Dont Stop Believing

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“Don’t stop believing”

Por Javier Pedro Moreno Sáenz, Fundador y Consultor Principal. Indexa


Consultores

Journey es una banda interesante. Pareciera que es una banda de un “one hit
wonder”, pero, no hay nada más alejado de la realidad que eso. Para la gente de
mi edad, Journey es una de esas bandas que deben de estar de fondo en una
reunión con vino, amigos y buena comida.

Para distraerme un rato en un fin de semana, puse el Youtube, sin ponerle


atención porque estaba jugando al Solitario en mi celular, después de varias
canciones, suenan los primeros acordes de “Don’t stop believing”. Magia pura.

Después de ganar por 28va ocasión en Solitario, volteo a ver a la pantalla y veo
algo muy raro. Hay alguien cantando en vivo, pero no es Steve Perry. ¿Quién
carajo era este cantante? ¿Por qué canta igual que él? Ya no entiendo nada y veo
que el video no es nuevo.

Mi mandíbula estaba en el piso, nota por nota, este muchacho bajito, cantaba igual
que Perry. Pero, no podía identificar nada de él, era un completo desconocido,
pero su voz me parecía que la había escuchado mil veces.

Después me enteré del chisme. Siéntense y pónganse el rebozo de lado a lado,


sírvanse café, que este es uno de los buenos.

Llegó un momento en el que Steve Perry se quería ir al carajo y dicho y hecho, se


fue. ¿Qué pasa cuando uno de los mejores cantantes de la historia del rock te dice
adiós? Esta misma pregunta se hizo Neal Schon, guitarrista, líder y fundador de la
banda.

Después de un tiempo sin cantante, la banda encontró en Steve Augeri un muy


buen reemplazo, sin embargo, a pesar de ser un excelente cantante, las cosas se
sentían diferentes. No mejor o peor, simplemente, diferentes. Y después de un
tiempo, Augeri, igual que Perry, se fue de Journey.

Se dice que Schon pasó incontables días y noches, completamente dedicado a su


causa, queriendo encontrar esa voz perfecta. Y lo hizo. En una de esas noches en
este océano magnífico llamado Internet, Schon se encontró con una banda filipina
llamada The Zoo, tocando en bares de mala muerte en Manila. No podía creer lo
que estaba oyendo, ¿qué estaba haciendo Perry en Filipinas?

Resulta que Steve Perry no estaba en Filipinas, pero un joven llamado Arnel
Pineda, sí. Con un registro de voz idéntico al de su antecesor. Delgado, bajito,
tatuado y sin la menor idea de quién lo estaba viendo.
Schon contactó a la banda a través de YouTube, quienes al principio obviamente
no se lo podían creer. Queriendo ir allá para poder reclutar al joven Pineda para
Journey. O sea, NIck Fury llegando a decir que tiene una idea llamada “Iniciativa
Vengadores”. Nada más.

Quiero hacer una pausa aquí.

A este punto en la historia, Schon está absoluta y totalmente convencido de que


este es el camino a seguir. El líder de la organización tiene todo absolutamente
claro. Pero él no se manda solo. Todavía debe escuchar varias voces, para tomar
la decisión. ¿Ustedes creen que cuando Schon habló con la disquera o con sus
compañeros para decirles que se iría a Filipinas a buscar a un cantante le dijeron:
“dale, wey, aquí te esperamos, papi, sin bronca”. Por supuesto que no, más de
uno le debieron de haber dicho que era la peor idea que habían escuchado en su
vida. Y con justa razón.

Las dudas que debieron haber surgido, no debió haber sido por el talento del joven
Pineda, sino por su capacidad para mantenerse en la cima. ¿Tendrá la capacidad
y la madurez de aceptar la responsabilidad de ser el cantante de Journey a corto,
mediano y largo plazo? Si fracasa este proyecto, sería el tercer cantante bajo el
liderazgo de Schon, ¿y si fracasa? ¿Qué pasa si se vuelve adicto a las drogas en
California? ¿Si lo ciega el dinero? ¿Si su nuevo “estatus” lo lleva a ser una
persona difícil o imposible para trabajar? ¿Es culpa de Arnel Pineda si alguno de
estos escenarios sucede? Por supuesto que sí, pero Schon también sería el
culpable. ¿Qué pasa si esta apuesta no resulta? ¿El liderazgo de Schon tendría
que ser puesto a evaluación? ¿Journey tendría que separarse como banda?

Porque no es un tema de dinero, no creo que la discusión haya sido cuánto le iban
a costar los boletos de avión, hospedaje y comidas. El tema tampoco iba a ser
cuánto le iban a pagar a Pineda. Para esta gente estamos hablando de centavos
contra el dólar. Migajas. Es un tema de seguir manteniendo viva a la banda y, por
ende, al negocio.

¿Se fijan como la apuesta es grandísima? El talento solamente te puede llevar


hasta la puerta, cruzarla y mantenerse en el camino, es algo completamente
diferente. Ahí es donde te va a llevar la disciplina mental, el profesionalismo,
madurez emocional, etc. Todo este conjunto de buenas decisiones. A estas
alturas, no pueden existir errores. Ni uno solo. Solo tienes una oportunidad.
Equivócate y adiós.

Volvamos a la historia.

Schon viaja a Filipinas, le toma 3 segundos convencer a Pineda y de regreso a


San Francisco. Y empiezan los ensayos. Y todo va bien. Llega el momento del
debut. A 10 mil kilómetros de distancia, se hallaba el escenario donde Pineda se
presentaría ante el mundo como nuevo cantante de Journey.
Damas y caballeros: Viña del Mar.

Debutar profesionalmente en Viña del Mar es como si fueras un futbolista de


universidad y debutas profesionalmente en la Copa del Mundo. Esa es la
distancia. Un escenario mundial, en donde se presentan las mejores bandas, los
artistas más populares, con centenas de millones de personas alrededor del
mundo viendo cada uno de tus movimientos.

Según los chismes, Pineda vomitó, se quiso escapar, le entró un ataque de


ansiedad. Básicamente, le dio todas las consecuencias por los nervios. Schon
estuvo ahí, lo tranquilizó, le dijo que confiaba en él y que solamente hiciera su
trabajo, que todo estaría bien.

Pineda sube al escenario, el resto de la banda también. Suenan los primeros


acordes de “Don’t stop believing”, en menos de 10 segundos, Pineda pasa de
tener la curiosidad del público a tener su completa y absoluta atención. Las
mandíbulas del mundo estaban en el piso, atónitas. Un registro perfecto. Un
lenguaje corporal donde no veía al público y casi parecía esconderse. Y vuelve
aparecer el Capitán América guitarrista. En un gesto donde se demuestra un
liderazgo total y absoluto, Schon se posa al lado de Pineda. En medio del
escenario, en medio de toda Viña del Mar, en medio del mundo, quien no lo deja
solo es Schon. El que confió en él, no lo dejó solo. El que peleó por él, lo
acompañó. El que apostó por él, lo tranquiliza arriba del escenario más grande del
mundo.

A los 30 segundos, Pineda, el público y el escenario son uno mismo, vibran como
si se conocieran de años, el muchacho juega con el público y pareciera que no
pasó los últimos años en bares de mala muerte en Manila, sino en conservatorios
de rock y en los grandes escenarios del planeta.

A los 45 segundos, todo es alegría, Journey le presenta al mundo el futuro y el


futuro tiene un nombre, apellido, nacionalidad y profesión. Se llama Arnel Pineda,
es filipino y es el nuevo cantante de la eterna banda Journey.

Desde que Javier Andrés y yo hemos planeado Indexa, siempre me había


preguntado qué tipo de líder quería ser. Por supuesto, muchas veces le había
comentado a mis alumnos de maestría, cuál era el líder que su organización
necesitaba. Di esa clase un millón de veces. Sin embargo, al momento de hacer
introspección, me di cuenta que me encontraba en un escenario similar al de
Schon. Una oportunidad, un proyecto, la posibilidad de ganarlo todo. ¿Qué tipo de
líder encontraría el equipo en mí? ¿Quién soy y en quién me quiero convertir?
Después de leer y empaparme de esta historia, tengo clarísimo el ejemplo: yo
quiero ser como Neal Schon.

Un tipo que encuentra talento. Que desarrolla profesionalismo, ética y madurez.


Que pule diamantes en bruto. Un entrenador de fuerzas básicas cuyos jugadores
terminan siendo campeones del mundo. Si encuentro a alguien y el mundo entero
me da mil razones para decirme que fracasaría, yo encontraría dos mil para
decirles que será un éxito.

Lo he hecho, incluso con mis propios alumnos.

¿Saben ustedes cuál es la parte más frustrante de este trabajo?

Cuando una de las personas a las cuales debes de convencer para desarrollar
talento, es a quien lo lleva. A veces no puedo creer que los mismos portadores de
talento, sean los más renuentes o incrédulos para su desarrollo.

Y no, no es falsa modestia. Es que no se la creen.

Para que un talento pueda ser transformado en disciplina, debe de reconocerse


como tal y estar dispuesto a evolucionar de esa manera. No puede ser de otra
manera. A pesar del miedo, a pesar de los nervios, del dolor, de las caídas y
tropiezos, a pesar de que el mundo entero diga que no es posible, se debe
evolucionar y les prometo que hasta el último momento, yo estaré con ustedes. No
estarán solos. No los dejaré a su suerte.

Para todos aquellos que alguna vez se encuentren bajo mi liderazgo y quieran
cambiar el mundo, solamente les tengo un mensaje:

Don’t stop believing.

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