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Comentario Del Contexto Cultural. Nuevo Testamento
Comentario Del Contexto Cultural. Nuevo Testamento
COMENTARIO
DEL CONTEXTO
CULTURAL DE LA
BIBLIA
Nuevo Testamento
Una herramienta indispensable para la mejor
comprensión del Nuevo Testamento
Craig S. Keener
Traducido por
Nelda Bedford de Gaydou, Arnoldo Canclini,
Gabriela de la Rocha, Raimundo Ericson,
Miguel A. Mesías, Edgar Morales,
José Antonio Septién y Rubén Zorzoli.
Reconocimientos
Contenido
LISTA DE ABREVIATURAS 6
CÓMO USAR ESTE COMENTARIO 7
LA NECESIDAD DE UN COMENTARIO HISTÓRICO-CULTURAL 18
LOS EVANGELIOS 31
MATEO 35
MARCOS 128
LUCAS 181
JUAN 256
HECHOS 318
CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO 408
ROMANOS 411
1 CORINTIOS 450
2 CORINTIOS 489
GÁLATAS 515
EFESIOS 535
FILIPENSES 552
COLOSENSES 563
1 TESALONICENSES 577
2 TESALONICENSES 591
1 TIMOTEO 598
2 TIMOTEO 615
TITO 628
FILEMÓN 636
HEBREOS 641
SANTIAGO 680
1 PEDRO 699
2 PEDRO 716
1 JUAN 726
2 JUAN 738
3 JUAN 740
JUDAS 742
APOCALIPSIS 746
GLOSARIO 809
MAPAS Y TABLAS 825
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Lista de abreviaturas
AT Antiguo Testamento
BA Biblia de las Américas
BJ Biblia de Jerusalén
BLA Biblia Latinoamericana
BLS La Biblia en Lenguaje Sencillo
DHH Dios Habla Hoy
GNC Good News Commentary
GNS Good News Studies
HNTC Harper’s New Testament Commentaries
ICC International Critical Commentary
LEC Library of Early Christianity
NIBC New International Bible Commentary
NICNT New International Commentary on the New Testament
NIGTC New International Greek Testament Commentary
NT Nuevo Testamento
NVI Nueva Versión Internacional
PB El Nuevo Testamento de Pablo Besson
RV Reina-Valera, 1909
RVA Reina-Valera Actualizada
RVR-1960 Reina-Valera Revisada, 1960
RVR-1995 Reina-Valera Revisada, 1995
SBLBMI Society of Biblical Literature: The Bible and Its Modern Interpreters
SBLDS Society of Biblical Literature Dissertation Series
SBLMS Society of Biblical Literature Monograph Series
SBLSBS Society of Biblical Literature Sources for Biblical Study
SNTSMS Society of New Testament Studies Monograph Series
TDGR Translated Documents of Greece and Rome
TNTC Tyndale New Testament Commentary
VM Versión Moderna
WBC Word Biblical Commentary
* Señala los términos incluidos en el glosario
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UN COMENTARIO CULTURAL
El contexto cultural marca una diferencia en la manera en que leemos el NT. Por
ejemplo, debido a que en el mundo antiguo existían muchos exorcistas, los lectores de
aquella época no se habrían sorprendido de que Jesús expulsara demonios, pero debido
a que la mayoría de los exorcistas utilizaban encantos o técnicas dolorosas para tratar
de expulsar los demonios, resultaba sorprendente que Jesús los expulsara “por su pa-
labra”. Al considerar el conflicto que se produce en relación con el acto de cubrirse la
cabeza en 1 Corintios 11, en el contexto más amplio de las tensiones sobre los ele-
mentos usados para cubrirse la cabeza entre las mujeres ricas y pobres en la Corinto del
primer siglo, se clarifica la enseñanza de Pablo en ese pasaje. Una comprensión de los
antiguos conceptos con respecto a la esclavitud demuestra que la enseñanza de Pablo,
lejos de apoyar tal institución, la debilita. El reconocimiento de lo que significaba para
los judíos el término “resurrección”, responde a las objeciones de muchos escépticos de
nuestro tiempo con respecto al carácter de la resurrección de Jesús. Y así sucesivamente.
El propósito exclusivo de este comentario (a diferencia de la mayoría de los
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comentarios) es permitir el acceso a los aspectos más relevantes del contexto cultural,
social e histórico, a fin de poder leer el NT de la manera en que sus lectores originales
lo habrían hecho. Aunque fue necesario incluir algunas notas sobre contexto o
teología, las mismas se redujeron a un mínimo para permitir que el lector realice la
mayor parte del trabajo de interpretación.
El conocimiento de la cultura antigua es crítico para entender la Biblia. Nuestra
necesidad de reconocer las circunstancias de los escritores bíblicos no niega que los
pasajes bíblicos sean válidos para todo tiempo; lo importante es tener presente que no
son válidos para todas las circunstancias. Diferentes versículos de la Biblia tratan con
situaciones diferentes. Por ejemplo, algunos versículos tratan sobre la manera de
alcanzar la salvación, algunos tratan sobre el llamado de Cristo a las misiones, algunos
tratan sobre su preocupación por los pobres, etc. Antes de aplicar esos pasajes, nece-
sitamos entender cuáles eran las circunstancias originales con que trataban.
Lo dicho no es para restar importancia a otros factores dentro de la interpretación
de la Biblia. El tema más importante, después de la aplicación del Espíritu Santo a
nuestro corazón y nuestra vida es siempre el contexto literario: leer cada libro de la
Biblia de la manera en que fue compuesto bajo la inspiración del Espíritu Santo. Este
comentario tiene solamente el propósito de proporcionar a los lectores un rápido
acceso al contexto del NT, no pretende ser la historia completa. En mi propia predi-
cación y enseñanza, me interesa más el contexto literario que la cultura. Pero los lec-
tores pueden deducir el contexto por su propia cuenta al estudiar la Biblia. Para los
ministros y otros lectores de la Biblia, la aplicación de las Escrituras es también cru-
cial, pero las aplicaciones específicas variarán según la cultura y según cada persona,
y estas, digámoslo una vez más, están fácilmente disponibles para los lectores de la
Biblia sin necesidad de ayuda externa.
Para la mayoría de los usuarios de este comentario, que no han estudiado griego
ni hebreo, resulta fundamental contar con una traducción buena de la Biblia, de fácil
lectura, para poder entenderla. (Por ejemplo, la RVA es una traducción más literal,
palabra por palabra; y la NVI o DHH, que son de más fácil lectura, son muy útiles.
Uno podría leer de manera regular de la NVI o DHH y estudiar pasajes con más
detalle o compararlos con la RVA.) En contraste con la media docena de los ma-
nuscritos mayormente medievales en que se basó la Reina-Valera, contamos ahora con
más de cinco mil manuscritos del NT, incluyendo algunos de tiempos muy cercanos
a los cuales se escribieron los libros del NT (según se entiende con base en las nor-
mas usadas para los textos antiguos). Estos manuscritos hacen del NT, sin lugar a
dudas, el trabajo mejor documentado del mundo antiguo y explican a la vez por qué
disponemos en la actualidad de traducciones más precisas que en el tiempo pasado.
Pero la razón más importante para utilizar una traducción actualizada es que está
escrita en el idioma corriente con que hablamos y en consecuencia resulta más fácil
de entender. Entender la Biblia de modo que uno pueda obedecer sus enseñanzas es,
al fin y al cabo, el propósito principal para leerla.
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Debido a que el mensaje original de la Biblia, una vez entendido, aborda los
temas humanos actuales en una diversidad de situaciones y culturas, la manera en que
lo aplicamos variará de una persona a otra y de una cultura a otra. (Por ejemplo, si
Pablo insta a los Corintios a tratar seriamente con el pecado, el principio es claro;
pero diferentes personas tendrán que tratar con diferentes pecados.) Por esa razón, la
mayor parte de la aplicación queda sujeta al sentido común del lector y a su sensibili-
dad al Espíritu Santo.
Esta enseñanza generalmente tiene aplicación aun en aquellas ocasiones en que
sentí muy fuertemente que era necesario dar alguna guía con respecto a la aplicación.
Por ejemplo, en el tratamiento que hago de Mateo 24:15-22, pongo énfasis en aque-
llos detalles que fueron cumplidos en los años 66-70 d. de J.C. Algunos piensan que
ciertas profecías en ese pasaje volverán a cumplirse, pero debido a que se trata más de
una cuestión teológica que de una cuestión histórico cultural, dejo el asunto a la dis-
creción del lector. De la misma manera, estoy convencido de que el contexto históri-
co dado para los pasajes relacionados con el ministerio de la mujer deben llevar a los
lectores modernos a reconocer que Pablo en verdad acepta el ministerio de enseñan-
za de las mujeres. No obstante, debido a la naturaleza de este trabajo, aquel que no
comparta esa convicción puede usar provechosamente el comentario en esos pasajes
sin sentirse forzado a tener que aceptar mi punto de vista. Es mi esperanza que todos
los creyentes sinceros, que luchan con el mismo contexto y el mismo trasfondo
histórico, habrán de llegar finalmente a conclusiones similares.
La mayoría de los lectores estarán familiarizados con palabras como sacerdote y
Palestina, pero aquellos términos con cuyo significado cultural el lector quizá no esté
familiarizado figuran en el glosario incluido al final de este libro, y están identifica-
dos con un asterisco al menos una vez dentro de un determinado contexto. Algunos
términos teológicos muy repetidos (como Espíritu, apocalíptico, diáspora, fariseo y
reino) tenían significados específicos en el mundo antiguo, los cuales no pueden men-
cionarse en cada versículo; el lector regular de este comentario hará bien en familia-
rizarse con esos términos en el glosario.
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*seudoepígrafos judíos; citar todas las fuentes rabínicas, griegas y romanas, lo habrían
hecho demasiado pesado para muchos de los lectores.
Cierta información del contexto histórico se incluye porque la misma aparece en
los comentarios de estudio comunes, y los lectores deberán juzgar por sí mismos cuál
es la relevancia de la misma para la interpretación que ellos harán. El presente es un
comentario del contexto cultural; no determina la manera en que los lectores deben
entender o aplicar el texto, y aquellos lectores que disientan de algunas interpreta-
ciones que sugiero, aun así encontrarán muy útil este comentario.
Lo que es más importante, el lector general debe tener presente que cualquier
paralelismo entre una idea del NT y una idea del mundo antiguo no necesariamente
significan que uno haya copiado al otro, ambos podrían haber tomado un dicho o
concepto que era familiar en la cultura. En consecuencia, cito los paralelos simple-
mente para ilustrar cuántas personas en aquella cultura habrían oído acerca de lo que
el NT decía. Por ejemplo, el uso que hace Pablo de los diferentes argumentos que usa-
ban los *retóricos (oradores públicos profesionales) señala que él se estaba relacio-
nando con su cultura, y no que él hubiera escrito sin la inspiración del Espíritu Santo.
Más aún, personas y fuentes de culturas que de ninguna manera estaban relacionadas
entre sí (p. ej., los *estoicos y el AT) podrán compartir algunos conceptos simple-
mente porque esos conceptos tienen sentido en aquellas culturas (o aun en la mayoría
de las culturas), aun cuando no tengan sentido en la nuestra; nuestra propia cultura
a menudo limita inconscientemente nuestra comprensión de Pablo y sus contem-
poráneos. Que la gente de antes no pensara como nosotros no significa que estuvie-
ran equivocados; hay mucho que podemos aprender de sus percepciones en áreas
como la retórica y las relaciones humanas.
De manera similar, cuando comento que Pablo usó el lenguaje de los filósofos
*estoicos, no estoy diciendo que Pablo hubiera adoptado el estoicismo; el discurso
filosófico público había sido en general influenciado por las ideas y la terminología
de los estoicos. En otros casos, la adopción del lenguaje filosófico es intencional; las
personas de afuera algunas veces interpretaban al cristianismo como una escuela
filosófica, y los cristianos podían utilizar esta percepción externa como un medio para
la comunicación del evangelio. Al igual que otros escritores, Pablo podía apelar a su
cultura en el lenguaje popular de su tiempo, aunque dándole a ese lenguaje un nuevo
giro.
Cuando cito una tradición judía posterior que amplía el AT, no pretendo
implicar que la tradición sea necesariamente cierta. Estas citas existen para ayudarnos
a sentirnos de la manera en que los primeros lectores y oidores del NT se sentían con
respecto a los personajes del AT; algunas veces los escritores del NT hacen alusión
también a estas tradiciones extrabíblicas (Jud. 14, 15). (No obstante, uno no necesi-
ta suponer que los escritores del NT simplemente reciclaron imágenes judías anterio-
res a fin de relacionarse con su cultura; a menudo existía una diversidad de puntos de
vista judíos, y los escritores del NT tomaron uno. Aunque los escritores del NT
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Los eruditos quizá se decepcionen al ver que el texto de este trabajo no está docu-
mentado ni están señalados los diversos matices de algunas cuestiones, de la manera
en que sucedería con un trabajo de erudición, pero deben tener presente que este
libro no está escrito fundamentalmente para estudiosos, los cuales tienen acceso a
gran parte de esta información en otras fuentes. Pero los pastores y otros lectores de
la Biblia que tienen menos recursos y menos tiempo disponible, necesitan un traba-
jo que les brinde una referencia concisa e inmediata en un solo volumen.
A los eruditos les gusta documentar e investigar todos los ángulos de un asunto,
prestando mucha atención a los matices de sus expresiones y guardándose de ataques
por parte de aquellos que defienden otras interpretaciones de los mismos pasajes. Esto
no resulta posible en un trabajo de esta envergadura. A los eruditos también les gusta
incluir toda la información disponible, lo cual la misma limitación que acabamos de
señalar impide aquí. Para ser útil para la predicación de la mayoría de los pastores y
el estudio bíblico de la mayoría de los cristianos, el lenguaje utilizado en esta obra
necesita ser simple y conciso.
En general, he pasado por alto preguntas académicas que no tratan directamente
con el tema central de este libro, que es el contexto original del NT. Es importante
para el propósito de este libro preguntar qué significa el texto tal como lo tenemos;
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no es importante preguntar acerca de las fuentes detrás del texto y de su edición, por
lo tanto, he tratado con esos temas solamente donde resultaba absolutamente nece-
sario. Sin embargo, cuando abordé esas cuestiones lo hice a partir de presupuestos
cristianos evangélicos con respecto a las Escrituras, presupuestos que podría defender
con fundamento si fuera ese mi propósito en este libro.
Asimismo, el propósito de este libro se limita no solamente al contexto histórico
cultural en general, sino también a lo que concretamente arroja luz sobre el NT. Por
ejemplo, afirmar que determinado énfasis del cristianismo primitivo es distintivo del
cristianismo no significa afirmar que otros grupos no tuviesen sus propias caracterís-
ticas distintivas; pero este es un comentario del NT, no un comentario de aquellos
otros grupos.
No obstante, he tratado de ser lo más justo posible para con los principales pun-
tos de vista sobre el contexto histórico del NT. Mi propia investigación se divide de
manera bastante equitativa entre los contextos judío y grecorromano del NT, con
énfasis en el judaísmo antiguo como parte de la cultura mediterránea más amplia. A
menudo me he encontrado luchando con diversas interpretaciones de la evidencia,
para poder seleccionar cuál interpretación o interpretaciones sentía que eran las más
precisas o las más relevantes al texto. No todos los eruditos estarán de acuerdo en to-
das las cuestiones, pero me he esforzado por hacer que el libro sea lo más preciso y
útil posible. Confío en que este libro cumplirá la doble función de estimular a otros
estudiantes a buscar una erudición más detallada, y de proveer un fácil acceso al
mundo del NT a aquellos cuyo llamado en la vida no les permite la oportunidad de
profundizar en ese estudio con mayor detalle.
Mis comentarios se basan en el trabajo de más de una década, dedicado especial-
mente a la literatura del mundo antiguo, pero también en la investigación minuciosa del
judaísmo antiguo y la antigüedad grecorromana, como asimismo en otros comentarios.
Si yo citara todas las fuentes para con las cuales estoy en deuda, este comentario llegaría
a ser incómodamente voluminoso, pero reconozco que aquí hay muchas. (Una fuente
que he evitado cuidadosamente, debido a la crítica actual por parte de los estudiosos,
es el comentario de Strack-Billerbeck sobre el NT a partir de fuentes rabínicas. La
mayor parte de mi trabajo inicial en el judaísmo antiguo lo realicé en fuentes rabíni-
cas, y confío en que el lector no habrá perdido nada como consecuencia de esta
omisión. Además de estar desactualizado, el comentario de Strack-Billerbeck sufre de
una falta de distinción entre fuentes antiguas y más recientes, aquellas que tienen las ma-
yores y las menores posibilidades de ser representativas del judaísmo antiguo como un
todo, y, lo peor de todo, de una descripción injusta del espíritu de las fuentes. He trata-
do de evitar esos errores en todo lo posible dentro de mi propio trabajo.)
A fin de mantener el comentario dentro de una extensión manejable, tuve que
realizar decisiones dolorosas con respecto a cuáles materiales omitir. No he hecho re-
ferencia a los muchos paralelos disponibles para determinados giros de frases, ni he
hecho mención de paralelos remotos que no aportarían luz a un pasaje para benefi-
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cio del ministro o el lector general. A menudo elegí eliminar material de valor incier-
to, aun cuando sea utilizado por muchos otros estudiosos. (Por ejemplo, dada la falta
de certeza con respecto a la fecha del documento llamado las *Similitudes de Enoc,
no lo he utilizado como contexto para el título de Jesús “el Hijo del Hombre”,
aunque muchos eruditos lo hacen.) He tratado también de evitar la duplicación de la
información que está disponible en otras obras de referencia comúnmente utilizadas.
Debido a que los estudios sobre palabras existen en otras fuentes, por lo general he
omitido el análisis de términos griegos, excepto en aquellos casos en que el significa-
do del versículo depende del contexto cultural más amplio de estas palabras.
Los lectores podrán detectar algunos puntos en los cuales mi propia teología ha
influido en mi interpretación de un versículo en una manera que no concuerda con la
de ellos. De manera genuina trato de derivar mi teología y aplicaciones solamente de
mi estudio del texto bíblico, pero si en alguna ocasión ha sucedido de manera inver-
sa, ruego el perdón del lector. El propósito de este libro es que sea útil y no contro-
versial, y si algún lector está en desacuerdo con respecto a algunos puntos, espero que
encuentre que de todas maneras la mayor parte del resto del comentario le resulte útil.
Las fuentes siguientes resultan útiles para los lectores del NT.
Generales. Ver especialmente John E. Stambaugh y David L. Balch, The New Testament
in Its Social Environment, LEC 2 (Filadelfia: Westminster, 1986); David E. Aune, The New
Testament in Its Literary Environment, LEC 8 (Filadelfia: Westminster, 1987); Everett Fer-
guson, Backgrounds of Early Christianity (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1987). Una anto-
logía de textos útil es C. K. Barrett, The New Testament Background: Selected Documents, edi-
ción revisada (San Francisco: Harper & Row, 1989); una fuente útil de información en un
solo volumen es Nuevo Diccionario Bíblico, editado por J. D. Douglas (Buenos Aires,
Argentina: Ediciones Certeza, 1991); ver en mayor detalle The International Standard Bible
Encyclopedia, 4 volúmenes, edición revisada, editada por Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids,
Mich.: Eerdmans, 1979-88).
Para entender la Biblia en su contexto. Ver especialmente Gordon D. Fee y Douglas
Stuart, La lectura eficaz de la Biblia. Guía para la comprensión de la Biblia (Miami: Editorial
Vida, 1985); compare A. Berkeley Mickelsen y Alvera Mickelsen, Understanding Scripture
(Peabody, Mass.: Hendrickson, 1992).
Aquellos estudiantes que desean un debate más profundo de los temas hermenéuticos
(de interpretación) deberían consultar Grant R. Osborne, The Hermeneutical Spiral: A
Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press,
1991).
Judaísmo: General. E. P. Sanders, Judaism: Practice and Belief, 63 BCE—66 CE
(Filadelfia: Trinity, 1992).
Judaísmo: Judaísmo rabínico. Los resúmenes más completos de los conceptos de los
antiguos rabinos son George Foot Moore, Judaism in the First Centuries of the Christian Era,
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2 volúmenes (Nueva York: Schocken, reimpresión, 1971); y Ephraim E. Urbach, The Sages:
Their Concepts and Beliefs, 2 volúmenes, segunda edición (Jerusalén: Magnes, Hebrew
University, 1979). Lastimosamente, ninguna de las dos obras presta especial atención al desa-
rrollo del pensamiento rabínico; los estudiantes del NT deben depender de las tradiciones más
tempranas y más ampliamente atestiguadas (preferentemente en otras clases de fuentes). Pero
no hará mal a los lectores comenzar con un resumen básico de las tradiciones desarrolladas, si
uno es sensible a las fechas de los rabinos citados, a las fechas de los documentos en los cuales
ocurre lo que se atribuye, y a la amplitud de los testigos que se da. (Los argumentos de Jacob
Neusner y otros en este sentido son ahora generalmente aceptados, aunque varían los detalles
y los niveles de escepticismo con respecto a las fuentes.)
Judaísmo: Un examen de los documentos. Un trabajo útil es el de Samuel Sandmel,
Judaism and Christian Beginnings (Nueva York: Oxford University Press, 1978); comparar
Martin McNamara, Palestinian Judaism and the New Testament, GNS 4 (Wilmington, Del.:
Michael Glazier, 1983). Para un resumen de literatura rabínica ver Hermann L. Strack,
Introduction to the Talmud and Midrash (Nueva York: Atheneum, reimpresión, 1978). Pueden
encontrarse muestras de algunos enfoques más recientes y progresistas en volúmenes como
Early Judaism and Its Modern Interpreters, editores Robert A. Kraft y George W. E.
Nickelsburg, SBLBMI 2 (Atlanta: Scholars Press, 1986). La mayoría de los temas se tratan
detalladamente en trabajos más especializados; por ejemplo, para los conceptos judíos sobre
la salvación, ver E. P. Sanders, Paul and Palestinian Judaism (Filadelfia: Fortress, 1977); para
el rol de la mujer ver Leonard Swidler, Women in Judaism: The Status of Women in Formative
Judaism (Metuchen, N.J.: Scarecrow, 1976). Judith Romney Wegner, Chattel or Person? The
Status of Women in the Mishnah (Nueva York: Oxford University Press, 1988).
Judaísmo: Fuentes primarias. Es necesario leer especialmente el AT y los Deutero-
canónicos (en estos últimos, especialmente Sabiduría de Salomón y Eclesiástico o Sirácida);
después, traducciones de los Rollos del Mar Muerto; y los documentos de fecha más relevante
en The Old Testament Pseudepigrapha, editor James H. Charlesworth, 2 volúmenes (Garden
City, N.Y.: Doubleday, 1983-1985), especialmente 1 Enoc, Jubileos, los Oráculos Sibilinos
(no todos del mismo período), la Carta de Aristeas y otros libros como: 4 Esdras y 2 Baruc.
Josefo es invalorable, aunque debido nada más que al volumen de sus obras, uno quizá pre-
fiera tomar específicamente Contra Apión, Vida y La Guerra de los Judíos. Obras completas de
Flavio Josefo (Buenos Aires: Luis Farré. Acervo Cultural/Editores, 1961). Los lectores quizá
quieran examinar a Filón, para familiarizarse con un importante filósofo judío en la Diáspora;
las obras de Filón están disponibles ahora en una edición de un solo volumen (traducción de
C. D. Yonge; Peabody, Mass.: Hendrickson, 1993). Aquellos que quieren examinar de
primera mano literatura rabínica, pueden comenzar con Abot en la Mishna; también se con-
servan muchas tradiciones tempranas en la Tosefta, Abot de Rabbi Nathan y los comentarios
tanaíticos sobre partes del Pentateuco (Mekilta sobre Éxodo, Sifra sobre Levítico, Sifre sobre
Números, y Sifre sobre Deuteronomio). La información arqueológica generalmente se publi-
ca en revistas, pero se encuentra también en libros tales como Eric M. Meyers y James F.
Strange, Archaeology, the Rabbis, and Early Christianity (Nashville: Abingdon, 1981); las colec-
ciones de inscripciones y papiros también son de ayuda.
Mundo grecorromano: General. Ver Stambaugh y Balch, Social Environment; M. Cary y
T. J. Haarhoff, Life and Thought in the Greek and Roman World, 4ª edición (Londres:
Methuen, 1946); comparar también Abraham J. Malherbe, Moral Exhortation: A Greco-
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Roman Sourcebook; LEC 4 (Filadelfia: Westminster, 1986); Wayne A. Meeks, The Moral World
of the First Christians, LEC 6 (Filadelfia: Westminster, 1986).
Mundo grecorromano: Fuentes secundarias. Sobre la manera en que se escribían y
entendían los textos en el mundo grecorromano, ver Aune, Literary Environment; comparar
también Stanley K. Stowers, Letter Writing in Greco-Roman Antiquity, LEC 5 (Filadelfia: West-
minster, 1986). Sobre asuntos moralistas y de moral ver Malherbe, Moral Exhortation; y
Meeks, Moral World. Sobre religión griega, ver Walter Burkert, Greek Religion (Cambridge:
Harvard University Press, 1985).
Sobre historia, Tácito, Suetonio y Josefo son de lectura relativamente fácil y pueden con-
sultarse antes de las fuentes secundarias; muchas fuentes griegas y romanas están disponibles
en ediciones rústicas (por ejemplo, a través de Penguin Books), aunque aquellos que quisie-
ran realizar un estudio más avanzado necesitan procurar las ediciones de Loeb Classical
Library. Entre las fuentes secundarias útiles están F. F. Bruce, New Testament History (Garden
City, N.Y.: Doubleday, 1972); y Bo Reicke, The New Testament Era: The World of the Bible
from 500 B.C. to A.D. 100 (Filadelfia: Fortress, 1974). Para un estudio más detallado, resul-
tan indispensables obras especializadas, como aquellas dedicadas a la mujer en la antigüedad
(por ejemplo, Mary R. Lefkowitz y Maureen B. Fant, Women’s Life in Greece and Rome, una
colección de textos (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1982).
Mundo grecorromano: Fuentes primarias. Una publicación que ofrece una extensa
muestra de documentos es The Roman Empire: Augustus to Hadrian, editor Robert K. Sherk,
TDGR 6 (Nueva York: Cambridge University Press, 1988). Para conocer la historia del
primer siglo, es necesario leer a Tácito y Suetonio. Para conocer el pensamiento moral de los
siglos primero y segundo, es necesario al menos tomar muestras de Epicteto, Séneca, Plutarco,
y quizá también de un satírico como Juvenal; ver también Abraham J. Malherbe, The Cynic
Epistles: A Study Edition, SBLSBS 12 (Missoula, Mont.: Scholars Press, 1977).
Introducciones a la investigación académica del Nuevo Testamento. Ver, por ejemplo,
Luke T. Johnson, The Writings of the New Testament: An Interpretation (Filadelfia: Fortress,
1986); D. A. Carson, Douglas J. Moo y Leon Morris, An Introduction to the New Testament
(Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1992); Donald Guthrie, New Testament Introduction
(Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1970); George Eldon Ladd, A Theology of the New
Testament. Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1974). Sobre la confiabilidad histórica del NT
ver, por ejemplo, F. F. Bruce, ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento? (San José,
Costa Rica: Editorial Caribe, 1972).
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