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Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology ISSN: 0718-4123

2022, Vol. 16 Nº 3 66 - 80 DOI: 10.7714/CNPS/16.3.205

______________________________________________
ASPECTOS NEUROPSICOLÓGICOS Y CONDUCTA VIOLENTA EN
CONSUMIDORES DE METANFETAMINAS: UNA REVISIÓN
SISTEMÁTICA

Neuropsychological aspects and violent behavior of methamphetamine’s consumers: a


systematic review

Aspectos neuropsicológicos e comportamento violento em consumidores de


metanfetaminas: uma revisão sistemática
______________________________________________
RECIBIDO: 5 abril 2022 ACEPTADO: 15 noviembre 2022

Iria de-la-Osa Subtil1 Alejandro de la Torre-Luque2 Miguel Ángel Alcázar-Córcoles3 Álvaro Benito Ballesteros4

1. Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica. Universidad Complutense de Madrid. 2. Departamento de Medicina
Legal, Psiquiatría y Patología. Universidad Complutense de Madrid. 2. Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental
(CIBERSAM). 3. Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Universidad Autónoma de Madrid. 3. Centro de Investigación en
Ciencias Forenses y de la Seguridad. Universidad Autónoma de Madrid. 4. Departamento de Psicología Social, del Trabajo y Diferencial.
Universidad Complutense de Madrid. 4. Centro Universitario Cardenal Cisneros, Universidad de Alcalá.

RESUMEN
El consumo de metanfetaminas (MA) se considera un problema de salud pública
Palabras Clave: a nivel mundial. Son numerosos los estudios que relacionan el consumo de MA
Metanfetaminas; agresión; con la conducta agresiva, así como las investigaciones que evidencian el déficit
violencia; neuropsicología; neurocognitivo relacionado al consumo de esta droga. Sin embargo, es
neurocognición. necesario conocer la relación de estas tres variables de forma más concreta, así
como la presencia de otros factores que pudieran estar mediando. Esta revisión
Keywords: Methamphetamine; sistemática estudia la relación entre conducta violenta y el perfil
aggression; violence; neuropsicológico en consumidores de MA. Para ello, se realizaron búsquedas en
neuropsychology; las bases de datos Scopus, Psycinfo, PubMed y Web of Science. Se recogió
neurocognition. información sobre la evaluación de la conducta violenta de las muestras, la
evaluación neuropsicológica y estudio de mediadores. Los resultados indican
Palavras-chave: metanfetaminas, una relación entre conducta impulsiva y dificultades neuropsicológicas
agressão, violência, relacionadas (control de impulsos, demora del refuerzo y flexibilidad cognitiva)
neuropsicologia, neurocognição con la conducta violenta en consumidores de MA. Además, se señala la
influencia de factores de personalidad y dificultades en la regulación y
evaluación emocional como mediadores de la relación estudiada.

Correspondencia: Iria de la Osa Subtil (iridelao@ucm.es) Facultad de Psicología Universidad Complutense de Madrid
Campus de Somosaguas 28223, Pozuelo de Alarcón (Madrid).

Publicado bajo licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0. (cc-by).


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Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology ISSN: 0718-4123
2022, Vol. 16 Nº 3 66 - 80 DOI: 10.7714/CNPS/16.3.205

ABSTRACT
The use of methamphetamine (MA) is considered a public health problem worldwide. Numerous studies address the
association between the use of MA with aggressive behavior, as well as the study of neurocognitive deficits related to the use
MA. However, it is necessary to fully comprehend the association between these main variables and investigate the presence
of other factors that could be mediating. This systematic review studies the relationship between violent behavior and the
neuropsychological profile in MA users. For this purpose, we used the Scopus, Psycinfo, PubMed and Web of Science
databases. We collected information of the evaluation of the violent behavior, the neuropsychological evaluation and the
study of mediators. The results indicate a relationship between impulsive behavior and related neuropsychological difficulties
(impulses’ control, reinforcement delay and cognitive flexibility) with violent behavior in MA users. In addition, there is an
influence effect of personality factors and difficulties in emotional regulation and evaluation on the studied relationship.

RESUMO
O consumo de metanfetaminas (MA) é considerado um problema de saúde pública a nível mundial. São inúmeros os estudos
que relacionam o consumo de MA com o comportamento agressivo, assim como as pesquisas que evidenciam o déficit
neurocognitivo relacionado ao consumo desta droga. No entanto, é necessário conhecer a relação destas três variáveis de
forma mais concreta, assim como a presença de outros fatores que puderam estar mediando. Esta revisão sistemática estuda
a relação entre comportamento violento e o perfil neuropsicológico em consumidores de MA. Para tanto, foram realizadas
buscas nas bases de dados Scopus, Psycinfo, PubMed e Web of Science. Foram recolhidas informações sobre a relação entre
comportamento impulsivo e dificuldades neuropsicológicas relacionadas (controle de impulsos, atraso do reforço e
flexibilidade cognitiva) como o comportamento violento em consumidores de MA. Além disso, sinaliza-se a influência de
fatores de personalidade e dificuldades na regulação e avaliação emocional como mediadores da relação estudada.

Introducción
La metanfetamina (MA) es una sustancia derivada de las anfetaminas altamente estimulante y adictiva que provoca
importantes cambios en el sistema nervioso central, generando consecuencias negativas a nivel psicológico (entre las que se
encuentran la pérdida de memoria y conductas de agresión) y social, favoreciendo conductas criminales y/o la propagación
de enfermedades infecciosas (National Institute on Drug Abuse [NIDA], 2007), especialmente en consumidores adolescentes
(Lyoo et al., 2015). Actualmente se usa para el tratamiento de trastornos psicológicos como el TDAH o la narcolepsia, así
como para uso lúdico (NIDA, 2007). La rápida expansión y la estabilización del consumo de MA ha generado que se categorice
como un problema de salud pública a nivel mundial (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2017).
El abuso crónico de MA se ha relacionado con el comportamiento violento, en mayor medida que otras drogas psicoactivas
(Boles y Miotto, 2003). Y parece que la gravedad del consumo se relaciona con el número de experiencias de violencia
interpersonal (Hobkirk et al., 2015). También se ha informado de un aumento del comportamiento agresivo en estudios con
ratones a los que se les ha administrado de forma crónica MA (Crowley, 1972; Sokoloy et al., 2004). En un estudio se
encontró que los sujetos que habían consumido MA y presentaban un comportamiento violento, no lo habían realizado antes
del consumo (Sommers et al., 2006). Además, el consumo de MA se ha relacionado con conducta sexual de riesgo y violencia
de género (Hayasi et al., 2016)
Con relación al comportamiento agresivo, la agresividad es una tendencia y capacidad presente en el ser humano, que en
cierta medida está vinculada con la adaptación. Cuando el comportamiento agresivo pierde el vínculo adaptativo, se
denomina violencia (Vázquez y Gómez, 2019). Baron y Richardson (1994, p.7), definen la agresión como “cualquier forma de
conducta realizada con la intención de hacer daño a otra persona (o grupo) que quiere evitarlo”. Autores como Archer
(2009), consideran la agresión como una conducta normal, que favorece la supervivencia del individuo. El término violencia
es específico y engloba aquellas formas graves de agresión (Vázquez y Gómez, 2019), se relaciona con una alteración de los
procesos neurales encargados del funcionamiento y control de la conducta agresiva (Anderson y Bushman, 2002; Daly y
Wilson, 2003; Mas, 1994), y depende de factores culturales y sociales (Alcázar, 2011; Siegel y Victoroff, 2009). En relación con
esto se podría decir que una acción violenta es agresiva, pero no todas las conductas agresivas son violentas. Son dos
conceptos que forman parte de un mismo continuo (Ortega y Alcázar, 2019).

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La agresión se puede categorizar en impulsiva o instrumental (Alcázar, 2011; Cornell et al., 1996; Kockler et al., 2006; Raine et
al., 1998; Stanford et al., 2003; Weinshenker y Siegel, 2002; Woodworth y Porter, 2002). Los mecanismos neurales y
psicológicos que intervienen en estos dos tipos de agresión no son los mismos (Ortega y Alcázar, 2019). La conducta agresiva
de tipo impulsiva o reactiva se caracteriza por una reacción a una provocación percibida, no meditada, cuyo objetivo es
reducir el malestar afectivo generado, muy relacionada con la impulsividad. Por otro lado, la conducta agresiva instrumental
es premeditada y no necesariamente debe ir acompañada de un malestar afectivo, sino que está dirigida a un objetivo que
suponga una recompensa para el agresor, como puede ser infligir daño u otras motivaciones (poder, deseo, adquisición de
bienes, etc.), además tiene una relación significativa con la psicopatía. Por lo tanto, la conducta agresiva es un medio para
conseguir un fin (Rosell y Siever, 2015; Ortega y Alcázar, 2019; Vázquez y Gómez, 2019).
El estudio del consumo de MA en relación con la conducta violenta está ampliamente documentado (Boles y Miotto, 2003;
Cohen et al., 2003; Payer et al., 2011, 2012; Tyner y Fremouw, 2008), especialmente en referencia a la violencia de tipo
interpersonal (Boles y Miotto, 2003; Hobkirk et al., 2015; Kim et al., 2011). A pesar de ello, la literatura especializada se ha
centrado en definir la relación entre violencia y consumo de MA de forma superficial, omitiendo el estudio específico de las
características de los consumidores y el concepto de violencia (Hakansson et al., 2009; Tyner y Fremouw, 2008). Se hacen
necesarias, entonces, clarificaciones como las que pretende aportar esta revisión, teniendo en cuenta no solo la relación
visible entre el consumo de MA y la conducta violenta, sino incluyendo además la propia idiosincrasia del individuo (variables
cognitivas y otros moduladores psicosociales) y características de consumo de los mismos, así como la tipología de agresión
que se lleva a cabo (impulsiva o instrumental).
Tradicionalmente, los efectos del consumo de MA vinculado a la conducta violenta se han relacionado con el deterioro
neurocognitivo y social, algunos rasgos de la personalidad y sintomatología ansioso-depresiva. A pesar de que parece que
dosis bajas de MA mejoran el funcionamiento cognitivo (Mahoney et al., 2011), el consumo de MA se ha relacionado con un
funcionamiento cognitivo generalmente deteriorado, presentando mayor gravedad en el dominio ejecutivo y la memoria
episódica (Scott et al., 2007), aunque otros autores han señalado también su relación con el deterioro de la memoria verbal
(Hoffman et al., 2006; Homer et al., 2008). Específicamente, se han encontrado déficits en la inhibición selectiva, la toma de
decisiones, la memoria de trabajo, así como dificultades en habilidades de atención, lenguaje y visuoconstructivas cuando
éstas intervienen en acciones complejas de dominio ejecutivo (Scott et al., 2007).
En referencia a la toma de decisiones, los individuos muestran bajos controles de inhibición en las tareas de recompensa y
una tendencia a escoger el refuerzo inmediato, a pesar de las consecuencias (Hoffman et al., 2006; Jones et al., 2015). Otros
trabajos, a su vez, señalan deficiencias en habilidades relacionadas con la Teoría de la Mente (theory of mind, ToM), como la
identificación de emociones faciales y la realización de deducciones sobre el estado mental (Kim et al., 2011), o como la
respuesta emocional ante situaciones amenazantes y empatía por el dolor (Kim et al., 2010). En un estudio de Henry et al.
(2009) se encontró que los consumidores de MA mostraban mayores dificultades en las tareas de afecto facial y de ToM. De
hecho, se postula que las alteraciones neurocognitivas y presentes en la ToM podrían relacionarse con problemas de
agresividad y estar influyendo negativamente en las relaciones interpersonales de los consumidores de MA (Homer et al.,
2008). Además, el uso crónico de MA podría influir en la disminución de la densidad del transportador de serotonina en el
cerebro, lo que se puede vincular a la conducta agresiva incluso en consumidores en abstinencia (Sekine et al., 2006).
Por otro lado, determinados rasgos de personalidad antisocial también han sido relacionados con el consumo de drogas
(Lecomte et al., 2010; Lecomte et al., 2013; Lipman, 2001). En concreto, y con referencia a las MA, síntomas psicóticos
positivos y otras variables como hostilidad, impulsividad y percepción de un ambiente amenazante también han sido
señalados (Payer et al., 2012). Este tipo de variables podrían actuar como mediadores en la relación entre la agresión y el
perfil neuropsicológico en consumidores de MA.
Dado que los estudios no muestran de forma consistente qué funciones neuropsicológicas se muestras afectadas en
consumidores de MA en relación con su conducta agresiva y violenta, este trabajo pretende revisar la literatura especializada
y esclarecer las relaciones específicas entre aspectos neuropsicológicos y conducta violenta en consumidores de MA, con el
fin de establecer una base teórica lo más sólida posible sobre la que puedan asentarse futuros trabajos empíricos en estos
términos.
Los objetivos específicos del presente trabajo son: (1) Revisar las características principales de los estudios que exploran la
relación entre déficits neuropsicológicos y conducta agresiva en consumidores de MA. (2) Analizar qué tipos de déficits
neuropsicológicos se relacionan con conducta agresiva en consumidores de MA. (3) Conocer la influencia de factores
moderadores (ej.: rasgos de personalidad, estilos de regulación, policonsumo de sustancias, etc.) en la relación entre déficits
neuropsicológicos y conducta agresiva en consumidores de MA.

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Método

Esta revisión sistemática se ha realizado siguiendo las recomendaciones propuestas por la declaración PRISMA (Liberati et al.,
2009). Para la consecución de los objetivos y la determinación los criterios de inclusión y exclusión de estudios
seleccionables, se ha tenido en cuenta la estrategia PICOS (Participantes, Intervenciones, Comparaciones,
Outcome/Desenlaces y Studies/Estudios). En la búsqueda de evidencias en esta revisión, se tuvieron en cuenta estudios
cuyos participantes eran personas adultas, consumidoras de MA a las que se les hubiera realizado una exploración de las
funciones neuropsicológicas y una evaluación de la conducta agresiva, o bien presenten historial delictivo. Además, las
investigaciones debían haber llevado una comparativa de la muestra de interés con un grupo control, que deberían incluir o
bien a personas no consumidoras que sean evaluadas en agresión y funciones cognitivas, o bien a personas consumidoras de
MA que no hayan llevado a cabo ninguna agresión, o bien a las mismas personas de la muestra de interés, en estudios
longitudinales, si dichos sujetos han dejado de consumir pero siguen manteniendo agresión o, al contrario, siguen
consumiendo pero no han realizado ninguna agresión posterior. El resultado de esta revisión se orienta en torno a conocer
los factores neuropsicológicos que se relacionan con la realización de una agresión en consumidores de MA, teniendo en
cuenta también otros factores que pudieran están mediando en esta relación (rasgos de personalidad, autorregulación,
demora de refuerzo). Este trabajo se limitó a estudios empíricos publicados en literatura científica en dos idiomas: inglés y
español. No se llevó a cabo ninguna restricción temporal. Se excluyeron revisiones sistemáticas, meta-análisis, libros,
capítulos de libro, tesis doctorales y comentarios y cualquier otro trabajo que no sea un estudio empírico. Se descartaron los
artículos cuya muestra eran animales. No se incluyeron los estudios en niños o adolescentes menores de 18 años ni aquellos
estudios con participantes con diagnóstico psiquiátrico (excepto aquellos relacionados con el consumo de MA).
Las búsquedas se realizaron en abril del 2020 en las siguientes bases de datos: Web of Science, Scopus, Psycinfo y PubMed.
En ésta última, la sintaxis se adaptó a los términos Mesh. Por consiguiente, para la realización de la sintaxis de búsqueda, se
clasificaron las palabras clave en tres categorías. En primer lugar, se hace referencia al consumo de MA resultando la
siguiente frase tras la búsqueda en tesauro, (metham* OR amphetamine* OR crystal* OR ice OR speed OR meth). En
segundo lugar, se incluyen los términos relacionados con el rendimiento neuropsicológico (neurocognit* OR neuropsy* OR
executive* OR attention OR memory OR “working memory” OR “episodic memory” OR iq OR intelligence OR “response
inhibition” OR “inhibitory control” OR shifting OR decision-making OR “decision making” OR “delay discounting” OR
planning). Por último, se añadieron palabras relacionadas con la conducta agresiva, (sexual assault OR aggressi* OR violen*
OR “physical assault” OR “verbal abuse” OR intimidat* OR damage OR threat* OR hostility OR theft OR crim* OR delin* OR
antisocial*). En todas las bases, las cuatro categorías de sintaxis antes mencionadas se unieron en la búsqueda avanzada con
el operador booleano “AND”. De modo que la sintaxis completa quedó como se muestra en la Tabla 1.

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Tabla 1
Sintaxis de búsqueda para las Bases de Datos
Psycinfo (metham* OR amphetamine* OR crystal* OR ice OR speed OR meth) AND (neurocognit* OR neuropsy* OR
executive* OR attention OR memory OR “working memory” OR “episodic memory” OR iq OR intelligence
OR “response inhibition” OR “inhibitory control” OR shifting OR decision-making OR “decision making” OR
“delay discounting” OR planning) AND (sexual assault OR aggressi* OR violen* OR “physical assault” OR
“verbal abuse” OR intimidat* OR damage OR threat* OR hostility OR theft OR crim* OR delin* OR
antisocial*)
Web of Science (metham* OR amphetamine* OR crystal* OR ice) AND (neurocognit* OR neuropsy* OR attention OR
memory OR “working memory” OR “episodic memory” OR iq OR intelligence OR “response inhibition” OR
“inhibitory control” OR shifting OR decision-making OR “decision making” OR “delay discounting”) AND
(“sexual assault” OR aggressi* OR violen* OR “physical assault” OR “verbal abuse” OR hostility OR theft OR
crim* OR delin* OR antisocial*)
Scopus (metham* OR amphetamine* OR crystal* OR ice OR speed OR meth) AND (neurocognit* OR neuropsy* OR
executive* OR attention OR memory OR “working memory” OR “episodic memory” OR iq OR intelligence
OR “response inhibition” OR “inhibitory control” OR shifting OR “decision making” OR “delay discounting”
OR planning) AND (sexual assault OR aggressi* OR violen* OR “physical assault” OR “verbal abuse” OR
intimidat* OR damage OR threat* OR hostility OR theft OR crim* OR delin* OR antisocial*)
PubMed ("Methamphetamine"[Mesh]) AND ( "Neuropsychology"[Mesh] OR "cognition"[Mesh] OR "Executive
Function"[Mesh] OR "Attention"[Mesh] OR "Memory"[Mesh])

("Methamphetamine"[Mesh]) AND ("Aggression"[Mesh] OR "Violence"[Mesh] )


Nota: Esta tabla recoge las sintaxis de búsqueda que se utilizaron para cada una de las bases de datos, se usan los operadores booleanos
“OR” y “AND” para determinar la inclusión necesaria o no de las palabras.

Los artículos recuperados en las bases de datos se exportaron al software bibliográfico Mendeley, donde se eliminaron los
duplicados. Posteriormente, se llevó a cabo un primer cribado, basado en la lectura del título, resumen y palabras clave;
descartando aquellos artículos que cumplieron con alguno de los siguientes criterios de exclusión. Después del primer
cribado, se realizó una segunda selección con la lectura completa de los artículos no excluidos.
Después de realizar la exclusión de artículos mediante los criterios estipulados, se procedió a extraer los datos relevantes de
los artículos seleccionados, configurados en las siguientes categorías: (a) autor y año, (b) tamaño de muestra total y de los
grupos de estudio, (c) consumo de otras sustancias, (d) evaluación de la agresión (instrumento y resultado), (e) evaluación
neuropsicológica (instrumento y resultado), (f) evaluación de factores mediadores (rasgos de personalidad, regulación
emocional, variables biológicas, etc.) y (g) principales resultados.
El proceso búsqueda, cribado, selección y extracción de resultados fue realizado por dos evaluadores independientes, uno de
ellos realizó el procedimiento completo (I.O.S) y otro parcialmente (M.A.A.-C., en artículos publicados entre 2012 y 2018).
Además, todo el trabajo fue revisado de forma exhaustiva por otra persona diferente (A.T.L).
Por último, se realizó una evaluación del riesgo de sesgo de los estudios seleccionados basándonos en la clasificación
propuesta por el Manual Cochrane de revisiones sistemáticas de intervenciones (Higgins y Green, 2011). Se tuvo en cuenta el
sesgo de selección, valorando que los participantes hayan sido escogidos mediante un proceso al azar (generación de la
secuencia) y éste se haya llevado a cabo mediante la ocultación de la asignación; también el sesgo de realización,
considerando el enmascaramiento de sujetos evaluados y personal investigador; el sesgo de detección, atendiendo al
enmascaramiento de los evaluadores; así como el sesgo de desgaste, apreciando si existen diferencias sistemáticas en los
grupos que abandonaron los estudios; y el sesgo de notificación, detectando si existe un sesgo en la notificación de los
resultados presentados frente a los no presentados.

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Resultados

La revisión sistemática llevada a cabo incluye nueve artículos seleccionados de los 861, sin contar con duplicados, que
inicialmente se obtuvieron en las bases de datos. Se puede observar el proceso de selección de estudios recogidos en el
diagrama de flujo de la Figura 1.

Figura 1. Diagrama de flujo de selección de estudios

Tras el proceso de cribado final, se llevó a cabo la lectura y análisis de los artículos recopilados, elaborándose una síntesis de
cada uno de ellos reflejada en la Tabla 2. Los estudios seleccionados fueron publicados entre los años 2011 y 2020, ambos
inclusive. El tamaño de la muestra de los estudios seleccionados oscila entre 30 y 222 sujetos, de media 80,33 personas por
estudio, el total de participantes de esta revisión son 723. Los estudios fueron realizados en Bulgaria (11,1%), Perú (11,1%),
Australia (11,1%), Sudáfrica (22,2%) y Estados Unidos (44,4%). En el 100% de los casos el grupo control estaba formado por
personas no consumidoras de MA. La muestra experimental del total de los estudios eran consumidores de MA, en el 88,8%
de los casos no se especifica de forma concreta si los sujetos experimentales consumen otras sustancias o bien se permite el

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consumo de alcohol, cannabis y/o tabaco. En uno de los estudios los participantes se encontraban en periodo de abstinencia
tras un historial de abuso crónico de MA y se hizo una comparativa de las variables entre consumidores de MA, de heroína y
de polisustancia (Ahn et al., 2016) y en otro de ellos los sujetos estaban encarcelados, pero identificaban las MA como droga
de elección (Herschl et al., 2012). En el 44,4% de los estudios se mide la agresión con un cuestionario (AQ, BWAQ o MCTS2) y
en el resto de estudios se evalúa la agresión mediante autoinforme (11,1%), entrevista (11,1%), historia penal (22,2%) o con
el uso de un simulador (11,1%). En relación a la evaluación neuropsicológica, dos estudios evalúan conducta impulsiva, uno
con tareas de demora del refuerzo, de memoria inmediata o de toma de decisiones (Ahn et al., 2016) y otro de ellos
evaluando el control de impulsos (Wahlstrom et al., 2015). En dos trabajos se evalúa el correlato neural con fRMI en tareas
de procesamiento facial, en uno de ellos vinculado a los afectos y emociones (Payer et al., 2012; Payer et al., 2011); uno de
los estudios evalúa la flexibilidad cognitiva a través de una tarea Stroop (color-letra) (Herschl et al., 2012) y otro la Teoría de
la Mente (Uhlmann et al., 2018); además, dos de los estudios recogen información de los mecanismos neurales como la
conectividad cortico-estriada (Hoffman et al., 2020) o la integridad estructura de la sustancia blanca (Lederer et al., 2011). En
cuanto a la evaluación de factores mediadores, un 33,3% de los artículos tienen en cuenta rasgos de personalidad
relacionados con la psicopatía, un 44,4% tienen en cuenta factores relacionados con la afectividad (alexitimia, ansiedad,
depresión, procesamiento y regulación emocional). Otros estudios de forma independiente también valoran la
sintomatología postraumática, el riesgo de presencia del gen SERT (Payer et al., 2012), la somnolencia junto con el
desempeño en la conducción (Bosanquet et al., 2016) y la historia de abuso físico en la infancia acompañada de la presencia
de rumiación e ira (Herschl et al., 2012).

Tabla 2
Resumen cualitativo de estudios seleccionados
Autor y Tamaño Consumo de Medida de la Evaluación Evaluación de Principales resultados
año muestra y otras agresión neuropsicológica mediadores en consumidores MA
grupo control sustancias
Ahn et al. N= 222 (141 39 Evaluación Impulsividad Rasgos Agresión
(2016) consumidores anfetaminas agresión (IGT, SST, IMT, personalidad: (psicopatía +
(en 44 heroína (BWAQ) DRDT, BART, impulsividad hostilidad +
abstinencia) / 58 GNGT, CGT) (BDI), psicopatía desinhibición +
81 no polisustancia (PCL, LRSP), búsqueda
consumidores) búsqueda de experiencia)
sensaciones Demora del
Sofia (SSS) refuerzo
(Bulgaria) Psiquiátricas: Tiempo de
TDAH (WURS), respuesta
TC, TPA,
Ansiedad (STAI,
ASI)y Depresión
(BDI-II).
Bosanquet N =30, Alcohol y Conducción Evaluación Factores de Agresión
et al. consumo en cannabis temeraria Neuropsiquiátrica personalidad (conducción
(2016) los últimos 12 (simulador (MINI) Impulsividad temeraria, historial
meses (15 de Screening (BIS-11) delictivo)
control: no conducción, neuropsicológico Somnolencia NO deterioro
consumo STISIM) (MMSE) (KSS) neuropsicológico
crónico TP Antisocial Desempeño en importante (MMSE)
drogas) (MINI) conducción Conducta impulsiva
Sydney y comportamientos
(Australia) de riesgo

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Herschl et N =42 (26 No Relaciones y Flexibilidad Rumiación Historia de abuso


al. (2012) control: no especifica conducta cognitiva (Stroop sobre la ira físico recibido
historia de negativa Word-Color) (ARS) encarcelados vs. no:
abuso (CTS2): Historia de rumiación e ira
psicológico) Agresión de abuso flexibilidad
pareja antes psicológico cognitiva
Nebraska de prisión,
(EEUU) agresión de Predictores en esta
otro tipo relación: Abuso físico
antes de infantil, exposición a
prisión y testosterona natal
agresión en
prisión

Presos
Hoffman N =51 (38 Nicotina Historia Conectividad Psicopatía (PPI- Rasgos psicopáticos
et al. control: no criminal cortico-estrial R) débil conexión
(2020) consumidores) (entrevista): Ansiedad (GAD- cortico-estrial
delitos 7) Esta relación: (1)
Portland adquisitivos, Predice la conducta
(EEUU) de drogas o criminal, (2)
violentos. Interacciona con
Número y conducta impulsiva
meses
condena. Impulsividad,
ansiedad, años
consumo y
conectividad= delitos
MA y rasgos
psicopatía=
reincidencia
Lederer et N =80 (40 No Cuestionario Estructura agresión y
al. (2011) control: no especifica de Agresión materia blanca integridad frontal de
consumidores) (AQ) cerebral (DTI) materia blanca (sin
correlación)
Ciudad del
Cabo
(Sudáfrica)
Payer et N = 100 (47 Marihuana y Cuestionario Imágenes de Gen SERT Agresión
al. (2012) control: no alcohol de Agresión rostros (fRMI) (Agresión aumentada
consumidores) permitido (AQ) por MA ocurre a
través de mecanismos
Los Ángeles diferentes a la
(EEUU) amígdala)
Activación en
corteza occipital y
prefrontal
MA y riesgo genético
influyen en agresión
independientemente

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Payer et N =76 (37 Abstinencia Cuestionarios Procesamiento Alexitimia (TAS) Agresión,


al. (2011) control: no alcohol y (AQ, STAXI, visual de afecto alexitimia,
consumidores) drogas CRT) facial (fRMI) activación ventral
ilícitas Procesamiento del giro frontal
Los Ángeles durante simbólico: inferior
(EEUU) periodo de etiquetado de
estudio afectos (fRMI) inversa
Uhlmann N =62 (22 MA, No Cuestionario ToM (RMET) Reconocimiento Deterioro en
et al. 21 MA sin especifica (AQ) de emociones cognición social en
(2018) psicosis y 21 (ERT) MA vs control
controles Sintomatología Agresión en MA y
sanos) depresiva (BDI- MA con psicosis vs
II) control
Perú Déficit
reconocimiento de ira
en MA
No asociación entre
agresión y cognición
social

Wahlstrom N = 60 No Violencia en Control de Sintomatología Predictores de


et al. especifica la pareja impulsos (DERS) postraumática agresión:
(2015) Ciudad del (MCTS2) (PCL-C) Sint.TEPT,
Cabo Regulación Control impulsos,
(Sudáfrica) emocional Regulación
(DERS) emocional

Nota: = Aumento/incremento; = Descenso; = Correlación; BWAQ, Buss-Warren Aggression Questionnaire; IGT, Iowa Gambling Task; SST,
Stop Signal Task; IMT, Immediate Memory Task; DRDT, Delayed Reward Discounting Task; BART, Balloon Analogue Risk Task; GNGT, Tarea Go/No Go; CGT,
Tarea de Juegos de Azar de Cambridge; BDI-II, Inventario de Depresion de Beck; PCL-C, Escala de Evaluación de Psicopatía; LRSP, Escala de Psicopatía de
Levenson; SSS, Escala de Búsqueda de Sensaciones; TDAH, Trastorno por Déficit de Atención; WURS, Wender Utah Rating Scale for ADHD; TC, Trastorno de
Conducta; TPA, Trastorno de Personalidad Antisocial; STAI, Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo; ASI, Anxiety Sensitivity Index; MINI Mini-Entrevista
Neuropsiquiátrica Internacional, MMSE, Mini-examen del estado mental; BIS-11, Escala de Impulsividad de Barratt; KSS, Escala de somnolencia de Karolinska;
CTS2, Escala Táctica de Conflictos Revisada; ARS, Escala de Rumiación de la Ira; PPI-R, Inventario de Personalidad Psicopática – Revisado; GAD-7, escala del
trastorno de ansiedad generalitzada; AQ, Cuestionario de Agresión; DTI, Tensor de Difusión; fRMI, Resonancia Magnetica Funcional; STAXI, Inventario de
expresión de ira de rasgo estatal; CRT, Tarea de tiempo de reacción competitiva; TAS, Escala de Alexitimia de Toronto; RMET, Tarea de lectura de la mente en
los ojos; ERT. Tarea de reconocimiento de emociones; MCTS2, Escala de Tácticas de Conflicto Modificada; DERS, Escala de Dificultades en Regulación
Emocional.

Los principales resultados reflejan cierta heterogeneidad entre los estudios. Sin embargo, a pesar de la diversidad de
resultados se pueden destacar algunos datos de interés. Se ha encontrado presencia de conducta impulsiva y de rasgos
psicopáticos y antisociales en relación con la agresión en consumidores de MA (Ahn et al., 2016; Bosanquet et al., 2016), y en
consonancia con esto, se han enlazado los años de consumo de MA y la conectividad cortico-estriada con la comisión de
delitos; y si a esto se le unen rasgos psicopáticos, se vincula con una mayor probabilidad de reincidencia (Hoffman et al.,
2020). Además, hay correspondencia significativa entre la agresión física y el consumo de MA (Lederer et al., 2011) y en otro
estudio también reportan estos datos incluyendo la variable alexitimia, que correlaciona positivamente con la agresión en
estos sujetos (Payer et al., 2011). Payer et al. (2012) han encontrado que el consumo de MA junto con alta presencia del gen
SERS guarda relación con alto riesgo de agresión. Asimismo, la sintomatología postraumática junto con dificultades en el
procesamiento emocional (accesibilidad emocional y regulación) y el pobre control de impulsos, funcionan como predictores
de la agresión (Wahlstrom et al., 2015). Por otro lado, un estudio ha revelado deterioro en la cognición social en
consumidores de MA frente a no consumidores, pero no se ha detectado asociación entre cognición social y agresión
(Uhlmann et al., 2018). Por último, se relaciona el historial de abuso psicológico con mayor rumiación e ira y menor
flexibilidad cognitiva y frecuencias más bajas de violencia de género en consumidores de MA (Herschl et al., 2012). El estudio

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de Lederer et al. (2011) informa sobre cambios en la integridad de la sustancia blanca en la región hipocampal del lóbulo
temporal, en concreto en las conexiones con el cíngulo en dependientes de MA, además, también encuentran alteraciones
en la sustancia blanca en las conexiones de corteza prefrontal con zonas límbicas. En otro de los estudios, Payer et al. (2012)
informan de una menor activación en la zona ventral del giro frontal inferior en consumidores. En el otro estudio de Payer et
al. (2011) concluyen que una mayor activación en la corteza occipital y prefrontal en consumidores de MA y el riesgo
genético influyen en la agresión, pero de forma independiente.
En la Tabla 3 se puede encontrar el análisis de riesgo de sesgo realizado por cada uno de los artículos finalmente escogidos, el
cual se ha realizado mediante los criterios propuestos por el Manual Cochrane de revisiones sistemáticas de intervenciones
de Higgings y Green (2011). Del total de los nueve artículos seleccionados en la revisión, todos presentan alto riesgo en algún
sesgo, principalmente en el sesgo de detección (cegamiento de los evaluadores). Los estudios muestran bajo riesgo en sesgo
principalmente en sesgo de notificación y sesgo de desgaste (manejo de resultados a corto plazo). Por último, en la mayoría
de los estudios queda poco claro el sesgo de selección (en ocultación de la asignación) y el sesgo de realización (cegamiento
de participantes y evaluadores).

Tabla 3
Resumen del riesgo de sesgo
Ahn Bosanquet Herschl Hoffman Lederer Payer Payer Uhlmann Wahlstrom
et al. et al. et al. et al. et al. et al. et al. et al. et al.
(2016) (2016) (2012) (2020) (2011) (2012) (2011) (2018) (2015)
Generación de
la secuencia ¿? ¿?
Sesgo de aleatorizada
Selección Ocultación de
la Asignación ¿? ¿? ¿? ¿? ¿? ¿? ¿?

Cegamiento
Sesgo de de los
¿? ¿? ¿? ¿? ¿? ¿? ¿?
Realización Participantes
y del Personal
Cegamiento
de los
Sesgo de
Evaluadores
Detección
de los
Resultados
Manejo de los
Resultados
¿?
Incompletos a
Sesgo
Corto Plazo
de
Manejo de los
Desgaste
Resultados
¿? ¿? ¿? ¿?
Incompletos a
Largo Plazo
Notificación
Sesgo de
Selectiva de
Notificación
los Resultados

Nota: = bajo riesgo de sesgo = alto riesgo de sesgo, ¿?= riesgo de sesgo poco claro

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Discusión

El objeto del presente trabajo era conocer la evidencia científica sobre la relación de las variables neuropsicológicas con la
agresión en consumidores de MA, así como determinar la presencia de factores moderadores en esta relación. Se han
revisado de forma sistemática un total de nueve estudios. Los resultados evidencian cierta inconsistencia en la evaluación
neuropsicológica relacionada con la agresión en consumidores de MA, si bien es cierto que el concepto agresión es un
constructo delimitado y concreto y su evaluación se realiza mediante el uso de cuestionarios en el 88,8% de los estudios. La
evaluación neuropsicológica supone el resultado global de la medida de diversas funciones cognitivas. Con lo cual, tal y como
sucede en esta revisión, los trabajos seleccionados no coinciden en la función neuropsicológica evaluada ni en el instrumento
para estimarla. Por lo tanto, resulta complicado encontrar la convergencia y el enlace entre los diferentes resultados.
No obstante, los estudios evaluaron variables cognitivas que resultaron guardar una significativa relación con la agresión en
consumidores de MA. Destacan el deterioro en tareas de demora del refuerzo y el déficit en flexibilidad cognitiva, cognición
social y control de impulsos, y mayor tiempo en la toma de decisiones. Además, tres de los trabajos encuentran diferencias
en activación e integridad en zonas frontales del cerebro (Lederer et al., 2011; Payer et al., 2011, 2012), en concreto en la
zona ventral del giro frontal inferior, que guarda relación con el control inhibitorio (Payer et al., 2011). Otro trabajo relaciona
una débil activación cortico-estriada con rasgos psicopáticos en consumidores (Hoffman et al., 2020). Si bien es cierto, que
tanto la metodología del estudio de estas funciones, como el estudio de estas variables en los diferentes trabajos han
resultado ser muy heterogéneos, la principal relación en los resultados de los estudios seleccionados es la vinculación de las
funciones ejecutivas (de forma más concreta con funciones que guardan relación con la impulsividad, como déficits en
control inhibitorio y demora del refuerzo) o del correlato neural de éstas.
Lederer et al. (2011) encontraron diferencias en la integridad de la sustancia blanca en las conexiones de la región
hipocampal del lóbulo temporal con el cíngulo, que también proyectan al córtex prefrontal y zonas parahipocampales, esta
red parece ejercer un papel sustancial en la función cognitiva y la autorregulación emocional. También encontraron
alteraciones en la conexión entre corteza prefrontal y zonas límbicas. Éste dato es relevante porque el córtex prefrontal juega
un papel vital en funciones como inhibición de respuesta y demora del refuerzo (Coutlee y Huettel, 2012), que pueden influir
en la conducta agresiva y en el uso de drogas; por otro lado, las zonas subcorticales del sistema límbico se relacionan con la
conducta impulsiva, la afectividad y las recompensas (Morgane et al., 2005). Este dato en conjunto podría explicar el
comportamiento agresivo en consumidores de MA. Además, son relevantes los hallazgos de Payer et al. (2012) sobre la
menor activación de la zona ventral del giro frontal inferior, puesto que esta región se relaciona con el déficit en el
reconocimiento, representación y comprensión de la información emocional. Este déficit en la evaluación de los estados
emocionales internos junto con la alexitimia detectada en los sujetos podría favorecer a que se dé lugar a la agresión.
Sin embargo, cabe mencionar que, en la relación de agresión y variables neuropsicológicas en consumidores de MA, parecen
adquirir una labor sustancial otras variables mediadoras o moderadoras y que, a través del estudio integrado de factores de
diferentes dominios, se adquiere una mayor comprensión de los procesos psicológicos de interés para este trabajo. Por un
lado, la personalidad psicopática y determinados rasgos de personalidad como hostilidad, desinhibición, apertura a la
experiencia y en especial impulsividad, adquieren especial relevancia en esta relación, siendo potenciadores de la agresión
(Bosanquet et al., 2016; Hoffman et al., 2020). Por otro lado, la evidencia sugiere que las emociones también guardan un
papel relevante en esta relación. Parece que la rumiación de la ira se relaciona con déficits en flexibilidad cognitiva en
consumidores y estas variables juntas suponen un factor de riesgo para la reincidencia (Herschl et al., 2012). La alexitimia y
la desregulación emocional también se han relacionado con la agresión y el control inhibitorio en consumidores (Payer et al.,
2011). Además, un estudio realizado por Uhlman et al. (2018) reveló dificultades en el reconocimiento de la ira, proceso que
se relaciona con los circuitos de recompensa (Völlm et al., 2004) y parece que juegan en su proceso un papel importante las
zonas frontales (Blair et al., 1999; Hamer et al., 2001; Uhlman et al., 2019), se encontraron también dificultades de
reconocimiento en otras emociones distintas a la ira en consumidores con síntomas psicóticos. En este mismo estudio no se
encontró una relación significativa entre la agresión y la cognición social, pero si se encontró mayor deterioro en cognición
social y mayor agresión (de forma independiente) en consumidores de MA con respecto a los controles, con dificultades más
graves si tenían síntomas psicóticos. Otro estudio evidenció la asociación entre la regulación emocional (acceso limitado a
estrategias y no aceptación emocional), los síntomas postraumáticos (a través de la ira y la hostilidad) y el déficit en control
de impulsos con la agresión en reclusos consumidores de MA (Wahlstrom et al., 2015).

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Todos estos hallazgos podrían guardar relación con los supuestos del Modelo General de Agresión de Anderson y Bushman
(2002), el cual explica la agresión impulsiva e instrumental teniendo en cuenta factores biológicos, psicológicos y sociales.
Este modelo tiene en cuenta las características personales del agresor (rasgos de personalidad, capacidades cognitivas) y del
estímulo desencadenante de la agresión. Postula que cierto estimulo desencadena determinados procesos internos en la
persona (emociones, pensamientos, síntomas fisiológicos de activación, etc.) que generan un estado afectivo negativo, es
entonces cuando se produce una evaluación rápida y automática de la situación y donde intervienen a favor o en contra de la
agresión los factores personales y recursos del individuo (a parte de otros como el tiempo, la motivación etc.), como son el
sistema moral, los recursos emocionales, la cognición social, etc. Esto tendría consistencia con los resultados evidenciados
puesto que la percepción emocional y los recursos cognitivos jugarían un importante papel en la evaluación y reflexión rápida
y en la toma de decisiones. Podría ser que la falta de recursos en consumidores de MA influyera de forma negativa en el
estado reflexivo (falta de control de impulsos, déficit en el procesamiento emocional, disfuncionamiento en la cognición
social, determinados rasgos de personalidad con propensión a la hostilidad, etc.) y eso favoreciera que se dé lugar a la
agresión.
No obstante, la presente revisión sistemática tiene una serie de limitaciones que cabe señalar. En primer lugar, cabe destacar
el sesgo de publicación, puesto que puede que muchos estudios con datos negativos no hayan salido a la luz, además, no se
han revisado informes, ni actas de congresos, ni tesis doctorales. En segundo lugar, como ya se ha mencionado previamente,
tanto el desarrollo metodológico de los estudios seleccionados como los valores neuropsicológicos estudiados se han
definido de forma heterogénea, lo cual ha derivado en que la confluencia y conclusión de resultados pueda resultar poco
clara. Por ejemplo, algunos estudios evaluaban las funciones cognitivas mediante técnicas de neuroimagen y otros mediante
test neuropsicológicos. Por lo general, las disciplinas que estudian la agresión son distintas a las que estudian las variables
neuropsicológicas, si bien es cierto que la ciencia progresa hacia la multidisciplinaridad, este estudio refleja la necesidad de
realizar estudios de carácter transdisciplinar. En tercer lugar y último lugar, no se han seleccionado artículos que no hayan
sido escritos en inglés o español, por lo tanto, se puede haber perdido algún estudio de interés que estuviese escrito en otro
idioma.
En resumen, existe consistente evidencia científica que vincule las dificultades en el comportamiento social en consumidores
de MA relacionadas con la agresión en comparación con controles (Homer et al., 2008; Lederer et al., 2015; Payer et
al., 2011, 2012; Plüddemann et al., 2010; Sekine et al., 2006; Semple et al., 2005). Asimismo, también hay numerosas
evidencias que relacionan el consumo de MA con déficits en funciones ejecutivas como inhibición de respuesta (Salo et al.,
2005; Monterosso et al., 2005), flexibilidad cognitiva (Salo et al., 2009) y toma de decisiones (Paulus et al., 2003; Hoffman et
al., 2006); y deterioro en teoría de la mente y reconocimiento de afecto facial en relación con las emociones (Henry et al.,
2009). Los artículos seleccionados en esta revisión sistemática sugieren la relación de la agresión con el compromiso en las
funciones ejecutivas y diferente activación en zonas de la corteza frontal en consumidores de MA frente a no consumidores.
Además, parece que esta relación esta significativamente mediada por otros factores de personalidad (rasgos psicopáticos,
impulsividad, búsqueda de sensaciones y hostilidad) y relacionados con la afectividad (desregulación emocional, dificultades
en el reconocimiento de emociones y rumiación de la ira). Por otro lado, es relevante comentar la disparidad metodológica
de los estudios y la necesidad de incorporar la transdisciplinariedad como estrategia en futuras investigaciones. Parece
necesaria la realización de más estudios que evalúen pormenorizadamente la relación entre las funciones cognitivas y la
conducta agresiva en consumidores de MA, además, sería interesante para futuras investigaciones, estudiar de forma más
detallada la influencia de factores moderadores y mediadores, y examinar la tipología de las conductas agresivas
(interpersonal, impulsiva, instrumental, física, verbal, sexual, etc.) y el estilo de consumo. Para terminar, los resultados de
este trabajo señalan los riesgos del uso de MA. A efectos prácticos y preventivos, es sustancial que los profesionales
informen a la población de los efectos del consumo y como éstos pueden interferir en sus funciones cognitivas y en su
comportamiento, teniendo efectos negativos relevantes en sus relaciones interpersonales y otras áreas vitales. Promover el
conocimiento en torno al abuso de sustancias en la población puede alertar de los efectos negativos y prevenir conductas de
riesgo. Por último, conocer pormenorizadamente los efectos de las MA resulta esencial para el desarrollo de programas de
intervención en drogodependencias basados en la evidencia.

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Agradecimientos:
ATL es el IP del proyecto con referencia PI20/0229, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, con cofinanciación de
Fondos FEDER 'Una manera de hacer Europa'.
El tercer autor (M.A.A.-C.) desea agradecer al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España la
concesión de una estancia de movilidad en el extranjero “Jose Castillejo” para jóvenes doctores 2018 (CAS18/00307) en el
Monash Institute of Cognitive and Clinical Neurosciences (MICCN) de la Monash University (Melbourne, Australia) donde este
artículo se comenzó. La redacción de este artículo se realizó parcialmente en el marco del proyecto de investigación RTI2018-
101167-B-I00 (MCIU/AEI/FEDER, UE), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MCIU).

Orcid Autores:
Iria de-la-Osa Subtil: 0000-0003-4011-6713
Alejandro de la Torre-Luque: 0000-0003-0595-6127
Miguel Ángel Alcázar-Córcoles: 0000-0003-1650-2606
Álvaro Benito Ballesteros: 0000-0003-2908-7982

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