Download as pdf or txt
Download as pdf or txt
You are on page 1of 124

1 :! 1• ''

t ¡
-- ........ .,._ - - --
uro
·111 �--� .........��.!.....;-.........,-----'����-----'-.....;.........-----

El analizador y el analista

(
K.01 • •
¡
Colecci6n
HOMBRE Y SOCIEDAD .1
'

1
DBLEUZE, G.
Empirismo y sub;etividad ;
LAPASSADE, G. Georges Lapassade
Grupos, organizaciones e instituciones •

LAPASSADE, G.
Autogestión pedagógica
GRAMSCI, A.
Pasado y presente
LA,P.LANTINE, F.
Las voces de la imaginación colectiva
LAPLANTI:NE, F.
-
m
m
m
r-
Introducción a la etnopsiquiatría
1
=m " c..m
::J
m
N
m
en
t;/)

En preparación \ c.. •ti)


o
-. G) :::,;;
'<
-
ti) •
LAPASSADE, G. o o
El analizador y el analista ' ti) -.
UJ
-""'
o
A> r o
- -en.
ti)
LAPASSADE, G. 1 ::J o
m
-· o

Socioanálisis y potencial humano CD


)> CD CD
n n.,
LEFEBV1RE, H. m

-""'
.,,
ti)
Hacia el cibernantropo < CD
ti)
c.
-o.

I ....

EL ANALIZADOR Y
E L ANALISTA

----- �-·--
¡ - ... -· ... -- - -- ____ .....__ --· ·-�·-�-�
-

r :f5 I COA 11.JA LI.51 S .:z:. nJ 1 TVC

.¡ 5/CoA fv,. l 1-. e-


Título del original en francés:
L' analyseur et l'analyste
© Gauthier-Villars Editeur, 1971

• • • \

Traducción: Hugo Acevedo IND,ICE

Prefacio . • • • • • • • • • • • • 9
Intraducción • • • • • • • • • • • 17

Cubierta: Rolando - Memelsdorff El analizador freudiano . • • • • • • • • 31

1. La regla fundamental del psicoanálisis . • • 37


CARRERA DE PSIC(JLOGJA j
«:.t HD•lfh*

El analizador de grupo .

J
• • • • • • • • 69
lnveniarin. f
BIBLIOTECA
UJ71SJ- 2.
3.
Función pedagógica del T. Group .
El seminario de Lys-Chantilly . . .
. .
.


75
91
�"'*-a,,.�,z,�_,.�

er�
��..-��.-:,PI
4. El adiestramiento para el análisis institucional . • 101

\ El analizador en la intervención . • • • • • • 105


l.ª edición en Barcelona, diciembre de 1979
5. La intervención en la UNE·F • • • • • 107
6. El seminario de Melun . . • • • • • 123
7. Un balance institucional . • • • • • • 135
© by GEDISA, S. A.
Muntaner, 460, ent. l.ª Seis estudios institucionales • • • • • • • 157
Tel. 211 05 16
Barcelona / España 8. El analizador en la institución. Rémy Hess . . 161
9. Un seminario. Rémy Hess . . . . . . 181
ISBN: 84-7432-079-8 10. El analizador marroquí. Miohel Chauvet y Fran�ois
ISBN: 84-400--213-X (Colección)
Depósito Legal: B. 32613 - 1979 Chesnaux . . . . . . . . . . 191
11. Un analizador social: La clase de transición. Kri sti-
La reproducción total o parcial de este libro en forma idéntica o modificad.a, escrita ne Wagner y René Wark . . . . . . 213
a máquina o con el sistema multigraf, mimeógrafo, impreso, etc.; no autor1z�da por
los editores, viola los derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente 12. La apatía. Olivier Kaepelin . . . . . . 223
solicitada. 13. El analizador del deseo. Jules Celma . . . . 229
Impreso en Gráficas Diamante El analizador revolucionario . • • • • • • • 237
Zamora, 83 - Barcelona-18
Impreso en España 14. Un analizador :histórico: La Comuna de París . • 241
Printed in Spain
PREFACIO

El título de este li,bro, El analizador y el analista, 5e inspira


en observaciones que todos pueden hacer si re,pa, ran en lo que vie­
ne ocurriendo en nuestra sociedad desde mayo del 68.

Nuestro· puesto de o,bservación mejor establecido es actualmente
la institución escolar y un1versitaria; dentro de su marco hemos
ya desarrollado algunos métodos de autogestión pedagógica y aná­
lisis institucional 1.
La investigación nos ha conducido, por ejemplo, a reflexionar
sobre la reciente prohibición oficial de la pedagogía no directiva
en la enseñanza. La a.utogestión se ve afectada, al menos indirec­
tamente, por esa represión, cuyo motivo oficial estriba en el 1hecho
de que ciertas experiencias se efectúan sin control, sin pr,ecaucio­
nes analíticas. Se practica, pues, una no directividad silvestre.
La e:xiperiencia de Jules Celma es un ejemplo, hoy por ho,y bien
conocido, de esa subversión 2, que ha consistido, en lo esencia.J, en
dejar que se instaure en una clase lo que yo denomino el analiza-
dor freudiano 3, es decir, la relación de transferencia que repro-
duce y simula la situación edípica.
Ln diiferencia <<técnica>> entre Celma y Freud reside en la cir­
cunstancia de que el psicoanalista controla al analizador mediante
el análisis. En el caso de Freu,d, el analizador ( el ceremonial de la
cura, la transferencia) es manejado por el analista en función de
lo que le revela la interp,retación an.alítica de la transferencia y
la contratransferencia.

l. Véase Georges Lapassade, La autogestión pedag6gica, Granica Editor, Barce­


lona, 1976.
2. Véase en el capítulo 13 el informe al respecto tal cual se publicó en Tout,
febrer o de 1971.
3. Véase el capítulo 1.

9

-----------------��� - ............................ � ... ...... .--.. �-·�- ..�---------------

Ese tra,bajo del analista lo reconoce, sostiene y solicita el con­ Las instituciones co.mienzan, así, a descubrirse en las relacio­
junto de las instituciones dominantes. nes que esta1blecen con los analistas y los analizadores. Es una re­
Queda prohibido, en cambio, dejar que se instauren analizadores lación, ora de reconocimiento y ayuda, ora, por ,el contrario, de re-·
silvestres cuando surgen de manera espontánea. En la clase de presión y prohibición. Conque la oposición entre los analizadores
Jules Celma surgieron porque el deseo rep,rimido se manifiesta en y los analistas funciona ya como un revelador, como un analizador
cuanto sitio se instituye la regla freudiana del habla libre y por­ de nuestra sociedad y sus instituciones.
que, además, el conflicto edíp.ico está siempre presente cuan·do ·hay El ob�eto de este li.br, o es, antes ·que nada, precisar el concepto
adultos en permanente relación con niños. de analizador y estaiblecer su significación política.
Se prohí1be, por lo tanto, el funcionamiento de esos analizado­ Para avanzar en esta dirección he exp.uesto ante todo el iti­
res si uno mismo no lleva oficialmente a cabo un trabajo controlado nerario de mis investigaciones. En 1950 comencé a reflexionar so�
de analista y no domina, gracias al análisis, el material silvestre tal bre la técnica psicoanalítica y especialmente sobre la regila del <<de­
cual lo p·roducen los analizadores. cirlo todo>> en la situación de análisis. Siguiendo el itinerario de
En nuestra sociedad clasista, los analistas patentados, aun aque­ Freud 4, be -asistido ,a la invención de un analizador del incons­
llos aparentemente descarriados, se hallan muy a menudo recubiertos ciente.
de dinero y prestigio. Están protegidos por nuestras instituciones, En un segundo período tra·bajé, a partir de 1959, con analiza­
las mis·mas que reprimen, por el contrario, todo cuanto pueda tener dores psicosociológicos y pedagógicos. Algunos de los textos y .ar­
la ap·arien.cia de funcionar como un analizador silvestre. tículos que a·quí se reproducen 5 trazan las etapas de esa investi­
Pero hay que ir más lejos si se ·quiere. com·prender la oposición gación, ·hasta la puesta a -punto, en 1970, de un balance institucio-­
entre los analizadores y los analistas dentro de nuestra cultura. nal 6, al que p,resento en otro momento como el simulador de la
La oposición entre los analizadores y los analistas reproduce la revolución fallida 7• Desde el diván hasta el balance, el desarrollo
antigua lucha entre Apelo, dios ,de los amos y el análisis, y Dionisos, de mi investigación ha estado durante veinte años dominado por
dios de ,los esclavos y el trance. Ahora bien, el esclavo es, como la oposición, aparentemente insoluble, entre los analizadores y los
lo muestra aquí mismo Rémy Hess, el analizador de la sociedad analistas.
griega. Aristóteles, que hizo el análisis institucional de ésta, es el La parte de la presente obra titulada <<Seis estudios institucio­
analista reconocido, aceptado· por los amos; pero es un analista nales>> está compuesta por otros tantos ensayos, cuyos autores ,po­
que no ve, o acaso que no quiere ver, que el esclavo muestra la seen una práctica que los sitúa dentro de la corriente instituciona­
verdad de la sociedad <<analizada>>. lista. Sus textos 8 contribuyen, en mi opinión, a hacer avanzar las
La oposición entre Dionisos y Apelo sim,boliza a .Ja vez la opo­ actuales investigaciones sobre las instituciones.

sición entre el analizador y el analista, la lucha entre amos y escla­ La reconciliación entre el analizador y el analista sólo se podrá
vos, la represión de la revolución por la contrarrevolución. realizar en el momento e.p que todos se vuelvan analistas ry ,al mis­
El análisis es apolíneo,. Y si para alcanzar sus fines utiliza, hoy, mo tiempo analizadores 9•
ana,lizadores, en todos los casos los utiliza controlándolos, ubicando Ha de ser el momento de la revolución.
a Díonisos ba,jo la constante vigilancia de Apolo.
Sólo· con esta condición podrá el análisis ser reconocido por la G. L.
sociedad establecida, lo cual bien podría significar que la condición 22 de marzo de 1971
de ese reconocimiento consiste, cuando menos, ·en ofrecer mediante
el traba1jo del análisis algunas seguridades al Estado y a quienes
controlan y dominan nuestra sociedad.
4. Véase el capítulo l.
De modo, pues, que el análisis está del lado de la dominación. 5. Véanse los capítulos 3, 4, 5 y 6.
La po,sib1 ilidad de analizar sólo se vuelve asunto de todos en la 6. Véase «Un balance institucional», en el capítulo 7.
7. Véase L' Arpenteur, une interven/ion sociologique, Ed. l'Epi, 1971.
situación revolucionaria, que siempre funciona como un analizador 8. Capítulos 8 a 13.
generalizado de los deseos y de las instituciones. 9. De ahí el último capítulo, dedicado al analizador revolucionario.

10 11
'
'

ANALIZADOR. nom. mas. - El ....__


que �-
practica
- el ªnálisis (las más de
- -1as veces, peyor.): A nosotros) analizadores) nada de lo que
sucede en nosotros se nos escapa (Barres).
-Ciber. Analizador diferencial: nombre dado a las pri­
• meras calculadoras electrónicas analógicas, concebidas snhtP> la
base del modelo de un apara to imaginado ,por Vannemar Bus,h
y cuyo propósito consistía en resolver ecuaciones diferenciales.
--Electroacús. Analizador de sonido: aparato que permite
descubrir la estructura espectral de un sonido.
-Elec. Analizador de onda: aparato destinado principalmen­
te a,l estudio de las formas de onda de las redes de .distribución
(corriente y tensión) ...
-Fís. Sistema óptico 1que permite determinar el estado
de polarización de una luz {los prismas de Nícol y Glazebrook,
las películas << polaroids >> y las tur,malinas son analizadores rec­
tilíneos).
-Psicol. Aparato orgánico que analiza el mundo exterior
(la retina y el oído son ana,lizadores que dependen del sistema

nervioso). Los segmentos inferiores del sistema nervioso go­
biernan los analizadores inferiores (térmicos, mecánicos, refle­
jos simples); los segmento,s superiores (grandes hemisferios ce­
rebrales) gobiernan la actividad superior (reflejos condicionados,
actividad nerviosa superior). Existen asimismo analizado·res in­
ternos, que analizan las impresiones provenientes del or,ganis­
mo mismo (cenestesia, cinestesia, sentido del equilibrio).

(Nouveau Larousse)
�---,----_,_�-

ANALIZADOR

Pávlov ha designado con este nombre a todo ap·arato ner­


vioso de sensibilidad exteroceptiva: los dispositivos receptores
periféricos, las vías nerviosas de transmisión y los centros cor­
ticales, que son aparatos que proporcionan informaciones ana­
líticas sobre las componentes elementales del mundo exterior
percibido. Hay, así, analizador visual, analizador auditivo, ana­
lizador táctil. Con respecto a este último, De.Jay lo ha disocia­
do en un analizador de intensidad ( cuya mengua engendra Ja
ahilognosia) y un analizador espacial de extensidad ( cuya men­
gua engendra la amonfognosia).

Henri Piéron,
Vocabulaire de la psychologie

15
11 _, • -G a, - ,a .. ftr:'. ftill'"'.�ft· _""-"i ,A 11

f
'

INTRODUCCION

La historia de las ciencias está llena de préstamos y traslados


de conceptos ela·borados primeramente en un campo y llevados
• luego a otro. Así, por ejemplo, respecto del concepto de desarrollo.
Tiempo atrás mostramos, en una obra de carácter colectivo, cómo
este concepto, que se elabora entre 1759 y 1859 a partir de la
biología para pasar a la teoría darwiniana, hace poco después su
entrada en la psicología y posteriormente aun servirá para definir
una <<sociología del desarrollo>> 1•
El concepto de analizador sigue hoy un camino análogo. En
este mismo libro, Rémy Hess procura mostrar su génesis. Se puede
formular la hipótesis de que Pávlov, que fue el primero en intro­
ducirlo en las ciencias del hombre por las puertas de la neurofisio­
logía y de la teoría de .Jas neurosis, lo •halló ante todo donde ya
existía, esto es, en los traibajos de los ,químicos y los físicos. Tam­
bién en éstos encuentra un modelo, el del analizador que descom- �..
pone la realidad en sus elementos: la descomposición es exacta­
mente la definición ·del análisis. P'ero el análisis es cosa del hom ­
bre, es el trabajo del pensamiento; en cambio, el analizador es
un dispositivo experimental, un intermediario entre el investi-
gador y la realidad.
El conocimiento no es in�ediato; pasa .por la intermediación de
dispositivos 1analizadores. � dirá, asimismo, que el conoci­
miento sensible no es inmediato: tam,bién el ojo y el cerebro fun­
cionan como herramientas casi experimentales, como analizadores. ,El
ojo piensa.
En el traslado del concepto se ha producido, no obstante, un
deslizamiento de sentido. En Jas ciencias de la naturaleza se en-
t. G. Canguilhem, G. Lapassade, J. Piquemal y J. Ulmann, Du développement
ª l'évolution du x1xe siecle, Thales, t. II, 1962.

17
tiende por analizador un dispositivo construido por el e�rimen.. pa vlovi ano sitve en este caso p a r a designar opera ciones ter apéuticas 1
talist a (con este importa nte correctivo, sin em1bargo: existen cuer­ y a nálisis inspira dos por J.a teorí a del inconsciente, lo im agin ario y
pos a nalizadores p ara la constitución química de otros cuerpos; los sím1bolos. El a naliza dor adquiere un sentido freudiano.

1 por tanto, son analiza dores que existen en la na tura leza). Los ana ­ Si a l término se lo h a toma do de Pávlov, quiere decir que no

1
lizadores del físico son analizadores construidos. Aquellos de los figur a en el primer voca bul ario de psicoanálisis. Por el contr ario,
que ha bl a el fisiólogo el ojo, el cerebro son, por el contrario, el té�mino que pasa , con Freud, al lenguaje corriente es analista,
a brevi atura de la p al abra <<psico an a lista>>. El analista es aquel cuya
analizadores naturales que funciona n según el modelo de los ana­
actividad consiste en descomp(ln�un m a teríal_pa ra encontr a r su
lizadores construidos; de modo, pues, que el ana liza dor de labo­
ra torio p asa a ser algo así como un simula dor de los analizadores sentido oculto. El ma terial lo integr-an os rela tos de sueños y las
a soci aciones libres. iPero cómo se h a producido ese materi a l p a ra
corporales 2•
Pero en ambos casos l a oper ación del an alizador produce una el a nálisis? Freud responde: ese ma teri al Jo produce el dispositivo
descomposición de l, a realida d ma teria l en elementos, sin interven- psicoa nalítico. En lenguaje freudia no, éste es, antes que nada, el
• ción de un pensamiento consciente. El análisis se efectúa en el <<ceremonial de la cura>> 4.
El ceremoni al es a l a vez el diván y el sillón, l a regl a del <<de­
1
a nalizador y a través de ,él, que es, a sí, un a máquin a de descom­
poner, ,ya natural, y a construida con fines de experimentación. cirlo todo>>, a l a que Freud presenta como <<regla fundamenta·l>>,
y l as instituciones de la relación a nalítica : horarios, distribución de
las sesiones y honorarios paga dos a l an alist a. U,bic ado en esa situ a­
Entre 1944 y 1950 se desa rrolla en l a psiquiatrí a francesa una ción, el a naliz a do (Lacan prefiere decir el an,a lizando) hace una
corriente pa1vlovi ana inducida ·por intereses ,a la vez científicos e experienci a cuy a verbalización es el ob,jeto del análisis.
ideológicos, sobre todo entre los ,psiquia tra s miembros del ·Pa r­ La relación que se establece con el a nalist a es una rela ci6n de
tido Comunista ry reunidos en torno de l a revista La Raison. Algu­ transferencia. El a nalist a es el sustituto simbólico de personajes
nos representantes de ese movimiento participan ·a J a sazón en l as que intervienen en l a form a ción del inconsciente. Se produce una
primeras experiencias de l a escuela fr ancesa de psicoterapia insti­ neurosis de tr ansferenci a que <<simula >> y reproduce a la .fieurosis- ...
tucional {sobre todo en Saint-Alb a n), antes de sepa rarse de ella El trafamiento, aquí y ahora , de l a nueva neurosis es el medio
estrepitosamente. No es, pues, de asom.bra r el heoho de encontr a r indirecto de tr at ar l a otr a, l a que .e_rovocó primer amente l a dema n-
poco después en la nueva escuela instituciona lista el concepto de da de ,atención.
a nalizador con un sentido nuevo 3• Como ob1eto de tr a nsferenci a y por el hecho de responder con
Ahora v amos a d ar con l a polisemia del término. Se lo em­ la contratr a nsferenci a, el analista es al mismo tiempo un analiza­
plea rá par a design a r ,a la vez, ta nto en l a prá�tic a institucional dor. Son dos funciones, muy diferentes. En su condición de analista, •

como en l a teoría que a compañ a a ést a, analizadores naturales ( el decodifica mensajes simbólicos, los interpreta dentro del m arco de
loco, en determinado momento, ·en l a clínic.a psiquiátrica) y anali­ un sistem a teórico a rticulado. Pero, en su condición de analizador
zadores construidos (.J a <<rej a >>, que distribuye las a ctivida des del el psicoa nalista es un provocador de lo im aginario. Ahora bien:
sabemos que l a dinámic a esencial de la cur a se basa ante todo
personal ·que a tiende el hospit al).
La escuel a de psicoter api a institucional no es pavlovi ana. Ha cia en !ª. tr�nsf�rencia, a sí co·mo en el m anejo de lo que yo llamo
1948 se establecía un a oposición entre Pávlov y Freud. En La aqu1 1nst1tuciones de l a relación a nalítica o instituciones de l a cura .

Raison se elegí a a 1Pávlov en contra de Freud. En Sa int-Alb a n, en E� ?tros tél:'lminos, ello podría significa r que, contrariamente a l a
c ambio, o/ Ju,ego en Cour-Gheverny, el freudismo se h,a convertido opinión ha.bitualmente difundid a, el c ambio obtenido por l a inter­
en l a ,base de la teoría y l a técnic a. Por consiguiente, un término ve�ción psico analític a se vincul a a ntes que na da, no a l a interpre­
tación analítica , sino a todo aquello que t anto en la cura como
2. Ya en tiempos de Descartes hay dispositivos mecánicos que permiten com­ en el ceremoni al y la tra ns-ferenci a tiene función de a na liz a dor.
prender el funcionamiento de los organismos vivos, a los que «simulan».
3. Véase, por ejemplo: Félix Guattari, «La transversalité», Revue de psychothé­ 4. Retomo aquí> resumiéndolos, análisis que figu ran en el capf tulo s,•h t-� la
rapie institutionnelle, I . reg 1 a funda mental del psicoanálisis.

18 19
- .-:: .- --- •= - ,_ __ -

1 La psicoterapia institucional ha encontrado y trasladado la efi­ <<mé trico>> y el uso <<clínico>>. La entrevista encuentra ' en efecto'
cacia del analizador freudiano. Las instituciones de la cura, el sillón límites, <<no sólo en la discteción, sino también en la ingeniosidad
' y el diván son reemplazadas por las instituciones hospitalarias, que del examinador y en el rendimiento del examinado ...>>. Por eso
pasan a ser, como en la cura denominada <<dual>>, analizadores de <<la técnica clínica conduce por sí misma al empleo de 11n material
lo imaginario. Por este camino institucional se va a preparar luego experimental al que se la ha erróneamente op·uesto. Aun en el
una nueva pedagogía. caso de que la entrevista con el sujeto haya sido fecunda, resulta
en extremo fructífero observar a éste en una situación diferente'
en la ejecución de una tarea que presente interés y dificultad>>.
Pero antes de abordar la nueva pedagogía y definir sus ana­ Estas proposiciones eran nuevas cuando se las publicó, en 1942;
lizadores específicos voy a decir dos palabras acerca de una técnica después se co.nvirtieron en moneda corriente en la práctica de Jos
que se sitúa a mitad de camino y que ha nacido, por lo demás, de psicólogos y ahora forman p·arte de su tecnolo·gía. Si cito larga­
una demanda de las instituciones escolares. La invención del mé­ mente este artículo, mu� poco conocido, es para mostrar de qué
todo de l, os t�ts, realizada por Binet en 1905, se vincula, en efec­ modo, sin emplear el .término·, un psicólogo descu·bre la importan­
• to, a la solicitud que se le había formulado en el sentido de hallar cia de los ,analizadores en un sector de las técnicas psicológicas.
un medio p , a, ra clasificar a los niños de las escuelas de acuerdo Cuando Daniel Lagaohe subraya <<los límites de la entrevista>> y
con sus capacidades y descubrir a los necesitados de una enseñan­ p.asa, de allí, al empleo clínico de lo que él denomina <<un ma­
za especial. terial experimental>>, ¿qué propone? Pues, actuar de manera que
El pedido condujo a la invención del test Binet-Simon, que el clínico construya, para asegura-r su diagnóstico, analizadores o
permite determinar en el caso de cada individuo una edad mental. que utilice un analizador que ya está ahí, entre los útiles del �si­
Se hace uso, luego, de estadísticas y de procedi,mientos de contras­ cólogo. Y es el test.
tes. Es cosa muy conocida. Pero al recordarla se corre el riesgo En sus orígenes, el test no parecía construido para servir así
de olvidar que Binet ya conocía otro uso complementario- del de analizador. Lagache descubre que también puede servir para
test, lo que Daniel Lagache denomina, en 1942, <<empleo clínico �ste uso y funcionar, dentro de la práctica del psicólogo, como un
de los tests>> 5• instrumento para un conocimiento cualitativo y no tan sólo con­
Lagache recuerda la definición del <<método clínico>> dada por trastado. La entrevista era el momento del conocimiento inmedia­
Jean Piaget en la introducción de Representación del mundo en to. El conocimiento clínico obtenido durante la administración
el niño, y en seguida desarrolla su propio punto de vista: <<El cues­ del test es mediatizado por éste: <<Dentro de este marco, las per­
tionario esquemático ofrece algunas ventajas: permite con m.ayor formances no son ya tan sólo resultados en bruto que ilustren

facilidad Jas comparaciones, las estadísticas, la búsqueda de corre­ sobre las aptitudes psíquicas y psicomotrices del sujeto sino tam­
laciones [ ... ] Su inconveniente mayor es dej.ar pasar lo nuevo, lo bién expresiones indirectas de la personalidad íntegra>;.
inha·bitual ry, de una manera menos excepcional, la reacción viva en C�taremos por último un pasaje del artículo de Lagache que
su unidad y su complejidad>>. c?nst1��ye todo un ejemplo del método: <<Tal es impaciente en la
La·gaohe ve esa <<reacción viva en su unidad>> de la persona en e1ecuc1on de un trazado, y tal otro impedido en una prueba en
ciertos compo,rtamientos no ,medidos por el test y que se produ­ 1� que se comparte la atención; uno habla, mientras trabaja, para
cen mientras se somete a un sujeto a la prueba contrastada. disculpar sus faltas, y otro para acompañar su acción con el modo
El examen psicológico es una operación <<clínica>>. Pero los egocéntri �o de un niño de cuatro o cinco años>>. Esos gestos y esos
psicólogos ex·pertos suelen limit,ar la clínica al momento de la comentarios durante la prueba son un material clínico que entrará
entrevista. 1La idea de un empleo clínico de los tests consiste en lu��o en el trabajo de síntesis ·del psicólogo, con tal que éste haya
hacerlos servir para dos usos a la vez y al mis,mo tiempo: el uso � ttlizado el test como un dispositivo analizador y no sólo como un
instrumento de medición y análisis estadístico.
Y
. .v a vem ?s que el psicoanálisis y la psicometría implican dispo.
5. D. Lagache, «L,emploi clinique des tests et le diagnostic du caractere» Bulle­ sitt os analizadores. Otras técnicas inventadas poco después, en
tin de la Faculté des Le/tres de Strasbourg, año XX, núm. 6, abril de 1942.

20 21
11

necesario provocar su advenimiento: la <<provocación>> es, precisa­


primer término el ps1codrama, utilizan igualmente analizadores, pero mente, la función del analizador escénico, del lugar definido como
• sin nombrarlos. . sitio de teatralización. La consigna o regla fundamental que pres­
Al reemplazar el diván psicoanalítico p�r _la esce�a ps1�odra­ cribe la teatralización desempeña, con todo el aparato psicodramá­
mática Mo ren o qu iso fun da r un a nu eva ter ap eu t1c a al mi sm o tie mpo tico (egos auxiliares, etc.), el papel de analizador 10.
6•
que ot�a antropología, otra conc�pcióu de _la infancia y el ho mb r � Abordo ahora el terreno de la pedagogía.
o op on e al mi to de Ed ipo el mi to de Pr om ete o. D � f1n e En 1959 publiqué un ensayo sobre la función pedagógica del
Moren
la infancia del hombre, no ya por la dependencia Y el aplastam1ent? T. Group 11 en el que definí el grupo de formación, sin emplear
en el mu nd o sin o, al co ntr ari o, por la cre ati vid ad y la esp on tan ei­ --todavía el término, como un analizador pedagógico 12.
dad lo cual' sup on e un dis po sit ivo ter ap éu tic o dif ere nte , un tra ­ La técnica del T. Group ha surgido indirectamente de experien­
ba j� má s act ivo : el psi cod ram a. A tra v �s 1� 1 tea tro , Mo ren o r :­ cias de dinámica de grupo efectuadas en laboratorio. En ellas ya
gresa a los orígenes griegos del culto dionisiaco, del trance Y Att
se encontraban buenas ilustraciones del uso de los analizadores
<<p ose sió n>> : un a ant iqu ísim a ter apé uti ca de gru po a � n hoy co � ­ experimentales en la investigación psicosociológica 13. El T. Group
servada por ciertas civilizaciones, pero a la que el Occidente hab1a ha heredado de sus orígenes un contexto que oculta su función
olvidado 7. • • ., • pedagógica. En efecto, en las definiciones que de él se daban en
En esos ritos ya se puede observar una teatral1zac1on, que im- 1959 se ponía generalmente el acento sobre los procesos de grupo.
plica el aplazamiento del deseo y del paso al acto:. El deseo se Se mostraba de qué modo el grupo, ubicado en cierta situación
simboliza. La función de simbolización se ve fac1l1tada, provc­ (sin programa de trabajo que no fuera el de su autoanálisis per­
1
cada, incluso, por todo el ceremonial religioso y terapéutico a la manente, con un monitor no directivo), evoluciona hacia la auto­
vez, por la puesta en escena de lo sagrado, ?ºr la e�t:ada en juegos gestión a partir de una indetermina�ión inicial limitada por cier­
de personajes y la institucionalización: M1chel Le1r1s destaca <<el to número de reglas.
c�ácter i;:1stitucional de la posesión>> 8• El análisis del grupo y de su maduración ocultaba, al menos
l.ia teatralización abre un nuevo campo de lo imaginar!º por s� parcialmente, otra dimensión de esa situación, que se definía, no
reproducción en la escena teatral. Dentro del campo psico?rama­ obstante, como una situación· de formación ( training): la dimen­
tico ' denomino analizador a todo lo que concurre a teat ralizar lo
. ., . sión institucional de la relación con el saber. En el grupo hay,
imaginario y el deseo. En el psicodrama, el espacio . escen1co en efecto, un <<monitor>>, que no transmite, en principio, un sa-
define un campo analizador al que se ha trasladado la vida real, 10. Nos l imitamos por �hora :i señalar algunos analizadores utilizados en las
imaginaria y simbólica, dramatizándola, repr�duci��d.ola, p�ra que técnicas del hombre. Presentamos algunos ejemplos. Cada uno de ellos exigirá inves­
los sujetos la retomen. Al igual que en ,el psicoanal1s1s,., aqu�,. com� tigaciones precisas y experimentaciones. Mi propósito en este momento consiste en •
introducir un concepto. Pero más adelante, en el capítulo relativo al «balance institu­
por lo d�más en el candomblé de Bah1a o en el vodu ha:t1ano , cional», se ha de ver que mi investigación actual no se construye sobre analizadores
la regla fundamental es el aplazamiento del acto, del impulso ya existentes. El objeto actual de nuestro trabajo es inventar nuevos analizadores
s ocioana líticos.
sexual, y su reproducción simbolizada. El analizado� es .lo �.,ue 11. «La fonction pédagogique du T. Group», Builetin de psychologie, núm. espe­
hace surgir el deseo y produce al mismo tiempo su s1mbol�zac1on. cial: «Groupes», febrero de 1959. René Lourau comenta largamente mi artículo en
Moreno puede en seguida analizar, interpretar el material que L'Analyse Institutionnelle.
12. Mi ensayo de 1959 tenía, pues, su lugar aqu{, en este volumen, en cuyo
surge en el psicodrama. Pero a fin de producir ese material es capítulo 2 l o reproducimos. Una presentación detallada del T. Group se hallará en
�i libro Groupes, organisations, institutions, publicado en 1967 [Grupos, organiza­
que ciones e instituciones, Granica Editor, Barcelona,
6. Este punto lo he desarrollado en un capítulo de L'Entrée dans la vie, 1976].
contiene asimismo las indicaciones bibliográficas sobre el problema. . 13. Por ejemplo, en la experiencia sobre «Les conduites agressives dans des
7. La obra clásica en la materia sigue siendo El º!'igen d� la tragedia, de � mats · sociaux expérimentalement créés», reproducida en Psychologie dynamique,
li
.D.F., París, 1950. En esa experiencia se introduce, por
Nietzsche. En cuanto a los ritos de posesión y las terapias relac1onad�s con ellos, en el lugar de la experiencia y se registra
ejemplo, un falso barrendero
la literatura es inmensa. No es posible citar todos los trabajos de Bast1de sobre el voca. Al «barrendero» se lo utiliza
n los signos de agresividad que éste pro­
candomblé de Bahía, ni todos los relativos al Africa, entre los cuales se destaca: ue se expr
aquí como analizador: provoca a la gente para
{ ese. Pero esta vez se trata de un analizador experimental, construido para
Ortigues <Edipe africain, Plon, Paris. ª expl.oraci6n científica, y no para la formación o la intervención ni �ra la terapia
8. Michel Leí ris, «La possession et ses aspects théatraux chez les Ethiopiens de 0 el d1a
gn6stico. •
Gondar», L'Homme, Plon, París, 1958, pág. 32.
9. Alfred Métraux, Le vaudou haitien, París, 1960.

23
22


...

ber de acuerdo con las reglas de la pedagogía tradicional. Deja En éstos se organizaban, en efecto, grupos no directivos (T.
que el grupo se analice, que descubra en sí mismo la <<dinámica Groups) con hora fija dentro de un programa cuyo horario, ín­
• de grupo>>. Pero ese monitor que guarda silencio se supone que tegro, se había establecido con el minucioso rigor de las escuelas
sabe, y hasta es el único en saber lo que otros -los practican­ más tradicionales, con su <<empleo del tiempo>>. Ahora bien, pre.:
tes- acuden a aprender. El monitor sabe lo que ocurre y quizá cisamente el horario y el programa son instituciones de la for­
hasta lo que va a ocurrir, las fases por las que el grupo va a mació,1. Aquí, en este libro, se hallará el relato de un seminario.
atravesar. Es el analista del grupo; su función consiste en ana­ En el Seminario de Lys-Chantilly, un practicante mostró que la
lizar lo que sucede cuando cierto número de personas se ubican institución estaba oculta: ese practicante era el analizador.. De ese
en el analizador denominado T. Group. modo se hacía posTble hacer entrar tales instituciones en el mar­
Una situación b,astante insólita, que produce, en efecto, un co analítico, como ya lo hacía yo con el T. Group respecto de la
material para un <<análisis>> (un <<diagnóstico>>) susceptible de rea­ inst?tución del saber. A través de esa activa investigación definimos
lización en función de un saber b�sado en la ciencia experimen­ las primeras formas del análisis de las instituciones pedagógicas y,
tal de los grupos. Este fundamento es la primera garantía de la de allí, el de las instituciones sociales. Después de haber definido
competencia del monitor. Hay otras garantías: por ejemplo, su la <<función pedagógica del T. Group>>, se definía una <<función
pertenencia a una organización de formación, sus títulos y a veces pedagógica de las prácticas>> (o <<seminario>>). Este método, hoy
sus publicaciones. Tales referencias definen iodo lo que hace a poco practicado todavía, habíase presentado en 1963 como un·a
la vez la institución del saber en nuestra sociedad y la <<autoridad>> posible herramienta para la formación en el análisis institucional.
del monitor no directivo.
Los practieantes del T. Group se hallan en una situación-ana­
lizador que se define mediante una referencia oculta a la institución Se podría señalar una continuidad en la progresiva ampliación,
del saber. Pero jamás se habla de esta referencia, es decir, del sen­ al cabo de diez años, del campo de la pedagogía institucional, si
tido institucional cuyo vehículo es el monitor. Se dice que los el desarrollo se hubiera llevado a efecto a través de un progreso
practicantes desean aprender y que se puede explorar ese deseo continuo y dentro del movimiento de la investigación. Pero pre­
, de saber: en principio, el monitor posee el saber del deseo. Así, sentarla así sería contrario a la realidad, porque hubo, en rigor,
el T. Group funciona, por lo menos implícitamente mientras no discontinuidad y ruptura.
se lo diga, como un analizador de la relación humana y pedagó­ Se puede considerar que el papel más importante de la peda­
gica con el saber. Pero corrientemente se insiste más bien en <<lo gogía institucional se sitúa en el momento en que generalmente,
que ocurre en el grupo>> para facilitar la preparación para el o bien se la ignoraba, o bien se la rechazaba, o sea, entre 1963
diagnóstico de los procesos de grupo antes que en la exploración y 1968, cuando aún no se la había <<recuperado>>, desmontado,

de las relaciones de formación instituidas. Esa es tal vez la he­ edulcorado y difundido por doquier, hasta en la universidad. Ya
rencia, indicada hace un momento, de los orígenes. Al T. Group se sabe cómo esa búsqueda se desarrolló, en mi opinión, a partir
se lo ve más bien como un casi laboratorio de la psicosociología de la introducción en Francia de los métodos de la dinámica de
antes que como un analizador de la pedagogía. grupo y de la no directividad. De ahí, en efecto, hubo de salir la
autogestión pedagógica.
También se sabe que a la autogestión se la señalaba en los
Para nosotros, la tarea radicaba en tratar de comprender por pr1meros años como una desviación, una contraindicación, y que
.
qué el análisis institucional de la relación con el saber se hallaba funcionaba de ese modo, pero todavía no sabíamos decirlo en
así oculta. Esto fue lo que nos condujo poco- después a impulsar estos términos, como un analizador. Para nosotros, lo importante era
la exploración de la dimensión institucional escondida en la ex­ entonces el análisis y al mismo tiempo la renovación pedagógica.
periencia de los seminarios de formación 14. La sublevación de mayo del 68 nos ha enseñado, antes que
nada, 2 ser menos optimistas respecto de las posibilidades de re­
14. En este volumen se encontrará igualmente el estudio, publicado en 1963, del novación de la pedagogía mediante métodos de autogestión y pe-
«obstáculo institucional» en el análisis. Véase el capítulo 3.

24 25

• -. .
dagogía institucional. Al mismo tiempo hemos descubierto la im­ producir análisis en seminario, tanto en la intervención como
' portancia de los analizadores sociales. Hasta entonces se creía que en el papel y los libros. Pero ese trabajo no los prepara más que a
el análisis podía ser un disolvente de las instituciones rígidas, bu­ quienes no recurren al oficio del análisis para comprender accio­
rocráticas, jerarquizadas. Hemos comprobado que hechos anali­ nes nuevas, acontecimientos inesperados que revelan la verdad de
zadores, como por ejemplo las ocupaciones, revelaban más y con las instituciones.
mayor rapidez y ·eficacia los ocultos resortes de la autoridad ins­ Antes de mayo del 68 estábamos acostumbrados a practicar aná-
titucional 15• Era preciso rever por completo el aparato teórico del lisis que no nos implicaban, realmente, que carecían de riesgos.
análisis, sus métodos y sus técnicas. No estábamos habituados -1936 había quedado lejos- a ad­
Un ejemplo mostrará mejor esa necesidad. mitir que el análisis institucional avanza más rápidamente cuando
A menudo se ha empleado en el lenguaje institucionalista actual las instituciones sociales se ven asediadas, atacadas y ocupadas
el concepto de <<resistencia al análisis>>, tomado de Freud. La resis­ por los gr11pos analizadores de nt1estra sociedad: los obreros, los
tencia es <<en la cura psicoanalítica todo aquello que se opone a la estudiantes, los campesinos ...
libre asociación de ideas y al progreso de la cura>> 16. De la misma
manera, se interpretaba como <<resistencias>> todo lo que parecía
oponerse al progreso del análisis colectivo de la institución. A la Lo que ocurrió en mayo del 68 nos ayt1dó a releer los manua­
influencia del psicoanálisis se sumaba una influencia de la tradición les de historia, a comprender mejor el 89 y la Comuna. El acon­
política, que asigna, sobre todo con posterioridad a Lenin, una im­ tecimiento correspondía a aquello de lo que veníamos I1ablando
portancia muy grande a la <<toma de conciencia>>, facilitada por la desde hacía varios años en nuestros artículos o nuestros semina­
importación de la <<conciencia>> y de la ciencia poseídas por quienes rios. Y no obstante había que aprenderlo todo acerca del acto
son ya conscientes y su destino a quienes no lo son aún 11. revolucionario, de su función analizante. El concepto de analiza..
Dentro de ese contexto había la. tentación de denominar <<re­ dor se nos impuso como una necesidad para comprender aconte-
cimientos sociales. •
sistencia al análisis>> a la conducta de quienes preferían abandonar
se1:1�n�rios de análisis y pasar a la acción. Tales rupturas con el El acontecimiento pasaba a ser un laboratorio histórico. La
analisis no eran <<pasos al acto>> que significasen resistencias 1a. experiencia se realizaba mediante la intervención de los analiza­
�u <<resistencia>> no era una huida, un acto negativo. Era, en dores. Ahora se podía remontar el curso de la historia y descubrir
realidad, una toma de posición activa y simbólica con respecto que un acontecimiento como el de la Comuna de París, por ejem­
tanto a las instituciones que componían el objeto del análisis ins­ plo, había hecho el análisis de las instituciones y mostrado qué es
tit�cional como frente a nuestro método de análisis, a sus impli­ el Estado clasista y qué son los aparatos ideológicos estatales me­ •

caciones• teóricas e ideológicas. Quienes hacían el análisis de las jor que todos los análisis teóricos y con una eficacia mayor 19• Al
• • • • • •
1nstit��iones universitarias mediante los actos nos enseñaron que mismo tiempo, la Comuna experimenta la autogestión, que no exis­
la accion puede ser analítica. El análisis no existe tan sólo a través tia aún fuera de los libros de los proudhonianos.
de los ?i�cu�sos de los analistas profesionales. Los profesionales Los comuneros fueron, antes que otros, después que otros,
, los analizadores, los reveladores de un deseo colectivo de cambio.
del analis1s siempre pueden, por cierto que con bastante facilidad'
Instituyeron, para hablar como Kurt Lewin, el verdadero <<labora­
15. De ello se toma nota en 1969, con Le proces de l'Université. torio social>>.
16. �s la def!nici6n que da Daniel Lagache en Vocabulaire de la psychologie.
17. ..,on conoc1?as �as tesis a este respecto del ¿Qué hacer? de Lenin. Sin duda,
.
la corr1e-nte no d1rect1va ya desarrollaba antes de 1nayo del 68 orientaciones más
«:spontaneístas>">: el grupo debe descubrir por sí solo la verdad sobre las institu­ Así, pues, el concepto de analizador está necesariamente lla­
ciones..�ero la �ptura no era tan radical como se creía entonces: el precio concedido mado a satisfacer una función dentro de las ciencias sociales e his­
al anál1s1s colectivo de las situaciones mostraba un apego a los modelos tradicionales
de la «toma de conciencia>>. tóricas. De aquí en adelante ya no se podrá prescindir de él.
18 · La primera advertencia en este sentido data para nosotros del 22 de marzo
de 1968: un grupo que comprendía habitués de un seminario de análisis institucional 1? · Con respecto a la Comuna como analizador, véase el número especial de Auto­
llevó a cabo esa noche el análisis a través de la ocupación... gest1on et socialisme, marzo de 1971.

26 27
1
Será incluso necesario ampliar su significación y reflexionar, descarriados; ella es la fuente ciega de la protesta, de la impugna­
para ello, acerca de lo que hace la función analizante de los acon­
tecimientos que acabamos de recordar. En efecto, éstos producen
ción ' de la-=-des.erción escolar, de la <<negativa>> a aprender. Pero -
muy -a menudo los educadores no quieren o 110 pneden -porque se
• lo que hoy se llama contrainstituciones: clubes revolucionarios con- niegan a efectuar el análisis- escuchar la palabra que desvía .
sejos (soviets ... ). Las contrainstituciones son la imagen invertida y cuando por fin la oyen, ya es demasiado tarde 24•
y negativa de la sociedad existente 20. Dejan al desnudo las ins­ No ven, por ejemplo, que la extensión de la escolaridad y su
tituciones represivas 21 de esta última. prolongación producen nuevas formas de erosión cultural e insti­
Se observa, además, que en los momentos históricos en que la tucional, nuevos comportamientos y, por fin, una contracultura,
sociedad se vuelve instituyente hay grupos llamados <<marginales>> que con su nuevo lenguaje sirve de vehículo a una ideología nue­
o <<descarriados>> que desempeñan un papel esencial en la invención va, con nuevas actitudes frente a las viejas instituciones ele la cul­
de las nuevas instituciones. Henri Lefebvre 22 ha mostrado de qué tura. Nuevos analizadores aparecen en nuestra sociedad. No se los
manera en la Comuna de París esos hombres, <<que llevan en sí ve aún, y ya han entrado en acción.
algo ilimitado>>, esos grupos de intelectuales, que hasta entonces La intervención analítica en las instituciones sociales, especial­
1 '
1

no encontraban su lugar en la sociedad instituida, dentro de la mente en las instituciones pedagógicas, debería proponerse la tarea
habitual división del trabajo, van a ocupar los bienes vacantes de reconocer los analizadores de ellas.
de la organización política, las instituciones abandonadas por los Con el fin de reconocer el lugar y la función de los analiza­
responsables. Se instalan allí donde el Estado se encuentra a la dores naturales en una institución social, he propuesto y experi­
sazó1, ausente, allí donde el Estado comienza a languidecer. En mentado el método nuevo de los analizadores-balances; los describo
1 1 todas las revoluciones se podría mostrar el efecto del encuentro en este mismo libro 25 e indico los principios del método, además
entre varios tipos de oposición institucional 23. de dar una ilustración. Se verá con facilidad, al tomar conocimien­
Si ahora pasamos al socioanálisis, se dirá que la teoría de los to de esta reciente experiencia ( 1970 ), que la base se estableció
analizadores permite comprender en términos nuevos los problemas a partir de las técnicas psicosociológicas de la intervención y, de
de la desviación, del descarrío. Los descarriados de las instituciones manera especial, a partir del Comité de Investigación.
escolares y universitarias ponen al descubierto los límites y los ato­ Pero para hacer de esas técnicas, ya clásicas, un uso nuevo,
lladeros de éstas. En rigor, es la institución quien produce sus había ante todo que comprobar que en la intervención psicosocio­
lógica se manejan, sin saberlo, ciertos analizadores construidos, exac­
20. René Lourau muestra en su libro L' Analyse institutionnelle cómo «en el papel»
la abadía de Telemo ya era una contrainstitución. Por lo demás, Rabelais lo ha tamente como existía una posibilidad de análisis institucional en
indicado expresamente: «E instó a Gargantúa a instituir su religión en contra de la dimensión pedagógica de los grupos de formación. Y el comité de
todas las demás» (libro I, capítulo 52)•. Del mismo modo se puede ver que el la investigación-intervención no es más que uno de los analizadores
pedagogo autogestor instituye su pedagogía «en contra de todas las dem:ís» cuando
decide, por ejemplo, que los programas los hagan los educandos. Gargantúa es un construidos. Además, cuando uno se compromete en esa 3nvestiga­ •
gran libro de pedagogía por el hecho de que ayuda a comprender ante todo qué ción, se descubre que el cuestionario tiene también, juntamente
es una contrainstitución. Se podría mostr:1r asimismo, por lo demás, qué hacen
igualmente Platón y Rousseau cuando definen lo que generalmente se llama utopías con su función reconocida y estadística, una función oculta de
pedagógicas. A decir verdad, definen contrainstituciones. Este concepto, vinculado al analizador, exactamente como el test en el caso del examen psico­
de analizador, es indispensable para releer a los «grandes pedagogos». técnico. La situación de entrevista en la averiguación sociológica
21. La represión no se enrola necesariamente entre los mecanismos instit11cionales.
Se enrola entre tales mecánicas por el juego de la sobredeterminación estatal. Por funciona asimismo como un analizador. Por últin10 hemos redes­
esa vía los analizadores sacan a luz, a trav¿s del análisis institucional, qué es el cubierto, al construir la intervención en Montreal, una técnica ya
estado clasista, que se debe considerar a sí mismo como el «condensado» de la
formación sccial y �us instancias. De modo, pues, que el analizador ocupación de
fábrica, por ejemplo, saca a luz el sistema capitalista.
22. Henri Lefebvre, La proclamación de la Commune, Gallimard, París. 24. La negativa a analizar se manifiesta entre esos docentes sobre todo por la
23. Consúltese al rec;pecto el ya citado libro de René Lourau, que define, en el incapacidad de hac�r su autoanálisis, de ver su sitio dentro de la institución y de
capítulo del analizador, segunda parte, IV, tres tipos de analizadores descarriados. comprender qué significa. De ahí se pasa a actitudes cada vez más cieeas, más
Adelanto una hipótesis: las revoluciones modernas se producen cuando estos tres represivas, hasta la explosión.
grupos de anali�adores (Lourau los llama ideológico, libidinal y organizativo) !ie 25. Capítulo 7. El conjunto de la intervención, en especial con el papel de los
encuentran en una misma acción. �nalii.ado res marginales, �e presenta en otra obra: J...'.4..rpenteur, Ed. de !'Epi.

28 29
conocida por los pedagogos del método Freinet, cual es la técnica
del diario interno de la organización, que informa día a día a todos
' los miembros de la organización analizada sobre los progresos de
la intervención. El diario, al que en Montreal llamábamos <<nuevo
anafizador>>, se convierte, pues, en otro instrumento de la inter­
vención socioanalítica.
El analizador construido en un campo institucional con fines
de análisis es como un simulador, una institución que imita a la
institución real. Esta es otra hipótesis de trabajo, y no carece de •

relaciones con el psiéoanálisis. El campo freudiano es un campo


simbólico y remite a otros símbolos,. a una historia singular. El
analista prefiere analizar lo que ocurre en sesiones de análisis •

en las que todo está hecho para asediar los mensajes, para catalizar
y <<precipitar>> ( en el sentido químico del término) lo que hasta
entonces se hallaba disperso.
En Ja práctica del análisis institucional sólo se puede avanzar

El analizador freudiano
con la condición de ubicar dentro del campo del análisis disposi­
tivos que deben catalizar las significaciones y permitir cercar y
luego analizar lo que justo hasta entonces estaba disperso y disi­
mulado en el conjunto del sistema. La ubicación de los analiza­
dores ya forma parte del análisis. Es el traba jo primero y prin­
cipal de aquellos a los que en las ciencias humanas de hoy se llama
analistas.

• •

, La primera redacción de este texto data de 1950.

30

• Lo que me importaba so.bre todo era la práctica .


Freud

1,
ll

El análisis, tal cual lo definía Freud al oponerlo a la hipnosis


y a la mediumnidad, que a fines del pasado siglo causaba obsesión,
es exactamente la conducta apolínea hacia el análisis de lo imagi­
nario, opuesta a una conducta dionisíaca. El análisis freudiano es
el remate de una larga historia, esto es, la de la racionalidad, que
comienza en Grecia con Sócrates, Platón y Aristóteles, para desem­
bocar en los analistas de hoy.
Sin embargo, si se lo observa un poco más de cerca, se des­
cubre la otra cara, disimulada en lo que apenas dice Freud, como
por accidente. La progresión de la cura, a la que se denomina
(erróneamente) análisis, se efectúa ante todo porque hay:
1. Un dispositivo, un ceremonial, un conjunto de accesorios,
con el diván, el sillón, el <<analista>> -que <<se hace el muerto>>-,
los horarios, los reglamentos, las sesiones; en una palabra, un con­
junto que define a una situación en la que lo imaginario (lo in­
consciente) se verá cercado, asediado e incitado a hablar (decirlo
todo), y puesto al borde de un paso al acto constantemente apla­
zado;

2. La transferencia, que mueve las cosas en la cura. Lo incons-
ciente no se transforma por una toma de conciencia, por un sa-
ber, por la descomposición analítica en elementos.
Lo que actúa es la transferencia. Esto significa que el analista
se convierte en el otro polo de una relación repetida (transferida).
Al ser el polo que cataliza al sistema inconsciente del otro, el psi­
coanalista asume una función de analizador.
Gracias a la ubicación de los disp·ositivos analizadores cere-
monial de la cura, institución de la relación transferencia! ... -pro­
gresa el análisis.

35
r Esto es lo que significa la invención de la técnica psicoanalítica,
lo que significa, antes que nada, la regla fundamental del psicoaná­
lisis. Lo mostraremos aquí, y para ello describiremos el origen y el
papel de la regla de las asociaciones libres

1
LA REGLA FUNDAMENTAL
DEL PSICOANALISIS

1 La técnica psicoanalítica de investigación y tratamiento se ha

1
deslindado poco a poco a través de una serie de fases estrecha­
mente vinculadas a la práctica diaria del doctor Sigmund Freud,
quien nos ha dejado en sus escritos de carácter autobiográfico un
relato bastante pormenorizado de esa evolución. Sabido es que el
primer origen del método se remonta al tratamiento aplicado por
el doctor Breuer a Anna O.: <<La paciente que había acudido a
Breuer era una joven dotada de una cultura y aptitudes poco co­
munes; había caído enferma mientras cuidaba a su padre, al que
amaba tiernamente. Cuando Breuer emprendió el estudio de su
caso, la joven presentaba un cuadro clínico abigarrado de pará­
lisis con contracturas, de inhibiciones y estados de confusión men­ •
tal. Una observación fortuita le permitió al médico advertir que
era posible liberarla de una de sus perturbaciones cuando se la

1 ponía en condiciones de expresar verbalmente el fantasma afectivo


que la dominaba en ese momento. De aquella observación resultó
1 un método terapéutico para Breuer>> 1•

1
El método consistía en suprimir por la hipnosis las <<funciones
de vigilancia>> que caracterizan la conciencia en estado de vigilia:

1, «Sumía a su enferma en una hipnosis profunda y una y otra vez la


dejaba narrar lo que le oprimía el alma>> 2• Breuer empleaba para
ello palabras inductoras, pues había observado, en efecto, que en

l. Freud, Ma vie et la psychanalyse, pág. 29 [en español, véase: Freud, Autobiogra­


fía. Obras compl-!tas, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1968, vol. II, pág. 1018,
trad. de Luis L6pez-Ballesteros y de Torres].
2. lbid.

36
37
' ;.:-�. 1111 ..,. a"°' ne.· n�•rA, #'1.11'!..!I A - 11

sus momentos de ausencia la enferma murmuraba palabras <<que toria. Y se trataba de explorar esa historia, esa patogénesis. La
parecían relacionarse con preocupaciones íntimas>> 3 y que, cuan­ exploración se efectuaba de acuerdo con un progreso regresivo:
do se las repetía a la enferma en estado de hipnosis, inducían se trataba de remontar la cadena de los rect1erdos patógenos a par­
relatos completos y explicativos. La imagen contenida en la pa­ tir de los más recientes; así se despejaba, paulatinamente, la am­
labra inductora arrastraba consigo su contexto, es decir, el conjunto nesia que ocultaba hasta entonces a la génesis de los síntomas.
del texto inconsciente al que pertenecía. Los fragmentos de un Tal fue la primera fase en la invención del psicoanálisis; de ella
texto escondido -dónde y por qué, no se lo sabía aún- estallaban se desprenden cuatro rasgos esenciales:
en el discurso falto de control y proporcionaban un alivio y algo 1.:. Con Breuer ya no se utiliza la hiI?nosis sólo como la fase
como una liberación. A aquella purga, que «limpia>> el alma, la en- preparatoria para la sugestión de intención terapéutica. Se ha con­
ferma la llamaba talking cure. vertido en un procedimiento de investigación. Esto significa que
Una vez que, gracias al tratamiento, los <<estados de confu­ el despeje del control ejercido por la conciencia en vigilia per­
sión depresiva hubieron desaparecido, Breuer empleó el mismo mite la aparición, primero !acunaría y luego totalizante, de una
método a fin de despejar las inhibiciones y liberar a la enferma historia olvidada.
de sus pert11rbacio11es corporales>> 4• Sólo cuando se evocaron las 2. De ese modo se advierte que los síntomas poseen un sen-
circunstancias en las que habían aparecido los sí11tomas llegaron tido por descifrar. Es, desde luego, el descubrimiento de un sistema
los resultados a ser duraderos: <<Se reveló que todos aquellos sín­ simb6lico en el que penosos afectos se presentan ocultándose bajo
to1nas se remontaban a acontecimientos que la habían impresio­ un disfraz.
na?º vivamente y que habían sobrevenido en la época en que 3. Se hace visible que esos afectos forman parte de una his-
c�1daba a su padre enfermo; los síntomas tenían, pues, un sen­ toria y se explican por una biografía de nuevo tipo. El síntoma
tido y correspondían a restos o reminiscencias de situaciones afec­ se ha elaborado por <<suma de situaciones>>. Constituye, pues, una
tivas>> s. estructura cuya génesis se puede hacer mediante un análisis re­
Acabamos de ver aparecer la categoría freudiana del sentido. gresivo que se apoye en un descifre del contenido.
1 •
1
El sentido es la significación del síntoma. Freud ha de aplicar 4. Esta técnica de análisis es solidaria con una teoría nueva
después el mismo concepto a los sueños y los actos fallidos, campos de la enfermedad psíquica. En esta teoría se integran las nociones
generalmente considerados hasta el advenimiento del psicoanálisis de trai,1,matismo afectivo, fijación, conversión y olvido de los gru­
como lugares absurdos. El concepto freudiano significa que toda pos psíquicos afectados por la amnesia, pero siempre actuantes.
producción psíquica es simbólica; cuando se la manifiesta por el Así, la teoría de una dinámica patológica da ya fundamento a la
habla, hay que descifrarla, interpretarla. técnica en el mismo momento en que ésta ha posibilitado el es­
Cada palabra es el elemento desunido de un discurso; hay que clarecimiento de lo inconsciente. Hay una relación dialéctica, como
reconstruir � éste en su integridad, de manera, pues, que el lapsus la hay, por lo demás, en todo progreso del conocimiento, entre
, la teoría y la práctica, entre el trabajo del análisis y el manejo
�condensa�1on aparentemente incoherente de significantes- es, en de los dispositivos analizadores 7•
rigor, una invención verbal que se debe situar en su lugar merced
a la intervención del lingüista del inconsciente. La extensión de esa práctica merced al tratamiento de otras
e�fermedades psíquicas va a inaugurar una segunda fase, con mo­
Con todo, <<por regla general el síntoma no era el precipitado .
d: una sola ?e l�s escena� traumáticas, sino la suma de un gran
d1f1caciones conjuntas del saber y la intervención.
numero de s1tuac1ones analogas» 6: se hallaba inserto en una bis-
Frei,d) Charcot y Janet
3. Ibid.
4. Jbid.
5. Ibid. En este punto se· sitúan los viajes profesionales de Freud:
6. !bid. Esta observ'.lción es esencial. El síntom3 no es el efecto de un trauma '
«Poco mas ,
r�al -�or ej:mplo, de u?a v!o1ac!6n�, del que el enfermo se queja. La tal «viola·
o menos en la epoca en que Breuer aplicaba �u talking
c16n>> solo e��ste en la v�da 1mag1nar1a. Freud, al descubrirlo, funda el psicoanálisis. 7 · El término analizador
. ,
El 1">s1coanal1s1s
.
será la czencza de lo irnaginario, y de su simbolización. no figura, como se sabe, en el léxico freudiano.

38 39
11

ausencl·a de vientos ' o bien el conflic to de vientos opuest os y de


cure, Charcot proseguía en la Salpetriere sus investigacione� sobre , . . ·
, igual fuerza, una de las c�ales seria pos1t1va, y negativa 1a otra�
En el primer caso, la velocidad del velero es nula; en e! segundo,
la histeria, que debían desembocar en una nueva concepc1on de
esta neurosis>> 8. Las investigaciones de Charcot influyeron en gran
medida a Freud y Breuer en sus estudios sobre la histeria. No obs­ está anulada. La inmovilidad es la resultante de un conflicto de las
tante, si Charcot proporcionó a Freud la posibilidad �e perfec�ionar fuerzas. .
Regresemos a Freud. Aun rebatida en. e: n1:'e1 nos� l'og1co, · 1a
la técnica de la hipnosis y del tratamiento por sugestión, preciso es
reconocer que el maestro parisiense «no sentía predilección alguna «Freud
b ªJª en su época <<parisiense>>. Conservara de ell un aspecto
· del nivel de conciencia>> es una h1potes1s que 1nteresa a
por un estudio psicológico en profundidad de la neurosis>> 9• �
En cambio, por la misma época, Pierre .Tanet elaboraba, tam­ esencial para la técnica psicoanalítica, expresado, precisamente, por
.1 bién en París, las nociones psicológicas de disociación de la per­ la regla fundamental: la posibilidad de re_lajar el. control consc1�n-
sonalidad y automatismo psicológi_co, .que habrían de llegar a ser te, de permitir la <<libre>> expresión del 1nconsc1ente. En cambio,
hay otro aspecto del problema que permanece, parecen ' os, 1na · bor
el <<pivote central>> de la primera concepción psicoanalítica de la
personalidad y de su funcionamiento, al misn10 tiempo· que �I de dado; es el de la relación terapéutica, ya presente en la suges-
. , n.
la técnica. Freud ha afirmado, sin duda, que el nombre mismo t1o . . .
Mucho tiempo después, Freud ha de 1ns1stir, en su p
. szco
· z '
ogza
de Janet nunca se mencionó en casa de Charcot ni en la Salpe­
triere y que Breuet había puesto a punto su técnica aun antes colectiva [ en español, Psicología de las masas], en el examen de
de que Janet hubiera hecho públicas sus propias concepciones. la sugestión, para buscar en ella explica.cione;. Los conceptos _
Pero sigue en pie el hecho de que en el mismo momento, en Pa­ de Janet permiten quizá describir en :q�ella epoca mec��1smos
rís, la noción de baja del nivel mental -disminución de la vigi­ psicológicos y hacer derivar de ellos tecnicas de exploraczon, ?e
lancia, en el lenguaje de Pierre Janet- se había integrado a las lectura del sentido. Es a lo que va a apuntar la regla de as?cia­
investigaciones de la psiquiatría. Si Freud lo critica, lo hace más ción. Pero tal vez en Tarde habría debido Freud buscar un primer
en su aplicación a la teoría de la histeria que en sus implicaciones aparato conceptual para comprender la �elaci�n que se �st�blece
técnicas al nivel de la cura. El despeje técnico de las funciones de en la acción terapéutica; en Tarde, a quien solo conocera tiempo
vigilancia va a conservar, en efecto, dentro de la nueva técnica la después y bastante superficialmente 10• En . el moment? de sus
función que ya perseguía la técnica de la hipnosis: una función de prácticas con Charcot, Freud no parece or1e�:arse hacia un �s­
liberación del habla, necesaria para la aparición de un discurso fuerzo para formular una teoría de la sugestion. Por lo dema�,
apenas si la aprecia, como ya se ha vi:tº} ve en e�a un proce�1-
olvidado.
miento incierto, inseguro y un tanto m1st1co. Aclemas, la re�u�cia
La crítica que Freud dirige a Janet se sitúa exactamente en el .
a esta técnica se la facilitan, o incluso se la exigen, sus limites
nivel de una teoría dinámica de la neurosis. La doctrina de Janet
terapéuticos: los éxitos de la técnica eran frágiles y únicamente
tiende a explicar la enfermedad por una disminución de las fun- .
accesibies a los temperamentos histéric;::os. Otra circunstancia va a
ciones de síntesis, esto es, por una falla; Freud verá en ello, por el
contrario, el resultado de un conflicto, el producto de la repre­ posibilitar entonces nuevas modificaciones. .
sión. El olvido no es la pérdida de un recuerdo. La conciencia ol­ Freud escribe: <<El hecho de ocuparme en las diversas formas
de la nerviosidad en general tuvo entonces la co11secuencia de ha­
vidadiza es, no una <<conciencia nula>>, sino, por el contrario, una cerme modificar la técnica catártica. Abandoné la hipnosis Y pro­
<<conciencia anulada>>. Al emplear este lenguaje pensamos en la teo­ curé reemplazarla por otro método, en el deseo de salir de la
ría kantiana de las <<magnitudes negativas>> y, con mayor precisión, limitación terapéutica de los estados histéricos>> 11.
en el ejemplo, que la ilustra, del velero inmóvil sobre las olas.
Esa inmovilidad puede producirse en dos circunstancias: o bien la

8. Freud, Cinq lefons sur la psychanalyse, pág. 69 [en español, véase: Freud, 4) . 10. En cambio, Binet trnspone a la psicología de los grupos, ya en 1900, las
«Psicoanálisis». Cinco conferencias pronunciadas en la Clark University (Estados Uni­ investigaciones acerca de la sugestión.
dos), Obras cotnpletas, ed. cit., vol. II, pág. 130].
11. Cinq lefon-s... , pág. 25.
9. !bid.

40 41
Con Bernheim
cesaria desde el instante en que la dinámica d. e la represión con-
d uce al análisis de la resistencia. Se ve el cami no recorr1·¿o: en. un . .
Se acuerda entonces de una experiencia de la que había sido
rimer momento, el descubrimi nto es el de un secreto de s1gni -
b.caciones que poseen una función dinámica y patógena, 1, en. el
testigo en Nancy, en el consultorio de Bernheim: <<En las personas
hipnotizadas y devueltas al estado normal se podía despertar el
recuerdo de los actos cumplidos en el estado de hipnosis, para te,rmino al que hemos llegado, la inspiración dinámica y dialéc�ica,
pri·meramente encontrada en la investigación de la personalidad
lo cual se las instaba a hacer el esfuerzo de recuperar el recuerdo. ·
' de la . tecntca.
" . La con-
Sin embargo, a ello había que agregar una puesta en escena enfern1a, se ve llevada al ni vel de una teorta
bastante cansadora. Se posaba la mano sobre la frente <le los en­ cepción dialéctica . d�l .conflicto � eurótico. , determina una concep­
fermos y se les decía que los recuerdos podían y debían regresar ción igualmente d1alectica de la 1ntervencion.
La <<libertad>> de las <<asociaciones>> encuentra allí una nueva
en ese mismo momento, y efectivam ente regresaban de verdad, pri­
función: ya no es la ocasión de un surgimiento e. spontán eo de las
mero vacilantes y luego en masa y con una claridad perfecta>> 12. .
significaciones, sino, P?r el centrar��' la tentati va, siempre per-
En otros términos, aquella técnica apelaba a la cooperación del pa­
seguida y siempre fallida, de permi tir que �n h���a sea. Ha�ta
ciente . He aquí un carácter nuevo, que nos encamina hacia la
el rechazo del sentido tiene un sentido; el ps1coanal i1ss ?e la ,ª!1�­
técnica propiamente psicoanalítica.
nación se convierte, sin dejar de ser lo que es, en un ps1coanal1�1s
Al cabo de esta segunda fase, Freud punt11aliza:
de la íibertad. Todo resultaría claro si Fret1d no planteara �1 _mi s­
1.0 La idea de un <<ceremonial>> de la cura: << ... la posición mo tiempo y de un modo necesario el principio del deter1:11n1s;110
del paciente, acostado sobre una cama para descansar>> 13; .
psíquico. Determinismo significa aquí rechazo de una «expl1.cac1�>>
2 .0 La posibilidad para el paciente de hacer resurgir, a par­

1
mediante el azar. Un acto fallido, por ejemplo, no es fallido por
tir d e aquello de lo que todavía se acuerda, los recuerdos olvi­ casualidad. El principio, necesario para la investigación, de que
dados; todo habla exige que ese todo obedezca a leyes.
3.0 La existencia de una fuerza que mantiene el estado mór­
La idea de libertad) incluida en el enunciado mismo de la
bido, se traduce en una r esistencia e impide el regreso espontáneo
regla de las asociaciones libres) se hallaba por lo demás e� �:la
del recuerdo. .
de juicio, dentro de ese mismo enunciado, por la i dea de asoc_zaczon.
Las asociaciones obedecen a leyes que e structuran el lenguaJ e cuyo
surgimiento, en principio, se libera. Esta es la paradoja aparen­
La noción de con/licto temente sostenida al comienzo mismo de la técnica psicoanalítica,
y ello en el mismo momento en que ésta nos parece estar de finiti­
El último paso se cumplirá con el ajuste definitivo de la noción vamente a p .nto. Hacia 1900, e n efecto:
de conflicto. Entre 1895 y 1900, Freud completa su primera teo­ 1. La teoría de la neurosis, que ha evolucionado desde la
ría de los instintos y el traumatismo mediante el descubrimiento,
noción de traumatismo original hasta la de conflicto patógeno y
como hemos visto, de una contrafuerza, que se traduce dentro de
neurótico ha hecho evolucionar la técnica del tratamiento desde la
la dinámica del sueño en la existencia de una censura ( es la ima­
investiga;ión exploradora de las asociaciones «libres>> hasta la in­
gen <<política>> de la represión, que obstaculiza el discurso) y den­
tervención reductora de las resistencías.
tro de la neurosis en la represión. La técnica deberá tener en cuen­ 2. Pero la técnica puesta a punto descansa en el nece sario
ta esta dinámica y ajustarse a ella; su finalidad no estribará ya tan postulado de un determinismo psíquico y de una sintaxis interna
sólo en el esclarecimiento de lo reprimido -que por lo_ demás del discurso del inconsciente.
ya s e efectuaba a través de la técnica de la hipnosis-, sino también ¿ Hay que asimilar esa nueva lingüística a los m ecanismos des­
en el análisis y el tratamiento de lo que se opone a su expresión critos por la física clásica? ¿No r esulta, por el contrario, posible
espontánea. La r enuncia al hipnosis se vuelve rigurosamente ne- Y necesario v er en el lenguaj e técnico de Freud la impronta del
12. !bid. espíritu de su tiempo, es decir, la trasposición de una ideología
13. Ma vie... , pág. 42. nacida en el terreno de las ciencias de la naturaleza? Debemos exa-

42 43
londinense de 1844. Es el mismo rechazo en nombre del mismo
minar este punto. En todo caso, nuestro examen quedaría incom­ desvelo por lo concreto.
pleto si, después de haber trazado la historia interna del descubri­ Marx se vuelve hacia el espíritu científico de su época, y Freud
miento freudiano, no situáramos éste dentro de la historia de las 00 actúa de manera distinta: rechaza la psicología abstracta de las
ideas. facultades universitarias, pero conserva su inspiración determinista.
Este punto quedará aun más claro si examinamos la noción de
asociaciones de ideas implicada, según hemos visto, en el enun­
El asociacionismo ciado mismo de la consigna fundamental. Freud habla, en efecto,
oma del asociacionismo 17 cuando define su regla funda­
el idi
Hacia 1900, Freud ya ha elaborado un sistema conceptual y mental.
una técnica que permiten comprender la génesis de la neurosis
y tratar la personalidad enferma.. He aquí llegado el momento
de sistematizar las hipótesis mediante el intento de fundamentar­ La crítica de Bergson
las. Un fundamento lo suministra, como hemos visto, el principio
del determinismo mental, principio evidentemente surgido de una El asociacionismo, que reinaba todavía hacia el 1900 -pese
concepción newtoniana del espíritu inaugurada por Hume y adap­ a los ataques que empezaban a conmoverlo, el más célebre de los
tada a las necesidades de la psicología por la generación positivista cuales era el de Henri Bergson-, presenta cuando menos tres
y cientificista de la década de 1850. caracteres:
Esta generación elaboró una psicología cuya ambición quedó l. Implica ante todo una concepción estática de los <<elemen­
expresada por uno de sus teóricos más distinguidos de su tiem­ tos del espíritu>>. El siglo XVIII ya había partido en busca del
po: Hyppolite Taine, quien escribe: <<Nuestro gran asunto consiste hecho psicológico primitivo desde el cual se pudiera reconstruir el
en saber cuáles son los elementos, cómr nacen, de qué maneras conjunto de la vida psíquica. Ese dato primitivo será, pues, la
y en qué condiciones se combinan y cuáles son los efectos cons­ sensación -el <<olor de rosa>> de Condillac-, o bien lo que Hume
tantes de las combinaciones así formadas>> 14. denomina <<idea>>, o sea, la imagen, impresión debilitada. Dentro
He ahí la orientación de la psicología académica cuando fina­ de esa perspectiva no se niega la existencia de un devenir men­
lizaba el siglo XIX. Desde luego, Freud no hubo de ocultar el tal, pero se concibe la vida psicológica con arreglo al modelo de
profundo desprecio que ella le merecía por su inutilidad y su abs­ las interpretaciones físicas del mundo inanimado, en el que cada
tracción: <<¿ Qué abarca hoy tal cual la enseña la escuela? Nada elemento sigue siendo semejante a sí mismo 18•
más que una lista de divisiones y definiciones de lo que sucede En la medida en que plantea la permanencia de esos fenómenos
en nuestra alma...>> 15• Es, además, una psicología que no conviene elementales que son las imágenes, el asociacionismo es un atomismo
en modo alguno al estudio de la vida concreta del hombre: hasta psicológico.
quienes la profesan están prácticamente obligados a formarse en
su vida diaria una <<psicología implícita>>, muy alejada de sus abs­ 17. En otra parte hemos mostrad0 que otro tanto ocurre con respecto a los mode­
los bi o lógicos. Freud serti haeckeliano h asta su muerte en la medida en que ha de
tracciones. Tampoco les es útil a quienes quieren describir o com­ retenet la ley biogenética fundam ental o ley de Ja recapitulación de la filogéncsis por
prender una existencia individual: <<Todo, filósofo, escritor o bió­ la . ontogénesis. Pero su concepción d un ombre in cabr.do, de n acimiento prematuro
e h a
e 1nf1 ncia prolongad a, �nuncia más bien la concepción bolkiana de l a Menschwerdung.
grafo se acomoda una psicología para él>> 16. Marx decía que las
� 8. La psicología colectiva ( término que, señalémoslo, y a se emplea en Francia en
abstracciones de Stirner acerca de la adolescencia no representaban 19 ) ofiece otro ejen1plo
de trasposición 5imilar. Antes que n a da, en el caso de
no de sus
el menor auxilio para comprender la psicología del joven obrero �os precursores desconocidos: Charles Fourier, quien tr aslada al dominio de
ru pos hu anos y
s � m de los senLimientos Ja teorí a newtoniana de la atracción. Y en
;;u �a en el caso de Binet, quien conserva el término atracción, con todo lo que
;
¡ p a en
14. Hyppolite Ta ine, De l 1 Intelligence, prefacio, París, 1871. c su condicióri de modelo, para presenta r sus experiencias con grupos de
e / res
1.5. Freud, Psychartalyse et 1nédecine, pág. 135 [en español, véase: Freud, Psicoaná­ t:�� a . Y �n el caso, por último, de la esc uela de «dinámica de grupo», que
� ce atracción por la noción de valencia y evoca, con su título mismo, las ciencias
lisis y medicina, en ob. cit., vol. II, pág. 847, cuyo texto difiere del de la versión de ª natur
f1ancesa, si no en esenci a , sí en una serie de m atices]. aleza, y que torna de la física más moderna la teoría de carnpo, etc.
16. Ibid.
45
44

11 ,. '
', ¡ 1/ • 1 1,1 1 1 , 1,t'1 11 11 , / 1 '1I ' .'' ,. 1'• 1 111 , '¡u�,1!1111,, 1,•1 ,j1 i
1 , ,, . ,',' . 1 , , 1 "'I•
j
,
• 1 l• 1 :• 1, • 1
', 1 1
1'!11 :1 ' •1 • 1 i I r 1,di
1
'1 .' '
:

Este punto de vista implica una concepción estrechamente 0 sea, de la <<psicología filosófica>> transformada en una psicología
' determinista del devenir mental. Descartes, Maine de Biran y otros académica, y volviéndole la espalda al individuo concreto. Freud
filósofos asignaban al Yo una función activa de juicio, de orga­ no critica los conceptos de la filosofía psicológica con el rigor pro:
nización, de selección. El asociacionismo pone en el lugar de esa fesional de Bergson; su <<filosofía>> -y por ello entiendo su ideo­
actividad organizadora la pasividad de una tabla rasa abierta a las logía- es más ingenua y confía más en sistemas de pensamientos
impresiones, que la signan a partir de la exterioridad. En cierta en cuyo examen no se esfuerza mayormente (bien lo muestran sus
manera, el inconsciente freudiano parece más próximo a la vida juicios sucintos sobre Hegel y Marx). ¡Pero qué importa! Freud
psíquica de los empiristas, mientras que su sistema percepción­ inventa una técnica que no puede dejar de hacer estallar a la vieja
conciencia -el Yo- se conforma, al parecer, a imagen <lel sujeto psicología al mostrar su radical inutilidad, pues es una técnica
organizador kantiano. que apunta al individuo, al <<drama humano>>, a un ente singular,
3. Consiguientemente, el empirismo descentraliza al Yo en be­ con sus problemas de vida cotidiana, problemas de todos los hom­
neficio del pluralismo de los hechos psíquicos. Husserl expresa bres y de todos los tiempos. Con Freud, el objeto de la psicolo­
en sus Meditaciones cartesianas esta descentralización con la ima­ gía ha cambiado 19•
gen de una <<gravitación psíquica>> de las asociaciones. Cada hecho La crítica bergsoniana del asociacionismo psicológico incumbe
psíquico aparece aquí como una suma de ele1nentos no vinculados a a cada uno de los tres aspectos fundamentales de esta psicología.
un conjunto: la crítica empirista y, de modo especial, la crítica hu­ Primero se ataca, en Ensayo sobre los datos inmediatos de la
mana de la sustancia han socavado al mismo tiempo el principio conciencia, a la noción de un sujeto atomizado, estallado, y en
de un sujeto unificado centrado. El yo no será ya más que un seguida se pone en tela de juicio, sobre todo en Materia y me­
<<polipero de imágenes>>, y la explicación psicológica se reduce a moria, al mecanismo, así como -y ello en las dos obras- a la
un inventario de los elementos. Por último, se puede mostrar, a idea de que es posible reconstruir el psiquismo a partir de un
la manera de los físicos positivistas, cóm{' los elementos se aso­ dato primitivo.
cian de acuerdo con leyes; éstas ya las había enunciado, por lo El Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia mues-
demás, Aristóteles. tra antes que nada que la escuela reduce el yo a un signo que
Atomismo mental, determinismo, dispersión del Yo: tales son abarca una suma de elementos: <<¿Pero son partes estos elemen­
los tres caracteres del hecho psíquico según los asociacionistas. tos? Ahí radica todo el problema, y por haberlo eludido se ha
Atribuidos al objeto, estos caracteres implican un método de aná­ formulado a menudo en términos insolubles el problema de la
lisis que ha de ser de tipo físico-químico, como lo es el concepto personalidad humana>> 20• El asociacionista reduce el yo a un con­
de objeto. Volvemos a encontrar un rasgo ya formulado a pro­ �lomerado; construye un yo fantasmal; se comporta como un pintor -­
pósito de Freud: en psicología, la idea que uno se hace del ser que, habiendo dibujado varios croquis de Notre-Dame, expusiera
por estudiar determina las vías de su en.foque, y, a la inversa, el éstos con la afirmación de que la catedral no es otra cosa que
enfoque deslinda en el objeto lo que se quiere ver en él. Por eso la suma de sus dibujos.
en psicología no se podía efectuar una verdadera revolución como Se soslaya lo esencial de un ser al que se pretende describir
no fuese gracias a un cambio del objeto y, a la vez, del método. agotando sus significaciones desde el instante en que se quiere
Cualquier otra reforma de esta ciencia sólo podía, a lo sumo, re ?ucir el todo a la suma de sus elementos. Es lo que l1acen los
,
ps1cologos que permiten que se desvanezca la unidad del yo en la
mejorar, refinar sus herramientas, sin transformarla verdadera­
mente. multiplicidad pura de sus elementos: <<Conque, por más que yux­
tapongan los estados a los estados, o multipliquen los contactos,

r:
0
exploren los intersticios, el yo siempre se les escapa; tanto es
Bergson 1 La cond ucta del Freud clínico se halla en esto muy cerca de la del Proust
n vc tsta. Cuando
i: _ Proust quiere «hacer psicología», copia en su lenguaje los manuales
r onianos; pero cuando deja de pensar en hacerla, hace yerdadera psicologla.
He aquí toda la diferencia entre dos contemporáneos: Bergson ��
· H enr1. Bergson, Essai sur les données immédiates de la conscience, cap. III,
• ,...,
y Freud. Bergson critica el asociacionismo sin salirse del sistema, ..¡ag. 124.

46 47
así, que terminan por no ver en él más que un fantasma vano>> 21. del conjunto en elementos. La asociación no es, por tanto, el �ri­
¿No estamos ya, por ventura, ante la crítica <<guestaltista>> del aso­ mer momento de la génesis psicológica: comenzamos por la diso­
ciacionismo1 A decir verdad, la lectura de Materia y memoria nos ciación que aísla a A y B, y <<la tendencia de todo recuer�o. a
permitirá ver mejor que Bergson se detuvo a mitad de camino agr egarse otros recuerdos se explica por un regreso del espiritu
y que no negó la existencia misma de las asociaciones . a la unidad indivisa de la percepción>> 26•
Sí rechaza, en cambio, la idea según la cual <<cada uno de los Efectivamente, en la percepción se compromete la personalidad
elementos sigue siendo lo que es, ya que el devenir les llega de íntegra, y a la asociación se la vive antes de ana.liz?rla o recon�­
afuera>>. Se comprueba la asociación de una idea con el estado truirla. Encontramos, pues, la cadena de las asoc1ac1ones a partir
mental anterior, <<pero una afirmación de este tipo no nos ilustra de fragmentos tomados de un dato original y continuo.
sobre el mecanismo de la asociación; en rigor de verdad, no nos Ese es el aspecto <<positivo>> de la crítica bergsoniana; Freud,
enseña absolutamente nada>> 22• Consiguientemente, ignoramo� el por lo demás, no lo conocía, pese a que iba a desembocar �or el
porqué y el cómo de la asociación. Decir que A se asocia a B camino de la práctica en posiciones análogas, pero organizadas
por <<semejanza>> o <<contigüidad>> es formular una ley mucho con menos rtgor que las del filósofo. También para el psicoanalista,
más general; siempre se hallará alguna semejanza entre dos <<ideas>>. en efecto, el conjunto asociativo es una totalidad significante, cuyo
Pero para Bergson el verdadero problema ef comprender la se­ origen no radica en la conexión idealista de los elementos que los
lección: <<¿Cómo explicar que entre todos los términos que se • • •
asoc1ac1on1stas creen ver.
puedan asociar se retenga uno solo de ellos? ¿Por el azar? Es lo Pero allí donde Freud descubre la actividad del inconsciente y
que parece determinar una teoría tan poco �recisa como la de los las leyes de su discurso, Bergson -lógico en esto con su sistema
autores clásicos. Pero si en la asociación hay azar, puesto que no teórico- va a proponer una explicación de tipo biologista . La
se explica la selección de los elementos, ¿de qué modo conciliar asociación no es contingente; representa <<la tendencia de todo
el azar que lleva a elegir a B antes que a C con el principio del organismo a extraer de una situación dada lo útil que ésta tiene>> 27•
determinismo? ¿En qué se convierte este principio si las ''ideas'' La asociación indica, pues, una selección totalizante provocada por
o ''imágenes'', entidades independientes, se agarran entre sí cuando las necesidades biológicas: la necesidad de vivir establece las cone­
el azar las conduce a la esfera de la mutua atracción?>> 23. xiones útiles. Consecuentemente, al sistema asociativo hay que
Aun cuando no invoque al azar, el determinismo se ve redu­ pensarlo, no ya en términos de causalidad mecánica, sino, por el
cido por él a suponer misteriosas atracciones en el origen de esos contrario, en términos biológicos de finalidad. Son las necesidades
conglomerados, en los que cada recuerdo <<permanece indepen­ de la vida quienes <<regulan el efecto de la semejanza y, por con­
diente y fijo>> 24• Por último se puede invocar además, en contra siguiente, de la contigüidad>> 28•
del asociacionismo, el testimonio de la conciencia, que jamás nos La vida oo su generalidad le proporciona a Bergson un sistema
muestra hechos psicológicos que floten en estado independiente. explicativo. La vida antes que lo vivo, sobre todo que lo vivo hu­
Con todo, el regreso a los <<datos inmediatos de la conciencja>> mano, el individuo. A Bergson le faltó la experiencia clínica . A pe­
nos lleva a ver en la <<solidez mental>> un hecho primero, gue es lo sar del desvelo por encontrar la unidad concreta de la persona ato­
que sanciona el fracaso del asociacionismo y orienta hacia una nue­ mizada por los asociacionistas, la persona bergsoniana es la idea
va solución. El todo es, en rigor, anterior a las partes; no es el de la persona. Su teoría del sueño, desarrollada en La energía es­
resultado de una asociación entre elementos supuestamente prime­ piritual, muestra a las claras la abstracción del presunto regreso
ro�: <<Advertimos las semejanzas antes que los individuos que se a lo concreto. El sueño bergsoniano está determinado por sensa­
asemejan>> 25• La indistinción es original y precede a la disociación ciones y estímulos, ¿pero cómo comprender entonces la especifi­
cidad de los sueños y el hecho de que yo sueño con una batalla
21. lbid. naval mientras mi vecino sueña con una escena doméstica, cuando
22. Matiere et mimo/re.
23. lbid. 26. Ibid.
24. Ibid. 27. Ibid.
25. lbid. 28. lbid.

48 49
f

ambos hemos oído en nuestro sueño el mismo ruido? Aquí llega


iona como todo lenguaje, con su estructura interna, sus elemen­
a su fin el trabajo de Bergson. Aquí comienza el trabajo de Freud.
�os <<imaginarios>> y su voluntad fallida de comunicarse con otro.
La regla sólo parece tener, pues, por función autorizar y suscitar
esa p osibil idad de surgimie nto para <<asociac iones>> no señaladas
Interpretar como tales por quien las produce.
La colaboración con Breuer le permitió a Freud, como hemos
visto, comprender que la personalidad, aun cuando esté desgarrada Se cierra un pacto
por el conflicto neurótico, presenta, no obstante, la unidad indivi­
dual que le ha dado su historia. Un síntoma o una <<idea>> emi­ Freud destaca como un aspecto esencial de la regla fundamental
tida de acuerdo con las abstractas leyes de la asociación se vin­ la función poco menos que contractual de ésta: «Se cierra un pacto.
culan solidariamente a una estructura- de conjunto. Descifrar, inter­ El yo enfermo del paciente nos promete una sinceridad total,. es
pretar ese síntoma, ese sueño, ese discurso <<asociativo>> que el decir la libre disposición de todo cuanto le en�rega su autoper­
paciente verbaliza, es buscar detrás de la aparente absurdidad una. cepción. Por nuestra parte le aseguramos la mayor discreción y
historia, una vida; en una palabra, la totalidad singul2r que nos ponemos a su servicio nuestra ex�eriencia �n 1�, interp:� taci6n
hace distintos de nuestros <<semejantes>>. La regla fundamental es el del material [ ... ] Este pacto constituye la s1tuac1on anal1t1ca>> 29•
instrumento de exploración, en su carácter de regla de la asociación ¿Cómo siente y asume ese pacto el cliente del psicoanalista?
libre, de todos los individuos, <<enfermos>> o <<normales>>. Además, Ante todo, como un contrato, un contrato que, contrariamente a
en el caso del individuo en tratamiento lo que se explora es una lo que sucedería en la vida social corriente, no implica la igualdad
personalidad total y no un sector aislado, el único sector <<en­ de papeles de los contratantes.
fermo>>. De ahí, por lo demás, que el término psicoterapia sea in­ Es un contrato que no excluye la compulsión: <<Lo obligamos
suficiente e inadecuado, luego, para designar al psicoanálisis. -cescribe Freud- a obedecer la regla fundamental, que de allí
Las <<ideas>> que brotan desde el diván freudiano están ha­ en adelante debe regir su comportamiento para con nosotros>> 30•
bitadas por una historia y sobredeterminadas antes que determi­ Y aquí se podría señalar, sin duda, que los contratos de trabajo,
nadas. El determinismo freudiano es un sobredeterminismo, y la por ejemplo, también implican la obediencia del empleado para
<<imagen>> del sueño es analizable al infinito. Para interpretar hay con el empleador. Se dice que este contrato está basado en el
que referirse a varias capas de acontecimientos. Se debe encon­ acuerdo de dos voluntades libres. A diferencia del esclavo, sojuz­
trar todo el tejido de la experiencia, si se desea avanzar en la com­ gado por su amo, el obrero vende <<libremente>> su fuerza de tra­
prensión de ese índice que es la imagen de un sueño, la palabra bajo. En el análisis la relación de las libertades es análoga, con la
de un lapsus, el término tomado de una cadena de <<asociaciones>>. salvedad de que, si soy cliente, pago para ponerme en situación
Pero sobre todo no hay que tomar un fragmento, pues el ver­ de obediencia.
dadero problema ha de consistir en saber de qué manera deter­ Pero el contrato establecido con el analista también se parece
minada <<asociación>> singular, que relaciona dos mitades de tér­ al que el esclavo ha cerrado, según Hegel, con el amo para con­
minos diferentes, ha originado el lapsus. La asociación adquiere servar su vida; el analizado se entrega al analista a fin de que su
una dimensión nueva: ya no es tan sólo ese puro dejar ser de un vida, o por lo menos su <<derecho a la vida>> -confiscado por la
discurso que surge libremente. neurosis-, le sea devuelta.
He aquí, por último -dificultad suplementaria-, una ambi­ El yugo efectivo del cliente es de nuevo cuño con respecto a
güedad: la asociación planteada como regla fundamental, como las demás formas sociales de contrato. Si el pacto analítico tiene
consigna y definición del analizar, sólo es quizá una manera torpe en común con los otros <<pactos>> que acabamos de recordar el
de expresarse, una manera, por lo demás, fechada en 1a historia
clP la p�icología. La verdadera novedad es el descubrimiento freu­ 29. Freud, Abrégé de psycbanalyse, pág. 40 [en español, véase: Frcud, . Esquema

diano de un lenguaje que tiene sus leyes propias, pero que fun- S<1 fJsi,Q..análisis, en ob. cit., vol. III, pág. 1035, trad. de Ramón Rey Ardid]·
30. Ibid.. pág. 41. El subrayado es nuestro.

50 51
'

hecho de establecer una relación de desigualdad y dependencia; autocracia 32 y denuncia las infracciones de éste
lista su al pacto
si parece hallarse, incluso, en definitiva más cerca del que ata al fundamental. En esas protestas es dable ver una forma de resis­
esclavo hegeliano a su amo que del que sojuzga al obrero al ca­ tencia a la regla, pero igualmente se puede ver -y es 8iempre la
pital, cabe además destacar que la diferencia esencial incumbe a la misma ambigüedad- la consecuencia de contradicciones teóricas
dimensión imaginaria, que encuentra su origen en el contrato ana­ y técnicas inherentes a la institución psicoanalítica.
lítico 31, una dimensión que tiene por connotación a la noción de El compromiso definido por el pacto puede parecer, además,
transferencia. unilateral. El psicoanalista conoce todos los secretos de su pa­
ciente, quien, en cambio, no sabe nada de su psicoanalista. Es una
situa ción asimétrica. Al nivel de la experiencia vivida, el paciente
La transferencia es como un <<objeto>> expuesto a la mirada técnica del experto. Y si
disimula -o incluso se disimula- lo que se <<debe>> decir, la deso­
La imposición de la regla fundamental prepara la transferen­ bediencia a la regla, muy pronto desenmascarada, refuerza la cul­
cia. Crea un tipo de relación en el que el paciente se entrega al pabilidad de quien se siente, así, descubierto. Una culpabilidad
psicoanalista, quien le <<hace la ley>>. Además, la obediencia a la que es como un regreso a la conciencia infantil de la falta: uno de
regla de <<decirlo todo>> va acompañada, para quien se somete a los beneficios previstos de la cura es, por lo demás, la eliminación
ella, por el sentimiento de estar expuesto a la mirada del analista, progresiva de esa culpabilidad por la liquidación de la dependencia
de exhibirse, o, mejor aún, de proseguir indefinidamente el esfuer­ transferencia!.
zo en pro de una exhibición que nunca se cumple por completo. Tal Aquí podríamos retomar, a título de modelo para la com­
es la dimensión de la pasividad en la experiencia del paciente. Per o prensión, los análisis sartreanos de la mirada y esclarecerlos con
la experiencia de la p, sividad no es total. La cura psicoanalítica se las teorías freudianas de la proyección; en efecto, el enfermo pro­
caracteriza asimismo por una <<lucha por el poder>>: el paciente yecta sobre el analista sus sentimientos de culpabilidad y los re­
querría tomar la dirección del análisis, o bien le reprocha al psicoana- proches del superyó. El analista nasa ª ser la encarnación exter­
nalizada del superyó, que vigila y juzga4 A la actitud del analista
31. No es posible encarar dentro de los límites de este trabajo el problema que
subyace en el debate entrevisto en las precedentes líneas, a saber: ¿no es el contrato
se la siente, de allí, hostil, reprobadora y jl1zgante; sus interpre­
analítico el reflejo de una cultura, de un momento histórico? ¿No se lo ha inventado taciones son ataques o reproches, y se interpretan sus silencios
en una sociedad basada, como diría Rousseau, en la desigualdad? ¿Y no habrá que como signos de una reprobación. El ceremonial de la cura refuer­
abordar algún día, en este nivel, una crítica marxista de la técnica psicoanalítica?
No para «denunciar» al psicoanálisis, en función de criterios presuntamente marxistas, za estos sentimientos: ya se sabe que el paciente no ve al analista,
como una <'.ideología reaccionaria». El tiempo de estas críticas demasiado fáciles pero en cambio se encuentra en situación de ser observado. Dentro
parece definitivamente superado. En cambio falta hacer una verdadera crítica institu­
cional. Queda igualmente por examinar, a la luz de las teorías del dinero y de la de ese universo, el analista es quien le <<roba>> a su paciente el
cosificación vinculada a la economía de mer:ado, el fundamento de las tesis psicoana­ mundo de la enfermedad, en el que éste buscaba refugio.
líticas atinentes al pago de la cura. No estamos seguros de su rigor teórico ni de
su independencia con respecto a la alienación económica de nuestra sociedad. En Pero no hay duda de que las cosas son, en principio, diferentes.
todo caso, la técnica psicoanalítica se halla, sin duda, mucho más vinculada a las Según algunos autores, la amistad del psicoanalista se manifiesta
contradicciones fundamentales de nuestra sociedad, a sus alienaciones, que lo que creía ante todo en la atención -fluctuante, claro está- que presta al
Freud y que lo que creyeron, después de él, sus discípulos. Dentro del limitado marco
de este trabajo, y dada la amplitud de la discusión, procederemos, pues, como si analizado. Pero lo vivido es, como se lo ha destacado, diferente
este problema no se hubiese planteado y nos atendremos al examen de la doctrina de la teoría.
clásica y de las consideraciones que ha originado en el nivel único de la psicología;
reservar.::mos la exposición de nuestra tenaz «resistencia» a estos principios para un
He aquí en qué estriba la diferencia. La teoría -al menos cierta
trabajo posterior. El mis�o problema se plantea a propósito de la psicología aplicada te?ría- nos dice que la actitud del analista está hecha de acogi­
bajo la forma de dinámica de grupo y, de un modo más general, de todas las formas tn1ento y hasta de bondad; por el contrario, la experiencia vivida
«liberales» de sicología o de pedagogía. ¿Hay que pagar para probar su motivación?
¿O hay que hacerlo porque el psicólogo debe ganarse la vida? ¿O acaso por razones más por el paciente en el análisis es las más de las vece& la experiencia
profundas, no exploradas, al parecer, hasta hoy? Ta] es la discusión. (Con posterio· de una frustración, considerada, por lo demás, como necesaria para
ridad a la redacción de estas líneas se ha emprendido el análisis institucional del
psicoanálisis; lo han hecho, en especial, F. Gantheret y René Lourau en un número
especial de Partisans.) 32. E! autoritatismo psicoanalítico está, por lo demás, lejos de ser imaginario.

52 53
el progreso terapéutico. Los analistas -Freud en primer lugar­
describen, además, la estructura de la situación como un marco Se obtiene una proliferación de imágenes antes que una elabora­
excepcional de libertad, mientras que el enfermo ve en cambio ción construida. En el caso del T.A.T. , el sujeto en análisis no
en ella un complicado sistema de compulsiones, obligaciones y deci­ organiza un relato; parece salir incesantemente del marco fijado
siones arbitrarias y <<unilaterales>>; en una palabra, una situación por el soporte material propuesto para <<asociar>> y tiene, por último,
esencialmente dirigida. La <<no directividad>> analítica, si cabe la tendencia a establecer correlaciones emocionales en el curso del
expresión, es un punto de vista del psicoanalista; no es el punto test entre temas y elementos de imágenes en apariencia sumamen-
de vista del paciente, y en este conflicto de puntos de ,,ista va a te alej ados.
establecerse la transferencia. Estas observaciones muestran que el sujeto en análisis ya. ha
adquirido una técnica de asociación y verbalización que deja atrás
a la técnica de invención propuesta por la consig11a del test.
El aprendizaje de la regla En el curso de los comienzos de una cura se produce un apren­
dizaje susceptible de descripción si se toman prestados de la psico.
Acabamos de proceder a una descripción sincrónica de la situa­ logía experimental ciertos modelos.
c�ón analítica. Hay que completarla con una descripción diacrónica, Se examinarán de manera sucesiva las consignas experimenta-
s1 se desea comprender de qué manera puede esa situación instau- ,
les, el dominio prog.resivo de una situación nueva y, por fin, el
rarse, evolucionar y, eventualmente, <<liquidarse>>. Se instaura al efecto de la repetición.
precio de un aprendizaje: <<El método exige -escribe Freud- cier­ La regla de libres asociaciones es asimilable, como hemos visto,
ta prepatación del enfermo. Hay que obtener de él la mayor aten­ a la consigna de un test. Pero a su vez las consignas de test son la
ción a sus percepciones psíquicas y, a la vez, la supresión de la transposición a la psicología aplicada de las consignas de labora­
crítica>>. Así define Freud la necesidad de aprender a conformar torio. Toda experiencia de psicología humana supone, en efecto, la
su conducta a las prescripciones de la regla. La cura supone la comunicación a los sujetos de la experiencia de un mensaje que
adquisición de hábitos. contiene instrucciones precisas e invariables. No es, con todo, una
Mostrémoslo con un ejemplo casi experjmental. Hemos podido consigna que se adquiera de golpe; a veces hay que repetirla, con
comparar la reacción al test T.A.T. de sujetos no analizados y de lo que se convierte a su vez en objeto de un aprendizaje.
sujetos en análisis. La consigna del test pide que el sujeto testeado Por otra parte, el laberinto experimental o la sala de experien­
.
organice una historia en torno de una serie de grabados. El pro­ cias crean una situación nueva, y ésta implica una reacción del
blema no radica ahora en examinar los mecanismos de proyección s�j�to a esa situación: el laboratorio es un analizador. Pero al prin­
que determinan la producción imaginaria del sujeto testeado en c1p10 puede ser una situación inhibidora, como lo es la situación
función de la regla fundamental constituida por la consigna. Uni­ clínica
. del test, o como lo es la entrevista ' y es ' también ' una
camente nos interesa el comportamiento adoptado por el sujeto situación aislante. Ya en el diván, el analizado se halla en una
situación a la que debe paulatinamente integrar y cuya novedad es •
para �bed� cer a ella. Acabamos de ver que se le pide organizar
.
una h1stor1a, es decir, adoptar una actitud bastante diferente de la - fuente de ansiedad. El gabinete del analista es, como el laboratorio '
un aislamiento separado del mundo.
del libre vagabundeo de las asociaciones, implicado por la regla
fundamental del psicoanálisis. Ahora bien, si se somete este test ��r ú!timo, así como el aprendizaje experimental supone cierta
plan1ficac1ón de la duración y la frecuencia de las sesiones ( una
a sujetos en curso de análisis, se comprueba que el T.A.T. se trans­
repetición, por ejemplo, del estímulo de acuerdo con determinada
forma espontáneamente en un test que implica la libre asociación, regularidad), así también las sesiones de análisis se reproducen
1� ?esorganización sist:mática de los controles. El sujeto en psicoaná­ en días fijos y a una hora igualmente fijada. También su duración
.
l1s1s al que se le pide inventar, a partir de las <<láminas>> del T.A.T., es regular.
u�a historia resp.onde con una <<Cf1dena de ideas>> a partir de deter­
Podríamos por . otra parte referirnos, con el desarrollo de las
minado detalle inductor señalado en las <<láminas>>, que son las analog�as entre el a·prendizaje experimental y el .aprendizaje psi­
reproducciones fotográficas que constituyen el material del test. coanal1t.1co de la situación, a la noción de tanteo. Pese al enun-
54
55
obstante su carácter indiscutiblemente artificial, el simulador de
ciado liminar de la regla, el ,paciente debe descubrir y constituir
todo lo que hace del hombre un ser fundamentalmente inaca·bado.
poco a poco, por ensayo y error, el comportamiento que la regla
prescribe.
A veces se esfuerza en obedecer a ella y no puede despejar por
La resistencia al análisis la revela el analizador
com·pleto el control re.flexionado de la v·enbalización; otras, en cam­
bio, el flujo de las asociaciones es tal, que no puede expresar
<<todo lo ique le pasa por la mente>>. Al mismo tiempo, no sabe El sujeto en análisis aprende a dejar que emerjan en el yo las
manifestaciones ,del inconsciente. Pero el yo es quien asocia, y el
cómo <<elegir>>, tanto menos cuanto que se le ,ha prescrito no ele­
yo es quien sueña. ¿:Cuáles son, pues, la estructura y el conte­
gir, y ,esa necesidad de reinventar �a cqnsigna, para hacerla suya,
nido del yo asociante? He a·quí la descripción que de él hos da
es vivida con la angustia de Ja incertidumbre. Es una angustia com­
parable ·a la .ansiedad del aprendizaje del laberinto. Freud: <<La constitución psíquica de un hombre que reflexiona es
Sólo .de modo ·paulatino descubre el paciente la complejidad muy diferente de la de un hombre que observa sus propias reM
de la situación psicoanalítica; sólo gracias a 1� repetición aprende flexiones. Hay recogimiento en ambos ca¡os, pero en la reflexión
hay algo más: una crítica. Esta lleva a eliminar una parte de
a vivir en esa situación y se familiarl�a con el ,analizador. El ,ana­
las ideas aparecidas con posteridad a la percepción. A otras las
lista no tiene, ,pues, co·n su paciente la relación inmediata, dual, que
detiene a �ita? de ca.mino, les corta el paso, y otras, p·or. último,
se podría creer. La regla y, de manera más general, el conjunto
no llegan s1qu1era a cruzar el u,mbral de la conciencia; se las re­
del analizador freudiano mediatizan la relación: el paciente JL el
prime antes de la percepción>> 33• De modo, pues, que la actitud
expertc, se comunican a través del ·an.alizador en la situación es­
crític� aparece e� �nálisis como un dique, como una .barrera, y
tructurada por la regla fundamental. El analizador es el lugar ins­
cesara, por cons1gu1ente, cuando se la haya analizado como una
tituido de esa comunicación.
resistencia.
La noción de resistencia se deslindó, dentro de la invención
del analizador psicoanalítico, en el momento en que la disociación
El inacabamiento psíquica quedó <<dinámicamente explicada por el conflicto>> 34 al
que el enfermo no puede superar. Pero mediante la resistencia se
A pesar de las analogías indicadas entre el aprendizaje expe­ .Proyecta el conflicto en la dinámica de la cura. La resistencia a la
rimental de la situación y el aprendizaje analítico, subsiste una regla fundamental se convierte, así, en el analizador de las defen­ •

diferencia esencial: el aprendizaje en laboratorio puede llegar a un sas p-at6genas 35.


resultado; en determinado momento se adquiere y estabiliza la Para tratar la resistencia, Freud renunció ,a la directividad ,hip­
,.
conducta. En ese momento, ·digamos para retomar nuestro ejem­ notica: <<Gracias, en efecto, a la hipnosis, la existencia de la re­
.
plo, el animal ubicado en el laberinto sólo se encaminará ya por s�stenc1. a escapa,ba a la percepción del médico>> 36• El conflicto ori­
la <<buena vía>>. gina!, descubierto primeramente en la investigación de un ori·gen
.
gen:tico de las neurosis, va a expresarse en un con,flicto defensivo
En la .situación ·analítica, por el contrario, el <<aprendiza,je>>
aq uz Y ahora. La regl· a fundament
jamás termina: dificultades, <<,falsas vías>> obstaculizan una y otra l . · al no es ya tan sólo la invitació�
ª as libres erba11zac1on · .
vez, y por otra parte, como hemos de ver en seguida, hasta el � · · es; ahora per,m1te analizar lo que se 0.pone
.
al libre surg1m1ento· de
final del tratamiento h�1brá resistencias que vencer para confor­ las asociaciones.
marse a la regla. La ·personalidad analizada ya no es sólo el lugar de un secreto
Porque es un a.prendizaje de la libertad ryr no un condiciona­ 33. Freud ' La sctence
· "
des reves, ,
pag. 92 [ en español ' La interpretación Je los
suefior·, en ob· cit.,·
miento ni un montaje de con.ductas, el <<aprendizaje>> analítico es, 34·
vol. I, págs. 231 y ss.J.
Fre d, cinq lefons .. . , pág. 81
como toda, <<educación>> humana, un ·aprendizaje nunca acabado. .
35
. 36
� ª
y � s.
ituación de la cura funciona entonces como un analizador.
preud ' Int od ·
Aceptar este inacabamiento es aceptar para uno el inacabamien­ ''61t al , . � uctzon a' l a psycbanalyse, pág. 316 [ en español, véase Introduc-
Psicoanalzszs1 en ob. cit., vol. II, págs. .3 2 y ss.J
to del :hombre. Gracias a ello, el ana.Jizador psicoanalítico es, no 8 .

56 57
-el secreto del inconsciente-; esta vez se la percibe co,mo un
conjunto que ,apunta a defender la entrada del secreto, y esa de­ analizado. El análisis de las contradicciones -fuente de ne.uro­
· s- pasa a ser el camin o real para analiz.ar y tratar lo que pr1me-
fensa, es decir, la rep,resión, y su traducción la resistencia- cons­ s1
mente sólo se había señalado en la cadena de 1as .asoc1ac1ones
. .
tituyen un secreto nuevo. Es un mecanismo inconsciente. La regla
r:bres. El mensaje no debe llevar a olvidar al medium a través·
fundamental del psicoanálisis encuentra en la teoría de la resis..
del cual se manifiesta o se disfraza.
tencia su complemento indispensable ·Y su iverdader,a justificación. Desde el punto de vista clínico, la resistencia e� .lo qu� ,mo-
Al mismo tiempo, la regla fundamental pasa a ser el instrumento difica las asociaciones, es decir, lo que provoca <<om1s1ones, inver­
analizador no sólo de una investigación clínica, sino también de
siones, modificaciones de sentidos, etc.>> 39• Anna Freud lo h. a . ex­
una dinámic,a que tiende a tratar al individuo, esta vez, atacando presado en una fórmula sintética, y se trat� de un �aso. dec1s1vo:
el centro dinámico de sus conf,lictos, además de ,haber ya descu­ <<Lo que importa no es, pues,· tanto la estricta obed1enc1? del pa­
bierto, claro está, el secreto de su mal. ciente a la regla analítica funda,mental cuanto los conflictos ·que
Sigmund Freud primeramente. y luego Anna Freud plantearon resultan a este propósito. Justamente la oscilación de la observa­
el problema de la resistencia en tér,minos tópicos: <<Queremos re ­ ción entre el ello y el yo, esa doble orientación del interés hacia !as
constituir el yo [ ... ] Con este único fi1..1 recurrimos al análisis [ . ..] dos faces del sujeto analizado, constituye, a diferencia de la técnica
Tenemos que buscar las represiones antigu,as>>, escribe Freud 37, y hipnótica -demasiado exclusiva-, lo que denominamos psicoaná-
Anna Freud, por su parfe: <<Muy felizmente para el análisis [ . . . ] lisis>> 40•
a la regla fundamental sólo se la puede observar p·arcialmente [... ] De ahí ' al mismo tiempo, una nueva eficacia terapéutica, que
El yo calla por un momento; luego vuelve a ponerse en mo­ .
ahora encuentra su base en el hec,ho de vencer a las res1stenc1as,
.
vimiento, renuncia a la actitud de obediencia pasiva que se le quie­ de aproximarse progresivamente a las producciones verbalizadas,
re imponer y utiliza una de sus ha,bi tuales medidas de de.fensa para ante las cuales el yo se había primeramente detenido 41• Freud lo
insinuarse como importuno en el curso de las asociaciones. En ese subraya: <<Cuando incitamos al enfermo a elevarse por encima de
momento, el paciente infringe la regla analítica fundamental, y sus propias resistencias y a comunicárnoslo todo, educamos su yo
decimos que pone de maniifiesto resistencias>> 38• para que sobrepase sus tendencias a optar por la fuga y le ense­
A partir de esta definición de la resistencia, que posibilita en ñamos a soportar el enfoque de lo reprimido>> 42• Este paso de la
este nivel una acción de la represión, se ·podrá encaminar una <<evitación>> al <<enfoque>> de lo rep,rimido se puede comprender
técnica analítica en una nueva dirección operatoria. como un paso del principio de placer al principio de realidad, ,por
Primero ( <<primero>> no significa más que una anterioridad ló­ lo menos si se ve en el principio de placer el funcionamiento sin
gica), cuando el yo despeja sus controles, los <<vástagos del ello» control y sin mediación, y lo contrario en el principio de realidad.
se pueden infiltrar en el discurso y proponerse a la interpretación
del psicoanalista. Ese mo,mento ideal corresponde históricamente al 39. Anna Freud, ob. cit., pág. 13.

primer período del p1sicoanálisis.


40. !bid.
41. Dentro de esta nueva perspectiva, las «ideas» libres cuentan menos que su
Pero el despeje de los controles sólo es un límite, un límite soporte dinámico o que el soporte dinámico de su deformación, de su represión. Hay
que nunca se ·alcanza. ,La censura funciona en las sesiones de aná­
aqu{ una analogía profunda con la dialéctica marxista, por una parte, Y, por la
otra, con la dinámica de grupo. Con la dialéctica marxista: Marx muestra que ·«las
sis como en los sueños. Como el conflicto de las tendencias, la ideas dominantes son las ideas de la clase dominante». Según Marx, esto significa
lucha de las instancias se convierte en la expresión directa de lo
que a toda idea, a toda doctrina, siempre se la debe comprender e interpret�r en

que se debe analizar. Lo que sucede en la situación analítica es


función de los conflictos de la sociedad íntegra, y que hay, por tanto, que inter­
pretar eventualmente lo que se opone a su difusión, lo que la deforma, lo que p�o�o­
la expresión, ahora determinable, de lo que sucede en el sujeto
ca su surgimiento en ciertos grupos y, por el contrario, su represión por grupos d1st1n­
tos. Toda ideología cae siempre en conflictos y desempeña su papel en éstos. La
dinámica de grupo hace suyo este punto de vista cuando muestra en un grupo de
37. Freud, Psychanalyse et médecinc, pág. 157 [en español, ob. cit., vol. II,
d�scusi6n , por ejemplo, la función dinámica de las «ideas» que se enfrentan , pu­
pág. 853]. d!endo el enfrentamiento traducir y disfrazar las luchas internas del grupo (por
38. Anna Freud, Le moi et les mécanismes de défense, pág. 12 [ en español, véase: CJemplo, una lucha por el liderazgo de un individuo, o de un subgrupo dentro �el
gr po), De ahí la distinción entre la agenda oficial y la agenda secreta de la d1s­
Anna Freud, El yo Y los mecanismos de defensa, Ed. Paidós, Buenos Aires, 4.ª ed., u
1965, págs. 22 y 2.3; trad. de Y. de Cárcamo y C. E. Cárcamo]. CUsi6n.
42. Freud, Ma vie... , pág. 158 [Autobiograf ia, en ob. cit., vol. II, pág. 1028] ·

58
59
lectual que com 1 b,ate con el socorro de argumentos. En el caso de
La cura vendría a ser, �sí, el lugar de un aprendizaje progresivo 1
n euróti cos obsesivos, la resistencia se refugia en la duda>> 45• Ha
los
de la realidad, y la victoria sobre las resistencias participaría de llegado en el análisis el momento de la crítica-crítica: el enf ermo_
, . . .
este. · discute sistemáticamente todas las 1nterp-retac1ones, todas las inter­
Pero parécenos que la verdad.era. ,eficacia del tr�baJ? sobre 1as
venciones del analista o bien, por el contrario, su oposición puede
resistencias se halla en la dialectizacion de la e�perienc1a. La .cur�
ceder su lugar a una especie de cortés sumisión: el paciente acepta
analítica es una experiencia dialéctica en la medida en que el 1.nd1-
con todo agrado las intervenciones del analista, pero sin integrarlas.
viduo que se somete a ella aprende a vivir dentro del confl1cto,
en vez de rehuirlo. La resistencia es, sin duda, el elemento de un
o bien, incluso, busca en ellas el beneficio intelectual, especulativo.
De ese modo tiende a transformar al analista en director de es-
conflicto al que es preciso superar, pero al salir de la lucha ya no
tudios.
se negará el con,flicto. Al contrario, se lo reconocerá. ., Ahora bien, ¿cabe interpretar como resistencia toda argumen-
La noción de resistencia no tiene, pues, tan sólo una func1on
tación interpuesta por el paciente durante el análisis? Y, si no,
en el nivel de la investigación clínica; además corresponde a la
¿cuál puede ser el criterio 1que permita distinguir entre la respues­
dinámica del trabajo1 analítico, con lo cual adquiere una signi­
ta reflexiva y la respuesta que resiste? Según Freud, el desenvol­
ficación terapéutica. vimiento mismo de la cura debería permitir reso0f\rle� � t.,La pre­
gunta: las resistencias aparecen cuando el analista encara una ,frac­
ción nueva del <<material inconsciente>>, y desaparecen cuando este
El análisis de la resistencia material se agota. Si la actitud crítica sigue al movimiento de apa­
rición y desaparición según los materiales abordados, no habría en­
Hasta aquí hemos definido la resistencia de una manera ge­ tonces, según Freud 46 que vacilar respecto de su función de re­
neral, tal como se presenta en la conducta del analizado. D�sde el sistencia 47•
punto de vista del psicoanalista, la resistencia puede revestir °:ur 3. · Las resistencias por medi°' de la transferencia: <<Las resis­
diferentes formas hasta el extremo de parecer sumamente d1f1- tencias intelectuales no, son las más graves: al .fin siempre se puede
cil clasificar éstas'. Freu·d nos propone, sin em·bargo, una clasifica- con ellas . Pero, sin salirse del ·marco del análisis, el enfermo se
ción, que distingue 43• aplica también a suscitar resistencias contra las cuales la lucha se
l. La resistencia al aprendizaje de la regla. El paciente <<pre- vuelve excesivamente difícil. En lugar de recordar, reproduce ac­
tende tan pronto no percibir id�a alguna, ningún senti1:1iento. ni titudes y sentimientos de su vida que ·se dejan utilizar, mediante la
recuerdo, y tan pronto pe· rcibirlos tanto, que le resulta imposible 'transferencia, como medios de resistencias contra el médico y el tra­
captarlos y orientarse. . . O bien, lo que ha encontrado es verd�­ tamiento>>.
deramente demasiado insignificante, estúpido o absurdo. Y conti­ Estas resistencias adquieren el asp·ecto· de una reivindicación de
núa, y sólo falta hacerle comprender que decirlo todo s�gnifi�a independencia. Hemos visto, a propósito del p,acto fundamental,
realmente decirlo todo>> 44. Al parecer, este modo de resistencia que el paciente -y acaso también el analista- vive la situación
es el que domina en Jos comienzos de un tratamiento: por no analítica de acuerdo con una dimensión cuya elabo.ración podría po -
confesar, ni a sí mismo ni a los demás, ciertas modalidades de su
existencia afectiva -no puede ponerlas ante su propia vista-, el 45. Id., pág. 315.
sujeto no ha aprendido a identificarlas y mirarlas. 46. Id., págs. 316-317.
47· La divulgación y vulgarización de la noción de resistencia ha provocado la
2. La resistencia intelectual: <<Cuando por fin se ha logrado aparición de conductas que son, en rigor,
lo contrario de un análisis. Vemos que
imponerle al enfermo cierta obediencia a la regla técnica fundamen­ algunos «psicólogos» adelantan interpretaciones de
conductas, pero luego, as{ que a
éstas se las discute,
tal, la resistencia, vencida por un lado, se trasl· ada rápida,mente a interpretan la discusión como una resistencia al análisis. E:n
scgtu.da la discusió , .
n del nuevo análisis se convierte en una resistencia al anal1sis
o tro terreno, y vemos producirse, en efecto, una resistencia inte- de la resisten
cia... Puede parecer caricaturesco. En cambio, nosotros creemos que
esas conductas,
por ridículas que parezcan, no son por ello menos significativa� de
la tentación de
43. Freud, Introduction a la psycbanalyse, págs. 311-315 [véase «Resistencia Y re­ ciertos psicólogos de encerrarse en una posición dominadora e inex­
¡,resión», Introducción al psicoanálisis, en ob. czt., vol. II, págs. 298-306]. pugnable.
44. lbid.
61
60

-
sibilitámosla el modelo hegeliano de la relación amo-esclavo. Obe­ La regla fundament
al exige, como h em .
decer la regla es obedecer al análisis que la enuncia. Esta obedien- absoluta . Cua ndo ha de . . os visto, una obedienci
• sobed1enc1 a -y sabe a
cía infantiliza la relación y debe, por lo tanto, tratarse al nivel tante-, e1 paciente puede
y
mos que ésta es con s-
. , 0 bº1en tomar espo
de la transferencia. Pero el paciente se puede refugiar en la situa­ de e11 a, o b ten descubrir, nta., neamente
. .. medºiante la i nterven . ,. concien cia
ción inifantilizada y aguardar e n ese abrigo relativamente cómodo las <<tnsum1sio, n >>. De este m . cion del analista ' su
· 0d0, e1 analista 1e
iniciativas de un terapeuta-sanador que tome a su cargo el trata­ asociaci· ones <<libres>> ' per . muestra que alguna
0 co mpr o m etid as · s
miento. De ahí, luego, sus recr1minaciones: <<Usted no ha mante­ c1·o, n, tien · en por verdader . . en determ1nada dire
., · ª func1o,n d1sfrazar c-
asun to mas importante a ev1t
·
· ac1 ,
nido la promesa implícita en nuestro pacto original; no me lhe difí . 1 o n de un
cultad de decir ' se prod y cil de �e� ba11zar. Para evita
sanado...>>. Y viene el paso de la pasividad a la rebelión, que se ucen << asoc1ac10nes r la difi-
expresa en la agresión verbal, la crítica teórica o la ironía. caso, no obsta nte ' la i nterp . , de tapadera>>; en ta
retac1on ' que es tam . , l
orden, a 1 reglamento ¿ no . . ., b ten u n llam
ado al
e 1 repe �1c1
de la infancia? «De ' n iñ � ;. 0n de una situación
os e Irnos igualme típica
que nos parecían sa ntific nte hacer nos
El adiestramiento para la libertad adas por su a reglas
padres eran los guardia enunciado paterno;
· nes de e11 as · nuestros
He descrito en especial hast a aquí algunas dificultades de la li­ cu br1a ' n y sa ncio na ban nue r . y hasta sus inventore
-.) ras 1nfracc1. ones. s. Des-
bre expresión de lo imaginario, vistas bajo el ángulo del paciente nas, a ague11as re
gl as que dec1ºd'
prente a esas consig-
sometido al tratamiento psicoa n alítico. Dentro de esta persp ec­ v1·¿a, e,ramos ind .
ivi duo s
tan acerca del sent1
"do de n uestra
h t er ,
o nomos . >> y he aq ,
· de 1a i. nfancia se r
e
tiva, la teoría de la resistencia suministra el concepto adecuado eta epite , se rea .
u1 que la experien-
.
para informar acerca de las faltas a la consigna de <<decirlo todo>>. Es una reactivación . ct 1 va e n la s1 tuac1. o, n an
reforz dª49 p alítica
¿ Hay no obstante que limitar a esta explicación por la resisten­ �oanal�stas, los más «d �� � hec h o d� �ue ciertos psi�
irectivo:» ' �
i nan las d1s1mula
cia del analizado todo aquello que en el análisis dificulta el adve. 1nfracc1ones, las .
. <<desobed1·e nc1as>> de · ciones, las
como s1 fuesen peca . sus pacientes
nimiento de una verdadera habla? A. Hesnard, psicoanalista, ha dos · E5 t0 viene a y las e nu ncian
propuesto un punto de vista diferente: <<El carácter de obligación del ana1·ista con los reforzar 1 a 1"denti
padres ' que «1 o ad1.v . ficación
despierta o alimenta en el enfermo ciertas resistencias. Ocurre, ahora el niño querría ocu 1 nan todo»,
todo lo que
ltarles
bien, que Ja regla, lejos de ser una compulsión, apun ta a abolir En tales condicione .
s la re sÍI1; fu dame ntal
cuanta compulsión haya. Por tanto, se obliga al paciente a decirlo �e debería consider del psicoanálisis no
a r y/ tan y· �
' y e manera unila
todo. Se le impone que co nfíe y cuente. Seguran1ente habría en Instru mento de la teral, como el
li bera ción. l� ne su
ello algo paradójico si no se precisara, como deseam �egativo: convien . lad o sombrío, su elemento
, os hacerlo t · e vol v erl o pos1t 1vo L a ob
en este momento, que no se trata de una verdadera obligación, 51g n1· tcar a
la vez la posibilid . ed1· enc1· a a la regla
d d _ p parece
sino de un adiestramiento para la libertad>> 4ª. �n una conduct e a re�der a ser libre
a sumisa L ·a \e,�� y el refugio
li?ado r dialécti 1ca psicoanalít
ica defi ne un ana-
Dentro de una perspect iva análoga, ya he descrito, en las pá­ co·' e n esta., s1 rua
c1on ' cada e1emen to
en d treccione
º
puede conducir
ginas precedentes, los sentimientos de culpabilidad que aparente­ s radicalmente op
P e r o a ues tas.
-�,
mente se inducen en el analizado por la desobediencia, poco menos po . . nt e s d e desl indar con ..
que inevitable, a la regla. ¿No es infantilizante esa desobediencia os, a y t1d s us aspectos más
t éc::�: h q u e ex am inar algu :: y
�: :: � �
culpabilizante? . r d1ficu ltades
de índole
Y en tal c aso, ¿ de qué modo conciliar esa consecuencia con la E n u n estu
dio ded.icado a
lllental , las <<ex:�p c1.ones
voluntad proclamada por Hesnard de hacer servir la o·bediencia p ara re 1 ' >> R • Laforgue declara a pro a la regla funda-
el aprendizaje de la libertad? Ya sabemos, por el contrario, que que «el anal posito �e la o b
ediencia a la
ga!¡ � n . izado t ermi na p
or ser pr s1onero .
la relación del paciente con la regla fundamental puede ser una >> E l m s
i mo autor insiste re 1 de esta obli-
specto de las categ
fuente de sentimientos de tipo infantil. Lacan
49. Por
«a .
nalistas dir
orí as de en-
omo mo ectivos» entendemo
c s
l>rueba, d 1a r ldelos de aJ.uste Y ponen aquf a los ;ue �� ofrecen, según Jacques
48. A. Hesnard, Freud dans la société d'apres-guerre. e ea idad». con su inte venc1o
n a sus pacientes «
a

62

¡j
.
mtsm? tiempo la ocasión de un
--
? .
de l a l1b·ertad. ¿Cómo?
al. ren¿·iz.aJe
p r ejemplo, l os
d ad pt rs a la reg la ; o
<<El fin que persigue e l ps1·coana 1sta es -escrt'be Hesnard- la li-
fermos que no terminan culta­
a e
e a
s m t r , difi .
difi cultades en bertad de las asociacion es d e id a pr�c� ra obtener del analizado
e se
n
e
t
o
obs esiv os, que e
xpe im en a
d es rúp s e x­
n
r
e sufr
y qu un abandono, una ausencia de �°� ª cri�ica de ·sus. confid
ulo
n r sis , e e c
encias y
des que son internas d e an placer
o
su eu
m as oq uis t , q h a ll . .
rt n ró ti as ue
reflexiones . Lo inclina a deJ·arse 11evar ' sin fren0 n1 v1g11 · ancla d e sí
cesivos , o bien ci l as exi-
cos
e os eu
adecuar
. l té nic a . mo, sin plan ni orden l' . .
Con vi , p e , a c a
mis og1co, sin pudor ni re serva de orden
en sufrir la regla.
ene u s

d as t ratados. moral. La regla consiste ' p es, en una ausencia de regla>> 53. Una
gencias específicas F d, d e la
os

c
po
lo s
d
e
, y a señala de las funciones de la t'ecn1ca es ' por lo tant° -Hesnard lo su-
eu
m
r
b e
r
Volvamos a algun os pr o l as os
d d estaca en
i n es con l a t é ica. Fr eu
braya-, la de dar flexibilidad a un y: a1 q ue la n eurosis ha vuelto
neurosis obsesí,v a e n su s rela c o
cn
la m anera
ción al p rígido. ¿Ac aso no apunta la cura ª evolverle al yo enfermo su
oaná lisis
d duc sic
los ya citados textos
I ntro r egla
e la
p ara resistir a l m io d e la . .
emp i an e d
plasticidad, a demoler el a utorn at1s,m. o anacronico , de 1os <<com-
en que los obsesi:v en un es­
n
s
ec
os se
h an sido d s r l ad a . .
i pleiJOS>>? Obedecer l a regla es renunciar a cost · umbres antig uas, es
l
v
ro
er
a
obs
e
fundamental . Estas l a diná­
on es
q
ac
l ión
50 Di ue
sag r es 1uchar contr:i� una cosid'ica ci , d 1 espontan� idad, es adentrarse
obs • ce
tudio que F. Lechat c on a a a
« clima aná­
d cr r
l p osibilidad s� empre más e n la com unic ��ón� ¿�0 es la lib ertad buscada una
un
ul
ea
vin
e
mica de la cura se ] tr otra­
a
...
a
[
a
l
c
d l p rt urbación i ici r e
. libertad de comun icarse?
n
a
rmi
n
logo al que ha dete d e los
e
ción
o a
..
a
q ue se est a b d uc a
m m to lece la e
Por eso, pu es, una técnica p sicoan alític ª no cosifi cada ha de ser
yendo al sujeto h a pri­
en
s .
en
jet
o
l s
al
t en que a
lo
me
e
m aquella que se proponga favorecer un a,prendiz ª 1·e de 1a situación
o
esfíntere s}> • Ese
el o n o u
d la e d uca­ . . . .
i
51
n
es
, deb id o a l as exig ,
e
abs t e c as
ana1it1ca y de l a regla ' un domin10 de1 analiz ador capaz de hacer
v ado d e su libertad iñ c on­
a
l n .
olu
ic p si coanalítica xig d o . ·
téc
e
disminu1r· progresivament e l ª r1g1¿ · ez n eurótic�. Hesnard ha expre-
e
l
e
ción. Y he aqui q ue a n a
xig n ci a v a a .
p re su libe rt d: «Est a e e .
s�do a las claras este punto de vista . <<Ins1st1mos, luego, en la
v ertido en adu lt q ue r ecu e a
i i . D ej ar al
o
el gre d e la ang ti a i n c al
c1rcunstancia de que el ps1·coana11·sta d eb e hacer1o todo para pre-
p
us
susc itar p oco a le viene a
re so
q
oco
expr es ar sin c ontr t d l o ue
senta11I e al paciente la regla d F ud ' no como una obligación ni
d
o
d
o
t
ol
sujeto en lib er a e
el obsesivo, i n s le h ace de . .
p aun como una discipl ina c ons:nt i �: ' sino co � o un f in al que hay
e
la mente n o e s ba t t ara s o
ebió some­
d
an e
q
s
sig e nt e c om o aq e l ue
que llegar de m anera espontánea y .por no mismo, gracias al adíes­
t
a
i lla a
ta
u
ello una reg la n n ran
o p rm n nte }> s 2 .
ndo educó e n el t r l e a e
tramiento, como un d eseo de 11egar ª Jesarmarse solo, y no como
em or que
con
te r se lo
n á isi l t
Una de las fuerzas que se emplean
se cua
una preocupación de obedecer al ana1 ist
e
· a >> s 4 . Damos aqui con un
e an l s es
d p el n ist a, u n .
r se ab andon
al
f rm d v a o or a
aspecto complementa rio del apr d' a.Je, cual �s el de la descaer­
experimenta el ustia in­
e e
en e o
d n tig ng : .
r eactivación
a
a ción, que, al despej ar las d efens:�' a a perm1t1rle al suj eto liberar
ua
temor que , t mbi é , e u a a n
desp
y
n l
es a
niñ in acabad o, imp t en t e oseído .
sus asoci aciones. El ana1·ista 1e m uest_ra a 1 paciente de q ué m odo
d
o
fantil, la ang ti a e un o
p rd e r el amor .
t m
us
g ti d e u n niñ o q u e e e
se defiende éste med iante su er s1stenc1a a la regla que él mismo se
,
e
e n el univ r la a n u s a
d p im it iv n p uede
d
so
i
e
d e u na ans prescribe ss ' y lo hac·e antes d e pasar a1 an'l"
o

a
d e los p adres. E s . c ti v a c n e a r
n f rm os a 1s1s · de lo reprimido.
Le muestra cómo funciona una censura en el .interior mismo de las
a
lg
re
r
a
cl im f ic ti v o cr ead o p o a u n o s e e
menos que reforz a r e l a c o n l

i m is m d p sicoaná lisis.
e n torno d el princip o o e l
53 . A Hesnard, ob . cz·t .
.
5 4 · Ibid.
55· Empleam. os del'b 1 eradamente una fórmula de in spira . n �anttana .. Lo hacemos
. ci6
para marcar e¡ or el ar gen entre una regla prescrita .Y, q e exige obedienci. a
: � u Y una
El deshielo regla dada uno mismo voluntariamente La utT cion analítica de la regla fun­
damental o Pi_I a de mo?o incesante, a n ues;ro pare�::•' e ntre un polo de heteronomi a
y « p erar», o por lo Y un polo � au:onomia, o, para hablar otro lengua � ntre . un psicoanálisis positivo
vid e te q u e es n eces a t t su
e
ar
lt a el
ra
d
ri o
R n
q d h si ó n y un psicoa �, 1t sis neg�tivo . Serí a artificia
caicas p ara
esu
, e nsi ed d r u e la a e ¡ l .ar/�'
'i� r nvesttgar esta o scilación sólo
menos utilizar
r
Plo<>s el lado ' e l os pacientes . La encontramo/ t:mb ten, en efecto, en las opciones
a
sea al
a e s
sa s a
o, a t od a l té i n ít ic a de
l g y , p t nt a c n c a a al psicoanaJ.1�t:1s. Negarse a verlo es proceder como algunos teór · cos
Y pr
,acttco
. s
paciente a a re la or a !
de la educac1on au de 1a act . va», que centran el problem pedagogi
ue fran,aise de psycbanalyse, enero -marzo de 1949, d ;
-ese paciente. , e a educac'.<ión- t a co e n el niño
para evitar P oner en tela de juicio al educador
t, «L' b e i n», R ev
50. F. Lecha y a la re!ac1on educativa.
o s ss o

51. Ibid.
52. Ibid.
65
64
sesiones y cómo deforma, debido a una selección falta de control, <<Las curas
' el material pro,porcionado. El esclarecimiento de los mecanismo s
defensivos posibilita el surgimiento de un material renovado. Una
psicoanalíticas
bastante grande de obs
esivos no h a tan dich
i?
han revela el echo
� de que un número
labra acerca de sus ob ses. o jamás una sola pa-
vez que el paciente se haya hecho a la actitud de· dejar ser, pro­ iones O por lo menos
y profundas de ellas al , . de las m ás graves
puesta por la regla fundamental, se podrá decir que las dificultades ' psicólogo ' -m ed te� �ue los
ta entonces. Es el temor hab ía tratado has-
iniciales, que motivaron el tratamiento, se hallan en vías de desa- o a super sticiosa ce
1
si se relata en voz
alta a un tercero la id rtidumbre de que
par1c1on.
. .,
ea o b .
verdadera, llegará a ser ses 1onante' ésta sera'
Ese progresivo deshielo se traduce, sobre todo, en la evolución tan cu1pable º º e1
zar s �, _etc. En otros ca sos acto, podrá rea•li-
del com,portamiento social. Tanto la personalidad calificada de sana serán la veigue ::1 � za, la humillació
sent1m1ento de culpabilida n, el
como la personalidad enferma se han estructurado en torno de un d y la herí da narc1s.1s
nes dete,ndrán las palabras ta consecutiva gu1·e
núcleo de <<valores>> más o menos adecuados a la realid�d social. en 1a punta1'de_ 1 a 1eng
He agu1 un párrafo gue ua del obsesivo>> s1.
Ahora bien, toda sociedad posee sus tabúes de la comunicación; m ues tra .el 1�1
de la com unicación al g .t� extremo del problem
nue stra sociedad occidental, por ejemplo, reprime gen=-ralmente la ue el ps1coanal1s1s a
cuando el m iedo a las p quiere dar solución ·.
comunicación de lo s sentimientos, o por lo menos prescribe reserva · a1abras alcanz.ª un gra
s1vo se niega a sí m ismo . do m ágico ' el obse-
en la comunicación. La sociedad rechaza la espontaneidad. La en­ la com un1cac1ón, y ent
to apunta, no ya a la . , onces el rratamien-
fermedad psíquica no hace más que agravar e sas barreras. La neu­ . liberac1on . d e un. en . .
s1no, esta vez, a la comu , . a1e hac1a el exterior,
ro sis es una perturbación de la comunicación, una ,perturbación .
m
aczon interior.
s
La t·tna1tdad del trata
nic
que refuerza prohibiciones habituale s de la vida. Pero la regla de m ien to p s 1coa
. , .
alcanzar en definitiva en nal1t1co sólo se puede
<<decirlo todo>> en análi si s requiere del paciente en tratamiento que e1 m omento en que ag quizá
a e'1 es capaz de habla . . ue1 gue se som ete
renuncie a esa reserva 56. Delante del otro -el ana,lista- hay que rle de s1, 11:�sm o al p s
se atreve a decirse a icoanalista y' adem ás,
confe sar lo inconfesable. La verbalización de las prohibiciones libe­ sí m 1· sm o quien es él ss
ra, por un beneficio secundario, las relaciones con el prójimo.

En e se excepcional clima de escucha se puede establecer una


comunicación. Los síntomas eran un lenguaje, una comunicación in­
directa: el permi so de decirlo todo vuelve inútil el di sfraz del len­
guaje fallido. El temor, la vergüenza, los sentimiento s de culpabi­
lidad son, idealmente al menos, despejados en el secreto de la
sesión analítica.
Pero a la palabra no se la encuentra de golpe; el paciente ne­
cesita acercar se de manera progresiva a la libertad de expresión:
hi tiene que traba¡arse en esa dirección. Entrar en confianza con de­
111 masiada rapidez por parte del analista amenaza con provocar lo
I¡, contrario del efecto que se busca, o sea, una rigidez comparable
a la del acusado frente al juez que le asegura su benevolencia. En
cambio, la reserva del analista posibilita el progreso de la ex.pre­
sión y, de ahí, más seguridad en las relaciones sociales. Otro be­
neficio es el de la liberación de un temor mágico del lenguaje.
Hay una observación de Ch. Odier que ilustra e ste aspecto:
56. De aquí que haya entre al gunos pacientes, en los comienzos del análisis, la
tendencia a la confidencia al margen del marco analítico, tendencia que se puede '7. Ch . O
interpretar, desde luego, dentro del n1arco de la relación con el análisis, pero que .58 . d'ter, «Sur 1 a nev
Un • rose obsessionnclle»
a R evu: /ran�a1se de psych
1 '

aPuntase teorí a de la comunicación


desde un punto de vista psicol6gico se aclara �simismo por el choque de una situa­ n a libera Y una co� s ucc . on de analyse.
c;6n eonstg
C0111un;ca
ción que libera de la espontaneidad. � los mens ajes deberían ir
.
o mis
mo. ª
hast :r 1f los analizadores que
e en oque Y el tr atamiento d e la

66


67
........----

El analizador de grupo
'

'

El pwel del analizador de grupo


parece consistir en sacar a luz tales
situaciones y llevar- el conjunto del
grupo a no poder za/arse deniasiado
fácilniente de su verdad.

Félix Guattari

1.
1
'

. . El training group, o T. Group, es un pequeño grupo de unas


diez personas reunidas para formarse con un monitor de dinámica
.... .. .. .., de grupo. El grupo analiza su funcionamiento con la <<ayuda>> del
monitor, que no da consejos ni imp 1 arte enseñanza a1lguna. Sim,ple­
mente comunica al grupo, cuando lo considera necesario, la ma­
nera en que él capta o <<analiza>> la situación. Progresivamente, los
• miembros del gru·po asisten al nacimiento de éste, participan en
ese nacimiento, a.prenden a prescindir del monitor y analizar por
sí solos el funcionamiento, aquí y ahora, del grup 1 o del que for­
man parte. Igualmente se analiza la relación entre e,l grupo de for-
. ,
mac1on con su mon1tor.
.

El training group constituía en sus orígenes, en el Seminario


de Bet,hel, Estados Unidos, y lue·go en Francia, una actividad esen­
cial dentro de los seminarios de formación; sigue constituyéndolo.
Dentro de ese marco ocupa una parte del empleo del tiem·po de las
prácticas ( un par de sesiones diarias) junto con otros ejercicios de
formación y exiposiciones diversas. Tam,bién se practica el gru,po <le
formación con dedicación exclusiva durante un término ha·bitual
de tres jornadas, sin actividades comI?lementarias de formación.
El T. Grou,p, o grupo de formación, interesa a los educadores
por varios motivos: a) Los educadores pueden descubrir en él al­
gunos aspectos esenciales de la dinámica de los grupos, es decir,
del funcionamiento de los gru,pos sociales, y este conocimiento
puede resultarle útil a quien organiza gru1pos de traba,jo, conduce
reuniones, etc.; b) El grupo, de formación posibilita un análisis en
profundidad de las relaciones de formación. A es,te as·pecto, que
para nosotros es esencial, se consagra el presente ensayo 1; e) Y,
por último, a partir del T. Group podemos adiestrarnos en el
análisis institucional del seminario de form·ación en su conjuntó 2•

B }· Primera publicación: Georges Lapassade, «Fonction pédagogique du T. Group »,


u1 de psych., núm. especial, «Groupes>>, XII, 1959.
2 · El capítulo 3, publicado en 1963 en Recherches Universitaires, consagraba en-
tonces la intr
oducción del análisis institucional en la psicolog{a de los grupos.


73
'

2
. . .
FUNCION PEDAGOGICA DEL T. GROUP

• Toda formación es directiva, y pode·mos considerar, con Du!:­


kheim, '---·
el -rito de iniciación como la forma elemental <le la peda-
" gogía. No se ha destacado lo bastante este hecho, pese a que en la
histo�ia de las ideas ya ha habido un pensador para recordar la
significación esencial de la acción formadora: �Tean-J acqucs Rous­
seau 1 llamó educación positiva a la intervención de un adulto que �.....
transmite al hombre en formación que es el niño las normas y el .tJ
saber que constituyen la cultura. Y si el autor de Emilio opone a
esa intervención el concepto de edttcación negativa, lo hace no tanto
para preparar el advenimiento de una educación nueva cuanto para
significar claramente los supuestos fundamentales que norman la
entrada del hombre en la vida, es decir, en el orden cultural.
Rousseau impugna este orden; con ello lo ubica en su verda­
dero lugar. Indica, como muy bien lo vieron Marx y Engels 2, su
carácter contradictorio; pero no llega hasta la solución, considerada
posible por otros, de una superación dialéctica. Si la cultura im­
pugnada ya no puede suministrar normas indiscutibles, ¿qué ver­

!1 dad podrá ocupar el sitio dejado vacío tras el análisis del malestar

inevitablemente vinculado a la civilización? Aquí es donde entra
e n jue.go lo que se ha dado en llamar educación progresiva. Pero
debemos recordar, si queremo,s comprender en su verdadera dimen­
1

si6n la enseñanza contenida en Emilio, que el lugar concedido al


<<dejar crecer>> no es más que la consecuencia, pero no la causa, de
lo que hoy llamaríamos conce,pto de la no directividad introducido
en pedagogía.

1. Jean-Jacques Rousseau, Carta a Christophe de Beaumont, 1862.


2· Engels, Anti-Dühring (nota sobre la dialéctica rusoísta), Ed. Sociales.

75
Y si insistimos en este punto, que ya hemos desarrollado en de l a experiencia . con may .
otra parte 3, es para señalar cuán discutible es la referencia a Rous­ Sean cuales f;eren las �: :::ttltud: '.ª condi:ión de po'sibíli .
r es asi 1ntroduc1da da d
seau que e ncontramos frecuentemente entre los renova·dores de la los obJetivos, la situación s en el nivel de
. . es de tal 1ndo1 e ' que un
<<grupo>> de par-
,,
educación : al borrar la virulencia contenida en el concepto de edu� t1c1pan,tes encuentra . .
. un monitor,, qu1en se sa .
c ación negativa, atenúan y hasta deforman la crítica de los funda­ asi, 1o m1ran los otr . b e monitor y a quien .
a
os · La s1º tuac1o "n se hª def 1·n1·do .
mentos de la pedagogía, para tomar el ca,mino de una reforma i n­ una relación entre <<saber >> al p r1ncipio como
. y << no sabet>> . Es cosa
negablemente úti1l, pero que no va a la raíz de los prorlemas. se debe discutir en se uid .
a pe . . que se puede y
Creen esos reformadores que, liberalizan do, la forma de su in­ del grupo. La esencia dire 1 d scusio? , es la vida misma
; ; :
g
ctiva :
1 p .dagogza
t ervención , renuncian a la directividad peda gógica; m1s valdría estando en tela de ¡·uicio . ha estado y sigue
reconocer, parécenos, que tales reformas constituyen en verdad, y .
Por consiguiente' el pr
en la instauración de
un y. Gro up.
oblema de 1a relación
sin duda inevitablemente, compromisos. El reconocimiento de una dentro de un dictamen ped . . pedago, gic · a nace
ago, g1co,_ 1 a verd
situación como ésta conduce a plantear- ·mal problemas cuy a toma bajo e s la <<forma >> J:' adera <<ma teria >>
,hro·puesta al comienzo del tra-
de 1a experiencia' permane com o c e o "
1 c .
de conciencia debería ocupar, sin embar go, un lugar fundamental ntemen te impu
. onstitut iva
·
a t r a
..
da '
g
en la formación de los formadores. supuesta en el interior ·mismo p e r o siempre pre-
de Ja impugnac1o"n.
g na

Semejante situación habría podido modificarse si se hubiera lle­ Pese a todo se ttata de
� n problema en ri or olvi
vado hasta sus últimas consecuencia s el descubrimie nto operado instante en qu: pasan al dado desde el
lan del tr
g
en Bethel, hace casi diez años, de una nuev a pedagogía. Se habría abajo formativo
tivos de aprendizaje e s d : r .
r
e�f;� obje­
advertido entonces, no hay duda, que la ruptura con la educación cfe 1 a eficacia en lo� grup ' es e � instante en que el p roblema
os co n vierte en el p
positiva instaurada desde el primer momento de la experiencia de­ incluso, eñ el único prob roblema mayor o,
lem:�
nominada de grupo básico repite con toda exactitud, pero esta vez En ese reiterado mome
nto de o1 v1ºdo se .
dentro de una experiencia formadora y no ya tan sólo del análisis to i niciail, y la for . pierde eJ descubrimien-
mación de¡a de s�r . ve
teórico, la ruptura inicial llevada a cabo en los orígenes del camino para no ser ya nada m" rdaderametzte un proble
ma �
recorrido por Rousseau. lo· que describimos a p r
as q ue un ob¡etzv·oc1· Po
co mas , � men os, tal es "'<
opósito de la t:a tci. o"n de
Se lo habría advertido si en esa experiencia el << grupo>> no y es e l mismo p roceso nom inada rusoíst
a,
que fotrº;.descrtben hoy
se hubiera adelantado a la formación. Pero el desc ubrimiento q uedó cubrimiento y l a ense
ñanza r�u. za,zos. H us�e
con motivo del des­
alienado en la alteraccin. El T. Group sólo sirvió ya, o ,poco menos, que el sabor y la ver . r1 dice en alguna parte
dad incisi va d e una ide
para el adiestramiento en el diagnóstico psicosocial y en las téc­ derse en la sedimenta . a nueva pueden
p er-
ción hist" ort a d e 1 saber . E n el plano de
n icas de grupo. Un adiestr-amiento que tiene, si n duda, su utilidad. descubrimientos de fo � l os
que h a ad o en llama
Y el descubrimiento constituye un paso nuevo en la historia de bre, asistimos a un r técnicas del
hom-
atasca��lento b
duda, a.1gu? as emp astante parecido
una pedagogía considerada como una historia de las técnicas de resas deJ hombre .. fa . . A. s"1 s?n, sin
formación. ¿ Pero era por ello ,preciso detenerse allí? Atenerse ?ace cambiar l as téc , acc10"n revol uc1onat1a
nicas y 1 as estr , que
a ese beneficio es no ver en el T. Group otrH cosa que el i nstru­ instituciones n ucturas, debe ceder su
. uev as que se ese e l rosan m uy lu e o
lugar a
mento de una formación acelerada, o bien un método de pedagogía es lnuy d1fí cil lograr que la acc1. o, g , Y probablemen te
n efect1va y
.
activa aplicado al aprendiza,je elemental de la psicología social y 1a n ovedad se transformadora d
vue . lva permanente. e
de las .técnicas del m anejo humano. Es, en otros términos, atener­ El valor de imp
ugn ación de la p�da o
se al NIVEL DE LOS OBJETIVOS. P�rderse en un uso g g1a no d irectiva parece
juicioso y ad_apt
dtscutir en at1vo. No es n
No obstante, los objetivos pueden variar, como lo han se­ este momento ese uestro propósito
ñalado quienes ,han reflexionado sobre estos ,problemas, de acuerdo qué modo ha inodido , t1po, de uso; bástenos mostr,ar de
\Terd� d' un perderse en el u n descu . .
con los promotores, y su elección sigue sien do, debido a ello, con­ retorno implícito a R brim�ento -a decir
J:'

tingente. En cambio, lo que no varía es la estructura fundamental era Justo ousse�u y una repet1ción
aguardar otr ª
cos p - e d l que
otro uso, a. ara 1ndicar qu" e p o
. se deb e í , . . d r1,a ser este
Propia de .fa í: imeram7nte definir y «
aisilar» la función
3. Georges Lapassade, «L,oeuvre de J.-J. Rousseau, structure et unité», Revue r a r
pedagog . Despues d
e haber in tentado describi
de Métaphysique et de Morale, junio-diciembre de 1956.
r su
76
77
l e s fu e r m is m os quirido al cabo de una formación es.pecial, el del formado·r de adul­
. c ' m o h cultad o é s t a
.
o s z o
.
s
esenc ia ' mostrare m o s o a n o
y la a cc1o , n . y se_ tos e merge, de algún modo, mediante un rodeo, y así es como un
tri ll ar 1 tr av e, s de l c r ít1 ca ,
de quienes t at a d e L a a a a
a p e d a g o gia psicólogo práctico puede pasar a ser un ,formador. ,El prime r resul-.
• r n
' 1 . q u e s d a ble e,p e a r d e u n
. . . d
ñalarem o s , ip o r u ti m o , 1o
s r
. . ,de una revelac ión de la d1rect1vida
e tado es el d· e que difícilmente se admita ,que amb os tipos ,de forma­
i e ti v p e ta l serv1c10 ción pueden ser o·bjeto de un mismo e studio, y ,sin embargo tienen
n o d r c a u s a
p rá ti a d e l T . G roup. en común el objetivo de la transmi sión y consiguientemente, por
medi a n te la c c
definición, lo que se puede denominar directividad. Pero a fin de
proceder a un estudio como ése, an te todo ha,y que convenir en
S que en cierto nivel l os ,modelos son los mismos. Por ci erto que los
A S E L E M E N T A L E
LAS ESTRUCTUR O G I A
formadores de adultos son los ·más dispuestos a reconocerlo ; báste­
DE LA P E D A G nos citar, a título de ejemplo, 1las esclarecedoras referencias iformu­
Iadas por Giscard 5 acerca de la formación educativa co·n motivo
. d e v iv i . E t a n e-
, im l q d e b e . apr e n r a r s
de problemas atinentes a la formación del personal de cuadros
El hombre e s u n a n a
m p le ti t d v it a l i nicial c uya
a te e n u�: i nco dentro de las e mpresas . Si se conviene en esa identidad de mo­
u
cesidad hu n d e su s r e s
l p im e ra con-
e s, d e seg� ro , el n o y a r
delos, entonces Ja pedagogía se puede dfinir como una tecnología
pre1n aturación b io ló g ic a
si g
a c a b a m ie n to s
ió n se ent1e n d ó l lo s i n
dición ' si ip r ip re m a tu ra c e n o s o
. . nto , sino también e1 est1·1 o de la formación 6•
o
. d e l n ac1m1e La especificación ·de Jas técnicas en el ,plano de la formación
funcionales c a r a te r1 , s t i co s
s � ue e1
c
. h i t ri . S a b id o e educativa, es decir, de la pedagogía aplicada a1l niño, debería ser
o m 1 n os de un
a
caracterís ti d e l o s c
� �
a s o
i d e s u n �das
c o
lk , � p � opuesto a h ip ó te s s motivo de un análisis que partiera de una pedagogía general, cuyos
anatomista h o la d é B o
u n s
id a , r i nda
n s
a p a rt i d e l v procesos esenciales falta todavía determinar. Para ello se podría
o� n s1 q
a
a funda m e t u t p u r
e las
n a r n a a n ro
� � � : � in v e ci ó h i tó ri ca d procede!' a un in,ventario de los ,probl emas planteados por el uso
v z d l e si a n n s
cuenta a la
e
e e a n e c
u . , n de los aprendiza j es. Ya
ra 1 e y , d e l
,... e x te ns1o de las técnicas. Tomemos un ejemplo : Makarenko 7 halló en la
herramientas cu 1 tu s a
ió d e n uestra
e m á e nalado que e l d u ra c n prác tica educativa el problema de una resistencia a Ta formación, -
Buffon ha b ,
1a p 1 d s s s a
a pedago-
o r O
si b l y c e a ia n -y dice que es necesario buscar sus mecanismos; es el mismo proble­
n t1empo ,po
• s r u
q u e ih a e e n e
in,fanci a l ,.1a se pasa de las te, cn.icas del obJºeto a las <<téc-
o c a u
ma que se encuentra corrientemente en el terreno d Ja formación
gía . Con la pedagog ' ·
a la · p ri m ra . E l h
' om-
de los adultos. Se obserivará 1que el concepto de <<resistencia >> ha
a s con dic1onan
s
nicas de l hom b re >> ; l e g d s e
os que
u n
a s s
. a sm 1· ti r! s a a q u e ll adquirido en las ciencias humanas un sitio que tiene que ver, so­
té i cas ,para tr
e
bre hac e d ta le s cn
.
n
adu1to.
u so e
o e n la v � d a » la s té i a d e l . bre todo, con el desarrollo del psicoanálisis, lo cual atañe, sin duda,
aún n ih n « e t r ad cn c s
n e d u cativa
o a n
1 q la f m a ió al hecho de que la terapia es también una técnica del hombre, a la
He ahí, sin duda, la : ªzº.� podr a u o r c
: é n i d l f rmación. que el thombre reacciona, y al mismo tiempo al carácter <<educativo>>
on ' e una
o
con�tituye 1 a p im
· er a p l1 1 c ca e a
a tr a nsm1-
a ca c
r
té ic a im p li l que adquiere en cierto sen,tido, según aserto del ,propio Freud, la
sarro11o de la
c a
Pero , p r tr p ar t el d e s c n s
o s, y
o o a e
u lt o o t ad lt intervención psicoana,lítica. Advirtamos, en fin, que el término re­
s p or 1 os ad .
u
sió n d e a · m i m s té i s a ro s
ción edu-
a cn ca
es s s
ie n de u ca a d l f o r m a sistencia se puede considerar como un e,jemplo para un vocabula­
e llo m o con sec ue nc i a , o b
nc e
�� :� >>t de la cultura que ;vuel-
a
co
. d e << o m · p 11 cacion rio de la pedagogía, precisamente en la medida en que se lo toma
cativa pr.im· era, o b
i '
ie n u n a c
q u e 1a
p r d 1
' .
z a1e, o bie ' i lu , p o r del lenguaje de las técnicas. Y bien se ve el interés prácti co que
ve insuf1c1e te 1 ñ s d en n n c so
corre 5..
s o s a o e a
n
r íó t i presenta una investigación de este tipo para una elabor ión
movilidad social es causa � e q� e 1� P.f:P: : dad n
er o r n o
c n a n
o. En ac más
o i l tr a ba j
, específica de la doctrina y la conducción d
ev a e xige�c1as el T. Group.
e e
Po nd y a a la s n u s e
.
e
a d u lt o s. Esto
a
n e e r1a una . orm f a 1 , d lo s
. .
este n iv e l ,p a se r c sa
, .
c o n e
p 1n .
c1,p10
a sa
1 a t ecnic as de form a ió ,q a l r 5. P.-H. Giscard, «La formation et le perfectionnement du personnel d'encadre­
x te ió d e s c n u e
f i-
lllent», Travail hunzai
acarrea n a e n s
u cumbir esenc 1almente 1 · n- Pero m
n
. íe n t ra s q u e a1
, 0 6· Hemos orientado
n.
esta definición a partir de las observaciones formuladas por
parecían in lo re n y u p e a d ­ G .. Canguilhem en el curso de un trabajo dedicado al T. Group dentro del Semi­
e n�in � n
c i o tr a d i c i o n a l d e f o rm a d o r d ; : : � co o ce s o
nario de 1Iis
toria de las Ciencias y las Técnicas.
7. l..takarenko, PoemJ pedagógico.
du ng , Jena, 1926.
4. L . Bolk, Das problem de r M en sc hw er

79
78
Pero se trata de ,p roble�as q"?e . no h an de ser obj eto del :pre-
.
sente trab a Jo. Hemos p.refe, rido l1m1tar nos a lo que incumbe a 1a
. .
<<re1ac1,on>> d. e for,mación· e1 examen de esta relación compete c1er- L A S FALSAS ALTERNATI
tamente a las anteriores' pa1abras relativas a la cultura, ello en 1a
VAS DE LA NUEVA
EDUCACION
medida en que hemo � ,.procurado ver ,que, es la cultura a través .del
proceso de su tr.ansm1si,n. .Como se diij o desde el principio, existe A) Tal vez no se 1ha conc
� edido a la << expe ri
encia pedagógica
un interés esencial en r .fer1r se a esos ritos de tránsito que son los de Hamburgo>> 8 el lugar que
. . . . merece de ntro de una tb.is
ritos llam ados d 1a pubertad O 1a 1 n1c 1 ac10 'n·. al simbolizar la en- las teorías y aos h echos e,ducativ toria de
os. Se trata de un
trada en el mun�o de d.os adultos mediante la reproducción, a �e- teresante a la vez por la crítica a ex·periencia in­
nudo imitada, de �os ca ac teres f ndamentales de éste, esos 1:itos rigurosa y ,pertinente qu e s
da dores dirigieron a Jas difere us fun­
� e una e;ru ctura más primordial que l a
ntes formas de la << escuela n
significan la neces1d ad por el análisis del fracaso q ue uei\7a>> y
. . señaló su d eclinació
«relación de depen� encia» des�lta ::: s. i lo gí a Ya se sabe que -l os reproch n.
�� t ;�
El rito pone fin a una << epe n a ro n� a toda «de- cadores de Ham1burgo a los so
es esenciales form u
lados po r los edu­
· »; por eso pensamos que e1 co;cepto de <<depende ncia stenedores d e l as
pendencia de educación nueva (self-govern diferentes formas
. . ment, métodos activos,
respecto del monitor» so 'Io es aú n un concepto aproximativo. per- vergen hacia 1a acusación d e etc.) con­
. reformismo y compromiso
mite, claro está, connotar la expresi,n dentro del T. Group de una mismo: los ed ucadores ·de la e . ·Refor­
dependencia que se e_str� ctu_r� en er u o de los a ños de estudios tradición tanto como ,les gusta
scuela nue,va no s
e h an opuesto a la
. a,firmarlo. Conservan, en ri
y aprendiza j e;_ ila :eivmdica�:º� d un� �nseña nza rech azada po r el concepción tradicional de la gor, la
; educa ción, de acu
monitor no d1rect1vo, es u e us manifestacio�es. Pero a través el adulto d ebe ·form erdo c on, la c ua
l
. .f. · . ar al niño s egún
las nor,mas, e l saiber ¡y Jos
de estas s1 gni. 1cac1ones de ord en ps1co 1'og i·co deberíamos po.der r.e- va.Jotes del adulto de tal
. o cual sociedad. Para de
montarnos a las estructuras socia1es que eondicionan la existe ncia lenguaje d e Gesell, el edu cirlo en e l
de las estruct� ras. element�le� ! l g , cador sigue siendo un << a
ral>> • Sin em·bargo, ·se tien gente cultu­
� �:!: �!:;
9
e n e n cuen ta las
En otros termmos, el pro l a a ro de la con ducción sonalidad del niño y se cu necesidades y la per ­
del T. Group per tenece al o_rd � de una antropología general antes mple e l esfuerzo de obten
adhesión al trabajo formad , er de éste ,su
or de q ue es obje
de corresponder al orden t:��o� 1. . at añe a la situación del hom- de modificar la estructura to. Pero ·al abstenerse
J! ��� de la relación educativa
bre en el mundo. El tra J mación debería consistir ante comp · onendas con la tra1dició se e ntra e n
. n, pues se mantiene al
todo en un esfuerzo ,p or e lucidar es ta s1·tuac1o ·'n. Olvida rlo es re- dependencia del adulto . niño e n la
. ·La actividad del niño sig
petir el e rror de lo·s s�pue stos d1sc,1,p u1os de Rousseau que ·sólo ven <<actividad dirigida>> des ue siendo una
en E mz·z to
· e1 evangel 10 de una pedagogí a activa y 'funcional; es de arriba.
L os educadores de Hamb
cons1·derar e1 s�g · no co m o la to ta11·d
1 ad d e lo que existe. Es, en se debía hacer a bando u rgo pen sa ban, p or
el contrario, que
. .. no d e l a vía del comprom
fin, negarse a ir h asta el ,f? ndo d ,1 que debe ser pos1b1I1tad o revolución pedagógic iso en pro de una
a basada en el «d
de v erdad ,por una pe dagogza negat:vaº aplicada a la formación de llos «revolucionario ejar crecer»; adem
ás, aque ­
s», educados en
tarios de los Wande e l c lima y la ide
los formadores. ología liber­
. rvogel, pasaban e
n c onclusión del dejar crec
Ese d esconocimi·ento no es una c asual 1'dad . Lo ha p re.parado al dejar hacer, an
arq uizante. Su fra er
una historia , y ésta es la de l pedago g, d esde el pasado siglo. ya que, al som eter a caso tiene que ver c on ese p
a i aso,
Su influencia es tanta, que algunos forma�ores no directivos defi· clusiva decisión
p,riori la acción p edagógic
a d el adulto a la ex­
del niño, comprendían d e
nen errónea·mente su acción por el concepto i. nadecuado de peda­ directividad rus manera errónea la no
oísta d e 1a educación nega
gogía activa.
.,
c1on, y renun tiva como una no direc-
ciaban, con ello,
Con,viene, ,por 1o tanto, ir. m, la pedagogía a plan tea r el verd
as adela nt e en la inv estigación re- adero p robJema d e
. .. , tra s habe r situad o corr
lativa a nuestro problema , ·h ay que pr oced er a1 an,,a,11s1s d e J' os c on- e ctamente las otra
s tentativas
ceiptos -<<mistirficantes>>, de :ºs que se ha hecho permanente u so 8. Sc
hmid, Le maitre-camarade
d 9. A. Gesell, Le ieun
et la pédagogie libertaire,
Delachaux et Niestlé, 1937.
e n el c ampo de la ,pedagog1a. e France e en/ant dans la civilisatio
. n moderne, Presses Universitaires

80
81

gogi� no es <<autor1taria>> (en la medida e n que este término pueda


J' •

m o d o v a l e d er o ,l os p rincipios Y .
efectuadas pa· ra transformar de un serv1� para d esig�ar a la pedagogía tradicional) porque quien la
la ,práctica de la educación. ,p o r un ro d eo, los practica sea u� t1ra1:uelo; la autoridad se halla instituida por las
i e n , au n cu an do
Los psicólogos conocen b rd ar . sos mo­ reglas de funcionamiento ... �e la relación maestro-alumno. Jacgues.
ac ab a m os d e re c o � .
aspectos esenciales del debate que 1? _ Lacan ll�va ª cabo u� anal1s1s por el e stilo cuando da a observar
delos de acción pedagógica s e · e
b
n c
re
u e
e
nt
xp
r an
er i
,
e n
s
c
in
i a
qu
d e
e
L
se
e w in ,
d1
L
� a, �ec­
ip pi tt Y que !ª ....
s 1tuac1?n anal1 1tica se estructura por ,la regla y no por de­
. .
tivamente en la base de la céle gr e s ivas en climas
....terminado estilo de relaciones interpersonales· 11.
ci o n es d e la s co nd uc ta s a
White 10 sobre las var ia ic as t r �� s forma­
b) La P?sibilidad de transformar modelos pedagógicos e n va­
d, s it u ac io n e s p e � ag óg .
sociales, que son, a decir verda autocra tico>>, las
r�a�les exp · erimentales subraya, por otra parte, el carácter <<aprio­
im e nt a l e s. Co nq u e , en << clim a
das en variables exper n d ec id e respecto r1st1co>> de... ·los m?�elos; así, por ejemplo, los pedagogos de Ham­
al m o ni to r, q ue es qu i e
iniciativas están reser vadas · l o de b e �acer : ?urgo hab1an dec1d�do, desde un comienzo y <<para siempre >>, <<de­
m a n e ra e n qu e e
de lo que se debe ,hac·er y de la �
ad
.
a t radi cional.
J ar ha�er>>; de la '1;1�sma manera se fijan desde un primer momento,
d·e l a pe d a g o gí a d en o m in
e s el <<modelo·>> mismo g ru po d e niños e? <<clima democ�at1co >>, las modalidades de la participación del mo­
er s e a rr eg la co n e l
En <<·clima democr átic o>>, el líd o m p romiso» de nitor en el trabaJo del grupo. Los límites de las posibilidades que
e n e llo s e re c o n o c e el «c
cuya conducta asegura, y e s es , realmente se c?nceden de este modo c uan·do se persigue u n objetivo de for­
de c ía n l os ha m bu r gu ...
los nuevos métodos; e s, como a anárquico, o
ma�1on han de a�arec�r con mayor claridad si se compara este cri­
i o n a l. Y po r úl t im o e n cl im .
una monarquía constitu c
terio con la no d1rect1vidad de un monitor de grupo de formación
up o d e ni ñ o s as eg ur a la g estión �irecta de
de de;ar hacer, e l gr (T. Group); �n este caso, la relación entre el grupo y el monitor
o qu e d e ci d e ac e rc a de la s modalidades de
su trabajo "f es el únic i ó de rupo, p�ede evolucionar. La forma de participación del monitor en la
r s e a ti e ne a la di s,p os ic ? ! �
su cumplimiento. El monito ... . vida del grup? no se define desde la partida como no sea de una
m bu r g o s e a t e n1 an a la d1 sp os1c1on de
c omo los institutores d e H a
el l o s, a re al iz a r ob je tivos m anera nega�1va, que deja abierta la posi bilidad de tal O cual
su s alumnos para ayuda rilos
, a p· e d i do d e
forma Poster1or de participación. Así, el carácter dialéctico de la
de f ormación. ... .
po d r í a m os t ra du ci r y re s um ir la ,presen- ��dagog1a no �1�ect1va se . opone a la rigidez preformada de •los
De manera, pues, que s1sten;as pedagogicos anteriores, cuya explotación experimental no
lew i ni a na s d e es t o s m od el o s pedagógicos con
cia en las variables es mas que e� empleo explícitamente enunciado. La situa ción de la
la ayuda del siguiente esquema : .
es uela trad1 1ona} y has ta de la escuela ac tiva se aproxima,
: � ... pues,
mas a �na situac1on de lab , oratorio que la situación del grupo de
.
Educación nueva , formac1on.
Escuela Escuela de
Pedagogía Escuela activa Hambur go / B_) �hora po?emos bosqu ejar algunos aspectos de la pedagogía
tradicional Self-government no d1rect1v�, considerando la conducta de un T. Group bajo el án­
guao pedagogi. co.
Anarquía a) La situ� ción ca;acterística de e ste grupo pedagógico se halla
Lewin Autocracia Democracia (dej ar tructur��a: cierto numero de reglas de funcionamiento de.finen
Lippitt y Whtite ·hace ::
duracion, su lugar, su forma de actividad (regla de ,las tres
un1·a acles) .
h) Es una situación que puede y debe' no obstante evolucio-
ta c ompa raci ón susc ita v a ria s ob se rvaciones . '
Es nar' y I ª evo 1uc1on . ., es obJ.eto de un análisis ininterrumpido que
in ia na m ues tr a co n clar idad que a
a) La trans·posic óni l ew de. staca 1 cara, cter si. empre provisional (aquí y ahora) de la situa-
end e r en té r m inos d e es tr uctu ras , �
la p·edagogía se la debe comp· r .
in ad a peda- cion · As1, ·por J. empIo, eI e 1ima · de anarquía que parece signar
erso na l es: d e te rm �
y no en términos de relaciones interp e1 punto de partida de la experiencia se halla situado con relación
en s de co nd uit e ag res siv e d�; ; �;s
10. K. Lewin, R. Lippitt y K. White, «Patt ychologie, núm. 6,
l· > 11 Jacques Lacan > La co dutte
.
al coloqu·10 1nterna . r: · de za cure et le príncipe de son pouvo,r ;"'forme
ex pé rim en tal em en t cré és» , Bu lle tin de Ps c1onal de psicoanálisis, Sociedad Francesa de Psicoanálisis, 1958.
climats sociaux
pág. 337.
83
82
, la ex pr es ió n
n?. se lo 1define . esencialmente- a partir de aquellos a 1quienes se
E sa <<a na rq u a >> es , po r lo , ,d em ás
al tiempo del grupo. í
la s ag ru , p ac io ­ d1r1ge la formación; e�ta distinción misma se esfuma desde el ins­
a m en ud o di sf ra za do , de
de un aspecto real, aunque gó gi ca s: la tante en q�e ;e conviene en que la definición del monitor pasa
.
pe cia lm en te ,d e la s ag ru pa cio ,
n es pe da
nes humanas, es .'1 y or ga ­ por la med1acion del otro. La formación se vuelve una relación for­
ul ta la au se nc ia ef ec tiv a de co he sió
fachada institucional oc >> entre
madora de ·dos polos, y al iproblema tradicional de la autoridad 5�
m ism o m od o, la re lac ió n de es til o <<d em oc rá tic 9
nización. Del co n­ lo plantea dentro de esa relación. La alternativa consistente
d em ás pa rti cip an te s de l se m in ar io no es la
el monitor y los , en buscar en tor�o· de quién (¿el que forma, 0 aquel al que se
de un de cr et o en un cia do po r an tic ip ad o, co m o en los
secuencia ca so �orm�?) d�be <<girar>> el acto pedagógico queda superada en el
tic os de la ex 1p er ien cia ya m en cio na da . En el
- grupos democrá 1nter1or mismo del acto pe,dagógico.
ro u, p , es ta re lac ió n em er ge en de te rm in ad o m om en to de la
del T. G e) Otra a1lternati:a la que opone la autocracia al dejar ha-
da , pa ra tra ns fo rm ar se lu eg o en ot ro s m od os de
experiencia vi vi cer Y e� la ,que en rigor se debate, sin que nunca se la formule
·p er m ite , no la pu es ta a pr ue ba de es tru ctu ra s
relación. El T. Group el
con claridad, la educación nueva- pasa a ser a su vez un eIemento
pr in ci, p io co m o va ria bl es , si°: o, po r el co nt ra rio , .,
definidas al mot�r d� la formac1on, en vez de constituir su riesgo O su mala
es as ,
p os ib les es tru ctu ra s co mo mo me nt os ,d e un a
enjuiciamiento de conc1enc1a: 1� peda�o?ía no directi,,a descubre y analiza los pactos
.
pe da gó gic a en cu rso de de sa rro llo . La re be ld ía contra
estructura ­
y las opos1c1ones tacitas en que descansaba la estructura del ha­
cti va s, m uy co no cid a po t lo s ed uc ad or es de H am .
la ausencia de dire e
llazgo educativo.
qu e ca re cía n de un a téc ni ca ap ta pa ra su ,p er ar la sin ten r
burgo Aquí ,hay que prevenir una ,posible objeción. Se dirá: más bien
ás - , es un a re be ld ía qu e se vu elv e ne ce sa ria p ar a
que echarse atr se trata entonces de psicolog ía social o ,de interpsicolocría que de
ció n de .la <<d ep en de nc ia> > y pa ra el ac ce so a las nu evas
la supera pedagogía. Pe�o el �nálisis de los co�ceptos y los esque;as de que
.
fases de la formación. se vale la p·stcolog1a de las interacciones sociales muestra por el
a ce nt ra l- de la re lac ió n ca lif ica da de de- .
e) Este pr ob lem contrario, la presencia auténticamente <<,pedagógica>> dentro' de esos
em ás el ca rá cte r pe da gó gic o de la sit ua ció n:
pendencia acentúa ad esque�as Y concept�s, Y así se lo ,ha podido ver con motivo de la
.
co m o un a <<s up er fic ie pr oy ec tiv a>> qu e po sib ili ta la ... · ' de un es-
el monitor es exper1enc1a de Lew1n. La noción misma de I a acc1on
elo s ela bo ra do s m ás en el cu rso de ]os ap re n ­ , .
manifestación de mod pir:tu sobre º:ro, empleada por Dumas para de.finir la interpsico-
es qu e en la ép oc a de lo s a 1 prendízajes de familia.
dizajes escolar 1?�1ª, es u� �Jemplo de ello 13• Buscar los modelos que de la ac­
en , la es pe ra da tra ns mi sió n de l sa be r es la ex pr es ión cion pedagog1ca ha tomado la psicología es una actitud contraria
A·hora bi
ui er ot ra fo rm a de pe da go g ía.
misma de lo esencia l qu e po se e cu alq ª la de buscar en la psicología los fundamentos de la pedagogía
nc ia de l T. Gr ou p co nd uc e, pu es , al de scu br im ien to vi­ ueva. En contra de esta última actitud hemos propuesto investigar
La expe rie f
he mo s de no mi na do es tru ctu ra ele me nt al de la pe ­ os elementos de una tecnología de la formación <<separando>> por
vido de lo que
Es un . d esc ub rim ien to qu e se efe ctú a ba jo la fo rm a del lo menos a título provisional, los problemas �edagógicos d; los
dagog ía.
ug na ció n: de seo de los pr ac tic an tes e im p
, ug na ció n problemas planteados por las dirferentes aplicaciones de las ciencias

deseo y ·la im,p


or , qu e se nie ga a ser un <<m ae str o> > , para convertirse, se­ h umanas.
del mo nit
che 12 en el <<monitor>>. Con _e se
a de Ma leb ran �n. esta reseiva vamos, en fin, a utilizar el concepto de no
/

gún la dicoto m í ,
c,hazo >> de un pa , p el de l, el mo nit or no dir ectivo a;:icttvzdad en r_edagogía Y reseivaremos, por último, para más
<<re ag en te c ult u fa di
ar ne gat iva me nte el he ch o de qu e tod a · p ed ago gía de la ante la elecc1on entre la conservación de este bocabulario y el
,hace resalt
o a ell o y en sen tid o ori gin al de l tér 1ni no , tra ­ regreso a la nocion·' '
transmisión es, debid ruso1sta de pedagogía negativa.
de mo do , pu es, ·q ue el pro ble ma de la for ma ció n se pla n­
dicional,
ción.
teó y sigue pJanteando en eI. interior del seminario de forma

d) Co n ell o, el mo nit or . p on e en tel a de jui cio su pro pio


pro ble ma ped agó gic o se en cue ntr a as for mu lad o de
papel, ,y el í
o eje : ya no se lo de .f ine tan sól o - al me no s,
acuerdo con un nuev
lJ. G Dumas, Trazte · ' de psychologie (l.• ed., vol II ' libro III ' cap · III)' c1·tado
·
Por J · pavez- Bouton · en « Intro duct1on au Séminaire d'interpsychologie», Bulletin de
Psychologie, 12-5, 3��� ·

12. Malebranche, Entretiens.


85
84
hoy por hoy se vuelve cada vez más evidente que las decisiones ati­
nentes a esos usos tienen que v er con otras instancias, con ,poderes
distintos de los p oderes de los ,psicólogos y los formadores. A éstos
RA U N A T E OR I A D E L A NO
ELEMENTOS PA sólo les compete decidir r especto de su participación personal en
D IR E C TIV ID AD P E DA GO G IC A la acción emprendida. Las n ormas de acción de las téc nicas del ho·m­
bre no son interiores a la instauración de éstas, y esto nos conduce
di re tiv i da d a la di r ectividad,
Al oponer en pedagogía la no c a problemas de d eontología.
po si ció n ru s oís ta en tre un a
volvemos a encontrar , en efect o, fa o Algunos educadores estiman, sin embargo, que son guardianes
ed u ac ió n ne ga t iva ». En co�secue ­ de las normas; el educado·r d el niño, por ej emplo, cree que debe
un
«educación positivista)> y a « c �
ue s n t an t o un co m e t a� io de a orientar su acción hacia la pr eparación d el pequeño para la iVida
c ia, 1as ob servaciones
que sig n � �
a eflex io n ac e rc a de la p r acti ca actual d e los adultos. Pero ese es, precisamente -ya lo vimos a propó­
pedagogía rusoísta como un r

de la no directividad. sito de la escuela de Hamburgo , un postulado al que 1la no di­


.. . . ..,
rectivi<lad hace mani,fiesto desd e el instante en que renuncia a la
directividad docente. Con ello n o se afirma la falsedad d el postu­
A. El pro blema de las n o rmas lado de directividad, sino que se lo ubica en su justo 5itio, más o
menos a la manera en que las geometrías n o euolidianas han p ermi­
di e ct iv id ad es el qu e ad q ui er e en tido situar en su lugar de verdad a la geometría d e Euclides. En
Un primer aspecto de la no r
de l «d eja r cr e ce r »; e l fu n damento de nuestra opinión, se trata de uno de l os beneficios esencia1les q ue
el caso de Rousseau la for a m _
hi pó t e s is de n om1 ad a de la « b o � ­ proporciona a los forma.dores la par ticipación en prácticas no di­
este aspecto de la doctrina es la �
sic
_
terapia � o di­
po r o tra p ar t e, qu e la p o rectivas de formación, participación que resulta para ellos, por eso
dad naturah>. Se sabe, de l cre�u�ie�­
.
en la es p on tan e id ad mismo, un descubrimiento vivido d e .Jos postulados fundamentales
rectiva implica cierta confianza u es h1 p otesis
de qu e lo qu e pa r a R � �us e ? de la pedagogía.
to 14, y no cabe duda 1,p d
.
e1a qu e se
Ro g e rs; p e ro e l pr i n c 10 El cuestionamí ento de los supu esto s normativadores del acto
asa a ser principio para _
ad El in d iv id uo o el g r u po co�du cidos en pedagógico debería además po ner en guardia al <<formador e n for­
;ctualice la normativid .
n di re cti vi da d d e be n s enalarse una mación >> contra cierto mora1ismo d e los educadores. La psicolog ía
· " n d e las te"cnicas d e
func1o o ·
ge n
· · ici
ia in
· · 1
a
ar tir d e la c on ti n c nos ha mostrado en .qué notable m edida pued e cie rta rigidez mo­
finalidad :y una significación a . � no rm a s.
de 1d 1r re sp ec to d e s s ralizante salil"les al paso a los fines perseg1.1idos por la educación
de la situación. Tienen qu e c �
en qu e se r el
• p e a go g o ya n o t i e
La consecuencia es que el d familiar. Y, n o obstante, ci erto <<psicoanálisis >> tiend e en nu estros
en ga q ue tra n sm i tir : al dejar e�, este días a proveerse de n ormas sacadas d el arsenal de los buenos
guardián de normas que t
m a c ton se
qu el l s a l o s qu e 1 fo r
punto la decisión a cargo de a o �
p roc �:o
sentimientos oblativos, si bien no faltan quienes r eaccionan c ontra
r su ca pa c id ad de « re fle 1a n> el esos <<malos caminos>> 15 del psicoanálisis. Una reacción seme1ante
dirige, define su papel po f nn ac io n
m a de lo s «m ed io s)> de la
, . o
de formación. Luego, el proble se debería buscar en el campo de la formación. Acaso habría que
in ve s tig a c ió n un lu g ar m a s !�portante convenir en que con buenos sentimi entos sólo se l ogran las más
debería oc upar dentro de su .
», y en es t e se nt id o de ci a os de
que el del problema de los «f in es � . de las veces una formación y una terapia parejamente mediocres.
pr ob le m as e se n c ia le s s on d e o:� en tec n� co . Este enjuiciamiento d e las n ormas por la no directividad no es
la pedagogía que sus do ct r in al
xp re sió n de un a e le c c io � la negación de ellas: sólo se destruy en n ormas si se las reemplaza
Esta posición es no tanto la e
es q ue
st ad o d e he c ho : s ab id o
1 cuanto el reconocimiento de un e con otras. La no directividad no se propone negarlas; se propone,
an da o de fo rm ac ió P de se r pues· eso sí, hacer perceptible su exis,tencia.
una misma técnica de prop ag � ? �
au sa s. La va r iabih ? a � de t ales
ta al servicio de las más divers as c
sc aU fi c ar es a s t e c n1 c a s; pe ro
usos no puede ser suficiente para de
15. J. B. Pontalis, «Les mauvais chemins de la psychanalyse», Les Temps Mo­
es du con sei l e t l'analyse de s interviews», Bulletin dernes.
14. D. E. Super, «Les techniqu
de Psycbologie, 12·5, 309.
87
86
tituir a lo que se adquiere en el curso del trabaj o propedét1tico. Si
B. El papel del <<monitor>> desde la p artida se le anunciara la verdad a la concienci a que se
n fi n ir a lg u n o s rasgos form a, no se la reconocería. Jean Hyppolite 1s ha señ alado las com­
Las reflexiones que anteceden perm
• ite d e
r sp to p ro p o � e Rous­ p arac_,i ones que hay q ue ·hacer entre la fenomenología de la f or­
d el m o n it o r. T a m bién a este e ec .
de la c o n d u ct a
o d p artida p ara m acion Y el proceso de la cura psicoana,lítica. En esta última el
l ó n q e p ued e s erv ir d e p u n t e
sea u u n a f o r m u ac i u
e el ado­ s?be.r de� analista no debe m anifestar,se demasiado pronto; n'ada
. E n milio, en el m o m en t o en '! u
.
una el ab o ra c ió n te ó ri ca E
lica el con­ s1gnif�car�a ,ya para el suj eto en análisis, qu e no 1ha ef ectuado la
odo de su f o rm ac ió n q u e im p
lescente entra en el per í p no 1 ebe ex,perienc1a de esa verd ad.
l p to r

q re ce
c l m n d o c u ltu ra l, se recuerda u e e
tacto o n e u
Y utondad C! aro está que podríamos buscar en el acento rec aído sobre la
l x p er � e n ci a �
instalar en el espíritu del muchach
o a e
p p i e x p e n e n c: a Y del necesidad. ,�e la experiencia los f undamentos de una p edagogía
s u n a s u s titución d e su ro a
del m ae tr o en
ió n m u y p re ci sa d e la de la act1v1dad. Pero es claro, también, que la actividad sólo ad­
' s r a zó n . H e a h í una formu la c
progreso d e u quie�� a,q uí sen tido con referencia al p apel del <<formador >>: la
o c iv id ad ·
d e l fo rmador. . .
n d ir e t
p r l d e l a F meno- relac1on. c on el otro es �l· fundamento del proc eso descrito, y la
s ru u ra d e E il i o anuncia y p re a a a en � .
L a e t ct m
H g l se ef ectua por pr esenci a, en cierto sentido muda , de ese « otro >> es la condición
e Ro ss u a e e
lo gía del espíritu. El paso d
u ea
ó n » il d u g R o a nen), del d esarrollo aguardado.
el as de f or m (B
ac i n m
la m ed ia ci ó n d e la s « n o v S e ª?;ierte, por otra parte, el interés ,de tales análisis p·ara la �
d G h e 16 . L o s �ñ � � d e apren­
c uyo modelo es Wilh elm Meister,
e o et
l s ,p c 10 � e una elabora�1on de una f enomenología d el T. Group: lo que Jea n
e W il h l M ís ter es el r �la to y a d � cn �
diz aj e d e m e
. n n c n a l term�n? de �y?polite muesrtra a propósito del psicoanálisis parece seguir *nd o
cuyos prin c1 p 1o s s e e u ia
experiencia f ormadora n d1c1o�es valido. Es cosa que no debe ·sorprendernos, si tenemos p resente
nto n s d e q u e l a s co
ésta; Wilhelm Meister se entera e
ce
h n s Y organiza- como C. Fauc�eux 19, el hecho d e que «los m ollitores d e los gru'.
, p v s m u c o a te
de su experiencia habían s ido ,
re is ta
pos de �orm acion :nfrentan m ecanismos de grupo que reclaman,
f n ón d e u n ob j et ivo preciso . . .
das en u ci
d T . G rou� 1�te- �ara su 1nterpretacion, el r ecurso de conceptos de origen psicoanalí­
s p p n te s el
Y de igual modo p ueden Jo ar ti ci a
g s te cn1cas tico >>. El d esarrollo d e las re laciones de dependencia con el monitor
, s r la s re la
rrogarse, al término de la experien ci a o ? e
, que lograran en el curso d e la experiencia y la necesidad de éste de ten er en
s m ie nz o. L o 1 d eai s eria
que se h allaban deten id a al co
cuenta sus �ontratransferencias son dos ej empl os, entre m uchos
entonces discutirlas, impugnarlas. n e la vid a que otros, que so lo se pued en r ealmente comprender a la luz d e las
a d u n a ex p er ie ci a d
En el caso de Goet,h e, l a id e e
s d e encon­ enseñ anzas de Freud . Y .por otra p arte se d ebe recordar que d en­
f p o l n ec e id ad
procede por ensayo y error se j us ti ic a r a
v d , lo cu a l s up one que se tro de la escuela freudiana Jacq ues Lacan ha analizado reciente­
trar lib remente una significaci ón de l a i a
n i s i n in e rv e n ir en d me�te el víncul o entre el pod er de la cura y la dirección no d i­
dej a desarrollar fa verdad de l a e xp er ie c a � .
y h r o rn o el c amino r�ct1va que ella implica 20• En el m encionado informe no se utj.
proceso de su rev elación. El e d u ca d or a a ec �
s : n o debe liza de manera explícita la noción de no directivid ad · s e trat a
z h y q re t om ar e te
de la formación, pero una y o tra v e a ue
aj q ui e n va d es n� obstante, d e un informe que constituye una riguro� a descrip'.
proporcionarle la verdad d e una exper ie n ci a en a a : .
d d l m d o Y d e s1 cion d e la no directividad analítica.
o l v d a e un
cifrando lentamente y por sí sol a er
De a,hí, por último, que la dialéctica de grupo que se desarrolla
,a del esp,z,rt.-

mismo. lo gt
e� �l curso de un T. Group sólo se r ealice si el monitor no ex-
s t ó l a F en om · e no
plicita su senti'do si· no en e1 momento en q ue ya se ha puesto de
q a
Es un principio ue e ra sl ad
m a ón . L a
gí a la fo � i ..
tu 11, que es ante todo una fenom �
en ol o de
l s xp er1 en c1 as , ue tnan1fiesto. La regla fund amental de la técnica formadora imp. lica
<< conciencia ingenua >> se forma a través .1 �so­
de a e · ·
esta espera de ad ven1m1 .
<<p nu estros f1lo en to de un sen t1do a p artir del sinsentido
g s v d l s ab e r; ar a
son una recuperación p ro re i a e
r, ni p d s us-
un c ue e
fos», a éste, ya adquirido, no se lo pue
de en ia
8
i,
.,01� � �
- .F �
yppolite, «Phénomenologie de !'esprit et psychanalyse,>, La Psychanalyse,
en tis sag e de W ilbelm M eis ter , �a Plé_iad;. , er- 19. Faucheux, « La d ynam1quc
16. Les Années d' ap pr
en olo gze e 1 es pr .
it , Aubi · de groupe», Année psychologique, 1958.
17. Jean Hyppolite, Genese et str
ucture de la Phénom 20 · Jacques Lacan, «La conduite de la cure ... »; véase nota 11.
Montaigne.
89
88
. , rop.1 � de1 rupo L a no directividad
su rd o in ic i l d e l si tu ac1on P .
o ab . :l o s e c u a n.
tid o d e la i h 1s to r1 v 1v �
1d so
a
: el se n
a

e s e sa es p er a a d e cla ra

p er te n ec e l , p a sa do. .
a

. do és ta y . . ar un a � a'11s º 1s - << Y o s ie m,pre


F re u d l f 1n al 1 z
a
se q u e o y ó
a
L a fra a r tic i a ntes
ta m b n p
a

lo había sabid »- p d rí a � ; ; ;�a: renu�ciado


t
i

ou , u an
ronu nc

d el .
n
n c� �
o

al final d e l a exp er ie
o

e l s a b e r a g ar d a d o n o
e u n le cc 1o n y d e
T sc u� r e p
n q cue
a la espera d
u

podía ser otro que su s aber·


a

• 3
&

EL SEMINARIO DE LYS-CHANTILLY

La org anización habitua•l de los seminarios de formación psico.


sociológica del tipo denominado <<betheli anos>> responde a cierto

número de principios relativos a las diversas formas de prácticas y
comúnmente admitidos, en especi al:
A. Las prácticas (o <<seminario>>) de form ación psicosociológica
implican por lo general cierto número de actividades de formación:
l. Actividades directivas, o sea, las conferencias, la s exposi.
cienes y las veladas culturales;
2. Actividades no directivas, que constituyen lo esencia l:
a ) El T. Group (grupo <<de formación>>, de <<diagnóstico>>, gru­
po <<básico>>, <<centr ado en el grupo>>, etc.), es un grupo que se a dies­
tra, a través de su autoaná1isis, para el <<di agnóstico>> del funciona­
miento de los grupos con l a ayuda de un monitor c alificado de
<<no directivo>>;
b) ·Los intergrupos, término que designa, o bien .sesiones de
dos o tres grupos básicos reunidos con sus monitores (grupos <<bi·
narios>>, <<tern arios>>, etc.), o bien encuentros, sin .monitor, de par-
-
ticipantes de varios grupos; la <<mezcla>> la efectú a previ amente el
staff;
e) Por último, las sesiones plenarias (o <<grupos comunes>>),
que son asamble as generales de los inter·vinientes en l as prácticas,
es decir, la reunión de la totalid ad de la pobl ación (pr acticantes .y
staff total) en grupo de análisis no directivo, o se a -si se quie­
re-, en T. Grou1p <<generalizado>>. (Las reuniones plenarias no di­
rectivas gozan de muy poca práctica ; h an pasado a ser tradicionales
en los semin arios de la ARIP y se l as ha instituido, igualmente,
con el nom,bre de <<grupos comunes>> en las prácticas estudi antiles

91
90
to talidad de J os
miembros de la asociación que es la institución externa. Y otro tan­
o n t I » .) L r ió d l
. .
a
denom i a s « R o y a u m a eu n n e
d una sim­ to sucede r especto d e los practicantes.
n a d
ác ti c as es algo b s a 1s m to e
intervin i n t s l s p a t n te d t
Las dos dimensiones instituciona les (interna y ex terna) son
e u� lugar
a r
e e e n
s, s ci , is i to d
g rupos b ásico .
n
s
t
p le a d ic ió fo e d e r d
diza J e. Las
pues, eleme?tos d e la situación d e las prácticas, perceptibl es e�
p
d e
n
m l de relaciones h m s y a re n
relativ t i fo r a u a n a
ad?�·
todos. los niveles (tanto en las actividades directivas como en las
rm
n
a m e n e
l a escuela , i s it ci ó fo .
__..-,.__ _ p r ct ic s 50 , co m o u n a n t u n d e
no d1re ct1vas). �a� tres a�tivid ade s no directivas de las práctic as
d e act1v1da1es
n
á a
i ci ó n y planific a ci ó l o n j n to
, B . L a o g a n za n d e c u
l e qu ipo s�p., como se ha ,visto, los -grupos básicos, los intergrupos y las reu­

r
st · té rmino que �em ? � si g if ic ar u e e
� es dir co n e e
n
e p r ne c e , n1ones pl enarias.
ec tiv a;
o la organ 1zac1on a l q e e st e te
s
u
de los m o n i o r ( st af f) , a
. Pare�e �e �esear que al e fectuarse la toma de conciencia de los
o es :
t e
r d l s p r ct ic , st
ya h a previsto una estructu
as e
niveles 1nst1tuc1ona1les se la analice y que se comunique el análisis
a e a á

o g r m a d ct iv id ades;
- un p r a e a de ac��rdo con las r eglas d�l feed-back. D esearíamos mostrar aquí,
is ib ió n h o r i a de· las s esiones;
-u n a d tr u c ar
s gr p o s b ásicos; a p,� rt1t ,de algu�as obser·vac1on es llevada s a cabo en el curso d e un
ti t s en lo .
-una d istribución d e los pr
u
� em�nar�o de ps1cosociología, qué significa para nosotros el nivel
ac ca n e

u a p s n ci a d o b s ervadores.
- - la e v n t l re e e
tnstztuczonal, ��mo aparec e y de qué ma nera se lo puede ma nejar
e
in tes a e sta es
o g en er al mente
La s « d i re c t iv a s» at en tr u ct u ra s n
en , 1� formac1on, � qué cons ecuencias implica el descubrimiento
s lo s p ra ct ic a t es p or :
comunic ad pract�c� �e este nivel en c uanto a la investigación fundamental
a a n
p revios;

sc ri to s

- o cu t o s e
q ue abre en d1nam1c a de gruJpo.
d m en
l, d e fo rm a ir ct iv a,
-una primera reunión genera
d e
ci � e i fo �?1 a� i��es H� a quí una observación recogida en el curso d e una <<sesión
y q u e s co nsagra a una d is ri b u n d n
las p r c ic s e t
s esion i nicial plenaria >> en oportunidad d e un seminario d e formación
á t a
La manera e n q s o rg a iz s
acerca del seminario.
n a e a
Las prácti�a� integr an a diecisiet e participantes, distribuidos en
u e e
ct ic s? , et c. ) ti n e, como
im i n to ( ¿q ié n presenta las p rá a e
r e ci b e u
u cc ió d e las prác- dos g:upos bastees y r eunidos para l as conferencias, las sesiones
de
ci la co
veremos en seguida, su importan
n d n
plenaria� y las vel�das cultur ales. A cada grupo se le ha asign ado
a en

a l <<c li a>> d e ést as.


tic a s y p ar e m
a es a es tr uctura de
un monitor. Ademas, un consultor participa en las prácticas sin es­
a i t
C. Llamo sistema institucio
n o
tar �resente e n los grupos básicos; él es quien h a presentado los
n l n er

y a se lo ve, a « i st it ci ó n » in te rn a
l s p r ct i as . S r t , d e u n n u
�on1to:es a los practicantes en el curso de una sesión plen aria i ni­
ns1. era,
t a a .d
�?
e
a á c
s, en su s r to t l, s la s
de las p rácticas. A ésta
a e
e t u ct u ra
am n ta ct o n in� er­
cial, as1 como el programa d e las prácticas en su conjunto y la
institucional» , co n su gl
lue go, como u n grupo
re e
b r , la In stitu­ futura presenci a de do� observadores para dos jornadas. De allí, al
e fu io amiento, etc . E u p al a a .
na, s s l es d n n n a
consu,! tor s e lo mirara como a l re,presentante casi oficial de la
s nuestra
n c
u e y
normas ( ta l h a d s r al m n o .
ción e s un sistema de
e e
e
u ct u r i nterna
organ1�ac1ón psicosociológica que ha instituido las prácticas ( ver e­
ef in i ió n ). P ero ade s a l es tr a
m y p ov is io l d c m á a
na «i n s­ mos, sin en:bargo, que en e l curso de la sesión plenaria , a la que
u r n a
e comp r d r n r l ci ó co u
de las prácticas se la deb
a n n
ha � e examinarse en d etalle, e l consultor se verá asimilado, no sin
en e e e
r fu nt e la si t uación. La .
titución externa», que es la v e rd ad e a e e d
vacilaciones y a falta �e s�� er �n dónde clasificarlo, al g rupo de los
.
1 nst1tuc1on externa es : eJ

em -
ob.servadores: la inst1tuc1on implica la clasificación). Desde un
. . �

p
.

oc ió og os (l a
-o bien la asociación de psicos
AR IP , or
P.r1m:r momento es p erceptible en ciertos signos la toma de con-
l

q h o g i ad o l s pr ácticas, . . c1enc1a de la dimens1on


pl o) ue a r an z a
r ur ri o a lo s p st- · ' 1ns · i· ona1 por p ar te de los practi cantes.
· t1tuc
>> q h .
-o bien la organización <<oliente Por e¡ emplo: en un T. Group s e h a comparado la situación
ue a ec d

u s pr ác ti as d fo rmación.
cosociólogos para anim ( �n el segundo día) con el asilo de alienados en ocasión de u na
na c e
ner en
ar
q o r >> b te d tscus1. on
,
En ambos casos, el a nálisis d e <<lo
e cu r e de e
general sobre la locura. O bien, se ha simbolizado al grupo
u
y la i st it ución ex­
cuenta la relación entre la inst itu ci ó n in t e r n a n
so­ con unª ca¡. a, ¿·b .
1 u¡ ada en el pizar rón, c errad a y at ada. Ya se h a
is m o ti po a la a
terna. El monitor de T. Group pe r te ne ce al m
pronunci. ado la palabra «contrato» con la organización.
lo ha no m br d o s dele­
qu � sas prod uccione
ciación (la ARIP en nuestro e j emplo)
a u
s simbólicas h an s11rgido de uno de los dos
e
r s q p p r c e: c om o
gado. En cambio, los observado
a e
grupos b'as1cos; ·
ue ue de n a
e
so c s ri m ente no obstante, en oportunidad de una conferencia
o
m iembros del staff en la institución
in te rn a n n ne e a a

93
92
decisió n qu e sól o p d í lleg r ser efe cti v , evi den tem ente, me r­
obs erv ar
. . ractican te d
p ced ail ·p aso al acto capaz de hacer saltar las estr ucturas de la situa­
a
n
a
u
r a
,
o a

s de ps1 cos oc1 0 1 og , arto y que


a
m
a
sobre p oble . n te un h o y u l, cuy os <<gu ard ianes>> son
ion
1a

n te h a h abl do du >. E sta ció n, se , des t uir l ley ins titu


a
en 1 ón>
c
er usi
r
con f dis
ra
. que el <<
a
p ara l a í Ka fk a, <<ante la
ra a
di
c
o ntr mo s,
a
h s en
r
d e ore s. No
a a
nit
o
un cuarto is m os los mu · d s mo
a
m
c
ás q ue . os
c

no que . d m . l os p i n ipi
r a
on
ra a
c
co
tori
o

e p rece co nt radi
. · b i do es q Ley>>.
c
1
a
n s
r
co mpu ls1o , . rodeos. P ero
Se hace entonces reparar en que los observadores, mudos, son
a
sin
c
lo d i e
ue
gru po, y . P or
a
de nál isis
a

de la diná mi . como una s1·tuación de . <<jarrones>>, y que la situación del staff se parece a un muro. Se
c
.
1

a on fer en i c1o , n, Y se
ca
1
a

no se con 1b e la ob ser va
. adores nO hacen m ayor caso de perciibe a la institución como una cosa perteneciente, diría Sartre,
c a
er en-
c
m el c o nf
c

tanto, los ni . . su nto tratado po . Esa ins titu ció n cos ifi ca,da, reificada,
o >> ( es dec ir' 1 al cam po de lo prá tico -ine rte
nid
a r

p·asa al <<co nte


es la burocracia, y bien se ,puede decir que en ese ·momento lo
a a c

p el o ctavo
ciante ). . a la sesión p�enaria pre vis t
por fin , ti ntes , que se menciona a quí y a·hora en el habla del grupo es la <<buro ­
ara
rn os, p r
a
y lleg . as. Están presentes, además de l os ncia simbólica
a dos. cracia>> presentida. El ·grupo vive y dice ,la experie
ca
vit.
ac
p ,
a ctic in
a
día de 1 s ob ser v d or es
,,,
ns u 1 to Y 1 os dos , - del universo burocrático.
· ores, el as p
r

los dos mon1t en 1


a a
. a de p res en i
••
dí Pero los monitores de los grupos básicos se abstienen de inter­
liO

o
r
y u "1 t 1m
co
d o
rac
gun ada han
l'
es su se 1· orn
c a
Par ést os de la seg und
ua 1 �1g· � ·
1 f'ica que en e l cur so
im e ra- a venir en el nivel institucional ( que da fundamento "' e,: pc.��1) y,
a
lo l p
a
ticas, . -tal cual hiciero11 en las relaciones
n 1nt erv en1 d as c on con su análisis, llevan a los participantes al nivel de
r
si mi
c
r co
a
de obs er v . T om an s1: s
nes om un e s. interpersonales e intergrupales. Los practicantes renuncian, pues,
r

bás i cos y l�s ses io


a 1

los gru pos


a proseguir la exploración de la situación de las <<prácticas en

c

d lo m om to r :· dos o b serv a-
el eq ip o . do qu los
eve p tat1ca s e h d idi
l general >>, según la ex,presión de uno de ellos. Abandonan �a tenta­
s
br de
e
n te un torn o
u e
D ur ple nar ' i en '
ec
1o , n tiva de analizar la relación del grupo total de los practicantes con
a

ar, p r l ses .
a
lug
a
upe n un
a
o
a
dores d e 1 g rupo) ·
el equipo total de formación, los monitores, los observadores ( ¿pero
a
fue
a a

ún d e eun 1o
· ' n ( y no bs erv adores
c
mesa c om . resencia de los o
acaso son por sí solos un equipo?) 'Y el consultor, es decir, con la
ra

l ses ,
on 1 p
Desde la apertura de . asimis-
r

y o b· eto 1 lo ha
a
form ción y que
1
� IP que <<tien e el pode r>> de
a

obje to de ate n cio'n


r! a l� uno s el Insti tució n-AR
sido p
t
h �:�1� ::
a
d�: delegado en los monitores y observadores presentes en el aquí y
a
�°:
ara

go deb ate ( s 1 se y el con­


l
a
un do es
e
de
a
mo , . d ore s' los dos obs erv a1hora del seminario.
ca

in co anim a pro-
ar
los un
r
de ent
a
<<grupo >> l h abitación , r ep es
de Pero no todo ,queda, de allí, terminado. Al replegarse en el
a

a un co . st d los
c
up de
a
que o cio nes
r
suilt o , tod o caso ' l s e -
a
. E n análisis interipsicológico -único nivel <<permitido>>-, los grupos
o
nte
a
·1on lo sie -
vocac , , pues así se se .ex
c
ent e>>,
r r ac
f
a

u e <<le s h cen
, ob re todo 1 d 1 rov o c ación ponen entre ellos ese obstáculo a la comunicación que es la insti- ·
r
ic n m a «p
a
p c ... Í u rt L ewin lla
e
o q �: tución-cosa, ese bloque inmóvil y que nos hace <<jarrones>>, esa fuente
as
res pue sta 1
s
un
tes
mo
a
co
t
n
ra
pres
a

ay que de la reificación en la·s prácticas.


a

emocional>>). m : ¿h
a

una l g a discusi ón Te
bl n
Los practicantes enta . os o b se r- Al día siguiente, uno de los grupos básicos insiste en los pro­
a
·1 sio , n de l
. . por voto -Y se 1o pu. ede hacer- 1a ex,pu .
ar •
a

dec1d1r n en efe to, q ue, sin blemas de la sesión plenaria de la víspera. Se habla de los o bser­
r b Jo Al g u n os desea
l m esa d e t nt f u era vadores, <<jueces de los infiernos>>, <<representantes de la Le,y>>, <<más
c
v d o d tr b a 'o estén físi m
i
-;>
d �
a
s
a
ane cer en �a b ser ­ peligrosos que los monitores>>. Además, se repite l a misma sesión
a e
rm o
e e
pe los
res ca
de d
a
dej i ' resenci
a
s n n
a a

e C i o p ract!cant � � � i ión , p e ro plenaria, pero ahora en el nivel del T. Group (que ocurre en la
e
upo . l d
ar a
d l g cidi r
a
uede e
te
p
e
n.
s

a molestia . Dic stitu­ sala de las reuniones plenarias), con 1las luchas por el poder, e1
ert s
un n
s
mo l i
ec
o a
r
s
a
va d o � q llo o son
e
r
e

. De este modo d u especto tema del paso al acto { salir de la sala) y hasta la escisión del T.
c
t rl r
re
j c cidir
s n
no e : p r d
u
� ;
esc

en, pues, � c_ ; c on · Group en dos subgrupos, que simboliza a l ihecho de que la sesión
a a
ubr del
u
n,
e e
D di
a
ón. ,
a
ci - � � m: arte
e
to f
ec en
;
a
1on plenaria es el lugar ·de encuentro de los dos grupo,s básicos de las
ue
c
1

ctu r d e la s 1tua . nc
esc
o
ce
de l d e 1 as p � ácti c . En
es
es 5e
con los org aniz do es i de prácticas. (Se procura igualmente desplazar al monitor, como el
a
p
ru
do
t
les
est
ce r se
a as
t. t ¿ore s, p ara lo cu l
a r

h bla los obs erv . n u n · �ía anterior se deseaba ·desplazar a los observadores.) El analista
a
ce y
r
h revist o
o a
1ntenta
ra

smo de és tos, p
a
ante el muti int a a l niv�l institu-
r a
Pe o ar una erpret ocu re>> con refe renc i
a
n · a1 f m ento n es <<l que
r a
nte
a

que se pr ese · enuncia · a t om ,


ip nte , se r
r
unos parti
a c o r

cia do por a l g c a s
95
94
.io, le per .ite a1 gru o progresar; se interroga a) Hemos sefialado so,bre todo la contradependencia, q ue es
cional. Esta intervenc � � �omparación con el esta­ dependencia. Pero ade·más ,h abría que mostrar una dependencia
s st t s s c1 p o fes1onal es n
sob re l
e
más ,profunda, de índoJ e tal, que generalmente se renuncia en las
o e at u o o o r

tuto del animador del grupo . . 1 c ie n s c n e l a n im a d or prácticas a expresar ·hasta el probl ema institucional.
fin n l1z ar sus re
o
El grup pu de l a e
erlo al 'grupo
a a
q b) Ese repliegue d el nivel institucional h · acia el nivel psico­
e a
o
x p 1·
1c 1· a d o temo r d · , a l a tra
Y ' P or ej m p l , su e t e ue
,Integramente>>, no v aya a conver- lógico ( e interpsicológico -el nivel <<afectivo>> privatizado-) se
.
e o
p ara hacerlo ·m. 1embro de éste <<. . , que !ha instituido las pra,c- ve igualmente favorecido por la dimensión neurótica de la s olicitud
1 d p r 1 g an1za.c1on
tirse en u n· tr a o r a a a o r
d p d r s l ugar y su de participación en tales prácticas (a la que correspondería la dimen­
1 m odo e1 riesg
u
t
e
d
e r
1 n d
e
c r
o
ticas ' r e o e a . el fantas ma ' p u s 1i1 a rea-
sión terapéutica d el seminario). (A ello se añade, como en 1962 hubo
d
o
d l g 1 n 1v 1 e
<<salario>>. (Este es, des ·
e
-
e
¿is
o
y
u e
s m
e
n t re' e1 animad o y l u de observarlo Tosquelles, el hech o de ,que las estructuras institu­
l
e
u
IP
c
R
ín
A
lidad mat i l d l v o e r a
e r a e
cionales tradicionales son, tanto para l os alumnos como para el
tinta .) .
b ás ic d s f s s s c esiv as: educador, un factor de regresión.)
Hemos tenido en e1 gru,po
o o a e u
e) Además, los practicantes presionan para evitar la <<·huida>>
s p r 1�
1 s1· n 1 s n l a sesión de de sus analistas de grupo hacia la institución. Tienen, pues, que
l. E l aná1isis de sus relacio
n e o a e e 1

e o
impedirles, en intergrupo o en sesión plenaria, que se unan y
la mañana; . . , de las fases esenciales de la .sesión formen un grupo : el staff. D e este modo se evita que el <<-cuerpo
2. A la tarde, repet1c1on de oficia,l es>> sea visible en la situación; se ·desea, 1por el con trario,
plenaria . que cada <<oficial>>, como d · ice Sartre, permanezca <<entre sus hom­
. s , b ip 6 t si s: l s p r acti- bres>>, en su grupo.
nu st
Esto viene a confu1:1ar un� .de
e ra e o

si ó p l a i q ue todavía
cantes han d ebido y pedid� reviv i r n se n en r a
xp re , y q ue era
ebi se uev � :
estaba en ellos y ,q�e d
en te e sa d a a
\ \ t \ st ra m ás l in terde­ 2. Los animadores
q o s h a� cu a m u e ad e a
co s u e n e ia re s e
� ác ti c s l as institu­
s p
a
p l
pe_ ndencia de los n�veles e!ºT �
ou a r a "f
d � q l im si ó n institu­ Sin ll egar 1hasta el análisis, propuesto por Gentis, de la <<contra­
ciones externas, as1 como el heci:a
u e a d en

s d 1 n iv l m is m d e los grupos trasferencia dentro del marco institucional>>, podemos tratar de


cional queda presentada y exp re a a a e o

. ver los orígenes de las dificultades con 1que trop , ieza el animador
básicos). q 1 h m s p p uesto. para inter venir en sesión plenaria como interviene en s u grupo.
m ia l
Tratemos a.h er� de interp_r;tar eJ at er u e e o ro

n s .P o n as h ip ó tes is relativ a s
Estos ensay o? d: 1nterpretac1o , � n en u ev
p si c ló gi c ) y qu e se sitúan a) L os animadores viven la sesión plenaria como una situación
al nivel inst1tuc1onal (en l ª
pra c ic a o a
... de rivalidad, de competición (uno se expone ante el otro grupo,
en tres dimensiones: que tiene su propio animador, el cual ,puede temer la influencia
de ese <<riva,l>>). La experiencia muestra que en esas sesiones plena­
_ los practicantes;
1

q uipo;
rias aparecen, tanto en la formación como en la intervención, los
- l os ani m d s y e l e
. problemas de las relaciones entre animadores; en ellas surgen, tam­
a ore
nt e p c ic nt s y ni madores.
- la relación e r ra t a e a
bién, los conflictos.
b) Los animadores pueden asimismo, sin dejar de permanecer
en el poder .que ocu,pan dentro de la estructura interna, temer in­
1. Los practicantes • fringir el contrato que los vincula a la institución externa (en este
, d c · 'q e los caso,· la ARIP ). Dentro .de su grupo, en cambio, el animador se
Desde un punto d e vista muy g en er al, se p
, o d Il� e u
p � c1� Y ra c tra· siente más seguro.
hechos citados ponen de manifiesto l . �:
n
·
de en d
r
a
ic nt s re sp ecto de las 1nst1t c1 n s e e) El problema no consiste tan sólo en Ja relación del T. Group
depend e ncia de l o s p rac t a e u o e t
co� el animador como <<·figura de autoridad>>, egún
s la expresión
nas y externas. psicológica, ya clásica, pues el animad
or es ta mbién un psicosoció-

96 97
logo, o sea, el miem·bro de una profesión que ,posee ob,jetivos, una hasta puede ser un punto de encuentro de ambas disciplinas. Es
situación social y una relación institucionalizada con la sociedad necesario además deslindar qué significa la institución desde el
'
global. punto de vista de la psicosociología, lo cual implica, en especial:
a) Que se distinga la institución interna y la institución ex­
terna gracias al esclarecimiento de sus vínculos;
3. La relación de for�ación b) Que se investigue asimismo el vínculo con otros niveles
de la experiencia: nivel afectivo, nivel denominado del cam,po de
Recordamos la intervención de un practicante con posterioridad grupo, de la autoridad, etc.;
a una conferencia en el curso de las prácticas: ¿no ,había contradic­ e) Que se profundicen los lazos entre la intervención psicoso­
ción, preguntaba, entre las bases de- la dinámica de grupo, <<ideología ciológica ·sobre las estructuras y las comunicaciones -que se sitúa
de las prácticas>>, y la .frustración experimentada de no poder ex­ en el nivel institucional- y las instituciones de formación, que
presarse al término de la sesión? Obser,vaciones por el estilo se tienden generalmente hasta ahora a desconocer este mismo nivel·'
pueden recoger en otras prácticas, en las que no se hallan <<prepa­ d) Que se profundicen igualmente los vínculos entre los
radas>> por una inducción teórica previa. problemas teóricos planteados por las experiencias de terapia insti­
. . . Acaso ,hay que ver en ello el resultado de la diversidad ex- tucional (Saint-Alban, etc.) y los que acabamos de exponer en el
puesta en nuestra introducción. Queremos significar ·que dentro del nivel de la pedagogía.
seminario las situaciones no directivas en cuanto al métod , o entran
efectivamente en conflicto con el carácter directivo de la institución.'
y que e,l conflicto se encarna en la persona misma de los anima-
dores: son no directivos y al mismo tiempo tienen el ,poder regu­
lador de la situación ( un problema análogo se podría -sacar a lu�
tanto en la estructura directiva de una psicoterapia individual no
directiva o psicoanalítica como en los problemas planteados por
la conducción de un solo gru,po básico, sin complemento de in.for-
maciones, exposiciones, etc.).
Hay en ello, tal vez, una relación de formación ambigua en su
fundamento. Analizar esta ambigüedad, 1que es 1la de la situación
total del seminario, no significa necesariamente rechazarla y tratar
de reemplazarla con otros ·modelos institucionales de d:ormación {las
prácticas, tales cuales son, con su estructura pedagógica tradicional, •

pueden proponer el aprendizaje del análisis institucional, pero no


el de las conductas instituyentes, que im,plica, a nuestro parecer,
la autogestión de las prácticas).
Por consiguiente, tanto en la práctica como en la teoría psico-
sociológica se debería introducir el concepto de institución.

1. En la práctica ya se ha visto que resulta necesario analizar


también en este nivel; desconociéndolo, se corre el riesgo de
bloquear la progresión de los grupos y, en todo caso, de carecer
de las posi·bilidades de formación.
2. Desde un punto de vista teórico, no ·basta a.firmar que el
concepto de institución no pertenece con exclusividad al campo de
los sociólogos, sino que también incumbe a los psicólogos y que

98 99

. .
4
EL ADIESTRAMIENTO PARA EL ANALISIS
INSTITUCIONAL


<<Al educador se le debe a su vez educar.>> Esta educación,
esta formación, se vuelve aún más urgente cuando se trata de la
pedagogía institucional, que no se enseña oficialmente.
Acabamos de ver que la psicosociología institucional -el aná­
lisis institucional- puede y debe ser un aporte para una pedagogía
que se caracteriza por el acento recaído sobre esa misma dimen­
sión de las instituciones. A·hora, ¿ qué puede proporcionar el psico­
sociólogo en el nivel de la formación de los maestros ( dejando apar­
.. te al célebre T. Group)?
Es cosa ,que entraña la necesidad de organizar prácticas de
adiestramiento para la pedagogía institucional. Para nosotros es
un adiestramiento que se podría efectuar con arreglo a dos mo­
delos de pedagogía institucional: uno <<directivo>> y el otro <<no
directivo>>.
A. El primer modelo sería una mejora de las prácticas de
tipo CEMEA o GTE; es una práctica en la que se transmiten téc­
nicas educativas. Hay un staff ( equipo de instructores), un pro­
grama fijado de antemano, un horario y un em,pleo del tiempo.
En este caso, la originalidad institucional consistiría en la rea­
lización diaria de un consejo de prácticas análogo al consejo de
clase en las clases institucional ( orden del día, presidente y reunión
de todos los intervinientes en las prácticas).
En las prácticas GTE ya se han instituido consejos de talleres
( que corresponden a lo que vendrían a ser los consejos de equipos
en las clases GTE). Pero claro está ,que esto no puede reemplazar
al consejo de prácticas, que reúne a todos los practicantes y todos

101

funcio�a­ En ambos casos, el papel de los psicosociólogos e n las práctic


los instructores , cada día , para un examen crítico del •
consistirá en facilitar el aprendizaje del análisis institucional, e e
as
miento pedagógico de las prácticas, para las eventua,les sugerencias s d ­

cir -en una palabra-, el aná1lisis de las relaciones sociales
de cambio, etc. en
. · los e·quipos y en el grupo-clase como totalidad: el análisis, en fin
¿Por qué este consejo? Recordemos la originai·d 1 ad de1 conse7o ,
de las relaciones entre los individuos, los grupos y las institu- ·
de clase. Ejerce un control pedagógico de los a lumnos sobre el con- •
c1ones.
j unto de la clas� y las conductas del maestro. . . . Hemos comenzado por la clase y terminado por las prácticas e
Así pues, si se puede caracterizar la pedagogía 1nst1t��1onal dicada� a la formación de los formadores. En la práctica habr
d ­
por el 'control pedagógico de todos aquellos a quien.es se d1r;g� la ' ía
quizá que seguir el orden inverso. En efecto, si se desea tr
formación, ¿ cómo no ver la necesidad de un conse¡o de �r�ctzcas a,bajar
en el desarrollo de la pedagogía institucional en las clases ha
que ejerza este control y no se limite a problemas de gest1on � a­ , y
que formar educadores para este tipo de pedagogía.
terial de las prácticas? En este primer modelo no se cre�n las ins­ En el caso del psicosociólogo, la investigación sólo �e pue
tituciones pedagógicas de las prácticas. P er� se las analiza , se las efectuat, por lo tanto, en estos dos niveles, o sea, el de l a
de
critica y se las controla. s clases
. y el de las prácticas, a cuya observación se debe aplicar
Las prácticas no se hallan en autogestión desd� el 1 ns:an �e en simultá­
neamente.
que se las somete al control permanente del cons e¡o de. pra�tzcas y Y en ambos casos, también, tiene asimismo que trabaja
de los consejos de talle res, pues éstos ya se encuentran 1nscr1tos so­ r en pro
del mejoramiento incesante de su relación con los docent
bre la base de un programa, un empleo del tiempo, etc., que �e es.
En la clase, el psicosociólogo es observador e invest
les ha dado a los practicantes a su llegada. Ya es mucho, sin igador.
Pero también puede, en acuerdo can el maestro o a pe
duda, que puedan discutir acerca de lo que se les pro?o ne, poner dido de
éste, interv enir en el nivel de los procesos psicosociológ
en tela de juicio a sus instructores, pro,poner adecuac1o?es . Y ��­ icos, lo
cual supone que el estatuto del inve
dificaciones. Sigue en pie el •hecho de que . ,hay una 1 nst1tuc1on stigador en la clase y, de un
modo ya más general, en el sistema escolar requiere un
preexistente a las prác ticas: el empleo d�l tiempo. a precisión.
A caso se podría considerar aquí, a más largo término, u
B. Muy distinta es la forma d� ad1estraf1;1e?to para la pe­ na función
psicosociológica de los psicólogos escolares.
dagogía institucional que hemos designado practicas en autoges-
., En las prácticas se dará con un problema análogo. M
tzon. ientras
, t1cas
. que en las prácticas de psicosociología se confunden
las funcio­
Es un segundo modelo. ¿De qué se trata? J?e. unas �rac n es de psicosociólogo y pedagogo, a quí, por el contrario
en u n primer momento carentes de progr�ma d�c1d1do, Y sin hora­ , el e quipo
. de formación de las prácticas de adiestramiento par
rios sin instituciones fij as; simplemente znstztuzdas por una orga­ a la pedagogía
institucional debería reunir a los psicosociólogo
n iz;ción. Simplemente un proyecto de formación, y unos expertos s y a los prácticos
de la pedagogía de las técnicas educativas. En es
(instructores). El colectivo de las prácticas tiene, p� es., por :are� te terreno, el pro­
greso de la pedagogía sólo se puede obtener
inventar todas las instituciones internas de las. P ract1cas: �1str1- si los formadores y
. los que se forman constituyen, j untos, un gr
bución de las actividades, horarios, etc. Debe as1m1smo definir un upo de investigación
que sobreviva a las prácticas y pueda verifi
programa de formación. Esto es fácil, sobre todo c uando los prac­ car su traba.jo en las
clases y establecer una permanente relació
ticantes son institutores, e s decir, gente que sabe lo que repre­ n entre la práctica ;y la
. teoría.
se ntan un horar io pedagógico y un programa educ t1�0. Juntos,

pues, desde la p rimera asamblea gen : ra� de las practicas, va17:? s
a ubicar las instituciones del grup,o-practzcas: esa es la autog stion

pedagógica. Aplicada en las prácticas, permitiría un paso mas de
la pedagogía institucional, un paso hacia clases en las que, al co-
, ·
menzar el año , maestro y a,lumnos har tan esta vez, J untos, e1 ho-
rario, e l e mpleo del tiempo y las instituci ones internas de la
clase.

102 103
1 11
¡ ,1
1� ,.

IW 111

..

.. ..
. ,,,,..,.
.

El analizador

11.
'"
en
I¡ j
111


la intervenci6n

¡I

11
I

''

5 11
ti

.. 11

LA INTERVENCION EN LA UNEF
11

,,
1


1
1,

'"
El análisis de la <<política-formación>> proseguida en la UNEF "
"
• entre 1962 y 1964 permite mostrar de qué modo lo que ocurre en 11

las prácticas se halla <<sobredeterminado>> por la institución exter­


na; en este caso, la UNEF e� su conjunto, organizadora de las prác­ 111


ticas. Por otra parte, el mismo análisis muestra igualmente que 11
no es posible trasladar de una manera directa los conceptos y los
métodos de la psicosociología clásica al tratamiento de los pro·ble­
1.
mas de una organización y a la pedagogía sindical.
El modelo no directivo de formación, adoptado en un pri­
mer momento en la UNEF y propuesto por los psicosociólogos, se­
11
guía estando pro.fundamente signado por Ja ambigüedad de una
psicosociología de origen norteamericano, vinculada a la vez a la ..
modernización de la burocracia y a su superación.
El problema de la autoridad permite mostrarlo.
En las prácticas clásicas de psicosociología, el problema de
_la autoridad se ve a un tiem,po explicitado y ocultado. Se lo expli-
,,.,-» """-

cita en el nivel psicológico del grupo de análisis (T. Group, o


grupo de formación, o grupo de diagnóstico, etc.); en éste, el
autoanálisis es el traba.jo del grupo que se forma, que se adiestra
o <<entrena>>, como se dice en los prospectos, para percibir los me­
canismos de funcionamiento de los grupos ( <<la dinámica de gru­
pos>>) y ,que se adiestra, asimismo y en principio, para el trabajo
en grupo. Progresivamente, este último sale del caos original (los
participantes no se conocen al principio y hasta suelen tener fines
divergentes). Se organiza. Las funciones se especifican. El conjunto
de tales operaciones se efectúa sobre un fondo de unanimidad.
( Por unanimidad se entiende en este caso sencillamente el funda-

107
go >> ju nt os .) L a autorre­ las prácticas. lY de allí se pasa a la pedagogía institucional. (En
mento: son <<unánimes>> en querer h c <<al
Royaumont, en j�li? de 1962, sólo �arcialmente se pudo aplicar
a er
up ha , aq í Y a ? ora,
gulación del grupo es permanente ; l g o � e u
este modelo. En Julio de 1965 lo aplicamos en las prácticas peda­
e r
la s r gl as fi J da s a � c omienzo
lo que quiere dentro del marco d e e � . gógicas de Royaumont.)
s ni to r s m su tm ? o por las
por el monitor (o por el equipo de l o e
ími:es: sin embargo, el límite de la experiencia estriba en la
o m
nida d d ti p o (d ur ac ió n d e las .
prácticas). Esas reglas son: la
em �
1nst1tuc1on externa que ha creado las prácticas (esta institución es
u e .
l g (1.11" sala
un id ad d
sesiones en u n «ahora» permanente), la
e u ar
d el a quí Y ora una entidad de psicosociólogos que organiza las prácticas de psico'.
ni da d d ac ci ón ( ná lisi s .
de las sesiones, aquí) y la
a
soc�o�o?í�, ora la organización industria,! o sindical que ha tenido
u e

ahora ). la 1n1c1at1:� de las �tácticas y que asume, desde sus orígenes, la


t pr ob m d s estructu-
Pero al mismo tiempo se ocul
le a e la
resp�nsab1I1dad de estas). En e l caso de un sindi cato, ¿podrán
a el
s. E l v rd ad qs, od es el del .
ras, el poder y las instituci n , � er 111¡

las 1nnova c1ones de las prácticas, sus decisiones y sus críticas lle­
o e e ,P
s b xp 1l1c 1t amente nunca .
monitor n o directivo. Esto no se lo a e e
un di ig nt n di rectivo del gar hasta el conjunto institucional? Es poco proba.ble, como ;ron­
El ana lista jamás se pres nt a c r e e o
_ to vamos a verlo, en la situación a ctual. Sólo se produce en el
e om o
d D io s» , c de l ps ic o­
grupo, «dueño de su limbo d sp ué s e om o
aso de qu e s� forme a través de las prácticas y a la salida de
e
os so br e su <<auto­ �
1
Si no in t rr og m ,
1 �,I

analista dice Jacques L a n. e a


estas una fr�cc1?n que tome el poder dentro de la organización,
s
11111
ca
ps ic ol óg ic s: fr us tr ci on es o bene­
ridad», siempre es en términ s o a 111,

dentro del s1nd1cato (la psicosociología se aliena entonces en es­


o
n i , d pe nd en i y co nt r a­
volencia, transferencia y contratr an sf er e c a e c a ...
ro- cuela de la toma burocrática de poder).
.

ic �an ál is is , el «p
- ps
( 11

dependencia. Tanto en el an á is is co m o e n el
En resumen, queda planteado el proble·ma del poder; plantea­
l

o d l ál is is>> (L c n) no se trata .
blema po ític an a a
d�, pero no super�do. No .se lo puede superar verdaderamente ·�
entro de sí
l e '1

pu de l gr up o pl nt e rs d
- Pot eso, pues, nunca e e a
y
a e
te nc ia en °::entras �a f?rma c1ón (sindical o política ) necesite una organiza­ r
mismo el problema o del po de r de su ex is
cton que 1nst1tuya la formación y la controle. Por eso tiene razón
de l na ci m ie nt
ad , pr l a d l po de r, el p
los grupos. A decir verd ob em e roblema
el m ar�!smo, en principio, cuan do afirma que la verdadera auto­
el

d l in st itu ió , c e fu r d el a nálisis.
político e a c n a e a
forma c1on se cumple en la lucha, en el comité de huelga, y no en
la tem ??rada de formación. En último extremo, la verdadera auto­
formac1on por las prácticas sería aquella que decidiera un .grupo
�umano resuelto a r�unir�e . para instituir él mismo la experien­
El paso al problema de la práctica sindical:
las prácticas en autogestión cia, quedando como Juez un1co de su fina lidad. Mientras ésta no
ha!ª s�do de�id!da en otra parte y por otros, la experiencia se­
En julio de 1962, en las prácticas denominadas de Royaumont, ,
gu1ra siendo l1m1tada. A lo sumo se podrá desembocar en esto:
propuse otra estruc tura de las prácticas para tratar de despejar esta
1) En una situa�ión estructural a náloga al sistema yugoslavo,
dificultad, tanto en una práctica de din ámica de grupo como en el "
e? 1 que los c�nse1os obreros deciden acerca de determinadas
1

seminario político. En las nueva s prác ticas, llamadas en <<auto­ .


7 a s e mv
t�cn1c ers1ones sin controlar el conjunto d el sistema polí­
gestión>> y a través de la pedagogía institucional, la regulación, es
tico;
decir , el gobierno de las prác ticas, queda asegurada por los prac­
2) iEn una agitación social de tipo nuevo, que les conservará
ticante� mismos y no ya por los monitores. Po r regulación entien- - . .
ª las exper1enc1as su relativa utilidad. Me explico: no es necesa­
� do a nte todo, a quí, la fijación de las tres reglas de tiempo, lugar .
rio ag�ar�ar una transformación brusca y total del sistema social
• y tr-;_bajo (de tarea por efectuar). Quienes se forman deciden si se ara 1��t1tuir .
� experiencias de autogestión sectorial capaces de
va a efectuar .determinada actividad, y dónde y cuándo, y a,pelan, esequ1l1brar el sistema . Aquí reconocemos .la tesis <<modernista>> '
o no apelan, a los monitores como <<consejeros>>. El colectivo de cuya enseñanza retenemos en parte .
formación, esto es, los intervinientes en las prácticas, se ven lleva­ P
dos a proporcionarse instituciones, a delegar responsables de ges­ . ero el desequilibrio puede se. r progresiva o ' al menos ' par-
c1al mente domin · ado por 1as organizaciones burocráticas modernas
tión y a c ambiar los. De allí p asa a ser posible un análisis del po­ s·igue en pie el hecho de que la experiencia así descrita tiene po;
der instituciona l y de su burocratización en e l aquí y ahora de
109
108
resultado -y ésa es su ambigüedad- incrementar la impugna­ dirección de la formación a
un comité sindical local de d
ción de los sistemas burocráticos y, a la vez, suministrar en per­ de la ·base >>. elegados
sonal la nueva capa dirig ente, o sea, modernizar la burocracia. Esa declaración se dirige an
/ En otros términos, las prácticas de inspiración psicosociológica te todo �entra toda tentativ
trona! o estatal que tienda . a pa.
a 1 � integraci6n de los deleg
y autogestionaria incluyen la ambigüectad de todas las empresas taller a la em resa de 1a gan ados de
ancta por medio de una «po
nu evas de la sociedad moderna: llevan en germen a la vez el re ino relaciones hui!nas». lítica de
de la moderna burocracia y la superación de ésta. Vamos ahora a Ade�ás, :1 contexto muestra
mostrarlo con u n ejemplo; nos referimos al de la UNEF. El mo­ que la tensión que podr1a op
burocracias sindicales ( el T o ner
uc) d 1 eg dos de taller (Shop Ste­
delo d e las prácticas no directivas de la formación psicosociológica u:ards) respecto d e asuntos
tale;' co:° �os de las hue lg
que acabamos de describir y criticar ha facilitado recientemente cia1es amenaza 1ver a e ncontrarse en los pro as no ofi­
la evolución de los métodos de formación .sindica•!. Al estudiar esta mación si la f::a:� blemas de for-
transferencia veremos aú n mejor qué significa la importación de 1 d legados, está dirigida d esde
ba, po; el aparato sin�iia� ;ª � arri­
la psicosociología en un terreno político. I r zon por la que se reclama
una gestión de la formaci6n
en fª � ase por lo
mismos. s shop stewards
Este rodeo que dan 1os si
· ndºtcatos ingleses nos muest
• los problemas ra q u e
F en las prácticas no
Las dos formas de la pedagogía si1zdical
tados al sindi¿�fs!� !::u��a�t71 están limi-
ªn

El número de Recherches Universitaires sobre los <<problemas · Los encontramos en el n1ve


de todas las organizaciones sin · 1
de formación y la acción sindical>> muestra, a partir de experien- dicales y políticas
En tre las dificultades hallada
.-.. cías concretas, la necesidad que tienen los animador es de elegir s en la lucha po� difundí� nueva
rormas de pedagogía sindical ' . . . s
Y po1Ittca, 1 os dirigentes sindic
L
e ntre dos vías: una, practicada por doquier, es dir ectiva y buro­ corren el riesgo, aun cuando ales
crática y se sitúa en la línea de la p edagogía tradicional, e n la que hayan instituido incl uso, un
nue vo en la formación de fr ' est1·1o
enar muy luego el
el adulto d ecide por el niño y el burócrata por e l mili tante; otra, tratar d e canalizarlo. ' movimiento o de
no directiva y antiburocrática, consiste, por el contrario ya lo
hemos visto , en confiarles a quienes se forman la <<gestión >> de
su formación, así en la escuela como en las prácticas: es la so­ La tendencia psicosociológica
lución de la autogestión pedagógica, e n la que ,los practicantes •
en la UNEFF
deciden por sí solos, libre y colectivam ente, acerca de los progra­ En julio de 1962 se lle vó a
mas, d e las técnicas de traba�o (horarios, trabajo por grupos pe­ efect y 1 o he o re�ordad
primer a práctica en Royau � o, una
mont . En ºdic· �
1 embre 1 m
queños, etc.) y de la utilización que ellos hacen de los conseje­ efectúa e l Col uio de R ismo año se
ros psicosociólogos, economistas u otros, as{ como del material y �yau,mont sobre el psicosoci
e

sociedad. Toda':la e ólogo e n la


d e todas las fuentes d e información.
dta otr a responsables estu
-- pensables de la � . diantiles (res.
Ftºconsiderar con los psicosoci
Desde 1962 vienen los dirig entes de la UNEF planteando este novación poco menos q ólogos una re­
problema a través de un a•lto número d e prácticas de formación ue total de los métodos po
tación. líticos de agi-
sindical. No son los ú nicos en planteárselos; e ntre todos los ejem­ Algunas semanas d espués
plos que podríamos citar, recordemos la experiencia de los sin­ gentes eliminan e ' si· n e�bargo, aquellos mism
n 1a FGEL, co� m etodos bu os diri-
dicatos ingleses, a propósito de los cuales escribe T. Top,han: <<La mente tradicionales u rocráticos completa­
na tende cta (la del �IER)
única ·manera de organizar la formación de los Shop Stewards den­ la tendencia al po' � que se opone a
der. E� Yª a demostración,
tro de las condiciones de una cabal libertad de enseñanza y de guen con interés . para quienes si­
la experiencia, de una incap
d escartar toda sospeoha de complacencia para con la patrona1I sociologí . acidad de la psice-
t h : � uc1onar en o de u na organ
consiste en insistir en que los profesores y los estudiantes puedan P o lem � ::t::� os � ? ización política los
fracciones. p o r a u cn
La
de clases, las pandillas y las
elaborar los programas con plena independencia y en confiar la

110
111
de una 1burocracia .relativamente animad
En seguida viene el congreso anual de l a UNEF en Di jon (Pa�- de v ida. P ara poder actuar sobre los h
a les conserva un mínimo
, . . Toda la prensa habla entonces d e una << tendenc1a
cuas d e . 1963) realida·d: la UNEF es un sindicato ·bur
echos hay que reconocer
la
psicosoc1olog1ca » que procura to.mar e1 poder en la UNEF y que trefacción instit ucional>>. Y
ocrático ganado por la p

p·oco más adelante: <<La formación sin

fracasa en esa luc h a. Pero tres meses desp�es , (en la asamb�ea ­
. 1·10 de 1963) unos estudiantes <<ps1cosoc16logos>> entran dical en Ja UNEF es uno de los bastion
genera1 d e JU es del espíritu burocrático
Se concil.,e a rlos m ilitantes como objet .
en la oficina nacional d e la UNEF, en l a que oc�� an 1os puestos se les inculcan esquemas. Van a la escue
os de educación a los q ue
del sector << universitario>> y del sector <<formac �n ». Se la a aprender la línea d e or­
� �� �; ganización y escuchan casi con religiosid
e

ues, decir ue a p artir de julio de 1963 se h i n r i ad a los ''antiguos'', a l o


''responsables'', que recitan para ellos
a a eu n
�as la � con�iciones p ara buscarle soluciones al proble�a p}an- el m anual del petfecto sin
s

. dicalista>>. .El mismo artículo destaca co ­


. a,,1mente ' esto es ' el problema de la <<:13urocra.t1za. c1on>>,
te a do 1n1c1 n igual fuer za l a ruptura
. · a- entre una ·minoría dirigente politizada y
, entemente 1·1gad O a la <<despolitización>> y la <<des1ndica11z
ev1d
politizada: <<Para la mayoría de los estu
una masa estudi anti,l des­
. eso de pascuas 1964 diantes, la política es el
c1on>> de la masa estudiantil. A·l año, · Cot?-gr
· mundo de lo a·bstracto, es el mundo d
en T o1osa. Jacques Guimet ih a d escrito su func1o · nam1· ento, que obe e las relaciones de fuerza,
. . que n o tienen reflejos evidentes en la
deció a las normas tradicionales. Nad a h a camb tado en prof , und1- vida de todos los. días>>.
:
. Esta autocrítica se publicó en un ór
dad Se aceptan sí las nuevas concepciones de la formac1 n, 'Y �l quien de este modo toma nota de la de
gano oficial de la UNEF,
con�r eso vota 1� diifusión de la dinámica de �u en e� . o i­ presión política, fuente de
� �e burocratización, qu·e sucedió al fina izar
miento . ,Pero al mismo tiempo nada se ha modific� a o a 1 n1ve la guerra de Argelia.
Es cierto que en otra parte se p u
1l

la institución, del aparato. burocrático. e·d en 1eer asertos más op


mistas: <<1La UNEF representa un foco d ti­
e politización y agrupa a casi
cien mil estudiantes, que saben que h
ay interdependenci a de to
que lo que ocurre en la otra .punta do,
. .,
del mundo tiene importancia
La formación de cuadros y no la zntervencton
para su propia ,vida>>. Ya se ha brá 1
reconocido el estilo d e Jean­
Paul ,Sartre. Si Sartre estuviera e
Q ué quiere la dirección de la UNEF con el esta�l ecimiento. de n lo cierto , el problem
formación en la UNEF ya no se pla a de la
sus �rácticas? Ante todo, formar sus cuadros,. es �:cu, moder iz ntearía. Por lo menos no se lo
plantearía con Ja urgencia que sub
su << aparato , burocrático>>, a,justarlo a una s1tuac1on nueva, : i� ganización cuyo número de afi·liad
rayan los dirigentes de una or­
.. . os aca,ba d e disminuir, según se
despol1t1zac1on. Pero no t ransformarse radic almente, y de este ha podido saber, de 100.000, a 80
modo las prácticas de Dijon, en .julio de 1964, se dest1· nan a Ios . .000, mientras que los efectivos
de los estudiantes universitarios
animadores de grupos de trab ajo. Es un r etroceso con respecto siguen en aumento .
las ambiciones y las esperanzas de 1962. En 1962 se esperab , e. :
centrar en los . nuevos métodos una solución al problem a por1t1co
.., r

de 1a burocrac1a ; en 1964 ·parece que éstos se h an des armado rr¡


La solicitud burocrátl'ca
que sólo se les pide simpl emente lo que piden los J· efes d� em-
Enfrentados a este probl ema,
presa a sus formadores: formar animadores capaces de �d1estrar por todas .partes, desde Jo s d irigentes de la UNEF busc
an
en la «participación ». ¿P ero que' parttcip ' ? ¿Y 1hasta donde?
· · aci· on de ser posible, para tra
1962, un medio para detener la
crisis y,
. tar de trastocar el movimiento. C
y antes que nada ' ¿por qué la UNEF h a p,r efer1do e1 c amino ber descubierto la solució reen ha­
nuev� en mat eria de .formación? En un primer número _d� �e­ n en los métodos activ
la psicosociolog ía. os propuestos por
cherches Universitaires consagr�do a la difusión de la ?in Yo, personalmente, he contr
de grupo se podí a leer esto: «Si h acem?s el b al�nce, ¿que ;:J�; gación del nuevo méto ib u ido al nacimiento y la pro
pa­
Una fachada d esconcertante, un orga�ismo . pasivo e� el qque el· do, y desearía mostrar aquí, a parti
experiencia, cómo el r de esta
acuerdo entre l os psic
papel de los individuos y 1as maffias sigue siendo c� nsider.able , e Y los osociólogos forma dores
1e dirigentes sindicalistas h ubo qu
ge nerac1on
· ' d e ''lí e ,. Ahí tenemos diversas m an1festa ciones . izá de basarse, desde un
tner tnomento, en pri­
.,
· , la1 desinteligencia que
n a
una putrefacción institucional a las que un1c . amente ¡' a ex1s
· teneta encontramos e11 otras

112 113
la s qu e se lla m a a tr ab a 1
j ar a lo s ps ico­ maci6n de sus cuadr_os le permitiesen recuperar su aliento de lo·s
partes, en todas aquellas a a�os anteriores y definir, también, un p·rogram·a sindical y polí­
sociólogos. s y le s pi d e tico nuevo, centrado en los problemas internos del sindicato' de la
re cu rr e a lo s ps ic os oc ió lo go
• En 1962, pues, la UN EF
Universidad y del país.
dos co sa s, q ue se pr e� nt an vi nc ul ad as :
o en tr e · l os cu ad ro s ry los Lo ·que �n la UNEF se denomina <<tendencia psicosociológica>>
1) Restablecer el contacto ry el di ál og .
era, en defin1t1va, esto: el proyecto ambiguo de reformar merced
militantes llamados <<de base>>; as ia do rí gi do s, a �a cura de �uventud, un funcionamiento esclerosado. Pero tam­
od os de fo rm ac ió n de m .
2) Transformar los mét di ri ge nt es. b1en �ra un pr?grama t�ó�ico: la difusión del no directivismo pe­
, se gú n co nf es ió n · m is m a de lo s .,gzco condujo a los dirigentes estudiantiles consecuencias ideo­
demasiado burocráticos en sa es to s m é- a
an er a de sc ri be n en su pr d ago
Ya hemos visto de qué m lógicas en dos planos:
todos tradicionales. op os ic io nes a) Desencadenó un revisionismo político encaminado contra el
os oc ió lo go s pr ác tic os su sc ita
El llamado a los psic la ho st ili ­ autoritarism? de :ipo leninista, en e1 que el 1partido-guía se :basa
fu en te _d e opo si ci ón es .
cuyas causas son múltiples. Una co m un ist as ) en la autoridad interior y ejerce luego ésta sobre un sindicato
la iz qu ie rd a ( sig ui en do a lo s
dad proclamada por toda la <<n ueva que a su vez es la «correa de transmisión>> hacia las masas. Desd�
ét od os , pr es en ta do s, sin m at ic es , co m o
para con esos m n de lo s luego, la psicosociolo �í� �o 1hab:ía sido por sí sola suficiente para
el nu ev o <<m ed io de m an ip ul ac ió
arma del capitalismo>>, un ta n a �esencaden�r ese :evzszonzsmo; este se originó en un conjunto de
cu rre, en ef ec to , qu e so n té cn ic as qu e ap
trabajadores>>. O en un c1rcunstanc1as nacionales e internacionales. No es este el momen­
pa ció n de lo s m ie m ·
b ro s de l ,g ru po
desencadenar la partici ad vi er te t� de analizarlo Sigu e en pie el ,hecho de que la pedagogía no
pa ra de sp er ta r el in te ré s. Se . :
determinado traba:jo y sirven us o de d1r�ct1va, :que difunde, al mismo tiempo que técnicas nuevas, cier­
ría n al la r lo s em pr es ar io s si ,h ici er an
el beneficio que debe od uc ­ ta 1deolog1a (y basta ·Varias ideologías), ha fortalecido una corriente
en ta r la pr
1h

ellas -ir¡ lo han intentado, as í es - pa ra in cr em


Pe ro ta m bi én se ad vi er t e y hasta le tha suministrado elementos de teoría·'
ción y debilitar los co nfl ic to s la bo ra le s.
cio lo gí a- có m o di rig en te s b) La seg�nda consecuencia, el segundo aporte, se sitúa en el
-admitiendo esta imagen de la ps ico so . .
ió n de ap od er ar se de ta les nivel de una cr1t1ca de la situación formulada a los estudiantes uni­
de organización pu ed en se nt ir la te nt ac
se <<d es po lit iza n> > y lle va r­ versitarios, poniendo en el centro la relación maestro-alumno. Se
técnicas para despertar a m ili ta nt es qu e
t�ata, como todos lo saben por experiencia, de una relación de auto­
los a <<participar>>. y r�dad, en la 1que tanto los contenidos como los métodos �e deciden
Sa rtr e: <<S i es di ce un ar m a efi ca z,
Es Ja posición de sin consultar a quienes se forman. Con todo, la pedagogía no di­
de lo s ca pi ta lis ta s, ra zó n de m ás pa ra ar ra nc ár se la . .
si está en manos to, r:ct1va practicada en las pasantías de formación tiende hacia una
El er ro r de Sa rtr e co rre pa re jas , en es
y volverla contra ellos>>. formula opuesta; además, los que se forman en ella ejercen cuando
n el de al nos sin di ca lis ta s es tu di an til es . Ve am os có mo. .
co menos cierto con tro,I sobre la formación.
gu
pr ác tic o nu nc a es lla m ad o co m o ex pe rto o
El psicosociólogo De es:e modo, la nueva pedagogía política ha podido contri­
po r un a cla se so cia l. Su <<c lie nt e>> es sie m pr e una .
.bu1: a
como consejero
do má s pr ec iso aú n, un a bu ro cra cia (es de ci r, ?r1entar a la UNEF hacia reivi1idicaciones pedagógicas en la
organización; de mo la Un1vers1dad. Hoy, sin embargo, esa plataforma universitaria ha
na ma l, po r un a pa rte , y qu e, p or
una organización que .funcio La s pasado a segundo plano y se la juzga modernista. Parece además
mi na ció n so br e un co nj un to de in di vid uo s).
otra, ejerce una do ia­ que la �irulencia de las primeras tesis se ,ha atenuado. Y 'es sa1bid�
tes ha n sid o las ,b ur oc rac ias ind us tr
primeras burocracias clien s ?�t. ,que.: hay ·�ue sacrificar por lo menos una parte del programa
bu ro cra cia s sin di ca les , en tre ell a
les, a las que han seguido algunas tntctal s1 se qu1ere evitar la guerra con los sindicatos ·de docentes '
1

la UNEF. h a-
·
o al menos s1 no se desea cortar todo contacto efectivo. El por-
est e asu nto se tra ta, ya se lo .
El hecho efectivo es que en la venir dira., si· ese retroceso tactzco ., ·
· d e la UNEF acerca de los prob,Ie-
est a alt ur a, de un a sol ici tud dir igi da po r
brá comprendido a ell o s
·
tnas un1vers1tarios · ·
era necesario y válido. El hec,ho es que el pro-
l mo vim ien to est ud ian til a aq u
organización burocratizada de í ti­
blema no es tan so"lo <<tact1co>>, , · y que la reforma de la pedago-
as>> pa ra un pr ob lem a . p ol . . .
de quienes espera <<soluciones técnic for - ga untversitar1a no 1..!na encontrado aún, pese a los <<Manifiestos>>,
Í
e tod os de
co: en 1962, la UNEF sol ici tab a qu e los nu vo s mé
115
114
fundamentos teóricos absolutamente ·seguros. (�or eso <<El Mani­ cional explicaba en un debate que la autogestión de las prácticas
fiesto de la UNEF para una reforma democrática de la enseñanza estaba limitada a ,los problemas pedagógicos e internos, pero que
superior» requiere el desarrollo de «un gran esfuerzo de expe­ las decisiones políticas,. dentro de esas mismas p·rácticas, incumbían
1

• rimentación pedagógica». Pero se ha también de advertir que el sól o y siempre a la Oficina Nacional de la UNEF. En tan curiosa
contenido .más corrosiv o de la crítica psicosociológica está ausente teoría del doble poder descubrimos toda la ambigüedad de la nue­
de este Manifiesto.) Ahora bien, si ien es cierto que la discusión
1b
va educación política.
sobre estos dos asuntos teóricos permanece relativamente abierta, Un conocido y competente psicosociólogo lo ha destacado y
no es menos cierto que sigue en pie el problema .planteado p or el subr ayado . El comportamiento de las organizaciones políticas p ara
número de Recherches respecto de la /ormación sindical, al que re- con l os psicosociólogos recuerda a Max Pages: <<Los razonamientos
de ciertos cuadros y dirigentes de empresa buscan, también ellos
¿
greso ahora.
Ya me he referido a las circunstancias en las que se inventó un matrimonio feliz entre cierta concepción de la productividad
y adoptó la nueva pedagogía sindical. El fin, o uno de los fines, del equilibri o de la empresa y las '''preocupaciones humanas'' ' de los
1

consistía en recuperar el contacto, en _de volverle al sindicato su psicosociólogos>>.


dinamismo. ¿De qué asombra1se, por lo demás? La burocr atización de las
El pro·yecto en sí es ambiguo y acaso, en último extremo, con- sociedades modernas, nacida en el terreno de la producción indus­
tradictorio. EJ contacto por recuperar es una necesidad p·ara una trial, tiende a extenderse al conjunto de las esferas de la vida so­
organización que se dice democrática y cuyo programa estriba en ci�l, a introducir en todas partes los mismos estilos de comporta­
la organización de los estudiantes a fin de transformar una situa­ miento .
· azada. Pero al mismo tiempo es un
ción universitaria y social rech Además, una burocracia de nuevo cuño procura liberarse de
proyecto que co11iie1zza a «pz,drirse>> desde el instante en que es las trabas del burocratismo tradicional: una nueva burocracia m o­
también, a la vez, el de tina o rganización que no quiere (¿ no dernista se halla en vías de formación dentro de nuestras organi­
quiere o no puede?) ir hasta el fondo del movimiento desencade­ zaciones sindicales y políticas. De ahí, en fin, que la teoría de Jos
nado, y que tampoco desea desburocra tizarse sino hasta cierto lí- dirigentes de la UNEF, que resume bien la fórmula de Sartre sobre
mite. <<el arma>> vuelta contra el enemigo, no sea ya aceptable, al menos
en su forma primitiva. Podría ser verdadera si:
a) La pedagogía no directiva fuese un <<arma>> (es decir sim­
La contradicción de los dirigentes sindicalistas plemente una técnica); pero este es un punto de vista b;rocrá­
tic� y, p or tanto, utilitario, un punto de vista que ,hace caso
Me expÍico: los dirigentes sindicales no son <<dominadores>> in­ omiso de la dimensión <<mayéutica>> de la psic osociología, o sea,

corregibles o <<explotadores>> que busquen sólo manejar a sus afi­ del hecho de que el psicosociólogo dice estar a,l servicio, no del
liados. Saiben bien, por ,l o demás, qué es el bu rocratismo tradicio­ a�arato cliente, sino del conjunto de los grupos en los que inter-
yiene; ===-
nal; lo saben y lo dicen. Pero al mismo tiempo su lugar (provi­
sional) y su papel les dificultan la prosecución de un camino que b) •Las organizaciones de lucha no fuesen al mismo tiempo
las burocracias que quieren modernizarse. v1
en su parecer debe conducir, si no se lo controla, a la destrucción f'J
de la organización. En r igor, su búsqueda se orienta hacia la im­
plantación del neoburocratismo de la ifase C.
Entonces se 1 0s ve en el intento de transformar, de democrati- Diferencias técnicas entre formación
zar la formación sindical y, a la vez, de manipular las prácticas de psicológica y formación po· lítica
form·ación hasta crear una ilusión o una parodia de democracia,
una parodia de la autogestión interna de las prácticas, cuyo control Ahora hay 1que destacar, junto a las razones externas de la ex­
efectivo conservan. perie�cia de formación, razones internas, que tienen que ver co�
En las prácticas de Dij on, en julio de 1964, un dirigente na� el metodo. Al tratar de trasladar simplemente la psicosociología al

116 117
sindicato, se o,lvida la diferencia entre el psicosociólogo formador �or�zontes socia1les, sin conocerse, y reunidos por una duración
y el dirigente ( o responsable) sindical, que durante cierto tiempo l1�1tada -la de las prácticas-, a la salida de las cuales van a
se convierte en animador de las prácticas. Y se. olvida asimismo la disp:rsarse nuevamente. Si dentro de las prácticas se organizan,
1

es solo para v�r y analiza .


• diferencia de los programas de f, ormación. En efecto: . r en ellos mismos los procesos de naci­
-El psicosociólogo sólo ejerce, en ,principio, en ,las prácticas m1e?t� y funcionamiento de la organización dentro de un grupo
de psicosocio1ogía una función pedagógica. Está allí para �cilitar . << a1h1storteo>>.
Las prácticas sindicales se dirigen, en cambio, a un colectivo
qu� :'ª tie?e una istoria. Con posterioridad a las prácticas, ésta,
el aprendizaje o el descubrimiento de las relaciones sociales tales
cuales se revelan en el autoanálisis de una vida colectiva; 1h

-El formador sindical que imita al psicosociólogo no directivo quiza modificada, va a proseguir. En este caso el autoanálisis (be­
.
no es más que un pedagogo. Tiene al mismo tiempo un estatuto t1h:l1�no) se vuelve autocrítico (de •la organización). Además, las
y un poder en la organización que crea las prácticas: en la UNEF. practicas sqn, antes que la reunión <<serial>> de individuos hetero­
Sería menester, una vez distinguidos estos dos tipos de animado­ géneos, el encuentro de personas homogéneas (estudiantes de la
UNEF), o incluso de subgrupos ya constituidos (grupos llegado
res, inventar o perfeccionar el modelo de a·nimación de las prác­ s de
ticas sindicales teniendo en cuenta estas diferencias. las AGE) J?e pronto, los problemas que se plantean en el curso de
;
En el nivel del contenido (de los programas) se descubre, ade­ u:ia� practicas, �u� �uando la temporada tenga por objeto una ini­
, .
más, esto: el psicosocjólogo, monitor no directivo, se encuentra en c1acion psi��soc1olog1ca, son también problemas de la organización
con sus d1ri�e�tes, sus tendencias y sus congresos. En una pala­
una situación privilegiada, tal vez única. Le ,basta ayudar al grupo
a tomar conciencia de sí mismo, de su vida de grupo {con sus con­ �ra, u�as _1?r.act1cas de formación sindical son también y al mismo
flictos, sus papeles, etc.), para llenar el programa de formación y tiemp� una 1ntervenció� sobre Ja institución ,que las ,ha abierto.
para que los practicantes puedan aprender, gracias a la experiencia Asi, �on ;especto a su� prácticas, la UNEF es, en su conjunto,
. .
analizada, la dinámica de los grupos. Es una situación comparable una 1nstituc1on externa, situada entre otras instituciones sociales
a la del psicoanálisis: uno llega a ser psicoanalista al descubrir en la Universidad y el Estado entre ellas. Esto no tiende, contraria�
uno mismo ( como lo hizo Freud) la dinámica de la personalidad a
1 °;ente a lo que pretenden algunos doctrinarios, a negarle .toda efica­
cia a la nueva pedagogía sindical.
través de 1la experiencia vivida de su propia cura psicoanalítica ( de­
nominada <<análisis didáctico>>). También el psicoanalista es ese es­
pejo que quiere ser el monitor psicosociólogo de un grupo didác­
tico, grupo de análisis o grupo de formación. Lo adquirido· tras la experiencia de la UNEF

La situación de unas prácticas de rformación sindical es dife­


rente. Aun cuando se estime que no hay un <<saber sindical>> que Aun en la hipótesis de que, como lo creo a partir de ciertos
, _
1n�1c�s, las nuevas ideas no sean de aquí en adelante tan bien
transmitir, la experiencia sindical no se limita a la experiencia
del funcionamiento de un grupo. Lo que se puede descubrir � rec1b1das en la ?NEF, de todos modos se ·ha producido un hec,ho
.
nuevo e 1rrevers1ble. Se •han llevado a efecto experiencias y algunas
esto es esencial- mediante el autoanálisis de las prácticas son las
se han analizado y publicado. Ya es mucho. (De est; modo
dificultades de Ja democracia sindical, los mecanismos de la buro­ se
p�ede seg�ir, a través de los dos números de Recherches Univ
cratización, las actitudes y los problemas del militante. ersi­
tazres dedicados a las prácticas, la evolución de la investiga
El hecho es que todo sindicato forma parte de una sociedad, ción
una sociedad que posee su estructura, sus clases, sus conflictos pre­ Y de la elaboración teórica, de las que sólo hemos podido indicar
dentro de ,los límites del presente estudio el movimiento muy ge­
sentes en las prácticas, pero situados también en otras partes y en
neral.) Es ·mucho para la UNEF y para el desarrollo prá
la historia, aunque se entreguen al análisis en el habla del grupo . ctico y teó­
r�co ·de la psicosociología, así como de .Ja pedagogía sin
aquí y ahora. . dical ry po­
I1t1ca.
Esa determinación histórica introduce otra importante di,feren­
cia entre las prácticas psicosociológicas y las sindicales. Las prime­ . Gastan Bachelard decía, sobre poco más o menos, que las cien­
cias progresan a través de sus fracasos y sus errores. El fracaso
ras se dirigen a individuos desorganizados, llegados de diferentes o

118 119
Situación de la psicosociología
semifracaso puede ser, si se lo analiza, el punto de partida de un
trabajo nuevo y de un nuevo progreso. La psicosociología halla por doquier esta necesidad sin duda
• ¿En .qué estriba, en definitiva, el fracaso? Me parece que en P orque de las ciencias socia1Ies es la que lleva la delant;ra y corre
la UNEF se lo define como el fin de u11a ilusión, la ilusión que con­ .
riesgos aun antes de ha:ber asegurado sus .p-rincipios teóricos. ¿Hay,
sistía en creer que la psicosociología iba a poder ir más lejos hacia
no obstante, que esperar hasta haber desarrollado una teoría com­
una desburocratización tota,I, en rigor no cabalmente deseada y a
pleta antes de actuar, sobre todo si se piensa, como Lewin O como
la que se detiene cuando llega demasiado lejos. Marx, q�e la �ejor investigación es siempre la com , prometida?
Las 1ncert1dumbres del psicosociólogo, son, por 1o demás, las
.
mismas que sufren hoy el pensamiento social y la acción política.
Las fases de la relación con las organizaciones No se las. p�ede separar, y ya se ha dado un paso importante con
-

el reconocimiento 1por parte de lo,s psicosociólogos franceses, que en


Esta experiencia de dos años muestra,. como lo muestran otras
esto superan el apoliticismo de los científicos norteamericanos de
experiencias proseguidas por prácticos de Jas ciencias sociales en �u.e a psicosociología es, ante todo y sobre todo, una ciencia' po,. vJ
1l
otros terrenos, que las fases se suceden casi siempre en el mismo ("
l1t1ca.
orden.
f!ª
ra) fl. oI_ganización ( empresa, sindicato agrícola o estudiantil, -- He aquí, bre,vemente enunciado y a modo de conclusión en
todo caso pr_ovisional, lo que a nuestro parecer se desprende h oy
cooperativa, etc.) recurre a los psicosociólogos por·que los consi­ .
de 1a experiencia de los psicosociólogos, considerada desde un
dera poco menos que soc1oterapeutas capaces de tratar los disfun­
punto de vista <<político>>.
l·ionamientos característicos, en parte, del burocratismo.
L� psicosociología está, dentro de la visión clásica de los p·aleo­
b) 1La intervención psicosociológica desencadena cambios. Es
-marxista� -ª-1 servicio del capitalismo. Se puede pensar, con Sartre, -
comprensible. La ,psicosociología es, precisamente, una teoría ry una
en volver esta arma contra él.
práctica del cambio en los grupos, las organizaciones, las colectivi­
f . �ero nosotros ·hemos planteado el problema de una manera
dades. Desde luego, la toma de conciencia desencadena un movi­ distinta. �! psicosociólogo interviene a pedido de la burocracia
miento, revela las contradicciones, amenaza al orden establecido. para modern�ar ésta. �� rigor, va más a�lá de este papel y da la
c) Llega entonces el momento en que los dirigentes que han
palab:a a la impugnac1on �· de la ,burocracia; con mayor precisión,
solicitado la intervención deciden detenerla o recurrir a otros con­
trabaJa en la .formacion de la nueva burocracia, que así se ve re­
sejeros, en la esperanza de que éstos sean más conciJiadores (lo cual
forzada con el aporte de la psicosociología.
significa más dispuestos a jugar su ,juego). Por lo demás, en el
Ese reforzamiento, que hasta se puede beneficiar con la im­
mercado de la psicosociología siempre se los puede hallar. Pero pugnación misma -iya sea ésta ideológica o .p·sicosocio,Iógica-, se
esto no es cierto respecto de los psicosociólogos actualmente más .
encuentra ya re�ativam��te nega,do por una superación subyacente, lo
conocidos en la Escuela Francesa, pues aceptar el mercado es, pre­
cual s� ,hace mas expl1c1to en 1a experiencia de las prácticas <<auto­
cisamente, renunciar a la psicosociología. .
administradas>>. Pero también � en este caso existe una estructura
A la luz d, e este resumen, demasiado rápido, se comprende ·
exter. na, Y Ia ps1cosocio · 1
ogia no la a.fecta sino muy indirectamente
por qué los dirigentes de la UNEF intentan permanentemente des­ Il?ediante una impugnación local, en el aquí y ahora de la forma�
cu.brir nuevos equipos o crearlos, signo a ,Ja vez del desvelo de en­ c16n y la intervención.
sayar todas las fórmulas cosa que se justifica-, pero también de Por tanto,. el papel político del psicosociólogo se debe definir
*
una preocupación que nace cada vez que se descubre que el aná­ como un entrismo de nuevo cuño. Al trabajar en la maduración
lisis amenaza con ir ·demasiado lejos, y descubrimiento, al mismo del mundo, puede anticipar · ' ·
una sociedad futura y darla a 1uz en el
tiempo, de los límites actuales de tales métodos, a los que no sólo hab1a inacab.ada de los grupos.
hay que ·mejorar, sino también, quién sabe, cambiar radicalmente
si no se quier.e correr el riesgo de empantanarse. (

121
120
' ''¡,1
' '

- . �
6

EL SEMINARIO DE MELUN

El análisis institucional de una práctica en autogestión se sitúa
en el cruce de dos prácticas:
-La práctica de la autogestión, que atañe a1l grupo-prácticas
constituido en grupo de autoformación (Grupo A). Según el nú­
mero de practicantes, habrá uno o varios grupos A; si hay varios,
se pueden reunir en grupos comunes (Grupo C);
-La práctica no directiva del análisis institucional, a la que
también vamos a tratar de definir antes de describir el Seminario
de Melún.

La autoformación y las prácticas en autogestión

-
Por autoformación entendemos aquí un método en el que aque-
llos que se forman toman colectivamente a su cargo los objetivos, ':f:-
las estructuras y las técnicas de su formación.
Hay experiencias que se aproximan a este ,principio ,y que
hasta parecen realizarlo; por ejemplo, las cooperativas escolares yu­
gos:lavas, o bien las experiencias de autogobierno realizadas por al­
gunas corrientes de vanguardia de los métodos activos (por ejem­
plo, el método <<Tortel>>, en el que los niños inventan ellos mis­
mos su <<centro de interés>>).
Parece, sin embargo, que esas investigaciones y experimentacio­
nes han puesto el acento, de manera esencial, en problemas de ín­
dole técnica. Generalmente se han subestimado, por el contrario,
los problemas de relaciones sociales, comunicaciones y decisiones
colectivas, que se plantean no bien se instituye una <<revolución

123
'
anali stas instituyen un campo de la palabra. Adema's, segun h · emos
s ap l c n su . p ed _g ,
o g ía_ sin re ­ . , .
». A m en u d o es o s g rupo a a
visto, las practicas se llaman << en autogestión>> cuando efectú an una
p ed gó g i c a
i
1o i auto­
a
m n n ella. E s u n u o fo rm ac n s n
tarea que ellas mismas a?��istran. Esta gestión tiene qu� ver, a
flexio n r v d d r a a t
rada en el
e a e te e
a er a
nción anal ít c n o q u ed se gu
análisis d el grupo. La fu un tiempo, con la orga�izacion del tra bajo en las prácticas y con
i a a a
a ó n m p !!, e n c am ­
p o é . P a n o so tros, l a auto fo rm ci i li c
los progra:11 a.s de trabaJo, o, en o tros términos, con la tarea. Ya
· gru p o y r l ra
z ió n y , ev en tu al­
e l o rg n
bio, la autogestión d e las t areas, se ve: practicas como ésas suponen dos actividades institu ciona ­
d a a i ac
, y l m sm o t em p o e l a u t o-
to e fo rmación
i
¡nen te , d el pre su p u es d a i
les: la peaagogía instituc:tonal, d efinida por la autogestión y por
an álisis de grupo. el o�ra parte, el análisis institucional. La pedagogía instituci�naJ sig­
s gn ifi aquí, en
Precisemos: para nosotros, auto
ca .
fo rm ac ió n i
�1fica, como h emos visto, el ·h e cho d e que qui enes se forman son
ió n p o r el g ru p o m ismo,,
caso de las prácticas, fo rm ac
- ins;i_t�ye�te�: d.efinen el método. y el contenido de su trab ajo. El
a p rm n n e d e lo ffi!_ e im
Autoanálisis significa la concien an al1sis 1nst1tuc1onal significa que a la institución se l a reconoce y
ci e a e t

ion m ie n to d e l fo rm ación.
plica· laé"structura y el fu n c a a
define como fundam ento del grupo y de las conductas individua­
m p l n , p o r t n to , l a presen­
Unas .prácticas de autoformación
a
les . ��mo lo ha dioho, poco más o menos, Cl aude Lévi-StraJJs.<i a
-
i ic a
t v o s fo rm d os en l a di­ .
es n o ir ec
cia de un equipo d e educador
a
d i
to ge st ió n , propostt? d�l tot;1n1smo, no es la ansiedad, noción p sicológica, quien
en a p o lí t d e la u .
námica de grupo, en l a pedagogí a y
a
l ic a
iencia un
crea la 1nst1t uc1on d e la magia; por el contra rio l!l W\�, !
. 1

e el om ie n zo e l ex p er
y c apaces de introducir desd fuente de la ansiedad. Esto no se contradice con 1i. t;s¡:·�u:� h:
c d a
ti s p or es t s m is m as dentro
proceso de autoanálisis de las p rá c ca a
desarroll ad� e? o�ro lugar, según l a cual el iri acabamiento es fuen-
de su dimensión institucional. fo m u la u n a serie
_te Jie las 1n st1tuc1on es, pues en este caso el inacabamiento es tal _,
on d u
As í expuesta, esta concepción
r
c ce a r
esen­
cual lo h a ,m_ostrado Bolk, inacabam iento Oela esped'e hun:ana,
s. E l p ri m o d ll o -
de problemas, de difíci•les problema
e e s
cosa qt1e Le v1-Strauss expresa de otra mane ra en Estructuras ele­
er
o d lo m on it or y un a voluntad
cial- es el de conciliar e
l recurs e s es
mentales del parentesco cuando muestra el paso d e la naturaleza a
n ot o n iv el la on t d i ió n d e l
de autoformación. Es encon tr ar e r c ra cc
l�, cultura, del animal al hombre, de la le y biológi ca a la institu­
ro ye o fu n d am nt l d e autoges­
marxismo, d esgarrado entre el p ct e a
c10� cultural: Y d� !gual modo Fre ud h a d escubierto qu e el com­
o : l P ar t d o, l ap r ato es­
tión y el r ecurso de los
intermedia ri s e i e a
P.l�Jº de Ed1po, v1v1do por cada individ uo, se basa en l a institu­
m á té n i o, l d e saber quién
tatal, etc. Otro problem
a, ya s c c es e
c1on d:l parentesco y la exogami a. La estt!]ct ura e s la fuente de
a . E n ,l a p d e ini­
é
d ecide instituir unas prácti cas como
rá ct ic as
s s s
- las ac�1tude s . Y los afec tos. Algunos de estos fundamen tos te6ricos
h an id o on vo ad o s . Aquí se
ctic ant
ci ación analítica, lo s pra
c
es s c
a. U n se­
han sido recient emente retomados por P. Cardan . �
or ga n iz ió n n to ri
convocan, o son convocados por una
ac tr a si

rs e al om en zo : el de l a fij ación
gundo problema habrá de plan te a c i

de los obj etivos. a m bl g eneral


I. Los conceptos básicos
c , l
Así constituidas e instituidas las pr ác ti as a sa ea •

d fin el p resupues­
de éstas, o grupo común, crea l as
e
es tr u ct u ra s, e
y l a de­
a) El discur�o del grupo: Es l a expresión de los estatutos y
p l b , el ná . J is s
to, fij a el empleo del tiempo; en una
i
a a ra a
1 s apeles as��udos por los part�cipantes, el encadenamiento de
n za iv o in ti u io na l, es de- : f .
cisión se efectúan aquí al nivel or g a i t e s t c
1 •5 ' ablas 1nd1v1duales Y los silencios, que traducen l a experiencia
cir, <<polí tico>>. viv1da de cada miembro del grupo en el aquí y ahora ;
1i, ) . Estatuto Y papel: El estatuto de una persona se define por
el con¡unto de los comportamientos para con ella misma que fe­
ít' amente p�ede aguardar de parte d e los otros; el papel con­
El análisis institucional ! ::
is en el conJunto de los comportamientos legítimamente aguar­
El seminario denominado <<de formación>> es un lugar de sur­ d ados de ella por los otros;
gimiento del h abla social. Los practicantes se ven en la situación
de tener que tomar conciencia verbalizando •lo que ocurre aquí Y t) .
la nstitucio
El 1inero: Es una dimensión fundamental de la relación de
.
n externa cliente con los analistas y los formadores, y
ahora . E sa verba lización surge desde el instante en que unos

125
124
in sti tu id a de l gr up o en an á­ su pape�. De i�al modo se definirán el estatuto y el papel de
es también un símb olo de la rel ac ión
ra de las pr ác tic as . El di nero los a nalistas, e i,gualmente en el curso de las con·versaciones .se
lisis con la in sti tu ció n ex ter na .f un da do
1 ve sim bó lic am en te su rela ­ abordarán los asuntos a tinentes a los honora rios de los analistas·
es aquello media
ción co n la in sti tu
nt e
ció
lo
n ex
cu
te
a l
rn
el
a a
gr up
tra
o
vé s
vi
de lo s an ali sta s; JJ? La apertura de las prácticas: Los analistas entregan a lo;
de au to ge sti ón de nt ro de l practicantes �n e� curso de 1 a sesión de presentación, desde la aper­
d) Signifi c do : El pr oy ec to lat en te .
a
ura de
� . !, sem1nar10, lo esencia l de las conversaciones previa s con la
grupo ; 1nstituc1on externa a propósito de su contra to. De ese modo, los
fic an te: Aq ue llo po r lo cu al el sig ni fic ad o se ma ni fie sta .
e) Signi analista s <<a bre:° 1� ca ja negra>> de su relación inicial y fundadora
en cia lm en te po r la ·m etá fo ra y la me to- .
en el curso ,del di scu rso , es
• con el cliente 1nst1tucional; ,,,.--
n1m1a;

ur a po r la cu al se tra s. e) El desarr ollo de la s prácticas:


f) Metáf ora: L me táf ora es <<u n a fig
a
re a otra significación, que
Los a n�l�sta s se mantien n.�ísicamente al ma rgen del grupo.
lada la sig nifi c ció n pr pia de un no mb , ... �. · ·
a o
ión qu e est á en el esp í­ Esta n en pos1cion A ( == de a nal1s1s ' cf · fig · ) · \.JU
r -n ell o se quiere 1n-
sólo le convien e en vir tu d de un a co mp a rac .
<<l_a pr im av era de la vid a>>; d1· �ar que J os a nalista s nunca se <<integra rán>> al grupo como <<par-
ritu>> {L itt ré) . Ej em pl : la juv en tud es .
o
pr esa a la ins tit uc ión sin t1c1pantes>> � .que 1� conducción del a nálisis no tiende en modo al­
-dentro de l gru po , la me táf o ra ex ,
guno a esa 1ntegrac1on en la a utogestión. Los a nalistas no son p or
nombrarla ; t�nto, f ormadores en la autogestión, y su función no es ped ago, _
ia: <<F igu ra de ret óri ca qu e p ne el n ombre de
g) ,M eto nim o
�ca ;
a p r el de otr a. Po r eje mp lo: · h ab an d onado el hábito por
un a cos o a

la espada>> (Littré).
l gru po en ná lisi s, la me ton im ia con sis te en h a -
- ... dentro de a
ut ges tió n de l ins tit uci ón sin de n mi n a rla e�líci1ª- .. A pra cticante
"' blar de l a a o a o
q_­
mente y sin dejar de ,hablar de las causas que impiden la aut
gestión. As í se ha bl a rá del c o nse jo de adm ini str a ció n y de !a Ofi cin a
de la Orga nización ( o institución externa ) sin hablar con clarid d
1

a
tió n de la o rganiza -
-Se lleva el a n�lisis a l punto de intersección entre .la vida del
ma , qu e es el de la ges
del ver
.,
d a der o pr o ble grupo Y su soste, n 1nst1tu .
ciona l. De ese modo apunta a esclarecer
c1on; los estatut?s de ca da cu�l instituid os dentro del grupo y los pa­
h) El aqu í y ah ra: Es la m ner qu e tie ne el gru po de iviv ir
peles efect.1:vam�nte a sumidos en lo vivido del aquí y a1hora . J al­
o a a

en el nivel a fec tiv o l qu e no pu ede ser viv ido en el niv el ins titu ­
o
du ce el niv el ment� se a�a l1�a n las conductas institu,yentes que tienden gu a la
cio n l. Señ ale m s qu e en el dis cur so a me nu do se tra ...
a o
creac1on d� instituc�ones internas en el grupo (regula dor, etc. );
afectivo por la metáfora, mientras que a l nivel institucional se lo -Al nivel afectivo se lo refiere a simismo con su fuente insti­
expresa más bien p or la metonimia; .
a rec on s- tuciona l, � a�un�a a escla recer su significación en función de
titu ci nal es el cri ter i qu e pu nta ... la 'A

i) El aná 1 l isis ins o o a


problematica 1nst1tucional del grupo;
-
truir la dialéctica constituyente del significado en el nivel del pro -Fu�ra de las sesiones de análisis, los a na listas no se mezolan
yecto de la autogestión. con la vida de las prácticas;
-Los analista s no instituyen en el seminario actividades cul­
turales, o de formación, etc. , cuya iniciativa qued
II. __ . a a cargo de los
Reglas de una práctica en análisis institucional .....m_iembros de la s práctica s o de la orga nización. En otr
os térmi­
nos, el gr�po de l os a nalista s no tiene función instit
Distinguiremos varias fases: . uyente como
tamp oco tiene f nc1ón de regulación, inform
a) Las conversaciones previas entre los representantes de la . � ación O forma�ión·
organización cliente y los analistas; es importante que los delega­ . -:-Toda a ctivida d en la s prácticas (conterencias cha rla s-deba �es
cttvidades cuhurales diversas, sesiones de cine, e;c
dos del <<oliente>> precisen los fines de las prácticas, como lo es � . .} es considera'.
ª como s1 formara parte del campo del análisis. Conv
tam·bién definir c on ellos su eventual estatuto en éstas, así como iene' pues'

126 127
distinguir entre las actividade s organ�zadas por el colectivo, o para
él, y las que se deben a iniciativas privadas. cipación de dos conferenciantes ajenos a la asociación y de dos
• analistas del CAIP.

III. El Seminario de Melún Clínica de las prácticas


La organización cliente e staba en relación �on �osotros desde
1963. Habíamos pa rticipado ento·nces en la an: mac10�
.
?� un con- Sábado a la mañana {de 10 a 12,30): Enunciado de las m·otiva­
ciones y discusión sobre la responsabilidad. Está presente un ana­
g r�so de la asociación Esa intervención babia pos1b1l1tado una
. . lista, no así el conferenciante previs to (G.P.). Abren las prác­
primera dlfus10'n de l�s métodos de g rupo en la o rganización.
. ticas 1os dos miembros del staff (que, recordamos, han organizado
Después se nos solicitó con motivo de otros encuen�ros. L a pri-·
mera forma de la so1icitud apuntaba a utilizar psí�� soc1ólogos co1:10 éstas). Las practicantes se p resentan en el curso de una <<vuelta
formadores para el adiestramiento para la conducc1on de las reunio­ a la mesa>>. El ana,lista se p resenta luego como miembro de una
. organización psicosociológica: el CAIP; recuerda brevemente los tér­
nes; las prácticas p revista s estaban desti�a��s a res�onsables lo­
cales y regionales de la mencionada asoc,1ac1on pr?fes!?nal. En el minos del co·ntrato suscrito con la asociación.
curso de los p rimeros encuentros se encaro la const1tuci?n del staff. En el curso de esta primera sesión s e les distribuye a las p rac­
. ticantes un pro-yecto de empleo del tiempo, que sólo prevé dos
El seminario comenzó el sábado 26 de marzo Y duro cinco dias
(26-31 de ma rzo de 1965). con,ferencias, dos veladas culturales y la sesión de evaluación del
Desde el punto de vista sociológico, el personal d� las prac­ ú•ltimo día. Todas las demás <<casillas>> del planning están en blan­
. , . co y deben ser, dicen las dos <<instituyentes >>, llenadas por las
tica s consultaba doce enfermeras, que eJe rc1an las s1gl1iente� pro­
fe siones : tres eran simples enfermeras, dos encargada� de piso en practicantes. Por otra pa rte se les hace observar que tienen tam­
hospitales, donde tenían la respon sabilidad de un equipo de c'-:ra; bién la posibilidad de rechazar la exposición de los conferenciantes
cuatro eran directo ras de escuela s de enfermeras, una era monito­ y las veladas culturales; únicamente la sesión de evaluación del
ra: impartía la enseñanza de la pr áctica de lo� � uida�os a las alu�­ último día parece hallarse definitivamente instituida (se ha pre­
nas enfermera s, y dos ejercían funciones adm1n1strat1va� (s�; retaria visto una visita de la presidenta de la asociaci6n). Es la forma
general y responsable de la prensa) dentro de la orga�izac1on. misma de prácticas en autogestión.
. El discurso del grupo se articula en tomo del <<nosotras>>.
En ésta las misma s practicantes tenían responsab1•l1dades: tres
eran re spo�sables en nivel nacional, s eis en nivel regional Y tres <<Nosotras>> son las personas conscientes de su << responsabilidad>>
eran simples adherentes. que han llegado a las prácticas . Este <<nosotras>> se opone al <<ellas>>,
. . . . las que no están allí y que <<no tienen el sentido de 1as respon­
Nos pa reció, por último, que la e structura 1nst1tuc1onal interna
sabilidades >>.

de la s prácticas e ra al principio la siguiente:


-un equipo (staff) que instituía la s p�ácticas y que se com- Hay que tomar tres decisiones, relativas a la elaboración del
ponía de dos de las tres re�ponsables nacionales; estas �os �es­ programa de las prácticas, al contenido y al estatuto de los ana­
ponsables habían sido los primeros contactos los analistas, listas, y hay 1que ubicar un observador designado dentro del grupo.
?º?
-la tercera responsable nacional que pa rticipaba en el s�mi- Estas decisiones son ap·lazadas. La discusión es general, y Ja primera
nario secretaria responsable de la asociación, tuvo en un primer sesión concluye en un clima eufórico.
mom�nto, a nuestro parecer, un papel menos defi�id�. Debi?o ª 2. Sábado a la tarde (de 14,30 a 19,30, sin interrupción):
su e statuto no era una re spon sable electa, pe ro eJe rc1a funciones
Discusión sobre los o·b;etiv·os. Durante la primera mitad de la se­
administrativas muy importantes, que le conferían �n -??der de sión está presente un analista; luego se hacen .presentes los dos.
elaboración y ·hasta de decisión en Ja vida de la organ1zac1on. Asu- También uno de los dos conferenciantes previstos está p resente a
título de obser·vador.
mió ' pues, funciones compa rables a las de lo s mana·gers.
· · preve1a
· ' del sem1nar10
Por otra parte, la organizac1on ' 1a part1- El <<nosotras>> se ha convertido en <<nosotras en la Asociación>>.
Ahora es <<nosotras, las responsables>>. <<Ellas>> son las que no se
128
129
grupo «•vuelve» al grupo básico y se centra en su
interesan por la vida de la asociación. Las tres simples nd,herentes vida de grupo'
en sus problemas afectivos.
participan apenas de Ja discusión. Se discute mucho. acerca del
· estatuto de los analistas y se hace el esfuerzo de definir su papel. El último tema libremente el egido -la electrónica
, «de la que
Los analistas, hasta entonces solicitados y comprometidos por la tanto se oye hablar», pero «cuyo principio no se cono
ce»- designa
claram nte al analista, sobre el cual
institución externa (la organización <<cliente>>), lo son ahora por el � s e h a centrado el grupo por
grupo. la metafora.
3. Do min go a la ma ñan a (de 10 a 12 ,30 ): El 1ue go de la auto­ 7. Marte � a la mañana (de 9,30 a 12,30): Aparece la
, _ inrtitución.
gestión. G . L. y R.D. llegan a las 11. El grupo discute so�r.e <<la S_e hab1a previsto la presencia (el enre
jado de las prácticas lo anun­
responsabilidad>>. La llegada de G.L. al�via al grupo,. que cr1t1ca la ciaba) de un conferenciante animador que tiene re
laciones con
<<discreción>> de los analistas. G.L. funciona como ps1copedagogo Y 1� asociación . El conferenciante conduce una discusió
n sobre el
le proporciona al grupo, lo que éste le �olicita, o sea, . una teoría cine.
de la autogestión y técnicas de autogest1ón. El grupo intenta en­ .
Enjuiciamiento de las estructuras y del modo de
funciona­
tonces 1a autogestión, pero en realidad más bien la representa: lo miento de la Asociación. Las practicantes expresan
sus sentimien­
que efectivamente administra es su impotencia y su fracaso como tos : � Se quiere cambiar la A sociación»; «S e hace la
revolución»;
grupo. «Se tira una bomba». Las representantes de la instituc
ión externa
4. Domingo a la tarde (de 15 a 17,30): El problema del di­ arrastran al grupo «en fusión». S e tom
an decisiones con respecto
nero y la institución externa. E�tr:�ista del gr��o sobre los pro­ a las futuras medidas . Se deja de actuar; el grupo to
ma u n nuevo
blemas de propaganda en la asociac10?; no parti:ipan las, tres nu:­ punto de partida.
vas. Luego el grupo busca un denominador comun: ¿es este el di­ .
En ese momento se puede estimar que las tres líde
res institu­
nero que cuestan las prácticas y que sirve para pagar a los a�a­ cionale s se apoyan en el grupo para lanzarse al asalt
o de la bur0-
listas? Los tres representantes de la institución exter�a! es . ?ec1r, cracia de ·la asociación.
de la Asociación <<confiesan>> no haber pagado su part1cipacion en 8. Martes a la tarde (de 16 a 19,30): La madurac
ión institu­
las prácticas. Gr;n agresividad del grupo. Esa noche, discusión R.D., cional. El grupo _ se reúne c?n u na hora de atraso. El grupo con­
J.C. y G.L. sobre la nueva .burocracia (caja negra). voca a los analista p ra decirles que n o «lo incom
� � odan» y que su
_
5. Lunes a la mañana (partida de G.L.) (de 9,30 a 12,30): prese�c1a resulta 1nd1ferente . Los analistas se quedan, pero no
El grupo culpabilizado. Llegada del confer�nciante (�.F.�. �.F. no intervienen. El grupo discute sobre un libro que
todos han leído
da su conferencia: ¿viola el contrato suscrito con la 1nst1tuci6n ex­ (El. ª"?Z ! el m onzón; en cuanto a la lectura del libro
, también la
terna, o responde a un deseo secreto del grupo? (G.F. se hace a la ha �nst1tu1do de ?nt mano el «staff pedagógico» d
� e las prácticas , es
dinámica del grupo.) Partida de G.F. decir, sus dos «instituyentes»); p ero e s u na di
. scusió n con clave
pues en rigor s trata de la Asociación . La di '
El grupo decide que la reunión de la tarde sea facultativa. . : scusión de problemas

de 1mero permite pasar del discurso metafór


El analista anuncia que se atendrá a la disposición del grupo. ico al discurso meto­
nímico: se pasa a los problemas explícitos de la A s
Partida de J.C. ociación .
El grupo elabora su propia estrategia para co
6. ,Lunes a la tarde (de 15,30 a 19,30): El grupo básico. Se n la A sociación.
reúnen unos miembros en el parque y solicitan el analista. El ana­ 9. Miércoles a la mañana (de 9,30 a 12,30): La
_
tuc�o�al. El grupo realiza un tr
tarea insti­
lista declara que ha sido asumido por el grupo, que queda a su abajo notable y adopta múltiples
decisiones.
disposición, y se retira. Se delega a dos miembros del grupo para
que se pongan en contacto con las ausente�. . Las ausentes .
se . El grupo es consciente de haberse constituido como grupo sus­
El ana lista , nue vam ente s0I1 c1ta do, se rein tegra tituyendo a la asociación (sólo
rein tegr an al grup o subsi ste el «nosotras»; ya no hay
. , <<ellas>>).
a su func1on.
El grupo actúa con las técnicas de animación. La. ª ctitud r al del gru o para con
o . : p . Jo s anali stas (a los que ya
n solicita) remite a un significado
Los problemas de orden socioafectivo pasan a primer plano. El que es su negación simbólica

130 131
Así, la intervención, la situación grupal, permite descubrir lo
de la institución externa (cortocircuito del C.A., ubicación de la que amenaza con faltarle a la averiguación de tipo tradicional 0
. presidenta ante el hecho cumplido, etc.). sea, que el v�cablo aut�gestión adquiere aquí función ideológica,
10. Miércoles a la tarde (de 14,30 a 17,15): El grupo como .
que n ? se situa en el nivel del habla plena, que sigue siendo un
proyecto institucional. Presencia de G.L., que funciona como <<c�n­ .
IenguaJe alienado .
.
sejero en organización>>. Llegada de la presid�nta de la Asocia­ �:sde el punto de vista sociológico, este ejemplo muestra
. ....
ción. El grupo decide actuar por carta sobre la inst1tuc1on externa, tamb1en que la autogestión ideologizada expresa el ascenso de las
a la que reintegra, así, a su campo. nuevas �apas burocrá�icas , el encumbramiento de los managers. En
_
El ,grupo reintegra asimismo a los analistas a su papel � p!an­ l� s asoc!a�1ones de tipo político, sindical, profesional, la burocra­
tea el problema de su participación e n el �orvenir de la Aso�:ación. c �a trad1c1onal es la de los dirigentes elegidos ( desde el punto de
Pero la presidenta expresa a G.L.. su ansiedad ante la pres1on del vista de las estructuras de las organizaciones podemos comparar
grupo; le pide intervenir en la asamblea general del 4 de mayo de _
los «eleg�dos» �on los consejos de administración de l as organi­
1965. .
zac�on �s 1ndustri ales y comerciales; la base es comparable a los
Como se ha visto, en las prácticas de Melún hubo entre las acc10 n1sta :), La « nueva burocracia» parece reclutarse más bien, por
practicantes algunos cuadros que ret omaron y utilizaron la ideolo­ el contr�n o, dentro del grupo de los organizadores; en las prácticas
gía de la autogestión para con stituirse en grupo de protesta contra de Melun son las responsables de los sectores técnicos. El equiva­
las instancias superiores de la organización. Tal es lo ·que aparece lente estructural en la s empresas sería el manager.
como uno de los ra sgos esenciales de este seminario. En el curso Los �os fenómenos que nos interesan en este sentido son , pues,
de la última sesión , las líderes de las p ráctic as advirtieron a la pre­ el mane¡ o e n :I ��rso d e las práctic�s del concepto de autogestión,
sidenta de la Asociación en el sentido de que la <<autogestión>> de con la contrad1<;c1on entre s u contenido real, programático, y el he­
su organización sig nificaba un c ontrol permanente del poder elegi­ cho de que quienes lo manejan -los cuadros- no se preocupan
do. Por lo demás, la presidenta vivió esas palabras c omo una p re­ ma,yormen :e por logra r la participación de la base, << aquí y a,hora>>,
sión o, incluso, como u na amenaza. .
en las decis1ones de las prácticas.
Pero por otra parte observamos que los cuadros administrati­ P?r e�ta _;azón, la historia de las prácticas de Melún constituye,
. _
vos (la secretaria general de la organización -permanente y re­ en m1 op1n1on, tina ilustración clínica de la tesis, que he desa rro­
munerada como tal-, la responsable de Prensa, la delegada na­ llad?, acerca del paso de la /ase B a la fase C, de la burocracia
cional a los juniors, etc.) estuvieron más preocupadas por la re­ .
trad1c1onal a la n ueva burocr acia.
dacción de un <<correo de quejas>> dirigido a la preside nta que por
la participación efectiva de los elementos de base, presentes en las
prácticas, en los trabaj os del grupo . Fue visible desde el domingo
a la tarde, en el momento de la entrevista de grupo sobre los pro­ •

blemas de la propaganda en la Asociación. Mi intervención en ese


momento tendía precisamen te a hacer aparecer esa escisión dentro
de la vida del grupo.
En otros términos, en el nivel del lenguaje ideológico, los cua• -
dros que reclaman la autogestión presentan ésta como una parti-
cipación de todos en las decisiones y de ese modo oponen la auto­
gestión al poder burocrático del aparato elegido. Pero en el aquí
y ahora de las prácticas el lenguaje autogestion ario se define como
lenguaje ideologizado, como lenguaje del desc onocimiento. La par­
ticipación efectiva de la base se presenta como un principio abs­
tracto. A decir verdad, a la <<base>> se la solicita como un sostén
para la toma del poder, para el cambio en la estructura del poder·

132 133
'



7
UN BALANCE INSTITUCIONAL

• Llamo balance institucional a un método de intervención ana­


lítica y pedagógica que consiste en instituir dentro de una deter­
minada organización s_ocíal., como por ejemplo una escueta, o un
Instituto, o -una universidad, el análisis colectivo, es decir, reali­
zado en principio por todos los miembros, de las estructuras y los
fines de la organización, así como de los medios empleados para
alcanzar esos fines. Nos proponemos, por tanto, <<decirlo todo>>,
• y <<todos juntos>>, sobre esa organización nuestra, y luego efectuar
juntos los cambios que nos parezcan deseables.
La experiencia muestra que nunca se dice <<todo>> y que nunca
están <<todos juntos>> ( estudiantes, profesores, cuadros, empleados,
etc.) para hacer ese <<,balance>> de la institución. Pero estas dife­
rencias con respecto al proyecto ( o a la regla fundamental) de <<de­
cirlo todo todos juntos>> son a su vez un <<decir>> colectivo, y se
las debe analizar como un obstáculo para llevar a cabo un <<ba­
lance>> realmente colectivo. Son obstáculos que forman parte del

balance
Así, pues, el proyecto de <<1hacer el balance>> colectivamente fun­
ciona en su progresión misma, en su institución, como un revelador
de la colectividad, como una pregunta formulada a la colectividad.
Diremos, en otro lengua1je, que �1 balance es un <<dispositivo ana-
- lizadat>>_, un analizador que hace los tests, qüe1nterrogi:i a la cO­
lcctividad de que se trata. Por ejemplo, la preparación del balance
previsto para el fin del año escolar ( o universitario) exige que se
constitu,ya por delegaciones un Comité de Balance, representativo
en principio de las diferentes partes ( estudiantes, profesores, em­
pleados, etc.) del sistema. El Comité de Balance será un modelo

135
Para demost:arlo, he utilizado un dispositivo pedagógico, am­
reducido de la institución. Su disposición por designación o por .,
pl1and�Io al ��nJunto de las poblaciones que participan en la iVida
, elección de miembros, su vida y su ,funcionamiento harán que apa­ .
de la 1nst1tuc1on, es decir, tanto a los cuadros administrativos como
rezcan signos de la institución. El balan.f_e es un analizador porque
a� �rsona� no docente (los empleados de la institución: secretarios,
produce materiales para el anJlisi�.
�· b1b!:otecar1os, etc. ), que son como la <<base material>> 2 de la insti­
He ahí un método de pedagogía institucional, como que es
tuc1on. Ahora voy a d escribir 3 esta experiencia.
una pedagogía que implica, en efecto, el análisis permanente, rea­
lizado en común por los docentes y los educandos, del proceso de
formación. Para nosotros, el análisis institucional es una compo­ A partir de 1960, una transformación económica, política y
nente fundamental de la pedagogía institucional. Parécenos, pues, c�ltural, que tomó el nombre de Revolución Tranquila, signó la
deseable que se instituyan regularmente (y no sólo a fin d e año) v1da de Quebec. Durante este período se ha transformado y lai­
balances en los que se pueda puntualizar la situación y transformar .
cizad o profundamente el sis .
las instituciones. tema d e ed ucación. El antiguo sistema
era e! que ma�tenía la Iglesia en todos los niveles, la enseñanza
Balance: tomo voluntariamente este término del vocabulario co­ .
s�per1or Inclusive. Era una situación hondamente vinculada a la
rriente y no del <<científico>>. Hacer un balance es una práctica .
h1stor1a d el Quebec rural, católico y francófono, que vivía ensimis­
social 1 corriente. Se conocen sobre todo los balances financieros m�do �n los valores de la tradición y la religión desde que la con­
d e las empresas. Pero también hay escuelas en las que, sin prac­
quista inglesa ( 1760) transformara al pueblo de Nueva Francia en
ticar la pedagogía institucional, se traza a fin de año, en la última un grupo sometido a los vencedores, d ominado y amenazado d
semana, un balance pedagógico: se interroga sobre el año que ter­ muerte cultural por la asimilación. Sin embargo ' en 1760 Ia IgI e.
e
mina, sobre los acontecimientos que lo han signado, sobre la en­ . e�to'lica de Quebec había obtenido la conservación de su mo-
s1a
. '
señanza impartida y recibida. Se hace como un <<inventario>> de nopolio de la enseñanza. Lo conservó durante dos siglos.
los problemas, d e los métodos y los programas para ver si hay
A la m��rte del primer ministro Duplessis ( 1960) comenzó la
motivos para introducir futuras modificaciones. transformac1on de la �ociedad quebequina. Poco a poco, una socie­
Se puede asimismo descubrir una práctica de ,balance en los dad urbana e 1. �d�str1al reemplaza a la sociedad rural tradic
consejos de clase de la escuela Freinet; en ciertas clases, cuya .
Ento�ces se 1?1c1a una intensa reflexión pedagógica. Comisione
ional.
vida se describe en otra parte, se lleva a cabo., los sábados a la d e estudio t a� Jan en la modernizació
s
tarde, una reunión del consejo, la cual traza el balance de la sema­ . � � n del sistema de enseñan­
za. es la c?;n1s1on Parent, y luego la comisión Rioux para las
na transcurrida, procede a examinar críticamente los acontecimien­ .
Y la com1s1on G. Rocher para preparar una nueva universi
artes,
tos esenciales y efectúa también un pequeño balance <<financiero>> ,
cofona en Montreal. Progresivamente se vt1elve laica la en
da d fran­
de la cooperativa (ingresos y gastos). Ese balance posibilita cierta za en Quebec, Y al mismo tiempo la corriente nacionalis
señan­
regulación del sistema. Permite introducir mejoras y explorar los ece
ta se for-
� Y t � an sfo rma a la v�z. Ahora existe el deseo de racionali-
deseos de cada cual y del grupo-clase. En seguida se reproduce :
. :
y plan1�car un nuevo sistema escolar. Las antiguas estructu
todo ello en el periódico de la clase. ras
ya no c�nv1enen: deben cambiar, a tiempo que cam
El métod o del balance institucional, de que nos valemos en el bian en Que­
análisis institucional { en su condición de dispositivo analizador), se h:c _las ideologías, las instituciones, el conjunto del sistema eco­
nomico Y político. En 1966 regresa al poder la
presenta así, al mismo tiempo, como un nuevo instrumento de la . Unión Nacional;
va a continuar el proceso ya comenzado.
pedagogía institucional.
Desde el punto d e vista tanto pedagógico como analítico, pien­ f:1 nuevo pla� de educación desemboca en la creación de los
colegios de ensenanza general y profesional -los CE
so que es por cierto útil que instituciones de formación y educa­ GEP-, que
ción organicen regularmente, al ca,bo del año escolar y universita­ I?ic e M akarenko: «En ningún caso se debe considerar la esfera mate
si es
2.tuv1era rial como
a l margen del trabajo educativo».
rio, balances. 3· :Aquí s6lo se _describe el aspecto pedagógic o y autogest ionari o de
El la experiencia
�; J� nto de la Intervención socioanalí tica e n M ontrea! ha apare
de c ido en Editio n �
p1.
l. De un modo más general, humana: se hacen «balanc es médicos», etc.

136 137

representan una transición, en dos años, entre la enseñan�la secun­ del sf� tema se rige por una ley -
. el Bill 88-, que p re vé
daria y la enseñanza superior. posic10n de las estructuras de la la com­
• A partir de la creación de los CEGEP se van a plantear nuevos universidad, pero que deja por
cuenta de la asamblea de gobern
adores el cuidado de definir los
problemas. Primero es la falta de universidades francófona�, �o cuadros del funcionamiento pedag
ógico.
sólo en Montreal, sino también en otras partes, en el territorio U n cuadro �rovisional (para 1969-19
de Quebec. Al término de una prolongada fase (de tres a cuatr? . 70) para ese funcionamiento
figu�a, en seguida de la publicació
n del texto de la Ley de la Uni­
años) de elaboración, surge por fin Ja decisión de crear la Uni­ versidad de Q1:1 ebec, en un follet
o titulado Documentos
versidad Nueva de Quebec. Estamos a fines de 1968. Se orga­ temente llamado en Montreal docu J, corrien­
mento ntímero uno.
nizan nuevas estructuras. Se crea una sede social de la Universidad El marco actual prevé esencialmen
de Quebec. Se designa un pre�idente -el señor. Ri e:in para . te para cada universidad cons­
tituyente de la red una estructura
:7 -:- pedagógica basada en la distinción
ésta y rectores para las <<constituyentes>> de Gh1coutim1, Rimous- d;- Ios departamentos y los módu
los: los departamentos agru
ki, Trois-Rivieres y Montreal. so:o a los profeso es de una mis pan
. � ma especialidad, y l os módulos
Se decide, además, que la nueva universidad ha de ser la uru­ reunen a los estudiantes de una
misma disciplina O de un mism
versidad de la participación. El término está de moda hacia 1968. programa de formación. o
Entre los jóvenes instituyentes que <<inventan>> la Universidad de
Que,bec.: hay algunos que han salido del síndicalismo. estudf antil
. Vicerrector
quebequino y que han participado en la protesta un1vers1tar1a en
los comienzos de la Revolución Tranquila. de los ..
Para crear las <<c onstituyentes>> se comienza por agrupar local­ Estudios
mente instituciones ya existentes: escuelas normales, escuelas de '
artes, institutos técnicos, seminarios. En otras instituciones ya hay Vicerrector Gestión
estudiantes, docentes, cuadros, personal no docente. Hasta la aper­ para la departa- Decano
tura, en septiembre de 1969, de las <<constituyentes>> de Montreal, Planificación mental I cicl o
Chicoutimi ry Trois-Rivieres se negocia para decidir quién perma­ -
necerá en las nuevas estructuras de la universidad nueva ...
El balance institucional que voy a describir duró exactamente
tres meses (del 16 de enero al 17 de abril de 1970). Se desarrolló
Vicerrector
para la -� •
r
· Vicedecan o
Administración •
en una universidad: la UQAM (Universidad de Quebec en Montreal), 1
y las Finanzas Familia
de una población compuesta aproximadamente por 5.200 estudian­
tes, 350 profesores, 35 cuadros medios y superiores y 350 emplea­ ,....___ -· ---· Departamento
dos y obreros. El personal no docente (empleados y obreros) com­ Vicerrector -- •
prende bibliotecarios, secretarias, dactilógrafas, ayudantes técnicos de las
(laboratorios) y obreros manuales (calefacción, mantenimiento, etc.).
La UQAM funciona desde el 1.0 de septiembre de 1969. Es una uni­
municaciones
Estudiante .. Módulo
versidad constituida por la reunión de instituciones que ya existían:
un colegio clásico, escuelas normales y una escuela de Bellas Ar­ No hay una corres pondencia exac
los módul os . Per s i sólo ta entre los departamentos y
tes. La UQAM es una parte constituyente de una red de univer­ existen un departamento de psicol gí
. � o a
sidades, institutos y centros de investigaciones (que actualmente Y � no de soc1olog1a, en cambio se
han creado módulos no sólo de
forman el INRS ). El conjunto de la red constituye la Universidad ��
s colog a Y soci lo
� � ?ía, sino también de psicosociología y de tra-
de Que,bec, cuya sede social está en la ciudad de Quebec, y a la ªJº social (este ultimo para la form
que se rea1·iza en este caso ación de traba11· adores sociales
que dirige una asamblea de gobernadores. Cada universidad <<cons­ . , no como un equivalente de nuestr
tituyente>> tiene su propio consejo de administración. El conjunto sin o dentro del sistema os IUT'
universitario).
138
139

ió n d e lo s m 6- .
Los estudi a ntes participan sólo en
l co ge st No es 1mpos1'ble encontr a r est a estructura en l a Un1. vers1ºd a d
d eleg d o s se re ú n en co n
a
n d e su s
dulos, e n el interior de éstos, do co n se je ro s si gn a dos
de Quebec. por 1 o menos existe en a lgunos comport a mientos e
., .
a

el m ó d u lo y co n lo s p ro fe so re s d a gogicos, como �or ejemplo cu ando algunos profesores consi�e:


el d ir ec to r d a s enseñ a nz a s
a

m s y se ev lú n l a n ,que es de su incumbencia definir los progr a m a s y el contenido


a éste. Allí se el a bor a n los progr lo s m ó d u lo s pas an �e stos. Desde ese momento dejan los módulos de tener existenci a
a
s,
a
p ro gr m
a

a blecidos los
a

im p ar ti d s. U n v ez es t n an
to s, q u e p ro p o rc io re a t' p a r a pas a r a ser <<módulos-f a nt a smas>>
a
en
a
s dep rt m
del gobierno de los cursos a lo
a a
a
a.
a

s m ó du lo s el s b er-mer ca n cí Lo sociólogos Bo�rdieu y Passeron (vé�se Los herederos) h a n


luego a lo
mostr a�o que en el sistem a tr a dicional, que implic a , en es eci a l
a

.
in is tr an>>,
I curso m a gi str a l, se est a blece una complicidad tácit a ent�e 1�
l, lo s d ep art a m en to s n o << d m � ocentes y los educ andos. Los estudiantes estiman que b a sta estar
En l si tu ci ó n ctu
ag ru p an e n
a

C o m o h em o s v is to , és to s se
a
te s.
a
tu d i n presente a veces) en los cursos y h a cer como que se atiende 1
a
lo s es
a
p u es , l a s orientaciones (
n ec es ar i m en te
módulos que no correspo11den
a
profesor p�r a t�ner éxito en el examen y obtener el di lom a ;a
a

e i te rd is ci p li n ar io s (
a
o n al es ·
a
s fu n ci
dep a rt a ment a les; a sí, los m6dulo P o r es o lo s m ó­ Fa cultad solo sirve p a ra distribuir diplom a s). Est a a li anz� se ·b a sa
·
n

rv ic io s d e v a rios depar ta m en to s.
recu rr en a lo s se t a mentos.
en el hecho de �omp�rttr un� mism a concepción (burgues a ) del
r q u e el d e lo s d ep ar . .
dulos a lcanz a n un número m a·yo · s p ri n ci p io s n o es su ­ s a ber y e1 1engu a 1e un1vers1tar10. Es algo que sigue siendo cierto,
• ie n , es te m u y ge n er al re p a so d e lo aun cu ando el tem a del curso m a gistr a l se a K a rl M a rx.
Ah or b si st em a . P ara
m ie n to re al d el
ficiente p a r a describir el funcion
a

h e d e p ro p o er u m od el o d e
a

i te n t r av nz r en la d es cr ip ci ón
h is to ri a de
n
en la
n

a experie n ci a ya cé le b re
a nálisis derivado de un
n a a a

ex p er ie n ci a d en om in ad a d e lo s tr e s La cogestión
la dinámic a de grupo. Es la
in y su s ay u d an te s en D is ­
clim a s, conducid a por Kurt Lew Aun cuando este modelo 1o deí'tendan Ios <<tecnócrat a s>> y lo
19 39 .
ic io n l, el si st em d e l a co­ .
ad
tinguiré tres sistem a s: el sistema tr a taguen 1os <<marxistas>>, es más innovador y amen za
a a

y el si st em a d e la au to ge st ió n. subversivo que el modelo tr a dicional. Un a rtícul� ���c:�o m;n


s
gest ió n
�on_t:e a l con el título de «La Universidad de Quebe:. últ"
z ci n d�l c a pit a lismo moderno» muestra el nexo �ntr/�; :�:
�e;o � ef1n1do por el Documento N · º . .
1 Y 1 a s ex1genc1as técnicas y
n
El sistema gobernado por la tradició
el m ód u lo . L os es tu ­ ·
cultur a les del c a pita1tsmo en su fase actual de desarrollo (El mo-
ex iste .
En l a s f a cultades tradicionales no fe so re s. E st os fi j an de 1o << a utocrático>> correspondía ' según vimos, ª un a soc1e : d a d tr a -
to s co n lo s p ro
di a ntes se agrup an en departamen y re n d ir ex ám en es dicion a l · ) El mode1o << democrático>> definido por el Doc nto
tu d ia n te s d eb en ap re n d er lo s
progr a mas, y los es
4•

lo s p ro fe so re s se an N : l muestr a a 1a Universid a d como una fábric a con l a �:�


a tr ad ic io al .
Suele ocurrir que en este sistem el ot or ga m ie n to de de los dep a rtamentos y los servi�ios de vent a�;
ir
n
d ec id
muy liber a les. Por ejemplo, pueden ��: s�� ��:�.
n

s q u e h ay an se gu id o su s cu rs os , o,
diplom a s a todos los estudiante o es e li b er al is m o de El ,modelo de l a s rel a ciones de form a ción defínido
, . por e1 D<:
ri to s. P er
incluso.• a todos los estudiantes insc d e la s re la ci on es de cu�ento N.º 1 es un modelo de cogestión., ped a gog1ca, de p a rt1c1- .
a la es tr u ct u r . . ·
los profesores no a lter a en n a d la ci ón co n el s a ber, pac1ón paritaria e inst1'tuciona l. La cogest1on sup J id d d
cu
a
d e la vi n
formación. D•esde el punto de vista ed u ca n d os , entre los
los represent antes de cad a una de l a s p a rtes enfre��:d a:. b: ;ism�
oc en te s y lo s
se institu·ye u n corte en los d n te s y lo s ig n or an te s ,
e lo s sa p ie
que s a ben y los que no s a ben, entr cr át ic
.

entre los a d ul tos y lo s n iñ os . E s un a es tr u ct u ra a u to a 5.



. 5. En el lenguaje de Ku rt Lewin los term1nos., «au tocracia» y «au tocrático» no
tienen una significación peyorativa. tmp 1 emente sirven para describi r una est r uc-
tura en la que la dirección (Y ste caso, el S�ber) viene de arriba. En la experiencia
ri al es . E l m o­
pe da gó gi co co rr es pond e a las sociedad es pr ei nd u st
una de 1939 (la de los «tres �l;:a�»),. a la var1able «autocracia» se la describe de
4. Este si st em a nt o de
ie nt o un iv er si ta ri o cor responde más al fu nc io na qi ie acuerdo con cierto núm""ro d cr. er1os que ca .<l terizan al «monitor»; por ejemplo
delo de fu nc io na m de un a em pr es a. La UQAM ;e : �� ' .C
bu ción del sa be r) qu e al é� es f
quien de ine la ta a p ra �ru po, plan1f!ca la realización progresiva de ésta''
iglesia (con su dogmática distri distribuye los elogios
se parece, por su parte, a una
empresa. Y las reprobac1ones ( «evalua»), etc.

140 141
número de profesores y estudiantes elegidos se sientan en el con­
, sejo de los m6 dulos.
El dispositivo pedagógico coadministrado es el dis·positivo d e
una firma construida para recibir p·edidos de formación ( de parte
de los estudiantes y de la sociedad), para tr atar luego los pedidos y
ase,gurar su entrega. consejo de
administración

La autogesti6·n -

comité d e
ejecutivo de
Se llama autogesti6n pe dagógica a un sistema en el que la ges­ dirección
la sucursal
tión de los aprendizajes, de los programas , de· los horarios, del per­
• .,
sonal docente; en una p alabra, de todo el sistema académico, está
asegurada p or asamble as generale s compuestas por todos aquellos
- -
afecta dos por las decisiones, es decir, por el conjunto de los pro- rector presidente
fesores y estudiantes. de la sucursal
En el sistema modular, la autogesti6n significa que, si el módulo
comprende 250 estudiantes y 20 profesores que enseñan en el mó­ otros servicios
dulo, las decisiones las toman los 270 m iembros. La autogestión (finanza, plani-
no e xiste actualmente en la UQAM; a lo sumo encontramos una ten­ ficación, equi- 1------1
pamiento... )
dencia visi,ble a la autogestión en el criterio de algunos grupos de
la UQAM (entre los estudiantes que quieren cambiar la estructura de
los módulos). comisión d e
estudios marketing

En la realidad se pueden mezcl ar los t res sistemas teóricos.


empresa 1...--J
gestión de-
partament:11
i-l ---------� ¡_
7.
-- -
1 1 decnnos gerente
Así, en ciertos grupos parece : o
� genernl
-que se quiere conservar la estructura Departamento-Módulo, u <:
fábrica depar- u
definida por el Documento N.0 1; z r

tamentos ;:)
-que se reclama la autogestión para la designación de los o 'vicedecanos gerente
o

> regional
docentes, los presupuestos, etc.; p::;
-pero que no se niega necesaria·mente la gestión tradicional producción �

de la relación con el saber (.gu stosamente se aceptará la enseñanza de cursos


-
' módulo el
ma·gistral de un profes or que corresponda a las nor mas i deológicas vendedor
de su s oye ntes y que sea capaz d e seducirlos gracias a la forma de
su di scurso).
1
Este ejemplo basta para mostrar que las tres estructuras defi- estudiantes:
nidas más arriba no c oinciden necesariamente con la realidad vivida
y c on las expe ctativas .
los clientes
J

142
d e m i ar r i b o a Montreal s e m e h a b í a d irigido
supone, cuando menos (en el caso de que se la admi.ta y sea viable
En oportunidad is a . S e e s ta b le cía a par­
y deseable), la descentralización.
á li s is r el a ti v amente pr e c
una solicitu d de a n t u ras de ..
m p edí a ana liz ar l as e s tr u c
Problemas pedagógicos: rigidez de los contr ol es.Rigidez, también,
n » . S e e
tir de la «particip a ció
. S h abía p rev is to q u e y o p u diera
de la enseñ anza m agistral.
v e rs id a d e
particip ación e n la U n i
a la or gani z a c i ó n y la in v e stigación
Algunos profesores temen que se los Juzgue como una <<univer-
o m e d io s p a r .
disponer d e ciert
s b ía p reci­ .
c ió n de anal is t a s ) . Y o h a s1dad
, en baja>> ' de <<nivel inf er1ot>> ' por que los profesores son má s
a l c o n tr a ta
(secretariado y even tu
podría co n s i d e r a r s e c o m o u na e tapa .
¡avenes y, por lo tanto' menos avanzados en 1a J.erarquía d e l os
e r e s ta d o s ó l o
sado que mi prim oc ioanálisis d e l a U n iv e rs i dad d e
tlt
, ulos.De ahí la tentación d �rroga � e. ejecutorias, tomadas, nece­
n e v e n tu a l s
preliminar p ara u , � as tra� iclOnales (prof esores califica-
sariam ente, d e insti tuciones
Quebec e n Montreal. e n e r o a l 1 5 d e f ebrero, dos p o r s us títulos o el numero de sus publicaciones).
p r im e r a f a s e , del 16 de
Durante una :_ Estudiantes ·que parten ' que se van de la univers1·¿ad, que aban-
E s a f a s e m e p e r m it ió
trabaqé solo. d . Q e i n fo rm arme de donan los estudios.Al p arecer, cada vez son mas. , Otros discuten '
t r o d e l c o n j u nto de la r e U
-ubicarme d e n
a c ió n a c tu a l e n Quebe c; desde un primer moment0, ª la nueva universidªd · Se preguntan :
erca de la tu
¿ eua'l es su verdadera función?
l a c si
una manera m á s g e n e ra
e r c on e l
sectores q u e ti e n e n q u e v
-tomar c o n ta c t o c o n lo s ni­
.
i cosociólogos d e l as d iv e rs a s u E n septiem bre de 1969 ' un grupo de estudiantes declaraba: «Una
g o s y lo s p s
análisis : los soc universidad [ .] e 1 que !os �astos de escolaridad son tan ele-
ió lo
iv si d a d L a v a l , etc .);
n v e r s id a d d e M o ntreal, U n er
versidades (U i
o b m a s p o r in v esti gar vados como e� las �e�a's un1vers1dades ya e_xis · tentes y que le ase-
r in v e n ta ri o de los p r le
--hacer un p ri m e
a » como asun- gura a la m inoría el acceso al p oder, y al dinero ; una universidad
m a s « p articipació n » y « p ro te st
.
( sin consid era r lo s te •
cuya ideología p ersigue la i ntegrac1 que da testi-
0� sociopolítica,
·
tos prescritos, limitativos); d e l o s o r g a n ig ramas; monio de la inferioridad siempre creciente de los canad'ienses fran-
p c ti c a r e l f u n cionamiento .
�conocer y ra
a le s.
ceses en el plano e con ómico y social, es una universidad que no
re sp o n sa b le s p ri n c ip
hallar a todos los h u b e d e v e r que los
debe vivir ».
era explora c ió n
Al términ o d e a qu e ll a p ri m
n la Uni­
Tam·bién yo he tomadol part1.do r�specto del problema de la
s s e p la n te a n e . .
a le s , c o n c re t o s y cotidiano n o universidad. El Proceso a a Untver stdad trata de Ia destrucción
problemas re
u e rd o c o n l a a l ternat iva . .
b c n e c e sa ri a m e nte de ac de la unwersidad 6 un p r;bl ma hoy retomado p or otros, com o
versidad d e Q u e e
u o de dos « gra n­
a , q u e define la to m a d e n
lo hace André Go;z en L �,; emps Modern es de mayo de 1970
Participa c ió n -P r o te st
e st a b lece len­ .
l d e una institu c ió n q u e se 1
De este m odo ' a 1ntervenc1on ha comenzado dentro de un con -
des p artidos » . E n e c a so
c o m o é stos :
m á s c o m p le j a .Hay p r o b le m a s
texto teórico y político preciso .
l d a d e s
tamente, la rea i
q u e si g u e n c u rs o s noctur­
a lm e n te p o r lo s adultos
¿Qué s e ha c e re
la u n i v e rs i d a d e n e v o ·
e re a lm e n te « a l m ar gen» de
nos? ¿Se los ti e n
a fi rm a ti v o , ¿ p o r q u é ? . . .
c a so La preparación de t do b�1 anee mst_it u:ional debería comen-
lución? Y,
Temor de lo s d o c e n te s (y t
o
a l vea. de los
c o n p rofesores
e st u d
d
ia
e
n
«
t
p
e s
re
) d
st i
e
g
v
io
er qu e
» con­
zar al mismo tiem o u�
.
p:!
ano univers1tar10. Sería, esencialmen­

se const ituya un se g u n d o c ic l
q uizá) te, obra de un «¿mi� manente de Preparación del BaI anee>>,
l s E stados U n id o s , e n F ra n c ia
tratados e n o tr a s p a rt e s ( e n o
e so s
edad, etc. I n se g u ri d a d d e
. . .
6. Lo s socioanalis tas de la escuela inst uci��al1sta p oseen una práctica definid a
o m b re , a su a n ti g ü
debido a su ren e e sta-
por la orientación hacia una sociedad de aut�ges on. Su p roblema consi ste en moStrar
ió n ; p ro b le m a s d
o a su evalua c
re s p e c t u
su pdcti ca que el aná lisi s in stitucion� 1 , aun cuando se lo h ag a a p edido de lo s
n te s c o n
mismos doce

�?lttge , con la orientación
tuto, de <<·permanencia>>. ntes de la socied ad ' no esta' necesar1amente en contra¿·tcc1. on
i o n e s fu nda-
pol{t'ica de los analis tas · Esto si·gni·t·1ca, sobre todo ·
1os analis tas no están al
os para la s d e c si
, que
Sentimiento d e n o se r c o n su lta d
. .
serví c10
· de nadie; p ermanecen libres en su t:aba Jo. Con respecto a los mo. vimientos
�as organizaciones que se dicen revo luc1on . ar1a y
mentales. ide . que. ª.1egan ser 1o, la p osición ana-
n la cú s p ylf tica es tgua .
s
· 1 mente el rechazo de todo con tro l que s1gmf1que un control autoritario
o p te n e
d q u e l a s d e ci si ones se ad
Sentimiento e
d el siste m a , m á s s e t ie nde i>Or !-3s organizaciones de la protesta La protesta dentro de la institución universitaria
l c ú s p id e
:gu1�á siendo, p or lo demás ' ambi� mientras se le p ida a la universidad la entrega
ª
e st á d e a
Cuanto más cerca se d p a ci ó n » , que
p e diplomas .
p rofetizar « la a rt i
l d e ci si o n e s ; 2 )
a: 1) centraliz a r a s

144 145
1
, · dos en · análisis ins-
· 1iza En el interior de la UQAM va
ª.1 q� e a yuda rtan en su tarea analistas especia a aparecer e l balance institucio­
tJtuc1onal. Ya he sena - 1a d de qué ma nera podría este método llegar nal ya como un <<modelo reduci
do>> del sistema:
a ser un elemento esenc�ia1 de la, peda gogía institucional: ésta no
, . , h ' a in ovac nes institu E
estar1a ya 1·1m1tada. , como lo esta aun oy n io
. - p
cionales en el nivel de1 grupo-e1ase. Se la extendería al con1unto E p
de la institución peda gógica;
A
A o
En el traba jo que efectue en Montrea 1. � pedido del rector Dorais
estas cond1c1ones;
,
solo pu.de comen-
o
no se habían reunido todas
. . Por último, el comité cuatripar
zar m1 trab ªJº e1 16 de enero de 1970, y no pude qed1carle, por tito será una nueva <.<reducción
razones administ· · rat'ivas 7 ' más que tres meses. del sistema>>: un analizador d
entro del analizador:
., · formac1o
Tras la primera fase de observac1on e in ·' n ( 16 de enero-
· . E
15 de febrero) ' propuse e 1 1evantam1ento de un b a1anee 1nst·t 1 u- p
. . .,
cional en el curso de1 cua1 todos los miembros de 1 a 1nst1tuc1on • E p
pudieran evaluar el funcionamiento de sus estructuras a1 cabo de
. .
6 E 6 p
un primer año universitario ( 17 de abril) 6 A 6 O
Mi contrato como consultor, que comprend'1.ª primera mente sei s A
., .
semanas ( 15 de enero-28 de febrero), se extend10, vencido el plazo, A
o
por un nuevo período de seis semanas. Entre tanto yo había _ya
· ·, El comité cuatripartito para
inic i a do el proceso de un bala nce cu ya organ1zac1on qued ' al pr1n la organización del Balance 70
cipio a ca rgo de un «Com ité provision a l» y l uego, a pa rtir � d- 1 1� comenzó a funcionar el 11 d
e marzo, a pedido de los estu
dian­
de marzo, de un comité cuatripartito, al qu� podemos cons1� erar tes, y con seis estudiantes eleg
idos sobre la base de los trein
seis módulos. Entre esos estud ta y
como un « modelo reducido>> del sistema analizado. Representemos iantes delegados había algunos
al comenzar el año se habían n que
ante todo � la UQAM con sus poblaciones: egado a entrar en las estructura
participación. Entraron en la s de
. preparación del balance instit
nal con un programa preciso: ucio­
E dar más poder a los módulos y
p por ejemplo, que a los directo lograr,
res de módulos se los eligiera
5.200 350 asamblea general del módulo por
y no se los nombrara ya por
Estudiantes Profesores sejo de Administración de la e l Con­
Universidad a proposición de
misión de Estudios; obtener la Co­
presupuestos para los módulo
Con su solicitud, pues, de qu s, etc.
e el Balance 70 fuese <<decision
y no ya tan sólo, en el se al>>
A ntido riguroso del término, u
350 balance) los estudiantes n simple
35 hicieron del comité una contr
ainstitución.
Obreros y También los emplea dos y o
Administra- breros enviaron delegados al
empleados sobre la base de sus reivindic comité,
dores
o una herramienta para organ
aciones: vieron en él, antes q
izar y hacer reconocer una ;Js
u e nada,
sindical del persona] no do ociación
cente, que ·hasta ese día no
podido constituir. Así ob se había
tuvieron la posibilidad de tra
comité durante sus horas d bajar e n el
• e labor y además de hacer pro
7· En la universidad francesa, un docente so'1 o tiene derecho a seis semanas por el pro·yecto sindical duran gresar
-
año, o a tres n:1ese� c? da dos anos, para ausentarse a 1 cxtran1·ero
, en cumplimiento de te las tres jornadas ( 8, 9 y 1 O
. del Balance 70. El 20 de de abril)
una misión. M1 m1s1on t n Montrea 1 . había de efectuarse dentro del marco de 1 o; marzo, en el curso de una asam
intercambios culturales fr�nco-quebequ1nos, Y se llevó a cabo del 16 de enero al 1 general del personal no blea
de marzo de 1970. El balance con respecto a 1 n educación permanente concluyó en
docente, se eligieron seis deleg
Los profesores ya se encontr ados.
junio. aban organizados en un':l asocia-

146
147
voluntad de algunos líderes estudiantiles, quienes se habrían ne­
ción, la qu
APUQ, e es , se gú n la ex pr es ió n � ns ist en te , u 1: <<s in?icat? gado a participar al finalizar la semana de información. 41 mismo
iac ió n or ga ni zó a co m ien zo s de l an o un iv er si­
. de bazar>>. Esta asoc l s
tiempo existe la convicción de que los administradores y los pro­
s re pr es en ta nt es de l s pr ! es or es e � �
tario las elecciones de lo . ? ? . fesores quieren, por su parte, participar, en vista de que ocupan
cip ació n (Co nsej o de Ad m in 1stra c � on y Co m isi on un asiento, de acuerdo con lo pre,visto, en las <<estructuras de par­
estructuras de parti , r
bu ró se ne gó a ha ce r un tra ba Jo an al og o pa �
de Estudios), pero su ticipación>>, o sea, en el Consejo de Administración y en la Comi­
del Ba lan ce 70 . Lo s se is re pr es en ta n � es de la ad mi­ sión de Estudios. Los estudiantiles sólo aceptaron participar úni­
la preparación el
Co m ité de l Ba lan ce fu ero· n de sig na do s po r
nistración ante el camente en el nivel de los módulos, pues allí podrían vigilar la
rector de la Universidad. manera en que se los habría de calificar y de entregarles el diplo­
ma. Allí po<lrían intervenir en la fabricación de los programas, en
la constitución
• del <<saber-mercancía>> . ..
Cuando comencé el análisis, todo se h_allaba, ?ues, en su lugar En otras partes, ,más arriba, no participación como no sea
y todo funcionaba. Había empezado el semestre !�vernal. Me pro­ ejerciendo, si hay motivos para ello, presiones. Los grupos de in­
.
curé in.formación sobre todo lo que había precedido a mi llega�a tereses irán a la comisión de estudios un día determinado a defen­
a Quebec. Debí reconstruir por �í n:is�� el proceso que �ab1a der s·us <<intereses>>: un nuevo programa, un nuevo equipo de
.
conducido a la organización de la 1nstitucion que se me solicitaba profesores. Tras la primera crisis de la participación, la de sep­
analizar. En efecto, nada de lo que sucede hoy en la �QAM se tiembre de 1969, era convicción general de que sólo los profesores
.
puede comprender si uno no está informa�o sobre la historia, toda­ y los administradores querían participar. La experiencia i,ba a des­
.
vía reciente, de la institución. Las fracciones que la constituyen truir esta ilusión.
-el antiguo colegio clásico, la Escuela Normal Y la Escuela de Gracias al balance, el análisis institucional del sistema nos mos­
.
Bellas Artes- permanecen yuxtapuestas y en conflicto. Tres <�g�­ trará, en efecto, que:
pos>> separados coexiste� en 1� nueva instit�c}ón. En la <<cr1s1s>>
. a) A pesar de las declaraciones de principios y a pesar, in­
creada por la intervencion anal1tica, la no fus1on de los elementos cluso, de las respuestas a los cuestionarios, no es seguro que en
constituyentes va a presentarse a los ojos de �odas como un pr0- la nueva institución la mayoría de los profesores estén dispuestos
.
blema no resuelto. Bajo la ilusión del nacimiento y la no:e�ad, a participar. En rigor, la Universidad de Quebec no es tan nueva:
.
el peso del pasado y de las antiguas estructuras, o sea, lo znstztuzdo, se han importado costumbres tradicionales y rigideces aprendidas
se opone a la unificación instituyente ... en otras partes. Claro, los jóvenes profesores de hoy eran estudian­
tes a·yer, pero su inseguridad profesional (la mayoría son aún es­
tudian tes en doctorado) refuerza la rigidez y los mecanismos de
el ay ud an te de l re cto r en lo s a � un to s es tu di an ­ defensa.
En diciembre,
ra co ns tru ir un a re pr e en ­
tiles había hecho una nu ev a te nt at iv a pa � b) Bajo la innovación, la relación pedagógica tradicional se
til , es ta ve z a pa rti r de lo s mó du los . De tre in ta
tatívidad estudian mantiene. Abajo están los estudiantes, consagrados a un apren­
ós ha bí an re sp on di do a su � am ad o; pe ro
y seis de éstos, veintid n
dizaje de consumo; arri1ba están los que saben, los graduados de
no ha bí a má s qu e di ec io ch o: fu e, f1n alm �� te, � todo tipo.
al día siguiente .
cio na do ay ud an te no lo gr ar á la pa rt1 cip ac 1o n
nuevo fracaso. El men La organización de la enseñanza y la formación del estudian­
por el lado de los estudiantes. . . er- te no so,n más que dos aspectos de un mismo medio de vida en
n de las eta pa s qu e pr ec ed ier on a la :nt
Este breve resume el que se aparta al segundo de toda verdadera participación. La
rm ite in di ca r alg un os de los pr ob lem as qu e su rg � e ron
vención ya pe ..

enseñanza se otganiza en contra de la participación del estudian­
sis . El pr im er pr ob lem a s el de 1 � pa rti cip te en su apr. endizaje, y la estructura existe en detrimento de la
durante el socioanáli �
he mo s v ist o, el pr oy ec to fra ca o en se pt iem br e. E iniciativa del estudiante.
ción. Como , � �
asi mi sm o un nu ev o en vit e. En to nc es ap ar � c
diciembre fracasa ite
ar de un a in ter ve nc ión un nu ev o en v
la 1nclinación de aguard
ón . An tes se atr ibu ía el pr im er co nt ras te a la ma la
a la participaci
149
148
Las tres jornadas del Balance 70 tomaron más la forma decisio- de otra a samblea general, la cual, por su parte, debía terminar el
, nal de un congreso que la forma, en principio prevista, de un co­ Balance 70.
lo quio o de un balance. Los trabajos efectuados en el curso de las Hay que añadir algunas observaciones acerca del desarrollo
j ornadas no eran de orientació n analítica . Más bien se apuntaba de las tres j ornadas.
a promover soluciones, a cambiar las estructuras y las relaciones No hubo simetría entre el ·trabajo de los cuadros y e l de los
empleados.
de poder.
Los cuadros trabajaron en asamblea general unitaria en l a jor­
Se pudieron obsewar dos maneras muy distintas de proceder
nada del 8 de abril.
en el nivel de las deliberaciones y de las tomas de decisiones. El
. �os empleados trabajaron e n varias asambleas, las cuales no
El sector <<administrativo>> se determinó en torno de algunos ejes.
pudieron confrontar sus tra,baj os en una asamblea única en el curso
Las proposiciones de los cuadros cabían en una página. Las pro­ 1
de la P.rimera j ornada.
posiciones de los empleados se enuncia_ron. en dos páginas. El 1 •
Por es�, p·ues, algunos miem,bros del personal no docente s0-
sector <<académico>> adquirió un c arácter m ucho más complejo. Cada ..
l1citaron, sin obtenerla, la posibilidad de una asambl ea general de
módulo definía su propia orientación y pro·ponía reformas espe-
una hora al com enzar la tarde del segundo día.
cíficas a sus problemas particulares.
Esto puede parecer paradójico si se tiene en cuenta la situa- En cuanto al nivel de la decisión: 1) Todas las proposiciones
ción al comenzar la primera jo rnada. de los cuadros se adoptaron sin dificultad en la mañana del 9 de
.
abril. Estas decisiones incumbían, no a los cuadros mismos, sino
En efecto, en un primer momento se les proponían tanto al
a las o tras partes de la universidad; 2) L as proposiciones d e l os
personal docent e como al no docent e << temas de discusión>>. Los
empleados no recibieron la misma acogida: al nas proposiciones
cuadros no disponían siquiera de una <<guía>> previa para las en­ gu
presentada� se consideraron como <<fuera de oirden>>, 0 <<inadmisi­
trevistas, y ·utilizaron los documentos destinados a las reflexiones
bles>>, o atinentes a o tros mecanismos de negociaci6b..
de las otras partes presentes. Los estudiantes disponían, en cam­
bio, de <<textos de recomendaciones>> para someter a las asambleas � especto del. se ctor <<académico>>, no hubo un debate de f ondo.
Preciso es repetirlo ahora: l a proliferación de las recomendaciones
modulares en ocasión de las jornadas del balance. Este docu­
p ov?có el aplazamiento de la Asamblea . Falta interpretar esta pro­
mento se inspiraba largamente en una declaración del 17 de marzo 7
digalidad. Al menos se puede ver en· ell a el signo de lo que
del Rectorado ( en especial para la nueva definición del módulo ). .
t?do� descubrim os: en profundidad, la UQAM no es aún una ins­
Habría debido se r un elemento de unificación previa. Proponía, a ,
t1tuc1on �niificada. Sigue h echa de una yuxtaposición de institucio­
solicitud de los estudiantes delegados, <<la ampliación de los po­
nes const1 tuyentes; en lo esencial:
deres de los módulos, es .decir -entre otras cosas-, que el módulo
obtuvie se un presupuesto a pro rrata de los e st udiantes, que al di­
-el ex-Colegio Santa M aría,
rector del módulo lo eligiese la asamblea modular, que se 1habi­ -l a ex-Escuela de B ellas Artes, y
litara al módulo para decidir respecto de la <<afectación modular>> -la ex...Escuela Normal.
No parece que se den todavía los medios de superar efectiva­
de los profesores, q ue el módulo tuviese derecho de registro sobre
m ente esas divisiones.
la organización d el segundo ciclo, visto que <<es responsable de la
finalidad de los programas>>.
A,hora bien, durante los tres días del balance se recargó el do-
cumento c on una masa de recome ndaciones más específicas. Si se pr�cura efectuar una primera evaluación según el criterio
De allí las dificultades de redacción que se le presentaron al de los cam·bzos ( que sólo es efectivo si todos los miembros l o asu­
sector <<académico>> en el comité cuatripartito; de allí, también, men realmente), se puede decir, en un primer en.foque, q ue:
el he oho de ,q ue el B alance 7O aplazara práctica ment e su s traba­ ª) Los cuadros desean ciertos cambios limitados y contro­
j os hasta la tarde del 10 de abril: ante la ausencia efectiva de sín­ lad�s, tales como los enunciados por el documento por ellos pro­
tesis de los trabajos en el sector <<académico >>, la Asamblea Gene­ ducido ; son cam·bios que no conciernen al organigrama al estatuto
ra l encargó al comité cuatripartito la preparación y con·vocatoria de los cuadros dentro del sistema . Son, como ya lo 1he �encionado,

\
150 151
1
l
. .
recomendaciones acerca de los otros sectores, esencialmente el de Entonces han de aparecer los problemas más difíciles (el único
los empleados y el académico (presupuesto para los módulos). Es­ sector realmente crítico es actualmente el de la filosofía, al menos
tas recomendaciones van más lejos que las solicitudes de los em­ en cuanto a los profesores). Al mismo tiempo, el levantamiento
pleados y los estudiantes; todo ocurre como si los cuadros estima­ d:1 balance ha probado que el deseo de participación efectiv:a es
' .
ran que el sistema administrativo (la distribución de los pues­ deb, 1l entre los profesores -en su ma,yoría- y entre los estudian­
tos, etc .) no debe cambiar. Ninguna recomendación se formula tes.Lo mostró el a·usentismo en el Colo·quio.Esto podría significar
en cuanto al conjunto del sistema, de los sectores, etc. a largo término un creciente desafecto para con la institución uni­
b) Los empleados desean cambios en dos niveles, que se ha­ versitaria, salvo entre quienes 1han aceptado definitivamente la in­
llan ;vinculados: el sindicato y la vida en la UQAM, las relaciones tegración social. Actualmente son, quizá, mayoría en la UQAM.
de trabajo, la segu ridad del empleo, las posibilidades de promo­ Al cabo del presente trabajo, todos los participantes en el Ba­
ción so cial, etc. lance ?º decidieron que el comité c uatripartito pasara a ser un
La posibilidad de crear una asociación se enc uentra adelantada. <<organi smo permanente de recuestionamiento de las instituciones
Pero después de la sesión del Balance c;lel 9 de abril { a la tarde) dentro de la UQAM>>. También se conquistó la constitución de la
no se retuvo la sugerencia de una asamblea únicamente del per­ as?ciación del personal -una conquista al fin definitiva-, , y la
sonal no docente para encarar el problema del sindicato. misma suerte tuvo lo que ,habían solicitado los estudiantes para
Los profesores que desean un cambio efectivo son minoritarios. los módulos.
Provienen, esencialmente, de la <<Familia de las Artes>> y de la '<<Fa­ Las tres jornadas de balance parecen haber c onfirmado la vo­
milia Formación de Maestros>>. 1Son las familias que más agravios l��tad, entre los miembros de la UQAM, de <<participar>> en las de­
tienen para denunciar. Se consideran lesionadas en la distribución c1s1ones Y en el poder, en el sentido de la democracia directa y no
de las prestaciones de servicios, en la adopción de decisiones, en ya de la democracia de representación. Voy a explicar este punto.
la creación de los nuevos módulos, etc. El cuadro· trazado por el Documento N. 0 1 define t1na demo­
Con respecto a las dos <<familias pobres>>, las <<familias ricas>> cracia de representación paritaria cogestionaria · en sus orígenes los
tienen ·una actitud 1que se parece, en rigor, a la actitud de los cua­ estudiantes no la quisieron, y en oportunidad de las jornada; de
dros con respecto a los empleados. L.as familias salidas del Colegio reapertura de septiembre de 1969 la rechazaron.
Santa ,María (esencialmente, Letras y Ciencias Humanas) juzgan De una manera todavía poco estructurada, es evidente que el
que ,han procedido ya a efectuar los cambios necesarios, sobre todo Balance 70 ha mostrado, al tomar espontáneamente la forma del
c on la creac ión de nuevos módulos. congreso decisional, q·ue los miembros de la UQAM desean adminis­
Al término del Balan ce se tiene la impresión de que se han trar la universidad sobre la base de la asamblea general cuatri­
.
enunciado, señalado, algunos problemas sin haberlos verdadera­ part1ta. Por eso la noción de <<recuestionamiento>> permanente,
.
mente elaborado ni re cibir una solución institucional clara y acep­ que defi ne el mandato del comité de coordinación, se halla ya
tada por todos. atrasada con respecto a la realidad. El comité de coordinación cua­
Se puede apostar ( es la 1hipótesis que formulan algunos miem­ t�ipartito es, a decir verdad, el único organismo de la UQAM que
bros de la UQAM) en favor de que el tiempo ha de permitir arre­ tiene el 1bene.ficio de un consenso.
glarlos. Y también se puede pensar que las energías se ·hallan de­
masiado dispersas y 1que los intereses son demasiado opuestos para
que una protesta glob, al desencadene, al organizarse, un verdadero El Balance 7? ya se h� e�ectuado. Su logro esencial es, quién
proceso de cambio. sabe? haber man1�estado pubhcamente, ante la opinión, la impor­
Se puede suponer, por ,último, que los verdaderos problemas t��ci a �el ausent1smo en la universidad y el fracaso de la par­
.
van a plantearse mu,y pronto, con: t1c1paci on.
1) La creación de un segundo ciclo; .' La es�uela ya no es el lugar de una iniciación que prepare
2) El problema de la permanencia de los profesores (la a,me­ r �� a l a vidª'
� ar a l as «re ponsabilida des del adulto», p a ra la esta­
:
_ .
naza de no renovación se vuelve cada vez más precisa). lltdad def1n1tiva y profesi onal de la edad mayor: siempre estamos
'

152 153
comenzando a aprender y no cesamos de <<entrar en la vida>>. No
ahora se concede, en medio de la crisis general de las instituciones
¡
hay adultos.
' En otra parte he subrayado la importancia de la negativa de ª las prácticas institucionales: análisis institucional, pedagogía ins'.
. .
los jóvenes a entrar en las normas llamadas <<adultas>> de la so­ 1 t1tuc1onal, etc. El análisis institucional deberá formar parte del .
ciedad industrial moderna, y me parece que lo que ho,y ocurre juego permanente de las instituciones. La constante renovación ins-
en las escuelas y las universidades, con la deserción escolar, los 11fucional, el reajuste y 1a invención ininterrumpida de nuevos dis­
drop·out) etc., todo ello· indica a las claras que cada vez son más positivos institucionales sólo se pueden realizar correctamente si se
los jóvenes dispuestos a rechazar el porvenir que se les propone, organizan y disponen dentro de las instituciones dispositivos anali­
el modelo de sociedad organizada ,que se les quiere imponer. Una zadores que soliciten reacciones significantes, mensajes permanentes
sociedad paralela se constru,ye. Es como el modelo inverso de la y reguladores sobre la institución y sobre su atraso con relación
sociedad oficial y visible. Todo cuanto defi11e al adulto aparece a la vida.
como el signo de la sociedad rechazada. Y puesto que la esc·uela
es, precisamente, la institución que 1ha recibido de la sociedad la •

función de preparar para la vida adulta, a la escuela misma se re­


chaza. La importancia de los medios masivos, la cultura que éstos
difunden, su existencia misma como nuevo medium � de los men­
sajes, hacen aumentar las tendencias a la <<deserción>> de las ins­
tituciones denominadas educativas.
Podemos, pues, preguntarnos si la empresa pedagógica es aún
un problema, es decir, si las instituciones educativas tienen todavía
un sentido. Acaso, por el contrario, la escuela ya ha terminado.
Si alguna probabilidad de supervivencia le queda, entonces la nue­
va escuela debería estar realmente, y no ya tan sólo de un modo
simbólico, <<en la vida>>, o sea, ajustada a generaciones que sólo
ven en la frecuentación escolar un momento en el tiempo, jornadas
y meses, una práctica social entre otras prácticas, a las que tam­
bién juzgan, y aun más, formadoras. En esa escuela deberá el maes­
tro practicar cada vez más una <<educación negativa>>, como, ya decía
Rousseau, una educación basada en un trabajo de escuc·ha ry aná­
lisis. Será necesario buscar tanto en la formación como en otras
partes sistemas institucionales que sean flexibles y susceptibles de
ser permanentem · ente modificados.
Este último rasgo, que ya se anuncia, explica la atención que
8. Por cierto que la escuela es un mediu1n, en el sentido macluhaniano del
término, y lo que se llama pedagogía, ciencia de la educación, es antes que nada
el análisis y la historia de las transformaciones de ese 1nediu1n. Así, por ejemplo, la
escuela nueva, de Montessori a Decroly, lucha por una nueva definición del medium.
Freinet ha innovado mediante la «correspondencia», el «texto libre» redactado colecti­
vamente, el periódico, es decir, la trasferencia a la escuela de un 1nediu111 basado
en la escritura y la imprenta, la «galaxia Gutenberg». L1 autogestión de este medium
(el periódico redactado e impreso) era y es un medio de autoformación. ¿Pero qué
�ucede cuando el medium familiar y fundamental no es ya lo impreso, el libro, sino
la imagen, la televisión? ¿Sabremos inventar una pedagogía macluhaniana antes de
que las escuelas tradicionales queden completamente vacías ( desde adentro y realmente)?
Véase: Mac Luhan, Message et Massage, Ed. Pauvert, París.

154
155

1
• 1
1
.t


Seis estudios institucionales

1
1

• Daremos el nombre de an.alizador


a lo que permite revelar la estructura
de la institución, provocarla, obli�ar­

la a hablar.

René Lourau,
El análisis institucional



1

'

1
1
1

8
EL ANALIZADOR EN LA INSTITUCION
po·r

Rémy Hess

El -analizador tiene un papel privilegiado en la institución y,


por consiguiente, en todo análisis institucional. Debe estar en el
centro del análisis. Sin embargo, raros son quienes hasta ahora
lo han tomado en serio. Es cierto que poner en el centro del aná­
lisis a este elemento privilegiado amenaza con arrastrar al analista
mucho más lejos que lo .que éste habría deseado. Lo ·que el ana­
lizador se 1uega es, pues, considerable.
Desearíamos ,mostrar cómo todo estudio de las instituciones se
encuentra, en uno u otro momento, bloqueado por la realidad del
analizador, pero también que la conquista teórica del analizador,
de cabal actualictad dentro de la in·vestigación institucional, nece­
sita ante todo que se reúnan las condiciones de posibilidad de un
análisis.
Comencemos por una mirada retrospectiva. A primera vista
puede parecer curioso que, para fundamentar el concepto de ana­
lizador de voluntad sociocrítica de las instituciones actuales, nos
remontemos a la Antigüedad; y, sin em.bargo, a esa época se re­
rnonta la oposición entre Dionisos, el dios del trance {y de los es­
clavos), ry Apolo, el dios de los amos y de la racionalidad analítica.
Parécenos, pues, que a un filósofo como Aristóteles se lo debe
tomar en serio. iEncontramos los <<blancos>> de su análisis ( lo qu· e
denominaremos analizador) en un ,gran número de estudios acerca
de las instituciones { consúltense en particular los clásicos del de­
recho objetivo) ...

. 161
ji
,. T" r'"
'
-
l
I
que lo obliga a dar precisiones acerca de la educación de
los ciu­
1 dadanos, el matrimonio y la infancia.
' ARISTOTELES Y LAS INSTITUCIONES Una vez que 1ha mos�rado la importancia de la educación
. que
inculca a los futuros ciudadanos costumbres en armon
ía con la
Aristóteles es el primero en situar en el centro de su investi_g_a­ constituci?n en :vigor-, Aristóteles establece ·un plan gene
ral de
ción un análisis sístemát1co de las instituciones. En efecto, tenemos la e�u�ac1ón, que debe ser común a todos y cuya finalidad
debe
en su Política el resultado de un trabajo que el maestro del Liceo ser un1camente la perfección moral (,Libro VIII).
elaboró durante toda su ,vida, apoyado en las lecciones que im­ �l �lan_ general de la Política nos muestra que el análisis de
4

partió y en las discu · siones que mantuvo con sus discípulos. i:-sí, las instituciones permanece en el caso de Aristóteles en últim
a ins­
pues, en el centro de su investigación, lo político, es decir, las ins- t t��cia, muy vinculado a la ética. Esa interdependencia del
aná­
tituciones que permiten vivir en la <<Ciudad>>. lisis con la forma de ,vida <<mejor>>, que habrá de influir a tod
o el
Los diversos libros de la Política contienen el análisis de dife- pensatn!ento oc�idental durante largos siglos y, en particu
lar, al
rentes instituciones. El Libro I tiene por objeto el oikos (la casa) pensamiento social de la Iglesia a partir de Tomás de Aquin
o, no
y la economía doméstica. Aristóteles parte de los elementos más debe ocultar un ,descubrimiento esencial, que es la base del ,L
simples de la vida en la Ciudad, de las form�s eleme�:ales de ¡ Todo análisis <<político>>, toda reflexión sobre las instituciones
ibro I.
debe
poder. Su análisis constituye algo así como una introducc1on a las
investigaciones de carácter político que desarrolló a lo largo de ¡ partir de lo vivido, pues el campo de las instituciones no se 'lim
al Es�ado; éstas atraviesan la cotidianeidad. Ellas (oikos, fam
ita
toda la obra.
t esclavitud) son las que fundan la Ciudad.
ilia,

l
Tras un breve resumen de las diferentes comunidades naturales Antes de plantearse el problema del <<buen vivir>> función
de
de que se compone el Estado, Aristóteles indica cuále� son los la Ciudad está �resente el del «vivir». La ,familia, eÍ hoga
. r y la
elementos constitutivos de la familia y trata de sus relaciones mu­ casª �on inst1tuc1ones a las que ·hay qu e poner en el cent
'.
\ , . _ ro del
tuas. De una manera más detallada, aunque desde un punto de vista { anal1s1s st se desea comprender la rvida social.
formal, examina nociones como la de esclavitud, de propiedad, de Este descubrimiento de Aristóteles nos parece fundamental
. Por
adquisición de bienes ry de riqueza.
. .
{ eso proponemos releer con mayor detenimiento el análi
sis del
En los libros siguientes se consagra al estudio de las diferentes <<Oikos>> en el Libro I.
formas de gobierno, de los principios fundamentales de toda cons­
titución, de la naturaleza de la justicia, del soberano dentro del Es­
1 �)
tado de la realeza, de la aristocracia... { Análisis del <<Oikos>> (fa milia, hogar)
En seguida (Libros I a VI) encara de un modo má; �reciso
.
' En el primer libro de la Política, Aristóteles opone la Ci

el problema de las constituciones, y muestra en este analis1s que udad


la forma del ,Estado determina en cierto nivel todas las instituciones a los elementos que la constituyen. La Ciudad es irred
uctible a l as
de la sociedad. ot�as formas. Hay una especificidad de la Ciudad.
No obstante,
Estudia las relaciones que existen entre los pueblos y sus cons- existen relaciones entre la Ciudad y· las otras formas
(el término
tituciones (instituidos-instituyentes). Plantea el problema de las re­
voluciones y la ·subversión (Libro V); además indica los medios de
' de form� abarea, en este ni el, el concepto de institu
. y
cuantos 1mag1nan que estadista ( o magistrado), rey, jef
ción). <<Todos
e de familia
1
1

prevenir todas las sediciones. Y amo de esclavos son idénticos no se expresan bien ...>> (L
, . . , ibro I).
Los últimos libros (VII y VIII) son mas normativos. Ar1sto- <<Como si no hubiera diferencias entre una gran famili
a y una pe­
teles recurre, para describir la <<mejor constitución>>, a la noción queña ciudad...>> (Libro XIII).
de vida perfecta. Muestra que la vida más deseable tanto Pª:ª el . Aristóteles busca en la Ciudad la especificidad del poder po­
individuo como para la 1Ciudad es aquella que, tomando a la virtud lítico �ara ello a a oponer dos instituciones: el Oi
: � kos y la Polis.
por guía, se adecua al <<soberano Bien>>. En el ,Libro V�I, �usta­ Si 1bien se afirma la primacía de la Ciudad, no por ello es me­
nos cie.
mente, proporciona indicaciones sobre la co�stitución ideal, lo rto que lo que se practica es la primacía del oikos. Con su

162 163
7

s m as , -
pequenas qu e debería ser objeto de estudio a través de estas tres relaciones.
método <<analítico>> se in te rr og a so br e la s pa rte En rigor, Aristóteles da primacía al análisis de la esclavitud.
do . As í se de sc ub re al oi ko s co m o ba se so br e la
componen el to )
Nos parece que esa primacía resulta interesante para n·uestra
. que se asienta la Ciudad. . .
da d, problemática. Antes de ir al fondo del análisis debemos destacar
de qu é pa rt es se co ns tit uy e la Ct �
<<Aihora que conocemos d la importancia de la relación <<amo-esclavo>>, que es, antes que las
la ec on om ía do m és tic a, ya qu e to da ciu da
'
tenemos que hablar de �
otras dos relaciones, central para la comprensión de la <<casa grie­
está comp-uesta por ifamilias.>> ga>>. En ello reside la principal contradicción de la sociedad grie­
s pa re ce pl an te ar co m o hi pó te sis 1 � cir cu ns ta n � ta de \
Aristótele , . de las diferen­ ga. A esta contradicción la llamar�mos analizador. La ésclavitud
que to do an áli sis po lítico pa sa po r un se rio ª ? ªli sis \
¡
_.jMarx ha.brá de subrayarlo con el tiempo- es ciertamente lo
tes instituciones sobre las que descansa la Ciudad. que informa acerca de la sociedad griega. Al dar privilegio a la
to so br e las rel ac ion es en tre las fam ili as, es de cir , l
Pone el ac en relación <<amo-esclavo>>, diremos que Aristóteles advierte que ese
ns tit ut iva s de l to do . En el ca so de l oik os , �a
entre las partes co . demento es el que va a revelar la naturaleza del oikos como lu g· ar
áli sis en la rel ac ión lib · r e co n la esc lav itu d. Pa ra Ar is­ •
privilegiado de la división de las tareas, de la adquisición de ri­
a centrar el an .
íst ico de l os es cie rto nú ,
m ero de rel ac ion es.
tóteles ' lo caracter oik . , . quezas.
es la art icu lac ión de las rel ac ion es <<v aro n-m · u Jet >>, <<a mo - No obstante, Aristóteles ubica al analizador en el centro del aná­
La familia
esclavo>>, <<padres..1hijos>>. . . lisis. No le asigna estatuto. En la Política analiza la relación amo.
eco no mí a se co mp ren de rá a pa rti r de las rel aci on es qu e ex is­ esclavo considerándola privilegiada. Pero la relación amo-esclavo
La
<<re lac ion es> > pr im era s. Ar ist óte le est ra qu e la nunca tendrá el estatuto del punto de ruptura, del elemento de
ten entre esas � �� .
en cu en tra su rea liz ac1 on en la Ci u­

l
articulac ión de tal es rel aci on es distorsión que va a poner en tela de juicio, a superar a la armo­
dad. Descubre el profundo arraigamiento político del oikos. nía del oikos.
<<La Ciudad es el fin del oikos, y la naturaleza de una cosa es Aristóteles señala explícitamente al analizador, pero rechaza
su fin, pu est o qu e cad a ve z qu e un
desarrollo decimos que ésa es la naturaleza de la cosa.>>
a cos a ha alc an zad o su com ple to
! todas las implicaciones de su descubrimiento. A decir verdad, no
puede darle un papel autónomo al analizador. Si en el caso de
(
t
El oik os es tam bié n el sit io do nd e se ase gu ra el <<v ivi r>>. <<L a Aristóteles se puede hablar de una dialéctica, ésta sigue siendo
comunidad con sti tui da po r la na tur ale za par a la sat isf acc ión de las siempre el elemento analítico menos concluyente. Y del mismo
necesidades de cada día es la familia.>> modo, si hay un descubrimiento del movimiento, éste c,igue sien­
La Ciu da d ser á el lug ar do nd e se int en ta alc an zar el <<b ue n vi­ l do siempre inferior a la inmovilidad...
Pero regresemos al texto.
vir>>, pero el <<1buen vivir>> exige que el <<v· iv�r�> esté asegurado. Para
el análisis se impone la primacía de la famtlia. Aca1bamos de decir que el esclavo no es a·utónomo. En efec­
to, Aristóteles no considera que se lo pueda pensar sin hacer re­
<<El hombre es un ser naturalmente inclinado a formar más una
e un a Ciu dad , po vqu el oik os es ª ter ior a ella , en el ferencia al amo. <<,El Ser del esclavo>> remite necesariamente al
par eja qu � ?
<<Ser del amo>>.
sentido de que es más necesario.>> En la med!da �n que �l ord�n
<<Antes que nada, es necesario que se unan por parejas los seres
de lo necesario se impone a la Ciudad, hay prtmacia del ozkos. Sin
..9ue no pueden existir uno sin el otro, tales como la hembra y
embargo, el oikos carece de autonomía con respecto a la . Ciudad; { el macho con miras a la generación. Tales también, para su con­
<<El todo es anterior a la parte.>> La naturaleza del otkos esta
servación, el ser que, por naturaleza, manda y el ser que obedece>>
en su subordinación al cuerpo vivo que es la Ciudad.
(,Libro I, cap. II). En estas relaciones, la unión de los dos elemen­
tos es equivalente desde el punto de vista de la necesidad. Pero
Aristóteles no informa acerca de la naturaleza de la necesidad, o,
Análisis de la esclavitud como punto de ruptura
mejor dicho, sí, cuando hace la mención de <<para su conservación>>.
Q·uiere, pues, decir que el Estagirita no oculta los límites de su
Dado el punto de partida que hemos desli�dª?? (relaci�nes
análisis. Se trata de un análisis en el que desde un primer momento
varón-mujer, padres"'hijos, amo-esclavo), la organ1zacion del ozkos
165
164

I

da privilegio a la unión de los dos contrarios antes que a su lucha. son necesarias para ésta. Además, <<sólo un ser animado puede
En las relaciones <<amo-esclavo>>, <<padres,.Jhijos>>, <<varón-mujer>> realizarlas>> ( ¿el hom,b re? ).
Aristóteles ya no puede salir de tamaño nudo de contradic­

ha,y que advertir como primero lo que une. La diferencia, la opo­
sición, sigue siendo inferior a lo ·homogéneo y hasta a lo que une.
1
l ciones. La esclavitud, a la que intenta justificar, se va a venir
ab ajo. Ya no ·habrá más q·ue la relación de fuerzas para justifi­
Ese proyecto <<conservador>>, que otorga un estatuto privilegiado
a la necesidad, reduce las diferencias entre las dos especies de carla. Los romanos serán soldados. Esa será su única manera de
.,
union. justificar la esclavitud.
La ·unión no toma en cuenta la decisión propia de uno 'Y otro;
se impone a amb os. Ya está allí, ya está dada antes del análisis.
Conque, la sujeción de uno al otro se impone <<por naturaleza>>. Límites del análisis aristotélico
El oikos, lugar donde se soluciona la prob lemática de lo ne­
cesario, impone la puesta en el centro del análisis de la esclavitud, \
(
Finalmente, el análisis del oikos por Aristóteles siempre remata
que es la respuesta social exigida por el orden de lo necesario. 1 en cierto número de contradicciones. Si bien pone en el centro
de su investigación a la relación amo-esclavo, ya ,hemos visto que
Esa noción de lo necesario se impone de rondón en su plenitud }
de ser que excluye toda intervención exterior (referencia al orden
de lo divino). • ! no puede darle toda su dinámica. El analizador es advertido, pero
tomarlo en serio trastornaría todo el sistema. Ahora b ien, Aristóteles
Y finalmente la referencia a lo divino va a justificar, en última no pro�ra trastornar las instituciones; no procura superarlas. Al
instancia, la dominación del amo sobre el esclavo. El esc1a·vo será contrario; en plena decadencia de la Cjudad griega del siglo v, sa­
el medio por el cual el amo podrá materialmente consagrarse a la
búsqueda de la realización humana.
Pero la centralización de la realización humana reservada al
1 bemos que no se contentó con examinar los problemas en su as­
pecto teórico. Intervino no sólo como consejero de Filipo, sino
.
t�r_nbién de �articulares � de diferentes ciudades. Esa práctica po­
.,
amo introduce una dualidad entre el amo y el esclavo. La verdadera litica de Aristoteles -siempre al lado de los que están en el
humanidad (la ciudadanía) está reservada al amo. El esclavo está poder- fue el motivo que indujo a Epicuro a condenar a los
reducido al papel de instrumento. filósofos <<que consienten en vivir junto a los sob eranos>> ...
Sin embargo, Aristóteles debido a los límites que hemos des­ Todos conocían su adhesión a Alejandro de Macedonia, y cuan­
.
cub ierto en su proyecto (movimiento siempre inferior a la inmovi­ do los griegos, enterados de la muerte de Alejandro, se reb elaron
lidad, la dialéctica nunca es concluyente para el análisis)- no va contra las ·guarniciones macedónicas que ocupab an Atenas (el tér­
.
a explotar la percepción de la oposición <<a1no-esclavo>>, analizador mi?o de colaboracionf sta no existía aún, tal vez, en aq11ella época)
, .
del oikos. Artstoteles <<quiso evitarles a los atenienses, ab astecedores de sico­
Que el esclavo es un instrumento, Aristóteles va incluso a in­ fantes, predicar una vez más contra la filosofía>> y se puso a salvo.
tentar explicarlo teóricamente (Lib ro I, cap. XIII): <<Generalizan­ �o?emos sospechar de la seriedad de la comparación que el Esta­
do [ ... ] ·hay por naturaleza seres que han sido •hechos para man­ girita hace con la muerte de Sócrates, pues éste había dado, con
dar y seres que han sido hechos para obedecer>>. su muerte, la prueb a de que su práctica filosófica no podía ser
En seguida, el autor de Política va a tratar de analizar la noción puesta en tela de juicio por el poder político. Con Sócrates la
de instrumento, pues reducir al esclavo a la función de instrumento fuerza había sido vencida por la filosofía. Aristóteles prefirió huir,
no deja de implicar problemas ... Ha·y dos especies de instrumentos:
! mostrando, así, que su vida tenía más valor que sus escritos. A su
vez, esa huida desempeña un papel de analizador.
¡
el esclavo es un instrumento al que se sitúa delante de los demás
instrumentos para ponerlos en acción.
Idea de mediación: el esclavo es el vínculo entre la decisión del
amo y la realización de esta decisión. La hipótesis del orden de lo En esta conclusión hemos mencionado el fin de la vida del fi­
necesario que impone la esclavitud implica que bay tareas <<no lósofo en la medida en ,que nos permitía, finalmente, verificar lo
humanas>>; éstas no forman parte de la realización humana, pero que habíamos descub ierto en la lectura del Libro I de Política:

166 167
se prosigue el análisis mientras no arrastra al analista más allá de Santo Tomás de <<discutir acerca de la naturaleza de los ángeles
ciertos límites. En resumidas cuentas, el análisis permanece so­ cual si hubiese vivido en medio de ellos>>, y escribe que <<no
metido a cierto estado de cosas que no es conveniente alterar. quiere referirse a la teoría, ni de cerca ni de lejos>>.
Para resumir el aporte de Aristóteles a nuestra investigación, Pero la crítica tardará mucho en romper definitivamente con
diremos, por consiguiente: el maestro del Liceo toma en serio las Aristóteles.
instituciones. La Política es un análisis de las instituciones. El tér­ ) . Hemos mostrado que, en el caso de Aristóteles, la ciencia, la
mino tiene un sentido amplio. Por <<institución>> entiende toda investigación, el análisis de las instituciones, permanecía, en últi­
forma social que contribuya a la vida en la Ciudad, lo cual abarca, ma instancia, sometida al estado de cosas existente.
además de las constituciones, a la familia, el hogar, la produc­ La religión cristiana de manera especial, la Iglesia-, habien-
ción. En el centro de las instituciones, el analista advierte dl ana­ do hallado en el aristotelismo los medios de fundamentar el h eoho
lizador, elemento central que pregunta por la <<institución>> ... Pero de tomar en sus manos los problemas políticos, había venido du­
se niega a llevar más lejos el análisis tomando en serio al anali­ rante largos siglos reforzando la ideología y la metodología aris­
zador. En cambio va a tratar de ocultar las contradicciones, de ex­ totélicas, adecuándolas a sus fines.
plicarlas, de informar <<ideológicamente>> acerca de ellas, esto es, Como es dueña a priori de la <<verdad sobre Dios>> quien,
( en el caso de Aristóteles, requería del maestro haber alcanzado un
de disfrazarlas.
1
i1 , lar sobre todo
Se 1ha emprendido el análisis. Falta darle al analizador un ver­ grado superior de sabiduría-, puede la Iglesia ,hab
dadero estatuto. Aristóteles, <<el filósofo de la esclavitud>>, servía de fundament�
filosófico a una sociedad feudal muy próxima, en fin de cuentas, a
la sociedad griega, en la medida en que la <<sumisión a la meta­
í física>> era el elemento esencial de la vida del Medievo.
LA INSTITUCION CONTRA EL ANALIZADOR
)
Durante la Edad Media no se establecerá el estatuto del ana­ 1
LA BRECHA
\
lizador. La racionalidad formal de Aristóteles, erigida en dogmas,
siempre ,ha de permitir cimentar los poderes instituidos y, de ma­
nera más particular, los poderes de la Iglesia. 1 Sólo con el tiempo se podrá reconocer al analizador en el es­
Sin embargo, a partir del siglo xv se va a desarrollar toda una
corriente antiaristotélica que se vincula a la aparición de las pri­ l1 tudio de la institución. La crítica de Aristóteles debe ante todo
permitir superar la era .metafísica, que se resiste ·Y se rehace sin
meras formas del mercado capitalista. Como hubo de mostrarlo ¡ cesar. Descartes es quien echa los cimientos de las <<condiciones
Max Weber, esa corriente, de t1n l:beralismo intelectt1al, iba a de posi·bilidad>> de la era positiva, para retomar la expresión de
encontrar un serio apoyo en la ética protestante. Desde ,�ste pt,n­ Auguste Comte.
to de vista, la Reforma iba a desempeñar un papel de analiz�dor Como lo destaca Gilbert Mury 1, con Descartes no nos es po­
.
de la irrupción de una nueva racionalidad contra el orden en­ sible buscar la verdad sin preocuparnos por la eficacia. <<Los es­
tonces instituido, esto es, el de la monarquía de derecho divino. colásticos juntaban ciencia y moral al proclamar la identidad de

¡
No obstante, el mundo surgido del Medievo, por mucho que se lo Verdadero y del Bien en Dios. Con mucha mayor profundidad,
fisure, no deja de mantenerse firme. Descartes formula la unidad del dinamismo del hombre .buscan-
Galileo es condenado por la Inquisición por haber �ostenido do a la vez el conocimiento y el acto.>>
la teoría de la rotación de la tierra. La ciencia, es decir, la racionalidad, va a ser puesta al servicio
Pero Descartes, matemático <<cristiano>>, replica. En semejantes de la eficacia. La racionalidad lógica de Aristóteles es relevada
condiciones ya no hay ciencia posible... La lucha queda enta­ por el pensamiento analítico de Descartes. A la sociedad feudal
blada. Se ha emprendido la crítica de Aristóteles. Descartes no l. G. Mury, Descartes, Ed. �a l'Enfant poete,>, col. «Les jeunes humanistes»,
vacila en ironizar públicamente a propósito de las tentativas de 1947, pág. 31.

168 169
ec on om ía d e m er ca do , o se a que atribuyeron naturalmente a éstos los oráculos para evitarse el tra..
suceden el mercantilismo y la n nu ev os con- bajo << de comprobar el milagro mismo ,mediante una larga serie de
e un a so ci e d a d nu ev a, co
despunta en el horizont búsquedas y razonamientos>>.
, flictos.
r
deración el En rigor, la primera precaución razonable consiste en asegu..
Los filósofos del sigl o XV II I va n a to m a r en co ns i l .
ci a a to do a· q uell o qu e re ve le l as rarse ae los heohos antes de buscar s·us causas. En seguida, Fon­
analizador, pues darán import an
in st it ui d os , el ca rá ct er fe u dal de \ tenelle prueba que �os oráculos eran cosa de los sacerpotes, que
contradicciones de los poderes explotaban la credulidad de los fieles ry que sólo se detuvieron en
e d er ec ho d iv in o he re d a das del pasado.
las instituciones d te xt os de a.que- el siglo v, cuando el espíritu crítico se había desarrollado lo bas­
e re le er al gu no s )
En ese nivel sería interesant de tante como para poner al descubierto esas imposturas.
na época: tras una forma a ve ce s no ve le sc a, so n la e : pr es ió �
a
1\ He a:hí ridiculizada la creencia en el milagro.
n o. E n el lo s, el an a liz ad or es

l
d
un análisis institucional muy ho le pe rm it e al Este análisis desempeña el papel de analizador para el con­
nt r a l. E l · h ér óe d e l a no ve la .
menudo un personaje ce se ri e de aven­ junto. de la religión cristiana, en la medida en que, antes que dar
o en oc a si ón de un a
autor en el curso de un viaje há bi to s y la s
,
soluc1on a un problema, se halla en el origen de un gran número
lo s pe qu eñ os as pe ct os d e l s
turas: poner de relieve � .
t
. E l an al iz a dor adquiere de preg·untas sobre las instituciones de la época y, en especial, so­
costumbres: de las institu ci on es , d ir em os
isi s un a ve rd ad so ci ol óg ic a nu ev a. La bre las instituciones religiosas. Frente a los errores de la escolás­
un estatuto que da al an ál
m uy bi en el c a rá ct er 5u bv er siv o de tica, al r�speto ciego por la autoridad y la tradición, a la creencia
censura había comprendi do
y he m os d e d ec ir qu e la er a cl ás ica en el milagro, el espíritu crítico esgrime los principios de la ciencia
tales análisis sociol óg ic os ,
r a cio na lid ad a na lít ica qu e, su pe ra n do la positiva y experimental.
( cartesiana) conquista un a
es de Pero el espíritu crítico va a desarrollarse, y las instituciones
l d e A ris tó te le s, pr op or cio n a la s co nd ici on
racionalidad forma ­ van a ser analizadas de una manera cada vez más polémica. Cuando
posibilidad de un análisi s ra cio na l. V e a m os có m o el an ál isi s ra cio 1 •
ta pr im er a m en te le jo s de l a teoría. 1 Raymond �ron ve en Montesquieu al primer sociólogo 2 se apoya
nal de las institucio ne s se pr es en 1 ,
f ec to , el an ál isi s I en El espzrztu de las leyes. A decir verdad, en lo que atañe a nues­
Casi se podría decir qu e co
liz ad
nt ra
or
l
al
a
m
te or
ar
ía
ge
.
n
En
de
e.
to d a voluntad de
1 tra búsqueda del analizador nos volvemos más bien hacia las Cartas
racional conquist a al an a
ico . El a n a liz ad or a pa re ce la s 1n ás de las persas; el color oriental de éstas, al que Lagarde y Michard 3 ven
efectuar un análisis acad ém
1

po lé m ico s d e lo s fil ós of os de l sig lo XVIII. como un <<picante exotismo, pero bastante artificial>>, nos parece de
veces en los escr ito s m ás
la mayor importancia.
1l Así es; en el análisis institucional hay que poder señalar sus
. .
distancias con respecto al objeto analizado. Los primeros analis­

LOS FILOSOFOS C O N T R A LO IN ST IT U ID O tas �e las sociedades del siglo XVIII fueron a menudo viajeros que
.
pudieron ver los límites de la <<civilización>> al entrar en contacto
y Fo nt en el le h ay us o del an a liz ad or en con otros países (China, América) que vivían según otros modos
En los casos de Bayle de vida.
e un he ch o so ci a l, a l qu e pr et en de n
la medida en que un es tu di o d
r
muy limitado (el fenómen o na tu r a l d e lo s co m et as o la hi sto ria 1 Por consiguiente, el hecho de ser un persa en París es en el si­
te la d e ju ici o al co nj un to de l sis te m a 1 glo XVIII un analizador privilegiado de la sociedad francesa.
de los oráculos), po ne en
! Se trata, evidentemente, de una sátira. Pero en la verdad de
institucional. ,
e lo s or ác ul os , po r ej em pl o (1 68 6) , Fo nt en ell e ( esta vemos todo lo que implica la conquista de la negatividad. Hay
En la ,historia d cu ­ que gu ardar sus distancias...
en at ur al a pa rti r d e un ca so pa rti
enjuicia lo maravilloso sobr eran Como los �aníbales de M�ntaigne, los persas de Montesquieu
cr ist i a no s cr eí an qu e lo s or ác ul os pa ga no s
lar. Los primeros g ada
\
observan, se dice, con una mirada nueva, divertida y a veces es­
lle
obra de los demonios, qu e alg un os d e ell os an un cia ba n la
ve ni­
1 tupefacta las costumbres y las instituciones occidentales: todo lo
h a bí an te rm in a do co n el ad
de Cristo y que los oráculos se s º·
em en t a ri a en fa vo r d el cr ist ia ni t:1 2. Raymond Ar.:>,1, Le( étapes de la pensée sociotogique, Gallimard, 1967, pág. 28.
miento de éste, prueba supl em on i os , 3. Bordas, Le XVIIIC siecle, pág. 79.
ia no s, al cr ee r en lo s d
Fontenelle explica que los crist
171
170
que parece conquistado desde siempre por la <<sociedad>> se vuelve
de pronto ridículo y absurdo.
• Así se cumple lo que Roger Caillois denomina revolución so- LOS GRANDES TRASTORNOS HISTORICOS
ciológica, es decir, <<el comportamiento del espíritu que consiste
Ea el otro lado del Atlántico, los ingleses se baten contra los
en fingirse extraño a la sociedad en que se vive, en mirarla desde
afuera y como si se la viera por primera vez>>. En rigor, lo que franceses del Canadá y asocian a su guerra a los colonos de Nueva
Inglaterra.
llamamos <<analizador>> es el elemeuto extraño, lo que revela, desde
Formada por trece colonias americanas, Nueva Inglaterra no
afuera o desde adentro, a la realidad conflictiva de la institución. ---.
Montesquieu encara muy bien la conquista del analizador. posee unidad ·geográfica, etnográfica, religiosa, económica o jurídi­
1 ca; pero esas diferencias son secundarias. En la lucha contra los
Ésta prosigue con Voltaire, cuyos personajes se hallan, en todos
los c·uentos y de una u otra manera, en vilo con respecto a las ins­ franceses se forja una solidaridad.
tituciones y permiten, así, ·que se los revele, ya se trate de Cán­ La victoria (primer analizador) les ·hace tomar conciencia a los
dido, por su ingenuidad, o del Ingenuo, por su origen �alvaje.. . colo�os de su fuerza. Han luchado por Inglaterra, pero ahora, ya
En el caso de Micromegas, el análisis es introducido por la des- terminada la guerra, la solidaridad con la metrópoli se atenúa ...
Además, las colonias del Norte llegan, al finalizar el siglo XVIII,
proporción de los personajes.
Sin embargo, si bien los filóso.fos del siglo XVIII conquistan el ª. la fase preindustrial (la fábrica), mientras que en Inglaterra se
analizador, hasta entonces sólo hay un estatuto polémico ficticio. sigue estando en la doctrina colonial mercantilista. Las colonias
Forma parte de la literatura. La historia, nada más, va a esclarecer deben suministrarle a la metrópoli las materias primas, pero la
metrópoli conserva el privilegio de la fabricación de los productos
su realidad social.
En efecto, los libros de Voltaire, de Diderot, de los tnciclope- ma�ufacturados y del flete, a fin de ofrecer a la producción metro­
distas fueron quemados, prohibidos, y a st1s autores se los <<em­ pol1tana una sa�ida lo más amplia posible. En una palabra, el
. .
desa1uste entre 1nst1tuyente e instituido se deja sentir cada vez
bastilló>>. La conquista del analizador pasa por la toma de la Bas­
más. La crisis está latente.
tilla, pues hasta entonces el analizador sólo tenía un papel de elu­
cidación intelectual de las instituciones. El analizador estará en las decisiones que el parlamento inglés
.
La crítica no era aún <<práctica social>>. Pero muy pronto va a entiende adoptar para aumentar el rendimiento de las inversiones
inglesas en América (ref armas fiscales).
surgir el superanalizador, esto es, el que revela al conjunto del
El <<Sugar act>> de 1764 provoca un descontento general' pero
sistema ideológico e institucional.
desorganizado.
En víweras de la Revolución vemos, pues, delinearse dos tipos
de analizadores: 1) El analizador natural: los libros de los enciclo­ Al año si,guiente, el <<Stamp act>> exige que en América se
utilice papel sellado para todos los documentos que no sean epís­
pedistas son prohibidos por la censura ( con lo que revelaba la na­
tolas: periódicos, almanaques, etc.
turaleza del poder instituido), y por otra parte 2) El analizador
Se organiza la sublevación. En todas las colonias circulan reso­
construido: se trata de un analizador construido especialmente para
luciones. En Nueva York se lleva a cabo un congreso en el que se
el análisis de las instituciones; es la ingenuidad de Cándido, el gi­
encuentran nueve colonias (octubre de 1765). Los colonos sostienen
gantismo de Micromegas, que le permiten a Voltaire hacerle captar
el derecho de no ser afectados por tasas no consentidas por ellos.
al lector el desajuste entre lo instituyente y lo instituido.
Señalemos que la aparición del analizador se origina a menudo El Parlamento Británico afirma su dereoho absoluto de votar le­
yes y, en especial, las leyes fiscales que se aplican en las colonias
en los escritos marginales, que son también los más polémicos del
(Declaratory act, 18 de marzo de 1766).
siglo XVIII.
. �a _crisis entre instituyente e instituido es abierta. La crisis
1nst1tuc1onal latente se vuelve visible, y manifiesto el analizador de
la crisis.
A los nuevos derechos de aduana, de 1767, los colonos repli-

172
173
can con la <<matanza de Boston>> (cuatro muertos) y con el boicot mide en su justo valor en el momento de vivírselo. A menudo se
de los prod uctos ingleses. <<Sensible a esas me.didas de retorsión

i
les escapa a los actores. El analizador requiere y posibilita el aná­
· y deseoso, igualmente, de apacigu ar la opinión pública americana, lisis. No lo implica d e modo inmediato. El analizador es el ele­

1
el Parlamento suprime todos los nuevos derechos de aduana, salvo mento central del análisis 5 estratégico (véase: Karl von Clause­
los del té.>> 4
., . witz, De la guerra), es decir, lo que revela la fuerza, la moviliza­
A esa semimedida se la siente como una provocac1on y excita ción, la combatividad, la volunta d de vencer al enemigo. Negarse
aún más el descontento. El 16 de diciembre de 1773 se efectúa } a tomar en serio el analizador, como hacen los ingleses, es negarse
1
en Boston la Tea Party, en cuya oportunidad es arrojada al mar a enjuiciar las relaciones institucionales entre Inglaterra y las trece
toda la carga de té de un navío. colonias; es proseguir la o.fensiva hasta el fin y caer finalmente
Las acciones americanas son, por cierto, el revelador y el ana- 1 vencidos.
lizad or de la crisis entre las infra�tructuras económicas y las su­ La función del analizador se vuelve histórica. Apenas termi-
perestructuras políticas de Nueva Inglaterra. \ nada la guerra de indepen dencia, ya es 1789 y se prod uce la toma
El desarrollo de este analiza dor, que ad quiere formas múlti­ l de la Bastilla, analiza dor d el d esajuste incesantemente creciente en­
ples, no merece que el poder instituido lo tome en serio; para \ tre instituyente e instituid o. A la racionali dad analítica de Descar­
éste, a la rebelión hay que dominarla por la fuerza: quiere con­ 1 tes la sustituye una nueva racionalidad. Es la dialéctica, la lu­
servar la ofensiva. cha, la guerra de los dos contrarios.
En abril de 1774 el gobierno inglés reacciona contra la Tea { Si en nuestra investigación del analiza dor hemos insistido en
Party con cinco leyes intolerables. El puerto de Boston queda ¡ la guerra de in dependencia más que en la Revolución Francesa, es
1
cerrado ·hasta que se reembolse el té; se prohíben los town-meetings; porque nos ha parecid o que la guerra d e independencia de los
a los magistrados los d esigna el rey; los procesos por traición se Estados Unidos d e América desempeña el papel de un superana­
juzgan en Inglaterra, y se autoriza el estacionamiento de tropas en \ lizador de la crisis institucional existente en la Europa feudal tra­
¡
las casas de los americanos. dicional. La guerra d e in d epend encia norteamericana pone en tela

1
Pese a las innumerables protestas, el gobierno mantiene esas de juicio no sólo al feudalismo en general, sino también a la su­
leyes. En la primavera de 177 5 el conflicto pasa a ser conflicto ar­ perioridad de Europa, de la civilización europea ... Es, pues, el ana­
mado; habrá de prolongarse hasta la toma de Yorktown ( octu­ lizador que habrá de ser prolongado y acentuado por la Revolución
bre de 1781 ), es decir, hasta la victoria completa de los ameri- ( Francesa. Esa lucha de in depen dencia de una colonia contra su me­
canos. ) trópoli es históricamente la primera ..., pero no la última.
Ya vemos el interés que el episodio de la gu erra norteamerica-
na tiene para nuestro estudio. El analizad or surge como un com­
portamiento extremo; unos lo encuentran normal, y patológico •
(subversivo) los otros.
l HEGEL, MARX
Para los norteamericanos, el analiza dor se identifica con las di­
ferentes decisiones del gobierno inglés, que revelan el desajuste r
entre sus vivencias y lo que la metrópoli les impone.
1 Será obra de Hegel pensar la dialéctica. Signado por la Revo­
lución Francesa, pensará la negativi dad que ha vuelto a entrar en
Para la corona inglesa, el analizador es el comportamiento la historia. Introducirá la negatividad en la Fenomenología del es­
cuando menos <<provocador>> de los colonos americanos. El desajus­ píritu, en la Lógica. Pero en la Filosofía del derecho, Hegel se
te entre las instituciones y la práctica social de los americanos se negará a hacer entrar la negativid ad en la institución.
los revela la <<matanza de Boston>>, así como la Tea Party, etc. El filósofo oficial del Estado prusiano no hace entrar la ne­
Vemos, pues, la importancia d el analizador en la comprensión gatividad en la institución porque, para él, el Estado está por en­
d e la situación histórica. Lo que nos interesa es que rara vez se lo
cima de todos los conflictos...
4. Véase: André Hauriou, Droit constitutionnel et Institutions Politiques, Ed.
Montchrétien, 1966, pág. 361. 5. Institucional, pero supera a éste. Es, sobre tod0, el elemento central del análisis.

174 175

'
mar un dispositivo que defina una situación en la que 1o 1mag1na-
·
Marx le da vuelta a Hegel y otorga un estatuto teórico y p·o­ · {lo 1·?c�nsc1ente)
r10 · se vea encarado, asediado, provocado...
lítico al analizador. El proletariado es el analizador histórico pri­ Cons1gu1entemente, un segundo analizador se impondrá en 1a
vilegiado de la sociedad capitalista. El proletariado es quien per­ .
cura por 1a trans·ferenc1a. Se trata de sacar a luz los deseos in-
mite rendir cuenta del sistema, y al mismo tiempo indica el sen­ ·
conscientes del enfermo. En un primer momento, e'stos no qu1e-
tido en que al sistema se le habrá de superar. Aun cuando trasla­ r:n revelarse, pero rápidamente se trasladarán (mediante el meca-
dando la institución al nivel de la superestructura, Marx va a pro­ nismo de la transferencia) al analista. /
porcionar los elementos teóricos para pensar la crisis institucional 6• L� P:esencia del analista, que hace posible la transferencia, des- ."­
El pensamiento marxista dará un estatuto privilegiado al analizador. empenara el papel de analizador. Así, en la transferencia y gracias
El fin del siglo xrx es una época privilegiada en la conquista a la presencia del analista se revelan los deseos ocultos.
del analizador. )
En el 1:1:canismo de la contratransferencia veremos ,que el en­
Mientras la Iglesia continúa, a la manera de Aristóteles, negan­ fermo servir�, a su vez, de analizador de los deseos inconscientes
do la existencia de la crisis institucional, del irreconciliable anta­ .
del psicoanalista.
gonismo entre el proletariado y los poseedores de los medios de El ana1izador ( �<construido>>: ceremonial de la cura... 0 <<Datu­
producción, es decir, mientras se niega a ver al analizador en el r�l>>: la transfer�nc1a y la contratransferencia, que se imponen por
centro de la sociedad 7, los marxistas procuran elaborar ]a teoría .
s! .solas) es la s1tuac1on que efectúa (de manera implícita) el aná­
de los analizadores sociales . l1s1s.
Lenin se consagra a la construcción teórica (¿Qué hacer?, 1902) Tambi �� podrí�mos mencionar como <<analizadores construidos>>,
y práctica del Partido. Trotsky ha de mostrar que las <<tendencias>> c�ya func1on consiste en revelar, en sacar a luz la crisis institu­
de11 tro del Partido son el analizador que revela la no democracia ci onal, los conflictos internos del grupo, al <<sociodrama>> de Mo-
en el interior de la organización; en cuanto a Mao Tse-tung, in­ reno o al <<T. Group>> de los psicosociólogos norteamericanos.
tentará reintroducir la <<crítica en el partido>>, lo cual significa una Antes de concluir, nos falta bosquejar rápidamente la historia
tentativa de reintroducir la contradicción (analizador) en el interior del <<concepto de analizador>>.
de la organización. Por eso vamos a permitirnos ,hacer una pequeña marcha atrás.

FREUD
J EL CONCEPTO DE ANALIZADOR
Diremos, antes de estudiar rápidamente el aspecto histórico del
concepto de analizador, que toda la historia de la psicología, del Sí el año 17�9 había sufrido la impronta de la toma de la Bas­
psicoanálisis y de la psicosociología será, a partir de Freud, una .
tilla ---:s��eranal1z�dor de la crisis institucional tan bien, con tan­
tentativa teórica de responder a los problemas planteados por la ta preci�1�n, ?es�r1ta por Tocqueville en El Antiguo Régimen y la
crisis jnstitucional. .
Revoluczon (1nst1tucion y analizador)-, ése fue tamb i·e'n el ano -
Dos tipos de analizadores nos asombrarán en el caso de la cura de 1a apar1c · 1on,
· en Cruoh�t, París, del Tratado elemental de Quí-
psicoanalítica. . , .
mica, de un <<celebre sabio>>: Lavo1sier.
En los estudios sobre la histeria 8, publicados en 1895, Freud En este libro informa acerca de su descubrimiento fundamen­
y Breuer salen en busca de un marco que sea propicio al análisis, t�l sobre el análisis químico de los elementos; lo hace en el ca­
� de medios (catarsis, presión sobre la frente, que se transformarán pitulo III, que lleva por título <<Análisis del aire de la atmósfera·
.,
)en ceremonial entre los modernos psicoanalistas) que permitan for-�- su �esoluc1on en dos fluidos elásticos: uno respirable y otro n�
6. René Lourau, L'Analyse institutionnelle, Ed. de Minuit, cap. «Marxisme et resp1, rable>> 9.
lnstitutions,..
7. Papa Le6n XIII, Rerum Novarum (1891), Ed. Duvivier, 1920.
8. Freud y Breuer, Etudes sur l'hystérie, Presses Universitaires de France (P.U.F.}, . 9: Lavoisier, Traité élémentúire de chimie, impresión anastáltica «Culture cr Civi­
l1sat1on», Bruselas, 1965.
1%7.

177
176
Lavoisier describe con suma precisión el dispositivo que va a �l analiz.adar ocupa, pues, su lugar dentro de un sistema orgá­
permitirle efectuar el análisis del agua, pero no lo bautiza aún nico en permanente búsqueda de equilibrio. Pávlov trata de cons-
analizador. -:-truir un sistema experimental en laboratorio, un sistema que <<sea
Si forja nuevos conceptos, éstos son los de hidrógeno y oxí­ el foco de una verdadera emulación entre la técnica moderna de
• geno. los instrumentos de física y la perfección de los analizadores ani­
En el mismo momento, Mirabeau dice de Locke que es un males. Será al mismo tiempo una estrecha alianza entre la fisiología
<<profundo analizador de los procedimientos del espíritu humano>>. y la física, alianza en la que la física no tendrá, sin duda, nada
El concepto tiene todavía un sentido impreciso. Para Mira­ que perder>>.
beau significa analista. Pero la química se va a apoderar rápida­ El empleo del término analizador por Pávlov es muy frecuente.
mente de él y le dará el sentido de dispositivo analizador, es de­ \ No nos sorprenderá que se le emplee asimismo en ps:cofisiolo- -­
cir, <<de lo que permite el análisis>>. gía. El aparato orgánico que analiza al mundo exterior: he ahí un
Podemos decir que durante ··mucho tiempo seguirá el concepto nuevo analizador. La retina y el oído son analizadores que depen-
siendo impreciso, como que Barres aún hablaba del analizador·, den del sistema nervioso. Los segmentos inferiores del sistema
un siglo después, en el sentido de analista. nervioso gobiernan a los analizadores (térmicos, mecánicos, reflejos
El empleo del concepto de analizador habrá de difundirse en­ simples) 11•
i
1
tre las ciencias exactas. Existen igualmente analizadores internos que analizan las im­
Por intermedio de Pisárev, introductor en Rusia del método ana­ presiones que emanan del organismo (cenestesia, kinestesia, sentido
lítico, Pávlov lo hará suyo y le dará un sentido particular. del equilibrio).
En este sentido se le introducirá en Francia en los círculos de
psiquiatras comunistas ortodoxos, fervientes discípulos de Pávlov.
Pávlov Entre 1945 y 1950, en su revista La Raison se emplea frecuente­
mente el concepto de analizador.
Se sabe qué función da Pávlov al análisis y a la síntesis. El
análisis, en el sentido de actividad nerviosa superior, es la función
del sistema nervioso, que consiste en descomponer las variaciones •
del medio circundante a fin de permitir una adaptación más :fina
del organismo al medio. Es inseparable de la síntesis, que vincu­ l ANALIZADOR Y ANALISIS INSTITUCIONAL
la, juntas, las actividades del organismo y de su sistema coordi­
nador y las variaciones del medio.
Dentro de ese contexto fisiológico, Pávlov declara en una con­
' Sin embargo, el desmenuzamiento de ese círculo y la mengua
de prestigio de la psicología pavloviana arrastrarán al concepto a
un olvido casi total.
ferencia sobre <<Las ciencias naturales y el cerebro>> 10: <<Cuanto Sólo en 1969 resurge, pero con su sentido cabal, en la tesis de
más complicado es el organismo, mayor es el número de los ele­ René Lourau 12.
mentos del equilibrio, y más finos y variados son éstos. Para eso Por analizador se entenderá entonces una situación que efectúa
sirven los analizadores y los mecanismos de las relaciones tempo­ (de manera implícita) el análisis. Además, en el análisis institu­
rarias y permanentes, pues establecen vinculaciones exactas entre

1
cional podríamos distinguir dos tipos de analizadores. El analizador
los elementos más minúsculos del mundo exterior y las relaciones natural -el que se impone por sí solo a la institución (una huelga,
más sutiles del organismo animal [ ... ] Así, la vida íntegra, desde una revolución 1 etc.)- y el <<analizador construido>>.
los protistas hasta los animales superiores, el hombre inclusive, con­ Escribe"-'Lourau en El análisis institucional 13: <<Daremos el nom­
siste en un largo encadenamiento de reacciones que restablecen de bre de analizador a lo que permite revelar la estructura de la ins-
manera incesante un equilibrio cada vez más complicado entre el
organismo y el mundo exterior>>. 11. Larousse enciclopédico en diez volúmenes, 1960.
12. René Lourau, ob. cit.
10 Hilrire Cuny, !van Pavlov, Ed. Seghers, 1962, págs. 158-159. 13. «Priere sous les étoiles», tesis dtctilografiada, Nanterre, 1969.

178 179
titución, provocarla, obligarla a hablar. Pro·vocación institucional,
, acting out institucional [ ... ] el paso al acto in·stitucional supone
un paso al habla (una provocación, en el sentido original del térmi­
no), y exige, por consiguiente, la mediación de individuos particu­
lares a los que su situación dentro de la organización lleva a la sin-
gularidad de ''pro·vocadores''>>. ,,,,. �

Esos provocadores son analizadores naturales; Lourau l�s llama


descarriados y distingue tres tipos de ellos (pág. 2 .
-El descarriado ideológico, <<que emite dudas sobre las finali­
dades y la estrategia general de Ja organización, y que intenta
agrupa! a otros heresiarcas ideológicos>>;
9
-El descarriado libidinaL <<que ocupa un inmenso sitio dentro
de laestructura libidinal del grupo y siembra, con su sola pre­

UN SEMINARIO
sencia, la duda sobre lo serio de la ideología o de la organiza-
.ClOn>>;
,, por
-El descarriado organizativo.1 <<·que ataca de frente -y no ya Rémy Hess
por medio de desacuerdos teóricos o de comportamientos físicos
ansiógenos- el punto en que se encuentran los problemas más
prácticos y materiales, por una parte, y, por la otra, los asuntos Si preferimos el giro de seminario de análisis antes que el de
más teóricos: la organización>>. gr1:1Pº de análisis, que es el que hemos utilizado este año, es para
ev1tar la confusión con el Grupo de Análisis Institucional, recien­
....... teme�te cre�do en París por René Lourau, y también para desta­
car cierto numero de puntos comunes entre el seminario de Reims
EN CONCLUSION y el de Nanterre.

Podemos decir que, al ubicar en el centro ,de la investigación


institucional el concepto de analizador, el análisis institucional da a 1 Génesis del seminario
este término, durante tanto tiempo impreciso, un contenido consi- ! ��y que r�montars� ,,ª mayo del 68. Como en todas partes,
derable.
Aristóteles, ideólogo de la institución <<esclavitud>>, se había tamb1en en Re1ms se v1v1a algo. En los jardines de la facultad de
negado a tomar en serio al analizador de la sociedad griega, es de- Cie�cia� y en la Casa Común del Camino Verde, la palabra se
cir, al esclavo. hab1a liberado. Ahora se decía cierto número de cosas que unos
Tocaba a la Re·volución Francesa imponer definitivamente la ( Y otros jamás habían dicho. Muchos fueron los contactos entre
negatividad. todos los estudiantes que habían escogido permanecer en Reims
Y la negatividad adquiere actualmente un verdadero estatuto, ant�s que regresar a su casa, como lo habían hecho otros, ya para
gracias a la elaboración teórica del concepto de analizador. 1 revisar su exa·men, ya para emprender unas vacaciones lejos del
¿ Va Apolo a reconocer que en el Monte Olimpo también Dio- ruido de la calle.
nisos tiene un lugar...? En diferentes comisiones se trazaban balances o proyectos. Se
,
planteo el problema de lo pluridisciplinario; mejor dicho, el de la
no fragmentación del Saber. Jóvenes estudiantes de medicina la­
mentaban la ausencia de enseñanza de Ciencias Humanas en Reims.
Nada de psicoanálisis. Estudiantes de educación física llegaron a

180 181
la misma comprobación. ¡ Ni psicología ni sociología! El análisis -trece fo,rman parte de la AG de la MNEF ( entre ellos, el pre..
prosiguió durante el año 1968-1969. Un grupo .de estudiantes que sidente y tres miem.bros del buró);
' tenían en común el hecho de <<haber vivido mayo juntos en Reims>> -ooho estudiantes de Medicina, siete de Derecho, dos de Le­
se constituyó por sobre la pertenencia política de algunos de ellos. tras, cuatro de Ciencias Humanas (Nanterre) y seis de Ciencias
Sin negar la importancia del aspecto político, ni aun la de la (dos de ellos ayudantes). Veinte eran estudiantes en mayo del 68.
práctica política, lo evidente era que todos rec·hazaban la recupe­ Cinco están en primer año de la facultad.
ración de los grupúsculos tal como se la había practicado con pos­
terioridad a mayo. ¿Llevaba las cosas adelante la circunstancia de
entrar en los Círculos Rojos después del verano del 68? Políticamente:
Por su parte, Alain Badiou bregaba por obtener la creación de
una sección de :filoso.fía en la facultad de Letras, ¡ pero la institu­ -cuatro pertenecen a la Humanidad Roja (a fin de año, cinco);
ción prefería confiarle a cualquier otro el- -cuidado de organizarla! -uno a la Unión de Comunistas de Francia ML (grupo de Ba-
Rápidamente, Badiou decidió establecerse en Vincennes. Con él diou) (a fin de año, dos);
desaparecía toda posibilidad de apertura en la institución univer­ -uno a la Liga Comunista; éste abandonará el seminario a
sitaria. principios de año.
En junio de 1969 se tomó, por tanto, la decisión de conside­ Hay que destacar algunos puntos en este análisis de los grupos
rar la creación de un grupo de trabajo -al margen de la insti­ de pertenencia:
tución universitaria y de los grupos políticos- para intentar em­ A) La influencia del catolicismo;
prender un trabajo en común entre estudiantes de diferentes fa­ B) La influencia del sector sanidad;
cultade� al reiniciarse los cursos en 1969. C) La influencia de la pertenencia política.
El grupo se convirtió, así, en <<grupo de análisis institucional>>,
referido al trabajo realizado · por el grupo de Nanterre -al que A) En lo que concierne a la influencia católica, se de.be ob­
habían popularizado dos estudiantes de Ciencias Humanas oriun­ servar que gran número de los miembros del grupo han tenido
dos de Reims- y referido, igualmente, a toda la. literatura <<ins­ alguna experiencia en movimientos de acción católica (Acu, JEC, Pa­
titucional>>. rroquia Estudiantil), pero sólo tres permanecen dentro de esas ins­
tituciones.
B) La influencia de la MNEF y de los estudiantes de Medicina

1
Análisis del grupo iba a tener importancia en nuestra acción, pues orientó una parte de
nuestra investigación hacia el sector Sanidad.
¿Cómo se compone el grupo? C) Y en cuanto a la política, si únicamente ocho estudiantes
Lo constituirán más de veinticinco miembros, reclutados no im­ pertenecen a un grupo político, entre veinte y veintidós de ellos
porta por quién a la reiniciación de los cursos. Seguirán de un hacen referencia a su sitio dentro del movimiento estudiantil (lo
modo irregular las sesiones de trabajo semanales. El grupo de ani­ cual le hará decir a uno de nosotros que nuestro grupo pudo des­
mación comprende un estudiante de Ciencias Humanas de Nan­ empeñar el papel de una mini AGE).
terre, dos estudiantes de Medicina, un estudiante de Derecho y un
estudiante de Ciencias.
Desde los primeros encuentros queda al descubierto cierto nú­ Proyectos y ambigüedades del grupo

mero de <<pertenencias>>:
-de los veinticinco, veintitrés son estudiantes y dos son ayu- No bien el grupo comenzó a funcionar se trató de darle un con­
dantes; tenido. En principio, lo que nos reunía era el análisis. Pero la
-veinte se refieren a la Iglesia como creyentes o como rela­ primera ambigüedad consistía en saber si el análisis debía recaer
cionados de alguna manera con ella; sobre los miembros del grupo o sobre el grupo ·mismo, o si los
1

182 183
miembros del grupo debían más bien llevar el análisis a otra par­ tropezamos esa tarde tuvo que ver con la .geografía del lugar: tres­
te, allí donde tenían una práctica social (facultad, organizaciones cien tos jóvenes, principalmente alumnos secundarios, en una babi­
estudiantiles, etc.). tación exigua. La palabra ,había sido liberada mucho antes de apa­
Técnicamente, nos sentíamos demasiado débiles para iniciar un recer el orador...
' análisis en el lugar de nuestra práctica social. Pero éramos cons­ De aquellas dos intervenciones debíamos extraer algunas ense­
cientes de la necesidad de salir del grupo, de tener una práctica ñanza. s que iban a modificar nuestra experiencia.
de analista fuera de nuestro pequeño equipo... Nuestra práctica, si bien permitía sacar a luz las contradicciones
Ello nos condujo, a elegir un tipo de práctica -ocurría en el de quien habla en nombre del Saber ..., así como la complicidad
primer trimestre de i969-1970- en el que todos juntos pudiéra­ de cierto público y la relación docente-educando, no permitía en
mos tratar de desplazarnos al exterior para ptacticar el análisis. cambio un análisis serio· del ,grupo en situación. Y ello por dos ra­
Pero contrariamente al análisis efectuado por Georges Lapassade y zones: 1) Nuestra incapacidad para desarrollar lejos y rápido
René Lourau, del 1que teníamos un informe en La oración bajo las nuestro análisis; 2) La estructura del ciclo de conferencias, que en
estrellas, los analistas del grupo imponían s� presencia. ¡No se les cada experiencia renovaba el público y que no ofrecía las perspec­
había propuesto un contrato... ! tivas de un trabajo redítuable.
El grupo de análisis prefirió <<descender>> a dos conferencias que
se dictaron en Reims en aquel momento.
La primera, dada por Georges Hourdin ante un público de Institucionalización del grupo
pequeños burgueses de ideas de orden, tenía por tema <<La so­ de análisis institucional
ciedad de consumo>>. Nuestra intervención se impuso·, en la medi­
da en que habíamos sacado nuestras entradas y en que el público En diciembre de 1969 nos planteamos el problema de regresar
no nos asignaba al principio estatuto especial. Se trataba más al marco de la Universidad, por razones de orden material.
bien de una sociocrítica antes ·que de un análisis. Mediante inter­ Tomamos contacto con la señora Ghemillier-Gendreau, profe­
venciones intentamos ,hacer resaltar todas las complicidades que sora de Sociología Política en la •facultad de Derecho de Reims.
·ha.bía en la sala entre el público y el con,ferenciante. Destacamos Se interesó en nuestra experiencia de grupo de trabajo y obtuvo del
el carácter ideológico del discurso de Hourdin, pese a su voluntad decano, el señor Moran, ,que se pusiera a nuestra disposición una
de hablar en nombre del «Saber>> y en nombre de la <<Sociología>>. sala. Consiguientemente debíamos publicar, por intermedio de la
El conferenciante quedó técnicamente desenmascarado. Las per­ facultad, los documentos que necesitábamos para profundizar nues-
. . ., .

1

sonas bien pensantes, que veían al conferenciante en dificultades y tra 1nvest1gac1on teonca.
que no comp,rendían el sentido de nuestras intervenciones, ,hubie­ A partir del 15 de diciembre comenzamos, pues, a reunirnos
ron de ·mirarnos como a impugnadores. Pero muy pronto la crítica cada semana. Pusimos en el centro de nuestros debates el proble­
dejó de ser privilegio nuestro. Personas ajenas al grupo comenzaron 1 ma de nuestra definición, de nuestro análisis ( en particular frente
a hablar, y la crítica se generalizó. Se empezaba a poner en duda a los grupos políticos). Lo que nos interesaba era formular el
la <<palabra del profeta>>, para decirlo con una expresión de Fran­ problema político de una manera distinta de la 1que empleaban
�oise -estudiante de Sociología-, que debía ayudarnos a ,hacer los grupúsculos. Considerábamos como tarea principal la luoha con­
1

el análisis de nuestra intervención. tra el apoliticismo del medio estudiantil, o del politicismo estre­
A la salida se prolo·ngó ]a discusión. Los miembros del grupo cho, en el sentido limitado del término, propio, natural de los
se llevaron consigo a algunos jóvenes. Se procuró efectuar un aná­ grupúsculos.
lisis de lo· que acababa de ocurrir. Evidentemente, las triquiñuelas Finalmente tomamos conciencia de que, antes de ser analistas,
del editorialista de La Vie Catholique se habían roto, y hecho· trizas debíamos ser analizados, y muy luego nos vimos llevados a hablar
1

su metafísica. de nuestra práctica individual, de la facultad en que tra,bajá·bamos.


La segunda intervención había sido prevista para una confe­ Cada semana se ponía sobre el tapete un problema planteado a la
rencia de Michel Lancelot sobre <<La drog8 )'. La dificultad con que Universidad o a los estudiantes. Nuestro trabajo escapaba a la

184 185
crítica de <<intelectualismo>>, en la medida en que se apoyaba en Recordemos ,brevemente los 1hechos. En un suelto, el peri6dico
una práctica real. local da parte de un incendio que ha asolado un .grupo de barr _
En general, los miembros del grupo tenían una <<práctica>>; la cas donde vivían doce trabajadores extranjeros. Algunos estudia:­
• tes se dirigen allí para darse cabal cuenta de la situación, que es
tenían allí donde ·vivían. De esta manera, en el análisis del fenó­ .
meno propuesto siempre tenía·mos analizadores; la otra parte del lamentable. Cinco días después del incendio, los o·breros carecen
grupo se constituía provisionalmente de analistas o de analizados. de alojamiento. Duerme� al aire libre; estamos a principios de
.
A la sesión sigu iente se invertían los papeles ( excepción hecha abril, ry por la noche ·hiela. La empresa de construcciones CEBE'
de unos pocos, que aparecían como analistas con un estatuto apar­ en la que trabajan, no ha hecho nada por ellos.
te -los estudiantes de Ciencias Humanas-, o de otros que nun­ Dentro de ese contexto se lleva a cabo nuestro seminario del
ca tuvieron ocasión de desempeñar este papel). jueves. Se analiza la situación. Parece importante ·hacer algo.
Los análisis recayeron sobre las iniciativas tomadas por el mo­ En la semana que sigue el asunto ha de adquirir notables di­
vimiento estudiantil durante el s�gunq<? trimestre (manifestación ��nsíones en el .1;1
· edio estudiantil. Los miembros del grt1po p8 r­
organizada por los estudiantes de Medicina contra la expulsión de ticipan en la acc1on: colectas, tomas de contacto con los trabaja­
un miembro del personal auxiliar, para obtener su reintegro 1; dores, panfletos, octavillas, organización de un grupo de trabajo so­
huelga en Letras contra el decreto Guic,hard sob,re la segunda len­ bre la condición de los trabajadores extranjeros en Francia, grupos
gua viva; elecciones en la ,mutual estudiantil, MNEF). de encuesta sobre la situación concreta en Reims, etc.
En todos estos casos el grupo funcionó como un vertedero de El jueves siguiente, un gran número de estudiantes maoístas
informaciones. Fue el único lugar en Reims donde se podía hacer de la H R que han participado en la acción invaden el grupo de
un balance, en la medida en que allí se agrupaban estudiantes de análisis. Enfrentamiento teórico. <<Lo que hace el grupo de aná­
todas las tendencias y de todas las facultades. lisis es puro jarabe de pico. ¡ La acción, la práctica es lo que
cuenta!>>
El grupo había sido reconocido por un gran número de estu­
Acerca del caso de los obreros inmigrantes, el análisis cambia
diantes de base, que aceptaban participar en el trabajo de ba­
rápidamente. Los recién llegados, tras una veloz ojeada de la si­
lance. tuación, comienzan a darles tareas concretas a los innumerables
Los líderes de los grupos políticos (Humanidad Roja, ex-Esu, est�dia?_tes presentes. Proposición de organizar un grupo de alfa­
Liga Co·munista, etc.) consideraban, por el contrario, que el tra­ bet1zac1on.

1
bajo realizado había sido recuperado por el grupo rival. Es intere­ A partir de ese momento, el grupo de análisis ya no se puede
sante señalar que los miembros del grupo de análisis se veían a sos:ener. Sus miembros pierden la iniciativa. El grupo estalla.
sí mismos, paradójicamente, más como analistas que como miem­ Quienes no comparten las ideas del grupo de Humanidad Roja no
bros de un grupo político. Eso {ue lo que nos permitió en aquel reg�;san la otra semana. Y quienes continúan participando en la
momento soslayar la recuperación política.
Mientras permanecíamos en el trabajo de balance escapábamos
I accion por los obreros extranjeros toman rápida conciencia de la
recuperación política del movimiento.
a la recuperación. ¿Pero podíamos seguir replegados en nosotros Si hemos insistido en el análisis de esta experiencia ha sido

1
mismos, sin tratar de promover iniciativas? 1
para mostrar bien las ambigüedades con qt1e tropieza todo grupo
En el ·momento de efectuarse las elecciones de la MNEF propu­ de análisis institucional así que desea tener una práctica de gru­
simos un análisis concreto, que habíamos elaborado juntos, sobre
la institución <<Restau-U>>. ¿No era un primer paso hacia nuestra ! po. Mientras se mantiene en el nivel del análisis' del balance' se
.
siente a gusto. Pero si se procura tener una práctica de grupo, se
participación en el debate político? Luego, en el caso de los in­
migrantes, ¿ no íbamos a vernos obligados a jugar el juego de un
( choca con un alto número de problemas. En particular, con el de
la recuperación.
grupo político? Por consiguiente, un giro que podríamos efectuar, si queremos
desarrollar nuestra práctica analítica el año próximo, es el si­
l. Q'n hecho análogo se produjo en oportunidad de un Análisis del seminario de
análisis institucional en Nanterre.
guiente:

186 187
__,Dejar de desarrollar una práctica de grupo para analizarla, institucional y lo pOfítico. ¿1Es posible, en efecto, pertenecer a un
pero desarrollar el análisis en los grupos que ya poseen una prác­ grupo político y ,hacer su balance fuera de él... ?
tica; en este sentido intentaron orientar su acción en el tercer Pero de todas maneras el análisis institucional tiene, en su co,n­
' trimestre los miem,bros del grupo de análisis institucional; dición técnica, un sitio como estructura indispensable de formación
-Impulsar a todos los grupos políticos, organizaciones estu­ del mo·vimiento estudiantil.
diantiles ,y grupos de trabajo universitarios a los ·que pertenezca­
mos a efectuar un trabajo de balance; en una p·alabra, a tratar de
liberar el ·habla allí donde se tiene excesiva tendencia a inmovili­
zarla.

CONCLUSION
1

1
A título de conclusión provisional se podría decir que el tra­
bajo de este año le ha permitido a cierto número, de estudiantes
comprometerse por medio de los b,alances de situaciones elabora­
dos por el ·grupo; ·éste, no constituido, por dirigentes, hubo de
reunir a gran número de personas que se planteaban problemas y
que vinieron porque ello les interesaba.
El grupo ha tenido, pues, un papel de dirección práctica de
balances dentro del ·movimiento estudiantil de Reims. No ha te­
nido un papel de dirección política, en la medida en que ha sido
incapaz de proponer una estrategia. Pero conservamos su papel
analítico como indudablemente formador. Pensamos que podría
resultar útil darlo a conocer el próximo año a los estudiantes que •
lleguen a nuestra facultad.
El heoho de que algunos digan que p,racticamos la <<masturba­
ción intelectual>> no debe impedirnos proseguir nuestra experien­
cia. Si se comparan nuestro trabajo y nuestro papel dentro del

1
movimiento estudiantil de Reims con los de la AGER {Asociación
General de Estudiantes de Reims) -institución de la que se dice
que es el foco de ani1mación y expresión del movimiento estudian­
til de Reims ( un toco sólo reconocido como tal por las perso·nas
encargadas de él...)-, diremos que nuestro traba;o y nuestro papel
de centralización de informaciones nos ha dado un lugar de pri­
vilegio, ya reconocido por una mayoría de estudiantes.
El análisis institucional es, como ,hemos visto, muy diferente
de un partido, de un sindicato o de una AG, sin que hayamos, por
lo demás, agotado el problema de las relaciones entre el análisis

188 189
'

(

� , ' . . .,
10
EL ANALIZADOR MARROQUI
1
• 1 por
1 Michel Chauvet y Franfois Chesnaux

La idea de unas prácticas sociológicas autoadministradas en el


sur de Marruecos (llanura del Haouz) había cobrado forma en
Tours a partir de la reiniciación de los cursos universitarios de 1969
1 (noviembre). P'or entonces había una posibilidad de hospedar estu­
1 diantes en granjas experimentales cercanas a Marrakech, en las que
l se les enseña a los jóvenes las técnicas de la agricultura moderna.
Pero en la sección de sociología de la facultad de Letras de Tours
1
se hizo muy pronto evidente que el pro,yecto sólo interesa,ba a una
minoría de estudiantes ,bastante marginados 1.
Los demás estudiantes parecían, en general, opuestos a las prác­
ticas. A fines de diciembre, el director del departamento de Socio­
logía dirigió a Rabat y Marrakech documentos (se los cita en los
anexos) que oficializaban las prácticas. Los estudiantes moderados
eran indiferentes; los estudiantes <<izquierdistas>>, así como otros
estudiantes politizados, veían en el proyecto una <<fuga>>, una de­
serción política, en lo cual, por lo demás, ne se equivocaban del
todo 2•

1. Sólo pude parl1c1par en la primera fase. El tiempo de las prácticas coincidía,


en efecto, con el de mi intervención en Quehec.
2. Se sabe qué son los dropout norteamericanos. Nuestros «desertores» se retiran
(de diferentes maneras) a la vez de las organizaciones políticas, de la protesta y de
la institución universitaria, aun cuando hagan acto de presencia y �e presenten a los
exámenes. Por otra parte, en el momento en que se sitúa el relato los estudiantes de
• sociología «izquierdistas>> todavía contaban con cierta audiencia .

191
Los <<practicantes>> llegan al lugar de las prácticas, cerca de claro está. Perdían sus efectivos y se hundían cada día un poco
Marrakech, en los primeros días de enero de 1970. El 3 de enero más en su aislamiento.
asisto a su instalación, tal cual se la había previsto, en las granjas Ya no había asambleas generales. El antiguo régimen conser­
experimentales del Haouz. Pero de allí a poco nos enteraremos de vador reconquistaba lentamente sus posiciones, por lo menos en

que el director de la Oficina del Hauoz en Marrakech se ha negado las apariencias de la autoridad restablecida. A fines de octubre se
a alojar a los practicantes en aquellos establecimie.ntos agrícolas, de concurría a tomar nota de los cursos y los horarios; a veces se
cuya seguridad es responsable 3 •. El asunto, gana en 11mplitud, 'hasta regresaba a la facultad para seguir cursos, pero sin creer realmente
compro,meter a la dirección del Instituto de Sociología de Rabat, en su valor de formación. Todo parecía inútil, hasta la protesta.
que toma posición en contra de las prácticas. Se descubría que el acto de protestar de acuerdo con las normas
A partir de ese día, los practicantes se dispersan por el sur .habituales formaba parte ahora de la vida del sistema. Callarse
marroquí. Entre febrero y abril de 1970 regresan a Tours. se hacía cada vez más radical. Cada cual, a su manera, se convertía
Con arreglo a las normas de la vida social ·habitual y a la so­ en <<desertor>>.
ciología clásica, las prácticas en Marruecos fu.eren un fracaso. Pero La partida para Marruecos simbolizó aquella deserción general.
el <<fracaso>> nos permitió comprender mejor las instituciones. Parecía proclamar la ·muerte de una institución. Sin embargo, la
Las prácticas de Marruecos funcionaron como un analizador. _ garantía formal de ésta era suficiente para que las prácticas exis­
Pusieron al descubierto, sobre todo, ciertos aspectos de Ja institu­ tiesen y para beneficiar a Marruecos con una acogida oficial. El
ción universitaria, como la sección de sociología en Tours. éxito del viaje dependía de la firma del director del departamento
El punto de partida guardaba cierta relación con un pequeño de Sociología. Toda la institución de la sociología parecía haberse
caso de <<droga>>. Una estudiante había sido detenida y acusada, en refugiado en esa firma.
circunstancias bastante oscuras, por haberle dado un cigarrillo de Las prácticas oficiales no duraron mucho. Pero la lectura del
marihuana a un estudiante inglés y porque frecuentaba activamente Informe de las Prácticas dejará ver que duraron, no obstante, lo
en Tours a un grupo de estudiantes ingleses, canadienses y norte­ suficiente para permitirles a los practicantes descubrir y comenzar
americanos para los cuales la droga formaba parte de la contra­ el análisis sociológico de las capas bajas de una burocracia de tipo
cultura. El acontecimiento signó el proyecto de las prácticas socio­ <<oriental>>; con mayor exactitud, del modo de producción maghze­
lógicas en Marruecos. Un día, un impugnador, opuesto a las prác­ niano 4• Pudieron observar la desunión entre los pequeños ,buró­
ticas, tuvo un lapsus revelador: <<Se quieren fumar a Marruecos>>. cratas del interior y el pueblo. Dentro de un contexto rural burocra­
La observación no era completamente falsa, por lo demás. Va­ tizado, aquellos practicantes constituyeron un grupo analizador.
rios de los que partían habían adoptado en ese momento ( ahora Al mismo tiempo, el aparente <<fracaso>> pedagógico de las
han cambiado de ideología) algunos de los grandes temas de la prácticas permitió ·ver un poco más claro en la situación pedagógica
contracultura hippy: la liberación por el viaje, la droga, la música de nuestra sección de sociología.
pop, el parasitismo social, el rechazo radical del trabajo, etc. Para mí, el proyecto de unas prácticas sociológicas en Ma ·
En el momento de la partida, la enseñanza de la sociología en truecos no tenía nada de subversivo. Como todo proyecto peda­
Tours se hallaba en un estado crítico. Las prácticas, rechazadas por gógico, aun el más avanzado, era una empresa bastante refor­
la mayoría de los estudiantes, podían aparecer, sin embargo, como mista. Tiempo atrás, en Túnez, yo había encontrado a un ayu­
una tentativa de .salvamento. En la sección no ocurría ya nada. dante de antropología de una universidad extranjera que acompa­
Los estudiantes decían que los profesores iban a enseñar a Tours ñaba al terreno mismo, durante el año lectivo, a sus estudiantes.
sólo por el sueldo. Los profesores decían que los estudiantes acu­ Éstos analizaban estructuras de parentesco, y ello me había suge­
dían a la facultad sólo para obtener un diploma inútil. Los gru­ rido la idea de una experiencia análoga. Además, las prácticas en
púsculos izquierdistas peleaban entre ellos, como en todas partes, una tierra lejana y una cultura diferente hacen cambiar las acti­
tudes: los estudiantes ·hallan un interés distinto en su traba,jo. Tam-
3. En momentos de hallarse en la imprenta este texto se me informa que el direc­
tor de la Oficina ha renunciado y se dedica ahora a la enseñanza de sociología 4. Falta un análisis de la lucha de clases óentro del campesinado marroquí Y
en Rabat. de las relaciones entre las clases sociales y la burocracia.

192 193
bién he comprobado, hace de esto algunos años, que el despla­ Así que se los ·hubo despedido de las granjas experimentales
zamiento es un poderoso medio de reanimación pedagógica. Lo los practicantes se dispersaron durante algún tiempo por los con�
verifiqué durante los primeros días de nuestra estancia en Marrue­ fines del Sabara. Antes de la partida habían soñado con un Ma­
cos ( durante las vacaciones de Navidad). rruecos liberador, con su gran metrópoli hippy, con sus ritos y
• Los presupuestos universitarios prevén créditos para organi­ sus drogas. Descubrieron, dicen a1hora, que <<el viaje es un calle­
zar viajes de estudios al extranjero. Pero nosotros habíamos par­ jón sin salida>>, y la infelicidad un lujo. El co-che que en Tours
tido por cuenta propia, sin subvenciones. No había sido posible delata nuestra pobreza, en el interior de Marruecos pasa a ser
hacer de las prácticas una actividad pedagógica realmente organi­ una pequeña fortuna. Es para pensarlo. Uno se descubre como lo
zada, aceptada y reconocida como una necesidad, como un verda­ qu; es; un e�tudiante env�jecido que se paga el lujo de un viaje
.
dero trabajo en el propio terreno. exot1co. Las ideas <<anarquistas>> que uno proclamaba a la partida
Si aquellas prácticas fracasaban, quería entonces decir que nues­ no se sostienen ante la nueva realidad. Se comprende un poco
tra institución no deseaba reformar su pedagogía, o bien que no mejor qué somos en Tours: pequeños burgueses en crisis.
era capaz de ello dentro del contexto actual. Era demasiado tar­ Esa es, en todo caso, la imagen que los sociólogos franceses han
de. Ya no resultaba· posible trabajar e inventar una manera n11eva dejado entre algunos de sus colegas marroquíes, especialmente en­
de interesar a los estudiantes en su formación. Las discusiones de tre los que trabajan en la valorización de Marruecos del Sur.
grupo orillaban el vacío. La lectura de la presente <<memoria de encuesta>> nos ha hecho
Sin embargo, en Marruecos comenzamos a formar una comu­ observar, sobre todo, que:
nidad de trabajo. Me pareció que hasta comenzaba yo a descubrir 1. Los practicantes llegaron con modelos de interpretación
una solución para la crisis de nuestra pedagogía, a orientarme ha­ y una actitud general que constituían, frente a aq11ellos que de­
cia la idea de una nueva universidad, móvil, internacional. Pero bían recibirlos, un sistema cultural que se deseaba, en gpariencia,
si aquella tentativa de salvamento fracasaba, ya no quedaría salida \ imponer. Hubo un conflicto entre dos grupos, y dos culturas. El
1 sistema que servía de estructura de recibimiento para las prácti­
alguna. La enseñanza de la sociología seguiría siendo lo que es en
todas partes: una práctica ideológica, puramente libresca, sin verifi­ l
1
cas re�ultó ser el más fuerte; terminó por rec·hazar, tras una se­
mana de experiencia, al grupo de practicantes 6. Éste era, por lo
cación experimental real 5•
1
La institución parecía aceptar ser inútil, pero sin decirlo. Los r demás, poco homogéneo en la definición del proyecto, y la expe­
estudiantes eran cómplices de ese descalabro. Desde luego, los mu­ l riencia funcionó como un revelador de sus contradicciones.
2. Desde un punto de vista sociológico, se nos ·ha dado a
ros de la institución siguen siendo sólidos; pero sólo se basan en el 1
acuerdo negativo de todos sus miembros. ) �bservar que la <<memoria de encuesta>> habíase constituido a par­
Si yo quería sobrevivir en esa institución tenía que aceptar sus 1 tir de un postulado metodológico tomado del análisis institucio­
reglas, meramente formales; no intentar ya darle un sentido posi­ nal: las instituciones son el lugar de análisis del sistema social, y
tivo a la <<formación de los sociólogos>>, pese a ser ello mi oficio. este análisis se efectúa a partir de la intervención de un grupo
.
Descubría un poco más, a través de aquella experiencia, que nues­ analizador y de los efectos que produce en el campo analítico.
tro oficio se había vuelto vacío y que todos éramos ni,hilistas. La 3. Ello conduciría a sobreestimar la importancia del fenó­
institución no era para nosotros, docentes y estudiantes, nada más meno maghzeniano ( aparato estatal, burocracia nacional y local, nue­
que un sistema ,de papeles y máscaras. Los más hábiles en aquella va burguesía administrativa como clase dominante, etc.) en detri­
comedia lograban, al finalizar sus estudios, puestos de ayudantes o mento de un análisis en términos de lucha de clases. Así, por ejem-
de encargados de cursos. Los otros serían los desechos de la socie­
6. Ni aun nosotros disponíamos de las vacaciones regulares de fin de año para
dad industrial. Por lo demás, todo el mundo sabía esto. Pero las comenzar la organización de las prácticas, que al final se llevó a cabo como estaba
prácticas mostraban mejor lo que se quiere disimular y se disi­ previsto, a partir del 2 de enero de 1970 con la instalación en el centr� de valoriza­
mula a sí mismo tanto tiempo como le resulta posible. ción agrícola, cerca de la granja-escuela d� Attaouia. No pudimos seguir mayor tiempo
la experiencia, y esto sí que no estaba previsto. Todo concluy6 el 9 de enero.
5. Las prácticas eran, pues, el analizador de las divergencias pedagógicas y de los Algunos practicantes regresaron a Tours; otros busc:1ron en otras partes, dentro de
conflictos ideol6gicos entre los docentes de sociología en Tours. Marruecos, otros terrenos de indagación sociol6gica.

194 195
plo, se opone <<el poder y el ,hampa>>. Según el modelo marxista, el
<<modo de producción maghzeniano o maghrebino>> es una variante
del modo de producción asiático 7• MEMORIA DE ENCUESTA
'
Ello nos conduce a subestimar la importancia de las luchas
de clases dentro del campesinado marroquí ( entre grandes pro­ Un grupo de estudiantes partieron en tren de prácticas de So­
pietarios terratenientes y pequeños fellahs sin tierras), así como ciología a Marruecos en diciembre de 1969 porque ya no soporta­
la importancia de la burguesía de las ciudades, en beneficio de la ban el clima de su universidad ni el de su ciudad. Con prácticas
burocracia estatal, definida como <<la nueva clase dominante>>. Es o sin ellas, la mayoría habría partido de cualquier modo. La de­
cierto, en efecto, que en el Maghreb hay lucha entre esta <<nueva cisión de partir ya se había tomado en el momento de quedar las
clase>> y las más antiguas clases poseyentes. prácticas <<oficializadas>> por el señor Duvignaud (Anexo I). En
4. También se nos da a observar que los funcionarios de la eso estribaba quizá la ambigüedad de nuestra situación en Ma­
valoración agrícola se ven a menudo rechazados tanto por los rruecos, vinculada a la ambivalencia de los motivos. Para el orga­
grandes propietarios de bienes raíces como por los pequeños pro­ nizador de las prácticas (Georges Lapassade), la ruptura no es
pietarios. (necesariamente) total, por lo menos actualmente, entre una insti­
5. A propósito de la constitución de una clase-tapón de pe­ tución universitaria que se descompone y unos estudiantes que ya

1
queños propietarios, cuya finalidad consiste, al parecer, en limitar no toleran muy fácilmente el olor de la descomposición. Por lo
el éxodo rural, en estas críticas se hace resaltar que el análisis demás, se puede pensar que, si la Universidad francesa se destruye
contiene una preferencia política implícita; ésta es la de preferir a sí misma, el heoho se explica por su inmovilismo.. Que a unas
el éxodo rural con la constitución de barrios de emergencia alre­ prácticas en el terreno de una cultura diferente las vean ciertos so­
dedor de las grandes ciudades, es decir, de un. <<potencial revolu­ ciólogos como aberrantes, cuando poco mer1os que por doquier
cionario>>, grupo analizador y detonador social que no puede existir hay prácticas de este tipo, es circunstancia que puede servir, acaso,
en el campo. Pero en realidad se puede hacer otra elección, cual para comprender por qué la sociología es en Francia el sitio más
sería la de constituir, mediante la distribución de las tierras ¡y la l avanzado de la putrefacción pedagógica. En efecto, la enseñanza
valorización, un grupo analizador de jóvenes propietarios que en­ de la sociología en Francia es -siempre lo ha sido una prác­
trasen en conflicto con los grandes y tradicionales propietarios de tica abstracta y puramente ideológica. Quienes pueden viajar, resi­
bienes raíces. dir algún tiempo, verificar en el terreno mismo, con informadores
adecuados, lo que se dice en los cursos y los libros son sólo una
G. L. ínfima minoría.
En cambio, los estudiantes de psicología efectúan prácticas clí­
nicas en las escuelas y los hospitales. Los estudiantes de geogra­
fía realizan tradicionalmente viajes de estudios. En el extran.jero
se organizan prácticas para los estudiantes de lenguas. Pero para
el estudiante de sociología la única práctica que se considera trans­
curre en la biblioteca de la ciudad o de la facultad, de modo, pues,
(
' que las prácticas en Marruecos adquirían directamente una signi­
ficación pedagógica. Eran un analizador. Impugnaban, con su exis­
tencia misma y en su condición de <<contrainstitución>>, la pedagogía
.:· E�te es ? e�, efecto, un pr�blema teórico muy importante para formular hipó­
tesis. de 1nvcst1gac1on e 1nterprctac1ones. Y. Lacoste plantea este problema en su intro­ france�a de una sociología libresca, que es, sobre todo, una filoso­
,
ducción a Ibn Jaldun (Ib11 Kbaldoun, c<l. Maspcro); pero los sociólogos marroquíes
. fía social.
rebaten la tesis de Lacoste. El concepto de �ocieda<l caidal ha sido tomado de
P: ��scon, �uien ha public..1do algunas investigaciones sobre este sistema de orga­
,
n1zac1on. so�tal, as1 �orno sobre la «sociedad hidráulica» en el sur marroquí. Allí
_
la valor1zac16n se articula, cft.:!ct1va1nente 1 en to1no de la irrigación, de las represas,
Y la OMVA de Marrakech es en su origen llna oficina «hidráulica».

196 \ 197
la muerte de la sociología. Los efectivos se reducen: en vez de
Aspecto histórico de las prácticas de sociología
los veintiocho inscritos en primer año el curso pasado, este año
· El 6 de diciembre de 1969, tres estudiantes de Sociología
�Fran�ois Ghesnaux, Alain Coulon y Gilles Montaubin-:- salen ¡ hay dieciocho. A1hora se tiene conciencia de la ausencia real de
salidas. En Tours, los puestos de docentes están saturados por un
altísimo número de años.
de Tours hacia Marruecos , movidos por el deseo de evad irse y la
necesidad de romper con la sujeción universitaria. Se dicen parti-
. Lo que ha muerto en mayo es el humanismo de las facultades
de letras; pero la institución sigue en pie. Sus adversarios �ás �n­
darios de un ·movimiento que comenzó diez años atrás (el de los
carnizados están allí. Rinden siempre sus exámenes de l icencia­
dropout) en los Estados Unidos, donde las facultades y los �ole­

1
tura y preparan doctorados.
gios ven disminuir sus efectivos. Los que parten toman la d irec­
La sociología tecnocrática ( ideología del oficio de sociólogo)

1
ción de la India, de Birmania, de América del Sur, de Marruecos.
parece muerta, desmitificada.
Es interesante darse cuenta con exactituq de la situación de la
La sociología humanista (el discurso sobre el <<hombre social>>
sección de Sociología .en Tours antes de las prácticas en Ma­
y sobre el dran1a social humano ...) ha muerto.
rruecos.
Queda el problema sociopolítico de esa muerte. Después de
El 20 de noviembre de 1969 se lleva a cabo una asamblea ge­
mayo del 68, la interrogación sociológica sólo puede ser <<polí-
neral, en la que los asuntos abordados incumben en todos los
t1ca>>.
casos a la definición de la institución de la sociología en Tours, y
Muchos problemas no ·han muerto, sin en1bargo: naturaleza de
se critica su funcionamiento actual (designación de los docentes,
las ideologías y de las institt1ciones, su articulación exacta con la
exámenes, etc.). Hecho notable, en la reunión siguiente no habrá
lucha de clases y el estado de clase...
más que un solo docente -Georges Lapassade- y un reducido
¿ Pero no serán problc111as manipulados desde la partida? En­
número de estudiantes. Un fracaso.
tonces L1no se desinteresa de ellos.
Al mismo tiempo, la mayoría de los sociólogos (excepción he­
cha de una minoría de militantes políticos, compro·metidos en el
plano de la facultad} parece indiferente a una huelga desencade­
No estamos dispuestos a olvidar la acogida que halló entre la
nada en el conjunto de la facultad; casi parece aguardarse la
indudable mayoría de los estudiantes <<conscientes y organizados>>
reiniciación de los cursos, y hasta se sigue11 los de psicología. No
de ia sección de Sociología de Tours la idea de unas prácticas en
hay participación efectiva en la acción directa (y esto no es espe­
Marruecos a las que convocaba Georges Lapassade, profesor ayu­
cífico de Tours).
dante de Sociología. ¿Los candidatos? Toxicómanos. ¿Las estruc­
Por lo que concierne a los estudiantes, las críticas no son
turas de recepción? Míticas. ¿La invitación de partida? Desmovili­
escasas; pero se trata de un juego sin importancia. Se dice tam­
zadora. En el momento de partir éramos el hampa de la sección
bién que la autogestión (decisión colectiva dentro de ciertos lími­
de Sociología de Tours, y al instigador de las prácticas se le mi-
tes institucionales comunes) ha fracasado. Pero todos lo ven bien.
raba como al jefe del hampa.
Y esa impugnación de los estudiantes es un movimiento carente de
La realidad parecía relativamente de acuerdo con el cuadro

11
consecuencias. Los estudiantes aceptan la estrategia docente: limitar
que acabamos de presentar.
las asambleas generales al número de una por año universitario, si
15 de diciembre de 1970: cuatro de nosotros ya han pasado
no hay demasiadas crisis; soltar mucho lastre y rendir examen para
Algeciras hace ocho días. Tienen el pelo largo, y el so� !os atrae
evitar las crisis. .
más que el ministerio de Agricultura marroquí. Son pr1v1leg1ados.
La autogestión pedagógica ha fracasado asimismo en el nivel
\ del tra,bajo. Ya no hay ganas de definir en común los marcos Saben, por lo demás, que lo son y que su anarquismo es un anar-
quismo de lujo. ..
generales del programa ni las modalidades de los exámenes. Se pre-
Pero del otro lado del Mediterráneo las cosas son muy dife­
fiere la· enseñanza tradicional, el curso magistral. Es la solución
rentes; la comodidad de posiciones intelectualmente <<avanzadas>>
más fácil.
se ve rápidamente amenazada.
Con posterioridad a mayo del 68, en todas partes se habla de
199
198
Ser blanco e·n Marruecos ya es un lujo. Con mucha mayor ra­ Cada granja recibe a. veinticinco jóvenes por el término de un
' zón ser estudiante y estar de viaje fuera de la temporada turís- año. El personal: un director y un monitor. Superficie: cincuenta
t1ca. hectáreas. Los jóvenes explotan la granja, y cada semana t!na asam­
De este modo, pues, unos estudiantes que partieron en busca blea constituida por ellos y el director define las reglas de produc­
de droga ry sol, pero que rechazan en parte el estatuto de hippies ción. A fin de año se distribuye el producto neto entre los jó­
y el de turistas, en los que todo, el mundo está dispuesto a ver venes, quienes reciben, además, una asignació·n de cinco dirhams
que se mantienen, se encuentran ante la necesidad -que aceptan por semana, ropa y alimento. Sólo al cabo del quinto año puede la
y asumen- de tratar de comprender. granja bastarse a sí misma. Antes la subvenciona el Estado por
¿Tratar de comprender qué? medio de la Oficina. Las tierras de la FEJA pertenecen, o bien al Es­
Por ejemplo, la cooperación, los acuerdos gubernamentales Pa­ tado, o bien a colectividades tradicionales; los jóvenes provienen
rís-Rabat. Un maestro marroquí gana al principio 600 francos; con de éstas.
igual diploma, un cooperador percibe el doble. ¿Por qué? La re­ Salidas: al regresar de la granja, los jóvenes tienen, en princi­
lación es inversa si se comparan los jornales de un trabajador nor­ 1 pio, que emplearse en el campo; pero las más de las veces se ubi­
africano en Francia y de un colega francés. ¿Por qué? 1 can fuera de la producción agrícola. Parte de ellos regresa a la ex­
Un estudiante secundario marroquí alega que prefiere tener 1 plotación familiar (con reticencia). No les satisface la vida que les
un profesor francés antes que uno árabe: <<Porque explica mejor>>. 1 espera a la salida de la granja, debido a las estructuras tradicio­
¿Por qué? t nales.
No hay un marroquí que, aun teniendo un empleo conveniente Además, los parcelamientos de tierras distribuidas por el Esta­
en Marruecos, no abandonaría alegremente su país si encontrase un do se asignan sólo a ·1os campesinos tradicionales, que suelen ser vie­
contrato de jornalero en París. ¿ Por qué? jos y tienen a su cargo familias numerosas.
Al director de la Oficina del Haoux en Marrakech Je diremos A las granJas-escuelas se las acopla con los CMV, pero el di­
1
1
un día: <<Cuando el divulgador pasa en su Landrover por el cam­ rector de la granja es independiente de la dirección del CMV, aun­
po, el fellah se inclina, casi, se diría, como los tontons macoutes que éste puede asegurar prestaciones materiales a la granja.
en Haití>>. Habrá de reconocerlo. ¿Basta la eficacia superior de las Los CMV son las antenas locales de la Oficina ( OMVA). Más o
técnicas occidentales para imponerse a los fellahs? No; también 1 menos unos diez o quince empleados y dirigentes se distribuyen
¡
se necesitan los Landrover, y aquí y allá, sin duda, unos cuantos las funciones de administración, vulgarizació·n y conducción de trac­
fusiles. ¿Por qué? tores. El CMV tiene a su cargo la promoción de las técnicas moder­
Son otras tantas preguntas que se le formulan al observador, nas de agricultura: mecanización, utilización de los a,bonos, rota­
otras tantas preguntas a las que no sabemos responder. ción de los suelos.
Las prácticas se llevaron a cabo en las instituciones de valori­
zación agrícola de la región de Marrakec,h.
Nuestro pro·yecto consultaba la realización de una encuesta-par­
ticipación, sobre todo acerca de las posibilidades reales de auto­
La función política real de esa institución -la Oficina- con­ gestión en la formación de los jóvenes agricultores del Haouz, para
siste en crear una clase-tapón de pequeños propietarios de bienes lo cual pensábamos integrarnos a todos los niveles de la vida de
raíces, a fin de evitar el éxodo rural masivo y la constitución de las granjas y CMV de la localidad. No pudimos estudiar ese medio
un proletariado agrícola revolucionario. Todos los años, la clase­ agrícola, pero sí descubrir la realidad de los pe,queños cuadros de
tapón recibe tierras del rey para la fiesta del trono (marzo). empleados y dirigentes. El mismo fenómeno se produjo con res­
La Oficina de Valorización Agrícola ha implantado en una pecto a las granjas-escuelas. Llegamos a conocer muy poco a los
región-piloto -la región de Attaouia- tres FEJA (granja-escuela jóvenes practicantes, pero descubrimos lo que eran sus educadores.
de jóvenes agricultores) vecinas a los centros de valorización agrí­ Desde el comienzo de nuestra estada, en efecto, los responsables
cola, los CMV. del CMV y de la granja-escuela hicieron cuanto pudieron por impe-

200 201
dirnos todo contacto con los jóvenes y con la población de la realidad del sistema: ya no se procura mostrarnos la técnica. aho­
aldea. ra se nos proponen orgías y juergas. Ya no se nos ve como a' prac­
La relación tanto con los jóvenes como con el conjunto de la ticantes, esto es, como a protegidos y representantes de la auto­
· población no pudo establecerse debido a la interposición de los ridad y del saber universitario. A·hora se nos considera como in­
pequeños cuadros. No nos 1b1o·quearon de una manera autorita­ vitados con los que se puede pasar un buen rato. Claro está que
ria, pero se esforzaron por apartarnos de nuestro objeto de estu­ ( la dirección de la Oficina del Haouz se informó de esto, y en a.quel
\ momento se declaró oficialmente en toda la red universitaria que
dio y procuraron integrarnos a su grupo. (Juergas y orgías or1ga­
las prácticas en Marruecos de los estudiantes de Tours eran prác-
nizadas a la noche; en Marruecos se llama orgía a una velada pró­ • • • •
diga en vino a la que se invita a unas cuantas prostitutas.) In­ t1cas meramente 1mag1nar1as.
tentaron acapararnos para reforzar su prestigio con el prestigio de El 7 de enero, el director de la Oficina informaba a otros
que <lis.frutan los europeos en el· interior de Marruecos. Ta,mbién estudiantes de Tours, que ·habían permanecido en Rabat, que ha­
representá,bamos para ellos una distracción en su soledad. bía decidido detener nuestras prácticas y dejar de darnos alber­
Los dos primeros días se nos in·forníó ;cerca de los métodos gue en las granjas-escuelas.
de divulgación. Se aguardaba de nosotros un trabajo técnico para Al pedírsenos que nos fuéramos inmediatamente -era el 9 de
el informe que debíamos preparar, según se creía, para las autori­ enero-, se nos hacía saber sin lugar a dudas que las prácticas
dades. Se nos miraba como a delegados de la Autorid 2 d: el Maghzen en el Haouz habían terminado.
(la burocracia estatal, el ejército, la policía, la Oficina... ). Se nos Esa noche, dos divulgadores de Fraita nos invitaron a alojar­
condujo, pues, al terreno para mostrarnos la diferencia entre el nos con ellos en el CMV. Había rivalidad entre los dos CMV. Acep­
rendimiento en sector modernizado y en sector tradicional. tamos la invitación, a pesar de las presiones de un cuadro del

1
1 CMV de Attaouia, que nos ofreció d i nero para <<desenmascarar al
Existe en aquella población un modelo abstracto y superior
del estudiante afectado a las prácticas. Por otra parte, el director espía del CMV ri val>> (sin duda, espía significa para ellos indicador
del CMV de Attaouia se había marchado a los Estados Unidos a de la dirección de la O·ficina). El detalle muestra en qué estado
1 de vig i lanci a funciona el sistema. Tenemos que vérnoslas con una
hacer unas prácticas técnicas de agronomía. No se distingue entre
1 sociedad en la que el Magl1zen 1 se debe infiltrar en todas partes
la investigación científica y la investigación administrativa.
' Nosotros
no correspondíamos a ninguno de sus criterios de clasificación de 1 y controlarlo detalladamente todo. El más pequeño cargo admi­
1 nistrativo es un privilegio. La posesión de la lengua francesa per­
los investigadores: el heoho de mezclarnos con la población en lu­
gar de salir de caza en un Landrover con cuadros del CMV los in­ � i te alcanzar el Maghzen y salir, así, de la población po,bre, con­
1 siderada como hampa.
disponía contra nosotros. 1
El segundo día se nos llevó de visita a un conjunto de barra­ Nosotros no teníamos todos los criterios de la burocracia; por
cas en construcción a orillas del cauce del Tessaout; también se tanto, nos hallábamos asociados al hampa. Pero hablábamos en
nos mostraron unos trabajos de irrigación que se efectuaban en la francés: no se nos tenía que confundir con el hampa árabe, que
región, todo con miras a pro·porcionarnos material para el infor­ carece de este privilegio burocrático. Para ser burócrata hay que
me que debamos rendir. Esto viene a confirmar que el propósito hablar en francés; y para mantener este privilegio, los burócratas,
de las prácticas y de la encuesta era, para nuestros huéspedes, de grandes y chicos, ·hacen campañas por la arabización integral de la
carácter técnico y estadístico. Debido a su función y a su forma­ poblac i ón.
ción no podían considerar un en.foque crítico del sistema social. La burocracia del modo de producción asiático desciende has­
Ya se sabe que, tradicionalmente, los viejos oficiales de estudio ta el más pe·gueño cuadro del siste·ma, que en Marruecos se llama
se honran en todos los países con visitas técnicas que muestran Maghzen. La línea de demarcación entre los agentes de la domina­
los éxitos de la producción. (Modelo internacional, incluyendo los ción y los dominados es el idioma. Detrás de éste está todo el
viajes ministeriales y presidenciales.) Los problemas de la vida 1. Maghzen: depósito, almacén y también, tradicionahnente, palacio real, poder
diaria quedan al margen del tema de estudio. central; todo aparato administrativo, policial, 1nilitar, estatal; el poder en su conjunto
A partir del tercer día, la seriedad técnica cede su lug· ar a la Y sus ramificaciones opuestas al páramo Siba.

202 203
modelo francés de sociedad, que sigue siendo ,el Eldorado. La gen­ En un primer momento éramos invitados del jefe mayor, esto
te del CM nos decía constantemente que les gustaría ir a tra,bajar es, el director de la Oficina; éramos, pues, protegidos del poder.
a Francia. La solicitud se halla en contradicción con el nacionalis- El director nos explicó que a veces se le iba a ver a su despacho
. mo cacareado por los cuadros, un nacionalismo que les sirve, sim­ para impregnarse del po·der y el prestigio maghzenianos. Está·ba­
plemente, para justificar su situación de privilegiados disfrazados mos, así, por encima de los pequeños cuadros. Luego, tras haber
de libertadores de la sociedad. perdido ese prestigio, se quiso hacer cómplices de nosotros; pero
Desde el comienzo de nuestras prácticas, una joven sociólog· a el sistema es de tal índole, que no podía·mos convertirnos en co­
marroquí rechazó (por nacionalismo, decía) nuestra participación laboradores. Por lo demás, más bien sentíamos ganas de ir hacia
en su encuesta sobre las mujeres. La víspera (2 de eneto) se ha­ la población. Pero cuando estábamos con los fella·hs se nos vigi­
bía considerado nuestra participacin en ésta, si la aceptaban los laba permanentemente.
investigadores marroquíes. En rigor, el rechazo significaba la pre­ Pasamos nuestro tiempo, oscilando sin cesar entre el poder y
cariedad, desde el 2 de enero, de las prácticas comenzadas ofi­ el pueplo, o, en el lenguaje de los administradores, entre el poder
cialmente ese día. Y era, con todo, un rechazo inapela,ble. No y el hampa.
quedaba más .que la estada en las granjas-escuelas. Una noche nos llevamos con nosotros a dos jóvenes cesantes
Recordemos a·hora que las prácticas estaban organizadas por la de El Kelaa. Se nos dijo, sin conocerlos, que eran ladrones, y se
sección de Sociología de Tours. Nuestro aloja·miento como prac­ nos añadió que se necesitaba la autorización del director de la
ticantes había sido considerado el verano anterior a proposición Oficina para introducir extraños en el territorio del CMV y de la
de un director de FEJA del Haouz. granja-escuela. Discutimos para saber si había que llevar hasta el
A pesar de esa primera oposición se nos aceptó en el CMV de extremo aquella provocación institucional que representa,bg la pre­
Fraita, donde se encontraba, en el bloque destinado a hospedaje sencia de los dos muchachos en el CMV. El clima se había puesto
de los solteros, el local que se nos concedía. muy tenso. Habíamos provocado una co,alición de todos los cua­
Uno de los principales obstáculos para la continuación de nues­ dros del CMV y de la granja-escuela. Para ellos era como la viola­
tra estada en el CMV fue la presencia de una estudiante entre los ción de un lugar sagrado, prohibido para el 1hampa, para la clase
estudiantes, en un medio musulmán donde la muJ· er ' o se ausenta , dominada. Verificamos una vez más la radical separación entre la
o se esconde. En Marruecos, una mujer libre es una provocació·n. élite dirigente, aun en el más bajo grado de la jerarquía adminis­
. 1
Para que el sistema sobreviva es necesario que la europea se man­ trativa, y el pue,blo.
tenga en extremo distante; si no, se la ve como objeto de prostitu­ l Así, a los ocho días de nuestra estancia, habíamos comenzado
l
ción y, por tanto, como ·hampa. Una noche fuimos con nuestros
huéspedes a El Kelaa, a beber y <<comprar>> una prostituta que
¡ a descubrir en el terreno mismo la estructura de una sociedad cla­
sista: una sociedad muy jerarquizada, muy compartimentada, pero
1
esencialmente de dos estamentos. Éramos los invitados del Maghzen. •
debía entregarse, como lo descubrimos después, a los estudiantes ¡
franceses, a cambio de lo cual la estudiante francesa debía corres­ 1 Pero no habíamos logrado comportarnos como el Maghzen pide, y
ponder al director del CMV. El intercambio fue rechazado. Pero se nos rechazó.
aquella imaginaria operación mostraba la degradación de nuestras En Rabat, donde también procuraba implantarse nuestro gru­
circunstancias. La víspera éramos universitarios, observadores te­ po de prácticas, encontramos una situación análoga. Frecuentamos
midos y, por tanto, respetados. A1hora éramos cómplices a los que otra parte del Maghzen, algo más elevada dentro de la jerarquía;
se podía comprar. No hay posibilidad para una relación libre e no ya agrónomos, sino sociólogos esta vez.
igualitaria. Bebimos vino juntos; participamos en los aspectos ocul­ En Marruecos, el sociólogo posee un estatuto diferente del
tos y nada prestigiosos de su vida de burócratas. El pueblo no estatuto del sociólogo francés. Además de vender sus servicios al
participa en esas orgías. Es una sociedad muy estratificada. Con Maghzen, puede asimismo llegar a ser miembro de éste. Los jóve­
la aceptación de esas invitaciones ya no teníamos el derecho de nes sociólogos de Rabat viven al estilo europeo en los antiguos
frecuentar al pueblo e ir al ca·fé de la aldea a beber té con los barrios coloniales.
fellahs. Como los pequeños cuadros del Haouz, los sociólogos de Ra-

204 205
Es un tilde de pertenencia a la clase dirigente. El fin verdade­
bat se reconocen como la élite de su país y tienen, debido a esto, ro -la ambición- es reemplazar al administrador francés. D'e ahí,
muchos deberes. Pretenden ayudar al p,ueblo a salir de su mise­
por lo demás, que entre el pueblo se los llame <<los nuevos fran­
" ria colonial, defenderlo en el nivel nacional contra la explotación
ceses>>. Pero bajo esa apariencia de cultura francesa subsisten ac­
imperialista del exterior. titudes tradicionales en las relaciones interpersonales y en el seno
Se presentan como patriotas progresistas y hasta, con suma de la administración. Cuidar su prestigio y mostrar que se posee
frecuencia, como revolucionarios. Pero sólo conocen el pueblo a el poder merced a la dominación de sus subordinados es la p.rin­
través de las encuestas efectuadas a petición del Estado. Uno de
cipal actividad del jefe, quien, por otra parte, se preocupa muy
ellos nos reproc,haba <<ir a callejear a la medina>>. Estos jóvenes poco por el resultado del trabajo y la marcha de su servicio. Uni­
intelectuales restan toda importancia a su aislamiento social y pre­ camente el prestigio cuenta; se lo sabe, por lo demás, pero es un
tenden conocer al pueblo, del que sólo tienen, en rigor, una visión
tema que no se encara.
administrativa. Por lo demás, se han formado en el Instituto de
El sistema administrativo del Marruecos actual aparece, así '
Sociología de Rabat, que era esencialmente un instituto de promo­ . . .
co�o un com�romiso ininterrumpido entre la sociedad caidal y la
ción social para el recicla.je de administradores de diferentes minis­
sociedad colonial. Los <<nuevos franceses>>, con su cultura occiden­
terios, de alumnos de la Esct1ela Nacional de Administración y de
talizada, separada de la del p·ueblo, se valen al mismo tiempo de
policías. las antiguas estructuras de poder para intentar aumentar en su
Los estudiantes libres y más jóvenes siguen, antes bien, los cur­
provecho el rendimiento del proletariado marroquí (mediante la
sos e� la facultad de Letras de Rabat. Había, pues, una c.;eparación
modernización). Es lo que se denomina valorización. Es, en rigor,
de clientela entre la sección de Sociología de la facultad y el insti­
lo que habíamos ido a estudiar a la llanura del Haouz, en las FEJA
tuto de Sociología antes de la supresión, reciente, de este último.
y los CMV. Eso eran las prácticas...
No es sorprendente que estudiantes llegados de Tours, sin po­
der y sin prestigio 2, hayan sido rechazados tanto por el Instituto Se han suprimido los aspectos más groseros de la cultura co­
de Sociología como por la Oficina del Haouz, pero aceptados por loni�l (ya casi 1:? se enseña <<nuestros antepasados, los galos>>; pero
el profesor de sociología de la literatura, que se puso a su dispo­ Racine Y Corne111e permanecen en el programa de los liceos ma­
sición para aconsejarlos y dirigir sus trabajos. rroquíes), pero se desarrollan los aportes técnicos que permiten
nue�as formas �e dominación y explotación. No hemos podido es­
En Rabat se enseña la sociolo,gía occidental. Los cuadros marro­ .
tudiar la complicidad entre la dominación interna de los <<nuevos
quíes están impregnados de esta cultura moderna cada vez más
franceses>> y el capital extranjero (entre Maghzen e Imperialis­
tecnocrática, una cultura que da valor a esos cuadros, a sus pro­
pios ojos. La cooperación es un aporte occidental, francés ante tas) 3•
todo; es, por tanto, un aporte colonial. Francia es la antigua po­ Los c�adros administrativos a menudo se casan con europeas.
.
tencia protectora. Hay dos categorías de docentes de sociología Viven casi por completo con arreglo al estilo europeo, y sólo ad­
en Rabat: cooperadores franceses y docentes marroquíes formados miran su propia civilización como objeto de estudio exterior a]
en las universidades francesas, en París, sobre todo, y más rara­ que siguen afectivamente apegados 4• Lo mismo ocurre entre' los
mente en las universidades norteamericanas. Los jóvenes intelec­ ( pequeños cuadros del interior (nuestros huéspedes del Haouz de
tuales marroquíes, que pretenden ser nacionalistas, anticolonialis­ Marrakech), que no presentan más que un apego superficial a su
tas, viven íntegramente de acuerdo con las normas de la antigua civilización: sólo sueñan con ir a Francia, con vivír al estilo fran­
potencia colonial. Para ellos, la vida <<a la>> francesa, <:on todos cés. Su islamismo está hecho a imagen y semejanza de su ropa:
es exterior a ellos, como la yellabah que llevan sobre sus prendas

l
sus atri,butos -tanto ·materiales como intelectuales-, es un signo
visible de superioridad y poder social.
3. Se podría comparar el mecanismo de reproducci6n del Gaghzen con el análisis
2. Para los estudiantes en prácticas en el extranjero o en Francia, el prestigio de Les héritie�s, de Bourdieu y Passeron. En ambos casos es el lenguaje quien crea
no puede ser otro que el del jefe que los envía. En Rabat, como en Tours o en al ser Y mantiene la barrera entre los dos niveles de la sociedad.
�alquier otra parte, el prestigio se mide por el número de tesis de doctor•;tdo que ese 4. Presentan este doble juego como el drama del intelectual maghrehino, desga­
Jefe controla. Pero nuestro jefe de Tours era, según se ha visto, poco favorable a rrado entre dos culturas.
nuestras prácticas ...
207
206
europeas. De la misma manera, prefieren emborracharse con vino escuelas marroquíes se sigue enseñando la química de importa­
ción hecha para la explotación de minerales occidentales.
antes que fumar el kif, como lo hacen tradicionalmente los cam­
En el festival africano de Argel (julio de 1969) se recomenq6
pesinos. Hasta llegan al e xtremo de opinar, como los europeos, que el estudio de la s técnicas africanas de medicina y otras. Se c o­
• el ki•f es una <<droga >>. En Marruecos se consume vino de un modo
mienza a descubrir la psicoterapia y la medicina general africanas .
cada vez más masivo, aunque a escondidas: así se pretende salvar Pero e l Marruecos de hoy le vu elv e la espalda a la tierra africana
las apariencias. Por lo demás, preciso es dejar que corra la sobre­ mira hacia el Norte. El único deseo de los ,jóvenes es saltar el
producción nacional de vino. El poder de este reino tan islámico �strecho de Gibraltar en sentido inverso al de nuestro viaje. No
cierra, pues, los ojos ante seme1ante cons11mo, que está prohibido han comprendido que queríamos aprender algo de ellos, porque
por la religión. .
piensan que todo saber viene del Norte ; piensan que cuanto fran­
cés llega a Marruecos no puede dejar de enseñarles. El día en qu�
negamos esto, nuestra estada oficial, tanto �n Rabat como en Fre1-

Los altos dirigentes del Maghzen constituyen una especie de ta, terminó. Habíamos traicionado la alta idea que ellos se hacen
burguesía nacional que dilapida el capital de la tierra marroquí al de Europa. Éramos el hampa.
tratar de sacarle la mayor ganancia posible ; compran antiguos do­ No nos quedaba más que asumir nuestro verdadero lugar en la
minios coloniales y los explotan hasta agotar el suelo. Una vez 1 sociedad marroquí. A,bandonamos el Maghzen y ?uscamos ref�gio
que la tierra ha quedado completamente empobrecida, los vuelven
a vender. (Tal vez por eso el rey intenta hacer regresar a antiguos
colonos ... ) Esto muestra la mentalidad de la alta élite marroquí.
1 en la medina de Marrakech, y luego e ntre los hippies de Essaou1ra...

Mayo de 1970.
La técnica occide ntal no ha sido completamente asimilada ; ocurre, \
por ejemplo, con la noción de inversión a largo plazo. En efecto,
e ntra en conflicto con la tradición histórica, que rechaza la acu­
mulación económica. La idea tradicional de vivir al día se man­
tiene, en contra de la concepción occidental del desarrollo econó­ ANEXO I
mico. No todos los valores occidentales se han, pues, 1 nterioriza­
do. Entre éstos hay una selección implícita.
En la vida diaria se conserva el confiicto entre las dos cultu­ (Documento puesto a disposición de
ras. Se pretende adoptar los valores técnicos y económicos para todo practicante que se dirige a
el desarrollo, y rechazar los valores morales y culturales. En reali­ Marruecos)
dad se produce lo contrario. Se imita al Occidente por sus prohi­
biciones, pero los <<nuevos franceses>> del Maghzen no llegan a 1. De acuerdo con la fórmula de las prácticas qu� �fectúan
comportarse como clase de empresarios, como lo hizo la b urguesía los estudiantes de lenguas, es posible considerar una practica para
occidental del pasado siglo. Según un periodista ruso al que encon­ un determina do número de estudiantes de sociología.
tramos cerca de Ouarzazate, el Marruecos económico sólo sobrevive
2. Estas prácticas, de una duración de tres me ses (enero-marzo
actualmente, por las apariencias, gracias a los quinie ntos mil euro­
del 70), se pueden llevar a cabo en la Oficina del Haou� (Marra­
peos que hacen funcionar el aparato de producción.
¿ Pero es el ejemplo de Occidente, siempre, el camino real del
desarrollo? Ghina ha aprovechado su enorme población, que pare­
1 keoh), dirigida por el señor Pasean y bajo el �o�trol directo de
la sección de Sociología de Rabat (señores K-hatib1 Y Gabel) ·
3. Los estudiantes inscritos suscribirán un contrato. co� ,el Jefe
1
cía ser su punto débil, para desarrolla r su agricultura y construir
de la sección a fin de establecer el tema de la invest1gac1on que
conjuntos de barracas. En el boletín económico y social de Ma­ La me-
ha de servir de materia para la memoria de fin de estada.
\
rruecos apareció un interesante ejemplo, dado por un ingeniero en ·
moría corresponderá a la prueba prevista del contra1 continuo Para
fosfatos: para explotar con un rendimiento pleno las minas de
este período.
fosfato& marroquíes se necesitaría una nueva química ; pero en las
209
208
cio logía se hal le dis pu est a a financiar investigaciones propuestas
4. Los estudiantes se dirigen a Marrakech por cuenta pr0- So
. lizad as po r est ud ian tes , ya aq uí, ya en el ex tra nje ro.
p1a, pero se les dará albergue gracias a la atención de la Oficina 'Y rea
del Hauoz. Deberán aceptar por anticipado todas las condiciones 5. Que parece útil que los estudiantes puedan continuar su
ma ció n du ran te el ve ran o, pa ra lo cu al ha y qu e co ns ide r ar que
de vida que ello implica. for
• carecen de medios financieros.
6. Qu e no se les ha de sti na do co n tal es .fines el ma ter ia l de
19 de diciembre de 1969 .,
la secc1on.
Firmado: Por ello, solicitan:
ue se ot or gu e de sd e ah or a un a su bv en ci6 n co rre sp on dien.
Director del Departamento 1. Q
ue sto an ua l de la se cc ió n, pa ra co nt rib u ir
de Sociología te a la mitad de l pr es up
la re al iza ció n de in ve st ig ac io ne s so cio ló gi cas.
de la Facultad de Letras de a se en ef ec -
mi ta d de es a su m a se co nc ed a a qu ien es de
Tours 2. Que la
ne s so cio ló gi ca s du ra nt e el ve ra no .
. . 1 tuar inve
3. Que se
st ig ac io
m an te ng a ig ua lm en te el pr in cip io de in ve sti ga cio-

11 nes-viajes durante el año universitario.



ANEXO II 1

(La moción que se reproduce más abajo muestra que el problema


planteado por las prácticas en Marruecos seguía siendo un pro·blema
de carácter pedagógico para los estudiantes de sociología; seis
meses después de ellas, intentaron encontrar una solución.)
1

\
Proposiciones ati1zentes a los presupuestos que se han de afectar
en la sección de Sociología a las investigaciones y via¡es de estudio
en Francia o en el extran;ero •

Los estudiantes de Sociología, considerando:


\
1

l. Qu� es útil que todo estudiante de Sociología pueda rea­


. . .
lizar 1nvest1gac1ones en el terreno mismo ( en Francia o en el ex­
tranjero) durante sus años de estudio.
2. Que los textos oficiales sobre la distribución del presu· \
puesto de funcionamiento de las facultades preveen la disposición
de presupuestos especialmente afectados a viajes de estudio al ex-
tran1ero.
3. Que varias secciones de la facultad ( entre ellas la de Geo­
grafía y la de Arqueología) ya han efectuado, dentro de este mar­
co, viajes de estudio, así este año como los años anteriores.
4. Y, por consiguiente, que es necesario que la sección de
211
210
11
. UN ANALIZADOR SOCIAL:
LA CLASE DE TRANSICION

1
por
Kristine Wagner y René Wark
r
La ambigüedad del término transición reside en el hecho de
que no se sabe si es una transición hacia las clases normales o una
transición que desemboca en la vida activa. Al principio, la clase de
transición se orientaba hacia la recuperación de los niños deficientes;
se la podía, p·ues, comprender como una clase de transición hacia
las clases normales.
El silencio actual sobre la significación de la transici6n y el
misterio que rodea cada vez más al término se vuelven cada vez
1 más inquietantes para las familias y los niños afectados por este
{ <<tfenómeno>>. Hoy ya no se sabe si la clase de transici6n es una
clase que confina a los niños en su <<anormalidad>> o si es un re­
medio para el fracaso de la enseñanza primaria tradicional.
De un estudio que hemos emprendido acerca de las transi­
ciones y la orientación de los niños hacia esas clases ya podemos
extraer cierto número de elementos 1•

1. La clase de transición -clase-misterio- funciona como un analizador de nues­


tra sociedad.

213
Nuestro muestrario revela, pues, un atraso de dos años y más,
más elevado que la tasa nacional. Precisamos que el estudio se
efectuó en una ciudad de 100.000 habitantes y con relación al

DE LA ORIENTACION ESCOLAR AL TERMINAR año escolar 1969-1970.
LA PRIMARIA ¿En qué se convierten todos esos niños? Según las estadísticas
de la enseñanza 67-68 (Fase. 43 ), todos esos niños no se orienta­
rán hacia el sexto año. Hemos podido establecer el siguiente cua­
El atraso escolar al finalizar el CM2 ! dro, que da la tasa de entrada en sexto según la edad:

Según la investigación de Girard (revista Population, 1964),


podemos esta·blecer el sigu iente :·cuadro sobre Ja proporción de los Edad 10 11 12 13 14 15 años
niños que cuentan con 10, 11 (edad no�mal), 12, 13, 14 ó 15 años Tasa 65,5 % 67,6 78,5 14,9 0,3 0%
y más al ·finalizar el CM 2 •

Edad 10 11 12 13 14 • 15 años
1 La elección de los sextos años
!
Proporción 8% 42,5 34,2 11 3,7 0,6 1
Los niños que terminen el séptimo año tendrán las siguientes
[
probabilidades de verse orientados hacia los sextos años clásicos
-moderno largo, moderno corto, o transición-, .según su edad
Por lo tanto, si la mitad (8 + 42,5) de los niños llega al cabo
(Estadísticas de la enseñanza 1967-68):
de la primaria a la edad normal, la otra mitad de los niños se
presenta a la entrada en sexto .,•: con la desventaja de un atraso
de un año por lo menos, y el 15 por ciento de los niños sufren un Edad 10 11 12 13 años
atraso de dos años y •más.
Según nuestro muestrario (gran ciudad, 1970), el 45 por ciento Clase:
de los niños llegan a fines de CM 2 a la edad normal; el 33 por 6.° Cl. 66% 39,6 10,3 -
ciento de ellos revela un atraso de un año, y el 22 por ciento
d.e dos años y más. 14,4 21,2 17,5 -
Los niños de nuestro muestrario nos permiten establecer la si­
guíente pirámide de edad: 19,4 38 49 -
1
41,5 Transici6n 0,2 1,2 23,2 100 %

33,5
Nota: Actualmente la mayoría de los establecimientos se·cun­
darios no hacen ya distinci6n entre la secci6n que considera im­
18 partir latín y la del moderno largo. Esta subsiste con la sección
de moderno corto, que prepara a los niños para el tí tulo ( fin de
la enseñanza en 3.0), y la sucesión transiciones-prácticas, que se
4,5 4 ha organizado con la prolongación de la escolaridad hasta los 16
anos.
Edad normal 1 2 3 años de atraso C:On arreglo al cuadro anterior, podemos considerar que la edad

215
214
,

e) Si consideramos el 70 por ciento de niños de nuestro mues..


trario que entran en sextos años normales (C1 + M 1 + M2 )' nos
es un .factor determinante para la orientación de los niños. Aquí
volve1:1os a encontrar, en un nivel muy precoz, la gran constante
del sistema francés de enseñanza y orientación. Lo que cuenta resulta posible comprobar .que:

\
'
' para escoger su sexto año no es tanto el resultado obtenido cuan­ el 33 por ciento de los niños son de familias de cuadros su-
to la edad a la que se lo ha obtenido. Fácilmente se podría poner
resultado per1ores.
el 26 por ciento de los niños son de familias de obreros.
el criterio ----- en relación con el criterio que en toda so-
el 21 por ciento de los niños son de familias de empleados.
edad
ciedad capitalista domina la vida íntegra, queremos decir, la ren­
A1hora, si comparamos estos porcentajes con los que da la
producción
distribución del conjunto de los niños por CSP de los padres:
tabilidad: . .

tiempo
11 por ciento para los cuadros superiores
43 por ciento para los obreros
26 por ciento para los empleados,
Otro factor de orientación: el origen social de los niños
se comprueb·a una sobrepresentación de los hijos de o·breros y una
a) Según la investigación de Girard acerca de la entrada en
sobrerrepresentación de los hijos de cuadros superiores ( 1/3 de
sexto, P�?emos decir que, si es normal para el 76 por ciento
los niños que entran en sexto, mientras que su categoría no re­
d� los 1h1!os de cuadros superiores y el 69 ,8 por ciento de los
. . presenta más que el 11 por ciento del conjunto). Esto nos per­
hiJos de 1n�ustr1ales y profesionales liberales llegar a sexto a la
edad de�ominada <<normal», también lo es que los ·hijos de las cla­ mite, a la inversa, ver cuáles son los niños que ·hallaremos en tran­
ses dominadas se ,hallen en atraso: campesinos, 59 por ciento de sición, y, con arreglo a ·lo que acabamos de verificar, el origen so­
atrasa?os; o·breros agrícolas, 73,3 pór ciento; empleados, 51,6 cial es determinante.
por ciento; y obreros, 64,3 por ciento.
b) Hem?s com�robado que el término medio de edad por
¡
, (
categor1a soc1oprofes1onal ( CSP) de los niños de nuestro muestra­ [ El lugar de las transiciones en la sucesión escolar
rio se sitúa de la ma nera siguiente: cuadros superiores, 9 años 1
.
8 ·meses; cuadros medios, 10 años 5 meses; empleados, 10 años 1 En el plano nacional, las estadísticas de orientación para los
1� me�es; obreros, 10 años 11 meses. Quiere decir que entre los 1 años 1966-1967 nos dan la distribución de los niños al finalizar
h11os de cuadros superiores y los de obreros ,hay una diferencia séptimo de la manera siguiente:
de 15 meses.
·-
Diferencia de edad Hacia los sextos � 1 y M 1 34,6 por ciento de los
·-
n1nos

1 año 3 meses 9 meses


Hacia los sextos M2 : 30,2 por ciento de �os
Hacia los sextos de transición y otros: 35,2 por ciento de los
·-
n1nos
n1nos

1
La única sucesión llamada <<normal>>, la que comprende al
clásico y al moderno largo, sólo concierne·, pues, al 34,6 por cien­
l to de los niños franceses. Unicamente los hijos de ,esta tercera par­
te de la po:blación total tendrán la posibilidad de elegir si quie­
ren pasar a la enseñanza superior y, por consiguiente, a las carre­
hijo� de Cuadros Super. de Obreros de Cuadros Medios ras correspondientes a ella.

216 217
,
La segunda sucesión, la del moderno corto, ofrece como salida El medio familiar
más alta el secundario técnico.
La tercera, la de las transiciones-prácticas, o la entrada directa \ Si consideramos el número de niños por familias y las desven­
en la producción o para algunos, incluso, la clase de {in de es- tajas señaladas en los lega,jos de los niños, comprobamos (para los
, tudio , co,nduce directa o indirectamente a algo más de una ter­ niños de nuestro muestrario):
cera parte de los niños al trabajo pro,fesionalmente no calificado. 1) Que la tasa de orientaci6n hacia las transiciones de los
hijos de pequeñas, ,medianas y grandes .familias, relacionado con
el efectivo respectivo de éstas, pone en evidencia la no intetiven­
El éxito escolar de los niños según las apreciaciones de los maestros ción del -fenómeno familiar propiamente dicho;
2) Que la relación entre el número de los niños físicamente
Dentro del marco de nuestra investigación hemos podido esta­ disminuidos y psíquicamente orientados hacia las transiciones y
blecer el siguiente cuadro, ,que proporciona dentro de cada uno el de los niños en el mismo caso tomados en el conjunto de la
de los sextos la tasa de distribución de los niños por CSP ( dando población de los séptimos años es del 33 por ciento, y la tasa
por supuesto que los niños sólo entran en· sexto C1 , M1 o !M2 en la de los niños con problemas ,familiares notables es del 47 por ciento.
medida en que se los clasifica entre los buenos o medianos alum­ ( efectivo de las transiciones
nos de sus clases). 1 A sabiendas de que la relación --------------
• 1 población global de los séptimos
(
¡
CSP clase 0
es del 33 por ciento (y subrayando el heoho de que la búsqueda
6. edad N.
0
6. atraso Trans. D. el 7.º
de elementos <<exptlicativos>> se a1honda en el caso de los niños con
Obreros 20% 35 % 30% 15 % 100 dificultades para seguir <<normalmente>> en clase), podemos sacar
Empleados 25 % 27 % 32% 16% 100 la conclusión de que, contrariamente a la hipótesis <<oficialmente>>
Cuadro� Med. 33% 22% 16% 29 % 100 establecida, la explicación por las perturbaciones físicas o psíquicas
Cuadros Sup. 95 % - - 5 % 100 no es signi,fícativa, y que el leve desajuste que se comprueba en el
( nivel de la explicación por los problemas familiares apenas vuelve
Comprobamos que los niños que llegan con atraso a sexto son 1 significativa a ésta.
en su mayoría hijos de obreros. Por tanto, si la tasa de entrada ( Podemos, pues, decir que, si el medio familiar puede desempe­
en sexto normal para los 1h1jos de obreros es ligeramente superior ñar algún papel, éste no es determinante.
al 50 por ciento, esto no quiere decir que la enseñanza secunda­
ria normal, que comprende el clásico y el moderno largo, sea ac­
cesible para esa mitad de ,hijos de o,breros. La mayoría de ellos La clase de transición es la clase-basurero, es la clase de los
llega a sexto con un año de atraso respecto de lo que se consi­ f desheredados. Habrá quienes aleguen el hecho de que los niños
dera como edad normal, ry en su mayoría, también, se orienta, l de las clases de transición se benefician con una pedagogía <<re­
volucionaria>>. Precisemos que oficialmente esa pedagogía tiene por
por ello, ,hacia el moderno corto.
Acerca de los niños que se orientan ·hacia las clases de tran- funci6n ofrecer a los niños <<algunos años de felicidad escolar>>
sición, •hemos advertido que: ( circulares oficiales). Es una pedagogía que se dice resueltamente
el 43% son 1hijos de o·breros, abierta a la rvida, a los problemas reales, y que quiere liberar las
el 32, 5 % son hijos de empleados, iniciativas de los niños.
)
y el 6% son hijos de cuadros medios; 1

la determinación de clase desempeña en este nivel un papel in­ 1 Pero es una pedagogía que en ningún caso puede asumir su
J
discutible: el éxito escolar depende no sólo de la edad, sino sobre papel liberador, debido al poder coercitivo que ejerce la admi­
todo de la CSP de los padres. nistración sobre los maestros de transición (la administraci6n, que
por sí sola no refleja más que el poder estatal, cuyas motivaciones

218 219
para no despertar la conciencia revolucionaria de sus futuros pro­ Pero �: una normalidad que ej�rce su tiranía, en especial, so­
letario� son comprensibles). bre los n1nos de las clases denominadas populares, por el 1heoho
' mismo de que éstos no tienen la dicha de vivir en armonía en el

La pedagogía utilizada quiere hacer que se interiorice la pala­
bra del ·maestro, a la ·que hasta entonces se ·había rechazado. Y baño vivificante de los valores de la civilización judea-cristiana. En
para lograr su fin intenta liberar la palabra, olvidando que ésta se efecto, si no se puede callar el peso ,que ejerce la ideología domi­
inscribe en una ideología particular, cual es la de la escuela capi­ nante en el corazón mismo de los ,hogares de las clases trabajado­
talista, cuya meta consiste en adquirir conocimientos y no en li­ ras, tampoco se puede olvidar que las condiciones de existencia de
berar al hombre de todo cuanto hace de él una caricatura. Esa esas familias -de los padres, sobre todo- llevan a éstas la se­
<<palabra liberada>> sólo es, en rigor ) ideología burguesa asimilada. creción de una ideología liberada en parte frente a la ideología
Tiene po,r ,función darle a cada individuo una visión capitalista del dominante, y esta particular ideología entra en conflicto con la
mundo� pues estructura el espíritu individual de acuerdo con va­ ideología dominante, lo ct1al se pone de manifiesto, en el nivel de
lores estrechamente ligados al capitalismo. La palabra sólo puede la enseñanza, por el rechazo más o menos consciente de los niños
llegar a ser libre mediante una reflexión sobre lo que la funda so­ de las clases trabajadoras y, consiguientemente, por su elimina-
.,
ClOil.
cial e individualmente.
Pedagogía que se dice abierta al n1undo exterior; en realidad, Ante tal climinnción, ¿qué debemos hacer?
no apunta a otra cosa que a hacer entrar un poco más a los ni­ ¿Dcbcn1os pclc�r p�ra q11e los niños de las clases trabajadoras
ños en el mundo de la escuela. Los lleva a tomar conciencia en entren en 11ú 1r1cro cada vez 111ay <)t en la <<normalidad de los sextos
un grado más agudo de su <<anormalidad>> y, peor aún, los im­ normales>>?
pregna de una ideología de la aceptación frente a esa <<anormali­ Es cierto qt1e la sociedad en q11e vivimos se puede permitir in­

¡
dad>>. Pedagogía libertaria, a veces con tendencia autogestora, mo­ tegrar y abso1 her cierto número de niños de las clases trabaja­
dernista, sólo es, a decir verdad, un paliativo, un paliativo cuyo doras, pero igu,1ln1c 11tc cierto es q11e no se puede permitir <<liberar>>
papel es disfrazar la función de la clase de transición, que consiste ( (a su manera) a ]a mnyorín ele esos niños.
en emplear a los muchachos de ·hasta 16 años, procurando no pre­ ¿No se sitúa la respuesta a estos problemas en el nivel de las
pararlos para los diferentes problemas que se les van a plantear clases tra,bajadoras y en el de cada individuo que las constituye?
no bien entren en la vida e inducirlos, en cambio, a plantearse sólo
falsos problemas, que los conducirán a comportarse como autó­
matas dóciles frente a todas las compulsiones que habrán de su­
frir.

Las cifras que hemos dado y nuestra muy breve reflexión so­
bre la pedagogía de las clases de transición otorgan toda su di­
mensión a la palabra <<normal>>, término tan ambiguo como el de
transición. Se comprende, de ahí, que esa anormalidad se sitúa,
ante todo, dentro de una perspectiva de clase fuertemente pro­
nunciada..Para los niños de las clases burguesas resulta normal ser
a la edad normal capaz de entrar en un sexto año normal.
Destaquemos que esa normalidad burguesa no deja de afectar
profundamente a los propios hijos de burgueses, pues les da por
criterios de ,juicio conceptos puramente capitalistas vinculados a las
nociones de rendimiento, desigualdad entre los hombres... (justi­
ficados por la supuesta competencia), etc.
221
220
l
\

''
'I

11

} 12
1
1)
• LA APATIA
por
1 Olivier Kaepelin

)
1 Hablar de la protesta universitaria de una manera aislada no
será aquí, si ello tiene algún sentido, hablar de las formas políti­
cas que adquiere o de las armas de que se apodera conscientemen­
te. Escogemos esta opción restrictiva porque pensamos que la re­

¡

pulsa por la masa de los estudiantes de la universidad, se trate o


1 no de una regresión, no p·asa ya por la <<toma de la palabra>> y la
elaboración lúcida de una estrategia. En este sentido, olvida y se
( opone a lo que fue su pasado.
1 ¿Qué comprobamos, en efecto? Las asambleas generales están
1 más o menos desiertas, pese al acuerdo de la mayoría sobre los •
fines de las reivindicaciones. Se entrega la palabra a cierto número
de organizaciones a las que se sostiene, pero en las que no se
interviene ya de veras; no se coordinan las acciones. Esto se expli­
1' caría en parte, desde luego, por el análisis de la situación de los
grupos, su acceso a un plano nacional --que implica una nueva
1 distribución de las tareas , su estrategia en la universidad, la si­
tuación de las luchas generales, etc. Aun cuando se lo deba vin­
cular a este necesario análisis, el problema que plantearemos ha­
brá de situarse en otro plano. Puesto que la palabra ha desertado,
puesto que las acciones dentro de la universidad han sido este año
sumamente dispersas y sólo han interesado a una ínfima minoría,
¿cómo se expresa actualmente la resistencia de la masa estudiantil
a la compulsión universitaria, y el rechazo de la vieja institución y
de su nueva máscara?

223
El primer fenómeno que comprobamos es el a,bandono de la a todos. Esto implica, pues, que la may
toma de la palabra, de cierto tipo de co·mportamientos coordena­ oría de los estudiantes a
den a tomar su ficha de presencia. Pero cu­
dos por comités u organizaciones. ¿Quiere decir que tras la ex­ · el hecho no los ohlig
• necesariamente a h ' acerse a1 ·J· uego (véase: G. Lap a
plosión de mayo casi todos los estudiantes han regresado a su pa­ l'université). Las fallas debidas al estad assade Proce d
sividad del 68 y que, al recuperar <<SU>> universidad, ésta se aco­ o de la instituciÓn pos{bil
tan la fuga de lo que se consideró como i�
moda a la reforma? Las huelgas espontáneas en diferentes secta- «la mascarada de los cur­
sos» (así se vea esto como la tr
. res, que llegan a sostenerse un mes o más a pesar de su tfracas ansmisión de la ideo
1

te, o como inoperante o caduco para ci lo gía dominan­


o, erto número de razones
y el general estado de ánimo parecen mostrar que la realidad prácticas , no hay pasantías, ni formación
1

es concreta, etc. 1).


completamente diferente. Este rechazo del «juego» es posible
�mo se expresan, pues, la repulsa o la resistencia a la ins.. en muohos sitios d e tra.
bajo universitario, con excepción del ,que
tituciónT Parece que, presa de ia contradicción ( estudio �Jechazo sigue siendo, incluso
de un punto de vista forma des­
l, la piedra angular de la institu
..__ del saber impuesto), la masa se refugia, conscientemente o no, en o sea, el examen (el p aso). En este pu ción
el no decir. Ha de ser a través de un tipo de particulares compo nto, que sostiene tod
a toda la universidad, el est aví�
r­ udiante que admite su destino un
tamientos universitarios y no en un discurso analizante como se sitario no puede dejar de pasar por las iver­
ha
1
de expresar la reprobación, que en la mayoría de los casos horcas caudinas, remedando
es na­ un sa.ber al que en .sus formas actuales
turalmente el resultado de la contradicción y no la elecció·n no reconoce 2.
de una ( .
Excepción hechá de este terreno, s
e puede afirmar que, gra.
actitud eficaz. µ)S dos puntos a través de. los cuales se....e
K¡)�sa. esa- - 1 c1as a la conmoción de la universid
ad, el estudiante puede
no dicha contradicción son: ¡ su repulsa de diferentes ·maneras J. vivir
a) El silencio; La negac!ón �el juego mediante el
b) El ausentismo (o deserción). silencio s e nos ha prese
tado como simbolizada a través de n­
una experiencia de psicodrama
que se llevó a cabo en la universid
ad 4.
Com? a las sesiones instituidas en

¡
El silencio l
las considera como una sensibilizac
la sección «psicología» se
ió n a la s técnicas del
drama, la validación de psico­
la no enseñan za tra dicio
Ilustraremos estos dos fenómenos con otras tantas nal se ,basaba en
cias, escogidas entre muchas. A nuestro parecer, so
experien­ I la presencia obligatoria. Tras ciert
o n úmero de problemas vincu­
n significativas,
1
lados a los asuntos institucionales
pero sólo encuentran su valor en el :hecho de que, . plan teados por una parte de los
con razón o sin estudiantes, el grupo se soterra en
ell.. , las consideramos como simbólicas de la situació el silencio. Poco homogéneo,
n. (Han que­ adopta, no obstante, la misma condu
dado confirmadas por experiencias del mismo or cta. Después de una acusación
den de las que n:i ás o m;nos abierta de sabotaje del psicodrama fo
hemos sido informados en sectores diferentes.) ciertos miembros contra las person rmulada por •


Así es. En cantidades de TP la vida del grupo
mente nula. Toman la palabra sobre unos cuanto
es práctica­
s asuntos siem­
1
1'
terr�gac!�nes sobre la i ti tución, rá
_ ��
exphcac1on de la s1tuac10n no est
as que habían suscitado las in­
pidamente se advierte que la
pre las ·mismas personas; la mayoría se confina en aba allí. El grupo se volvió a
el silencio. A los encerrar en su silencio, y las sesion
cursos no se los considera forzosamente como fa es transcurrieron, unas raras ex-
ltos de interés o cepc1ones aparte y pese a las tenta
superados, pero la institución, vaciada de su sentid . _ tivas de la psicodramatista, sin
o, desenmascara­ que se d1¡era una sola palabra. El
da en ·mayo del 68, ya no logra producir la ·ilus único análisis que pudo hacer
ión de transmitir la docente a fin de año fue que el
un saber. La masa de los estudiantes no orient grupo manifestaba sin duda
a ya su conducta ho�tilidad �acia ella y su papel en
con relación a una eventual adquisición de cono la universidad, y �ue con s�
cimientos o técni­ actitud hab1a 1ha1Jado de
cas, aunque de a ratos no se niegue ésta. Para algún modo el mejor medio de impedirl
la masa se trata, e
en adelante, de una estrategia elaborada con re
specto a la única l. La crisis afecta en grados diversos tan
to al sector Ciencias como al sector Letras.
función reconocida y calificada de la universidad 2. Y con eso mismo remeda su propia
: la obtención del 3.
condición.
diploma. Es necesario que la puerta se abra, Se expresa, entre otras maneras, a tra
aun cuando se ab vés del silencio y el ausentismo.
· ra 4. Con mayor precisión, en la UER de
Ciencias Humanas Clínicas de la Sorbona.
224
225
realizar su trabajo. En resumen, comprobaba, sin decirlo explíci­ hacía meses, pero discurriendo, en cambio, sobre los más diversos
tamente, que había abido más o menos presencia y, por tanto,
1h
fenómenos, ya imaginaban una acción organizada que apuntaba
deseo de validación, pero que el desarrollo de las sesiones había, personalmente contra ellos. Ahora bien, ésta sólo existía en el ni­
en cuanto a su contenido, bloqueado la formación misma. vel de su ifantasía. La mayoría de los estudiantes que ya no asis­
• Así, no obstante cierta negación inicial de los problemas ins­ tían a los cursos de manera espontánea <<boicoteaban>>, si se pue­
titucionales, se obligó a la psicodramatista a volver a éstos res­ de decir, individual y <<naturalmente>> los discursos entregados por
pecto de su explicación final. Efectivamente, no podía ser de la institución. Indiferentes a una audición incesantemente repetida
otra manera. Aun cuando habiendo elegido esa opción, el grupo de un lenguaje rechazado en sus formas y en su contenido, ya no
expresó inconscientemente el hecho de que los dados estaban car.. había toma de palabra-límite que pusiera en tela de juicio a la en­
gados. Poco homogéneo, fue sobredeterminado por la realidad uni­ señanza magistral, de <<impugnación-apóstrofe>>, sino un rechazo
versitaria. Y la expresión de esa realidad fue el silencio. Bloqueaba liso y llano del equipo, comprendido como una ganancia de tiem­
el contenido de la enseñanza; podía hacerlo mucho mejor allí que po, una deserción de su sitio, de su participación. En sus formas
en otra parte. extremas, esto puede desembocar en el abandono de todo objetivo
Nunca pasó el grupo a la fase de un intento de elucidación de universitario, pese a la continuación de una vida parauniversitaria
la situación del psicodrama en la universidad (lugar supuestamen­ ( trabajo de grupo, investigaciones, etc.), o en un abandono total
te neutro); se acantonó en un refugio que, como en otras partes, de la vida de la facultad. La tasa de ausencias según las seccio­
pero en este caso de una manera más eficaz, se tradujo en una nes es, por lo demás, relativamente importante ( es quizá una
no--habla. Creemos que con este fenómeno extremo se ilustra muy de las nuevas formas que adquiere la selección).
bien la realidad de la resistencia a la institución actual. Silenciosa, Olvidados, abandonados, sin captar esas nuevas y sobresalientes
reohazando de los períodos de compulsión que son los exámenes \
formas de la repulsa que son el silencio y el ausentismo (la apatía),
las trampas de un lenguaje universitario cuyas formas impugna, la algunos profesores sólo podían imaginar una <<maquinación>> cons­
masa de los estudiantes se resolvió a la no interrogación real ( dis­ ciente, proveniente de grupos especiales. Este ejemplo es para
tinta de la individual o fuera de la facultad), a la no respuesta, • nosotros ·muy significativo de la situación, y muestra a las claras,
a sabiendas de que su presencia dentro de los muros sólo se jus­ igualmente, las relaciones entre la protesta no dicha y ciertas for­
tifica en la medida en que aguarda que se abra la puerta, la vo­ mas de acción concertadas.
luntad de los porteros. En nuestra opinión, muchísimas son las personas que captan
mal esta situación; sobre todo, las autoridades organizadas. Así,
en un centro universitario hemos visto a un decano no compren­
El ausentismo der cómo unos estudiantes podían darle su garantía y no tomar

la palabra contra depredaciones cometidas en ocasión de mani,fes­
Ligado a la actitud de protesta no dicha, aparece el ausentismo. taciones recientes. Sacaba la conclusión de que no podían ser <<ver­
Es comproba le, sobre todo, en el nivel de los cursos magistrales.
1b
daderos>> estudiantes y de que, si lo eran, en adelante habría que
Muestra claramente la negativa a esperar lo que no se acepta, es expulsarlos, olvidando que en tales condiciones debía reohazar un
decir -por supuesto, en muchos casos-, el mensaje, el contenido considerable número de elementos. Es un asombro significativo de
del saber, pero en especial el medium del saber, el curso hecho en la incomprensión del fenómeno. JLo que ese decano no veía, pese
cátedra. El fenómeno de deserción de los estudiantes es notab , le, y a ser claro cuando se captan la importancia y el desarrollo de las
mucho más importante que en el pasado, a punto tal, que ciertos realidades que hemos visto precedentemente, es que los estudian­
profesores de un sector de la facultad, ,frente a la caída vertiginosa tes, sostengan o no a los grupos políticos organizadores de las
de la densidad de su público es decir, de su razón de ser-, manifestaciones, son completamente extraños a la institución do­
de su desaparición práctica, se ·han reunido y convencido de que cente. Sin exageración, se puede afirmar que gran parte de los es­
eran víctimas de un boicot organizado. tudia�tes no moverán un dedo para defender la universidad actual
Incapaces de ver la realidad que tenían ante sus ojos desde así se pudra ésta desde adentro o se la eche abajo desde afuera.

226 227
1
1 '

A través de estos ejemplos aparece de manera clara que sólo__


se puede captar la realidad no dicha de la impugnación (silencio
y ausentismo) si uno se niega a verla como un disfuncionamiento -
'
del sistema y toma, en cambio, sus formas por lo que son, es de- "
cir, pot prácticas institucionales directamente vinculadas al estado
actual de la institución, a las contradicciones que la animan, etc�.-
únicamente aceptando la realidad de estos hec,hos e ;ntentan- -
do asir éstos dentro de esta visión se podrá superar el simple re­
conocimiento de tales fenómenos (lo que se hace aquí) y com­
prender por qué, 1frente a una universidad charlatana y <<refor­
madora>>, los estudiantes responden con el silencio, la apatía, la 1 13
ausencia o conductas simbólicas de la ausencia. l
1 •
EL ANALIZADOR DEL DESEO


por
Jules Celma

}
\ Después de mayo-junio del 68 me aproveché vergonzosamente
! de la lucha de las burocracias sindicales, muy en especial de la
del SNI, al que, tras 1haber participado en el barrenamiento del
movimiento revolucionario, se le acribilló con un número consi­
derable de puestos de suplentes. Se me designó, pues, maestro su­
plente eventual, hasta julio del 69, en que se me notificó mi ce­
santía <<por no haber tenido en cuenta los consejos y las observa­
ciones de los consejeros pedagógicos e inspectores primarios>> du­
rante mis dos suplencias.
La primera de éstas fue determinante. Caí sobre l1na clase •

mixta de niños de nueve a once años, a practicar la no clirectivi­


dad de Rogers y los métodos de Freinet, aquélla durante un año
y éstos al reiniciarse las clases. No era (no lo soy aún ahora) es­
pecialista en método pedagógico alguno, clásico ni moderno. Mi
único bagaje -el mejor- consistía en unos cuantos viejos princi­
pios bien u·bicados (antiautoritarismo, aborrecimiento por el tedio
y las actividades esclerosadas, vacías, asépticas, y amor por el jue­
go) y algunas preocupaciones sobre las nociones de vida cotidiana,
trabajo, juego, psicoanálisis, etc. El engorro debido a mi inexpe­
riencia se ve mitigado por la dinámica escolar practicada en aque­
lla clase: autodisciplina, y elección y ejecución del trabajo por cuen­
ta de los niños.

229
La sexualizaci6n de los comportamientos con una intensidad considera·ble y no pedía más que una cosa: la
posibilidad de manifestarse prácticamente.
Me di cuenta de la espantosa represión que ejerce la enseñan­
Tuve entonces la idea de impulsar la no directividad de toda
za. Adopté aquel método de laisser-faire ( condenado vigorosamente
disciplina, de toda censura moral, de todo papel o función do­
con croquis y estadísticas por el consejero pedagógigo) como mé­
cente. En la clase se produjo una transformación 1que puso al des­
cubierto el carácter opresivo de la no directividad: los grupos de todo pedagógico.
trabajo explotaron. Los alumnos, buenos o malos, revelaron sus
represiones en forma de agresividad histérica. ,La mayoría suspen­
dió todo trabajo escolar clásico. Todos los problemas gira1ban en Ensayo de total autenticidad
torno de las relaciones humanas. Se cantó, se rió, se pintó, se es­

¡
culpió, se dur·mió, se vociferó, etc. Luego, un buen día, explo­ 1 Se .basa en tres puntos:
sión de afectividad edípica a ,mí dirigida. Por ejemplo, aquella 1. ,Supresión del poder lingüístico; yo era tan grosero como
chiquilina de 9 años: <<Te escribo esta carta ·para hacerte más fe­ mis alumnos, si no ,más.
liz. Régine querría casarse con usted, sólo que es demasiado ahí­ 2. Supresión del poder de los conocimientos; ya no me preocu­
ca. ¡ Si fuera grande le daría un beso en el corazón! Pero yo ten­ paba por la ortogra.fía ni la gramática, considerando que era la
go ganas de besarte en la boca>>. Firma, viene a verme, solicita idea o el sentimiento expresado· lo que contaba por sobre todo.
mi opinión y mi firma. Le agradezco calurosamente y firmo. A par­ ' ' Las chicas escribían para decir, no ya para aprender. También
tir de ese día los comportamientos se sexualizan con toda nitidez: yo abandoné todas las actividades inherentes a mi función: nada
caricias, alusiones, etc. de cuaderno diario, nada de correcciones -ni de notas, claro está-,
Dos días antes de mi partida, cuando ya iban dos semanas
l nada de deberes ni lecciones para hacer en la casa. Me dejé lle­
que componían la historia de un maestro y sus alumnos, les pedí
que describieran detalladamente el personaje del maestro, a fin de rt var, como las chicas. Pude interesarme en un montón de trucos,
¡y varias compañeritas se beneficiaron con mi método!
poder examinarlo. Un muchacho se encargó de tomar notas mien­ 1 3. Aceptación de todas las manifestaciones surgidas de mí
tras los demás formulaban su punto de vista. La descripción parti6 o de los alumnos. No más prohibiciones ni obser,vaciones sobre
de trivialidades: colores, alimento·, gustos, tics, etc. Luego, un gru­
po de cuatro o cinco chicas aportaron al cúmulo de trivialidades ! nada. En una palabra: ensayo de total autenticidad de compor­
tamiento.
algunos elementos cada vez más reveladores: <<El maestro se pa­ Siempre comenzaba mis suplencias como cualquier otro maes­
sea por la calle Alsacia: ¡tiene la bragueta abierta y adentro nada!>>. tro. Así duraba media jornada, sin que las ,manifestaciones si­
<<,Está desnudo en el baño; suena el timbre. Va desnudito a a,brir guieran el sentido de la enseñanza que se imparte corrientemen­
la puerta. Es una muj-er. La recibe.>> <<Llegan los gendarmes para te. En seguida venía la gran descompresión, violenta, descontrola­
detenerlo; él se desviste delante de ellos, ¡y ellos huyen!>> <<'Le da, agresiva, insultante para la <<,función>>.
gusta quitarles los sostenes y las bombaohas a las mujeres.>> Y en l
seguida la bomba: <<Le gusta traficar con mujeres>>. Mi impertur­
ba.bilidad descongestionó la atmósfera. Comuniqué mi más total
Si ustedes fueran libres, ¿qué harían?
incomprensión, y decidimos consultar el Larousse en cuanto a l a
palabra traficar ( comercio, actividad intensa, etc.). No explicaba
Mi experiencia más rica aconteció en Tolosa, en una escuela
nada. Los chicos agregaron: <<Le ·gusta hacerles cosquillas a· las mu­
jeres>>. Rechacé esa explicación. <<Le gusta triturar a las mujeres.>> de muchachos. Duración de la suplencia: cuatro semanas. Clase:
veintiocho alumnos de 9-10 años. Preciso en seguida: una clase
Di muestras de un principio de satisfacción cuando, a mediodía,
diez de ellos precisaron: <<Le gusta triturar la conohita de las .mu­ completamente clásica.
Un ,buen día, los ohicos daban término a un problen1:a de cálcu­
jeres>>. A·hí se detuvo el debate, por falta de tiempo.
lo cuando uno de ellos me preguntó:
Ya había formado mi convicción: la sexualidad infantil existía
231
230
-Señor, ¿puedo dibujar? pías exigencias de seguridad impidieron que las situaciones recién
-..iPor supuesto. creadas evolucionaran hacia un nivel superior de desalienación.
Un segundo, ídem.
· Una tercera voz, anónima, lanza:
-¿ Se puede dibujar a las mujeres en pelota? ) La función del docente y la escuela
-Si quieres. No .veo ningún inconveniente.
Las tres cuartas partes de los alumnos dejaron de calcu lar ( ¡y Esta corta presentación de mi <<funcionarado>> plantea, no obs­
ya no trabaqarán conmigo!) y comenzaron a garrapatear unos di­ tante, pro,blemas mu.y graves para los educadores; se los plantea,
bujos a los que toda persona frustrada ha de calificar de <<porno­ por lo demás, a todo el mundo, pues todo el mundo ha pasado
gráficos>>. Los dibujos salían unos tras otros, febrilmente. Yo fe­ por los .mataderos escolares: función política y social, al mismo
licitaba por la calidad técnica. Un par de días después les impuse tiempo que histórica, de la escuela, de la enseñanza, de la moral,
el único tema de redacción que ·pedí durante el año. <<Si se les l de la represió.n.
Algunas obser;vaciones acerca del método pedagógico laisser­
dejara hacer lo que a ustedes les gusta; ¿qué harían?>>, con la
precisión de que ya no había padres, maestros, curas ni adultos. faire:
Los textos, una vez escritos, se registraron en magnetófono. 1. Realizado durante un período muy grande resulta nefas­
He aquí algunos de ellos: <<Me gustaría tener un oficio; mecáni­ to, no para el niño en su condición de individuo que se realiza,
co, porque es hermoso; uno arregla coches. También me gusta ver sino porque amenaza con contrariar el porvenir socioprofesional,
a una linda chica, ¡iy besarla en el culo y las tetitas! >>. <<Me gusta­ que en nuestra estructura sigue basándose en la jerarquía y los
ría casarme con una c,hica y haría como que me caigo y miraría diplomas, a .falta de capital y poder. Si en vez de habérseme des­
debajo de su falda y después me levantaría y la tomaría de la pedido se me hubiese promovido, por el contrario, como su­
mano e iría a llevarla a una piecita para mirarle el culo y la con­ {1 plente por el término de un año, me habría negado, pues para
chita y después iría al baile.>> <<Me gustaría ver a una linda chica que un chico no sea obrero tiene que entrar en sexto año y des­
\ pués aprobar el bac,hillerato, y para ello necesita ingurgitar una
para besarla y me dormiría con ella.>> <<·Me gustaría besar a mi
novia, porque todos los domingos iríamos al baile y ella comería dosis inconmensurable de tonterías e inutilidades, todas mediocres.
conmigo y después se iría a la escuela conmigo.>> <<Me gustaría Las escuelas normales forman especialistas ya suficientes.
hacer motocross para ser un ·hombre ,jo,ven.>> <<Me gustaría fumar 2. La duración de mis suplencias fue demasiado corta para
cigarrillos porque m · e gusta fumar.>> <<Me gustaría besar a mi novia proseguir la evolución de mis experiencias.

¡
en los labios para que viera que la quiero.>> <<Me gustaría bailar 3. Como todo el mundo, también yo estuve obligado a pa­
con mi novia, y saldría con mi novia.>> <<Me gustaría levantarles la decer el aprendizaje del sufrimiento a fuerza de represiones, frus­
falda y cortarles las bombachas a las ohicas y el sostén y las ,vería traciones, condicionamiento y represión sexual, y a veces me re­
a todas en pelota y después me las compraría todas.>> <<Me gustaría sultó mu·y difícil adoptar una decisión con respecto a mi partici­
cortarles los pezones a las chicas y luego les cortaría Jas bom­ pación en los juegos sexuales propuestos por los chicos.
• t,achas y me gustaría estar casado.» «Me gustaría aprender yudo 4. Algunos pedagogos asexuados ban querido a cualquier cos­ •
porque podría pegarles.>> ·<<Un día fui a ver a una chica ,que yo ta que mis alumnos tengan un coeficiente ba.jo para justificar su
no conocía; estaba en el balcón y no tenía bombac·has y entré en propio nivel de cosificación y represión intensa. Les era dificilí­
su jardín, ¡y me a,gaché y Je vi la conohita y el culo! >> simo admitir que también ellos h . an tenido deseos no satisfechos,
Pocos días después se estableció un aliciente de práctica se­ y que tal vez los tienen aún, pero que su condición de vida im­
pide llevarlos a buen puerto.

1
xual. Pero yo hice presión, temeroso de una queja o una acusa­
ción estilo <<Incitación al libertinaje>>. Sin embargo, unos quince de Al igual que la familia, la enseñanza es, debido a su función,
ellos organizaron un juego de índole homosexual que duró toda el mejor agente de transmisión de la ideología dominante y, por
una tarde. En la otra clase, mixta, se realizaron algunos juegos he- tanto, del sistema económico, político, social y cultural que rige
, terosexuales. Pero la breve duración de mis reemplazos y mis pro- las relaciones humanas en TODOS LOS PAÍSES de nuestro planeta.

232 233
Difunde a bastonazos pedagógicos la estructura autoritaria del amo t los sitios donde el niño esté. Esta exigencia es válida para todos
y el escla·vo, con ol,vido de su propia voluntad de vivir para ha­ los individuos, niños, adolescentes o adultos. Y para ello es nece­
cer que también los otros la olviden. El niño que entra en la i sario que todo individuo sea dueño del empleo de su vida.
escuela ya está medio destruido por el fascismo familiar. El do­ La luoha será dura, pues las generaciones de adultos tienen una

cente va a darle el último toque a esa destrucción, y ello con fa­ caparazón psicosomática: víctimas de la represión, la interiorizan
y la imponen a las nuevas generaciones. Tenemos que ser desde
cilidad suma por lo mismo que se trata de un especialista. Esas
brigadas especiales de intervención que son los consejeros peda­
¡ este mismo momento conscientes de nuestras exigencias. LA TOTALI­
gógicos inculcan en el principiante las nociones de su función coer­ DAD DE LA VIDA, o NADA. Los que parcelen olerán mal de los sesos
1
citiva Ji de su estatuto de esclavo. y reventarán con todos los vejetes de la •historia.
Se le proveen las bases. Cuanto al resto, a las .finuras y varia­
ciones de opresión, de legradura cervical y sexual, el poder estatal
confía en la imaginación del docente. Y si éste llega a resignarse

a no golpear, ya su sadismo inconsciente lo ha hecho experto en el
arte de vaciar a los niños en bloques de ·hormigón cultural reboza­ l
do en dirigismo o no dirigismo, según el caso.
Los materiales que utiliza son diversos: espacio escolar, pro­
gramas, empleo del tiempo, disciplina, pedagogía, orientación es­
colar. Resultaría interesantísimo comparar la institución escolar con
la institución militar, templo sagrado de la imbecilidad del des­
cuartizamiento humano. Ambas están jerarquizadas y son obligato­ 1
rias, gratuitas y laicas. Quien se somete a ellas queda cosificado
por primates en vías de descomposición, que eohan mano a todo ¡1
para reducir su potencial de querer vivir. << ¡Se canta los 1nartes de \
16 a 16,30 ! >>, decía una directora a uno que silbaba en clase. En l
nuestros cfías, todo el mundo está poco menos que de acuerdo
en reconocer la existencia de una sexualidad infantil. Pero el d o­
cente y la ,familia niegan en la realidad práctica esa existencia.
¡

r1
lA educación sexual:
un problema mal planteado

Ciertos vanguardistas de la reforma luchan en pro de la intro­


ducción de la educación sexual en las escuelas, educación que
permita, un día aún lejano, liberar la vida sexual de las personas
<<·hechas>> responsables de sus <<instintos>> gracias a esa educación.
1 1

Todo esto es pura demagogia para mingitorio cultural con mal de


tialismo.
Lo que se necesita, lo que ninguna autoridad autorizará, es una
cabal libertad de práctica sexual y de goce vital. ·No basta decirles
a los niños que tienen un pipí. Ya lo saben. Hay que permitirles,
sobre todo, la libre satisfacci6n de la sexualidad infantil en todos

234 235
f
1

r
1
• 1
)

� .


El analizador

revolucionario
1
{
1

-
r

'
!

'
El barrio de San Antonio siempre
ha vivido a la sombra de la Bastilla:
¡ el negro castillo es una amenaza no
. ., .
tanto como pnsion, sino po1· sus ca-
• \
1
! ñones; es el símbolo de la fuerza re­
presiva, como límite de un barrio mi­
} serable e inquieto.

J ean-Paul Sartre,
Crítica de la razón dialéctica
1
1

,
Si la generalización de la legisla­
( ción de las fábricas ha llegado a ser
inevitable como medio de protección
1
física y moral de la clase obrera, por
1
1
1
otra parte generaliza y acelera, como
ya se lo ha indicado, la transforma­
ción de los procesos de trabajo disper­
1
} sos y de poca amplitud en procesos
de trabajo combinados que se ejecu­
tan en una gran escala social; gene­
raliza y acelera, por tanto, la concen­
tración del capital y la hegemonía del
sistema de las fábricas. Destruye to­
das las formas arcaicas y pasajeras,
detrás de las cuales todavía se oculta

239
parcialmente la dominación del ca­
pital, y las reemplaza por su domi­
nación directa, abierta. Generaliza
• pues, igualmente la luclia directa con- \
tra esa dominación.

l{arl Marx,
El Capital
14
\

Allí donde Hegel ve en el Estado


--.fJencarnación de la Idea Absoluta­ UN ANALIZADOR HISTORICO:
y en el filósofo del Derecho, que se LA COMUNA DE PARIS
identifica con el Estado, al analista
único de la sociedad, la origi1ialidad El socioanálisis de una institución permanece limitado a Ja
de Marx consiste, sin duda, en ver, singularidad de ésta. Pero toda institución <<simboliza>> (Cardan)
no al analista, sino a un elemento del al conjunto del sistema institucional, sobredeterminado por el Es­
dispositivo analizador.
• 1 tado. La crisis socioanalítica produce una microhistoria que sim­
boliza a la historia. Sin embargo, únicamente ciertos aconteci­
mientos históricos que funcionan como analizadores permiten des­
René Lourau, t cifrar el conjunto del sistema social, y analizarlo.
El análisis institucional \ 1. Sea el ejemplo de la Comuna de París. El acontecimiento
1 es a su vez producto de la intervención de otros acontecimientos,
que han desempeñado un papel de analizadores. Por ejemplo, el
asunto de los cañones de la guardia nacional: <<Símbolo para el
pueblo y para los reaccionarios, pretexto para el gobierno, el caso
¡ de los cañones cristaliza una tensión que aumenta durante la

1
1
primera quincena de marzo>> 1.
De allí, los acontecimientos nuevos, inéditos, se precipitan, y
la Comuna del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871 funcionará
l. Henri Lefebvre, J,a proclamation de la Commune, pág. 219. No se sabe exacta­
mente qué es el acontecimiento analizador en el momento en que se produce ( «El
asunto de los cañones: ¿complot? ¿Provocación? ¿Prueba de fuerza!»), y esa ambigüedad
del acontecimiento es un elemento importante de su eficacia simb6lica. Sartre muestra
de la misma manera, en Crítica de la razón dialéctica, cómo el 14 de julio de 1789 se
desencadena debido al cerco militar de París. El elemento analizador es provocador; es
un detonador histórico; al cambiar de ciudad, crea el nuevo medium. Se podría mos­
trar que Trotsky ha descrito la historia de la Revolución Rusa sacando a luz los
analizadores históricos que se suceden en ella y que ponen en movimiento lo que
él llama, en Mi vida, el inconsciente colectivo. ·roda la historia funciona, cuando
• tomamos conocimiento de ella, como un Jnalizador del pasado y el presente de
nuestra sociedad.

241
240

como un analizador: es lo que las más de las veces se denomina
<<las lecciones de la Comuna>>. Así, la Comuna es un analizador
construidos para ponerse al servicio de los teóricos y de los ana-
del proletariado y de sus modos de organización, de su capacidad listas. En cambio, yo asevero que el analista sólo puede servir,
'
revolucionaria. Y es al mismo tiempo el analizador de todas las
demás clases de la sociedad, de la provincia, de Versalles. Se puede
en rigor, para encontrar, detectar, producir y a veces construir '1!;,
analizadores.
decir que el acontecimiento analiza a la sociedad capitalista e in­ En este sentido, el conocimiento de los hombres y las socie­
dustrial en determinado grado de desarrollo: <<La razón más pro-
. , . ., dades podría prolongar el conocimiento vital. Los seres vivos co­
funda del fracaso escribe Lefebvre- se s1tua, en nuestra op1n1on, nocen el mundo por los analizadores naturales: el sistema nervio­
en el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y del modo so central, el cerebro, los analizadores sensoriales. En el caso .de
de producción>> (pág. 402). La Comuna es también el analizador \ la especie humana, los analizadores han sido fetalizados y, así,
del Estado clasista: produce el análisis por su programa de descen­ 1

amplificados por el desarrollo de una especie animal jnacabada,


tralización de destrucción del Estado. El analizador ha de permi­ 1
1
cuyos analizadores son, pues, más flexibles y aptos para un cono­
tirle a M�rx formular, con el tiempo, la teoría de la decadencia ( cimiento polivalente y refinado de su medio J.
del Estado. Pero el acontecimiento muestra, sobre todo, cómo se ' Los analizadores encontrados o producidos por los hombres han
extingue el Estado 2• 1
•, 1 prolongado y prolongan esos primeros caminos del conocimiento
Por último, y sobre todo, la Comuna saca a luz la repres1on
f
1
vital. Desde sus orígenes la vida en grupo ft1nciona como un ana­
central de la historia: la voluntad y la capacidad colectivas de
lizador. En su funcionamiento histórico más intenso, los analiza­
cam,biar el mundo y la vida. Estos acontecimientos sobrevienen,
(
f
dores sociales amenazan al orden institucional y liberan en las
escribe Lenin, <<cuando los hombres ya no pueden ni quieren vivir 1
J
sociedades la posibilidad instituyente de inventar sociedades nue­
como vivían>>. El analizador histórico pone al descubierto el deseo
y la voluntad de los ·hom.bres. ¡ vas. Cuando los analizadores se hielan, el análisis se convierte en
propiedad de unos pocos; así, desde la derrota de Dionisos y la
2. De modo, pues, que la historia suele realizar, y esta vez
de manera decisiva, lo que el socioanálisis intenta esclarecer den­
}
!
victoria de Apolo -dios del análisis y de la clase don1inante-, el _
¡ análisis ba gozado del privilegio. Entramos en la época en que
.(
tro de un campo mucho más restringido; por ser limitado, el tra­ Dionisos ha de regresar: el análisis será asunto de todos; �l gay
bajo socioanalítico, con sus analizadores artificiales, sólo puede mos­ saber prolongará la exaltación de la vida. .J
trar las .faltas las fronteras y las imposibilidades que consideramos
3. De los grandes acontecimientos se podría decir que han
como necesid�d histórica, mientras que los hombres parecen sufrir
I sido lecciones, si por ello se entiende que. permiten compren�er
la historia en lugar de hacerla. Pero cuando la hacen, al analista
mejor los procesos del desarrollo, las luchas de clases,. los _cambios
no le .queda más que cerrar su tienda. Sabe entonces que el verda­
en las culturas y las instituciones. No obstante, la h1stor1a de la
dero lugar del. análisis está en la calle y que el analizador histórico
Comuna adquiere un carácter singular. Un momento histórico como
ha comenzado su trabajo.
el de la revolución del 89 o el de la de 1917 pertenece a una
De todo lo anterior me parece que se desprende una altera­ 1

ción de perspectiva que habrá de· destruir los privilegios y los categoría definida; se puede, en efecto, co�sid�;arlas como revo­
poderes de los analistas; por tanto, los del pensamiento analíti­ luciones políticas y sociales, mostrar su real1zac1on, establecer que
co. En el mejor de los casos, hasta a·quí los analizadores parecían crean un p·unto de no retorno. En este sentido, la Comuna no se
presenta d·el todo como una <<revolución>>. Algo comie�za Y lueg?
2. Henri Lefebvre, pág. 289: «Durante la noche del 18 al 19 de marzo, el Estado, parece abortar. El acontecimiento no se propaga; el sistema capl-
el ejército, la policía, todo lo que pesa sobre las vidas humanas desde afuera Y
desde arriba, todo se disuelve, se desvanece, se evapora. El Estado, ese monstruo 3. Ya he desarrollado en otra parte (L'entrée dans la, vieJ capítulo I) esta hip�Í
frío entre los monstruos fríos, se hace añicos, y se termina de trasladar a Versalles tesis de la antrooología bolkiana. El antropólogo holandes Bolk h:i mostrado que
sus restos, oficinas y burocracia... Thiers sinti6, comprendió el derrumbe del, ª?ªrato hombre es como -«un feto de primate que ha llegado a la madurez sex�ah> Y que se
estatal [ ... ] París despierta en plena juventud; de súbito hace entrar en la practica lo reproduce en su inacabamiento en su neotenia. Investigaciones neurológicas han. mos·
'
que un hombre .al que apenas conoce -Marx- ha hecho �ntrar en 1� teo�fa: el trado y muestran que el cerebro humano debe su caoac1'dad específica , su «genio» a
fin de las alienaciones humanas. Todo es posible: otra vida, una vida distinta, esa «fetalización» La inteligencia humana se basa, pues, sobre todo en un ª��1.izad��
la libertad». neoténico· el ce;ebro humano. Lo que la prolonga y socializa es su onexio1;1 c s
naturaleza o de los hom � res mismo ·
otros an�liza dores que son produc to de la
'
El análisis no es más que un fragmento de este sistema del saber·
242
243
talista sigue en pie, continúa desarrollándose. Se la puede ver como de clases aparece en la 1historia como <<motor principal>> debido al
-.,._--..._. =un fracaso. análisis, la sociedad sin Estado se vuelve legible en el aconteci­
Para considerar la guerra civil de 1871 de otro modo que como miento sin el rodeo teórico del análisis; ha llegado a ser visi,ble y
un episodio cerrado en sí mismo, 1hay que admitir, como lo ·hi­ legible directamente, y esto es lo que hace la especificidad del
cieron Marx y, en seguida, Lenin y Trotsky, que la experiencia de analizador.
la Con1una, en su inacabamiento, inaugura realmente nu·estro tiem­
po, porque define, sin actualizarla todavía, la posibilidad de una
sociedad socialista. Mientras que la revolución del 89 funda de­ La especificidad de la Comuna consiste en el hecho de que su
finitivamente en la ,historia la dictadura de la burguesía, 1871, al pro.grama fundamental -el que s·e da a ver en sus programas de
confirmar ésta, al cumplirla ,hasta el fin con la victoria de los ver­ gobierno y organización- es un programa aún por .hacer. Marx lo
salleses sobre los comuneros, designa ,. no obstante, la posibilidad demuestra. Pero va más lejos -y tras él quienes retomaron ínte­
de terminar con lo que Marx llama prehistori� Y· de construir una gramente su análisis- cuando interpreta el fracaso, la represión y
sociedad ·que sea radicalmente diferente de las sociedades del pa­ el restablecimiento del orden ,burgués. Dice entonces que ese inaca­
sado y el presente: una sociedad sin clases y sin Estado. bamiento de la Comuna es la inmadurez del proletariado, de su
Las dos negaciones -a·hora lo sabemos- son indisociables: organización, de su teoría y su estrategia. Y esa es la otra <<lec-
. �

si hay Estado (aunque sea un Estado calificado de transición), ·hay ClOn>>.


clases en luaha; inversamente, la existencia histórica de todos los En otros términos: cuando se habla de las <<lecciones de la
Estados se vincula a la lucha de las clases sociales. El Estado
halla su origen en la lucha de clases. ¡! Comuna>> se confunde en el ,mismo giro a dos enseñanzas muy
diferentes:
Había, pues, que admitir que ·el Estado puede <<decaer>> y <<ex­ 1. La primera enseñanza es la posibilidad de una sociedad
1
tinguirse>>. Sabemo"s que se necesitó la experiencia de la Comuna
1 sin Estado. Posibilidad inacabada, todavía en estado de proyecto;

1' 1
para permitirle a Marx descubrir esta verdad en el acontecimiento es el problema que domina desde hace ya un siglo la problemática
que comenzaba a verificarla. Pero como al mismo tiempo esa de­ •
política como una pregunta fundamental que ·ha quedado sin res­ •

cadencia no se ha realizado en modo alguno, en cierta medida se puesta. Esta es la pregunta: ¿es posible una sociedad sin Estado,
puede aseverar que la Comuna continúa, y que la permanencia de sin burocracia, sin ejército y sin policía, sin dominación social y
la Comuna significa que abre una fase inacabada sin estar com­ 1 cultural? La revolución ya no puede s·er otra cosa que eso mismo:
pletamente detenida. Otras revoluciones ya habían enseñado que será el fin no sólo de la explotación, sino también de una cul­
la historia es <<llistoria de la lucha de clases>>. Proporcionan la po­ tura.
sibilidad de anticipar una sociedad sin clases, y en eso consistían 2. •La segunda enseñanza (lección) es muy diferente. Trotsky •

sus <<lecciones>>. Pero la lección específica de la Comuna es de otro prolong, a, en el fondo, la lectura de Marx cuando dice qu·e en el
orden, sin dejar de ser la misma. Es una lección institucional. Al 71 faltó una <<organización>>, un partido de la clase obrera. Es una
mismo tiempo, la Comuna es como un gran laboratorio instituido lección de táctica y de estrategia. Pero entonces se supone que la
por la •historia. C'uando en los acontecimientos revolucionarios se revolución se debe 1hacer así, en lugar de dejar abierta la otra pre­
ve su relación directa con las luchas de las clases, ello se debe a gunta .fundamental: ¿·qué es exactamente una revolución? Qué es lo
una interpretación del acontecimiento; pero no se encuentra di­ que !hace que haya revolución, ,que <<los ihombres ya no quieran .vi­
rectamente enunciado por los actores históricos. vir como viven>>?
Por el contrario, los actores de la Comuna inscriben en sus ac­ Estas preguntas abiertas las produce el analizador revoluciona­
tos las lecciones del acontecimiento. Son sus propios comentaris­ rio. La primera función de todo analizador es, en efecto, formu­
tas, en ·el sentido de que ·muestran la posibiiidad de una sociedad lar preguntas, interrogar a una realidad hasta entonces inmóvil,
nueva, futura. cerrada en sí misma.
Esta demostración existe porque la Comuna ·ha funcionado ante El analizador histórico <<desgarra los velos>> de la historia y de
todo como un analizador del sistema social. Mientras que la lucha las institucion·es. Pero no produce necesariamente soluciones; no

244 245
r
está 1heoho para suministrar recetas y señalar el camino que hay
,
que seguirI g_ue vendría a ser el único camino.
Las lecciones de la Comuna son, sobre todo y ante todo, pre­
guntas. Como el analizador freudiano, como el analizador de grupo,
el analizador revolucionario produce un material para el análisis y
compromete a los ·hombres en el trabajo analítico. Pero no bien el
producto del trabajo tiende a fijarse en dogmas, el analizador se
detiene: ya no funciona. Y entonces se olvida que ese trabajo es,
por el contrario, necesariamente interminable.

. . .. .

f.. '"' , ,
U • !:.J .. J-\ •
FA e u L T P, D �) l: F·' s l e o l. o G f A
l

...

- .
P A T R ; r., O 1 1 fi l_ : . . . . . . . • . . . . ..•...•.••.....•

246

You might also like