los comerciantes de Cádiz y México. Se despacha-
ban una vez al año flotas de cargamento que llegaban a Veracruz, Portobelo, Car-
tagena. El cargamento se pagaba en metálico y el control lo tenían los grandes al-
maceneros (que eran los que podían pagar). Después de la operación compra-
venta, se redistribuía por el territorio.
- https://www.youtube.com/watch?v=WeKKtFh7EmI
Temas
- Títulos de la conquista.
- Fines y caracteres de la conquista.
- Clases sociales en Indias (españoles, indios, mestizos, extranjeros, esclavos).
- Condición jurídica de los indios.
- Legislación social indiana.
- Los derechos personales en Indias. La posición de la mujer.
Introducción
La conquista de América trajo consigo un fuerte debate intelectual impulsado por la
Corona de Castilla, pero motivado por los máximos referentes de la Iglesia Católica
en Indias, que tuvo como objetivo determinar si la ocupación efectuada por España
era legítima y cómo debía tratarse a los habitantes nativos de los nuevos territorios:
su estatus jurídico dentro del nuevo esquema social de 1500. Esto implicó un in-
teresante y frondoso debate de teólogos, filósofos y juristas del Siglo XVI que se
llevó a cabo en juntas y universidades de España, cuyos argumentos y contrargu-
mentos sirvieron de base para el desarrollo de la sociedad de indias y la creación
del derecho indiano, en cuyo seno se incorporaron ordenanzas para el régimen y
tratamiento de los indios.
Con respecto al primer punto (sobre el segundo debate se avanzará más adelante),
aparecieron numerosas posturas que restaban eficacia jurídica a la donación pontifi-
cia centrándose en que el Papa no tenía jurisdicción sobre la autoridad civil y el poder
temporal, destacando que su potestad se extendía solamente hacia sus fieles.
En este sentido, Francisco de Vitoria alegó que los títulos españoles radicaban en
la sociabilidad universal de todas las personas y naciones, la posibilidad de comer-
ciar con los pueblos de las distintas partes del mundo y el derecho de los españoles
a viajar y a propagar el cristianismo a quienes voluntariamente lo aceptasen. Ade-
más, explicó que resultaba legítimo el establecimiento de un gobierno español en
América siempre que lo fuese para bien y utilidad de los indios, cuando se advirtiera
que éstos no fueran aptos para formar y administrar un estado propio.
Por su parte, el jurista Gregorio López sostuvo que la jurisdicción de los reyes es-
pañoles se basaba en la donación pontificia que consideraba lícita. Pensó que es
injusta la guerra que se haga para extender el cristianismo, ya que Jesucristo envió
a sus discípulos como predicadores y no como guerreros para que con la palabra y
el ejercicio dieran a conocer su doctrina y que, por lo tanto, no es lícito obligar a los
infieles a que reciban la fe por la fuerza.
Por lo demás, la Corona encargó al jurista Juan López de Palacios Rubios el famo-
so documento denominado “El Requerimiento” que debía ser leído a los indígenas
apenas se encontraran con los conquistadores, solicitando su consentimiento para
la prédica evangélica, so pena de iniciar una guerra justa en caso de negativa. Este
instrumento no tuvo los efectos esperados, bien sea por la valla idiomática que se-
paraba a los españoles de los pueblos originarios, como también por las complejas
formulaciones jurídicas que contenía, las cuales fueron de difícil comprensión para
la mayoría de los expedicionarios que no contaban con estudios superiores.
Los fines de la conquista pueden ser divididos en personales y estatales. Los prime-
ros hacen referencia a los objetivos particulares que tenían las personas que inte-
graron las primeras expediciones (mejoramiento del rango social, aumento de las
riquezas personales, concesión de títulos y mercedes regias, acuerdos comerciales
con la Corona, deseo de aventura, escapar a los efectos del mayorazgo, entre
otros).
Por su lado, los fines estatales tienen que ver principalmente con la propagación del
cristianismo que surge del mandato canónico de las bulas de Alejandro VI, y con
objetivos fiscales y recaudatorios del Reino de España que se encaminaban a cu-
brir el déficit fiscal que había dejado los intensos conflictos bélicos contra los ára-
bes.
- La conquista se llevó a cabo desde el centro hacia el sur del continente ameri-
cano. Siempre las expediciones se desplegaban por la periferia (del lado del mar)
para contar con una ruta rápida de contacto con el exterior y de posible escape.
Luego, se adentraron en el interior del continente.
- El encuentro con las comunidades indígenas tuvo diversas características. Así
como el español debió enfrentarse a ciertos grupos hostiles, también celebró
acuerdos y alianzas con otros para debilitar estratégicamente grandes civilizacio-
nes como la incaica.
- La fundación de ciudades funcionó como un reaseguro del territorio. A partir de su
instalación, se trazaron rutas comerciales y fuertes defensivos. La urbanización se
caracterizó por la utilización del modelo damero de cuadrículas.
- La conquista también fue un acto eminentemente popular, pues estuvo integrada
por muchas personas que se sentían marginadas por el sistema político y econó-
mico hispano vigente en la península. Sin embargo, a América también llegaron
personas de clases sociales adineradas y nobles, quienes buscaban aumentar
rentabilidades, explotar recursos naturales y mejorar su estatus.
- La explotación de recursos naturales fue un mecanismo esencial para obtener
rentas fiscales.
Pero aun cuando lo superficial pareciera ser algo accesorio, lo principal fue consti-
tuido por la diversidad, de manera que fue dejada de lado la similitud humana, has-
ta el punto tal de llevar a unos y a otros a considerar al otro grupo como inhumano,
bien sea inferiorizándolo o subliminándolo.
De las crónicas surge que cuando llegaron a Europa los primeros indígenas ameri-
canos, la Reina Isabel de Castilla dispuso su venta en subasta pública, lo que no
tardó en generar polémica al poner en dudas la legitimidad de ese procedimiento,
por cuanto se comenzó a discutir la naturaleza intrínseca del indígena.
Sin perjuicio de aquellos planteamientos, la sociedad indiana del siglo XVI, presen-
taba -a los ojos de Gonzalo Vial Correa- un espíritu igualitario que desconocía en
general el menosprecio de clases, pues la consideración de la similitud humana era
más asequible en virtud de un denominador común, medieval y arcaico: la muerte.
Pero claramente todos los seres vivos morimos. Por lo que tanto las plantas como
los españoles y los indígenas eran pasibles de desparecer, de forma que se hacía
necesario un debate más profundo, una idea más moderna sobre la naturaleza hu-
mana; todo lo cual constituiría luego el germen del fundamento de los derechos
humanos.
En esa línea, Guillermo Furlong advierte que hubo un momento en donde los espa-
ñoles despreciaban a quienes no lo eran y se trató de impedir que las clases socia-
les consideradas inferiores ocupasen empleos públicos, contrajeran matrimonio con
personas de condición superior o aspirasen a instruirse en universidades o claus-
tros católicos.
Aquí pues, las distintas castas tenían grandes diferencias que se evidenciaban
desde la manera de vestir hasta los derechos y prohibiciones impuestos por la le-
gislación indiana, pero a la vez, esa diferenciación ofrecía cierta flexibilidad que
permitía a los integrantes de cada clase despojarse de las inhibiciones de una casta
e ingresar en otra superior.
Finalmente, solo resta decir en lo que refiere a nuestro territorio -constituido por el
Virreinato del Río de la Plata- las diferencias sociales no fueron tan pronunciadas
como en otras ciudades en dónde prevalecían en número las poblaciones indígenas
y en dónde el hombre blanco no encontró otro método más eficaz para contenerlos
que ensañándose con su desprecio y subordinación.
En esos términos, Zorraquín Becú y Tau Anzoátegui explican que cada uno de es-
tos grupos ejercía una parte del poder indiano y había entre ellos un recíproco con-
trol social que permitía un verdadero equilibrio de fuerzas.
Por otro lado, cabe mencionar que debajo de estos grupos también existieron espa-
ñoles que dedicaron su actividad al comercio menor como agricultores, ganaderos y
artesanos, que, si bien no pudieron acceder a cargos políticos, moldearon la decisión
económica desde sus puestos en mercados y centros comerciales urbanos.
Finalmente, debe decirse que los grupos dominantes fueron mutando desde media-
dos del siglo XVIII, dando lugar a la aparición una influyente clase mercantil y de un
sector intelectual ilustrado de la mano de las nuevas corrientes que impactaron en
el Río de la Plata y que acompañaron la Revolución de mayo de 1810.
De todo el debate realizado a lo largo del Siglo XVI, surgieron normas protectoras
de los indios e institutos de control y resguardo como la encomienda. Así fueron
sancionadas las leyes de Burgos de 1512 (Ordenanzas para el buen regimiento y
tratamiento de los indios) donde se previeron disposiciones sobre la calidad de las
viviendas, las condiciones de trabajo y el descanso laboral, incluyendo la prohibi-
ción de azotar indios o de utilizarlos para la carga de cosas, como también algunas
mandas en protección al trabajo femenino que recibió una legislación de excepción
probablemente de las más avanzadas del mundo occidental.
Aquí cabe destacar dos importantes institutos que fueron establecidos por el espa-
ñol a los fines de contener y proteger al indio: la encomienda y el llamado régimen
de minoridad.
A juicio de Fernando Sabsay, las encomiendas era en sí una institución que obliga-
ba más al encomendero que a los indios encomendados, pues de ella derivaba una
gran responsabilidad sobre la vida de los nativos.
Todo este régimen protector del indio no fue, sin embargo, cumplido a lo largo del
territorio americano de manera igualitaria y razonable, pues los excesos de los espa-
ñoles no fueron siempre castigados y no hubo en todos los casos un control absoluto
por parte de las autoridades indianas, ni mucho menos las peninsulares. Además,
también contribuyó a la falta de cumplimiento inmediato de las normas protectoras el
uso del recurso de suplicación de leyes de indias, conocido por el apotegma “las le-
yes se obedecen, pero no se cumplen” que coadyuvó a burocratizar el acceso a los
derechos de los indios reconocidos en la legislación. Finalmente, a más de los in-
cumplimientos mencionados que llevaron sin dudas a innumerables embates hacia
los indios, la notable disminución de la población indígena también se debió a las
numerosas enfermedades a las que se vieron expuestos por la llegada del hombre y
la mujer española y a la fusión racial que se produjo a partir de 1492.
En líneas generales, se sabe que no hubo una repugnancia sexual de razas, lo que
explica el hecho de que aun cuando ya había muchas mujeres españolas en territo-
rio americano, numerosos hombres peninsulares seguían optando por la mujer in-
dígena. En relación con las posibilidades de concretar esas uniones, claramente la
Corona perseguía el concubinato o amancebamiento, pero ello no disminuyó esas
prácticas en la medida en que resultaba difícil, por cuestiones de diferencia social,
unirse en matrimonio religioso, legalmente reconocido.
Así pues, también el color de la piel -fruto de la unión interracial- jugaba un papel
importante a la hora de la concesión de mercedes regias, capitulaciones y el nom-
bramiento de cargos civiles y dignidades eclesiásticas; todo lo cual llevó a que se
hablara de “limpieza de la sangre” aunque sin existir legislación expresamente de-
dicada a ello.
En este sentido, los españoles le dieron un lugar privilegiado a los indígenas que
pertenecían a la nobleza de sus comunidades, equiparándolos a la categoría que
revestían los nobles peninsulares.
Por lo demás, las restricciones más severas les correspondieron a los hijos de es-
pañoles y negras, denominados mulatos, aunque algunos llegaron a destacarse
como predicadores, teólogos, escritores, etc.
Los esclavos: Los esclavos constituyeron la solución más eficaz para aprovechar
mano de obra fuerte y barata en la explotación de los recursos naturales de Améri-
ca frente a la legislación protectora de los indios a la cual se hizo una somera des-
cripción. La Corona evidenció así una falta de interés por la cuestión “humana” de
los negros y sólo se limitó a legislar el comercio negrero y las rutas a los efectos de
obtener mayores participaciones y beneficios económicos.
En esta línea, se advierte que las doctrinas abolicionistas tuvieron un leve progreso
en el siglo XVIII con consecuencias recién en el siguiente siglo, las que fueron
plasmadas -en nuestro territorio en particular- en las labores legislativas de la
Asamblea del año XIII y en los debates constitucionales sucedidos hasta la sanción
de nuestra Constitución Nacional de 1853/1860.
El esclavo era jurídicamente una cosa, pero no cualquier tipo de cosa. De hecho, y
como ya lo habían reconocido los romanos en una legislación madurada con rela-
ción al derecho de gentes, no se podía desconocer la realidad de que el esclavo
“era una cosa con naturaleza humana”, por lo que paulatinamente se flexibilizaron
los preceptos aunque no se modificó el principio general de incapacidad absoluta.
Dice Tau Anzoátegui que el dominio sobre el esclavo era un derecho sui generis,
porque si bien podía ser objeto de compraventa, donación, arrendamiento, cesión
en uso, usufructo e incluso embargo, el dueño no podía matarlo, mutilarlo y herirlo,
pues tenía el esclavo derecho a la vida, a la integridad física, al matrimonio y a la
adquisición de la libertad conforme la legislación indiana.
En esta línea, cabe mencionar que la legislación indiana fue mejorando la condición
del negro, disponiéndose en diversas reglamentaciones el reconocimiento del dere-
cho a una buena alimentación, al vestido, al descanso, a las diversiones adecuadas
y a la adecuación de tareas conforme la edad y el sexo.
Por último, debe decirse que el esclavo podía alcanzar la libertad de diversas formas.
Así, en primer lugar, lo hacía por manumisión que era la liberación espontánea con-
cedida por el amo en forma expresa o tácita. En el mismo sentido, el derecho romano
reconoció la manumisión como el acto por el cual el dominus liberaba a su servus,
que podía efectuarse en forma solemne o no solemne y por decisión de la ley.
Por último, la esclava podía convertirse en liberto por abuso deshonesto del amo o
el esclavo por acto meritorio en beneficio del Rey o del reino.
Esta distinción tuvo una importancia práctica, pues la condición de extranjero era
inferior a la del natural, siguiendo el criterio restrictivo que regía en Europa donde
existían trabas legales que dificultaban la permanencia de los extranjeros e impe-
dían en algunos casos la disposición de sus bienes.
La división de España en los reinos de Castilla y Aragón -dos coronas que a partir
de 1520 recayeron sobre un solo príncipe- tuvo su transcendencia en cuanto de ello
dependió en gran medida qué españoles podían asentarse en América. Así, hacia
1596 se enunció como nacionales en Indias a los naturales de Castilla, León, Ara-
gón, Valencia, Cataluña, Navarra y Baleares.
Sin perjuicio de todo ello, debe decirse que, pese a las estrictas prohibiciones lega-
les, muchos extranjeros ingresaban para comerciar en las Indias, desafiando la Co-
rona y la legislación por entonces vigente.
En relación al trabajo forzoso, la ley 11 prohibía que se eche carga a cuestas de los
indios y la ley 18 establecía que ninguna mujer indígena embarazada después de
los cuatro meses debía trabajar en las minas y sólo recién después de que su hijo
cumpliera los tres años podía efectuar nuevamente trabajos más intensivos.
En esta línea, la legislación indiana aparecía como novedosa, muy avanzada para
la época, germinando un debate que en la actualidad se reavivó en lo relativo a las
leyes laborales y la concesión de las distintas licencias.
Por otro lado, en relación al descanso, la ley 13 imponía un régimen más benigno
para el indígena por cuanto establecía que cumplidos cinco meses de labor, “huel-
guen” por cuarenta días.
En esos términos, una ley de 1583 dictada por Felipe II dispuso que la salida de los
obreros el día sábado sea anticipada; acercándose a lo que bastante más tarde se
conoció como el “sábado inglés”; de forma que el descanso dominical ya reconoci-
Y en esa misma línea, pero en lo referido a la dignidad del descanso, la ley 19 es-
tablecía que “todos los que tienen en la dicha isla indios de repartimiento sean obli-
gados a darles a cada uno de los que así tuvieren, una hamaca en que duerman
continuamente y que no les consientan dormir en el suelo como hasta aquí se ha
hecho”.
Así, la ley 1 prohíbe el trabajo en las minas de las mujeres indígenas, la ley 3 dis-
pone que la mujer soltera sometida a la patria potestad debe trabajar con sus pro-
genitores en sus haciendas o en las ajenas, pero con permiso de sus padres, mien-
tras que la ley 2 dispone que las niñas y niños de menores de 14 años no sean
obligados a servir en “cosas de trabajo” sino sólo en aquellas actividades “que los
niños puedan comportar -soportar- bien”.
En esta línea, y siendo curioso para la época, en relación al uso de indios y negros
en la pesca de perlas, la norma concluye diciendo: “porque estimamos mucho más
como es razón la conservación de sus vidas que el interés que nos puede venir de
las perlas”; afirmación que, sin lugar a dudas, es fruto de la receptación de los prin-
cipios cristianos y de las doctrinas expuestas por los teólogos en defensa de la hu-
manidad de los nativos de América.
Por otro lado, la norma limita los excesivos tributos dispuestos por los encomende-
ros, aplicándose una regla de “proporcionalidad”, también moderna para la época, a
los fines de determinar la capacidad de pago de los indígenas.
Por último, no debe dejarse de lado el ya mencionado en esta obra régimen de “mi-
noridad” que se estableció para los indígenas, por el cual se consideraba que, si
bien los nativos tenían libertad de actuación, debían ser protegidos por un estatuto
determinado. En efecto, en razón de la inexperiencia de los indios en pleitos, se les
brindó la posibilidad de acudir a la justicia, abreviando instancias, gratuitamente y
con la asistencia de defensores y procuradores de indios. En esa línea, y a los efec-
tos de efectivizar la tutela sugerida por este régimen de minoridad, debe mencio-
narse la creación del cargo público de “protector de indios” para la intervención en
casos de disposición de la propiedad indígena.
Asimismo, la ley estableció la presunción iuris tantum de que los actos realizados
por los nativos no se encontraban viciados por dolo o engaño sino por una posible
irreflexión; de forma que, por ejemplo, se los autorizó a desdecirse de sus declara-
ciones formales sin incurrir en delito de falsedad.
Las clases sociales formadas en América fueron tan distintas a las existentes en
Europa, Asia y África, en tanto los españoles, cuya hegemonía fue indiscutida, de-
bieron en muchas ocasiones ceder ante la aparición de un grupo que numéricamen-
te era mayor y cuya condición jurídica los obligaba a respetarlos tanto como a ellos
mismos: el indio.
Pero todo ello no surge sino de un debate que tuvo sus albores en la llegada de los
primeros indígenas a Europa y en las prédicas de Montesinos y de Las Casas, pues
si bien se trató de los primeros esbozos, no existen dudas que en cabeza de los
máximos intelectuales del Reino apareció la preocupación por la defensa de la dig-
nidad del hombre. Y la posición de estos intelectuales, marca la importancia que
tuvieron los teólogos y juristas en la determinación de la legislación indiana, puesto
que de la fundada crítica al errado comportamiento abusivo del conquistador, sur-
gieron las más variadas normas y reglamentaciones en protección de los nativos de
América; todo ello a tal punto que se ensalzó una discusión que salió del plano teó-
rico y gestionó, con prédicas y alegatos, y en términos demasiado modernos para la
Por ello, las desigualdades -aún en la situación más crítica como la de los esclavos-
no permitían desconocer la naturaleza humana, ni por ende la dignidad del hombre,
pero sí admitían otro tipo de abusos económicos, laborales y políticos que se tradu-
jeron en la hegemonía de una clase y la correspondiente subordinación recíproca
de los individuos que componían la sociedad de Indias.
Pero todo ello no debe ser óbice para reconocer que, aún bajo la dominación de
una desigualdad política de clases, la sociedad indiana y sus instituciones -que re-
sultan fuente de nuestro derecho vigente- esbozaron la estructuración de un estado
que se esforzó por la vigencia efectiva -no ilusoria- de los derechos inherentes a la
persona humana, reconociendo en todos sus habitantes un denominador común
que viene dado por una ley que no es ni de hoy ni de ayer y que trasciende todas
las fronteras y los regímenes políticos: el derecho natural.
La india, al igual que la mujer blanca, tenía plena personalidad jurídica, como sujeto
de derecho que era, pero, por su considerada mayor indefensión, el legislador se
inclinó a elaborar un régimen tutelar más estricto que limitó aún más su capacidad
de obrar, pero no la jurídica. En este sentido, como bien explica José María Ots
Sin embargo, no se les exigían distintas licencias para ingresar a América de las
que se les solicitaba a los hombres. La Corona, por su parte, estimulaba a que los
funcionarios enviados a América fuesen acompañados por sus esposas y familia-
res, sin perjuicio de que aquellas contaban con muchas restricciones para contratar
civil y comercialmente por las mismas razones que estaban impedidos sus maridos:
evitar la incompatibilidad de intereses y el tráfico de influencias.
La mujer india, como ya se indicó fue protegida por la legislación social de Indias e
incluso se admitió -en algunos casos- la ocupación de cargos dentro de los conoci-
dos cacicazgos. Asimismo, existen testimonios de concesiones de encomiendas
directamente a mujeres en razón de servicios prestados por sus causantes.
- Tau Anzoátegui (2012), págs. 187 a 221 (Sociedad de Indias, Condición jurídica
del indio y Legislación protectora).
Objetivos
- Entender el origen y esencia de las instituciones hispánicas, como antecedentes
de nuestro derecho patrio.
- Conceptualizar y caracterizar el derecho indiano como parte de nuestra historia
del derecho.
- Comprender los sistemas de control llevados a cabo por el gobierno de la penín-
sula con el objetivo de lograr una buena administración de las Indias.
- Analizar los aspectos más importantes de la organización eclesiástica y del Real
Patronato Indiano.
Temas
- Derecho Indiano.
- Administración política indiana.
- Organización judicial indiana.
- Sistema hacendístico de indias.
- Sistemas de control estatal.
- Real Patronato Indiano.
Introducción
Por su parte, el Derecho Indiano, cuyas normas específicas para América muestran
una notable evolución en el desarrollo del derecho, es caracterizado sintéticamente,
puesto que él rigió aún mucho tiempo después de la emancipación, sirviendo como
base y fundamento a varios aspectos de nuestra organización definitiva.
Tau Anzoátegui explica en este sentido que como el derecho castellano no podía
ser trasplantado íntegramente a los nuevos territorios por las características geo-
gráficas y las peculiaridades humanas de la empresa, es que el legislador español -
y luego el indiano- comenzó a dictar leyes especiales que se ajustaran mejor a las
circunstancias particulares del continente americano.
Así el derecho indiano se componía, en primer lugar, por las normas sancionadas
en España para regular el funcionamiento de los órganos gubernativos indianos allí
existentes (Consejo Real y Supremo de Indias, Casa de Contratación, etc.); en se-
gundo lugar por las leyes dictadas en España para regir las situaciones jurídicas
acaecidas en América; en tercer lugar por las leyes, ordenanzas y decretos emiti-
dos por las autoridades indianas para sus propias jurisdicciones, y -por último- por
la costumbre y la jurisprudencia de Indias, compuesta principalmente por la inter-
pretación que debía hacer del derecho los altos tribunales indianos como el Conse-
jo Real y Supremo y las audiencias virreinales.
El derecho indiano rigió por más de tres siglos en América hasta el período de
emancipación iberoamericana, sin perjuicio de que sus instituciones -en algunos
- https://www.youtube.com/watch?v=KbNpWyNcUeA
La legislación de indias emanó de los reyes, de los virreyes, del Consejo de Indias,
así como de otros organismos metropolitanos y coloniales, como las intendencias,
consulados y audiencias; esto generó las disposiciones indianas fueran abundantes
a tal punto que una de las recopilaciones se componía de casi diez mil leyes y más
de veinte mil cédulas reales.
Sin perjuicio de ello, los virreyes también gozaron, por su elevado poder, de la fa-
cultad para expedir nuevas normas. La Recopilación enunciaba al respecto que los
“virreyes tenían atribuciones para hacer las ordenanzas que les pareciere conve-
nientes al buen gobierno”, recomendando que “siempre consultaren a los oidores
de la audiencia”, sobre todo en “las materias arduas e importantes para resolver
con mejor acierto”. La legislación virreinal debía ajustarse a las normas generales
del derecho indiano -dictadas por el Rey y el Consejo de Indias- o suplir sus vacíos
legales.
Los gobernadores, por su parte, tuvieron atribuciones para dictar leyes vinculadas a
la organización de las ciudades y de los asentamientos de indios. Esta actividad
legislativa de estos funcionarios quedó prohibida en 1680. Por su lado, los intenden-
tes tuvieron similares facultades en materia económica local.
Abelardo Alonso Carriquiry menciona como los instrumentos legales que compo-
nían el derecho indiano a:
Además de estos instrumentos legales, el derecho indiano también surgía del dere-
cho consuetudinario (la costumbre), el cual tuvo vigencia en muchos aspectos.
Así, por ejemplo, los cabildos abiertos funcionaron en las todas las ciudades según
reglas no escritas; del mismo modo, la costumbre también definió la competencia
de los ayuntamientos frente a los gobernadores y tenientes o ciertas normas proce-
sales, etc. En el derecho privado, el derecho consuetudinario tuvo gran aplicación
sobre todo en lo atinente a materia mercantil, familia, contratos y ejercicio del dere-
cho de propiedad (acciones posesorias, etc.).
El derecho indígena fue parte del derecho indiano, pues importantes instituciones
de aquel, como la mita, el cacicazgo y la comunidad agraria, se incorporaron a la
legislación que regía en la América colonial. Así, pues señala Tau Anzoátegui que
fue este uno de los principales instrumentos utilizados por la Corona para lograr la
aproximación entre las dos culturas.
Asimismo, añade Fernando Sabsay que la intención reconocedora del derecho in-
dígena se plasmó en diversas normativas, como en las reglamentaciones dictadas
por Carlos V en 1555, mediante las que se incorporaron algunas ordenanzas de los
pueblos originarios a la legislación vigente en América, siempre y en cuanto no
sean contrarias a la religión católica o a las leyes dictadas por la Corona.
Cabe recordar -como ejemplos- que el ayllu que se había impuesto como régimen
agrario en el Incanato, fue utilizado por los españoles para reorganizar las tierras
que las consideraban propiedad de la tribu y no de los encomenderos. Aquellas
debían ser trabajadas y de ellas resultaba un beneficio que era para la subsistencia
de la comunidad familiar.
Asimismo, la mita fue también otro de los sistemas incaicos importados por los es-
pañoles a su régimen legal en lo que concierne a la organización del trabajo indíge-
na. Por otro lado, se reconoció la autoridad de los caciques en la medida en que
resultaba conveniente para mantener el orden y la organización de las tribus.
De este modo, concluye Tau Anzoátegui que, con respecto a estas leyes, costum-
bres y formas jurídicas ajenas a las disposiciones del Consejo Real y Supremo de
Indias, no sólo se percibe en el gobierno español una actitud tolerante, sino una
sólida creencia en el sentido de que el gobierno de las Indias debía llevarse adelan-
te con el auxilio de estos múltiples y variados elementos.
- https://www.youtube.com/watch?v=t918VibrmI8
Es por tal motivo que en distintas oportunidades se estableció que aquellas disposi-
ciones reales contrarias al derecho vigente y que causaran algún perjuicio en la
sociedad en dónde debían ser aplicadas, podrían ser denunciadas por las autorida-
des indianas ante el rey, con la debida fundamentación jurídica, para que sean
eventualmente derogadas o modificadas por el soberano. En tales casos, se utiliza-
ba la fórmula “las leyes se obedecen, pero no se cumplen”.
En las Indias se recurrió este recurso de suplicación no sólo cuando las leyes po-
dían ser contrarias al derecho divino o al orden jurídico en general, sino también
cuando resultaren de informes falsos o incompletos que tenía el rey sobre la situa-
ción en América (vicios de obrepción y subrepción, respectivamente), lo que podría
provocar una aplicación injusta o inconveniente en los nuevos territorios conquista-
dos. En todos esos casos, los virreyes, gobernadores y cabildos estaban autoriza-
dos a “suplicar” o pedir la revocación o modificación de las órdenes.
- Tau Anzoátegui, “¿Qué fue el derecho indiano?”, 3era edición, Buenos Aires: Abe-
ledo Perrot, 2004.
TRABAJO PRÁCTICO ACTIVIDAD OBLIGATORIA:
“Institutos del derecho indiano en la jurisprudencia”
El cabildo estaba integrado por dos alcaldes, de primero y segundo voto, quienes
tenían además funciones judiciales sobre la comuna; cuatro a doce regidores, y
otros funcionarios que trabajaban en el Cabildo o que eran nombrados por éste
para desempeñar tareas de forma externa.
Entre los funcionarios que tenía el cabildo o que podía nombrar, se destacan:
Alcaldes de aguas: tenían a su cargo el control del estado del agua y la utilización
de las acequias públicas para el riego.
Abogado: era un regidor letrado encargo de asesorar a los miembros del cabildo
en materia jurídica de fondo y procesal.
Escribano: extendía las actas del ayuntamiento, certificaba las firmas de las
resoluciones y extendía testimonios y duplicados de los actos de gobierno emitidos
por el cabildo.
Clasificación de jueces
El sistema judicial indiano se constituía con una gran variedad de magistrados en-
cargados de administrar justicia y resolver desde los conflictos más sencillos susci-
tados entre vecinos de un pueblo remoto hasta causas de corrupción, contrabando,
traición o falsificación de moneda que afectaban directamente los intereses de la
Corona. Así, los distintos grupos de jueces diferían entre sí por el origen de sus
nombramientos, el alcance de su jurisdicción y la naturaleza de los asuntos en los
que podían conocer.
Los jueces capitulares eran los que formaban parte del cabildo o recibían su nom-
bramiento de la comuna. Era el caso de los alcaldes de primer y segundo voto que
entendían por turno y en primera instancia en causas civiles y criminales que no
fuesen competencia de un fuero especial. Sus fallos eran apelables ante el Cabildo
(los solía revisar un regidor denominado diputado) si se trataba de asuntos no gra-
ves y de poco monto o, en su defecto, ante la Audiencia de la jurisdicción. Estos
jueces no necesariamente eran letrados pues se priorizaba el nombramiento de los
pocos abogados que había en la época en tribunales superiores o en asesorías de
gobierno. De modo que, en ocasiones, los jueces capitulares debían solicitar un
asesoramiento especial a un perito abogado, cuyos honorarios eran solventados
por las partes.
Los jueces reales eran los funcionarios con nombramiento real que tenían alguna
atribución o facultad judicial. En este grupo pueden encontrarse los virreyes, por
ejemplo, en la intervención de pleitos por encomiendas de indios o en casos donde
estuviesen involucrados funcionarios como los oidores, alcaldes y fiscales de las
audiencias; los gobernadores en causas comerciales; los oficiales reales como ma-
gistrados encargados de conocer en los pleitos del fisco, y los jueces de residencia,
entre otros.
Los jueces eclesiásticos eran los obispos y arzobispos, los vicarios generales, los
capellanes castrenses, los jueces conservadores, el tribunal de la Santa Cruzada y
el tribunal de la Santa Inquisición.
Las audiencias eran los supremos tribunales indianos que impartían justicia en
representación directa del Rey. Era el único organismo en donde resultaba obligato-
rio que sus jueces integrantes (oidores) posean el título de abogado, pues era la
última palabra en Indias sobre la interpretación de los hechos y del derecho en una
causa específica.
Además, existía un recurso de apelación que procedía contra las decisiones o reso-
luciones gubernativas emitidas por virreyes o gobernadores, los cuales podían ser
revocados por la audiencia respectiva.
Los principales recursos de la Corona provenían de las regalías y cánones que eran
abonados por las empresas explotadoras de recursos naturales por medio de capi-
tulaciones firmadas con el estado español. A su vez, el Rey se reservó el monopolio
estatal de ciertas actividades como los juegos de azar, la venta de tabaco y de pa-
pel sellado, lo que le generaba importantes ingresos debido al movimiento econó-
mico que implicaban estos rubros de la economía.
Los oficiales reales de la Real Hacienda eran los encargados de recaudar, contabi-
lizar, administrar y repartir los recursos fiscales de acuerdo al presupuesto previa-
mente diagramado y aprobado por la Corona. Gozaban de estabilidad y desde Es-
paña se procuró garantizar su independencia de los poderes del virrey y de las au-
diencias.
Para cumplir con su cometido, el derecho indiano no sólo tenía previstos mecanis-
mos específicos de control, como el juicio de residencia o la visita, sino que -
además- el legislador diseñó un estado indiano en el que todos sus organismos
sean interdependientes unos de otros. A ello, se sumó la libertad de palabra conce-
dida por el Rey a los expedicionarios y conquistadores, quienes podían dirigirse
directamente, y sin intermediarios, a la Corona española para informar sobre el es-
tado de situación en América y denunciar el abuso de los funcionarios públicos que
aquí ejercían sus deberes y cargos.
Así, por ejemplo, ante situaciones de gravedad institucional, el virrey debía consul-
tar con la Audiencia antes de tomar una decisión y, en su caso, y si se tratare de
asuntos presupuestarios, también debía dirigir la consulta a los oficiales reales de la
Real Hacienda. Por su lado, la Audiencia podía revocar los actos de gobierno del
virrey cuando hayan sido dictados de modo contrario al derecho vigente o a los
mandatos reales, pero no debe soslayarse que -administrativamente hablando- este
organismo solía ser presidido por el propio virrey. La Audiencia tampoco podía ha-
cer gastos no autorizados sin la debida aprobación de los oficiales reales. Por su
parte, estos últimos tenían en pleitos judiciales como tribunal de alzada a la propia
Audiencia y, si se encontraren involucrados en actos de corrupción, eran juzgados
con intervención del virrey.
Por lo demás, los autores señalan que la opinión pública (que emanaba de los ca-
bildos y de las iglesias) fue un factor de presión sobre las actividades de los funcio-
narios indianos.
Tanto el juicio de residencia como la visita tenían una finalidad común, radicando su
única diferencia en una cuestión de procedimiento. Pues, mientras en la visita lo
funcionarios vigilados permanecían en sus puestos, en el juicio de residencia de-
bían abandonarlos y, mientras en la primera el juez gozaba de ciertas libertades, en
Otra de las grandes diferencias era que en la visita el visitador podía tomar medidas
cautelares o dictar ordenanzas, mientras que en el juicio de residencia el juzgador
se limitaba a dictar sentencia sobre la conducta del residenciado sin ocuparse de
los problemas que habían dado lugar a la resolución desfavorable.
Juicio de cuentas: La rendición de cuentas de las Cajas Reales era un tema deli-
cado, ya que por las manos de oficiales reales, quienes gozaban de sueldos redu-
cidos, pasaban crecidas sumas de dinero.
Para su control, la Contaduría podía enviar cada tanto tiempo a un visitador para
que realice una auditoría sobre alguna cuenta en particular.
- Romero, María Irene. Los virreyes debían rendir cuentas. Artículo publicado en el
diario El Tribuno el 10/5/19.
https://www.eltribuno.com/salta/nota/2019-5-10-20-42-0-los-virreyes-debian-
rendir-cuentas
POTENCIAS EUROPEAS
DOMINIO COLONIAL A
TODA AMÉRICA
Temas
- La Revolución de Mayo.
- Principios Políticos de la Gesta Revolucionaria.
- Primeros Gobiernos Patrios.
- Guerra de la Independencia.
- La Emancipación Política.
.-La Iglesia y la Revolución de Mayo. El origen y evolución del Patronato Nacional.
Introducción
Desde 2010 la Argentina viene transitando los 200 años de los principales aconte-
cimientos de su origen como país. No es casual que la mayoría de los feriados na-
cionales por los que se recuerdan eventos tienen que ver con los años que estu-
diamos en esta unidad. Principios de nuestra organización constitucional surgieron
en esta etapa. De ahí la gran importancia de su conocimiento.
- https://www.youtube.com/watch?v=ttdq818TGD0
Sugerencia: Vea el Video de Academia Play sobre “Napoleón Bonaparte y las gue-
rras napoleónicas” en el link adjunto de YouTube:
- https://www.youtube.com/watch?v=QPnwSnNMZMY
Sugerencia: Vea los siguientes videos que están en el Canal de Youtube “Acade-
mia Play”:
- https://www.youtube.com/watch?v=nMA5ykesU0I
- https://www.youtube.com/watch?v=XBfNm-X8hAM
- https://www.youtube.com/watch?v=EPzeaiL4tyQ
- https://www.youtube.com/watch?v=Iwmlb54wD8E
- https://podcasts.apple.com/ar/podcast/la-contrahistoria/id1130560048.
4.3.- Acontecimientos
ocurridos en el Orden Externo e Interno
Las causas y los antecedentes de la revolución de mayo son, como para todo pro-
ceso histórico, complejas. Hay influencias externas y situaciones internas. Podemos
considerar acontecimientos externos a los hechos que ocurrieron fuera de los lími-
tes del Virreinato del Río de la Plata. Por el contrario, los internos fueron los que
sucedieron dentro de ese territorio. Entre estos acontecimientos vamos a destacar:
a) las revoluciones liberales. A estas revoluciones se las denomina de esta manera
ya que tuvieron que ver con algún tipo de libertad (libertad política, libertad nacional,
etc.). A saber, la Revolución Inglesa de 1688, dónde la burguesía no solo asciende
al poder junto a la nobleza sino que consolida derechos y limita al poder real con
una forma de gobierno de monarquía constitucional y parlamentaria; la Revolución
de Independencia de las colonias norteamericanas, que tiene un paralelismo muy
grande con lo que ocurrirá en Hispanoamérica ya que son dominios coloniales que
se enfrentan a un poder imperial europeo y Estados Unidos nace como país inde-
pendiente, con la particularidad para la época de ser una república cuando prácti-
camente en todo el mundo había monarquías; y la Revolución Francesa que por su
estructura, organización, relevancia e ideología repercutirá en todo occidente; b) las
rebeliones en América. Hubo muchas a lo largo de los más de tres siglos de domi-
nio español. Fueron el síntoma de los cambios que ocurrirán más tarde. Pero a me-
dida que nos acercamos a 1810 son cada vez más influyentes o anticipatorias de lo
que iba a ocurrir. Nombremos dos que se dieron directamente por influencia de las
reformas de Carlos III: la rebelión de los comuneros de Nueva Granada y la rebelión
de Túpac Amaru. También tenemos que considerar como antecedentes relevantes
de la revolución de Mayo a las rebeliones de Chuquisaca y La Paz ocurridas en
1809; c) las relaciones entre Inglaterra, Francia, Portugal y España. Las relaciones
diplomáticas, bélicas, políticas, comerciales y de toda índole que tienen las poten-
cias de cada época son siempre muy influyentes en el desarrollo de la historia. Es
por esto que destacamos que las relaciones internacionales de conflicto o alianza
entre Inglaterra, Francia, España y Portugal fueron determinantes en el proceso de
independencia hispanoamericana. Durante todo el siglo XVIII, y hasta comienzos
del siglo XIX, España se convirtió, salvo pequeños intervalos, en un aliado histórico
de Francia y un enemigo secular de Inglaterra y Portugal. Las guerras napoleónicas
tuvieron un papel fundamental en la precipitación de los acontecimientos. La mar-
cha de la guerra tuvo consecuencias relevantes. Después de la batalla de Trafalgar
Inglaterra queda prácticamente como dueña de los mares y aprovecha para conse-
guir sus objetivos: golpear a Francia y sus aliados (principalmente España) y buscar
mercados para sus producciones industriales. Las invasiones inglesas a Buenos
Aires se entienden en este contexto. Inglaterra intentó dos veces, en 1806 y en
1807 tomar la capital del Virreinato del Río de la Plata. La actuación de la máxima
autoridad, el virrey Sobremonte, fue pésima. El pueblo se organizó y venció al inva-
sor. Entre las consecuencias de este hecho histórico podemos destacar: 1) para los
americanos pertenecer a un imperio español en ese contexto de decadencia, era
más una carga que un beneficio. Los territorios de ultramar podían ser atacados por
cualquier potencia, 2) se destituye popularmente, en un Cabildo Abierto, al más alto
funcionario americano, el virrey, nombrado por el mismo monarca y 3) los regimien-
tos, mayoritariamente criollos, que se conformaron para enfrentar a los ingleses
quedaron vigentes. Las armas, en ese nuevo contexto, estaban mayoritariamente
en manos de los americanos. Sin embargo, a menos de un año de la derrota ingle-
sa todo cambió. Napoleón al invadir España y colocar a su hermano mayor como
Rey provocó, no sólo el cambio de aliados, el comienzo del fin del dominio colonial
Una revolución histórica es, sintetizando, un gran proceso de cambio. A veces tiene
su eje principal en lo político o lo económico; otras veces en lo social o lo cultural.
Pero siempre es un proceso que influye en todos los órdenes de una sociedad. Si
no sería solamente un cambio o una reforma y no una revolución.
Como los links para ver películas van cambiando en el tiempo (y también en las
Plataformas de Streaming) en el Foro de Consulta los profesores o los alumnos
compartiremos dónde se puede ver la película.
1.- La guerra de la Independencia: fue extensa y brutal. Sin descalificar lo grave que
es cualquier guerra, a veces se piensa que la lucha por la emancipación no duró
tanto o se circunscribió a algunas batallas famosas. Como San Martín atacó a los
realistas por Chile parecería que la última batalla en suelo de la actual Argentina fue
Salta en 1813. (Belgrano persigue a los derrotados pero es vencido en Vilcapugio y
ACTIVIDAD: “9 de Julio”
Consigna de trabajo para presentar en la Sección Trabajos Prácticos de la
Plataforma: Elabore una síntesis de los principales comentarios del Video de
Youtube “9 de Julio: La Banda Presidencial EN VIVO, con Camila Perochena y San-
tiago Rodríguez Rey”:
- https://www.youtube.com/watch?v=IhwDdAXs_XU&t=24s
- https://open.spotify.com/episode/4fbWMNt2F67BcI3aYUygr1
2.- Entre 1810 y 1827 hubo varios intentos de organización nacional. Son conocidos
los nombres de los primeros gobiernos: 1º Junta, Junta Grande, 1er. Triunvirato,
2do. Triunvirato y Directorio. Pero detrás de ellos se encontraba un enfrentamiento
que marcó la historia del país: el de los intereses de las provincias del interior y los
del puerto de Buenos Aires. En este período es importante destacar importantes
antecedentes jurídicos y constitucionales como también la consolidación de los im-
portantes principios republicanos que ya comentamos de la gesta revolucionaria de
Mayo. Uno de ellos, el federalismo, empieza a desarrollarse con fuerza a partir de la
época de la Asamblea del año XIII con las instrucciones de los diputados de la
Banda Oriental.
La independencia se declara en el momento más complejo de la revolución. Al mo-
mento de reunirse el Congreso las fuerzas de Fernando VII, apoyadas por toda Eu-
ropa, estaban reconquistando todo el continente. Solo en el territorio de lo que es
hoy la Argentina los ejércitos patriotas estaban venciendo. Posteriormente se discu-
tió la forma de gobierno. En un principio se discutieron proyectos monárquicos: con
un príncipe europeo o con un rey inca. Después la diferencia se dio entre los repu-
3.- No sólo hubo guerra contra los españoles. Los portugueses invadieron la Banda
Oriental, entonces una de las Provincias Unidas (recordemos que el principal políti-
co o héroe de la República Oriental del Uruguay fue Artigas, gran precursor del fe-
deralismo argentino) Sus sucesores, el Imperio del Brasil, continuaron con su ocu-
pación. Esto terminó desembocando en una guerra con la Argentina. La solución
diplomática, después de un conflicto sin triunfos determinantes para ninguno de los
bandos en disputa, fue la creación de un nuevo país, el Uruguay.
Sin perjuicio de este principio general, se estableció que los escritos vinculados a
materia eclesiástica estaban sujetos al previo control de los ordinarios eclesiásticos.
El decreto de octubre no innova mucho respecto del anterior, pero crea una Junta
Protectora de la Libertad de Imprenta que debía velar por el efectivo ejercicio de
este derecho y estaba compuesta por personas ajenas a la Administración Pública.
El 23 de noviembre de 1811, el Triunvirato aprobó el decreto de seguridad indivi-
dual en el que se reconoció expresamente el derecho a la vida, al honor, a la liber-
tad y a la propiedad. A su vez, el reglamento prevé disposiciones que resultan ante-
cedente constitucional del art. 18 de la Constitución Nacional (juicio previo, arresto
fundado en orden escrita e inviolabilidad del domicilio) y del estado de sitio previsto
en el actual artículo 23. Comentario aparte merece la disposición sexta: siendo las
cárceles para seguridad y no para castigo de los reos, toda medida que, a pretexto
de precaución, sólo sirva para mortificarlos, será castigada rigurosamente. Es que,
además de resultar un importante antecedente de la cláusula constitucional prevista
en el art. 18, es también el cimiento de lo que luego se conocerá como “habeas
corpus”, regulado en la ley 23.098 (Ley “De la Rúa”) e incorporado como instituto
constitucional específico en la reforma de 1994. Sin embargo, cabe recordar que
esta disposición del decreto tiene su origen en el Derecho Indiano que rigió la vida
en América durante el período hispánico, pues sobre los virreyes, gobernadores,
jueces superiores y alcaldes ordinarios pesaba la “obligación de visita” como institu-
ción de clemencia, tendiente a que los funcionarios conocieran directamente el es-
tado de las cárceles y de los presos, dándo solución a sus necesidades y deste-
rrando los abusos que pudieran padecer. Todos estos decretos fueron incorporados
al Estatuto provisional de 1811.
Reglamento Orgánico del 22 de Octubre de 1811. Este reglamento, considerado
“como la primera Constitución del pueblo argentino”, tiene singular importancia por
los principios que consagra y la organización de poderes que presenta. Si bien no
establece forma de gobierno, de sus cláusulas surge que está dado para una Re-
pública. El problema de la retroversión de la soberanía queda ratificado cuando se
expresa que después de la prisión de Fernando VII "quedó el Estado en una orfan-
dad política por lo que reasumieron los pueblos el poder soberano". A continuación
se consagran los derechos naturales del hombre, establecidos en los movimientos
norteamericano y francés, al determinar que "los hombres tienen ciertos derechos
que no les es permitido abandonar". El preámbulo fija el derecho de las provincias
para concurrir a la formación del Estado, dejando asentado de esta manera un claro
principio federativo. La parte dispositiva de este cuerpo legal se divide en tres sec-
ciones. La primera, dedicada al Poder Legislativo; la segunda, al Poder Ejecutivo, y
la tercera, al Judicial. "Los diputados de las provincias -acuerda el art. 1º- compo-
nen una Junta con el título de Conservadora, de la soberanía de Fernando VII y de
las leyes nacionales". En la segunda parte de este Reglamento se establece la in-
dependencia del Poder Ejecutivo (Triunvirato), de los demás poderes. La tercera
parte está dedicada al Poder Judicial a quien, como reza su art. 1º, "sólo toca juzgar
a los ciudadanos". Es obvio destacar la importancia de este Reglamento, no sólo
como primer antecedente constitucional, sino por la bondad de sus disposiciones
que, pese a no ser completas en su aspecto organizativo, llenaban perfectamente
las funciones a que estaban destinadas. El Triunvirato, luego de conocer la resolu-
ción de esta asamblea local, por considerarlo inconveniente, resolvió rechazar el
Reglamento y no satisfecho solamente con el rechazo, en una de las más arbitra-
rias medidas de nuestra historia, disuelve la Junta Conservadora (7 de noviembre
Hacendados y ganaderos
Acordaron CONSTITU- bonaerenses se impusieron
CIÓN NACIONAL DE sobre los grupos sociales
1853 provinciales y regionales
Temas
- Las Primeras Constituciones Argentinas.
- Unitarismo y Federalismo.
- Pactos y Tratados.
- El Pacto Federal.
- Época “Rosista”.
- La Generación del 37.
- Economía y Política.
Introducción
El enfrentamiento entre los distintos grupos políticos llevó a que las Provincias Uni-
das del Río de la Plata o Confederación Argentina retrasaran 43 años, desde 1810,
la Organización Constitucional. La figura de Juan Manuel de Rosas, Gobernador de
la Provincia de Buenos Aires dominó la política y condicionó a la economía. Figura
controvertida en ese entonces y en muchos años de la historia posterior.
Sin embargo, conocidos los principios de la nueva Constitución, las provincias del
litoral se levantaron contra las autoridades nacionales advirtiendo que se menosca-
baban los derechos de los pueblos del interior y se avasallaban las soberanías pro-
vinciales. Tal situación desencadenó en una crisis sin precedentes que llevó a la ca-
ducidad de los poderes públicos del Estado Nacional y al inicio de un proceso de
anarquía en el que las provincias retomaron la iniciativa para organizarse individual-
mente.
Si bien esta Constitución puede aceptarse en algunos de sus aspectos doctrinarios,
su sanción, como hecho histórico, en las circunstancias en que nace, mueve a la
más dura crítica. La Constitución del 19 significaba la muerte de las autonomías
provinciales, del gobierno propio, del federalismo histórico, de las aspiraciones de-
mocráticas y republicanas por las que había luchado sin desmayo el pueblo argen-
tino. El repudio de las provincias cuando les fue presentada, muestra palpablemen-
te que otros valores, más contantes y profundos, movían a los pueblos.
La crítica fundamental a esta Constitución se encuentra en la integración de su Se-
nado. Efectivamente, dicho cuerpo está formado por "los senadores de provincias,
cuyo número será igual al de las provincias; tres senadores militares, un obispo y
tres ecle-siásticos, un senador por cada Universidad y el director del Estado".
Como se puede apreciar, la constitución del Senado era una nueva negación de los
principios de Mayo. Esta composición netamente aristocrática produjo incontenible
reacción en las provincias que, después de casi diez años de libertad, creían estar
liberadas de los resabios de la época anterior.
El Poder Ejecutivo reúne, dada la naturaleza de la Constitución, la suma de los po-
deres, conformando un neto sistema de unidad.
En cuanto a sistema o forma de gobierno, concretamente no adopta ninguno, con el
visible propósito de poder adaptar la Constitución sancionada a una monarquía
constitucional.
Rechazo de la Constitución Unitaria y causas del alzamiento nacional. Conoci-
dos los principios de la nueva Constitución que acababa de sancionarse, las provin-
cias argentinas, especialmente las del litoral, viendo menoscabados sus derechos y
violadas sus soberanías particulares, se levantan contra las autoridades nacionales.
No significa esto que la sanción de la Constitución del 19 es la única causa de la
rebelión. Es la consecuencia directa de una errónea política, dirigida por los grupos
Terminada la guerra con el Brasil recrudece en el país la guerra entre los federales
y los unitarios. Los unitarios logran el apoyo de dos grandes jefes, que vuelven de
la guerra con ejércitos experimentados, que les permiten prevalecer en el poder.
Uno, Juan Lavalle, que derroca al gobierno de Dorrego en el gobierno de la Provin-
cia de Buenos Aires (lo fusila, iniciando una trágica seguidilla de muertes o asesina-
tos por cuestiones políticas). El otro, dirigido por José María Paz, que prevalece en
todo el interior del país.
- https://open.spotify.com/episode/7tvqRwvLGdWzfB3i3qhDqj
Este programa de Podcasts estuvo dirigido por dos excelentes historiadores, Lu-
ciano de Privitellio y Sabrina Ajmechet. Han tratado muchos temas de la Historia
Argentina (algunos en particular recomendamos en este módulo) en los que invita-
ron a especialistas de los mismos.
- https://open.spotify.com/episode/7CUMKaktypWWLnKd0XTOQD
- https://www.youtube. com/watch?v=IzCq3jZI0UE
5.7.- La Dictadura
Por ley del 7 de marzo de 1835, la legislatura de Buenos Aires establece: Art. 1º.
"Queda nombrado gobernador y capitán general de la provincia por el término de
cinco años, el brigadier general don Juan Manuel de Rosas". Art. 2º. "Se deposita
toda la suma del poder público de esta provincia en la persona del brigadier general
don Juan Manuel de Rosas, sin más restricciones que las siguientes: 1º) que debe-
rá conservar, defender y proteger la religión católica apostólica romana; 2º) que
deberá defender y sostener la causa nacional de la federación que han proclamado
los pueblos de la República". Art. 3º. "El ejercicio de este poder extraordinario dura-
rá todo el tiempo que a juicio del gobernador electo fuese necesario". Ante esta
obsecuente ley, que pone en manos de Juan Manuel de Rosas la suma del poder
público, nace, como bien lo proclama Vicente Fidel López, la "dictadura vitalicia" del
nuevo gobernador. Además, la Legislatura de Buenos Aires se desprende de su
facultad de iniciativa de leyes, la que es atribuida al gobernador de forma exclusiva.
El segundo gobierno de Rosas se encuentra signado por un fuerte autoritarismo.
Exige la utilización de la “divisa punzó” con el lema “viva la Federación” e impone a
todos los funcionarios y universitarios la obligación de prestar juramento por la
“Santa Causa de la Federación”.
En el ámbito del Poder Judicial, deja cesantes a varios camaristas, fiscales, defen-
sores de menores y escribanos de registro.
En 1838, se agrava la situación social y política de Buenos Aires. Existe una ola de
emigrantes de las calles porteñas. Los mazorqueros, el grupo paramilitar rosista,
asedia a los opositores, cierra la prensa y humilla a cualquier persona que no vista
con los colores de la federación o no lleve consigo la divisa punzó. En 1838, con la
muerte de Encarnación Ezcurra, esposa de Rosas, todos los funcionarios públicos
deben llevar vestimenta de luto por casi dos años.
Todos los excesos cometidos por parte del Gobierno o de personas que actuaban
con su aquiescencia, sumado a los conflictos con algunas provincias del interior y con
sus gobernadores, se inicia un proceso de insurrección -primero ideológica e intelec-
tual y, luego, armamentística- que llevará al derrocamiento del Restaurador en la ba-
talla de Caseros y el comienzo del proceso de organización nacional definitiva.
¿Cuál eran las razones por las cuales una región estaba a favor del proteccionismo
y otras no en aquella época? Obviamente pueden diferir los distintos grupos y hasta
seguramente podemos sacar conclusiones para el presente. No tenemos que olvi-
dar que son políticas relacionadas con la importación. Buenos Aires, por ejemplo,
tenía sus ingresos asegurados porque su producción era demandada por el merca-
do internacional. No así provincias del interior, que no podían competir con produc-
ciones extranjeras, y necesitaban desarrollar sus actividades económicas con pro-
tección del estado.
- https://www.youtube.com/watch?v=Mzn0_OhYg84&list=PLE6Q7SMpGnqbHL
pJSMUAW8dvvzmetMUKI&index=3
Se opusieron a:
▪ La obediencia a la autoridad ORGANIZÓ UN SISTEMA
Entre 1852 y 1880
centralizada DE GOBIERNO OLIGÁR-
GRUPOS REGIONALES ▪ La formación de una clase diri-
con intereses QUICO
gente de amplitud nacional
particulares ▪ La creación de nuevas institu-
ciones estatales
▪ La integración del territorio
Basado en la exclusión de la
mayoría de la población y el
fraude electoral: DEMO-
Acordaron sancionar la CRACIA RESTRINGIDA
CONSTITUCIÓN NACIO- ESTADO CENTRALIZADO
NAL DE 1853 MODERNO
Se logró a través de
GUERRAS CONTRA
EL INDÍGENA y VIC-
MODELO MERCADO CAPITALISTA TORIAS SOBRE PAÍ-
AGRARIO EXPORTADOR INTERNACIONAL SES LIMÍTROFES
Temas
- La construcción del Estado, la Nación y el Mercado argentinos.
- Constitución, secesión y presidencias históricas.
- Acuerdo de San Nicolás.
- Pacto de San José de Flores.
- Reformas Constitucionales.
- Orden “Oligárquico” o “Conservador”.
- Crisis del 90.
- La Argentina a comienzos del siglo XX.
Introducción
Esta etapa se caracteriza por la aprobación de la Constitución Nacional de 1853, la
secesión que hay entre la Provincia de Buenos Aires y el resto de la Confederación,
los enfrentamientos armados entre ambos y la aprobación de la Reforma Constitu-
cional de 1860. A partir de aquí la Argentina se incorpora al mundo, se consolida
como país y empieza a crecer de manera sostenida, tanto en lo económico como
demográfico y territorial. A comienzos de la Primera Guerra Mundial está entre los
países más pujantes, en camino a estar entre los más desarrollados del mundo.
El Estado y la Nación
Si bien un poco más adelante vamos a estudiar la historia argentina a partir de la
aprobación de la Constitución de 1853, vamos a ver que la definitiva organización
del país como un estado y una nación va a tener varias vicisitudes.
Creemos importante precisar algunos conceptos ya que es muy común pensar que
la nación argentina es previa a la confirmación del estado argentino. Sin embargo
hay consenso entre los historiadores que la situación fue a la inversa. En esta épo-
ca también nacen otros estados, algunos en Europa, que a veces se piensan que
son más antiguos, como son Italia y Alemania.
Cabe aclarar antes de avanzar, que este autor realiza su teorización en base a tipos
ideales, es decir que muchas veces nos costará encajar sus conceptos con la reali-
dad concreta. Sin embargo, son de una gran utilidad para comprender no sólo que
los devenires sociales y políticos son siempre imprevisibles, ya que sus protagonis-
tas son seres humanos, sino también para simplificar la realidad social con el fin de
entenderla desde lo más general, para luego avanzar en lo específico. Las teorías
funcionan como una suerte de anteojos a través de los cuales se observa la reali-
dad, según sea la clase de anteojos se podrá observar con mayor o menor claridad
los fenómenos que estamos estudiando.
El estado moderno está compuesto por dos tipos de funcionarios: los políticos y los
burócratas o profesionales, cuyos roles son complementarios. Los políticos pueden
Revolución del 11 (Once) de Septiembre: para Buenos Aires fue un hecho muy
importante. Muchos porteños en particular y argentinos en general desconocen es-
to. Puede parecer anecdótico pero en la actual Ciudad Autónoma de Buenos (CA-
BA) hay un barrio y centro de transportes que tiene este nombre: 11 de Septiembre
de 1852. Con el tiempo solo se lo conoce como “Once”
Así, el Acuerdo cuenta con tres partes importantes que deben ser identificadas en
el texto mismo del documento: a) Los puntos fundamentales y pilares sobre los que
ya no cabría discusión a propósito de la organización nacional; b) La cuestión logís-
tica del congreso constituyente de 1853, y c) la organización del gobierno provisorio
durante este período preconstitucional.
Una vez que se federaliza la Ciudad de Buenos Aires como Capital Federal de la
Argentina podemos decir que empieza una nueva etapa que va a terminar o cam-
biar alrededor de 1914-16.
Las guerras son terribles. La Argentina a lo largo de sus 210 años de historia tuvo
varias. Hubo una bastante olvidada por las generaciones contemporáneas. La gue-
rra de la Triple Alianza de la Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay. Para
los que no la estudiaron a veces se cree que Paraguay tenía razón y no es así. Hay
un dicho que dice que el primer caído en una guerra es la verdad. La Argentina en
estos años se expandió al sur compitiendo con Chile y ocupó el Chaco después de
la guerra con el Paraguay. El siguiente Podcast aclara mucho sobre esta guerra:
“La Guerra del Paraguay, sus mitos y teorías bajo la mirada de especialistas” Pa-
sado imperfecto, Podcast de Spotify (también está en Apple Podcasts)
- https://open.spotify.com/episode/4DanuU1CdalUTrj0XIEjNy
- https://www.youtube.com/watch?v=uYKtMfWftXU&list=PL0yzA5B4cXVpzFRF
MVG1v2xwHFy8oANHp&index=17
- https://www.youtube.com/watch?v=Y1Xkg-
4oD7A&list=PL0yzA5B4cXVpzFRFMVG1v2xwHFy8oANHp&index=16
- https://www.youtube.com/watch?v=LZO3jtXYDAA&list=PL0yzA5B4cXVpzFR
FMVG1v2xwHFy8oANHp&index=15
El modelo económico elegido por la clase dirigente del país se lo denomina agroga-
nadero de exportación. El capitalismo mundial había entrado en la etapa de la divi-
sión internacional del trabajo. En este esquema hubo países que eligieron ser prin-
cipalmente productores de manufacturas para su exportación y hubo países, como
la Argentina, que se especializaron en la producción de materias primas para ven-
derle al mundo.
Al haber elegido este modelo se debían completar realizar varias políticas, entre
otras: inversión de capitales, expansión de la frontera para el cultivo y la ganadería,
obras de infraestructura (puertos y ferrocarriles), aumento de la cantidad de mano de
obra, etc. Se recurrió a capitales europeos, se fomentó la inmigración (se priorizó la
europea ya que concordaba con la ideología de la clase dirigente) y se terminaron de
ocupar todos los territorios de los pueblos aborígenes. En esta etapa se priorizó la
producción agrícola-ganadera para la exportación y se permitió la importación de
bienes industrializados. La industria nacional se orientó casi exclusivamente hacia la
elaboración de productos primarios como complemento del sector agroexportador
(curtiembres, frigoríficos, molinos, bodegas, aceites). El estado no favoreció con cré-
ditos ni con políticas aduaneras al sector industrial cosa que sí hizo para el campo.
Como los links para ver películas van cambiando en el tiempo (y también en las
Plataformas de Streaming) en el Foro de Consulta los profesores o los alumnos
compartiremos dónde se puede ver la película.
- https://www.youtube.com/watch?v=x0Rt-MwB1J0
¿Hay un
En 1916 lograr la AMPLIA- Alternancias entre Gobier- Reafirmación de nuevo modelo?
CIÓN DEL RÉGIMEN DEMO- nos Democráticios y Gol- la Democracia
CRÁTICO: SUFRAGIO UNI- pes Militares (1930, 1943, desde 1983
VERSAL 1955, 1966, 1976)
Temas
- La Ley Sáenz Peña.
- El Radicalismo.
- Golpe del 30.
- Acordada de la Corte 1930.
- Golpe del 43.
- El Peronismo.
- Reformas del 49 y del 57.
- Dictadura militar 76-83.
- Retorno a la Democracia.
- Reforma del 94.
Introducción
El Capitalismo y sus crisis durante el siglo XX y principios del siglo XXI le dio su
impronta al mundo contemporáneo. Crisis económicas (1929, 1973, etc.), Crisis
democráticas (nazismo, comunismo, etc.) y Crisis interimperialistas (1era. y 2da.
Guerra Mundial, Guerra Fría, etc.).
En ese mismo año recrudecía la crisis del capitalismo que había estallado en Wall
Street. La división internacional del trabajo se resquebraja y el comercio mundial se
reciente. Los gobiernos de los países empiezan a implementar medidas keynesia-
nas de intervención del estado en la economía, después de haber practicado casi
siempre políticas liberales. En la Argentina también sucede esto y se ingresa en
una nueva etapa dónde se sigue priorizando al campo pero por primera vez en la
historia el producto bruto industrial supera al agropecuario. A esta etapa se la pue-
de calificar como de expansión de la sustitución de importaciones, no por políticas
deliberadas del estado sino provocado por la situación internacional. Este tipo de
industrialización se facilitó por la incorporación de mano de obra que había empe-
zado a migrar del campo a las ciudades por la apertura de nuevas fuentes de traba-
jo. Como ejemplo, el estado nacional crea, entre distintas medidas de intervención
en la economía, el Banco Central y Juntas Reguladoras de Granos, Carnes, etc.
“Es evidente que las mayorías deben gobernar. Pero no es menos exacto que las
minorías deben ser escuchadas, colaborando con su pensamiento y acción en la
evolución ascendente del país”
Cada experiencia electoral nos lleva a una diversidad de cuestiones para analizar.
En primer lugar, el voto era voluntario, y para ejercerlo había que empadronarse e
integrar un registro electoral. Para Pellegrini los intentos de fraude empezaban por
acá: “los registros electorales, en el noventa por ciento de los casos, se hacen an-
tes del día de la elección, en que los agentes hacen sus arreglos, asignan el núme-
ro de votos…”. La ley dejaba a las comisiones electorales empadronadoras la facul-
tad de juzgar quiénes reunían o no las condiciones requeridas para ser inscriptos.
El fraude electoral comenzaba lógicamente por la inscripción indebida y por la omi-
sión de nombres en el registro.
Por otro lado, la existencia de una diversidad de comicios segmentados daba como
resultado que el número de votantes superaba el número de inscriptos. Era inevitable
que los partidos echen mano sobre nombres de ausentes y muertos. Esta cuestión
traía aparejado un inconveniente con respecto al juez que decidía qué tan legal era
un comicio u otro. Esa decisión dependía de criterios de conveniencia política en los
cuales se veía involucrado el juez. El sistema fraudulento se podía reforzar con la
repetición de los votos realizada por los electores volantes o golondrinas, que sufra-
gaban varias veces en una misma mesa o en distintos comicios. Pero entrado el si-
glo, los procedimientos tradicionales fueron reemplazados por la compra directa de
votos. Para realizar esto último se implementaron distintos métodos a medida que los
adelantos tecnológicos permitían la agilidad en las comunicaciones desde los comités
electorales. Uno de los extremos de fraude electoral se vio en la falsificación de actas
electorales. Se enviaban emisarios que simulaban un comicio y luego enviaban el
balurdo electoral a la Capital. En las provincias del norte, cuando se daba el caso de
un rotundo triunfo de la oposición, se ponía en acción el artesanal trabajo de los ras-
padores, que suplantaban el nombre del electo por el del favorecido. Claramente la
existencia de estas prácticas exigía desde el núcleo del pueblo y de los partidos polí-
ticos la implementación de una legislación que garantice la limpieza electoral.
Otras de las experiencias que implicaban fraude político rondaban en torno a las Jun-
tas Electorales. El artículo 81 de la Constitución Nacional señalaba que la Capital y
las provincias elegirían por votación una Junta de Electores. Así, reunidos los electo-
res en la Capital, cuatro meses antes de concluir el mandato del Jefe de Estado, pro-
cedían a nombrar al nuevo presidente y vicepresidente por cédulas firmadas.
Cabe destacar que los electores eran designados mediante el sistema de lista com-
pleta y sin la representación de las minorías. Las Juntas electorales tenían dos
principios fundamentales: mediatizar el ejercicio de la soberanía, dejando en un
grupo de electores la posibilidad de elegir al presidente; y por otro lado buscar un
equilibrio entre la Nación y las provincias. El constituyente Hamilton decía sobre
7.3.- El Radicalismo
La Argentina había crecido de manera espectacular desde la caída de Rosas. Para
el primer Centenario prácticamente todos los índices económicos eran positivos:
crecieron las exportaciones, aumentó la población, las vías férreas eran de miles de
km. La educación, a partir de la ley 1420, había logrado la mejor alfabetización de
América Latina y el futuro se avizoraba como promisorio. Pero había problemas
sociales y de participación política. El acceso a la propiedad de la tierra para los
miles de inmigrantes que llegaban era muy dificultoso. Muchos de ellos quedaban
Desde el punto de vista político habían surgido nuevos partidos políticos hacia fines
del siglo XIX: los partidos Socialista y la Unión Cívica Radical, entre otros. El radica-
lismo, con fuerte predicamento en los sectores medios de la sociedad, realizó una
campaña en contra del fraude eleccionario, lo que llevó a que el gobierno debiera
hacer una reforma implementando la llamada Ley Sáenz Peña: voto universal, se-
creto y obligatorio. En las elecciones presidenciales de 1916 gana, contra todos los
pronósticos, el radical Hipólito Irigoyen.
En ese mismo año recrudecía la crisis del capitalismo que había estallado en Wall
Street. La división internacional del trabajo se resquebraja y el comercio mundial se
reciente. Los gobiernos de los países empiezan a implementar medidas keynesia-
nas de intervención del estado en la economía, después de haber practicado casi
siempre políticas liberales. En la Argentina también sucede esto y se ingresa en
una nueva etapa dónde se sigue priorizando al campo pero por primera vez en la
historia el producto bruto industrial supera al agropecuario. A esta etapa se la pue-
de calificar como de expansión de la sustitución de importaciones, no por políticas
deliberadas del estado sino provocado por la situación internacional. Este tipo de
industrialización se facilitó por la incorporación de mano de obra que había empe-
zado a migrar del campo a las ciudades por la apertura de nuevas fuentes de traba-
jo. Como ejemplo, el estado nacional crea, entre distintas medidas de intervención
en la economía, el Banco Central y Juntas Reguladoras de Granos, Carnes, etc.
El gobierno vivía una profunda crisis interna, consecuencia del deterioro de la figura
de Yrigoyen, y ésta agravaba la situación de crisis económica y política.
La oposición era aún más fuerte y dura que la anterior, desde la prensa hasta los
partidos políticos rivales. Además, a pesar del triunfo, el gobierno seguía sin contro-
lar al senado que, sistemáticamente, vetaba sus proyectos, como, por ejemplo, la
ley del petróleo.
El año 1930 fue un momento muy especial en la historia del mundo, sobre todo de
la europea, con la aparición de sistemas políticos opuestos al liberalismo democrá-
tico tradicional que había regido en Europa y en los países más civilizados desde el
siglo pasado hasta la primera guerra mundial. El fascismo, por ejemplo, había pues-
to orden en Italia desde 1923 y pretendía convertirla en una potencia de primer or-
den. En el caso de España, el fascismo se tradujo en la dictadura de Primo de Rive-
ra. Por otro lado, en la Unión Soviética se afirmaba el régimen del bolcheviquismo,
que había triunfado en la revolución de 1917 y que, a partir de 1925, bajo la férrea
conducción de Stalin, intentaba una industrialización gigantesca del país.
Pero la Corte fue más allá y, teniendo en cuenta que ese nuevo gobierno interven-
tor tenía las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden
de la Nación (y, por consiguiente, dice el Alto Tribunal para “proteger la libertad, la
vida y la propiedad de las personas”) y había proclamado la vigencia de la Constitu-
ción Nacional, declaró que sus actos gubernamentales serían válidos aunque los
funcionarios que los emitan tengan un vicio en su nombramiento o elección, todo
ello en razón de policía y necesidad. La Acordada concluyó que: el gobierno provi-
sional que acaba de constituirse en el país, es, pues, un gobierno de facto cuyo
título no puede ser judicialmente discutido con éxito por las personas, en cuanto
ejercita la función administrativa y política derivada de su posesión de la fuerza co-
mo resorte de orden y de seguridad social.
En la actualidad existen más de 400 leyes vigentes que fueron emitidas sólo en el
último gobierno militar de 1976-1983. Hay muchas más que corresponden a gobier-
nos de facto anteriores. Por ejemplo, el Régimen Penal de Minoridad y la ley penal
aduanera son leyes originadas en gobiernos de facto.
El gobierno peronista tuvo un fuerte apoyo, en sus comienzos, del Ejército, la Igle-
sia Católica y, sobretodo, de los sindicatos nucleados en la Confederación General
del Trabajo (CGT). En lo social se destacó por legislar una serie de reivindicaciones
laborales para los trabajadores, en lo político frenó el actuar de los opositores y en
lo económico se planteó, ahora sí, un modelo de industrialización por sustitución de
importaciones. Se priorizó la industria liviana y se estatizaron las principales empre-
sas de servicios públicos. El objetivo dinamizador estuvo en expandir el mercado
interno a través del aumento de la ocupación de mano de obra, alzas del salario
real y del financiamiento estatal para inversiones en industrias de bienes de consu-
mo masivo.
El peronismo fue proscripto y se llegó a fusilar a varios partidarios del mismo. Sin
embargo, esta prohibición no hizo más que complicar la situación política nacional.
Al llamarse a elecciones presidenciales uno de los candidatos, Frondizi, llega a un
acuerdo “secreto” con el peronismo y es elegido presidente. Lleva adelante una
ambiciosa política económica conocida como “desarrollista”.
A pesar de las “asonadas” militares durante los gobiernos de Frondizi e Illia la educa-
ción argentina en general y la universitaria en particular tuvo un gran salto cualitativo.
Durante el gobierno de Onganía se dan, entre otros, una serie de hechos que mar-
caron a esta época: a) la “noche de los bastones largos”: intervención y represión
en la Universidad de Buenos Aires. Marca el inicio de un ocaso en la universidad
argentina. Muchos de los mejores docentes se van del país. b) el “Cordobazo”: re-
- https://www.youtube.com/watch?v=iDQ9mHGXA1Q
El gobierno radical surgido en 1983 estuvo seriamente condicionado por una serie
de factores:
a.- una situación económica con serias dificultades, especialmente la deuda exter-
na y los problemas inflacionarios. Tuvo a lo largo de su gestión dos planes de
estabilización que terminaron, por distintas razones, en sendos fracasos. El
primero de ellos, llamado Plan Austral, que cambió el signo monetario que ha-
bía hasta entonces por una moneda llamada “Austral”. El segundo se llamó
“Plan Primavera”.
b.- una fuerte y constante presión del peronismo desde dos flancos, el político y el
sindical. Desde el primero tuvo varios momentos de oposición mayoritaria en
las cámaras legislativos, que le votaban en contra proyectos de leyes que con-
sideraba clave para su gestión. Por ejemplo la parcial privatización de algunas
empresas de servicios públicos. Desde el segundo tuvo varias huelgas de los
sindicatos de la Confederación General del Trabajo que fueron deteriorando su
situación ante la opinión pública.
c.- Dados los antecedentes de intervención de las Fuerzas Armadas en la política
desde 1930 la situación política presentaba aspectos preocupantes. Si bien se
juzgaron y condenaron a los principales jefes de los gobiernos dictatoriales del
Proceso de Reorganización Nacional por violaciones a los derechos humanos,
quedaban por procesar a los oficiales subalternos. Esto generó una serie de le-
vantamientos (de los “carapintadas”) que socavaron la gestión presidencial.
Con la aprobación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final la situación
de enfrentamiento con las Fuerzas Armadas se tranquilizó
El año 1989, en que se iban a celebrar las elecciones presidenciales, fue crítico
para el gobierno de Alfonsín. En enero hubo un intento de copamiento a un regi-
miento del ejército, por parte de un grupo sedicioso, que terminó violentamente con
numerosos muertos y heridos. En febrero fracasó el Plan Primavera y se generó un
proceso inflacionario que llegó a una hiperinflación. El candidato radical es derrota-
do por el candidato justicialista Carlos Menem en las elecciones de mayo. Fue tal el
desgaste político del gobierno que Alfonsín se vio obligado a renunciar para adelan-
tar la entrega del poder al presidente elegido.
Entre los beneficiados de esta época podemos nombrar a los argentinos que po-
dían viajar al exterior ya que la moneda norteamericana estaba subvaluada de su
precio “real” (teníamos un dólar “barato”). Paralelamente era beneficioso comprar
en el exterior lo que perjudicaba a los productores argentinos.
Otras medidas de importancia que se tomaron en este gobierno fueron siendo re-
vertidas por las presidencias posteriores. Dos ejemplos: a) se aprobó la ley federal
de educación que fue cambiada por la ley de educación nacional y b) se creó un
sistema de previsión privado que fue estatizado en la década siguiente.
En esta gestión podemos destacar la abolición del servicio militar obligatorio, muy
desprestigiado desde un tiempo a esa parte, y la reforma a la Constitución Nacio-
nal. La misma había recibido desde 1853 unos pocos cambios. Después del llama-
do “pacto de Olivos” entre los dos referentes de los principales partidos, Menem por
el justicialismo y Alfonsín por el radicalismo, ambos lograron lo que buscaban: el
primero la posibilidad de ser reelegido y el segundo agregar artículos que moderni-
zaran la Constitución a los nuevos tiempos. Desde 1994 rige en la Argentina la
nueva Constitución. En 1995 Menem es reelegido por amplia mayoría.
En recordación del último golpe militar que inauguró una dictadura que violó siste-
máticamente los Derechos Humanos.
En memoria de los que lucharon, fueron heridos y/o murieron por tratar de recupe-
rar el territorio usurpado por Gran Bretaña en 1833.
En el marco del Poder Ejecutivo, se creó la figura del Ministro coordinador (jefe de
gabinete) y se constitucionalizaron los decretos de necesidad y urgencia, como po-
testad legislativa excepcional a cargo del Presidente con refrenda de los ministros.
En el ámbito del Poder Judicial, se constitucionalizó el órgano extra poder (Ministe-
rio Público) y se creó el Consejo de la Magistratura de la Nación con intervención
en los concursos para cubrir cargos de jueces.
Objetivos
- Conocer aspectos generales de la evolución del derecho argentino.
- Relacionar la evolución del derecho argentino con los cambios políticos, sociales y
culturales a lo largo de la historia del país.
Temas
- Etapas del Derecho Argentino.
- Evolución de los derechos políticos, sociales y laborales.
- Evolución de las instituciones civiles.
- Evolución de las instituciones penales.
Introducción
La historia del derecho argentino no comienza con el movimiento revolucionario del
25 de mayo de 1810, pues hay toda una historia previa que debe ser considerada
para comprender la naturaleza y configuración de las instituciones argentinas y en-
tender su evolución a lo largo de todos estos años.
Derecho Castellano: fue el derecho que regía en Castilla y León y que luego fue
“trasplantado”, por lo menos en una primera etapa, a las tierras conquistadas por los
españoles en América, sufriendo cambios sustanciales con el devenir del proceso
conquistador y el establecimiento del Estado Indiano.
Durante los Siglos XII y XIII el derecho castellano estaba compuesto por fueros muni-
cipales y territoriales que contenían privilegios y exenciones otorgadas a habitantes
de determinados pueblos, como los de zonas fronterizas con el fin de fomentar su
ocupación y poblamiento y obstaculizar el avance de fuerzas enemigas.
Luego, con la fuerte influencia del Derecho Romano proveniente de los nuevos estu-
dios que se llevaban a cabo en la Universidad de Bolonia, el Derecho Castellano em-
pezó un período de codificación, buscándose con ello lograr la uniformidad y pureza
del derecho, eliminando las disposiciones legales carentes de valor, vetustas o so-
breabundantes.
En razón de la corriente codificadora, se sancionaron en España varios cuerpos lega-
les como “Las Partidas”, el “Ordenamiento de Alcalá”, las “Leyes de Toro”, la “Nueva
Recopilación” y la “Novísima Recopilación” que establecían, a más de muchísimas
disposiciones de fondo sobre diversos temas, un orden de prelación entre las leyes
hispanas.
Derecho Indiano: surgió de la fusión del derecho indígena con el derecho castellano
y está constituido por toda esa legislación que España dictó para Indias conforme a
las exigencias de los nativos y a las necesidades sociales, políticas y económicas.
Fue, como sostiene Abelardo Carriquiry, una obra legislativa constante que se desa-
rrolló paulatinamente a fin de adaptarse al lugar. Este derecho estaba compuesto no
sólo por la legislación dictada por el Consejo Real y Supremo de Indias, pues com-
prendió también las disposiciones legales dictadas por las autoridades locales.
Desde un primer momento, todos los vacíos legales fueron subsanados con la apli-
cación subsidiaria del derecho castellano. Sin embargo, paulatinamente, hubo cada
vez menos derecho castellano en los territorios americanos, que venía a servir más
bien como principio rector y orientación, en tanto fue sustituido por cada vez más nu-
merosas leyes específicas dictadas para las Indias.
La importancia del derecho indiano se aprecia de modo cabal si se considera que
continuó aplicándose incluso con posterioridad al movimiento revolucionario de 1810.
En concreto, en el ámbito del derecho privado no hubo cambios significativos sino
hasta 1871, año en el que entró en vigencia el Código Civil de la Nación. Por el con-
trario, sí hubo muchas modificaciones respecto al derecho público y político, en tanto
el Estado debía adaptarse a nuevas estructuras que no seguían los esquemas esta-
tales indianos o hispánicos.
Sobre este punto ver la Unidad n° 3 de este módulo.
Código Penal: en 1863 el Poder Ejecutivo Nacional nombró al Dr. Carlos Tejedor
(joven de la generación del 37’) para que redactara el código penal argentino, quien
presentó la parte general en 1865 y la parte especial (delitos en particular) en 1867.
En dicho proyecto se mantenía la pena de muerte, pero rodeada de ciertas exigen-
cias que la tornaban inaplicable en la práctica.
Dicho proyecto pasó a estudio de una comisión especial de abogados, quienes in-
trodujeron varias reformas para adecuar el código a los últimos adelantos en mate-
ria penal. Sin embargo, recién en 1886 se aprobó el proyecto original con cambios
de los legisladores nacionales, es decir 20 años después de su redacción.
En 1890, el presidente Juárez Celman encargó la preparación de un profundo pro-
yecto de reformas al código que se terminó aprobando en 1895 y se promulgó re-
cién en 1903.
Posteriormente, en 1921 -durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen- fue sancio-
nado el código que actualmente nos rige, basado en un proyecto del Dr. Rodolfo
Moreno (ley 11.179).
A partir de allí, el Código Penal tuvo 900 modificaciones parciales y por lo menos 17
comisiones trabajaron en su reforma total hasta el presente. En 2017, el presidente
Mauricio Macri impulsó a través del decreto 103/17 una nueva comisión de reforma,
liderada por el juez Mariano Hernán Borinsky y compuesta por 12 miembros. Dentro
del nuevo proyecto que aún se encuentra en tratamiento, se incorporaron temas
como los delitos de narcotráfico, los delitos viales, los delitos contra el ambiente, el
maltrato animal, el terrorismo, los delitos contra la humanidad y la responsabilidad
penal de las personas jurídicas.
Capacidad civil: sobre el punto ya hemos visto cómo era el esquema social durante
la época hispánica y los derechos y obligaciones que pesaban sobre españoles, crio-
llos, indios, extranjeros, negros y mulatos. Debe recordarse aquí lo estudiado respec-
to al régimen de minoridad civil de los indios y a lo que se analizó en cuanto a la po-
sición de la mujer en la sociedad de indias.
Ahora bien, desde el inicio de los gobiernos patrios y emancipadores, las autoridades
se empeñaron en eliminar las instituciones restrictivas ideadas en la época de la con-
quista. Así, la Junta Grande resolvió en 1811 “extinguir el tributo que pagaban los
indios a la Corona”; mientras que la Asamblea de 1813 suprimió “la mita, las enco-
miendas, el yanaconazgo y el servicio personal de los indios” a quienes declaró
“hombres perfectamente libres y en igualdad de derechos a todos los demás ciuda-
danos”. Dicho órgano también declaró “la libertad de vientres” y en 1853 la Constitu-
ción Nacional abolió finalmente la esclavitud.
Durante esa etapa, los incapaces de hecho (quienes no podían ejercer por sí mismos
sus derechos) eran los menores, los furiosos, los mentecatos, los pródigos, los perpe-
tuamente enfermos y los ausentes e impedidos.
El régimen de minoridad de entonces señalaba que los hijos estaban sometidos a la
patria potestad del padre hasta los 25 años, salvo que antes se emanciparan o con-
trajeran matrimonio. Luego, el Código Civil (1871) ubicó la minoría de edad a los 22
años y le otorgó la patria potestad a la madre viuda, mientras que la ley 10.903
(1919) reconoció la patria potestad de la madre en ausencia del padre (sin que sea
necesario que éste falleciera). La ley 17.771, modificatoria del Código Civil, bajó la
mayoría edad a 21 años, mientras que la ley 26.579 (2009) la fijó en 18 años. Cabe
recordar que, paralelamente a esos cambios, en 1985 -durante el gobierno de Raúl
Alfonsín- se dictó la ley de patria potestad compartida entre los dos padres y con la
sanción del Código Civil y Comercial de la Nación (2015) se ratificó dicho régimen
compartido, aunque con varios cambios, bajo la denominada institución de la “res-
ponsabilidad parental”.
Respecto a las incapacidades de derecho (personas que no pueden ser titulares de
derechos y obligaciones), el sistema fue mutando a lo largo de toda la época patria y
constitucional, siendo cada vez menos los supuestos de este tipo de incapaces. La
Ley Nacional de Salud Mental, dictada en 2010, es una muestra del cambio en las
consideraciones sociales y científicas respecto al tema de los incapaces afectados
por enfermedades mentales, ello más allá de los desaciertos que tiene la norma.
Cabe recordar aquí que, una vez sucedido el proceso revolucionario, los españoles y
la clase dirigente colonial (que había detentado el poder durante mucho tiempo) su-
frieron destierros, ejecuciones, persecuciones sistemáticas, confiscaciones y emprés-
titos forzosos; razones que los llevaron a abandonar las tierras americanas. Y, en
esta etapa, se dictaron numerosas disposiciones legales que limitaban la capacidad
de derecho de los españoles.
Asimismo, en esta primera etapa revolucionaria y de organización, las mujeres, por
su parte, no podían desempeñar cargos públicos, ni ciertas profesiones, ni los dere-
chos derivados de la ciudadanía. En la esfera privada, se les prohibía ser testigos,
otorgar fianzas y ejercer la patria potestad sobre sus hijos menores. El Código Civil
mantuvo alguna de estas incapacidades, como la de ser testigo en instrumentos pú-
blicos, pero la ley 11.357 (Derechos civiles de la mujer) del año 1926 suprimió todas
Matrimonio: durante la época hispánica, el matrimonio legítimo se regía por las nor-
mas del Concilio de Trento (promulgado como ley por Felipe II en 1564) y por las
disposiciones de Las Partidas de Alfonso X. Las autoridades eclesiásticas (tal como
vimos al estudiar los jueces eclesiásticos en materia civil) eran los que intervenían en
los casamientos, resolviendo además todos los problemas que podrían surgir en
torno a la materia (impedimentos, disensos, nulidad, divorcio, tenencia de hijos, ali-
mentos, restitución de dotes, etc.). El matrimonio sólo podía darse entre un hombre y
una mujer, encontrándose prohibida la poligamia. Por su parte, la legislación indiana -
aunque con muchos obstáculos- permitía el casamiento entre personas de distintas
clases sociales o razas (matrimonios mixtos).
Luego, durante el proceso emancipador y la época de organización jurídica del país,
el régimen matrimonial hispano se mantuvo, subsistiendo el carácter eminentemente
religioso. Sin perjuicio de ello, con el tiempo fueron dándose ciertos cambios en algu-
nas provincias, como aquella norma de 1833 que dictó la Legislatura porteña permi-
tiendo el matrimonio entre católicos y protestantes, previa autorización de la autoridad
civil y de la eclesiástica.
El Código Civil de 1871 mantuvo el régimen vigente (prácticamente intacto desde la
época hispánica), en tanto aquel seguía siendo acorde a las exigencias nacionales y
coincidía con los sentimientos colectivos de la época. Por tal motivo, este cuerpo le-
gal no previó los matrimonios entre personas que no profesaran ninguna religión,
como entre aquellos cristianos y no cristianos. Sin embargo, dicha cuestión quedó
solucionada con la ley de matrimonio civil dictada en 1888. Esta norma suprimió el
carácter religioso del matrimonio, disponiendo que debía celebrarse ante el oficial
público encargado del Registro Civil. A partir de este momento, los conflictos jurídicos
vinculados al matrimonio pasaron a la jurisdicción de los tribunales civiles. En 1954,
iniciada la persecución peronista a la Iglesia Católica, se sancionaron normas modifi-
catorias del régimen matrimonial, autorizando -por ejemplo- a que la ausencia con
presunción de fallecimiento habilitara la disolución del vínculo matrimonial y el poste-
rior nuevo casamiento (lo que antes no se permitía).
En 2010, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se sancionó la ley
26.618, modificatoria del matrimonio civil, que permitió el casamiento entre dos per-
sonas del mismo sexo.
Respecto al divorcio, esto no fue admitido por el Código Civil de 1871, sino solamente
“la separación personal de los esposos”, sin que se disuelva el vínculo, lo que pasaba
únicamente con la muerte de uno de ellos. En 1954, entre las normas sancionadas
respecto a la institución matrimonial, se dispuso que un año después de la sentencia
de divorcio, cualquiera de los cónyuges podía pedir la disolución del vínculo matrimo-
nial, permitiéndose celebrar nuevas nupcias. Sin embargo, esta disposición fue deja-
da en “suspenso” por el decreto-ley 4070 de 1956 que prohibía a los jueces dar curso
a estas peticiones. En 1987, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el Congreso Na-
cional sancionó la ley de divorcio vincular, permitiendo a los cónyuges la disolución
del vínculo matrimonial en razón de diferentes causales que establecía la ley (como
por ejemplo el adulterio, el abandono voluntario y malicioso, la tentativa de uno de los
cónyuges contra la vida del otro o de los hijos, sean o no comunes, ya como autor
principal, cómplice o instigador, entre otras).
En 2015, con la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial, se eliminó el requi-
sito de las causales para acceder al divorcio, el que puede ser solicitado de forma
unilateral por uno de los cónyuges; lo que abrevió sorprendentemente los plazos del
Derecho Sucesorio: durante la etapa hispánica, el padre podía legar a uno de sus
hijos (o nietos) por testamento o por donación entre vivos un tercio de sus bienes.
Podía también, mediante licencia real, prohibir la enajenación perpetua de algún bien
y determinar el orden de la sucesión (lo que se conoció como “mayorazgos”). Del
mismo modo, las encomiendas de indios eran entregadas al hijo varón de mayor
edad tras la muerte del padre o, en su defecto, a la hija de mayor edad o, no habien-
do descendientes, a la esposa.
Los oficios y cargos públicos “vendibles” (escribanos, alguaciles, regidores de cabil-
do) también podían ser transmitidos a los descendientes.
Luego de la etapa revolucionaria, si bien se mantuvieron algunas disposiciones caste-
llanas vinculadas a las porciones legítimas de los herederos forzosos, se eliminaron
las normas de transmisión de cargos públicos y de encomiendas de indios. Por su
parte, la Asamblea de 1813 eliminó la institución del “mayorazgo”.
La ley 14.367 (1954) le otorgó participación en las herencias a los hijos nacidos fuera
del matrimonio, mientras que la ley 23.264 (1985) estableció la igualdad de los hijos
matrimoniales y extramatrimoniales. En la actualidad, concurren de forma igualitaria a
la sucesión del padre común.
Los delitos, el proceso y las penas: durante la época hispánica la Corona, en ejer-
cicio del ius puniendi, ordenó y mandó a todas las justicias de Indias “a que averigüen
y procedan al castigo de los delitos, y especialmente, públicos, atroces y escandalo-
sos, contra los culpados, y guardando las leyes con toda precisión y cuidado, sin
omisión ni descuido, usen su jurisdicción, pues así conviene al sosiego público, quie-
tud de aquellas provincias y sus vecinos”. De este modo, el interés público se convir-
tió en el eje del sistema penal salvo en delitos de acción privada (injurias verbales,
adulterio). A su vez, ese proceso fue eminentemente inquisitivo, pues el dueño y di-
rector de la investigación era el juez, el mismo que luego juzgaba la culpabilidad y
que, finalmente, imponía una sentencia de condena o absolución. Cabe destacar que
esta obligación que tenía el juez de averiguar la verdad de lo sucedido, dejaba en sus
manos la posibilidad de recurrir a cuanto medio de prueba admitía la ley, de modo
que era posible acudir a la confesión, la que en ocasiones podía provocarse por me-
dio de la tortura.
Los delitos tipificados por entonces en la norma penal indiana se vinculaban a con-
cepciones religiosas de la vida en sociedad, llegándose a asociar en algún momento
al delito con la noción de pecado. Luego, ello fue modificándose en el Siglo XVIII con
las nuevas doctrinas que buscaban separar el derecho de la teología. En ese contex-
to, las autoridades públicas sancionaban el aborto e infanticidio, el adulterio, la here-
jía, la ilícita amistad (amancebamiento), la sodomía (homosexualidad), traición (lesa
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