Maldwyn - Sociedad y Cultura 1860-1910

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HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS 1607-1992 Maldwyn A. Jones CATEDRA ‘The Limits of Liberty. American History 1607-1992 ‘Traduccién: Carmen Martinez Gimeno Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el art. 534-bis del Codigo Penal vigente, podrn set castigados ‘con penas de multa y privacion de libertad quienes reprodujeren © plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artistica ica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizaci6n. © Oxford University Press, 1983, 1995 This translation of The Limits of Liberty originally published in English in 1995 is published by arrangement with Oxford University Press Esta traduccion de The Limits of Liberty, originalmente publicada en inglés en 1995, esta publicada por acuerdo con Oxford University Press Ediciones Catedra, 8. A., 1996 + Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Depésito legal: M, 90-1996 LS.B.N.: 84-376-1407-4 Printed in Spain Impreso en Graficas Rogar, $. A. Pol. Ind. Cobo Calleja. Fuenlabrada (Madrid) Cartruto XVII Sociedad y cultura en la era industrial, 1860-1910 ‘TENDENCIAS POBLACIONALES Aunque la poblacién casi se triplicé entre 1860 y 1910, la tasa de crecimiento iba en declive. Hasta 1860 habia aumentado un tercio o mas cada década; a partir de en- tonces, a pesar de la enorme inmigracién, descendié de forma constante. En la déca da de 1901-1910 ya estaba por debajo del 21 por 100, sdlo la mitad de lo que habia supuesto entre 1800 y 1810. Los estadounidenses seguian siendo un pueblo muy fe- cundo —sobre todo los inmigrantes de primera generacién—, pero a partir de 1870 aproximadamente, el indice de natalidad (como en otros paises industrializados) des- cendié de forma progresiva. Las familias de ocho o diez hijos dejaron de ser comu- nes, sobre todo entre las clases dedicadas a los negocios y las profesionales. La causa principal fue el recurso creciente a la contracepcidn, en especial en las clases medias turbanas, a pesar de la condena religiosa y las leyes federales y estatales que prohibian la circulacién de informacién y mecanismos contraceptivos. Ain en 1915, Margaret Sanger, la enfermera neoyorquina que encabez6 el movimiento de control de la na talidad, fue procesada por enviar un folleto sobre este tema por correo. Sin embargo, los efectos de un indice de natalidad decreciente los enmascaraba un descenso atin mayor del indice de mortalidad. Los avances del conocimiento mé- dico, la extensién de la medicina preventiva y curativa, una dieta mas nutritiva y la mejora de las normas de salud publica fueron las principales razones para que descen- diera la mortalidad. Hubo una caida especialmente pronunciada en las muertes pro- ducidas por enfermedades tales como el tifus, la difteria, la escarlatina y la tuberculo- sis, asi como por las infantiles. El crecimiento poblacional no fue uniforme en toda la nacién. Incluso después de que se declarara oficialmente cerrada la frontera en 1890, varios estados del Oeste —sobre todo Washington, Texas, Oklahoma y California— experimentaron aumen- tos muy superiores a la media nacional. Aun asi, el grueso de la poblacién continué concentrada al norte del Ohio y al este del Misisipi —de hecho, la region tenia casi la misma proporcién de poblacién en 1910 que en 1860, un 47 por 100 contra un 55 por 100—, debido a que alli se encontraban las ciudades que ms crecian de la naci6n. (CRECIMIENTO URBANO. En 1860 uno de cada seis estadounidenses ya vivia en la ciudad. Nueva York era Ja tercera ciudad mayor del mundo y Filadelfia era ms grande que Berlin. Pero sdlo tras la guerra civil la ciudad hizo valer sus méritos. Los ferrocarriles, la industria pesa- 297 da y Jos avances tecnoldgicos ayudaron a erigir ciudades y, a su vez, fueron estimula- dos por éstas. El crecimiento urbano estadounidense no tuvo paralelo. En 1900 un tercio de la poblacién ya era urbana y no menos de cuarenta ciudades tenian mas de 100.000 habitantes. A diferencia de muchos paises europeos, los Estados Unidos no poselan ninguna metrpoli, pero Nueva York destacaba, con un crecimiento de poblacin entre 1860 y 1900 de algo mas de un millon a tres millones y medio. Chicago, a pesar de haber sido casi completamente destruida por el gran incendio de 1871, salté al segundo lugar, con una poblacién que ascendié de 100.000 habitan- tes a 1.700.000. Algunas de las antiguas ciudades costeras del Este, como Boston y Baltimore, suftieron un declive relativo, aunque la poblacién de Filadelfia aumento de 560.000 habitantes a 1.300.000. Hubo otros asombrosos ejemplos de crecimiento rapido: Minneapolis pas6 de los 2.500 habitantes a los 200.000; Denver, de casi nin- guno a 134.000; Los Angeles, de 5.000 a 100.000. Hasta 1920 no viviria en las zonas urbanas una mayoria de estadounidenses, pero a partir de 1870 la ciudad se convirtié en la influencia controladora de la vida nacio- nal. Dentro de sus confines iban a encontrarse los contornos del nuevo industrialis- mo: fabricas, hilanderfas, depésitos de ferrocarriles, compaiiias gigantescas e institu ciones inversoras y bancarias. Como taller del asalariado, la ciudad hacia de iman enorme que atraia a la gente de los pueblitos rurales tanto de Estados Unidos como de Europa, Era a la vez el centro de la ciencia y la tecnologia, y la cuna de las artes creativas. Escenificaba las desigualdades de riqueza que habian acabado caracterizan- do la vida americana, creaba nuevas necesidades sociales y ampliaba el mbito de la actividad gubernamental. Proporcionaba el foro para la maquinaria politica y la refor ma civica y, por tltimo, producia un nuevo regionalismo al alinear a las ciudades contra el campo en formas que se reflejaban tanto en la politica nacional como en la estatal. La despoblacién rural complementaba el crecimiento urbano. Aunque casi toda la mitad oriental del pais experimenté una huida de la tierra, el proceso fue mas mar cado en los estados del Atlantico norte. Nueva Inglaterra, incapaz de soportar la com- petencia de las tierras virgenes del Oeste, fue la peor parada. Quienes viajaron por sus Otrora présperos distritos campesinos en la década de 1880, se vieron sorprendidos por el ntimero de granjas abandonadas en las que crecia la hierba, los edificios desrui- dos y los pueblos desiertos. El censo de 1890 contaba el mismo relato de desercién rural, De un total de 1.502 municipios rurales en Nueva Inglaterra, 932 habian perdi- do habitantes durante la década previa, la mayoria en beneficio de las ciudades cerca- nas. Aunque alli era donde mejor podia encontrar empleo la gente del campo despla- zada, el atractivo de la ciudad no era slo econémico. Las luces brillantes también se- ducian. Para las hinchadas mareas de emigrantes europeos, fa ciudad era atin mas una piedra iman. LA NUEVA INMIGRACION En el medio siglo posterior a la guerra civil, la inmigracién excedié los treinta y seis millones, y fue cinco veces mayor que en los cincuenta afios anteriores y tres ve- ces mayor que en los dos siglos y medio previos. Hasta 1880 més o menos, los inmi- grantes provinieron sobre todo del norte y oeste de Europa. A partir de entonces, una mayoria en ascenso —un 85 por 100 ya en 1914— procedia del sur y este de Europa, 298 més en particular de Austria-Hungria, Italia y Rusia. La denominada «nueva inmigra- ciém» Hlevé a los Estados Unidos una sorprendente variedad de tipos desconocidos: polacos, checos y htingaros; finlandeses, ucranianos, croatas, eslovenos y rutenios; ju- dios del este de Europa, portugueses, italianos y griegos; turcos, armenios, sirios y li baneses. (Otra corriente, menor pero atin més extrafia, llegé del otro lado del Pacifi 0; los chinos primero, después, japoneses y filipinos. También hubo movimientos considerables por tierra procedentes de México y Canadé.) La nueva inmigracién del sur y este europeos fue ocasionada por los mismos cam- bios econémicos que habjan afectado con anterioridad al norte y oeste del continen- te: un crecimiento masivo de la poblacién, el derrumbamiento del antiguo orden agricola y la revolucién industrial. Sin embargo, muchos emigraron para evitar el ser- vicio militar obligatorio. Otros huian de la persecucién religiosa, sobre todo los ju- dios rusos, forzados por los pogrom zaristas como los de 1881 y 1904. La transicién de la vela al vapor, ya casi completa en 1870, ayud6 a aumentar el éxodo al eliminar del cruce del Atlantico sus terrores peores. Las compaiiias de barcos de vapor no atra- jeron a los campesinos de sus casas con promesas de trabajos en América bien paga- dos, como alegaron con frecuencia los contemporineos; no sélo era ilegal, sino tam- bién innecesanio. Pero la competencia por los pasajeros de tercera clase sin duda esti mulé la emigracién, sobre todo mediante la expansién del sistema de travesia pagada. En 1901 se estimé que entre un 40 y un 65 por 100 de los inmigrantes viajaban con billetes pagados por amigos y parientes de los Estados Unidos o comprados con di- nero enviado por ellos. En un grado mucho mayor que los grupos inmigrantes anteriores (menos los ir landeses), los nuevos inmigrantes se congregaron en las ciudades industriales. La agri cultura tenia poco atractivo para ellos, ya que carecian del capital para iniciar el cul- tivo y les tentaban los altos salarios que podian obtenerse en las fabricas, minas e hi- landerias. Su preferencia por la vida urbana dio a las ciudades estadounidenses un sabor fuertemente extranjero. Ya en 1910 un tercio de la poblacién de las doce mayo- res ciudades habia nacido fuera y otro tercio lo componian los hijos de los inmigran- tes. Nueva York tenia mds italianos que Napoles, més alemanes que Hamburgo, el do- ble de irlandeses que Dublin y mas judios que toda Europa Occidental. Chicago era aiin mas cosmopolita. Cada grupo de inmigrantes tendié a concentrarse en industrias diferentes: los po- lacos, eslovacos y hiingaros, en la mineria y la industria pesada; los rusos y judios po- lacos, en el comercio de ropa; los italianos, en la construccién o, junto con los por- tugueses y franco-canadienses, en los textiles. En su mayoria, hacian el trabajo mas fuerte, sucio y desagradable. Con frecuencia soportaban largas jornadas, explotacién y condiciones de trabajo peligrosas e insalubres. Algunos de los males mis notorios se encontrarian en la industria de prendas de vestir. Por el sistema de contratacién a destajo que la caracterizaba, hombres, mujeres y nifios trabajaban hasta diecisiete ho- ras al dia en sérdidas habitaciones de alquiler o talleres llenos de vapor y mal ilumi- nados. El terrible incendio del ‘Triangle de 1911, la peor tragedia industrial en la his toria de la parte oriental de Nueva York, en el que se perdieron 146 vidas, atrajo la atencién con retraso hacia estos males y agilizé la intervencién legislativa. Las condi- ciones en las minas y fabricas eran peores en algunos aspectos. Aunque los salarios eran més altos que en Europa, también lo era el indice de accidentes. Los patrones tendian a culpar de los accidentes a la imprudencia e ignorancia de los inmigrantes, peto los verdaderos culpables eran la supervisidn inadecuada y el descuido de las me- 299 IGESI- Institute Colombiann de Estudios Sun lone didas de seguridad. Otro tipo de explotacién, en gran medida limitado a los italianos, era el sistema de padrone. Los recién legados, desconocedores del lenguaje y las con- diciones americanas, agradectan la ayuda de un padrone o patron compatriota para buscar trabajo; pero se encontraban atrapados en un sistema que era casi equivalente ala servidumbre. La pobreza obligaba a la mayoria de los inmigrantes a vivir en los barrios bajos. Toda ciudad estadounidense grande tenia sus distritos inmigrantes prolificos y con- gestionados, pero Lower East Side de Nueva York, con su enorme concentracién de irlandeses, alemanes, judios e italianos, proporcionaba el ejemplo mas famoso. No obstante, las condiciones podian ser tan espantosas en lugares menores. El novelista Frank Norris, al visitar las regiones de antracita durante la huelga de 1902, encontrd a grupos de mineros polacos que vivian en diminutos cuchitriles «no aptos para pe ros» y se admird de que sus ocupantes se contentaran sélo con hacer huelga. No obs- tante, a los inmigrantes les sola resultar menos duro adaptarse a los entonos fisicos que a las pruebas psicolégicas que enfrentaban. En su mayoria gente del campo sim ple, la vida urbana de los Estados Unidos les confundfa y abrumaba. Esto explica por qué cada grupo tendié a ocupar una zona residencial distinta y a trasladarse a otto lu- gar cuando Ilegaban extrafios. Asi se desarrollé un mosaico de barrios étnicos, aun- que el uso de apelativos como «Pequefia Italia» o «Pequefia Alemania» para describir los resultaba erréneo puesto que los inmigrantes se agrupaban en grupos provinciales y no nacionales. Un deseo de preservar su identidad y de encontrar seguridad emo- Gional en la compaiiia de sus semejantes también explica por qué cada grupo inmi- grante establecié sus propias instituciones sociales: escuelas, iglesias, periédicos, socie- dades de ayuda mutua y teatros. A pesar del impacto masivo que tuvieron, los inmigrantes rara vez representaron mis de un tercio de la poblacién de un estado e incluso cuando asi fue, s6lo ocurnié en cortos periodos en estados del Oeste poco poblados y de nueva formacién, como Nevada o Dakota del Norte. En el pais en su conjunto, la proporcién de extranjeros ascendié sdlo de un 13,2 por 100 en 1860 a un 14,7 por 100 en 1910. Incluso cuan- do se cuentan juntos los inmigrantes y sus hijos, nunca sumaron mas de un 35 por 100 de la poblacién total. No obstante, los estadounidenses se fueron sintiendo cada vez més incémodos. Con el cierre de {a frontera ya no era posible creer que en el pais habia sitio para todos. También existia una preocupacién creciente sobre el cambio de cardcter de la inmigracién. La afluencia de bandas abigarradas de extranje- ros que hablaban lenguas extrafias y seguian extrafias costumbres Ilevé a muchos a sospechar que su sociedad estaba sufriendo un cambio radical para peor. Los nuevos inmigrantes provenian de las partes més atrasadas de Europa y eran en general mas pobres, menos preparados y mds analfabetos que los anteriores. La mayorta de ellos, también, eran ajenos a la democracia y el gobierno representativo. Los estadouniden- ses comenzaron a dudar si una gente tan extrafia podria llegar a asimilarse. El prejui- cio y el temor intensificaron la hostilidad nacionalista. Habia una alarma extendida acerca del radicalismo inmigrante, sobre todo después de que se condené a anarquis- tas extranjeros por la bomba de Haymarket en 1886, También existia inquietud por- que los Estados Unidos estuvieran perdiendo su caracter protestante original. El cre- ciente tinte catélico de la inmigracion, la expansion espectacular del sistema de escue Jas parroquiales catdlicas y la importancia en aumento de los politicos irlandeses catélicos contribuyé a que se reavivara el anticatolicismo popular. La Asociacién Pro- tectora Americana (American Protective Association), fundada en 1888 para restrin- 300 gir el poder politico del catolicismo y defender el sistema escolar publico, atizé la his- teria anticatdlica con desenfrenadas habladurias sobre una inminente conquista pa- pal. Ademds aumentaba la hostilidad hacia otro elemento prominente de la nueva in- migraci6n, los judios. Aparecieron en la prensa popular perversas calumnias racistas y caricaturas antisemitas; los judios se vieron cada vez ms excluidos de clubes, hote- ies, lugares de recreo y colegios privados. El movimiento para restringir la inmigracién, que se desarrolld por estas preocupa- ciones, no pretendié ponerla fin, sino establecer controles selectivos para excluir a los indeseables, sobre todo a los que se consideraba inferiores e inasimilables. Los sindica- tos respaldaron la demanda. Consideraban a los recién llegados, con sus niveles de vida inferiores, una amenaza para el trabajador estadounidense y creian erroneamente que la gran mayoria habia sido reclutada como jomnaleros a contrato por patrones es- tadounidenses para romper huelgas y mantener bajos los salarios. Pero la punta de lan- za del movimiento restriccionista fue la Liga para Restringir la Inmigracion (Inmigra- tion Restriction League), fundada en 1894 por un grupo racista de patricios bostonia- nos. Sosteniendo que el elemento «anglosajén» estaba en peligro de ser sumergido por razas inferiores, la Liga hizo una vigorosa campaiia para que se exigiera una prueba de alfabetizacién como medio de excluir a la mayoria de los nuevos inmigrantes. No obstante, una minoria liberal clamorosa se resistié a abandonar la antigua tra- dicién de asilo. Creian que la prueba de alfabetizacion media mas las oportunidades que la capacidad. Estas consideraciones Ilevaron a Cleveland, Taf y Wilson a vetar de forma sucesiva los proyectos de ley al respecto. Con todo, a partir de la década de 1880, las leyes migratorias se hicieron mas complejas y restrictivas. La primera ley federal de 1882 sobre el tema eliminaba a los convictos, lundticos, indigentes y perso- nas que pudieran convertirse en una carga publica. La primera de una serie de Leyes de Exclusién para Chinos se aprobé el mismo ajio. A partir de entonces, la lista de las clases excluidas aumenté de forma sucesiva. En 1907 ya incluia a los obreros contrata- dos, las personas que sufrieran enfermedades contagiosas, poligamos, prostitutas, anar- quistas y personas que abogaran por el derrocamiento violento del gobierno de los Es- tados Unidos. A la isla de Ellis, que reemplazé a Castle Garden en 1892 como lugar de desembarco de los inmigrantes a Nueva York, se le otorgé la tarea de detectar y ex- cluir a los indeseables. En realidad, sélo un 2 por 100 de los llegados resultaron inad- misibles y fueron devueltos a Europa. Pero todos los inmigrantes se vieron sometidos a interrogaci6n y escrutinio, y varios cientos fueron detenidos al afio para su investiga- cidn por periodos variados antes de ser finalmente admitidos en la Tierra Prometida. PROBLEMAS DEL TRANSPORTE, LA SEGURIDAD Y LA SALUD PUBLICA De los muchos problemas originados por el crecimiento urbano, ninguno fue més acuciante que el trinsito rapido. La introduccién de adoquines y asfalto para la pavimentacién en la década de 1880 hizo algo para aliviar la congestion de trifico. La construccién de puentes adecuados sobre las vias fluviales que cruzaban muchas ciu- dades ayudé atin mas. Nueva York, cuyas necesidades eran mayores, se vio muy ali viada por la apertura del puente de Brooklyn en 1883, pero hasta la terminacién de un segundo puente sobre el rfo East —el puente de Williamsburg (1903)— el viaje para entrar o salir de Manhattan no se hizo tolerable. Para la labor de transportar inmensos mimeros de pasajeros diarios que iban y ve- 301 nian del trabajo, las lineas de omnibuses tiradas por caballos que existian eran dema- siado pequefias y lentas. El primer paso adelante fue el ferrocaril a vapor elevado, La ciudad que primero lo utilizé fue Nueva York a comienzos de la década de 1870 y lue- go fue adoptado por otras. Pero su construccién era cara, quitaba luz a las calles y era propenso a duchar a los peatones incautos con aceite y pavesas calientes. La década de 1880 contemplé cémo muchas ciudades adoptaban los tranvias tirados por cable, introducidos por primera vez en San Francisco para superar las cuestas pronunciadas de sus calles. Pero la solucién real lleg cuando el desarrollo de la dinamo hizo del trolebuis eléctrico una propuesta prictica. Mas barato de construir y manejar que el ferrocarzil elevado a vapor y el tranvia tirado por cable, el trolebis eléctrico pronto se convirtié en el principal modo de transporte urbano. En 1890, cincuenta y una cit: dades ya lo habian adoptado y en 1898 los Estados Unidos ya se vanagloriaban de te- ner 24.000 km de linea para su uso. Con el tiempo, los ferrocartiles elevados también se electrificaron. Por tiltimo, siguiendo el ejemplo de Londres y Budapest, Boston (1897) y Nueva York (1904) introdujeron el metro. Adems de facilitar el movimien- to dentro de las ciudades, el transito rapido contribuyé a la expansién de los barrios residenciales periféricos. En 1990 los de Nueva York ya sumaban un millén de perso- nas, casi un tercio de los habitantes de la ciudad. ‘Las nuevas condiciones de la vida urbana necesitaban una mejor iluminacién de la que proporcionaban las débiles lamparas de gas de preguerra. La electricidad, una vez més, facilité la solucién. Las lamparas de arco, inventadas por Charles F. Brush instaladas en 1879 en su ciudad natal de Cleveland, fueron adoptadas de inmediato por otras, aunque la mejora de la camisa de la kimpara de gas hizo que éstas oftecie- ran un serio reto, La mejor iluminacién hizo més seguras las calles por la noche, per mitié que las fabricas trabajaran a todas horas, que las tiendas permanecieran abiertas por mds tiempo y otorg6 un gran estimulo a los teatros y restaurantes. Pero cuando se traté de atajar el problema de la distribucién del alcantarillado y del suministro de agua potable, las ciudades demostraron menos urgencia. Los servicios de alcantarilla- do fueron por detris de las necesidades de una poblacién en rapida expansion. En la década de 1870, la mayoria de las principales ciudades seguian atadas a métodos de saneamiento rurales. Las ciudades riberefias descargaban de forma indiscriminada sus desperdicios en los rios o el mar; Baltimore y Nueva Orleans utilizaban albafiales, Fi- ladelfia y Washington, pozos negros privados. Se dedicé mucho esfuerzo para am- pliar el suministro de agua: el nimero de plantas de agua potable piblicas aumentd mas de cinco veces en la década de 1880, en parte como respuesta a los destructivos incendios de Chicago en 1871 y Boston en 1873. Pero como se presté mayor aten- cién a la cantidad de agua suministrada que a su calidad, la contaminacién por los desechos de las alcantarillas o las industrias fue comtin. Sélo cuando se establecié la conexién entre el agua contaminada y las epidemias de tifus, las ciudades otorgaron al problema mis interés ¢ incluso entonces actuaron lentamente. VENTA AL POR MENOR Y ANUNCIOS La mejora del transporte produjo cambios de largo alcance en los hdbitos de com- pra. Las tiendas del centro de las ciudades ofrecian mayor variedad y precios mas ba- jos que los almacenes antiguos del campo. La innovacién mds sorprendente fueron los grandes almacenes, una conjunto de tiendas especificas bajo un mismo techo. 302 ‘Aunque era una invencién europea y no americana, fue un resultado natural del sis- tema competitivo estadounidense. Como habia pasado con la industria y los ferroca tiles, la lucha por reducir los costes y conseguir los beneficios de la operacion a gran escala produjo una tendencia hacia el crecimiento. Grandes almacenes enormes como Macy’s de Nueva York, Marshall Field’s de Chicago, Wanamaker’s de Filadel- fia lograron el éxito mediante capacidad comercial, espectacularidad y anuncios atre vidos e imaginativos, asi como por su disposicién a preparar exhibiciones para atraer a los nuevos ejércitos de mujeres compradoras. Las casas de venta por correo ofrecieron un reto atin més pronunciado al almacén del campo. Se originaron en la década de 1870, cuando los ferrocarriles comenzaron a ofrecer transporte mas rapido y barato, pero su crecimiento real comenzé con el es- tablecimiento de Ia entrega rural gratuita de correo en 1896 y del servicio de paque- tes postales en 1913. La primera gran casa de ventas por correo fue establecida en Chicago en 1872 por Aaron Montgomery Ward, un viajante que habia visto la opor- tunidad para un establecimiento de ventas al por menor que pudiera vender directa mente a los consumidores por correo y ahorrarles la ganancia del intermediario. Su principal competidor fue Sears Roebuck and Company, fundada en 1886 y estableci- da en Chicago desde 1895. Su catalogo profusamente ilustrado, publicado todos los afios desde la década de 1890, ofrecia una completa variedad de articulos manufactu- rados, desde bicicletas y joyas hasta muebles y armas de fuego. La compra masiva, que explica en buena medida el éxito de las empresas de ven- ta por correo, también fue un rasgo de otra novedad, la cadena de establecimientos. La primera y mayor de éstas fue la Great Atlantic and Pacific Tea Company. Funda- da en Nueva York en 1858 por dos importadores de té de Maine, extendid de forma gradual el émbito de sus productos alimenticios y en 1915 ya superaba las 1.000 filia- les. Un triunfo comparable fue el obtenido por Frank Winfield Woolworth, joven granjero autodidacta del 4rea rural de Nueva York, que abrié su primera «tienda de cinco y diez centavos» en Lancaster (Pensilvania) en 1879 y ya era duefio de més de 1.000 en 1911, cuando F. W. Woolworth Co. se constituy6 en sociedad anénima. Para entonces el numero de cadenas de establecimientos crecia con rapidez, sobre todo las de ropa, zapatos y medicamentos. Gracias a la mejora de sus métodos de ven- ta, a la rotacién répida y a los bajos precios, se hicieron con una considerable propor: cién del mercado al por menor, sobre todo en las ciudades pequeiias. Para distribuir sus productos a escala nacional, los fabricantes y vendedores al por menor utilizaron mucho la publicidad. La cantidad de dinero gastado cada afio en anuncios en los Estados Unidos se cuadruplicé entre 1865 y 1900. Primero los diarios y después las publicaciones periddicas acabaron incluyendo cada vez mas anuncios y obteniendo la mayor parte de sus ingresos de ellos. Ademés, las carteleras, las vallas, los muros ¢ incluso las faldas de las montaiias llevaron mensajes de los anunciantes. Antes de la guerra civil eran éstos quienes redactaban sus textos publicitarios, pero en 1875 la Nation pudo ya destacar que «la preparacién y planificacién de los anun- cios de todas clases ha asumido las proporciones de un negocio en si mismo». Con el surgimiento del publicista, los anuncios cambiaron de caracter. Mientras que antes se habian concebido sdlo para informar a un cliente potencial de la disponibilidad de ciertos bienes y servicios, ahora pretendian persuadirlo de que necesitaba un produc- to dado y de que eligiera una marca determinada. La publicidad hizo algo mas que cambiar los habitos de compra: al explotar toda debilidad y deseo humanos, se con- virtié en uno de los arbitros mas importantes del gusto y los valores sociales. 303 ARQUITECTURA URBANA Y PLANIFICACION La concentracién de empresas en las zonas céntricas de las ciudades presenté pro- blemas para los arquitectos estadounidenses, a la vez que les proporcioné nuevas oportunidades para combinar arte ¢ ingenieria. El resultado fue una forma arquitec tonica caracteristica de los Estados Unidos: el rascacielos. La necesidad de economi- zar suelo debido a los costes elevados, el desarrollo de la construccién con estructu- ras de acero que descargaban el peso de los muros, la invencién del ascensor de pasa- jeros (que funcioné primero por medios hidréulicos y luego, a finales de la década de 1880, mediante electricidad) estimularon la construccién de edificios muy altos. También contribuyeron a ello el teléfono, La luz eléctrica y la arcilla a prueba de fue- go. Gran parte del trabajo pionero sobre los rascacielos se efectué en Chicago en la década de 1880 por un grupo de destacados arquitectos encabezados por Louis H. Sullivan, que después se haria famoso como padre del modernismo en la arquitec- tura. Con su compafiero Dankmar Adler, disefié rascacielos como el Wainwright Building en San Luis (1891) y el Guaranty Building de Buffalo (1895). Pero hasta que la revolucién arquitectonica no se extendié por Nueva York, los rascacielos no sor prendieron la imaginacién popular. El Flatiron Building de veinte pisos, construido en 1902 segiin planos de otro arquitecto de Chicago, Daniel H. Bumham, se convir- tid en un hito debido a su peculiar forma y durante un tiempo fue el edificio mas alto de Nueva York. Pero otros pronto lo sobrepasaron: el Singer Building (1908), de cua- renta y siete pisos, y el Woolworth Building (1913), de sesenta pisos, entre los mis destacados. En las tiltimas décadas del siglo, el parque ptiblico se convirtié en un rasgo pro- minente de Ja vida urbana. Fue en buena medida el logro de un solo individuo, el pionero de los arquitectos paisajistas, Frederick Law Olmsted. Nombrado arquitecto jefe del Central Park de Nueva York en 1858, ejecuté después encargos semejantes en Brooklyn, Chicago, Baltimore y Detroit, y diseiié el sistema de parques de Boston, Hartford y Louisville. Sin embargo, la planificacién urbana, en su sentido mds am- plio, era casi desconocida por completo antes de 1900 y, por ello, las ciudades esta- dounidenses crecieron al azar y por lo general no eran mds que una mezcolanza de estilos arquitectonicos. EL PROBLEMA DE LOS BARRIOS POBRES Con mucho, el peor problema de la expansion urbana, y el que iba a justificar la animadversi6n de Jefferson por la vida citadina, fue el crecimiento de los barrios pobres. Este problema data de finales de la década de 1840, cuando, para acomo- dar la afluencia de inmigrantes en las ciudades portuarias del Este, algunos propie- tarios emprendedores comenzaron a convertir viejas mansiones y almacenes en ha- bitaciones de alquiler y a apifiar edificios provisionales en cada palmo de espacio. Las condiciones se deterioraron atin més con la invencién en 1879 de las «casas de pesas» (dumbbell tenement), asi llamadas por la forma de su planta. Estos barracones siniestros ¢ insalubres, de seis o siete pisos, estaban repletos de habitaciones oscu- ras y diminutas, muchas sin luz, aire 0 saneamiento directos. A pesar de ello, cobi- 304 jaban a cientos de familias y, como no es de sorprender, presentaban las tasas de mortalidad mas elevadas. En 1890 el periodista danés Jacob Riis expuso las terribles condiciones de la vida de los barrios pobres en su clasico estudio How the Other Half Lives. Junto con otros cruzados para lograr una vivienda mejor, consiguid el nom- bramiento de una Comision de Casas de Vecindad que descubrié nuevos horrores y concluyé que en 1900 las condiciones de los barrios pobres eran peores que lo ha- bian sido medio siglo antes, Al afio siguiente se aprobé una amplia ley para reme- diarlo pero, debido a la oposicién de los intereses establecidos, las mejoras fueron lentas. Los barrios pobres de las ciudades eran los principales viveros del delito. Algu- nos de los distritos mds inmundos de Nueva York Ilevaban nombres como «Percha de los Bandidos» y «Callején de los Asesinos». Las bandas que salian de ellos para cometer robos y asaltos, y para librar batallas periédicas con la policfa y con las de- més, no estaban formadas en general por inmigrantes, como se crea popularmen- te, sino por sus hijos estadounidenses. Debido sobre todo a la falta de ley, los deli- tos aumentaron de forma alarmante. En la década de 1880 la poblacién de las pri- siones del pais ascendié hasta un 50 por 100. Alin més preocupante, el indice de asesinatos se cuadruplicé con creces entre 1881 y 1889, ello en un periodo en el que el indice en Europa, que ya era de slo la mitad del de los Estados Unidos, des- cendié de forma constante. La relajacién de la aplicacién de la ley agravo el proble- ma. Aunque las fuerzas de policia urbana habian aumentado, por lo general a un ritmo mas rapido que la poblacién, y se habian introducido unidades de investiga- cin especializadas, la administracién policial a menudo se vio tefiida por la politi- ca municipal corrupta. Ademas, muchos policias estaban aliados con elementos cri- minales. La investigacién Lexow en Nueva York, en 1894, revel6, entre otras cosas, que los nombramientos y ascensos dentro de la policia podian comprarse, que los guardianes de la ley y el orden recogian sobornos mensuales de los jugadores y due- ios de burdeles, y que recibian porcentajes de las ganancias de las prostitutas, car- teristas y ladrones. Cuando los problemas urbanos se multiplicaron, los reformistas de la clase me- dia, en especial la nueva clase de mujeres con formacién, establecieron casas de aco- gida en zonas pobres para proporcionar guia y direccién, y para tender un puente so- bre el abismo que se estaba desarrollando entre las diferentes clases sociales. Toynbee Hall, en el East End de Londres, fundado en 1884 y visitado por muchos trabajado- res sociales estadounidenses, fue su modelo. La primera casa de acogida americana —Neighborhood Guild, en Lower East Side de Nueva York— se abrid en 1886. En 1900 ya habia cerca de un centenar de ellas. La ms famosa fue Hull House, esta- blecida en 1889 por Jane Adams en la calle South Halsted de Chicago, en medio de un suburbio habitado por una poblacién inmigrante poliglota. Ademds de proporcio- nar servicios sociales e instalaciones recreativas, la sefiora Adams y sus colaboradoras trataron de iniciar a los habitantes de los suburbios en las costumbres americanas y, ademis, proporcionarles un sentimiento de pertenencia. Sin embargo, Jane Addams se dio cuenta de que las casas de acogida no solucionaban uno de los problemas ba- sicos. Asi que dedicé cada vez mas energias —como también lo hicieron Florence Ke- Iley, otra pionera de Hull House, y Lilliam D. Wald, que funds el Henry Street Sett- lement en Nueva York en 1883— para hacer campaiias a favor de una vivienda me- jor, condiciones sanitarias mejores, la regulacién de las fabricas explotadoras y la abolicién del trabajo infantil. 305 DIVISION DE CLASES Y MOVILIDAD SOCIAL En las tiltimas décadas del siglo xx, la sociedad estadounidense se estaba polari- zando cada vez mas. En un extremo se encontraba la clase obrera de las fabrricas, for- mada por inmigrantes, y en el otro, una nueva aristocracia corporativa. La Oficina del Censo estimé en 1892 que el 9 por 100 de las familias estadounidenses poseian el7i por 100 de la riqueza del pais. Al afio siguiente el New York Times presenté la lista de 4.047 millonarios. Asi, para ser contado como rico, se necesitaba ser varias veces millonario. No todos ellos vivian de forma extravagante: John D. Rockefeller, por ejemplo, era famoso por su frugalidad. Pero otros se complacian en un esplendor ca- prichoso, construian mansiones palaciegas, empleaban servidores con librea y se di vertian derrochando. En la década de 1880, el abismo entre ricos y pobres ya se refle- jaba en la apariencia fisica de las grandes ciudades. Slo a unas cuantas manzanas de distancia de los atestados barrios pobres de inmigrantes, se erguian las magnificas ca- sas de los principes del comercio, los barones del ferrocarril y Jos banqueros de Wall Street. La Quinta Avenida neoyorquina, la mas espléndida via del pais, poseia el con- junto més impresionante de tales viviendas: sdlo los miembros de la familia Vander- bilt habian construido siete, cada una con un coste de varios millones. Atin mas im- ponentes eran las enormes mansiones, absurdamente llamadas cotages, construidas por los nuevos ricos en el lugar veraniego de moda, Newport, en Rhode Island. Qui- zs la més grandiosa y sin duda la mas cara era la Marble House de William K. Van- derbilt, edificada entre 1889 y 1892. Inspirada en Versalles, contenia cargamentos de pintura renacentista italiana, tapices flamencos y estatuas griegas. La exclusividad social simbolizada por Newport y otros lugares de moda encon- tré muchas otras expresiones. El club de campo exclusivo hizo su debut en Brookli- ne (Massachusetts) en 1882 y en el exquisito barrio de las afueras de Tuxedo Park (Nueva York) en 1886. Aunque se habian establecido internados masculinos segun el modelo de Eton, Harrow o Rugby ya desde la guerra de la revolucién, los ms distin- guidos de ellos, las academias Phillips Exeter y Phillips Andover, slo comenzaron a multiplicarse en la década de 1880. En 1914 ya salpicaban la costa atlantica, con la mayor concentracin en Nueva Inglaterra, cuna de escuelas tan bien conocidas como Groton (1884), Choate (1896) y Kent (1906). Sus productos ponian tono en Harvard, Yale y Princeton, que a su vez se convirtieron en el modelo de las universidades esta- dounidenses para todo, desde la manera de hablar hasta la ropa. Con un cardcter ri gidamente exclusivo, las hermandades universitarias de letras griegas experimentaron tun auge y dominaron la vida del campus. También fue el apogeo de los clubes metro- politanos para hombres, cuyos principales ejemplos fueron los fundados antes de la guerra civil: el Philadelphia Club (1834), el Century de Nueva York (1847) y el Somer- set de Boston (1851). Que las distinciones sociales se agudizaban fue ademés sugeri- do por la inundacién de libros sobre la etiqueta, la nueva prictica de afiadir II] y IV a los nombres propios para indicar la continuidad de la familia y la aparicién (1888) del Social Register de Nueva York, un util indice, aunque no siempre confiable, de la posicién de la clase alta. La busqueda de sélidas raices dio como resultado el furor por la genealogia y la fundacién de un sinfin de sociedades patristicas y hereditarias exclusivas: los Hijos de la Revolucién (1883), las Damas Coloniales (1890), las Hijas de la Revolucion Americana (1890) y la Sociedad de los Descendientes del Mayflo- 306 wer (1894). Sin embargo, los ricos se preciaban sobre todo de asociaciones aristocré- ticas. Asi, Tiffany’s, los famosos joyeros de Nueva York, ofrecian crear el escudo de ar- mas para quienes pudieran pagarlo. También hubo un torrente de matrimonios entre herederas estadounidenses y nobles europeos, uno de los que mas publicidad recibié fue el efectuado en 1895 entre Consuelo Vanderbilt y el noveno duque de Marlbo- rough, ‘Aunque desde siempre habia sido un orgullo americano que la sociedad de los Es- tados Unidos fuera singularmente fluida, el culto al hombre hecho a si mismo alcan- 26 su cima s6lo a finales del siglo xix. Las leidas novelas de Horatio Alger populariza- ron la nocién de que los muchachos pobres de talentos modestos solian alcanzar un sorprendente éxito en los negocios mediante trabajo duro, coraje y suerte. Pero los es- tudios sobre los dirigentes comerciales y financieros estadounidenses han reyelado que una proporcién muy alta habia nacido en la riqueza y el privilegio y que, para ci- tara William Miller, autor de uno de estos estudios, «los muchachos inmigrantes po- bres y los muchachos del campo pobres [que] juntos no constituyen en realidad més de un 3 por 100 de los dirigentes empresariales» de la década de 1900 «siempre han tenido mayor importancia en los libros de historia americana que en la historia ame- ricana». La confirmacién de que la estructura social se estaba haciendo cada vez mas rigida la proporciona la investigacién sobre la movilidad de la clase trabajadora. Asi, en Newburyport (Massachusetts) los trabajadores de cuello azul y sus hijos rara vez se convertian en gerentes o incluso capataces y el tipo mds comuin de movilidad laboral era el paso de un trabajo no cualificado a otro semicualificado, o de éste al cualifica- do. Y aunque en el conjunto del pais s6lo habia un pequefio volumen de movilidad social, los trabajadores blancos nativos tenian mis posibilidades que los inmigrantes y los negros se encontraban a mucha distancia por debajo de ambos. MUJERES, MATRIMONIO Y DIVORCIO Un rasgo muy sefialado del cambio de la escena nacional fue la creciente indepen- dencia de las mujeres. La legislacién amplié los derechos sobre la propiedad de las mujeres casadas, desechando gran parte de la discriminacién del antiguo derecho consuetudinario y otorgando a las mujeres casadas el control sobre sus ganancias y propiedades y el derecho a establecer contratos sin el consentimiento de sus maridos. Ademéds, la industrializacién les proporcioné mayores oportunidades para mantener. se. El ndmero de mujeres trabajadoras aumenté de dos millones en 1870 (15 por 100 de todas las mujeres estadounidenses) a ocho millones en 1910 (21 por 100). Aunque el servicio doméstico, el trabajo fabril y la ensefianza suponjan el grueso de las em- pleadas femeninas, grandes numeros de mujeres se convirtieron en dependientas de tiendas, mecanégrafas, telefonistas, bibliotecarias, libreras y enfermeras. Casi todas las que tenian un trabajo remunerado eran solteras o viudas. El aumento de las oportu- nidades laborales y la expansién de la educacién superior femenina produjo un incre mento tanto en la edad media de matrimonio como en la proporcidn de las que se quedaban solteras. Mientras que antes de la guerra civil el matrimonio temprano era la regla para las mujeres, en 1890 sélo un 47 por 100 de las que tenian entre veinte y veinticuatro afios estaban casadas. Una tendencia relacionada fue el incremento del indice de divorcios. De 7.380 en 1860 (1,2 por 100 de los matrimonios), el ntimero de divorcios ascendié a 83.045 en 1910 (4,5 por 100), lo que significaba que estaban 307 aumentando casi cinco veces més de prisa que la poblacién y que, con excepcién de Japén, los Estados Unidos tenian la tasa de divorcios mas elevada del mundo. (En 1905 el total anual de divorcios del Reino Unido atin era de 831.) Dos tercios de to- dos las demandas de divorcios fueron presentadas por mujeres. Una raz6n para ello era que resultaba més facil conseguirlo si éstas eran las demandantes; otra, que ser el demandado en una causa de divorcio era més dafiino socialmente para una mujer ue para un hombre. El ascenso de la tasa de divorcios suscité temores extendidos so- bre la estabilidad de la familia. Algunos sostuvieron que las responsables eran las le- yes sobre la pensién, aunque una investigacién gubernamental efectuada en 1909 de mostré que solo se concedia en uno de cada once casos. Auin se culp6 més a la faci lidad con la que los visitantes de fuera podian obtener divorcios en los estados del Oeste. Pero aunque un niimero de ricos del Este pudieron disolver sus matrimonios pasando una breve estancia en las colonias divorcistas de las Dakotas y Nevada e Reno acabé convirtiéndose en la més conocida—, el total nunca fue grande. En realidad, casi todos los divorcios se obtuvieron en los estados en que solfan residir las partes. Es posible que el aumento de su incidencia fuera un reflejo de la tasa de naci Iniento en declive; de cualquier modo, casi la mitad de los divorcios se otorgaron a patejas sin hijos. EL IMPACTO DE LA TECNOLOGIA EN LA VIDA COTIDIANA Para la masa de los estadounidenses las décadas de posguerra fueron una etapa de aumento de la comodidad y el provecho. Un sinntimero de inventos mecénicos, ar tilugios y técnicas transformaron las condiciones de vida y crearon una «civilizacion de apretar un botén>. La ciencia y la tecnologia, ademas de simplificar y agilizar las comunicaciones, quitaron a los viajes muchos de sus peligros, aumentaron los nive les de vida, liberaron a millones de personas de trabajos laboriosos, extendieron los horizontes y enriquecieron las horas de ocio del hombre comin. Quizs la mayor bendicidn fuera la dieta mds variada y nutritiva posibilitada por los nuevos métodos de conservar los alimentos. Cada vez se hicieron mas comunes en fas despensas esta- dounidenses los alimentos concentrados y enlatados, y después de la invencién de la cnevera» y el aumento de las plantas de hielo en la década de 1870, éste llegé de pri saal uso doméstico, Ademis, el desarrollo del vagén frigorifico efectuado por los em- baladores de came de Chicago, Gustavus F. Swift y Philip D. Armour, hizo que hu- biera came fresca todo el afto, ademds de mejorar su calidad y bajar el precio. El va gén frigorifico también fomenté el cultivo de fruta y verdura para uso doméstico y, junto con el aumento de los barcos de vapor ocednicos, Ilevé a un consumo més am- plio de fruta tropical y subtropical. Mientras tanto, la luz eléctrica se propagaba con rapidez.a los barrios residenciales periféricos y el teléfono se iba convirtiendo en una comodidad cotidiana de la clase media. La maquina de coser era un objeto familiar de los hogares estadounidenses desde hacfa tiempo. El fondgrafo de Edison, inventa do en 1878, no se hizo popular al principio debido a que sus cilindros rotatorios de cera eran dificiles de guardar y su teproduccién resultaba cara. Pero un inmigrante ale- man, Emil Berliner, logré grabar sonido sobre «platos» o discos planos y luego descu- brid un método barato para duplicarlos. A finales de siglo, la habilidad y el ingenio de Eldridge Johnson, de Nueva Jersey, ya habjan transformado el jadeante graméfo- no de Berliner en un aparato de actstica superior: la victrola. Su compafiia, la Victor 308 Talking Machine Company, ayudé a crear —y por un tiempo dominé— la nueva in- dustria del disco. En 1914 ya se producian al afio més de 500.000 graméfonos y las ventas de discos se aproximaban a diez millones anuales. Mientras tanto, otras dos in- venciones se habian vuelto de uso general: la pluma estilogrifica, perfeccionada por Lewis E. Waterman en 1884, y la segura y moderna maquinilla de afeitar con hojas desechables, inventada por King C. Gillette en 1895. Pero ninguna innovacién tecno- logica fue tan caracteristicamente estadounidense como la camara Kodak, inventada por George Eastman en 1888, Su pequefia caja negra fue el medio por el que un en- tretenimiento misterioso hasta entonces se simplificé tanto que se convirtié en una actividad de masas. ENTRETENIMIENTO, DEPORTE Y OCIO No menos caracteristico del periodo fue el aumento de las diversiones de masas. Quizas el especticulo que mis se disfrutaba era el circo ambulante, pero en 1883 apa- recid un nuevo rival, el Show del Oeste Salvaje de Buffalo Bill, que dio vida a un au- téntico héroe popular y presenté al mundo urbano visiones fuxgaces y excitantes del Oeste que se desvanecia. Cuando la antigua hostilidad hacia los escenarios se disipé, aparecieron compaiifas de repertorio, pero cuando los viajes resultaron mas baratos y faciles, perdieron terreno en beneficio de las compafiias que hacian giras y las «estre- las» visitantes. Actores shakespearianos nativos como Edwin Booth y Lawrence Ba- ett tenian seguidores devotos, mientras que lumbreras de la escena europea como. Sarah Bemhardt, Henry Irving, Tomaso Salvini y Eleonora Duse hacian provechosas giras estadounidenses. Sin embargo, el gusto de la mayorla de los asistentes a las re- presentaciones se inclinaba hacia el melodrama y la farsa. El realismo que caracteriza- baa las mejores obras de ficcién americanas estaba ausente de su escenario. Cuando se trataban los problemas sociales contempordneos, era de forma burlesca, como en las populares comedias de Harrigan y Hart sobre la vida de los inmigrantes irlandeses yalemanes. La representacién cémica en la que los actores hacfan papeles de negros, que databa de la década de 1820, alcanzé la cima de su popularidad en las dos déca- das posteriores a la guerra civil, pero decliné con el auge del vodevil, un espectaculo de variedades basado en el music-hall inglés, aunque sin el desenfado del original. En la década de 1890, el vodevil comenzé a ser desafiado por las peliculas. Los in- ventos clave fueron el cinetoscopio de Edison (1893), un aparato para exhibir foto- grafias de objetos en movimiento, y el proyector de Thomas Armat (1896), que Edi- son adquirié y mejor6. Poco después de 1900 las peliculas se exhibfan comercialmen- te en las principales ciudades, por lo general en edificios acondicionados conocidos como nickelodeons, asi llamados por los cinco centavos que costaba la entrada. La pri- mera pelicula americana con argumento fue The Great Train Robbery (El gran robo al tren), de un solo carrete que duraba diez minutos. Al principio a los productores les resulté dificil escapar de las convenciones del teatro, pero pronto comenzaron a de- sarrollar sus formas propias, sobre todo en las comedias burdas del Oeste como Keys- tone Cops de Mack Sennett y seriales como The Perils of Pauline (Los peligros de Pauline), que presentaban como «estrella» a Pearl White, En 1914 ya se habia establecido el star system, Hollywood habia suplantado a Nueva York como centro de la industria filmi- «a, se habia abierto en Broadway la primera sala de cine, acabada con un érgano War- litzer, y tres millones de espectadores iban a las peliculas todos los dias. La espectacu- 309 lar reconstruccién épica de D. W. Griffith, The Birth of a Nation (EI nacimiento de una nacién, 1915), con su compleja técnica de camara, sus realistas escenas multitudinarias y el uso del simbolismo y la musica orquestal, marcé el inicio de una era en la que el nuevo arte tomé su forma. Hasta el ultimo cuarto del siglo, los Estados Unidos carecieron de una orquesta sinfénica profesional permanente. Sin embargo, el director alemin Theodore Tho- mas, que viajé con regularidad por las principales ciudades con una serie de orques- tas entre 1869 y 1890, hizo mucho para desarrollar el interés por la miisica orquestal. Otro misico inmigrante, el polaco Leopold Damrosch, fund6 la Orquesta Sinfonica de Nueva York en 1878 y su hijo y sucesor, Walter, persuadié a Camegie, Rockefeller, Vanderbilt y Morgan para que la apoyaran. Después de que otros ricos industriales hubieran subsidiado o dotado a la Orquesta Sinfénica de Boston (1881) y la Orques- ta Sinfénica de Chicago (1891) de Thomas, el habito se extendié a otras ciudades. Sin embargo, la pera tuvo las mismas dificultades que en Inglaterra para establecerse. La Opera Metropolitana de Nueva York se abrié en 1883, pero ninguna otra ciudad res- paldé una compafiia permanente. Incluso en Nueva York su atractivo tenia menos que ver con la musica que con la posicién. Servia, en palabras de Henry James, «como gran buque de salvacién social» al proporcionar a los ricos ignorantes en temas musicales un modo aceptable de Ilenar el desagradable hueco entre la cena y la hora de acostarse. Por otra parte, la opereta en inglés encontré una audiencia dispues- ta desde el momento en que HMS Pinafore (SMS Pinafore) desembarcé en Boston en 1878, la primera de una sucesién completa de las producciones de Gilbert y Sullivan. Treinta afios después seguia siendo inmensamente popular, ya fueran productos im- portados, como The Merry Widow (La vinda alegre, 1907) 0 indigenas, como Naughty Marietta (La traviesa Marietta, 1900), de Victor Herbert. Pero una nueva forma y esti- lo musical nativo —la comedia musical— habia nacido para entonces. Se trataba de un tipo de especticulo de movimiento répido que las audiencias estadounidenses re- conocieron de inmediato como propio, cuyo prototipo fue Little Jobnny Jones (1904) de George M. Cohan. Mientras tanto, los deportes espectaculo disfrutaban de un auge. El béisbol, deri- vado del juego inglés, era sin duda el més popular. Adquirié su forma modema en 1845, cuando su primer club, el New York Knickerbockers, adopté un nuevo re- glamento. Durante la guerra civil fue la diversion favorita del ejército; los soldados que regresaron extendieron su popularidad. El primer equipo profesional, el Cincin- nati Red Stockings, se formé en 1869. La Liga Nacional, organizada en 1876, se ocu- po de acabar con los sobomos y actuaciones poco honradas que amenazaban con ha- cer perder el buen nombre al juego. En el cuarto de siglo siguiente, el béisbol pasd a ser tanto un negocio como un deporte. Los intentos de la Liga Nacional por obtener el monopolio solo se superaron cuando en 1901 se organizé la Liga Americana como un rival poderoso y permanente. Hubo feroces guerras entre los clubes, como las que marcaron el ascenso de la Standard Oil; algunos propietarios de clubes eran tan rapa ces y faltos de escrupulos como Gould y Fisk. Pero cuando terminé el siglo, este de- porte estaba ya establecido como el deporte nacional. Entré en una nueva era de prosperidad con la organizacién de las denominadas Series Mundiales, una sucesion de enfrentamientos anuales entre los campeones de las dos ligas principales. Hasta la década de 1880, el boxeo profesional consistia en exhibiciones brutales, proscritas en la mayoria de los estados. Pero la introduccién del reglamento de Queensberry —John L. Sullivan, «el muchacho fuerte de Boston», que habia ganado 310 el titulo mundial de pesos pesados en 1882, fue el primer pugilista estadounidense que lo adopté— puso fin a la era del nudillo desnudo y confinié cierto grado de res- petabilidad al deporte. Al vencer a Sullivan en 1892, otro irlandés-estadounidense, «Gentleman Jim» Corbett, demostré la superioridad del boxeo cientifico sobre la mera pelea, con lo que elev6 atin més la posicién del ring. Gracias a la oposicién re- ligiosa, el boxeo volvié a ser prohibido en el estado de Nueva York entre 1900 y 1910, pero el interés popular continué creciendo, no menos debido a los sentimientos ra- ciales estimulados por el surgimiento del peso pesado negro Jack Johnson, que se con- virtié en campedn mundial en 1908. Su abierto desprecio de las convenciones con- tra las uniones sexuales interraciales —tres de sus cuatro esposas y la mayoria de sus amantes fueron blancas— foment repetidos intentos, vanos hasta 1915, de encon- trar una «promesa blanca» que lo derrotara. Las carreras, establecidas en los Estados Unidos desde antes de la Revolucién, dis- frutaron de una prosperidad sin igual. Se multiplicaron los hipédromos, aumentaron las apuestas, se instituyeron nuevas y valiosas carreras (el Derby de Kentucky data de 1875). Pero en los afios iniciales del nuevo siglo, los jugadores que asistian a las pis- tas llamaron la atencién de los reformistas. Nueva York, siguiendo la delantera toma- da por Misuti e Illinois, prohibié las apuestas. En consecuencia, algunos de los ma- yores hipddromos se clausuraron pero, tras varias temporadas en declive, se encontra- ron modos para evadir la ley. El golf y el tenis, introducidos respectivamente en la década de 1870 y 1880, con- tinuaron siendo deportes de la gente acomodada hasta la Primera Guerra Mundial. El ciclismo, por otra parte, se convirtié de inmediato en una forma de recreo popular, asi como en un medio de locomocién. En 1893, ya habia un millén de estadouniden- ses que montaban en bicicleta y en 1900, diez millones. Una consecuencia fue la ace- leracién de la tendencia hacia el acortamiento de las faldas femeninas, aunque en 1914 aun no habian subido mucho mis del tobillo. La revolucin social comenzada con la bicicleta fue adelantada un paso mas por el automdvil. A los pocos afios de la aparicién del primer vehiculo a motor de gaso- lina estadounidense (1893), la produccién se habia concentrado en Detroit (Michi- gan), que estaba proximo a los suministros de hierro y madera, y tenia una industria de construccién de carruajes capaz de fabricar la estructura de los coches. En un prin- cipio, el automdvil fue sélo un juguete de los ricos y los entusiastas de la mecanica, pero un joven granjero de Michigan, Henry Ford, concibié la idea de hacer viajar en éla millones de personas. El modelo T de Ford hizo su aparicién en 1908; al aio si guiente fabricd 20.000 a un precio basico de 850 délares. En 1910 abrié una nueva fabrica en Highland Park, cerca de Detroit, y en 1913 introdujo la técnica de ensam- blaje en cadena, que redujo el tiempo de produccién a una décima parte. En 1914, la Ford Motor Company produjo 250.000 vehiculos y al afio siguiente el pais tenia dos millones y medio de coches registrados. DEsAFiO A LA RELIGION A pesar del aumento de las atracciones seglares, la religion organizada mantuvo su puesto, al menos en lo que respecta a las apariencias externas, Las iglesias estaban repletas; se construyeron costosos edificios; las iglesias consiguieron muchos adeptos: entre 1860 y 1910 crecieron dos veces mas que la poblacién. Aunque la autoridad del 311

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