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El nuevo narcótico

9 de octubre de 2013 Por Morgan Bennett, The Public Discourse

Una nueva investigación neurológica revela que la pornografía es tan


adictiva como la heroína o la cocaína.

El otro día, escuché a un hombre decir que Starbucks era "el mayor traficante de drogas en los
Estados Unidos". Siendo parte culpable de ese tipo de "tráfico de drogas", me abstendré de
discutir los méritos de tal cargo.

Pero ¿y si les dijera que Internet es el mayor traficante de drogas en los Estados Unidos?

Un creciente línea de investigación respalda esta afirmación en lo que respecta a un nuevo


"narcótico": la pornografía en Internet. La Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud
estimó que en 2008 hubo 1,9 millones de consumidores de cocaína. Según la Agencia Central
de Inteligencia, se estima que 2 millones de consumidores de heroína en los Estados Unidos, y
entre 600.000 y 800.000 se consideran adictos incondicionales. Compare estos números con
los 40 millones de usuarios habituales de pornografía en línea en Estados Unidos.

La investigación neurológica ha revelado que el efecto de la pornografía en el cerebro humano


es tan potente, si no más, que las sustancias químicas adictivas como la cocaína o la heroína.
En una declaración ante el Congreso, el Dr. Jeffrey Satinover, psiquiatra, psicoanalista, físico y
ex miembro de la escuela de Psiquiatría en Yale, advirtió:

Con la llegada de la computadora, el sistema de administración de este


estímulo adictivo [pornografía en Internet] se ha vuelto casi libre de resistencia.
Es como si hubiéramos ideado una forma de heroína 100 veces más poderosa
que antes, utilizable en la privacidad de la propia casa e inyectada directamente
en el cerebro a través de los ojos. Ahora está disponible en suministro ilimitado
a través de una red de distribución que se retroalimenta, glorificada como arte y
protegida por la Constitución1.

Aunque la pornografía, de una forma u otra, ha existido durante la mayor parte de la historia de
la humanidad, su contenido y la forma en que las personas acceden a ella y la consumen ha

1
En EEUU la pornografia esta protegida en la Constitución bajo la libertad de expresión. La Primera
Enmienda (Enmienda I) a la Constitución de los Estados Unidos prohíbe la creación de cualquier ley con
respecto al establecimiento oficial de una religión, que impida la práctica libre de la misma, que reduzca
la libertad de expresión, que vulnere la libertad de prensa, que interfiera con el derecho de reunión
pacífica o que prohíba solicitar al gobierno una compensación por agravios.

1
cambiado drásticamente en las últimas décadas con la llegada de Internet y tecnologías
relacionadas.

Hay tres razones principales por las que la pornografía en internet es radicalmente diferente de
las formas anteriores: su (1) asequibilidad (K. Doran, profesor asistente de Economía en la
Universidad de Notre Dame, estima que entre el 80% y el 90% de los usuarios de pornografía
ven contenido gratuito en línea), (2) accesibilidad (acceso 24 horas al día, 7 días a la semana,
en cualquier lugar con conexión a Internet) y, lo más importante, (3) anonimato. Esos tres
factores combinados con la descripción de la experiencia de la pornografía en Internet de
personas reales que realizan actos sexuales reales mientras el espectador observa, ha creado
un narcótico potente, en el sentido más literal.

Sin embargo, muchos argumentarían que la pornografía es meramente un "discurso", una


forma de "expresión" sexual que debería protegerse como un derecho constitucional bajo la
Primera Enmienda.2

La cuestión de los derechos de la Primera Enmienda es sin duda el último obstáculo que hay
que despejar desde un punto de vista legal, y abordaré esa cuestión en el ensayo de mañana.
Hoy comienzo mi análisis desde una perspectiva científica, porque los hallazgos neurológicos
recientes han expuesto a la pornografía en Internet como algo mucho, mucho más que un mero
"discurso".

Pornografía en Internet: el nuevo narcótico

Si bien el término "adicción a las drogas" generalmente se ha reservado para las sustancias
químicas ingeridas físicamente (o inhaladas o inyectadas) en el cuerpo, la pornografía en
Internet, que se ingiere a través de los ojos, afecta al cerebro química y físicamente de una
manera similar a la de las sustancias químicas ilegales. William M. Struthers, profesor de
psicología en Wheaton College, explica en su libro Wired for Intimacy: How Pornography
Hijacks the Male Brain (Cableado para la intimidad: cómo la pornografía secuestra el cerebro
masculino) que la pornografía funciona "a través del mismo circuito neuronal, tiene los mismos
efectos con respecto a la tolerancia y la abstinencia, y tiene todas las demás características de
una adicción".

Esto se debe a que las mismas partes del cerebro reaccionan tanto a las sustancias ilegales
como a la excitación sexual. La dopamina, el neurotransmisor desencadenado por la excitación
sexual y el orgasmo, también es el químico que desencadena las vías de adicción en el
cerebro. Como Donald L.Hilton Jr., MD, neurocirujano en ejercicio y profesor clínico asociado
de neurocirugía en la Universidad de Texas, observa:

2
La pornografía es una feromona visual, una poderosa droga cerebral de 100 mil
millones de dólares por año que está cambiando la sexualidad aún más
rápidamente a través de la ciberaceleración de Internet. Está "inhibiendo la
orientación [hacia] e interrumpiendo la comunicación entre los sexos a través de la
saturación de la atmósfera".

Piense en el cerebro como un bosque donde los senderos son desgastados por los
excursionistas que caminan por el mismo camino una y otra vez, día tras día. La exposición a
imágenes pornográficas crea vías neuronales similares que, con el tiempo, se vuelven cada vez
"mejor pavimentadas" a medida que se recorren repetidamente con cada exposición a la
pornografía. Esas vías neurológicas finalmente se convierten en el camino en el bosque del
cerebro por el cual se encaminan las interacciones sexuales. Por lo tanto, un usuario de
pornografía ha “creado sin saberlo un circuito neurológico” que hace que su perspectiva
predeterminada hacia los asuntos sexuales se rija por las normas y expectativas de la
pornografía.

Estos "rastros cerebrales" pueden iniciarse y "pavimentarse" debido a la plasticidad del tejido
cerebral. Norman Doidge, MD, psiquiatra, psicoanalista y autor del New York Times y bestseller
internacional, The Brain That Changes Itself (El cerebro que se cambia a sí mismo) explora el
impacto de la neuroplasticidad en la atracción sexual en un ensayo en The Social Costs of
Pornography (Los costos sociales de la pornografía). El Dr. Doidge señala que el tejido cerebral
relacionado con las preferencias sexuales (es decir, lo que "nos excita") es especialmente
maleable. Por lo tanto, los estímulos externos, como las imágenes pornográficas, que vinculan
cosas que antes no estaban relacionadas (Ej., tortura física y excitación sexual) pueden hacer
que las neuronas del cerebro que antes no estaban relacionadas aprendan a "disparar" en
tándem, de modo que la próxima vez, la tortura física sí logre desencadenar la excitación
sexual en el cerebro. Este disparo en tándem de neuronas crea "vínculos" o asociaciones que
dan como resultado nuevas y poderosas vías cerebrales que permanecen incluso después de
que se eliminan los estímulos externos instigadores.

A la luz de la nueva ciencia del cerebro, la comunidad científica relevante (la Sociedad
Estadounidense de Medicina de la Adicción), que solía creer que la adicción era principalmente
un comportamiento, recientemente redefinió la "adicción" como principalmente una enfermedad
cerebral que gira en torno al sistema de recompensas neurológicas. La poderosa fuerza de la
pornografía en Internet sobre el sistema de recompensa neurológica lo coloca claramente
dentro de esta nueva definición de "adicción".

Algunos podrían argumentar que muchas sustancias y actividades, como la televisión, la


comida, las compras, etc., pueden causar sustancias químicas que crean adicción en el
cerebro, pero ciertamente no queremos que el gobierno regule la cantidad de televisión que
vemos, la frecuencia con la que compramos, o cuánto comemos. Si bien hay muchas personas
con adicción a la televisión, la comida y las compras, el Dr. Hilton sostiene que las imágenes
sexuales son "únicas entre las recompensas naturales" porque las recompensas sexuales, a
diferencia de la comida u otras recompensas naturales, provocan un "cambio persistente en la

3
plasticidad sináptica". En otras palabras, la pornografía en Internet hace más que simplemente
aumentar el nivel de dopamina en el cerebro para una sensación de placer. Literalmente
cambia la materia física dentro del cerebro de modo que las nuevas vías neurológicas
requieren material pornográfico para desencadenar la sensación de recompensa deseada.

Entonces, ¿cómo se compara la pornografía en Internet con las sustancias químicas adictivas
ilegales como la cocaína o la heroína? La cocaína se considera un estimulante que aumenta
los niveles de dopamina en el cerebro. La dopamina es el neurotransmisor principal que liberan
la mayoría de las sustancias adictivas, ya que provoca un "subidón" y un deseo posterior de
repetir el subidón, en lugar de una posterior sensación de satisfacción a través de las
endorfinas. La heroína, por otro lado, es un opiáceo que tiene un efecto relajante. Ambos
fármacos desencadenan tolerancia química, lo que requiere que se utilicen mayores cantidades
del fármaco cada vez para lograr la misma intensidad de efecto.

La pornografía, tanto al despertar (el efecto "elevado" a través de la dopamina) como al


provocar un orgasmo (el efecto de "liberación" a través del consumo de opiáceos), es un tipo de
polidroga que activa ambos tipos de sustancias químicas adictivas del cerebro de un solo
golpe, mejorando su propensión adictiva así como su poder para instigar un patrón de
tolerancia creciente. La tolerancia en el caso de la pornografía no requiere necesariamente
mayores cantidades de pornografía, sino nuevo contenido pornográfico, como actos sexuales
más tabú, pornografía infantil o pornografía sadomasoquista.

La excitación sexual es el resultado de los aumentos repentinos de testosterona, dopamina y


norepinefrina, mientras que la trascendencia y la euforia experimentadas durante el orgasmo
están relacionadas con la liberación de opiáceos endógenos. Mientras que la pornografía activa
el sistema apetitivo a través de la dopamina, un orgasmo causado por la pornografía no libera
endorfinas, que son las sustancias químicas que nos hacen sentir satisfechos. Por el contrario,
las endorfinas sí se liberan después de un orgasmo causado por tener relaciones sexuales con
un ser humano real. Esta falta de satisfacción, combinada con la plasticidad competitiva del
cerebro, hace que el cerebro requiera cada vez imágenes más novedosas y extremas para
obtener el mismo resultado químico que antes.

Si bien los efectos adictivos de la pornografía en Internet son similares a una combinación de
sustancias químicas adictivas, los efectos de la pornografía en Internet van más allá de los de
las sustancias químicas.

Por ejemplo, las "neuronas espejo" en el cerebro nos permiten aprender observando un
comportamiento y copiándolo. El profesor Struthers escribe que, debido a las neuronas espejo,
"ver un [video] pornográfico crea una experiencia neurológica en la que una persona participa
indirectamente en lo que está viendo". Esta adicción única e interactiva está habilitada por la
combinación de estímulos tanto en el cerebro como en el cuerpo; en palabras de Struthers, el
uso de la pornografía “involucra el sistema visual (mirar pornografía), el sistema motor
(masturbarse), el sistema sensorial (estimulación genital) y los efectos neurológicos de la

4
excitación y el orgasmo (euforia sexual de opiáceos químicos como la dopamina adictiva en
núcleo accumbens3 y reducción del miedo en la amígdala)".

Otro aspecto de la adicción a la pornografía que supera las características adictivas y dañinas
del abuso de sustancias químicas es su permanencia. Si bien las sustancias pueden
metabolizarse fuera del cuerpo, las imágenes pornográficas no pueden metabolizarse fuera del
cerebro porque las imágenes pornográficas se almacenan en la memoria del cerebro. Si bien
las personas que abusan de sustancias pueden causar daños permanentes a su cuerpo o
cerebro por el uso de drogas, la sustancia en sí no permanece en el cuerpo después de que se
ha metabolizado fuera del cuerpo. Pero con la pornografía, no existe un período de abstinencia
que pueda borrar los “carretes” pornográficos de imágenes en el cerebro que pueden continuar
alimentando el ciclo adictivo.

En resumen, las investigaciones sobre el cerebro confirman el hecho fundamental de que la


pornografía es un sistema de administración de drogas que tiene un efecto distinto y poderoso
sobre el cerebro y el sistema nervioso humano. Más parecido a la cocaína que a los libros o los
discursos públicos, la pornografía en Internet no es el tipo de “discurso” que la Primera
Enmienda pretendía proteger de la censura del Gobierno, como argumentaré mañana. Aquellos
que leen libros o escuchan ideas pueden usar su mente consciente para razonar a través de
las afirmaciones y la información. Pero, como dice el Dr. Doidge, "aquellos que usan
[pornografía] no tienen idea en la medida en que sus cerebros son remodelados por ella". De
hecho, no tienen idea de que la pornografía está desarrollando "nuevos mapas en sus
cerebros".

Acerca del autor


Morgan Bennett

Morgan Bennett es candidato a Doctor en Leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad


de Pepperdine, EEUU.

3
Nucleo accumbens es un grupo de neuronas del encéfalo, parte del celebro. A este núcleo se atribuye
una función importante en el placer incluyendo la risa y la recompensa, así como el miedo, la agresión, la
adicción y el efecto placebo por lo que se encuentra implicado en el circuito de premio-recompensa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Núcleo_accumbens

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