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© EN BUSCA DELA POLITICA personas con las que uno desea idntifiarse: una categoria que sostiene fue es0s uscs y costumbres son su legade y don colectivo. Aun cuando a preferencia sea justifieada por medio de un argumento del tipo de To viejo es bello" 0 “el verdadero yo es el yo hereitari™ el solo hecho de que es0s argumentos sean necesarios omo alegato indica que es la ‘decision del indivduo la que optado por esa preferencia en primer lugar. La belleza de lo vigjo esta en el ojo de quen contempla, y nacer dentro de una tradiion siempre signifia en la peti, para un individuo a {énomo 0 potencialmente auténomo, "nacer de nuevo". La fuerza del Compromiso hace que esa prefeencia supere alas otras alternativas, ‘De all la segunda dimension de la paradoja endémica de la kdea de tradicidn La tadicion solo ingres ala concieneia humana introducida por el tradicionalismo; el tradicionalisto, al ser una recomendacion on respect a la eleccién a realizar y que, por Io tanto, implica la exis fencia de una elecciin y Ia necesidad humana de elegi, est onganica mente ligado a una sociedad autonoma; su presencia, de hecho, da prueba de la autonomia de la sociedad en la cual emerge. Pero el tradi ionalismo es sintoma de una sociedad avergonzada de su autonomia, de una sociedad que se slente ineémoda con ella y que desea abando: rarla. Ast como la hipoctesia es el tortuosotibuto que la mentira paga fla verdad, el tradiclonalismo es el tibuto oblicuo, avergonzado y for ‘ado que la heteronomia page ala autonomia Excurso 3: Posmodernidad y crisis moral y cultural Bn la actualidad, poca gente recuerda que la palabra “criss” fue acu: a para designar ef momento de tomar decsiones...Etimologicamente, fe termino se acerca més a "criteio” el princplo que aplicamos para tomar la decision correcta~ que a la familia de palabras asociada con ‘deastre” 0 "catéstrofe”, donde tendemos a stuarla hoy ipderates fue quien recogis el verbo grego KPWELA (usado como decidir”. "determinar”) para dar nombre a la exacerbacion de los cuatro humores del cuerpo -flema, sangre, colera y bllis negra-, que Seiin su ensebanza, representa el momento propicio para que el sana dor determine la terapia correcta para ayudar a la recuperacion del pa Cente. Es el momento de crisis ~de marea alta, no baja, el mejor para tomar decisiones. Desde la época de Hipoerates, a vision del funciona miento del cuerpo human ha cambiado totalmente, pero el antiguo sentido del termina “crisis” como el momento de decir el curso de los acontecimientos aan subsiste, aunque principalmente en el contexto médico. En otros 4mbitos, donde funciona como metafora, y particu larmenteen el habla cotdiana, la palabra alude a una situacién opues ta: un estado de indeterminacién e Indecision, de ignoraneia con respec to al curso de las cosas y de incapacidad de impulsarlas en la direccion teseada.. Se podria decir que, en la actualidad, la idea misma de crisis (tal como Ia conacimos pero que ahora hemos olvdado) esta en crisis Pero silo diframos, no estarlamos empleando el término “crisis” en el sentido hipocratico, Para expresarlo con mayor precisién, ain hoy consideramos la crisis ‘como un momento de cambio deisivo para mejor o para peor, pero ya no como el momento de tomar decisiones sensatas que garanticen viraje positive. En estado de crisis, no sabemos hacia donde van las co sas, En estado de ei, las casa se not van de las manos: no tenemos Control del curso de los acontecimientos; pademos intentar desespera ‘amente hallar la manera de salir del paso, pero todos nuestros esfue 20s no seran mds que una serie de ensayos y errores, experimentos 2 149 ciegas, con la esperanza de que en dltimma instancia algo surta efecto Sea como fuere, un momento de crisis no induce conflanza ni seguir dad. Es mas probable que la conflanza se encuentre en su punto mas, bajo, a Ja vez que se incrementan los sentimientos de incertidumbre y de indefensién y la sensacion de carecer de las herramientas, mentaes 0 materials, para emprender una accion efsctiva, En un estudio que en su momento results importante, sobre la “criss de legiimacion”, Jurgen Habermas sugeria que la percepcion de cierto ‘estado de cosas como una “criss” es una evestion tecrica. Para hablar de criss, primero necesitamos una teoria una imagen de una stwacion normal, no problematica. La crisis” se produce cuando ese estado nor ‘mal, usual y familar se derrumba, las cosas se salen desu lugar, aparece la arbitrariedad donde deberia rear la reularidad, y los acontecimlen ts delan de ser rutinriosy predecibes. Antes sentiamos que tenamos pleno control sobre las cosas, pero ahora nos sentimos ala deriva. En otras palabras, amamos “crisis” a una skuacion en la que los acontect rientos desbaratan lo que considersbamos normal, y las acciones rut narias ya no producen los resultados que collan produc 10 Iogicos, el razonaiente de Habermas 2s impecable Pero los tortuosos derroteos de nuestra conclencia no siguen necesaia mente las indicaciones dela logica, Para desenmaraiar esos laberintos, tal vez seria mejor invertir el orden de descubrimiento y otorgar a la idea de “crisis” prioridad conceptual por encima de la nocién de “nor malidad”. De hecho, reconocemos el significado de "lo ordinario” por media de lo extraordinario: tal como lo exples Martin Heidegger hace mucho tiempo, solo cuando algo “anda mal”, recapacitamas acerca de la dea de lo correct y apropiade; sole cuando el martilo se ha oto y buscamos desesperadamente la manera de reemplazarlo, empezamos a preguntaros por Ia “eseneia” del martllo, los raegos que un objeto de be poseer para ser un martill. Acudinios a la teoria cuando las cosas preciadas se nos escapan de las mance, DDesafiando a la Logica, pero en consonancia con el funcionamiento de ruestrasfacultades cognitivas, Ia pertepeion de crisis precede a la conciencia de la normalidad. Y entonces, contrariamente lo que afr ma Habermas, la perepeién de ia criss induce ala busqueda de una teoria de lo “normal”, que plantea la imagen de “normalidad”.y no a Ta versa, Sin esa percepeign de la crisis podriamos seguir indefinida mente sin reflexionar nl teorzar sin repensar en absolut la “normal dad’; nos bastaria con los habitos la rutin, cuyo dominio sabre no ‘otros no es frato dela reflexion, POSMODERNIDAD Y CRISIS MORAL Y CULTURAL 1s La normalidad es més potente y est4 mas arralgada cuando pasa inadvertida, cuando la tarea daria no se cristaliza en la mente como tuna vision de la norma, Podriamos extremar esta afirmacion diciendo {que siempre que emerge en la conelencla la idea de una norma o rela, Gebe ser tomada como prueba indirecta de acontecimientos que no foinciden del todo con las expectativas habituales, de la discrepancia entre el expicto "es" y el taito "debe ser". Cuando hablamos deers fel sentido moderna de incomprension € incetidumbre, el mensaje transmitido -a veces abertamente, pero cast slempre de manera mpl cita- es que las herramientas que nos hemos acostumbrado a emplear ‘on buenos resultados y sin pensarlo ahora resullan torpes en nucstras ‘manos y parecen iniles para su cometido: y por eso sentimos la nece sidad de aver\guar cues eran las condiciones que las hactaneficaces en tl pasado y qué podemos hacer para reestablecer esas condiciones © ‘cambiar de herramientas, Por més difuridido que se encuentre en nuestro tempo el uso dele ‘ming “crisis”, el estado mental que describe esta aun mas genealizado. a sensacion de que las coras “andan mal”, de que difieren de lo espe ado, y el desconcierto en cuanto a cémo seguir adelante son Ia compe iia rds frecuentey comin, e incluso universal, de la experiencia exts neal el ser humano. Todo ser humano en el mundo es reflexivo; 5 ‘ondieiin misma implica ecapitulacion y recorsideracién, ya que no puede durar demasiado sin autocrtica sa condicion se hace evident cuando leemos la exposicién que hace (Ortega y Gasset sobre el impacto de is generaciones en Esquema de las ris, 1942), Si bien es cierto que nade Inventa el mundo ni reine cono- ‘iientos partendo de Ia nada, sino que todos debemos ese saber alos lartefactos ya hechos que son producto dal esfuerzo colectivo, también es ‘certo que las sucesvas generaciones partcipan de ese esfuerzo en dife rentes momtentos, por 10 cual, en la construcién de su propio Lebens welts, se valen de diferentes conjuntos de artefacts. Este punto resulta Absolutamente claro y hasta trivial; lo que no suele tomarse en cuenta, sin embargo, es el hecho de que en cada momento dela historia convi ‘ven varias generaciones que interactdan e intereambian servicios Y que, por lo tanto, deen enfrentar Ia tarea de coordinar sus acciones e intr Comunicarse. Por esa sola raz6n, la sociedad esta perpetarmente en “es tado cxiteo” y las generaciones mayores, la gente que ha estado en el ‘mundo més tiempo y ha tenido mas tlempo para desarollarhabitos texpectatves tienden a ser las primeras en ercibir el estado de las cosas -omo un estado de “crisis”. La “sociedad” es de todos modos una en dad imaginaria, pero se Ia imagina de muchas formas diferes tes, sustancalmente diferentes-, que no son siempre faces de traducir. Por este motivo solamente, dejando a un lado la pluraiad resultant, las fricciones y tensiones que se producen al salise del encuadre de un sistema socal” provocan una enorme confusion. Quislera acentuae mis aun este punto la criss en la medida en que ta idea alude a la invalidacion de las costumbresy los medios habitus ls ya la consecuente falta de certidumbre con respecto a cémo seguir adelante es e estado normal de a sociedad humana. Paraddjicamente Podriamos decir que no hay nada critica sn el hecho de que la sociedad fsté en crisis, “Estar en crisis” es la manera babitual -, tal vez, lan a concebible- de autaconsttucion (Castoriads) 0 de aucopotess (Lu ‘mann), de autorreproduccion y autorrencvacion, y cada memento de la vida de Ia sociedad es de autoconsttucien, de autorreproduccion y de Todo esto resulta absolutamente sensato; mas aun, lo dicho hasta el ‘momento no contiene una sola Idea nueva, por no hablar de una idea renavadora, ya que al menos hace varias décadas los cientificos sociales Consideran que el punto de partida de cualquier teorizacin senate et 1 hecho de que la Sociedad existe por medio de wn constante desequll brio y no gracias a un permanente retor al estado de equilibrio. Si es asi, entonces require uta explicacion el hecho de que el pénico y la Alarm publica producidos por Ia crisis no se dstibuyan de manera pa Teja en el transturso del tiempo y de que la preocupacién por la criss femerja de manera intermitente y con variada intensidad. Lo que debe texplicarse, en particular, es la intensidad inusualmente alta de la preo- cupacion publica que existe actualmente con respecto a la “ersis del forden mundial”, la “erisis de valores", la “crisis de la cultura", la “ex Sis del arte” y otras inqumerables criss que se descubren a diario en ‘nuevas dreas del mundo humano, La respuesta obvia y simple (que parece obvia por ser simple) seria, sefialar el inmenso voiumen de ideas desconocidas y sin precedentes ‘que hacen extragos en expectativas generedas y nacidas en épocas en las ‘que las cosas cambiaban a un paso mucko mas lento. Se a dicho que aunque el mundo slempre estuvo en eamoio, esos camblos nunca antes fueron tan pumerosos ni tan profundos; yque el rapido aumento de la cantidad y de la intensidad de los cambios difleulta aun mas la perpe: tua tarea humana de autoorientacién Una respuesta menos obvia, peo también relaivamente simple, se ria sefalar que nunca antes los events y transformaciones seminales, constittivos de las generaciones, han envejeido, han desaparecido y se han sucedide con tanta rapide2 y que, por lo tanto, los lapsos que abar can a cada uma de las generaciones son ahora més breves que nunca: {unos cuantos fos en vez de unas cuantas décadas. As, el numero de eraclones, cada ura de ellas con sus propias experiencia diferentes, pero que coexisten¢ interactian dentro de Un espacio social comin, ha recido enormemente. Eso explic, en part, la asombrosa polifonia (a: fuunos drian cacofonia) que invade la escena publica y la consecuente dificltad para comunicarse y lograr un consenso a pesar del indudable progreso dela teenologia de I traduccion, "Ambas respuesta expresan una idea stmejante: que las crisis son és profundas y que se experimentan con mayor frecuencia, pero su Signifieado no ha variado, Tal vez, sin embargo, estas respuestas no ean) del todo satisfactorias. Tal vez la preocupacion actual sefala un Cambio del significado mismo de “criss”. Tal vez usamos un termine antiquo para expresar una nueva clase de ansiedad, Tal vez lo que hoy lamamos “crisis” difere en cage, no solo en grado o en frecuencia, de jo que sollamos denominar “crisis” medio siglo ards Sin duda alguna, es posible que as ea. En la alarma de hoy. hay un signified agregada. Lo que llamamos “criss” en la actualidad no es fh solo un estado en el que chocan fuerzas de naturaleza conflictiva: hay un futuro en evaluacion para el cual la vida debera cobra una for ma nueva pero imprevisibe: primordialmente, un estado en el que nin {guna forma que emerge tiene posibildades de soidifiarse ni de sobre Vivir durante mucho tiempo. En otzas palabras, no se trata de un ¢stado de indecision, sina de imposibilidad de decison. Los miedos que Se atsban detras de toda esa “crisis" son similares al horror de Ios pa Sajeros que no solo sienten que el avin tiembla y se bambolea sino qu ademés han descubierto que la cabina del piloto est vacia. Cuando ac tualmente se habla de la esis del orden mundial, o de la crisis de valo res, 0 de la crisis del ate y de la cultura, no se alude a que todas esas Cosas pasan por un momento de indecisién, sino @ que son indecidible, a que no hay manera de tomar una decisin sensata y dutadera, y que, Si se descubriera esa manera, no habria agencias capaces y dispuestas & levar a la prctica esa decision El mundo se nos aparece como una version obesa y “gargantuesca’ de Internet: agut y all todos conteibuyen al revoltjo universal. pero nadie parece capaz de visualizar las consecuenclas, por no hablar de controlarias, Aqut y als, el juego sigue adelante sin érbitro y sin reas Tegibles que podrian decidir el resultado. Aqul y all, cada jugador hace su propio juego, pero nadie est seguro de cules el resultado —s es (que hay aiguno- de sus acciones. El mundo ya no es el punto de refe rencia de la “realidad” segdn el cual podemos medi la eficacia de las fcciones de los jugadores; el mundo mismo es uno de los jugadores y como todos, mantiene sus cartas pegadas al pecho, guarda ases en la ‘manga, finge y ise le da oportunidad: trampea, O, como la WW, e ‘mundo no esta fuera de control sino que es Incontolable, Para expresario de otro modo: ahora, ein parece, controlar el curso de los acontecimientos-o, al menos, identficar@ tempo el eaballo gana dor y controlar de esa manera las consecuencas de los propios actos no se log aduiriendo agin conoeimiento del que en este moment car cemes. Hoy. la confusion no es resultado del desculdo subjetivo o del ‘extor, algo retfieable por medio del esfuezoy la apicacion de la gia Elrasgo ms terortfice del mundo contemporaneo es que cuanto mas 5a bias tenden a ser las accones, tanto mas contribuyen al ca0s general. Pa ra war el feliz trmino acufado por Anthony Giddens, nuestra incert dumbre es fabricada. La inceridumbre no es algo que pademos reparar Soap que ceanasy qu vohemos a cea sempre en mayors at Tal vee siempre fue asi, tal ver fue asi durante largo tiempo, Pero si era as en la época de nuestros abuelos sin lugar a dudas ellos no lo Sabian. Para emplear la expresion usada por George Steiner en otra ‘easién, su ignoraneia era su privilegio. Gracias ast ignorancia, po dian creer que cualquier confusion que se produjera era meramente temporaria, creian saber muy’ bien que debian hacer para disipara también crefan que podrian consegullo adquiriendo més conocimien tos y habilidades, Esas convicciones tal vez eran falas einconducen tes, pero gracias a ellas, ninguna desespecacion, por intensa que fuera, legaba a ser abismal; siempre exstia una cazonable esperanza de que salir de ella era algo al aleance de los ses humanos, aunque en ese ‘momento no fuera evidente, Y con esa esperanza, la escalada para emerger del abismo se levaba a cabo cor: vigor. aunque la cima no es tuvieraa la vista y los progresos no fuera vsibles ‘Como es esperable, a 0s ojos ls esis eran una desgracia, pero una despraciatrarsitoria y reparabl; uleras o espinas momentaneas «qe ain no habian sido extirpadas de un cuerpo bsicamente sano: dis Funciones temporarias de un mecanismo esencialmente prolo y orde- nado. Las crisis del pasado podian considerarse como capitus suces ‘vor de fa larga historia de la ignoranciay la necedad humanas. Pero como la historia era la cronica de las sicesvas victorias de Ia cienci POSMODERNIDAD Y CRISIS MORAL Y CULTURAL 55 sobre los prejuicos y de la raz sobre la supersticion, también era po sible prever que esa historia de la estupidez aeabaria por detenerse, que fn el futuro las crisis disminuirian, mientras que el conacimiento pleno ta vez logrado, implicaria la desaparcion total de toda criss "Nosotros ya na tenemos el benefcio proporcionado por esas convc cones benignas y tranquilizadoras. Y pagamos por la ingenuidad juve nil de nuestros antepasados con la moneda de la ansiedad, una anse dadl que nuestros antecesores préximos jamds experimentaron ensemos, por ejemplo, en la reciente sustitueisn del término “peli sro”, que durante mucho tlempo sirvis para denotar nuestros mledos y ‘aprensiones, por otra, “riesgo”. "Peligro™ dilere de “riesgo” en que puede ser mis o menos exactamentelocalizadoy, por lo tanto, uno pu ‘de tomar medidas destinadas a protegerse 0 arechazarlo, Pero, sobre to 4. los peligos van y vienen, son accidentals yexteiores a nuestros ac tos: perturbaciones en ef camino de la consecucion de nuestros Objetivos, llegan desde afueray na tienen relai6n alguna con lo que nes hemos propuesto, Los riesgos son algo completamente distnto: son ras gos endémicas de nustras propias acciones; posblemente puedan red los desaparecer. De ln situacign de "una osa ola otra” hemos pasado a la condiion de “una cosa y la otra" 0 Ge "st, pero” una situacion de permanente trueque, en la que las gana ‘as no llega sno estan acompariadas por pérdidas, en la que no debe mos elegir entre soluciones buenas y solucones malas sino entre males ‘ayores o males menores, Primordialmente, debemos tratar de calulat tl rieggo que implian nuestras acciones; pero ya no en terminos de pro beblldad, To cual implica, a su vez, que nunca podemos estar seguros Gel resultado de nuestras acciones ni prever si las precauciones que to mamos no nos reportardn mayores prablemas que beneficios, Urich Beck se gané su bien merecida fama por haber acunado el téemino Risikogeselschaft, pero lo que se desprende de su descripcion incisiva y minuciosa de Ia clase de sociedad es que la condicion humana 5 de Risikoleben; una vida en la que ningin acto es con certeza “un paso en la dzeceion correcta” y, por lo tanto, la Incetidumbre con res pecto@ lacorreccidn 0 ala eficcia de nuestros actos nunca pod ds parse, ni siqulera retrospecivamente, Muchos dichos populares sere fleren a esa clase de vida: adagios que hablan de “andar a tentas’ vive para arrepetirse" 0 "tener vn Vida ligera": a sabiduria popu: lar condenaba esa clase de vida, lamentaba el destino de los que la v vian y exaltaba la necesidad de evitarla. También se suponia que esa Clase de vida era una eleccion erenea que podiay debi ser evitada. Pero lo que se desprende del andliss de Beck 2s que la Risikoleben no es una eleccion producto de la temeridad o del error de los necios, sino nuts tro destino comin... nos guste © no, ya ea que alabemos sus plaeres y lgrias © que condenemos sus trampasy sus desdichas Elreemplazo de la dea de “peligro 2or la de “riesgo” describe fie ‘mente (y nos permite entender mejor) el desventurado cambio del sign- ficado de "crisis. "Estar en crisis” ya nase considera como un lamen: table revés de la fortuna o una desgracia, sino como un atribut inseparable de la condicion humana. Visinos permanentemente en una situacion de precariedad; corremos riesgo en cualquier caso, hagamos To que hagamos. y aunque en algunos aspectos nuestras decisiones pe den ser mejores 0 peores, nunca serdn impecables 0 mejores en todes los aspectos importantes De ello se desprende, cuando uno lo plensa, que el concepto de “cr sis” se ha vuelto redundante... Después de todo, la palabra alude al e- tado permanente de las cosas, aun atrsuto indispensable, Las expre siones acuadas con la palabra “erisis’ son en general pleonasmos, ‘como decir “manteca de leche" 0 “agua liquida”. Por ejemplo, las ex presiones “crisis cultural” o “eric al ate” no distinguen una particu lary peculiar forma de cultura del resto ni un momento especial dela vida del arte dentro del resto desu historta, Son, en realidad. afirmacio ‘es analitcas, que califian a la naturalsza de la cultura o del arte o, mejor aun, consttuyen una definickon oblcua de ambos, Es discutible si siempre fue ast pero solo ahora empezamos aver laramente, o sla lase de escena cultural y artstlea dela que hoy ex trapolamos nuestras ideas de cultura y de arte es en verdad nueva Y di ferente de sus predecesoras. En mi opinign, en vez de abordar un deba te notablemente dificil de resolver a caus de la interfeencia inevitable 4e “los hechos materiales" y los encuadres intelectuales que dan forma “la materia" comvitiéndola en “hechot”, es mejor coneentrarse en e rastreo de las consecuencias que nuestra nueva percepeion de “crisis puede tener para las ideas ortodaxas de valores, cultura, arte y todo lo demas que actualmente consideramos en isis. Ocupémones primero de la “criss de valores". En este caso, puede ser ul la idea de Habermas que afirma que la percepcién de una criss es una derivacion o una proyeecian de la teoria del drea supuestamente a teoria, en realidad, es tn medio tanto de enfocat la mirada como de desvarla: concentra la mirada en algunos aspectos de la realidad ‘desdibujando todo el resto. La percepcem de “eriss de valores” «3 un atefacto del concepto abierta o impictamente fundamentalista de la ftica, Segin ese concepta, los estandares morales pueden ser observa dos socialmente solo a condicion de que las personas sean sistematcs mente colocadas en una situacién “sin alternatva", ya sea por medio de la manipulacién del entorno de sus acciones, para que cualquier fonducta inmoral se vuelva nconcretable o de concrecion demasiado Costosa.o por medio del adoctrinamiento que les ifunda tanto un res peto incuestionable por un eddigo moral como aversin a cualquier Drecepto alterativo, La percepclon de “crisis de valores” es wn artefac {ode ese concepto fundamentalista de laeica en ua doble sentido, Primero, ncta a creer que la enorme abundancia de valores alterna tivoselegidos y elepibles, s en si misma equivalente aun estado de co Sas insalubre o incluso mérbido, impuro o antinatural; esa abundancia tel signo del fracaso del “proyecto moralizante” que, segin su propio spirit y letra, es el fracaso dela nica moralidad que ese proyecto re onoce como moralidad...y, por lo tanto, de la moralidad misma. Des Ge el punto de vista fundamentalist, la pluralidad de valores, la diver sidad de opciones, es en si misma mala: la argumentacion que suele foregarse je es mala porque ofrece la posibilidad de hacer elecciones frroneas~ eta sol la ractonalizacion de un sentimiento esencialmen te visceral, un mero tributo al debate racional En segundo término, la activa promocién de la moralidad por me dio de la legislacion ética no genera tanta responsabilidad moral como ‘obediencia al ms fuerte y cumplimlento de la norma; el énfasts ests puesto sobre la incuestionable sumisign a cualquler cosa que a uno | figan que debe hacer, sobre la obediencia a la autoridad, mientras que ro st exige prestar mucha atencion ala sustanciay la calidad de la or Gen recbida. No importa qué es la que se nos ordena hacer. lo que im: porta es el poder y la legitimidad ~fespaldada en el poder- de la autor fad que lo ordena, Contrariamente a la intenion -y, sin duda alguna, bien a la promesa-, el cultivo de la moralidad por medio de la en regaincondicional ala regla, sea esta cual (were, da como resultado et mismo rihilismo moral que los partidarios del cédigo moral nico inte tacon prevent. Nada se basa enlareflexin del sujeto moral: el vinculo centre el codigo y la conducta debe ser, Kdealmente direct y sn ninguna mmedlacion. para exclir cualquier oportunidad de desviacidn, Todo des fansa, en cambio, en el monopolio del poder lepsiativo, ya que se supo- fe que la posibildad de que Ios humans se comporten moralmente de pene del borramiento, no del desarrollo, de su proclividad y capacidad fe hacer juicios y elecclones auténomos (y, por lo tanto, en principio 38 ENAUSCADELAFOLITICA Impredecibes).F1 momento en el que el monopolio tambaleay las au toridades se multiplican, los individuos humanos se ven enfrentados con la necesidad de hacer sus propia eleccionessegin su propio poder Y su propio juicio moral; es decir, recuros que se supone no poseen ‘que se sospecha usan erréneamente, y que, por fo tanto, se les ha dado Poca oportunidad de desarrolla. Esta siuacién es la denominada “eri. Sis de valores", y noes raro que cause tanta alarma La “crisis de valores” es considerada como una amenaza a la mora lidad (y, sin duda alguna, como el verdadero opuesto de ella), primor dlialmente porque en esa teoria de la movalidad y en su préctica la idea de la responsabilidad autonoma del syjeto moral esta ausente, cuando no negada o depreciada. Explicta u oblicuamente, la teoria define a los Sujtos morales por su cumplimiento de la gla, no por su eleccln res ponsable de una condueta, en tanto Ia prctica de la ecucacion ética y Ge su vigencia se ocupa de que os individuos se acoten a esa definiion, Sin embargo, hay otra manera de consierar la naturaleza de la mo- ralidad, una manera en la que la resporsabilidad del actor auténomo ‘ccupa un lugar de privilegio. En esa perspectiva, la abundancia de valo ree na aparece como tn sign de “eras”. de exist una exis, Iejon de ser un taRido fnebre de ln moralidad, agura condiciones favor bles a fs individuas capaces de enfrentar el hecho desu inalienable res Ponsabilidad de las eleeciones morales. Esa “ersis" no es la marca de tina tera inhSspita para los indivduos morales; por el contrari, sf 1a una atmésfera auspiciosa para su nacimiento y maduracion la situa i6n que mejor insta a los individuos a hacerse responsables de su res ponsabilida. tla multiplicidad de valores que requleen julcio y elecldn es signo tna “crisis de valores", debemos aceptar que esa crisis es el hogar natural de la moralidad: solo ali pueder madurar la ibertad. la auto- nomia, la responsabilidad, Ia capacidad ce juicio, todos ellos elementos Indispensabls del yo moral, La multiplicidad de valores en si misma no farantiza que los indviduos morales erezcan y maduren, Pero sin ella, los individ tienen pocas posibilidades de hacerlo. Sometido a un es ‘rutinio meticuloso lo que sueleamarse “crisis de valores” revela ser, en realidad, el "estado normal” dela condicion moral humana, Consideremos ahora brevemente Ia idea de “criss cultural". En el Aiscurso publica, asi como en numerosos comentarios académicos, esa ‘ocin se ha empleado para aludir ala alarma y la ansedad desencade nadas por una aparente falta de cohesion normativa: por la letblidad © la ambiguedad de los preceptos destinados a regular 0 asistir la selec «lon de formas, sigificados y esquemas de conductas preferdos: por la tvidente ausencia de acuerdo con respecto a lo que es important y dig no de consegurse: por el hecho de que las dispares seals que le legan al individyo de ese misteriso espacio imaginario lamado “sociedad fo consttuyen una totalidad coherente y no se combinan en un siste tna: y por el hecho de que, por cada nocma promavida por determina tas autoridades, aparecen otras exhortaclones con frecuencia, contra fictorias- que proceden de otras fuentes no menos autorizadas, En ‘otras palabras, el concepto de “criss cultural” ha Uegado a aludir al es ado de ambigledad normativa, ambivalencia, inconsistencla, falta de Caridad, indelnicin: ala percepeién de dicho estado como un ame haza que, de una w otra manera, afecta al bienestar de la sociedad en ‘general y ala vida exitosa de sus miembros. ‘Una ver ms, resulta dificil tal vez, imposible- decidir s esa situa clon es resultado de los recientes y dristicos cambios del estado del mundo o tan solo implica un deseubrimiento tardio y una admision de Ta naturaleza de las cosas, algo que ha ocurrido durante largo tiempo y «que anes habia pasado inadvertido 0 era negado, Nos hemos acostum: bradn a la ea de “cultura” como un sistema de normas complements ‘las y mutuamente coherentes, coronado por el "sindrome del valor do: mninante” que. como mitiea éter, impregna, penetra y satura todas las rormas “especficas”,Higadas a la categoria y ala situacon, desde lack: mma hasta la base del sistema socal. Esa dea también presuponia la ‘unclonalidad” esencial de la cultura: ssn dicha ide, la cultura cum plia con la tarea de mantenimiento de esquemas, control de tensiones y mds generalmente- se ocupaba de Ia autoidentidad, la continuidad y Ia ‘mondtona autorreproduccion de la sociedad en su forma predetermin da. Al codifiar ese enfoque de dos sigos de duracién, Taleott Parsons Introd en su teora el concepto de cultura primordialmente para ex as. a pesar de ser voluntanas y de plicar por qué las acciones volunt tlecciGn individual, seguian cayendo dentro de esquemas repulares con {ran repetitivided y constanternente Para decirlo en pocas palabra, Ia idea de cultura legé a asociarse com las limitaciones de la libertad de eleclén. Asi cualquier caso de in oherencia entre las norms eulturales debia evaluase como prueba de ‘mal funcionamiento” y era explicado como una inritacion trattoria, La perturbacion era considerada temporaria, ya que la cultura, al igual que la sociedad a Ia que se esperaba que sirviera, supuestamente poseia tina tendencia implicita a lo sistematico y al autoequilbrio. Los casos te disfuncionalidad podian explicase sencillamente por medio del fe: rémeno de “retraso cultural’, la inercie de reliquas obsoletas y entor: nos sociales del pasado, © por el “choque cultural", la interferencia de sistemas culturales muttamenteincompaibes, hecho de que esa concepcién de los fendmenos culturales fuera 0 no plausible en el momento en que gobernaba la teoria social no parece ener lugar dentro del encuadre de la mentalidad defines de la moder- nidad o en la posmoderna, Hoy, cuando hablamos de cultura, no evo ‘amos la imagen de una toalidad cohesiva y coherente,autoabastecida ¥ autolimitada, con partes claramente eticuladas y estrechamente en- trelazadas, sino que evacamos la imager de una vasta matriz de posi \dades, en la que es factible levar a cabo incontables y no slempre coordinadas permutaciones y combinaciones. O mejor aun, para vis lzar el cambio de esa percepclon, poderios empleat la alegoria de Lot man de las dos manera en las que pute distibuirse la energia creat va. La energia creativa -el vis formandi de Castorladis o el poder 0 autopoiesis de Luhmann- puede fluir como ese pequett arroyo de montaia que en primavera desciende hacia e ro, hasta converte en tuna corriente poderosa que ~con tiempo sufiiente- puede legar a arra © dlisolviendo a la roca mas sida, Pero tambien puede dispersarse en Ja vasta expansion de un campo minado, en el que sabemos que se pro: dducirdn explosiones una y otra ver, aquiy all, pero ignoramos cuando ¥ dene, La imagen del rio es semejante la imagen ortodoxa moderna de la cultura: Ia del campo minado tiene una obviaafinidad con la idea actual dela cultura, En el pensamiento actual, la culture es vista como un proceso de cambio constante y esencialmente no diigo, que milita contra toda sruetura y, paticularmente, contra las estructirass6lidas y limsitat vas, en vez de contribulra su generacien y de ayudarlas a sobrevii. Como el dominio cultural ya no se considera dividido en sistemas auto nomos e internamente armonices, resuka dificil interpreta las abun antes incdeneias de la ambivalenca cultural y las presiones normat vas como productos de un "choque de culturas" y, mas generalmente, ‘como el impacto de un cuerpo extrafio, de una influencia extranera, La alta de coherencia y coordinacién, la espontaneldad del cambio, la profusion de innovaciones, todos estos elementos se combinan en ele {ilo de vida de la cultura, y la ambivaleaca es, en abundancia, el sub producto y tal ver incluso ~inadvertidamente- el producto principal de a actividad de la cultura. La ferilida, la vvide, la exuberancia de [a cultura, su vida misma, dependen de esa produiceign. Mas aun: gracias ‘9 esa modalidad existenial a esa perpetua “dlsfuncién” (como dria tin antropélogo ortodoxo), ia cultura respaida la causa de la ibertad humana, en vez de servir (como antes se suponia que debia hacer) a la autorreproduccién de Srdenes Sociales por medio de limitaciones dela libertad que exterminaban la variedad humana inhecentey la «sponta neldad de a autocreacin, ‘Como antes en el caso de la moralidad,en et caso de Ia cultura de bemos conclulr que, para conservar el significado de incertidumbre e Indeterminacion del término "crisis", no podemos emplearlo como ‘opuesto de “normalidad”. Es posible extraer una conclusin semejan ' partir de un andlisis ms profundo de as otras clases de “ersis". Bs tas conclusiones abren wna tareatedrica que, en algunos aspectos cr clales, opone radicalmente alas tareas que tradicionalmente se adj ‘icaron a la teoria social. Para resumir, Ia tarea ya no consiste en fexpllear la crisie mediante el andlissy la identificacion de los Factores petuliares que producen estados extraordinarios dentro de sistemas ee ‘ulados normativamente. Por el contrario, la area es construe una too Fia del "ser-humano-en-el- mundo” que no califique la incoberencia y la {que incorpore en su descripeion dela experiencia humana esos fendme nos inexplicable en términos utitaios.y que, de ese modo, haga inne ‘cesara la existeneia de una "teoria de la crisis” especial

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