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Corrección Avance Enero 15
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ASESORAS
UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN
FACULTAD DE COMUNICACIÓN
MEDELLÍN, COLOMBIA
2024
Problema de investigación
Existen muchas formas de generalizar cuando se hace referencia a algo o alguien en concreto:
decir la gente, las mujeres, los conductores de bus o los estudiantes universitarios, son
ejemplos de generalizaciones a partir de las que esperamos formarnos una idea de todo
aquello de una naturaleza incierta. Generalizar tiene el poder de reducir la confusión y hacer
accesible el mundo, pero también el riesgo inminente de negar la singularidad y desconocer
lo particular de aquello que describimos.
Guiado por la confianza en que el cine de ficción hecho en Medellín tiene unas experiencias
singulares en el trabajo de actores naturales que deberían reunirse y compartirse con el
mundo, es que considero urgente emprender el ejercicio por nombrar, reconocer, y
fundamentalmente dar un lugar al conocimiento empírico y acumulado por la experiencia de
hacer o ver el cine desde los actores naturales y hacer mucho más comprensible la
configuración de un universo cinematográfico propio, que ha fijado nuestro cine con
intensidad en la retina tanto de escépticos como creyentes del milagro del cinematógrafo
narrando un valle entre montañas.
Objetivo General
Analizar el origen y evolución del actor natural en el cine de ficción en la ciudad de Medellín
en las producciones representativas de los últimos 30 años como elemento constitutivo de una
cinematografía propia.
Objetivos Específicos
Es posible que la existencia de este manifiesto, escrito en 1982 pueda por su naturaleza y
contenido, ubicarse en el espectro de los manifiestos del tercer cine, “en los que nuevos
cineastas plantean un cine político que aborda las cuestiones sociales urgentes del momento y
que rompe radicalmente la pasividad del espectador” (de Taborda, 2011), lo cual permitiría
visibilizar su lugar como una carta de intenciones estéticas, a su vez que como dinamizador
del inicio de un posible paradigma cinematográfico.
- El Manifiesto de las Siete Artes (1911) de Ricciotto Canudo, que sentó las bases
teóricas para considerar al cine como el arte total que integraba todas las demás
artes[13].
- El Manifiesto de Cine Futurista (1916) de Filippo Tommaso Marinetti, Bruno
Corra y otros, que proclamaba la necesidad de un cine que exaltara la modernidad, la
máquina, la velocidad y lo urbano[12].
- El Manifiesto del Nuevo Cine Latinoamericano en Viña del Mar (1969), que
buscaba un cine comprometido con los problemas sociales y políticos de América
Latina[3].
- El Manifiesto del Tercer Cine (1969) de Fernando Solanas y Octavio Getino, que
llamaba a un cine militante al servicio de la descolonización cultural del Tercer
Mundo[4].
Si bien en la historia del cine nacional ya se habían inscrito apuestas cinematográficas con
actores naturales anteriores a la existencia de este manifiesto, siendo Agarrando pueblo
(1977) una de las más significativas, este texto permite entender cómo la necesidad de los
actores naturales madura y tiene asidero en Antioquia y sin duda, fijan a Víctor Gaviria como
el iniciador de esta forma de entender la urgencia de verdad cinematográfica en Antioquia.
Luis Ospina, director, guionista y productor caleño, describe esta necesidad en una entrevista
para el diario El Tiempo, en el 2009:
En países sin una tradición de cine o de teatro, tenemos que recurrir a los actores
naturales En países como Colombia, en donde no hay sino tradición televisiva,
algunos directores preferimos trabajar con actores que no sean de la televisión, sobre
todo en un momento en el que las relaciones entre la ficción y el documental se están
borrando. Es una tendencia del cine moderno.