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ciones todas!”. Él compró para Dios a gente de toda tribu,


lengua, pueblo, y nación (Ap. 5:9). La misericordia de
Dios es grande y su fidelidad es eterna.

¿Qué tanto pueden expresar 24 palabras? ¡Un vistazo del


maravilloso plan de nuestro Señor!
El más largo: Salmos 119.
El capítulo más corto y el más largo de la Biblia están
separados solo por un salmo.

El salmo 119 es un imponente y hermoso poema dedicado


a las excelencias de la Palabra de Dios. Está compuesto de
22 secciones de ocho líneas cada una. Fue escrito en forma
de acróstico. Cada una de las ocho líneas de la primera
sección comienza con la primera letra del alfabeto hebreo;
cada una de las ocho líneas de la segunda sección
comienza con la segunda letra de ese alfabeto. Así
sucesivamente hasta utilizar las 22 letras del alfabeto en
orden.

Mientras que el salmo 117 celebra la misericordia y


fidelidad de Dios, el salmo 119 explora las profundas
maravillas de la ley de Dios. La identidad del autor se
desconoce, aunque pudiera tratarse de David, Daniel, o
Esdras. A lo largo de los 176 versículos, las Escrituras se
designan como ley, testimonios, mandamientos, estatutos,
dichos, juicios, juicios, palabra, y ordenación.

Estas son solo algunas de las piedras preciosas que


encontramos en el salmo 119. Te invito a profundizar en él
por ti mismo; ¡su riqueza es incalculable!

“Con rectitud de corazón Te daré gracias,


Al aprender Tus justos juicios” (v. 7).

Para alabar a Dios rectamente, debemos conocer a Dios


íntimamente. Su Palabra es un reflejo de su carácter; al
aprender de ella podremos agradecerle genuinamente.

“Bueno es para mí ser afligido,


Para que aprenda Tus estatutos” (v. 71).

Si estamos en Cristo, incluso nuestra aflicción es un


instrumento de Dios para guiarnos en la verdad de su
Palabra. Nuestros ojos se desvían fácilmente, y cuando
reconocemos que solo en Dios hay plenitud,
agradeceremos las pruebas que Él usa para traernos a casa.

“Si Tu ley no hubiera sido mi deleite,


Entonces habría perecido en mi aflicción” (v. 92).

La aflicción nos lleva a la Palabra y la Palabra nos


sostiene en la aflicción. Deleitarnos en la Escritura es
deleitarnos en el Dios de la Escritura; solo en Él hay gozo
verdadero, aun en medio de la tormenta.
Oraciones largas, oraciones cortas
Es fácil que nuestros gustos personales o la iglesia en la
que crecimos dicten lo que consideramos “adoración
apropiada”. Revisar estos dos capítulos de la Escritura y el
resto de los salmos nos ayudará a recordar que la
adoración agradable a Dios es muy diversa.

Tus oraciones pueden ser extensas y llenas de bellas


imágenes acerca de la majestad de Dios y su Palabra. O
pueden ser breves; un suspiro que apenas es capaz de
expresar lo que hay en tu corazón. Nuestro Señor se
agrada en los corazones sinceros. Él se agrada en las
oraciones de los justos, en las largas y en las cortas.

Imagen: Lightstock.
Ana Ávila es escritora senior en Coalición por el Evangelio, Química Bióloga
Clínica, y parte de Iglesia El Redil. Es autora de «Aprovecha bien el tiempo:
Una guía práctica para honrar a Dios con tu día». Vive en Guatemala junto
con su esposo Uriel y sus dos hijos. Puedes encontrarla
en YouTube, Instagram y Twitter.

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