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Accion Posesoria
Accion Posesoria
“En ningún caso puede adquirirse violentamente la posesión mientras exista un poseedor que
se oponga a ello. El que se crea con acción o derecho para privar a otro de la tenencia de una
cosas siempre que el tenedor resista la entrega, deberá solicitar el auxilio de la Autoridad
competente.”
De igual modo, idéntica finalidad se obtiene con la utilización de la vía especial, mediante la
creación de procedimientos especiales rápidos y eficaces para proteger situaciones posesorias,
aún de forma provisional.
El legislador español ha optado por instaurar ambos sistemas, ya que la tutela de los distintos
estados posesorios puede obtenerse mediante el correspondiente Juicio Declarativo Ordinario
previsto en los artículos 399 y ss. de la Ley de Enjuiciamiento Civil como de los pretéritos
interdictos, hoy constituidos en la citada ley procesal, como verdaderas especialidades de los
Juicios Verbales ( artículos 437 y ss. de la Lec).
Tanto la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 como la vigente de 2000 contemplan cinco formas
interdictales de diferente naturaleza. Para adquirir, retener o recobrar la posesión, para
impedir el daño causado por una obra ruinosa y para impedir una obra nueva.
En este artículo vamos a realizar una ligera exposición acerca del denominado interdicto de
obra nueva y de su desarrollo procesal en la actual Ley rituaria.
Cuando una persona tiene derecho a poseer, el ordenamiento jurídico le ofrece una serie de
mecanismos jurídicos para conseguir esa posesión a la que tiene derecho. Se trata de una
protección que se tiene desde la situación de sujeto que tiene derecho a poseer, la tiene por
ser titular de un derecho. Con independencia de que el poseedor tenga derecho o no a poseer,
es protegido por el ordenamiento jurídico. Una situación de hecho, aunque sea injusta, es
protegida, al menos, hasta que se demuestre que esa situación es injusta.
Art.466 CC: “El que recupera, conforme a derecho, la posesión indebidamente perdida, se
entiende para todos los efectos que puedan redundar en su beneficio que la ha disfrutado sin
interrupción”.
El interdicto de obra nueva se suele utilizar para lograr la suspensión de una obra que pueda
perjudicar los legítimos derechos de posesión de una persona. En líneas generales, su
utilización viene condicionada por la pretensión de evitar la aparición de determinados daños
en una propiedad ajena, como consecuencia de una obra o construcción en una determinada
finca.
Se trata de una acción sumaria y especial, de tramitación cautelar y urgente, con la única
finalidad de paralizar de forma inmediata una obra nueva y nunca la de incluir la pretensión de
demolición de lo ya construido. Así se constata la imposibilidad de plantear el interdicto de
recobrar la posesión, alternativamente al de obra nueva, para pretender la demolición de lo
construido, tal como expresa la SAP de Murcia 162/2003:
"Al haber tenido conocimiento los demandados de la demanda más de dos meses después de la
interposición de aquélla, es lógico que la obra, sin ser de rapidísima ejecución, estuviera
terminada. Por ello se debe estimar el recurso de apelación interpuesto por los demandados y
desestimar el interpuesto por la representación de los actores, puesto que éstos pretenden la
demolición del muro, y esta Audiencia Provincial declaró en sentencia de 12 de enero de 1.995
que "si se admitiera la posibilidad de plantear el interdicto de recobrar la posesión cuando la
obra ha terminado, se permitiría la libre elección de acciones, y en este caso siempre se
acudiría al interdicto de recobrar la posesión, porque al actor le bastaría esperar a que se
terminara la obra para conseguir mediante un procedimiento sumario (de recobrar la posesión)
la demolición de aquélla. Es decir, mediante un procedimiento sumario (recobrar la posesión)
se conseguiría el resultado que la ley establece para un procedimiento sumario (obra nueva) y
un plenario (declarativo ordinario). Deduciéndose de lo anterior, y en especial del art. 1.675 de
la Ley de enjuiciamiento civil, que la demolición sólo puede obtenerse mediante un declarativo
ordinario".
“(…) La naturaleza jurídica del interdicto de obra nueva, que aunque se le asigna una finalidad
cautelar y precautoria a diferencia de los de recobrar y retener la posesión, no tiene un carácter
de juicio petitorio de propiedad, sino como se ha declarado persigue una defensa posesoria
consiguiente a un ataque a la posesión causado por una obra nueva, aunque con ello se proteja
también la propiedad u otros derechos reales, pero no con base en una reclamación real o
reivindicación de los mismos. Persigue el interdicto de obra nueva mantener un estado de
hecho a favor del demandante de interdicto, no de la contraparte que realiza la obra
impugnada; trata de evitar al actor una eventual lesión jurídica que dificulte el ejercicio ulterior
del derecho de dominio en juicio declarativo posterior, pretendiendo, aparte de reclamación de
posibles daños, la finalidad que la ley prevé de obtener la demolición de la obra (…)”
“(…) Que a efectos de fijación de cuantía litigiosa sea aplicable el artículo 489, regla 2ª, por
basarse la protección pedida en un hecho posesorio sin que la ley exija aportar título de
dominio para tener legitimación activa; y sin que al respecto sea de tener en cuenta la
valoración del predio donde la nueva obra se realiza, ya que nada se litiga sobre ese valor sino
sobre la perturbación posesoria o con base en derechos reales del actor (…)”
Para que pueda resultar operativa esta forma de tutela posesoria, es condictio sine qua non la
existencia de una serie de requisitos, a tenor de lo dispuesto en numerosas sentencias de las
Audiencias Provinciales:
El concepto de obra nueva debe ser interpretado en el sentido más amplio del término. De
esta forma, no sólo cabe incluir las construcciones de nueva planta o en edificios antiguos, sino
también las zanjas o excavaciones. A mayor abundamiento, el profesor P. Castro considera
procedente el interdicto de obra nueva en el caso de que se empleen elementos
transportables o piezas desmontables como un cobertizo de madera, una casa prefabricada,
etc…
Precisamente por esta razón, no existe inconveniente alguno en que con posterioridad, a
través del cauce del Juicio Ordinario, puedan ventilarse todas aquellas cuestiones derivadas de
la suspensión de la obra, incluyendo su continuación, pues la sentencia dictada en un
procedimiento interdictal no produce los efectos de cosa juzgada.
Ejemplos de esta doctrina es la SAP Barcelona, Sección 14ª, de fecha 28 de febrero de 2000
que señala:
"... sin tener presente la parte o no de la obra realizada, resulta trascendente resolver sobre si
su continuación agravará o aumentará los perjuicios ya denunciados o producirá otros
debiendo solventarse, en último término, si el alzamiento de la suspensión podrá -con
independencia incluso de si se continúa o no la obra- agravar o aumentar los perjuicios
causados o incluso desencadenar otros nuevos, de ahí que se actúe con urgencia en todos estos
supuestos para evitar daños mayores o no causar nuevos perjuicios."
"Si el interdicto no tiene otra finalidad que evitar las molestias o perjuicios que en la propiedad
o posesión del actuante puedan provenir de manera inminente o se estén produciendo, como
consecuencia de la obra nueva denunciada, es obvio que cuando la construcción de que se trate
haya finalizado en aquella parte o estructura que pueda afecta al perjuicio denunciado, la
alteración del estado posesorio se muestra como ya consumada y la adopción de la medida
cautelar preventiva carece de toda finalidad."
Obviamente, se impone la carga de la prueba al perjudicado por el daño, el cual deberá probar
que existen un vínculo o nexo causal entre la construcción de la obra y el daño producido.
Los interdictos posesorios nacen en el Derecho Romano, donde más que una medida judicial,
eran considerados medidas administrativas o de policía. Sin embargo, en nuestro
ordenamiento son auténticos procedimientos judiciales que tienen las siguientes
características:
Son procedimientos sumariales que gozan de unos trámites abreviados, para lo cual se
somete al modelo de juicio verbal.
Estos procedimientos se limitan los efectos de la cosa juzgada: así pues, el juez sólo se
pronunciará sobre las alegaciones mencionadas, lo que impide que una vez se haya
dictado sentencia, el desposeído o el perturbado demanden al mismo sujeto por la
misma causa. Sin embargo, el tema de la posesión puede volver, y debe volver, a ser
discutido en otro pleito, en el que se dirima quién de los dos actores tiene mejor
derecho.
Se ventilan por los trámites del Juicio Verbal, bajo los principios de oralidad y
sumariedad.
La competencia territorial corresponde al Juez del lugar en el que esté sita la cosa (Art.
52 Lec).
El objeto de litigio son los bienes susceptible de posesión, lo cual excluye a los bienes
de dominio público.
Se pueden ejercitar los interdictos tanto sobre bienes muebles como inmuebles.
· Cualquier poseedor: un sector de la doctrina considera que también pueden ser ejercitados
por el mero detentador (poseedores en precario, servidores de la posesión), no así la
generalidad de la doctrina.
En los casos de comunidad, no existe litis consorcio activa necesaria para ejercitar los
interdictos.
La demanda se dirige contra quien ejecuta los actos materiales de despojo o perturbación, si
bien puede demandarse también al inductor de tales actos, que se considera causante jurídico
de la acción. La ley no exige que, si es demasiado gravoso a efectos de prueba, que el
demandante acuse a ese autor ideal; en estos casos, basta con que se demande al autor
material y ya se encargará éste de remitir al Juez a aquél.
ha de poseer un contenido sucinto, en el que se detalle las pretensiones, los hechos y contra
quién se dirigen las pretensiones;
“(…) Para que el ejercicio de una acción, como la interdictal, sea constitutiva de abuso del
derecho, se ha de declarar éste, por razón de hechos que lo evidencien, como ocurrió en el caso
de la sentencia de 15 de diciembre de 1992 (…).”
“ (…) En particular, son múltiples las sentencias relativas a la responsabilidad por daños
causados por la paralización de obras a consecuencia del ejercicio de la acción de interdicto de
obra nueva , con apoyo en los artículos 1.663 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil de
1.881 - sentencias de 5 de diciembre de 1980, 17 de marzo de 1984, 23 de noviembre de 1984,
7 de abril de 1986, 5 de junio de 1995 y 4 de diciembre de 1996, 28 de marzo, 30 de junio y 26
de octubre de 1.998, 6 de febrero de 1.999, 2 de febrero, 6 de abril y 18 de julio de 2.001, 31 de
octubre de 2.002, 14 de marzo, 15 de abril y 3 de noviembre de 2.003, 29 de diciembre de
2.004, 18 de mayo de 2.005 y 18 de junio de 2.006, 2 de junio de 2.008 (…)”
“ (…) Por otro lado, el derecho de todo ciudadano a la tutela judicial efectiva - artículo 24 de la
Constitución Española -, que incluye, además del acceso a los Tribunales, la elección de la vía
judicial más conveniente - sentencia del Tribunal Constitucional 160/1.991, de 18 de julio -, por
más que fundamental, no es absoluto - sentencias del Tribunal Constitucional 32/1.986, de 21
de febrero -. De modo que, en términos de la sentencia de 29 de diciembre de 2.004 , la regla
"qui iure suo utitur neminem laedit" no significa que no esté sometido a límites institucionales
ni, por ello, que quede amparado un ejercicio abusivo del mismo. Antes bien, para que haya
abuso es necesario que el derecho se ejercite con la extralimitación, por causas objetiva o
subjetiva - sentencias de 29 de diciembre de 2.004 y 28 de enero de 2.005 -, en que se asienta
dicho concepto - sentencias de 18 de mayo de 2.005 y 29 de septiembre de 2.007 -, lo que no
puede afirmarse ocurra sin tener en cuenta las circunstancias de cada caso. (…)”
Por ello, el ejercicio de la acción interdictal de obra nueva debe ejercerse ad cautelam para no
menoscabar los legítimos derechos económicos de los promotores. Por otra parte, también
éstos suelen burlar la inmediata orden de paralización de la obra, reanudándola en cuanto la
comisión judicial se retira de la obra, fundamentalmente por los enormes perjuicios
económicos que la suspensión de la obra conlleva, habiendo dejado el Tribunal Supremo bien
sentada la doctrina que la desestimación de la demanda interdictal de obra nueva no conlleva
de forma inevitable el nacimiento de una indemnización por daños y perjuicios al dueño de la
obra (STS 21 de marzo de 1996, 18 de julio de 2001 y 5 de marzo de 2004)
Por ello, sería aconsejable el establecimiento y la fijación de una caución como requisito previo
de admisibilidad de la demanda interdictal de obra nueva, en aras de garantizar una debida
protección tuteladora ante peticiones reiteradas y sin fundamento de suspensión de una obra
y que su cuantía fuere representativa de los perjuicios causados con la decisión judicial de
suspensión de la obra nueva en proporción al daño o a la lesión causada al demandante, de
forma análoga a la exigencia de caución como presupuesto previo de admisibilidad de la
solicitud de las diligencias preliminares.