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Tasc Ii Esp
Tasc Ii Esp
Journal of
Vascular
Surgery
Volumen 45 Suplemento S Enero 2007
TASC II
Mosby
www.jvascsurg.org
ISSN 0741-5214
Journal
of
Vascular Surgery
Copyright © 2007 The Society for Vascular Surgery
DIRECTORES
Jack L. Cronenwett James M. Seeger
DIRECTORES ADJUNTOS
Louis M. Messina Bruce A. Perler
SUBDIRECTORES
John Blebea James W. Jones Gregory L. Moneta Kenneth Ouriel
COMITÉ EDITORIAL
DIRECTOR FUNDADOR
Michael E. DeBarkey
DIRECTORES EMÉRITOS
D. Emerick Szilagyi K. Wayne Johnston
Calvin B. Ernst Jesse E. Thompson
James C. Stanley Robert B. Rutherford
JOURNAL OF
VASCULAR
SURGERY
TASC II
Consenso entre sociedades
para el tratamiento de la
arteriopatía periférica
Elaborado por el
Grupo de Trabajo de TASC II
Journal of
Vascular Surgery
Información para los lectores
CORRESPONDENCIA
Las comunicaciones referentes a los artículos originales y la gestión editorial deben dirigirse a Jack L.
Cronenwett, MD, y James M. Seeger, MD, Editors, Journal of Vascular Surgery, Dartmouth-Hitchcock Medical
Center, One Medical Center Drive, Lebanon, NH 03756; teléfono: 603-650-2100; fax: 603-650-2268; C. elect.:
JVASCSURG@hitchcock.org. La información para los autores aparece en los números de enero y julio, en
www.jvascsurg.org, y en jvs.editorialmanager.com. Los autores deben consultar este documento antes de enviar
los manuscritos a la revista. Remitir las comunicaciones comerciales a Journal Publisher, Elsevier Inc, 360
Park Avenue South, Nueva York, NY 10010-1710, USA. Para los eventos de interés contactar con Elen Twyne,
Journal Manager, en e.twyne@elsevier.com. Visite nuestra página web www.jvascsurg.org
ORGANIZACIONES PATROCINADORAS
American Venous Forum N. England Society for Vascular Surgery Society for Vascular Surgery
Secretario: Joann M. Lohr Secretario representante SVS: Frank B. Pomposelli Secretario: Anton N. Sidawy
jlohr@lohrss.com fpompose@caregroup.harvard.edu ansidawy@aol.com
Eastern Vascular Society Peripheral Vascular Surgery Society Southern Assoc. for V. Surgery
Secretario: R. Clement Darling Secretario: Karl A. Illig Secretario: Spence M. Taylor
darlingc@albanyvascular.com rl_illig@urmc.rochester.edu staylor2@ghs.org
Midwestern Vascular Surgical Society for Clinical Vascular Surgery Western Vascular Society
Secretario: Jon S. Matsumura Secretario: Michel S. Makaroun Secretario: Joseph L. Mills
jmatsumu@nmh. Org makarounms@msx.upmc.edu jmills@u.arizona.edu
Introducción S7
Proceso S8
Clasificación de las recomendaciones S8
Agradecimientos S9
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E2 Evaluación S71
E2.1 Evaluación clínica de la isquemia aguda de la extremidad S71
E2.1.1 Anamnesis S72
E2.1.2 Exploración física S73
E2.1.3 Clasificación clínica de la isquemia aguda de la
extremidad S74
E2.1.4 Diagnóstico diferencial de la isquemia aguda de la
extremidad S74
E2.2 Investigaciones de la isquemia aguda de la extremidad S77
E2.2.1 Otros estudios analíticos habituales S77
E2.2.2 Técnicas de imagen - arteriografía S77
E2.2.3 Otras técnicas de imagen S77
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INTRODUCCIÓN
0741-5214/32,00 $
Copyright © 2007 The Society for Vascular Surgery.
Doi: 10.1016/j.jvs.2006.12.037
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Proceso
Representantes de dieciséis sociedades de Europa, Norteamérica, Australia,
Sudáfrica y Japón fueron elegidos por sus respectivas entidades y convocados en
2004 para formar el nuevo Grupo de Trabajo. En este grupo también se incluyeron
especialistas en economía de la salud, resultados en salud y medicina basada en la
evidencia para redactar un texto con los siguientes apartados: historia,
epidemiología y factores de riesgo; abordaje de los factores de riesgo; claudicación
intermitente; isquemia crítica de la extremidad; isquemia aguda de la extremidad; y
tecnología (intervención /revascularización y técnicas de imagen).
El Grupo de Trabajo revisó la bibliografía y después de mantener una intensa
correspondencia y celebrar numerosas reuniones propuso una serie de borradores
con recomendaciones para el diagnóstico y el tratamiento de la arteriopatía
periférica. Cada una de las sociedades participantes revisó y debatió estos
borradores consensuados. El miembro de enlace de cada sociedad trasladó sus
opiniones al Grupo de Trabajo, que debatió todas las enmiendas, adiciones y
cambios sugeridos por las sociedades participantes, proceso tras el cual se acordó
el documento consensuado final.
Las sociedades participantes fueron nuevamente invitadas a revisar el documento
final y refrendarlo si estaban de acuerdo con su contenido. En el supuesto de que
una sociedad no aceptara una recomendación en particular, dicha circunstancia
quedaba indicada claramente en el documento final. Por consiguiente, salvo en los
casos en que se indican tales exclusiones, este documento de consenso refleja las
opiniones de todas las sociedades participantes.
Este nuevo documento pone mayor énfasis en la diabetes y la arteriopatía periférica
en comparación con el primer documento TASC. El formato del nuevo texto facilitará
a los especialistas en medicina vascular la mayor parte de la información que
necesitan, y los médicos de medicina general y de atención primaria hallarán con
facilidad las directrices para el diagnóstico y los procedimientos diagnósticos, la
derivación de los pacientes y el desenlace previsible de las diversas opciones
terapéuticas.
Grado Recomendación
A Basada en el criterio de al menos un ensayo clínico de diseño
aleatorizado y controlado, el cual forma parte de un corpus de
bibliografía de buena calidad y coherencia general que aborda la
recomendación específica.
B Basada en ensayos clínicos con una ejecución correcta pero no en
ensayos clínicos aleatorizados de buena calidad sobre el tema de la
recomendación.
C Basada en la evidencia obtenida de informes u opiniones de un
comité de expertos y/o experiencias clínicas de autoridades
solventes (es decir, no existen estudios de buena calidad).
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Agradecimientos
A1 EPIDEMIOLOGÍA
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A2.1 Raza
En el estudio Nacional Health and Nutrition Examination Survey realizada en los
Estados Unidos se encontró que un ITB £ 0,90 era más frecuente entre los sujetos
de raza negra no hispanos (7,8%) que en los de raza blanca (4,4%). Esta diferencia
de la prevalencia de la AP fue confirmada en el reciente estudio GENOA (Genetic
Epidemiology Network of Arteriopathy)13, en el que también se demostró que esta
diferencia no se podía explicar por las diferencias en los factores de riesgo clásicos
de aterosclerosis.
A2.2 Sexo
La prevalencia de la AP, sintomática o asintomática, es ligeramente mayor en
hombres que en mujeres, en particular en los grupos de edad más jóvenes. En
pacientes con CI, la relación entre hombres y mujeres varía entre 1:1 y 2:1. Esta
relación aumenta en algunos estudios al menos hasta 3:1 en las etapas más graves
de la enfermedad, por ejemplo, en la ICE crónica. Sin embargo, en otros estudios se
ha demostrado una distribución más igualada de la AP entre sexos e incluso el
predominio de mujeres con ICE.
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A2.3 Edad
De lo comentado anteriormente sobre la epidemiología de la AP se desprende el
notable incremento tanto de la incidencia como de la prevalencia de la AP a medida
que aumenta la edad (figura A1).
A2.4 Tabaquismo
La relación entre tabaquismo y AP se conoce desde 1911, cuando Erb publicó que la
AP era tres veces más frecuente entre sujetos fumadores que en no fumadores. Por
lo tanto, desde hace mucho tiempo se recomiendan intervenciones que reduzcan o
eliminen el consumo de cigarrillos en pacientes con CI. Se ha propuesto que la
asociación entre tabaquismo y AP puede ser incluso más estrecha que entre
tabaquismo y arteriopatía coronaria (AC). Además, el diagnóstico de AP se
establece aproximadamente una década antes en los sujetos fumadores que en los
no fumadores. La gravedad de la AP también tiende a aumentar con el número de
cigarrillos fumados. Los fumadores importantes tienen un riesgo cuatro veces mayor
de desarrollar CI comparados con los no fumadores. La deshabituación tabáquica se
asocia a un descenso de la incidencia de CI. En el Edinburgh Artery Study10 se
encontró que el riesgo relativo de CI era de 3,7 en los sujetos fumadores frente a 3,0
en los exfumadores (que habían dejado de fumar hace menos de cinco años).
A2.6 Hipertensión
La hipertensión se asocia a todas las formas de enfermedad cardiovascular, incluida
la AP. Sin embargo, el riesgo relativo de desarrollar AP es menor para la
hipertensión que para la diabetes o el tabaquismo.
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A2.7 Dislipidemia
En el estudio de Framingham, una concentración de colesterol en ayunas mayor de
7 mmol/l (270 mg/dl) se asoció a una duplicación de la incidencia de CI, aunque el
cociente entre colesterol total y colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL)
resultó ser un mejor factor pronóstico de la aparición de AP. En otro estudio, los
pacientes con AP tenían concentraciones significativamente mayores de triglicéridos
séricos, colesterol de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), triglicéridos VLDL,
proteínas en las VLDL, colesterol de lipoproteínas de densidad intermedia (IDL) y
triglicéridos IDL, así como concentraciones más bajas de HDL que los controles.17
Aunque en algunos estudios también se ha demostrado que el colesterol total es un
factor de riesgo independiente potente de AP, en otros no se ha podido confirmar
esta asociación. Se propuesto que el consumo de cigarrillos puede potenciar el
efecto de la hipercolesterolemia. Existen indicios de que el tratamiento de la
hiperlipidemia reduce tanto la progresión de la AP como la incidencia de CI. También
se ha descrito la asociación entre AP e hipertrigliceridemia y se ha demostrado que
la hipertrigliceridemia se asocia a la progresión y complicaciones sistémicas de la
AP. La lipoproteína (a) es un factor de riesgo independiente significativo de AP.
A2.10 Hiperhomocisteinemia
La prevalencia de hiperhomocisteinemia es alta en la población con enfermedad
vascular, comparada con el 1% en la población general. Se ha descrito que la
hiperhomocisteinemia se detecta en el 30% de los pacientes jóvenes con AP. La
idea de que la hiperhomocisteinemia pueda ser un factor de riesgo independiente de
aterosclerosis ha sido apoyada en varios estudios. De hecho, puede ser un factor de
riesgo más potente de AP que de arteriopatía coronaria.
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A2.12 Resumen
En la figura A2 se resumen gráficamente la influencia aproximada o la asociación
existente entre algunos de los factores comentados y la AP, proporcionando una
visión global de las evidencias existentes.
A3 DESENLACE DE LA PIERNA
A3.1 Asintomática
Las evidencias indican que la progresión de la AP subyacente es idéntica tanto si el
sujeto tiene síntomas como si no tiene síntomas en la pierna. Nada parece indicar
que el riesgo de deterioro local con progresión a ICE depende de la presencia o
ausencia de síntomas de claudicación intermitente. El desarrollo de los síntomas
depende principalmente del nivel de actividad del sujeto. Estas una de las razones
por las que la presentación inicial de algunos pacientes es con una ICE en ausencia
de CI anterior. Por ejemplo, un paciente que tiene una disminución del ITB
inmediatamente por encima del nivel de dolor isquémico en reposo pero que lleva
una vida demasiado sedentaria como para presentar claudicación, puede desarrollar
ICE debido a las heridas que se producen por traumatismos relativamente leves (a
menudo, autoinfligidos) que no cicatrizan debido a este nivel de perfusión. Es
importante detectar este subgrupo de pacientes en un momento en el que el cuidado
protector de los pies y el control de los factores de riesgo tienen su máximo potencial
de mejorar la evolución. El deterioro funcional en dos años está relacionado con el
ITB basal y con la naturaleza de los síntomas de presentación en la extremidad.20
Un ITB más bajo se asoció a un descenso más rápido de la distancia caminada en
seis minutos, por ejemplo.
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AP asintomática 20%-50%
Dolor en la otra pierna 30%-40%
Claudicación típica 10%-35%
Isquemia crítica de la extremidad 1%-3%
Desenlaces a un año
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Desenlaces a 5 años
Morbilidad de la extremidad
Morbilidad y mortalidad CV
Claudicación estable 70%-80%
Empeoramiento de la claudicación 10%-20%
Isquemia crítica de la extremidad 5%-10%
Episodio cardiovascular no mortal (IM o ictus) 20%
Mortalidad 10%-15%
Amputación (ver los datos de ICE)
Causas CV 75%
Causas no CV 25%]
[Figura A4. Magnitud aproximada del efecto que los factores de riesgo en el
desarrollo de la isquemia crítica de la extremidad en pacientes con arteriopatía
periférica. ICE, isquemia crítica de la extremidad.
Diabetes x4
Tabaquismo x3
ITB <0,7 x2; < 0,5 x2,5
Edad > 65 x2
Anomalías lipídicas, triglicéridos x2
Riesgo de desarrollar ICE]
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A3.5 Amputación
Se mantiene la controversia, a menudo alimentada por datos de revisiones
retrospectivas no verificados de poblaciones de gran tamaño y en continua
evolución, sobre si se produce una reducción significativa de las amputaciones como
consecuencia de que se realizan más procedimientos de revascularización en los
pacientes con ICE. Estudios independientes y minuciosos desarrollados en Suecia,
Dinamarca y Finlandia indican que el aumento de la disponibilidad y el uso de las
intervenciones endovasculares y quirúrgicas ha dado lugar a un descenso
significativo de la amputación por ICE. En el Reino Unido, el número de
amputaciones mayores ha alcanzado una meseta, lo que podría reflejar el creciente
éxito en el rescate de la extremidad; sin embargo, los estudios más antiguos
desarrollados en los Estados Unidos no han podido demostrar el beneficio de la
revascularización en las tasas de amputación.24
La idea de que todos los pacientes que requieren una amputación han progresado
paulatinamente, desde una claudicación creciente hasta el dolor en reposo, úlceras
y, en último término, amputación, es incorrecta. Se ha demostrado que más de la
mitad de los pacientes que sufren una amputación mayor por debajo de la rodilla por
una enfermedad isquémica no tenían síntomas de isquemia en la pierna de cualquier
tipo en los seis meses anteriores.25 La incidencia de amputación mayor según los
datos obtenidos en poblaciones de gran tamaño o en estudios nacionales varía entre
120 y 500 casos/millón/año. La relación entre las amputaciones por debajo de la
rodilla y por encima de la rodilla en encuestas de gran tamaño es cercana a 1:1.
Sólo el 60% de las amputaciones que se producen por debajo de la rodilla se cura
por primera intención, el 15% se cura después de procedimientos secundarios y el
15% debe convertirse en una amputación por encima de la rodilla. El 10% de los
casos fallece en el perioperatorio. El pronóstico sombrío a 1 y 2 años se resume en
la figura A6.
[Figura A5. Desenlace de los pacientes que acuden con isquemia crítica crónica de
la extremidad. ICE, isquemia crítica de la extremidad.
Tratamiento primario
Un año más tarde
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[Figura A6. Desenlace de los pacientes con amputación por debajo de la rodilla.
Etapa inicial
Después de 2 años
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A4.3 Renal
En los estudios también se ha analizado la prevalencia de estenosis de la arteria
renal en pacientes con AP. La prevalencia de estenosis de la arteria renal del 50% o
mayor varía entre el 23% y el 42% (compárese esta cifra con la prevalencia de
estenosis de la arteria renal en la población general hipertensa, que está en torno al
3%). Aunque no se ha estudiado específicamente, es muy probable que la estenosis
de la arteria renal también sea, en parte, un factor de riesgo independiente de
mortalidad en pacientes con AP porque una estenosis de la arteria renal del 50% o
mayor se asocia a una tasa de mortalidad 3,3 veces más alta en comparación con la
población general.
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[Figura B1. Algoritmo para el uso del ITB en la evaluación del riesgo sistémico en la
población. Prevención primaria: Sin tratamiento antiagregante; LDL (lipoproteínas de
baja densidad) < 3,37 mmol/l (< 130 mg/dl) excepto en pacientes con diabetes, cuyo
objetivo de LDL es < 2,59 mmol/l (< 100 mg/dl) incluso en ausencia de enfermedad
cardiovascular; presión arterial adecuada (< 140/90 mm Hg y 130/80 mm Hg en
pacientes diabéticos/ con insuficiencia renal). Prevención secundaria: prescripción
de tratamiento antiagregante; LDL < 2,59 mmol/l (< 100 mg/dl) (< 1,81 mmol/l [< 70
mg/dl] en pacientes de alto riesgo); presión arterial adecuada (< 140/90 mm Hg y
130/80 mm Hg en pacientes diabéticos/ con insuficiencia renal). Consúltense las
referencias en el texto del apartado B1.2 y otros párrafos cercanos. En pacientes
diabéticos, la HbA1c < 7,0%. Consúltense las referencias en el texto. ITB, índice
tobillo-brazo; AP, arteriopatía periférica; ICE, isquemia crítica de la extremidad.
[De arriba abajo y de izquierda a derecha]
Puntuación de riesgo cardiovascular a 10 años
Elevada < 20%
Moderada 20-10%
Baja < 10%
ITB
Prevención secundaria
≤ 0,90
> 0,90
Prevención primaria
Evaluar al paciente para detectar síntomas de AP
Tratar la claudicación y la ICE si están presentes]
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[Figura B3. Porcentaje de abstinencia con bupropión LP, tratamiento sustitutivo con
nicotina, o ambos, respecto a placebo.38 Reproducido con el permiso de Jorenby D.
E. y cols. N Engl J Med 1999; 340(9): 685-691.
Porcentaje de pacientes abstinentes
6 meses
12 meses
Placebo
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Recomendación 1
Deshabituación tabáquica en la arteriopatía periférica
· Se debe animar encarecidamente y repetidamente a todos los pacientes que
fuman a que abandonen el tabaquismo [B].
· Todos los pacientes que fuman deberían recibir un programa compuesto por
consejo médico, sesiones de orientación en grupo y sustitución con nicotina [A].
· Las tasas de abandono pueden mejorar con la adición de un tratamiento
antidepresivo (bupropión) y sustitución con nicotina [A].
B1.2.2 Pérdida de peso. Los pacientes con sobrepeso (índice de masa corporal
[IMC] de 25-30) u obesidad (IMC > 30) deben recibir consejo para la reducción del
peso mediante un balance calórico negativo con disminución de la ingestión de
calorías, restricción de los hidratos de carbono y aumento del ejercicio.
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Recomendación 4
Control de la diabetes en la arteriopatía periférica (AP)
· Los pacientes con diabetes y AP deben someterse a un control intensivo de la
glucemia con un objetivo de hemoglobina A1c < 7,0% o tan cercano al 6% como
sea posible [C].
Con formato
Recomendación 5
Uso de la suplementación con folatos en la arteriopatía periférica (AP).
· Los pacientes con AP y otros indicios de enfermedad cardiovascular no deben
recibir suplementos de folatos para reducir el riesgo de episodios
cardiovasculares [B].
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Con formato
Recomendación 6
Tratamiento con antiagregantes plaquetarios en la arteriopatía periférica (AP)
· Todos los pacientes sintomáticos con o sin antecedentes de otra enfermedad
cardiovascular deben recibir un antiagregante plaquetario a largo plazo para
reducir el riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular [A].
· El tratamiento con aspirina/ASA es eficaz en pacientes con AP que también
tienen evidencias clínicas de otras formas de enfermedad cardiovascular
(coronaria o carotídea) [A].
· Se puede plantear el uso de aspirina/ASA en pacientes con AP y que no tienen
evidencias clínicas de otras formas de enfermedad cardiovascular [C].
· Clopidogrel es un fármaco eficaz reduciendo los episodios cardiovasculares en
un subgrupo de pacientes con AP sintomática con o sin otras evidencias clínicas
de enfermedad cardiovascular [B].
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situaciones en las que ejercen, es improbable que sea un uso sabio de los recursos
sanitarios".67 Aconsejar a los pacientes que utilicen los servicios telefónicos es una
estrategia eficaz.67
Se estima que el coste unitario del asesoramiento sólo es de cinco dólares por
paciente, mientras que una orientación psicológica cuesta 51 dólares por paciente.
Si se añaden fármacos a la orientación psicológica, aumenta la tasa de
deshabituación tabáquica y su rentabilidad: asumiendo que la persona que
abandona el tabaquismo aumenta su esperanza de vida en una media de dos años,
el índice de rentabilidad de la intervención farmacológica añadida varía entre 1 y
3000 dólares por año de vida ganado.68
B2.2 Rentabilidad de las intervenciones relativas al ejercicio físico
Las intervenciones para el fomento del ejercicio son heterogéneas y comprenden
orientación psicológica o asesoramiento de persona a persona o en grupo, actividad
física autodirigida o prescrita, actividad física supervisada o no supervisada,
actividad física en el domicilio o en algún centro, apoyo continuado en persona,
apoyo telefónico, material escrito para educación y motivación y automonitorización.
La intervención se puede proporcionar por uno o varios tipos de personal sanitario
incluidos médicos, enfermeras, educadores sanitarios, consejeros, deportistas
famosos y compañeros. Las intervenciones "tienen un efecto positivo de magnitud
moderada al aumentar la actividad física autorreferida y el buen estado físico
cardiorrespiratorio medido, al menos a corto y medio plazo".69 Asumiendo una
adherencia del 50% en el primer año y del 30% en los años sucesivos, el índice de
rentabilidad del ejercicio no supervisado es inferior a 12.000 dólares por año de vida
ganado. El ejercicio supervisado tiene un índice de rentabilidad que varía entre
20.000 y 40.000 dólares por año de vida ganado (las estrategias son más eficientes
en varones ancianos con múltiples factores de riesgo).70
B2.3 Rentabilidad de las intervenciones farmacológicas
Es difícil recomendar un fármaco por encima de otro para modificar los factores de
riesgo en términos de rentabilidad porque los precios de los fármacos están sujetos
a variaciones entre los países y a lo largo del tiempo. Aunque este razonamiento es
válido para todas las intervenciones, el caso de un fármaco más moderno utilizado
en la prevención de los factores de riesgo cardiacos es especial porque los
beneficios médicos de un tratamiento con respecto a otro suelen ser pequeños y, por
tanto, el índice de rentabilidad depende en gran medida de los precios del fármaco.
El análisis global de rentabilidad sobre la reducción del riesgo de enfermedad
cardiovascular63 encontró que el tratamiento con una combinación de estatina,
betabloqueante, diurético y aspirina era más eficiente evitando la muerte y la
discapacidad. Cuando se plantea el uso de fármacos antiagregantes orales,
suponiendo un umbral de hasta 20.000-40.000 libras esterlinas por cada año
adicional ajustado según la calidad de vida (AVAC), el clopidogrel se consideraría el
fármaco más rentable para una duración del tratamiento de dos años en pacientes
con arteriopatía periférica. Para una duración del tratamiento de toda la vida, el
clopidogrel se consideraría más rentable que la aspirina, siempre que no se tengan
en cuenta los efectos del tratamiento sobre las muertes no vasculares.71
Dado que los estudios más recientes no han podido demostrar el beneficio sobre la
mortalidad, la eficiencia de los tratamientos farmacológicos se ha medido en
términos de "coste por episodio mayor prevenido" y, por tanto, no es comparable al
"coste por año de vida ganado", aunque existe una relación entre ambos
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Recomendación 7
Tratamiento de la arteriopatía coronaria (AC) en pacientes con arteriopatía periférica
· Los pacientes que tienen evidencias clínicas de AC (angina o insuficiencia
cardiaca congestiva isquémica) se deben evaluar y tratar según las guías
actuales [C].
· Los pacientes con AP en los que se valora la cirugía vascular pueden someterse
a una estratificación del riesgo más minuciosa y aquellos que se encuentren
dentro de un riesgo más alto deberán ser tratados según las guías actuales de
revascularización coronaria [C].
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Recomendación 8
Con formato
Uso de fármacos betabloqueantes antes de la cirugía vascular
Cuando no existan contraindicaciones, los fármacos betabloqueantes se deben
administrar en el perioperatorio a pacientes con arteriopatía periférica que se
someten a cirugía vascular para disminuir la morbilidad y la mortalidad cardiacas [A].
Con formato
Recomendación 9
Tratamiento de la arteriopatía carotídea en pacientes con arteriopatía periférica (AP)
· El tratamiento de la arteriopatía carotídea sintomática en pacientes con AP se
debe basar en las guías actuales [C].
Con formato
Recomendación 10
Tratamiento de la arteriopatía renal en pacientes con arteriopatía periférica (AP)
· Cuando se sospecha una arteriopatía renal en pacientes con AP, como se
demuestra por una hipertensión mal controlada o una insuficiencia renal, los
pacientes deben tratarse según las guías actuales y se valorará su derivación a
un médico cardiovascular [C].
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Recomendación 11
Anamnesis y exploración física en la sospecha de arteriopatía periférica (AP)
· En los sujetos con factores de riesgo de AP, síntomas en la extremidad durante
el ejercicio o disminución de la funcionalidad de la extremidad se debe realizar la
anamnesis vascular para evaluar los síntomas de claudicación u otros síntomas
en la extremidad que limitan la capacidad para caminar [B].
· En los pacientes con riesgo de AP o con disminución de la funcionalidad de la
extremidad también se debe realizar una exploración vascular en que se valoren
los pulsos periféricos [B].
· Los pacientes cuya anamnesis o exploración física indican una AP deben ser
estudiados con pruebas objetivas que incluyen el índice tobillo-brazo [B].
[Figura C1. Medición del ITB. ITB: índice tobillo-brazo.
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Con formato
Recomendación 12
Recomendaciones para el cribado con el índice tobillo-brazo (ITB) para detectar la
arteriopatía periférica en un paciente
El ITB se debe medir en:
· Todos los pacientes que tengan síntomas en la pierna durante el ejercicio [B].
· Todos los pacientes entre 50 y 69 años y que tienen un factor de riesgo
cardiovascular (especialmente diabetes o tabaquismo) [B].
· Todos los pacientes de edad ³ 70 años, con independencia del estado de los
factores de riesgo [B].
· Todos los pacientes con una puntuación de riesgo de Framingham del 10%-20%
[C].
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Con formato
Recomendación 13
Con formato
Cómo determinar el éxito del tratamiento para la claudicación intermitente
La evaluación de los resultados basados en el paciente (incluida una anamnesis
enfocada al cambio de los síntomas) es la medida más importante; sin embargo, si
se necesitan medidas cuantitativas se pueden usar:
1. Las medidas objetivas que incluyen el aumento del rendimiento máximo del
ejercicio en una cinta sin fin [B].
2. Las medidas basadas en el paciente incluyen una mejoría de un cuestionario
validado sobre el estado de salud específico de la enfermedad o del dominio de
funcionalidad física de un cuestionario genérico sobre el estado de salud validado
[B].
[Figura C2. Algoritmo para el diagnóstico de la arteriopatía periférica. IDB, índice
dedo del pie-brazo; VWF, Velocity Wave Form; RVP, registro del volumen de pulso.
Reproducido con permiso de Hiatt W. R. N Engl J Med 2001; 344: 1608-1621.
[De arriba a abajo y de izquierda a derecha]
Edad 55-69 años con diabetes o tabaquismo
Edad ≥ 90 años
Síntomas en las piernas con el esfuerzo o función física reducida
Exploración vascular anómala de la pierna
Evaluación del riesgo cardiovascular
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Esta intervención se ha revisado con gran detalle, tanto en términos del mecanismo
del efecto del entrenamiento como en las guías prácticas del programa de
ejercicios.89,90 En varios estudios se ha propuesto que es necesario un cierto nivel de
supervisión para alcanzar resultados óptimos (en general, las recomendaciones
generales no estructuradas para realizar el ejercicio que imparte el médico no
consiguen ningún beneficio clínico). En estudios prospectivos de ejercicio
supervisado realizado durante tres meses o más se observa un claro incremento en
el rendimiento del ejercicio en cinta sin fin y una disminución de la intensidad del
dolor de la claudicación durante el ejercicio.91
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Con formato
Recomendación 14
Tratamiento con ejercicio de la claudicación intermitente
· El ejercicio supervisado debe ofrecerse dentro del tratamiento inicial de todos los
pacientes con arteriopatía periférica [A].
· Los programas más eficaces utilizan la cinta sin fin o una pista para caminar que
tengan una intensidad suficiente para provocar la claudicación, seguida por el
reposo, en una sesión de 30-60 minutos. Las sesiones de ejercicio se realizan
normalmente tres veces por semana durante tres meses [A].
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Recomendación 15
Tratamiento farmacológico de los síntomas de claudicación intermitente
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D1 NOMENCLATURA Y DEFINICIONES
La isquemia crítica de la extremidad (ICE) es una manifestación de la arteriopatía
periférica (AP) que se refiere a los pacientes con el característico dolor crónico
isquémico en reposo (véase la Tabla D1, clasificaciones de Fontaine y Rutherford) o
los pacientes con lesiones cutáneas isquémicas, bien sean úlceras o gangrena. El
término ICE sólo debe emplearse en los pacientes con enfermedad isquémica
crónica, definida como la presencia de síntomas durante más de 2 semanas. Es
importante subrayar que en este apartado existen pocos datos disponibles en
comparación con los restantes apartados. Las poblaciones con ICE son difíciles de
estudiar pues un gran número de afectados causan baja por pérdida de seguimiento
o fallecimiento en los estudios longitudinales, lo que conduce a conjuntos de datos
incompletos.
El diagnóstico de la ICE debe ser confirmado mediante el índice tobillo-brazo (ITB),
la presión sistólica en los dedos del pie o la saturación de oxígeno transcutánea. El
dolor isquémico en reposo aparece por lo general con una presión en el tobillo
inferior a 50 mm Hg o una presión digital inferior a 30 mm Hg. Así pues, si el
paciente presenta una presión superior a 50 mm Hg en el tobillo es necesario
considerar otras causas de dolor en reposo, aunque la ICE pueda ser la causa.
Tabla D1. Clasificación de la arteriopatía periférica: estadíos de Fontaine y
categorías de Rutherford
Fontaine Rutherford
Estadío Manifestación Clínica Grado Categoría Manifestación Clínica
I Asintomática 0 0 Asintomática
IIa Claudicación leve I 1 Claudicación leve
IIb Claudicación moderada a grave I 2 Claudicación moderada
I 3 Claudicación grave
III Dolor isquémico en reposo II 4 Dolor isquémico en reposo
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Recomendación 16
Definición clínica de la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
D1.2 Pronóstico
El diagnóstico de la ICE es importante porque lleva aparejado un pronóstico de alto
riesgo de pérdida de la extremidad y de episodios vasculares, mortales y no
mortales, como infarto de miocardio o ictus. En general, el pronóstico es mucho peor
S52
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Recomendación 17
D2.1 Dolor
La ICE está dominada por el dolor pedio (excepto en los pacientes diabéticos, en los
que la sensación de dolor superficial puede estar alterada y sólo experimentarían el
dolor isquémico profundo, como la claudicación gemelar y el dolor isquémico en
reposo). Por norma general el dolor pedio es muy intenso, insoportable, y es posible
que el dolor se mitigue dejando la extremidad en posición de declive, pero de lo
contrario sólo responde a los opiáceos. El dolor está provocado por la isquemia, las
zonas de pérdida tisular, la neuropatía isquémica o una combinación de todos ellos,
y aparece o se agrava con la reducción de la presión de perfusión. En la mayoría de
los casos la capacidad deambulatoria se ve muy afectada, y caminar llega a hacerse
casi imposible.
El dolor isquémico en reposo aparece habitualmente por la noche (cuando la pierna
deja de estar en una posición de declive) pero en los casos graves puede ser
continuo. Se localiza en la parte distal del pie o alrededor de una úlcera isquémica o
un dedo gangrenado, y con frecuencia despierta al afectado por la noche y le obliga
a rascarse el pie, levantarse, o a caminar un poco por la habitación. El paciente
puede mitigar el dolor dejando la pierna en declive; por el contrario, la elevación de
la pierna y el frío aumentan su intensidad. A menudo los pacientes duermen con la
pierna afectada por la isquemia colgando sobre el lado de la cama, o sentados en
una butaca, una situación que acaba provocando edema maleolar o pedio. En los
casos graves es imposible conciliar el sueño porque el dolor surge poco después de
tumbarse, provocando en muchos pacientes un deterioro progresivo de su estado
general físico y psicológico.
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Úlceras pedias
Multifactorial
Diabético (neuropático o neuroisquémico)
Venoso
Arterial
Otros
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Recomendación 18
S56
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[Fig. D2. Distribución de las úlceras del pie diabético.125 Copyright © 1999 American
Diabetes Association en Diabetes Care, Vol. 22, 1999; 157-162. Modificado con
permiso de The American Diabetes Association.
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Neuropática
Neuroisquémica
Isquémica
Inclasificable]
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Recomendación 19
Diagnóstico de la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
Recomendación 20
Indicaciones para la evaluación de la isquemia crítica de la extremidad
ICE confirmada
Figura D4. Algoritmo para el tratamiento del paciente con isquemia crítica de la
extremidad. Contraindicaciones: pacientes no aptos para revascularización;
revascularización imposible por motivos técnicos; escasas perspectivas de beneficio
(gangrena o ulceración extendida, véase también el apartado D7.5). ICE, isquemia
crítica de la extremidad ; AMR, angiorresonancia magnética; AT, angiotomografía.
S61
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Recomendación 21
S62
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paciente o su familia deben realizar un examen visual cada día y en cada visita
deben ser examinados por un podólogo.
Recomendación 22
Derivación temprana en la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
S63
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Recomendación 23
Abordaje multidisciplinar para el tratamiento de la isquemia crítica de la
extremidad
D7.3 Revascularización
La evolución natural de la ICE obliga a intervenir para salvar la extremidad
conservando su funcionalidad sin dolor. El tratamiento escogido depende de las
dolencias previas del paciente y de la extremidad, así como del cálculo del riesgo de
la intervención a tenor de las comorbilidades y de la permeabilidad y la durabilidad
esperadas de la reconstrucción. En la ICE hallamos a menudo la enfermedad en
varios niveles. Es necesario crear un riego aferente adecuado para mejorar el
eferente.
Después de la revascularización, la curación de las úlceras puede requerir
tratamientos complementarios que pueden ofrecer mejores resultados en
colaboración con el especialista en medicina vascular y los podólogos.
(Véase también el apartado F).
S64
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Recomendación 24
Tratamiento óptimo de los pacientes con isquemia crítica de la extremidad
(ICE)
· La revascularización es el tratamiento óptimo para los pacientes con
ICE [B].
Recomendación 25
Tratamiento de las infecciones en la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
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Procedimientos de salvación
La salvación de la extremidad después de la revascularización se define como la
conservación parcial o íntegra del pie. Después del procedimiento de
revascularización se debe intentar salvar el pie siempre que sea posible. Se ha
sugerido un período de espera mínimo de 3 días para disponer del tiempo suficiente
para restaurar la perfusión y para que aparezca la línea de demarcación.
El grado de circulación adecuado, el alcance de la eventual infección y la función
conservada del pie son factores a considerar cuando se escoge el procedimiento de
rescate del pie. Estos procedimientos se pueden dividir en dos categorías; la primera
de ellas implica la amputación parcial. En la tabla D4 se muestran los distintos
grados.
La evolución natural de la amputación parcial del pie debe tenerse en cuenta cuando
se escoge el grado de amputación para copar los cambios posteriores en la fuerza
mecánica y en la presión que soportará el pie. Por ejemplo, una amputación del
hallux o una amputación parcial del primer radio aumentan el vector de fuerza
resultante sobre el segundo radio (a través de la diáfisis del metatarso). Este
aumento en la fuerza que atraviesa el segundo radio puede provocar una
contractura del segundo dedo del pie y generar un aumento de la presión en la zona
situada por debajo de la cabeza metatarsiana y en la pulpa distal del dedo. Estos
cambios de presión requieren modificaciones adecuadas del calzado y de las
plantillas para evitar complicaciones podológicas. Un gran porcentaje de pacientes
con amputación del dedo gordo y/o del primer radio deben someterse a una segunda
amputación en el mismo pie o en el contrario.
La amputación de los dedos y radios laterales (cuarto y quinto dedos) no causa el
mismo aumento de la fuerza mecánica y la presión en los dedos adyacentes descrita
arriba. Por tanto, las consideraciones sobre las modificaciones del calzado y de la
plantilla son distintas con este escenario.
Cuando están afectados varios radios medios o la isquemia afecta a las
proximidades de las cabezas metatarsianas y se encuentra alejada de la articulación
tarso-metatarsiana, debe considerarse una amputación del pie medio. Una
amputación transmetatarsiana proporciona un muñón adecuado para caminar con
mínimas modificaciones del calzado y de la plantilla.
La segunda categoría de salvación del pie implica el desbridamiento de las heridas, incluida
la excisión de hueso. Estos procedimientos permiten que el pie mantenga su aspecto
exterior intacto, a la par que se modifica la arquitectura interna que está provocando un
aumento de la presión. Los otros procedimientos de rescate que pueden usarse en el pie
revascularizado son la exostectomía, la artroplastia, la excisión de la cabeza metatarsiana y
la calcanectomía.
Control de la diabetes y tratamiento de las comorbilidades
Como en todos los pacientes diabéticos, los pacientes con ICE concurrente deben
tener un buen control glucémico. Los pacientes diabéticos con una úlcera pedia
neuroisquémica presentan a menudo un estado de salud general malo. Los factores
que pueden afectar negativamente la cicatrización de las heridas como la
insuficiencia cardiaca o un estado nutricional deficiente deben ser evaluados y
tratados adecuadamente.
Recomendación 26
S66
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· Los pacientes con ICE que sufren una ulceración en el pie requieren
una atención multidisciplinar para evitar la pérdida de la extremidad [C].
D7.5 Amputación
La amputación mayor (por encima del tobillo) en la ICE es necesaria y está indicada
cuando existe una infección muy grave que amenaza la vida del paciente, cuando el
dolor en reposo no se puede controlar, o cuando la necrosis ha destruido el pie. Con
estos criterios en la mano, el número de amputaciones mayores del pie debería ser
limitado.
La amputación primaria se define como la amputación de la extremidad inferior
afectada por la isquemia sin intentos previos de revascularización. La amputación se
considera el tratamiento primario de la isquemia de la extremidad inferior sólo en
casos particulares. La arteriopatía irreconstruible se debe generalmente a la
naturaleza progresiva de la enfermedad oclusiva aterosclerótica subyacente.
S67
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Recomendación 27
Decisiones de amputación en la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
- La decisión de amputar y la elección del nivel deben tener en cuenta las
posibilidades de cicatrización, de rehabilitación y recuperación de la calidad de
vida (C).
S68
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S69
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Recomendación 28
Uso de prostanoides en la isquemia crítica de la extremidad (ICE)
- Estudios previos con prostanoides en ICE sugieren una mejora de la curación
de las úlceras isquémicas y la reducción de las amputaciones (A).
- No obstante, estudios recientes no avalan el beneficio de los prostanoides en
la promoción de la supervivencia sin amputación. (A)
- No existen otros tratamientos farmacológicos que puedan recomendarse
para el tratamiento del ICE (B).
D8 ECONOMÍA DE LA SALUD
Los estudios publicados sobre el coste del tratamiento de la ICE presentan datos de
revascularización quirúrgica, angioplastia transluminal percutánea (ATP) y
implantación de endoprótesis vasculares (stents), y amputación primaria.162-166
Sea cual sea el tratamiento considerado, los costes se multiplican entre dos y cuatro
veces cuando el procedimiento inicial fracasa, por ejemplo una angioplastia que
requiera un injerto cruzado inmediato o tardío, una derivación vascular que exija una
revisión después de la trombosis o una amputación secundaria, y cuando existan
comorbilidades renales o pulmonares u otras complicaciones. Los resultados
concuerdan en distintos países, aunque los costes de los diversos procedimientos
varían. El orden de magnitud para el coste de la ATP es de 10 000 dólares (20 000
si el procedimiento fracasa inicialmente o después), el coste de la revascularización
es de 20 000 dólares (40 000 si se necesita su revisión), y el de la amputación de
40 000. La rehabilitación suele duplicar los costes.
S70
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
reducir el dolor, pero los amputados pueden tener una esperanza de vida todavía
más reducida. El tratamiento médico que modifica favorablemente el riesgo
cardiovascular es recomendable para todos los pacientes, mientras que el
tratamiento sintomático de la extremidad debe ser personalizado.
Estudios preliminares de transferencia génica realizados con ADN plasmídico
desnudo que contenía la secuencia del phVEGF165 e inyectado por vía intramuscular
han arrojado resultados esperanzadores en los síntomas de ICE,167 pero otros han
dado resultados negativos. Varios estudios están utilizando vectores virales para
aumentar la eficacia de la transferencia génica. Aparte del factor de crecimiento del
endotelio vascular (VEGF), el factor de crecimiento de fibroblastos (FGF), la
angiopoyetina y otros factores de crecimiento son objeto de estudio.168 Estudios
preliminares de la inyección intramuscular de células mononucleares de médula
ósea autóloga para estimular el crecimiento vascular169 han ofrecido resultados
prometedores. La mayoría de los estudios están en fase I ó II y el uso adecuado de
la terapia génica en la medicina vascular debe ser probado.
En conclusión, existen algunos indicios poco fundados de que la estimulación
espinal puede mejorar los resultados de los pacientes con ICE cuando la
revascularización no es posible. El tratamiento con prostanoides también puede ser
útil; no obstante, sólo un pequeño porcentaje de pacientes responde al tratamiento,
como se ha mencionado. Los resultados de otros tratamientos farmacológicos distan
mucho de ser buenos.170,171 La terapia génica ha mostrado una eficacia inicial
esperanzadora pero se necesitan más estudios.
Traumatismo
Aneurisma periférico con émbolo o trombosis
Embolia
S71
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Trombosis de reconstrucción
Trombosis nativa
E2 EVALUACIÓN
S72
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E2.1.2 Exploración física. Los síntomas y signos de IAE pueden ser cinco:
Recomendación 29
Evaluación de la isquemia aguda de la extremidad (IAE)
S73
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Recomendación 30
Casos de presunta isquemia aguda de la extremidad inferior (IAE)
- Los pacientes con una presunta IAE deben ser evaluados inmediatamente
por un especialista. Éste deberá tomar una decisión sin tardanza y practicar la
revascularización si es preciso ya que en cuestión de horas se pueden
producir lesiones nerviosas y musculares irreversibles [C].
Categoría I Viable
Categoría II En riesgo
Categoría III Inviable*]
S74
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Las dolencias que pueden causar o confundirse con una oclusión arterial aguda se
enumeran en la Tabla E2.
Traumatismo o disección arterial
El traumatismo arterial manifiesto no es difícil de diagnosticar pero el traumatismo
yatrógeno, especialmente el resultante de un cateterismo arterial reciente, pasa a
menudo desapercibido. El traumatismo arterial debe considerarse en todos los
pacientes hospitalizados sometidos a un diagnóstico o tratamiento cruento que
presenten oclusión de la arteria femoral.
Las disecciones de la aorta torácica pueden avanzar distalmente o afectar a la aorta
abdominal y también a una arteria ilíaca. El desgarro interescapular o la raquialgia
asociada con la hipertensión podrían apuntar a una disección de la aorta torácica,
pero éstos pueden ser enmascarados por otros episodios y por la incapacidad del
paciente para ofrecer una buena anamnesis. La disección debe contemplarse
cuando nos enfrentemos a una oclusión ilíaca unilateral o bilateral aguda.
Ergotismo
El ergotismo es raro. Puede afectar a la práctica totalidad de las arterias y puede
progresar hasta generar una trombosis, pero raramente pone en peligro la
extremidad amenazada.
Arteriopatía por VIH
Los pacientes portadores del VIH y afectados por una inmunodepresión severa con
un recuento de linfocitos CD4 inferior a 250/cm3 pueden sufrir una isquemia aguda
en las extremidades superiores o inferiores. Esta entidad afecta a las arterias
distales con una infiltración celular aguda y crónica en los vasa vasorum y con
proteína viral en los linfocitos. Algunas veces se halla un foco hipercoagulable, pero
básicamente la oclusión aparece debido a la vasculopatía subyacente. Los
tratamientos estándar incluyen la trombectomía, derivación vascular y trombolisis,
con índices de reoclusión y amputación relativamente altos.
AP aguda
S75
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*Dos de las tres dolencias (trombosis venosa profunda, neuropatía) que pueden confundirse con la
oclusión arterial suelen presentar pulsos arteriales, salvo si existe una arteriopatía periférica crónica
oculta que precede al episodio agudo. El gasto cardíaco reducido acentúa la isquemia arterial crónica
en términos de síntomas y signos físicos.
S76
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
cianótico” por el aspecto de las lesiones cianóticas y dolorosas que aparecen en los
dedos de los pies de los pacientes afectados, los órganos más proximales como
riñones, intestino y páncreas también pueden verse afectados por los ateroémbolos.
Segmento arterial trombosado
Los pacientes con segmentos arteriales trombosados presentan a menudo
aterosclerosis en la zona afectada por la trombosis. Pueden tener antecedentes de
claudicación y la extremidad contralateral presenta con frecuencia una circulación
anómala. Algunos estados de hipercoagulación como el síndrome de anticuerpos
antifosfolípidos o la trombocitopenia inducida por heparina también pueden causar
trombosis in situ, y estos deben tenerse en cuenta en los pacientes que no
presentan otros factores de riesgo manifiestos de arteriopatía.
Injerto de derivación arterial trombosado
Los pacientes con injertos de derivación arteriales trombosados presentan
antecedentes de vasculopatía, incisiones en la extremidad inferior de intervenciones
quirúrgicas previas y un injerto trombosado que es posible visualizar con ecografía
Doppler doble.
Síndrome compartimental
Véase el apartado E3.7.1
E.2.2 Estudios de la isquemia aguda de la extremidad
Los pacientes con IAE deben ser evaluados del mismo modo que los pacientes con
síntomas crónicos (véase el apartado G) pero la gravedad y la duración de la
isquemia en el momento de la presentación raramente permiten hacerlo desde el
principio. Todos los pacientes con isquemia aguda deberían someterse a
exploraciones con técnicas de imagen, aunque su estado clínico y el acceso a los
recursos médicos adecuados pueden impedirlo.
E2.2.1 Otras pruebas de laboratorio ordinarias. Los pacientes con IAE deben ser
sometidos a las siguientes pruebas de laboratorio: electrocardiograma, bioquímica
estándar, hemograma completo, tiempo de protrombina, tiempo de tromboplastina
parcial y nivel de creatina fosfocinasa. Los pacientes con sospecha de estado
hipercoagulable necesitarán estudios adicionales para detectar anticuerpos
anticardiolipina, una concentración alta de homocisteína o anticuerpos contra el
factor IV plaquetario.
E.2.2.2 Técnicas de imagen – arteriografía. La arteriografía es sumamente útil
para localizar las obstrucciones y visualizar el árbol arterial distal. También permite
diferenciar los pacientes que podrán obtener un mayor beneficio del tratamiento
percutáneo, de la embolectomía o de los procedimientos de revascularización
abiertos.
En la isquemia grave que pone en riesgo la supervivencia de la extremidad, una
decisión importante es la de si retrasar la ejecución de una angiografía formal en un
centro angiográfico resulta tolerable. La angiografía es más conveniente cuando el
cateterismo terapéutico es una opción.
E2.2.3 Otras técnicas de imagen. Angiotomografía / Angiorresonancia magnética.
La angiotomografía (AT) y la angiorresonancia magnética (ARM) se pueden usar en
el ámbito de la IAE para diagnosticar y delimitar el alcance de la enfermedad. La RM
de la vasculatura puede ser engorrosa y larga, con la consiguiente demora en el
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Recomendación 31
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Anticoagulación
Doppler α
Contraindicaciones relativas
1. Reanimación cardiopulmonar en los 10 días previos.
2. Cirugía mayor no vascular o gran traumatismo en los 10 días previos.
3. Hipertensión no controlada (sistólica > 180 mm Hg o diastólica > 110 mm Hg).
4. Punción en un vaso no compresible.
5. Tumor intracraneal.
6. Cirugía oftálmica reciente.
Contraindicaciones menores
1. Insuficiencia hepática, sobre todo con coagulopatía.
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2. Endocarditis bacteriana.
3. Embarazo.
4. Retinopatía proliferativa diabética activa.
Estas contraindicaciones se establecieron para la trombolisis sistémica. El perfil de seguridad
notablemente mejorado de la trombolisis regional es reconocido, y el beneficio-riesgo de la trombolisis
regional en varias de las afecciones indicadas depende estrechamente de la práctica/experiencia de
cada médico. La única contraindicación en el estudio TOPAS era el embarazo.
E3.2 Cirugía
E3.2.1 Indicaciones. La revascularización inmediata está indicada para la
extremidad inferior afectada por una isquemia profunda (clase IIb) (Tabla E1).
También puede plantearse en los pacientes con carencia sensorial y motora
profunda de muy corta duración, ya que la revascularización realizada pocas horas
después de la aparición de los síntomas graves puede propiciar una recuperación
notable; más allá de este lapso de tiempo son inevitables las lesiones
neuromusculares importantes. El método de revascularización (cirugía abierta o
endovascular) puede diferir dependiendo de la localización anatómica de la oclusión,
la etiología de la IAE, las contraindicaciones para el tratamiento abierto o
endovascular y la práctica local. Hasta ahora la urgencia del tratamiento convertía a
la cirugía en la opción escogida en muchos casos, pero los recientes avances
metodológicos en el tratamiento endovascular y el reconocimiento de que la mejora
de la circulación precede significativamente a la permeabilidad con esta estrategia,
han hecho perder relevancia al factor tiempo en los casos en los que se dispone de
un equipo endovascular preparado.
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Recomendación 32
Arteriografía de finalización
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E3.6 Amputación
La amputación en IAE puede complicarse por la hemorragia provocada por el
aumento de la prevalencia de anticoagulación concomitante. Además, el lugar de
amputación suele ser más proximal, ya que el gemelo suele estar afectado. La
relación de la amputación por encima y por debajo de la rodilla es de 4:1 comparada
con la relación 1:1 observada habitualmente en la isquemia crítica. La incidencia de
amputación mayor alcanza hasta el 25%. Una evaluación más detallada revela que
hasta el 10%-15% de los pacientes cuya extremidad se consideraba salvable y que
se sometieron a tratamiento acabaron por necesitar de la amputación mayor, y que
el 10% de los pacientes con IAE eran casos insalvables.
E3.7 Complicaciones del postoperatorio inmediato
E3.7.1 Lesiones por reperfusión. Síndrome compartimental.
La fasciotomía después de una revascularización satisfactoria por IAE resultó
necesaria en el 5,3% de los casos registrados en Estados Unidos en el período
1992-2000. En los casos supuestamente más graves, intervenidos en hospitales de
atención especializada, la fasciotomía alcanza el 25%.177 La reperfusión de la
extremidad comporta un aumento de la permeabilidad capilar que ocasiona un
edema local e hipertensión compartimental. Esto desemboca en una obstrucción
regional de las vénulas, disfunción nerviosa y, eventualmente, en una obstrucción
capilar y arteriolar y en infarto muscular y neural. La sintomatología clínica incluye un
dolor desproporcionado para los signos físicos, parestesia y edema. En estos casos
se pueden medir las presiones compartimentales; las presiones ≥ 20 mm Hg son una
clara indicación para la fasciotomía. El compartimento anterior suele ser el implicado
con más frecuencia, pero la pérdida de funcionalidad más acusada se produce
cuando está afectado el compartimento posterior profundo, en el que se localiza el
nervio tibial.
Recomendación 33
Tratamiento de elección para el síndrome compartimental
· En caso de sospecha clínica de síndrome compartimental, el tratamiento
de elección es una fasciotomía de cuatro compartimentos [C].
Rabdomiolisis
La mioglobinuria se observa hasta en el 20% de los casos. La mitad de los pacientes
con niveles de creatina-cinasa > 5000 unidades/l desarrollan una insuficiencia renal
aguda. La mioglobina en orina > 1142 nmol/l (> 20 mg/dl) también predice una
insuficiencia renal aguda. La fisiopatología implica necrosis tubular por los
precipitados de mioglobina (favorecida en una orina ácida), necrosis tubular debida a
la peroxidación de lípidos y la vasoconstricción renal (exacerbada por el
desplazamiento de líquidos hacia el compartimento muscular dañado). Los rasgos
clínicos incluyen orina oscura, elevación de la creatina-cinasa sérica y prueba de la
mioglobina en orina positiva. El tratamiento consiste básicamente en hidratación,
alcalinización de la orina y eliminación de la fuente de mioglobina. El manitol y la
plasmaféresis no han demostrado beneficios.
E4 Resultados clínicos
S84
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E4.1 Sistémicos/extremidad
La mortalidad por IAE oscila entre el 15%-20%. La causa de la muerte no se indica
en la mayoría de series y de estudios aleatorizados. Las principales morbilidades
incluyen hemorragia grave que exige transfusión y/o intervención quirúrgica en el
10%-15% de los casos, amputación mayor hasta en el 20%, fasciotomía en 5%-25%
e insuficiencia renal hasta en 20%. Los resultados funcionales no se han estudiado
hasta el momento.
La mejora de la circulación arterial es relativamente sencilla de evaluar ya que la
enorme mayoría de los pacientes con IAE no presentan señales Doppler en el pie en
el momento de su aparición o muestran un índice tobillo-brazo (ITB) ≤ 0,20. Por
consiguiente, cualquier mejora postoperatoria de estos parámetros se puede
considerar satisfactoria.
E4.2 Atención durante el seguimiento
Todos los pacientes deben recibir heparina durante el período postoperatorio
inmediato. A ésta debe seguir warfarina durante 3-6 meses o más. Los pacientes
con tromboembolia necesitarán tratamiento anticoagulante a largo plazo, durante
años o de por vida. No obstante, no existen unas directrices claras en lo que
respecta a la duración del tratamiento. El riesgo de isquemia recurrente de la
extremidad en los estudios aleatorizados fue elevado durante el tiempo de
seguimiento.174,178,179 Por consiguiente la administración prolongada de warfarina es
una estrategia adecuada, a pesar del riesgo acumulativo de hemorragia. Es
importante buscar la fuente de embolia después de la revascularización, ya sea
cardíaca o arterial, aunque en muchos casos no será posible identificarla.
Por supuesto, si la anticoagulación prolongada está contraindicada debido a factores
de riesgo hemorrágicos, se debe considerar el tratamiento con antiagregantes
plaquetarios. Deben facilitarse los tratamientos sistémicos adecuados según se
indica arriba (véase el apartado B).
E6 TRATAMIENTO FUTURO
APARTADO F – REVASCULARIZACIÓN
S85
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
F1 LOCALIZACIÓN DE LA ENFERMEDAD
Con formato
Recomendación 34
Con formato
Mediciones de la presión intraarterial para evaluar la estenosis
· Si existen dudas sobre el significado hemodinámico de una enfermedad
aortoilíaca parcialmente oclusiva, se debería evaluar utilizando mediciones de la
presión intraarterial a través de la estenosis en reposo y con hiperemia inducida
[C].
En general, la evolución de la revascularización depende del alcance de la
enfermedad en el árbol arterial subyacente (flujo aferente, flujo eferente y tamaño y
longitud del segmento enfermo), del grado de la enfermedad sistémica (afecciones
asociadas que pueden afectar a la esperanza de vida e influir en la permeabilidad
del injerto) y tipo de procedimiento realizado. Los resultados de los estudios clínicos
a gran escala se deben valorar en el contexto de la situación de cada paciente,
teniendo en cuenta todas las enfermedades asociadas a la hora de decidir el
tratamiento a recomendar en ese sujeto.
Para el tratamiento de los pacientes con isquemia de la extremidad inferior se
pueden utilizar técnicas endovasculares como la angioplastia con balón,
endoprótesis, endoprótesis cubiertas y procedimientos de eliminación de la placa. La
trombolisis y la trombectomía percutánea se describen en el apartado sobre
isquemia aguda de la extremidad. Las opciones quirúrgicas incluyen una derivación
autógena o sintética, endarterectomía o un procedimiento híbrido intraoperatorio.
El resultado de los procedimientos de revascularización depende de los factores
clínicos y anatómicos. La permeabilidad después de la angioplastia transluminal
percutánea (ATP) es mayor en el caso de las lesiones situadas en la arteria ilíaca
común y disminuye progresivamente en las lesiones que afectan a vasos más
distales. Los factores anatómicos que afectan a la permeabilidad son la intensidad
S86
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
Con formato
Recomendación 35
Elección entre técnicas con resultados equivalentes a corto y a largo plazo.
· En una situación en la que la revascularización endovascular y la cirugía de
reparación o derivación abierta de una lesión específica que provoca síntomas de
arteriopatía periférica consiguen una mejoría de los síntomas equivalente a corto
y a largo plazo, se deben utilizar en primer lugar las técnicas endovasculares [B].
F1. 1. Clasificación de las lesiones
Si bien las lesiones específicas estratificadas en los siguientes esquemas de
clasificación TASC se han modificado con respecto a las directrices originales TASC
para recoger los inevitables avances tecnológicos, los principios que subyacen tras
la clasificación se mantienen sin modificaciones. Por tanto, las lesiones "A"
representan aquellas que en consiguen unos resultados excelentes con medios
endovasculares y que deberían ser tratadas con ellos; las lesiones "B" ofrecen
resultados suficientemente buenos con los métodos endovasculares que hacen que
este abordaje aún siga siendo el preferido en primer lugar, a menos que se requiera
una revascularización abierta para tratar otras lesiones asociadas en la misma zona
anatómica; las lesiones "C" consiguen resultados lo suficientemente mejores a largo
plazo con la revascularización abierta por lo que los métodos endovasculares sólo
deberían usarse en pacientes de riesgo alto en la intervención abierta; y las lesiones
"D" no consiguen resultados suficientemente buenos con los métodos
endovasculares como para justificarlos como tratamiento primario. Por último,
conviene saber que la mayoría de las AP que requieren una intervención se
caracterizan por presentar más de una lesión, y en más de un nivel, por lo que estos
esquemas están limitados por la necesidad de centrarse en las lesiones individuales.
F1.2. Clasificación de la enfermedad del flujo aferente (aortoilíaca) (figura F1,
tabla F1)
Con formato
Recomendación 36
Tratamiento de las lesiones aortoilíacas
· Lesiones A y D del TASC: el tratamiento endovascular es el tratamiento de
elección de las lesiones de tipo A y la cirugía es el tratamiento de elección en las
lesiones de tipo de D [C].
· Lesiones B y C del TASC: el tratamiento endovascular es el tratamiento preferido
de las lesiones de tipo B y la cirugía es el tratamiento preferido para los pacientes
de riesgo favorable que presentan lesiones de tipo C. A la hora de establecer las
recomendaciones del tratamiento de las lesiones de tipo B y C hay que tener en
cuenta las enfermedades asociadas, la preferencia de un paciente perfectamente
informado y las tasas de éxito a largo plazo del servicio de cirugía local [C].
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[Figura F1. Clasificación del TASC de las lesiones aortoilíacas. AIC, arteria ilíaca
común; AIE, arteria ilíaca externa; AFC, arteria femoral común; AAA, aneurisma
aórtico abdominal.
Lesiones de tipo A
· Estenosis unilateral o bilateral de la AIC
· Estenosis unilateral o bilateral aislada corta (£ 3 cm) de la AIE
Lesiones de tipo B
· Estenosis corta (£ 3 cm) de la aorta infrarrenal
· Oclusión unilateral de la AIC
· Estenosis única o múltiple que afecta en total a 3-10 cm de la AIE y que no se extiende hasta la
AFC
· Oclusión unilateral de la AIE que no afecta al origen de la arteria ilíaca interna o de la AFC
Lesiones de tipo C
· Oclusiones bilaterales de la AIC
· Estenosis bilaterales de la AIE que miden entre 3 y 10 cm de largo, que no se prolongan hasta la
AFC
· Estenosis unilateral de la AIE que se extiende hasta la AFC
· Oclusión unilateral de la AIE que afecta al origen de la ilíaca interna o de la AFC
· Oclusión unilateral de la AIE con una calcificación importante con o sin afectación del origen de la
ilíaca interna o de la AFC
Lesiones de tipo D
· Oclusión aortoilíaca infrarrenal
· Enfermedad difusa que afecta a la aorta y a ambas arterias ilíacas, que requiere tratamiento
· Estenosis múltiple difusa que afecta unilateralmente a la AIC, a la AIE y a la AFC
· Oclusiones unilaterales de la AIC y AIE
· Oclusiones bilaterales de la AIE
· Estenosis ilíaca en pacientes con AAA que requieren tratamiento y que no son candidatos a la
colocación de una endoprótesis u otras lesiones que requieren cirugía aórtica o ilíaca abierta ]
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[Figura F2. Clasificación del TASC de las lesiones femoropoplíteas. AFC, arteria
femoral común, AFS, arteria femoral superficial.
Lesiones de tipo A
Estenosis aislada £ 10 cm de longitud
Oclusión aislada £ 5 cm de longitud
Lesiones de tipo B
Lesiones múltiples (estenosis u oclusiones), cada una de ellas £ 5 cm
Estenosis u oclusión aislada < 15 cm que no afecta a la arteria poplítea por debajo de la rodilla
Lesiones aisladas o múltiples en ausencia de vasos tibiales permeables que mejoren el flujo aferente
de una derivación distal
Oclusión fuertemente calcificada < 5 cm de longitud
Estenosis poplítea aislada
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Lesiones de tipo C
Estenosis u oclusiones múltiples que afectan en total > 15 cm con o sin calcificación importante
Estenosis u oclusiones recurrentes que necesiten tratamiento después de dos intervenciones
endovasculares
Lesiones de tipo D
Oclusiones crónicas totales de la AFC o de la AFS (> 20 cm, que afectan a la arteria poplítea)
Oclusión crónica total de la arteria poplítea y de la zona proximal de los vasos de la trifurcación]
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Tabla F3. Tasa de éxito estimada de la angioplastia de la arteria ilíaca a partir de las
medias ponderadas (intervalo) de publicaciones sobre 2222 extremidades.
Permeabilidad primaria
% de Éxito técnico 1 año 3 años 5 años
claudicación
76% (81-94) 96% (90-99) 86% (81-94) 82% (72-90) 71% (64-75)
[Figura F3. Derivación bilateral desde la aorta abdominal infrarrenal hacia ambas
arterias femorales.]
[Figura F4. Derivación axilo(bi)femoral.]
[Figura F5. Derivación femoral cruzada.]
Los factores que predicen un resultado satisfactorio son una longitud más corta de la
oclusión y un número menor de vasos tratados. Las complicaciones (con una tasa
del 2,4%-17%, dependiendo de la definición) se pueden tratar con técnicas
endovasculares o quirúrgicas y el fracaso de la angioplastia no impide la utilización
posterior de una derivación.
Sigue siendo motivo de controversia la realización de una ATP infrapoplítea con
endoprótesis en pacientes con CI para mejorar el flujo eferente y para aumentar la
permeabilidad de la ATP, endoprótesis y cirugía de derivación proximales. No hay
evidencias suficientes que permitan recomendar la ATP con endoprótesis
infrapoplítea en pacientes con claudicación intermitente.
F3.3 Tratamiento quirúrgico de la arteriopatía oclusiva infrainguinal
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Recomendación 38
Arteria aferente para una derivación femoral distal
· Cualquier arteria, con independencia de su nivel (es decir, no sólo la arteria
femoral común), puede servir como arteria aferente de una derivación distal,
siempre que no se comprometa el flujo hacia esa arteria ni el origen del injerto
[C].
Con formato
Recomendación 39
Vaso eferente de una derivación femoral distal
· En una derivación femorotibial, se debería utilizar como vaso eferente la arteria
distal menos enferma que tuviera la mejor situación de vasos distales
permeables (run-off) hacia el tobillo o el pie, con independencia de su
localización, siempre que exista una vena idónea de una longitud adecuada [C].
F3.3.2. Conducto. Las venas tienen una mejor permeabilidad a largo plazo que el
material protésico en la región infrainguinal (tabla F7). A corto plazo, el PTFE ha
alcanzado resultados casi equivalentes a los obtenidos cuando se utiliza por encima
de la rodilla (figura F6). En un metanálisis se han obtenido resultados mucho menos
satisfactorios con prótesis recubiertas de politetrafluoretileno (PTFE) hacia las
arterias infrapoplíteas (permeabilidad a 5 años: primaria, 30,5%, secundaria,
39,7%),204 pero las consecuencias de la oclusión de un injerto protésico pueden ser
más importantes que las de la oclusión de un injerto venoso.205 En un estudio
reciente se cuestionó la idoneidad de utilizar un injerto protésico cuando se dispone
de una vena aceptable con el fin de "salvaguardar la vena". Utilizando esta
estrategia, hasta el 33% de los injertos de derivación secundarios posteriores no
tuvieron una vena adecuada disponible en ese momento. La vena safena larga (que
también se conoce como vena safena mayor), con una configuración tanto invertida
como in situ, ofrece la mejor correspondencia de tamaño y calidad. En su ausencia,
puede utilizarse otro tejido venoso como la vena safena larga contralateral, la vena
safena corta (menor), la vena femoral y una vena del brazo (figura F7). No existen
diferencias en las tasas de permeabilidad entre los injertos venosos in situ e
invertidos. Las diferencias en el resultado dependerán de la indicación de la cirugía,
la calidad de los vasos y las comorbilidades. Todos los injertos venosos alcanzan
resultados mejores que los materiales protésicos.
Con formato
Recomendación 40
Derivación femoropoplítea por debajo de la rodilla y distal
· Una vena safena larga (mayor) adecuada es el mejor conducto para realizar una
derivación femoropoplítea por debajo de la rodilla y distal [C]. En su ausencia,
debería utilizarse otra vena de buena calidad [C].
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oclusión
ATP, angioplastia transluminal percutánea
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Con formato
Recomendación 41
Antiagregantes plaquetarios como farmacoterapia adyuvante después de la
revascularización.
· El tratamiento con antiagregantes plaquetarios debe empezar en el preoperatorio
y continuar como farmacoterapia adyuvante después de un procedimiento
endovascular o quirúrgico [A]. A menos que esté contraindicado en el futuro, este
tratamiento debería continuar indefinidamente [A].
Con formato
Recomendación 42
Programa de vigilancia clínica de los injertos de derivación
· Los pacientes que se someten a la implantación de un injerto de derivación en la
extremidad inferior para el tratamiento de una claudicación o de una isquemia
que amenaza la extremidad deben ser incluidos en un programa de vigilancia
clínica. Este programa debe consistir en:
- Historia del intervalo (nuevos síntomas)
- Exploración vascular de la pierna con palpación de los pulsos proximales, en el
injerto y de vasos eferentes.
- Medición periódica de los índices tobillo-brazo en reposo y, si es posible,
después del ejercicio.
· Los programas de vigilancia clínica se deben aplicar en el periodo postoperatorio
inmediato y a intervalos periódicos posteriormente (normalmente, cada seis
meses) al menos durante dos años [C].
S99
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S100
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
La evaluación rutinaria de los pacientes con arteriopatía periférica (AP) puede incluir
la derivación a un laboratorio vascular. Las mediciones hemodinámicas incruentas
pueden facilitar una evaluación inicial de la localización y gravedad de la arteriopatía,
y su repetición a lo largo del tiempo permite conocer la evolución.
Las mediciones de la PSE y el RVP sólo tienen una precisión del 85% en
comparación con la angiografía para detectar o localizar lesiones oclusivas
significativas, pero si se usan simultáneamente la precisión ronda el 95%.221 Por
este motivo, estos dos métodos diagnósticos se utilizan conjuntamente para evaluar
la AP. El uso conjunto de la PSE y el RVP garantiza que los pacientes diabéticos
que presentan un grado de calcificación de las arterias suficiente para generar una
PSE falsamente elevada puedan ser reconocidos y evaluados correctamente con el
RVP.
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
G1.3 Presión en los dedos del pie e índice dedo del pie-brazo
Los pacientes con diabetes de larga duración, insuficiencia renal y otros trastornos
que provocan calcificación vascular pueden manifestar arterias tibiales
incompresibles, resultando en presiones sistólicas falsamente elevadas. Las
mediciones en vasos no compresibles se definen como una presión maleolar muy
elevada (p. ej. ≥ 250 mm Hg) o un índice tobillo-brazo (ITB) > 1,40. En estas
circunstancias la medición de las presiones del pie facilita valores precisos de las
presiones sistólicas de la extremidad distal en los vasos que normalmente no se
hacen incompresibles. Un pequeño manguito de oclusión especial se usa
proximalmente en el dedo gordo o en el segundo dedo del pie con un sensor de
flujo, como el usado en la pletismografía digital. La presión de los dedos del pie
suele ser normalmente unos 30 mm Hg inferior a la presión en el tobillo y el índice
dedo del pie-brazo (IDB) se sitúa en < 0,70. La medición de las presiones de los
dedos del pie requiere un laboratorio vascular no invasivo con condiciones
ambientales ordinarias, personal con experiencia y el equipo adecuado para realizar
la medición. Los falsos positivos con el IDB son inusuales. La principal limitación en
los pacientes diabéticos es que las lesiones inflamatorias, las ulceraciones o la
pérdida de tejido presentes en dichos pacientes pueden impedir la medición de la
presión en el dedo gordo y en el segundo dedo.
G2 TÉCNICAS DE IMAGEN
Las técnicas de imagen están indicadas en los casos en que una lesión comprobada
hace recomendable practicar alguna forma de revascularización (endovascular o
quirúrgica abierta). La discapacidad del paciente y las limitaciones funcionales
provocadas por la afectación de la capacidad deambulatoria pueden ser el principal
factor determinante para decidir la revascularización. Ésta se considera en términos
de distancia de claudicación y de repercusión en los hábitos cotidianos, así como de
independencia y de capacidad para cuidarse de sí mismo. En los casos de isquemia
crítica de la extremidad (ICE), las técnicas de imagen y la revascularización son
obligadas, siempre que las contraindicaciones no impidan llevar a cabo una
intervención quirúrgica o endovascular.
El coste y la morbilidad asociados a la ecografía Doppler doble y a otros métodos
incruentos son mucho menores que la angiografía invasiva. Asimismo, la aparición
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
Recomendación 43
Indicaciones y métodos para localizar lesiones arteriales
· Los pacientes con claudicación intermitente que siguen experimentado
limitaciones en su calidad de vida después de un tratamiento médico
adecuado (rehabilitación física y/o farmacoterapia) o los pacientes con
isquemia crítica de la extremidad pueden ser candidatos a la
revascularización si cumplen estos criterios: (a) detección de una lesión
apropiada para la revascularización; (b) el paciente no tiene
contraindicaciones sistémicas para el procedimiento; y (c) el paciente
desea someterse a este tratamiento [B].
· Se puede conocer la localización inicial de la enfermedad con medidas
hemodinámicas, incluidas las presiones segmentarias de la extremidad
inferior o el registro del volumen de pulso [B].
· Cuando la localización anatómica de las lesiones oclusivas arteriales
resulte necesaria para la toma de decisiones, se recomiendan las
siguientes técnicas de imagen: ecografía Doppler doble,
angiorresonancia magnética y angiotomografía computerizada (según la
disponibilidad local, experiencia y coste) [B].
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
exploración
prolongada y
un volumen de
radiación
sustancial.
ATM Moderada Moderado Imagen rápida El calcio causa Insuficiencia renal
Nefropatía por Resolución de un artefacto Alergia al
medio vóxel por blooming contraste
contraste submilimétrica Los
Exposición a Información segmentos
radiación volumétrica con
3D de los endoprótesis
cortes axiales son difíciles de
Morfología de ver.
placas
ARM Moderada Nulo Modalidad de Las Los dispositivos
imágenes 3D endoprótesis intracraneales,
verdadera; causan estimuladores
permite artefactos, espinales,
construir pero las marcapasos,
planos y aleaciones de implantes
orientaciones nitinol cocleares, y los
infinitos. producen un clips y
Morfología de artefacto derivaciones
placas de los mínimo. intracraneales son
segmentos contraindicaciones
proximales absolutas.
con
secuencias
adicionales.
El calcio no
provoca
artefactos.
Eco Amplia Nulo Información Depende del Ninguna
Doppler hemodinámica operador y
doble requiere
mucho tiempo
obtener
imágenes de
ambas
extremidades
Los
segmentos
calcificados
son difíciles de
valorar
ATM – angiotomografía multicorte; ARM – angiorresonancia magnética.
S107
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
Los siguientes autores han declarado que no poseen intereses: Kevin Bell, Joseph
Caporusso, John Dormandy, Isabelle Durand-Zaleski, Kenneth A. Harris, Kimihiro
Komori, Johannes Lammer, Christos Liapis, Salvatore Novo, Mahmood Razavi, John
Robbs, Nicholaas Schaper, Hiroshi Shigematsu, Marc Sapoval, Christopher White y
John White.
Los siguientes autores han declarado intereses:
- Denis Clement han sido invitados como conferenciantes en congresos y
simposios patrocinados por todas las grandes compañías farmacéuticas.
- Mark Creager es asesor de Bristol Myers Squibb, Sanofi-Aventis,
Genzyme, Sigma Tau y Kos. Recibe apoyo a la investigación de Sanofi-
Aventis y forma parte del departamento de portavoces de la asociación
Bristol-Myers Squibb/Sanofi-Aventis.
- Gerry Fowkes ha recibido apoyo a la investigación y honorarios por
asesoría de Sanofi-Aventis.
- Kenneth Harris ha sido conferenciante de Sanofi-Aventis en el proyecto
TASC.
- William Hiatt ha recibido apoyo a la investigación y forma parte del
departamento de portavoces de la asociación Bristol-Myers Squibb/Sanofi-
Aventis. Ha percibido honorarios de Otsuka Pharmaceuticals y apoyo para
la investigación de Sigma Tau Pharmaceuticals y Kos Pharmaceuticals.
- Michael Jaff ha recibido honorarios en concepto de asesoría de Cordis
Endovascular y forma parte del departamento de portavoces de la
asociación Bristol-Myers Squibb/Sanofi-Aventis.
- Emile Mohler III forma parte del departamento de portavoces de la
asociación Bristol-Myers Squibb/Sanofi-Aventis, Merck, Pfizer y Astra-
Zeneca.
- Mark Nehler ha recibido becas de Sanofi-Aventis y Mitsubishi Pharma, y
regalías de Elsevier.
- Lars Norgren ha recibido honorarios de asesoría como miembro/presidente
de ensayos clínicos y como conferenciante de Mitsubishi Pharma, Sanofi-
Aventis, Schering AG y Merck Santé.
- Robert B. Rutherford actúa como asesor de Endovasc Inc.
- Peter Sheehan ha recibido subvenciones de investigación de Genzyme y
Nissan, y forma parte del departamento de portavoces de la asociación
Bristol-Myers Squibb/Sanofi-Aventis.
- Henrik Sillesen ha recibido honorarios como asesor de Pfizer, Sanofi-
Aventis y Merck. Honorarios por conferenciante de Pfizer, Sanofi-Aventis,
Merck, Astra-Zeneca, Solvay y Bristol-Myers Squibb. Ha recibido apoyo
económico para la investigación de Vivolution, Pfizer, Bristol-Myers Squibb
y Gore.
- Kenneth Rosenfield forma parte del gabinete asesor científico de Abbott,
Boston Scientific, CardioMind, Cordis, ev3 y Medtronic; es asesor de
Abbott, Bard, Endotex, Genzyme, Pathway Medical y Xtent; y es accionista
de CardioMind, Medical Simulation y Xtent. Asimismo, ha recibido
subvenciones educativas y de investigación de Abbott, Accumetrix, Bard,
Boston Scientific, Cordis, The Medicines Co. y Medtronic.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S110
JOURNAL OF VASCULAR SURGERY Norgren y cols.
Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S111
JOURNAL OF VASCULAR SURGERY Norgren y cols.
Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S112
JOURNAL OF VASCULAR SURGERY Norgren y cols.
Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S113
JOURNAL OF VASCULAR SURGERY Norgren y cols.
Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S114
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Volumen 45, Número 1, Suplemento S
S115
JOURNAL OF VASCULAR SURGERY Norgren y cols.
Volumen 45, Número 1, Suplemento S
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