San Cristóbal - Año 3 - Nº 10.

Octubre 2022
Entrevista exclusiva a
JEAN CARLOS BRIZUELA
Premio Nacional de Historia
Francisco González Guinán.

Temario:
El centenario de
la Diócesis de San Cristóbal (1922-2022)
Los Teucara
Monseñor José León Rojas Chaparro
Las imágenes radiográficas
del Santo Cristo de La Grita
 Octubre de 2022; la intelectualidad de la ciudad de San Cristóbal se preparó para
celebrar el Centenario de la Diócesis de San Cristóbal mediante el Decreto de Erección Canónica
del papa Pío XI el 12 de octubre de 1922, este evento sin duda acaparó la atención de los
diferentes entes (Diócesis, entes públicos, bibliotecas, Hemeroteca del estado Táchira Pedro
Pablo Paredes, Ateneo del Táchira, Concejo Municipal de San Cristóbal, Academia de Historia
del Táchira, entes educativos, entre otros). El pueblo católico del Táchira está de fiesta para
conmemorar tal fecha y recordar al primer obispo; Tomás Antonio Sanmiguel, en esto se centra
el nuevo escrito del Padre Santander, quien sin duda dejará para la posteridad su gran obra:
Historia Eclesiástica del Táchira.
En esta vertiente de lo religioso, el cronista de la ciudad de San Cristóbal, Luis Hernández
Contreras nos describe la vida de un sacerdote tachirense que dejó su huella indeleble en la
región: Monseñor José León Rojas Chaparro; en otro orden de ideas Bernardo Zinguer nos habla
del padre Rafael Ángel Eugenio y su relación con el mundo de los scouts; por su parte, Samir
Sánchez nos pinta un hermoso esbozo del primer estudio artístico-compositivo del Santo Cristo
de La Grita a partir de sus imágenes radiográficas; y, por si fuera poco, en la sección Clásicos,
rescatamos un escrito de Carlos Medina Chirinos sobre; Antonio Dávila Nucete al que se
considera fundador y propulsor de Capacho Nuevo.
Es de orgullo para nuestra revista el contar en esta edición de Táchira Histórica© con
una nueva separata, en esta oportunidad la entrevista al Premio Nacional de Historia Francisco
González Guinán, el profesor Jean Carlos Brizuela.
Asimismo, nos adentramos en el año 1942 para entender el origen del Centro de Historia
del Táchira y develar en ese génesis oscuro el nombre de Ramón J. Velásquez a través de su
Decreto de creación de esta entidad mientras presidió el Salón de Lectura y que juegos azarosos
del destino permitió a algunas eminencias grises buscar borrar y exiliar su nombre de esta etapa.
Consideramos de suma importancia el trabajo que se está realizando en el rescate de
bibliotecas y hemerotecas del estado pues allí están las fuentes primarias para entender muchas
cuestiones de nuestro presente. Esperando que los lectores de esta generación se conviertan en
guardianes de ese pasado remoto y hermoso, cuidando de esa memoria que nos identifica como
tachirenses.

Táchira Histórica - 1
 EDITORES
José Antonio Pulido-Zambrano

Bernardo José Zinguer-Delgado

Colaboradores:
Píldoras de Historia………………………………………..…....3
Samir Sánchez
Una diócesis con Historia, el Centenario de la Diócesis
Pbro. Luis Gilberto Santander
de San Cristóbal (1922-2022)..…………….…..………….…..7
Los Teucara, pobladores originarios de la Villa Anderson Jaimes

de San Cristóbal………………………......…...………………22 Luis Hernández Contreras

Tachirenses honorables: Jean Carlos Brizuela.

Monseñor José León Rojas Chaparro……….…..…………..41 Ali Mora

Primer estudio artístico-compositivo a partir de las imágenes Eliseo Zambrano

radiográficas del Santo Cristo de La Grita…….…..………...48
Entrevista: Jean Carlos Brizuela………………..…………...64
El bachiller Velásquez y el génesis
Tratamiento de fotografías
del Centro de Historia del Táchira..…………………….…….64
José Antonio Pulido Colmenares
El padre Rafael Ángel Eugenio,
sembrador de la flor de lis en Capacho Viejo........................80
Clásicos: Medallón, Antonio Dávila Nucete….………..……87 Transcripción

Libros…………………………………….……………….…….91 Consuelo Colmenares

La foto en la Historia…………………………………………...92
Documentos que muestran nuestra Historia……..…...…….94 Portada
Normas para publicar en la revista………………......…....…97 Junta del Salón de Lectura
Período 1941-1942

Depósito Legal: pp110301102022

Táchira Histórica es una

publicación trimestral y su
contenido es propiedad de la
Memoria Histórica del Estado
Táchira. Tiene un sentido
pedagógico para mantener en
las nuevas generaciones el amor
por nuestros ancestros. Su
divulgación es el mundo digital,
adaptándonos a los nuevos
tiempos.

San Cristóbal, octubre 2022

Año 3 – Número 10

Táchira Histórica - 2
 Píldoras de Historia
con el profesor Horacio Moreno
PRIMER HIMNO DEL ESTADO TÁCHIRA

Presentamos una breve descripción del primer Himno del estado Táchira, cuyo contenido
reproduce en esencia, la misma que tuvo en sus inicios, cuando era entonado por alumnos de los planteles
existentes en la Sección Táchira del Grande Estado Los Andes, con música de Eloy Galaviz.
El peso de esa reminiscencia carga emociones gratas que magnifican esa composición un poco
bélica o más bien con sentido guerrero que emplazaba al tachirense a retos tajantes a “empuñar con
denuedo el fusil”. Este himno fue desapareciendo poco a poco hasta 1913 cuando se abrió nuevo concurso
para la letra y música del actual. No sabemos el por qué se olvidó el himno cuya letra ofrecemos en el
desnudo y límpido lenguaje de una época convulsionada por las contiendas civiles. Conviene recordar
que no hubo concurso en la presentación de ese himno. Creemos en un vértigo de cambios incesantes y
de múltiples influencias que incidieron en el colorido del panorama visto por el autor. El canto que hoy
presentamos pudo haber tenido una forzosa aceptación, tanto en los factores ideológicos como en el
resentimiento que pudiese haber dejado la lucha fratricida. El 29 de marzo de 1913, el periódico “Tu-
erca y Tornillo” N° 59 ofrecía un comentario sobre el Himno del estado Táchira que a la letra copia-
mos: “Con motivo del reciente Decreto Ejecutivo sobre un concurso para un Himno del Táchira, se
han acercado a nosotros muchas personas con el objeto de informarnos que tenemos un bello Himno

Táchira Histórica - 3
decretado por el Gobierno del año 1880”.
“Con razón extrañábamos que el Táchira, pueblo siempre dispuesto en todos los torneos del pro-
greso y el patriotismo, no tuviera himno. Mas hoy hemos sido gratamente impuestos que de los es-
tados venezolanos, el Táchira fue el primero en poseer una canción patriótica para cele-
brar sus conquistas, sus triunfos y sus glorias”.
“Creemos por los motivos que dejamos anotados, infructuosos y por demás el Decreto
Ejecutivo sobre el particular, pues además de poseer un Himno que como sabemos fue
decretado oficialmente, el Concurso Literario no daría un resultado satisfactorio en estas
épocas, en que lamentablemente no tiene el Táchira inspirados músicos ni mucho me-
nos poetas. El autor del Himno Oficial del Táchira, fue el inspirado por el poeta zuliano
Arbonio Pérez, en cuya composición palpita el sentimiento patriótico que siempre ha
animado al altivo pueblo tachirense”.
“El General Murillo, interesado por el bien del Táchira y en razón de los procedentes
pormenores, decretará de nuevo Himno del Táchira a la composición que dejamos
anotada y que es la llamada a figurar bajo todos los puntos de ley y de historia”.
“Nos han facilitado la reliquia histórica para su publicación, y aunque no damos fe
de la exactitud de la letra, la publicamos a continuación para que nuestro pueblo
la conozca y la venere”.

. l HIMNO DEL TÁCHIRA Tachirenses, se acerca el instante

CORO:
Tachirenses, se acerca el momento
de probar nuestra fe varonil:
que se escuche tan sólo el acento
de vencer por la patria o morir.
El tachirense reclama
con ecos argentinos
que rijan sus destinos
los hombres del deber.
Y ay, del que pretenda
con fútiles versiones
la fe de sus legiones
burlar a su querer.
de empuñar con denuedo fusil
nuestro impulso nos dice, adelante
la consigna es vencer o morir
El Táchira no quiere
tener entre sus filas
Calígulas ni Atílas
que manchen su dosel.
Ni quiere que sus hijos
azás hospitalarios
le sirvan de escabel.
Tachirense, luchad con coraje,
nos mantiene el estado febril:
A las armas, no más vasallaje,
la consigna es vencer o morir.
 Curiosidades

EL TÁCHIRA DESCRITO POR GOERING EN 1871

“La Grita, que aquí presentamos en la litografía, con la Sierra del

Portachuelo que se muestra al fondo, debería tener unos 4.000
habitantes, figuras bonitas y vivas, que también advirtió el profesor Antón Goering
Sievers. Cuando las campanas a menudo, resonando en las montañas,
llaman a los fieles a la iglesia, esta es la mejor oportunidad para conocer a Schönhaide
la población femenina de este bonito pueblo y sus alrededores. Leipzig, Alemania
Desafortunadamente no pudimos quedarnos más tiempo. Avanzamos 18/9/1836 – 7/12/1905
ahora por el río Valle fluyendo hacia nosotros en dirección suroeste, que Pintor, dibujante, ornitólogo,
desemboca en el río Grita, y luego de un paseo moderado por un desierto zoólogo, taxidermista y cronista.
desolado llegamos al pequeño paraje de El Cobre en la ladera del Antón Goering toma el llamado de la
Zumbador a más de 2000 metros de alto, que en todos los aspectos es el América como campo de investigación
mayor contraste con La Grita. En una miserable choza encontramos de las ciencias exactas; recorre
alojamiento con gente poco amigable, pero solo pudimos encontrar una Venezuela desde 1866 hasta 1874,
cena muy escasa. Con mucho gusto nos alejamos de este lugar, cuyos pintando y dibujando paisajes, y
habitantes se consideran muy bulliciosos, para ahora, acercarnos cada vez recolectando y embalsamando aves
más a San Cristóbal. Este páramo es conocido por los fuertes vientos que para la Sociedad Zoológica de
soplan aquí, de donde proviene su nombre, porque zumbar significa hacer Londres, patrocinante de su viaje,
ruido el viento. De hecho, incluso la transición cubierta de hierba resultó así como para otros museos
ser tan ventosa que apenas podíamos sostenernos en nuestras mulas. Tan europeos; aportación esta última
pronto como llegamos a la zona del río Torbes, fluyendo en dirección que constituye una de las más
suroeste y bajando desde El Zumbador, se nos abrió una nueva y muy completas en su género. Desde la
hermosa vista del valle y el diverso paisaje montañoso, donde en el fondo adolescencia, ya formaba parte de
se asomaban las casas blancas del pueblo adosado de Táriba. sociedades científicas, primero de la
Por un camino relativamente bueno salimos pronto de la región de los Ornitológica de Pleissengrunde y
fuertes vientos y llegamos al río Torbes. Con cada paso, el clima se hace luego, de la Zoológica de Halle. En
más cálido, la vegetación más hermosa; sobre todo en la orilla, donde la 1864 es llamado a formar parte de la
mirada es siempre cautivada por espléndidos grupos de plantas. En Sociedad Zoológica de Londres y en
Cordero paramos un rato para dejar descansar a los animales después del 1866, en misión científica, parte a
agotador recorrido por la montaña. Pero luego llegó el momento de Venezuela, donde desembarca en
trasladarse a Táriba, que tiene casi 900 metros de altura y se ubica Carúpano el 30 de noviembre de
nuevamente en la zona caliente dentro de la Cordillera. Nuestra apariencia 1866. Durante su estadía de 8 años
atrajo a casi toda la población fuera de sus viviendas; pero nos en el país, explorará Puerto Cabello,
apresuramos y llegamos a San Cristóbal por la tarde, donde fuimos los valles de Aragua, los Andes y
recibidos con fuertes vítores por un compatriota, el Sr. Thies, que vivía allí Caracas entre mayo y junio de 1867,
como comerciante y farmacéutico”. llegó a Caripe y visitó la ya conocida
cueva del Guácharo. Durante su
Fuente: Von Tropische Tieflande Zum Ewigen Shenee de Anton Goering. estadía Goering realizó una copiosa
Leipzig - Alemania, Año 1892. producción.

Táchira Histórica - 4
(Fuente: Biblioteca José Antonio Pulido Zambrano – San José de Bolívar).

Táchira Histórica - 5
La publicidad también ha dejado su impronta en la Historia

Táchira Histórica - 5

Primera página del periódico Horizontes de los Hermanos Quintero, Diario de la tarde.
San Cristóbal, lunes 25 de abril de 1910. Año VIII. Mes II. N° 1440.

Táchira Histórica - 6
Monseñor Sanmiguel realizando una misión al Alto Apure
8 de diciembre de 1931 (Fuente: Archivo Luis Hernández Contreras).

Una Diócesis con Historia

El Centenario de la Diócesis de San Cristóbal (1922 – 2022).
Por: Pbro. Luis Gilberto Santander Ramírez

1.- Introducción antepasados los aborígenes han legado su

Toda porción de tierra desde el
momento en que los hombres la poseen
comienza a tener, historia humana. El
Táchira no ha sido la excepción, nuestros
antepasados han dejado una historia que
siembra nuestras raíces en los años más
pretéritos en que los hombres llegaron a
consustanciarse con nuestra tierra
tachirense dejando intactas sus costum-
bres, que aún pasado el tiempo, deter-
minan nuestra idiosincrasia, nuestros
cultura, creencias, su entorno ambital
plasmado en piedras para las generaciones
futuras, y desde que llega Pérez de Tolosa
del Tocuyo el año 1547 asomándose a las
riberas del Torbes se inicia la conquista
del Táchira, y poco después la
evangelización de la Iglesia Católica, coloca
en cada grupo humano un cura doctrinero o
itinerante que llevara a los nativos la
palabra de Dios.
El año 1564 la Iglesia Católica
establece la sede metropolitana de Santa Fe

Táchira Histórica - 7
de Bogotá con los territorios de Barinas,
Táchira y una parte inmensa de la República
de Colombia.
Los padres agustinos venidos de
Colombia establecen en San Cristóbal el año
1593 el primer convento, centro asistencial
de los indígenas, escuela y lugar de
operaciones evangelizadoras en nuestro
estado Táchira, al frente el padre Alonso de
Torregrosa que además atendía las
doctrinas de Capacho, Táriba, Lobatera,
Cúcuta y lugares aledaños.

Faros de luz para su historia

La historia de la diócesis de San
Cristóbal no sería exacta si no refiriéramos
el papel extraordinario que aportaron las
imágenes del Santo Cristo de la Grita y la
Virgen de la Consolación de Táriba. En el
mismo comienzo de nuestra historia
regional aparecen refulgentes las imágenes
citadas.
El Santo Cristo de La Grita
Hacia el año 1610 La Grita, un
pequeño poblado con casas de construcción
muy deficientes, frente a la plaza, que hoy
llamamos Jáuregui, se levantaba un pobre
convento de frailes franciscanos, venidos
con los conquistadores a traer el mensaje
de Jesucristo. Nada turbaba la paz de los
moradores de La Grita, utilizaban el tiempo
entre los cultivos de la tierra y el pastoreo
del ganado. En las mañanas y en las tardes
las campanas del convento invitaban a la
oración presidida por los frailes, pero un día
un fuerte terremoto sacude la región
dejando una estela de llanto, de dolor y
ruinas.
En Tadea, lugar de la talladura de la
imagen del Santo Cristo, se encuentra la
narración siguiente: “El sonriente valle fue
sacudido violentamente en 1610, la ciudad
próspera, la “Atenas del Táchira”, se vio
derrumbada y bajo sus casas sepultados
centenares de habitantes.
Sus casas coloniales de bahareque
se vinieron al suelo en su mayoría. De norte
a sur se abrió una enorme grieta, que, en
muchos puntos, años más tarde, constru-
yeron puentes para unir las calles.
Santo Cristo de La Grita. Homero Parra Rangel.
Pintura al óleo. 2011. Tela. 40 x 50 x 3
Reproducción con fines didácticos.
Una vez pasada la confusión, los
padres misioneros se retiran a una ermita
en la colina de Tadea y allí viven varios años.
Un Fraile, llamado Javier además de
sacerdote era agricultor, poeta y artista.
Tenía gran entusiasmo y vitalidad. Después
del terremoto se le veía en todas partes
ayudando a los heridos, socorriendo a los
damnificados, administrando los sacra-
mentos, hablando y dando consuelo a los
afligidos, enterrando a los muertos. Su
figura amable y bondadosa era parte de la
ciudad.
Desde el terremoto pensó en tallar
una figura de Cristo que fuera el guardián de
la ciudad y protegiera de todos los males.
Varios días estuvo madurando la idea.
Trazando esquemas imaginarios antes de
comenzar la obra. Una vez que la tuvo
concebida empezó el trabajo. Había
pensado en un Cristo doliente, humano, de
cara alegre a pesar del sufrimiento. Sus
conocimientos de a natomía humana les
sirvieron para ir tallando parte por parte
todo el cuerpo. Los músculos, las venas, las

Táchira Histórica - 8

Santo Cristo de La Grita. Néstor Melani Orozco.
Reproducción con fines didácticos.
heridas fueron surgiendo con gran realismo
hasta llegar al rostro. Primero le salió muy
triste y él a pesar de que debía reflejar el
dolor, no lo quería así. Lo talló de nuevo,
pero tampoco pudo realizarlo como él
quería. Al fin desesperado dejó el trabajo
inconcluso. Fray Javier paseaba con
preocupación por el huerto con las manos
atrás. Sus pasos eran nerviosos, el rostro
surcado por arrugas. Los hermanos
franciscanos lo miraban y se daban cuenta
de su inquietud, pero no decían nada,
sabían que de un momento a otro le surgiría
la inspiración y realizaría la obra.
Tenía muchos días que dormía mal.
Soñaba con un bello Cristo que estaría en la
nueva iglesia protegiendo a La Grita y sus
habitantes. Pero el Cristo permanecía
inconcluso en el estudio. Solo eran sueños.
Una noche escuchó un concierto de
cuerdas, era una bella sinfonía interpretada
por manos magistrales. Creyó que estaba
soñando y se dio media vuelta para
acomodarse mejor en la cama. Se dijo: No
estoy soñando, estoy despierto, pero ¿De
dónde viene esa música celestial? Fray Luis
toca bien el violín, pero suenan muchos
instrumentos: violines, arpas, bajos,
contrabajos y guitarras, ¿Dónde cabe tanta
gente?
Táchira Histórica - 9
De la habitación salía una suave luz
blanca-azulada, contuvo la respiración. El
corazón parecía saltarle en el pecho, sus
movimientos eran muy acelerados. Unos
pasos más… ¡estaba en el umbral! Lo que
vio le impresionó sobremanera a la vez que
una dulcísima sensación lo invadió. Sin
atreverse a entrar en el recinto miró su
Cristo. Un joven de cabellos largos, las
facciones hermosísimas y de túnica celeste,
estaba dándole forma al rostro. No quiso
interrumpir y muy despacio se retiró a su
aposento. Fray Javier se levantó con el alba
y pensó en el Cristo. En ese momento no
sabía distinguir si había tenido un sueño o
era una realidad. Impulsivamente se dirigió
a su taller y allí contempló extasiado la obra
del ángel: un rostro como él se lo había
imaginado. Se postró de rodillas y oró largo
rato. Los misioneros y la feligresía lo
felicitaban por la obra. Él contaba lo del
ángel y nadie lo creyó; le decían que estaba
soñando.
Poco tiempo después al terminarse
los trabajos en la iglesia, en el centro de La
Grita se instaló el Santo Cristo, que desde
entonces es el guardián de la ciudad. A este
Cristo milagroso acude gente de todas
partes a postrarse a sus pies. La imagen es
querida y venerada por los gritenses, que
todos los años, el 6 de agosto celebran con
gran pompa y entusiasmo sus fiestas
patronales”. Familia Duque. La Grita, 03 de
diciembre del 2005.
Desde aquel día el Santo Cristo ha
sido un faro de luz, para la multitud de
devotos que año a año vienen a postrarse a
sus pies para derramar una súplica que Él
siempre oye. Un poeta quiso expresar de
esta manera la devoción al Santo Cristo:
“Todo lo que pidáis a su sagrado corazón en
la cruz clavado, nunca os será por su bondad
negado; porque este buen Señor que os he
pintado, más feliz cuanto más atormentado,
mejor perdona a quien más ha pecado y aún
es más rico cuanto más ha dado”.
El obispo diocesano Monseñor
Mario del Valle Moronta Rodríguez,
queriendo recoger el sentimiento tachi-
rense, lo proclama patrono y protector del
Táchira el 6 de agosto 2007.

Santo Cristo de La Grita y Virgen de la Consolación.
Ronald Ruiz. 2021. Reproducción con fines didácticos.
La Virgen de la Consolación
Dos misioneros salen del convento
de los agustinos de San Cristóbal, Fray Luis
de Olmo y Francisco de Orellana portando
la imagen pintada de la Virgen de
Consolación, más allá del Torbes, a llevar la
buena noticia del evangelio a los indios
Táriba. Al llegar al poblado enarbolan la
caña con la imagen, iniciando de esta
manera la evangelización. Los indígenas
aceptan a los misioneros y pronto levantan
una ermita, pero los vecinos de Guásimos y
Capacho no ven bien, que sus hermanos de
raza se entreguen a los blancos, organizan
una poblada y destruyen la misión, los
frailes se repliegan a San Cristóbal dejando
el cuidado de la imagen a una india ladina.
En casa de esta mujer los devotos de la
imagen siguen rindiéndole culto en altar
improvisado. Pasando el tiempo la imagen
fue perdiendo su colorido, de modo que fue
guardada en la despensa de la casa. Para el
15 de agosto del año 1600 de aquel lugar
salía un gran resplandor que les parecía
fuego, todos creían que se quemaba la casa,
fueron a socorrerla y abriendo dicha
despensa hallaron que no era fuego
material, sino un fuego azul turquí como
venido del cielo, viendo espantados que el
Táchira Histórica - 10
cuadro de la Virgen se había renovado. Con
premura fueron ante las autoridades
eclesiásticas de la Villa y con todo el pueblo
veneraron la imagen de Nuestra Señora de
la Consolación.
Estas dos historias han llenado toda
la vida eclesial de la Diócesis más de
cuatrocientos años y no dudamos en
afirmar que han sido faro de luz antes y
después de la creación de la Diócesis de San
Cristóbal.
2.- El padre Manuel Vicente Maya y el
Táchira
El padre Maya como solemos
llamarle viene a ser una referencia obligada
para el Táchira porque representa a La Grita
en el Congreso Constituyente por la
Independencia y siendo su votación
negativa, el 5 de julio de 1811. Nace en San
Felipe, Estado Yaracuy el 19 de marzo de
1767, doctor en Sagrados Cánones, en
Ciencias Políticas y en Teología, ejerce el
Rectorado de la Universidad de Caracas
1811 -1815 y encargado de la Arquidiócesis
de Caracas el año 1816 ante la ausencia del
titular, el arzobispo Narciso Coll y Pratt. El
día de su muerte la Universidad hace
elogios por su extraordinario mérito
académico.
No estuvo en la ciudad de La Grita
como tampoco Miranda en El Pao, cuya
representación ostentaban. El no votar por
la Independencia no fue producto de la
ignorancia, tres doctorados y su ejercicio de
Rector le daban suficiente capacidad para
discernir, además de la virtud y ponderación
para ejercer el mayor cargo eclesiástico de
la nación.
Simplemente interpreta los sentí-
mientos tachirenses de aquel momento que
no están de acuerdo con aquella decisión y
se solidariza con los mandantes porque era
su representante. No le importa los juicios
de la historia. Rafael Caldera, que fuera
presidente de la República en dos ocasiones
pudo afirmar de esta postura:
“El testimonio discrepante, el voto
salvado del padre Maya es uno de los más
elocuentes, de los más rotundos aconteci-
mientos ocurridos en aquellos días
 memorables para dejar ante las miradas
de las generaciones la medida de la
libertad y del respeto, de la entereza y la
comprensión que prevalecieron en los
origines de la República”.
Debemos hacer notar que el
hermano del padre Maya, Juan José
representa a San Felipe y vota a favor de
ella. Caracciolo Parra Pérez, escritor
merideño en un estudio de la Primera
República afirma:
“Maya no era personalmente opuesto a
la independencia de Venezuela, sino
alegaba que su mandato como diputado
por La Grita lo limitaba a la defensa de los
derechos de Fernando VII, esa decisión
fue el reflejo de su autonomía de
pensamiento, no ajena a su condición de
universitario”.
Yo agregaría: Fue respetuoso de la
representación que ostenta y por ningún
motivo la desvirtúa, ejemplo a seguir, en los
momentos actuales cuando se quiere
manejar un pensamiento único y en
consecuencia un actuar único. A las
regiones y a las personas se les debería
respetar siempre, la capacidad creativa y la
voluntad de regirse en lo político, social,
cultural y religioso. El padre Maya viene a
ser un Icono de ser tachirense, de la
tachiranidad, su idiosincrasia, sin haber
nacido ni crecido entre nosotros.
3.-El trabajo de la Iglesia Católica
antes de la Creación de la Diócesis
Como ya lo afirmábamos en la
introducción le corresponde el honor a la
Arquidiócesis de Santa Fe de Bogotá,
pastorear estas tierras antes de la creación
de la Diócesis. El Libertador Simón Bolívar,
afirmaba: “Venezuela es un cuartel,
Colombia un convento”. Ese espíritu
religioso de Colombia llega tempranamente
a nuestras tierras, los misioneros
franciscanos desde España a La Grita, y a
San Cristóbal los agustinos dieron frutos de
trabajo abnegado y de gran sacrificio para
estas tierras tachirenses, tan lejanas de la
Sede Metropolitana de Santa Fe de Bogotá.
Al llegar los misioneros deben
someterse a la organización civil progra-
mada para los naturales, las encomiendas,
Táchira Histórica - 11
Padre Manuel Vicente Maya.
iniciativa de la corona española secundada
por la Iglesia Católica donde se establecen
las obligaciones de los encomenderos,
como de los indios. Los pueblos de doctrina,
lugar donde el fraile orientaba la fe de los
naturales y los protegían de los maltratos
físicos y morales de los encomenderos.
Hasta el año 1546 todas las diócesis del
nuevo mundo dependen de la Arquidiócesis
de Sevilla hasta que se crearon las sedes
metropolitanas del nuevo mundo: México,
Santo Domingo, Lima y posteriormente
Santa fe de Bogotá (1564).
El 16 de febrero de 1778 la diócesis
de Mérida de Maracaibo fue desmembrada
de la Arquidiócesis de Santa fe de Bogotá
por su Santidad Pío VI por Bula “Magnitudo
divinae majestatis” abarcando Táchira,
Mérida, Trujillo, Zamora, Maracaibo,
Gibraltar, Falcón, parte de Apure y del
Departamento de Santander, Colombia, por
Bula del Rey de España Don Carlos III, sería
sufragánea de la Arquidiócesis de Caracas el
año 1804. El peregrinaje de los obispos de
Mérida comienza el 13 de diciembre de
1815, después de 27 años de haber asumido
esta responsabilidad, con la presencia de
Monseñor Santiago Milanés en tierra
tachirense. Lasso de la Vega, Juan Hilario
Boset, Román Lovera, Antonio Ramón Silva,
y el presbítero Acacio Chacón Guerra en
 Monseñor Jáuregui por don Pepe Melani
representación del obispo merideño, el 19
de enero de 1923 sumaron 22 visitas a la
tierra tachirense donde orientan a los fieles,
dan pautas a los sacerdotes para las
parroquias y administraban el sacramento
de la confirmación a los fieles.
Al frente de las parroquias están
eminentes sacerdotes consustanciados con
los fieles para la construcción de los
templos y la enseñanza viva del evangelio
de Jesucristo, con el testimonio de vida. Hoy
todavía recuerdan nuestros pueblos de
viejo abolengo, la obra material y espiritual
de aquellos cedros, como los del Líbano que
dejaron huellas imperecederas. Monseñor
Jáuregui Moreno, hijo de Mucuchies,
Mérida, siembra sus inquietudes de
sacerdote ejemplar y aquilatada ciencia al
fundar, en el año 1884 el Colegio Seminario,
que sirve de seminario de la Diócesis de
Táchira Histórica - 12
Mérida, después de haber regresado de
Roma con la aprobación del obispo Lovera,
debido al Decreto Guzmancista de 1872,
que los extinguiera. En La Grita se forman
entre otros, los sacerdotes Ramón Mora,
Primitivo Galavis, Manuel Rosales, Juan de
la Rosa Zambrano, José del Carmen Reina,
Álvaro Fonseca, Leovigildo Lobo, Melecio
García, Juan Maximiliano Escalante, José
Ignacio Moncada, José Lucio Becerra, Pedro
María Morales, Lucio Becerra, Manuel
Román Cárdenas, Acacio Chacón Guerra,
Luis Ignacio Chacón, José Escolástico
Duque, Luis Apolinar Granados, Manuel
Rosales, Esteban Sánchez, Eloy de Jesús
Contreras. 54 sacerdotes se forman en el
Seminario del padre Jáuregui.
Las páginas de mi libro Historia
Eclesiástica del Táchira se quedarían cortas
 Papa Pío XI (Fuente: Diario Católico).
si no se hace memoria de aquellos hombres
de fe, sembradores de inquietudes sacer-
dotales que dejaron su impronta entre
nosotros. Muchas de las costumbres
religiosas de nuestros pueblos y la práctica
de las virtudes cristianas se les deben en
parte, supieron encarnarse, dejando un
recuerdo imperecedero en el territorio
tachirense. Las nuevas generaciones han
tenido la opción de seguir regando, lo que
sembraron con tanto cariño y abnegación
en sus parcelas pastorales los primeros
sacerdotes, cumpliéndose las palabras de
San Pablo: “Pablo sembró, Apolo regó y Dios
da el incremento”. (I Cor. 3,6-7)
La Historia Eclesiástica del Táchira
hace el elogio del trabajo de los obispos de
Mérida:
…en ningún momento abandonan las
tierras del Táchira, antes bien, las cuidan
con verdadero celo de pastores y
siembran en los fieles los principios
cristianos, señalando los lineamientos
generales en varios campos de
apostolado, que aún hoy las generaciones
actuales viven de ese fermento de
doctrina que fue sembrado con calor
humano y pasión de apóstoles por todos
los caminos y veredas del Táchira.
Táchira Histórica - 13
4.- Tomás Antonio Sanmiguel,
el primer obispo traza las líneas generales
Como la diócesis de Mérida de
Maracaibo se iba acrecentando en pobla-
ción y ante la imposibilidad física de los
pastores de atender las ingentes necesi-
dades espirituales de los fieles, nace la
diócesis del Zulia el 23 de julio de 1897 y su
Santidad Pío XI crea la diócesis de San
Cristóbal el 12 de octubre de 1922, con la
Constitución Apostólica “Ad Munus”, 22
Parroquias fueron separadas con el Distrito
Páez del Estado Apure, con una extensión
de 16.015 Kms, elevando a la diócesis de
Mérida a Sede Metropolitana al año
siguiente, el 11 de junio de 1923 con el Papa
Pío XI, por la Bula “Inter praecipuas”.
La creación de la diócesis es fruto
principalmente de los afanes de pastor,
Monseñor Antonio Ramón Silva, obispo de
Mérida que conocía la realidad por sus
largas visitas pastorales de tres meses, del
presbítero doctor José Primitivo Galavís,
Vicario de San Cristóbal, que hacía las veces
de prelado en las cosas urgentes de este
vasto territorio, la intervención del Con-
greso Nacional de la República de Vene-
zuela y la buena pro del general Juan Vicen-
te Gómez, presidente de la República.
 Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel con el presidente del estado Táchira; Pedro María Cárdenas.
Fuente: Diario Católico.

El primer obispo Tomás Antonio Monseñor Alejandro Fernández Feo y como

Sanmiguel, nacido en Valencia el 7 de marzo
de 1887, recibe la unción sacerdotal el 14 de
julio de 1912 de manos de Monseñor Juan
Bautista Castro y el 25 de octubre de 1923
fue consagrado obispo de San Cristóbal en
la ciudad de Caracas, llegando a su sede
episcopal el 25 de noviembre del mismo
año.
El trabajo del primer obispo de San
Cristóbal a los 99 años de su instalación (día
de su llegada:21-10-1923), permanece
inalterable, sus líneas de acción cada vez se
ensanchan y su transitar es agradable para
quienes le han sucedido en el solio
episcopal. El Seminario Diocesano, nace de
manera incipiente en la sede episcopal,
luego en la calle 14 donde actualmente
funciona la Universidad Católica del Táchira
y en el año 1964 se instala definitivamente
en Palmira, en la colina de Toico, obra de
el Distrito Páez del estado Apure queda a su
cuidado establece una misión de indígenas
que confió a los hijos de Santo Domingo de
Guzmán, venidos de Colombia, de la
Provincia de San Antonino.
El campo de la prensa siente su
presencia con la creación del Diario Católico
y para los sacerdotes el Boletín Eclesiástico,
la radio también recibió la impronta del
pastor con las llamadas horas católicas. La
recién creada diócesis recibe un gran
impulso con la celebración del primer
Sínodo Diocesano para adecuar la diócesis a
las normas del Derecho Canónico, legis-
lación universal de la Iglesia.
La presencia de varias congre-
gaciones religiosas impulsa el arduo
trabajo de las parroquias y el trabajo en
muchos colegios, daban a la naciente
diócesis ínfulas de grandeza. Tres veces

Táchira Histórica - 14
Monseñor Rafael Arias Blanco acompañado por el clero de la época. Allí aparecen Domingo Roa Pérez (derecha)
y Marco Tulio Ramírez Roa, segundo en la izquierda.
Fuente: Archivo Colegio María Auxiliadora de San Cristóbal.

consecutivas la presencia del Obispo en las Monseñor Rafael Arias Blanco

parroquias de la Diócesis profundizan la fe
cristiana y dan ánimo a los sacerdotes en su
labor pastoral en la guía de los fieles y en el
apuntalamiento a las iniciativas de bien
pastoral. Los sacerdotes le tratan con
respeto y ayudan a llevar la carga que el
Papa había colocado sobre sus hombros de
pastor.
Con el gobierno civil de turno fue
cauto y moderado, pues desde la primera
magistratura está la presencia de Juan
Vicente Gómez que por 35 años dirigió los
destinos de la República.
5.- Continúan la ruta…
Monseñor Arias Blanco, Monseñor
Alejandro Fernández Feo, Monseñor Marco
Tulio Ramírez Roa, Monseñor Mario
Moronta han continuado la obra del primer
obispo de la diócesis. Cada uno con su
carisma, con su férrea voluntad de llevar
adelante la obra iniciada el año 1922
insistiendo en uno u otro campo de los ya
iniciados.
Un enamorado de la Educación. Le
exige a cada sacerdote que donde exista un
templo debía levantarse una escuela,
consejo que los sacerdotes llevan a cabo y
hoy contamos con grandes Unidades
Educativas en San Cristóbal y en muchos
pueblos. Entre estas obras sobresale el
Seminario Mayor, inaugurado con hermosa
sede en la calle 14 del barrio La Romerita.
Monseñor Alejandro Fernández Feo
Durante su episcopado de 33 años,
lleva a su máxima expresión el Instituto
Universitario Eclesiástico Santo Tomás de
Aquino en su planta física y en su nivel
Universitario. Logra después de grandes
esfuerzos la creación de una extensión de la
Universidad Católica Andrés Bello regen-
tada por los padres Jesuitas en septiembre
del año 1962, adquiere su autonomía en
octubre de 1982. Los templos del Santo
Cristo de La Grita y la Virgen de Consolación
de Táriba, elevados a Basílicas Menores,
obteniendo del Venerado Pontífice, San
Juan XIII la coronación Canónica de la
sagrada imagen de la Consolación, realizada

Táchira Histórica - 15
 Monseñor Alejandro Fernández Feo.
Fuente: Archivo Colegio María Auxiliadora de San Cristóbal.

por el recordado primerísimo Cardenal de renses consiguen la elevación a parroquia,

Venezuela Monseñor José Humberto
Quintero el 12 de marzo de 1967.
Muchas parroquias, nacidas de su
celo episcopal y apoyo, para levantar 25
templos y veintinueve casas parroquiales,
confortables para sus sacerdotes. El Diario
Católico encuentra una sede propia y la
Catedral junto con el Palacio Episcopal una
gran obra para la ciudad con ocasión de sus
400 años (Año 1961).
Monseñor Marco Tulio Ramírez Roa
El Seminario Diocesano siente los
afanes del pastor, no deja pasar una semana
sin caminar por los pasillos o entablar un
diálogo sincero con los seminaristas o
sacerdotes formadores. Consigue del
Gobierno Nacional una nueva estructura
para ampliar el seminario Mayor reali-
zándose en tiempos del presidente Jaime
Lusinchi. Muchos grupos humanos tachi-
sintiendo la presencia cercana de un
sacerdote en sus necesidades pastorales,
anhelo que no había sido llevado a cabo,
porque según el parecer de las autoridades
eclesiásticas no llenaban los requisitos para
la fundación de una parroquia.
Si bien, las parroquias no reciben
visitas pastorales durante su pontificado,
sin embargo, la presencia del Pastor estaba
asegurada, en los momentos más estelares
de la vida parroquial, como las festividades
patronales.
Monseñor Mario del Valle Moronta.
Lo más relevante del pontificado de
Monseñor Mario Moronta, la celebración
del Segundo Sínodo Diocesano que por
varios años mantuvo en expectativa al clero
y a los fieles. La realización del plan pastoral
llamado “Parroquia Participativa Comunidad
de Comunidades”, la creación en todas las

Táchira Histórica - 16

Asunción de Monseñor Marco Tulio Ramírez Roa como
cuarto Obispo del estado Táchira. Aquí se le observa
saludado por Monseñor Alejandro Fernández Feo quien le
hace entrega de la Diócesis de San Cristóbal, 23 de febrero de
1985 (Fuente: Diario Católico - Digitalización: José Antonio
Pulido Zambrano).
parroquias de los Consejos Pastorales y
Económicos. La renovación del Consejo
Diocesano de Laicos y la creación de las
Escuelas de Formación en varios niveles; el
encuentro anual de jóvenes en una
parroquia determinada con más de 3000
participantes. La atención cercana del
seminario creando el propedéutico y un
Proyecto Educativo y los años de pastoral
para los seminaristas; la creación de más 40
parroquias para la atención de los fieles; la
constitución de las Asambleas Diocesanas
de pastoral inauguradas el 12 de octubre de
1999, los inicios de la casa sacerdotal ARS y
Táchira Histórica - 17
el nuevo santuario al Santo Cristo de la
Grita. Incentiva enormemente el culto al
Santo Cristo y a la Virgen de la Consolación,
que hoy puede considerarse uno de los
cultos más sobresalientes, en cuanto a
imágenes se refiere en el territorio nacional.
El apoyo incondicional a la Universidad
Católica logrando que la dirigiera un
sacerdote diocesano.
La extensa programación en visitas
pastorales a la Diócesis en su extensión
territorial, la cercanía a los sacerdotes y
fieles en tan magna fecha, dan un tono de
bienestar espiritual digno del aconte-
cimiento celebrativo: Los cien años de la
Diócesis de San Cristóbal.
6.- Una Diócesis renovada en el espíritu.
Resaltaremos ahora el aconteci-
miento eclesial que ha tenido más impacto
en la diócesis de San Cristóbal en los inicios
del tercer milenio, fruto sazonado de
oración y acción: El “Segundo Sínodo”,
sacerdotes y laicos dirigidos por el obispo
convocando para el 12 de octubre del 2005,
conmemoración de los 70 años del primer
Sínodo del primer obispo; Monseñor
Sanmiguel. La basílica del Santo Cristo con
la presencia del Nuncio Monseñor Giacinto
Berloco, el obispo Monseñor Mario
Moronta, el presbiterio y delegaciones de
todas las parroquias se comprometen a
llevar adelante tan importante aconteci-
miento. Desde el 3 de junio del 2006 hasta
el 12 de octubre del 2007 la Diócesis estuvo
activa tanto en la sede episcopal como en
las Vicarías Episcopales buscando las luces
del Espíritu Santo para renovar la Diócesis
en “Espíritu y Verdad”. La mayoría de las
sesiones se llevan a cabo en el seminario
diocesano por la comodidad que implica el
desarrollo de las debidas deliberaciones, de
los equipos conformados por sacerdotes de
las diferentes parroquias y fieles, llevando a
cabo un tema determinado de la Iglesia,
que, luego presentado en plenaria, ante un
auditórium que sobrepasaba las seiscientas
personas.
Se llevan a cabo 20 sesiones
sinodales, amén de todas las reuniones de
los sacerdotes en sus parroquias con los
fieles y luego en sus respectivas Vicarías
Episcopales. En ellas, prevalecía la reflexión,
el análisis de los desafíos presentados hacia
el futuro y los compromisos y las líneas de
acción a llevar a cabo por la Iglesia
Diocesana en los próximos años.
Con la realización del Sínodo
Diocesano se cumple lo afirmado por el N°
7 del primer libro: “Una experiencia de
comunión y participación que permitió a la
Iglesia local responder a los desafíos que le
presenta tanto la Palabra de Dios como la
humanidad”. Con el trabajo sinodal se ha
querido colocar las bases para la renovación
de la vida espiritual y humana de la Iglesia
diocesana. El Sínodo Diocesano fue la
oportunidad para aplicar los resultados y
orientaciones del Concilio Plenario de
Venezuela celebrado en la ciudad de
Caracas entre los años 2000 -2005 y las
orientaciones de la V Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano y del
Caribe de Aparecida del 13 al 31 de mayo
2007 donde se insistía en “Formar
discípulos misioneros para anunciar el
Evangelio de Jesucristo”.
Todo lo tratado queda impreso en Monseñor Mario del Valle Moronta.
Fuente: Archivo Diario Católico.
los libros: 1. El Libro del Sínodo; 2. Los
Estatutos Sinodales de la Diócesis y 3. el
plan trienal. Con la consigna: “La Iglesia en
el Táchira se renueva en Espíritu y Verdad”. En los cien años, podemos nombrar
La Iglesia Universal, la Iglesia a varios sacerdotes donde la historia de la
Venezolana, y nuestra Iglesia local esperan diócesis se ha visto reflejada: José Teodosio
con la ayuda del Espíritu Santo, renovarnos Sandoval, Edmundo Vivas, Bernabé Vivas,
en Espíritu y Verdad llevando a cabo la ruta Delfín Medina, Néstor Chacón, Luis Abad
trazada que entre todos hicimos para tener Buitrago, Horacio Rosales, Edgar Roa, Raúl
una Iglesia Diocesana viva y confiable a los Méndez Moncada, Juan Francisco Santos,
fieles. Nelson Arellano Roa, Eduardo Fajardo, Luis
Cardona Meyer, José Herbreteau, Eugenio
Fuentes, Rafael Parada, Miguel Ignacio
7.- Cada sacerdote diocesano hace su Briceño Picón, Luis Ernesto García, Oswaldo
Historia García, Juan de Matta Ortiz, Vicente Rivera,
La diócesis de Venezuela con más Sixto Gonzalo Somaza, Otto José Cárdenas,
sacerdotes, la de San Cristóbal y la que más Antonio Chacón Vivas, entre otros.
seminarios existen para cultivar las Solamente mirando la obra física de
vocaciones sacerdotales y religiosas. los templos y casas parroquiales bastarían
La Historia Eclesiástica del Táchira para levantar un monumento bien
en sus páginas da testimonio de los trabajos proporcionado a las figuras clericales que
encomiables de los sacerdotes en las han dejado la huella en las poblaciones y
parroquias, venciendo dificultades de toda caseríos de la Diócesis. La obra espiritual,
índole, pero llevando adelante la obra sólo Dios puede medirla y nosotros sólo
encomendada por el obispo de pastorear y podremos acercarnos a realizar una
regir la Iglesia. pequeña medición y diremos que no hay

Táchira Histórica - 18
otra diócesis de Venezuela donde se ha
hecho tanta Historia, para bien de la Iglesia
y de la Patria.
En los actuales momentos las
autoridades Eclesiásticas adelantan proce-
sos de beatificación del primer Obispo,
Tomás Antonio Sanmiguel, Madre Lucía del
Niño Jesús y de la Santa Faz, Hermana María
Israel Bogotá Baquero, Monseñor Martín
Martínez, Medarda Piñero, Don Lucio León
Cárdenas y la niña Amanda Ruiz, quiera Dios
que se logre, para bien de la Iglesia y honor
a Dios Todopoderoso. El laicado ha sido
fortalecido en los últimos años con
formación y participación en todos los
niveles para tener una Iglesia viva; falta
mucho por hacer, pero los tiempos que
vienen, seguro que será mejor.
Los procesos de Beatificación que
se llevan a cabo en la Santa Sede, afirman
que la Iglesia no es obra sólo de los clérigos,
sino de los bautizados que por los
sacramentos de la iniciación cristiana:
bautismo, confirmación y eucaristía, son
constituidos: sacerdotes, profetas y reyes,
para realizar en el mundo la evangelización
deseada por Cristo al mandar a los
discípulos a ganarlo para Dios y la exigencia
de clérigos y laicos de buscar por encima de
todo la Santidad.
Táchira Histórica - 19
8.-La Historia del Táchira marcada
ostensiblemente por la Historia
de la Diócesis de San Cristóbal
Sería ridículo separar la Historia del
estado Táchira y la de la Iglesia Católica,
ambas, se entrelazan irremediablemente. El
Táchira ha hecho Historia desde el 10 de
mayo de 1863, don Jesús Contreras
proclama la Federación que no había
aceptado la autonomía del año 1856.
Guzmán Blanco para someter más la
autonomía estadal y centralizar el poder
redujo los estados a 20 y el año 1881 a
nueve. Con estas acciones no sólo buscaba
someter a los andinos, destruirles su
mentalidad. El Gran Estado de los Andes fue
cedido en calidad de feudo político al
caudillo Juan Bautista Araujo, quien sería el
encargado de dominar la rebeldía andina.
Con esta creación los tachirenses sienten en
carne propia la opresión y la falta de
consideración a su mentalidad y costum-
bres. En defensa de la tachiranidad buscan
intensificar, lo que siempre habían hecho,
sus relaciones económicas y familiares con
Colombia y utilizar la ventana al viejo
continente, por el cauce de los ríos y el
ferrocarril del Táchira, hacia el lago de
Maracaibo.
Cipriano Castro con la revolución
Restauradora busca una solución; sesenta
 Catedral de San Cristóbal. Pedro Mogollón. Reproducción con fines didácticos.

revolucionarios envueltos en las sombras de Trujillo, el 1 de octubre de 1961

de la noche, salieron del Rosario de Cúcuta,
el 23 de mayo de 1899 con el fin de llegar a
Caracas y hacer sentir a los andinos. El
drama del abandono de la región, ha sido
una constante del centralismo caraqueño.
Los tachirenses se han distinguido
por hacer política y vida religiosa en
extremo. Estas dos cualidades fueron
encarnadas en tres sacerdotes que fueron a
la Asamblea Constituyente en octubre del
año 1947: Presbítero doctor Carlos Sánchez
Espejo, orador sagrado; José León Rojas
Chaparro, luego obispo Coadjutor con
derecho a sucesión del Excelentísimo
Monseñor Antonio Ignacio Camargo, obispo
tomando posesión de la diócesis a la muerte
del titular acaecida el 13 de diciembre del
mismo año y José Rafael Pulido Méndez,
natural de Rubio, asume la Diócesis de
Maracaibo el 21 de junio de 1958 y Coadju-
tor con derecho a sucesión de Mérida el 16
de enero 1961 y Arzobispo el 22 de noviem-
bre de 1966.
La Iglesia del Táchira ha sido labo-
riosa en extremo, casada con las grandes
causas de la población: la religiosidad, la
educación, el mejoramiento del hábitat de
los habitantes, la ciencia, la cultura y las
artes. También han existido sacerdotes en
las luchas sociales o culturales de los

Táchira Histórica - 20
pueblos, unidos a los fieles en sus reivin-
dicaciones. Ejemplos no daremos, sólo
aclaramos que de esas luchas han sido
testigos los habitantes de Colón, Coloncito,
Pregonero, San Josecito, El Piñal, Abejales,
entre otros.
La autoridad eclesiástica, ha estado
unida al progreso de la ciudad de San
Cristóbal y de las poblaciones que han
ameritado su presencia. San Rafael de El
Piñal, como municipio lleva el nombre de
Monseñor Alejandro Fernández Feo, tercer
obispo diocesano. Sabana Grande lleva el
nombre de Monseñor Miguel Antonio Salas.
Los municipios Panamericano y Samuel
Darío Maldonado (1972), nacieron gracias al
esfuerzo de la gente con los sacerdotes de
la parroquia de San Pablo, Apóstol, especial-
mente del Vicario Parroquial de la época
1977 -1982, el presbítero Luis Gilberto
Santander Ramírez. El padre Heberto Ruiz
formó parte de la lucha por reivindicar la
posición política del municipio Sucre. En la
población de Pregonero los sacerdotes
Manuel Da Rocha y José Tamayo aunaron
esfuerzos con la sociedad civil y la población
para reclamar la vía hacia La Fundación,
después que quedaron sin ella por el
llenado de la represa del Uribante.
La Iglesia Católica con Monseñor
Alejando Fernández Feo y la sociedad civil,
trajeron la primera Universidad para la
región tachirense: la UCABET. Muchas
personas extrañan cómo esta casa de
estudios no lleva su nombre.
El pueblo agradecido ha honrado
con el nombre de dos sacerdotes los
ancianatos “Padre Manuel María Lizardo”
de la ciudad de San Cristóbal y “Presbítero
Justo Pastor Arias” de Rubio.
La municipalidad de San Cristóbal
honra con el nombre del obispo Alejandro
Fernández Feo, el Parque Metropolitano y
la Asamblea Legislativa del estado Táchira,
coloca su nombre al novel municipio que
tiene por capital El Piñal en la zona sur del
Estado. La escuela de Fe y Alegría de
Naranjales y una urbanización en El Milagro,
llevan el nombre del padre Rubén Darío
Mora, una urbanización en Umuquena del
padre Álvaro Fonseca; la Emisora FM de la
comunidad de Umuquena y la Escuela del
Táchira Histórica - 21
Instituto Venezolano de Acción Comu-
nitaria (IVAC) cerca de la entrada a
Umuquena en la Panamericana, el nombre
de Monseñor Néstor Chacón Vivas; en
Lobatera la avenida principal, bautizada con
nombre Presbítero Pedro María Morales
Gómez. Dos colegios de San Cristóbal llevan
el nombre de dos obispos insignes que
pastorearon el Táchira: Monseñor Sanmi-
guel y Monseñor Arias. Un barrio de ciudad
de San Cristóbal, el nombre de Monseñor
Marco Tulio Ramírez Roa. Las Granjas
Infantiles de El Mirador y la Unidad Educa-
tiva de El Llanito, Capacho Nuevo llega el
nombre de Monseñor José Edmundo Vivas
Medina, Fray Francisco Frías de la comu-
nidad agustiniana es honrado en Palmira
con un colegio que lleva su nombre. Una
escuela de labores que primero fue escuela
de Artes Puras y Aplicadas en el municipio
Emilio Constantino Guerrero lleva el
nombre del Luis Gilberto Santander Ramí-
rez. En gran parte de las obras de
importancia para la ciudad de San Cristóbal
tuvieron parte activa los primeros obispos.
Es imposible, pues, separar estas
dos instituciones que han sido el sostén de
lo que hoy llamamos el estado Táchira.
9.- Conclusión
Continuemos escribiendo el paso
del Señor por las tierras tachirenses con fe y
entusiasmo y sigamos cosechando frutos
sazonados para los que han tomado como
norma sus palabras: “Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida” Jn.14,6, “Cristo es Ayer,
Hoy y Siempre” Hb.13,8.
FUENTES:
- Historia Eclesiástica del Táchira en seis
tomos. Luis Gilberto Santander Ramírez.
- ¡El Táchira Presente! Luis Santander.
- Entre Páramos, vida y obra del padre
Escalante. Gerardo A. Suarez E.
- Una luz sobre la colina de Toico (Historia
del Seminario Diocesano Santo Tomás de
Aquino de Palmira). Luis Santander.
TEUCARA

Los pobladores originarios

de la Villa de San Cristóbal.
Anderson Jaimes

Táchira Histórica - 22
 Los Teucara,
pobladores originarios de la Villa de San Cristóbal.
Anderson Jaimes. *
El Valle de Santiago, asiento de la
ciudad de San Cristóbal, se encuentra
dentro de un área geográfica que ha sido
habitada a lo largo de los siglos, por un sin
número de grupos humanos que se han
transformado en el tiempo. Son las
características particulares de lo que se
conoce como “Depresión del Táchira”, paso
obligatorio para cualquier movimiento
migratorio, las que hacen de esta región un
punto de encuentro que va a estimular un
espacio ideal para una cohesión humana
que va a generar una serie de rasgos
identitarios característicos. Todo esto hace
que este espacio natural sea propicio para
la convergencia y encuentro de grupos
humanos.
…es cortado en diferentes direcciones por
profundos valles y caudalosos ríos de
montañas que se abrieron camino en
distintas épocas pre-hispánicas o
corrientes migratorias de indígenas de las
selvas del Zulia, de las altas laderas de
Mérida, del alto llano apureño y de
Colombia (Durán, 1996, p 47).
La depresión del Táchira es el
resultado del hundimiento de una parte
importante de la Cordillera de los Andes
durante el paleoceno de la época terciaria.
Esta va a interrumpir las abruptas montañas
andinas reduciendo las grandes alturas y
generando terrazas, valles y abanicos
fluviales accesibles que facilitaron la
penetración y asentamiento de los grupos
humanos pobladores (Cunill, 1967).
Dentro de esta, se encuentra el
Valle de Santiago, una formación
intramontana, conformada por dos
vertientes de diferente longitud, que van a
tener su punto de convergencia en el cauce
* Antropólogo del Museo del Táchira.
Página anterior: Figurilla antropomorfa precolombina tachirense.
Táchira Histórica - 23
del rio Torbes. Así la superficie del Valle es
un sistema de terrazas de sedimentos
fluviales separada por ocho depresiones
originada por igual número de corrientes de
agua que bajan de la sierra oriental, que
corren de este a oeste hasta caer al rio
Torbes, que corre de noreste a sur.
Para el año 1569 se tiene la primera
relación geográfica del Valle de Santiago,
gracias al interrogatorio que enviara el
visitador del Consejo de Indias, Don Juan de
Oviedo, encaminado a conseguir
información del nuevo mundo. Al parecer el
cronista Fray Pedro Aguado conoció tal
requisitoria y la usa en las descripciones que
este hace del mismo valle en su obra escrita
ese mismo año (Sánchez, 2003). De estos
documentos se desprende importantísima
información, con el nombre de la comarca
en lengua de indios “gorca”; los principales
ríos; el temperamento y calidad de la
comarca: “Es de alegre cielo apacible
temple, aunque más cálido que frio”; el tipo
de tierra “no todo es tierra rasa ni el
arcabuco o montaña que en él hay es todo
crecido, sino partes es montaña y partes
chaparrales y otros pequeños o bajos
montes… Es tierra muy fértil y acomodada a
darse en ella todos los géneros de frutas así
naturales como extranjeras… y en los
algodonales que los hay muchos muy
fructíferos…” (Aguado, 1963, t II, 471).
En esta primera descripción el
cronista unifica dos formaciones
geográficas diferentes, el Valle de Santiago
y el Valle de Zorca-Peribeca conocido por
los españoles como “La Magdalena”. Otro
aspecto de estos valles lo constituye su
accesibilidad, característica fundamental de
la depresión del Táchira.
 La otra banda del rio principal que
atraviesa por medio del valle, que la
tuvieron hacia el nacimiento del sol los
que en este valle entraron cuando el
mismo capitán Maldonado iba a Mérida a
los negocios de Juan Rodríguez, y ahora
así mismo la tienen o lleva rostro a los que
ella van desde Pamplona al tiempo que
entran en el valle mirando, como se ha
dicho al oriente… Es este valle de Santiago
casi triangulado, que lo hace ser así la
quebrada y aguas que bajan de la Loma
del Viento y de otras cumbres y sierras que
por allí hay, que casi caminan derecho a
donde está la Villa poblada; pero no
entran ni se juntan en aquel mismo paraje
y derecha del rio principal, que pasa por
delante de la villa, porque impidiéndoseles
el paso una baja y llana loma que por allí
se opone, la hace baja casi media legua
más abajo; pero la villa o pueblo está
situada y poblada casi en medio del valle,
donde la cogen los naturales que en ella
hay. (Aguado, 1963, t II, p 471).
Los primeros pobladores del Táchira
Dentro del marco de las teorías del
poblamiento se puede señalar que estas
características geográficas hacen que el
actual territorio tachirense haya sido el sitio
de poblamiento de una gran heteroge-
neidad de grupos.
Una primera migración, de la que se
tiene muy pocos datos, se remonta al
menos a 14.000 años a.c, cosa que se infiere
con base a la presencia de artefactos líticos
asociados a restos de mamíferos, incluso de
mega fauna. Eran grupos cazadores-
recolectores con tecnología simple que se
desplazaban detrás de las grandes
manadas, de animales que les servían de
fuente de alimentación. De esta manera van
penetrando nuevos territorios, siempre
vinculados a las corrientes de agua.
Tenían una vida nómada, aunque en
algunos casos comenzaron a quedarse
durante tiempos más prolongados en
algunos sitios que le ofrecían seguridad y
acceso al agua y a frutos de la naturaleza.
Descubren entonces algunos principios
Táchira Histórica - 24
Fray Pedro de Aguado
básicos de la agricultura y la domesticación
de algunos animales. Esta variación en la
dieta va a estimular a un cambio de vida
más sedentario. Para el 3.000 a.c se
encuentra evidencias de las primeras
sociedades establecidas en el territorio
tachirense, como los que habitaron en
Santa Filomena y la Mata (Seboruco) y en el
área de Capacho donde se reporta una
cronología entre 5.000/1.000 antes del
presente, sus primeras viviendas se
encuentran en la zona norte, La Pedregosa,
Cuchilla de Menorica (Seboruco) y en el
municipio Ayacucho (Durán, 1998).
Así su vía de entrada la constituyo
toda la franja fronteriza por las zonas norte
y oeste. Sus características más resaltantes
eran una tecnología lítica diversificada
(puntas, lascas, percutores, hachas, manos
y piedras de moler), objetos de hueso y
concha (punzones, cerbatanas, agujas,
flautas, adornos), una alfarera poco
desarrollada y una incipiente agricultura.
Las migraciones sucesivas son
protagonizadas por grupos étnicos de
diferentes troncos culturales como los
Chibchas, Arawak y Caribes. Estos van a
llegar en diferentes épocas asentándose en
el territorio, fundando aldeas y pueblos.
Desde 3.000 a.c hasta la llegada de los
españoles se desarrollaron estos grupos
conformados por familias, procedentes de

Los Chibchas.
Centroamérica expandiéndose por los
Andes; de la Amazonia penetrando por los
Llanos y el sur y por el mar Caribe; desde el
Lago de Maracaibo siguiendo el curso de los
grandes ríos.
Los hallazgos arqueológicos señalan
que en el valle que hoy ocupa San Cristóbal,
desde el periodo mesoindio, permane-
cieron sociedades originarias que van a
desaparecer en el periodo neo-indio,
concretamente en el siglo XVI en adelante,
con los procesos de conquista y coloniza-
ción europea-española. Así en Zorca - Pie de
Cuesta. Se logró una dotación correspon-
diente a materiales entre 4.745 años a.p. y
150 a.p. (Durán, 1996).
Estas investigaciones arqueológicas
han mostrado como los pueblos originarios
dejaron una serie de productos materiales.
Esto es testimonio de una compleja forma
de vida y de una rica presencia de conceptos
significativos que orientaban su existencia y
que dieron como resultado importantes
desarrollos creativos. Lítica, estructuras,
técnicas agrícolas y de construcción se
encuentran aún presentes en el imaginario
e inconsciente colectivo de las comunidades
campesinas que transcurren su vida en la
región.
Táchira Histórica - 25
La mirada del otro, crónica de La Villa
La invasión europea significo
necesariamente un impacto cultural de
dimensiones exorbitantes. El encuentro
entre grupos tan distintos supuso una gran
complejidad en las interrelaciones
suscitadas en ese momento histórico.
Literalmente los europeos llegaron a las
nuevas tierras con un mundo a cuestas
que era suyo y se encontraron con otros
distinto, que era el de las sociedades
indígenas y los nuevos paisajes para crear,
por medio de su mezcla y confluencias,
otro, que es el verdadero nuevo mundo.
No un trasplante de Europa, ni tampoco
una continuación de las culturas
indígenas… es penetrar en el oscuro y
difícil proceso de cambio, un cambio de
identidad, en la formación de una nueva
circunstancia humana y en una época
distinta de la historia. (Uslar, 1993, p 295).
Es exigua la información trasmitida
por las crónicas sobre las antiguas culturas
indígenas del Táchira. Sin embargo, Fray
Pedro Aguado, quien escribe sus “Noticias
Historiales” ocho años después de la
fundación de la Villa de San Cristóbal,
describe con gran prolijidad la región y sus
habitantes. Debido a la perdida de otros
documentos por los incendios en los
archivos a lo largo de las guerras de
independencia y civiles, los escritos de este
fraile franciscano constituyen una fuente
fundamental para la comprensión de los
grupos originarios que moraban en el actual
estado Táchira.
Al referirse al Valle de Santiago el
cronista describe algunas características
culturales de los indígenas del “Valle y
comarcanos” refiriéndose seguramente a
los que habitaban el espacio geográfico que
ocupa hoy día la ciudad de San Cristóbal:
La gente del Valle de Santiago y de aun de
algunas poblaciones y valles y el
comarcano, son indios de buena disposi-
ción y bien hechos y proporcionados y bien
agestados, hartos más que las mujeres.
Preciase de mucho cabello, pero no todos
lo traen tendidos, sino recogidos y
revueltos a la cabeza. Lo cual traen cu-
 bierta con ciertas hojas anchas que la
tierra---- y produce en partes húmedas y
montuosas. Ningunas cosas traen sobre
sus cuerpos, mas todos los varones andan
desnudos en carnes, por honestidad traen
el miembro genital atado a una cabuya o
hilo que trae ceñido en su cintura… las
mujeres traen como las de Mérida unas
samalayetas, vestido que les cubre casi
todo el cuerpo, que son hilos de cabuya y
hecha a manera de sacos angostos y
largos. (Aguado 1963, t II, p 474).
De esta narración se infiere como
los grupos de este espacio geográfico
mantienen relaciones regulares y
permanentes. A pesar de la falta de
definición de los nombres y características
propias de tribus y comunidades, se sabe
que para la época eran numerosas las
parcialidades indígenas que habitaban el
territorio y las cuales mantenían diferentes
costumbres y modos de vida. Tampoco se
logra definir el vínculo, ritualidad, o
elemento cultural que los unía o los Los Chibchas.
relacionaba.
En cuanto a las características
físicas esta crónica se hace verosímil al la rueca con que se elaboraban los hilos
estudiar los restos óseos encontrados en el necesarios para esta actividad textil.
año de 1986, en las excavaciones En relación a estas vestimentas el
arqueológicas realizadas en el yacimiento franciscano los vuelve a describir en la
de Zorca Pie de Cuesta. Allí se encontraron semblanza que realiza de los pobladores del
22 individuos de diferente sexo y cuyas Valle del Espíritu Santo, donde se encuentra
tallas oscilaban entre 1,70 mts. Debido al la ciudad de la Grita, llamada originalmente
hallazgo dentro de los ajuares funerarios, de Quenaga y Senesua:
peinetas elaborados en hueso, se puede …ecepto que todos tenían unos sacos de
deducir el uso de pelo largo por parte de manta de hilo o cabuyas muy largos y
estos. (Durán, 1998). justos al cuerpo, vestidos y atados con
Así mismo se hizo evidente la cabuyas o hilos sobre los hombros y
práctica de una industria textil, que puede recogidos a lo largo en la cintura por
dar como resultado la fabricación de las donde traían ceñidos y recogidos estos
mencionadas samalayetas, confeccionadas sacos (Aguado, 1963, t II, p 479).
con hilos de cabuya elaboradas a partir de la
planta de fique y algodón, generando Se puede decir, en relación a la
tejidos de una sola costura. En el petroglifo indumentaria general de la crónica de
conocido como la Piedra del Parto, ubicado Aguado, que se distinguen dos tipos de
en la Estación Rupestre Chaguaramos de costumbres. El andar desnudo en las tierras
San Juan de Colon, se encuentra una figura calientes y vestidos con telas de fiques y
que parece portar dicha vestimenta. Incluso algodón, en las tierras frías y templadas. Así
en la excavación ya mencionada, se la ropa era para estos grupos, un artículo de
encontraron husos elaborados en cerámica necesidad y no un adorno corporal. Es
y en piedra utilizados como contrapeso de probable en el Valle de Santiago la
narración del cronista sobre la desnudez de

Táchira Histórica - 26

Los Chibchas
los hombres sea un tanto exagerada debido
a las condiciones climáticas de entonces. Se
buscaba con esto resaltar el carácter salvaje
de los habitantes de la comarca y justificar
la guerra de conquista emprendida contra
ellos. La descripción de la vestimenta de las
mujeres responde al tabú occidental de la
desnudez femenina.
Los habitantes del Valle de Santiago
y de todo el Táchira en general, reciben la
definición de “belicosos y guerreros”, lo que
habla de los procesos de resistencia armada
ante la invasión foránea refiere Aguado
que: “Es esta gente belicosa y guerrera, sus
armas principales son arcos y flechas de las
cuales usan muy diestramente” (Aguado
1963, t II, p 474).
Y es que la pacificación de los
aborígenes del valle se prolongó mucho
después de la fundación de la Villa. En los
Táchira Histórica - 27
combates o “guasábaras” se registra el uso
de terribles venenos en las puntas de las
flechas de los guerreros autóctonos. La
presencia de armas contundentes o
“macanas”, especie de palo o palma
cortante con una punta muy desgastada, así
como lanzas que podían ser arrojadizas o de
peso.
Utilizaban maquillaje corporal y
diversas formas muy particulares de
comportamiento durante las batallas.
… a esperar muy emplumados de plumas
de muchos colores y embijados y
enjuagados de colorados y negros…
comenzaron a pelear con los españoles,
dando muestra de muy briosos, porque
con sus rústicos ademanes y barbarás
griterías se llegaban muy cerca a disparar
y emplear sus flechas en los nuestros
(Aguado 1963, t II, p 394).
En Aguado se encuentra también la
primera referencia a la organización y
asentamiento en el Valle de Santiago.
“Vivian en barriazuelos o lugarejos de ocho
a diez bohíos juntos, y el que llega a veinte
son muchos…” (Aguado 1936, t II, p 474). De
esta manera se puede determinar un patrón
de asentamiento de tipo aldea, propia de
sociedad, tribales, con un régimen de
subsistencia representado por el cultivo en
sistema de cementeras. Las expresiones
“barriazuelos o lugarejos” corresponden a
un símil a los barrios extramuros de los
pueblos de España. Los bohíos variaban
entre 8 a 20 donde cada familia vivía bajo un
techo común. La construcción de un nuevo
bohío es el resultado de la constitución de
una nueva familia y todos los miembros de
la comunidad participaban de la obra. Se
puede decir entonces que las viviendas eran
monofamiliares y no colectivas,
característica presente en las culturas
andinas, como la muisca o chibcha.
Mientras que, en otros pueblos como los
Caribes, eran multifamiliares. Fue entonces
una cultura eminentemente rural,
cohesionada entorno a la familia sobre la
que recae la responsabilidad de velar por los
terrenos y la siembra. Se calcula un número
de entre 25 y 100 habitantes, por aldea.
 En cuanto a las características de farautes que con el demonio tratan, los
tales bohíos el cronista no da mayores cuales son dedicados y criados desde
datos, pero la etnografía y la arqueología pequeños para este efecto y estos ni
nos ha enseñado como estos eran hechos labran ni siembran ni tienen cuidado de
con tres materiales básicos: palos, bejucos y cosa alguna de estas, porque de todo lo
palmas. Su estructura responde al método necesario les proveen los demás indios y si
de estantillos u horcones que resisten el se ven en alguna necesidad temporal o
peso del techo, hecho por medio de varas enfermedades, acuden a ellos para que los
amarradas. Los techos podrán ser cónicos y remedien. (Aguado 1963, t II, p 474s).
a 2 o 4 aguas. Los espacios entre estantillos,
enrejados convenientemente, eran rellenos
de paja o barro y no tenían más aperturas
que la puerta y un techo hueco para la salida
del humo de la cocina. Debajo de las
paredes un cimiento de piedras que tenían
distintas alturas. La planta de estos podía
ser cuadrada, rectangular o redonda, como
en el caso de Queniquea.
La organización política de estos
grupos parece responder a una estructura
igualitaria y sin liderazgos fuertes, pues no
se registra que determinados individuos o
grupos hayan detectado una forma de
poder superior sobre los demás. Se
reconoce cierto prestigio sobre la base de
dos elementos muy concretos. En primer
lugar, el haber formado una familia Los Arawakos.
numerosa, lo que supone el manejo y
control de una mano de obra abundante,
Sin embargo, en las expediciones
con los beneficios económicos que esto
posteriores a la fundación de la Villa de San
supone. Y en segundo lugar la figura del
Cristóbal, los invasores españoles
Mojan o Faraute, que tenía una función muy
encontrarían grupos donde el poder político
particular dentro de estos grupos:
se encontraba en manos de un “principal” o
… en su costumbre y manera de vivir no
“Cacique”. Esta forma de organización se
son menos barbaros que otras gentes
relaciona más bien con pueblos Arawacos
indianas y aun digo más, pues entre ellos
del valle del rio Táchira y en la zona norte
ni hay principales ni hay señores que les
del territorio. Se intuye entonces la
rijan y les gobiernen ni a quien obedezcan
presencia de dos sistemas de organización
ni reconozcan por superiores… y si se tiene
socio-política en los grupos aborígenes
algún respeto o veneración es algún
tachirenses para el momento de la
pariente que tiene muchos hijos e hijas y
conquista europea. En primer lugar,
posee labranzas y bienes temporales que
sociedades segmentarias tribales. Y en
los demás y que por esta vía viven o han
segundo lugar los Cacicazgos. Estos últimos
vivido tiránicamente y que por vía de
suponen una organización de cierta
tiranía se hace respetar y acatar mas no
complejidad social, producto tal vez, de la
para por esta causa puede castigar ni civil
guerra de resistencia, que suponía un
ni criminalmente ni entremeterse en
liderazgo fuerte y una estructura de clara
diferencias populares ni particulares,
división del trabajo.
porque en esto tiene su antigua
Aguado escribe minuciosamente las
costumbre convertida en ley inviolable y
uniones de parejas como elemento
sagrada enteramente. La gente de más
fundamental de las alianzas y parentescos,
reputación entre ellos es los mojanes o

Táchira Histórica - 28
 Los Arawakos.
construyendo una cohesión basada en
familias nucleares y extendidas. Las
relaciones interfamiliares consolidan la
formación de nuevos hogares a través de
alianzas matrimoniales. Todo esto dentro
de un sistema matrilineal. Antes de la unión
definitiva de la pareja la residencia es donde
los parientes de la esposa, matrilocalidad.
Luego de la ceremonia, posterior a la
menarquía de la conyugue, se construía su
propia casa y comenzaban a tener una vida
independiente.
Y así gente muy bruta pues tenía por
costumbre de un nacimiento el hijo o hija
casarlos y darles compañero o compañera
de su propia edad, los cuales se crían
juntos…sin consumir copula carnal hasta
tanto a ella le baje su mujeril costumbre…
el día que a la mujer le baja su regla por
primera vez da ella noticia de ello a sus
padres…los cuales se juntan y celebran las
bodas con mucho regocijo de bailes y
cantos a su modo mezclado con todo el
vino que puedan juntar… (Aguado, 1963, t
II, P 463).
Táchira Histórica - 29
Esta tendencia hacia la
matrilinealidad y matrilocalidad antes del
matrimonio, generaba grupos solidarios de
parientes femeninos. Esto se comprueba en
el hecho de que, en casos de adulterio, las
acciones de castigo o venganza, eran
ejecutadas por los parientes de la mujer.
“Los adulterios no los venga el marido, sino
los hermanos, parientes de la mujer que es
a su cargo el satisfacer esta injuria con
matar al fornicador”. (Aguado 1963, t II, p,
463).
Otro ritual detallado por el cronista
son los funerales. Estos suponen la creencia
del alma y la continuidad de la vida más allá
de la muerte.
Los muertos eran enterrados con
ajuar funerario, lo que incluía sus
instrumentos o armas de guerra.
En Zorca se encontraron dos tipos
de enterramiento, el primario o directo en
tierra con aguar funerario y con el cuerpo
acostado de lado en posición fetal. El
entierro secundario se realizaba en urnas
funerarias.
 En sus enterramientos y mortuorios usan
pocos ritos…hacen sepultura a lo largo
abierta del grandor del difunto, como lo
hacen los cristianos, y si es varón entierran
con él todas sus armas y si es mujer sus
piedras de moler y otras cosas mujeriles y
cúbranlo con tierra. (Aguado t II, p, 463).
En la muerte se vuelve a denotar la
importancia de la pareja en las familias del
Valle de Santiago, lo se manifiesta en las
ceremonias y costumbres que se guardan al
morir uno de los conyugues.
Si la mujer muere y el marido queda vivo,
por diez lunas siguientes, que son diez
meses, no se ha de lavar ni limpiar ni
comer cosa alguna con sus propias manos,
sino que se lo ha de dar y poner otro en la
boca y cuando falta al viudo quien de esto
le sirva, abajo el rostro y la boca al suelo y
allí a imitación de otros animales
irracionales, toma la comida o bebida…la
misma ceremonia guarda la mujer si el
marido se muere por los diez meses
siguientes que ellos cuentan por nudos
que le dan a una cabuya o hilo grueso…y
pasado el tiempo…hacen las mismas
ceremonias, regocijos y borracheras que
al tiempo que se casó la viuda o el viudo…y
dan fin a sus lloros y austera vida (Aguado
1963 t II, P 463).
La presencia de una costumbre
considerada como “bárbara” por parte del
español y que se refiere al sistema de las
relaciones familiares y al papel de los niños
dentro de los habitantes autóctonos del
Valle de Santiago. Estas son descritas
minuciosamente por el cronista quien la ha
considerado como una conducta
manipuladora del niño sobre el padre. Sin
embargo, resulta para los grupos originarios
una forma social reconocida y valida a la
cual esta sociedad le da un alto grado en su
escala de valores.
Estas costumbres y circunstancias,
debe estar circunscritas al ámbito de la
esfera religiosa. Puede responder a una
causa de naturaleza mística, como el temor
a un anatema o el temor al castigo o rechazo
social. Y es que las conciencias individuales
toda una esfera de representaciones de
sentimientos y de tendencias no se explica
por la psicología del individuo, sino por el
Táchira Histórica - 30
hecho que estos viven agrupados la
sociedad y solo puede ser comprendida en
función del campo o el contexto en que ella
ocurre. En este caso se refiere a las
concepciones mágico-religiosas que la
etnografía va a revelar sobre la infancia y los
niños y su carga simbólica, religiosa como
entes sagrados y objetos de sacrificio
rituales para lograr beneficios a la
comunidad.
Tienen otra costumbre que a mi parecer es
la más barbará que de gentes indianas ni
de otras naciones se puede haber oído
visto y es que los hijos tienen dominio
sobre los padres y no los padres sobre los
hijos, en tal manera que no solo está
obediente el padre al querer del hijo, pero
si el hijo por enojo o por otra furia o cólera
alguna se indigna contra el padre y le da y
castiga, tiene licencia para ello sin que el
padre se lo pueda contradecir ni repugnar,
aunque el hijo sea muy pequeño, y tienen
por máxima y opinión que si el padre lo
botase o castigase, al hijo, se moriría
luego, y así lo han visto por experiencia
algunos de los españoles de esta villa .
(Aguado 1963, t II, p 463).
Las etnias del valle de San Cristóbal
Desde un análisis lingüístico hecho
sobre los primitivos nombres aborígenes de
los lugares y parcialidades reunidas en el
Valle de Santiago, se puede afirmar que
estos son el resultado de una amalgama de
culturas. Su tronco lingüístico fundamental
vendría a ser el resultante de una primera
oleada que penetra al Táchira desde la
cordillera oriental de los andes
colombianos, dejando como primer subs-
trato lingüístico la lengua protochibcha.
Esta se va a diversificar en diferentes
dialectos que, sin embargo, mantuvieron
una estrecha relación entre sí. Si bien
pudieron sufrir modificaciones en la
morfología, las raíces permanecieron sin
variaciones considerables.
Este sustrato no fue vulnerable a las
oleadas posteriores de pueblos de familias
lingüísticas diferentes (Arawak y Caribes).
Las referencias lingüísticas de estos se
encuentran hacia el pie de monte andino
oriental, así como a las fronterizas con las
planicies del Lago de Maracaibo. De esta
manera la preponderante presencia de
aspectos culturales chibchas en las
costumbres de los habitantes del Valle de
Santiago, debió haber ejercido un
predominio sobre la cultura propia de
posteriores pueblos invasores. Si bien estos
adoptaron elementos del sustrato chibcha,
también impusieron algunas de sus
características propias, como vocablos,
formas y costumbres propias de la cultura
amazónica.
Fray Pedro Aguado no ofrece
ningún nombre en particular de las etnias,
ni datos sobre el lenguaje. Los vestigios de
estas se encuentran en las
documentaciones posteriores de los siglos
XVI y XVIII, así como los documentos
oficiales o religiosos redactados en los
primeros tiempos de la colonización. El
documento más antiguo donde se
enumeran los pueblos de doctrina más
inmediatos a la Villa de San Cristóbal data
del año 1602. Corresponde a una relación
hecha por el oidor y juez visitador General
Táchira Histórica - 31
de naturales Capitán Antonio Beltrán de
Guevara. De este se puede extraer la
siguiente lista: “Agua, Cacabata, Cimaraca,
Cirgara, Corca, Machirì, Peribeca, Tamuco,
Tàriba, Teucarà, Tononò, Tote, Toituna y
Tucape “(Castillo, 1987, p524-AGNB, visitas,
t XI y XIII).
Los Teucara, pobladores originarios de la
villa de San Cristóbal
Los Teucara se encontraban
ocupando el Valle de Santiago,
correspondiendo con la parte sur del marco
geográfico que hoy ocupa en su casi
totalidad, el área urbana de la ciudad de San
Cristóbal.
Es muy probable que la primera
referencia que se hace de este pueblo,
aunque sin nombrarlo, está en la narración
de la expedición que en busca de un camino
de comunicación entre la provincia de
Venezuela y el Nuevo Reino de Granada,
hizo el Capitán Alonso Pérez de Tolosa en
1547. Los expedicionarios los encuentran en
el Valle de Santiago, en las riberas del río
Tormes o Torbes. Son descritos como una
nación numerosa y organizada para los
efectos de la guerra. Este primer
enfrentamiento debió haber sucedido en
las colinas o riberas de la quebrada la
Castra, en el sector urbano del actual Barrio
Genaro Méndez Moreno. (Sánchez, 2003).

Y siguieron por otro rio que con este

mismo se junta, que baja de las provincias
y Valle de Santiago donde está poblado la
Villa de San Cristóbal, en el Nuevo Reino
de Granada, entre Pamplona y Mérida.
Caminaron por ese rio que es dicho, al
Valle de Santiago, nuestros españoles ya
que estaban cerca del propio Valle… y
aquel día se alojaron cerca del propio
Valle de Santiago, y otro día entraron en
él, dando de repente un pueblo que, a la
entrada de este Valle, sobre la mano
derecha estaba…les salieron a recibir con
las armas en las manos, un gran número
de naturales del propio Valle de Santiago.
(Aguado, 1963, t I P, 300).

La segunda posible referencia al

pueblo de los Teucara se encuentra en la
narración sobre la expedición del Capitán
Juan Rodríguez Suarez en busca de las
provincias de la Sierras Nevadas en 1558.
Este terrible y sangriento personaje, el
hombre de la capa roja, estuvo por espacio
de un mes en el Valle de Santiago
saqueando y destruyendo las varias aldeas
o pueblos en toda la extensión del Valle.
Este espacio correspondería con el marco
geográfico del Valle de Santiago, ocupado
por la capital del Estado Táchira.
Prosiguió Juan Rodríguez por el Valle de
Santiago adelante, y discurriendo por él
anduvo todo el espacio de un mes…los
indios habían cobrado miedo a los
españoles por algunas crueldades que
ellos habían oído decir, y no osando
esperar en sus poblaciones y casas les
pegaban fuego retirándose ellos a lugares
montuosos donde les parecía tener
seguridad y así casi todos los pueblos de
este Valle donde Juan Rodríguez llego
alojándose los hallo quemados y
arruinados de sus propios naturales.
(Aguado, 1963, t I p, 388).
El 31 de marzo de 1561 el Capitán
Juan Maldonado funda la Villa de San
Cristóbal. Este ya había transitado por el
Valle a fines de enero de 1559 en busca de
Rodríguez Suarez a quien hace preso por
fundar a la ciudad de Mérida sin permiso y
al cual trae de vuelta a Pamplona. Su
tránsito se hizo sin mayores inconvenientes.
Por virtud de una Real Provisión dicho
Capitán fundaría esta población a la que
pondría por nombre la Villa de San
Cristóbal. “Elige Alcaldes y Regidores del
cabildo, repartió solares e hizo
apuntamiento de los naturales de la dicha
Villa y sus términos…” (Castillo 1987, p 172
– ANC empleados, t V, F 20 vto).
La congregación de los Agustinos
sería la encargada del proceso de
evangelización de esta nueva población y de
toda la comarca. Estos comenzarían a

Táchira Histórica - 32
adoctrinar los indios de las encomiendas de
la Villa misionando primero en Capacho y en
las parcialidades ribereñas del rio Táchira,
debido a la cercanía con las doctrinas de
Pamplona. En 1593 fundan su convento en
San Cristóbal con 4 religiosos que se
alojaban en una casa acondicionada para tal
fin, con un amplio solar y una pequeña
iglesia que comenzaron a levantar. Su
ubicación corresponde a la actual cuadra de
la cuadra de la carrera 4 entre calles 4 y 5.
Su primer prior fue el padre Fray
Alonso de Torregrosa y lo acompañaban,
entre otros fundadores, Fray Francisco de
Orellana y Fray Luis de Olmos. Este último
tenía 12 años, es decir desde 1580,
atendiendo a los indígenas Teucara y
Susaca. Su principal labor se centraba en la
conversión y adoctrinamiento de los
pueblos a su cargo y de ayudar y suplir al
cura de la Villa en sus frecuentes ausencias.
El padre Fray Luis del Olmo, era conocedor
de la lengua Chibcha que lo capacitaba para
adoctrinar, predicar y confesar los indígenas
a su cargo. De aquí se deduce que tanto los
Teucara como los Susaca, Aribeca y Curiaca
a su cargo, provenían de ese tronco
lingüístico. De este sacerdote se sabe que
permaneció de conventual en San Cristóbal
Táchira Histórica - 33
el resto de su vida, falleciendo después de
1647 (Campo del Pozo, 1958).
La parcialidad de Teucara, a la que
estaba unida la de Susaca, se encontraba
encomendada a Cristóbal de Manzano,
quien la entrega por preferir otra en la
ciudad de San Joseph en la gobernación del
Espíritu Santo de la Grita. El título de esta se
le otorga el 7 de octubre de 1595 a Alonso
Jiménez Vidella, por parte del presidente de
la Audiencia y Gobernador del Nuevo Reino
de Granada Dr. Antonio González. Eran 45
indios vacos, es decir que no estaban
tasados, por los cuales Jiménez debía pagar
a su Majestad” 55 pesos de oro de 20
quilates.
De esta manera fueron
encomendados los Teucara a dicho Alonso
Jiménez Vidella y su sucesor, quienes
debían tratarlos bien y enseñarles la
doctrina cristiana e instruirlos en las cosas
de la fe católica. No podían ser usados para
ningún género se servicio personal ni
ponerles a trabajar en minas. Debía tener su
casa poblada en San Cristóbal para que la
Villa siguiera en aumento. Los indios se
tasaron en 12 pesos de oro que el
encomendero debía pagar anualmente. Un
mes más tarde Jiménez toma posesión de la
encomienda ante el capitán Juan del Campo
Montalvo, teniente de corregidor y justicia
mayor de San Cristóbal y del escribano
Marcos de la Plata. Se encontraban
presentes dos indios del pueblo de Susaca y
el Cacique Teucara de nombre Don Gaspar.
En 1602 el Capitán Antonio Beltrán
de Guevara visitaba por comisión de la Real
Audiencia, a los naturales del partido de San
Cristóbal. En su paso por el pueblo de los
Teucaa, hizo reunir a todos los indios y para
que todos les entiendan nombro como
lengua o interprete al indio Alonso, Cacique
de Tàriba. Les hizo el discurso
acostumbrado y un decepcionante examen
de religión ya que solo algunos sabían
persignarse y muy pocos sabían rezar el
Pater Noster.
La lista que se hizo de los indios
Teucara incluían 26 indios útiles y 72 de
familias, para un total de 98 individuos.
Encabezaba esta enumeración el Cacique
Don Gaspar y seguía el resto, que junto al
nombre cristiano conservaban su apelativo
indígena. Así se nombraban, entre muchos
otros a: “Cristóbal Eyuru, Rodrigo Abaruca,
Gonzalo Aybasi, Diego Yaune, Alonso Yeori y
seguían Surata, Quemeri, Baquesu,
Queraba, Guanasa, Curiara, Turaba, Guari,
Uni, Mensuri, Casqueruca, etc.” (Castillo
1986).
El visitador entrevista también al
cura doctrinero fray Luis del Olmo, quien
afirmaba que, para la fecha, tenía 12 años
adoctrinando al pueblo de los Teucara y
Susaca y que el modo de vida de estos indios
era el de hacer labranzas para ellos y para
su encomendero. “no hacían otra cosa
porque es gente muy pobre y miserable”. A
estos indios le correspondía al año, 45 días
de doctrina. Por eso, y a pesar de la
diligencia del fraile para que aprendiesen,
pronto olvidaban la doctrina de la iglesia.
Señalaba además la existencia de una iglesia
de caña que era suficiente para la gente,
porque “la necesidad y calidad de esta no
daba lugar a otra cosa”. Sólo la adornaban
cuando se decía misa, “porque de estarlo
siempre lo desbaratarían las cucarachas y
sabandijas que abundan en esta tierra”
(ANC. Visitas a Venezuela, t XI, f 478).
Continúa la información del fraile
del Olmo indicando que “los indios viven
todos juntos y el sitio de tierras a donde
están poblados la ha tenido y tiene este
testigo por tierra sana, porque dichos indios
viven sanos y tienen chusma y crían a los
Táchira Histórica - 34
dichos sus hijos sanos”. Tenían muchas y
muy buenas tierras que no alcanzaban a
aprovecharlas. Indicaba ademas el
misionero que “no tenían Cacique ni señor
principal, más que el indio que tenía más
maíz y de comer a ese obedecían…” no
tenían ni ritos ni ceremonias. No trabajaban
los días de fiesta y “cuando se hacían de
holgar se bebían una botija de chicha
(A.N.C. visitas a Venezuela, t XI, f 478 vto-
479).
También fueron llamados a declarar
el Cacique “Don Gaspar” y otros dos indios.
De estas declaraciones se intuye que los
Teucara hacían una labranza de maíz, otra
de trigo y otra de algodón para el
encomendero. En arar, sembrar y recoger
ocupaban dos meses poco más o menos. El
resto del tiempo lo ocupaban en sus propias
labranzas. El encomendero tenía 7 indios de
gañanes o criados, un muchacho que le
servía de ovejero y 3 vaqueros y yegüeros
que recogían el ganado una vez a la semana.
También tenía en sus casas dos indias de
servicio. Por este trabajo no se les pagaba
nada sino darles de comer cuando les
servían (maíz, sal y carne), afirmaban que se
les trataba bien y no tenían quejas contra el
encomendero ni el cacique. Sin embardo el
visitador le hizo cargos al encomendero
porque no tenía Iglesia cómoda y suficiente.
Así como por utilizar a los indios en servicios
personales sin asiento y contrato que sirva
para ajustar el pago de su salario. Lo
condeno a pagar 20 pesos de oro y a
remediar los cargos que se le imputaban.
De esta visita a Teucara surge una
nueva política poblacional diseñada y
mandada por el visitador Antonio Beltrán de
Guevara. Esta supone la fundación de
nuevos pueblos donde se concentre la
esparcida población de estos valles. Así el 6
de agosto de 1602 en un sitio conocido
como llano de Suagangre el capitán
poblador Alonso se Ávila y Rojas funda el
pueblo de Táriba, aunque los indios Táribas
se mantienen en sus sitios originarios. Este
visitador ordena también una nueva
población alrededor de una Iglesia, donde
se concentrarían los pueblos de Teucara de
Alonso Jiménez, de Tononó de Domingo de
Urrego y de Tote de Alonso Nieto.
 Justificaba el visitador su decisión
con base a la lejanía en que Vivian unos
indios de otros, con sus bohíos apartados en
lomas, quebradas y arcabucos, lo cual
impedían que fuesen adoctrinados
correctamente y que no pudiesen ser
atendidos en sus enfermedades y en la
atención sacramental del sacerdote. Así y
para remediar esto había dispuesto hacer
una iglesia en el comedio de las tres
poblaciones o barrios de estas
encomiendas. Una, los Teocarà y Susacas,
alrededor de la iglesia, las otras dos a “Tiro
de arcabuz” de modo que cuando se
tocasen las campanas acudieran a ellas.
Esto se ordenó así ya que “si se poblasen
todos juntos e hiciesen una sola población,
por ser indios de diferentes lenguas y
encomenderos se matarían con yerbas,
como se le ha hecho relación lo han hecho”
(A.N.C. visitas Venezuela, t XV, f 490).
El asiento seleccionado para esta
nueva población era el sitio conocido como
Enquiriba, allí se construiría la iglesia de 40
pies de largo por 18 de ancho (12 x 5 mts
Táchira Histórica - 35
aproximadamente) el visitador señala como
resguardos de los Teocara y Susacas el sitio
de Enquiriba alrededor de la iglesia, a los
Tononó el sitio del trapiche viejo y los Totes
el sitio de Cuybe. Todo esto alrededor de la
actual Puente Real y Madre Juana.
La Política Poblacional Española Y El
Destino De Los Teucara.
En 1620 el Licenciado Alfonso
Vásquez Cisneros, quien se encontraba en
Mérida como visitador de los naturales,
había solicitado al teniente corregidor de
San Cristóbal Pedro Dionisio Velasco,
practicar un padrón de los pueblos
indígenas de la región de modo de conocer
la situación de la región antes de su visita.
Vásquez de Cisneros lo sorprende la muerte
en la ciudad de las nieves eternas. Esta
relación se hizo, y arrojó como resultado la
existencia de tres grandes doctrinas a cargo
de diferentes eclesiásticos de San Cristóbal.
Sin embargo, los pueblos que las
conformaban continuaban separados.
 La doctrina de Cúcuta y Capacho resguardos, lo cual se va a desarrollar a lo
correspondía al Padre Luis Fernández largo de los siglos. Sin embargo, estas
Caballero. La doctrina de Tamuco y sus tierras eran muy limitadas y por más
anejos, adoctrinados por la orden de San asignaciones que de ellas se hicieron no
Agustín y cuya responsabilidad caía en el alcanzaban a satisfacer la demanda,
padre fray Alonso de Arcos, comprendía 12 siempre creciente, de nuevos espacios para
encomiendas de 715 almas. Y la doctrina de cultivos y ganados. Las tierras comenzaron
Tàriba y sus anejos que doctrinaba el padre entonces a dividirse y a sub-dividirse, por
Alonso Cordero y que comprendía 11 compras, particiones y herencias. Nace así
encomiendas y 424 almas. Aquí se la pequeña y mediana propiedad y la
encontraba la encomienda de los Teucara, expansión colonizadora hacia otras tierras
de Alonso Jiménez de Guzmán, con su más alejadas de la villa.
cacique Don Gerónimo, con 25 indios
varones, 21 hembras, 18 muchachos, 19
mujeres para un total de 80 personas. Todo
esto hacia un total de 1720 indios en el
distrito de la Villa de San Cristóbal.
La política poblacional que desde
1602 se practicaba en la Villa, supuso la
reunión de diversas encomiendas alrededor
de diversos centros poblacionales. Así
mismo y en la medida que la Villa iba
aumentando sus habitantes, las tierras de
labor y pastos circunvecinos comenzaron a
ser insuficientes. La presión de los nuevos
habitantes y los grupos familiares que
aumentaban rápidamente unido a las
ambiciones e intereses expoliadores hizo
que pronto se tratara de echar mano de las
tierras y resguardos de los habitantes
originarios. Por todo esto a partir de 1626 el
Gobernador de Mérida de la Grita,
jurisdicción a la que dependía San Cristóbal,
concedía mercedes de tierra a vecinos de la
villa, principalmente en lugares donde hubo
antes poblamientos indígenas ya
desaparecidos, o que estaban desocupados
por haber trasladado a sus pobladores a
sitios distintos de su lugar de origen, ya sea
por los encomenderos de acuerdo a su
interés personal o por los visitadores para
reducirlos a un mejor y adecuado
poblamiento.
Así en 1626 se asigna “Juan Romero
de Arteaga dos estancias de pan enfrente de
la villa de la otra banda del rio, lindando por En 1627 se fijan los parámetros
una parte con el camino que iba a Teucara, definitivos para el poblamiento indígena en
encomienda de Alonso Ramírez, y por otra el Táchira, con la acción decidida del
con el camino de Tononó, indios de Antonio Licenciado Saavedra, oidor y Alcalde de
Urrego” (Febres, 1960, p 180). Esto genero Corte en la Real Audiencia del Nuevo Reino,
una larga y sostenida lucha de los indígenas designado como visitador general de los
por defender la integridad de sus partidos de la Grita y Villa de San Cristóbal.

Táchira Histórica - 36
Al conocer la región observó que la
dispersión en pequeños núcleos de las
parcialidades, eran un grave obstáculo para
su “adoctrinamiento” y “civilización”.
Decidió entonces reunir los más de 20
repartimientos indígenas a solo dos
pueblos: Capacho y Guásimos. Con esto se
va a transformar el panorama social y
urbano del Táchira. Significo la desaparición
de la identidad de cada parcialidad dentro
de una fisonomía única. También de detuvo
por bastante tiempo otros desarrollos
poblacionales.
En su auto del 15 de junio de 1627,
el visitador Saavedra ordena el
reordenamiento del pueblo de Capacho, el
cual “ha de perpetuarse, permanecer y
continuar en el mismo sitio y población al
que presente tienen los indios pueblos y
parcialidad de los Capachos” agregándole
otros pueblos y parcialidades. En el mismo
documento ordena fundar la población de
Guásimos, hoy Palmira. En estos pueblos se
concentrarán todas las parcialidades
indígenas de esta región de San Cristóbal. A
esta última población seria agregada la
parcialidad de Teucara, junto con los Tariba,
Tamuco, Cacunabeca, Simaraca, Tote,
Sirgara, Cania, Peribeca, Tucape, Azua,
Tonono, Tana, Quenemari, Casabata,
Barjuelas, Lobatera, Aborota y otros indios
rio abajo de la Villa.
Saavedra aprovecha esta reunión
en Guásimos de esta población indígena
para nombrar a un nuevo cura doctrinero
del convento de San Agustín, el cual debía
residir en el pueblo, administrando
sacramentos y enseñando la doctrina
católica. Los encomenderos “debían
pagarle 250 pesos de a 8 reales por el
estipendio y el llamado Camarico”. Esto
contó con la oposición del padre Alonso
Cordero, antiguo doctrinero de Tàriba a
quien recomendaba “ayuda ante los
señores patrono e prelado, ante quien pida
y alegue sus derechos y justicia”. Otra
determinación en materia religiosa, se
refería al traslado del cuadro de la Virgen de
la Consolación de Táriba a la nueva iglesia
de Guasimos, esta reliquia había sido traída
por los Agustinos entre 1580 y 1593, año de
la fundación del convento. Entre 1590-1600
Táchira Histórica - 37
se señala el hecho de una restauración de
esta tabla que para 1602 ya gozaba de culto
público. La orden que da el visitador quedó
en el papel y no fue obedecida. (A.N.C.
visitas Venezuela t XV f 967 ss).
El visitador señaló sus resguardos a
la población de indios “presentes y
venideros”, para sus labores de crianza y
pastos de sus ganados. Debido a la
imprecisión en el señalamiento de los
linderos, se va a iniciar una larga lista de
pleitos con los vecinos españoles. Desde el
comienzo la vida del pueblo fue muy
precaria, porque algunos encomenderos no
llevaron sus indios allí, sino que las dejaron
en sus mismas encomiendas para una mejor
explotación, parte de los indios ya reducidos
en Guásimos, también huyeron o volvieron
a sus lugares de origen bajo la mirada
complaciente de los europeos. Esta
disminución de indios en el pueblo era
deseada por los españoles que querían
usufructuar las tierras de sus resguardos.
En la nueva iglesia de bahareque y
paja, figuraba como doctrinero, en 1630, el
religioso agustino fray Luis Jover.
Posteriormente fray Andrés del Espíritu
Santo en 1632, tras Tomas Martínez en
1635 y fray Antonio Murillo en 1641. Para
ese año se da la visita del oidor de la Real
Audiencia Dr. Diego Carrasquilla
Maldonado quien encontró que buena
parte de los indios allí agrupados por
Saavedra, no estaban poblando dicho lugar.
Para enmendar esta situación ordena el
poblamiento en Guásimos de las
parcialidades agregadas por el licenciado
Fernando Saavedra. Para cumplir el
mandato comisionó primero a Rodrigo
Sánchez de Parada y después al Capitán
Sánchez de Lovera en febrero y junio de
1642. Estos debían sacar los indios de donde
estuvieron y llevarlos al pueblo para que
viviesen y que permanecieran en él, ordena
limpiar los sitios y trazar nuevas calles de 6
varas de ancho con cuadras de 120.
Una nueva revisión de los límites de
los resguardos donde se encontraban los
Teucara, ocurriría en 1657 por parte del
siguiente visitador el Licenciado Diego de
Baños y Sotomayor. Esto como
consecuencia de la disminución de

naturales y la presión de los vecinos
españoles que aspiraban esas tierras.
Somete a límites más estrechos las tierras
indígenas. Situación que va a generar
mayores conflictos. Los indígenas oponen
mayor resistencia a la expansión española y
son ayudados por los doctrineros quienes
usan los medios legales a su alcance, no
tanto para evitar el despojo sino como para
disfrutar de las mejores tierras que les
habían quitado.
En la visita de Baños y Sotomayor,
encuentra en Guásimos 139 indios útiles de
las parcialidades de Táriba, Simaraca y Tote;
19 de las parcialidades de Cania y Sirgara; 36
de Tamuco y Oriquena, 7 de Tucape, 4 de
Aborota, 2 de Lobatera, 2 de Quenemari, 2
de Azua, 2 de Sirgara. A estos se le suman
10 indios Teucara de Doña Isabel de Urbina.
Ordena también la reconstrucción de la
iglesia.
Táchira Histórica - 38
Luego de la visita de Baños y
Sotomayor, Guásimos continúa su vida
rutinaria de pueblo doctrinero. Siguen
también los problemas de los límites de las
tierras de los resguardos. En ocasiones los
indios eran llevados para los trabajos de
mita, sobre todo en obras públicas y ayuda
a los vecinos pobres de la villa que habían
sufrido las consecuencias de los terremotos
o la destrucción de sus labranzas en las
frecuentes invasiones de los indios
Chinatos. El pueblo estuvo inicialmente bajo
la protección de Santa Catalina pero poco
tiempo después escogen como patrono a
San Agatón. Los doctrineros vigilaban y
atendían la educación de los indios de modo
que no cayeran en sus antiguas costumbres
combatieron con mucho énfasis el consumo
de chicha y guarapo fuerte, llegando incluso
a lanzar excomunión contra los que vendían
aguardiente a los nativos. (Campo del Pozo,
1979)
Para 1696 se agudizan las luchas por
los resguardos. El padre fray Nicolás de
Pedroso recomienda al Cacique Don
Cristóbal, a los capitanes y alcaldes de
Guásimos a que plantearan sus quejas en
Santa Fe de Bogotá. Esto daría origen a un
tenso pleito con los españoles no exento de
violencias y amenazas. En 1697 la situación
había generado grandes disgustos a los
vecinos de la villa que amenazaron incluso
con dañar físicamente al corregidor, a los
indios y al nuevo cura doctrinero fray Pedro
de Bonilla Moscoso. En 1699 y después de
muchas escaramuzas judiciales, la audiencia
ordena reintegrar la posesión de sus tierras
a los indios de Guásimos.
El padre Bonilla Moscoso se
convierte en un fervoroso defensor de los
indígenas de Guásimos. En noviembre de
1699 denuncia las actuaciones de los
vecinos de la villa, de las justicias, del cura e
incluso de sus compañeros religiosas en
contra de los indios. Señalaba la necesidad
de tierras para separar a pueblos de
naturales que andaban juntos y no se
entendían. Denunciaba como, por la
opresión de los encomenderos, los indios
andaban huidos de los resguardos. El 24 de
enero de 1700 fray Pedro de Bonilla deja
constancia de otras acusaciones. pese a la
prohibición de que los indios no fueran a
guerras, ni abrir caminos, pesquerías y
hacer cercas de toros, sin ser pagados con el
salario asignado en el Reino, así como el
suministro de herramientas y comida en
estas funciones, los indios de Guásimos
fueron llevados en las correrías que se
hicieron contra los indios Chinatos y
enviados a trabajar sin recibir salario
alguno. Señala también como naturales de
Guásimos fueron llevados hacer ciertas
obras en la villa. “… pues en la cerca de toros
de este presente año, por tres días de sumo
trabajo se les dio una arroba de carne para
once indios y un medio real de paga por
cada día, sin otra cosa de comida ni
vestimento” (A.N.C. visitas de Venezuela T
XV, f, 1016 vto). Trabajo que se hacía para
correr los toros en homenaje al patrono San
Sebastián
Ese mismo año de 1700 se levanta
una lista de los naturales de Guásimos que
habían formado parte de las querellas
jurídicas de vecinos, doctrinero, Para la fecha ya se trataba
autoridades locales y Real Audiencia. En abiertamente el paso de la doctrina al clero
total eran 324 indios discriminados en las secular, cosa que se hace definitiva a partir
encomiendas de Táriba, Tote y Simaraca, de 1794 con el cierre del convento de la
Cania y Peribeca, Tamuco, Oriquena, orden de San Agustín en San Cristóbal. Los
Tucape y Azua. frailes agustinos abandonando a Guásimos
Muchas de ellas muy disminuidas. definitivamente.
La encomienda de los Teucara de Doña Para el siglo XIX ya no se
Andrea Ramírez de Urbina, contaba con 18 mencionaban las parcialidades tachirenses,
individuos, para la fecha ya no se nombran sino que se mencionan genéricamente
pueblos que sencillamente habían ya como “indios”. En 1804 Táriba es erigida
desaparecido, como el Oriquena, Quinimari, parroquia lo que hace que se active la
Barbillas, Sirgara, Lobatera, Tonono, protección de tierras sobre los resguardos
Chururi, Machiri, Cacunabera, Tana, de Guásimos.
Casabata, Barjuelas. Disposiciones de las autoridades
El problema de las tierras se provinciales fueron emanadas el año
mantiene vigente y sin solución volviéndose siguiente para proteger la propiedad de los
a agudizar en 1750. El caso llegó a oídos del indígenas. A pesar de la intensa lucha por la
Virrey y Presidente de la Real Audiencia Don independencia de esos años los conflictos
José Alfonso Pizarro, quien dispuso que los continuaron en 1812 extendiéndose hasta
indios fuesen amparados en sus tierras y les 1822 cuando se habla de la presencia de tan
fueran devueltos los resguardos solo 10 indios.
arrebatados aclarando los límites de estos. En 1839 se tiene la última noticia de
Años después la disputa se plantea los indios de Guásimos, cuando 30 de ellos
por la cuestión de los ganados que invadían demandaban a sus apoderados por
las sementeras de los indios como parte de extralimitarse de sus funciones al vender
una estrategia expansionista del núcleo terrenos de la comunidad sin autorización.
urbano de Táriba que para 1775 aspiraba El juez sentencio a favor de los demandados
convertirse en Parroquia Eclesiástica. y en contra de los indios.

Táchira Histórica - 39
Tras La Huella De Los Teucara.
Los grupos originarios del Táchira
hoy en día no son más que la sombra del
recuerdo. Debajo de las capas de cemento y
hormigón que cubren las calles de la antigua
Villa de San Cristóbal queda la memoria de
los Teucara. Sin embargo, este y otros
grupos primigenios, han dejado en la
cultura tradicional tachirense, la impronta
de su paso por estas tierras. En una serie de
manifestaciones, como la cestería, la
cerámica, las fiestas y las creencias de los
pueblos vivos, todavía persisten mucho de
la memoria de estos primeros pobladores.
Así han trascendido hasta hoy permitiendo
que el tachirense conserve parte de esa
herencia ancestral casi siempre de manera
inconsciente y subconsciente.
La superioridad bélica de las
huestes españolas, el uso de la traición
como herramienta de guerra, los
enfrentamientos y genocidios sangrientos,
originaron el rompimiento total de las
formas de vida que tenían las etnias de la
región tachirense. Siembras, cosechas y
escasos bienes personales fueron
abandonados y saqueados por los voraces
recién llegados. Los sobrevivientes de
guerras y esclavitud, buscaron esconderse
en zonas inaccesibles, especialmente
aquellos grupos que tenían una
organización socio económica menos
consolidada, otras con un sistema más
complejo, como los Teucara, fueron
incorporándose, a sangre, fuego y engaño,
al nuevo régimen.
Con el tiempo sus rasgos, sus
costumbres ancestrales, su religión y su
forma de vida se fueron diluyendo en la
imposición de la cultura invasora que la
ahogó e intento exterminar. Sin embargo,
en lo profundo de la memoria del pueblo
tachirense, en sus acciones cotidianas y en
sus más profundas creencias, queda mucho
de esa forma originaria de los primeros
pobladores. Hoy persiste una diversidad
cultural muy particular, que se manifiesta
en varias costumbres y usos de nuestros
pueblos. Todos estos sumados, van a definir
la identidad del tachirense, esa forma
particular de hacer las cosas, de sentir, de
pensar, que identifican y diferencian al
Táchira Histórica - 40
nativo de estas tierras al de otras regiones
del país.
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 Tachirenses honorables:

Monseñor José León Rojas Chaparro

Por: Luis Hernández Contreras

Táchira Histórica - 41
 Tachirenses honorables:

Monseñor José León Rojas Chaparro

Por: Luis Hernández Contreras
Cronista Oficial de la Ciudad de San Cristóbal

Nació en la población tachirense de

Queniquea el 18 de julio de 1917. Fue el
quinto de catorce hijos del matrimonio de
José Leonardo Rojas Chacón y María
Catalina Chaparro de Rojas.

Realizados los estudios primarios

allí, ingresó en el Seminario Santo Tomás de
Aquino de San Cristóbal el 1º de octubre de
1930.

Al culminar los cinco años del

Menor pasó al Interdiocesano de Caracas
para cursar los tres años de filosofía.
Enviado a Roma, se incorporó al Pontificio
Colegio Pío Latino Americano el 8 de
Familia Rojas Chaparro – Queniquea 1917.
octubre de 1938. Vivió en la Europa sumida
en la Segunda Guerra Mundial y supo de
muchas privaciones, recibiendo la mano del
nuncio Felipe Cortesi, quien desempeñara
misión diplomática en Venezuela. Cumplió
en cuatro años los estudios de teología en la
Pontificia Universidad Gregoriana para
recibirse como licenciado en Sagrada
Teología (summa cum laude) en julio de
1942.

Fue ordenado sacerdote en la

Capilla del Pontificio Colegio Americano el 4
de abril de 1942, recibiendo el sacramento
de manos de monseñor Passeto.

De retorno a Venezuela el 23 de
agosto de 1943, a los dos meses revalidó en
la Universidad Central de Venezuela su
licenciatura, obteniendo en noviembre el
título de Doctor en Teología. Roma, 1942.

Táchira Histórica - 42
Pedro Contreras Pulido, presbítero José León Rojas
Chaparro, Elba, Amanda y Leonardo Rojas, Catalina Rojas
Durán (niña vestida de monja en su primera comunión y
Doña Catalina Chaparro / Queniquea, 1945.

Llegado al Táchira, ofició su primera

Como Director de Diario Católico, 1948.
misa en su pueblo natal, el 28 de octubre de
1943. De inmediato, el obispo Rafael Arias
Blanco lo designó vicario cooperador en
El partido Acción Democrática, que
Colón y ejerció como docente en el Colegio
había asumido el poder con su fundador
Sucre, atendiendo a la vez el templo de San
Rómulo Betancourt, obtuvo una mayoría
Félix o Estación Táchira. Siguió a La Grita, en
arrasadora y el cónclave constitucional se
julio de 1944, como vicario cooperador en la
instaló el 17 de diciembre de 1946, bajo la
parroquia del Espíritu Santo, laborando
presidencia del abogado y poeta Andrés
como subdirector del Colegio del Sagrado
Eloy Blanco. En los debates se oyó la palabra
Corazón de Jesús. Venezuela vivía un
vigorosa y decisiva del joven sacerdote,
tremedal político. El gobierno del general
expresando en tenso momento, que “el
Isaías Medina Angarita había sido
comunismo dejaría de tener razón de ser el
derrocado el 18 de octubre de 1945 por una
día en que todo hombre y toda mujer
alianza de jóvenes militares y políticos, y se
poseyera su pedazo de tierra, su pan blanco
allanaba el camino para la composición de
y la tranquilidad de su hogar”. Culminada la
una Asamblea Nacional Constituyente. Tres
tarea el 5 de julio de 1947 con el nacimiento
sacerdotes tachirenses salieron elegidos en
de la Carta Magna, las elecciones del 14 de
las planchas del Partido Socialcristiano
diciembre llevaron al novelista Rómulo
COPEI, y uno de ellos fue el padre Rojas
Gallegos a la presidencia de la República con
Chaparro.
el respaldo de Acción Democrática.

Táchira Histórica - 43
El Gobernador Santiago Ochoa Briceño en momentos en que, acompañado por el Vicario de la Diócesis, monseñor
Marco Tulio Ramírez Roa (derecha) y el padre José León Rojas (izquierda), en gesto de comprensión dirigiéndose a
los ocupantes de terrenos que han decidido fundar en ellos el barrio "23 de enero". (Fuente: Lo que vi, oí e hice. Del
andinismo a la democracia. Memorias de Santiago Ochoa Briceño).

Por su lado, el 17 de octubre, el entre 1948 y 1951, desarrollando igual tarea

padre Rojas fue nombrado director de
“Diario Católico”. El 4 de marzo de 1948, el
primer mandatario visitó San Cristóbal y el
periódico publicó, el día 9, un artículo
suscrito con el seudónimo “Fierabrás”, que
cuestionaba crudamente la presencia del
gobernante, quien consideró esta acción
como una ofensa personal, entablando
personalmente una demanda penal contra
Rojas Chaparro, quien asumió su propia
defensa, pero tenía asegurada la cárcel si no
hubiese sucedido el golpe de Estado del 24
de noviembre, que diera al traste con el
período que algunos definieron como “el
trienio adeco”. El sacerdote pudo seguir al
frente del medio escrito de la diócesis hasta
el 31 de enero de 1952. En el campo
docente, laboró en el Liceo Simón Bolívar
en el Colegio La Salle.
La Concordia, al sur de San
Cristóbal, crecía y se fundaron las
parroquias Nuestra Señora del Carmen y
Nuestra Señora del Rosario, teniendo el
padre Rojas el honor de ser el primer titular
de ambas, el 18 de enero de 1952 y el 8 de
diciembre de 1957, respectivamente.
En la primera estableció, en
septiembre de 1953, el Colegio “Monseñor
Arias” para varones, fundando la residencia
de las Hermanitas de los Pobres que
atendieron el colegio de niñas creado por el
segundo obispo de San Cristóbal. Volvió a
dirigir “Diario Católico” entre el 5 de julio de
1955 hasta 1961.

Táchira Histórica - 44
En el aeropuerto de Cúcuta mientras esperaba con su familia en pleno a su primo Julián Rojas, procedente de Brasil
donde había obtenido su carrera de Ingeniero – Este encuentro se dio a principio del año 1961.

Se desempeñó como asesor general Nombrado el 10 de enero de 1961

de la Acción Católica y de la Unión de Damas
de la Acción Católica desde 1948 y trabajó
como consultor diocesano desde enero de
1952. Igualmente, actuó como juez sinodal
y examinador diocesano. Hombre de
medios, fundó en las emisoras “Ecos del
Torbes” y “Radio Junín” el espacio “Un
Momento con mi Pueblo”, en julio de 1958.
Su antecesor en el “Diario”, Mons.
Domingo Roa Pérez, lo definió como “un
sacerdote de probados quilates en materia
doctrinal y de un gran espíritu eclesiástico…
un elemento joven, entusiasta, de talento
esclarecido, preparación amplia, visión clara
y trabajador incansable”.
como camarero secreto supernumerario de
Juan XXIII, recibió esta dignidad en
ceremonia realizada en el templo de
Coromoto de la capital tachirense, el 2 de
abril.
El 26 de agosto de este año el Papa
lo nombró obispo coadjutor con derecho a
sucesión de la diócesis de Trujillo y obispo
titular de Capitolias. Fue consagrado en esta
responsabilidad el 1º de octubre,
presidiendo la ceremonia el cardenal José
Humberto Quintero con sus celebrantes
Alejandro Fernández Feo y Críspulo Benítez
Fontourvel, obispos de San Cristóbal y
Barquisimeto. Celebró su primera pontifical
en Queniquea el 06 de ese mes, oficiando
en la capital tachirense al día siguiente.

Táchira Histórica - 45
Monseñor José León Chaparro Rojas entre el doctor Luis Alberto Santander y su señora madre; Catalina Rojas.

A la muerte del obispo Antonio En “Diario Católico” publicó, en

Ignacio Camargo, ocurrida el 13 de
diciembre de 1961, asumiría la titularidad
de la jurisdicción. Mantuvo permanente
contacto con el Táchira, bendiciendo el
nuevo templo de su pueblo natal el 9 de
febrero de 1964, a la vez de recibir de la
Municipalidad de San Cristóbal el Botón de
Oro en 1968.
mayo de 1974, una sentida semblanza sobre
su señora madre, fallecida en Trujillo el 26
de marzo de 1967. Queniquea lo hizo su Hijo
Ilustre en 1981.
Su trabajo de obispo permitió la
culminación del Seminario Diocesano
“Sagrado Corazón de Jesús”, levantado en la
zona de “El Paramito”, en terrenos
adquiridos por su antecesor.

Táchira Histórica - 46
 Restauró la Catedral y proveyó a la
curia diocesana de la Residencia Episcopal.
Fundó una treintena de parroquias y
consagró a uno de sus discípulos, Mons.
José Jesús Núñez Viloria, como obispo
auxiliar de Ciudad Bolívar.

Tuvo como obispos coadjutores a

Rosalio Castillo Lara en 1973, nombrado
obispo titular de Precausa, quien a los dos
años iría a El Vaticano y a monseñor Vicente
Ramón Hernández Peña, titular de
Sullectum, con derecho a sucesión.

Sufrió una afección cardiaca en

diciembre de 1969 y a fines de 1978 debió
ser llevado a Estados Unidos en búsqueda
de salud. Recayó en mayo de 1982 a causa
de una leucemia y fue internado en el
Hospital Militar de Caracas, donde falleció el
11 de junio a los 65 años de edad.

Velado en la comunidad “Madre

Emilia” de Montalbán fue trasladado a
Trujillo donde se le rindieron honores con la
presencia del presidente de la República,
Luis Herrera Campins y los expresidentes
Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, siendo
sepultado el martes 15.

Fue un defensor de la Democracia y

mantuvo excelentes relaciones con sus
presidentes, conociéndolos desde los
complicados tiempos de la Constituyente y
quienes lo honraron con las máximas
condecoraciones de la patria.

Tuvo amistad personal con

controversiales personajes, hasta con el
líder comunista Gustavo Machado, quien
dijo que si alguna vez se confesaría lo haría
con Monseñor Rojas. De allí que fuera
apreciado, querido y respetado por líderes
de variadas tendencias políticas.

Seguro de su inminente final, Mons.

Rojas escribió en su diario, su última
reflexión: “El porvenir. Todo, todo en manos
de mi Buen Padre Dios. Todo por su gloria,
el reino de Jesucristo, la misión de la Iglesia
y la salvación de las almas”.

Táchira Histórica - 47
 Primer estudio artístico-compositivo
a partir de las imágenes radiográficas
del Santo Cristo de La Grita
Samir Sánchez

Táchira Histórica - 48
 Primer estudio artístico-compositivo
a partir de las imágenes radiográficas
del Santo Cristo de La Grita
Un marco referencial histórico
para un centenario
La presencia de la Iglesia en el
Táchira data desde los albores de su acción
evangelizadora y cultural en América,
cuando se injertó como nuevo componente
en el entramado mental y cultural de los
pueblos originarios, sumando un nuevo
concepto del hombre y del espíritu de Dios.
Así, esa presencia se puede retrotraer hasta
el 25 de julio de15581 cuando el fraile
dominico Alonso de Andrada, capellán de le
expedición exploradora de Juan Rodríguez
Suárez, alcalde de Pamplona (en la actual
República de Colombia), oficia la primera
misa o eucaristía en territorio tachirense;
con precisión, en alguna colina del valle
donde, en 1561, se fundaría la ciudad de San
Cristóbal. Valle que denominaron “de
Santiago”, por el nombre del apóstol cuya
memoria y solemnidad la cristiandad
conmemoraba ese día.
A pesar de la formación,
asimilación, enraizamiento, vitalidad y
dinamismo que tuvo la iglesia tachirense
desde el siglo XVI hasta principios del siglo
XX, no será sino hasta 1922 cuando alcance
su plenitud y se defina como comunidad
eclesial particular dentro de la Iglesia
universal, al poder reunirse todas sus
parroquias bajo el cuidado espiritual de un
obispo propio. En este caso, su existencia
precedió a su esencia, a su definición.
1 de abril de 1922, Archivo Secreto de la Santa
Simón, Fray Pedro. Noticias historiales de
Venezuela, Biblioteca de la Academia Nacional
de la Historia, Nº 67, tomo II, Caracas, 1963, pp.
234-235.
2
“Memorando presentado a la consideración del
Supremo Gobierno Nacional de Venezuela”, 24
Táchira Histórica - 49
Samir A. Sánchez (2022)
Por ello, el primer paso para poner
en posesión a esa comunidad de lo que era,
se da con las gestiones del Nuncio
Apostólico Mons. Filippo Cortesi (1876-
1947) quien, respondiendo a la visión que la
curia pontificia y los obispos venezolanos
tenían de la situación política y eclesiástica
venezolana de la época, sigue las
instrucciones de la Santa Sede y, gracias a
las colaboración del arzobispo de Caracas,
Mons. Felipe Rincón González, amigo del
General Juan Vicente Gómez, presentaba el
24 de abril de 1922 a consideración del
gobierno nacional, la primera propuesta de
dividir la única arquidiócesis y diócesis muy
extensas en lo territorial que existían en
Venezuela para la fecha, y que dificultan a
los respectivos prelados su debida atención
espiritual.
Este proyecto proponía la creación
de cuatro nuevas diócesis en los Estados
Unidos de Venezuela, en las jurisdicciones
federales de las siguientes capitales de
estado: Cumaná, Coro, Valencia y la ciudad
de San Cristóbal2
Luego de los respectivos estudios y
acuerdos diplomáticos previos, en
consistorio secreto (reunión del colegio de
cardenales para tratar asuntos internos de
la iglesia) de fecha 12 de octubre de 1922,
el papa Pío XI accedía y creaba
canónicamente la Diócesis de San Cristóbal
por medio de la Constitución Apostólica
Venezolana AD MUNUS AB UNIGENITO DEI
FILIO3, documento pontificio que fue
Sede, Documentos de la Nunciatura Apostólica
en Venezuela. En Castillo Lara, R. Mons. Lucas
Guillermo Castillo, Caracas, 2004, p.83.
3
“Constitutio Apostolica Venezuelana”, Acta
Apostolicae Sedis (AAS), vol. XXVI, n. 23,
Roma, Vaticano, 1923, p. 99 y ss.
refrendado por el cardenal De Lai como
secretario del consistorio y por el cardenal
Cagiano, como canciller.
Culminaba con éxito la paciente y
delicada gestión diplomática de Mons.
Cortesi, al obtener el visto bueno del
General Juan Vicente Gómez. Con las
órdenes específicas impartidas por el
General Gómez, el Ejecutivo Nacional
presidido en ese momento por el Dr.
Victoriano Márquez Bustillo como
encargado de la Presidencia, a través del
Canciller Pedro Itriago Chacín, tramitó ante
el Congreso Nacional de los Estados Unidos
de Venezuela -presidido por el sucrense
Carlos F. Grisanti y el tachirense Rubén
González, como presidente y vicepresidente
respectivamente- la aprobación.
En consecuencia, el cuerpo
legislativo aprobó la Ley de División
Territorial Eclesiástica, de fecha 5 de julio de
19224 (promulgada en la Gaceta oficial de
los Estados Unidos de Venezuela, de fecha 7
de julio de 1922, No. 14.719), modificada
parcialmente en fecha 25 de mayo de 1923,
para crear la Arquidiócesis de Mérida. La
representación legislativa tachirense en el
Congreso Nacional de 1922 era ejercida por
Pedro León Arellano y Samuel Rodríguez R.
como senadores y Alejandro Vargas y José
Abel Montilla como diputados.
Esta ley establecía: "En los Estados
Unidos de Venezuela habrá dos
Arquidiócesis, la de Caracas y la de Mérida;
y ocho Diócesis, la de Ciudad Bolívar,
Calabozo, Barquisimeto, Zulia, Cumaná,
Coro, Valencia y San Cristóbal” 5.
Con la misma, quedaban separadas
de la Diócesis de Mérida (elevada a sede
arquidiocesana en 1923) todas las
parroquias del territorio del Estado Táchira
y del Distrito Páez del Estado Apure. Este
último perteneció a la Diócesis de San
Cristóbal hasta 1954 cuando se instituye la
4
Ley de División territorial eclesiástica de
Venezuela, de fecha 5 de julio de 1922, Gaceta
oficial de los Estados Unidos de Venezuela, de
fecha 7 de julio de 1922, No. 14.719.
5
Ley de División territorial eclesiástica de
Venezuela, de fecha 5 de julio de 1922, Gaceta
Táchira Histórica - 50
Prelatura Territorial de San Fernando de
Apure, y el Distrito Páez pasa a formar parte
de esa Prelatura.
Las parroquias fundacionales de la
diócesis sancristobalense fueron: la Matriz
de San Cristóbal, San Juan Bautista de San
Cristóbal, Táriba, Palmira, Borotá, Lobatera,
Michelena, San Pedro del Río, Colón, Ureña,
San Antonio, Santa Ana, Rubio, Libertad
(Capacho Viejo), Independencia (Capacho
Nuevo), Guasdualito conocido como
Periquera, Seboruco, El Cobre, Queniquea,
Pregonero y las dos parroquias de La Grita.
Con ellas se conformó el espacio
jurisdiccional para la Diócesis de San
Cristóbal, cuya sede episcopal sería la
ciudad de San Cristóbal, dándole el título de
Santa Iglesia Catedral a la parroquia matriz
de San Cristóbal y primada del Táchira, cuyo
santo patrono era San Sebastián y santo
titular San Cristóbal.
Posteriormente, por decreto de la
Sacra Congregación Consistorial de fecha 22
de junio de 19236, se anunciaba la decisión
del papa Pío XI de designar como primer
obispo para la Diócesis de San Cristóbal a
Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel Díaz
(Siervo de Dios, Valencia, 1887 - San
Cristóbal, 1937), recibiendo la consagración
al orden episcopal por imposición de manos
de Mons. Cortesi, Arzobispo titular de la
sede de Siracia y Nuncio Apostólico en
Venezuela, en presencia del presidente
constitucional y Comandante en Jefe del
Ejército, el General Juan Vicente Gómez.
Acto que tuvo lugar en la Catedral
Metropolitana de Caracas el 21 de octubre
de 1923.
Monseñor Sanmiguel llegó a la
ciudad de San Cristóbal el 23 de octubre de
1923 siendo recibido por el pueblo, el clero
y el presidente del Estado Táchira, el
General Eustoquio Gómez.
oficial de los Estados Unidos de Venezuela, de
fecha 7 de julio de 1922, No. 14.719.
6
“Sacra Congregatio Consistoriales. Provisio
Ecclessiarum”. Acta Apostolicae Sedis, Año XV,
volumen XXVI, n. 23, 1923, Roma, Vaticano, p.
357.
 Poco después de tomar posesión de espiritual, desde el barroco siglo XVII, aún se
su sede episcopal, se conoce que el obispo mantiene entre los católicos tachirenses. En
Sanmiguel escogió y aprobó a la consecuencia, un discernir sobre su
bienaventurada Virgen María bajo el título estructura, enfocado en lo interno, se
de Nuestra Señora del Rosario, por el fuerte expone, por primera vez, a continuación.
vínculo que tiene esta advocación mariana
con el mes de octubre, mes de creación de
la diócesis sancristobalense, cómo patrona
de esa recién creada diócesis.
Un aporte a la historia del arte sacro de la
Diócesis de San Cristóbal
En los actuales tiempos
occidentales de postmodernidad y
posthumanismo, la misma palabra “arte
sacro” puede resultar anodina o
desconocida. Ya el antiguo límite o línea roja
bíblica entre lo considerado puro e impuro,
entre lo que está consagrado a Dios,
participando de su grandeza, y a lo humano,
es en extremo débil, difuso.
Para quienes vivieron una cultura
medieval, renacentista, barroca y hasta la
primera mitad del siglo XX, esa división les
resultaba clara y tangible. Los objetos
hechos para el servicio de lo divino,
siguiendo la tradición jurídica romana y
luego canónica, eran cosas que no podían
ser tocadas, violentadas o destruidas sin
que causara o se sufriera alguna pena de
execración. De allí que toda obra artística
cristiana de esas épocas, dedicada a lo Primera imagen por toma radiográfica (composición en grilla),
divino, luego de ser hecha con minucioso de la talla del Santo Cristo de La Grita.
cuidado, pasaba por un rito consecratorio (Foto: Lcdo. Miguel Ángel Márquez, 2017).
(bendición) que permitía su exposición
cultual pública como instrumento
catequético de la transmisión de la fe entre En 2013, realizamos una primera
una asamblea o pueblo que, fase del estudio iconográfico e iconológico,
mayoritariamente, no sabía leer ni escribir. desde la disciplina de la Historia del arte, a
Con ello, toda imagen sacra se la antigua talla barroca tachirense del Santo
convertía en una verdadera Biblia Cristo de La Grita, siendo la segunda fase la
pauperum, la biblia de los pobres. De allí realizada en el marco de trabajo del proceso
que se privilegiaba su naturalidad, de restauración y conservación de la misma,
conservación y respeto como algo separado ordenado por la Diócesis de San Cristóbal y
para elevarlo hacia Dios; como imagen en equipo dirigido por el conservador-
ennoblecida que permitía al observador con restaurador Lcdo. Miguel Ángel Márquez,
fe y piedad, alcanzar desde lo material la entre noviembre de 2016 y abril de 2017. En
comprensión de lo espiritual. Partiendo de esta segunda fase, la aplicación de un
estas puntualizaciones, se puede intentar sistema tecnológico de exploración interna
comprender la realización y finalidad de la por medio de rayos X y digitalización,
talla del Santo Cristo de La Grita cuyo valor proporcionó más información sobre el

Táchira Histórica - 51
Cristo que permitió validar las hipótesis fecha: la presencia de más de una especie,
planteadas en 2013 y conocer nuevos datos o de dos tipos, de madera en la elaboración
con respecto a esta histórica talla cuya valía de la imagen.
espiritual, para el pueblo católico
Esto resulta concluyente a partir de
tachirense, resulta inconmensurable.
la observación de dos tipos de densidades
Los estudios de 2017 dejaron que se corresponden con elementos o
entrever el proceso creativo de la obra, formas anatómicas leñosas diferentes o
permitiendo constatar a su vez el buen divergentes.
estado de conservación de esta antigua talla
La radiografía deja en evidencia, por
maciza, así como la evidencia, por demás
observación simple que las características
admirable, dada la pericia que se requería,
de la madera como fibras, componentes
de un rostro que fue tallado directamente
orgánicos y vasos que transportan el agua
en la madera del tronco central, de cedro, y
dentro del árbol, esto es, las celdas apicales
de sus dos únicos elementos anexos: los
presentes en la parénquima axial y radial de
brazos que se insertan en ese tronco.
las maderas, son heterogéneos en unos [por
contraste de densidad heterogénea en el
El rostro, cabeza, tronco y piernas se
brazo izquierdo de la talla y cuerpo] y
tallaron en una única y alargada pieza de
homogéneo en otro [densidad homogénea,
madera
brazo derecho de la talla].
Un hecho que resulta contrario a lo
Desde el enfoque de la
que se creía, que toda la escultura había
investigación artístico-histórica de 2013,
sido hecha a partir de un único tronco de
quedó verificada con el estudio de
árbol o especie de madera.
densidades radiológicas, la hipótesis
planteada en esa ocasión en cuanto a la
Primera madera
estructura de una única pieza de madera
[brazo izquierdo de la talla y cuerpo]
sobre la cual se talló la cabeza, el rostro, el
tronco (incluyendo el nudo y volados del
En cedro amargo (cedrela odorata).
perizoma o paño de pureza) y las
extremidades inferiores y la presencia de
anclajes y clavos de hierro internos y, como Este tipo de madera se visualiza por
elementos agregados a ese único tronco una densidad radiográfica variable
central, los dos brazos mediante el antiguo producto de la presencia de amplios
sistema de caja y espiga. floemas entre la aglomeración de células
vistas en la radiografía como manchas o
Queda por igual en evidencia, la
lagunas en color negro que se corresponden
pericia del autor al trabajar la madera, por
con espacios de baja o casi nula absorción
cuanto cualquier error en el tallado le haría
radiográfica, entendido el término de
perder toda la pieza. Madera que, dado el
absorción como el grado de resistencia de
considerable peso que aún posee la
una materia a ser atravesada por fotones de
escultura, pareciera que conservara -en las
luz, originando pérdida de su intensidad o
cavidades de sus vasos leñosos- la savia,
velocidad inicial.
encapsulada, desde el momento cuando se
cortó y se selló al colocársele la mezcla de En cuanto a la verificación de lo
base para la pintura de la imagen. observado, esta madera ya había sido
identificada como de cedro amargo
americano por análisis de laboratorio
Dos tipos de madera en el Santo Cristo realizados a muestras enviadas a Madrid
(España) por el Conservador-restaurador
Lcdo. Miguel Ángel Márquez, en 2013.
Por igual, el estudio radiográfico ha
revelado un detalle desconocido hasta la

Táchira Histórica - 52
Segunda madera
[brazo derecho de la talla]
Pertenece a alguna especie de la familia de
las coníferas (Pinidae), ciprés (Cupressus) o
robles (Quercus robur).
Es a su vez la única pieza de madera
de la talla con un aspecto o consistencia
opuesto al del resto, según la placa
radiográfica.
En este brazo se observa una
homogénea densidad o aglomeración
equilibrada de diminutas células
globuladas, que da el aspecto de una
ordenada densidad, al poseer floemas
diminutos, motivo por lo que no se aprecian
aquí las amplias manchas o lagunas negras
observables (vacíos) en el resto de la talla.
Por ello, este tipo de densidad
permite asociar la madera del brazo
derecho con una de tallo leñoso que
presenta las características de pertenecer a
un tipo de madera del grupo de las coníferas
(pino), cupressaceae (ciprés) o del grupo
quercus (roble), si bien se debe esperar a
que se le realice -en un futuro- un análisis
de laboratorio para determinar con
precisión el tipo de madera.
Otros objetos
Para una lectura y comprensión
integral de la imagen radiográfica, que
refleja el interior de la talla del Santo Cristo
de La Grita, resulta importante destacar que
las áreas de alta absorción de rayos X, esto
es muy radio-opacas o zonas con bajo nivel
de gris (más blancas o de alta densidad del
material), son producidas por la absorción o
retención total de los rayos X en los objetos
de metal que se encuentran en su interior,
como lo son las bases o anclajes de las
potencias en la cabeza, clavos en los dedos
y en los pies, o la chapa o lámina de metal
que sirve de base al perno que permite fijar
la imagen a la cruz.
Táchira Histórica - 53
Planteamiento de una hipótesis explicativa
o causal sobre el porqué de diferentes
maderas en la talla
La presencia de dos diferentes tipos
de madera en la talla, permite plantear una
conjetura o hipótesis explicativa de carácter
inferencial –entre las múltiples que se
pueden presentar- sobre el origen de esta
diferencia y que puede ser validada o
rechazada por los resultados de futuras
investigaciones.
Al analizar la estructura de ambos
brazos, encontramos considerables
divergencias en la factura o elaboración del
corte y tallado del ensamblaje o anclaje
(que siguen la técnica de ensamblaje de caja
y espiga), hecho que nos podría posicionar
ante la obra de dos autores o talladores.
El anclaje o canto de la espiga del brazo
derecho (izquierdo para el observador), en
probable madera de pino, ciprés o roble, se
presenta cuidadosamente cortado en forma
lineal o con precisión geométrica. Su
cepillado o tallado resulta cuidadoso y con
un reducido vuelo (o lengua) en la espiga
con respecto al resto del brazo.
En el brazo izquierdo (derecho para
el observador), se observa que la espiga de
está poco tallada, es tosca y sin un trazado
lineal. Es considerablemente más gruesa
que la del brazo derecho (izquierdo del
observador) y se adentra con más
profundidad, hecho visible por medio de los
rayos X, en el interior del madero central.
De esta situación, la explicación más
simple nos lleva a inferir, como se dijo
inicialmente, que nos encontramos frente al
producto de dos estilos de trabajar la
madera y, con probabilidad, ante dos
talladores diferentes.
En consecuencia, se plantea una
hipótesis explicativa o causal primaria: El
brazo derecho de la talla tiene una mayor
antigüedad con respecto al resto de la obra
por cuanto pareciese que el resto de la
escultura se hubiese realizado con
posterioridad, para adaptarla a ese brazo.
Detalle de los brazos de la talla del Santo Cristo de La Grita. El brazo izquierdo (imagen superior) en madera de cedro amargo (donde se
observan las celdas apicales heterogéneas); según los cánones artísticos sacros de la época, la mano izquierda debería haber sido tallada
cerrada y no en actitud de bendición, para simbolizar el dolor. El brazo derecho (imagen inferior) en madera de posible conífera o roble
(con celdas apicales homogéneas) Foto: Parroquial-Basílica del Espíritu Santo de La Grita, Unidad de Radiología «Santo Cristo». Foto
composición: Conservador-restaurador Lcdo. Miguel Ángel Márquez, 2017

Táchira Histórica - 54
 De lo contrario, y planteando
hipotéticamente que este brazo hubiese
sido originalmente en madera de cedro
amargo, y por un accidente fortuito se haya
fracturado, la caja o agujero para la espiga
del brazo sustituto debería ser similar a la
del brazo izquierdo de la talla o presentar un
probable relleno para lograr el correcto
ajuste entre la delgada espiga del brazo
sustituto en madera de conífera y la gruesa
caja que hubiese dejado la espiga (similar a
la del lado izquierdo de la imagen sacra) del
brazo anterior fracturado. Esto no se da.
Por igual, se puede derivar de la
hipótesis inicial planteada, una secundaria:
el madero de la cruz (del cual hasta la fecha
se desconoce a qué tipo de árbol
pertenece), con su diseño y ensamblaje del
siglo XVI, podría resultar más antiguo que la
talla del Santo Cristo.
Esto ofrecería, a su vez, una posible
explicación al hecho actual de sobresalir los
dedos de la mano izquierda del Santo Cristo
de La Grita, de la longitud del madero. Si los
dedos estuviesen cerrados (como lo
especificaba la tradición iconográfica de la
época), sí encajaría la mano izquierda de la
talla con el madero de la cruz, siendo esto lo
visualmente artístico y correcto. La talla del
Santo Cristo de La Grita tiene la
particularidad o singularidad iconográfica
de presentar las manos talladas de forma
idéntica, ambas en posición de bendición. El
hecho de sobresalir estos dedos de la
longitud de la madera ha sido la causa por
la cual esa mano presenta más
restauraciones y retoques, por ser la más
propensa o quedar más expuesta a golpes y
daños en la movilización de la imagen.
Coincidiendo con la tradición, cualquiera
de los posibles orígenes planteados, la talla
siempre está vinculada a un terremoto
Los orígenes y motivos para la
discordancia de madera, sí se mantendrían
7 8
Simón, Fray Pedro. Noticias historiales de
Venezuela, Biblioteca de la Academia Nacional
de la Historia, Nº 67, tomo II, Caracas, 1963, pp.
270-272.
Táchira Histórica - 55
vinculados y concordantes con la tradición,
con un terremoto, pero no el de 1610. Esto
se sostiene con base en la documentación o
registros de la época, entre los cuales
destaca la descripción que hace el superior
de los frailes franciscanos en el Nuevo Reino
de Granada, fray Pedro Simón quien, en su
carácter de superior, supervisó el convento
de La Grita, pasando en 1612 y en 1613.
Constató, en persona, que para la fecha el
convento de San Francisco de La Grita sólo
contaba con tres frailes: dos en las doctrinas
(campos) y uno en el convento (ciudad), con
el cargo de fraile guardián. Asimismo,
registró las experiencias de esos frailes y de
habitantes de La Grita sobre el fenómeno
natural del terremoto del día de San Blas, el
3 de febrero de 1610.
En esas narraciones se habla de
fenómenos geológicos que se dieron en los
campos, sobrevivientes, sagrario e imagen
mariana que se salvaron de la destrucción y
hasta la fundición de una campana, y no
hace mención alguna a la elaboración,
posterior al terremoto, de una imagen de
Cristo crucificado por alguno de sus
hermanos de orden, ni a ningún prodigio
relacionado con esa talla7. De haber
ocurrido en esa fecha, resulta indudable
que registrara con prontitud tan valiosa
información para la vida de la orden
franciscana y de la cristiandad.
No obstante, si se avanza en los
acontecimientos, para 1644 se registró otro
terremoto de gran intensidad que destruyó
a La Grita, San Cristóbal y a otras ciudades
de Los Andes (Mérida y Trujillo). Este
fenómeno natural se encuentra más
próximo al primer registro documental
verificable, que se ha encontrado hasta la
fecha, sobre el Santo Cristo y el cual data de
1669, cuando ya se hace referencia a la
existencia de la Cofradía del Santo Cristo de
La Grita8.
González, C. Vieja gente del Táchira, crónica
genealógica, Biblioteca de Autores y Temas
Tachirenses,Nº 134, San Cristóbal, 1997, p. 161.

Detalle del torso de la talla del Santo Cristo de La Grita y
sistema mecánico de anclajes de caja y espiga de los brazos,
en el brazo derecho (izquierdo del observador), realizado
probable madera de pino o de roble, con una espiga de menor
tamaño y tallado delineado. En el brazo izquierdo (derecha
del observador), en madera de cedro amargo y con una espiga
muy pronunciada y de tallado tosco
(Foto: Parroquial-Basílica del Espíritu Santo de La Grita,
Unidad de Radiología «Santo Cristo».
Foto composición: Conservador-restaurador
Lcdo. Miguel Ángel Márquez, 2017).
Con base en los anteriores
argumentos, se puede plantear la siguiente
hipótesis explicativa o causal: El terremoto
del año 1644 hizo colapsar nuevamente la
estructura de madera y tapias de la iglesia
conventual de San Francisco, en La Grita,
destruyendo una primera imagen de un
Cristo crucificado (probablemente traída de
España en los primeros años de la fundación
de la ciudad, hacia 1578).
De esta primitiva imagen sólo
habría quedado intacto o salvado, el brazo
derecho; siendo éste reutilizado
posteriormente en la reconstrucción de la
totalidad de la imagen del crucificado por
parte de un fraile tallista o artesano
escultor.
Igualmente, esta hipótesis puede
ofrecer una explicación a la singularidad de
la obra, en cuanto reproduce de forma
idéntica la disposición de los dedos en
Táchira Histórica - 56
ambas manos, los cuales están en posición
de bendición.
La simetría de las manos no sigue la
ortodoxia o cánones artísticos de la época,
los cuales únicamente consideraban válido
tallar, en actitud de bendición, la mano
derecha y la izquierda presentarla con los
dedos cerrados para simbolizar el dolor del
crucificado. Se reproducían ambas manos
en idéntica posición, cuando los dedos no
estaban en actitud de bendición, y en la
actual talla del Santo Cristo de La Grita,
ambas manos se presentan con los dedos
extendidos, y en idéntica actitud de
bendición.
Por igual se tiene que, desde fines
del siglo XVII y en el siglo XVIII, coincidiendo
con el período de mayor esplendor y
libertad del arte barroco, la libertad artística
de los autores, escultores o tallistas
presenta como algo común, en la tradición
iconográfica cristiana, la elaboración de
Cristo crucificado con idéntica posición de
las manos, en actitud de bendición. Como
un ejemplo de esto, se tienen las tallas de
los cristos compostelanos (en Galicia,
España) del período antes mencionado.
Créditos del estudio radiológico
El estudio se efectuó en la Unidad
de radiología «Santo Cristo», en la ciudad de
La Grita el día 8 de marzo de 2017, en
presencia del Párroco Rector de la Basílica
del Espíritu Santo, Pbro. Nepomuceno
Hernández; el Dr. Samir Sánchez,
especialista en historia del arte y editor de
Proyecto Experiencia-Arte; el médico Dr.
Daniel Guerrero (quien donó el trabajo de
realización de las radiografías); la Técnico
Radiólogo Mariana Guerrero, el
Conservador-Restaurador de la talla, Lcdo.
Miguel Ángel Márquez y el equipo
audiovisual de la Televisión Regional del
Táchira (Foto: Parroquial-Basílica del
Espíritu Santo de La Grita, Unidad de
Radiología «Santo Cristo»; Foto
composición: Conservador-restaurador
Lcdo. Miguel Ángel Márquez, 2017).

Detalle del rostro de la talla del Santo Cristo de La Grita y
sistema de anclajes metálicos de las potencias (Foto:
Parroquial-Basílica del Espíritu Santo de La Grita, Unidad de
Radiología «Santo Cristo». Foto composición: Conservador-
restaurador Lcdo. Miguel Ángel Márquez, 2017).
Referencias
-Acta Apostolicae Sedis (AAS), “Constitutio
Apostolica Venezuelana”, vol. XXVI, n. 23,
Roma, Vaticano, 1923, p. 99 y ss.
-Acta Apostolicae Sedis, “Sacra Congregatio
Consistoriales. Provisio Ecclessiarum”. Año
XV, volumen XXVI, n. 23, 1923, Roma,
Vaticano.
-Castillo Lara, R. Mons. Lucas Guillermo,
Caracas, 2004: “Memorando presentado a
la consideración del Supremo Gobierno
Nacional de Venezuela”, 24 de abril de
1922, Archivo Secreto de la Santa Sede,
Documentos de la Nunciatura Apostólica en
Venezuela.
Táchira Histórica - 57
-González, C. Vieja gente del Táchira,
crónica genealógica, Biblioteca de Autores y
Temas Tachirenses,Nº 134, San Cristóbal,
1997.
-Ley de División territorial eclesiástica de
Venezuela, de fecha 5 de julio de 1922,
Gaceta oficial de los Estados Unidos de
Venezuela, de fecha 7 de julio de 1922, No.
14.719.
-Ley de División territorial eclesiástica de
Venezuela, de fecha 5 de julio de 1922,
Gaceta oficial de los Estados Unidos de
Venezuela, de fecha 7 de julio de 1922, No.
14.719.
-Macchioni, N., Lazzeri, S., Sozzi, L., Vitiello,
R. Wooden sculptures from XVII and XVIII
centuries in the region of Asti (Italy):
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International Journal of Conservation
Science, Volume 2, Issue 4, October-
December 2011.
-Márquez Guerrero, M. Informe sobre el
proceso de restauración de la talla del Santo
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eclesiástica y Basílica del Espíritu Santo de
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2017.
-Mizuno, S., Torizu, R., Sugiyama, J. Wood
identification of a wooden mask using
synchrotron X-ray microtomography,
Journal of Archaeological Science, 37, 11,
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https://www.sciencedirect.com/science/ar
ticle/pii/S0305440310002165
-Sánchez, Samir. El arte escultórico en la
talla del Santo Cristo de La Grita. Proyecto
Experiencias-Arte, 5 de agosto de 2013
[edublog].
https://bitacorasamisan.blogspot.com/201
3/08/el-santo-cristo-de-la-grita-una-
talla.html
-Simón, Fray Pedro. Noticias historiales de
Venezuela, Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia, Nº 67, tomo II,
Caracas, 1963.
 Jean Carlos Brizuela
Premio Nacional de Historia “Francisco González Guinán” 2022
Imagen: Prensa ULA

Para Táchira Histórica es motivo de alegría iniciar este nuevo apartado dedicado a entrevistas, y
que mejor augurio que con nuestro Premio Nacional de Historia “Francisco González Guinán”, el talentoso
maestro Jean Carlos Brizuela, coordinador de la Maestría de Historia de Venezuela, adscrita a la Escuela de
Historia de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes - Marida y docente
cercano a la maestría que se imparte acá en el Táchira en la disciplina de Historia de Venezuela, vinculado
desde hace años con el grupo de investigación sobre Historiografía de Venezuela, también de la ULA.

Táchira Histórica - 58
Cuéntenos qué detalle en su vida lo hizo
convertirse en historiador:
Recién graduado y antes de ingresar
como profesor a la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador, por concurso de
oposición en enero de 2005, tuve la grata
experiencia de ejercer la docencia en
historia a nivel de educación media, en un
municipio rural del estado Cojedes. Tal
experiencia me llevó a cursar la Maestría en
Enseñanza de la Historia. Mientras cursaba
este postgrado conocí a Jorge Bracho
Martínez, docente e investigador jubilado
del Pedagógico de Caracas, hoy profesor del
Doctorado en Historia de la Universidad
Católica Andrés Bello, con quien me inicié
en el ámbito de la investigación en el área
de enseñanza de la historia. A las
permanentes conversaciones con Jorge
Bracho debo, en considerable medida, mi
incursión definitiva en el campo de la
investigación. Aunque, a decir verdad, con
esta área específica -enseñanza de la
historia- estuve vinculado muy poco tiempo
en términos de investigación sistemática.
Aquella misma experiencia me
exigió atender una inquietud que estimaba
primordial: qué historia enseñar y cómo
impartirla; partiendo de la necesidad de
formar un binomio indisoluble docencia-
investigación, que considero esencial en el
ejercicio de todo profesor de historia.
Entonces, en ese punto del recorrido
académico, fui creando un parentesco con
la historia del siglo XIX venezolano que, al
calor de continuas indagaciones acerca de
ese período y sobre su impronta en el
devenir nacional, terminó convirtiéndose
en centro de mi interés historiográfico. Así
me planteé conocer aún más -entre otros
objetivos trazados- cómo se fue forjando la
tradición republicana, liberal y democrática
durante aquella centuria, y su desarrollo
concreto en el último tercio de la misma, en
el pensamiento y en los aportes de una
pléyade letrada que descolló en la actividad
política e intelectual en esa etapa.
Esta tarea fue adelantada invirtien-
do -desde muy temprano- largas, continuas,
pacientes y gratificantes temporadas de
trabajo en diferentes archivos, hemero-
Táchira Histórica - 59
tecas, bibliotecas y repositorios documen-
tales del país.
Cabe decir, creo necesario comen-
tarlo, que el interés por el siglo XIX
venezolano, al cual he dedicado alrededor
de tres lustros, se hizo mayor en la medida
que, mientras cursaba el Doctorado en
Historia en la Universidad Católica Andrés
Bello, entré en contacto académico con los
profesores Lucía Raynero Morales, Catalina
Banko, Elías Pino Iturrieta, Tomás Straka y
Manuel Donís Ríos, entre otros, con quienes
me acerqué aún más al estudio de este
período, dando valor al diálogo entre la
historia de las ideas, intelectual, política e
institucional a partir de la conjunción de
insumos conceptuales, teóricos y método-
lógicos de estos enfoques historiográficos.
Así desarrollé mi tesis doctoral, bajo
la tutoría de Tomás Straka, titulada Un
intelectual ante el poder: Laureano
Villanueva. Actuación política y obra
historiográfica (1870-1900), presentada en
noviembre de 2014, la cual fue valorada por
el jurado examinador como “un aporte a la
historiografía nacional y a la historia de las
ideas en Venezuela…”
¿De niño era apasionado por los temas
históricos?
Mis primeras inquietudes en torno
a la historia, en todo caso, se remontan a los
tiempos del liceo. Es durante mis estudios
de bachillerato, cursados en dos liceos
públicos en la ciudad de San Carlos, estado
Cojedes, cuando comienza a manifestarse el
interés por la historia, quizás motivado por
las amenas clases que recibí de varios
profesores del área, entre ellos Freddy
Chejade, Isidro Piñero y Gustavo Páez,
docentes cojedeños, a quienes agradezco su
aportación a mi simpatía inicial por la
historia. Este hecho, considero, tuvo peso
en mis decisiones futuras.
Como dato adicional señalo que,
aquella inclinación hacia la historia, me
llevó a participar, hace un poco más de 30
años -tenía unos 14 de edad-, en el
concurrido primer Coloquio de Historia
Regional del Estado Cojedes, realizado en
noviembre de 1991 en la UNELLEZ, que
contó con la presencia, recuerdo, de
Arístides Medina Rubio. También recuerdo
la lectura, en aquellos tiempos, de varias
novelas históricas y venezolanistas, así
como de algunos textos sobre la historia de
aquel estado llanero, que fueron desper-
tando en mí el interés inicial alrededor de
nuestro tiempo pretérito. A finales de
aquella misma década, iniciaba mis estudios
en el insigne Pedagógico de Maracay, para
formarme como Profesor de Historia. Así
comenzó a despertar mi interés por la
historia y por los estudios históricos.
¿Qué es para usted la Historia?
La historia es una suerte de
retrovisor humano que, mediado por
diversas interpretaciones delineadas desde
múltiples perspectivas, permite recono-
cernos como sociedad al establecer un
acercamiento a la constitución de las
naciones y de los Estados, sin perder de
vista la organización social, económica,
cultural y espacial precedente; a las
mentalidades formadas en distintos
contextos sociales, así como a su lenta
mudanza; a cómo se ha dado cuerpo a las
ideas y doctrinas prevalecientes en distintas
épocas, a la influencia de éstas en la formu-
lación jurídico-institucional y económico-
social y en los propios intereses de distintos
grupos que atizan, por contrapuestos, la
incesante lucha por el poder; a la tradición
literaria, científica, educativa, periodística y
político-parlamentaria, por ejemplo; a
efectos de explicar, partiendo de una
aproximación a tal comportamiento social,
algunas de sus manifestaciones, o al
conjunto de ellas, tanto en el tiempo
Táchira Histórica - 60
pretérito como en el presente, advirtiendo
en su evolución las continuidades y
rupturas. Es, en todo caso, una conceptua-
lización muy emparentada con el período
objeto de nuestras permanentes
indagaciones.
¿Cuál es su línea de investigación en el
campo de la historia y la historiografía?
He centrado mi interés en torno a
dos líneas de investigación que se plantean
estudiar la producción historiográfica deci-
monónica, por un lado y, por el otro, la
tradición republicana, liberal y democrática
venezolana forjada a lo largo del siglo XIX,
así como la relación de una pléyade letrada
con el poder político y sus aportes, desde
distintos ámbitos, al proyecto liberal en el
último tercio de esa misma centuria. Estas
líneas de trabajo son: Intelectualidad, ideas
políticas y construcción del Estado liberal en
el siglo XIX venezolano e Historiografía y
política en el siglo XIX venezolano.
¿Cuáles son sus publicaciones, empezando
por su primer artículo como punto de
partida?
Si mal no recuerdo, uno de mis
primeros artículos lo publiqué en la revista
Mañongo de la Universidad de Carabobo:
aquella contribución estaba relacionada con
historiografía política del siglo XIX
venezolano. Son varios los trabajos
publicados hasta la fecha, alrededor de
unos treinta, entre libros, capítulos de libros
y artículos en revistas especializadas en
historia, ciencias humanas y educación,
nacionales y extranjeras. Resalto, entre
otros trabajos, Entre la autocracia liberal y
el liberalismo democrático (1870-1899),
publicado por la Fundación Villanueva, con
el auspicio editorial de la Academia
Nacional de la Historia; Laureano Villanueva
o la pasión por la historia, Historiografía y
política en las últimas décadas del siglo XIX
venezolano, coeditado por la Dirección de
Publicaciones de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador y la Academia
Nacional de la Historia; Las misiones
capuchinas en los llanos venezolanos.
Apuntes para el estudio de San Carlos de
Austria (1658-1787), publicado por la
Alcaldía de San Carlos-Cojedes, con auspicio
del Grupo de Investigación sobre Historio-
grafía de Venezuela de la Universidad de Los
Andes; Manifestaciones liberales en tiem-
pos de edificación republicana (Venezuela,
1811-1844); Promoción del pluripartidismo
liberal y de la lucha política civilizada (1869-
1889); José Manuel Montenegro: actuación
pública e ideas políticas (1859-1907); Un
legista entre caudillos: Diego Bautista
Urbaneja (1863-1873); Diego Bautista
Urbaneja durante el guzmanato: un
jurisconsulto en el poder (1873-1888);
Contra la Colombia bogotana y de
charreteras: Francisco Javier Yanes tras la
república liberal y La biografía en el siglo
XIX venezolano. Apuntes para su estudio;
por mencionar algunos.
Parte de esta producción escrita
puede consultarse en el repositorio
institucional Saber ULA, en Academia.edu y
en la sección de libros digitales del portal
web de la Academia Nacional de la Historia. Imagen: Prensa ULA

¿Cuál es el balance de su experiencia dar cuenta de un acucioso y esmerado

investigativa?
El afianzamiento de nuestra línea de
trabajo, Intelectualidad, ideas políticas y
construcción del Estado liberal en el siglo
XIX venezolano e Historiografía y política en
el siglo XIX venezolano, resalta entre los
aspectos más relevantes a ser considerados
en este balance a tres lustros de iniciar esta
ruta investigativa, que, como comenté
antes, descansa en un importante arqueo
de fuentes realizado en más de una
veintena de archivos, bibliotecas, hemero-
tecas y repositorios documentales nacio-
nales, en aras de procurar aportes,
novedades y reinterpretaciones. Me llena
de enorme satisfacción, debo decirlo, que lo
señalado aquí esté reflejado, precisamente,
en el veredicto emitido por el jurado
evaluador del Premio Nacional de Historia
“Francisco González Guinán”, otorgado por
la Academia Nacional de la Historia, que me
declaró ganador, en su vigésima edición,
suscrito por los académicos Inés Quintero
Montiel, Diego Bautista Urbaneja Arroyo y
Ocarina Castillo D’Imperio, pues destaca y
reconoce que los libros y artículos
presentados por un servidor, “además de
esfuerzo de revisión documental y hemero-
gráfica, reflejan una línea de investigación
sólida y de valía que ofrece importantes
resultados para el conocimiento de la histo-
ria política e intelectual de la Venezuela del
siglo XIX, constituyendo un valioso aporte
para la historiografía venezolana contem-
poránea”. También sobresale, en este
balance, el hecho de centrar el estudio de la
relación de los letrados con la política en el
último tercio del siglo XIX venezolano;
vinculación trabajada fundamentalmente
para el siglo XX, sobre todo al tratarse, por
ejemplo, el fascinante asunto de los
hombres del benemérito y las luces del
gomecismo. La relación de los hombres de
ideas con el poder a finales del siglo XIX,
línea dentro de la que se inscriben
significativos aportes de Ramón J.
Velásquez, Rogelio Pérez Perdomo, J.J.
Martín Frechillas, Germán Cardozo y Reyber
Parra, por mencionar algunos nombres, es
un filón interesantísimo que puede nutrirse,
aún más, con estudios desde las regiones en
las cuales esta vinculación política, de
provecho mutuo, haya tenido lugar y
expresiones concretas.

Táchira Histórica - 61
 ¿Qué recomienda a los investigadores que
ofician como historiadores jóvenes y
apasionados por el conocimiento
histórico?
Trabajar con empeño, ahínco, dedi-
cación, disciplina y claridad de propósitos
en cuanto al cultivo de una ruta
investigativa de largo aliento, es clave para
el éxito. Dar importancia a la formación
teórica y metodológica, es esencial. Es
importantísimo conocer, en toda investí-
gación emprendida, hasta donde sea
posible y lo permitan los medios, el estado
historiográfico del tema; es decir, es
sustancial conocer qué y cómo se ha
abordado el objeto de estudio y quiénes
han escrito en torno a él. El trabajo de
archivo y de pesquisa de fuentes primarias,
inéditas e impresas, tiene un peso
fundamental si se procuran, como debe
asumirse y tal como lo prescribe Ciro
Cardoso en uno de sus textos clásicos,
novedades, aportes y reinterpretaciones, lo
que primordialmente está dado por el uso y
tratamiento que se dé a las fuentes.

¿Qué piensa sobre la enseñanza de la

historia de Venezuela en el ámbito escolar?
En 1997 la revista Tierra Firme
publicó los resultados de un estudio
promovido por Fundación Polar, a propósito
del proyecto para el mejoramiento de la
enseñanza de la Historia de Venezuela.
No es desactualizado acudir a dicho
estudio, en virtud de ser uno de los
diagnósticos más amplios, en cuanto alcan-
ces, realizados en el país y considerado de
utilidad actual, toda vez que destaca como
nudos críticos varios aspectos hoy seña-
lados como parte del mismo problema-
debate.
Aquel estudio arrojó, entre sus
resultados, que los conocimientos de los
estudiantes en torno a los procesos
históricos venezolanos no eran “solo
mediocres, sino…fragmentados y desvin-
culados”, a la vez concluyó que esto quizás
era “reflejo de la forma cómo se enseña
historia en nuestro sistema educativo,
donde el docente se limita a recitar una
cantidad de hechos y fechas y no considera

Táchira Histórica - 62
la historia como resultado de un proceso Mientras que los recientes trabajos
que conjuga hechos económicos, políticos y de Tulio Ramírez, Leonardo Osorio y Jesús
sociales…” Piñero, entre otros, ofrecen una mirada a la
Al parecer, acorde con investiga- nueva historia oficial de pesada carga
ciones más recientes, pese a los esfuerzos doctrinaria, implícita en los textos escolares
académicos realizados en las Universidades de historia elaborados y distribuidos, según
que forman docentes especializados en el se advierte, por las autoridades educativas
área, en aras de preparar profesionales de nacionales.
calidad y aportar soluciones en esta
dirección, y a las reiteradas redefiniciones
curriculares que proponen una nueva
historia nacional, en algunos casos con
visible sesgo ideológico que añade un
ingrediente bastante pernicioso y contro-
vertible al problema, dado su carácter
oficial; la situación de la enseñanza de la
historia sigue demandando iniciativas do-
centes y curriculares que permitan superar
las dificultades reveladas hace 25 años,
entre ellas “deformación, elementalidad y
ausencia de elaboración conceptual sobre
contenidos básicos de la asignatura Historia
de Venezuela”, las cuales deben atenderse,
desde el plano curricular y didáctico, sobre
la base de una formación pedagógica y
especializada sólida que posibilite al
profesor diseñar estrategias y recursos
efectivos en su praxis de aula, mirar
críticamente y sin reverencias al programa y
al texto escolar, emplear la investigación
histórico-historiográfica como medio de
construcción del conocimiento y confrontar
la “tentación memorística” y los “patrones
historiográficos oficialistas”, aspectos que
sobresalen entre las deficiencias advertidas
hace bastante tiempo por Jorge Bracho, ¿Qué libro considera indispensable para
Arístides Medina Rubio y Napoleón aquellos que se aventuran a estudiar
Franceschi, por mencionar algunos estu- Historia?
diosos del tema. Muchísimos textos podrían ayudar
Reflexiones en torno a las difi- en esta tarea inicial. Abundan.
cultades en la enseñanza de la historia y Menciono, por señalar solo dos de
acerca de propuestas didácticas en tal ellos, el clásico Introducción a la Historia, de
marco se hallan en trabajos de Carmen Marc Bloch y La función social de la historia,
Aranguren, Jorge Bracho, Arístides Medina de Enrique Florescano. Introducción al
Rubio, Napoleón Franceschi y Tomás trabajo de la investigación histórica, de Ciro
Villaquirán, entre otros investigadores; así Cardoso y La investigación histórica: teoría
como en un importante inventario de y método, de Julio Aróstegui, no pueden
investigaciones desarrolladas, por ejemplo, quedar al margen de las sugerencias
en la Maestría en Enseñanza de la Historia, bibliográficas para introducirse en estas
administrada en varios Institutos Peda- faenas, imprescindibles en la biblioteca
gógicos del país. personal de quienes se inicien en ellas.

Táchira Histórica - 63
 Táchira Histórica - 64
El bachiller Velásquez y el génesis
del Centro de Historia del Táchira
Por: José Antonio Pulido-Zambrano
El presente escrito se propone
reconstruir el proceso del germen formativo
del antiguo Centro de Historia del Táchira, la
primera institución organizada de histo-
riadores que se conformó en el Táchira en el
año 1942, estableciendo y organizando las
pautas del saber historiográfico en la enti-
dad, a partir del impulso del Centro de
Historia. Este hecho no desmeritó los traba-
jos anteriores que de manera individual
fueron sembrando esa inquietud por el
hecho histórico.
El Centro de Historia del Táchira fue
base y semilla de la hoy Academia de
Historia del Táchira.
Pero, ¿quiénes fueron los pioneros
en la investigación y recuperación de la
Historia de la entidad tachirense antes de
consolidarse esta institución?
¿Qué actividades públicas y acadé-
micas ocurrían antes de su nacimiento y
cuál era el lugar social de los historiadores?
¿Cómo fue el rol de estos pioneros
en las conmemoraciones de personajes
locales y la inspiración de la Galería de
Ilustres de la memoria histórica y social del
Táchira?
¿Por qué se ha nublado la imagen
de Ramón J. Velásquez del germen donde se
constituyó la idea del Centro de Historia?
Táchira Histórica - 64
Esta investigación se estructurará a
partir de la participación y publicaciones del
saber letrado (intelectual de la época) y el
contexto donde se desenvuelven; sin duda,
primero el antiguo Liceo Simón Bolívar, y
luego, la Sociedad Salón de Lectura; estos
dos espacios serán los epicentros de esta
dinámica del conocimiento histórico que
manejaran luego autores como Ramón J.
Velásquez, Marco Figueroa, José Edmundo
Vivas, José Antonio Trujillo, Luis Felipe
Ramón y Rivera, Alejandro Rojas, José
Fulgencio Gutiérrez Martínez, Sixto Sánchez
Quintero, Rafael Armando Rojas, Rafael
María Rosales, Félix María Rivera, Raúl
Méndez Moncada, entre otros.
Esta reflexión me permitirá desde
un enfoque pragmático, sustentado en
fuentes y archivos, abordar una temática
poco discutida y silenciada – como expresa
Luis Hernández Contreras – en el contexto
regional y que aparece intocada en el caso
del grupo de intelectuales que se reunió el
jueves 8 de octubre de 1942, a las ocho de
la noche en las instalaciones de la antigua
Sociedad “Salón de Lectura” para la confor-
mación definitiva del Centro de Historia.
 Salón de Lectura (Hoy Ateneo del Táchira).
CONTEXTO SOCIOCULTURAL
La creación de una comunidad de
intelectuales, entre 1918 y 1938, será
fundamental en el medio tachirense para
entender la dinámica de formación del
“Centro de Historia”. Después de 1936, se
observará en San Cristóbal una sociedad
que aun experimentaba procesos de
transición en el contexto político; por ello,
la sombra del general Juan Vicente Gómez
aun deambulará en las grandes casonas de
la villa de San Cristóbal.
Un cambio hacia una modernidad
entendida como periférica por las familias
conservadoras, no se verá con buenos ojos
y ese germen de tradición se negará a un
progreso latente que empieza a nacer con la
muerte de Gómez.
Dichos cambios socioeconómicos y
culturales no son fáciles para clanes familia-
res que desde el siglo XIX habían sido la base
de la tradición andina. En cierto modo la
llegada de Eleazar López Contreras al poder
permitirá que nuevas voces empiecen a
circular en la prensa y traten de explicar a
los incrédulos que el país “ha cambiado con
la muerte del Benemérito”.
Táchira Histórica - 65
Un hecho fundamental en esta
transición se dará en el año 1938 con la
inauguración del nuevo edificio de la
Sociedad “Salón de Lectura”, que tendría
lugar el 1 de abril siendo presidente del ente
cultural el doctor Raúl Soulés Baldó. A este
acto asistieron “el doctor Néstor Luis Pérez,
Ministro de Fomento; doctor Amenodoro
Rangel Lamus, Secretario de la Presidencia;
doctor Abigaíl Colmenares, Presidente del
Estado Táchira y muchos intelectuales,
entre los que se encontraba el doctor
Arturo Uslar Pietri”.1 Sería Amenodoro
Rangel Lamus el principal propulsor de esta
obra.
Esta noche en el Salón de Lectura se
encuentra entre los visitantes el connotado
historiador Hermano Nectario María. El
discurso central lo daría el maestro Antonio
Rómulo Costa. Ese día los sancristobalenses
oían por primera vez el Himno de esa
institución, letra del laureado poeta Manuel
Felipe Rugeles y música del maestro Marco
Antonio Rivera Useche.
1.- J. J. Villamizar Molina. (1986). Historia del Salón de
Lectura / Ateneo del Táchira. 80° Caracas. Ediciones
Presidencia de la república. P. 59.
 17 días después de este acto, el
lector de prensa leerá en Vanguardia; “La
revolución de los Comuneros” de Marco
Figueroa, tachirense que desde inicios de la
década de los treinta había incursionado
con artículos de corte histórico, siguiendo
los pasos de Luis Eduardo Pacheco y que lo
llevaría a tener una columna denominada
Por los archivos del Táchira, homónimo de Quinta Morales (Fuente: Ateneo del Táchira)
un libro suyo que se publicaría en San
Cristóbal en 1940. Para este año de 1938, a
Marco Figueroa se le publicaría en Caracas De algún modo, el horizonte
el texto Datos para la historia del Táchira científico, investigativo y crítico se había
con el prólogo de Héctor García Chuecos. replegado, abriendo paso a géneros como la
La villa de San Cristóbal empezaba a crónica histórica y periodística, en tiempos
experimentar acelerados procesos de críticos de representación política y el
urbanización, como resultado de la llegada maestro Carlos Rangel Lamus había abierto
de Eleazar López Contreras a la presidencia un portal para el pensamiento crítico de sus
y modernidad que continuaría el gobierno educandos, donde el campo de la impor-
de Isaías Medina Angarita. Estos cambios tancia de la Historia no era desconocido:
sociopolíticos implementarían una serie de
obras de infraestructura de la que el edificio Gozamos de una libertad amplia, libertad que
del Salón de Lectura representaba este apareja una tremenda responsabilidad que,
nuevo orden. El pensamiento social tachi- como ya lo he dicho, está en el fondo de la
rense había experimentado un cambio entre conciencia de cada uno de nosotros, y en
1926 y 1935 con la aparición desbordante virtud de esa responsabilidad estamos
dispuestos a responder por nuestros actos
de Carlos Rangel Lamus, y en este sentido
ante nuestra propia conciencia, ante la
recordamos palabras del Dr. Ramón J.
conciencia del gran pueblo venezolano y ante
Velásquez para dibujar este panorama:
el fallo inexorable de la Historia. 3
…cuando paso al liceo (Simón Bolívar) está un
hombre que se llama Carlos Rangel Lamus que
era, según las noticias, el primero que había Mezcla de tribuno, publicista y
dictado (en 1923) una conferencia, en el Salón educador, don Carlos Rangel Lamus fue un
de Lectura de la ciudad, sobre la gran erudito que orientaba a la opinión pública y
revolución socialista, el triunfo de los sus pupilos del Liceo Simón Bolívar, él
bolcheviques, y por ello lo llevaron a la cárcel. transmitiría los valores cívicos de la Nación;
Era un hombre que traía libros de Europa y de manera subrepticia apoyaba un cambio
estaba al día de todas las grandes evoluciones en el país, el nombre de Nautilus, revista de
sociales, era un gran expositor y se empeñaba la “Asociación de Estudiantes del Táchira”.
en que los alumnos se interesaran por las
cosas distintas del estudio, siendo muy
El movimiento cultural disimulaba, sin mucho
exigente en las calificaciones. Decía: “Sus
apuro, ese sentimiento de beligerancia
compromisos son con lo que vienen”, y nos
política. Desde el liceo “Simón Bolívar” los
fundó una asociación para que los viernes uno
estudiantes publicaban descarados contra-
expusiera un tema que no debía ser de las
bandos ideológicos bajo la máscara de
materias, para que el viernes siguiente alguien
“inquietud cultural”. Trabajos sobre la huelga
le hiciera la crítica ante una asamblea, él
de las bananeras de Colombia o el significado
estimulaba mucho el debate, porque su
de la pregonada reforma agraria de Alfonso
obsesión era que Gómez debía terminar.
López, sobre Roosevelt y su política econó-
Estimulo la lectura del libro.1 mica en los Estados unidos o sobre los frentes
2.- Rafael Arráiz Lucca. (2003). “Ramón J. Velásquez repasa
sus episodios”. En: Ramón J. Velásquez, Estudios sobre una
trayectoria al servicio de Venezuela. Universidad 3.- Carlos Rangel Lamus, Sesión del Senado del 22 de
Metropolitana. Universidad de los Andes. Caracas. P. 120. mayo de 1937.

Táchira Histórica - 66
Alumnos del Liceo Simón Bolívar posan con don Carlos Rangel Lamus. La jovencita es Alicia Díaz. Figuran: Ricardo Fossi Villasmil, Miguel Murillo Vivas,
Augusto Cárdenas Becerra, Luis Colmenares Pacheco, Héctor Cárdenas Becerra, Pedro Rafael León, Manuel A. Murillo, Ramón E. Sansón, Nicolás Díaz
González, Hernán Rosales F., y J. M. Villamediana, entre otros.

populares que aparecían en 1934, fueron Para este tiempo el maestro de

insertados por una inocente revista apellidada Historia del joven Ramón Velásquez fue
“Nautilus” que los muchachos del liceo Buenaventura Jaimes. Para 1933, Velásquez
editaban bajo las barbas severas de don Carlos cursaba el segundo año de bachillerato y era
Rangel Lamus… Las autoridades del Táchira
condiscípulo de otros jóvenes de la época
dejaron circular a “Nautilus” con mayor o
como: Aurelio Ferrero Tamayo, Ciro
menor libertad durante algún tiempo.4
Urdaneta Bravo, Roberto Giusti, Luis Andrés
Rugeles, Antonio Pérez Vivas, Gabriel
El submarino de Julio Verne se
Becerra Moncada, entre otros.
convierte en símbolo de una juventud
Sin la impronta de Carlos Rangel
ansiosa de saberes y cambios y es la
Lamus sería difícil entender el florecer en
metáfora para hacerse escuchar en un país
los jóvenes de esa época por el amor a la
sumergido para la época en mares
lectura y esa vena por la investigación
profundos. Este contexto posibilitó el naci-
histórica.
miento del primer grupo de historiadores
Es de advertir que ya para 1918
en la ciudad de San Cristóbal que se
publicaba artículos en el diario Horizontes
observará después de la desaparición física
un joven llamado Luis Eduardo Pacheco,
de Gómez más no del gomecismo como
estrenándose con “Próceres Tachirenses”
política. Esto debe ser analizado a trasluz de
un escrito sobre Francisco Javier García de
la herencia cultural que floreció en el Liceo
Hevia y “Anales de la prensa en el Táchira”,
Simón Bolívar bajo los sabios consejos del
un estudio cronológico de la prensa del siglo
maestro Carlos Rangel Lamus.
XIX y principios del siglo XX en el Táchira. Un
4.-p Domingo Alberto Rangel. (1971). “El Táchira y Carlos caso extraño, solitario y atípico fue el de Luis
Rangel Lamus frente a la dictadura de Gómez”. En: Vida y Eduardo Pacheco en aquella época.
obra de Carlos Rangel Lamus. BATT. N° 54. San Cristóbal. P.
111.

Táchira Histórica - 67
 Entre 1918 y 1938, localizamos la
existencia de tres tipos de intelectuales
distanciados por razones ideológicas,
quienes movilizarán el pensamiento cultural
de la villa de San Cristóbal: En primer orden,
estaba la vieja escuela, el del escritor-
tribuno que adorna su crónica con un
discurso aún romántico y positivista, de
cuyo fiel representante recaía en las
características del llamado “Sabio” Antonio
Rómulo Costa:
El Doctor Costa, filólogo como pocos
ha conocido Venezuela en este siglo, bellista
eminente y pedagogo, discípulo de los
grandes maestros colombianos Don Miguel
Antonio Caro, Don Rufino José Cuervo y
Monseñor Rafael María Carrasquilla, educado
para vestir la toga de los patricios que desechó
por la modestia de su amorosa vocación a la
tierra nativa, profesaba la idea de que la
enseñanza es una concentración de calidad.5
sería aplaudida por el entonces presidente
del estado Táchira, el general José Antonio
González. “Desde muy joven empezó a
fichar datos extraídos de cuanto periódico,
revista, folleto, hoja volante o libro iba
consiguiendo en bibliotecas públicas y
privadas”.8
Y en tercer término entraba el clero
desde Diario Católico y aquellos escritores
bohemios que apostaban por publicar guías,
álbumes (el caso más emblemático del
Táchira es el realizado por el periodista
chileno Humberto Díaz Brantes), así como
almanaques publicados por instituciones
del Gobierno y Clubes de la ciudad; aquí se
integra un grupo de artistas, cronistas y
folcloristas que recurrirán al tópico literario
y la poesía para describirnos una historia.

En segundo lugar, se encontraban

los liberales modernizantes, donde destaca
el papel del educador, escritor, periodista,
botánico, astrónomo y publicista don Carlos
Rangel Lamus, quien abogaba por lo
imaginario de una “ciudad moderna”
cuando “inauguró un ciclo de conferencias
públicas, una cada mes, a cargo de un
liceísta, para intensificar la vinculación del
Instituto al medio social”.6
Los estudiantes del Liceo Simón
Bolívar fueron prolijos a la hora de
desarrollar sus ejes temáticos destacándose
en sus discursos “Ricardo González
Colmenares, Ciro Urdaneta Bravo y Ramón
J. Velásquez, pronunciando éste la más
TARZÁN Y LA CIUDAD PROHIBIDA
notable de todas, Influencia del Táchira en
(LA SAN CRISTÓBAL DE 1941)
la vida nacional”.7
Los lectores de prensa de la ciudad
Este hecho se daría en las
de San Cristóbal leían a diario la novela
instalaciones educativas del Liceo Simón
gráfica Tarzán y la ciudad prohibida de
Bolívar, el 2 de abril de 1933, presentado por
Edgar Rice Burroughs a través del periódico
su condiscípulo Gonzalo Vivas, esta ponencia
Vanguardia, así como otros títulos del
mismo autor; Tarzán bajo fuego, Tarzán el
5.- Rafael Pinzón. (1971), “El educador y el proceso de la magnífico, Tarzán el intrépido.
hegemonía”. En: Vida y obra de Carlos Rangel Lamus. BATT.
N° 54. San Cristóbal. P. 25.

6.- Ibídem. P. 35.

8.- José Humberto Ocariz. (2012). “El recipiendario de hoy”.
7. Luis Hernández Contreras. (2012). El Doctor Velásquez. En: El Doctor Velásquez. Una historia nunca contada.
Una historia nunca contada. Proculta. Caracas. P. 63. Proculta. Caracas. P.23.

Táchira Histórica - 68
 1941 fue un año que quedaría
marcado en la mentalidad del tachirense,
pues se daba inicio a otro ciclo en la política
venezolana con la llegada al poder del
general Isaías Medina Angarita.
Los venezolanos tendrían la oportu-
nidad por primera vez de presenciar en el
siglo XX la entrega del poder de un
presidente a otro, en efecto, dicho acto se
daría el 5 de mayo de 1941, el general
Eleazar López Contreras entregaba al
general Isaías Medina Angarita la
presidencia de la república, “este
trascendente acto de manera pacífica y
directa”.9
Ese mismo día, como cosas del
destino, en la ciudad prohibida de San
Cristóbal se viviría un acto mucho más
pequeño pero trascendental en las
instalaciones del edificio de la Sociedad
Salón de Lectura, cuando el bachiller Ramón
J. Velásquez es elegido presidente de dicha
institución en una reñida competencia con
su actual titular, el doctor Raúl Soulés Baldo.
Llegaba Ramón J. Velásquez al Salón
de Lectura de la compañía de Roberto
Villasmil, Marco Antonio Rivera Useche,
Antonio Mogollón, Regulo Burelli Rivas, El bachiller Ramón J. Velásquez.
entre otros. La llegada del bachiller
Velásquez a esta institución cultural no cayó
muy bien en algunos sectores conser- Pareciera que el bachiller Velásquez
vadores de aquella ciudad prohibida para él llegará a un Salón de Lectura para entender
y que más allá de su juventud e inteligencia, que San Cristóbal era una ciudad prohibida
se le adversa en lo político. para él y que se le iban a presentar muchos
El 19 de mayo de 1941 es llevado a inconvenientes para lograr hacer cambios
la presidencia del Estado, el abogado en la larga tradición de aún villa colonial.
Antonio Pulido Villafañe y como secretario “Con su aguda percepción, Velásquez avistó
general de gobierno a Antonio Pérez Vivas, la necesidad de imprimir cambios. Algunos
quien había sido condiscípulo de Velásquez fueron muy bruscos, demasiado vanguar-
en las aulas del Liceo Simón Bolívar. distas. La crítica no se hizo esperar. La
envidia tampoco”.10 La cuestión no era fácil.
Expresaría más tarde el Doctor Velásquez
que “nuestra permanencia en aquella
9.- Luis Hernández Contreras. (2010). Cien años de Historia
ciudad se vio en esta ocasión interrumpida,
Tachirense. Proculta. Mérida. P. 242.
10.- Luis Hernández Contreras. (2012). El doctor Velásquez,
una historia nunca contada. Proculta. Caracas. P. 72.

Táchira Histórica - 69

sobre todo, por los ataques de un periodista
que dirigía un semanario llamado El pueblo
y la Tribuna, por ello, decidí al termino de
mi actuación, en el Salón de Lectura, regre-
sar definitivamente a Caracas”.11
Las decisiones administrativas de
Velásquez en el Salón de Lectura hacen
ruido en las elites locales. Su biógrafo más
puntual, como lo es Luis Hernández Contre-
ras, describe a profundidad los episodios de
la Junta Directiva del período 1941-1942 y
es quien por primera vez alza la voz para
rescatar la actuación de Ramón J. Velásquez
para conformar el futuro Centro de Historia
del Táchira.
No sólo se avocó el bachiller Velás-
quez en el tema histórico, sino fue un
animador de las charlas musicales de Luis
Felipe Ramón y Rivera, tanto así que el 19
de septiembre se informará de un concurso
de Música Típica patrocinado por el la Junta
Directiva del Salón de Lectura y tendrá
como Jurado Calificador a Marco Antonio
Rivera Useche, P. A. Monsalve Pisani, Pedro
Felipe Villasmil, José Ignacio Olivares y Luis
Felipe Ramón y Rivera, este día de ese
anuncio, la sociedad sancristobalense se
acercaba con sus hijos a la Plaza Urdaneta a
disfrutar del parque de diversiones ambu-
lante Coney Island.
En el campo histórico, lo primero
que hizo el bachiller Velásquez fue remover
las cenizas del tiempo y buscar enaltecer la
11.- Ramón J. Velásquez. (2012). En: El doctor Velásquez, una
historia nunca contada. Proculta. Caracas. P. 289.
Táchira Histórica - 70
Salón de Lectura 1941 – 1942.
Luis Felipe Ramón y Rivera,
Manuel Osorio Velasco,
Ramón J. Velásquez,
Regulo Burelli Rivas
y José Ignacio Olivares.
figura de Pedro María Morantes (Pío Gil) y
propuso se erigiera un busto en las
instalaciones del Salón de Lectura.
Los antiguos Castristas no vieron
con buenos ojos enaltecer a quienes ellos
consideraban un traidor a los ideales del
hombre que había sacado al Táchira del
anonimato y el aislamiento.
De allí que escriba Velásquez el 3 de
octubre a Marco Figueroa, connotado
historiador, su intención de resaltar a Pío
Gil, “ninguna figura es más digna del
homenaje consagratorio, del homenaje del
bronce y del libro, que la del ilustre escritor
Pedro María Morantes”.
Pareciera que el bachiller Velásquez
venía a restituir en el mármol a los
proscritos, primero Pío Gil, y luego José
Antonio Guerrero Lossada, un personaje
extraño y huraño para la sociedad
capitalina.
El 7 de noviembre asume la
presidencia del estado Táchira el mayor del
Ejército, Francisco Angarita Arvelo, primo
hermano del presidente de la República,
general Isaías Medina Angarita.
Las telarañas del poder empiezan a
moverse de nuevo. El bachiller Velásquez ha
empezado en reuniones la posibilidad de
una reforma parcial a los Estatutos de la
sociedad “Salón de Lectura”.
En diciembre llega a la ciudad de
San Cristóbal el historiador colombiano José
Fulgencio Gutiérrez, quien de inmediato se
adentra a las tertulias del Salón de Lectura y
entra al círculo académico del bachiller
Velásquez.
A fines de este mes, el día 27 se da
un acto en el Salón de Lectura con una
conferencia del doctor Rafael Pinzón cuyo
tema central es el Táchira, sus letras y su
historia y hace mención especial a la vida de
Samuel Darío Maldonado.
El Doctor Pinzón era otro más del
grupo de intelectuales que circulaban
alrededor de la fuerza gravitacional que
emanaba el bachiller Velásquez.
Del Doctor Pinzón la prensa dirá que
se coloca “a la vez como una de las
mentalidades llamada a servir de índice en
la vida cultural de nuestro pueblo” y el
escritor José Fulgencio Gutiérrez expresará
que su conferencia es pura “filosofía de la
Historia”.
Esa noche es por más que especial,
es mágica, pues los exalumnos del Liceo
Simón Bolívar se reencuentran con su
maestro don Carlos Rangel Lamus.
La melodía de “Aires de mi tierra”,
valse de Marco Antonio Rivera Useche con
la Orquesta Pro Arte sirve de pórtico para
que el auditorio entre en un silencio
respetuoso para que el público preste sus
oídos a las palabras del viejo maestro.
Este momento es crucial para las
siguientes reuniones en el Salón de Lectura
en las conversaciones que tocan hechos
históricos.
A continuación, se interpreta el
bambuco “Brisas del Torbes” de Luis Felipe
Ramón y Rivera con la Orquesta Pro Arte
que sigue degustando a los presentes como
telón musical. Intervienen el bachiller
Velásquez y el doctor Jesús Gil presenta al
conferencista Rafael Pinzón.
El acto cierra de manera majestuosa
con “Cantares de primavera”, bambuco de
Pánfilo Medina y “Tristes recuerdos”, valse
de Juan de Dios Galavis.12
12.- Vanguardia. San Cristóbal, 27 de diciembre de 1942.
Táchira Histórica - 71
SAN CRISTÓBAL, UN JUEGO DE AJEDREZ EN
EL AÑO 1942
La ciudad de San Cristóbal en 1942
se convierte en el escenario “natural”
donde se libran las luchas por ocupar
espacios del poder simbólico desde la
cultura, porque allí están las instituciones
que representan a la sociedad letrada; y una
de ellas sin duda es el Salón de Lectura.
Para inicio de este año, la Asamblea
Legislativa es presidida por Eduardo Ramí-
rez, mientras que Henrique Morales Rojas
está al frente de la Municipalidad y de Jefe
Civil Antonio Villamil Stella.
El 2 de enero el historiador colom-
biano José Fulgencio Gutiérrez publicaba en
Vanguardia su trabajo “El don Juan Bosco
tachirense”, allí narra que por invitación del
padre Carlos Sánchez Espejo conoce el
trabajo arduo que realiza el padre Rafael
Ángel Eugenio en pro de la juventud del
pueblo de Capacho Viejo.13
Al siguiente día en una columna
intitulada “Ambiente cultural de San
Cristóbal”, este historiador llamaba la
atención del acto ocurrido a fines del año
pasado con la conferencia del doctor Rafael
Pinzón que “el bachiller Ramón Velásquez,
hizo la presentación y dio buena muestra de
su talento que se extiende en profundidad,
pero que rehúsa engalanarse con los
tornasoles de la mera fraseología huera”.14
El 19 de enero el Salón de Lectura
abre sus puertas el día del Santo Patrono de
la ciudad para una velada artística en
beneficio de la Santa Iglesia Catedral,
organizado por las Damas del Bazar de dicho
templo, brillando la interpretación al piano
del “Claro de Luna” de Claude Debussy a
cargo de la señorita Elvira Santos Stella.15
Al día siguiente el presidente de la
sociedad “Salón De Lectura”, Ramón J.
Velásquez convoca nuevamente a los socios
de esta institución para la discusión del
proyecto de Reforma Parcial de los
Estatutos de la Sociedad.16
13.- Vanguardia. San Cristóbal, 2 de enero de 1942. N° 1482.
14.- Vanguardia. San Cristóbal, 3 de enero de 1942. N° 1483.
15.- Diario Católico. San Cristóbal, 19 de enero de 1942. Mes
9. Año XVIII. N° 5142.
16.- Diario Católico. San Cristóbal, 20 de enero de 1942. Mes
9. Año XVIII. N° 5143.
 El 28 de enero, por Decreto del Tiene una gran importancia el establecimiento
Ejecutivo se crea la Escuela de Música del de una Biblioteca para alumnos en nuestro
Táchira, bajo la dirección de Luis Felipe primer instituto educacional, que sirva de
Ramón y Rivera, la cual funcionaría con las orientación y auxilio en el estudio de las
materias del bachillerato, y a la vez de
siguientes cátedras: Teoría Elemental,
oportunidad para ampliar sus conocimientos
Dictado Musical y Solfeo, Armonía y
tanto científicos como literarios”.21
Composición, Piano, Canto e Instrumentos
de cuerda. “Los aspirantes que deseen
Pero si alguien sabe de bibliotecas,
cursar cualesquiera de dichas asignaturas,
y eso lo sabe el bachiller Velásquez, es el
deben pasar a efectuar la debida inscripción
eterno bibliotecario del “Salón de Lectura”.
de 2 a 5 p. m. los días lunes, martes, jueves
Sería el último acto irreverente del que para
y viernes, en el local de la Escuela, situado
la fecha había sido el presidente más joven
en la Calle Páez N° 87”.17 A finales de mes
del Salón de Lectura. Antes de cerrar su
Antonio Villasmil Stella asume como nuevo
ciclo, vuelve a levantar la voz y devela una
Jefe Civil del Distrito San Cristóbal.18
placa con el nombre de “Biblioteca José
El 1 de febrero la Sociedad Salón de
Antonio Guerrero Lossada”.
Lectura informa a los miembros de la
El 2 de mayo, a través de El
institución “que en cumplimiento de las
Centinela, Ramón J. Velásquez remarcaba
disposiciones estatutarias y procurando
que Guerrero Lossada, ese eterno Quijote
crear nuevos servicios de efectiva utilidad
había sido el principal motor del nacimiento
cultural para sus miembros, ha dispuesto
del “Salón de Lectura” y que “sin su
establecer dos cátedras nocturnas, una de
presencia animosa, la institución que tanto
Literatura General y la otra de inglés”.19 La
nos enorgullece hubiera desaparecido”.
cátedra de Literatura estaría a cargo de José
Señala Hernández Contreras que “ese
Fulgencio Gutiérrez y las de inglés con
reconocimiento efusivo no cayó bien en
Simón Candiales.
algunos sectores ultraconservadores”.22
Días después el gobierno local
El 11 de febrero se da en el Salón de
coadyuvó a la difusión de la cultura letrada,
Lectura, en el auditorio del instituto un acto
creando una biblioteca en el Liceo Simón
para colocar el retrato de Alberto Adriani en
Bolívar con el apoyo del doctor Rafael
la Galería de Hombres Ilustres.
Armando Rojas, director del plantel
educativo,20 para que asumiera el rol social
de promover la lectura y estimular la
investigación, dicha biblioteca llevaría el
nombre de Emilio Constantino Guerrero.
La Biblioteca es inaugurará el 6 de
febrero, asistiendo a este evento el Obispo
de la Diócesis y el secretario de Gobierno. Se
lee un poema a la bandera del Liceo por
Regulo Burelli Rivas y se coloca en este acto
un cuadro de Emilio Constantino Guerrero
realizada por el artista plástico Manuel
Osorio Velazco.

17.- Diario Católico. San Cristóbal, 9 de febrero de 1942. Mes

9. Año XVIII. N° 5160. Alberto Adriani (Fuente: Ateneo del Táchira).
18.- Diario Católico. San Cristóbal, 30 de enero de 1942. Mes
9. Año XVIII. N° 5152.
19.- Diario Católico. San Cristóbal, 9 de febrero de 1942. Mes
21.- Diario Católico. San Cristóbal, 5 de febrero de 1942. Mes
9. Año XVIII. N° 5160.
9. Año XVIII. N° 5158.
20.- Diario Católico. San Cristóbal, 2 de febrero de 1942. Mes
22.- Luis Hernández Contreras. (2012). El doctor Velásquez,
9. Año XVIII. N° 5155.
una historia nunca contada. Proculta. Caracas. P. 73.

Táchira Histórica - 72
 El homenaje a Alberto Adriani
contará con la presencia se de la Orquesta
de Cámara a cargo del profesor Marco
Antonio Rivera Useche. Se inicia con la
“Danza española” de Moskowsky, luego las
palabras de apertura a cargo del bachiller
Velásquez; de seguido “Amohruse, vals de
salón de Berger; a continuación el público
escucha la disertación del doctor
Amenodoro Rangel Lamus sobre la vida del
homenajeado, se procede a colocar el
retrato de Alberto Adriani en la Galería de
Venezolanos Ilustres, se entona el Himno de
la Sociedad “Salón de Lectura; luego el
escritor Mariano Picón Salas pronuncia su
“Elogio de Alberto Adriani”, concluyendo el
acto con “Solveg a Song de Grieg.23
El 12 de febrero en Vanguardia se
cuela un escrito intitulado “Un Centro de
estudios históricos para San Cristóbal” de
José Fulgencio Gutiérrez.24 El autor de esta
reflexión tenía un trabajo recorrido por ser
uno de los fundadores del Centro de
Historia de Bucaramanga en 1928 y director
de la revista Estudio y se encuentra con un
joven impetuoso como un huracán que es el
bachiller Velásquez. De allí que señale:
“Habiendo nosotros sometido la idea al
señor presidente de la junta del Salón de
Lectura señor bachiller don Ramón J.
Velásquez, encontró la más franca acogida
en el espíritu ampliamente hospitalario y
desveladamente patriótico del joven
intelectual”. Entre otras cosas expresa que
“resulta de apremiante urgencia para la
bella y culta capital tachirense la fundación
de un Centro de Historia”. Invita a las
fuerzas vivas de la entidad a que
“coadyuven con el bachiller Velásquez a la
fundación dicha”. En este artículo hay un
párrafo que debió quedar de manera
perenne en Velásquez y que lo lograría con
la fundación de la Biblioteca de Autores y
Temas Tachirenses:
Siendo tan rica como es la historia del Táchira,
y estando casi sin expl or ar ese filón, en que
apenas han puesto manos el doctor Emilio
23.- Diario Católico. San Cristóbal, 11 de febrero de 1942.
Mes 9. Año XVIII. N° 5162. También en: Vanguardia. San
Cristóbal, 13 de febrero de 1942. Año VI. N° 1518.
24.- Vanguardia. San Cristóbal, 12 de febrero de 1942. Año
VI. N° 1517
Táchira Histórica - 73
Constantino Guerrero y uno o dos más, parece
natural que se propenda por organizar un
centro de investigaciones y estudios
históricos, que sería más tarde el encargado
de hacer la correspondiente obra de
divulgación en todo Venezuela y aún en el
extranjero.
El 20 de febrero el presbítero Carlos
Sánchez Espejo, del círculo de intelectuales
cercanos al bachiller Ramón J. Velásquez
deja impreso en su editorial lo siguiente:
UN CENTRO DE HISTORIA
La Junta Directiva del Salón de
Lectura acaba de acordar la creación de un
instituto autónomo de estudios históricos que
se denomina Centro de Historia del Táchira.
Tan feliz iniciativa merece aplauso. En
los años que lleva de vida esta porción de la
República ha contribuido generosamente al
engrandecimiento nacional y ha dado
verdaderos valores en la ciencia y en las
armas. Pero de ordinario sus nombres y sus
hechos han quedado en un silencio acusador
de la incuria de las generaciones que a ellos
sucedieron y a estas horas no se sabe con
precisión la accidentada vida de aquellos
varones que, por especialísimas circunstan-
cias, supieron sobresalir en el ambiente
regional.
Y como ha faltado clima espiritual
para esa tarea benedictina de ir extrayendo
del pasado los tesoros que la región fue
presentando con generoso ahínco; como han
sido pocos los hombres que han escarbado en
los archivos, no ya la República, pero ni
siquiera el Táchira mismo puede valorar su
aporte a la prosperidad y estabilidad de la
Nación.
Por eso la idea de la actual Directiva
de crear un Centro de Estudios Históricos es
una idea feliz. Ese Centro contribuiría a
ensanchar el ambiente cultural, logrará
despertar mentes dormidas y, en no pocas
 ocasiones, apuntará acaso a las inteligencias
juveniles caminos insospechados para sus
investigaciones.
La idea como apuntamos, es feliz.
Pero no basta lanzarla. Es necesario asegurar
su realización. Porque ocurre con marcada
frecuencia que en Instituciones similares se
lanzan hermosos proyectos, presagiadores de
un futuro rico en obras, y tras los fulgores
breves de una momentánea exposición, se
olvidan y arrinconan entre las cosas
inservibles.
Si todo cuanto contribuye al
enaltecimiento regional ha merecido siempre
nuestra voz de aplauso, mal haríamos en
callarlo esta oportunidad en que se siembra la
primera piedra de un espiritual edificio
llamado a derramar luz copiosa sobre el
pasado de nuestra tierra – ignorada y, por
ignorada, incomprendida – y a sacar de las
sombras injustificables de un largo silencio las
figuras sobresalientes de los hijos del Táchira
que duermen ya en el sepulcro. Pero a la vez
dejaríamos de ser sinceros si junto con el
aplauso no expusiéramos nuestros temores.25

Muy bien sabía Carlos Sánchez

Espejo de la cercanía y la querencia del
bachiller Velásquez por el tema histórico,
con él había departido ya en la Junta del
Salón de Lectura del año 1940; donde
también entraban a estas tertulias los
nombres de Marco Antonio Rivera Useche,
Antonio Mogollón, Manuel Osorio Velazco,
Anselmo Amado, Gustavo Nieto, José
Antonio Alcalde, entre otros. En esta
edición del 20 de febrero, Diario Católico
Decreto de la creación del Centro de Historia del Táchira
publicara el Decreto de la creación del Fuente: Diario Católico, 20 de febrero de 1942. Año XVIII. Mes 10. N° 5170.
Centro de Historia por el bachiller Ramón J.
Velásquez y cuya existencia en primer
momento supimos por el cronista de la El 24 de febrero se informa por
ciudad de San Cristóbal; Luis Hernández Diario Católico que “con entusiasmo han
Contreras. sido recibidas las clases de literatura y de
Ya en la emisora Voz del Táchira, el inglés, establecidas en el Salón de Lectura
bachiller Velásquez había empezado un de esta ciudad y dictadas por el distinguido
programa radial junto a Luis Felipe Ramón y escritor colombiano don José Fulgencio
Rivera llamado “La hora de la cultura”, allí Gutiérrez y por el señor Simón Candiales
ya creaba micros sobre historia regional. La respectivamente”.26
voz de Velásquez en la radio se hizo El periódico El Centinela también
sinónimo en ese tiempo de “Historia hace mención de estas clases nocturnas.
tachirense”.

25.- Carlos Sánchez Espejo. Diario Católico, 20 de febrero de 26.- Diario Católico, 24 de febrero de 1942.
1942. Año XVIII. Mes 10. N° 5170.

Táchira Histórica - 74
 Por estos días el médico Patrocinio
Peñuela Ruiz, como presidente de la Junta
Local Reguladora de Precios de San
Cristóbal informaba:
Se recuerda a todos los dueños o
administradores de casas de alquiler, la
disposición contenida en el artículo 15 del
Decreto Ejecutivo, que dice así: “No podrá
solicitarse ni acordarse válidamente la
desocupación de las viviendas y demás
inmuebles a que se refiere el aparte e) del
artículo 8°, sino en los casos siguientes:
a. Cuando no se haya pagado la pensión
de arrendamiento (alquileres) dentro de los
quince días siguientes a su vencimiento.
b. Cuando el inmueble deba ser habitado
u ocupado por su propietario o por los
parientes consanguíneos de éste, hasta el
segundo grado; en tal caso la ocupación
deberá tener lugar dentro del mes siguiente a
la desocupación y por un espacio de tiempo no
menor de tres meses.
c. Cuando el inmueble requiera
reparaciones reales que exijan la
desocupación.
d. Cuando el inmueble sea destinado por
el inquilino a fines de contrarios a las buenas
costumbres.
Este dato se dirá el lector, ¿qué
tiene que ver con este tema? Pues pareciera
que el destino es cruel e incierto, y el
nombre de Patrocinio Peñuela Ruiz estará
asociado al nuevo exilio de Velásquez a
Caracas. Es hasta irónico, pero él buscara la
desocupación de Velásquez del Salón de
Lectura.
No estamos seguros si la reunión
del 28 de febrero para la instalación del
Centro de Historia logra darse, pero en el
Salón de Lectura, el 11 de marzo se realiza
un homenaje a nuestro historiador Emilio
Constantino Guerrero con la participación
de la Orquesta de Cámara bajo la dirección
del maestro Rivera Useche. Allí hablará el
doctor Raúl Soulés Baldó precediendo la
colocación del retrato del escritor gritense
en la Galería de Venezolanos Ilustres. Por su
parte José Fulgencio Gutiérrez desarrolla un
conversatorio sobre la vida y obra de Emilio
Constantino Guerrero; se da un “Intermezzo
de Cavallería Rusticana” de Pietro
Mascagni: Regulo Burelli Ribas lee algunos
conceptos de José Enrique Rodo por Emilio
Táchira Histórica - 75
Constantino Guerrero; Jesús Gil realiza un
aporte valorativo de la obra del homena-
jeado y cierra el acto con la “Danza Húngara
N° 5” de Branms.27
Quizá, la gota que rebasa en el
trabajo de Ramón J. Velásquez se diera con
la llegada de un líder político al Salón de
Lectura para homenajear al escritor Pedro
María Morantes; Andrés Eloy Blanco. El
busto no ha llegado y Velásquez presiente
que sus días como presidente del Centro
Cultural más importante del estado Táchira
está por concluir. “La presencia de Andrés
Eloy, conmociona la ciudad que colma los
espacios del centro cultural y sus adya-
cencias como nunca”.28
A ese acto asiste el presidente del
estado; mayor Francisco Angarita Arvelo.
Allí en ese escenario están dos personajes
más; Rómulo Betancourt y Luis Beltrán
Prieto Figueroa. La voz de Velásquez se
estremece al recordar a Pío Gil; “Morantes
sintió a Venezuela total en su dolor y
alegría”. Al siguiente día se da el mitin del
partido Acción Democrática en el Estadio
Táchira ante más de tres mil personas,
aparte de los líderes de AD, a su lado se ve
al bachiller Velásquez; y desde las sombras
hombres como Patrocinio Peñuela Ruiz
observan.
El 10 de abril se da un juego de
ajedrez simultaneo en las instalaciones del
Hotel Royal con el campeón mexicano Rene
Pratt.
27.- Diario Católico. San Cristóbal, 11 de marzo de 1942. Año
XVIII. Mes 10. N° 5186.
28.- Luis Hernández Contreras. (2010). Cien años de Historia
Tachirense. Proculta. Mérida. P. 247.
 Mientras esto sucede en la ciudad
de San Cristóbal, la ciudad prohibida, las
eminencias grises empiezan a mover sus
fichas en otro mosaico y de manera
subrepticia buscarán sacar del Salón de
Lectura a esos jóvenes radicales que habían
convertido el sitio en un antro y en una
“cueva de malandrines”.
El ala conservadora de la cultura
tachirense no tolerará más las innovaciones
realizadas por el bachiller Velásquez. Éste
había empezado a preparar y apoyar a su
amigo de la infancia Augusto Cárdenas
Becerra para que continuara sus ideales de
lo que él consideraba era una gerencia
cultural acorde a los nuevos tiempos.
Pareciera que las quemaduras del viejo
régimen no están curadas del todo ni con
Mentholatum como anuncia Diario Católico.
El 15 de abril la Junta Pro-Arte
organiza un recital en el Salón de Lectura
con el doctor Teodoro Gutiérrez Calderón.
Se inicia el mismo con “Recuerdos de mi
tierra”, un vals de salón de Augusto Brandt;
palabras de presentación del bachiller J. M.
Rodríguez Uribe; el doctor Calderón recita
“Pobrecitas las mujeres”, “Suave leyenda”,
“Los madrigales del amor” y “La canción del
violín”. Cierra el acto con el “Trío N° 6 de
Pleyel. Andante. Allegro con brío.
Minuetto”, ejecutado por Elvira Santos
Stella al piano, José Clemente Laya y Luis
Felipe Ramón y Rivera al violín.29
El 1 de mayo de 1942 Velásquez
realiza su último acto como presidente de la
Sociedad Salón de Lectura con la
conferencia “El caucho en la economía
mundial” a cargo del doctor Rafael Jiménez
Macías, economista y exempleado del
Departamento de Comercio de EE.UU. Ese
mismo día Ramón J. Velásquez convoca
elecciones para una nueva Junta Directiva y
entregar informe de gestión y tesorería.
Las elecciones en el Salón de
Lectura no son fáciles, piezas negras y
blancas de un ajedrez juegan para hacerse
del ente cultural. En este sentido Luis
Hernández contreras señala que “gran
polémica en la elección de la nueva junta
29.- Diario Católico. San Cristóbal, 15 de abril de 1942. Año
XVIII. Mes 10. N° 5202.
Táchira Histórica - 76
Publicidad de Diario Católico del 11 de abril de 1942
directiva del Salón de Lectura. De 230 socios
activos han asistido 197, suscitándose una
seria confrontación entre las planchas
encabezadas por abogados Augusto
Cárdenas Becerra y Amenodoro Rangel
Lamus”.30 Gana el doctor Amenodoro
Rangel Lamus “mediante una candidatura
lanzada por el médico Patrocinio Peñuela
Ruiz”. La prensa del día siguiente hablara
del hecho:
Anoche se llevó a efecto la Asamblea
General de los socios del Salón de Lectura,
para verificar la elección de la nueva Junta
Directiva. Pocas veces habíamos visto una
sesión tan plena ni tan prolongada; a las 12 de
la noche se empezó la elección del Presidente,
resultando favorecido el Dr. Amenodoro
Rangel Lamus, distinguido intelectual que
otrora ocupó ese mismo puesto logrando
imprimir a la Institución un notable impulso.
Como Vice-Presidente quedaron
electos los doctores P. F. Arreaza Calatrava y
José Rafael Ferrero Tamayo; y como
Secretario y Tesorero, los señores Anselmo
Amado y Luis Fontana, respectivamente. A las
2 de la madrugada del día de hoy se concluyó
la sesión empezada anoche a las 9.31
Después de esto se silencia el tema
del Centro de Historia propuesto por
Velásquez. La ciudad prohibida sigue su
rumbo, no se detiene. El bachiller Velásquez
como el Lot bíblico deja la ciudad y no mira
atrás para que sus lágrimas no se conviertan
en sal.
30.- Luis Hernández Contreras. (2010). Cien años de Historia
Tachirense. Proculta. Mérida. P. 247.
31.- Diario Católico. San Cristóbal, 8 de mayo de 1942. Año
XVIII. Mes 10. N° 5224.
 La ciudad sigue su ritmo cultural;
debuta en la plaza Urdaneta el Circo de los
Hermanos Ataide; el 25 de junio, el Rotary
Club San Cristóbal invita a una charla en el
Hotel Royal con el doctor Raúl Soulés Baldó
cuyo tema será: Católico y rotario; el 15 de
julio se elige nueva Junta del San Cristóbal
Tennis Club quedando conformada como
Presidente Rafael Ferrero Tamayo; Secre-
tario José Ignacio Olivares; Tesorero Luis
Fontana; entre otros.
El 8 de agosto aparece en
Vanguardia el artículo “La Constitución de
Cúcuta, su publicación en la villa de San
Cristóbal” por Marco Figueroa en su
columna Por los Archivos del Táchira.32 Esto
es un recordatorio que Táchira tiene
Historia y quien escribir su Historia. A pesar
de ello la ciudad de San Cristóbal, la ciudad
prohibida sigue su lucha de luz y oscuridad,
entre piezas blancas y negras de un partido
de ajedrez político que sólo busca afincar
cuotas de poder. El 10 de agosto en
Vanguardia se informa que “los ajedrecistas
del Estado, y especialmente a los de esta
ciudad de San Cristóbal, miembros en su
mayoría del Centro de Ajedrez, a quienes
varias veces hemos oído quejarse de la
carencia de libros ilustrativos sobre dicho
juego, informamos que en la librería de “El
Incendio” pueden proveerse”. Y la pregunta
es, ¿un mexicano ha inspirado y logrado un
Centro de Ajedrez? ¿Por qué entonces
Velásquez no ha logrado su Centro de
Historia? El 14 de agosto, otra columna de
Vanguardia reaviva el Decreto del bachiller
Velásquez y las sugerencias de Gutiérrez. En
la columna Mirando al país intitulado
“Archivos-Ejidos” se habla de que el doctor
Tulio Chiossone acaba de crear en Mérida el
Boletín del Archivo del Estado. Allí se
establece que el artículo 1 “contendrá los
índices generales de las diversas secciones y
los documentos que sean de interés
histórico y cultural para el Estado”. Este
escrito debió generar incomodidad, otro
tachirense logrando en Mérida lo que el
bachiller Velásquez proponía para el Táchira
desde la Sociedad Salón de Lectura.
32.- Vanguardia. San Cristóbal, 8 de agosto de 1942. Año VI.
N° 1666.
Táchira Histórica - 77
El 15 de agosto aparece otro escrito
de Marco Figueroa en Por los Archivos del
Táchira; en esta ocasión referido al “Precio
de la carne en la villa de San Cristóbal.
Rotundo no ha lugar del Gobernador de
Mérida”.33 Luego el 22 de agosto aparece
otro artículo de este autor: “La
independencia de la Gran Colombia, viaje
del Ministro Diplomático norteamericano a
través de Los Andes”.34 Días después, el 29
de agosto publica “Los antiguos servicios de
correos, actuación del Cabildo de San
Antonio”.35 Esto deja claro que hay mucho
por investigar de hechos históricos en la
entidad. ¿Acaso Velásquez tenía razón?
Parece que sí; no lo dicen, pero los hechos
hablan por sí solos, el Salón de Lectura bajo
la presidencia de Amenodoro Rangel Lamus
realiza un nuevo acto para resaltar la figura
de Pedro María Morantes el día 31 de
agosto. Pero era Velásquez quien había
prendido la hoguera, era él quien se había
empeñado en rendir homenaje a este
personaje olvidado. Todo no es azar. De allí
la pregunta que se hace J. Pogliolli, Director
de Vanguardia el 7 de septiembre:
¿Qué suerte correría la iniciativa muy
oportuna y benéfica del Centro de Historia? En
su día se hizo la designación de miembros de
número y de correspondientes nacionales y
extranjeros. Y entendemos que hasta
alcanzaron a juntarse los miembros de
número en una reunión previa e informal…
¿Qué sucedería luego? Sabemos, porque se lo
hemos oído decir a don Marco Figueroa
nuestro amigo y colaborador, investigador y
divulgador acuciosísimo del pasado tachi-
rense, que la dicha idea mereció el más franco
elogio en Caracas y que fue acogida e imitada
en alguna capital del Estado. ¿Qué sucedería?
Preguntamos nuevamente.36
El 12 de septiembre Marco Figueroa
publica en Por los Archivos del Táchira el
escrito “La escuela de primeras letras en el
antiguo Táchira”.
33.- Vanguardia. San Cristóbal, 15 de agosto de 1942. Año
VI. N° 1672.
34.- Vanguardia. San Cristóbal, 22 de agosto de 1942. Año
VI. N° 1678.
35.- Vanguardia. San Cristóbal, 29 de agosto de 1942. Año
VI. N° 1684.
36.- Vanguardia. San Cristóbal, 7 de septiembre de 1942.
Año VI. N° 1691. Las negritas son nuestras.
 El bachiller Ramón J. Velásquez dejó los cimientos del Centro de Historia del Táchira,
El 3 de octubre, este autor publica la
“Formación de milicias tachirenses en
1822”. Marco Figueroa sigue escarbando el
pasado y manteniendo a flote la idea
surgida en la Junta Directiva de la Sociedad
de Lectura, período 1941-1942.
El día 8 de octubre Vanguardia abre
con un artículo de José Fulgencio Gutiérrez
intitulado “Nuevo orden espiritual” en el
cual remarca que: “Tiene la iglesia muchos
enemigos como la verdad que en ella se
encarna, y le cumple por consiguiente
atender a todos los frentes”. Este día se
concreta una idea que tenía tiempo
gestándose y así queda reflejada en la
siguiente acta:
En la ciudad de San Cristóbal, a ocho
de octubre de mil novecientos cuarenta y dos,
siendo las nueve p. m. se reunieron en el local
de la Sociedad “Salón de Lectura”, previa
convocatoria hecha de orden del Presidente
de dicha Institución, señor Amenodoro Rangel
Lamus. Los señores Pbro. Dr. J. Edmundo
Vivas, Br. José A. Trujillo C., Alejandro Rojas F.,
Luis Felipe Ramón y Rivera, Sixto Sánchez
Quintero, Dr. José Fulgencio Gutiérrez, Pbro.
Raúl Méndez Moncada, Dr. R. Armando Rojas
y Marco Figueroa, con el objeto de tratar lo
relacionado con la definitiva constitución del
Centro de Historia del Táchira como entidad
Táchira Histórica - 78
dedicada exclusivamente a laborar por el auge
de las letras regionales y por un mejor y cabal
conocimiento del rico acervo histórico de este
Estado. Iniciada la conversación a propósito
del proyecto que no pudo llevarse a efecto
hace algunos meses en que por iniciativa de la
Sociedad “Salón de Lectura” se pensó
establecer el mencionado Centro de Ciencia, a
proposición del asistente Figueroa fue
elegido, por unanimidad, para Presidente, el
Pbro. J. Edmundo Vivas. Se pasó luego a la
escogencia de los demás miembros de la Junta
directiva y, por unanimidad de los presentes,
resultaron electos los siguientes: para Primer
Vicepresidente, el Br. José A. Trujillo C.; para
segundo Vicepresidente, el señor Sixto
Sánchez Quintero; para Secretario, el señor
Marco Figueroa, y para Vocales, los señores
Luis Felipe Ramón y Rivera, Pbro. Raúl
Méndez, Dr. R. Armando Rojas, Dr. José
Fulgencio Gutiérrez y señor Alejandro Rojas F.
Ramón y Rivera propuso el nombramiento de
la Comisión que se encargue de redactar un
proyecto de Estatutos, y al efecto se acordó
que tal Comisión la formen el Dr. Rojas y el Br.
Trujillo C. Este último propuso designar al
Director de la Academia Nacional de la
Historia para Presidente Honorario del Centro
que se funda, lo cual se aprobó por
unanimidad. El mismo señor Trujillo C. expuso
la conveniencia de nombrar una Comisión del
seno del Cuerpo que se instala que se ponga
en contacto con el señor Francisco Angarita
 Arvelo, Presidente del Estado Táchira, y que a En esta nota ni en el acta consti-
la vez que le dé cuenta de la instalación, tutiva figura el nombre del bachiller Ramón
solicite del Magistrado regional la ayuda J. Velásquez, el primero que decreta de
económica del Gobierno para su manera oficial la creación del Centro de
funcionamiento. Aprobada esta proposición
Historia del Táchira. Quizás las eminencias
se nombró la Comisión compuesta por los
señores Pbro. Dr. Vivas, Dr. Rojas y Figueroa. grises no le perdonaron sus palabras de que
El Dr. Rojas propuso dirigir una circular en el el Salón de Lectura “cumpliera su función
sentido de solicitar obras históricas destinadas directora y fuera en el medio tachirense
a la formación de la Biblioteca del Centro a un centro de luces, sitio de nobles contro-
grupo de personalidades intelectuales del versias, hogar de la cultura y pedestal de
país, lo que fue aprobado. Y por último, el altos pensamientos”.
señor Ramón y Rivera opinó que el Centro
debería celebrar sesiones ordinarias los días
viernes en la noche a las 8, lo que fue
aprobado sin que haya necesidad de
convocatoria previa. Se dispuso hacer las
participaciones de rigor en casos como el
presente y se concluyó el acto. En constancia
firman los asistentes. El Presidente, - Pbro. J.
Edmundo Vivas. El Primer Vicepresidente, -
José A. Trujillo C. - El segundo Vicepresidente,
- Sixto Sánchez Quintero; Vocales, - L. F.
Ramón y Rivera. - Pbro. Raúl Méndez. - R.
Armando Rojas. - José Fulgencio Gutiérrez. -
Alejandro Rojas F. El Secretario, - Marco
Figueroa.37

El 12 de octubre mientras la radio

presenta un micro sobre “El día de la raza”
en la voz de Orson Welles, a nivel de prensa
escrita, tanto Diario Católico dirigido por
Carlos Sánchez Espejo y El Centinela bajo la
dirección de Marco Antonio Morales no
hacen referencia al tema, sólo Vanguardia
informa de la creación definitiva del Centro
de Historia del Táchira y con ello se
conforma en San Cristóbal una incipiente
esfera del saber historiográfico: “El jueves
pasado, a las ocho de la noche, se congregó
un grupo de elementos intelectuales de esta
ciudad, en el Salón de Lectura, con la
finalidad de constituir definitivamente el
“Centro de Historia del Táchira”, iniciativa
que fue lanzada por nuestro distinguido y
gran colaborador don José Fulgencio
Gutiérrez”.38

37.- Boletín del Centro de Historia del Táchira. 1943. Mes de

junio. Número 1. San Cristóbal. Imprenta del estado Táchira.
Pp. 5-6.
38.- Vanguardia. San Cristóbal, 7 de septiembre de 1942.
Año VI. N° 1721.

Táchira Histórica - 79
 El Padre Rafael Ángel Eugenio;
Sembrador de la flor de lis en Capacho Viejo
Bernardo Zinguer

“Más que como cura de almas, como forjador de juventudes.

Más que como sacerdote ejemplar, como ejemplar maestro”.
Pedro Pablo Paredes

Vino al mundo en la ciudad significa Dios es mi curador, su segundo

pontálida el 2 de diciembre de 1901,1 su
padre fue el educador rubiense Marco
Eugenio y su madre la sanantoniense
Bárbara Luisa Fuentes Maldonado, de
pequeña talla y contextura famélica, desde
su nacimiento tuvo complicaciones de salud,
quizá a eso se deba su nombre Rafael, que
1.- Erróneamente se ha glosado su año de nacimiento como
1906, siendo el año 1901 la fecha correcta según se puede
verificar en el Acta de Nacimiento N°764 del 06 de diciembre
de 1901 expedida por la Prefectura de Rubio y acta de
bautismo N° 19.092 de fecha 08 de marzo de 1902 de la
Iglesia Parroquial Santa Bárbara de Rubio.
nombre Ángel complementa lo que será su
vida, pues representa al mensajero que
lleva a cabo el trabajo por Dios asignado,
estas insignias las honraría con su accionar
a lo largo de su existencia, aunque siempre
le gustó que le llamaran simplemente
“padre Eugenio”, por lo cual muchas
personas pensaban que era su nombre de
pila.2
2.- Incluso cuando le fue otorgado el título de “camarero
secreto” por el papa Pablo XVI en el año 1964 rehuyó que se
dirigieran a él como monseñor y no usaba la vestimenta
distintiva al título honorifico que le correspondía como
consecuencia de esta dignidad especial.

Táchira Histórica - 80
 Su niñez transcurrió entre juegos de
metras, trompos y cometas, actividades
truncadas frecuentemente por orden
médica debido a su diagnosticó semi
tuberculoso, por lo que su desarrollo físico
no avanzó de la misma forma que los otros
niños de su edad, incluso en su juventud
mantenía la cara de niño coronada por sus
cabellos oro y sus ojos azules.
La llegada como párroco de la
iglesia Santa Bárbara de Rubio del sacerdote
pregonereño Escolástico Duque Moncada
en el año 1914 fue decisiva en el futuro del
pequeño Rafael Ángel, el padre Duque
empieza la construcción de la casa
parroquial donde asistirán los niños para
recibir la instrucción antes de la primera
comunión, involucra a los infantes de
catecismo en las labores de construcción de
la capilla del Hospital Padre Justo,
regularmente premia las buenas acciones
de los chiquillos con palabras motivadoras y
les obsequió un dulce por cada ladrillo
cargado de los tejares de La Palmita hasta el
hospital, los niños hacen la tarea de manera
gustosa, el padre es un hombre jovial que
mantiene un contacto cálido y cercano con
sus feligreses, funda un periódico, una
capilla e inicia instituciones educativas,
además de orientar a los infantes que les ve
vocación de servicio hacia la vida religiosa.3
Con esta experiencia de vida Rafael
Ángel se siente fuertemente inclinado a
servir al Creador y a sus semejantes a través
del sacerdocio, por lo que ingresa al
seminario conciliar de Mérida el 1° de enero
de 1918 donde cursó Latín y Humanidades,
luego en el Seminario Interdiocesano de
Caracas estudió Filosofía y Teología.4
Recibió el subdiaconado el 09 de diciembre
de 1928 según consta en nota marginal de
su acta de bautismo, siendo ordenado
sacerdote por Monseñor Sanmiguel el 29 de
octubre de 1929, cantando la primera misa
en su tierra natal, como se acostumbra, el
31 de octubre de 1929.5
3.- Santander R. Luis G. (2016). Historia Eclesiástica del
Táchira. Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. N° 206.
San Cristóbal.
4.- Diario Católico, 03 de septiembre de 1974.
5.- Diario Católico, 03 de septiembre de 1974.
Táchira Histórica - 81
Su primera tarea es como coadjutor
en la iglesia catedral, en abril es enviado al
pueblo de San Bartolomé de Vargas (El
Cobre) en busca de un clima apropiado pues
se sentía con quebrantos de salud,6 y el 1 de
agosto de 1930 es designado cura párroco
de esta población.7
Dura sólo nueve meses allí, pero son
suficientes para que las personas más
notables de El Cobre se lamenten de su
cambio hacia Libertad (Capacho Viejo) y
publiciten un comunicado agradeciéndole
por desempeñar con gran tino “su labor al
frente de los intereses espirituales y
materiales de esta parroquia, su vida
pública y privada se caracterizó por la más
completa consagración a los delicados y
ponderosos deberes de su ministerio,
dejando ver palmariamente los más bellos
ejemplos y virtudes (…) se distinguió por su
recto juicio y seriedad de costumbres, por
su espíritu progresista y su amor al estudio,
cualidades unidas a la franqueza, a la
generosidad, a la fraternidad, modestia,
caballerosidad e hidalguía…”8
El domingo 17 de mayo de 1931
llega a Capacho Viejo, en adelante será este
pueblo, su gente pobre y sobre todo su
niñez el motivo de su angustia y desvelos, el
apostolado al cual ofrendó su ministerio.
Como buen pedagogo sus primeros
días los dedicó a hacer un diagnóstico de la
población, sus necesidades y sus fortalezas,
cabalgando en su hermoso caballo
Rothschild, obsequio de su tío Ramón
Evaristo Fuentes Maldonado, recorrió cada
una de las aldeas que pertenecían a
Capacho Viejo: Bolívar, Miranda, Ricaurte, 5
de Julio, Suárez, Bermúdez, Cedeño, Piar,
Arismendi, Monagas y Mariño.
Entre todas estas e incluyendo la
cabecera del municipio contabilizó unos mil
ranchos de techo pajizo, piso de tierra,
paredes de bahareque rodeados de
pequeños cultivos de hortalizas, piñas, y
algunas gallinas, en el que vivían unas seis
mil almas.
6.- Diario Católico, 15 de abril de 1930
7.- Diario Brotes, 18 de agosto de 1930
8.- Diario Católico, 29 de mayo de 1931
 Don Marco Eugenio
y su hijo Rafael Ángel Eugenio.

Táchira Histórica - 82
 Iglesia de Capacho Viejo – Años 30 del siglo XX.
Pudo observar los efectos de la tala
indiscriminada, el cansancio del suelo por
los monocultivos, y el no aprovechamiento
de ganado menor más acorde con la zona,
el alto consumo de alcohol en los que eran
iniciados los campesinos desde niños, la
infravaloración de la mujer y la niña, la poca
educación que recibían pues solo había tres
escuelitas hasta segundo grado, tantas
situaciones que le atormentaban.
A los días, sentado en la mesa de la
casa parroquial, mientras su madre Bárbara
Fuentes le servía la cena, él le contaba sus
apreciaciones y angustiado le hacía saber
que no sabía por dónde empezar, le parecía
que todo era necesario para mejorar la vida
del campesino; vivienda, alimentación, ropa
y calzado, nuevos métodos de cultivo,
mejores semilla, nuevos sementales para
mejorar el ganado, lograr que la mujer
campesina se valore y conozca su dignidad
de mujer, educar a los niños, alejarlos del
alcohol y brindarles educación, preparación
en las artes y oficios.
Táchira Histórica - 83
Su madre quien junto a sus
hermanas María y Josefina le brindaron un
apoyo indiscutible en su apostolado, le
marcó el camino sin vacilación: ¡Hijo,
primero los niños!
Motivado por la senda marcada por
la sabiduría materna convoca a los niños a
la clase de catecismo, solo asisten 10, pero
el viento traía los gritos alegres de muchos
más que se divertían jugando en el cerro del
calvario. Fue hasta allí, y en lugar de
reclamarles empezó a jugar con ellos,
demostró sus dotes jugando metras,
trompo y volando cometas, lo que le valió la
admiración de los niños, pero observó que
siempre estaban los excluidos, tan pobres
que no tenían trompo, papagayos, metras o
perinolas.
El próximo domingo y gracias a la
economía de su madre, llegó con cajas
repletas de juguetes para todos, el convenio
fue jugar hasta que las campanadas
invitaran a la hora del catecismo, luego de
unos 40 minutos de enseñanza espiritual
continuaba el juego.
 Plaza de Capacho Viejo – Años 30 del siglo XX.
Y así siguieron las jornadas, pronto
hubo más organización, empezaron a
constituir equipos de béisbol, futbol,
básquet, voleibol, en la pequeña plaza
frente a la iglesia bajo la sombra del samán
se hacían las prácticas donde el padrecito
era entrenador, juez, animador y suplente,
los niños de las aldeas también fueron
partícipes formando sus propios equipos y
nuevamente la economía familiar materna
proveyó balones, guantes, bates…
Un año después se realizó en el
cerro del calvario el primer encuentro
deportivo, se podían divisar las banderas de
los equipos “El Hato béisbol club, Deportivo
Libertad, Centro deportivo Cania chiquita,
entre muchos otros, fue una revolución, los
niños empezaron a ser protagonistas
cuando siempre habían sido mano de obra
barata, de pasar su tiempo de ocio en las
taguaras y no ser tomados en cuenta por los
adultos empezaron a ser oídos, entonces el
padrecito quiso ir un paso más allá. “Aquel
mismo día […] reunidos en la casa afable y
acogedora de las señoritas Velasco y Urbina,
donde todo lo bueno tenía eco, nació una
Táchira Histórica - 84
nueva institución de feliz recordación para
los que vivimos aquellos días de unión y paz;
los Boy Scouts…”9
Los conocimientos empíricos que
había adquirido sobre los muchachos y los
logros obtenidos fueron confirmados al leer
la obra de Robert Baden Powell, el sistema
de patrullas, la vida al aire libre, el aprender
haciendo y jugando aunado a los principios
espirituales que coincidían plenamente con
su visión.
En una vieja casa abandonada que
todavía mostraba las huellas del terremoto
de los andes funda la escuela de niñas hasta
cuarto grado donde sus hermanas las
señoritas María y Josefina (pepita) serían
sus guías, allí las niñas pobres aprenderán
además de la educación elemental, artes y
oficios y lo más importante, se reconocerían
como personas valiosas en igualdad de
condiciones, así inició lo que a la postre
sería su obra cumbre.
9.- Eugenio, F. Rafael, A. (1975) Una pequeña historia. Batt.
N° 62. Pp. 44-45.
 El Padre Eugenio rodeado de familiares y amigos.
En la pesebrera de esa misma
casona con aire colonial, funda la sede de
los scouts, un grupo muy singular, pues
como él mismo lo diría, quisimos seguir su
huella [refiriéndose a Baden Powell
fundador de los scouts] pero iluminados
bajo el sol venezolano.
En este grupo scout se prepararon
los niños y jóvenes para las excursiones y
campamentos, recibieron entrenamiento
en primeros auxilios, reconocimiento de
terrenos y aguas, lecturas de mapas y
orientación celeste, señales morse, cocina,
entre muchas más que son necesarias para
que los jóvenes estén capacitados para
valerse por sí mismo en la naturaleza y en la
vida misma.
Pero, además, en la sede scout
también se formaría la banda de música, se
fortalecerán los grupos deportivos, los
scouts aprendieron a trabajar la madera, la
zapatería, la extracción de fibras para los
tejidos de fique y lana, plomería, cerámica,
agricultura, jardinería, horticultura…
Táchira Histórica - 85
Para canalizar los recursos se creó
una pequeña cooperativa, de las ganancias
obtenidas una parte se entregaba a los
muchachos y otra para costear los equipos,
los campamentos scouts y demás
implementos deportivos.
Y así se sucedieron los campa-
mentos, uno cada mes a cada aldea del
municipio, según lo recuerda el médico y
profesor universitario de origen capachense
Jorge Osorio Colmenares, ya casi nona-
genario quien junto a sus hermanos ya
fallecidos: Amancio Enrique (economista);
Fabio (ingeniero electricista); Otto Edmundo
(médico y uno de los fundadores de la
medicina interna en el país) formaron parte
de esta tropa scout.
“Los Boy Scouts de Libertad
fueron una disciplinada tropa que hacía
excursiones y campamentos a las doce
aldeas de nuestro Municipio, una cada
mes, estas actividades eran una ocasión
para aprender a narrar hechos históricos,
contar cuen-tos, montar obras teatrales,
El famoso fotógrafo Barrientos deja esta imagen para la posteridad del templo parroquial donde el Padre Eugenio desarrolló su apostolado.
(Fuente: Diario Católico).

hacer danzas tradicionales y adqui-rir para el bien de la juventud, ya pocos

dominio de varios instrumentos
musicales.
De allí salieron, en los próximos
años, excelentes ebanistas, tejedores de
mantas, músicos, y otras disciplinas
colaterales.
Nuestra familia aportó cuatro
varones al escultismo, en tal oca-sión se
fomentaron las orientaciones vocacio-
nales, desde allí partimos a formarnos en
variadas disciplinas: Medicina, Veterina-
ria, Ingenieros, Abogados, y algunos a
formarse como maes-tros. ¡Esa fue la
manera cómo despertamos a nuestro
porvenir, ungidos de una sacrosanta tarea
estimulada por aquel dinámico Príncipe
de la Iglesia, conocido como el Padre
Eugenio!”.
Fue así como la flor de Lis, símbolo
de los scouts se implantaría en Capacho
recuerdan el grupo scout del padre Eugenio
en Capacho Viejo, pero aún el Dr. Jorge
Osorio, en El Valle de los Tacarigua donde
tiene su morada de vez en cuando cierra sus
ojos para soñar despierto.
Se ve con en el cerro el calvario
junto a sus queridos hermanos y toda la
tropa scout cantando y jugando alrededor
de una flameante fogata mientras el padre
Eugenio tatarea esta oración:
Señor, enséñame a ser generoso, a servirte
como tú lo mereces, a dar sin medida, a
combatir el mal sin temor a las heridas, a
trabajar sin descanso, y a no esperar más
recompensa que saber que hago tu santa
voluntad.
¡Amén! responde su tropa que ahora forma
parte del gran campamento celestial
Dedicado a su sobrina,
M.Sc Josefina Weidner Eugenio de Fierro.

Táchira Histórica - 86
 CLÁSICOS

MEDALLÓN
ANTONIO DAVILA NUCETE
Fundador i propulsor del pueblo de Capacho. Estado Táchira.
Carlos Medina Chirinos

(Copia textual del original con la caligrafía de la época, reproducido con fines didácticos).

Sobre el fúnebre lienzo de la Ser profundamente pasional es ser

República acaba de escribirse el nombre de
Antonio Dávila Nucete, cuyo perfil moral
debería fijarse sobre macizo pedazo de roca
i por uno de los escogidos de la belleza
escrita, que hiciera un rosario de tánta
cuenta radiante i rara, para entonar con él
un salmo de amor a su memoria.
Porque la vida de ese ciudadano sin
esplendores de púrpura, pero con
esplendores de seda por la tersura de su
vida: que hizo civilización de ciudad en el
incómodo aislamiento de una aldea; esa su
vida, pueden mirarse, dentro de la amplia
libertad del análisis, como se mira un
rosal….
Un rosal mui humano, mui puro i
tranquilo, donde el artista descriptivo
entrase descalzo, bajo la luna o al medio día,
a fin de no taconear el musgo verde, que es
como una alfombra sobre la tierra, con
otros de roció; donde entrase por la puerta
de la sencilla verdad, única e intorcible, para
absorber i copiar todo el encanto de ese
jardín de carne blanca i sana que fué la vida
de don Antonio, i en quien fructificó un
poema de bién, frente a la dulzura de los
arroyos i bajo la dureza de la ventisca.
Mas, para contarles a las gentes la
verdad i decirla de un hombre, sólo precisa
ser pasional, profundamente pasional, que
es cuando surgen i cómo salen los
pensamientos rotundos, los conceptos de
piedra para que sea duro, i sea recto el
veredicto.
sensible ante todos los coloridos; mudo o
caritativo ante todos los dolores; perverso o
bueno ante el asalto o el abrazo de nuestros
hermanos de la tierra; porque los idiotas
jamás han querido, ni aborrecido; no
pueden comprender la armonía del río ni el
ruido del mar; el remanso ni la ola; la música
ni el trépido; ser pasional es ser libre; es, el
abono que hacer florecer todas las espigas.
Fué Antonio Dávila Nucete
fundador del pueblo de Capacho; padre de
hombres i mujeres que han dado a la patria
civil i social buena cosecha de virtudes i
talentos; tradicionales éstos al través de los
siglos, desde el robusto i primitivo tronco
español, hasta estos pomposos retoños del
trópico que conversan el firme tono del
abolengo.
Cuarenta años vivió en Capacho don
Antonio, casi medio siglo de trabajo en
provecho de aquella comarca fronteriza, i
no hai en ella un edificio, una choza, un
chorro de agua, una calle empedrada, una
alameda, un camino que él no ayudara a
construir, i que él no ayudara a conservar.
La Capilla de Jesús; la Oficina para el
Magistrado; la Escuela para los niños; desde
el Cementerio hasta el farol de la calle i toda
la lindura campesina de Capacho, obra fué
de su conservadora inclinación artística;
caballero indo-español sembrando cultura
al pie de las montañas andinas; con su
mirada hacia el llano i al lago, por donde
veía salir a su s hijos para la Universidad,
llenos de ilusiones i de libros, i por donde los
veía entrar, risueños i sabios.

Táchira Histórica - 87
Dice Martí que el hombre que se

Táchira Histórica - 88
entrega a los hombres es devorado por
ellos, i cosa rara, tan milagrosa en
Venezuela: don Antonio se entregó a los
hombres íntegramente, i bajó a la tumba sin
las amarguras de que nos habla el libertador
antillano.
En las remotas invasiones i
revoluciones en que sufrió Capacho, nunca
fué molestado, en lo más mínimo, el hogar
de don Antonio: era él, por la conciencia de
sus actos, el árbritro entre vencedores i
vencidos: i si a los únos les daba una sonrisa
por el triunfo, a los otros les lavaba sus
heridas; dentro de su valor legendario, lo
único que lo afligía era el que le fueran a
cañonear el pueblo o a destrozarle los
jardínes: todo aquello que fué su encanto i
que es su historia.
Fué ello así, por su intensidad moral
i por su varonil entereza; porque
representaba don Antonio dos coeficientes
de una misma raza: el de los Dávilas,
heróicos i caballerescos, i el de los Nucetes,
tenaces e inflexibles; o por el arrrojo de los
únos, i por la insistencia de los otros, se hizo
en él la función étnica, firme i audaz,
perseverante i generatriz.
Descendiente por línea recta del
conde Fernández, compañero del rey
Pelayo, i de Sula Porcelos, la hermosa de las
cortes de Castilla; este don Antonio con
epidermis aristocrática i en su juventud
andariego por los caminos de Mérida; ese
hispano-montañes de ojos tranquilos es el
mismo que levantó un pueblo, pared tras
pared, sobre las ruinas de un caserío, sobre
los escombros de un terremoto.
I él, que pudo ser caudillo i formar
ejércitos por la austeridad de sus
costumbres i por su instinto de creador de
hombres i de cosas, fué sólo el amable i
amado caudillo de su hogar; en el que, sin
violentas disciplinas místicas, ni
ostentaciones paganas, los hijos leían i
estudiaban los códigos romanos i a los
médicos franceses, i las hijas dibujaban
seda, oraban a la Virgen, o se iban a la
campiña a reunirse con las flores.
No mintió nunca don Antonio, ni
blasfemó en sus fatigas; era para él un Padre
Nuestro la verdad, i la hubiera dicho frente
a la hoguera suplicante; la hubiera
Táchira Histórica - 89
sostenido ulceradas sus piernas por los fríos
grilletes!
Qué carácter ese! Sesenta años
había leía en el copioso libro de la
Naturaleza i en él aprendió el secreto de su
hombría. Qué carácter el suyo! Una ligera
torcedura de su alma lo hubiera alarmado
infantilmente.
No conocía, casí, el panorama de la
urbe, ni había gozado el deleite de las
modernas comodidades; supo sólo de las
privaciones de la sierra i de la aridez de las
pampas solitarias, donde no se lee con luz
eléctrica, sino con los reflejos de la estrella;
hasta donde no llega el milagro del mar con
sus bellos crepúsculos, pero donde hai el
atrayente espectáculo del chorro de agua
culebreando por los cerros, i la emoción del
toro indómito, terror de los caminos, con
sus astas tremendas como ramas secas.
En su casita de Capacho, recordaba
a San Pablo de Alcántara que llevaba
siempre como voto de humildad, sus ojos
fijos en el suelo de su celda; así don Antonio:
sus ojos andaluces solo hallaban emotividad
ante los amaneceres de la campiña i en la
agonía de las tardes andinas, como un voto
de su espíritu.
I es entonces, así en ese aislamiento
ininterrumpible, cuando se admira su
psiquis creadora, al ver cómo levantó sus
hijos y todo lo que hizo de ellos.
Pocos padres han tenido, no la
fortuna que es la excusa de los fracasados
con sus hijos, sino ese orgullo que es la
consecuencia de un plan metodizado, de
dale a la República a Vicente Dávila, que es
médico i pensador de intensa factura
artística; a Ramón Dávila que es abogado
como su hermano Antonio; a José María
Cadete en la Escuela de Caracas; a doña
Magdalena, esposa del Gral. José María
García; a doña Inés, esposa de don Carlos
Thoss; a doña Guillermina, esposa del Gral.
Pedro María Cárdenas, i tres niñas más que
forman aún, al lado de la honorable madre
anciana, el hogar paterno.
¿Verdad que se necesita ser un
hombre, en el amplio concepto latino, para
formar una familia de academia i de salón,
desde un solitario corredor de provincia?
 Porque no es casarse i tener hijos,
atajo de seres inútiles que estorban a los
demás; casarse i producir haraganes,
alcohólicos u homicidas, es fomentar la
ruina colectiva; es el doble crimen de
sembrar i cultivar plantas venenosas, como
los turcos de la edad media, para ofrecerlas
al consumo de las gentes.
Don Antonio dejó hombres, como lo
era el, por tradición e inclinación; porque no
es sólo sobre el tablado de la abundancia o
de la sabiduría, donde se hace más alto un
apostolado; de la balsa simple i frágil
también pueden surgir para la Vida, fuertes
corrientes de renovación...; sentir varón;
tener conciencia de sí mismo; ser malo o
bueno ante las tunas o las rosas, hé aquí el
Hombre!
Sin embargo, he toda su sencilla e
intensa fulguración, Antonio Dávila Nucete
se marchó de la tierra sin un dolor que nos
remide más: no fué calumniado! No sufrió
esa tortura que clava sus dientes
asechadores en las carnes de las vírgenes,
en los pechos adolescentes, en los ancianos
indefensos, con igual crueldad que en el
rosado semblante de los niños.
Haber fundado pueblos i haber
hecho el bién a manos llenas sesenta años,
en una continuación cristiana, era
demasiado motivo para que zumbara, por
sobre las canas de ese civilizador, el
estrépito de la calumnia, el perfume de
charca con que han sido salpicados todos
los redentores, desde Jesús!.
I murió don Antonio tranquilo i
creyente como había vivido todo su vivir; su
último pincelazo sobre la tela de Capacho,
fue llevar el agua al cementerio en el cual,
días después, debía entrar en hombros de
sus hijos como un tributo de la Ciudad al
humilde i austero montañes; al llevar el
agua al sagrado recinto, acaso pensaba
lavar las tumbas i encerrarlas en pequeños
jardines, para que desde los miradores
divinos, se viera, sobre la quietud de los
sepulcros, una blanca, o rosada, o amarilla
sábana de pétalos.
I fué enterrado en todo el centro del
cementerio, por mandato municipal; en el
centro, para que presida a los muertos,
como presidía a los vivos: i piden los fueros
Táchira Histórica - 90
de la historia nacional, se escriba, en la
lápida de ese anciano, debajo de su nombre,
esta frase breve i honda:
FUNDÓ A CAPACHO;
para que las nuevas legiones
venezolanas, al desfilar ante esa tumba,
tengan para ella una oración, un ramo de
rosas i un saludo! Dios, el Arte i la Patria en
un trio simbólico.
Duerma en la paz del Señor Antonio
Dávila Nucete, rama robusta del árbol
castellano; andariego en su juventud por los
caminos de Mérida i cuarenta años de pies
sobre las ruinas de un terremoto; tiritando
bajo la ventisca o fatigado por el sol,
levantándoles a los hombres la casa para el
descanso i el jardín para el reposo!
Envío: a dona
Inés Pico de Dávila Nucete
A vos, nobilísima señora, digna i
amorosa compañera de ese ciudadano que
fue la orgullosa continuación de una familia
de héroes, pensadores, artistas i
fundadores de pueblos, os envío este ramo
de rosas, para que en vuestras
peregrinaciones a su tumba, lo dejéis en
ella, como un saludo de mi juventud.
A vos también, señora os llevan
estas flores el homenaje merecido; el
mismo que Roma tributaba a las esposas
magnificas, i a las madres munificentes.
A la viuda i huérfana de tan puro
amor, como un consuelo en su llanto
infinito!
C. MEDINA CHIRINOS
Maracaibo, febrero 3 de 1919.
Página copiada del periódico
“El siglo”, de Maracaibo.

Luis Hernández Contreras.
ALEJANDRO,
magno obispo del Táchira.
Mérida. 2009.
Este texto biográfico recoge los
hechos más trascendentales del
que fuera el tercer obispo del
Táchira, como nos tiene acostum-
brados su autor, cada dato tiene su
fuente, es investigación de Archivo,
entrevistas y fotografías que dan un
panorama general de la vida del
personaje.
Desde su llegada apoteósica al
Táchira hasta su deceso, cada
página transita de manera vivencial
los pormenores políticos, ideológi-
cos, culturales de Alejandro Fernández
Feo. Sus visitas pastorales a los
pueblos, la gente de su entorno, su
carácter tradicional y afecto por lo
rígido de la iglesia medieval. Allí se
detallan hechos como el Congreso
Eucarístico de 1956, la cercanía a
los diversos gobernadores de la
entidad.
Nos ahonda en su partici-
pación para que naciera San Rafael
del Piñal y su preocupación por una
Universidad para el Táchira. Su
largo obispado es parte de la
Historia tachirense.
Luis Gilberto Santander.
Una Luz sobre la colina de Toico.
San Cristóbal. Lito-Formas.
2014.
Este libro del Padre Santander
es crucial para conocer la evolución
ideólogica y estructural física del
Seminario Santo Tomas de Aquino.
¿De quién fue la idea?
¿Quiénes fueron sus pioneros? Un
texto de Historia Eclesiástica Local
que aborda la Historia de este
centro educativo religioso.
Todo seminario eclesiástico
ofrece al estudioso el horizonte de
una educación específica. Es todo
un proceso en el que un hombre
cristiano se capacita para hacer de
su vida un ministerio sacerdotal.
El presente volumen
compila, de manera cuidadosa y
con especial atención la Historia y
evolución del Seminario Santo
Tomás de Aquino, aspectos de su
devenir como centro de formación
sacerdotal, en una visión global que
rinde además tributo a algunos de
sus personajes más destacados en
la tarea de propagar la doctrina de
la fe cristiana.
Táchira Histórica -91
Juan Claudio Martens M.
El Espacio Regional Tachirense.
San Cristóbal.
UNET.
1992.
Resulta halagador cuando
en el país uno se encuentra con
estudios rigurosos a nivel regional
que acometen el proceso de confi-
guración del espacio a través del
acontecer histórico. Estudios que
trascienden la simple reseña o
descripción de situaciones, aden-
trandose en el análisis interpretativo
del acontecer, identificando causas
y efectos que aclaran y permiten
apreciar de manera sustantiva lo
pasado, pudiendo aprehender su
trascendencia y explicarnos o
entender, con base a antecedentes,
lo que hoy tenemos y lo que hoy
sucede.
Además, con ello, poder
predecir lo que sucederá en el
proceso si sigue ocurriendo igual, es
decir, cuales son las tendencias.
Todo lo anterior resulta fundamental
para acometer la planificación del
futuro deseable y posible para la
región. Este es un libro donde
elementos de carácter económico y
social permiten al lector entender la
construcción del hoy espacio regio-
nal tachirense.
La Foto en la Historia

El Club Sucre de la población de Rubio – Año 1906.

Fuente: Archivo de la Academia de Historia del Táchira

Táchira Histórica -92

La Foto en la Historia

Inauguración del Liceo Militar Jáuregui.

Año 1952.
Fuente: Homero Pérez
Restauración: José Antonio Pulido-Zambrano Zambrano.

Táchira Histórica -93

 DOCUMENTOS QUE MUESTRAN NUESTRA HISTORIA

Expediente de Francisco de Cáceres: Espíritu Santo

Lugar: Archivo General de Indias
Año: 1575. PATRONATO,27,R.31. /// ES.41091.AGI//PATRONATO,27,R.31.
Expediente sobre el asiento que hizo el capitán Francisco de Cáceres, gobernador de la provincia del Espíritu
Santo, acerca del descubrimiento y población de esta provincia y de la de La Grita en el Nuevo Reino de
Granada, pidiendo se le guarden ciertas honras y prerrogativas como tal descubridor (usado con fines
didácticos, sólo se reproducen 3 folios del Expediente original.

Táchira Histórica -101

Táchira Histórica -94

Táchira
Táchira Histórica
Histórica --102
95
Táchira Histórica
Táchira Histórica --103
96
 NORMAS PARA PUBLICAR EN LA REVISTA TÀCHIRA HISTÒRICA
Los trabajos presentados para
ser publicados en la revista Táchira
Histórica deben versar sobre temas
históricos referentes al Táchira y serán
sometidos a una doble evaluación. La
primera instancia consistirá en una
revisión inicial por parte del Comité
Editor de la revista. De ser aprobado el
manuscrito será remitido a evaluación
externa por especialistas en la temática
a publicar. Toda contribución deberá ser
original y no estar propuesta
simultáneamente para su publicación en
otra revista. Sólo se aceptarán artículos
escritos en español. Se deberá enviar el
trabajo, en formato de archivo .doc
(word) a la dirección de contacto:
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En el email enviado se debe
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articulo y autor. La revista no cobra
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Táchira Histórica -97
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de todo signo de puntuación, sea coma,
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su formato original. En caso de
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3. Estructura
3.1. Título. Deberá colocarse centrado y
sin punto final. No deberá contener más
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3.2. Nombre del autor o autores.
3.3. Pertenencia institucional. País de
procedencia y la dirección de correo
electrónico.
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4. Elaboración de las referencias
bibliográficas según normas APA
La Revista Táchira Histórica
empleara las normas APA para las
referencias bibliográficas, citas y
fuentes. Dentro del texto, las citas
bibliográficas y de fuentes, se colocan
entre comillas sin cursivas (autor, año y
página). Si la cita tiene hasta 40
palabras se coloca dentro del párrafo, si
tiene más de 40 palabras se coloca en
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doble espaciado y fuente tamaño Arial
10.
Dentro de una cita, se usarán
tres puntos suspensivos sin paréntesis
para indicar que se ha omitido parte de
la oración original. En caso de omitir en
la cita oraciones enteras de la fuente
original, se indicará la supresión con
cuatro puntos suspensivos sin
paréntesis. No se usan los puntos
suspensivos al principio ni al final de una
cita, aún en caso de que se haya omitido
material. Ejemplos de cómo citar dentro
del texto:
– Según Moreno “desde mediados del
siglo XVIII el problema de la
delincuencia en la frontera aparece con
más asiduidad en las reuniones del
cabildo” (1984, p. 117).
– En 1984, Horacio Moreno explicó que
“desde mediados del siglo XVIII el
problema de la delincuencia en la
frontera aparece con más asiduidad en
las reuniones del cabildo” (p. 117).
– Desde mediados del siglo XVIII “el
problema de la delincuencia en la
frontera aparece con más asiduidad en
las reuniones del cabildo” (Moreno,
1984, p. 117).
Los autores deben respetar este
tipo de citas bibliográficas completas de
manera que en el texto no haya notas al
pie con citas bibliográficas completas,
solo se mencionan autores y año; por
ejemplo: Sobre este tema, véase
Rosales (1974; 1988); Ferrero Tamayo
(1977). Si corresponde, se menciona la
página de este modo: Méndez Moreno
(2001, pp. 231-235).
5. Fuentes
5.1. Para las fuentes inéditas se utilizará
el sistema de cita especificado en
Referencias bibliográficas.
5.2. Señalar el archivo de origen de la
fuente y su ubicación.
5.3. Indicar las referencias de
localización del documento dentro del
repositorio que lo resguarda.
5.4. En caso de tratarse de una
transcripción de un documento inédito
deberá anteceder a la transcripción una
justificación de la elección, el método y
criterios empleado para la transcripción
y todas las aclaraciones necesarias
respecto a las condiciones materiales
Táchira Histórica - 98
que componen el documento original
(estado del documento, soporte sobre el
que está escrito, elementos de escritura
y cualquier observación pertinente a la
materialidad del original.
5.5. De ser necesario, se solicitará al
autor que envíe la autorización del
repositorio de origen del documento
inédito.
5.6. Los nombres de diarios o revistas
se citarán siempre en cursiva. Si se
mencionan en el cuerpo del artículo o se
realiza una cita textual, se indicará allí el
nombre y luego en cita a pie se
consignará la referencia bibliográfica
completa de este modo.
6. Referencias Bibliográficas
Al final del texto se consignará
bajo el título “Referencias Bibliográficas”
todas las obras citadas en el artículo en
orden alfabético según el apellido del
autor.
Se incluirá el apellido y la inicial
del nombre del autor -no su nombre
completo- en mayúscula y con acento si
corresponde. Si son varios autores, se
listarán todos, sin utilizar las
expresiones et al/y otros.
Se solicita a los autores respetar
en cada caso las formas de citar como
se consigna en los siguientes ejemplos:
-Chiossone, T. (1979). Historia del
estado Táchira. Caracas: Italgrafica.
-Pulido Zambrano, J. y Zinguer Delgado,
B. (2020). Logia Sol del Táchira, el
origen (1928 – 1938). San Cristóbal:
Tres puntos editores.
-Vivas, J. E. (Junio, 1943). Historia
tachirense. Boletín del Centro de
Historia del Táchira, n°1, 9-17. San
Cristóbal. Táchira – Venezuela.
-Sánchez Fossi, J. F. (2020). Curas y
Masones del municipio de San Antonio
del Táchira. (Tesis doctoral inédita).
Departamento de Historia Local.
Universidad La Colombae.
Leernos a nosotros
mismos nos ayuda
a conocer la esencia
de la tachirensidad.

TÁCHIRA HISTÓRICA