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Honduras
Honduras
Introducción
El pueblo de San Francisco Tepojaco, ubicado en Cuautitlán Izcalli, Estado de
México, ha experimentado importantes cambios políticos, sociales y culturales en
las últimas tres décadas. Estos aspectos son fundamentales para comprender por
qué muchas personas eligen esta zona en transición rural-urbana como un lugar
para vivir y mejorar sus condiciones de vida. San Francisco Tepojaco forma parte
del municipio de Cuautitlán Izcalli, que fue cuidadosamente seleccionado para su
establecimiento debido a sus características geográficas, físicas y, sobre todo,
hidrológicas. Se buscaba construir una ciudad capaz de absorber el crecimiento
de la población del área metropolitana sin afectar el desarrollo de la capital y el
centro del país. El Organismo Descentralizado del Estado de México (ODEM) fue
creado para coordinar y promover el desarrollo de esta nueva zona habitacional.
Sin embargo, debido a diversos problemas surgidos, como el pago de impuestos y
licencias comerciales, las autoridades estatales optaron por convertirlo en el
municipio 121 de la entidad (Perfil Histórico de Cuautitlán Izcalli, 1999).
Al pensar en San Francisco Tepojaco como un espacio atractivo para las
migrantes indígenas, es interesante analizar las propicio como espacio receptor. El
municipio, aunque existe como territorio histórico desde la época prehispánica, se
consolidó como una entidad política del Estado de México en el siglo XX. La
planificación de Cuautitlán Izcalli como la primera Ciudad Autosuficiente de la
Zona Metropolitana de la capital implicó la incorporación de una gran parte del
territorio de los municipios preexistentes de Cuautitlán, Tepotzotlán, Tultitlán y
Atizapán de Zaragoza. El objetivo era regular el crecimiento poblacional y reducir
la congestión en el Área Metropolitana. Se utilizaron planos de ciudades europeas
y estadounidenses para diseñar la nueva ciudad, con áreas destinadas a centros
de trabajo, servicios, viviendas, espacios deportivos, industriales y amplias áreas
verdes (ISSSC, 1999).
Desde su inicio, se ha reconocido la existencia y procedencia de los
pueblos originarios como parte integral de la identidad de Cuautitlán Izcalli. En
1973, se seleccionaron 13 pueblos como los pilares fundacionales del municipio,
los cuales aún conservan su historia, iglesias coloniales, festividades y tradiciones
(Mi Izcalli, 2012). En cuanto a la ubicación temporal y espacial de San Francisco
Tepojaco, actualmente se compone de varios barrios y colonias, como Benito
Juárez, Izcalli Chiquito, La Cruz, El Cerrito, Los Arcos, La Trampa, Los Pinos, San
Juan, Las Manzanas, Ejido de Tepojaco, Lomas, El Panteón, Las Minas, La
Conasupo, El Vertedor y Barrio La Lupita.
Toponimia y geografía
Conocer el significado del nombre del pueblo de San Francisco Tepojaco implica
considerar sus orígenes tanto en términos políticos, mágicos, religiosos, bélicos,
entre otros. En este caso particular, es importante destacar que su nombre se
compone de dos raíces: una de origen cristiano-católico y otra de origen
prehispánico. Esta dualidad proporciona información relevante sobre la identidad
de las personas en el pueblo, ya que, aunque practican principalmente la religión
católica, también reconocen sus raíces prehispánicas. Esto refleja su condición
mestiza, no solo en términos étnico-raciales, sino también socioculturales.
Se observa una clara intención de poner en primer plano el nombre del
santo católico, San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, lo cual
destaca la predominancia de la religión europea sobre la civilización americana
conquistada. Una prueba contundente de esta afirmación es que la capilla de San
Francisco de Asís está construida sobre las ruinas de un templo prehispánico,
aunque existen registros escritos al respecto, no se han realizado excavaciones
arqueológicas. El nombre católico refiere al santo que nació entre 1181 y 1182 en
una familia de comerciantes en Italia. Francisco, como hijo de una familia
adinerada, participó en actividades propias de su posición social. Sin embargo, su
generosidad como plebeyo afortunado se transformó en caridad cristiana, y su
experiencia en la milicia comunal influyó en su predicación con referencias
caballerescas. San Francisco de Asís sigue siendo el patrono del pueblo y su
festividad se celebra cada 4 de octubre.
Por otro lado, el nombre prehispánico, Tepojaco (antes Tepoxaco), tiene
origen náhuatl. Su glifo se interpreta como una piedra rodeada de puntos que
indican arena, y se le atribuye el significado de "cosa fofa” o “esponjosa". La
combinación de las raíces tepuxactli, que significa "piedra liviana" o "piedra
arenosa", y el sufijo locativo "co" da lugar al significado de "en el lugar de piedras
arenosas o esponjosas". Esta denominación probablemente se refiere a la
presencia de abundante tepetate y piedra pómez en la zona, o posiblemente a las
características montañosas y la sierra principal que se asemeja a jorobas. Los
primeros grupos indígenas que llegaron al valle Anáhuac en el periodo preclásico
o las primeras culturas que se desarrollaron en el municipio le dieron este nombre
debido a la abundancia de lomeríos y montañas (Solo Izcalli, Cuautitlán Izcalli,
2010), (Tepojaco lugar de piedras fofas, 2020), (Plan Municipal Cuautitlán Izcalli,
2019-2021).
El pueblo de Tepojaco es una localidad ubicada en el municipio de
Cuautitlán Izcalli, como se ha mencionado. San Francisco Tepojaco se ubica al
noroeste del Valle de México, en la porción centro-oeste del Estado de México,
con las siguientes coordenadas geográficas extremas latitud máxima 19.63362,
latitud mínima 19.63727, longitud máxima -99.26777, longitud mínima -99.22717,
con una altitud media sobre el nivel del mar de 2,252 metros. Cuenta con una
superficie total de 5,2836 Km2; sus colindancias son: al norte con la Piedad; al sur
Lago de Guadalupe; al este Santiago Cuautlalpan, Tepotzotlán, y al oeste La
Perla; sus principales vías de acceso son Avenida de los Arcos, Avenida José
María Morelos, Avenida Francisco I. Madero y Avenida San Francisco Tepojaco;
desde el Periférico Norte por la Autopista México-Querétaro, México-Cuautitlán-
Teoloyucan, Lechería-Chamapa-Toluca, Prolongaciones, Av. Teotihuacan-Lago de
Guadalupe-Atizapán de Zaragoza, carretera Lechería-Tepojaco-Nicolás Romero y
Calzada de Guadalupe a Cuautitlán. Se encuentra en el municipio de Cuautitlán
Izcalli, que significa “Tu casa entre los árboles”, en uno de los lomeríos que forman
el suelo de este lugar, al igual que otros pueblos el subsuelo es de tepetate, los
lugares bajos son propios para la agricultura y la cría de ganado (en palabras de
Arturo, 2003).
Antecedentes Históricos
Cuautitlán Izcalli formaba parte del Valle de Cuautitlán, y sus primeros pobladores
se establecieron en la región durante el período preclásico tardío. Esto indica que
desde el principio los primeros habitantes reconocieron su idoneidad para la
supervivencia y la sedentarización, con períodos de ocupación casi continua,
interrumpidos únicamente por invasiones, conquistas y sometimientos. Esto
sugiere que no hubo un abandono permanente del territorio, sino periodos sin
población mínimos y la reanudación de la ocupación de forma continua. Además,
esto es relevante porque indica que los cambios climáticos o desastres naturales
no fueron la causa principal de las migraciones masivas, ya que la zona
continuamente tenía habitantes. En cuanto a los primeros pobladores, se
menciona que los otomíes fueron los habitantes más antiguos de la región hasta la
llegada de la cultura teotihuacana. Según el perfil histórico de Cuautitlán Izcalli, en
el capítulo "Los Cuautitlanes que se Anticiparon a Nuestro México: el Chichimeca
y el Colonial", se describe cómo los chichimecas migraron y se establecieron en el
área bajo el dominio tolteca, pasando de ser cazadores a convertirse en un pueblo
sedentario.
La migración chichimeca fue liderada por Chicontonatiuh, quien fue
designado como Tlatoani en el año 687 (1 acatl). Al llegar a su nuevo territorio, el
pueblo de Cuautitlán Izcalli continuó bajo el dominio tolteca, pero la instauración
de su propio gobierno fue evidencia de que los chichimecas aceptaron formar
parte de un imperio descentralizado. Los habitantes de Cuautitlán Izcalli
mantuvieron sus costumbres nómadas dentro de su valle, dedicándose a la caza y
recolección, y no fue hasta los siglos XIV y XV cuando adoptaron una forma de
vida sedentaria.
Posteriormente, se produjo un proceso migratorio de los colhuas, quienes
integraron diferentes formas culturales. Se menciona que en ese momento se
celebró la primera fiesta de Cuautitlán, pero algunas prácticas resultaban
incómodas para los chichimecas, como los sacrificios. Como se puede observar, el
choque cultural ha sido una constante en el territorio que abarca Cuautitlán Izcalli,
incluido San Francisco Tepojaco. Incluso en la actualidad, las prácticas culturales
de migrantes y residentes locales chocan en diversos ámbitos, lo que dificulta la
integración de los recién llegados y genera una falta de deseo de asimilación a la
cultura local. Todo esto ha provocado conflictos constantes que se remontan a la
época prehispánica.
Los encuentros culturales entre los colhuas y los chichimecas en Cuautitlán
Izcalli implicaron un intercambio de ideas y tecnologías. Según el texto "Toltecas y
chichimecas en el valle de México: Los colhuas y La Fundación de cuauhtitlan y
tetzcoco", se menciona: "Ellos dieron forma al pueblo de Cuauhtitlàn y lo
asentaron en la tierra, porque nomás andaban cambiando de lugar los
chichimecas. Ellos introdujeron la idolatría y añadieron muchos de sus dioses; y
cuando ya fueron bien queridos de los chichimecas, empezaron a labrar la tierra"
(Navarrete, 2011, 4). Estos encuentros culturales también establecieron un
sistema social sedentario con una estructura interrelacionada. Se menciona que
Tequixquinahuacan se agregó a Tepoxalco y Tzompanco; Chalmecapan se
agregó a Cuauhtlaapan y Citlaltépec; Nepantla se agregó a Tepotzotlán y
Huehuetocan; y Atempa se agregó a Coyotepec y Otlazpan.
Los códices, como el de Chimalpopoca, proporcionan detalles sobre la
forma de vida y las actividades económicas de los habitantes de Cuautitlán. Según
los anales tetzcocanos, el ser de los chichimecas cuauhtitlaneses comenzó en el
año 13 tochtli con la entronización de Chicontonatiuh en Cuautitlán. Se menciona:
"Comían grandes tunas, biznagas, mazorcas tiernas de tzihuactli (cierta raíz) y
xoconochtli (tunas agrias). Muchos trabajos padecieron durante trescientos
sesenta y cuatro años, hasta que llegaron al pueblo de Cuauhtitlan, en el que
comenzó el señorío de los chichimecas cuauhtitlaneses" (Navarrete, 2011, 4).
Estos registros históricos nos permiten comprender mejor los procesos
migratorios, las interacciones culturales y los cambios que ocurrieron en la región
de Cuautitlán desde la época prehispánica.
Como ingenieros y constructores, tanto los grupos prehispánicos como los
indígenas tributarios durante la colonia mostraron habilidades para resolver
problemas públicos mediante obras civiles. Según el texto "Cuautitlán en la
trayectoria de México", se destaca: "Los primeros, ante problemas de inundación,
legaron en el Río Cuautitlán y sus derivaciones un sistema fluvial perfectamente
arrepresado que hasta la fecha funciona, sólo que se ha confinado a sistema de
desagüe. Por su parte, los profundos valores espirituales fueron el motor para que
las manos indígenas (alfareras de origen) construyeran notables obras de
arquitectura para el uso del culto religioso, edificaciones que hasta la fecha no han
podido ser igualadas en belleza y jerarquía, pese a las tecnologías y recursos
vigentes" (Ruiz, Blancas y Cárdenas, 2010, 28).
La historia de los tlatohque del señorío de Cuautitlán menciona siete
gobernantes de diferentes géneros, incluyendo tres mujeres, siendo el último
Aztatzontzin. Sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles, el
señorío de Cuautitlán se convirtió en una ruta obligada para Cortés, lo que llevó a
la creación de una alianza con los mexicas. No obstante, la población de
Cuautitlán no escapó de las consecuencias negativas de la conquista y se
convirtió en parte de las provincias de la Nueva España. Tras participar en la
alianza contra los españoles, los habitantes de Cuautitlán fueron sometidos a
discriminación, opresión y marginación por parte de los invasores europeos.
Los cuautitlanenses fueron parte del ejército confederado que hostilizó a los
españoles, destacando la 'Batalla de Otumba' durante la retirada y un ataque o
emboscada al regreso. Una vez consumada la conquista, la ciudad de Cuautitlán
decayó y se despobló porque en la reorganización española fueron erigidas como
jurisdicciones separadas Tepotzotlán, Otlazpan, Citlaltépec, Tzompanco y Toltitlán
(Ruiz, Blancas y Cárdenas, 2010, p. 20).
Durante la conquista, los cuautitlanenses formaron parte del ejército
confederado que se enfrentó a los españoles, destacando en la "Batalla de
Otumba" y en ataques posteriores. Sin embargo, una vez consumada la conquista,
la ciudad de Cuautitlán sufrió un declive y despoblación, ya que las autoridades
españolas establecieron jurisdicciones separadas, como Tepotzotlán, Otlazpan,
Citlaltépec, Tzompanco y Toltitlán (Ruiz, Blancas y Cárdenas, 2010, 20). El
cambio administrativo y político impuesto por la conquista española también afectó
el territorio que actualmente comprende Cuautitlán. Los sistemas europeos
impuestos tras la caída del imperio mexica fueron establecidos en todo el territorio
de Cuautitlán. Las masacres y represiones de los conquistadores resultaron en la
expulsión o abandono de las tierras por parte de aquellos que no sucumbieron a la
conquista. El abandono de Cuautitlán por parte de sus habitantes prehispánicos
condujo a la formación de nuevos asentamientos novohispanos.
Según Robles, una antigua leyenda registrada por Fray Bernardino de
Sahagún, Quetzalcóatl pasó por Cuautitlán alrededor del año 1100 de nuestra era.
En el libro "Cuautitlán en la trayectoria de México", se hace referencia a los Anales
de Cuautitlán como un documento de gran significado icónico para el valle de
Cuautitlán. Estos anales fueron escritos y reinterpretados entre los años 1563 y
1570 por los discípulos de Fray Bernardino de Sahagún, Alonso Bejarano y Pedro
de San Buenaventura, quienes eran originarios de Cuautitlán. Durante la época
colonial, estos eventos marcaron un cambio radical en la forma de vida en el
territorio que ahora abarca el municipio, especialmente debido a la inestabilidad de
los sistemas político-económicos (Ruiz, Blancas y Cárdenas, 2010).
El cambio administrativo y político que supuso la conquista española
también afectó al territorio que hoy comprende Cuautitlán, los sistemas impuestos
por los europeos que llegaron con posterioridad a la caída del imperio mexica
fueron instaurados e impuestos a lo largo y ancho del territorio cuautitlanense. Las
masacres y ensañamientos de los conquistadores supusieron que, quienes no
sucumbieron a la conquista, terminaran por abandonar las tierras. Sin embargo,
cabe la posibilidad de que no emigraran por su propia cuenta y, en su lugar, fueran
expulsados por los recién llegados. Ya se ha hecho mención de que, con la
consumación de la conquista, Cuautitlán fue abandonado por sus habitantes
prehispánicos, lo que lo convirtió en un conjunto de asentamientos novohispanos.
En las épocas posteriores a la independencia, el territorio de Cuautitlán fue
principalmente utilizado como territorio de paso, especialmente durante la época
revolucionaria, ya que aquí se encontraban las vías ferroviarias que conectaban
todo el país. Sin embargo, esto no significa que no existieran asentamientos, ya
que algunos, como la hacienda y el convento de las capuchinas, continuaron
funcionando de forma ininterrumpida. Durante los períodos de guerras y guerrillas,
la población de Cuautitlán disminuyó drásticamente, lo que sugiere que los
abandonos o las huidas masivas se debieron principalmente a conflictos armados.
Según el INAFED, en 1973 se creó el municipio 121, Cuautitlán Izcalli, en el
Estado de México" (INAFED, 2017).
La información actual, proporcionada oralmente, reafirma la historia
anterior, confirmando tanto las actividades y eventos desde la época prehispánica
hasta la división de los pueblos que conforman Cuautitlán. Se destaca que existe
una ocupación indígena constante, a pesar de los destierros y desplazamientos
masivos. Además, se observa que actualmente todavía existen pueblos originarios
y que migrantes étnicos de otros estados eligen Cuautitlán y San Francisco
Tepojaco como lugares ideales para mejorar sus condiciones de vida. Según el
INAFED, en 1967 los poblados que conforman Cuautitlán Izcalli contaban con más
de seis mil personas de origen español, mestizo o mulato. Estos pueblos con
raíces nahuatlacas, chichimecas y otomíes incluyen Axotlán, San Juan Atlamica,
La Aurora, Santa Bárbara Tlacatecpan, San José Huilango, San Lorenzo Río
Tenco, San Mateo Ixtacalco, San Martín Tepetlixpan, Santa María Tianguistengo,
San Francisco Tepojaco, Santiago Tepalcapa, El Rosario y San Sebastián Xhala"
(INAFED, 2017).
En cuanto a Tepojaco, se remonta a la época prehispánica y se considera
un lugar de movilidad y asentamientos de las primeras culturas. Según un cronista
local, Tepojaco fue fundado por segunda vez por los españoles en el siglo XVI
(1532) y se le ubica como un sitio de tránsito o paso para grupos humanos que
deseaban llegar al Valle de México desde el norte. En el periodo preclásico, varias
familias se asentaron en el lugar conocido como "minas de Tepojaco", como lo
demuestran los vestigios de alfarería y figuras femeninas que representan la
fecundidad. Además, se menciona que la laguna actualmente llamada La Piedad
fue utilizada por los primeros pobladores de Tepojaco en el periodo preclásico, y
se han encontrado numerosos vestigios prehispánicos en las milpas de la zona.
Aunque Tepojaco se reconoce como una estancia (barrio) de Tepotzotlán, en
realidad perteneció a Cuautitlán, ya que la capital del señorío de Tepotzotlán fue
durante muchos siglos la ciudad prehispánica de Huehuecuauhtitlán. Actualmente,
Tepojaco es un pueblo que forma parte de Cuautitlán Izcalli y está dividido en
barrios, que incluyen Benito Juárez, Izcalli Chiquito, La Cruz, El Cerrito, Los Arcos,
La Trampa, Los Pinos, San Juan, Las Manzanas, Ejido de Tepojaco, Lomas, El
Panteón, Las Minas, La Conasupo, El Vertedor y Barrio la Lupita" (Tepojaco lugar
de piedras fofas, 2020).
Paisaje dinámico
El ecosistema de Tepojaco se caracteriza por ser parte de un paisaje dinámico. La
localidad tiene un clima C(w1) templado subhúmedo, con lluvias en verano y una
humedad media. Se encuentra ubicada en un lomerío que forma parte de una
serie de elevaciones que anteceden a la Sierra de Monte Alto y Monte Bajo, las
cuales separan el Valle de México del Valle de Toluca. Desde estos lomeríos, se
pueden apreciar las sierras de Guadalupe y Tepotzotlán, así como el cerro
Citlaltepec en Zumpango, El Cincoque en Huehuetoca, La Biznaga en Atizapán y
las montañas del oriente del Valle de México al norte de la sierra de Guadalupe.
Tepojaco se encuentra entre dos subcuencas: la del Lago de Guadalupe y
la del Río Cuautitlán. La primera corresponde a la parte alta del río, donde nace
este y todos sus afluentes hasta llegar a la presa. La segunda subcuenca
comienza desde el desfogue de la cortina de la presa hacia el norte. El río
Cuautitlán es el curso de agua principal que atraviesa la zona de sur a norte. En
cuanto a los arroyos estacionales, aquellos que nacen en las laderas con
exposición sur se encuentran al norte de la presa, son cortos y no tienen nombre
específico. Por otro lado, los arroyos que nacen con dirección al norte son más
largos y también son estacionales. Entre estos, se pueden mencionar el arroyo
San Agustín y el arroyo Tepojaco, que son afluentes del río Cuautitlán y se unen
más al norte. Este último desemboca actualmente en la laguna de La Piedad, la
cual en realidad es una represa.
En el pasado, en relación al canal de Cuamatla-La Aurora, existía una red
de canales de riego por gravedad en las diversas laderas del lomerío donde se
ubica Tepojaco. Sin embargo, en la actualidad, esta red de canales ha
desaparecido en gran medida según menciona el Biólogo Carlos A. Sánchez (20-
04-2021).
El ecosistema de Tepojaco ha experimentado cambios significativos debido
a la urbanización y la introducción de especies no nativas. En términos de
vegetación, la asociación vegetal original consistía en bosques de Quercus
(encino) en las zonas de ladera, dominados por especies como Quercus laeta, Q.
obtusata y Q. mexicana, junto con Prunus serotina (capulines). En las cañadas y
orillas del río Cuautitlán, se encontraba un bosque de galería dominado por
Fraxinus uhdei (fresno), Alnus acuminata (aile) y Taxodium mucronatum
(ahuehuete), así como arbustos como Baccharis salicifolia (jara blanca) y Salvia
mexicana (tlacote).
En algunos lomeríos, se encontraban bosques espinosos y matorrales altos
cubiertos por especies como Vachellia schaffneri (huizache), Crataegus mexicana
(tejocote), Eysenhardtia polystachya (palo dulce) y Rhus standleyi (sumaco).
Dentro del pueblo de Tepojaco, aún se conservan árboles antiguos de Prosopis
laevigata (mezquite) y Casimiroa edulis (zapote blanco), que son especies nativas
anteriores a la introducción de frutales por los españoles.
En cuanto a la fauna, se han observado cambios y pérdidas debido a la
urbanización y otros factores. Algunas de las especies más grandes de mamíferos
presentes anteriormente incluían el conejo serrano (Sylvilagus cunicularius) y el
tlacuache (Didelphis virginiana), los cuales han ido desapareciendo debido a la
urbanización, la presencia de perros domésticos y los atropellamientos. Los
ratones silvestres (Peromyscus sp.) han sido desplazados por ratas y ratones
domésticos.
El grupo de aves es el mejor estudiado en la zona, con alrededor de 150
especies registradas, tanto migratorias como residentes. Las especies acuáticas
más abundantes en el lago de Guadalupe son el pato cuchara (Anas clypeata) y el
pato mexicano (Anas diazi), mientras que los pinzones (Emberizidae), mosqueros
(Tyrannidae) y chipes (Parulidae) son aves comunes en la zona.
Los anfibios están poco representados, con la presencia observada de la
ranita verde (Hyla eximia), mientras que los registros del ajolote de montaña
(Ambystoma velasci) datan de la década de 1970. En el caso de los reptiles, aún
se pueden encontrar la lagartija espinosa (Sceloporus spinosus), el escorpión
(Barisia imbricata), así como la culebra de agua (Thamnophis sp.) y la enterradora
(Conopsis sp.).
En términos de paisaje sociocultural, muchas áreas de traspatio en el
pueblo de San Francisco Tepojaco estaban delimitadas por cercos formados por el
cactus columnar Pachycereus marginatus (órgano). En el área que ahora es el
Fraccionamiento Lomas de San Francisco Tepojaco (Lomas de Cuautitlán), solían
haber pastizales y formaciones de Agave salmiana (maguey pulquero) de donde
se extraía aguamiel para elaborar pulque. Antes de la urbanización, además del
maíz cultivado en la técnica de la milpa (maíz-frijol-calabaza), los cultivos
extendidos incluían Avena sativa (avena) con fines forrajeros y Fragaria vesca
(fresa), que fueron introducidos por los españoles.
El sitio que actualmente es el fraccionamiento solía ser un área de caza,
principalmente de conejo serrano (Sylvilagus cunicularius), para fines alimentarios,
y se reportaba que era muy abundante. Entre los frutales introducidos por los
españoles y que eran comunes en la localidad se encontraban el ciruelo (Prunus
domestica), el higo (Ficus carica) y la pera (Pyrus communis). Aún se pueden
observar olivos (Olea europaea) en el atrio de la iglesia y varias especies de milpa
en la fórmula Zea mays, Phaseolus spp., Cucurbita spp. (maíz-frijol-calabaza).
Estos datos han sido proporcionados por el Biólogo Sánchez y complementados
por la información compartida por la Ingeniera Vázquez.
Actividades agropecuarias
La importancia histórica de San Francisco Tepojaco se evidencia a través de la
historia oral de sus residentes y la documentación colonial, que destacan su
ubicación privilegiada. Durante el periodo colonial, estas tierras fueron escenario
de numerosos conflictos entre mestizos y españoles, quienes lograron acaparar
tierras en beneficio propio y de sus descendientes. En cuanto al uso agrícola y
agropecuario, aún existen áreas dedicadas a la agricultura de riego y temporal,
principalmente en la zona nororiental del municipio de San Francisco Tepojaco y
en el pueblo de Santa Bárbara. Sin embargo, en los últimos años se ha observado
una disminución considerable de estas áreas.
Los cultivos predominantes en la región son alfalfa, avena, maíz, frijol y
calabaza, destinados principalmente al autoconsumo. La situación rural en el
pueblo ha ido perdiendo importancia en las últimas tres décadas debido al proceso
de urbanización y al crecimiento del área urbana, que ha provocado la
transformación del uso original del suelo. Los usos agrícolas y pecuarios se han
ido desplazando gradualmente por actividades relacionadas con viviendas,
industrias, comercios, servicios y equipamiento urbano (ISSSC, 2021). En cuanto
a la actividad pecuaria, esta es mínima en el municipio. Las principales especies
de ganado incluyen porcinos, bovinos, ovinos, caprinos y aves de corral, que se
crían principalmente para consumo doméstico.
Industria
En la localidad de San Francisco Tepojaco, no se encuentran industrias
establecidas; sin embargo, se tiene conocimiento de la existencia de minas a cielo
abierto en la zona. Estas actividades mineras de extracción de materiales tienen
un impacto significativo en el relieve y alteran los cursos naturales del agua,
resultando en la degradación del suelo, grandes agujeros y cortes profundos en el
terreno.
En el caso específico de San Francisco Tepojaco, existe una mina en operación
que extrae tepetate y piedra, aunque se dispone de poca información detallada
sobre esta actividad.
En cuanto al sector del transporte, en el pueblo se encuentra la empresa de
camiones "Línea de Tlalnepantla y Puntos Intermedios S.A de C.V." conocida
como "Amarillo". Esta empresa cuenta con una ubicación destinada a la llegada y
salida de camiones de diferentes rutas, aunque no necesariamente todas las rutas
están relacionadas directamente con San Francisco Tepojaco. En estas
instalaciones se almacenan y se brinda mantenimiento a las unidades, además de
llevar a cabo tareas de cobranza, contratación y pago a los choferes. Sin embargo,
no se realiza el ascenso ni descenso de pasajeros, por lo que no se trata
estrictamente de una terminal de transporte. En este sentido, se puede afirmar
que, aunque la empresa está dedicada al transporte, su actividad principal en el
lugar se centra en proporcionar las condiciones necesarias para que esta actividad
económica pueda llevarse a cabo.
Comercio y abasto
En el pueblo de Tepojaco, la actividad de compraventa es una de las principales
formas económicas. Se pueden encontrar diversos establecimientos comerciales,
tanto en locales fijos y formales ubicados en avenidas principales, como
vendedores ambulantes que pueden ser de paso, fijos irregulares o semifijos a pie
(Archivo de la Dirección de Abasto y Comercio, 2018).
Uno de los lugares de venta fija más característicos del pueblo es el
mercado público San Francisco Tepojaco, situado en la Avenida Hidalgo. Este
mercado está abierto de lunes a domingo y ofrece a los pobladores la posibilidad
de abastecer su despensa familiar, así como realizar intercambios económicos o
encontrar oportunidades de autoempleo.
Además, las habitantes también pueden acceder a tianguis sobre ruedas,
como el tianguis de Tepojaco en la calle Camino a Tepojaco, el tianguis de Las
Auroritas los jueves, el tianguis de Los Pinos en San Francisco Tepojaco los lunes
y sábados, el tianguis de Faisán en Tepojaco los jueves, el tianguis de Lomas en
Lomas de San Francisco Tepojaco los domingos y jueves, y el tianguis de calle
Mina en Tepojaco los domingos (Archivo de la Dirección de Abasto y Comercio,
2018). Para las migrantes étnicas, cuya principal actividad económica es el
comercio, el espacio receptor representa un atractivo.
En cuanto a servicios financieros y comerciales, en Tepojaco se encuentran
una tienda Elektra y un Banco Azteca en la Avenida José María Morelos. En
Elektra, se pueden adquirir electrodomésticos, colchones, muebles para el hogar,
motonetas y artículos para motos y autos. Esta tienda ofrece opciones de pago a
crédito preferentemente, así como pago de contado. Dentro de la misma
instalación se encuentra el Banco Azteca, donde es común realizar transacciones
de recepción y envío de dinero a nivel nacional e internacional (ISSSC, Perfil
Histórico de Cuautitlán Izcalli, 2020).
Conclusiones
San Francisco Tepojaco, debido a su ubicación geográfica estratégica y las
condiciones favorables que ofrece, se ha convertido en un lugar propicio para la
coexistencia de las etnias nahuas, purépechas y totonacas. En primer lugar, la
ubicación de San Francisco Tepojaco en las cercanías de la Ciudad de México y el
Estado de México ha facilitado el acceso a oportunidades económicas y laborales
para estas comunidades indígenas. La proximidad con zonas urbanas y centros de
comercio les brinda la posibilidad de encontrar empleo tanto en la mano de obra
no especializada como en actividades comerciales, como la venta de productos
tradicionales.
Además, el municipio ofrece espacios adecuados para el asentamiento de
estas comunidades. La disponibilidad de terrenos y viviendas accesibles les ha
permitido establecerse y crear sus propias comunidades en San Francisco
Tepojaco. A través de la renta de diferentes lugares, ya sea en campamentos o en
viviendas improvisadas, han encontrado un espacio para vivir y desarrollar sus
actividades diarias. Otro factor relevante es la presencia de recursos naturales en
la zona. La disponibilidad de tierras cultivables les ha permitido realizar prácticas
agrícolas, como el cultivo de maíz, calabaza, frijol y otros productos alimentarios.
Además, la cercanía de San Francisco Tepojaco a espacios naturales y rurales
brinda oportunidades para la recolección de recursos forestales y la cría de
animales, lo cual contribuye a su sustento.
Bibliografía