Crimson Rivers

You might also like

Download as pdf or txt
Download as pdf or txt
You are on page 1of 1073

Crimson Rivers (Traducción)

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/43237920.

Rating: Explicit
Archive Warning: Graphic Depictions Of Violence
Category: M/M, Other
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationship: Regulus Black/James Potter, Sirius Black/Remus Lupin, Minor or
Background Relationship(s)
Character: Regulus Black, James Potter, Sirius Black, Remus Lupin, Marlene
McKinnon, Dorcas Meadowes, Pandora Lovegood, Bartemius Crouch
Jr.'s Mother, Fabian Prewett, Gideon Prewett (Harry Potter), Peter
Pettigrew, Evan Rosier, Euphemia Potter, Fleamont Potter, Mary
Macdonald (Harry Potter), Tom Riddle, Albus Dumbledore, Horace
Slughorn, Minerva McGonagall, Lily Evans Potter
Additional Tags: Alternate Universe - Hunger Games Setting, Graphic depictions of
violence - Freeform, Murder, injuries, Descriptions of Blood, Heavy
Angst, Minor Character Death, People will die be warned, its a hunger
games au so there's really no way around that sorry, but rest assured
that no one who gets a POV will die, Mentor Sirius Black, James and
Regulus as Tributes, (because im evil), Peeta Mellark was a James
Potter Varient, Katniss Everdeen was a Regulus Black Varient, it just
makes sense in my head, Enemies to Lovers, (but is it really?),
Romance despite all the angst, its about balance, love is like a flower
that blooms even in the harshest of conditions, trust me on this,
Complex Family DynamicsComplex Friendship Dynamics,
Complex...Everything pretty much, No Miscommunication, (this is new
for me and what I would like to call growth!!!), but there are a few
secrets so maybe not, this is going to be a long one and a lot happens
so i can't possibly tag it all, there will be in depth warnings in the
chapters, But overall, Angst, Jealousy, Death, Traslation, Traducción
Language: Español
Collections: Marauders, Jegulus, hunger games completed good reads
Stats: Published: 2022-11-24 Updated: 2023-07-24 Words: 352,263 Chapters:
36/76

Crimson Rivers (Traducción)


by MoonStarstv

Summary

Regulus Black tenía quince años la primera vez que su nombre fue llamado en una cosecha.
Tiene veinticinco años cuando le vuelve a pasar. Mucho ha cambiado en ese tiempo, y uno
de ellos es que está listo para hacer lo que sea necesario para volver a casa. Nada ni nadie lo
detendrá, ni siquiera James Potter.

James Potter no tiene planes de evitar que Regulus Black llegue a casa. De hecho, sus
planes giran en torno a lo contrario. Tiene sus razones, pero tomó la decisión de sacar a
Regulus de la arena, incluso sabiendo que será lo último que haga.

Sirius Black tenía dieciséis años cuando se ofreció como voluntario para ocupar el lugar de
su hermano pequeño en la arena. A los veintiséis años, sin la opción de hacerlo de nuevo,
no tiene más remedio que ser el mentor de su hermano y mejor amigo, sabiendo que solo
uno de ellos puede regresar.

Dos nombres llamados, un mentor a punto de desmoronarse, y más secretos y dolor entre
ellos, más de lo que son capaces de manejar. Ninguno de ellos está preparado para lo que
viene a continuación, o hasta dónde llegarán para lograrlo.

Traducción de Crimson Rivers creado por @bizarrestars, todos los créditos de la historia a
elle.

Notes

Nota del autor:

Muy bien, entonces este va a ser pesado y largo. Vas a querer abrocharte el cinturón para
este. Entonces, entremos en eso.

En primer lugar, técnicamente no necesitas haber leído la trilogía de Los juegos del hambre
o haber visto las películas para poder leer esto. Hay algunas similitudes, pero he cambiado
muchas cosas. Si lo has leído o visto, verás las similitudes y diferencias con facilidad; si no,
entonces realmente no cambiará mucho para ti.

Para ser claros, no he leído los libros en años, y ha pasado un tiempo desde que vi las
películas, por lo que no será exactamente lo mismo. Básicamente tomé la trama y la usé
libremente para estos personajes y su dinámica. Por ejemplo, no puedo recordar las edades
exactas de las personas que se cosechan en los libros, pero en este fic, se sitúa entre los
trece y los veinticinco años. Otra cosa es que no está dividido por género, y también tengo
personajes de género neutral. Hombres, mujeres y cualquier persona de cualquier género
pueden ser (y son) cosechados.

En esto, Sirius es un mentor porque ya ha estado en la arena. Debido a que vemos su punto
de vista, vemos cómo esto lo afectó, lidiando con cosas como el trastorno de estrés
postraumático, la enfermedad mental y las referencias a adicciones pasadas.
Este fic trata temas de muerte en todas las formas posibles para representarla, incluido el
asesinato (referenciado y descrito), el suicidio (referenciado y descrito), el asesinato por
piedad (referenciado y descrito), y solo como parte de fondo de la historia debido a, ya
sabes, todo el asunto donde las personas son arrojadas a una arena y obligadas a matarse
entre sí.

También hay exploraciones a profundidad de las dinámicas de poder, el duelo y las


relaciones complicadas. Este fic puede volverse oscuro y pesado a veces, y lo hará, pero
siempre proporcionaré las advertencias adecuadas lo mejor que pueda para cada capítulo.
Sin embargo, dicho esto, hay muchos momentos ligeros y esponjosos, así como mucho
humor, a pesar del escenario. Y este fic TENDRÁ un final feliz, porque realmente no puedo
escribir otra cosa.

No etiqueté a Major Character Death porque ningún personaje que obtenga un POV morirá.
SÍ etiqueté para Minor Character Death porque la gente, de hecho, morirá en este fic.
Personajes que reconocerás, y probablemente algunos que incluso te gustarán, e incluso
aquellos que no te gustarán. No todos morirán, obviamente, pero tampoco todos
sobrevivirán.

Este fic no es para todos, y eso está bien. Absolutamente no lo leas si esperas una historia
feliz de principio a fin. Tengo un fic largo y feliz con personajes queer y sin muerte, pero
esto no va a ser eso. Esto será angustioso y complicado, y habrá un humor negro con el que
no todos se sentirán cómodos, así como relaciones difíciles y realidades duras combinadas
con este escenario. A veces se vuelve brutal, así que ten cuidado y prepárate para eso.
Cuídense ustedes mismos ante todo.

Advertencias para este primer capítulo: referencias a la muerte, referencias al asesinato,


referencias al abuso infantil (sí, Walburga y Orion son una mierda en cualquier universo),
una brevísima referencia al suicidio (parpadea y te lo pierdes), referencias a la adicción y
mucha angustia.

Si te sirve de consuelo, este capítulo tiene a Regulus, James y Sirius POV, así que al menos
sabes que no morirán. ¡Espero que ayude!

¿¿¿Disfrutalo???

Nota mía:

Bueno como ya dice las notas del escritor, este es un fic inspirado en los "Juegos del
hambre" si los viste o leíste ya sabes lo que te espera.

Bueno esta es solo la traducción de esta historia que me parece grandiosa, no habrá
cambios de ningún tipo y todos los créditos van para elle. Traduciré esta historia a su
tiempo y me esforzaré para darles una buena traducción, no sé si el autor autorizó la
traducción de sus historias, trate de ponerme en contacto con elle, pero se esta tomando un
descanso de redes, así que en cuanto pueda hacerlo lo sabrán, y si me pide que baje esta
historia lo haré, mientras tanto la traduciré, todo esto porque me encanta esta historia y
siento que debería llegar a más personas.

También les recomiendo pasar por el perfil del autor @zeppazariel y apoyarla en sus
proyectos, pues todos son espectaculares, sin más me despido y espero lo disfruten.

A translation of Crimson Rivers by bizarrestars


Misfortune
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Se supone que la cosecha anual número 84 será la última de Regulus.

Tiene veinticinco años, y cumplirá los veintiséis antes del próximo, lo que significa que envejecerá.
Su cumpleaños tiene lugar dos días antes de la cosecha de cada año, por lo que tiene un golpe de
suerte bastante afortunado en ese sentido.

Resulta que James Potter no lo hace. Está a solo dos meses de cumplir los veintiséis, y si tan solo
hubiera nacido unos meses antes, podría haber escapado de su destino.

Su nombre es el primero que se llama, y Regulus no puede evitar mirar a través de la multitud para
ver a James salir lentamente al aire libre. Sus padres lloran en silencio. Un nudo se forma en la
garganta de Regulus mientras arrastra su mirada hacia James en el escenario, donde Sirius ya está
de pie, con la mandíbula apretada mientras asiente con la cabeza a James cuando sube los
escalones.

No hay duda en la mente de Regulus de que Sirius hará todo lo que esté a su alcance para
asegurarse de que James sobreviva en la arena. Mendigará, pedirá prestado y robará; le enseñará a
James todo lo que necesita saber; será el mejor mentor que su distrito haya visto y lleve a su mejor
amigo a casa. Quienquiera que resulte ser el otro tributo, Regulus siente lástima por ellos de forma
preventiva, porque no hay vida que Sirius pueda poner por encima de la de James.

"¡Regulus Black!"

Esa es la segunda vez que Regulus escucha su nombre en una cosecha, y aquí estaba, atreviéndose
a pensar que tuvo suerte.

La primera vez que lo escuchó, tenía quince años, apenas, y sintió que todo su cuerpo se helaba tan
pronto como lo nombraron. Ni siquiera se había movido al principio, demasiado aterrorizado,
incapaz de comprender lo que había sucedido.

Tenía que pasarle a alguien, pero nadie piensa que van a ser ellos, hasta que sucede.

Regulus se había salido dos pasos de la fila cuando Sirius irrumpió y se ofreció como voluntario en
su lugar, con solo dieciséis años y listo para arrojarse a la arena para que Regulus no tuviera que
hacerlo.

Sirius había ido a la arena y Regulus no creía que fuera a volver a casa. Observó, día tras día, cómo
su hermano luchó por su vida. Observó, día tras día, cómo Sirius corría, moría de hambre y
asesinaba solo para regresar. Observó, en ese último día, cómo Sirius se desmoronaba cuando le
anunciaron el Vencedor, riendo como un loco en las pantallas.

Nunca fue el mismo despues de eso.

Diez años después, y está sucediendo de nuevo. Esta vez no hay nadie que se ofrezca como
voluntario en su lugar, porque Sirius es un Victor* y no puede. Nadie más lo haría, y tal vez incluso
si él pudiera, todos estos años después, Sirius tampoco lo haría.

Regulus, al igual que la última vez, se encuentra congelado, un miedo horrible arrastrándose por
sus venas como el hielo. El único pensamiento que tiene es ¿Por qué?, ¿Por qué yo?, ¿Por qué
esto? Los susurros están por todo el patio, y Regulus sabe la razón detrás de eso, lo que todos están
diciendo. No es ningún secreto que James es el mejor amigo de Sirius, y nadie podría olvidar que
Regulus es su hermano pequeño. Oh, les va a encantar esto en el Hallow.

Junto a él, Barty le da un codazo en el hombro, mirándolo con los labios apretados en una fina
línea, por lo que Regulus se mueve. Se obliga a sí mismo, poniendo un pie delante del otro,
sintiéndose liberado de su cuerpo mientras se dirige al escenario. Mientras sube los escalones, su
mirada se eleva para encontrarse con la de Sirius, y Sirius le devuelve la mirada durante cinco
segundos antes de que sus ojos se cierren, como si no estuviera mirando, entonces no sería real.

Regulus desea que fuera así de simple.

No lo es

Aparta la mirada de su hermano y se encuentra con su mirada arrastrándose hacia James a


continuación. Por un largo momento, solo se miran el uno al otro, y luego ambos miran hacia otro
lado al mismo tiempo.

~•~
James está bastante seguro de que está a punto de vomitar. La única razón por la que no lo hace,
piensa, es porque sus padres están aquí. A pesar de todo esto, las manos de Effie acunando su
rostro lo castigan.

"Oh, amor", susurra Effie, torciendo la boca.

"Mamá", gruñe James, sus ojos pican. Él retiene la mirada de ella, así como la de su padre,
lanzando su mirada entre los dos. Después de esto, nunca volverá a verlos.

Effie traga con fuerza. "No luzcas así, James. Puedes ganar. ¿Entiendes? Tú puedes".

Ella lo sabría. Como ganadora de los 44º juegos del hambre hace cuarenta años, a la edad de tan
solo trece años, ella lo sabría. Fue su primera cosecha, un desliz en el cuenco, y nadie pensó que
sobreviviría, pero lo hizo. Ella no habla de eso, nunca habla de eso, y Sirius sabe más sobre eso que
James. Después de todo, Effie fue su mentora y lo ayudó a volver a casa. Y luego, cuando él
cumpliera dieciocho años, sus deberes como mentora podrían terminar, si Sirius tomaba su lugar, lo
cual hizo.

James ha vivido en la Aldea de los Vencedores toda su vida, y Sirius ha sido su mejor amigo desde
que tenía una vez años, cuando saltó el muro detrás de la aldea y cayó por una pendiente,
directamente hacia Sirius. Se habían visto antes, por supuesto, desde lejos, pero vivían vidas
diferentes en ese momento. James tenía tutores personales, una ventaja de estar en Victor's
Village*, y Sirius iba a la escuela. Cuando se conocieron adecuadamente, lo primero que hicieron
de niños fue pelear (porque ambos se escabulleron y pensaron que el otro los metería en
problemas), y menos de veinte minutos después, prometieron ser mejores amigos para siempre, y
fue una promesa que ninguno de los dos ha roto.

Cuando Sirius se ofreció como voluntario para Regulus con solo dieciséis años, James había
sentido que algo en él se marchitaba y se rompía, para no ser encontrado nunca más. Recuerda eso,
recuerda haber luchado tan duro para ver a Sirius antes de irse, y solo tuvo unos segundos para
abrazarlo antes de que lo arrastraran lejos, justo fuera de los brazos de James. Lo último que le
había dicho Sirius fue una súplica. James, cuida de Regulus, por favor, le había suplicado.

James lo intentó, pero Regulus era una persona difícil de cuidar entonces a los quince años, y
todavía lo es a los veinticinco, supone James. No está seguro de qué fue, pero a Regulus dejó de
agradarle a los quince. James no necesitaba agradarle, o que no lo cuidara, pero Regulus lo
esquivaba a cada paso. Se cuidaba a sí mismo, sobre todo, sin importar cuánto lo intentara James.
En realidad, no había mucho que James pudiera hacer. La única vez que Regulus no lo evitaba eran
los días en que se reunían en el patio para ver a Sirius en la arena. Solo una vez, James recuerda
que Regulus perforó la mano para agarrar su mano, aferrándose a ella mientras ambos veían a
Sirius ser atacado y luego asesinar brutalmente a su atacante.
Cuando Sirius y su familia se mudaron a Victor's Village después de que él volvió de la arena,
dieciséis años con guerra en sus huesos y fantasmas en sus ojos, James fue quien lo cuidó.
Evidencia no sus padres, quienes siempre han sido negligentes y abusivos. Regulus, bueno, no
podía cuidar de Sirius. No fue tan simple. Sirius no era el mismo que era antes de entrar a la arena,
y era James quien le hablaba a través de las alucinaciones; fue James quien lo hizo reír por primera
vez después de llegar a casa; fue James quien se aseguró de que comiera, quien lo sacó del borde de
la adicción, quien lo sostuvo cuando se estaba desmoronando.

James es su mejor amigo e hizo una promesa, y esa es solo una parte de la razón por la que mira a
su madre y sonríe con tristeza antes de susurrar: "No volveré a casa, mamá".

"James", dice Monty bruscamente, con los ojos brillantes. El padre de James es un hombre
tranquilo, a pesar de su estatura. Un gigante gentil, Effie siempre lo ha llamado así, cuando no lo
llama Flea para burlarse de él, simplemente por la ironía. Las pulgas son diminutas; Fleamont
Potter es todo lo contrario. En general, es un hombre sencillo, hogareño y estudioso, feliz de estar
con su familia, un esposo amoroso y el mejor padre que James podría desear. Se ve desconsolado.
"Hijo, no—no digas eso. Si peleas—"

"Lucharé", interrumpe a James en voz baja. "Lucharé. Pero, cuando sea el final, y seamos él y yo...
no pelearé con él".

Los ojos de Effie se hunden y sus labios tiemblan antes de morderlos y agachar la cabeza. Desliza
las manos de sus mejillas para agarrar sus hombros, apretándolos. Un sonido horrible escapa de su
garganta y suena rota mientras susurra: "Por favor".

"Lo siento", exhala James, tragando saliva. Monty mira hacia otro lado, su mandíbula se mueve
mientras sus lágrimas caen. Un suspiro tembloroso deja a Effie, y levanta la cabeza para mirarlo
fijamente, con el rostro hundido por la tristeza. James intenta mostrar una sonrisa, pero su rostro
tiembla. "Mamá, papá, lo siento. No puedo hacerlo. No le haré eso a Sirius. Voy a asegurarme de
que Regulus salga. Eso es por lo que voy a luchar".

"Hay innumerables maneras de morir en la arena, James", dice Effie con voz ronca. "¿Quieres
pelear para sacar a Regulus? Bien, pero si—solo si él no lo logra, si algo sucede, luchas con todo
lo que tienes en ti para llegar a casa, ¿entiendes? Tu corazón—tienes un gran corazón, tan lleno de
amor, y nunca quiero que lo pierdas, pero ¿Allí? No puedes dejar que eso se interponga en tu
camino de supervivencia".

James asiente tentativamente. "Está bien, mamá. Está bien, pero eso no va a pasar, porque lo voy a
sacar, incluso si me mata". Hace una pausa, luego esboza una débil sonrisa. "Bueno, me matará, de
hecho, así que de verdad—"

"James, no hagas bromas ahora", interrumpe Monty.

"Así es como quiero que me recuerdes", susurra James, y lo miran, afligidos. "Esto, justo aquí,
porque lo que suceda allí dentro, antes de que me vaya... Eso no es lo que quiero que recuerdes.
¿Sería demasiado pedir no mirarán?"

"Sí", dice Effie con firmeza. "Eres nuestro hijo, James. No hay nada que puedas hacer en esa arena
que cambiaría la forma en que te vemos, o cuánto te amamos. Nosotros, te amamos mucho".

"Yo también te amo, mamá. Los amo a los dos", dice James con voz áspera, sintiendo que no ha
expresado lo suficiente, como si sus palabras no adecuadas para expresar lo agradecido que está
por tenerlos.

Effie lo atrae en un fuerte abrazo, y Monty se mueve para envolver sus brazos alrededor de ambos,
y James cierra los ojos y deja que sus padres lo sostengan. La mayoría de las personas no saben
cuándo podrán abrazar a sus padres por última vez.

James lo hace.

~•~

Sirius camina de un lado a otro, escuchando los suaves murmullos de sus padres a través de la
puerta. No se puede oír la respuesta de Regulus, lo que significa que no está hablando. Sirius puede
adivinar lo que dicen sus padres sin tener que escucharlo, simplemente órdenes claras para volver a
casa o no morir de una manera que avergüence a la familia. No es diferente de lo que le dijeron a
Sirius hace diez años.

Sirius llegó a casa, después de hacer cosas vergonzosas para volver, cosas que todavía viven
debajo de sus uñas y detrás de sus párpados hasta el día de hoy. No murió para no avergonzar a la
familia, pero desde que volvió, ha vivido una vida que seguramente parece que lo hizo.

Bueno, así es como lo ven sus padres, en cualquier caso. A veces es difícil provenir de una familia
extensa de Vencedores, solo que lo es más cuando tú mismo eres un Vencedor. Sirius lo encuentra
ridículo, realmente, porque no es como si Walburga u Orion hubieran estado alguna vez en la
arena. Solo Alphard, Cygnus, Bellatrix y Narcissa, que eran Vencedores. Alphard no había
manejado bien las secuelas de la arena e hizo muchas escenas públicas antes de eventualmente, se
suicidara por el alcohol y la mala salud. Cygnus lo había manejado bien y crió a tres hijas que
también lo harían, si alguna vez se encontraron en esa situación. Y, cuando Bellatrix y Narcissa lo
hicieron, lo probaron.

Después de sus juegos, Narcissa se mató con alguien del primer distrito, el más cercano a la
Reliquia.

Siendo una Víctor, podía hacerlo, y también podría llevar a sus hermanas con ella cuando se fuera.
Bellatrix se fue con ella, pero Andrómeda no. Se quedó para establecerse con un hombre llamado
Ted, a quien la familia no aprobaba en absoluto. Ahora se ha distanciado de la familia, pero no de
Sirius, que siempre se escabulle para ir a verla a ella ya la pequeña Nymphadora, la bebé más linda
que jamás haya conocido. Walburga y Orion se dieron por vencidos con Sirius hace años, y no han
hablado con él ni lo han reconocido durante mucho tiempo, a pesar de usar felizmente los
beneficios que obtuvieron porque es un Víctor. Sin embargo, todavía controlan a Regulus, por lo
que le prohíben ver a Andrómeda y Regulus solo escucha.

Por supuesto que Regulus escucha, porque si no lo hace, nunca termina bien. Sirius puede entender
eso, incluso si lo vuelve loco, porque nunca escuchó. Esperar lo mismo de Regulus no tiene
sentido. Regulus solo hace lo que está dispuesto a hacer.

Va a hacer que lo maten.

El estomago de Sirius se retuerce. Recuerda cuando se ofrece como voluntario para su hermano
pequeño, la primera persona en hacerlo en décadas, al menos en su distrito. Sin embargo, tenía que
hacerlo, porque tan pronto como escuchó el nombre de Regulus, supo que su hermano pequeño
moriría. Regulus, a esa edad, nunca sobreviviría a la arena.

Francamente, Sirius no estaba seguro de sobrevivir a la arena, pero lo hizo. A veces desearía no
haberlo hecho. A veces odia a Regulus por ser alguien a quien ama tanto que fue por él. Pero
nunca, ni una sola vez, Sirius se ha arrepentido. Nunca se arrepentirá de haber salvado la vida de su
hermano pequeño.

Esto se siente como ser escupido en la cara. Como si estuviera postergando lo inevitable. Porque
aquí está Regulus, su nombre todavía resuena en los oídos de Sirius, y Sirius no puede salvarlo esta
vez.

Y luego está James.


Solo pensar en eso hace que el estomago de Sirius se tambalee. Su mejor amigo. Joder, su mejor
amigo también irá a la arena y Sirius tampoco puede ocupar su lugar. James es—él es todo el
mundo de Sirius, honestamente.

Sin él, Sirius no estaría vivo en este momento. Sin él, Sirius no sabría qué hacer.

James va a la arena con Regulus. ¿Cómo es eso justo? ¿Qué hace Sirius con eso? Le dan ganas de
gritar, de golpear las paredes del interior de algún recinto, de chocar su puño contra lo que esté más
cerca hasta que su mente se calme. Él no puede hacer esto. No puede, no sabe cómo va a hacer
esto. No tiene una puta elección.

Sirius está destinado a entrenarlos. Para prepararlos. Para enseñarles. Está destinado a darles todos
los trucos, consejos y herramientas para sobrevivir, y luego verlos enfrentarse a la muerte. Sirius
nunca ha traído un tributo a casa, ni una sola vez en los últimos ocho años, y ahora su hermano
pequeño y su mejor amigo lo buscarán en busca de ayuda. No sabe cómo decirles que no hay ayuda
para ellos, que realmente, al final del día, todo se reduce a la necesidad desesperada de una persona
por sobrevivir.

Él puede poner armas en sus manos, enseñarles cómo evitar morir de deshidratación o inanición,
hacer que recordar plantas venenosas y decirles qué hacer y qué no hacer para mejorar sus
posibilidades, pero la verdad es que solo sobrevivirán. si quieren lo suficiente. Sirius ganó sus
juegos estrangulando a un hombre hasta la muerte con sus propias manos, no fue su primera
muerte, ni siquiera la más espantosa, pero estaba muerto de hambre, medio muerto por
deshidratación y desangrado. El hombre tenía un cuchillo y Sirius tenía una puñalada. El hombre
tenía la sartén por el mango, y Sirius tenía la voluntad de sobrevivir.

El hombre debería haber vivido, y Sirius se aseguró de que no lo hizo.

Es extraño, porque Sirius piensa, y siempre ha pensado, desde que ganó, que morir en la arena es
un acto de bondad, de verdad. Pero eso fue antes de que las personas que amaba se convirtieran en
tributos. Tal vez sea egoísta, porque ya sea por amabilidad o no, él quiere que ambos sobrevivan de
todos modos, y no pueden. No ambos.

Esto es como pedirle a Sirius que elija entre su corazón y sus pulmones. El corazón deja de latir si
los pulmones no funcionan, y los pulmones no funcionan si el corazón deja de latir. Tienen que
coexistir; no puede sobrevivir a la pérdida de ninguno de los dos.

La puerta se abre cuando Walburga y Orion salen, y ambos se destacan para mirarlo por un
momento mientras él se detiene. Todo lo que su madre dice es una orden: "Tráelo a casa".
Con eso, y nada más, se van.

Tomando una respiración profunda, Sirius avanza y se desliza a través de la puerta, su corazón se
encoge cuando ve a Regulus. Se ve tan pequeño, a pesar de tener veinticinco años, pero tal vez sea
porque Sirius lo está mirando y lo ve como era cuando solo tenía quince años. Solo su pequeño
hermano. Siempre su pequeño hermano.

Ya no hablan como antes. Son demasiado diferentes y, al mismo tiempo, demasiado parecidos.
Sirius ha pasado por demasiado y Regulus se ha distanciado. Regulus todavía está en esa casa con
sus padres autoritarios, y tal vez no golpeen a ninguno de ellos ahora que son mayores, pero eso no
significa que su crianza haya mejorado. Sirius no ha vuelto a casa desde que tenía dieciséis años,
desde que se fue y se mudó con los Potter justo al final de la calle. Le había pedido a Regulus que
fuera con él una vez. Regulus se negó.

"Tengo la peor suerte", declara Regulus secamente, y Sirius lo mira fijamente por un largo
momento antes de soltar una débil carcajada y cerrar la puerta. Para cualquier otra persona,
Regulus probablemente se vería imperturbable, solo vagamente molesto, pero Sirius puede ver el
miedo parpadeando débilmente en sus ojos. Está tratando de ocultarlo, pero Sirius ha visto
demasiado de eso en su vida como para no saberlo ahora, sin importar lo lejos que estén. "Quiero
decir, soy literalmente la única persona en el mundo que ha sido llamado dos veces".

"Sí, eso es una mierda", admite Sirius. Se reclina contra la puerta y deja que su cabeza la golpee
con un ruido sordo.

El silencio cae entre ellos, pesado y denso. Sirius recuerda cuando él era el tributo. Regulus había
esperado hasta que estaban solos antes de abrazarlo y llorar, rogándole que no se fuera, rogándole
que regresara. Sirius recuerda cuando volvió, y todo se sintió... deformado. Todo el mundo lo
estaba, y cree que Regulus pudo haberlo abrazado nuevamente cuando volvió, pero no puede
recordar eso. Sus recuerdos son como un caleidoscopio*, solo luz fracturada, a veces imposible de
distinguir y siempre cambiante.

Los recuerdos establecidos antes de la arena son débiles y se sienten como algo directamente de
otra vida. Los recuerdos establecidos justo después de la arena, incluso un año después, son como
volutas*; apenas puede distinguirlos, y no sabe lo que hay. Eso es un año completo de su vida, al
menos, que ni siquiera puede recordar. Si no fuera por James, probablemente hubiera vivido así
para siempre.

La cuestión es que Sirius entró en la arena y luchó muy duro para volver a casa, completamente
inconsciente de lo que traería consigo cuando lo hiciera. Traes pedazos de la arena contigo si vives
lo suficiente para salir, y esos pedazos aún permanecerán con Sirius hasta el día de hoy. James o
Regulus lo entenderán, si sobreviven. Uno o el otro, pero no pueden ser ambos.
Sirius no sabe cómo se supone que debe vivir con eso.

"¿Ha ido a ver a James?" Régulo murmura.

"Está con sus padres", responde Sirius, parpadeando en algún punto fijo sobre el hombro de
Regulus. "Quería darles tiempo".

Regulus se burla. "Así que viniste a verme primero. Qué honor".

"No lo hagas", dice Sirius con firmeza, fijando su mirada en Regulus, encontrando sus ojos. "No
hagas eso, Regulus. Tu resentimiento, tu amargura, lo que sea, eso ya no puede importar,
¿Entiendes? No hay espacio para nada más que tu voluntad de sobrevivir. Escúchame, no, cállate".
." La boca de Regulus se cierra de golpe desde donde comenzó a hablar, para protestar sin duda,
pero Sirius nunca ha estado más serio en su puta vida. "Deja todo eso aquí. Cualquier cosa que
pueda hacerte vacilar, que pueda interponerse en tu supervivencia, déjala ir aquí y ahora. No puede
existir en los juegos".

"Los juegos aún no han comenzado", susurra Regulus.

"Los juegos comenzaron en el momento en que pronunciaron tu nombre, y no terminaron hasta que
estés muerto", corrige Sirius sin rodeos.

"¿Crees que voy a morir?" pregunta Regulus.

Sirius se queda sin aliento, su corazón se contrae violentamente en su pecho ante el mero
pensamiento. Regulus sostiene su mirada fijamente, esperando, y Sirius no lo sabe. No sabe si su
hermano pequeño va a morir. No sabe si su mejor amigo va a morir. No sabe cómo va a tratar de
ayudar a sobrevivir, sabiendo que solo uno lo hará.

Exhalando temblorosamente, Sirius solo puede decir: "Tienes una posibilidad entre veinticuatro,
Regulus".

"Tu mejor amigo es uno de esos veinticuatro", le recuerda Regulus. "¿Me vas a pedir que no lo
mate?" Espera de nuevo, pero Sirius no sabe cómo responder a eso. Él no sabe lo que está
haciendo. "Porque lo haré, si tengo que hacerlo. No voy a perdonarle la vida y sacrificar la mía
solo porque él te importa. Puede que no me desvíe de mi camino para matarlo, pero si eso es lo que
hay que hacer, Sirius, no dudaré".

Y, si fuera alguien más que James, Sirius estaría aliviado de escuchar eso, de saber que Regulus
planea luchar para sobrevivir. Pero es James, por lo que los pulmones de Sirius se sienten como si
estuvieran siendo apretados, y el miedo se hunde en su estómago como el plomo.

"¿Estás planeando volver a casa, Reggie?" Sirius pregunta con un tono áspero.

"Sí", dice Regulus con firmeza.

"Bueno", susurra Sirius, moviendo su mandíbula, luego asiente con fuerza y alcanza la puerta,
"Supongo que debería ir a verlo, entonces, ya que estás tan dispuesto a enviarlo a su tumba".

"¿Estás dispuesto a enviarme a la mía, por él?" Regulus responde bruscamente, un músculo en su
mejilla se contrae mientras aprieta la mandíbula. Sus ojos son fríos. Siempre lo son, en estos días.

Sirius se da la vuelta, abre la puerta y sale.

James no está muy lejos, y Sirius llega justo cuando Effie y Monty están siendo escoltados. Ambos
han estado llorando mucho, eso es obvio, y Sirius quiere ir hacia ellos, llamar su atención y
encontrar alguna manera de mejorar esto. Sin embargo, no puede, por lo que se queda atrás,
dejando que se vayan sin notarlo.

Tan pronto como James mira hacia arriba para ver a Sirius, avanza para abrazarlo. Se necesita todo
en Sirius para no romper a llorar, pero él se niega, porque no es él quien está a punto de ser
arrojado a la arena, sino solo dos de las personas que más ama en este mundo. James se aferra a él
como si nunca tuviera otra oportunidad, y Sirius... Sirius sabe lo que eso significa.

"No", gruñe Sirius mientras retrocede, como si lo hubieran herido. Sacude la cabeza, no dispuesto a
enfrentarlo. "No, James, no te atrevas, joder. No-"

"Detente", interrumpe a James suavemente, extendiendo la mano para agarrar sus hombros y
encontrar su mirada. "No es tema de debate, Sirius. Voy a llegar a casa, ¿Entiendes?"
Sirius escucha el gemido que sale de su boca, y lo peor es que esto ni siquiera es tan sorprendente.
Por supuesto que James haría esto. Por supuesto que lo haría, porque es desinteresado y dorado,
porque es bueno. No obstante por la bondad de su corazón, incluso si hay mucho allí, sino solo
porque sabe con lo que podrá y no podrá vivir. Su moral, su sentido de lo que es correcto, morirá
por ellos.

En la arena, no hay sentido de lo que es correcto o moral. Es supervivencia, y eso es todo. Tienes
que hacer lo que sea necesario para sobrevivir, incluso cuando sea lo peor que puedas imaginar.
Con una fracción de segundo de vacilación porque quieres ser bueno, es así como mueres en la
arena. El bien no existe allí, y si lo intenta, se apaga rápidamente. James no lo es, no está hecho
para cosas como esa. Es brillante y amoroso, a pesar de este mundo de mierda, y se preocupa por
las cosas y las personas más que nadie que Sirius haya conocido.

Eso va a hacer que lo maten.

Impotente, Sirius piensa en la diferencia entre James y Regulus, cómo uno no dudó en decir que no
se sacrificaría, mientras que el otro no dudó en decir exactamente lo contrario. Sirius no puede
soportarlo.

"James", Sirius se ahoga.

"Dije que no era un debate, y no-" James toma una respiración profunda, luego deja salir el aire
lentamente. "Él es tu hermano pequeño".

"Tú eres mi mejor amigo".

"Exactamente. Es una de las razones por las que tomó esta decisión".

Sirius se estremece. "No puedes—"

"Dije uno", interrumpe James, sosteniendo su mirada. "Solo uno entre muchos, Sirius. Esto no es
culpa tuya, ¿de acuerdo? Y no vamos a hablar de eso. Vas a prepararme, y voy a entrar allí y llevar
a Regulus a casa". , “Sí eso es todo. No pienses ni por un segundo que me arrepentiré de esto. Es mi
elección, y vas a respetarla, ¿Entiendes? Eso es todo lo que te pido que hagas. Solo respétalo.”
No puedo, piensa Sirius. Gracias, piensa Sirius. Quiero que los dos vuelvan a casa, piensa Sirius.
No sé cómo se supone que debo hacer esto, piensa Sirius. Y, al final, Sirius no dice nada.

James tira de él para abrazarlo hasta que, por segunda vez en un cambio de roles para el que Sirius
nunca estuvo preparado, es arrancado de los brazos de James.

Chapter End Notes

Para aclarar, no necesitas haberte visto, ni tampoco leído los "Juegos del hambre", pero
si no lo hiciste algunos términos y palabras te podrían ser un poco confusas, así que
pondré palabras que sean un poco confusas en las notas finales para mejorar la
traducción. Todas las palabras con un "*" estarán al final del capítulo con su
significado, si encuentras algún error o algo, no olvides decírmelo para arreglarlo o
mejorarlo, siempre con el debido respeto. Cabe recalcar que esto es de una fan como
yo, para una fan como tú, con mucho cariño. :)

*Víctor: son llamados a aquellos que fueron los vencedores o ganadores de los juegos
a los cuales asistieron, se les tiene mucho respeto y ellos gozan de más privilegios que
los demás, solo por su victoria.

*Victor's Village: Es una villa en cada distrito, la cuál solo habitan Víctor's y sus
familias si cuentan con ellas.

*Caleidoscopio: Es un instrumento óptico muy sencillo pero que al mismo tiempo


produce un efecto visual muy atractivo. Compuesto por tres espejos enfrentados que
forman un prisma triangular, su resultado da lugar a una fascinante explosión de
formas y colores, de magia, sorpresa, arte y ciencia.

*Volutas: Cosa que tiene forma de espiral.


The Hallow
Chapter Notes

TW del capítulo: temas generales y tópicos de la muerte (considerando todo el asunto


de la arena), referencias a la tortura, lenguaje un poco explícito. Este capítulo es
bastante suave y en su mayoría solo presenta a los personajes, estás a punto de ver
algunas caras conocidas ;)

¡Disfrútalo!

See the end of the chapter for more notes

"Bueno, al menos tenemos ventajas", dice James con falsa alegría, alcanzando una pequeña tarta de
limón de la mesa que está llena de comida que seguramente es exquisita.

Regulus resiste el impulso de poner los ojos en blanco. Por supuesto, James intentaría ver el lado
positivo. Es tan irritantemente positivo que Regulus lo odia. Lo ha odiado durante años.

No todos los años, es cierto, pero años, no obstante.

Sirius parece cansado. No está comiendo, y tampoco Regulus. El tren continúa y el único que ha
hablado es James. Regulus lo mira y se pregunta cómo puede actuar como si las cosas estuvieran
bien. ¿Mira a Regulus y se pregunta si tendrá que matarlo, de la forma en que Regulus lo mira y se
pregunta si siquiera puede hacerlo? Nada de esto está bien.

"No, de verdad, tienes que probar uno de estos", declara James con la boca llena, los ojos muy
abiertos mientras agita la tarta hacia ellos.

"Bueno, todo esto es muy... sombrío", dice Pandora mientras entra al vagón del tren, con los labios
fruncidos. Ella es una Hallow* de principio a fin, su estilo excéntrico fuerte y dramático. Su voz, a
pesar de ser la que llama su nombre en la cosecha, segadora, por así decirlo, es muy relajante.

Regulus se recuesta en su silla y dice rotundamente: "Bueno, la muerte es un tema sombrío, en


general, excepto para los del Hallow, supongo. James y yo vamos a estar llamando a la puerta de la
muerte muy pronto, así que nos perdonarás por ser un poco... emocionales".
"La muerte también es un tema sombrío para nosotros", le dice Pandora con el ceño fruncido,
juntando las cejas.

"Oh, qué impactante", responde Regulus, inclinando la cabeza en fingida confusión. "Pensé que
ustedes, los Hallows, prosperaban con ese tipo de cosas, pero solo cuando se trata de personas
como nosotros, ¿Verdad?"

Pandora presiona sus labios en una delgada línea, luciendo ridículamente herida, y Regulus no se
arrepiente. Ella resopla ofendida y entrecierra los ojos hacia él. "Sabes, con tu actitud, realmente
no espero que consigas muchos patrocinadores*, Regulus".

"Bueno, eso es más trabajo de Sirius que mío", murmura Regulus.

"Tienes que darme algo con lo que trabajar, Reg", dice Sirius con cansancio, con la mirada fija en
la ventana mientras observa el mundo exterior pasar a toda velocidad. "No puedo presentar algo a
los patrocinadores si no les das algo que les guste".

"Realmente no me importa", admite Regulus, porque no lo hace.

La mirada de Sirius se vuelve hacia él. "Tienes que preocuparte. Los patrocinadores pueden
salvarte la vida en la arena. Estaría muerto si no fuera por los patrocinadores que tuve y la brillante
gestión de Effie de ellos, pero yo era carismático. Tú..." Sirius hace una mueca y Regulus frunce el
ceño. Sirius chasquea los dedos y señala a James. "Ahora, ¿Él? Será fácil conseguir patrocinadores
para él. Es encantador, es amable, sabe cómo agradar a la gente. Será como quitarle un caramelo a
un bebé. ¿Pero tú? Quiero decir, nunca sonríes, y eres jodidamente malo, gruñón y miserable. A la
gente no le va a gustar eso".

"Entonces, lo que escucho es que, para conseguir patrocinadores, no se me permite... ¿Ser yo


mismo?" Regulus pregunta con incredulidad.

"Sí, exactamente", responde Sirius rápidamente, el imbécil. "Sé cómo James".

Regulus lo mira fijamente. "No me parezco en nada a James".

"Sí, como hemos establecido, ese es el problema", le dice Sirius, completamente ajeno a la forma
en que esas palabras son un cuchillo que se hunde en el estómago de Regulus. Regulus ya lo sabe.
Regulus lo ha sabido desde hace mucho tiempo.

"Creo, no sé", murmura James, mirando el plato de tartas. "Quiero decir, lo patrocinaría".

"Patrocinarías a todos", dice Sirius, suspirando. Inclina su cabeza hacia Regulus. "Incluso los
menos deseables".

"Oh, ¿Y James es deseable?" Regulus responde sarcásticamente.

James planta su codo sobre la mesa y se inclina más cerca de Regulus, con los labios fruncidos.
"¿Estás diciendo que no lo soy? ¿No dirías que soy deseable?"

"Diría que el único deseo que siento es que te vayas", le dice Regulus, arqueando una ceja.

"Bueno, eso no es muy agradable".

"Como acabamos de establecer, no soy una persona muy agradable".

"Ese no es un rasgo muy deseable, ya sabes", dice James.

Regulus tararea. "Y, sin embargo, me patrocinarías".

"Sí, bueno, soy parcial", murmura James, agachándose perezosamente para tomar otra tarta y
dársela a Regulus. "Toma. Es agrio y amargo, como tú".

Regulus toma la tarta, luego, sin mirar, mueve su muñeca y la lanza directamente a la cabeza de
Sirius. Por el grito que sigue, su puntería sigue siendo buena. James comienza a reírse tan fuerte
que jadea, e incluso Pandora suelta una risita cuando Sirius comienza a quejarse de que la tarta se le
metió en el cabello.

Por un momento, lo inevitable de lo que está por venir no se siente tan abrumador, y a Regulus le
gustaría existir aquí para siempre. Es una idea infantil, querer envolverse en un momento y
esconderse del mundo, pero no puede evitar este impulso.
Sin embargo, lo sacude, porque la risa de James se desvanece cuando mira por la ventana con un
silencioso "Mierda, mira eso".

Siguiendo su mirada, Regulus puede ver el Hallow apareciendo sobre la colina a medida que se
elevan sobre las vías, mucho más cerca de lo que esperaba. Es una fortaleza, francamente. Una
ciudad, sí, pero impenetrable, al fin y al cabo. En el centro, el edificio más grande es un castillo,
que se eleva por encima de cualquier otro edificio con techos inclinados y torres que terminan en
punta. James se levanta lentamente y se acerca a la ventana para mirar con asombro, pero Regulus
se niega a moverse.

"Hermoso, ¿No?" Pandora murmura.

Lo es, pero Regulus preferiría morderse la lengua antes que admitirlo. Nunca antes lo había sentido
tan claramente, la absoluta desgracia de no haber nacido en el Hallow, pero ahora le sorprende lo
genuinamente desafortunado que es. Cualquiera que nazca dentro del Hallow está protegido, a
salvo para siempre, sin vivir nunca con el temor de estar siempre tan cerca de la muerte inminente
o bajo el control del Hallow, al menos no tan obviamente. Sus ojos se arrastran hacia Sirius.

Sirius está mirando el Hallow con una mueca amarga en sus labios, un eco atormentado del pasado
brillando en sus ojos. El lugar más hermoso que nadie haya visto jamás, y Sirius lo mira como si
estuviera hecho del mal. Regulus está y siempre ha estado influenciado por su hermano, sin
importar cuánto haya luchado contra ese instinto, pero no sirve de nada, especialmente no aquí y
ahora. Solo por eso, por la mirada en los ojos de Sirius, Regulus no confía. Se consuela con el
hecho de que no lo habría hecho de ninguna manera, pero la reacción de Sirius consolida el
sentimiento.

"¡Oh!" James suelta, sorprendido, y Regulus gira la cabeza para ver que el tren a disminuido
bastante la velocidad y que hay gente afuera, corriendo a lo largo de él, gritando y vitoreando como
si estuvieran trayendo nuevas celebridades.

Son todos Hallow’s, no se puede negar eso. La pura desconexión del horror subyacente de todo
esto es el verdadero factor final, pero es la extraña mezcla de estilos lo que en su mayoría lo delata.
Personas con capas, túnicas, sombreros extraños, colores llamativos: todo es suficiente para que a
Regulus se le revuelva el estómago. Las sonrisas y los ahogados gritos de elogio solo empeoran esa
sensación, y Regulus resiste el impulso de decirle a James que se siente, especialmente cuando
comienza a saludarlos.

"No te veas tan agitado", murmura Sirius, su expresión se suaviza cuando Regulus lo mira a los
ojos. Inclina su cabeza hacia James. "Los juegos empezaron, ¿Recuerdas? Y parece que él sabe
cómo jugar".

"No quiero hacer este papel", grita Regulus.

"Entonces muere", responde Sirius.

Regulus rechina los dientes, pero Sirius no titubea, ni un poco. Finalmente, con una fuerte
exhalación por la nariz, Regulus empuja su silla hacia atrás y se acerca a la ventana junto a James
con los brazos cruzados. No importa cómo lo intente, no puede lograr que su expresión se fije en
algo que sea vagamente abierto y cálido, solo logrando que su rostro quede en blanco.

"¿Cómo puedes soportarte a ti mismo, haciendo eso?" Regulus pregunta en voz baja, moviendo su
mirada hacia James.

"No lo saben", responde James, su sonrisa nunca vacila mientras saluda como si estuviera ansioso
por hacer nuevos amigos. "Así como hemos sido condicionados, ellos también, Regulus.
Realmente no es culpa de ellos, si lo piensas. Ellos no hicieron los juegos".

"Ellos los miran. Lo aman".

"Sí, tal como nos enseñaron a hacerlo. Tal como los observamos. Tal como nos enseñaron a
temerlos".

Regulus niega con la cabeza. "¿Cómo puedes preocuparte por ellos? ¿Incluso por ellos? Nos
amarán, luego llorarán cuando muramos, y luego olvidarán que alguna vez existimos cuando llegue
el próximo".

"Bueno, si el objetivo es no morir, entonces no hay mucho problema, ¿verdad?" James pregunta a
la ligera, mirándolo brevemente.

"¿Ese es tu objetivo, entonces?"

"¿No es eso de todos?"


"¿Esperas vivir hasta el final?" Regulus murmura.

James sigue saludando mientras dice: "Tengo la intención de hacerlo".

"Tengo noticias desafortunadas para ti", le informa Regulus, manteniendo la voz baja mientras
vuelve la mirada hacia las multitudes que pasan. "No vas a llegar hasta el final, incluso si es por mi
mano, James. No importa cuán importante seas para Sirius, haré lo que sea necesario".

"Oh, ¿Enserio?" dice James, su mano presionando contra el vidrio mientras deja de fingir y gira la
cabeza para mirar directamente a Regulus. Hay un brillo en sus ojos, y su sonrisa no se desvanece
ni un centímetro. En todo caso, Regulus puede verlo volverse más genuino. "Yo también, ¿sabes?
Ese es exactamente mi plan: hacer lo que hay que hacer".

"No dudaré", le advierte Regulus.

"¿Ni siquiera por un segundo?" James desafía, su sonrisa se suaviza hasta que es más triste que
cualquier otra cosa, y Regulus...

Regulus duda por un segundo, uno demasiado largo, y la sonrisa de James vuelve a crecer cuando
se gira para comenzar a saludar con la mano una vez más.

Con el corazón hundido, Regulus vuelve a sentarse.

~•~

"Estarás bien", le asegura Sirius a James. "Solo van a arreglarte y ponerte guapo para exhibirte
como una presentación. Creo que... bueno, Pandora dice que tenemos un buen equipo este año, así
que confío en su palabra. Necesito ir a curiosear un poco, pero los veré a ti y a Reggie más tarde,
¿Sí?"

James, que se siente muy fuera de sí, y como si las cosas fueran demasiado rápidas para que él
pudiera seguirles el ritmo, solo se las arregla para soltar: "Eh, sí", antes de que Sirius se vaya
corriendo.
James siente que le han quitado su chaleco de seguridad.

Apenas llega a preocuparse por mucho tiempo antes de que él y Regulus sean llevados en
direcciones separadas. James mira hacia atrás por encima del hombro y se sorprende al encontrar a
Regulus también mirándolo. Por supuesto, tan pronto como ve a James atrapándolo, se da la vuelta
y no vuelve a mirar atrás. "Ah, maravilloso", gorjea una voz alegre mientras conducen a James a
una habitación. Hay un hombre allí con cabello rojo brillante peinado en una mezcla de mullet y
mohawk que se ve bastante bien, en realidad. "Me llamo Fabian. Eres mi muñeca, y el otro tributo
es de mi hermano, Gideon. Ven, ven, desnúdate".

"¿Qué?" James deja escapar, con los ojos desorbitados.

"Oh, no hay necesidad de modestia", le asegura Fabián. "Claramente me estás dando mucho con
qué trabajar". Hace una pausa, luego se estira y se golpea la frente. "Dios, lo siento, estoy apurando
todo el proceso. Aún no te sientes cómodo conmigo, ¿verdad? Lo siento, lo siento, es solo que no
tengo mucho tiempo contigo, lamentablemente. Toma, lo prometo. No estaré mirando. Bueno, no,
eso es mentira; es literalmente mi trabajo mirar, pero te aseguro que no es nada malo. Solo voy a
ayudarte a verte mejor de lo que ya te ves. Confía en mí, disfrutarás el proceso".

"Um", murmura James, "¿Puedo dejarme los pantalones puestos?"

"Bueno, al menos hasta que te metas en el baño, claro", admite Fabian, agitando la mano y
dándose la vuelta.

Fabián es un mentiroso. James, de hecho, no disfruta el proceso. Es muy extraño tener a alguien
presente cuando te bañas, incluso si no te está mirando (y Fabian no lo hace, afortunadamente).
Permite que James se ponga una toalla alrededor de la cintura cuando sale, pero ahí es donde todo
el proceso se vuelve un poco como una tortura.

Hay una cantidad desafortunada de depilación, depilación con cera, pinchazos y pellizcos. En un
momento, Fabian está parloteando casualmente mientras sostiene el brazo de James y le arranca
con fuerza el vello de la axila desde la raíz. Chasquea la lengua cada vez que James grita,
palmeando su hombro y hablando en un tono tranquilizador antes de hacerlo todo de nuevo.

Fabian hace cosas que James disfruta, como un masaje facial completo, que es honestamente
brillante. Lamentablemente, hay más que eso. Hay exfoliación, hidratación y más depilación, ahora
en sus cejas, que hace que le lloren los ojos, pero curiosamente en el ojo opuesto al de la ceja que
se está depilando. James también se siente incómodo porque Fabian toma sus anteojos y le obliga a
ponerse los lentes de contacto, luego escucha con calma mientras James se queja durante casi diez
minutos seguidos sobre por qué debería usar sus lentes, solo para luego hacer que James se ponga
los lentes de contacto de todos modos. Él termina teniendo que ayudarlo, porque James no sabe
cómo, y James recibe un pinchazo en el ojo (tres veces) porque sigue estremeciéndose, incapaz de
quedarse quieto.

Pero, honesta y verdaderamente, James no se atreve con su cabello. Fabian lo lava y hace un
pequeño y encantador masaje en el cuero cabelludo que casi pone a James a dormir, pero cuando
ve unas tijeras por el rabillo del ojo, está completamente despierto. James nunca se había levantado
de una silla tan rápido en su vida.

"No", afirma James con firmeza, señalando a Fabian, que parece desconcertado. "Absolutamente
no. Si te acercas a mí con esas tijeras, voy a empezar a practicar para la arena, y la próxima
persona que será golpeada violentamente en el ojo serás tú".

La boca de Fabian cuelga abierta. "Pero—pero tu cabello es—"

"Soy perfectamente consciente de cuál es mi cabello, pero tienes razón al decir que es mío,
Fabian".

"James, por favor, es un desastre".

"No", insiste James con firmeza.

"¿No puedo simplemente—"

"No."

"Pero y si yo—"

"No."

"Yo—" Fabian lo mira fijamente, afligido, luego suspira y baja la mano. Se ve muy triste, en
realidad, lo que haría que James se sintiera mal si no fuera por su cabello. Fabian lentamente deja
las tijeras a un lado y asiente. "Sí, bueno, está bien. Tenía tantos planes para eso, ya sabes. ¿Puedo
al menos darle un poco de estilo?"

James frunce los labios, pero la esperanza en los ojos de Fabian es lo que realmente lo atrapa. Se
relaja un poco. "Mientras no lo cortes o lo dejes plano, puedes hacer lo que quieras".

"Yo... puedo trabajar con eso", dice Fabian con decisión, entrecerrando los ojos mientras inclina la
cabeza hacia James y le indica que vuelva a la silla.

James vacila, pero se acerca.

Fabian se mantiene fiel a su palabra, y siguiendo el estilo del cabello de James (victoriosamente no
cortado, muchas gracias), se ve obligado a usar un traje sorprendentemente ajustado. Es un traje
extraño como James nunca ha visto antes, muy al estilo de Hallow; un rojo tan oscuro que bordea
el negro con varios acentos dorados. No sabe cómo se siente al respecto cuando Fabián lo planta
frente al espejo de cuerpo entero y le pide una revisión.

Siendo realistas, James sabe que se ve bien. Él puede ver que se ve bien. Siempre ha sido atractivo,
y no se avergüenza de reconocerlo, pero esto es... Bueno, ahora está realmente mejor, eso es todo.
No se ve muy diferente, pero al mismo tiempo, casi no se reconoce a sí mismo. El traje no se ve
demasiado llamativo ni autoritario, pero es más elegante y llamativo que cualquier cosa que haya
usado. Su cabello es ligeramente diferente, más... lleno, de alguna manera, y sin esfuerzo… De
acuerdo, James tendrá que preguntarle a Fabian cómo hizo eso. Pero, sobre todo, es muy extraño
verse a sí mismo sin sus anteojos. Se siente como si su rostro estuviera desnudo, por extraño que
parezca. Sus ojos parecen más grandes.

"Es… ah…" James se aclara la garganta y mira a Fabian, quien espera su respuesta conteniendo el
aliento. Impotente, James le da una sonrisa torcida. "Es encantador. Lo hiciste muy bien".

La cara de Fabian se ilumina absolutamente. "¡Gracias! Me alegro de que te guste. Vamos, Gideon
debería haber terminado ahora".

James se toma un segundo para pensar en lo que este pobre Gideon tuvo que soportar si estaba
trabajando con Regulus, tratando de hacer todas las cosas que Fabian acababa de hacer con él, y
tiene que ahogar una risa mientras sigue a Fabian. Esa risa rápidamente sale de la garganta de
James cuando ve a Regulus.
Regulus hace una doble toma visible cuando lo ve, parpadeando bruscamente, pero James no tiene
la capacidad de preguntarse qué significa eso, porque está demasiado ocupado mirando a Regulus.
Es solo que, bueno, Regulus siempre está de negro, generalmente, y él es... Entonces, sí, es
innegablemente hermoso. No se puede negar eso, y James nunca se ha molestado en intentarlo. Él
lo sabe, Regulus seguramente lo sabe, todo su puto distrito lo sabe.

Pero esto es... Bueno, Regulus también ha sido limpiado. Hay un rubor suave en sus mejillas, un
brillo en su cabello (que ha sido cortado), y un traje en él que combina perfectamente con el de
James, excepto que es un verde tan oscuro que es casi negro con detalles plateados. Su corte de
cabello no es un cambio drástico, pero lo que sea que Gideon le haya hecho le dio una masa
absoluta de ondas y rizos que caen alrededor de su rostro y orejas para que se vea increíblemente
más dulce de lo que siempre se ve. Irónico, de verdad, porque Regulus no ha sido realmente dulce
desde antes de que Sirius entrara en los juegos.

"¿Dónde diablos están tus anteojos?" Regulus suelta, sonando francamente consternado, casi
horrorizado.

James inmediatamente se siente reivindicado por esto. Saca las manos y grita: "¡Gracias! Tengo
que usar lentes de contacto, Reg. Realmente no quiero usarlos. ¿Me veo muy extraño?".

"Te ves—" Regulus se queda en silencio, luego se aclara la garganta y entrecierra los ojos hacia
Fabian. "Devuélvele sus anteojos".

"No lo haré", dice Fabian con firmeza. "Ya me comprometí a no cortarle el pelo".

Los ojos de Regulus se agrandan. "¿Ibas a cortarle el pelo?"

"¡Gracias!" James estalla una vez más, sintiéndose tan apoyado en este momento. Hace un gesto
frenético a Regulus mientras mira a Fabian. "¿Ves? ¡Él lo entiende!"

"Un par obstinado, ¿No?" Gideon dice con ironía, mirando a Fabian con las cejas levantadas. James
tarda un segundo en darse cuenta de que él y Fabian son mellizos, porque a pesar de que sus caras
son iguales con diferencias muy pequeñas, casi invisibles a la vista, sus estilos de cabello y ropa
son muy diferentes.

"Dejaste que te cortaran el cabello", murmura James, volviendo su mirada hacia Regulus, quien
frunce el ceño.
"No pude salir de eso. ¿Cómo lo lograste tú?"

"Amenazó con matarlo con las tijeras".

"Tú... literalmente nunca".

"Bueno, él no lo sabía, ¿Verdad?"

"Ahora, ¿Por qué no pensé en eso?" Regulus gruñe con una mueca. “Gideon tuvo que atarme a la
silla”.

"Trataste de morderme ", balbucea Gideon.

"Todavía te morderé ", advierte Regulus, mirándolo, y Gideon mira a Fabian como si estuviera
cansado.

"Fab, estoy empezando a replantearme nuestra trayectoria profesional actual".

"Gid, justo estaba pensando lo mismo".

James se sobresalta cuando suena una alarma y Fabian inmediatamente aplaude. "Bien, sí, es hora
de llevarlos a ustedes dos a los carruajes. Ahora, están tirados por thestrals*, así que no podrás
verlos a menos que hayas presenciado la muerte en persona, no solo a través de una pantalla, por
supuesto". Sin embargo, escuchamos que son criaturas muy gentiles, así que no te preocupes por
ellas".

“Se reunirán con Dorcas muy pronto. Ella es la jefa del equipo y la creadora de todos los temas y
diseños para sus atuendos", explica Gideon, acompañándolos.

"Todo lo que tienen que hacer es pasear con el carruaje", explica Fabian. "Puede que se sientan un
poco abrumados por la multitud, pero terminará antes de que se den cuenta. Sirius los estará
esperando al final, una vez que termine. Vamos, vamos, levántense, ahí van..."
Una vez más, las cosas se sienten tan rápido que James apenas puede seguirles el ritmo. Él y
Regulus son conducidos a un túnel con un carruaje solitario que parece estar sosteniéndose solo.
Ambos se resisten a subir a la parte de atrás y ponerse de pie, pero en realidad no tienen muchas
opciones. Apenas se colocaron en su lugar antes de que el carruaje se sacudiera, lo que hizo que
ambos estiraran las manos para agarrarse al borde del mismo, tratando de mantenerse firmes.

El espacio de luz al final del túnel crece, y con él, el sonido distante de gritos ahogados de alegría
se hace más fuerte. El corazón de James se acelera por razones que no puede explicar, y está tenso
por todas partes, la euforia, y no del tipo bueno, crece en él hasta que casi no puede respirar. La luz
comienza a derramarse sobre ellos cuando son llevados al centro de una arena con gradas de
personas gritando y vitoreando, lanzando flores mientras los fuegos artificiales explotan y
chisporrotean con fuerza sobre sus cabezas.

James inmediatamente se siente sobresaltado, sin saber dónde mirar, sin tener nada en lo que
concentrarse. Sus ojos se mueven casi frenéticamente, y ni siquiera tiene la comodidad de sus
propios anteojos. Su cabeza gira como si estuviera en un palo, el mundo es una avalancha de
colores y rostros saltando hacia él hasta que se siente un poco enfermo. Tiene que cerrar los ojos
con fuerza, luego simplemente se da por vencido y mira a Regulus, lo único que tiene sentido en
todo esto.

La cosa es que Regulus es agradable de ver. Como se mencionó anteriormente, siempre ha sido
hermoso, por lo que esto no es realmente algo nuevo. Los ligeros cambios en su apariencia no han
cambiado mucho, solo resaltan lo que ya era obvio. Sin embargo, eso no es lo único que James
obtiene al mirarlo. También es reconfortante. En todo esto, cuando siente que está perdido y
encogido, fijar su mirada en Regulus es lo que lo consuela. Realmente lo ayuda a respirar.

"¿Por qué me miras?" Regulus pregunta sin siquiera volver la cabeza hacia él. Su voz se eleva
ligeramente, y aun así, es difícil escucharlo entre la multitud.

"Solo… quiero decir, te ves diferente", deja escapar James, porque no cree que Regulus aprecie
saber que James se consuela solo con verlo. Regulus lo odia. James lo sabe.

"Diferente", repite Regulus.

"Diferente en el buen sentido", James se apresura a aclarar.

"¿No me veía bien antes de que los Hallows me atraparan?"


"¿Qué? No, tú, eso no es lo que estaba diciendo. Solo quería decir..."

Entonces, Regulus lo mira. "Tú también te ves diferente".

"¿Bueno diferente?" James pregunta, parpadeando hacia él.

"No", dice Regulus, apartando la mirada de nuevo. Su voz es más tranquila cuando habla a
continuación, tanto que James casi se pierde lo que dice por completo, que es un suave, "Extraño
tus anteojos".

James comienza a responder, pero se detiene cuando Regulus levanta la cara cuando su carruaje se
detiene.

Sigue su mirada hasta la torre que alberga a personas de clara importancia. Arriba no hay otro que
Riddle, Maestro del Hallow. Él es el que realmente está detrás de los juegos, y si James tuviera que
culpar a alguien por el estado del mundo, sería a él.

Es un hombre mayor, aunque lleva bien su edad. Su cabello es gris con solo un ligero toque de
marrón oscuro, al igual que su barba de forma limpia. Está pálido, pero no de una manera
enfermiza. En realidad, es bastante guapo, claramente distinguido. Lleva lo que solo pueden ser
túnicas caras, del tipo que se cortan a la medida de su cuerpo, una cadena de reloj de bolsillo de
plata que cuelga visiblemente sobre su chaleco desde donde cuelgan sus túnicas abiertas. Incluso
desde aquí, James puede decir que es el tipo de hombre al que todos miran cuando entra en una
habitación, refinado, elegante e intimidante. Sus ojos marrón oscuro los recorren, críticos y agudos,
sin una pizca de calidez en ellos.

Por un segundo, está mirando directamente a Regulus, tan concentrado en estudiarlo que James
siente un escalofrío recorrer su espalda. Luego, con la misma facilidad, Riddle aparta la mirada,
como si estuviera aburrido, como si no tuvieran sentido para él, como si ya estuvieran muertos.
Más que a los propios Hallow’s, a la gente del Hallow, James desprecia a su Maestro. Es con el
que James tiene problemas.

El carruaje se sacude mientras continúan, y James aparta la mirada para volver a mirar a Regulus
nuevamente.

~•~
"Muy bien, hogar, dulce hogar", declara Pandora alegremente mientras empuja la puerta para
abrirla y los guía a todos dentro.

Sirius recuerda su propia respuesta al entrar por primera vez en las instalaciones que ofrece
Hallow. La incredulidad pura y el asombro impotente, demasiado consciente de lo verdaderamente
ridículo que es todo. Es muy obvio que ningún distrito debería vivir en la pobreza o morirse de
hambre con todas las frivolidades descaradas que existen dentro de Hallow. Sirius, después de diez
años de estar expuesto a él, ha superado la amargura y se ha asentado firmemente en el
agotamiento. La realidad es una perra.

"Ahora, cada uno tenemos nuestras propias habitaciones", continúa Pandora, dándose la vuelta para
caminar hacia atrás para seguir dirigiéndose a ellos. Ella casi tropieza con los escalones, por lo que
Sirius estira su mano para sostenerla, sin poder hacer nada por ella. A Sirius no le gustan muchas
Hallow’s, pero ha estado trabajando con ella durante dos años y es una buena persona, a pesar de
ser una Hallow. Es una píldora difícil de tragar, pero algunos de ellos realmente lo son. "La cena es
dentro de una hora, así que tienen tiempo para explorar sus habitaciones y su armario, cambiarse
sus encantadores trajes por algo más cómodo. Vayan, váyanse todos ustedes. Nos reunimos aquí
en cuarenta y cinco minutos en punto y no me hagan arrastrarlos por las orejas”.

"Lo hará", confirma Sirius.

James y Regulus comparten una breve mirada y luego se separan, sin duda necesitando tiempo para
ellos mismos. Ambos han estado callados desde que desfilaron frente de los Hallow’s. Sirius lo
entiende. También recuerda cómo era eso.

Sirius también necesita algo de tiempo para relajarse. Nunca es fácil para él estar de vuelta en
Hallow, especialmente como mentor. Es solo una versión diferente de los juegos; es menos
probable que muera, es cierto, pero eso no lo hace mucho mejor.

Dentro de su propia habitación, Sirius se sienta en el borde de su cama y suelta una respiración
profunda mientras sus ojos se cierran. Se siente como si se estuviera despojando de una máscara
que ha estado usando tan pronto como entró en la ciudad, la arena en la que se ha visto obligado a
entrar una y otra vez desde su victoria. Ya ha estado corriendo para reunirse con varios mentores y
patrocinadores conocidos, tratando de obtener un diseño de lo que se espera y de lo que James y
Regulus se encontrarán a merced, tanto en competencia como en apoyo.

Sirius se ha hecho un nombre en el Hallow, lo sabe. Es carismático cuando quiere serlo, y todos los
años hace todo lo que puede para ver al menos un tributo en casa, lo que significa que se ha hecho
agradable. A pesar de esto, sabe que a veces es demasiado franco, demasiado rebelde, que hace
cosas que no debería y que podrían meterlo en muchos problemas. Moody, otro mentor de otro
distrito, le había dicho que tuviera más cuidado. A pesar de ser un bastardo paranoico, Sirius siguió
su consejo lo suficiente como para caminar sobre una línea fina.

Se hace amar lo suficiente como para poder salirse con la suya con cosas que la mayoría no hace,
pero tiene cuidado de no ir demasiado lejos, no cuando vidas que no son suyas están en juego. Se
presenta a sí mismo como el joven apuesto que todo el mundo quiere ser, o con el que todos
quieren estar, dañando a todos con su sonrisa y sus grandes palabras, y luego se aísla en su
habitación y se odia a sí mismo por ello. Pero, ¿Qué puede hacer? Si no lo hace, entonces no está
haciendo todo lo que está a su alcance para salvar al menos a uno de sus tributos, y esa culpa lo
mataría.

Cuando inevitablemente mueren, la culpa casi lo mata de todos modos.

Este año, las cosas ya se ven sombrías. Regulus realmente no se da cuenta del impacto de cómo se
presenta. Ya se nota, la gente que se enfada solo con la mera mención de su nombre, debido a su
comportamiento. No parece feliz de estar aquí en absoluto, había dicho un patrocinador, y Sirius
tuvo que esforzarse mucho para no arrancarse los ojos por eso. Por supuesto que no está feliz de
estar aquí, maldito idiota, había querido gritar Sirius y, sin embargo, milagrosamente, no lo hizo.
Mantuvo su sonrisa fija en su rostro y pintó a Regulus como el tipo fuerte y silencioso cuando
literalmente es cualquier cosa menos eso. Realmente es solo un melancólico, pequeño hijo de puta
al que no le gusta mucha gente, lo que Sirius siempre ha encontrado encantador en secreto.

¿Pero aquí? Eso va a hacer que lo maten.

No ayuda que la gente ya esté animada por enfrentar a Regulus y James entre sí. Eligiendo lados.
Haciéndolos pasar por enemigos en guerra directa entre sí. La gente está prosperando, sedienta de
sangre por el drama del mejor amigo y el hermano pequeño de Sirius que están en lados opuestos,
y está claro quién tiene su favor ya.

James. Por supuesto que es James. Se puso de pie y saludó. Él sonrió. Es físicamente más grande
que Regulus, lo que honestamente no significa mucho, francamente. Después de todo, Sirius mató a
personas tres veces más grandes que él en la arena. El tamaño no importa, y la gente está
subestimando a Regulus por eso, y porque no saben nada sobre sus habilidades.

Sirius, por supuesto, ha estado haciendo todo lo posible para disipar esta noción, porque es ideal
conseguir patrocinadores para ambos tributos, y si se los ve compitiendo, eso será casi imposible.
Simplemente no funciona. No importa lo que diga, la gente está tan concentrada en quién cree que
matará al otro, en quién quiere ganar, a quién apoya en realidad, como si nunca se les hubiera
pasado por la cabeza pensar que esto no es divertido para él, que no está jodidamente asqueado por
el mero pensamiento, como si fuera como ellos.
Joder, Sirius no sabe cómo va a hacer esto.

Suspirando, se arrastra hacia arriba y se arrastra hacia el armario, apenas mirando lo que le han
dado. Por lo general, es lo mismo, y él sabe exactamente dónde buscar una camisa suave y
pantalones de chándal sueltos, algo para relajarse mientras cena. Pero primero, necesita una ducha
para quitarse lo sucio que lo ha hecho sentir este día, así que va a hacer exactamente eso.

Para cuando sale, es casi la hora de la cena, y Pandora realmente lo arrastrará de la oreja si llega
tarde (lo ha hecho antes), así que se seca a medias el cabello, dejándolo casi húmedo y enrollado
sobre su hombro, mojando el cuello, y luego se va. No se sorprende al ver que James y Regulus
también se han duchado, a pesar de que Fabian y Gideon trabajaron en ellos hoy. Él sabe cómo se
siente ser exhibido frente a los Hallo’s como si fueran pedazos de carne, y eso también es
asqueroso.

La mesa ya está puesta, una variedad de comida lujosa frente a ellos. Regulus y James lo miran
como si ni siquiera estuvieran seguros de poder tocarlo o querer hacerlo, pero Pandora rápidamente
comienza a llenar su plato mientras tararea por lo bajo. Sirius les da a James y Regulus un pequeño
asentimiento, llenando su propio plato, y eso los lleva a hacer lo mismo.

Segundos después, alguien barre con un carrito de botellas de vino para elegir. Sirius mira hacia
arriba cuando se detiene junto a él, y oh no, él no hace esto. Él nunca lo tolera, y Pandora ya está
acostumbrada a este desafío.

"Disculpe, lo siento, solo—" Sirius se levanta de su asiento y se acerca al hombre en el carrito,


empujando su mano hacia la parte posterior de su cabeza para encontrar el broche de la máscara en
su rostro. Su cabeza se levanta alarmado, sus ojos marrones claros se agrandan, y los dedos de
Sirius buscan a tientas el broche cuando sus ojos se encuentran.

Por un segundo, Sirius se congela en su lugar, a pesar de que generalmente es un asunto rápido
para él, quitar estas máscaras. En ese momento, se vuelve completamente consciente de cómo tiene
la vida de este hombre en sus manos. El hombre debe sentir lo mismo, porque está igualmente
congelado, tan rígido que parece piedra.

La máscara se ajusta a su cara hasta la punta de su nariz, hecha de metal negro e implacable con
tres ranuras sobre su boca, apenas mostrando pequeños rasgos de sus labios. La forma en que la
máscara se ajusta a la mandíbula tiene un propósito para asegurarse de que quien la tenga no se le
permita abrir la boca para hablar. Sus ojos son visibles, al igual que las pequeñas pecas justo
debajo de ellos, pero eso es todo. Un criminal para los Hallo’s: este es su destino, ser amordazado*
o sometido, o ambos, todo en nombre de los juegos, encontrando cosas nuevas para presentar cada
año y luego sentenciados a una vida de servidumbre en el Hallow.
Sirius, cuando se enteró, lo había odiado. Nunca se había sentido tan asqueado por el Hallow antes
de ese momento cuando supo que aquellos en los distritos que desafiaron al Hallow de alguna
manera, o incluso simplemente trataron de huir, fueron atrapados y capturados y sometidos a esto.
El primer sirviente con el que se encontró con una máscara había sido cuando tenía dieciséis años,
y él le había rogado que se la quitara, solo para que Effie le informara que, si atrapaban al sirviente
quitándosela, o si alguien se enteraba de que lo había hecho, entonces lo matarían. Por lo tanto,
había tomado la decisión de quitárselo por ellos.

La cosa es que sigue siendo un riesgo. Tienen que volver a ponérselos cuando salen para regresar a
sus celdas por la noche, pero Sirius siempre ha dejado en claro que pueden estar sin ellos cuando
están aquí. Pandora había estado sorprendentemente tranquila cuando él le informó de esto, y ella
le había prometido que nunca diría una palabra de eso, incluso después de que él la amenazara con
matarla si lo hacía, prometiéndole que sería su palabra contra la de ella, ya que él se había hecho lo
suficientemente importante como para que le creyeran primero. Ella ni siquiera pestañeó y
simplemente estuvo de acuerdo.

Tal como va esto, Sirius tiene que quitarles las máscaras, porque no lo harán ellos mismos. Si tenía
mucha suerte, algunos de ellos se sentirían tan cómodos que acudirían a él a primera hora para que
él pudiera quitárselos, pero eso era lo más cerca que podía estar de que lo hicieran ellos mismos. Él
entiende por qué. Literalmente morirán si se lo quitan, y esto es solo una escapatoria que nadie se
ha atrevido a probar abiertamente. Ninguno de ellos, incluido él, nunca ha sentido la necesidad de
correr el riesgo de ver qué pasaría si alguien se enteraba de que se habían quitado las máscaras,
pero no se las quitaron.

Por lo general, Sirius simplemente les quita la máscara antes de que puedan hacer algo. Ha
aprendido por las malas que algunos entrarán en pánico y retrocederán, incluso posiblemente se
lastimarán, y él nunca quiere que eso suceda. Simplemente les quita la máscara rápidamente y
explica que no tienen que usarla, no aquí, que están a salvo aquí, con él.

"Está bien", murmura Sirius. "Estás bien."

Eso no debería funcionar. El hombre debería estar inclinándose y volviendo a su trabajo, pero no lo
está. Él simplemente se queda justo donde está, mirando a Sirius con esos ojos muy abiertos suyos.

"Iba a quitártelo", explica Sirius, y esa mirada se agudiza en su rostro, estudiándolo con más
atención. "No tienes que usar eso aquí. Yo no, no lo requerimos. Cuando estás aquí, estás a salvo.
Nadie lo sabrá nunca, lo prometo. No estoy tratando de hacer que te maten; solo te estoy dejando
respirar".
Lentamente, el hombre se aleja y, por primera vez desde que Sirius era un tributo, no le quita la
máscara al sirviente asignado a su suite. Su mano cae a su costado lentamente, y se queda
decepcionado, con un nudo formándose en su garganta porque simplemente está… está mal. No es
justo. Nadie se merece esto, y es realmente repugnante que estén tan condicionados a temer por sus
vidas que sientan que tienen que vivir de esta manera.

La botella de vino que el hombre sostenía vuelve a caer en el carrito, y sus ojos todavía están en
Sirius cuando levanta la mano hacia la parte posterior de su cabeza y se quita la máscara por su
cuenta.

El aliento de Sirius se queda literalmente atrapado en su garganta cuando la máscara se desliza del
rostro del hombre, revelando el resto. Sus pecas no se extienden por el resto de su rostro, y su boca
está rosada y llena, pero ridículamente agrietada. Sirius observa cómo esos labios se abren y el
hombre suelta un suave suspiro, sus pestañas revoloteando.

"Oh", Sirius exhala, mirándolo fijamente, y no sabe qué decir a continuación. Su mente está
completamente en blanco.

Pandora, afortunadamente, ya conoce su rutina lo suficiente como para elegirla por él preguntando:
"¿Cómo te llamas?"

Ahora, en la mayoría de los casos, los sirvientes no hablarán ni siquiera sin la máscara. Solo dos de
los ocho años que Sirius ha estado aquí lo hicieron, y uno de ellos solo habló cuando se le habló
(Ryanair, se llamaba) y el otro habló, bastante. Prácticamente nunca se callaba, en realidad, tan
pronto como se dio cuenta de que era libre de hablar—Myrtle era su nombre, y por más que Sirius
quiso decirle que se callara, nunca lo hizo. Pero, en general, les toma tiempo trabajar realmente
para lograrlo.

Nadie ha dado su nombre la primera vez que se le preguntó.

Este hombre lo hizo. “Remus Lupin”.

"¿Tienes-tienes hambre?" pregunta Sirius, todavía mirándolo fijamente. Hace un gesto distraído
hacia la mesa, sin apartar los ojos de Remus. "Podrías simplemente poner el vino en la mesa y
podemos servirlo nosotros mismos. Únete a nosotros. Tenemos mucho".

En todos los años que Sirius ha hecho esto, ningún sirviente haría eso, sin importar cuán cómodos
se sintieran con él y sus tributos. Preguntaba en cada comida y nunca accedían.
Remus vuelve su mirada a la mesa, luego la vuelve a Sirius. Los labios se curvan cuando dice:
"Podría comer".

El corazón de Sirius está acelerado y no sabe por qué.

Casualmente, Remus deja la máscara sobre la mesa, saca una silla y se acomoda en ella. Sirius
sigue allí de pie, mirándolo, extrañamente aturdido, y Regulus tiene que patearlo con fuerza debajo
de la mesa para que se mueva de nuevo.

Cuando Sirius vierte su vino, vierte mucho.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Vi a algunos de ustedes preguntando por Remus, aquí está él. No es lo que nadie
esperaba, apuesto, pero confíe en el proceso. Hay una razón para todo esto, lo
prometo. Podremos ver más de él.

También, ¡¡¡¡Pandora, Fabian, Gideon!!! y una mención de Dorcas! oh y Tom Riddle,


él también está aquí. Si lo estás abucheando, tienes toda la razón.

No voy a hacer una gran revisión en profundidad de cada capítulo en mis propias notas
(probablemente, pero no me obligues a eso), ¡Porque quiero ver tus pensamientos y
teorías! Ya he visto algunos realmente buenos, ¡y me encanta leer tus comentarios!
<3

Notas mías:

Bueno pondré algunas advertencias a los principios de los capítulos si lo ameritan o


sean necesarios, también algunas de las notas del autor que sean importantes.

*Hallow: Es la capital del país por así decirlo, en donde se lleva a cabo los juegos y
donde viven los Hallow’s que prácticamente son los habitantes de esta capital. Los
habitantes que nacieron en esta o se casaron con un Hallow pueden vivir aquí y gozar
de más privilegios que la mayoría de los distritos en diferentes aspectos.
En los libros y películas este se llama el Capitolio, acá la autora decidió llamarlo
Hallow que se traduce a Reliquia y los habitantes serían denominados reliquias, pero
siento que el termino original queda mejor y por eso deje Hallow.

*Patrocinadores: Estos son importantes en los juegos, pues brindar lo que necesiten por
así decirlo, lo que necesite el tributo dentro de la arena, en muchos casos lo que les
brindan puede ayudarlos a sobrevivir.

*Thestrals: Son criaturas como caballos, los cuales son invisibles a la vista, solo
podrán ser vistos si la persona vio la muerte en carne propia (aparecen en Harry
Potter).

*Amordazado: Impedir hablar o expresarse libremente, mediante fuerza o violencia


física o psíquica que se ejerce sobre una persona para obligarla a decir o hacer algo
contra su voluntad.
Quise poner el último termino sin usar sinónimos pues, expresa la dureza de lo que la
autora quiso denotar sobre esto con esta palabra.

Sin más hasta el siguiente capítulo.


Training Day One
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a niños muriendo en la arena (nada explícito, solo mencionado).


-Referencias al abuso de sustancias en el pasado, y la recuperación de ellas.
-Una breve referencia al suicidio a través del abuso de sustancias, parpadea y te lo
pierdes (sobre Alpard).
-Referencia vaga a la tortura (no explícita con cero detalles y probablemente lo
suficientemente sutil como para que no te des cuenta, pero aún así, por si acaso).
-Menciones de asesinato (asesinato forzado, debido a la arena).
-Referencias a flagrantes malos tratos a los sirvientes.
-Breve referencia a alguien siendo cosificado, incluso siendo menor de edad (algo así
como una versión diluida de Finnick sin la prostitución forzada (si has leído los
libros).

See the end of the chapter for more notes

"Ahora, recuerda", dice Sirius mientras los conduce hacia el centro de entrenamiento, "Los
próximos tres días son realmente importantes. No solo vas a mostrarles a los demás de lo que eres
capaz, también vas a ver de lo que ellos son capaces. Si no escuchas nada más de lo que te digo,
escucha esto". Se da vuelta y se detiene, girando para mirarlos, ojos extrañamente intensos.
"Regulus, aléjate de las dagas".

"¿Qué?" Regulus farfulla, con la boca abierta. Se siente absolutamente traicionado al instante.
"Pero eso es—"

"Escúchame, idiota", interrumpe Sirius con dureza. "No lo entiendes, habrá ojos sobre ti, y espero
que tus ojos también estén sobre los demás. El problema es que eres mi hermano pequeño y eres de
una familia de Vencedores. Eso hace que seas una amenaza, y no puedes hacerles saber que en
realidad lo eres, ¿Entiendes? Querrán sacarte del camino temprano si creen que serás un problema".

"Espera, ¿Eres bueno con las dagas?" James murmura, mirándolo con las cejas levantadas.

Regulus frunce los labios y deliberadamente mira hacia otro lado, lo que hace que Sirius bufe. Sí,
Regulus es bueno con las dagas. Sirius se aseguró de que fuera bueno con las dagas, e incluso
después de que Sirius dejó de hacer que practicara con ellas, Regulus continuó por su cuenta.

En parte, era solo un juego de niños, al principio. Vergonzosamente, solían salir de la escuela y
escaparse del distrito para ir a jugar a pelear con palos, como si estuvieran en la arena antes de que
lo estuvieran, antes de que pudieran comprender completamente por qué era algo de lo que
realmente debían temer, antes de que sus nombres estuvieran en la cosecha y se convirtiera en una
posibilidad, y ahora, una realidad. Sin embargo, a medida que crecían, el tono cambió hasta el
punto de que se convirtió en una preparación tácita por si acaso, lo cual es útil ahora, al menos.

Sirius solía hacer dagas de piedra para Regulus. Trabajaría durante meses para tallarlas y darles
forma, luego les ponía mango. A veces, encontraba vidrios rotos o metal desechado y encontraba
formas de convertirlos también en dagas. Sirius dejó de hacerlas cuando salió de la arena, por lo
que Regulus tuvo que aprender a hacerlo. Lo hizo, pero nunca tan bien como Sirius.

Pero sí, Regulus es bueno con ellas. Muy bueno con ellas, en realidad, por encima de todo. El hecho
de que Sirius le pida que se haga al débil es... molesto. Va en contra de cada uno de los instintos de
Regulus, pero lo hará. Lo hará, porque Sirius se lo está pidiendo.

"Tú, James", dice Sirius, enfocándose en él, "Tú tampoco vas a hacer ningún alarde".

"¿Y en qué eres bueno?" Regulus pregunta, volteándose para arquear una ceja hacia él.

James se ríe. "Esa es una lista larga".

"Estoy escuchando", dice Regulus secamente.

"Bueno, soy bueno con mis manos", comienza James, con una sonrisa en las comisuras de sus
labios. "Muy bueno, de hecho".

Sirius resopla de nuevo. "James es fuerte, pero tiene exactamente cero habilidades con un arma de
cualquier tipo, lo cual es un gran descuido por mi parte y por parte de Effie, ahora me doy cuenta.
Entonces, James, debes practicar un poco con cualquier arma que te encuentres. Es preferible que
sea de largo alcance, o cualquier cosa intercambiable, pero te sorprendería saber que parte de la
arena es cuerpo a cuerpo. La fuerza bruta puede llevarte lejos, pero no significa que no puedas ser
asesinado. Entonces, prueba cosas, ten una idea de lo que funciona, pero no hagas un espectáculo
de ti mismo. Si resultas ser un dios con una espada, entonces asegúrate de dejarla caer varias veces
para que parezcas un puto idiota, ¿Entiendes?"

"No debería ser demasiado difícil para él", murmura Regulus.


James inclina la cabeza hacia adelante, los hombros temblando de risa. Sirius luce exasperado y
Regulus resiste la tentación de suspirar. Insultar a James nunca ha funcionado. Él siempre piensa
que es jodidamente divertido.

"Correcto", se ahoga James. "Entendido, Sirius. Entendido."

"Concéntrate principalmente en espadas, hachas y mazas. Tristemente, no podrás aprender a usar


un arco o una ballesta en solo tres días", le dice Sirius, luego mueve su dedo entre ambos. "Ustedes
dos necesitan entrenar cuerpo a cuerpo juntos. No entrenen con nadie más. No les dejes saber el
peso de tu cuerpo, o cualquiera de tus habilidades, si tienes alguna. Desafortunadamente podrán
mira, pero ellos también podrás verlos. Presten atención. Lo digo en serio.

"Espera, ¿Por qué James tendría que saber el peso de mi cuerpo?" Regulus protesta. "Él también es
la competencia".

Sirius mira a James, quien sostiene su mirada por un segundo antes de mirarse las manos. El rostro
de Sirius se tuerce, los labios se presionan en una fina línea, y luego mira a Regulus. "Él es un
problema menor que todos los demás, créeme. Esto es... Sé que no te gusta, pero necesitarás
aliados en la arena, Reggie".

"¿Me estás pidiendo que confíe en las personas que intentarán matarme en algún momento?"

"Te estoy pidiendo que confíes en James. ¿Todos los demás? No. Solo encuentra a aquellos en los
que confíes lo suficiente como para no perseguirte y tratar de jugar bien, ¿sí? No quieres hacer
enemigos; quieres hacer aliados a cambio, en el sentido de que mirarán hacia otro lado si pasas
corriendo junto a ellos, en lugar de perseguirte".

"Yo—" Regulus exhala bruscamente, luego gruñe, "Bien".

Por un momento, Sirius lo mira con más cariño que en años, y luego esa expresión se desvanece en
preocupación.

"Entonces, ¿puedo saber el peso de tu cuerpo?" James habla, una pequeña peculiaridad en la
comisura de su boca que hace que Regulus quiera golpearlo.

"Literalmente voy a matarte", le informa Regulus rotundamente.


La sonrisa de James se hace más amplia. "Bueno, ya sabes, si estás en la parte de arriba, esa podría
no ser la peor manera de hacerlo".

"¿Estás… coqueteando con mi hermano?" pregunta Sirius, desconcertado, y luego extiende la


mano y golpea a James en la cabeza. "Detente. No hagas eso".

"Lo siento", murmura James, estirando la mano para frotarse la nuca, tosiendo. "Solo-nervios, ya
sabes."

El rostro de Sirius se suaviza y mira a Regulus, perdiéndose por completo la forma en que James
levanta la cabeza y mueve las cejas hacia Regulus con un guiño. Regulus no quiere reírse. Se niega
a reír. Lucha tanto por no reírse, casi lo logra, pero pierde la batalla contra la sonrisa que tira de sus
labios. Al verlo, James mira hacia otro lado con una sonrisa.

Completamente ajeno, continúa Sirius. "Hoy, no quiero que ninguno de ustedes haga demasiado de
nada. Regulus, enfócate en todas las cosas ambientales. Eres bueno para recordar cosas, así que
aprende las plantas que te matarán y las que no. Aprende qué hacer si tienes demasiado frío o
demasiado calor. Aprende a hacer un nudo y encender un fuego y encontrar agua. Aprende todo lo
que puedas como si tu vida dependiera de ello, porque así es".

"¿Hay alguna forma de saber en qué condiciones estaremos cuando lleguemos a la arena antes de
llegar allí?"

"No. Los creadores de juegos construirán la arena en torno de todos los tributos, las habilidades
que tienes y también las que no. Quieren un buen espectáculo, no algo demasiado difícil para que
todos mueran demasiado rápido, pero que siga siendo un desafío. Ahora, cuando llegue la
evaluación al final de estos tres días de entrenamiento, es cuando mostrarás tus habilidades con la
daga, para que sepan que deben ponerlas ahí para ti. Aun así, debes estar preparado para cualquier
cosa".

"Eh, ¿Qué haré yo?" James pregunta, agitando una mano.

"Prueba algunas armas, pero aprende lo mismo que Regulus también", le dice Sirius. "Ambos
deben ser observadores. Observen a los demás. Presten atención a los aliados que se formen y
encuentren a los mortífagos".
James parpadea. "¿Los qué?"

"Mortífagos", repite Sirius. "Cada año, los tributos más fuertes y hábiles se reunirán entre sí y
formarán una especie de alianza. Se los conoce como mortífagos porque, bueno, el nombre implica
por qué. Por lo general, son los que cazan a los demás, y lo he visto suceder suficientes veces para
saber que eliminarán a todos los demás hasta el final, luego se enfrentarán entre sí. No quieres ser
su objetivo, porque son despiadados y no se detendrán ante nada para encontrarte y matarte".

"Encantador", dice Regulus en voz baja.

"Y cuando los encontremos... ¿Qué?" James pregunta.

"Mantente fuera de su radar", responde Sirius simplemente, "Pero toma nota de lo que son capaces
de hacer. Eso vale para todos, en realidad. Conocer sus fortalezas y debilidades es ideal, pero haz tu
mejor esfuerzo para no revelar las tuyas. No lo hagas. No provoques a los mortífagos, evítenlos a
toda costa y sean inteligentes. Parece estúpido, pero sean inteligentes, ¿Esta bien? Di está bien”.

"Está bien", dice James de inmediato, y luego se une a Sirius para mirar a Regulus expectante.

Regulus rueda los ojos. "Bien."

Entonces, con eso, James y Regulus se dirigen a la sala de entrenamiento, lo cual es, francamente,
más intimidante de lo que Regulus esperaba. Hay innumerables tapetes por todo el piso; estantes de
armas por toda la habitación; diferentes rangos para varios arcos, lanzamiento de hachas y
lanzamiento de dagas; una sección para escalar con cuerda; y diferentes lugares a donde ir para
aprender sobre habilidades de supervivencia, insectos, plantas y posibles entornos a los que pueden
enfrentar. Pero esa no es la parte más intimidante, si Regulus es honesto.

Es extraño entrar en una habitación y volverse intensamente consciente de que estas personas van a
intentar matarlo, o que él va a matar a algunos de ellos. Puede sentir el impacto asentarse en su
cuerpo cuando ve que las cabezas giran hacia él y James.

Incluidos él y James, hay veinticuatro tributos en total. Eso es veintidós a dos o, más exactamente,
veintitrés a uno. Regulus los ve a todos lentamente con James justo a su lado, incómodamente
consciente de que están siendo estudiados a cambio. Regulus ni siquiera sabe ninguno de sus
nombres. Al menos seis de ellos son jóvenes adolescentes, entre trece y dieciséis años.
A Regulus se le forma un nudo de incomodidad en el estómago al verlos, pensar que cualquiera de
ellos, cualquiera, podría terminar muerto por su mano. Él no... A diferencia de algunos, él no va a
la arena con el deseo de matar. Algunos tributos realmente lo hacen; lo esperan con ansias. Regulus
no lo hace, y no tiene planes de matar a nadie a menos que no tenga otra opción.

Cuando Sirius estaba en la arena, nunca mató a nadie que no estuviera tratando de matarlo. Incluso
una vez ayudó a una niña a escapar de una trampa. Regulus recuerda haberlo visto llorar cuando el
nombre y la imagen de la niña aparecieron en una pancarta en el cielo, indicando que había
muerto. No, Sirius nunca mató solo por matar; mató cuando la única opción era que lo mataran.
Uno pensaría que no es tan malo que no matara mucho y, sin embargo, mató a doce personas.

Regulus lo sabe, porque contó mientras miraba.

Doce personas. Literalmente la mitad de su competencia. Hace que Regulus se pregunte cómo
manejó sus tres días de entrenamiento y cómo sabe que provenir de una familia de Vencedores hace
que las cosas sean más difíciles para ellos. Pensando en retrospectiva, Regulus recuerda que Sirius
era un objetivo. Regulus cree saber por qué ahora.

Con una breve mirada intercambiada entre él y James, se separan y se van por caminos separados.
Por primera vez, Regulus realmente entiende lo que Sirius quiso decir sobre los juegos que ya
estaban comenzando. Lo entiende demasiado bien.

Regulus no tarda mucho en localizar a los mortífagos. Ni siquiera son tímidos al respecto, se
agrupan y usan armas como juguetes. Con ellos todo son risas a carcajadas y miradas sucias. Hay
dos hombres mayores y una mujer, claramente de la edad de Regulus, y un chico mucho más
joven, que parece tener alrededor de catorce o quince años. Regulus hace todo lo posible por no
mirarlos, aunque puede sentir que lo miran.

Entre lo que está haciendo, escanea la habitación, archivando mentalmente todo lo que sea
importante. Hay otras dos personas que esencialmente están haciendo lo mismo que él,
aprendiendo todo lo que pueden sobre supervivencia, por lo que realmente no puede aprender nada
de ellos. Hay un adolescente que destroza por completo un maniquí de entrenamiento al golpearlo
repetidamente con un garrote; no hay delicadeza en ello, por lo que Regulus asume que solo es una
chica enfadada.

En un momento, Regulus ve a James hablando con alguien mientras se pasa un hacha de una mano
a la otra. El chico tiene ojos amables y mejillas redondas, y se está riendo de algo que James le está
diciendo. Regulus mira hacia otro lado.
Después de un rato, Regulus lo consiguió. Ha memorizado caras, al menos, y tiene una lista mental
de quién puede hacer qué solo en función de lo que ha visto hasta ahora.

Es en la estación de inicio de incendios donde James lo encuentra de nuevo.

"Pareces concentrado", susurra James mientras se agacha a su lado y observa cómo Regulus hace
girar un palo de un lado a otro.

"Sí, bueno, esto requiere atención".

"No parece que esté funcionando".

"También requiere tiempo y paciencia, James".

"Suenas frustrado".

Regulus aprieta los dientes. "¿Qué quieres? ¿Estás aquí para aprender a encender un fuego o solo
para molestarme?"

"¿No puedo hacer ambas cosas?" James pregunta a la ligera, arrastrando los pies para sentarse
junto a él con las herramientas que proporciona la estación, que no es mucho. Solo cosas que
descubrirías en la naturaleza. Hay un video instructivo y un libro con pasos claros, así como
imágenes, a las que presta suficiente atención como para callarse por un rato. Sin embargo,
finalmente vuelve a hablar. "Entonces, adivina quiénes son los mortífagos".

"Los vi."

"Tienen a un niño con ellos. No puedo entender por qué, y no me gusta".

"Sirius probablemente lo sabrá", murmura Regulus, sus propios labios se inclinan hacia abajo. A él
tampoco le gusta.

James tararea. "Hablaron conmigo, ya sabes. Los mortífagos".


"¿Enserio?"

"Sí. Intentaron reclutarme, ya que tienen la impresión de que te quiero muerto. Te quieren muerto,
porque están asumiendo que eres una amenaza, así que Sirius tenía razón".

"Encantador", dice Regulus rotundamente. "¿Y?"

"¿Y qué?"

"¿Qué les has dicho?"

"Oh, les dije a todos que se fueran a la mierda. Bueno, no al niño; es muy callado, por lo que sé",
reflexiona James.

Las manos de Regulus se detienen en el palo cuando su cabeza se levanta. "¿Tú qué? James, Sirius
dijo, oh, te va a matar. Se supone que no debemos provocarlos, idiota".

"Bueno, fui educado. A pesar de todo", se queja James. "¿Qué se suponía que debía hacer,
Regulus? ¿Unirme a ellos? No lo haré, no lo haré. Ni siquiera pretenderé hacerlo".

"Acabas de poner un objetivo en tu propia espalda, ¿Te das cuenta?"

"¿No deberías sentirte aliviado por tal cosa? Mejores posibilidades de supervivencia para ti, ¿No es
así?"

"James", sisea Regulus, mirándolo.

Con un suspiro, James levanta la cabeza para mirarlo, sus propias manos todavía en el palo.
"Mantenerse fuera de su radar es difícil de hacer cuando ya estamos en el para empezar, ¿sí?
Querían saber dónde estaba parado, y no iban a dejar que lo evitara, así que yo solo... Bueno, lo
deje claro. No hay mundo en el que caiga tan bajo como para alinearme con personas como ellos.
Ya están hablando de todas las matanzas que van a cometer, Regulus, y yo… yo no- yo puedo…"
"Está bien", interrumpe Regulus. "Está bien, James". Es lo máximo que Regulus ha visto a James
perder la cordura durante todo esto, y eso no es algo que Regulus pueda soportar. Vuelve a mirar al
palo y empieza de nuevo. "¿Al menos encontraste un arma con la que te sintieras lo
suficientemente cómodo?"

"Bueno, ya sabes, solía cortar leña para la chimenea de nuestra casa, algo que hacía para que mamá
y papá no tuvieran que hacerlo", explica James, sonando más estable de nuevo. "Resulta que hacer
eso mucho a lo largo de los años te hace sentir cómodo con las hachas. Realmente nunca pensé en
ellas como armas, pero... siento que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo con ellas, así que eso
es todo".

"No están muy finos", murmura Regulus. "Quiero decir, matar a alguien con eso será brutal,
James".

"Matar a alguien con cualquier cosa es brutal, Regulus. Con estos, también son de largo alcance, si
los lanzas".

"Lanzar armas es un arte. No puedes lanzarlas como quieras. Bueno, puedes, pero sin práctica, las
posibilidades de que realmente des en la puntería son muy bajas".

"¿Y lo haces?" James pregunta.

Regulus suelta una risa débil. "Yo lo haría mejor que tú".

"Es verdad, te lo concedo", admite James. "He hablado con algunas personas. ¿Y tú?"

"No", dice Regulus.

James suspira. "Bueno, es sólo el primer día".

"Así es", acepta Regulus. "¿Ya has encontrado a alguien que te agrade lo suficiente como para
confiar?"
"Tú", dice James.

Regulus casi titubea de nuevo, pero no está de humor para empezar de nuevo. Esa sola palabra y el
tono en el que James lo dijo, lo hacen comenzar a frotar el palo más rápido y, grandioso, el humo
comienza a elevarse. Retira el palo y se inclina, soplando con cuidado la chispa para que se
encienda, alejándose cuando el fuego comienza a crecer.

"Mierda, ¿Cómo hiciste eso?" James suelta, y Regulus mira hacia arriba para verlo boquiabierto
ante su fuego.

"Bueno, en primer lugar, lo estás sosteniendo todo mal", murmura Regulus, cubriendo las manos
de James y colocándolas correctamente. "Necesitas rotar en un movimiento hacia abajo, por lo que
estarás creando una fricción que se atrapará. Pruébalo ahora". James no lo intenta, sus manos
quietas. "¿James? Solo rueda hacia abajo y-"

Regulus mira hacia arriba y deja de hablar, porque James ni siquiera está prestando atención. Solo
lo está mirando, escaneando su rostro donde están inclinados muy juntos. Los dedos de Regulus se
retuercen contra las manos de James, e intenta alejarse, pero le resulta imposible moverse cuando
James lo mira fijamente.

"Confío en ti, ya sabes", susurra James.

"No deberías", susurra Regulus. "Dije que no dudaría, y lo decía en serio".

"Lo creeré cuando lo demuestres".

"¿Me estás pidiendo que te mate?"

"Retandote", corrige James, sosteniendo su mirada, mirándolo como si supiera que Regulus no lo
hará, y eso es lo que lo hace tan peligroso, porque Regulus teme tener razón.

Regulus sacude sus manos hacia atrás como si hubiera sido quemado, y se pone de pie para
alejarse, llamando demasiado la atención. Pero es la mirada de James sobre él lo que siente cuando
se va.

~•~
Sirius observa a Marlene levantar la mano para pedir otro trago, desplomada sobre la barra. Se ve
ruda, pero mucho mejor que el año pasado y el anterior.

Hace cuatro años, ganó sus juegos y ha sido mentora desde entonces, así que ahora está en el tercer
año. Sirius la ha tomado bajo su ala, brindándole toda la ayuda que puede. Él recuerda sus juegos;
recuerda que ella mató a uno de sus tributos; recuerda haber pensado que ella sería una de las
primeras en morir, y luego se sorprendió cuando fue la última en pie.

Este año, los dos tributos de Marlene tienen menos de dieciséis años. Uno tiene catorce años y el
otro quince, más joven que Sirius y Marlene cuando entraron en sus propios juegos.

"Van a morir", murmura Marlene, mirando fijamente el vaso que se abre en su dirección.

"Son tan—Sirius, son tan jóvenes, y están aterrorizados, y yo no—"

"Marlene", dice Sirius suavemente, y ella se queda en silencio.

Hay un extraño entendimiento entre los mentores. O, la mayoría de ellos. Hay excepciones,
generalmente los que son mentores de los mortífagos; generalmente prosperan con los juegos tanto
como con sus tributos y los Hallow’s. Entre ellos se encuentran Lucius Malfoy, Antonin Dolohov y
Corban Yaxley.

A pesar de que todos sus tributos competirán, la mayoría de los mentores pasan suficiente tiempo
juntos para convertirse en amigos. Todos están en el mismo barco, de verdad, y no hay nada como
un vínculo formado entre aquellos que entienden lo mismo, especialmente cuando nadie más
realmente puede. Saben que todos sus tributos se masacrarán unos a otros muy pronto, pero eso no
es algo de lo que puedan escapar o evitar, por lo que tienen que coexistir con esa realidad. La
mayoría de ellos lo hacen. Entre ellos se encuentran el propio Sirius, Marlene McKinnon, Frank
Longbottom y Emmeline Vance.

Al principio, encariñarse a los tributos es algo común. Te preocupas por ellos, llegas a conocerlos y
te esfuerzas tanto por salvarlos, y la mayoría de las veces, no lo logras. A lo mucho, solo puedes
salvar uno, y la probabilidad de que eso ocurra es literalmente del ocho por ciento. Sirius ha hecho
los cálculos. Él sabe.

Entonces, ver morir a tus tributos nunca es fácil, especialmente cuando te encariñas con ellos.
Tienes muchas esperanzas en ese ocho por ciento, pero la realidad es que es probable que no lo
consigas. Sirius nunca lo ha conseguido. Tampoco Marlene, en los dos años anteriores que ha sido
mentora. Hay doce mentores, y solo uno de ellos puede traer a casa un Víctor; las posibilidades de
que seas tú también son del ocho por ciento. Eso es lo que no te dicen. La suerte nunca está a tu
favor.

Sirius ha aprendido por las malas a no encariñarse, a hacer todo lo posible por sus tributos, pero a
enfrentarse a la brutal verdad de que probablemente morirán. No hace que duela menos cuando lo
hacen, pero es la única forma en que puede sobrellevarlo. Marlene todavía está luchando por
aprender a sobrellevarlo. Sirius sabe lo difícil es.

"Y lo peor es que todo el mundo lo sabe", dice Marlene, finalmente, incapaz de dejarlo pasar.
"Todos saben que no van a lograrlo, así que tengo patrocinadores que ya me están ignorando, y no
ayuda que mi equipo de diseño sea una completa mierda. No tengo nada, absolutamente nada, con
que trabajar, Sirius. "

Haciendo una mueca, Sirius se acerca y empuja su vaso desde el fondo, animándola a beber.
Probablemente no sea lo mejor para sobrellevarlo, especialmente por la facilidad con la que se
convierte en una maña, pero a veces, bueno, a veces, no hay otra forma de sobrellevarlo que no sea
adormecer los sentidos. Sirius estaba muy mal por eso cuando regresó por primera vez de sus
juegos, antes de que James lo sacara de ahí repetidas veces, antes de que aprendiera a moderarse.
No es que James realmente le diera muchas opciones.

Nunca fue duro al respecto. Esa fue la peor parte. Nunca se quejó, ni se molestó, ni le rogó que lo
hiciera mejor y se esforzara más. Simplemente lo cuidó sin dudar, cada vez. No culpó a Sirius
cuando se dio la vuelta y lo hizo una y otra vez; simplemente lo recogió, lo limpió y lo ayudó. Fue
James quien evitó que se ahogara con su propio vómito; fue James quien barrió su habitación y
sacó todas las bebidas y drogas que tenía; fue James quien lo bañó cuando no podía bañarse solo,
lo vistió cuando temblaba demasiado y creyó en él cada vez que mejoraba, incluso cuando Sirius
había empeorado tantas veces antes. Fue James quien evitó que se suicidara como su tío Alphard.

Entonces, a través de la determinación tranquila y constante de James de cuidarlo, Sirius se


recuperó y lo hizo mejor, porque ama a James lo suficiente como para no seguir echándole todo eso
encima. Sabía, ambos sabían, que James lo cuidaría así por el resto de sus vidas y aún le sonreiría
todos los días, y Sirius no podía hacerle eso. Él se negó.

"Marlene, estás haciendo todo lo que puedes", le dice Sirius en voz baja, con los labios inclinados
hacia abajo.

"¿Lo hago?" Marlene murmura, cerrando los ojos con fuerza mientras presiona su vaso contra su
frente.

Sirio suspira. "Lo haces. Escúchame, lo haces. Te conozco, y ese acto que montaste con los
patrocinadores; esa no eres tú. ¿Para quién estás haciendo eso, sino es para ellos?"
"No está funcionando", susurra Marlene.

"Estás haciendo lo mejor que puedes".

"Eso no es suficiente."

"Tiene que serlo." Sirius se acerca y le quita el vaso de la mano, esperando que lo mire a los ojos.
"Tiene que serlo, porque eso es todo lo que puedes hacer. Eso es todo lo que puedes hacer,
Marlene".

Marlene se estremece y respira hondo, mirando hacia otro lado. "Si pudiera entrar y morir por
ellos, lo haría".

"Lo sé", dice Sirius en voz baja, porque lo sabe. Lo sabe incluso más íntimamente ahora,
considerando quiénes son sus tributos este año. Cada célula de su cuerpo anhela tomar cualquiera
de sus lugares y morir para que ellos no tengan que hacerlo.

"¿Tú qué tal?" Marlene murmura, mirándolo de nuevo. "Lo tienes difícil este año.

Tu hermano, tu mejor amigo y un nuevo equipo de diseño. ¿Cómo va eso, entonces?"

Sirius duda. Marlene es una amiga y él confía en ella más que en cualquier otro mentor, pero aun
así no es prudente revelar demasiada información. No se arriesgará, no con Regulus y James en la
línea. Entonces, opta por discutir la opción más segura, la que Marlene le ha concedido. "Hasta
ahora, el nuevo equipo de diseño parece bastante bueno. Mucho mejor que los años anteriores. La
líder es Dorcas. No he hablado mucho con ella, pero ya obtuvo las medidas de James y Regulus de
Gideon y Fabian, y está trabajando en algo, así que eso es prometedor. Se reunirá con ellos
mañana".

"Dorcas… Dorcas… ¿Dorcas Meadowes?" —pregunta Marlene, sus cejas arqueándose.

"Sí, creo que sí. ¿Por qué? ¿La conoces?"

"No personalmente, pero... Bueno, se ha hecho un nombre como estilista. Hace declaraciones con
su trabajo, lo suficiente como para que algunas de las personas más pretenciosas la hayan
rechazado".

"Oh, ya me gusta", dice Sirius, luego hace una pausa. "Probablemente."

"Para un Hallow, ella es..." Marlene se aclara la garganta. "Bueno, ya sabes, la mayoría de ellos se
ven ridículos. Ella... no lo hace".

"¿Es así, McKinnon?" pregunta Sirius, arqueando una ceja hacia ella, y ella frunce los labios y
desvía la mirada.

Sirius sería la última persona en juzgarla por tener algo con un Hallow, a pesar de que nunca lo ha
hecho, aunque en realidad nadie lo sabe. Los rumores circulan por Hallow, y los que lo rodean
tienen mucho que ver con todas las aparentes relaciones sexuales que tiene con todos. Ha sido así
desde que ganó sus juegos, incluso a los dieciséis años, porque coquetea, encanta y bromea, y
nunca niega o confirma abiertamente ninguna insinuación que la gente haga. Eso es lo que les
gusta: el misterio y la poca esperanza que tienen en la parte de atrás de sus cabezas de que, algún
día, tendrán su turno con él si hacen o dicen lo correcto. Ha recibido muchas proposiciones y
sobornos, pero es un maestro en esquivarlos y aun así mantener su reputación.

Todo el mundo piensa que ha tenido muchas amantes, especialmente aquellas que son Hallow’s,
pero lo último que hizo Sirius fue besar a Mary cuando tenía dieciséis años, solo unos días antes de
la cosecha que terminó con él ofreciéndose como voluntario para su hermano. Ni siquiera estaban
saliendo. Ni siquiera fueron más lejos que eso, y eso fue lo más lejos que había ido. Convertirse en
un símbolo sexual del Hallow le había dejado un sabor amargo en la boca, porque sabe que la
gente solo lo quiere para decir que lo tenían, no por ser él.

"Oh, mira la hora", murmura Marlene, levantándose de la silla. Ella lanza su mirada al reloj en la
pared. "Creo que el entrenamiento debería haber terminado ahora. Necesito reunirme con mis
tributos y tú deberías hacer lo mismo".

"Mhm", tararea Sirius, con los labios contraídos, pero se levanta obedientemente de todos modos,
porque ella no se equivoca.

Cuando Sirius regresa a la suite, James y Regulus regresaron y ambos están siendo sermoneados
por Pandora. Sirius realmente no sabe por qué, pero parecen hoscos, y ambos se animan y se ven
aliviados cuando él entra.
"Lo que sea que hayan hecho, no lo hicieron", anuncia Sirius, poniendo una mano tranquilizadora
en el hombro de Pandora, y ella le lanza una mirada enfadada antes de dejarse caer en su silla con
un resoplido. Sirius se sienta frente a Regulus y James, con los codos en las rodillas mientras se
inclina hacia adelante. "¿Entonces que aprendimos?"

"James es jodidamente estúpido", suelta Regulus de inmediato, y James levanta las manos. "Les
dijo a los mortífagos que se fueran a la mierda, Sirius".

"Tú-" Sirius lanza su mirada a James, quien se encoge un poco y baja la mirada. Sirius estira la
mano y se pellizca el puente de la nariz, los ojos cerrados con fuerza, un dolor de cabeza ya se está
formando mientras susurra: "Por supuesto que lo hiciste. Lo mismo que te dije que no hicieras, por
supuesto que lo hiciste".

"Lo siento", se queja James, angustiado. "¡Trataron de reclutarme, Sirius! ¿Qué se suponía que
debía hacer? Lo—lo dije... ¿Amablemente?"

Sirius deja caer su mano y suspira. "¿Les dijiste amablemente que se fueran a la mierda?"

"Fui muy educado", murmura James.

"Eso no-" Sirius inhala profundamente, luego exhala lentamente, obligándose a relajarse. "Está
bien, solo... Entonces, ¿intentaron reclutarte? ¿Por qué? ¿Hiciste algo?"

James niega con la cabeza rápidamente. "No, te juro que no. Apenas recogí algunas armas antes de
que se me acercaran. Eh, el líder principal parece ser Mulciber, pero también son Avery, Bernice y
un chico más joven llamado Hodge. Él es muy joven, Sirius. Diminuto, de verdad”.

"Sí, eso es normal para los mortífagos. Se enfrentan a una o dos personas que en realidad no son
tan fuertes. Personas desechables. Los eslabones más débiles que matan primero si todos llegan al
final. ¿Asumo que te querían como el segundo?"

"Yo… bueno, no lo sé. No lo creo. Ellos… ellos me querían porque pensaron que querría ayudarlos
a matar a Regulus".

"Ah", dice Sirius en voz baja, tratando de mantener su expresión neutral mientras su corazón se
desploma. Había esperado, oh, cómo había esperado que Regulus no fuera un objetivo solo por su
nombre. Había esperado que hubiera alguna posibilidad de que Regulus escapara ileso, porque
Sirius no lo había logrado.

"Realmente no tuve más opción que aceptar o rechazar. Me pusieron en un aprieto, Sirius. ¿Qué
debí haber hecho? ¿Unirme a ellos?" James pregunta, con los ojos muy abiertos.

Sirio suspira. "Debí haber anticipado eso. Tú y Regulus están siendo enfrentados uno contra el
otro, lo cual es menos que ideal. Es como lados. Equipo James contra Equipo Regulus. No, nunca
diría que te unas a los mortífagos, porque son jodidamente Horrible, pero esto... no es bueno. No es
muy bueno. No solo Regulus es un objetivo, también lo eres tú ahora, James".

"Demasiado para permanecer fuera de su radar", murmura Regulus.

"No los provoquen más, ninguno de los dos", insiste Sirius, mirando entre ellos casi
desesperadamente.

"Es demasiado tarde, ¿No?" James murmura.

"Sí", confirma Sirius, temor en sus venas. "Vendrán por ustedes dos ahora, así que el plan ha
cambiado. Regulus, cuando entres mañana, ve directo a por las dagas. James, ¿Encontraste algo
con lo que te sintieras cómodo?"

"Ah, ¿Hachas?" James dice torpemente.

"Practica con ellos", le dice Sirius. "Y ustedes dos, permanezcan juntos. Permanezcan a unos pocos
pasos el uno del otro en todo momento. Formen un frente unido y asegúrese de que sepan que no
van a ser objetivos fáciles. Algunas personas son más blandas en el medio de lo que parecen, y si
puedes intimidarlos, puedes hacer que se lo piensen dos veces antes de atacarte a ti primero. No
entrenes mano a mano mañana; lo harás en tu último día. Mañana se trata de mostrarles a todos que
eres una amenaza."

"La confianza es clave", dice Pandora. "He visto incluso a los tributos más fuertes y seguros de sí
mismos fallar porque otro estaba más seguro de que ganaría que ellos. Los juegos son más que solo
físicos; también son juegos mentales".

Regulus levanta las cejas. "Entonces, ¿Quieres que los provoquemos?"


"No", responde Sirius. "Quiero que los intimides desde lejos. Los queremos cautelosos, no
enojados. Sigue evitándolos y nunca te acerques a ellos directamente. James, asumo que tú al
menos hablaste con otros tributos, si Regulus no lo hizo."

"Sí, algunos", admite James. "Había un hombre que realmente me gustaba. Peter Pettigrew. Es
amable. Inofensivo, en realidad. Aprensivo, también, dijo. Está bastante seguro de que va a morir
muy pronto, y está aterrorizado".

"¿Y qué puede hacer él?" pregunta Sirius.

James parpadea, abre la boca y luego la cierra. "Er, bueno, no sé. Lo vi con un cuchillo un par de
veces, pero no parecía que supiera qué hacer con él".

"¿Alguien más?" Sirius intenta, su voz tensa.

"Ahí está Vanity", dice James débilmente. "Ella es brillante con los bichos. Los conocía a todos
solo por la foto. Tiene, er, quince años".

Los ojos de Sirius se cierran. "¿Quién más?"

"Me llevaba bien con Irene, Dylan y Mathias".

"¿Y qué podrían hacer?"

"Mathias es bueno con la ballesta. Los observé. Le dieron al blanco nueve veces".

"¿Cuántas veces dispararon?"

"...Veintisiete."

"Veintisiete."
James suspira cuando los ojos de Sirius se abren. "¿Qué quieres que te diga, Sirius? Ellos son con
los que me llevo bien, ¿De acuerdo?"

Los que van a morir, piensa Sirius, pero no lo dice. Se siente como un nudo en su garganta de todos
modos, y aparta la mirada para aterrizar en Regulus. "¿Y tú? ¿Alguien en absoluto?"

"Había uno", dice Regulus, y James parece sorprendido por esto. Sirius también se sorprende. "En
realidad no hablé con él, pero lo observé. La mayor parte del tiempo se quedó solo, sin siquiera
pasar tiempo con la otra persona de su distrito. Solo que es inteligente y puede escalar. Pasó mucho
tiempo en el Cuerdas colgantes, y ata nudos más rápido de lo que jamás he visto".

"Oh, sé de quién estás hablando", deja escapar James, con los ojos muy abiertos. "Evan Rosier.
Hablé con él durante uno o dos minutos. Me mostró cómo hacer un nudo con las enredaderas. Sin
embargo, estaba callado y, sobre todo, parecía querer que lo dejaran solo".

"Pasa desapercibido", agrega Regulus.

"Hay potencial ahí", murmura Sirius. “Supongo que verás si sucede algo ahí, pero no lo fuerces.
No querrás abrumarlo lo suficiente como para que te construya una soga”.

"Gracias por esas hermosas imágenes mentales, Sirius", dice Regulus con una mueca, alcanzando
ligeramente su garganta.

"Pareces cansado", comenta James, con las cejas fruncidas, porque confía en que James se
preocupará por él, incluso ahora.

"Estoy bien", miente Sirius, sonriendo con fuerza. "Solo necesito una ducha".

Pandora se acerca para tocarle la rodilla. "Vamos, ve a darte una ducha. Los atenderé un poco. La
cena no será hasta dentro de unas horas, así que tenemos tiempo para descansar".

"Sí, está bien", murmura Sirius, porque el Hallow siempre lo hace sentir sucio y nunca puede
sentirse limpio.
"¿Necesitas toallas?" pregunta Pandora.

"Sí, sí, gracias", dice Sirius mientras se aleja, confiando en que ella lo manejará. Ella es una de las
pocas Hallows en las que realmente confía. Nadie sabe cuánto trabajo pone, honestamente.

En su habitación, Sirius da vueltas, agarrando la ropa con la que se cambiará, todavía con la que
usó para encantar a los patrocinadores hoy. Es como ponerse un uniforme, y Sirius siempre extraña
su ropa en casa cuando está aquí. Todo aquí es cachemir, seda y satén, cosas que objetivamente se
sienten y se ven bien, pero no es su chaqueta de cuero desgastada y llena de parches que ha usado
durante años. Quizás era ridículo, pero cuando llegó a casa después de sus juegos, se acurrucó
alrededor de esa chaqueta y lloró como un niño. Tenía tanto miedo de que ya no le quedara bien,
como si fuera una persona diferente en un cuerpo completamente diferente y, sin embargo,
encajaba. Hasta el día de hoy, todavía encaja.

Alguien llama a su puerta, y cuando abre, Remus está de pie al otro lado con una pila de toallas
blancas y esponjosas. Sirius toma una bocanada de aire, parpadeando rápidamente.

Estúpidamente, lo primero que dice es: "No llevas la máscara".

"Tenía la impresión de que no la tenía que usar aquí", responde Remus. "Ah, y hola. He traído las
toallas que me pediste".

"No lo tienes. Quiero decir, hola. Hola. No, ah, no tienes que usarlo, por supuesto que no", dice
Sirius de prisa. "Yo solo... bueno, la mayoría de la gente no se los quita. Por lo general, tengo que
quitármelos".

"No importa mucho quién lo quite, ¿verdad? De cualquier manera, si me atrapan o me descubren,
me matarán, o algo peor", murmura Remus, levantando un hombro medio encogiéndose.

"No le diremos a nadie, y nadie te atrapará aquí", le asegura Sirius. Hace una pausa. "O peor... o
peor morir."

"Hay cosas peores", le dice Remus. "Lo sé. Los he experimentado".


"Yo también", admite Sirius en voz baja, sorprendido por la honestidad.

Remus lo mira por un largo momento, luego asiente. "Bien, bueno, tengo tus toallas."

"¡Oh! Oh, sí, um…" Sirius se aclara la garganta y retrocede. "Puedes pasar. Solo estoy… me estoy
preparando para una ducha".

"¿Quieres que te los cuelgue fuera de la ducha?"

"Oh, no, no, no tienes que hacer eso. Puedes simplemente sentarlos en la cama. Gracias".

"De nada", dice Remus mientras entra en la habitación para colocar las toallas sobre la cama.

Sirius vuelve a su armario, a pesar de que ya ha elegido su ropa. Solo se está escondiendo. En su
armario. Tosiendo, levanta la voz para preguntar: "Entonces, ¿Sería demasiado terriblemente cliché
de mi parte preguntar cuál fue tu crimen, Remus?"

"¿Qué pasa si no quiero contestar?" Remus responde.

"Bueno... ¿Nada?" Sirius frunce el ceño ante la selección de vestidos frente a él. Hay tantas
lentejuelas.

"Si no quieres, no tienes que hacerlo. Eso vale para cualquier cosa, de verdad, al menos conmigo".

Hay un latido largo, luego, "No quiero responder".

"Está bien", acepta Sirius rápidamente.

"¿Necesita algo más, Sr. Black?"

"Oh, no, no tienes que llamarme así. Solo Sirius está bien".
"¿Necesitas algo más, solo Sirius?" Remus pregunta, una vaga nota de diversión en su voz.

Sirius deja caer brevemente su rostro entre sus manos, luego golpea repetidamente la palma de su
mano contra su frente. Tomando una respiración profunda, levanta la cabeza y se gira para salir del
armario, con las manos completamente vacías. "Sirius. Quise decir, llámame Sirius".

"Sirius", dice Remus en voz baja, con los labios curvados en las comisuras. Sostiene la mirada de
Sirius mientras asiente. "¿Necesitas algo más, Sirius? ¿Algo en absoluto?"

"¿Tú?" grita Sirius.

Remus parpadea. "¿Perdón?"

"Solo—quiero decir, ¿Hay algo que necesites?" pregunta Sirius, sintiéndose peligrosamente cerca
de inquietarse. "¿Tienes hambre? Puedes unirte a nosotros para cenar de nuevo, si quieres".

"Bueno, claro, pero primero tengo que cocinarlo", le dice Remus.

Sirius hace una pausa y luego murmura: "Estás usando nuestra cocina para hacerlo, ¿no?".

"Sí."

"¿Necesitas ayuda?"

"Yo no."

"¿Quieres ayuda?"

Remus lo mira por un largo momento una vez más, y sus labios se tuercen aún más. Sus ojos hacen
algo donde se ablandan en las esquinas, y está haciendo que el estómago de Sirius se revuelva
como si estuviera cayendo por una colina. "Si quieres."
“¿Te gustaría?" Sirius comprueba.

"Me gustaría tu compañía", aclara Remus.

Sirius no está nada preparado para el efecto que esas palabras tienen en su cuerpo. Está bastante
seguro de que se está sonrojando de la cabeza a los pies, y estira la mano para pasarse la mano por
la boca para ocultar su creciente sonrisa mientras mira hacia otro lado. "Sí, está bien. ¿Cuándo
planeas empezar, entonces?"

"En una hora. Tienes suficiente tiempo para una ducha".

"Brillante. Yo... estaré allí".

"Está bien, Sirius", dice Remus con una carcajada. "¿Me disculpas?"

"¿Qué?" Sirius parpadea, luego se sobresalta. "¡Oh! Oh, sí, por supuesto. No tienes que preguntar.
Puedes ir y venir cuando quieras e irte cuando estés listo. O no irte. Quiero decir, si tú, solo si no
estás... listo. Um".

"Está bien", repite Remus, luego le da una mirada persistente antes de darse la vuelta y alejarse sin
decir una palabra más, una risa tranquila se le escapa mientras se va.

La cara de Sirius arde, y agarra las toallas para amortiguar un gemido mientras se dirige a la ducha.

En el camino, choca directamente con una pared, porque por supuesto que lo hace.

~•~

Lo que pasa con ser un sirviente del Hallow es que te acostumbras mucho a pasar desapercibido,
tanto que eres muy consciente cuando te notan, hasta el punto de que puedes sentir ojos en ti.

Remus puede sentir ojos sobre él ahora, en la cocina, mientras corta verduras en la máquina
provista. Está ligeramente alejado de la puerta, por lo que no puede ver quién lo está mirando, pero
no necesita tres intentos para averiguar quién es.
Remus nunca había sido visto antes en el Hallow, hasta Sirius.

Por un momento, Remus no levanta la cabeza, preguntándose cuánto tiempo seguirá Sirius
mirándolo sin anunciarse. Nadie ha hecho eso antes; Solo observarlo, como si hubiera algo que
valiera la pena mirar. No aquí, en el Hallow. Aquí, él es solo una sombra que pasa por una
habitación, completamente ignorado, menos impactante que los malditos muebles.

Sirius había, en pocas palabras, cambiado su vida en una fracción de segundo. En ese momento,
cuando estaba levantando la mano para quitar la máscara de la cara de Remus, Remus literalmente
vio su vida pasar ante sus ojos, y no era exactamente una vida de la que estaba orgulloso, al menos
no desde que lo trajeron al Hallow. ¿Y qué tenía que esperar? ¿Mas de lo mismo? Entonces, en esa
fracción de segundo, Remus lo había recibido con satisfacción.

Pero eso no es lo que resultó ser en absoluto. En cambio, fue y es algo mucho más peculiar para lo
que Remus podría haberse preparado.

La gente, por regla general, no se preocupa por los sirvientes. Ellos simplemente—no lo hacen. No
importa si son Hallows, tributos o mentores; no tiene sentido preocuparse por los sirvientes, porque
no hay nada que hacer por ellos. Su destino está sellado, hasta la muerte, y no hay forma de
ayudarlos. Entonces, la gente no lo intenta, y no les importa.

Remus no puede culparlos, de verdad. Eso es más fácil, ¿No? Todos son sirvientes del Hallow, en
cierto modo; él es más obvio al respecto. No es que tenga muchas opciones, pero por desgracia.

Sirius se preocupa. Se preocupa lo suficiente como para notarlos, lo suficiente como para darles el
espacio y la libertad para respirar adecuadamente, para hablarles y tratarlos como si fueran seres
humanos reales. Se preocupa lo suficiente como para recalcar repetidamente la clara posición que
tiene sobre ellos, dispuesto a dejar que Remus se dirija a él por su nombre, ofreciéndole opciones y
libre albedrío. Le importa lo suficiente que lo ha convertido en una norma en su presencia, hasta el
punto de que todos los que lo rodean lo siguen y lo aceptan.

Y mira, Remus ha oído hablar de Sirius Black. Por supuesto que lo hizo. Los sirvientes saben todo
acerca de todo, porque pueden estar en silencio, pero todavía escuchan. Remus lo ha oído todo;
simplemente no es el tipo de persona que cree una maldita cosa sobre alguien antes de conocerlo.
La única impresión en la que confía es la suya propia, y Sirius... bueno, ha causado una gran
impresión.
Remus saca la bandeja de vegetales picados, deslizándolos suavemente en la sartén. Todo en la
cocina está orientado a la seguridad, por lo que Remus no tiene acceso a nada afilado o caliente, un
mecanismo de seguridad en caso de que se le ocurra alguna idea. Incluso las cacerolas en la estufa
se bloquean en su lugar y se revuelven solas, lo que significa que en realidad no puede recoger
nada. Proporciona una experiencia de cocina en su mayoría con manos libres, al menos, así que eso
es todo.

Sirius todavía está allí, y Remus no puede soportarlo más, así que se gira para encontrar que Sirius
lo está mirando como si cada movimiento que hace fuera fascinante. Se pierde al hacer eso por un
segundo, y luego se sobresalta cuando parece darse cuenta de que lo atraparon. Se endereza y tose.

"Hola, lo siento, solo estaba—" Sirius hace un vago gesto con su mano en dirección a Remus.
"Nunca he visto usar eso, así que..."

"Es bastante simple. ¿Quieres intentarlo?" pregunta Remus, señalando hacia él con una cebolla aún
sin picar.

"Oh, claro", dice Sirius, arrastrando los pies hacia la cocina. Duda cuando se acerca a Remus,
como si no estuviera seguro de que se le permita entrar en su espacio. Incluso hace un gesto para
asegurarse, y Remus lucha contra una sonrisa mientras asiente.

Este. Este es el hombre que intentó quitarle la máscara de la cara sin siquiera preguntar. Es tan...
inesperado.

Su cabello se riza sobre su hombro en rizos húmedos de nuevo, justo como la primera noche que
Remus lo vio, brillante bajo las luces del techo. Remus puede oler su champú, algo como romero y
menta. Sirius mira fijamente la máquina, las manos flojas sobre el mostrador, y luego mira a
Remus, visiblemente perdido.

Remus lucha por no reírse. No cree haber luchado tanto en mucho tiempo. "Estabas mirando,
¿No?"

"Sí, tú", responde Sirius, e inmediatamente comienza a caer sobre sus palabras. "Quiero decir, no,
no estaba, solo quise decir, estaba viendo cómo estabas..."

"Sirius," interrumpe Remus, y se emociona al hacerlo. No sería capaz de hacer eso con nadie más,
pero Sirius se lo permite. Incluso cierra la boca, sus mejillas sonrojadas. "Te lo mostraré de nuevo.
Te prometo que no es complicado".

Sirius asiente, su sonrojo se extiende, y Remus se maravilla por un segundo de que este es el Sirius
Black famoso por ser un hombre suave y encantador que puede seducir a cualquiera que conoce.
Hasta ahora, Remus se ha enterado de que Sirius es un desastre mayormente tartamudo. Un
hermoso lío tartamudo, pero aun así. No es exactamente lo que Remus esperaba del hombre del
que se rumoreaba que tenía una serie de amantes satisfechos por todo el Hallow. A Remus le gusta
más el hermoso lío tartamudo, si es honesto.

Remus agarra la cebolla y la tira al mostrador, luego la agarra y la abre por la mitad, dejando una
mitad a un lado para que la use Sirius y mostrándole cómo usar la máquina con la otra. Sirius
brevemente tiene un ataque de tos, pero se golpea el pecho y parpadea rápidamente, murmurando
que está bien mientras observa atentamente.

Cuando es el turno de Sirius, algo sale mal.

"Creo que lo rompí", susurra Sirius, con los ojos muy abiertos.

"No lo rompiste".

"Remus, estoy bastante seguro de que lo rompí. La bandeja no sale".

"Espera, déjame ver", dice Remus, una vez más luchando por no reírse de la cautela en el tono de
Sirius.

Le ofrece una pequeña sonrisa y tira de la máquina más cerca, levantándola para mirarla desde
abajo. Después de un tiempo, tararea y lo suelta. "Bueno, lo rompiste. Que bien. Me van a quitar
los dedos por esto".

Sirius hace un extraño ruido de asfixia. "¿Qué? No, eso no es—"

"Estoy bromeando", interrumpe Remus con un resoplido, estirando la mano para presionar el botón
de mantenimiento. Empieza a zumbar. "Simplemente sostuviste el picador demasiado tiempo, por
lo que la cebolla quedó atrapada en el mecanismo. Dale un momento y la escupirá".

"Oh, no hagas eso. Casi me das un ataque al corazón", suelta Sirius, mirándolo con incredulidad.
"Sí, señor", dice Remus, inclinando la cabeza.

"No. No, no quise decir... eso no fue una orden, o.… quiero decir, yo no doy órdenes. No hagas lo
que digo".

"¿Alguna vez?"

"Bueno, no si no quieres. Sólo haz lo que quieras".

"Sí, señor."

"Tú no… Remus, no tienes que llamarme así", le dice Sirius, con tensión en la voz.

Remus ya no puede mantener la cara seria. Impotente, una sonrisa estalla en su rostro. "Sí, sigo
bromeando, Sirius."

"Vaya." Sirius parpadea hacia él. Tiene pestañas injustamente gruesas y largas. "Me estás
jodiendo".

"Bastante, sí," admite Remus. Sirius suelta una risa sorprendida, sacudiendo la cabeza con
asombro. "Lo siento, tendrás que perdonarme. Ya no puedo molestar a nadie. Lo extraño".

Sirius se aclara la garganta y se inclina contra el mostrador, mordiéndose el labio. "¿Cuánto tiempo
ha pasado desde que llegaste? No tienes que responder, por supuesto".

"Cinco años," responde Remus de todos modos. Saber que no tiene que hacerlo lo hace sentir
cómodo haciéndolo. "He sido sirviente durante cinco años".

"Aquí no", declara Sirius, sonando seguro. "Nunca te había visto aquí antes".

"Tal vez simplemente no me notaste", murmura Remus, moviendo su mirada hacia él, curioso.
"No, definitivamente me habría fijado en ti", dice Sirius, mirando sus manos donde juega inquieto
con sus dedos. Todavía se está mordiendo el labio inferior. Remus espera que nunca se detenga.

"Tienes razón. Más o menos", le dice Remus, y la cabeza de Sirius se levanta bruscamente, con las
cejas fruncidas. "Durante los primeros tres años, no, no estuve aquí. Los últimos dos, sí, pero no se
me permitía trabajar en ningún evento de reuniones, y nunca me habían asignado para trabajar
contigo, por eso es que nunca me viste".

"¿No te permitían trabajar en eventos?"

"Demasiados castigos".

"Castigos", repite Sirius, desconcertado.

Remus se ríe. "Los sirvientes obtienen castigos por no cumplir con sus deberes correctamente o por
cualquier comportamiento inaceptable. Provienen de quejas. Estás viendo a un delincuente por
atreverme a poner los ojos en blanco. Ah, y una vez, accidentalmente derramé vino en la bonita
camisa de un funcionario del gobierno".

"¿Accidentalmente?" pregunta Sirius, con los labios fruncidos.

"Hizo una apuesta a que alguien moriría en los juegos, y se reía y presumía porque ganó la apuesta,
en lugar de reaccionar como cualquier persona sensata y enfadarse porque alguien acababa de
morir", explica Remus. "Entonces, no, no accidentalmente".

Sirius lo mira con descarado respeto. Remus puede verlo, ese brillo en sus ojos, algo pesado y
cálido. "¿Sí? Bueno, bien. Es lo mínimo que se merecía. ¿Qué significan los castigos?"

"Castigos. Más condicionamiento. Asignaciones particulares que les impiden tener la oportunidad
de equivocarse en cualquier otro lugar", dice Remus. "Demasiados castigos significa la muerte,
pero nadie sabe cuántas. Yo tuve cuatro antes de que se me arreglara la mierda lo suficiente como
para terminar aquí".

"No nos quejaremos, si eso ayuda. Literalmente podrías derramar una botella entera de vino sobre
mi cabeza, y aun así no nos quejaríamos", le dice Sirius, y Remus se ríe. Hace que Sirius le sonría.
"¿Hay un sistema de recompensas o algo así? ¿Qué pasa si te doy una crítica muy buena? ¿Qué
obtienes?"

"Nada", responde Remus, y la sonrisa de Sirius se desvanece. A Remus no le gusta eso, así que tira
de la bandeja, viéndola salir con la cebolla picada encima. "Ahí lo tienes. Una cebolla picada.
¿Ves? No la rompiste".

"Lo cual es una suerte. ¿Sabes cómo les gusta jugar a algunas personas? ¿Les pones las cosas en
las manos y las arreglan o construyen algo con ellas?"

"Supongo."

"Sí, bueno, yo soy todo lo contrario", le informa Sirius tímidamente, levantando las manos. "Soy
realmente jodidamente destructivo, por lo general ni siquiera tengo la intención de serlo. Solo...
desarmo las cosas. Las arruino. Entonces, ya sabes, si alguna vez necesitas algo roto, soy tu
hombre". Suspira y baja las manos.

"Lo siento, no creo que vaya a ser de mucha ayuda. De hecho, podría romper algo".

Remus puede ver que esto es un punto doloroso para él, y hace que su corazón se apriete en su
pecho de una manera que pensó que nada en el Hallow jamás podría hacerlo. "Bueno, es bueno que
no necesite tu ayuda, ¿no? Estás aquí porque quiero tu compañía, ¿Recuerdas? Realmente no
puedes equivocarte".

Como antes, toda la cara de Sirius se pone tan roja que Remus casi siente lástima por él. El rubor
también desciende por su cuello. ¿Nadie lo ha querido nunca antes para su compañía, solo para
tenerlo cerca? Eso es increíblemente triste, Remus no puede evitar pensar. No es un sirviente, no
como lo es Remus, así que ¿Por qué nadie lo ve? Remus lo ve. Lo está mirando directamente a él, y
no tiene ningún deseo de apartar la mirada. Eso no es correcto, y realmente no debería, pero no es
bueno siendo correcto o haciendo lo que debe.

"Realmente podría", murmura Sirius mientras mira hacia otro lado. "Hacerlo mal, quiero decir.
Confía en mí, Remus, realmente podría".

"No me parece." Remus agacha la cabeza para atrapar su mirada, sonriéndole. "Pruébame que estoy
equivocado. Te reto".
"Bueno, si insistes", Sirius exhala, luego procede a levantarse sobre el mostrador, balanceando las
piernas como un niño y sonriendo como si no pudiera evitarlo, como si estuviera muy contento de
estar aquí.

Remus vuelve a cocinar, y Sirius comienza a hablar, y cuando la comida está lista, lo único que
Sirius ha logrado hacer es demostrarle a Remus que tenía razón.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Remus, mi amado <3 no puedo creer que la gente estuviera preocupada de que matara
a Remus. REMUS??? la luz y el amor de mi vida???? pfft, nunca me recuperaría.
Puede que tenga momentos difíciles, pero no te preocupes, Remus está a salvo.

También marlene, mi amor. y obtuvimos muchas menciones de otras personas a las


que eventualmente veremos más.

También, estoy seguro de que reconociste algunos nombres de otros tributos, y sobre
eso, no tengo ningún comentario.

Notas mías:

Okay, este capítulo siempre será uno de mis favoritos y me encanto y divirtió tanto
traducirlo, me encanta como introduce o presenta a los personajes, ver tantos nombres
acá me hace muy feliz, este capítulo no tiene ninguna palabra que requiera su espacio
aquí así que, solo espero que lo estés disfrutando, sin más hasta el siguiente capítulo.
(Posdata, Remus te amo).
Training Day Two and Three
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias breves y vagas a las luchas de Sirius después de que salió de la arena,
pero nada demasiado pesado.
-Referencias al asesinato (en defensa propia) al nombrar y explicar las armas.
-El tema común de la muerte (debido a toda la lucha a muerte en la arena).
-Algo de combate ligero (no violento).
-Coqueteo, cantidades ridículas de coqueteo.

Y sí, estoy bastante seguro de que eso es todo. este es sorprendentemente un capítulo
ligero. es incluso un poco divertido, en realidad. disfruta <3

See the end of the chapter for more notes

Regulus ya está cansado de esto, y es solo el segundo día. Ha estado en el Hallow durante tres días
en total, y en este momento solo quiere irse a casa. En cambio, por segunda vez, entra a la sala de
entrenamiento con James y recibe instrucciones estrictas de nunca alejarse demasiado de él.

Sí, Regulus es el cabrón más desafortunado del mundo.

James, mientras tanto, sonríe a otro tributo y la saluda felizmente. La joven se anima un poco y le
devuelve el saludo. Bastante alegremente, James dice: "Esa es Vanity Clyde. Tiene tres hermanos,
todos menores, y una leve obsesión por los insectos".

"Correcto", murmura Regulus, luchando por no hacer una mueca. Oh, desearía que James no
supiera eso. Desea que James no se involucre tanto con las personas; le va a romper el jodido
corazón cuando mueran. "Voy a conseguir dagas".

"Te acompaño."

"Por supuesto que lo harás."

"Sirius literalmente me lo dijo", le recuerda James.


Regulus pone los ojos en blanco mientras se mueven por la habitación. Hay muchas miradas sobre
ellos en este momento, observando cada uno de sus movimientos. "Simplemente haces todo lo que
dice Sirius, ¿Verdad?"

"Bueno, ¿Tú no?" James desafía.

"No", responde Regulus, como si no estuviera haciendo exactamente eso. Él no puede evitarlo.
Sirius ha pasado por esto antes, y si hay alguien en este mundo en quien Regulus confía de todo
corazón, pase lo que pase, es Sirius. Cuando se trata de vida o muerte, y esto ciertamente lo es,
Sirius es a quien mira.

Es irónico, en realidad, porque con todo lo demás... Bueno, en la vida cotidiana en casa, Regulus
no miraba a Sirius por nada, y Sirius realmente no le daba nada que mirar. Cuando se volvió un
Víctor, había vuelto a casa perdido, como si hubiera fallado, como si partes de él hubieran muerto
en esa arena.

Cual quiera que fueran esas partes, eran las partes que Regulus reclamaba, y luego se habían ido.

Nunca más se vieron.

James fue el único que tuvo a Sirius después de eso. Era a James a quien Sirius necesitaba, no a
Regulus. Sirius ni siquiera podía mirarlo a veces. Fue igualmente difícil para Regulus mirar a
Sirius, sabiendo que todo lo que le pasó fue su culpa. Todas esas partes que murieron en él cuando
ganó, Regulus fue quien las mató, y ni siquiera eligió hacerlo. Sirius tomó esa decisión por él
cuando se ofreció como voluntario.

Sirius nunca lo dijo. Nunca lo ha dicho, y Regulus cree que morirá antes de admitirlo, pero Regulus
está seguro de que Sirius lamenta haber ocupado su lugar.

Pero ahora es el turno de Regulus, y todos esos problemas no pueden existir aquí, como dijo Sirius.
Se trata de sobrevivir y, por supuesto, Regulus busca instintivamente a Sirius para eso. Si no fuera
por Sirius, Regulus no habría sobrevivido para llegar aquí.

"Entonces, ¿Cómo sabes cuales te gustarán?" James susurra directamente en su oído cuando se
detienen frente a una exhibición completa de varias dagas.

Regulus se aleja, la proximidad de él y el calor de su aliento sobre el cuello de Regulus hacen que
su piel se erice. Él resopla. "¿Puedo... tener un poco de espacio? Sirius no dijo que tienes que estar
encima de mí, James. Maldita sea".
"Bueno, él no dijo que no podía", responde James, sonriendo cuando Regulus lo mira fijamente,
pero se aleja obedientemente, dándole el espacio que ha pedido. "Pero realmente, ¿Cómo sabes
cuáles te gustarán? Hay... muchas".

De hecho, hay muchas dagas diferentes. Hay dagas tradicionales, hechas de diferentes metales;
pequeñas, pero mortales dagas de empuje; karambits, con la hoja curva en forma de garra; tacones
de aguja con la hoja delgada en forma de aguja; e incluso hay una selección de balisongs, o
cuchillos de mariposa, como se les conoce. Regulus se siente como un niño que entra en una tienda
de dulces, excepto que es solo él y una variedad de armas puntiagudas. Le gustaría uno de cada
uno, por favor.

"Estas no son la opción más eficiente, dependiendo de la situación, incluso si son bonitas",
murmura Regulus mientras toma un balisong. "Tienes que ser rápido y tener práctica para abrirlos
si están cerrados, y si no eres lo suficientemente rápido, podría costarte la vida".

"¿Eres rápido?" James pregunta.

"Sí", dice Regulus, luego se lo muestra. Sirius le hizo uno de estos una vez, literalmente
construyendo el mecanismo para ello. Durante meses y meses, Regulus practicó con él, caminando
con pequeñas banditas en los dedos, cortes en todas las manos donde lo usó repetidamente. Incluso
ahora tiene algunas cicatrices en los nudillos, leves y diminutas.

Este no es realmente como el otro, por lo que le toma algunos movimientos y giros de su muñeca
para acostumbrarse realmente, pero una vez que lo tiene, lo tiene. Hay un patrón en él, influenciado
por la distribución del peso y el conocimiento de qué movimiento ha tomado, hacia dónde se dirige
la hoja y dónde ha estado. En segundos, lo tiene abierto, luego lo cierra de nuevo.

"Eso es—eso es realmente—" James lo mira fijamente, lanzando su mirada entre la mano y el
rostro de Regulus.

"Estos son especialmente buenos para el cuerpo a cuerpo, particularmente a muy corta distancia",
dice Regulus mientras deja el balisong para recoger una de las dagas de empuje. El mango
descansa en su palma, los dedos doblados debajo de la hoja pequeña. Lo levanta frente a la nariz de
James, viendo sus ojos cruzarse. "No son difíciles de usar, muy buenos para la autodefensa. Si
encuentras uno, mantenlo contigo. Es fácil apuñalar a alguien en la garganta si te inmoviliza en el
suelo o en cualquier lugar al que puedas llegar. De Verdad."
"Anotado", murmura James.

Regulus lo deja caer y pasa su mano sobre los karambits, recogiendo uno con un zumbido. "Un
karambit. No los sostienes con la hoja levantada. Tu dedo índice atraviesa el agujero abierto aquí,
y la hoja se curva hacia afuera así". Lo agarra y gira su brazo hacia un lado para que James pueda
ver. "Es bueno mantener una postura defensiva, y luego puedes mover el brazo hacia afuera, casi
como si lo estuvieras golpeando, pero apunta a cortarles la garganta. Honestamente, uno en cada
mano es ideal para el rango de movimiento más efectivo."

"Regulus", dice James en voz baja, "¿Cómo... sabes esto?"

"¿Cómo es que alguien sabe algo?" Regulus responde, moviendo la hoja alrededor de su dedo. Los
ojos de James siguen el movimiento, arriba y abajo. "Tengo libros. He prestado atención. Incluso
he tenido algunos como estos, o lo más parecido posible cuando los haces en casa. Sirius, bueno,
solía hacerlos para mí antes de venir, antes de que saliera de la arena. Se detuvo después de eso”.

"Sirius..." James hace una pausa, quedándose callado mientras Regulus guarda el karambit,
pasando la mano por encima de los demás con expresión pensativa. "No era... no tenía nada que ver
contigo, Reg. Lo sabes, ¿No? Él no estaba tratando de abandonarte, si eso es lo que piensas.
Simplemente... salió sintiéndose. ... mal. Muy, muy mal. Él ya no construye cosas, ¿Lo sabías? No
lo ha hecho en diez años. Solía hacer cosas, arreglar cosas, y ahora—" James traga saliva y mira
hacia otro lado. "Ahora solo siente que rompe cosas. No es que no quisiera construir cosas para ti,
Regulus. Es que olvidó cómo hacerlo".

"Me afectó, pero nunca necesité eso de él", susurra Regulus, apoyando suavemente la mano en una
de las dagas más tradicionales, una hecha para arrojar y cuerpo a cuerpo. "Solo necesitaba que él
fuera... él".

"También se olvidó de eso", dice James con tristeza.

"Él lo recordó eventualmente".

"¿Y dónde estabas?"

"Dije que se recordaba a sí mismo", declara Regulus, con un tono lo bastante afilado como para
competir con las cuchillas que tiene delante. Levanta la mirada hacia la de James. "No dije que se
acordaba de mí".
"Lo creas o no", le dice James, "Tú nunca fuiste una de las cosas que olvidó".

Regulus niega con la cabeza y saca tres dagas en rápida sucesión. "Déjalo, James. No voy a hablar
más de eso. Voy a tirar esto. Si me sigues, cállate".

Con eso, Regulus gira sobre sus talones y marcha hacia los puestos donde puede arrojar sus dagas.
Entre la conversación que James y él acaban de tener y el peso de todas las miradas sobre él de las
que no puede escapar, se siente tenso y atrapado, con el pelo de punta, preparado para un impacto
que no vendrá hasta dentro de unos días. El suspenso está haciendo que le duelan los huesos.
Desearía poder retroceder el tiempo.

James lo sigue obedientemente, pero, por supuesto, no se calla como se le pide. Sin embargo,
afortunadamente deja caer el tema de Sirius. "¿Qué pasa con estas dagas?"

"Más tradicional. Bueno para el rango cercano, pero también para lanzar. Lo suficientemente
polivalente como para que puedas sostenerlos como desees utilizarlos: apuñalar, cortar, cosas así.
Tienes opciones, y muchas", explica Regulus.

"Bonitas cosas, ¿No?" James reflexiona, ladeando la cabeza con una sonrisa torcida mientras
Regulus gira una de las dagas en su palma y se pone en posición.

"Oh, sí. Bonita", dice Regulus rotundamente, luego levanta la mano y exhala mientras la saca,
dejando que la daga vuele por el aire hacia el objetivo. Aterriza con un ruido sordo, enterrado hasta
la empuñadura justo en el medio de la frente de la figura.

"Pudo haber sido suerte", dice James, con los ojos brillantes cuando Regulus gira la cabeza hacia él
con incredulidad. James se muerde el labio, como si estuviera tratando de no sonreír. "Hazlo de
nuevo, pero apunta al brazo izquierdo, justo por encima del codo".

"¿Tu izquierda o la izquierda de la figura?"

"Mi izquierda."

Regulus entrecierra los ojos ligeramente, luego se da la vuelta, girando perezosamente la daga en
su palma de nuevo. Después de un segundo, levanta el brazo y lo lanza volando, observando con
satisfacción cómo aterriza exactamente donde James lo retó a que lo pusiera. Se gira hacia atrás
con las cejas levantadas, lanzando la última daga hacia arriba y atrapándola una y otra vez.

"¿Suerte?" Regulus pregunta, con los labios contraídos.

"Si pongo una manzana en mi cabeza, ¿Podrías-"

"Sí."

"¿Y si estuviera corriendo?"

"Sí."

"Pregunta con trampa. La manzana se caería".

"Oh, lo siento, pensé que la pregunta era si aún podía clavar una daga en el costado de tu maldito
cráneo".

James ahoga una carcajada, su cabeza echada hacia atrás con deleite, y cuando se calma unos
momentos después, da un paso adelante y extiende su mano. "Está bien, bueno, tal vez sea fácil.
Déjame intentarlo, ¿Sí?"

"Si estás interesado en avergonzarte, claro, continúa", responde Regulus, lanzando la daga hacia
arriba para atraparla por la hoja y sostenerla con la empuñadura por delante.

"Eres tan malo", susurra James, como si fuera un secreto, pero del tipo que te emociona guardar.
Da un paso adelante cuando Regulus retrocede, e inmediatamente no.

"No", dice Regulus, dando un paso adelante de nuevo, alcanzando a James por el hombro,
moviéndose para empujar ligeramente sus tobillos con sus zapatos. Agarra a James por la cadera y
lo tuerce un poco, luego da un paso atrás. "Está bien, continúa".
James levanta el brazo.

"No", interrumpe Regulus de nuevo, girando para pararse junto a su brazo, golpeando debajo de su
codo, torciendo su muñeca. James casi deja caer la daga porque su agarre es muy flojo, y Regulus
chasquea la lengua mientras desliza su mano hacia arriba para cubrir los dedos de James con los
suyos, empujándolos hacia abajo. "Quieres mantener tu agarre ligero, pero no demasiado cuando
estás lanzando. Apuñalar requiere un agarre firme. Lo último que quieres es que salga volando si...
James, ¿Me estás escuchando?"

"¿Qué? Sí. Lanzamiento veloz. Puñalada firme. Lo tengo, continúa. Por favor, continúa", le dice
James, mirándolo fijamente.

"James, esto es literalmente de vida o muerte. Ahora no es el momento de descubrir que tienes una
manía con los cuchillos", sisea Regulus.

"No hay mejor momento que el presente", corrige James, sonriendo.

"Detente", lo regaña Regulus, golpeándolo en el hombro, y la sonrisa de James se suaviza en algo


más dulce. Regulus desvía la mirada de él, porque mirarlo es difícil, y realmente no se siente como
si mereciera verlo. "Estoy tratando de ayudarte. Esto también se aplica a tu hacha, ¿Sabes?"

James suspira, cada vez más serio. "Bien, bien."

"Lanza mientras extiendes, ni antes ni después. No te inclines demasiado en ninguna dirección,


porque eso puede guiar la hoja. Tienes que considerar la fuerza y la dirección del viento, así como
la distancia, y también juzgar la fuerza en el que debes lanzarlo para que la hoja aterrice en lugar
de la empuñadura".

"Eso es mucho."

"Eso parece, sí, pero se convierte en instinto después de suficiente práctica. Piensa en ello como
una extensión de ti. Eso ayuda".

"Bien, entendido. ¿Puedo intentarlo ahora?"


"Claro", dice Regulus, retrocediendo de nuevo, y para su crédito, James parece tratar de seguir su
consejo. Aun así, Regulus puede ver dónde se equivocó tan pronto como lo suelta, por lo que dice
"No", incluso antes de que la empuñadura golpee la pared al lado del objetivo y aterrice en el suelo
con un ruido sordo.

"Sabes, esto es tu culpa", anuncia James.

Regulus retrocede. "¿Mi culpa? Traté de ayudarte."

"Bueno, con todo ese toqueteo innecesario, me distraje".

"Toqueteo innecesario, ¡No hubo toqueteo innecesario!"

James tararea, plantando sus manos en sus caderas. "Hubo un exceso de toqueteo, Regulus. Sabías
lo que estabas haciendo, y la culpa es tuya, porque si bien pudo haber funcionado, no me molesta
en lo más mínimo".

"James", grita Regulus, levantando la mano para señalar los objetivos, "Ve a buscar mis dagas".

"Mandón", murmura James, mostrándole una sonrisa antes de guiñar un ojo y trotar
obedientemente para hacer lo que se le dice.

Regulus suspira. Va a ser un día largo.

Él tampoco está equivocado. Es un día largo. Por mucho que le gustaría quedarse parado,
arrojando dagas todo el día, eso no es todo lo que se supone que debe hacer. James también lo
arrastra para hablar con la gente, como si no fueran posibles amenazas.

James y Regulus ahora vienen con más conocimiento sobre los otros tributos, cosas que Sirius ya
ha aprendido, como quiénes son algunos de sus mentores, lo que aparentemente importa, pero aún
hay más por aprender. Niveles de amenaza a evaluar. Aliados que hacer.

Está Peter, que es muy divertido y reconfortante, pero esas no son habilidades que ayuden en la
arena. Pasa la mayor parte de su segundo día en habilidades de supervivencia, y parece haber
renunciado por completo a las armas. Peter habla rápida y tranquilamente de manera
intercambiable, fácil de ignorar cuando habla rápidamente, pero imposible de ignorar cuando te
atrae con su tono relajante. Una vez más, no es una habilidad para salvar su vida. No es una
amenaza, y Regulus trata de no aprender nada sobre él como lo hace James, porque está bastante
seguro de que el miedo de Peter a ser uno de los primeros en morir se va a hacer realidad. James ya
se lleva tan bien con él que en realidad tira del corazón de Regulus.

Lo interesante es que el mentor de Peter es Dolohov, lo cual Sirius les había informado con burla
en su tono. Es el mismo mentor que tiene Bernice, y eso haría que Regulus sospechara si no fuera
por el hecho de que Sirius básicamente declaró abiertamente que Dolohov no necesita a Peter.
Aparentemente, ya dejó en claro que Bernice es su favorita, la que quiere ganar y para quien
planea conseguir patrocinadores. Entonces, Peter no solo no está preparado para la arena, sino que
esencialmente ya ha sido abandonado por su mentor, lo cual es simplemente ... jodido,
honestamente.

Está Vanity, la joven a la que realmente le gustan los insectos. Ella pasa literalmente todo su
tiempo en la estación de bichos, infinitamente fascinada por ellos. James sigue tratando de animarla
a que al menos vaya a otras estaciones de supervivencia, pero ella simplemente se encoge de
hombros. Sirius, curiosamente, no mencionó quién era su mentor.

Está Dylan, quien descaradamente está enamorado de James. Se pone nervioso cada vez que James
le sonríe o se acerca para tocar su hombro. Es más joven, pero no mucho a los veintiún años, y
tampoco tiene muchas habilidades en lo que respecta a las armas, pero es muy bueno para iniciar
incendios. Lo hace más rápido de lo que Regulus ha visto a nadie lograr hasta ahora. Nivel de
amenaza: bajo. A Regulus todavía no le gusta.

Está Irene, de veintitrés años, y otra más que también tiene una fuerte atracción hacia James. Ella
deja caer innumerables insinuaciones sobre que salgan juntos a escondidas de la sala de
entrenamiento, todas las cuales pasan totalmente desapercibidas para James. Ella se ríe literalmente
de todo lo que él dice, incluso cuando en realidad no está bromeando y, por supuesto, a James le
gusta eso. Le agrada la reacción del elogio tácito; le gusta hacer reír a la gente, siempre lo ha
hecho. Regulus rueda tanto los ojos que es un milagro que no se le salgan de la cabeza. Sin
embargo, las habilidades de Irene no son inexistentes, lo que demuestra el segundo día. Ella
empuña una espada como si hubiera sido entrenada para ello, claramente bien manejada y
claramente una amenaza. Su mentor es un amigo de Sirius llamado Frank Longbottom. A Regulus
tampoco le gusta ella.

Está Mathias, que tiene dieciocho años, y es muy amable. A Regulus le recuera a James, en
realidad, si no es un poco más tranquile. Ha mejorado con la ballesta y se toman el tiempo para
aprender sobre habilidades de supervivencia, por lo que están obteniendo una variedad de
conocimiento. Nivel de amenaza: medio. A Regulus le agrada en gran parte, pero todavía trata de
no aprender demasiado sobre elle. Al igual que Irene, su mentor también es Frank.
Finalmente, está Evan. En el segundo día, está en la estación de cuerdas una vez más, atando nudos
repetidamente o levantándose, además de balancearse entre ellos. Nadie realmente lo molesta, o
parece notarlo en absoluto. Su compañera es un adolescente llamada Juniper, la que pasó todo el
día golpeando a un muñeco de entrenamiento con un garrote; lo vuelve a hacer el segundo día
también, como si tuviera mucha frustración que superar. La gente se mantiene alejada de ella, lo
cual puede ser el punto, honestamente. Regulus simpatiza con ella. Su mentora es otra amiga de
Sirius llamada Emmeline Vance, y advirtió que no subestimen a sus tributos.

En cuanto a Evan, no parece importarle mucho que James y Regulus se acerquen a él. Les enseña
algunos nudos cuando preguntan y escucha cuando explican algunas de las cosas que han
aprendido en la estación de supervivencia, pero está claro que no está aquí para hacer amigos. Sin
embargo, existe un respeto mutuo silencioso entre ellos por el intercambio de información; una
especie de situación de 'tú me cubres la espalda, yo cubro la tuya'. Regulus no cree que Evan lo
ataque de inmediato si se encuentran, pero no lo sabe, no está seguro. Nivel de amenaza: ?

Los mortífagos an pasado0 de solo ser Mulciber, Avery, Bernice y Hodge ahora incluir a tres
personas más. Están Willa, Axus y Quinn. Willa es una joven de la edad de Hodge, pero es letal
con el arco y las flechas, lo que parece ser su boleto de entrada. Axus ato un puto gancho en el
extremo de una cuerda que pueden lanzar con una precisión aterradora, arrastrando repetidamente
varios objetos. y muñecos de entrenamiento al otro lado de la habitación. Quinn es como Hodge,
Regulus está seguro, en el sentido de que es otro escalón desechable que deben encender primero.

Mulciber y Avery comparten un mentor, que es, para gran incomodidad de Regulus, Lucius
Malfoy.

Técnicamente, el primo político de Regulus, en el que está haciendo todo lo posible por no pensar.
Bernice tiene a Dolohov, al igual que Peter, y nuevamente, Sirius advirtió que no la subestimaran.
Axus y Willa también tienen el mismo mentor, un hombre llamado Yaxley, que generalmente tiene
mortífagos todos los años, como Lucius y Dolohov. Sirius no mencionó en absoluto a los mentores
de Hodge y Quinn.

Los diez restantes se apegan a sí mismos o sus compañeros tributos, y eso es todo. Hacen todo lo
posible para evitar a los demás, hasta el punto de que se alejarán si alguien se les acerca.

Al final del día, Regulus está cansado, tanto física como mentalmente. James ha mejorado con su
hacha, al menos un poco. Lo suficiente como para que sus posibilidades de supervivencia en una
pelea no sean tan bajas que hagan que el estómago de Regulus se caiga debajo de él solo de
pensarlo.

A pesar de su agotamiento, el tiempo de descanso aún está lejos, porque él y James tienen que
reunirse con su estilista.
Dorcas es...

Bueno, Regulus nunca ha visto que una Hallow se parezca tanto a una Hallow y también a ninguna
otra Hallow que haya visto, pero todo a la vez. Ella es llamativa, francamente. Sus trenzas están
diseñadas en la parte superior de su cabeza con hebillas plateadas y adornos tejidos, y su piel
oscura tiene un leve brillo de polvo plateado también, pero su vestido parece obsidiana goteando,
la robustez de la piedra mientras parece como si estuviera hecha de terciopelo. Hay un collar
alrededor de su cuello con tres palabras escritas en pequeñas letras cursivas, Hallow is Hollow*,
que es toda una declaración. Sus dedos están cubiertos con anillos que se conectan con su
brazalete, y tiene una de esas cubiertas de armadura para los dedos que llegan a un punto, que
golpea en el brazo de la silla mientras mueve su mirada entre Regulus y James críticamente.

James, siendo James, finalmente no puede soportar más el silencio, y lo primero que dice es:
"Entonces, um, tu collar... ¿Tú, er, lo hiciste o...?"

"¿Este?" La mano de Dorcas revolotea hacia él. "Sí, lo diseñé. ¿Te gusta?"

"Es... audaz", admite James, parpadeando hacia ella.

Dorcas tararea. "Bueno, soy una persona muy audaz, James. ¿Dirías lo mismo?"

"Quiero decir, supongo", responde James, con las cejas fruncidas.

"Sí", responde Regulus por él. "No dejes que te engañe. Es una de las personas más audaces que
jamás conocerás". James lo mira, luciendo sobresaltado, pero visiblemente complacido. "Eso no
fue un cumplido, James."

"Sí, lo fue", corrige Dorcas sin rodeos. Ella entrelaza sus dedos en sus piernas cruzadas, sus anillos
tintinean juntos. "Resaltando en audacia. Es un cumplido". Hace una pausa, moviendo su mirada
entre ellos. "No mentiré, este es mi primer año como estilista para tributos. Me gustaría
representarlos de una manera que sea significativa y una declaración política".

"¿Lo que quieres decir es...?"

"Llamémoslo... provocación. Todos en el Hallow están cegados. Quiero despertarlos".


Regulus comparte una breve mirada con James, luego vuelve a concentrarse en Dorcas. "¿Con la
moda?"

"Con expresión", le dice Dorcas. "Eso les habla, y quiero hacer algo de lo que no puedan apartar la
mirada. Todos te estarán mirando, así que asegurémonos de que vean algo importante, ¿De
acuerdo?"

Sirius y Pandora, que han estado murmurando en voz baja a un lado, se detienen y miran hacia
arriba, claramente prestando atención. Una vez más, James y Regulus comparten otra mirada, un
poco más larga esta vez.

Cuando miran hacia otro lado, ambos se inclinan hacia adelante.

"¿Qué tienes en mente?" James pregunta.

Dorcas sonríe.

~•~

James no está realmente seguro de qué esperar del tercer día de entrenamiento, pero él y Regulus
tienen su objetivo. Entre, practique más, aprenda más y haga algo mano a mano; suena bastante
simple, de verdad.

Una vez más, muchos ojos están sobre él y Regulus tan pronto como entran en la habitación. Eso
se está haciendo viejo, en este punto. Es como si la mitad de ellos esperara que causaran
problemas, mientras que la otra mitad esperaba que comenzaran a pelear entre ellos. La tensión se
mete debajo de su piel y hace que sea más difícil mantenerse concentrado.

"Oh, hola", dice James, animándose cuando Peter se acerca a saludarlo. "¿Cómo nos ganas aquí
cada vez?"

"Gestión del tiempo brillante, cortesía de mi mentor", le dice Peter con una sonrisa.

"Sirius no sabría cómo administrar el tiempo ni, aunque lo saltara y lo mordiera", murmura
Regulus, poniendo los ojos en blanco.

James resopla. "Es cierto. El pobre se ve miserable cuando tiene que levantarse temprano. Siempre
ha sido un poco noctámbulo, para ser honesto. Solía decir que eran cosas de estrellas".

"Cosas de estrellas", repite Regulus, con los ojos entrecerrados.

"Por tener el nombre de una estrella, supongo. Él dijo que tenía sentido, porque las estrellas están
despiertas y activas en el cielo nocturno, así que ¿Por qué no debería estarlo?" James dice con
cariño.

Regulus se burla. "Yo también tengo el nombre de una estrella, ¿Sabes?"

"Lo sé", murmura James, con los labios fruncidos. "Sin embargo, eso realmente no va en contra de
lo que Sirius dice. A ti también te gusta estar despierto por la noche. Nunca he visto a alguien tan
malhumorado como tú cuando te han despertado temprano, a excepción de Sirius".

"Sí, bueno…" Regulus se calla, claramente incapaz de refutar la afirmación de Sirius. Ni siquiera
admite la derrota, ya que se niega a aceptarla frunciendo los labios y mirando hacia otro lado.

Tan terco, piensa James, luchando contra una sonrisa.

"Te vi ayer, sabes", dice Peter, atrayendo la atención de James de nuevo. "Con las hachas, quiero
decir. En realidad, eres bastante bueno. He oído susurros..." Peter mira a su alrededor y se acerca,
bajando la voz. "Los demás, Mulciber y todo ese grupo, han estado hablando de eso".

James asiente. "Estoy seguro de que lo han hecho".

"¿Qué han estado diciendo?" Regulus pregunta, y Peter parpadea hacia él. "Los escuchaste hablar,
entonces, ¿Qué dijeron?"

Peter se encoge de hombros torpemente. "Nada demasiado, en realidad. Solo que James es más una
amenaza de lo que pensaban. Dijeron que parecía demasiado débil para preocuparse al principio".
Hace una pausa, levantando la mano para rascarse la nariz. "Ellos también, bueno, los escuché
decir que te estás perfilando para ser exactamente la amenaza que esperaban. Eres jodidamente
mortal con esas dagas, honestamente".

"Lo sé", es todo lo que dice Regulus.

"Correcto." Peter traga saliva visiblemente. "Bien, bueno, voy a ir... a hacer algo. Sí. Adiós,
entonces".

"Encantador", murmura James con un suspiro mientras observa a Peter alejarse rápidamente.
"Estás asustando a nuestros aliados".

"Tus aliados. Yo no tengo aliados", responde Regulus, impenitente.

"Lo que es mío es tuyo", le dice James.

Regulus arquea una ceja hacia él. "¿Saben eso?"

"Ellos lo saben", admite James, porque lo saben. Lo ha dejado muy claro desde el primer día; son
muy conscientes de que Regulus es una prioridad para él, y no debe ser lastimado. No es que
cualquier persona con la que James se lleve realmente quiera lastimar a alguien, pero ese no es el
punto. El punto es que ellos saben. "Vamos, hagamos otro circuito de la parte de habilidades de
supervivencia, luego practiquemos con armas, y podemos cerrar el día subiéndonos a las
colchonetas y dándoles a todos un espectáculo".

"Oh, ¿Ese es el plan?"

"Ese es el plan. Y también, mezclarse".

"Mezclarse", refunfuña Regulus por lo bajo, como si detestara la idea, pero no se queja más. Una
vez más, James tiene que luchar contra una sonrisa mientras se lo lleva.

Entonces, así es como pasan el día.


Entre la porción de habilidades de supervivencia, James se comunica con las personas con las que
ya se siente cómodo. Vanity está, por supuesto, en la estación de insectos. Ella se ilumina tan
pronto como lo ve, e incluso Regulus es un poco más suave con ella, probablemente debido a su
juventud. Le habla a James de sus hermanos que se llaman (Divan, Curio y Hoosier), la escucha
hablar sobre bichos y le cuenta un poco sobre sus padres. Vanity les da a él y a Regulus una
lección sobre los insectos a los que deben estar atentos, ya sea porque son peligrosos o porque son
buenos para las proteínas, algo en lo que James honestamente no quiere pensar.

Lo último que quiere hacer es comer bichos, pero... bueno, nunca se sabe, ¿Verdad?.

Siguiendo a Vanity está Irene en la estación de las plantas, quien renuncia a tratar de identificar los
venenosos a favor de hablar con él, contándole todo sobre sus amigos en casa mientras él escucha
obedientemente. A James le agrada, pero está claro que a Regulus no. Pone los ojos en blanco y se
hace cargo de la estación de las plantas, haciendo comentarios sarcásticos en voz baja que Irene
ignora por completo. James no está seguro de por qué Regulus tiene tanto problema con ella,
sinceramente. Ella es muy agradable.

Se encuentran con Dylan en la estación de fogatas, y él admite que le gusta estar allí porque es lo
único en lo que es realmente bueno. A Regulus tampoco le agrada, por alguna razón que James no
puede ver. A James le agrada Dylan; es dulce y un poco nervioso, y habla de su mejor amigo en
casa con el mismo tipo de feroz emoción y amor que James siente por Sirius.

James se cruza con Peter nuevamente, deteniéndose para suavizar las cosas cuando Regulus lo
asustó. Como con la mayoría de las cosas, James ha aprendido, que Peter se recupera fácilmente. Él
y James charlan durante un rato hasta que ambos empiezan a reír, resoplando de la risa mientras se
agarran de los hombros para que no se caerse. Regulus se queda a un lado y parece aburrido.

Se encuentra a Mathias practicando con la ballesta, que James y Regulus aprenden en su camino
para comenzar con las armas. Tan pronto como se acercan, Mathias mira hacia arriba con una
sonrisa. Inmediatamente se lanzan a contar con entusiasmo cuánto han mejorado con la ballesta
(veinte de veintiséis disparos hasta ahora), y James les sonríe, genuinamente orgulloso de su
progreso. Habla con Regulus y James durante unos minutos, pero están claramente enfocade, o en
la zona, como le llama, así que James y Regulus le dejan, y se dirigen a comenzar a practicar
también.

A James realmente no le gusta utilizar las hachas como armas, si es honesto, pero sabe que necesita
estar preparado. Quiere salir adelante sin lastimar a nadie, pero duda que eso sea posible si su
objetivo es llevar a Regulus a casa, lo cual sigue en pie. Practicar con un arma en realidad es solo
preparar tu cuerpo con la memoria de movimiento, porque no hay una verdadera preparación para
algo real, eso es lo que dijo Sirius, y James le cree. No puede imaginarse dañar realmente a otro ser
humano, ni siquiera puede imaginárselo y, sin embargo, esa es la realidad que corre hacia él a toda
velocidad.
Mientras tanto, Regulus usa sus dagas como... Bueno, no hay duda alguna. Se muestra confiado
con ellas, además de preciso. Peligroso. Incluso Mortal. La gente es inteligente para desconfiar de
Regulus y sus dagas; sin embargo, como se ha establecido previamente, James es estúpido, así que
por supuesto le fascina. Sus ojos se fijan en Regulus una y otra vez, observando cómo se mueve,
observando el tranquilo enrollamiento de su cuerpo mientras empuña sus armas. Son cosas muy
bonitas, sin duda.

Después de que terminan con eso, hacia el final del día, James y Regulus vuelven a ver a Evan en
la estación de cuerdas. Es como Vanity en el sentido de que claramente ha encontrado lo suyo y no
está haciendo nada más. Todo lo que todos saben de él es que es bueno haciendo nudos y
escalando cuerdas, lo cual no es mucho, en realidad. James no puede decir si es amistoso o no, pero
nunca parece molesto cuando le hablan. No divulga información personal ni parece preocuparse
por la de ellos, pero parece abierto a que compartan las cosas que han aprendido, y cada vez que lo
hacen, se asegura de enseñarles algo también.

Regulus logra sacar una risa breve y tranquila de Evan, solo una vez, y eso extrañamente hace que
James se sienta mejor. Hace que se preocupe menos de que Evan aproveche la oportunidad para
matarlos en el momento en que los encuentre, o de cazarlos. Ahora, al menos, James piensa que
Evan tal vez, posiblemente retroceda si ellos lo hacen, en lugar de intentar pelear de inmediato, así
que eso es todo.

A medida que el día comienza a llegar a su fin, antes de que se realicen las evaluaciones por la
noche, James sigue a Regulus a una de las colchonetas a un lado. No está directamente en el centro
de la habitación, pero todos podrán verlos. Ambos se quitan los zapatos y luego dan un paso al
frente.

"Sin daños en la cara", le recuerda James a Regulus, porque Sirius había sido muy claro al respecto,
al igual que Pandora. No quieren moretones visibles antes de las próximas entrevistas.

"Lo sé", dice Regulus, rodando los ojos. "No voy a golpearte en la cara, James".

"Bueno, ya lo has hecho una vez", bromea James, sonriendo cuando la cara de Regulus se pone
roja.

"Eso fue un accidente", murmura Regulus, "Y pensé que acordamos nunca hablar de eso".

"No, solo exigiste que nunca lo mencionara".


"Lo cual estás ignorando".

"Me diste una hemorragia nasal".

"Tenía trece años".

James se ríe y rebota sobre las puntas de sus pies. "Un niño de trece años muy luchador, que va por
ahí agrediendo a la gente".

"¡Entraste en mi casa a través de mi ventana!" Regulus farfulla. "Era la mitad de la noche.

Pensé que eras un intruso. ¿Qué se suponía que debía hacer en esa situación?".

"Bueno, no esperaba que gritaras, salieras de la cama y me dieras un puñetazo en la cara", admite
James, riéndose impotente mientras el rostro de Regulus brilla más. "Pensé que era la habitación de
Sirius, lo sabes. Todo lo que quería hacer era colarme en la habitación de mi mejor amigo y, en
cambio, su hermano pequeño casi me rompe la nariz".

"Y ahora estoy tentado a hacerlo de nuevo", se queja Regulus.

James niega con la cabeza y se acerca un poco más, su pecho se calienta por el recuerdo.
Realmente había estado tratando de colarse en la habitación de Sirius, así que no estaba del todo
preparado para el puño que chocó contra su rostro tan pronto como se deslizó por la ventana. Tan
pronto como Regulus se dio cuenta de que era él, comenzó a tartamudear disculpas mientras James
gruñía y se inclinaba, agarrándose la cara porque le dolía. Sin embargo, recuerda que lo había
dejado aturdido, aturdido mientras miraba a Regulus divagando con pura incredulidad, tan
sorprendido porque ni siquiera lo vio venir. Ese es un tema común con él, de verdad.

Regulus había estado tan avergonzado, y se apresuró a conseguir una toalla para la nariz de James,
sus mejillas rojas. Casi se había echado a llorar. James recuerda estar sentado en su cama mientras
Regulus se disculpaba una y otra vez, luego se reía sin poder hacer nada, solo para gemir por el
dolor que eso le causaba. Regulus sostuvo la toalla en su rostro hasta que James le sonrió, y luego
se puso rojo de nuevo y se fue rápidamente a buscar a Sirius. Por supuesto, cuando Sirius escuchó
lo que pasó, se rió tanto que tuvo que acostarse en el suelo, y el pobre Regulus parecía querer
meterse debajo de su cama y nunca volver a salir.

Eran tiempos más simples. Antes de que Sirius entrara en la arena. Antes de que Regulus odiara a
James. Antes de que James supiera lo que era sentirse como un fracaso. Eran tan jóvenes.
"¿Vas a quedarte allí todo el día, o...?" Regulus levanta las cejas y se mueve ligeramente sobre sus
pies.

"Es mejor no dejarlo para un golpe de salida", reflexiona James, curvando los labios en las
comisuras. "Eres tan terco que nunca lo harías".

"Bueno, al menos tú lo sabes", responde Regulus, un destello de diversión pasa por sus ojos.

James asiente y luego se acerca. Realmente no ha hecho nada como esto con nadie más que con
Sirius, pero lo ha hecho lo suficiente con Sirius como para saber qué hacer. En cierto modo, es
como un baile, uno en el que tu pareja es en realidad tu oponente y tienes que anticiparte a sus
pasos mientras haces todo lo posible para no delatar los tuyos. Tienes que prestar atención y
concentrarte, apoyándote en defensa y ataque indistintamente, sabiendo cuál es más eficiente.

Es probable que Regulus nunca haya hecho esto con nadie más que con Sirius, lo que significa que
sabe las mismas cosas que James sabe. Al igual que James, no se pone tenso y permanece atento a
cada movimiento que hace James.

Lejanamente, James sabe que la gente los está mirando, que se han reunido como una multitud,
pero no le importa. Su mundo se reduce a Regulus, y eso es todo.

Están los primeros cambios tentativos de sus cuerpos dando vueltas entre sí como un baile, o un
enfrentamiento, y luego Regulus salta hacia atrás cuando James hace el primer golpe hacia él,
ligero de pies. Ocurre de nuevo, luego otra vez, y luego James se da cuenta de cómo adelantarse,
agarrando su brazo. Regulus inmediatamente agarra la mano de James y se gira, girándola
alrededor de su espalda. Utiliza el impulso para empujar a James por la espalda, haciéndolo
tropezar unos pasos hacia adelante.

Cuando James se da la vuelta, Regulus sigue en el mismo lugar, suelto y relajado. Resoplando una
carcajada por lo bajo, James niega con la cabeza y se mueve de nuevo.

"Tú y tus maniobras evasivas", murmura James mientras Regulus una vez más sale fuera de
alcance.

Regulus le envía una sonrisa rápida, que desaparece en un instante. Oh, él está disfrutando esto.
"Seguramente no pensaste que te lo pondría fácil, ¿Verdad, James?"
"¿Tú? Nunca", dice James. "De todas formas es menos divertido así".

"No se trata de diversión. Se trata de supervivencia".

"¿Quién dice que no pueden ser ambos?"

"Solo tú pensarías de esa manera", le dice Regulus.

James sonríe y se mueve hacia adelante, atrapando el codo de Regulus cuando comienza a
levantarlo y enganchando su pie alrededor de la parte posterior de su pantorrilla para barrer sus
piernas justo debajo de él. Regulus cae, golpeando la colchoneta con un ruido sordo y un suave
silbido, sin aliento de sus pulmones. James lo mira con aire de suficiencia. "¿Ves? Eso fue
divertido."

Regulus entrecierra los ojos, y luego James grita cuando unos dedos fríos se envuelven alrededor
de su tobillo y tiran.

Una vez más, no lo ve venir, por lo que tropieza hacia atrás y Regulus levanta la pierna y empuja
para que James caiga. James aterriza con bastante fuerza, gimiendo una vez que está allí,
parpadeando rápidamente. Le toma un segundo recuperar el aliento, y luego se da la vuelta en el
tiempo justo para agarrar la muñeca de Regulus.

Hay un breve forcejeo, la rodilla de Regulus golpea a James en el estómago y James gira el brazo
de Regulus hacia atrás. Ruedan, luego ruedan de nuevo, y luego Regulus rueda justo encima de él,
agarrando a James por las muñecas y golpeándolo contra la colchoneta.

"¿Aún te diviertes?" Regulus pregunta, logrando de alguna manera arquear una ceja incluso cuando
su pecho se agita por el esfuerzo.

"Demasiado", James jadea, luego gira sus muñecas y sacude sus caderas mientras se lanza a un
lado. Pasa un brazo por encima y por debajo de Regulus, empujándolo boca abajo mientras deja
caer su rodilla en el centro de la espalda de Regulus. Podía levantar el brazo de Regulus, pero no
tendría sentido, ya que había dejado que James se lo rompiera antes de hacer tapping.

Regulus maldice por lo bajo, dejando que su frente presione la colchoneta mientras respira con
dificultad. Su cuerpo está tenso, y James ve el sudor que se desliza por la parte posterior de su
cuello, desapareciendo en su clavícula. Después de un segundo, Regulus se relaja de golpe, luego
estira su mano libre hacia atrás para enganchar sus dedos en el hueco de la rodilla doblada de
James. Lo agarra al mismo tiempo que balancea su cuerpo hacia un lado, haciendo que James se
tambalee y casi se caiga. Regulus se las arregla para voltearse debajo de él, liberando su brazo,
pero ahora James solo está sentado a horcajadas sobre sus caderas y tratando frenéticamente de
agarrar sus muñecas.

No funciona muy bien, la verdad. Regulus simplemente aparta sus manos, agarra las caderas de
James y lo arroja completamente hacia un lado, usando el impulso de su propio giro para
contrarrestar el peso de James. Una vez más, James golpea la colchoneta, de espaldas, con un
gruñido y una maldición ahogada. Regulus simplemente lo sigue de inmediato.

"Joder, quédate abajo, ¿Quieres?" James gime.

"Tú primero", jadea Regulus. Tiene las manos de James atrapadas entre cada rodilla y el propio
cuerpo de James, manteniéndolas en su lugar mientras una mano presiona el medio del pecho de
James. El otro está sosteniendo el hombro de James, manteniéndolo inmovilizado.

James respira hondo, su mente acelera. Intenta mover los dedos, pero las rodillas de Regulus le
aprietan los costados con más fuerza, manteniendo las manos de James atrapadas. Honestamente,
James no puede moverse mucho, o no lo cree. Le toma un minuto recordar que puede doblar las
rodillas, y luego hace exactamente eso, empujando su pierna contra la espalda de Regulus lo
suficientemente fuerte como para desplazarlo justo lo que necesita para liberar sus manos.

Mientras Regulus vuelve a equilibrarse, James cierra sus manos alrededor de cada una de las
muñecas de Regulus en el tiempo justo para tirar de sus brazos hacia atrás mientras se levanta. Esto
los cambia un poco hasta que Regulus está simplemente sentado en los muslos de James mientras
James se sienta y sujeta sus brazos detrás de su espalda. Los pone en un callejón sin salida, porque
Regulus no puede liberar sus manos, y James no puede quitarse a Regulus de él, así que están
presionados pecho con pecho, jadeando mientras se miran fijamente y tratan de pensar qué hacer a
continuación.

"Bueno", dice James, finalmente, "¿Y ahora qué?"

"Estoy pensando", admite Regulus.

James resopla débilmente. "Oh, ¿Lo haces? Tómate tu tiempo".

"No puedo darte un cabezazo, eso te dañaría la cara", se queja Regulus. Hace una pausa y luego se
aclara la garganta. "Y la mía."
"Es bueno saber cuál es la prioridad para ti".

"Sabes, en realidad, estoy reconsiderando esa decisión. En este punto, valdría la pena".

"No seas un mal perdedor", bromea James.

Regulus se burla. "¿Estás bromeando? Si tuviera mi daga, ya hubiese muerto diez veces".

"Mm, pero no la tienes". James le sonríe, luego se muerde el labio cuando Regulus deja que su
cabeza gire hacia atrás mientras gime. "Oh, no hagas eso. Me estás dando todo tipo de ideas
sucias".

"¿Lo hago?" Regulus levanta la cabeza y entrecierra los ojos hacia él, tirando de sus manos, pero
James mantiene sus muñecas firmemente trabadas detrás de su espalda. Regulus resopla. "Bueno,
siendo realistas, no puedo hacer nada más, y tú no puedes hacer nada más, así que eso es todo".

"Hay muchas cosas que podríamos hacer en esta posición", corrige James, luego sonríe cuando
Regulus lo mira. "Oh, quisiste decir el—cierto, lo siento, estaba pensando en otras cosas."

"Sirius te dijo que no coquetearas conmigo".

"Sí, lo hizo. Tú no. Es gracioso".

"No podrás coquetear conmigo cuando estés muerto", le informa Regulus, el rubor en su rostro no
se desvanece en lo más mínimo.

James solo tararea. "Supongamos que tendré que vivir lo suficiente para seguir haciéndolo un poco
más".

"Si te acercas lo suficiente para intentarlo, no tendrás la oportunidad".


"¿Qué vas a hacer? ¿Arrastrarte en mi regazo y dejarme sostener tus manos detrás de tu espalda?
Oh no, estoy aterrorizado".

"Tienes dos segundos para dejarme ir, o simplemente te daré un cabezazo y dejaré que Sirius nos
grite", espetó Regulus. "Una-"

"Está bien, está bien", admite James, dejando caer las manos, porque esa es su voz de No estoy
bromeando. James lo ha escuchado lo suficiente a lo largo de los años para saberlo bien.

"Idiota", dice Regulus mientras inmediatamente, sin dudarlo, golpea a James contra la colchoneta
por los hombros.

"Sabes, diría que realmente has recorrido un largo camino", murmura James sin aliento, colocando
las manos en las caderas de Regulus, y podría intentar quitárselo de encima, pero no lo hará.

Regulus levanta las cejas hacia él, las manos se aflojan contra los hombros de James, separándose
más como si los sintiera bajo sus palmas. "¿Lo he hecho? ¿Cómo es eso?"

"Bueno, venimos de que me golpeaste en la cara cuando solo tenías trece años, y ahora aquí estás a
los veinticinco, usándome como asiento y toqueteándome tanto como quieras", le dice James,
resoplando. se ríe cuando Regulus deja de inclinarse sobre él, sentándose lentamente. Mientras lo
hace, sus manos se deslizan sobre los hombros de James y se deslizan por su pecho. James ve a
Regulus atrapar su labio inferior entre sus dientes, sus ojos siguen el movimiento de sus propias
manos. Luchando por no reírse, James aprieta suavemente su cintura. "¿Divirtiéndote?"

"Lamentablemente, sí, al menos un poco", confiesa Regulus, lo que deja a James sintiéndose
bastante triunfante, en realidad. Regulus niega con la cabeza y golpea suavemente a James justo
entre las costillas inferiores, el hueco de su estómago. "Eres despiadado, James, ¿Lo sabías? No es
justo. No deberías estar así, así—"

"¿En forma? ¿Atractivo? ¿Sexy? ¿Irresistible?" James se descarta.

"Inclinado al deporte", Regulus completa con el ceño fruncido. Un ceño muy lindo, pero un ceño
fruncido, al fin y al cabo.

James le sonríe. "Lo odias, ¿no?"


"Con una pasión ardiente".

"Así que sientes pasión por mí".

Regulus pone los ojos en blanco y empuja su puño contra el estómago de James lo suficientemente
fuerte como para hacerlo gruñir y retorcerse un poco. Con una leve sonrisa, Regulus se acerca y
acaricia la mejilla de James mientras él gime en voz baja. "Algo así."

"Brillante. Me encanta eso", jadea James mientras Regulus se lanza sobre él. James presiona ambas
manos contra su estómago, respirando con dificultad, y luego una mano se extiende por encima de
él. Regulus espera, con las cejas levantadas, y James, después de que recupera el aliento de nuevo,
se acerca para tomarlo.

"¿Otra vez?" Regulus pregunta mientras ayuda a James a levantarse.

James se ríe. "Eres como una serpiente midiendo mi cuerpo para saber con precisión cómo
necesitas matarme". Los labios de Regulus se contraen, pero él no lo niega. James niega con la
cabeza y se mueve sobre sus pies. "Sí, está bien. Vamos de nuevo".

Lo hacen una y otra vez, y unas cuantas veces más por si acaso, hasta que ambos están tirados en
la colchoneta, jadeando mientras miran hacia el techo. Han estado en todas las posiciones posibles
hasta ese momento, y cada uno de ellos ha ganado al menos una vez. James ahora sabe lo que es
tener los muslos de Regulus alrededor de su cabeza, y cuando hizo el comentario de que ahora
podía morir como un hombre feliz, Regulus apretó como si estuviera tratando de reventarle la
cabeza como un melón. James ni siquiera trató de salir de eso, si es honesto.

La gente dejó de ver el programa a la mitad cuando se hizo evidente que en realidad no iban a
intentar matarse uno al otro. Algunos de ellos incluso parecían sorprendidos o divertidos de
escuchar a James coqueteando con Regulus literalmente en cada oportunidad disponible. Irene le
había preguntado si podía entrenar con James, y Regulus afortunadamente la cerró con un simple y
rotundo no, busca a alguien más, lo que salvó a James de encontrar una manera de negarse.

La sala de capacitación se está vaciando ahora, la gente se va y se prepara para las evaluaciones
personales.

James sabe que él y Regulus necesitan levantarse e irse, pero ninguno de los dos lo hace por un
largo momento.
Permanecen en la colchoneta, con el pecho agitado mientras yacían uno al lado del otro,
completamente agotados.

Sorprendentemente, es Regulus quien rompe el silencio primero. Su voz es tranquila. "A veces,
trato de imaginarme poniendo en práctica estas habilidades, y no está... no está claro. No será así,
James. No en la arena. Lucharemos por nuestras vidas".

Lucharé por la tuya, James no dice. No se atreve a decirlo, y no sabe por qué. Tal vez debería. Tal
vez debería decirle a Regulus que planea ayudarlo a llegar a casa, pero simplemente no puede. No
hará que Regulus lo odie menos. James sabe qué hará que Regulus lo odie más.

"Lo sé", es la respuesta con la que James se conforma.

"No puedes dudar", susurra Regulus, sonando serio. Se empuja sobre su codo y mira a James, con
la garganta moviéndose. "Ni por un segundo, ni por nadie".

James lo mira. "¿Ni siquiera por ti?"

"Ni siquiera por mí", dice Regulus en voz baja, y luego le da a James una sonrisa. Es pequeña y
triste. "Pero yo soy más rápido".

"Sí, lo eres", admite James, porque lo es. "Entonces, mientras no dudes, ni siquiera tendré la
oportunidad de hacerlo".

La cuestión es que James no cree que Regulus lo mate, dada la oportunidad. Es difícil para él
siquiera conceptualizarlo. Conoce a Regulus desde que tenía diez años, solo un niño pequeño que
su hermano mayor cargaba en la espalda porque no se sentía bien, dormido en su hombro. James
pensó que era más joven cuando lo vio por primera vez, porque se veía tan inocente y pequeño
cuando dormía, una mancha húmeda de baba en el hombro de Sirius debajo de su boca floja. A
James le había sorprendido saber que era un año más joven, casi dos menos que Sirius. Es sólo un
bebé, había pensado James.

James dejó de pensar eso sobre Regulus, eventualmente, y Regulus dejó de ser dulce lo
suficientemente pronto. Eso no significa que James no lo recuerde. Eso no significa que James no
sepa que es capaz de hacerlo. Regulus, con su ceño fruncido y sus palabras ásperas, solía sonreír y
tartamudear y prefería la amabilidad como su primer instinto. Solía ser tímido. Todas esas cosas
todavía existen dentro de él; simplemente se manifiestan de manera diferente ahora.
James no siempre entiende a Regulus, no como solía hacerlo, pero sabe una cosa con certeza.
Regulus no es un asesino. Es un sobreviviente y hará lo que sea necesario para sobrevivir, pero no
se desviará de su camino para lastimar a nadie. Especialmente no a James. Puede decir lo que
quiera, pero después de todos estos años, los ojos de Regulus son los mismos, aunque nada más, y
James solo necesita mirarlos para ver quién es realmente.

"Entonces no tendrás la oportunidad de hacerlo, porque no voy a dudar", le dice Regulus en voz
baja, no por primera vez, y James simplemente no lo cree en absoluto.

Tal vez sea un riesgo, pero James mira a Regulus a los ojos y se siente completamente seguro.

Como si pudiera sentir la fuente de su debilidad, Regulus baja la mirada y se levanta por completo,
poniéndose de pie. Podría marcharse y dejar atrás a James, pero no lo hace. Él ofrece su mano,
extendiéndosela hacia él.

James se acerca y lo toma.

Chapter End Notes

Notas del autor:

resumen rápido:

Mentor de Bernice y Peter: Antonin Dolohov


Axus y el mentor de Willa: Corban Yaxley
Mentor de Avery y Mulciber: Lucius Malfoy
Mentor de Irene y Mathias: Frank Longbottom
Mentora de Evan y Juniper: Emmeline Vance
Mentor de Dylan: desconocido
Mentor de Quinn: desconocido
Mentor de Vanity: desconocido
Mentor de Hodge: desconocido
El mentor de Regulus y James: *mira a la cámara como si estuviera en The office*

Todos los demás tributos y sus mentores: desconocidos

Simplemente poniendo esa información ^ allí para sus teorías, porque a partir de
ahora, eso es todo lo que saben.

Regulus cuando era pequeño: solo soy un bebé


James, al conocerlo: ¡es solo un bebé!

Regulus ahora: te cortare


James ahora: ¡es solo un bebe!

Amamos a James siendo coherente.

No, james y Regulus coqueteando en medio de la preparación para pelear a muerte.


¿¿¿¿Hola???? Ahora NO es el momento, chicos. Contrólense. lmao james realmente
Dijo: YOLO

También veremos más de Sirius y Remus en el próximo capítulo. Los extraño :(

Notas mías:

*The Hallow is Hollow: La traducción literal es, “La Reliquia esta hueca” y lo que
quiere dar a entender es que el Hallow esta mal o es malo, lo cuál es como una
revelación ya que cuando cuestionan al Hallow puede pasarles muchas cosas, un claro
ejemplo es Remus.

Este capítulo es lo mejor, creo que subiré un capítulo por día, pero no estes muy
seguro de ello porque podría fallar, pero trataré de ser lo más constante en ello hasta
llegar a los capítulos que estan publicados hasta ahora, que son 51.

Y también agradecer a la persona que me ayudó a corregir los pronombres de


Zeppazariel (He/They), pues lo había puesto incorrectamente al momento de la
edición, gracias y ya los corregí, si hay algún otro error no olviden decírmelo, sin más
hasta el siguiente capítulo.
Evaluation Aftermath
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Temas y referencias a la muerte


-Referencias muy vagas a la tortura (implícito, en realidad)
-Un conflicto
-Angustia

See the end of the chapter for more notes

Regulus sabe que no debería. Sabe que es una mala idea, y Sirius se enfurecería si se enterara,
porque dejó muy claro desde el principio que no debía enemistarse con los creadores de juegos.

La cuestión es que, cuando Regulus entra en su evaluación en la tarde del último día de
entrenamiento, entra con un plan. Es un plan simple ya aprobado por Sirius. Entra, presume con
varias dagas y luego vete. Muy simple.

Tiene la intención de hacer esto, y lo hace en su mayor parte, pero...

Bueno, es solo que Regulus detesta toda esta experiencia, más aún cuando mira hacia arriba para
ver a varias personas allí mirándolo fijamente, riéndose y luciendo emocionados cuando les
muestra de lo que es capaz. Solo un peón para ellos. Un personaje en su espectáculo. No entienden
la gravedad de su situación; no saben lo que está en juego; no saben lo que es tener miedo, ni
siquiera por un momento.

Regulus quiere que tengan miedo, que se enfrenten cara a cara con su propia existencia frágil.
Horace Slughorn es el creador principal de juegos, y él es el objetivo de Regulus. Hace un
chasquido rápido con su muñeca, y la daga vuela por el aire, enterrándose en el cojín justo al lado
de la cabeza de Slughorn. Regulus apunta lo suficientemente cerca como para cortar un mechón de
cabello que cae hasta su hombro, pero no lo suficientemente cerca como para lastimarlo.

Todos se quedan en silencio, y Slughorn gira lentamente la cabeza para mirar el mango del
cuchillo con los ojos muy abiertos. Se estira y se quita el cabello del hombro, sosteniéndolo con
visible incredulidad, y todos están conmocionados. Regulus puede ver que los asustó, y lo disfruta.
Cuando todos lo miran, hace una reverencia burlona y sale con la cabeza en alto.
Sí, Sirius nunca debe enterarse de esto.

~•~

"¡¿Le arrojaste una daga a la cabeza?!" grita Sirius, sintiéndose peligrosamente cerca de volverse
completamente loco. Levanta los brazos y los agita salvajemente. "¡¿Has perdido la cabeza?! ¡¿En
qué estabas pensando?! ¿Tienes alguna idea—"

"¿Puedes simplemente… no?" Regulus interrumpe con cansancio, frotándose un lado de la cabeza
con un suspiro. "¿Cómo te enteraste?"

"Slughorn vino a quejarse de eso, diciéndome que mantuviera mis tributos a raya", espetó Sirius,
con las fosas nasales dilatadas. "¡No puedes hacer cosas así, Reggie! ¡No entiendes cómo te pones
en riesgo no solo a ti, sino también a James y a mí cuando actúas como un niño egoísta e
irreflexivo!"

Regulus lo mira fijamente. "Esto es raro, viniendo de ti."

"¡Esto es el Hallow!" Sirius explota, golpeando el dorso de una mano con la otra palma abierta.
"Las reglas son diferentes aquí. No puedes hacer lo que quieras con quien quieras solo porque te
sientes un poco enojado. ¡Noticias de última hora, pero todos nos sentimos un poco jodidamente
enojados! Cada movimiento que haces, cada palabra que dices, cada elección que haces, se refleja
en ti, y no solo en ti, sino también en nosotros. Y eso controla el maldito peligro en el que estamos,
¿Entiendes?”.

"Bueno, claramente estás exagerando esto", dice Regulus a la defensiva, señalando la pantalla.
"Viste mi puntaje. Fue el más alto que el de todos los demás".

Sirius podría estrangularlo. De hecho, podría estrangular a su obstinado e inocente hermano


pequeño. Él realmente podría. "¡Eso no es algo bueno, Regulus! ¡Eso es malo! Eso es muy, muy
malo, maldito idiota. ¿Qué crees que les dice esa puntuación a todos los demás, hm? ¿Qué crees
que les dice a los enemigos que ya has creado? Continúa." Regulus no responde, eligiendo apartar
la mirada, con la mandíbula apretada. "Les dice que eres una amenaza, y no solo eso, sino que eres
más grande de lo que creían. Los vuelve amargados y ansiosos por cazarte y matarte".

"Ya estaban planeando hacer eso de todos modos, y lo sabes", dice Regulus entre dientes.
"¿Puedes simplemente... puedes al menos tratar de escucharme?" Sirius sisea, su sangre
bombeando, la ira reprimida, el estrés y la preocupación lo dejan inquieto y con escalofríos.
"Necesito que te preocupes. Necesito que uses tu jodido cerebro. Soy responsable de ti, ¿Te das
cuenta de eso? Todo lo que haces, también recae sobre mí, y eso me pone en peligro y hace que mi
trabajo de ayudarte a sobrevivir en esa arena sea un poco más difícil, así que si pudieras ...”

"¡Bien!" grita Regulus, levantando las manos mientras se levanta de su asiento. "Está bien, lo
entiendo, solo cállate, ¿Quieres? Creo que he entendido tu punto, Sirius. No puedo hacer nada bien
por ti, no soy lo suficientemente como James, soy una gran decepción… bien, ya lo he entendido,
solo lo has hecho muy evidente durante la última década".

Regulus se da la vuelta y se marcha, y después de un largo rato, se oye un fuerte portazo. Sirius lo
sigue con la mirada, pasándose la mano por la boca mientras exhala con fuerza por la nariz,
luchando contra el nudo que se le está formando en la garganta. Sus ojos se cierran por un breve
momento, y luego deja caer su mano y mira a Pandora y James, quienes están muy quietos y
silenciosos en sus sillas.

"Buena charla", murmura Sirius, exhalando un suspiro mientras niega con la cabeza y se gira para
entrar en la cocina, yendo principalmente hacia el gabinete de licores que está esperando allí.

"Sirius." Ese es James, por supuesto, siguiéndolo y hablando suavemente. Cuando Sirius lo mira,
los ojos de James están tristes.

"T-tengo que ser más duro con él, lo sabes, porque está en mucho peligro, James. Ni siquiera se da
cuenta-" Sirius se ahoga, su cabeza se inclina mientras se para frente a los estantes de vino y varios
licores que él puede elegir.

"Sirius", repite James, aún más suave esta vez.

Mirar fijamente las opciones de bebidas no tiene sentido cuando su visión se nubla por las
lágrimas. Sirius traga con dificultad. "Ese puntaje fue un castigo, y lo castigarán en los juegos. Va a
hacer que lo maten. Él es… él es…"

"Detente. Oye, Sirius, detente", susurra James, acercándose para agarrarlo por el hombro,
girándolo para que se miren. "No voy a dejar que eso suceda, ¿De acuerdo?"

"Puedes intentarlo, ambos podemos intentarlo, pero a veces—" Sirius inhala profundamente, las
lágrimas se derraman cuando parpadea. "A veces no es tan simple, James. Y… y luego estás tú.
Porque no eres… porque has decidido…"

James lo interrumpe tirando de él en un fuerte abrazo, y las palabras de Sirius le fallan desde allí.
No intenta decir nada más, no está dispuesto a expresar lo injusto que es todo esto, lo difícil que es,
cómo le está afectando y desgastando hasta que siente que se está desmoronando todo el tiempo.
En cambio, Sirius entierra su rostro en el hombro de James y trata de no llorar demasiado.

Se siente mal, en cierto modo, necesitar que James lo consuele ahora, cuando es él quien va a la
arena. Sirius debería ser quien lo consolara, y él lo sabe. Realmente no ha tenido tiempo entre tratar
de hacer todo lo posible para mantenerlos a ambos con vida. Cómo James está manejando todo
esto, Sirius realmente no lo sabe; tampoco cree que James sea honesto al respecto.

James puede actuar como si estuviera asentado en su elección todo lo que quiera, pero Sirius sabe
que no es tan simple como eso. Las personas no solo están en paz con su decisión de morir en una
situación como esta. James debe estar asustado, preocupado, estresado; sin embargo, a pesar de
todo, él es el que sostiene a Sirius en este momento, tan firme como una roca.

Sirius se aparta, avergonzado, y niega con la cabeza mientras se pasa la muñeca por debajo de los
ojos. Se vuelve para recomponerse, agarra la primera botella de líquido ámbar que encuentra y dos
vasos. La peor parte es que Sirius aún no lo ha enfrentado, no ha llegado a un acuerdo con la
elección de James. Sabe que James quiere que lo respete, pero ¿Cómo se supone que Sirius haga
eso? Con su hermano pequeño al otro lado, todo es jodidamente complicado.

Sirius todavía no sabe cómo se supone que debe hacer esto y, sin embargo, aquí está, haciéndolo.
Porque eso es todo lo que puede hacer.

"Regulus no quiso decir eso, sabes", murmura James mientras Sirius les sirve un vaso a ambos.

"Sí, lo hizo", dice Sirius con voz áspera, dejando la botella sobre la mesa. "Y tiene razón, ¿No?
Cuando regresé de la arena—"

"Cuando regresaste de la arena, estabas herido, Sirius. No necesitas disculparte por cómo te
curaste. Cómo todavía te estás recuperando", dice James con firmeza. "No hiciste nada malo al
dejar esa casa y venir a la mía".

"Le pedí que viniera", confiesa Sirius por primera vez, y James parece sorprendido. Sirius mira
hacia otro lado. "Dos años después. Dos años demasiado tarde".

"Le pregunté el día que te mudaste", admite James.

Sirius mira su bebida y susurra: "Él necesitaba escucharlo de mí. Necesitaba que fuera yo quien
preguntara, y yo... no lo hice. No lo hice hasta que supe que no vendría".

"No lo hiciste hasta que pudiste", corrige James en voz baja. "Sirius, no te sientas culpable por lo
que pasaste. Estuviste, hiciste lo mejor que pudiste".

"James", gruñe Sirius, "Ni siquiera podía mirarlo".

Para eso, James no tiene respuesta. Sirius mueve su mandíbula, luego levanta su bebida para
tragarla de una vez, sus ojos se cierran ante la quemazón que se enciende a medida que baja.

La verdad es que Sirius no podía mirar a Regulus. No podía estar cerca de él. No podía hablar con
él. No podía hacer nada con él, o por él, porque Sirius era un maldito desastre. Estaba roto
irremediablemente y no sabía cómo manejarlo.

Sirius no podía entender cómo se suponía que debía mirar a su hermano pequeño a los ojos
sabiendo que Regulus lo vio asesinar en su nombre. Todo lo que hizo Sirius, todo, fue para que
Regulus no tuviera que hacerlo, y eso es mucho para una persona, especialmente para un chico de
quince años que lo admiraba. Sirius volvió a casa muy mal, y no quería que Regulus lo supiera, que
lo viera. Es el hermano mayor de Regulus, el que lo cargó cuando estaba cansado y lo cuidó
cuando estaba enfermo y se ofreció como voluntario cuando lo llamaron.

Sirius no quería que Regulus viera en lo que se había convertido, que lo mirara y recordara lo que
había hecho por él. Regulus era el espejo que Sirius estaba evitando, demasiado horrorizado por el
reflejo de todo lo que había hecho como para acercarse lo suficiente para echar un vistazo.

Regulus tampoco podía mirarlo. Sirius no recuerda mucho de ese primer año cuando regresó, pero
sí recuerda que Regulus era diferente. Más duro, más frío, distante y a la defensiva. Solo empeoró
a medida que pasaban los años, y Sirius solo podía mirarlo y saber que le había provocado eso. Fue
su culpa. Sirius entró en la arena y luchó para volver con su pequeño hermano, solo para regresar y
perderlo de todos modos.
Regulus no lo ha dicho. Nunca lo ha dicho, y Sirius cree que morirá antes de admitirlo, pero Sirius
está seguro de que Regulus lamenta que haya tomado su lugar.

"Estás siendo duro contigo mismo", le dice James mientras gira su bebida en su vaso. "Estás
trabajando duro tratando de ayudarnos a Regulus y a mí. No creas que no me he dado cuenta".

"No es ni la mitad de difícil, te lo aseguro", murmura Sirius en voz baja, estirando la mano para
deslizar el vaso de James de su mano, bebiéndolo si él no lo quiere. "Regulus no lo está haciendo
más fácil".

James resopla. "Bueno, es Regulus. Sabes cómo es él, y honestamente, ¿Puedes culparlo? Como si
no quisieras hacer que los creadores de juegos se caguen de miedo". James niega con la cabeza,
agachando la cabeza para ocultar su sonrisa, aunque Sirius puede verlo de todos modos. "Eso fue
jodidamente brillante".

"James", Sirius lo regaña ligeramente, y James lo mira. Sirius intenta mantener una cara seria, pero
luego no puede evitarlo; se le escapa una risita, y luego se ríe, porque realmente es jodidamente
brillante. En el fondo, Sirius está muy orgulloso. Desearía haber estado allí para verlo, si es
honesto.

Por un momento, a pesar de todo, ambos son dos mejores amigos que se ríen de lo absurdo que es
que Regulus lance una maldita daga a la cabeza de alguien. Es tan surrealista, y ambos se ríen tan
fuerte que se inclinan jadeando, casi llorando. El tipo aceptable de lágrimas esta vez. James hace
que todo sea mejor; siempre lo ha hecho.

"Lo que es peor", continúa Sirius, mientras la risa se desvanece, "Todos piensan que tú y Regulus
están en una especie de batalla personal. Que se están enfrentando, ¿Puedes creerlo?"

"¿No puedes simplemente decirles que somos amigos?" James pregunta.

"Oh, podría, y lo he intentado, pero eso no es lo que quieren escuchar", se queja Sirius. "Quieren
drama. Quieren una historia en la que puedan invertir. Todas las mejores historias tienen peleas,
así que, por supuesto, eso es lo que quieren ver".

"Sé que estás preocupado", dice James, pero lo que suceda sucederá de todos modos. Sé que lo
estás intentando por los dos y estás haciendo todo lo que puedes, pero tienes que cuidarte. también.
Tú... tienes que cuidarte, Sirius.” Traga saliva y se ve más solemne mientras sostiene la mirada de
Sirius. "Tienes que hacerlo, ¿Entiendes?"

Los pulmones de Sirius parecen marchitarse. "James."

"Incluso cuando-" James respira temblorosamente, bajando la mirada mientras exhala, con los ojos
cerrados. “Incluso cuando yo no esté aquí para asegurarme de que lo hagas, tienes que cuidarte".

"James, no. No puedo. Yo—"

"Prométemelo."

"Detente", Sirius se ahoga, sus ojos pican de nuevo. Él no puede hacer esto. No puede salir de este
estado de negación. Es algo débil y desesperado a lo que aferrarse, pero no aceptará nada más. Él
no lo hará.

James se acerca para poner su mano sobre el brazo de Sirius, persiguiendo la mirada de Sirius
hasta que no puede evadirlo más. "Por favor, Sirius. Necesito que lo prometas, y necesito que lo
cumplas. Tienes que hacerlo, ¿De acuerdo? Necesito que hagas eso por mí. ¿Lo harás, por favor?"

Sirius haría cualquier cosa por James, pero no sabe cómo se supone que debe hacer esto. No sabe
cómo puede. Sin embargo, Sirius dice con voz áspera: "Lo prometo".

El caso es que es mentira, porque Sirius hará cualquier cosa por James, pero no podrá hacer esto.

"Gracias", susurra James, sin darse cuenta.

~•~

Regulus no está en su habitación cuando James llama y asoma tentativamente la cabeza. Ha pasado
más de una hora, así que James espera que se haya calmado, aunque sea un poco. La puerta de su
balcón está entreabierta, entra una suave brisa. James se acerca, luego duda, luego niega con la
cabeza y continúa.
El balcón es lo suficientemente ancho como para albergar dos sillas y una mesita entre ellas, con un
cenicero de cristal en el centro. James no se sorprende al ver que está vacío y limpio; Sirius es el
que fuma de vez en cuando, no Regulus. En cuanto a Regulus, solo está sentado en la silla con las
piernas dobladas debajo de él mientras observa a las personas que caminan por las calles, que
parecen hormigas extrañas y coloridas desde esta altura.

Regulus ni siquiera levanta la vista cuando dice bruscamente: "¿Qué te hace pensar que quiero
tener algo que ver contigo en este momento?"

"Eh", dice James, y Regulus suspira. Hay un largo latido de silencio antes de que James se
acomode con cuidado en la silla abierta, aclarándose la garganta. "Bueno, mejor yo que cualquier
otra persona, supongo. Quiero decir, puedo ir a buscar a Sirius si quieres—"

"Prefiero que nadie me moleste ", aclara Regulus.

"Solo quiero ver cómo estás", murmura James.

"Estoy bien", dice Regulus.

James lo estudia y le pregunta en voz baja: "¿Lo estás?"

"Tengo que estarlo", le dice Regulus. "Todos lo estamos."

"Ninguno de nosotros lo estamos, y no podemos estarlo, no con todo esto", responde James,
girando la cabeza para mirar a la gente en la calle con el ceño fruncido. "No creo que forzarnos a
nosotros mismos nos ayude a ninguno de nosotros, y pretender estar bien es... inútil".

Regulus no dice nada. Simplemente abraza su pierna más cerca de su pecho, apoyando la barbilla
en la rodilla. Se ha duchado. Su cabello está húmedo y rizado, y se ha puesto ropa suave, como si
estuviera listo para acostarse. Parece somnoliento, en realidad, o tal vez solo cansado. Hay una
diferencia; uno es adorable y el otro triste, y de alguna manera, Regulus se las arregla para ser
ambos.

"Sirius-"
"No quiero hablar de Sirius, James. Realmente no quiero".

"Correcto." James suelta un suspiro silencioso, mete los labios y agacha la cabeza para mirar sus
dedos en su regazo. Se pellizca uno de los nudillos, luego mira hacia atrás, escaneando el lado de
la cara de Regulus. "¿Recuerdas tu decimoquinto cumpleaños?"

Regulus levanta un poco la cabeza y la gira para apoyar la mejilla en la rodilla, mirando a James
con los ojos entrecerrados. Hay un fantasma de una sonrisa en su rostro, débil y apenas allí. Su voz
es tan suave cuando dice: "Sí, lo recuerdo".

"Nevó la noche anterior", recuerda James, con los labios tirando hacia arriba en las comisuras.
"Sirius te arrastró hasta mi casa con al menos cinco capas y ese gorro que siempre usabas. El
abultado con una bolita deshilachada encima".

"Sirius lo hizo para mí", murmura Regulus, sus ojos se cierran. Así, se ve tranquilo. "Solía tener
una campana en la bolita, ya sabes, de esa manera Sirius podía oírme venir. Solía decir que me
movía como un fantasma, demasiado silencioso. Eso fue antes de que ustedes dos se conocieran.
Para cuando entraste en escena, la campana había dejado de sonar. Nunca supimos por qué".

"Nunca supe eso", reflexiona James. "Ese día, tu cumpleaños... Recuerdo que pasamos horas
afuera en la nieve. Construimos ese muñeco de nieve en mi jardín delantero, y solo le pusiste el
sombrero. Lo olvidaste allí cuando nos fuimos a hacer ángeles de nieve".

"Nunca lo volví a ver", dice Regulus en voz baja.

"Bueno, tú y Sirius tuvieron que irse rápido para que tus padres no te metieran en problemas, y
yo..." James se aclara la garganta cuando los ojos de Regulus se abren. "Simplemente… lo dejaste,
así que lo llevé dentro. Tenía la intención de devolvértelo, pero…"

"Pero, dos días después, la vida como la conocíamos se vino abajo", completa Regulus, soltando
una risa amarga.

James se mira los dedos de nuevo. "Sí."

"Supongamos que no importa ahora", murmura Regulus, dejando que sus ojos se cierren de nuevo.
"Todavía tengo tu gorro", confiesa James. Las cejas de Regulus se fruncen, pero sus ojos no se
abren. “Está... está, ah, en el cajón superior del estante junto a mi cama”.

"James", dice Regulus lentamente, "Han pasado diez años".

"Sí, lo sé", murmura James. "Pero... en caso de que alguna vez quisieras recuperarlo, o.… no sé.
Es... ahí es donde está".

"¿Por qué harías eso?" Regulus susurra, los ojos finalmente se abren de nuevo. "¿Por qué
guardarías ¿Eso?"

"Era importante para ti", dice James.

Regulus lo mira fijamente durante mucho tiempo, sin decir una palabra, y hay algo
insoportablemente gentil en sus ojos en este momento. James los observa pasar de esa ternura a
algo mucho más devastador; pena sencilla. "Sirius me dijo el día antes de la cosecha que me haría
uno nuevo y le pondría una campana. Nunca vi ese tampoco".

James lucha por hablar más allá del nudo en su garganta y descubre que no puede, porque es
mucho más profundo que un gorro, y él lo sabe. Para Regulus, para Sirius, se trata de todo lo que
cambió para ambos. Eran tan jóvenes para haber pasado, por tanto. Ninguno de los dos se lo
merecía. Ninguno de ellos merece lo que está pasando ahora.

"Eso suena estúpido, ¿No?" Regulus pregunta, bajando la mirada a sus propios dedos que tiran de
la costura de su rodilla. No hay hilo suelto, pero está buscando uno. "¿Qué importa un gorro en
todo eso, en realidad? No importa. Nunca me importó más que él, James, nunca se trató del gorro,
ni de las dagas, ni de todas las cosas que hizo por mí".

"Lo sé", dice James con voz áspera, y Regulus vuelve a cerrar los ojos, sin hablar durante mucho
tiempo. Sus dedos suben y bajan por la costura arrugada donde está doblada su rodilla; parecía que
no podía encontrar un hilo del que tirar. James se enfoca de nuevo en sus dedos, su pecho se siente
apretado. "Recuerdo la nieve en tu cabello".

"¿Qué?" Regulus murmura, un ojo se abre perezosamente, casi como un gato. No, exactamente
como un gato. Un gato muy desconfiado que quiere algo, pero no te dice qué es.
James tose y se estira para rascarse la nuca. "Solo… en tu cumpleaños, recuerdo la nieve que se te
metió en el pelo. Cuando… solo, ya sabes, después de que te levantaste del ángel de nieve que
hiciste. Ya te habías quitado el gorro y había un poco de nieve en tu cabello, como una leve capa
de polvo. No sé por qué yo… bueno, quiero decir, solo lo recuerdo”.

"Está bien", dice Regulus, ambos ojos abiertos ahora, pero no mucho. Solo lo mira con los ojos
entrecerrados, todavía sospechoso.

"No lo sé", murmura James, dejando caer su mano para entrelazar sus dedos. Los mira fijamente,
pero su mente parece retroceder, recordando ese día. "Te veías, realmente feliz. Creo que esa fue la
última vez que te vi tan feliz. Recuerdo que justo después, estaba riendo con Sirius, y una maldita
bola de nieve me golpeó en la parte posterior de la cabeza de la nada".

El rostro de Regulus se contrae, y ahí está, esa pequeña sonrisa que abre sus ojos un poco más,
mostrando lo cálidos que pueden ser cuando están llenos de diversión y deleite secreto. "Quería tu
atención".

"La tienes", responde James secamente, y Regulus gira la cabeza para presionar su sonrisa contra
su rodilla. James desearía que no lo hiciera. Él quiere verlo. "Sí, definitivamente la tienes".

Es verdad. James recuerda ese momento con perfecta claridad, porque fue impactante. Sirius había
estado parloteando sobre el fuerte de nieve que tenían que construir, hablando muy motivadamente
de lo magnífico que sería, y James solo podía reírse de cada ridícula idea adicional que se le
ocurría, así como de los nombres tontos que sugería.

La cuestión es que James escuchó a Regulus decir su nombre una, dos y tres veces. Simplemente
no le importaba lo suficiente como para darse la vuelta, mucho más interesado en lo que Sirius
estaba diciendo como para prestar atención a su hermano pequeño. Regulus dejó de llamarlo por su
nombre y James se olvidó rápidamente de él, durante unos cinco segundos. Regulus, que se estaba
volviendo cada vez menos tímido a medida que envejecía, lanzó una bola de nieve en la parte
posterior de su cabeza con tanta fuerza que Sirius se calló a mitad de la oración y James lo miró
boquiabierto con pura incredulidad durante unos dos segundos.

Sirius, por supuesto, procedió a rugir de risa, literalmente doblándose por la mitad y golpeándose
la rodilla, una corriente de elogios para su pequeño hermano de mierda salieron de su boca.
Mientras tanto, James levantó lentamente la mano para quitarse los montones de nieve de su
cabello y giró en el lugar, completamente preparado para amenazar a Regulus e inmediatamente
tomar represalias arrojándole bolas de nieve, excepto que nunca llegó tan lejos.
Regulus estaba de pie allí con una leve capa de nieve en su cabello oscuro, el rostro sonrojado de
alegría, los ojos brillantes de pura satisfacción. Estaba sonriendo y limpiándose los guantes para
quitarse la nieve. Era la primera vez que James lo miraba y pensaba en él como algo más que

el hermano pequeño de Sirius. Se quedó sin aliento, porque ese fue el momento en que se dio
cuenta de que Regulus era total e innegablemente hermoso.

Regulus había fijado su rostro en algo neutral, a pesar del brillo radiante en sus ojos, y había
arqueado una ceja hacia James mientras decía: "Estaba hablando contigo. No me ignores".

A partir de ahí, James nunca volvió a ignorar a Regulus.

Pero, en realidad, nada fue igual después de eso. Dos días después, Sirius se ofreció como
voluntario para ir a la arena para que Regulus no tuviera que hacerlo, y Regulus... Bueno, Regulus
comenzó a ignorar a James. Nunca se detuvo del todo, y solo empeoró cuando Sirius regresó a
casa. La distancia de Regulus se había convertido en odio en algún momento, y James tenía que
vivir con eso.

A veces, James se pregunta qué habría pasado si el nombre de Regulus nunca hubiera sido
mencionado, si Sirius no se hubiera ofrecido como voluntario por él, si los juegos no existieran en
absoluto. A veces, James se pregunta qué habría pasado si él y Regulus se hubieran molestado en
prestarse atención el uno al otro al mismo tiempo. No tiene sentido preguntarse, de verdad. Él
nunca lo sabrá.

"Ese fue un buen día", murmura Regulus, su rostro suave con cariño. "El último buen día, creo.
Antes de... todo".

"Nunca me dijiste lo que querías", dice James, lo que hace que Regulus parpadee. "Quiero decir,
me golpeaste en la nuca con una bola de nieve, pero nunca dijiste por qué".

"Solo quería que me miraras", le dice Regulus, luego se sobresalta y cierra los ojos con fuerza.
"Espera. Espera, no, yo no—"

"Oh, ¿Es así?" bromea James, inclinándose hacia adelante con una sonrisa mientras Regulus gime
y comienza a golpearse repetidamente la frente con la rodilla. Sus mejillas se están poniendo rojas.
"¿Querías que te mirara? ¿Eso fue todo? Entonces me golpeaste en la espalda para—"
"Tenía quince años", sisea Regulus, levantando la cabeza mientras mira a James. "¡Yo solo!"

"Un chico de quince años muy violento. Querías mi atención lo suficiente como para causarme
daño cerebral".

"Oh, por favor. No te golpeé tan fuerte".

"Me dolió, Regulus".

"No te dolió, deja de exagerar".

"Eso también".

"Bueno, entonces tal vez no deberías haberme ignorado."

James tararea y apoya los codos en la mesa, paseando la mirada por el rostro de Regulus: el rojo
desvaneciéndose en sus mejillas, la sonrisa secreta en las comisuras de su boca, el destello de
humor en sus ojos. "Esa fue la última vez que cometí ese error".

"Esa fue la última vez que me importó si lo hiciste o no", le informa Regulus sin rodeos,
jodidamente despiadado al respecto sin siquiera tener que esforzarse tanto. En una fracción de
segundo, todo el deleite y el humor se esfumaron, y esa sonrisa secreta desapareció como una vela
que se apaga.

"Lo sé", dice James en voz baja, hundiéndose en su asiento y metiendo las manos debajo de la
mesa de nuevo, retorciéndolas en su regazo. Ve los labios de Regulus presionarse en una delgada
línea antes de que desvíe la mirada para mirar su rodilla, y James baja la mirada a sus dedos
inquietos justo después.

El silencio se extiende entre ellos, pesado y forzado. James no sabe cómo romperlo, y a Regulus
claramente no le importa, por lo que permanece intacto. Incluso aquí, en el silencio, James es
demasiado consciente de Regulus. Han pasado diez años y James sigue sin encontrar la forma de
ignorarlo nunca más.
Tal vez en algún lugar en el fondo, donde ese feliz quinceañero todavía está vivo, a pesar de todo lo
que ha tratado de sofocarlo, incluso a los veinticinco años que tiene ahora, tal vez allí, a Regulus
todavía le importa, porque eventualmente rompe el silencio para decir: "Gracias por conservar mi
gorro".

"De nada," contesta James en voz baja, y no dice que Regulus volverá a verlo, pero lo hará. Ahora
sabe dónde está, y James va a asegurarse de que lo recupere. Volverá a usarlo cuando todo esto se
acabe.

James está tan jodidamente triste que nunca podrá verlo.

~•~

Remus mira fijamente la puerta frente a él, el interior de su labio inferior atrapado mientras lo
muerde entre los dientes. Es algo tan simple: simplemente que levante la mano y toque. Lo hace
todo el tiempo, pero nunca en los últimos cinco años lo ha hecho por su propia voluntad, solo para
aparecer y buscar a alguien.

Le enfurece que haya miedo mezclado dentro de él por hacer una simple cosa. Ha sido entrenado,
condicionado, para no hacerlo, y odia que ahora esté luchando contra ello. Una restricción
autoimpuesta de la que se habría desprendido hace sólo cinco años. Ahora, ni siquiera puede llamar
a una puerta.

Remus toma una respiración profunda y la suelta lentamente, esperando que el ritmo acelerado de
su corazón inducido por la ansiedad disminuya. Aspira y exhala, mirando hacia abajo a sus pies.
También hay confianza en esto, y es Sirius. Es Sirius, quien no ha sido más que amable con él,
quien le ha dado más razones para confiar en él que cualquier otra persona en los últimos cinco
años. Sirius incluso le dijo que podía hacer esto, que podía ir y venir cuando quisiera, así que no
hay necesidad de contenerse. Lo peor que sucedería es que Sirius resultara ser un mentiroso y
Remus termina muerto. O peor.

Bueno, eso no ayudó en absoluto. Remus cierra los ojos con fuerza, frustrado más allá de toda
medida, y comienza a darse la vuelta antes de obligarse a sí mismo a detenerse. En todo esto,
Remus nunca quiso perderse a sí mismo; nunca quiso dejarlos ganar. ¿Esto? Esto sería dejarlos
ganar. El miedo significa que ya lo han hecho.

Apretando la mandíbula, Remus levanta la mano y contiene la respiración mientras toca. Solo lo
hace dos veces antes de retirar su mano, su corazón acelerado, los nervios tensos lo suficiente
como para estallar. Él no debería estar aquí. Él no debería—

"Remus", dice Sirius tan pronto como la puerta se abre, sus ojos cansados inmediatamente se
agrandan y se llenan de una chispa de sorpresa. Su mano busca a tientas el pomo de la puerta, casi
haciéndolo tropezar, y se aclara la garganta violentamente mientras se endereza, con una débil
sonrisa dibujada en su rostro.

Y así, Remus ya no tiene miedo. Es extraño lo que un sentido de identidad puede hacer por alguien,
y Remus se siente más real cada vez que Sirius dice su nombre. "Sirius. Hola."

"Hola. Hey. Hola", dice Sirius, luego suelta una risa entrecortada y arruga la nariz. "Yo-ah, dije
hola dos veces."

"Lo hiciste", confirma Remus, con los labios contraídos.

"Cierto. Lo siento. Hola", le dice Sirius, luego cierra los ojos con fuerza, las mejillas teñidas de
rojo. "Lo siento. Esa es… um, esa es probablemente la última. Tal vez". Tose y levanta la cabeza
de nuevo, con una media sonrisa avergonzada y mortificada en su rostro. "¿Es... te envió Pandora?
No pedí más toallas".

"No, ella no lo hizo, y no, tú no lo hiciste", acepta Remus, y Sirius parpadea hacia él. Remus vacila,
repentinamente inseguro de cómo explicar siquiera lo que está haciendo. Ha pasado demasiado
tiempo desde que tuvo alguna interacción social, sinceramente. Piensa que, hace cinco años, habría
sido más discreto, tal vez menos contundente, pero ahora... Bueno, ahora es mucho más directo.
"Vine aquí por mi cuenta".

Sirius parpadea de nuevo y luego todo su rostro se ilumina. "Oh. ¿Lo hiciste? ¡Eso es genial!
Quiero decir…" Se balancea sobre sus talones, con una amplia sonrisa. "Claro, por supuesto. No es
que no puedas, puedes hacer lo que quieras, pero... ¿Por qué? Solo... ¿Necesitas algo específico?
¿Puedo ayudarte en algo?"

"No", dice Remus, luego se ríe. "Quiero decir, a menos que tengas ganas de ayudarme a lavar la
ropa, cosa que dudo, así que..."

"¡No! Quiero decir, ¡Sí! Quiero decir, me encantaría. Ayudar. Con eso", estalla Sirius, luego inhala
profundamente y lo mira fijamente.

Remus se esfuerza tanto por no sonreír, y luego se pregunta por qué está resistiéndose. Lo deja
florecer en su rostro lentamente, sintiéndolo, la libertad de ello. “¿Quieres ayudarme a lavar la
ropa?"
"Bueno, si lo estás ofreciendo…" Sirius se estira y se rasca un lado de su cuello, encogiéndose de
hombros. “Tengo tiempo”.

"Está bien", dice Remus lentamente, ladeando la cabeza. No es exactamente su plan, si es honesto,
pero hay algo bueno en eso, en no saber dónde podría terminar, dejarse llevar y ver la libertad con
sorpresa. "Está bien, ven conmigo, entonces".

El cuarto de lavado está ubicado en la parte trasera de la suite, nunca utilizado por nadie más que
los sirvientes. Sirius claramente nunca supo que estaba aquí atrás, si la expresión desconcertada en
su rostro es algo por lo que pasar. Remus se pregunta qué pensó que sucedió cuando su ropa
desapareció y reapareció en su armario, cuando sus toallas fueron tomadas y reemplazadas. A
menudo no se piensa mucho en el proceso cuando no eres tú quien lo hace, pero Remus es quien lo
hace, por lo que siempre lo inquietaba un poco que nadie se detuviera a pensar en ello. Sirius no
está por encima de sus propios privilegios, y eso debería molestar a Remus, lo hace un poco, pero,
sobre todo, también lo hace parecer más real.

Lo que más le gusta a Remus de Sirius es que no tiene miedo de reconocer estas cosas. Lo primero
que dice es: "Nunca pensé en lavar la ropa, ni una sola vez. Lo haces por todos nosotros, ¿No?
¿Aquí?"

"Sí", admite Remus. "Me gusta más Regulus, si soy honesto. Él guarda su ropa sucia en una pila
ordenada para que yo la encuentre. No tengo que ir a buscarla, y él no la deja tirada por todo el
piso." Ante esto, Remus le lanza a Sirius una mirada mordaz, levemente divertido cuando Sirius se
ve horrorizado al instante. "James no deja sus toallas mojadas en el suelo, lo cual es agradable. Y
Pandora... Bueno, ella nunca tiene ropa sucia. Creo que tira su ropa, o la quema, o.… ni siquiera
tengo idea."

"Ella los dona o recicla la tela", explica Sirius, resoplando débilmente. "Pandora es... un alma
gentil, de verdad. Le tocó una buena mano, haber nacido en el Hallow, y no lo desaprovecha, si
puede evitarlo. Intenta ayudar a los desafortunados tanto como es posible."

"No se parece mucho a un Hallow en absoluto".

"No, realmente no. Es lo que más me gusta de ella".

Remus tararea. "Ella es amable conmigo. Todos ustedes lo son. Bueno, Regulus es... En realidad,
no creo que me haya hablado alguna vez fuera de un hola tranquilo aquí o allá. Mientras tanto,
James me habló durante casi una hora ayer sobre algo que él había aprendido durante el
entrenamiento. ¿Sabías que algunas polillas y mariposas beben la sangre y las lágrimas de las
personas? Se llama charco de lodo. No lo sabía hasta que James sintió la necesidad de decírmelo”.

"Oh, James", dice Sirius con palpable cariño, riéndose por lo bajo mientras niega con la cabeza.
"Suena como él".

"Los vi a los dos antes en la cocina, ¿Sabes?", confiesa Remus mientras se gira para mirar la ropa
amontonada sobre la mesa. Su voz sale medida con curiosidad tentativa, incapaz de evitarlo. "No
fue mi intención. Solo estaba caminando. No me demoré, lo prometo".

Sirius camina alrededor del otro lado de la mesa, observando a Remus clasificar la ropa en
montones separados y más pequeños con el ceño fruncido. "Lo siento si estábamos en tu camino.
Podrías haber entrado si lo necesitabas. Um, ¿Qué estás haciendo?"

"Ordenando la ropa," explica Remus. "Algunos deben lavarse a diferentes temperaturas, algunos
no se pueden secar y otros no se pueden lavar juntos".

"Oh," dice Sirius débilmente. Se ve muy fuera de sí mientras levanta su mirada hacia la de Remus.
"No sabía eso". Una vez más, a Remus le gusta que simplemente lo admita. "¿Puedo ayudar?"

"Puedes separar la ropa blanca del resto", dice Remus, con los labios fruncidos. Sirius se ve
aliviado e inmediatamente comienza a hacer lo que le dicen. A Remus también le gusta eso. "No
quería interrumpir. Tú y James, quiero decir. Parecía un momento íntimo. Ustedes dos parecen...
cercanos".

"Sí, somos", murmura Sirius, sonriendo suavemente, y luego parpadea antes de que su mirada se
levante. "Oh, quieres decir, ¿Crees que…? no, no, no, te juro que no somos, solo somos mejores
amigos. Fue íntimo, pero no íntimo. No como, no estamos juntos".

"Está bien", responde Remus casualmente, asintiendo fácilmente mientras sigue clasificando la
ropa.

"Nunca hemos estado juntos", aparentemente Sirius siente la necesidad de agregar. "Solo mejores
amigos. Quiero decir, lo conozco desde que tenía once años. Él es..." El rostro de Sirius se suaviza
en algo mucho más triste. "Es el mejor amigo que he tenido".
Remus siente que se le encoge el corazón, porque sabe que Sirius está en una posición difícil en
este momento, entre su hermano pequeño y su mejor amigo que van a la arena. Solo uno puede
salir, y las posibilidades de que eso suceda son deprimentemente bajas. "Yo, ah, tengo uno de esos.
Un mejor amigo muy especial. Entiendo lo que quieres decir".

"¿Tú lo tienes?" pregunta Sirius, sorprendido y curioso, sacado de su tristeza en un santiamén.


"¿Aquí?"

"No. En casa", murmura Remus, bajando la mirada a la seda que se desliza entre sus dedos. Él
traga grueso. "Lily. No la he visto en cinco años, pero cuando son mejores amigos como nosotros,
como tú y James, el tiempo y la distancia realmente no importan, ¿Verdad? Va más allá de eso".

"Sí, sí, sé lo que quieres decir", gruñe Sirius, ofreciendo una sonrisa tensa y temblorosa. Hay un
largo latido de silencio, y luego se aclara la garganta. "Cinco años. Ni siquiera puedo imaginar
estar sin James por tanto tiempo. Debes extrañarla".

"Mucho. Todos los días con cada respiración", admite Remus.

Sirius le sonríe, gentilmente. “Puedes… quiero decir, si quieres, puedes hablarme de ella”.

Y Remus sí quiere, se da cuenta, porque extraña a Lily como un dolor permanente en sus huesos, y
ha pasado tanto tiempo desde que la ha visto; está hambriento, en cierto modo, desesperado por
aprovechar la oportunidad de hablar de ella. Es como si pudiera mantenerla más cerca si la hace
real para alguien que no sea él.

Entonces, Remus le cuenta a Sirius sobre Lily. Mientras clasificaba la ropa, le cuenta a Sirius
cómo él y Lily se conocieron en la escuela, cómo se hicieron amigos muy rápidos, cómo
almorzaban juntos todos los días y cómo iban a las vías del tren después de la escuela solo para
caminar de un lado a otro mientras hablaban de nada y de todo, mientras el sol se hundía debajo de
la línea de árboles. Le cuenta a Sirius sobre el color rojo del cabello de Lily, el resoplido en su risa
más fuerte, la luz que entraba en sus ojos verdes cada vez que veía venir a Remus.

Mientras comenzaba la primera carga de ropa, y le daba a Sirius una breve lección sobre cómo
usar la elegante máquina Hallow, habla sobre cómo él y Lily iban juntos a todas partes y hacían
todo juntos, tanto que todos asumieron que estaban saliendo. Él habla de cómo pensaron, debido a
esas suposiciones, que tenían que salir, solo para darse cuenta después de un beso que los hizo reír
a carcajadas que sus deseos se alejaban del sexo opuesto. Habla de cómo estuvo allí para Lily
cuando su primera novia fue secuestrada y nunca regresó a casa. Habla de cómo Lily golpeó a su
primer novio en la cara porque lo sorprendieron besando a otro chico de su clase.
Mientras vuelven a clasificar la ropa, Remus habla de lo unidas que eran sus familias. Lily siempre
venía a la casa de los Lupin y Remus siempre estaba en la casa de los Evans. Habla de los largos
veranos, del calor que enrojecía las redondas mejillas de Lily, de las noches en que se sentaban en
las vías del tren para ver parpadear las luciérnagas. Habla de su tradición de drogarse la noche
antes de cada cosecha, fumando y riéndose como si no tuvieran ninguna preocupación.

Remus no habla de cuándo salió mal. Cuando todo se vino abajo. Cuando él y Lily estaban
cruzando las vías del tren por primera vez, corriendo por sus vidas y yendo más lejos de lo que
nunca se atrevieron, con sangre en sus manos y Aurores en sus talones. No habla de cómo solo uno
de ellos pudo escapar, y cómo se aseguró de que fuera ella.

Ni siquiera dice una palabra sobre el hecho de que no sabe si lo logró o no, si

está viva o muerta, y si escapó, dónde está ahora.

Debido a que no menciona estas cosas, Sirius esencialmente rompe su corazón al decir
tentativamente: "Yo... bueno, sabes que tengo que estar allí en el recorrido de regreso por los
distritos, así que, si quisieras escribirle una carta, o simplemente envía un mensaje, no creo que me
sea imposible hacérselo llegar".

"Gracias", dice Remus en voz baja, tragando el nudo en su garganta, "Pero sería imposible.
Agradezco la oferta, aunque, de verdad. Eres muy amable, Sirius".

"Está bien", murmura Sirius, con las cejas fruncidas. "Si cambias de opinión, la oferta siempre está
abierta".

Remus le da una sonrisa tensa y se da la vuelta para secar la primera carga, luego se vuelve y se
aclara la garganta. "El resto de esto es realmente tedioso, y no hay nada más que puedas hacer para
ayudarme realmente, así que no tienes que quedarte. Gracias por toda tu ayuda, pero lo tengo desde
aquí".

"Realmente no hice nada", dice Sirius.

"Escuchaste", le dice Remus. "Eso es más de lo que cualquier otra persona en el Hallow ha hecho
jamás. Yo solo..."
Sirius escanea su rostro, luego respira hondo antes de soltarlo lentamente. "Remus, no necesitas
una excusa para decirme que me vaya. Si… si quieres estar solo, puedes decirme que no quieres mi
compañía. Está bien. No voy a… yo dije que puedes hacer lo que quieras, y eso puede incluir
mandarme a la mierda. No tienes que contenerte conmigo, ¿De acuerdo?”.

Que se lo exponga tan claramente le hace darse cuenta de que también es un miedo. Un miedo leve
y vacilante en el fondo de su mente de que esta libertad recién descubierta que Sirius le había
otorgado podría ser arrebatada si Remus lo molestaba de alguna manera. Es una preocupación tan
pequeña que ni siquiera lo notó, porque realmente no lo cree; Realmente no cree que Sirius haría
algo como esto condicional.

Es tan sincero, y Remus puede sentir que su confianza en Sirius se fortalece con cada interacción.

Eso no significa que sea fácil. Eso no significa que Remus no esté inconscientemente siendo
cuidadoso, teniendo dudas, aferrándose a la moderación que ha vuelto a conectar en su cerebro
después de cinco años. Es como un acto de fe, empujar los límites incluso cuando Sirius le dice
que puede hacerlo. Esto es más grande que tocar una puerta y, sin embargo, con Sirius justo ahí, no
tiene tanto miedo como debería.

"Me… me gustaría que te fueras", dice Remus, e inmediatamente, su corazón se sacude y sale
disparado en su pecho, su estómago se cae debajo de él.

"Está bien", es la respuesta tranquila de Sirius, una pequeña sonrisa parpadeando en su rostro, y
luego se aleja y comienza a irse.

"¡Sirius!" Remus suelta, un poco sin aliento, y Sirius hace una pausa para mirar hacia atrás,
parpadeando y esperando. Es extraño. Remus quiere volver a encogerse en la libertad como un
abrigo familiar y querido, pero eso disminuye cuando se trata de liberarse de Sirius. No es que
Remus haya olvidado que quería cosas; es que ha olvidado que se le estaba permitido. Está
volviendo a aprender a navegar por eso, y quiere hacerlo con Sirius. "Sólo quiero un poco de
tiempo. Todavía tengo que hacer la cena cuando termine con la ropa, así que, si quieres, podrías...
quiero decir, podrías ayudar con eso también".

"No tienes que hacer eso, Remus", dice Sirius.

"No, lo sé", exhala Remus. "Lo sé, Sirius".


Sirius se muerde el labio. "Sabes que no voy a ser de mucha ayuda en la cocina".

"Bueno, esa es la cosa", le dice Remus, soltando una risa suave, "Lo que realmente quiero es tu
compañía".

"Si estás seguro", dice Sirius, sosteniendo su mirada, sus labios temblando en las comisuras como
si estuviera luchando por no sonreír.

"Estoy muy seguro", responde Remus.

"Bueno, está bien", reflexiona Sirius, apretando los labios, con los ojos brillantes. Él asiente y se
aclara la garganta. "Simplemente... iré a asegurarme de que no tengo ropa tirada por todo el piso".

Remus mira hacia abajo con una sonrisa. "Lo aprecio. ¿Te veré en la cocina en una hora,
entonces?"

"Sí, sí. Lo harás, sí", responde Sirius, tropezando con sus palabras mientras retrocede. Se da vuelta
y llama directamente a la puerta. "Mierda." Vuelve a mirar a Remus, y luego se pasa la mano por
la cara mientras baja la cabeza, con las mejillas rojas. Abre la puerta con una tos. "Cierto. Adiós.
Quiero decir, nos vemos pronto. En… está bien. Adiós".

Remus se mueve mientras Sirius sale y comienza a caminar por el pasillo, reprendiéndose por lo
bajo mientras avanza. Remus cierra lentamente la puerta y presiona su frente contra ella, una
pequeña sonrisa curva su boca. Sirius, más que cualquier otra cosa con la que se haya encontrado,
es el desastre favorito de Remus.

Nada ni nadie podría compararse jamás.

A pesar de eso, Remus está feliz de que se fuera. Feliz de que se hubiera ido, todo porque Remus
reunió el coraje de preguntar, todo porque Remus necesitaba que lo hiciera. Porque, ahora mismo,
Remus necesita estar solo.

Se gira y pone su espalda contra la puerta, deslizándose lentamente a lo largo de ella hasta que
aterriza en el suelo, con las rodillas dobladas frente a él. Su sonrisa se ha ido hace mucho mientras
mira fijamente la máquina que zumba silenciosamente con la ropa de las personas que ni siquiera
se molestan en pensar en quién las lava. Realmente no puede verlo a través del borrón de lágrimas
en sus ojos, porque en este momento, la única persona con la que quiere estar es Lily, y nunca
podrá volver a verla. Ni siquiera sabe si ella está viva.
Por primera vez en cinco años, a Remus se le otorga la libertad de sentarse y llorar por eso.

Chapter End Notes

Notas del autor:

He sido alentado a divagar a mi voluntad en mis notas finales, así que lo haré cuando
me apetezca.

Primero que todo, Regulus siendo un mierdecilla desafiante es tan divertido para mí,
pero también, el efecto mariposa es real, y Regulus acaba de causar un aleteo.

Tambien, Sirius está PASANDO por ello, el pobre chico está siendo orillado a
arrancarse todo el pelo, como James y Regulus están tratando de darle un ataque al
corazón, para este punto, y la complicada relación entre Regulus y Sirius me pone tan
triste, es tan, tan compleja, y honestamente, a pesar de toda la angustia de ella, es de
hecho muy interesante de navegar y explorar, no hay dolor como el dolor entre ellos,
en mi opinión, cómo, eso siempre me lastima más.

Y Sirius estando en negación sobre James decidiendo morir, él realmente dijo: esta
señal no puede detenerme, porque ME NIEGO a leerla.

Same, Sirius, yo también no acepto ninguna versión de las muertes de James Potter, es
válido, rey!

¡¡¡Pero luego!!! James y Regulus hablando!!! el gorro!!! la bola de nieve en la nuca de


James!!! son tan lindos, y al mismo tiempo, son tan jodidamente trágicos, James
estando triste porque nunca volverá a ver a Regulus usar el gorro :(

y LUEGO!!! Remus y Sirius, encuentro absolutamente hilarante que están


esencialmente enamorándose en medio de ser muy domésticos, como, están cocinando
y lavando la ropa juntos, si, ese es un tema recurrente para ellos, no planeé eso,
honestamente, solo sigue pasando, pero me hacer reír tontamente porque como, oh
está este horrible evento (los juegos del hambre) está a punto de pasar y está asustando
a todos, corte a Sirius y Remus coqueteando mientras lavan la ropa T-T

Y finalmente, LILY!!! LILY LILY LILY!!! oh, no tienen IDEA de lo emocionado que
estaba por su mención, pero también, Remus llorando porque su mejor amiga
probablemente está muerta ☹☹☹ oh, eso es tan triste, su backstory es… bueno, es una
maravilla, déjenme decirlo.

¡De todos modos, espero que todos lo hayan disfrutado! :)

Notas mías:

Zar ya dijo prácticamente todo lo que quise decir acá, este capítulo es una mezcla de
emociones, que empieza conmigo triste por Sirius y Regulus, continuando conmigo
riéndome y amando más a los personajes, a después dejarme llorando en el rincón de
mi habitación. Sin duda amo esta historia, sin más que decir.

¡Espero lo hayas disfrutado!


Interview Preparation
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Un tema de fondo general de la muerte (debido a todo el asunto de "posiblemente


morir en una arena")
-Referencias al asesinato (no explícito, solo mencionado)
-Referencias al abuso infantil (vago, pero obvio, sí, es de nuevo la crianza A+ de
Walburga y Orion)
-Más referencias y descripciones de Sirius siendo cosificado por los Hallows
-Pensamientos violentos
-Angustia
Pero bueno, ¡también tienen mucho coqueteo! y algo de humor, así que eso es bueno.
también algo de celos, ¡para lo picante! disfruten :)

See the end of the chapter for more notes

Sirius se despierta con un golpe en su puerta, y puede decir que es temprano porque tiene que
luchar contra el deseo de gemir y meter la cabeza debajo de la almohada para esconderse de
quienquiera que esté tratando de arrastrarlo a la tierra de los vivos antes de tiempo. Su dulce sueño;
ya lo extraña. Casi puede sentir que se hunde de nuevo en él, con los ojos cerrándose de nuevo
mientras...

Toc, toc, toc.

Ahogando un gruñido por lo bajo, Sirius se cae de la cama con un ojo entrecerrado mientras gruñe:
"¿Qué diablos quieres? Es muy jodidamente temprano para estar-"

Sirius rápidamente se traga el resto de sus palabras cuando abre la puerta para encontrar a Remus
parado al otro lado, con una expresión suave en su rostro. Sirius intenta fijar su rostro en algo que
no sea solo mirarlo con un ojo como un lunático trastornado.

"Remus, hola", saluda Sirius débilmente, lamentando los últimos cinco segundos más de lo que se
ha arrepentido en su vida, y en realidad ha asesinado a gente.

"Buenos días, Sirius", dice Remus con calma. "Pandora me pidió que te despertara, ya que
aparentemente solicitaste un comienzo temprano del día".
Sirius hace una mueca. "Sí, bueno, el Sirius del pasado es un imbécil, y no me gusta". Esto hace
que los labios de Remus se contraigan, pero por lo demás su expresión permanece bastante neutral.
"Lo siento, no tenías que hacer eso. No eres un despertador. Podrías haberle dicho que no".

"No me importó", murmura Remus. "Me salvó de preparar el desayuno. Pandora dijo que todos
sabían cómo usar la tostadora, y que el día estaría tan ocupado que un gran desayuno retrasaría el
horario".

"Es… sí, va a ser un día ajetreado", admite Sirius con cansancio, suspirando mientras se pasa la
mano por el cabello. Es probable que sobresalga en diferentes direcciones, pero trata de no
concentrarse en el hecho de que Remus puede verlo. "Tenemos que preparar a James y Regulus
para sus entrevistas de mañana. Es- Bueno, si te soy completamente honesto, va a ser difícil”.

"¿Regulus?" pregunta Remus, porque ya ha pasado cuatro días con él, y eso es todo lo que se
necesita para saber que Regulus no es el mejor conversador.

"Regulus", confirma Sirius con un suspiro.

Remus tararea. "No sospecho que James será un gran problema".

"No, creo que su entrevista causará el menor drama, honestamente", admite Sirius. "Regulus...
Bueno, mis esperanzas no son altas, si te soy sincero, y tuvimos una pelea ayer, así que... Y luego
ellos tienen que ir a arreglarse sus atuendos con su equipo de estilistas mientras yo tengo que ir a
una puta fiesta y besuquearme con los patrocinadores".

"Tengo que trabajar en esa fiesta", le dice Remus.

Sirius parpadea. "Oh. Entonces, ¿Estarás allí?"

"Sí", dice Remus. Hace una pausa, levantando lentamente las cejas hacia él. "Tú, no puedes hablar
conmigo, Sirius. O quitarme la máscara. O tener algo que ver conmigo allí, de verdad. Quiero
decir, estoy seguro de que lo sabes, pero... solo un recordatorio".

"Claro, no, lo sé", responde Sirius rápidamente, a pesar de que su cerebro ya estaba pensando en
escenarios cada vez más ridículos que involucraban literalmente todas esas cosas. Pero no es así
como funciona en Hallow. Él hace eso, y Remus sería asesinado. "Pero, bueno, puedo mirarte".
"Tú... puedes", acepta Remus, con los labios fruncidos. "Supongo que eso no es un crimen".

"Eso será suficiente para mejorar mi noche", admite Sirius, porque es verdad, y está tan
complacido de haberlo dicho cuando la sonrisa de Remus crece.

Remus tararea y mira hacia otro lado, su perfil lateral aún revela la sonrisa en su rostro. No puede
ocultarlo en absoluto. "Bien, bueno, supongo que debería dejarte para... empezar tu día".

"¿Quieres entrar?" grita Sirius.

"¿No vas a ducharte y vestirte?" pregunta Remus, mirándolo de nuevo con las cejas levantadas.

Sirius piensa que es injusto que el suelo no se abra y se lo trague en el acto como si lo estuviera
rogando internamente desesperadamente. "Ah, sí, pero... quiero decir, podrías ayudarme a elegir
qué ponerme esta noche. Así me reconocerás".

"Sirius, creo que podrías estar en una bolsa de plástico y aun así te reconocería", le dice Remus,
divertido.

"Me pondría una bolsa de plástico si me lo dijeras", responde Sirius, y lo haría. Absolutamente
jodidamente lo haría.

Remus comienza a reírse; una risa plena y genuina que estremece su cuerpo y hace brillar sus ojos
y le da un rubor de vida a sus mejillas. Levanta la mano como si estuviera a punto de taparse la
boca para ocultarlo o sofocarlo, y la mano de Sirius se estira para agarrar su brazo. Lo empuja
suavemente y la risa de Remus se desvanece lentamente, dejando atrás una sonrisa y algo que
cambia en sus ojos. Sirius retira su mano, con el estómago revuelto y el corazón latiéndole con
fuerza en el pecho.

Tal vez Sirius no debería haber hecho eso. Nunca… no ha tocado a Remus desde que trató de
quitarle la máscara, con cuidado de no hacerlo sin permiso. En cierto modo, evitar que Remus se
cubriera la boca era... incorrecto y presuntuoso. Debería haber dejado que Remus lo hiciera, si eso
era lo que quería hacer; simplemente no estaba pensando, porque le gustaba, ver su sonrisa y
escuchar su risa, y Sirius no creía que Remus debería sentir que tenía que ocultar eso en absoluto.
"Lo siento", murmura Sirius. "Yo no estaba—no debería haber—"

"Tú tampoco tienes que contenerte conmigo, ¿Sabes?", responde Remus en voz baja, su rostro
suavizándose. "De verdad, estás bien. Vamos, escojamos algo para que te pongas".

"¿No es una bolsa de plástico?" Sirius bromea mientras se da la vuelta para dejar entrar a Remus,
su corazón salta cuando Remus pasa y muy suavemente, muy brevemente, desliza las puntas de sus
dedos sobre el brazo de Sirius mientras pasa. Sirius jura que hace que todo su cuerpo se
estremezca; incluso le pica el cuero cabelludo como consecuencia del contacto apenas perceptible.

Remus mira hacia atrás con una pequeña sonrisa. "Sin promesas."

~•~

James no está nada satisfecho con la tensión que existe entre Sirius y Regulus en este momento. Lo
está poniendo nervioso, si es honesto, porque necesitan arreglar su mierda antes de los juegos, que
comienzan en tres malditos días, incluido este.

La cosa es que James ha aceptado que va a morir. ¿Está feliz por eso? Bueno, obviamente no. No
está feliz de no volver a ver a sus padres, de no poder volver a casa, de no poder quedarse con
Sirius, que lo necesitará, que envejecerá mientras él no podrá. No, por supuesto que James no está
jodidamente contento de estar en esta situación, pero lo ha aceptado de todos modos, porque esta es
su elección. La alternativa- no puede hacer eso. Él no hará eso.

Entonces, en cierto modo, se siente como una bofetada que Sirius y Regulus estén desperdiciando
el tiempo que podrían dedicar a mejorar su relación, permaneciendo distantes. James sabe que es
complicado, que no pueden superar una década de problemas en unos pocos días, especialmente
bajo las limitaciones muy estresantes en las que todos se encuentran ahora; Dicho esto, todavía
desea que simplemente—estén bien de nuevo.

James está molesto con Regulus, porque Sirius lo va a necesitar; James está molesto con Sirius,
porque Regulus ya lo hace. Se aman tanto, incluso más de lo que el otro se da cuenta, y si pudieran
aceptarlo y demostrarlo, entonces las cosas serían mejores para ellos. Ambos son tan tercos, tan
resistentes, y eso está volviendo loco a James.

Pero, debido a que James siempre está dispuesto a encontrar el lado positivo de cualquier situación,
puede admitir que, si bien todo esto es jodidamente horrible, obliga a Regulus y Sirius a interactuar
entre sí. Hey, es algo. Él lo tomará.

Sirius camina de un lado a otro, claramente midiendo sus palabras con mucho cuidado, así que al
menos está haciendo un esfuerzo. No se puede decir lo mismo de Regulus, que está desplomado en
su silla, con los brazos cruzados y el ceño fruncido en su rostro. James no cree que sea justo que
alguien se vea bien cuando está haciendo una expresión tan amarga, pero eso es Regulus.

"Rita Skeeter", comienza Sirius, y Pandora emite un sonido bajo de desdén, lo que hace que los
labios de Regulus se contraigan. La de James también, francamente, porque no ha tardado mucho
en encariñarse con ella. Incluso Regulus está cediendo, en este punto. "Ella ha estado haciendo
entrevistas y comentarios durante cuatro años. Se instaló y se hizo un nombre, amada por muchos
Hallows, y sabe lo que está haciendo".

"No todos los Hallows", se queja Pandora, y James tiene que reprimir una risita ante la burla en su
tono.

Sirius tose alrededor de una risa. "Ah, originalmente, Pandora intentó hacer el mismo trabajo, pero
Rita..."

“Es una serpiente insípida y moralmente corrupta que hará cualquier cosa para conseguir lo que
quiere", espeta Pandora, y las cejas de Regulus se elevan, visiblemente impresionado por el veneno
en sus palabras. Él mira a James, y tan pronto como sus ojos se encuentran, ambos apartan
rápidamente la mirada para que no se echen a reír. Mientras tanto, Pandora resopla. "Algunos de
nosotros tenemos estándares. No estaba dispuesta a bajar esos estándares o rebajarme al nivel
requerido para conseguir ese trabajo. Es una posición fea y horrible, sabes. Quería entrar con
simpatía, con sinceridad genuina para los tributos que conocemos y perdemos, pero no, todo se
trata del drama. Tch".

"Cierto, sí, tienes nuestra simpatía, Pandora", le dice Sirius, aparentemente sinceramente. Eso
suaviza bastante a Pandora, y James se sorprende una vez más al descubrir que Sirius en realidad
tiene personas que le importan en el Hallow; compañeros mentores, un Hallow aquí y allá, y
definitivamente Pandora. "Ciertamente habrías sido la mejor opción, sin duda, pero estoy
egoístamente agradecido de tenerte para mí de todos modos. Todos lo estamos, ¿No es así?"

"Oh, sí, sin duda", confirma James con apoyo.

"¡No hace mucha diferencia para m- ow!" El ceño de Regulus se profundiza cuando Sirius pasa y lo
golpea en la nuca. Sirius le da una mirada bastante severa, y Regulus pone los ojos en blanco. "Sí,
Pandora, estamos muy agradecidos por todo lo que haces por nosotros. Eres apreciada".
Pandora parece mucho más feliz ahora. "Gracias. Si soy honesta, estoy mucho más feliz donde
estoy de todos modos. Continúa, Sirius".

"Entonces, como Pandora lo describió tan amablemente, Rita no es una buena persona", anuncia
Sirius mientras continúa caminando. "A ella no le importas un carajo. Lo que le importa es el
drama. Le encanta una historia, un escándalo, cualquier secreto que pueda encontrar. La he visto
arruinar a hombres del doble de su tamaño durante entrevistas y llevarlos de tener incontables
patrocinadores a no tener ninguno."

"¿Ella realmente puede hacer eso?" James pregunta con cautela.

"Ella puede, y lo hará", advierte Sirius. "Si detecta incluso un indicio de debilidad, saltará hacia
ustedes. Si hay algo que pueda descubrir, entonces lo sacará de raíz".

James traga. "¿Por cualquier cosa, quieres decir...?"

"Secretos. Mentiras. Drama. Cualquier cosa por la que los Hallows se vuelvan locos", explica
Sirius. "En tu caso, James, estás bien. No tienes nada que esconder, y no habrá mucho drama a tu
alrededor".

"¿Estás-estás seguro de eso?" James dice, en tono alto.

Sirius lo despide perezosamente. "Bastante seguro. Lo asumo, ella intentará seguir el hilo pensando
que odias a Regulus, pero no mentirás cuando le digas que no lo haces. Sin duda preguntará si
ustedes dos están peleando, y ella me arrastrará a eso, pero tú no eres la parte complicada de esa
ecuación".

"Ese soy yo, supongo", dice Regulus rotundamente. Él lanza un suspiro. "¿Por qué siempre
volvemos a mí?"

"Porque eres un Black y nuestra familia está maldita", responde Sirius, y Regulus resopla
débilmente, levantando las manos en alguna forma de acuerdo. "Pero sí, va a depender de ti.
Regulus, escúchame, si ella capta, aunque sea un indicio de que tienes sentimientos complejos por
mí, los destrozará. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? Si dejas escapar que no somos... que las
cosas son más complicadas de lo que parece, ella las eliminará hasta que no quede nada y luego lo
expondrá para que todos lo vean. Y me refiero a todos".
Regulus lo mira fijamente, convenientemente incómodo. En una rara muestra de vulnerabilidad,
susurra: "Sirius, no sé cómo hacer esto. No sé cómo hablarle a la gente. No soy como tú. No puedo
—No sé cómo ser—"

"Regulus", interrumpe Pandora suavemente, "es por eso que estamos aquí. Vamos a ayudarte, ¿De
acuerdo? Estarás preparado para cualquier cosa que esa vil idiota pueda lanzarte".

"Mírame", dice Sirius en voz baja, agachándose junto a la silla de Regulus para sostener la mirada
de Regulus. "No puedes, no puedes cerrarte, Reggie. Cuando estés allá arriba, no puedes retirarte y
esconderte. Sé que querrás hacerlo, pero debes presentarte de una manera que hará que te amen. Sé
que odias eso, y lo entiendo, de verdad lo entiendo, pero tu supervivencia depende de ello. Solo
tienes que superarlo, ¿De acuerdo?”.

"No sé cómo hacer que la gente me ame", responde Regulus en voz baja, y esa podría ser la cosa
más desgarradora que James haya escuchado en su jodida vida. Oh, eso atraviesa justo el corazón,
eso sí.

La garganta de Sirius se mueve, y cierra los ojos con fuerza, exhalando lentamente. Cuando abre
los ojos, murmura: "No tienes que hacer que la gente te ame".

"Acabas de decir-"

"S-sé lo que acabo de decir, pero ya no hablo de eso. No estoy hablando de los Hallows. Estoy-es
decir, en la vida, Regulus. No tienes que hacer que la gente ame, tú- ellos simplemente lo hacen.
Los que lo hacen, lo hacen, solo porque eres tú ".

"Nadie—" Regulus se detiene, su boca se cierra de golpe, y así, su expresión se cierra.


Visiblemente se apaga, luego mira hacia otro lado. James siente que su corazón se hunde, porque
sabe dónde termina eso; Todos lo hacen; era jodidamente obvio a dónde iba eso. Nadie me ama.

Sirius se ve afectado, y luego—porque también es un Black, y tan complicado como Regulus, si no


es que más—su rostro se queda en blanco por igual. Se empuja hacia arriba, alejándose mientras se
pasa las manos por el cabello, su mirada es distante y nublada. James siente que sus entrañas se
están marchitando, porque esa es la apertura perfecta para que Sirius se lo diga, excepto que Sirius
no puede, o no quiere, porque está demasiado encerrado en su propia cabeza.

James podría decirlo. Podría decir, Eres amado. Podría decir, Sirius te ama. Hay muchas cosas que
podría decir, pero lo peor de saber lo que hay que decir es saber que no es él quien debe decirlo.
Regulus no quiere escucharlo de él, ninguna versión que James pueda darle, y no le creerá.
Francamente, James tampoco cree que Regulus quiera escucharlo de Sirius. En cierto modo, eso
hace que las cosas sean mucho más difíciles para ambos.

"¿Recuerdas cuando solíamos jugar el juego de redirección?" Sirius pregunta abruptamente,


dándose la vuelta para mirar a Regulus.

Regulus se gira lentamente para fruncir el ceño. "¿Sí?"

"¿El juego de redirección?" Pandora pregunta con curiosidad.

Sirius se ríe, e incluso Regulus muestra una pequeña sonrisa burlona, como si estuvieran
compartiendo una broma interna que es a la vez divertida y nada divertida. "Es este juego al que
solíamos jugar cuando éramos niños, una especie de preparación para tratar de evitar cualquier
castigo de nuestros padres. Era como... práctica, supongo. No siempre funcionaba, pero a veces sí".

"Era para cuando hacíamos algo mal. Cuando rompíamos algo, o llegábamos tarde a casa, o
decíamos algo que no deberíamos", explica Regulus. "El método de Sirius era ser lo más errático
posible. Rompió un jarrón una vez, y cuando mamá comenzó a castigarlo, divagó durante, no estoy
bromeando, una hora sobre varios chismes que escuchó en el distrito, con la esperanza de que otra
cosa la enfurecería más. De hecho, funcionó esa vez. Simplemente lo enviaron a su habitación".

"Uno de mis momentos más afortunados", dice Sirius irónicamente. "Ahora, el método de Regulus
era ser su angelito inocente que nunca hacía nada malo. Oh, ¿Esa ventana rota? No, madre, por
supuesto que tu precioso bebé no lanzó una pelota a través de ella. Tu bebé estaba trayendo la
pelota dentro cuando tropezó y se cayó, y la pelota salió volando, y él quería recoger los vidrios,
pero ¿Y si le lastimaba? Madre, tu bebé lo siente mucho, irá a recoger el vidrio ahora. ¿Qué es eso?
¿No quieres que tu querido angelito se corte los dedos? ¿Solo será más cuidadoso la próxima vez?
Por supuesto, madre. Por supuesto".

Los labios de Regulus se curvan en una sonrisa. "Todavía no puedo creer que haya creído ese, en
realidad".

"Él ganó el juego de redirección más que yo", declara Sirius, sacudiendo la cabeza.

"Alguien está amargado", comenta Regulus. "No puedo evitar que se me diera bien".
"Todo está en tus ojos", murmura Sirius. Señala a Regulus y levanta las cejas hacia James y
Pandora. "Él puede llorar cuando se le ordena, ya sabes. Hace que se le salgan las lágrimas en
segundos, y todo es falso. Lo he visto. Está malditamente loco."

"Espera, ¿Puedes realmente?" Pandora jadea, inclinándose hacia adelante.

"Sí", admite Regulus encogiéndose de hombros.

Sirius hace una mueca. "Eso no es normal, Reg."

"Hazlo", insiste Pandora, viéndose cautivada.

"¿Qué, ahora mismo?" Regulus pregunta, frunciendo el ceño.

"Yo voto que no", interrumpe James. "Mantengamos las lágrimas al mínimo, ¿Sí? Sea falso o no".

Regulus suelta una carcajada. "Eso dejó de funcionar en Sirius cuando yo tenía ocho años de todos
modos".

"Sabes cuando es real", es todo lo que dice Sirius. Se encoge de hombros cuando James lo mira con
incredulidad. "Confía en mí, la realidad es que no es tan calmado. Se pone tembloroso y le cuesta
respirar cuando está llorando realmente".

"Sí, bueno, eres feo cuando lloras, así que", se queja Regulus, y se burla cuando Sirius le da la
espalda.

"Eso suena brillante", anuncia Pandora alegremente. "Hazlo."

"No", dice James bruscamente. "¿Podemos simplemente… hay algún punto en todo esto? ¿Me
estás diciendo que quieres que finja llorar durante su entrevista, Sirius?"
"No, no creo que llevarlo tan lejos sirva de mucho, especialmente en la arena". Sirius se cruza de
brazos y vuelve a pasearse, con los ojos entrecerrados pensativo mientras traza sus labios con el
dedo. "El problema, es que esto es en realidad un acto de equilibrio, y uno muy importante. Piensa
en ello como platillos giratorios, y no quieres dejar caer ni uno de ellos, porque eso seguramente
también haría caer a los demás."

Regulus arquea una ceja. "Soy bueno equilibrando las cosas".

"Sí, lo sé. James es el torpe". Sirius frunce los labios y luego aplaude. "Muy bien, entonces tienes
tres platos, ¿Sí? Uno es el nivel de amenaza, que se ocupa principalmente de cómo te ven tus
enemigos en la arena. Para empezar, lo equilibraste bastante bien, pero es probable que lo hayas
perdido con ese acto, sacaste eso y obtuviste un puntaje alto. Desconfían de ti, Regulus, lo cual es
bueno. Lo que no es bueno es que están ansiosos por deshacerse de ti lo antes posible. Entonces,
ese es un plato menos, pero no es un plato roto. No lo rompiste. Eres bueno con las dagas, puedes
pelear y puedes correr. Eres lo suficientemente inteligente como para burlar a esos idiotas sin
cerebro".

"Está bien", dice Regulus lentamente, sonando cauteloso, claramente sin esperar que Sirius ignore
la fuente de su última pelea.

"El segundo plato es daño político", continúa Sirius, suspirando mientras se cruza de brazos. "Este
es sobre los creadores de juegos y los funcionarios del gobierno, particularmente sobre su opinión
sobre ti. Si eres un favorito, o si les aburres, o si les has causado problemas y o hacerlo enfadar- lo
cual hiciste, por darle a Slughorn un corte de pelo improvisado".

"Solo le saque un poco del costado", protesta Regulus. "Sirius, honestamente, ¡Ni siquiera puedes
notarlo! Y podría haberlo matado, sabes, pero no lo hice. ¡Eso es algo!"

Sirius se cubre todo el rostro con la mano y luego, milagrosamente, se ríe. Todavía se está riendo
cuando se las arregla para ahogarse, "¿Te… te das cuenta de que suenas como yo?"

"Yo no", argumenta Regulus al instante, retrocediendo ofensivo, como si no pudiera pensar en
nada más insultante.

"Reggie, eso es absolutamente algo que yo habría hecho, y te estás defendiendo señalando cuánto
peor podrías haber sido, que es exactamente lo que hago", le informa Sirius, dejando caer su mano.
"No", niega Regulus, sacudiendo la cabeza. "No absolutamente no." Mira a James, que frunce el
rostro y mueve la cabeza de lado a lado. Regulus parece horrorizado. "No. Me niego a—no, James.
Eso—eso no fue algo que Sirius haría."

"Sí, fue algo que Sirius hizo", confirma James.

"Bueno, si- si eso es cierto, que no lo es", recalca Regulus, y parece que su ojo se contrae,
"Entonces, ¿Por qué estabas tan jodidamente enojado, Sirius?"

"Porque no es mi vida la que está en juego", le dice Sirius, levantando las cejas. "Es la tuya. Es la
de James. Hiciste algo increíblemente imprudente, y si no fuera por el hecho de que aumenta las
posibilidades de que te maten, no me habría enojado. Pero lo hace, y no puedo creer que tenga que
decirte esto a ti de entre toda la gente, pero tienes que tener más cuidado".

"Pensé que era valiente", comenta Pandora.

Regulus parece afligido. "Oh, fue al que hizo Sirius. ¿Por qué hice eso? ¿Por qué iba a-"

"Bueno, para ti, me imagino que viene de un lugar de mezquindad, porque eres una perra furiosa",
dice Sirius casualmente.

"¿Y cuál es tu excusa?" Regulus responde.

Sirius le sonríe. "Lo mismo, en realidad, pero solo más fuerte. No podrías haber elegido un peor
momento para subir el volumen. Baja el tono, ¿Quieres?"

"Oh, vete a la mierda", murmura Regulus, pero algo en su tono o lenguaje corporal debe
interpretarse como dócil, porque Sirius parece satisfecho mientras asiente. "Así que, ¿El plato de
daño político también está abajo?"

"Bueno, ciertamente se está cayendo, lo cual no es bueno", le dice Sirius con una mueca de dolor.
"Estas personas controlan tu experiencia en la arena, en particular Horace Slughorn. Son los que
pueden apagar un chorro de luz justo cuando te estás muriendo de deshidratación, o enviar una
puta bola de fuego a tu cabeza cuando estás durmiendo. Algunas cosas en la arena están grabadas
en piedra, como el diseño y el diseño original, pero también pueden controlar otras cosas. No
pueden matarte directamente, ya que eso no sería un buen espectáculo, realmente, que es la parte
más importante para ellos, pero pueden, sin embargo, influir en lo fácil o lo difícil que son las cosas
para ti. Si los hiciste enojar, puedes suponer que no va a ser fácil".

"Encantador", dice Regulus, con los ojos cerrados. "Un plato hacia abajo y otro hacia el piso.
Simplemente encantador".

James se mueve inquieto con las manos en su regazo. A él no le gusta esto en absoluto. Cada vez
suena más como que va a ser jodidamente difícil mantener vivo a Regulus y llevarlo a casa. Ya sea
que sea simple o la cosa más agotadora por la que James jamás pasará, él lo hará de todos modos,
pero no se avergüenza de admitir que desearía que no fuera tan difícil.

"¿Y el último plato?" James pregunta con cautela, porque en este punto, no espera buenas noticias.

"Imagen pública", anuncia Sirius. Regulus se burla cuando abre los ojos y Sirius lo señala. "No, no
hagas eso. No pongas esa cara y seas tan rápido en descartarlo. La imagen pública es más
importante de lo que te das cuenta; no sé cuántas veces tengo que decírtelo. Lo creas o no, es lo
más importante".

"Lo es", confirma Pandora. Se inclina hacia adelante con un profundo suspiro, entrelazando sus
manos. "¿Para quién crees que es todo esto, en realidad? Quiero decir, realmente piénsalo".

Sirio asiente. "La gente, los Hallows, principalmente, tienen más poder de lo que piensas. Los
tributos que les importan, los que quieren ver, esos son los tributos que hacen que lleguen lejos. No
solo porque los patrocinadores se vacían los bolsillos; también es sobre la opinión pública. Si
tienen una alta opinión de ti, quieren verte vivir, pelear e incluso ganar. Los juegos... en realidad
nunca se dejan al azar o al destino. Hay una ventaja injusta para aquellos que vienen con
habilidades, y hay una ventaja injusta para aquellos que se ganan la simpatía del público. Quieres
esas ventajas, y no puede importar que no sean justas, porque podría ser lo que se interpone entre tú
y la muerte. Muy, muy rara vez alguien entra en los juegos sin habilidades y sin apoyo y sale con
vida. Puede pasar, pero casi nunca pasa, y no cometas el error de pensar que pasará para ti. Lo más
probable es que no lo haga".

"¿Pero ha sucedido?" Regulus pregunta, sonando genuinamente curioso. "Quiero decir, dices que
puede, pero ha sucedido ¿Alguna vez?"

"Solo una vez que lo vi", murmura Sirius. "Mi amiga, Marlene. Prácticamente no tenía
patrocinadores y nunca había practicado con un arma antes del centro de entrenamiento".
"Ella ganó", dice James en voz baja. "¿Cómo?"

"Luchó cuando lo necesitaba. Se escondió bien. Sorprendió a todos, porque nadie esperaba que
viviera más allá del primer día, y mucho menos que fuera la última en pie. Ni siquiera yo", admite
Sirius.

Regulus se queda en silencio por un largo momento, asimilando eso, y luego suspira. "Entonces,
¿Supongo que mi plato de imagen pública está absolutamente destrozado en el suelo?"

"En realidad, no", corrige Sirius. "Todavía está en marcha y girando, pero se está tambaleando un
poco. Afortunadamente, no has tenido que aparecer mucho en público todavía. Esta entrevista va a
decidir si ese plato cae o no, ¿Y Regulus? No debes dejarlo caer. ¿Entiendes? Si sigues así, los
otros dos también pueden ser recogidos. Pero si cae, todos los platos están abajo, y tus
probabilidades en la arena... Bueno, no es bueno. No es bueno en absoluto. "

"El problema es que no sé cómo evitar que se caiga, Sirius", grita Regulus.

"Lo sé, por eso mencioné el juego de redirección. Vas a jugarlo", le dice Sirius con firmeza. "Vas a
ser el ángel del Hallow tratando de evitar problemas. Eso es todo. Puedes hacer eso; lo has hecho
toda tu vida".

"Entonces, se supone que debo… mentir", dice Regulus.

Pandora se echa a reír, golpeándose el muslo. La miran hasta que se calma y ella niega con la
cabeza, divertida. "Oh, absolutamente vas a mentir, Regulus. Todos van a mentir cuando hablen
con Rita. Ella no es el tipo de persona a la que le quieres confiar la verdad".

James siente una sacudida de nervios atravesándolo, porque no es un buen mentiroso,


especialmente cuando está ansioso. Comienza a llamar la atención sobre eso, pero Sirius y Pandora
se inclinan hacia adelante y se lanzan a entrenar a Regulus sobre cómo sobrevivir a su entrevista.
James se queda en silencio, pero no puede evitar pensar que él también podría necesitar algo de
ayuda.

Bueno, tal vez estará bien.

~•~
Regulus no quiere admitirlo, pero a regañadientes ha llegado a gustarle Gideon como persona, a
pesar de que es un Hallow. Es muy parecido a Pandora y Dorcas. Verse obligado a pasar tiempo
con ellos le ha demostrado que son más de lo que nunca esperó que fueran. No muchos Hallows

son.

"No, no así", dice Gideon con un suspiro, estirando la mano para apartar las manos de Regulus del
broche en su garganta. No parece molesto por la mirada que Regulus le lanza. Incluso rueda los
ojos. "Oh, detente, estoy tratando de ayudarte. ¿Qué vas a hacer? ¿Intentar morderme de nuevo?"

"No me tientes", murmura Regulus.

"Lo creas o no, este es un esfuerzo de colaboración", le dice Gideon, luciendo divertido. "Todos
estamos aquí para hacerte lucir lo mejor posible, para que puedas sobrevivir lo mejor posible".

"El día que nos conocimos, me dijiste que era la muñeca más linda que habías tenido", dice
Regulus rotundamente.

Gedeón se ríe. "Sí, bueno, no me culpes por apreciar el potencial cuando lo veo. Tú, mi amigo,
tienes lo que uno llamaría una belleza natural atemporal". Se inclina y baja la voz a un susurro.
"Esa también es un arma, si la usas bien".

"Bueno, el objetivo es hacer que los Hallows me amen, así que... supongo que ser lindo no hace
daño", responde Regulus con una mueca, un profundo suspiro se le escapa. No puede evitar los
nervios que se le acumulan bajo la piel solo de pensar en la entrevista.

"Oye", murmura Gideon, su voz suavizándose mientras coloca sus manos sobre los hombros de
Regulus. "Vas a hacerlo bien. Y esto, ¿Lo que te hemos dado? Es una herramienta, Regulus, y
puedes usarla. Vamos a estar entre la multitud, sabes. Entonces, si necesitas una cara familiar,
búscame a mí, a Fabian y a Dorcas".

Realmente, si Regulus quiere que alguien esté allí, solo para asegurarse, es Sirius. No lo estará,
porque estará atrás antes y después de cada entrevista. Aun así, en realidad es algo bueno que
ofrece Gideon. "Gracias."

"¿No demasiado apretado?" pregunta Gideon mientras tira suavemente de la capa que descansa
sobre los hombros de Regulus.
"No, está... está bien".

"¿Estás cómodo? ¿No sientes que te están estrangulando?"

"No."

Gideon asiente y retira las manos. "Excelente. Puedo decir, Regulus, te ves francamente atractivo".

"Yay", murmura Regulus, y Gideon resopla. "Sé que esta es básicamente tu forma de vida, pero no
es... lo mío".

"Sí, lo descubrí por mi cuenta", reflexiona Gideon, con los labios contraídos. "Sabes, Fabian y yo...
La moda fue una de las cosas que realmente siempre nos dio independencia. Nos expresamos de
manera diferente desde que éramos niños, y esto en realidad nos dio una sensación de
independencia que, bueno, diría que es realmente nos empoderó a ambos. Lo necesitábamos. Algo
que nos mantuvo separados, pero que también nos unió. Cuando son hermanos, algo así es
sagrado".

Algo que nos separó, pero que también nos unió. Cuando son hermanos, algo así es sagrado.
Regulus piensa en él y Sirius, y luego, ridículamente, lo que pasa por la mente de Regulus es una
palabra. Un nombre. James.

Traga con dificultad y baja la mirada, pasando los dedos por la capa que se desliza entre sus dedos.
Es oscuro y suave, apenas barriendo el suelo.

"Vamos", dice Gideon, dando un paso atrás, "vamos a llevarte a Dorcas para que pueda explicarte
todo".

Regulus lo sigue y no se sorprende al encontrar a James y Fabian conversando fácilmente. James se


está riendo a carcajadas, riéndose de algo que dice Fabian, y se ve injustamente bien con el
atuendo diseñado para él. No es muy diferente al de Regulus, excepto que no tiene una gargantilla
alrededor de su garganta con forma de corona. En cambio, su corona se ha partido por la mitad y se
ha colocado en cada hombro, sosteniendo su capa. Es similar a la de Regulus, excepto que es
blanca y se parece más a una capa para una armadura que a una capa real. Cubre principalmente su
espalda, haciéndolo parecer una especie de la realeza”.
"Oh, bueno, ¿No te ves bien?" James comenta cuando ve a Regulus, una sonrisa se extiende por su
rostro de inmediato. Lo han afeitado recientemente, un afeitado apurado y limpio que hace que su
rostro luzca suave. Regulus ciertamente ha apreciado su barba antes, así que esto es... nuevo.

"¿Alguna vez te van a devolver tus lentes?" es todo lo que Regulus se atreve a decir en respuesta.

"Pregunté lo mismo", admite James, claramente reivindicado. Le lanza a Fabian una mirada que
descaradamente dice ¿Ves? Fabian solo pone los ojos en blanco y James vuelve a mirar a Regulus.
"¿Ellos, er, esponjaron tus rizos? Se ven—esponjosos".

"Sí, eso se llamaría volumen, cariño", dice Fabian, divertido, y James resopla. "Pero sí, Gideon
obviamente los ha despeinado para él. El objetivo aquí es hacerlo lucir angelical, y yo diría que se
parece lo más posible a un querubín. Muy bien hecho, Gid".

"Gracias, gracias", responde Gideon grandiosamente, inclinándose en una reverencia con una
sonrisa complacida.

Regulus se burla. "Oh, déjalo. No parezco— "

"No, lo haces", interrumpe James, luego tose cuando Regulus lo mira, sorprendido. "Yo solo…
quiero decir, te ves... dulce. Por Gideon. Lo que hizo, quiero decir. Te ves- Bien".

Fabian resopla, luego lo disfraza como si se estuviera aclarando la garganta en voz alta, y de
repente encuentra el techo completamente fascinante. Mientras tanto, Gideon comienza a sonreír,
solo para cerrar los labios y mirar sus zapatos como si nunca antes los hubiera visto. James, por
otro lado, parece un ciervo asustado.

"¿Dulce?" Regulus pregunta con escepticismo.

"Sí, como... joven", dice James lentamente, luego comienza a divagar al instante. "No, no, no
quiero decir que te veas muy joven, porque obviamente no lo eres. Solo, bueno, no estoy diciendo
que seas viejo. Tenemos la misma edad, eso es todo. Y es- No te veo como, ya sabes, más joven o
inocente o.… ni nada por el estilo, solo porque eres el hermano pequeño de Sirius. Bueno, no un
bebé. Pequeño. Más joven. Quiero decir...”.

"Bonito", completa Dorcas mientras entra en la habitación, con los labios fruncidos. "Él piensa que
eres bonito".
"Oh, estoy tan contento de que hayas llegado", exhala Gideon.

"Sí, eso fue doloroso", dice Fabian, y James le da un fuerte codazo en el costado, lo que hace que
reprima la risa.

"Sí, bueno, James tiene razón. Eres muy bonito. Ambos lo son. Ven aquí, déjame mirarte", dice
Dorcas, moviéndose para alcanzar y agarrar a Regulus por los hombros, girándolo lentamente. Ella
tararea complacida cuando él la mira de nuevo. "Sí, muy bonito, pero no solo eso. Eres una estrella,
Regulus".

"Ja, ja", dice Regulus rotundamente.

Dorcas se ríe, girando para mirar a James. "Ahora, déjame verte. Oh, esto es bueno. Muy bueno.
Estás brillando, James".

"Muy divertido, Dorcas", bromea James mientras se detiene frente a ella.

"La risa es la música del alma, mis amores", dice Dorcas sabiamente. "Bien, comencemos contigo,
Regulus. Eres el que más preocupa a Sirius. Ahora, tu atuendo es una muy buena pieza para hablar
en caso de que te sientas incómodo, o no sepas qué decir, o no sepas cómo responder. Habrá
cámaras en todos los ángulos, así que cuando te pongas de pie y extiendas tu capa, da una vuelta
lenta para que todos puedan verla".

"Está bien", murmura Regulus, nervioso de nuevo.

"Tu capa es el evento principal. La constelación de Leo con la estrella más brillante: Regulus.
¿Conoces el mito detrás de esto?"

"Sobre Hércules, sí".

"No tengas miedo de contarlo, y no dudes en hacer una comparación entre tú y Hércules. Derrotó
al león, convirtiéndolo en un campeón. Juega con eso, si es necesario".
"Claro, pero Regulus es el corazón del león. La comparación entre Hércules y yo no tiene sentido.
No soy el campeón, soy el que morirá".

"Lo sé", le dice Dorcas, su voz suavizándose. "Ese es el mensaje oculto, Regulus. Esa es la verdad.
La gente lo verá. No todos, pero algunos de ellos, y significará algo. También puede significar algo
para ti, porque tú eres el que está siendo enviado a la muerte. Sé un campeón de todos modos".

Regulus descubre que no puede responder a eso más allá del nudo que bloquea su garganta. Teme
cada segundo que lo acerca a la arena. Está el resto de hoy, las entrevistas de mañana, y luego al
día siguiente se van. Él no está listo. Él no cree que alguna vez estará listo.

"Esto es algo personal", murmura Dorcas, estirando la mano para pasar suavemente el dedo por la
gargantilla en forma de corona que descansa alrededor de su garganta. "Vienes de una familia de
Vencedores. Realeza, por así decirlo. Hay un dicho: pesada es la cabeza que lleva la corona. La
cuestión es que esta no es una corona que se sienta sobre tu cabeza y te otorga poder. Es un collar,
y nadie debería atreverse a pensar diferente. Haremos que lo miren, porque la ignorancia es una
dicha, y no merecen la dicha cuando estás sufriendo en sus manos".

"Gracias", susurra Regulus, y en ese momento entiende lo que ella quiere decir sobre la expresión,
sobre lo conmovedora que puede ser. Ella realmente diseña en alto.

"No me des las gracias. Cree en ti mismo, porque yo ya lo hago", le dice Dorcas en voz baja,
sosteniendo su mirada por un largo momento, y luego sonríe y se vuelve hacia James. "Ahora tu."

"Yo", dice James, parpadeando hacia ella.

"Tu capa funciona de manera muy similar a la de Regulus. Sirius me ha informado que tu entrevista
será posterior a la de él, así que no dudo que Rita querrá que presumas primero para quitarlo del
camino", explica Dorcas. "La tuya, por supuesto, es diferente en el sentido de que no son múltiples
estrellas, es solo una".

James suelta una risa débil. "El sol."

"Una estrella muy importante para todos nosotros, pero también tiene un significado", declara
Dorcas con firmeza. "En lo que puedes apoyarte es en que acercarte demasiado al sol asegura que
te quemarás. Tú eres el sol en este escenario, James, y esa es la advertencia. ¿El significado oculto,
sin embargo? Necesitamos el sol para sobrevivir, y aun así se pone. ¿Qué pasa si no vuelve a
salir?"

"No lo sé", admite James.

Dorcas sonríe. "Exactamente. Nadie lo sabe, pero puedo prometerte que nadie quiere saberlo". Da
un paso adelante y pasa sus manos suavemente sobre las piezas rotas de la corona en cada uno de
sus hombros. "Hablamos de esto. Uno para tu madre y otro para Sirius. Tu exposición a lo que
realmente es ser un Víctor. Hay un dicho: el peso del mundo sobre los hombros. Lo has sentido
antes y lo llevas. Llévalo un poco más, James, y nunca dejes de levantarte.”

"Correcto", susurra James, mirándola con los ojos muy abiertos, y Regulus entiende. La fuerza de
Dorcas Meadowes mirándote así es pesada y te cambia la vida. Ella ve el mundo de una manera
que nadie más lo hace, y mira a los que la rodean de la misma manera. Es a la vez aterrador y
estimulante.

"Gid, Fab, desvístanlos y déjenlos descansar", dice Dorcas. "Lo van a hacer muy bien, lo sé, y
tengo una fiesta a la que debo asistir. Buena suerte, mis amores, estaremos allí entre la multitud
mañana, solo para ustedes dos".

Y, con esa misma presencia dominante y grandiosa que usó con su entrada, hace su salida. Regulus
mira a James y lo encuentra mirando hacia atrás, y luego Gideon y Fabian los están empujando
hacia afuera. Cuando Regulus mira hacia atrás, James ya está haciendo lo mismo.

Esta vez, Regulus no aparta la mirada hasta que no tiene elección.

~•~

A Remus, sorprendentemente, le gusta trabajar en eventos. Bueno, le gusta tanto como le puede
gustar a cualquier persona en su posición, lo que significa que lo odia con una pasión ardiente, pero
saca algo de eso de vez en cuando.

Lo que obtiene de ello, por lo general, es información. Chisme. Misterios. Hay mucho que aprender
de una fiesta llena de Hallows de alto perfil cuando las bebidas fluyen y la gente habla con los
labios sueltos. A veces, Remus piensa que sabe más sobre el funcionamiento interno de Hallow que
incluso Riddle. Las cosas que escucha... Las cosas que sabe... Bueno, honestamente podría hacer
mucho daño con todo eso.

Pero, en realidad, no puede. Tiene una máscara, una que no puede quitarse, no aquí. No con esta
gente. Lo odia, y lo que odia más es que está jodidamente acostumbrado. Lo ha usado todos los
días durante cinco años, y la única vez que se lo quita es cuando está comiendo o cuando está en la
suite que le corresponde ahora. No sabe cuándo la incomodidad de tener la máscara puesta se
transformó en una sensación de extrañeza cuando se la quitó. Él odia eso, también.

Los deberes de Remus en el evento son bastante simples. Él no es el único sirviente aquí, y hay un
acuerdo tácito entre todos los sirvientes (tácito por razones obvias) para dividir y conquistar para
una cobertura más amplia. Es una rotación sólida, como los engranajes que trabajan en una
máquina, todos ellos dando vueltas por la habitación de una estación a la siguiente. Sirve tragos
para la gente, u ofrece bandejas de comida, o trabaja en el bar, o limpia en la parte de atrás, o
prepara más alimentos y bebidas en la cocina; y, por supuesto, está la estación general que sigue
siendo una prioridad en todo momento, en la que los sirvientes están a la disposición de todos los
que están a su alrededor para cualquier cosa que necesiten o deseen.

Actualmente, Remus está sirviendo más vino a Joffrey Macnair mientras escucha chismes sobre un
tal Sirius Black. Está un poco demasiado interesado, sinceramente; no debería estarlo, lo sabe, pero
no puede evitarlo. Hay una satisfacción secreta y brillante de que él sabe que están equivocados.

"Francilla insiste en que él la llevó a la cama", dice Joffrey en voz baja, hablando con Devina.
"Ella dijo que no prometería su patrocinio por nada menos, y hay rumores de una donación
considerable ya prometida en su nombre".

"Seguro que se está moviendo este año", murmura Devina, ofreciéndole su vino. Ni siquiera en la
dirección de Remus. Simplemente lo levanta un poco y espera que se llene, lo cual sucederá. "No
me sorprende. Esta vez es su hermano y amigo más cercano, así que, naturalmente, él se preocupa
más por ellos. Es una pena, ¿No?"

Joffrey tararea, bebiendo su vino. "Sí, lo sé. Le pregunté quién cree que mataría al otro, pero no me
dio una respuesta del todo, bromeando. Solo me guiñó un ojo, se rió y me dijo que mirara el
programa para ver. Mi dinero está en James."

"Oh, ¿lo está?" pregunta Devina, inclinándose con un suave jadeo. "Cosa traviesa. ¿Prometiste una
donación también?"

"Bueno, un caballero nunca besa y cuenta, Devina", responde Joffrey con una risa suave.

Remus da un paso atrás, conteniendo el aliento. Quiere, bastante violentamente, romper la botella
en la cabeza de ambos. Sirius no ha hecho tal cosa, por supuesto. No ha llevado a nadie a su cama
y está bastante ocupado haciendo todo lo posible para ayudar a su hermano pequeño y su mejor
amigo. Es más que jodido que no puedan ver cuán horrible es esta situación para Sirius, y
simplemente están sentados aquí, discutiendo sobre él como si no fuera más que un pedazo de
carne.

"Joffrey, Devina, pensé que eras tú", dice la brillante voz de nada menos que el mismísimo Sirius
Black, lo que hace que Remus se congele cuando Joffrey y Devina se separan para girar en sus
sillas.

"Sirius", Joffrey saluda cálidamente, levantándose de su silla para inclinarse y besar cada una de las
mejillas de Sirius, lo que Sirius permite con una sonrisa encantadora.

"Vaya, te ves tan guapo esta noche, Sirius", comenta Devina mientras le tiende la mano.

Sirius se inclina sobre él instantáneamente, agarrándolo y presionándolo con un beso prolongado


mientras le guiña un ojo. Mientras se pone de pie, su mirada se dirige a Remus y su sonrisa se
suaviza un poco. "Gracias. Alguien muy querido para mí me ayudó a elegir mi atuendo".

"¿Querido, dices?" Devina pregunta con curiosidad mientras Sirius toma asiento junto a ella.
Remus se gira para servirse otra copa de vino, una sonrisa tratando de formarse bajo su máscara,
aunque eso literalmente nunca había sucedido antes, y es bastante imposible con lo apretada que
está en su rostro. "¿Por cariño, quieres decir...?"

"¿No te gustaría saber?" Sirius se burla.

"¿Mis oídos me engañan o alguien ha logrado capturar y atrapar al siempre escurridizo Sirius
Black?" Joffrey reflexiona, claramente buscando información.

"Tal vez solo soy escurridizo para aquellos que no tienen nada que ofrecerme", responde Sirius
fácilmente.

Remus se inclina a su lado y le ofrece una copa de vino. Sirius lo mira brevemente antes de que lo
tome, pero se asegura de que sus dedos se rocen mientras mira hacia otro lado. Por un momento,
mientras Remus se endereza, fantasea con una vida en la que Sirius nació en su distrito, donde
podrían haberse conocido fuera de un entorno como este, donde Remus podría haber hecho cosas
que no se atreve a hacer aquí.
No tiene nada que ofrecerle a Sirius. Realmente no es una cosa. Está encadenado a su servidumbre
forzada al Hallow, nada a su nombre y sin posesiones que reclamar. Y, sin embargo, Sirius es la
persona menos escurridiza que Remus ha conocido. ¿Es eso una elección? ¿O simplemente conoce
al verdadero Sirius?

"Bueno, yo no sabría nada de eso", anuncia Joffrey, cruzando las piernas y recostándose con una
sonrisa. Es como un tiburón. "Tengo mucho que ofrecer. Solo tienes que preguntar".

"Si tuviera que preguntar, sería una petición, no una oferta", señala Sirius, y se acerca para poner
suavemente su mano sobre la rodilla de Devina como una ocurrencia tardía. Hace que esconda una
sonrisa detrás de su copa de vino, y hace que los ojos de Joffrey se concentren en ella, con las fosas
nasales dilatadas. "¿Y tú, Devina? ¿Te evado?"

"Eres todo un enigma, de hecho", admite Devina con una rica risa, estirando la mano para
colocarla sobre su pecho, como si tuviera derecho a ello. Sirius la deja. "Creo que hay algunos que
ofrecerían al mundo ver el interior de tu mente. Me pregunto qué debe estar pasando ahí arriba".

"Oh, no puedes imaginar las cosas que tengo escondidas ahí arriba. Me temo que el costo de
compartirlo es una cantidad que pocos han sido capaces de cumplir", le dice Sirius, sonriendo
mientras ella pasa dos dedos por su pecho, lentamente, mirándolo a los ojos. Sin siquiera apartar la
mirada de ella, levanta su vino y toma un sorbo lento, la tentación de sus labios curvados
asomándose por el borde.

"Di tu precio", afirma Joffrey con firmeza, inclinándose hacia delante.

Sirius vuelve a concentrarse en él y quita la mano de la rodilla de Devina. "Haz una oferta. A ver si
la cumples".

Y, así, Joffrey lo hace.

Lo que sigue es un baile muy complicado en el que Sirius interpreta a Joffrey y Devina como
tontos, usándolos uno contra el otro para obtener la promesa de su apoyo cuando comiencen los
juegos. Sirius apenas tiene que hacer mucho, aparte de sentarse allí y dejar que Devina le pase las
manos por todo el cuerpo, evitando deliberadamente que Joffrey haga lo mismo; a su vez, Sirius
solo toca la rodilla de Devina, eliminando el contacto como señal de aprobación cuando Joffrey ha
hecho algo que le gusta.
Es... fascinante, casi. Terrible, sí, pero la forma en que los toca a su voluntad, retorciéndolos
alrededor de sus dedos con una breve conversación y algunos gestos, es como magia. También hay
algo peligroso en ello, cuán simple lo hace Sirius, cuán atractivo es que puede hacerlo. Es
magnético y la gente lo quiere, pero nunca por las razones correctas. Ahí es donde es triste. En
realidad, el corazón de Remus se rompe por él, porque puede hacer esto, él tiene que hacer esto,
porque lo hace. Porque no hay duda en la mente de Remus de porque Sirius está haciéndolo; todo
es por James y Regulus, eso está bastante claro.

Remus llena sus bebidas una vez más antes de rotar con el siguiente sirviente, terminando en el bar.
Desde este punto de vista, puede ver toda la habitación y puede ver cómo Sirius procede a trabajar
en ella. La noche continúa con Sirius yendo de persona en persona, riendo alegremente y
convirtiendo a la gente en charcos para que él juegue.

Sirius parece darse descansos en el medio, charlando con otros mentores, por lo que Remus puede
decir. Remus sabe que hacer que todos estos patrocinadores hagan lo que él quiere es una
precaución, porque nadie sabe lo que va a pasar todavía. Y por lo que Remus ha aprendido a lo
largo de los años, se pueden necesitar múltiples donaciones de múltiples patrocinadores para pagar
un par de pequeñas hogazas de pan, y mucho menos cosas más necesarias, como medicamentos
para las lesiones. Por lo tanto, no le sorprende que Sirius solo se tome pequeños descansos,
trabajando constantemente tanto como pueda.

Hay un momento en el que Sirius llega al bar con una mujer rubia cuyo nombre Remus
rápidamente aprende: Marlene. Conversan mientras piden bebidas y, bajo las luces tenues, Sirius le
dedica una sonrisa muy especial. Remus nunca se dio cuenta hasta esta noche, pero Sirius le sonríe
de manera diferente a todas esas otras personas. Esta es una sonrisa más cálida, más tímida, y es
mucho más dulce de lo que Remus realmente puede entender.

"Oh, oh, Sirius", sisea Marlene mientras Remus le sirve una bebida. Ella comienza a golpear el
brazo de Sirius. "Esa es Dorcas. Esa es—"

"Tranquilízate, McKinnon, ella no es una celebridad. Pareces un poco deslumbrada", bromea


Sirius.

Marlene golpea su brazo con más fuerza. "Cállate. Joder, solo mírala. Quiero decir, ella es
legítimamente seductora. ¿Cómo estás cerca de ella sin desmayarte constantemente?"

"Ella no es realmente mi tipo", dice Sirius, con los labios contraídos.

"¿Una Hallow sexy no es tu tipo?" Marlene pregunta incrédula.


Sirius se ríe. "Una Hallow sexy que a mi amiga claramente le gusta, así que no, no es mi tipo.
Tengo un poco de integridad, lo creas o no. ¿Ves? Mira esto. ¡Oye, Dorcas!"

"Sirius", se ahoga Marlene, girando frenéticamente y casi derramando su bebida. Remus lo toma
rápidamente antes que ella y luego lo desliza suavemente en su mano. Distraída y luciendo
peligrosamente cerca de desmayarse, Marlene levanta temblorosamente su vaso hacia Remus y
jadea, "Salud", antes de beber todo de un trago desesperado.

"Ah, Sirius, encantada de verte aquí", saluda Dorcas mientras se acerca, inclinándose para un
abrazo tan pronto como lo hace Sirius.

"Y es encantador verte, como siempre. Eres una visión, como siempre", responde Sirius mientras
se separan. "Dime, ¿Regulus y James se portaron bien?"

"Tanto como lo hacen siempre", le dice Dorcas, divertida. Su rostro se suaviza mientras asiente
hacia él. "Se veían encantadores, Sirius, y sé que van a estar bien".

La tensión sale visiblemente de los hombros de Sirius. "Gracias, Dorcas". Se gira ligeramente,
haciendo un gesto a Marlene. "¿Conoces a Marlene? Está bastante enamorada de ti".

Marlene procede a atragantarse con su vaso, que Remus había vuelto a llenar obedientemente para
ella porque se veía un poco desesperada, sinceramente. Ella entra en un ataque de tos, limpiándose
la parte de atrás de su boca mientras se gira, luciendo mortificada.

"Por tu trabajo", aclara Sirius con una sonrisa. “Está bastante enamorada de ti por tu trabajo”.

"Yo-sí, hola", dice Marlene débilmente, extendiendo su mano.

"Marlene McKinnon. Sí, te conozco. La Víctor que conmocionó a Hallow", murmura Dorcas
mientras toma la mano de Marlene y rápidamente se la lleva a la boca, besándola. Esto no es
realmente inusual para Hallows como una forma de saludo, pero generalmente solo se hace con las
personas que tienes en alta estima, o las personas que quieres pensar que las tienes en alta estima.
Marlene la mira con los labios entreabiertos. "Creo que soy yo quien debería sentirse honrado de
conocerte, sinceramente. Prefiero a cualquiera que pueda sorprender desafiantemente al Hallow,
incluyéndome a mí. Nadie te vio venir, Marlene McKinnon, ni siquiera yo, y eso me enamora
bastante acerca de ti."
"Bueno, ¿No es encantador? Mucho enamoramiento hoy aquí", dice Sirius amablemente,
guiñándole un ojo a Marlene detrás de Dorcas. "Las dejaré a ambas, ¿De acuerdo?"

"Nunca puedes quedarte en un lugar por mucho tiempo, ¿Verdad?" Dorcas bromea, pero sigue
mirando directamente a Marlene, incluso cuando sus manos se separan al mismo tiempo.

"Sí, bueno, gente que hacer y cosas que ver, o como sea que diga ese refrán", dice Sirius a la ligera.
Se vuelve y mira a Remus. Aunque tomaré otro trago antes de irme.

Debido a que Dorcas y Marlene parecen estar genuinamente arrastradas por un intenso contacto
visual, Remus se permite servir la bebida de Sirius lentamente. Quizás por la misma razón, Sirius
lo mira directamente, sin apartar la mirada mientras se prepara la bebida. Su labio inferior se atrapa
entre sus dientes, una sonrisa tratando de formarse en su rostro, y Remus solo tiene que mirarlo con
una ceja arqueada, solo un tic hacia arriba, para que sus mejillas se inunden de color. Se ve
sonrojado, nervioso y completamente encantado, más de lo que nadie ha sido capaz de hacerlo
llegar hasta ahora esta noche, y es... joder, es estimulante.

Es realmente tan emocionante que pueda hacerle eso a Sirius cuando ni siquiera muestra toda su
cara. Remus, un sirviente sin nada, ni siquiera la habilidad de hablar, puede hacerle a Sirius lo que
los ricos Hallows con más palabras de las que saben qué decir no pueden. Todos quieren, todos lo
intentan y ninguno lo logra nunca, pero ¿Remus? Lo hace con facilidad.

Cuando Remus empuja el vaso hacia él, sus dedos se rozan de nuevo, una cálida caricia de contacto
que hace que a Remus se le ponga la piel de gallina. La mano de Sirius tiembla visiblemente, se
queda sin aliento y casi deja caer el vaso por completo. Remus estira su mano para atraparla en el
fondo, agradecido de no verter demasiado para que nada se derrame por los lados, y se apresura a
retirar la mano. Sirius se está sonrojando aún más.

Acurruca su vaso contra su pecho, y Remus puede decir que quiere disculparse, tan peligrosamente
cerca de divagar y tartamudear y convertirse en ese encantador desastre que Remus ha llegado a
apreciar tanto. Eso sería muy malo para ambos, así que Remus da un paso atrás y agacha la cabeza.

Cuando vuelve a mirar hacia arriba, Sirius se ha ido.

Por un poco más de tiempo, Remus está sujeto a ver a Dorcas y Marlene coquetear descaradamente
entre sí. No piden más bebidas, pero se quedan en la barra y, si es sincero, es divertido. Dorcas es
muy audaz y Marlene es un poco cautelosa, por lo que esto lo convierte en un gran entretenimiento.
No obstante, no se puede negar que se llevan muy bien, y Sirius se complace en asegurarse de que
sus amigas tengan la oportunidad de disfrutar de la... compañía de la otra. Que considerado de su
parte.

Todavía están charlando, pero ahora la mano de Dorcas está sobre el brazo de Marlene en la barra,
y Marlene sigue distrayéndose descaradamente con los anillos en sus dedos, tanto que pierde
repetidamente el hilo de la conversación. Dorcas es paciente con ella, incluso parece encontrarla
entrañable, y Marlene parece volverse un poco más mala cuanto más nerviosa se pone. Han pasado
de una conversación ligera a una disputa moderada, y parece que Dorcas está pasando el mejor
momento de su vida. Marlene parece que quiere arrancarle el vestido a Dorcas, la pobrecita.

Al final, Remus tiene que rotar desde la estación antes de ver cuál de ellos inevitablemente hará un
movimiento adecuado más allá de conocerse y burlarse entre ellas. Es un poco decepcionante,
honestamente, porque esa fue la interacción menos preocupante que ha visto entre alguien en esta
horrible jodida fiesta. Todos los demás aquí son una completa mierda, mientras que Marlene y
Dorcas parecen ser las únicas genuinas, aparte de algunos de los otros mentores. Bueno, a
excepción de Sirius, pero él está trabajando en este momento, y su trabajo no es exactamente tan
glamoroso como algunos pensarían. Es un actor, esencialmente, un actor, un manipulador, un
misterio y tantas cosas que Remus ni siquiera puede imaginarse cómo se las arregla para
equilibrarlo todo con tanta facilidad.

Remus ve a Sirius unas cuantas veces más mientras trabaja, pero no vuelven a acercarse. En
cambio, Remus tiene que mirar al otro lado de la habitación mientras la gente toca, habla y
coquetea con Sirius, mientras que Sirius toca, habla y coquetea. Lo cual está bien. Está bien.
Remus está bien. Tiene sentido, en realidad, porque Sirius está haciendo lo necesario para ayudar a
garantizar que Regulus y James estén más seguros y tengan más apoyo. Remus lo sabe.

¿Significa eso que Remus no quiere romperse con cada dedo de cada mano que se atreve a tocar a
Sirius? No, por supuesto que lo hace. Quiere romperlos a todos uno por uno, lo cual es un
pensamiento violento del que debería rehuir, pero casi lo disfruta. Han pasado años desde que se
enfadó tanto por algo, así que es bueno, en cierto modo, saber que todavía lo tiene en él. El hecho
de que tenga que ver con Sirius... Bueno.

Remus se dice a sí mismo que solo está siendo protector, porque en realidad, esta gente trata a
Sirius como si fuera un jodido objeto con el que pueden jugar, o comprar, o levantar y dejar a
voluntad. Él es mucho más que eso, por lo que Remus estando enojado por él tendría mucho
sentido. Ellos son amigos. Algo así. ¿Correcto?.

Pero, en el fondo, Remus sabe lo que es. Sabe que es un sentido inmerecido de posesividad,
enredado con celos y envidia, lo que le deja un sabor amargo en la parte posterior de su boca. Sabe
que eso no tiene sentido, porque no tiene derecho sobre Sirius, pero los sentimientos existen de
todos modos. Ese pulso constante de que él no es suyo para tocarlo, lo cual no tiene sentido,
porque él tampoco es de Remus; y luego está el agudo nudo en su pecho con cada palabra que le
dicen a Sirius, libres para hablar y llamar su atención, solo para desperdiciarla; pero quizás el
sentimiento más apremiante es la forma en que él quiere las mismas cosas que todos, pero sin
quererlas por las razones equivocadas. También quiere toda la atención de Sirius. Su toque. Su
risa. Cualquier cosa y todo lo que tenga que ver con Sirius Black, él lo quiere, lo más importante, lo
quiere donde nadie pueda verlo, y no quiere decir nunca una palabra de eso, y quiere que sea algo
que solo ellos sepan, nadie más.

Por supuesto, el reconocimiento de sus deseos solo lo frustra, porque sabe que eso es, literalmente,
lo peor que podría hacer. Eso es lo más peligroso que podría hacer. No habría penalización por
esto; simplemente lo torturarían hasta que muriera, si alguna vez se enteraban.

No es apropiado. Remus no debería. Sigue diciéndose eso una y otra vez, y luego ve a un hombre
inclinarse para susurrar algo al oído de Sirius y recuerda visceralmente que no es muy bueno
siendo correcto o haciendo lo que debe.

Lo único que evita que Remus haga algo muy, muy estúpido es el hecho de que ninguno de ellos,
nadie con quien Sirius hable o coquetee, lo haga sonrojar. Ellos no entienden sus suaves sonrisas.
No hacen temblar sus manos.

No, ese es Remus. Solo Remus.

En un momento, Remus está atrás, lavando varios vasos y bandejas. Es un área bastante aislada,
solo una entrada y una salida. Los platos entran en una cinta transportadora que él controla, y el
sirviente que estaba delante de él no permitió que se atascara, lo cual fue agradable. Hay una
habitación separada, más pequeña, con estantes para secar los platos, y la puerta chirría cada vez
que la atraviesa.

De lo contrario, es bastante tranquilo. Le gusta más estar aquí atrás que afuera en el evento,
excepto por el hecho de que en realidad no puede ver a Sirius desde aquí.

Remus está en medio de lavar un vaso cuando la puerta se abre, y mira sorprendido porque ya es
demasiado pronto para una rotación, pero luego sus ojos se hinchan cuando Sirius asoma la cabeza.
Inmediatamente comienza a abrir la boca para hablar, y Remus se lanza hacia delante rápidamente
para taparse la boca con una mano, lo que le hace inhalar con fuerza.

Sirius lo mira con los ojos muy abiertos, congelado en su lugar. Remus niega con la cabeza y
aparta la mano, levantando el dedo frente a la máscara para indicar que debe estar en silencio. Con
mucho cuidado, Remus deja el vaso y se estira para hacer funcionar la máquina antes de que esté
completamente cargada, el fuerte zumbido llena el espacio. Aun así, Remus sacude la cabeza y se
mueve hacia la habitación con los estantes de secado, manteniéndola abierta mientras Sirius se
desliza dentro. Remus lo sigue y cierra la puerta, luego se estira para quitarse la máscara.
"No deberías estar de vuelta aquí", susurra Remus, su voz apenas un suspiro. "Sirius, la gente se
dará cuenta—"

"Nadie se va a dar cuenta, Remus", murmura Sirius, acercándose para compensar lo bajo que está
hablando. "Les dije a todos que me iba. La fiesta se está disminuyendo ahora, así que podría
escabullirme. Yo sólo... quería saludar. Um. Hola".

"Hola", responde Remus con una carcajada sin aliento. "Te ves bien. Escuché que alguien muy
querido por ti te ayudó a elegir tu atuendo".

Incluso con poca luz, el sonrojo de Sirius es evidente. Se mueve un poco inquieto. "Sí, bueno... sí".

Lo que a Remus realmente le gusta de Sirius es el hecho de que solo dirá cosas que son ciertas. A
veces tartamudea mucho y se avergüenza descaradamente de ello, pero lo hará. Es una mezcla
perfecta de tímido y desvergonzado.

"Bueno, tiene un gusto excelente", bromea Remus suavemente.

"Ha sido útil", susurra Sirius. "El atuendo, quiero decir. Sé que me has visto esta noche con… con
ellos. No es… no estoy exactamente orgulloso de eso, pero no hay nada que no haría por Regulus y
James. Sé que se ve cómo, pero no estoy—"

"Sirius", interrumpe Remus, "no tienes que darme explicaciones. Lo entiendo. Ya lo sé".

Sirius se muerde el labio y el movimiento atrae los ojos de Remus hacia su boca. "Sin embargo,
estoy seguro de que escuchas cosas. A nadie se le ocurre censurarse cuando están cerca de los
sirvientes, así que no puedo imaginar las tonterías que has escuchado sobre mí".

"Ninguno que yo crea," le asegura Remus.

"Bien, por favor no lo hagas", dice Sirius con una risa débil, como si estuviera tratando de hacer
que parezca una broma, pero en realidad lo dice desesperadamente en serio. "Solo quería saludarte
antes de irme y darte las gracias. Verte realmente mejoró mi noche, Remus".
"Encantado de ayudar."

"¿Vas a volver a la suite esta noche?"

"No. Tengo que regresar a mi celda después de terminar aquí", admite Remus con un suspiro.

"Vaya." Sirius asiente lentamente, sin hacer nada para ocultar la forma en que lo decepciona. "¿Te
veré de nuevo en la mañana?"

Los labios de Remus se contraen. "Sí, y también estaré allí después de las entrevistas".

"Brillante", exhala Sirius, animándose de inmediato. Estalla en una sonrisa y hace un gesto hacia la
puerta mientras intenta meter la mano en el bolsillo. Lo sigue extrañando. "Bien, debería irme. No
quiero ser demasiado arriesgado. No debería haber… lo siento, Remus. Yo sólo… te veré en la
mañana".

"Sirius," dice Remus, y Sirius hace una pausa con su mano en la manija de la puerta. Por un
momento solo se miran el uno al otro, y hay tanto silencio que Remus no puede escuchar a ninguno
de los dos respirar, conteniendo la respiración al mismo tiempo. Remus solo quiere a Sirius aquí un
poco más.

Lentamente, Remus exhala y da un paso adelante para alcanzar y capturar un mechón solitario de
cabello de Sirius que caía hacia adelante desde detrás de su oreja. Con cuidado lo vuelve a colocar
en su lugar, escuchando la exhalación delgada y temblorosa y el siguiente tirón en el aliento de
Sirius. Los nudillos de Remus apenas rozan la mandíbula de Sirius cuando aparta la mano, y Sirius
se balancea hacia adelante como si lo estuviera siguiendo, como si lo estuvieran arrastrando.

"Buenas noches", murmura Remus, y Sirius se balancea hacia atrás con un violento parpadeo de
sus ojos vidriosos y un duro rubor pintado en sus mejillas.

Sirius se toma un momento, solo respira, y luego le da a Remus esa sonrisa muy especial antes de
decir, "Buenas noches".

Con eso, Sirius gira sobre sus talones y rápidamente sale de la pequeña habitación, la puerta chirrea
mientras avanza. Se cierra detrás de él, y Remus también se toma un momento para respirar, luego
se vuelve a poner la máscara y vuelve al trabajo.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Sirius realmente usaría una bolsa de plástico si Remus se lo dijera, y lo mantengo, son
tan lindos, quiero morderlos.

Imao, me encanta que, literalmente, todos miren a Regulus y digan: ese es el hombre
más gruñón e incómodo del planeta, no sabe NADA sobre cómo ser encantador, así
que absolutamente va a arruinar su entrevista AYUDA eso es tan malo, pero es verdad.
Regulus NO es material de entrevista.

Luego está James, que dice: Oye, sé que soy realmente encantador y todo eso, pero soy
MUY malo mintiendo cuando tengo miedo y esto puede ser un problema. ¿Hola?
¿Alguien me escucha? No, bueno, estupendo, simplemente genial. Bueno, es como
dijo James, tal vez esté bien.

Fabian, mi amado <3 Gideon, mi amado <3 Dorcas, mi amada <3 Marlene, mi amada
<3 los pequeños indicios de dorlene, créanme, veremos más de ellas en el futuro.

Sirius solo tiene a todos comiendo de la palma de su mano, pero él no puede ser
normal y estar tranquilo alrededor de Remus por dos segundos es TODO para mí.

Sirius, para todos los demás: Patético

Sirius, a remus: Talentoso, brillante, increíble, sorprendente, impresionante,


espectacular, nunca igual, totalmente único, completamente nunca antes hecho—

De todos modos, déjame callar. spoilers del próximo capítulo: ¡¡¡Pasan las
entrevistas!!! cosas muy emocionantes. Como alguien que ya ha escrito todo el
material de la arena, estoy muy impaciente por cumplir con este cronograma, por lo
que es discreto y me mata hacerlo, pero estoy tratando de no publicar demasiado
rápido, es tan difícil, porque estoy tan adelantado en la historia que me gusta: ¡Quiero
que todos se pongan al día!

Notas mías:

Estaba muy cansada por este día que tuve, pero no iba a dejar la actualización de lado.
Ahhh por donde empezar, me encanta tanto el POV de Remus y tener este capítulo
con el inicio y final narrados por Remus me da mucha vida, lo amo. También la
primera interacción Dorlene hace a mi corazón feliz, traducirla me esta haciendo muy
feliz, esto es como un proyecto personal e importante para mí.
Sin más que decir hasta el siguiente capítulo.
The Interviews
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte
-Referencias a la tortura
-Descripción de personajes ansiosos/nerviosos
-Breve muestra de violencia (se detiene rápidamente y nadie resulta gravemente
herido)
-Un poco de angustia

Disfruten el drama ;)

Notas mías:

Hola quería decirles que el autor Zar, tiene una playlist de la fic, se las dejo por aquí
por si la quieren.

También les dejo el link de esta otra playlist basada en la fic aquí por si las quieren
escuchar para acompañar la lectura. :)

See the end of the chapter for more notes

Remus puede decir que todos están nerviosos. Se había ofrecido a ir a despertarlos a todos, por lo
que Pandora parecía agradecida. Comienza con James, quien sabe que generalmente se levanta
temprano, por lo que no habrá ningún problema allí.

"Buenos días, Remus," saluda James cuando abre la puerta. Suena menos alegre de lo que suele
hacerlo cuando lo saluda.

"Buenos días, James," murmura Remus. "Solo quería asegurarme de que estás despierto y listo
para el día".

"¿Despierto? Sí. ¿Listo para el día? Bueno..." James hace una leve mueca y se pasa la mano por el

pelo.

Remus se queda en silencio por un segundo, luego dice: "Si te ayuda, creo que eres muy simpático.
Eres amable y divertido, James. Dudo que tengas problemas para tu entrevista".
"¿Sí?" James se anima un poco con eso. "Gracias, Remus. Solo… bueno, estoy nervioso. No solo
por mí, sino también por Regulus. Y… y también es nuestro último día antes de…"

"Lo sé", dice Remus en voz baja, con el corazón apretándose en el pecho. Nunca se ha encariñado
realmente con cualquiera como sirviente antes; nadie se preocupa por él, por lo que le devuelve el
favor. Y, sin embargo, cuando se trata de este grupo de personas (Sirius, James, Regulus e incluso
Pandora), Remus descubre que ha llegado a preocuparse mucho por ellos en tan poco tiempo.

James resopla una risa débil. "Es una pena que me iré pronto. Creo que tú y yo podríamos haber
sido amigos".

Hay algo tan irrevocablemente triste en eso, más aún porque Remus puede decir que James lo dice
en serio y lo cree. Para él, no importa que Remus sea un sirviente. Entonces, Remus mantiene su
voz ligera mientras bromea, "Pensé que ya lo éramos".

"No, sí, lo somos", asiente James, sonriendo. Se ve tan aliviado de tener algo por lo que estar
alegre.

"Tengo que ir a despertar al resto", le dice Remus. "El desayuno ya está terminado, y debes
comer".

"Está bien", dice James. "Oye, comerás con nosotros, ¿Cierto? A Sirius le gusta cuando haces eso.
Bueno, a todos nos gusta, pero hoy... Er, siempre lo animas, eso es todo. Le gustas, Remus.
Mucho".

"Lo sé", repite Remus una vez más, esta vez con una pequeña sonrisa, y los ojos de James brillan
con deleite. "Él no es muy sutil al respecto".

James se ríe. "Bendito sea, realmente no lo es".

"Él no—hace nada," se aventura Remus con cautela, no del todo seguro de cómo poner en palabras
lo que quiere decir.

"Sí, no lo hará", responde James simplemente, y Remus no puede evitar fruncir el ceño. Al verlo,
James suspira. "Es, quiero decir, para ser justos, el desequilibrio de poder es... Bueno, sé que
ninguno de nosotros habla realmente de eso, pero somos dolorosamente conscientes".

"No es culpa suya ni de nadie", señala Remus. "No es como si todos ustedes me hicieran esto, y
han hecho que mi asignación aquí sea lo más cómoda y cercana a la libertad que jamás tendré".

"Lo entiendo, pero Sirius no cruzará un límite", le dice James, sonando solemne. "Te vemos como

Remus, nuestro amigo, pero también sabemos que tenemos una superioridad sobre ti que ninguno
de nosotros pidió. Podríamos- no lo haríamos, nunca, pero podríamos hacer que te maten, o hacerte
hacer… cualquier jodida cosa, honestamente, es horrible. No está bien. Ninguno de nosotros jamás,
jamás cruzaría los límites contigo, porque los mereces, y mereces que los respetemos."

Remus siente como si una banda le apretara el pecho, solo por esa franca declaración de
consideración. Son derechos humanos básicos que Remus no tiene como sirviente y, sin embargo,
todos se los otorgan sin dudarlo. Eso es más importante para él de lo que jamás podría expresarles
a ninguno de ellos, sin embargo, solo hay un pequeño problema.

"Pero, ¿Y si quiero que Sirius... haga cosas?" Remus pregunta débilmente, sintiéndose
extrañamente avergonzado, su rostro ardiendo.

"Pensé que querrías", bromea James, sonriéndole. Se ve jodidamente encantado. "Supongo que la
pregunta es, si quieres que pase algo, ¿Por qué no lo haces tú mismo?"

Remus lo mira fijamente.

James se ríe. "¿Quién dijo que tiene que ser Sirius? Tú puedes. Eso inclinaría la balanza sobre el
desequilibrio de poder, ¿No crees?"

El mero pensamiento envía al cerebro de Remus a un alboroto de miedo y deseo, todo enredado. El
podría. Podría, pero ¿Podría realmente? Eso es jodidamente peligroso. Si fuera Sirius quien hiciera
algo, entonces Remus sería capaz de seguirle la corriente. Menos control de esa manera, que es su
normalidad, a lo que está acostumbrado. Hace cinco años, Remus nunca se hubiera detenido a tener
este debate interno.

En realidad, hace cinco años, Remus ya se habría follado a Sirius, probablemente.

Remus aparta ese pensamiento con firmeza de su cabeza, porque está acelerando su corazón,
dejándolo nervioso. Está demasiado tentado por eso, tentado. "Bien, voy a despertar a los demás
ahora. Fue un placer charlar contigo, James".
"Lo mismo para ti, Remus, en cualquier momento", responde James con una nota de satisfacción
en su tono. Remus se encariña con lo contento que está de ser el casamentero de su mejor amigo.
Son dulces, James y Sirius, y su amor mutuo es palpable.

La siguiente persona en despertar es Regulus. Al igual que Sirius, no le gusta levantarse temprano
y se ve muy cansado. Hay impresiones de color gris púrpura debajo de sus ojos, que están
inyectados en sangre y acuosos, y su agotamiento prácticamente se le cae en oleadas. Es tranquilo
y reservado, pero nunca le falta el respeto a Remus. Lo saluda con un murmullo silencioso, le da
las gracias y luego espera a que Remus le devuelva el saludo antes de cerrar la puerta. Remus
espera que no vuelva a dormirse, porque no volverá a despertarlo. Pandora puede manejarlo.

Hablando de eso, ella es la próxima persona a la que Remus despierta. Pandora lo saluda
bostezando, frotándose los ojos como una niña, y le sonríe dulcemente agradeciéndole que la haya
despertado. Ella se ofrece a preparar el desayuno, luego lo regaña amablemente cuando le admite
que ya lo ha hecho, luego lo intimida ligeramente para que acepte compartir el desayuno con ellos.

Es cierto que Remus dejó a Sirius para el final, porque es parcial y no está por encima de un poco
de favoritismo. Entonces, está bien, tal vez está dejando que Sirius duerma tanto como pueda. ¿Y
qué?

Sirius no llega a la puerta mientras maldice, lo que sin duda había divertido a Remus la última vez.
En cambio, abre la puerta y parpadea soñoliento hacia él. Una diminuta sonrisa torcida curva su
boca, a pesar de lo cansado que también se ve, es más un agotamiento por el mundo que la falta de
sueño. Se ve insoportablemente suave así, recién despertando, su cabello despeinado, y unas líneas
de expresión en la mejilla que probablemente desconoce.

"Buenos días, Remus," saluda Sirius cálidamente, sus dedos juguetean sin pensar con el pomo de la
puerta.

"Buenos días, Sirius", responde Remus, y siente un impulso tan vívido de estirar la mano y tocarlo
que casi cree que lo ha hecho sin darse cuenta. Mete las manos detrás de la espalda para estar
seguro, luego se pregunta por qué está haciendo eso, por qué se está conteniendo, solo para luego
recordar por qué lo hace y por qué debería hacerlo. No es apropiado. Es peligroso.

"Hola", dice Sirius, luego resopla. "Oh, no, no volveré a hacer eso. Una vez fue bastante
vergonzoso. Lo siento, hola, solo... oh, encantador, lo hice de nuevo de todos modos. Me voy a
callar ahora".

Mierda el decoro, en realidad. ¿Qué es la vida sin un poco de peligro de todos modos? Muerta y
aburrida, eso es lo que. Remus no puede evitarlo; hay algo en Sirius que tira de él hasta que
realmente no puede resistirse, y en este momento, no quiere hacerlo. Todavía es cuidadoso, a pesar
de todo, solo da un paso adelante para estirar la mano y tirar de la camisa de Sirius hacia arriba
donde se desliza sobre su hombro, algodón arrugado y cálido que es un poco demasiado grande.

Los nudillos de Remus rozan su clavícula, y Sirius se queda muy quieto mientras Remus dice:
"Realmente preferiría que no lo hicieras".

"Bueno, eso es lo primero", Sirius exhala, mirándolo con tal concentración que Remus siente que se
le revuelve el estómago. "A la mayoría de la gente le gusta cuando me callo, a menos que les esté
diciendo las cosas que quieren escuchar. Por alguna razón, tengo la sensación de que escucharme
decirte hola una y otra vez no es exactamente el colmo de una conversación sofisticada para ti".

"No sé, me gusta", murmura Remus, pasando demasiado tiempo agarrando el cuello de Sirius.
Puede sentir el calor de la piel de Sirius debajo del dorso de sus dedos. Hay una guerra dentro de él
en este momento, un lado lucha a favor de que él jale a Sirius hasta que se besen, mientras que el
otro se enfurece a favor de que lo deje ir.

Sirius no ayuda a ninguno de los lados de esta batalla, permaneciendo firmemente bloqueado en su
lugar. Él solo sonríe y pregunta: "¿Sí?"

"Eres mi hola favorito", admite Remus, tragando un suspiro mientras retira su mano. No es una
pérdida completa. Al admitirlo, Sirius se sonroja muy profundo e intenso y se desliza hasta donde
su pecho se asoma un poco.

"Oh", dice Sirius en voz baja. "Bueno, hola."

Remus se ríe. "Hola."

"Sabes, tal vez tengas algo de razón. A mí también me gusta", le dice Sirius con una amplia
sonrisa.

"Mm, se nota", reflexiona Remus, sacudiendo la cabeza. "Vamos, vístete. El desayuno está listo".

"Correcto. Hoy", murmura Sirius, su sonrisa decayendo. Dice hoy como si fuera la raíz de todos los
males. Parece que lo está temiendo, y luego sus ojos se fijan en Remus con esperanza, como si
Remus fuera la única fuente de bondad en la actualidad. "Quieres-"

"Sí, desayunaré contigo", interrumpe Remus, todavía secretamente complacido de poder


interrumpir. "Con todos, quiero decir, pero ya sabes a lo que me refiero".

Sirius vuelve a sonreír, que era el objetivo. "Brillante. Me prepararé, luego nos encontraremos allí.
Bueno, nos encontraremos con todos, pero—"

"Adiós, Sirius", dice Remus, exasperado porque Sirius se está burlando de él, sus ojos brillan con
humor.

"Adiós, Remus", responde Sirius con una risita encantada antes de cerrar la puerta, y Remus se
queda allí por un largo momento, con la risa resonando en sus oídos.

Su hola favorito, de hecho, y su adiós más difícil.

~•~

Regulus siempre ha sido muy bueno ocultando cosas, al menos desde el momento en que tuvo
cosas que ocultar. Cuando tiene miedo, cuando está herido, cuando está nervioso, cuando siente
algo que considera una debilidad, sabe exactamente cómo ocultarlo, encubrirlo para parecer
tranquilo, neutral, completamente indiferente.

Antes de su entrevista, Regulus hace exactamente eso, sentado en una pequeña habitación con
Pandora (que está viendo las otras entrevistas), Sirius (que camina de un lado a otro con los brazos
cruzados) y James (que no hace nada para ocultar su propia ansiedad). Por qué James podría estar
ansioso, Regulus no lo sabe. Él no es el que preocupa a todo el mundo; él no es quien tendrá que
luchar para que la gente lo ame; él no es el que tiene relaciones complejas y secretos que ocultar.

No, ese es solo Regulus.

Sirius sigue mirándolo, luego desvía la mirada rápidamente, una arruga de preocupación entre sus
cejas. Es algo agradable. Regulus no esperaba ver tanta preocupación de Sirius, para poder darse
cuenta de cuánto le importa, pero está ahí. Regulus no puede negarlo. No ha visto nada igual en
años, y nunca pensó que querría volver a verlo, pero es reconfortante.
Irene está siendo entrevistada antes que Regulus, y Rita le ha sacado algunos secretos con una
precisión despiadada, incluido el de estar enamorada de James. Esto es algo irónico, porque

James está tan perdido en su propia cabeza que ni siquiera presta atención, así que se lo pierde por
completo. Sin embargo, a los Hallows les encanta. Irene es claramente una de las favoritas, y está
cautivando a la multitud con sonrisas encantadoras y risas suaves.

A Regulus no le cae bien, pero puede admitir que es una sobreviviente que sabe lo que hace, y que
será un acto difícil de seguir. Su estómago está enredado en nudos y solo empeora a medida que su
entrevista llega a su fin. Alguien sale para decirle a Regulus que tiene unos dos minutos, esperando
para acompañarlo al escenario, y su corazón se desploma.

"Oye", dice Pandora en voz baja, moviéndose para agacharse frente a él, sus ojos claros mientras
sostiene su mirada. Ella se acerca y toma sus manos entre las suyas, sonriendo gentilmente.
"Quiero que hagas algo por mí".

Regulus tarda un segundo en responder más allá de sus crecientes nervios. Puede ver a Sirius y
James revoloteando en los bordes a su alrededor, probablemente tratando de ser reconfortantes o
útil, pero Pandora toma toda su atención. "¿Qué?"

"Quiero que encuentres un recuerdo muy feliz. El primero que se te ocurra", murmura Pandora.
Regulus no está seguro de por qué le viene a la cabeza, pero piensa en la vez que él y Sirius se
escaparon de la escuela para ir a recoger nueces que pudieran vender en el mercado, solo para
poder comprar dulces. Fue idea de Sirius, por supuesto, y acabaron abriendo las nueces por la
cáscara y comiéndolas juntos mientras ardía la luz del día. Se habían reído mucho ese día, y
cuando fueron a vender las nueces que recolectaron, ni siquiera consiguieron suficiente dinero para
comprar más de un muffin de chocolate, pero no les importó. Simplemente lo compartieron.
Regulus tenía nueve años. "¿Lo tienes?"

"Sí", susurra Regulus.

Pandora sonríe. "Eso es encantador. Ahora, mientras sales, quiero que pienses en el recuerdo, ¿Sí?
Piensa en eso y nada más, y quiero que sonrías, porque es un recuerdo feliz por el que puedes
sonreír. No pienses en Rita, ni en el público, ni en nada más, sólo piensa en ese recuerdo mientras
te sientas en la silla. ¿Harías eso por mí?".

"Lo intentaré", dice Regulus.


"Vas a estar bien, Regulus", le dice James, atrayendo su mirada. Él le da una sonrisa.

"Recuerda, eres un ángel que nunca ha hecho nada malo en su vida, nunca".

"Solo por hoy", asiente Sirius con una risa temblorosa, asintiendo cuando Regulus lo mira.

"Voy a joder esto", anuncia Regulus.

"No, no lo harás", responde Pandora con firmeza. Ella aprieta sus manos, sacudiendo la cabeza
hacia él. "La confianza es clave, Regulus. No arruinarás esto. Saldrás y lo superarás, y robarás más
corazones de los que crees".

Realmente no pueden decirle nada más, porque su tiempo se acabó y tiene que irse. Pandora
retrocede y Regulus se pone de pie, con el corazón latiéndole con fuerza en los oídos mientras se
deja llevar fuera de la habitación. Él mira hacia atrás una vez más para ver a Pandora sonriendo
alentadoramente, Sirius luciendo descaradamente preocupado, y James simplemente mirándolo,
algo insoportablemente suave en su mirada. Regulus se gira y se va.

El sonido distante de Rita hablando con la multitud lo alcanza mientras se acerca y dice: "Ahora,
no sé ustedes, pero estoy emocionado de hablar con nuestro próximo tributo. Regulus Black,
hermano pequeño de nuestro amado Sirius Black, lanzado a una tensa batalla contra James Potter
para regresar a casa con su hermano y enorgullecer a su familia, sin duda. ¡Démosle una cálida
bienvenida, de acuerdo!”

En respuesta, hay un caos de vítores y cánticos de su nombre que le dan ganas de darse la vuelta y
correr en la dirección opuesta. Se le revuelve el estómago, pero continúa caminando, cerrando los
ojos con fuerza mientras intenta hacer lo que dijo Pandora. Piensa en ese día, riéndose con Sirius
mientras le mostraba cómo romper dos nueces, pelando la cáscara con una risa tranquila entre
ellos. Es difícil concentrarse en el recuerdo, pero hace lo mejor que puede, y se las arregla para
dibujar una pequeña sonrisa en su rostro a pesar de todo lo demás.

Esa sonrisa dura cinco segundos mientras camina hacia el escenario antes de finalmente caer
cuando observa las oleadas de rostros que lo miran fijamente, animándolo como si no fuera solo un
cadáver ambulante. Se pregunta con amargura si seguirían vitoreando si él muriera justo frente a
ellos ahora, si se horrorizarían si existiera fuera de sus pantallas, o si simplemente se reirían sobre
su cadáver porque, de todos modos, eso es todo lo que siempre fue para ellos.

Pero allí, a la izquierda en la primera fila, Gideon se sienta con Dorcas y Fabian, y Regulus no está
preparado para el alivio que es verlos. Para ver a Gideon, especialmente, que levanta la mano en un
pequeño saludo y le da una pequeña sonrisa. De alguna manera, eso logra mantener a Regulus en
marcha, empujarlo a continuar hasta la silla justo enfrente de Rita Skeeter.

Rita es una mujer rubia con un vestido de seda, los labios pintados de rojo y haciendo que su
sonrisa parezca aún más peligrosa. Ella mira directamente a Regulus como si estuviera ansiosa por
abrirlo y pelar su cascaron, no diferente a las nueces. Se necesitan dos para hacerlo, y Regulus
tiene la sensación de que Sirius será el otro. De repente, ese recuerdo feliz no parece tan feliz.

"Dios, Regulus", saluda Rita mientras el ruido se apaga y se dirige a él como si fueran viejos
amigos, "Eres casi tan hermoso como tu hermano".

Regulus reconoce un cumplido ambiguo cuando lo escucha, pero no está del todo seguro de lo que
esperaba. Por supuesto que Rita haría eso, compararlos, como si a Regulus le importara ser tan
hermoso o más hermoso que Sirius cuando está a punto de luchar por su vida literalmente mañana.

"Sí, bueno, estamos relacionados, por lo que tiene sentido que nos parezcamos. Así es como
funciona la genética en general", responde Regulus. Se da cuenta con retraso de que esto puede
haber sido una cosa grosera de decir y maldice internamente. "Pero, sabes, también he visto a los
hermanos verse diferentes. Es una pena que nunca hayas entrevistado a Sirius, Rita. Es muy
divertido".

Rita tararea. "Oh, sí, he oído muchas cosas sobre el encanto de Sirius Black, y creo que conmovió
a todos cuando se ofreció como voluntario para cuidar de su querido hermanito. Sin duda, me
conmovió emocionalmente. ¿Cómo te sentiste?"

"Se sintió…" Regulus se apaga, y toda la habitación parece esperar conteniendo la respiración.
Ángel inocente, se recuerda Regulus, y mira a Rita con los ojos muy abiertos, parpadeando
lentamente. "Sentí que me había salvado. Estaba preocupado por él, preocupado de que no
volviera, pero lo hizo".

"Debes haber estado tan orgulloso de él cuando devolvió un Víctor", exhala Rita, con la mano en
el pecho, y la multitud parece hacer ruidos suaves y desconsolados como si simpatizaran. Como si
alguna vez pudieran.

Regulus miente, por supuesto. "Es un héroe. Mi héroe".

"Oh, eso es tan..." Rita hace un pequeño ruido y se acerca para tomar su mano, apretándola. Sus
dedos están fríos y sus uñas tienen forma de ataúdes. Hay algún tipo de simbolismo en eso, piensa
Regulus. Alguien entre la multitud está llorando, lo cual es tan jodidamente estúpido que Regulus
se esfuerza por no poner los ojos en blanco. "¿Y planeas regresar a casa con tu hermano tal como él
lo hizo contigo, Regulus?"

"Sí", dice Regulus simplemente.

Rita deja caer su mano y se inclina hacia atrás. "Un objetivo honorable por el que luchar, pero sin
duda complicado. Después de todo, vas a ir a la arena con su mejor amigo".

"Lo hago", confirma Regulus.

"¿Están tú y James compitiendo para ver quién regresará al lado de Sirius?" pregunta Rita,
claramente esperando que él se alimente de él, que se jacte de sí mismo y de lo seguro que está de
su propia victoria.

Sin embargo, un ángel inocente nunca haría eso, y Regulus honestamente no quiere perpetuar la
creencia de que están peleando. Hace las cosas más difíciles. "No, en absoluto."

"¿No?" dice Rita, lanzando una mirada curiosa hacia la multitud antes de inclinarse como si ella y
Regulus estuvieran intercambiando secretos entre ellos. "¿No te molesta que James pueda regresar
con tu hermano, si tú no puedes?"

"Si no puedo ser yo, entonces espero que James regrese con él", admite Regulus, y ni siquiera es
una mentira, en realidad no. "Pero seré yo. Nada ni nadie me va a detener".

Rita ladea la cabeza. "¿Ni siquiera James?"

Ante esto, Regulus duda, y Rita desafortunadamente se da cuenta de su vacilación. Puede sentir
que sus nervios aumentan de nuevo, aunque apenas se habían calmado. Le cuesta trabajo no
moverse inquieto en su silla, y es como si pudiera sentir cada cámara, cada luz, cada ojo enfocado
directamente en él, todo a la vez.

"¿Son cercanos tú y James?" Rita pregunta, con las cejas levantadas.


Regulus no puede aclararse la garganta, porque todos lo escucharán, pero lo quiere
desesperadamente. "Bueno, en realidad crecí con él. Es el mejor amigo de Sirius, así que
obviamente no es un extraño".

Grosero, señala el cerebro de Regulus, pero ¿Lo es? Realmente no puede decirlo. Él no sabe
cuándo está siendo duro la mitad del tiempo, porque la mayoría de las veces, es solo él siendo
honesto o señalando lo obvio. No es como si estuviera tratando de ser un imbécil; genuinamente
parece ser algo natural para él.

"Entonces, ¿Nunca sentiste que tenías que luchar por tu lugar en la vida de tu hermano?" Rita lo
desafía, lo mira fijamente, sondeando, tratando de encontrar su debilidad para poder deslizar la hoja
y comenzar a quitarle las capas. "¿No hay ninguna parte de ti que esté ansiosa por triunfar contra
James?"

Regulus sabe lo que todos quieren escuchar. Sedientos de sangre y jadeando por el drama. Quieren
caos, algo de qué hablar, algo que capte su interés. Se niega a dárselo, aunque sabe que podría
hacerlo. Podría decir que odia a James y a Sirius por las mismas jodidas razones; nunca podría
decir que no puede odiarlos, no realmente, por razones completamente diferentes. Está lleno de
complejidades con las que estas personas prosperarían, y no mostrará nada de eso.

"Sirius nunca me ha dado una razón para sentirme así", Regulus miente sin perder el ritmo, y
puede ver una pequeña mueca de frustración en la mandíbula de Rita. La multitud deja escapar
suaves suspiros y suaves murmullos, un silencioso suspiro recorre la habitación, como si todos
estuvieran tan conmovidos. Malditos idiotas.

"Sin embargo, debe haber cierta presión sobre ti, viniendo de una familia de Vencedores", continúa
Rita. "Odiarías ser el primero en fallar, seguramente".

Regulus le sonríe, todo dientes, brillantes y encantadores como ha visto hacer a Sirius un millón de
veces. "Bueno, si la historia sirve de algo, no tengo nada de qué preocuparme. Viniendo de una
familia de Vencedores, no es un patrón que pretenda romper".

"Oh, esa confianza, nos encanta verla, ¿No?" Rita se dirige a la multitud, ganándose risas y
aplausos, y Regulus puede sentir que su sonrisa se fija. Nadie parece darse cuenta, al menos. Rita
se vuelve hacia él, riéndose. "Ahora, sospecho que también estás ansioso por volver con tus padres,
así como con Sirius".

Regulus no se lo espera, pero una risa sale de su boca antes de que pueda detenerla. Puede escuchar
el borde, así que trata de suavizarlo y termina siendo un poco entrecortado. Lo absurdo de su
declaración hace que su cabeza dé vueltas un poco. "Oh, bueno, mis padres esperan que vuelva a
casa, eso es cierto".

"No tienes ningún deseo de decepcionarlos, ¿Verdad?" dice Rita.

"Nunca lo había hecho antes, y no voy a hacerlo ahora", miente Regulus, mirando a la multitud con
la sonrisa más dulce que puede reunir, como si su madre pudiera estar observando. Es el juego de
redirección, como dijo Sirius. Sabe que su madre y su padre deben estar observándolo desde casa
y, por un momento, se pregunta si estarán preocupados por él.

Él sabe la respuesta a eso.

Como si pudiera sentir sus pensamientos, Rita reflexiona: "Seguramente ahora están en casa
observándote. ¿Crees que los estás enorgulleciendo, Regulus?".

"Eso espero", miente Regulus, mirando a Rita. Una vez más, la multitud se ríe y parece tan
conmovida por lo que dijo.

"¿Hay alguien más en casa con quien estés tratando de volver? ¿Un amante, tal vez?" Rita
pregunta, y todos parecen interesados en esto, lo que agita a Regulus sin fin.

"No", murmura Regulus. "Nadie en casa".

"Ya veo. Un hombre de familia", bromea Rita, y la multitud se ríe de nuevo, casi burlonamente. Él
puede decir que están disgustados, pero sabe por qué. Sirius tiene una reputación aquí, y a todos les
encantaría la idea de que Regulus, como su hermano, sea un romántico. Sin embargo, no conocen a
Sirius, en realidad no. Regulus no tiene intenciones de jugar ese papel alguna vez. "Supongo que, si
eres un Víctor, tendrás muchas opciones. Aunque, tengo que ser honesta, no puedo imaginar cómo
no tienes opciones ya, con lo guapo que eres, especialmente en este momento".

"Bueno, nunca dije que no tenía opciones. Solo dije que no hay nadie en casa que yo quiera",
señala Regulus, luego se da cuenta de que está discutiendo cuando debería haber estado de
acuerdo. Su ritmo cardíaco se dispara y quiere alejarse de este tema en este momento; tiene una
oportunidad, afortunadamente. "No puedo llevarme todo el crédito por cómo me veo en este
momento. Parte de eso tiene que ir al equipo de diseño". Inclina la cabeza hacia donde están
sentados Dorcas, Gideon y Fabian. La gente comienza a aplaudir cortésmente y todos saludan y
sonríen. "Mención de honor para Gideon, que trabaja conmigo personalmente. James consiguió a
Fabian, pero yo tuve suerte". Ante esto, se puede escuchar a Gideon riéndose a carcajadas, y la
multitud hace lo mismo, riéndose junto con él como si Regulus acabara de contar un chiste muy
divertido. "Pero, en serio, mi atuendo es hermoso. Hay más. Puedo mostrarte, si quieres".

"¿Oh?" Rita mira a la multitud, y todos estallan en aplausos entusiastas, animándolo a continuar.
Rita se ríe grandiosamente y extiende su mano. "Por favor, hazlo."

Con un suspiro secreto de alivio, Regulus se pone de pie.

~•~

Sirius observa la pantalla mientras Regulus extiende su capa oscura y gira lentamente. Tan pronto
como la tela se tensa, un brillo blanco de la constelación de Leo se forma en la capa, el contorno
del león brilla para todos. Su corazón, la estrella Regulus, es la que más brilla.

A todos les encanta, por supuesto. La multitud literalmente se vuelve loca, y Sirius gira la cabeza
mientras camina agitado a lo largo de la habitación. Puede sentir ojos sobre él, y sabe que es James
incluso antes de que mire.

"¿Qué?" James pregunta en voz baja. "Él lo está haciendo bien, ¿No es así?"

"Sí, lo hace", espetó Sirius, con la mandíbula apretada.

James frunce el ceño. "Entonces, ¿Qué pasa? Está haciendo todo lo que le dijiste".

"Lo sé, James", Sirius muerde.

"Sirius", dice James en voz baja.

Sacudiendo la cabeza, Sirius mira hacia atrás a la pantalla para ver a Regulus sentado de nuevo,
explicando la constelación, su estrella es el corazón del león y el mito que involucra a Hércules.
Sirius aparta la mirada de nuevo. "Está mintiendo. Siempre puedo saber cuándo está mintiendo.
Prácticamente cada palabra que dijo fue una mentira."
"Ese era el punto, Sirius", le recuerda Pandora.

"Sí, bueno, me perdonarás por no estar emocionado por escuchar a mi hermano llamarme su héroe,
todo sabiendo que es una maldita mentira", gruñe Sirius, dándose la vuelta para ir pisando fuerte en
la dirección opuesta.

James suspira. "Tenías dieciséis años. No deberías haber tenido que ser un héroe. Lo que pasaste,
eso no fue heroico. Eso fue una tragedia, y fue injusto para ti. Él también lo ve de esa manera".

"Tú no sabes eso," murmura Sirius, haciendo una mueca.

"Creo eso", le dice James con firmeza. "Mira, esto tampoco es fácil para mí. ¿Crees que no me di
cuenta de lo mucho que estaba evitando decirles a todos que me odia? Ni siquiera se atrevió a decir
que éramos amigos".

Sirius se burla. "Es un jodido imbécil, eso es lo que es".

“Está haciendo lo que le dijiste que hiciera”.

"Lo sé, ¿De acuerdo? Es solo que- es..."

El rostro de James se suaviza. "Es molesto. Lo sé. Lo entiendo".

"Cuando dijo que nunca le hice sentir que tenía que luchar por un lugar en mi vida…" Sirius traga
saliva. "James, estaba mintiendo. Eso era una mentira".

"Sirius," susurra James, sus ojos tristes. "Mírame, sabes que es más complicado que eso. Sabes que
no es tan simple".

"Pero él se sentía de esa manera. Yo lo hice sentir de esa manera", insiste Sirius, su corazón se
siente como si se le encogiera en el pecho. "No fue mi intención, pero no pude, no estaba..."
"Basta", murmura James, pero Sirius no puede.

Sirius niega con la cabeza. " Todavía se siente así, James. Es mi hermano pequeño, y va a- va a ir a
la arena y yo no puedo- no puedo tomar su lugar, no puedo salvarlo, no puedo —"

"Sirius, hola, Sirius", interrumpe James rápidamente, poniéndose de pie para acercarse y poner sus
manos sobre los hombros de Sirius, sacudiéndolo un poco. "Respira. Sólo respira".

"No hay suficiente tiempo", se ahoga Sirius. "No tengo suficiente tiempo para hacerlo bien".

James toma una respiración profunda y la suelta lentamente, esperando que Sirius lo copie. Su voz
se ha suavizado. "Ambos han pasado por cosas inimaginables y han sufrido mucho, pero eres su
hermano, Sirius. Él lo sabe, ¿De acuerdo? En el fondo, él sabe que te preocupas por él, sin importar
por lo que hayas pasado. "

"¿Cómo dejamos que se pusiera tan mal?" Sirius susurra, sus ojos pican. La pregunta pesa mucho
en su mente. Él sabe que la fuente fue él; él fue donde todo salió mal, incluso si no puede recordar.
Pero mejoró, tanto como cualquiera puede en su situación, entonces, ¿Por qué su relación no
mejoró? ¿Por qué no lo intentaron? Diez años. Han pasado diez años, y ninguno de ellos se atrevió
a intentarlo. Ahora es demasiado tarde.

"Creo que fue un esfuerzo conjunto. Entre todos nosotros", dice James en voz baja, con las cejas
fruncidas. "Nosotros... hicimos lo mejor que pudimos con lo que teníamos, Sirius. Ninguno de
nosotros tiene la culpa".

Sirius sabe lo que dice James. Regulus fue quien se alejó, James estaba demasiado ocupado
cuidando de Sirius, y Sirius estaba atrapado en el desmoronamiento. Todos tenían sus propios
problemas, y las repercusiones de cómo manejaron esos problemas persistieron incluso después de
que los problemas no fueran tan apremiantes como al principio. Al final, ninguno de ellos sabía
cómo arreglar lo que ya habían cepillado debajo de la alfombra. Los restos destrozados crujieron
bajo sus pies hasta que les salieron callos y aprendieron a seguir caminando, a pesar de los cortes.

James aprieta sus hombros, sosteniendo su mirada. “Tendrás tiempo con él, bastante. Me aseguraré
de eso”.

"James," murmura Sirius.


"Déjame ayudarte", susurra James. "Cuando no esté aquí para hacerlo, deja que sea él. Él te
necesita tanto como tú lo necesitas a él".

Sirius traga con dificultad. "Yo también te necesito."

"Siempre me tienes, Sirius. Siempre estoy contigo, incluso cuando me haya ido. Los que nos aman
realmente nunca nos dejan". James sonríe, un leve movimiento tembloroso de sus labios, y su
garganta sube y baja. Palmea el pecho de Sirius, asintiendo hacia él. "Estaré justo aquí. Ahí es
donde iré, y ahí es donde me quedaré. Contigo. Me llevarás contigo para siempre, ¿Sí?"

Sirius niega con la cabeza, peligrosamente cerca de estallar en lágrimas. Él no puede aceptarlo. Él
no puede enfrentarlo, no sabe cómo. No cree que sobreviva. Si James, si se ha ido, Sirius se irá con
él. No hay un para siempre sin James.

Exhalando profundamente, James tira de él, tirando de él en un fuerte abrazo. Sirius casi se aferra a
él, temblando por todas partes. Quiere llevarse a James y Regulus y huir. Solo correr tan rápido
como pueda, tan lejos como pueda, y nunca mires atrás. Quiere partirse por la mitad y tomar su
lugar, morir en su lugar, sufrir para que ellos no tengan que hacerlo. Quiere salvarlos y
conservarlos, y no puede. Lo va a matar.

Alguien sale para dar la advertencia de dos minutos, haciendo que se separen lentamente. Pandora
sigue observando obedientemente la entrevista de Regulus. Ha gastado mucho tiempo hablando de
estrellas, lo que está jugando a su favor; menos posibilidades de que Rita le arranque algún secreto
de esa manera. Sin embargo, Rita se está calmando ahora, claramente a punto de terminar con
Regulus y comenzar con James, quien se ve extrañamente ansioso.

"Estarás bien, James", le asegura Sirius, estirando la mano para apretar su brazo. "Tú no eras el
que nos preocupaba, en cualquier caso. La parte difícil ha terminado".

"Em, Sirius", dice James débilmente, con los ojos muy abiertos.

Sirius lo despide. "Cálmate, ¿Sí? Simplemente sal y ponte ese encanto de James Potter. Los tendrás
comiendo de tu palma en poco tiempo".

"Correcto. Correcto, pero Rita—"


"A Rita le importan los secretos, y tú no tienes ninguno. Bueno, ninguno que yo no sepa ya, y te
aseguro que el hecho de que hayas llorado la primera vez que te drogaste no es exactamente un
secreto que Rita tendrá después, así que estás bien".

"Bueno, um", comienza James, pero nunca llega a terminar antes de que Regulus entre en la
habitación.

"Eso", declara Regulus, "Fue la cosa más tortuosa por la que he pasado. Me siento sucio. Y
enfermo".

"Lo hiciste maravilloso", elogia Pandora, apresurándose hacia él para llevarlo a una silla. Se hunde
en él con una profunda exhalación, como si acabara de derrotar a un terrible enemigo.

"¿Lo hice?" Regulus pregunta, sonando inseguro, y levanta la cabeza para mirar directamente a
Sirius para su aprobación. En ese momento, podría tener cinco años, admirando a Sirius después de
que logró saltar sobre un charco de lluvia, en busca de su orgullo.

Sirius siente que se le encoge el corazón y su voz es áspera cuando dice: "Sí, Regulus, lo hiciste".

"Bueno, genial", murmura Regulus con ironía, apoyando la cabeza contra la pared mientras sus
ojos se cierran. "No quiero volver a hacer eso nunca más. Maldita sea".

Sirius no tiene el corazón para decirle que, de hecho, tendrá que hacerlo de nuevo si gana. Los
vencedores son entrevistados al final, y es solo otro proceso brutal de repetición de todo lo que
sucedió en la arena. Sirius no recuerda su entrevista como Víctor, no realmente. Si no fuera por
Effie, probablemente habría estado catatónico en el escenario.

James salta cuando lo llaman y parece preocupado a pesar de las muchas palabras tranquilizadoras
de todos. Sirius se acerca y aprieta su hombro antes de que se aleje, y Pandora le da una sonrisa
amable. Regulus ni siquiera abre los ojos para verlo irse.

Sirius se mueve para sentarse al lado de Regulus, golpeando suavemente sus rodillas. Aun así,
Regulus no abre los ojos, pero una pequeña sonrisa curva brevemente su boca.

Por ahora, eso solo tiene que ser suficiente.


~•~

Rita no pierde el tiempo en hacer que James presuma su atuendo, sin duda tratando de quitarlo del
camino. A la multitud le encanta cuando saca su capa y gira, mostrando el sol dorado que cobra
vida en la tela blanca. La gente empieza ooh y ahh, jadeando y vitoreando en un deleite silencioso.

"Absolutamente encantador", comenta Rita cuando él se sienta, y ella le sonríe, pero James no
puede evitar notar que no hay calidez en su mirada. "Regulus la estrella, y tú eres el sol, la estrella
que lo eclipsa. ¿Tiene sentido eso?"

"¿Qué? No", dice James, retrocediendo un poco. "No lo eclipso. Ese no es el significado. Solo, ya
sabes, el sol es cálido, tan cálido que te quemará si te acercas demasiado".

"Como Ícaro", reflexiona Rita, y James asiente tentativamente. "¿Y quién dirías que es tu Ícaro,

¿James? ¿Regulus?"

"No", murmura James.

Rita se ríe. "Bueno, ¿No eres humilde?"

James toma una pequeña y corta respiración. Se obliga a sí mismo a relajarse. Está bien, él puede
hacer esto; es brillante en esto. Sabe sonreír, tranquilizar a la gente, mantenerla feliz. Mientras
exhala, sonríe ampliamente y se ríe. "Sabes, mi madre siempre me dijo que me mantuviera
humilde y nunca se equivoca".

"Tu madre. Euphemia Potter, una Víctor ella misma, y a la tierna edad de trece años, también",
dice Rita. "Ella fue la mentora de Sirius cuando era un tributo, ¿No?"

"Ella lo era."

"¿Crees que está aliviada de saber que Sirius es tu mentor, o tal vez preocupada, ya que su hermano
pequeño también es un tributo?"
"Mi mamá ama a Sirius como si fuera suyo", dice James, lo que hace que la multitud deje escapar
ruidos suaves, casi arrullos. "Ella no tiene mala voluntad para él o para Regulus en su corazón. Ella
está… bueno, sé que está mirando ahora mismo. Hola, mamá. Hola, papá".

La sala estalla en carcajadas cuando él levanta la mano y saluda a la cámara desde el costado del
escenario. Se imagina a sus padres observándolos, presionando sus manos sobre sus sonrisas
mientras lo ven sonriendo, siendo su hijo tonto con una sonrisa que nunca se desvanece. Lo pone
inexplicablemente triste, pero no va a dejar que se note. Se ríe entre dientes junto con los demás,
dejando caer la mano mientras les guiña un ojo a algunas personas en la primera fila antes de
volverse a enfocar en Rita nuevamente.

"Un hombre que ama a sus padres con todo su corazón; eso nos encanta. Los debes extrañar
mucho", señala Rita.

"Lo hago, sí", admite James, porque lo hace.

Rita chasquea la lengua con simpatía, pero James no cree que sea real. "Estoy seguro de que estás
ansioso por volver a casa con ellos".

"Me encantaría volver a verlos", dice James con cuidado, quizás demasiado, pero realmente es un
mentiroso de mierda cuando está ansioso. Sin embargo, esta es la verdad. "Conocen mis
intenciones de hacer lo que hay que hacer y sé que están orgullosos de mí".

"Qué hermoso", responde Rita con un tarareo. "Hablemos de tu cosecha, cómo te debes haber
sentido cuando pronunciaron tu nombre, solo para escuchar el nombre de Regulus después. Solo
puedo suponer que te sentiste aliviado al principio, sabiendo que tu mejor amigo estaría a tu lado,
pero seguramente ese alivio se amargo cuando escuchaste que el hermano pequeño de tu mejor
amigo sería tu competencia".

"Él no- no estamos compitiendo", anuncia James, sacudiendo la cabeza. "No es así."

"¿No?" Rita desafía. "¿No te preocupa que Sirius haga más por su hermano menor que por ti?"

James aprieta la mandíbula. "No nos hacemos ilusiones de lo difícil que es esto para todos
nosotros. Lo importante es que todos estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, y lo estamos
haciendo bien. Sirius, especialmente".
"Eso es dulce, James, pero debo preguntar... ¿Qué harás en la arena cuando solo estés tú y
Regulus?" Rita presiona, inclinándose hacia adelante con el ceño fruncido, como si le tuviera
lástima. "Dijiste qué harías lo que se debe hacer. ¿Crees que Sirius te perdonará cuando eso incluye
a su hermanito?"

"Bueno…" James traga saliva, sintiéndose perdido en el mar. Desea más que nada que Pandora o
Sirius lo hayan entrenado para algo como esto, porque no tiene ni idea de qué decir. No quiere que
Regulus, que está mirando, sepa su decisión, y no cree que a la gente le guste tanto saber que va a
la arena con todos los planes de morir. Les gustan las personas que pelean, que no planean
rendirse. ¿Piensa, Qué haría Sirius? se pregunta James. Instantáneamente, se ríe y esboza una
sonrisa fácil, inclinándose hacia adelante como si estuviera contando un secreto. "Supongo que
tendrás que observar y ver".

Rita tararea mientras la multitud responde agradablemente, claramente gustándole el suspenso y las
implicaciones. Ella se ríe con ellos y asiente. "Supongo que lo haremos. Yo, por mi parte, no puedo
esperar a ver qué trucos seguramente tienes bajo la manga".

"Oh, créeme, no tienes idea de los trucos que soy capaz de hacer", bromea James, recostándose
perezosamente en su silla.

"Bueno, bueno, seguro que sabes cómo traer un sentido de anticipación, James", alaba Rita.
"¿Puedo preguntar? ¿Regulus sabe qué trucos tienes bajo la manga?"

"¿Honestamente? Conoce a la mayoría de ellos", admite James, con los labios fruncidos, "Pero no
a todos. Nunca a todos".

"¿Entonces crees que lo sorprenderás?"

"Sé que lo haré."

Rita se estremece teatralmente. "Oh, suenas tan seguro, que me pusiste la piel de gallina. Todos
estamos al borde de nuestros asientos; me atrevo a decir que nos tienes enganchados".

"Bueno, entonces te tengo justo donde te quiero", dice James con una sonrisa, recorriendo con la
mirada a la multitud. Esta vez, ve a Fabian con Dorcas y Gideon. Fabian esconde una sonrisa
detrás de su puño y James le guiña un ojo. Algunas de las personas detrás de él piensan que es
hacia ellos, y parece que están a punto de desmayarse.

"No puedo dejar de notar que hablas de Regulus con cariño", le dice Rita. "Mencionó que ustedes
dos crecieron juntos, pero no dijo mucho más. Creo que era tímido".

La sonrisa de James se suaviza con impotencia. "Lo creas o no, en realidad era tímido cuando era
más joven. Era muy, muy dulce. La primera vez que lo vi, estaba cabalgando sobre la espalda de
Sirius, dormido en su hombro". Nuevamente, la multitud parece encontrar esto insoportablemente
adorable, y James realmente no puede culparlos. Era muy lindo, incluso entonces. "Nos conocimos
apropiadamente unos días después cuando llegué a su casa. Sirius lo arrastró para presentarnos, y
ciertamente se mostró más tímido en ese momento. Sin embargo, fue muy educado".

"¿No es eso simplemente adorable?" Rita le pregunta a la multitud, y hacen ruidos fuertes de
acuerdo. Ella se ríe y se vuelve hacia James, su mirada aguda. "Es casi como si también lo vieras
como un hermano pequeño. Eso tendría sentido si crecieron juntos".

"Em, no, no, definitivamente no", dice James débilmente, aclarándose la garganta. Rita levanta las
cejas hacia él. "Yo solo- solo quiero decir que Regulus no es- Él no es solo el hermano pequeño de
Sirius. Él es su propia persona. Yo- yo, um, lo descubrí cuando crecí un poco".

"¿Oh?" Rita murmura, su tono es ligero. "Entonces, ¿dirías que ustedes dos son cercanos? ¿Amigos
por sí mismos, tal vez?"

James puede sentir el entusiasmo en la sala, la presión que se acumula cuando todos quieren una
respuesta de una forma u otra, las garras metafóricas se clavan en su piel en demanda persistente.
Se tambalea por un momento, su corazón se acelera, sintiéndose congelado en el lugar y
sobrecalentado con todos los ojos puestos en él. ¿Cómo diablos responde a esto? ¿Él… puede
mentir? ¿Debería mentir? No puede decir muy bien la verdad, porque eso sería muy malo para
todos los involucrados. Bueno, verás, Regulus me odia y me ha odiado durante los últimos diez
años más o menos, pero el sentimiento no es mutuo, así que todo es muy complicado; ¿Podemos
hablar de algo más?

Sí, no, James no puede decir eso.

"Ah, nosotros, bueno, tenemos muchos recuerdos juntos", tartamudea James, luchando por no
estremecerse por lo tembloroso que es su tono. Rita parece jodidamente encantada, como si
pudiera darse cuenta de que está ocultando algo. Mierda. Mierda, mierda, mierda. No es bueno.
"Muchos buenos recuerdos, de hecho. Con Sirius, también".
"¿Pero también sin Sirius?" Rita ladea la cabeza hacia él, su mirada penetrante. "¿Tú y Regulus
pasaron mucho tiempo solos?"

"Yo… bueno, no, no mucho. Quiero decir, a veces hablábamos cuando Sirius se preparaba para
bajar de su habitación, pero um, la mayoría de las veces solo… pasamos tiempo juntos". James se
mueve inquieto en su asiento. "Pero también, hubo un momento en que Sirius estuvo en la arena.
Estuve allí para él tanto como pude".

Rita emite un sonido suave y estira la mano para darle una palmadita en la rodilla, lo que se siente
muy condescendiente y solo hace que los nervios de James se pongan aún más tensos. "Por
supuesto que lo hacías, pero seguramente tenías otros amigos".

"Em, sí", admite James lentamente. "Tenía muchos amigos en casa. Todavía los tengo, en
realidad".

"Eso es encantador", dice Rita. "Parece que también has hecho muchos amigos aquí. Muchos otros
tributos hablaron muy bien de ti".

James estalla en una sonrisa. "Oh, sí, he conocido a muchas personas encantadoras aquí".

"Diría que eres un claro favorito, y con tu hermosa sonrisa y tu innegable encanto, no me sorprende
en absoluto. De hecho, creo que has captado más el interés de Irene", le dice Rita, y la multitud
estalla en risitas y suspiros soñadores. James está tan confundido en este momento, sinceramente.
¿Qué está insinuando...? "¿Pudiste ver algo floreciendo entre ustedes dos?"

"Eh, ¿En la arena?" James pregunta con escepticismo, un poco incrédulo. Entonces, obviamente
está insinuando lo que James cree que es, pero no puede estar hablando en serio, ¿Verdad?

Rita se ríe. "Oh, claro. El amor es como una flor que florece incluso en las condiciones más duras.
¿Esperas que eso suceda?"

"¿Entre Irene y yo? No. Dios mío, no, solo somos amigos", declara James rápidamente, sacudiendo
la cabeza. Claramente, esto no es lo correcto para decir, porque la multitud deja muy claro que no
les gusta esto. James levanta su mano en señal de rendición, internamente entrando en pánico.
"No… no por ella. Es adorable, pero yo- yo solo, um, bueno…"
"Ya veo lo que es esto", dice Rita en voz baja, estirando la mano para agarrar su mano y darle
palmaditas en el dorso. "Tuviste sentimientos por alguien en casa, ¿No?"

"Bueno, sí, en realidad", confiesa James, aliviado de que la multitud haya pasado de estar molesta a
estar intrigada.

"¿Estabas saliendo con alguien?"

"No. No fue- quiero decir, él no sabe cómo me siento".

Rita le da palmaditas en la mano una vez más, y la multitud se une a ella haciendo ruidos suaves y
compasivos. "Siempre puedes decírselo ahora. Después de todo, James, podría ser tu última
oportunidad".

"Ah, no, realmente no podría", murmura James, soltando una risa débil. "Es complicado."

"Los sentimientos siempre lo son, ¿No es así?" Rita retira su mano y lo estudia. Parece que tiene
engranajes girando en su mente, y la fuerza punzante de su mirada está empeorando su ansiedad.
"Bueno, si ganas y te vuelves un Víctor, tendrás que confesar tus sentimientos por él".

James resopla y dice: "Bueno, si gano y me vuelvo un Víctor, no tendré a nadie ante quien
confesarme ". Hay una larga pausa y toda la habitación se queda en silencio. James se da cuenta
demasiado tarde de que esto es posiblemente lo más estúpido que podría haber dicho. Se queda
muy quieto, con los ojos muy abiertos, y puede ver una sonrisa lenta que divide constantemente el
rostro de Rita. Joder. Mierda, mierda, mierda, piensa James, con el corazón en la boca del
estómago. No solo- ¿Por qué dijo eso?

"¿Quieres decir... Regulus?" —pregunta Rita, mirándolo con esa chispa brillante en sus ojos,
absolutamente triunfante. "Un chico por el que tenías sentimientos en casa, una situación
complicada, y si ganas, eso significa que él no estará allí. ¿Tengo razón?"

James espera a que alguien venga a salvarlo. Espera la capacidad de hacer retroceder el tiempo y
corregir este error cometido en los cimientos inestables de su ansiedad, que solo empeora con cada
segundo que pasa desde el principio. Tiene ganas de encogerse y esconderse del mundo, pero todos
los ojos están puestos en él y no tiene adónde ir. Impotente, mira alrededor de la habitación,
encontrando nada más que ojos ansiosos y olas de deleite por el drama que se desarrolla ante ellos.
"¿James?" Rita incita, atrayendo su mirada. Sus ojos aún brillan, a pesar del tierno ceño fruncido
en su rostro. Ella se acerca para poner su mano sobre su rodilla otra vez. "¿Es esto cierto? ¿Sientes
algo por el hermano de tu mejor amigo?"

"Um", dice James con voz áspera, flexionando los dedos sobre los brazos de su silla, y puede sentir
lo fuerte que su corazón golpea contra sus costillas, amenazando con romperlas en un intento de
liberarse. Abre y cierra la boca, luego se siente hundirse en la caída libre, porque no sabe qué más
hacer. Con una risa temblorosa, asiente. "Sí, bueno, ¿Puedes culparme?"

Los labios de Rita se curvan a un lado, solo por un momento, y le aprieta la rodilla antes de
inclinarse hacia atrás. "No, no creo que nadie pueda culparte por eso. Es hermoso, y creo que
puedo hablar por todos cuando digo lo desafortunado que es que ustedes dos estén en estas
circunstancias. Es una tragedia, ¿No? ¿Que nunca sabrás qué vida podrían haber vivido juntos?
Pero recuerda, en condiciones difíciles o no, el amor es como una flor que puede florecer en
cualquier lugar. Espero que florezca para ti. ¿No esperamos todos que florezca para James y
Regulus?"

La habitación casi tiembla con los gritos ensordecedores y los vítores de apoyo. La gente llora, la
gente grita consejos y algunos le dicen que ame mientras todavía tiene la oportunidad. Rita no lo
interrumpe y James gira la cabeza para mirar a todos, sintiéndose débil y fuera de sí.

Tiene sentido, en cierto modo, porque el amor es una verdad universal. Es, a pesar de todo, en lo
que la mayoría, si no toda, la gente puede estar de acuerdo, en que la gente siente su llamado. La
gente encuentra esperanza en ello. La gente cree en el amor, casi instintivamente, porque el amor
existe a su alrededor. En familias, en amigos, en amantes.

Hay tanto amor en la vida, y es lo que hace que valga la pena vivirla.

Para James, en más de un sentido, es lo que también hará que valga la pena morir. Para Sirius, sí,
pero también para Regulus.

La entrevista no dura mucho más. Rita da una declaración final mientras James fija una sonrisa en
su rostro, los oídos zumban y luego lo escoltan fuera del escenario. Está casi tan nervioso por
volver a la habitación como lo estaba por salir. ¿Qué le va a decir a Regulus? Joder, ¿Qué le va a
decir a Sirius? Su cerebro está alborotado, hay demasiadas cosas para él como para darle sentido a
nada.

James retrocede a la habitación y cierra la puerta, dándose la vuelta con una respiración profunda.
Ni siquiera llega a exhalar antes de que su espalda golpee la puerta con un ruido sordo, Regulus lo
empujó contra ella y sujetó su antebrazo contra la garganta de James, manteniéndolo en su lugar.
James jadea, los ojos se le salen de las órbitas mientras observa la pura furia en el rostro de
Regulus, su labio se frunce en una mueca y sus ojos brillan. Francamente, es jodidamente hermoso.
Estas son circunstancias menos que ideales, es cierto, pero James no puede evitar notarlo.

Un flujo constante de una rabieta enojada se derrama de la boca de Regulus, incluso cuando James
lo mira y piensa, impotente, eres tan hermoso. Probablemente lo diría como un idiota, porque ahora
está en esto, así que ¿Por qué no? Pero Regulus realmente no le está dando la oportunidad entre su
brazo en la garganta de James y su arrebato.

"¡¿Estás jodidamente loco?!" Regulus está gritando. "¿Crees que esto es divertido, algún tipo de
broma? ¿Estabas tratando de burlarte de mí? ¿Hacerme parecer débil? Maldito estúpido—"

"¡Reggie! ¡Regulus, detente!" Sirius lo regaña, luego maldice fuertemente por lo bajo y se estira
completamente alrededor del frente de Regulus para agarrarlo y levantarlo mientras tira de él hacia
atrás. Regulus, siendo Regulus, trata de inclinarse hacia adelante y alcanzar a James de nuevo, pero
Sirius ignora sus movimientos dramáticos y continúa tirando de él hacia atrás.

“¡Bájame!" Regulus brama.

Sirius lo golpea en un lado de la cabeza, diciendo: "Lo haré cuando dejes de intentar atacarlo".

"Él-"

"Lo sé. Lo escuché. Yo estaba allí".

Regulus estira la cabeza para mirar a Sirius con incredulidad, su rostro enrojecido por la ira.
"¡Sirius! Déjame ir. Le acaba de decir a todo el jodido mundo que él—él—"

"Sí, como hemos establecido, lo sé", grita Sirius, dejándolo caer lo suficientemente fuerte como
para que tropiece un poco. Sirius se aferra al brazo de Regulus para que no pueda escapar.
"Deberías estar agradeciéndole. ¿Tienes alguna idea de lo que acaba de hacer? Te hizo deseable,
Regulus".

"Él- tú-" Regulus retrocede, con los ojos muy abiertos. "¡¿Tú lo metiste en esto, Sirius?!"
"No, en realidad, eso fue hecho todo por él", murmura Sirius, su mirada se dirige a James. Sus ojos
se estrechan levemente, pero mira de nuevo a Regulus. "Deja de ser un idiota. Pandora, llévalo para
que se refresque, ¿Quieres?"

Pandora se acerca, pasando su brazo por el de Regulus y tirando suavemente de él hacia la otra
puerta. "Vamos, Reg. Lo sé, lo sé, quieres matarlo. Guárdalo para la arena".

De alguna manera, Pandora saca a Regulus de la habitación y James le toca la garganta con una
mueca. No duele, en realidad, pero el dolor detrás del gesto tira de su pecho. Sin embargo, ¿Qué
estaba esperando? Sabe que Regulus lo odia, por lo que tendría sentido que Regulus respondiera de
esa manera.

Eso no hace que duela menos.

Vacilante, James deja caer su mano y arrastra su mirada hacia arriba para encontrar a Sirius
mirándolo fijamente. Sus labios están presionados en una línea delgada y sus brazos están
cruzados. Lentamente, una ceja se levanta.

"Entonces, em, supongo que fallé en mi entrevista", dice James débilmente.

"James, ¿Qué diablos fue eso?" Sirius sisea.

"Yo solo… no sé lo que quieres que diga, Sirius. Ella era horrible, y yo… yo traté de…"

James hace una especie de gesto de impotencia con las manos, y Sirius todavía se ve tenso por la
agitación, y todo el estrés cae sobre James a la vez que su creciente frustración burbujea en él hasta
que se desborda. "Bueno, ¡No es como si supiera qué hacer! Te dije que estaba preocupado, y
simplemente me ignoraste. ¿Qué esperabas que pasara cuando tú y Pandora no me entrenaron en
absoluto? Hice lo mejor que pude por mi cuenta, porque ciertamente no me ayudaste, ¿Verdad?”.

Sirius no reacciona por un momento fuera del más mínimo estremecimiento, algo como horror
brillando en sus ojos, y luego sus cejas se juntan mientras deja caer sus brazos. Casi al instante
levanta la mano para llevarse la mano a la boca y luego se la pasa por el pelo. "No, tienes razón.
Yo… lo siento. Solo pensé… no sé por qué asumí que lo manejarías con facilidad. Incluso yo no lo
hice. Nadie lo hace, en realidad, y no debería hacerlo. No había esperado que lo hicieras. Es… solo
te admiro, así que…”
"Sé que hago que parezca fácil llevarse bien con la gente, y para mí, por lo general lo es", grazna
James. "Solo- no tanto cuando estoy siendo interrogado y estoy tan asustado que apenas puedo
pensar".

"Mierda." Los ojos de Sirius se hunden y su rostro se retuerce. Inclina la cabeza hacia adelante y
frota su mano sobre su cabello aproximadamente una, dos y luego una tercera vez antes de dejar
caer la mano y mirar hacia arriba con remordimiento en sus ojos. "Joder, James, lo siento mucho.
Eso fue demasiado para ti. Debí... bueno, tienes razón, debí haberte ayudado. Si- si te hace sentir
mejor, lo hiciste de manera brillante por tu cuenta. Tú, tú no fallaste”.

James exhala profundamente, sus hombros se desploman mientras mira a Sirius con los ojos muy
abiertos. "¿No lo hice?"

"No, en realidad... lo hiciste bastante bien", dice Sirius, y James se siente mejor al instante.
"Respondiste maravillosamente a las preguntas con solo algunos contratiempos menores aquí y
allá, pero se suavizaron rápidamente. Y no estaba mintiendo cuando dije que Regulus debería estar
agradeciéndote".

"¿No lo estabas?" James pregunta sorprendido.

Sirius niega con la cabeza. "Acabas de resolver el problema de que todos los enfrentaran, y no solo
eso, sino que les diste razones para alentarlos a ambos. ¿Qué es más fascinante que la guerra? Una
historia de amor, eso es".

"Oh", exhala James, sintiendo una risa histérica burbujear en la parte posterior de su garganta. Ni
siquiera tenía la intención de hacer eso, pero si ayuda a Regulus a sobrevivir... Bueno, genial.

"La cuestión es", dice Sirius lentamente, "No lo hiciste a propósito. Sé que no lo hiciste, James.
Rita te lo sacó. Pero eso significaría que es verdad..."

James lo mira fijamente, sosteniendo su mirada, y luego deja que su cabeza golpee contra la puerta.
Resopló una risa débil y levantó las manos antes de dejarlas caer sin fuerzas. "¿Qué vas a hacer,
Sirius? ¿Matarme?"

"Oh, por el amor de Dios", murmura Sirius, luciendo francamente exhausto. James se compadece
de él. "¿Mi hermano, James?"
"¿Lo siento?"

"¿Lo sientes?"

"Quiero decir…" James se calla, mordiéndose el labio. En su defensa, nunca ha hecho nada por lo
que arrepentirse. No es como si él y Regulus hubieran estado en algo a espaldas de Sirius. James
simplemente tiene sentimientos desesperados por él que no le mencionó a Sirius, muy a propósito.

"Pero, como, ¿Por qué?" La cara de Sirius se tuerce. "Y no digas que es porque crees que es
bonito. Tú crees que soy bonito- o será mejor pienses que soy bonito-".

"Sí, por supuesto que eres lindo, Sirius".

"Gracias. Adelante. Necesito una explicación".

James se rasca un lado de la cabeza, frunciendo los labios. "Quiero decir, yo— creo que es lindo,
para ser justos. Pero tienes razón. Él solo es… Bueno, comenzó—eh, ¿Recuerdas su decimoquinto
cumpleaños, cuando me golpeó en la cabeza con una bola de nieve? "

"Sí. Eso es-" Sirius lo mira con incredulidad. "No me digas que mi hermano pequeño te golpeó
para enamorarte".

"Escucha-"

"Maldito sea, James".

"Cállate, ¿De acuerdo?" James murmura tímidamente, su cara se pone caliente. Aparta la mirada.
"Obviamente es más que eso. Él es más que eso. Sus ojos, la forma en que habla, la sonrisita que
tanto intenta ocultar. Incluso su ira, su dolor, su... todo. No puedo evitarlo. Puedo ignorarlo. No
puedo ignorarlo a él. Y sé que es estúpido, sé que me odia, pero yo solo—yo—"

"Sí, está bien, ya… lo entendí", interrumpe Sirius con cansancio, suspirando mientras se estira para
frotar su dedo furiosamente a lo largo de su ceja. James puede verlo mordiéndose el interior de la
mejilla, procesando. "Entonces, todo el coqueteo últimamente..."
"Yo... puede que haya estado complaciéndome un poco", admite James con algo de disgusto. Se
encoge de hombros cuando Sirius deja caer su mano para mirarlo fijamente. "Bueno, ya sabes, voy
a morir pronto, así que también podría..."

Sirius se estremece de nuevo, luciendo angustiado en un instante, y James está jodidamente


asustado de morir por muchas razones, pero la principal es Sirius. No quiere dejar solo a Sirius. No
quiere dejar a Sirius en absoluto.

Algo parpadea en el rostro de Sirius, y luego sus ojos se abren como platos mientras susurra: "Oh.
Oh, es por eso, ¿No? Tu elección, dijiste que era más que solo para mí. También es para ti".

"Sí", dice James en voz baja. "Sí lo es."

Durante mucho tiempo, solo pueden permanecer allí en un silencio sofocante, completamente
sofocados por lo trágico que es.

Y, oh, qué trágico que es.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Remus realmente fue con el mejor amigo de Sirius y le dijo: "Oye, ¿Por qué Sirius no
me está haciendo cosas inapropiadas?" ¿¿¿ayuda??? Imaoooo el hecho de que james
vendió inmediatamente a Sirius. "Realmente le gustas. mucho" JAMES NI
SIQUIERA DUDO, pero también, él es realmente dijo algo como, tal vez TÚ deberías
hacer cosas inapropiadas, alguna vez pensaste en eso, Remus, ¿Eh? James "best
wingman" Potter está tratando de acostarse con su mejor amigo, y lo amamos por eso.

Sirius es el hola favorito de Remus y el adiós más difícil, voy a llorar, todo el mundo
llama a esto un "fic de jegulus" y hay momentos en que jegulus obtiene el foco
principal (particularmente en los juegos), pero esto es tanto un fic de wolfstar como un
fic de jegulus, esto es muy, MUY wolfstar pesado, y también tenemos mucho dorlene,
otros también, pero no puedo hablar sobre las otras relaciones porque aún no las
hemos abordado, llegamos allí cuando llegamos allí.

En fin, en cuanto a las entrevistas, Regulus realmente hizo lo mejor que pudo, tienes
que darle eso, se mantuvo firme y mintió como loco, adelante, rey, sé un angelito
inocente.
James Potter número uno Regulus stan: nunca ha hecho nada malo en su vida, nunca.

Todos los regulus stans: Yo creo que es genial!

nota extra: la historia de las nueces será usada en próximo angst más adelante, solo
una advertencia.

Pero también, Sirius está triste porque Regulus estaba mintiendo, así que ahora sabe
que Regulus no lo ve como su héroe, eso es jodidamente molesto, escucha, Regulus y
Sirius tienen MUCHO que necesitan desempacar y literalmente no tienen tiempo para
desempacarlo, hacen que me duela el corazón.

Luego está James, que estaba TAN ansioso por su entrevista y NADIE LO AYUDÓ,
como, todos realmente miraron a James y pensaron: ahora ESE es un hombre que
puede hacer cualquier cosa y encantar a cualquiera sin ningún problema, y sí, proviene
de un lugar de admiración, incluso Sirius no es inmune. En cierto modo, es lindo,
porque dice: James es genial, puede hacer cualquier cosa, es genial y no necesita ayuda
en absoluto, sí, muy dulce, excepto por el hecho de que James no es perfecto porque
nadie lo es y nadie puede serlo, por lo que lleva a momentos en los que James confiesa
accidentalmente sus sentimientos por Regulus frente a todo el mundo.

Me gustaría que quede constancia de que Sirius no oculto maliciosamente su ayuda a


James, tampoco Pandora, por si acaso, pero literalmente simplemente admira a James
y cree TANTO en él, como vino de un lugar de amor, él no QUISO poner a james en
esa posición, y estaba bastante convencido de que Regulus era el que necesitaba ayuda
(y para ser justos, Regulus absolutamente habría bombardeado esa entrevista sin toda
esa ayuda). Aun así, James se molestó por haber sido ignorado y puesto en un pedestal
y tener que hacerlo solo sin ayuda, fue muy catártico.

Lmao Regulus estaba a punto de arrancarle los ojos a James, tenemos más información
sobre por qué estaba tan molesto más tarde, lo prometo. James realmente fue
levemente atacado por Regulus y TODAVÍA estaba sentado allí pensando que era
hermoso, ayuden a este tonto, y Sirius golpeando a Regulus en la cabeza nunca dejará
de ser divertido para mí, porque me recuerda a ese video donde ese gato está tratando
de pelear, y el perro simplemente se acerca y agarra al gato por el pescuezo para
tirarlo hacia atrás.

Pandora es como: guárdalo para la arena, ella es un FOUL por eso, pero es muy
graciosa para mí, por favor.

Sirius está confundido acerca de por qué a james le gustaría incluso Regulus es
GRACIOSO para mí, él realmente estaba como, está bien, vas a tener que hacer
diagramas y gráficos circulares para explicarme cómo sucedió esto, este pobre hombre
él está tan cansado. James y Regulus lo están estresando mucho en este momento, si
no es una cosa con ellos, es otra, y ahora tiene que lidiar con sentimientos románticos
por encima de todo lo demás??? Déjenlo DESCANSAR.

Mientras tanto, James está aquí retorciéndose el pelo porque Regulus es bonito y malo
con él y casi le dañó el cerebro cuando tenía quince años, déjalo en paz, esa bola de
nieve fue su llamada de atención y ha estado despierto desde entonces.

De todos modos, me gustó mucho este capítulo, si no lo notaron. ¡¡¡Déjenme saber lo


que piensan!!! Me encantan todos sus comentarios y hago todo lo posible para
responder cuando tengo la energía / el tiempo. muchas gracias a todos <3 ¡¡Los veré a
todos luego!!

Notas mías:

Que gran capítulo, tuvimos mucho coqueteo, nervios y risas jsjdj pero los amo a
todos, de todas formas, les deje los links en las notas del principio, de unas playlist
para escucharlas mientras leen por si las quieren y no las vieron.

Bueno eso es todo bye, hasta el siguiente capítulo.


The Last Night
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte (en el pasado y también se supone que será en el futuro)


-Breve descripción de la violencia
-Breve descripción del asesinato (nada demasiado detallado, pero se indica
explícitamente lo que sucedió)
-Referencias a la tortura (no explícita y solo insinuada, es posible que ni siquiera te des
cuenta)
-Representaciones de disociación y amnesia disociativa
-Referencia a una mascota que fallece en la vejez (pacíficamente y solo mencionado
brevemente)
-Breve referencia a una pesadilla
-Angustia

Parece una lista realmente mala, pero créalo o no, también tenemos humor y cursilería
en este capítulo, aunque hay algo de angustia.

¿Disfrútalo?

See the end of the chapter for more notes

La cena es un asunto tranquilo.

Regulus no está seguro si está tenso por las entrevistas anteriores, o simplemente porque es el
último día para él y James, o ambos. Pandora es la única que habla, en realidad, pero rápidamente
se da por vencida cuando nadie tiene mucho que decir en respuesta.

Sirius y Remus se miran a los ojos, lo que Regulus ignora en su mayoría. Por lo general, es algo
divertido ver a su hermano convertirse en un completo idiota en el momento en que Remus respira
en su dirección, pero Regulus comprensiblemente detesta cualquier indicio de romance en este
momento. La fuente de este problema, un tal James Potter, por supuesto, que apenas levanta la
mirada de su plato durante toda la comida y no dice ni una palabra.

En realidad, James es el primero en irse, y lo hace de una manera que no es para nada propia de él.
Sin un adiós, simplemente se levanta de su asiento y se va sin mirar atrás. Le toma a Sirius cinco
segundos antes de levantarse y seguirlo, luciendo preocupado y un poco enfermo.

Regulus no quiere estar amargado, pero lo está, un poco. Por supuesto, Sirius acudiría a James,
independientemente del hecho de que Regulus está literalmente en la misma situación que él. Por
supuesto, James querría la compañía de Sirius por encima de la de cualquier otra persona,
independientemente del hecho de que Regulus seguramente se siente igual en este momento. Así es
como funcionan; siempre son James y Sirius, Sirius y James. Nunca uno sin el otro.

Se siente como un mal augurio, en cierto modo. Vagamente, Regulus se da cuenta de que el mundo
no tendría mucho sentido si Sirius y James no se tuvieran el uno al otro. Entrar a la arena con
James donde solo uno puede salir uno... este reconocimiento no es un consuelo. Sin embargo,
nunca ha sido un consuelo para Regulus, así que está acostumbrado.

Recuerda cuando solía estar tan, tan feliz de que Sirius y James fueran los mejores amigos. Curioso
cómo cambian las cosas. Pero, en realidad, no es divertido en absoluto. Regulus no se ha reído de
eso en años.

Pandora intenta levantarse y ayudar a Remus a limpiar, pero él la envía a la cama con firmeza, lo
que probablemente sea lo mejor. Está cansada y, sinceramente, podría ser la única que realmente
descanse bien esta noche, por lo que Regulus cree que alguien debería hacerlo.

Regulus no quiere admitirlo, pero no quiere estar solo ahora. No quiere ir a sentarse en su
habitación y pensar en lo que le espera mañana. No quiere ahogarse en sus propios pensamientos.
Sobre todo, quiere evitar pensar por un tiempo; quiere evitar todo. Entonces, se levanta y comienza
a raspar platos sin decir una palabra.

"No tienes que hacer eso," murmura Remus.

"Lo sé", es todo lo que responde Regulus, porque está muy consciente de que técnicamente es algo
que solo Remus debe hacer, a él no le importa Lo está haciendo de todos modos.

Remus se queda en silencio por un largo rato, luego dice: "De verdad, Regulus, puedes ir a
descansar. Puedo hacer esto por mi cuenta".

Regulus levanta la mirada y solo lo mira, el tenedor raspando lentamente el plato mientras continúa
con lo que está haciendo. Por un momento, Remus solo lo mira fijamente, luego parece darse
cuenta de que Regulus no está cediendo en esto, y asiente levemente, singularmente,
principalmente para sí mismo, y se da vuelta sin decir una palabra.

En silencio, trabajan en conjunto para tomar los platos de la mesa y tirar la comida. Regulus lo
odia, de verdad, porque esta es comida que podría ir a personas que tienen mucha, mucha hambre
en varios distritos. Nunca desperdicia una comida, y tampoco James o Sirius, pero... bueno, este es
su último día. No deja mucho espacio para el apetito, así que Regulus lo deja pasar.

Regulus también ayuda a Remus a recoger los vasos de la mesa, luego se rinde y va a ayudarlo a
lavar los platos. Si Remus está sorprendido por esto, no lo demuestra. De hecho, Remus no dice
nada al principio, dejándolos caer en un ritmo silencioso donde Regulus lava y Remus enjuaga,
seca y guarda.

"Vi tu entrevista, sabes," dice Remus, finalmente. "Técnicamente se supone que no debo mirar,
pero ya estaba aquí, así que solo... Bueno, de todos modos, lo hiciste muy bien".

"Supongo que también viste la de James", murmura Regulus.

Remus tararea. "Sí, pero asumí que no querías hablar de eso".

"Nada se te escapa, Remus", dice Regulus secamente, y Remus resopla en voz baja.

"No tienes que hablar de eso. Obviamente es complicado".

"Sí, esa es la palabra que usó también, pero en realidad no es tan complicado".

"¿No?" pregunta Remus.

"No", confirma Regulus. "Lo odio. Lo odio aún más ahora, por involucrarme en una estúpida
mentira con la que no quería tener nada que ver. No tenía derecho a hacer eso".

"Correcto", dice Remus lentamente. Hay una larga pausa. Remus guarda un vaso y regresa, con los
labios fruncidos cuando Regulus lo mira. "Espero no estar excediendo aquí, pero si se me
permite...No estoy tan seguro de que sea una mentira, y la gente no puede, no pueden evitar cómo
se sienten, Regulus".

"No compares lo que tú y Sirius están pasando con James y yo. No es lo mismo", responde Regulus
brevemente.
"Yo... no lo estaba", murmura Remus, y Regulus aprecia que no trata de negar nada sobre él y
Sirius. Simplemente molestaría a Regulus si lo hiciera. "Es solo que, bueno, cuando eres un
sirviente que no tiene nada que hacer más que mirar, aprendes a notar las cosas, y James te mira.
Realmente te mira. Mucho."

Regulus se burla y frota con más fuerza un plato, su rostro frunciendo el ceño. "Eso no tiene que
significar nada".

"No, pero soy observador, y he observado que sí". Remus se acerca para tomar el plato sin previo
aviso, y Regulus resopla en voz baja. Remus parece encontrar esto divertido, si la forma en que sus
labios se mueven es algo por lo que pasar.

"Honestamente, esta es la menor de mis preocupaciones en este momento", dice Regulus


brevemente, sacudiendo la cabeza.

"Lo sé." Remus suspira profundamente. "Simplemente no creo que tenga que ser una preocupación
para ti, de verdad. Rita prácticamente destrozó a James para llegar a lo que estaba protegiendo, y
resultó que eras tú. Era sincero, Regulus, y no fue malicioso."

Regulus le da vueltas a eso en la cabeza, porque es cierto que en realidad no lo ha considerado. No


sabe por qué, y también lo sabe. Pero él estaba allí. Vio la entrevista. Vio la forma en que James
miró, el puto pánico puro en sus ojos tan pronto como se dio cuenta de lo que dijo, tan pronto
como se dio cuenta de lo que reveló. James, por supuesto que nunca haría algo así para ser
malicioso; literalmente les anunció a todos que no sentía nada por Irene solo unos momentos antes.
Es así de sincero, sobre las cosas que importan y los sentimientos, los sentimientos de las personas
le importan. Rita acaba de partirle como una puta nuez, y Regulus no estaba preparado para que él
fuera el otro que ella utilizara para hacerlo. No lo vio venir.

Pero, en realidad, en el gran esquema de las cosas, no importa. No puede importar, así que Regulus
no se permite pensar en ello. No quiere pensar en ello, no cuando el día de mañana seguirá
llegando sin importar lo que pase por su mente.

"Tengo cosas más importantes en las que concentrarme que lo que James pueda sentir o no",
anuncia Regulus con firmeza, pasando el último plato. Mete la mano para drenar el agua, mirando
la espuma que se pega a su antebrazo. "No va a cambiar nada en la arena de todos modos, así
que..."
Remus enjuaga el último plato, pero se toma su tiempo para secarlo. Regulus puede sentir que lo
mira, así que lentamente mira hacia atrás. Remus murmura, "¿Tienes miedo?"

Regulus lo mira, luego arquea una ceja.

"Bien, pregunta estúpida," admite Remus con cansancio, sacudiendo la cabeza. "Yo solo—supongo
que quería darte la opción de hablar sobre eso, si eso te ayudara."

"No lo hará", dice Regulus sin rodeos. "Hablar sobre el miedo no hará que desaparezca
mágicamente. Todavía está allí, sin importar lo que se diga al respecto".

"Sí", responde Remus en voz baja. "Si lo se."

Regulus lo observa, sus labios presionando en una delgada línea. "Esto va a ser difícil para Sirius.
Mirando, James estará en peligro y cuando no pueda hacer nada al respecto... Será un desastre,
Remus".

"Y a ti."

"¿Qué?"

"Al ver a James y a ti estar en peligro, será un desastre. Eres su hermano, Regulus". Remus frunce
el ceño cuando Regulus no responde a esto, y luego suspira. "Sé que esto no va a ser fácil para él".

"Lo harás más fácil", murmura Regulus, sosteniendo su mirada, y Remus traga saliva. "Eres
importante para él. Estoy seguro de que ya te diste cuenta de eso, pero te lo digo en caso de que no
lo hicieras. Solo—no puedo obligarte, solo puedo preguntar, así que estoy preguntando. ¿Sabes lo
que estoy preguntando?"

Remus asiente con cuidado. "Sí."

"¿Lo harás, entonces?"


"Lo inetntaré."

Regulus asiente, luego se da vuelta y se va sin decir una palabra más, sintiendo que se está
ahogando en la petición que no se atrevía a expresar en voz alta. Cuídalo. Siempre es tan difícil de
decir, porque nunca es a él a quien Sirius necesita, pero eso no le impide querer que Sirius esté
bien.

Sin embargo, está agradecido de que Remus lo haya escuchado.

~•~

Sirius recuerda cuando James perdió a su primera y única mascota. Un gato callejero que había
vagado por Victor's Village durante años, uno que James había estado alimentando y trayendo
desde que era un niño. Era una gata mayor y había vivido durante años, pero cuando James
cumplió diecisiete años, ya no estaba. El día que la encontró, dormida pacíficamente en un parche
de sol, James había sido un maldito desastre.

Había sido alarmante ver llorar a James. Desde que tenían once años, Sirius nunca había visto a
James llorar así. Lo había visto llorar de la risa, y lo había visto llorar mientras leía libros
empalagosos, y estaba seguro de que James lloró cuando regresó a casa después de su tiempo en la
arena, incluso si no podía recordarlo. Nada de eso fue como lloró ese día, sollozos crudos y un
dolor horrible, tan pesado que Sirius se había asustado.

James no ha llorado así desde esa vez, hasta esta noche.

Da tanto miedo como entonces. Esta noche, se acurruca en su cama junto a Sirius y llora con tanto
dolor, tanta pérdida, que es una lucha para Sirius no llorar junto con él. ¿Por quién está James de
luto esta vez? Por el mismo.

Eso se siente como una especie de broma cruel que el universo le está jugando. La gente no puede
asistir a su propio funeral y, sin embargo, James ya se ha instalado en su tumba como en casa.

Sirius se recuesta en la cama al lado de James, escuchándolo llorar con un sonido estridente
resonando en sus oídos que suena como sus propios gritos que mantiene atrapados detrás de sus
dientes. Dice cosas, cosas suaves, cosas reconfortantes; envuelve un brazo alrededor de James y lo
sostiene; trata y trata de ayudar, y en realidad no hace nada en absoluto. No hay nada que hacer y,
sin embargo, le duelen las manos por desenterrar a James de su tumba hasta que sus uñas están tan
rotas que están sangrando.

Sirius respira y piensa te devolveré la vida, porque James no está muerto. No está muerto, y Sirius
no puede aceptar que podría estarlo algún día muy pronto. Él no lo acepta. Para él, la tumba es solo
una puerta y Sirius se niega a cerrarla.

James llora hasta quedarse dormido, y Sirius se queda mucho tiempo después de todos modos, solo
observándolo respirar. No puede arrastrarse hasta que James se da la vuelta mientras duerme, y
entonces Sirius entierra su rostro en la almohada para amortiguar el sonido ahogado que sale de su
boca. Lo empuja hacia abajo, la pena y el dolor crecientes que amenazan con consumirlo, porque
no tiene motivos para sentirlo. No acepta las razones por las que estarían allí.

Sirius tira de la manta sobre James, sus pulmones se sienten como si estuvieran en llamas, y luego
se va.

No es tarde. Aún están a la mitad del día, técnicamente. James solo se agotó con todo el llanto, y
Sirius espera que duerma hasta la mañana, solo por una última noche de los últimos dragados de
paz que podrá tener antes de que la arena se los exprima para siempre. Porque lo hará. Sirius puede
dar fe de ello.

No se sorprende cuando termina en la puerta de Regulus. Durante mucho tiempo, se quedó parado
fuera de él, sin siquiera estar seguro de poder entrar. Apoya la mano en el pomo de la puerta,
sintiéndose extrañamente vacío. Su mente zumba aburridamente, pero nada realmente se pega
cuando pasa a la deriva; es como si sus pensamientos fueran solo pedazos de papel revoloteando
con el viento, rozando las yemas de sus dedos cuando trata de agarrarlos, siempre fuera de su
alcance.

Lentamente, gira el pomo de la puerta, con los ojos cerrados mientras abre la puerta. Espera a que
Regulus diga algo, pero no lo hace, y Sirius entiende por qué cuando abre los ojos. Regulus no está
en su habitación. La puerta del balcón está entreabierta, y Sirius apenas puede distinguir la sombra
de su hermano entrando por la brecha.

La memoria de Sirius del pasado es realmente mala, pero todavía tiene problemas con ella en el
presente. Su mente no lo es- a veces no puede hacer que funcione correctamente. No es daño
cerebral por la arena; fue revisado médicamente y dado de alta cuando terminó. Tiene cicatrices
físicas de sus heridas, pero las mentales nunca sanaron por completo, y duda que alguna vez lo
hagan. Disocia mucho con su memoria, a veces incluso en tiempo real.

Como ahora. Sirius parpadea y se encuentra en la puerta del balcón sin ningún recuerdo de cómo
llegó allí. Es sólo... en blanco. No sabe si caminó en línea recta, si se detuvo a mitad de camino, si
saltó o corrió o dio vueltas en círculos de un punto a otro. Y él nunca lo sabrá. Ese tiempo, ese
momento, simplemente lo ha perdido ahora, y sabe que nunca lo recuperará.

Es uno de los efectos secundarios más comunes de la arena que ha persistido en su vida, incluso
diez años después. Ha mejorado, es cierto. Solía perder días enteros, u horas, y no solo momentos.
Solía suceder con frecuencia y sin razón, sin importar lo que estaba haciendo o con quién estaba.
James le dijo una vez que no actúa de manera diferente a lo habitual, que simplemente continúa
con lo que está haciendo y que nadie puede decir que se ha ido. Es como si estuviera sonámbulo,
pero es vivir dormido, y lo asusta cada vez que se despierta. Es diferente de las pesadillas o
alucinaciones, porque él todavía está presente en ellas, pero ¿Esto? Es como si ni siquiera existiera
cuando sucede.

Sirius exhala en silencio, extendiendo una mano temblorosa para abrir la puerta del balcón y salir.
Regulus está acurrucado en una silla, sus brazos envueltos alrededor de sus piernas dobladas. Su
cabeza gira para ver a Sirius moverse para sentarse en la silla solitaria frente a él, pero no protesta
ni habla en voz alta.

Durante mucho tiempo, Sirius tampoco habla. Él no puede. No está seguro de qué decir. El silencio
se siente pesado entre ellos, espeso como arenas movedizas, algo en lo que se hunden cuanto más
luchan. Han estado luchando durante tanto tiempo que Sirius cree que no saben cómo hacer otra
cosa. No te ahogas en arenas movedizas; te asfixias. Hay una diferencia, y Sirius no sabe cuál es
peor.

Sirius siente que está peligrosamente cerca de colapsar, pero no puede dejar que Regulus lo vea.
Tal vez esté mal, porque Regulus se ha perdido con él más de unas pocas veces cuando eran más
jóvenes, pero se supone que Sirius debe ver eso, se supone que debe intervenir y estar allí para
limpiarle la cara y sostenerlo cuando no puede. hacerlo por su cuenta. Ese no es el trabajo de
Regulus para hacerlo por Sirius, porque él es el hermano pequeño, el que mira a Sirius y sabe que
es fuerte, estable, no alguien que pierde los estribos.

Es, Sirius lo sabe, un verdadero desastre. Son hermanos, y la diferencia de edad no es muy grande,
y ahora son adultos. Mayores, más sabios, capaces de entender lo que no entendieron de niños.
Regulus los ve como iguales, y Sirius sabe lo mucho que Regulus solía querer cuidar de él, al igual
que Sirius cuidó de Regulus durante tanto tiempo, hasta que ya no pudo más. Pero Sirius
simplemente no puede. No puede derribar ese muro y hacer añicos esa ilusión, porque es débil, él
sabe que lo es, pero para Regulus, llega a ser fuerte. Él no puede perder eso.

Sirius aspira un traqueteo, sus manos tiemblan, perdiendo el control. Lo está perdiendo, ¿y qué
sucede entonces? Nunca lo ha hecho, no con Regulus. ¿Qué sucede cuando no tiene otra opción?
No puedo evitarlo, piensa, con la visión borrosa. Duele. Joder, duele mucho.
"Yo-yo-" Sirius cierra sus manos en puños, su voz raspada cruda, delgada y aflautada como si
fuera a partirse por la mitad. Regulus se gira para mirarlo, solo mirando, y Sirius está demasiado
cerca de las lágrimas para ver cómo se ve su expresión en este momento. "Si pudiera, iría para que
no tuvieras que hacerlo, Regulus. Si pudiera—"

"Pero no puedes", murmura Regulus con firmeza tranquila, como el último clavo en un ataúd.

"Lo siento", dice Sirius con voz áspera.

Regulus se queda en silencio por un largo momento, y luego susurra: "Yo no. Creo que una vez fue
suficientemente".

Y Sirius sólo se ríe, porque sí. Sí, lo fue. Es lo peor que le ha pasado, y lo volvería a hacer cien
veces más por Regulus. Lo arruinó sin remedio y no volvería a elegir otra cosa, incluso si eso
significara volver a estar completo.

"Ojalá... ojalá pudiera recordar todo lo anterior mejor de lo que lo hago", confiesa Sirius mientras
su risa se apaga. De todos modos, no había ninguna gracia real en ello.

"¿Tú... no?" se aventuró Regulus con cautela, claramente confundido. Por supuesto que lo estaría.
Sirius nunca le ha dicho lo malo que era, y nunca le ha dejado verlo.

Sirius se aclara la garganta. "No, no realmente. Puedo recordar algunas cosas, pero no mucho. No
tanto como debería. Y lo que puedo recordar, algo de eso no está claro, o viene en este extraño
revoltijo, así que no puedo saber siempre lo que era real o no".

"Lo recuerdo", murmura Regulus. "Puedo decirte si fue real".

Le toca una fibra sensible a Sirius que, a pesar de todo—todo por lo que han pasado, todo el tiempo
que ha pasado—Regulus sigue queriendo hacer la única cosa que Sirius nunca le dejaría hacer.
Sabe lógicamente que él no tiene toda la culpa; estaba pasando por mucho, y Regulus también, y
ninguno de ellos supo cómo manejarlo. No deberían haber tenido que manejarlo, no es diferente de
lo que nunca debieron soportar de parte de sus padres. Regulus se volvió amargado, frío y
resentido; se alejó y se mantuvo alejado, dándose por vencido con Sirius mientras Sirius estaba
intentando aprender cómo no darse por vencido consigo mismo. Sirius no dejó a Regulus entrar;
dejó que la distancia creciera y nunca supo cómo cruzarla una vez que estuvo ahí, porque se
supone que nunca debió estar ahí. La pusieron ahí juntos, y solo pueden deshacerse de ella
encontrándose en el medio, pero son diferentes, y han cambiado, y ninguno de ellos sabe realmente
cómo hacerlo.

Tal vez esto es un comienzo. Tal vez sea demasiado tarde para comenzar, y tal vez no lleguen más
allá de este paso, pero Sirius cree que este paso podría significar el mundo para ambos a pesar de
todo. Tal vez sea suficiente, o tal vez tenga que serlo, porque tal vez esto es todo lo que pueden
tener, y tal vez eso es más importante que no tener nada en absoluto.

"¿Alguna vez...?" La cara de Sirius se arruga. "Tengo este tipo de recuerdo incoherente de... ¿De
vidrios rotos? Pero no estaba asustado, y no era mi madre o mi padre. ¿Creo... creo que estábamos
tirando botellas? Botellas de vidrio. Eso es- ¿Nosotros...?"

"No", dice Regulus en voz baja. "No, eso nunca pasó, no conmigo. Con el tío Alphard. Solías ir a
su casa, y ambos tiraban vidrios a la pared. Él estaba furioso y borracho, pero tú

—Bueno, me asustó. Me hizo sentir incómodo. Mamá siempre nos decía que nos alejáramos, pero
tú nunca lo hiciste, por supuesto. A veces traías fragmentos de vidrio para usarlos en algo. Me
construiste una daga con uno una vez".

Sirius parpadea rápidamente. No lo hace, incluso con Regulus diciéndole, en realidad no lo


recuerda, pero no se siente tan angustiado por no hacerlo. El recuerdo todavía está roto, y Sirius no
recuerda a Alphard allí en absoluto, pero algo en él se tranquiliza al saber de qué se trata. Todo lo
que sabía era que no estaba asustado, y supuso que eso significaba que estaba con Regulus.

"Oh", murmura Sirius. "Está bien, ¿Qué pasa con...? Hay uno en el que sé que estás allí, pero no lo
sé, no puedo recordar qué estamos haciendo exactamente. Eras joven, pero no recuerdo cuántos
años tenías, o incluso de mi edad. Estábamos... persiguiendo algo, creo. Sí, sí, eso es lo que
estábamos haciendo, pero nos reíamos, no... desesperados ni nada. Había esta... ¿Esta casa? Una
casa de barro, uno diminuto. Yo no... realmente no puedo recordar mucho más, pero fue eso,
¿Sabes de lo que estoy hablando, o me lo estoy inventando?"

"Yo tenía nueve años y tú diez. Estábamos persiguiendo una lagartija y la atrapé, así que decidiste
que necesitaba una casa para vivir. Había llovido, así que el suelo estaba lo suficientemente
embarrado para que pudieras construir una pequeña Creo que había unas pocas ventanas, y trataste
de construir una puerta, pero se caía una y otra vez. Pusimos la lagartija dentro, no más grande que
mi palma, y se quedó allí durante unos... quince segundos, ¿Tal vez? Sí, casi, y luego salió
disparado por una de las ventanas y salió corriendo", le dice Regulus. "Lo llamaste Lewis".

Sirius cierra los ojos. Con los detalles, la memoria es más fácil de ordenar y hacer clic en su lugar,
menos borrosa y distorsionada a medida que se enfoca. No sabe si es porque realmente lo recuerda,
o porque puede imaginárselo perfectamente, pero, de cualquier manera, se siente bien tener algo
sólido.

"Tengo, sé que es imposible, pero tengo este recuerdo de nosotros saltando del techo de nuestra
primera casa, y volamos. Estábamos tratando de tocar las estrellas. Nuestras estrellas. Ni siquiera
sé si era visible en esa época del año, pero yo—yo recuerdo claramente que lo hicimos.
Obviamente no volamos, pero- nosotros…?"

"No. Ni siquiera subimos al techo, pero solíamos hablar de volar a las estrellas. Yo, tú,
Andrómeda, Narcissa, Bellatrix, todos nosotros. Todos solíamos planear grandes aventuras a lo
largo de las estrellas y constelaciones que éramos". y Narcissa pretendía sentirse excluida porque
no tenía uno, pero no era real. Eran mayores, así que eso era algo que solían hacer para
entretenernos, especialmente cuando nos cuidaban. era como una pequeña historia que nos
contaban antes de dormir, todas las aventuras que tendríamos en el cosmos".

Se forma un nudo en la garganta de Sirius que tiene que tragar, porque ese recuerdo, uno que ni
siquiera es real, es muy vívido. Él sabe desde hace mucho tiempo que no es real, porque no es
posible, él y Regulus no podría haber saltado de un techo y volado hacia el cielo con brillantes
estallidos de risa, pero resuena tan claramente que puede sentir el aire en sus mejillas y escuchar a
Regulus gritar de alegría mientras se eleva por el cielo.

Tal vez fue un sueño y no puede separarlos de la realidad tan bien como todos los demás. Tal vez
tomó una historia que sus primos mayores les contaron y la convirtió en un recuerdo que le parece
más real que las cosas que realmente experimentó. No sabe por qué está ahí, y es frustrante. La
forma en que su propia mente lo traiciona lo hace querer acurrucarse en una bola apretada y no
moverse nunca más. Su pasado es tan endeble, tan irregular en algunos lugares, y es como si
hubiera perdido tanto de sí mismo que realmente nunca podría volver. Le duele la pérdida.

"Gracias," murmura Sirius. "Por ser honesto, quiero decir."

"¿Recuerdas el día que recogimos nueces?" Regulus le pregunta, y Sirius frunce el ceño.

"No", admite Sirius. "¿Debería? ¿Hicimos eso?"

Regulus suspira en silencio. "Sí, lo hicimos".

"Puedes… quiero decir, puedes contármelo, si quieres", sugiere Sirius. No lo recordará, lo sabe,
pero le gustaría saberlo.
"Está bien", dice Regulus, mirando hacia otro lado. "No es un recuerdo muy feliz de todos modos".

"Los teníamos, sin embargo, ¿No?" pregunta Sirius, su voz suave mientras baja la mirada. “Me
refiero a recuerdos felices. Cuando éramos... las personas que solíamos ser”.

"Ya no lo sé", responde Regulus, igualmente tranquilo. "Realmente no recuerdo las personas que
solíamos ser".

Sirius sonríe con tristeza. "Sí, Reggie, yo tampoco".

~•~

Remus llama a la puerta de Sirius, no recibe respuesta y decide irse. Seguramente será una noche
difícil para él, así como para James y Regulus, así que tal vez Remus no debería entrometerse. No
cree que se hubiera atrevido a hacerlo, si no fuera por la conversación que tuvo con Regulus hace
solo unas horas.

Eres importante para él, había dicho Regulus. La cosa es que Remus lo sabe. Sirius lo ha dejado
claro. De alguna manera, en solo un puñado de días, se volvió importante para Sirius. No ha sido
importante para nadie en cinco años.

Suspirando, Remus se da la vuelta como si fuera a irse, solo para detenerse cuando ve a Sirius
dirigiéndose hacia él. Sus ojos están cansados y enrojecidos, y aun así esboza una pequeña sonrisa
cuando mira a Remus. Es débil y parpadea como una llama que amenaza con apagarse, pero no
obstante está allí.

"Casi te extrañe," comenta Remus mientras Sirius se acerca.

"No querría eso. Entonces, tengo un tiempo divino", bromea Sirius débilmente, deteniéndose a su
lado, frente a su puerta.

"¿Estás bien?" Remus pregunta en voz baja, luego se siente tan estúpido como cuando le preguntó
a Regulus si estaba asustado.
A diferencia de Regulus, Sirius no deja en claro cuán estúpida es esa pregunta. Simplemente dice:
"No, sinceramente, no lo estoy".

"Lo sé, lo siento", murmura Remus. "¿Puedo hacer algo?"

"Ya estás haciendo mucho, ahora mismo".

"No estoy haciendo nada en absoluto".

"Estás aquí", es todo lo que dice Sirius.

"No puedo quedarme toda la noche, pero lo haría si pudiera. Solo tengo unas horas más antes de
tener que volver a mi celda", le dice Remus con una mueca de disculpa.

Sirius asiente. "Está bien. ¿Cómo quieres perderlos?"

"Contigo", admite Remus, sintiendo que su estómago se cae debajo de él como si acabara de caer
desde una gran altura. Estos deseos que está aprendiendo a permitirse tener, lo asustan y lo excitan
en igual medida.

"Bueno, eso funciona bastante bien, porque quiero lo mismo", responde Sirius, y a pesar de todo,
hay un rubor en sus mejillas y una pequeña sonrisa curvando su boca. "¿Quieres entrar?"

"Sí, está bien", dice Remus.

Sirius sostiene su mirada por un momento, luego abre la puerta y entra. La mantiene abierta,
esperando a que entre Remus antes de cerrarla. Por un momento, Remus se sobrecoge al darse
cuenta de que confía en Sirius, incluso a puerta cerrada.

Totalmente ajeno a la magnitud de tal cosa, Sirius pasa a su lado mientras respira hondo,
murmurando sobre el cambio. Remus lo observa entrar en su armario y cerrar la puerta.

Lentamente, Remus mira alrededor de la habitación, solo parado torpemente en su lugar.


Remus ha visto la habitación de Sirius muchas veces antes, por supuesto, pero en realidad no sabe
qué más hacer consigo mismo en este momento. Un rizo afectuoso se retuerce en su pecho cuando
piensa en el hecho de que Sirius nunca más deja su ropa en el suelo. La dobla tan meticulosamente
como Regulus lo hace ahora.

Justo en el momento justo, Sirius sale del armario con la ropa que llevaba puesta en una ordenada
pila que deja en la silla de la esquina. Se ha puesto unos joggers y una camisa que parece suave, y
no tiene mangas, el dobladillo termina en sus hombros y revela la parte superior de sus brazos.
Remus no está del todo preparado para lo tonificados que se ven, o la cicatriz que se derrama desde
su hombro derecho, irregular como si alguien hubiera tratado de cortarlo en un arco severo, pero
nunca pudo terminar.

"Ese ni siquiera es el peor", dice Sirius, y la mirada de Remus se dispara para ver que Sirius lo ha
sorprendido mirándolo. Se estira y empuja la cicatriz con un resoplido. "El siempre encantador
Jericho trató de cortarme la garganta, pero lo esquivé y obtuve esto en su lugar".

"Recuerdo eso", responde Remus, porque lo recuerda, aunque solo vagamente. "Le golpeaste el
cráneo con una piedra".

Parece que fue hace una vida, antes de que terminara en el Hallow. Observó a Sirius en sus juegos.
Todos miraban, y Remus no fue una excepción antes de convertirse en sirviente. En ese entonces,
Sirius era solo un niño en las pantallas, que hacía cosas que revolvían el estómago de Remus,
incluso cuando estaba tan insensible a eso que apenas dejaba que eso pesara en su mente. ¿Cuál
sería el punto? Sucedió el año anterior, y sucedería el año siguiente. Remus sabía que incluso él
podría tener que hacerlo algún día, si lo llamaban por su nombre, pero no fue así como fueron las
cosas para él. Algunos pensarían que tuvo suerte.

Están tan equivocados.

"Lo hice, sí. Lo recuerdo muy bien". Sirius suelta una risa socarrona. "De todas las cosas para
recordar... Ya sabes, no puedo olvidar un detalle de mi tiempo en la arena, y, sin embargo-" Sacude
la cabeza, torciendo los labios, luego mira a Remus con una sonrisa forzada. "Si te soy sincero,
esperaba que no hubieras visto mis juegos. Sé que entonces no eras un sirviente, pero..."

"No, los vi", confirma Remus, y Sirius asiente, apartando la mirada mientras aprieta la mandíbula.
"Es- Sirius, está bien. Hiciste lo que tenías que hacer para sobrevivir".
"Maté a doce personas. Soy literalmente un asesino, Remus".

"Contra tu voluntad. No tuviste elección".

"Yo podría haber muerto en su lugar", dice Sirius, con la mirada nublada y distante, y hay una
calidad melancólica en su voz como si casi deseara haberlo hecho. Hace que el estómago de Remus
tenga calambres de pánico.

"Bueno, me alegro de que no lo hayas hecho", le dice Remus con firmeza.

Sirius lo mira. "Viste todo lo que hice, de lo que soy capaz, y aun así dices eso. No sé cómo puedes
soportar estar en la misma habitación que yo, honestamente".

"No tuviste elección", dice Remus, y es agudo como un látigo restallando contra el concreto
húmedo, y él lo sabía. Sirius parpadea bruscamente, sus labios se separan con sorpresa. Remus
niega con la cabeza. "Lo que te pasó, no fue justo. No querías pasar por todo eso. No está bien que
te obligaran a matar para sobrevivir, y eso no depende de ti".

"Es solo que…" Sirius traga saliva. "No lo sé. Solo esperaba que tal vez no me hubieras visto en mi
peor momento".

Remus se ablanda sin poder hacer nada, respira hondo y luego lo deja salir lentamente. "Sirius."

"¿Sí?" Sirius carraspea.

"Me ves en mi peor momento cada vez que me miras", susurra Remus. "Desearía más que nada que
pudieras haberme visto en mi mejor momento, pero esto es lo que obtienes, y de alguna manera
todavía es suficiente para ti. ¿Por qué me sentiría diferente por tu sufrimiento a manos del
Hallow?"

Sirius se estremece y respira hondo, arrastrando los pies hacia adelante unos pasos. Extiende la
mano lentamente, sin llegar a tocarlo, luego retira la mano y flexiona los dedos. "No veo lo que
crees que veo cuando te miro, Remus".
"¿Que ves?"

"Algo glorioso".

El aliento de Remus se detiene. Da un paso adelante, pasando su mirada por el rostro de Sirius.
"¿Por qué te alejaste? Ibas a tocarme, pero te detuviste".

"¿Yo puedo?" pregunta Sirius, y suena como una súplica, como si estuviera desesperado por ello.
Sus ojos están muy abiertos y sus dedos se contraen a los costados mientras mira a Remus con la
esperanza grabada en su rostro.

Este idiota, piensa Remus con cariño. Este hermoso desastre de ser humano. Sacude la cabeza con
un silencioso resoplido de risa, aun recordando su conversación con James. Sirius no cruzará los
límites, por lo que Remus solo tendrá que mostrarle que los límites se han movido. Levanta la
mano y ahueca la muñeca izquierda de Sirius con la mano derecha, deslizándola brevemente hacia
arriba solo para observar la forma en que el pecho de Sirius tartamudea al inhalar bruscamente,
luego deslizándola hacia abajo para enredar suavemente sus dedos.

Se siente trascendental, esta brecha en la que han tenido tanto cuidado de no precipitarse y, sin
embargo, también es posiblemente lo más fácil que Remus haya hecho. Él tira de la mano de Sirius
muy suavemente y le dice: "Sí, puedes. Quiero que lo hagas".

Sirius exhala todo a la vez, fuerte como si pudiera respirar mejor de repente, y luego procede a
arrastrarse hacia adelante para cerrar el último espacio entre ellos y deja caer su cabeza
directamente sobre el hombro de Remus. Se inclina hacia él con un profundo suspiro, su cuerpo se
relaja contra él; es tan simple para Remus deslizar sus manos por los brazos de Sirius y alrededor
de su espalda, solo para sostenerlo.

"Eres tan cálido", susurra Sirius.

"Mm," acepta Remus distraídamente, demasiado ocupado reuniendo el coraje para acariciar con las
yemas de los dedos el cabello de Sirius donde se derrama sobre sus hombros. Es tan jodidamente
suave que el cerebro de Remus se corta por completo brevemente, y sus manos pican por
profundizar más en los risos. "Me gusta tu cabello, ¿Sabes?"

Sirius suelta una risa tranquila contra su hombro, peligrosamente cerca de una maldita risita. Los
labios de Remus se contraen y tira suavemente de un mechón que atrapa entre las puntas de dos
dedos. Lentamente, con cuidado, los brazos de Sirius se deslizan alrededor de Remus, enrollándose
holgadamente alrededor de su espalda y, así, es un abrazo.

Durante mucho tiempo, ninguno de los dos habla. Simplemente respiran y se abrazan. La
respiración de Sirius es uniforme y tranquila, y está tan relajado que en realidad está un poco
flácido, como si pudiera quedarse dormido justo aquí. Su único movimiento es cuando de vez en
cuando frota su mejilla contra el hombro de Remus, como si se acomodara. Mientras tanto, Remus
se entrega un poco demasiado, incapaz de detenerse. Mueve una mano arriba y abajo por la espalda
de Sirius, y la otra tiene la misión de meterse en su cabello, aunque sea lo último que haga. Lo
logra, eventualmente, finalmente concentrado solo con jugar con los extremos o el mechón al azar
aquí o allá que se enrosca alrededor de sus nudillos. En cambio, cede y pasa sus dedos desde la raíz
hasta la punta, fascinado de inmediato por la tira de cabello suave como la seda entre ellos.

En respuesta, Sirius siente un escalofrío en todo el cuerpo y se gira para presionar su rostro con
más firmeza contra el hombro de Remus. Remus todavía puede oírlo respirar, notandolo vacilante
antes de que se recupere en un ritmo ligeramente irregular.

"¿Bien?" pregunta Remus.

"Mhm", responde Sirius, en tono alto.

"¿Quieres que vuelva a hacer eso?"

"Estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para no rogarte que hagas eso siempre".

"Desafortunadamente, tengo otras cosas que debo hacer con mi tiempo", bromea Remus a la ligera.

Sirius gruñe. "Crueldad. Tormento. Desgracia total".

"¿No es justo?" Los labios de Remus se curvan con diversión mientras una vez más pasa su mano
por el cabello de Sirius. Ante esto, el disgusto de Sirius se disipa, y emite un bajo murmullo de
aprobación.

"Eso podría ponerme a dormir", murmura Sirius.


Remus piensa en eso por un segundo, luego dice: "Bueno, necesitas descansar esta noche. Puedo,
quiero decir, puedo ayudarte con eso".

"¿En la cama?" La cabeza de Sirius aparece, casi desplazando la mano de Remus, y parece muy
obsesionado con esta idea de inmediato. "¿Te meterás en mi cama? ¿Conmigo? Quiero decir—yo
solo—no estoy—si tú, um—"

"Sí, para ayudarte a dormir", dice Remus, divertido.

"Bueno, ya sabes, hay muchas maneras de-" Sirius se detiene de golpe, tosiendo mientras lo hace
con ese sonrojo que tanto le gusta a Remus. Se ve un poco mortificado. "Lo siento, eso fue-"

"¿Me estás ordenando que te agote de otras maneras?" Remus pregunta, arqueando una ceja hacia
él.

Es casi cómico lo rápido que palidece Sirius, el rubor desaparece por completo de su rostro. "¡No!
Maldita sea, no, nunca lo haría".

"Entonces, ¿No quieres que te canse?"

"No. Sí. Quiero decir—yo—"

Remus le frunce el ceño, pero apenas aguanta en este punto. En un momento, se va a romper.
"¿Hay algún problema con la forma en que completo mis tareas? ¿Crees que fallaré en manejar esto
a tu satisfacción?"

"Mi- mi satis- ¿Qué? ¿Remus?" Sirius parece un poco perdido y aturdido. "¿No? Quiero decir, no
estoy preguntando, no es que yo-" Se interrumpe tan pronto como los labios de Remus se contraen
en las comisuras, lo que significa que está estudiando la boca de Remus demasiado de cerca, pero
Remus no se queja. El leve pánico de Sirius desaparece hasta quedar aturdido. "Oh, me estabas
jodiendo otra vez".

"Lo estaba, sí", confirma Remus, estallando en una sonrisa mientras frota ambas manos por los
brazos de Sirius mientras comienza a alejarse.
Sirius amortigua un ruido bajo y se estira para cubrir su frente, exhalando temblorosamente. "Eso
es, ya sabes, para algo que me asusta, lo encuentro muy atractivo. No estoy excitado por mi miedo,
solo para ser claro. Creo que es la travesura lo que lo hace por mí, si soy honesto. Tal vez... un
poco de miedo, pero hoy no es el día para explorar eso".

"Gracias por llevarme contigo en ese corto viaje de autodescubrimiento", dice Remus cordialmente.

"Me haces sentir cosas", le informa Sirius, mirándolo un poco impotente, como si estuviera
perdido.

Los labios de Remus se contraen. "Me di cuenta."

"Está bien. Solo… quería asegurarme de que lo supieras".

"Lo sé."

"Cierto. ¿Todavía te metes en la cama conmigo?" pregunta Sirius.

"Sí", dice Remus.

Los labios de Sirius se estiran en una sonrisa. "Después de todo eso, tengo que hacerte sentir cosas
también, si todavía estás dispuesto a meterte en mi cama".

"Vamos", le dice Remus con una risa suave, estirando la mano para empujarlo hacia la cama,
sintiendo una emoción interior al poner su mano sobre él de nuevo y sabiendo que puede hacerlo.
Desliza su pulgar a lo largo de la cicatriz en su brazo, y Sirius apenas camina recto porque está
demasiado ocupado mirando a Remus.

Meterse en la cama con Sirius es sorprendentemente fácil, pero tal vez no debería ser una sorpresa.
Tantas cosas con Sirius son fáciles, entonces, ¿Por qué esto no debería serlo también? No es
apropiado, no debería hacerlo, bla, bla, bla, el mismo discurso de siempre, y a Remus realmente,
realmente no le importa en este momento. Estar con Sirius siempre es un riesgo, y él está dispuesto
a correrlo.
La cama es mucho más suave que el catre de Remus en su celda, y en realidad tiene almohadas, así
como sábanas de satén y hermosos edredones que se sienten tan bien que Remus podría llorar.
Realmente no sabe cómo relajarse, a pesar de esto, porque no ha tenido nada parecido en cinco
años. Afortunadamente para él, el objetivo no es sentirse cómodo; el objetivo es disfrutar más de
Sirius y su cabello que, sin duda, fascina a Remus.

Remus termina recostado sobre su costado y un codo, su otra mano levantada para pasar por el
cabello que Sirius amablemente ha esparcido a lo largo de la almohada como tinta derramada. Es
casi artístico, las ondas de negro contra las fundas de almohada blancas, algo nítido y etéreo a la
vez.

"Remus", murmura Sirius, mirándolo con los ojos entrecerrados.

"¿Hm?"

"¿Esperarás a que me duerma antes de irte?"

"Si te duermes antes de que yo tenga que hacerlo", dice Remus en voz baja.

Sirius tararea y cierra los ojos. "Quiero quedarme dormido contigo aquí. ¿Es extraño?"

"No, no lo creo", responde Remus, porque le gustaría desesperadamente hacer lo mismo. Él no


puede. Nunca podrá.

"Gracias", susurra Sirius, con los ojos aún cerrados. "Por estar aquí para mí, quiero decir. Esta
noche, especialmente. Habría sido mucho peor sin ti, Remus".

Remus lo mira y sigue pasándole la mano por el cabello. Con ternura, él susurra en respuesta: "Por
supuesto".

Sirius suelta un suave suspiro, y no pasa mucho tiempo antes de que realmente se quede dormido,
su boca se afloja y su cuerpo se hunde en el colchón. Remus continúa acariciando su cabello,
maravillándose del nivel de confianza que Sirius tiene en él, la misma confianza que Remus siente
reflejado en él por Sirius. Se queda justo donde está hasta que tiene que irse, deseando con cada
célula de su cuerpo poder quedarse. El único alivio es que Sirius pudo quedarse dormido con él allí,
al menos.
Si Remus nunca llega a hacer lo mismo, se asegura de tomar algo para sí mismo antes de irse. Una
pequeña indulgencia. Se inclina y presiona un beso en la frente de Sirius, suave y persistente,
dejando que se convierta en una sonrisa mientras se aleja.

Cuando se va, incluso debajo de su máscara, sus labios todavía hormiguean.

~•~

James se despierta de golpe con el corazón desbocado y el nombre de Sirius saliendo de su boca en
un grito de puro pánico. Se sienta frenéticamente, desorientado, buscándolo, pero no está allí.

A James le toma un momento darse cuenta de que esto está bien. Que la falta de la presencia de
Sirius no significa que haya pasado algo malo. Es probable que Sirius esté en su propia cama, con
suerte descansando lo que pueda. James exhala y se inclina hacia adelante para frotarse las palmas
de las manos en sus ojos cerrados y arenosos. Sollozar hasta dormirse, especialmente cuando
todavía se usan lentes de contacto, no hace que los ojos estén muy bien y saludables. ¿Quién lo
hubiera imaginado?

Dejando caer sus manos, James traga el nudo en su garganta. Odia haber hecho eso. No lo está- no
se arrepiente de su elección, ¿De acuerdo? El plan sigue siendo el mismo, y él no cambiará de
opinión, pero... eso no lo hace fácil. Eso no significa que no tenga miedo. Eso no le impide sentir
que se está ahogando en su propio dolor por la vida que no podrá vivir.

James se arrastra para ver la hora, es la mitad de la noche, y luego va a tomar una ducha. Está
sudoroso por la pesadilla y trata de no dar por sentada la oportunidad de estar limpio.

Una vez que termina y se cambia, James sale de su habitación. Con cuidado, se mueve por el
pasillo hasta la habitación de Regulus, con la intención de comprobarlo, tal vez ver si está
despierto. No han hablado desde las entrevistas y James siente la necesidad de disculparse. Más
que eso, no quiere entrar a la arena con el peso de Regulus enojado con él sobre sus hombros.

Abre la puerta con cuidado y la luz sigue encendida, pero Regulus no está en la cama. La puerta
del balcón está entreabierta, como la última vez. Hay un breve momento de vacilación, y luego
James entra, cierra la puerta y se dirige al balcón.

Regulus está sentado en la misma silla que la última vez, una criatura de hábitos. Siempre le han
gustado sus rutinas, sus pequeñas reglas inventadas de orden sobre cómo deben ser las cosas, qué
va a dónde y cómo tienen que funcionar las cosas. Cuando inconscientemente elige una silla, esa
silla es suya. Cuando usa zapatos marrones, necesita calcetines negros. Cuando se encienden las
luces de la calle, tiene que pasar a través de cada resplandor dorado del círculo en el suelo en su
camino a casa. Regulus siempre se ha sentido cómodo con el orden en su vida, mientras que Sirius
y James prefieren la espontaneidad.

"Hola", saluda James con cautela mientras se hunde en la silla abierta. Regulus no lo reconoce,
pero James puede ver que su mandíbula se aprieta. "Eh, ¿Has dormido algo?"

"No", responde Regulus con rigidez. "¿Tú lo hiciste?"

"Un poco, pero no muy bien", admite James.

Regulus exhala bruscamente y gira la cabeza para mirar a James. En el haz de luz que brota de la
puerta rota, sus ojos brillan. "¿Qué quieres, James?"

"Sé que estás enojado conmigo", murmura James.

"Sí, lo estoy", responde Regulus.

James traga. "Lo siento Reg."

"No quiero tus malditas disculpas. Quisiera que no lo hubieras hecho", dice Regulus con dureza.
"De todas las malditas cosas que hacer, decir, y tú, y sabes que eso fue cruel..." Su voz se quiebra y
suena quebradizo. Gira la cabeza hacia otro lado, con la mano cerrada en un puño encima de la
mesa. Cuando habla a continuación, su voz suena pequeña y rompe el corazón de James. "Fue
cruel. No tenías derecho a burlarte de mí así".

"No me estaba burlando de ti", le dice James. "Sé por qué piensas eso, pero—"

"¿Lo haces?" Regulus sisea, con los hombros tensos y suena furioso por lo que ya sabe.

James ya lo sabe, también. Lo sabía desde que tenía once años y le presentaron a Regulus por
primera vez, y Regulus había mirado a James con los ojos muy abiertos, como si fuera la cosa más
asombrosa que Regulus había visto en su vida. Él lo supo en todos los momentos posteriores;
cuando Regulus apenas podía formar una frase a su alrededor; cuando Regulus se sonrojaba cada
vez que James le sonreía; cuando Regulus corría para vencer a Sirius en la puerta cada vez que
James se acercaba, solo para tener unos preciosos minutos a solas con él antes de que Sirius robara
la atención de James por completo.

Por supuesto, James sabía que Regulus estaba enamorado de él desde los once hasta los quince
años. James lo sabía, y pensó que era gracioso. Pensó que era hilarante, de hecho, y a veces incluso
jugaba con guiños y comentarios juguetones, solo porque estaba acostumbrado. No porque le
importara. A James no le importaba, desafortunadamente. Para James, Regulus era solo el hermano
pequeño de Sirius enamorado sin remedio.

Y luego, bueno, Regulus tuvo que golpearlo para que se enamorara de él, literalmente golpeándolo
en la cabeza y diciéndole que le prestara atención, lo que reorientó a James tan fuerte y tan rápido
que pasó de no pensar dos veces en el pequeño hermano de Sirius, a soñar despierto sobre cómo
sería besarlo. Este abrupto cambio ciento ochenta sucedió en el tiempo justo para que Regulus
hiciera un abrupto cambio ciento ochenta por su cuenta, pasando de estar enamorado de James a
odiarlo con la misma ferocidad. ¿No es terriblemente irónico?

"Sé que estuviste enamorado de mí una vez", admite James en voz baja, y no puede evitar apreciar
el rubor que inunda las mejillas de Regulus, incluso cuando todavía está enojado.

"Sí, bueno, yo era joven y estúpido", murmura Regulus con el ceño fruncido. "No es que te
importara de todos modos, y ambos lo sabemos. Para ti, era solo una fuente de entretenimiento".

"No tienes idea de cuánto tiempo me he estado pateando por ser joven y estúpido exactamente de
la manera opuesta. Tuve tantas oportunidades que las dejé pasar, y tan pronto como me di cuenta
de lo jodidamente estúpido que era por eso, fue muy tarde." James suspira. "No más
oportunidades".

Regulus se queda en silencio por un segundo, y luego mira a James con los ojos entrecerrados.
"Entonces lo dijiste en serio".

"No fue mi intención decirles literalmente a todos mi secreto más profundo y oscuro", dice James
secamente, "Pero tener sentimientos por ti era, de hecho, mi secreto más profundo y oscuro".

"Más profundo y más oscuro", repite Regulus rotundamente, arqueando una ceja. "Un gran elogio.
Muy romántico. ¿Debería desmayarme?"
James gime y estira su mano para pasarla por su cabello. "Solo… maldita sea, Regulus, sabes lo
que quise decir. Obviamente no quería que nadie lo supiera, o que nadie se enterara de esa manera.
Por un lado, Sirius no lo sabía. Por otro lado, no quería que tú te enterarás sobre ello".

"¿Por qué?" Desafía Régulus. "Tú sabías de mí".

"Sí, lo hice, pero—" James hace una mueca. "Bueno, es una mierda, ¿No? Tan pronto como
comencé a tener sentimientos por ti, tus sentimientos por mí desaparecieron. ¿Qué se suponía que
debía hacer con eso, especialmente con todo lo que estaba pasando con Sirius? Había tanto,
demasiado, e incluso cuando aprendimos a vivir con todo eso, no tenía sentido. Me odias”.

"Sí", murmura Regulus, frunciendo el ceño. "Sí lo hago."

"¿Lo ves?" James levanta una mano cansada. "No tiene sentido."

"Ahora tiene aún menos sentido, y sin embargo sigues aquí."

"Bueno, lo que pasa con los sentimientos es que, sea o no inútil tenerlos, a veces persisten de todos
modos".

Regulus lo mira por un largo rato, ya no parece enojado, pero su rostro es inescrutable. James se
mueve un poco, sintiéndose extrañamente estudiado, como si estuviera bajo un microscopio. La
mirada de Regulus se siente como una prueba, y James tiene muchas ganas de pasarla, pero sabe
que no puede cuando Regulus es quien lo califica.

Lentamente, Regulus empuja su silla hacia atrás con un terrible rasguño, poniéndose de pie. James
instantáneamente se queda quieto mientras Regulus rodea la mesa a un ritmo pausado, acercándose
a él. Su corazón se acelera, porque él- mierda, no sabe lo que está a punto de suceder, pero Regulus
se está acercando, y lo está haciendo con el conocimiento de que James lo quiere más cerca que
nunca.

"Uno de nosotros va a morir en esa arena, o tal vez seamos los dos, pero ninguno de nosotros tiene
muy buenas probabilidades", dice Regulus en voz baja, haciendo una pausa para apoyarse en la
mesa, moviendo suavemente una mano de un lado a otro a lo largo del borde.
James asiente lentamente. "Lo sé. Esta es... es nuestra última noche".

"Lo es", acepta Regulus. "Las cosas son complicadas con Sirius, tengo un asesinato y una posible
muerte en un futuro muy cercano, y no he tenido más remedio que pensar mucho en quién solía
ser, quiénes solíamos ser todos. Cierto, los sentimientos persisten, y mi odio por ti no se irá a
ninguna parte. Si muero, lo haré odiándote. Si vivo, también lo haré odiándote".

"¿Incluso cuando- si estoy muerto?" James pregunta, ciertamente herido por esto, aunque no
debería estarlo. Él ya sabía esto.

"Sí." Regulus sostiene su mirada. "También te odiaré por eso".

"¿Por estar muerto?" James murmura, sobresaltado.

Regulus lo mira, y sus ojos—esos ojos, James los reconoce cuando no sabe nada más, y ahora hay
algo en ellos. Pesado e intenso. "Sí, por estar muerto. Quizá por eso más que por cualquier otra
cosa".

James no debería encontrar eso abrumadoramente romántico, además de trágico, pero su


respiración se corta en su garganta de todos modos. Es tan extraño cómo el odio de Regulus puede
sentirse como una bendición cuando lo maneja de esta manera. James nunca lo quiso antes, y ahora
de repente está agradecido por ello. El odio no es apatía, o indiferencia, y James no cree que pueda
sobrevivir a eso de parte de Regulus. El odio tampoco es amor, pero está peligrosamente cerca, y
James cree que podría morir por ambos. Él va a hacerlo.

"Podríamos estar muertos mañana", susurra Regulus, "Y no quiero pasar mi última noche solo,
incluso si eso significa que tengo que pasarla con alguien a quien odio". Levanta la mano de la
mesa y la extiende, con los dedos separados y curvándose suavemente, como una ofrenda y una
invitación. "Eres suertudo, James. Puedes pasarla con alguien a quien no odias."

"¿Qué hay del Regulus de catorce años que hay en ti?" James susurra de vuelta. "¿Se siente
afortunado, al menos?"

"Él no siente nada en absoluto. Ha estado muerto desde que yo tenía quince años", responde
Regulus con una breve sonrisa que es triste en los bordes. Mueve un poco los dedos. "Adelante,
quiero ser joven y estúpido por última vez, así que deberías aprovechar tu última oportunidad antes
de que cambie de opinión".
James exhala temblorosamente, el significado de todo esto no se le escapa. Él sabe que es porque
van a ir a la arena mañana, y entonces todo cambiará. Regulus nunca lo haría de otra manera.

Pero cuando te esfuerzas tanto por correr más rápido que mañana, la única dirección que puedes
tomar es hacia atrás. Regulus quiere ir lo más atrás posible, y en la distancia detrás de él hay un
chico que una vez quiso a alguien que nunca tomó su mano cuando se la ofreció, pero que ahora lo
hará. Curioso, como cambian las cosas. Trágico, cómo algunos cambios no llegan a significar
nada.

James desliza su mano en la de Regulus, su corazón late débil y patéticamente cuando sus dedos se
deslizan entre sí. Regulus sostiene su mano con delicadeza, ahuecándola desde abajo mientras su
pulgar se desliza suavemente sobre los nudillos de James, como si James fuera realeza y fuera a
inclinarse sobre sus dedos.

Sin embargo, no lo hace. No, solo da un suave tirón, alentando a James a ponerse de pie, y tan
pronto como James lo hace, gira su mano para juntar sus dedos antes de guiar a James a su
habitación.

Ridículamente, James siente un poco de temblor en las rodillas, solo por la forma en que sus dedos
se enredan, encajando en las grietas del otro como si siempre hubieran sido hechos para ser así.
James había pensado eso la primera vez que se tomaron de la mano, ese fatídico día en el patio
mientras Sirius era atacado en la pantalla, y Regulus había entrelazado sus manos como si
necesitara el contacto para ayudarlo a dejar de temblar. Realmente no funcionó, pero ninguno de
los dos lo soltó, incluso mucho después de que Sirius se alejara de la pelea con un cadáver a su
paso.

Regulus apaga la luz primero, e inmediatamente, las modificaciones que ha hecho en su habitación
con la tecnología Hallow y los avances que se les han ofrecido se vuelven evidentes. El techo es
solo el cielo nocturno lleno de estrellas puntiagudas que ofrecen un tenue brillo azul a la habitación
desde el dosel de medianoche sobre ellas. Es hermoso, sinceramente, y James se distrae tanto que
no aparta la mirada hasta que Regulus vuelve a tirar de su mano, exigiéndole en silencio que se
meta en la cama.

Es casi como si Regulus fuera ese joven enamorado otra vez, llamando a James por su atención.
Aquí y ahora, es muy diferente, porque son adultos que están a punto de estar juntos en la cama
cuando nunca antes lo habían hecho. La boca de James está seca mientras sigue a Regulus debajo
de las sábanas.

"No te hagas ideas", murmura Regulus, como si pudiera leer la mente de James, que de hecho tenía
muchas ideas.
"Demasiado tarde", admite James. Esto le gana un suave resoplido de risa, a pesar de todo, y sonríe
mientras se hunde en la almohada debajo de su cabeza. Está de su lado, y Regulus está justo
enfrente de él, mirándolo a la cara en la oscuridad. Ambos solo se miran el uno al otro, pero James
es un alma valiente, por lo que se arma de valor para pedir lo que realmente quiere, sobre todo.
"¿Puedo abrazarte?"

¿Puedo tenerte? James piensa, desesperadamente. Solo por esta noche. Por favor.

Regulus no le responde. No con palabras, al menos. Se da la vuelta y el corazón de James


comienza a hundirse por el rechazo, pero luego Regulus retrocede hasta que presiona la curva del
pecho y los brazos abiertos de James. Se mueve para compartir la almohada de James con él,
tirando de la suya hacia su pecho, luego se acurruca ligeramente y se mece más firmemente contra
James como si estuviera acurrucándose. James contiene la respiración, sin poder creer que esto
realmente esté sucediendo.

Duda, pero luego desliza su brazo sobre Regulus y se relaja hacia adelante con un suave suspiro,
los ojos se cierran ante la sensación de poder abrazarlo. Es cercano, cálido y aparentemente la
cuchara pequeña, y James ya se siente peligrosamente adicto a esto. Él no quiere dejarlo ir; él
quiere quedarse aquí para siempre, donde puede abrazar a Regulus y saber cómo es tenerlo, incluso
por un momento que no puede durar, porque mañana está en camino, y eventualmente los
alcanzará.

Pero, por ahora, James se acurruca con Regulus y piensa que tenía razón, porque aquí, así, a pesar
de todo lo que le espera cuando llegue el día siguiente, James sabe que tiene suerte de poder pasar
su última noche así.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Regulus y Remus SERÁN amigos en este fic, no te preocupes, pero tenemos que llegar
primero, es una amistad lenta lmaooooo. Los amo mucho.

Remus es como: entonces, ¿te asusta todo el asunto de "posiblemente morir mañana"?
y Regulus es como:
y Remus es como: ¿sabes qué? Eso es justo. continúa, compañero.
AYUDA SON TAN DIVERTIDOS PARA MÍ VAN A SER TAN
SASSY CUANDO REALMENTE SE ACOMODAN EN SU AMISTAD NO PUEDO
ESPERAR

Mientras tanto, Sirius y James están tristes, nah porque Sirius realmente dijo: James no
va a morir, simplemente no lo acepto, y él es tan válido por eso, la negación es fuerte
con él, yo también, nene, yo también.
Y luego la angustia de Regulus y Sirius me hizo sentir como ese meme donde esa
celebridad está como gritando y llorándole al gato, todos saben cuál es, yo después de
escribir cada línea: BASTA, YOU’RE DONE, DEJA EL TELÉFONO.
yo @ yo: déjalos en paz y déjalos descansar también yo: *escribe más mierda
triste*

Pero la historia de la nuez es uno de los recuerdos más felices de Regulus en el último
capítulo, solo para descubrir que Sirius ni siquiera lo recuerda en absoluto, y LUEGO
para saber que ya no es un recuerdo feliz para Regulus porque el Hallow
esencialmente destruyó eso ¿¿¿para él??? Estoy masticando vidrio. ☹☹☹

en una nota más feliz!!! Remus y Sirius se abrazaron no, lo siento, se


"sostuvieron" porque Sirius sentiría que esa es una distinción importante, si, estaba
prácticamente levitando en ese momento. FINALMENTE ALGUIEN ESTÁ
SOSTENIENDO A ESTE HOMBRE HA ESTADO TANTO ESTRESADO POR
FAVOR, pero eran insoportablemente lindos con un poco de angustia mezclada, así
como humor, porque Remus nunca pierde la oportunidad de joder a la gente si puede.
"¿crees que no completaría esta tarea a tu satisfacción?" OH??? ¿QUÉ SIGNIFICA
ESO , REMUS??? es tan sexy que lo amo

De todos modos, corte a James y Regulus, y resulta que Regulus solía estar enamorado
de James, y James LO SABÍA, pero no le importó hasta que fue demasiado tarde.
Cuantas tragedias, ¿verdad? en el lado positivo, Regulus guardó sus problemas
personales por una noche y dijo: sabes qué, podría morir mañana, así que me permitiré
una (1) indulgencia humana de no pasar mi última noche solo. ¡Adelante, rey, sé la
cuchara pequeña! y James está feliz de estar involucrado.

Eso es todo, creo. Sé que muchos de ustedes están ansiosos por la arena (son unos
demonios) y estamos MUY cerca. ¡¡¡¡¡ADVERTENCIA DE SPOILER!!!!! (estaremos
en la arena en el capítulo diez) ¡DE ACUERDO, SPOILER TERMINADO!
sin embargo, SÍ obtenemos algo de acción en el capítulo 9, en más de un sentido. haz
con eso lo que quieras.

Bien, ¡creo que todos lo entendieron! de todos modos, eso será todo. Muchas gracias a
todos por los comentarios y las amables palabras, no saben cuánto lo aprecio. Espero
que todos tengan un hermoso día y un mañana aún mejor. <3

Nota mía:

Hola, sin duda este un gran capítulo, trágico y hermoso, es una combinación muy rara,
pero bonita que me llena el corazón.
Hoy se estableció que la fic contará con 70 capítulos , es triste para mi a pesar
de que Zar ya no los advirtió, aun así es doloroso, no quiero que termine. Sin embargo
nosotros apenas vamos en el 8 así que tenemos un largo camino por delante.

Si querían saber de que meme habla, es este

Sin decir más, hasta el siguiente capítulo, bye :3


Lift Off
Chapter Notes

Notas del autor:

¡Hola a todos!

este es el punto de la historia donde les recuerdo a todos que este fic se oscurecerá y la
gente morirá, es algo pesado, así que POR FAVOR revise las advertencias, y no dude
en revisar las descripciones más detalladas que puse en las notas finales para
spoilearse si lo necesitan, y NO LEER si es lo mejor para ustedes no lo hagan,
siempre, siempre priorícense a ustedes primero. <3

TW del capítulo:

-Algo de especia sexy!!! (solo semi-explícito, nada demasiado detallado, pero


definitivamente sabes lo que está pasando)
-Angustia (angustia muy, muy fuerte)
-Referencias a la tortura (no descritas explícitamente, pero definitivamente
mencionadas donde no te las perderás)
-Referencias a la muerte
-Referencias/indicios de posibles planes futuros de suicidio (básicamente mencionado,
pero nada explícito, y no, no va a suceder. No es desde un sentimiento de querer
suicidarse, sino desde un sentimiento de dolor)
-Disociación y un momento de amnesia disociativa descrito explícitamente
(profundizaré en esto en las notas finales para obtener más advertencias de spoiler)
-Asalto y asesinato (sí, hay muerte en este capítulo, y profundizaré más sobre esto en
las notas finales para obtener más advertencias de spoilers también)

Si ayuda en algo, la primera mitad de este capítulo es realmente muy, muy agradable y
suave. este es un tema común conmigo, lo estoy notando. entro con una falsa
sensación de seguridad, entonces ¡BAM! ¿¿¿perdón??? ¿¿¿disfrútenlo???

Pondré advertencias muy detalladas en las notas finales, pero también les diré cómo
pueden omitir o simplemente leer esas partes, como para advertirles con tiempo
suficiente para que puedan desplazarse rápidamente si eso es algo que prefieran hacer,
¡Lo cual también es válido!

See the end of the chapter for more notes

Sirius solo está medio despierto cuando se da la vuelta y presiona algo cálido y sólido, y por lo
general, esto sería lo suficientemente extraño como para correr el peligro de responder a la
defensiva, pero recuerda quedaron dormidos junto a algo cálido y sólido, asi que esta
Perfectamente bien.

En su estado de sueño, cálido y sólido significa algo bueno, al igual que cuando se quedó dormido,
por lo que Sirius se acurruca en él mientras se relame los labios y trata de volver a dormir.
Un segundo después, el cerebro de Sirius se conecta cálido y sólido con el de Remus, y sus ojos se
abren de golpe mientras se sobresalta alarmado. Es, de hecho, Remus. Está completamente
despierto y mira a Sirius con cariño, pero el corazón de Sirius se desploma rápidamente mientras el
temor y el pánico lo invaden.

"¿Te quedaste dormido aquí?" Sirius dice con voz áspera, su sangre bombeando mientras su
corazón se acelera. -Remus, ¿Estás…?

"Lamentablemente, no", interrumpe Remus con calma. "Me fui anoche, pero regresé. Pensé que,
como querías dormir conmigo aquí, y te gustaría despertar de la misma manera".

"Oh", exhala Sirius, relajándose al mismo tiempo mientras sus ojos se cierran y vuelve a
acomodarse. Un momento después, siente que su corazón se detiene en su pecho cuando se da
cuenta de que Remus hizo esto por su cuenta. Él reemplazó hacer esto. Entró en la habitación de
Sirius sin preguntar y se metió en la cama con él, y si fuera alguien más, Sirius no estaría mareado
y delirando de alegría por eso. "Oh. Yo-sí, me gusta. Gracias. Hola."

"Hola", responde Remus, con los labios contraídos. "¿No te importa, entonces?"

"No, no, por supuesto que no", se apresuró a decir Sirius. "Puedes hacer lo que quieras, Remus, lo
sabes. Quiero decir, um, sí querías, ¿Verdad? No tienes que estar aquí si—"

"Quería. Quiero…" La mirada de Remus baja a la boca de Sirius, demorándose, y luego vuelve a
subir. "Quiero muchas cosas".

Estúpidamente, el único pensamiento que Sirius es capaz de formar es espera, no, no me he


cepillado los dientes. Afortunadamente, no dice eso, pero solo porque el único sonido que es capaz
de hacer es un poco alto y confuso.

Los ojos de Remus se suavizan de agudos a juguetones. "Sin embargo, mi compromiso con mis
muchos deseos fue este. Mirándote babear mientras duermes. Un comienzo muy entretenido para
mi mañana, lo admito".

"No babeo cuando duermo", balbucea Sirius, levantando reflexivamente la mano para frotarla
rápidamente sobre su boca.
"Lo haces", contesta Remus. "Es lindo."

"Oh, bueno, en ese caso, en realidad babeo mientras duermo", dice Sirius, estallando en una sonrisa
cuando Remus gira la cabeza y ahoga su risa en una almohada. Sirius piensa que es tan encantador,
solo mirándolo, y antes de que se dé cuenta, su mano se eleva para empujar suavemente hacia atrás
donde su cabello cae sobre su frente. Remus gira la cabeza ligeramente, mirando a Sirius a través
de sus pestañas. "¿Esto está bien?"

"Está bien", murmura Remus.

Sirius se muerde el labio, moviéndose con mucho cuidado mientras pasa las yemas de los dedos
por varios mechones de cabello. Sus dedos tiemblan por la importancia de este momento, por rozar
lo glorioso. No va demasiado rápido ni demasiado lejos, y se abstiene de hacer demasiado, sin
importar cuán desesperadamente quiera más. Sirius rompe cosas, pero está decidido a no romper
esto con Remus, sea lo que sea.

Solía construir cosas. Crea cosas. Y ahora tiene suerte si no destruye lo que ya está formado. Esto,
con Remus, se siente como construir algo, y lo asusta. Nunca tiene la intención de romper cosas,
especialmente lo que es importante, y Remus es, sin duda, una de las cosas más importantes al
alcance de la ruina que lleva en sus manos.

Superado por su propia cautela, Sirius aparta la mano y traga con dificultad. Una mezcla de
vergüenza y culpa se arremolina en las fauces abiertas de su pecho, haciendo que la parte posterior
de su garganta arda. Instantáneamente, siente la necesidad compulsiva de disculparse, porque no lo
hace; nunca puede saber cuándo realmente ha hecho algo malo o cuándo simplemente siente que lo
ha hecho.

"Lo siento", dice Sirius. "Lo siento. Ni siquiera pregunté, y no debería haber…"

"Sirius", interrumpe Remus con firmeza, y Sirius se calla, con la mirada atrapada mientras Remus
lo mira fijamente. Sacude la cabeza ligeramente, luego suspira profundamente. "No me romperé,
¿Sabes?"

"Solo espera, apenas te he puesto las manos encima", dice Sirius.

"No se puede romper lo que ya está roto". Remus muestra una pequeña sonrisa. "Además, si
romper es el resultado de ser tocado por ti, no estaré satisfecho hasta que esté en ruinas".

"¿Quisiste... querías que eso sonara tan sexual como lo hizo?"

"Si, absolutamente."

"Oh, eso no es justo. Eso es peligroso. Eres peligroso", anuncia Sirius sin aliento. "Serás mi
muerte. Todo lo que ha tratado de llevarme a mi fin, y será Remus Lupin y sus insinuaciones
poéticas".

Remus se ríe, luego procede a balancearse hacia adelante y rodar justo encima de Sirius,
empujándolo de espaldas sobre la cama con el peso de su cuerpo. Que—oh, está bien. Eso es
mucho para que el cerebro de Sirius lo maneje, honestamente, y hace un breve cortocircuito. No,
en serio, Remus podría ser su muerte.

Remus es- él es solo Hay mucho de él, de alguna manera, y está literalmente acostado encima de
Sirius, pecho con pecho. Sirius está debajo del grueso edredón de cintura para abajo, lo que
afortunadamente evita que sus caderas se junten, con suerte disuadiendo a su cuerpo de responder
en el segundo en que realmente se recupere. Por el momento, está congelado, mirando a Remus con
los ojos muy abiertos y permaneciendo muy quieto todavía.

"Tócame", dice Remus.

"¿Qué?" Sirius se ahoga.

"Tócame", repite Remus, y ah, sí, Sirius lo escuchó correctamente la primera vez. Cómo sigue vivo
en este momento, Sirius no tiene idea, pero no le sorprende que esté luchando por respirar
adecuadamente. Estará muerto pronto, probablemente. Lo cual está bien. Qué manera tan directa,
de verdad. "Tienes que superar esto, Sirius. O tal vez solo necesito que lo hagas. No quiero que te
contengas conmigo, así que solo tócame. Eso es todo."

Sirius es tan, tan tentado más allá de toda medida, como una abeja atraída por la miel. A pesar de
la naturaleza destructiva de sus manos, desea tanto, tan egoístamente, ponérselas a Remus de todos
modos. No solo eso, sino que Remus le está pidiendo que lo haga, y realmente no hay nada que
Sirius no le daría si lo quiere.
Lentamente, Sirius levanta sus manos y las desliza por los costados de los brazos de Remus,
flexionando sus dedos en la tela gris que los cubre, aunque debería ser gentil. No está seguro de si
sus manos saben cómo hacer eso, pero a Remus no parece importarle, al menos. Solo está mirando
a Sirius con los ojos entrecerrados, pesado y cálido como si estuviera relajado.

Relajándose, Sirius llega a los hombros a continuación, sintiendo la línea ancha de ellos y subiendo
por la curva de su cuello antes de empujar hacia abajo en la parte superior de su espalda,
presionando los dedos en sus omóplatos, enloqueciendo internamente por los músculos firmes de
su cuello debajo de sus manos. Se arrastra hacia arriba y hacia atrás, respirando entrecortadamente
mientras desliza sus palmas por las clavículas de Remus, luego su pecho hasta que se encuentra con
el de Sirius. Una vez más, se desliza hacia arriba para volver a cada curva del cuello de Remus,
mordiendo su labio inferior mientras sus dedos encuentran el camino hacia el cabello de Remus.

Remus lo está mirando, todavía, y la mirada perezosa es de alguna manera obscena. Es como si
Sirius se estuviera entregando a un placer secreto y sensual mientras Remus observa con un interés
leve y reprimido. No hay razón para que parezca que Remus es un voyeur cuando Sirius
simplemente lo está tocando y, sin embargo, así es como se siente.

Impotente, los dedos de Sirius tiemblan mientras acaricia el cabello de Remus. Está fascinado por
la sensación, y aún más por la forma en que los ojos de Remus se cierran muy brevemente, sus
labios se separan en un suave suspiro. El estómago de Sirius estalla rápidamente con mariposas y
todo su rostro se calienta.

"¿Por qué te ruborizas?" Remus pregunta, bajo y divertido.

"No lo sé", murmura Sirius, y solo sabe que ahora se está sonrojando aún más. "Solo... tú. Esto. Es
íntimo".

Remus tararea. "Imagina cómo me siento. Nadie me ha tocado sin causarme dolor en cinco años".

"Nunca te lastimaría", dice Sirius de inmediato, una respuesta automática, reflexiva e instintiva
como respirar. Puede inhalar y exhalar esa promesa; viviendo con él, como si fuera una necesidad
para la vida, porque lo es.

"Creo eso," murmura Remus.

Sirius siente que su pecho se contrae, pero en el buen sentido, por extraño que parezca. Alborota
suavemente el cabello de Remus. "¿Se siente bien?"

"Es relajante, contigo", le dice Remus.

Se quedan en silencio mientras Sirius desliza sus manos fuera del cabello de Remus y desliza
cuidadosamente sus dedos por los lados de su cuello antes de deslizarse hacia el frente. Presiona
suavemente con el pulgar la nuez de Adán de Remus, a lo que Remus tararea obedientemente, bajo
y profundo, para que Sirius pueda sentir sus vibraciones. Los labios de Sirius se curvan,
complacidos, y Remus se ve muy querido por él.

Lo siguiente es la mandíbula y las mejillas. Sirius ahueca el primero con ambas palmas, luego
acuna el segundo mientras roza tiernamente sus pulgares bajo los ojos de Remus. Sigue haciendo
eso, sintiendo una oleada de emoción al ver el rostro de Remus sostenido entre sus manos. Él es
precioso. Él es encantador Él es glorioso.

"Remus," susurra Sirius.

"¿Hm?" la respuesta de Remus es la igualmente tranquila.

"Eres dolorosamente hermoso, ¿Lo sabías?" Sirius pregunta suavemente, recorriendo con su mirada
todo el rostro de Remus. Esto significa que puede ver con perfecto detalle cómo los ojos de Remus
bajan y sus labios se curvan hacia arriba, una respuesta tímida que solo se vuelve más evidente
cuando Sirius siente que las mejillas de Remus se calientan bajo sus manos. Un rubor brilla entre
sus dedos, resaltando las pecas que Sirius está ansioso por rastrear.

"Oh, te gustó eso, ¿Verdad? ¿Quién se está sonrojando ahora, Remus, hm? Vamos, dime—"

Remus se levanta para alcanzar el brazo de Sirius, cubriendo su boca para amortiguar su risa
burlona y sin aliento. Sirius sonríe contra su palma, usando sus propias manos para empujar
suavemente las mejillas (todavía calientes) de Remus, haciendo que su rostro se arrugue un poco.

"Bastardo presumido", se queja Remus mientras mueve su mano, pero no va muy lejos, dejando su
palma ahuecando la mejilla de Sirius. Hay una sonrisa en su rostro, una que intenta fingir que no
está ahí, pero Sirius la tiene atrapada entre sus manos.

"Déjame tener esto. Siempre soy el que se sonroja. Es bueno saber qué puedo hacer que tú también
lo hagas", bromea Sirius.
"¿Lo es?"

"Mi mayor logro, sinceramente".

Remus se ríe y lo mira con afecto desenfrenado, sin hacer nada para ocultarlo. Hace que Sirius se
derrita un poco, su interior se convierte en sopa. Él no puede evitarlo; Remus simplemente lo hace
sentir, bueno, todo, en realidad. Todo el espectro de emociones, cosas que Sirius ni siquiera sabía
que era posible experimentar, y Remus puede regalárselo con algo tan simple como una mirada.

"¿Qué?" Remus pregunta cuando Sirius suelta una risa suave.

"Oh, me tienes completamente envuelto alrededor de tu dedo", le informa Sirius descaradamente.

"¿Es eso así?"

"Así es."

Remus arquea una ceja hacia él. "¿Estás resolviendo esto ahora?"

"Sabes, Remus, podrías ahorrarle a un hombre la vergüenza de ser tan dolorosamente obvio",
murmura Sirius sin verdadero calor en sus palabras.

"Me temo que no hay forma de salvarte de eso", dice Remus solemnemente, y Sirius se ríe tanto
que resopla sin elegancia y sacude la cama mientras jadea. Francamente, no puede ser una vista
agradable y, sin embargo, Remus lo mira y anuncia: "Tú también eres hermoso, ¿Sabes?".

La risa de Sirius se corta, ya sin aliento cuando Remus se queda sin aliento al decir eso. Hace que
su corazón se acelere y su estómago se agite, una sensación confusa que no es del todo
desagradable formándose en las puntas de sus dedos, incluso donde todavía están sobre las mejillas
de Remus. Levanta una mano para conectar cuidadosamente la distancia entre las pecas de Remus
debajo de sus ojos.
Los ojos de Remus son tan encantadores, marrones como una secuoya y ámbar cuando la luz les da
justo en ellas. Sirius recuerda la primera vez que vio esos ojos, la forma en que fue como perder un
paso en las escaleras, algo dentro de él se sacudió. Todo se detuvo cuando esos ojos se encontraron
con los suyos, y vuelve a suceder aquí y ahora. Sirius siente esa pequeña sacudida en él, como si el
suelo cediese debajo de él, y no puede evitar caer.

No es la primera vez, la mirada de Remus cae sobre la boca de Sirius, los ojos vidriosos, y luego se
inclina, y luego Sirius suelta: "Necesito lavarme los dientes", como el idiota más grande del
planeta mientras su corazón intenta evacuar su pecho a través de su puta garganta.

"Tú-" Remus parpadea, una especie de claridad regresa a sus ojos, luego comienza a reír. Inclina su
cabeza hacia adelante, presionándola contra el pecho de Sirius, forzando a Sirius a taparse las
orejas, levemente desconcertado. Remus tarda un segundo en recuperar la compostura y luego
levanta la cabeza con una amplia sonrisa y ojos brillantes. "Cierto, por supuesto. Te dejaré ir a
hacer eso. Necesito comenzar el desayuno de todos modos".

La cara de Sirius está en llamas. "¿Puedo, um, ayudarte con el desayuno cuando salga de la ducha,
si aún no has terminado?"

"Puedes venir a pararte a mi lado y lucir bonito, ¿Que te parece eso?" Remus bromea, todavía
sonriéndole.

"Perfecto", dice Sirius con un resoplido. "Finalmente, algo en lo que soy bueno".

"Eres bueno en mucho más que eso, pero eres bueno en eso, sí", reflexiona Remus, sonando
cariñoso. Se inclina hacia abajo sin previo aviso y roza un beso contra la mejilla de Sirius, solo una
leve presión que es como si pestañearas y te lo perdieras.

Independientemente, Sirius hace un sonido humillante en respuesta y se pone caliente desde la


línea del cabello hasta el ombligo, sin duda sonrojándose más que nunca. Remus ya se ha retirado,
y el único bastardo presumido aquí es él. Se ve muy complacido consigo mismo mientras se baja
de Sirius y se levanta de la cama, diciéndole tan casualmente que se reúna con él en la cocina
cuando haya terminado.

Tan pronto como Remus se ha ido, Sirius se da la vuelta y procede a morder su almohada, luego
ahoga un grito por si acaso. Nunca había sentido tanto de una vez en su vida.
Él también nunca ha sido más feliz.

~•~

Regulus se despierta con una mano acariciando su cabello y un cálido pecho subiendo y bajando
bajo su mejilla. Incluso antes de que esté completamente despierto, sabe que es James.

Conoce a James solo por la mano. Cuando cumplió los catorce años, había memorizado la forma
de las manos de James, solo porque las manos de James se sentían como una marca cada vez que
consideraba tocar a Regulus. No había nada como la mano de James en su brazo cuando tenía
catorce años; podría haber alimentado ciudades enteras por la forma en que se encendió, la energía
que le dio, lo completamente mareado que estaba. James podía tocarlo una vez, casualmente, y
Regulus pensaría en eso durante tres días, revisando cómo se sentía, cómo lo hacía sentir, una y
otra vez hasta la próxima vez que James hiciera algo más.

Regulus, en pocas palabras, era un adolescente patético con un enamoramiento tan dolorosamente
obvio que podía verse desde el espacio. James lo sabía. Regulus sabía que lo sabía, incluso si no
fue confirmado en voz alta hasta anoche. Nunca dijeron nada, pero James lo insinuaba un par de
veces cuando Sirius no estaba cerca, y Regulus se ponía nervioso y tímido, porque en ese entonces,
lo más aterrador que podía pensar era que James se reía de lo patético que era. Luego, bueno,
Sirius entró en la arena, y nada fue más aterrador que eso.

Diez años después, las manos de James son diferentes, mucho más grandes ahora, pero Regulus
todavía las conoce. Conoce la forma en que se curva el meñique de James, y la forma roma y
cuadrada de sus uñas, y el calor que lleva en las grietas de sus palmas. La forma en que lo hacen
sentir... bueno, eso también es diferente. Regulus ya no es un adolescente patético, por lo que no
conducirá ninguna ciudad ni correrá vueltas alrededor del mundo, pero es un adulto patético que
finge estar dormido por más tiempo de lo que realmente está solo para poder seguir disfrutando de
lo lamentable bueno que se siente todavía.

También está, es solo que, cuando se levante, la realidad del día se va a hundir, y Regulus aún no
está listo para eso. Así, con James, consigue escapar. Es seguro aquí, con el latido constante del
corazón de James bajo su oído.

"Sé que estás despierto", dice James, porque es terrible, y oh, cierto, Regulus lo odia.

"No, no lo estoy", murmura Regulus.


James se ríe, las vibraciones contra la mejilla de Regulus. Lo sacude un poco donde está recostado
sobre el pecho de James sin importarle cómo terminó allí. "Oh, por supuesto."

Regulus no responde, mantiene los ojos cerrados mientras inhala y exhala, tratando de permanecer
en este estado de calma que sabe que no debe darse por sentado. Está impotentemente agradecido
por el hecho de que la mano de James todavía empuja su cabello en un movimiento repetitivo, en el
mismo patrón exacto que coincide con la subida y bajada de su pecho. Honestamente, Regulus
podría quedarse dormido de nuevo así, si no estuviera tan determinado a sentir cada centímetro de
lo relajado que está en este momento.

Es un poco patético que Regulus no haya dormido tan bien en años, sinceramente, pero
especialmente desde que lo llamaron. Odia haber dormido como un jodido bebé solo porque James
estaba con él anoche, todo envuelto alrededor de él, aferrándose como si nunca lo soltara. Todavía
lo sostiene ahora, de hecho, su brazo libre pasa por encima de la espalda de Regulus.
Eventualmente tendrá que dejarlo ir, pero Regulus tampoco está listo para eso.

"¿Sabías", murmura James, "que hablas cuando sueñas?"

"No, no lo hago".

"Lo haces. Así fue como me desperté. Estaba moviéndome un poco, tratando de ponerme cómodo,
y me dijiste que me fuera a la mierda".

"Está bien", dice Regulus, "Sí, tal vez lo haga".

"Por supuesto, cuando traté de enojarme, te disté la vuelta y te pegaste a mí como una lapa", le
dice James, y Regulus puede escuchar la sonrisa en su voz. "Pensé que me estabas echando de tu
cama, pero solo estabas tratando de hacer que dejara de moverme. Eres muy gruñón, sabes, incluso
cuando duermes".

Regulus gruñe, negándose a avergonzarse literalmente por cualquier cosa que tenga que ver con
James. "Si no cierras tu boca, te echaré de mi cama a patadas. Literalmente".

"Adorable", reflexiona James con una risa suave, porque siempre tiene la audacia. "Eso es lo que
eres. Simplemente adorable, y pegajoso, también. Realmente no lo vi venir".
"No."

"Puedo respetar tu determinación de negar esto, incluso mientras literalmente te aferras a mí".

"Te odio", anuncia Regulus con un profundo suspiro, abriendo los ojos mientras comienza a
alejarse, por mucho que lo deteste.

"Espera, espera, no, no hagas eso. Lo siento, lo siento, no tenemos que hablar de eso", James suelta
rápidamente, estirando la mano para arrastrarlo de nuevo adentro, exhalando un profundo suspiro,
cuando Regulus se desploma contra él una vez más. "Solo estaba bromeando, Reg, lo prometo.
Podemos fingir que no está pasando".

"Mejor", elogia Regulus, sentándose de nuevo.

"Solo, si estuviéramos hablando de eso", continúa James, porque por supuesto que lo hace, "te diría
que realmente, realmente no me importa. En realidad, estoy muy contento con eso, así que..."

"James," espeta Regulus, moviéndose contra él para levantarse un poco y mirarlo. Esto no obtiene
la respuesta que esperaba, sinceramente. Estaba preparado para disculpas, o tal vez una sonrisa
perezosa, o más comentarios serios. No espera que James inhale bruscamente mientras se queda
quieto, con los ojos ligeramente abiertos.

"Quizás quieras ver dónde deslizas la rodilla, amor", dice James débilmente, con tensión en la voz.
Aparta las caderas de forma deliberada mientras se estira para empujar la pierna de Regulus hacia
abajo.

Regulus mira hacia abajo, luego vuelve a mirar hacia arriba, su rostro inexpresivo y su voz plana
cuando dice: "¿En serio, James?"

"Yo… bueno, lo siento, pero no puedo evitarlo", balbucea James, luciendo nervioso en un
santiamén. "Es solo, ya sabes, una respuesta corporal natural, ¿De acuerdo? Estoy en la cama con
alguien cálido, y hueles muy bien, y tu piel es suave, al igual que tu cabello, y es, quiero decir, eres
tú, Literalmente, la persona con la que he estado soñando despierto desde que tenía quince años,
así que tendrás que perdonarme por estar... feliz por eso."

"Sabes", dice Regulus pensativo, "Hay una especie de simetría poética en esto. Solía tener fantasías
contigo todo el tiempo".

Los ojos de James se hunden y se cierran. "Por favor, no pares de hablar".

"Mmm". Regulus lo estudia por un largo momento, sintiendo la forma de un pensamiento travieso
tomar forma en su mente. Es una idea, de verdad. Una indulgencia, y francamente, básicamente se
lo debe a su yo de catorce años, a quien le daría un maldito ataque al corazón si supiera que esto le
sucedería algún día. Circunstancias menos que ideales, en términos generales, pero, aun así. "Es
solo que, bueno, lo creas o no, una de mis fantasías comenzó así".

"¿Lo hizo?" James pregunta, en voz baja mientras abre los ojos para mirar a Regulus, con los
párpados pesados. Puede escuchar el cambio en la voz de Regulus, sin duda, el trasfondo
sugerente.

"Mhm", confirma Regulus. "Tú y yo juntos en la cama, apenas nos despertamos, nuestros cuerpos
se cierran. No sé cómo terminamos allí, pero para ser honesto, los detalles realmente no importan".
Golpea con sus dedos el centro del pecho de James, luego comienza a deslizar su mano hacia
abajo. La mirada de James se fija en el movimiento, siguiéndolo. "Por supuesto, siempre eras tú
quien me tocaba en la fantasía, porque yo era un poco demasiado tímido en ese entonces".

"Menos tímido ahora", murmura James, con la mirada fija en donde la mano de Regulus se desliza
más abajo de su estómago.

"Bueno, ya sabes, con la experiencia vienen menos razones para ser tímido", reflexiona Regulus,
sus dedos coqueteando con los bordes de la cintura de James.

"¿Experiencia?" James dice, la mirada revoloteando hacia arriba. “¿Con- déjame adivinar, Barty?

James dice el nombre de Barty con gran burla. Regulus se hizo cercano a Barty cuando tenía
diecisiete años, cuando ambos intentaron comprarle el mismo pollo a la Sra. Fibbs. Tuvieron una
discusión sobre el pollo (Regulus estaba pasando por un momento difícil, porque su hermano se
mudó y lo evitaba, y Barty siempre está dispuesto a tener un altercado), y luego Barty hizo un
comentario durante la discusión sobre Regulus, sobre tener una boca bonita ("Me importa un carajo
lo bonita que sea tu boca, Black; nada me hace renunciar a este pollo", fueron sus palabras
exactas), lo que de alguna manera llevó a Regulus a responder de manera muy sugestiva ("Mi boca
podría hacer cosas que te hagan comprar, matar, cocinar y darme de comer este pollo, Crouch, así
que ten cuidado", fue su respuesta), y eso inevitablemente los llevó a intercambiar mamadas menos
de veinte minutos después.
Todo lo que quiere decir es que se hicieron amigos rápidamente. Salieron durante unos dos meses,
pero nunca pareció funcionar, principalmente porque Regulus estaba lidiando con demasiadas
cosas como para preocuparse por manejar una relación y Barty estaba demasiado atraído por todas
las otras personas con las que también podría estar como para realmente darle su todo. Llegaron a
un trato que funcionó bien para ambos, uno en el que tenían relaciones sexuales cuando querían, no
cuando no querían, y sin ataduras.

Sobre todo, eran amigos. Para cuando llegaron a los veintiún años, el sexo se había ralentizado
mucho, y ciertamente ya no lo hacen tanto, generalmente simplemente disfrutan pasar tiempo
juntos como amigos, demasiado desinteresados o perezosos para salir juntos de la manera en que
ellos solían hacerlo.

A James nunca le gustó Barty. Cada vez que venía y Barty estaba allí, se agitaba.

Sabiendo que James tenía (y aparentemente todavía tiene) sentimientos por él, eso tiene sentido.

"Oh, sí, hemos hecho todo tipo de cosas sucias juntos", admite Regulus, sonriendo agudamente.
"¿Celoso?"

"Sí", dice James sin rodeos, sosteniendo su mirada.

"Pobrecito", responde Regulus en voz baja, chasqueando la lengua, y luego curva los dedos en

la pretina de James para encajarla contra su piel. James se sobresalta un poco, inhalando con fuerza
una vez más, y Regulus se ríe en voz baja. "Como si nunca hubieras tenido a nadie. Besaste a una
chica justo en frente de mí cuando tenía trece años. Casi me rompiste el corazón, lo hiciste".

"Tracy", murmura James, porque por supuesto recuerda el nombre de la primera persona que besó
a los catorce años.

Regulus tararea. "Sí, ella. Y luego saliste con Renee cuando tenías quince años. Te escuché hablar
sobre lo que hiciste con ella a Sirius. Lo llevé mejor, a los catorce años, más o menos. Luego,
bueno, pasó un tiempo antes de que salieras con alguien más, creo, pero de nuevo, no estaba
prestando atención".

"Ravi fue el siguiente", le informa James. "Tenía diecinueve años y me gustaban mucho, solo
que... no lo suficiente como para olvidarte. Luego estaban Holly, luego Saxon, luego Wellis, luego
me rendí cuando me di cuenta de que nadie iba a hacerme sentir igual a como lo hice cuando te
vi.”

"Hui con tu corazón, ¿Verdad?"

"Y ni siquiera miraste hacia atrás. Devuélvelo, ¿Quieres?"

"Mm, no creo que lo haga. Creo que me lo he ganado después de todos esos años que pasaste
aferrándote al mío", dice Regulus a la ligera.

James esboza una sonrisa triste. "Supongo que es justo. Debería haber sido más cuidadoso con él
mientras lo tenía. Tal vez entonces no estaría tan con las manos vacías ahora".

"Pobre, pobre bebé", susurra Regulus, burlándose de él, y una vez más le abre la cintura a James.
Esta vez, mete las puntas de los dedos dentro solo un poco y los vuelve a sacar, observando a
James tomar una respiración profunda y tranquilizadora. "Manos vacías y fantasías incumplidas;
todo es muy trágico, No?"

"Simplemente trágico", exhala James, atrapándose el labio inferior entre los dientes.

"Somos nosotros, una gran, gran tragedia", le dice Regulus. Vuelve a meter los dedos, solo un
poco, y los deja ahí. "No puedo cambiar eso ahora, pero las manos vacías y las fantasías
incumplidas, bueno, podemos hacer algo al respecto".

"¿Qué estás haciendo?" James pregunta, su voz áspera.

Regulus arquea una ceja. "¿Quieres que me detenga?"

"No", dice James, "Pero me gustaría saber por qué".

"Te lo diré cuando termine", dice Regulus, sosteniendo su mirada. Las pupilas de James están
voladas. "¿Estás bien con eso?"

James lo mira por un largo momento, exhalando temblorosamente, y luego asiente frenéticamente.
Con eso, Regulus empuja sus dedos por el pecho de James para deslizarlos alrededor de la curva de
su cuello. Suavemente, tira de James, animándolo a moverse más cerca.

Regulus guía la cara de James hacia su hombro al mismo tiempo que coloca su muslo entre las
piernas de James. Puede sentir la respiración de James tartamudear contra la curva de su cuello, y
una de las manos de James se estira para posarse en la cadera de Regulus que no está presionada
contra la cama, sus dedos se doblan y amontonan el suave algodón de la camisa de Regulus.
Regulus cierra los ojos y gira su rostro hacia el cabello de James, deslizando su mano libre hacia
abajo lentamente por el pecho de James mientras cuidadosamente, con un movimiento practicado,
agarra a James por la cintura y comienza a tirar para animar a sus caderas a moverse.

"Mierda", susurra James sin aliento, su mano libre se estira para agarrar la parte delantera de la
camisa de Regulus, agarrándola con fuerza. Su otra mano aprieta la cadera de Regulus.

Regulus aprieta los dientes y se obliga a sí mismo a exhalar lentamente, un escalofrío en todo el
cuerpo se extiende hasta la base de su columna. Él lo ignora, porque una cosa es complacer a su
pequeño idiota interior que estaba obsesionado con todas y cada una de las cosas de James Potter,
pero es algo completamente diferente cuando lo afecta en el presente. James dejó de afectarlo
cuando tenía quince años y Regulus no está dispuesto a dejar que eso cambie ahora.

Porque esa es la cosa. Regulus realmente se alejó de James, dejó toda esa idiotez sobre él en el
pasado y, en cambio, llegó a odiarlo. Eso es real. No es una mentira; todo lo que Regulus sintió por
James se retorció y le crecieron espinas, hasta que este es quien es, irreconocible para quien solía
ser. Regulus se consuela con eso.

Pero bueno, es sexo. No se le puede culpar por responder. James es exasperantemente cálido, y los
sonidos suaves que está comenzando a hacer envían una parte muy traviesa del cerebro de Regulus
a toda marcha. Se muerde el labio inferior con fuerza para permanecer en silencio, negándose a
desviarse de lo que está haciendo. Inhala y exhala, obligándose a calmarse.

"Mm, ahí tienes", murmura Regulus con aprobación en el momento en que las caderas de James
comienzan a moverse, rozándose por completo contra su muslo, lo que significa que Regulus puede
dejar de tirar de su cintura, haciendo que James trabaje solo. James gime en el hombro de Regulus,
moviéndose casi sin pensar, su respiración errática.

"Joder", se ahoga James, y luego solo... gime. Regulus cierra los ojos con fuerza mientras su mente
se convierte en estática, ese gemido es lo único que queda reverberando dentro de su cráneo. Eso es
una mierda. Nadie debería sonar tan jodidamente bien; eso no es justo. "Yo-Regulus. Regulus."
James dice su nombre como si fuera la única palabra que tiene significado. Su voz es áspera, y el
nombre de Regulus es descuidado y desesperado en su boca, como una avemaría o una forma de
salvación.

Regulus desliza su mano debajo de la camisa de James, lo que habría sido un sueño hecho realidad
alguna vez. Lamentablemente, todavía lo encuentra increíble, porque James realmente está en
forma. Impotente, pasa los dedos por la piel de James, trazando un mapa de cada bulto y hendidura
del estómago y el pecho de James.

Las caderas de James se contraen y se curvan, sus dedos se flexionan sobre Regulus donde se
sujetan, y luego, abruptamente, pasa sus manos por todo Regulus dondequiera que pueda alcanzar.
En su cabello, sobre sus hombros, hasta sus costados; es codicioso al respecto, desesperado como
si no pudiera tener suficiente. Su cabeza se inclina hacia arriba, la boca roza la mandíbula de
Regulus, el aliento caliente y tartamudeado contra la piel de Regulus.

"¿Regulus? ¿Por favor?" James exhala, y Regulus no podría perderse lo que está pidiendo, aunque
lo intentara. James es realmente obvio al respecto, se dirige a la boca de Regulus y espera con lo
que parece ser una moderación inconmensurable para besarlo.

Sí, no, Regulus no está haciendo eso. No besaría a James Potter para salvar su propia vida, y no le
importa cuán tentadora se vea la boca de James en este momento; no está pasando El ambiente le
está afectando, obviamente. Es el calor, la sensación del cuerpo de James contra el suyo y bajo sus
manos, los suaves gemidos que salen de la boca de James. Por el amor de Dios, suena como
pecado. Eso debería ser ilegal.

Regulus no dice rotundamente que no, pero tampoco dice que sí. Se le ocurre un trato para ambos,
uno que está bastante seguro de que es más seguro que un beso. Ladea la cabeza y le ofrece a
James su cuello para que ataque en su tiempo libre, asumiendo erróneamente que esto no tendrá
mucho impacto.

Eso es antes de que James tome la ofrenda como si fuera un regalo, inclinándose ansiosamente con
un gemido para poner su boca en la garganta de Regulus. Es tan gentil al principio, solo besos
suaves y dulces que Regulus puede ignorar en su mayoría, pero con cada movimiento de sus
caderas, se vuelve más audaz. Regulus ni siquiera se da cuenta de que está sucediendo hasta que
sucede de repente, y entonces James se está prodigando en su piel como si eso fuera todo lo que
siempre quiso hacer.

Obviamente, a Regulus le ha pasado algo similar antes, Barty es un buen amante, no se puede
negar eso, pero estará condenado si James no es simplemente mejor.
Regulus tiene que atrapar su labio inferior entre los dientes con más fuerza que nunca para
permanecer callado, haciendo todo lo posible por concentrarse, y no está funcionando porque la
boca de James es—su boca es—es realmente, realmente—

James ahoga un gemido en su garganta, respirando con dificultad cuando sus caderas comienzan a
tartamudear, y Regulus se obliga a sí mismo a sacudirse y volver a la normalidad. Parpadea con
fuerza y traga, luego desliza su mano libre hacia el cabello de James, manteniéndolo en su lugar
mientras desliza su otra mano por debajo de la camisa de James, rastrillando sus uñas suavemente
por el abdomen de James mientras avanza, lo que le otorga un completo -escalofrío del cuerpo.
Tarareando, Regulus sumerge su mano en la parte delantera de los pantalones y pantalones de
James, una vez más golpeando su cintura contra su piel.

Las caderas de James se sacuden, presionando con más fuerza su muslo, sin delicadeza.
Simplemente ansioso en la búsqueda de su propio placer. Él gime, y realmente, Regulus va a
necesitar que se detenga de inmediato y que nunca lo vuelva a hacer. Nunca antes en su vida había
estado tan desesperado por probar un sonido, y no estaba dispuesto a besar a James por nada en
este mundo. Absolutamente no.

"Regulus", James jadea, presionando una mano temblorosa en el cabello de Regulus y arrastrando
la otra hacia abajo para colocar su pie a su lado, tratando desesperadamente de acercarlo. "Esto se
siente, se siente, es tan bueno, yo estoy—yo—"

"Lo sé", murmura Regulus. "Sigue adelante. No te detengas. Fantasía cumplida, y bueno, nuestras
manos ciertamente ya no están vacías. Vamos, James, solo una última cosa".

"¿Qué? Cualquier cosa. Puedes tener—oh, oh, joder." James gime y se acurruca, apretando los
dedos en el cabello de Regulus.

"Ya vas a darme lo que quiero", le dice Regulus, y James gime como si lo hubieran herido.

"¿Qué? ¿Qué estás-” James se corta a sí mismo, tensándose todo, ahogando un gemido que suena
muy parecido al nombre de Regulus?

"Ya estás lo suficientemente cerca, y yo solo estoy aquí para mirar", susurra Regulus en su oído.
“Muéstrame, James.”

"Mierda, mierda, Regulus, Regulus—" James le muestra, está bien. Se arquea y se estremece por
todas partes, y Regulus comienza a mover su pierna para empujar a James a través de ella,
escuchando a James gemir y jadear su nombre como una oración.

Regulus no se detiene hasta que James está jadeando por aire, aferrándose a él y temblando
mientras se deshuesa contra él. Por un momento, Regulus cierra los ojos y gira su rostro hacia el
cabello de James, inhalándolo, y luego abre los ojos y se aleja, dejando que James retroceda.

James se derrama sobre la cama como un charco, con los ojos cerrados y la boca abierta mientras
se acomoda. Le toma solo un segundo abrir los ojos, luciendo absolutamente asombrado.

"Maldito infierno, Regulus", James exhala con un graznido, levantando la mano para empujar una
mano temblorosa en su propio cabello. Exhala una respiración profunda. "Eso fue, fue, ¿Estoy
soñando? ¿Eso realmente sucedió?"

"Ocurrió."

"¿Por qué sucedió?"

"Porque podrías morir hoy", le dice Regulus sin rodeos, encogiendo un hombro mientras se pone
de pie. "Considéralo un regalo de despedida. Ahora, vete".

Antes de que James pueda siquiera responder, Regulus gira sobre sus talones para ir a buscar su
ropa y salir a ducharse. Cierra la puerta detrás de él y le pone llave, esperando que el sonido
distante de la puerta de su habitación se cierre, indicando que James, de hecho, salió. Entonces, y
solo entonces, Regulus se enciende y se sube a la ducha.

Bajo el golpeteo caliente del agua, Regulus toma su mano y exprime un orgasmo tan intensamente
bueno que apoya su brazo contra la pared y lo muerde para amortiguar los gemidos que salen de su
boca. No es una fantasía de James lo que lo lleva allí, como alguna vez hubiera sido.

Esta vez, es un recuerdo.

~•~
"¿James?"

Con un sobresalto, James parpadea y dirige su mirada hacia Remus, quien está sacando tostadas de
la tostadora, los toques finales del desayuno; un gran desayuno con casi todas las opciones del
mundo disponibles; el último desayuno apropiado que tomará James.

Remus lo mira con lo que parece ser genuina preocupación, pero no hay sorpresa. Es como si
tuviera mucho sentido para James estar distante y callado, un poco aturdido y perdido en su propia
cabeza, como si fuera perfectamente justo y esperado por lo que le espera hoy. La arena, más
exactamente, y eso definitivamente es algo que pesará sobre James tan pronto como la realidad se
acerque y comience a asimilarlo, pero, en realidad, la causa de su distracción es Regulus.

Tal vez sea estúpido estar obsesionado con lo que sucedió, considerando todo lo demás con lo que
tendrá que lidiar hoy, pero ¿Honestamente? James prefiere esto. Por un lado, ciertamente es una
alternativa más agradable: si prefiere una pequeña muerte a una más grande y permanente. Sin
embargo, si esta pequeña muerte que Regulus le ha dado, le ha regalado, es un presagio de lo que
vendrá en la arena... bueno, James está realmente jodido.

Es solo... se sentía tan jodidamente bien, y era, para él, terriblemente confuso, pero infinitamente
valió la pena, e incluso si todavía está desconcertado con el cerebro que no se le escapó por las
orejas, no necesita para darle sentido al saber que está tan, tan jodidamente agradecido de que haya
sucedido.

Sin embargo, él está desconcertado por eso. De hecho, para él, es un verdadero dolor de cabeza. Él
simplemente no cree que alguien que lo odia haría... eso. Como, literalmente, nada de eso,
ciertamente no de la forma en que lo hizo Regulus, ni siquiera en un gesto amable de algún tipo
debido a la muerte inminente. Un regalo de despedida, había dicho Regulus. Bueno, fue un regalo
encantador, pero alguien que lo odia no le daría ningún regalo, ni siquiera si en realidad se
estuviera muriendo frente a ellos. Regulus es un enigma, sinceramente.

James simplemente no puede entenderlo. Sabe que Regulus lo odia; ha estado lidiando con eso
durante años. Sabe que Regulus solía estar enamorado de él; también ha estado lidiando con eso
durante años. ¿Pero esto? Esto es nuevo.

James no está del todo seguro de qué hacer o pensar al respecto. De ahí todo el distanciamiento,
los ojos vidriosos y el silencio poco característico. Sin embargo, amable de parte de Remus para
demostrar que le importa.

"Sí, estoy bien", dice James reflexivamente, y se da cuenta tarde de que Remus va a saber que esto
es una mentira, porque es imposible que esté bien hoy. Se conforma con algo un poco más honesto.
"Quiero decir, en realidad no, pero no me ha... pegado todavía, creo".

"No va a suceder", anuncia Sirius mientras entra a la cocina, y James inmediatamente baja la
mirada por... tantas razones. Por un lado, tiene miedo de mirar a Sirius, porque si Sirius muestra la
más mínima molestia en su rostro por lo que está por venir, James se volverá loco. Por otro lado, el
hermano pequeño de Sirius acaba de hacerlo terminar hace menos de treinta minutos, y James no
planea decírselo, principalmente porque va a morir lo suficientemente pronto, así que puede
llevárselo a la tumba. Ajeno a todo esto, Sirius continúa hablando mientras se mueve en la
habitación. "Es probable que no te golpee hasta que estés a punto de subir, o tal vez hasta que
realmente llegues allí. No me golpeó hasta que terminó la cuenta regresiva y sonó el cañón".

Con cuidado, James vuelve a levantar la mirada, dejándola arrastrarse más alto hasta que puede ver
a Sirius pasar junto a Remus, con una mano presionada en la parte baja de su espalda mientras
pasa. El toque es visiblemente ligero, pero no vacilante, y los labios de Remus se curvan. ¿Acaso
ellos…?

Bueno, tal vez, a pesar de todo, todos hayan tenido una buena mañana. James no va a pensar
demasiado en ello. En cambio, solo está agradecido por lo que claramente es un buen avance para
su mejor amigo. No necesita saber los detalles, ya que de todos modos no importará, y tampoco
está compartiendo sus propios avances muy buenos. Sólo—bien por ellos. Todos ellos.

El último día antes de que todo cambie para siempre, James está jodidamente agradecido de tener
algo positivo a lo que aferrarse.

"¿Qué va a pasar?" James pregunta, mirando con valentía la cara de Sirius, aliviado al descubrir
que se ve... tranquilo. Algo así como. Es una fachada, James se da cuenta, pero es una que ambos
pueden usar para ignorar lo que realmente hay debajo. Justo antes, quiero decir.

Sirius exhala mientras se sirve un poco de jugo. "¿Reggie ya se levantó? Quiero que escuche esto".

"Está en la ducha", dice James, luego cierra la boca tan violentamente que sus dientes chasquean.
La mirada de Sirius revolotea hacia él, aferrándose a estudiarlo, y James se esfuerza mucho por no
moverse mucho o inquietarse. Termina haciendo ambas cosas, y Sirius lentamente deja el jugo a un
lado, levantando la barbilla mientras arquea una ceja hacia él. "Um. Es-quiero decir."

"¿Por qué…", dice Sirius lentamente, con la pausa dramática y todo, "suenas tan seguro de eso?"
James podía mentir. Podría decir que simplemente pasó por la habitación de Regulus, se detuvo
para asomar la cabeza y escuchó la ducha. Sería fácil dejar que las palabras se escaparan de sus
labios, excepto que se trata de Sirius, y James se sentiría tan culpable por ello, y Sirius vería a
través de él de todos modos. James solo lo mira fijamente, completamente indefenso en este
momento, y lo único que se le ocurre hacer es buscar ayuda en Remus, casi instintivamente.

Remus, oh, Remus es un maldito ángel, eso es lo que es. Se mueve bastante abruptamente y desliza
su mano por la espalda de Sirius de una manera aparentemente casual, si no fuera por el hecho de
que Sirius inmediatamente se endereza con una fuerte inhalación y se enfoca directamente en él,
distraído en un instante. Fácilmente, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, Remus
toma una rodaja de manzana del plato de frutas en el mostrador y se la acerca a la boca de Sirius.

"Espolvoreé un poco de canela en algunos de estos, solo para ver si estarían buenos. Pruébalo por
mí y dime lo que piensas, ¿Quieres?" Remus pregunta a la ligera.

"¿Yo que?" Sirius raspa.

"Quiero tu opinión", le dice Remus, sosteniendo la rebanada de manzana más cerca, con una
pequeña sonrisa en su rostro.

"Oh, yo- de tu- tú quieres que yo…" Sirius genuinamente parece que no puede unir una oración, el
pobre, y Remus simplemente lo saca de su miseria empujando la rebanada de manzana hacia
adelante, apoyándola suavemente contra ella en su boca. Casi como un reflejo, Sirius lo muerde, el
crujido lo sobresalta, y luego parpadea mientras mastica. Sus cejas están fruncidas cuando traga.
"Oh, espera, en realidad... Remus, eso es bueno".

"Pensé que podrían serlo", reflexiona Remus, pareciendo complacido, y mete el trozo restante de la
rodaja de manzana en su boca, masticándolo con un brillo en sus ojos.

Sirius hace un ruido, silencioso y amortiguado. James mete los labios y agacha la cabeza, luchando
por no reírse. Remus Lupin. Si algo bueno ha salido de todo esto, es él.

"Oh, encantador, estamos todos aquí", anuncia Pandora en lo que obviamente es una alegría
forzada mientras entra en la cocina, Regulus la sigue sin decir una palabra.

James no sería capaz de evitar mirar directamente a Regulus si lo intentara, pero no se molesta en
intentarlo. Es un poco estimulante que Regulus ya esté mirando hacia atrás, sin rehuir su mirada en
lo más mínimo. La mirada intercambiada se siente cargada, al menos para James, como si ambos
estuvieran pensando en lo que sucedió esta mañana al mismo tiempo, un reconocimiento silencioso
de que James puede sentirse como un toque tangible. Hace calor en la cocina, y James todavía
tiembla.

Remus se aclara la garganta. Ruidosamente. "Buenos días, Pandora, Regulus. Sirius estaba a punto
de explicar algo importante, pero te estaba esperando, Regulus".

"Lo siento", dice Regulus, sin sonar arrepentido en absoluto, "Estaba en la ducha". Sirius frunce
los labios y lanza una mirada a James, pero no comenta. "¿De qué se trata esto?"

"Pregunté qué pasaría. Justo antes de la arena", explica James.

Sirius suspira. "Ambos estarán conmigo hasta que tengan que irse. Los llevarán a un portaaviones
Hallow y los llevarán en avión, luego estarán en habitaciones separadas. Nadie cercano a ustedes
puede estar con ustedes allí. Alguien vendrá a inyectarles un pequeño dispositivo en sus brazos que
rastrea todo lo que tiene que ver ustedes. Esto significa tus signos vitales, tu posición en la arena,
cosas así. Les dolerá, solo un poco, pero lo olvidarán rápidamente. Se irán, y alguien hablará por un
intercomunicador para decirles que se cambien con la ropa provista para la arena. Tendrán unos
minutos, diez como máximo, y luego se les indicará que se pongan de pie en el tubo que se cerrará
detrás de ustedes y elevará la plataforma en la que se encuentran para llevarlos directamente a la
arena. No bajen de esa plataforma antes de que finalice la cuenta regresiva y suene el cañón, o
volarán por los aires".

"¿Qué pasa si me tropiezo y me caigo?" James pregunta, con los ojos muy abiertos.

"No", responde Sirius, presionando los labios en una línea delgada.

Ante el incómodo silencio, Pandora se aclara la garganta. "Me gustaría estar allí contigo también,
por supuesto, pero tengo que irme a casa por unos días, así que no podré despedirme de ninguno de
ustedes. Pero eso está bien. Yo desayunaré con todos ustedes antes de irme. Vamos a tomar un
buen desayuno juntos, ¿Sí?”

El corazón de James se rompe un poco por el temblor en su voz. Se esfuerza mucho por sonar
ligera y sin afecto, pero está claro que está muy emocional en este momento. Pandora hace mucho
por ellos, casi tanto como Sirius, y James ha llegado a apreciarla; más que eso, se ha encariñado
con ella. Es cálida, amable y divertida, y a veces se pone un poco quisquillosa porque obviamente
se preocupa por ellos, y es evidente cuánto se preocupa por ellos ahora. Parece que está a punto de
llorar. La sonrisa en su rostro tiembla.
Intentan tener un buen —último— desayuno juntos, posiblemente solo por el bien de Pandora.
Pero, lamentablemente, en la mesa hay un invitado no deseado; el conocimiento tácito de la muerte
que se cierne sobre dos de ellos. Pandora charla sin parar, alabando a Remus por la comida,
hablando de cosas sin sentido como si cuando se detuviera, nunca volvería a encontrar su voz.
Sirius apenas come, en su mayoría solo tiene las rodajas de manzana. Es probable que Regulus y
James tampoco coman, es difícil tener apetito cuando se acaba el tiempo, pero Sirius insiste en que
se arropen.

"Necesitas comer para fortalecerte, para correr y para muchas cosas", murmura Sirius. "Confía en
mí, desearás haberlo hecho".

Entonces, James y Regulus comen. A pesar de que James es demasiado consciente de que esta es la
última comida que tendrá fuera de la arena, no se atreve a disfrutarla en absoluto. Sabe a ceniza
que cubre sus dientes y deja una quemadura acre en la parte posterior de su garganta. Es difícil
tragar cada bocado y aún más difícil retenerlo. Sin embargo, se obliga a sí mismo, cierra los ojos y
desea con todo su ser estar de vuelta en casa, comiendo la sopa caliente y sustanciosa que sus
padres preparaban para él o Sirius cuando no se sentían bien. Mamá, papá, no me siento bien,
piensa James y lucha por no vomitar.

Al final del desayuno, se tornó el silencio y ya nadie come. Pandora está mirando su plato medio
vacío con una espesa capa de lágrimas en los ojos. Sin embargo, no se caen. Ella respira para
tranquilizarse y se pone de pie, y todos hacen lo mismo para despedirla.

En la puerta, Pandora se vuelve hacia James y se acerca sin previo aviso para tomar su rostro entre
sus manos. Es un gesto sorprendentemente amable y, por alguna razón, hace que James se sienta
más pequeño. Ella es más baja que él, casi cómicamente, pero él repentinamente se siente no más
grande que un niño que está frente a ella.

"Estoy-" La voz de Pandora se entrecorta, y hace una pausa para soltar un suspiro tembloroso,
deslizando sus manos hacia abajo para agarrar sus hombros. "James, estoy tan agradecida de
conocerte, y lamento mucho tener que hacerlo. Cada nombre que digo es un nombre que desearía
no haber aprendido nunca. El tuyo, tú, permanecerás grabado en mi corazón para siempre".

"Te perdono, ya sabes", murmura James, viendo sus ojos brillar con más lágrimas no derramadas.
"Sé que es mejor no disparar al mensajero, Pandora. Has sido muy amable al entregarlo".

Pandora traga con fuerza y tira de él en un abrazo feroz. Le susurra al oído: "Sé lo que vas a hacer,
James. Por ellos. Por Regulus y Sirius, y por ti mismo. Eres tan, tan valiente. Lo siento. Lo siento
mucho".
Los ojos de James se cierran y mete la cara contra su cabello, inherentemente reconfortado por su
dolor preventivo. Se siente como si significara algo, como si su impacto en el mundo y las
personas en él tuvieran un peso del que puede estar orgulloso. Ella lo aprieta y él le aprieta la
espalda. Su cabello huele a limones.

Mientras se aleja, James se pregunta cómo lo sabe. Sirius y James no han dicho ni una palabra al
respecto, y él sabe que ninguno de ellos lo haría nunca. Pandora le sostiene la mirada mientras se
aleja y le dedica una pequeña y llorosa sonrisa. James se la devuelve, seguro de repente de que no
importa cómo lo sabe. Tal vez lo sabe desde hace tiempo, lo ha descubierto ella misma y no se
atreve a ponerle un nombre, no se atreve a decirlo. Ella es la cosechadora. Cuando ella habla de
algo con un nombre, la muerte la sigue, y él está tan agradecido de que ella no esté animando a que
muera.

Cuando Pandora se gira para mirar a Regulus, él niega con la cabeza y dice con voz tensa: "No. No
lo hagas. No hay necesidad".

"Lo sé", dice Pandora en voz baja, y Regulus parece tan sorprendido por esto. Ella sonríe. "Te veré
pronto, Regulus".

La respiración de Regulus se entrecorta, sus ojos se abren de par en par antes de dirigirse a James,
como si no pudiera creer lo que acaba de insinuar. Que Regulus volverá, que él ganará y James no.
Nadie, ni una sola vez, ha dicho abiertamente nada de eso.

Pandora se acerca y agarra la mano de Regulus, apretándola solo por un segundo, y luego la deja
caer para girar y jalar a Sirius en un abrazo. Ella lo abraza durante mucho tiempo, incluso más de
lo que sostuvo a James, y no se cruzan palabras entre ellos, pero cuando ella toma su mejilla, él
asiente y ella asiente de vuelta. Por último, Pandora rompe el estado de ánimo sombrío
enfrentándose a Remus y preguntándole si ella también podría abrazarlo, para que no se sienta
excluido.

Remus está de acuerdo con un resoplido silencioso de risa, posiblemente solo porque está
aligerando el estado de ánimo, haciendo que James se ría entre dientes y los labios de Regulus se
frunzan y los ojos de Sirius, previamente desprovistos de cualquier chispa, se iluminen de alegría.
Pandora abraza a Remus, pero no se demora mucho, lo que parece tranquilizarlo.

Después de que Pandora se va, no tienen mucho tiempo. Remus va a limpiar la cocina y Sirius se
sienta con James y Regulus en silencio mientras esperan. Ninguno de ellos realmente se atreve a
decir nada.
Hay demasiado que decir para siquiera intentarlo.

~•~

Sirius quiere rebobinar el tiempo, egoístamente, a esta mañana cuando él y Remus estaban juntos
en la cama, cuando Sirius no se había permitido pensar en lo que era ese día, cuando, por primera
vez en mucho tiempo, se permitió ser feliz, sin obstáculos.

El tiempo continúa de todos modos, una amante cruel que no se rinde. Aquí está de pie ante su
mejor amigo y su hermano pequeño momentos antes de que lo dejen para enfrentarse a la muerte, y
no sabe qué decir. No sabe por dónde empezar.

Hay demasiado con los dos.

James. James. James, James, James. Su mejor amigo. El aire en sus pulmones. El que necesitaba
cuando nada más era suficiente. El que le ayudó cuando vivir era lo más difícil. Si no fuera por
James, Sirius no existiría ahora, y todavía se siente así. Incluso al borde, Sirius no puede permitirse
aceptar lo que James planea hacer. Cree que no importa, a la larga. Sin James no hay Sirius. Si deja
de respirar, todo el oxígeno se secará en los pulmones de Sirius y no volverá a respirar.

Regulus. Reg, Reggie, su hermanito. Su corazón, y todas las fracturas en él. Aquel por el que
gustosamente habría muerto, y así lo demostró. Aquel por el que vivía, incluso a costa de recordar
cómo vivir. Tienen demasiado entre ellos y, a veces, no lo suficiente. Todo salió mal, y Sirius
desea con todo su ser que puedan arreglarlo, pero no sabe si alguna vez lo lograrán. Hace diez años,
Sirius regresó con el corazón roto y aprendió a vivir con eso. Si el corazón de Regulus deja de latir,
las fracturas en el corazón de Sirius se agrietarán demasiado y nunca volverá a latir.

"Regulus Black".

Es una especie de horrible ironía que el nombre de Regulus sea llamado primero para ser quitado.
La mano de Sirius salta inmediatamente para engancharse a su brazo, sujetándolo mientras
contiene la respiración. Regulus aparta la mirada del Auror que lo espera para mirar a Sirius, pálido
y con los ojos muy abiertos. Se ve tan asustado, tan pequeño. El hermano pequeño de Sirius.
Siempre su hermano pequeño.

"Sirius", susurra Regulus, su voz es un mero suspiro.


Y Sirius no puede dejarlo ir. No puede. Él. No funciona. Sabe que tiene que hacerlo; sabe lo mal
que les irá a todos si no lo hace, pero no puede despegar los dedos. Su agarre en Regulus es
desesperado, contundente, y no puede soltarlo.

El Auror da un paso adelante, con la mano en su arma en la cadera, y James también da un paso
adelante, diciendo: "Denles un momento. Por el amor de Dios, ese es su hermano".

James podría estar hablando de cualquiera de ellos. Tanto como Regulus es el hermano de Sirius,
Sirius es de Regulus. Un intercambio igual. Una posesión instintiva y familiar. Está en su sangre;
esa simple verdad. Mío. James pone su cuerpo entre ellos como un escudo, como si fuera a
proteger esa verdad con tendones y huesos. Está de espaldas a ellos, y Sirius nunca antes se había
sentido tan asustado y tan seguro al mismo tiempo.

"Sirius", dice Regulus de nuevo, más frenético y angustiado esta vez. Está temblando, y Sirius sabe
cómo hacerlo, cómo dejar todo a un lado, sus propios miedos y necesidades, solo para consolar a
su hermano pequeño. Para ser constante y fuerte para él.

"Está bien. Vas a estar bien", dice Sirius con voz áspera, y tira del brazo de Regulus para atraerlo
hacia el suyo. No se han abrazado en diez años, pero Regulus se pliega sobre él como si no
hubieran pasado diez años, como si todavía fuera un niño desplomándose en la seguridad de los
brazos de su hermano.

La voz de Regulus es pequeña cuando se ahoga, "No quiero ir".

"Lo sé", gruñe Sirius, sus ojos se cierran con fuerza mientras toma la parte posterior de la cabeza de
Regulus. La confesión le desgarra el pecho, haciéndolo sentir como si lo estuvieran partiendo por
la mitad, porque esta vez no puede tomar el lugar de su hermano. "Lo sé, Reggie".

"No quiero morir", exhala Regulus, las palabras ahogadas en el hombro de Sirius. Eso no impide
que sean demoledores. Regulus se aferra a Sirius como lo hacía cuando tenía quince años y era
Sirius quien se iba. También había dicho las mismas cosas entonces, solo por Sirius. No quiero que
te vayas, había dicho. No quiero que mueras.

No lo haré, Regulus. Prometo que no lo haré, había jurado Sirius, y luego no lo hizo. Se negó.
Sirius no debería hacer las mismas promesas por Regulus, porque no tiene forma de saberlo, y, sin
embargo.
"No lo harás", le dice Sirius de todos modos. "Te prometo que no lo harás".

"Regulus Black". Nuevamente, el Auror hace su demanda, y es claramente la última advertencia.

Un suspiro tembloroso escapa de Regulus, y abruptamente se arranca de los brazos de Sirius. Sirius
intenta agarrarlo de nuevo, incapaz de pensar en dejarlo ir, pero Regulus se aparta. Su rostro es
como piedra, y mira a Sirius por un momento, solo un suspiro. En ese aliento, Sirius piensa te amo,
y no puede hacer que las palabras salgan de su boca en una exhalación antes de que Regulus se
aleje con el Auror.

Nunca hay suficiente tiempo.

Tenían diez años, y, aun así, eso no era suficiente.

"Sirius", dice James suavemente, dándose la vuelta después de ver a Regulus irse. Se miraron el
uno al otro hasta que Regulus tomó la esquina, sin apartar la mirada ni una sola vez.

"James", Sirius prácticamente gime, y en el segundo siguiente, se están agarrando el uno al otro
para abrazarse tan fuerte que duele, agarrándose tan fuerte que Sirius no puede respirar.

"Lo siento. Lo siento mucho, Sirius", susurra James, y Sirius se queda sin aliento, porque sabe
exactamente por qué se está disculpando James.

James no lo ha hecho, ni una sola vez. No se ha disculpado por su elección, por dejar a Sirius, por
decidir morir y no volver nunca con su mejor amigo. Pero ahora lo hace. Hay tanto remordimiento
en su tono que parece que se está ahogando, y lo siente, lo siente tan descaradamente por lo que va
a hacer, y eso-

Eso lo hace real.

Sirius no tiene más remedio que aceptarlo, entonces. Se le echa encima todo a la vez, y se rompe
inmediatamente, tan pronto como se permite sentirlo.
Se siente como morir.

Sirius se ha enfrentado a la muerte muchas veces, por lo que es consciente de lo brutal que puede
ser. Ha manejado la muerte como un arma, y ha estado al borde de la muerte lo suficiente como
para saber que no es pacífica. Es sangre, gore y dolor. Es aterrador.

No James, no James, no James, piensa Sirius desesperadamente, y se ofrecería a sí mismo en su


lugar, si pudiera. Yo. Tómame. Por favor, no lo lleves. Por favor, no James.

Un sollozo sale de su boca. James todavía está cantando su disculpa, diciéndola una y otra y otra
vez, pero nunca, ni por un segundo, titubeando en su decisión. Sirius lo agarra con más fuerza,
como si estuviera tratando de aplastarlo, como si pudiera convertirlo en polvo y tomarlo entre sus
manos y tragárselo como si pudiera mantenerlos juntos de esa manera. James lo está agarrando
igual, como si él también lo estuviera intentando, y Sirius desea que funcione.

Y, si Sirius tiene que aceptarlo, si tiene que afrontarlo (mi mejor amigo va a morir, James va a
morir, no va a volver), entonces la siguiente conclusión lógica es que Sirius simplemente se unirá a
él. No James, no Sirius. Eso es todo.

De alguna manera, Sirius puede vivir con eso, hasta que muera. Hasta que estén muertos. Puede
aceptarlo así, como una verdad universal, algo inquebrantable, más incrustado en este mundo que
el centro de la tierra. Regulus: puede vivir sin ellos, y lo ha hecho. Él vivirá. Este es el único
compromiso de Sirius.

Todavía. Aun así, el desafío instintivo de Sirius lo combate, empujándolo con manos débiles. Ni
James, ni Regulus, ni yo. Viviremos. De alguna manera, de alguna manera, de alguna manera...

La voluntad de sobrevivir es una cosa voluble, ¿No es así?

"James Potter".

Sirius se atraganta con un sollozo crudo, agarrando a James tan fuerte como siempre, y luego—

Todo se ha ido.
Sirius parpadea, respirando fuerte mientras mira alrededor del salón, completamente solo. Un
quejido entrecortado sale de su boca, porque no, no, eso no es justo. Sus últimos momentos con su
mejor amigo, y no puede recordarlos. Están perdidos para él.

No.

No.

No por favor.

James estaba solo en sus brazos. Sirius lo tenía. Sirius se aferraba a él. ¿Intentó retenerlo?

¿El Auror tuvo que arrancarlo? ¿James dijo algo? ¿Sirius?

Él nunca lo sabrá.

Y nuevamente, como una fotografía, Sirius se detiene cuando parpadea y se encuentra caminando.
Con los ojos rojos, la cara tensa por las huellas de las lágrimas, se está moviendo y no recuerda
cuándo empezó ni a dónde quería ir. Sirius tropieza con la pared, hiperventilando mientras aprieta
los ojos y-

"Sirius."

Ese es Remus. Su hermosa voz, tan relajante, llamándolo. Sirius parpadea, y Remus está justo ahí,
justo en frente de él. ¿Cuándo regresó Sirius a la suite?

"No puedo recordar", dice Sirius, con la voz quebrada. "Remus, Remus, no puedo—no puedo
recordar. No puedo—"

Las manos de Remus alcanzan su rostro, y luego—

Sirius está en el sofá, presionado contra el costado de Remus mientras llora en su hombro. La
pantalla muestra a Rita, moviendo la boca, sin duda realizando las presentaciones habituales antes
de los juegos que tienen lugar antes de que comiencen, cosas como recapitular información sobre
cada tributo y aumentar la emoción por la arena, así como lo que sucederá dentro. Sin embargo,
está silenciada, el pequeño altavoz con una línea que lo atraviesa en la esquina de la pantalla lo
hace obvio.

Los brazos de Remus están alrededor de él, sosteniéndolo, una mano pasando suavemente por su
cabello mientras la otra barre su espalda de arriba abajo. Sirius siente que está volviendo a entrar en
su cuerpo y, como siempre, le asalta la horrible idea de lo que lo ocupa cuando él no está. Nadie
sabe nunca que se ha ido.

Cuando Sirius levanta la cabeza, la mano de Remus en su cabello se levanta para ahuecar su
mejilla, la mirada recorre el rostro de Sirius. Suavemente, dice: "Ahí estás".

"¿Qué?" Sirius murmura, parpadeando con los ojos hinchados.

"Te fuiste por un tiempo, creo," murmura Remus, tan simple como eso, y Sirius siente su corazón
tartamudear en su pecho.

Sirius exhala temblorosamente. "¿Te… te diste cuenta?"

"Sí", dice Remus, frunciendo el ceño. "Está bien, Sirius. Solo respira. Estás aquí. Estoy aquí; estoy
justo aquí".

"No sé cómo llegué aquí", admite Sirius, con un nudo en la garganta, sus ojos picando de nuevo.
"No puedo- no recuerdo. Yo-"

"Shh, está bien. Respira", instruye Remus suavemente, inclinando la cabeza hacia adelante para
juntar sus frentes, deslizando el pulgar por la mejilla de Sirius con tanta ternura que comienza a
llorar de nuevo.

Sin embargo, es un tipo de llanto suave y constante. De los ojos y no del pecho. Simplemente se
derraman, y él cierra los ojos, sintiendo sus pestañas húmedas y agrupadas contra sus mejillas.
Cada vez que la exhalación de Remus se derrama sobre su boca, Sirius inhala. A su vez, exhala
cada vez que Remus inhala. Es un intercambio, una guía, y cae en el ritmo suave hasta que no
duele tanto.

Sirius siente que se vuelve más sólido alrededor de los bordes, que ya no es un espectador de su
propia vida mientras la vive, que entra y sale sin comprender lo que se pierde cuando se va. No lo
recupera.

Nunca lo recuperará.

~•~

James levanta la vista desde donde se está poniendo la chaqueta que le proporcionaron, las últimas
palabras de Sirius resonando en sus oídos. El sonido de la puerta llama su atención, y siente que
comienza a sorprenderse cuando Fabian entra a toda velocidad.

"Estás aquí. ¿Cómo estás- “James toma una bocanada de aire de pura incredulidad "Fabian-"

"Permiso especial del propio Riddle, aparentemente", interrumpe Fabian con una sonrisa,
guiñándole un ojo mientras se mueve. "¿Qué, no pensaste que iba a dejarte ir a la arena luciendo
menos que lo mejor posible, ¿Verdad?"

James suelta una risa ahogada. "Yo—yo realmente no creo que vaya a importar cómo me veo".

"Lo sé", dice Fabian, suavizándose mientras se estira para apoyar sus manos sobre los hombros de
James, solo mirándolo.

"Por qué…?" James traga y se lame los labios. "¿Por qué Riddle te dejaría entrar a verme?"

Fabián tararea. "Bueno, honestamente, probablemente como un incentivo. Un pequeño regalo, por
así decirlo. Tú y Regulus realmente causaron una gran impresión entre tus atuendos y tu pequeña
historia de amor. Ambos son los favoritos de los fanáticos ahora, por lo que la presión es
mantenerlos el mayor tiempo posible, esperando que suceda algo de magia, por así decirlo. Creo
que estoy aquí para levantar la moral".

" Entonces, ¿piensan ordeñarnos por todo lo que valemos?" James murmura, leyendo fácilmente
entre líneas.

"De hecho lo hacen, y de hecho lo harán", murmura Fabian, sin molestarse en mentirle. Desliza sus
manos hacia abajo y arrastra los pies cerca, bajando su voz a un susurro mientras juguetea con el
frente de abrigo de James. “Pero vales más de lo que jamás podrían sacar de ti. Eres el sol, James.
No lo olvides.”

Siguiendo la mirada de Fabian hacia abajo, James ve un pequeño alfiler de bronce con la forma del
sol, un círculo con triángulos envueltos alrededor de su contorno. James se estira para frotar su
pulgar sobre él, luego mira hacia arriba. Fabian le guiña un ojo y cierra la cremallera de su abrigo.

"Gracias", susurra James.

"El sol siempre vuelve a salir, y tú también lo harás", le dice Fabián, luego lo arrastra en un
abrazo.

James cierra los ojos y le devuelve el abrazo, le duele el pecho, porque Fabian nunca podrá volver
a verlo después de esto.

"James Potter, sube a la plataforma", dice una voz por el intercomunicador, la misma que le indicó
que se vistiera.

Hace que James salte un poco, su corazón se acelera mientras su ansiedad aumenta, el miedo agudo
se desliza por las crestas de su columna vertebral. Fabian lo aprieta más fuerte por un momento, y
luego se aleja, dándole a James un asentimiento de aliento.

Tragando saliva, James camina hacia la plataforma, dudando solo un momento antes de subirse a
ella. Tan pronto como entra, el tubo se cierra, encerrándolo dentro. Tan pronto como eso sucede, la
puerta se abre de golpe y una avalancha de Aurores entran todos a la vez. James toma una
bocanada de aire, luego lanza un grito que resuena en el cristal y vuelve a él mientras observa,
atrapado e inútil, cómo los Aurores golpean a Fabian en el suelo. Fabian se desmorona, se acurruca
y James golpea el vidrio, rogándoles que se detengan.

Ellos no se detienen. Siguen golpeándolo con sus bastones, haciendo que su cuerpo se sacuda, su
rostro se tuerce en un grotesco cuadro de dolor. Lo golpean en la cara e inmediatamente se
desploma como si le hubieran cortado todas las cuerdas.

"Fabian", exhala James, con la mano en el vidrio mientras se agacha, tratando de alcanzarlo incluso
cuando no puede. No se ve bien, pero Fabián aún respira. Él todavía está...
Un Auror saca su arma de su cadera, apunta directamente a la cabeza de Fabian y luego aprieta el
gatillo. El chasquido agudo del disparo es fuerte, y James retrocede, congelándose cuando su
espalda golpea el vidrio detrás de él.

La sangre gotea de la frente de Fabian. De la herida de bala. Una mano está extendida, floja en el
suelo. También estaba tratando de comunicarse con James.

Los Aurores arrastran el cuerpo de Fabian fuera de la habitación, y James se queda agachado en la
plataforma, temblando tanto que no puede respirar.

~•~

Regulus sabe que se supone que debe sentarse y esperar, pero sigue caminando, dirigiendo su
mirada hacia la plataforma en la que tendrá que subir pronto. Su estómago se sacude con el
pensamiento. Él no quiere hacerlo. Quiere volver a estar en los brazos de Sirius. Quiere volver más
atrás, a cuando tenía el latido constante del corazón de James debajo de su oído. Quiere volver aún
más atrás, volver a su decimoquinto cumpleaños, o cualquier momento antes de eso.

La puerta se abre, haciéndolo girar, y el aliento de Regulus sale de su pecho cuando Gideon entra
caminando con una sonrisa, los ojos brillantes.

"¿Gideón?" Regulus susurra, en voz baja y reverente.

"Ahí está mi muñeca favorita", dice Gideon en voz baja, acercándose. "No te atrevas a morderme
por lo que estoy a punto de hacer".

Lo que Gideon está a punto de hacer es, aparentemente, tirar de Regulus directamente a sus brazos.
Regulus no lo muerde, ni siquiera lucha, porque está muy asustado y no quiere estar solo.

"¿Cómo estás aquí?" Regulus pregunta con voz áspera. No le devuelve el abrazo a Gideon,
realmente no puede hacerlo; no se siente bien, si Sirius no es la última persona a la que se aferró.
Sin embargo, se deja sujetar y a Gideon no parece importarle.

"Regalo de despedida del mismísimo Riddle", murmura Gideon, echándose hacia atrás con una
pequeña arruga entre las cejas. "No es- no es realmente- cuando se hizo la petición, Fabian y yo
estuvimos de acuerdo al instante; nos lanzamos a la oportunidad, si soy sincero. Pero ahora estoy
pensando... no fue exactamente una petición. Estoy aquí por una razón, Regulus, y no sé si es una
buena razón".

Regulus lo mira, el corazón le late con fuerza cuando su sangre inmediatamente comienza a correr
más rápido en sus venas. "¿Qué? Gideon, ¿Qué significa eso? ¿Qué-"

"No lo sé", admite Gideon, "Pero eso no es de lo que debes preocuparte en este momento. Debes
concentrarte, ¿De acuerdo? Escúchame, Regulus, puedes ganar. Sé que puedes".

Se forma un nudo en la garganta de Regulus, y se sobresalta un poco cuando Gideon baja un poco
la cremallera de su abrigo. Es liviano, pero hay algún tipo de material térmico en el interior que
sugiere que hará frío en la arena. Regulus realmente espera que no haya nieve. Si Gideon se está
quitando el abrigo—

Vaya. Gedeón no se quita el abrigo. Regulus mira hacia abajo para ver un alfiler de bronce bajo sus
dedos, con forma de estrella. Lentamente, Gideon se sube el cierre de la chaqueta y sonríe
suavemente cuando Regulus mira hacia atrás para encontrarse con su mirada.

"Sé un campeón de todos modos", le recuerda Gideon en voz baja.

"Regulus Black, sube a la plataforma".

Las instrucciones roban el aliento de Regulus, y Gideon da un paso atrás con un asentimiento
alentador. Hay algo en su rostro, en sus ojos, un trasfondo de inquietud como si algo no estuviera
del todo bien, pero está claro que está tratando de ocultarlo, enfocándose en Regulus en su lugar.
Parece que tiene dolor de cabeza.

Cautelosamente, Regulus camina hacia la plataforma, mirando repetidamente hacia atrás para ver
nada más que el apoyo de Gideon. Es ese apoyo el que logra que Regulus suba a la plataforma, y el
tubo se cierra a su alrededor al instante.

Pasa un simple respiro antes de que la puerta se abra de nuevo, y Regulus se congela cuando los
Aurores entran en la habitación en oleadas. Gideon no pierde el ritmo, levanta la silla en la esquina
y se la arroja al primer Auror que se atreve a acercarse demasiado. Lucha, y lucha duro, pero es
superado rápidamente. Lo golpean una y otra vez con sus porras hasta que es un montón en el
suelo, y Regulus observa horrorizado, sin siquiera respirar.
Ni siquiera se mueve hasta que se saca un arma, y luego se lanza hacia adelante, gritando:
"¡Espera! Espera, no, por favor..."

Regulus ni siquiera llega a terminar de rogar antes de que Gideon muera. La sangre se acumula en
el suelo, queda un pequeño charco cuando los Aurores arrastran su cuerpo sin tartamudear.

Regulus se queda allí, congelado en el lugar mientras las lágrimas se acumulan en sus ojos, su
garganta se cierra, y luego no puede importar, porque la plataforma comienza a moverse.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Para aquellos de ustedes que vienen a consultar las notas finales para obtener
advertencias más detalladas y dónde omitir:
Comenzando con las implicaciones suicidas: PRIMERO, SI DESEA SALTAR ESTA
PARTE, DESPLÁCESE HASTA DONDE JAMES SE DISCULPA CON SIRIUS
DESPUÉS DE QUE EL AUROR SE LLEVA A REGULUS. Si NO quieres saltarte,
pero aún quieres las advertencias de spoiler (lo cual es válido): Sirius siente que
finalmente se dio cuenta de que James planea morir y nunca regresar, y piensa que él
simplemente morirá con él, en lugar de vivir sin él. No se dice explícitamente cómo ni
nada por el estilo, pero deja muy claro que planea morir si James lo hace.
La amnesia disociativa: PRIMERO, SI DESEA SALTAR ESTA PARTE, PASE
CUANDO JAMES Y SIRIUS COMIENZAN A ABRAZARSE Y EL NOMBRE DE
JAMES ES LLAMADO, Y NO PARES HASTA QUE VUELVA AL POV DE
JAMES!!!
Si NO desea saltear, pero quiere la advertencia de spoiler (que es muy válida): Sirius
esencialmente se siente demasiado abrumado / molesto y pierde momentos / los
bloquea. Su memoria se vuelve muy irregular, y entra y sale, como fotografías en las
que se encuentra a sí mismo por un momento, y luego vuelve a salir. Está molesto y
entrando en pánico por esto (una vez se menciona que está hiperventilando), y se las
arregla para regresar a la suite donde está Remus, pero en realidad no recuerda cómo
llegó allí. Es muy, MUY molesto para él. Remus lo consuela, pero se dice
explícitamente que Sirius nunca recuperará esos recuerdos que perdió.
La muerte: PRIMERO, SI DESEA SALTAR ESTA PARTE, DESPLÁCESE
DESPUÉS, CUANDO
JAMES RECIBE INSTRUCCIONES PARA SUBIRSE A LA PLATAFORMA
PARA IR A LA ARENA, Y LUEGO CUANDO SEA EL PUNTO DE VISTA DE
REGULUS, ¡SIMPLEMENTE DEJA DE LEER CUANDO REGULUS RECIBE
INSTRUCCIONES PARA SUBIR A LA PLATAFORMA!
Si NO desea saltear, pero quiere la advertencia de spoiler (que es muy válida): dos
personas mueren en este capítulo. Fabián y Gideón. Se afirma explícitamente que los
aurores los golpean contra el suelo y luego les disparan. Es violento, pero sobre todo
breve. Tanto James como Regulus ven que esto sucede y están extremadamente
molestos por eso. para aquellos de ustedes que HAN terminado el capítulo: ¿cómo nos
sentimos?
Uf, habla de uno duro, ¿Verdad? Quiero decir, COMENZÓ bien. Sirius y Remus se
pusieron manos a la obra y coquetearon entre ellos, lo cual fue divertido. Además,
Sirius dice que necesita cepillarse los dientes cuando Remus intenta besarlo es
jodidamente divertido para mí. él ENTRÓ EN PÁNICO
Mientras tanto, Regulus le dio a James un pequeño regalo.es asqueroso por eso
lmaoooo, el realmente, solo estaba complaciendo a esa persona que solía sentir algo
por James y darle a James un pequeño y lindo regalo de despedida porque va a tener
que morir si Regulus llega a casa, así que, es lo menos que podía hacer. Ves, él puede
ser agradable a veces.
¿El resto, sin embargo? jodidamente horrible. Encontraré a la perra que escribió esto y
la pasaré por una picadora de carne porque es una mierda, ¿Qué carajo fue eso???
Escucha, amo la angustia tanto como a la siguiente persona, pero esta, realmente me
sacó mucho, ¿Y de alguna manera todavía empeora? como, la historia puede y se
volverá más pesada a partir de aquí, no estoy bromeando, no exactamente de la misma
manera, al menos no siempre, pero aun así.
Mención de honor a pandora, que simplemente sabe cosas. La amo tanto, no tienes
idea. ella diciendo adiós DUELE.
Sirius y Regulus se aferran el uno al otro antes de que Regulus entre en la arena?
Sirius no puede dejarlo ir? Sirius tranquilizándolo de la misma manera que lo
tranquilizó cuando era él quien entraba en la arena? Sirius no puede decirle a Regulus
que lo ama? Prefiero pegarme un tiro con una pistola de clavos, gracias.
Sirius perdió sus últimos momentos con James, me hizo arrepentirme de todas las
elecciones de mi vida que me llevaron a este momento. Como esa mierda era tan triste.
¿Y la forma en que deja las cosas en blanco en momentos de gran angustia? sí, he
estado allí. golpea duro, solo diré eso. También sí, Sirius le dijo algo a James, pero no,
no te diré qué es porque es relevante más adelante para más angustia. ¡Sin embargo,
siéntanse libre de hacer sus teorías! Y finalmente, Fabian y Gideon. Ay, eso fue
jodidamente brutal. Tenga la seguridad de que sus muertes no se esconderán debajo de
la alfombra, en realidad es un punto muy importante de la trama, pero aun así, esa
mierda DUELE.
También, nota al margen, porque soy malvado: James tenía razón, Fabian nunca lo
volvería a ver después de eso.
Otra nota al margen, porque de nuevo, soy malvado: Gideon tenía dolor de cabeza
porque Fabian murió primero.
Bien, he terminado ahora, ¡¡¡el próximo capitulo es la arena!!! Está bien, me voy a
esconder ahora.

Notas mías:

No actualice dos días, me disculpo, pero mañana capitulo doble, así que nos vemos
hasta entonces, bye :)
The Arena
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte
-Referencias a muertes anteriores que tuvieron lugar
-Muertes reales (estamos en la arena ahora, así que esto tiene sentido, pero no es
demasiado detallado. Solo se menciona, en realidad)
-Representaciones de personajes asustados/ansiosos/en pánico (pero no descripciones
detalladas de ataques de pánico ni nada por el estilo)
-Pelea física muy breve (no dura mucho y se aclara rápido)

Eso es... todo, estoy bastante seguro. Igual, sí, estamos en la arena, pero este es en
realidad un capítulo bastante suave, a pesar de eso. ¡disfrútalo! :)

See the end of the chapter for more notes

Lo primero que nota Regulus es el sol.

Es cálido en su piel, brillante en sus ojos, lo que lo hace estremecerse por el cambio de temperatura
y entrecerrar los ojos mientras levanta la mano para taparse la cara. El sonido del disparo todavía
resuena en sus oídos, y la imagen del cadáver de Gideon se siente grabada en su mente. ¿Por qué?
¿Por qué harían eso? ¿Por-Regulus?

Claramente había una razón para que Regulus lo viera. Se aseguraron de que lo viera. ¿Para
desorientarlo? ¿Para enviarlo a la arena en un estado de histeria? Está funcionando. Regulus
todavía está temblando, su respiración saliendo entrecortada, pero Gideon...

Nunca querría que Regulus los dejara ganar.

Regulus cree que lo sabe. Hay algo... Los atuendos, las entrevistas, el impacto que él y

James tenía en el Hallow... Por supuesto que a Riddle no le gustó. Esta fue una advertencia. Pero
¿Por qué Gideón? ¿Por qué...? No tiene mucho sentido. Regulus no puede entenderlo, pero aún
puede escuchar la voz de Gideon en su cabeza, diciéndole que se concentre.

Inhalando con fuerza, Regulus puede saborear la sal en el aire. Hierro. Hace que le duelan un poco
los dientes, y traga con fuerza, su corazón late con fuerza junto con la gran cuenta regresiva que
cuelga en el cielo en la distancia. Grandes, grandes números que brillan, la voz de un creador de
juegos contando a un ritmo constante y tranquilo.

26, 25, 24…

Un gran campo se extiende a lo ancho y lejos frente a la plataforma de Regulus. En medio de dicho
campo hay una cueva, una grande con una gran abertura, como una boca que amenaza con tragarse
a cualquiera que se acerque demasiado. Hay postes con bolsas y suministros colgando de ellos
esparcidos frente a la cueva, pero dentro de la cueva están las armas.

17, 16, 15…

Frente a los postes, antes de que nadie pueda alcanzarlos, hay un río ancho que atraviesa todo el
campo. Se arquea en un círculo, como si estuviera envolviendo la cueva. Para llegar a la cueva,
tendrán que cruzarla. El agua es roja, un rojo intenso que fluye como sangre. Un río carmesí.

9, 8, 7…

Tragando saliva, Regulus gira la cabeza, tratando de respirar mientras su mirada se lanza a su
alrededor. Las plataformas están espaciadas, pero no le toma mucho tiempo encontrar a James. Está
encorvado, respira con dificultad y parece que está a punto de vomitar. Como si pudiera sentir el
peso de la mirada de Regulus, James gira la cabeza y lo mira. Sus ojos se encuentran.

3, 2, 1…

El cañón suena, y Regulus está corriendo antes de que se dé cuenta. Todos los demás también lo
están, está seguro, pero no puede concentrarse en eso. Correr hacia las armas a primera hora es
exactamente lo que Sirius dijo que no se hiciera, pero los postes están lo suficientemente dispersos
como para que Regulus pueda tomar una bolsa y correr directamente hacia el bosque que rodea el
campo por todos lados.

Regulus es rápido. Muy rápido. Probablemente más rápido que la mayoría y, sin embargo, hay
otros que aún logran vencerlo allí, lo que resulta ser una bendición disfrazada. Hay un fuerte
chapoteo de agua, un grito y luego el cañón vuelve a sonar.

Es tan inesperado, tan abrupto, tan rápido que Regulus tropieza y cae al suelo antes de llegar al
agua. De nuevo: ¡BOOM! La gente está gritando, y Regulus se empuja con las manos, respirando
con dificultad mientras voltea para ver a Mulciber atrapando a Avery por el pecho para evitar que
se vaya al río. Alguien más, uno que Regulus no conoce, no tiene tanta suerte, y su impulso los
impulsa hacia el agua.

Inmediatamente, unas manos pálidas brotan del río para arañarlos, tirando de ellos hacia abajo
mientras gritan. El grito se corta, tarda un minuto y luego vuelve a sonar el cañón.

Tres muertos ya.

Frenéticamente, Regulus gira la cabeza, buscando a James, tratando de ver, para asegurarse de que
ninguno de los fuera él, pero James está allí, levantando a Vanity con un brazo alrededor de su
estómago, agarrándola por la espalda y haciéndola girar, lejos justo antes de que se vaya a toda
velocidad al agua. Tropiezan y caen, y luego Vanity se pone de pie y comienza a correr hacia la
derecha, hacia el bosque. James sigue.

"¡Hay algo ahí dentro!"

"¡No toques el agua! ¡No toques la jodida agua!"

"¡¿Cómo alcanzamos las armas, los suministros?!"

En ese momento, el pánico generalizado se siente casi unificador. Ninguno de ellos está por encima
de eso, y por solo un segundo, el primer instinto que todos tienen, incluso los mortífagos, es evitar
que todos entren al agua, aterrorizados por cómo van a sobrevivir todos si no pueden llegar a lo que
necesitan. Solo dura un momento, y luego es un caos total.

Estallan peleas y la gente comienza a dispersarse. Regulus está entre ellos. Es un objetivo, y no
pasará mucho tiempo antes de que la gente comience a perseguirlo, con arma o sin ella. Preferiría
no ser golpeado hasta la muerte, gracias. Entonces, se da la vuelta y corre lo más fuerte y rápido
que puede hacia el bosque. Hacia la izquierda.

Se estrella a través del follaje, luchando un poco en el terreno. Es un terreno irregular, lleno de
ramas, rocas y hojas secas. Los árboles se desdibujan a su alrededor mientras se balancea y corre en
zigzag, con la mente en completo silencio, el corazón acelerado y los muslos ardiendo mientras se
esfuerza por correr. Sigue corriendo. Siempre huyendo. Corre, corre, corre. No te detengas, no te
detengas, no...

Regulus se lanza alrededor de un árbol y choca contra alguien con tanta fuerza que legítimamente
sale volando, al igual que quienquiera que golpeó. Aterriza en el suelo con un ruido sordo, se
queda sin aliento y escucha el gruñido opuesto a él. El sonido lo impulsa a ponerse de pie,
luchando por levantarse, y se congela tan pronto como lo hace.

Evan se pone de pie en toda su altura, respirando con dificultad, su mirada aguda cuando sus ojos
se encuentran. Por un momento, ninguno de los dos se mueve ni habla.

Y luego, "Regulus".

"Evan", responde Regulus brevemente, con un nivel de precaución en su tono. Hay una roca entre
ellos. Cualquiera de los dos podría abalanzarse sobre el otro en cualquier momento y, sin embargo,
ninguno de los dos lo hace.

Regulus no debería dudar, pero no va a matar a alguien que no está tratando de matarlo. El
problema es que no sabe si Evan lo intentará o no. No lo sabe, no es como si nunca hubieran
acordado no hacerlo, como verdaderos aliados o algo así. Unas pocas conversaciones y una risa
ganada con esfuerzo no es exactamente un contrato firmado con sangre.

"Vaya río, ¿Eh, lover boy?" Evan pregunta a la ligera, sosteniendo su mirada. Regulus intenta no
hacer una mueca ante el apodo. Encantador. Si muere siendo llamado lover boy, se va a enojar.

"Entonces lo viste", dice Regulus lentamente.

Evan asiente. Da un paso atrás, con cuidado. "Oh, lo vi. Pone un poco de presión para que todos
obtengan lo que necesitan, ¿No es así?"

"Yo diría que sí".

"Si me preguntas, no tiene sentido".

"¿Qué?" Regulus murmura, admitiendo que está un poco desconcertado de que solo estén...
parados aquí, hablando, sin... hacer nada.

"No pondrían todos esos premios por nosotros si no hubiera alguna forma de que pudiéramos
llegar a ellos". Evan señala, y Regulus... realmente no puede discutir con él allí. "Tengo una idea."

"¿Una idea para... llegar a los suministros?" pregunta Regulus.

"Sí ". Evan se queda en silencio por un segundo, y luego da otro paso cuidadoso hacia atrás, como
si estuviera esperando ver qué hará Regulus. Regulus no hace nada. "Tengo una propuesta para ti".

Regulus entrecierra los ojos. "¿Tú?"

"Creo que sé cómo llegar a los suministros", dice Evan, sin reaccionar ante sus sospechas. "Si
ayudas, te ayudaré a llegar a ellos también".

"¿Y por qué harías eso?"

"Soy generoso".

"Por alguna razón, encuentro eso difícil de creer", responde Regulus, y Evan estalla en una sonrisa.
Es infantil, juguetón, pero no fingido. Regulus todavía no confía en él. "¿Por qué yo?"

Evan agita la mano perezosamente, como si fueran viejos amigos teniendo una pequeña charla
encantadora. "Oh, porque eres la primera persona con la que me encontré, sinceramente, y no estás
tratando activamente de matarme".

"Sin embargo", agrega Regulus.

"Bueno, tengo que trabajar con lo que pueda conseguir", dice Evan, encogiéndose de hombros.
"Parece que eres tú, lover boy. Entonces, si estás dispuesto a hacer una tregua, yo estoy dispuesto a
poner una daga en tus manos. ¿Qué te parece?"

Regulus se queda pensativo durante un largo segundo, y luego acomoda los hombros. "¿Qué tengo
que hacer?"

~•~
Vanity tropieza con sus pies y golpea el suelo, llorando en silencio, y James retrocede rápidamente
para alcanzar y tomar su mano. Él se aferra a ella mientras tira de ella para ponerla de pie, y ambos
están corriendo de nuevo, con la pequeña mano de ella en su agarre.

James no está, en realidad no está pensando, solo está reaccionando. Vanity es tan joven. Sólo
tiene quince años y está asustada. Casi muere; el río casi se la llevó. Si no fuera por él, ella estaría
muerta ahora mismo.

El cadáver de Fabian sigue parpadeando en su mente.

James no pudo ayudarlo. Él había querido. Lo había intentado, y no pudo. Fabián, piensa James.

Joder, lo siento mucho.

Hay un fuerte tirón en su mano, el peso tirando de él para detenerlo, casi haciéndolo tropezar. Se da
la vuelta y Vanity lo mira a través de las lágrimas y dice: "James, por favor, yo... no puedo. Me
duelen las piernas. No puedo respirar. Yo...".

"Está bien. Está bien, hey, vamos a—" James toma aire para calmarse, su propio cuerpo adolorido
por tanto correr. Ya tiene sed. Apretando la mano de Vanity, mira a su alrededor con cautela. "Sé
que estás cansada. Lo sé, y lo siento, pero nosotros no, no podemos quedarnos al aire libre así.
Tenemos que seguir moviéndonos".

"Tengo miedo", susurra Vanity.

"Lo sé", susurra James. "Yo también." Tal vez eso no sea tranquilizador, o tal vez lo sea, pero de
cualquier manera”, Vanity parece más tranquila ahora después del pequeño descanso. "Escucha,
encontraremos un lugar a donde ir, un lugar para tomar un descanso, y luego-"

¿Y entonces? ¿Y luego qué? El cerebro de James parece tartamudear sobre lo que viene a
continuación, lo que se supone que debe hacer, incapaz de pensar más allá de los próximos
segundos que se despliegan ante él. Su mente ya está demasiado llena, una letanía de Fabian,
Regulus, Vanity, río de sangre, Regulus, tres muertos ya, corre, escóndete, Regulus, Regulus,
Regulus.

"Agua", dice Vanith, sacándolo de su propia cabeza. Ella aprieta su mano. "Necesitamos encontrar
una fuente de agua, y realmente no creo que el río asesino allá atrás sea una buena idea. Solo digo".
James parpadea hacia ella, luego suelta una risa sorprendida. "Er, cierto. No, eso es—sí, mala idea,
tienes razón. Está bien, encontraremos un lugar y luego trabajaremos para encontrar agua".

"Eso no nos matará", agrega Vanity.

"Eso es correcto", James está de acuerdo, curvando los labios hacia arriba. "¿Lista para correr?"

Vanity asiente. "Sí, ahora estoy bien".

Entonces, corren. Esta vez sin tanta presión y Vanity ya no tropieza. Se adentran más profundo en
el bosque no demuestra ser muy beneficioso, no al principio. Para empezar, son solo muchos
árboles.

Finalmente, cuando ambos respiran con dificultad y han estado corriendo durante mucho tiempo, se
encuentran con algo. Es otra cueva, pero mucho más pequeña que la primera que vieron al
principio. La cueva está enclavada en el fondo de un acantilado afilado que sobresale; está rodeado
de huellas de animales y varios arbustos, casi oscurecido por completo.

Francamente, es lo más seguro que James ha visto hasta ahora. Vanity, también, si su pequeño
jadeo de deleite sirve de algo. Intercambian una mirada, las caras se dividen en sonrisas de alivio, y
luego comienzan a moverse directamente hacia él. Son silenciosos y cuidadosos, por lo que James
está agradecido cuando ve huellas de zapatos en el suelo, como si alguien hubiera entrado
corriendo sin cuidado y corrido directamente a la cueva. Está en silencio por dentro, y James no
sabe si van a tener otra oportunidad como esta.

Con cautela, James suelta la mano de Vanity y levanta ambas palmas hacia ella, diciéndole en
silencio que se quede quieta. Vanity se agacha, con el rostro tenso y los labios apretados con
fuerza. James le da una última mirada tranquilizadora, espera, y luego entra.

Apenas da unos pasos cuidadosos adentro antes de que se escuche un chillido confuso y un puño
chocando descentrado con su mandíbula. El peso golpea contra él, por lo que sale tambaleándose
de la oscuridad de la cueva y de regreso a la luz, aterrizando lo suficientemente fuerte como para
que le saquen el aire de los pulmones.

Instintivamente, James ataca, su mano golpea algo que le otorga un grito ahogado. Levanta la
rodilla de un tirón, golpeando con las manos el cuerpo que lo sujeta, empujándolo lejos. Se pone de
pie en el tiempo justo para escuchar a Vanity dar una especie de grito de guerra mientras golpea
repetidamente a la persona con un palo. No es un palo muy grande, fíjate, y se rompe literalmente
después de tres golpes. James la mira boquiabierto con incredulidad cuando ella comienza a patear
el cuerpo en el suelo, luciendo absolutamente aterrorizada, pero sin embargo lo hace.

El cuerpo en el suelo está boca abajo, acurrucado, y James siente que se sacude de la sorpresa
cuando se da cuenta de que es... ¿Peter?

"¡¿Peter?!" James espeta, con los ojos saltones. "¡Espera! ¡Espera, Vanity, espera! ¡Solo es Peter!"

Vanity se congela, respirando con dificultad mientras lo mira con los ojos muy abiertos. En el
suelo, Peter gime y se desploma, con la cara arrugada mientras se empuja para sentarse.

"James", exhala Peter, luciendo aliviado. "Por el amor de Dios, me asustaste muchísimo. Pensé: no
sabía quién eras. No sabía que eras tú".

"Yo, sí, lo entiendo", dice James con una profunda exhalación. Levanta las manos hacia Vanity en
un gesto tranquilizador. "Está bien. Es Peter. Es un amigo, lo prometo".

"Oh, lo siento", responde Vanity tímidamente, dejando caer el trozo roto de su bastón de su mano
mientras da un paso atrás.

Lentamente, Peter se pone de pie, tomándose un momento para apoyar sus manos en sus rodillas y
simplemente respirar. Sus hombros se hunden mientras se pone de pie. "Estoy... tan contento de
verte, James, no tienes idea. Um, siento haberte golpeado. Solo... entré en pánico".

"Está bien", le asegura James, estirando la mano para tocarle la mejilla. Esboza una débil sonrisa.
"No tan mal, Pete. Además, te recuperé, y Vanity..."

James levanta las cejas hacia ella. Se cruza de brazos, luciendo solo un poco avergonzada, luciendo
como lo haría cualquier adolescente testaruda en esta situación. Ante la mirada, Peter se ríe, luego
hace una mueca mientras ahueca su costado.

"Sí, ella tiene una patada fatal". Peter niega con la cabeza y deja escapar un suspiro cuidadoso.
"Para ser honesto, tan pronto como escuché que alguien se acercaba, estaba bastante seguro de que
estaba a punto de morir. Estoy muy contento de no estar muerto. Jodidamente horrible por el río,
¿Sí?"

"Sí", James está de acuerdo en voz baja.

"Parece ser un defecto fatal en el diseño", se queja Peter. "¿Por qué tener suministros y armas si ni
siquiera podemos llegar a ellos?"

James se encoge de hombros, tan desconcertado como él. "Ni idea. ¿Tal vez no querían que
pudiéramos llegar a ellos de inmediato? ¿Tal vez el río se secará?"

"Un río de muerte", murmura Vanity, frunciendo el ceño.

"¿Tú crees?" Peter le pregunta a James, sin escucharla.

"La única forma en que lo sabremos es si regresamos, y sugiero que no lo hagamos", dice James, y
Peter instantáneamente comienza a asentir.

"Sí, prefiero esta cueva a la otra", anuncia Peter, señalándola. "No hay mucho ahí dentro,
sinceramente, y está oscuro. Pero hay agua de bajada del acantilado. Sólo un pequeño hilillo en las
paredes. Si lo hervimos, debería ser seguro". Mira entre ellos con esperanza. "¿Alguien tiene sed?"

"Sediento", dice James con una pequeña sonrisa. Confía en Peter como para ofrecerles refugio de
inmediato. Seguridad en números y todo eso, y James sospecha que no quiere estar solo.

Suena un cañón, haciéndolos saltar a todos mientras miran a su alrededor. La sonrisa de James cae
e inmediatamente piensa en Regulus. Su corazón da un vuelco, un pavor progresivo hace que sus
músculos se tensen. James necesita llegar a él, para asegurarse de que está...

"No nos quedemos a la intemperie", murmura Peter con cautela, estirando la mano distraídamente
para guiar a Vanity hacia la cueva con el mismo instinto sin sentido de mantenerla a salvo que
tiene James. James respira hondo y lo sigue.

~•~
"¿Quieres que haga qué?"

Evan parece exasperado. Planta sus manos en sus caderas y levanta las cejas hacia Regulus,
inclinando un poco la cabeza hacia un lado. "Ya me escuchaste. Vamos, lover boy. No finjas que
no puedes escalar; he visto a James, es más alto, y no me vas a decir que no lo estás escalando,
¿Verdad? "

Regulus se retracta de todo. Lamenta el día en que mostró interés en ser posibles aliados de Evan
Rosier. Regulus le frunce el ceño, pero eso solo lo hace sonreír.

"En primer lugar, escalar a una persona es completamente diferente a escalar un maldito árbol—"

"¿Cómo es eso?"

"Los árboles no evitarán que me caiga. James tiene brazos".

"Ah, entonces has escalado— "

"Rosier, si quieres mantener tu lengua, quizás quieras callarte".

"Bueno, no puedes cortarme la lengua sin una daga", canta Evan, lanzando la ridícula cantidad de
enredaderas que ha recogido y enrollado de mano en mano. "Entonces, si quieres una daga, te
sugiero que comiences a escalar".

Regulus mira con cautela de Evan al árbol, más que un poco inquieto. Escalar no es exactamente...
algo de Regulus. Es posible que tenga un miedo diminuto, pequeño e infinitesimal a las alturas, lo
cual es jodidamente sensato, sinceramente. Las personas no tienen la capacidad de volar por una
razón; obviamente están destinados a permanecer en el suelo.

El árbol que ha elegido Evan es el que está más cerca de la parte trasera de la cueva en el campo.
Es grande e inquietantemente alto, y hay algunas ramas diferentes que se extienden sobre el río
carmesí en el que tres ya han perdido la vida. El plan de Evan de esencialmente escalar el árbol,
balancearse sobre el río y caer de manera segura al otro lado, no es malo, en general. Regulus
simplemente lo odia con cada fibra de su ser.
"Tú primero", murmura Regulus, lanzando una mirada astuta a Evan, que parece vagamente
divertido.

Evan se ríe y enrolla la enredadera alrededor de su pecho, metiéndola y tirando de ella con fuerza
para que permanezca en su lugar, dejando sus manos libres mientras se acerca al árbol. Vuelve a
mirar a Regulus y le guiña un ojo. "Claro, si quieres, pero eso significa que, si te caes, no puedo
atraparte en tu camino hacia abajo. No me des marcha atrás ahora, lover. Necesito a alguien que
distraiga a todos los demás para poder escapar o si el río de repente deja cruzar a la gente".

"Oh, eso es lo que soy. Un objetivo de alta prioridad. Una distracción. Tu vigía personal", se queja
Regulus, viendo a Evan estirarse para agarrar una rama del árbol y apoyar su pie en un nudo que
sobresale, arrastrándose sin esfuerzo hacia arriba. Comienza a escalar con facilidad, como si
hubiera nacido para hacerlo.

"Todos tenemos cosas que nos hacen útiles", grita Evan sin ni siquiera un gruñido, o cualquier
tensión en su voz, el maldito imbécil. "Como yo, estoy siendo muy útil para ti ahora. Y tú, bueno,
no se puede negar que, entre tú y yo, hay muchas más personas que buscan tu sangre más que la
mía. Pero, ya sabes, si todo va bien. Bueno, no será un problema".

"Reconfortante, gracias", dice Regulus secamente, acercándose a la base del árbol mientras Evan
sube más alto constantemente.

Evan no responde, por lo que Regulus respira hondo y trata de hacer exactamente lo que hizo Evan.
No es que el árbol tenga puntos de apoyo perfectos o pequeñas repisas a las que pueda aferrarse.
Regulus lucha con toda la prueba, resoplando y resoplando y temblando como una hoja que
preferiría estar a salvo en el suelo del bosque. Brevemente, se imagina a Sirius riéndose de él por
meterse en este lío, luego se deshace del pensamiento. Sirius solía bromear con él sobre su
pequeño miedo a las alturas, pero esto es...

Bueno, esto es diferente. Regulus no está escalando un árbol en casa y atascándose, necesitando
que su hermano suba y lo engatuse con burlas tranquilas y palabras amables. Regulus está trepando
a un árbol con alguien que esencialmente lo necesita porque será el primero que otras personas
intentarán matar si las cosas salen mal. Regulus está trepando a un árbol para llegar a un arma, para
poder defenderse de las personas que intentarán matarlo en algún momento, especialmente cuando
inevitablemente encuentran su propio camino a través del río carmesí. Tal vez estén planeando
construir un puto barco, ¿Quién sabe?

Sí, Sirius no se reiría de esto.

Evan, a quien Regulus está empezando a odiar un poco, continúa subiendo más alto,
incómodamente alto, en este punto. Regulus comete el estúpido error de hacer una pausa para
recuperar el aliento, automáticamente mira hacia abajo e inmediatamente siente que su estómago se
hunde debajo de él cuando ve cuán lejos está el suelo debajo de él.

"Oh, mierda", se ahoga Regulus, cerrando los ojos con fuerza mientras presiona la frente contra la
corteza, sus extremidades tiemblan por el esfuerzo de sostenerse. Si se cayera ahora, quedaría
gravemente herido; se rompería algo, sin duda, y tal vez simplemente moriría. Entonces, brillante,
eso es simplemente brillante. Él gime y levanta la cabeza, el corazón se le hunde cuando ve que
Evan todavía está escalando, completamente tranquilo al respecto. "Está bien. Está bien, solo. Está
bien. Sigue, no mires hacia abajo; sigue, no mires hacia abajo; sigue, no mires hacia abajo".

Sirius le dijo lo mismo ese día, cuando Regulus se quedó atascado en el árbol. Ni siquiera era un
árbol particularmente grande; Regulus era solo un maldito bebé sobre todo el asunto. No pudo
evitarlo. Ni siquiera supo que tenía miedo hasta que ya estaba allí arriba, demasiado asustado para
bajar, y recuerda haber pensado, bastante dramáticamente, que simplemente moriría en ese árbol,
hasta que Sirius lo convenció de bajarlo.

Regulus tenía siete años. La técnica que usó Sirius realmente no debería funcionar ahora, después
de todos estos años, pero de alguna manera lo hace. Sigue adelante y no mira hacia abajo. Si Sirius
está mirando, si este momento está siendo televisado, ¿Se da cuenta de lo que está haciendo
Regulus? ¿Se acuerda siquiera?

Eventualmente, después de mucho tiempo, Evan se sube a una rama gruesa, una vez más con una
gracia molesta por la que a Regulus le gustaría mucho golpearlo. Se desliza hacia atrás y balancea
las piernas, mirando a Regulus con un resoplido.

"¿Necesitas ayuda?" Evan pregunta divertido, inclinándose para ofrecer su mano. Regulus tendría
que subir un poco más para poder alcanzarlo.

Este es un momento crucial, y Regulus lo sabe. Si toma la mano de Evan, es una señal de
confianza, una señal inestable, pero una señal al fin y al cabo. Si no lo hace, muestra una total falta
de confianza que podría ser perjudicial más adelante. El problema es que, si Regulus toma su
mano, Evan fácilmente podría dejarlo caer. A propósito.

Regulus no confía en nadie. Eso es lo mejor, generalmente, pero en esta situación... Bueno.

Tomando una respiración profunda, Regulus sube más alto hasta que está a su alcance, luego se
detiene para mirar la mano de Evan con los ojos entrecerrados. Todo su cuerpo está temblando y
siente que, en cualquier momento, va a ceder y caer. Realmente no está seguro de poder subirse a la
rama, no por sí mismo. Aun así, es un riesgo. Un riesgo muy grande. Evan mueve los dedos y
levanta las cejas.
Regulus le da una mirada aguda de advertencia que esencialmente dice que, si intentas algo, te
llevaré conmigo. Evan parece divertido de nuevo, por lo que Regulus resopla y levanta la mano,
con el corazón acelerado. Evan se precipita hacia abajo para agarrarlo, sujetándolo con fuerza y
ayudándolo a levantarse con un gruñido. Regulus trepa contra la corteza y pasa la pierna por
encima de la rama, y se queda sin aliento una vez que se sienta.

Estúpidamente, Regulus mira hacia el suelo y casi vomita, su cabeza da vueltas cuando un débil
sonido sale de su boca. Es una debilidad de la que se avergonzaría si no sintiera que estaba a punto
de desmayarse. Oh, eso es alto. Están tan arriba. Mierda.

"Ah", dice Evan, tenso, "Te agradecería que no me rompieras todos los huesos de la mano,
gracias".

Mortificado, Regulus arrebata su mano de la de Evan, eligiendo en su lugar colocar sus manos en
la rama entre sus muslos para tener algún tipo de estabilidad. Evan flexiona la mano con una leve
mueca, luego resopla en voz baja y niega con la cabeza.

"¿Cómo estás tan cómodo aquí arriba?" Regulus gruñe.

"He escalado árboles toda mi vida", dice simplemente Evan, todavía moviendo las piernas como si
se estuviera divirtiendo. Oh, está loco.

"¿Por qué?" Regulus pregunta con incredulidad.

Incluso se encoge de hombros perezosamente. "Nadie piensa en mirar hacia arriba".

Regulus realmente no tiene nada que decir al respecto. En cierto modo entiende lo que Evan quiere
decir, incluso si trepar a los árboles nunca fue su método para esconderse. Tenía sus propios
métodos, es un caballo de Troya, pero sabe que eso es lo que Evan está diciendo, básicamente.
Nadie piensa en mirar hacia arriba; si Evan está despierto, nadie lo ve. Sí, Regulus entiende eso.

"Vamos, tenemos que llegar lo más lejos posible en la rama, para que podamos cruzar", le dice
Evan, luego procede a apoyar sus manos en el tronco y se levanta, tan ágil como un gato,
equilibrándose sobre los dedos de los pies mientras se pone de pie.
"Evan. Evan", suelta Regulus angustiado, chasqueando las manos frenéticamente para agarrar a
Evan por la parte delantera de su abrigo y tirar de él hacia abajo. La rama se sacude con el
movimiento, lo que hace que un gemido salga de la boca de Regulus, pero Evan vuelve a caer con
facilidad, abriendo las piernas y balanceándose una vez más. "No. Solo—no. Absolutamente no."

"Regulus", dice Evan, ahogando una risa.

"No", sisea Regulus.

"Bueno, ¿Exactamente cómo esperas que nos alejemos?"

"No caminando, maldito lunático. ¿No podemos simplemente… deslizarnos?"

"Deslizarnos", repite Evan, torciendo la boca en una sonrisa.

Regulus lo mira fijamente. "Te empujaré fuera de este árbol".

"Perderías el equilibrio y te caerías solo en el intento. Estás tan inestable, pobre cordero", le arrulla
Evan, completamente imperturbable por la amenaza. Él niega con la cabeza. "Está bien, lover boy,
nos deslizaremos. Será más lento, pero... seguro".

"No es como si tuviéramos prisa", se queja Regulus, mirando con el ceño fruncido mientras Evan
comienza a deslizarse hacia atrás a lo largo de la rama, usando sus manos para levantarse
brevemente y volver a sentarse a unos centímetros de distancia. Mira hacia atrás mientras lo hace, y
la rama se sacude un poco cada vez.

"No, tal vez no, pero el sol ya está empezando a ponerse. Me gustaría llegar allí en algún momento
antes de que oscurezca. Esto será más difícil de hacer sin un poco de luz, al menos".

"Estás haciendo un progreso excepcional. ¿Deberías ir tan rápido? ¿Qué pasa si... quiero decir, no
se puede romper la rama?"

Evan pone los ojos en blanco. "La rama es sólida. Es casi tan gruesa como el árbol mismo. Te
prometo que está bien. Bueno, todas las ramas eventualmente se rompen, y se volverá más delgada
a medida que avancemos, así que tendremos que tener cuidado. Solo—ven."

"Si así es como muero, voy a estar furioso", murmura Regulus en señal de queja, pero
obedientemente comienza... a correr. Lo hace con mucha menos delicadeza que Evan, pero lo hace.

"Ya hay cuatro muertos", comenta Evan. "Tres al río. ¿Qué crees que le pasó al cuarto?"

"Ni idea", dice Regulus en voz baja, soltando un profundo suspiro. Está tratando de no pensar en
eso, porque no quiere pensar en la posibilidad de que sea James.

"¿Preocupado por tu novio, lover boy?"

“Tienes suerte de que no pueda atraparte ahora mismo.”

Eva se ríe.

Están en silencio a medida que se alejan, concentrándose en cruzar la rama. Es cierto que Regulus
está un poco agradecido de que Evan lo esté complaciendo. Seguramente no esperaba tener que
sostener metafóricamente la mano de Regulus durante todo este proceso, y podría ser mucho más
cruel de lo que ha sido. Honestamente, no ha sido cruel en absoluto.

Eventualmente, se alejan lo suficiente para ver el río carmesí y la cueva. Ambos se detienen cuando
ven a los mortífagos todavía al frente. Son solo ellos ahora, y algunos de ellos están sentados,
mientras que otros caminan mientras señalan hacia el río. Claramente, están tratando de encontrar
el camino para cruzar. No es tan fácil ir a cazar personas sin armas para matarlas. No imposible,
claro, pero obviamente tienen su objetivo.

Todos los demás, bueno, Regulus asume que todos huyeron cuando estalló la pelea. Lo más
probable es que los mortífagos lograron matar al menos a uno, mientras que los demás escaparon.
No hay ningún cuerpo, pero los cuerpos se recogen para enviarlos a casa, si es que quedan cuerpos
para recoger. Regulus se recuerda a sí mismo que James se escapó. Vio escapar a James, así que
probablemente esté bien.

Evan y Regulus intercambian una mirada luego de que ambos miraran a los mortífagos en la
distancia. Ninguno de los dos dice nada, reacios a llamar la atención. Como dijo Evan, nadie
piensa en mirar hacia arriba, por lo que son tan sigilosos como pueden serlo en este momento.
Permanecer sin ser detectados es el objetivo.

En silencio, y con mucho más cuidado ahora, continúan deslizándose a lo largo de la rama. Se
vuelve notablemente más delgado, temblando más y hundiéndose un poco bajo su peso
combinado. Evan mira hacia abajo para medir qué tan lejos está el río Es ancho, e incluso con ellos
situados justo encima, aún tienen que ir más lejos. Hace una mueca y mira hacia arriba, poniendo
una cara que indica claramente lo descontento que está, pero aun así agita la mano para indicar que
tienen que seguir avanzando.

Regulus realmente no quiere seguir escabulléndose, pero ya está aquí, así que tiene que terminar en
este punto. La rama se hunde aún más, balanceándose con un áspero crujido, y ambos se congelan.
Evan respira hondo y estira la cabeza hacia abajo, luego mira hacia atrás al resto de la rama detrás
de él.

"No podemos ir más allá", susurra Evan. "La rama se romperá".

"¿Podemos cruzar?" Regulus susurra de vuelta.

Evan se muerde el labio por un momento, luego entrecierra los ojos hacia el río carmesí debajo de
ellos. "Tendremos que rodar mucho, lo que significa que tendremos que ir más abajo en la
enredadera. Será… será arriesgado y tendremos que ser rápidos, o nuestros amigos de allí se darán
cuenta. Y… um, probablemente estarán incómodamente cerca".

"Nada de eso fue buena información, Evan", sisea Regulus.

"Bueno, no estoy seguro de lo que quieres que haga, Regulus", sisea Evan, moviendo las manos
bruscamente. "Nuestras opciones son bastante limitadas. Ya estamos aquí, así que también
podemos. Morir o no morir".

"Yo voto que no".

"Sí, yo también, así que solo… escúchame, ¿Quieres?"

Regulus aprieta la mandíbula. "Bien."


"La enredadera te sostendrá y necesitarás impulso para cruzar", explica Evan en voz baja mientras
comienza a desenrollar la enredadera alrededor de su pecho. En realidad, son algunas enredaderas
diferentes las que entrelazó, enrollándolas entre sí para hacerlas más sólidas desde el punto de vista
estructural, o eso dijo. Tiene sentido, entonces Regulus le cree. "Querrás bajar lo más que puedas,
casi hasta que estés a unos seis pies sobre el agua. Debería quedar esta cantidad de enredadera
debajo de ti".

Evan lo demuestra sosteniendo la enredadera de una mano a la otra, con los brazos extendidos en
toda su envergadura, que no es mucha enredadera en comparación con todo lo que queda.

"Odio esto", admite Regulus.

"Sí, a mí tampoco me gusta", asiente Evan frunciendo el ceño. Suspira y se agacha para empezar a
atar la liana que hay entre ellos. "Balancearse es sencillo. Te agarras y meces el cuerpo. Tendrás
que dejar colgar las piernas para que te sirvan de guía, o de lo contrario te balancearás por todas
partes. No te sueltes de la liana hasta que hayas pasado al otro lado del río y estés seguro de que te
impulsarás. Querrás tomar aire".

Eso tampoco me gusta ", murmura Regulus.

Evan le sonríe. "Hoy es el día que vuelas, lover boy".

"Tú primero."

"Lo siento, tienes que ser tú primero, me temo".

Regulus retrocede. "Creo que no. Evan—"

"No puedo ser yo", dice Evan con un fuerte suspiro. "El que vaya el último tiene que agarrarse a la
liana cuando consiga pasar, y no creo que tengas tanta experiencia como yo para ser capaz de
manejarlo. Es mejor que te sueltes, porque si no podrías volver a caer al río. He pasado días -y
años antes de la sala de entrenamiento- haciendo cosas así. Tú no".

"No voy a hacer eso", le informa Regulus sin rodeos. No le importa si eso lo vuelve terco. "No,
simplemente no lo haré. No sabré cómo hacerlo si no te veo hacerlo primero".
Evan se pasa la lengua por los dientes, entrecierra los ojos y luego se inclina hacia adelante,
bajando la voz. "Regulus, necesitamos esta enredadera para regresar, ¿Entiendes? Necesitas confiar
en ti mismo y debes confiar en mí. Ya confío en ti al dejarte ir primero, porque fácilmente podrías
conseguir un arma y mátame en el momento en que aterrice. Ahora, la confianza no es fácil para
mí, y obviamente no para ti, pero necesitamos cierto nivel de confianza entre nosotros para hacer
esto".

Regulus lo mira por un largo momento, las manos agarrando la rama con más fuerza. Evan sostiene
su mirada fijamente, sin titubear, y Regulus trata de ignorar la verdad en las palabras de Evan.
Tiene sentido, desafortunadamente, porque entiende lo que dice Evan. Una parte de Regulus quiere
negarse de todos modos; una parte de él quiere simplemente abandonar todo este plan, todo porque
no sabe cómo trabajar bien con los demás.

Aunque esa es la cosa. Sirius le dijo que, en algún momento, eventualmente se encontraría en
situaciones en las que tendría que depender de otras personas para sobrevivir. La arena se parece
mucho a la vida en ese sentido, solo que más condensada y mucho más brutal al respecto. Regulus,
si va a sobrevivir, necesita aprender a jugar bien con los demás. Simplemente no esperaba que
sucediera tan pronto, y realmente, estas son circunstancias menos que ideales. Es tan fácil morir
aquí. Un error, y ya está.

Sólo haces lo que estás dispuesto a hacer. Allí, tienes que estar dispuesto a hacer más de lo que
nunca has hecho, o morirás, le había dicho Sirius. Joder, Regulus odia cuando tiene razón.

Exhalando lentamente, Regulus asiente. "Háblame de eso".

Evan lo hace. Le dice a Regulus exactamente lo que tiene que hacer, sin saltarse ningún detalle,
murmurándole mientras ata laliana y la asegura. Y luego, todo lo que queda por hacer es hacerlo.

Entonces, a pesar de que cada instinto le grita que no lo haga, Regulus lo hace. Se desliza hacia
adelante para agacharse y agarrarse a la enredadera, manteniendo un agarre firme mientras
engancha una pierna alrededor de ella, luego trata de convencerse a sí mismo de balancear la otra.
Necesita un segundo, porque su cuerpo lo protesta, rechazando cualquier posibilidad de caída.
Luego, hay una mano enganchada debajo de su rodilla, y Evan lo ayuda suavemente a bajar,
evitando que se balancee tanto. Se inclina lo más que puede, luego suelta la pierna de Regulus,
dejando que Regulus se sostenga al aire libre.

A Regulus no le gusta esto. Su cuerpo entero se aferra a la enredadera, y sus brazos todavía están
doloridos por trepar al árbol. Evan asiente hacia él, murmurándole, animándolo a seguir su camino
hacia abajo. No demasiado rápido, y sin deslizamiento, o sus palmas podrían picar lo suficiente
como para hacer que instintivamente lo suelte.

Sí, eso no es posible. Regulus no está seguro de que haya una fuerza en este mundo lo bastante
poderosa como para hacerle soltarse de esta liana ahora mismo. De hecho, le cuesta bajar, porque
su cuerpo preferiría aferrarse a la liana y no moverse nunca. Sus miembros tiemblan, pero baja de
todos modos.

Colgado al aire libre sobre un río que lo matará si cae en él, bueno, no lo está pasando bien, por
decir lo menos. A medida que desciende, Regulus puede ver dónde se detiene la enredadera, solo
unos pocos pies sobre el agua, lo que no es nada reconfortante.

Cuando Regulus llega a donde cree que debe ir, se queda colgado un momento, respirando con
dificultad. Aún tiene las piernas enredadas en la liana y le cuesta mucho convencerlas de que se
suelten, utilizando sólo los brazos para sostenerse. Empiezan a entumecerse, aunque duelen y
arden. Es muy, muy desagradable, y todavía tiene que columpiarse.

Bueno, él está aquí ahora. No puede quedarse aquí, y el suelo está a su alcance; todo lo que tiene
que hacer es llegar a él. Entonces, con un gruñido, comienza a mecer su cuerpo. Le cuesta un poco
acumular impulso y mantiene las piernas juntas como le dijo Evan, lo que lo mantiene yendo
principalmente en una dirección. La rama cruje y gime sobre él, pero se obliga a ignorarla. Solo
puede preocuparse por una cosa a la vez.

Sin embargo, Regulus genera impulso con esfuerzo. Puede oírse a sí mismo jadeando, y sus manos
están sudorosas, lo cual es jodidamente aterrador ya que son lo único que le impide hundirse en la
muerte en este momento, pero no, está bien. De hecho, él tiene esto. Puede decir que sí, porque está
empezando a ver a través del río carmesí, el suelo al otro lado como un faro de esperanza.

Se balancea hacia atrás una y otra vez, navegando hacia adelante, luego lo hace una vez más
cuando está seguro de que se está arqueando hacia el otro lado. En la siguiente pasada, Regulus
siente que se le revuelve el estómago y exhala un suspiro suave y sorprendido mientras se deja ir
justo en la cima, tal como Evan le dijo que hiciera. De hecho, toma aire.

Por un momento, Regulus está volando.

Bueno, se siente más como flotar, sinceramente, y luego la gravedad le recuerda quién está a cargo
tirándolo rápidamente hacia el suelo. Regulus de alguna manera se las arregla para no gritar
mientras cae, pero no puede evitar gemir cuando golpea el suelo. Evan le había aconsejado el
método suelto de encogerse y rodar, pero Regulus no lo logra del todo. Él rueda, bien, pero lo hace
sin absolutamente ninguna gracia.
Cuando Regulus se detiene, simplemente se tira al suelo, con el pecho agitado mientras mira con
desgana hacia arriba. Evan. Está muy arriba y se inclina para enrollar la enredadera y evitar que se
balancee demasiado. El movimiento podría llamar la atención que no quieren. Todo el cuerpo de
Regulus está dolorido, pero está, afortunadamente, en el suelo. Sin peligro. No muerto. o herido.
Bueno, no demasiado herido, de todos modos.

"Joder", susurra Regulus, cerrando los ojos, y luego suelta una risa tranquila, ahogada,
posiblemente histérica.

Regulus no se mueve, solo se queda donde está, recuperándose mientras la descarga de adrenalina
amaina. Él observa cómo Evan desciende (mucho más rápido y con más gracia que Regulus, el
bastardo), haciendo básicamente lo mismo que hizo Regulus.

Mientras Evan se balancea, Regulus se empuja hacia arriba con una mueca, su cuerpo no está del
todo complacido con él, especialmente sus brazos. Aun así, se pone de pie, aunque permanece
agachado. Están a la vuelta de la esquina de la cueva, por lo que los mortífagos están fuera de la
vista por ahora, pero es mejor no hacer demasiado ruido o moverse demasiado. Hasta ahora, nadie
sabe que están aquí, y a Regulus le gustaría mucho que siguiera así.

Regulus podría, teóricamente, correr a la cueva para conseguir un arma con la que matar a Evan,
pero no lo hará. Evan tiene que confiar en que no lo hará, al igual que Regulus tuvo que confiar en
él para llegar hasta aquí. Se queda donde está, mirando con el ceño fruncido mientras Evan se
balancea, dejando que su agarre en la liana se afloje, pero manteniéndola en su mano con el brazo
extendido mientras navega hacia abajo. Golpea el suelo peligrosamente cerca del río, pero se
tambalea hacia atrás con la enredadera aún en su agarre.

Evan recupera el equilibrio, se pone de rodillas con un gruñido y luego se pone de pie. Saca el palo
que había metido en su bota y lo pisotea, asegurándose de que esté seguro antes de atarle la
enredadera para que no se mueva.

Regulus ni siquiera quiere pensar en el hecho de que pronto tendrán que volver a cruzar el río. Ese
es un problema para el futuro Regulus. El Regulus actual está a unos cinco segundos de poner sus
manos en una daga, preferiblemente más de una, así que en eso es en lo que se concentra.

"¿Ves?" Evan susurra mientras se acerca sigilosamente, con una sonrisa en su rostro. Le da una
palmada a Regulus en el hombro. "Confianza."
"Nunca volveré a confiar en ti. Eso fue horrible", sisea Regulus, mirándolo.

Eva se ríe. "Claro, lover boy, lo que tú digas".

"Vamos", murmura Regulus, volviéndose hacia la cueva.

Entrar en la cueva no será exactamente fácil. La cueva en sí tiene una entrada, y la parte posterior
se arquea hacia abajo como una colina, cerrada donde se encuentra con el suelo. Su única opción
es entrar desde el frente, que es donde están los mortífagos. Sí, están separados por el río, pero si
pueden colarse sin alertarlos, sería genial.

Se está acercando la noche ahora, por lo que no están a plena luz del día haciendo esto,
afortunadamente. Regulus no puede evitar notar la caída de la temperatura a medida que el sol se
desvanece cada vez más rápido.

En silencio, Regulus y Evan comparten una mirada antes de moverse para agacharse junto a la
cueva, moviéndose lentamente a lo largo del costado. El exterior de la cueva está frío al tacto,
como el hielo. Envía un escalofrío por la espalda de Regulus, y se asegura de no tocarlo. Está al
frente, así que extiende su mano para detener a Evan detrás de él cuando llegan al costado de la
entrada.

Regulus mira a su alrededor con cuidado, observando dónde están los mortífagos. Hay siete de
ellos, por lo que ninguno de ellos ha muerto todavía, o fue uno de los que se metieron al río.
Muliciber se sienta con Avery bajo el brazo. Quinn, Hodge y Axus también están sentados y están
frente a Mulciber y Avery. Willa está completamente acostada, y parece estar jugando
perezosamente con su cabello en la cara. Bernice es la única levantada, y se mueve a lo largo del
río como si estuviera esperando algún tipo de milagro para poder cruzar.

Si Regulus tuviera que adivinar, han dado la vuelta a todo el río que rodea la cueva, por lo que
saben que no hay un puente o un camino despejado para llegar al otro lado. Regulus no puede
oírlos, pero está seguro de que todos están tratando de pensar en alguna forma de llegar a las armas.
Afortunadamente, Bernice camina a lo largo del río en dirección opuesta a Regulus y Evan, pero
Regulus no puede estar seguro de que ella no se dé la vuelta.

Si se van a ir, tienen que ir ahora.

Frenéticamente, Regulus agita su mano hacia Evan, luego permanece pegado al suelo mientras gira
alrededor de la boca de la cueva, abrazando la pared a pesar de que se siente como hielo. Empuja
tan rápido como se atreve, yendo más allá donde está oscuro y agachándose detrás del estante de
espadas para cubrirse. Evan se une a él en segundos.

Se quedan quietos y en silencio, conteniendo la respiración, pero no hay cambio en el sonido


distante de las voces. Sin gritos. Sin amenazas. Nada. Regulus exhala en silencio y mira a Evan,
quien le sonríe con puro alivio. Impotente, Regulus siente que su boca se estira por las comisuras.

Increíblemente, lo han hecho.

Todavía queda mucho por hacer, pero lo han logrado, y esa pequeña victoria hace que todo valga la
pena.

Dentro de la cueva, no hay suministros. Todo son armas, lo que significa que cualquier otra cosa
útil estará afuera unida a los postes colocados esporádicamente alrededor de la cueva. Todas las
cosas que realmente podrían necesitar; linternas, mantas de emergencia, fósforos o kits para
encender fuego, botes para recoger agua y, sin duda, algún tipo de alimento. Tener armas es bueno,
sí, pero hay más en la arena que solo luchar por tu vida. También hay lucha para sobrevivir.

Regulus ya tiene sed, y después de todo lo que ha hecho para llegar aquí, también está cansado y
hambriento. Cada minuto hace más frío. Van a tener que correr el riesgo de conseguir suministros,
lo que va a ser difícil, ya que la mayoría de las bolsas están al aire libre.

Pero primero, armas.

Detrás de ellos hay una mesa con varias armas, y sí, hay dagas. Tres de ellos, para ser exactos, y
hay una funda de muslo para cada pierna que puede contener al menos dos. Regulus va
directamente hacia ellos, sintiéndose mejor al instante tan pronto como tiene uno en la mano. Ata
las dos fundas a sus muslos, deslizando las dagas en su lugar, pero mantiene la tercera en la mano.

Cuando Regulus mira hacia arriba, Evan sostiene el gancho con la cuerda atada a él, con los labios
fruncidos. Eso es para Axus, sin duda, y mantenerlo fuera de sus manos es una buena idea, porque
son jodidamente mortales con eso. Regulus inclina su cabeza hacia él en un silencioso estímulo. A
Evan le gusta la cuerda, ¿Verdad?

Encogiéndose de hombros, Evan engancha el gancho en su hombro y enrolla la cuerda debajo de


su axila, manteniéndola en su lugar mientras encuentra un cuchillo táctico, lo suficientemente
polivalente para todos los usos, incluido apuñalar a la gente. Él también lo reclama para sí mismo.

Regulus desliza su mano hacia arriba y alcanza el hacha sobre la mesa, sosteniéndola con cuidado
mientras se muerde el labio. Realmente no debería. No es que puedan tomar todas las armas, ya
que solo tienen dos manos entre ellas, y no tienen una bolsa y sus bolsillos no son lo
suficientemente grandes para guardarlas. Aun así, Regulus no puede evitar meterse el asa en la
parte delantera de su abrigo, dejando que el borde afilado cuelgue sobre la cremallera.

Cuando Regulus mira hacia arriba, Evan le hace una mueca sobre lover boy. Regulus lo golpea en
el brazo, lo que hace que Evan le sonría.

"Necesitamos suministros", exhala Regulus.

"El poste más lejano tenía dos bolsas", murmura Evan, sin atreverse a levantar la voz. Está
temblando un poco, probablemente por el frío. "Está lo suficientemente lejos de nuestros amigos
que, si somos muy cuidadosos y muy astutos, deberíamos poder atraparlos y escapar sin que nadie
sepa que estamos aquí".

Bueno, han llegado hasta aquí.

Con un asentimiento compartido entre ellos, comienzan a salir de la cueva, ahora con las armas
que tienen, un mundo de maravillas, no enfrentándose entre sí. Hm. Confianza, en efecto.

Permanecen presionados contra la pared de la cueva, lo que hace que Regulus comience a temblar,
pero lo ignora porque sus dientes aún no castañean. Mirar fuera de la cueva muestra que los
mortífagos no se han movido. Por un golpe de suerte, Bernice se ha unido a los demás, y todos
están acurrucados muy juntos. Regulus cree que uno de ellos está tratando de iniciar un incendio.

Nuevamente, si están obteniendo esos suministros, deben hacerlo ahora, mientras los mortífagos
están distraídos. Evan se inclina para señalar el poste del que estaba hablando, y es el más alejado
de los demás, casi alrededor del costado de la cueva. Está mayormente fuera de la vista, y ni
siquiera está tan lejos de la enredadera que ataron.

Regulus asiente y luego se van.

Se mantienen bajos, pero se mueven rápida y silenciosamente. Regulus casi no se atreve a respirar
y, a pesar del frío que hace, está agradecido de que esté oscureciendo. Hace que sea menos obvio lo
que están haciendo, por un lado.

En la distancia, Mulciber deja escapar un grito que hace que tanto Regulus como Evan caigan al
suelo y queden tendidos. Resulta ser un fuerte aplauso, porque parece que alguien ha provocado un
incendio. Con cautela, Evan y Regulus se levantan y siguen adelante.

El corazón de Regulus está desbocado cuando llegan al poste, y ninguno de los dos pierde el
tiempo mientras arrebatan las bolsas de sus ganchos. Agarran uno cada uno sin ningún problema e
inmediatamente continúan, dirigiéndose directamente a la liana.

Mientras se mueven, Regulus mete el hacha en la bolsa, luego imita a Evan al pasar los brazos por
las correas para que descanse entre sus hombros. Realmente debería poner su daga en él para
prepararse para cruzar el río, como lo ha hecho Evan, pero Regulus quiere conservarlo. Solo
pondrá el mango entre sus dientes cuando se balancee.

"Muy bien, esto tiene que ser rápido", susurra Evan mientras desenreda la liana. "No vamos a
volver a subir, sólo balancearnos y dirigirnos hacia el bosque. Tenemos que tomar ventaja y saltar,
mantener las piernas en alto y saltar al otro lado. Me gustaría volver al árbol y subir la liana para
que no la vean y piensen usarla, pero la prioridad es cruzar. Mírame, ¿De acuerdo? Balancearé la
liana hacia ti y esperaré al otro lado, así que prepárate".

"¿Por qué tienes que ir primero?" Regulus murmura.

Evan parece exasperado. "Por el amor de Dios, Regulus, solo confía en mí, ¿Quieres? Necesitamos
hacer esto lo más rápido posible y esto no es solo bajar. Necesitas verlo. Ahora, presta atención y
prepárate".

Regulus resopla, pero finalmente se rinde, principalmente porque las cosas se están moviendo
rápido y Evan no le da muchas opciones, pero tal vez también un poco debido a la confianza.

Manteniéndose agachado, Regulus permanece a un lado, observando cómo Evan enrolla la


enredadera entre ambos brazos y alcanza lo más alto que puede mientras retrocede. Con un
comienzo de carrera, se dirige directamente al río, solo para patear el suelo en el último segundo y
doblar las piernas mientras navega.

Está bien, al principio. Regulus puede ver que lo logrará. Y luego, sin ningún tipo de advertencia,
hay un crujido muy fuerte, y la rama cede mientras Evan se eleva por encima de la ladera. Maldice,
su cuerpo se agita en el aire y se suelta casi desesperadamente mientras la rama cae. Evan apenas
llega al otro lado cuando la rama golpea el agua con un chapoteo ensordecedor. Manos pálidas
rompen la superficie para arrastrar la rama rota hacia abajo, llevándose la liana con ella.

"¡¿Qué mierda fue eso?!"

"¡¿Escuchaste eso?!"

"¿Quién está ahí? Oi, ¡Creo que hay alguien ahí!"

Evan se pone de pie en el lado opuesto del río, luciendo completamente afligido cuando se
encuentra con los ojos de Regulus.

Regulus, que está atrapado al otro lado.

Se puede escuchar a los mortífagos acercándose, y aun así, Evan no se mueve. Se queda allí
parado, visiblemente horrorizado por lo que acaba de suceder, y se ahoga: "Regulus, yo... yo no...".

Debería haber ido primero, piensa Regulus, aunque sabe que, si lo hubiera hecho, habría muerto.
No habría tenido las habilidades que Evan usó para cruzar. Y allí está Evan, congelado en su lugar,
con los ojos muy abiertos y fijos en los de Regulus. Todavía no se mueve, incluso con los demás
acercándose.

"Evan, tienes que irte", sisea Regulus. "Vete ahora".

"Pero-"

"¡Vamos!"

Evan se tambalea hacia atrás, respirando con dificultad, y se escuchan fuertes gritos de: "¡Es
Rosier! ¡Atrápalo! ¡Atrapa-"
Aparentemente, eso es todo lo que Evan necesita escuchar antes de darse la vuelta y atravesar el
campo hacia el bosque lo más rápido que puede. Dos de los mortífagos, Willa y Axus, van tras él,
pero Mulciber y los demás no. No, en cambio, se detienen frente a Regulus tan pronto como lo ven.

"Bueno, ¿Podrías mirar eso?" Mulciber dice con una risa ruidosa y maliciosa. "Ahora, Black,
¿Cómo llegaste allí?"

Los ojos de Regulus se cierran.

Bueno, joder.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Permítanme seguir adelante y sacar esto del camino ahora: sí, veremos a Sirius (y
Remus) mientras se llevan a cabo los juegos, lo prometo. Solo que no todos los
capítulos, aunque los tendremos en el próximo capítulo<3

Correcto, entonces, ¡Tenemos una referencia de título! el río carmesí. Dato curioso, en
realidad tenía esta arena fotografiada antes de comenzar a escribir esta historia. Les
dije que este fic sería diferente de la historia original en muchos aspectos, y eso
incluye lo que sucede en la arena, hay algunas similitudes, pero en general, es MUY
diferente, y lo he escrito de una manera que muchos de ustedes no podrán adivinar lo
que sucede a continuación. Sin embargo, me encanta escuchar tus teorías, ¡Así que
déjame saber tus pensamientos!

Ahhh, tenemos a Evan!!! y luego inmediatamente lo perdimos de nuevo al final. Evan,


cariño, vuelve, fuiste tan divertido. lmaoooo él tiene que trabajar con Regulus "Tengo
problemas de confianza" Black que es muy divertido para mí, realmente se quedó
atrapado con uno de los bastardos más sospechosos y gruñones de la arena, y ahora
está huyendo. Regulus y Evan eran TAN CERCANOS, ellos también se habrían salido
con la suya, si no fuera porque los creadores de juegos rompieron la rama.

Luego están James, Vanity y Peter. Vanity realmente es la única con una célula
cerebral entre los tres lmaooo. ella es como: oye, la primera prioridad es el agua,
¿Recuerdas? y James dice: oh, cierto, gracias, olvide por completo esa información
que puede salvarme. DEJALO EN PAZ HA PASADO POR MUCHO, no es que Peter
le diera una paliza a James en la cara, es que empezó a golpearle primero y a hacer
preguntas después. Vanity le está dando una paliza -o lo está intentando- que me hace
mucha gracia. Escucha, están todos agotados y al límite, ¿ok? Dales un respiro.

Y luego tienes el hecho de que Regulus ahora está varado al otro lado del río carmesí.
¿Cómo crees que le irá? al menos está a salvo, ¿Verdad?
De todos modos, eso es todo por ahora, pero... ¡Los veré a todos luego!
Actuales restantes vivos en la arena a partir de este capítulo: 20, los que han muerto a
partir de este capítulo: 4, todos desconocidos
POSDATA: una persona encantadora en realidad dibujó una representación visual de
la arena, así que, si eso es algo que quieres ver, ve aquí.

Notas mías:

Perdón, dije que serían dos capítulos, pero me agarraron desprevenida, por ahora solo
será uno hasta mañana que actualice el otro.

De todas formas, deje el apodo que Evan puso a Reg en ingles ya que siento que
denota más la esencia del apodo y del carácter de Evan jsjs los amo, podría a ver
puesto su traducción literal que sería Chico amante, o haber puesto, enamorado o
amante, pero opte por dejarlo tal y como era. Como siempre, si hay algún error
déjamelo saber para corregirlo, espero les este gustando la historia si es la primera vez
que la lees, y sin más hasta el otro capítulo, bye!!!
Ice
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la tortura (expresadas sin rodeos, pero no descritas en detalle)


-Referencias al abuso infantil (físico y emocional; Walburga y la crianza A+ de Orion
nuevamente)
-Referencias a la adicción (drogas y bebida)
-Referencias a la muerte de niños (sucede fuera de la pantalla y no se describe, es
posible que parpadees y te lo pierdas)
-Peligro infantil (debido a la arena y los que están dentro de ella)
-Referencias a violencia pasada (no descritas explícitamente)
-Referencias a asesinatos pasados (descritos explícitamente)
-Descripción explícita del asesinato en el tiempo actual (debido a la arena)
-Descripciones explícitas de sangre y violencia
Sí, pondré un breve resumen en las notas finales de quién mata y quién muere en este
capítulo para aquellos de ustedes que quieren/necesitan estar preparados/spoileados,
¡lo cual es perfectamente válido!

See the end of the chapter for more notes

"Está empezando a hacer mucho frío", susurra Peter, encorvado sobre sí mismo en el medio de la
cueva, junto al fuego pequeño y crepitante con los brazos envueltos alrededor de su estómago
mientras se empuja hacia adelante con las piernas dobladas.

James exhala temblorosamente y ve que su aliento se empaña ligeramente frente a él. A medida
que la tarde avanza poco a poco se hacia la noche, se está volviendo tan frío que es una
preocupación verdadera. Junto a él, Vanity está traqueteando tan fuerte que le castañetean los
dientes, y prácticamente está tocando el fuego con lo cerca que está.

"S-Sabes", dice Vanity a través de sus escalofríos, "mi m-mentor dijo que el C-congelamiento es la
causa principal de la mm-muerte en la ar-re-rena. Entonces, no se ve bien p -para nosotros."

"Oh, hombres de poca fe", murmura James, con los dedos entumecidos hasta el punto de que le
pican. "Ven aquí, Peter".

Como si le doliera, Peter se acerca con un escalofrío y asiente cuando James le indica que se siente
al otro lado de Vanity para encerrarla entre sus cuerpos. Todos se deslizan más cerca del fuego
simultáneamente sin siquiera hablar de ello, extendiendo las manos para disipar el calor.
Vanity presiona con fuerza a sus costados, todavía temblando violentamente.

"J-James", Vanity jadea, "si el temperamento baja aún m-más, entonces no se ve b-bien para mí".

"Oye, te mantendremos caliente, ¿De acuerdo?" dice James en voz baja, empujando su hombro con
el suyo. "Pete y yo. Y mantendremos el fuego encendido toda la noche, ¿Sí? Te lo prometo. Tal
vez la hipotermia sea la principal causa de muerte, pero... no para ti, ¿De acuerdo? Tu mentor solo
estaba tratando de prepararte, eso es todo."

Vanity asiente de forma tensa y brusca. "E-Ella fue muy amable conmigo y con Ho-Hodge. Nos
dio m-muy buenos consejos".

"¿Espera, Hodge?" Pedro pregunta con curiosidad. "¿Él fue el otro cosechado contigo?"

"M-Mhm", tararea Vanity.

"¿Quién es tu mentor?" Peter murmura.

"M-Marlene McK-Kin-Kinnon", tartamudea Vanity.

James parpadea sorprendido. Sirius, por supuesto, había sido muy comunicativo sobre todo lo que
sabía y aprendió sobre sus compañeros mentores, así como sobre sus tributos, pero en algunos
casos, no había mucho que contar. Algunos mentores son muy discretos sobre estas cosas,
especialmente si saben lo que es bueno para ellos, o eso dijo Sirius, porque dejar que la
información incorrecta llegue a la persona equivocada podría ser la causa de la muerte de sus
tributos. Sin embargo, Sirius mencionó a Marlene, pero tenía muy poco que decir aparte del hecho
de que ella tenía dos jóvenes tributos este año, quienes, lo más probable, morirían muy rápido.

"Sí, Marlene McKinnon", comenta James suavemente, observando la pequeña y cariñosa sonrisa en
el rostro de Vanity. Hay admiración allí, y hace que el corazón de James se encoja. "Sirius nos
habló un poco sobre ella: es mi mentor. Bueno, es mi mejor amigo, pero también mi mentor,
técnicamente".

"Lo sé", dice Vanity, sonando exasperada mientras pone los ojos en blanco, a pesar de sus
escalofríos. "T- Todo-Todo el mundo lo sabe".
James suelta una risa débil, inclinándose hacia ella un poco más fuerte, agradecido cuando Peter
hace lo mismo.

Prácticamente la están aplastando entre ellos en este punto, luchando valientemente para calentarla.
"Cierto. Bueno, Sirius nos dijo lo increíble que era, ya sabes. Y dijo que son amigos. Sabes lo que
eso significa, ¿No?"

"¿Q-Qué?" pregunta Vanity, mirándolo.

"Eso significa que tiene sentido que también seamos amigos", le dice James con una suave curva
en los labios.

Ante esto, Vanity esboza una sonrisa radiante, incluso mientras sus dientes castañetean. Ella se da
vuelta y presiona su sonrisa en el hombro de Peter, tartamudeando una carcajada, y Peter se ríe con
ella.

La noche continúa, haciéndose más fría con cada minuto que pasa, hasta el punto de que todos
están temblando violentamente y Vanity casi se ha detenido, lo que, James sabe, en realidad es una
muy mala señal. Ella se ha quedado dormida, y eso lo pone ansioso, pero él sigue avivando el
fuego y frotando una de sus manos entre ambas palmas mientras Peter hace lo mismo con la otra.

En algún momento, Peter dice con voz áspera: "James...".

"¿Sí?" James pregunta, mirándolo. Peter tiene una mirada de dolor en su rostro, y baja la mirada
hacia Vanity antes de volver a mirar con cuidado. James instantáneamente niega con la cabeza,
negándose antes de que Peter lo diga. "No. No, Peter. Ella es… sé que no se ve bien, pero ella…
ella…"

"James", dice Peter con más insistencia, luciendo desconsolado.

"Ella llegará hasta mañana", espeta James, su voz firme, y le frota la mano con más fuerza. Se
siente como hielo entre sus palmas.

Peter abre y cierra la boca, tuerce la cara y luego mira hacia otro lado sin decir una palabra.
Temblando, agrega otra ramita al fuego, las cejas fruncidas en el brillo naranja que baña sus rasgos
y baila en las paredes de la cueva. James mira a Vanity, su pecho contraído por la preocupación.
En ese momento, un cañón se dispara, haciendo que James se sacuda y se ponga tenso. Lo primero
que piensa es, inmediatamente, ¿Regulus? Luego, después de eso, levanta una mano para ahuecar
el costado del cuello de Vanity para tratar de ver si tiene pulso. Todavía está temblando, pero no
tanto, y su aliento golpea su brazo. Es preocupantemente lento, pero está ahí.

"¿Está ella-" Peter parece no poder terminar.

"Sí, ella está... está viva. Va a vivir", dice James con una profunda exhalación, arrastrando su
mirada hacia Peter mientras deja caer su mano para volver a calentar los dedos rígidos de Vanity.

"Cinco", exhala Peter, girando la cabeza para mirar hacia la boca de la cueva. "¿Quién crees
que...?"

"No lo sé", grazna James, completamente inquieto, con calambres en el estómago mientras su
miedo y ansiedad aumentan.

No él. Por favor, él no. Él traga con dificultad. "Realmente no lo sé".

~•~

Regulus mira hacia el cielo, aunque su visión se oscurece repetidamente con cada exhalación, una
nube de humo blanco que se eleva cada vez que su aliento deja sus labios entumecidos. Está
temblando por todas partes, tan frío que le duele.

El cielo está plagado de estrellas. Se siente como ser burlado. No hay constelaciones que él
reconozca, como si el cielo estuviera diseñado sin ellas, solo estrellas sin nombre que cuelgan
como accesorios en el cielo. Irreal. Aun así, Regulus mira al más brillante e imagina que es Sirius
de todos modos.

La cueva, que se siente literalmente como un puto glaciar, no es exactamente el mejor lugar para
estar en este momento, sinceramente, pero no tiene muchas opciones. Está recostado sobre la curva
de la parte superior, en el techo, por encima del punto medio dentro de la cueva.

Afortunadamente, su bolso vino con una manta de emergencia, que probablemente sea su única
gracia salvadora en este momento. Está envuelto en él, atrapando el mínimo calor que es capaz de
generar dentro con él. Es posiblemente lo único que se interpone entre él y la muerte en este
momento. Hay una variedad de muertes rodeándolo por todos lados, que no es solo que sea
dramático.

"¡Vamos, Black, no tiene sentido esconderse!"

Un ejemplo claro: eso.

Regulus se burlaría si pudiera, pero realmente es demasiado frío para manejarlo. Ni siquiera se
molesta en girar la cabeza, sabiendo ya lo que verá. Mulciber, Avery, Bernice, Hodge y Quinn
están exactamente donde los vio por última vez, parados al otro lado del río con rocas en la mano,
una gran fogata ardiendo para mantenerlos calientes. Willa y Axus aún no han regresado, y el
cañón más reciente, el quinto muerto, resuena en sus oídos. Espera que no haya sido Evan. Se
niega a pensar que fue James.

Los mortífagos, al descubrirlo al otro lado del río carmesí, inmediatamente comenzaron a
abuchearlo. No les tomó mucho tiempo comenzar a arrojarle piedras, persiguiéndolo sin fin. Entrar
en la cueva no funcionó, porque Bernice y Avery tienen una puntería extraordinariamente buena; lo
único que evitó que lo apedrearan hasta la muerte fue trepar por la cueva donde no pudieron
obtener el ángulo adecuado para golpearlo.

Sin embargo, eso no significa que no hayan dejado de abuchearlo. Hubo algunos descansos en el
medio, por supuesto, pausas lo suficientemente largas como para iniciar un incendio cuando la
temperatura bajó (y continúa bajando), por ejemplo, pero siempre se reanudaron. Ha sido todo,
desde burlarse de él, amenazarlo, hasta tratar de provocarlo para que vuelva a bajar. En un
momento, Mulciber incluso lo desafió a lanzar una de sus dagas, tratar de disparar, pero Regulus
sabe mejor que no debe hacerlo. No va a poner un arma en sus manos, por nada del mundo.

Se le pasó por la cabeza, por supuesto, tirar todas las armas y suministros al río para que nadie
pudiera llegar a ellos, pero tiene miedo de hacerlo por múltiples razones. No sabe cómo será su
tiempo en la arena, y este es solo el primer día, por lo que estará bastante furioso consigo mismo si
necesita algo en el futuro y no puede conseguirlo porque ya lo tiró. Además, a los creadores de
juegos seguramente no les gustará, y él no está dispuesto a darles más razones para atacarlo de las
que ya tiene. Además de eso, arrojar todo al río solo sería posible si los demás no están cerca para
arrojarle piedras. Todavía lo está considerando, si los mortífagos se quedan dormidos, pero aun
así... piensa que tendría que estar en un estado emocional muy malo y completamente desesperado
antes de tirar suministros y armas que podrían ser útiles en el futuro.

Avery, el idiota, había tratado de reclutarlo. Dijeron que le perdonarían la vida si les proporcionaba
armas y suministros. Solo tíralo a ellos. Regulus les había dicho que se fueran a la mierda, al igual
que James, pero definitivamente no fue educado al respecto.

Al principio, Regulus se había burlado de ellos. Se burló de ellos. ¿Hizo todo lo que pudo para
irritarlos y enfurecerlos, lo que probablemente fue una estupidez, pero no es como si pudieran
llegar a él, y honestamente? Lo había disfrutado infantilmente. Pero, a medida que pasaba más
tiempo, Regulus se quedó en silencio y dejó de participar, y ahora tiene demasiado frío para hablar.

Técnicamente, Regulus tiene la ventaja. Tiene todas las armas y suministros a su alcance. Pero eso
no significa una mierda, nada cuando no puede retirarse ni acceder a las armas o provisiones sin
que le arrojen piedras. Esquivó y superó a la mayoría, pero algunas le alcanzaron, así que sin duda
mañana tendrá varios moratones.

Sin embargo, la amenaza de los mortífagos parece tan intrascendente en comparación con la de los
elementos. Regulus está genuinamente preocupado de morir congelado por la mañana. Hace tanto
frío ahora que él cree que muchas de las personas más jovenes van a morir congeladas,
francamente. Quizás alguien ya lo haya hecho. Hay una quinta persona muerta. Quién o cómo está
por verse.

No ayuda que Regulus no pueda iniciar un incendio en la cueva. Tiene fósforos, pero nada para
mantener el fuego encendido. Entonces, aquí está, temblando como una hoja y frunciendo el ceño
al cielo. Si muere así, se va a enfurecer.

"¡Oye! Oye, ¿Ves esto? ¡El río está congelado!" Avery grita abruptamente y Regulus se congela.

Bueno, se congela tanto como puede cuando está temblando tan violentamente.

"Tú crees-"

"Inténtalo."

"Vete a la mierda. Inténtalo tú ".

Regulus se levanta frenéticamente, enrollando su manta para meterla en su bolso mientras se da la


vuelta. Todavía está muy frío y rígido, pero la forma en que la adrenalina inunda su sistema
nervioso y cómo su sangre comienza a bombear realmente lo incita a la acción. Se arrastra más
arriba en la cueva, manteniéndose agachado, daga en mano.
Llega a la cima justo a tiempo para ver a Mulciber agarrar a Hodge por el brazo y empujarlo hacia
el río, gritando: "¿Y bien? Continúa, entonces. Ve si aguanta".

Hodge mira vacilante al río, sus brazos se envuelven alrededor de sí mismo, y Regulus inclina su
cabeza hacia abajo para examinarlo también. Todavía es de un rojo vivo, incluso en la oscuridad,
pero una gruesa capa de hielo está en capas sobre la parte superior, casi haciendo que se vea rosado
por debajo. Lentamente, luciendo absolutamente aterrorizado, Hodge arrastra los pies hacia la
orilla del río. No se mueve durante un largo momento, y Bernice da un paso adelante para
empujarlo en la parte posterior del hombro con fuerza, incitándolo a moverse.

Regulus se tensa cuando Hodge llega al río y lentamente, oh, muy lentamente, saca el pie para
presionar la punta de su zapato contra el hielo. Inmediatamente, unas manos pálidas golpean el
fondo, haciendo que Hodge grite y se tambalee hacia atrás, pero las manos no atraviesan la
superficie. Simplemente descansan en su lugar por un momento, luego se retiran nuevamente,
desapareciendo en las profundidades.

"Oh, sí, así es como cruzaremos", declara Avery, con una sonrisa salvaje extendiéndose por su
rostro. Regulus ve su cuerpo tenso, su pie presionando el suelo, y luego comienza a correr,
corriendo descuidadamente hacia el hielo e ignorando las manos que golpean contra el hielo
debajo de él.

Muy bien, Regulus ha visto suficiente.

Dando la vuelta, Regulus se pone de pie y echa a correr, casi tropezándose por el declive de la
cueva a medida que desciende hacia tierra firme. Se las arregla para mantener el equilibrio y usa el
tropiezo para darle más impulso, lanzándose hacia adelante con todo lo que tiene en él.

"¡El está huyendo!"

"¡Armas, armas, consigue las armas primero, por el amor de Dios!" Mulciber ruge. "¡Avery! Avery,
maldito—"

Regulus no mira hacia atrás ni se permite dudar mientras se precipita hacia el río helado,
escuchando las manos que golpean bajo sus pies, tratando de llegar a él y sin detenerse por un
segundo. Con su bolso en la espalda y sus dagas cerca, Regulus se desliza sobre el hielo hasta que
llega a tierra firme al otro lado, y luego se precipita hacia el bosque.

Alguien, Avery, sin duda, no se detiene a buscar armas y, en cambio, continúa persiguiéndolo, sin
detenerse ni disminuir la velocidad. Regulus llega al bosque y se adentra más, apenas puede ver a
dónde va, pero no ha estado junto a un fuego cálido en las últimas horas. No ha bebido agua (para
ser justos, tampoco los mortífagos), y tampoco ha estado holgazaneando todo el día. A pesar de ser
tan rápido, el frío que tiene y su agotamiento son problemas serios, esos que hacen que Avery logre
alcanzarlo.

Regulus sabe cuándo está cerca. Él puede oírlo. Está tratando de dejarlo atrás, pero es inútil. Avery
lo golpea por la espalda y lo derriba, y Regulus aterriza con un ruido sordo. Rueda frenéticamente
con el movimiento, intentando empujar a Avery fuera de él, pero Avery se apresura a ponerse
encima de él. Se sienta a horcajadas sobre Regulus, golpeando el suelo, y luego levanta la mano en
la oscuridad y golpea a Regulus en la cara.

Avery está sosteniendo una piedra. Una grande. Una piedra fría que abre la mejilla de Regulus y lo
golpea en el labio lo suficientemente fuerte como para hacer que la comisura de su boca sangre.
Regulus puede saborearlo en su lengua, el espeso peso de la sal, el hierro y el óxido. Es
repugnante, sinceramente, pero se lo traga para poder respirar, porque no puede escupirlo
exactamente en este momento.

Respirando con dificultad, Avery parece agarrar mejor la roca con ambas manos, levantándola por
encima de su cabeza, y Regulus se da cuenta de repente de que está a punto de que le rompan el
cráneo. El mundo no se ralentiza con su muerte inminente; en todo caso, parece acelerarse, y el
cerebro de Regulus no logra mantenerse al día. Sin embargo, su cuerpo no tiene tales problemas.

Es reflexivo. Sólo- instinto inmediato. Regulus levanta las piernas y le da un fuerte rodillazo a
Avery entre las piernas, haciéndole doblarse hacia delante con un gemido, y luego levanta la mano
y entierra la daga en la garganta de Avery hasta la empuñadura.

Avery ahoga un gemido.

Regulus puede verlo con perfecto detalle, incluso en la oscuridad. Puede ver la forma en que está
congelado, sus brazos aún levantados como si fuera una marioneta con hilos que aún no se ha dado
cuenta de que han sido cortados. Sus ojos están muy abiertos por la sorpresa, la boca se abre y se
cierra sin que salga ningún sonido. Y luego, Regulus saca la daga con un suspiro profundo y
agitado. Los brazos de Avery caen, la roca golpea el suelo con un ruido sordo. Sus ojos están
vidriosos, y se están oscureciendo visiblemente, volviéndose apagados. Cuando Regulus se inclina
y lo empuja, Avery se desploma hacia un lado, la sangre brota de su garganta.

Antes de que Regulus se ponga de pie, suena el cañón y Avery ya no se mueve. Avery ya no
respira. Avery tiene esa quietud antinatural que proviene de la falta de vida, porque está muerto.
Regulus acaba de matarlo.
El mundo parece entrar y salir mientras Regulus mira fijamente el cuerpo de Avery, congelado en
su lugar y con los ojos muy abiertos. Realmente no vuelve a enfocarse hasta que escucha el
golpeteo de pies en el suelo del bosque, dirigiéndose directamente hacia él.

Tragando saliva, Regulus mira a Avery por un segundo más, demasiado consciente de la sangre que
gotea de su daga, de las puntas de sus dedos, y luego, se da la vuelta y sigue corriendo.

Él no mira hacia atrás.

~•~

James es el que se queda despierto incluso cuando Peter se queda dormido. Vanity está acurrucada
contra él, y se han acercado tanto al fuego que probablemente sea técnicamente un peligro, pero el
calor parece ayudar. Está temblando de nuevo y respirando más profundamente, lo que James toma
como una buena señal.

Aun así, para mantener el fuego encendido, la leña es una necesidad, por lo que se arrastra para
enfrentar el frío solo. Ya es tarde, la luna cuelga alta en el cielo, y los ojos de James pican por la
necesidad de dormir. Sin embargo, no podrá hacerlo hasta que descubra quién está muerto y, lo que
es más importante, quién no.

Hay seis ahora. Otro cañón se disparó por el sexto hace unas horas, haciendo que James entrara en
pánico brevemente cuando pensó que Vanity no estaba respirando, pero ella lo estaba. Ella es
fuerte. Ella es una luchadora, y luchará hasta llegar a la mañana, hasta que vuelva a hacer calor.
Eso no significa que el pánico general de James haya desaparecido, porque no lo ha hecho, y no lo
hará hasta que esté absolutamente seguro de que Regulus está vivo. James cree que lo está.
Extrañamente, él piensa que… bueno, siente que lo sabría, de alguna manera. Fundamentalmente.

Más exactamente, James sabe que no estará del todo bien hasta que vuelva a ver a Regulus. Él lo
necesita. Tan pronto como amanezca, James irá a buscarlo, porque ¿Cómo diablos puede llevarlo a
casa si no está a su lado todo el tiempo? Vanity tiene a Peter ahora para cuidarla hasta que James
regrese con Regulus junto a él firmemente. Mañana, James lo encontrará.

Afuera de la cueva es horrible, duro, simplemente absolutamente brutal. El viento es como


fragmentos contra su piel expuesta, implacable. Hace tanto frío que su estructura vibra como si su
esqueleto estuviera vibrando en un intento de mudar su carne como una capa particularmente
rígida. James agacha la cabeza y aprieta los dientes contra él, planeando hacerlo rápido, solo
juntando los primeros palos que encuentra. Solo necesitan lo suficiente para llegar a la mañana.
James tiene un pequeño puñado en el brazo y está a punto de volver al refugio de la cueva -no es lo
mejor, pero mejor que nada, eso seguro-, pero entonces se oye el sonido de trompetas y cuernos
que le hacen soltar todos los palos mientras se da la vuelta. Ladea la cabeza hacia el cielo, con los
ojos muy abiertos, mientras observa cómo comienzan a alzarse los estandartes de los tributos
caídos.

"Por favor, por favor, por favor", jadea James en voz baja.

Se desarrolla en el orden en que murieron. Primero, hay alguien que James no conoce, uno de los
que se negaron a hablar con nadie, y, a pesar de esto, su corazón todavía duele cuando su rostro se
eleva en el cielo. Le sigue un niño, otro más que James no conocía, pero un niño de todos modos,
no puede tener más de diecisiete años. Se le forma un nudo en la garganta. La tercera parece ser
mayor, lo que no lo hace mucho más fácil, sinceramente, pero James recuerda cuando se cayó al
río, momentos antes de que Vanity casi hiciera lo mismo.

El cuarto- James reconoce el cuarto. Se le escapa el aliento, una fuerte opresión se apodera de su
pecho mientras mira fijamente el rostro de Dylan en el cielo. Dylan, solo veintiún años, un mejor
amigo en casa que nunca lo recuperará. Dylan, que en realidad no tenía mucha familia fuera de su
mejor amigo, que era tan bueno para iniciar incendios, como si siempre quisiera mantener calientes
a las personas que lo rodeaban. James traga con dificultad y siente que sus hombros se hunden,
tratando de no permitirse pensar en cómo sucedió, cómo podría no haber sucedido si James
hubiera estado allí. Hace apenas unos días, Dylan le sonreía tímidamente, y ahora nunca volverá a
sonreír.

El quinto tampoco es alguien a quien reconozca. Aunque otro niño. Muy, muy joven.

Desgarradoramente joven. Es suficiente para que se le salten las lágrimas, porque entre eso y

Dylan, no puede evitar sentirse terriblemente molesto. Las lágrimas pican sus mejillas mientras
caen. Quizás se congelen allí.

El sexto…

James parpadea mientras mira fijamente el rostro de Avery, sin duda sorprendido por este. Los
mortífagos, eso no tiene ningún sentido. James no puede entender por qué Avery estaría muerto.
Quinn o Hodge, tal vez, porque son de los que los mortífagos se desharán primero. Avery no se
alejaría mucho del resto de su grupo, por lo que sería difícil matarlo, al menos no sin que los demás
se apresuraran a matar a quien lo intentara. ¿Se cayó al río? ¿Comió la planta equivocada? Es
solo... desconcertante.
El cielo se oscurece nuevamente, y James inclina la cabeza, exhalando temblorosamente mientras
cierra suavemente los ojos. Irene está viva. Mathías vive. Evan está vivo. Vanity y Peter están
vivos. Sí, también lo es Mulciber,

Bernice, Axus, Willa, Quinn y Hodge, pero eso no importa. Lo que más importa...

Régulo está vivo. Todavía está vivo. Todavía está por ahí.

James levanta la cabeza y mira al cielo, pensando que tal vez, solo tal vez, Regulus esté haciendo lo
mismo, igualmente aliviado de saber que James también está vivo.

"Solo mantente con vida. Te encontraré", susurra James en una exhalación, luego se agacha para
recoger los palos y volver a la cueva, un nuevo peso se quitó de sus hombros.

~•~

Sirius recuerda con tristeza su primer día en sus juegos. Había sido diseñado como una montaña,
colinas por todas partes, la cima donde estaban las armas y los suministros. Había muchos árboles,
pero eran delgados y no del tipo que uno treparía. El único refugio para esconderse eran las
cabañas colocadas al azar por todas partes, completamente destruidas y sin comodidades,
generalmente sin puertas también. En su primer día, lo pasó acurrucado en una pequeña habitación
en una de esas cabañas, cocinando la rata que había logrado atrapar y sin apenas descansar.

Sirius no mató a nadie en su primer día. No, eso vino después. Bueno, bastante pronto, de hecho,
mató a dos personas en su segundo día, cuatro en su tercero, tres en su quinto, una en su sexto,
ninguna en su séptimo u octavo, y luego las dos últimas en su noveno. Doce personas en menos de
dos semanas. Sirius Black, para todos.

Regulus ha matado a alguien antes de que termine la noche.

En contra de su voluntad, Sirius recuerda cada uno de sus asesinatos en la arena. Cada uno, con
detalles insoportables, tan vívidos que puede cerrar los ojos y transportarse a sí mismo a esos
momentos incluso diez años después. A veces, eso le sucede de todos modos, especialmente en sus
sueños. Ocurrió con mucha más frecuencia en los primeros años después de la arena,
completamente fuera de su control, generalmente alucinaciones de las que James tenía que
disuadirlo. Unas cuantas veces, Sirius estaba tan fuera de sí que había estado a punto de hacerle
daño a James, porque estaba allí o porque no se libraba de su propia cabeza. James nunca lo culpó
por eso, y Sirius nunca se lo perdonará. Qué pareja son, ¿eh?

Sin embargo, el primer asesinato de Sirius. Gunther Biloby, de veintitrés años, acercándose
directamente a Sirius Black, de dieciséis, con una maza en una cadena de acero, balanceándola
hacia la cabeza de Sirius con una precisión salvaje y aterradora. Sirius no tenía nada más que la
lanza de madera que había tallado descuidadamente para sí mismo la primera noche con un afilado
trozo de piedra.

Nada podía borrar de su cerebro el recuerdo de tomar esa lanza y clavarla en el ojo de Gunther,
hasta que Gunther finalmente dejó de moverse. La lanza endeble se había roto en su cráneo, por lo
que Sirius recogió la maza antes de alejarse de su primera asesinato.

Diez minutos más tarde, estaba de regreso en su cabaña, mirando la sangre en sus manos y
balanceándose hacia adelante y hacia atrás mientras luchaba por recordar respirar. Nunca volvió a
recuperar el aliento después de eso, y no cree que haya respirado igual desde entonces.

Sirius se pregunta, mientras observa a su hermano en la pantalla, si se siente tan alterado como
Sirius después de su primera ejecución. No es el último, y ciertamente no el peor, pero hay algo en
ese primero. Es... perjudicial. No puedes volver después de eso. El primero es donde todo
comienza; y sí, los que siguen no son más fáciles, ni menos impactantes, pero…

Bueno, el primero tiene peso. Es un peso permanente, de hecho, uno que no puedes sacudir. Ese
cambio de algo inocente, a un asesino. Porque has matado a alguien ahora, y nunca podrás cambiar
eso. No importa si antes no eras realmente inocente; el asesinato desgarra el alma, y el de Sirius es
un tapiz hecho trizas, pero recuerda la brutalidad de ese primer desgarro.

Regulus ha evadido con éxito a los mortífagos restantes refugiándose en un árbol. No arriba de un
árbol, sino literalmente dentro de un árbol. Había encontrado uno con un baúl ahuecado, un
pequeño espacio en el que podía meterse, y ahora está acurrucado en él. Los mortífagos pasaron
corriendo junto a él hace un rato, y no están regresando. No van a hacerlo, por lo que Sirius puede
decir. Se están acomodando para pasar la noche, tratando de dormir un poco.

Mientras tanto, Regulus se frota furiosamente las manos temblorosas, a pesar de que ya se limpió
toda la sangre. Su daga también. No hay más sangre, pero Regulus continúa tratando
frenéticamente de limpiarlo todo, como si todavía lo estuviera viendo allí. El corazón de Sirius se
rompe, porque él sabe lo que se siente. Él sabe lo que es mirar tus manos y verlas manchadas de
sangre, permanentemente.

Lo único que parecía consolar a Regulus era el hecho de que el rostro de James no estaba
extendido en una pancarta en el cielo. Había observado con avidez, rígido y congelado en su lugar,
y al final, toda la tensión se había drenado de su cuerpo por un breve momento. Sirius sabía que
estaba aliviado por James, y posiblemente también por Evan. Aun así, no había podido ver el rostro
de Avery en el cielo. Tan pronto como apareció, miró hacia otro lado y volvió a tratar de limpiar
sus manos ya limpias.

Eventualmente, el frío parece alcanzar a Regulus, y se acurruca dentro del árbol, envuelto en su
manta y luciendo muy, muy pequeño. Hay una cámara allí, por supuesto, por lo que es fácil ver la
angustia en sus ojos que no se cierran.

Sí, probablemente no duerma esta noche.

En cuanto a James, está bien con Vanity y Peter. Sirius no está del todo seguro de que Vanity
sobreviva a la noche, pero por su bien, así como por el de James y Marlene, espera que lo haga. Por
el momento, Peter se ha despertado nuevamente para tomar el siguiente turno para que James
pueda dormir un poco, pero James le está contando sobre las seis personas que murieron el primer
día.

Pero, en realidad, eso es todo. Los juegos no son televisados veinticuatro siete. Los tributos tienen
que dormir, y generalmente hay mucho tiempo en el que simplemente sobreviven casualmente,
nada 'interesante' para las Reliquias, por lo que no pasa mucho tiempo antes de que termine cuando
varios tributos se acomodan para pasar la noche.

Sirius agarra el control remoto y observa que la pantalla se vuelve negra.

Por un largo momento, se queda sentado en silencio, tratando de dar sentido a todo lo que ya pasó.
James, que está con Peter y Vanity, esencialmente desarmado y cuidando a aquellos que Sirius- de
forma cruel- pero de manera realista, no sospecha que llegarán muy lejos. James puede arrastrarlos
pateando y gritando, pero eso solo lo detendrá a él también. Esa es una manera jodida de pensar, y
James no pensará de esa manera en absoluto, pero se trata de hechos. Acerca de la supervivencia.
James está cargando peso muerto, y si lo hace demasiado tiempo, se hundirá.

Luego está Regulus, quien, para sorpresa y leve desesperación de Sirius, ha estado ocupado hasta
ahora. El primer día, y ya ha hecho tanto que es difícil organizarlo todo. Está el vínculo que parece
formar con Evan Rosier, que, de nuevo, Sirius no vio venir, no tan pronto. Tal vez no sea un
vínculo seguro, pero sí una base inestable de confianza. En la arena, cosas así pueden llevarte lejos.

Caso en cuestión: Regulus.


Tiene armas y suministros. También trabajó duro para conseguirlos. Sirius encuentra el río
alrededor de la cueva indescriptiblemente cruel. Nunca antes había visto una arena hacer algo así;
Horace Slughorn es un bastardo enfermo y creativo para pensar en algo así. Todo está tan
meticulosamente diseñado, el terreno depende del clima. Necesitaban el hielo para cruzar el río, y
el descenso de la temperatura también les perjudicaba. No lo tienen fácil este año.

Sirius admitirá haber tenido casi ochenta ataques al corazón mientras observa a Regulus llegar a las
armas y los suministros. Sabiendo que le teme a las alturas, pero aún haciendo todo eso de todos
modos, y además no estando completamente seguro de las intenciones de Evan... Sí, Sirius estuvo
conteniendo la respiración todo el tiempo, básicamente.

Estaba tan cerca, también. Esa es la tragedia de todo. Regulus y Evan casi lo logran. Casi, casi,
casi, la palabra más devastadora del mundo. Jodidamente casi.

Ver a Regulus ser descubierto y luego arrojándole piedras, eso fue difícil. Sirius se estremecía cada
vez que Regulus era golpeado o casi golpeado. Eso ni siquiera se comparaba con el absoluto horror
y pavor que se apoderó de él cuando los mortífagos se dieron cuenta de que podían llegar a
Regulus. Y luego Avery...

Por un breve y aterrador momento, Sirius había estado tan seguro de que Regulus estaba a punto de
ser asesinado. Después de todo, Avery golpeó a Regulus con una piedra. Lo ha dejado con un labio
partido y un pequeño corte afortunadamente en la mejilla, nada que no se cuartee y sane con
bastante rapidez. Pero en esa fracción de segundo, cuando Regulus estaba allí en el suelo, el
corazón de Sirius casi se había parado por el estrés. Se sintió aliviado al instante, instintivamente,
cuando Regulus mató a Avery con poca o ninguna vacilación.

Aún así, hace que Sirius se sienta vacío y exhausto al saber que Regulus lo hizo, que tenía que
hacerlo. Sirius no se hacía ilusiones de que Regulus y James atravesarían la arena sin matar gente.
Son objetivos, así que no hay posibilidad de eso, honestamente. Eso no significa que sea fácil. Eso
no significa que no desgarre a Sirius por dentro.

"¿Sirius?"

Exhalando temblorosamente, Sirius deja el control remoto a un lado y mira a Remus, quien todavía
está aquí. Remus, que se quedó. Remus, quien sostuvo su mano sin importar lo fuerte que Sirius la
apretara. Remus, quien murmuraba ánimos y palabras tranquilizadoras interminables en los oídos
de Sirius todo el tiempo. Remus, quien nunca lo juzgó por ningún sonido de angustia que hizo, o
por cada estremecimiento que dio, o por las lágrimas que tuvo que parpadear. Remus, Remus,
Remus.
"Necesito un trago", dice Sirius con voz ronca, levantándose de su asiento para arrastrarse hacia la
cocina.

Remus lo sigue. Está callado y vigilante mientras Sirius saca un vaso, agarra una botella y se sirve
un poco de whisky escocés. Algo salobre, ahumado, un rizo del mar que le ardía en la garganta. Es
pesado, pero su tolerancia es... Bueno, le cuesta mucho emborracharse, lo que viene de hacerlo
mucho en el pasado constantemente. Pero, a veces, todo el ritual puede tener un efecto calmante en
él: tomar el vaso, verter la bebida, beberla, sentir el ardor en el pecho. Rutina. O solía serlo.

Sirius suspira y se sienta en el vaso después de su segundo trago, sintiéndose entrecerrar los ojos.
Siempre se siente culpable cuando se trata de sus comportamientos autodestructivos del pasado. No
todo fue su culpa, pero él es responsable de algo, y probablemente sea una de las razones más
importantes por las que no vuelve a perder el control. Bueno, eso, y James. Regulus también, pensó
en un momento dado, pero ya no intenta engañarse a sí mismo pensando de esa manera. No es
como si hubiera hecho algo con su sobriedad. Incluso cuando Sirius logró estar sobrio (con la
ayuda y el apoyo de James) y mantenerse sobrio, no acudió a su hermano para arreglar las cosas.
Regulus apenas sabía lo mal que estaba Sirius, honestamente. Además, no estar sobrio nunca fue la
fuente de sus problemas y los de Regulus. Tal vez solo una pequeña razón detrás de sus verdaderos
problemas, pero eso era todo.

Remus no dice nada, pero se apoya contra la mesa con los brazos cruzados sobre el pecho, los
dedos ahuecando sus propios codos. Es casi como si se estuviera sujetando a sí mismo. Sirius tiene
el impulso más ridículo de simplemente agacharse y colarse entre esos brazos, para que lo sujeten
también.

"Bueno", dice Sirius eventualmente. Sostiene su vaso frente a su cara y entrecierra los ojos ante el
líquido del interior, estudiando cómo se mueve en el cristal estampado. A la luz de la cocina, el
whisky es del mismo color que los ojos de Remus.

"Están vivos", murmura Remus.

"Sí", asiente Sirius en voz baja. Respira hondo, tembloroso, y se recuerda a sí mismo que lo más
importante tiene que ser que estén vivos. No puede quedarse pensando en lo que cuesta, en lo que
hace falta, para que eso sea cierto. Más tarde, cuando estén delante de él -no, cuando uno de ellos
esté delante de él, porque no pueden ser los dos, joder-, cuando uno de ellos esté delante de él, vivo
pero no bien por todas las formas que tenían de sobrevivir, si lo hacen -si uno de ellos lo hace, sólo
uno, y las probabilidades-...

Sirius cierra los ojos con fuerza y apura su vaso, siseando a través de la quemadura y sentando el
vaso con un golpe sordo. Hace el equivalente mental de abofetear su propia mente para ponerla en
orden, obligándola a quedarse quieta por un jodido segundo. Cuando uno de ellos este en casa, si
logra llegar a casa, entonces Sirius se preocupará por las repercusiones de todo lo que se necesitó
para que eso sucediera. La prioridad primero, y siempre, es que estén vivos.

No puede pensar en Regulus, solo y con frío dentro del tronco de un árbol. No puede pensar en
James, hambriento y con frío dentro de una cueva. No puede pensar en lo que ya han sufrido, o lo
que van a sufrir cada día que pase hasta el final. Lo único en lo que puede pensar es en que están
vivos, todavía están vivos, y cómo puede ayudar a asegurarse de que sigan así.

"Sirius", dice Remus gentilmente, y los dedos se envuelven alrededor del vaso en la mano de
Sirius, superponiéndose con los suyos, comenzando a jalarlo de su agarre.

Sirius aparta su mano de un tirón, sus ojos parpadean y se abren mientras dice bruscamente, "No lo
hagas".

Hay un momento, una breve quietud, en el que sus ojos están bloqueados y nada, nada en absoluto,
está sucediendo. Algo cambia en la mirada de Remus, y luego algo está pasando, pero Sirius no
sabe qué es. En el segundo siguiente, Remus estira la mano para agarrar la muñeca de Sirius con
firmeza, no lo suficiente como para lastimarlo, solo lo suficiente para que Sirius lo sienta. Él no lo
deja ir.

"Dame el vaso, Sirius", le dice Remus.

"No", Sirius muerde, malhumorado al respecto. "No, me lo quedaré, gracias, y quién eres tú para
decirme—"

"Soy tu—" Remus titubea, solo brevemente, luego resopla. "Soy importante para ti, ¿no es así? ¿O
solo soy un jodido sirviente para ti?"

Sirius parpadea, ciertamente sacado de su mal humor por un momento para estar muy
desconcertado en su lugar. "¿Um que?"

"Me escuchaste", dice Remus bruscamente. "¿Tengo o no tengo derecho a preocuparme por ti?
Alguien muy querido para ti, eso es lo que dijiste. Pero, ¿Qué, solo un sirviente que no tiene voz
cuando te conviene? ¿Es eso?"

"Yo… ¿Qué? ¿No? Joder… por supuesto que no, no", escupe Sirius con una mezcla de
incredulidad y… ira, en realidad. Ira genuina de que Remus pensara eso de él. "M-joder, Remus,
¿Ahora es el mejor momento para esto? ¿En serio?"
"Es el mejor momento cuando digo que es el momento. Dame el puto vaso, Sirius", espetó Remus.

"¡Bien!" Sirius estalla, levemente incrédulo y también desconcertado y agitado y tenso y—

Le da a Remus el vaso.

Remus lo deja a un lado y deja caer la muñeca de Sirius. "Tengo todo el derecho de preocuparme
por ti. Me diste ese derecho y no lo dejaré pasar, especialmente cuando estás sufriendo. Estás
molesto. Estás bajo una cantidad inimaginable de estrés en este momento. Si quieres desafiarme,
está bien, pero no retrocederé".

"Fue un maldito trago, Remus", gruñe Sirius, y Remus solo arquea una ceja hacia él. "Lo fue. No
soy un niño. Conozco la moderación, ¿De acuerdo? Puedo tomar un trago, o incluso algunos más,
y no tiene por qué significar—"

"Pero lo hace. Hoy lo hará. Esta semana, cuando estén en la arena, lo hará",

Remus interrumpe y Sirius aprieta la mandíbula, porque tiene razón. "Y no… no te estoy culpando,
Sirius. No te estoy juzgando. Lo que estás pasando ahora mismo, nunca te reprocharía cómo lo
manejas. Pero". Él traga, su rostro se suaviza. "Pero no me quedaré de brazos cruzados sin hacer
nada, si puedo ayudar. Sé que no hay nada que pueda hacer para arreglar lo que está mal, lo sé,
pero si puedo estar aquí para ti y cuidarte, entonces yo Voy a hacerlo. Y nada, ni siquiera tú, me
impedirá intentarlo.”

Sirius siente un nudo en la garganta y solo quiere que desaparezca. Está tan cansado de sentirse
ahogado. Está tan cansado de que le metan cosas repetidamente en la garganta, una cosa horrible
tras otra, hasta que todo lo que puede hacer es atragantarse. Quiere ahogarlo todo, adormecer los
sentidos y tragarlo todo hasta que vuelva a subir como la bilis cuando tiene la mente despejada.

Remus se estira como si estuviera a punto de tocar la mano de Sirius, y Sirius se aparta
reflexivamente. La mano de Remus se retira inmediatamente, y Sirius también se ahoga con eso.

"Lo siento", dice Sirius con voz áspera. "Lo siento, solo estoy—"

"No tienes que disculparte," murmura Remus. "Por supuesto que no, Sirius. Si no quieres que te
toque, entonces no lo hagas. Puedes alejarte. Puedes decirme que no. Puedes tener límites, incluso
respetando los míos".
"Simplemente, me siento tan... me siento desgarrado", confiesa Sirius, las palabras saliendo de él
con angustia. "Me siento como un nervio expuesto, Remus, y es... es una agonía. Porque todo
esto... No es justo. No es- todo está mal".

Remus parece dolido. "Lo sé."

"No soy el primero", susurra Sirius, sus ojos pican por el calor creciente, y él también está tan
cansado de llorar. Está jodidamente agotado de tener cosas por las que llorar. "Esa es la cuestión,
¿No? No soy el primero en tener un hermano en la arena. O un mejor amigo. Regulus y James lo
hicieron primero, ¿No? Pero tampoco son solo ellos. Es— son todos. Hermanos y hermanas.
Amantes. Madres y padres, algunos que nunca llegaron a ser. Qué jodido es eso, ¿Sí? No es justo.
No lo es".

"No, no lo es", acepta Remus en voz baja.

Sirius niega con la cabeza. "Y nosotros simplemente. Nos lo tragamos. Nos ahogamos con él, año
tras año tras año, porque ¿Qué más podemos hacer? Eso es todo lo que podemos hacer. Y eso
tampoco es justo". Exhala con fuerza y enrosca los dedos en el mostrador. "Y no soy mejor que
nadie. Soy lo que me hicieron".

"Sirius," protesta Remus.

"No, no, lo soy", insiste Sirius. "¿No lo entiendes, Remus? Hago mi parte como todos los demás.
Esto- soy parte de eso. Un Víctor. Un maldito asesino en el que me convirtieron, y yo… los odio.
Los odios. Quiero hacerlos pedazos a todos, quiero hacerles ver lo que han creado y quiero que se
mueran mirándolo, quiero que se atraganten con eso, quiero ahorcarles la vida. A todos ellos. Cada
uno de los patrocinadores, creadores de juegos, funcionarios del gobierno y al maldito Riddle".

Las cejas de Remus se juntan. "¿Crees que eres el único? ¿Crees que eso te hace... malo? Porque si
es así, yo también lo soy. En esto... no estás solo".

"Yo—yo solo—me siento... peligroso, a veces", Sirius se ahoga, con el rostro torcido. "Me asusto a
mí mismo, la mayoría de los días".

"No me asustas", le dice Remus.


Sirius se burla de una risa resignada. "No mientas. Sí, lo hago".

"Yo…" Remus hace una pausa, luego suspira. "Sí, está bien, lo haces. Solo que no en la forma en
que te asustas a ti mismo. Tengo miedo de cómo me haces sentir a veces, pero nunca, nunca por lo
que sé que eres capaz de hacer. Te he visto empapado en sangre, Sirius. Sigo pensando que eres la
cosa más hermosa que he visto en mi vida".

"¿Lo hiciste entonces?" pregunta Sirius. "Cuando yo era solo una persona en la pantalla, cubierta
de sangre, ¿Me encontraste hermoso entonces?"

Remus se queda en silencio por un largo momento, luego, "No. No lo hice".

"Yo era horrible, ¿No?" Sirius susurra.

"Sí", dice Remus en voz baja.

Sirius se estremece y respira hondo, preguntándose y siempre preguntándose cómo Remus siempre
sabe qué decir. O tal vez es perfecto y lo que dice es la verdad. Exactamente lo que Sirius necesita
escuchar. No era hermoso cuando fue forjado en un arma, goteando sangre que nunca quiso
derramar. Era horrible, horrible, horrible. Grotesco y desalineado. Él nunca querría ser otra cosa al
hacer eso.

Los Hallows lo encontraron hermoso. Lo consideraron hermoso antes y después y durante su


brutalidad. Todavía lo encuentran hermoso hasta el día de hoy, por todas las razones equivocadas,
por todas las razones que odia. Él no era jodidamente hermoso. Estaba asustado, muriendo y
perdiendo partes de sí mismo que nunca recuperará. No era algo para maravillarse. Fue
perturbador; era algo con lo que la gente nunca debería haberse deleitado; era algo por lo que
todos deberían haberse horrorizado.

"Si estuvieras empapado en sangre ahora, su sangre, te encontraría impresionante", murmura


Remus.

Y eso. Bueno, eso es otra cosa. Eso es... algo muy diferente, una distinción muy importante que
hacer. Ser forzado a asesinar, a convertirse en lo que es, es un proceso horrible. ¿Pero Sirius
haciéndolo él mismo? Siendo lo que es por venganza, o por su percepción personal de justicia…
Bueno, eso es diferente.
Sirius está aprendiendo que la elección y la autonomía significan algo para Remus que no significa
para la mayoría. Teniendo en cuenta su posición en el Hallow, eso tiene sentido. Identidad
individual y control sobre uno mismo, libertad e igualdad, eso es importante para él. Puede
encontrar belleza en eso, y Sirius no tenía eso en la arena, por lo que no puede encontrar belleza
allí.

"No quiero ser lo que me hicieron, Remus", admite Sirius.

"No lo eres", le dice Remus. "Puedes pensar que lo eres, pero eso no es cierto. Tal vez te formó.
No, te formó, porque no hay forma de evitarlo. Todos estamos alterados por las manos que nos
enseñan capas de dolor, tú y yo y todos. No hay escapatoria de eso, y confía en mí, sé lo
exasperante que es eso, pero... Eso no es todo lo que somos. Tú, Sirius, eres mucho más. No lo
dudes. Yo no lo hago".

"¿Cómo no puedes?"

"Sirius, literalmente, el día que nos conocimos, trataste de quitarme la máscara para dejarme
respirar. Si fueras en lo que crees que te han convertido, nunca lo habrías hecho. No estaríamos
hablando ahora mismo si no fueras mejor que ellos".

"Eso es... eso fue lo correcto", murmura Sirius. "Es casi nada. Si pudiera hacer más-"

"¿Más?" Remus se ríe, alto y agudo. "No te atrevas. Eso fue todo para mí".

La boca de Sirius se cierra de golpe, tragando con dificultad. Remus niega con la cabeza con pesar,
y Sirius siente que se le encoge el corazón. "Oh."

"Nunca vuelvas a rebajar tu impacto, no para mí", le dice Remus, bajo y firme, con la mirada
aguda y penetrante. "Tal vez no significó mucho para ti, ¿Pero para mí? Fue más de lo que he
tenido en cinco años, y has encontrado formas de darme aún más que eso desde que trataste de
quitarme la máscara. Y es — a veces, Sirius, me enoja. ¿Sabes lo frustrante que es que yo—yo no
puedo devolverte nada? Yo—yo—"

"No me debes nada”, dice Sirius, que ahora habla con dulzura, "Y ya me has dado tanto. Lo que
hice, eso es... literalmente, lo mínimo indispensable, y no No quiero que me alabes por ello o te
sientas en deuda. Te lo mereces, Remus. Te mereces respirar, hablar, tener libertad y control y
mucho más. Te mereces algo mejor.”

Remus se mira las manos, los labios apretados en una delgada línea. Sus ojos se cierran. Él no dice
nada.

"Es inmoral", continúa Sirius en voz baja. "Lo que el Hallow les hace a los sirvientes. Bueno, lo
que el Hallow le hace a.… mucha gente. No conozco tu crimen, Remus, y francamente, me
importa un carajo lo que fue. Puedes contármelo o no contármelo nunca, y eso no cambia que lo
que tú sufres es tan jodido como lo que yo sufro. No es una competencia, aunque al Hallow le
encantaría que lo fuera, pero no voy a fingir como si no importara solo porque te ponen máscaras y
te tratan como si fueras una máquina. Sé que te torturan, o lo han hecho antes, y no hablas de eso
fuera de términos amplios, pero no pienses ni por un segundo que no me doy cuenta. No lo estoy
ignorando. Si pudiera matarlos, sería por ti también".

La cabeza de Remus se levanta bruscamente mientras aspira un fuerte suspiro. Da un paso abrupto
más cerca de Sirius, luego inmediatamente da un paso sólido hacia atrás antes de que Sirius pueda
siquiera reaccionar. Él parpadea. "Lo siento. Estaba a punto de hacer algo bastante estúpido, creo.
Eso es- yo- no puedes decir cosas así, Sirius. Es- es realmente…"

"Es la verdad", le dice Sirius.

"Sí, bueno, adviérteme un poco la próxima vez", murmura Remus, respirando hondo y abriendo los
ojos cómicamente mientras se pasa la mano por el cabello.

Los labios de Sirius se contraen. "Lamento eso, bueno, lamento que sintieras que tenías que parar.
No estoy, no lo estoy, solo estoy..."

"De nuevo, no tienes que disculparte por necesitar—lo que necesitas," dice Remus, dejando caer su
mano. "No necesitas que te toquen en este momento. Está bien".

"No se siente—bien," murmura Sirius. "James y Regulus son... Bueno, no me sentiría bien si yo

—"

"Oh, bueno, eso es algo completamente diferente", anuncia Remus con el ceño fruncido. "No hagas
eso. No puedes castigar al Hallow castigándote a ti mismo".
Sirius siente esas palabras como un puñetazo. Oh, eso es—eso golpea fuerte. Porque eso es todo,
¿No? Eso es lo que hace, porque ha sido moldeado tanto por el Hallow y todo lo que le ha hecho
que se siente como una extensión de esta. Quiere lastimarlo, así que se lastima a sí mismo, porque
ya está lastimado, así que ¿Por qué no? Porque es mucho más fácil lastimarse a sí mismo que a
cualquier otra persona.

"Dejarte consolar no está mal, Sirius".

"James y Regulus—"

"—no necesito, ni quiero, que sufras en solidaridad con ellos," interrumpe Remus, sosteniendo su
mirada. "¿Crees que eso los haría sentir mejor? Ellos no querrían eso. Se sentirían consolados al
saber que tú estás consolado".

"Es..." Sirius traga saliva con dureza, luchando por explicar su culpabilidad con solo pensarlo.
Están sufriendo, y él también. James estaría destrozado, si lo supiera. Regulus...

"La última noche, después de la cena, Regulus me ayudó a limpiar", le informa Remus, y la cabeza
de Sirius se gira para enfocarse en él, completamente interesado de inmediato. Los labios de
Remus se curvan. "Hablamos un poco. Es muy interesante hablar con él, ya sabes. muy
contundente Me gusta eso de él."

Sirius se ablanda sin poder hacer nada. "Sí, a veces es brutal".

"Fue intrigante ver las diferencias entre ustedes, y también lo similares que son esas diferencias",
reflexiona Remus. "Es franco, como dije, pero también muy... cauteloso. Se hace entender con solo
decirlo, generalmente con sarcasmo. Tú, por otro lado, eres simplemente transparente".

"Yo—" Sirius parpadea. "¿Qué?"

"Sirius, eres tan sutil como un ladrillazo en la cara", declara Remus divertido. "Sin embargo,
también eres cauteloso. Solo que no de la misma manera que él. Él se cierra. Tú... atacas. Pero,
cuando se trata de expresar tu punto de vista, eres muy honesto, serio y obvio ". Puedo ver a través
de ti. Tal vez sea solo porque me tomo el tiempo de mirar, no estoy seguro, pero no creo que esas
cosas sean opuestas mutuamente".
"¿Te gusta lo que ves?" Sirius pregunta cuidadosamente.

Remus levanta las cejas hacia él. "No puedo apartar mis ojos de ti en el momento en que estás
dentro de mi línea de visión. ¿Qué piensas?"

"¿Qué sí?"

"Sí, Sirius, obviamente lo hago."

"Oh. Bien-Eso es- sí- bien", dice Sirius, aclarándose la garganta. Remus parece exasperado. "A mí
también me gusta lo que veo. Cuando te miro, quiero decir".

"Lo sé", le dice Remus con una risa ahogada. "Como dije, no eres muy sutil". Su rostro se suaviza
cuando Sirius instantáneamente comienza a sonrojarse. "No te preocupes por eso, ¿Sí? Y no, no
intentes cambiarlo. No intentes cambiar quién eres, quién eres realmente. Me gustas por como
eres".

Sirius se muerde el labio. "Está bien, ahora realmente quiero que me toques".

"¿Y tu culpabilidad?"

"Al diablo con eso. Mi incesante deseo por ti lo tiene en una asfixia en este momento. Me ocuparé
de eso más tarde".

"¿Oh?" Remus se ríe, luego niega con la cabeza. "Bueno, lamento mucho retrasar tu deseo, pero
tengo un punto para decir que, con suerte, ayudará con la culpabilidad".

“¿Y cómo expresas tus argumentos, Remus?" pregunta Sirius, justo al borde de la burla. Remus
arquea una ceja. "¿Debería decirte, ya que me dijiste cómo lo hago? No eres el único observador,
¿Sabes?"

"Adelante, entonces. Dilo".


"Expresas tus argumentos como si nunca tuvieras otra oportunidad. Como si fuera de vida o
muerte. Como si solo tuvieras una oportunidad y te negaras a fallar. Planteas tu argumento como si
estuvieras defendiéndolo antes de que sea un debate, y sabes que tienes razón".

Remus lo mira, luego frunce los labios. "Bueno, tengo razón, así que—" Sirius resopló y Remus
puso los ojos en blanco. "Correcto, ¿Y cómo llegaste exactamente a esa conclusión?"

"Remus", dice Sirius lentamente, "Eres el primer sirviente que se ha quitado la máscara por su
cuenta. Eres el primero en dar su nombre inmediatamente cuando se le pregunta. Eres el primero
en sentarse a cenar y tener una conversación con nosotros. Eres el primero en seguir quitándote la
máscara por tu cuenta, porque ah, bueno, a quién le importa quién lo haga si te matarán de todos
modos, ¿Sí? Esas fueron tus palabras reales que usaste, por cierto."

"¿Estaba equivocado?"

"También le echaste un trago a alguien, a pesar de saber que serías castigado por ello. Me llamaste
señor solo para joderme. Querías que te tocara, así que literalmente rodaste sobre mí y me exigiste
que te tocara. Por el amor de Dios, me hiciste mantener mi ropa fuera del suelo siendo pasivo-
agresivo".

"Bueno, funcionó, ¿No?"

"Y ahora, literalmente justo ahora, cuando eludí querer asesinar gente, básicamente me dijiste que
me calmara porque mucha gente también lo hace, incluyéndote a ti. Ah, y cuando dije que quería
asesinar por ti, tú, parecía que querías comerme, y luego ni siquiera te avergonzaste de responder
así. En realidad, me regañaste, como si debería haber sabido que eso te irritaría en lugar de
asustarte. Quiero decir, Remus, digo esto- con profunda, profunda admiración, pero estás
jodidamente loco".

"Mm, bueno, la cordura difícilmente da resultados", dice Remus, los labios se contraen cuando
Sirius lo mira con afecto impotente.

"Me gustas mucho", susurra Sirius con fervor, sintiendo cada centímetro de cuán cierto es eso. Le
gusta tanto Remus que siente que necesita simplemente- golpear algo.

"Sí, lo sé." La sonrisa de Remus crece, solo que más encantadora cuando hay más para ver. "Tengo
un argumento que hacer, todavía."
"Lo sé. Lo estoy esperando. Me va a poner terriblemente emocional, ya puedo decirlo", murmura
Sirius con un suspiro.

"Posiblemente", admite Remus. "Regresando, y buen intento con el desvío, te estaba diciendo que
tuve una conversación con Regulus después de la cena anoche. Es bastante... directo, sinceramente,
pero creo que nos entendimos bastante bien. Dijo algo, ya sabes, sobre cómo ibas a tener un
momento difícil mientras él y James estaban en la arena".

Sirius traga con dificultad. "¿Él lo dijo?"

"Lo hizo", confirma Remus. "Me dijo que lo haría más fácil, porque soy importante para ti".

"Supongamos que me conoce mejor de lo que pensaba", dice Sirius, y su voz se quiebra.

La expresión de Remus es tan, tan suave. "Él me pidió algo. Dijo que no podía obligarme, que solo
podía pedir, y entonces preguntó. Sirius, me pidió que cuidara de ti".

Un sonido entrecortado pero amortiguado escapa de la garganta de Sirius. Lo atrapa detrás de sus
dientes tanto como puede, inclinando la cabeza hacia adelante mientras cierra los ojos con fuerza.
Su corazón se estira en su pecho como si estuviera despertando con un bostezo y un escalofrío.
Duele un poco y se siente tan indescriptiblemente agradable, porque Sirius… oh, ni siquiera se dio
cuenta de cuán desesperadamente quería una prueba de que su hermano todavía se preocupaba por
él hasta que la obtuvo. Porque él no lo sabía, hasta este momento.

Regulus, que no ha pedido nada desde que tenía quince años, a nadie, hasta donde Sirius sabe. Lo
que estaba pidiendo entonces no era del propio Sirius, sino de James. Sirius lo recuerda, una de las
pocas cosas que puede recordar en ese terrible, terrible momento justo después de la arena.

"Por favor", había dicho Regulus, su voz tensa. "Por favor, déjame verlo, James. ¿Por qué no
puedo verlo?"

James había sonado igualmente tenso cuando respondió: "Lo siento, Reg. Es solo... no se siente
bien, eso es todo. Realmente, está durmiendo mucho en este momento. Cuando se sienta mejor,
vendrá a verte, ¿De acuerdo?"
Regulus hizo un ruido bajo y frustrado que estaba peligrosamente cerca de las lágrimas. "James-"

"Si necesitas hablar—"

"Vete a la mierda, eres la última persona con la que quiero hablar".

"Dame una hora y vendré", había dicho James de todos modos.

"No pierdas el tiempo", había gruñido Regulus en respuesta, y luego se escuchó el sonido de sus
pasos alejándose.

Sirius, en ese momento, estaba acurrucado en la cama y lidiando con un breve momento de lucidez.
No se había movido de la cama más que para hacer sus necesidades en una semana. James lo
intentó. Bendito sea, realmente trató de sacar a Sirius de la cama, trató de persuadirlo para que
comiera más, trató de persuadirlo para que se duchara o para que bajara a ver a Effie y Monty, al
menos, si no a Regulus o a sus viejos amigos, porque aún no estaba listo. Realmente no funcionó.
Sirius no podía soportar estar cerca de alguien que no fuera James, y a veces incluso eso era
jodidamente difícil.

Esto fue antes de las bebidas y las drogas; no los descubriría hasta dentro de algunas semanas más.
No, esto fue durante la neblina donde la única vez que se sintió vivo fue cuando se despertó lo
suficiente como para desear estar muerto. Cuando todo eran pesadillas y alucinaciones. Fantasmas
en el rabillo del ojo. Gunther solía sentarse en la silla junto al armario con una lanza rota
asomándose por su cráneo hasta que Sirius preguntó por qué James nunca parecía molesto por el
hombre muerto en la habitación. James, al enterarse de lo que quería decir, quitó la silla de la
habitación por completo.

Pero aquel día, Sirius había salido de su aturdimiento al notar la auténtica angustia en la voz de
Regulus. Incluso entonces, aún tan asfixiado por su depresión, sintió una chispa al pensar que su
hermano lo necesitaba. Sin embargo, esa chispa se apagó tan rápido como se formó, y cuando
James se apartó de la puerta para verlo mirar, Sirius se volvió para mirar la pared en su lugar.

Regulus nunca volvió a hacer esa petición. Después de eso, Regulus nunca volvió a pedir nada,
especialmente a Sirius. No ha pedido nada que involucre a Sirius desde entonces y, sin embargo, le
pidió esto a Remus. Para cuidarlo.

"¿Por qué tendría que hacer eso?" Sirius se ahoga.


"Porque eres su hermano. Quiere que estés bien, y quiere que te cuiden cuando no lo estés, así
como tú quieres lo mismo para él", responde Remus simplemente.

"No lo hice, él no estaba bien y no lo cuidé", confiesa Sirius, como si estuviera confesando su
mayor pecado. "Yo-yo-"

"¿Después de la arena?" pregunta Remus. "¿Cuándo probablemente estabas lidiando con un trauma
insuperable y la reintroducción en la sociedad sin relación con el entorno al que no tuviste más
remedio que adaptarte mientras estabas en la arena? Tener que adaptarte a la inversa no es fácil
solo porque era algo que sabías antes. De alguna manera, me imagino que debe haber sido más
difícil".

"Lo fue", gruñe Sirius. "Remus, fue tan difícil. Todavía es difícil ".

Remus sostiene su mirada. "Sé que es tu hermano menor, pero no es tu trabajo cuidarlo.

No es trabajo de nadie cuidar a nadie, a menos que sea un padre o, literalmente, le paguen por
hacerlo. ¿Dónde estaban tus padres, Sirius?"

"Oh, ellos", dice Sirius con voz ronca, luego suelta una risa áspera. "Sí, digamos que fueron
inútiles y sigamos adelante".

"¿Tenían buenas intenciones?"

"No, no lo hicieron. Ellos... bueno, antes de que Regulus y yo estuviéramos en la arena, ya


sabíamos lo que era ser objetivos. Nuestros padres... Como he dicho, inútiles, pero si pasas de ahí,
creo que el término adecuado es abusivos. Eso se detuvo cuando crecimos. Por ser mayores, quiero
decir más grandes. Cuando parecíamos hombres, dejaron de pegarnos, porque es más fácil pegar a
niños que no pueden defenderse. Yo puse a mi madre contra la pared, así que... Sí. Ahí fue cuando
paró para nosotros".

"¿Pusiste a tu madre en contra de una pared?" Remus murmura.

"Ella—" Sirius cierra los ojos, haciendo una mueca ante el recuerdo. "Fui a- a ver a Reggie. Fue
después de que me mudé. Regulus y yo no estábamos exactamente... hablando en ese momento,
pero yo..."
"Fuiste con él de todos modos", completa Remus.

Sirius se aclara la garganta. "Lo intenté. Subí a su habitación, y él estaba dormido, pero vi el
moretón en su mejilla. Mi adorable padre, sin duda. Mi madre nunca dejó moretones; era sobre
todo verbalmente abusiva o abofeteaba y arañaba. Y— bueno, yo... no lo sé. Realmente no puedo
recordar todo eso. Recuerdo haberles gritado, y ellos respondieron gritando. Regulus se despertó y
bajó para ver de qué se trataba todo este alboroto, trató de hacer que me fuera, me dijo que estaba
haciendo un lío donde no debía..."

"Drama familiar", murmura Remus.

"No tienes idea", le dice Sirius. "Ella… la recuerdo vívidamente diciéndome que no podía decirles
cómo tratar a su hijo, y yo le dije que no se les permitía lastimarlo, ni a mí, nunca más. Habían
pasado casi dos años desde que salí de la arena, pero iba allí todas las noches en mis sueños, así
que no creo que fuera una amenaza vacía cuando le dije que los mataría si lo intentaban. Mi madre,
porque ella es quién es, agarró a Regulus por el brazo, demasiado brusco, y luego..."

"Y luego pusiste a tu madre contra la pared", dice Remus.

"Y luego puse a mi madre contra la pared", asiente Sirius con un suspiro de cansancio, levantando
una mano. "Era… quiero decir, era solo yeso, ya sabes, del tipo que puedes atravesar fácilmente
con el puño. Ella estaba bien. Creo que solo… los asusté. Lo cual es. Bueno".

"Bueno", reflexiona Remus, "Quieres decir... ¿Funcionó?"

"Yo—" Sirius parpadea hacia él, luego resopla. "Um, sí, lo hizo. Eso es, ¿Te enteras de que puse a
mi madre contra una pared, y estás... muy tranquilo con esta información?"

"Difícilmente lo es-" Remus se detiene, luego parece pensarlo dos veces, luego se aclara la
garganta. "No olvides los detalles importantes, Sirius. Pusiste a tu abusiva madre contra la pared en
defensa de tu hermano. No es del todo injustificado".

"Siento que estás excusando literalmente todo lo que hago".


"No lo estoy excusando".

"Lo estás justificando", señala Sirius.

Remus lo mira de reojo. "Bueno, sí está jodidamente justificado—"

"Sí, sí, pero ¿Quién puede decir que lo es?"

"Yo lo digo."

"¿No eres parcial?"

"Descaradamente".

Sirio se ríe. "Oh, te gusto tanto ".

"Desvergonzadamente", repite Remus, con una mirada cálida. Es suficiente para iluminar a Sirius
desde adentro hacia afuera. "Bien, bueno, esto me ha dado una nueva perspectiva sobre ti y
Regulus, es cierto. Es… siento que vale la pena repetirlo, especialmente ahora, pero no es tu trabajo
cuidar de tu hermano, ni de nadie".

"Puedo decir que quieres que esté de acuerdo con esto", le informa Sirius solemnemente, "Pero yo
simplemente no lo hago. No lo haré. Es mi trabajo".

"No lo es", argumenta Remus, porque por supuesto que sí, porque tiene algo que decir. "No fuiste
traído a este mundo para cuidar a tu hermano, ni a nadie más, y nadie fue traído a este mundo para
cuidar de ti. Nadie está obligado a cuidar de nadie más, Sirius. Es una elección. hacer eso, o de lo
contrario no tiene sentido. Ninguno.”

"Remus—"

"No, escúchame. ¿La gente a la que cuido aquí en el Hallow? ¿Nací para hacer esto? No. Es una
obligación. Estoy obligado. No lo hago porque quiero, lo hago porque Moriré si no lo hago. James,
lo he visto cuidar de ti. ¿Crees que lo hace porque siente que tiene que hacerlo? ¿Tú cuidas de él
porque sientes que tienes que hacerlo? Lily y yo —Nos cuidamos el uno al otro por elección, no
por un sentido de responsabilidad. Cuando estrellaste contra una pared a tu madre, no lo hiciste
porque sintieras que era tu deber como hermano de Regulus. Lo hiciste porque él estaba herido, y
te enojó, y porque te negaste a dejar que ninguno de los dos fuera lastimado por ellos nunca más.
Todo eso tiene significado. Eso es importante".

"Lo que estás diciendo sobre el significado en él, eso es todo cierto, tienes razón", admite Sirius.
"Es importante que las personas se preocupen unas por otras a propósito, no porque estén
predestinadas a hacerlo. Yo solo... se siente como... Bueno, esa es la cuestión, ¿No? Siempre tomé
la decisión de cuidarlo, cuidar de él, y luego yo... ya no pude más. Y esa no fue una elección,
Remus. Yo—yo realmente no pude".

"Te culpas a ti mismo por eso, incluso cuando estás muy consciente de que no es tu culpa",
murmura Remus, con las cejas fruncidas. Sirius simplemente se encoge de hombros, porque sí, más
o menos. "Puede que esté loco, pero eres un desastre, Sirius Black".

"Nunca lo negué", dice Sirius con una carcajada.

Remus muestra una pequeña sonrisa. "Has estado cuidando mucho a tu hermano, y a James,
últimamente".

"¿Es por elección, sin embargo?"

"Podrías… no hacerlo."

"No", declara Sirius simplemente.

"Bueno, ahí lo tienes," le dice Remus, ojos suaves. "Hiciste tu elección, y sin importar las
circunstancias, eso significa algo. ¿Regulus? Él también tomó su decisión. Tomó la decisión de
pedirme que cuidara de ti, porque significa algo para él que te cuiden, incluso cuando no puede ser
él quien lo haga. ¿Y Sirius?”

Tragando saliva, Sirius susurra: "¿Sí?"

"Vas a dejarme hacer esto por él", murmura Remus, sosteniendo su mirada. "Vas a dejarme hacer
esto por él, por James, por ti y por mí. Y no te vas a sentir culpable por eso, porque eso quita lo que
significa para todos nosotros".

"Está bien", Sirius exhala, sintiendo como si una especie de peso acabara de caerse de él. No
mucho. Más como cortar las puntas sin salida de su cabello cuando comienzan a enredarse tanto, y
luego disfrutar de lo fácil que es pasar un cepillo por las hebras después.

"¿Todavía quieres que te toque?" pregunta Remus.

" Sí, Realmente mucho", dice Sirius, luego se esfuerza mucho por no sentirse egoísta por eso.
James no estaría molesto; ese rayo de sol estaría completamente encantado. Regulus, bueno, se
preocupa por Sirius y quiere que lo cuiden, así que no es como si se sintiera ofendido.

Remus sí lo toca, entonces. Simplemente estira la mano para deslizarla por el brazo de Sirius,
luego lo acerca hasta que pueda envolverlo y sostenerlo. Sirius se hunde en él con una profunda
exhalación, cerrando los ojos mientras le devuelve el abrazo.

Sirius es como arcilla húmeda en las manos de Remus, completamente a su merced y guía. Algo en
él se asienta tan pronto como Remus lo sostiene así, como si el lugar más pacífico del mundo fuera
el círculo de sus brazos. Si realmente existe un paraíso después de la muerte, Sirius no sabría que
está muerto si muriera en los brazos de Remus, porque nada cambiaría. Ha encontrado su paraíso
justo aquí.

Los labios de Remus rozan su frente, luego presionan más fuerte en el momento en que Sirius se
mece en ellos, su corazón se acelera al darse cuenta de que es un beso. Remus está besando su
frente. Y luego Remus está besando su sien. Y luego Remus está besando la esquina de su ojo
derecho, una mano deslizándose hacia la parte de atrás de su cuello para guiarlo para que incline su
rostro hacia arriba. Sirius lo hace, y luego es recompensado por su cumplimiento cuando Remus lo
besa en la mejilla.

Sin embargo, no va más allá de eso, por lo que Sirius está agradecido. No esta noche. No ahora. Tal
vez nunca, porque Sirius no puede manejar eso en este momento, con su hermano y mejor amigo en
la arena, ellos sufriendo y él sabiéndolo. Simplemente no puede hacerlo, y está tan agradecido de
que Remus parece saberlo y respetarlo. Presiona para que Sirius se deje consolar, y eso es todo,
nada más. Por ahora, Sirius puede manejar eso, pero solo por poco.

"Debo decir", susurra Sirius, "Me siento muy cuidado en este momento".
Remus se ríe con esa encantadora risa suya y se dobla hacia adelante para enterrar su rostro en el
hombro y el cabello de Sirius. Sirius presiona una sonrisa contra su mejilla y se deja abrazar.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Para aquellos de ustedes que revisan las notas finales: Regulus termina matando a
Avery en este capítulo al apuñalarlo en un lado de su cuello con su daga.
Para aquellos de ustedes que terminaron el capítulo, ¿Cómo nos sentimos?

Por lo que el río se congela por la noche, no era muy útil para Regulus, que solo estaba
tratando de no morir congelado, pobre bebe.
Hablando de la amenaza de morir congelado, pobre Vanity, ¿Verdad? James y Peter
tratando de mantenerla caliente me tiene como ☹☹☹ también el hecho de que
Marlene es su mentora, Y el de Hodge, hablar de una yuxtaposición, eso se tocará más
adelante. ¡Veremos a Marlene (y Dorcas) de nuevo muy pronto, de hecho!

De vuelta a Regulus, está pasando por un mal momento, ¿No? hablando de empezar
con una explosión, el primer día y ya ha matado a alguien en defensa propia, yo como
el escritor: por favor, deja que este hombre DESCANSE
Y luego Sirius y Remus, ay mis amores son tan... quiero decir, la forma en que se
hablan entre ellos y se abren y lentamente, con el tiempo, se acercan y confían más y
más???? Estoy obsesionado con ellos. Si alguien está molesto porque pensó que Sirius
y Remus se iban a besar, solo tenga paciencia, es el primer día de los juegos, Sirius no
estaba en condiciones de lidiar con todo eso además de todo lo demás.
Además, siento que ese tema de, ya sabes, preocuparse por las personas no por un
sentido de obligación sino por elección es simplemente... muy importante, es muy
importante que las personas se preocupen por otras personas porque QUIEREN
hacerlo, en lugar de porque sientan que deben hacerlo, la gente hace eso todos los días.
¿Puedes creerlo? los humanos miran a otros humanos y quieren cuidarlos cuando lo
necesitan, y eso es jodidamente especial para mí, como, el mundo puede ser horrible,
sí, pero siempre hay cosas como esa por las que estar agradecido. <3

Además, Sirius es como: mataría por ti. Y luego Remus tiene que contenerse
físicamente para no caer de rodillas en ese mismo momento, ambos están TAN mal,
pero los amo, Sirius es un desastre, y Remus es demente, muy adecuado, diría yo.

De todos modos, ¡Terminare porque llego un poco tarde hoy! actualizaciones sobre los
números y esas cosas:
Número restante de tributos a partir de este capítulo: 18
Los que han muerto: 4 tributos anónimos, Dylan y Avery.

Notas mías:

La relación de Sirius y Regulus, siempre me tendrá llorando, es tan compleja que me


duele. De todas formas, es un capítulo que empieza todo lo que irá en decadencia,
¿Cómo se lo están tomando hasta ahora?

No actualizo 2 capítulos a la vez, porque editar un capítulo demora 3 horas, ya sea más
o menos, me tomo mi tiempo, yo creo que uno por día es más que bueno, aunque
habrá días que no subiré ninguno, porque me tomaré un breve brake o tal vez los
sorprenda con dos, quien sabe, pero por ahora serán solo uno por día.

Sin más que decir hasta el siguiente capítulo, no olviden decirme si hay algún error
para corregirlo, ya que siempre se escapa algo, bye!!
Stubborn
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a lesiones pasadas (en su mayoría implícitas)


-Referencias a atrapar/atrapar/matar animales salvajes para comer (nada descrito
explícitamente) -muerte de una serpiente—como una literal, no un Slytherin lmaooo
(breve y no explícitamente descrito en detalle)
-Descripción explícita de una criatura parecida a una araña (para aquellos de ustedes
que, como yo, están aterrorizados por las arañas)
-Referencias a una posible muerte futura (debido a la arena)
-Muerte declarada explícitamente (aunque no se muestra explícitamente)
-Menciones de sangre

See the end of the chapter for more notes

Una vez, hace años, Lily le dijo a Remus estas palabras exactas: Remus, no puedes seguir haciendo
cosas que sabes que no terminarán bien y esperar que terminen de otra manera. En ese momento,
ella estaba bastante molesta con él y también en medio del tratamiento de las heridas en su espalda,
y él estaba un poco delirando por el dolor, pero las palabras tenían peso para ellos. Peso que dejó
rodar por su espalda (herida).

Eso volvería a perseguirlos a ambos al final, porque Remus, de hecho, siguió haciendo cosas que
sabía que no terminarían bien como si los resultados fueran diferentes, y nunca lo fueron. Bueno,
hasta que lo fueron. Sin embargo, resultados diferentes no significaban mejores, lo que aprendió de
la manera más difícil: sangre debajo de las uñas y los jadeos desesperados de Lily por aire
resonando en sus oídos. Uno pensaría que, después de todo eso, él no cometería el mismo error.

Remus sabe que esto, con Sirius, no va a terminar bien, no realmente. Como mínimo, ambos
saldrán muy lastimados, y eso es realmente lo mínimo de lo que pueden esperar. También existe un
riesgo muy real de ser torturado, o asesinado, o ambos, o algo peor. De hecho, es una tontería de su
parte hacer lo que están haciendo, lo que han estado haciendo desde el principio, y nada puede salir
realmente de eso. No es apropiado, y Remus no debería.

Como se estableció, Remus no es bueno para ser correcto o hacer lo que debería. Él nunca lo ha
sido.

Sirius se ve rudo cuando entra a la cocina, como si no hubiera dormido mucho. Remus odia no
haber podido quedarse con él anoche. Eventualmente, tuvo que regresar a su celda, lo que dejó a
Sirius solo con... literalmente tanto estrés que Remus apenas puede comprenderlo. Está
visiblemente pesando sobre él, dejándolo con agotamiento en las líneas de su rostro y una
pendiente caída en sus hombros.

Aún así, Sirius se detiene con un chirrido, una chispa entra en sus ojos cuando ve a Remus, y
exhala, "Oh. Hola".

"Hola", responde Remus, con los labios contraídos. "¿Tienes hambre?"

"Para nada", admite Sirius.

Remus tararea. "Lástima. Apenas comiste ayer, o anteayer, y yo ya hice el desayuno. Siéntate".

Sirius se sienta, parpadeando a Remus mientras se mueve para sentar un plato frente a él. De
nuevo, dice: "Hola".

"Hola", repite Remus, sonriendo de nuevo antes de darse la vuelta para ir a buscar su plato,
uniéndose a Sirius en la mesa justo frente a él. Sirius no se mueve, solo lo mira fijamente, y Remus
levanta las cejas mientras lo señala con el tenedor. "Come."

"Correcto. Gracias", murmura Sirius, recogiendo su tenedor. Obedientemente le da un mordisco, y


comen en silencio por un rato. Remus está contento de estar comiendo, así que no planea
interrumpirlo. Sirius lo hace, eventualmente. "Tú, um. No me despertaste".

"Recuerdo que me dijeron que no era un despertador", dice Remus a la ligera, y Sirius sonríe
débilmente. "Pensé en dejarte dormir sin molestarte, y necesitabas desayunar".

"Podríamos haber hecho el desayuno juntos", señala Sirius, casi petulante al respecto. Lanza un
suspiro y baja el tenedor cuando Remus lo mira fijamente. "Yo solo—quiero decir, obviamente no
tienes que hacer nada, y no eres un despertador, pero no mentiré y diré que no me gustó
despertarme contigo. No quiero— "Se detiene, luego traga. "Voy a estar muy ocupado durante los
próximos días, y no estaré aquí mucho, así que me gustaría... bueno, si quieres lo mismo y estás de
acuerdo con eso, yo Me gustaría pasar tanto tiempo contigo como pueda".

Remus asimila eso por un largo momento, luego asiente. "Lo entiendo. Honestamente, solo
esperaba que estuvieras durmiendo un poco".
"En realidad no", murmura Sirius. "No dormir bien, en cualquier caso".

"¿Cuáles son tus planes para el día?" pregunta Remus.

Sirius hace una mueca. "Tengo que reunirme con otros mentores, patrocinadores y creadores de
juegos para la fiesta de vigilancia diaria. Es donde intentaré hacer que el tiempo de Regulus y
James en la arena sea menos difícil. No podré... bueno, Tengo que actuar como si estuviera... bien
con todo, por lo que va a ser jodidamente horrible. Estaré fuera todo el día, lo más probable, y
luego regresaré aquí por la noche".

"¿Seguirán transmitiendo los juegos cuando regreses?"

"Sí. Continuaré viéndolo aquí".

"Correcto." Remus frunce los labios. "Bueno, estaré aquí limpiando y cocinando para que tengas
algo de comer cuando regreses, luego lo veremos juntos, ¿Sí? Y no tendrás que fingir que estás
bien conmigo".

"No tienes que-"

"Lo sé, pero quiero hacerlo. Todo es parte de cuidarte, ¿Recuerdas? Y, en cuanto a las tareas, no
tengo mucho más que hacer mientras estoy aquí".

"¿Vas a ver los juegos también?" pregunta Sirius. "Quiero decir ¿Mientras no estoy?"

Remus asiente. "Pensé que lo haría, sí. Se supone que no debo hacerlo, y por lo general no me
importa, pero son... James y Regulus".

"Sí", acepta Sirius en voz baja, mirando su plato con el ceño fruncido. Remus empuja su pie hacia
adelante para golpearlo con el de Sirius, luego señala la comida con su tenedor cuando Sirius mira
hacia arriba. Sirius comienza a comer de nuevo y se quedan en silencio por otro largo rato.
No hablan durante el resto de la comida, y Sirius solo logra comer la mitad antes de darse por
vencido.

Remus se pone de pie, toma su plato y se inclina hacia adelante para recoger el de Sirius. Se aleja
para combinar la comida de ambos platos en uno, manteniéndolo almacenado para poder comerlo
en el almuerzo, luego comienza a prepararse para limpiar. No le sorprende cuando Sirius lo sigue
con los vasos y proceda a ayudar.

Con una creciente oleada de afecto, Remus observa cómo Sirius se arremanga cada manga de la
camisa y sumerge sus manos en el agua jabonosa, sin necesitar instrucciones sobre cómo hacer esta
tarea en particular y pareciendo extrañamente complacido con este hecho. Remus piensa que
todavía estaría completamente enamorado de Sirius incluso si no lo hiciera, y así es como sabe que
está perdido. Nunca aceptaría a un hombre que no supiera cómo lavar los platos de otra manera.

"Gracias", dice Sirius abruptamente.

Remus parpadea. "De nada. Espera, ¿Por qué?"

"Por cuidarme", murmura Sirius mientras lava un plato y se lo pasa a Remus. No lo está mirando, y
hay una mirada lejana en sus ojos. "No tienes que hacerlo y, sin embargo, lo haces, y eso...
significa algo. Eso tiene significado, como dijiste. Diría que me gustaría devolverte el favor, pero
nunca desearía que estuvieras en una posición en la que necesitaras que te cuidaran. Pero espero
que sepas que yo lo haría. Y espero que eso también tenga sentido".

Remus sienta el plato en el fregadero, cierra el grifo y mueve los dedos. Sin una palabra, se gira y
tira de Sirius a sus brazos. El vaso que Sirius sostenía vuelve a caer al agua con un gruñido y un
ruido sordo cuando se asienta contra el fondo del fregadero. En el siguiente segundo, las manos de
Sirius salen del agua con un chapoteo, goteando espuma mientras se acerca con entusiasmo y
desliza sus dedos enjabonados directamente en el cabello de Remus.

Sirius se funde en el abrazo de una manera que, francamente, hace que Remus se sienta como un
dios. Es sumamente satisfactorio tener a Sirius hundido en él como si no hubiera otro lugar en el
que preferiría estar, y eso no es nada comparado con lo devastadoramente maravilloso que es
abrazar a Sirius.

"Tú lo haces", dice Remus cuando se aleja, completamente sin aliento. "Ya me cuidas, Sirius, más
de lo que podrías imaginar".

Sirius tararea, con los ojos aún cerrados mientras se inclina hacia Remus, luciendo suave y
satisfecho como si Remus tocándolo lo hubiera puesto un poco alto. Una sonrisa curva su boca,
una inclinación tentadora en la que Remus quiere presionar su boca, pero no lo hace. Se abstiene,
de alguna manera, y se conforma con presionar un beso rápido y fugaz en la sien de Sirius,
demasiado tierno para ser otra cosa que una gran señal de lo que siente por Sirius.

"Oh, hey. Hola. Saludos. Buenos jodidos días a todos", anuncia Sirius cuando Remus se aleja, y
ahora sonríe, luego echa la cabeza hacia atrás y se ríe como si acabara de contar el mejor chiste.
Suena emocionado.

"Basta," dice Remus, divertido. Le da un pequeño empujón a Sirius. “Ve a cambiarte.”

"Los platos-"

"Puedo lavar los platos, Sirius, está bien".

"Te ayudaré, luego ve a cambiarte", dice Sirius de todos modos, luego se muerde el labio mientras
mira a Remus con diversión. "Tienes espuma en el pelo, Remus. Déjame-"

De alguna manera, las manos de Sirius en su cabello hacen que se rían juntos en voz baja,
juguetones y felices, y les toma un tiempo terminar los platos.

~•~

Regulus se despierta con la sensación de algo frío y extraño deslizándose alrededor de su garganta.
Se congela cuando abre los ojos y, en el oscuro hueco del árbol, solo puede distinguir algo que se
mueve a lo largo de su brazo. Tiene la sospecha furtiva de que sabe lo que

eso es.

Como es lo que es, no se puede culpar a Regulus por su reacción. En el segundo siguiente, se agita
y se lanza fuera del tronco del árbol, golpeando el suelo y arrancando frenéticamente la serpiente
de su garganta antes de que pueda completar un circuito completo y estrangularlo. Se levanta
cuando la serpiente golpea el suelo frente a él, silbando y enroscándose rígidamente, y entonces
intenta atacar, y-

El golpe nunca llega. Regulus ya ha sacado la mano, enviando su daga volando hacia la serpiente,
donde procede a clavarla en el suelo. La serpiente se retuerce bajo la hoja, y Regulus retrocede
dando tumbos, respirando con dificultad. Gira la cabeza y frunce el ceño para no verla morir,
sintiendo que se le revuelve el estómago. Pasan unos minutos y Regulus se queda allí de pie,
respirando, con los dedos tocándose la garganta.

Una serpiente. Casi lo matan con una maldita serpiente. Sirius no estaba bromeando acerca de que
lo castigaran. Sin duda un regalo del mismísimo Horace Slughorn, a cambio de su corte de pelo.
Regulus frunce el ceño y procede a voltear al cielo, luego se detiene rápidamente cuando se da
cuenta de que los creadores del juego podrían, de hecho, soltarle mil serpientes en este momento.

Exhalando temblorosamente y todavía temblando un poco por la adrenalina sobrante, Regulus se


pasa las manos por el cabello y mira a su alrededor con cautela. Es de mañana, pero no demasiado
temprano por el sol que se cuela por los huecos de los árboles, y ya no hace frío. Es como si anoche
no hubiera helando en absoluto y, en cambio, hace calor y sol, casi alegremente.

Hay una teoría que Regulus quiere poner a prueba, pero lo hará más tarde. Por ahora, lo más
importante en lo que debe concentrarse es en conseguir agua y comida.

Sus suministros tienen algunas opciones de nutrición, pero no quiere comerlas hasta que no tenga
otras opciones. Con una mueca, mira a la serpiente, que ahora está muerta.

Bueno, es una opción.

~•~

Vanity llega a la mañana, para alivio de James. Comienza a calentarse cuando el sol vuelve a
aparecer, y Vanity finalmente deja de temblar y recupera algo de color en sus mejillas. Incluso se
calienta cuando se sienta demasiado cerca del fuego durante demasiado tiempo.

Mantienen el fuego encendido por un rato, hirviendo más agua para calmar la sed. No es un
proceso corto, teniendo en cuenta que están usando piedras planas y curvas que apenas contienen
un trago para cada una, pero es mejor que nada de agua, y solo beber el agua que gotea por las
paredes de la cueva es una muy mala idea. Sirius les dijo que no bebieran agua sin hervirla a menos
que pudieran ver la fuente de donde proviene.

Es cierto que James tiene hambre, y Sirius tenía razón al decir que desearía haber comido más,
porque realmente lo hace. También desea haber disfrutado de su última comida, pero ahora no hay
nada que hacer al respecto. Han hablado de colocar trampas para atrapar algo para comer, lo que a
James no le entusiasma mucho, pero tampoco hay nada que hacer al respecto. Necesitan comer,
entonces.

Peter y James saben cómo hacer trampas, ya que ambos aprendieron en la parte de supervivencia
de la sala de entrenamiento, pero Vanity nunca dejó la estación de insectos para aprender cómo
hacerlo. James se pone ansioso, sinceramente, por lo que insiste en que deje que Peter le enseñe.

"Pero no quiero saber cómo matar conejitos y ardillas lindas", le dice Vanity, horrorizada.

"Sí, tampoco es mi truco de fiesta favorito, Vanity, pero fácilmente podríamos morirnos de
hambre", responde James disculpándose, con los labios fruncidos cuando ella arruga la nariz.
"Podría pasar un tiempo antes de que se atrape algo, así que ustedes dos deben preparar las trampas
lo antes posible".

"¿No estás ayudando?" Peter pregunta con curiosidad, sin acusación ni juicio, como si ya supiera
que James ayudaría si no tuviera una razón para no hacerlo.

James suspira y le pasa a Vanity la roca para la tercera y última rotación del agua. "No, tengo que
irme, pero volveré".

"James, no creo que irte sea una buena idea", comenta Vanity con el ceño fruncido. “Estamos a
salvo aquí.”

No hay ningún lugar seguro aquí, piensa James, pero no lo dice. Las palabras son pronunciadas
con la voz de Sirius, y oh, James lo extraña como un puñetazo en el estómago. Aclarándose la
garganta, se pone de pie y sonríe con fuerza. "Hay algo que tengo que hacer. Si ustedes dos atrapan
algo, no me esperen, ¿De acuerdo? Cómanlo. Todo. No guarden nada. Trataré de ver qué puedo
encontrar mientras estoy afuera."

"Ten cuidado", susurra Vanity.

"Lo haré", le asegura James, su sonrisa se suaviza antes de darse la vuelta para irse, saliendo de la
cueva.
No llega muy lejos antes de que Peter lo siga y diga, con bastante severidad, "James".

"¿Sí?" James pregunta, girando para mirarlo.

"Vas tras Regulus, ¿No?" Peter murmura. Sus brazos están cruzados y sus labios están inclinados
hacia abajo en un ceño fruncido.

"Sí", admite James, sin siquiera molestarse en mentir. "Sé que está vivo ahí afuera, Pete. Necesito
encontrarlo".

"En realidad no puedes esperar encontrarlo en un día", dice Peter, luciendo incrédulo. "James, te
podrían matar ahí fuera. No tienes armas, ni... ni nada".

"Lo sé, pero tengo que hacerlo", insiste James. "Puede tomar más de un día, tienes razón—"

"¡Te morirás de frío por la noche si estás solo! ¡Enciendes un fuego fuera de la cueva y eso atraerá
a la gente directamente hacia ti!"

"Peter—"

"Si te vas, te vas a morir", espeta Peter. "¿Él vale eso?"

James solo lo mira y dice: "Sí".

"Por el amor de Dios…" Peter se pasa una mano cansada por la cara y suspira. "Mira, deja de
pensar con tu polla por un momento, ¿Sí? Solo, ¿Has considerado lo estúpido que es? ¿No solo
para ti, sino para el resto de nosotros? ¿Yo? ¿Vanity?"

"Yo- ¿Disculpa?" James espeta, sobresaltado.

Peter entrecierra los ojos. "James, sabes que Regulus es un objetivo. Los mortífagos lo quieren y
buscarán cada centímetro de esta arena para encontrarlo. Si lo traes de vuelta aquí, los traerás
directamente a nuestra puerta".
"Entonces, ¿Qué, se supone que debo dejarlo solo?" James replica bruscamente.

"Sí", sisea Peter. "¡Estos son los juegos del hambre! No es un jodido retiro en el bosque. Estoy
dispuesto a apostar cualquier cosa a que los mortífagos están cazando a Regulus mientras
hablamos, y mientras sigan haciendo eso, no vendrán por nosotros. Yo digo-"

"Quizás quieras parar antes de decir algo más", interrumpe James con frialdad, y Peter cierra la
boca. "Entiendo que estés asustado y preocupado, y yo también, pero no voy a cambiar de opinión.
Voy a encontrarlo".

"Entonces, ¿Su vida es más importante para ti que la mía, que la de Vanity?" Peter desafía.

James traga saliva y gruñe: "Yo no dije eso".

"No tenías que hacerlo", responde Peter con dureza.

"Yo-" James mira hacia otro lado, un profundo suspiro se le escapa. No se trata de comparar vidas,
no para él. Sabe, de manera realista, que solo una persona puede llegar a casa, y dado que ya ha
decidido que hará todo lo posible para asegurarse de que esa persona sea Regulus... Bueno, eso
hace que cuidar a otros que también quieren sobrevivir sea mucho más difícil. Sacude la cabeza y
mira a Peter con impotencia. "Tengo que irme."

"Estás cegado por tus sentimientos por él", anuncia Peter con algo parecido a la resignación, "Y
eso hará que te maten". Oh, no tienes idea de cuán consciente soy de eso, piensa James, porque ese
siempre fue el plan, ¿No? "No me gusta, porque me agradas. Quiero que estés bien,

James. Quiero que estés a salvo, y—y no quiero hacer esto solo. Vanity nos necesita a los dos".

"Tú y Vanity estarán a salvo aquí hasta que yo regrese. Tienes razón, no sé cuándo será eso, o lo
que se necesitará, pero eventualmente regresaré", promete James.

"No puedes hacer eso si estás muerto", susurra Peter, con los ojos muy abiertos. " Realmente no
quiero que mueras. Eres mi amigo, y entiendo que Regulus es importante para ti, en verdad lo
entiendo, pero yo solo... estoy preocupado, ¿De acuerdo?"
“¿Entonces no quieres que vuelva?" James pregunta, sosteniendo su mirada.

Peter frunce el ceño y luego niega con la cabeza. "No, James, eso no es lo que estaba diciendo.
Solo…" Se desinfla un poco, tragando saliva y mirando a James como si ya estuviera de luto por
él. Al final, todo lo que dice es: "Solo ten cuidado, ¿Sí?"

"Sí", murmura James, "Tú también, Pete".

~•~

Regulus no ha bebido nada en más de veinticuatro horas, lo que no suena tan mal hasta que se toma
en consideración cuán activo ha estado en las últimas veinticuatro horas. Correr, columpiarse,
congelarse, todo ya le ha pasado factura, muy rápido, y en realidad no se deja descansar. Tan
dolorido, exhausto y deshidratado como está, Regulus no pierde el tiempo en tratar de encontrar
una fuente de agua.

Está resultando ser una tarea difícil, sinceramente. Está siendo muy cuidadoso hoy, permaneciendo
en silencio y vigilante donde quiera que vaya, nunca demorándose en un lugar por mucho tiempo.
El bosque está lleno de ruido, árboles que crujen y viento silbante y varios animales salvajes
huyendo, él entre ellos. Es muy consciente de que los mortífagos todavía están por ahí, buscándolo,
y no hay duda de que saben que él mató a Avery, por lo que está seguro de que están haciendo todo
lo posible para encontrarlo.

En general, Regulus está teniendo un día de mierda. Le duele la cabeza de la sed. Le dolía la cara y
la boca por la pelea con Avery. Le duele todo el cuerpo por todo el esfuerzo de escalar, y luego ser
arrojado con rocas, y luego casi morir congelado durante la noche. Todo duele, y Regulus está de
muy mal humor por eso.

No ayuda que cada chasquido de una rama, o cada susurro de un arbusto, pueda ser alguien que
viene a matarlo, por lo que está nervioso por encima de todo lo demás.

Sin embargo, su vigilancia finalmente da sus frutos cuando sigue todas las señales hacia el agua.
Sabe que se está acercando cuando presiona el suelo con la mano y levanta las hojas, frotándolas
entre los dedos mientras las examina en silencio. Están húmedos. En algún lugar por aquí, hay
agua.

Lo encuentra menos de una hora después, atravesando un claro en los árboles para encontrar un
pequeño arroyo. Es muy delgado y desciende por la débil pendiente de la colina que tiene delante,
una pequeña cascada que se desliza entre las piedras. Es fresco, sin embargo, y limpio. Seguro.
Regulus no puede evitar zambullirse un poco imprudentemente, juntando las manos para tomar un
trago profundo, con los ojos cerrados.

Deberías haber revisado el área, dice la voz en su cabeza que se parece mucho a Sirius.

"Cállate", murmura Regulus en voz alta, a nadie. Hermoso. Un día en la arena, y ya se está
volviendo loco.

Después de beber un poco más, ni demasiado ni demasiado rápido, o se enfermará, Regulus se


toma el tiempo para limpiarse las manos. Limpiándolos adecuadamente, metiéndose debajo de las
uñas y entre las arrugas de los nudillos. Aun así, si desenfoca los ojos, puede ver destellos de la
sangre de Avery manchados en ellos.

No puede limpiarse las manos para siempre, por lo que se obliga a detenerse y busca en su bolsa el
recipiente que contendrá agua. Lo llena, bebe al menos la mitad y luego lo vuelve a llenar.
Manteniendo a raya la amenaza de deshidratación por ahora, Regulus retrocede, solo para quedarse
quieto cuando escucha una rama romperse detrás de él.

Lentamente, Regulus se da la vuelta, con la daga en la mano, luego siente que lo atraviesa un rayo
de conmoción cuando ve lo que está esperando allí. Es muy posible que sea la araña más grande
que Regulus haya visto en su vida, excepto que también es algo más. La araña solo tiene seis patas,
en lugar de ocho. Donde normalmente estaría la cara de la araña, hay un torso que sobresale en lo
alto, junto con dos brazos, y la cara de Avery. Es como un... centauro, si en vez de ser la mitad
inferior de un caballo, es una puta araña. Ah, y la cara de Avery está prácticamente dividida por la
mitad con pinzas mortales que hacen clic en una amenaza flagrante, sus ojos negros y brillantes.

"Tienes que estar jodidamente bromeando", sisea Regulus por lo bajo, completamente horrorizado.
Sabía que los creadores de juegos estaban enfermos, y no es como si fuera a ser el primero en la
fila para decir que Avery no era una mierda de persona, ¿Pero para faltarle el respeto a los muertos
de esta manera? ¿Hacerlos parecer una caricatura de sí mismos?

Y también, ¿Por qué diablos Regulus no puede tomar un descanso?

Regulus puede entender que están usando el rostro de Avery para desconcertarlo, pero,
francamente, una araña del tamaño de un maldito oso habría hecho el truco. Podría prescindir de la
teatralidad extra, gracias. La- cosa araña Avery- se balancea hacia adelante, las patas se arrastran de
una manera francamente espeluznante, y las pinzas hacen clic una vez más en un patrón siniestro.
Todavía no se lanza, por lo que Regulus trata de pensar cuál es la mejor ruta en esta situación.
¿Luchar? Puede lanzar sus dagas, claro, pero atacar de frente le arrancará la cabeza de un mordisco,
y él lo sabe. ¿Correr? No podrá exactamente correr en silencio con esta maldita cosa
persiguiéndolo, y va a llamar la atención en algún momento, a menos que pueda escapar a tiempo.
¿Escalar? Oh, él odia escalar, ¿Y las arañas no pueden escalar? Él no está dispuesto a poner a
prueba esa teoría. ¿A quién se parece? ¿A Evan? No. Entonces, a correr. Brillante.

Con una respiración profunda, Regulus se gira y corre.

~•~

James ha localizado bayas. Bayas seguras, que él sabe con certeza porque aprendió sobre ellas en
la sala de entrenamiento. Todavía es cauteloso solo para estar seguro, presiona una baya en sus
labios, espera unos minutos, luego a su lengua, espera otros minutos, y cuando nada le hormiguea,
le pica o se le entumece, confía en las bayas lo suficiente como para comer una. Cuando, después
de unos minutos sin que nada saliera mal, James reúne más para comer.

No es exactamente una comida completa, pero es mejor que nada, y no ha tenido muchas cosas
para estar seguro de eso. Come unos cuantos puñados hasta que el dolor en las sienes desaparece,
luego se lleva otro puñado para comer mientras continúa.

Ha estado caminando durante mucho tiempo, regresando hacia el río asesino y la cueva en la que
todos comenzaron. Tal vez el río ya se haya secado, y si no hay nadie cerca, sería una buena idea
conseguir algunos suministros y armas para él, pero también para Peter y Vanity. Además, cuando
eres un objetivo, tener formas de defenderte es crucial, y James duda seriamente que Regulus iría
demasiado lejos sin al menos una daga.

El propio James está arrastrando el palo más resistente que pudo encontrar en sus viajes.
Particularmente no quiere usarlo, pero es lo suficientemente denso y fuerte para hacer daño si es
necesario.

¡Boom!

El sonido de un cañón que se dispara sobresalta a James lo suficiente como para dejar caer sus
bayas, su cabeza se levanta cuando su corazón comienza a acelerarse. Nuevamente, su primer
pensamiento es, inmediatamente, ¿Regulus? Un momento después, se escucha un chillido agudo y
agudo en la distancia que hace que su sangre se hiele.
Antes de que James se dé cuenta de lo que está haciendo, corre directamente hacia él a toda
velocidad sin pensarlo dos veces. Ese grito fue de pura angustia, nada menos que terror abyecto
resonando entre los árboles. Algo está mal. Realmente mal.

James no sabe cuánto tiempo estuvo atravesando el bosque antes de darse cuenta de que alguien se
precipita hacia él, corriendo en su dirección como si su vida dependiera de ello. Se da cuenta de
que no, se escuchan dos pasos, lo que se confirma un momento después cuando choca con dos
personas con tanta fuerza que todos salen rodando.

"¡Joder, joder, joder! ¡Corre!"

"Espera, espera, Irene—"

Se oye un gemido y James levanta la cabeza para ver a Irene levantándose a trompicones, dándose
palmadas frenéticas por todo el cuerpo y con cara de estar a punto de llorar. Mathias se abre paso
hasta ponerse en pie, con la cara contraída en una mueca mientras se tapa el costado. Tiene un
corte bajo los dedos, áspero, pero no mortal, como si se hubiera raspado contra un árbol.

"Mathias", se ahoga Irene, "¡¿Qué diablos?! ¿Qué diablos fue eso? ¿Viste... viste lo que yo..."

"¿La maldita araña gigante en la que se convirtió Avery? ¡Sí!" estalla Mathias. "Sí, lo vi, pero...
pero no creo que nos persiguiera, Irene. Mira, se ha ido, ¿Ves?"

Irene suelta un gemido y se estremece en todo el cuerpo, todavía tocándose los brazos. "Oh, odio
las arañas. Las odio tanto. Era tan grande. Eran tan..."

James se aclara la garganta.

"Oh, hola, James", saluda Mathias, sonando sin aliento.

"¿Avery se convirtió en una araña?" James pregunta, confundido. "¿Pensé que Avery estaba
muerto? Murió anoche, ¿No?"

"Oh, definitivamente está muerto", escupe Irene con repugnancia. "La araña está hecha por el
Hallow, James. Una de sus malditas creaciones espeluznantes. Entonces, es como si la mitad
superior fuera Avery y la mitad inferior fuera una araña. Y tiene estas pinzas, es tan malo que no
tienes idea. ¡Simplemente le arrancó la cabeza a alguien!

"¿Quién?" demanda James. "¿De quién era la cabeza?"

"Ni idea. Una chica", dice Irene.

"Casi me alcanzan a mí", murmura Mathias con cansancio, señalando a su lado con una mueca de
dolor.

"Pero fue después de-" Irene se detiene y mira a James, quedándose en silencio cuando lo mira a
los ojos. La expresión de su rostro hace que el temor se asiente en su estómago de inmediato.
"James…"

"La araña", grazna James, "¿Después de quién?"

Mathias exhala profundamente y comparte una mirada con Irene, y luego levantan una mano como
si estuvieran tratando de mantener la calma de James. "Fue un momento realmente desafortunado,
sinceramente. Irene y yo volvíamos corriendo después de revisar el río—"

"Todavía está allí, por cierto", murmura Irene.

"Lo cual no tiene sentido, porque él tenía-" Mathias mira a Irene, con las cejas levantadas. "Lo
viste, ¿No?"

"Lo vi", confirma Irene.

"¿Viste qué?" James pregunta desesperadamente.

Irene se aclara la garganta. "Bueno, estábamos corriendo de regreso cuando, de la nada, Regulus
viene corriendo a nuestro lado como—"
"¿Regulus? ¿Viste a Regulus? ¿Está-"

“Cállate James, ya voy ".

"¡Bueno, habla más rápido!" James estalla.

"Pasó corriendo a nuestro lado como si algo lo estuviera persiguiendo", continúa Mathias donde lo
dejó Irene. "Sucedió muy rápido, y luego esta chica vino corriendo justo frente a nosotros, justo en
el lugar equivocado en el momento equivocado, y la araña literalmente le arrancó la cabeza justo
en frente de nosotros. Irene gritó, Regulus todavía estaba corriendo, y luego la araña se abalanzó
sobre mí a continuación. Salté fuera del camino a tiempo, pero me raspé bastante con un árbol, y
luego Irene me ayudó a levantarme, y corrimos en la dirección opuesta. Es- James, está detrás de
Regulus. "

"Joder", dice James. "Joder, está bien, ¿En qué dirección?"

Mathias le mira boquiabierto. "¡James, no puedes hablar en serio! Esa cosa es enorme y, y de
ninguna manera, lo siento, pero no hay forma de que Regulus pueda sobrevivir a eso. Es tan bueno
como—"

"Todavía no he oído un cañón", gruñe James. "¿En qué dirección, Mathias?"

"Hacia el río", murmura Mathias.

"James, no creo que puedas matarlo", dice Irene con cautela.

Exhalando un profundo suspiro, James comienza a retroceder. "Solo hay una forma de averiguarlo.
Oye, si continúas adentrándote en el bosque durante unas pocas millas, luego giras a la izquierda y
sigues caminando durante una hora o dos, encontrarás una cueva. No es la más fácil de encontrar,
es bastante aislado, pero Peter y Vanity están allí. Si lo encuentran, asegúrense de anunciarse
cuando entren. Hay agua allí, y Peter ya está colocando trampas para atrapar algo, y puedes
encender un fuego allí sin llamar la atención ni que nadie se acerque. Es lo más seguro que hemos
encontrado hasta ahora, así que puedes ir allí si quieres. Está bien, está bien, tengo que-”

"James", sisea Mathias, "ven con nosotros. No-"


"No puedo", responde James. "Necesito encontrar a Regulus".

Irene hace un sonido de frustración. "¡Vas a hacer que te maten!"

James no se molesta en quedarse más tiempo para explicar que, técnicamente, ese era el plan desde
el principio.

~•~

Joder, joder, joder, joder, joder, piensa Regulus mientras corre más rápido que nunca en su vida,
posiblemente. Puede oírlo detrás de él, el crujir de las piernas clamando sobre el suelo del bosque,
y es jodidamente horrible. Se está acercando demasiado y Regulus está...

Regulus va a morir.

"¡Mierda!" Regulus estalla, completamente enojado en este punto. Se da la vuelta y lanza su daga
con todas sus fuerzas, gruñendo mientras se tambalea por la fuerza. No es una situación ideal
apuntar, correr y zigzaguear entre los árboles esporádicamente para frenar a la araña, pero Regulus
tiene buena puntería de todos modos. Golpea la parte de Avery directamente en el pecho, que la
arroja hacia atrás con un silbido bajo.

¿Las arañas silban?

Bueno, este lo hace. Sisea mientras rueda, las pinzas hacen clic y Regulus continúa corriendo. Se
las arregla para alejarse un poco esta vez, y se siente aliviado al instante cuando atraviesa los
árboles que rodean el campo original en el que todos comenzaron. No reduce la velocidad. En
cambio, acelera el paso, corriendo directamente hacia el río que ya no está cubierto de hielo.
Entonces, su teoría es correcta; se descongela durante el día y el puente de hielo se forma durante
la noche, lo que significa que las armas y los suministros solo están disponibles en ese momento.

Regulus puede escuchar a la araña acercándose a él nuevamente, especialmente sin ningún árbol
para navegar. Apretando los dientes, Regulus corre directamente hacia el río, cantando: "Vamos,
vamos, vamos, maldito..."

Todo su cuerpo se balancea frenéticamente y sin delicadeza cuando la araña se acerca lo suficiente
como para salir disparada con sus pinzas, y solo lo esquiva por unos centímetros. El río se acerca,
más y más, tan cerca que podría zambullirse en él, y luego...

Regulus se golpea bruscamente hacia abajo, deslizándose por el suelo con un fuerte derrape
mientras la araña intenta atacarlo, pero el impulso hace que siga avanzando justo encima de él. Se
extiende en el suelo mientras la araña pasa deslizándose, cayendo al agua con un fuerte chapoteo.
Inmediatamente, las manos salen disparadas del agua para agarrarla y arrastrarla hacia abajo.

En el suelo, Regulus se desploma sobre su espalda, respirando con dificultad, luego comienza a
reír. O se ríe o llora, y por eso se ríe. Es una especie de risa con hipo, y disminuye con bastante
rapidez a medida que trata de calmarse. Joder, eso fue una locura.

Apenas puede entender lo que acaba de suceder. No puede creer que funcionó, y esa fue su única
oportunidad, por lo que una parte de él esperaba morir. No estar muerto es mucho mejor,
francamente. Hay algo embriagador, horrible y que provoca náuseas en casi morir, particularmente
cuando una araña gigante te arranca la cabeza mutada con el hombre que mataste anteriormente. Es
literalmente una pesadilla viviente, y Regulus sigue esperando para despertar.

No puede despertar, porque esta es la realidad. ¿Cómo? ¿Joder cómo?

Exhalando un profundo suspiro, Regulus se empuja sobre sus codos y entrecierra los ojos hacia el
río. Está incómodamente cerca de él, por lo que comienza a retroceder, sin querer arriesgarse. Una
vez que está lo suficientemente lejos, se pone de pie e inmediatamente agradece la previsión de
alejarse, porque tropieza un poco. La descarga de adrenalina está bajando, dejándolo tembloroso y
exhausto, pero no puede darse el lujo de descansar en este momento. Recupera el equilibrio y saca
una daga de la funda de su muslo derecho.

Genial, ahora a Regulus le falta una daga. Él resopla y levanta su mano libre, genuinamente solo,
agitado con toda esta experiencia. No es que esperara que fueran unas vacaciones ni nada, pero
honestamente. Es solo el segundo día, y ya ha estado cerca de estar muerto la mayoría de las veces.

Se pregunta si los creadores de juegos están molestos porque usó sus diseños de la arena a su favor.
Bueno, pueden ser jodidos, si lo son. Bastardos.

Regulus lanza una última mirada al agua, luego comienza a trotar hacia el bosque, pero esta vez en
el lado opuesto. Él sabe que no debe quedarse. Toda esa carrera y ese grito que Irene soltó con
tanta fuerza seguramente fue suficiente para llamar la atención, y lo último que Regulus necesita es
más compañía.
Es cuando está llegando al otro lado que escucha un grito en la distancia, y Regulus ni siquiera se
detiene para averiguar quién es o de qué se trata. Simplemente acelera con un gemido y sigue
moviéndose.

Regulus gira bruscamente a la izquierda y corre durante un rato, al menos hasta que encuentra una
gran acumulación de rocas. Rocas muy grandes. Rocas, de verdad. Todos están apoyados el uno
contra el otro, y Regulus se sumerge detrás de ellos, porque solo necesita un puto segundo. Si algo
más lo está persiguiendo ya, va a perder la cabeza. Él sólo... tiene que recuperar el aliento, o
morirá. Pero, si alguien lo atrapa mientras lo hace, morirá.

Frenéticamente, Regulus se encorva para sacar agua de su bolsa, bebiendo un poco entre sus
jadeantes respiraciones, haciendo todo lo posible por permanecer en silencio. Solo por un segundo,
descansa en su lugar, con los ojos cerrados mientras apoya la cabeza contra la roca detrás de la
cual está agachado. Su cuerpo está tan dolorido, pero su corazón se está calmando lentamente, oh
tan lentamente.

Un cañón se dispara abruptamente, haciéndolo dar una sacudida cuando sus ojos se abren de golpe,
y hay un áspero crujido de un palo rompiéndose bajo sus pies. Regulus contiene la respiración.
Esperando. Oídos forzados. El mundo entero parece quedarse en silencio, y él flexiona los dedos
alrededor de su daga, se pone de puntillas mientras gira lentamente la cabeza.

No hay agua cerca. Regulus lo sabe, porque las hojas están secas. Regulus lo sabe, porque puede
oírlos crujir cuando alguien se acerca, paso tras paso.

El corazón de Regulus late con fuerza mientras su mandíbula se aprieta, y lenta y silenciosamente
se pone de pie, entrecerrando los ojos. La persona se acerca al borde de las rocas. Demasiado
cerca. Regulus ha llegado demasiado lejos y ha hecho demasiado para morir en medio de una pausa
para tomar un trago de agua. Él simplemente no lo hará. No está a punto de morir, y tampoco va a
correr.

Un paso más. Si esa persona da un paso más, ese es el último paso que dará. Regulus se asegurará
de ello.

~•~

La espalda de James golpea contra la roca con tanta fuerza que pierde el aliento, y en menos de un
segundo, hay una hoja metida debajo de su barbilla, dándole un beso frío en la garganta.
Regulus parece salvaje. Eso es lo primero que piensa James al mirarlo. Sus ojos son afilados hasta
un punto caótico, sus pupilas se encogen hasta convertirse en un pequeño pinchazo, mostrando el
blanco de sus ojos. Como un animal acosado arremetiendo, así es como se ve en este momento. Su
cabello es un desastre, hay tierra y hierba en él, y su mejilla tiene un hematoma debajo de un
pequeño corte. La comisura de su boca está hinchada, su labio inferior partido.

Francamente, parece que Regulus ha pasado por el infierno.

Él es absolutamente hermoso.

Por supuesto que lo es. James no cree que pueda haber un estado en el que Regulus no le parezca
absoluta e inequívocamente encantador, sólo porque es él. Reconociendo eso, James admite que
siente más preocupación que aprecio, por muy guapo que sea Regulus, siempre.

James cree que Regulus lo iba a matar. No, él sabe que Regulus lo iba a matar, porque estaba
mirando a los ojos de Regulus y lo vio. Regulus tenía toda la intención de matar a quienquiera que
lo hubiera encontrado, sin dudarlo, y luego se dio cuenta de que era James. Vio a James y se
congeló como si alguien hubiera presionado el botón de pausa. Todavía está congelado, ni siquiera
respira.

A James le da una sensación de temor creciente pensar en lo que ya ha llevado a Regulus a este
punto. Este desesperado y feroz punto de defensa y supervivencia donde el asesinato viene primero
a la mente. Una forma de autodefensa que ya se ha vuelto tan normal, solo en el segundo día, que
lo está haciendo instintivamente.

Hay un cambio. Regulus finalmente exhala, y sus dedos se doblan alrededor del mango de su daga,
que todavía está justo contra la garganta de James. Sus ojos están bloqueados, y James puede sentir
una tensión en el aire a su alrededor, algo cargado, como si el mundo entero estuviera conteniendo
la respiración para ver qué va a hacer Regulus. James ya sabe lo que Regulus va a hacer, porque lo
está mirando a los ojos y puede verlo.

Entonces, James sonríe y empuja la hoja hacia adelante hasta que se clava un poco, luego susurra:
"Estás dudando, amor".

"Vete a la mierda", espetó Regulus de inmediato. "Todavía podría".

"¿Y bien? Adelante, entonces. Hazlo", dice James, luego levanta las cejas y sonríe más, esperando.
Las fosas nasales de Regulus se dilatan, su mandíbula se aprieta con tanta fuerza que un músculo
de su mejilla salta. Da un paso más cerca, entrecerrando los ojos, y la hoja presiona más,
peligrosamente cerca de romper la piel. James se mantiene firme, sin dejar de sonreír, observando
cómo la frustración destella visiblemente en el rostro de Regulus.

Un latido. Otro golpe. Luego, con un sonido bajo y furioso, Regulus retira su mano de un tirón,
llevándose su daga con él mientras se aleja con una maldición aguda. Se aleja, luego retrocede,
señalando con el dedo a la cara de James.

"¡Casi te mato, maldito idiota!" Regulus lo regaña, y James no sabe qué lo enoja más: que James
casi muere, o que no lo hizo, porque Regulus no lo mató. Es un hombre complejo, complicado,
sinceramente. "No puedes acercarte a la gente así, James. No aquí afuera. ¿Estás enojado?
¿Quieres morir? ¡Pudiste haber muerto!"

"Cierto, sí", dice James descuidadamente, alejándose de la roca para alcanzar y capturar la barbilla
de Regulus en su mano, inclinando su rostro hacia un lado para que pueda ver el estado de su
mejilla y boca. Regulus resopla, frunciendo el ceño mientras aparta la mirada, pero no se esfuerza
demasiado por retroceder. James levanta la mano para pasar los dedos por el exterior del moretón.
"¿Cómo pasó esto?"

"Me metí en una pelea", murmura Regulus.

"¿Con la araña?"

"¿Lo viste?"

"No", admite James. "Me encontré con Irene y Mathias en el camino hacia ti. Ellos me dijeron.
¿Es-lo perdiste?"

Regulus resopla débilmente. "Si algo como eso."

"¿Reg?" James levanta las cejas hacia él.

"Está en el río", murmura Regulus. "Lo engañé para que se cayera. Ya no es un problema".
James tararea y desliza su mano hacia abajo para rozar suavemente con su pulgar el labio partido
de Regulus. Regulus no se inmuta, pero James está siendo muy cuidadoso. "¿Así que esto?"

"Me peleé", repite Regulus, más tranquilo esta vez. James mueve su mirada de la boca de Regulus
a sus ojos, y Regulus mira hacia atrás sin vacilar. "Con Avery".

"¿Lo mataste?" James pregunta en voz baja.

Regulus traga con dificultad, pero su voz es firme cuando dice: "Sí".

"¿Él te hizo esto?" James murmura, inclinando la cara de Regulus de nuevo, y Regulus
aparentemente ha tenido suficiente, porque arranca su barbilla del agarre de James y da un paso
atrás.

"Sí, bueno, deberías ver al otro tipo", dice Regulus sarcásticamente mientras pisa fuerte para tomar
su bolso. Finge un grito ahogado, luego su voz se vuelve plana. "Oh, espera, no puedes. Porque
está muerto".

"Regulus", murmura James, su voz tan suave como sus manos, porque puede ver más allá de todo
su sarcasmo y burla. Mirándolo a los ojos, Regulus es frágil. "No dudo que lo hayas hecho en
defensa propia. Tú no-"

"Cállate, James. No estabas allí", sisea Regulus, agarrando un bote al que vuelve a enroscar la tapa.
"¿Cómo sabes que no lo perseguí y lo maté, hm? No lo sabes".

“Lo sé", responde James, con la misma sencillez.

"No, no lo sabes".

"¿En serio? ¿Viniendo de alguien que no pudo matarme?"

"Avery no es tú", dice Regulus bruscamente, e inmediatamente hace una mueca tan pronto como
las palabras salen de su boca. Sacude la cabeza y mete el bote en su bolso, lo cierra y se lo pone.

"No lo tomes como si significara algo. No es así. No eres un extraño. Él lo es. Bueno, lo era".

"Cierto, porque matar extraños es menos difícil que matar a alguien que conoces", responde James
rotundamente.

"Bueno, ciertamente es más fácil", responde Regulus.

James suspira. "Mira, vamos a- podemos regresar a la moralidad y el asesinato en un momento,


¿Sí? Tengo preguntas. En primer lugar, ¿Cómo conseguiste las dagas? El río…"

"Se congela por la noche", interrumpe Regulus. "Puedes atravesar el hielo sin que te agarren, así
que es cuando hay suministros y armas disponibles. Yo- ¿Tienes sed?"

"Quiero decir, un poco, pero tenía agua antes—" James parpadea cuando Regulus le da la espalda.
"Eh, ¿Qué?"

"Mi bolsa, James. Por el amor de Dios, saca el agua de mi bolsa", dice Regulus, sonando
exasperado. Cuando aparentemente James no se mueve lo suficientemente rápido para él, Regulus
mira por encima del hombro con una mirada que podría erizar la piel. James entra en acción,
alcanzando la bolsa. "Hay una barra de granola y una pequeña bolsa de tiras de carne seca. Elige
uno de esos. Ah, y hay un hacha en el fondo. Toma eso también".

"¿Me conseguiste un hacha?"

"Cállate la boca."

"Oh, Regulus-"

"James, todavía puedo apuñalarte".

Riendo, James reaparece de la bolsa con su botín, cerrándola cortésmente de nuevo. "Mhm, seguro.
Entonces, el río se congela. ¿Cómo te las arreglaste para descubrir eso?"
"Más bien en contra de mi voluntad, en realidad", se queja Regulus mientras se da la vuelta. "Pasé
por encima del río antes de que se congelara. Había... había un montón de Evan y enredaderas y...".
Suspira cansado. "Es una larga historia. Para abreviar, Evan logró cruzar, pero yo no. Los
mortífagos nos encontraron, así que Willa y Axus fueron tras él, y yo me quedé atrapado en la
cueva. Cuando se congeló, me persiguieron. Avery no se detuvo a coger un arma, así que me
alcanzó e intentó golpearme la cabeza con una roca. No le funcionó".

"Maldita sea", murmura James con una mueca de dolor. Oh, Regulus ha estado pasando por eso,
“Y- ¿Y la araña?

"Acaba de aparecer", dice Regulus. Arquea una ceja cuando James lo mira fijamente. "Sí, tampoco
estoy contento con mi suerte de mierda. Eso sin mencionar que Mulciber, Bernice, Quinn y Hodge
están buscándome en este momento".

"¿Y Evan?"

"No estoy seguro. Asumo que se escapó, o espero que Willa y Axus se encuentren con los otros
mortífagos nuevamente. Ha habido dos muertes desde anoche, una de las cuales era una mujer con
la que nunca hablamos. El otro... No lo sabremos hasta esta noche".

James niega con la cabeza. “Ocho muertos ya, y es el segundo día. Quedan dieciséis,
incluyéndonos a nosotros. Vanity casi no sobrevivió a la noche, casi muere congelada, así que esto
es..."

"¿Brutal?" Regulus pregunta rotundamente. "Sí, me di cuenta. Dijiste- entonces, ¿Estás con
Vanity?"

"Vanity y Peter", dice James asintiendo. "Les envié a Irene y Mathias cuando les vi. Hay una cueva
muy bonita, muy apartada y difícil de detectar, y allí hay una fuente de agua. Están poniendo
trampas, así que también tendremos comida".

Regulus asiente bruscamente, colocándose su bolso al hombro. "Bien. Vuelve".

"Claro, vamos", responde James, estirando la mano para agarrar a Regulus por la correa de su
bolso y tirar de él a la fuerza.
"James”, espetó Regulus, golpeando su mano fuera de su bolso con el ceño fruncido. Por supuesto.
Por supuesto que sería terco al respecto. ¿Por qué no lo haría? "Dije que volvieras. No dije nada
sobre ir contigo".

"Bueno, lo harás", declara James, dispuesto a ser igual de terco cuando surja la necesidad. Vuelve a
intentar alcanzar la bolsa de Regulus, pero Regulus escapa fuera del alcance. James entrecierra
lentamente los ojos. "Regulus—"

"No uses ese tono conmigo, James."

"Oh, eso es gracioso, viniendo de ti".

Regulus se burla con un puchero. "Oh, pobre, pobre bebé".

"Vienes conmigo", le informa James, sin bromear. Él lo dice en serio. "Aun si tengo que atarte y
llevarte hasta allí, Regulus Black, vendrás conmigo".

"Me gustaría verte jodidamente intentarlo".

"Oh, lo harías, ¿Verdad? Nunca te tomé por el tipo de persona a la que le gustara la esclavitud,
pero sabes, puedo hacer que-"

"Ese fue literalmente el último momento que deberías haber usado como excusa para coquetear,
James. ¿Qué te pasa?"

"Escucha, veo mi oportunidad, la aprovecho".

"Oh, por favor". Regulus se burla y pone los ojos en blanco, luego se lanza hacia atrás cuando
James se lanza hacia él de nuevo. Levanta las cejas, luciendo engreído. "Deja de hacer el ridículo.
Sabes que soy más rápido que tú, y simplemente correré".

"Entonces te perseguiré", anuncia James encogiéndose de hombros.


"Eso es acoso, y es espeluznante".

"Regulus, deja de ser terco. Hay agua, refugio y seguridad a la que estoy tratando de llevarte. ¿Por
qué no simplemente-"

"Hay al menos cuatro personas, si no seis, que intentan cazarme y matarme", sisea Regulus, "y eso
sin contar que todo parece ir mal a mi alrededor. Todos tus pequeños aliados, tus amigos, lo harán.
Todos estarán como muertos en el momento en que me acerque a un metro y medio de ellos. Estaré
bien por mi cuenta, como lo he estado, y tú estarás bien cuidando de tu pequeño grupo, que incluye
a una chica de quince años, cuya muerte me niego a tener sobre mi conciencia. Ahora, regresa.”

James está bastante seguro de que su corazón se rompe un poco. Puede sentir su rostro
ablandándose. "Regulus, no vas a hacer que maten a nadie, ¿De acuerdo? Te lo dije, es seguro.
Reagrupémonos allí, ¿Sí? No haré que te quedes si no quieres, pero solo, al menos tómate un
jodido descanso. Estás exhausto. Por favor, solo ven".

"No", declara Regulus, luego gira sobre sus talones y se va. James lo sigue, por supuesto. “James,
dije que no.”

"Sí, sé lo que dijiste", murmura James, golpeando su hacha contra el costado de su pierna mientras
camina.

"Si me escuchaste, ¿Por qué no te vas?"

"Si no vienes conmigo, entonces iré contigo".

Regulus se detiene con un chirrido. Lo mira fijamente, ese brillo obstinado en sus ojos otra vez.
"No."

"Sí."

"No."
"Sabes, decirlo con más énfasis no va a cambiar mi respuesta", le dice James, divertido.

"No vas a venir conmigo", ordena Regulus, sin permitir más discusiones mientras se da la vuelta y
comienza a caminar de nuevo.

James lo sigue una vez más, porque por supuesto que lo hace. También puede ser terco, y acaba de
encontrar a Regulus. No va a dejarlo ahora, por nada. Se quedará con él, todo el camino hasta el
final, sin importar lo que cueste. Su objetivo sigue siendo el mismo; no cambia por nada.

Regulus lo ignora por unos minutos, luego, como era de esperar, se agita lo suficiente como para
dar media vuelta y luego tiene su daga en la garganta de James nuevamente en una clara
advertencia. James ni siquiera se inmuta, y realmente, es algo lindo que Regulus realmente piense
que la amenaza de muerte podría mantenerlo alejado.

"No voy a dejarte", declara James honestamente, sosteniendo su mirada. "Tendrás que matarme".

Regulus inhala profundamente.

James se toca el labio superior con la lengua y luego siente que sus labios se dibujan en una
sonrisa. "Entonces, ¿Qué vas a hacer?"

Chapter End Notes

Notas del autor:

De acuerdo, todos deberían saber que Irene enloqueciendo por la araña es literalmente
cómo reacciono con las arañas, sin importar su tamaño, ella es tan válida para eso, en
realidad. NUNCA vuelvo a ver la cámara secreta porque las escenas de arañas
realmente me asustan, como, Ron es un gran mejor amigo, porque si ese fuera yo,
habría abandonado a Harry en ese bosque, en realidad, no, no habría seguido a las
arañas en primer lugar, todos ustedes están equivocados sobre Ron, fue más valiente
que yo a los DOCE. Habría echado un vistazo a Aragog e inmediatamente me
desmayaría, como si no fuera una broma.

Avery-araña se inspiró en mis propios miedos, es cierto, porque una araña del tamaño
de un oso me haría dejar este mundo en una salida rápida. Veo uno del tamaño de mi
uña y estoy listo para prenderle fuego a todo, así que felicitaciones a Regulus, Irene y
Mathias por continuar a pesar de que vieron a la mujer sin nombre que murió siendo
desgarrada.
Dando la vuelta atrás, James básicamente pasó todo este capítulo recordándoles a
todos sus aliados cuáles son sus prioridades, y todos básicamente dijeron: ¿¿El tipo
malo con dagas? ¿¿¿El que parece que está dispuesto a matar a todos??? hermano, vas
a MORIR. y James dijo: sí, soy consciente de esto, ¿Tartamudeé?

Dando vueltas aún MÁS, me parece divertido que Remus y Sirius estuvieran teniendo
una linda mañana, como se merecen, y luego se corta con Regulus casi siendo
estrangulado por una serpiente
Remus y Sirius: ❤
Regulus: lmaoooo el WHIPLASH

Además, esa escena en la que Regulus estaba corriendo hacia el río y envió a la araña
hacia él. Quiero que todos sepan que Sirius estaba enloqueciendo todo el tiempo,
recibimos una mención de eso en el próximo capítulo, pero creo que todos deberían
saber que casi tuvo un infarto mientras miraba.

Además, creo que es divertido que Regulus esté tan molesto por todo lo que está
pasando, como, él es tan quisquilloso e irritado, si pudiera dar una reseña, NO le daría
a este estadio cinco estrellas, no lo está pasando bien, AYUDA. es tan gruñón, pero
para ser honesto, yo también estaría enojado por todo si fuera yo, en realidad, si fuera
yo, probablemente estaría muerto el primer día, así que tal vez no. Regulus, perdiendo
una de sus dagas:

Y, por último, ¡¡¡¡la reunión de Jegulus!!! yay, están juntos de nuevo. ¿Qué podría
salir mal? lmaoooo Regulus hace tres capítulos diciendo: No dudaré en matarte.
Regulus ahora: ¡¡¡Casi te mato, idiota!!! cómo, rey, ¿Dónde estaba esa energía hace un
par de días? déjalo en paz, NO está teniendo un buen día.

Mientras tanto, James: oh, me iba a matar... en fin, es tan bonito. Como, nene estás
TAN mal. CONSIGUE AYUDA. Regulus puso su daga en la garganta de James DOS
VECES, y este hombre está prosperando.

De todos modos, déjame callarme divagando. Déjame saber todos tus pensamientos y
teorías, ¡Los amo tanto, tanto! ¡Gracias por todos los comentarios y opiniones
encantadoras! Volveré a responder comentarios tan pronto como tenga tiempo/energía,
¡Lo prometo! volveré a actualizar pronto <3

¡Ah, y la actualización de número/personas!

Tributos que quedan en la arena a partir de este capítulo: 16


Aquellos que han muerto en la arena a partir de este capítulo: Avery, Dylan y otros
seis sin nombre/desconocidos

Notas mías:

Ahhh tremendo capítulo, es tan lindo (la parte de Reggie siedo perseguido por una
araña mutante claramente no jsjs) Regulus siendo tan sarcástico y hablando consigo
mismo o imaginando a personajes conversando con ellos es tan divertido para mí.

Bueno, sin más nos vemos en el cap siguiente, avísenme si ven algún error!!!!
A Reveal
Chapter Notes

¡¡¡Hola hola!!! ¡¡¡Espero que todos hayan disfrutado su fin de semana!!! Estoy
publicando esto un poco antes. Espero que a nadie le importe. en realidad, nunca sé
cuándo es el mejor momento para publicar lol, así que generalmente publico cuando
tengo tiempo/energía. de todos modos, espero que todos estén teniendo un hermoso
día. entremos en eso <3

TW del capítulo:

-Referencias al asesinato y la muerte (debido a todo el asunto de la arena, ya sabes


cómo es)
-Referencias/discusiones de niños muriendo/estando en peligro (nuevamente, debido a
la arena)
-Referencias a la vida silvestre que se mata para comer (arena de nuevo, pero nada
pesado)
-Referencias a muertes pasadas que ya sucedieron
-Un poco de spicy (nada demasiado explícito, aunque parece que lo será, pero yo
prometo que no lo es)
-Angustia

See the end of the chapter for more notes

Regulus recuerda la primera, pero ciertamente no la última, vez que pensó que James era estúpido.
Tenía trece años y James acababa de besar a una chica frente a él. Era la primera vez desde que
tenía diez años que pensaba que James era algo más que maravilloso. Con un beso a alguien que no
era él, Regulus se sintió muy justo al encontrarlo estúpido en ese momento.

Durante aproximadamente una semana, Regulus odió a James, en realidad. Lo miraba cada vez que
se acercaba, aunque James no se dio cuenta. Dejó de hablarle, no es que a James le importara.
Incluso llamó estúpido a James en su cara en un ataque de ira pubescente, y todo lo que hizo fue
hacer reír a James. Pero, durante una semana, James fue el chico más estúpido del mundo, en la
mente de Regulus, y lo odiaba con una pasión ardiente que rivalizaba con el sol.

Luego, por supuesto, James le trajo una flor que encontró en el suelo, porque sabía que a Regulus
le gustaba presionar flores entre las páginas de sus diarios, y Regulus se derritió tan rápido que
prenderle fuego no podría haberlo expuesto más rápido. James no quiso decir nada con eso, solo un
gesto de bondad sin sentido al que a veces era propenso, generalmente sin previo aviso, pero
Regulus volvió a caer en sus sentimientos como la pendiente resbaladiza que ya era.

James siempre ha sido esa exasperante mezcla de maravilloso y estúpido, desde que Regulus puede
recordar. Cuando era muy joven, de diez a trece años, estaba completamente cegado por sus
sentimientos para ver todas las partes estúpidas. A los veinticinco años, ya no tiene esos
problemas.

"James, por última vez, cállate", sisea Regulus, mirándolo por encima del hombro. El idiota está
haciendo beat-boxing. Están en medio de una arena de la muerte, y él está haciendo beat-boxing.
Regulus debería haberlo matado.

"Lo siento", dice James tímidamente, pasándose el hacha de una mano a la otra. "Solo estoy...
ansioso. ¿Realmente tenemos que hacerlo?"

"Sí."

"Pero-"

"James, tenemos que comer", interrumpe Regulus con firmeza.

"Correcto", murmura James, "Pero—"

"Shh", Regulus se calla bruscamente, estirando la mano hacia atrás para agarrar el brazo de James
y tirar de él para que se agache. Como se predijo, la espera ha valido la pena y ahí está: un pequeño
ciervo acercándose al borde del pequeño arroyo. Podría ser una cierva o un cervatillo.

Lentamente, Regulus se mueve para levantarse de su posición, levantando la mano mientras inhala.
Justo cuando exhala, preparándose para lanzar su daga hacia adelante, una mano lo agarra de la
muñeca y James susurra: "Espera. Reg, espera, mira. Son... son una familia".

Efectivamente, una cierva sale arrastrándose de los arbustos para unirse a lo que claramente es un
cervatillo, sus narices negras de botón se encuentran por un momento como algo salido de una
película infantil saludable. Regulus gira la cabeza para mirar a James, quien lo mira con grandes
ojos marrones y pestañas estúpidamente largas.

"James", advierte Regulus en voz baja.

"Regulus, es un bebé. Un pequeño bebé con su mamá". Los ojos de James se vuelven más
suplicantes, y suena tan, tan triste.

"Tenemos que comer".

"Lo-lo sé, pero... es un bebé. Solo quieren un poco de agua. Vamos, tenemos las bayas que te
mostré".

"Necesitamos proteínas, y lo sabes", dice Regulus en voz baja.

James hace un pequeño sonido. "Tenemos esa carne seca, ¿No? Podemos simplemente...
comeremos eso, y la pequeña familia puede continuar, ¿Sí? ¿Por favor? Regulus, es un bebé".

"Tamaño perfecto para compartir", murmura Regulus, y James parece más afectado por esto que
cuando Regulus admitió haber matado a Avery. Regulus pone los ojos en blanco, luego suspira y
estira la mano para agarrar una piedra, arrojándola hacia la cierva y el cervatillo sin golpearlos,
sacudiendo la cabeza mientras salen corriendo rápidamente. Regulus mira a James. "Tu columna
tiene la consistencia de un malvavisco. ¿Qué diablos vas a hacer cuando necesites defenderte,
James? ¿O cuando te estés muriendo de hambre?"

"Bueno, no es un problema actual, así que no veo el sentido de convertirlo en uno", le dice James.
"Tenemos la carne seca, así como las bayas y también agua. No necesitamos matarlos".

"La carne seca también es de venado, ¿Te das cuenta?"

"No esos ciervos. Los salvé de su destino".

"Oh, por el amor de Dios". Regulus se burla y gira en el lugar para sentarse en el suelo con un
resoplido. James parece complacido consigo mismo, el imbécil. Regulus no puede creer que esté
atrapado literalmente con el hombre más bondadoso de esta arena. Inclina la cabeza hacia el cielo,
como si estuviera mirando directamente a Sirius con una expresión que dice claramente: ¿Estás
viendo esta mierda?

Si Regulus cierra los ojos, casi puede imaginar la sonrisa de Sirius y escuchar su débil risa. Sin
embargo, Regulus no puede cerrar los ojos. Aquí no. No cuando no es seguro.

Diez minutos después, Regulus está sentado frente a James, compartiendo la carne seca y las
bayas, además de pasar el bote de agua de un lado a otro. Honestamente, no es exactamente una
comida glamorosa, pero servirá.

"Me pregunto qué está haciendo Sirius", murmura James entre bocado y bocado, con el ceño
fruncido.

Regulus resopla. "Dos días, y ya lo extrañas, ¿No?"

"Terriblemente", admite James.

"Siempre te pones así", dice Regulus, sacudiendo la cabeza. "Todos los años, cuando es mentor en
el Hallow, deambulas por el distrito como si te faltara la mitad de ti mismo".

"Se siente así".

"Oh, perdóname".

James chasquea la lengua. "No seas idiota. Realmente me pongo triste cuando él no está".

"Pobre bebé", le susurra Regulus, con los labios fruncidos cuando James lo mira con los ojos
entrecerrados. "Maldita sea, eres ridículo. Si lo amas tanto, ¿Por qué no es él por quien sentías
algo, hm?"

"Bueno, en primer lugar, lo que tenemos es especial y va más allá de los límites del romance,
alcanzando extremos insondables que nadie puede entender excepto nosotros, así que anótalo",
dice James remilgadamente, y Regulus se esfuerza tanto por no reírse de él, su tono presumido y
defensivo. No funciona, en realidad, y los ojos de James se suavizan cuando lo ve reír. "Por otra
parte, tenía el ojo puesto en su hermano pequeño".

"Escandaloso", comenta Regulus.

"Un ultraje", concuerda James, riéndose. "Creo, no sé, tal vez si nuestras vidas hubieran sido
diferentes, tal vez hubiéramos terminado juntos. Tú y yo, quiero decir. Eso es una ilusión,
¿No es así?"

Regulus hace rodar una baya entre sus dedos, pensativo. Sabe lo que quiere decir James. Si Sirius
no se hubiera ofrecido como voluntario, si los juegos no hubieran existido en absoluto, ¿Qué serían
ahora? Cree que lo sabe, y es algo desgarrador. "No, eso no es una ilusión. Creo que tienes razón".

"¿Lo era realmente?" James se levanta de golpe, con los ojos muy abiertos mientras lo mira
fijamente en estado de shock. "Tú, quiero decir, ¿Realmente crees eso?"

"Como te dije", dice Regulus, "Somos una gran, gran tragedia".

James parece comprender que esta revelación no es algo para celebrar, sino algo para llorar. Su
alegría se desvanece en decepción como una flor marchita, y Regulus nunca ha odiado este mundo
más que en este momento. Este mundo estúpido y jodido que les quitó algo antes de que pudieran
tenerlo.

Regulus puede imaginarlo claramente, la vida que podrían haber vivido. Uno tan dulce que hace
que le duelan los dientes. Dos días después de su cumpleaños, si no hubieran dicho su nombre, las
miradas persistentes de James se habrían convertido en sonrisas persistentes, en caricias
persistentes. Habría aparecido en la puerta de Regulus, alborotándose el cabello con nerviosismo, y
Regulus habría sabido al instante lo que eso significaba, lo que significaba todo. Al principio no lo
habría creído, pero James no lo habría dejado en suspenso por mucho tiempo. James es muy
impulsivo y no le habría llevado mucho tiempo hacer un movimiento.

Por supuesto, Regulus habría sentido que todos sus sueños se estaban haciendo realidad, y habría
estado envuelto alrededor del dedo de James sin vergüenza. Tan enamorado que estaba enfermo
con eso. Su primer beso, un secreto en la oscuridad que los dejaría a ambos con sonrisas y
mariposas en el estómago. Sonrisas tentativas y pequeños roces de sus manos, solo dos niños
pequeños que crecen y se enamoran, lentamente y con seguridad.

No todo sería fácil, porque nunca nada lo es. Sería complicado lograr que Sirius estuviera de
acuerdo con eso, especialmente cuando era tan joven y ferozmente territorial con su amistad y la
de James. Sin embargo, eventualmente se daría cuenta, porque al final del día, vería que estaban
felices y lo habría entendido. Probablemente le habría llevado algo de tiempo y muchos
argumentos, pero lo conseguiría.

Entonces, por supuesto, Regulus habría tenido problemas con sus padres, porque nunca aprobaron
a James. Apenas lo toleraban como el mejor amigo de Sirius, pero ¿Como el novio de Regulus?
Regulus no habría estado mejor que Andrómeda, completamente descartado por su elección de
pareja, pero a Regulus no le habría importado. Habría ido directo a James, y Sirius habría venido
con él, y eso sería todo.

Habría sido una buena vida. Una vida realmente buena. Calma. Pacífico. Los tres felices, seguros y
juntos. Regulus puede verlo. Casi puede estirar la mano y tocarlo. James persiguiéndolo en la
lluvia antes de balancearlo para besarlo. Sirius pasa corriendo para empujarlos en un charco
mientras se ríe. Tarde en la noche junto al fuego crepitante, besos suaves en la luz tenue de la
mañana, las comodidades constantes de la familia y sin dolor. Habría sido una vida llena de amor.

En cambio, está esto. Hay un nombre llamado y un voluntario. Hay un chico de quince años
llorando en su almohada todas las noches porque tiene miedo de que su hermano mayor se muera.
Hay un chico de casi dieciséis años que se está desmoronando porque ve a su mejor amigo luchar
por su vida todos los días, sin saber si ganará. Está Regulus, tan enojado con el mundo que se
cierra y se esconde de todos, incluso del chico que adora. Está James, tan desesperado por hacer
todo lo que pueda que es demasiado, demasiado implacable, nunca se da por vencido, incluso
cuando no hay nada que realmente pueda hacer.

Eso es todo. Ahí es donde todo se desmorona, hasta que la seguridad muy unida de las vidas que
podrían haber tenido se suelta, y esto es todo lo que queda. Una gran, gran puta tragedia.

~•~

"¿Crees que nos hubiéramos casado?"

Han pasado algunas horas, piensa James, considerando la forma en que el sol comienza a ponerse,
y no han hablado desde su última conversación, en la que Regulus simplemente dijo casualmente
que habrían estado juntos si sus vidas hubieran sido diferentes.

Al principio, James había estado extasiado al respecto, luego, inevitablemente, se molestó cuando
se dio cuenta de que nunca, nunca podría ser una realidad para ellos. Lo que es más desgarrador
para James que todas las cosas que fácilmente podría imaginar para esa vida que nunca podrán
vivir son todas las cosas que no puede imaginar. Los pequeños detalles que nunca llegará a
conocer. Los diferentes caminos que podrían haber tomado que él ni siquiera puede imaginar,
porque nunca se acercarán a eso.

Francamente, es devastador. James quiere algo sólido, algún tipo de base a la que pueda aferrarse,
sin importar cuánto le duela. ¿Se habrían casado? Es un pensamiento inquietante en el fondo de la
mente de James, y lleva un rato armándose de valor para preguntárselo. Espera que lo rechacen.
No espera que Regulus tropiece.

Tan pronto como las palabras salen de su boca, Regulus cae como un saco de ladrillos, maldiciendo
por lo bajo mientras cae. A James se le saltan los ojos y corre hacia él, pero Regulus le da una
mano y lo mira fijamente. James se detiene.

"¿Qué mierda?" Regulus pregunta con los dientes apretados mientras se levanta y se sacude.

James se mueve nerviosamente. "Solo, ya sabes, preguntándomelo, eso es todo".

"Bueno, deja de preguntártelo", dice Regulus con un resoplido, dándose la vuelta para comenzar a
caminar de nuevo, pero no antes de que James vea los puntos rojos en lo alto de sus mejillas. Oh, se
está sonrojando. A James le encanta cuando se sonroja. Es la única persona en el mundo que
alguna vez logró que Regulus hiciera eso.

"Pero no puedo", murmura James mientras trota hacia adelante para ponerse al lado de Regulus,
quien todavía está sonrojado. "Está en mi mente, y nunca lo dejaré ir hasta que lo sepa. Esto es
importante".

"Sí, porque teorizar sobre nuestra vida falsa que podríamos haber tenido en algún momento es muy
importante".

"Lo es, en realidad. Necesito saberlo. Además, si me casara contigo, sería el cuñado de Sirius.
Regulus, incluso… oh, eso habría sido perfecto".

Regulus suspira. "¿Cuántos tienes? ¿Doce?"

"Sirius lo entendería", murmura James con petulancia, mirando al cielo con el ceño fruncido. Le
duele el pecho porque realmente extraña mucho a Sirius. Sus últimas palabras, esas dos últimas
oraciones, todavía resuenan en sus oídos, brindándole tanto consuelo. "Sirius, si estás escuchando,
podríamos haber sido hermanos en otra vida. Como, legalmente. En el papel. Oh, nunca nos
hubiéramos callado".

"Me parece que querrías casarte conmigo solo por esa razón", dice Regulus rotundamente.
James se aclara la garganta. "No habría sido el único—"

"Sabes, para ser un autoproclamado romántico, eres terriblemente malo en esto", le informa
Regulus.

"Bueno, obviamente no me casaría contigo si no quisiera casarme contigo, Regulus. No haría eso
en ninguna vida, y tú tampoco, así que te pregunto. ¿Tú... quiero decir, en esa otra vida, ¿Te
habrías casado?” James pregunta.

"Si fueras tú quien pregunta", murmura Regulus, "Sé que lo habría hecho".

"Oh", exhala James, lleno de placer inmediato y esta burbujeante y efervescente sensación de
vértigo que lo hace sonreír. Mueve las manos (y el hacha), sonriendo a la nada como un hombre
que acaba de recibir la mejor noticia de su vida.

Regulus lo mira, luego niega con la cabeza y mira hacia otro lado. "Tu habilidad para encontrar
cosas por las que estar feliz, incluso en medio de la vida o la muerte literal, me asombra ".

"Bueno, no todos podemos ser miserables como tú", bromea James, extendiendo su mano sin
hacha para tirar de un rizo del cabello de Regulus. Regulus aparta su mano con una mirada de
advertencia, y James mueve las cejas hacia él. "A algunos de nosotros nos gusta encontrar cosas
por las que vale la pena sonreír, quizás especialmente cuando sonreír es lo más difícil de hacer".

"Los miserables pequeños de mierda, por regla general, no lo hacen", señala Regulus secamente, y
James se ríe a carcajadas sin poder hacer nada, ahogando su risa detrás de su mano para tratar de
permanecer callado. Los labios de Regulus se contraen mientras aparta la mirada de nuevo, sus ojos
cálidos con humor.

Hay un susurro delante de ellos que hace que ambos se detengan, y un pequeño conejito sale
disparado y desaparece. Regulus lo mira fijamente, luego mira a James, quien murmura: "No lo
digas".

"Proteína", dice Regulus de todos modos.


"Animales inocentes", corrige James. "Solo están tratando de continuar con su día, Reg.
Literalmente, déjalos vivir".

"Me rogarás que haga exactamente lo contrario en unos días, cuando tengas tanta hambre que no
puedas pensar en otra cosa", le informa Regulus.

James resopla. "Sí, bueno, cuando lleguemos a ese punto, hazme un favor y asegúrate de que no
tenga que... verlo, por favor. Especialmente si es un bebé. Voy a llorar".

"Me comí una serpiente, ya sabes", dice Regulus.

"¿Qué?" James parpadea hacia él.

Regulus se encoge de hombros. "Bueno, es proteína, y trató de matarme. Me desperté y estaba


tratando de asfixiarme, así que la tomé para el desayuno".

"¿Intentó estrangularte?" James pregunta, su voz subiendo de tono mientras lo mira con los ojos
muy abiertos. "¿Como, hasta matarte?"

"Ciertamente no me estaba dando un abrazo, James".

"Maldita sea, ¿Cuántas veces has estado a punto de morir?"

"Demasiados para contarlos ya", murmura Regulus, luego frunce los labios mientras gira su daga
con pereza, con gracia, entre sus dedos como una ocurrencia tardía. "Sin embargo, creo que podrías
ser mi amuleto de la buena suerte. No he pasado tanto tiempo sin que me sucediera algo malo
desde que comenzaron los juegos".

"Está empezando a oscurecer ahora", señala James. "Y hace frío."

"Estoy consciente, pero eso difícilmente impidió que las cosas salieran mal antes", dice Regulus en
voz baja. "Aunque, creo que lo hará ahora".
"¿Por qué?"

"La única forma de llegar a las provisiones y las armas es esperar a que el río carmesí se congele, o
hacer como Evan y yo, pero dudo que alguien lo haga. Los mortífagos lo saben, así que estoy
bastante seguro de que volverán a reclamar la cueva por la noche para mantener alejados a los
demás, o posiblemente para atraerlos. Cazarán de día y se quedarán en la cueva de noche, así que
por ahora estamos a salvo de ellos. Sólo tenemos que preocuparnos de no morir congelados".

"Lo que sería mucho más fácil de hacer en un entorno grupal dentro de una cueva donde hay
refugio y la oportunidad de encender un fuego sin llamar la atención".

"James-"

"Creo que es una buena idea", insiste James. "Al menos, hay seguridad en los números, ¿Verdad?
Podríamos, quiero decir, tal vez podríamos hacer algo para... incapacitar a los mortífagos de alguna
manera. Como si todos nos uniéramos para formar un plan..."

"Incapacitar", repite Regulus, arqueando una ceja hacia él, y James hace una mueca. "Quieres decir
¿Matar?"

"Eso no es lo que yo dije."

"Pero eso es lo que querías decir".

James aprieta la mandíbula, agarra con más fuerza el mango de su hacha y se obliga a exhalar. La
verdad es que no puede seguir dando vueltas a la realidad en su mente, y querer llevar a Regulus a
casa significa que hay otras veintitrés personas que no lo lograrán. Por mucho que le encantaría ser
pacifista, sabe que eso no es posible. Ocho personas están muertas. Seis de los dieciséis restantes
quieren a Regulus muerto. Así que…

"Sí", dice James en voz baja, "Eso es lo que quise decir".

"Correcto." Regulus recorre con sus ojos a James, levantando una ceja levemente, solo un pequeño
tic. Su mirada recorre la longitud del cuerpo de James y luego vuelve a subir. "Bueno, parece que
tienes algunos instintos de supervivencia después de todo".
"Entonces, ¿Estás dentro?" James pregunta.

"Lo pensaré", es la respuesta impertinente de Regulus.

~•~

Regulus es muy particular acerca de sus escondites, y no cambiará eso solo porque James está
cerca. Si no le gusta, puede irse, lo que todavía se niega a hacer.

En secreto, Regulus está agradecido de que James esté aquí. Ya se ha dado cuenta de que la gente
está involucrada en la pequeña historia de amor de él y James, o lo que sea, por lo que no tiene
dudas de que los creadores de juegos están televisando cada momento entre ellos. Si esto es lo que
se necesita para tener un descanso, Regulus ha tenido suficientes dificultades para tolerar lo
molesto que es. Sabe que no durará para siempre, pero por el momento, lo está disfrutando.

Regulus encuentra un pequeño lugar agradable para que se instalen para pasar la noche. Es solo el
suelo escondido debajo de una colina saliente que tiene enredaderas y espinas que crecen sobre el
frente. Tienen que superarlo todo para entrar (James se pincha el dedo), pero están relativamente
seguros y apartados en el interior. Sin embargo, no es lo mejor para calentarse y tendrán que
acercarse. Podrían arriesgarse por una fogata durante una o dos horas solo para calentarse, pero no
pueden dejar que arda por mucho tiempo, o la gente podrá encontrarlos.

James se está chupando el dedo pinchado y haciendo pucheros en la oscuridad cuando se sienta, y
Regulus pone los ojos en blanco mientras estira la mano para tirar de la muñeca de James.
"Déjame ver. Oh, está bien, gran bebé. Ni siquiera estás sangrando".

"Aún me duele", murmura James.

Regulus suelta su mano y comienza a hurgar en su bolso para encontrar las cerillas que tiene. Deja
su bolso a un lado cuando los encuentra, y luego comienza a arrastrarse para agarrar palos y hojas
y astillas apropiadas alrededor del pequeño cóncavo de tierra en el que se han metido. Cuando
vuelve a mirar hacia arriba, James está rebuscando en su bolso con curiosidad.

"¿Qué estás haciendo?" pregunta Regulus.


"Revisando tus cosas", responde James simplemente, sacando cada elemento uno a la vez.
"Recipiente de agua, linterna pequeña, brújula, cinta, ooh, pequeño botiquín de primeros auxilios,
lindo".

"Son solo vendajes y un poco de antiséptico", dice Regulus.

James tararea. "Mejor que nada. A ver... Oh, una cobija. Solo una. No muy... grande." Él mira
hacia arriba. "Nosotros-"

"No, James, te voy a dejar afuera", interrumpe Regulus con sarcasmo.

"Bueno, no quería asumir que compartiríamos", le dice James con una pequeña sonrisa.
"Tendremos que acercarnos".

Regulus mira hacia otro lado, jugueteando inquieto con su daga, haciendo todo lo posible por
ignorarlo. Ese aleteo. Maldita sea ese aleteo en su pecho. Él lo reconoce. "Hace más calor por ahí".

"Así es", está de acuerdo James, sonando ridículamente alegre por el hecho de que van a congelar
esta noche. "Está bien, hay una cosa más en el…" Hay una pausa, y Regulus mira para ver a James
sosteniendo un par de esposas, sus cejas frunciéndose divertidas con la línea del cabello. "Bueno,
¿Ahora de qué se trata esto ? ¿Esposas, Regulus?"

"Oh, vete a la mierda. Estaba en la bolsa", se queja Regulus. "Yo no los elegí. ¿Qué haría yo con
ellos?"

James los balancea alrededor de su dedo, con los ojos brillantes. "Se me ocurren algunas cosas. De
hecho, si quieres ser creativo—"

"Cállate", dice Regulus, estirando la mano para arrebatar las esposas y volver a meterlas en la
bolsa, mirando a James, quien solo le sonríe. "En caso de que haya pasado desapercibido, todo el
mundo está observándote insinuar cosas, incluidos tus padres. ¿Es así como quieres presentarte
ante ellos, hm?"

"Mamá, papá, miren hacia otro lado, tengo pensamientos impuros", anuncia James, jadeando
teatralmente mientras presiona el dorso de su mano contra su frente. "Oh, que vergüenza".
Regulus se esfuerza tanto por no reírse, realmente lo hace, pero de todos modos brota de sus labios.
Agacha la cabeza hacia adelante y se pellizca el puente de la nariz, sacudiendo la cabeza como si
pudiera quitarse la sonrisa. Realmente no funciona, y luego la cabeza de James está apoyada en su
muslo, girando la cabeza para que pueda mirar a Regulus con esa exasperantemente encantadora
sonrisa suya.

James solo está inclinado sobre su costado y con el codo sobre el suelo duro y frío, pero se ve
bastante tranquilo con la cabeza apoyada en el muslo de Regulus, mirándolo fijamente. Regulus lo
mira y lucha valientemente para no recordar tener catorce años y estar completamente enamorado
de él.

Él falla.

"Realmente extraño tus lentes, ¿Sabes?" susurra Regulus, dejando caer su mano al lado de la
cabeza de James, con cuidado de no tocarla. James parpadea hacia él, y Regulus extraña sus lentes.
Ver a James sin ellos es encantador, en cierto modo, porque los ojos de James son grandes y
cálidos y están enmarcados por las pestañas más bonitas que Regulus haya visto jamás.

Con sus lentes, eso es más difícil de distinguir, casi como un secreto. Regulus siempre lo ha sabido,
y se sentía como su conocimiento, y solo suyo. Odia que sea tan obvio para todos ahora, porque fue
su descubrimiento primero. Tenía muy pocas formas de reclamar a James en su juventud, por lo
que instintivamente se aferró a todo lo que pudo, y la belleza apagada de los ojos de James detrás
de sus anteojos fue una de ellas.

Además, James se ve injustamente bien con sus lentes.

"Yo también", dice James en voz baja, con una especie de sonrisa afligida como si nunca más
pudiera volver a ver sus lentes, y el pensamiento desgarra el corazón de Regulus antes de que
pueda sofocar la sensación.

Regulus respira hondo y aleja esa sensación, porque es peligrosa. James no volverá a ver sus gafas.
No podrá. Regulus tiene que aceptarlo. "¿Sabes qué más echo de menos? Los calentadores. Mataría
por un calentador ahora mismo".

"Espero que no".


"Quise decir metafóricamente. Bueno, sobre todo".

James resopla. "Me encanta cuando amenazas mi vida. Realmente crea el ambiente, Reg".

"Sí, yo también lo pensé", bromea Regulus, los labios se contraen cuando James comienza a
temblar contra él con una risa silenciosa.

"Podrías iniciar el fuego", sugiere James, cuando se calma.

"Quiero esperar hasta que haga más frío. Si lo de anoche es un indicio de lo que debemos esperar,
no queremos tener que apagar el fuego demasiado pronto", murmura Regulus.

"¿La manta, entonces?"

"Está bien."

James lo mira por un momento más, y Regulus tiene que cerrar su mano en un puño a la altura de
su pierna para no hacer algo tan tonto como pasar los dedos por el cabello de James. Oh, solía
soñar con hacer eso cuando era más joven, atrapado en un aturdimiento la mayoría de las veces
hasta que Sirius chasqueaba los dedos frente a su cara y le decía que volviera a la tierra. James se
reía cada vez, y siempre guiñaba un ojo si Sirius no estaba mirando, como si supiera exactamente
lo que estaba haciendo Regulus. No es que fuera difícil de entender, considerando que Regulus
estaba mirando el cabello de James con nostalgia como un pequeño idiota.

Han pasado diez años. Regulus ya no es ese pequeño idiota, por lo que el impulso de tocarlo puede
irse a la mierda, es lo que puede hacer. Mantiene la mano cerrada en un puño y mira hacia otro
lado, y finalmente James se levanta para agarrar la manta después de volver a poner todo en la
bolsa, excepto los fósforos. Se desliza hacia arriba y hacia atrás, metiéndose la manta a su
alrededor y sosteniendo el resto para que Regulus pueda deslizarse.

James es una línea a lo largo de la pared de tierra, lo que significa que el espacio abierto frente a él
es donde Regulus debe ir. Eso significa que Regulus estará más cerca del fuego cuando lo
encienda, lo que James seguramente hizo a propósito. Regulus le lanza una mirada, y esto sólo le
vale una dulce sonrisa ladeada de un tal James Potter.

Como siempre, parece que no se lo merece.


"Ven aquí", murmura James, y Regulus también lo hace.

Es una especie de cruel ironía lo bien que se siente. A pesar del frío, a pesar de estar en la arena, a
pesar de todo el miedo, el horror y el dolor, todavía hay mucho consuelo en esto. En los brazos de
James. Siempre había sabido que la habría, desde que era solo un niño con sentimientos de
desesperación. Una parte de él está complacido de saber que tenía razón, de saber que, sin importar
las circunstancias, si pudiera tener los brazos de James alrededor de él, estaría bien. Una parte de
él también lo odia.

Regulus cierra los ojos y se hunde en James de todos modos, imaginando irónicamente los suaves
suspiros y los suaves tarareos de las personas que seguramente están mirando en este momento. Le
deja un sabor amargo en la boca, sabiendo que la gente está viendo algo que se siente tan
vulnerable para él. Un momento en el que baja la guardia, solo un poco, y todos lo están
presenciando. Lo odia. Odia tener este momento en absoluto, que ellos estén disfrutando de él, sin
duda, y no puede dejar de disfrutarlo también.

A veces, Regulus se vuelve incómodamente consciente de lo humano que es. Qué débil y
quebradizo puede ser. Qué cansado puede llegar a estar. Cómo tiene deseos y necesidades como
todos los demás, sin importar cuánto luche para superar esas cosas. Nunca se ha sentido más
humano que en este momento, los brazos de James a su alrededor y la garganta efusiva de Avery
parpadeando detrás de sus párpados. La ternura máxima y la violencia grotesca, ambas como una
mancha en su alma de la que no puede librarse.

"Duérmete, amor", susurra James, pasando una mano por su espalda. “Te despertaré cuando
necesites encender el fuego.”

"¿James?" Regulus murmura.

"¿Sí?"

"Ayer maté a un hombre".

Hay un largo latido de silencio, y luego James suelta una respiración profunda, deslizando su mano
hacia arriba para ahuecar la parte posterior del cuello de Regulus, apretándolo suavemente. "Lo
sé."
"No creo que fuera un buen hombre", admite Regulus, y suena frágil, como si fuera a romperse en
cualquier momento.

"Bueno, considerando que estaba tratando de matarte, puedo decir con seguridad que no lo era”,
murmura James.

Regulus traga con fuerza. "¿James?"

"¿Sí?" James pregunta, y su tono es pesado.

"Yo—" las palabras de Regulus captan, y tiene que parpadear rápidamente para pasar el escozor en
sus ojos. "Yo tampoco creo que sea un buen hombre".

"Fue en defensa propia", le recuerda James suavemente.

"Pero estoy tan contento de estar vivo", se ahoga Regulus, y eso es todo. Pierde el control de
inmediato, las lágrimas se acumulan hasta que se desbordan, e inclina su rostro hacia adelante para
ocultarlo contra la garganta y el hombro de James para que todas las personas que lo observan no
puedan verlo. Permanece en silencio, negándose a dejar que lo escuchen, pero James puede
sentirlo. Regulus sabe que puede. El temblor, las lágrimas calientes en su piel, la forma en que
Regulus muerde su chaqueta para asegurarse de que no se escape ningún ruido.

"Si eso te convierte en un hombre malo, entonces yo también lo soy, porque yo también lo estoy",
susurra James, acercándolo más. "Yo también. No tienes idea de lo jodidamente agradecido que
estoy de que estés vivo".

"Yo nunca, eso fue lo más cerca que estuve de-" Regulus toma una respiración profunda, todo su
cuerpo temblando. "No. Eso es mentira. Antes, incluso antes de la arena, vi..."

"¿Regulus?" James pregunta con cautela.

Tragando saliva, Regulus grazna: "Antes de subir a la arena, estaba esperando para prepararme, y
Gideon..."
~•~

Dorcas frunce el ceño mientras observa que la cámara se vuelve negra abruptamente, el resto de las
palabras susurradas por Regulus no se escuchan. En cambio, la transmisión de video cambia a
Evan, que está en lo alto de un árbol y se está quedando dormido. Aparentemente no lo
suficientemente interesante, la cámara corta al grupo escondido en la cueva.

A su lado, Marlene se pone tensa. Uno de los suyos está ahí. Vanity. Está acurrucada entre Peter e
Irene, cerca del fuego y todavía temblando violentamente. Está, Mathias, que está durmiendo
espalda con espalda con ella para tratar de compartir calor. El mentor de Irene le había enviado
sopa caliente, que todos habían compartido, porque sus trampas aún no habían atrapado nada.

La cámara corta de nuevo a un hombre solo, que está completamente despierto y temblando
mientras se acurruca cerca de su propio fuego, luego corta a otra chica, de la edad de Vanity, que
literalmente se ha cavado un agujero en el suelo para refugiarse. Ella es la que lleva un palo como
si estuviera deseando usarlo y también la que pisoteó una rana antes y luego la cocinó para comer.

El último tributo solitario es... no se ve muy bien. Una mujer que está acurrucada en una bola
apretada mientras trata frenéticamente de encender el fuego, a pesar de que le tiemblan las manos.
Ella no ha tenido agua, y dejó de rogarle a su mentor que se la enviara hace algunas horas. Marlene
suelta un suspiro silencioso.

"Ella no va a pasar la noche, ¿Verdad?" pregunta Dorcas.

"No", murmura Marlene, "No lo hará. No está lo suficientemente hidratada para regular la
temperatura de su cuerpo, y no podrá encender el fuego. Estará muerta dentro de cinco horas.
Durante las próximas cinco horas, realmente. Será lento. Doloroso".

Dorcas es una Hallow como ninguna otra, y ella lo sabe. Ella nunca ha sido de las que se alejan de
los horrores y recelos del Hallow, ni de los Hallows que viven dentro. Dicho esto, el tono muerto
en el que habla Marlene, la falta de vida con la que suena, es suficiente para desconcertar incluso a
Dorcas.

Es el hecho de que Marlene sabe lo que es tener sed, casi morir de frío. Dorcas recuerda sus juegos.
Estuvo tan cerca de morir tantas veces que es un milagro que esté aquí ahora. La congelación casi
la alcanza al final, y si no hubiera sido por el fuego en el que encontró a una persona, es posible
que no lo hubiera logrado. La persona no había estado dispuesta a compartir, y Marlene parecía un
blanco fácil—fría, temblando y hambrienta—así que intentaron matarla. Dorcas recuerda
vívidamente estar muy segura de que la 'niña McKinnon' estaba a punto de morir, solo para
quedarse atónita cuando esa 'niña McKinnon' empujó a alguien del doble de su tamaño
directamente al fuego y se calentó mientras se quemaba.

Marlene no es la típica chica, eso es seguro.

"Hodge", exhala Marlene cuando la cámara corta una última vez a los mortífagos.

El corazón de Dorcas se aprieta ante la tensión en la voz de Marlene. Es solo la segunda noche y
está sorprendida de que sus tributos hayan llegado tan lejos como ya lo han hecho, lo que Dorcas
señala que solo la ha estresado más a medida que su esperanza comienza a echar raíces. Vanity
tiene quince años y está rodeada de gente que hace todo lo posible para ayudarla a sobrevivir.
Hodge tiene catorce años y está rodeado de gente que no lo ayudan, pero es posible que esté lo más
seguro posible, dadas las circunstancias. Estar con los mortífagos no es moralmente correcto, pero
en el caso de Hodge, es la forma en que puede sobrevivir más tiempo.

Los mortífagos, como predijo Regulus, Dorcas no puede evitar notar, descaradamente orgullosa de
lo inteligente que es, están de vuelta en la cueva ahora que el río está helado. Tienen un fuego
encendido y se están tomando su tiempo revisando todos los suministros y armas. Mulciber ha
clavado dos palos en el suelo, inclinándolos uno hacia el otro en la parte superior y luego
entrelazando una ramita más pequeña para conectarlos en una innegable A.

Esa A permanece en la pantalla hasta que la cámara se desvanece para revelar a Rita Skeeter, quien
comienza el segmento de cierre de la noche. Marlene libera su primer aliento completo por lo que
probablemente sea la primera vez esta noche, desde que se fueron de la fiesta. Dorcas toma el
control remoto e interrumpe a Rita, no está de humor para escuchar su boca.

El silencio cae a su alrededor, espeso y pesado. Dorcas se pregunta si Marlene se arrepiente de


haber venido con ella aquí cuando se fueron de la fiesta de vigilancia, porque ella está sentada aquí
con un Hallow que literalmente trabaja con estas personas que son enviadas a una arena para morir.
Marlene ha estado muy serena en su mayor parte, y Dorcas esperaba que ella pudiera ser una fuente
de consuelo, al menos, pero ahora se pregunta si cometió un error.

El collar Hallow is Hollow que lleva de repente se siente mucho más pesado.

No se fueron de la fiesta mucho después que Sirius. De hecho, en su mayoría estaban con él,
especialmente durante ese tiempo cuando Regulus estaba siendo perseguido por una maldita araña
con la cara de Avery. Dorcas está bastante segura de que Sirius casi se echó a llorar cuando
Regulus golpeó el suelo justo antes del río, enviando a la araña al agua. Tuvo que agacharse y
presionar su mano contra su pecho, sin aliento y riendo sin aliento al mismo tiempo y cadencia que
su hermano en la pantalla. Dorcas recuerda frotar su espalda y sentir lo fuerte y rápido que su
corazón latía, y recuerda haber pensado que tenía que ser muy fuerte y rápido si podía sentirlo en
su espalda.

No obstante, Sirius se fue después de que James y Regulus se reunieran, por lo que todo el grupo
había estado hablando. Tan temprano en los juegos, desperdiciar patrocinadores en algo sería
demasiado arriesgado, especialmente cuando las cosas empeorarán mucho más adelante. Los
creadores de juegos ya estaban parloteando sobre lo que esperaban que los tributos encontraran, se
metieran o hicieran. De una forma u otra, las cosas van a suceder.

Sin embargo, en su mayoría, todos estaban muy entusiasmados con Regulus y James. Nadie sabe
muy bien cómo se siente Regulus por James, por lo que todos están interesados en animar a James
para ganárselo. Esperando amor. Dorcas quiere gritarles a todos, porque ¿Cómo puede ser más
importante para ellos esa fuente de entretenimiento que la vida de estas personas?

Marlene se quedó para hablar dulcemente con algunos patrocinadores más, tratando tan
jodidamente de conseguir que alguien la ayudara al menos a enviarle una manta a Vanity. Sin
embargo, nadie lo aceptaría. Ni una maldita persona ofrecería nada.

Dorcas lo habría hecho, si pudiera. Le daría cada maldita parte de su dinero a Marlene, a Sirius, al
mentor de esa mujer que no va a sobrevivir la noche. Pero hay un proceso específico que se
necesita para convertirse en patrocinador, y no todos los Hallow califican. Dorcas está entre los
que no lo hacen, aunque sospecha que es porque donaría demasiado. Es un equilibrio delicado, la
forma en que se ejecutan estos juegos, y no hay nada delicado en Dorcas. Ella es audaz, siempre.

Al final, derrotada y exhausta, Marlene había vuelto con Dorcas para decirle que se iba, pero que
era agradable hablar con ella. Fue entonces cuando Dorcas, audaz como es, le preguntó
directamente si le gustaría volver a su suite y ver los juegos con ella, en caso de que no quisiera
estar sola. Lo dijo así, explicándolo todo, y Marlene solo se detuvo un momento antes de asentir y
seguirla hasta la puerta.

Y aquí están. Dorcas se pregunta si Marlene se siente menos sola. No cree que Marlene lo haga, y
ni siquiera puede culparla.

"Marlene", murmura Dorcas, girándose para mirarla.

"¿Sí?" Marlene responde, su voz ronca.

"Dime qué puedo hacer para ayudarte", dice Dorcas simplemente, porque de eso se trata, y ella
hará lo que sea que Marlene necesite de ella.

Marlene la mira, con las cejas fruncidas. "¿Estás preocupado por ellos? ¿Regulus y James, quiero
decir?"

"Sí", admite Dorcas. "Ellos son... me preocupo por ellos".

"¿Puedes preocuparte por Hodge y Vanity también?" —pregunta Marlene, y las palabras salen
espesas, una capa brillante comienza a formarse en sus ojos. "Estoy tan cansada de ser la única".

Dorcas se acerca para agarrar su mano, solo brevemente sorprendida por la fuerza con la que
Marlene la agarra, aferrándose a ella. "Tú no eres la única. Yo también me preocupo por ellos.
Hodge está a salvo en este momento. Vanity, ella es fuerte, y llegará a la mañana otra vez,
Marlene. Me preocupo. Te prometo que me importa".

Un aliento húmedo escapa de la boca de Marlene, casi un gemido, y luego se pliega hacia Dorcas
como si ya no fuera lo suficientemente fuerte para sostenerse. Dorcas inmediatamente suelta su
mano para envolver sus brazos alrededor de ella, acariciando su cabello y dejándola llorar, sus
propios ojos pican.

Es una cosa tan angustiosa, una desolación total, porque Marlene está haciendo algo, cualquier
cosa, todo por estos niños, y todos los demás están haciendo—nada. Dorcas puede decir lo cansada
que está, cuánto le pesa, cómo la está desnudando pieza por pieza hasta que está demasiado
agotada para pretender ser otra cosa. Es el primer año de Dorcas involucrada en esto además de ser
espectadora, pero es el tercer año de Marlene como mentora, y la idea de lo horrible que es hace
que Dorcas quiera incendiar todo el Hallow, bueno, más de lo que ya lo hace.

"Gracias", se ahoga Marlene mientras se aleja. "Gracias por preocuparte por ellos. Dorcas—"

"Shh, está bien", murmura Dorcas, levantando la mano para ahuecar su rostro y secarse
suavemente las lágrimas. Su estómago se retuerce al saber que han venido a vivir en un mundo
donde preocuparse por las personas, personas que viven y respiran cuyos nombres son elegidos en
un desafortunado golpe de mala suerte, es tan raro que se lo agradecen.

¿Cómo se llegó a esto? ¿Por qué no se normaliza hasta el punto que se espera? Dorcas no sabe
cómo explicarles a otros Hallows que solo deben preocuparse por las personas, pase lo que pase,
sin dudarlo. Ella intenta, a través de la moda y la expresión, una de las pocas cosas que parecen
conmover a Hallows y hacerles sentir algo más allá de su propio privilegio.

"Están todos bien". Marlene suelta una carcajada rasposa y se estira para frotarse la cara,
aclarándose la garganta. Se limpia y respira hondo, con los ojos cerrados mientras sus hombros se
desploman. "Por ahora, todos están bien".

"Sí, lo están", concuerda Dorcas, su mirada regresa a la pantalla en blanco, las cejas fruncidas.

Una vez más, su mente vuelve a Regulus y James, su conversación final.

"¿Dorcas?" Marlene pregunta en voz baja.

"¿Ese final te pareció... extraño?" Dorcas murmura con cautela, mirando hacia atrás a Marlene,
quien frunce el ceño. "Cuando se separaron de Regulus y James, quiero decir. ¿Por qué harían eso
cuando todos se mordían las narices por cada pequeño segundo de tiempo de pantalla para ellos?
Todavía estaban hablando".

Marlene abre la boca, luego la cierra, luego mira a Dorcas con un ceño más crítico. "Bueno, fue un
momento pesado, Dorcas. Emotivo. Se merecían su privacidad. Seguramente no crees que tenías
derecho a-"

"No, yo no, pero ellos sí", interrumpe Dorcas, sacudiendo la cabeza mientras mira de nuevo a la
pantalla. "Los creadores de juegos. Los espectadores. Los patrocinadores. Los poderes superiores,
como quieras llamarlos. Tenían que haber estado salivando por ese momento entre James y
Regulus, así que ¿Por qué lo cortaron?"

"¿Crees que ellos... lo hicieron a propósito?" dice Marlene, sonando confundida.

Dorcas frunce el ceño. "Mencionó a Gideon. Escuchaste eso, ¿Verdad? Regulus lo mencionó a él".

"Sí."

"¿Por qué haría eso cuando estaba hablando de la muerte?"


Marlene parpadea. "Um, yo... ¿No sé? ¿Tal vez Gideon le dio un consejo? Dijiste que Gideon era
cercano a Regulus, mientras que Fabian era cercano a James".

"No los he visto en dos días", dice Dorcas, con la mirada fija en la pantalla negra mientras su
mente avanza como un cronómetro a punto de apagarse. "El primer día es una cosa. Todos miran el
primer día de los juegos por su cuenta, eso es normal, pero deberían haber estado en la fiesta hoy.
Pensé que tal vez se lo habían tomado mal el primer día porque estaban muy preocupados por
James y Regulus, así que tal vez se emborracharon y no se sintieron bien después, lo cual es
peligrosamente parecido a lo que casi hice, si soy honesta, así que no los culpo. Esto es... es mucho
más difícil cuando es - cuando estas-"

"¿En eso?" Marlene pregunta en voz baja.

La mirada de Dorcas se vuelve hacia ella y puede sentir que su rostro se suaviza cuando Marlene le
da una sonrisa ligeramente amarga. "Si, eso."

La sonrisa de Marlene cae y no dice nada más. Se miran la una a la otra, sus manos enredadas
flojamente en el regazo de Marlene donde habían caído después de secarse las lágrimas.
Lentamente, un fuego no muy diferente al que empujó a alguien comienza a crecer en los ojos de
Marlene, y sus uñas se clavan en la piel de la palma de Dorcas. Dorcas casi puede saborear su
resentimiento.

"¿Entonces me odias?" Desafía Dorcas.

"Odio la Reliquia. Odio a Riddle. Odio—" Marlene se detiene y suelta una risa triste. " Quiero
odiarte, pero me resulta bastante difícil hacerlo. Puede que no seas como el resto de los Hallows,
pero sigues siendo una Hallow, Dorcas. Debería odiarte".

"¿Entonces eso así?" dice Dorcas, arqueando una ceja.

Marlene se burla y clava sus uñas con más fuerza. "No pretendas que no miras los partidos desde
una posición segura. No pretendas que nunca los disfrutaste ".

"Cuando era niña, los disfrutaba", admite Dorcas. "Fue el evento más grande del año. Organizaron
fiestas y desfiles. La gente elogió a sus tributos favoritos y lloró cuando murieron, luego
escogieron un favorito de los que quedaron. Los otros estudiantes en la escuela chismeaban sobre
sus favoritos, y comenzarían nuevas tendencias que crearon los tributos, y sí, las disfruté, pero
luego crecí".

"Tú-" Marlene parpadea, sus uñas se aflojan, probablemente por la sorpresa. "¿Qué?"

"Crecí", repite Dorcas. "¿Qué esperabas? ¿Alguna trágica historia de fondo en la que descubrí que
toda mi visión del mundo cambió porque sucedió algo importante que me hizo cambiar de
opinión? No. Literalmente, solo crecí. Crecí lo suficiente como para tener las habilidades de
pensamiento crítico para mirar más allá de toda la propaganda para preguntarme, ¿y si esa fuera
yo? Se llama jodida decencia básica, Marlene. No muchos Hallows son personas decentes, pero yo
soy uno de los pocos, y no voy a actuar como si no lo fuera cuando tú quieras un saco de boxeo.
Quieres un Hallow para atacar, ¿Es eso?"

"Dorcas", dice Marlene, un tono en su voz.

"Sé que soy un Hallow", continúa Dorcas secamente. "Eso no significa que no me importe, o que
no sea capaz de preocuparme sin ver cómo vive el otro lado, por así decirlo. ¿Por qué crees que me
metí en la moda? ¿No creerás que no me enfada que a nadie le importe, Marlene? Es jodidamente
agotador, lo sé, pero tengo que hacer algo. No tienes ni idea de lo que he..." Se detiene, luego
exhala y sacude la cabeza. "Lo que quiero decir es que estar enfadada con los Hallows es justo. Yo
también estoy enfadada y soy una maldita Hallow. Pero no te enfades con una Hallow que quiere
ayudar. Ya somos bastante raros. Así que, si quieres un Hallow contra el que arremeter, tómate tu
tiempo para hacerme saber que soy tu objetivo, ¿Ok?"

"¿Qué, para que puedas quedarte quieta?" Marlene pregunta sarcásticamente.

"Quizá", responde Dorcas, manteniendo la voz baja. Le sostiene la mirada a Marlene. "¿Cómo
sabes que no me quedaría quieta de buena gana para ti si ni siquiera me lo pides?".

Los ojos de Marlene se posan en su boca, luego vuelven a subir rápidamente, con la mandíbula
apretada como si estuviera frustrada por el desliz. "Con lo enojado que estoy, realmente no creo
que sea tan amable".

"Tal vez me gusta lo duro", responde Dorcas, dejando que sus ojos se agachen mientras una lenta
sonrisa se extiende por su rostro. Marlene está enrollada con toda la gracia de un depredador a
punto de saltar, y Dorcas prácticamente la está provocando para que salte.

"No hay mucho espacio entre lo rudo y lo malo, ¿Sabes?", dice Marlene, respirando profundamente
mientras se inclina hacia atrás, apartando las manos. "Tienes razón. Has sido muy amable, y no
puedo culparte de todos los Hallows. Tu trabajo es increíble, ¿Lo sabías? Se considera radical y
casi traidor, pero es... es importante, así que no creas ni por un segundo que ignoro lo que haces y
has estado haciendo desde antes de que te convirtieras en estilista oficial. Y te importa. Te importa
de verdad, y eso también es importante. Dorcas, lo siento."

Dorcas esboza una pequeña sonrisa, con el pecho caliente. "Entiendo la rabia. A veces me miro al
espejo y la siento al ver mi reflejo, y no solo porque sea una Hallow, sino porque estoy furiosa
conmigo misma por no haber descubierto cómo colarme en el pequeño castillo seguro de Riddle y
meterle una bala en el cerebro mientras duerme. Todavía. Pero un día..."

"Oh, entonces tenemos los mismos problemas de ira por las mismas cosas. Es bueno saberlo",
bromea Marlene, y la tensión comienza a desvanecerse en algo tranquilo.

"No estoy en contra de resolver algunos de esos problemas de ira contigo", dice Dorcas a la ligera,
porque le gustaría mucho recuperar la tensión sexual, gracias.

Funciona. Marlene inhala profundamente, luego, una vez más, estudia la boca de Dorcas como si
estuviera descubriendo el lugar perfecto para morder. Cuando exhala, murmura una advertencia:
"No he estado con nadie desde mis juegos, Dorcas. Todavía... no sé cómo ser amable a veces".

"Bueno, si quieres estar conmigo", dice Dorcas, lenta y empalagosa mientras se apoya en los codos,
con los párpados caídos en la mirada más descarada de fóllame que puede hacer, "Es como dije.
Tal vez me gusta lo rudo."

"¿Sabes dar un puñetazo?" pregunta Marlene.

Es cierto que Dorcas está un poco sorprendida por esto, tanto que detiene brevemente toda su
técnica de seducción. "¿Qué?"

"¿Puedes?"

"Um. ¿Sí?"

Marlene enarca una ceja. "No pareces tan segura."


"Puedo... teóricamente dar un puñetazo", dice Dorcas tímidamente. Es cierto que sus puños no son
su elección habitual de arma.

"Bien". Marlene tuerce la boca y se aparta para apoyar los pies en el suelo, separando un poco las
piernas y levantando una más que la otra. Da unos golpecitos y mira a Dorcas con una sonrisita que
se dibuja en la comisura de los labios. "¿Y bien? Vamos".

"Oh", murmura Dorcas en el momento en que se da cuenta, y luego se levanta los costados de su
vestido y camina de rodillas hacia Marlene antes de sentarse en su regazo, a horcajadas sobre su
muslo elevado.

"Si me pongo demasiado violenta, o entro en pánico y tengo algún tipo de flashback de la arena,
creo que estás tratando de matarme o algo así, entonces te tirarás de mi regazo, recogerás esa
botella de la mesa y me la romperás en la cabeza", dice Marlene.

"Absolutamente no voy a hacer eso", responde Dorcas.

Marlene suspira. "Por tu propia seguridad, Dorcas. Te lo dije, no he hecho esto desde antes de la
arena, así que solo quiero estar segura. Eso es todo".

"No tenemos que hacer esto, ¿Sabes?", dice Dorcas en voz baja, estirando la mano para apartar
suavemente el cabello de Marlene de su hombro, revelando la cicatriz descolorida en un lado de su
garganta.

"Lo sé, y si has decidido que no quieres, está bien", responde Marlene con calma. Realmente está
bastante relajada, en realidad, no parece molestarse por Dorcas en su regazo y mirando su cicatriz
en absoluto. "Pero quiero hacerlo, si aún quieres. Soy una persona y debería poder hacer estas
cosas como cualquier otra. Es sólo que no sé cómo irá, porque tú serás la primera. No creo que
salga mal, pero no puedo estar segura hasta que...".

"Bien, bueno, déjame ser el juez de lo que puedo y no puedo manejar, ¿De acuerdo?" Dorcas
declara con firmeza.

"Oh, estoy segura de que eres más capaz de lo que nadie cree", murmura Marlene, bajando la
mirada hasta donde su mano ahueca la rodilla doblada de Dorcas antes de deslizarse lentamente por
su pierna. Su agarre es firme, no ligero ni burlón.
Dorcas se ríe sin aliento. " No tienes idea."

Con eso, se balancea hacia adelante para agacharse y besar a Marlene con tanta fuerza e intensidad
que su cabeza se inclina hacia atrás. Es su primer beso, y no es suave, tentativo o dulce. Es caliente
y cortante, un poco áspero, pero no lo suficiente como para doler. Marlene se muerde el labio y la
cabeza de Dorcas da vueltas tan pronto como lo hace. El beso no tiene concepto de cero a cien
cuando no había cero para empezar; es cien inmediato desde el momento en que sus labios se
encuentran, boquiabiertos y desesperados.

La mano de Marlene se aferra a su muslo, clavándose con fuerza, y luego empuja su mano más
hacia arriba, con más urgencia, empujando el vestido de Dorcas para agarrarla por el costado y
acercarla por completo. Dorcas la besa con más fuerza como recompensa, y luego ella es la que
recibe un premio, porque Marlene libera este pequeño gemido encantador que se prolonga hasta
convertirse en un gemido en toda el sentido, y Dorcas nunca se había puesto tan caliente en todas
partes tan rápido en su vida. En el siguiente segundo, está tirando frenéticamente de su vestido,
tratando descuidadamente de quitárselo.

"¿Fuera?" Marlene murmura mientras se aleja del beso, su mano retorciendo la tela del vestido de
Dorcas como si estuviera a punto de romperlo en pedazos.

Dorcas golpea el costado de su mano, y Marlene instantáneamente la suelta, parpadeando hacia


ella casi como un cachorro pateado. Dorcas se balancea hacia atrás para estirarse y desabrocharse
el vestido. "Hago casi todo lo que uso, por lo que no se rasgará mi ropa cuando estemos juntas, ¿Sí?
No perderé mi tiempo y energía solo porque estás tratando de follarme más rápido".

"Di fóllame otra vez", exhala Marlene.

"Fóllame", repite Dorcas, más lento esta vez.

Marlene gime y se dobla hacia adelante para engancharse al lado del cuello de Dorcas, chupando
con fuerza y mordiendo una línea hasta su hombro. Sin embargo, se aleja rápidamente cuando se da
cuenta de que Dorcas se está quitando el vestido. Sus manos se deslizan por el costado del cuerpo
de Dorcas como si estuviera fingiendo ayudar, pero todo lo que realmente está haciendo es sentir
toda la piel nueva que se revela.

"Dorcas, eres impecable", susurra Marlene con reverencia, sus ojos son prácticamente pupilas
mientras Dorcas deja perezosamente que su vestido caiga al suelo detrás de ella. "¿Planeaste esto?
Tus bragas combinan con tu… espera, ¿Eso es un conjunto? Tú planeaste esto".

Dorcas resopla, porque no puede evitarlo. "En realidad, no. A algunos de nosotros simplemente nos
gusta usar conjuntos. Este es uno de mis favoritos".

"Puedo ver por qué", dice Marlene, con la mirada firmemente clavada en el pecho de Dorcas como
si no pudieras apartarlo con una palanca.

"Ojos aquí arriba, cariño", bromea Dorcas, levantando la mano para arrastrar lentamente sus dedos
por el cabello de Marlene.

Los ojos de Marlene se encuentran con los de ella, eventualmente, lentamente. Ella niega con la
cabeza. "Eres como una maldita sirena. Esto es, eres, joder, absolutamente me ahogaría tratando de
nadar hacia ti".

"Cualquier otra persona se alarmaría por tal cumplido, pero me gustaría que supieras que me siento
muy halagada", le informa Dorcas mientras se sumerge para presionar besos a lo largo de la
mandíbula de Marlene, dirigiéndose directamente a su boca, dibujada allí nuevamente y otra vez.

Marlene sonríe cuando la boca de Dorcas encuentra la de ella, y vuelven a hacerlo, pero esta vez
con menos ropa en el camino. Marlene se aprovecha, sus manos recorren todo de Dorcas, trazando
un mapa de su cuerpo pero nunca demorándose por mucho tiempo, como si estuviera demasiado
abrumada por todo lo que hay como para detenerse en un solo lugar. Dorcas se muele contra el
muslo de Marlene, que para empezar era el objetivo de esta posición: esta no es su primera
experiencia montando muslos, por lo que ya lo sabe.

Lo hace una, dos veces, se reubica, luego lo vuelve a hacer y gime. Si ahí. Justo ahí. Marlene se
separa con un tarareo bajo, su boca se arrastra por la garganta de Dorcas mientras sus manos
agarran sus caderas. Su agarre es fuerte, y comienza a tirar y tirar a un ritmo despiadado, haciendo
que la cabeza de Dorcas caiga hacia atrás mientras su boca se afloja y sus ojos se cierran.

"No me jales el pelo", susurra Marlene en su clavícula, luego le muerde la piel antes de hablar con
la boca hasta la profundidad y la curva de su pecho.

Dorcas hace un gran esfuerzo por soltar los dedos del cabello de Marlene y agarrarse a sus
hombros, plenamente consciente de que no puede confiar en sí misma para no tirar del cabello de
Marlene en este momento. Su cuerpo se retuerce por sí solo, su pecho palpitante. Siente que se
quema por dentro y por fuera.

Un timbre estridente atraviesa el aire y Dorcas se queda paralizada. Marlene murmura algo así
como ignorarlo en su pecho, donde aparentemente intenta asfixiarse, y a Dorcas nada le gustaría
más... excepto que conoce ese tono de llamada.

"Joder. Tengo que atender esto", jadea Dorcas, y Marlene gime, pero obedientemente cae hacia
atrás, igualmente sin aliento. Dorcas se inclina y le da un rápido beso en la boca. "Dame un
segundo, y luego volveremos a eso, lo prometo".

Marlene asiente e inclina la cabeza hacia atrás con un tarareo, observando a Dorcas con los ojos
entrecerrados, la cara enrojecida y la boca hinchada. Se ve tan bien que a Dorcas le resulta una
verdadera lucha apartarse de ella, pero se obliga a sí misma. Ella se mueve para responder la
llamada, solo de pie al otro lado de la habitación. Incluso de espaldas a Marlene, Dorcas puede
sentir su mirada recorriendo todo su cuerpo.

Hay un momento de silencio, luego, "¿Patronus?"

"Estrella de mar", responde Dorcas en voz baja, tan baja que no la oirán.

"Fabian y Gideon están muertos. Los mataron", es la respuesta, y luego la línea se corta.

Dorcas permanece de pie durante un largo momento, respirando mientras mira fijamente a la pared.
Algo se abre en su interior y aprieta tanto los ojos que le bailan manchas detrás de los párpados.
Cierra el puño y se muerde la palma con las uñas hasta que está segura de que no va a hacer ruido.

Lentamente, exhala y abre los ojos. Ella traga el nudo en su garganta. Oh, Fabian, Gideon, ustedes
no, piensa, ese espacio en su pecho se abre más. Ellos no. Estaban siendo tan cuidadosos. ¿Cómo
salió mal? Por qué-

Dorcas parpadea con fuerza y gira la mandíbula, estirando la mano y obligando a su cuerpo a
relajarse. Mantiene el nivel de voz mientras dice: "Sí, gracias por avisarme".

Suelta la mano, deja el móvil en el suelo y se toma un segundo más. Da unos golpecitos con el
dedo en la mesa junto al teléfono y se gira.
"¿Todo bien?" pregunta Marlene.

"Sí. Eso fue sólo Fabian. Él y Gideon se encariñaron demasiado con Regulus y James, y no
pudieron manejar todo esto, así que decidieron irse y probar una carrera diferente. No puedo
culparlos, la verdad. Es duro, como sabes”, murmura Dorcas mientras se acerca de nuevo.

Marlene frunce el ceño. "Lo es, pero huir de eso no cambia nada".

"Son buenos hombres", susurra Dorcas. "Dondequiera que estén, espero que encuentren la paz".

"¿Eras…?" El rostro de Marlene se suaviza. "Eras cercana a ellos. Estoy segura de que los vas a
extrañar".

"Mucho", confirma Dorcas y se obliga a sonreír.

"Si no... si no quieres continuar, no tenemos por qué hacerlo, Dorcas", le dice Marlene con
suavidad. "Me quedaré igualmente. Podemos-"

"No. No, está bien. ¿Dónde estábamos?" Dorcas dice en voz baja, deslizándose de nuevo en el
regazo de Marlene, porque tiene un agujero en el pecho y sabe exactamente cómo llenarlo.

"Justo aquí, creo", responde Marlene, luego se inclina para ayudar a Dorcas a hacer exactamente
eso besándola.

Chapter End Notes

Notas del autor:

POV DESBLOQUEADO!!!! *con voz de beisbolista* DORCAS ESTÁ A


SALVOOOO. Por favor, imagina que acabo de hacer eso de mover los brazos en el
aire para indicar que Dorcas está a salvo, como hacen los jugadores de béisbol. (nunca
he jugado o visto béisbol lmaooo)
En fin, si, ¡¡¡¡Dorcas está a salvo!!! ella NO se va a morir!!! algunas personas
pensaron que iba a ser cinna-ed, pero, de hecho, no será cinna-ed. Tenemos muuuucha
información en este capítulo, así que divagaré primero sobre Jegulus.

Imaginar a james haciendo beat-boxing mientras paseaba por el bosque en una arena
de la muerte es MUY DIVERTIDO para mí, es tan lindo, lo amo. Regulus está aquí
tratando de alimentarlos y asegurarse de que sobrevivan, y James dice: pero son una
FAMILIA, regulus no puedes matarlo
porque es un BEBÉ, en su defensa, si él fuera yo, literalmente haría lo mismo. Bambi
me marcó cuando era niño, así que lo entiendo.

No me sorprendería si mucha gente se sorprendiera de que Regulus simplemente


admitiera que él y James habrían terminado juntos si Sirius nunca hubiera entrado en
la arena, pero me gustaría recordarles a todos que este fic no es pesado con la falta de
comunicación, todo lo que Regulus le dice a James, lo siente de verdad, o al menos
cree que lo hace. Entonces, cuando dice que odia a James, cuando piensa en cómo
superó a James, todo eso es real para él.

Él siendo franco sobre lo que podrían haber sido es solo él siendo honesto nuevamente
y diciendo lo que siente/cree/sabe. y tiene razón, en este mundo, si Sirius no hubiera
ido a la arena, habrían terminado juntos al 100%, se habrían casado y vivido una vida
larga y semi-feliz (tan feliz como cualquiera puede ser en este entorno, al menos).
Pero eso no es lo que sucedió, que es donde golpea la angustia, esa mierda es tan triste
para mí, ni siquiera voy a mentir, lo escribí, y estoy como: maldición, eso está jodido: /

Pero lmaoooo, la cara de Regulus cuando James preguntó si se habrían casado


ADIÓS, fue literalmente sorprendido por esa pregunta, alguien puede ayudar a
este pobre hombre, él solo está tratando de vivir su vida y sobrevivir a esta arena de la
muerte, y luego está James siendo todo dulce y coqueteando constantemente con él, el
pobre James solo quiere aferrarse a la mayor felicidad posible, y espera morir en algún
momento, por lo que realmente no puedes culpar al tipo. Luego, por supuesto, el
momento triste cuando Regulus se rompe por Avery. él pensando que es una mala
persona porque está contento de estar vivo, incluso si eso significaba matar a alguien
más ☹☹☹ estoy TRISTE.

Pero la mención de Gedeón...

Entonces, ¡¡¡¡volvamos a Dorcas!!! ella está a salvo, y aparentemente está más


involucrada en las cosas de lo que nadie se dio cuenta. ¡¡¡y también Gedeón y
Fabián!!! No, no daré más detalles, lo verán a su debido tiempo, todo saldrá a la luz
eventualmente, pero les DIJE a TODOS que no los maté sin razón. ¡ Sin embargo,
estoy emocionado de escuchar tus teorías!

También, Dorlene, mis amadas <3, veremos más de ellas, lo prometo. ¡También
veremos algunos puntos de vista de Dorcas más en el futuro, si eso emociona a
alguien!

Además, la mención de Evan probablemente apaciguó a muchos de ustedes, así como


la mención de Vanity. Sí, Peter y Vanity simplemente se están relajando con Irene y
Mathias en una cueva apartada en este momento. Siento que es importante recordar
que James estableció aliados con estas personas ANTES de la arena, así que no está
completamente fuera de lugar que todos trabajen juntos. Además, sí, la A que
Mulciber estaba plantando en el suelo era para Avery.

De todos modos, dejaré de hablar ahora, siéntanse libres de dejar comentarios de sus
teorías/pensamientos. ¡Los adoro a todos, y los adoro a todos ustedes por igual!
muchas gracias <3
Tributos que quedan en la arena a partir de este capítulo: 16 (todavía)
Tributos que han muerto a partir de este capítulo: Dylan, Avery y otros seis sin
nombre/desconocidos.

Notas mías:

No tengo mucho que decir, solo recuerden que si ven algún error de cualquier tipo, no
olviden hacérmelo saber bye!!!
Man Down
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte (debido a todo el asunto de la arena)


-Descripciones explícitas de asesinatos (sí, otra persona muere, y no solo en el fondo,
por lo que pondré una advertencia más detallada de lo que sucede en las notas finales
para aquellos de ustedes que necesitan/quieren estar más preparados)
-Representaciones explícitas de violencia (MUY explícitas, y también pondré una
advertencia más detallada de lo que sucede en las notas finales para aquellos de
ustedes que necesitan/quieren estar más preparados)
-Descripciones de la sangre
-Representaciones de heridas
-Angustia
Tenga cuidado, este es un capítulo muy pesado y de ritmo rápido, y es probable que
ponga a algunos de ustedes nerviosos/ansiosos, así que cuídense PRIMERO, siempre.
Recomiendo encarecidamente leer donde estén cómodos y puedan agarrar una
almohada o algo así.

See the end of the chapter for more notes

"¿Qué pasa con el pescado?" James pregunta, luego arroja su última baya a su boca y levanta las
cejas hacia Regulus.

"¿Cómo es eso menos inmoral?" Regulus responde, visiblemente poco impresionado mientras
camina a su lado.

James se encoge de hombros. "Bueno, ya sabes... Em, ¿Los peces tienen cerebro?"

"Obviamente, los peces tienen cerebro. Todos los seres vivos tienen cerebro", le dice Regulus.
"Bueno, excepto tú".

"¡Ha!" James se echa a reír, e inmediatamente se tapa la boca con la mano para amortiguar el
sonido. Regulus se enfada con él cuando habla demasiado fuerte (lo que sucede a menudo), y
teniendo en cuenta el peligro real en el que se encuentran en todo momento, James no puede
culparlo. No está exactamente en la naturaleza de James estar callado.

Regulus parece exasperado. "¿Por qué eres como eres? Acabo de insultarte. ¿Por qué encuentras
eso divertido?"
"No estoy seguro", admite James, una vez que está más tranquilo. "Supongamos que tengo algunos
cables cruzados". Hace una pausa, luego golpea su hombro contra el de Regulus y canta, "O tal vez
estoy un poco enamorado, y estoy encantado con todo lo que dices. ¿Suena familiar?"

"Cada vez que abres la boca para hablar, la necesidad de matarte se vuelve más fuerte", le informa
Regulus rotundamente.

"Solías ser tan dulce", arrulla James, y Regulus instantáneamente frunce el ceño, lo cual es,
francamente, tan jodidamente adorable que James no puede evitar sonreír. "Está bien, no,
¿Recuerdas cuando tenías doce-"

"No lo hagas", sisea Regulus, girando la cabeza bruscamente mientras lo mira, su rostro se pone
rojo de inmediato.

"No, lo haré. Esto es demasiado brillante. Esta historia merece ser escuchada por todos", declara
James. "Persona en casa observando, acomódate y prepárate para la puta más tierna..."

Regulus está abruptamente frente a él, la parte plana de su daga presionada contra la boca de
James. Su mirada es más afilada que la hoja. "Puedes vivir sin tu lengua, James, ¿Lo sabías? ¿Por
qué no te lo muestro?"

"Sabes", murmura James con cuidado, con mucho cuidado, "Creo que realmente tengo algún tipo
de manía con los cuchillos. Estoy tan atraído por ti en este momento".

"Te odio", murmura Regulus, luego golpea la parte plana de su daga en la boca de James antes de
alejarla. "Cuéntame esa historia y te cortaré la maldita lengua".

"Todavía me atraes", anuncia James, con una sonrisa mientras Regulus resopla y gira para seguir
caminando. "¿Y qué historia? ¿Cómo sabes que es la misma historia?"

" Sé qué historia es".

"¿Sería la misma historia—"


"James", advierte Regulus.

"—donde encontraste una nueva ruta para tomar después de la escuela y solo tuviste que ir
recogiendo todas las piedras bonitas, llenando dos frascos, y luego me diste el más bonita con una
dulce sonrisita mientras le dabas a Sirius el otro, que solo estaba medio lleno, ¿Y le dijiste que no
se los comiera?” James continúa de todos modos, su voz alegre. "¿Esa historia, por casualidad?"

"Primero, no podía estar seguro de que Sirius no se los comería. Es un idiota, así que eso fue algo
extremadamente válido para decirle. Segundo", dice Regulus, girando su daga entre sus dedos,
"Realmente no lo haces. No valoras tu lengua, ¿Verdad?

James tararea, levantando las cejas. "No tanto como lo harías tú, si tan solo tuviera la oportunidad
de probar eso."

"Pero no lo haces, y nunca lo harás", le recuerda Regulus, porque es muy, muy malo.

"Bueno, no lo sé", reflexiona James mientras sigue caminando junto a Regulus, "No esperaba
exactamente tener una oportunidad con... otras cosas. Tus dotes a los doce años eran muy
diferentes a los que tienes a los veinticinco, solo diré eso".

"Sí, James, eso se llama madurar. Me doy cuenta de que es un concepto del que no tienes una
comprensión básica, pero..."

"¿Por qué eres como eres, hm? Hablemos de eso. Siempre me estás insultando. Se siente muy...
intencional, y francamente, no puedes esperar que no me guste, porque me hace sentir muy
señalado. Especial, por así decirlo.”

"Estás desesperado", dice Regulus.

"Bueno, sí, pero no soy tonto. Eres más malo conmigo que cualquier otra persona". James se ríe.
"¿Sentimientos no resueltos, tal vez?"

Regulus suelta una carcajada, como si encontrara la teoría de James increíblemente divertida, como
si fuera tan absurda que solo puede ser divertida, lo cual es un poco un golpe, si James es honesto.
" Tu optimismo se las ha arreglado de algún modo para dar vueltas hasta convertirse en un
engaño".

"¿Puedes culparme? Quiero decir, solo tu regalo de despedida ..." James mira y capta su mirada,
complacido de que Regulus la sostenga sin fingir que no tiene idea de a qué se refiere James. No
puede creer que Regulus esté realmente dispuesto a hablar con él sobre esto. "No puedes culpar a
un tipo por el efecto que un regalo como ese puede tener en su sentido común".

"El objetivo no era darte esperanza, James".

"Corrector, bueno, lo arruinaste bastante bien".

"No significó nada", dice Regulus. "Tú lo sabes."

James frunce los labios, deseando tener más bayas para masticar para poder esperar el momento
oportuno para descubrir la mejor manera de responder. Se conforma con lanzarse el hacha de mano
en mano. "No lo sé, en realidad. Fue por complacencia, ¿No?"

"Obviamente."

"¿Pero sólo para mí?"

"¿Parecía que yo obtuve algo con eso?" Regulus pregunta, pero ahora está mirando hacia otro lado,
y hay cierta tensión en su mandíbula...

"Oh, mierda", exhala James, con los ojos muy abiertos. “Mierda, Reg, si que obtuviste algo de eso,
tú—"

"James."

"Lo disfrutaste ".

Regulus lo mira fijamente, pero ya se está sonrojando, por lo que sus protestas son inútiles.
"¿Puedes por favor dejar de hablar?"

"No. Este es el mejor día de mi vida", declara James alegremente.

"Cierto, y un buen día para esto, sin duda. Un agradable paseo por el bosque con alguien que nunca
más te complacerá dentro de una arena donde la muerte es inminente", dice Regulus con sarcasmo.
Él agita su mano vacía. "Sí, qué hermoso día".

La última palabra apenas ha salido de la boca de Regulus cuando, con una brusquedad que James
no ve venir, todo empieza a salir mal de repente.

~•~

Algo cae del árbol sobre ellos sin previo aviso y golpea la espalda de Regulus lo suficientemente
fuerte como para empujarlo al suelo. Aterriza de frente, con la boca llena de hojas y tierra, y el
peso sobre su espalda se mueve desesperadamente, inclinándose, alcanzando... Regulus se apresura
a gatear hacia adelante y alcanzar su daga primero, porque se le había resbalado de la mano cuando
cayó. Una mano pálida se extiende a su lado, ancha y desconocida. Regulus sabe con certeza que
no es Evan, porque no tiene una cicatriz en el costado del pulgar como el dueño de esta mano.

La mano se cierra alrededor de su daga, y lo único que Regulus puede pensar es que a nadie se le
ocurre mirar hacia arriba.

Mierda.

Frenéticamente, Regulus intenta quitarse de encima a la persona que tiene encima, pero sólo
consigue dar media vuelta, y la persona que está encima se balancea con el movimiento y
aprovecha el impulso para golpear a Regulus contra el suelo de espaldas. Vagamente, Regulus
reconoce al hombre como uno que en realidad no hablaba con nadie, y ahora aquí está, levantando
la daga de Regulus y preparándose claramente para volver a bajarla. Regulus se esfuerza por
alcanzar su tercera daga, y entonces un hacha asoma por la cabeza del hombre.

Está ahí, de repente. Regulus apenas lo vio balancearse, como si parpadeara y se perdiera el
momento en que fue enterrado en el cráneo del hombre. Hay una mano todavía agarrando el
mango, y Regulus conoce esa mano. Tiene esa mano memorizada.
James.

El cañón se dispara, y la daga de Regulus cae bastante desconcertante contra su pecho, luego se
desliza sin siquiera lastimarlo. La cara del hombre está floja, la cabeza abierta alrededor del hacha,
y hay un grotesco crujido y un repugnante chapoteo cuando el hacha es liberada. La sangre
inmediatamente comienza a brotar y el cuerpo del hombre se desploma hacia un lado.

Regulus se levanta en el tiempo justo para ver a James levantar el hacha de nuevo, lo que lo
impulsa hacia adelante para agarrar la muñeca de James antes de que pueda bajarla. La cabeza de
James gira hacia él, y sus ojos son salvajes. Está respirando con dificultad.

"Está muerto", dice Regulus con firmeza. "James, está muerto".

"¿Qué?" James gruñe, como si estuviera confuso, y Regulus se da cuenta con una punzada de que
lo está. "Está... pero tú... ¿Estás...?"

"Estoy bien", murmura Regulus, tirando suavemente de la mano de James hacia abajo y lentamente
quitando el hacha ensangrentada de su agarre. El asiente. "Estoy perfectamente bien. Ni un rasguño
en mí, ¿Ves?"

James busca a tientas para agarrar el brazo de Regulus, palmeando su camino hacia arriba, sobre su
hombro, hacia la curva de su cuello. Se le escapa un suspiro ahogado. "¿Estas bien?"

"Estoy bien", confirma Regulus.

"Pensé-" James se interrumpe, ahogándose con el resto.

Regulus asiente. "Lo sé."

ames se le queda mirando durante un largo rato, con los ojos muy abiertos y sorprendentemente
inocentes para alguien que acaba de clavarle un hacha en la cabeza a tal profundidad que le ha roto
el cráneo al salir. Regulus es incómodamente consciente de la fuerza con la que James debe de
haber golpeado para conseguir clavar el hacha con tanta fuerza. Golpeó a ese hombre como si
planease arrancarle la puta cabeza.
Hay sangre en las manos de James, y Regulus se adelanta para tirarle de la parte inferior de la
camisa, en el lado donde se limpiaba las manos cuando eran las que estaban cubiertas de sangre.
Con mucha más delicadeza de la que tuvo con él mismo, le limpia la sangre cuidadosa y
meticulosamente todo lo que puede sin agua y sin mirarle, sin dejar de sostenerle la mirada a James
para que siga mirándole a él en vez de a sus manos o al cadáver del suelo.

Los dedos de James no están temblando.

Sin embargo, su voz es cuando dice: "Pensé que te iba a matar".

"Iba a ahcerlo", responde Regulus.

"¿Por qué?" James susurra.

Regulus frunce el ceño, tentado a mirar al muerto como si pudiera obtener información de él, pero
se abstiene porque James no aparta la mirada mientras sostiene su mirada. "No estoy seguro. Podría
haber una variedad de razones. Tal vez quería un arma, o pensó que teníamos comida, o
simplemente pensó que podía matarnos a ambos rápidamente y mejorar sus probabilidades".

"¿Por qué haría eso, sin embargo?" James insiste, y su voz se quiebra, aumentando en angustia.
"No estábamos lastimando a nadie. Lo habría ayudado si él, pero él simplemente te atacó, y yo..."

"James", dice Regulus en voz baja.

"No podía dejarlo", gruñe James. “Él... él iba a matarte, y yo no podía— no puedo— tenía que
hacerlo—"

"Lo sé", le dice Regulus una vez más, porque lo sabe, a pesar de que James no puede pronunciar
sus palabras correctamente. "Necesito que hagas algo más por mí".

James parpadea, luego dice con voz áspera: "Lo que sea".
"Cierra los ojos", murmura Regulus, y James lo hace. Está temblando ahora, agitándose de pies a
cabeza. "Ahora retroceda cinco pasos con cuidado y da la vuelta".

Sin una palabra, James lo escucha. Regulus inmediatamente gira para agacharse junto al hombre,
levanta su daga para deslizarla en la funda de su muslo, luego hace una mueca mientras limpia el
hacha en la camisa del hombre. La vista de él es simplemente mala. Sangre y vísceras. Brutal,
como Regulus sabía que sería.

Regulus se apresura a regresar con James, se detiene frente a él y lo mira con pura tristeza. James
todavía tiene los ojos cerrados y su respiración es un poco inestable. Hace menos de cinco minutos,
estaba coqueteando con Regulus con una sonrisa lo suficientemente brillante como para poner
celoso al sol. Así de rápido sucedió todo; así de rápido todo puede cambiar.

Y ahora, el James que nunca mató a nadie se ha ido. Nunca podrá volver a ser esa persona, y la
dejó ir sin dudarlo porque estaba protegiendo a Regulus.

Regulus está tan cansado de ver a la gente destruirse a sí misma solo para que él este a salvo.

"James", dice Regulus, manteniendo su voz baja y melódica, pero solo habla para dar una
advertencia antes de extender su mano libre para deslizar sus dedos en los de James. Sus dedos se
entrelazan con familiaridad, colocándose en su lugar como si estuvieran hechos para esto, como si
lo hubieran hecho mil veces en lugar de tres. Regulus tira de él. "Ven conmigo."

James lo acompaña y Regulus se lo lleva.

~•~

Diez personas están muertas. Es el día tres. Las seis de la primera noche, ocho para la segunda
noche, y una novena a la mitad de la noche después de que las banderas ya habían tocado en el
cielo. Aquí está el décimo. James ni siquiera sabía su nombre.

Es algo tan extraño en lo que fijarse, pero James siente que hay una clara falta de honor en matar a
alguien sin ni siquiera saber su nombre, al menos tan a la ligera. Ni siquiera dudó, esa es la
cuestión. Ocurrió muy rápido, el hombre buscó el cuchillo a tientas y lo levantó, y sólo tardó unos
míseros segundos. James, que esperaba flaquear en una situación así, había clavado el hacha con
todas sus fuerzas sin dudarlo ni un instante.
Así. Así de rápido. Así de simple.

Lo desconcertante es que no es que James haya tomado la decisión consciente de hacerlo. Sí, estaba
en completo control de sí mismo, pero nunca pensó, oh, voy a matar a este hombre ahora.
Realmente no había tiempo para eso, o ningún pensamiento en absoluto. Se redujo a un momento,
más rápido que una respiración, y se trataba de lo que James era capaz de hacer. Si no fuera capaz
de matar, ese habría sido el momento en que lo supo. Sin embargo, no lo fue, porque aparentemente
James es capaz de matar, y lo demostró. Sin esfuerzo. Inmediatamente. Instintivamente.

Vio a Regulus en el suelo, a segundos de morir, y James mató al hombre. Sin saber su nombre, si
tiene familia o amigos, James simplemente lo mató.

Es desgarrador para James darse cuenta de que es capaz de tal cosa. Pensó… Tal vez era ingenuo
de su parte, pero realmente creía que estaba fuera de eso, como si él y la violencia fueran líneas
paralelas que nunca podrían cruzarse. Aceite y agua. Simplemente no salió bien, y James realmente
nunca esperó que pudiera hacerlo. Claro, se dijo a sí mismo que lo haría, si fuera necesario, pero
en el fondo de alguna cámara oculta dentro de él donde siempre se aferró a su inocencia, estaba
convencido de que todo era pamplinas, ¿Por qué él? ¿Matar? No, nunca.

Nunca es ahora, para siempre está fuera de alcance, y James acaba de matar a un hombre. No fue
en defensa propia. El hombre no lo atacó; tal vez lo hubiera hecho, después de matar a Regulus,
pero James no esperó lo suficiente para averiguarlo. James mató al hombre en defensa de Regulus,
y se pregunta si eso debería enfermarlo.

No lo hace.

Regulus no se lo pidió y James toma sus propias decisiones. Esta elección fue una que hizo desde
el principio. Sabía lo que implicaba. Pasó horas pensando en ello, repasando todas las
posibilidades en su mente para ver hasta dónde llegaría para asegurarse de que Regulus llegara a
casa. No importa qué escenario cruzó por su mente, la elección de James siempre fue la misma.

Está tranquilo afuera, excluyendo los crujidos aleatorios de los árboles y el sonido apagado del
agua corriendo en la distancia. Regulus lo está conduciendo hacia allí, todavía sosteniendo su
mano. Han estado caminando durante mucho tiempo, ninguno de los dos dijo ni una palabra.

Cuando James mira hacia donde Regulus sostiene su mano, puede ver manchas de sangre en sus
dedos enredados.
Se siente como si James se desconectara un poco. Como si estuviera en piloto automático. Su
mente se siente como si estuviera cojeando, como si matar a alguien hubiera herido su capacidad
de funcionar, de pensar, de dar sentido a cualquier cosa. Tiene el pensamiento desconsolador de
que sus padres deben haber visto eso, así como Sirius. Las últimas personas en el mundo que lo
juzgarían por eso, y todavía se pregunta qué estarán pensando.

¿Qué piensa Regulus? Esta muy callado y está siendo sorprendentemente amable con James en
este momento, más amable de lo que ha sido en años. James se siente desatado y Regulus sigue
aferrándose a él, como si lo supiera y estuviera decidido a no dejarlo escapar. Hay algo seguro en
él en ese momento, y James solo quiere hundirse en él y cerrar los ojos para apartar el resto del
mundo.

James entra y sale como estático, su cerebro zumba como si estuviera lleno de abejas, y luego
están en el arroyo. Uno nuevo que nunca habían visto antes. Regulus lo lleva al borde, se agacha y
anima a James a hacer lo mismo tirando de su mano. James lo hace, y Regulus sumerge sus manos
juntas en el agua, manteniéndolas en contacto mientras limpia la sangre. En el agua, se ve rosa.

"¿Sabías su nombre?" James gruñe.

"No", murmura Regulus mientras saca sus manos del agua, dejándolas gotear sin hacer nada más.
El hacha que reposa sobre su muslo está limpia, y James no está seguro de cómo es posible. Parece
intacto. "¿Acaso tú?"

"No", se ahoga James, cerrando los ojos con fuerza y agachando la cabeza. Está justo al lado de
Regulus, por lo que termina presionando su rostro contra su hombro, respirando profundamente y
jadeando.

"Shh, respira, James", susurra Regulus con ternura, con tanta ternura, y una de sus manos se aparta
para ahuecar la nuca de James. Sus dedos empujan el cabello rebelde de James, lo que hace que
James se sienta mucho mejor y mucho peor al mismo tiempo.

James respira. Él no está llorando. Se siente como si debería estarlo; todos los síntomas habituales
están ahí: la opresión en la garganta, el dolor en el pecho, la lucha por respirar. Y, sin embargo, no
brotan lágrimas. Sus ojos permanecen secos. Todo duele.

Regulus se tambalea un poco hacia atrás y James se estira para agarrar su brazo con ambas manos.
"No te vayas. Regulus, por favor no—"
"No me iré", dice Regulus en voz baja, pasando sus dedos por el cabello de James de nuevo. "Solo
necesito volver a llenar nuestra agua, eso es todo. No estoy... todavía estoy aquí, ¿De acuerdo?
Pero no podemos quedarnos mucho tiempo. Lo siento, James, pero tenemos que seguir adelante".

"Solo—solo dame un minuto", ruega James, y Regulus hace un sonido suave y tranquilizador que
suena como si estuviera de acuerdo. Curiosamente, James cree que Regulus le daría cualquier cosa
en este momento.

Todo lo que James quiere es a él.

Regulus se mantiene fiel a su palabra. Él no se va ni sacude a James. Deja que James se aferre a él
mientras se mueve, toma su bolso y saca el bote de agua. James se aparta brevemente para beber
un poco cuando Regulus le da un codazo en la cabeza, insistiendo incluso cuando James lo ignora.
Se lo bebe y se siente un poco mejor, lo que le hace sentirse culpable por alguna razón, y entonces
Regulus se acaba el resto antes de volver a llenarlo. Lo hace con la cara de James apretada contra
su hombro y los brazos de James enroscados en uno de los suyos, lo que limita bastante su
movilidad, pero nunca se queja.

Luego, Regulus le da un poco más de tiempo. James gira la cabeza y mira el agua. Se mueve
rápidamente, un largo desfiladero a través de la tierra y las rocas, llevándose todo río abajo. El
agua fresca reemplaza el lugar en el que están cada segundo, y James se pregunta dónde está ahora
el agua que contiene la sangre del hombre que mató. Se ha ido, como el hombre.

"Bueno, ¿No es esto dulce?"

En segundos, Regulus tiene el hacha en la mano mientras se pone de pie, llevándose a James con
él. Se dan la vuelta al mismo tiempo para ver a Mulciber caminar a través de la brecha entre los
árboles, su acercamiento no se escucha por encima de la corriente del agua.

Mulciber tiene una espada en sus manos, y no es el único que sale de entre los árboles. Son todos
los mortífagos, excepto Avery, y todos tienen armas. Willa y Axus están de regreso, y Axus tiene
un gancho con una cuerda como la que usaban en la sala de entrenamiento. Incluso el pequeño
Hodge tiene un arma, solo un cuchillo, pero aun así.

"Ustedes dos", dice Mulciber, apuntándolos con la punta de su espada, "Han sido difíciles de
encontrar. Es casi como si solo quisieran pasar un tiempo a solas. Lo siento, ¿interrumpí un
momento íntimo?".
Las uñas de Regulus se clavan en el brazo de James donde lo agarra. James mueve su mirada entre
todos. Bernice también tiene una espada. Quinn tiene una lanza. Willa tiene un arco con un carcaj
de flechas en la espalda. Su mano está liberando lentamente una flecha.

"Corre", susurra Regulus, un simple respiro, y luego sus uñas se aflojan. Inmediatamente, él y
James dan la vuelta y chocan directamente contra el arroyo, corriendo tan rápido como pueden
mientras los demás los persiguen automáticamente.

~•~

Correr.

Correr.

Correr.

Eso es todo. Eso es todo lo que hay. Solo correr. El mundo es un borrón alrededor de Regulus
mientras empuja sus piernas tan fuertes como puede, serpenteando alrededor de los árboles y nunca
yendo en línea recta. James está justo a su lado, sus piernas son lo suficientemente largas como
para mantener la velocidad de Regulus. Ambos corren como si sus vidas dependieran de ello. Lo
hacen.

Una flecha pasa a toda velocidad junto a ellos y aterriza en el tronco de un árbol con un ruido
sordo. Regulus lo parte por la mitad cuando pasa, maldiciendo por lo bajo cuando otro sale
disparado junto a él, tan cerca que lo habría golpeado si no hubiera tropezado un poco.

Regulus puede escuchar a los demás persiguiéndolos, sus pies golpeando el suelo, sus fuertes gritos
y carcajadas. Burlándose de ellos. Ahora los tienen en la mira, y Regulus sabe que no se detendrán
hasta que él y James estén muertos. El problema es que Regulus y James, incluso con armas, no
pueden luchar contra ellos. Están superados en número.

Atravesando el bosque, Regulus puede escuchar su respiración agitada, así como la de James, y
todo va demasiado rápido para que pueda idear un plan adecuado. Escapar es lo ideal, pero en
realidad no es factible cuando los mortífagos se están acercando. Y lo están haciendo. Regulus
puede oírlos acercarse.
Entonces, solo corre.

Correr.

Correr.

Jodida carrera.

¿Por cuánto tiempo? ¿A dónde? Regulus no lo sabe. No sabe qué hacer; él no puede pensar. Otra
flecha pasa junto a él, casi golpeando a James, quien, por algún milagro, evita darle justo en la
espalda dividiéndose alrededor de un árbol, yendo a la derecha cuando Regulus va a la izquierda.
Corre, corre, corre. ¿Qué otra cosa?

Vamos, piensa. ¿Qué haces cuando te persiguen? ¿Cuándo te superan en número y te dominan? ¿A
qué te dedicas? Sirius, ¿Qué hago? Regulus piensa mientras jadea por aire, todo su cuerpo grita por
lo fuerte que lo empuja. No le llega ninguna respuesta. Sirius no está aquí.

Tal vez no haya respuesta.

Tal vez... esto es todo.

No pueden escapar. No pueden escalar, esconderse, correr rápido o lo suficientemente lejos para
evadir a las personas que los persiguen. Regulus tiene un hacha en la mano y dos dagas atadas a sus
muslos. Si pudiera eliminar a Willa primero, pero no, ella tendría una flecha en él en el momento
en que se detuviera. Si él pudiera-

Un gancho se entierra en su hombro, tirando de él con tanta fuerza que se levanta y cae al suelo
con tal impacto que casi se muerde la lengua. La sangre llena su boca, y ha estado aquí antes. Por
segunda vez, traga su propia sangre solo para respirar, y si esa no es una metáfora perfecta para la
supervivencia, Regulus no sabe qué es.

Regulus, a pesar de lo repentino de todo, reacciona rápidamente. Simplemente fue sacudido, duro,
pero todavía intenta arrebatarle el anzuelo del hombro. No es muy profundo, pero duele como una
perra de todos modos, y precioso, ahora tiene un agujero en el abrigo y la camisa. Honestamente,
no es el problema principal en este momento, pero Regulus es lo suficientemente miserable como
para estar enojado por más de una cosa a la vez. ¿Ves? Él también tiene talentos.
Arrojando el anzuelo a un lado, Regulus se pone de pie y ve a James unos pasos delante de él, con
el pecho agitado cuando se da la vuelta para mirarlo. Cada línea de su rostro está fija, y Regulus
sabe que regresará por él antes de que James dé siquiera un paso. No te dejaré, había dicho.
Tendrás que matarme.

Incluso bajo presión, James se mantiene fiel a su palabra.

El problema es que los otros les han ganado ahora. El grupo tarda veinte segundos, como máximo,
en aproximarse hacia ellos, dando vueltas a su alrededor para que no puedan ir a ninguna parte. Y
esto… Bueno, Regulus sabe que no hay forma de salir de esto.

Pero si va a caer, se llevará al menos a dos de estos bastardos con él, porque realmente está
cabreado. Una ira asesina lo inunda y puede reconocer el sentimiento por lo que es. Después de
todo, ahora es un asesino, ¿No? Esta situación lo ha enfurecido tanto que agarra el hacha sin
avergonzarse de cómo la va a usar.

Regulus tiene todos los planes para luchar.

Y luego Mulciber agarra a James y lo pone frente a él, sosteniendo la espada contra su garganta
mientras sonríe directamente a Regulus.

~•~

James puede decir con seguridad que no tiene problemas con los cuchillos. Torcedura de hoja.
Torcedura de espada. Nada de eso, él no lo tiene. No, solo le gusta Regulus y cualquier cosa que
tenga que ver con él. Cuando Mulciber tiene una espada en su garganta, no es nada sexy.

Quedándose muy quieto, James mira fijamente a Regulus, quien luce—bueno, francamente, luce
bastante aterrador, pero de una manera sexy. Ahora realmente no es el momento, y tal vez James
solo es parcial, además de un poco histérico por el pánico creciente que se está arraigando, porque,
joder, está a punto de morir, está a punto de morir.

Regulus está sangrando por su hombro, pero está de pie como si estuviera perfectamente ileso y
completamente dispuesto a joder todo. Su mirada está fija en Mulciber, nadie más, y sus ojos son
fríos. Es cierto que es un poco inquietante, porque James conoce sus ojos y nunca antes había visto
algo así en ellos. Sí, cuando James lo descubrió, parecía listo para matar. Esto es diferente.
Regulus tiene la maldita muerte en sus ojos. Es frío y calculador, una ventana a los pensamientos
sin duda escalofriantes que están rodando por su mente en este momento. Ya es bastante malo que
James casi sienta... preocupación por Mulciber.

"No, no, déjalo", dice Mulciber, y Bernice retrocede de donde estaba a punto de agarrar a

Regulus. "Él no va a hacer nada. Tengo a su novio, ¿No?"

"Parece enfadado", canta Willa, con una flecha anclada en su arco y lista para soltarse tan pronto
como la levante. Ella suena tan joven. James cree que tiene la edad de Vanity. "Mátalo, Mulciber.
¿Qué estás esperando?"

"Todavía no", espeta Mulciber. "Adelante, Black. Quiero saber cómo lo hiciste. Cómo mataste a
Avery. Cuando llegamos a él, ya estaban sacando su cuerpo".

"Puedo mostrarte mejor de lo que puedo decirte", declara Regulus bruscamente, un filo en su voz
que hace que el corazón de James dé un vuelco por un momento.

Mulciber gruñe al oído de James. "Conozco a Avery de toda mi jodida vida, inútil. Vas a decirme
lo que le hiciste, o voy a cortar la cara bonita de tu novio, una pequeña rebanada a la vez".

"Si haces que se estremezca, te levantarán en pedazos", advierte Regulus, y James traga, porque esa
es su voz de, No estoy jodiendo. Él. Oh, lo dice enserio.

"¿Es así, Black?" Mulciber se ríe y luego la espada se eleva para presionar contra la mejilla de
James. Lo arrastra lentamente, presionando con fuerza, y James sisea mientras retrocede, pero
Mulciber simplemente lo agarra por el cabello y lo mantiene en su lugar.

"Oh, joder", gruñe James, con tantas ganas de pelear, pero un movimiento en falso podría costarle
el ojo o lo que es más importante, podría costarle la vida a Regulus.

James lucha en vano, y el corte sube por un lado de su cara hasta que Mulciber vuelve a poner la
espada en su garganta. Pica y duele, una línea de calor de la que la sangre se escapa, acumulándose
hasta su mandíbula y en la hendidura de su cuello. Su rostro está torcido en una mueca, pero aún
puede ver lo rígido que está Regulus, su mandíbula apretada y sus fosas nasales dilatadas.
"¿Quieres hablar ahora, o debo hacerlo de nuevo?" pregunta Mulciber. "¿No? Toma, déjame solo
—"

"No lo hagas", espeta Regulus, dando un paso adelante.

"Ah, ah, ah", canta Mulciber. "Acércate más y se tragará la espada, ¿Sí?" Regulus se detiene. "Ahí
vamos. Ahora te tengo atado, ¿No? ¿No te dijo tu hermano que no revelaras tu debilidad, Black, o
es tan inútil como tú?"

Regulus se enoja visiblemente más por el insulto a su hermano, y James puede identificarse. James
también recuerda cuando Regulus tenía trece años, y uno de sus compañeros de clase le llamó
idiota a Sirius en su cara. No fue en la escuela, sino en medio del mercado, y James estaba con
Sirius. Regulus se había alejado, sin duda yendo a buscar un nuevo diario, y cuando fueron a
buscarlo, un chico lo estaba intimidando.

James y Sirius habían comenzado de nuevo al mismo tiempo, ambos listos para hacer lo mismo,
pero nunca tuvieron la oportunidad. Regulus generalmente era callado con otras personas, un poco
tímido, y honestamente no le gustaba la mayoría de las personas que no eran, bueno, James,
básicamente. Sirius es su hermano, así que eso es un poco diferente.

De todos modos, se acercaron lo suficiente como para ver a Regulus siendo un pequeño sarcástico
de mierda, porque a pesar de que era tímido, no tenía miedo de destrozar verbalmente a alguien si
lo estaba molestando, incluso entonces. El chico dijo: "No harás nada, especialmente cuando tu
idiota hermano no está cerca", y apenas había terminado de hablar cuando Regulus lo golpeó en la
cara con tanta fuerza que se estrelló contra la mesa de, como era de esperar, revistas. Regulus
siguió golpeándolo también, al menos hasta que Sirius y James lo sacaron y lo arrastraron antes de
que los Aurores se involucraran.

Después de todo el abuso verbal que el chico le lanzó, fue un comentario improvisado sobre Sirius
lo que enfureció a Regulus.

En resumen, si Regulus pone sus manos sobre Mulciber, está jodido.

Por alguna razón, esto hace reír a James. Esta no es realmente la situación en la que la risa es
apropiada, pero brota de todos modos. Él no puede evitarlo. Está bajo mucho estrés, le duele la
cara y está aterrorizado de que estén a punto de morir, y todavía se ríe, porque, oh, Mulciber se va a
arrepentir.
"¿Algo gracioso, Potter?" Mulciber pregunta bruscamente, tirando de él por el pelo para que se
calle de nuevo.

James rechina los dientes, pero aun así dice: "Eres un idiota. Ten piedad de tu alma, Mulciber,
porque acabas de cometer un gran error. ¿Crees que Regulus se preocupa por mí? No. No, Sirius es
su debilidad, y tú maldito idiota, no está aquí".

"James", dice Regulus bruscamente, y eso es todo lo que dice, pero eso es todo lo que tiene que
decir. La orden tácita suena alta y clara.

Con un gruñido, James aprieta imprudentemente la espada, consiguiendo un corte afilado pero fino
por las molestias, todo para poder lanzar la cabeza de nuevo a la cara de Mulciber. Mulciber
maldice agudamente y se echa hacia atrás, levantando ligeramente la mano, que James gira para
apretar con la fuerza suficiente como para notar el sabor de la sangre.

La espada golpea el suelo y James se lanza hacia ella mientras Mulciber retrocede dando un traspié
con un grito. Lo toma en su mano y toma una bocanada de aire mientras algo brilla por el rabillo
del ojo. Berenice está allí, con la espada dirigida hacia él. Levanta la espada que acaba de agarrar
para bloquearla, cayendo hacia atrás e intentando frenéticamente volver a ponerse en pie.

El caos desata inmediatamente todo a la vez. Una flecha sale volando, pero Regulus logra
esquivarla mientras se lanza directamente hacia Mulciber. Bernice es francamente despiadada con
su espada, golpeando a James una y otra vez tan rápido que solo puede esquivar una y otra vez
para evitar que su cabeza sea cortada limpiamente de su cuerpo.

Axus balancea su gancho en el aire como un lazo, y James ve que va directamente hacia Regulus, y
no falla. Se engancha en el mismo lugar que antes, pero Regulus ni siquiera reduce la velocidad.
Simplemente agarra la parte de la cuerda y tira con tanta fuerza que Axus tropieza en el suelo,
maldiciendo en voz baja cuando la cuerda se desliza entre sus manos lo suficientemente rápido
como para quemarse. Regulus arranca el anzuelo y lo arroja descuidadamente hacia un lado,
haciéndolo desaparecer entre los árboles. Axus maldice vibrantemente y sale disparado para ir a
buscarlo.

Quinn corre tras Regulus con su lanza, y James logra derribar la espada de Bernice con la fuerza
suficiente para tener tiempo de ponerse de pie. Hodge está ahí, tan pequeño con su cuchillo
levantado. Él no se mueve, así que James tampoco. Los tres, James, Bernice y Hodge, proceden a
tener un enfrentamiento silencioso, con las armas listas.
El corazón de James late con fuerza en sus oídos y su mente está acelerada. Está distraído
preocupándose por Regulus, a pesar de que Mulciber no tiene armas. Sin embargo, Quinn está allí
y tiene su lanza. Regulus tiene un hacha, al menos, pero Mulciber todavía tiene los puños. Además,
James no es un dios con una espada. Apenas sabe cómo sostener la maldita cosa, y es mucho más
pesada de lo que esperaba. Bernice sostiene el suyo como si supiera cómo usarlo, lo cual es
preocupante.

Un repentino grito espeluznante hace que todos se congelen antes de girar la cabeza
instintivamente para seguir el sonido. Mulciber está en el suelo, y Regulus le está arrancando el
hacha del brazo y luego la vuelve a clavar.

"¡Pedazos! ¡Joder, te dije que estarías en pedazos!" Regulus ruge, y se balancea hacia abajo,
pisoteando la mano de Mulciber hasta que atraviesa todo el camino. El sonido es repugnante, y la
sangre, hay mucha sangre. Regulus arrebata el hacha una vez más, luego patea la mano de
Mulciber lejos de donde estaba separada de su cuerpo.

"Oh, joder", se ahoga Bernice, sonando como si fuera a vomitar, ¿Y honestamente? James conoce
el sentimiento.

Mulciber grita y se retuerce en el suelo, arañando frenéticamente su propio brazo, y Regulus


simplemente lo mira como si fuera un insecto que se retuerce y no puede levantarse de su espalda.
Levanta el hacha de nuevo, buscando la cabeza esta vez, y está tan concentrado que no ve a Quinn
detrás de él. Ella retira su lanza.

"¡Regulus!" James grita, y el nombre sale de él en nada menos que puro terror.

~•~

La lanza golpea a Regulus a lo largo de su costado, justo un poco por encima de su cadera, y rebota
cuando él se aleja dando tumbos con una fuerte maldición. Dos pulgadas a la izquierda, y la punta
de lanza habría estado en él. Tal vez su suerte está apareciendo después de todo.

Sin embargo, tal vez no, porque Quinn simplemente comienza a arremeter contra él nuevamente, y
él no tiene la estabilidad suficiente para bloquear completamente esta vez. Va a aterrizar justo en el
centro de su estómago, y de nuevo, James grita. Regulus toma una bocanada de aire, sus oídos
zumban, y luego una enredadera en forma de lazo cae sobre la cabeza de Quinn y se cierra con
fuerza alrededor de su garganta.
Quinn procede a levantarse por los aires, se eleva en el aire y deja caer su lanza mientras lucha por
su garganta y se ahoga, pateando en el aire. Mientras ella sube, Evan baja, con el extremo de la
liana en sus manos. Es como un sistema de poleas sobre la rama de la que cae, él se hunde
ingeniosamente mientras ella se abre camino hacia arriba. No pierde tiempo en correr hacia el árbol
para atar la enredadera alrededor del tronco, asegurándola allí para que Quinn no se vuelva a caer.

En el suelo, Mulciber está llorando.

"¡Joder! ¡Joder!, Hodge, ¡tenemos que cortarla!" Berenice brama. "¿Willa? Willa, ¿dónde diablos
estás?"

"¡Corre!" Evan le grita a Regulus.

"¡James!" Regulus grita de vuelta, como una respuesta, y luego ambos corren directamente hacia
James, quien actualmente está tratando de quitarse a Willa de encima. No tiene más flechas, así
que ahora ha recurrido a intentar estrangularlo con los brazos.

Mulciber todavía se agita en el suelo, Quinn todavía se agita en el aire, y Bernice y Hodge han
abandonado a James para bajarla. Axus todavía está tratando de encontrar su anzuelo,
probablemente, y ahora Regulus está agradecido de haberlo lanzado.

James se las arregla para quitarse a Willa de encima, sacudiéndola por completo porque es muy
pequeña en comparación con él. Tropieza hacia atrás, con la espada todavía en la mano, y podría
matarla. Podría, fácilmente, pero no lo hace. Ve a Regulus y Evan corriendo directamente hacia él,
y comienza a retroceder para encontrarse con ellos a toda velocidad cuando comienzan a atravesar
el bosque.

Correr.

Correr.

Correr.

Y así, están corriendo de nuevo.


Esta vez, nadie los persigue, y ahora tienen una tercera persona con ellos, alguien en quien
Regulus, en este momento, está seguro de que confía. Nadie los sigue y siguen corriendo como si
sus vidas estuvieran en juego. No pueden convencerse de que no lo están.

No suena ningún cañón, ni siquiera cuando han estado corriendo durante tanto tiempo que Quinn
definitivamente ya estaría muerta, lo que significa que lograron cortar la liana. Mulciber, bueno,
puede sobrevivir sin una mano, siempre y cuando no se desangre. Regulus no está muy contento
con eso, honestamente. No cortó la mano de Mulciber por piedad. Iba a matarlo.

Regulus todavía quiere matarlo. La furia asesina sigue bombeando a través de él, sin cesar.

Más tarde, tal vez se asqueará por la forma en que lo perdió, pero por ahora, sigue jodidamente
furioso.

"Regulus. Regulus, detente", jadea James, y comienza a reducir la velocidad, lo que hace que Evan
y Regulus hagan lo mismo.

Lentamente, todos se detienen, respirando con dificultad. Tan pronto como Regulus se queda
quieto, sus heridas se dan a conocer, y gime mientras toma su costado y se inclina ligeramente, los
ojos se cierran con fuerza mientras trata de recuperar el aliento. Nada es fatal, él lo sabe, pero
todavía duele. La amenaza de infección también es una preocupación, por lo que es imprescindible
detenerse para vendar sus heridas. Pero no aquí, no al aire libre.

"Mierda", jadea Regulus, obligándose a enderezarse. Parpadea a Evan aturdido, y Evan le da una
sonrisa débil, también recuperando el aliento. "Evan, ¿Qué diablos?"

"Nadie piensa en mirar hacia arriba, ¿Eh, lover boy?" Evan dice con una risa entrecortada.

Regulus lo mira fijamente y luego se echa a reír. No está seguro de dónde viene, pero
simplemente… se ríe. Una risa con el estómago lleno que en realidad lo lastima un poco, por lo que
no dura mucho. Mierda, le duele el cuerpo. Puede sentir la descarga de adrenalina saliendo de él,
dejando entrar el agotamiento que lo hace temblar.

"Estás herido", murmura James, tropezando hacia él con los ojos muy abiertos. Su cara sigue
sangrando.

"Sí, no jodas, James", responde Regulus con una mueca mientras se quita la chaqueta y la camisa
para mirar su costado.
James sisea entre dientes. "Oh eso es-"

"No es fatal", interrumpe Regulus. "Viviré".

"No, si no lo limpiamos", responde James. "Reg, tenemos que limpiarte lo antes posible. La
infección podría..."

Regulus se baja la camisa y el abrigo. "Sí, está bien, pero no aquí. No podemos quedarnos al aire
libre así".

"¿De verdad crees que los mortífagos nos van a perseguir después de todo eso?" Evan pregunta con
incredulidad.

"Por supuesto que lo harán. Tan pronto como envuelvan el brazo de Mulciber, estarán en camino",
murmura Regulus mientras se acerca y agarra la barbilla de James, girando su cabeza para que
pueda entrecerrar los ojos ante el corte en su mejilla. También tiene uno más pequeño en la
garganta, pero ya dejó de sangrar. El que está en su rostro se está desacelerando, al menos. "Tienen
suministros con ellos, por lo que no tardarán en recuperarse. Mulciber estará en pie de guerra, sin
duda. James, deja de moverte".

"Estoy bien", insiste James, tratando de inclinar la cabeza hacia atrás.

"Déjame mirarlo, idiota".

"Dije que estoy bien. Estás peor. Déjame ver tu hombro-"

Evan se aclara la garganta. "Si ustedes dos terminaron, hay un arroyo no muy lejos de aquí con una
pequeña cueva cerca. Siéntanse libres de dejar de coquetear en cualquier momento".

"Vete a la mierda", se queja Regulus, pero obedientemente deja caer la mano y se vuelve hacia
Evan. "Vi que Axus cogió su anzuelo. ¿Todavía tienes tu cuchillo?"
"Willa y Axus me persiguieron durante mucho tiempo", dice Evan con cansancio, suspirando.
"Willa robó mi cuchillo; es una chica astuta, odio admitirlo. Logré persuadir a Axus asumiendo que
perseguirían el anzuelo si lo arrojaba, y tenía razón. Todavía tengo mis suministros, obviamente".
Se estira para acariciar la correa de su bolso. "Simplemente no tengo armas. Sin embargo, no dejé
que eso me detuviera".

"Toma", dice Regulus, tendiéndole el hacha a James, quien la mira sin moverse. Sus ojos se
arrastran hacia arriba para encontrarse con la mirada de Regulus, y traga con dificultad. Regulus
asiente hacia él, lo que lo hace tomar el hacha lenta y cuidadosamente. Está cubierto con la sangre
de Mulciber. Regulus toma la espada; James no protesta, solo deja que lo tenga. Se lo tiende a
Evan, quien parpadea. "Toma."

Evan solo espera un momento antes de estirar la mano para tomarlo, luego murmura: "Gracias".

"Muéstranos el camino", responde Regulus, extendiendo su mano.

"Los mortífagos conocen el arroyo, pero no la cueva", explica Evan mientras gira y comienza a
caminar. "Los he visto ir al arroyo desde los árboles, pero no creo que se hayan dado cuenta de que
hay una cueva cerca. Debería estar a salvo por un tiempo".

"A menos que ya se hayan recuperado lo suficiente como para empezar a buscarnos de nuevo",
señala James.

"Sí, así que deberíamos adelantarnos, ¿No?" sugiere Evan, y todos inician un trote ligero, que es
todo lo que pueden manejar con lo adoloridos y agotados que están todos.

Regulus presiona su mano contra su costado con una mueca, pero sigue pasando el dolor.
"¿Vinieron tus suministros con algo incluso vagamente médico?"

"No, pero tengo un paño que debería ayudarlos a limpiarse a ustedes dos, y un recipiente en el que
podemos llevar agua", responde Evan.

"Encantador", murmura Regulus con un suspiro. "No es que no esté agradecido, Evan, pero ¿Qué
estabas haciendo en ese árbol?"

"Escuché a Mulciber gritar", dice Evan, y Regulus sigue mirando al frente mientras James y Evan
lo miran desde ambos lados. "No estaba demasiado lejos, en realidad, y tenía... curiosidad, así que
me acerqué y trepé para ver qué estaba pasando. Fuiste un verdadero susto mientras cortabas,
lover".

"Sí, bueno, te perdiste la parte en la que le advertí que eso sucedería", dice Regulus. "No fue mi
culpa que no me escuchara".

Evan silba bajo, luego chasquea la lengua. "No puedo imaginar lo que hizo para que le dieras una
advertencia como esa. Sin embargo, puedo adivinarlo. ¿Amenazar a tu novio?"

"Se burló de su hermano, en realidad", corrige James.

Ambos, piensa Regulus, luego hace una mueca tan pronto como lo pensó, porque James no es su
novio. Regulus solo- mira, está lesionado y cansado y lidiando con muchas cosas, ¿De acuerdo?
Denle un descanso. No se le puede culpar por los pensamientos que tiene en estas circunstancias,
especialmente cuando esencialmente está siendo guiado hacia ellos porque sabe que Evan se
refiere a James cuando dice que es su novio. Joder, Regulus necesita una siesta.

Todos están en silencio hasta que localizan el arroyo al que Evan los está llevando. Señala la
cueva, pero primero pasan por el agua. Es claro y limpio, menos un arroyo y más un estanque. El
agua está sorprendentemente quieta fuera de algunas ondas que provienen del viento y nada más.
Regulus puede ver hasta el fondo, y no hay ni un pez ni nada más dentro.

Evan se aleja más de ellos para recoger agua en su recipiente y tazón, mientras que James y
Regulus se agachan para limpiarse la sangre de las manos por segunda vez en el día. Se está
haciendo un poco más tarde, pero no tanto como para que los mortífagos se retiren a pasar la
noche. Aún hay tiempo.

Regulus puede sentir a James mirándolo. No es lo suficientemente valiente como para mirar hacia
atrás, porque ahora su ira se ha reducido a fuego lento, enconándose silenciosamente bajo la
superficie. Él tiene el espacio para la vergüenza y la incomodidad por sus propias acciones, en este
punto. No sabe cómo lo mirará James.

Vagamente, Regulus se pregunta qué habrá pensado Sirius al verlo cortar la mano de Mulciber.
Eso es un poco estúpido, ¿No? Sirius también hizo cosas en sus juegos. Cosas horribles. Recuerda
vívidamente cuando tenía quince años y vio a Sirius morder el dedo de alguien antes de escupirlo,
usando la ventaja de su agonía para acabar con ellos. Era despiadado, no tenía miedo de hacer
cualquier cosa, incluso cosas grotescas, para mantenerse con vida. La peor parte es que nunca
habría hecho esas cosas si nadie hubiera intentado matarlo en primer lugar.
Si Mulciber no hubiera cortado la mejilla de James y lo hubiera hecho estremecerse, tal vez aún
tendría su mano.

Regulus cree que Sirius no lo culparía ni lo vería de manera diferente. Extrañamente, Regulus no se
siente diferente, pero es lo suficientemente racional como para averiguar por qué. Mulciber no está
muerto. Sí, le falta la mano, pero Regulus no lo mató.

Aunque todavía quiere hacerlo. El hecho de que su ira se haya calmado no significa que se haya
ido. Todavía está allí, principalmente descansando en este momento.

Le va a pesar. Él sabe que lo hará. Ya puede ver la mancha de sangre sin siquiera cerrar los ojos y
escuchar los gritos de dolor de Mulciber resonando en sus oídos incluso después de que se han
detenido. Regulus se ocupará de eso en sus pesadillas.

"Regulus", dice James.

"Estoy bien", responde Regulus reflexivamente.

"Regulus, mírame", ordena James con firmeza, y hay algo autoritario en su tono a lo que Regulus
responde de inmediato. Él mira, y James se encuentra con su mirada fijamente, su expresión
tranquila. "No estás bien".

"No puedo permitir que eso importe", admite Regulus, porque no, no está bien. James no está bien.
Nadie en esta maldita arena está bien. No es posible, y todos tienen que continuar de todos modos.
No es una elección. “Déjalo, James.”

"Yo no te culpo", murmura James.

"¿No?" Regulus levanta las cejas. "Acabo de mutilar a alguien. Dime, ¿Cómo vas a justificar eso
exactamente?"

James niega con la cabeza. "No lo estoy justificando. Lo estoy viendo lógicamente, y no hagas un
maldito comentario sarcástico sobre que no tengo ninguna lógica, Regulus. No estoy de humor, y
esto no es una broma. Estamos en una arena donde no tenemos más remedio que luchar y matar
para sobrevivir. Enterré mi hacha en el cráneo de un hombre hace menos de tres horas".

"Eso fue diferente".

"¿Cómo?"

"No tuve que cortarle la mano a Mulciber para sobrevivir, James. Lo hice porque yo..." Regulus se
interrumpe y mira hacia otro lado.

"Porque estabas enojado, asustado y peleando en circunstancias intensas en las que morir era un
riesgo tan grande que todo, todo, eran instintos de supervivencia", insiste James, balanceándose
hacia adelante para atrapar la mirada de Regulus nuevamente. "Sé que vino de un lugar de ira, pero
el asesinato no es delicado, Regulus. No es limpio. A veces es brutal, así, como las cosas que
Sirius tenía que hacer cuando era él. No creas que no he tenido esta misma conversación con él
antes, ¿eh?"

Regulus traga, luego se acerca para tomar suavemente el hacha de manos de James, sumergiéndola
en el agua. Es su desastre, después de todo; debería limpiarlo. "Sé que, aquí en la arena, los
perímetros de lo que se debe hacer para sobrevivir son diferentes a los de ahí fuera, pero James...
no quiero perderme en eso".

"Regulus", susurra James, y su mano baja para cubrir su muñeca, sus ojos suaves y tristes.

"¿No puedes sentirlo?" Regulus susurra en respuesta, buscando sus ojos, desesperado por encontrar
comprensión. "Es como un pozo. Como si nos empujaran y empujaran hasta destrozarnos.
Desgarrados y hambrientos como animales. Pero sentimos... sentimos, James, y no como los
animales. Más profundo. Más fuertes. Con mayor inteligencia, por lo general. Así que, nuestra
rabia, nuestro dolor, nuestro miedo... puede convertirse en un arma. Y esta arena, es sólo este pozo
en el que caemos más y más hasta que todo lo demás, todas las reglas y lo que es correcto, está
cada vez más lejos de nuestro alcance. Este lugar nos consume la humanidad. ¿No lo sientes?"

James respira hondo, luego exhala lentamente y asiente. Se ve dolido. "Es por eso que no quería
matar a los animales. De hecho, no estaba en contra de eso al principio, pero luego los vi y pensé...
no sé. La sensación de tener que matarlos era como este... vicio alrededor de mi garganta. No
quería tener que hacerlo, al igual que no quería tener que matar a ese hombre, pero lo hice. Puedo
sentirlo, Regulus. No estás solo."
"No quiero perderme a mí mismo", dice Regulus con voz áspera, "Y tengo… tengo miedo de
haberlo hecho".

"A veces te pareces tanto a Sirius", murmura James con ternura, con una sonrisa que está teñida
con una mezcla de cariño y dolor. "Yo también tengo miedo, pero todavía estamos aquí y todavía
lo estamos intentando".

Regulus suelta una risa débil. "Eso tiene que servir para algo, ¿No es así? ¿Es eso lo que estás
diciendo?"

"Casi. Creo que sirve para muchas cosas", responde James, su sonrisa se vuelve más cálida. Su
mano se desliza hacia abajo en el agua para poder apretar los dedos de Regulus entre los suyos.
"Estamos bien. Estaremos bien, amor".

"Por ahora", dice Regulus en voz baja.

Mira hacia otro lado y libera su mano del agarre de James, porque su toque, incluso bajo el agua,
pone ese estúpido aleteo en el pecho de Regulus. No tiene sentido. Este es el peor lugar posible
para tener palpitaciones porque James Potter lo ha tocado, como si de repente tuviera catorce años
otra vez. Por el amor de Dios, necesita controlarse. Está literalmente en una situación de vida o
muerte en todo momento.

Regulus termina de limpiar el hacha de James y luego se la devuelve. Sus manos están limpias,
pero todavía hay sangre en ellos de sus heridas, y también en sus ropas. Eso solo tendrá que
secarse, porque no es como si pudieran lavar su ropa en este momento. Se está haciendo demasiado
tarde y nada estará seco para cuando baje la temperatura. Entonces, por esta noche, dormirán con la
ropa tiesa por la sangre.

Evan se acerca con el cuenco y el paño, sosteniéndolos con una pequeña sonrisa de suficiencia. El
pinchazo está ileso, por supuesto, por lo que está completamente libre de lo que seguramente será
un proceso irritante. Es probable que le duela, pero es necesario.

"Está bien, entremos en la cueva en caso de que nuestros amigos vengan en esta dirección", declara
Evan, asintiendo para que James camine delante de él mientras Regulus toma su bolso.

"No podrán encontrarnos si vienen hacia acá, ¿verdad?" James comprueba, dándose la vuelta para
caminar hacia atrás y encararlos a ambos.
"La cueva está detrás de un montón de arbustos y enredaderas, por lo que apenas es visible a simple
vista. De hecho, solo la encontré porque estaba evitando a Axus y Willa. Prácticamente me caí", le
asegura Evan con una risita. "Mientras estemos callados, vendrán y ni siquiera sabrán que
estuvimos aquí".

Hay un clic distintivo de un mecanismo que se libera, y luego James está aullando a todo pulmón y
desmoronándose en el suelo. Su grito de dolor resuena en los árboles, tan fuerte que los pájaros
alzan el vuelo, y Regulus ni siquiera puede culparlo.

James acaba de quedar atrapado en una trampa para osos.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Para aquellos de ustedes que llegan a las notas finales para las advertencias más
detalladas: las representaciones explícitas del asesinato:

SI LO DESEA OMITIR, DEJE DE LEER CUANDO CAMBIE EL PUNTO DE


VISTA DE REGULUS Y RETOMA CUANDO CAMBIA AL SEGUNDO PUNTO
DE VISTA DE JAMES
Si solo desea la advertencia detallada: Regulus es atacado sin previo aviso por, a partir
de ahora, un hombre no identificado, inmovilizado en el suelo y casi apuñalado. James
clava su hacha en la cabeza del hombre, matándolo, se describe con un poco de
detalle, pero solo brevemente. Hay descripciones de sangre.

En cuanto a las representaciones explícitas de violencia:


SI DESEA OMITIRLO, DEJE DE LEER DESPUÉS DEL SEGUNDO PUNTO DE
VISTA DE REGULUS
CUANDO MULCIBER AGARRA A JAMES Y LE PONE UNA ESPADA EN LA
GARGANTA
Y RETOMA CUANDO SEA EL TERCER PUNTO DE VISTA DE REGULUS Y
ESTÁN CORRIENDO DE NUEVO
Si solo quieres la advertencia detallada: Regulus y James se pelean con los mortífagos.
Mulciber corta la cara de James con su espada. Regulus corta la mano de Mulciber
con el hacha, y esto se describe con un poco de detalle, menciones de sangre y Regulus
pisoteando su mano. Regulus es cortado en el costado por Quinn con su lanza. Evan
también aparece, y lo hace dejando caer una soga hecha de enredadera alrededor de la
garganta de Quinn, que cae del árbol mientras ella se eleva en el aire, tanto Mulciber
como Quinn sobreviven a estas cosas.

Tributos restantes a partir de este capítulo: 14


Tributos que han muerto, a partir de este capítulo: Dylan, Avery y ocho otros sin
nombre/desconocidos.
Notas mías:

Hola, como anda, no puse las notas finales completas de Zar, porque a veces son
muuuy largas, divertidas definitivamente, pero laaaargas, a veces las pondré, otras no o
tal vez hasta las resuma, sin embargo.

Este capítulo es tan ansioso para mi, pero aún así lo disfruto al leerlo de nuevo,
primero solo son Reggie y James charlando y luego James está matando por primera
vez. Me pone triste, pero Regulus tratándolo con delicadeza después lo es todo para
mí.
Es muy brutal de cómo Reg está en un momento acariciando y consolando a alguien a
luego pasar a arrancarle la mano a otra y pisarla, Reg cortándole la mano a Mulciber y
minutos antes amenazándolo me deja temblando, pero igual lo apoyo (yo: tirale con la
sillaaaa) y todo por Sirius, también por James, pero Sirius es un tema aparte, él
realmente lo ama y lo protegerá de todo y todos, incluso si solo lo llaman idiota, por
eso y más lo amo.

Y luego tenemos a Evan devuelta, ahh Evan mi vida, apenas dos capítulos y ya lo
extrañaba, simplemente lo amo, sin más que decir, lo de siempre, si ven algún error de
cualquier tipo, no olviden decírmelo, byeee!!
Loss
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Representaciones gráficas de la violencia


-Representaciones gráficas de lesiones
-Descripciones de la sangre
-Asesinato/muerte
-Representaciones de dolor
-Angustia

(Como siempre, estaré poniendo una pequeña advertencia detallada de spoiler en las
notas finales para aquellos de ustedes que lo quieran/necesiten, ¡lo cual es válido!)

Este es otro pesado, por desgracia. tiene sus momentos ligeros, pero en general, es
triste como la mierda. Entonces, ¡Recomiendo leer con algo para abrazar cerca!
también, ¡Tal vez lee donde puedas llorar sin que nadie te vea!

See the end of the chapter for more notes

Está el sonido del tazón de Evan golpeando el suelo, y luego lo primero que James siente fuera de
la agonía abrasadora y candente centrada en su pierna son manos en su rostro.

Regulus se ha tirado al suelo junto a él, su rostro alarmantemente pálido. Está acunando las
mejillas de James, pero solo por un segundo, y luego se desgarra para ir a la trampa en la pierna de
James. James lo mira mientras jadea con ruidos ahogados de dolor, gime y se muerde el labio con
tanta fuerza que casi lo arranca. Joder. Mierda, mierda, mierda.

Duele tan jodidamente. James nunca… nunca antes había sentido un dolor así. Ni siquiera se ha
roto un hueso, así que ver la trampa apretada contra su pierna es demasiado. Es tanto, y a James le
da vueltas la cabeza por el dolor que siente. Y pensar que hay cosas peores que vivir y mayores
dolores que sentir. James ni siquiera puede imaginarlo, nada de eso. Él piensa que todo el concepto
de dolor es simplemente estúpido. No debería existir.

"Tenemos—tenemos que hacer palanca para abrirla", dice Regulus, su voz suena tensa. James
puede ver sus manos temblando. "Evan—"

"Lo sé. Yo solo." Evan exhala y hace una mueca. "Joder. Está bien, James, esto va a doler mucho.
Tan pronto como lo abramos, debes mover tu pierna para liberarla. Regulus, toma un lado y yo
tiraré del otro. Firme agárralo ahora. Regulus".
Ante la fuerte llamada de su nombre, Regulus parpadea violentamente y se pone en movimiento.
Asiente con la cabeza a Evan, y ambos se estiran para agarrar con cuidado los lados de la trampa.
Ninguno de las dos tira.

"Solo, joder, solo hazlo", gruñe James. Puede sentir los dientes de la trampa enterrados en su
pierna, lo suficientemente profundos como para raspar el hueso.

"Juntos", dice Regulus con voz áspera. "Uno, dos, tr-"

"Espera", espetó Evan. "¿A las tres, o después de las tres?"

"¡Evan!" Regulus grita, mirándolo y viéndose agotado.

Evan resopla. "¡Es una pregunta válida!"

"¡Tres!" Regulus grita, e inmediatamente comienzan a tirar al mismo tiempo, que es cuando James
comienza a gritar sangrientamente otra vez.

La verdad es que casi duele más abrirla que cerrarla. La pierna de James inmediatamente comienza
a palpitar con más fuerza, oleada tras oleada de dolor irradiando desde su pierna por todo su
cuerpo. Tan pronto como tiene espacio, James levanta su pierna y se desliza hacia atrás, sus gritos
se reducen a gemidos mientras su pie se arrastra por el suelo.

Cuando Evan y Regulus soltaron la trampa, esta se cerró con un sonido metálico y la sangre
manchó los dientes donde se encontraba. En segundos, Regulus está de vuelta al lado de James,
con las manos acunando sus mejillas una vez más. James lo mira, parpadeando para quitarse las
lágrimas de los ojos.

"Estás bien", dice Regulus sin aliento, con los ojos muy abiertos y todavía muy pálido. "Está bien.
Estás bien, James. Ni siquiera es tan malo, ¿Sí? No seas un bebé al respecto".

"Mierda me duele", confiesa James, casi gimiendo.


"Lo sé, lo sé, lo siento. Estás bien, cariño. Está bien", divaga Regulus, con los dedos temblando
mientras acarician los costados de su cuello, más inestable ahora que después de cortarle la mano
de Mulciber.

"Regulus, tienes que levantarlo ahora", sisea Evan. "No hay forma de que los mortífagos no
escucharan eso. No me sorprendería si todos escucharan eso. Llévalo a la cueva. Vayan".

"N-no creo que pueda caminar", se ahoga James, su pánico aumenta hasta que casi no puede
respirar a su alrededor. No poder caminar aquí, en estas condiciones, es una maldita sentencia de
muerte. Inmediatamente comienza a entrar en pánico.

"Te ayudaré. Está bien, te ayudaré. Shh, estás bien, te ayudaré", canta Regulus, y luego se mueve
hacia adelante para rodear a James con un brazo, ayudándolo a levantarse.

No es un proceso elegante. La diferencia en la posición cambia la sensación de dolor, de alguna


manera, lo que ni siquiera tiene sentido. Tal vez sea la gravedad que tira de su pierna una vez que
está erguido, o tal vez sean los rayos de dolor punzante que le disparan en la pierna cuando casi
tropieza y pone incluso una pizca de peso sobre su pie, o tal vez es el arrastre de la tela contra sus
heridas mientras se desplaza sobre su piel. Sea lo que sea, le hace aferrarse a Regulus y apretar los
dientes para no gritar.

El sudor gotea por la frente de James, y Regulus se acomoda en su costado, rodeándolo con un
brazo. Soporta la mayor parte del peso de James y comienza a ayudarlo a cojear hacia la dirección
de la cueva. Es lento, sinceramente, pero hacen algunos progresos antes de que Evan los alcance,
después de volver a llenar el recipiente con agua y recoger sus cosas nuevamente.

Tan pronto como Evan los alcanza, se agacha debajo del otro brazo de James sin decir una palabra
y lo ayuda a sostenerse en el camino, tanto como puede mientras sostiene tantas cosas a la vez.

Llegar a la cueva es difícil; entrar es una jodida prueba y media. Está un poco elevado y está detrás
de un muro de enredaderas y arbustos, como dijo Evan. Evan tiene que lanzarse adentro para dejar
todo, luego regresar y abrir un espacio lo suficientemente grande como para que entren. No
funciona muy bien, por lo que James y Regulus se tropiezan adentro, lo que hace que James baje
con su pierna lesionada y eso le arranca un gemido de los labios.

"Lo siento, lo siento, joder, lo siento mucho", se disculpa Regulus, y suena absolutamente molesto,
con tanta desesperación en su voz que en realidad rompe un poco el corazón de James.
"Está… está bien", jadea James, haciendo todo lo posible por fingir que no siente tanto dolor como
en realidad lo siente. Poniendo cara de valiente. Tratando de calmar a Regulus más que a sí mismo,
en este punto.

Regulus lo ayuda a llegar a la pared de la cueva al lado de donde Evan dejó sus cosas, bajándolo
lentamente con cuidado. James contiene la respiración hasta que se tranquiliza, con las piernas
estiradas frente a él, y luego exhala explosivamente y echa la cabeza hacia atrás, con los ojos
cerrados por un momento. Solo por ese pequeño paseo a la cueva, siente que está a punto de
desmayarse.

"Tenemos que mirar que tal esta", murmura Evan, y James abre los ojos para verlo arrodillado
junto a su pierna. Levanta la vista y le hace una mueca a James. "Esto... también va a doler. Lo
siento."

"Solo dale un maldito minuto para respirar", espeta Regulus.

"Escucha, entiendo que estés preocupado en este momento, lover, pero no tenemos tiempo para
hacer esto con cuidado", responde Evan. "Necesitamos ver qué tan malo es, y también tu mentor,
porque James puede necesitar medicamentos que no tenemos".

"Todo lo que tengo es una pequeña botella de antiséptico y algunas vendas", admite Regulus,
sacando su bolso para buscarlo.

"Espera, ¿Y tú?" James pregunta. "Estás herido. Tú—"

"Cállate, James", interrumpe Regulus distraídamente, sin siquiera prestarle atención mientras saca
el equipo compacto. Lo abre para revelar una botella deprimentemente pequeña y tres vendajes que
también son muy pequeños. Lo sostiene hacia Evan casi desesperadamente.

"Primero veamos qué tan malo es", murmura Evan, mirando el kit con una mueca, como si fuera
patético. "Está bien, James, ¿Listo?"

James suspira profundamente. "No. Hazlo de todos modos".

Evan lo hace de todos modos. En su defensa, intenta ser amable cuando empieza a enrollar la ropa
sobre la pierna de James, despacio y con cuidado. Es sólo que cada movimiento y cada tirón hacen
que el fuego le recorra las terminaciones nerviosas de la peor manera posible. Se tensa y aprieta los
dientes, apretando la mano de Regulus con tanta fuerza que luego se va a sentir mal por ello.

Pero Regulus está justo ahí, inclinándose para murmurar tonterías en su oído, solo un flujo
constante de, "Estás bien. Está bien. Sé que duele, lo siento. Solo respira, James. Está bien. Shh".

"Tú, tú me llamaste 'cariño' antes, ¿Sabes?" James jadea, con el pecho agitado mientras gira la
cabeza hacia un lado para mirar a Regulus, más que dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance
para evitar lo que está pasando en su pierna.

"No, no lo hice", niega Regulus al instante. "Te dije que no fueras un bebé con esto, y estás
fallando miserablemente".

James se estremece cuando la tela se arrastra donde los dientes de la trampa se clavaron en su
pierna, y Regulus retrocede de inmediato.

"Lo siento, no, lo estás haciendo muy bien", suelta Regulus, su voz se vuelve más aguda por la
angustia, y ahora está apretando la mano de James casi con la misma fuerza.

"Claro, pero—ah, joder." James hace una mueca y se esfuerza por no moverse, por no intentar
escapar del dolor. Sacude la cabeza literalmente, como si simplemente pudiera... sacársela de
encima. No funciona, pero se enfoca en Regulus de todos modos. "Pero sí, dijiste eso, y luego me
llamaste 'cariño'. Como, ya sabes, con ternura".

"¿Con ternura?" Regulus repite, desconcertado.

"Un apodo cariñoso. Término cariñoso. Como quieras llamarlo", explica James. "Tú lo dijiste."

"Lo hiciste", confirma Evan.

"No te metas en esto", dice Regulus en advertencia, luego mira a James. "No te llamé cariño como
un término tierno o cariñoso, aunque sería muy apropiado, porque estás siendo absolutamente un
bebé en este momento".
"Pero lo hiciste, sin embargo", insiste James. "Hazlo otra vez."

"James."

"Podría morir. No lo sabes".

"No vas a morir", espeta Regulus. "Cállate".

Evan resopla, atrayendo su atención. "No, James, lamentablemente no puedes usar la excusa de
muerte, me temo. Todavía no, al menos. Es... malo, sí, y definitivamente necesitas medicina, pero
tardaría días en matarte".

"¿Qué tan malo? Déjame ver". Regulus se aleja para ir a examinar la pierna de James, y todo el
color que había regresado a su rostro procede a drenarse de nuevo.

"¿No es bueno?" James pregunta débilmente, pero no necesita preguntar. Él puede verlo desde
aquí. Las heridas son profundas, muy profundas, y todavía manan sangre lentamente. La piel está
enrojecida e hinchada, inflamada ya.

Regulus traga, luego se aclara la garganta. "Esto está... bien. Evan, dame un poco de agua. James,
no te muevas."

Evan le pasa el tazón y el paño, y Regulus moja el paño antes de darle a James una mirada de
advertencia, esperando recibir un asentimiento antes de colocar el paño sobre la pierna de James.
El agua cae en cascada, lavando la sangre y la suciedad, y esta terriblemente fría. James levanta el
brazo y muerde el costado de su abrigo, golpeando su mano libre contra el suelo.

Suavemente, Regulus limpia su pierna tanto como puede, eventualmente usando el paño para
limpiar cuidadosamente alrededor de las heridas de entrada. Luego va por el antiséptico, usando
cada gota e ignorando a James cuando trata de protestar. Evan se ríe cuando James se queja, pero él
no interviene, simplemente deja que Regulus haga lo que quiera. James, por supuesto, se queja.

"Al menos quédate con un vendaje para ti", exige James, completamente horrorizado cuando
Regulus comienza a abrirlos. "Tienes esa herida en tu costado. Regulus, por favor solo—"
"Cállate, James", dice Regulus con desdén, una vez más, luego cubre cuidadosamente las heridas
de James con cada vendaje, de alguna manera logrando que todas encajen.

"No vas a poder caminar", le informa Evan. "No por unos días, al menos. No a menos que tu
mentor te envíe medicamentos".

"Lo cual va a ocurrir", dice Regulus, y luego echa la cabeza hacia atrás para mirar directamente al
techo de la cueva. "Sirius, vas a mandar algo para arreglarlo o, si no, cuando salga de aquí te
arrancaré todo el pelo desde el cuero cabelludo hasta que te quedes jodidamente calvo".

Hay un largo silencio, y James parpadea hacia Regulus, sobresaltado. Regulus está muy... agitado.

Exigente. Frenético. Claramente está nervioso, como si tal vez no le gustara ver a James sufriendo,
y James cree que no. Pone un suave resplandor de calidez en el pecho de James al darse cuenta de
que Regulus está preocupado por él.

James cree que darse cuenta por sí solo podría curarlo, porque a pesar del dolor que siente por
todas partes, sonríe y siente que podría levantarse y correr. No prueba la teoría, pero la siente de
todos modos.

"¿Su cabello, Reg? Eso es un poco demasiado, ¿No?" James se burla.

“Eso es exactamente para que sepa que no estoy bromeando", se queja Regulus, luego resopla y
sumerge el paño en el tazón, escurriéndolo. Se mueve para volver al lado de James, congelándose
cuando mira la cara de James. "¿Por qué te ríes?"

"Estás molesto porque estoy herido", susurra James, sonriéndole. Regulus presiona sus labios en
una delgada línea, pero no lo niega ni lo confirma. "Además, me llamaste 'cariño'".

Regulus rueda los ojos. "Vete a la mierda, no lo hice ".

"Yo también lo hice", dice James. "Evan lo escuchó".

"Evan sí lo escuchó", está de acuerdo Evan. "Tú lo dijiste, lover boy. Mas vale que lo asumas".
"Me agradas", declara James alegremente, y Evan le guiña un ojo.

"Cállense los dos", dice Regulus, sacudiendo la cabeza mientras se arrodilla junto a James y
levanta el paño para empezar a limpiar la sangre de su mejilla. Es muy amable al respecto.

James se queda quieto y pasa su mirada por el rostro de Regulus. Tiene un moretón en la parte alta
de la mejilla, pero el corte tiene una costra y ahora se está curando. El labio partido ya no está
hinchado y también está visiblemente mejor que el día anterior. Algo acerca de verlo mejorar
calma a James, como una garantía de que todo lo que sucede aquí es algo que algún día se
desvanecerá. James sabe mejor que nadie, que eso no será así, a través de Sirius e incluso de su
madre, pero aún encuentra dentro de él tener esa esperanza de todos modos. Un día, Regulus
sanará.

La cuestión de la curación de la que nadie habla es que es dolorosa. Mejorar duele. No es algo que
se haga fácilmente y se acabe. Los moretones tienen que doler antes de desaparecer, y los cortes
tienen que sangrar antes de que se formen costras, y las roturas tienen que asentarse antes de
curarse. A veces, sanar es más difícil que ser herido.

Regulus desliza con cuidado la tela alrededor del corte de James en la mejilla, con las cejas
fruncidas mientras lo mira. Parece disgustado por eso, incluso más que James. Él sabe que no es
fatal, así que no está demasiado preocupado por eso, sinceramente. Claro, duele, pero no mucho y
no es nada comparado con su pierna.

"Está bien", murmura James.

"Podría cicatrizar", responde Regulus, sonando infeliz.

James levanta las cejas. "Tienes un problema con las cicatrices, ¿Verdad?"

"No", dice Regulus. "Las cicatrices en sí mismas no son un problema, pero no tenía derecho, solo
lo hizo porque yo..." Se detiene y niega con la cabeza, luciendo y sonando muy frustrado. Aún así,
se mantiene gentil cuando limpia el cuello de James. "Debería haber puesto el hacha entre sus ojos
por esto."

"Sabes, he notado que te ofendes mucho por cosas relacionadas con mi apariencia".

James reflexiona. "Estabas molesto por mis anteojos, la idea de que me cortaran el cabello, y ahora
esto. ¿De qué se trata todo eso, Reg?"
Regulus frunce el ceño y no habla durante mucho tiempo, no hasta que retira la tela. James puede
sentir su piel húmeda picando en la suave brisa que fluye dentro de la cueva. Observa a Regulus
exhalar profundamente y estirar la mano libre para rozar con cuidado las puntas de los dedos
debajo del corte en la mejilla de James, su toque es tan ligero que ni siquiera duele.

Regulus traga. "No quiero que te cambien".

James siente el impacto de esas palabras en su pecho, porque instantáneamente entiende lo que
significa para Regulus. De alguna manera encontró las palabras para eso, tan breve para explicar
algo tan profundo, y James está bastante seguro de que se le rompe el corazón .

La cuestión es que es más que un simple cambio, especialmente cambios a nivel de superficie.
Regulus, como Sirius, no maneja bien los cambios. Cuando están asentados en algo, cómodos con
cómo es el mundo cuando tiene sentido para ellos, cualquier diferencia que surja para sacudir eso
los molestará. James cree que es el resultado de su infancia, el abuso constante de sus padres,
nunca tener una sensación de estabilidad porque cada día era una batalla diferente para la que no
podían prepararse. Entonces, las cosas que les dan una sensación de estabilidad, se aferran a ellos,
y si eso cambia, es más molesto que nada.

No se trata de cómo se ve James, no realmente. Es más bien una representación de la estabilidad


que ofrece como persona, porque a pesar de todo ha permanecido constante. Sirius y Regulus
cambiaron cuando Sirius se ofreció voluntario. Cambiaron para siempre, sin apenas parecerse a
quienes eran antes. James también cambió, pero poco. Más discreto. De forma oculta, escondido
detrás de puertas cerradas, donde Sirius y Regulus no podían ver. No perdió demasiado de sí
mismo como para que se hiciera evidente, y ahora se da cuenta de que, al igual que Sirius, Regulus
se siente reconfortado por ello. Lo protege. Lo defiende, igual que Sirius.

No quiero que te cambien, dijo Regulus. Es algo más que quitarle las gafas y dejarle cicatrices. Es
una súplica para que James salga ileso de esto. Porque él siempre fue el que tenía un puente hacia
quienes solían ser todos. Está más cerca de él, como una conexión que pueden alcanzar y tocar, un
recordatorio de lo que perdieron cuando están en peligro de olvidar que solía haber algo en todos.

James piensa que Sirius y Regulus tienen muchos miedos diferentes, y uno que comparten es la
facilidad con la que Hallow y los juegos pueden alterarlo todo. El hecho de que ambos quieran
proteger a James de eso es... desgarrador. Porque no pueden. Porque no hay absolutamente nada
que puedan hacer para salvarlo, y él lo sabe, porque hizo todo lo que estuvo a su alcance para
salvarlos .

El fallo. Les falló a los dos.


Tomando una respiración profunda, James se estira y suavemente pasa el cabello de Regulus por su
sien, metiendo un poco detrás de su oreja, mirándolo directamente a los ojos mientras susurra: "Ya
lo han hecho, amor".

Lo dice en un tono cargado de remordimiento y arrepentimiento, porque él tampoco está contento


con eso, pero no mentirá. En el momento en que mató a ese hombre, eso fue todo. Hay más,
también. El miedo, la desesperación, el reiterado surgimiento de la necesidad de sobrevivir; todo lo
moldea cada segundo, su forma cambia constantemente.

James no tiene el corazón para decirle que ha sido así durante años. Incluso antes de que matara a
un hombre. Incluso antes de entrar en la arena. Incluso antes de que su nombre fuera llamado.
Hace diez años, él también cambió, solo por el sonido del nombre de Regulus y Sirius caminando
hacia el escenario en su lugar.

"No", niega Regulus en voz baja, su voz es apenas un suspiro, y parece que acaba de recibir una
bofetada. Sacude la cabeza minuciosamente, con los ojos muy abiertos y un poco húmedos, casi
como si esto lo traicionara.

Parece tan inocente. Tan joven. Veinticinco años y James puede oír al quinceañero que lleva
dentro, a punto de romperse, como si esto fuera lo más devastador que le ha pasado desde que vio a
su hermano ocupar su lugar en la arena. Es como si temblara por dentro, como si ese niño asustado
temblara dentro de él. Sigue temblando. Siempre temblando.

"Sí", le dice James con suavidad, pero él sabe algo que ellos no, algo con lo que ellos luchan
cuando él no lo sabe, y nunca lo ha sabido. "Pero no pasa nada. ¿Quieres saber por qué? Pueden
moldearme, darme forma, pero de lo que estoy hecho, lo que soy; eso no cambia. Lo que somos es
nuestro, Regulus. Nadie puede quitárnoslo. Aunque sólo sea eso, siempre lo tendremos".

"No quiero que te toquen ", espeta Regulus, y ahora suena casi... petulante. Frustrado.

Indignado. Sacude la cabeza y luego, sin previo aviso, se dobla hacia adelante para presionar su
rostro contra el hombro de James, inclinándose hacia él.

Esto es. Bueno. Esto es un poco diferente, ya que Regulus ahora suena bastante malicioso y
también salvajemente posesivo, lo cual es. Sí. Sí, eso es algo. Confuso, sobre todo, pero algo.

Regulus, en sus mayores momentos de emoción, siempre ha hecho una de dos cosas. O lo apaga y
lo apaga hasta que puede descubrir cómo ignorarlo correctamente, o lo maneja hasta que puede
controlarlo, generalmente mientras se esconde. En la arena, James ha notado que Regulus no se
deja callar, casi como si le tuviera miedo. Sentir es una conexión con la humanidad de cada uno, y
cuando estás en un entorno que está tratando de quitarte eso, no permitirte sentir solo te ayudará a
largo plazo. Entonces, incluso al simplemente sacar sus sentimientos, Regulus está siendo un
pequeño rebelde, básicamente.

Es cierto que James está confundido acerca de la naturaleza de los sentimientos de Regulus en este
momento, sobre él, pero es consciente de que son importantes. Puede distinguir algunos de ellos y
sabe lo que significan. Posesivo, protector, preocupado, gentil, todo se enrosca en el pecho de
James como un gato ronroneando, porque sabe que significa algo. Tiene que.

James quiere preguntar. ¿Todavía me odias? Dijiste que siempre lo harías, pero Eestás seguro de
que es verdad? No se atreve a decir las palabras, porque ya tiene suficiente dolor, y en este
momento, no está dispuesto a arriesgarse más.

Así que, en cambio, levanta la mano y ahueca la parte posterior de la cabeza de Regulus, pasando
los dedos por su cabello y nunca sintiéndose tan poderoso como cuando la tensión se filtra fuera
del cuerpo de Regulus con cada caricia. James sonríe con cariño en la parte superior de su cabeza.

"Lamento interrumpir esto", dice Evan, y toda la tensión vuelve a golpear el cuerpo de Regulus
inmediatamente mientras se aleja con una fuerte inhalación. James lanza una mirada a Evan, que
está de pie junto a la entrada de la cueva. James ni siquiera se dio cuenta de que se alejó para darles
un poco de privacidad, pero de repente está terminando con esa amabilidad mientras gira para
volver corriendo hacia ellos, con los ojos muy abiertos. "Tenemos un problema."

Regulus suspira. "¿No los tenemos siempre?"

~•~

El problema es el sonido distante de los mortífagos acercándose. Regulus se para en la entrada de


la cueva, su corazón se acelera cuando los escucha acercarse. Pronto llegarán aquí.

"¿Dijiste que no conocen la cueva?" Regulus pregunta, manteniendo su voz baja para que James no
pueda escuchar. Ambos están muy callados, no queriendo alertar a James sobre el problema actual.

"No lo hacen", confirma Evan con cautela, "Pero eso no significa que no puedan encontrarlo si
están lo suficientemente decididos. Tenemos que movernos, Regulus. Ahora".

"No podemos", grita Regulus. Mira por encima del hombro a James, luego mira hacia otro lado.
"Él no puede". Evan hace una mueca. "Si lo descubren, no podrá correr con esa pierna, o incluso...
pelear, de verdad".

"Tal vez sigan adelante", murmura Regulus.

"Regulus…" Evan lo mira con tensión alrededor de sus ojos. Lentamente niega con la cabeza.
"Aquí es de donde vinieron los gritos, y es una fuente de agua. Van a revisar a fondo antes de
continuar".

Regulus aprieta la mandíbula, flexionando los dedos a los costados mientras su mente se acelera.
La cosa es que él sabe que Evan tiene razón. Es lo que haría si estuviera cazando gente para
matarla. Una parte de él está nervioso por lo fácil que es ponerse en su lugar. La mente de un
asesino, la tiene. Sirius también lo hace. Regulus lo sabía desde que tenía quince años.

James no. Con suerte, nunca lo hará.

"Está bien", dice Regulus en voz baja, respirando profundamente. "Bueno, si el objetivo es no dejar
que lleguen aquí, supongo que la única opción es alejarlos".

"Oh, estás loco, lover boy", exhala Evan, con los ojos muy abiertos.

Regulus lo ignora y se da la vuelta para moverse hacia James, dejándose caer a su lado. James
parece sobresaltado cuando Regulus empuja el hacha en sus manos, envolviendo con fuerza sus
dedos alrededor del mango.

"¿Regulus?" murmura James.

"Necesito salir un poco", dice Regulus con calma, y las cejas de James se juntan. "Solo voy a
buscar leña, eso es todo. Evan se quedará aquí contigo".

James frunce el ceño, luego abre la boca como si estuviera a punto de responder, luego la cierra de
golpe cuando el sonido distante de una burla llega a la cueva. Son los mortífagos, acercándose, y
James mira a Regulus confundido solo por un momento más antes de que sus ojos se iluminen al
darse cuenta. Instantáneamente, toma una bocanada de aire y comienza a sacudir la cabeza.

"No. No, absolutamente no", declara James.

"James, si te encuentran, te matarán ", afirma Regulus con firmeza. "No podrás correr. Ni siquiera
podrás ponerte de pie para pelear, no con seis malditas personas".

"Entonces, qué, ¿Quieres darles un objetivo dispuesto para enfocarse en su lugar?" James escupe,
sonando más furioso de lo que Regulus lo ha escuchado en su vida. "¿Desde cuándo empezaste a
preocuparte tanto por mi jodida vida que pusiste la tuya en juego? ¿Qué pasó con no dudar? ¿Qué
pasó con eso?"

Regulus se acerca para agarrarlo por la mandíbula, sujetando con fuerza su cabeza mientras se
inclina para bajar la voz a un silbido bajo mientras lo mira directamente a los ojos. "No te
equivoques, James, todavía odio el aliento en tus pulmones. No pienses ni por un segundo que me
preocupo por ti más de lo que me preocupo por mí. No me preocupo por ti en absoluto. No me
sirves para nada".

James lo mira. "Entonces, ¿Por qué diablos saldrías ahí?"

Para eso, Regulus no tiene respuesta. Aprieta su agarre alrededor de la cara de James y lucha muy,
muy duro para no besarlo. El impulso se estira y clava sus garras hasta que casi no puede liberarse.
Ambos están furiosos, y James se ve injustamente bien cuando está enojado, y el mayor sentido de
Regulus se le escapa cuando está enojado y también cuando James se ve bien. Besarse obviamente
no es la solución a su desacuerdo, pero la tentación de hacerlo de todos modos persiste.

Regulus odia, odia, odia tanto a James Potter que podría... podría besarlo.

Besarlo, y besarlo, y besarlo hasta que olviden como respirar.

Haciendo un ruido burlón, disgustado consigo mismo por el impulso, Regulus aparta la mano del
rostro de James y comienza a alejarse. Inmediatamente, James se lanza hacia adelante para agarrar
su brazo, aferrándose tan fuerte que duele.

"Espera", dice James desesperadamente. "Espera, por favor no lo hagas. Por favor, no te vayas,
¿De acuerdo? Solo—"
"¿Qué?" Regulus sisea. "¿Quedarnos aquí? ¿Dejar que nos encuentren y maten? ¿Dejarte aquí solo
y dejar que te maten? No hay una maldita solución, James. Puedo alejarlos, y de hecho tengo una
oportunidad de escapar, pero tú no. Entonces, cállate y espera tu puta medicina".

"Regulus, por favor", suplica James, mirándolo con ojos grandes y tristes y pánico genuino en su
rostro. "No hagas esto. Si te encuentran, te matarán, y yo… no puedo…"

"No voy a morir por ti", interrumpe Regulus bruscamente.

James traga. "Lo sé, pero aún puedes morir". Regulus no puede argumentar en contra de eso, así
que no dice nada. James hace un pequeño sonido y clava sus dedos en el brazo de Regulus con más
fuerza. "Solo regresa. Si tienes que ir, entonces asegúrate de regresar. Prométeme que harás todo lo
que sea necesario para regresar".

Regulus lo mira por un largo momento, y ahí está de nuevo. Ese estúpido e insensato latido del
corazón. Se vuelve más fuerte cada vez que sucede, más obvio hasta el punto de que ya no puede
ignorarlo. Está creciendo en frecuencia, y lo está convirtiendo en el idiota que pensó que había
dejado hace diez años.

Sacudiendo la cabeza con pesar, Regulus se balancea hacia adelante sobre sus pies, levantando una
mano para ahuecar el costado de la cabeza de James. Se agacha y presiona un beso en la frente de
James, como resultado del latido del corazón y el impulso anterior de besar. Está un poco
resignado a lo débil que lo hace, al menos en este momento cuando está a punto de correr
directamente hacia el peligro en un movimiento tan poco característico de quién es él como
persona que sinceramente lo hace sentir un poco enfermo.

El beso persiste, y James se inclina hacia él, levantando la mano para ahuecar la parte posterior de
la de Regulus, donde descansa contra su mejilla y cabello. Regulus no puede evitar que sus ojos se
cierren, y se mantiene allí por un segundo, luego dos y luego tres antes de retroceder lentamente.
James inmediatamente inclina su rostro hacia arriba mientras retrocede, sus ojos muy abiertos y
confundidos.

Está bien, eso es justo. Regulus acababa de decirle que lo odiaba y que no se preocupaba por él en
absoluto hace menos de veinte segundos. Esto es un gran salto y Regulus lo sabe. Probablemente
debería sentirse mal por las señales contradictorias que está enviando en este momento, pero
sinceramente no tiene tiempo ni puede permitírselo.
"¿Qué fue eso?" James susurra, sonando sin aliento.

"Un regalo de despedida", susurra Regulus, y luego se pone de pie y se aleja cuando James trata de
aferrarse a él.

Regulus no pierde tiempo en empujarse fuera de la cueva, sacando ambas dagas de sus fundas. Ha
dejado sus suministros con James y le ha dado a James su hacha en caso de emergencia, y eso
tendrá que ser suficiente. ¿Regulus planea morir? No, no lo hace. ¿Es consciente de que hay una
buena posibilidad de que lo haga? Tampoco, porque lo ignora.

Durante unos segundos, Regulus se queda quieto, con la mente tratando de idear la mejor manera
de hacerlo. No falta mucho para que empiece a oscurecer y a hacer frío. Los mortífagos volverán a
la cueva en cuanto puedan cruzar el río carmesí, pero no si le pisan los talones a Regulus, así que
tendrá que encontrar alguna forma de perderlos, sólo después de haberlos alejado lo suficiente de
James.

En otras palabras, Regulus tendrá que mantener a los mortífagos persiguiéndolo durante las
próximas dos horas, luego desaparecer lo suficientemente bien como para que se rindan a favor de
calentarse e intentarlo de nuevo mañana. No es imposible, pero las posibilidades...

¿Qué fue lo que Sirius dijo un día, sonando tan amargo que parecía como si las palabras estuvieran
cubiertas de veneno? La suerte nunca está a tu favor. Sí, bueno, Regulus los vencerá de todos
modos.

"Psst".

Regulus da un respingo y levanta la cabeza de donde espera junto a la orilla, con los ojos fijos en el
bosque, donde los mortífagos se acercan cada vez más. Evan se mueve a su lado, con los labios
fruncidos y la espada en la mano.

"¿Evan?"

"¿Parezco la niñera de tu novio? Ese es tu trabajo, lover, no el mío", murmura Evan. "No me
quedaré aquí para verlo preocuparse por ti".

"¿Oh?" Regulus arquea una ceja hacia él. "Entonces, qué, te gustaría intercambiar lugares, ¿Es
eso? ¿Me quedaré aquí mientras corres con todos ellos persiguiéndote?"

Evan tararea y le da una mirada evaluadora. "Estoy seguro de que nada te gustaría más que
quedarte con él, pero no, tengo una idea diferente. ¿Qué dices si… mejoramos las probabilidades?"

"¿Las probabilidades de...?" Regulus entrecierra los ojos.

"Tu supervivencia, la de él y la mía", explica Evan. "Hay seis de ellos, y todos tienen armas.
Queremos alejarlos, ¿Sí? Bueno, ¿Y si los dividimos?"

Regulus alza las cejas. "Más fácil de alejar, y más fácil de combatir si llega el caso, y todos tendrán
que rendirse más rápidamente para volver a reunirse como un solo grupo".

"Brillante, ¿No?" Evan le sonríe. "Entonces, tú vas por un lado y yo voy por el otro. ¿Cómo suena
ese plan?"

"Considerando que tu primer plan falló—"

"¿Te pido perdón? Ese plan fue perfecto y funcionó. Bueno, al menos hasta ese momento del final,
pero no hablemos de eso. Confía en mí, este es un buen plan".

Confía en mí. Esas dos palabras dan vueltas en la mente de Regulus, y mira a Evan por un largo
momento en completo silencio, llegando a un acuerdo con el hecho de que sí. Él confía en Evan.
Iba a confiar en Evan a solas con James herido, y ahora va a confiar en él sobre esto.

"Está bien", dice Regulus, finalmente. Tú sigue tu camino y yo seguiré el mío. ¿Y Evan?

"¿Sí?" pregunta Evan.

"Ten cuidado", murmura Regulus.

Evan le sonríe. "Oh, siempre tengo cuidado".


"¿Es eso así?" pregunta Regulus.

"¿No lo sabes, lover boy?" Evan mueve las cejas juguetonamente. "Puedo escalar, y nadie piensa
en mirar hacia arriba".

Regulus niega con la cabeza, los labios se contraen. "Vamos. Si estamos haciendo esto, tenemos
que ir ahora y llamar su atención antes de que empiecen a mirar alrededor".

Evan asiente y comienza a moverse, pero Regulus duda por un momento en mirar hacia la entrada
de la cueva, donde James permanece solo. Herido. Desprotegido. Le podría pasar cualquier cosa.
Cualquier cosa. Pero algo le pasará a él si no se llevan a los demás, y el riesgo de eso es mucho
mayor. Regulus traga, luego se gira y se obliga a irse.

Rápidamente, Regulus se mueve con Evan para pararse en el otro lado del estanque. El diseño se
despliega en la mente de Regulus. James está hacia el este, y los mortífagos se acercan desde el
oeste, lo cual es una especie de jodida ironía. Una metáfora cruel de cómo podría desarrollarse
esto. Después de todo, el sol sale por el este y se pone por el oeste. Si James es el sol, entonces
Regulus no va a dejar que se ponga hoy. A la mierda eso.

Los mortífagos tardan unos momentos más en alcanzarlos. Mulciber está en pie de guerra, como
predijo Regulus. Tenían los suministros para cuidar donde Regulus le cortó la mano; está bien
envuelto y tiene una espada en la otra mano. De Bernice, por lo que parece, porque tiene el
cuchillo de Hodge, dejándolo con nada más que un palo que debe haber recogido en el camino.
Axus ha encontrado su anzuelo y Willa ha recuperado una flecha, por lo que no está del todo con
las manos vacías. Quinn tiene su lanza y también luce moretones alrededor de su garganta.

"Tú", gruñe Mulciber tan pronto como ve a Regulus.

Regulus sonríe y mueve sus dedos juguetonamente en un gesto burlón. "Yo." Inclina la cabeza.
"Pareces molesto, Mulciber".

"¡Me cortaste la maldita mano!" Mulciber gruñe.

"Hice eso", Regulus está de acuerdo.


El rostro de Mulciber se tuerce en una mueca. "Voy a tomar tu maldita cabeza por eso, Black".

"Bueno, eso es un poco excesivo", dice Evan. Apila sus manos una sobre la otra en el aire.
"Realmente parece estar escalando un poco las cosas. ¿Has considerado el manejo de la ira?"

Axus resopla, luego lo disfraza con una tos cuando Mulciber lanza una mirada en su dirección.
Evan les sonríe y les guiña un ojo, como si nunca hubieran intentado matarlo en algún momento.
Axus parece nervioso por esta respuesta, y Regulus no puede creer que esto esté sucediendo en
este momento. Evan es tan atractivo que probablemente podría coquetear para evitar que lo maten.
Sus pómulos son armas por derecho propio.

"¿Dónde está tu novio, Black?" Berenice llama. "Él y yo tenemos algunos asuntos pendientes".

"Oh, justo de camino a la cueva", miente Regulus con una suave risa. "Va a limpiar ese lugar tan
pronto como el río se congele. Es una pena que estés demasiado ocupado con nosotros para
detenerlo".

"Está fanfarroneando", dice Quinn inmediatamente.

Regulus se encoge de hombros perezosamente. "¿Lo hago? No lo veo por aquí en ninguna parte.
¿Y tú?"

"Willa", dice Mulciber lentamente.

"¿Sí?" Willa pregunta, con la mano en su última flecha, aunque todavía no la ha sacado.

Mulciber mira a Regulus con los ojos entrecerrados y luego grita: "Regresa a la cueva. De todos
modos, necesitas flechas, y desperdiciar esa en ellos no tendría sentido si no puedes estar seguro de
que lograrás darles. Si ves a Potter allí, mátalo".

"¿Crees que no está preparado para eso?" Regulus pregunta, arqueando una ceja cuando Willa
instantáneamente comienza a retroceder para girar y trotar más adentro del bosque.

"Creo que Potter es demasiado blando", responde Mulciber. "Cuando se trata de matar, se
atraganta".

"Desafortunadamente para ti, no tengo ese problema", dice Regulus, girando perezosamente una
daga entre sus dedos. Él inclina la cabeza hacia un lado, los labios curvados hacia arriba.
"Ciertamente no tuve ese problema cuando maté a Avery".

"Estás muerto", sisea Mulciber, levantando su espada para apuntarlo, pura furia brillando en sus
ojos.

Regulus se ríe y comienza a retroceder. "Tendrás que atraparme primero".

"¡Atrápenlos!" Mulciber grita, y con eso, Regulus y Evan se vuelven para correr, partiéndose en
diferentes direcciones. Regulus va hacia el norte, y Evan hacia el sur, y los demás se separan para
seguirlo.

James permanece a salvo al este.

~•~

Un regalo de despedida.

Las palabras resuenan en los oídos de James. Regulus solo las ha dicho una vez antes, luego de la
declaración de que James podría morir. Un regalo de despedida para ese propósito, debido a la
posible muerte.

Esta vez, James no es el que corre el mayor riesgo de morir.

James amortigua un pequeño sonido en el hueco de su codo y cierra los ojos con fuerza. Pican, y su
corazón late a un ritmo constante que se siente como Regulus, Regulus, Regulus.

No está bien. no es justo Se supone que James debe protegerlo, hacer todo lo posible para llevar a
Regulus a casa, y está atrapado aquí mientras Regulus está siendo perseguido por personas que
quieren matarlo. James solo se ha sentido tan inútil y frustrado una vez en su vida, y eso también
fue con Regulus.
De alguna manera, siempre es Regulus quien lo hace sentir impotente, como si no importa lo que
intente, nunca hace lo suficiente. Como si nunca pudiera hacer lo suficiente. Simplemente hace que
James quiera esforzarse más, y cada fracaso se siente como una marca en su corazón.

Se suponía que James también cuidaría de Regulus a los quince años. Fue la última petición de
Sirius antes de entrar en la arena, las últimas palabras que podría haberle dicho directamente a
James, si no hubiera llegado a casa. Por más que James lo intentó, nunca pudo hacerlo bien.

Regulus, como Sirius, es terco. Estaba pasando por algo con lo que nadie debería tener que lidiar.
Quería estar solo. Nunca quiso hablar. Siempre desaparecía en lugares donde James nunca podría
encontrarlo.

James solía sentarse afuera en la calle esperando que Regulus llegara a casa, donde desapareció
después de que los juegos dejaron de mostrarse en el patio. Todos los días intentaba hablar con él.
Le rogó que fuera a su casa. Lo invito a cenar, porque estaba muy delgado. Sugirió que se quedara
a dormir al menos una noche para descansar bien, porque siempre se veía muy cansado. Le rogó
que no se fuera a casa, porque sus padres se enfadaban con él cada vez que se escapaba, tanto que
tendría que enfrentarse a su ira en cuanto atravesara la puerta.

Sin fallar, Regulus lo ignoró. Con cada día que pasaba, se volvía más malo y más distante, y se
volvía más agudo cuando le decía a James que retrocediera. Se desmorono hasta convertirse en una
explosión hasta que Regulus le gritó. ¡Tú no eres Sirius! Nunca serás Sirius, así que deja de
intentar serlo, había gritado.

La cosa es que James entendió. Regulus quería a Sirius. Quería a su hermano, y nadie más se
conectaría con él cuando su hermano se fuera, cuando Sirius se enfrentará a la muerte todos los
días, nunca a salvo. James era solo un recordatorio viviente de lo que ambos habían perdido.

Pero James estaba tratando tan, tan duro. Estaba haciendo todo lo posible para mantener la
compostura y dar todo lo que podía a la última petición de Sirius. Regulus no era el único que se
desmoronaba porque Sirius se había ido. James también había perdido a su mejor amigo. Entonces,
James se había desmoronado junto con él. Sí, bueno, tú tampoco eres él, respondió él, una maraña
de emociones punzantes y un dolor inquebrantable.

Si James tuviera que adivinar el momento exacto en que Regulus realmente comenzó a odiarlo,
sería ese.
James se arrepintió, por supuesto. Tenía quince años, casi dieciséis, y también estaba lidiando con
muchas cosas, pero eso no le impidió sentir remordimiento por lastimar a Regulus. No solo el
chico por el que tenía sentimientos, sino alguien a quien conocía desde hacía años, y la persona de
la que Sirius le suplicaba que cuidara. Entonces, se disculpó. No es que cambiara nada. Todo
siguió igual, y todo se vino abajo de todos modos.

A esta edad, aprendiendo todo lo que tiene, James sabe que no fue su culpa. No fue culpa de Sirius.
No fue culpa de Regulus. Ninguno de ellos tiene la culpa de esto, de dónde están ahora, de todo lo
que han sufrido. James es consciente de que cuidar a Regulus ahora no es necesario para compensar
cómo no lo hizo antes.

Pero él realmente, realmente desea que así sea.

James tomó esta decisión por muchas razones, errores pasados y mantener una promesa a Sirius.
Sin embargo, sobre todo, decidió esto por sí mismo. Un deseo egoísta, egoísta de salvar al hombre
del que está perdidamente enamorado. Y vuelve a fallar.

Después de todo este tiempo, uno pensaría que ya estaría acostumbrado a eso.

~•~

Cuando Regulus era más joven, solía jugar a las escondidas con Sirius y, finalmente, con James
cuando entró en escena. Regulus era el mejor buscador, pero eso probablemente se debía a que
James y Sirius eran terribles para estar callados cuando se escondían. Era más que eso, también.
Regulus siempre ha sido observador y tiene buen ojo para encontrar las cosas que busca.

En cuanto a esconderse, bueno, siempre fue bueno en eso también. Todo el escondite y la búsqueda
de su juventud lo ha preparado en más formas de las que podría haber esperado.

Ciertamente lo está ayudando ahora. Mulciber, Bernice y Axus lo persiguieron, mientras que
Hodge y Quinn fueron tras Evan. Regulus es más rápido que ellos, y usa esto a su favor,
manteniéndose por delante de ellos en todo momento. Corre, corre y corre, como si pudiera correr
para siempre.

Él no puede, y tampoco los que lo siguen. Los humanos son criaturas resistentes, por lo que, por
supuesto, no pueden perseguirse durante horas y horas. Regulus comienza un patrón, uno que
ayudará cuando sea el momento de retirarse.
Una y otra vez, Regulus se les adelanta hasta que encuentra un buen lugar para esconderse. Detrás
de un árbol, por lo general, o de un arbusto. Espera a que los demás lo alcancen, luego lo
"descubren" y sale corriendo nuevamente. Los lleva más y más lejos de James, colgándose como
un cebo.

Caen en la trampa cada vez.

Mantenerse un paso adelante es clave, por eso es tan devastador cuando Regulus se da cuenta de
que Mulciber no está. Bernice y Axus siguen su rastro en todo momento, pero Mulciber deja de
aparecer. Esto puede significar que se perdió, retrocedió debido al agotamiento o encontró algo
más a lo que perseguir. Regulus no tiene idea de dónde está Evan, pero escuchó a Quinn y Hodge
en la distancia varias veces, por lo que Mulciber podría haber ido a ayudarlos. O eso, o ha vuelto al
río carmesí para ver si James está realmente allí.

Sea lo que sea, a Regulus no le gusta. En las escondidas, saber dónde están los otros jugadores es
una de las partes más importantes para ayudarte a ganar. En este juego, son él, Mulciber, Axus y
Bernice. Perder uno es preocupante.

Desafortunadamente, eventualmente se hace lo suficientemente tarde como para que preocuparse


por Mulciber no sea una opción. Necesita rodear su camino de regreso a James, lo que significa
deshacerse de Bernice y Axus. Esta parte no será simple, pero él la hizo más simple guiándolos a
un patrón al que ya están acostumbrados.

Es lo mismo que antes, encontrar un lugar para esconderse, pero, esta vez, el objetivo es que no te
descubran. Bernice y Axus seguirán buscando mientras él se escabulle, esperando ese momento de
descubrimiento que no les va a dar.

"¡Sal, Black!" Bernice llama, sonando sin aliento mientras ella y Axus se abren paso a través de los
árboles. Regulus ha dejado de correr, por lo que inconscientemente saben que se está escondiendo.

"Joder, estoy cansado", jadea Axus. "Bern, no podemos seguir haciendo esto. Tenemos que
regresar pronto; la temperatura está empezando a bajar. Mulciber dijo—"

"Sé lo que dijo Mulciber", murmura Bernice. "Simplemente dispérsense y búsquenlo, ¿De
acuerdo?"
"¿Qué pasa si no lo encontramos?" pregunta Axus.

"Entonces iremos a encontrarnos con Willa. Tal vez Quinn y Hodge tengan mejor suerte con
Rosier". dice Berenice. "Pero lo encontraremos. ¿Escuchaste eso, Black? ¡Sabemos que estás aquí!"

Regulus rueda los ojos. Sí, sí, él escucha eso, y que ellos sepan que él está aquí es el objetivo.
Idiotas

Son solo dos personas, por lo que realmente no pueden cubrir mucho terreno, que él usa para su
beneficio. La cosa es que siempre fue mejor escondiéndose que Sirius y James porque era bueno
para estar callado. Él también usa eso.

La gente tiene esta cosa en la que sus mentes llenan información que no es necesariamente cierta.
Por ejemplo, Regulus no puede agacharse cerca de una roca grande porque no lo vieron frente a
ella, y cuando la pasan, tampoco está detrás. No vienen a comprobarlo, porque 'descubrirlo' ha sido
fácil hasta ahora; se ha hecho obvio y ruidoso a propósito, por esta misma razón. Los vuelve
descuidados.

Entonces, con una facilidad que es casi patética, Regulus se desliza alrededor de la roca a medida
que pasan, y cuanto más avanzan, más se aleja en la dirección opuesta. Lenta y silenciosamente,
retrocede, escondiéndose en lugares que ya han revisado y que no pensarán en revisar de nuevo. Y
luego, cuando está lo suficientemente atrás como para perderlos de vista y oírlos, se va.

Sin más.

Es mucho más fácil alejarse de dos personas que de seis, especialmente cuando tiene ventaja y está
solo.

Regulus comienza a regresar con James, tranquilo, cuidadoso y vigilante. Se mantiene alerta,
incluso cuando pone tanta distancia como puede entre él y los demás. No conoce la ubicación de
Mulciber, por lo que no está siendo imprudente.

Pasa más tiempo y la temperatura continúa bajando, el sol se hunde lo suficiente como para
oscurecer. Si los mortífagos son inteligentes, regresarán a la cueva original ahora para mantenerse
calientes durante la noche, donde también hay comida y suministros esperándolos. Por lo que dijo
Bernice, ese es el siguiente curso de acción.
En cuanto a Regulus, se está acercando al estanque y eso lo está poniendo ansioso. Quiere volver y
poner sus ojos en James para asegurarse de que está bien, lo cual es...

Vete a la mierda. No absolutamente no. Regulus no está haciendo esto. Los latidos del corazón
pueden marchitarse y morir, eso es lo que pueden hacer. Ha sucedido antes; lo hará de nuevo. Estos
son los juegos del hambre, y él no va a...

Una pequeña ramita golpea a Regulus en un lado de la cabeza desde lo alto.

Regulus casi se sale de su piel. Se agacha detrás de una roca instintivamente, levantando su daga,
con el corazón acelerado en su pecho. Sigue la dirección de donde vino la ramita, con la cabeza
inclinada hacia atrás donde ve a Evan en el árbol sobre él. Le sonríe mientras balancea las piernas
como el lunático que es. Regulus exhala, relajándose lentamente.

Evan hace un vago gesto en dirección al estanque y Regulus asiente. Levanta dos dedos y Evan se
encoge de hombros. Por alguna razón, ambos saben lo que significa todo eso. Sí, Regulus regresa
con James, al igual que Evan. No, Evan no sabe dónde están Quinn y Hodge, pero está en un árbol,
así que asume que lo perdieron.

Evan le hace una mueca y Regulus le da la vuelta, luchando contra una pequeña sonrisa. Evan se
ríe, pareciendo incapaz de evitarlo, y el sonido llega.

Nadie piensa en mirar hacia arriba, hasta que hay un sonido.

Solo toma unos segundos. En un momento, Evan le sonríe a Regulus, y al siguiente, una lanza
vuela hacia él para golpearlo justo en el estómago. La sonrisa de Evan cae antes que su cuerpo.

"No", se suelta de la boca de Regulus, sin aliento, y luego se pone de pie y ve a Quinn a unos pasos
del árbol, Hodge de pie justo al lado de ella.

La daga de Regulus está volando por el aire antes de que siquiera haya pensado. Se entierra
directamente en

La garganta de Quinn, haciendo que se atragante cuando se tambalea hacia atrás y golpea el suelo
al mismo tiempo que Evan. Hodge hace un ruido débil, asustado, y se da vuelta para huir.
Regulus no lo persigue. Él va hacia Evan.

Evan ha aterrizado mal. Se cayó desde lo alto y su pierna sobresale en un ángulo extraño. La lanza
todavía está empalada en su estómago, y se arrastra hacia atrás con ruidos bajos de dolor como si
pudiera escapar de ella. Se empuja para apoyarse contra el tronco del árbol, con la mano apoyada
en el mango de la lanza mientras gime entre dientes.

"No, no, no lo tomes…" Regulus se calla mientras golpea sus rodillas junto a Evan, quien acaba de
arrebatarle la lanza con un profundo jadeo. Lo deja caer temblorosamente y la sangre comienza a
fluir instantáneamente. Regulus traga con dificultad. "Fuera. No lo saques".

"Ow", dice Evan con voz áspera, su mano temblorosa se acerca para cubrir su herida. La sangre se
filtra sobre sus dedos.

Regulus se inclina hacia adelante y también presiona sus manos contra la herida, los dedos
inmediatamente se manchan de sangre. "Está bien, esto está—está bien. Si podemos hacer que la
sangre se detenga, entonces nosotros—"

"Regulus", dice Evan.

"No", responde Regulus.

Evan resopla una risa débil. "Creo que me rompí la pierna".

"Yo te llevaré", le dice Regulus con firmeza. "No dudo que Sirius ya haya enviado medicamentos
para James, Evan. Solo no te desangres, y estarás bien cuando lleguemos allí".

"Simplemente no te desangres, dices", murmura Evan. Sacude la cabeza y se mira el estómago.

"Sí, odio ser el que te diga esto, pero está un poco fuera de mi control".

"Estás bien", insiste Regulus.

"Realmente no lo estoy", responde Evan, y luego comienza a toser, y cuando lo hace, la sangre
brota de sus labios. Hace una mueca y gime a través de él, levantando una mano para limpiar la
sangre. "Oh, eso es una mala señal".

"Cállate", gruñe Regulus, sus ojos comienzan a arder.

"Estoy a punto de hacerlo, creo. Para siempre", murmura Evan, su mirada gira un poco inestable
antes de encontrar su camino hacia Regulus. Él sonríe, solo un poco. "¿La atrapaste? ¿Quinn?"

"La tengo", confirma Regulus.

"Sin cañón".

"Aún."

"Eres un bastardo aterrador a veces, ¿Lo sabías?" Evan dice, luego se sobresalta cuando el cañón
suena, luego se estremece por el dolor del movimiento. Un silencioso jadeo se le escapa.

Regulus mira hacia abajo y lucha por respirar al ver la sangre deslizándose entre sus dedos.

La vida de Evan, deslizándose entre sus dedos. Mira hacia atrás.

"Lamento haberte dejado al otro lado del río", susurra Evan, mirándolo directamente.

"Te lo dije. Tenías que hacerlo", murmura Regulus.

"Lo sé", está de acuerdo Evan, "Pero aun así se sintió mal".

Regulus traga. "Eres una buena persona, Evan Rosier".

"Esa es la cosa, sin embargo. Realmente no lo soy". Evan parpadea lentamente. "Simplemente…
me gustas. ¿No es eso demente?"
"Certificablemente loco", dice Regulus, sintiendo una opresión en el pecho.

Evan agita su mano libre perezosamente. "No me refiero a la forma en que le gustas a tu novio.
Solo... de persona a persona, supongo. Es una pena, de verdad. Creo... bueno, creo que eres mi
amigo".

"Yo—" Regulus se ahoga, luchando por hablar, encontrando imposible decir algo de importancia.

Lo obliga a decirlo, casi atragantándose, porque sabe que no lo diría si Evan no se estuviera
muriendo. No tendría que hacerlo, porque Evan estaría vivo solo para... saber. "Sí, soy tu amigo,
Evan".

"Tienes muchos de esos, ¿Verdad?" pregunta Evan.

Regulus resopla débilmente. "En realidad no. No soy exactamente... la persona más fácil de tratar".

"¿Qué? No. Eres una puta maravilla, ¿De qué estás hablando?" Evan se burla con una sonrisa de
comemierda.

"Nadie ha-" Regulus exhala temblorosamente. "Tengo un amigo en casa, solo uno, pero eso es...
diferente. Creo que ustedes dos se habrían llevado bien. Pero él es-" Regulus se detiene, porque no
está seguro de cómo empezar a explicarle a Barty, que es su amigo, sí, pero no como ha sido Evan.
"Bueno, no soy del tipo que tiene un mejor amigo, pero si lo fuera, habrías sido tú".

"Lástima que nunca nos conocimos antes de esto, ¿Eh?" Evan traga saliva y se mira el estómago,
luego cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás. "Los mejores amigos se cuentan cosas que no le
cuentan a nadie más. Me estoy muriendo, así que tienes que complacerme. No esperaba tener que
usar la excusa de muerte tan pronto, pero en tiempos desesperados y todo eso". "

"Sí, está bien", murmura Regulus, bastante dispuesto a darle a Evan lo que quiera en este momento,
y tiene la molesta sensación de que hay algo que Evan quiere decir.

"Nunca he tenido un amigo antes que tú", gruñe Evan. "Entonces, ya sabes, gracias por eso,
supongo. Fue... fue agradable mientras duró".

"Tú-" Regulus busca a tientas la mano de Evan, y sus dedos se entrelazan, resbalándose de la
sangre. "Yo-Evan-"

Evan tararea y arrastra las palabras cuando dice: "Tu turno, lover".

"Extraño a mi hermano", confiesa Regulus en un susurro, su visión se nubla cuando siente que el
agarre de Evan se afloja. Las palabras lo desgarran, pero son ciertas. No dice que haya extrañado a
su hermano durante los últimos diez años, pero eso también es cierto.

"No tendrás que extrañarlo por mucho tiempo", exhala Evan, su mano se afloja. "Vas a ganar.

Tú…"

Evan no habla después de eso.

Regulus se sienta con él, sosteniendo su mano, y no pasa mucho tiempo antes de que el cañón
vuelva a sonar. Él se estremece cuando lo hace, luego siente que una oleada de emoción tan fuerte
se apodera de él que literalmente rompe a llorar.

Es instantáneo. Empieza a llorar tan fuerte que le duele, y se dobla hacia adelante para presionar su
cara contra el hombro de Evan. Todavía está caliente, y no es justo. No es justo. No es justo.

"Por favor", se ahoga Regulus. -Sirius, por favor.

Él no sabe lo que está pidiendo, de verdad. Para que Sirius encuentre alguna manera de arreglar
esto. Para que Sirius lo sostenga en su dolor ahora cuando no lo hizo antes. Para que Sirius
simplemente esté aquí, porque Regulus acaba de perder al mejor amigo que nunca llegó a tener, y
porque Regulus extraña muchísimo a su hermano.

Nada cambia. Sirius no aparece, Evan sigue muerto y Regulus se queda solo con un cadáver.

~•~

El sonido desgarrador y desgarrador de los sollozos desgarradores que sale de su hermano pequeño
hace que Sirius quiera prender fuego al mundo. Lo hace querer poner sus manos sobre cualquiera
que haya tenido algo que ver con eso y destrozarlo.

Regulus nunca tuvo muchos amigos mientras crecía. Cuando era muy joven, era demasiado tímido,
y Sirius siempre fue el que no tenía miedo de hablar con la gente. Sirius tenía amigos en la escuela,
incluso antes de conocer a James, pero Regulus nunca los tuvo. Siempre ha sido callado, e incluso
tan joven, realmente no le gustaba la gente. Ni siquiera James era realmente su... amigo, ahora que
Sirius lo estaba pensando. No importaba lo bien que se llevaran o lo mucho que Regulus realmente
pareciera quererlo, James siempre fue amigo de Sirius. Su mejor amigo.

Regulus nunca tuvo uno de esos. Un mejor amigo. Está Barty, y Sirius sabe que son amigos, pero
no es... Bueno, hay algo más entremezclado en todo lo que son para que sean los mejores amigos.
Mejores amigos simples y sencillos, como son James y Sirius. Regulus nunca ha tenido eso.

Hasta ahora.

O algo así. Algo que pudo haber sido. Tal vez en otra vida, habrían sido tan cercanos como lo son
Sirius y James. Tal vez no. De cualquier manera, a veces hay personas que simplemente— se
reconocen entre sí. Como lo que sea de lo que estés hecho, puedes tener la suerte de encontrar a
alguien que tenga un poco de ti en ellos, y sin siquiera saberlo, has estado cargando un poco de
ellos incluso antes de conocerte.

Entonces, cuando los encuentras, es como si algo dentro de ti comenzara a retorcerse y dijera, hey,
ese soy yo, eso es nuestro, eso somos nosotros. Reconocimiento. Conexión. Algo realmente,
verdaderamente especial.

Regulus acaba de verlo morir.

Sirius mira fijamente la pantalla, incapaz de hacer nada mientras Regulus lanza un grito ahogado
en el hombro de Evan. Es absolutamente escalofriante, un grito crudo de puro dolor.

La peor parte es que Sirius sabía que iba a suceder. Vio a la niña mortífaga allí con su lanza. La vio
apuntar, luego dejarlo volar, y no pudo hacer nada. Solo podía sentarse aquí y mirar, y aferrarse a
la mano de Remus, y desmoronarse solo porque Regulus lo hace.

Regulus, quien dijo que extraño a mi hermano. Sirius ha estado llorando desde entonces. Regulus
no ha dicho eso, ni nada parecido, en diez años. Algo que no le dice a nadie más, eso es lo que
Evan le pidió, y eso fue lo que hizo Regulus.
Yo también te extraño, había pensado Sirius, y tal vez lo susurró, tal vez Remus lo escuchó, o tal
vez no. Ha estado llorando demasiado incoherentemente para saber. Pero es verdad. Ha estado
extrañando a Regulus durante los últimos diez años.

"Lo siento, Reggie", dice Sirius con voz áspera, aunque Regulus no puede oírlo, aunque eso no
cambia nada. Él está tan, tan jodidamente arrepentido. Desea poder arreglar esto.

No puede, y Regulus sigue llorando.

A menudo hay estos momentos en la arena, cuando los que están dentro han sido empujados y
empujados y empujados, cuando han estado sufriendo sin parar toda variedad de tormentos, y
luego se rompen. Siempre se rompen. Todo el mundo tiene un punto de quiebre. La parte más triste
es que generalmente hay múltiples puntos de ruptura.

Algunas personas no vuelven a levantarse después de llegar a ese punto. La mayoría lo hace, pero
no vuelven a ser la misma persona. Unos pocos pueden, y descubren cómo recuperar tanto como
puedan. Por lo general, depende de qué tan mal se hayan averiado.

A pesar de la brutalidad de la crisis nerviosa de Regulus, él vuelve a levantarse. Es un poco como


un proceso, uno que muestra cuán terco es hasta la médula; tal vez ese sea un rasgo de la familia
Black, incluso en detrimento de ellos, porque Sirius tiene esa misma racha dentro de él. En este
caso, le sirve bien a Regulus.

Se limpia la cara. Se pone de pie, avanza para arrancar su daga de la garganta de la chica muerta,
luego retrocede para agacharse junto a Evan. Comienza a tallar el tronco del árbol, sus hombros
bloquean la vista de lo que está haciendo.

"¿El nombre de Evan?" Remus murmura. Ha estado frotando círculos relajantes en la mano de
Sirius desde que comenzaron a mirar juntos. Sirius ha sido un desastre desde el momento en que
entró por la puerta, apresurándose a ver qué había sucedido cuando se fue de la fiesta después de
que le enviaran medicamentos a James.

No había estado sucediendo mucho en ese momento. Regulus seguía jugando al escondite, lo que
Sirius reconoció al instante. Es un cabrón inteligente, no se puede negar eso.

"No lo sé", murmura Sirius, esperando ver qué revelará Regulus cuando se aparte del camino.
Toma un tiempo, y luego Regulus se levanta y se aleja. Sirius toma una bocanada de aire en el
momento en que ve lo que hay allí, y Remus maldice en voz baja en estado de shock.

Hallow is Hollow

En la pantalla, el árbol se incendia.

Sirius traga con dificultad y no puede molestarse por la cantidad de control de daños que tendrá que
hacer mañana. Regulus está de duelo. Sirius no estaría mejor en su situación, francamente.
Demonios, podría haber sido peor. El mundo no sabe qué lo golpeará si James muere.

Además, Regulus se ha hecho muy popular. La gente lo quiere en este momento, porque no solo los
está entreteniendo con todo lo que está enfrentando, sino que también está lidiando muy bien con
las cosas. Es inteligente y capaz y jodidamente despiadado a veces. Hubo vítores y cánticos
literales de su nombre mientras cortaba la mano de Mulciber, aunque el mentor de Mulciber,
Lucius, estaba visiblemente disgustado.

James también sigue siendo amado por muchos. Cuando mató al hombre que mató, la gente
también lo vitoreó. Y, bueno, todos están viviendo para el pequeño... romance de Regulus y James,
o lo que sea. Sirius no puede pensar demasiado en ello, porque los conoce, por lo que sabe que no
solo están... jugando. No, son ellos. Cada toque, cada pequeño comentario, cada mirada
compartida; todo eso es real, tan real como Sirius nunca los ha visto.

Aún así, Sirius no está por encima de usarlo, si es necesario. Seguro que lo hizo, sin vergüenza,
acudiendo a los patrocinadores con su pequeña historia de amor para conseguir todas las
donaciones que pudiera para enviarle a James la medicina que necesitaba para curar su pierna. Y
Sirius lo hará de nuevo, si tiene que hacerlo.

"Sirius", suelta Remus, sonando tenso, y de repente está estrangulando la mano de Sirius.

"¿Qué? ¿Qué es?" responde Sirius, inmediatamente entrando en pánico.

"Descubrí lo que está haciendo Mulciber", dice Remus con cautela, y luego señala la pantalla,
donde Mulciber ha regresado al estanque y está arrodillado junto a la trampa para osos cerrada,
entrecerrando los ojos por la sangre.

Sirius prácticamente puede ver cómo se enciende la bombilla sobre la cabeza de Mulciber. Con
temor en las venas, Sirius observa cómo Mulciber se pone de pie y comienza su búsqueda.

La búsqueda de James.

Con los ojos cerrados, Sirius susurra: "Joder".

Chapter End Notes

Notas del autor:

Quiero decirles a todos cómo saltarse las partes difíciles, pero este capítulo entero es
difícil, ¿Entonces? ¡Haré lo mejor que pueda!

Por las heridas: empieza justo donde james se atoró la pierna en una trampa para osos.
hay muchas menciones de dolor, así como de sangre, y la lesión se describe
brevemente en detalle. Regulus y Evan lo ayudan a salir de ella, y la lesión finalmente
se limpia y se venda tanto como sea posible hasta que se le envíe la medicina
adecuada.

Por la muerte/asesinato:
SI QUIERES SALTAR ESTA PARTE, DESPLÁZATE CUANDO REGULUS SEA
GOLPEADO EN LA CABEZA POR UNA RAMITA PEQUEÑA Y SE AGACHA
JUNTO A UNA ROCA,
Y RETOMA CUANDO SEA EL PUNTO DE VISTA DE SIRIUS (pero cuidado,
sirius
referencia a la muerte que acaba de ocurrir)

Si solo quieres la advertencia: Evan muere, lamentablemente. está en lo alto de un


árbol y cree que ha logrado evadir a Quinn y Hodge. Regulus lo hace reír, lo que llama
la atención de Quinn desde donde está cerca, y lanza su lanza hacia arriba para golpear
a Evan en el estómago. Regulus inmediatamente se pone de pie y lanza su daga hacia
ella, golpeándola en la garganta. Evan se cae del árbol, se rompe una pierna y se
desangra mientras Regulus se sienta con él.

Actualización de números:
Tributos restantes: 12

Tributos que han muerto hasta ahora:


Dylan
Avery
Quinn
Evan ( )
Ocho personas sin nombre/desconocidas

Notas mías:

*Hallow is hollow: Significado- La reliquia esta hueca. Puede representarse como "El
Hallow esta mal" lo cual es muy malo ya que desafiar al Hallow es algo que puede ser
condenado a MUERTE.

Holaa!! perdón por no actualizar 6 días, pero es que con exámenes finales de la
universidad, no me dio el tiempo, son mis últimos días ya entraré en una especie de
mini vacación, entonces actualizaré casi todos los días, tenlo por seguro ;)

También tarde en actualizar, porque este capítulo es realmente difícil para mi, todo ese
sentimiento de Reggie es muy familiar para mí, entonces no podía pasar tres párrafos
antes de ponerme a llorar de nuevo. Sin duda extrañaremos a Evan, bueno yo lo haré,
no tienen idea como amo a ese hermoso bastardo, me duele verlo morir tan pronto en
esta historia (en muchas siempre lo matan o le pasa algo triste o malo, ya debería estar
acostumbrada T-T) pero bueno.

Sin más, nos vemos en el siguiente capítulo. Bye!!!


Shutting Down
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Representaciones gráficas de la violencia


-Asesinato/muerte
-Menciones de sangre
- Amnesia disociativa desde la perspectiva de un extraño
-Sugerencias vagas para torturar (es posible que no te des cuenta, es muy parpadeante
y te lo pierdes, pero aún así, solo para estar seguro)

Como siempre, pondré advertencias detalladas en las notas finales para aquellos de
ustedes que necesitan/quieren un spoiler, ¡Lo cual siempre es válido!

El comienzo de este capítulo es duro, muy pesado y bastante brutal, así que tengan
cuidado y cuídense PRIMERO, y siempre. (Aunque, algunos de ustedes podrían estar
encantados porque, es cierto, no es como si alguien se molestara por quién muere, así
que tal vez eso los consuele). Aun así, solo quería advertir, y si ayuda en algo, estoy
cambiando las cosas y dando un comienzo difícil pero un final más fácil, ¡En lugar de
lo contrario que suelo hacer!

See the end of the chapter for more notes

James escucha el roce de un zapato fuera de la entrada de la cueva, y su corazón da un vuelco


cuando gira la cabeza hacia él. Ha habido dos cañones, uno tras otro, y desde entonces apenas
respira.

Tal vez sea estúpido, pero James se niega incluso a considerar la posibilidad de que sea Regulus, a
pesar de saber que las posibilidades son... Bueno. Él simplemente no acepta eso, no sin pruebas, y
todavía hay una parte de él que está segura de que lo sabría, de alguna manera. No es solo una
noción tonta y romántica; él realmente piensa que, en un nivel fundamental, todo cambiaría si
Regulus ya no estuviera en el mundo.

Su optimismo se desvanece cuando las lianas se cortan sin cuidado, dejando un gran espacio para
que Mulciber entre. James se está moviendo incluso antes de tomar la decisión de hacerlo,
apoyando una mano en la pared y poniendo todo su peso en su pierna buena mientras cojea hasta
alcanzar su altura máxima. Mantiene su hacha agarrada con una mano y mantiene la otra contra la
cueva para mantenerse estable.

Mulciber permanece inmóvil en la entrada con una espada en la mano, su otra muñeca envuelta
cuidadosamente donde Regulus retiró su mano. Mira a James de arriba abajo, luego resopla.
"Bueno", dice, haciendo un gesto hacia la pierna de James con su muñeca vendada, "Parece que los
dos estamos en desventaja, ¿Eh?"

"Un poco", admite James.

"Supongamos que eso equilibra las cosas entre nosotros", reflexiona Mulciber.

James frunce los labios. "Bueno, no lo sé, definitivamente es diferente, ¿No? Quiero decir, en
realidad podrías simplemente darte la vuelta y alejarte, pero no tengo esa opción".

"Cierto", admite Mulciber, asintiendo, "Pero tú puedes usar las dos manos para pelear y yo no".

"Correcto, pero todavía tienes ambos codos", señala James.

Mulciber murmura. "Si los tengo, y todavía tienes ambas rodillas. Podría doler mover esa pierna,
pero aún puedes. Realmente creo que esto está igualado, honestamente".

"No estoy seguro de si funciona así", murmura James.

"Tal vez no." Mulciber se encoge de hombros. "Pero, bueno, en realidad no me importaría si fuera
un partido parejo de cualquier manera".

James suspira. "Debería haberlo visto venir".

"Realmente deberías haberlo hecho", coincide Mulciber con una risita. Balancea la espada
perezosamente en su mano en un movimiento que James no quiere admitir que es genial. "Tu novio
es muy inteligente, Potter, ¿Lo sabías?"

"Sé esto sobre él, sí", dice James.

"Es solo que su confianza en su propia inteligencia le hace olvidar que no es la única persona
inteligente en el mundo. Resulta que yo también soy bastante inteligente", le dice Mulciber,
apoyándose perezosamente contra la pared de la cueva. "Él hizo que enviáramos a Willa, dijo que
te dirigías al punto de partida para robar todos nuestros suministros, y es un buen mentiroso, le
concedo eso".

"Me parece que no eres tan inteligente como dices ser".

"Oh, no llamaría a eso un momento de estupidez. Diría que fue más... precaución, por si acaso. No
mentiré, para empezar, me enamoré de su pequeño plan. Lo perseguí durante bastante tiempo, un
poco, pero no se me puede culpar por eso. Tenía muchas ganas de matarlo.”

"Fallaste en eso, ¿Verdad?" James pregunta a la ligera, flexionando sus dedos alrededor del mango
de su hacha, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. El solo. Necesita saber que Regulus está
bien, y si puede hacer que Mulciber cometa un desliz ...

Mulciber solo le sonríe, luciendo demasiado complacido consigo mismo, lo que hace que el
corazón de James se hunda. "No te adelantes, Potter. Mira, tuve un pensamiento. Quiero decir,
fueron tus gritos los que nos atrajeron en esta dirección, sabes. Empecé a pensar, y me
preguntaba... sí estabas bien y te dirigías a el punto de partida, ¿Por qué estabas gritando tanto? Lo
pensé un poco más, y me pregunté a mí mismo... ¿Por qué Black estaba esperándonos? Parecía casi
ansioso por ser perseguido, ¿No? nunca se aleja demasiado de su precioso novio, ¿Verdad?
Entonces, ¿Dónde estabas?.”

"Bueno, me encontraste. ¿Quieres una pegatina?" James dice sarcásticamente.

"Eres un hombre divertido, Potter", responde Mulciber con una risa, y es una risa mezquina, aguda
y triunfante. "No podía estar seguro, por supuesto, así que decidí volver a consultar aquí para
entenderlo todo. Imagina mi sorpresa cuando encuentro una trampa para osos cerrada con sangre.
Eso me dijo todo lo que necesitaba saber".

James lo mira fijamente. "Sí, sí, muy inteligente. ¿Has terminado de regodearte ahora?"

"Sabes, es una pena que no te unieras a nosotros cuando te lo ofrecimos", dice Mulciber,
sacudiendo la cabeza. "Creo que hubiéramos trabajado bien juntos".

"Estás delirando, entonces", anuncia James.


Mulciber chasquea la lengua. "Oh, vamos, Potter. Eres fuerte, no se puede negar, y si no fueras tan
jodidamente suave, eso realmente significaría algo. Podríamos haberte convertido en algo, ¿Lo
sabías? ¿Y Black? Bueno, te hubiéramos dejado mirar hacia otro lado mientras lo matábamos,
lentamente".

James se queda quieto, su rostro se cae cuando su mirada se agudiza en Mulciber, cuyos labios se
curvan en una pequeña sonrisa maliciosa. Es como si la temperatura en la cueva descendiera, y la
piel de James se eriza cuando sus oídos comienzan a zumbar. La insinuación hace que la bilis suba
a la garganta de James, pero más que eso, hay pura puta furia.

Apenas hay un respiro entre la última palabra de Mulciber y James lanzando el hacha directamente
hacia él con todas sus fuerzas, sin siquiera dudar cuando la necesidad instintiva de proteger surge
en él, y también está la necesidad de eliminar esta maldita escoria de ser humano del mundo.
Mulciber levanta el brazo para bloquearlo con una mirada de sorpresa en su rostro, y luego ruge de
dolor cuando el hacha se entierra en su brazo al que ya le falta una mano. Deja caer su espada para
buscar a tientas el mango, arrancándola con un grito.

A James le importa un carajo su pierna lastimada en este momento. En su ira y adrenalina, apenas
lo siente cuando se lanza hacia adelante, derribando a Mulciber al suelo. Salen despedidos por la
cueva, rodando por la pendiente hasta que tocan suelo llano.

Mulciber aterriza en la parte superior y todavía tiene el hacha, que levanta rápidamente con un
gruñido e inmediatamente la baja. James grita y esquiva hacia la izquierda, mirando con los ojos
muy abiertos el lugar donde el hacha está enterrada en el suelo justo donde estaba su cabeza.
Mulciber comienza a tirar de él, pero James lo golpea en la cara, tirando su peso hacia un lado.

Se alejan rodando del hacha, y James lo golpea hacia abajo, luego procede a golpearlo en la cara
nuevamente, luego otra vez, luego otra vez, y luego una vez más. Le duele la mano. Mulciber tiene
sangre en la cara, pero solo muestra sus dientes ensangrentados en una sonrisa y patea a James
justo en su pierna lesionada.

"¡Mierda!" James grita cuando el dolor explota a través de él, su pierna cede, facilitando que
Mulciber lo empuje.

Mulciber intenta sujetar a James con el brazo, pero la herida donde aterrizó el hacha lo hace gritar
y caer hacia adelante. Está sangrando profusamente, y se mete en la garganta de James, en su cara,
en su boca. Mulciber se corrige a sí mismo y se levanta, sosteniendo su brazo lesionado cerca de su
pecho mientras cierra su otra mano en un puño y golpea fuerte a James.
James agarra un puñado de tierra y hojas, arrojándoselo a la cara de Mulciber —principalmente a
sus ojos— para que se estremezca. Sisea y se balancea hacia atrás, lo que James usa a su favor para
voltearlo. Se remueven uno contra el otro con gruñidos y gruñidos bajos de ira y dolor, como dos
animales en una pelea a muerte, y eso es lo que son, ¿No es así?

En eso se han convertido.

"Te voy a matar, Potter", escupe Mulciber, estirando los dedos para clavar sus dedos en la mejilla
de James donde fue cortado antes, causando que sangrara y doliera.

Una y otra vez, ruedan y se golpean una y otra vez, haciéndose sangrar. Todo va muy rápido, y
James se ve reducido a la implacable necesidad de sobrevivir, luchando tan duro como puede. No
hay espacio para la ira, porque todo se estrecha hasta que lo único que conoce es el corazón
latiendo en su pecho y la determinación de no dejar que se detenga.

Terminan junto al hacha de nuevo, y James se pone de pie, aullando de dolor cuando pone peso
sobre su pierna mala. Cojea y tropieza, pero logra arrebatar el hacha del suelo. Tan pronto como
está parado sobre Mulciber, respirando con dificultad, a segundos de enterrarlo en su pecho hasta
que deja de moverse, Mulciber patea con fuerza y golpea su bota directamente en la pierna de
James.

James se desmorona impotente, el hacha se le cae de las manos y se desliza por el suelo.

Instantáneamente, él y Mulciber comienzan a gatear hacia él, y James está más cerca. Acaba de
agarrarlo cuando Mulciber lo agarra por la parte de atrás de su cabello, tirando su cabeza hacia
atrás antes de empujarlo de cara al suelo. Duele, un dolor punzante comienza de inmediato, pero
James no cree que nada se rompa. Tiene sangre en la boca y no sabe si es suya.

En el siguiente tirón, James envía su codo hacia atrás tan fuerte como puede, lo que hace que
Mulciber jadee y afloje su agarre. James inmediatamente se lanza a un lado y se lanza
desesperadamente encima de Mulciber con el hacha en la mano. Lo levanta y lo baja, pero
Mulciber lo agarra por el mango con la mano, sus dedos se superponen con los de James mientras
su brazo tiembla por el esfuerzo tratando de no dejar que James lo empuje hacia su pecho. James
empuja más fuerte.

"¿Por qué, por qué estás luchando?" Mulciber gruñe con los dientes apretados. "Tu novio ya está
muerto".

James vacila.
Él no puede evitarlo. Esas palabras lo ponen de rodillas, doliendo más que cualquier cosa que le
haya pasado hasta ahora. Mulciber se ríe y le da un codazo en la cara, le arranca el hacha de la
mano y empuja para subirse encima.

"Así es", declara triunfalmente Mulciber, sus palabras salen en ráfagas agudas mientras su pecho se
agita. "Escuchaste esos dos cañones, ¿Verdad? Uno de ellos era tu novio".

"No", se ahoga James, levantando las manos para detener el hacha cuando Mulciber la baja. La
hoja corta una palma, pero Mulciber sigue empujando.

"Sí", responde Mulciber alegremente.

"¡Estás mintiendo!" James estalla, porque se niega, simplemente no lo creerá. Él no puede creer
eso.

"Me aseguré de que doliera, Potter. Estaba llorando y suplicando por su hermano", grita Mulciber,
lanzando su peso hacia adelante para empujar el hacha hacia abajo.

Las palabras le llegan. Es... bueno, la supervivencia se trata de voluntad, incluso más que de
capacidades, y se necesita algún tipo de fuerza interior para seguir luchando. La idea de lo que dice
Mulciber le quita esa fuerza, lo que se refleja literalmente. Sus brazos ceden un poco, y la hoja del
hacha presiona su pecho, casi empujándolo.

James recuerda cuando Pandora dijo que los juegos del hambre son más que físicos; también son
juegos mentales. Nunca ha sentido eso más claramente que en este momento.

Mulciber empuja hacia adelante, y James jadea cuando el hacha se clava en su pecho, un gemido
bajo se le escapa del dolor que irradia por todas partes. No es nada, nada, comparado con el dolor
al pensar que Regulus podría estar muerto. La cosa es que el dolor te recuerda que estás vivo, y si
es verdad, por favor, por favor, no dejes que sea verdad, entonces todavía hay una última cosa que
James tiene que hacer antes de que pierda la voluntad de sobrevivir por completo.

"Su hermano ni siquiera lo reconocerá después de que terminé con él", sisea Mulciber. "Yo lo hice-
¡joder!"
James empuja su rodilla entre las piernas de Mulciber por segunda vez, y esta vez empuja con toda
la fuerza que le queda. Mulciber sale disparado hacia un lado, gimiendo cuando aterriza de
espaldas, y luego James está sobre él.

Golpeándolo. Golpeándolo. Golpeándolo.

Mulciber ni siquiera tiene una oportunidad. James sigue golpeándolo hasta que el hacha cae al
suelo, la respiración húmeda y dificultosa de Mulciber resuena en sus oídos. James realmente no
puede verlo con poca luz, y no podría verlo a plena luz del día, porque su visión se nubla por las
lágrimas. Es ira, y dolor, y tantas otras cosas, y de alguna manera nada en absoluto. James deja
escapar un fuerte suspiro y busca a tientas el hacha, y esta vez, Mulciber está demasiado golpeado
para detenerlo.

El hacha aterriza en medio de su pecho. Mulciber se ahoga, todo su cuerpo se sacude por el
impacto. Tan pronto como James saca el hacha, Mulciber tose sangre.

James lo baja de nuevo.

Otra vez.

Otra vez.

Otra vez.

Suena el cañón.

Otra vez.

Otra vez.

Otra vez.

Mulciber ya no se mueve.
Otra vez.

Otra vez.

Otra vez.

James se ahoga con un sollozo, mirando el pecho frente a él. Prácticamente hecho trizas. Hay
sangre por todas partes en todo. El hacha, sus manos, el suelo, el cuerpo. Sangre. Tanta sangre.

El hacha golpea el suelo y James se desploma hacia un lado, aterrizando de espaldas junto al
cuerpo de Mulciber, donde comienza a llorar tan fuerte que le cuesta respirar. Su mente es una
larga letanía de Regulus, Regulus, Regulus.

Regulus.

Regulus.

Regulus.

~•~

El sonido de un cañón saca a Regulus de su aturdimiento. Suena en sus oídos cuando el mundo
vuelve a enfocarse. Al mismo tiempo, siente que no ha pasado el tiempo desde que Evan murió y
también que han pasado años. Todo tiene una cualidad borrosa, y hay un pulso constante de dolor
en el centro de su pecho.

Ese pulso de dolor se convierte en pánico inmediatamente cuando suena el cañón, y luego está
corriendo.

Regulus no está demasiado lejos del estanque, por lo que no tarda mucho en abrirse paso entre los
árboles. Inmediatamente se dirige hacia el este porque allí es donde se supone que debe estar
James, solo para detenerse cuando ve la forma de dos cuerpos tendidos hacia el oeste. Uno de ellos
es James.

"No", susurra Regulus, sin aliento, las mismas puntas de sus dedos hormigueando mientras lucha
para lanzarse en esa dirección. Corre alrededor del borde del estanque, corriendo directamente
hacia los cuerpos. "No, no, no. ¿James?"

Hay un suave sollozo, y es James, y Regulus nunca se había sentido tan aliviado de escuchar tal
dolor en su vida. Se tira al suelo junto a James, quien toma una bocanada de aire y se mueve hacia
él. Regulus ya lo está alcanzando, arrastrando su mitad superior hacia su regazo, con los brazos
envolviéndolo mientras se acurruca y presiona su rostro contra el estómago de Regulus.

"James", dice Regulus, y luego no puede dejar de decirlo. Él canta el nombre como una oración.
"James, James, James".

James.

James.

James.

A Regulus ni siquiera le importa el cuerpo de Mulciber junto a ellos. Eso no importa. Nada
importa excepto James en este momento, vivo y respirando. Regulus se dobla hacia adelante y
presiona su rostro contra el cabello de James, sosteniéndolo cerca.

No sabe si los dos están llorando o no. No sabe cuánto tiempo pasa, o si lo hace en absoluto. Todo
se reduce a esto, y podrían pasar segundos u horas antes de que el mundo vuelva a aparecer por los
bordes.

ellos respiran James hace ruiditos entrecortados con la garganta, pero ya no llora. Todo su cuerpo
está temblando, y Regulus no sabe si es por el frío o por… lo que pasó.

¿Qué paso? Regulus levanta la cabeza para mirar a Mulciber. Él es... está mal. Brutal. Hay mucha
sangre, y el pecho de Mulciber está abierto y hundido, un completo desastre.
Regulus lo mira fijamente, sintiéndose entumecido.

"Está bien", dice Regulus en voz alta, su voz sorprendentemente firme. Exhala y se enfoca de
nuevo en James. "Está bien, déjame mirarte. ¿Estás herido? ¿James?"

James se separa de él, levantándose lentamente del regazo de Regulus, moviéndose como si tuviera
mucho dolor. Exhala pesadamente, luego se balancea bruscamente, sus ojos revoloteando. Su
rostro está hinchado y ensangrentado.

"Reg'lus", James murmura.

"Oye. Oye, mírame", dice Regulus bruscamente, levantando las manos para tomar el rostro de
James. Inmediatamente se hunde en sus palmas y se debilita, desmoronándose hacia adelante.
Regulus maldice por lo bajo y lo atrapa, la cabeza de James gira sobre su hombro. Regulus acaricia
su mejilla, la que no sangra de nuevo. "¿James?"

Nada.

"Joder", murmura Regulus, respirando profundamente. James aún respira, así que se acaba de
desmayar.

Correcto, bueno, tal vez eso sea lo mejor. Regulus puede llevarlo de regreso a la cueva más
fácilmente de esa manera, al menos sin causarle demasiado dolor.

James es más grande que él y más alto, y Regulus está jodidamente exhausto y luciendo sus
propias lesiones, pero nada menos que la muerte inmediata podría impedirle llevar a James a un
lugar seguro, donde Regulus puede controlarlo. Y ahora hace frío, el sol oficialmente se ha ido y la
temperatura desciende rápidamente. Van a necesitar un fuego esta noche.

Entonces, con un gruñido, Regulus se mueve para tomar a James en sus brazos, luego se pone de
pie. Se cae de nuevo, no del todo preparado para el peso muerto de James. No está muerto, dice
Regulus en su propia cabeza en una reprimenda. De alguna manera, la mera insinuación lo
enfurece tanto que logra levantarse de sus rodillas. Maldice, luego aprieta los dientes cuando
comienza a caminar.

Prácticamente corre y tropieza hacia la cueva, tratando de llegar allí lo más rápido posible, lo cual
es difícil de hacer en la oscuridad como esta. Está gimiendo cuando lo logra, pero de hecho lo
logra. La entrada está convenientemente abierta para él, al menos, pero luego casi tropieza con una
espada que supone que Mulciber debe haber dejado caer.

Regulus baja a James tan gentilmente como puede, dejándolo tendido. Lo primero que hace es
buscar a tientas sus suministros, encontrando las cerillas. Maldice de nuevo y se pone de pie para
salir corriendo a buscar leña y astillas, deteniéndose lo suficiente para agarrar el hacha antes de
regresar corriendo.

Sus manos tiemblan tanto que le toma unos minutos encender el fuego, pero el interior de la cueva
se ilumina cuando lo hace. Regulus inmediatamente comienza a buscar la medicina que sabe de
todo corazón que Sirius les envió, pero no puede encontrarla. Con el ceño fruncido, se pone de pie
y sale de la cueva, girando la cabeza mientras mira.

En un árbol. El paracaídas colgando de una rama. Hermoso.

Regulus frunce el ceño, apretando la mandíbula. Los creadores de juegos los envían y pueden
ponerlos donde quieran, lo que significa que a propósito lo mantuvieron fuera del alcance de
James, sabiendo que no podría escalar para conseguirlo.

Ya hay mucha ira por los creadores de juegos por Evan, y ahora esto. Todo esto.

Los dedos de Regulus se contraen con la urgencia de hacer algo muy, muy jodidamente horrible.

Sacudiendo la cabeza, Regulus se precipita hacia el árbol, con un nudo en la garganta cuando
piensa en la facilidad con la que Evan habría escalado para conseguirlo. Regulus lo hace con
mucha menos delicadeza, y es tan estúpido que todavía está asustado. Después de todo lo que ha
visto, lo que ha hecho, ¿Cómo es que tiene miedo de esto?

Pero lo tiene, y lo hace de todos modos. Se sube y corta el contenedor, luego vuelve a bajar
corriendo, respirando mejor tan pronto como está en tierra firme. Agarrando el contenedor, se
dirige directamente hacia la cueva.

A mitad de camino, se acerca el sonido de un portaaviones Hallow, los árboles se balancean y el


viento azota a medida que se acerca. Regulus no puede evitar mirar hacia atrás para ver cómo la
jaula con forma de ataúd que se abre en una garra se hunde y levanta el cuerpo de Mulciber,
levantándolo antes de volar de nuevo.
Regulus lo ve irse, sin sentir nada, y luego continúa hacia la cueva.

James todavía está desmayado.

Exhalando profundamente, Regulus se mueve y se hunde para acomodarse a su lado. Primero abre
el recipiente, y podría llorar cuando ve los dos panecillos envueltos encima. Un débil sonido se le
escapa, porque no ha comido nada desde la carne seca y las bayas que él y James comieron... ayer.

Ayer se siente como hace una vida.

Con manos temblorosas, Regulus levanta los rollos como si fueran de oro, y echa la cabeza hacia
atrás para exhalar, "Gracias", esperando que Sirius sepa que está hablando con él y con nadie más.

Regulus deja los panecillos a un lado y luego saca el recipiente más pequeño. Lo desenrosca,
inclinándolo hacia el fuego para verlo mejor. Es una pasta, incolora e inodora, pero Regulus no
duda de que es el brebaje especial de los Hallow. Tienen acceso a medicamentos que obran
milagros; podría salvar muchas vidas en el distrito, pero Hallow no les permite tener acceso a él.

Dejando eso, Regulus estira la mano para sacar lo último que hay allí. Una pequeña tarjeta blanca:
el mensaje que Sirius puede enviar con ella. Los mensajes se ven antes de que se envíen para evitar
que se brinde información útil, como si fuera una trampa de alguna manera, como si la
supervivencia fuera un juego. Sirius no puede enviar instrucciones ni dar ubicaciones ni ningún
otro consejo que traicione a los otros tributos. Sin embargo, puede enviar mensajes codificados que
Regulus y James entenderían o resolverían porque lo conocen muy bien.

En la tarjeta, solo dice: "Cariño"

Eso es todo.

Regulus lo mira fijamente, los labios apretados en una delgada línea, la mente trabajando en
círculos. Las citas se colocaron allí a propósito, y Regulus no tarda mucho en darse cuenta de que
Sirius lo está citando. Cuando llamó a James 'Cariño'. Porque al parecer lo hizo. No recuerda
haberlo hecho y, para ser justos, estaba un poco ocupado enloqueciendo por la pierna de James
como para preocuparse demasiado por lo que salía de su boca. ¿Por qué eso importa?

No tiene sentido, no al principio. Sirius no desperdiciaría un mensaje solo para burlarse de él. En
realidad, no, probablemente estaría muy tentado de hacerlo, y le encantaría poder burlarse de
Regulus al mismo tiempo que lo está ayudando, pero ¿Cómo ayuda exactamente esto?

Mira de la tarjeta, a los rollos, a la medicina, a James, luego vuelve a la tarjeta, y ahí es cuando
hace clic.

Tienes que estar jodidamente bromeando, piensa Regulus con una creciente sensación de
incredulidad, su rostro torciendo el ceño. Entonces, ¿la medicina y la comida eran sobre la relación
de James y Regulus? ¿La gente los ama tanto que esto es como una recompensa para ellos?
Entonces, ¿Qué, si Regulus no participa, no obtendrán nada más? ¿Las ofertas para salvar vidas
dependen de cuánto complazcan a los Hallows con su jodida historia de amor?

Regulus quiere gritar. Cierra los ojos con fuerza, luego desmenuza la tarjeta en su puño,
rechinando los dientes. Lentamente, exhala por la nariz y abre los ojos, arrojando la carta al fuego
con una mirada deslumbrante. Es solo que no tiene la estabilidad emocional para lidiar con eso en
este momento.

Se enfoca en James en su lugar.

Primero, maneja la pierna de James. Tiene que salir y conseguir agua fresca en el tazón de Evan,
congelándose todo el camino de ida y vuelta. Hace un frío peligroso otra vez. Una vez que regresa,
escurre la tela y revela la pierna de James, quitando las vendas con cuidado.

Es peor de lo que era la última vez que lo vio. Ahora hay moretones oscuros que hacen un nudo en
la garganta de Regulus. La culpa amenaza con asfixiarlo mientras limpia la pierna de James con
cuidado, y James no se mueve, ni siquiera cuando Regulus alisa el ungüento en su pierna.

Luego, Regulus va a su mejilla. Hay sangre por toda su cara y garganta que Regulus limpia
diligentemente, mojando repetidamente el paño y escurriéndolo una y otra vez. Sus manos están
heladas, pero no se detiene. Regulus pone el ungüento en su mejilla, y ahí es cuando James se
despierta.

"¿Reg?" James dice con voz áspera, sus ojos revoloteando abiertos.

"Estoy aquí", murmura Regulus, agachando la cabeza y empujando suavemente la cabeza de James
hacia atrás para untar una línea de ungüento a lo largo de la garganta de James donde la espada de
Mulciber lo cortó antes. Es solo una línea delgada, pero Regulus lo hace de todos modos. "¿Estás
herido en algún otro lugar, James? ¿Mulciber te llevó a algún otro lugar?"

"Él… mi pecho… el hacha…" James suena desorientado, todavía un poco fuera de sí, todavía
medio dormido.

Regulus inhala con fuerza, su corazón se desploma. Lentamente extiende la mano con los dedos
entumecidos para abrir el abrigo de James. Sus dedos chocan contra algo, un alfiler frío que le
corta la respiración. Tiene la forma del sol, y piensa en su propio broche de estrella, el que le dio
Gideon. James le dijo que mataron a Fabian frente a él, de la misma manera que lo hicieron con
Gideon.

Eso también lo enfurece, pero también... lo asusta. Todo esto va más allá de la arena y los
creadores de juegos. Detrás de todo está Riddle, y es un hombre muy, muy poderoso. El tipo de
hombre que mata a la gente en forma de advertencia.

Regulus piensa en el mensaje que grabó en el árbol junto al cuerpo de Evan y se queda helado. No
tiene muchas personas en su vida que le importen, pero está Barty. Está Sirius. Incluso piensa en
Remus, Pandora y Dorcas. Incluso sus padres, aunque sean horribles, cruzan su mente.

y James. Vaya. James.

Riddle podría matarlos a todos.

Tragando saliva con dificultad, Regulus siente que su desafío parpadea como una vela en el viento.
Está tan cansado, y el miedo le hace querer acurrucarse y no moverse nunca más. Nunca vuelvas a
cometer un error. Respira hondo y esconde el alfiler fuera de la vista, en el pliegue del abrigo de
James, luego se enfoca en la herida en su pecho.

Hay tanta sangre que Regulus tarda un poco en encontrarla. La camisa de James tiene un desgarro,
y cuando la empuja para abrirla, puede distinguir dónde se clavó el hacha en la carne. No es
demasiado profundo, pero verlo hace que Regulus tenga calambres en el estómago.
Cuidadosamente limpia la sangre y le aplica ungüento también, luego vuelve a subir la cremallera
del abrigo de James.

"¿Regulus?" dice James, como si lo estuviera reconociendo de nuevo. Parpadea con dureza, como
si no estuviera seguro de que esto sea real.
"Estoy aquí", le dice Regulus otra vez, porque le dirá eso a James tantas veces como necesite
escucharlo. No puede decir lo que debería, no puede pronunciar las palabras. Lo siento, me fui.
Lamento no haber regresado a tiempo. Lo siento, lo siento, lo siento mucho.

"Estás aquí", repite James, y luego se precipita hacia adelante con un sorprendente estallido de
fuerza para arrastrar a Regulus a sus brazos. Se aferra a Regulus, abrazándolo tan fuerte que duele,
y Regulus lo deja. James retrocede rápidamente, levantando las manos para enmarcar el rostro de
Regulus. "¿Es esto real? Dijo... dijo que... pensé que..."

"¿Mulciber?" Regulus pregunta, y la boca de James se cierra con un fuerte clic. Sus manos se
deslizan de la cara de Regulus mientras se balancea hacia atrás, y se ve… herido. Todo retorcido
por dentro. Algo pasa a través de sus ojos, y luego los baja, como si no pudiera soportar
encontrarse con la mirada de Regulus. "Dame tus manos."

Sin palabras, James obedece. Regulus acuna las manos de James en su regazo y suavemente, con
cuidado, limpia la sangre de ellas. Sus nudillos están rotos e hinchados, por lo que Regulus
también les aplica un ungüento, lo que llama la atención de James.

"¿Qué es eso?" James pregunta.

"La medicina que envió Sirius. Ya me he ocupado de tu pierna, cara y pecho", dice Regulus en voz
baja.

James se mueve para sentarse más erguido, estirando la cabeza para ubicar el bote, y luego lo tira
hacia él con una mano mientras Regulus unta ungüento en la rebanada en su otra palma.

Regulus tiene la cabeza agachada, así que se sobresalta un poco cuando siente el pulgar de James
deslizándose por el corte de la mejilla que ya está casi curada, el que le hizo Avery. El tacto de
James es suave, y Regulus lo mira a través de las pestañas y una cortina de rizos.

James sigue acariciando su mejilla, incluso cuando no hay necesidad de hacerlo, y no dicen nada.
Ni una palabra pasa entre ellos mientras Regulus acuna su otra mano y James acuna su rostro. A
pesar de todo, Regulus todavía tiene el corazón acelerado.

Sin embargo, este no es realmente el momento o el lugar, y han lidiado con demasiado hoy como
para que sea algo más que debilidad dentro de él. Ni siquiera es anhelo. Regulus está demasiado
cansado, demasiado agotado, demasiado herido para anhelar nada.
"Déjame ver tu hombro", murmura James, dejando caer su mano para tirar suavemente del abrigo
de Regulus.

La verdad es que Regulus había olvidado dónde le había clavado el garfio Axus en el hombro, dos
veces, pero al recordárselo se da cuenta de que tiene una punzada. James lo ayuda a tirar de su
abrigo y el cuello de su camisa hacia un lado, hacia abajo sobre su brazo, revelando dónde lo
atrapó el gancho. Desde el ángulo, afortunadamente el anzuelo no se clavó demasiado, pero es
obvio dónde atrapó su piel. Hay una herida punzante, bastante superficial, y una raspadura roja que
sube un poco.

James es suave cuando limpia la sangre seca, y luego es igual de tierno cuando aplica el ungüento.
Sus dedos son cálidos, y los ojos de Regulus se cierran por la intimidad de este momento. Es solo
la parte delantera de su hombro, pero la sensación de los dedos de James allí se siente demasiado
buena y demasiado importante.

"De lado", instruye James a continuación, colocando la camisa de Regulus en su lugar antes de
estirar la tela.

Regulus hace lo que se le dice, reclinándose obedientemente y acomodándose el abrigo y la camisa


mientras estira la cabeza para mirar hacia abajo a la herida en su costado con una mueca. No se
había olvidado de este, muy consciente del dolor, pero lo ha estado ignorando.

Se ve mal, lo que se confirma un momento después cuando James sisea entre dientes como si
acabara de quemarse. Regulus presiona sus labios en una fina línea, mirando la herida. Está rojo e
hinchado, completamente inflamado. No le sorprendería que la infección ya se haya establecido,
pero tal vez no lo haya hecho.

Tal vez, incluso si es así, la medicina lo arreglará de todos modos.

James es muy, muy cuidadoso al limpiar la sangre seca. Todavía duele lo suficiente como para que
Regulus cierre los ojos con fuerza, levantando una mano para apoyarla contra el hombro de James,
aferrándose demasiado fuerte y sin siquiera quererlo. James murmura disculpas, usando su mano
libre para frotar círculos tranquilizadores en el brazo de Regulus donde está levantado.

No queda mucho bálsamo. No es que hayan enviado mucho, no están dispuestos a brindarles
demasiada ayuda, por lo que, honestamente, James solo tiene un poco con lo que trabajar. Pasa el
dedo por el interior del bote, juntando hasta la última gota para aplicarla suavemente en la herida
hinchada. Regulus se muerde el labio y hace todo lo posible por tragarse un gemido, pero la piel
está tan en carne viva que incluso respirar sobre ella sería como pincharlo con un hierro candente.
"Lo siento, amor. Lo sé, lo sé, ya casi termino", susurra James, y no está mintiendo. Unos segundos
más tarde, retrocede y asiente con la cabeza para que Regulus se baje la camisa y el abrigo.

"Gracias", dice Regulus en voz baja, volviendo a sentarse y estirándose para buscar el bote de agua
en su bolsa que todavía está lleno de antes. Se sienta y toma el pan, ofreciéndole un panecillo a
James, quien parpadea en pura sorpresa. Los labios de Regulus se contraen débilmente. "Sirius dice
hola."

James parece que podría llorar. Ahoga una risa suave y estira la mano para tomar el pan,
llevándolo legítimamente a su cara para inhalar profundamente, con los ojos cerrados. Presiona un
beso y mira hacia arriba para murmurar: "Sirius, te amo".

La falta de respuesta es ensordecedora.

"Bebe un poco de agua", murmura Regulus, empujando el recipiente hacia él, luego enfocándose
en su propio pan.

En silencio, beben agua y lentamente, ay, muy lentamente, comen su pan en pedacitos,
atesorándolo junto al crepitar del fuego. Ninguno de los dos habla ni se mira. Regulus está
realmente cansado, además de frío, y no sabe qué decir. No quiere decir nada, porque la idea de
hablar lo agota más. Ni siquiera quiere sentir en este momento.

Debido al frío, está prácticamente entumecido, y en cierto modo lo prefiere. Quiere estar
adormecido por dentro también, pero no sabe cómo... desconectarse. Todo es demasiado. Caballo
de Troya, piensa casi desesperadamente, suplicando interiormente por él ahora más que nunca. No
funciona. Todo en lo que puede pensar es en Evan.

Cuando el agua y el pan se acaban, Regulus 'limpia', solo para tener algo que hacer. Deja a un lado
el bote del ungüento con el papel que estaba envuelto alrededor de los rollos dentro, luego pone el
bote de agua vacío en su bolsa para poder llenarlo de nuevo mañana. Arrastra la manta, se la pasa a
James, quien la toma sin decir una palabra, y luego agrega algunos palitos más al fuego. El
silencio se prolonga.

Eventualmente, James lo rompe para susurrar, "¿Regulus?"

"¿Sí?" Regulus responde en voz baja.


"Es…?" James se apaga, y Regulus mira hacia arriba para verlo tragar con fuerza. Hay una
cualidad triste en sus grandes ojos marrones, y Regulus sabe exactamente lo que va a decir incluso
antes de preguntar: "¿Dónde está Evan?".

Regulus lo mira fijamente, sintiendo ese horrible pulso en su pecho, y luego mira hacia otro lado y
dice rotundamente: "Muerto".

James se queda en silencio por un largo momento, y luego su voz es tan suave y llena de
remordimiento cuando responde: "Regulus, lo siento mucho..."

"No lo hagas", interrumpe Regulus bruscamente tan pronto como la mano de James se estira para
posarse en su brazo. Se aparta de él, lo arrebata y siente que su ira se dispara de nuevo.

Quiere gritarle a James, aunque no es su culpa. Quiere retroceder en el tiempo y obligar a Evan a
quedarse atrás con James, porque entonces tal vez todas las cosas que salieron mal no lo habrían
hecho, pero ya es demasiado tarde para eso. Quiere despotricar sobre lo injusto que es, porque todo
es injusto: el hecho de que la única persona que Regulus ha elegido o en la que se ha atrevido a
confiar para aprender está perdida para él; cómo todos los jodidos aliados de James están
perfectamente bien en alguna cueva en algún lugar sin hacer nada; la forma en que ninguno de
ellos debería estar en esta maldita arena en primer lugar; o incluso la injusticia de haber
encontrado un amigo diferente a los demás en el tiempo justo para perderlo.

"Regulus", dice James, su voz tensa.

"Detente. Solo detente. Solo déjame en paz", estalla Regulus, dándose la vuelta por completo
cuando sus ojos comienzan a escocer, y así, así de fácil, se desconecta. Se apaga inmediatamente.
Ahí está.

Caballo de Troya. Jodidamente finalmente.

James se retira y se queda en silencio.

Regulus lo deja.

~•~
A Remus le duele el corazón mientras observa las pancartas en la pantalla. Es claramente visible
para James y Regulus dentro de la cueva desde el ángulo de la entrada, porque ambos lo están
mirando. Peter e Irene han salido de su cueva para ver quién se ha ido, dejando a Mathias para que
siga enrollando troncos delgados, mientras que el trabajo principal de Vanity parece ser no morir
de frío. Bernice, Axus y Hodge regresaron a la cueva original y cruzaron el río helado donde Willa
los estaba esperando, y todos también estaban mirando. La última chica sola, Juniper, una vez más
se ha enterrado en el suelo y no sale para ver quién está muerto.

Va en orden.

Primero, está la mujer que murió la noche anterior por deshidratación e hipotermia después de que
las pancartas ya habían sonado. Después de eso, está el hombre que James mató y atacó a Regulus.

James hace un pequeño sonido en la pantalla, mirando hacia el cielo, con la garganta moviéndose
con fuerza. Regulus lo mira brevemente, pero no habla, y aparta la mirada cuando James baja la
mirada con evidente vergüenza.

Está Quinn, a quien Regulus mató. Después de eso está Evan.

Cuando su rostro aparece en el cielo, James una vez más hace un intento obvio de consolar a
Regulus, quien lo sacude y se aleja más de él. Su rostro está en blanco. Él no llora; no se ve triste,
ni enojado, ni herido; él está simplemente... vacío. James se retira de nuevo, mirando hacia el cielo.

Por último, está Mulciber. Tan pronto como James ve su rostro en el cielo, aprieta los labios en una
fina línea y mira hacia otro lado. No se mueve hasta que las pancartas dejan de sonar.

Peter e Irene vuelven adentro para actualizar a los demás, y todos parecen aliviados de que James
todavía esté vivo. Los mortífagos están molestos. Axus comienza a despotricar sobre la
disminución de su número, sonando genuinamente aterrorizado, y Hodge llora. Bernice permanece
estoica, solo sus ojos brillan de emoción. Es la ira pura. Rabia. Una mujer traicionada.

La cámara vuelve a mostrar a James y Regulus. James está extendiendo la manta, murmurando:
"Regulus, necesitas calentarte. Por favor, solo—".

"Iré cuando apague el fuego por la noche", es la fría respuesta de Regulus, y su tono no permite
más argumentos.
James no dice nada más, se acurruca bajo la manta y Regulus permanece junto al fuego, encorvado
con las rodillas contra el pecho. Todavía está mirando al cielo. James le da la espalda y cierra los
ojos.

No pasa mucho tiempo antes de que la arena se desvanezca y Rita aparezca en la pantalla,
inmediatamente parloteando emocionada. Comienza hablando de cuán ferozmente James luchó
contra Mulciber, y luego la pantalla se vuelve negra cuando Sirius levanta el control remoto y
luego lo baja.

El silencio los cubre, pesado.

Remus no puede apartar los ojos de la pantalla todavía. Han pasado cinco años desde que vio los
juegos, y recién ahora se da cuenta de cómo lo ha afectado la distancia. A pesar de que los vio toda
su vida, la breve pausa entre ellos le hizo olvidar lo jodidamente crueles que son. Bueno, no, nunca
lo olvidó, pero no está tan insensible como antes. O tal vez es solo porque se preocupa mucho por
James y Regulus, así como por Sirius.

Sea lo que sea, Remus lucha con su incomodidad. Cómo alguien podría ver eso, nada de eso, y
estar realmente entretenido está más allá de él. Lo enferma.

Esto es duro. Realmente, realmente jodidamente duro. Tener que ver esto es una forma diferente de
tormento, y tienen que hacerlo, porque es imperativo que sepan lo que están haciendo Regulus y
James. Sirius, especialmente. Remus desearía poder proteger a Sirius de eso, incluso si tuviera que
mirar solo y darle a Sirius un resumen diluido de los eventos, pero eso no es posible. Sirius está
atrapado en esto tanto como su hermano y mejor amigo, solo que desde el otro lado. Está todo
jodido.

Sirius lo ha tenido difícil hoy. Bueno, lo ha pasado mal todo este tiempo, pero esta noche ha sido
realmente un desastre en comparación con las anteriores. Entre el primer asesinato de James, él y
Regulus fueron perseguidos, luego capturados antes de escapar con la ayuda de Evan, luego James
entrando en una trampa para osos, seguido por Regulus y Evan alejando a los mortífagos, lo que
llevó a Evan a morir, y luego a James a pelear con Mulciber, bueno, es probable que Sirius haya
sentido todas las emociones en el espectro posible para que los humanos las sientan, y algo más.
Ha estado tan jodidamente estresado.

Sirius ha llorado. Ha gritado de miedo. Contuvo la respiración y tomó la mano de Remus con
fuerza, y la soltó. Se quedó en silencio, se puso de pie para caminar, se hundió en el suelo mientras
se mecía hacia adelante y hacia atrás con las manos en el cabello. Se ha arrastrado hacia atrás en su
asiento y se ha quedado muy, muy quieto.
Eso es lo que está haciendo ahora. Cuando Remus lo mira, Sirius solo está sentado allí. Con una
mirada, Remus sabe que se ha ido. No puede precisar cuándo sucedió exactamente, pero Sirius se
quedó extrañamente callado momentos después de que Mulciber presionó el hacha en el pecho de
James. Volvió a su asiento sin decir una palabra, y ahora está aquí, pero no está aquí.

Remus traga. "Sirius."

Inmediatamente, Sirius lo mira y parpadea, pero no es… él, pero está escondido, como si una
cortina hubiera bajado dentro de él. Remus puede decirlo por sus ojos. Hay algo diferente en ellos
cuando esto le sucede, Remus solo lo ha visto una vez.

"Está bien", dice Remus en voz baja, "Voy a traerte un vaso de agua. Quédate aquí por mí, ¿Sí?"

"Está bien", responde Sirius en voz baja.

Suspirando, Remus se levanta para ir a la cocina, preparándole a Sirius un vaso de agua como dijo
que haría. Cuando regresa, Sirius no se ha movido, y toma el vaso tan pronto como Remus se lo
ofrece. Lo bebe lentamente, mirando la pantalla.

Remus no dice nada, solo se sienta al lado de Sirius y espera. Realmente no sabe qué hacer cuando
esto sucede. La última vez, Sirius había estado sollozando, así que Remus lo había abrazado
instintivamente. Ahora, Sirius está, a todos los efectos, bastante tranquilo.

Cuando Sirius bebe su agua hasta la mitad, deja el vaso en la mesa frente a ellos y luego se
recuesta. Mirando a Remus, murmura, "¿Puedo apoyarme en ti?"

"Sí", responde Remus inmediatamente, porque no hay una versión de Sirius, o cualquier estado en
el que Sirius pueda estar, donde Remus le negaría esto.

Sirius se mueve para inclinarse hacia el costado de Remus, apoyando la cabeza sobre su hombro.
Remus envuelve su brazo alrededor de él, pero no hace nada más, y no lo hará hasta que Sirius se
recupere. Sirius respira y Remus respira con él.

Toma un tiempo, pero Remus sabe tan pronto como ocurre el cambio. Sirius se pone rígido, y su
respiración inmediatamente se vuelve errática. Surge con los ojos muy abiertos, todo el color
desapareciendo de su rostro mientras se lanza hacia Remus.

"¿James?" Sirius se ahoga.

"Está vivo", dice Remus rápidamente, sus manos se lanzan para ahuecar los dedos temblorosos de
Sirius entre ambas palmas. "Sirius, está vivo".

"Necesito ver", declara Sirius, alejándose de Remus para buscar a tientas el control remoto.

Remus se queda en silencio, dejando que Sirius haga lo que tiene que hacer. La pantalla vuelve a
mostrar a Rita hablando sobre Juniper, quien está sorprendiendo a todos por cuánto tiempo ha
vivido y lo bien que le está yendo sola como una niña de dieciséis años.

Sirius simplemente retrocede, sin detenerse hasta que regresa a la pelea entre Mulciber y James.
Remus mira hacia otro lado, pero no puede hacer nada para evitar escucharlo. Cierra los ojos,
tratando de ahogarlo. Aún así, se acerca y golpea suavemente su mano contra el costado de la
pierna de Sirius en ofrecimiento.

Sirius lo toma, entrelazando sus dedos y agarrándose con fuerza. Saber que James vive parece
ayudarlo a superarlo, pero eso no le impide llorar junto con su mejor amigo después de la muerte
de Mulciber. Sirius hace esa cosa de balanceo que hace cuando no puede estarse quieto,
especialmente en momentos de angustia. Remus piensa que lo calma.

Él observa todo el camino, haciendo ruidos silenciosos y murmurando palabras suaves en voz baja
que Remus sabe que no son para él, por lo que respetuosamente no trata de escuchar lo que podrían
ser. Sirius está más tranquilo al final, y tal como lo hizo antes, pone la pantalla en negro en el
momento en que aparece Rita. Hay otra ronda de silencio y respiración.

"Reggie no está bien", murmura Sirius, finalmente. Está frunciendo el ceño cuando Remus lo mira.
"Él... puedes verlo, ¿No? Se está cerrando. James está... Esto lo está lastimando. Todo. Los dos
están tan..." Sacude la cabeza, su garganta subiendo y bajando en un trago áspero. “No sé cómo
van a-"

"Sirius," interrumpe Remus gentilmente, y Sirius lo mira, todavía muy pálido. "Empieza poco a
poco, ¿Recuerdas?"
"Correcto." Sirius respira hondo y asiente. Hicieron esto una vez antes de la noche anterior cuando
Sirius estaba estresado, y parece ayudarlo, por lo que Remus se mantiene firme. "Bien, primero,
están vivos".

"Están vivos", acepta Remus, asintiendo, porque esa es la primera prioridad. Todo lo demás, eso es
algo con lo que lidiar después de reconocer el alivio de que están vivos. Eso solo siempre calma a
Sirius. Lo ayuda a aterrizar. También calma a Remus.

"Recibieron medicamentos que los curarán por la mañana", enumera Sirius lentamente. "Han
tenido pan para comer, por lo que no duermen con el estómago vacío. Tienen agua y una manera de
mantenerse calientes. Están a salvo, por ahora".

Remus tararea. "Sí, lo están. Los ayudaste hoy, Sirius. No ignores eso. Sé que trabajaste duro con
los patrocinadores".

"Desearía no tener que ayudarlos en absoluto", murmura Sirius. "Les conseguí medicinas y
comida, pero eso no significa que no estuvieran heridos. Eso no desaparece. No puedo..."

"Tienes razón, no es así, y no es justo que estén pasando por esto", coincide Remus, "pero incluso
recibir lo que enviaste significó algo para ellos. Eso es importante".

Sirius abre la boca, luego la cierra y luego asiente. Sus cejas se fruncen. "Estoy bastante seguro de
que Regulus recibió el mensaje que envié con la medicina y el pan".

"¿Puedo preguntar?" Remus murmura y Sirius asiente. "Acabas de escribir cariño. No estoy... no
lo entiendo. ¿Me estoy perdiendo algo?"

"Estoy muy contento de que no entiendas, porque eso significa que no estás pensando como ellos".
Sirius escupe la última palabra como si fuera veneno, con los labios fruncidos. "Los malditos
Hallow están amando los pequeños momentos románticos de James y Regulus, que ni siquiera
puedo comenzar a explicar cuán jodido es eso en tantos niveles. Regulus llamó a James cariño, lo
cual..." Hace una pausa, luego arruga la nariz y se aclara la garganta. "Bueno, estoy bastante seguro
de que se le escapó porque estaba asustado de que James resultara herido, porque nunca estaría tan
sensible frente a todo el mundo a propósito de esa manera. Tal vez en privado, pero... Bueno, eso es
todo, a menos que se esté volviendo loco, aparentemente".

"No puedo culparlo allí", reflexiona Remus.


"¿No? ¿No te gustan los apodos?" Sirius pregunta con curiosidad.

Remus se encoge de hombros. "Generalmente, no. Tuve un novio que me llamó sol y,
desafortunadamente, Re-Re".

"Re-Re", repite Sirius rotundamente, una ceja arqueada con tanto juicio y descaro en ese
movimiento muscular que Remus se ríe.

"Sí. Horrible, ¿No?" pregunta Remus.

Sirius frunce los labios como si estuviera saboreando algo amargo. "Es más que horrible, Remus.
Eso es un crimen contra la naturaleza. ¿Re-Re?" Él se burla, su rostro se arruga. "¿Y todavía saliste
con él después de eso? ¿De buena gana?"

"Él chupaba la polla bastante bien", dice Remus secamente, "Así que sí, estaba dispuesto a tomar
lo malo por lo bueno, por así decirlo".

"Oh, ¿lo hacía?" Sirius resopla burlonamente. "Ten algunos estándares, ¿Por qué no?"

Remus reprime una sonrisa. "Fue una relación corta de todos modos. Entonces, deduzco que no te
gustan los nombres cariñosos".

"No, lo hacen", responde Sirius, relajándose ahora que ya no se refieren a los novios anteriores de
Remus. Estalla en una suave sonrisa. "Me parezco mucho a James en ese sentido, supongo. ¿Viste
lo feliz que estaba por eso? Regulus llamándolo así, quiero decir. Incluso en todo ese dolor, estaba
extasiado. Es patético".

"Un poco, sí", dice Remus en voz baja, divertido por lo cariñoso que suena Sirius actualmente.
"Está bastante enamorado, ¿No es así?"

Sirius suspira, su sonrisa se desvanece. "Si, él lo está."


Remus asiente. "Bien, entonces—enviando esa palabra."

"¡Oh! Sí, eso", dice Sirius, de vuelta en el camino. "Básicamente, solo le dije a Regulus que
tendrán más apoyo si juegan con todo el asunto de la historia de amor. Parecía molesto por eso, así
que pensé que entendió lo que quise decir".

"Tampoco puedo culparlo por eso". Remus frunce el ceño y niega con la cabeza. "Yo también lo
odiaría. ¿Tener que lidiar con el hecho de que tu valor se mide en lo entretenido que puedes ser
para los demás que involucra algo que es personal, y tu supervivencia depende de eso? Oh, estaría
furioso".

"Cualquiera lo haría", murmura Sirius con el ceño fruncido, "Pero nunca les importa cuando no son
ellos".

"Nunca son ellos", murmura Remus, apretando la mandíbula.

Sirius cierra los ojos y respira hondo, apartando las manos de las de Remus para restregarse las
palmas de arriba abajo por la cara. Se frota los ojos, luego presiona sus dedos en sus mejillas y los
mueve como si los estuviera masajeando. Luego procede a tocar ambas mejillas y gira la
mandíbula, como si estuviera tratando de restablecerse y eliminar la tensión de su rostro.
Chasqueando sus labios, deja caer su mano y abre sus ojos.

"Está bien, el siguiente", dice Sirius con una profunda exhalación. "Evan murió".

"Sí", responde Remus con el ceño fruncido. Su corazón da un vuelco al pensar en la forma en que
Regulus había sollozado cuando sucedió, y una vez más se le pone la piel de gallina al pensar en el
breve pero conmovedor mensaje que Regulus grabó en el árbol.

"Regulus no lo está manejando bien”, murmura Sirius. "Va a seguir sin manejarlo bien, y no puedo
culparlo. Es... dolor. Normal. Humano. Se le debería permitir eso, como mínimo, pero no hay
espacio para eso en la arena. Si simplemente se apaga... Remus, me preocupa que lo maten".

"A Regulus le ha ido muy bien", dice Remus. "Es terco, como tú. Tan injusto y horrible como es,
no creo que vaya a dejar que esto le impida sobrevivir".

"Tiene que estar dolido. Va a estar tan—"


"Sirius."

Haciendo una mueca, Sirius asiente. "Correcto. Concéntrate en el ahora. Preocúpate por el después
más tarde cuando esté aquí. Un día a la vez".

"Un día a la vez", repite Remus en voz baja, porque esa es realmente la única forma en que Sirius
puede manejar esto, e incluso eso es una lucha para él, lo cual es justo y tiene mucho sentido.

"James estaba herido", continúa Sirius, con tensión en su voz.

"Dijiste que estaría bien por la mañana".

"Él lo hará. Ambos lo harán. Yo solo... bueno, odiaba verlo sufrir. Cualquiera de ellos. Pero sí, se
curarán. La medicina era muy costosa, pero funcionará muy bien. Creo que podrían tener
cicatrices, pero tal vez no".

Remus se aclara la garganta. "Tú... tienes cicatrices."

"Muchos", confirma Sirius sin pestañear.

"Yo también," murmura Remus.

Sirius parpadea y luego dice: "Te mostraré los tuyos si me muestras los míos". Él frunce el ceño.
"Espera."

Remus se echa a reír, incapaz de evitarlo, y Sirius estalla en una sonrisa tímida cuando sus mejillas
comienzan a brillar. Oh, pero Remus adora a este hombre. Es tonto, pero tan inteligente. Tímido,
pero tan descarado. Amable y cálido. Mágico y temperamental. Sirius es un desastre, como un
contenedor en el que se volcaron cosas de todos los colores, formas y tamaños, imposible de
clasificar todo, y es tan, tan encantador.

Él es tan encantador.
"Bueno, lo hice bastante bien, ¿No?" Sirius dice con un resoplido. Extiende la mano y golpea
suavemente a Remus en la pierna con el dorso de la mano. "Deja de reírte, idiota. Sabes lo que
estaba tratando de decir".

"¿Algo sobre mostrarme mis cicatrices?" Remus bromea.

"Oh, no importa, olvídalo". Sirius rueda los ojos, los labios se contraen mientras niega con la
cabeza. "De todos modos, sigue adelante".

Remus se pone serio al instante. "Correcto. ¿Siguiente, entonces?"

"James mató a Mulciber", dice Sirius, sin siquiera estar cerca de sonreír, y es como si las sombras
pasaran por sus ojos.

"No tenía otra opción", señala Remus.

Sirio asiente. "Lo sé. Él lo sabe, pero eso nunca lo hace más fácil, Remus. Es jodidamente horrible.
Sé que no dejará que eso lo detenga, porque sus motivaciones son un poco diferentes a las de
Regulus, o, bueno, en realidad no son diferentes en absoluto, pero mi punto es... que todavía le
afectará. Él es James. En el peor de los casos, lo afectará tanto que titubeará la próxima vez que
algo salga mal".

"James es fuerte y ha luchado duro", dice Remus. "Cuando se trata de eso, él no se dará por
vencido. No pienses en lo que podría pasar, no ahora. Solo concéntrate en lo que ya sabes y en lo
que debes hacer por ellos".

"Bien, bueno, tengo que..." Sirius hace una mueca. "Mañana, voy a tener que suavizar la pequeña
nota de Regulus que dejó después de la muerte de Evan. Es demasiado... desafiante. No les va a
gustar, y podrían lastimarlo por eso".

Remus se obliga a sí mismo a no cerrar los puños. "Está bien, ¿Y cómo planeas ayudar?"

"Exagera su dolor y que quería decir que el Hallow estaba vacío como cuando perdió a Evan,
como si no estuviera solo sintiéndose así, como si le trajeran consuelo", responde Sirius de
inmediato, porque por supuesto que ya tiene un plan. Es tan, tan jodidamente inteligente y no tiene
miedo de usar su brillantez en beneficio de James y Regulus.
"De acuerdo." Remus asiente. "Entonces, James y Regulus están a salvo. Estaban heridos, pero han
recibido medicinas y alimentos, y estarán calientes durante la noche. Los ayudaste hoy y los
ayudarás mañana. Todo lo demás— toda la preocupación por lo que aún no ha sucedido, eso solo
tendrá que esperar".

Por supuesto, Remus sabe que no es tan simple como eso. Sirius se va a inquietar y preocupar por
todo, independientemente de todo lo que ha pasado y todo lo que podría pasar. Pero analizar las
cosas de esta manera parece ser lo único que ayuda, tanto como se le puede ayudar en esta
situación.

Sirius ha estado dejando que Remus lo cuide a través de esto, al menos en parte. Deja que Remus
lo calme para que pueda concentrarse, y deja que Remus lo consuele cuando regresa a ver los
juegos con él, pero eso es todo. Después de que la pantalla se apaga y han hablado, Sirius mantiene
su distancia. Ocasionalmente hará comentarios coquetos, pero eso es lo más lejos que llegará
cuando se trata de ¿Su...? Lo que sea que esto es.

No se han abrazado desde la mañana antes del segundo día de los juegos y, francamente, a Remus
no le importa. Sabe que esto es muy duro para Sirius; están sucediendo demasiadas cosas para que
él realmente se preocupe por el romance, de todas las cosas.

A Remus solo le preocupa que no se deje consolar lo suficiente. No permitirse tener las cosas que
quiere en forma de castigo, o culpa, o ambos.

Remus no insiste. Él nunca lo empuja, y nunca lo hará. Es un privilegio estar con Sirius. En cierto
modo, Remus está un poco... agradecido por la distancia que no cruzan, porque es dolorosamente
consciente de la vida que nunca podrán tener juntos.

Hubiera sido una vida tan hermosa, también.

"Antes", dice Sirius abruptamente, "Sabías que estaba... teniendo problemas. ¿Yo... qué
hicimos...?"

"Nada", le asegura Remus. "Simplemente nos sentamos juntos. Te preparé un vaso de agua y me
preguntaste si podías apoyarte en mí, luego lo hiciste cuando dije que sí".

Sirius asiente, inmediatamente confiando en él, y no hay ninguna duda en su expresión. "Gracias."
"No es necesario que me lo agradezcas".

"Has hecho algo amable y útil. Es de buena educación compartir mi gratitud".

"¿Quién te enseñó esos modales?" pregunta Remus, levantando las cejas hacia Sirius. "Tus padres
no, seguramente."

"Oh, sí, definitivamente no". Sirius se ríe. "Les importaban los modales relacionados con la forma
en que nos presentábamos, no los modales relacionados con ser una persona decente. No, ese honor
es para Effie y Monty, los padres de James".

Remus sonríe levemente ante la admiración en la voz de Sirius. Claramente tiene en alta estima a
los padres de James. "Te adoptaron cuando te mudaste, ¿Verdad?"

"Básicamente", admite Sirius. "¿Pero honestamente? Nos cuidaron mucho a mí y a Reggie cuando
éramos niños. Es difícil no hacerlo cuando entramos y salimos tanto de su casa. Bueno, yo más que
Regulus, por lo general, pero estuvo presente antes…" Hay una pausa, luego Sirius suspira. "De
todos modos, sí, Effie y Monty me acogieron tan pronto como llegué, sin hacer preguntas. Effi…"

"Ella fue tu mentora".

"Sí, lo era. Si no fuera por ella, no estaría vivo en este momento, en más de un sentido. Ella y
Monty son unos padres brillantes; he estado deseando que fueran míos desde que tenía once años.
No puedo incluso imaginar lo que están pasando en este momento..."

"Suenan encantadores", murmura Remus.

Sirius parpadea rápidamente y se aclara la garganta, mirándolo con una sonrisa tensa. "Lo son. ¿Y
tú?"

"¿Qué?" pregunta Remus.


"Yo solo… siento que hablamos mucho de mí, pero también siento curiosidad por ti", murmura
Sirius. "Obviamente no tienes que decírmelo, pero si quisieres..."

"¿Mis padres?"

"Si quieres hablarme de ellos, seguro".

Remus toma una respiración profunda, luego la deja salir lentamente. "Sí, eran geniales. Mi madre
era costurera, que no es tan conveniente como podrías pensar que sería".

"¿No? ¿Por qué no?"

"A Hope Lupin no le gustaba tirar la ropa, y teniendo en cuenta lo difícil que era conseguir ropa
nueva y bonita, realmente no puedo culparla. Pero era un poco fanática al respecto, para ser
honesto. Si tenía agujeros o rasgaduras en cualquier cosa, simplemente los cosía para cerrarlos. No
creerías la cantidad de parches que tenía en mi ropa en todo momento. Lily solía decir que me
vestía como un abuelo, pero eso era porque a mi madre también le gustaba heredar la ropa, siempre
y cuando me quedara bien".

"Apuesto a que te veías sexy vistiéndote como un abuelo", bromea Sirius, y Remus suelta una risa
tranquila, sacudiendo la cabeza. "Hope suena como una mujer práctica".

"Lo era," dice Remus suavemente.

Sirius vacila, claramente debatiendo la pregunta que Remus sabe que quiere hacerle. Pero parece
que decide no hacerlo y murmura: "¿Y tu padre? ¿Cómo se llama?”.

"Lyall Lupin," recita Remus, bajando la mirada. "Él era-"

"No tienes que decírmelo", ofrece Sirius, cuando Remus vacila.

Remus niega con la cabeza. "No, está bien. Él era, ah, un Auror para nuestro distrito. Se inscribió
cuando tenía dieciocho años, solo para alimentar a su familia. Sabes que tienen que estar en
servicio durante veinte años sin estar casados o tener hijos, así que es … Quiero decir, él estaba
enamorado de mi madre, pero sentía que tenía que cuidar a su familia, o se morirían de hambre, así
que se convirtió en Auror y le dijo a mi madre que viviera su vida sin él, porque realmente no
podía darle mucho de uno como Auror".

Sirius no dice nada. Solo observa con ojos entusiastas, visiblemente dándole a Remus toda su
atención.

"Pero mi madre era una mujer muy terca", continúa Remus, con los labios fruncidos con tristeza.
"Esperó durante veinte años".

Ante esto, los ojos de Sirius se agrandan. Sin aliento, pregunta: "¿Ella lo hizo?"

"Ciertamente lo hizo," dice Remus, asintiendo. "Ella solía decirme cómo coqueteaba con él e
intentaba que se escabullera y tuviera una aventura secreta, a pesar de que los matarían a ambos si
alguna vez los descubrían".

"¿Y lo hicieron?" Sirius presiona, un brillo en sus ojos que revela satisfacción y humor ante la idea.

Remus suspira. "Mi papá se mantuvo firme. Ni siquiera la tocó durante veinte años. Dijo que dejó
de intentar convencerla de que viviera una vida con otra persona unos catorce años después, pero
aún así no cedía. Mostrar lealtad a otra cosa que no fuera el Hallow habría hecho que los mataran.
Es curioso. Una semana después de que se cumplieran los veinte años, mis padres se casaron, y yo
llegué menos de un año después".

"Eso es realmente dulce", dice Sirius en voz baja.

"Supongo que lo es. Al final, no pasaron tanto tiempo juntos como separados", murmura Remus.
“Murió cuando yo tenía diecisiete años, sólo tres años antes...”

Remus muerde el resto de esa oración, tragándola, aunque es demasiado amarga. Recuerda el día
en que murió su madre, enferma en la cama con Lyall a su lado mientras hablaban de que la vida
que tenían juntos valía la pena. Recuerda tres años después, cuando la sangre salpicó una camisa
que su madre le había cosido y él corrió con la mano de Lily en la suya, sabiendo que nunca
volvería a ir a casa.

"¿Remus?" Sirius pregunta con cautela.


"Antes de que terminara aquí", finaliza Remus, que no era lo que originalmente iba a decir, y por la
expresión en el rostro de Sirius, lo sabe. Sin embargo, él no lo empuja. "Mi papá se retiró cuando
tenía cincuenta años, solo cinco años antes de que mi mamá falleciera. Ahí fue cuando llegó la
nueva ola de Aurores, ya que la mayoría de los demás habían envejecido, como mi papá. Yo tenía
doce".

"Siempre es difícil pasar por ese cambio", murmura Sirius con una mueca. "Los nuevos Aurores
por lo general no se parecen en nada a los anteriores, y ya estás acostumbrado a cómo eran las
cosas antes de que llegaran allí, y de repente depende de ti ajustarte a las nuevas reglas y
procedimientos para evitar meterte en problemas. Es una completa mierda."

"Sí, muy bien", concuerda Remus irónicamente. "Los nuevos Aurores no eran... Bueno, no eran tan
relajados como los que les precedieron. Vinieron directamente del distrito dos, donde están
entrenados, y sabes que básicamente son solo... Hallow. De todos modos, mi papá por lo general,
era un hombre tranquilo y sensato. Solo... bueno, imagina un montón de gente nueva que entra en
el trabajo que tuviste durante treinta y dos años y lo hace completamente mal, en particular solo
para abusar de su poder. Era...” se pasa la lengua por los dientes, luego le da a Sirius una sonrisa
tensa. "Digamos que no terminó bien y dejémoslo así, ¿Sí?"

Sirius siente curiosidad. Remus se da cuenta de que tiene curiosidad, y ni siquiera puede culparle,
pero contárselo... Por alguna razón, Remus realmente no quiere hacerlo. No es nada bueno, y Sirius
ya ve mucho de lo peor de él.

A pesar de su curiosidad, Sirius no insiste más.

"Siento lo de tu madre", murmura Sirius. "Es una pena que nunca llegue a conocerla. Creo que nos
habríamos llevado bien".

"Oh, sí, ella te hubiera amado ", admite Remus con una carcajada cariñosa, con los labios
fruncidos. "Es una pena que nunca llegue a conocer a Monty y Effie".

"Sin embargo, sabrán de ti", le asegura Sirius. "Les contaré todo sobre ti".

"¿Lo harás?" pregunta Remus.

Sirius le da una sonrisa torcida, linda y juvenil. "Se preocupan por mí, así que les consolará saber
que te tuve a ti a través de todo esto. Ojalá pudiera decírselo ahora. Tu mera existencia les ayudaría
a dormir mejor por la noche, simplemente lo sé". Él se ríe. "Al igual que lo hace para mí."

Remus se derrite como mantequilla sobre una llama abierta. Está casi superado por la urgencia de
extender la mano y tocar a Sirius, abrazarlo, besarlo. Se abstiene con esfuerzo, girando la cabeza y
respirando hondo para calmarse.

Por primera vez en años, la mente de Remus se vuelve hacia su padre. Todas sus peleas, todos sus
desacuerdos, todo el tira y afloja de que no podían encontrarse a mitad de camino sobre cómo
actuar, especialmente después de la muerte de Hope. Remus también era radical, sinceramente.
Desafiante. Rebelde. Siempre en problemas y sin miedo de causar más, mientras que Lyall era duro
con él por eso. En estos días, Remus sabe por qué, aunque en ese entonces no podía entenderlo.

Este. Esto es de lo que Lyall estaba tratando de advertirle que se alejara. Exactamente lo que pasó y
exactamente dónde está Remus ahora. Lyall podía ver la señal de humo por lo que era, y sabía lo
mal que podían ponerse las cosas. Trató de salvar a Remus de este destino, pero no lo logró. Remus
no lo dejó.

Tuvieron una pelea ese último día. Una pelea de gritos, de hecho. Lyall despotricando y
sermoneando mientras Remus gritaba y arrojaba un vaso a la pared en el momento en que Lyall se
atrevió a traer lo que Hope hubiera querido en él. Su peor pelea, y ese es el último recuerdo que
Remus tiene con su padre.

Remus puede imaginar cómo fue para Lyall cuando escuchó la noticia. Cuando supo que su hijo—
su hijo—

Tragando con dificultad, Remus apartó los pensamientos. Hay una razón por la que no piensa en
ello, sobre todo porque le duele. No puede ir con su padre ahora y decirle que, incluso si todavía
no está de acuerdo, entiende lo que Lyall estaba tratando de hacer. Y está agradecido. Todo lo que
Lyall siempre quiso hacer fue proteger a su hijo, y Remus... Bueno, Remus tenía su propia manera
de hacer las cosas. Mira dónde lo ha llevado eso.

Hay algo más que Remus entiende ahora que nunca antes pudo. Estar encadenado al Hallow y ser
tan consciente de que un error podría terminar en la muerte, o algo peor. La única diferencia es que
Lyall tuvo que lidiar con eso durante veinte años y Remus está sentenciado a cadena perpetua.

Es una especie de cruel ironía que Remus se encontrara en una situación como la de sus padres,
pero a diferencia de ellos, él y Sirius nunca tendrán su final feliz, por breve que haya sido.
Remus mira a Sirius y sonríe levemente, porque si hay algo que Hope y Lyall le enseñaron sobre el
amor, es que un medio feliz es igual de especial.

Suavemente, Sirius le devuelve la sonrisa.

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidos):

Para aquellos de ustedes que quieren advertencias y necesitan saber dónde omitir:

SI DESEA SALTARSE EL GRÁFICO VIOLENCIA/MUERTE, ENTONCES SÓLO


PASA POR DONDE JAMES LANZA EL HACHA A MULCIBER
HASTA QUE SEA EL POV DE REGULUS OTRA VEZ (después de que dice
"Regulus" tres veces)

Si solo quieres el resumen/advertencia: Mulciber encuentra a James en la cueva.


Mulciber se burla de James, y él hace un comentario acerca de matar a Regulus
lentamente, lo que incita a James a lanzarle el hacha. Mulciber logra bloquearlo, pero
James lo taclea, se involucran en una pelea bastante brutal, en la que se describe que
Mulciber patea a James en su pierna lesionada varias veces, y empuja el hacha hacia el
pecho de James, pero solo un poco, solo para romper la piel, en realidad. se golpean y
pelean, y Mulciber le miente a James para decirle que Regulus está muerto. James
termina luchando contra él, golpeándolo hasta que golpea el hacha contra su pecho
varias veces, incluso después de que Mulciber está muerto. Es realmente bastante
brutal y se describe en detalle.

En cuanto a la amnesia disociativa: es Sirius otra vez, pero es del punto de vista de
Remus, por lo que no se describe en detalle, es bastante breve, Sirius está bastante
tranquilo esta vez, y Remus cuida de Sirius hasta que vuelve en sí.

Aurores: Básicamente, son personas de los distritos, generalmente el distrito dos, pero
pueden venir de cualquier parte, que están entrenados como soldados civiles para
mantener el orden en los distritos y brindar protección en el Hallow. Están
completamente bajo las órdenes de Hallows, y son los que capturan a los criminales y
mantienen a raya a los distritos. Dependiendo del distrito, pueden ser relajados o
pueden ser estrictos. oh, y fueron los Aurores los que mataron a Fabian y Gideon por
orden de Riddle.

Números:

Tributos restantes: 11
Tributos que han muerto a partir de este capítulo: Dylan, Avery, Quinn, Evan
Mulciber, ocho sin nombre/otros desconocidos
Notas mías:

Holaa, primero que nada, feliz navidad y en si felices fiestas a todos aquellos que lo
celebran. Segundo, por fin de vacaciones (pero solo 2 semanas T-T) pero actualizaré
más seguido, es una promesa.

Como ya dije antes, resumiré en lo más importante las notas finales de Zar, ya que
algunos son demasiado largos, pero no te preocupes que no estarás perdiendo de nada,
ya que todo lo relevante si lo dejaré, para no agobiarlos más, si ven algún error de
cualquier tipo, no olviden de decírmelo para poder arreglarlo, los quiero, bye!!!
The Break
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte/asesinato (debido a todo el asunto de la arena Y todo el


asunto del gobierno corrupto)
-Referencias a muertes/violencia anteriores
-Breve descripción de la violencia (MUY breve)
-Breve descripción de la muerte del animal (para comer en la arena y no se describe en
detalle)

Pondré una breve advertencia en profundidad en las notas finales para la breve
violencia en este capítulo. no es tan malo como lo hemos visto hasta ahora, pero está
ahí por si alguien lo quiere/necesita, que es, como siempre, válido!!! Ok, sin más
preámbulos, DISFRUTEN :D

See the end of the chapter for more notes

A Sybill le gusta hacer agujeros en sus camisas y pasarles clips porque cree que le da estilo, algo a
lo que Lily no se opone. No es que proteste por la individualidad y el estilo, no, por supuesto que
no, pero no está de acuerdo con que Sybill haga cosas que terminarán luego con ella llorando.

"¿Cómo es que le ocultas eso a Dumbledore?" Lily pregunta mientras tira de la línea de clips. Ella
está alcanzando un cigarrillo con la otra mano, que Sybill mira deliberadamente. "Oh, esto no es
tan obvio. Tengo un lugar para esconderlos".

Sybill la mira con los ojos entrecerrados y Lily se estira para pasar el brazo por debajo del pecho,
buscando a tientas el paquete de cigarrillos antes de meterlo debajo. Cuando lo suelta, el paquete
desaparece debajo. Sybill mira su propio pecho, frunciendo el ceño, luego mira hacia atrás con una
mirada pensativa en su rostro. "Quieres-"

"No, no usaré mis tetas para ocultarte cosas", interrumpe Lily, sacando el paquete para poder sacar
su encendedor, el cigarrillo atrapado entre sus labios.

"No todos fuimos bendecidos con..." Sybill baja la mirada y se muerde el labio. "Dios mío, Lily".

"¿Bendecido?" Lily murmura. "¿Crees que el dolor de espalda, la ropa incómoda y los sarpullidos
por calor comunes son una bendición?"
"No, tienes razón, eso es horrible. Aún así, tienes escondites adicionales, y también... seguro que es
una bendición mirarlos", dice Sybill con un suspiro de ensueño, luego se dobla rápidamente y
apoya la cabeza en el pecho de Lily con un zumbido feliz.

Lily agarra rápidamente su cigarrillo para que no prenda fuego al cabello de Sybill, su mano libre
ahueca la cabeza de Sybill mientras gruñe: "Oye, ten cuidado. Estoy fumando, Sybill".

"Sí, sí, ya conozco tu rutina. De la misma manera que lo saben Wren, Miranda y Ember", le dice
Sybill con un resoplido. Levanta la cabeza y se desplaza por la hierba, pasando la pierna por
encima del regazo de Lily e inclinándose para quitarle el cigarrillo de la boca, girándolo para
ponérselo en la suya. Inhalando, sus mejillas se ahuecan y separa sus labios para dejar que el humo
escape lentamente. "Deja que Lily Evans te folle, luego mira cómo fuma en cadena como si
estuviera tratando de prender fuego a sus pulmones".

"Bueno, si lo sabes, entonces ¿Qué te hace pensar que estoy dispuesta a compartir?" Lily estira la
mano para recuperar su cigarrillo, levantando las cejas. "Estos no son fáciles de conseguir, déjame
decirte".

"Y, sin embargo, nunca te he visto sin ellos después de que follamos. Wren, Ember y Miranda
dicen lo mismo".

"Deja de hablar con las otras mujeres con las que me follo. Es raro".

Sybill sonríe. "Deja de follarte a tantas mujeres".

"No puedo hacer eso. Todos estarían muy decepcionados", bromea Lily, luego inhala y echa la
cabeza hacia atrás para ver cómo el humo sale de sus labios. Sus ojos se cierran por un breve
momento.

"Lo estaríamos", Sybill está de acuerdo con una risita. "Además, no es que el Fénix tenga
suficiente espacio para que no nos demos cuenta. Joder, Lily, todos comemos juntos. Wren es
literalmente mi mejor amiga. ¿Qué esperabas que pasara?"

Lily no se molesta en responder a eso. Si es honesta, realmente no le importa una mierda. "Nunca
me respondiste". Extendiendo la mano libre, tira de los sujetapapeles. "¿Cómo logras que pasen
esos de Dumbledore?"
"Los robé de su oficina", dice Sybill. "Si los reconoce, entonces tiene que reconocer que alguien
logró entrar a su oficina".

"¿Entraste en su oficina?" Lily pregunta bruscamente, sentándose tan rápido que Sybill casi se cae
de su regazo.

"Sí, lo hice", admite Sybill, luciendo engreída. "Difícil de hacer, si soy honesta, pero vale la pena
por los clips. Por supuesto, probablemente hará que alguien los confisque, y terminaré llorando de
nuevo. Pero, ya sabes, vale la pena". "

"Se ven encantadores", Lily se siente obligada a señalar, aunque solo sea para hacer más feliz a
Sybill. Sybill se ilumina al instante. "¿Cómo lo hiciste? Irrumpir en su oficina, quiero decir."

"¿No te gustaría saber?"

"Trelawney".

"Evans", Sybill bromea, pero Lily la mira fijamente, mirándola fijamente, y la sonrisa de Sybill se
desvanece. Ella traga. "Me escapé después del toque de queda. ¿Recuerdas la alarma que sonó en
el Gran Comedor anoche? Esa fui yo".

"¿Miraste algo más?" pregunta Lily , y Sybill duda, mordiéndose el labio. Lili asiente. "Lo hiciste.
Dímelo".

Sybill frunce el ceño. "Lily-"

"Dímelo", repite Lily con severidad.

"Yo—" Sybill hace una mueca, luego resopla y sale del regazo de Lily, levantando sus piernas
hacia su pecho, donde envuelve sus brazos alrededor de sus rodillas. "No era mucho, ¿De acuerdo?
No quería arriesgarme demasiado, así que eché un vistazo al archivo más reciente".
"¿Qué es?" Lily gruñe.

"Los Prewett", murmura Sybill. "Fabian y Gideon. Están muertos. Asesinados por orden de
Riddle".

Lily respira hondo y luego lo deja salir lentamente. "¿Dorcas?"

"Sigue viva", dice Sybill.

"Bueno", responde Lily, y eso es todo lo que dice.

Ninguna de las dos habla durante mucho tiempo. Lily sigue fumando, ignorando el leve temblor de
sus dedos mientras mira las copas de los árboles por encima de ellos. Es un prado agradable, porque
a Lily le gusta un entorno decente para follar, y el interior del Fénix deja mucho que desear. Un
montón de gris, en su mayoría.

Un búnker subterráneo llamado Fénix debería ser un poco menos monótono, en su opinión, pero
esta ha sido su realidad durante los últimos cinco años. Paredes de metal y demasiadas reglas. No
mucho más que una prisión, en realidad, si te sientas y lo piensas, y Lily se sienta y piensa mucho
en eso.

La Orden, los que viven en el Fénix, se compone de mucha gente buena, al menos. La mayoría de
ellos han vivido de esta manera toda su vida, sin darse cuenta del mundo exterior. Cuando no has
tenido un sabor a aire fresco, no sientes que te estás asfixiando bajo tierra, eso ha aprendido Lily.
Recuerda la mirada en el rostro de Sybill la primera vez que Lily la convenció de que saliera con
palabras melosas y acaloradas promesas en sus suaves caricias.

Lily, que ha probado el aire fresco, siente constantemente que se está asfixiando dentro del Fénix.
Se siente atrapada más a menudo de lo que no lo está. Le da escalofríos.

"Evans", llega la llamada de Kingsley a través de la radio.

"Por el amor de Dios", espeta Lily, chupando el último bocado de su cigarrillo antes de apagarlo y
lanzarse hacia la radio con el ceño fruncido. "King, he fumado uno ".
"No es mi problema, Red", responde Kingsley divertido. "Se supone que debo estar buscándote en
tu habitación".

"¿Qué? ¿Por qué?"

“Tienes dos minutos.”

"Mierda", suelta Lily, poniéndose rápidamente de pie mientras Sybill la mira con los ojos muy
abiertos. Lily extiende su mano, moviendo los dedos. "Vamos, Sybill, es hora de irse".

Sybill parece estar a punto de llorar. "Lily, si-si se enteran-"

"No se enterarán", insiste Lily. "Bueno, no lo harán si te apuras".

Gimiendo, Sybill toma la mano de Lily y deja que la levante, quejándose en voz baja cuando Lily
la empuja a correr. Se queja sin aliento de cómo permite que chicas bonitas y misteriosas la metan
en problemas, como si no fuera completamente capaz de meterse en problemas por sí misma. Ella
irrumpió en la oficina de Dumbledore. Realmente, ella es la favorita de Lily de todas las mujeres
con las que ha estado solo por eso.

Es cierto que Lily disfruta la emoción de correr para volver al Fénix, especialmente empujando un
límite de tiempo. La severa falta de emoción en su vida en los últimos cinco años hace que sea
imposible no disfrutar esto, sinceramente. Ella está sonriendo cuando sale dando tumbos por la
escotilla a través de la salida de aire de su habitación, Sybill justo detrás de ella.

Primero, Lily vuelve a colocar la cubierta de ventilación en su lugar, luego se lanza hacia su
almohada para excavar en la funda y encontrar el pequeño desgarro casi invisible en el que empuja
su paquete de cigarrillos. Alisa la almohada, luego se sienta y agarra la muñeca de Sybill para
arrastrarla entre sus piernas. Sybill parece sorprendida, pero se derrite en el momento en que Lily la
besa.

Justo a tiempo, llaman a la puerta, solo una breve advertencia antes de que se abra. Lily y Sybill se
separan para mirar a Kinglsey, Poppy y Bones.

"¿Y si estuviéramos desnudos?" Lily declara inmediatamente, mirándolos.


Kingsley parece divertido, pero se da la vuelta al mismo tiempo que Poppy Pomfrey exasperada y
Edgar Bones con el ceño fruncido. Sin embargo, Bones estaría frunciendo el ceño. Lily solía tener
una relación con su hermana, Amelia, que no terminó bien, por lo que verla con Sybill
probablemente lo irrita.

"Sra. Evans, su tiempo de recreación está establecido entre las nueve y las once de la mañana",
dice Poppy con un suspiro.

"Sra. Pomfrey, dos horas simplemente no son suficientes para todas las... cosas recreativas que
hago", responde Lily, sonriendo a Sybill, quien se ahoga con una risa que finge ser tos.

Bones se burla y murmura: "Si has terminado de abrirte camino a través de la mitad del Fénix—"

"No lo hice, en realidad", interrumpe Lily, "pero he progresado bastante. No suenes tan amargado,
Bones. Te daría un consejo sobre cómo satisfacer a una mujer, si lo necesitas, y soy una fuente
confiable. Solo pregúntale a tu hermana".

"Está bien", dice Kingsley suavemente, atrapando a Bones cuando comienza a girar. Lo sostiene
recto y mira a Lily como diciendo puedes comportarte, por favor. "Sybill, si pudieras volver a tu
habitación, por favor".

"Claro, King", responde Sybill con entusiasmo, sonriéndole.

La sonrisa de Kingsley se vuelve amable y cálida cuando Sybill pasa junto a él. Tiene los brazos
alrededor de sí misma, bloqueando los sujetapapeles en su camisa, y no pierde el tiempo en batirse
en una retirada apresurada. Kingsley la observa irse por un momento, y Lily está bastante segura de
que sí vio los clips, pero no dice nada mientras se gira para enfocarla de nuevo.

"Síguenos", murmura Kingsley.

Lily suspira, como si no estuviera ardiendo de curiosidad en este momento. "Sí, está bien. ¿A
dónde vamos?"

Nadie le responde mientras se la llevan, y ella se cruza de brazos mientras atraviesan el complejo.
Curiosamente, no la llevan a la enfermería, donde trabaja en el turno medio desde las tres de la
tarde hasta la una de la madrugada, reemplazando a Arthur Weasley, que trabaja de cuatro de la
mañana a tres de la tarde. Ambos están de guardia desde la una hasta las cuatro de la mañana, al
igual que los que trabajan en los turnos con ellos, asistentes, en su mayoría, porque Arthur y Lily
son dos de los pocos curanderos que tiene el Fénix. Está Poppy, la líder de la enfermería, pero
también es médica de campo y tiene otras responsabilidades.

La agitación de Lily por que no le dijeron nada se desvanece en una genuina inquietud cuando se
da cuenta de que la están llevando a la oficina de Dumbledore. Deja caer los brazos y se endereza,
compartiendo una breve mirada con Kingsley, quien sostiene su mirada hasta que llega a la puerta.
Toca tres veces con la pesada aldaba en forma de gárgola, y todos esperan una respuesta tranquila
que les permita pasar antes de entrar.

Inmediatamente, los ojos de Lily encuentran la pantalla que está en la pared lateral. Ella solo
puede ver los juegos mientras está en la enfermería, porque hay una pantalla allí para los pacientes,
que generalmente reproduciría películas antiguas, pero lo único que se transmite en cualquier
pantalla durante los juegos son los juegos.

En la pantalla están James Potter y Regulus Black. Se están preparando para salir de la cueva en la
que se instalaron la noche anterior, ninguno de los dos habla ni se mira.

"Sra. Evans", saluda Dumbledore, atrayendo la atención de Lily hacia él. "Gracias por
acompañarme. Tome asiento".

"La interrumpimos con Sybill Trelawney", anuncia Bones, sonando como si estuviera disfrutando
al hacerlo.

"Ah", dice Dumbledore, luego tararea. "Sí, gracias, Sr. Bones. Les pido a usted, al Sr. Shacklebolt
ya la Sra. Pomfrey que nos dejen en paz a la Sra. Evans y a mí".

Lily se esfuerza por no inquietarse mientras los demás salen en fila, cerrando la puerta detrás de
ellos mientras se van. Nunca ha estado a solas con Dumbledore, ni siquiera cuando llegó hace
cinco años. La visitó en la enfermería mientras se curaba, pero había gente en las camas, por lo que
técnicamente no estaban solos.

Albus Dumbledore es un hombre mayor, mucho mayor, con una larga barba blanca y cabello largo
y blanco, y usa anteojos de media luna sobre su nariz torcida. Es un hombre admirado por muchos:
tranquilo y firme cuando se dirige a su gente, incluso amable cuando requiere orden dentro de la
Orden. Como líder, es a quien todos buscan para cualquier cosa, y es a quien todos respetan y
creen. Tiene la promesa de algún día ganar la guerra por la libertad, o eso se dice.

Hasta ahora, Lily no ha visto mucho de esta supuesta 'guerra'. Cualquier guerra que esté teniendo
lugar, es bastante tranquila. Dumbledore ha estado en el poder durante mucho tiempo, por lo que
sabe Lily. Alrededor de los cincuenta años, como mínimo, y está cerca de los ochenta a los setenta
y cuatro.

Se nota. No por su pelo, ni por sus manos arrugadas y marchitas, ni por la dulzura envejecida de su
voz, no, es el brillo de conocimiento en sus ojos. Son sabios. Este es un hombre que sabe cosas,
que sabe más que nadie, que sabe lo que nadie se ha atrevido a pensar todavía. Conocimiento como
ese, es peligroso. Es mortal.

"¿Qué opinas?" murmura Dumbledore, girando ligeramente para inclinar su cabeza hacia la
pantalla.

Lily mueve su mirada hacia él. Regulus Black está agachado junto al estanque, rellenando su agua.
James Potter lo observa desde unos pasos de distancia, hacha en mano. Ambos todavía no hablan, y
han sanado muy bien, todas las heridas visibles son solo líneas delgadas que probablemente ni
siquiera dejarán una cicatriz.

"No estoy segura de lo que quieres decir", admite Lily, apartando la mirada para concentrarse en
Dumbledore de nuevo.

Dumbledore se queda en silencio por un segundo, luego dice: "¿Tienes una opinión sobre quién
ganará?"

Lily frunce el ceño, juntando las cejas mientras lo mira fijamente. Una cosa que siempre ha
apreciado de la Orden es la forma en que se tratan los juegos; son vistos como bárbaros y
absolutamente inmorales, algo que debe detenerse a toda costa, y no una forma de entretenimiento
sobre la que especular. Nadie le ha pedido su opinión sobre los juegos en cinco años, lo que en
realidad le gusta, así que el hecho de que lo haga ahora le hace sentir... incómoda, sinceramente.

"Um", murmura Lily, aclarándose la garganta. Él sigue esperando, por lo que ella realmente lo
piensa, y no le toma mucho tiempo dar una respuesta honesta. "Regulus Black".

"Hm. Regulus Black", dice Dumbledore en voz baja, golpeando el escritorio con el dedo mientras
mira la pantalla. "¿Por qué?"
"¿Por qué creo que ganará?"

"Sí."

Lily vuelve a mirar la pantalla, todavía con el ceño fruncido. "Bueno, es innegablemente hábil y
está dispuesto a hacer lo que sea necesario para sobrevivir. Es inteligente y tiene a James Potter con
él, quien también es un luchador fuerte e increíblemente inteligente".

"¿Por qué no James Potter?" Dumbledore pregunta, mirándola, y Lily parpadea. "¿Por qué no crees
que ganará?"

"Yo—" Lily abre y cierra la boca, porque no sabe. Ella no tiene la respuesta.

"Amor", murmura Dumbledore. "Es por amor. Incluso inconscientemente, el amor tiene su
influencia, Sra. Evans".

"Yo... no entiendo", admite Lily, lo que la frustra. No le gusta sentirse estúpida o fuera de lugar.

La barba de Dumbledore se contrae con su sonrisa. "Algunos dirían que el sacrificio es la forma
más fuerte de amor. ¿Estás de acuerdo?"

Contra su voluntad, la mente de Lily se vuelve hacia Remus. Le duele pensar en él, como siempre,
y se le hace un nudo en la garganta al recordar su sacrificio. Él por ella. Su captura por su libertad,
y aquí está ella, encerrada en un búnker subterráneo sin hacer nada por lo que él se sacrificó. Lo
atraparon y lo mataron por sus crímenes. Sus crímenes también, pero se escapó. Él se aseguró de
que lo hiciera, y ella a veces se pregunta ¿Para qué? ¿Para esto? Él está muerto, y ella está sentada
aquí, desperdiciando la vida que él le concedió.

"Sí, estoy de acuerdo", dice Lily con voz áspera.

"James Potter ha dejado muy claros sus sentimientos por Regulus Black", anuncia Dumbledore con
calma. "Entonces, eso plantea la pregunta, una que la mayoría no se atreve a hacerse. Si, al final,
solo son ellos, ¿Quién ganará? Pero tienes tu respuesta incluso antes de preguntar, ¿No es así?
Regulus Black ganará, porque James Potter lo asegurará. ¿Por qué?”
"Amor", susurra Lily. "Sacrificio."

"Y sabías esto incluso antes de pensar en averiguar por qué lo sabías", dice Dumbledore. “Todos lo
sabemos, porque ser humano es conocer el amor. Así de fuerte es el amor. Provoca un sentido de
fe. Esperanza”. Él sostiene su mirada. "Energía."

Lily traga. "Entonces, Regulus Black ganará por amor".

"Sí", confirma Dumbledore simplemente. "¿Quieres saber qué es lo más devastador de este
mundo? ¿Lo más destructivo? No es el miedo. No es la guerra. No es el dolor, la pérdida o la furia.
Ni siquiera es la muerte".

"¿Entonces que es?"

"Es amor."

"Amor", repite Lily en voz baja.

Dumbledore tararea. "Lo más poderoso en este mundo es el amor". Vuelve a mirar la pantalla. "La
gente matará por él. La gente morirá por él. Pero, lo más importante, la gente luchará por él. El
amor es un arma peligrosa, peligrosa si uno sabe cómo manejarlo".

"Y lo haces, supongo", declara Lily audazmente.

"Sí", Dumbledore está de acuerdo sin vergüenza, centrándose en ella de nuevo, y algo pasa en sus
ojos como una sombra que envía un escalofrío por su espalda. "El amor es cómo voy a ganar una
guerra".

Lily presiona sus labios en una línea delgada. "¿Cómo planeas hacer eso, exactamente?"

"Déja que yo me preocuparme por eso", responde Dumbledore sin pestañear. Se da vuelta y
entrelaza suavemente sus manos sobre el escritorio, concentrándose en ella. "¿Sabe por qué la
llamé aquí hoy, Sra. Evans?"

"No", gruñe Lily.

"Porque no amas nada", dice Dumbledore, y ella deja de respirar brevemente. "Todo lo que amabas
te fue arrebatado. Tu madre, padre, hermana y mejor amigo fueron asesinados. Te mueves entre tus
amantes aquí, pero ninguno de ellos te importa, no realmente

. Tienes amigos aquí, pero no te permites estar cerca de ellos, no genuinamente. Cinco años, y te
has abstenido de formar una conexión significativa aquí, lo que debo asumir es una elección
consciente que has hecho. No amas nada, porque has decidido no hacerlo."

Lily siente sus palabras como un pequeño corte en su piel, cada una cortando más y más
profundamente. Permanece rígida en su asiento, todo su cuerpo frío y un vacío enorme en su pecho.
El recuerdo de su familia, lo que sufrieron porque ella se escapó, siempre prenderá fuego a su
corazón. Mamá, papá, Petunia. Ellos sufrieron por sus crímenes y, a veces, ella se pregunta cómo
vive con ese conocimiento todos los días.

"El amor nos da un propósito", murmura Dumbledore, sin apartar nunca su mirada. Se siente como
si estuviera mirando a través de ella, hasta su puta alma. "Nos da a todos un propósito, pero sin
amor, ¿Cuál es tu propósito?"

"No lo sé", gruñe Lily.

"En esta guerra, el amor es un arma que será empleada por todos los bandos. ¿Sabes lo importante
que es tener soldados inmunes?" pregunta Dumbledore.

"¿Al amor?" Lily pregunta bruscamente.

"A la naturaleza destructiva del amor. Puedo ganar una guerra con eso, y puedo perderla fácilmente
por eso, por lo que aquellos que no se ven afectados por él son invaluables para mí". Dumbledore
inclina su cabeza hacia ella. "No tienes nada. Nadie por quien preocuparte, nadie a quien amar, y
nadie a quien perder".

Lily mueve su mandíbula, apretando los puños en su regazo mientras parpadea bruscamente para
tratar de escapar de la forma en que le escocen los ojos. Dumbledore no se disculpa y ella no
espera que lo haga. "¿Qué quieres de mí?"
"Nada que no estés dispuesta a dar", le informa Dumbledore, recostándose en su silla. "Quiero
comenzar a entrenarla para que sea una médica de campo. Pasará algún tiempo antes de que se
encuentre en el campo, porque todavía tenemos algo de tiempo antes de que la guerra se dé a
conocer. Se acerca, Sra. Evans, y cuando lo haga, quiero que luches en el frente. ¿Eso te atrae?”

"Sí", dice Lily al instante, casi jadeando la palabra de puro alivio, porque finalmente, finalmente,
no desperdiciará el sacrificio de Remus o la pérdida de su familia. "Lo haré. Quiero hacerlo".

Los ojos de Dumbledore brillan. "Sí, pensé que podrías responder así, aunque solo sea porque estás
cansado de escapar por las rejillas de ventilación para salir".

Lily se congela, sintiendo una sensación de pavor recorrerla. Él sabe. Él sabe que ella ha estado
yendo a la superficie y cómo ha estado saliendo. Podría ser puesta en aislamiento por eso.

"Creo que eso será todo por ahora, Sra. Evans. Comenzaremos con usted pronto", dice
Dumbledore. "Puede retirarse".

Lily nunca ha dejado una habitación tan rápido en su vida.

~•~

Los juegos son un delicado equilibrio. Sirius siempre supo eso desde el momento en que se
convirtió en mentor, porque tener una idea de lo que sucede detrás de escena le enseñó eso. La
mayoría de la gente asume que es como una máquina hecha de acero, completamente indestructible
y sin partes rotas.

En realidad, es una telaraña cuidadosamente tejida, hecha de un material de telaraña que podría
desmoronarse fácilmente. Pero esa es la cosa; no quieres que se desmorone, porque si lo hace, la
gente muere.

"Ya quedan once", dice Frank, mirando a Irene y Mathias revisar las trampas fuera de la cueva en
la que están con el ceño fruncido. Son sus tributos, por lo que, por supuesto, está preocupado por
todos y cada uno de los movimientos que hacen.
"Y es solo el cuarto día", murmura Emmeline, sacudiendo la cabeza. Juniper todavía está
durmiendo en el suelo, y está bien, Sirius tiene que preguntar, en este punto.

"¿Le enseñaste a Juniper a cavar agujeros y esconderse en ellos?" Sirius espeta, porque es
genuinamente curioso.

Emmeline lo mira, arqueando una ceja. "En realidad, se le ocurrió a ella sola.

Evan—" Ella se detiene, su garganta se agita, y el corazón de Sirius da una punzada porque él no
duda de que la muerte de Evan también la golpeó fuerte. De hecho, la muerte de Evan parece haber
golpeado fuerte a mucha gente, incluyendo a Hallows, sorprendentemente. "Bueno, solía decir algo
sobre escalar. A nadie se le ocurre mirar hacia arriba, siempre decía, y un día, Juniper comentó que
a nadie se le ocurre mirar hacia abajo tampoco. Supongamos que ella tuviera razón, al final".

"Em", dice Frank suavemente.

"Sí, lo sé", murmura Emmeline, a pesar de que Frank no ha dicho nada. Él no tiene que hacerlo.
Todos dicen lo mismo cada año cuando pierden sus tributos. Ella mira a Sirius fijamente. "Yo
solo… quiero decir que lo que tu hermano hizo por él fue… fue apreciado. Estúpido, sí, pero
significó mucho para mí, y sé que no soy la única".

Sirius solo asiente, porque en realidad no puede decir nada más. Ella no le está agradeciendo, en
realidad, pero sabe tanto como él lo importante que es decirse estas cosas el uno al otro. Cuando las
cosas realmente importan, dejarlas sin decir nada en el momento a menudo significa que no se
mencionaran para siempre, porque siempre hay algo más que sucede a continuación.

"¿Cómo están los míos?" —pregunta Marlene, acercándose con un vaso en la mano, que Sirius
mira de reojo con vaga preocupación.

"Vanity está levantada y trabajando en el puente con Peter", le informa Frank, "y Hodge se ha
puesto en camino con los mortífagos. Están sedientos de sangre, como era de esperar".

"Tu sangre", murmura Emmeline, empujando a Sirius con el codo. Ella hace una mueca de
disculpa cuando él le lanza una mirada.

"Eso fue brutal anoche", dice Marlene en voz baja, presionando brevemente su hombro contra el de
Sirius. "Con Mulciber, quiero decir. Evan también. Lo siento, Em".
"Gracias", responde Emmeline, igualmente tranquila.

Sirius respira hondo y luego lo deja salir lentamente. "Bueno, en el lado positivo, James y Regulus
están curados, así que eso es…" Traga saliva y luego se aclara la garganta. "De todos modos,
Lucius está fuera de la alineación ahora que Avery y Mulciber están muertos".

"Y es tuyo el que los mató", señala Frank. Le lanza una mirada curiosa. “Malfoy se lo tomará como
algo personal.”

"No me importa mucho, honestamente", dice Sirius. "Déjalo. Le arrancaré la maldita cabeza si
intenta algo".

Marlene resopla. “Demasiado para la lealtad familiar, incluso extendida como es.”

"Él no es familia mía", declara Sirius. "Me importa un carajo si mi prima se casó con él; no tengo
ninguna relación con ese imbécil. No es menos de lo que se merece, en cualquier caso. No dudo
que animó a Avery y Mulciber a cazar a Regulus y James. "

Emmeline le da una pequeña sonrisa mezquina. "No funcionó tan bien para él, ¿Verdad?"

"Sin embargo, todavía está aquí", se queja Frank, inclinando la cabeza hacia el otro lado de la
habitación donde Lucius está hablando con Dolohov y Yaxley, quienes todavía tienen mortífagos
vivos.

Sirius lo mira desde el otro lado de la habitación con desdén, un sabor amargo en la parte posterior
de su garganta que le dificulta tragar. La mayoría de los mentores dejan de aparecer para ver
cuándo mueren sus tributos, al igual que muchos patrocinadores que planeaban apoyar esos
tributos y esos solos, nadie más, completamente reacios a apoyar a cualquier otro después de su
muerte. Al menos un tercio de los patrocinadores han dejado de presentarse, ahora que Mulciber
está fuera. Mucha gente esperaba que ganara, y tal vez si James y Regulus no fueran sus
competidores, lo hubiera hecho.

Es un poco jodido que Sirius sienta satisfacción por eso, incluso un poco de orgullo, pero está ahí
de todos modos. Sabe que eso es enfermizo, en cierto modo, porque ninguna parte de él quiere que
Regulus y James tengan que sufrir como lo han hecho. Es solo que Lucius es un bastardo cruel que
trae a casa Victors con más frecuencia que nadie. Algunos de sus tributos no ganan todos los años,
pero sigue siendo un índice alto. Lucius ha sido un mentor desde antes de que Sirius fuera un
tributo, pero solo por unos pocos años. Ganó sus juegos siete años antes de que Sirius ganara los
suyos.

Lucius es el tipo de hombre que disfruta de los juegos, siempre un mentor de los mortífagos.
También es el hombre con el que Narcissa huyó para casarse cuando dejó el distrito con Bellatrix a
cuestas. No hay absolutamente ninguna calidez entre él y Sirius.

"Sirius", dice Marlene, dándole un codazo y asintiendo hacia la pantalla, lo que hace que se
concentre de inmediato.

James y Regulus se mueven por el bosque en completo silencio. Van un poco lentos porque James
tiene una ligera cojera, que sin duda desaparecerá mañana. No se han dicho ni una palabra ni se han
mirado desde que despertaron. Regulus se ve en blanco, y James se ve tan jodidamente triste. Sirius
quiere abrazarlos a ambos, simplemente envolverlos en sus brazos y prometerles que estarán bien,
incluso cuando esa no es una promesa que realmente pueda cumplir.

Puede rastrear su posición en el diseño del mapa completo en la esquina de la pantalla y, lo sepan o
no, se dirigen en dirección a la cueva donde están Peter, Vanity, Mathias e Irene. Si continúan,
podrían llegar mañana, siempre y cuando no haya interrupciones.

Afortunadamente, los mortífagos no tienen idea de cuál es su ubicación y van en la dirección


opuesta. Sin embargo, la arena es un gran circuito, por lo que eventualmente se encontrarán entre sí
en algún momento. Aunque tal vez no hoy.

Los juegos son un equilibrio delicado, como se estableció, y eso viene con el conocimiento de que
los creadores de juegos tienen sus pulgares en todos y cada uno de los pulsos en esa arena. Cada
elección refleja eso, y ellos deciden qué tributo puede o no tener un mal día. También deciden qué
tributo necesita un descanso.

A veces, si presionan demasiado, acaban yendo demasiado lejos. Los instintos de supervivencia
son mucho más frágiles de lo que la mayoría de la gente piensa y, bajo demasiada tensión, se
romperán. Ser atormentado constantemente puede arruinar por completo el objetivo por el que los
creadores de juegos siempre se esfuerzan: hacer un juego entretenido. No es divertido cuando los
jugadores están demasiado rotos para jugar.

Entonces, parece que Regulus y James están teniendo espacio para respirar, porque no poder
respirar eventualmente los asfixiará, independientemente de sus habilidades y motivaciones.
Desafortunadamente, James y Regulus no se están tomando este tiempo para hacer nada
entretenido. No hay coqueteo. No bromean, ni hablan, ni se tocan. Sin miradas furtivas ni
planificación adicional. No hay absolutamente nada, y Sirius no puede culparlos. Tienen que estar
jodidamente exhaustos; no solo están lidiando con todo lo que han pasado y tenido que hacer hasta
ahora, sino que todavía tienen que pensar constantemente en sobrevivir en el presente. Tienen que
lidiar con la pena, el dolor y la ira, junto con necesidades básicas de supervivencia como agua y
comida.

Con todo lo que están enfrentando, eso no deja mucho espacio para su pequeña historia de amor
que todos están ansiosos por ver.

"Día cuatro", anuncia Frank con una respiración profunda. "Veamos cómo va, ¿Sí? Buena suerte".

"Va a ser un maldito día largo", dice Emmeline con un suspiro cansado del mundo, y luego todos
se separan a la vez.

Mientras James y Regulus obtienen su merecido descanso, por breve que sea, Sirius se pone a
trabajar.

~•~

Dorcas levanta la vista de su taza cuando escucha que llaman a su puerta. Con el ceño fruncido,
sumerge la bolsita de té unas cuantas veces más antes de levantarla suavemente y colocarla en el
plato pequeño sobre el que descansa su taza de té. Se pone la bata a su alrededor y le da una mirada
rápida a la pantalla en su camino hacia la puerta.

A Regulus y James no les ha pasado mucho hasta ahora, pero es solo mediodía, por lo que está
sujeto a cambios en cualquier momento. Regulus arrojó una de sus dagas para atrapar a un conejito
que pasó corriendo, que él y James se detuvieron para comer, y James ni siquiera protestó ni hizo
un comentario. Simplemente se sentó contra un árbol con la cabeza agachada mientras Regulus
manejaba todo el proceso. No han estado hablando.

Dorcas se pregunta cómo estará Sirius hoy, después de la noche anterior. Está tentada de ir a ver
cómo está, pero la idea de dejar su casa en este momento es demasiado. Después de enterarse de
Gideon y Fabian, dejó su suite y regresó a casa, lo cual no es raro que hagan aquellos que no son
mentores. La mayoría de los equipos de diseño y los encargados se van a casa a ver los juegos en
su tiempo libre o con su familia.
Dorcas volverá. Ella planea hacerlo; ella sólo necesita un poco más de tiempo. Por mucho que
quiera estar allí para Sirius y para Marlene, tiene este conocimiento horrible que no puede contarle
a nadie, y está averiguando cómo manejarlo.

Suspirando, Dorcas revisa el cinturón de su bata una vez más, asegurándose de que esté bien atado,
luego abre la puerta. En el otro lado hay una mujer baja y con curvas con cabello rojo y ojos azules
sorprendentemente brillantes.

Ella es una Hallow, solo por la forma en que está vestida, y su cabello está cortado en una melena
ondulada.

“¿Dorcas Meadowes?” pregunta la mujer.

"¿Puedo ayudarte?" Dorcas responde, con las cejas fruncidas.

La mujer levanta la barbilla. "Mi nombre es Molly Prewett. Conoces a mis hermanos, Fabian y
Gideon. Trabajan contigo".

Mierda, piensa Dorcas.

"Sí", dice Dorcas en voz baja. "Bien, Molly, te mencionaron. Es un placer conocerte. ¿Te gustaría
pasar? Estoy tomando el té, si quieres acompañarme".

"Por favor", responde Molly con un brillo feroz en los ojos que hace que su educado pedido
parezca más una orden.

Dorcas sonríe lo más cálidamente posible y da un paso atrás para dejar entrar a Molly, luego toma
la delantera hacia la cocina. Le da la espalda a Molly, deja que su rostro se retuerza a través de
varias emociones y luego las discute todo lo que puede. Cuando están en la cocina, Dorcas
inmediatamente comienza a hacer un té para Molly, vertiendo el agua hirviendo y deslizando la
bolsita de té dentro antes de llevársela.

"El azúcar está aquí", murmura Dorcas, señalando la lata artística que sostiene los terrones de
azúcar con un pequeño par de pinzas para ponerlos en su té.
"Gracias", dice Molly, y una vez más, habla de una manera supuestamente educada, excepto que su
mirada está fija en el rostro de Dorcas mientras agrega un poco de azúcar a su té.

Es cierto que Dorcas está inquieta en este momento. "Como dije, es un placer conocerte, Molly.
Fabian y Gideon solo dijeron cosas buenas sobre ti. Debo decirte que tus hermanos tenían un
talento increíble y disfruté trabajar con ellos".

"Sí, siempre han sido muy buenos en lo que hacen". Molly frunce el ceño levemente, traga con
dificultad y luego mira su té mientras lo revuelve. Hay un surco entre sus cejas, y sus dedos están
temblando, haciendo que la cuchara tintinee contra la cerámica. "Ellos siempre la han admirado,
Sra. Meadowes".

"Dorcas, por favor", murmura Dorcas, tratando de ignorar el nudo que se forma en su garganta.

Molly mira hacia arriba, sosteniendo su mirada. "Siempre te han admirado a ti, Dorcas, y a tu
trabajo. Cuando supieron que trabajarían contigo, estaban..." Su rostro se suaviza por primera vez y
sonríe. "Estaban emocionados. No se callarían al respecto, de verdad. Era su sueño, ya sabes".

"Los admiraba igual", le dice Dorcas, y es verdad. Es tan cierto. Hombres tan valientes, valientes.
"Me enseñaron más de lo que podría explicar".

"¿Te volviste cercana a ellos, entonces?"

"Me acerqué a ellos, sí. Yo era su amiga".

"¿Has tenido noticias de ellos?" Molly pregunta.

Dorcas revuelve su propio té con el ceño fruncido, fingiendo consideración mientras Molly la
observa. "Sabes, no puedo decir que lo haya hecho. Es una pena. Asumo que se fueron a casa
cuando..."

"No lo hicieron", interrumpe Molly bruscamente, sacando su cuchara y sentándola con un tintineo.
Ella no bebe su té; no, apoya las manos en el mostrador y mira a Dorcas directamente a los ojos.
"En primer lugar, no lo harían. Cumplían con su trabajo hasta el final. Gid y Fab siempre lo
hacían. Pero lo comprobé, solo para estar segura, y no se fueron a casa".
"Oh", dice Dorcas, asintiendo. "Bueno, tal vez nuestros caminos no se han cruzado, eso es todo.
Estuve en casa recientemente, así que—"

Molly ladea la cabeza, sus ojos fríos. "Pero eso no tiene ningún sentido, Dorcas. Sé con qué
tributos trabajaron Fabian y Gideon, porque me hablaron de ellos, y seguramente has visto lo duro
que lo pasan esos tributos en los juegos. Sé que es difícil Fab y Gid se acercarían para ver cómo
estás, al menos, especialmente si eres su amiga".

"He estado muy ocupada", murmura Dorcas con calma, levantando su té para tomar un sorbo con
cuidado, tratando de calmar su corazón acelerado y el dolor que se retuerce en su pecho.

"Gideon y Fabian han estado desaparecidos durante cuatro días", anuncia Molly con dureza, su
voz es un silbido bajo. Todo su cuerpo está temblando y se le están formando lágrimas en los ojos.
"Cuatro días, Dorcas, y no he sabido nada de ellos. Nadie ha sabido nada de ellos. Hasta donde yo
sé, eres la última persona que interactuó con ellos".

"Es posible que sea así, pero no tengo las respuestas", responde Dorcas con rigidez, rogándole
internamente que solo lo deje ir.

"Gideon me dejó un mensaje de voz", le informa Molly, metiendo la mano en su bolsillo para
sacar su celular. Lo coloca en el mostrador y sostiene la mirada de Dorcas mientras lo reproduce.

"Hola, Molly”, se filtra la voz de Gideon, y solo escucharla se siente como un golpe en el pecho de
Dorcas. "Sé que los juegos están por comenzar pronto, así que tienes el celular apagado, pero yo
solo..." Hay un largo silencio, solo el sonido de su respiración, y luego se aclara la garganta. "Solo
quería llamarte para saber cómo estas y decirte que te amo. Fabian y yo, te amamos, Molly".

Dorcas siente que su corazón está apretado de manera incorrecta en su pecho, destrozado. Él sabía.
Gedeón lo sabía; o, sospechaba, al menos. No puede averiguar dónde salió mal o por qué Riddle
ordenó el golpe, pero Gideon de alguna manera lo vio venir. Eso solo lo hace más trágico.

Dorcas toma otro sorbo de su té como excusa para aclararse la garganta, esforzándose por
mantener su expresión neutral. "Eso es encantador. No estoy seguro de lo que estás insinuando-"

"¡No me mientas!" Molly estalla, golpeando su mano contra el mostrador con tanta fuerza que las
tazas de té traquetean. Sus ojos están llenos de lágrimas y furia. "Gideon y Fabian no me llaman
para decirme que me aman; me llaman para contarme chistes estúpidos y se burlan de mí cuando
me quejo de mis problemas. Eso—" Señala su celular. "Ese fue un mensaje para decirme
específicamente que me aman, y que no lo harían sin razón, Dorcas. Algo les pasó, y sabes qué

es."

"No sé nada", niega Dorcas, manteniendo la calma, sin querer escalar la situación.

"Entonces, ¿Por qué has estado hablando de ellos en tiempo pasado, como si ya se hubieran ido?"
Molly dice con voz áspera, y cuando parpadea, sus lágrimas caen.

Mierda, piensa Dorcas una vez más. Ha pasado los últimos dos días de luto por Fabian y Gideon,
demasiado consciente de que están muertos, y esta es la peor manera de manifestarlo. Un cambio
inconsciente de es a fue, porque ya se fueron.

Cuando Dorcas ha estado en silencio durante demasiado tiempo, Molly se ahoga: "Dime. Por favor,
solo dímelo. Son mi familia, Dorcas".

"No sé nada", repite Dorcas, con el corazón apretándose en el pecho, pero se mantiene firme.

"Estás mintiendo."

"Molly, no estoy mintiendo. Lamento lo de tus hermanos, ¿De acuerdo? Realmente lo siento, pero
no sé nada".

"Sí, lo haces", espeta Molly, y con eso, toma su taza de té y procede a lanzar su contenido
directamente hacia ella.

Dorcas se echa hacia atrás con un chillido, porque el té le quema la piel. Choca contra la puerta de
su despensa, las manos vuelan para acunar su rostro, las mejillas ardiendo. Debido a esto, no ve
venir a Molly, por lo que no está del todo preparada para ser arrojada de nuevo contra la puerta,
con el antebrazo de Molly presionando su garganta.

Aquí es cuando Dorcas se entera de que puede lanzar un puñetazo. No es solo una teoría ahora,
probada por la forma en que Molly se tambalea hacia atrás con un gemido por la fuerza de Dorcas
golpeándola en la cara. Aun así, Molly es una mujer despreciada, impulsada por el dolor y la
necesidad de respuestas y cierre, por lo que sigue viniendo. En segundos, se lanza hacia adelante
para envolver ambas manos alrededor de la garganta de Dorcas, tirándola al suelo.

Jadeando por aire, Dorcas araña los brazos de Molly mientras ella se sube encima, apretando su
garganta hasta que Dorcas se está ahogando. La falta de aire hace que su cerebro grite, y no
importa cuánto luche, Molly simplemente la sujeta, hasta que, abruptamente, la suelta.

"¡Dime!" Molly grita, mirándola con lágrimas en los ojos. "¡Dime, o te juro que te mato!"

"Por favor", gruñe Dorcas.

El rostro de Molly se tuerce y se lanza de nuevo al cuello de Dorcas, llorando audiblemente. "Solo
dime. Solo— por favor solo—"

"E-están muertos", Dorcas se ahoga con un silbido, y las manos de Molly instantáneamente se
aflojan en su garganta. Dorcas aspira profundas y dolorosas respiraciones, con el pecho agitado.

Molly parece afligida, con el rostro hundido por la tristeza y el dolor inmediatos. Ella niega con la
cabeza, haciendo un pequeño ruido, y luego se desploma fuera de Dorcas para apoyarse en los
armarios de debajo del fregadero. En segundos, Molly está sollozando mientras se cubre la cara
con ambas manos.

Lentamente, Dorcas se sienta, presionando sus dedos contra su tierna garganta, todavía temblando
por el asalto. Su corazón está acelerado y el terror tiene manos frías envueltas alrededor de su
columna vertebral. Nunca ha estado tan cerca de ... bueno, nada de eso, sinceramente. La violencia
solo ha existido para ella en teoría, y no está del todo preparada para cómo se siente en la realidad.

Es más doloroso de lo que esperaba. Su mano palpita desde donde golpeó a Molly, y su cabeza
palpita. Le duele tragar, y su garganta está adolorida de adentro hacia afuera.

Y, sin embargo, Dorcas cree que la que sufre más en este momento es Molly. Está sollozando
como si se estuviera muriendo, solo estos horribles y crudos sonidos de pura agonía. Esto es solo
una parte de lo que Dorcas estaba tratando de salvarla, y le duele el corazón.

"Lo siento", dice Dorcas con voz áspera mientras se acerca arrastrando los pies y cuidadosamente
la rodea con el brazo. Molly instantáneamente se dobla sobre sus brazos, llorando en su hombro.
"Lo siento mucho, Molly".

"No, no, no", gime Molly. "No, no es verdad. Por favor, dime que no es verdad. No ellos. Por
favor, no..."

"Lo siento", dice Dorcas de nuevo, porque eso es todo lo que realmente puede decir. "Eran tan
buenos hombres. Hombres valientes y honorables. Conocían los riesgos y aún así eligieron hacer lo
correcto. Sé que no es justo, Molly, lo siento".

Molly levanta la cabeza lentamente, sollozando. "¿Riesgos? ¿Qué riesgos?"

"Yo—" Dorcas hace una mueca. "No querrían que te involucraras. No es... no es seguro,
¿Entiendes? No sigas presionando. Solo déjalo pasar, por favor".

"Mis hermanos están muertos", declara Molly, y su voz se quiebra. Una vez más, las lágrimas
brotan de sus ojos, pero también hay mucha ira y dolor en ellos. "Si crees que voy a parar ahora,
entonces no sabes nada. ¿Qué riesgos?"

Dorcas respira hondo, estremeciéndose por el dolor que le causa. Bueno, Molly está en esto ahora,
¿No? Francamente, Dorcas no ve otra forma de evitar esto, y todo lo que puede hacer es enviar una
disculpa mental a Gideon y Fabian, quienes querían que su hermana estuviera a salvo. Pero es
demasiado tarde para eso. "Muy bien, vamos a levantarnos para que pueda limpiar los cristales de
todo el suelo, atender mi cara y mi garganta. Luego te hablaré de la Orden del Fénix".

~•~

Sirius da un suspiro de alivio mientras cruza la puerta de la suite. De hecho, ha sido un maldito día
largo.

Lo ha pasado haciendo exactamente lo que esperaba que tendría que hacer, suavizando la reacción
de Regulus después de la muerte de Evan. La mayoría de la gente parecía apaciguada por Sirius
diciendo que era una respuesta a su dolor y que el mensaje tenía la intención de ser solidario, pero
debido a eso y a la falta de interacción entre él y James, el apoyo para él ha disminuido. Incluso
James es un poco decepcionante para la gente en este momento, porque no está coqueteando con
Regulus como antes. Él no está hablando en absoluto.
El estómago de Sirius se enreda con el pensamiento. Un James callado es motivo de preocupación,
porque James rara vez está callado. Por supuesto, tiene sus momentos de tranquilidad, como
cuando está realmente interesado en un libro, o cuando se distrae brevemente con algo brillante, o
esos momentos aleatorios en los que se sumerge tanto en sus pensamientos sobre algo que
simplemente se queda callado porque está tan concentrado. Sin embargo, en general, James no es
realmente una persona tranquila.

Simplemente no es una buena señal. Sirius está preocupado de que ninguno de los dos logre
recuperarse de lo que sucedió hasta ahora, y eso es inaceptable, lamentablemente, porque todavía
hay mucho que tienen que hacer. Los juegos aún no han terminado, por lo que rendirse no es una
opción, no para ninguno de los dos.

Afortunadamente, ha habido un descanso. Regulus y James han estado viajando todo el día, pero se
están tomando su tiempo, pareciendo aprovechar la oportunidad de simplemente adaptarse. Es una
pequeña bocanada de aire en toda esta mierda, y Sirius no puede culparlos por cómo la están
usando. A veces, interactuar con la gente es difícil cuando tu vida se está desmoronando por todos
lados, y no importa quién sea la persona. Puede ser alguien con quien creciste, o incluso el hombre
que amas, y todavía es jodidamente imposible. Sirius lo entiende.

En cuanto a Sirius, a pesar de todas las palabras y el trabajo que ha hecho hoy, él mismo se ha
tomado un descanso. No tener que ver a James y Regulus luchar por sus vidas o estar a centímetros
de la muerte ha hecho maravillas en sus nervios. Es su pequeño soplo de aire después de sofocarse,
uno que necesitaba desesperadamente. Todavía está jodidamente aterrorizado en todo momento,
pero el descanso lo ha dejado disfrutando de la falta de estrés demasiado alto para manejar.

Los juegos todavía están en marcha, por supuesto, pero no sucede mucho. Nadie ha muerto, y los
creadores de juegos están terminando el día antes de lo normal, bajando la temperatura antes de
que se ponga el sol.

Obliga a los mortífagos a volver sobre el río, a Juniper a cavar un hoyo y a los demás a instalarse
en su cueva. Regulus y James no encontraron una cueva esta vez, así que están acampando afuera
junto a una gran roca. En su mayoría está aislado, pero significa que no podrán encender un fuego
durante la noche durante mucho tiempo sin arriesgarse a que alguien o algo los encuentre, lo que
los obliga a acurrucarse para calentarse. Aún así, podría ser mucho peor, y están tan cerca de los
aliados que todavía esperan el regreso de James.

Sirius se sorprende al ver la pantalla apagada cuando entra, porque por lo general Remus está
esperando que él mire. Puede escuchar voces distantes desde la cocina, por lo que las sigue con
cautela.

"Ahí está", dice Pandora con calidez tan pronto como entra. Ella sonríe y se aparta del mostrador,
donde ella y Remus parecen estar haciendo... ¿Una fuente de brownies? Pandora se acerca e
inmediatamente envuelve a Sirius en un fuerte abrazo. "Te he estado esperando".

"Te he estado extrañando", responde Sirius en voz baja, abrazándola mientras dirige su mirada a la
pantalla de holograma en la esquina de la habitación. Pandora lo ha preparado para ellos, supuso,
para que no tengan que mirar en la sala de estar. En él, James y Regulus están pasando agua de un
lado a otro en completo silencio mientras se preparan para instalarse. Sirius aparta la mirada y se
inclina hacia atrás para mirar a Pandora. "¿Cómo está tu papá?"

Pandora presiona sus labios en una línea delgada. "No, no esta bien, honestamente. Sin embargo, él
insiste en que estará bien, así que me echó y me dijo que volviera al trabajo. Sabe lo preocupada
que he estado por ti".

"Lo siento, Pandora", susurra Sirius, tragando saliva. Su padre está muy enfermo desde el año
anterior; por lo general, se quedaría con Sirius durante los juegos a tiempo completo, de lo
contrario, él sabe lo importante que era para ella ir a ver cómo estaba.

"No", le asegura Pandora. "Es... bueno, el cuidador lo está manejando muy bien. Soy una
cuidadora para ti, para nuestros tributos, así que debería estar aquí".

Sirius frunce el ceño. "Si lo necesitas-"

"Detente, Sirius. Quiero estar aquí. Está muy bien", dice Pandora con un profundo suspiro.

"Bueno, si te hace sentir mejor, me alegro de que estés aquí", declara Sirius con sinceridad,
sumergiéndose para besarla en la mejilla, complacido cuando sonríe.

Pandora le sonríe. "Remus me está haciendo brownies por mis esfuerzos y mis problemas".

"¿Lo hizo?" Sirius mueve su mirada hacia Remus, quien le da una pequeña sonrisa mientras
revuelve la masa de brownie.

"Estoy ayudando", agrega Pandora alegremente. Remus niega con la cabeza detrás de su espalda,
pero hay humor en sus ojos.
Sirius se ríe. “Yo también ayudaré.”

Entonces, eso es lo que hacen. Todos se juntan para hacer un molde de brownies de chocolate, y
todos limpian los platos que usan, y todos comen brownies de chocolate tibios con una bola de
helado cuando están listos. Sirius no termina su plato, porque es doloroso y visiblemente
consciente de que Regulus y James no pueden permitirse ese lujo en este momento. De hecho, a lo
largo de todo esto, James y Regulus aparece en la pantalla varias veces (no muy a menudo, porque
no están siendo "entretenidos"), y siempre están sentados en silencio.

Sirius se queda mirando su brownie y su helado y desea con todas sus fuerzas poder dárselos. Así
que, sí, prácticamente se le quita el apetito y no se lo termina.

Aún así, Sirius siente que le duele el pecho y también se reconforta con la idea de que James y
Regulus estén aquí con él en este momento, incluso si no lo hacen. Están más seguros que nunca en
la arena, al menos por ahora, y Sirius siente que puede respirar más tranquilo. Por supuesto, estar
en una pantalla no es realmente estar aquí, pero es... mejor que nada.

Sin embargo, si estuvieran aquí, Sirius le daría un codazo a Regulus una, dos y luego una tercera
vez hasta que finalmente lo mirara con un suspiro de exasperación. Sirius le guiñaría y movería las
cejas para hacer que Regulus sonriera, como solía hacerlo cuando eran niños, y Regulus se
esforzaría mucho por luchar contra eso, pero una sonrisa se extendería por su rostro de todos
modos.

y James. Oh, James sería el corazón y el alma de toda la alegría y la risa que todos tendrían si él
estuviera aquí. Una sonrisa en su rostro, calidez en su voz, rebotando y haciendo que todos se
rieran y se burlaran entre ellos. Tirando de uno de los rizos de Regulus como solía hacer cuando
eran jóvenes, cuando pensaba que Sirius no se había dado cuenta, y eso haría que Regulus
frunciera el ceño en lugar de sonrojarse como lo hacía cuando era un niño. Hablando con Remus,
entreteniéndolo con un sinfín de pequeños datos divertidos, haciendo que Remus se sintiera
cómodo abriendo una carcajada cálida a la vez. Bromear con Pandora, robarle el brownie cuando
ella no está mirando, fingir que él es inocente cuando ella lo mira con sospecha. Respirar en
perfecta sincronía con Sirius, porque siempre están haciendo eso, siempre respirando al mismo
tiempo; incluso ahora, cada vez que James inhala y exhala en la pantalla, Sirius lo iguala.

Es cuando comienza a limpiar con Pandora y Remus que sucede. Está envolviendo los brownies
individualmente para que puedan agarrarlos y comerlos cuando quieran, y también para que
Pandora y Remus puedan lavar la sartén. Está peleando con la delgada envoltura de plástico
cuando ve a Regulus levantar su dedo, indicándole a James que le dé un minuto antes de que se
acurruquen juntos bajo la manta.

Su campamento ya está instalado. Tienen un lugar para hacer un fuego rápido si hace demasiado
frío, todas las herramientas al alcance y listas. Han tenido agua, pero tendrán que volver a llenarla
mañana cuando encuentren una fuente para ella. Han tenido comida: el conejo de antes y también
las bayas que James había recogido para ellos. Entonces, están a salvo y han tenido un día
relativamente tranquilo, en comparación con todos los anteriores.

Está claro que Regulus se marcha para dar una vuelta y asegurarse de que están lo más aislados
posible, una última comprobación que se toma en serio, porque lleva su daga en la mano. Sirius
sabe que lo hace por paranoia; si eso le ayuda a dormir esta noche, Sirius no se lo puede negar. Pero
está claro que hace frío, porque el aliento de Regulus se extiende frente a él en una nube blanca
mientras se mueve en silencio.

La cámara corta a James de repente, quien tiene la cabeza inclinada hacia atrás mientras mira las
estrellas y susurra: "Sirius, espero que hayas tenido un mejor día que yo".

Al sonido de la voz de James, la cocina se queda en silencio. Sirius rápidamente envuelve el último
brownie y le da a James toda su atención, con el corazón apretándose en su pecho.

"Es, ah, bueno, ni siquiera sé si estás viendo esto, si te lo están mostrando, pero yo solo..." James
traga saliva y parpadea rápidamente hacia el cielo. "Te extraño, sabes. Tal vez sea egoísta de mi
parte, pero desearía que estuvieras aquí. No aquí; solo aquí para hablar contigo, supongo.
Realmente deseo..." Se detiene, se aclara la garganta y luego su voz se vuelve más suave.
"¿Recuerdas cuando…? Quiero decir, ¿Recuerdas todas las cosas que te dije? Todo era verdad,
tienes que saberlo, pero yo—me siento como un hipócrita, porque es—es mucho más pesado de lo
que podría haberlo imaginado. Yo, um, lo entiendo ahora".

Sirius está bastante seguro de que se le rompe el corazón. Tiene que apoyar las manos en el
mostrador para evitar que se le doblen las piernas, porque sabe lo que dice James. Lo que no está
diciendo, más exactamente. Lo duro que es todo esto, lo mucho que te pesa; ahora lo entiende.
Sirius no puede pensar en nada más trágico.

James suelta una risa débil, sollozando. "Sí, ahora lo entiendo. Eres tan... eres la persona más fuerte
que he conocido, Sirius, y lamento tanto que tuvieras que serlo. Dices... siempre has dicho que me
admiras, pero realmente no sabes cuánto te he admirado siempre, especialmente ahora.” Toma una
respiración profunda, dejándola salir lentamente. "Pero va a estar bien. Lo estará. Todavía estoy en
esto, ¿De acuerdo? El plan sigue siendo el mismo. Solo estoy... solo lo estaba pasando un poco
mal, pero seguiré intentándolo. No me voy a rendir. Tampoco él. Todavía estamos en esto, todavía
estamos aquí".

Los ojos de Sirius se cierran, esas palabras lo bañan como un bálsamo para su alma. Es como ser
suavemente electrocutado, tiernamente despertado, tanto propósito y alivio haciendo que algo
dentro de él vibre. Se siente impulsado y también aliviado. Cuando sus ojos se abren de nuevo,
James sonríe más sinceramente.

"Realmente, realmente espero que hayas comido algo hoy. Algo como... tan bueno. Como,
deliciosamente bueno", dice James, luego gime en voz baja. "Estoy teniendo pensamientos
pornográficos sobre el pastel en este momento, y no puedes juzgarme por eso, porque tengo todo el
derecho. ¿Viste lo que comí hoy? Un puto conejo".

Sirius no se da cuenta de que está llorando hasta que una risa húmeda brota de él, un poco ahogado
y enganchado, con los hombros hundidos mientras levanta la parte posterior de la muñeca hacia la
boca. Es tan extraño cómo de repente se da cuenta de las lágrimas que brotan de sus ojos, a pesar
de que esto podría ser lo mejor que se ha sentido en días. Lágrimas aceptables. James siempre
mejora las cosas.

"Solo un conejito lindo que se ocupaba de su día", dice James solemnemente, suspirando. "Está
bien, sin embargo. Es—"

"James, ¿Con quién diablos estás hablando?" Regulus suelta un siseo bajo, abruptamente dando un
paso alrededor de la roca.

James se sobresalta, la mano volando hacia su pecho. "Joder, Regulus, no hagas eso. Casi me
asustas".

"Bueno, si estuvieras más alerta, eso no sucedería", dice Regulus con frialdad. "¿Por qué estás
hablando? Cállate."

"Si quieres saberlo”, murmura James, "Estaba hablando con Sirius".

Regulus arquea una ceja. "¿Sobre?"

"Em, pastel, en su mayoría", murmura James tímidamente.

"Pastel", repite Regulus rotundamente.

James se aclara la garganta. "Realmente podría ir por un poco de pastel ahora mismo. ¿Y tú?"
"Deja de hablar, James", dice Regulus bruscamente, moviéndose para agarrar la manta y poder
meterse debajo de ella.

"Mierda, Reg, te estás congelando. Ven aquí, cariño".

"No me toques".

"Un poco jodidamente difícil de hacer cuando estamos abrazados, bastardo. Deja de ser terco y—
¡ay! Oye, ten cuidado".

"Tú ten cuidado".

"Entonces, ¿Dónde pongo mis manos?" James se queja, los montículos de sus cuerpos se mueven
debajo de la manta mientras Regulus lucha visiblemente por no estar cerca de James, incluso
cuando necesita estar cerca de James para estar caliente.

Regulus resopla. "Por mí, métetelos en los pantalones".

Hay una pausa, luego James dice: "O podría..."

"No lo hagas", espeta Regulus.

"Solo digo que tal vez apreciarías si los metiera en los tuyos en su lugar", bromea James.

"Otra palabra tuya, y pondré mis manos sobre las tuyas solo para arrancarte la maldita polla", sisea
Regulus, luego hace un ruido bajo de furia mientras esencialmente se entierra lo más cerca posible
de James, claramente furioso por sus circunstancias.

James se queda en silencio ante la amenaza, como lo haría cualquier hombre inteligente, pero
parece más apaciguado por el hecho de que ahora está sosteniendo a Regulus. Sirius exhala
lentamente aliviado, porque sí.
Sí, todavía están en esto. Todavía están aquí. Todavía lo están intentando. De alguna manera, se
recuperarán y seguirán adelante, y este es el primer paso. Permanecen en silencio, y Sirius ve a su
hermano dormirse lentamente, intermitentemente, en los brazos de su mejor amigo.

Por ahora, están a salvo, y eso es suficiente.

No pasa mucho tiempo antes de que la cámara pase por todos los demás tributos y Rita aparezca en
la pantalla. Pandora inmediatamente se mueve para apagar el holograma, liberando una respiración
profunda mientras se gira con una pequeña sonrisa.

"¿Bien?" le pregunta Pandora.

"Sí", susurra Sirius, sorprendido de descubrir que, por esta noche, es mayormente cierto. "Sí, estoy
bien".

Pandora asiente. "Bien. Bueno, necesito desesperadamente una ducha y dormir un poco. Los
brownies estaban buenos, Remus, gracias. Sirius, te veré en la mañana, ¿Sí?"

"Por supuesto", dice Sirius.

"Buenas noches, Pandora", murmura Remus mientras Pandora reúne su proyector de hologramas y
le devuelve los sentimientos antes de salir de la habitación con un saludo.

Sirius respira un poco, luego se da la vuelta para encontrar a Remus apoyado contra el mostrador
detrás de él, con las manos apoyadas en las caderas, dejando el objetivo de su torso completamente
abierto.

Sirius lo ataca.

De la manera menos violenta posible, Sirius golpea el pecho de Remus y prácticamente se derrite
contra él con una profunda exhalación, con los ojos cerrados. Remus no necesita tiempo para
ponerse al día; tiene sus brazos alrededor de Sirius en segundos, abrazándolo como si hubiera
nacido para hacerlo. Durante mucho tiempo, simplemente se sostienen y respiran.
Sirius no llora. Se siente... bien. Tan bien como puede sentirse en su situación. Sabe que no durará
y quiere aprovecharlo al máximo. Solo... por ahora, por esta noche, siente alivio y esperanza
atravesándolo, y quiere aferrarse a ese sentimiento. Quiere aferrarse a Remus y ser retenido a
cambio, y deja que suceda. Se permite tenerlo.

"Hola", susurra Remus.

"Hola", susurra Sirius.

"¿Todo bien?" pregunta Remus, sus labios moviéndose contra la sien de Sirius mientras habla.

"¿Cómo es que siempre lo sabes?" Sirius susurra, inclinando su rostro más cerca, esperando sentir
más la boca de Remus. Presionó besos en su sien y mejilla la última vez, y Sirius lo quiere de
nuevo. Él quiere eso, y más.

"Supongo que te concedes a ti mismo las cosas que quieres porque estás un poco mejor de ánimo -
explica Remus, porque es muy listo y ya lo tiene todo pensado. Sirius no sabe cómo lo ha
conseguido.

"Más o menos", admite Sirius, porque ahora es el mejor momento. No hay culpa por ahora. Sin
estrés. Tal vez lo hace débil, pero quiere disfrutarlo tanto como pueda. O tal vez eso solo lo hace
humano. A veces, se olvida de que lo es.

Como Remus siempre, siempre lo sabe, presiona suavemente con sus besos el costado de la cara de
Sirius. Sirius respira entrecortadamente, el corazón le late con fuerza en el pecho y siente un
cosquilleo en todo el cuerpo cuando los labios de Remus rozan su mandíbula. Remus se aparta
lentamente, mirándolo, estudiándolo. Sirius ve cómo sus ojos bajan hasta su boca y vuelven a
subir. Sirius se balancea hacia adelante como un gusano en un anzuelo.

Los labios de Remus se contraen.

"¿Necesitas cepillarte los dientes?" Remus bromea, levantando su mano para pasarla suavemente
por el cabello de Sirius mientras se inclina.

"Cállate. Entré en pánico, ¿De acuerdo?" murmura Sirius, un poco sin aliento debido a la
proximidad de Remus. "¿Estás… quiero decir, vas a besarme? ¿Está permitido?"
"¿Es eso-” Remus se ahoga con una risa y se inclina hacia atrás para mirarlo como si fuera algo
increíble. "Sirius, ¿Qué? ¿Qué significa eso? ¿'Está permitido'?"

"Se me acaba de ocurrir, muy tarde, que tal vez fue un poco ridículo de mi parte decir—"

"¿Un poco?"

"—pero, en mi defensa, olvidé temporalmente que literalmente no está permitido para ti,
considerando tu posición, pero también es realmente aceptable mientras estás en la suite, si así lo
deseas", continúa explicando Sirius, divagando. "No es que tengas que hacerlo, obviamente, pero
si... si eso, era algo que... querías hacer, entonces por supuesto que podrías. Solo... quiero decir-"

"Sirius," dice Remus, divertido.

"Es… solo quiero decir que es tu elección hacerlo si quieres, o no si no quieres. No… no estoy
diciendo… bueno, ya sabes, tienes esa libertad aquí. Con cualquiera". Sirius hace una breve pausa.
"Espera."

Remus mete los labios. "Sí, continúa. Me encantaría escuchar cómo hablas de eso".

"Um", dice Sirius, frunciendo el ceño. "Bien."

"Esperando", le recuerda Remus.

Sirius frunce el ceño con más fuerza. "No me gusta".

"¿No?" Remus arquea una ceja. "Entonces, ¿Mi libertad no se extiende más allá de los límites de lo
que te gusta? Solo puedo vivir en los perímetros de lo que te agrada, ¿Es eso?"

"Yo… no, por supuesto que no. Puedes hacer lo que quieras, como te he dicho muchas veces
antes", murmura Sirius, "Pero debo decirte que, si besas a alguien que no sea yo, estaré
terriblemente celoso".
Las cejas de Remus se elevan. "Oh, directo al grano. Nada de hablar de eso en absoluto. Apenas
puedo ligar contigo".

"Estoy aprendiendo."

"¿Estoy extrañamente orgulloso?"

"¿Es eso-" Sirius hace una pausa, mordiéndose el interior del labio, luego exhala una profunda
bocanada de aire. "¿Es… demasiado? Sentir… ser así cuando estamos… cuando esto es…" Se
toma otro segundo y siente que sus cejas se juntan. "Para ser honesto, ni siquiera sé qué es esto. Lo
que somos".

"Lo que somos", repite Remus, su voz suavizándose. "Yo diría que lo que somos es trágicamente
inevitable y lamentablemente inútil".

Sirius siente que acaba de ser golpeado. Como si Remus acabara de golpearlo. Bueno, mierda, eso
dolió más de lo que esperaba. Oh, él está metido en un lío, ¿no es así? "No tiene sentido. ¿Somos...
inútiles?"

"La realidad nunca ha sentido la necesidad de ser amable", dice Remus suavemente, luciendo muy
triste. "Sirius, irrefutablemente nos dirigimos a toda velocidad hacia algo, pero no podemos llegar a
ninguna parte. No iremos a ninguna parte. Dime que lo sabes".

"No lo sé", gruñe Sirius.

Remus suspira. "Esta es mi vida, Sirius. Mi servidumbre al Hallow es... ese es mi futuro. No puedo
ofrecerte nada más, y no intentaré fingir lo contrario. En menos de una semana, dejarás el Hallow,
te irás a casa, y todavía estaré aquí".

"Yo… yo sabía eso", confiesa Sirius, incluso si realmente no se ha permitido pensar en ello.

Ya ha tenido suficiente por lo que estar jodidamente molesto, ¿No es así?

"Todo lo que hacemos aquí, significa algo. Nuestra conclusión inevitable no quita eso", murmura
Remus, tirando de su mano para acunar la mejilla de Sirius. "Somos algo, pero no podemos serlo
todo. Yo—yo desearía que pudiéramos serlo. O desearía que al menos pudiéramos intentarlo. Si es
más fácil no ser nada, porque no podemos serlo todo, entonces entiendo."

Sirius respira por un momento y luego dice: "No creo que pueda ser nada contigo".

"¿Es eso así?" Remus pregunta, y es tan suave que es casi un murmullo.

"Siento demasiado", confiesa Sirius en un susurro. Exhala temblorosamente. "Yo-yo tengo que
volver cada año, sabes. Puedo sobornar a las personas adecuadas para que te asignen mi suite cada
año, Remus. Si-si eso es algo que quieres."

Remus duda por un largo momento, separando los labios, y luego luce dolido. "No puedo pedir
eso, ni siquiera esperarlo. Sirius, puedes... puedes tener una vida, una que yo no puedo darte.
Puedes tener a alguien que aún no pertenece a otras fuerzas fuera de nuestro control. Alguien a
quien puedas ver más de unas pocas semanas al año. No puedo darte todo, pero alguien más
puede".

"Prefiero ser algo contigo a ser todo con cualquier otra persona", le dice Sirius.

"Oh, ahora ¿Por qué dices eso?" Remus exhala, como si acabara de recibir un puñetazo.

"Es solo la verdad", dice Sirius en voz baja.

"Te dije que me advirtieras", susurra Remus, luego desliza su mano más abajo para acunar la
mandíbula de Sirius, la única advertencia que da antes de sumergirse y besarlo.

Así como así, Remus lo besa.

Es tentativo, un poco lento, nada profundo. Está siendo cuidadoso y la mente de Sirius se ha
quedado en blanco. Todos los pensamientos se detienen con un chirrido, y él se queda congelado
en su lugar, sin hacer nada. No puede evitarlo, porque Remus lo está besando. Cada célula de su
cuerpo vibra a una frecuencia que es un poco preocupante, en realidad, como si estuviera a punto
de entrar en combustión espontánea en el acto. Sus nervios están haciendo ping a la vez,
encendiéndose e inundándolo con una abrumadora sensación de todo.
Sirius no le devuelve el beso, principalmente porque el mundo entero parece haberse detenido por
un momento, y él no tiene la más mínima idea de lo que se supone que debe hacer con eso. La
última vez que besó a alguien, o que alguien lo besó, fue hace diez años. No recuerda si se sintió
así; en realidad no lo recuerda en absoluto, porque su memoria es una mierda.

Remus se aleja, con cuidado, y Sirius no recuerda haber cerrado los ojos, pero los abre ahora para
ver a Remus mirándolo con cautela. "¿No debería haber hecho eso?"

"No", gruñe Sirius. Suelta un suspiro tembloroso, no del todo seguro si hay suficiente oxígeno
llegando a su cerebro en este momento. Está un poco preocupado de que va a desmayarse aquí en
un segundo. “Si... quiero decir, si quieres, tú... podrías hacerlo de nuevo.”

Aparentemente, a Remus le gustaría, porque lo vuelve a hacer después de una sola pausa.
Simplemente vuelve a agacharse y lo besa por segunda vez, tan suavemente como la primera.
Sirius está un poco más preparado para este, así que inclina su rostro hacia él, dejando que lo
inunde de cuánto le gusta. Oh, pero a él realmente le gusta. Los labios de Remus son suaves, y
desliza una mano desde la mejilla de Sirius hasta un lado de su cuello, sus dedos cálidos rozan la
piel muy sensible. Vagamente, Sirius se pregunta si Remus puede sentir el áspero aleteo en el
pulso de su garganta; su corazón está acelerado.

Remus no se aparta esta vez, y Sirius finalmente le devuelve el beso, todavía ridículamente dócil,
pero sin poder hacer nada con curiosidad por más. Hay un momento en el que es solo el tierno roce
de las bocas, la cálida presión empuja y luego alivia antes de regresar. Es casi una provocación, y
Sirius se balancea ansiosamente en el beso, una mano estirada sin pensar para posarse en el lado de
Remus. Mantiene su toque ligero, esforzándose mucho por no hacer nada que no debería.

Luego, la mano de Remus, que todavía está en su mejilla, empuja hacia atrás en su cabello, y hay
un primer toque de lengua, solo un pequeño y cálido golpe a lo largo del labio inferior de Sirius, y
todos los pensamientos de Sirius de tener cuidado se evaporan rápidamente en el acto. Su mano se
aferra al costado de Remus, los dedos se clavan ligeramente mientras se mece hacia delante sin
poder hacer nada, buscando más. Esto parece complacer a Remus, porque suelta un silencioso
murmullo de aprobación contra la boca de Sirius y lo besa más profundo, ahora con la ventaja
añadida de la lengua que Sirius está muy a favor.

Poco a poco, Remus pasa de besarle a besarle de verdad, y Sirius no puede describir la diferencia
entre los dos, pero hay un cambio. Hay más lengua, para empezar, y todo el ambiente ha cambiado.
Es instintiva la forma en que ambos se acercan, atraídos de forma natural a medida que el mundo
que les rodea se desvanece, la causa de toda la distancia que han mantenido el uno con el otro. Se
ha ido, sin más, y Sirius no se entristece lo más mínimo.
Es como si algo en Sirius simplemente se rompiera. O tal vez encaja en su lugar. O tal vez ambas
cosas, una ruptura que hay que restablecer, un límite que se rompe para volver a construirse en otro
lugar. Sea lo que sea, le tiembla todo el cuerpo y no puede evitar acurrucarse contra Remus,
deslizando las manos temblorosas por su pecho hasta rodearle los hombros con los brazos,
apretándolos todo lo que pueden. Remus responde del mismo modo, besándole con más fuerza,
más profundamente, con más urgencia.

Pero vuelve a frenarse. Con esfuerzo. Principalmente Remus, porque Sirius actualmente se ha ido
en todos los niveles. Remus se aleja, dejándolos calmarse mientras descansa sus frentes juntas.

Sí, Sirius nunca volverá de esto. Está arruinado. Toda esa preocupación de que sería él, y resulta
ser Remus. Si alguien está arruinado, es Sirius. Solo por un beso. Un sabor.

Los ojos de Sirius se abren para poder mirar a Remus, y piensa, ¿Es demasiado pronto para estar
seguro de que te amo?

"Lo que somos…" Remus se aleja un poco y desliza su mano hacia adelante para ahuecar la
mandíbula de Sirius, arrastrando suavemente su pulgar sobre el labio inferior de Sirius. "Lo que
somos es algo. Somos algo, Sirius".

"Mientras no seamos nada", susurra Sirius.

"No, eso nunca", susurra Remus, tranquilizándolo, y deja que Sirius lo jale hacia sus brazos. En
silencio, se inclinan el uno hacia el otro y se abrazan.

Pasa mucho tiempo antes de que se suelten.

Chapter End Notes

Notas del autor:

SI QUIERES SALTAR LA VIOLENCIA, SALTA LA PARTE DONDE DORCAS


SE DISCULPA CON MOLLY Y DICE QUE NO SABE NADA SOBRE GIDEON Y
FABIAN!!!!
Si solo quieres la advertencia: Molly pasa por la casa de Dorcas para básicamente
interrogarla sobre Gideon y Fabian, en busca de respuestas. Dorcas le miente
repetidamente, y en su dolor y desesperación, Molly ataca a Dorcas, ella le arroja té
caliente a la cara y Dorcas la golpea, y luego Molly clava a Dorcas en el suelo y la
estrangula brevemente mientras exige respuestas, inmediatamente se detiene en el
momento en que Dorcas admite que Fabian y Gideon están muertos.

Para aquellos de ustedes que han terminado el capítulo...

LILY LILY LILY!!! LILY MI AMADA!!!! Todos ustedes no tienen idea de cuánto
tiempo he estado esperando para compartir este capítulo, porque finalmente podemos
verla. ¡¡¡y tenemos confirmación de que sí vivirá!!! ¡¡¡LILY ESTÁ VIVA Y ESTÁ A
SALVO!!!
Ella también está... lidiando con mucho, claramente. Sí, lily es una rompedora total de
las reglas, y está arrasando con todas las mujeres en su rango de edad, sin pedir
disculpas y sin vergüenza. ¡¡¡Una chica alfa!!! no se permite tener ninguna conexión
significativa en los últimos cinco años por dolor, menos girlboss de ella, ¡Pero es
válido!

Dumbledore.... ese hombre. ay, ese hombre. Todavía no puedo profundizar en él sin
estropear nada, pero están pasando tantas cosas con ese hombre. ¡¡¡No puedo esperar a
escuchar las teorías de todos!!! Además, si pudiera dejar en paz a mi chica Lily, sería
genial, pero nooo, por supuesto que no, ha decidido ponerla en primera línea, sea lo
que sea que eso signifique. Veremos más sobre eso más tarde, te lo aseguro, será un
tiempo, pero bueno, ¡¡¡al menos ahora sabes que está viva y segura y que no morirá!!!
Es horrible que ella crea que Remus está muerto, aunque :( me pregunto cómo está tan
segura de eso...

(Además, nota al margen, Kingsley y Sybill son gemas, ¡los quiero mucho!)

Bien, luego tenemos un breve momento con todos los mentores, lo que creo que fue
agradable. Fue emocionante poder mostrar más de Frank y Emmeline, a quienes aún
no hemos visto mucho. Veremos más de ellos más tarde.

¡Entonces tienes a Dorcas, así como a Molly! una primera reunión tensa y cargada, sin
duda, pero necesaria, tienes que entender de dónde venían ambos, en esta situación,
Molly sabía que sus hermanos habían desaparecido y tenía la sensación de que les
había pasado algo horrible, debido al mensaje de voz de Gideon, y estaba desesperada
y aterrorizada, lo que la hizo arremeter, mientras tanto, Dorcas le estaba mintiendo a
Molly para intentar protegerla y evitar que se involucrara, porque pensó que Fabian y
Gideon querrían que su hermana estuviera a salvo; ella estaba tratando de hacer lo
correcto.

Así que era una de esas cosas, como que no estaban peleando/teniendo problemas
porque en realidad tenían un problema entre sí, simplemente estaban en una situación
muy tensa y de mierda. ¡De hecho, volveremos a ver a Molly!

Avanzando, ¡Recuperamos Pandora! ahora sabemos por qué se fue para empezar; su
padre está enfermo, lamentablemente, ¡Pero ella ha vuelto para siempre! Pandora mi
amada <3

También toda esa escena entre James y Sirius? desgarrador, pero como, en el buen
sentido??? Regulus y James todavía no lo están haciendo bien, obviamente, pero
veremos más de ellos en el próximo capítulo, al menos tuvieron un día para
simplemente... descansar/respirar.

¡¡¡Por fin wolfstar!!! oh, wolfstar mis amores <3 ¡¡¡SE BESARON!!! Quiero decir,
había un poco de angustia por su situación. Literalmente amantes cruzados por las
estrellas, en este caso, como, ¿Todo eso asunto de que no tienen sentido? devastador.
y, sin embargo, ¿Todavía tomaron la decisión consciente de elegirse el uno al otro de
todos modos? Me estoy tirando a las paredes. Los adoro tanto, tanto.
Trágicamente inevitable y lamentablemente sin sentido... entonces, wolfstar en canon,
¿básicamente? pero nunca nada.

Muy bien, déjame hacer los números:


Tributos restantes: 11
Tributos que han muerto a partir de este capítulo:
Dylan, Avery, Quinn, Evan, Mulciber, ocho sin nombre/otros desconocidos

Notas mías:

Ahhh Lily mi vida, me encanta verla y también su pov, ya veremos más de ella de
aquí en adelante. Y el BESOOO dios, en cualquier historia, ellos me reconfortan, los
amo.

Sin más que decir, como siempre, si ven algún error, no olviden decírmelo, los quiero,
BYEEEE!!!!
Full Circle
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte de animales (debido a todo el asunto de la arena, y es breve, y


no se describe en detalle explícito)
-Referencias a la muerte/asesinato
-Discusiones de amnesia disociativa (solo una conversación honesta y abierta al
respecto)

¡Y eso es! disfruta <3

See the end of the chapter for more notes

Remus llama a la puerta de Sirius sin dudarlo un momento.

Simplemente levanta la mano, por su propia elección, y toca. Sin miedo, sin preocupaciones, sin
restricciones. Sus restricciones internas han sido eliminadas y se siente muy, muy bien al respecto.

Sirius no tarda mucho en abrir la puerta, y ahí está, parado en su lugar con los ojos brillantes y el
cabello húmedo. Se ve más descansado que en días, aunque los moretones debajo de sus ojos por
la falta de sueño general permanecen, incluso si se han desvanecido un poco durante la noche. Es
hermoso, por supuesto, y lo primero que piensa Remus es que le gustaría besarlo.

Esto es... probablemente grosero, honestamente, pero el pensamiento persiste de todos modos,
salvaje, desafiante y deseoso. ¿Sin hola? Cálmate, Lupin, piensa, pero en su defensa, ahora sabe lo
que es tener la boca de Sirius contra la suya. Sus labios son tan, tan insoportablemente suaves.
Remus ya está obsesionado, después de un beso.

"Hola", Sirius exhala, jugueteando con el pomo de la puerta sin pensar mientras mira directamente
a Remus con un rubor que aumenta constantemente en sus mejillas.

"Hola", responde Remus, con los labios fruncidos.

"Estaba… quiero decir, estuve despierto. Despierto. Acabo de darme una ducha. No te estaba
evitando", dice Sirius.
Remus arquea una ceja. "No pensé que lo hicieras. ¿Por qué me estarías evitando?"

"¿Te acuerdas de anoche?" pregunta Sirius, su voz tensa.

"Hm," tararea Remus, los labios temblando de nuevo. "Anoche... Anoche... Vimos los juegos,
luego hicimos brownies... Sí, lo recuerdo".

Esto no hace que Sirius sonría o se sonroje, como esperaba Remus. En cambio, se ve... incómodo, o
tal vez ansioso y vagamente molesto, o las tres cosas. "Remus, tú… um, simplemente no… no me
jodas sobre… recuerdos. Tengo esto… tengo problemas de memoria, así que es… complicado".

"Problemas de memoria," repite Remus, una oleada de culpa creciendo dentro de él en un instante,
porque estaba jodiendo con Sirius. Había asumido que la reacción de Sirius ayer y el día de inicio
de los juegos fue algo así como una respuesta traumática. No era consciente de que era algo
común, un problema recurrente en el día a día, incluso en los días buenos. O, sobre todo en los días
buenos.

"No es-" Sirius lanza un suspiro de cansancio. "No es por mi tiempo en la arena. Bueno, lo es, pero
no físicamente. No es por una lesión en la cabeza ni nada. Quiero decir, tengo muchos problemas
diferentes que acumulé de la arena, y la mayoría de ellos afectan mi mente más que mi cuerpo. Yo
solo— a veces, como que... parpadeo fuera de existencia, o se siente así, y no puedo recordar nada
de lo que sucedió mientras estuve fuera. Mi cuerpo continúa, pero yo' No estoy presente, en
realidad. Como dijiste, cuando parecía que me había ido por un tiempo, eso es porque lo estaba ".

"Oh," dice Remus suavemente, su corazón se encoge. Lo sabía, o podía adivinarlo, pero no tenía
todos los detalles antes de esto. "¿Eso es... hay desencadenantes para eso?"

"A veces, sí", admite Sirius. "Podría ser una forma de defensa, creo, porque puede suceder cuando
estoy... realmente molesto, enojado o estresado. Demasiado para manejarlo, y mi cerebro
simplemente lo bloquea todo. Pero a veces, no, simplemente sucede. No puedo hacer nada al
respecto, sinceramente. Solía ser mucho peor cuando era más joven, por lo que ahora es más fácil
vivir con eso, pero aún así, bueno, nunca va a desaparecer".

"¿No recuperas los recuerdos?" pregunta Remus.

"No. Nunca", le dice Sirius en voz baja. Toma una respiración temblorosa y comienza a juguetear
con su camisa. "Mi memoria es una mierda. Es realmente irregular, especialmente antes de los
juegos, y apenas recuerdo mi primer año después de los juegos. Los juegos en sí, por supuesto que
los recuerdo, cada segundo, lo cual es solo..." Se burla. "Lo único que me gustaría olvidar, y es lo
que más recuerdo".

Remus hace una mueca. "Eso es…"

"¿Jodido? ¿Mala suerte? Sí, lo sé". Sirius levanta una mano, luciendo agitado, y tiene todo el
derecho de hacerlo. "De todos modos, la memoria es algo complicado y delicado para mí, así que...
Y, bueno, a veces tengo recuerdos muy felices que no son, no son reales, o no puedo estar seguro
de que lo sean, o están realmente desordenados y fuera de lugar. ¿Quién sabe qué diablos está
haciendo mi cerebro, honestamente? Entonces, si tengo muy, muy buenos recuerdos que se sienten
demasiado buenos para ser verdad, yo... tiendo a dudar de ellos".

"Ya veo", dice Remus en voz baja, anhelando al hombre frente a él. El hombre que no se merece
esto. Nadie se merece esto, pero Sirius… Oh, le está rompiendo el corazón a Remus. Lo hace
querer ponerse en contacto con todas las personas que participaron en lastimar a Sirius y
simplemente destrozarlas.

Sirius se aclara la garganta. "Claro, tengo este muy buen recuerdo de anoche que estoy esperando
desesperadamente que no haya sido un sueño en mi cabeza. Por favor, dime que en realidad nos
besamos".

"Sí, lo hicimos. Fue encantador", le dice Remus, y la tensión desaparece de los hombros de Sirius
al instante. Sus ojos se iluminan absolutamente, y luego está esa sonrisa suya, la que casi convierte
a Remus en un charco cada vez que lo ve. A pesar de lo triste que es que Sirius haya tenido que
preguntarselo, es algo dulce que se ponga así de contento por segunda vez. También estaba así de
feliz la primera vez.

"¡Brillante!" Sirius declara con genuino deleite, como si realmente fuera una audiencia externa que
tiene una teoría emocionante confirmada e incesantemente complacido de tener razón. Remus
nunca había visto algo tan trágico y adorable a la vez. Sirius le da una mirada sensual y juguetona,
y tal vez su 'expresión caliente' pretenda ser una broma, pero se ve... injustamente bien, en realidad.
"¿Fue tan bueno como lo recordaba?"

"Fue exactamente tan bueno como lo recuerdas", le asegura Remus, divertido cuando Sirius sonríe
más y pretende hacer una reverencia.

"Gracias, gracias", dice Sirius grandiosamente, como si estuviera ganando un premio y dando su
discurso de aceptación. "Me gustaría agradecer a Mary Macdonald, mi almohada, al costado de mi
mano y la mejilla de James Potter esa vez que lo lamí para afirmar mi dominio y reclamar mi
derecho cuando tenía trece años y Zachary Zilloway se atrevió a llamar a James su mejor amigo."

Oh, realmente dio un discurso de aceptación. Este idiota. Remus resopla una risa débil y se cubre la
cara con la mano, tan irremediablemente enamorado que es patético. "¿Lo lamiste?"

"Como un perro, justo al costado de su cara, luego mire directamente a los ojos de Zilloway hasta
que se sintió tan incómodo que literalmente se fue", dice Sirius alegremente.

"¿Y qué dijo James sobre esto?" Remus pregunta divertido mientras deja caer su mano.

Sirius se ríe. "Él pensó que era divertido."

"Por supuesto que sí", dice Remus. "Ambos son ridículos".

"Creo que sus palabras exactas fueron oh, solo mea encima de mí la próxima vez, ¿Por qué no? Y
luego le dije que no me desafiara, porque absolutamente lo haría. Y luego me desafió a hacerlo la
próxima vez, y lo habría hecho, claro, pero Zilloway consiguió un nuevo mejor amigo una semana
después. James dice que le fue infiel, pero me gusta pensar que sabía que lo había derrotado",
explica Sirius encogiéndose de hombros.

"¿Por qué eso no me sorprende?" Remus murmura.

"En mi defensa, solo tenía trece años". La sonrisa de Sirius se desvanece un poco, sus cejas se
fruncen. Luego frunce el ceño. "Creo. ¿O tal vez doce? Realmente no, quiero decir, sé que éramos
jóvenes. Lo sé. Ah, no importa, en realidad. Entiendes mi punto".

Remus le ofrece una sonrisa amable. "Lo hago, sí". Hace una pausa, luego respira hondo.
"¿Puedo... preguntar? Si no te sientes cómodo hablando de eso, por supuesto que no tenemos que
hacerlo. Yo solo—"

"No, está bien." Sirius se aclara la garganta. "Pregunta".


"Es solo que…" Remus se calla, tratando de averiguar cómo expresar lo que quiere decir. "Bueno,
¿Qué te gustaría que hiciera? Cuando suceda, quiero decir. Tú solo... continúa como siempre, así
que supongo que te estoy preguntando cómo te gustaría que te ayudara".

Sirius parpadea. "Oh. Bueno, no lo sé, honestamente. Quiero decir, antes de ti, nadie se dio cuenta
de que me había... ido. Porque, como dijiste, sigo adelante, así que es difícil darse cuenta".

"Está bien", dice Remus. "Si hay algo que no quieres que haga, puedes decírmelo también. Quiero
decir, no haría nada de todos modos, de verdad, pero entiendes mi punto".

"Sí, lo sé. No me molesta", le dice Sirius. "Quiero decir, bueno, obviamente me molesta olvidarme
de la mierda todo el tiempo en contra de mi voluntad, pero eso no es lo que quise decir.
Simplemente, no me molesta que suceda a tu alrededor, o como sea que respondas a eso. Confío en
ti.”

Lo dice tan a la ligera, tan casualmente, como si fuera un hecho inamovible, uno que todos ya
deberían saber, ni siquiera un gran problema. Claramente no parece pensar que esto es un gran
problema en absoluto, ni siquiera parpadea al respecto, como si lo supiera desde siempre.

Remus siente que su corazón se hincha hasta que casi duele, como si fuera a explotar. No es
consciente de cómo va a responder a esto hasta que las palabras ya están saliendo de su boca en una
carrera sin aliento. "Por favor, dime que ya te lavaste los dientes, porque me gustaría mucho volver
a besarte".

Sirius estalla en una sonrisa, reprimiendo una carcajada, y luego se estira para agarrar a Remus por
el cuello y lentamente, oh, muy lentamente, lo jala hacia adentro. "Tienes suerte; mis dientes están
cepillados", bromea, y luego tira de Remus en un beso para probarlo.

No hay duda esta vez. Sirius lo busca con entusiasmo, como si lo quisiera tanto como Remus.
Toma la mandíbula de Remus y enrolla su otra mano en el cabello de Remus, besándolo y
besándolo y besándolo tan profundamente que Remus pierde la noción de... todo, honestamente.
Cualquier cosa que no sea Sirius en sus brazos y la boca de Sirius contra la suya simplemente no
importa.

Remus acerca a Sirius para sentirlo mejor, y él es tan… joder, es simplemente perfecto. Todo en él
es maravilloso; el calor de su boca, la suave sensación de su cabello, la forma de él cuando se
inclina hacia adelante para presionarlos más juntos. Está el suave arrastre de la lengua de Sirius,
experimental, y luego está haciendo un ruido silencioso en el beso mientras gira sin pensar para
empujar a Remus contra la puerta. Remus va de buena gana, ya distraído por su mano en el cabello
de Sirius y la sensación de los dientes de Sirius mordiendo su labio inferior, probando, explorando.

Es casi... ¿novato? Como si no estuviera del todo seguro de lo que está haciendo, de lo que disfruta
o de lo que no... así que lo está averiguando. Remus duda que eso sea cierto, pero puede admitir que
le gusta lo minucioso que es Sirius, tomándose el tiempo para hacer que el beso sea realmente
bueno. Es alucinantemente bueno, por lo que sus esfuerzos no son en vano. Cuanto más lo hacen,
más asentado se vuelve Sirius, y Remus está más que feliz de quedarse aquí y dejar que Sirius se
tome su tiempo para hacer lo que quiera.

Sin embargo, el labio inferior de Sirius eventualmente es demasiado tentador para ignorarlo, y solo
necesita sentirlo entre los dientes. En realidad, necesita hacer muchas cosas y se dispone a hacerlas
porque Sirius se lo permite. De hecho, parece estar a bordo y en total apoyo, si el suave gemido que
se le escapa y la forma en que se enrosca en el beso son algo por lo que pasar. Él es tan, tan
receptivo; reaccionando a todo como si nunca lo hubiera sentido antes, como si el mismo Remus le
estuviera presentando lo que es sentirse bien. Remus sabe que eso no es posible, pero disfruta la
sensación de todos modos.

El beso se rompe cuando Sirius toma una bocanada de aire profundo, sus dedos se doblan en el
cabello de Remus, un escalofrío lo recorre mientras se toma un segundo para respirar. Está
jadeando. Remus se ríe, bajo y cálido, luego agacha la cabeza y la boca a lo largo de la mandíbula
de Sirius, dirigiéndose directamente a su cuello.

"Oh, eso es—mm, eso es realmente—" Sirius se interrumpe con un sonido ahogado, su cabeza cae
hacia atrás cuando Remus aparentemente encuentra un punto sensible. A Sirius realmente le debe
gustar, porque se arquea más cerca con un gemido ahogado.

Remus retrocede minuciosamente, con una cantidad de paciencia verdaderamente impresionante.


"No debería hacer eso demasiado. Te salen moretones tan fácilmente".

"No me importa. Hazlo", susurra Sirius, tirando del cabello de Remus.

"La gente verá", advierte Remus. “Llegarán a sus propias conclusiones y harán suposiciones—

"Déjalos", interrumpe Sirius sin aliento. "No me importa lo que piensen los demás cuando me
miran. No dejes que eso te detenga, porque ciertamente no va a detenerme a mí".

"Nadie lo sabrá. Te mirarán y pensarán que te has acostado con algún patrocinador; mirarán las
marcas y estarán celosos de algún rico inventado en su cabeza. Algunas personas incluso afirmarán
que son ellos, pero nadie lo sabrá. Nadie más que tú, cuando te mires en el espejo", murmura
Remus, cediendo y arrastrando su boca hacia el cuello de Sirius. Comienza lentamente, tarareando
cuando Sirius prácticamente vibra contra él. “Y yo. Yo también lo sabré.”

"Sí, sí, sí", canta Sirius, su voz es aguda, y suena como si acabara de escuchar las mejores noticias
de su vida. En este momento, Remus cree que podría lograr que Sirius acepte absolutamente
cualquier cosa. Está tan ansioso. Tan serio.

Entonces Remus lo hace a propósito, y también lo hace con un propósito. Concentración absoluta.
Deja marcas en la garganta de Sirius, arriba y abajo del costado, arriba y abajo. En todo momento,
Sirius respira con dificultad, jadea y sisea entre dientes, y Remus cierra los ojos para disfrutar de
sus hermosos sonidos. Sirius se retuerce contra él, tirando inquieto de su cabello, por lo que Remus
deja caer ambas manos en su cintura para mantenerlo quieto.

Sirius procede a maldecir por lo bajo y golpea su mano libre contra la puerta justo al lado de

La cabeza de Remus, sobre su hombro, y Remus reflexivamente salta un poco y se aleja para
asegurarse de que Sirius está bien. Sirius gime y dice: "Lo siento, lo siento, lo... mierda, lo siento.
Eso fue... no esperaba que esto se sintiera tan bien. Lo siento. No... no tienes que parar. Estoy bien.
Estoy muy bien en este momento, Remus.”

"Está bien", dice Remus, ahogando una risa. Arruga la nariz juguetonamente y se inclina para
chocarla contra la de Sirius, ganándose una suave carcajada. "Simplemente no rompas la puerta. Ni
tu mano".

"Haré lo mejor que pueda", murmura Sirius, sonando sin aliento.

Remus le sonríe y bromea, "¿Qué, ningún amante del pasado te lo ha hecho bien antes?"

"Um". Sirius se aclara la garganta. Sus pupilas están hinchadas y su rostro ya está sonrojado, pero
Remus puede decir cuándo se está sonrojando por estar nervioso, en lugar de irritado. Se mueve un
poco y le da a Remus una sonrisa débil. "Bueno, esa es la cosa. Nunca he tenido amantes en el
pasado. Nunca he estado con nadie".

"Tú-" Remus parpadea, genuinamente sorprendido. "¿Qué?"

Sirius frunce el ceño. "Sé que mi reputación sugiere lo contrario, pero pensé que dijiste que no
creías nada de esa mierda".

"No lo hago", dice Remus rápidamente, con los ojos muy abiertos. "Simplemente asumí, quiero
decir, ¿Tal vez en casa? O tal vez un Hallow aquí o allá, pero no tanto como dicen. Lo cual es...
eso estaría bien, Sirius".

Sirius resopla. "Bueno, no, no lo he hecho. Lo único que he hecho es besar a Mary Macdonald
cuando tenía dieciséis años y nada más desde entonces. Lo creas o no, convertirme en un objeto
sexual para los Hallows tiende a posponerte del sexo. "

"Está bien, eso está—está bien, Sirius", murmura Remus, sosteniendo su mirada. "Quiero decir, en
realidad, no, eso no está bien. Eso es horrible, y lamento que hayas tenido que lidiar con eso. Pero
quiero decir, está bien, no tenemos que hacer nada".

"Bueno... bien", espetó Sirius, claramente a la defensiva. De alguna manera, Remus lo ha ofendido,
o molestado, o ambos. Él se aparta, sin verse complacido en absoluto. "Bien, porque no lo
haremos".

Remus levanta las manos en señal de rendición. "Por supuesto."

Sirius frunce el ceño un poco más, y se quedan allí en un silencio casi sofocante durante unos
minutos, y luego Sirius vuelve a él como si nunca se hubiera ido. En segundos, está besando a
Remus de nuevo, básicamente sujetándolo a la puerta con su entusiasmo, gimiendo en el beso
como un hombre que descubre un milagro. Remus se ríe sin aliento, incapaz de evitarlo, y Sirius
murmura bastardo presumido contra sus labios antes de esencialmente empujar su lengua en la
boca de Remus para darle algo que hacer además de reír. Remus lo toma como el regalo que es.

Todavía lo están haciendo (bastante bien, también) cuando un grito hace que ambos se separen
para ver a Pandora tapándose los ojos con la mano mientras se aleja a medias. "¡Oh! Yo no… solo
iba a despertar a Sirius. Lo siento".

"Está bien." Remus se aclara la garganta y se endereza. "De verdad, Pandora, estás bien".

"Hice el desayuno", dice Pandora débilmente, aún sin destapar sus ojos. Sus labios se curvan.
"Lamento interrumpir. No sabía que ustedes dos habían... llegado a este punto".
"Es un progreso", murmura Sirius.

"Bueno, eso es encantador", declara Pandora alegremente. "Me iré, entonces. Te dejo con tu...
progreso. Correcto. Disculpa".

"¡Gracias por hacer el desayuno!" Remus la llama agradecido, y Pandora simplemente saluda con
la mano por encima del hombro con una risita mientras desaparece por el pasillo.

Sirius gime y deja caer su frente contra el hombro de Remus, golpeándolo suavemente con la
cabeza. “Ni siquiera la oí venir.”

"Si te hace sentir mejor, yo tampoco". Remus se estira y pasa sus dedos por el cabello de Sirius,
luego lo empuja suavemente para que incline su rostro hacia arriba. Sirius lo hace, y Remus se
inclina para darle un dulce y breve beso que hace que Sirius suspire suavemente cuando se aleja.
Remus sonríe. "Vamos. Tienes un largo día por delante y necesitas desayunar".

"Correcto", dice Sirius. "Si, eso."

Riendo, Remus se agacha para agarrar la mano de Sirius y enredar sus dedos, luego lo arrastra por
el pasillo. Sirius lo sigue con una sonrisa torcida y triunfante.

~•~

James sabe dónde están él y Regulus, pero se cuida de no mencionarlo. Está planeando decir
casualmente: "Oh, mira esa conveniente cueva de allí", y luego arrastrar a Regulus adentro antes de
que sospeche. Seguramente eso funcionará.

Es el día cinco. Aún quedan once tributos. Nadie ha muerto desde Mulciber, y el hecho de que un
grupo de personas haya permanecido en una cueva sin ser detectados y a salvo durante tanto
tiempo significa que James quiere casi fervientemente llevar a Regulus allí. Solo por un día o dos,
como mínimo. También superarán en número a los mortífagos de esa manera, y dado que él y
Regulus mataron a tres de los siete de sus miembros, siente que lo mejor para ellos es llegar a un
lugar donde no sean fáciles de encontrar. Necesitan más tiempo.

El día anterior fue... malo. Muy, muy jodidamente malo. Bueno, todos los días han sido malos,
francamente, pero independientemente. James y Regulus pasaron el día anterior sin hablarse ni
mirarse, ambos demasiado perdidos en sus propios pensamientos, lidiando con su propio dolor,
pena e ira.

Se ha trasladado hasta hoy. Comenzaron tarde, porque ambos se despertaban constantemente de las
pesadillas, por lo que ninguno de los dos durmió bien. Regulus está callado otra vez, y James está
tan jodidamente exhausto que está tentado a unirse a él en silencio. De repente se siente como lo
más difícil de hacer para contar chistes y encontrar cosas de qué hablar; Regulus se ha cerrado, y
James juraría que alguna luz interior en él se ha apagado.

Aun así, James quiso decir lo que le dijo a Sirius anoche. Todavía están aquí, y todavía lo intentan,
y el plan sigue siendo el mismo. James está ayudando a Regulus a superar esto y nada lo detendrá.
No hay fuerza en este mundo que pueda detenerlo, en este momento. Realmente, es su principal
motivación ahora, especialmente dentro de la arena. Es lo único que lo mantiene en marcha cuando
quiere sentarse y simplemente llorar.

En cierto modo, James quiere agradecerle a Regulus por eso, porque incluso ahora, incluso aquí,
James encuentra consuelo en él. Propósito. Esperar. Sin que él lo sepa, Regulus le está dando algo
por lo que vivir, por lo que luchar, simplemente con cada respiración que toma.

Con solo saber eso y experimentar la arena, James está comenzando a aprender cosas sobre sí
mismo en las que nunca antes se había detenido a pensar.

Por un lado, es un cuidador. Le gusta cuidar a la gente. Hacer que otras personas se sientan mejor
lo hace sentir mejor y, por lo general, sabe cómo hacerlo. Es algo natural para él y le da una
sensación de logro. A veces es cansador, a veces lo agota, y a veces se olvida de que también
necesita que lo cuiden, pero en general, es lo más gratificante que ha hecho en la vida.

Otra cosa, está demasiado apegado a su moral. Piensa que si Regulus no estuviera aquí con él, le
costaría luchar como lo ha hecho. Tener un propósito en el que concentrarse, una meta que supere
lo que está dispuesto a hacer para sobrevivir, podría ser lo único que lo ayudó a sobrevivir tanto
tiempo. Ha matado gente. Ha quitado vidas. No está seguro de si hubiera sido capaz de hacer eso si
no estuviera luchando por algo, o por alguien, más exactamente, porque duda que hubiera estado
dispuesto a anteponer la importancia de su propia supervivencia a la de los demás, en cuyo caso, ya
estaría muerto.

Por último, es mucho más resistente de lo que nunca pensó. Ahora ha sufrido cosas a las que solo
ha estado expuesto a través de las personas más cercanas a él y, sinceramente, nunca pensó que
sería lo suficientemente fuerte para manejarlo y, sin embargo, lo es. De alguna manera, lo es. De
alguna manera, a pesar de todo, sigue yendo.
Él simplemente sigue adelante.

Eso significa algo para James. Eso es importante para James. Tal vez lo vuelve optimista, no está
seguro, pero realmente cree lo que le dijo a Regulus. Quién es él, quiénes son realmente, eso es de
ellos; nadie puede quitarles eso. Puede ser alterado, y puede ser moldeado más allá del
reconocimiento, pero de qué están hechos, lo que los hace como personas, no se puede borrar. Y
James todavía se aferra a eso, negándose a dejarlo ir. Será él hasta su último aliento.

Entonces, James reflexiona sobre estas cosas durante la primera hora de la mañana cuando él y
Regulus se preparan y salen en silencio. En realidad, es un momento de examen de conciencia para
él, si es honesto, y lo ayuda a calmarse más de lo que esperaba. Por supuesto, el hecho de que
todavía tienen un largo camino por recorrer y mucho por delante también lo ayuda a él
esencialmente a ordenar su mierda, tanto como puede.

El siguiente es el mismo Regulus, quien definitivamente se ha alejado lo más posible mientras


viajaba con James. Es inquietantemente similar a la forma en que era a los quince años, cómo se
está alejando, negándose a dejar que nadie se acerque a él. Perder a Evan fue un gran golpe para
él.

Francamente, James está molesto por eso porque Evan fue amable, servicial y divertido, y la
muerte es molesta, pero no lo golpea tan fuerte como a Regulus, quien en realidad se acercó a él
aparentemente por accidente. Por supuesto que nunca haría eso a propósito, simplemente para
evitar exactamente lo que está sintiendo en este momento, pero fue una de esas cosas que acaban de
suceder de todos modos. Sin siquiera quererlo, hizo un amigo en el que confiaba y luego lo perdió.
El corazón de James sufre por él.

James no sabe qué hacer al respecto. Como ayudar. Ni siquiera sabe si puede ayudar, porque esta
es una de esas cosas en las que Regulus debería sufrir por ello. Se le debe permitir tomarse el
tiempo para hacer el duelo como lo necesita.

El problema es que están en los juegos del hambre y no tienen esos lujos. Regulus no puede reducir
la velocidad para llorar. No puede cerrarse y retirarse a sí mismo. No puede hacer todas las cosas
que debería poder hacer en respuesta a la pérdida de un amigo, porque si lo hace, también podría
morir.

James pasa mucho tiempo tratando de encontrar la mejor manera de ayudar, pero realmente no
puede pensar en nada que hacer o decir, lo que extrañamente le genera ansiedad. Luego, de la nada,
Regulus cambia abruptamente de dirección alejándose de la cueva donde están los demás, y James
tiene su oportunidad.

"Espera, espera, ¿A dónde vas?" James espeta, saltando hacia adelante para girar frente a él y
frenarlo.

Regulus parpadea, con los ojos muertos. Es inquietante. "¿Por ahí?"

"¿Por qué?" James pregunta, desconcertado.

"Porque no podemos seguir así ", dice Regulus lentamente, como si estuviera hablando con un
idiota. Señala la dirección en la que iban, la dirección en la que James realmente quiere que sigan,
porque ahora están muy cerca. "No es inteligente. Simplemente daremos la vuelta y, finalmente,
nos encontraremos con los mortífagos si seguimos adelante".

James frunce los labios. "Tú no sabes eso".

"Sí, lo creo. Este lugar es un círculo, James. El bosque se envuelve en un anillo".

"¿Cómo lo sabes? ¿Has completado un circuito?"

"Yo—" resopla Regulus, luciendo ofendido. "No, pero no necesito hacerlo. El río carmesí envuelve
la cueva y todo el bosque envuelve el río carmesí. Es solo sentido común".

"Crees que eres tan inteligente, ¿No?" James pregunta, con las manos en las caderas.

Regulus entrecierra los ojos. "De hecho sí lo hago."

"¿Sí?" James inclina su cabeza en la dirección en la que quiere ir sugestivamente. "Pruébalo."

"No tengo que hacerlo ", espeta Regulus. "No hay necesidad de que demuestre que tengo razón.
Solo estoy jodidamente en lo correcto. Ahora, cállate y camina".

"Creo que tienes que demostrarlo esta vez", evade James. Sabe que lo está presionando, pero...
bueno, tiempos desesperados y todo eso. Levanta las cejas. "Esta vez, creo que te equivocas".
Y lo consigue. Los ojos de Regulus se iluminan. Con furia, sí, pero se iluminan. James está
tomando sus victorias, en este punto.

Durante al menos los veinte minutos siguientes, James se sumerge en una interminable guerra de
discusiones con Regulus sobre su sentido de la orientación, algo con lo que James no tiene ningún
problema en realidad, pero si hay algo que James ha aprendido en la última década es a sacar de
quicio a Regulus. James se enorgullece de que nadie moleste a Regulus como él.

En un momento, James admitió que dejó que la irritación de Regulus se desvaneciera un poco en el
fondo, pero eso no es su culpa, en realidad. No se le puede culpar por ello. Regulus tiene las
mejillas sonrojadas, y sus ojos son más brillantes de lo que habían sido desde la tercera noche, y él
es solo—es tan hermoso. Incluso aquí, después de haber pasado cuatro días sin jabón y sin una
ducha, solo con agua para tomar baños rápidos, todavía cubierto de sangre seca y moviendo su
daga sin cuidado, sin pensar entre sus dedos, incluso aquí, así, él es tan jodidamente hermoso.

Francamente, James está teniendo pensamientos inapropiados al límite, por lo que llega a la
conclusión de que está severamente agotado de su necesidad de afecto. Siente que se va a volver
loco si no llega a tocar a alguien de la forma en que le pican los dedos. Ni siquiera de forma
sexual; simplemente quiere... chocar los hombros con alguien, o simplemente sentarse con su
muslo presionado contra el de otra persona, y probablemente se derrumbaría si alguien lo abrazara
en este momento. Maldita sea, está hambriento de tacto. Literalmente hambriento de tacto.

Honestamente, aferrarse a Regulus por la noche puede ser lo único que lo ha mantenido cuerdo
hasta ahora, pero es demasiado consciente de que Regulus no quiere que lo toquen, especialmente
recientemente. Hubo, por supuesto, todos los toques suaves entre ellos cuando estaban usando el
ungüento, pero eso fue después de la violencia. Hay tanta violencia, y James quiere... Bueno, él
quiere afecto por el amor.

Quiere a Sirius, francamente. Siempre son cariñosos, y lo han sido desde que eran niños. Regulus,
menos, incluso cuando era un niño, aunque a veces dejaba que Sirius fuera su excepción. Incluso
cuando Regulus estaba enamorado de él, nunca se esforzaba por tocar a James; dejó que James lo
tocara, incluso parecía ponerse nervioso y complacido cada vez que James lo hacía, pero, por
supuesto, James lo daba por sentado y no lo hacía muy a menudo. Cuando empezó a querer
hacerlo, ya era demasiado tarde.

James se pregunta cuántos días, cuántas semanas, meses, años pasó Regulus esperando que James
lo tocara, y ahora James quiere hacer exactamente eso con tantas ganas que le duelen las manos,
solo para que Regulus esté perpetuamente fuera de su alcance, incluso cuando James podía estirar
la mano y tocarlo. No es querido, y eso hace toda la diferencia del mundo.

"—solo la circunferencia básica, y la cueva es el punto medio del diámetro", Regulus se está
quejando, completamente ajeno a lo mucho que James quiere abrazarlo en este momento.

Parpadeando violentamente, James se aclara la garganta y dice: "Oh, sí, sigue hablando de
matemáticas. No hay absolutamente nada más atractivo. Eres un sabelotodo. Si me dices qué es la
mitocondria, no estoy seguro de contenerme".

"La mitocondria es el motor de la célula", murmura Regulus, luego frunce el ceño. "En primer
lugar, eso es ciencia; eso ni siquiera se acerca a las matemáticas. En segundo lugar, no soy un
sabelotodo".

"Eres absolutamente un sabelotodo", responde James con un resoplido. "Siempre has sido un
pequeño nerd, ¿De qué estabas hablando? No creas que me he olvidado de tus diarios, todos esos
escritos que solías hacer, tu obsesión con la poesía de chico triste. Oh, lo recuerdo".

Regulus le frunce el ceño. "¿Poesía de chico triste? Vete a la mierda".

"Baby Black y sus pequeños diarios con las flores presionadas entre las páginas", bromea James,
impotentemente afectuoso. Siempre lo ha encontrado insoportablemente lindo, francamente.
"Sabes, apuesto a que solías escribir sobre mí, ¿No?"

Regulus frunce el ceño con más fuerza, su rostro se vuelve aún más rojo que hasta ahora, y muy
agresivamente se niega a responder.

James se ahoga con una risa atónita. "Espera, ¿En realidad? ¿Lo hiciste?"

"Vete a la mierda, James", Regulus gruñe.

"No, cállate, eso es adorable", declara James sin aliento, más encantado de lo que ha estado en
días. "Estabas enamorado de mí y escribiste sobre eso en tus diarios. Eso es tan... No puedes
imaginar lo complacido que estoy por esto. Adelante, ¿Qué escribiste?"

"¿Por qué recordaría eso?" Regulus se queja. "Obviamente no he escrito nada sobre ti en los
últimos diez años".

"¿No?" pregunta James, extrañamente decepcionado, porque incluso si Regulus solo estuviera
escribiendo sobre cuánto lo odiaba, al menos todavía estaría escribiendo sobre él. "Bueno, quiero
decir... seguramente has leído tus viejos diarios, Regulus".

Arqueando una ceja, Regulus dice: "No, no lo hice, porque los quemé".

"Tú-" James es inexplicablemente traicionado por esto. "¿Qué? ¿Por qué?"

"Porque, cuando tienes quince años, eso es lo que haces para superar tu primer—" Regulus se
detiene, esa oración flotando allí en el resonante silencio después de que cierra la boca con tanta
fuerza que sus dientes chasquean juntos.

James levanta las cejas. "Primer…?"

"Flechazo", completa Regulus, y es como sacar los dientes. En realidad, James está bastante seguro
de que Regulus preferiría arrancarse los dientes uno por uno desde la raíz que admitir en voz alta
que solía estar enamorado de James. "Cuando tienes quince años y estás superando tu primer
flechazo, quemas todos los diarios que tienen evidencia vergonzosa e incriminatoria de dicho
flechazo, así que al menos cuatro años de diarios son cenizas gracias a ti".

"Eso es realmente... No lo sé, amor, eso es un poco exagerado, ¿No? Parece que vino de un lugar
de pasión, si me preguntas".

"Yo no te pregunté."

"Bueno, solo digo", murmura James, inclinando la cabeza hacia un lado. "Es una pena lo de los
diarios, de verdad. Tal vez si los lees de nuevo, recordarás lo que te gustaba de mí".

"Oh, nunca lo olvidé", dice Regulus. "Simplemente llegué a odiarlo".

Los labios de James se contraen. "Entonces, ¿Qué te gustaba de mí? ¿Qué es lo que llegaste a
odiar, Regulus?"

Regulus lo mira por un largo momento, y James no cree que vaya a responder al principio, pero
luego, sorprendentemente, susurra: "Como me hacías sentir".
"¿Sentir que?" James pregunta, con el corazón acelerado.

Esta vez, Regulus no responde. Simplemente se da vuelta y comienza a alejarse, dejando que James
lo mire fijamente mientras su mente lucha por descubrir qué es exactamente lo que le hizo sentir a
Regulus y cómo podría volver a hacerlo.

Aunque, en realidad, no tiene sentido intentarlo. James sabe cómo termina esto, por lo que cada
momento que se siente como algo importante, algo especial, no puede ir a ninguna parte. James
simplemente se encuentra perdido en él una y otra vez, buscándolo compulsivamente, porque no
puede evitar cómo se siente. Para él, hay mucho significado en ello, en todo lo que llegan a tener,
en cada interacción y en las porciones de tiempo robadas que les quedan juntos.

Esa es otra cosa que James está aprendiendo. Su amor se parece mucho a la supervivencia.
Simplemente sigue adelante, pase lo que pase. La supervivencia es un proceso horrible, y aquí
están, todavía tan horriblemente vivos; más o menos lo mismo, James todavía está horriblemente
enamorado.

"No, de verdad, ¿Sentir qué?" James insiste, apresurándose a alcanzarlo, literalmente desesperado
por saber.

Regulus continúa ignorándolo, alcanzando claramente su límite para compartir hoy. James sabe que
no sacará nada más de él, no ahora, así que suspira e internamente le clava un alfiler. Volverá
sobre eso más tarde.

Por ahora, el objetivo es no alertar a Regulus sobre el hecho de que está volviendo en la dirección
que James originalmente quería que entrara. Otros veinte minutos de caminata y alcanzarán a los
demás. Honestamente, James está ansioso por ver a Vanity, especialmente. Ha estado
preocupándose por ella durante las noches frías. Será bueno ver a Peter, Irene y Mathias también.

Empieza a ponerse un poco nervioso a medida que se acercan, porque él sólo está asumiendo que
están allí. Por lo que él sabe, podrían haberse mudado hace días. James se ha ido desde la mañana
del segundo día. No está del todo seguro de si los creadores del juego los hubieran… dejado solos,
pero al mismo tiempo, hubo tanta actividad en los últimos días con ellos y los mortífagos que tal
vez los creadores del juego no sintieron la necesidad de molestarse con alguien más.

Los espectadores solo pueden ver algunas cosas a la vez. Los creadores de juegos no querrían
abrumarlos con demasiadas cosas demasiado rápido. Sirius mencionó ese hecho y cómo podría
usarlo para su beneficio, por lo que James espera que los demás estén a salvo en este momento y
aún donde los dejó.

A medida que se acercan, James realmente espera que ese sea el caso, porque hay un susurro en
algunos arbustos que hace que él y Regulus se congelen. Ambos tienen sus armas levantadas y
listas en un instante, siempre un poco nerviosos ahora, solo esta paranoia persistente y preparación
para pelear.

Regulus está más cerca de los arbustos, y se acerca aún más en completo silencio, con la daga en la
mano. Los arbustos susurran con más fuerza, y luego surge una forma, a lo que Regulus responde
de inmediato. En segundos, está barriendo a quienquiera que sea y se agacha para poner su daga en
su garganta, cortando su agudo grito.

"¿Peter?" James parpadea, luego se ilumina. "¡Peter!"

"¿James?", pregunta Peter, con voz temblorosa.

"¡Oye!" James dice alegremente, apresurándose para sonreírle. Hay montones de pieles
desparramados a cada lado de él que James está bastante seguro de que tenía en sus manos;
animales de las trampas, sin duda. "Oh, ¿Recolectando comida?"

Peter hace un ruido silencioso de puro terror. "Ah, sí."

"¿Correcto?" James pregunta con el ceño fruncido, y luego se da cuenta tardíamente de que
Regulus todavía lo está inmovilizando contra el suelo con una cuchilla en la garganta. A James se
le saltan los ojos y se lanza hacia adelante para quitarle rápidamente la muñeca. "Por el amor de
Dios, Reg, es solo Peter".

"Gracias", jadea Peter, empujándose temblorosamente hacia arriba. Él parpadea hacia ellos,
tomando una respiración profunda mientras se estira para presionar sus dedos temblorosos en su
garganta. "Um, dejando de lado que casi muero, es genial verte, James. Hemos estado
preocupados".

"Te dije que volvería", le informa James con una sonrisa. En realidad, no puede recordar si lo
prometió o no, ya no, porque ahora se siente como si hubiera pasado toda una vida, pero, bueno, se
siente como algo que habría dicho. "¿Están Irene y Mathias aquí? Los envié por aquí".
"Sí, están aquí", confirma Peter, asintiendo mientras se acerca para recoger lo que dejó caer.

De repente, Regulus se pone de pie y se aleja sin decir una palabra, haciendo que James lo mire
fijamente. Peter parpadea, luego mira a James con visible confusión.

"Sólo, em, danos un segundo", murmura James.

"¿Tienen algunos problemas domésticos*?" Peter pregunta irónicamente.

James suspira. "No tienes idea."

~•~

Regulus va a matar a James. Teniendo en cuenta su entorno y situación actuales, esta no es una
amenaza vacía. No ha escuchado un cañón en mucho tiempo, y una parte de él está ansioso por
escucharlo, lo que indica que está más cerca del final. James estando muerto; un paso más cerca.

Oh, Regulus definitivamente lo va a asesinar. Solo…solo saca su daga, se la pone en su garganta,


observa la forma en que pone esa mirada en sus ojos cada vez. Un brillo Un centelleo. Esa
confianza arrogante y segura de sí mismo de que Regulus podría sofocarlo deslizando esa hoja
afilada lentamente, muy lentamente, a través de su garganta hasta que la sangre brota, y tal vez la
respiración de James se entrecortara, tal vez él gime…

"Oh, estoy jodido", murmura Regulus en voz baja, completamente furioso. Encantador, se ha
vuelto completamente loco. Tan expuesto a la violencia que incluso está empezando a mezclarse
con el sexo.

Gruñendo por lo bajo, Regulus se adentra más en el bosque, con todo el cuerpo picando. Está
enojado, sí, y también a regañadientes impresionado de que James haya logrado guiarlo aquí
simplemente porque lo conoce muy bien, sabe exactamente qué botones presionar. Oh, Regulus
odia haber caído en la trampa. James lo engañó con esto. Maldito manipulador.

Regulus se detiene, tomando una respiración profunda antes de soltarla lentamente, con la daga en
la mano y los oídos agudos mientras escucha los sonidos de cualquier posible acercamiento.
Reflexivamente, levanta la vista para escanear los árboles. Él siempre piensa en mirar hacia arriba
ahora.
Evan nunca está allí.

Por un momento, Regulus deja que sus ojos se cierren. Las cosas han sido... difíciles. Se ha sentido
como si se moviera bajo el agua desde que Evan murió, desde que James mató a Mulciber.
Preocuparse por James antes se sintió como... resurgir por un momento, lo que no había visto venir.
Había pensado que estaba agradecido de lo amortiguado que se había vuelto todo, como si todo
viniera de la distancia y se quedó en un estado de escape.

Ha estado en piloto automático, pero solo en el sentido de que el avión se ha estado estrellando en
cámara lenta. Cerrarse, como resultado, no es lo más simple de hacer cuando es demasiado
consciente de que hacerlo podría matarlo. Es como si sus instintos de supervivencia estuvieran en
guerra con la sensación de que ya estaba muerto por dentro.

Entonces, no, no esperaba que se sintiera… bien por un momento. Como salir a buscar el aire que
necesitaba desesperadamente, aunque ni siquiera sabía que lo estaba esperando. Solo escuchar el
sonido de su propia voz, la vida en ella, lo dejó sintiéndose menos desorientado. Escuchar la voz
de James, ver su sonrisa, sentir el calor de su mirada... Bueno, extrañamente, resultó ser lo más
reconfortante que le había pasado en mucho tiempo.

Lo cual es una pena, porque Regulus va a matar a James.

En un momento. Cuando lo alcance.

Regulus no duda de que James lo seguirá, incluso con sus estúpidos aliados dentro del alcance. Sin
embargo, es agradable estar solo durante unos minutos. Ha estado tan cerca de James durante los
últimos días sin apenas descansos, y no ha podido escapar, ni por un momento, al menos no en
situaciones que no impliquen correr y luchar por su vida. Y eso... Eso ha sido sofocante a su
manera, lo cual es desconcertante, porque ¿Cómo puede James ser a la vez un soplo de aire fresco
y la sensación de ser asfixiado?

Regulus solo... solo necesita un momento.

Lo consigue.

Por más de un momento, incluso más de dos, Regulus se queda completamente solo. Al principio,
es bueno. Él respira. Se toma el tiempo para simplemente respirar, inhalando profundamente y
exhalando lentamente. Su mente está vacía, limpia y, por un momento, está completamente
tranquilo. Sólo como si existiera, de verdad.

Y luego Regulus mira a su alrededor. Es cuidadoso al respecto, no hace ruido mientras gira en su
lugar, buscando algo. Le toma un momento vergonzosamente largo darse cuenta de que no, no está
buscando nada en absoluto, sino a alguien. James. Menos de un minuto sin él, y lo está buscando.

Hay una creciente sensación de duda arrastrándose a través de él de que tal vez James no vaya a
seguirlo. Ha encontrado a sus aliados, ¿No? Tal vez haya terminado con todo lo que Regulus es
indirectamente (y a veces directamente), pero indiscutiblemente responsable de hacerle soportar.
Francamente, si Regulus pudiera liberarse y escapar, lo haría en la primera oportunidad que
tuviera, todo mientras se despide de él.

Tragando, Regulus se para en su lugar y se siente ridículamente pequeño. Como un niño perdido
que no sabe cómo encontrar el camino a casa. Buscando a tientas en la oscuridad, desesperada por
algo de luz.

Luego, como la encarnación viviente del sol que es, James se abre paso entre los árboles con su
hacha en la mano y una expresión cautelosa pero determinada en su rostro. Regulus escucha la
pequeña y tranquila exhalación de alivio que escapa de sus propios labios y se odia a sí mismo por
ello.

James, por supuesto, está claramente esperando una discusión, pero es obvio por su
comportamiento que está listo para pelear. Regulus, por supuesto, absolutamente va a discutir con
él, tan pronto como se deshaga de la necesidad de ir y arrastrarse a sus brazos y nunca, nunca
volver a dejarlos.

¿Por qué está teniendo palpitaciones ahora? ¡James ni siquiera ha hecho nada! Sólo está... allí.

Sí, Regulus tendrá que matarlo.

"Te voy a matar", anuncia Regulus.

"Escucha-"

"No absolutamente no."


"Solo escúchame, ¿Sí?" James dice, su voz tensa. Se acerca casi con cautela. "¿Recuerdas cuando
dijiste que lo pensarías?"

Regulus lo mira fijamente. "No he tenido exactamente el tiempo para pensar mucho en eso,
¿Verdad?"

"No, tal vez no, pero no es necesario", le dice James. "Reg, están aislados y seguros. Con ellos,
superamos en número a los últimos cuatro mortífagos, y tal vez podamos hacer algo con eso. Los
mortífagos tienen un lugar al que volver, y se mueven en números, ¿No? Eso es porque es lo más
inteligente".

"Sí, y mira a dónde los ha llevado eso, James".

"Tener números y una base reclamada no es la razón por la que ya han perdido tres. Nosotros
somos la razón, así que ni lo intentes".

"Lo sé", murmura Regulus, porque es muy consciente de lo que él y James han hecho. Está impreso
en su cerebro. "Yo solo-"

"Hay una fuente constante de agua, y tienen muchas trampas instaladas que realmente atrapan
cosas", continúa James apresuradamente, sacudiendo la cabeza. "Han aislado la cueva para que sea
más cálida, o eso dice Pete, y puedes encender un fuego allí sin llamar la atención. Irene y Mathias
son bastante buenos luchadores, e incluso Peter puede lanzar un puñetazo, así que no es como si
ellos fueran indefensos. Quiero decir, incluso Vanity está dispuesta a golpear a alguien si tiene que
hacerlo. Lo he visto. Ella realmente lo intentó con Peter cuando aparecimos aquí por primera vez,
ya sabes. He sobrevivido aquí durante días, Regulus. Días. Entonces, nosotros también podemos".

"James-"

"Y sé que estás preocupado por los mortífagos porque sin duda nos están buscando y tienen armas,
pero aparentemente los demás también están trabajando en una forma de obtener armas para ellos,
y creo que deberíamos ayudarlos."

"No confío en ellos", suelta Regulus.


James duda, luego suspira. "Está bien, está bien, no confías en ellos. No te estoy pidiendo que
confíes en ellos. Confías en mí, ¿No?"

"No", murmura Regulus.

"Yo- ¿Qué? ¿No?" James balbucea con incredulidad. "Será mejor que estés mintiendo, Regulus
Black. Si no confías en mí después de todo lo que hemos pasado y todo lo que hemos hecho juntos,
entonces—entonces…"

Regulus arquea una ceja hacia él. "No confío en ti. No confío en nadie. Mejor así".

Eso no es cierto, susurra una voz siniestra en su cabeza, y se le hace un nudo en la garganta. Es
correcto, porque Regulus confiaba en Evan y eso hizo que lo mataran. Regulus confiaba en él y
ahora está muerto. Se fue. Regulus lo mató. Regulus—

"Oh, por el amor de Dios", dice James, sonando exasperado. Se estira y empuja su mano a través
de su cabello perpetuamente desordenado. "Eso es una mierda, y ambos lo sabemos. Pero claro,
está bien, quédate con lo que más te convenga. Está claro que no necesitas confiar en que la gente
para tolerarla, considerando que has estado conmigo durante los últimos días, así que solo haz lo
mismo con los demás. Realmente tienen un plan para conseguir armas, y necesitarán ayuda, así que
creo que deberíamos ayudarlos. Los mortífagos serán más fáciles de detener si tenemos ayuda,
Regulus, y tú puedes negarlo".

"No lo niego. Te lo pregunto, ¿Y luego qué?" Regulus declara, levantando las cejas hacia James,
quien se queda en silencio. "Adelante, James. ¿Qué sigue después de eso, hm? Digamos que nos
encargamos de todos los mortífagos, y luego solo estamos nosotros y Juniper allá donde sea que
esté. ¿Qué esperas que suceda? ¿Vamos a jugar todos como pacifistas hasta… qué?"

James no dice nada. Traga, una tensión alrededor de sus ojos, y Regulus sabe que está molesto.

"Enfrentarse unos a otros no es un evento aislado que solo conocen los mortífagos", continúa
Regulus con firmeza, negándose a dar marcha atrás sobre esto. Tal vez sea duro, pero es la realidad.
"¿Qué crees que va a pasar cuando este pequeño grupo sea todo lo que quede, especialmente si
tienen armas?"

"Ellos no…"
"Sé que crees que eres un buen juez del carácter, James, pero en realidad no lo eres. Simplemente
ves lo mejor en las personas, ¿Y aquí? Eso no significa nada".

"Bueno, tal vez veas lo peor en las personas", espeta James, claramente agitado por todo este tema.

"Y tal vez eso sea necesario en un lugar donde se saca lo peor de las personas sin importar cuánto
luchen", responde Regulus con calma, gesticulando alrededor para abarcar toda la arena como un
todo. James entiende su punto. "Solo… necesito que pienses en esto, ¿De acuerdo? De verdad,
piénsalo correctamente. En el mejor de los casos, los ayudamos a conseguir armas y ellos nos
ayudan a lidiar con los mortífagos; digamos, por algún milagro, todos logramos sobrevivir. ¿Y
luego qué? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que todas las fuentes de agua se sequen y todos los
animales desaparezcan, por lo que no tenemos otra forma de sobrevivir que no sea luchar?”

James presiona sus labios en una delgada línea. "Regulus..."

"Sé que lo odias", dice Regulus, su voz suavizándose, porque no puede evitarlo. "Solo necesito que
realmente pienses en esto. Sí, tal vez sea inteligente de alguna manera central para el presente, pero
¿Para el futuro? Es un riesgo. Un riesgo realmente grande".

"Lo sé, ¿De acuerdo? Lo sé, pero yo solo..." James suspira, sus hombros se desploman. "Tal vez sea
mi corazón sensible, pero me preocupo por ellos. Yo—yo quiero ayudarlos, y si ellos nos ayudan
al mismo tiempo, entonces genial. Hagamos un... compromiso".

"Compromiso", reflexiona Regulus, levantando ambas cejas.

"Sí, ya sabes, nos encontramos a mitad de camino para encontrar una solución con la que ambos
podamos sentirnos cómodos", explica James, como si Regulus no supiera el significado de la
palabra. Regulus lo hace, incluso si nunca lo ha hecho. "Mis padres lo hacen todo el tiempo".

Regulus frunce los labios. "Sí, bueno, están casados, James".

"Bueno, en otra vida—"

"No."
James sonríe, sus ojos brillan. "Ya lo sabes, así que ni siquiera tengo que hacerlo. Entonces,
¿Compromiso?"

"No soy muy bueno para comprometerme, no lo creo".

"¿Alguna vez lo has hecho?"

"No."

"¿Por qué eso no me sorprende?"

Regulus rueda los ojos. "Cállate. Mi solución es que nos vayamos y sigamos".

"Eso ni siquiera está cerca de un compromiso", murmura James, luciendo desconcertado.


"Regulus, eso no es— no. Solo... no. Mira, ¿Qué te parece esto? Los ayudamos, ¿Sí? Tienen algún
tipo de plan, así que creo que vale la pena al menos ver cuál es. Y, si estan dispuesto a ayudar con
los mortífagos, les dejamos hacer eso también. Pero no tenemos que quedarnos. Dos días, como
máximo. Eso es todo".

"¿Y entonces que?" Regulus desafía, una vez más. "Porque, si hacemos eso, tendrán armas. Lo que
significa que serán una amenaza. ¿Crees que solo porque son tus amigos significa que no te
matarán? Porque lo harán".

"Nadie va a matar a nadie", dice James con cansancio.

"Estamos literalmente en una arena para hacer exactamente eso", le recuerda Regulus, y hace que
su pecho se apriete al ver lo cansado que se ve James tan pronto como lo dice. "¿Qué vas a hacer?
Lo digo en serio, James, ¿Qué vas a hacer? ¿Qué sucede cuando uno de ellos piensa matarte
porque no quieres pelear con ellos y piensan que eres un blanco fácil? "

"No lo harán", susurra James.

"Dices eso, pero no lo sabes", insiste Regulus. "¿Qué harás cuando solo queden ellos? ¿Dejar que
te maten?"
James mira hacia otro lado, con las cejas fruncidas.

Una punzada de miedo repentino y visceral raspa la espalda de Regulus ante la idea, y no sabe lo
que va a decir hasta que las palabras salen de su boca, firmes y seguras: "Los mataré si lo intentan.
Los mataré a todos antes de que tengan la oportunidad de ponerte una mano encima.”

La mirada de James salta a la suya, sorprendentemente intensa y llena de asombro. También hay
sorpresa, pero no tanto como debería, considerando que Regulus está realmente conmocionado por
el anuncio, además de alarmado. El cerebro de Regulus se esfuerza por darle sentido a eso, pero en
realidad no puede. Qué cosa tan increíblemente ridícula y violenta de decir. Ni siquiera sabe si
quiso decir eso, pero seguro sonaba como si lo hiciera. Francamente, por un momento allí, había
sonado bastante peligroso, en realidad.

James exhala una risa asombrada, levantando la mano para deslizar su mano sobre su sonrisa
mientras aparta la mirada, luego baja a sus zapatos. Cuando deja caer la mano, todavía está
sonriendo, y cuando mira hacia atrás, sus ojos están cálidos de alegría. "Claro, amor, lo que tú
digas. Está bien. Ahí está nuestro compromiso, ¿Sí? Si alguien trata de matarme, haz lo que tengas
que hacer. ¿Eso es suficiente?"

"Me parece bien", admite Regulus.

"Brillante", exclama James, aplaudiendo mientras salta sobre la punta de los pies. "En ese caso,
vamos".

Regulus suspira, pero va.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Números:
Tributos restantes: 11
Tributos que han muerto hasta ahora:
Dylan
Avery
Quinn
Evan
Mulciber
Ocho sin nombre/desconocidos

Notas mías:

Problemas domésticos*: La párrafo en inglés en cuestión es - "Having a bit of a


domestic?" que se traduce a: "Teniendo un poco de doméstico/ vida doméstica?" lo
cuál hace referencia que estuvieran teniendo problemas de paraje casada, como
problemas de casa o domésticos lmao.

Holaa, primero pongo lo de arriba por si el chiste no se entendió jsjsjs y segundo, Feliz
año nuevo!!! espero y este sea un mejor año para ustedes y les trate bonito, les deseo lo
mejor para que sigan con todo y no se rindan en ningún sentido.

Continuando, las menciones de Evan siempre van a lastimarme, "Él siempre piensa en
mirar hacia arriba ahora. Evan nunca está allí." eso fue como recibir 7317982211982
patadas en el estomago y dejarme revolcándome de agonía, sufriendo y dolor, amo que
su memoria perdure, pero este tipo de menciones me matan. Luego wolfstar, son lo
más bonito que vi, los quiero demasiado.

Sin más que decir, nos vemos en la siguiente actualización, los quierooo,
BYEEEE!!!!!
The Bridge
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte de animales (nada explícito y por todo el asunto de la arena)


-Breve mención de preparar/cocinar animales (muy vaga y nada explícita, pero aún así
la hay)
-Referencias a la muerte infantil implícita (debido a todo el asunto de la arena)

Eso es todo, disfruta!

See the end of the chapter for more notes

Regulus puede ver por qué los demás han sobrevivido en esta cueva. Es muy difícil de encontrar, e
incluso con lo observador que es, no lo ve hasta que James realmente lo señala. Hay un poco de
follaje frente a la entrada para disimularlo aún más, que James le informa que es nuevo.

Tan pronto como entran, Vanity se pone de pie y grita: "¡James! ¡Estás aquí, has vuelto!".

Regulus la ve lanzarse hacia adelante para abrazarlo, lo que él toma con una risa mientras le
devuelve el abrazo. De hecho, parece que se están apretando lo suficiente como para lastimarse,
pero a ninguno de ellos parece importarle. Vanity es cómicamente más baja y más pequeña que
James, pero él finge que ella está a punto de derribarlo, burlándose de ella por ser tan fuerte. Desde
un lado, donde está hirviendo agua, Peter observa con una suave sonrisa.

Irene y Mathias también se ríen con cariño, pero en este momento están manipulando comida, o lo
que será comida, así que no los mira mucho. Ha visto suficiente sangre y muerte para toda su vida,
en este momento.

"¿Qué es esto? Esto es nuevo", dice James, estirando la mano para pasarla suavemente por el
cabello ingeniosamente retorcido en la parte superior de la cabeza de Vanity.

"Mathias lo hizo por mí". Vanity le sonríe. "Hicieron un muy buen trabajo, ¿No? Se ve bien así".

"Sí, muy bonita", le dice James con lo que Regulus sabe que es sinceridad genuina.
"Estaba realmente preocupada por ti", declara Vanity, luego lo golpea en el brazo. "Pensé que no
ibas a volver".

James se frota el brazo con una mueca. "No, lo haría. Te prometo que lo haría. Solo tenía que,
em...". Mira a Regulus, luego se aclara la garganta y le da a Vanity una sonrisa torcida. "Bueno,
tenía que encontrarlo y traerlo conmigo. Me desvié un poco".

"Oh, cierto, Regulus", canta Vanity, dándole a James una mirada burlona que lo hace resoplar. Ella
lo golpea en el estómago, sus ojos brillan por la risa, y algo en eso, su juventud y lo dulce que es,
hace que Regulus se relaje y se calme un poco, dejándolo un poco menos nervioso. "Tenías que ir a
buscar a tu novio".

Hermoso. Incluso aquí, Regulus no puede escapar de esa suposición. Al menos nadie lo llama lover
boy. Aunque, al pensarlo, siente que su corazón se hunde. Solo una persona lo llamó así. Caminaría
con ese apodo impreso en su frente si eso significara que Evan todavía siguiera vivo para decirlo.

"¿Oye, Regulus?" Mathias llama con entusiasmo, poniéndose de pie de un salto para deambular
con esperanza en sus ojos. "¿Puedo robar una daga? Espera, eso salió mal. Quiero decir, um. Solo...
estoy degollando a la ardilla, y eso es realmente difícil de hacer sin algo afilado. Tengo... bueno,
tengo piedras afiladas, pero una daga lo haría mucho más fácil y sería menos tardío, así que si, si
pudiera tomar prestada una daga, eso es lo que quise decir, tomar prestada, no robar, obviamente,
porque la usaría para-"

"No", dice Regulus, y Mathias cierra la boca con los ojos muy abiertos. Un silencio incómodo se
instala en la cueva y Regulus suspira. "Yo solo... ayudaré."

Mathias se ilumina al instante. "Brillante. Vamos, entonces. Irene es muy buena en eso, pero odio
absolutamente esta parte. En realidad, me quita las ganas de comer, de verdad, pero... tampoco
quiero morirme de hambre, así que..."

De mala gana, Regulus se arrastra hacia el lado de la cueva donde Mathias le lleva e Irene ya está
trabajando duro. Le lanza a James una mirada con los ojos entrecerrados cuando pasa, pero James
solo le sonríe. Dice ser amable, y Regulus le hace una mueca, lo que hace que James ahogue una
risa antes de volver a concentrarse en Vanity, y finalmente se acerca para conversar con Peter
también.

"Trajiste refuerzos, ¿verdad?" Irene pregunta con un gruñido mientras Mathias y Regulus se
agachan junto a ella.
"Tiene una daga que está dispuesto a usar para ayudar", dice Mathias alegremente.

Irene resopla. "Lo menos que podría hacer si viene a comer con nosotros". Ella levanta las cejas
cuando él frunce el ceño. "No te veas así. ¿Quieres comida? Gánala. Me parece que tienes dos
dagas". Ella extiende su mano y sostiene su mirada sin vacilar. "No sirve de nada no dejar que
alguien más use el otro. Cuanto antes terminemos esto, antes comeremos".

"Preferiría morirme de hambre", dice Regulus con rigidez.

"Imbécil", declara Irene sin rodeos.

Matías tose. "¡Está bien! Vamos a... terminar con esto, ¿Sí? No tienes que entregar a una de tus
armas, Regulus, está bien. Lo entendemos. Creo que tampoco yo estaría dispueste a hacerlo.
Gracias por ayudar, sin embargo. Lo apreciamos, ¿No es así, Irene?”

Irene permanece en silencio. Claramente, ella no lo agradece. Sin embargo, todos se sumergen en
el silencio por un momento. Regulus ayuda con su propia daga, porque está dispuesto a hacer eso,
como mínimo. Finalmente, el silencio se rompe.

"Sin embargo, ¿Puedo preguntar cómo los obtuviste?" pregunta Mathias, mirándole con
curiosidad. "Las dagas, quiero decir. Sabemos que el río se congela por la noche, pero los
mortífagos siempre están ahí, y los tenías al segundo día. Si hay una forma de…"

"No lo hay", murmura Regulus, concentrándose en sus manos y lo que están haciendo. "Bueno, no
es una forma que funcione, en realidad no. Me subí con-" Se detiene, su voz se entrecorta, y luego
se obliga a seguir adelante porque Irene y Mathias se detienen para mirarlo, obviamente captando
la emoción en su voz. Se aclara la garganta. "Rosier y yo trepamos a un árbol y usamos una de las
ramas sobre el río para balancearnos. Fue arriesgado, pero lo logramos, excepto que no funcionó
tan bien al balancearnos de regreso. La rama se rompió y yo quede atrapado en el otro lado. No lo
recomiendo ".

"Anotado", murmura Mathias.

"¿Y la, um, la araña?" Irene dice, un escalofrío recorre su cuerpo. No es una fanática de las arañas,
claramente, y Regulus puede decir con seguridad que tampoco lo es, después de eso. "¿Cómo
diablos te las arreglaste para sobrevivir a esa cosa?"
Regulus suspira. "Dejé que me persiguiera hasta el río y luego lo engañé para que cayera".

"Oh, eso es brillante", dice Mathias, mirándole boquiabierte con incredulidad, con los ojos muy
abiertos de puro asombro. "Esa cosa fue aterradora".

"He tenido pesadillas sobre eso literalmente todas las noches", se queja Irene, su rostro se retuerce
y se retuerce un poco antes de hacer un ruido de frustración y dejar caer lo que tiene en sus manos
para acariciar frenéticamente sus propios brazos.

Mathias se inclina y susurra: "Le tienen terror las arañas".

"Sí, lo tengo", responde Regulus.

"Cállate, Mathias. Te da miedo a la oscuridad", espeta Irene, y Mathias comienza a balbucear de


inmediato.

Regulus se queda en silencio, escuchándolos discutir, extrañamente calmado por el sonido. Le


recuerda a... Bueno, a Sirius y a él mismo, honestamente, cuando eran más jóvenes y discutían por
las cosas más pequeñas. Solían pelear como perros y gatos, y Regulus se encuentra extrañándolo,
por extraño que parezca. Claramente, Irene y Mathias tienen el mismo tipo de dinámica, y Mathias
cae sin esfuerzo en el papel de hermane menor, porque son más jóvenes, mientras que Irene encaja
perfectamente en el papel de hermana mayor con facilidad.

En la esquina, James todavía está con Peter y Vanity, a los que Regulus accidentalmente vigila. No
es su intención, si es honesto, pero sus ojos siguen moviéndose hacia ellos, viendo a James reír y
verse más relajado de lo que ha estado en días. Siempre ha brillado en situaciones sociales, siempre
es el tipo de persona que se alimenta de la energía que lo rodea, en lugar de dejarse drenar por ella.
Regulus está en el extremo opuesto del espectro en ese sentido, y siempre lo ha estado. Realmente
no hay nada más agotador que un grupo de personas, en su opinión.

"Oye, ¿Puedes ayudarme a quitarme esto, ya que no vas a dejar tu daga?" Irene pregunta, atrayendo
su atención de nuevo.

"Bien", murmura Regulus sin calor en su tono, porque no lo había en el de ella. Puede que no le
guste, pero no tiene ningún interés en provocarla. Él la ayuda sin una palabra.
James se acerca en un momento para agacharse detrás de él y comienza a hurgar en la bolsa,
diciendo: "Estoy tomando el recipiente de agua para llenarlo, de esa manera todos podemos
compartir en lugar de hervir el agua una y otra vez. Así despejamos el fuego para usarlo también
para la comida".

Regulus no responde, pero no protesta, y cuando James se va, Irene murmura: "Oh, entonces puede
tomar prestadas tus cosas". Él la mira, y ella le muestra una amplia sonrisa. "No puedo decir que te
culpe, Regulus. También lo dejaría tomar lo que quisiera de mí".

"Irene", dice Mathias con un suspiro.

"¿Qué?" Irene pregunta, riendo. "Yo lo haría".

Mathias pone los ojos en blanco, luego le da a Regulus una sonrisa juguetona mientras niega con la
cabeza. "Por favor, no la mates mientras duerme. Sé que no lo hace obvio, pero en realidad es una
buena persona". Se echan a reír cuando Irene inmediatamente les da un manotazo en la cabeza.
"¡Oi, cuidado con el pelo! Si me manchas el pelo con sangre, Irene, te juro que..."

"¿Qué? ¿Qué, Mathias? ¿Hm?" Irene se ríe y procede a lanzarse hacia adelante con ambas manos
extendidas, tratando de presionar sus dedos en el cabello de Mathias mientras elle grita y retrocede,
riendo con ella.

Se siente como entrar en un mundo completamente diferente, uno en el que no se habría sentido
fuera de lugar hace solo unos días, al menos no de la forma en que se siente ahora. Donde la vista
de la sangre no le hace imaginar la garganta chorreante de Avery, o los dedos manchados de sangre
de Evan, o el pecho abierto de Mulciber. Donde los gritos fuertes no lo hacen tensarse
instintivamente, pensando en el grito que soltó James cuando quedó atrapado en una trampa para
osos, o el sonido de Mulciber chillando cuando Regulus le cortó la mano. Donde una broma sobre
un asesinato es solo una broma, y no una posibilidad muy real con la que Regulus tenga que vivir.

Irene y Mathias finalmente dejan de jugar y terminan con la ayuda de Regulus, por lo que la
comida está lista para cocinarse. Los tres se acercan para unirse a los otros tres. Vanity le cuenta a
James cómo se las arregló para no morir congelada todas las noches siendo la persona más
pequeña de la cueva.

No solo la ayuda del fuego, o incluso el calor corporal de Irene y Mathias que la rodeaban, sino
que aparentemente encontró una colonia de hormigas rojas de fuego. Aparentemente, están hechos
por Hallow y son bastante mortales si te muerden demasiados. Pero descubrió algunos en el bosque
y logró capturarlos, los trituró y los hirvió en agua, luego tomó sorbos durante la noche en
cantidades muy pequeñas y concentradas para elevar su temperatura central. Le ha hecho vomitar y
le ha dado un sarpullido (que muestra con entusiasmo a James arremangándose), pero es lo que la
mantiene con vida.

Ella está absolutamente fascinada por las hormigas, por supuesto, y James trata de ocultar su horror
por lo que ha hecho, pero Regulus puede verlo de todos modos. Incluso Peter, Irene y Mathias, que
ya están al tanto de esto, parecen incómodos con toda la prueba. Regulus piensa que es inteligente,
a nivel intelectual, pero a nivel humano, es horrible. Ella tiene quince años. No debería correr el
riesgo de beber jugo de hormiga letal solo para no morir congelada.

"Tenemos una manta", anuncia Regulus bastante abruptamente, interrumpiendo por completo a
Vanity en medio de la conversación. Todos se quedan en silencio y lo miran fijamente. "Puedes
usarla."

Vanity parpadea hacia él. "Pero tengo mi jugo de hormiga".

"Usarás la manta", declara Peter con firmeza, señalándola y levantando las cejas. "No más jugo de
hormigas".

"Pero-"

"No."

"Peter", murmura Vanity, "Es tan genial, sin embargo. La forma en que el veneno afecta el-"

Peter agita su mano en el aire, luciendo exasperado. "No, no más jugo de hormigas. No más hablar
de jugo de hormigas. Regulus tiene la amabilidad de dejarte usar la manta, así que vas a usar la
manta. James, díselo".

"Es una manta muy bonita", confirma James, su voz suave. Cuando Regulus lo mira, James lo mira
directamente, con una tierna sonrisa en su rostro que Regulus aparta rápidamente, sintiéndose
incómodo e indigno como siempre. “Te mantendrá lo suficientemente caliente como para pasar la
noche.”
Vanity resopla. "Pero mi jugo de hormigas era-"

"No más jugo de hormigas", anuncian Peter, Irene y Mathias al mismo tiempo, lo que hace que
Vanity frunza el ceño. Peter resopla una risa débil y niega con la cabeza. "Es la manta de aquí en
adelante, ¿De acuerdo? Dale las gracias a Regulus".

"No tengo cinco años", espeta Vanity. "Vete a la mierda. Beberé mi jugo de hormigas si quiero
beber mi jugo de hormigas".

"Al menos hasta que el exceso deteriore tus órganos internos hasta el punto de que comiencen a
cerrarse uno por uno en una muerte lenta y agonizante", dice Regulus, y Vanity parpadea hacia él
nuevamente, sus labios se inclinan hacia abajo. "Pero claro, bebe tu jugo de hormigas si quieres.
Me quedaré con mi manta".

Hay un largo silencio.

"No, usaré la manta", murmura Vanity. "Gracias."

Regulus se limita a tararear en un vago gesto afirmativo y vuelve a dar vueltas perezosamente a su
daga entre las manos, entreteniéndose con eso en lugar de unirse a las conversaciones, excepto por
ese momento. Toma un tiempo para que la conversación comience de nuevo, pero finalmente lo
hace.

Es alrededor del mediodía, por lo que les quedan bastantes horas más en el día antes de que
empiece a hacer frío. El interior de la cueva es obviamente un santuario, y los demás lo han hecho
lo más seguro y cómodo posible. Han puesto cojines de hojas y enredaderas para dormir, y han
pegado hojas y barro para cerrar cualquier grieta por donde pueda entrar el viento, también
aislando las paredes de la misma manera. Sin embargo, no en la parte trasera de la pared donde el
agua gotea.

Regulus puede admitir a regañadientes que es una buena demostración de supervivencia de su


parte. Están seguros, apartados y tan cálidos como pueden estar.

La comida de las trampas de hoy aparentemente es lo máximo que han tenido hasta ahora. James
tiene un manojo de bayas en el tazón que sacaron de la bolsa de Evan, que pasa y comparte entre
todos sin dudarlo. Regulus niega con la cabeza cuando James le ofrece un poco, conformándose
con su porción de carne cocida, ya que es más que suficiente.
Se da cuenta entonces de que no se ha parado a pensar en quitarle las provisiones a Evan, o incluso
en recoger la lanza de Quinn. Desde el punto de vista de la supervivencia, es un gran descuido y un
momento de estupidez; pero, de nuevo, desde un punto de vista humano, la idea de hacer eso lo
hace sentir incómodo. Es agradable darse cuenta de que su humanidad no ha escapado al vacío que
los juegos parecen tan desesperados por abrir en todos ellos.

"Entonces", declara Peter en medio de la comida, "Estaba pensando en salir después de que todos
hayamos terminado. Regulus, has cruzado el río, eso dijeron Irene y Mathias; ¿Tienen comida
allí?"

"En los suministros, sin duda", dice Regulus. "El mío vino con carne seca y una barra de granola.
No he vuelto para echar un vistazo, pero apuesto a que los mortífagos tienen toda la comida en un
solo lugar para facilitar el acceso. Probablemente también tengan la comida que sus patrocinadores
les envían."

"Me encantaría algo dulce en este momento", les dice Mathias con un suspiro melancólico.
"Como, no sé, pastel".

"¡Sí!" James estalla, completamente encantado. "Leíste mi mente, Mathias. He estado pensando en
el pastel desde anoche".

"Dulce, dulce glaseado", dice Mathias soñadoramente.

"Pastel suave y esponjoso", concuerda James.

"Sería en capas, por supuesto", continúa Mathias. "Como, al menos cuatro capas, y cada capa—"

"—es un sabor diferente", finaliza James para ellos, luego procede a dejar escapar un gemido
verdaderamente indecente. "Oh, eso suena tan bien. Voy a llorar".

"Por favor, deja de hablar de pastel", dice Vanity con tristeza, frunciendo el ceño ante su carne.
"Me está poniendo triste".

"Bien, no hablemos más de pasteles. Ni siquiera me gustan los pasteles, y quiero pasteles ahora
mismo", murmura Peter con un suspiro. "Entonces, voto por que consigamos armas, y luego les
robemos a los mortífagos toda su comida".

"Todos a favor", declara Irene, luego levanta la mano. Mathias y Peter se unen a ella de inmediato,
lo que lleva a Vanity y James a hacer lo mismo.

Todos miran a Regulus, y él suspira. "Claro, pero ¿Cómo planeas hacer eso, exactamente?"

"El puente", le informa Mathias. Regulus solo los mira. "Hemos estado construyendo un puente
para cruzar el río".

"Tan pronto como toque el agua, lo que sea que haya en ese río lo hundirá", dice Regulus.

Peter asiente con la cabeza. "Sí, pensamos en eso, por eso hicimos un puente elevado. Los
extremos suben como rampas. Es bastante grande, por eso está afuera, pero tres personas pueden
cargarlo".

"No podemos cruzar de noche porque los mortífagos están allí, pero apenas sobrevivimos sin
suministros y armas", agrega Irene. "Están fuera durante el día, así que es nuestra mejor opción".

"¿Y si se cruzan con nosotros en nuestro camino?" pregunta Regulus.

"Bueno, ahí es donde entras tú y James", dice Vanity, y sonríe dulcemente cuando Regulus arquea
una ceja hacia ella. James hace una pausa a mitad de un bocado, mirándola con los ojos muy
abiertos. "Ustedes dos tienen armas, así que obviamente ustedes dos son el músculo".

"Qué buen músculo de hecho", reflexiona Irene, sonriendo a James, quien inhala su mordisco y
procede a atragantarse con él. Regulus pone los ojos en blanco con tanta fuerza que casi vislumbra
su propio cerebro.

"Estamos bromeando", les dice Vanity con una risita. "Obviamente hemos pensado en esto. En
realidad, Peter pensó en esto".

"Eso hice", confirma Peter, extendiendo su mano para golpear la espalda de James y ofrecerle
agua. James lo toma con un débil pulgar hacia arriba. "Entonces, el plan es establecer una
secuencia de grandes incendios para alejarlos y mantenerlos alejados de la cueva durante el tiempo
suficiente para que todos los demás puedan entrar y salir antes de que sepan que estamos allí.
Bueno, lo descubrirán, pero ya nos habremos ido hace mucho".

Regulus entrecierra los ojos. "¿Quién estaría provocando los incendios?"

"Ese sería yo", dice Peter, tomando una respiración profunda. Hace una mueca levemente. "Era mi
plan, así que debería... hacerlo, supongo. Ya salí con Irene para instalarlos todos, así que todo lo
que tengo que hacer es encenderlos y correr".

James mira a Regulus expectante, y es jodidamente molesto que Regulus sepa de inmediato lo que
quiere. Con un suspiro, Regulus murmura: "Tengo fósforos que puedes usar. Solo quedan seis, así
que no desperdicies ninguno".

James le sonríe.

"Oh, eso sería útil, gracias", le dice Peter con una amplia sonrisa. "Me dará más tiempo para correr,
eso es seguro".

"Sabes, Pete", comienza James, "Si no quieres..."

"Cállate, James", interrumpe Regulus, mirándolo, y James se calla. Claramente no está contento
con eso, pero lo hace.

Peter parece un poco decepcionado por no poder salir de esto, pero aun así dice: "No, estará bien.
Estoy seguro de que estará bien".

"Sí, estará bien", James está de acuerdo, como si pudiera hacerlo si simplemente lo cree lo
suficiente.

Debería saber que eso no funciona ahora.

~•~
James tiene que admitir que el puente es un genialidad de la ingeniería. Son ramas largas y
delgadas entretejidas y apiladas una encima de la otra con dos rampas en los extremos que
mantendrán la madera elevada sobre el agua. Mathias hizo la mayor parte del trabajo con la ayuda
de los demás y les llevó dos días.

El acuerdo al que todos llegaron mientras transportaban el puente a través del bosque fue que
Regulus y James rotarían para llevar el puente con los demás, de modo que uno de ellos esté listo
con un arma en todo momento, y los otros tres rotarían cuando sea necesario si se cansan. James
toma el primer turno con Vanity e Irene, mientras Regulus y Mathias caminan detrás de ellos,
hablando. Bueno, Mathias está hablando la mayor parte del tiempo, pero a Regulus no le importa
porque aún no les ha dicho que se callen, y James sabe que lo haría si le importara.

Peter ya se ha ido para llegar al primer punto de incendio, y James estaría mintiendo si dijera que
no estaba preocupado por él. Su estómago está acalambrado por la ansiedad. Realmente había
querido ofrecerse para ir en su lugar, pero Regulus fue muy claro acerca de no permitir eso, y
James... entiende por qué. Prácticamente podía escuchar a Sirius chillando en su cabeza, no te
atrevas, James; toma ese complejo de héroe que te di y empújalo.

Entonces, James no insistió en el asunto, por una vez. Una de las principales razones, además del
hecho de que se siente obligado a escuchar a Sirius viviendo en su cabeza y también a Regulus
justo en frente de él, es que no le gusta dejar a Regulus fuera de su vista.

"Vamos, Vanity, tómate un descanso", llama Mathias en voz baja, manteniendo su voz baja.

"Realmente no es tan pesado", murmura Vanity, pero ella obedientemente lo suelta cuando Mathias
se acerca para hacerse cargo.

"Habla por ti", se queja Irene.

Regulus prácticamente aparece en el hombro de James. Ni siquiera dice nada; simplemente desliza
sus dagas y empuja la mano de James para indicar que debe soltarla. Los labios de James se
contraen contra su voluntad, y él es tan impotentemente afectuoso. Intercambian lugares sin decir
una palabra, y James se echa hacia atrás junto a Vanity.

"Estoy realmente molesto por mi jugo de hormigas", le dice Vanity. James también está muy
molesto por su jugo de hormigas, pero por una razón completamente diferente a la de ella, por lo
que se lo guarda para sí mismo. "No es que no esté agradecida con tu novio ofreciéndome tu
pequeña manta de amor; lo estoy, estoy agradecida, pero—"

"Nuestra pequeña manta de amor", repite James, parpadeando rápidamente.

Vanity levanta las manos en señal de rendición. "Mira, no estoy juzgando, ¿De acuerdo?
Simplemente no me digas los detalles para que no tenga que pensar en eso cuando lo use.
Momentos desesperados y todo eso".

"Yo-" James la mira desconcertado. "Vanity, no hay detalles. Lo usamos para mantenernos
calientes".

"Claro, James", dice Vanity, sus ojos brillan con humor.

Riendo, James niega con la cabeza. "Eres una amenaza".

"Creo que es lindo, de verdad", reflexiona Vanity pensativa, con los labios curvados hacia arriba.
"Tú y Regulus, quiero decir. De una manera muy 'los opuestos se atraen, el límite no tiene sentido,
pero de alguna manera tiene mucho sentido'. Ah, y la forma 'el hermano del mejor amigo, la
historia secreta, el amor prohibido' también."

"¿Gracias?" dice James.

Vanity zumba. "Leo muchas novelas románticas. Todavía estoy esperando que mi príncipe venga a
salvarme, ya sabes".

"¿Ah, entonces es así?" James se burla. "¿Tienes a alguien en mente?"

"No", murmura Vanity, pero puede decir que está mintiendo instantáneamente porque agacha la
cabeza y patea el suelo.

James resopla. "Sí, lo haces. Vamos, no se lo diré a nadie".

"¿Promesa?"
"Me lo llevaré a la tumba".

"Él no lo sabe", susurra Vanity, metiéndose la mano bajo la manga para rascarse el sarpullido
distraídamente, mordiéndose el labio con nerviosismo. "Yo, um. Bueno, ¿Conoces a Hodge...?"

"¿Hodge?" James pregunta débilmente, su corazón se hunde. "¿El que fue cosechado contigo? ¿Ese
Hodge?"

Por favor, no dejes que sea Hodge, piensa James, pero, por supuesto, Vanity suspira y dice: "Sí,
ese Hodge. Somos amigos. Más o menos. Quiero decir, estamos en algunas de las mismas clases
porque solo tenemos unos pocos meses de diferencia. De hecho, cumple quince mañana. Tal vez
Marlene pueda convencer a uno de los patrocinadores para que le envíe algo, como un obsequio, al
menos".

"Tal vez", dice James en voz baja, con el corazón encogiéndose. No sabe qué más decir.

"Pero de todos modos, lo entiendo", murmura Vanity, gesticulando entre James y Regulus.
"Bueno, más o menos. Quiero decir, solo un poco. No crecimos juntos ni nada, pero él siempre fue
amable conmigo en la escuela cuando hablábamos. Pero no me había enamorado de él hasta que
llegamos aquí. Él ha sido muy, muy amable conmigo. Me encontró llorando una vez y se sentó a
hablar conmigo, y yo solo, sé que es estúpido, pero estaba pensando en cómo nunca tuve mi
primera beso, y probablemente nunca lo haré. Entonces pensé que habría sido bueno si él fuera mi
primer beso, pero eso tampoco sucederá nunca".

James traga saliva, impresionado por lo devastador que es eso. Ni siquiera ha tenido su primer
beso. Mierda. "Lo siento, Vanity. Eso es... eso es realmente horrible. Lo siento mucho".

"Has besado a muchas personas, ¿Verdad?" pregunta Vanity.

"Eh, sí", admite James.

Vanity le frunce el ceño. "¿Me estoy perdiendo algo?"

"Absolutamente nada", responde James de inmediato, enviando una disculpa mental a todos los
que ha besado, especialmente a Ravi. Eran unos besadores brillantes. Si están mirando, James
espera que entiendan por qué dice esto. "La mayoría de las veces es sólo... húmedo".
"Húmedo", repite Vanity con disgusto, con la cara arrugada.

James asiente con la cabeza. "Más o menos. Confía en mí, no te estás perdiendo nada".

"¿Qué hay del amor?" Vanity dice, parpadeando hacia él.

"Um", responde James torpemente. Se pregunta brevemente cómo terminó en esta situación e
imagina que Sirius debe estar de punta en este momento. Aclarándose la garganta, procede a
mentir como si su vida dependiera de ello. "Sabes, tampoco te estás perdiendo nada allí".

Vanity arquea una ceja. "Eso es una mierda."

"No, de verdad, es—ni siquiera es tan... genial". James lucha por no encogerse. Esto va en contra
de todo lo que él es como persona, pero para consolarla, hará lo que sea necesario. "No es como los
libros, ¿Sabes? La mayoría de las veces, es solo... dolor".

"Dolor", repite Vanity, frunciendo el ceño.

"Sí", murmura James, su mirada se arrastra impotente hacia Regulus. Se le forma un nudo en la
garganta. "La mayoría de las veces, simplemente duele. Cuando crees que no puede doler más de
lo que ya duele, encontrará nuevas formas en las que duelen peor".

"¿Entonces por qué?" Vanity murmura, sonando desconcertada, y no da más detalles, pero no tiene
por qué hacerlo. ¿Por qué todos están tan obsesionados con el amor? ¿Por qué todos anhelan el
amor? Si duele tanto, ¿Por qué amar?

James mira como un idiota enamorado a Regulus delante de él mientras suspira y dice en voz baja:
"Bueno, esa es la cuestión, Vanity. No es exactamente algo de lo que puedas escapar. Una vez que
está allí, se necesita mucho para que se vaya, y a veces nunca lo hace. El amor se parece mucho a
una enfermedad de esa manera ".

"¿Y el sexo?" pregunta Vanity.


"¿Yo— qué?" James gira su cabeza hacia ella, inmediatamente sobresaltado de sus problemas.

Vanity levanta las cejas. "¿Qué pasa con el sexo?"

"Y ya terminaste", declara James, estirando la mano para golpearla suavemente en la parte superior
de la cabeza con la parte plana de su hacha. "Se acabaron las preguntas."

"De nuevo, tengo quince años, no cinco", se queja Vanity, golpeando su mano. "Sólo digo-"

"Y solo digo que no", interrumpe James. "Toma, sostén mi hacha. Siéntete bien. Ooh, mira, algo
brillante".

"Eso no es-" Vanity se detiene de repente, distraída por algo a un lado, por lo que James está
agradecido al principio, pero luego se da vuelta y se aleja.

"¿Vanity? Vanity", sisea James, levantando su mano libre antes de resoplar y seguirla. No irá muy
lejos, al menos, solo subirá a un árbol a unos metros de distancia. Cuando él la alcanza, ella está
agachada frente a él. "Oye, no te alejes así, ¿Sí? Tenemos que quedarnos detrás de los demás.
Vamos a—"

"Cállate, mira esto", dice Vanity emocionada, sonando emocionada de la única manera que lo hace
con los insectos. Ella levanta la mano para hacerle señas con insistencia. “James, mira.”

James chasquea la lengua, pero se mueve para agacharse junto a ella, parpadeando ante el insecto
que se arrastra lentamente por la corteza del árbol. Parece una especie de abeja, pero muy grande;
hay una bombilla brillante en el extremo de su cuerpo que brilla en la bolsa, como si fuera a
derramarse en un charco de neón de purpurina verde si se rompiera. Supone que fue hecho por los
Hallow.

James inclina la cabeza. "¿Qué es eso?"

"Horrocrux Hornets", exhala Vanity, mareada. Ella extiende la mano y aprieta el brazo de James.
"Hechos por Hallows. Son geniales, James. Son básicamente indestructibles, y su veneno se repone
a un ritmo anormalmente rápido. Tengo que conseguirlo".
"Siento que no tienes que hacer eso", dice James. "Un insecto inmortal suena como una mala
noticia, Vanity".

"Oh, sí, es letal", coincide Vanity. "Una picadura causa un dolor insoportable, pero la muerte llega
rápidamente. Menos de un minuto".

"Bien. Nos vamos", anuncia James, alcanzando su brazo.

"No, no, está bien", protesta Vanity con entusiasmo. "Te prometo que está bien, James. Los
Horrocrux Hornets solo responden al miedo. No atacarán a menos que estés asustado. Entonces, ya
sabes, no tengas miedo, ¿De acuerdo? Son inofensivos mientras no tengas miedo, de verdad".

"Acabo de enterarme de que una picadura me matará, así que se podría decir que estoy un poco
asustado", murmura James.

Vanity resopla. "Entonces retrocede. Yo me encargo". Ella niega con la cabeza y extiende la mano
con cuidado, ahuecando su mano frente al Horrocrux Hornet sin dudarlo. "Imagina ser un hombre
adulto con miedo a los insectos. Es vergonzoso".

"Yo- ¿Sabes qué?" James balbucea, ofendido. "En primer lugar, tener miedo de los insectos que
pueden matarte es perfectamente válido. En segundo lugar, ¿Por qué quieres esa maldita cosa?"

"Porque podemos usar su veneno, obviamente", murmura Vanity, estirando suavemente la mano
para empujar suavemente la parte inferior del Horrocrux Hornet, alentándolo a arrastrarse hacia su
palma. "Son criaturas realmente perezosas. No les gusta mucho volar, porque sus alas son tan
sensibles que las lastiman cada vez que lo hacen, pero lo harán si están tratando de picarte. Las
hormigas rojas de fuego son su único depredador; eso es lo único que puede matarlos, porque
esencialmente se queman de adentro hacia afuera si son mordidos por ellos. ¿Pero algo más? No
funciona. Córtalos por la mitad y volverán a crecer. Aplástalos, y simplemente se reformarán. Es
fascinante, ¿No crees?”

James hace una mueca. "Claro. Fascinante".

"¿Tienes miedo? Me quedaré atrás si tienes miedo", dice Vanity mientras se levanta lentamente,
sosteniendo el Horrocrux Hornet contra su pecho como si fuera precioso.
"No tengo miedo ", dice James. Ella arquea una ceja hacia él, y él esboza una débil sonrisa. "Soy
cauteloso, más que nada".

"Más vale prevenir que lamentar", murmura Vanity, levantando la palma de la mano. "Oh, se ve
cansada. Debe haber volado recientemente".

"¿Ella?" James pregunta.

Vanity tararea. "Sí, se nota porque su bolsa es más grande. Los machos tienen las más pequeñas.
¿Cómo debería llamarla?"

"Um, Vanity, tal vez no deberías—"

"¿Qué tal Vespa? Un poco en la nariz, pero..."

"¿Vespa?" James pregunta.

"Porque ella es un avispón", dice Vanity, mirándolo. Cuando él sigue viéndo confundido, ella pone
los ojos en blanco. "Estoy tan decepcionado en este momento. Vespa, James. Es el nombre
científico de los avispones. ¿Cómo no puedes saber esto?"

James abre la boca, la cierra, luego se encoge de hombros con impotencia y murmura: "¿Perdón?
Vespa es un gran nombre. Realmente... le queda bien".

"Lo hace, ¿No es así?" Vanity está de acuerdo, riéndose. Ella procede a levantar la mano y volcar
suavemente la Vespa sobre su hombro, luciendo complacida. "Ahí tienes, cariño. Ve ahí mismo,
Vespa, toma una pequeña siesta. Muy bien, James, vámonos".

"Correcto", murmura James, sacudiendo la cabeza en una mezcla de incredulidad y asombro.


Momentos después, están de vuelta en el camino, alcanzando a los demás.

"Quiero contarle a Regulus sobre esto", dice Vanity, viéndose jodidamente emocionada. "Apuesto
a que estará dispuesto a mojar sus dagas en el veneno de Vespa. Si se ingiere o llega al torrente
sanguíneo, se acabó. Sé que no tendrá miedo".

"Nunca me pasará eso, ¿Verdad?"

"Nunca."

James niega con la cabeza con una pequeña y cariñosa sonrisa mientras Vanity le sonríe antes de
apresurarse a empujar a Irene lejos de donde se aferra al puente para que pueda comenzar a charlar
animadamente con Regulus, quien parpadea sorprendido, pero, no obstante, presta atención. Irene
retrocede con James.

"¿Dejaste que se pusiera un bicho?" Irene pregunta rotundamente. "¿Un insecto letal?"

"Traté de detenerla", admite James con cansancio. "Ya sabes cómo se pone con los bichos, Irene.
Debería estar bien, supongo, mientras no nos asustemos".

Irene resopla. "Oh, claro, porque no estamos en una arena específicamente impulsada para
ponernos en situaciones aterradoras ni nada, en absoluto".

James se estremece. "Puedes tener un punto".

"¿Cómo podemos alejarlo de ella?"

"No le tengas miedo".

"Falló en el primer paso", murmura Irene. "¿Podemos matarlo?"

"Es básicamente indestructible", dice James.

"Hermoso." Irene suspira y se cruza de brazos, sacudiendo la cabeza lentamente. "Sí, está bien.
Esperemos lo mejor. Tal vez puedas convencer a Regulus para que se lo quite más tarde. No parece
tenerle miedo, y no quiero esa cosa en la cueva con nosotros esta noche. Eso le romperá el corazón,
pero…"

"Un mal desafortunado, pero necesario", James no puede evitar estar de acuerdo. Una pesadilla y
Vespa estará al ataque. "Hablaré con Regulus, pero no puedo garantizar nada. Él solo hace lo que
está dispuesto a hacer".

Irene tararea, inclinándose para juntar sus hombros con una sonrisa juguetona. "No lo sé. Creo que
si alguien tiene la oportunidad de convencerlo, eres tú".

"Estás muy mal informada", dice James con un resoplido, y luego se aclara la garganta. "Eh,
¿Irene?"

"¿Sí?"

"Solo… quería disculparme si herí tus sentimientos. En mi entrevista, quiero decir. Yo… no quise
decir nada con eso, sabes. Eres una mujer encantadora, pero yo…"

"¿Oh eso?" Irene parpadea hacia él, luego se ríe, agitando la mano como si estuviera espantando
una mosca. "No, estás bien. No pienses nada de eso. Solo quería follar, de verdad".

James parpadea. "Vaya."

"Bueno, ya sabes, la posible muerte y todo..." Irene se encoge de hombros. "Quería sentirme bien
antes de todo esto, y tú eres un hombre muy, muy hermoso. Supuse que nos divertiríamos juntos".

"Estoy seguro de que lo habríamos hecho", bromea James, incapaz de evitarlo, e Irene le sonríe.
"Lamento que no hayas podido divertirte".

"¿Estás bromeando? Absolutamente me divertí", le informa Irene con un resoplido. Ella mueve las
cejas hacia él. "Déjame decirte que Dylan y Peter son amantes muy completos".

"¿Qué?" James jadea, con los ojos desorbitados. "Tú y… espera. Espera, en… ¿Ustedes… todos
ustedes en…?"
La sonrisa de Irene es francamente sucia. "Sí, lo hicimos. Los tres al mismo tiempo. Así es como
pasé mi última noche, y no me arrepiento. Es una pena lo de Dylan, ya sabes. Él era... Bueno, el
hecho de que fuera bueno en la cama no es tan importante como el hecho de que era una buena
persona, pero era bueno en la cama".

"Tengo tantas preguntas", admite James. "Quiero decir, ¿Cómo ustedes tres incluso...?"

"Bueno, hay muchas posiciones diferentes si tú—"

"¡No! No, quiero decir, ¿Cómo se conocieron ustedes tres?"

"Oh, los metí a escondidas en mi suite", dice Irene, agitando su mano descuidadamente otra vez.
"Mathias ayudó, porque es brillante. Distrajo a Frank, nuestro mentor. Supongamos que ahora se
enterará". Ella mira a su alrededor con una sonrisa. "Lo siento, Frank".

"Cierto, Pero tú solo- ¿Decidiste tener sexo?" James pregunta, con las cejas fruncidas. "Como, um,
¿Significó algo?"

"No, por supuesto que no", dice Irene. "Quiero decir, fue encantador, no me malinterpretes, pero
fue más... Bueno, es solo que todos sabíamos que podríamos morir, así que mejor nos divertimos
antes, ¿No? El sexo no tiene que significar nada, James. No para todos."

James siente que se le caen los hombros. "Correcto."

"Oh. Oh", exhala Irene, y sus ojos están muy abiertos cuando él la mira. "James, ¿Tú y Regulus
tuvieron sexo en su última noche?"

"¿Qué? No", James suelta rápidamente, poniéndose ansioso de inmediato, porque técnicamente no
es una mentira (el regalo de despedida tuvo lugar a la mañana siguiente), pero es lo suficientemente
cercano a uno como para que ya se esté volviendo loco. "No claro que no."

Irene lo mira con los ojos entrecerrados, luciendo extrañamente como si pudiera ver el interior de
su cerebro. "Pero estuviste con él la última noche, ¿No?"
"Yo—" James busca una manera de no responder a esto, tratando de pensar en una mentira
adecuada, sudando genuinamente en este punto. Sin embargo, es demasiado tarde. El rostro de
Irene se aclara, y ella lo sabe, así que, por supuesto, James cede de inmediato. "No fue así, ¿De
acuerdo? Simplemente... dormimos juntos. No sexualmente, obviamente. Nosotros, um.
Nosotros..."

"¿Acurrucados?" Irene se burla.

"Quiero decir, un poco", murmura James, alborotando su cabello y sintiéndose ridículamente


nervioso solo por el recuerdo. Es tan diferente de abrazar a Regulus todas las noches aquí, porque
él sabe que eso viene de un lugar de necesidad. ¿Pero esa noche? Regulus hizo eso por su cuenta,
porque quería.

"Guau." Irene niega con la cabeza. "Realmente ni siquiera puedo imaginarme a Regulus
acurrucando con alguien. James, tienes que decírmelo a mí y a toda la gente en casa. Esta es
información crucial. ¿Era él la cuchara grande o la cuchara pequeña?"

James mete los labios y hace la mímica de cerrarlos.

Irene gime y lo empuja juguetonamente, y ambos se ríen mientras se balancean de un lado a otro.
"No eres divertido."

"Deja de buscar detalles", dice James. "Me odiaría si dijera algo. Bueno, ya me odia, pero me
odiaría más".

"No creo que te odie en absoluto", responde Irene.

James suspira. "No, lo hace. Es... quiero decir, supongo que ahora no es un secreto, en serio, pero
definitivamente lo hace".

"Mm, no", dice Irene simplemente. "Creo que le gustas, en realidad. De hecho, estoy bastante
segura de que le gustas tanto como a ti te gusta él. Créeme, esta no es una situación de amor no
correspondido".
"No, pero lo es", murmura James con tristeza.

Irene le sonríe. "¿En serio? Porque nos ha mirado al menos cinco veces, y el pobrecito está tan
celoso que apenas puede caminar derecho. Solo sé que se está imaginando deslizando su daga entre
mis costillas en este momento. Es un poco divertido, si estoy honesta."

"¿En serio?" James dice bruscamente, levantando la cabeza para mirar a Regulus, quien no está
mirando hacia atrás en absoluto. Está en medio de una conversación con Mathias. "Irene, mentiste.
Eso es cruel".

"Mira sus manos", susurra Irene, acercándose y pasando su brazo por el de James. "Él está
agarrando el puente con tanta fuerza que es como si estuviera tratando de romperlo. Espera a que
mire hacia atrás de nuevo y mira lo enojado que se pone porque te estoy tocando".

James puede ver que ella no está mintiendo sobre las manos de Regulus. Está agarrando el puente
con tanta fuerza que sus nudillos están blancos, completamente sin sangre. "Aún así, realmente no
creo que le importe".

"¿Te apetece una apuesta?" pregunta Irene.

"¿Condiciones?"

"Apuesto a que Regulus se dará vuelta y nos verá así, luego te llamará para que cargues el puente
para mantenerte lejos de mí. Si no lo hace, seré yo quien le diga a Vanity que tiene que deshacerse
de Vespa. Si él lo hace, depende de ti romperle el corazón".

"Oh, definitivamente no va a hacer eso", le dice James con un resoplido. "De acuerdo."

Irene se ríe y se acurruca más cerca de él, inclinando la cabeza sobre su hombro. "Ya veremos.
Mientras tanto, ¿Quieres saber qué tan talentosa es la boca de Peter?"

"Sabes, la verdad es que sí", murmura James. "Así dejaría de preocuparme por él".

"Oye", dice Irene en voz baja, apretando su brazo, "Yo también estoy preocupada, pero Peter es
inteligente. Tiene sed de sobrevivir. Estará bien".

"Sí, pero sobrevivir es difícil aquí", susurra James.

"Lo sé", susurra Irene. Caen en un pesado silencio, paseando juntos, y en realidad es muy agradable
tenerla apoyada contra su costado de esta manera. Solo un punto de contacto compartido entre
amigos, pero eso no lo hace menos reconfortante. James está mucho menos hambriento de contacto
ahora. "Está bien, aquí viene. Regulus está a punto de mirar".

"¿Cómo puedes saberlo?" James pregunta, desconcertado.

"Está flexionando los dedos y han pasado unos cuarenta y cinco segundos desde la última vez que
miró", explica Irene.

James resopla. "¿Lo cronometraste?"

"¿Qué puedo decir? Es divertido hacerlo enojar. Si no le desagradara tanto, habría tratado de
follarlo también. Tú y él, ambos. Oh, eso hubiera sido divertido", anuncia Irene con una sonrisa,
suspirando nostálgica.

"Sí, no, eso nunca hubiera funcionado".

"¿Porque está celoso?"

"Porque yo lo estoy", corrige James.

Irene hace un sonido silencioso, huh, como si estuviera ligeramente sorprendida, pero al mismo
tiempo no. "Sabes, puedo ver eso por ti. Bueno, al menos ambos están hechos el uno para el otro".
Ella tararea y presiona más cerca. "Aquí viene."

Efectivamente, Regulus mira hacia atrás, tal como Irene dijo que haría. Es deslumbrante, pero
siempre lo es, en general. James no puede decir si está celoso o no. Francamente, Regulus no
tendría absolutamente ninguna razón para estar celoso, porque James realmente se olvida de que
existen otras personas cuando él está cerca, ¿Y honestamente? James ha pasado los últimos diez
años pegado a él, así que eso ciertamente no va a cambiar ahora, y Regulus lo sabe, así que no hay
manera de que él—

"James", llama Regulus, frenando tan bruscamente que en realidad tira del puente y hace que
Mathias y Vanity tropiecen un poco. "Deja de joder. Intercambia. Ahora".

"Te lo dije", murmura Irene en voz baja.

"Que me jodan", exhala James, asombrado.

"¿No dije?"

"Lo hiciste. Absolutamente lo dijiste".

"Nunca vuelvas a dudar de mí".

"Claro, pero… quiero decir, tal vez no esté celoso. Tal vez…"

"James," espetó Regulus.

Irene ahoga una risa. "Oh, está hirviendo, solo míralo. Casi me siento mal por él. Casi. Apuesto a
que si te besara en la mejilla ahora mismo, su cabeza explotaría".

"No aceptaré esa apuesta", dice James.

"¿Porque tengo razón acerca de que él está celoso?"

"Porque no me arriesgo a que su cabeza explote. Prefiero que su cabeza esté firmemente unida a su
cuerpo".

"Si ese es el caso, tal vez quieras ir a intercambiar con él. Prácticamente puedo ver el vapor
saliendo de sus oídos", le dice Irene, sonando completamente entretenida.

James se aclara la garganta. "Cierto, sí, yo solo—"

"Recuerda, tienes que decírselo a Vanity", le recuerda Irene mientras él se aleja. "Ese era el trato."

"Encantador", murmura James con una mueca, pero asiente obedientemente antes de dirigirse hacia
el puente.

Regulus ni siquiera le habla. Simplemente continúa mirándolo antes de sacar sus dagas y moverse
para caminar con Irene. James se une a Vanity y Mathias para llevar el puente. Cada vez que mira
hacia atrás, Regulus está flexionando los dedos alrededor de las empuñaduras de sus dagas como si
quisiera usarlas, e Irene sonríe como si lo supiera.

James suelta una carcajada asombrada y sigue caminando.

~•~

Regulus no está del todo seguro de si el puente funcionará. No es que no esté bien elaborado,
porque lo está. Es robusto, a pesar de que no es muy ancho, lo suficiente para que pase una sola fila
de personas y listo. Ese no es el problema.

El problema, teme Regulus, es que podría no ser lo suficientemente largo. El río no es demasiado
ancho, aproximadamente del largo de tres hombres adultos acostados, apilados de pies a cabeza.
Eso por sí solo hará que el puente sea difícil de cruzar sobre el agua, pero si se queda corto,
entonces todo esto será en vano y Peter estará arriesgando su vida sin ningún motivo.

Cuando llegan al campo en el que todos comenzaron hace cinco días, Regulus sabe que están un
poco retrasados. Peter ya encendió el primer fuego, el humo visible en el cielo. El segundo todavía
no va, por lo que no se quedan atrás, pero definitivamente les hace tomar el ritmo.

"Está bien, tenemos que hacer esto con cuidado", dice Mathias cuando llegan a la orilla del río. Se
han parado en el puente con James al otro lado, manteniéndolo en su lugar. Es bastante alto, lo cual
es prometedor. "James, vamos a bajarlo lentamente, lo más lejos que podamos. No lo dejes caer, o
la rampa del otro lado podría romperse. ¿Listo?"
"Listo", les asegura James, asintiendo.

"Tranquilo ahora", murmura Mathias, gruñendo mientras comienzan a dejar que se hunda
lentamente en el aire.

Es un proceso un poco incómodo, como volcar algo muy alto y tratar de asegurarse de que caiga en
cámara lenta. Implica mucho equilibrio y fuerza, pero es un trabajo de dos personas, por lo que
nadie puede ayudarlos. Regulus solo puede retroceder y mirar las venas de los antebrazos de
James, ligeramente cubiertas de vello oscuro, y los músculos abultados donde está haciendo fuerza.
¿Por qué se subió las mangas? Bajatelas, por el amor de Dios, piensa Regulus casi
desesperadamente, incapaz de apartar la mirada.

Hay un momento en el que parece que el puente no va a cruzar del todo, pero luego Mathias y
James se levantan y empujan, y el puente golpea con un ruido sordo. Vibra un poco, pero está ahí,
así como así. Elevado sobre el agua, una plataforma clara para que ellos caminen. Ninguna mano
se levanta del río carmesí, pero todos parecen estar esperándolo.

No pasa nada.

"Brillante", declara James alegremente.

"Todavía tenemos que cruzar", señala Mathias. Toma una respiración profunda y endereza los
hombros. "Bien, bueno, esta fue mi idea, así que iré primere".

"Mathias", dice Irene con cautela, dando un paso adelante. "¿Por qué no voy yo primero? Solo—
solo déjame". Mathias le da una pequeña sonrisa, luego niega con la cabeza. "Está bien, Irene.
Creo en mi puente. Espera a que cruce todo el camino antes de que me sigas, y vengan de uno en
uno. No hay necesidad de probar las restricciones de peso. Vanity ven tras mío, si esto funciona".

Con eso, Mathias se da vuelta y procede a subir el puente, un cuidadoso paso tras otro.

Elle es valiente, eso es evidente, porque no flaquean ni en el camino sobre el agua. Todo el mundo
parece contener la respiración, pero ninguna mano pálida se levanta y Mathias cruza a salvo.

Regulus está extraordinariamente aliviado de que haya funcionado.


"Está bien, Vanity", murmura Irene, haciéndola señas. "Ten cuidado. No mires hacia abajo y no te
detengas".

Vanity se estira para acunar suavemente a Vespa, luego también comienza su camino. Ella también
es valiente y no debe sentir ni un ápice de miedo, porque Vespa no la pica. Ella logra cruzar y se da
la vuelta para sonreírles, claramente complacida. Choca los cinco con Mathias, quien también está
visiblemente complacide.

"Vamos, Irene", llama Mathias.

"Es hora de ver cómo se vive al otro lado", bromea Irene, luego saluda a James y Regulus con un
guiño antes de acercarse sin tartamudear.

"Tu turno", dice James.

Regulus le lanza una mirada, pero James solo le sonríe. Es una sonrisa dulce y juvenil que hace
que Regulus quiera poner su mano en la mejilla de James y apartar su rostro con firmeza. Con un
resoplido, Regulus se da la vuelta y cruza el puente a continuación. Es estructuralmente sólido, al
menos, y solo vibra un poco. Logra pasar de forma segura.

Con el ceño fruncido, Regulus se gira y espera con impaciencia a que James lo siga. Como
siempre, lo hace. En el momento en que está a salvo en el suelo, Regulus se da la vuelta y se dirige
a la cueva.

Los mortífagos definitivamente han cambiado las cosas. Como predijo Regulus, tienen todos los
suministros y alimentos colocados en un rincón para facilitar el acceso, mantenidos al aire libre
con bastante arrogancia. Para ser justos, no es como si alguien pudiera llegar a él durante el día, y
siempre lo vigilan por la noche, por lo que nadie podría realmente venir y tomarlo, o eso pensaban.
Su error es por lo qué están siendo saqueados. Malditos idiotas.

Sin embargo, las armas están en su mayoría en el mismo lugar. Está claro que los mortífagos los
eligieron, porque la mayoría de ellos están esparcidos por todo el lugar o dejados en las mesas.

Mathias inmediatamente va por la ballesta e Irene tiene una espada en la mano en segundos.
Vanity pasa por alto todo eso para ir a los suministros, clasificándolos hasta que deja escapar un
sonido de alegría mientras sostiene lo que parecen ser un par de pinzas y un pequeño frasco de
vidrio vacío.

James se acerca para unirse a ella, toma una bolsa para comenzar a llenarla con varias cosas.
Regulus hace lo mismo, incómodamente consciente del hecho de que Irene y Mathias todavía están
revisando las armas.

Mantiene una daga en la mano, por si acaso.

"¿Qué arma crees que Peter querrá?" Irene pregunta pensativa. “Tenemos una lanza, una maza y
otra espada.”

"Lanza", responde James. "Le da un poco de largo alcance, pero aún puede usarlo a corta distancia
y, si lo necesita, puede lanzarlo".

Regulus cierra los ojos con fuerza, pero eso no ahoga la visión de la lanza de Quinn en el estómago
de Evan detrás de sus párpados. Toma una respiración tranquila y temblorosa y traga el nudo en su
garganta, parpadeando fuerte y rápido.

"Oye, Regulus", susurra Vanity, acercándose a él con una mirada esperanzada en sus ojos. "¿Me
puedes ayudar?"

"¿Con que?" Regulus murmura.

Vanity procede a sostener a Vespa donde la tiene sujeta entre las pinzas. "Necesito que la cortes".

Regulus parpadea. "Cortar... ¿A Vespa?"

"Sí, por favor", dice Vanity. "Está bien, no le hará daño. ¿Ves su bolsa aquí, con la cosa verde
dentro? Ese es su veneno. No tiene nervios en su bolsa, así que no sentirá nada".

"¿No se… enfadará?"

"No. A ella no le importará mientras no tengamos miedo".


"Quiero decir, ¿Estás segura?" Regulus dice lentamente, con las cejas fruncidas. Vanity le sonríe,
complacida, así que simplemente se deja llevar. Él sabe que ella nunca haría nada para dañar
innecesariamente a un insecto, y mucho menos al Horrocrux Hornet que claramente ha convertido
en su mascota.

"Correcto. No es necesario que sea un corte grande. Solo uno pequeño. Justo en su bolsa, adelante",
instruye Vanity, sosteniendo a Vespa.

Regulus frunce el ceño, pero avanza y empuja con cuidado la punta de su daga en la bolsa verde
brillante hasta que la atraviesa. Espera a que suceda algo, pero Vespa no muestra signos de
agitación. Vanity lanza un silencioso chillido de placer y hace flotar a Vespa sobre el frasco.
Suavemente, aprieta las pinzas y el veneno sale lentamente del pequeño corte y gotea en el frasco.
Regulus mira a escondidas su daga, curioso, pero nada de veneno cae en ella de esta manera.

"No es mucho", comenta Regulus, sin poder hacer nada y un poco fascinado por todo el asunto,
honestamente. El veneno solo llena el frasco una cuarta parte.

"Sí, lo sé, pero mira", exhala Vanity, por lo que Regulus mira. La bolsa de Vespa vuelve a unirse y
más veneno la llena en segundos. Nuevamente, Vanity chilla y rebota en el lugar, sonriéndole. "¿A
que esto es genial?"

"Mucho", dice Regulus, y ni siquiera está mintiendo.

"Hazlo de nuevo", alienta Vanity. "Quiero llenar el frasco".

Regulus hace una pausa y luego se encoge de hombros. Lo vuelve a hacer, ligeramente divertido
por lo emocionada que se pone Vanity cada vez. Le recuerda a sí mismo la primera vez que Sirius
le hizo una daga. Cuando estaban solos, a Regulus no le importaba compartir lo emocionado que
estaba por cualquier cosa, no a esa edad. No ha tenido tanta emoción infantil desde que tenía la
edad de Vanity. Hace que algo tierno se encienda en su pecho por ella.

Repiten el proceso dos veces más antes de que el frasco esté casi lleno. Vespa permanece
completamente tranquila durante toda la prueba, y Vanity ocasionalmente le informa que lo está
haciendo muy bien. Los labios de Regulus se curvan contra su voluntad.

"Oh, ¿Qué carajo?" James deja escapar cuando se acerca para ver qué están haciendo. Suena
horrorizado. "¿Por qué estamos apuñalando a Vespa? ¿Podemos dejar de apuñalar a Vespa?"
"Si vas a ser un bebé llorón al respecto, puedes irte", declara Vanity con una gran cantidad de
descaro.

Regulus tararea, mirando a James con una sonrisa. "Sí, si vas a ser un bebé llorón al respecto,
James, puedes irte".

"Yo—" James frunce los labios, poniendo sus manos en sus caderas mientras entrecierra los ojos
entre ellos. "Ves, no, no me gusta nada. Unas pocas conversaciones con Regulus, y te estás
volviendo mala, Vanity. Es una mala influencia. No lo escuches. Mantente dulce".

"Solo soy dulce cuando me conviene", dice Vanity con desdén.

"Chica inteligente", elogia Regulus, y Vanity le muestra una sonrisa.

James se muerde el labio, claramente luchando por no sonreír, y sus ojos son tan, tan suaves. Se
aclara la garganta. "No, de verdad, ¿Alguien puede explicar por qué Vespa está siendo apuñalada y
por qué está... bien con eso? Ni siquiera se está moviendo".

"Ella no sabe lo que está pasando", explica Vanity con un suspiro de sufrimiento, como si estuviera
tan cansada de estar rodeada de gente que no sabe de insectos como ella. "Todo lo que estamos
haciendo es tomar su veneno. No le hace daño".

"Entonces, ¿Estás sumergiendo tu daga en el veneno?" James pregunta, mirando a Regulus con el
ceño fruncido.

Resoplando, Vanity niega con la cabeza antes de que Regulus pueda siquiera responder. "No, para
nada. La bolsa de Vespa es demasiado gruesa para que funcione así, y no está empujando lo
suficiente. Está bien, lo haremos más tarde cuando tengamos más tiempo".

"Vanity, ¿Qué arma quieres?" Mathias grita.

"Tengo mi arma justo aquí", responde Vanity. "Vespa es mi arma, y ella es todo lo que necesito".
"James", dice Irene con firmeza.

Respirando hondo, James se enfoca en Vanity, quien lo mira con el ceño fruncido. "Vanity,

Lo siento, de verdad lo siento, pero no puedes quedarte con Vespa. Tienes que deshacerte de ella".

"No lo haré", protesta Vanity, entrecerrando los ojos. Coloca suavemente a Vespa en la palma de
su mano y deja las pinzas para poder cerrar el frasco, manteniéndolo en la mano.

"Tienes que hacerlo", le dice James disculpándose. "Ella es demasiado peligrosa para tenerla cerca,
y no podemos traerla de regreso a la cueva con nosotros. Hay demasiado miedo en esta arena, y
cualquiera de nosotros podría salir lastimado".

Vanity parece lista para revelarse. “Aunque necesitamos su veneno.”

"Realmente no lo hacemos", dice James en voz baja. "Nadie merece morir con un dolor
insoportable, no importa lo rápido que sea".

En eso, Vanity se desinfla un poco. Mira a Vespa con ojos muy tristes, como si fuera a ponerse a
llorar. Regulus frunce el ceño, luego frunce el ceño directamente hacia James, genuinamente
descontento con él en este momento. Sin embargo, se suaviza, porque parece que James podría
llorar junto con Vanity. Ella está completamente destrozada, porque él tiene razón, y él está
destrozado junto con ella.

"Puedes quedarte con el veneno que recolectaste", ofrece James débilmente, con las cejas
fruncidas. "Así siempre puedes llevar un poco de Vespa contigo. Sé que no es lo mismo, pero..."

"¿No puedo quedarme con ella un poco más?" —pregunta Vanity, mirándolo con los ojos muy
abiertos y llorosos. "Nadie le tiene miedo ahora. La dejaré atrás cuando nos vayamos. Tal vez ella
se encargue de los mortífagos, nunca se sabe".

James cede de inmediato, porque su espina dorsal tiene la consistencia de un malvavisco asado.
"Sí, está bien. Quédatela por ahora, pero cuando nos vayamos, ella se quedará atrás. ¿Trato
hecho?"

"Bien", murmura Vanity, suspirando mientras coloca suavemente a Vespa en su hombro. Con eso,
se da vuelta y se marcha, claramente no contenta en este momento.

"Oh, ella me odia", dice James con tristeza.

"Ella no es la única", responde Regulus, e inmediatamente se arrepiente cuando James se ve aún


más cerca de las lágrimas que antes. "Basta. Ella no te odia. Puede odiar que tuvieras razón, pero
tenías razón. Hiciste lo correcto".

"Sí, pero ella está enojada conmigo", murmura James.

Regulus rueda los ojos. “Tiene quince años. Lo superará.”

"Tú no lo hiciste", dice James.

"Eso fue diferente".

"¿Cómo?"

"No fuiste su primer flechazo", le dice Regulus, odiando la forma en que la palabra encaja en su
boca. Flechazo. Tan inadecuado para lo que realmente era, incluso tan joven. Él sabe lo que
realmente fue, pero odia la verdad aún más. "Eso complica un poco las cosas".

James lo mira de arriba abajo. Despacio. Luego dice: "Sí, claramente. Vuelvo a pensar que tienes
sentimientos sin resolver".

"Ah, más delirios", dice Regulus rotundamente.

"Estás obsesionado con ser malo conmigo", declara James, como si esto fuera un importante punto
de vista a su favor.

"Compensación." Regulus sacude sus dedos. "Nada más."


"¿Compensación?" James se ahoga, riendo. "¿Por qué, Reg? ¿Porque te fastidié un poco cuando
éramos niños?"

Porque me robaste a mi hermano, piensa Regulus, pero no lo dice. Porque me aceleraste el


corazón, y lo vuelves a hacer, y te odio, te odio, te odio, piensa, pero tampoco dice eso. Porque es
más fácil; te vas a morir, y esto es más fácil, piensa, y nunca se lo dirá a nadie. Apenas se permite
pensarlo, encerrando el pensamiento bajo llave e ignorando el latido que le ruega que lo abra y lo
explore más a fondo. No. No tiene sentido.

"Reparaciones por tener que estar cerca de ti", dice Regulus en su lugar, lo que resume todo eso.
Algo así como.

"Ah, me extrañarías si no estuviera cerca", bromea James, y luego su sonrisa se tambalea. Solo por
un momento. Sólo un parpadeo en su expresión. Regulus no puede entender el cambio, o por qué
está ahí, pero James vuelve a sonreír de todos modos. Como si nunca hubiera sucedido en absoluto.
"Bueno, el chiste es tuyo, amor. La negación está mal y no debería funcionar, pero cuando lo
haces..."

James hace un sonido tonto mm mm mm como si estuviera probando algo exquisito, y besa sus
dedos, lo que hace que Regulus ponga los ojos en blanco mientras murmura: "Eres patético".

"¿Ves? Así. Joder, siempre me excita ", dice James con un escalofrío teatral. "Oh, sí, por favor
insúltame más. Me tienes absolutamente enganchado".

"Ojalá fuera sarcasmo", le dice Regulus. "Como, genuinamente. Pero no estás bromeando. ¿Dónde
está tu amor propio?"

"Donde tú quieras que este", responde James. "Solo soy un hombre perdido por el encanto de
Regulus Black".

Regulus resopla. "No me encuentras encantador. Soy la persona menos encantadora del planeta".

"Mm, vamos a tener que estar de acuerdo en no estar de acuerdo con eso", le informa James,
acercándose y apoyando la mano en la mesa de suministros para poder balancearse más cerca,
sonriendo con esa sonrisa suya. Esa que es difícil de mirar. "A veces me pregunto cómo sería para
ti ser amable. Sinceramente amable, quiero decir. ¿Qué pasa si no me gustara? ¿Significaría eso
que tengo problemas?"
"Tienes problemas a pesar de todo", dice Regulus.

James sonríe. "Sí, eso nunca pasa de moda. Ni siquiera sabes cómo ser amable conmigo,
¿Verdad?"

"Eres tan divertido, James. Divertido, amable y guapo, ¡y absolutamente el mejor todo el tiempo!
Iluminas cada habitación en la que entras, pero eso tiene sentido porque eres el sol", declara
Regulus con una voz demasiado animada, juntando las manos y colocándolas debajo de la barbilla
mientras sonríe dulcemente y pestañea.

"Joder, eso fue horrible", jadea James, temblando de risa mientras avanza arrastrando los pies,
claramente entretenido. "Ni siquiera lo estás intentando, Reg".

Regulus deja caer su expresión y sus manos caen mientras pone los ojos en blanco. "Eso es lo que
obtienes por buscar cumplidos. Si crees que voy a acariciar tu ego, eres un tonto".

"Bueno, si no acaricias mi ego", bromea James, "Siempre puedes intentar acariciar mi-"

"Te daré el veneno de Vespa, James", interrumpe Regulus, estirando la mano para presionar la
punta de su daga en el suave estómago de James.

"¿Cómo dice ese dicho? ¿Sin dolor, no hay ganancia?" James levanta las cejas y da un paso
adelante hacia la hoja, obligando a Regulus a retroceder un poco para no apuñalarlo. El hecho de
que James solo confíe en él para hacer eso es exasperante, solo que más porque Regulus lo hace
instintivamente. "Siempre eres mucho más dulce cuando me lastiman".

"Bueno, no soy un monstruo", murmura Regulus en voz baja, dándose la vuelta bruscamente para
agarrar la bolsa y ocupar sus manos. James está tan cerca, y Regulus de repente se siente como si
tuviera catorce años otra vez, lo cual no es una sensación que le agrade. Sí, siguiendo adelante. "No
te quedes sin hacer nada. Tenemos un límite de tiempo aquí, ¿Recuerdas?"

"Oye, el segundo fuego está ardiendo", llama Vanity desde la boca de la cueva, llamando su
atención.
"Chop chop, gente", anuncia Irene. "Nos iremos tan pronto como el humo del tercero golpee el
cielo".

Regulus le da a James una mirada mordaz. "Ya la escuchaste. Hazlo. No querrás decepcionar a
Irene, ¿Verdad?"

James estalla en una sonrisa, que instantáneamente se mete debajo de la piel de Regulus, pero no
dice nada. James solo suelta una carcajada, suave y eufórica, y toma su propia bolsa para comenzar
a reunir suministros. Se inclina para juntar sus hombros, y Regulus desea con todo su ser tener el
poder de alejarse.

Él no lo hace.

Chapter End Notes

Notas del autor:

REGULUS CELOSO REGULUS CELOSO REGULUS CELOSO!!! estoy viviendo


por Regulus simplemente furioso por el hecho de que James es todo sonrisas y toques
fáciles con otra persona, hasta que finalmente llega al final de su cuerda y dice: está
bien, deben separarse ahora mismo , estaba tan molesto, por favor. Como,
nena, ¿Qué pasa? ¿Alguna razón en particular por la que estás molesto? ¿No?

Mientras tanto, James no se da cuenta hasta que Irene lo señala lmaoooo, ¡ella es
genial para eso! Irene mi amada <3

En realidad, amo tanto a todo este grupo. Sé que básicamente están actuando como si
técnicamente no estuvieran todos en una arena de muerte, pero es uno de esos Temas
Pesados de los que realmente no se habla hasta que se convierte en un problema más
importante. TODOS están evitando la realidad, y no puedo culparlos. James
legítimamente encontró a las personas que en realidad no quieren matar a nadie y dijo:
ah, sí, estas personas son mis aliados, lo cual, si lo piensas bien, fue un poco
inteligente de su parte. También estúpido, pero aún así.

Regulus obviamente no es una persona de grupo, lo que entiendo totalmente. Yo


también me desvanezco en el fondo y me quedo callado con gente que no conozco
muy bien. Sin embargo, fue dulce de su parte ofrecer la manta y darle a Peter sus
fósforos. Como, él no está TRATANDO de ser un imbécil a propósito, es solo un
pequeño gruñón de mierda. Lo amo <3

¡¡¡Y Vanityyyyyy!!! ella es adorable. La adoro mucho, ella y James me hacen reír a
carcajadas, porque es en gran medida una dinámica de hermano mayor/hermana
menor, que encuentro absolutamente divertida. Además, las hormigas fiendfyre y el
horrocrux hornet fueron muy emocionantes de presentar porque juegan un papel
bastante importante en la ficción en general, pero las hormigas rojas de fuejo fueron la
forma en que la Vanity sobrevivió a las noches frías, para aquellos de ustedes que se
preguntan cómo logró eso.

Así que básicamente, este capítulo en general no fue tan malo, tenía algo de humor,
algo de coqueteo, algo de celos, un poco de angustia también. Te advierto ahora que el
próximo capítulo es difícil. Fue el que más me costó escribir, así que ténganlo en
cuenta.

De todos modos, déjame hacer los números:

Tributos restantes: 11

Tributos que han muerto hasta ahora:


Dylan
Avery
Quinn
Evan
Mulciber
Ocho sin nombre/otros desconocidos

Adiós a todos, y gracias, como siempre!!! <3

Notas mías:

Horrocrux Hornets*: Traducción Avispas Horrocrux. (Decidí dejarlo en inglés para


más impacto ahre, tambíen estoy pensando cambiar "Las hormigas rojas de fuego" y
dejarlas en "fiendfyre" como es originalmente en los siguientes capítulos.

Holaaa, aquí con otra actualización, espero lo disfrutes, nos vemos en la siguiente, los
quiero, BYEEE!!!!!!
Massacre
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Representaciones de la violencia
-Representaciones de heridas
-Representaciones de asesinato/muerte
-Representaciones de niños/menores muriendo (principalmente breves, pero no como
fondo como ha sido hasta este punto)
-Representación de un asesinato misericordioso
-Menciones/descripciones de sangre
-Representación/descripción de un ataque de pánico (principalmente breve)

Este capítulo es, francamente, muy duro. Tiene un ritmo muy rápido, y muchas cosas
suceden muy rápido, básicamente sin interrupción una vez que comienza. Recomiendo
encarecidamente leer esto mientras está solo y donde puede apretar algo suave y llorar
en paz. También les imploro a todos que, POR FAVOR, tengan en cuenta las
advertencias y no duden en consultar las advertencias más detalladas en las notas
finales del capítulo, y también: no lean si no es lo mejor para ustedes. Cuídense
primero, siempre.

See the end of the chapter for more notes

Sirius sabe desde muy joven que un buen plan depende de tres factores.

Elaboración, ejecución y cada variable individual en dicho plan. Un buen plan no tiene
circunstancias imprevistas, pero todas las variables en un buen plan están preparadas para
circunstancias imprevistas de todos modos, y ejecutan el plan a pesar de ellas.

¿Este? Este es un mal plan.

La preparación es buena, sin duda. Prepararon los incendios a la perfección. El puente está bien
construido. Todos tienen sus roles, así como sus puntos de encuentro.

La ejecución incluso va bien. James, Regulus, Vanity, Irene y Mathias llegan a la cueva y hacen lo
que dicta el plan limpiando absolutamente a los mortífagos. Incluso Peter se apega al plan, aunque
debido a sus nervios ha acelerado un poco el proceso, encendiendo el fuego demasiado pronto y
corriendo demasiado para llegar al siguiente, lo que no les da mucho tiempo a los demás. Sirius no
puede culparlo por eso, de verdad. Sin duda tiene miedo por su cuenta, queriendo terminar con todo
lo antes posible.
El problema son todas las variables. No los consideraron correctamente a todos, incluso desde el
principio. El plan podría haberse arruinado antes de que comenzara si el grupo en el camino a la
cueva se cruzara con los mortífagos, y fue pura suerte lo que evitó que eso sucediera, al menos
hasta que Peter inició el primer incendio para llamar la atención de los mortífagos.

Los mortífagos son una variable muy importante, y Sirius está preocupado porque nadie realmente
pensó mucho en ellos en las circunstancias imprevistas en las que se presentaron. Todos cuentan
con que los mortífagos sean lo suficientemente estúpidos y sedientos de sangre como para seguir
los incendios y, afortunadamente para ellos, ese parece ser el caso. De alguna manera, el plan está
funcionando, a pesar de que no es muy bueno para sus estándares.

"Sirius, muchacho", dice Slughorn, deteniéndose junto a él con una amplia sonrisa. "Disfrutando
los juegos este año, ¿Verdad?"

Obviamente no, maldito idiota, piensa Sirius, pero aparta la mirada de la pantalla para sonreírle a
Slughorn lo más diplomáticamente posible. Slughorn apenas ha salido de la sala de creadores de
juegos, por lo que Sirius apenas lo ha visto en las fiestas de vigilancia, pero con la disminución del
número en la arena, tiene un poco menos de trabajo que hacer. Menos vidas con las que joder.
Menos caos que causar. Además, los que están en la arena son claramente capaces de meterse en
problemas por su cuenta hoy.

"Ciertamente son más intensos este año que el anterior", responde Sirius, bajando la cabeza y
levantando su copa en un brindis tácito por Slughorn, porque no le importa adularlo un poco, si eso
ayudaría a James y Regulus.

Slughorn se ríe y mira la pantalla, claramente complacido con los elogios y orgulloso de su trabajo.
"Tengo que decir que debo una parte de las buenas críticas a tus tributos, Sirius. La gente está muy
interesada en su floreciente romance. ¿Puedo preguntarte cómo te sientes al respecto?"

"Ah", dice Sirius en voz baja, levantando su copa para tomar un sorbo con cuidado y ganar más
tiempo. Tiene que andar con cuidado aquí, tan difícil como es hacerlo con asuntos tan personales.
No puede simplemente decir que lo odia, simplemente porque no es asunto de los demás; como
mínimo, James y Regulus merecen su privacidad, independientemente de los sentimientos de Sirius
sobre el tema. Aunque, francamente, no tiene sentimientos sobre el tema. Le importa más la
supervivencia de Regulus y James que su vida amorosa. Aún así, no puede decir eso, así que...
"Bueno, un mejor amigo solo quiere que su mejor amigo sea feliz; un hermano solo quiere que su
hermano sea feliz. No puedo negar que aprecio que se consuelen tanto uno con el otro."

"Bien dicho, muchacho", reflexiona Slughorn pensativo, mirando la pantalla con leve deleite. Le
toma un segundo, pero luego mira a Sirius. "Conoces bien a tu hermano, Sirius. Debo preguntarte,
¿Qué lo detiene? Es muy resistente a James. He descubierto que parte de eso es solo su
personalidad, pero en realidad nunca supera los bloqueos que tiene. A veces parece que siente algo
por James, pero otras veces parece que mataría a James solo para alejarse de él. Es muy confuso
para los espectadores, ¿Sabes?”

Sirius se aclara la garganta. Una vez más, tiene que tener cuidado. "Sí, mucho de eso es solo la
personalidad de Regulus, como dijiste. ¿No es más gratificante de esa manera? Eso les gustará a
todos. Los mantiene... enganchados".

"Mm, sí, pero sin recompensa, solo hay decepción, Sirius", dice Slughorn con desaprobación
audible. "No tengo la intención de dejar a ningún espectador decepcionado, así que me pregunto
qué es. ¿Qué se necesita para abrirse paso hasta Regulus? ¿Qué empujón necesita y cómo podemos
facilitarlo?".

Sirius se imagina brevemente empujando su copa de vino por la garganta de Slughorn, con el tallo
primero, lenta y dolorosamente. Se entrega a la fantasía violenta por un momento, sus dedos giran
alrededor de su vaso, y luego se obliga a exhalar mientras destierra las imágenes. Es repugnante lo
casualmente que Slughorn habla sobre controlar vidas, pidiéndole directamente a Sirius que le dé
consejos sobre cómo controlar mejor a su hermano para obtener los resultados que desea. Y Sirius
no puede simplemente darle una paliza a Slughorn por atreverse a pensar que tiene derecho a
cualquier cosa que involucre a Regulus, o incluso a James, para el caso.

Todo lo que puede hacer es jugar así de inteligente y hacer todo lo posible para que sea más fácil
para Regulus, y James, porque a Horace Slughorn le falta información muy importante, y es que
Regulus solo hace lo que está dispuesto a hacer. Si hay algo que Sirius sabe con seguridad sobre su
hermano, es eso. Por lo que él puede decir, hay muy poco que empujaría a Regulus a estar
dispuesto a hacer lo que los Hallows quieren de él y, francamente, lo último que Sirius quiere es
que llegue a ese punto.

Entonces, Sirius se aclara la garganta y dice: "Bueno, lo que Regulus realmente necesita es..."

"Sirius", siseó Marlene, corriendo abruptamente para pararse junto a él y apretar su brazo.
Inmediatamente, Sirius y Slughorn vuelven a concentrarse simultáneamente en las pantallas,
abandonando la conversación para mirar.

Se hace evidente lo que le preocupa al instante. El mapa en miniatura en la esquina que muestra la
posición de cada tributo restante deja muy claro que algo está a punto de salir terriblemente mal.
Los mortífagos pueden estar sedientos de sangre, pero no son tan estúpidos como deben ser para
que este plan sea infalible. Peter ahora está llegando al tercer punto de fuego, pero los mortífagos
están justo detrás de él, siguiendo su rastro y a solo unos segundos de alcanzarlo.
Claro, cayeron en la trampa, pero no por tanto tiempo como para no darse cuenta de que estaban
siendo engañados.

Lo que pasa con ser un cebo es que es jodidamente fácil que te muerdan.

Sirius siente que su corazón se desploma, lanzando su mirada hacia donde la pantalla muestra a
James y Regulus todavía ayudando a recolectar alimentos y suministros con Irene y Mathias.
Vanity, en un ataque de angustia y furia adolescente, se ha reusado ayudar con todos los saqueos a
favor de sentarse afuera con su insecto mascota, claramente molesta porque tendrá que dejarlo
atrás. Los cinco están a salvo por ahora, pero el tercer punto de fuego no está tan lejos de la cueva,
así que, si Peter no lo enciende, no sabrán cómo irse, y los mortífagos podrían regresar antes de
que lo hagan.

Será una masacre.

"Vamos, vamos, vamos", murmura Sirius en voz baja, observando desesperadamente cómo Peter
busca a tientas uno de los fósforos, respirando con dificultad. Sus manos están temblando.

"Mierda", susurra Marlene, "No lo va a lograr".

"No, de hecho, no lo hará", asiente Slughorn, sonando emocionado.

Es verdad. Peter no lo logrará, lo que se vuelve obvio en el momento en que los mortífagos vienen
corriendo entre los árboles, esencialmente asustándolo tanto que tropieza hacia atrás y deja caer los
fósforos antes de que siquiera encienda uno.

Sirius contiene la respiración, esperando que Peter al menos intente lanzarse por las cerillas,
porque si va a morir, todavía podría ayudar a sus amigos. Si fuera Sirius el que estuviera en esa
situación, eso es lo que haría. James también. Regulus…? No, probablemente correría, y
realmente, Sirius no puede pensar en él exactamente como una mala persona por eso. Se trata de
supervivencia, ¿Verdad?

Resulta que Peter se parece más a Regulus en este escenario, porque gira y corre sin vacilar ni un
segundo. Sirius se acerca y agarra la mano de Marlene, ambos apretando fuerte mientras observan
en tenso silencio. Tal vez sea ridículo, pero Sirius se encuentra pensando ve, Peter, corre. Espera
que escape, porque si no lo hace, sufrirá una muerte muy dolorosa a manos de quienes lo persiguen.

Peter no se escapa. Willa le dispara con una flecha que aterriza en la parte posterior de su pierna y
lo hace caer al suelo con un grito. Se apresura a arrancarlo, tratando de volver a ponerse de pie,
pero los mortífagos lo alcanzan primero.

Bernice está sobre él en segundos, lanzándose hacia adelante para golpearlo en la cara con tanta
fuerza que vuelve a golpear el suelo. Peter gatea sobre sus manos y rodillas, luego gruñe cuando
Axus lo patea en el costado. Willa se une a ellos, así como a Bernice, y todos comienzan a golpear
a Peter contra el suelo mientras Hodge se cierne sobre los bordes, cuchillo en mano.

Sirius puede ver el rostro de Marlene torcido por la violencia, pero se mantiene neutral,
especialmente con Slughorn tan cerca. Es grotesco de ver, como siempre. Peter está recibiendo el
mismo trato que recibió Dylan desde el principio. Simplemente golpeado hasta la muerte. Incluso
con armas, los mortífagos ven un blanco fácil y deciden hacer daño primero. Saben cómo montar
un buen espectáculo; saben lo que los espectadores quieren ver.

Peter está acurrucado de costado, gimiendo y llorando, cuando Bernice anuncia abruptamente:
"Está bien, está bien, es suficiente. Lo mataré. Después de todo, es de mi distrito".

"Bernice, por favor", se ahoga Peter, con la cara hinchada y ensangrentada mientras levanta una
mano temblorosa y trata débilmente de alejarse de ella. "Por favor, no. Espera. Solo—solo espera.
Por favor, me conoces,tú—tú—"

"Sin resentimientos, Peter", dice Bernice, girando su espada en su mano mientras avanza.

"Elegiste tu bando y morirás por ello. No tienes nada que ofrecerme".

"No, no, por favor", suplica Peter, jadeando por aire. "Lo siento. Bern, lo siento. ¿Qué quieres? Te
daré cualquier cosa. Por favor".

Bernice resopla y levanta su espada. "Lo único que quiero es que Regulus Black y James Potter
mueran, y ciertamente no podrás darme eso".

"¡Esperar!" Peter suelta frenéticamente. "Espera, ¡Puedo darte eso! Sé dónde están".

"¿Qué?" —pregunta Bernice, deteniéndose para mirarlo.

El corazón de Sirius se detiene en su pecho. No, no, esto no. Peter, no, no te atrevas, mierda,
piensa, el pánico inunda inmediatamente su sistema nervioso hasta que de repente se pone a
temblar.

Peter se queda en silencio por un largo momento, luego traga saliva y dice con voz áspera: "Sé
dónde están James y Regulus. Puedo llevarte hasta ellos. Solo, solo, por favor, no me mates".

Lentamente, Bernice baja su espada. "De pie, Pettigrew". Sirius observa cómo Peter se pone de pie
lenta y temblorosamente, apenas capaz de mantenerse erguido y cojeando con su pierna mala.
Bernice le apunta con su espada. "Empieza a caminar."

Sirius lucha por respirar, porque sin dudarlo, Peter hace exactamente eso. Comienza a caminar.

Lento, pero constante. Dirigiéndolos directamente a James y Regulus.

"Bueno", anuncia Slughorn, "Esto se va a poner interesante".

~•~

"¿Todavía no hay humo?" James pregunta cuando Irene regresa de la boca de la cueva.

"Todavía no", dice Irene. "¿Tal vez está tratando de darnos más tiempo?"

James mira a Regulus, que tiene los labios apretados en una fina línea. Se ve inquieto y

James no puede evitar sentir lo mismo. Todos han perdido la noción del tiempo, entre preocuparse
por Vanity y revisar todo en la cueva, así como empacar suministros y comida. Confiaban en los
fuegos de Peter para recibir señales, y ahora empieza a parecer que se les ha pasado demasiado el
tiempo.

"¿Y Vanity?" James murmura.

Irene suspira. "Sigue sentada afuera con Vespa. Está bien, solo un poco molesta. Estará lista para
irse cuando le llevemos las bolsas, estoy segura".

"No vamos a poder llevar todo esto", anuncia Mathias con el ceño fruncido mientras mira todas las
bolsas que han llenado con suministros y comida.

James hace una mueca, porque tienen razón. Entre los cinco, pueden llevar tal vez dos bolsos cada
uno mientras todavía llevan sus armas con ellos, y Regulus ya tiene su propio bolso. Hay quince
bolsas en total, incluida la de Regulus, lo que significa que tendrán que dejar cinco bolsas atrás.
Eso es suficiente para que los mortífagos sobrevivan, lo cual es contraproducente para lo que
buscan aquí.

"Tiraremos el extra en el río carmesí", declara Regulus, mirando a todos expectante.

Mathias se muerde el labio. "Sin embargo, eso es un desperdicio ".

"Sí, pero es mejor que dejarlos atrás para que los usen los mortífagos", señala Regulus.

"No puedo creer que esté diciendo esto", dice Irene irónicamente, "Pero estoy con Regulus en
esto".

"¿Y si hacemos dos viajes?" pregunta Mathias.

James niega con la cabeza. "Demasiado arriesgado. Ya lo estamos forzando ahora. Creo que me
preocupa que estemos sobrepasando el límite de tiempo. Realmente creo que tenemos que irnos.
Ahora".

"¿Qué pasa con Peter?" Irene demanda. "Él no ha encendido el último fuego, James. ¿Por qué
no...?"

"No había ningún cañón, así que todavía está vivo", interrumpe Regulus, y James está agradecido
por lo racional que está siendo en este momento, porque el mismo James está tan ansioso y
preocupado que siente que podría vomitar. "Algo podría haber sucedido que le impidió llegar al
último incendio, pero existe la posibilidad de que esté bien. Tal vez regresó a la cueva para
esconderse, lo que significa que depende de nosotros salir de aquí".

"Regulus tiene razón", concuerda James. "Tenemos que irnos. Toma las bolsas que estamos tirando
y—"
"¡James!"

El grito de Vanity afuera hace que todos se congelen de desesperación, porque suena francamente
aterrorizada, y luego todos corren hacia la entrada de la cueva al mismo tiempo, con las armas en
la mano y las bolsas olvidadas.

James se horroriza de inmediato por la escena que lo recibe afuera. Willa está arrastrando a Vanity
por el cabello a través del puente mientras lucha, y en el otro lado están el resto de los mortífagos,
así como un golpeado Peter. Está en el suelo, boca arriba con Bernice sujetándolo con su bota en
su pecho. Él no se está moviendo.

"¡Deja de luchar!" chilla Willa. "¡Joder! Si—si nos tiras de este maldito puente, yo—"

"¡Déjame ir!" Vanity gruñe.

Todos están corriendo. Por supuesto que lo estan. Desesperada por alcanzar a Vanity antes de que
Willa la lleve al otro lado del puente. No consiguen llegar a tiempo. James lo observa como si
sucediera en cámara lenta; Willa arrastra a Vanity por todo el camino y tropieza por el peso
mientras Vanity lucha con todas sus fuerzas para escapar, y Willa deja escapar un grito silencioso
por lo cerca que está del río. Ella suena asustada. Vespa también debe pensar lo mismo, porque de
repente sale volando del hombro de Vanity, donde descansaba pacíficamente, casi dócil a pesar de
que Vanity debe estar muy asustada en este momento.

Y, sin embargo, Vanity no es a quien Vespa pica. En cambio, Vespa vuela directamente hacia
Willa y la pica, lo que hace que ella libere un grito tan agudo y tan lleno de dolor que no hay duda
en la mente de James de que Vanity no estaba mintiendo sobre la agonía del veneno del Horrocrux
Hornet. Willa trata reflexivamente de aplastar a Vespa donde la picó en el brazo, incluso mientras
tropezaba hacia atrás. Ella cae, todavía gritando cuando golpea el río con un chapoteo, y las manos
se levantan de inmediato para arrastrarla a ella y a Vespa hacia abajo, cortando abruptamente su
grito.

"¡Vespa!" Vanity grita, trepando hacia adelante, solo para gritar cuando Bernice se adelanta de
Peter para agarrarla por el cabello y continuar arrastrándola hacia atrás.

El cañón se dispara.

"Sí, así es, Black. Ven a buscarla", grita Bernice, arrojando a Vanity a un lado mientras Regulus
cruza el puente corriendo. Él es el más rápido. Por supuesto que lo hace primero. Irene está justo
detrás de él, y James está justo detrás de ella, con Mathias en la retaguardia.

Regulus ni siquiera duda cuando lo hace. Golpea a Bernice con tanta fuerza que ambos caen al
suelo en segundos. Él la aplasta, pero Bernice se defiende, y ella pelea sucio.

Ella tira de su cabello, golpea, patea y muerde, y Regulus se defiende con la misma fuerza.

Irene llega a continuación, y va directamente hacia Axus, que se apresura a ayudar a Bernice. Ella
tampoco duda, cortando con su espada a través de su pierna, lo que le hace gritar y tropezar hacia
un lado. Axus se da la vuelta, con el gancho en la mano, y gira con destreza para atrapar la hoja en
la curva de su gancho, girando y tirando para arrebatar la espada de las manos de Irene. Irene lo
toma con calma y simplemente se arroja sobre él hasta que ambos están rodando por el suelo con
aullidos y maldiciones.

La cosa es que los mortífagos son superados en número ahora. Son solo Bernice y Axus, porque
Hodge claramente no va a hacer nada. O eso es lo que supone James mientras salta sobre el puente,
con el corazón en la garganta. Porque Hodge nunca ha hecho nada antes, así que James ni siquiera
piensa...

"No, no, Hodge, por favor", se ahoga Vanity, tratando de arrastrarse hacia atrás mientras Hodge se
inclina sobre ella. Incluso desde aquí, James puede ver que sus ojos están muy abiertos por el
miedo.

"¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Ella mató a Willa y te matará a ti después, Hodge!" Berenice grita,
gruñendo mientras golpea la cabeza de Regulus contra el suelo.

"¡No! ¡Hodge, no lo hagas!" grita James, corriendo tan rápido como puede, llegando al otro lado
en el tiempo justo para ver a Hodge cortarle la garganta a Vanity.

Vanity se derrumba hacia atrás, haciendo un horrible gorgoteo, y Hodge jadea cuando se tambalea
hacia un lado, dejando caer su cuchillo. James se acerca corriendo, finalmente alcanzándolos. Él no
tiene intención de hacerlo. Esa es la cosa. Simplemente empuja a Hodge más lejos, sin siquiera
darse cuenta de su propia fuerza en su estado de pánico y, y Hodge es tan pequeño, solo tiene
catorce años.

James no sabe lo que ha hecho hasta que hay un chapoteo. Su cabeza da vueltas cuando golpea sus
rodillas con Vanity, y solo ve a Hodge en el agua antes de que las manos lo arrastren hacia abajo,
al igual que Willa. James toma una bocanada de aire, se quedó tambaleándose por la vista y la
comprensión de que simplemente empujó a Hodge al río sin pensar.

Habría cumplido quince mañana.

Tarda un minuto, incluso más que Willa, probablemente debido al veneno de acción rápida de
Vespa, pero luego suena el cañón, dejando a Hodge eternamente con catorce años.

Otro ruido ahogado devuelve la atención de James a Vanity. Ella lo mira fijamente con puro miedo,
la garganta cubierta de sangre, un poco saliendo de su boca. James hace un ruido débil y
tembloroso le ahueca la garganta con la mano, sus ojos se nublan por las lágrimas mientras la
levanta un poco para acunar su cabeza contra sus piernas. Ella trata de hablar, pero no sale ninguna
palabra.

"Shh, está bien. Estás bien", susurra James, con la voz quebrada. Se le escapa un aliento húmedo,
su pecho se siente como si se estuviera derrumbando. "Tú-tú vas a estar-"

Los ojos de Vanity se nublan y suena el cañón. Ella está inerte contra él, sin pulso en la garganta,
sin aliento que haga que su pecho suba y baje.

"No, no, yo… lo siento. Lo siento mucho. Vanity, yo…" James se ahoga porque no puede hablar a
través de sus propias lágrimas. Él inclina la cabeza hacia adelante, sollozando sobre ella sin poder
hacer nada.

Sollozando

Sollozando

Sollozando

Ella nunca recibió su primer beso.

Ella nunca llegó a enamorarse.


Nunca pudo volver a casa.

Su príncipe nunca la salvó.

Su príncipe la mató.

Su príncipe está muerto.

James siente que algo dentro de él se marchita y muere junto con ella, como si algo dentro de él se
hubiera roto con un fuerte chasquido, y nunca sanaría de la manera correcta otra vez. Él la agarra
más cerca de él y llora entre jadeos, el mundo a su alrededor parece no tener ningún significado en
absoluto.

Vanity todavía sostiene el frasco de veneno, la última pieza de Vespa que pudo tener. Está
acostado en su palma suavemente curvada, verde brillante y resplandeciente. Con dedos
temblorosos, James se acerca para quitárselo, porque eso es todo lo que obtendrá de Vanity. Él se
aferra a ella con los dedos resbaladizos por la sangre, enterrando la cara en su cabello, meciéndola
hacia adelante y hacia atrás.

Sollozando

Sollozando

Sollozando

~•~

Regulus escupe una bocanada de sangre y golpea con el codo la cabeza de Bernice, pero ella logra
atraparlo y golpea su brazo contra el suelo. Su otro antebrazo presiona su garganta, dejándolo
jadeando roncamente mientras busca a tientas su daga y trata de quitársela de encima al mismo
tiempo.

No funciona.
Bernice presiona con más fuerza, y cuanto más lucha Regulus, más débil se siente. Se vuelve
difícil respirar, y su visión comienza a entrar y salir, manchas negras bailan frente a sus ojos
mientras el mundo se desenfoca. Inclina la cabeza hacia atrás, abre y cierra la boca, con una
necesidad desesperada de oxígeno que simplemente no está recibiendo. Su cabeza está latiendo,
palpitando, y realmente no puede sentir todas sus extremidades correctamente. ¿Esto es morir? ¿Es
va-

Sin previo aviso, Bernice es arrebatada de él y Regulus inmediatamente respira hondo. Se atraganta
con él, tosiendo y acurrucándose de lado mientras estira la mano para acunar su garganta. Frente a
él, puede ver a su salvador.

Peter

Honestamente, Peter realmente no puede hacer mucho con lo herido que está, pero da una pelea
valiente. Golpea a Bernice en la cara y logra esquivar uno de sus golpes, pero ella no tarda mucho
en arremeter contra lo que parece una herida en su pierna. Se pone de rodillas con un gruñido, lo
que le da tiempo a ella para lanzarse por su espada que Regulus le había arrebatado previamente.

Peter puede decir claramente lo que ella planea hacer, porque se apresura a ponerse de pie y
comienza a correr cojeando. Francamente, Regulus está agradecido por el tiempo que Peter le dio.
Le permite recuperar el aliento y gatear lentamente sobre sus pies, finalmente buscando a tientas
sus dagas. Peter se dirige constantemente hacia el bosque, y Bernice parece tan agitada por él que
parece que no puede decidir si es más tentador seguirlo o quedarse aquí y seguir luchando.

Bernice gira la cabeza hacia atrás para mirar hacia Regulus, su pecho palpitante y su espada
agarrada con fuerza. Prácticamente puede ver los engranajes trabajando en su cerebro; están
severamente superados en número en este momento. Solo son ella y Regulus, porque Mathias e
Irene mantienen ocupado a Axus. Por el momento, Regulus no sabe dónde está James, no puede
verlo desde este ángulo, pero escuchó los cañones y a James gritando el nombre de Vanity. Él
puede adivinar. No se permite pensar en ello, no todavía, no ahora, pero lo sabe.

Si escucha lo suficiente, puede escuchar a James llorando, y el sonido lo hace estremecerse, por lo
que no escucha.

"¡Axus, retírate, idiota!" grita Bernice, y luego se da la vuelta y comienza a correr hacia el bosque
en la misma dirección en la que entró Peter, excepto que Peter ya se ha ido.

Regulus se queda quieto, entrecerrando los ojos mientras levanta su daga, siguiéndola mientras
corre en zigzag. Pero, no obstante, es un patrón que puede seguir, y tira de su mano hacia atrás,
listo para dejar volar su daga. Él la va a golpear. Él sabe que la va a golpear, por lo que es
realmente exasperante cuando se distrae con el sonido del grito horrorizado de Mathias.

Rechinando los dientes, Regulus deja ir a Bernice, eligiendo en su lugar darse la vuelta y ver qué
está mal. Axus e Irene lo están haciendo, y es jodidamente brutal. El gancho de Axus está
enterrado en el costado de Irene, pero ella no deja que eso la detenga en lo más mínimo.
Simplemente lo saca, tirándolo a un lado descuidadamente mientras se lanza hacia adelante de
nuevo; la herida no es profunda ni fatal, por lo que debería estar bien. Detrás de Axus, Mathias
levanta su ballesta.

La siguiente secuencia de eventos es solo una tragedia que ya es demasiado tarde para detener.
Axus agarra a Irene y gira con ella frente a ellos al mismo tiempo que Mathias dispara.

Mathias no falla.

El rayo cae justo donde apuntó, excepto que no era a Irene a quien apuntaban cuando disparó. Es
Irene la que suelta un ruido ahogado y sibilante cuando el rayo se entierra en su pecho.

Los ojos de Mathias se abren y dejan caer su ballesta.

"No. No, espera", exhala Mathias. "¿Irene? Yo-yo-"

Maldiciendo, Regulus arroja su daga directamente a Axus, y aterriza en el costado de su brazo,


haciéndole gritar y agitarse hacia atrás. Irene se tambalea hacia los brazos de Mathias y Axus gira
para ver a Regulus. Al igual que Bernice, parecen darse cuenta de la mierda en la que se han
metido y comienzan a retroceder lentamente, mirando a Regulus con recelo. Deja la daga en su
brazo y comienzan a retroceder más rápido cuando Regulus saca la última y la sostiene lista.

"Ayuda. Regulus, ayúdame", suplica Mathias, tratando de sostener a Irene, con lágrimas en los
ojos. "Por favor. Necesito ayuda".

"Llévala al otro lado del puente, ahora", ordena Regulus, moviéndose para agacharse y levantar
sus piernas. Axus todavía está retrocediendo, observando, claramente preocupado por quedarse
solo.

Regulus le matará si tiene que hacerlo, pero todo se mueve muy rápido e Irene es la prioridad
actual. La saeta* sobresale de su pecho y lo agarra con los dientes apretados, pero sabiamente no lo
quita mientras la llevan rápidamente por el puente. Regulus todavía tiene su daga en la mano y
mantiene un control detrás de él; Axus está más cerca del bosque, un poco lejos, pero ha dejado de
retroceder. Están mirando hacia el cielo donde un portaaviones Hallow está volando sobre ellos,
haciendo que los árboles se balanceen y enviando un vendaval* a través de ellos.

Irene se coloca suavemente en el suelo, apoyando la espalda contra uno de los postes mientras
toma respiraciones cortas y trabajosas y acuna la saeta que la atraviesa. Una vez más, Regulus mira
hacia atrás para ver hacia dónde se dirige el helitransportador, su corazón se desploma cuando ve a
James en el suelo con Vanity recostado sobre sus piernas sin fuerzas, acunado en sus brazos.

"Lo… lo siento mucho", jadea Mathias, atrayendo la atención de Regulus hacia el asunto en
cuestión. "Irene, yo no… lo siento, yo… nunca quise…"

"Está bien. Es—" Irene aprieta los dientes y sacude la cabeza, extendiendo una mano temblorosa
para enredar su mano en el cabello de Mathias, tirando de la cabeza hacia adelante hasta que pueda
juntar las frentes de ambos.

Ambos se quedan allí por un momento, y luego Mathias se retira. Una mirada pasa entre elle e
Irene que, de alguna manera, a pesar de todo, hace que Irene les dedique una sonrisa húmeda.

"No", susurra Mathias. "Por favor. Irene, por favor".

Irene tose. "No estoy… sabes que no lo lograré, Mathias. Incluso con los suministros aquí, no
es…" Ella deja escapar un suspiro entrecortado, haciendo una mueca. "No será suficiente".

"No fue mi intención", se ahoga Mathias, las lágrimas brotan de sus ojos, levantando una mano
para presionar el dorso de su mano contra su boca mientras rompe a llorar.

"Lo sé. Lo sé", jadea Irene, estirando la mano para pasarla suavemente por su cabello. "Está bien.
Vas a estar bien, Mathias. ¿Puedes hacerme un favor?"

Mathias asiente a través de sus lágrimas.

"No mires esta parte", susurra Irene. "Voy a quedarme aquí con Regulus, ¿Sí? Entra en la cueva
hasta que suene el cañón. Continúa".
"Irene", susurra Mathias, "Yo..."

"Ve, Mathias", ordena Irene con firmeza, empujando temblorosamente su hombro.

"Lo siento", dice Mathias, y siguen diciéndolo, desesperadamente una y otra vez mientras llora y se
ponen de pie, tropezando frenéticamente hacia la cueva.

"¡Oye!" Irene le llama, la palabra resonando en su pecho y haciéndola jadear mientras estira la
mano para apretar el muslo de Regulus. Suaviza su rostro cuando Mathias se da la vuelta, incluso
logra sonreír. "Te amo, niñe".

Todo el rostro de Mathias se desmorona, pero responde obedientemente con un ronco: "Yo
también te amo", y luego se va.

Irene se derrumba contra el poste con un grito ahogado, sus dedos se doblan en la pierna de
Regulus. Puede que a Regulus no le guste, pero él no se aparta cuando su mano busca a tientas la
suya, aferrándose con tanta fuerza que realmente duele. El helitransportador está cerca ahora, y
Regulus sigue la mirada de Irene para ver la garra de jaula con forma de ataúd que desciende
lentamente por el aire.

"¿Crees que me esperará?" Irene raspa.

"Probablemente", admite Regulus en voz baja. Él no sabe si ella lo escucha por encima de la ráfaga
de viento o no.

"Entonces, eh". Irene se lame los labios y cierra los ojos con fuerza, con la cara torcida por el
dolor. "Esto—esto va a tomar un tiempo, y realmente me gustaría terminarlo de una vez". Ella
extiende su otra mano, los dedos temblando mientras se deslizan sobre la mano de él donde
sostiene su última daga. Sus ojos se abren para poder mirarlo. "Muéstrale a una chica un poco de
piedad, ¿eh?"

Regulus tarda un segundo en entender lo que quiere decir. Inmediatamente se le forma un nudo en
la garganta. "Quieres que yo-"

"¿Qué acabes conmigo? Sí", confirma Irene. "Sorpresa, sorpresa, pero esto duele mucho, y no
quiero tener que sufrir sacándolo para acelerar el proceso. Así que, si fueras tan amable..."
"Irene", dice Regulus en voz baja, con las cejas fruncidas.

"Cuanto antes lo hagas, antes podrás llegar a James. Él te necesita". Irene traga cuando él no se
mueve, y aprieta su mano alrededor de su daga. "Por favor, Regulus. Me duele. Solo… por favor".

"Está bien", susurra Regulus, y le aprieta la otra mano mientras asiente y respira profundamente. Él
sostiene su mirada, porque ella se lo merece, al menos. "Lo siento."

"No lo sientas", susurra Irene. "Me estás ayudando, y tengo que admitir que no lo vi venir.

No, no te sientas mal por esto, ¿Sí? Estoy... estoy muy agradecida. Gracias."

Regulus traga con fuerza, porque de repente no puede entender por qué no le agradaba antes, y todo
lo que siente por ella ahora es una mezcla de pena y respeto. Levanta su daga y no aparta la mirada
cuando lo hace, como ella le pidió. Es rápido, aunque no del todo indoloro cuando ella ya siente
dolor para empezar, está seguro, pero lo intenta. Sus ojos nunca se apartan de los de él, y sostiene
su mano hasta que la suya se afloja y suena el cañón. Los ojos de Regulus se hunden mientras
inclina la cabeza hacia adelante.

"¡Axus!"

Al grito de Mathias, la cabeza de Regulus se levanta en el tiempo justo para verle pasar corriendo
con un cuchillo y una lanza en una mano cada uno, respectivamente. Maldiciendo, Regulus se pone
de pie y gira.

"¡Mathías! ¡Mathías, no!" Regulus grita, persiguiéndole.

El corazón de Regulus cae cuando ve que Axus se ha dado cuenta de James, quien todavía se aferra
a Vanity y ni siquiera parece darse cuenta de que el helicóptero se cierne sobre él, claramente
esperando recoger el cuerpo de Vanity en el momento en que James la suelte. Es obvio que Axus
planea aprovecharse de su dolor, pero Mathias quiere sangre, por culpa suya.

El problema es que Axus está de nuevo cerca del puente y Mathias se lanza hacia elle a toda
velocidad. Esto no sería un problema si Axus no fuera consciente de eso o no estuviera dentro del
rango de lanzamiento de ganchos del puente. Sucede rápido; con solo tres sencillos movimientos
de lazo por encima de su cabeza, Axus lanza su gancho para atrapar el borde del puente mientras
Mathias cruza, y luego da un fuerte tirón.

El final del puente en la orilla frente a Regulus navega hacia adelante, sumergiéndose en el agua,
haciendo que Mathias tropiece hacia atrás. Manos emergen instantáneamente del agua, arrastrando
el puente hacia abajo y llevándose a Mathias con él, dejando a Regulus desierto una vez más en el
otro lado.

"Joder. ¡Joder!" grita Regulus, caminando de un lado a otro mientras se pasa las manos por el
cabello. Axus enrolla su anzuelo y lo saluda con una sonrisa juguetona antes de girarse para
dirigirse a la derecha hacia James, balanceando su anzuelo. "No. No, no, no. ¡James! ¡James!"

Regulus gritando su nombre logra captar la atención de James. De repente, parece darse cuenta de
lo que está sucediendo, al menos con el helicóptero, lo que hace que deposite suavemente a Vanity
en el suelo y se aleje. Está claro que él está tratando de ver cómo la sacan, pero lamentablemente,
no tiene tiempo para hacer eso.

El cañón suena para Mathias, ahogando a Regulus gritando el nombre de James en pura
desesperación. Axus está tan cerca.

"¡James!" Regulus grita de nuevo, su corazón se hunde porque—

Tan pronto como James se da la vuelta, Axus lanza su gancho y se incrusta en el muslo de James
tan profundamente que lo atraviesa al otro lado. Regulus se queda sin aliento mientras avanza lo
más que puede antes de llegar al río. Con un fuerte tirón, Axus levanta a James de sus pies.

James aterriza de espaldas, gruñendo y gritando de dolor, pero Axus ni siquiera duda. Enrolla la
cuerda alrededor de sus brazos, luego arrastra a un James que grita y se agita a través del campo
hacia el bosque. Regulus solo puede quedarse allí y mirar, atrapado al otro lado del río.

"¡Joder, joder, joder!" Regulus gruñe. Vuelve a caminar de un lado a otro, como un animal en una
jaula, con la mente alborotada.

James. Tienen a James.

Es todo... todo pasó tan rápido, y prácticamente todo el mundo está jodidamente muerto, y.… y...
Regulus ni siquiera vio morir a todos. Mathias, Irene y Willa, sí. ¿Pero Vanity y Hodge? No tiene
ni puta idea de lo que les pasó. Cinco personas muertas, así, así de rápido. El cuerpo de Irene
todavía está detrás de él, su daga aún enterrada entre sus costillas y en su corazón. Lo más cercano
a una muerte instantánea que pudo conseguir. Cuarenta y cinco segundos como máximo.

Vanity ha sido levantada, y el helitransportador de hecho está volando para buscar a Irene. Se
mueve rápidamente para tomar su daga, con el corazón acelerado. Él es amable al sacarlo, y
también toma la saeta, tratando de borrar algo de la violencia que le sucedió aquí. No deberían
llevarla a casa con pruebas de cómo murió. Él no cree que ella quiera eso.

"Lo siento", dice Regulus con voz áspera por última vez, luego da un paso atrás para ver cómo la
levantan. Tal vez sea estúpido, pero en su aturdimiento, encuentra algo levemente reconfortante en
el hecho de que Vanity e Irene serán sacadas de aquí juntas.

No es un gran consuelo, pero es algo.

Cinco personas están muertas. Quedan seis personas. Bernice, Peter, Axus, Juniper, James y el
mismo Regulus. Regulus encuentra su bolso y limpia su daga mientras su mente corre, sus ojos se
mueven rápidamente a lo largo de la línea de árboles, esperando a que James regrese. Él siempre-

Tragando, Regulus respira hondo y lo suelta lentamente. James todavía está vivo. Donde sea que
Axus lo lleve, James sigue vivo. Si tiene su hacha—espera, ¿tiene—

Regulus se apresura a avanzar para ir directamente al río nuevamente, buscando desesperadamente


con su mirada el suelo al otro lado. Le toma un segundo, y por un momento piensa que James tenía
su hacha, lo que significa que tendría un arma para pelear. Pero no, está ahí en el suelo, y al verlo
Regulus casi cae en sus rodillas.

Está bien, piensa Regulus, caminando de nuevo mientras flexiona sus dedos alrededor de su última
daga. Bueno. Esto es… está bien, porque James todavía está vivo. No había ningún cañón, y ya han
pasado unos minutos, así que tal vez James logró escapar. Tal vez agarró el anzuelo y de alguna
manera logró esconderse, y esa es la única razón por la que no ha regresado. Tal vez Axus se
detuvo para matarlo, porque por supuesto que lo haría, y James descubrió una manera de noquearle
y escapar.

Hay muchos escenarios que pasan por la mente de Regulus, y ninguno de ellos importa, porque
ningún cañón ha sonado, lo que significa que James sigue vivo. Solo tiene que mantenerse con vida
hasta que este maldito río se congele, y luego Regulus lo encontrará.

Regulus todavía está muy decidido a ganar los juegos, pero no puede negar que en algún lugar no
tan profundo como debería ser, no quiere que James muera. No es una gran revelación, de verdad.
Regulus ya lo sabía, considerando todo lo que había hecho para ayudar a mantener vivo a James. Él
sabe, él sabe que James va a morir. Tiene que morir en algún momento. Solo—solo que no ahora.
No todavía. Así no. No cuando Regulus puede detenerlo.

No sabe si es su propia estupidez, debido a los latidos del corazón y al hecho de que conoce a
James prácticamente toda su vida, o si se trata de Sirius de alguna manera. Porque sabe que Sirius
estará jodidamente destrozado cuando James muera, y si todo lo que Regulus puede hacer es
posponer eso un poco más, solo un poco más, entonces no puede evitar querer hacerlo.

Y, bueno, honestamente, Regulus no está listo para hacer esto solo. Aún no está listo para que
James lo deje. Él no es—él no puede—

¡Boom!

Al sonido del disparo del cañón, Regulus se queda muy quieto. Es como si todo el mundo se
detuviera por un segundo, y sus oídos comenzaron a zumbar mientras la presión aumentaba y
aumentaba en su pecho. No puede respirar de repente. Lo intenta, pero no puede, lo que hace que se
lleve la mano al pecho para ver si realmente se derrumbó de la forma en que se sentía. Está
subiendo y bajando a un ritmo rápido, pero eso no tiene sentido, porque no está recibiendo
suficiente oxígeno. Brevemente, se pregunta si de alguna manera fue herido sin saberlo, pero no,
no, está bien. Son solo heridas superficiales de la pelea con Bernice, así que, ¿Qué pasa?

Algo está mal. No puede, siente...

James, piensa.

"No", dice Regulus en voz alta. Es una negación fría y dura. No importa si eso es lo único que
tiene sentido, porque Axus y James eran los únicos dos juntos, y James está herido, sin ningún
arma, y—y—

Regulus niega con la cabeza, exhalando un fuerte suspiro, ahogándose. "Sirius", dice con voz
áspera. "Ese... ese no era él, ¿Verdad? Sirius, ese no era James. ¿Ese... no era... Sirius? Sirius, ese
era..."
Por supuesto, Sirius no puede responderle. Sirius probablemente no sería capaz de responderle
incluso si pudiera, si fuera James, porque él estaría—él estaría—

Impotente, Regulus se hunde en el suelo, tratando con todas sus fuerzas de respirar, pero no puede.
Él no sabe cómo. Ataque de pánico, señala su mente desde una distancia vaga, que no es
información realmente útil cuando no puede dejar de entrar en pánico.

James, Regulus piensa de nuevo. Entierra sus manos en su cabello, balanceándose hacia adelante y
hacia atrás mientras lucha por respirar, amortiguando los sonidos rotos que salen de su boca contra
sus rodillas dobladas. Una y otra vez, piensa James, James, James.

James.

James.

James.

~•~

"Tengo que encontrar una manera de decírselo", sisea Sirius, comenzando a retroceder, pero
Marlene lo agarra del brazo.

"Sirius, no hay manera de que puedas decírselo", susurra Marlene, con voz espesa mientras tira de
él para que se detenga bruscamente. "¿Adónde vas? ¿Qué vas a hacer?"

Sirius respira hondo, tratando de mantener la calma. Hay lágrimas en los ojos de Marlene y su cara
está hinchada. Había sido un desastre desde el momento en que Vanity y Hodge murieron, y Sirius
no puede negar que fue jodidamente desgarrador. Sabiendo que la chica estaba enamorada del
chico, y él la mató...

No fue la intención de James empujarlo, Sirius lo sabe, pero todavía es difícil mirar a Marlene
directamente a los ojos y ver su dolor en este momento. Al mismo tiempo, James se había aferrado
a Vanity como si estuviera perdiendo una parte de sí mismo mientras la perdía a ella, y eso
también hace que sea difícil mirar a Marlene. Hay tanto dolor y pérdida entre ellos, entre todos.
Frank y Emmeline están empezando a emborracharse. Las muertes de Irene y Mathias fueron
duras. En ese momento, Frank admitió que apreciaba lo que Regulus hizo por Irene: un asesinato
misericordioso, uno necesario como era, porque Frank no habría tenido los patrocinadores para
ayudarla de todos modos. Emmeline también perdió el último tributo que le quedaba.

El cañón era para Juniper, no para James.

Podría haber sido James si no fuera por Juniper. De hecho, Axus había estado arrastrando a James
por el bosque, solo para caer en un agujero, increíblemente. Uno que Juniper había estado cavando
preparándose para la noche que se acercaba. Le había dado a James tiempo para quitarse el anzuelo
de la pierna y correr, pero Axus mató a Juniper, aunque no sin que ella le golpeara absolutamente
primero. Desafortunadamente, Axus tenía un arma, por lo que Juniper no lo logró.

Sin embargo, James se escapó. Se está escondiendo ahora, porque su pierna está bastante mal, pero
Axus no sabe a dónde fue. Puede que lo esté buscando, pero va en la dirección equivocada, y no
pasará mucho tiempo antes de que necesiten calmarse para prepararse para el descenso de la
temperatura. James está solo en una cueva en la que nadie ha estado antes, con mucho dolor, pero
está vivo.

El problema es que Regulus se está volviendo loco.

Genuinamente, está en espiral. Sirius no cree haber visto a Regulus así, ni una sola vez en su vida.
Es así de malo. Tal vez no sea obvio para la mayoría, pero Sirius conoce a su hermano y Regulus
no logra mantener la compostura. Hasta que no sepa que James está vivo, seguirá perdiendo su
maldita cabeza.

Sirius tiene que decirle de alguna manera. Tiene que calmar a Regulus, porque Regulus necesita ir a
buscar a James lo más pronto posible. Él es la clave para curar a James, porque ningún
patrocinador quiere enviar medicamentos hasta que Regulus y James se reúnan, queriendo más
romance entre ellos, porque eso es más importante para ellos que el dolor de James.

Hace que Sirius quiera destrozar el mundo, lo hace querer sacudir a esta gente, gritarles en la cara,
simplemente perder los estribos. Estas personas están disfrutando el hecho de que Regulus parece
tan molesto por pensar que James está muerto. Todos son unos jodidos enfermos.

Sirius se ha esforzado al máximo, pero nadie hará nada tan pronto, no hasta que vean lo que
Regulus va a hacer. Entonces, para ayudar a James y calmar a Regulus, Sirius necesita encontrar
alguna manera de decirle lo que está pasando.
Él no puede hacer eso a través de un patrocinador. Nunca lo permitirán.

Va a tener que ser en la arena.

"Sirius", dice Marlene bruscamente cuando él se aleja.

"Tengo que irme", declara Sirius. "Realmente siento mucho lo de Vanity y Hodge, Marlene.
Realmente lo siento. Solo tengo que irme, ¿De acuerdo? Tengo que intentarlo".

Marlene traga. "Ten cuidado. No hagas nada estúpido".

Sirius no responde, porque si se necesita algo estúpido para salvar la vida de su mejor amigo y
recoger los pedazos de su hermano, lo hará sin dudarlo.

Esperando no tener que hacerlo.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Para aquellos de ustedes que no quieren leer NADA, y solo quieren un resumen rápido
para que puedan omitir el capítulo por completo (lo cual es válido), entonces lo haré
primero. SPOILERS ADELANTE: lo suavizaré tanto como me sea posible.

Así que, básicamente, Peter no llega a encender el tercer incendio antes de que los
mortífagos lo alcancen. Lo golpearon bastante fuerte y estaban a punto de matarlo
cuando Bernice hace el comentario de que quiere a James y Regulus muertos. Peter le
dice que sabe dónde están y que puede llevar a los mortífagos, y así se van. Estalla una
pelea que termina con la muerte de Willa, Hodge, Vanity, Irene y Mathias, en ese
orden. Después de eso, Regulus se queda atascado en el otro lado del río nuevamente,
mientras que Axus lanza su gancho a la pierna de James y lo arrastra hacia el bosque.
Suena un cañón y Regulus tiene un ataque de pánico porque cree que es James, pero es
Juniper. Al ver a Regulus tan molesto y sabiendo que para ayudar a James a obtener
medicamentos, Regulus tendrá que reunirse con James, Sirius se dispone a encontrar
alguna forma de hacerle saber a Regulus que James está vivo.

Para aquellos de ustedes que quieren/necesitan advertencias más detalladas para leer:
-Las representaciones de la violencia: Cuando los mortífagos localizan a Peter, lo
golpean brutalmente y le disparan una flecha en la pierna. Se le describe suplicando
por su vida y llorando, además de disculparse repetidamente por miedo/desesperación.
Bernice y Regulus se pelean y ella casi lo ahoga, pero Peter lo salva antes que ella.
Axus e Irene, y Mathias, también se pelean. Irene corta la pierna de Axus con su
espada, y Axus entierra su garfio en el costado de Irene, pero ella lo saca y sigue
luchando. Mathias les dispara con la ballesta, pero Axus gira a Irene para que esta le
dé en el pecho. Regulus lanza una de sus dagas y golpea a Axus en el brazo con ella.

-Las representaciones de lesiones: Hay una descripción en la que James es atrapado


por el gancho de Axus en su muslo, y es breve, pero se describe como si fuera
atravesado hasta el otro lado.

-Las representaciones de asesinato/muerte (con niños/menores): Mathias termina en el


río mientras intenta cruzar el puente, pero Axus usa su gancho para jalarlo lo
suficiente como para arrastrar el puente, Mathias junto con él.

Las representaciones de niños/menores muriendo: Ess bastante breve, pero Willa es


picada por vespa (el avispón horrocrux) y cae al río, llevándose vespa con ella cuando
se va. Después de eso, Hodge usa su cuchillo con Vanity para cortarle la garganta
después de que Bernice le grita que la mate. James, mientras trata de alcanzarla,
empuja a Hodge a un lado, empujando más fuerte de lo que pretendía en su pánico, y
Hodge también cae al río. Hay una breve escena que describe la sangre en la garganta
y en los labios de Vanity, pero su muerte es bastante rápida, simplemente muy triste.
Juniper también muere, asesinada por Axus, que cayó en el hoyo que estaba cavando,
pero no se describe y solo se menciona, y se dice que le dio una paliza a Axus antes de
morir.

La representación de un asesinato misericordioso: Después de que Irene recibe una


flecha de ballesta en el pecho, Mathias y Regulus la llevan por el puente. Ella se
despide de Mathias, y como tiene mucho dolor, le pide a Regulus que la mate para que
sea más rápido, y él lo hace a pedido de ella. No se describe con demasiado detalle,
pero se afirma explícitamente que él la apuñala en el corazón, entre las costillas, para
hacerlo lo más rápido posible.

Déjame hacer números, supongo :/


Tributos restantes: 5
Tributos que han muerto a partir de este capítulo:

Dylan
Avery
Quinn
Evan
Mulciber
Willa
Hodge
Vanity
Irene
Mathias
Juniper
Ocho sin nombre/otros desconocidos

Si ayuda en algo, el próximo capítulo, sorprendentemente, tiene mucha menos


angustia, casi nada, de verdad
Notas mías:

Vendaval*: Viento extremadamente fuerte y violento.


Saeta*: Proyectiles como flechas que pertenecen a la Ballesta.

Holaa, este fue un capítulo muy duro, la muerte de todos se lleva un pedazo de mi,
pero más la de Vanity.
Para los que se preguntan, Axus tiene pronombre él/elle asi que es por eso que a veces
lo veremos con ellos ya se intercalados o solo se usará uno de ellos o ambos, al igual
que Mathias tenía de pronombre elle.

Bueno creo que eso es todo nos vemos en la siguiente actualización, los quiero,
BYEEE!!!!
Hope
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referido a la muerte del niño en el pasado
-Referencias a lesiones pasadas
-Referencias a torturas pasadas (¿¿¿más o menos??? se insinúa vagamente, pero por si
acaso)
-referencias a ser sexualizado como menor (debido a que todo Hallow piensa en Sirius
como un símbolo sexual, y no se expresa en detalle, pero está explícitamente
establecido)
-Discusiones de temas relacionados con el sexo y el deseo

Puede que no me creas, considerando el capítulo anterior, pero este no es tan malo
como el anterior, aunque, considerando el anterior, eso no dice mucho. La barra está
en el piso, lo sé, pero realmente creo que esto será relajante en algunas partes, al
menos. Disfruta <3

See the end of the chapter for more notes

Horace Slughorn parece ligeramente sorprendido de encontrar a Sirius solicitando hablar con él,
pero obedientemente sale de la sala del creador de juegos y cierra la puerta detrás de él. Sirius pone
su sonrisa más brillante, como si su mejor amigo no estuviera herido y su hermanito no estuviera
perdiendo la cabeza.

"Sirius, mi chico, ¿En qué puedo ayudarte?" Slughorn pregunta. "Tendré que pedirte que lo hagas
rápido, sea lo que sea, porque estamos trabajando duro, ¿Entiendes?"

Trabajando duro para destruir vidas, piensa Sirius, pero solo se ríe y dice: "Oh, sí, no lo dudo.
Una buena participación, ¿No? Seis muertos, uno tras otro. No hemos visto tanta acción como esa
en.… años, sinceramente. ¿Reseñas positivas hasta ahora?"

"Abrumadoramente positivo", confirma Slughorn, lo que le da a Sirius una razón más para perder
toda fe en la humanidad. "De nuevo, tengo que agradecerles. No esperaba que James y Regulus
fueran un punto central este año, si soy honesto, pero son de lo único que todos pueden hablar. El
momento de James con Vanity fue especialmente conmovedor, y ahora tu hermano está hecho un
lío al pensar que James está muerto. El reencuentro será mágico, seguramente".

"Oh, si tan solo", dice Sirius, adoptando una expresión de disculpa, y las cejas de Slughorn se
fruncen. "Es solo... bueno, admito que Regulus probablemente se sentirá aliviado cuando encuentre
a James nuevamente, pero lamento decir que todavía estará bastante retraído. Temo que los
espectadores terminen decepcionados, después de todo."

Slughorn parece sorprendido. "Seguramente esto es suficiente para traer los sentimientos del chico
a la superficie. Merece un beso, como mínimo. ¿Quizás una confesión de amor?"

"Regulus no lo verá de esa manera", murmura Sirius, sintiéndose enfermo de estar parado aquí,
hablando de la vida amorosa de su hermano pequeño, planeando cómo usarla para su beneficio
mientras finge dejar usarlo a Slughorn su favor. "Ves, preguntaste antes qué se necesitaría para, ah,
llegar a Regulus, qué empujón necesita, y estoy aquí para decírtelo".

"¿Sí?" Slughorn le indica, mirándolo con entusiasmo, concentrado.

Sirius se acerca y aprieta suavemente el hombro de Slughorn, bajando la voz como si estuviera
intercambiando secretos. "Esperanza. Regulus necesita esperanza".

"Esperanza", responde Slughorn, inclinándose un poco hacia atrás para parpadear.

"Mhm". Sirius asiente con la cabeza y vuelve a apretar suavemente su hombro. "Regulus no es el
tipo de persona que cree en el dicho: es mejor haber amado y perdido que nunca amar en absoluto.
De hecho, hará todo lo posible para evitar el amor si sabe que terminará perdiendo, ya ves, pero si
tuviera esperanza..."

"Bueno, desafortunadamente terminará perdiendo de todos modos, así que no estoy seguro de lo
que quieres decir", dice Slughorn.

"La cuestión es que Regulus no seguiría conteniéndose si supiera que tiene un futuro que esperar
con James. Un futuro por el que luchar", le dice Sirius, con el corazón acelerado mientras se
esfuerza por mantener la calma. Si esto funciona... Joder, si se las arregla para lograrlo... El mero
pensamiento hace que le tiemblen las manos, pero lo cubre bien, y Slughorn no se da cuenta.
"Daría una pelea como ninguna otra si tuviera esa esperanza".

Slughorn se queda en silencio por un largo momento, y Sirius puede ver la idea tomando forma en
sus ojos; Sirius sabe lo que es, porque está guiando a Slughorn directamente hacia él. Solo tiene
que decirlo, como si fuera su idea, y Sirius lo jugará como un violín. Vamos, vamos, ya casi lo
tienes, piensa Sirius.
"Un futuro", reflexiona Slughorn pensativo, y nuevamente, Sirius aprieta suavemente su hombro,
reforzando el buen comportamiento y la aprobación a través del lenguaje corporal. Sirius tiene esto
convertido en una ciencia después de años de ser un mentor. "¿Si pudiera darle esperanza a
Regulus, dices? ¿Esperanza de un futuro? ¿Uno en el que pudiera estar con James, incluso...
después de los juegos?"

"Eso sería suficiente, sí", le asegura Sirius.

Slughorn tararea. "¿Eso facilitaría todos los picos románticos adecuados que todos buscan entre
ellos?"

"Sin lugar a dudas", confirma Sirius.

"Entonces... la promesa de dos Vencedores", dice Slughorn en voz baja. "Dos tributos del mismo
distrito podrían ser Vencedores".

"Oh, genial", exhala Sirius, sonriéndole y apretando su hombro de nuevo. "Eres brillante. El mejor
creador de juegos que jamás haya visto Los juegos del hambre, sin duda. Nunca se ha hecho antes,
¿Sabes? Serías el primero. Pasarías a la historia por ello, y la audiencia —oh, los espectadores se
volverían locos. ¡Tú serías su héroe!"

"Les gustaría eso, ¿No?" Slughorn está de acuerdo con una carcajada, luciendo complacido y, por
supuesto, le gustan los elogios. Por supuesto que le gusta la idea de que fue su idea. Ese es el
punto, realmente, porque Sirius sabe exactamente lo que está haciendo.

Sirius se inclina con complicidad. "Levantarían estatuas en tu honor, y no solo estarías facilitando
el romance, sino que también tendrías drama. Peter y Bernice también se quedan, por lo que
mantendrá a los espectadores al borde de su asiento si deciden hacer un equipo. Tu idea, es
literalmente perfecta. Mi palabra, espero que no sea una molestia para mí decirlo, pero tu mente
está en un nivel que solo podría soñar con alcanzar algún día".

"Oh, eso es…" Slughorn se vuelve vagamente rojo, agitando su mano como si quisiera ignorar las
palabras de Sirius, pero claramente le complace. Es un hombre mayor sin hijos, y en su edad,
parece que quiere ser influyente para los más jóvenes para él; venerado por ellos; alabado por
ellos. "Sirius, querido muchacho, me halagas. Estoy seguro de que serás sabio cuando llegues a mi
edad".
"Nunca tan sabio como tú", dice Sirius con una rica risa, una vez más apretando el hombro de
Slughorn.

"Mis disculpas por tomarte tu tiempo. Te dejaré volver al trabajo, ¿De acuerdo?"

Slughorn sonríe. "Para lo mejor. Tengo mucho trabajo por hacer".

~•~

Dorcas no cree haber tenido tanta prisa en su vida. Tampoco se ha visto así donde alguien pudiera
verla desde... Bueno, francamente, no puede recordar un momento en el que se haya dejado ver así
en público. Lleva una camiseta agujereada, pantalones de pijama finos con gatos azules por todas
partes, un par de pantuflas verdes, sin accesorios ni maquillaje, y un gorro.

Dorcas no ha dejado su casa sin estar completamente vestida, peinarse y maquillarse, usar joyas y
un buen par de zapatos en años.

Sin embargo, nada de eso importa, en realidad no.

No ahora.

No cuando Vanity y Hodge están muertos. Dorcas lo vio suceder, tan afectada que rompió a llorar,
y tan pronto como recuperó el juicio lo suficiente como para calmarse, comenzó a correr. Apenas
se detuvo para buscar sus zapatos.

El pecho de Dorcas está agitado cuando finalmente se detiene frente a la puerta hacia la que ha
estado corriendo como una maníaca, sin siquiera molestarse en intentar que la lleven. Su lugar
estaba lo suficientemente cerca como para que esperar a que alguien la llevara no era algo que
estuviera dispuesta a hacer. Entonces, en cambio, ella corrió. Ella nunca se detuvo.

Y ahora, aquí está, jadeando por aire y genuinamente exhausta mientras levanta la mano y llama a
la puerta. Ella trata de recuperar el aliento, pero en realidad no funciona. Todo su cuerpo está
gritando en protesta por sus ridículas payasadas, pero—
Pero Marlene abre la puerta y vale la pena.

"Me... me vine tan rápido... tan rápido como pude", jadea Dorcas, sosteniendo su costado donde le
duele por correr.

Instantáneamente, la cara de Marlene se desmorona, y ella prácticamente sale de la puerta y cae


directamente en los brazos de Dorcas. Dorcas se estira para envolver sus brazos alrededor de ella
con fuerza, ahuecando la parte posterior de su cabeza mientras ahoga un sollozo desgarrador justo
en el hombro de Dorcas. Se aferra, clavando sus dedos en la espalda de Dorcas como garras,
estremeciéndose contra ella como si se estuviera desmoronando. Dorcas traga con fuerza y
mantiene un brazo alrededor de ella mientras las lleva a la suite.

Marlene se deja llevar adentro, confiando en que Dorcas la moverá mientras todavía está apegada,
sin importarle si tropieza. A Dorcas tampoco le importa; ella cierra la puerta y le pone llave, luego
cuidadosamente conduce a Marlene hacia el sillón, jalando a Marlene hacia abajo con ella. Marlene
prácticamente se derrumba contra ella y llora en su garganta, y todo lo que Dorcas puede hacer es
girar su rostro hacia el cabello de Marlene y llorar en silencio con ella.

"Eran... eran tan jóvenes", se ahoga Marlene.

"Lo sé", susurra Dorcas. "Lo sé, Marlene. Lo siento mucho".

Pasa mucho tiempo antes de que Marlene se calme lo suficiente como para dejar de llorar, e incluso
entonces, se le corta el aliento y sigue sollozando. No levanta la cabeza del pecho de Dorcas y
respira suave y lentamente, sus dedos caídos donde están sobre el brazo de Dorcas. Dorcas pasa sus
dedos suavemente por el cabello de Marlene, con cuidado de no tirar de él.

"Lo lograron hasta ahora", dice Marlene con voz áspera, finalmente. "¿Fue estúpido de mi parte
esperar que uno de ellos pudiera llegar a casa?"

"No", murmura Dorcas. "No, eso no fue estúpido. Creíste en ellos. Te preocupaste por ellos. Eso
nunca es estúpido".

Marlene toma una respiración suave y entrecortada. "Me esforcé mucho, Dorcas, y todo el tiempo,
incluso desde el principio, sabía que no lo lograrían. Yo solo... realmente quería estar equivocada".
"Lo siento", le dice Dorcas, con un nudo en la garganta, porque lo siente. No es su culpa, pero eso
no le impide desear que nunca sucediera, desear poder arreglarlo. Lamenta tanto que se hayan ido,
que Marlene sufra, porque no es justo. Nada de esto es justo.

"¿Por qué tendría que hacer eso?" susurra Marlene, levantando la cabeza para mirar a Dorcas con
los ojos hinchados. “Hodge acaba de... él la mató. ¿Por qué... cómo podría...?”

"Estaba asustado, creo". Dorcas respira hondo y tira de su mano hacia adelante para acunar la
mejilla de Marlene, deslizando su pulgar a través de las lágrimas. "No lo sé. Realmente no puedo
decirlo, pero Bernice le estaba gritando; su otra amiga acababa de morir, Willa; todos estaban
peleando, y James estaba corriendo hacia él. Hasta ese momento, en realidad nunca lastimó a nadie.
Creo que todo se redujo al miedo".

"Simplemente es una mierda", dice Marlene. "Estaba enamorada de él, y pasó sus últimos
momentos sabiendo que él la había matado. Y preocupándose por Vespa, a quien acababa de ver
ser arrastrada al río, excepto que Vespa es básicamente inmortal, así que simplemente está
sufriendo perpetuamente, supongo." Marlene niega con la cabeza. "Sé que eso es exactamente lo
que Vanity probablemente estaba pensando mientras se estaba muriendo. Ah, y James. Al menos
tenía a James".

"Yo, um. Bueno, no pude ver todo lo que pasó después", admite Dorcas. "Me fui casi
inmediatamente, así que no tengo idea de lo que les pasó a los demás".

“¿Corriste… corriste hasta aquí?”. Marlene murmura, mirándola con ojos muy abiertos y llorosos.

Dorcas asiente. "Alrededor de cuatro millas, sí".

Marlene la mira fijamente durante un largo momento, luego se levanta y agarra el cojín junto a la
cabeza de Dorcas para inclinarse y besarla. No es un beso profundo, ni duro, ni mordaz, ni
acalorado. Es suave. Tan suave y tan tierno, solo un roce de bocas, cálido y dulce. Para alguien que
no recuerda cómo ser gentil, Marlene lo toma sorprendentemente bien, tratando a Dorcas como si
fuera preciosa.

"Gracias", susurra Marlene cuando se aleja.

"Por supuesto. Yo... te lo dije, yo también me preocupo por ellos", dice Dorcas con una sonrisa
débil. "Y me preocupo por ti, si eso no fuera obvio. No dejo la casa así por cualquiera, McKinnon.
Me veo—"

"Hermosa", interrumpe Marlene, punto final, como si ni siquiera fuera tema de debate. "Eres
hermosa, Dorcas, siempre".

Dorcas sabe que la belleza no es lo más importante en este mundo, hay asuntos mucho más
apremiantes que la apariencia de uno, que no lo saben suficientes Hallows, pero eso no significa
que no aprecie el cumplido. No diría que es vanidosa o insegura, pero creció en un entorno donde
la belleza es casi una moneda. Marlene la hace sentir rica, y de todos modos nunca ha sido
realmente pobre en ese sentido.

Marlene vuelve a apoyar la cabeza en el pecho de Dorcas, y Dorcas vuelve a acariciarle el pelo en
silencio. Ninguna de las dos habla durante mucho tiempo, y Dorcas sabe que ambas están pensando
en Vanity y Hodge. No son las únicas que se preocupan por ellos, porque sin duda tenían familia, y
Dorcas vio suficientes juegos para ver que James, Peter, Irene, Mathias e incluso Regulus se
preocupaban por Vanity. La amiga más cercana de Hodge era Willa, debido a las similitudes en su
edad, pero incluso eso fue un poco exagerado. Aún así, eso no es suficiente. Todo el mundo debería
haberse preocupado, pero muy pocos realmente lo hicieron.

Muy pocos realmente se preocupan por alguna de estas personas. Tan pronto como entran en la
arena, los tributos no son más que personajes en un espectáculo para ellos, excepto que son vidas
de personas reales. Para algunos, lo que está en juego es lo que los atrae. Para otros, ignoran
deliberadamente la realidad que los mira directamente a la cara. No quieren verlo, porque mirarlo
significa ver su parte en él.

Un día, estas personas se encontrarán atrapadas en medio de una guerra, una que se está gestando,
y ni siquiera entenderán por qué o qué está sucediendo. Algunas personas lo verán por lo que es, e
incluso habrá algunos que harán lo correcto.

Como Gedeón y Fabián. Nunca fueron ignorantes, y Dorcas supo al instante que estarían
dispuestos a luchar. No esperaba que murieran por la causa antes de que la guerra los alcanzara. Y
ahora está Molly, que ahora mismo está en un tren para ir a ver los cuerpos de sus hermanos al
Fénix, porque la Orden los recuperó después de que un informante les dijera dónde los habían
tirado. Tendrán funerales y Molly podrá asistir, pero Molly nunca más podrá volver a casa. Cuando
se fue, dejó todo atrás para luchar en nombre de sus hermanos en una guerra que apenas ha
comenzado.

Uno de los mayores arrepentimientos de Dorcas es haber reclutado a Fabian y Gideon Prewett en la
Orden del Fénix. Ella sabe que se supone que debe hacerlo. Ese es literalmente su trabajo, pero
están muertos, y no puede evitar sentirse parcialmente culpable. Ella tiene muchas
responsabilidades en la Orden debido a su lugar en el Hallow, y conoce los riesgos como todos,
pero nunca le sienta bien cuando ve a otra persona involucrada en esto y tiene que aceptar el hecho
de que podrían morir.

"Quiero quemar al Hallow por esto", dice Marlene con voz áspera, y Dorcas siente que su corazón
da un vuelco. "Lo siento si eso es ofensivo, pero—"

"No", dice Dorcas rápidamente. "Eso es—no, está bien. Yo también".

"Si pudiera, pondría de rodillas al Hallow", le informa Marlene, sonando francamente peligrosa.
Dorcas traga con dificultad, mirando al techo mientras continúa pasando sus dedos por el cabello
de Marlene. "Si hubiera alguna forma de hacerlo, daría cualquier cosa por derribar a Riddle y
terminar estos juegos para que lo que le pasó a Vanity y Hodge nunca vuelva a suceder".

Dorcas contiene la respiración por un largo momento. Es como si pudiera sentir la mirada
penetrante de Dumbledore a un lado de su cabeza desde aquí, lo cual es ridículo. Es como una
sombra en la habitación, esperando en la esquina, acechando con sus manos marchitas dobladas
muy suavemente. Ella sabe lo que él quiere; ella sabe lo que se supone que debe hacer en esta
situación.

Exhalando lentamente, Dorcas inclina la cabeza hacia abajo para mirar a Marlene, donde todavía
descansa la cabeza sobre su pecho. Con cuidado, con una ternura que hace que le duela el pecho,
Dorcas se aparta el pelo de la cara y no puede. Dorcas no puede hacerlo. Ella sabe que debería, que
compensaría la pérdida de Gideon y Fabian, a los ojos de Dumbledore, y no es como si Marlene no
fuera un activo brillante.

Pero Dorcas no puede hacerlo. Ya sea que Marlene esté dispuesta a correr riesgos o no, Dorcas no
está dispuesta a arriesgarla. No ella. No Marlene, que se preocupa por los niños a pesar de que
sabía que no podía salvarlos. No Marlene, que tiene un agarre rudo y bondad en su corazón. No
Marlene, que quiere pelear, pero merece descansar. Ella merece estar a salvo.

Entonces, todo lo que dice Dorcas es: "Sí, Marlene, yo también".

"Una parte de mí es..." La voz de Marlene se entrecorta, pero respira y se nivela de nuevo. "Sé que
esto es horrible, pero una parte de mí se siente aliviada. Simplemente aliviada de que haya
terminado y que ya no sufran más. Y yo tampoco. Tal vez eso sea egoísta..."

"No lo creo", murmura Dorcas, deslizando su mano hacia abajo para ahuecar la mandíbula de
Marlene e inclinar su rostro hacia arriba. "Creo que puedes sentirte como quieras al respecto. Esto
no es... Bueno, ya sabes que esta situación está jodida tal como está. Difícilmente vamos a
responder de manera convencional, ¿Verdad?"

"No, supongo que no", responde Marlene en voz baja.

"Estoy aquí, ¿De acuerdo? Estoy aquí", le dice Dorcas, luego se sumerge y presiona un breve y
cálido beso en su boca, principalmente por la necesidad de consuelo y el deseo de darlo.

Cuando Dorcas se aleja, Marlene murmura: "Eres realmente un buen..."

"¿Ligue?" Dorcas responde cuando Marlene parece atascarse. Su boca se tuerce ligeramente
cuando Marlene se aclara la garganta y frunce los labios.

"Bueno, yo diría que en este momento eres algo más que un ligue", le dice Marlene, señalando su
estado actual con un gesto, dejando claro que un ligue cualquiera no llegaría a verla así... y Dorcas
lo entiende, la verdad. No es algo que se comparta con cualquiera. Cosas así pueden ser incluso
más íntimas que el sexo. "No, creo que eres una buena... amiga, Dorcas Meadowes."

"Una buena amiga", repite Dorcas en voz baja, sus labios se curvan sin poder hacer nada mientras
Marlene evita su mirada. El caso es que Dorcas no puede ofrecerle nada más, por mucho que le
gustaría. Por supuesto, una parte de ella quiere decir que se jodan los amigos, seamos más que eso,
pero no es tan simple. Ella tiene responsabilidades y su permanencia en este mundo, en esta guerra
en ciernes, no está garantizada. Francamente, cuanto más se involucra Marlene con ella, más
peligro corre y más tiene que perder. Si bien Dumbledore estaría dispuesto a pedirle que corriera
esos riesgos, Dorcas no lo está, así que dice: "Bueno, me siento honrada de ser tu buena amiga,
Marlene McKinnon".

Marlene se encuentra con su mirada, y se ve un poco decepcionada, pero tiene muchas cosas por las
que estar decepcionada en este momento, por lo que Dorcas está segura de que difícilmente
califica. Marlene no lo combate, en cualquier caso. Ella solo muestra una pequeña sonrisa y
murmura: "Sí".

"Ven aquí", susurra Dorcas, atrayéndola de nuevo.

"¿Te quedarás esta noche?" Marlene susurra en respuesta, acomodándose contra ella una vez más.
"Por supuesto", responde Dorcas, y lo hace.

Para qué están los amigos, ¿Verdad?

~•~

Remus mira con la mano de Pandora está apretando la suya mientras Regulus pasa por la primera
etapa del dolor, la negación, luego golpea la ira y se atasca, o tal vez simplemente se vuelve loco.

Sea lo que sea, es horrible de ver.

Regulus se mueve como un hombre en una misión, pisoteando desde la cueva hasta el río una y
otra vez para dejar caer cada arma y cada bolsa de suministros, excepto la suya, los tira al agua
para ser sumergidos por pálidas manos esqueléticas con garras. Lo tira prácticamente todo; cada
herramienta, cada pedacito de comida y agua, y cada arma que aún no se haya ido o tomado.
Guarda su daga y su bolsa de suministros, y eso es todo.

Remus está bastante seguro de que el plan de Regulus es asesinar a todos. Está dejando muy claro
que la única forma de sobrevivir adecuadamente a esto será pelear y, según su visible agitación
reprimida, solo está ansioso por pelear. Por lo que Remus ha deducido, Regulus está a punto de
pasar de cazado a cazador.

Se está haciendo tarde, la temperatura está bajando claramente, pero el río todavía no se ha
congelado. Remus se pregunta si eso es a propósito, si los creadores del juego mantienen
deliberadamente a Regulus en una jaula. Se pasea como un animal salvaje, incapaz de estarse
quieto, esperando descaradamente la oportunidad de irse. Nadie se ha quedado despierto para
perseguir a la gente antes, simplemente porque hace demasiado frío, piensa Remus, pero está
bastante seguro de que Regulus está a punto de ser el primero. Es tan vengativo que Remus
realmente cree que encontrará a todas y cada una de las personas restantes para matarlas.

Sin embargo, sin que él lo sepa, James está muy vivo. Está aislado en una pequeña cueva,
claramente con mucho dolor. Afortunadamente, se vendó la pierna, pero obviamente le duele. Lo
que más le duele, piensa Remus, es la pérdida de todos sus amigos de un solo golpe. James está de
duelo, no se puede negar eso; él simplemente está sentado allí, llorando mientras mira fijamente el
frasco de veneno de Horrocrux Hornet al que Vanity murió aferrándose.

James está desplomado dentro de su cueva, y su escape claramente le ha costado mucho, porque
está empezando a quedarse dormido, a pesar de su dolor. Sus ojos están visiblemente caídos, y no
pasa mucho tiempo antes de que se desmaye. Remus no sabe si es por la pérdida de sangre o por el
dolor, pero es preocupante de todos modos.

Remus está nervioso por muchas razones diferentes. Regulus y James están entre los cinco
finalistas, y ambos están dolidos. Bernice y Axus todavía están por ahí. Todavía no se han
encontrado, ambos se acomodaron solos para pasar la noche, pero Remus sabe que es solo cuestión
de tiempo, si Regulus no llega a ellos primero. Peter también permanece, pero su postura como
aliado es indeterminada, en lo que respecta a Remus. Sí, ayudó a evitar que Bernice matara a
Regulus, pero también vendió a James y Regulus a Bernice en primer lugar; en cierto modo, es en
parte responsable de la muerte de tantos de sus aliados, personas con las que pasó tiempo y terminó
cuidando. Provino del miedo y la necesidad desesperada de sobrevivir, Remus lo sabe, pero aún así
lo enfurece, porque toda esa carnicería podría haberse evitado si Peter no hubiera hecho lo que
hizo.

"Atención, todos los tributos", la voz de Slughorn resuena en la arena, fuerte y clara, y cuatro de
los tributos miran hacia arriba al mismo tiempo, porque James está dormido. Remus se tensa
cuando Pandora agarra su mano con más fuerza y contiene la respiración. "La regla actual que
permite que solo un Víctor gane, ahora se cambia oficialmente para permitir que dos tributos del
mismo distrito sean Víctores. Eso es todo. Que las probabilidades estén siempre a tu favor..."

A medida que la voz de Slughorn se desvanece, Remus siente un estremecimiento recorrer su


columna tan pronto como se da cuenta de lo que eso significa. Aspira con fuerza, su corazón
acelerando en su pecho, porque eso significa que James y Regulus pueden ganar.

Ambos.

En la pantalla, Regulus parece darse cuenta de esto también, y aparentemente lo saca de su ira
cuando inclina la cabeza hacia el cielo con un surco en las cejas. Sus labios se separan, algo
cambia en sus ojos, y luego gira lentamente la cabeza como si estuviera pensando profundamente.
Le toma un segundo, otro, luego uno más, y luego sus ojos se iluminan absolutamente.

"James", Regulus exhala y comienza a correr.

"No, no, no", suelta Remus, saltando hacia adelante mientras el pánico se apodera de él. "No el—
oh, Regulus, el río—"

Está cerca. Demasiado cerca. Regulus parece recordar en el último momento que no puede
simplemente caminar sobre el agua, y se desliza por el suelo con una maldición, tratando de
deslizarse hacia atrás cuando su impulso lo envía hacia adelante. Su bota roza el agua, y él grita
mientras retrocede frenéticamente, una mano pálida sale disparada de la superficie para alcanzarlo.
Regulus lo patea con fuerza y se arrastra hacia atrás, jadeando mientras logra alejarse a una
distancia segura. Remus finalmente exhala.

En cuanto a James, permanece desmayado. Claramente se ha perdido el anuncio por completo. Sin
embargo, Remus no duda de que Regulus le dirá tan pronto como lo encuentre.

"Pueden volver a casa. Remus, ambos pueden llegar a casa", dice Pandora con voz áspera,
girándose en su asiento para mirarlo con los ojos muy abiertos llenos de lágrimas, una sonrisa
radiante en su rostro.

"Lo sé", acepta Remus, sin aliento, y luego ambos se ríen y se abrazan para celebrar, apretándose
el uno al otro con fuerza y balanceándose en el lugar.

Tal vez ridículamente, Remus siente que su corazón se hincha, porque a pesar de lo triste que es
que haya tanta gente muerta, todavía hay esperanza por encontrar. Las personas que le importan,
por las que realmente se preocupa por primera vez en cinco años, están vivas y pueden volver a
casa.

y Sirius. Oh, debe estar, joder, Remus puede imaginarlo. La esperanza es algo vigorizante, y no
importa si James y Regulus todavía tienen tres personas a las que vencer, porque las
probabilidades... Por una vez, las probabilidades están realmente a su favor. Están tan cerca, y
Sirius seguramente estará jodidamente extasiado.

Si Regulus estaba desesperado por cruzar el río antes, eso no es nada comparado con él ahora.
Parece menos asesino, al menos, pero más frustrado que nunca. Sin embargo, los creadores de
juegos lo mantienen allí, la luz se desvanece lentamente y la temperatura desciende claramente, si
las bocanadas de aire visibles que salen de la boca de Regulus son algo por lo que pasar. Aún así,
el río no se congela.

Primero, están los estandartes que se reproducen en el cielo para señalar a todos los que murieron,
lo que sucede nuevamente esta noche. Como todas las noches, va en orden.

Para empezar, está Willa. Bernice y Axus observan desde sus posiciones, y Remus ve las
expresiones sombrías en sus rostros. En cierto modo, Willa era la Vanity de los mortífagos; nunca
fue Hodge, porque los molestaba a todos con su falta de habilidades o voluntad para matar. Tal vez
por eso mató a Vanity, finalmente se derrumbó bajo la presión, solo tratando de enorgullecer a
alguien. Él era tan joven. Willa también lo era.
El siguiente es Hodge, que no obtiene la respuesta que probablemente obtendría si James todavía
estuviera despierto. Regulus desvía la mirada y Peter hace una mueca visible, pero a nadie más
parece importarle. Bernice incluso se burla y pone los ojos en blanco. Es jodidamente deprimente.

Siguiendo a Hodge esta Vanity. Los ojos de Regulus se cierran y agacha la cabeza. Peter llora.
Remus hace una mueca, su propio corazón se encoge, porque eso fue duro y, por supuesto, James (a
pesar de que está dormido) y Peter están heridos; ellos fueron los que estuvieron con Vanity desde
el primer día, y Peter pasó incluso más tiempo con ella que James. Saber que ambos se esforzaron
tanto por protegerla, y no pudieron… Sí, Remus también lloraría.

Irene es la siguiente, y esa golpea visiblemente a Regulus con fuerza. Parece que Regulus se culpa
a sí mismo de alguna manera. Tal vez porque fue su daga la que la sacó de su miseria. Alivio su
dolor. Fue un asesinato misericordioso, uno que ella había solicitado, pero eso no impide que
Regulus se sienta responsable por ello, claramente, a pesar de que iba a morir de todos modos.

Mathias a continuación, y de nuevo, ese también les llega a ellos. Amigue de Peter y de James.
Remus no sabe si Regulus le vio como un amigue o no, pero obviamente siente tristeza por todo el
asunto. Mathias murió con una rabia ciega, desesperade por vengar la muerte de Irene, y había una
especie de cruel ironía en el hecho de que muriera en el puente que construyó.

Y, finalmente, está Juniper.

Este recibe reacciones diferentes. A Bernice no parece importarle. Peter frunce el ceño y se ve
confundido, su rostro se arruga como si ni siquiera recordara quién era ella. Axus frunce el ceño y
levanta la mano para tocar todos los moretones que Juniper les hizo, porque le golpeó
absolutamente antes de que la mataran, como una niña salvaje, francamente.

¿Regulus, sin embargo? Hace un ruido ahogado, y luego suelta una risa sibilante y presiona su
rostro contra sus rodillas, respirando profundamente. Es alivio. Alivio innegable. No hay nada más
que pueda ser, porque obviamente eso es lo que es, y Remus sabe exactamente por qué. No está
aliviado de que Juniper esté muerta; está aliviado de que James no lo esté.

Hay confirmación. El anuncio pareció convencer a Regulus, pero la prueba le brinda un consuelo
evidente.

Aún así, un poco más tarde, Regulus sigue atrapado y Pandora gime antes de decir: "Oh, en este
momento solo lo están torturando. Déjenlo ir, por el amor de Dios".
"Creo que el río se congela a la misma hora todas las noches", admite Remus con un suspiro. "No
mucho por ahora".

"Míralo", susurra Pandora, viendo a Regulus una vez más pasearse inquieto en la pantalla. "No
creo que importe lo que realmente siente por James. Quiere tanto que ambos regresen a casa. Y
James está..."

" Atrapado", murmura Remus con una mueca de dolor, porque James está, de hecho, bastante
atrapado.

De nuevo, Remus siente que la preocupación se apodera de él. Sirius aún no ha vuelto y no le han
enviado nada a James. Si la herida está tan mal como parece, tiene más riesgo de infección; si se
produce una infección, morirá. Podría tardar sólo tres días, y eso si nadie viene a matarlo antes.
Sirius lo sabe, así que a Remus no le cabe duda de que está trabajando duro para-

"¡Remus! Remus, se está empezando a congelarse", declara Pandora visiblemente emocionada,


rebotando en el lugar. Ella se estira para agarrar su muslo. "Casi… Casi… Falta p—"

Regulus sale disparado como un cohete antes de que el río esté completamente helado, siguiendo
el hielo mientras se arrastra frente a él. Cada paso hace que el hielo se rompa bajo sus pies, pero a
él no parece importarle. Ni siquiera espera a que se congele el último trozo; él simplemente se
lanza hacia adelante y golpea el suelo corriendo. De camino al bosque, arrebata el hacha de James,
e incluso eso no lo detiene.

"¡Sí!" Pandora grita, levantando las manos con deleite.

En ese momento exacto, la puerta de la suite se abre de golpe.

Es Sirius. Entra de golpe, con los ojos brillantes cuando la puerta se cierra y se bloquea detrás de
él. Su pecho está agitado como si hubiera estado corriendo, y se ve sonrojado, algo absolutamente
maravilloso en su expresión en este momento. Remus no se da cuenta de que está de pie hasta que
se encuentra moviéndose por el borde de los muebles para ver mejor a Sirius.

Está temblando de pies a cabeza, traqueteando como si estuviera a punto de volar en pedazos con
toda la energía liberada dentro de él. Está literalmente vibrando, y parece que quiere saltar por la
habitación, rebotar en las paredes, correr vueltas y chillar de alegría a todo pulmón. A Remus le
recuerda vagamente a los perros enloquecidos, por fin desenganchados de sus correas y
desesperados por correr.

Esto resulta ser bastante similar a lo que hace Sirius, en realidad. Antes de que Remus pueda
siquiera abrir la boca para hablar, Sirius corre directo hacia él, cruzando la habitación para lanzarse
directamente a los brazos de Remus. Remus lo atrapa con un gruñido, tropezando hacia atrás uno o
dos pasos, pero en su mayoría se mantiene estable. Sirius ha echado sus brazos alrededor de los
hombros de Remus mientras Remus lo agarra por la cintura, y puede sentir el frenético latido del
corazón de Sirius contra el suyo. Sirius respira con dificultad, como si ya hubiera estado corriendo.

"¿Supongo que escuchaste el anuncio?" Remus susurra, riendo suavemente cuando Sirius lo
aprieta.

Las manos de Sirius vuelan para enmarcar el rostro de Remus, y su voz legítimamente tiembla
cuando murmura, "Yo- Lo hice. Remus, fui yo. Convencí a Slughorn para que hiciera eso. Estoy-"

"Brillante", dice Remus, sin aliento. "Eres jodidamente brillante".

"Los salvé. Voy a salvarlos. A ambos", canta Sirius, y está brillando como una maldita estrella en
este momento.

"Tú lo hiciste. Tú—" Remus es interrumpido por Sirius besándolo, una dura pero feliz presión de
sus bocas. Se rompe rápidamente y Remus piensa que su corazón podría estallar. "Sí, lo eres. Vas a
recuperarlos. A ambos".

"Van a volver a casa", Sirius se ahoga, y de repente está llorando, incluso mientras se ríe. Todavía
está temblando, pero Remus se aferra a él. "Ambos."

Sirius está claramente delirando de alivio y emoción, lo que aparentemente lo lleva a presionar
besos cortos, pero feroces, en la boca de Remus una y otra vez entre risas ahogadas y un torrente de
lágrimas. Remus lo deja, encontrándose con él a mitad de camino cada vez, sintiendo el momento
crecer a su alrededor hasta que casi no puede respirar por ello; el alivio, la esperanza, el puro
respiro de todo lo que ha estado mal todo este tiempo. Es como un descanso entre nubes oscuras, la
tormenta finalmente se calma.

A Remus no le sorprende que Sirius termine abrumado por eso. Los besos disminuyen hasta que
Sirius solo lo abraza, enterrando su rostro en la curva de su garganta, y ahí es donde se queda el
tiempo suficiente para que Remus piense que probablemente no lo soltará primero. Está bien. Él
puede hacer lo que quiera.

Con cuidado, Remus gira la cabeza para mirar a Pandora. Ella les está dando privacidad, mirando a
Regulus en la pantalla en su lugar, quien ha comenzado su búsqueda.

"Sirius", dice Remus suavemente, y Sirius levanta la cabeza lentamente, aparentemente más
tranquilo ahora. "Regulus está buscando a James. Es… quiero decir, ¿Nadie estaba dispuesto a
patrocinarlo?"

Ante esto, algo de la palpable alegría de Sirius se desvanece, pero solo un poco. Él niega con la
cabeza. "No, la gente definitivamente estaba dispuesta a patrocinar a James, pero quieren... Bueno,
básicamente quieren que Reggie y James se lo ganen. Quieren un espectáculo, por supuesto".

"¿No lo hacen siempre?" Pandora pregunta con amargura. "Imbéciles, muchos de ellos. No les
importa James; solo les importa cómo puede entretenerlos. Oh, podría simplemente—"

"Sí, yo también”, dice Sirius con una suave sonrisa mientras él la ve simular estrangular a alguien
con las manos. Inclina la cabeza sobre el hombro de Remus, sin molestarse en apartarse de él
mientras habla con ella. "Está bien, sin embargo, porque Regulus encontrará a James, y luego me
aseguraré de que James se cure, y luego son solo tres. Solo tres, y luego están en casa. Pandora-"

"Lo sé", Pandora exhala, girándose para alcanzar el respaldo de su asiento, tendiendo su mano
hacia él. Sirius se separa de Remus por esto, agarrando la de ella, y él se ve levemente sorprendido
cuando ella inclina la cabeza sobre su mano y la besa. Él parpadea, luego parece darse cuenta de
que ella esencialmente le está diciendo que lo admira, y él… se sonroja.

"Oh, no hagas eso", murmura Sirius, nervioso. "Basta, Pandora, soy tu amigo".

Pandora mira hacia arriba con una sonrisa. "Sí, lo eres, y eres uno de los hombres más inteligentes
que he conocido. Eso merece admiración. Vas a traerlos a casa, Sirius".

"Bueno, van a volver a casa solos", dice Sirius tímidamente, "Pero lo hice posible, sí".

"Increíble", murmura Pandora, luego le da un beso más juguetón en el dorso de la mano de Sirius,
riéndose cuando él le alborota el cabello tan pronto como ella se aleja.
"Todavía hay que preocuparse por Peter, Bernice y Axus, pero creo…" Sirius respira hondo y se
enfoca en la pantalla, cruzando los brazos. "Realmente creo que James y Regulus tienen una buena
oportunidad, especialmente una vez que James esté curado".

"Todo lo que Regulus necesita hacer es encontrar a James", dice Pandora.

Sirius suspira. "Lo cual no podrá hacer esta noche. Se fue en la dirección equivocada,
desafortunadamente. La buena noticia es que hay un rastro, por lo que encontrará a James, pero no
cuando esté frío y oscuro. Eventualmente se acomodará para dormir antes de que se desmaye, y
luego empezar de nuevo mañana. James debería estar bien donde está hasta que Regulus lo
alcance, siempre y cuando nadie más lo haga primero".

"No pareces demasiado preocupado", comenta Remus, sin duda sorprendido por esto, porque Sirius
normalmente estaría mucho más estresado en este momento.

"No lo estoy." Sirius se encoge un poco. "Slughorn y prácticamente todos los espectadores están
desesperados por que Regulus y James se reúnan y les muestren el romance, así que no dudo que
Slughorn hará todo lo posible para que eso suceda. De lo contrario, la gente estaría muy
decepcionada, y no dejará que eso suceda. ¿Es horrible? Sí, pero es una ventaja para nosotros, así
que lo aceptaré".

"Podemos trabajar con eso", está de acuerdo Pandora. Golpea el asiento a su lado. "Vamos. Ven a
mirar".

Sirius se estira para agarrar la mano de Remus, tirando de él, y eso es lo que todos hacen. Como
todas las noches, todos miran, pero esta vez hay algo diferente.

Miran con esperanza.

~•~

Como se predijo, Regulus finalmente se acomoda para pasar la noche. Sirius sabe que está
exhausto, apenas ha dormido nada la noche anterior, sufre por estar emocional y físicamente
agotado después del día que ha tenido. James permanece desmayado en su cueva, frío y solo.
Aún así, a pesar de las circunstancias menos que mejores (ni siquiera aceptables, en realidad) en
las que pasarán la noche, Sirius no se siente tan mal. En realidad, no se siente mal en absoluto. Se
siente jodidamente fantástico, porque Regulus estará de regreso con James muy pronto, y mientras
Regulus pueda descubrir qué se necesita para curar a James, todo estará bien. Regulus es
inteligente; él lo resolverá, seguramente. Y luego todo lo que queda por hacer es hacerlo a través de
tres personas. Sólo tres, y luego son sacados de allí y de camino a casa.

Sirius se siente muy, muy jodidamente bien al respecto. Es consciente, por supuesto, de que no es
buena idea celebrar demasiado pronto. Las cosas aún podrían salir mal. También sabe que es un
poco jodido para él estar tan emocionado cuando todos sus amigos mentores acaban de perder sus
tributos. Además de eso, todavía están todos los problemas que surgirán cuando James y Regulus
lleguen a casa; cada cosa con la que tendrán que lidiar, toda la pena, el dolor, el miedo y el trauma,
así como la forma en que lo enfrentarán.

Sí, Sirius no ignora todo eso, pero por un segundo, solo un día, quiere estar jodidamente feliz por
algo. Quiere ahogarse en su esperanza y dejarse sentir cada centímetro de lo que podría ser. Se
había aferrado tanto a esto antes, que tanto James como Regulus sobrevivirían de alguna manera,
porque no podía imaginar nada más, y jodidamente hizo que sucediera. Los va a recuperar. Él
podrá envolver sus brazos alrededor de ambos y saber que lo hizo; hizo todo lo que pudo para
salvarlos a ambos, y funcionó.

Entonces, Sirius está de buen humor, a pesar de todos los aspectos negativos, y se niega a sentirse
culpable por ello. Pase lo que pase, todas las formas en que podría salir mal, Sirius no quiere estar
allí todavía. Quiere estar aquí, donde, por ahora, tiene algo que esperar, algo que realmente esperar.

"Voy a soportar a Rita para ver cuál es la respuesta al cambio de reglas", les informa Pandora
cuando las cámaras se apagan y la mujer en cuestión aparece en la pantalla.

Sirius asiente agradecido, sabiendo que ella le dirá todo lo que necesite saber en la mañana. Se
pone de pie y tira de la mano de Remus para alentarlo a hacer lo mismo, incluso mientras mira a
Pandora y dice: "Creo que me cambiaré y me iré a la cama. Ha sido un jodido día largo".

"Sí, está bien", murmura Pandora. "Estaré en la cama antes de que salgas, Remus, buenas noches".

"Lo mismo para ti", responde Remus, dejando que Sirius lo jale.

De hecho, ha sido un día muy largo, siendo que esta mañana, cuando le contó a Remus sobre sus
problemas de memoria y lo besó por segunda vez, pareciera como si hubiera pasado toda una vida.
Suceden tantas cosas en tan poco tiempo, y Sirius solo quiere que todo se detenga. Quiere dejar
todo a un lado y simplemente... olvidarlo todo, por un momento. Como mentor, especialmente
trabajando tan 2duro para mantener vivos a James y Regulus, en realidad no tiene esa opción, pero
con este cambio de reglas, es lo más cerca que estará.

"¿Sirius?"

Parpadeando, Sirius mira hacia atrás mientras empuja la puerta para abrirla y deja que Remus entre
antes de cerrarla. "¿Qué?"

"¿Alguna razón en particular por la que me has traído contigo?" pregunta Remus, luciendo
levemente divertido. "Dijiste que te ibas a la cama, y por mucho que me gustaría unirme a ti...
Tendré que irme pronto".

"Correcto." Nuevamente, Sirius parpadea rápidamente, levantando la mano para rascarse un lado
de la cabeza. Francamente, no sabe por qué arrastró a Remus; simplemente no estaba listo para
dejarlo ir todavía. Aunque, en realidad, nunca lo esta. "Lo siento, supongo que me quedé un poco
atrapado cogiéndote de la mano. Obviamente no tenías por qué seguirme. ¿Cuándo tienes que
irte?"

Remus mira más allá de él para mirar el reloj. "Mm, no tengo que irme hasta dentro de dos horas.
Puedo quedarme hasta entonces".

"¿Quieres?" Sirius comprueba. “Aquí dentro, quiero decir. Conmigo.”

"No, es una tortura", bromea Remus, y niega con la cabeza cuando Sirius suelta una risa débil y
mira hacia otro lado. "Sí, Sirius, me gustaría quedarme contigo hasta que tenga que irme".

"Brillante", declara Sirius, sintiendo una sacudida de deleite atravesándolo, y con todas las buenas
noticias, finalmente puede apreciar el sentimiento en su totalidad. "No, sí, brillante. Tengo la
mayor cantidad de energía en este momento, así que ¿Te importa? Quiero decir, ¿Está bien si solo
te hablo mientras me cambio? Porque, honestamente, siento que voy a explotar. No tienes que
escuchar; puedes ignorarme y asentir, y eso será suficiente para mantenerme entretenido".

"Estoy feliz de escuchar", le dice Remus, divertido.

Sirius resopla y se mueve para agarrar a Remus por los hombros, llevándolo a la cama y
presionándolo suavemente para que se siente en ella, de cara al armario. "Si duro cinco minutos sin
aburrirte, me sorprenderé. Nadie puede hacer eso una vez que me pongo en marcha, excepto tal vez
James, pero generalmente me sigue, así que eso es diferente".

"Me gusta oírte hablar", murmura Remus, inclinando la cabeza para mirarlo, mostrando su larga
garganta.

"Bueno, estás de suerte", responde Sirius con una sonrisa, luego se gira para abrir el armario y
entrar.

Los siguientes veinte minutos pasan con Sirius charlando a un ritmo rápido mientras busca algo
con lo que dormir; él quiere algo agradable, algo realmente agradable que lo haga sentir bien,
como una especie de recompensa por lograr lo que hizo hoy. Al azar, asoma la cabeza por la puerta
del armario para ver si Remus está prestando atención, y siempre lo está.

Cada vez que Sirius se asoma por el armario, Remus está sentado pacientemente en su lugar, con
una leve sonrisa curvándose en sus labios. Su mirada siempre es cálida con afecto y cariño, y Sirius
siente que su corazón late más rápido con cada mirada robada. Sigue retirándose rápidamente, su
cara caliente y su cuerpo... también caliente.

De hecho, Sirius pasa mucho tiempo hablando sobre el hecho de que Regulus y James podrían estar
en casa, y cómo lo primero que hará tan pronto como tenga la oportunidad es abrazarlos y tal vez,
posiblemente, nunca dejarlos ir de nuevo. También se va por una larga vía sobre la ropa cuando se
distrae con ella, porque tiene opciones en el Hallow.

"A menudo no me siento lo suficientemente bien como para usar un vestido en el Hallow, pero
debes saber, Remus, que me veo jodidamente maravilloso con un vestido", Sirius siente la
necesidad de señalar.

Hay un silencio, y luego Remus dice: "No lo creeré hasta que vea la prueba con mis propios ojos".

"Solo quieres verme con un vestido".

"Sí, absolutamente lo hago".

Sirius sonríe y asoma la cabeza por la puerta del armario para levantar las cejas hacia Remus.
"Deberías verme cuando me arregle el pelo y me maquille. Ah, ¿Y ponerme unos tacones? Han
pasado años, pero me rompí el cuello cuando paso".

"No lo dudo", le dice Remus, aclarándose la garganta. Sirius se inclina aún más hasta apoyar un
brazo contra la pared, con el torso a la vista en la puerta del armario. A su favor, Remus lucha
valientemente por ser un caballero al respecto, sin dejar de mirar a Sirius para contemplarlo sin
camiseta. Sin embargo, Sirius se da cuenta de que está tentado; no es desagradable cuando se trata
de él.

"¿De verdad quieres verme con un vestido?" pregunta Sirius.

Remus parpadea. "Claro, si quieres."

"Ven a elegir uno, entonces", dice Sirius a la ligera, luego se desliza de nuevo en el armario,
mordiendo los labios para ocultar una sonrisa.

"¿En el armario?" pregunta Remus.

"¿Dónde más?"

"Solo—quiero decir, ¿Estás desnudo ahí dentro?"

Sirius ahoga una risa. "Solo hay una forma de averiguarlo, pero la pregunta es ¿Te atreves, Remus
Lupin?"

De nuevo, más silencio. Sirius se gira y espera, porque ya sabe lo que hará Remus. Puede que le
lleve un segundo, pero es un bastardo rebelde, siempre atraído por los problemas y las travesuras,
mucho más atrevido de lo que parece, así que por supuesto que estará aquí con Sirius
momentáneamente.

Efectivamente, solo unos momentos después, Remus se mete dentro del armario, que no es
demasiado pequeño, pero no lo suficientemente grande como para que dos hombres adultos tengan
más de dos pasos entre ellos.
"Oh, hola, hola", bromea Sirius.

"Hola", responde Remus, luego inclina la cabeza. "No estás desnudo".

"Sí, todavía estoy en mis pantalones. Decepcionante, ¿No?" Sirius dice con un fingido suspiro.

"Absolutamente desilusionante", murmura Remus, pero está distraído estirando la mano para pasar
las puntas de sus dedos sobre la cicatriz en la cadera izquierda de Sirius, en su estómago.

"Casi me mata", comenta Sirius, mirándolo. Diez años después, y solo se ha desvanecido un poco.
"Lo habría hecho si no hubiera sido la última herida que recibí antes de ganar. Me sacaron y me
vendaron antes de que me desangrara, pero no todas las heridas pueden curarse sin que quede
tejido cicatricial".

"Sí, lo sé", dice Remus en voz baja. Lo traza de nuevo suavemente, y Sirius siente un escalofrío
subir por su columna ante su toque. "Tienes más, ¿No? Ya dijiste eso antes".

"Tengo uno en la parte posterior de mi pantorrilla donde me dispararon con una flecha", le dice
Sirius, luego se da la vuelta. "Este en mi espalda donde fui cortado con una espada".

Remus tararea y se estira para trazar ese también. Se extiende desde el hombro izquierdo de Sirius
hasta la parte baja de su espalda. "Duele cuando hace frío, ¿No?"

"Sí, lo hace", murmura Sirius, con las cejas fruncidas. Remus habla como si supiera, como si
entendiera, pero dijo que también tenía cicatrices, ¿No? "También tengo una cicatriz de quemadura
en la rodilla derecha. Esa es áspera. No es demasiado grande, pero sanó dentro de la arena, así que
no pudieron hacer nada al respecto".

"Nunca debería haber sucedido", susurra Remus.

Sirius se da la vuelta lentamente. "Demasiado tarde para eso ahora. Pero, ya sabes, en el lado
positivo, las cicatrices son sexys".

"Yo—" Remus parpadea, luego se ríe, sus ojos se suavizan mientras estalla en una sonrisa. "¿Es
eso así?"

"Bueno, no puedes negar que solo soy más atractivo por eso, ¿Verdad?" pregunta Sirius, moviendo
las cejas y buscando activamente cumplidos en este punto. Él los quiere. Quiere que Remus lo mire
y le guste lo que ve.

"No, no puedo", acepta Remus, y Sirius resiste el impulso de hacer un pequeño movimiento de
triunfo. "Realmente, tu cuerpo es una galaxia, y tus cicatrices son tus estrellas".

Una vez más, Sirius es sorprendido con la guardia baja, y eso lo pone nervioso en segundos. Sabe
que se está sonrojando, no solo porque puede sentir el calor en su rostro, sino también porque
Remus tiene esa mirada afectuosa y complacida en sus ojos. Sirius se siente sin aliento, como si
Remus acabara de robarle el aliento, por lo que su voz es un suave áspero cuando susurra: "¿Te
apetece un viaje al espacio?"

"No hay nada que me gustaría más", dice Remus.

Eso es todo lo que Sirius realmente necesita para cerrar la distancia entre ellos, y luego Remus se
abalanza para besarlo antes de que pueda llegar allí primero. Sirius es arrastrado inmediatamente
hacia él, presionándose lo más cerca que puede y enrollando sus manos en el cabello de Remus. Se
estremece cuando las manos de Remus aterrizan sobre su piel desnuda, recorriendo sus costados y
su espalda.

Ambos respiran un poco temblorosamente, pesados y jadeantes mientras sus bocas se separan y
vuelven a juntarse una y otra vez. La mano de Remus en la parte inferior de la espalda de Sirius se
desliza hacia arriba, y la otra cae para agarrar su cadera, aferrándose firmemente mientras
comienza a caminar con Sirius hacia atrás.

Sirius va a donde Remus quiere que vaya, dispuesto a hacer cualquier cosa o ir a cualquier parte, lo
que sea que Remus quiera. Esto termina con él chocando contra la puerta del armario, haciéndola
resonar ya que está en el camino, pero Remus sin pensar la tira a un lado sin siquiera romper el
beso. Lo empuja con tanta fuerza que hace ruido cuando se abre, y Sirius respira con dificultad por
el sonido. Llena el espacio a su alrededor con una sensación de urgencia, y Remus está tan
concentrado en él en este momento que Sirius siente que sus rodillas están a punto de ceder.

Remus lo empuja hacia atrás, evitando que tropiece, y Sirius ni siquiera se preocupa por su
equilibrio en este momento. Todo lo que le importa es el calor de la boca de Remus que altera el
mundo, y la forma en que una de las manos de Remus se hunde en su cabello.
Remus hace algo francamente pecaminoso con su lengua que arrastra un gemido bajo de la
garganta de Sirius. Nunca antes se había escuchado a sí mismo hacer ese ruido, por nada, y no está
seguro de cómo se siente al respecto, porque sonaba necesitado y desesperado. Le guste o no, a
Remus parece gustarle. Sus dedos se aprietan en el cabello de Sirius, no lo suficiente como para
lastimarlo, pero lo suficiente como para alentar a Sirius a inclinar la cabeza hacia atrás, lo cual
hace, y se aparta del beso para llevar su boca a la garganta de Sirius. Sirius ni siquiera tiene la
intención de hacerlo, pero se arquea, su mano apretando el cabello de Remus, que es suave entre
sus dedos y se enrolla alrededor de sus nudillos.

La atención que Remus le da a su cuello hace que la cabeza de Sirius se nuble, como si estuviera en
un estado de fuga, su conciencia bailando en algún lugar fuera de su alcance. Se siente débil por
todas partes y terriblemente tembloroso, pero ¿En el buen sentido? Una muy, muy buena manera.
De hecho, siente que está a punto de caerse, como si se volcara al suelo y se tomara un momento
que puede necesitar o no. No lo quiere, en lo más mínimo, pero está tan abrumado que siente que
debería acostarse.

Remus no parece darse cuenta de esto, pero Sirius realmente no puede culparlo; está realmente
concentrado en lo que está haciendo, y seguro que Sirius no va a ser quien lo detenga. Hay un
chasquido de dientes contra su garganta, un mordisco exploratorio más que nada, y Sirius se
escucha a sí mismo hacer ese sonido de nuevo. Alto y delgado en su garganta, gime un poco
demasiado fuerte, probablemente, pero de nuevo, no puede evitarlo. Al menos a Remus parece
gustarle, lo que hace evidente al acercarse más a Sirius.

"Remus, tu-la-puedo-quiero-" Sirius no puede formar oraciones completas en este momento, pero
Remus parece darse cuenta de lo que está pidiendo de todos modos.

Sin dudarlo, Remus se echa hacia atrás y se quita la camisa, arrojándola por encima de su cabeza
sin cuidado. Es el mismo que siempre usa, el que usan todos los sirvientes: una camisa gris
cuadrada con mangas largas. Muy modesto. Nada notable o llamativo al respecto. También un
maldito crimen, porque lo que se esconde debajo...

Y mira, Sirius ha tenido el privilegio de pasar las manos por el pecho y los hombros de Remus, así
que sabe lo firme que es Remus, pero verlo es algo totalmente distinto. Sirius no puede más que
emitir un sonido ronco y estirar la mano para tocarlo, sintiéndose realmente un poco débil en las
rodillas. Remus está jodidamente en forma.

"Cuando me aburro en mi celda, hago ejercicio", explica Remus.


"Puedo ver eso", gruñe Sirius, sonando como si fuera a empezar a llorar en cualquier momento. Se
siente como si lo fuera. ¿Alguna vez has visto a alguien tan hermoso que quieres llorar? Bueno,
Sirius oficialmente lo ha hecho. "Remus, eres—joder, eres—"

"Oh, no soy tan impecable en todo", murmura Remus. "Echa un vistazo a mis cicatrices. Es justo,
supongo".

Sirius parpadea cuando Remus se da la vuelta, y luego toma una bocanada de aire, porque mierda
de mierda. Vaya. Bueno, Remus tiene muchas más cicatrices que Sirius, eso es seguro. La
violencia detrás de ellos es innegable, y el estómago de Sirius se cae debajo de él solo imaginando
cómo Remus los obtuvo.

La espalda de Remus está absolutamente cubierta de cicatrices delgadas superpuestas de lo que


Sirius solo puede imaginar que fue un látigo. Se extienden desde la parte posterior de los hombros
hasta la parte inferior de la espalda. Algunos se superponen a sus lados, pero no mucho. Todo es
central aquí, y Sirius sabe de qué se trata. Solo puede ser una cosa. Remus ha sido azotado mucho.
Esto no son solo cicatrices de una vez; algunos de ellos son más viejos que los demás, más
descoloridos, mientras que algunos se entrecruzan en su piel.

"¿Los Hallow te hicieron esto?" Sirius exhala.

"En realidad, no", dice Remus en voz baja. "Obtuve esto mucho antes de venir al Hallow. Todavía
azotaban a la gente como castigo en mi distrito".

"Mierda, Remus," murmura Sirius, su tono pesado. Sacude la cabeza y se inclina hacia adelante
para presionar un beso sobre una de las cicatrices. Remus suelta un suave suspiro, por lo que Sirius
lo hace una y otra vez, tanto como puede alcanzar mientras está de pie detrás de él. Cuando se
aleja, dice: "Bueno, tienes más estrellas que yo".

"Yo no diría que estas son estrellas", murmura Remus mientras se da la vuelta. "La forma en que se
desgarran en mi piel. Es... no sé, como cráteres".

"Si nos atenemos a un tema espacial aquí, entonces te recordaría que la luna tiene cráteres. Eso te
convierte en la luna. Mi luna", dice Sirius a la ligera, inclinándose para besar su mandíbula.

Remus suelta una risa débil. "¿Tu luna? ¿Es así?"


"Bueno, ya sabes, Sirius es una de las estrellas más brillantes del cielo. Seré tu estrella si tú eres mi
luna", reflexiona Sirius, hablando en voz baja mientras muerde la mandíbula a Remus, dirigiéndose
hacia el lado de su garganta "Ya somos algo, así que también podemos darle un nombre. No
podemos robar la luna, no podemos quedarnos con las estrellas, pero somos lo suficientemente
afortunados como para conocerlas de todos modos. ¿No somos nosotros?"

"Sí", susurra Remus. "Sí, somos nosotros".

En el siguiente segundo, Remus está inclinando el rostro de Sirius hacia arriba para besarlo con
fuerza, y Sirius ahoga un gemido en su boca. Una vez más, Remus comienza a caminar hacia atrás,
y esta vez no se detiene. Él sigue adelante hasta que están cayendo, hasta que golpean la cama.

Aterrizan con un pequeño rebote, y la cabeza de Sirius gira cuando Remus los gira, deslizándose un
poco hacia abajo para romper el beso e ir a por su garganta. Sirius no puede evitar hacer ese sonido
de necesidad una vez más, porque Remus sin duda está dejando marcas, como esta mañana. Y la
gente se dio cuenta. La gente miró. La gente asumió, y Sirius solo pudo encontrar placer secreto en
el hecho de que fue Remus quien los había dejado allí. Lo está haciendo de nuevo, todo mientras
los voltea para que estén de costado, acercando sus cuerpos, todo calor y desesperación.

Al hacerlo, al acercarse, la pierna de Remus se intercala entre las de Sirius, lo cual es… está bien,
seguro que eso es algo. Por un lado, es un poco preocupante, porque Sirius no está vestido
apropiadamente para esta ocasión. Sus pantalones son holgados y suaves y tienen suficiente
espacio para que sea vergonzosamente fácil mover sus caderas para que obtenga mucho de ese
simple movimiento. La boca de Sirius se afloja, su pecho palpitante mientras Remus simplemente
continúa.

"Está bien, está bien, ese es… Remus", Sirius se ahoga, su mano libre cae sobre la cama, los dedos
se retuercen en las sábanas. Una vez más, sus caderas se balancean por su propia voluntad, su
cuerpo tiene muy claro lo que quiere, incluso si su mente está alborotada en este momento. Otro
ruido alto sale de su boca, un suave gemido. Esto se siente bien. Muy bueno. demasiado bueno
"Remus, yo—yo, um, no puedo—no voy a—esto es realmente—"

Remus presiona besos en su garganta, haciendo un ruido bajo como si estuviera escuchando, pero
Sirius no está del todo seguro de que lo esté. No de una manera maliciosa, sino más bien como si
estuviera muy, muy distraído en este momento. Eso se vuelve cada vez más obvio cuando
encuentra un nuevo lugar en la garganta de Sirius para aferrarse, una presión abrasadora de calor
mientras succiona, y las caderas de Sirius se sacuden de nuevo, enviando otra punzada de placer a
través de cada una de sus terminaciones nerviosas. Sirius no tiene la intención de hacerlo, pero
suelta una maldición en voz baja y golpea la cama con la mano. Eso hace que Remus se sobresalte,
su boca se separe mientras se aleja y lo mira.
"¿Estás bien?" pregunta Remus, parpadeando rápidamente como si estuviera saliendo de un
aturdimiento.

"Sí. No. Quiero decir—" Sirius intenta tomar aire para calmarse, pero es difícil cuando sus caderas
siguen haciendo lo que les gusta. Él intenta detenerlos, pero ya lo tienen todo resuelto, saben qué se
siente bien y cómo llegar a eso con precisión. Otro balanceo de sus caderas, y Sirius gime de
nuevo, su mano baja del cabello de Remus para apoyarse contra su hombro, aferrándose a su vida.

"¿Sirius?" murmura Remus, su mano acariciando el cabello de Sirius como si estuviera tratando de
calmarlo, como si finalmente se diera cuenta del hecho de que Sirius está luchando en este
momento. Sirius está tan contento de haber hecho eso, y también está luchando mucho más por
ello, porque la mano de Remus en su cabello también se siente bien.

"Estoy… esto se siente realmente bien", dice Sirius como un idiota, como si eso no se hubiera
hecho dolorosamente obvio a estas alturas. Su otra mano cae del cabello de Remus, de vuelta a la
cama, y se agarra con fuerza mientras tira un poco frenéticamente de las sábanas.

Remus tararea. "Bueno, sí, está destinado a hacerlo. Eso es... eso es algo bueno, ¿No?"

"Remus, Remus", dice Sirius, el nombre sale de su boca, y en este punto él está legítimamente
retorciéndose contra Remus. Puede escuchar lo angustiado que suena, mezclado con la aprobación
contradictoria, porque es bueno, pero—

"Sirius," declara Remus con firmeza, una mano cayendo para sujetar la cadera de Sirius,
deteniéndolo. Sirius jadea por aire como si estuviera desesperado por ello, flexionando sus dedos
en el hombro de Remus y curvando sus uñas contra la cama. De alguna manera, detenerse es casi
peor que hacerlo, pero también un alivio al mismo tiempo.

Sirius intenta calmarse, pero en realidad no funciona, si es honesto. Mira a Remus como si fuera un
dios, y también posiblemente un terror sobrenatural aterrador que acaba de arruinar su vida. Su
rostro arde cuando admite, "Tengo un problema. Creo, quiero decir, estoy bastante seguro de que
estaba a punto de salir contigo".

Remus duda, luego pregunta con calma: "¿Por qué es eso un problema?"

"Porque yo—" Sirius lucha, tratando de ponerlo en palabras, aún reprimido y desesperado por
continuar. Es un lío de contradicciones en este momento, en guerra consigo mismo, y en cierto
modo lo odia. "Nunca quise hacerlo, ¿De acuerdo? Nunca… no sabía que se sentiría… quiero
decir…"

"Sirius", dice Remus suavemente, "respira".

"Lo estoy intentando", sisea Sirius, y Remus luce sorprendentemente cariñoso, su rostro se suaviza.
"Es un problema, porque es como si yo fuera lo que ellos creen que soy. Que me conviertan en un
símbolo sexual no importa tanto cuando no me lo estoy pasando bien y me gusta. Mírame. Estoy
jodidamente muriendo de deseo, y es—es—"

"Está bien, oye, solo…" Remus levanta una mano y hace algo que Sirius no esperaba que fuera tan
reconfortante. Roza su palma sobre la frente de Sirius, empujando su cabello hacia atrás. "Está
bien. Creo que ahora entiendo. Tu relación con el deseo es complicada, y eso no es tu culpa.
¿Estás... estás avergonzado? ¿Es eso?"

Sirius traga con dificultad. "Sí."

"No necesitas estarlo", le dice Remus en voz baja. "Sirius, de verdad, no hay nada de malo en
sentirse bien. Puedes sentirte bien y hacer lo que quieras. Y si no quieres, tampoco tiene nada de
malo. No hay nada de qué avergonzarse. Tú, el deseo es tuyo, no de nadie más".

"Hice mucho ruido", murmura Sirius, lo que probablemente sea estúpido, pero está genuinamente
avergonzado por eso.

Remus abre la boca, luego la cierra, luego se aclara la garganta y asiente. "Si lo hiciste." Sirius
gime y cierra los ojos con fuerza, pero Remus espera a que Sirius lo mire y luego sonríe. "No hay
nada de malo en eso. Yo—bueno, si ayuda, me gustó que lo hicieras. No necesitas estar callado,
Sirius".

"Es como si les estuviera dando la razón", susurra Sirius, retorciendo los dedos en las sábanas. "No
quiero darles la razón, Remus, pero se sentía tan bien".

"Esto no tiene que ver con ellos", dice Remus en voz baja. "Sirius, esto no tiene nada que ver con
nadie más que contigo y conmigo. Es entre nosotros, solo entre nosotros, y puede gustarte. De
hecho, estoy muy agradecido de que te guste, porque me molestaría haber hecho todo eso si no te
hubiera gustado. Pero tampoco tenemos que hacer nada".
"Pero yo quiero ", le dice Sirius, frustrado. " Realmente quiero. ¿Tú… quiero decir, quieres?"

"Yo… bueno, sí, pero está bien si no puedes, o si no estás listo y quieres esperar", murmura
Remus.

"Espera", repite Sirius. Podemos... podemos esperar.

"Podemos", confirma Remus. "Hasta que estés listo, Sirius, si alguna vez lo estás. Y si no lo estás,
está bien".

Sirius se lame los labios, asintiendo lentamente. "Está bien, esperaremos. Solo creo que necesito
acostumbrarme a sentirme así. Nunca antes lo había hecho, ya sabes, y eso fue algo así como...
algo que ayudó a que mi posición en Hallow fuera más fácil. Todos ellos creen que soy una puta,
pero nunca antes me había corrido".

"Tú, espera", dice Remus, retrocediendo un poco. "¿Quieres decir que ni siquiera... cuando estabas
solo? ¿Nunca?"

"Como dije, ser un símbolo sexual para estos bastardos me disuadió de todo", admite Sirius con
una sonrisa amarga. Él niega con la cabeza. "Tenía dieciséis años cuando entré a los juegos,
Remus. Durante años, ni siquiera me excité después de aquello. Ni siquiera creía que pudiera. La
primera vez que lo hice, me sentí... no sé, ¿Cómo asqueado? No hice nada al respecto. Nunca hago
nada al respecto. Me han hecho sentir que... no puedo, o si no seré lo que ellos creen que soy".

Remus pone cara de asombro y luego... ¿enfado? Su mandíbula se reafirma y desliza la mano hacia
abajo para sujetar firmemente la barbilla de Sirius entre los dedos, manteniéndolo en su sitio
mientras lo mira fijamente con sorprendente intensidad. "Te quitaron la aceptación del placer".

Ante esas palabras, Sirius siente que se le encoge el corazón. Con voz ronca, confiesa: "Sí, lo
hicieron".

"¿Lo quieres de vuelta?" pregunta Remus.

"Sí", susurra Sirius.


"Puedes tenerlo. Puedes tomarlo. Es tuyo, Sirius, y nadie puede decidir cómo te sientes al
respecto", declara Remus. "No tenemos que hacer nada, nunca, pero si quieres, cuando estés listo,
puedes permitirte sentirte bien".

"Está bien", Sirius exhala, con la boca seca. Baja su mirada de regreso a la boca de Remus.
"Podemos… quiero decir, ¿Podemos seguir besándonos? Me gustó el beso. Mucho".

Remus se ríe, su mirada cálida. "Sí, lo dejaste muy claro. A mí también me gusta. Mucho.
Entonces, eso es lo que haremos. Eso es todo lo que haremos".

Eso es lo que hacen, solo eso, y Sirius aprieta las sábanas entre sus manos y deja que Remus
lentamente, oh, tan lentamente, lo aleje de su vergüenza, dejándolo en el caos de beso tras beso, y
todo en lo que puede pensar es la luna y las estrellas, cómo no pueden robarlas ni quedarse con
ellas, pero vale la pena amarlas de todos modos.

Eso es esto, piensa.

Eso es esto.

Ellos somos nosotros.

Chapter End Notes

Notas del autor (resumido):

Mira, ¿No fue eso... más agradable, en su mayor parte?

Vi muchos comentarios sobre Sirius pensando que iba a hacer algo muy estúpido, pero
todos tienen que darle a mi amor más crédito que es, para ser justos, dejó en claro que
HARÍA algo estúpido y, a la larga, el cambio de regla es... técnicamente estúpido, en
cuanto a los problemas que causará, pero es una victoria para los buenos, por ahora.
Todos digan gracias, Sirius <3

Uno de mis momentos favoritos en los libros es cuando ocurre el cambio de reglas y
katniss, en medio de una arena de muerte con peligro rodeándola por todos lados,
literalmente comienza a gritar el nombre de peeta a todo pulmón es como , no
No me malinterpreten, la amo muchísimo, pero eso fue tan ESTÚPIDO lmaooo. Sin
embargo, solo la adoraba más por eso, y tampoco podía culparla por eso.

Estaba tan, tan emocionado de darle a Regulus su propia versión de ese momento de
idiota entrañable, este hombre realmente pensó que podía caminar sobre el agua
durante cinco segundos, ni siquiera puede NADAR y dijo: ¡James! y luego
inmediatamente comenzó a correr, mira a ese pequeño idiota enamorado. Estoy tan
increíblemente aficionado a él.

La relación de Sirius con el sexo/deseo es compleja debido a una mezcla de los


problemas que le dio Hallow y su sexualidad (es demisexual en esto, que se ampliará
más adelante), por lo que esta fue una discusión muy importante para Remus y Sirius.
No voy a elogiar a Remus por no presionar y tranquilizar a Sirius, porque eso es
literalmente lo mínimo y lo que TODOS deberían hacer, pero implementa aún más la
confianza entre ellos, específicamente Sirius, en este caso. No sé, me encanta lo
saludables que son.

Realmente, objetivamente, Sirius y Remus son la relación más sana hasta ahora, y ni
siquiera están técnicamente juntos. No puedo robar la luna, no puedo quedarme con
las estrellas, es jodidamente trágico, ¿No?

Sin embargo, tienen que besarse y coquetear y ser felices y ¡¡¡ES LO QUE SE
MERECEN!!!

Bien, déjame hacer números, ya que son pocos ahora ( ), solo lo


haré
de los tributos restantes (es decir, no quiero escribirlos todos y ver el nombre de
Vanity en la lista me hace sentir una inmensa culpa):

Tributos restantes: 5
James
Regulus
Bernice
Peter
Axus

Notas mías:

Bueno aquí otro cap, solo diré que Wolfstar es hermoso, son tan lindos, pero no están
a salvo, ahora me callo.

Como siempre si encuentran algún error de cualquier tipo no olviden decirlo, para
poder corregirlo, los quiero nos vemos después. BYEEEEE!!!!
The Search
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Referencias a representaciones gráficas pasadas de violencia
-Pensamientos suicidas/idolatración (no declarados abiertamente, pero muy
fuertemente temáticos/implícitos, solo desde un lugar de dolor, y no se actúa en
absoluto)
-Drogas no especificadas/alguien drogado (es medicinal)
-Representaciones de lesiones/dolor
-Mención descriptiva de agujas que se muestran/se utilizan

See the end of the chapter for more notes

James se despierta.

Por primera vez en su vida, experimenta lo que es desear no haberlo hecho.

Hubo un tiempo en que James entendió ese sentimiento solo desde la perspectiva de un extraño, y
entonces le dolió ver a Sirius despertarse y enfrentar un arrepentimiento instantáneo por tener que
hacerlo. A veces, Sirius lloraba hasta despertarse, y simplemente lloraba, y seguía llorando, y
James no podía hacer nada más que sentarse con él y esperar a que se le pasaran las lágrimas.
Abrazarlo. Frotarle la espalda. Murmura suaves palabras de aliento y tranquilidad que James está
bastante seguro que Sirius nunca escuchó de todos modos. Pero aun así las dijo. Siempre las decía.

Tal vez sea egoísta e irracional, pero James está enojado porque Sirius no está aquí para hacer eso
por él. En este momento, en este momento, la única persona que James quiere es su mejor amigo,
nadie más.

Es irritante que Sirius no esté cerca cuando James lo necesita, porque James siempre, siempre está
ahí cuando Sirius lo necesita. Sabe, lógicamente, que esto no es culpa de Sirius y, sin embargo,
todavía está molesto con él de todos modos. James quiere gritarle, empujarlo y jalarlo hasta que
colapsen juntos para que James pueda acurrucarse contra él y llorar. James lo extraña tanto que se
siente como si lo partieran por la mitad.

James nunca supo que despertarse fuera un proceso doloroso, y ahora no cree que lo olvide nunca.
Ni siquiera puede imaginar un momento en que ya no le dolerá. Si uno sufre lo suficiente
constantemente, eso es todo lo que conoce.

La felicidad solo deja recuerdos, y esos pueden desvanecerse; el dolor deja cicatrices, y esas
realmente nunca lo hacen.

No ayuda que también se esté despertando con dolor físico. Le duele la puta pierna. Es la primera
cosa física de la que se da cuenta, el calor y el dolor palpitando en su muslo. Mirando hacia abajo,
donde lo envolvió con una parte arrancada de su camisa, puede verlo marrón, negro y rojo con
suciedad y sangre.

James desvía la mirada, porque ni siquiera quiere mirarlo. Él sabe que es malo. Realmente
jodidamente malo, de hecho. También sabe que es un problema más grande de lo que está
preparado para enfrentar.

Las personas conocen sus cuerpos y saben cuándo algo anda mal. ¿James? Bueno, él puede decir
que esta lesión es mala. No solo duele, sino que lo afecta de otras maneras además del sitio de la
herida. Tiene calor y se siente cansado, y su cabeza está latiendo horriblemente. La noche fría solo,
sin fuego ni cobija seguramente no ayudó, y ahora todavía está temblando y sudando al mismo
tiempo, lo cual es una muy mala señal. Él lo sabe. Él sabe que algo anda mal.

La cosa es que a él realmente no… le importa.

Eso es lo que pasa con despertarse y desear no haberlo hecho; realmente no te importa la
posibilidad de que te quedes dormido y no te despiertes nunca más. James casi agradece la idea, y
cuando era Sirius quien se ocupaba de eso, nada lo aterrorizaba más. Cuando es él, apenas parece
importar.

El despertar viene con el recuerdo. A pesar de las pesadillas que lo atormentaron durante la noche,
sin darle respiro ni siquiera mientras dormía, estar despierto es algo peor. Todos los eventos del día
anterior parecen más reales cuando está despierto.

Hodge.

Vanity.

Irene.
Mathias.

El peso de la pérdida es casi insoportable. Duele más que su pierna. Duele más que la soledad.
Duele más que cualquier cosa que haya sentido en su vida.

Hay tanta culpa, tanta ira, y no sabe qué hacer con todo eso. No puede rebobinar el tiempo y
regresar para evitar que todo suceda; no puede salvarlos, a ninguno de ellos. ¿Cuál fue el punto de
todo esto? Fueron a esa cueva, ¿Y para qué? James hizo que Vanity se enojara con él, ¿Y por qué?
Regulus le prometió a Vanity una manta para sobrevivir la noche, y ella ni siquiera vivió para
usarla. Entonces ¿Para qué?

Si la arena le ha enseñado algo a James, es la realidad de una muerte sin sentido justo después de la
siguiente. En realidad, eso es todo lo que hay aquí. Planes que no funcionan. Elecciones que
conducen a la pérdida. Cada movimiento que hacen no tiene sentido, porque siempre iban en una
dirección de todos modos, incluso desde el principio.

James está furioso consigo mismo, porque ¿Qué pensó que iba a pasar? El objetivo era llevar a
Regulus a casa, ¿No? Siempre supo que todos los demás iban a morir, entonces, ¿Qué derecho
tiene para estar molesto por eso ahora? Evitó mirar directamente, incapaz de enfrentarlo por
completo, y terminó con él aquí.

Es el sexto día, quedan cinco personas y a James no le importa. Está despierto y desearía no
estarlo. Tiene el frasco del veneno de Vespa en la mano y se niega a dejarlo ir. Tiene dolor y no
puede recordar cómo era no sentirlo.

"Feliz cumpleaños, Hodge", susurra James, y cierra los ojos, dejándose llevar de vuelta a un sueño
febril e irregular.

~•~

Regulus se despierta sobresaltado por el sonido de un arbusto crujiendo en la distancia. Sus ojos se
abren de golpe mientras agarra su daga con fuerza y se lanza hacia arriba, con el corazón
acelerado, al límite en segundos.

Es solo un zorro que sale corriendo de la maleza.


Exhalando, Regulus baja lentamente su daga y espera a que su corazón se calme. Extiende la mano
para despertar a James, sin saber cómo se las arregló para dormir mientras Regulus se despertaba
presa del pánico, y luego su mano golpea el suelo, porque James no está allí. Regulus gira la
cabeza y mira el suelo vacío a su lado, donde James no está.

Oh.

Correcto.

En segundos, Regulus está de pie, enrollando su manta para volver a ponerla en su bolso. No
pierde el tiempo en ponerse en movimiento, más lúcido hoy que el día anterior. Se maldice
internamente por haberse precipitado al tratar de encontrar a James anoche, porque ahora tiene que
dar marcha atrás.

El cambio de reglas parpadea en su mente, y el mero recuerdo hace que su corazón salte, tal como
lo hizo cuando lo escuchó. En ese momento, una parte de él se atrevió a creer que James estaba
vivo, porque esa regla... bueno, no tiene ninguna duda de que a la gente que está mirando nada le
gustaría más que ver a James y Regulus volver a casa. La mayoría de las personas prefieren los
finales felices a sus historias de amor. Personalmente, Regulus no cree en esas cosas, pero está más
que dispuesto a usar la ingenuidad de los demás para su beneficio.

En cuanto a los demás, Regulus no se permite pensar en eso. No era tan cercano a Vanity, Irene y
Mathias como lo era James, pero eso no significa que sus muertes no lo hayan afectado en
absoluto. Pero, si perder a Evan le ha enseñado algo, es que ceder a tu dolor dentro de esta arena te
matará o te hará desear estar muerto, las cuales son recetas para el desastre en un lugar donde la
muerte es una posibilidad real.

Se ocupará de todo cuando hayan ganado. Cuando lo hayan logrado. Cuando la arena no es más
que un recuerdo. No puede hacerlo ahora, no puede sentarse y dejar que todo el peso se asiente
sobre él, porque teme que pueda aplastarlo y hacer que sea casi imposible volver a levantarse.
¿Pero aquí? No pueden hacer eso, no si quiere sobrevivir, y Regulus está decidido a sobrevivir.

Siempre lo ha sentido desde el principio, pero ahora ese sentimiento es mucho más potente. Tal vez
sea porque va a luchar por algo más que por sí mismo.

Primero, tiene que encontrar a James.


Regulus está cansado. Está durmiendo muy poco, y también está lidiando con sus moretones y el
dolor de la pelea con Bernice ayer, pero no deja que eso lo detenga. Continúa, regresando en la
dirección que sabe por la que Axus arrastró a James hacia el bosque.

Cuando estaba oscuro, Regulus realmente eligió una dirección y siguió con la ciega esperanza de
que simplemente se encontraría con James, pero por supuesto que no sería tan simple. Ahora, a la
luz del día, cuando llega a la parte del bosque por la que Axus estaba tirando de James, puede ver
que se fue por el camino equivocado.

Mira, cuando tiras de un hombre adulto a través del bosque, eso tiende a dejar un rastro. Uno
obvio.

Tomando una respiración profunda, Regulus comienza a seguirlo.

~•~

La próxima vez que James se despierta, tiene sed. No puede recordar la última vez que bebió algo.
¿El día de ayer? Cuando todos compartieron una comida juntos, ¿Verdad?

James desearía que todos se hubieran quedado en esa cueva. Quizá podrían haber hecho otra cosa.
Tal vez podrían haber construido trampas en lugar de un puente, y cuando los mortífagos se
acercarán demasiado, se habrían ocupado de ellos. Podrían haber regresado a buscar la trampa para
osos, si todavía estaba allí. Podrían haber construido redes y haber soltado a Vespa para que se
encargara de quien fuera atrapado. Podrían haber... bueno, podrían haber hecho muchas otras cosas
además de lo que realmente hicieron.

¿Qué es lo que dicen sobre la retrospectiva?

¿Y entonces qué? Regulus pregunta en su cabeza.

Correcto, eso. Ese pequeño problema molesto. No más mortífagos, entonces, ¿Qué vendría después
en este terrible escenario? Como dijo Regulus, no todos podían jugar a ser pacifistas para siempre.
No podían simplemente instalarse en la cueva y vivir el resto de sus días en perfecta armonía. Los
creadores de juegos no lo habrían tolerado. Habrían encontrado una manera de fomentar la
violencia y más muerte. De nuevo, Regulus pregunta ¿Y luego qué?
"No lo sé", dice James con voz áspera. "No lo sabía entonces y todavía no lo sé ahora. No tengo las
respuestas. Lo siento, pero nunca tuve las respuestas. De lo único que estaba seguro era de ti".

¿Y ahora? pregunta Regulus. ¿Y ahora qué, James?

Cerrando los ojos de nuevo, James susurra: "Yo tampoco lo sé. No sé nada".

~•~

Regulus se encuentra con un agujero excavado en el suelo, como un túnel. Hay un charco de
sangre seca a su alrededor y montones de tierra con marcas de garras como si alguien estuviera
tratando desesperadamente de salir del agujero. También hay mechones de cabello, y cuando
Regulus lo levanta, se da cuenta de que es de Axus.

Él parpadea. ¿Quién coño le arrancó el pelo a Axus? Todo lo que puede pensar es que Axus cayó
en este agujero y peleó, una pelea brutal, por lo que parece. ¿Fue James? Eso no tiene mucho
sentido, sinceramente, porque no está completamente seguro de que James hubiera podido pelear y
salir del hoyo, especialmente si Axus sobrevivía. Por otra parte, las personas hacen cosas casi
imposibles cuando intentan sobrevivir, así que... ¿Tal vez?

Después de una mayor investigación, Regulus puede distinguir los signos de una pelea, así como
un rastro que se aleja. Cree que hay tres conjuntos de huellas, lo que significa que alguien más
estuvo aquí.

Le viene a la mente de repente, el recuerdo de Juniper destrozando un puto maniquí en la sala de


entrenamiento todos los días. Sus cejas se disparan mientras mira a su alrededor lentamente, y no
puede evitar sentirse impresionado y levemente perturbado. Por lo que parece, Juniper le dio una
paliza a Axus.

Sin embargo, ella todavía perdió. Axus tenía un arma tan pronto como James se liberó y escapó,
por lo que al final tenía la ventaja. Juniper solo tenía dieciséis años y era una niña bastante
pequeña, mientras que Axus tenía al menos cinco años más que ella y estaba más desarrollade.
Incluso con su pequeña estructura y estatura, logró arrastrar a James tan lejos en el bosque
aparentemente sin problemas.

"Saliste a pelear, ¿No?" Regulus murmura, girando su daga entre sus dedos con un suspiro
silencioso. Mira la mancha seca de sangre y hace una mueca. "Axus tiene mucho por lo que pagar.
Elle pagará, te lo prometo".

Ese es realmente el único consuelo que Regulus puede ofrecer, en este punto. A todos los que se
han ido, a todas las familias que sufren pérdidas, eso es lo único que les queda por esperar.
Venganza.

Regulus no cree que haya matado a Quinn para vengar a Evan. Fue sólo... instinto. Una reacción
inmediata. Ella lo atacó, entonces él respondió y la mató. Se pregunta si a su familia le gustaría
verlo muerto por matarla. ¿Qué hay de Avery? ¿Y el de Irene? ¿Lo culpan? No puede quitarse la
culpa de la muerte de Irene, aunque ella lo pidió.

Tragando saliva, Regulus fuerza los pensamientos a un lado. Sin pensar en Irene, Quinn o Avery.
Sin pensar en Evan, porque eso duele mucho, incluso ahora. Lo más importante es llegar a James,
así que se pone de pie.

Hay un camino despejado hacia un lado que Regulus está bastante seguro de que era James. Por un
lado, el camino es desigual, como si quien lo hizo no pudiera moverse de manera constante. Por
otro lado, hay manchas de sangre en las hojas y los árboles, así como pequeños rastros que sin
duda resbalaron por su pierna. Seguramente Axus podría haber seguido esto.

Bueno, es posible que no hubiera podido hacerlo si Juniper le mantuviera ocupado en un agujero.
James, en su pánico, probablemente ni siquiera sabía que Juniper estaba allí, porque incluso
aturdido y herido, habría tratado de ayudarla, sin duda. No, debe haberse arrancado el gancho de la
pierna tan pronto como Axus cayó en el agujero, luego se puso de pie y corrió tanto como pudo
con su pierna mala. Regulus asume que, en algún momento, encontró un lugar para esconderse
donde Axus no pudo encontrarlo.

Regulus lo hará. Buscará en todos los rincones y grietas de este bosque si es necesario, y entonces
comienza a hacer precisamente eso, siguiendo el rastro. En el camino, aunque James
probablemente no hubiera podido escalar, Regulus nunca deja de mirar hacia arriba.

Evan estaría orgulloso de él por eso, piensa.

~•~

La próxima vez que James vuelve a la conciencia, se siente mucho peor que antes. Su pierna duele
tanto que incluso respirar lo empeora, y gime con los dientes apretados la única vez que comete el
error de empujar suavemente por encima de donde el gancho atravesó su pierna. Solo un pequeño
empujón de sus dedos hace que sus ojos se llenen de lágrimas.

"Sirius", susurra James, respirando con dificultad mientras inclina la cabeza hacia atrás,
parpadeando adormilado hacia el techo de la cueva. "Por favor."

No puede entender por qué Sirius no lo ha ayudado todavía. La única opción que se le ocurre a
James es que no puede pagar la medicina, o que los patrocinadores no están dispuestos a
enviársela, pero James tiene tanto dolor que solo puede recurrir vergonzosamente a la súplica. Está
tan confundido, porque sabe que Sirius haría todo lo necesario para ayudarlo en este momento.

Aun así, no hay nada. James solo puede sentarse allí, sudando frío, temblando y gimiendo cada dos
por tres. Es una agonía. El tipo de agonía que le hace pensar que preferiría simplemente cortarse la
pierna antes que lidiar con este maldito dolor. Mierda, duele.

Debido a la incomodidad, James no puede volver a dormir. No le queda más remedio que sentirlo.
También hay que lidiar con su sed; su boca está tan seca. No tiene hambre, al menos. De hecho, no
cree que pueda soportar nada en absoluto. Su apetito se ha desvanecido por completo, a pesar de
que sabe que su cuerpo está mostrando signos de necesitar comida como combustible, pero la idea
de comer le hace sentir más náuseas de las que ya siente.

Si James tuviera una pesadilla, sería exactamente esta. Entre la soledad, la pena y el dolor, no
puede imaginar nada peor que sufrir.

No, eso no es verdad.

El cerebro de James es jodidamente horrible, porque se le ocurren cosas peores fácilmente. Regulus
muerto. Sus padres muertos. Sirius muerto. No hay nada en este mundo que pueda ser peor que eso,
y James sufriría esto por la eternidad si fuera necesario para mantenerlos vivos y seguros.

Desesperado por no pensar más en eso, porque puede sentir un ataque de ansiedad con solo
pensarlo, intenta pensar literalmente en cualquier otra cosa. Por supuesto, esto lo envía a una
espiral sobre Vanity, Hodge, Irene y Mathias. Incluso Willa y Juniper. Evan. Mulciber. Avery.
Dylan. Hay diecinueve personas muertas. James mismo ha matado a tres de ellos. ¿Cómo llegó
aquí?
¿Qué pasa con Peter? Todavía está vivo por ahí en alguna parte, ¿No es así? James recuerda
haberlo visto golpeado y desmayado en el suelo, pero después de lo que pasó con Vanity, se
desconectó por completo de su entorno y de todo lo que pasó. James no volvió en sí hasta que
escuchó a Regulus gritar su nombre. Ni siquiera sabe qué pasó con Irene y Mathias. Solo puede
esperar que no hayan sufrido.

Entonces, ¿Dónde está Peter? ¿Él está bien? James no ha escuchado un cañón, por lo que todavía
está vivo, pero ¿Está herido? ¿Lo que le sucedió? Nunca prendió el tercer incendio, por lo que
James está seguro de que los mortífagos lo encontraron antes de que lo lograra. ¿Simplemente
descubrieron el plan y arrastraron a Peter, golpeado y ensangrentado, junto con ellos? ¿Por qué no
lo mataron? James está tan agradecido de que no lo hayan matado.

Todavía tiene que morir, le recuerda el Regulus en su cabeza.

Por primera vez en la vida de James, desea que Regulus se calle. Sí, obviamente sabe que Peter
tiene que morir, porque el objetivo sigue siendo el mismo. Incluso ahora, lo más importante es
llevar a Regulus a casa, lo que significa que otras veintitrés personas tienen que morir, incluido
Peter.

Incluido el propio James.

Darse cuenta de ello es una sensación salvaje y liberadora, pero James se da cuenta de que, en
algún momento, ya no tendrá que lidiar con todo esto. De una forma u otra, va a estar libre de esta
maldita arena, incluso en la muerte. Debido a su dolor, su sufrimiento, su pena y esta fuerte
depresión que no puede quitarse de encima, James se siente tan aliviado por la idea que casi llora.

El sonido de un timbre suave hace que James gire la cabeza, sacado de sus pensamientos morbosos.
Parpadea, sin estar completamente seguro de si está alucinando o si lo que está viendo es realmente
real.

Una caja plateada sale flotando por la boca de la cueva, entrando a la deriva con un pequeño
paracaídas sosteniéndola. Se balancea y serpentea a través del aire, meciéndose más abajo, y James
traga mientras lo ve aterrizar suavemente a su lado. Se asienta en el suelo con un ruido sordo.

Con cuidado, James se estira con una mueca para enganchar la cuerda del paracaídas, arrastrando
la caja hacia él. No es demasiado grande, pero tampoco es pequeño. La tapa se abre con facilidad,
y James parpadea sorprendido por lo que hay dentro. Hay una botella de agua y una jeringa que
tiene una pequeña dosis de algo.
Está bien, eso... no es lo que James esperaba, si es honesto, pero está bien. Sacude la cabeza
ligeramente y saca el agua primero, tomando unos cuantos sorbos con cuidado y dejando que sus
ojos se cierren rápidamente por el alivio. Joder, eso es bueno. Limpio y refrescante. Quiere beberla
de un trago, pero no sabe cuánto tiempo estará atrapado aquí, así que planea saborearlo.

Vacilante, James va por la jeringa a continuación, con las cejas fruncidas mientras la saca. Es una
dosis muy pequeña en una jeringa grande, justo en la marca de veinte miligramos, y la aguja es
incómodamente larga. Cualquiera que sea la medicina que hay ahí, es transparente.

Con el ceño fruncido, James vuelve a mirar en la caja para encontrar una tarjeta blanca en la parte
inferior, y sus manos tiemblan un poco cuando la levanta, porque es Sirius. Un mensaje de Sirius.
Confirmación innegable de que está mirando, de que está cerca, a su manera. James siente que su
corazón salta mientras lo lee.

En la vena de tu brazo. Para el dolor. Estoy aquí.

Eso es todo. Eso es todo lo que dice, y James todavía comienza a llorar de todos modos. Casi deja
caer la jeringuilla, pero trata de atraparla y dejarla a un lado con cuidado, y luego se cubre la cara
con ambas manos y simplemente llora. Él no puede evitarlo.

"Te extraño", se ahoga James, dejando caer sus manos, porque más que el dolor, eso es lo que más
le afecta. Sirius puede arreglar el dolor, y realmente no puede arreglar el hecho de que no esté aquí
para que James se acerque y toque, para hablarle, pero esas dos palabras al final reparan algo en él,
al menos un poco. Estoy aquí. No lo está, en realidad, pero James sabe lo que quiere decir. Él está
mirando; él está escuchando; él está aquí para James tanto como puede desde donde realmente
está. "Te—te extraño mucho, Sirius."

Por supuesto que no hay respuesta, pero James puede cerrar los ojos e imaginar a Sirius en su
mente. Todas sus miradas compartidas y sus bromas internas; la forma en que prácticamente
pueden leer la mente del otro con solo mirarse a los ojos; cómo pueden tener discusiones
completas a través de un simple toque. Todavía puede escuchar las últimas cosas que Sirius le dijo,
una fuente constante de consuelo, incluso ahora.

"Gracias", exhala James, sus manos tiemblan mientras se acerca para agarrar la jeringa de nuevo.
James no tiene ni idea de cómo hacer esto, en realidad, pero le han sacado sangre antes, así que
trata de copiar cómo fue eso. Saca un brazo de su abrigo y entrecierra los ojos en el pliegue de su
codo. Bueno, o funciona, o no funciona.

Con cuidado, James cierra el puño y alinea la aguja con su vena, luego empuja hasta que siente que
es suficiente y luego presiona lentamente el émbolo hacia abajo. Cuando saca la aguja y aparta la
jeringuilla, sale un pequeño hilo de sangre que se limpia. Parpadea, pero no se siente diferente.

Está bien, entonces tal vez lo jodió. Eso es culpa suya. Al menos Sirius lo intentó y, de verdad,
James está agradecido de haber tenido noticias suyas. Y, además, hay agua.

James vuelve a meterse en su abrigo, lo vuelve a subir y desliza el frasco en su bolsillo, luego
alcanza el agua. Bebe lentamente, deja caer la jeringa en la caja y la deja a un lado, manteniendo la
tarjeta en la mano mientras pasa el pulgar sobre ella con reverencia. Lo toca como si fuera un
tesoro.

Todavía lo está mirando, perdido en eso durante varios minutos, cuando de repente se da cuenta de
la falta de dolor. Lo hace parpadear y levantar la cabeza, ligeramente sobresaltado por la sensación,
porque joder, no se dio cuenta de lo desesperadamente que lo necesitaba hasta que lo consiguió.
Oh, eso es... Eso es realmente bueno.

"Oh, mierda", susurra James, sus labios se abren en un suave suspiro cuando la medicina realmente
hace efecto, y pasa de no solo no tener dolor a sentirse absurdamente increíble.

Como si estuviera flotando.

Como si no tuviera peso.

Como si estuviera hecho de luz.

James abre los ojos y echa la cabeza hacia atrás, observando el techo de la cueva girar sobre él,
literalmente viendo estrellas. Oh, Sirius. James ama a Sirius. Ese es su mejor amigo. El mejor
jodido amigo que alguien podría pedir.

"El mejor. Eres el mejor. Oh, te amo tanto", murmura James sin aliento, con la cabeza colgando de
un lado a otro mientras se ríe y deja que sus ojos se cierren.
Sirius no está aquí para responder, pero James sabe fácilmente cuál sería su respuesta. Sirius
también lo ama. No hay duda en la mente de James, especialmente ahora. Cuando James vuelve a
dormirse, lo hace sintiéndose muy amado.

También muy drogado.

~•~

Regulus está empezando a preocuparse. Ya es más del mediodía, comienza a acercarse la noche y
se niega a no encontrar a James antes del anochecer. Está por aquí, en alguna parte, sin forma de
hacer fuego, sin manta, sin comida ni agua.

Bueno, no, tal vez eso no sea cierto. Tal vez Sirius le haya enviado algo, porque Regulus sabe en el
fondo de sus huesos que Sirius no dejará que James muera, sin importar lo que cueste,
especialmente no con el cambio de reglas. Aún así, Regulus se sentiría mejor al ver por sí mismo
que James está bien.

Seguir el rastro solo lo llevó hasta cierto punto. James, en algún momento, debió detenerse para
envolver su pierna o algo así, porque el rastro de sangre eventualmente terminó, incluso cuando las
señales menos obvias de alguien pasando no lo hicieron. Las ramitas rotas, la huella al azar, cosas
así.

Desafortunadamente, el rastro eventualmente se convirtió en nada, y ahí es sin duda donde Axus
perdió a James, porque ahí es donde Regulus también lo hace. No puede volver a encontrar un
rastro, así que ahora solo está deambulando por el área, buscando cualquier lugar donde James
podría haberse escondido. Hasta ahora, no ha encontrado nada.

Regulus está atento a Axus, en caso de que haya decidido venir a buscar a James nuevamente, pero
sinceramente duda que eso sea lo primero que tenga en mente. No, apostaría mucho a las
posibilidades de que Axus esté buscando encontrarse con Bernice nuevamente. La seguridad en los
números, por supuesto. Los dos últimos mortífagos restantes; Sí, estarán juntos, sin duda.

Peter es un comodín. Regulus no habría asumido que Peter trabajaría con los mortífagos antes del
anuncio, pero Bernice es de su distrito. Si sobreviven, pueden irse a casa; no es diferente de James
y Regulus, y Regulus sabe cuán tentadora es la idea de eso. Sin ese cambio de reglas, Regulus ni
siquiera consideraría la posibilidad de que Peter pudiera ser un problema en el futuro. De hecho, se
atrevería a pensar que Peter los ayudaría a él y a James al final.
¿Ahora? No está tan seguro.

Con un suspiro, Regulus se desliza con cuidado por una pendiente y murmura en voz baja: "James,
¿dónde estás?"

Por supuesto, no hay respuesta, por lo que Regulus solo puede continuar su camino en círculos,
empujando con cuidado el perímetro mientras mira, en todas partes, básicamente. Pierde más luz
del día por esto y se frustra, genuinamente preocupado de que no va a encontrar a James antes de
esta noche, al menos hasta que encuentre una huella.

Regulus ha sido cuidadoso, literalmente observando todo con ojos agudos, para no perderse la
huella en la tierra. Verlo hace que su corazón salte, porque hay una probabilidad entre cuatro de
que sea James, y está bastante seguro de que James está en esta área.

Lentamente, mira hacia arriba y gira la cabeza, observando todo a su alrededor mientras avanza en
la dirección hacia la que apuntaba la huella. Menos de cinco minutos después, Regulus ve un
montículo a un lado que parece prometedor, y sube por la pendiente. Cuando llega a la cima, no ve
mucho en absoluto, no al principio.

Pero hay. Apenas perceptible. Escondido detrás de un grupo de árboles, solo hay una pequeña
astilla de una cueva que solo puede distinguir, incluso con lo mucho que está mirando.

Regulus se deja caer por el costado del montículo y avanza, daga en mano. Está tranquilo afuera,
excluyendo el crujido de los árboles y los suaves sonidos de la vida silvestre, particularmente los
pájaros cantores que se silban entre sí. Cuando era joven, solía preguntarse de qué hablaban.

No sale ningún sonido de la cueva, y la entrada es tan pequeña que tiene que agacharse y entrar
lentamente, agradecido cuando el techo se levanta de inmediato a medida que avanza y se permite
enderezarse. Está oscuro adentro, pero la luz del sol entra a raudales por detrás de él, y se siente
como si una descarga eléctrica lo atravesara en el momento en que ve a James.

Él está ahí.

Él está realmente allí.


"James", suelta Regulus, avanzando de inmediato, dominado por un ligero pánico cuando James no
responde, a pesar de que está respirando visiblemente. Se ve rudo, y la venda alrededor de su
pierna tiene manchas de sangre. Hay una tarjeta blanca en su agarre inerte, y Regulus puede ver
una caja de patrocinadores al otro lado de él, junto a su cadera. Regulus deja caer su daga y se
acerca para tomar las mejillas de James, girando su cabeza y golpeando ligeramente una de ellas.
"James. Oye, James, despierta. James".

Toma otro minuto y una bofetada más fuerte, pero los ojos de James finalmente se abren. Está
caliente al tacto, un poco sudoroso, y sus ojos están vidriosos cuando los mantiene entreabiertos.
Estalla en una sonrisa y murmura: "Sirius. Estás aquí. Dijiste que estabas, dijiste...".

Regulus parpadea. James nunca, ni una vez en su vida bajo ninguna circunstancia, confundió a
Regulus con Sirius. "¿Qué? Oye, mírame, James. Soy Regulus".

"Regulus", susurra James, juntando las cejas, pero la lucidez en sus ojos es inexistente. "Sirius, lo
prometí. Todavía... lo haré. Lo llevaré a casa, ¿De acuerdo? Me aseguraré de que Regulus llegue a
casa. Lo que sea necesario".

Se siente como si todo el cuerpo de Regulus se enfriara. Sus manos se deslizan de la cara de James,
y él se balancea hacia atrás, mirándolo fijamente mientras sus oídos zumban. Regulus no respira
por un largo momento, no puede manejarlo. Solo mira a James, quien parpadea lentamente y se ve
tan sincero que es doloroso. No. No, no. Eso no es.

No.

No.

No es verdad.

Eso no es posible.

Regulus se niega a… no. Sacude la cabeza, porque no hay puta manera. James dijo... dijo que
llegaría a casa. Dijo eso, ¿No? Él dijo…

Todo lo que dijo fue que haría lo que tenía que hacer. Regulus asumió que eso significaba luchar
para llegar a casa, porque esa es la conclusión lógica, por el amor de Dios. La idea que James quiso
decir, la posibilidad de que, todo este tiempo, él haya estado...
No.

No hay jodida oportunidad.

No, Regulus no cree eso. Se niega incluso a considerar ese pensamiento, porque es la muestra de
estupidez más ridícula que se le ocurrió, y legítimamente ni siquiera pensó en eso, porque es así de
tonto. Regulus sabe que James es un jodido idiota, pero no hay forma de que sea tan
devastadoramente estúpido y sin cerebro. Absolutamente no.

Apretando la mandíbula, Regulus se acerca para agarrar la tarjeta blanca de los dedos flojos de
James. James hace un sonido quisquilloso y trata de recuperarlo, pero Regulus se lo arrebata y
golpea a James en el dorso de su mano, lo que hace que emita un sonido suave y triste como una
máquina que zumba y pierde potencia lentamente. Mira a Regulus con grandes ojos llenos de
traición.

"Sirius, eso es mío", murmura James con petulancia.

Regulus lo ignora y mira la tarjeta, leyéndola, luego frunce el ceño y se inclina sobre el regazo de
James para mirar dentro de la caja. Él retrocede y frunce el ceño hacia el techo. "¿Lo drogaste?
¿Estás loco? Él ya es vulnerable y ahora está drogado como una cometa. ¿Le enviaste algo para el
dolor, pero nada para curarlo realmente?"

"¿A quién le estás gritando?" —pregunta James, tratando de arrebatar sigilosamente la tarjeta de
los dedos de Regulus. "No creo que haya nadie aquí".

"Oh, solo—" Regulus resopla y lanza la tarjeta a James, quien sonríe tan pronto como la tiene en
sus manos de nuevo. Sacudiendo la cabeza, Regulus una vez más se inclina sobre el regazo de
James para tomar la botella de agua, luego se quita la bolsa y rebusca en ella para encontrar la tela.
Una vez que la tiene, se enfoca en James, quien tiene los ojos cerrados mientras sonríe tontamente
y arrastra el borde de la tarjeta por su mejilla. "James."

"¿Hm?"

"Voy a echar un vistazo a tu pierna, ¿De acuerdo?"


"Mhm".

"Podría doler".

James abre un ojo y dice: "Nunca me harías daño, Sirius".

"Correcto", responde Regulus rotundamente, respirando profundamente antes de dejarlo salir


lentamente. Suelta una risa amarga, sacudiendo la cabeza mientras se desliza hacia la pierna de
James. "Brillante. No sabía que toda esta experiencia podría empeorar y, sin embargo, aquí
estamos. James, hazme un favor y simplemente no me hables".

"Pero te extraño", le dice James.

Regulus suspira.

~•~

James tendrá que reevaluar su absoluta certeza de que Sirius nunca lo lastimaría, porque Sirius lo
está lastimando. Le está haciendo algo a la pierna de James que le duele mucho, y también, ¿Sirius
de repente está siendo tan malo con él?

Nunca ha hecho eso antes.

"Estás siendo muy malo", anuncia James, en caso de que no se dé cuenta de que lo está haciendo.

Sirius solo pone los ojos en blanco, pero como, de una manera mala. No como él en absoluto. Es
realmente atractivo. "Bueno, si te quedaras quieto..."

"Lo intento, pero me duele".

"Te dije que lo haría. Deja de lloriquear".


"¿Cuándo empezaste a ser tan grosero?" James balbucea, estremeciéndose cuando Sirius hace otra
cosa dolorosa en su pierna. ¿Qué está haciendo? James realmente espera que se detenga pronto.

"¿Cuándo te convertiste en un bebé llorón?" Sirius responde.

James suelta una risa débil y echa la cabeza hacia atrás, mirando a Sirius con una sonrisa torcida.
"Regulus me dijo eso, ¿Sabes? Me llamó cariño una vez, de una manera linda. ¿No es lindo?
Bueno, puede que no lo creas, pero fue muy lindo. Él es realmente lindo. Yo, oh, tú tienes que estar
aquí para que pueda verte. No te vayas hasta que te haya visto. Probablemente no lo demostrará,
pero te extraña tanto como tú lo extrañas a él".

"Cállate, yo no", se queja Sirius.

"Sirius, soy yo", le recuerda James, exasperado. "Sé que lo extrañas. No hay nada de malo en eso,
ya sabes. Es tu hermano pequeño; solo tiene sentido. Yo también lo extraño. Quiero decir, de una
manera muy diferente, pero entiendes mi punto".

"Literalmente te estoy rogando que dejes de abrir la boca y dejar escapar estupideces sin sentido",
dice Sirius, con voz tensa.

"Eso fue muy malo", murmura James.

Sirius suspira. "Sí, lo has mencionado".

"¿Sabes quién más es realmente malo conmigo? Hablando de tu hermano", dice James con un
suspiro melancólico. Sirius suelta una risa suave, y James se pregunta brevemente cuándo empezó
a estar tan callado. "Pero, ya sabes, está bien cuando lo hace. En realidad, realmente disfruto
cuando lo hace, porque al menos me está prestando atención. No me ignora. Eso es patético, ¿No?"

"Sí", confirma Sirius sin rodeos.

"Es agradable, sin embargo. A veces. Me dio un regalo de despedida, no aquí en la arena, quiero
decir, y fue-" James interrumpe con un balbuceo, porque Sirius sujeta una mano firme sobre su
boca, haciéndole imposible continuar.
"¿Por qué mejor no te lo guardas para ti? ¿Sí? " pregunta Sirius, luego tose y lentamente retira su
mano. James parpadea hacia él, confundido, y Sirius niega con la cabeza. "Eso realmente no es
asunto de nadie más que de los involucrados, James".

James lo mira con incredulidad. "Pero te lo cuento todo".

"¿En serio?" Sirius exhala, como si estuviera disgustado. "Él es mi hermano. Tienes que trazar la
línea en alguna parte".

"Bueno, no te lo dije. No iba a hacerlo, porque iba a venir aquí, y ahora soy culpable por eso".
James hace una pausa, luego frunce los labios. "En realidad, no me siento culpable por hacerlo,
solo culpable por no decírtelo, o simplemente eligiendo activamente no decírtelo. No fue… no
hicimos nada, en realidad. Bueno…"

"Está bien, James", corta Sirius bruscamente, y James parpadea hacia él, cerrando la boca
lentamente. "Es suficiente. Nunca hablemos de eso, ¿Sí? Realmente no quiero hablar de eso".

"Tienes razón en que él es tu hermano. Ni siquiera vas a querer los detalles", dice James, dándole a
Sirius una mirada significativa. "Siempre y cuando entiendas que hay detalles que dar, porque algo
sucedió".

Sirius se burla y murmura: "Casi nada pasó, pero está bien". Lanza un suspiro y niega con la cabeza
cuando mira hacia arriba y encuentra a James con el ceño fruncido. "No hablemos más de Regulus,
¿De acuerdo?"

"Pero yo también lo extraño", murmura James.

"Oh, por el amor de Dios", declara Sirius con exasperación, luego hace otra cosa dolorosa que hace
que James gimotee y trate de escabullirse.

"¡Mierda!" James jadea. "Sirius, si vuelves a hacer eso, te juro que yo—yo—"

"¿Tú qué?" Sirius pregunta sarcásticamente. "¿Qué puedes hacer exactamente en este momento,
James? Nada. Así que cállate y deja de moverte. Ya casi he terminado de limpiar esto. Es... quiero
decir, es realmente malo. Está infectado, lo cual es..."
"¿Sirius?" James murmura, su ira se evapora mientras ve a Sirius tragar, su rostro sombrío. Parece
molesto, y James no puede quedarse de brazos cruzados y no hacer nada al respecto. "Oye, está
bien".

"Realmente no lo está", dice Sirius con voz áspera, luego inclina su cabeza hacia atrás. "¿Ves esto?
No puedo hacer nada al respecto. Necesita ayuda. Drogarlo no lo cura. joder. ¿Puedes...? Quiero
decir, joder, ¿Qué estás esperando?".

James mira hacia arriba, pero solo ve la parte superior de su cueva. Se inclina y murmura: "Sirius,
¿Con quién estás hablando? Es... te prometo que es solo una alucinación. No es real".

"¿Qué?" Sirius le lanza una mirada extraña, pero finalmente parece distraído mientras se inclina
hacia atrás y se baja la cremallera del abrigo. Toma su daga—espera, es eso—

"¿Cómo conseguiste la daga de Regulus?" James pregunta.

Sirius lo ignora, lo cual no es propio de él y es extremadamente molesto en todos los sentidos, pero
para ser justos, está ocupado. Se está cortando la parte inferior de la camisa por completo, lo
suficientemente grande como para que se vea la cicatriz de su costado. Espera, ¿Cuándo se hizo
una cicatriz en el costado? Tiene una cicatriz en el estómago (y muchas otras en otros lugares),
pero no en el costado.

James estira la mano y arrebata la camisa de Sirius más arriba, buscando la cicatriz que sabe que
está ahí, pero ya no está. Confundido, levanta la mirada para encontrar a Sirius molesto mientras
aparta la mano de James y empuja su camisa hacia abajo. No cae del todo, debido a la porción que
cortó alrededor.

Toma un momento, pero James se da cuenta de que el cabello de Sirius es más corto de lo que se
supone que debe ser. Es... él no está... bien. Hay algo... fuera de lugar. James parpadea, luego
parpadea con más fuerza, estirando la mano de nuevo para acariciar suavemente el costado de la
cabeza de Sirius, su cabello, y levanta la mirada para encontrarse con los ojos de James, y oh.

Oh, ese no es Sirius.

Esos no son los ojos de Sirius. A pesar de las similitudes, casi la misma forma y color de ojos, esos
ojos pertenecen a una sola persona. El mundo entero se deforma y desenfoca, pero ahí está él, tan
claro como el agua. Regulus.

"Oh, hola", murmura James. "Tú no eres… nunca fuiste Sirius. Él nunca estuvo aquí".

Regulus niega con la cabeza y, por un momento, casi parece disculparse, lo que puede tener algo
que ver con el hecho de que James está completamente desconsolado porque su mejor amigo no
está aquí en este momento. “No, James.”

"Estoy... creo que estoy realmente drogado", dice James solemnemente.

"Sí, pero estoy bastante seguro de que se te está bajando, o comenzando a hacerlo, al menos",
murmura Regulus. "Trata de quedarte quieto por mí, ¿Quieres? Estoy vendando tu pierna otra vez".

"Está bien", murmura James.

Sirius no está aquí. Él nunca estuvo aquí. Oh, James lo extraña. Pero Regulus está aquí, ¿No? A
menos que sea una alucinación de algún tipo. En este punto, James no pondría nada fuera del
ámbito de la posibilidad; estas son drogas muy, muy buenas. Incluso ayudan a que duela mucho
menos de lo que lo haría sin ellas cuando Regulus envuelve su pierna nuevamente con firmeza.
Duele, pero no es una agonía insoportable que lo hace gritar. A lo mucho, le hace gemir y
enroscarse hacia adelante, rechinar los dientes a través del dolor, y luego pasa como una ola
rompiendo a lo largo de la orilla, retrocediendo nuevamente cuando la medicina mágica finalmente
toma el control una vez más.

"Listo, he terminado de torturarte por ahora. Estás bien. Estarás bien", le dice Regulus suavemente.
"Solo… solo descansa, por ahora. Duerme, ¿De acuerdo?"

"Viniste y me encontraste", susurra James, mirándolo a través de una neblina, tan cansado y aún
confundido, pero la idea de que Regulus viniera por él lo hace extraordinariamente feliz.

"Por supuesto que sí", susurra Regulus.

~•~
¿Qué estaba pensando Sirius? ¿Drogar a James? ¿En medio de los malditos juegos del hambre?
Esa podría ser la cosa más idiota que Regulus jamás haya visto hacer a su hermano, y este es Sirius
de quien está hablando, así que eso es decir mucho. Una vez, Sirius lanzó un cigarrillo al aire e
intentó atraparlo con la boca mientras estaba encendido, y siguió haciéndolo hasta que pudo
manejarlo constantemente, sin importar cuánto lo quemara.

Aunque, para ser justos, todavía puede hacer ese truco hasta el día de hoy.

Y, para ser justos con esto, Sirius viene con el conocimiento de la posición de todos en la arena, lo
que tranquiliza un poco a Regulus, porque sabe que Sirius nunca pondría a James en tal riesgo bajo
la influencia mientras otros están cerca. En cualquier caso, la lesión de James es realmente grave,
por lo que Regulus no duda de que James sufría mucho. No hay forma de que Sirius pueda ignorar
eso y no hacer nada al respecto.

Lo único que Regulus no entiende es por qué Sirius no ha enviado medicamentos para curarlo. No
solo quitarle el dolor, sino sanarlo adecuadamente. Algo del ungüento que tenían antes sería de
gran ayuda en este momento, seguramente. Regulus sabe que tiene que ser jodidamente caro, pero
Sirius es Sirius. Si alguien puede lograrlo, es él, entonces, ¿Por qué no lo ha hecho todavía?

James no está bien. Ha estado durmiendo a ratos durante horas, el efecto de la medicina se fue
disipando lentamente con el tiempo. Todavía no se ha despertado, afortunadamente, pero ha estado
murmurando y gimiendo en sueños, con el ceño fruncido y el rostro contraído por el dolor. A pesar
de lo sudoroso que está, está temblando como si tuviera frío y claramente tiene fiebre. La infección
se ha instalado.

Francamente, Regulus no está del todo seguro de qué hacer. No tiene nada que cure a James, y por
lo que aprendió en la sala de entrenamiento, James podría morir fácilmente en tan solo tres días si
se presenta la infección, dependiendo de la gravedad de su herida. Han pasado veinticuatro horas
desde que se lesionó en este momento, por lo que es un problema real.

Regulus considera sus opciones. Hará lo que sea necesario para llevar a James a casa con él, porque
si muere a causa de una infección cuando estén tan cerca de la línea de meta, Regulus se arrancará
el jodido cabello y probablemente nunca se lo perdonará a sí mismo, a James o incluso a Sirius.
Esa no es una opción. Regulus se niega a permitir que eso suceda, lo que significa que tiene que
encontrar alguna manera de curar a James, o tiene que encontrar alguna manera de llevar a James a
casa para que pueda curarse en los próximos dos días.

Honestamente, Regulus ya estaba preparado para salir y matar a todos antes, así que si eso es lo
que necesita hacer... Sí, él puede hacer eso. Son solo Bernice, Axus y Peter. Pueden estar todos en
un grupo, o todos separados, o pueden ser dos con uno solo. De cualquier manera, Regulus está
bastante seguro de que puede hacerlo. Tiene su daga y el hacha de James. Si es rápido y los pilla
desprevenidos, tal vez luche contra el miedo y trepe a los árboles para atacar desde lo alto...

Sin embargo, ahora se está haciendo tarde. Todavía no ha oscurecido, pero el sol está empezando a
ponerse. Regulus tendrá que esperar hasta mañana. Por ahora, tiene que quedarse aquí y asegurarse
de que James no muera durante la noche. Pero después de eso, Regulus se encargará.

Regulus sale con la botella de agua de James y su propio bote de agua para regresar al arroyo más
cercano que pasó en su camino hacia aquí. Es pequeño y está a unos veinte minutos, por lo que es
casi una hora de ida y vuelta. Se detiene para recoger leña y astillas en el camino para encender un
pequeño fuego en la cueva, aunque ciertamente está ansioso por estar tan lejos de James cuando es
tan vulnerable. Incluso sin las drogas, está en riesgo. No puede moverse ni luchar.

Cuando Regulus regresa, James está bien. De hecho, finalmente está despierto, y está claramente
lúcido, porque toma una bocanada de aire tan pronto como Regulus entra con las manos llenas.

"Regulus", exhala James.

Regulus lo ignora y se agacha frente a sus piernas, donde sobresalen, encendiendo lentamente el
fuego para ellas, ya que no tiene fósforos para encenderlo. Tendrá que hacerlo a mano. Bien, ahora
se arrepiente de haber tirado todos los suministros en un ataque de dramatismo y rabia asesina.
Podría al menos haber reemplazado los fósforos, pero en su defensa, no estaba realmente en el
mejor lugar en ese momento, mentalmente hablando.

Después de dejar el agua y encender el fuego para que arda más tarde, Regulus finalmente mira
hacia arriba y mira a James, quien lo observa de cerca. Hay algo diferente en él que no estaba allí
bajo la influencia de las drogas; claro, hay dolor en su expresión por su herida, pero lo que
realmente se trasluce es el dolor en sus ojos y el dolor que talla en cada ángulo de su rostro. Lo que
es más preocupante que todo eso es la completa falta de chispa que James Potter siempre ha
llevado consigo desde que Regulus lo conoce.

Nunca nada ha logrado sofocar esa chispa, porque James nunca tiene miedo de ser el que tiene
esperanza. James no dudará en tratar de encontrar el lado positivo. James cree en el propósito y en
encontrar significado en todo, y no se da por vencido. Entonces, verlo así hace que el corazón de
Regulus se acelere.

"James", murmura Regulus, moviéndose a un lado para deslizarse más cerca de James y escanear
su rostro con el ceño fruncido.
"Estás aquí", dice James, y su voz se quiebra.

Es la voz quebrada lo que afecta a Regulus, de verdad. Él no puede evitarlo. Solo escucharlo hace
que algo se rompa dentro de él, e inmediatamente es obvio que James es muy frágil en este
momento. Necesita ser manejado con precaución. "Si, estoy aquí."

James traga saliva y lo alcanza, por lo que Regulus se va sin quejarse, acortando la distancia para
que James no tenga que doblarse demasiado hacia adelante solo para envolver sus brazos alrededor
de él y enterrar su rostro en el hombro de Regulus. Regulus le devuelve el abrazo, cerrando los
ojos con fuerza en el momento en que escucha a James ahogar un sollozo contra él. Está
temblando.

Es muy difícil, de repente, no desmoronarse y llorar junto con él. Hay mucho por lo que llorar.
Sangre detrás de los párpados, manchada en las manos, en la boca. Carcajadas. El sonido de los
cañones. Muerte, muerte, tanta muerte.

Regulus parpadea bruscamente y gira la mandíbula, soltando un profundo y tembloroso suspiro.


James se aferra a él con fuerza como si no quisiera soltarlo, pero su pierna tampoco le da muchas
opciones en el asunto. Hace un ruido bajo de dolor y retrocede con lágrimas en la cara.

"He estado aquí por un tiempo", murmura Regulus, sus dedos literalmente pican con la necesidad
de limpiar las lágrimas hasta que se da por vencido y simplemente lo hace. James lo deja,
inclinándose hacia adelante en sus palmas. "¿Te acuerdas?"

"No", dice James, con las cejas fruncidas. "Sirius me envió drogas. Me dio sueños extraños sobre
él y tú. Como... como si fueras él, pero estaba muy confuso en los detalles, así que no podía
distinguirlo, y luego te transformaste de nuevo en ti mismo. Fue realmente extraño, Reg. Muy
confuso. No puedo recordarlo todo, pero puedo decir con seguridad que no tenía tanto dolor, así
que eso es todo".

Regulus decide que ahora no es el mejor momento para mencionar que esos no fueron exactamente
sueños, porque James estaba muy despierto y haciendo todo eso en tiempo real. Se aclara la
garganta. "¿Y ahora? ¿Cuánto dolor tienes ahora? Limpié y vendé la herida, pero no se ve bien,
James".

"Tampoco se siente bien", murmura James con cansancio, bajando la mirada a su pierna, y luego
inmediatamente apartando la mirada de ella. "Estaré bien. Probablemente. Tal vez no. Realmente
no importa, ¿Verdad?"
"¿Qué se supone que significa eso?" Regulus pregunta bruscamente, un escalofrío de alarma lo
atraviesa. "Por supuesto que importa. Podría matarte".

James solo lo mira fijamente, luego suelta una risa sin humor y asiente como si estuviera muy
exhausto. "Bien, bueno, no actúes como si eso no fuera útil para ti a largo plazo. Una persona
menos entre tú y tu hogar, ¿Sí?"

"¿Qué?" Regulus responde. "Vete a la mierda, James. Si crees que no voy a hacer todo lo posible
para llevarte a casa conmigo, entonces tú—"

"¿Qué?" James interrumpe, parpadeando hacia él.

Regulus hace una pausa, luego frunce el ceño. "El anuncio. ¿Escuchaste el anuncio?"

"¿Qué anuncio?" James pregunta, visiblemente confundido.

"Oh", exhala Regulus, desinflándose un poco mientras mira a James con horror. Se había
preguntado, realmente, por qué James no tenía esa chispa, especialmente con el cambio de reglas,
incluso a pesar de la pena y el dolor que estaba sufriendo. Porque si James supiera que puede llegar
a casa y ver a sus padres nuevamente, ver a Sirius nuevamente y traer a Regulus a casa con él, no se
daría por vencido. Ni siquiera soñaría con eso. "Ha habido un cambio de reglas. Debes haberte
perdido, pero dos personas del mismo distrito pueden ser Victors. Podemos irnos a casa, James.
Los dos".

La cabeza de James se inclina hacia un lado mientras su rostro se desmorona, las lágrimas llenan
sus ojos al instante mientras dice con voz áspera: "No. Es... es... por favor, no estés bromeando,
Regulus. Si... si solo estás..."

"No, no, te juro que no. Es real. Lo prometo", dice Regulus rápidamente, en voz baja, y se acerca
para agarrar las manos de James y apretarlas como si eso pudiera entender mejor el punto. El labio
de James está temblando, y ahoga un fuerte aliento mientras agarra las manos de Regulus con
fuerza. "Podemos hacerlo. Tú y yo".

"Oh, mierda. Mierda", susurra James, inclinando la cabeza hacia adelante mientras comienza a
llorar de nuevo. Grandes y profundos sollozos entrecortados. También se ríe, como un hombre que
descubre la esperanza por primera vez. Como alguien perdido en el desierto tropezando con una
fuente de agua. Como ese primer parpadeo de una llama en la oscuridad profunda del ártico
helado, finalmente, finalmente se enciende para proporcionar calor.

"Lo sé", murmura Regulus, sin aliento, y no puede evitar inclinarse para presionar su rostro contra
el hombro de James, sintiendo el mismo alivio que él.

"¿Podemos ir a casa?" James murmura, levantando la cabeza.

Regulus también levanta la suya, y sus rostros están muy juntos, por lo que puede ver con perfecta
claridad que la chispa de James está de vuelta. Está allí, en sus ojos, y el corazón de Regulus
palpita al verlo. Él traga y se inclina. "Sí, James, podemos irnos a casa".

~•~

Sirius lanza un suspiro, estirando la mano para frotarse la sien, el dolor de cabeza realmente
comienza. Regulus, pequeña mierda con retención emocional, piensa. No puede creer que esté
molesto por esto en este momento, pero ¿Qué diablos fue eso?

Regulus no solo pasó por alto por completo cualquier intimidad o indicio de intimidad pasada con
James, sí, Sirius puede adivinar de qué estaba hablando James, aunque en realidad no quiere, sino
que Regulus también lo hizo. El reencuentro menos romántico de la historia. ¿Un abrazo? ¿Eso es
todo lo que pudo hacer? ¿Ni siquiera otro estúpido beso en la frente o algo así? Vamos, carajo,
Regulus es más inteligente que esto; él debería ser capaz de resolver lo que la gente quiere. 'La
gente', por así decirlo, no está muy contenta en este momento. De hecho, todos están muy
decepcionados de que Regulus no se haya derrumbado en los brazos de James y confesado de
inmediato su amor eterno. Por supuesto, Sirius sabe que Regulus literalmente nunca haría eso, pero
la gente no lo sabe. Quieren lo que quieren, y no se le dará ninguna ayuda a James hasta que lo
consigan.

Francamente, Sirius está jodidamente cansado y oficialmente al final de su cuerda. Le dijo a


Slughorn que el empujón que Regulus necesitaba era esperanza, y honestamente pensó que eso
funcionaría. No porque Regulus realmente espere un futuro con James, sino porque es lo
suficientemente inteligente como para darse cuenta de que todos realmente quieren ver su romance
lo suficiente como para preocuparse por un final feliz, que podría usar para su beneficio. Podría
estar usándolo a su favor en este momento.

Sirius no quiere particularmente que Regulus esté en esta posición en la que se ve obligado a hacer
estas cosas que no quiere. De hecho, Sirius odia esto. Le dan ganas de poner a Regulus detrás de él
y mantenerlo a salvo y fuera de la vista mientras le grita a cualquiera que se atreva a exigirle algo.
Lo último que quiere Sirius es que Regulus termine como él. Pero, al mismo tiempo, la
supervivencia de James depende de ello.

En situaciones tan terribles como esta, no hay lugar para no estar dispuesto a hacer algo que se
necesita para sobrevivir. Si Regulus no les da lo que quieren, será castigado por ello. No solo él,
también James. La peor parte es que Sirius no cree que Regulus no esté dispuesto a hacer esto. Está
bastante seguro de que Regulus se aguantaría y haría lo que fuera necesario, si tan solo supiera.

Entonces, por mucho que Sirius lo odie, tendrá que encontrar una manera de decírselo. Porque
Regulus necesita saber. Porque Regulus tiene que hacer esto si quiere que ambos sobrevivan.

Suspirando, Sirius gira en el lugar, esboza una amplia sonrisa y cruza la habitación mientras
arrulla. "Joffrey, cariño, creo que es hora de aceptar tu oferta".

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidas):

Me doy cuenta con retraso de que la "oferta" que Sirius está aceptando con este tipo
Joffrey sale de cierta manera y puede ser genuinamente angustiosa/preocupante para
algunas personas, ¡Así que permítanme tranquilizar a todos! En los capítulos
anteriores (era el capítulo 6, que fue hace un tiempo), Sirius estaba en una fiesta
encantando a los patrocinadores y básicamente haciendo que prometieran futuras
donaciones/apoyo a sus tributos. Había un hombre allí llamado Joffrey que Sirius
básicamente manipuló para que le prometiera una gran suma de dinero si alguna vez la
necesitaba (sí, Sirius es un ícono, lo sabíamos), por lo que "aceptar la oferta de
Joffrey" es literalmente solo el viniendo a recoger la donacion/apoyo que joffrey le
prometio antes, como padrino. Eso es todo. Sirius no será obligado a favores sexuales
NUNCA en este fic, simplemente porque no tengo el deseo/disposición para escribir
eso, incluso si puede parecer apropiado para este mundo. Mi excusa para esto es que
Sirius es literalmente esa perra que puede hacer que la gente haga lo que quiera sin
tener que hacer nada más que jugar con los rumores, porque yo lo digo. ¡Espero que
eso lo aclare y tranquilice sus mentes! bueno, nos vemos luego <3

Déjame hacer números:


Tributos restantes a partir de este capítulo: 5

Regulus
James
Axus
Bernice
Peter

Notas mías:

Un capítulo tranquilo, pero aún quedan 3 tributos mas a los que se enfrentan, así que
espero hayan disfrutado este.

Sin más que decir, cualquier error no olviden decírmelo para corregirlo, nos vemos en
la siguiente actualización, BYEEE!!
Performance
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Vagos indicios/insinuaciones de sentimientos suicidas? ¿Pensamientos? (¿No sé
cómo explicar esto porque no es algo activo, si eso tiene sentido? Es muy ligero/vago
en general, y proviene de un lugar de culpa, básicamente, así como de dolor. Y no, no
es algo que conducirá a futuros problemas relacionados con el suicidio/intento de
suicidio, lo prometo. Es solo una cuestión de pena/culpa y eventualmente
pasará/mejorará)
-Representaciones de lesiones/dolor
-Angustia

See the end of the chapter for more notes

Regulus sostiene el frasco de veneno que ayudó a Vanity a extraer de Vespa, y se le forma un nudo
en la garganta mientras lo gira entre sus dedos. James se sienta a su lado en silencio, jugando con la
tarjeta blanca, trazando el borde con el pulgar.

"¿Recuerdas cuando dijiste que no querías que me cambiaran?" James pregunta en voz baja.

"Sí", murmura Regulus.

James asiente con la cabeza hacia el frasco. "Eso me cambió".

"¿Perder a Vanity?" Pregunta de Regulus.

"Sí", confirma James.

"¿Qué pasa con-" Regulus traga y se encuentra con su mirada, su corazón se encoge. "Dijiste que
quién eres, todo de lo que estás hecho, no se puede cambiar. ¿Qué pasa con eso?"

"Sigo siendo yo", susurra James. "Solo un poco menos, es todo."


Regulus mira hacia otro lado, encontrando muy difícil tragar de repente. Realmente no puede
pensar en nada más trágico que eso. Puede odiar a James Potter con todo su ser, odiar todo lo que
hay en él, pero nunca ha deseado menos de James.

James es demasiado de tantas cosas como para rebajarse. Ha sido así de brillante, así de
trascendental, desde que Regulus lo conoció; es la única cosa consistente que nunca cambió,
incluso cuando Sirius y el mismo Regulus lo hicieron. Incluso cuando Regulus llegó a odiarlo,
siempre podía contar con él. James no se merece esto. Lo que Regulus odia más que James es su
sufrimiento.

"Yo maté a Irene", confiesa Regulus abruptamente, estirando la mano para volver a poner el frasco
en el bolsillo de James.

"No", responde James de inmediato, y cuando Regulus lo mira, está negando con la cabeza. Al
instante no lo cree. La vista hace que Regulus sienta que podría llorar.

"Sí, lo hice", dice Regulus con voz áspera, y James lo mira fijamente, mirándolo directamente a los
ojos. Toma un momento, pero el rostro de James se afloja y Regulus sabe que ha visto la verdad en
sus ojos. "Fue, bueno, fue un trabajo conjunto entre Mathias, Axus y yo, supongo. Sin embargo, yo
di el golpe mortal. Mathias, no fue su intención, estaban apuntando a Axus, pero le disparó a Irene
en el pecho con su ballesta. Axus estaba luchando contra Irene, y la convirtió en el blanco.
Nosotros, um, la llevamos a través del puente, y es por eso que estaba allí en lugar de contigo.
Debería haber estado contigo, pero yo estaba demasiado ocupado matándola".

James niega con la cabeza ligeramente. "No entiendo. Tú… Regulus, tú nunca—"

"Ella me lo pidió. Tenía mucho dolor, James, y no había ninguna posibilidad de que sobreviviera,
así que quería que fuera rápido para no tener que sufrir", explica Regulus, y la piel alrededor de los
ojos de James se aprietan. "No sé si fue justo que ella me lo pidiera, porque todavía me siento
culpable".

"Literalmente la sacaste de su miseria, Regulus", dice James en voz baja, alcanzando su mano para
cubrir la de Regulus. Pasa su dedo meñique por el de Regulus y acaricia la parte posterior del
pulgar de Regulus con el suyo. "Fue un gesto amable. Si fueras tú en su situación, ¿No estarías
agradecido?"

"Tal vez", es todo lo que Regulus puede decir, porque es difícil verlo de esa manera cuando todavía
recuerda muy duramente la resistencia del cuerpo de Irene cuando deslizó su daga entre sus
costillas.

"¿Y Matías?" James pregunta.

Regulus presiona sus labios en una delgada línea. "Consumide por la necesidad de venganza. Culpó
a Axus, sin duda, así que tan pronto como escuchó el cañón que significaba que Irene se había ido,
fue corriendo tras Axus para… bueno, estoy seguro de que planeaba matarle. Axus les arrebató el
puente justo debajo de elle mientras lo cruzaba. Llegué demasiado tarde para detenerlo".

"Si hubiera estado prestando más atención, podría haberlo detenido", anuncia James, inclinando la
cabeza hacia atrás contra la pared de la cueva. La manzana de su garganta sube y baja en un trago
áspero, y cierra los ojos. “Yo maté a Hodge”.

El primer instinto de Regulus es negarlo, porque James solo no mataría a un niño, pero luego
recuerda cómo simplemente respondió cuando Quinn atacó a Evan. Fue un reflejo. La mató sin
pensar. Bernice le había estado gritando a Hodge que matara a Vanity, y si realmente lo hizo...
Bueno.

"¿Qué sucedió?" Regulus pregunta en voz baja.

Los ojos de James se abren. "Le cortó la garganta a Vanity. Yo también llegué demasiado tarde
para detenerlo, pero cuando los alcancé... ni siquiera quise hacerlo. ¿No es jodido? Aunque él
acaba de matar a Vanity, nunca tuve la intención de hacerlo, que sucediera de la forma en que
sucedió. Yo simplemente... lo empujé. Lo empujé lejos de ella. Estábamos tan cerca del río, justo
ahí junto al agua, y él...".

"Se cayó", finaliza Regulus.

"Fue empujado", corrige James. "Por mí."

"James", dice Regulus suavemente, "fue un accidente. No lo mataste intencionalmente. Estabas


tratando de proteger a Vanity".

"Eso me sirvió de mucho", murmura James con una risa amarga, girando la cabeza hacia adelante.
Hace una mueca cuando el movimiento lo lleva a empujar un poco su pierna. "Es su cumpleaños,
¿Sabes?"

"¿El de Hodge?" pregunta Regulus. "¿Hoy?"

"Sí." James asiente. “Vanity me lo dijo. Hoy habría cumplido quince años, y gracias a mí...”

"No hagas eso. Detente, James", susurra Regulus con fervor, agarrando su barbilla y girando su
cabeza. "La horrible realidad es que fue una situación de mierda, y ahora él está muerto. No
quisiste hacerlo. No eres, escúchame, no eres una mala persona. No puedes quedarte con las cosas
malas que sucedan, y lo siento por eso, pero dijiste- dijiste una vez que estamos aquí, y todavía lo
estamos intentando, y eso cuenta para muchas cosas. Lo hace. Todavía lo hace ".

James respira con dificultad, parpadea con fuerza y se ahoga: "No sé cómo se supone que debo
vivir con eso".

"Simplemente lo haces", murmura Regulus, porque eso es todo lo que tiene. Él no cree que haya
algún secreto que facilite cosas como esta. Nunca será más fácil. Simplemente aprendes a seguir
adelante, a pesar de lo difícil que es.

"Una parte de mí no quiere", confiesa James, y las palabras son más suaves que un suspiro, pero
son tan devastadoras como explosivos nucleares apuntando al objetivo. Deja un páramo detrás
dentro de Regulus.

Con cuidado, Regulus desliza su mano desde la barbilla de James hasta su mejilla, sosteniendo su
mirada. Su otra mano todavía está debajo de la de James, y aprieta el dedo meñique de James con
el suyo. Mortalmente serio, mira a James directamente a los ojos y dice: "Lástima".

"Yo—" James parpadea, claramente sobresaltado por su oleada de emoción, porque obviamente no
esperaba eso. Mira a Regulus por un segundo, luego suelta una risa débil. "¿Demasiado?"

"Sí", dice Regulus simplemente. "Esto no es tema de debate, James. Me importa un carajo lo que
una parte de ti quiera o no quiera. Sé que todo esto es una mierda, pero nos vamos a casa, incluso si
tengo que tirarte sobre mi hombro y te llevaré allí yo mismo".

La boca de James se tuerce ligeramente. "Bueno, ahora estaré muy decepcionado si no lo haces".
"Te gustaría eso, ¿No?" Regulus reflexiona ligeramente, prácticamente incitando a James a
coquetear, en este punto, porque está realmente preocupado por él. No puede creer que esté
pensando esto, pero en realidad desearía que James estuviera hablando sin parar y coqueteando con
él sin cesar, en comparación con esto.

"Sí", es todo lo que dice James, y lo deja ahí. No bromea más y no parece tener la energía o la
alegría interior para esbozar una sonrisa, un guiño o un comentario coqueto.

El estómago de Regulus se revuelve y se sienta en silencio durante mucho tiempo, sin saber muy
bien qué decir. No tiene ni puta idea de cómo ser reconfortante, especialmente para James. No es
como si fuera Sirius, por el amor de Dios. Literalmente, Regulus es la persona más torpe y forzada
del planeta cuando se trata de emociones de cualquier tipo, pero particularmente aquellas que él
etiqueta como vulnerables o incómodas.

Es extraño lo mal que se siente Regulus por eso. Él... bueno, no es la primera vez en su vida que se
encuentra en una situación en la que tiene que aceptar el hecho de que no es como la mayoría de la
gente. Por lo general, a Regulus realmente no le importa, pero esta vez desearía saber cómo ser lo
que nunca fue, solo para poder hacer algo, cualquier cosa, para ayudar a James en este momento.

Al final, Regulus no sabe qué decir, pero si hay algo que sabe sobre James, es que es una persona
muy táctil. Tacto, lo ama, cualquier tipo, cualquier lugar, cualquier forma. Está hambriento por eso,
ya sea para dárselo a otros o para obtenerlo; sólo un simple contacto le agrada.

Entonces, Regulus se aparta y, debido a que está oscureciendo, toma la manta de su bolso y se pone
de pie para pasar por encima de James y acomodarse en su otro lado. James parpadea hacia él,
claramente sin entender qué diablos está haciendo, pero no se queja cuando Regulus
cuidadosamente mete la manta debajo de su pierna mala, colocándola sobre su brazo. Luego se
pone de pie y da un paso atrás antes de acomodarse contra James con el mayor cuidado posible,
tratando de no empujarlo demasiado.

"Siéntate un poco", murmura Regulus, y James lo hace, aunque todavía se ve confundido.

La expresión de desconcierto se convierte en un breve deleite cuando Regulus desliza su brazo


alrededor de él desde donde se inclina y lo tira suavemente hacia atrás. James está esencialmente
pegado a su costado, se deslizó un poco hacia abajo debido a su pierna, y tiene espacio para
inclinar su cabeza sobre el hombro de Regulus. Regulus lo anima a hacerlo sin decir palabra
levantando el brazo alrededor de él y hundiendo sus dedos en el cabello de James, empujando su
cabeza hacia arriba mientras amasa su cabeza. James prácticamente se derrite.

"Oh", exhala James. "Eso es-eso es realmente agradable".

Regulus no responde. Simplemente usa su mano libre para tirar de la manta sobre ambos,
metiéndola debajo de él para que estén lo más cómodos posible. Sigue pasando los dedos por el
cabello de James y mira hacia un lado, como si pudiera ignorar lo que está pasando si no está
mirando. Regulus nunca ha abrazado a James, no así. Ha permitido que James lo sostenga, y eso es
todo, porque eso es diferente de alguna manera.

Pero, si esto es todo lo que puede hacer, si esto es todo lo que puede ofrecer como una forma de
consuelo, entonces lo hará. No sabe qué decir, pero tal vez no tenga que decir nada en absoluto.

Claramente es un consuelo, porque James no tarda mucho en desplomarse contra él y quedarse


dormido. Todavía no está bien, por lo que está sudoroso y tiritando, pero parece estar en una
posición óptima para la menor cantidad de dolor. Regulus lo toma como una victoria y arrastra su
mano del cabello de James para rozar suavemente con sus dedos el costado del cuello de James,
cerrando los ojos y apoyando su mejilla sobre la cabeza de James. Sigue acariciando su piel,
adormecido por una sensación de calma que no ha sentido en quién sabe cuánto tiempo en este
momento, y aunque sin duda va a tener un horrible calambre en el cuello y su brazo seguramente
se dormirá, él no planea moverse.

Regulus se quedará así todo el tiempo que pueda.

Hace que algo dentro de él se asiente.

Le da palpitaciones en el corazón.

No está seguro de cuánto tiempo se sienta allí antes de escuchar un ligero tintineo como campanas
de viento que hace que sus ojos se abran de golpe. Levantando la cabeza, sigue el sonido para ver
una caja de patrocinadores flotando en la entrada de la cueva. Joder, por fin.

Regulus exhala aliviado mientras quita con cuidado su brazo de alrededor de James, lo que hace
que se queje. Intenta aferrarse más a Regulus, pero finalmente lo suelta cuando se despierta,
murmurando preguntas y gimiendo de dolor. Regulus en su mayoría lo ignora y cae fuera de la
manta, temblando de frío, pero continuando de todos modos.
Está demasiado oscuro dentro de la cueva para ver realmente el contenido, por lo que Regulus se
agacha y la abre justo en la boca de la cueva donde al menos hay luz de la luna y las estrellas
artificiales. Espera encontrar un bálsamo para la pierna de James.

No lo encuentra.

Regulus encuentra lo que supone que será el ungüento, pero en cambio es un bote de caldo tibio,
que ciertamente huele tan bien que se le hace agua la boca. Hay una cuchara de plástico y una
pequeña caja de fósforos. Regulus lo mira todo, sintiéndose extrañamente vacío. Como, está bien,
gracias, pero eso no es lo que necesitan. Lo más importante es la medicina para curar a James, y no
hay forma de que Sirius no lo sepa, ¿Entonces qué diablos?

Frustrado sin medida ahora, Regulus saca la tarjeta blanca en la parte inferior y la gira hacia la
entrada de la cueva, encorvado sobre ella y entrecerrando los ojos para distinguir las palabras. Solo
hay tres. La tarjeta dice:

Gracias a él.

Regulus baja lentamente la tarjeta, manteniéndola boca abajo, y mira al vacío mientras trata de
descifrar qué diablos significa eso. Gracias a él. ¿Gracias a quién? La única persona con la que está
Regulus en este momento es James.

Con el ceño fruncido, Regulus mira a James, que está entrecerrando un ojo mientras se frota el otro
con la palma de la mano. Hace un ruido aturdido de confusión, claramente tratando de despertarse
lo suficiente como para preguntar qué envió Sirius. Regulus solo lo mira fijamente, tratando de
averiguar por qué se supone que debe agradecerle a James. ¿Qué ha hecho James por…?

Lo golpea como un maldito tren. El recuerdo de Sirius agarrándolo por el brazo y diciéndole que
debería haberle dado las gracias a James por hacerlo deseable. Un recuerdo muy reciente, de
hecho, aunque se siente como hace una vida. El día que James Potter le anunció a todo el mundo
que sentía algo por Regulus Black, y el día que todo el mundo decidió que eso les gustaba.

Vaya.

Ja. Bueno, joder. Por un momento, Regulus quedó tan atrapado en el hecho de que él y James
podrían volver a casa que olvidó qué lo hizo posible en primer lugar. Su pequeña historia de amor.
Lo que todo el mundo viene a ver. Correcto. Que.
Regulus se da cuenta de repente de por qué Sirius no ha enviado la medicina para James. Joder, no
puede, porque todo el mundo está ansioso por un espectáculo. No recibes limosnas en la arena;
tienes que ganarte todo lo que obtienes, ya sea a través del trabajo que realiza tu mentor o a través
del desempeño que realizas. Aparentemente, Sirius ha hecho todo lo que puede, y depende de
Regulus, y James, desde aquí.

"¿Regulus?" murmura James. "¿Qué dice la tarjeta?"

"Nada para ti", responde Regulus rígidamente, arrugando la tarjeta en su puño y levantando la caja
antes de moverse hacia el lugar para el fuego. Enciende una cerilla y enciende el fuego, donde
inmediatamente deja caer la tarjeta.

"¿Él envió fósforos?" James pregunta, con las cejas fruncidas, un brillo naranja bailando con
sombras sobre su rostro.

"Sí, y también caldo para compartir. Hace calor", dice Regulus, tratando de suavizar su voz. No
está seguro de si funciona. Con cuidado, levanta la manta y se sienta debajo del borde, poniendo el
caldo en su regazo.

James lo mira fijamente, pareciendo aceptar el hecho de que Sirius no ha enviado medicamentos.
Traga y le da a Regulus una sonrisa tensa. "No tengo mucha hambre".

"No me importa. Vas a comer. Lo necesitas y te calentará", declara Regulus.

"Pero-"

"James, no discutas conmigo".

"Oh, bien", se queja James, haciendo una mueca mientras se empuja para sentarse más derecho.
Empieza a alcanzar el caldo.

Regulus lo aparta y tose, luego se encuentra con la mirada de James y dice: "No, déjame hacerlo".
James parpadea, luego levanta ambas cejas. "¿Dejar que... me des de comer?"

"Sí", dice Regulus, queriendo sacarse el ojo con la puta cuchara. Su piel se eriza.

"Um, ¿Seguro?" El rostro de James se tuerce, visiblemente desconcertado, pero deja caer las manos
e inmediatamente comienza a juguetear con ellas. Regulus nota que hace esto cuando está inquieto,
nervioso o confundido, o las tres cosas, y lo hace especialmente cuando está ansioso.

Tomando una respiración profunda, Regulus sumerge la cuchara y se desliza más cerca para
llevarla con cuidado a la boca de James. Las cejas de James están fruncidas, pero lo bebe
obedientemente, mirando a Regulus por encima como si finalmente se hubiera vuelto loco. Sí,
Regulus lo afirma.

Están completamente en silencio mientras Regulus literalmente alimenta a James con el caldo y
ocasionalmente roba bocados para sí mismo en el medio. En el lado positivo, el caldo lo calienta y
se sienta bien en su estómago, así que eso es bueno. ¿Todo lo demás? Jodidamente horrible.

Esto se siente claramente carente de romance. Regulus es muy, muy malo en esto. No sabe por
dónde empezar, porque sabe que se necesitará algo importante para que James reciba su medicina,
y la mente de Regulus está completamente en blanco. Realmente le vendría bien la ayuda de James
en este momento, pero pedirle sin rodeos en voz alta que se incline hacia un falso momento
romántico anula el propósito. Pero tal vez James pueda... ¿tomar el volante en este caso?

"Creo que deberíamos hablar de nosotros", anuncia Regulus.

"Nosotros", repite James, parpadeando.

Regulus se aclara la garganta. "Nuestra relación."

"Nuestra-" James retrocede un poco. "Lo siento, ¿Qué? ¿Tenemos una de esas?"

"Obviamente", exclama Regulus, agitado porque James no está aprovechando inmediatamente esta
oportunidad como de costumbre. Sí, ha pasado por mucho, pero esto es crucial. Regulus va a
necesitar a James para arreglarlo. "Todo el mundo tiene relaciones, incluso si son solo dos
extraños. Ser extraños define la relación entre ellos. Y la relación entre nosotros es..."
Las cejas de James están haciendo una jodida fiesta en la parte superior de su frente. "Es…?"

"Complicada", Regulus decide, finalmente.

"Sí, esa es una palabra para describirlo", murmura James.

"Solo, creo que deberíamos... hablar de eso", insiste Regulus, luchando por no hacer una mueca.
Literalmente preferiría arrancarse las uñas. "Porque nos vamos a casa..."

"¡Vaya!" James asiente, como si eso tuviera sentido. "Bien, bueno, obviamente trabajaremos juntos
para llegar a casa. No tienes que preocuparte por eso. Estaré contigo todo el camino".

Regulus casi gime, pero se lo traga en el último momento. Oh, ¿Por qué James le está haciendo
esto? "No, eso no es lo que quise decir. Lo sé. Estoy hablando de... nosotros".

"Nosotros", repite James una vez más, confundido una vez más.

"Ya sabes, sentimientos", aclara Regulus. James lo mira como si estuviera hablando un idioma
completamente diferente. "Como... como que tenía sentimientos muy grandes y vergonzosos por
ti".

Los labios de James se contraen. "¿Quieres hablar de eso?"

Preferiría morir, pero es tu vida la que está en juego, no la mía, así que aquí estamos, piensa
Regulus. Se obliga a sí mismo a murmurar: "Bueno, estamos atrapados aquí por la noche, ¿Por qué
no?".

"Quiero decir... si quieres", dice James lentamente. "Sin embargo, ya sé lo que sentias por mí en
ese entonces".

"No realmente", le dice Regulus, respirando profundamente mientras se levanta para alimentar a
James con más caldo. Gana tiempo dando un bocado después, luego baja la mirada a la cuchara.
"Realmente solo sabes que fue entre los diez y los quince años".

"Cinco años", murmura James, sonando melancólico. "Solo la mitad del tiempo que he sentido
algo por ti. Somos la definición de la persona adecuada en el momento equivocado".

Regulus levanta la vista para encontrar una sonrisa triste en el rostro de James, y hace que su
corazón se acelere y se apriete al mismo tiempo. "¿Has tenido sentimientos durante diez años?
¿Todos esos?"

"Siempre fuiste tú", dice James en voz baja, su mirada se encuentra con la de Regulus, cálida con
sinceridad. "Siempre vas a ser tú".

"Cierto", gruñe Regulus, mirando hacia otro lado porque no está seguro de cómo mirar a James
cuando dice cosas como esa. Él traga. "Bueno, lo que no sabes es que yo..."

"Tú…?" James incita.

"Yo, um—yo estaba—" Regulus toma una respiración profunda, luego la deja salir lentamente y se
obliga a sí mismo a hacer contacto visual. James solo lo observa pacientemente, luciendo
ridículamente afectuoso. "Quiero decir, estaba perdido desde el momento en que te vi.
Literalmente, la primera vez que te vi, estaba enamorado, más o menos. Recuerdo eso, cuando
Sirius me arrastró afuera para encontrarte, y yo estaba—al principio, no tenía muchas ganas de
hacerlo—"

James frunce el ceño. "¿Qué? ¿Por qué?"

"Porque no quería que Sirius tuviera un mejor amigo. Me preocupaba que él—" Regulus se
interrumpe y niega con la cabeza, viendo cómo el rostro de James se suaviza. "Pero luego, la
puerta se abrió y allí estabas. Recuerdo haber pensado incluso entonces, incluso a los diez, que
tenías los ojos más bonitos que jamás había visto. Detrás de tus lentes y todo. Así de simple, estaba
muy feliz de que Sirius hubiera hecho un mejor amigo".

"Te sonrojaste en el momento en que te sonreí", dice James, sonriendo cariñosamente ahora. A
pesar de su lesión y el dolor que seguramente todavía siente, sus ojos brillan. Soltando una risa
suave, susurra: "Eras tan tímido".
"No pude evitarlo", responde Regulus en voz baja.

"Lo sé", le dice James, su voz suave como si estuviera tratando de ser amable con ese niño pequeño
con sentimientos indefensos de ahora, como si pudiera compensar el hecho de que no lo era
entonces.

Regulus ahoga una risa áspera y le da otro bocado a James, y luego a sí mismo. "Tampoco sabes
que solía coleccionar piedras marrones si me recordaban a tus ojos. Miraba por la ventana todos
los días después de la escuela para esperar a que subieras por la acera para poder encontrarte en la
puerta antes que Sirius lo hiciera. Creo que llené al menos dos diarios sobre ti incluso antes de
cumplir los once. Ni siquiera quieres saber cuántos terminé quemando a los quince. Yo... James,
pensé en ti literalmente todo el tiempo. Eras— Era—"

"Regulus", dice James, y sus ojos son tan insoportablemente suaves. Tan bonitos, incluso hasta el
día de hoy. "Dijiste... me dijiste que lo que te gustaba de mí, lo que llegaste a odiar, era lo que te
hacía sentir, pero ¿Sentir qué? ¿Qué viene después de eso?"

"Nada", admite Regulus impotente. "Ahí es donde terminó. Me hiciste sentir. Solo tenías que estar
cerca de mí, y yo sentía".

"Vaya." James traga. "Yo- oh."

"No fuiste mi flechazo, James", susurra Regulus. "Fuiste mi primer amor."

Los ojos de James inexplicablemente se llenan de tristeza, tanta pena en su mirada que es como si
estuviera de luto. "Del amor al odio. Una gran, gran tragedia".

"James", dice Regulus con voz áspera, sus manos tiemblan tanto que tiene que dejar el bote de
caldo a un lado.

"Ojalá pudiera ser feliz al escuchar eso", le dice James, luciendo completamente derrotado.
"¿Cómo puedo, sin embargo? Todavía me odias, ¿No? Incluso ahora. Incluso después de todo
esto".

"Yo—James, yo—" Regulus vacila, porque sabe lo que tomará. Él sabe lo que todos quieren oír,
pero no puede decirlo, porque él—porque las palabras le fallan, y él no puede.
Regulus no puede hacer esto. No aquí, no así, tal vez nunca. Esto es equivalente a abrirse el pecho
y llevar su alma al mundo entero, lo cual es solo un poco menos aterrador que llevársela a James.
Regulus no puede hacerlo, y tampoco puede darse el lujo de fallar en conseguirle a James su
medicina.

Todo este tiempo, Regulus se ha mantenido firme en el hecho de que no besaría a James para
salvar su propia vida, pero aparentemente está dispuesto a hacerlo para salvar la de James.

Eso es exactamente lo que hace. No puede hablar, así que actúa en su lugar. Regulus no se da
cuenta de que lo hará hasta que se balancea hacia adelante sobre sus rodillas y se inclina para
presionar un beso con la boca cerrada en los labios de James. Es rápido, en un abrir y cerrar de
ojos, casi incómodo porque James no lo ve venir en absoluto. Es apenas un beso, y Regulus sabe
tan pronto como se aleja que no será suficiente. Desea desesperadamente que lo sea, porque su
corazón ya está golpeando contra su pecho, solo por eso.

James lo mira con los ojos muy abiertos, visiblemente sorprendido, con la boca entreabierta. Se ve
tan, tan confundido, y está mal. Está mal que Regulus le esté haciendo esto. Regulus no tiene
elección.

"¿Regulus?" James susurra, y hay tanta esperanza en su voz que es jodidamente desgarrador.

"Quiero que vengas a casa conmigo, James. Haré cualquier cosa", susurra Regulus, inclinándose
de nuevo lo suficientemente cerca para que James pueda ver sus ojos y rostro en detalle. Necesita a
James para conseguirlo. Necesita que James entienda lo que está pasando.

Las cejas de James se fruncen mientras examina el rostro de Regulus, y lentamente, su mirada cae
al caldo y luego al fuego. Regulus puede identificar el momento exacto en que hace clic en lo que
está pasando, porque es en esa fracción de segundo que Regulus casi puede escuchar el corazón de
James romperse. Sus ojos se oscurecen visiblemente, y por un segundo, solo uno, se ve
absolutamente desconsolado.

Regulus sabe lo que es odiarse a sí mismo, lo ha hecho durante años, pero nunca se ha odiado tanto
como en este momento, y lo peor es que ni siquiera es su culpa. No es culpa de James. Nada de este
dolor es algo sobre lo que tienen control, desde la muerte hasta un beso. Hubo un tiempo en el que
a Regulus nada le hubiera gustado más que romper el corazón de James, solo para saber cómo se
sentía, pero ese tiempo pasó hace mucho tiempo. Regulus no lo haría, si no tuviera que hacerlo.
"Por supuesto que lo harás", dice James, y su voz se quiebra, lo que Regulus siente directamente en
su pecho. Una suave y triste sonrisa curva los labios de James y asiente. Él entiende. Solo así,
Regulus sabe que lo entiende. "Estaremos en casa muy pronto, amor. Juntos, llegaremos allí".

"Lo sé", murmura Regulus, acercándose para agarrar la mano de James, apretándola. Espera a que
James le devuelva el apretón antes de inclinarse para cerrar la última distancia entre sus labios.

Esta vez, Regulus besa a James como si lo dijera en serio. Como si no pudiera evitarlo. Como si
nunca hubiera querido nada más. Levanta ambas manos y acuna la cara de James, inclinándose
hacia él para besarlo lenta y dulcemente, saboreando la forma en que sus labios se separan en un
suave suspiro. Cuando Regulus siente la lágrima rodar por la mejilla de James, golpeando su dedo,
la limpia suavemente. Es su secreto. Nadie lo sabrá nunca más que ellos.

Es devastador que una lágrima derramada por la angustia sea lo único que tienen para ellos, pero
Regulus no está seguro de qué más esperaba. Esto es lo que son.

Una gran, gran tragedia.

Y, a pesar de eso, el beso es tan jodidamente bueno que la cabeza de Regulus da vueltas en
cuestión de segundos, incluso antes de que se atreva a profundizarlo. Pero lo profundiza, lenta y
tentativamente, su corazón golpeando contra sus costillas como si estuviera tratando de tomar
vuelo. De repente, Regulus lo dice en serio. Él no puede evitarlo. No ha querido nada más que
esto. Oh esto.

James se estira para agarrar la parte posterior de su cuello, haciendo un sonido silencioso y
necesitado en la boca de Regulus, y Regulus está tan desesperado por probarlo que está temblando.
El interior de la boca de James sabe a caldo y calor, pero sobre todo a él, y el deslizamiento de su
lengua contra la de Regulus le provoca un sonido roto e impotente. Si Regulus supiera a la edad de
catorce años que estaría haciendo esto, habría pensado que cada momento de dolor que lo llevó a
este punto valió la pena. A Regulus, a esta edad, le resulta difícil estar en desacuerdo.

Una mano que Regulus ha memorizado se desliza hacia su cabello, y James es quien lo besa ahora,
realmente lo besa. No importa dónde estén, por lo que hayan pasado o incluso el estado en el que
se encuentren en ese momento. La arena podría derrumbarse sobre ellos, y Regulus duda que le
importe.

James se aparta lo suficiente para tomar una bocanada de aire, y luego está persiguiendo la boca de
Regulus como un hombre poseído, una mano en su cabello y la otra agarrando su costado para
acercarlo más. Regulus está tan de acuerdo con eso, en realidad. Sigue adelante, queriendo más,
queriendo todo, cualquier cosa. Se siente —oh, se siente—

"Joder", sisea James, apartándose para girar la cabeza con una mueca, mirando fijamente su pierna
como si estuviera debatiendo cortarla por atreverse a interrumpirlos.

Regulus extiende su mano contra la pared de la cueva junto a la cabeza de James, metiendo su
rostro contra el hombro de James. Trata discretamente de recuperar el aliento, no dispuesto a dejar
que nadie en el mundo vea el lío que acaba de causarle.

Pasa un tiempo. Dos. Tres. Regulus y James solo respiran, sin moverse ni hablar durante mucho
tiempo. Finalmente, una vez que Regulus está casi seguro de que se ha arreglado, levanta la cabeza
y se aclara la garganta. Su voz es un poco rígida, como si estuviera leyendo líneas de un guión
cuando murmura: "Bueno, eso fue un poco estúpido de hacer cuando estás herido. No podemos
hacer eso, ni nada más, hasta que estés curado, James."

"Sí", dice James en voz baja, bajando la mirada. "Eso es lo mejor. Pero fue-" Duda, luego levanta
los ojos para mirar a Regulus, y Regulus sabe que esto es real. Lo que sea que esté a punto de decir,
lo va a decir en serio. "Ese fue uno de los momentos más felices de mi vida, a pesar del dolor".

Lo siento, Regulus quiere decir.

"Ese fue el mejor beso que he tenido", es lo que dice Regulus en su lugar, porque si no puede
disculparse, al menos puede decir la verdad sobre eso.

Los labios de James se dibujan en una sonrisa torcida, y aunque no llega a sus ojos, también es real.
"Es bueno saber."

"Deberíamos terminar el caldo y dormir", susurra Regulus, y se estira para agarrar el recipiente
para hacer precisamente eso. Alimentar a James ya no es raro ni incómodo.

Por alguna razón, ahora es mucho más íntimo.

~•~
La medicina de James llega poco después de que hayan terminado el caldo, menos de una hora
después. Sabe que debería estar feliz por eso, pero en su mayoría solo deja un sabor amargo en su
boca.

Lo que se necesitó para conseguirlo...

James ni siquiera quiere pensar en eso. Nunca imaginó un escenario en el que podría obtener algo
que ha deseado durante tanto tiempo sin siquiera estar cerca de tenerlo. No es culpa de Regulus,
James lo sabe, pero todavía duele.

Bueno, ahora James sabe que Regulus lo besaría en la búsqueda de salvar su vida, si literalmente
no hubiera otra opción. Qué jodidamente romántico.

Está jodido, en su mayoría. James no quiere estar resentido, pero no puede evitar la ira y el dolor
que lo envuelven. Tiene dolor, se siente como si la muerte le hubiera pasado encima, y ha recibido
el mejor beso de su vida del hombre que desea tanto que no puede seguir adelante, pero solo para
salvar su vida. Él nunca, nunca hubiera recibido ese beso bajo ninguna otra circunstancia, y saber
eso duele. Su primer beso, y ni siquiera es uno por el que pueda estar verdaderamente feliz. Casi
desea que ni siquiera hubiera sucedido.

Casi.

Regulus está más animado por la medicina que James, pero es difícil para James estar feliz cuando
siente que las llamas lamen su pierna.

Sirius ha enviado más de ese ungüento mágico que cura las heridas rápidamente y también
neutraliza la infección; qué tan bien funcionará cuando la lesión sea tan grave, no lo saben, pero
solo hay una forma de averiguarlo, ¿Verdad? No es mucho, solo lo suficiente para la pierna de
James, lo cual tiene sentido porque Regulus no tiene heridas abiertas. Tiene algunos moretones en
la cara y probablemente en otros lugares que James no puede ver, pero eso es todo.

La tarjeta solo dice: Lo siento. Al verlo, a James se le forma un nudo en la garganta, y todo en él
quiere tranquilizar a Sirius, pero descubre que no puede. En este momento, lo siento no se siente lo
suficientemente bien, y ni siquiera es culpa de Sirius en primer lugar. Regulus tampoco responde;
simplemente deja caer la tarjeta en el fuego y mira hacia otro lado mientras se quema.

Regulus dobla la tela y se la da a James para que la muerda, lo que James hace, y luego unta el
ungüento en el punto de entrada y salida donde el gancho entró en un lado de su muslo y salió por
completo. en el otro. Es insoportable, francamente. James aprieta la tela y amortigua su grito,
golpeando con un puño el suelo de la cueva como si alguna otra forma de dolor pudiera distraerlo.

"Lo siento. Lo sé, lo sé, lo siento", susurra Regulus con angustia genuina, sonando tenso y
distraído. James sabe, incluso en su agonía, que Regulus solo está divagando, lo que de alguna
manera lo hace mucho mejor y mucho peor cuando Regulus dice con voz áspera: "Está bien. Te
prometo que está bien. Casi termino, cariño. Terminará pronto. Shh, está bien".

Entonces, Regulus no puede dejar de odiarlo, ¿Pero puede llamarlo cariño y entrar en pánico cada
vez que tiene picos de dolor?

Hermoso. Simplemente jodidamente encantador.

Hablando de picos altos de dolor, este es tan malo que James literalmente se desmaya. No sabe qué
va a pasar hasta que la oscuridad se apodera de él, y luego se siente aliviado, porque al menos ya
no tiene que sentirse así. Se duerme mientras Regulus todavía está curando su pierna.

James duerme todo el tiempo hasta la mañana, de lo cual se da cuenta cuando se despierta
nuevamente. Lo primero de lo que se da cuenta es que él y Regulus están acurrucados debajo de la
manta tal como estaban antes de que llegara el caldo. Regulus está sosteniendo a James, incluso
mientras duerme, sus dedos sueltos en el cabello de James como si lo estuviera acariciando antes
de quedarse dormido.

Lo siguiente que James se da cuenta es de la clara falta de dolor en su pierna. Aguanta la


respiración mientras levanta la cabeza y lo mira, el corazón le late con fuerza cuando ve lo mucho
mejor que está. Cada herida punzante es significativamente más pequeña y su pierna ya no está
hinchada ni inflamada. No está completamente curado, pero debería poder caminar sobre él, y el
propio James también se siente mucho mejor.

James exhala y echa la cabeza hacia atrás, tomándose un momento para disfrutarlo, sintiendo la
ridícula necesidad de reírse histéricamente, aunque se abstiene porque Regulus todavía está
dormido. Con cuidado, James gira la cabeza y lo mira. Así, el rostro de Regulus es relajado e
inocente, insoportablemente dulce como el ángel que puede pretender ser pero que ciertamente no
es.

Lentamente, James levanta su mano y suavemente aparta parte del cabello de Regulus de su rostro.
Está un poco floja y grasienta por una semana sin duchas, pero James sabe que está igual de sucio
en este momento. Ambos son un desastre de sudor, suciedad y sangre seca. Y, sin embargo, como
siempre, Regulus sigue siendo hermoso.

Por un momento, James siente que se está ahogando al darse cuenta de que ambos están vivos y
que ambos pueden llegar a casa. Es casi demasiado difícil de creer, pero James puede sentir la
esperanza abriéndose camino alrededor de sus huesos, negándose a dejarlo ir. Están tan cerca.
James puede volver a ver a sus padres. James puede volver a ver a Sirius. Pueden hacer esto.

La determinación y el puro propósito que dominan a James lo dejan sin aliento. Toda la pena y el
dolor tienen que esperar hasta que llegue a casa, porque en este momento, James está luchando por
algo más que Regulus: por primera vez, se concede el privilegio de luchar también por sí mismo.
Regulus regresará a casa sin importar lo que cueste, pero ahora James tiene la suerte de unirse a él.

"Regulus, vamos, despierta", murmura James, pasando suavemente sus dedos por el cabello de
Regulus.

Un sonido silencioso e infeliz sale de la boca de Regulus, y se presiona más cerca de James.
Todavía está dormido, claramente tratando de aferrarse a él y a James al mismo tiempo. Una suave
exhalación lo abandona, y el corazón de James se contrae violentamente cuando se da cuenta de lo
que Regulus está diciendo. Solo el sonido suave, arrastrado por el sueño, de su nombre en los
labios de Regulus. Suena tan dulce que James podría llorar.

Nuevamente, James pasa sus dedos por el cabello de Regulus y lo empuja un poco. Nuevamente,
Regulus dice: "James", y esta vez, suena un poco indignado mientras se acurruca más cerca.

"Lo sé, amor, lo sé", murmura James, suspirando mientras inclina la cabeza hacia adelante para
presionar su mejilla contra el hombro de Regulus. Él también está exhausto. Está tan, tan cansado.
Él quiere ir a casa.

James le da a Regulus un poco más de tiempo, cierra los ojos y se toma un pequeño descanso. Solo
respirando. Sin pensar. Es un momento que cede para los dos, y luego abre los ojos y respira
hondo, porque todavía tienen mucho camino por recorrer. Comienza a despertar a Regulus con más
insistencia.

Cuando Regulus finalmente se despierta, está gruñón de la manera a la que James no puede evitar
gustarle. El afecto que siente por Regulus es suficiente para estrangularlo, y después de su beso, la
sensación simplemente duele. Le resulta difícil mirar a Regulus, pero en realidad, eso es todo lo
que quiere hacer.
No obstante, tienen que empezar. No pueden quedarse aquí por mucho más tiempo, porque Bernice
y Axus está al acecho, prácticamente saboreando la victoria en este punto, de la misma manera
que James y Regulus. Regulus está complacido de ver que James puede pararse y caminar, al
menos, aunque hay un poco de dolor, nada comparado con lo que era antes, por lo que James puede
tolerarlo absolutamente sin quejarse.

Regulus una vez más se quita el abrigo brevemente para cortar otra sección alrededor de su camisa,
llevándola un poco más arriba de su ombligo y mostrando cuán delgada es su cintura. Verlo y la
parte baja de su espalda hace que la boca de James se seque; no puede dejar de mirar, y cuando
Regulus lo atrapa haciéndolo, no dice una palabra. Simplemente se vuelve a poner el abrigo, pero
no se cierra la cremallera, y se arrodilla frente a James para envolver su pierna nuevamente. Está
tan curado como puede estar por ahora, pero envolverlo evita que esté expuesto a cualquier cosa
mientras se mueven por el bosque.

No hablan mucho mientras se preparan para irse, y James desea con todo su ser que no haya esta
tensión sofocante entre ellos. Lo pone nervioso. No quiere sentirse enojado o molesto, pero no
puede evitarlo.

Sin embargo, no pueden simplemente partir sin un plan, por lo que eventualmente comienzan a
hablar sobre lo que viene a continuación. De alguna manera, es más fácil hablar sobre sus
próximos movimientos y su supervivencia que cualquier otra cosa, así que eso es lo que hacen. Es
el día siete y solo tres personas se interponen entre ellos y llegar a casa, entonces, ¿Cuál es
exactamente su plan? Bueno, apenas tienen cinco minutos de discusión antes de empezar a pelear.

"No", dice James bruscamente. "No creo eso".

"James", grita Regulus, "Sé que es tu aliado..."

"Peter es mi amigo", interrumpe James con dureza. "Él es mi amigo, Regulus. Te lo prometo, él no
va a hacer equipo con Bernice, ¿De acuerdo? Él no haría eso".

"¿Por qué?" Regulus lo desafía, deteniéndose en la entrada de la cueva para mirarlo, con la
mandíbula apretada. "La oportunidad de ir a casa, de trabajar con alguien para llegar a casa, es una
oportunidad demasiado buena para dejarla pasar, James. Si están trabajando juntos..."

"No lo hacen", argumenta James. "Peter no es un maldito mortífago".


"Entonces, ¿Dónde está?" Regulus exige.

James aprieta la mandíbula. "No lo sé, pero él no está con ella. Ella nos quiere muertos, y Axus
también. Peter no me traicionaría así".

"Si está priorizando su supervivencia, podría hacerlo", responde Regulus, frunciéndole el ceño.
"Adivina una cosa James. ¿Qué pasará cuando nos encontramos con él si no es un mortífago, hm?"

Para eso, James no tiene respuesta.

"Él también se interpone entre nosotros y casa", le recuerda Regulus, sosteniendo su mirada.
"Digamos que está solo y quiere ayudarnos a encargarnos de Bernice y Axus, ¿Entonces qué?"

"Me estoy cansando mucho de que me preguntes eso", gruñe James. "No lo sé, ¿De acuerdo? ¡No
lo sé!"

"James", dice Regulus, su voz suavizándose, "tienes que—"

"¡Cállate!" James estalla. "Por el amor de Dios, solo cállate".

Regulus se sacude un poco hacia atrás, su boca se cierra tan fuerte que sus dientes chasquean
juntos. Mira a James, y James le devuelve la mirada, respirando con dificultad. Está tan enojado.
Tan furioso y frustrado por tantas cosas.

James espera el arrepentimiento que sabe que debería sentir, pero nunca llega. Él no lo siente. No
quiere disculparse ni retractarse. Quiere que Regulus se calle, que deje de restregárselo en la cara a
James sobre lo jodidamente horrible que es todo, todo el maldito tiempo. Hay silencio entre ellos, y
James está demasiado enojado para que le importe.

Regulus baja la mirada y mira hacia otro lado, luego comienza a caminar fuera de la cueva sin
decir una palabra más. James lo sigue, hacha en mano. Regulus se lo trajo, y ahora lo sostiene, con
los dedos agarrando el mango con fuerza.

Ninguno de los dos habla ni se mira mientras Regulus los lleva a un arroyo para que puedan volver
a llenar el agua. James sigue esperando a sentirse mal por herir los sentimientos de Regulus, porque
sabe que lo hizo; lo vio en los ojos de Regulus en el momento en que sucedió. James sigue
esperando, y el remordimiento nunca surge dentro de él. Incluso cuando su ira hierve a fuego lento,
no se siente culpable.

En el arroyo, ambos se toman el tiempo para mojarse el cabello y tomar baños rápidos, usando el
paño para limpiar la suciedad y la mugre que se ha estado acumulando durante días. Ni siquiera
está cerca de una ducha, pero James ciertamente se siente mejor solo por estar un poco más limpio
que antes. Incluso ha disfrutado de la vista de la cintura y las caderas de Regulus brillando a la luz
del sol con gotas de agua, y es ridículo cómo quiere caminar y simplemente morderlo. No un
mordisco juguetón, no, James quiere clavarle los dientes a Regulus y dejar las profundas huellas de
sus dientes en un hueso saliente de la cadera al otro.

Al final, James tiene que mirar hacia otro lado para luchar contra el impulso.

Dejan el arroyo más hidratados y ligeramente más limpios, pero no menos tensos. Aún así, incluso
ahora, no están hablando. James puede ver que Regulus lo mira con cautela cada pocos minutos,
pero sigue caminando y mirando al frente.

James no sabe adónde van. Nunca superaron la discusión sobre Peter, por lo que simplemente
camina en la misma dirección que Regulus. En este punto, se niega incluso a preguntar.

Todavía le duele la pierna, y el dolor de fondo se hace más notorio cuanto más camina sobre él.
Más bien en contra de su voluntad, James se desacelera un poco. Regulus iguala su ritmo de
inmediato, sin decir una palabra. El silencio es tan fuerte y, por lo general, James lo odiaría por
completo, pero aún así, está demasiado enojado para que le importe.

Solo han estado caminando por poco más de una hora cuando James no tiene más remedio que
tomar un descanso. Ha empezado a cojear y necesita descansar un momento, así que va a apoyarse
contra un árbol. No le da explicaciones a Regulus, ni siquiera lo llama, pero Regulus se detiene en
el instante en que lo hace de todos modos.

"¿Tu pierna?" Regulus pregunta en voz baja, finalmente rompiendo el silencio.

James solo gruñe afirmativamente.

Regulus traga, luego se aleja y camina entre los árboles. James lo ve irse, sin siquiera hablar
cuando lo pierde de vista. Se necesitan unos segundos de silencio y el eco de la presencia de
Regulus que dejó atrás, y luego James siente la incomodidad junto con su cansancio, agitación y
dolor.

A James no le gusta no poder ver a Regulus. Hace que se forme un nudo de estrés en la parte
superior de su columna; lo pone nervioso. No se equivoquen, James todavía está enojado por
alguna maldita razón que realmente no puede entender, tal vez enojado por todo, pero eso no
significa que quiera que Regulus se vaya.

Por mucho que necesite este descanso, James comienza a esforzarse para seguir a Regulus
dondequiera que haya ido, porque ese es él, ¿No es así? Eso es lo que siempre hace. Es patético.
Sin embargo, no puede detenerse, así que eso es exactamente lo que comienza a hacer, solo para
detenerse cuando Regulus vuelve a estar a la vista.

Regulus tiene un palo grande, más largo que ancho, y se lo lleva directamente a James. Lo sostiene
y murmura: "Para que te quites algo de peso de la pierna".

James no dice nada mientras se acerca y lo toma. Él solo mira hacia otro lado y descansa contra el
árbol. El dolor en su pierna está disminuyendo de forma lenta pero segura.

"James", dice Regulus en voz baja, y no es capaz de mirar a James a los ojos cuando lo mira. "Lo
siento."

"Está bien", responde James brevemente, su tono deja muy claro que no está bien, aunque
honestamente no sabe qué es lo que realmente le molesta.

"Correcto", susurra Regulus. "Está bien perdón."

Se vuelven a quedar en silencio, sin mirarse, y luego comienzan a caminar unos minutos más tarde
cuando James cree que está listo. El palo ayuda mucho, tanto que James casi quiere agradecerle a
Regulus por la idea, pero las palabras son bloqueadas por el grueso nudo de frustración en su
garganta.

Pasa otra hora en un silencio sofocante.

"¿Bien?" Regulus pregunta, finalmente. "Tu pierna, quiero decir."


"Bien", es la respuesta entrecortada de James.

Regulus se detiene abruptamente, haciendo que James pase junto a él. James no se detiene ni mira
hacia atrás, simplemente sigue adelante, y luego Regulus dice con voz áspera: "James".

En ese momento, por la forma en que Regulus dice su nombre, James se detiene. Suena tan
molesto. Genuinamente herido. Tal vez incluso un poco asustado. A pesar de todo, escuchar a
Regulus sonar así tira de algo profundo en James, como si se enganchara directamente en su alma
y lo sacara de sus propios sentimientos. Lentamente, se da la vuelta.

Por un momento, James se siente atrapado por una furia tan ciega y un resentimiento burbujeante
que casi no puede respirar y no puede descubrir la fuente. Es todo, piensa. Viene de diferentes
direcciones, todo se acumula demasiado alto y comienza a volcarse. Es la pérdida, es esta arena, es
el recuerdo de un beso que no fue real.

¿Y cómo se atrevía Regulus a mirarlo así? Como si él también estuviera herido. Como si los
bordes afilados de James lo estuvieran cortando, como si no estuviera hecho de piedra. Como si
tuviera más miedo de la ira de James que cuando alguien amenaza su vida.

"Sabes, no puedes manejar ni siquiera una pequeña porción de lo que das", le dice James, su voz
aguda.

"Lo sé", murmura Regulus, con los hombros caídos. "Soy consciente de que es un defecto".

"Entonces, ¿Cómo se siente?" James desafía. "¿Hm? ¿Se siente bien, Regulus?"

"No", dice Regulus en voz baja, "no es así".

James asiente bruscamente. "Tal vez pienses en eso la próxima vez que olvides preocuparte por los
sentimientos de otras personas. Los tengo, ya sabes. ¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza que
yo también estoy luchando? ¿No crees que esto también me afecta a mí? ¿Todo eso? Lo odio,
Regulus. Yo—" Traga saliva, su pecho se contrae cuando la maraña de emociones en su interior se
agrupan dentro de él y golpean contra el hueco de sus costillas. "Necesito algo bueno y no puedo
encontrarlo. Ni siquiera me ayudas a buscar".
"James", Regulus gruñe, con el rostro hundido por el arrepentimiento.

" Necesito creer en algo bueno", se ahoga James, desesperado por que Regulus lo entienda. "Peter
no puede ser un mortífago, porque yo—yo necesito que no lo sea. ¿Por qué tratarías de quitarme
eso?"

Regulus enrolla sus brazos alrededor de su estómago, levantando las manos para agarrar las
mangas de su abrigo, los dedos sujetando la tela con fuerza, retorciéndola. "Yo sólo... quería que
estuvieras preparado. No quiero que te lastimes, James".

"¡Es demasiado tarde para eso!" James explota. "¿No lo entiendes? ¡No puedes protegerme de esto,
porque ya estoy aquí! Estoy jodidamente aquí; estoy en esto contigo, y no puedes esperar que yo
sea lo que ¡Necesitas que lo sea para tu propia comodidad, luego darte la vuelta y derríbame
cuando estoy haciendo todo lo que puedo para no perderme!"

"Yo... te juro que no estoy tratando de derribarte", comienza Regulus, pero James lo interrumpe.

"Me tratas como si fuera un estúpido por atreverme a ver el bien en las personas, pero si no hay
nada bueno en nadie, ¿Cuál es el maldito punto?" James replica. "No sé ustedes, pero yo tengo que
creer que hay cosas buenas en este mundo, o si no, ¿Para qué estamos luchando? ¿De qué sirve
vivir si no nos damos razones para hacerlo? No todos en este el mundo nos defraudarán, y no soy
un tonto por esperar lo mejor de alguien, porque todos estamos aquí, y todos lo estamos intentando,
y eso tiene que significar algo. Necesito que signifique algo".

"Está bien, James", susurra Regulus. Traga con dificultad y asiente, con una profunda tristeza en
los ojos. "De acuerdo."

James se burla. "No estás de acuerdo".

"Lo siento", dice Regulus con voz áspera. "Ojalá pudiera."

"¿Por qué no?" James pregunta, frustrado. "No entiendo. Al menos lo estoy intentando. Tú no, ni
siquiera lo intentarás, ¿Lo sabes? ¿Por qué no?"

"Lo único bueno en este mundo que he conocido fueron tú y Sirius", confiesa Regulus, "y ambos
me defraudaron".
"Vete a la mierda, Regulus", sisea James, sus manos tiemblan mientras la ira surge dentro de él.
"Incluso entonces, incluso a los quince años, yo era así. Intentando, y tratando, y tratando.
Realmente lo intenté, pero lo hiciste difícil. Pero alguna vez, aunque sea una vez, se te pasó por la
cabeza que tal vez..." Su respiración se entrecorta, y su garganta se siente hinchada de repente. "Tal
vez necesitaba—"

"James", dice Regulus.

"Tal vez yo también necesitaba a alguien a quien cuidar", susurra James. "¿Se te ocurrió eso alguna
vez? Quiero decir, yo... lo entendí, ¿Sabes? Realmente entendí que las cosas eran difíciles para ti,
pero fue como... no sé. Fue como si lo hubieras olvidado, en todo eso, no fuiste el único que perdió
algo. Yo tenía quince años, Regulus. Quince años y me esforzaba tanto como podía, y tú me
apartaste.”

Regulus mira hacia otro lado. "Lo sé. Yo… quería hacerlo".

"Tú querías", repite James, su voz hueca.

"Creo que olvidé cómo dejar que alguien se acerque", dice Regulus. "Tal vez eso me hace egoísta,
tal vez eso me hace cruel—"

"No, eso es… no estoy…" James toma una respiración profunda y tranquilizadora mientras niega
con la cabeza. "Tú también tenías quince años. Sólo apenas. Éramos niños, Reg. Ninguno de
nosotros sabía lo que estábamos haciendo, y para ser honesto contigo, no puedo decir que lo
sepamos ahora. Pero no te culpo, ¿De acuerdo? No estoy… no culpo a ninguno de nosotros. Nada
de eso fue culpa nuestra. Ni mía, ni tuya ni de Sirius".

"Y, sin embargo, estás enojado conmigo por eso", murmura Regulus.

James aprieta la mandíbula y luego dice con rigidez: "Sí, lo estoy. No solo lo intentaba porque soy
así, Regulus. Lo intentaba porque te necesitaba. Te necesitaba y no te importaba. Entonces, sí,
estoy enojado. Estoy enojado, porque a veces siento que todo lo que hago es intentarlo, solo para
fallar cada vez, y no sé cómo rendirme, así que estoy atrapado en este mismo maldito ciclo sin
salida. Y aquí estamos: todavía lo intento, todavía no me rendiré, y me enfurece que todavía te
necesite y que todavía no te importe".
"Eso no es justo", dice Regulus en voz baja. "No puedo darte lo que necesitas si al menos no me
dices qué es. Tú tampoco lo hiciste entonces, James, ¿Lo sabías? Te esforzaste tanto, trataste de
hacer algo cuando no había nada que podrías hacer, y simplemente no te rendiste, incluso cuando
te dije una y otra vez que no necesitaba ni quería que me cuidaras. Pero nunca dijiste que me
necesitabas, no hasta ahora".

"No sabía cómo decirlo", admite James con voz ronca. "Ni siquiera lo supe hasta que fue
demasiado tarde. ¿No es eso jodido? Ni siquiera me di cuenta de que me estaba doliendo, porque
estaba jodidamente ocupado tratando de ignorarlo porque era más fácil concentrarme en tu dolor
que dejarme sentir el mío propio. Estoy... cuido de todos los demás porque me hace sentir bien,
pero también es para no tener que enfrentar que a veces también necesito que me cuiden.”

La piel alrededor de los ojos de Regulus está tensa, y James puede ver su propio arrepentimiento
reflejado en la mirada de Regulus. Tanta historia, tanto dolor entre ellos, y tal vez eso es todo lo
que saben. Tal vez así es como han sobrevivido tanto tiempo en la arena. Esto no es nuevo. Llevan
años sufriendo.

"¿Que necesitas de mí?" pregunta Regulus.

"A ti, sobre todo", dice James con una risa amarga, porque sabe que no entenderá eso, en realidad
no. "Pero me conformaré con que me dejes seguir intentándolo. No quiero prepararme para lo
peor, sino esperar lo mejor; quiero creer que hay cosas buenas en este mundo y en las personas que
lo habitan, incluso si no estas de acuerdo".

Regulus respira hondo y luego asiente. "Bien."

"Está bien", dice James con voz áspera, el nudo se despliega en su pecho mientras exhala
temblorosamente. "Yo solo—necesito esto, Regulus. realmente lo hago. Tengo que creer que
todavía hay un punto, porque yo—yo no puedo—"

"Lo hay", interrumpe Regulus. "Siempre hay un punto, James, y donde sea que lo encuentres,
bueno, no importa quién esté de acuerdo o no. Todos tenemos las cosas que nos mantienen en
marcha. El tuyo es hermoso, ya sabes. Es realmente hermoso ".

James se siente desinflado mientras sus ojos se llenan de lágrimas. "¿Lo es?"

"Sí", murmura Regulus.


"¿Cuál es lo tuyo?" murmura James.

Regulus suspira, dándole una sonrisa resignada. "Puro despecho, sobre todo, pero también...
Miedo. El miedo me hace seguir adelante, porque tengo miedo de lo que pase si me detengo. No sé
si eso me convierte en un cobarde, pero sé que tu determinación de seguir adelante porque te niegas
a rendirte o a dejar de intentarlo… Bueno, no es estúpido, en absoluto. Eres valiente, James.
Hermosamente valiente".

James siente que eso lo abre un poco. Entonces se da cuenta de lo asustado que está, de lo
desesperadamente que necesita su esperanza y su persistencia en intentarlo siempre, sin importar
sus fracasos, porque va a vivir. Porque puede irse a casa, y eso significa que tiene que vivir con lo
que ha pasado.

Y por eso está tan enojado. Está molesto porque no podrá simplemente escapar de los horrores de
lo que sucedió aquí, y tiene que soportar el peso después de haber soportado tanto. Es irritante. Es
devastador

Pero esto, lo que Regulus le ha dicho, alivia esa furia, ese miedo, ese fracaso. Se arrastra desde algo
inocente y suave en su centro, en su misma alma, y se enrosca alrededor de su corazón, cálido y
acogedor. Le hace sentir que va a estar bien. Lo hace sentir seguro.

"Gracias", exhala James.

"Deberíamos irnos", dice Regulus en voz baja, volviéndose para caminar de nuevo, pero se detiene
abruptamente y mira hacia atrás. "¿Y James?"

"¿Sí?" James susurra.

"Si hay algo que todo esto me ha enseñado", le dice Regulus, "es que siempre me ha importado".

James toma una fuerte bocanada de aire, conteniéndola mientras un globo se expande en su pecho,
su corazón vuelve a la vida con una fuerte patada. Mira a los ojos de Regulus, esos ojos que
conoce tan bien, y es verdad. Regulus está diciendo la verdad. Eso es real.
Siempre se ha preocupado.

Vaya.

James estalla en una sonrisa impotente, sintiéndose más él mismo que nunca, y los labios de
Regulus se curvan ante la vista antes de darse la vuelta y alejarse.

Sintiéndose mucho mejor, James lo sigue felizmente.

Chapter End Notes

Notas del autor (resumidas):

Todos: CUANDO SE BESARÁN???


Yo: Ten cuidado con lo que deseas.

Entonces, ese fue un poco pesado/angustiante, ¿eh? entremos en eso, supongo.

Fue realmente importante para mí mostrar que Regulus estaba tratando de consolar a
James y estar allí para él por cuidado (*tos* y amor reprimido *tos*) incluso antes de
que recordara la historia de amor que las reliquias esperan de él. También fue muy
importante para mí mostrar cuánto lucha con eso, porque no le resulta fácil. no es algo
que sepa hacer naturalmente, pero el hecho de que haga el esfuerzo por James es tan,
tan importante, y es, de hecho, un lenguaje de amor, sinceramente.

Tributos restantes: 5

Regulus
James
Axus
Bernice
Peter

Notas mías:

Primero quiero empezar disculpándome por no actualizar tantos días, de verdad, de


verdad lo siento, pero tengo una excusa, tuve muchos proyectos de la universidad,
entre esos uno de stop motion que me consumió por completo, pero ahora volvimos a
la programación normal, o eso creo.

Segundo punto, hablemos del CAÍTULO enserio fue tan hermoso y devastador al
mismo tiempo no creen, traducirlo para mí es como leerlo por primera vez, siempre
causándome las mismas emociones. El "beso" es tan bonito y triste, toda esa actuación
solo para poder sobrevivir es muy devastadora, yo no podría hacerlo, es tan doloroso.
Y el hecho de que ellos sean "una hermosa gran, gran tragedia" lo hace más doloroso.

Siempre quise compartir esto con alguien, James en este capítulo es tan Mirrorball y
pelea conmigo por eso, pero nadie me hará cambiar de opinión, el ya lo era para mí,
pero este capítulo me lo confirma y solo hace que mi corazón duela, bueno ahora me
callo.

Como ya saben, cualquier error me lo dicen, para que pueda corregirlo, nos leemos en
la siguiente actualización ;) BYEEEE!!!
Hesitation
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Representaciones de una pesadilla y una respuesta de pánico/defensiva a ella
-Representaciones gráficas de la violencia
-Menciones de sangre
-Asesinato/muerte
-Angustia

(Pondré una advertencia más detallada en las notas finales, como siempre suelo hacer
en los capítulos más pesados, ¡Así que no dudes en consultar si es necesario!)

See the end of the chapter for more notes

"Eh, ¿Adónde vamos exactamente?" James finalmente se anima a preguntar, después de haber
estado caminando durante mucho tiempo, en este punto. El estado de ánimo se ha calmado entre
ellos, por lo que han tenido algunas charlas ligeras sobre cosas sin sentido, especialmente mientras
James se toma los descansos que tanto necesita.

"Al río carmesí. Si los demás aún no están allí, terminarán allí en algún momento para buscar
suministros que no encontrarán. Además, si podemos vencerlos allí, es un buen lugar para estar
porque está rodeado de espacio abierto, así que los veremos venir cuando lo hagan", explica
Regulus.

"¿Por qué no van a encontrar suministros?"

"Los tiré. Todos ellos".

"Entonces, espera, ¿Por qué tiraste todos los suministros?" James pregunta confundido, sin
entender del todo el punto de eso.

La cara de Regulus muestra una extraña sacudida. "Bueno, estaba atascado y frustrado, así que..."

"¿Tuviste una crisis?" dice James, divertido por la idea.


"Algo así", murmura Regulus. "En cualquier caso, fue lo mejor. Asegura que los demás no puedan
tenerlos, al menos. Peter no tiene armas ni suministros. Axus solo tiene su gancho, y Bernice tiene
su espada, y eso es todo. Pueden sobrevivir ahí afuera, seguro, pero eventualmente querrán la
facilidad de los suministros. Los atraerá, si es que no lo ha hecho ya".

James tararea pensativamente. "¿Y qué vamos a hacer si llegamos allí y encontramos a Bernice y
Axus ya esperando?"

"Van a intentar matarnos y, en cambio, los mataremos a ellos", responde Regulus sin perder el
ritmo.

"Solo así, ¿eh?" James murmura.

"No me gusta más que a ti, James", responde Regulus en voz baja, girando su daga entre sus dedos,
con las comisuras de los labios hacia abajo.

"Estoy cansado de toda la muerte", admite James, mirando su hacha, no del todo seguro de cuándo
se familiarizó tanto con ella que su mano a veces se siente mal sin el peso de la misma.

Regulus respira hondo. "Lo sé, yo también, pero todo terminará pronto. Tal vez tan pronto como
esta noche. Podríamos... James, podríamos estar en casa mañana. Eso es en lo que tenemos que
centrarnos".

"¿Y entonces que?" James pregunta, sin duda engreído de poder devolverle las palabras de
Regulus.

"¿Qué?" Regulus suelta, mirándolo. Tan pronto como sus ojos se encuentran, su rostro se pone rojo
brillante. Aparta la mirada rápidamente, aclarándose la garganta. "Lo siento, ¿Qué? Quiero decir,
¿Qué? ¿Qué quieres decir con y luego qué?"

Las cejas de James se disparan con sorpresa, porque Regulus está descaradamente nervioso en este
momento, ¿Por la pregunta, tal vez? James no está seguro. "Quise decir lo que dije. Llegamos a
casa, ¿Sí? ¿Y luego qué? ¿Qué sigue, Reg?"
"Oh. Bueno, primero en mi lista, quiero una ducha larga y caliente", dice Regulus, sonando
melancólico.

"Eso suena muy bien, sí", admite James, porque lo hace. Sus labios se curvan. " Sabes, para ahorrar
agua, podríamos darnos una larga ducha caliente juntos".

"¿Parece como si me importara ahorrar el agua, James?"

"Está bien, es justo, pero debería importarte. El agua es un recurso limitado, por lo que es
importante no desperdiciarlo".

Regulus le lanza una mirada. "Oh, sí, esa es la razón por la que estás interesado en tomar una
ducha conmigo. No hay otra razón en absoluto".

"Por supuesto", dice James con una sonrisa inocente, porque ahora está de mucho mejor humor
después de su conversación anterior, después de dejar salir algo de su frustración. Había olvidado
lo bien que se siente simplemente ser… feliz.

"A mí también me gustaría dormir unos tres días por lo menos", declara Regulus, sonando
genuinamente serio.

James resopla. "Oh, sí, eso también ocupa un lugar destacado en mi lista".

"¿No vas a sugerir que durmamos juntos en nombre de compartir el calor corporal, o... algo?"
pregunta Regulus.

"En realidad, no", dice James con una sonrisa. "No lo tomes a mal, pero si hay alguien con quien
me acostaré cuando regrese, absolutamente es Sirius".

"Ustedes dos son tan codependientes que es casi preocupante", reflexiona Regulus. "¿Alguna vez se
cansan el uno del otro?"

"Literalmente nunca", admite James.


"Eso es imposible", murmura Regulus.

"Sé que es difícil de entender para ti, Reg, pero a veces a las personas realmente les gustan otras
personas". James se burla. Por alguna razón, esto hace que Regulus se estremezca un poco y la
sonrisa de James se desvanece. "¿Qué? ¿Qué es? ¿Qué dije?"

Regulus se aclara la garganta. "Tú no. Es sólo... es algo que Evan dijo antes de... antes de morir,

es todo."

"Oh", dice James en voz baja, inmediatamente solemne. Con cuidado, se balancea más cerca de
Regulus para chocar sus brazos. "¿Quieres hablar acerca de ello?"

"No", responde Regulus.

James desea tanto consolarlo, pero ahora sabe lo que no sabía a los quince: presionar demasiado a
Regulus no lo llevará a ninguna parte. Entonces, él simplemente dice: "Está bien".

Parte de la tensión abandona los hombros de Regulus y se quedan en silencio. Sin embargo, es un
silencio cómodo, ambos solo se fueron a sus propios pensamientos. Simplemente existiendo en los
espacios del otro.

Siguen caminando, tomando un descanso casi cada hora debido a la pierna de James, y el sol
comienza a ponerse. Recogen bayas y se las comen; se mantienen hidratados y recargan su agua
cuando se encuentran con un arroyo; siguen adelante.

Se necesita todo el día para llegar al campo. Veinticuatro personas comenzaron hace una semana, y
ahora solo quedan cinco. La pierna de James es la principal culpable de la duración del viaje,
porque, aunque puede caminar sobre ella, solo puede ir a un ritmo más lento y todavía siente algo
de dolor, por lo que los descansos son necesarios. Regulus no se queja, por lo que James está
agradecido.

Pero, eventualmente, atraviesan la línea de árboles, el río carmesí y la cueva que la rodea se hacen
visibles. Se detienen en el borde del bosque y lo miran en completo silencio, ninguno de los dos
dice una palabra.
Está completamente desierto.

~•~

Regulus y James tienen que esperar un poco a que el río carmesí se congele antes de poder
cruzarlo; su inquietud ciertamente aumenta aún más cuando pasan por alto los postes dispersos
para entrar en la cueva. Está vacío de una manera espeluznante y cavernosa que grita de cosas
huecas y destripadas, un reflejo de lo que sucedió aquí por última vez. La piel de Regulus se eriza.

"Realmente vaciaste este lugar", murmura James, mirando a su alrededor, nada, porque Regulus,
literalmente, tiró todo lo que no fuera las mesas y los estantes.

"Sí", es todo lo que Regulus se atreve a decir, quitándose la mochila y dejándose caer sin gracia en
el suelo con un suspiro.

Él está cansado. Hoy ha sido especialmente agotador. Nada sucedió realmente; es solo lo
emocionalmente agotador que era tener a James realmente enojado con él. Furioso en verdad, y no
solo disputas o leve frustración. James nunca antes se había enfadado con él, con todo a la vez, así.
Regulus ha decidido que no le gustaría volver a pasar por eso nunca más, porque había...

Bueno, honestamente, realmente había herido sus sentimientos, lo cual era sorprendente. Aprendió
muy rápido que realmente se preocupa por lo que James siente por él. Es un poco alarmante, pero a
Regulus no le gusta que James esté enojado con él.

Regulus cree que está manejando todo este asunto de 'preocuparse por James Potter' muy bien, en
realidad. De alguna manera lo sabía, ya que es bastante obvio a estas alturas, pero se aferraba
exactamente a lo contrario antes del anuncio. Ya no tiene que aferrarse a eso, porque ahora él y
James pueden irse a casa, los dos, entonces, ¿Cuál es el daño en dejar que le importe? No es lo
peor que le ha pasado, como sería si James no pudiera volver a casa con él.

Entonces, claro, Regulus se preocupa por James. A Regulus le importa si James está molesto con
él o no. Regulus se preocupa por la felicidad y el sentido de propósito de James. Está bien. Regulus
puede manejar esto. Definitivamente. Todo está bajo control.

Por el momento, James se ve tan cansado como Regulus se siente por estar de vuelta aquí. Ninguno
de ellos tiene buenos recuerdos aquí, y aquí es donde murieron casi todos los amigos de James. No
había sido capaz de mirar en la dirección donde acunaba el cuerpo de Vanity en sus brazos, y no
había sido capaz de mirar hacia el río cuando estaban cruzando el hielo. Regulus no había podido
apartar la mirada de las manos pálidas, y luego no pudo apartar la mirada del poste contra el que
murió Irene.

"¿Qué hacemos si los demás no vienen?" James murmura mientras se une a Regulus para sentarse
en el suelo, gimiendo de alivio cuando quita el peso de su pierna.

"Si no lo hacen…" Regulus presiona sus labios en una fina línea y se mueve para sentarse junto a la
pierna de James, estirando la mano para desatar la tira de camisa que puso alrededor de la herida.
"Bueno, de una forma u otra, todos nos encontraremos en algún momento. Los creadores del juego
se asegurarán de eso. Es mejor para tu pierna si nos quedamos aquí de todos modos. Tal vez ellos
simplemente... se encarguen entre ellos para que no tengamos que hacerlo nosotros".

"Si tuviera que adivinar, Peter probablemente esté de vuelta en la cueva donde todos estábamos
juntos", dice James, con el ceño fruncido. "Es un buen lugar para esconderse de Bernice y Axus.
Espero que esté a salvo".

Regulus no señala cuán contradictoria es esa esperanza; deja a James con su amabilidad
desgarradora. En el fondo, Regulus sabe que solo terminará mal. Está bastante seguro de que Peter
está con Bernice, al menos, y la cuestión es que... Regulus ni siquiera puede culparlo, si es que lo
está. Se trata de supervivencia, y si Peter ha recurrido a los mortífagos para salir con vida,
entonces... Bueno, la verdad es que no todo el mundo es como James.

No todos anteponen su moral y lo que creen que es correcto a su supervivencia. Regulus no.
Regulus no lo haría. Si fuera él, si se tratara de supervivencia, también sería un mortífago. El
miedo y la supervivencia son fuertes motivadores, y lo que se sucede cuando se cruzan, puede
llevar a elecciones horribles. Regulus no sabe si eso lo convierte en una mala persona.

Cree que la arena convierte a todos en malas personas mientras están aquí. La única excepción a la
regla es James. Él es la única persona que podría arrastrarse a sí mismo a través de toda esta
inmundicia y crueldad y aún aferrarse a su brillo.

Regulus espera que James nunca pierda su brillo.

"Bueno, no se ve peor", dice James en voz baja cuando Regulus revela su pierna y ambos solo la
miran.
Tiene razón, no se ve peor. Tampoco se ve mejor. Los cortes abiertos todavía están allí, y aunque
no están sangrando ni inflamados, tampoco se han formado costras. Parece que está en estasis,
francamente. Como si terminara de curarse si tuvieran un poco más de ungüento, solo un poco
más, y luego las heridas se cerrarían.

Regulus no sabe si Sirius podrá enviar más, y realmente no cree que James quiera repetir la
actuación de la noche anterior. Regulus ni siquiera está seguro de poder hacerlo, no de nuevo, no
cuando le dolía tanto a James.

Otra cosa que Regulus ha aprendido, desprecia absolutamente cuando James tiene algún tipo de
dolor.

"Debería estar bien hasta que salgamos de aquí. Sin duda, podrán curarte", declara Regulus,
doblando la tira de la camisa hacia el lado limpio y volviendo a vendar la herida.

"Será una cicatriz interesante, al menos", reflexiona James, y cuando Regulus le lanza una mirada,
resopla débilmente. "¿Qué? Las cicatrices son sexys. ¿No soy tan sexy, amor? Dime lo sexy que
soy".

Regulus pone los ojos en blanco, pero sus labios se contraen porque, ¿En serio? Está tan
agradecido de que James parece estar un poco mejor, no del todo bien, pero intenta estarlo.
"Desafortunadamente... no eres horrible de ver. ¿Es eso suficiente?"

"Lo tomo", anuncia James con decisión, claramente complacido. "Recuerdo que me dijiste que yo
era... ¿Qué era? Profano".

"El diablo", dice Regulus secamente.

James le sonríe. "Pues ya sabes lo que dicen. El diablo no viene con cuernos y horca, sino en forma
de todo lo que quieras. Entonces, si eso es lo que soy para ti, no me quejo ".

"Lo retiro de inmediato", le dice Regulus.

"Demasiado tarde", bromea James. Se inclina ligeramente hacia adelante, sus ojos brillan. "¿Te
tiento, Regulus?"
"¿Para matarte? Absolutamente", responde Regulus.

"Bueno, ambos sabemos que eso es mentira", dice James, agitando una mano perezosamente
mientras se recuesta. Inclina la cabeza ligeramente, pareciendo curioso. "Siento que puedo
preguntar ahora, ya que ambos podemos ir a casa, pero... ¿Realmente me habrías matado, si
hubiera llegado el momento?"

Regulus dice lo que siempre dice, lo que ha estado diciendo desde el principio, y es mucho más
fácil decirlo ahora que sabe que no tendrá que ponerlo a prueba. "Sin dudarlo."

James solo sonríe.

~•~

Se acomodan para pasar la noche con la rutina habitual. Agua, manta, fuego muy pequeño (tanto
para evitar ser detectados como porque no encontraron muchos suministros para un fuego
alrededor de la cueva), y lo que James ha llegado a asociar como un regalo en la forma de sus
cuerpos presionados cerca.

Regulus no lo está reteniendo esta noche, volviendo a ser la cuchara pequeña otra vez. James se
acuesta de costado —no sobre su pierna mala, por supuesto— y pasa su brazo por la cintura de
Regulus debajo de la manta, sintiendo su (cálida) piel desnuda contra la suya.

"¿Reg?" James murmura en la parte posterior de su cabeza, escuchando el sonido distante de los
árboles crujiendo y el silbido del viento, casi ahogado por el sonido más cercano del crepitar del
fuego.

"¿Hm?" Regulus responde.

"¿Conoces esa otra vida?" James pregunta en voz baja. "¿Aquel en el que podríamos haber sido
felices juntos? ¿En el que no somos una gran, gran tragedia?"

Regulus se queda en silencio durante un largo rato, luego dice: "Sí".


"Dime algo al respecto", susurra James. "Puede ser cualquier cosa. Cualquier cosa. Solo... ¿Quieres
—"

"Tenemos una estantería", interrumpe Regulus, sonando absolutamente seguro, y James cierra los
ojos. "Sirius nos construyó una estantería, y tú tienes los estantes superiores porque eres más alto, y
yo tengo los estantes inferiores porque guardo todos mis diarios en el fondo. Nunca los lees porque
no quiero que lo hagas, y respetas eso, pero reemplazas las flores entre las páginas cuando se
desmoronan, incluso cuando no te lo pido".

"Nunca tendrías que preguntar", murmura James. "Simplemente lo haría".

"Lo sé", dice Regulus en voz baja.

James inclina su cabeza hacia adelante y presiona su rostro contra la nuca de Regulus. "¿Qué otra
cosa?"

"Escribo pequeñas notas y las meto en tu bolsillo cuando vas a algún lado, al trabajo o
simplemente al mercado o incluso para visitar a amigos, y las encuentras más tarde. No son...
bueno, son breves y generalmente son cosas que puedo no me atrevo a decirlo en voz alta. A veces
son recordatorios de algo que debes hacer, porque de lo contrario probablemente lo olvidarías", le
dice Regulus.

"Me los quedaría. Todos. Cada uno, incluso los recordatorios", dice James, con un nudo en la
garganta.

"Niego profusamente que los escribo, aunque los firmo todos de la misma manera, RAB, y tú solo
te ríes y dices que debes tener un admirador secreto".

"Absolutamente harías eso".

Regulus tararea, sus dedos se mueven suavemente sobre el dorso de la mano de James debajo de la
manta, siguiendo los tendones y las colinas de sus nudillos. "Sí, lo haría."

"¿Qué otra cosa?" James pregunta de nuevo.


"Es una vida modesta. Reconfortante en su sencillez. Mundana, casi, pero nunca del todo.
Tranquila y segura. Nuestro hogar es cálido y nunca absolutamente impecable, con signos de vida,
respirable porque existimos en él sin preocuparnos de si lo hacemos demasiado alto o no. No nos
silenciamos y nos reímos. Todos los días nos reímos", se ríe Regulus. Tiene la voz pequeña y tensa,
como si sintiera demasiado. "A veces, antes de acostarme, me obligas a ponerme en pie y tiras de
mí, incluso cuando me quejo. Bailamos a la luz del fuego"

"¿Me dejarías hacer eso?" pregunta James, con el corazón apretado por lo hondo que se le clava el
anhelo.

"En esa vida, lo hago", susurra Regulus. "Te dejo hacer lo que quieras, y cuando quieras bailar,
bailamos".

"¿Bailando lento?" James comprueba, tratando de imaginárselo, imaginando sus cuerpos alineados
mientras dan vueltas en círculos y presionan sonrisas juguetonas en las mejillas del otro;
susurrando al oído de Regulus, cercano e íntimo; simplemente contentos uno con el otro.

"Lento y balanceándonos. Solo aguantamos porque podemos, porque hay otra vida allá donde no
podemos, donde no, donde somos una gran, gran tragedia, y estamos muy agradecidos de que no
ser una", murmura Regulus.

Porque es esta, James no dice, porque sabe que decirlo en voz alta solo los pondría en peligro, pero
es consciente de que es verdad, más que cualquier otra cosa aquí.

No importa si se van a casa. James es consciente de que lo que sucedió aquí en la arena no se
extiende a quiénes son cuando regresen. Nunca esperaría nada de Regulus debido a lo que sucedió
aquí, y Regulus ha dejado muy claro sus sentimientos. Puede preocuparse por James, y puede
luchar con todo lo que hay en él para llevar a James a casa, pero eso no significa que su historia de
amor sea real.

A James le gustaría intentarlo. Por supuesto que lo haría. Se trata de intentarlo, y tal vez puedan
encontrar paz y consuelo el uno con el otro después de esto. Es una de esas cosas que podría
acercarlos o separarlos aún más, y James no lo sabrá hasta que ya no estén bajo la presión
microscópica de las demandas que deben cumplir para sobrevivir. No puede ser real, no aquí.

Pero tal vez podría ser real en casa. Tal vez, con el tiempo, si realmente lo intentaran, si se lo
tomaran con calma y convirtieran lo que podría haber sido en lo que todavía podría ser, entonces
tal vez, solo tal vez, podrían tener algo real. James trataría bien a Regulus. Sería tan bueno con él,
si tuviera la oportunidad.
Regulus dijo que James fue su primer amor, ¿No?

James daría cualquier cosa por ser el último.

~•~

Por supuesto que está en el árbol. Joder, Regulus odia los árboles. Cómo terminó aquí, no lo sabe,
pero por el amor de Dios, déjalo caer. Odia estar tan alto; ni siquiera puede ver el suelo. Esto es
una mierda, porque los árboles—ay, cómo odia los árboles—

"¿Por qué la cara larga, lover boy?"

"¿Por qué crees, Evan?" Regulus espeta, levantando la cabeza para mirar a Evan, quien se sienta
más abajo en la rama y balancea las piernas con una sonrisa. "Porque estoy en un maldito árbol, ni
siquiera puedo ver el suelo, y algunos de nosotros no somos locos como tú, así que no estamos
exactamente felices con situaciones como esta".

"Ah, pobre cordero", dice Evan, chasqueando la lengua, aunque el humor baila en sus ojos.
"Desafortunadamente, no hay a dónde ir sino hacia arriba. Sigue, sigue subiendo. Casi llegas".

"¿Dónde?" Regulus pregunta, inclinando su cabeza hacia arriba y congelándose tan pronto como
ve a James y Sirius sentados en una rama tan alta que básicamente están posados en una nube. Se
ríen mientras hablan entre ellos y mueven las piernas, concentrados completamente el uno en el
otro sin molestarse en mirar hacia abajo. Cuando los llama, no lo reconocen en absoluto.

"Casi llegamos, Regulus", le dice Evan.

"No puedo alcanzarlos", gruñe Regulus. "Tengo demasiado miedo para escalar. Por mucho que
quiera ir, creo que me quedaré aquí. Creo que estoy atrapado aquí, Evan".

"Oh, puedes llegar a ellos; solo tienes que estar dispuesto a hacerlo. No estás atascado, Regulus, en
absoluto. Aún no estás listo para escalar", dice Evan. "Sin embargo, desearás haberlo estado".
"¿Qué?" Regulus murmura, frunciendo las cejas mientras aparta la mirada de Sirius y James para
enfocarse en Evan, y se queda sin aliento tan pronto como ve la lanza atravesándolo. Evan parece
imperturbable por eso, sigue pateando sus piernas y descansando un brazo sobre el mango de la
lanza como si fuera un accesorio, como si no se estuviera desangrando. "Evan…"

"Estás tan cerca", murmura Evan con un suspiro triste. "Así eres tú, ¿No es así, lover? Siempre
cerca, pero nunca lo suficientemente cerca. Si tan solo siguieras escalando..." Sacude la cabeza y le
da a Regulus una sonrisa triste. "No puedes quedarte aquí para siempre. Creo que ya lo sabrás, pero
eventualmente las ramas se rompen".

Con un chasquido, la rama en la que están se rompe justo en el medio entre ellos, y Evan se inclina
hacia atrás, con la mano extendida. Regulus recuerda haberse lanzado hacia arriba cuando Evan se
abalanzó para agarrar su mano y tirar de él hacia la rama el primer día de los juegos, y se sacudió
hacia adelante sin pensar para devolverle el favor. Evan logró atraparlo, pero ahora que es el turno
de Regulus, falla. Sus manos simplemente se rozan muy levemente.

Evan cae, y Regulus pronuncia su nombre con horror inmediato, comenzando a inclinarse hacia
adelante, solo para ser agarrado por el cuello. Regulus patea y gira la cabeza, dejando escapar un
grito instintivo e indefenso de puro terror cuando ve a la araña con la cara de Avery tirando de él
más a lo largo de la rama. Regulus no puede liberarse, y todo lo que puede pensar en hacer es
llamar a Sirius, a James, rogándoles que lo ayuden, que ayuden a Evan. Grita sus nombres una y
otra vez, desesperado y fuerte. James y Sirius nunca dejan de reír juntos; nunca miran hacia abajo a
donde él esta.

La araña lo arrastra más lejos, haciéndolo temblar, y temblar, y—y lo están sacudiendo. Está-

El suelo se eleva para encontrarse con él, lo que hace que Regulus ruede hacia el frío tonificante,
atrapando la calidez debajo de él. Se mueve. Es una amenaza, lo sacude y lo sujeta. Regulus le
clava la daga antes de darse cuenta de lo que es, aún confuso y desorientado.

"—gulus", dice la calidez mientras el zumbido en los oídos de Regulus comienza a desvanecerse,
el mundo se enfoca lentamente. Tarda un segundo, pero ese... es James. Es James a quien Regulus
está clavando en el suelo, con una daga en la garganta. James lo observa con mucha atención,
manteniéndose muy quieto. "Soy yo. Te prometo que solo soy yo".

Regulus no se mueve, sus ojos revolotean alrededor mientras respira con fuerza, tratando de
recomponer la realidad. Le toma un largo momento regular su respiración y entender lo que está
pasando; fue una pesadilla, no la primera y ciertamente no la última. Mirando hacia abajo, James
todavía inmóvil debajo de él, finalmente relajándose por completo en el momento en que Regulus
lo mira a los ojos. Debe ver algo de claridad en ellos, porque la tensión desaparece de su cuerpo, y
mira a Regulus con las cejas fruncidas en evidente preocupación.
"Me estabas llamando a mí y a Sirius", susurra James, con los ojos llenos de tristeza.

"Lo siento", dice Regulus bruscamente, apartando con cuidado su daga del cuello de James. Está
realmente exhausto y apenas tiene la energía para deslizarse del regazo de James donde está
sentado a horcajadas sobre él, pero está seguro de que su peso está molestando la pierna de James,
y por mucho que bromee, Regulus está casi seguro de que en realidad no le gusta el hecho de que
estuvo muy cerca de que le cortaran la garganta hace un momento.

"Oye, estás bien, detente", murmura James, estirando la mano para agarrar las caderas de Regulus
antes de deslizar cuidadosamente sus manos hacia la parte inferior de su espalda debajo de la
manta, presionando y animándolo suavemente a doblarse hacia adelante. "Ven aquí, está bien".

Regulus se derrumba sobre James y hunde la cara en el pliegue de su cuello, encorvándose sobre sí
mismo y curvando la espalda como una concha mientras hace todo lo posible por encajar todo su
cuerpo en el círculo de los brazos de James que lo rodean. Normalmente no hablan de las
pesadillas. Ambos las tienen, y ambos tienen la decencia de despertar al otro si lo ven asustado
mientras duerme, pero por lo general no las reconocen. La mayoría de las veces, sólo los deja
sudorosos y resignados y tan, tan cansados.

Esta vez, Regulus no puede detener las palabras que salen de su boca en un susurro. "Evan fue
estúpido. Él fue—" Regulus toma una respiración profunda, tartamudeando, parpadeando
rápidamente. Su voz se vuelve ronca. "Él era tan estúpido, James. Por eso murió. Porque él... él no
estaba quieto en su árbol. La gente no mira hacia arriba, no a menos que escuchen un sonido que
los haga, y él se rió". Traga con dificultad, su cuerpo se mantiene tenso mientras gruñe, "Lo hice
reír, y así es como murió. ¿Qué tan estúpido es eso? ¿No es tan estúpido?"

"Regulus", dice James, su voz suave mientras frota su mano arriba y abajo de la espalda de
Regulus.

"Ni siquiera soy gracioso", dice Regulus con voz ahogada, con el rostro torcido, y luego se está
tapando la boca con la mano para amortiguar el sonido que parece salir de él, pero no sirve de
nada, en realidad.

Cosas como esta solo pueden existir en la oscuridad, en la oscuridad de la noche donde el mundo
entero parece estar dormido, de esa manera es más fácil fingir que nadie puede ver cómo se
desmorona. Regulus hace todo lo posible, realmente lo hace, pero realmente no hay nada que pueda
hacer. Simplemente sale de él, y se pregunta por qué ahora. ¿Por el sueño? Había tantas capas en el
sueño que Regulus ni siquiera se molesta en tratar de darles sentido. Entonces, ¿Por qué se está
volviendo loco por Evan ahora? ¿Otra vez? Pensó que ya había hecho esto. No puede seguir
haciendo esto.

Eso es lo que pasa con el dolor, Regulus está aprendiendo. No solo desaparece. No solo se siente
cuando sucede; continuará y se sentirá por el resto de su vida. No es justo.

Cree que debería haberlo sabido. Después de todo, ha estado familiarizado con el dolor desde que
tenía quince años, pero no así. No la muerte. Es un duelo diferente, uno sin esperanza. Regulus
todavía puede trepar hasta James y Sirius, pero ¿Evan? La rama se rompió y él se fue.

¿Por qué siempre le pasa esto? Cada vez, esto es lo que le sucede a él. Como si fuera su maldición.
Regulus se acerca tanto a algo que quiere, y luego desaparece. Nunca lo suficientemente cerca.

Tal vez sea estúpido, porque siendo realistas, Regulus solo conoció a Evan por un puñado de días,
como máximo. No sabía su segundo nombre. No sabía nada de su familia, ni de su infancia, ni de
las esperanzas que tenía para su futuro. Apenas pasaron más de un día juntos, en total, y aún así,
duele como perder a un mejor amigo, más aún porque nunca llegaron a serlo. El potencial perdido
es otra cosa por la que lamentarse, y Regulus ya lo sabe muy bien.

Regulus no necesita saber más de lo que ya sabía sobre Evan para saber que confiaba en él, para
saber que era fácil con él, incluso en este abismo sin fondo de mierda.

James le está murmurando. Palabras suaves. Palabras amables. Todas las palabras que están
destinadas a ser relajantes. Regulus no los escucha, principalmente porque no puede escucharlos
por encima del sonido de sus propios sollozos. Sin embargo, es amable de su parte hacerlo. Por
supuesto que es. Ese es James. Siempre es tan despiadadamente amable.

Regulus deja que el sonido de fondo de la voz de James lo inunde, sintiendo que se filtra en su piel
y se profundiza, resonando en sus huesos hasta que son lo suficientemente fuertes como para dejar
de temblar. Sus lágrimas se detienen lentamente hasta que solo está respirando en la curva de la
garganta de James, con los ojos cerrados, las pestañas agrupadas y húmedas. James se ha quedado
en silencio, solo frotándole la espalda.

Regulus levanta la cabeza con un mínimo esfuerzo y dice: "¿Te estoy lastimando la pierna?"

"No, amor, estás bien justo donde estás", le asegura James, y Regulus instantáneamente se
derrumba contra él una vez más, sin fuerzas de luchar. "Te tengo, Regulus. Lo prometo".
"¿Quieres...?" Regulus se interrumpe y aprieta los ojos, porque esto, con James, no es diferente de
subirse a un árbol tan alto que roza el cielo. Lo ha entendido. Ahora entiende la metáfora, ¿vale?
Entiende en qué se parecen: el miedo a caerse, el esfuerzo de levantarse desde la seguridad del
suelo al que está acostumbrado, la sensación de estar atascado, la amenaza de una rama rota que no
puede soportar el peso de lo que fueron, de lo que son y de todo lo que podrían ser.

"Lo que sea", murmura James, y es como si se estuviera inclinando y rogándole a Regulus que
tomara su mano. James lo levantaría; James nunca, nunca lo dejaría caer. Regulus lo sabe, y aún
así, eso no hace que el miedo desaparezca. "Todo lo que tienes que hacer es preguntar, Reg. Lo que
quieras o necesites—"

"Tu mano… ¿Quieres… puedo tener…?" Regulus no puede averiguar cómo hacer su pedido,
porque se siente extrañamente juvenil, y de alguna manera se siente como si no estuviera
permitido.

"¿Tú la quieres?" James pregunta, sin terminar con las palabras, y en su lugar casi se golpea en la
cara en su prisa por ofrecerle literalmente la mano a Regulus, tan serio al respecto.

Regulus no puede explicar por qué, pero comienza a llorar de nuevo, sintiéndose tan frágil como el
ala de una mariposa. Ahoga un sollozo y asiente con la cabeza sin poder hacer nada para dejar en
claro que sí, que sí quiere, que realmente quiere, y luego se acerca para agarrar la mano de James y
entrelazar sus dedos. Es incómodo y un poco torpe, pero a Regulus no le importa. Simplemente
agacha la cabeza y comienza a besar desesperadamente sus dedos, llorando tan fuerte que está
hiperventilándose un poco.

"¿Es eso mejor o peor? Realmente no puedo decirlo", admite James, muy descaradamente
angustiado.

Regulus no responde. No está seguro de tener palabras para explicar lo importante que es para él la
mano de James en este momento. Las manos pueden ser ataduras que te impiden flotar, que te
sacan de dónde vas a la deriva hacia el cielo; del mismo modo, pueden ser el tirón que necesitas
cuando estás cayendo, cuando te estás hundiendo, cuando la gravedad te arrastra hacia abajo.
Regulus tenía quince años la primera vez que cogió la mano de James, y eso le mantuvo con los
pies en el suelo. Ahora es la mano de James la que puede ayudarle a subir, si se lo permite.

Todavía llorando, Regulus se mete las manos unidas bajo la barbilla y las rodea como si intentara
mantenerlas a salvo entre sus cuerpos. James lo deja, manteniendo el otro brazo alrededor de él,
aún acariciándole la espalda.
En una mano, Regulus se aferra a los dedos de James. En el otro, se aferra a su daga. ¿No es triste
cómo ambos lo consuelan? ¿No es triste cómo no puede imaginar dejar ir a ninguno de los dos?

¿No es triste cómo ninguno de los dos puede evitar que tenga miedo?

~•~

James no se vuelve a dormir, incluso cuando Regulus finalmente deja de llorar y se queda dormido.
La forma en que Regulus había estado llamándolo a él ya Sirius lo había asustado tanto que en
realidad estaba un poco aterrorizado de cerrar los ojos. Cree que va a tener una pesadilla al
respecto, y ya se ha despertado de los horribles sueños sobre Vanity y Hodge esta noche.

Entonces, solo se mantiene despierto. Puede que le haya mentido a Regulus sobre su pierna, pero el
dolor por el peso de Regulus sentado a horcajadas sobre su pelvis, hacia palpitar la herida en su
muslo, es un pequeño precio a pagar para poder abrazarlo, consolarlo, y ser sostenido y consolado
por él. La mera presencia de Regulus está calmando a James, ayudándolo con su propio dolor.

Incluso cuando está dormido, Regulus no suelta la mano de James. Mantiene sus manos atrapadas
entre ellos como si alguien pudiera venir y tratar de robarlos o romperlos. James preferiría masticar
su propia mano para dársela a Regulus que dejar que alguien se la quitara, en este punto.

James no está completamente seguro de qué fue todo el... colapso de Regulus, en realidad. La
pesadilla, supone, ¿Pero también había estado molesto por Evan? También parecía bastante
desesperado por tomarse de la mano, ¿Y luego más molesto cuando lo hicieron? Francamente,
James no cree que tenga que haber respuestas o razones para este tipo de cosas. El duelo se
manifiesta de maneras extrañas, y ambos tienen muchas cosas por las que cargar con el duelo. No
es algo que puedan dejar de lado, nunca. James lo sabe por su propia madre y por Sirius. Si todo lo
que pueden hacer para ayudarse mutuamente es aguantar, entonces James está agradecido de que
puedan hacerlo.

Era tarde cuando Regulus tuvo su pesadilla, por lo que no pasó mucho tiempo antes de que la
temperatura comenzara a cambiar y la noche lentamente comenzara a dar paso a la mañana.
Todavía hace frío, todavía está oscuro afuera, pero James puede ver el cielo aclararse fuera de la
cueva. Pronto, el río se descongelará, lo que significa que deben levantarse si quieren cruzarlo. No
saben exactamente cuándo se derretirá el hielo, pero acordaron que no querían estar atrapados aquí
todo el día sin comida ni fuentes de agua.

"Reg", dice James suavemente, empujándolo un poco. Esto gana poco más que un gruñido
malhumorado y disgustado que, a pesar de todo, le saca una pequeña sonrisa a sus labios. Suelta
una risa tranquila y aprieta la mano de Regulus mientras usa la otra mano para empujarlo de nuevo.
"Sé que lo odias, amor, pero es hora de levantarse".

"No", murmura Regulus y simplemente se acurruca más cerca.

"Regulus", declara James, reprimiendo una risa.

"No me hagas esto, James, por favor", susurra Regulus con un gruñido, como acariciando el
hombro de James que ha estado usando como almohada desde que terminó encima de él.

Es cierto que James está tan estúpidamente encantado por la forma en que Regulus quiere acostarse
sobre él que estaría dispuesto a dejar que lo haga literalmente para siempre. Sin embargo, Regulus
lo mataría si quedaran atrapados aquí cuando James podría haber evitado que sucediera. "No
sabemos cuándo se descongela el río, ¿Recuerdas? Es mejor si lo cruzamos ahora, para que no nos
metan..."

Un grito divide el aire, ahogando el resto de las palabras de James y hace que Regulus se despierte
de inmediato, su cabeza se levanta mientras rueda fuera del regazo de James y se pone de pie, con
la daga lista. James está justo detrás de él, agarrando su hacha y apuntalando la parte superior
contra el suelo para ayudarlo a ponerse de pie. Su pierna protesta, pero apenas lo registra cuando
Regulus tira de su bolso para ponérselo, y luego ambos se dirigen a la entrada de la cueva.

Llegan allí al mismo tiempo, casi al mismo tiempo, por lo que James escucha a Regulus aspirar una
bocanada de aire de puro horror incluso antes de que procese por completo lo que le horroriza. El
cerebro de James apenas puede darle sentido.

Él sabe que es una araña enorme, pero donde normalmente estarían los ojos, hay un torso que
sobresale que conduce a la cara de Irene, que está enmarcada por pinzas afiladas que hacen clic. La
araña Irene se escabulle detrás de Peter, Bernice y Axus, persiguiéndolos a velocidades
francamente aterradoras mientras todos gritan y corren.

Todo lo que James puede pensar es en cómo Irene odiaba las arañas. El hecho de que los creadores
del juego le hayan hecho esto a ella —a cualquiera, en realidad— lo hace sentir jodidamente
enfermo. Todo el color se ha ido del rostro de Regulus, y parece que también va a vomitar.

"¡James!" Peter grita, emitiendo un chillido desesperado mientras corre a toda velocidad por el
campo, agitando los brazos.
"¡Ayuda! ¡Joder, ayúdanos!" Bernice les grita, sonando tan aterrorizada que James instintivamente
quiere ayudarla, a pesar de todo lo que ha pasado hasta ahora.

"James", Regulus grazna, "el río no se ha descongelado. ¡Mierda, mierda, nos lo están trayendo!"

"¿Podemos incluso matar a esa cosa?" James pregunta con incredulidad.

Regulus le lanza una mirada indignada. "¡No sé!"

"Bueno", murmura James con una mueca, levantando su hacha con una respiración profunda, "Solo
hay una forma de averiguarlo".

"Oh, por el amor de Dios", gime Regulus, lanzando su daga en su palma mientras James procede a
salir corriendo de la cueva.

"¡Axus, tu gancho!" James grita mientras los demás se acercan.

"¡¿Estás jodidamente loco?!" Axus grita de vuelta, casi resbalando en el hielo mientras se acercan.

Bernice en realidad se resbala, aterriza sobre sus rodillas y se desliza por completo como una
estrella de rock o algo igualmente genial, luego usa su espada para apoyarse contra el suelo y
tropezar con sus pies. "¡No seas perra, Axus! ¡Tenemos que luchar contra esta maldita cosa de
todos modos! ¡Usa tu maldito gancho!"

"¡Todos a dispersarse!" James grita, y todos se separan instantáneamente en múltiples direcciones


diferentes, lo que parece confundir a la araña por solo una fracción de segundo. Los postes vacíos
dificultan el movimiento de la araña. Selecciona un objetivo, yendo directamente hacia Bernice,
quien retrocede constantemente. "¡Está bien, ponte detrás!"

"¡Todavía no! ¡Todavía no!" Bernice ordena con los dientes apretados, extendiendo una mano para
detener a Axus, que corre junto a la araña, un poco detrás de ella, blandiendo su anzuelo. La otra
mano de Bernice agarra su espada, haciendo ese giro genial que Mulciber también sabía cómo
hacer. En su breve momento de delirante incredulidad y pánico, James se pregunta por qué toda la
gente mala sabe cómo hacer cosas geniales. Incluso Regulus—
"¡Ahora!" Peter grita.

Axus inmediatamente suelta su anzuelo, atravesando a la araña hasta el otro lado, incrustándose en
la hendidura entre el torso y el cuerpo. Regulus se lanza hacia adelante para agarrar la cuerda con
Axus, y ambos tiran, logrando de hecho desviar a la araña de su curso al principio, luego pierde
impulso cuando Axus arremete y golpea a Regulus en la cara.

"¡¿En serio?! ¡¿Ahora es el momento?!" Regulus grita en lo que James sabe que es una mezcla de
incredulidad y rabia.

Para su crédito, Axus se estremece cuando grita: "¡Lo siento! ¡Fue un reflejo! ¡Tienes razón, eso
puede esperar!"

"Joder tira", gruñe Regulus, y luego elle lo hace.

"¡Pete! ¡Ayúdame a atacarlo!" James estalla, lo que los empuja a él y a Peter hacia adelante, ya que
esencialmente se arrojan al costado de la araña mientras Axus y Regulus tiran de ella desde el otro
lado. Berenice, desde el frente, corta salvajemente con su espada, evitando que la coman.

La araña se tambalea con un silbido, luego se inclina y se desmorona sobre un costado. James
inmediatamente levanta su hacha y la golpea contra una de las patas de la araña, el grotesco crujido
y el chasquido resuenan en sus oídos. La araña se retuerce, tratando de levantarse, pero Axus y
Regulus continúan tirando de ella cada vez. Peter se agacha y agarra la pierna nerviosa que James
le está cortando, con arcadas incluso mientras lo hace, pero no deja que lo repugnante que es le
impida tirar de la pierna con todas sus fuerzas hasta que James se abre paso y la separa.

Esto no va bien con la araña, como era de esperar. Sisea con estridencia y se agita en el suelo,
golpeando salvajemente a Berenice. Cada vez es más difícil mantenerlo bajo y James sabe que no
se mantendrá así por mucho más tiempo.

"Tengo una idea loca", James jadea a Peter, lanzándose hacia él con el pecho agitado.

Peter está mirando la pata de araña en sus manos con puro disgusto. "¡Peter!"

"Oh, oh, eso es desagradable", se ahoga Peter, dejando caer la pierna y estremeciéndose de
repugnancia. Él mira hacia arriba con los ojos muy abiertos. "¿Qué? Espera, ¿Qué idea? James—"
"Dame un empujón", declara James, estirando la mano para apoyar su mano en el hombro de
Peter.

Peter lo mira boquiabierto. "Estás loco".

No obstante, entrelaza sus dedos y forma una plataforma entre sus palmas, manteniéndose firme
mientras James pone su pie en ella y hace tres pequeños rebotes antes de levantarse y arrojarse
sobre el cuerpo de la araña. Casi cae por el costado, y por un segundo, lo único que puede ver es la
cara de Regulus roja por el esfuerzo, sus ojos muy abiertos y su boca abierta cuando se da cuenta
de que James está en la araña en este momento. James esboza una sonrisa rápida y torcida.

"¡James, maldito idiota, baja!" Regulus grita.

"¡Un segundo, amor!" James grita con una carcajada que suena más a Sirius que a él, en realidad.
Extrañamente, no se ha sentido tan vivo y animado en días.

Con un gruñido, se mueve para retorcerse hasta donde puede ver sus pies debajo de él. ¿Las arañas
no tienen pelo? Algunos de ellos lo tienen, ¿Verdad? Vanity lo sabría, y el pensamiento pasajero
roba la sonrisa de la cara de James. De cualquier manera, esta araña no tiene pelo; su cuerpo y
patas están hechos de algo que se siente como cuero o caucho, o ambos, y no hay una manera fácil
de agarrarlo.

Aún así, James recupera el equilibrio lo suficiente como para gatear hacia adelante y enterrar su
hacha en la parte posterior del torso de la araña. La incomodidad por el hecho de que es el torso de
Irene se ve ensombrecida por el horrible silbido que emite la araña, el sonido de las pinzas
haciendo clic rápidamente en señal de angustia. Los brazos se agitan, tratando de estirarse hacia
atrás y arrebatar el hacha. James lo golpea allí, lo libera y se pone de pie en toda su altura para
agarrar a la araña por la parte posterior del cabello, el cabello de Irene, para mantenerla en su lugar
mientras balancea su hacha con todas sus fuerzas a un lado de su cuello.

Eso realmente solo lo distrae, honestamente, pero Bernice brinda asistencia al lanzarse hacia
adelante para empujar su espada a través de su torso. James arremete el hacha mientras la mantiene
en su lugar, luego la vuelve a clavar.

Lo vuelve a hacer.
Y otra vez.

Y otra vez.

Y una vez más, por si acaso, que finalmente corta todo el camino hasta el otro lado, haciendo que
la cabeza de la araña literalmente se caiga de los hombros. La cabeza de Irene, excepto que no lo
es, que se hace evidente cuando la cabeza golpea el suelo junto a los pies de Bernice con un ruido
sordo, los ojos negros vidriosos y las pinzas inmóviles.

La araña se desploma de golpe, todavía retorciéndose, y James se tambalea por el costado con un
gruñido, no preparado para ser desplazado tan abruptamente. Golpea el suelo con un gemido, su
hacha resbala de su mano, a través de la hierba. Por suerte, afortunadamente no ha caído a los pies
de Regulus, lo que significa que no tendrá que ver a Regulus mirándolo por hacer algo tan
imprudente. James está tomando sus triunfos.

"¿James?" Régulo llama.

"Estoy bien", jadea James. "Ow."

"¿Ow? Eso no suena bien, James," suelta Regulus.

"No, no, estoy completamente bien", insiste James débilmente, respirando con dificultad. "Solo, ya
sabes, tomarme un momento para apreciar realmente la autenticidad de este césped artificial.
Honestamente, estoy genial".

Regulus suelta un resoplido. "Eres tan jodidamente estúpido. ¡Eso fue increíblemente imprudente!
Podrías haber—"

"Sí, sí, sí", murmura James, poniéndose de rodillas con un gruñido. Oh, su pierna no está contenta
con él en este momento. "Hazme caso. No me agradezcas ni nada. Siempre eres tan estúpido,
James; nunca te ves tan sexy y heroico mientras salvas a todos de la araña asesina, James".

Por lo general, Regulus tendría un comentario malicioso preparado para él, pero de repente está
sospechosamente callado. James se adelanta para agarrar su hacha, solo para congelarse cuando
una bota baja para pisar el mango antes de que pueda agarrarla. Lentamente, James levanta la
cabeza para ver quién es y siente que el corazón se le hunde hasta la boca del estómago.
"¿Peter?" James susurra, un nudo formándose en su garganta, un miedo horrible convirtiendo sus
venas en hielo.

Peter suspira y desliza su pie hacia atrás, agachándose para recoger el hacha. Mira a James por un
largo momento, luego traga y murmura: "Lo siento, James".

"No", gruñe James. "No, Pete, dime que no estás, dime que no estás trabajando con..."

"¿Con nosotros?" Bernice le susurra al oído, girando la cabeza para sonreírle, con los ojos
brillantes. Él se sacude un poco y ella se ríe de él. "El viejo Petey encaja perfectamente, lo hace. Es
muy inteligente, si realmente le das una oportunidad. Lástima que nunca pudo demostrar su valía
mientras pasaba todo su tiempo con Potter perfecto, puro y de principios. Está bien, lo
apreciamos."

"Comete ese error, te reto ", sisea Regulus detrás de él, y Axus se ríe. "Cuando recupere eso—"

"Cállate, Black, tú eres el que me arrojó la daga para empezar", interrumpe Axus. "Me diste bien
en el brazo, idiota".

"Como dije, espera hasta que recupere el otro", espeta Regulus, luego hace un sonido silencioso y
disgustado.

"Sí, ahí lo tienes", declara Axus, y luego no dicen nada más, y Regulus tampoco.

Peter una vez más traga saliva y hay verdadero remordimiento en sus ojos. "James, tú… tienes que
entender. Yo también quiero ir a casa. Quiero…"

"Eso no lo hace correcto", se ahoga James.

"¿Oh sí?" Peter desafía, sus fosas nasales dilatadas. "Te lo dije, James. ¡Estos son los juegos del
hambre! Es... es la guerra, y tú haces lo que tienes que hacer para sobrevivir a una guerra. No
siempre podemos hacer lo correcto, y eres un maldito hipócrita, tú. ¿Lo sabías? ¿Qué habrías hecho
para volver a casa? Habría tenido que morir para que eso fuera posible, y lo sabes. Entonces, ¿Cuál
fue tu solución? ¿Matarme? ¿Traicionarme? Adelante, entonces.”
James no tiene nada que decir, porque no sabe. Él todavía no lo sabe. Nunca lo hizo, y no cree que
lo hubiera descubierto alguna vez. Eso, imagina James, habría sido algo que Regulus habría tenido
que manejar. Las cosas eran mucho más fáciles cuando creía que no tendría que vivir con sus
propias decisiones.

"Sí", dice Peter bruscamente. "Eso es lo que pensé. Puedes pensar que soy una mala persona todo
lo que quieras, y puedes odiarme, pero eso no cambia el hecho de que solo soy yo el que está
equivocado porque te gané primero."

Todo lo que James puede pensar en decir es: "Nunca te habría hecho esto, Peter".

"Entonces, ¿Habrías muerto por mí, entonces?" pregunta Peter.

"Al menos me hubiera gustado", dice James con voz áspera, con los ojos ardiendo, porque es
verdad. En otro mundo donde el nombre de Regulus nunca fuese llamado pero el de James todavía
lo fuera, no cree que hubiera llegado a casa de todos modos. Habría muerto por alguien. Vanity o
Peter, lo más probable. "Una parte de mí todavía quiere hacerlo. ¿Llorarás por si siquiera?"

Peter se estremece levemente, y nuevamente, sus ojos se llenan de remordimiento, brillando bajo el
sol naciente. Se miran el uno al otro, y James no se dio cuenta de que la angustia también tomaba
esta forma. Nunca había pasado por algo como esto, donde se dio cuenta de que su vida no le
importaba a otra persona de la forma en que pensaba que lo hacía, la forma en que su vida le
importa a él.

"Oh, basta de todo el melodrama", murmura Bernice, sonando aburrida. Ella agarra a James por la
parte de atrás de su cabello y lo pone de pie, poniendo su espada en su garganta. Él puede sentir el
rizo de su sonrisa contra su oreja. "Peter te va a matar, y he estado esperando tu muerte durante
mucho tiempo, Potter".

"Sabes, en cierto modo me dio esa impresión", admite James, haciendo una mueca de dolor cuando
ella le da la vuelta, girándole para que mire... oh. Mierda. "Oh, mierda no. Regulus—"

"Estoy bien", grita Regulus, las palabras son apenas entendibles con lo fuerte que está apretando
los dientes. Axus tiene la daga que Regulus aparentemente le arrojó presionada contra su garganta,
sus labios se estiraron en una sonrisa. El que tenía Regulus está en el suelo donde no puede
agarrarlo.
"Déjalo ir", James suelta instintivamente, listo y dispuesto a pelear, suplicar o hacer cualquier cosa
para sacar a Regulus de esta situación. Él traga, sin preocuparse por la espada en su propia
garganta.

"No estoy seguro de que debas preocuparte demasiado por él, calabaza", le dice Bernice, divertida.
"Ustedes dos son tan dulces, ¿Lo sabían? De verdad, es muy adorable. No se preocupen, nos
aseguraremos de que puedan decir adiós y tener una conversación sincera y compartir un lindo
besito antes de matarlos. No somos monstruos".

"Realmente me gustaría saber tu definición de monstruo", se queja James por lo bajo mientras
Bernice lo arrastra hacia donde están Axus y Regulus. Curiosamente, la araña simplemente se ha
ido, como si se hubiera disuelto en el acto. La obra de los creadores de juegos, sin duda.

"Escucha, tengo un corazón, ¿De acuerdo? Creo que ustedes dos hacen una pareja encantadora",
anuncia Bernice, sonando absurdamente seria mientras le patea la parte posterior de las rodillas
para que se arrodille mientras Axus hace lo mismo con Regulus justo al otro lado de él. "Ahora,
hagan sus despedidas, den sus discursos. Continúen".

Siempre hay que tener un buen espectáculo, dando a los espectadores lo que quieren. Incluso ellos
saben cómo funciona esto, porque ellos también están en esto, presentando sus propias actuaciones.
James no está de humor, así que no mira a Regulus. No, mira a Peter.

"Peter", susurra James, mirándolo con este estúpido dolor en el pecho. Lo peor es que ni siquiera
está enojado. Más que nada, solo está herido. Confiaba en que Peter no lo decepcionaría;
necesitaba que Peter no lo defraudara. Pero así no es como funciona el mundo, ¿Verdad? Así no es
como va la historia, ¿Verdad?

"No me mires así, James", se ahoga Peter. "¿Crees que así es como quería que fuera? Cuando...
cuando me encontraron en el tercer incendio, los traje porque pensé que seríamos capaces de
manejarlo. Los superábamos en número y todos ustedes tenían armas. Entonces, ¿Por qué no
funcionó? ¿Qué salió mal? Porque no fui yo. Hice todo lo que se suponía que debía hacer, y aún
así, la dejaste morir. ¡Se suponía que debíamos protegerla!

"Lo intenté", dice James con voz áspera, con lágrimas en los ojos.

"No te esforzaste lo suficiente", dice Peter, y su voz se quiebra. Su rostro se hunde con
arrepentimiento. "Yo… yo tampoco. Fue mi culpa, James. Los traje allí. Pensé… no era mi
intención que eso sucediera. Pensé que me salvarías".

"No lo sabía", le dice James en voz baja, su pecho se siente demasiado apretado. Apenas puede
respirar. "Lo habría hecho, Pete, si hubiera podido. Siento no haber podido".

"Ahora tengo que salvarme a mí mismo", declara Peter, sus propios ojos brillan y brillan con
lágrimas. "Ni siquiera pensé que llegaría tan lejos. Solo quiero irme a casa, y la peor parte es que
ya ni siquiera sé dónde está, porque sentí que estaba contigo y Vanity, e Irene, y Mathias, e incluso
tu aterrador maldito novio. Entonces, ¿A dónde voy desde aquí?”

James traga. "No lo sé. Nunca supe la respuesta a eso. Depende de ti descubrirlo ahora. La verdad
es que nunca pude. Esa es tu carga".

Una vez más, Peter se estremece hacia atrás, sus ojos se abren un poco y se da la vuelta mientras
aspira una respiración profunda. James deja caer su mirada sobre Regulus, quien lo mira con
genuina tristeza. Él sabía. Sabía que esto sucedería y trató de salvar a James del dolor, pero James
se negó a escuchar.

"¿Ya pueden besarse y llorar?" demanda Axus, moviendo su mano entre Regulus y James.

"No", dice Regulus brevemente.

"¿No?" Bernice comprueba, manteniendo su espada justo donde está, presionada debajo de la
barbilla de James. "Potter, ¿No tienes nada que decirle?"

"Él lo sabe", murmura James, encontrando los ojos de Regulus, viéndolos y conociéndolos como
siempre lo ha hecho. Lo que Regulus sabe es lo mismo que sabe James, todo lo cual tiene muy poco
que ver con su pequeña historia de amor y todo que ver con cómo ninguno de ellos planea morir
así. No aquí, no ahora, no tan cerca, no sin una puta pelea.

"Bueno, eso es... decepcionante", murmura Bernice.

"Sí, la vida generalmente lo es", responde Regulus suavemente, y luego lanza su peso contra Axus
lo suficiente como para hacerle tropezar, ambos cayendo hacia atrás. Él busca a tientas para sacar
la daga de la mano de Axus y realmente lo logra, ambos rodando por el suelo.
"¡Mierda!" Berenice estalla, una vez más tirando de James para ponerlo de pie para arrastrarlo
fuera del alcance. "Está bien, no más juegos. ¡Mátalo, Axus! Y tú, Peter, mata a Potter".

Peter está congelado en su lugar, con los ojos muy abiertos mientras Bernice jala a James por el
cabello, manteniéndolo quieto. Sus ojos se encuentran, y el mundo entero parece reducirse a este
momento.

Miles de cosas parecen parpadear entre ellos, todas a la vez. Su primer encuentro, cuando Peter,
asustado y resignado, admitió que no esperaba vivir más allá del primer día. Y James estaba allí
para tender la mano y ofrecer ayuda, para ofrecer amistad, como si no hubiera posibilidad de que
terminaran aquí. Pero aquí están, y la supervivencia se trata de voluntad. Se trata de la razón.
Tienes que querer sobrevivir para sobrevivir, y eso significa soportar todo lo que viene con
continuar.

Pueden pasar segundos o años antes de que Peter susurre: "No puedo soportarlo" y arroje el hacha
a un lado, donde se desliza fuera de alcance. Bernice lanza un grito de ira, justo cuando Peter viene
disparado hacia ambos. Todos caen en una maraña de miembros, derribados. James recibe un golpe
en la cara con la empuñadura de la espada, pero afortunadamente no se corta.

Hay un gruñido, y luego James recibe una fuerte patada en la espalda, haciéndolo rodar lejos de
donde estaba. Bernice y Peter están peleando. Luego, sin previo aviso, hay un grito horrible de
Peter que hace que James se ponga de pie rápidamente. La espada de Berenice es apuñalada a
través del estómago de Peter donde está inclinado sobre ella, y él ahoga un fuerte aliento mientras
se tira hacia atrás, pero no cae. En cambio, agarra a Bernice por el cabello, tropezando y tosiendo
sangre mientras la levanta y la rodea con ambos brazos.

James siente que solo un segundo después se da cuenta de lo que eso significa, e intenta cambiar de
rumbo en medio de un tropezón, girando frenéticamente para ver a Peter levantando a Bernice
mientras ella patea, chilla y lucha por escapar, pero su agarre es implacable. Incluso cuando ella
corta sus antebrazos con su espada, él sigue adelante.

"¡No! ¡Peter, no! ¡Mi bebé! ¡Por favor, sabes lo de mi bebé! ¡Mi bebé!" Berenice grita. "¡No! ¡Vete
a la mierda, maldito traidor, maldita rata!"

"Espera", exhala James, corriendo temblorosamente hacia adelante mientras su mente se acelera,
porque el sol está alto y hace calor, y no otra vez, no otra vez, por favor, no otra vez. “¡Peter!
¡Peter!”
James intenta salvarlo. A pesar de todo, todavía intenta salvarlo. A pesar de que Peter lo traicionó,
a pesar de que solo estaría postergando lo inevitable de la carga que ninguno de los dos quiere
llevar, James no puede dejar de intentarlo. Lo intenta, y al igual que con Vanity, falla.

Peter, literalmente, golpea con el cuerpo a Bernice directamente en el río, que se ha descongelado
hace algún tiempo. Entran con un chapoteo, y las manos se levantan instantáneamente para
arrastrarlos debajo de la superficie. Bernice está gritando cuando se hunde. Peter está tranquilo.
Desaparecen juntos, y James patina hasta detenerse, respirando con dificultad mientras mira el agua
con lágrimas en los ojos.

Peter quería irse a casa, pero no sabía dónde estaba.

Él nunca se enterará.

~•~

Tan pronto como Bernice comienza a gritar, Axus es expulsado de su juego, lo que significa que es
muy fácil alejarse de Axus cuando la salpicadura hace eco sobre ellos.

En otras palabras, Regulus golpea a Axus en la cara, lo cual es muy satisfactorio, francamente.
Axus está tan distraído por todo lo que está pasando, las posibles muertes de los últimos aliados
que le quedan, que es fácil apartarle de él, ambos se separan rodando. Axus se detiene cerca de la
daga que arrojó y Regulus se detiene junto al hacha de James. Ambos se lanzan instantáneamente
hacia ellos al mismo tiempo, agarran sus armas y se ponen de pie.

Alrededor de dos minutos después del chapoteo inicial, hay dos cañones, uno justo después del
otro. Axus gira la cabeza hacia un lado, al igual que Regulus para ver a James de pie en la orilla
del río, con las manos flojas a los costados.

"Dos a uno", murmura Regulus, atrayendo la mirada de Axus. Todavía tienen su daga, pero él
todavía tiene el hacha, y su última daga está tan cerca de él...

"¡Ja!" Axus le sonríe. "Más bien uno a uno, diría. Potter no es una amenaza. Me ocuparé de él
fácilmente".

Claramente, tienen la intención de probar esto, porque se da la vuelta y comienzan a correr


directamente hacia James. Regulus entra en pánico mientras grita el nombre de James como si le
estuvieran arrancando el alma, levanta el hacha y la lanza por el aire sin perder el ritmo, luchando
por agarrar su última daga en caso de que necesite lanzarla también. No lo necesita. El hacha
aterriza certeramente, enterrándose justo en la espalda de Axus y haciéndolo gritar de dolor
mientras se tambalean hacia adelante, tambaleándose sobre sus pies.

Al grito, James se da la vuelta con tiempo suficiente para prepararse mientras Axus tropieza con él.
Regulus se congela, conteniendo la respiración, observando en lo que parece una cámara lenta
mientras chocan. James emite un sonido de puñetazo, las manos se apoyan contra los brazos de
Axus, y luego gira hacia un lado y empuja a Axus directamente al agua.

Un chapoteo

Manos pálidas levantándose.

Silencio.

Un minuto.

Dos minutos.

El cañón.

Regulus exhala, sus ojos se cierran mientras se desinfla todo a la vez, ahogando un áspero aliento
que está en algún lugar entre un sollozo y una risa. Eso es todo. Oh, eso es todo. Ellos lo hicieron.
Ellos jodidamente lo hicieron. Son solo ellos, y pueden irse a casa. Regulus está temblando de pies
a cabeza, y sus oídos zumban mientras espera el anuncio de que son los Vencedores.

Y espera.

Y espera.

Y espera.
Lentamente, los ojos de Regulus se abren. James todavía está frente al río, con la cabeza inclinada
hacia arriba mientras mira al cielo como si allí pudiera haber respuestas. Regulus quiere que se gire
y lo mire, que lo mire con una sonrisa tranquilizadora que pueda detener el miedo que lo atraviesa
en seco.

De repente, Regulus daría cualquier cosa por el optimismo de James. Lo lograron, ¿No? ¿Por qué
siguen aquí? Hicieron todo bien. Jugaron los juegos estúpidos y siguieron las reglas.

Ellos-

"Atención tributos", dice la voz de Slughorn, y Regulus se queda muy quieto, "El cambio de regla
que permite dos Victors del mismo distrito ahora ha sido... revocado. Solo puede haber un Victor.
Que las probabilidades estén siempre a su favor..."

El silencio es ensordecedor. Regulus puede oírse respirar, pero no está seguro de cómo está. Oh, él
es tan estúpido. ¿Cómo podía haberse permitido creer, aunque fuera por un momento? Regulus
Black, atreviéndose a confiar en cualquier cosa que sea demasiado buena para ser verdad, solo
porque quería creer tanto que ni siquiera se permitiría dudarlo. Se permitió preocuparse por James,
se permitió pensar, se permitió tener esperanza.

Esto.

Es por eso que Regulus tiene miedo de escalar. Por eso Regulus se queda en el suelo, porque las
ramas siempre se rompen. Cada vez, se acerca tanto, tan jodidamente cerca...

Nunca lo suficientemente cerca.

Casi casualmente, James gira la cabeza hacia un lado para mirarlo, con una tensión alrededor de
sus ojos. No se aleja del amanecer, no hace nada más que mirar a Regulus con una pequeña sonrisa.
Es triste. Sus ojos bajan a la daga en la mano de Regulus, luego vuelven a subir para sostener su
mirada.

"Estás dudando, amor", dice James en voz baja.

Regulus suelta un suspiro entrecortado. Ni siquiera ha levantado su daga. Está temblando. Su


visión se está nublando. Esto es todo, ¿No? La verdadera prueba. Porque ahora son solo ellos, los
dos últimos, y James es lo único que se interpone entre él y su hogar. Siempre dijo que haría lo que
tuviera que hacer, siempre dijo que mataría a James si eso era lo que debía. Sin dudarlo.

Y sin embargo.

La verdad, la horrible, fea y desgarradora verdad, es que Regulus no puede. Pensó... realmente
pensó que lo haría, pensó que podría, si se trataba de eso; eso es algo fácil de creer cuando estaba
tan seguro de que no se reduciría a eso. Pero aquí están, y Regulus estaba equivocado.

"Yo… no puedo", Regulus se ahoga, y la daga cae de su agarre para aterrizar en el suelo, para no
volver a cogerla. Él no lo recogerá. “James, no puedo.”

El rostro de James se suaviza, y su mirada es tan cálida, a pesar del dolor que los aprieta. Sus labios
se curvan aún más y murmura: "Está bien, Regulus".

"No, no lo está", gruñe Regulus. "Nada de esto está bien. No puedo hacerlo. No puedo matarte. Yo-
James, yo—"

"Shh, no te preocupes por eso. No tienes que hacerlo", susurra James, girándose lentamente para
mirarlo.

La mirada de Regulus se arrastra hasta donde James está ahuecando su estómago, la sangre brota a
través de las grietas de sus dedos, derramándose sobre su mano. "¿James?"

"Axus me atrapó en su camino hacia el agua. Al menos fue tu daga, supongo", dice James con una
risa cansada, su garganta se agita al tragar. Su boca se levanta un poco en la esquina, gentil y
encantadora. "Tal vez esto me vuelve loco, pero si soy honesto, desearía que hubieras sido tú".

El mundo cae justo debajo de los pies de Regulus, y no hay nada que pueda devolvérselo. Es
inestable, se desmorona, todo se desmorona a su alrededor hasta que nada tiene sentido. James
sostiene su mirada, y luego cae al suelo, sus piernas cediendo debajo de él.

El sol sigue saliendo. Sube, incluso cuando James baja. Regulus espera a que explote.

Regulus espera a que se apague, a que se oscurezca, se encoja y se consuma, muriendo como lo
hace James.
Pero no lo hace.

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidas):

Advertencia más detallada para aquellos de ustedes que necesitan ser


spoileados/preparados:

James y Regulus regresan a la cueva original y se quedan a pasar la noche, a la


mañana siguiente, Axus, Peter y Bernice son perseguidos hasta la cueva por otra araña
sagrada (como Avery, excepto que esta vez es Irene), y los últimos cinco restantes
tienen que unirse para matarla. Peter se ha unido a los mortífagos, pero cuando llega el
momento de matar a James, no puede hacerlo. En cambio, lucha contra Bernice, quien
lo apuñala con su espada, y luego los arroja a ambos al río carmesí. Mientras tanto,
Regulus y Axus están peleando, cuando Bernice y Peter mueren, Axus decide apuntar
a James con la daga que le arrojó Regulus hace como cuatro capítulos. Regulus lanza
el hacha de james y lo golpea en la espalda, y tropieza con James, quien gira y lo
arroja al río. James y Regulus no son vencedores anunciados; en cambio, se anuncia
que el cambio de regla se vuelve a cambiar y solo puede haber uno. Regulus admite
que no puede matar a James, pero James dice que no tiene que hacerlo y se da vuelta
para revelar que Axus los apuñaló en el camino hacia el río.

Otra cosa que quería cubrir: Peter. He estado muy callado sobre Peter todo este tiempo
por esta misma razón, porque, en este escenario, él no es y nunca fue el chico malo.
Como, nunca tuvo la intención de traicionar a sus amigos o hacer que mataran a nadie;
pensó que los demás lo salvarían, simplemente no funcionó para... nadie, básicamente.
Se preocupaba por Vanity y James tanto como el resto de ellos, y se sumergió por
completo en la arena al igual que todos ellos.

Sin embargo, Peter TENÍA la intención de "traicionar" a James después del cambio de
reglas, al unirse a los mortífagos. Uso el término "traicionar" a la ligera en el sentido
de que Él es válido para hacer eso, desde el punto de vista de la supervivencia. Aún
así, los paralelos con el canon son desgarradores, que fue El Punto. Creo que si se
tratara de eso, Peter no habría sido capaz de mirar a James a los ojos y matarlo, no a
menos que lo estés caracterizando como Realmente malvado, lo cual es justo en un
entorno canónico, sinceramente, si esa es tu interpretación. pero en este escenario, es
un poco diferente, de todos modos, hay más sobre eso más adelante. Es una de esas
cosas complejas en las que algunas personas lo odiarán, punto final, y otras se sentirán
mal por él, mientras que a otras ni siquiera les importará, ¿y sabes qué? todo es válido.

Tributos restantes: 2

James
Regulus

(No sé, eso es un poco redundante, pero sentí que tenía que hacerlo, ¿Sabes? Solo un
círculo completo)
¡DE TODOS MODOS! Lamentablemente, los dejo a todos con una espera después de
esto

Notas mías:

Estaba tan emocionada por este capítulo, es como el final, pero no del todo y solo me
hace querer que acabe aquí y ya (sin James apuñalado y ellos siendo victors claro)
pero es obvio que no acaba aquí, nos falta mucho camino por recorrer.

Como se sintieron, sin duda es un capítulo lleno de emociones, tal y como una
montaña rusa, primero esta James volviendo a ser feliz y permitiéndose estarlo, luego
esta esa charla sobre otra vida donde ellos estarían juntos y felices viviendo una vida
cotidiana :,,) y después esta la pesadilla de Reg viendo a Evan y reviviendo su muerte,
es tan dolorosa para mí cuando lo recuerda o cuando lo nombran, simplemente no
puedo superarlo y tal vez nunca lo haga. Y luego esta el momento donde todos se unen
para matar a la araña que es un poco perturbador pero tan divertido al mismo tiempo,
y no olvidar a Axus golpeando a Regulus y luego disculpándose inmediatamente por
ello diciendo que eso será después, es tan divertido para mí.

También Peter sin saber donde esta su hogar porque murió en el momento en el que
los demás lo hicieron, no puedo odiarlo por eso, James te entiendo, además James
siendo apuñalado y diciéndole a Reggie que esta bien porque así el podría volver a
casa T-T.

Bueno en fin ya verán que sucede en la siguiente actualización, actualizando mañana,


tenlo por seguro. Si ven algún error no olviden decírmelo, les quiero, BYEEE!!!
The Choice
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte/asesinato
-Descripciones pesadas de sangre
-Menciones fuertes de dolor/pena
-Técnicamente intento de suicidio??? (es una cosa de sacrificio, no por una situación
suicida, si eso tiene sentido)
-Descripciones de armas/amenazas de violencia armada
-Una referencia a la muerte infantil

Como siempre, estaré poniendo una advertencia detallada y spoilers en las notas
finales para aquellos de ustedes que lo necesiten, lo cual es muy válido. y también daré
garantías allí para cualquier otra persona que lo necesite.

(Además, ¿Sabían que alguien puede sobrevivir a heridas de arma blanca en el


abdomen hasta horas e incluso DÍAS, dependiendo de la colocación?)

See the end of the chapter for more notes

James no lo había sentido cuando la daga se clavó. Tal vez sea irónico, pero entre la adrenalina y
todo lo demás que acababa de suceder, realmente no lo notó en absoluto al principio. Estaba parado
allí, tambaleándose por el último cañón que significaba que podría irse a casa, y luego sintió el
húmedo y pegajoso arrastre de calor que ha llegado a reconocer como sangre deslizándose por su
piel. Porque lo reconoce ahora. Porque ya ha sangrado lo suficiente como para saberlo.

Tan pronto como tocó la sangre, el dolor se abrió paso. No era nada como él imaginó que se
sentiría. Una quemadura pesada y palpitante más que una sensación de escozor. Pero estaba bien,
en la mente de James, porque habían ganado. Habían llegado hasta el final y se iban a ir a casa.

James está cansado de tratar de tener esperanza. Cree que le gustaría parar ahora. Piensa que es
mejor si no lo hace más, porque nunca parece funcionar para él.

En cierto modo, James casi se siente aliviado. Por mucho que le hubiera gustado volver a casa, ha
llegado a un acuerdo con el hecho de que no podría hacerlo una vez, por lo que es fácil hacerlo de
nuevo. Lo acepta sin oposiciones, tal como lo hizo cuando hizo su elección desde el principio. Está
bien, piensa. Va a estar bien.

Porque, ¿Ven?, James lo hizo. James ayudó a Regulus a llegar hasta el final. Todo lo que se había
propuesto al principio, y lo ha hecho. Él no falló. Regulus está vivo y se va a ir a casa.
En el lado positivo, al menos Regulus no tendrá que matarlo. Al menos James sabe con seguridad
ahora que Regulus no puede, e incluso con ese hecho, no es un problema. James se está
desangrando, lento pero seguro, y Regulus no tiene que preocuparse por nada.

Aunque, honestamente, James lo dijo en serio cuando dijo que desearía que hubiera sido Regulus.
Tal vez sea algo extraño, psicosexual, pero siente que ha estado coqueteando con Regulus y sus
dagas todo este tiempo, por lo que ser apuñalado por él seguramente habría sido más satisfactorio.
Regulus se habría asegurado de que James lo sintiera, con adrenalina o sin ella. No está seguro de
por qué eso es tan atractivo para él, pero realmente lo es.

Tal vez James está en estado de shock. Tal vez James realmente tiene un problema con los
cuchillos. Tal vez James solo está enamorado y quiere cualquier cosa que pueda obtener de
Regulus, incluso si es la muerte.

En cambio, lo que obtiene son las manos de Regulus que lo levantan y lo arrastran hacia uno de los
postes más cercanos a ellos, apoyando a James contra él y causándole dolor, porque es tan
jodidamente malo*. Oh, él es tan malo. James está locamente enamorado de él.

"Déjame ver. James, déjame ver", se ahoga Regulus, arrodillándose a su lado, la bolsa tirada al
suelo y volcada, todo se ha caído, todo el contenido se ha derramado en su prisa por encontrar algo
que funcione. Está pálido.

"Detente", murmura James, estirando la mano para atrapar la mano de Regulus con la que no cubre
su estómago, evitando que Regulus toque su sangre. "No necesitas ver. No hay nada que mirar
porque no hay nada que arreglar".

Los ojos de Regulus están nublados con una cortina de lágrimas, su respiración es irregular como si
fuera una tarea. "James-"

"Solo siéntate conmigo", dice James, deslizando su mano hacia arriba para entrelazar sus dedos.
Un sonido roto sale de la boca de Regulus. "Shh, no hagas eso. Está bien, amor".

"Se suponía que íbamos a ir a casa juntos", gime Regulus, sacudiendo la cabeza. "No es justo."

"Lo sé", admite James, "pero si no podíamos ser los dos, siempre ibas a ser tú".
"Dijiste-" Regulus traga saliva, extendiendo su mano libre para tomar la mejilla de James. Es algo
tan amable de su parte, y se siente tan bien. "Dijiste algo cuando estabas drogado. James, tú...
Dijiste algo sobre llevarme a casa, cueste lo que cueste, ¿Y aparentemente le prometiste a Sirius
que lo harías? Estabas drogado, así que pensé que no era cierto. "

James suspira en silencio, apoyando su rostro en la palma de Regulus, estudiando sus ojos. Se
suponía que Regulus nunca debía saber sobre eso. ¿Es cruel confirmarlo ahora? El mayor temor de
James es que Regulus lo odie por eso, pero se está muriendo. Tal vez sea turbio, pero le gusta
pensar que eso le da vía libre.

"No era cierto, ¿Verdad, James?" Regulus susurra, sosteniendo su mirada. Cuando James no
responde de inmediato, Regulus respira hondo. "¿James?"

"El día que dijeron nuestros nombres, tomé la decisión", admite James. "Le prometí a Sirius, y me
despedí de mis padres, pero tomé mi decisión en el momento en que nos vimos en ese escenario.
Justo en ese momento, lo supe".

"Todo este tiempo, tu plan era llevarme a casa. ¿Por eso estabas luchando? ¿No por ti mismo,
James? ¿Por mí?" Regulus pregunta, con la voz quebrada.

"Por supuesto, amor", le dice James, porque cualquier otra cosa es indescriptible para él. siempre lo
fue "Por supuesto."

"No." Regulus vuelve a negar con la cabeza y deja caer su mano desde la mejilla de James para
cubrir el dorso de la mano de James sobre su estómago, sin importarle la sangre. Sin embargo, en
el momento en que entra en contacto con la prueba de que James se está desangrando, que James se
está muriendo, su rostro se tuerce mientras las lágrimas en sus ojos se derraman.

"No llores", susurra James. "De verdad, está—está bien".

"No, no, no", gime Regulus lastimosamente, sus hombros se agitan cuando comienza a llorar en
serio. Se dobla hacia adelante y entierra su rostro en el hombro de James, pero solo por unos
momentos. Algunas respiraciones. Jadea un sollozo, luego parece tragarlo mientras levanta la
cabeza y mira a James de cerca, lleno de manchas y lágrimas y absolutamente hermoso. "No puedo
hacerlo. No me hagas esto. Por favor, no me hagas esto".
"Lo siento", murmura James suavemente, porque realmente lo siente. Puede ver que está
lastimando a Regulus, y nunca quiere eso, pero no se puede evitar. Solo puede arrepentirse.
"Realmente lo siento, Reg."

"Entonces, entonces inténtalo", exige Regulus. "Sigue intentándolo. Yo-yo necesito que-James, por
favor solo-"

"Estoy cansado", dice James en voz baja. "Solo estoy... muy cansado, y está bien. Te prometo que
está bien. No me arrepiento. Nunca me arrepentí desde el momento en que tomé mi decisión. Ni
una sola vez".

"¿Por qué harías eso?" Regulus dice con voz áspera, más lágrimas llenan sus ojos mientras sostiene
la mirada de James. "Tú... tienes mucho por qué vivir, James. Tienes a Sirius, a tus padres y a tus
amigos. Entonces, ¿Por qué... por qué elegirías esto? No lo entiendo".

"Porque te amo", susurra James, como si fuera su pequeño secreto. "Porque estoy enamorado de ti.
Porque estoy tan patéticamente enamorado de ti que no puedo ignorarlo. No puedo ignorarte. No
puedo escapar y estoy dispuesto a morir por ello. Estoy feliz de hacerlo, porque vivir sin ti sería
peor. No lo entiendes porque no sientes lo mismo, y está bien. No tienes que hacerlo. Solo sé que te
amo, y es por eso. Te he amado durante tanto tiempo, durante diez años. Nunca olvides lo amado
que eres, Regulus, lo amado que siempre has sido".

Regulus hipa con un suspiro tembloroso, su expresión se desmorona, y se acurruca hacia adelante
para presionar su rostro contra el hombro de James, llorando tan profundamente, tan
desgarradoramente afligido, que duele más que morir.

Y James lo sabría.

~•~

Remus sabe lo rápido que pueden desmoronarse las cosas, pero no cree haber visto tales niveles de
destrucción en tan poco tiempo como los que acaba de presenciar cuando la esperanza de Sirius fue
aplastada. Acababan de desayunar, y Sirius estaba a punto de irse para ir a la fiesta de vigilancia
como todos los días, pero Remu se cortó en la pantalla mientras se dirigía a la puerta con el tiempo
justo para atrapar a Peter, Bernice, y Axus corriendo hacia James y Regulus con una araña
persiguiéndolos.
Remus lo había llamado y él se había quedado.

En el momento en que James colapsó, Sirius también lo hizo. Al principio, había estado de pie,
jodidamente extasiado porque pensó que habían ganado, y luego se revocó el cambio de reglas. Y
luego James se volvió para revelar que había sido apuñalado. Y entonces James cayó.

Sirius cayó con él.

Está allí en el suelo. Manos en su cabello, agarrando su cráneo. Ver a su mejor amigo desangrarse.

Meciéndose de un lado a otro mientras lucha por respirar.

Meciéndose.

Meciéndose.

Meciéndose.

Remus quiere cuidarlo, pero no sabe cómo. Esta vez, no cree que pueda.

~•~

¿Alguna vez has tenido algo que se ha vuelto tan parte de ti que no puedes imaginar tu vida sin
eso? Para algunas personas, esto podría ser algo tan simple como un hábito: fumar, morderse las
uñas, un patrón de calcetín-zapato-calcetín-zapato en lugar del calcetín-calcetín-zapato-zapato
correcto. Para otros, podría ser una persona: un mejor amigo, un amante o incluso un extraño que
ves todos los días.

Para Regulus, esto es un sentimiento. Odiar a James está tan profundamente arraigado dentro de él
que está bastante seguro de que está en su ADN, en este momento. No sabe quién sería si no lo
hiciera.

James se está muriendo y Regulus no sabe quién es.


James lo ama.

James lo ama.

James lo ama.

Por su puesto que lo hace. Por supuesto que lo haría, porque son una gran, gran tragedia. Por
supuesto, James pasó diez años amándolo justo antes del tiempo en que Regulus habría sido capaz
de aceptarlo. Por supuesto que tendrían todo lo que alguna vez quisieron el uno del otro, solo que
demasiado tarde, demasiado pronto, dos manos tendidas la una a la otra que nunca alcanzaron. La
rama se rompió hace mucho tiempo y James está a punto de caer al suelo.

Regulus quiere atraparlo.

Cuando Regulus tenía nueve años, encontró un libro viejo en la papelera de la biblioteca de su
escuela, descartado por la historia entre las páginas. Una revolución en el papel. Contrabando, en
realidad, porque se suponía que nadie debía entrar en contacto con nada que pudiera promover la
rebelión. Esto incluía la Guerra de Troya.

En particular, Regulus estaba fascinado por el Caballo de Troya utilizado para entrar en Troya. Lo
golpeó, la brillantez de ocultar algo dentro de otra cosa, porque nadie lo vio venir, nadie podría
haberlo predicho, y era infalible. Le influyó tanto que cuando la vida le hizo la guerra a los quince
años, pensó en convertirse en ese Caballo de Troya.

Cuando Regulus se escondió, se escondió dentro de sí mismo. Se dobló y se retiró como los
griegos, esperando y esperando que volviera la cubierta de la noche, pero nunca pareció llegar.
Pensó, siempre pensó que estaba escondido, esperando el momento de destruir Troya.

Es una especie de cruel ironía darse cuenta de que, en verdad, Regulus nunca fue el Caballo de
Troya.

Regulus es Troya. Siempre ha sido Troya, porque el verdadero Caballo de Troya, todo este tiempo,
fue el amor.
Regulus, sin siquiera saberlo, escondió su amor dentro de su odio, y al igual que los troyanos, tiró
del caballo de madera de su odio como un trofeo. Después de un asedio infructuoso de diez años,
ha caído la noche y ha llegado el momento de destruir Troya.

Regulus puede sentirlo. Al igual que los hombres que escapan del caballo de Troya, el amor de
Regulus surge para destrozarlo, para quemar Troya hasta los cimientos.

¿Del amor al odio? No. Siempre fueron los mismos.

Siempre era lo mismo, y se deja engañar como Troya, una ciudad que arde bajo la luz de la
mañana, el grito de guerra de la victoria es más un canturreo lastimero. Si lo hubiera sabido, si tan
solo lo hubiera sabido, lo habría... ¿Qué? ¿Detenido? Ese es el punto del Caballo de Troya; no
puedes detenerlo, porque estás demasiado cegado por lo que crees que es para mirar dentro.

Se suponía que era odio. Regulus pensó que era odio. Tenía que ser odio, porque esto, lo que
realmente es, solo conduciría a una ciudad caída, la destrucción de Troya, de él. Nunca subió,
porque las ramas se rompen; nunca miró dentro de su odio, porque pensó que él era el caballo de
madera.

James se está muriendo y Regulus lo odia.

James se está muriendo y Regulus lo ama.

James se está muriendo, y Regulus lo odia y lo ama, porque siempre fue lo mismo. Todo este
tiempo, no durante cinco años, no durante diez, sino durante quince, ha sido lo mismo. Te odio,
dice. Te amo, quiere decir. Te amo, siente. Te odio, él lo sabe. Ouroboros*. Vueltas y vueltas, pero
el ciclo está hecho de lo mismo de principio a fin.

Lo está destrozando, y por eso es amor. Está ardiendo, y por eso es amor. Así que es amor, y
debería haberlo sabido, porque solo el amor puede doler así. Todo duele en todas partes, una
agonía que resuena tan profundamente en él que resuena en el pasado, ¿Y es por eso que una vez
miró a James y se sintió tan cerca de desmoronarse, porque de alguna manera, imposiblemente,
algo en él podía sentir que terminaría aquí?

"Oye", murmura James, empujando suavemente la cabeza de Regulus contra su hombro con la
mejilla. “Reg, mírame”.
Lentamente, Regulus levanta la cabeza. Mira a James, y él es una ciudad ardiendo hasta los
cimientos, desmoronándose en cenizas. Está siendo derribado ladrillo por ladrillo, desmantelado
pieza por pieza, un lugar más que una persona ahora, uno que sufre una catástrofe.

"Mis dedos se están adormeciendo", le informa James, sonando ridículamente tranquilo sobre esto.
"Pienso—Quiero decir, estoy bastante seguro de que eso significa que no tengo mucho tiempo, así
que—"

"James", dice Regulus con voz áspera, entumecido y frío todo el tiempo, temblando como si
estuviera a punto de desmoronarse.

"Escúchame", susurra James, separando sus manos para alcanzar y enmarcar el rostro de Regulus,
tocando suavemente debajo de su ojo. Su cara se siente hinchada y en carne viva, pero James solo
lo mira como si quisiera hacer eso para siempre, hasta su último aliento. "Sé que estás molesto,
pero es… míralo de esta manera, ¿sí? Tú y Sirius se tendrán el uno al otro".

"No soy lo que Sirius necesita", se ahoga Regulus. "Ese siempre fuiste tú, James. Él te necesita. Él

—Por favor, no le hagas esto. No puedo, no sé cómo ser suficiente para él. Necesito que lo hagas.
El necesita-"

"Basta. Te conozco, y lo conozco a él", le dice James, sosteniendo su mirada. "Se arreglarán.

Juntos. Solo necesitan un poco más de tiempo, eso es todo, y ahora lo tendrán. No lo desperdicien
".

Regulus niega con la cabeza. "Esto no está bien. No es—"

"Mis padres-" James hace una pausa, luego traga, luego le da una sonrisa vacilante. "Mi mamá y
mi papá preparan la cena todas las noches, y tal vez sea injusto de mi parte pedirlo, pero espero que
te unas a ellos al menos una o dos veces por semana. Están acostumbrados a alimentar a dos, por lo
que sería bueno, creo, si te unes a Sirius".

"Detente. Por favor, detente", exige Regulus, con la voz quebrada. Sus ojos pican, hinchados y
maltratados.

"El sombrero", continúa James de todos modos. "Tu sombrero. Lo guardé para ti. ¿Recuerdas
dónde dije que estaba? En mi-"
Regulus lo interrumpe inclinándose para besarlo, cerrando los ojos con fuerza mientras sus
implacables lágrimas se derraman de nuevo, quemando, dejando rastros de fuego en las murallas de
sus mejillas. Los labios de James están secos y cálidos, y él se inclina hacia adelante para besarlo
instantáneamente, a pesar de que no es muy profundo. Es firme y duro, pero cerrado, más un
movimiento de desesperación que un beso nacido del deseo.

Los ojos de James están cerrados cuando Regulus se aparta, los labios entreabiertos como si lo
estuviera saboreando, como si fuera un regalo. No lo era. Regulus no hizo eso para ser amable;
Regulus lo hizo porque quería que James se callara, y porque necesitaba tiempo para pensar, y
porque quería hacerlo cuando fuera real, al menos una vez.

Exhalando, Regulus enderezó los hombros, sintiendo que su determinación se endurecía dentro de
él como el hierro infundiéndose en sus huesos. Estudia el rostro de James durante un largo, largo
momento y llega a la conclusión a la que se dirigía a toda velocidad de todos modos, la conclusión
que se ha estado acumulando dentro de él desde que entraron en esta jodidamente desesperada y
desventurada arena.

Regulus no quiere irse a casa sin James. No está seguro de si el hogar existe en absoluto sin James.
Irónico, ¿No? Dijo que haría cualquier cosa para regresar a casa, y ha estado en casa con él todo
este tiempo. Simplemente no se dio cuenta, hasta que es demasiado tarde para que importe.
Siempre tan cerca, pero nunca lo suficientemente cerca.

¿Cuáles fueron las motivaciones de Regulus? No sus padres; si es honesto, casi sería un alivio no
poder regresar con ellos. No tiene amigos; está Barty, pero es una persona, solo una, y tiene otras
personas en su vida. No era por Sirius, porque ni siquiera tenía a Sirius para volver.

Entonces, ¿Cuáles fueron las motivaciones de Regulus para llegar a casa? ¿A qué se redujo? ¿Cuál
fue la fuerza impulsora detrás de su desesperada necesidad de sobrevivir?

Su odio por James. La verdadera razón detrás de todo era que odiaba a James y se negaba a perder
contra él, ya que ya tenía muchas pérdidas en todos los aspectos con James. Excepto que resulta
que el odio de Regulus por James no ha sido más que un caballo de madera que contiene su amor
dentro, y eso se manifiesta en la arena de innumerables maneras. Tan obvio ahora. ¿Cómo no se
dio cuenta? Él había estado tan seguro...

Los troyanos también eran tontos.


Entonces, ¿Cuáles son las motivaciones de Regulus para volver a casa ahora? Troya está ardiendo
y él sabe la verdad. No tiene padres que lo reciban en un hogar seguro y amoroso cuando regrese.
No tiene más que un amigo que se alegrará por su regreso. No sabe cómo logrará ser suficiente
para su propio hermano, especialmente cuando solo se miran y ven a la persona que no estaban
listos para perder.

¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Qué son? No tiene que preguntarse a sí mismo para saber la
respuesta, pero escucha la voz de Sirius en su cabeza de todos modos, al igual que el día que lo
llamaron. ¿Estás planeando volver a casa, Reggie? Ese día, Regulus había dicho que sí.

Hoy, ahora, él dice, "No", porque el miedo también fue siempre un motivador, pero ya no tiene
miedo.

"¿Qué?" James murmura, los ojos se abren mientras parpadea hacia Regulus. "¿Esa fue otra de-?"

Nuevamente, Regulus no le da la oportunidad de terminar. Se dobla hacia adelante una vez más y
besa a James fuerte, ferozmente; como si realmente quisiera, porque realmente quiere; como si
significara algo, porque lo hace. James hace un ruido ahogado en su boca, inclinándose hacia el
beso, ansioso, siempre tan ansioso. Regulus usa eso a su favor.

Con cuidado, da palmaditas en el suelo mientras se sumerge más cerca, su corazón salta en el
momento en que entra en contacto con lo que está buscando. Tan pronto como lo tiene,
prácticamente se sube al regazo de James, ignorando su gruñido de dolor, ya sea de su pierna o de
su estómago, o de ambos, y lo besa más fuerte y más profundo hasta que está soltando un gemido
sin aliento, a pesar de su dolor.

"¿Qué?" James jadea contra la boca de Regulus. "¿Reg? Yo-yo no sé lo que está pasando, amor.
¿Es esto-"

"Shh, está bien", susurra Regulus, presionando suaves y fugaces besos contra la boca de James.
Desliza su mano vacía por el brazo de James, agarrando su muñeca. "Levanta tu brazo por mí".

James responde a las palabras como un títere con cuerdas, su brazo levantado mientras su
respiración se agita en su pecho. Está luchando por respirar, Regulus puede oírlo, y no es solo por
un beso. Seguramente siente dolor, especialmente ahora que Regulus está sentado a horcajadas
sobre él y, sin embargo, se mantiene obediente, feliz de participar. Como recompensa, Regulus se
sumerge y lo besa de nuevo.
Es cierto que está bastante jodido, porque también es para distraerlo. James está tan absorto en el
beso que no se da cuenta de lo que está pasando, por lo que no hay nada que pueda hacer cuando
hay un chasquido distintivo de metal contra metal. La boca de James se queda inmóvil contra la
suya, y Regulus retrocede con una exhalación temblorosa, observando a James parpadear
rápidamente e inclinar la cabeza hacia arriba para mirar hacia donde Regulus lo ha esposado al
poste.

El poste tiene ganchos de los que colgaban los suministros, lo que significa que James no puede
simplemente ponerse de pie y subir y bajar las esposas del poste. Está atrapado.

James da un pequeño tirón con visible confusión, mirando dónde está atrapado sin comprender lo
que está sucediendo. Tira de nuevo, aparentemente instintivamente, luego frunce el ceño y mira a
Regulus. Por un momento, ninguno de los dos habla, y Regulus siente que se le rompe un poco el
corazón, porque está a punto de destrozar a James por segunda vez, y esta vez, lo elige.

"Así no es como esperaba irme, si soy honesto", murmura James, con las cejas fruncidas. —Reg,
¿Qué estás haciendo?

Regulus traga y se dobla hacia adelante para presionar un suave beso en la frente de James, sus
manos subiendo para enmarcar el rostro de James y mantener su cabeza quieta. Cuando se retira, se
encuentra con la mirada de James y le da una sonrisa tambaleante. "Sirius te necesita, James. Tus
padres te necesitan. El mundo, todo el jodido mundo te necesita. El único lugar al que vas es a
casa".

"Regulus", dice James, con un tono afilado cuando Regulus se mueve hacia atrás y comienza a salir
de su regazo. Se lanza hacia delante para agarrar con un puño la parte delantera de la camisa de
Regulus, sosteniéndola con un agarre tan desesperado que las puntadas y las costuras hacen ruidos
de rasgaduras mientras James las estira tratando de arrastrarlo hacia atrás. "¿Qué diablos crees que
estás haciendo? Ven aquí. ¿Qué estás—"

"Tú me elegiste, y ahora yo te elijo a ti", murmura Regulus, haciendo una mueca leve mientras
agarra su camisa y la tira con fuerza del agarre de James. James tropieza hacia adelante sobre sus
rodillas con un gemido, luchando para girar y agarrar su estómago, que aún sangra, mientras se
empuja lo más lejos que puede, alcanzando a Regulus.

"Espera, espera, Regulus, por favor", se ahoga James, sonando genuinamente angustiado mientras
se balancea sobre sus pies, medio doblado desde donde las esposas no lo dejan pararse del todo.
Debe tener un dolor inmenso, pero deja escapar un sonido ahogado y deja caer la mano de la
herida para extenderla hacia Regulus, con la palma cubierta de sangre. "Solo, solo por favor, ¿De
acuerdo? Ven aquí. ¿Quieres venir aquí, por favor? Deja de retroceder, ¿De acuerdo? Podemos,
vamos a..."
"Lo siento, nunca descubrí cómo estar lo suficientemente bien como para darnos la oportunidad
que merecíamos", dice Regulus con voz áspera, porque a eso se reduce todo. "Tú, más que yo,
mereces ser feliz, y desearía haber podido intentar ayudarte a ser feliz, pero no pude. Me arrepiento
mucho de eso".

James se inclina lo más que puede, ambos brazos abiertos mientras trata de acercarlos. Regulus da
otro paso hacia atrás y la respiración de James se vuelve aún más errática que antes. Sus ojos están
muy abiertos. Parece aterrorizado. "Solo espera un maldito segundo, ¿Quieres? Piensa en esto,
amor, ¿De acuerdo? Lo que sea que estés haciendo, lo que sea que estés tratando de probar,
simplemente no lo hagas. Por favor. Por favor, solo regresa aquí. Solo quédate conmigo. "

"No puedo hacer eso", susurra Regulus.

"Regulus... Regulus", espetó James, el pánico tiñendo su tono mientras tiraba infructuosamente de
las esposas, tirando hacia adelante. "Detente. Joder, detente ahora mismo. No te atrevas a hacerme
esto. No puedes hacerme esto, no después de todo, no después de haber pasado años asegurándome
de que nunca lo harías. Por favor."

Regulus toma una respiración profunda, luego la suelta lentamente, sintiéndose extrañamente
calmado. Es una extraña especie de serenidad que cae sobre él, algo en él que se asienta. "Esa es la
cuestión, James, pasé años haciendo todo lo posible para asegurarme de creer que nunca lo haría,
pero la verdad es que lo entiendo. Dijiste que no entendía porque no siento lo mismo, pero por
supuesto. Lo entiendo. He entendido por más tiempo que tú lo que es amar tanto a alguien que
sabes que nunca te recuperarás de perderlo. Nunca me recuperé. Te perdí, perdí a Sirius y me perdí
a mí mismo. Pero entonces entendí, y entiendo ahora, y siempre he entendido. Nunca dejé de
entender”.

"¡Detente!" James estalla, avanzando frenéticamente mientras Regulus comienza a retroceder con
determinación. "Regulus, vuelve aquí. No, por favor no lo hagas. Regulus. Por favor, solo espera,
¿De acuerdo? Nunca te perdonaré. Nunca me recuperaré, ¿De acuerdo? Entonces, por favor, yo te
lo ruego, por favor, detente".

"Incluso si me odias, me seguirás amando", le dice Regulus, con los labios fruncidos con tristeza.
"Confía en mí, lo sé todo sobre eso".

James suelta un sonido ahogado, doblándose un poco como si las palabras fueran un golpe físico.
Tropieza contra el suelo desde donde intenta desesperadamente liberar su mano de las esposas, sin
éxito. Gime a través de su dolor y se queja de su miedo, y Regulus no tiene dolor ni siente miedo,
porque la aceptación es más fácil cuando está impulsada por el amor.
"Sigue comiendo con tus padres. Cuida a Sirius y deja que él te cuide a ti. Has tenido mi sombrero
todo este tiempo, así que es mejor que lo sigas sosteniendo por mí", dice Regulus, deteniéndose. en
la orilla del río. James parece estar conteniendo la respiración, como si un movimiento fuera a
empujar a Regulus al borde del abismo. "Si tengo suerte, James, tal vez tenga un pedazo de paraíso
esperándome. Si lo tengo, entonces sabrás a dónde voy. Sin importar el tiempo que tarde, estaré allí
cuando sea el momento para ti; bailaremos, y reiremos, y nada de esto importará. La otra vida
donde no somos una gran, gran tragedia, ahí es donde te estaré esperando, cariño".

"Por favor", suplica James, y es un mero suspiro, casi perdido por el viento porque es muy suave y
débil. Sacude la cabeza, las lágrimas se acumulan constantemente y se derraman por sus mejillas.
"Por favor, no me dejes".

"Lo siento", es todo lo que Regulus puede pensar en decir en sus últimos momentos, porque lo está.
Está tan, tan arrepentido de tantas cosas, y es demasiado tarde para que haga algo al respecto. Tan
cerca, y como siempre, nunca lo suficientemente cerca. Lamenta que Sirius tenga que verlo morir,
después de haber perdido tanto de sí mismo para hacer todo lo posible por mantenerlo con vida.
Lamenta haber estado demasiado perdido y demasiado jodido para siquiera darse cuenta de lo que
quería, y mucho menos permitirse tenerlo. Lamenta no haber subido más alto; lamenta no haber
mirado nunca dentro del caballo de madera; lamenta ser Troya. Se está ahogando en sus
arrepentimientos antes de tocar el agua.

Es fácil, de alguna manera, entregarse a la gravedad, relajándose de nuevo en la caída libre.


Escucha a James gritar, gritando su nombre con frenética desesperación, y es lo último que escucha
antes de caer al agua con un chapoteo. El río carmesí le da la bienvenida como si lo estuviera
esperando; lo recibe con manos frías y con garras que lo arrastran más profundo bajo la superficie.

Regulus se da cuenta enseguida de por qué sólo tardan dos minutos en morir los que están en el río
carmesí, porque no sólo hay que preocuparse de ahogarse. También son las manos que tiran de él,
las garras que se hunden profundamente y le desgarran la piel, intentando separarlo. Son
implacables, despiadadas, y no puede evitar abrir la boca para gritar bajo el agua, con los pulmones
protestando y el dolor estallando en cada extremidad. Excepto que no es agua, es sangre, y es
espesa en su boca mientras la traga y la traga, instintivamente tratando de sobrevivir incluso ahora,
tal como lo ha estado haciendo todo este tiempo. Tiene las manos rasgándole el pecho, una
empujando como si quisiera llegar al corazón y arrancárselo como si fuera un trofeo, y se da
cuenta de que eso es exactamente lo que está haciendo. Y así es como morirá. Sin corazón

Nadie puede escucharlo debajo de la superficie, pero sus gritos ahogados y ahogados toman la
forma de un nombre. En su pánico, en su bruma de dolor, es a Sirius a quien instintivamente llama.
~•~

El grito crudo y devastado de dolor que resuena a través del edificio es tan fuerte que los que están
en las suites arriba y abajo de la que ocupa Sirius Black pueden escucharlo con una claridad
aterradora, un sonido tan catastrófico que se engancha en el alma e inunda la empatía de uno hasta
que el dolor es demasiado insoportable para soportarlo, y ni siquiera es su dolor.

Imagina cómo se siente Sirius.

Es suyo. El dolor es suyo. El dolor es suyo. Porque su hermano pequeño acaba de arrojarse en un
río del que nunca podrá resurgir, las manos tirando de él hacia abajo en segundos. En el momento
en que desapareció, Sirius sintió que su corazón se derrumbaba, como si se endureciera y luego,
absurdamente, se rompiera en pedazos, todo a la vez, tan pronto como Regulus se perdió para él.

Sirius está aquí y no quiere estar aquí. Él quiere irse. Quiere dejar de existir y, quizás egoístamente,
no vivir este momento. Él quiere olvidar. Quiere perder esto, porque no puede tolerarlo. Él no
puede manejarlo. ¿Por qué su mente y su memoria no lo dejan escapar ahora?

Al principio, Sirius ni siquiera se da cuenta de que está gritando. Cree que es solo James, porque es
el gemido de James el que suena en su cabeza, exactamente de la misma duración y nivel de agonía
que Sirius siente que lo toma, como si estuvieran sincronizados incluso en su dolor.

Y luego, "Sirius, Sirius, oye, detente..."

Sirius no sabe que se está golpeando un lado de la cabeza con la mano, tratando de olvidar,
suplicando que su memoria falle ahora, deseándolo más que nunca, ni siquiera es consciente de la
acción hasta que Remus se derrumba en el suelo junto a él para quitarle la mano. Unos brazos lo
envuelven, manteniéndolo en su lugar mientras se pliega hacia adelante en el codo de Remus,
tratando de salirse de sus brazos, tratando de alejarse, como si pudiera escapar físicamente del
dolor si solo se mueve.

"Mi hermano, él es mi hermano", dice Sirius, desesperado por que alguien lo entienda, necesitando
a alguien, necesitando al mundo entero, para comprender lo jodidamente devastador que es esto. Si
se dieran cuenta, si el universo entendiera, tal vez alguien o algo haría que se detuviera.

"Está bien, está bien, hey, lo sé", susurra Remus, tirando de él un poco, abrazándolo.
"Nosotros—nosotros no—ni siquiera llegamos a—" Sirius se interrumpe con un pequeño sonido,
débil e indefenso como si él también se estuviera ahogando. No llegaron a arreglarlo; no tuvieron
suficiente tiempo. Sirius nunca llegó a decirle que lo ama.

"Lo siento, Sirius, lo siento mucho". Remus cierra la mano en la parte de atrás de la camisa de
Sirius, dejándolo caer sobre él, su cara pegada al brazo de Remus. Puede sentir el goteo caliente de
sus lágrimas manchando su rostro y la manga de Remus. Remus se mantiene unido, siendo la roca
que Sirius necesita que sea en este momento.

Se arrodilla justo ahí y deja que Sirius llore contra él, sin decir una palabra más.

Sirius intenta olvidar, y este momento permanece grabado a fuego en su memoria, vívido y sólido.
Nunca olvidará cuánto dolor le está causando Regulus en este momento.

Nunca.

~•~

James tira de las esposas con tanta fuerza que le duele el hombro, un estallido de dolor que se une
al resto de su estómago y pierna, nada comparado con la vista de Regulus cayendo al río.

La tensión en su hombro hace que James caiga de rodillas, sus oídos zumbando mientras se
encorva hacia adelante y clava su mano ensangrentada en el suelo, tirando de la hierba mientras
intenta infructuosamente arrastrarse hacia adelante, incluso si eso significa arrancarse el jodido
brazo. No consigue muchos resultados; solo hace que el torbellino del mundo sea un enfoque más
nítido.

James está luchando por respirar, mareado y delirante por el dolor y la pérdida de sangre, los
bordes oscuros se arrastran por las esquinas de su visión, pero parpadea y lucha con todo lo que le
queda. No puede, no hará esto. No se suponía que sucediera así; tenía su plan, tomó su decisión, así
que esto no es justo. No está bien. James no puede. Él-

"Devuélvemelo", se ahoga James, levantándose para caer sobre sus talones, mirando al cielo a
través de sus lágrimas. "No voy a hacer esto. ¡Tráelo de vuelta! Por favor, solo, por favor, tráelo de
vuelta. Yo no puedo. No puedo. Por favor, lo amo".

Ninguna respuesta. Es solo él. Está solo aquí, abandonado a todas las versiones de dolor que hay
que sentir, solo que cada vez se vuelve más insoportable. Hasta el agua está quieta.
James no puede soportar esto. Él no lo hará. Nunca quiso, y se niega a dejar que termine así. El
cañón aún no ha sonado, por lo que James hurga temblorosamente en su bolsillo, envolviendo los
dedos alrededor del frasco de veneno Horrocrux Hornet de Vespa, lo último a que Vanity se aferró.

"Lo siento. Sirius, lo siento mucho", balbucea James, sacando rápidamente el tapón de la parte
superior del frasco. Toma una respiración profunda, luego exhala. "O me lo devuelves y nos dejas
ir a casa, o no nos atrapas a ninguno de los dos. Dijiste, nos dijiste que podemos irnos a casa, que
puede haber dos Victors, así que eso es lo que será. Los dos, o ninguno de los dos".

Con eso, James se lleva el frasco a la boca sin siquiera una fracción de segundo de vacilación, su
ultimátum anunciado al mundo con nada más que promesas. Si Regulus muere en ese río, James
ingerirá el veneno y estará muerto antes de que alguien pueda alcanzarlo. No pueden tenerlo, no sin
Regulus. Solo pueden tenerlos a ambos.

Entonces, a pesar de saber que hacer esto le causaría un dolor insoportable, que terminaría en una
muerte horrible, James se lleva el frasco a los labios y lo sube, jodidamente enserio. Lo va a hacer,
y cree que ni siquiera notará la diferencia en el nivel del dolor. Esto es insoportable como es.

El veneno es espeso en el frasco, deslizándose verde y brillante como la miel, acercándose cada
vez más a donde está su boca entreabierta. Tan pronto como suene ese cañón, lo tragará. Cierra los
ojos, preguntándose casi histéricamente cómo sabrá. Tal vez encuentre a Vanity cuando todo esto
termine, y él pueda contarselo, porque seguramente tendrá curiosidad por saber.

"¡Deténgase!"

Hay un fuerte chapoteo, y los ojos de James se abren de golpe mientras saca el frasco de su boca,
conteniendo el aliento al ver unas manos pálidas que sacan a Regulus del agua y lo depositan de
nuevo en la orilla del río. Chorros de rojo se derraman de él, y está tosiendo y tosiendo mientras se
arrastra hacia adelante, cortes profundos a través de su ropa que revelan cortes en su piel,
derramando sangre. Es más un río carmesí que el del que acaba de resurgir.

"Felicitaciones", dice la voz tensa y temblorosa de Slughorn. "¡Puedo presentarles a los...


vencedores de los 84º juegos del hambre!"

James deja caer el frasco, jadeando con dificultad mientras su visión se vuelve borrosa. Frente a él,
sangrando abundantemente, Regulus todavía se arrastra y se ahoga. James se estira hacia adelante
tanto como puede, tratando de alcanzarlo, pero Regulus se derrumba antes de que lo logre. El
mundo se inclina, oscureciéndose, y James también se derrumba.

~•~

Horace traga saliva mientras mira fijamente la pantalla ampliada en el centro de la habitación. En
él, James Potter y Regulus Black están desplomados en el suelo, con los brazos extendidos y las
manos a solo unos centímetros de encontrarse.

"¿Señor?"

"Toca los estandartes de la victoria y sácalos", ordena Horace, soltando una respiración profunda
mientras observa cómo la pantalla se desvanece en el emblema de Hallow, un triángulo con un
círculo dentro y una línea que lo atraviesa, con imágenes de James y Regulus a cada lado.

Se envían los helitranspotadores y Horace rechina los dientes mientras mira la pantalla que muestra
los signos vitales de James y Regulus. Van a vivir, y ahora se espera que lo hagan. Se pregunta si
James se dio cuenta de que en su esfuerzo por salvarse a sí mismo y a Regulus, estaría condenando
a alguien más.

Horace se pregunta si James lo sabía, ¿Le importaría una vez que se diera cuenta de que estaba
condenando al creador de juegos principal?

Horace esperaba que Tom estuviera satisfecho con el cambio de reglas, como todos los demás. Él
es el Maestro del Hallow, por lo que seguramente apoyaría su entusiasmo y deleite con algo que
nunca antes se había hecho. Horace había anticipado elogios. Horace no había conseguido

eso.

"El punto de los juegos del hambre es que solo puede haber un Víctor", había dicho Tom, mirando
a Horace con esos escalofriantes ojos suyos. "Tienes razón, Slughorn, nunca ha habido dos. Hay
una razón para eso".

"Sí, pero ¿No es emocionante algo nuevo?" Horace había preguntado esperanzado, porque creía en
ello, porque estaba muy entusiasmado con su idea. Dos Víctors. Dos jóvenes enamorados, que
consiguen volver a casa y vivir felices para siempre. A todo el mundo le encantaría eso; todo el
mundo ama un final feliz, incluso el mismo Horace. Estaba deseando que llegara, de hecho.
A Tom Riddle no le importaba eso, ni un poco. "Algo nuevo es peligroso. El Hallow no tolera una
amenaza, ni del exterior ni del interior. Todas las amenazas son eliminadas. ¿Pretendes ser una
amenaza?"

"No", se apresuró a decir Horace. "Por supuesto que no."

"Entonces asegúrate de no convertirte en uno", respondió Tom, y Horace supo al instante lo que
tenía que hacer.

El problema es que Horace no puede entender cómo hay una forma de evitar esto, ya que James se
encargó de que solo un Víctor no fuera una opción. O eran los dos, o ninguno. Todo o nada, y las
Reliquias no estarían satisfechas con nada. No había una solución fácil, porque incluso si Horace
dejaba morir a Regulus en ese río y enviaba gente a buscar a James, él estaría muerto por el veneno
antes de que lo alcanzaran.

La única otra opción era dejar que James bebiera el veneno y sacar a Regulus del río, pero James
estaba esperando ese cañón. Aunque Horace subiera a Regulus y dejara que James se desangrara,
no podía estar seguro de que Regulus y James no colaboraran para morir juntos; parecía que habían
llegado a un punto en el que ninguno de los dos estaba dispuesto a abandonar la arena y ambos
habían demostrado que estaban más que dispuestos a morir por eso. Encima, si Horace sacaba a
Regulus y no los anunciaba como los Víctors después de todo eso, seguramente el mundo se
amotinaría.

Horace no puede decir cuál fue la respuesta adecuada para esto; nunca ha habido dos Víctors, pero
tampoco nunca ha habido ningún Víctor, y la reputación de Horace estaría hecha trizas si
decepcionara a todos los espectadores de esa manera. Él solo... él solo quería darle a la gente lo
que quería, y también estaba en una posición muy difícil. Seguro que Tom lo entenderá…

Hay un gran peso asentándose en el estómago de Horace que le hace pensar que, no, Tom no lo
entenderá. Siente una punzada de miedo que Horace nunca antes había sentido completamente a lo
largo de su columna. Él da las órdenes finales (lleva a los Víctors a la enfermería y notifica al
mentor) y luego sale de la habitación. Se aloja en una suite en la parte trasera del edificio, en los
niveles inferiores, y se toma la molestia de tomar el ascensor hasta el sótano y caminar rápidamente
entre las celdas vacías de los sirvientes para llegar al ascensor de la planta baja en el otro lado, y
subir hasta su piso.

Está tranquilo en el camino a su habitación y dentro de su habitación, pero no puede quitarse de


encima la sensación de paranoia que se desliza bajo su piel. Siente que necesita moverse más
rápido, escapar, como si lo estuvieran persiguiendo; sin embargo, no hay evidencia para respaldar
esa afirmación. Es solo... el recuerdo de los ojos de Tom, la forma desvergonzada en que dejó muy
claro que, si Horace hiciera algo que le desagradara, entonces sería etiquetado como una amenaza
y tratado como todas las amenazas.

Horace nunca tuvo la intención de convertirse en una amenaza. Sin embargo, tiene la sensación de
que Tom no lo verá de esa manera.

Frenéticamente, Horace tira prácticamente todo su guardarropa en su maleta, luego tira la mitad y
vacía casi todo el gabinete de licores en su bolso. Comienza a tomar su celular y su computadora
portátil, luego hace una pausa y recuerda todos y cada uno de los anuncios 'personalizados' que
aparecen después de escribir algo específico, lo que indica que puede ser y ha sido monitoreado en
los servidores de Hallow. Con sospecha, Horace los arroja sobre su cama y los deja atrás.

Nuevamente, cuando Horace se va, toma el ascensor hasta el sótano. Respira más tranquilo en
cuanto se cierran las puertas, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. ¿Adónde irá?
¿Adónde puede ir? No a casa, por supuesto. Seguramente alguien le permitiría... pasar
desapercibido un rato en la ciudad. Tiene contactos, gente que está seguro de que le ayudaría. Todo
lo que necesita hacer es—

Ding.

Los ojos de Horace se abren de golpe, levantando la cabeza mientras da un paso adelante para salir
del ascensor, bolsa en mano. Mantiene los ojos bien abiertos mientras avanza rápidamente por el
nivel del sótano, dirigiéndose directamente al garaje subterráneo que le permitirá salir del edificio
por la parte de atrás. No tiene auto, pero puede pedir uno en el pub que está al final de la calle, un
lugar que frecuenta a menudo.

Mientras Horace escucha el eco de sus zapatos chasqueando contra el concreto con cada paso, llega
a la horrible y espantosa conclusión de que no tiene ni idea de lo que está haciendo. Intentar
esconderse dentro de una ciudad del hombre que la dirige es un poco redundante, pensaría. Todas
sus conexiones son personas que, de manera realista, lo venderían en el momento en que creyeran
que eso podría ayudarlos a avanzar más en este mundo. Francamente, Horace no tiene idea de
adónde ir, ni siquiera qué hacer.

¿Es esto necesario? No puede evitar su propio escepticismo, pero de nuevo, hay un giro instintivo
en sus entrañas que le dice que es muy necesario, tan insistente que ni siquiera puede imaginar no
escucharlo. El pensamiento lo golpea, pero ¿Es esto lo que es tener instintos de supervivencia?
Unos instintos que te agarran cuando estás en peligro de... bueno, de no sobrevivir. ¿Es así como se
siente para aquellos en la arena, o incluso una fracción de ella? Horace está aprendiendo muy
rápido que la sensación es bastante desagradable y no tan entretenida cuando es él, en lugar de
personas en una pantalla.

Mientras Horace pasa por la entrada del garaje, bordeando la puerta baja, una voz suave dice: "¿Y
adónde va, Sr. Slughorn?"

Saltando levemente y aullando, Horace se da la vuelta con su bolso apretado contra su pecho, su
corazón late con fuerza mientras el terror puro convierte la sangre en sus venas en hielo. Encuentra
al culpable rápidamente, una mujer joven con una larga boquilla plateada que tiene un adorno de
dragón envuelto alrededor, la boca abierta y los colmillos donde va el cigarrillo. Ella inhala, y hace
que el humo parezca saliendo de las fosas nasales del dragón. Su corazón se calma mientras le
pone un nombre a su rostro.

"Ah, Sra. Meadowes", dice Horace con cansancio, desinflándose un poco. Se aclara la garganta.
"Me diste un susto, querida. Debo preguntarte, ¿Por qué no estás adentro, celebrando? Los tributos
para los que diseñaste son Victors y seguramente necesitarán tus dones pronto".

"Oh, los tendrán, no te preocupes por eso", dice Dorcas. Está bastante seguro de que ese es su
nombre, en cualquier caso. Si es honesto, no le gusta mucho como estilista, un poco demasiado
radical para su gusto, pero apreciaba su trabajo en Regulus y James por la forma en que vigorizó a
los espectadores. "Parece tener bastante prisa, señor. Hubiera pensado que estaría dentro
celebrándose a sí mismo, en realidad. Y sin embargo..."

"Sí, bueno... surgió algo. Encantado de hablar contigo, pero realmente debo irme", declara Horace
rápidamente, asintiendo cortésmente antes de girar sobre sus talones.

"Él te encontrará eventualmente", anuncia Dorcas antes de que pueda dar un solo paso, y se
congela en su lugar. Lentamente, se da la vuelta. Ella le sonríe sin ningún tipo de calidez y deja
caer el cigarrillo de la boquilla, aplastándolo con el talón mientras desliza la boquilla en el moño
de su cabeza, haciendo que parezca que el dragón está durmiendo en un nido de trenzas. "Como
pensaba. Riddle no está complacido, ¿Verdad?"

Horace no sabe qué decir, y Dorcas no le da mucho tiempo para pensar en una respuesta, dejándolo
nervioso.

"Es una pena", continúa Dorcas a la ligera. "Creo que lo que hizo fue revolucionario, Sr.
Slughorn". Hace una pausa, ladea la cabeza y sonríe más amplia, más malvada, con un borde.
"Aunque, supongo que es por eso que Riddle no está complacido".
"Yo no-" Horace traga, flexionando sus dedos alrededor del asa de su bolso. "Tenía pocas opciones.
Mis manos estaban bastante atadas, ya que el chico, James, no me dejó opciones".

"Mm", tararea Dorcas, con los labios contraídos, "Me compadezco. Realmente lo hago. Eso es lo
que pasa con el sol, ¿No? No importa qué, sigue subiendo. No puedes mantenerlo bajo".

Horacio frunce el ceño. "¿Qué estaba destinado a hacer en esa situación?"

"Me imagino que Riddle hubiera preferido que los mataras a ambos en lugar de dejarlos vivir",
reflexiona Dorcas. "Es algo peligroso, dar poder a aquellos que no están destinados a tenerlo".

"No estaba dando poder—"

"Puede que esa no haya sido su intención, Sr. Slughorn, pero eso es lo que acaba de hacer. Es una
amenaza. ¿Qué cree que hace Riddle con las amenazas?"

"Él los elimina", dice Horace con voz áspera, con la boca seca.

Dorcas sonríe de nuevo, tan agudo como antes. "Cuando puede encontrarlos, eso es exactamente lo
que hace. Asumo que no te gustaría que te encontraran, ¿Sí?"

"No soy una amenaza", insiste Horace, sacudiendo la cabeza, sintiéndose demasiado viejo y fuera
de lugar para tales acusaciones.

"Entonces, ¿Por qué estás corriendo?" Dorcas susurra, los labios se curvan mientras sus ojos
brillan. Ella lo mira fijamente, con una mirada penetrante, y luego sube por el camino de entrada
que sale del garaje para detenerse en la calle junto a un coche negro. Ella abre la puerta del lado
del pasajero y se vuelve hacia él. "Entre, Sr. Slughorn".

"Yo… yo realmente tengo que irme", dice Horace, con el corazón golpeando en su pecho.

"Dije", repite Dorcas lentamente, abriendo su abrigo a la altura de la cadera para revelar un arma
atada a su cinturón, "entre".

Horace se olvida de cómo respirar por un momento, y está bastante seguro de que sus rodillas se
golpearían juntas por lo fuerte que está temblando si se atreviera a mover los pies. En su pánico,
solo puede fanfarronear, "¿Qué vas a hacer? ¡¿Dispararme en la calle?! ¿De dónde sacaste un arma
de fuego? Solo aurores..."

"Claramente no", interrumpe Dorcas rotundamente, levantando una ceja mientras descansa su
mano perezosamente sobre el arma, cómoda con ella de una manera que envía un escalofrío por la
columna vertebral de Horace. "Y, si te disparara en la calle, ¿A quién le importaría? Me atrevo a
decir que Riddle lo consideraría justificado, ¿O no?"

A eso, Horace no tiene respuesta, porque cree que ella tiene razón.

"Sube al auto", ordena Dorcas bruscamente. "No te lo diré de nuevo".

Lentamente, Horace camina hacia adelante con piernas temblorosas, su corazón late tan fuerte que
puede escucharlo en su cabeza. Se aferra a su bolso como un escudo, completamente aterrorizado,
pero Dorcas lo observa esquivar su camino con cautela hacia el auto y entrar. Tan pronto como
entra, ella cierra la puerta detrás de él y camina para entrar por el otro lado.

"¿A dónde me llevas?" Horace gime, agarrando su bolso en su regazo mientras Dorcas conduce.

Dorcas no responde.

De hecho, ella no habla en absoluto durante bastante tiempo, y Horace está casi seguro de que lo
hace a propósito, solo para desconcertarlo aún más. Se adentran más en el Hallow, en el corazón de
la ciudad, y Horace debate sobre lo que puede hacer con su situación. Nunca ha peleado con nadie.
Nunca ha tenido un arma cerca como una amenaza, solo como una forma de protección. Nunca ha
sentido... miedo. No es verdadero miedo, como esto. Temor por su vida. Lo más cerca que estuvo
fue cuando Regulus le arrojó una daga a la cabeza, y eso realmente lo mantuvo despierto toda la
noche, pensando en lo terriblemente cerca que había estado.

Al principio, Horace está muy seguro de que Dorcas Meadowes trabaja en estrecha colaboración
con Tom y es la encargada de eliminarlo, como lo son todas las amenazas. Su mente corre con la
desesperada necesidad de evitar su destino, pero no importa lo que finalmente se le ocurra, ningún
plan parece práctico.
Luego, sin previo aviso, Dorcas dice: "Sr. Slughorn, trabajo con una organización que está en
desacuerdo con... muchas cosas, de las cuales Riddle actualmente se encuentra en el centro. Los
juegos del hambre, la pobreza forzada, la desigualdad que se extiende por los distritos en
comparación con el Hallow, solo por nombrar algunos".

"Tú-" Horace gira su cabeza para parpadear hacia ella, ciertamente sorprendido. Lo único que se le
ocurre decir es: "Pero usted es una Hallow, Sra. Meadowes".

"Ah, entonces ves los problemas, pero simplemente no te importa cuando no se aplican a ti",
murmura Dorcas, sacudiendo la cabeza mientras suspira. "No eres ignorante. No, eres peor. Eres
consciente y estás dispuesto a perpetuar los problemas".

"Yo no hago tal cosa", balbucea Horace.

"Soy consciente de que soy una Hallow, señor Slughorn", continúa Dorcas, como si él no hubiera
hablado. "Eso no me da derecho a evitar lo que está mal en este mundo, o quién es la fuente de
ello. ¿Quieres saber por qué estoy tan segura de que acabas de proporcionar munición al bando de
la guerra en el que no está Riddle? El cambio de reglas. Verás, ayer hablé con Sirius, quien te dio
la idea de hacerlo en primer lugar, y me dijo..."

"No, estás mal informada", interrumpe Horace. "La idea fue mía".

Dorcas lo mira y le da una sonrisa plácida y condescendiente. "Claro que lo fue, señor. En
cualquier caso, Sirius mencionó que estaba muy complacido con eso. Entonces, ¿Por qué
cambiarlo? Usted es el creador principal de juegos, y la única persona que está por encima de usted
con alguna influencia en los juegos es Riddle. Entonces, si no quisieras cambiar la regla, la única
otra persona que podría obligarte sería él. Ahora, ¿Por qué te exigiría que cambies la regla si no
sintiera que Regulus y James eran una amenaza para él? ¿Una amenaza para todo?

Horace la mira con los ojos muy abiertos, una vez más sintiéndose muy fuera de sí. No está del
todo seguro de lo que ella está insinuando, y no entiende lo que quiere decir con guerra. No hay
guerra; no puede comprender por qué tendría que haber una guerra. ¿Qué otro lado hay, y por qué
están luchando?

"A tu favor, hiciste un intento de seguir sus órdenes", continúa Dorcas. "Simplemente no cumpliste,
y eso me sorprende. Seguramente sabías que tu vida estaba en juego".
"Yo... yo estaba consciente, sí, pero de nuevo, no estaba seguro de lo que se suponía que debía
hacer en esa situación", admite Horace. "Si los matara a ambos, mi reputación estaría por los
suelos".

"¿Es su reputación más importante para usted que su vida, Sr. Slughorn?" pregunta Dorcas.

"Es la segunda después de mi vida", declara Horace con el ceño fruncido, porque una reputación es
todo lo que una persona tiene, en realidad. Es todo lo que ha tenido. Su reputación lo conecta, y sus
conexiones lo llevan a donde quiere estar en la vida. Sí, estar vivo es más importante, pero ¿Qué es
vivir si no está viviendo cómo quiere?

Dorcas se ríe burlonamente. "Oh, te van a comer vivo en el Fénix".

"¿Qué?" El corazón de Horace salta de nuevo. "¿El Fénix? ¿Qué es eso? ¿Es eso, es una prisión?
¿Como Azkaban? ¿Voy a ir a prisión?"

"Eh", dice Dorcas a la ligera, inclinando la cabeza de lado a lado y agitando la mano
perezosamente.

"¿Voy a ir a prisión?" Horace se ahoga.

Una vez más, Dorcas no responde. De repente se endereza en su asiento y agarra el volante con una
mano, agachándose para agarrar la palanca de cambios y ponerla en una marcha diferente. El auto
se sacude hacia adelante y Horace mira frenéticamente por el parabrisas delantero, con los ojos
abiertos cuando se da cuenta de dónde están.

En la parte trasera de la ciudad, hay un túnel que una vez estuvo en construcción hace décadas,
pero que fue abandonado por alguna razón u otra, y lo único que Horace sabe con certeza es que se
derrumbó al final y tiene un sumidero en el medio. Un sumidero hacia el que Dorcas se dirige a
toda velocidad sin pestañear, el auto acelera mientras los empuja más rápido, tanto que Horace se
siente enfermo.

"¡El—el—hay un sumidero!" Horace grita, lanzando su mano hacia arriba y apoyándola contra el
techo del auto.
Dorcas solo se ríe, en voz baja y suave, mientras se acercan al sumidero demasiado rápido para que
puedan detenerse a tiempo. Horace cierra los ojos con fuerza y retrocede en su asiento, esperando
el impacto, esperando...

"Ya puedes abrir los ojos", dice Dorcas, divertida.

"¿Qué?" Horace dice con voz áspera, los ojos se abren de golpe para verlos reducir la velocidad un
poco a medida que continúan en el túnel. Se da la vuelta para mirar por el parabrisas trasero, su
cerebro arroja signos de interrogación en todas direcciones porque el sumidero todavía está allí.
"¿Cómo es que...?"

"Es falso", le dice Dorcas. "La Orden lo llenó hace años y usó tecnología para mantener la ilusión
de que todavía está allí. También funciona como un sistema de alerta, así que en cualquier
segundo..." Se interrumpe cuando el auto comienza a sonar, la pantalla en su tablero iluminando.
Ella se ríe y se acerca para responder, sonriendo mientras dice: "¿Cómo supiste que era yo?"

"Porque eres la única que pasa a toda velocidad", dice el tono severo y poco impresionado de lo
que Horace está seguro es una mujer. Suena desaprobadora, como una madre. "Estoy pensando en
dejarte varada en la puerta, Dorcas".

"Oh, no hagas eso. Tengo algo que le va a gustar mucho a la Orden. Pon el tren en marcha, por
favor", dice Dorcas.

Hay un latido de silencio, luego un zumbido. "Ya veo. La puerta se está cayendo ahora. El tren
estará listo cuando llegues".

"Gracias", responde Dorcas, luego se inclina hacia adelante para presionar la pantalla. No había
número de pantalla o nombre.

"Se derrumbó", señala Horace angustiado mientras se dirigen hacia el final bloqueado del túnel que
es solo una pared de rocas y escombros. Envejecido y polvoriento.

"Oh, sí, eso sigue siendo real", concuerda Dorcas mientras conducen hacia allí.

Horace se estira para agarrar la manija sobre la puerta, aferrándose a su bolso con la otra mano, su
corazón latiendo con fuerza a medida que se acercan más y más. Tiene la tentación de volver a
cerrar los ojos y se las arregla para no hacerlo cuando descienden abruptamente por un declive en
el pavimento que no es visible hasta que lo conducen, solo unos metros antes del final del túnel
derrumbado.

El suelo vuelve a nivelarse y Horace mira con los ojos muy abiertos el largo y oscuro túnel debajo
del que acaban de atravesar, iluminado por las luces del auto de Dorcas. Cuando mira hacia atrás
alrededor del asiento, el camino que descendía está volviendo a subir, una rampa hacia el túnel de
abajo que se eleva en menos de un minuto.

"¿Esto siempre ha estado aquí?" Horace murmura asombrado.

"No siempre", responde Dorcas, "pero desde hace mucho tiempo. Sin embargo, más tiempo del que
Riddle ha sido Maestro del Hallow".

"Ha sido Maestro durante bastante tiempo", dice Horace.

"Lo creas o no, hay personas que son mayores que Riddle", le dice Dorcas. "La gente vino antes
que él".

"Soy mayor que Tom Riddle", Horace se siente obligado a señalar. "Si te refieres a quién fue el

Maestro antes que él, por supuesto que lo sé. Lo recuerdo, incluso todos estos años después. Gellert
Grindelwald".

"No estoy hablando de la historia del Hallow", declara Dorcas, mientras el auto frena mientras
toma una curva y se detiene a un lado. Enfrente hay un viejo vagón de tren, uno solo, y está
bastante oxidado. "Y eso ya lo sé, incluso mejor que tú".

Horace se burla. "Imposible. Lo viví ".

"Solo una parte", contesta Dorcas, quitándose el cinturón de seguridad y arqueando las cejas hacia
él. "Escuché sobre el lado que ni siquiera sabías que existía. Ahora, vete".

"¿Dónde estamos?" Horace demanda sospechosamente, pero Dorcas simplemente lo ignora y sale
del auto, yendo a encontrarse con una mujer que baja los escalones del tren.

La mujer tiene cabello gris y arrugas alrededor de su boca pellizcada, pero a pesar de los signos de
su edad, está vestida con pantalones tácticos negros, una pistola también atada a su cinturón, y una
camiseta sin mangas negra que muestra los tatuajes que cubren sus brazos. desde la parte superior
hasta la muñeca en ambos.

Después de un momento, Horace respira hondo y sale del auto con la bolsa en la mano. Se acerca
con cautela, y ambas mujeres se quedan en silencio tan pronto como él está a su alcance.

Dorcas se vuelve hacia él, y la otra mujer lo mira por encima del hombro como si fuera menos
impresionante que un montón de tierra. Sus labios se presionan en una línea delgada, y da un paso
atrás, dejando que Dorcas le haga señas para que avance, señalando el tren. Horace frunce el ceño,
pero pasa junto a ella para mirar el tren, con las cejas fruncidas.

"Es tu viaje", explica Dorcas, y Horace se gira para mirarla con incredulidad, sin siquiera
importarle que esté de pie junto a la otra mujer. Está agitado porque Dorcas tiene la audacia de
creer que simplemente abordará un tren sin saber a dónde se dirige. Ella debe ver la indignación en
su rostro, pero solo la hace sonreír. "Oh, no se preocupe, Sr. Slughorn, el tren es perfectamente
seguro. Nunca antes ha fallado en llegar a su destino, y puedo asegurarle que nunca lo hará".

"No voy a simplemente—simplemente subirme a ese tren, Sra. Meadowes, ¡No sin respuestas!
¡Eso es absurdo!" Horace sisea.

Dorcas levanta las cejas hacia él. "Tienes razón, tienes otra opción, por supuesto. No te haremos ir
si decides no hacerlo". Sus ojos son fríos cuando da un paso adelante, haciéndolo retroceder
instintivamente. "Tú eliges: puedes subirte a ese tren o te pueden volar los sesos".

Tan pronto como las palabras salen de su boca, Horace siente una presión de metal frío contra su
sien y escucha el claro clic del martillo de una pistola al colocarse en su lugar. Se congela, su
estómago se cae debajo de sus pies, y no le toma tiempo en absoluto comenzar a temblar por
completo. Sus dedos agarran con fuerza el asa de su bolso y, por mucho que lo aterrorice, lanza su
mirada hacia un lado para mirar, y sí, esa es una pistola apoyada contra un lado de su cabeza en la
mano de una mujer que parece no tener miedo, para apretar el gatillo.

"Si te subes a ese tren, te llevarán a un lugar seguro. Te darán comida, tu propio espacio y
protección en la forma del único lugar en este mundo donde Riddle no puede encontrarte", explica
Dorcas. "A cambio, no se le pedirá que luche en una guerra. No se le exigirá que se ensucie las
manos para solucionar los problemas que ayudó a mantener. No será torturado ni asesinado". Ella
da un paso adelante de nuevo, estirando la mano para agarrar su barbilla, los ojos brillantes y
ardientes. "Donde vayas, si así lo eliges, tendrás algo mejor de lo que mereces".

Un gemido se le escapa a Horace en contra de su voluntad.

"Espero que digas que no", susurra Dorcas, su voz es tan siniestra y áspera que Horace se queda
congelado, mirándola a los ojos como una presa atrapada entre las fauces de un depredador. Sus
uñas se clavan en un lado de su cara. "Me encantaría limpiar tu sangre del concreto debajo de
nuestros pies, porque no mereces vivir, Horace Slughorn. Los niños están muertos por tu culpa, así
que te lo ruego, elige no subirte a ese tren".

"Yo-yo-yo-" La respiración de Horace se entrecorta, y solo puede tropezar con sus palabras,
sintiéndose más pequeño y más asustado que nunca en su vida. No puede dejar de temblar.

"¿Cómo se siente, creador de juegos?" Dorcas pregunta en voz baja, torciendo su cabeza hacia un
lado para empujarlo más fuerte hacia el arma. Un sonido ahogado sale de su boca, y Horace está
indefenso ante las lágrimas que brotan de sus ojos. "¿Estás entretenido?"

"Por favor", gime Horace, cerrando los ojos con fuerza.

Dorcas clava sus uñas más profundamente por un momento prolongado, haciendo que duela, y
luego lo suelta. Él abre los ojos y ella frunce el labio con disgusto. "Esta es la última vez que le
preguntaré, Sr. Slughorn. ¿Subirá al tren o no?"

"Yo-" Horace traga, su aliento escapando de él todo tambaleante y tembloroso. “Sí, me... me subiré
al tren”.

"Lástima", murmura Dorcas, y nada ha asustado tanto a Horace como la genuina decepción en su
voz, ni siquiera los ojos vacíos de Tom Riddle.

"Entra, entonces", declara la mujer, bajando su arma y señalando las escaleras. Horace
prácticamente se apresura a entrar y, mientras avanza, escucha a la mujer decir: "Te veré dentro de
unos meses, Dorcas".

"¿No estarás en este puesto?" pregunta Dorcas.


"No, Dumbledore tiene planes para mí", es la respuesta de la mujer, y lo último que escucha
Horace cuando entra al tren.

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidas):

Para aquellos de ustedes que bajan por las advertencias:

Intento de suicidio/sacrificio: James se está desangrando/muriendo, y Regulus


esencialmente se da cuenta de que preferiría morir antes que dejar morir a james, por
varias razones, por lo que decide hacer exactamente eso. Esposa a James a uno de los
postes frente a la cueva y va arrojarse al río. James, siendo James, no está de acuerdo
con esto, obviamente, por lo que anuncia a los creadores de juegos que o le devuelven
a Regulus, o beberá el veneno del avispón horrocrux, y tiene toda la intención de
hacerlo.

Armas/amenazas de violencia armada: Dorcas muestra a Slughorn un arma en su


cadera para amenazarlo en un automóvil, y más tarde, ella le informa que puede
subirse a un tren o recibir un disparo, pone un arma en la cabeza de Slughorn, y
Dorcas empuja su cabeza contra ella de una manera amenazante. Nadie recibe un
disparo.

Garantías: Regulus no muere, James no muere, son anunciados como vencedores de


los 84º juegos del hambre y son llevados a casa. ¡¡¡Vivirán!!!

Tributos restantes: 0
Víctors: 2

Como siempre, muchas gracias a todos por los comentarios y opiniones!!!

Notas mías:

Ouroboros*: Es una palabra que deriva del griego y representa; la unidad de todas las
cosas materiales y espirituales, que no desaparecen nunca, sino que cambian de
aspecto en un ciclo perpetuo de destrucción y creación. (Regulus utiliza esa palabra
para por fin identificar sus sentimientos T-T)

Oh, él es tan malo* : En inglés la fase es "he's so fucking mean" por qué resalto esto?
Porque la palabra MEAN es una palabra sin traducción correcta al español, le ponen
traducciones o significados cercanos como "malo" cuando no es así, es más complejo
que eso, daré ejemplos para que lo entiendan. "MEAN" puede ser interpretado como
un insulto de niños, como cuando alguien lo trata menos y el niño le dice que esta
siendo "malo" y lo dice con inocencia tratando de herir los sentimientos de la otra
persona, pero sin hacerlo verdaderamente, ya entienden el punto o a lo que voy? Es
como que James cree que Regulus esta siendo malo con el por tratarlo asi cuando esta
muriendo, diciéndolo (solo en su cabeza) porque lo esta hiriendo, pero no
verdaderamente porque no puede odiar a Reg. Otro ejemplo claro es cuando en Little
Women la pelicula, Amy le dice a Laurie que esta siendo mala con ella, usando
"Mean" en vez de cualquier otra palabra para que a Laurie le duela y sepa que esta
hiriéndola, pero no lo dice verdaderamente porque lo ama. Espero se haya entendido
ya que lo que dijo James es mucho mas complejo que solo "él esta siendo malo" y es
por eso que esa parte duele mucho T-T solo quería aclarar.

Ahora siii holaaa, primero que nada quiero disculparme, si, si, ya lo sé, soy una
mentirosa, les prometo que ya tenía este capitulo listo para subirse el día después del
anterior como se los prometí, pero no pude por diversas razones y lo siento, nunca más
vuelvo a prometer nada, todo llegará cuando tenga que llegar, continuando...

Todo el capítulo es un mar de lágrimas para mí y más las pequeñas partes de Sirius
colapsando, por suerte ya verán más de ellos y el reencuentro de los tres en los
siguientes capítulos, Zar el autor ya tenía el final del libro y era este, pero decidió
experimentar otra cosa asi que es por eso que la historia continua, agradezcámosle por
eso. Y las tremendas referencias que hubo en todo el capítulo como el de Reg
ahogándose y siendo llevado por las manos, sin duda amo como escribe Zar.

Y luego muchos ya se habrán dado cuenta porque se llama "Hallow", para los que no,
hallow en español es reliquia, les dije hace tiempo que lo dejaría en inglés porque da
más impacto, pero bueno continuando. El símbolo del hallow son las reliquias de la
muerte, y si, es por eso que se llama así, besemos el cerebro de Zar.

También cambie el apodo que Regulus le da a James ya que cuando lo dijo por primer
vez no parecía el momento adecuado y lo deje después de eso, pero si, el apodo que le
dio a James es "bebé" jsjsjs ahora entienden por qué lo cambie? además tengo la
excusa de que James se estaba desangrando por primera vez y no me parecía adecuado
asi que lo cambie por "cariño" es igual de bonito y cariñoso, so... no me juzgues por
esto, no cambie nada más por si se lo preguntan, además cada cambio que hago
siempre lo especifico y lo digo aquí.

Sin más que decir, cualquier error que vean me lo dicen y nos vemos en el siguiente
capítulo, byeee!!!
A great, big tragedy. (Final alternativo)
Chapter Summary

La guerra de Troya duró diez años.

(Divergencia de los capítulos 24/25 de Crimson Rivers, preferiblemente leer después


de esos capítulos)

Notas mías:

Este básicamente es un final alternativo?

Este capítulo es el final que pudo haber tenido Crimson Rivers, pero Zar el autor
decidió descartarlo y seguir con la historia, pero decidió publicar esto de todos modos
para experimentar más como autor.

Nada de lo que se vea aquí pasará o sucederá en Crimson Rivers.

NO ES OBLIGATORIO LEERLO, HAZLO SI TE SIENTES BIEN HACIÉNDOLO


Y SI QUIERES HACERLO.

Chapter Notes

Notas del autor:

Bueno entonces.

Este capítulo es básicamente una divergencia de crimson rivers, del capítulo 24/25.
absolutamente necesitas leerlo, si estás leyendo esto.
Es básicamente el concepto que originalmente tenía para Crimson Rivers, en el que
Regulus moriría en los juegos del hambre. Deseché ese concepto y lo reelaboré porque
no quería escribir MCD*.

Mírame ahora.

No, escúchame, ¿De acuerdo? Soy un ENORMEMENTE blando, y realmente creía


que no sería capaz de escribir un fic sobre la muerte de un personaje principal. Aprecio
mis finales felices, déjame en paz.

Entonces, escribir esta idea en realidad me dio el espacio para probar suerte en MCD
para ver si podía hacerlo, mientras me brindaba la seguridad de no condenarme con
esto, porque Crimson Rivers sigue adelante, va y tendrá un final feliz. Quería extender
mis pequeñas alas de escritor y ver si esto era algo que podía hacer, o que me gustaba,
y digamos...

Bien. BUENO, para decirlo claramente, no he dormido en más de 24 horas, escribí


esto en MENOS de 24 horas, delirando y corriendo con el combustible de la angustia
pura. Lloré. Me sentí como un dios. He cambiado como persona y ahora me apoyo por
completo escribiendo MCD. ¿Lo haré de nuevo? Quizás. No puedo decirlo con
seguridad. pero ahora sé que es una posibilidad y algo que podría querer hacer. Para
ser claros, crimson rivers sigue siendo el mismo, no habrá MCD en ese fic. se aplican
las mismas reglas, todos los que obtengan un POV vivirán, y eso NO cambiará, esas
reglas no se aplican aquí, si alguien recibe un punto de vista, puede morir. Regulus,
por ejemplo, obtiene puntos de vista y muere.

Ahora, MCD no es para todos, ¡y está bien! ¡Absolutamente no lo leas, si no quieres


ver morir a tus favoritos! simplemente no lo leas si no quieres/no puedes! Y eres tan,
tan valido por eso <3

También, otra nota: esto es DIVERGENCIA de crimson rivers, lo que significa que
todo lo que sucede aquí no sucede en crimson rivers, está completamente separado.
Tampoco contiene spoilers, porque se desvía completamente del capítulo 24/25 de
Crimson Rivers y va en una dirección completamente diferente.

Piensa en ello como un universo paralelo, una vida diferente uno que en realidad no es
real y nunca sucede.
Puede notar que puse algunos fragmentos diferentes del capítulo 25 aquí,
particularmente al principio. ¡Sí, eso fue hecho a propósito!
¡¡¡Correcto, por favor por favor revisa las advertencias!!! Esta versión alternativa es
honestamente brutal y literalmente una de las peores cosas que he escrito.

TW del capítulo:

-Suicidio sacrificial
-Representaciones de sangre/heridas
-Una mención de una aguja que se utiliza para sedar a alguien
-Amnesia disociativa (no en detalle)
-Representaciones de la violencia
-Mención de tortura (breve, vaga y sin detalles, literalmente solo una oración)
-Referencias a muertes pasadas
-Una escena muy breve con contenido/implicaciones sexuales, pero no es explícita
-Pena
-Angustia
-MUERTE. MUERTE DE UN PERSONAJE IMPORTANTE!!! TUS FAVORITOS
MORIRÁN. LES DIGO QUE MORIRÁN.

Consulta las notas finales para ver las advertencias de muerte, si las necesita, ¡¡¡Que es
muy válido!!!

See the end of the chapter for more notes

La guerra de Troya duró diez años.


Regulus supone que hay algo apropiado en eso, algo casi predestinado, una batalla de diez años
que ninguna de las partes pudo ganar porque estaban demasiado igualados. Y luego el Caballo de
Troya. El cambio de rumbo de la guerra.

Regulus siempre estuvo fascinado por el Caballo de Troya que se usaron para entrar en Troya. Lo
golpeó, la brillantez de ocultar algo dentro de otra cosa, porque nadie lo vio venir, nadie podría
haberlo predicho, y era infalible. Le influyó tanto que cuando la vida le hizo la guerra a los quince
años, pensó en convertirse en ese Caballo de Troya.

Cuando Regulus se escondió, se escondió dentro de sí mismo. Se dobló y se retiró como los
griegos, esperando y esperando que volviera la cubierta de la noche, pero nunca pareció llegar.
Pensó, siempre pensó que estaba escondido, esperando el momento de destruir Troya.

Es una especie de cruel ironía darse cuenta de que, en verdad, Regulus nunca fue el Caballo de
Troya.

Regulus es Troya. Siempre ha sido Troya, porque el verdadero Caballo de Troya, todo este tiempo,
fue el amor.

Regulus, sin siquiera saberlo, escondió su amor dentro de su odio, y al igual que los troyanos, tiró
del caballo de madera de su odio como un trofeo. Después de un asedio infructuoso de diez años,
ha caído la noche y ha llegado el momento de destruir Troya.

James lo mira, gentilmente, con un afecto desenfrenado. Cariño. Una adoración desinteresada. Una
tierna devoción. Regulus sabe que James siente algo por él, eso ya se le ha hecho bastante obvio,
pero la magnitud de sus sentimientos nunca ha brillado más que cuando se está desangrando. La
sangre es desordenada. Te mancha a ti y a quien se atreva a entrar en contacto con él.

Es muy parecido al amor de esa manera.

"¿Sabías que te amaba?" James susurra, levantando la mano, los nudillos rozando suavemente la
mejilla de Regulus.

Regulus siente que las palabras se clavan en su interior, como un cuchillo, como si tal vez fuera él
quien fue apuñalado por Axus, con su propia daga. Es el tiempo pasado lo que atrapa a Regulus.
Enamorado. Como si eso se fuera, se desvaneciera, se desvaneciera cuando el corazón de James de
su último latido. Pero no es así. No lo hará
El amor de James lo escaldará durante mucho tiempo después de que se haya ido. Se incrustará en
su piel y devorará tejido y hueso como ácido. Se pudrirá con él.

Con las manos temblando, Regulus levanta la mano para tomar las mejillas de James y se inclina
para rozar un suave beso en su boca. Es suave, y James sonríe cuando Regulus se aleja.

"Yo también te amaba cuando era joven", murmura Regulus, y el rostro de James se suaviza, como
si escuchar eso fuera suficiente para él, como saber que hubo un momento en el que Regulus lo
amaba es todo lo que necesitara. "James, todavía te amo".

"¿Estás diciendo eso porque me estoy muriendo?" pregunta James, estudiando sus ojos, una especie
de esperanza cautelosa reflejada en su propia mirada.

"Digo eso, porque es verdad", admite Regulus, y los ojos de James se iluminan, su respiración
entrecortada. Se ve tan feliz. Tan insoportablemente feliz. Regulus lo dice en serio, porque es la
verdad, y recién ahora se dio cuenta.

James se está muriendo, y Regulus lo odia y lo ama, porque siempre fueron lo mismo. Todo este
tiempo, no durante cinco años, no durante diez, sino durante quince, ha sido lo mismo. Te odio,
dice. Te amo, quiere decir. Te amo, siente. Te odio, él lo sabe. Ouroboros. Vueltas y vueltas, pero
el ciclo está hecho de lo mismo de principio a fin.

"Voy a morir feliz, sabiendo eso", exhala James, ahogando una risa eufórica, con los dedos
flexionados sobre el brazo de Regulus mientras tira de él un poco. Pidiendo descaradamente un
último beso. Regulus se lo da. Cuando se separan, James susurra: "Gracias".

"James", murmura Regulus, todo su cuerpo comienza a temblar cuando ve a James dejar caer su
mano en su bolsillo, sus dedos ensangrentados sacando el frasco del veneno de Vespa.

"Ya casi estás en casa, amor", le dice James, dándole una sonrisa temblorosa. "Tan cerca ahora. Yo
solo... estoy muy cansado y me duele, pero nunca te pediría que aceleres el proceso por mí. Yo me
encargaré, ¿De acuerdo? No tienes que preocuparte por nada. Sólo quédate conmigo, eso es todo lo
que pido.

Y, la cuestión es que, la locura absoluta es que Regulus realmente cree que podrá hacerlo.
Entonces, él asiente. Se sienta justo al lado de James y sostiene su mano. Se sienta justo ahí, loca y
desesperadamente enamorado, y realmente cree que será capaz de perder a James. Sigue siendo,
después de todo este tiempo, un tonto.

James exhala temblorosamente y saca el tapón del frasco, los ojos se cierran cuando se lo lleva a la
boca. Regulus lo ve, y su jodido corazón se desboca . Su estómago se tambalea, cada célula de su
cuerpo grita en protesta, porque no puede. Él no puede hacerlo. Por favor, no lo obligues a hacerlo.
Él no lo hará.

Sin siquiera decidirse realmente, la mano de Regulus se abre para agarrar el frasco, y lo arranca de
los dedos de James antes de que pueda abrirlo. En el segundo siguiente, Regulus arroja el frasco
con tanta fuerza que cruza el río y aterriza en el otro lado. James parpadea hacia él.

Regulus no está seguro de lo que le sucede, todo lo que sabe es que de repente está llorando tan
fuerte que apenas puede respirar, con los hombros agitados; su pecho se está hundiendo,
seguramente. "No, lo… lo siento, solo… todavía no, por favor, todavía no, James, por favor…"

"Está bien, oye, está bien", dice James rápidamente, sonando alarmado, con los ojos muy abiertos
mientras estira la mano para acercar a Regulus a él. Él ahueca la parte de atrás de su cuello,
apretándolo. "Está bien, Reg. El camino lento, entonces".

"Lo siento", se ahoga Regulus, porque es inmensamente egoísta de su parte exigirle a James que
sufra el dolor de una muerte lenta y dolorosa simplemente porque Regulus aún no ha aceptado vivir
sin él. No ha descubierto cómo lo va a hacer. Necesita más tiempo.

"Está bien, shh", lo tranquiliza James, moviendo su mano arriba y abajo de la espalda de Regulus.
Él es el que está muriendo y, sin embargo, aquí está, consolando a Regulus. "No me importa, de
verdad. Tengo más tiempo contigo, ¿No? Ven aquí".

"No, no, no", gime Regulus lastimosamente, sus hombros se agitan cuando comienza a llorar en
serio. Se dobla hacia adelante y entierra su rostro en el hombro de James, pero solo por unos
momentos. Algunas respiraciones. Jadea un sollozo, luego se lo traga mientras levanta la cabeza y
mira a James. "No puedo hacerlo. No me hagas esto. Por favor, no me hagas esto, cariño".

"Lo siento", susurra James, sus ojos tristes. "Realmente lo siento, Reg."

Regulus se da cuenta de todo ahora, completamente, todo a la vez, y no lo está tomando bien. Ni
siquiera un poco. De repente se da cuenta de que no va a averiguar cómo vivir sin James; nunca
estará listo para perderlo; él siempre va a querer más tiempo.

No tuvieron suficiente tiempo, y nunca tendrán más, pero todo se reduce a quién tendrá que sufrir
el tiempo sin el otro a su lado. Regulus no quiere que sea él. James tiene a Sirius; tiene a sus
padres; es tan fuerte, tan valiente, tan dispuesto a intentarlo. Es apto para sobrevivir, porque no se
trata solo de quién vivirá; se trata de quién puede tener una vida sin el otro.

Regulus no puede. Él se niega.

Exhalando, Regulus enderezó los hombros, sintiendo que su resolución se endurecía dentro de él
como el hierro infundiéndose en sus huesos. Estudia el rostro de James durante un largo, largo
momento y llega a la conclusión a la que se dirigía a toda velocidad de todos modos, la conclusión
que se ha estado acumulando dentro de él desde que entraron en esta jodidamente desesperada y
desventurada arena.

Regulus no quiere irse a casa sin James. No está seguro de si el hogar existe en absoluto sin James.
Irónico, ¿No? Dijo que haría cualquier cosa para regresar a casa, y ha estado en casa con él todo
este tiempo. Simplemente no se dio cuenta, hasta que es demasiado tarde para que importe.
Siempre tan cerca, pero nunca lo suficientemente cerca.

"Te amo. Siempre te he amado, James. Siempre lo haré", murmura Regulus, dejando caer su mano
al suelo, acariciándolo lentamente mientras se le forma un nudo en la garganta. El corazón le late
con fuerza en el pecho, con fuerza. "No olvides eso".

"Yo también te amo", dice James con seriedad, sus ojos brillan, una mezcla de dolor y alegría.

Regulus le da una sonrisa temblorosa y se estira para tomar su mano, levantándola por encima de
sus cabezas mientras se balancea hacia adelante para darle a James un beso lento. Suave. Cariñoso.
Con amor. James se derrite en él, y es fácil. Es tan fácil romperle el corazón. Solo un simple clic de
las esposas de la bolsa de Regulus cerrándose alrededor del poste y la muñeca de James,
manteniéndolo atrapado allí.

Es fácil.

Lentamente, Regulus se aleja del beso para ver la confusión en el rostro de James, su propio
corazón apretándose violentamente en su pecho. "Está bien, cariño. Todo va a estar bien".
"¿Qué estás haciendo?" James susurra, cauteloso.

"Sirius te necesita, James", susurra Regulus.

Los ojos de James se agrandan. "Espera. No, detente. Él también te necesita. No te atrevas. Él... él
necesita..."

"Él te necesita más que a mí", dice Regulus en voz baja, y se encoge suavemente de hombros.
Siempre lo ha hecho. Te necesita .

"Regulus—"

"Sostén mi sombrero por mí, ¿De acuerdo?"

"Regulus", exclama James, avanzando hacia adelante lo más lejos que puede ir en el momento en
que Regulus se echa hacia atrás. "Detente, vuelve aquí. No, por favor, no lo hagas. Por favor, solo
espera, ¿De acuerdo? Yo voy a.…Nunca te perdonaré. Nunca me recuperaré, ¿De acuerdo?
Entonces, por favor, te lo ruego, solo detente ".

"Incluso si me odias, me seguirás amando", le dice Regulus, con los labios fruncidos con tristeza.
"Confía en mí, lo sé todo sobre eso".

James suelta un sonido ahogado, doblándose un poco como si las palabras fueran un golpe físico.
Tropieza contra el suelo desde donde intenta desesperadamente liberar su mano de las esposas, sin
éxito. Gime a través de su dolor y se queja de su miedo, y Regulus no tiene dolor ni siente miedo,
porque la aceptación es más fácil cuando está impulsada por el amor.

Regulus se detiene al borde del río carmesí. "Si tengo suerte, James, tal vez tenga un pedazo de
paraíso esperándome. Si lo tengo, entonces sabrás a dónde voy. Sin importar el tiempo que tarde,
estaré allí cuando sea tu momento de venir, bailaremos y reiremos, y nada de esto importará.

La otra vida en la que no somos una gran, gran tragedia, ahí es donde te estaré esperando, cariño".

"Por favor", suplica James, y es un mero suspiro, casi perdido en el viento porque es tan suave y
débil. Sacude la cabeza, las lágrimas se acumulan constantemente y se derraman por sus mejillas.
"Por favor, no me dejes".
"Lo siento", es todo lo que Regulus puede pensar en decir en sus últimos momentos, porque lo está.
Está tan, tan arrepentido de tantas cosas, y es demasiado tarde para que haga algo al respecto. Tan
cerca, y como siempre, nunca lo suficientemente cerca. Lamenta que Sirius tenga que verlo morir,
después de haber perdido tanto de sí mismo para hacer todo lo posible por mantenerlo con vida.
Lamenta haber estado demasiado perdido y demasiado jodido para siquiera darse cuenta de lo que
quería, y mucho menos permitirse tenerlo. Lamenta no haber subido más alto; lamenta no haber
mirado nunca dentro del caballo de madera; lamenta ser Troya. Se está ahogando en sus
arrepentimientos antes de tocar el agua.

Es fácil, de alguna manera, entregarse a la gravedad, relajándose de nuevo en la caída libre.


Escucha a James gritar, gritando su nombre con frenética desesperación, y es lo último que escucha
antes de caer al agua con un chapoteo. El río carmesí le da la bienvenida como si lo estuviera
esperando; lo recibe con manos frías y con garras que lo arrastran más profundo bajo la superficie.

Regulus se da cuenta muy rápidamente por qué los que están en el río carmesí solo tardan dos
minutos en morir, porque no es solo por ahogarse por lo que uno tiene que preocuparse. También
son las manos tirando de él, las garras hundiéndose profundamente y desgarrando su piel, tratando
de separarlo. Son implacables, despiadadas, y no puede evitar abrir la boca para gritar bajo el agua,
los pulmones protestan y el dolor estalla en cada miembro. Excepto que no es agua, es sangre, y
está espesa en su boca mientras la traga y la traga, instintivamente tratando de sobrevivir incluso
ahora, tal como lo ha estado haciendo todo este tiempo. Hay manos hurgando en su pecho, una
empujando como si estuviera tratando de llegar a su corazón y arrebatárselo como un trofeo, y eso
es exactamente lo que está haciendo, se da cuenta. Y así morirá. Sin corazón.

Nadie puede escucharlo debajo de la superficie, pero sus gritos ahogados y ahogados toman la
forma de un nombre. En su pánico, en su bruma de dolor, es a Sirius a quien instintivamente llama.

Es el último nombre que pronunciará.

~•~

"Por favor, por favor, por favor", suplica James, rasgando el césped, clavando las uñas en la tierra
mientras el mundo se inclina a su alrededor, sin aliento mientras intenta desesperadamente abrirse
camino hacia adelante. "Por favor, él no. Por favor. Deja que sea yo. Solo deja que sea yo. Yo...
puedo ser yo, ¿De acuerdo? ¿Por favor? Por favor, devuélvemelo".

Nada.
Solo silencio.

El río está quieto. Regulus había sido arrastrado al instante, igual que Hodge, Bernice o Peter. Un
segundo, él estaba allí; al siguiente, se había ido.

La mente de James corre, frenética, pero no tiene nada. No... no puede encontrar nada que hacer,
usar o decir. Por mucho que suplica, nadie le responde, y Regulus sigue sin aparecer.

Su daga. La daga de Regulus. James puede verlo donde Regulus lo dejó caer antes, negándose a
matarlo, y puede ver que está muy fuera de su alcance. Todavía trata de llegar a él de todos modos,
estirándose tanto que duele, atragantándose y atragantándose con sus propios sollozos, y no hay
nada. Solo nada.

El silencio es tan fuerte que James grita para romperlo, su frustración, furia y miedo alcanzan un
punto máximo hasta que se enrosca hacia adelante y grita hasta que su garganta está en carne viva.

"Por favor", suplica James, su voz ronca, de vuelta a la negociación porque eso es todo lo que
puede hacer. "Por favor, por favor, tráelo de vuelta. Haré cualquier cosa. Por favor, solo—"

¡Boom!

James se estremece ante el sonido del cañón , todo su cuerpo se bloquea cuando su mirada se fija
en el agua.

Al principio, James pensó que habría algún tipo de cambio fundamental en el mundo si Regulus
moría. Pensó que él simplemente... lo sabría. Pensó que lo sentiría, de alguna manera.

En realidad, James no lo cree, porque todavía está aquí. ¿Cómo es posible que Regulus se haya ido,
si James todavía está aquí? Aún arrastrando una respiración tras otra, aún sangrando como si
tuviera vida para dar, el corazón aún latía como si no hubiera sido arrancado de su pecho en el
momento en que el de Regulus se detuvo.

Es un truco, claramente. Eso es todo lo que puede ser. Regulus está vivo. Claro que lo está.
Cualquier otra cosa es inimaginable para James, y no sabe cómo lo logró Regulus, pero está vivo en
ese río. James aún puede, aún puede salvarlo.

"Felicitaciones", dice la alegre voz de Slughorn. "¡Permítanme presentarles al Vencedor de los 84º
juegos del hambre!"

"¡No!" James gruñe, gritándolo al cielo. "Estás equivocado. Todavía está allí. Todavía está..."

Hay un chapoteo suave, los sonidos ligeros de las olas rompiendo en la orilla, y el aliento de James
se queda atrapado en su garganta en el momento en que ve la forma balanceándose en el río,
flotando allí. Hay un destello de cabello oscuro. Piel pálida. Ropa desgarrada.

James hace un sonido ahogado y se tambalea hacia adelante, jadeando con dificultad mientras su
visión se nubla, y hay un movimiento repentino en su brazo que lo hace tropezar un poco. Su brazo
cae, y mira hacia atrás para ver que el poste ha sido borrado por completo, sin duda por culpa de
los creadores del juego, pero no le importa. En el momento en que tiene su libertad, la usa.

Segundos más tarde, James cae de rodillas en la orilla del río, se sumerge en el agua con un poco
de descuido, pero ninguna mano lo agarra. No pasa nada en absoluto. La arena está
inquietantemente silenciosa, no hay pájaros cantando, nada más que el sonido de James jadeando
mientras arrastra a Regulus fuera del río, hacia la orilla, resbalando y agarrándolo
desesperadamente.

"¿Reg?" James se ahoga, sus manos tiemblan mientras tiran de Regulus para que quede boca arriba,
el movimiento es fácil con lo flojo que está Regulus.

Los ojos de Regulus están abiertos.

No está mirando nada.

"¿Amor?" James susurra, como si tal vez Regulus parpadeara, y sus ojos se clavaran en los de
James, llenos de vida.

Pero no lo hacen. Permanecen abiertos y vidriosos.


Muerto.

James aprieta los labios y hace todo lo posible por contener el gemido que se acumula en su
garganta, quebradizo en su lengua, y puede sentir la forma en que su barbilla se tambalea cuando le
escocen los ojos.

Es como si algo en él hubiera sido cortado sin piedad. Cortado. Roto y dejado marchitarse. Puede
sentir dónde se graba en él, una realidad horrible e innegable, la prueba justo ahí frente a sus ojos.
Algo en él se ha ido, perdido para siempre, arrebatado de él. Nunca lo recuperará.

Hay un momento antes de que James lo vea, y nunca volverá a ser la persona que era antes de que
pasara ese momento, antes de que su mirada recorriera el pecho de Regulus y viera el enorme
agujero donde debería estar su corazón. Se fue.

Su corazón fue arrancado.

Tantas cosas pasan por la mente de James en ese momento. Cosas locas. Cosas horribles. Cosas
desesperadas. La idea de que simplemente sacar su corazón de su pecho y de dárselo a Regulus,
porque de todos modos siempre lo tuvo. La idea de que se sumergirá en el río y se ahogará antes de
volver a salir a la superficie sin recuperar el corazón de Regulus, porque James lo quiere y quiere
cuidarlo. Él siempre quiso eso.

James se rompe. Total y completamente. No es su intención, porque ceder significa admitirlo,


significa creerlo, y una parte de él había estado luchando para no hacerlo. Pero no puede evitarlo.
No puede hacer nada más que cubrir temblorosamente la grotesca herida abierta del pecho de
Regulus con su mano.

Lentamente, con cuidado, James arrastra a Regulus más cerca, tirando de él más hacia su regazo.
Se pasa los dedos temblorosos por el cabello, tirando de los mechones húmedos. Es amable cuando
limpia las manchas de sangre de su cuello con el puño de la manga, y luego se sumerge y presiona
su frente contra la de Regulus. Está frío.

Aprieta los ojos. Respira. Siente que le pican y le escuecen los ojos. Deja que las lágrimas caigan.
No se mueve.

Se queda allí.
Permanece.

~•~

Sirius no sabe que se está golpeando un lado de la cabeza con la mano, tratando de olvidar,
suplicando que su memoria falle ahora, deseándola más que nunca, ni siquiera es consciente de la
acción hasta que Remus se derrumba en el suelo junto a él, para quitarle la mano. Los brazos lo
envuelven, manteniéndolo en su lugar mientras se pliega hacia adelante en el codo de Remus,
tratando de salirse de sus brazos, tratando de alejarse, como si pudiera escapar físicamente del
dolor si solo se mueve.

"Mi hermano, él es mi hermano", dice Sirius, desesperado por que alguien lo entienda, necesitando
a alguien, necesitando al mundo entero, para comprender lo jodidamente devastador que es esto. Si
se dieran cuenta, si el universo entendiera, tal vez alguien o algo haría que se detuviera.

"Está bien, está bien, hey, lo sé", susurra Remus, tirando de él un poco, abrazándolo.

"Nosotros-nosotros no-ni siquiera llegamos a-" Sirius se interrumpe con un pequeño sonido, débil e
indefenso. No llegaron a arreglarlo; no tuvieron suficiente tiempo. Sirius nunca llegó a decirle que
lo ama.

Sirius todavía está tratando desesperadamente de aferrarse a Regulus, pero no puede alcanzarlo
desde aquí. Todavía lo intenta. Llorando, repitiendo el nombre de Regulus una y otra vez, se
esfuerza por retenerlo.

Pero no hay nada que retener.

Unas manos tiran de él y Remus sisea en su oído, sonando estrangulado: "Cariño, tienes que parar.
Te estás haciendo daño. No puedes, lo siento, pero..."

"¡Suéltame!" Sirius gruñe, alejándose. Se arrastra hacia adelante con manos temblorosas, luchando
para agarrarse a cualquier cosa, excepto que no hay nada. Solo queda él, en un mundo donde su
hermano está muerto, y escucha un sonido de dolor tan pesado que su corazón se rompe por quien
lo hizo. Hasta que se rompe en su garganta, no tiene idea de que es él.
Los brazos de Remus lo levantan, ignorando cómo lucha, arrastrándolo de regreso a su regazo.
Sirius se desploma justo donde está y se acurruca sobre sí mismo, apretándose contra el pecho de
Remus, aferrándose a su camisa y enterrando su rostro en la tela.

Hace muy poco para amortiguar el sonido de sus sollozos.

~•~

Tienen que sacar a James por la grúa de la jaula del ataúd, porque se niega a soltar el cuerpo de
Regulus. Se desangraría allí si no lo hicieran, así que lo recogieron junto con él. James apenas
siente el cambio, apenas siente nada.

Para lograr que suelte a Regulus, tienen que sedarlo en el helitransportador. A pesar de estar herido
y sufrir una gran pérdida de sangre, todavía lucha contra tres personas que se acercan demasiado a
Regulus, y se necesita la combinación de cinco personas en total para clavar una aguja en su cuello
que lo marea y el mundo se aleja de él, haciéndolo tropezar con Regulus, llegando justo a tiempo
para desplomarse contra él cuando se desmaya.

Cuando James se despierta de nuevo, Regulus se ha ido.

Hay enfermeras allí, explicando que lo operaron y que su pierna está lesionada hasta el punto de
que necesitará un bastón. Se acuesta allí y no se mueve, no habla, no hace nada mientras le revisan
el estómago y la pierna. Le hablan, pero él no escucha. A él no le importa

La gente viene y va. Tal vez James duerma, tal vez no. No está seguro. Todo tiene una cualidad
extraña y confusa, como si todo viniera de muy lejos y le sucediera a otra persona. Ni siquiera está
aquí.

Está en el fondo de un río carmesí, con el corazón de Regulus.

No hay aviso de la llegada de Sirius. O tal vez lo hay. Tal vez alguien se lo dijo, pero simplemente
no pudo oírlo por el sonido del agua corriendo en sus oídos. De cualquier manera, no está
preparado. De repente, Sirius está allí.
Justo aquí.

Justo ahí.

Se para al final de la cama de James, sin hablar. Está muy, muy pálido. Silencio. Inmóvil. Sus
ojos…

Sirius y Regulus siempre han tenido ojos muy similares. Misma forma, mismo color, solo que se
usados de manera diferente. James nunca los ha confundido, y tampoco lo hace ahora. Solo mira a
los ojos de Sirius y odia verlos. Los odia aún más por lo huecos que son ahora. Vacío. Una luz
interior se extinguió.

Lentamente, como si le doliera moverse, Sirius camina alrededor del borde de la cama y se sienta
en una silla junto a ella. Él no habla. No dice una palabra.

James voltea la cabeza y continúa ahogándose.

~•~

Sirius, tembloroso, se saca el cigarrillo de la boca, exhala una nube de humo y la ve pasar por
encima de la barandilla del balcón. Cree que ahora entiende por qué a Regulus le gustaba tanto
estar aquí.

Puedes ver todo, y también nada en absoluto. Es un buen lugar para sentirlo todo, y también nada
en absoluto.

La puerta se abre con un crujido, y la cabeza de Sirius gira, instantáneamente a la defensiva de este
espacio. Es el espacio de Regulus. Él no quiere a nadie aquí. Remus parece sentir eso, o tal vez
solo lo ve en los ojos ardientes de Sirius, porque se congela en la puerta. No avanza, lo cual es lo
mejor.

"¿Qué?" pregunta Sirius, su voz apagada. "¿James?"


"No, él está... Pandora acaba de revisarlo. Él está... bien", murmura Remus, su garganta
visiblemente moviéndose.

James no está bien. James es un fantasma, apenas aquí, apenas real. Se mueve cuando alguien lo
guía, come mecánicamente cuando alguien lo mira, y ya está. Él no habla. Él no se emociona. Él no
hace nada.

Sirius apenas puede soportar verlo.

Remus deja escapar un suspiro tembloroso y dice con voz áspera: "Tengo… tengo que volver a mi
celda. Te veré en la mañana".

Sirius solo asiente, volteándose para mirar hacia el balcón. La puerta se cierra de nuevo y Sirius
sigue fumando.

~•~

"Lamentamos mucho tu pérdida, James", dice Rita en voz baja, cubriendo sus manos cruzadas con
las suyas. "Fue simplemente trágico verte perder al hombre que amas".

La habitación está en silencio.

James mira los dedos de Rita. Él podría romperlos. La última persona que tocó sus manos fue
Regulus. Aunque no lo hace. Él no hace nada.

Rita se aclara la garganta y retira la mano. " Ah, ¿Por qué no… hablemos de tu tiempo en la arena,
sí? "

James no responde.

"¿James?"
James no responde.

"Oh, pobrecito. Lo extrañas terriblemente, ¿No?"

James no responde.

"Correcto", dice Rita, su voz tensa. Ella mira a la multitud, la habitación llena de una pesada capa
de incomodidad. Parece perdida, como si no estuviera segura de qué hacer. Lo único que puede
hacer es intentarlo. "Tal vez te gustaría hablar sobre Regulus, entonces. ¿El hecho de que él te
amaba, tal vez? ¿Qué hay de ti, James? ¿Alguna vez encontrarás en ti mismo el amor de nuevo?"

James no responde. A diferencia de Rita, James ya no lo intenta. Él no puede. Está demasiado


ocupado ahogándose.

Solo se está ahogando.

~•~

Remus sabe que Sirius está perdido para él. Sirius está perdido para todos.

No está enojado. Por supuesto que no lo está. Sabía desde el principio que perder a James o

Regulus arruinaría a Sirius, y lo ha hecho. Remus ya no puede cuidar de él. No es algo que Sirius
pueda aceptar, o incluso registrar, no por mucho tiempo. Remus no tiene el tiempo que necesita
para estar ahí para Sirius, y eso es todo.

Sirius ha pasado todo su tiempo libre en el balcón de Regulus. No entra a comer. No viene a ver a
Pandora, ni a Remus, ni siquiera a James. No es que a James le importe ver a nadie en absoluto. Él
es... Él es un caparazón en este momento. Vacío. Un boceto de James Potter, la misma cara y el
mismo cuerpo, pero eso es todo.

La entrevista con James no había ido bien. Simplemente se había sentado en el escenario sin
hablar, ni moverse, mirando a la nada. Nunca respondió una pregunta. Rita eventualmente acortó la
entrevista, y eso fue todo.
En este momento, Sirius y James son dos piezas rotas e irregulares que no encajan entre sí ni
encajan en ninguna parte. Regulus es la pieza faltante que podría haberlos salvado de este destino,
podría haber dejado que todos encajaran en su lugar, pero no lo logró.

Pandora ha sido un desastre, vagando por los pasillos, llorando en silencio detrás de las puertas
cerradas. Remus limpia mucho, cocina comida que nadie realmente come, lava la ropa solo para
mantener sus manos ocupadas.

En la última mañana, Remus espera con una especie de esperanza impotente que Sirius venga a él,
pero no lo hace. Permanece en ese balcón, justo hasta el momento en que Pandora va a buscarlo a
él y a James para que puedan irse.

Sin mucho más que hacer, Remus va a pararse cerca de una pared, como una sombra, y parpadea
contra el calor punzante en sus ojos mientras coloca la máscara en su rostro.

Sirius se desplaza por la habitación con James, allí pero no, y Remus los observa irse. La puerta se
abre, luego se cierra.

Sirius no se había despedido.

~•~

"Tengo que admitir que realmente esperaba no verte aquí así, Lover".

Regulus se sobresalta, dejando escapar un grito cuando abre los ojos y se encuentra posado en una
rama, en lo alto de un árbol, justo al lado de Evan. Agarra frenéticamente la rama entre sus muslos,
con los ojos desorbitados mientras mira hacia la nada. No puede ver el suelo.

"Oh, por el amor de Dios", se queja Regulus. "¿En serio? ¡¿Un árbol?! "

Evan se echa a reír.


~•~

James se cae del tren cuando llega a casa. Tropieza con el escalón, no puede ponerse de pie y
simplemente choca contra la plataforma. Duele. Él no se levanta. Él simplemente se acuesta allí.

"¿James?"

Es la primera vez que Sirius le habla, o tal vez lo sea. James no está seguro. Es la primera vez que
lo registra, en cualquier caso. Él no responde, demasiado ocupado estirando la mano para tocar
suavemente el polvo de nieve en el suelo.

Una mano presiona vacilante su brazo, luego lo agarra con firmeza y lo ayuda a ponerse de pie.
Sirius gruñe y James no lo ayuda mucho. Casi se derrumba de nuevo en el suelo, sintiéndose
tambaleante de adentro hacia afuera mientras observa las ráfagas de nieve que caen.

Recuerda la nieve en el cabello de Regulus.

Recuerda el agujero en el pecho de Regulus.

Él recuerda.

"Vamos, te llevaré con tus padres", dice Sirius bruscamente, sosteniéndolo hasta que pueda valerse
por sí mismo.

James lo hace, eventualmente. Una vez que lo hace, Sirius retrocede. No lo toca. No parece querer.
James tampoco quiere que Sirius lo toque. No quiere ser tocado en absoluto.

Caminan en silencio.

James observa la nieve.


Cuando llegan a la puerta, Sirius presiona el botón y espera con él mientras se abre. Effie y Monty
están allí. No pierden el tiempo corriendo directamente hacia ellos, una colisión entrante que James
apenas siente. Envuelven sus brazos alrededor de él, alrededor de Sirius, y él no llora.

Envuelven sus brazos alrededor de él, y él todavía está en el fondo de un río carmesí.

Ahogándose.

Ahogándose.

Ahogándose.

~•~

"Sabes, después de un tiempo, no es tan malo", reflexiona Regulus, pateando las piernas de un lado
a otro de la rama.

"Te lo dije", declara triunfalmente Evan. "¿No te dije? En realidad es muy pacífico, ¿No?"

Regulus tararea y echa la cabeza hacia atrás para mirar hacia la rama vacía que se encuentra muy
por encima de él, su voz suave dice: "Es un buen lugar para esperar".

~•~

James se muda de la casa de sus padres.

Sirius no.

No es algo que nadie realmente discuta, y no es como si estuviera planeado. Simplemente sucede,
gradualmente. A James le dieron una casa, y como no puede entrar en su propia habitación,
simplemente va a una habitación que no tiene un sombrero en el cajón de la cómoda. Su madre
comienza a dejarle ropa y comida, asegurándose de que coma y se duche. Ella no lo hace hablar. Él
no sería capaz de hacerlo, aunque ella lo intentara. Ella ya no lo toca, porque ahora él se estremece
cada vez que alguien empieza a hacerlo.

Sirius no viene. James no lo extraña. No piensa en él. No piensa en nada, en realidad. Se acuesta en
la cama, mayormente, dejando que le duela la pierna. A veces, eso es lo único que realmente puede
sentir.

Así pasan las semanas. Meses, tal vez. Podrían ser años, por lo que él sabe. Realmente no le
importa. Nada lo hace.

Si duerme, no lo sabe. No hay sueños. A veces lo molesta, porque daría cualquier cosa por volver a
ver a Regulus, incluso solo en sus pesadillas.

Todo es una neblina.

Un día, Sirius aparece. Se ve diferente. James realmente no puede ubicar por qué, porque no ha
cambiado su apariencia, pero hay algunas diferencias insondables e inexplicables en quién es él
ahora de todos modos. Parece un extraño. Parece el mejor amigo de James. Se parece a Regulus.

"Hay una tumba", es todo lo que dice Sirius, las palabras son tranquilas.

James lo mira fijamente.

"¿Quieres ir?" pregunta Sirius, todavía tan callado. Él suena pequeño. Encogido en sí mismo.
Joven.

"Sí", murmura James, y cree que es la primera vez que habla desde que murió Regulus, pero no
puede estar seguro. Todo lo que sabe es que es difícil hablar cuando te estás ahogando. Sus
palabras gorjean en su garganta, aturdidas y espesas. "Sí, me gustaría ir".

Les toma un tiempo llegar a la tumba, porque James no ha estado cuidando su pierna
adecuadamente, por lo que confía en su bastón, el que Hallow hizo para él, para llegar allí.
Regulus fue enterrado por el árbol más alto del distrito, en el borde de la propiedad del alcalde, una
petición especial que hizo Sirius que en realidad fue concedida. No está cerca de la base, pero está
bastante cerca. Hay una lápida que muestra su nombre, cumpleaños y el día en que murió.

"¿Cuánto tiempo ha pasado?" James susurra.

"Dos meses y medio", susurra Sirius.

James cierra los ojos y se ahoga, se ahoga y se ahoga. Le toma un tiempo descubrir cómo respirar
de nuevo. Cuando abre los ojos, mira el mármol frío y siente un fuerte pellizco en el pecho. No
puede evitar pensar que se ve tan desnudo.

Tan hueco.

~•~

"¿A quién estabas esperando?" pregunta Regulus.

"A ti", responde Evan.

~•~

Sirius ha perdido mucho tiempo. Muchos recuerdos y momentos. Ido otra vez. Realmente no
vuelve a sí mismo hasta que está de vuelta en casa. No recuerda si se despidió de Remus.

Él espera haberlo hecho.

Es extraño vivir con Effie y Monty sin James allí. Se siente como un impostor, como un intruso,
pero no tiene adónde ir. Effie y Monty no lo dejaron salir la primera vez que sugirió regresar a su
antigua casa, con sus padres, por mucho que la idea lo aterrorizara.

Dijeron que podía quedarse, y así lo hizo.

Sin James, realmente no se siente como en casa. La mayoría de las noches, se cuela en la
habitación de James y se acurruca en su cama, llorando tan silenciosamente como puede y
deseando, deseando, deseando...

A veces, mira a la luna y piensa en salir a saludarla. Pero él no lo hace.

No tiene idea de lo que diría.

~•~

Cuando Remus es llevado a los niveles inferiores de Azkaban, forzado a sentarse en una silla y ser
torturado, su último pensamiento es sobre todos sus arrepentimientos, demasiados para contarlos.
Sirius es uno de ellos, pero vino más tarde en la vida de Remus, por lo que no llega a tiempo.

Está muerto antes de que tenga la oportunidad.

Muere pensando en Lily.

~•~

James comienza a cultivar flores, solo para poder llevarlas a la tumba de Regulus. Él no dice nada.
Las deja en el suelo y toca brevemente la lápida, un escalofrío le recorre la columna al recordar
cada vez lo frío que había estado Regulus al morir.

Trae flores todos los días, reemplaza las más viejas cuando se marchitan, y espera que le lleguen
las palabras. No le llegan.

El sentimiento tampoco. Está entumecido. Está luchando por su vida.

Eso es todo lo que es ahogarse, en realidad.

~•~

"Apuesto a que te gustan, Reggie", dice Sirius en voz baja, estirando la mano para golpear
suavemente sus nudillos contra las flores en la base de la lápida. "Son bonitos, ¿No crees?"

Regulus probablemente lo pensaría, pero nunca lo admitiría. Se mordía la lengua antes de confesar
lo encantado que estaría de que James le diera flores. Sirius casi puede imaginarse la luz que
entraría en sus ojos, el rubor complacido que inundaría sus mejillas. Amaba tanto a James.

A veces, Sirius odia a James por eso. Lo odia por ser alguien por quien Regulus amaba lo
suficiente como para morir. Lo odia por ser la persona que estuvo allí en los últimos momentos de
Regulus, quien pudo abrazarlo, antes de que muriera y después.

La mayor parte del tiempo, Sirius se odia a sí mismo por ser el hermano que era. El que hizo que
Regulus crea que no fue suficiente. El que no se aferró a Regulus por más tiempo, más fuerte,
cuando tuvo la oportunidad. El que no se atrevió a decirle a Regulus cuánto lo ama.

Su hermano pequeño.

Siempre su hermano pequeño.

Parpadeando con dureza, Sirius inclina la cabeza hacia atrás y deja escapar un suspiro áspero.
"Sabes, yo… yo realmente… Regulus, te amaba. ¿Sabías eso? Realmente espero que lo supieras.
Te amaba. Siempre lo hice. Siempre lo haré".

Regulus no puede responderle. No está aquí para hacerlo, y Sirius no sabe si lo haría, si lo
estuviera. No sabe si Regulus lo amaba, y nunca lo sabrá.
~•~

"¿Mamá?" Remus susurra.

Hope gira la cabeza y sonríe con tristeza. "Oh, cariño, es demasiado pronto para que estés aquí".

"Mamá", se ahoga Remus, empujándose hacia adelante y chocando contra ella con un sollozo
entrecortado. "Lo siento. Lamento mucho no haber estado allí. Estoy—"

"Silencio, cariño, silencio", dice Hope suavemente, apartándose para acunar su rostro, con lágrimas
en los ojos. "Nada de eso ahora. No tienes nada por lo que disculparte. Estoy muy orgullosa de ti".

"¿Tú lo estás?" Remus pregunta, con la voz quebrada, temeroso de creerlo después de todo lo que
ha hecho. "Pero yo—"

"Lo sé", murmura Hope. "Lo sé, Remus, está bien. Has soportado tanto. Demasiado. Lo siento
mucho."

Remus parpadea bruscamente. "Te he extrañado."

"Oh, yo también te he extrañado", Hope se ahoga con una risa ronca, tirando de él hacia sus
brazos, y él cae sobre ella, cae sobre su madre y solloza como un niño pequeño.

~•~

"No."

Todos se sorprenden cuando James habla. Tal vez sea por lo áspera que es su voz. Tal vez sea por
lo duro que es. Tal vez sea porque no ha hablado mucho en absoluto.
Pero, bueno, por encima de su jodido cadáver. Eso no va a pasar. No le importa lo que el Hallow
quiere. No le importa que sea la gira de la victoria. No le importa que Pandora sólo está
transmitiendo el mensaje, y que no es su culpa. La matará. Al equipo de cámaras. Dorcas. A
cualquiera que tenga que hacerlo. Matará a la primera y última persona que se atreva a pensar que
filmar a James en la tumba de Regulus va a suceder. Tendrán que matarlo y tirar su cadáver en la
lápida si quieren esa posibilidad.

"James", dice Pandora, tragando. "No-no fue una petición. El mismo Riddle dio la orden".

"A la mierda Riddle", es la fría respuesta, y no es de James. Es Sirius, que está furioso. "Ninguna
puta cámara se acercará a la tumba de mi hermanito. Lo digo en serio, Pandora".

"Están decididos a filmar allí, Sirius", dice Pandora débilmente, parpadeando para quitarse las
lágrimas de los ojos. "Yo—yo—"

"Yo me encargaré", anuncia James bruscamente, y luego se pone de pie, saliendo de su casa. El
equipo de cámara se está poniendo en orden en el frente, hablando, esperando indicaciones para
llegar a la tumba. La puerta se abre y se cierra detrás de él, Sirius sisea a Dorcas y Pandora. James
no disminuye la velocidad, se dirige directamente hacia el equipo de cámara, quienes se detienen y
miran fijamente mientras se acerca. "¿Quién está a cargo aquí?"

"Yo", dice uno de ellos.

"Filmaremos aquí. Aquí mismo. No en la tumba de Regulus", declara James, flexionando los dedos
sobre su bastón. "¿Entendido?"

"Lo siento, la tumba es donde estaremos filmando, incluso si tenemos que pasar por el alcalde para
encontrarla", es la respuesta rígida.

James presiona sus labios en una delgada línea. "Solo voy a decir esto una vez más, y estarás de
acuerdo si tienes aunque sea una pizca de autoconservación. Filmaremos aquí".

"No", es la respuesta agitada, "vamos a filmar en—"


El resto de la oración se corta cuando James levanta su bastón y lo balancea con fuerza,
estrellándolo contra un lado de la cara del idiota. Un golpe, y se cae. James consigue un agarre más
firme y se balancea una y otra y otra vez, golpeando repetidamente al líder del equipo de cámara
contra el suelo. Los demás gritan y retroceden horrorizados.

"¡James!" grita Sirius, corriendo hacia adelante para detener a James por la muñeca y tirar de él
hacia atrás con fuerza. "Si matas—"

"No me toques ¡Joder!” escupe James, empujándolo hacia atrás, y Sirius se estremece como si lo
hubieran abofeteado. James lo mira fijamente por un momento, luego exhala bruscamente, girando
hacia atrás para mirar a la persona en el suelo. “Filmaremos aquí. ¿Entendido?"

A través de las lágrimas, escucha la respuesta: "Entendido".

La tumba de Regulus nunca se ve en una pantalla.

~•~

"Lily habría aparecido, ¿Verdad? Si estuviera muerta, quiero decir". Pregunta Remus, levantando la
cabeza del hombro de Hope.

Hope le dedica una tierna sonrisa. "Ella no está muerta, cariño".

Remus vuelca su cabeza sobre el hombro de su madre y rompe a llorar de nuevo.

~•~

Sirius no recuerda su primera gira de la victoria.

Tampoco recuerda la mayor parte de la de James.


James ha sido- James a lo largo de la gira de la victoria, o el James en el que se ha convertido
desde la muerte de Regulus. Silencioso. Distante. Cerrado e intocable. Fuera de alcance.

Sigue su rutina. Sube al escenario y habla con voz plana al micrófono, sin emociones, con los ojos
vacíos y vidriosos como una puta máquina. No se rompe, no llora, no se desvía del discurso que
lee del papel, porque es la única forma en que hablaría.

Es inquietante. Los distritos también lo sienten. Están tan vacíos como él. Llorando en silencio.
Conformes. Temerosos.

Para cuando llegan a Hallow, Sirius ha perdido muchos momentos, entrando y saliendo,
constantemente activado una y otra vez. Se va, vuelve, se va y vuelve. Pierde minutos, horas, días.
Pandora le dice que ha estado callado.

Sirius siempre está callado en estos días.

Una parte de Sirius esperaba que Remus estuviera en el Hallow cuando llegara.

Remus no está.

De todos modos, no consiguen un sirviente, por lo que su esperanza era inútil para empezar. Se
atreve a esperar que tal vez, solo tal vez, vea a Remus en la fiesta organizada en honor de James,
pero Remus tampoco está allí. Sirius no puede hacer mucho al respecto, porque tiene que
acompañar a James y desempeñar su papel habitual de mentor.

Hacia el final de la noche, Sirius persigue al hombre que dirige Azkaban, el principal alcaide de la
prisión, y le echa el encanto. Él se pone a trabajar manipulando al hombre, obteniendo lo que
quiere de él, una oración sedosa a la vez. Al final, es la promesa de soborno lo que funciona.

"Sí, sí, está bien", asiente el hombre en voz baja. "Haría mi vida mucho más fácil si supieras el
nombre del sirviente que tuviste el año pasado. ¿Quién fue, lo sabes?"

Sirius duda, luego dice, "Remus Lupin. Su nombre es Remus Lupin".


"Ah, espera..." El hombre hace una mueca, arruga la nariz y luego chasquea la lengua. "Sí, él.
Murió hace unos tres meses, creo. Muerto como un clavo, tal cual".

"¿Qué?" Sirius susurra, su corazón se le cae a los pies, todo su cuerpo se enfría. "Tú no.

No, eso no es, seguramente debe estar equivocado. Te equivocas. Él es… él no está…”

El hombre levanta las cejas. "No, sí, estoy muy seguro. Escribí el informe yo mismo. Cuidé su
cuerpo y—"

"Me encargué de-" Sirius se ahoga, todo su cuerpo vibra mientras mira fijamente al hombre, con
los ojos desorbitados. "¿Qué quieres decir con que te ocupaste de su maldito cuerpo?"

"Hice que lo enviaran. Donaron sus partes".

"Donaron—"

"Sí, con fines experimentales o médicos—"

Sirius tiene sus manos alrededor de la garganta del hombre en segundos, estrellándolo contra la
pared y apretándolo. Su visión se tiñe de rojo, y está perdiendo los estribos, perdiendo todo,
gritando como loco y golpeando la cabeza del hombre contra la pared una y otra vez mientras lo
sacude. El hombre se ahoga, arañando las manos de Sirius, agitándose, su cara se pone roja, luego
morada, sus ojos en blanco.

"¡Sirius! ¡ Sirius, detente! ¡Sirius!"

Es James quien logra tirar de él hacia atrás, alejándolo del hombre, que jadea por aire y se hunde
por la pared, con lágrimas en los ojos.

"¡No! No te atrevas a tocarlo", gruñe James a los Aurores que se acercan, tan feroces que
realmente disminuyen la velocidad. Todos los ojos están puestos en ellos. La habitación está en
silencio.
Sirius no recuerda nada más.

~•~

"Me dolió", dice Regulus en voz baja. "Morir, quiero decir".

Evan tararea. "Sí, lo hizo. Yo estaba... Bueno, me ayudaste".

"¿Lo hice?" pregunta Regulus.

"Me alegré de que estuvieras allí", murmura Evan. "No me arrepiento de haberte conocido. Morir
contigo a mi lado".

Regulus sonríe. "No me arrepiento. De morir por él".

"Lover", bromea Evan, y Regulus pone los ojos en blanco mientras mira a un lado con una risa
suave.

~•~

James llora por primera vez desde que Regulus murió cuando llega a casa y encuentra todas las
flores de su tumba marchitas. Tonto. Por supuesto que lo estarían, después de una semana. Debería
haber dejado agua para ellas. Él debería haber—

"Lo siento", se ahoga James, arrodillándose a pesar del dolor en su pierna para reemplazar las
flores.

Es lo primero que le dice a Regulus, después de rogarle que no lo deje.


Es apropiado, piensa.

~•~

Sirius solía pensar que había algunas cosas que el Hallow nunca podría quitarle. Después de todo
lo que sufrió por el Hallow, los juegos, todavía se atrevía a creer que había al menos una cosa que
no podía perder.

Que tonto.

Regulus se ha ido. Remus también lo hizo. Y, oh, eso, él no sabe cómo alguna vez estará de
acuerdo con eso. Remus era... Era el amor de la vida de Sirius, y Sirius lo perdió. Perdieron sus
últimos momentos, cualesquiera que hayan sido; perdieron su futuro, sea lo que sea que podría
haber sido; Lo perdió y ni siquiera lo supo.

Sirius lo extraña tanto que le duele. Se pierde mucho en eso, en el dolor y la falta de cierre. No
puede soportar la vista de la luna, la mira la mayoría de las noches, con los ojos llorosos y
vengativo. Quiere hacerla estallar y borrarla del cielo. Quiere acunarla en sus brazos y nunca
dejarla ir.

No es Remus, no realmente. Incluso la luna no es lo suficientemente grande como para llenar el


agujero en forma de Remus en él, en su vida. Eso siempre estará vacío, resonando con todas las
cosas que ha perdido y nunca, nunca volverá a tener.

De todas las cosas que Hallow le ha robado, Sirius nunca creyó que James sería una. Le dijo a
Sirius que siempre estaría con él. Él mintió.

"Sabes, por mucho que te amo, Reggie", murmura Sirius, con la barbilla apoyada en las rodillas,
"realmente también te odio. Te odio por morir. Desearía que estuvieras aquí. No solo por mí, sino
para él. James. Mira el lío que has dejado.

Regulus solo arqueaba una ceja y le decía, cállate, idiota, deja de lloriquear conmigo y ve a hacer
algo al respecto.
La cosa es que Sirius no sabe qué hacer. Él no sabe lo que quiere. Va a doler. Ya duele, y está tan
cansado del dolor. James es su mejor amigo, siempre ha sido su mejor amigo, y ahora no se hablan.
Tienen algo hirviendo a fuego lento bajo la superficie, esperando para desbordarse, y Sirius tiene
miedo de dejarlo. Sirius tiene miedo de saber qué es.

Él sabe lo que es.

"Tal vez mañana", susurra Sirius.

~•~

Dos meses después de la gira de la victoria, ocho meses después de la muerte de Regulus, James se
despierta sudando, jadeando el nombre de Regulus en una neblina delirante mientras mece las
caderas contra la cama.

Le toma unos momentos dar sentido a lo que está pasando, a lo que está haciendo, y luego se
congela.

Está tan cerca.

James traga y cierra los ojos. No fue un sueño, exactamente, o no es uno que realmente pueda
recordar. Un recuerdo, tal vez. Una forma en la oscuridad tomando la forma de Regulus, un susurro
de piel cálida, dedos que se deslizaban por su cabello. Es casi, casi, casi como si él estuviera allí.
La mente de James es un revoltijo, y le duele por dentro y por fuera, ahogándose en un áspero
sollozo mientras el eco de Regulus revolotea; tan cerca, pero nunca lo suficientemente cerca.

"Regulus", susurra James, un gemido, una súplica. Él lo necesita. Él necesita que él esté aquí. El
necesita-

Te tengo, cariño. Te tengo.

Ni siquiera es real. Esa es la peor parte. Es justo lo que su mente evoca, porque está medio dormido
y desesperado. Él tiembla, los ojos se cierran con fuerza, y ahoga el nombre de Regulus en otro
sollozo mientras sus caderas se balancean hacia adelante nuevamente.
Eso es todo lo que se necesita. Sólo una vez. Solo una voz perdida en su cabeza que nunca volverá a
escuchar, el recuerdo de los dedos sobre su piel que nunca volverá a sentir, la presencia de alguien
que nunca volverá a estar aquí. James se estremece, y luego la vergüenza golpea.

Es casi instantáneo. Un cuajo de vergüenza se llena en su estómago, y entierra su rostro en la


almohada, acurrucándose en una bola y llorando tan fuerte sin siquiera emitir un sonido.

~•~

"Háblame de él", dice Hope, con los ojos brillantes.

Remus siente que se le arde la cara y sabe que se está sonrojando. Trae una sonrisa a su rostro,
suave y adorable. Como un idiota enamorado, suspira soñadoramente y dice: "Oh, mamá, hubieras
amado a Sirius. Yo lo hice. Lo amaba".

Hope se ríe suavemente y se acomoda para escuchar.

~•~

"Hoy", le dice Sirius a Regulus, meciéndose ansiosamente de un lado a otro junto a su lápida. "Es...
lo haré hoy, Reggie. Quiero decir, ¿Por qué no hoy? Es... debería haberlo hecho antes".

¿Tú crees? Regulus preguntaría sarcásticamente si estuviera aquí.

"Oh, cállate", se queja Sirius. Y luego, "Te extraño. Extraño a Remus. ¿Están juntos? Es un lindo
pensamiento, pero... Bueno, ustedes dos nunca llegaron a ser amigos, ¿Verdad? Creo que te hubiera
agradado".

Sirius no puede imaginar cómo respondería Regulus a eso, y lo hace sentir horrible. Enojado.

Frustrado. Con pena. Tiene tanto dolor por Regulus, por Remus, por James. Por el mismo.
Esa es una de las partes más difíciles de perder gente, está aprendiendo. Todas las cosas que nunca
llegó a hacer, y nunca llegará a saber. No tiene idea de cómo habrían sido él y Regulus si Regulus
no hubiera muerto. ¿Habrían estado cerca? ¿Sirius habría aprovechado la oportunidad para decirle
que lo amaba? ¿Se habrían distanciado de nuevo? ¿Habrían sido hermanos como querían ser?

Sirius nunca obtendrá esas respuestas.

Luego está Remus. ¿Cómo fue su despedida? ¿Sirius lo besó? ¿Lloró? ¿Y Remus? ¿Sirius había
prometido verlo el próximo año, como lo había planeado desde el momento en que se dio cuenta de
que tendría que dejar atrás a Remus? ¿Cómo hubiera sido su reencuentro? ¿Remus le habría
contado alguna vez su crimen? ¿Alguna vez tendrían... sexo? ¿Sirius... quería?

Sirius nunca lo sabrá.

Suspirando, Sirius se pone de pie y golpea sus nudillos con la lápida de Regulus, un ritual de
despedida que ahora se ha convertido en un hábito. Viene aquí básicamente todos los días, solo
para sentarse y hablar con su hermano, compensando todos los años en los que nunca se hablaron
una palabra.

Hace calor hoy, los últimos vestigios del verano aún se aferran a medida que el otoño se acerca. No
hace mucho tiempo, y habrá pasado un año desde que Regulus murió. En tres meses llegará su
cumpleaños. Sirius no está listo. Sirius desea que el tiempo se detenga, desea que el mundo se
ralentice al girar, desea poder preservar todo como es, tal como es, para que nada cambie. Odia la
idea de que Regulus y Remus están atascados, incapaces de seguir adelante, mientras que todos los
demás tienen que hacerlo. Mientras él tiene que hacerlo.

Cuando Sirius llega a casa, se cuela para no alertar a Effie y Monty de su presencia. No han sido
sutiles al tratar de hacer que Sirius vaya a ver a James, insinuando que le traiga comida o
simplemente lo invite a cenar, creyendo que si Sirius lo hace, James realmente vendrá. James no se
ha presentado a cenar en mucho tiempo.

Aún así, Sirius quiere que sea su decisión, y tiene un plan para esto. No es nada, bueno, serio.
Probablemente debería haberlo hecho hace meses, pero simplemente… no pudo. Ya no es un gran
constructor, no ha construido nada correctamente desde que tenía dieciséis años, hasta ahora. Es un
bastón.

Es lo único que Sirius se atrevió a construir, y no volverá a construir nada después de eso.
Trabajó duro en ello, se tomó su tiempo, lo hizo bien. Tuvo que empezar de nuevo un par de veces,
sí, y tal vez podría ser mejor, pero es... Bueno, tan pronto como lo terminó, supo que eso era todo.

El bastón está hecho de madera oscura, rica y brillante una vez que lo terminó. El mango es negro y
en cada lado hay una constelación de Leo tallada en él, la estrella Regulus es la más prominente.

Sirius talló RAB en el surco donde James podía pasar su pulgar sobre él. El espera…

No sabe cómo reaccionará. James podría perder la cabeza. Podría romperse. Podría romper el
bastón por la mitad y gritarle a Sirius que se fuera.

Sirius no lo sabe.

Pero puede averiguarlo, y sabe cuánto duele no tener esa oportunidad, así que no la va a
desperdiciar.

Tomando el bastón, Sirius va a la casa de James y llama a la puerta. Cuando no obtiene respuesta,
entra. James tiene una habitación en el piso de abajo, por lo que Sirius no tarda mucho en llegar. La
puerta está abierta, por lo que se cierne torpemente en la entrada. James está sentado en el borde de
su cama, mirando por la ventana. Debe haber oído venir a Sirius.

"James", dice Sirius, conteniendo la respiración hasta que James finalmente lo mira. Sirius traga.
"Tengo algo para ti."

"¿Sí?" James murmura. Su mirada cae en el bastón al que Sirius se aferra por su vida. "¿Un
bastón?"

"Yo... yo lo hice. Lo construí. Para ti", murmura Sirius, con un fuerte pellizco en el pecho. "Puedes
decirme que me vaya a la mierda, está bien, soy estúpido-"

"¿Es eso-" James se detiene, su mirada clavada en el bastón. Su garganta se mueve. "Ese es
Regulus, ¿No?"

Sirius exhala temblorosamente y susurra: "Sí, es él".


James mira por un poco más de tiempo, luego extiende su mano. Sirius avanza arrastrando los pies,
entrando en la habitación desierta, vacía y hueca y completamente desprovista de cualquier cosa
personal, cualquier cosa que haga que la habitación de James no sea solo una habitación en la que
James se queda. Sirius duda, y luego le pasa el bastón a James. Sus dedos tiemblan cuando se aleja.

Con cuidado, James extiende el bastón sobre sus piernas, frotando con dedos reverentes la madera,
con una mano agarrando el mango. Su pulgar pasa suavemente sobre la constelación, presionando
por un momento, y luego lo gira para tratar la constelación del otro lado de la misma manera.
Cuando descubre las iniciales de Regulus, estalla en una pequeña sonrisa, la primera que Sirius ve
desde que dejó la arena. Las lágrimas brillan en sus ojos cuando levanta la cabeza y mira
directamente a Sirius.

"¿Es para mí?" James comprueba una vez más, con la voz quebrada, como si alguna vez pudiera
ser para alguien más.

"Sí, James, para ti", le dice Sirius.

Las lágrimas brotan de los ojos de James, y él—él se ríe. Mueve la cabeza, llora, ríe, luce radiante
de alegría y completamente, completamente desconsolado. Sus hombros se agitan y se ahoga con la
risa, con un sollozo crudo, acurrucándose hacia adelante. Una de sus manos se estira, temblando.

"Sirius", llora James. "Sirius, por favor, yo—"

"Está bien. Está bien", dice Sirius, alcanzando a James a mitad de camino, tomando su mano.
Entonces es fácil acercarse y tocarlo, agacharse y envolver sus brazos alrededor de él. Sostenerlo.

El bastón cae al suelo. James agarra a Sirius y tira de él, lo acerca, agarrándolo con tanta fuerza que
duele. Frota su frente en el hombro de Sirius, liberando estos ruidos horribles y espantosos que
Sirius siente reverberar a través de él, mezclándose con todas las lágrimas que ha derramado y todo
el dolor que las ha reemplazado, siempre reemplazándolas. Nunca se queda sin lágrimas. Está
llorando ahora, solo en silencio.

"Yo lo amaba", se ahoga James. "Lo amo tanto."

"Lo sé. Yo también".


" Duele. Lo extraño. Todo lo que hago es extrañarlo, Sirius".

"Lo sé. Yo también".

"Lo siento mucho."

"Lo sé", dice Sirius en voz baja. Cierra los ojos. "Yo también."

~•~

James le pide a Sirius que se mude con él. Lo pone nervioso, pero lo hace. Quiere... bueno, quiere a
Sirius cerca. Quiere que vuelvan a estar bien. Quiere ser el amigo que debería haber sido todo este
tiempo, pero no pudo lograrlo.

Sabe que Remus está muerto. Se enteró la misma noche que Sirius, porque Sirius era un desastre
sollozante todo el camino de regreso a la suite, Marlene y Frank tuvieron que cargarlo, mientras
que Pandora se quedó atrás para suavizar todo.

Marlene y Frank no conocían a Remus. James lo hizo. Remus era su amigo, y también dolía
perderlo. Sabía que su dolor palidecía en comparación con el de Sirius. No consoló a Sirius. No
impidió que Sirius se emborrachara y destrozara la suite. No recogió a Sirius de donde se había
desmayado en la bañera, aferrado a una botella vacía de whisky y murmurando sobre la luna.

Él no hizo nada.

James nunca se perdonará por eso.

Cree que Regulus estaría enojado con él por esto. Cree que Regulus estaría enojado con él por
muchas cosas. James no sabe cómo sentirse al respecto. Han pasado casi once meses desde que
murió, y James todavía no sabe cómo sentirse acerca de nada en absoluto. Casi un año, y James
todavía está luchando por respirar. Todavía ahogándose.

Pero Sirius... Está seguro de Sirius. No es algo de lo que se haya dado cuenta hasta que Sirius
estuvo parado en su puerta con un bastón. No se trataba del bastón en absoluto. A James le
encanta. Lo aprecia y lo usa todos los días, incluso cuando no lo necesita, y lo lleva a donde quiera
que vaya. Es una de las posesiones más importantes de su vida, no lo malinterpretes, pero estar
seguro de Sirius no tenía nada que ver con el bastón.

Se trataba de la esperanza en sus ojos. Solo eso. Su esperanza. Esa mirada que decía te extraño. Esa
mirada que decía te necesito, ¿Tú también me necesitas? Esa mirada que dice que eres mi mejor
amigo, y eso significa algo, ¿No es así, siempre lo ha sido?

James ha extrañado a Sirius. James necesita a Sirius; siempre lo ha hecho y siempre lo hará. Son
los mejores amigos, y nada puede cambiar eso, ni siquiera este dolor y pérdida insuperables e
impensables que ninguno de ellos supo cómo manejar.

Todavía no saben cómo lidiar con eso, pero James piensa que, juntos, pueden intentarlo.

Es como salir a tomar un soplo de aire fresco.

~•~

"¿Qué hubieras hecho si hubieras ganado?" pregunta Regulus.

"Vivir", dice Evan irónicamente.

Regulus resopla. "Bueno, obviamente. No, lo digo en serio. ¿Qué hubieras hecho con tu vida?"

Evan se queda en silencio durante un largo rato y luego murmura: "Creo que me habría subido a
muchos árboles, contemplado muchas vistas hermosas y vivido una vida muy solitaria".

"¿Hubieras sido feliz, sin embargo?"

"Sí. Sí, creo que lo habría sido. Eventualmente".


"Lo siento", le dice Regulus.

"No lo siento", responde Evan. "Mi vida después no habría sido muy diferente a mi vida antes,
aparte de continuar con el dolor de perder a mi mejor amigo. Era feliz, Regulus. Viví una vida feliz,
a pesar de todo".

"Bien", es todo lo que dice Regulus.

"¿Tú qué tal?" pregunta Evan. "¿Eras feliz?"

Regulus mira hacia la rama vacía sobre él, su rostro se suaviza, y luego mira a Evan. "Hubo un
tiempo en el que lo era, sí, pero el tiempo simplemente... se acabó. Perdí mucho tiempo sin ser
feliz, después de eso, sin saber cómo serlo".

"Un poco trágico, eso", dice Evan.

"Dímelo a mí", asiente Regulus secamente.

Evan inclina la cabeza con curiosidad. "Si James no lo hubiera logrado, ¿Qué habrías hecho si
hubieras ganado?"

Regulus traga saliva y luego confiesa: "Desearía no haberlo hecho".

~•~

Es extraño vivir con James al principio. Es extraño porque es extraño, porque se supone que no
debe serlo, porque son los mejores amigos y se supone que deben saber cómo hacerlo. Se supone
que debe sentirse natural.

No lo hace.
Realmente no saben cómo... serlo, para empezar. Son muchas conversaciones incómodas y
forzadas y choques involuntarios, como dos personas que se sorprenden constantemente porque
comparten el mismo espacio. Sirius tiene que resistir el impulso de volver a escondidas a su
habitación en casa de Effie y Monty más de lo que le gustaría admitir, y sospecha que James tiene
que obligarse a sí mismo a no decirle a Sirius que se vaya tantas veces.

Es difícil convivir cuando los dos quieren a la misma persona que se ha ido. Todo parece una
maldita bomba a punto de estallar, palabras rebuscadas que evitar y presencia de elementos en la
habitación y un dolor tan sofocante que la mayoría de los días cuesta respirar. Ninguno de los dos
quiere enfrentarse a la idea de que pueden estar bien porque se tienen el uno al otro, como si fuera
algo de lo que avergonzarse, curarse juntos.

El dolor es cruel. No muestra piedad, ninguna en absoluto. No hay reglas y, sin embargo, intentan
apegarse a una directriz interna en sus propias cabezas que permanece completamente tácita. No
hay una forma adecuada de llorar, de sanar, de retroceder y volver a intentarlo y, sin embargo,
hacen todo lo posible para hacerlo como creen que deben hacerlo.

No dura mucho.

Por un lado, en realidad no es duelo o curación cuando solo están fingiendo, cuando están
reprimiendo todo y caminando de puntillas con sonrisas fingidas en sus rostros. Luchan contra su
dolor como si lo soportaran bien, no sería tan complicado. Aquí están, retorciéndose y gritando y
exigiendo un escape, suplicando un respiro, y la realidad los inmoviliza en su lugar, los mantiene
allí mientras luchan, y les dice que no hay alivio, y les dice que nunca volverán a respirar igual.

No lo hacen. No lo han hecho. A Sirius le lleva días darse cuenta, pero ya no respiran
sincronizados. La realización hace que sus pulmones ardan, ardan, ardan.

Todo lo que se necesita es un mal día. Todo lo que se necesita es decir algo incorrecto, cualquiera
de ellos, ambos. Todo lo que se necesita es que Regulus muera y se desmoronen.

Se meten en una pelea. Una mala, Incluye voces elevadas y empujones físicos que se convierten en
una pelea de gritos y golpes. Lo que fue, debajo de la superficie todo este tiempo, fue un simple
subproducto del dolor: buscar un objetivo al que culpar, descargar, atacar.

Realmente, deberían estar orgullosos de haber aguantado tanto tiempo sin volverse el uno contra el
otro por ello. Sirius sabe que no se trata tanto de lo que realmente creen o sienten. Es solo que es
más fácil llegar a un objetivo que está más cerca de ti, y nadie está más cerca el uno del otro que
ellos. Es muy fácil arremeter contra James, para buscar esa necesidad desesperada de liberar parte
de la presión acumulada desde que Regulus murió, tambaleándose entre ambos y rogando que se
volcara.

Más importante aún, hay alivio en ser un objetivo al contrario Pararse en su sitio y recibirlo,
sentirlo, dejar que se hunda como una penitencia adecuada a la persistente culpa que existe en su
interior.

Gritarle a James se siente bien. Golpear a James se siente mejor. Que James le grite duele. Ser
golpeado por James duele aún más.

Se hacen sangrar el uno al otro.

Sus palabras tienen dientes.

El dolor es sucio.

Les lleva un tiempo limpiarlo. Se necesitan puños, lágrimas y moratones. Se necesitan confesiones
ahogadas de sus remordimientos, secretos intercambiados sobre su vergüenza, anécdotas dolorosas
que están aterrorizados de perder. Es necesario un abrazo tan fuerte que ninguno de los dos pueda
respirar, aferrarse y no soltarse durante mucho tiempo.

Nunca vuelven a respirar sincronizados.

~•~

En el vigésimo sexto cumpleaños de Regulus, James se va a casa.

Almuerza con sus padres y Sirius. Come, sonríe y respira. No es tranquilo, ni sombrío. Effie cuenta
historias de Regulus cuando era joven, un niño amable con grandes ojos que seguía a James a
donde fuera, Hace que su pecho revolotee y hace que sus orejas se calienten, mirando hacia abajo
con una sonrisa tímida. Sirius cuenta las historias de Regulus que puede recordar, por pocas que
sean, y James aspira bebidas por la nariz y se ríe a carcajadas de los recuerdos. James…
James cuenta la historia de que Regulus lo golpeó cuando tenía trece años, cuando James se coló
por la ventana porque creía que era de Sirius. Él cuenta la historia de la primera flor que le dio a
Regulus, una para presionar en su diario, pensando en todas las flores que le da todos los días
ahora. Cuenta la historia del decimoquinto cumpleaños de Regulus, cuando golpeó a James en la
parte posterior de la cabeza con una bola de nieve, y James se volvió para encontrarlo con ojos
brillantes y nieve en el cabello, la cosa más hermosa que jamás había visto. En toda su vida.

Sirius lo llama un tonto.

Después del almuerzo, Sirius va a visitar la tumba de Regulus. Ha tenido una mala semana, una
dura con el cumpleaños de Regulus acercándose, además de darse cuenta de que no podía recordar
cómo tomaba Remus su té, o el tono exacto de sus ojos, o cómo sonaba su risa. Me estoy olvidando
de él, James, Sirius se había ahogado, con los ojos muy abiertos y frenético, temblando y
meciéndose y llorando tan lastimosamente que rompió el corazón de James. James no pudo evitar
que recordara; él también ha olvidado muchas cosas, y eso es lo que más duele.

Cuando Sirius pregunta si James quiere ir a visitar a Regulus, James dice que no, que vendrá más
tarde. Sirius, que ha estado exhausto y emocionalmente afectado, parece aliviado y luego culpable
por ese alivio, pero James lo entiende. Entiende que a Sirius le gusta estar solo en la tumba de
Regulus, solo él y su hermano pequeño.

En lugar de ir a la tumba de Regulus todavía, James entra en su antigua habitación, acomodándose


como si las paredes pudieran cerrarse a su alrededor, o podría quedarse atascado. Está... medio
vacío.

La mayoría de las cosas de James de aquí han emigrado a su casa, que no está tan vacía y estéril
como antes. Desde que Sirius se mudó, ha habido más desorden, más vida. Una estrella brillante en
un cielo sin sol. Sirius es bueno en eso. Proporcionar un faro de luz en la oscuridad; él es la estrella
más brillante, después de todo.

James se para en el medio de su habitación y mira fijamente la cómoda, su pulgar deslizando


suavemente las iniciales de Regulus en su bastón. Su corazón late en su pecho como una herida
abierta.

Tomando una respiración profunda, James avanza para sentarse en el borde de la cama,
acomodándose en el colchón chirriante mientras apoya su bastón contra su pierna. Lentamente,
extiende la mano para abrir el cajón superior en el estante junto a su cama, una oleada de calor
salta a sus ojos de inmediato, tan pronto como sus dedos rozan la tela que sabía que estaba
esperando allí todo el tiempo.
Saca el gorro con cuidado, su respiración se engancha en su pecho, un poco errático cuando lo
agarra. Las lágrimas nublan su visión, y es solo un sombrero, un gorro de punto abultado con una
bola deshilachada en la parte superior, pero lo toca como si fuera de oro.

Durante mucho tiempo, simplemente se sienta allí y lo sostiene, acariciándolo, su pecho


tartamudeando en suaves sollozos que no duelen como solían hacerlo. Piensa en la última vez que
vio a Regulus con este gorro y sonríe, pequeño y tembloroso.

Nunca más lo volvió a ver con él.

Es ese pensamiento lo que convierte sus sollozos de suaves a ásperos, y se dobla hacia adelante
para presionar su rostro contra el sombrero, tratando de aferrarse a algo que ha estado perdido
durante tanto tiempo, algo que no sería capaz de encontrar en un sombrero que marca el día en que
lo perdió por primera vez, y para siempre.

James se niega a estropear el sombrero, por lo que se aparta antes de que se convierta en un
desastre aún mayor. Cuando lo baja, la campana emite un suave repique, tan suave que casi se le
escapa.

Conteniendo el aliento, James se congela. Sus manos tiemblan cuando mueve una mano hacia
arriba para tocar la pelota deshilachada en la parte superior, una risa ahogada de asombro e
incredulidad se le escapa cuando la campana tintinea de nuevo. Tal vez sea solo un producto de la
imaginación de James, o alguna forma de afrontamiento, pero juraría que puede escuchar el débil
sonido de la risa de Regulus cada vez que suena la campana.

James cierra los ojos y escucha.

Más tarde, mucho más tarde, James se dirige a la tumba de Regulus con una flor fresca y un gorro.
Sirius no está allí, así que debe haberse ido a casa. A James no le importa. Realiza el ritual habitual
de reemplazar las flores, luego coloca con cautela el gorro en la parte inferior de la lápida, los
labios se curvan mientras lanza la bolita y escucha la risa de Regulus.

"Feliz cumpleaños, amor", susurra James. "Ha pasado un tiempo, ¿No? Lo siento. Lo he estado
pasando... jodidamente mal. Bueno, dando lo mejor de mí, pero es horrible sin ti. Creo que..."
Traga con dificultad, parpadeando con fuerza. "Creo que, durante mucho tiempo, estuve enojado
contigo. Realmente no sabía cómo perdonarte. Y no sabía cómo manejar eso. Pero es... Bueno,
creo que te gustaría saber que lo hago. Te perdono, y estoy... estoy mejorando. Estoy llegando allí,
Reg".
Retira la mano, inhala y exhala, su mirada sigue el nombre en la lápida con reverencia. Regulus
Arcturus Black, pero no solo eso. Él es el amor de James.

Su amor.

"Voy a estar bien", dice James en voz baja, y lo está. Él sabe que lo está. "Todavía lo estoy
intentando, Regulus. Nunca dejaré de intentarlo, amor".

Y no lo hace.

~•~

"¿Cuánto tiempo crees que tomará?" Regulus murmura.

"Impacientes, ¿Verdad?" pregunta Evan, divertido.

Regulus rueda los ojos. "No digo que quiera que alguien muera. Quiero decir, solo tenía curiosidad
sobre cómo funcionaba el tiempo, cuál es el marco de tiempo. No es que lo supieras, pero..."

"Oh", dice Evan a la ligera, "no mucho ahora, diría yo".

~•~

No es demasiado largo, al menos no para Remus. O no lo parece. No está seguro de cuánto tiempo
ha pasado con su madre, así como con su padre, cuando apareció, pero finalmente llaman a la
puerta.

"Eso es para ti", dice Hope, sonriendo.


Él no le pregunta cómo lo sabe. Él también lo sabe. De alguna manera insondable e inexplicable,
sabe que es solo para él, por lo que va a responder.

"Bastardo", es lo primero que le dice Lily, y él se ríe a través de un sollozo ahogado, asintiendo
con la cabeza mientras ella se estrella contra él, envolviéndolo en un abrazo. Lily se aferra a él,
sollozando, y él la aprieta con fuerza. "Tú moriste".

"Viviste", responde Remus, besando un lado de su cabeza, y ella lo hizo.

Ella hizo.

~•~

Para James y Sirius, toma un tiempo. Años. Décadas. Se necesita toda una vida, una que pasan
juntos. Hay una guerra que pelear, un gobierno corrupto que derrocar, y lo hacen. Hay un mundo
que construir después, y también lo hacen juntos.

La gente muere. Pierden a algunos, salvan a algunos, matan a algunos ellos mismos. La gente vive.
Se van a casa, o van a un lugar nuevo, o se quedan donde estan. Las personas nacen. Crecen, no
están en peligro, no pierden la vida en una arena de la que solo uno puede salir.

Las cosas cambian, y ellos con ella, pero son ellos como siempre. Son ellos desde su primer aliento
hasta el último.

Todos esos años que pasaron respirando en perfecta sincronía, y todos los años que no lo hicieron,
Sirius es el primero en detenerse. Su último aliento llega antes que el de James, tan fácil como
quedarse dormido.

Hay una puerta delante de él, una puerta verde espuma de mar con una aldaba. Sirius pasa mucho
tiempo confundido acerca de dónde diablos está, y luego aún más tiempo debatiendo cómo llamar
a la puerta. ¿Con el puño? ¿Tocar la puerta? ¿Quién demonios usa aldabas? Básicamente es solo
decoración.
Sirius golpea con la mano, luego se cuestiona a sí mismo, preocupándose si eso fue de mala
educación o no. A pesar de que lo clasificó como decorativo, las aldabas de puerta en realidad
tienen un propósito. Incluso está en el nombre. Puerta. Aldaba. Debería usarlo, ¿Verdad?
Quienquiera que sea el dueño de esta casa podría ofenderse si él—

La puerta se abre, y Sirius se olvida de que las aldabas de puerta existen. Casi se traga su maldita
lengua, porque ese es Remus. Han pasado muchos años. Ha sido-

"Sirius," murmura Remus, estallando en una sonrisa. Se apoya contra la puerta, los ojos amables y
brillantes. "Bueno, ¿no te ves tan hermoso para ser un hombre tan viejo?"

Sirius es de hecho un hombre viejo, técnicamente, pero que lo condenen si no se sonroja como uno
joven, como si todavía tuviera veinte años y Remus Lupin lo aturdiera fácilmente. Nadie había
tenido este efecto en él excepto Remus. Solo Remus Nadie tuvo ningún efecto sobre él en absoluto,
para ser honesto.

"Hola", Sirius exhala.

"Hola, cariño", dice Remus, y Sirius se traga un sonido ahogado de pura jodida alegría antes de
lanzarse hacia adelante sobre Remus como si no hubiera pasado el tiempo.

Remus se está riendo del beso, a pesar del entusiasmo de Sirius, y a Sirius ni siquiera le importa.
Se ríe con él, sin aliento, sintiéndose joven, vivo y enamorado de nuevo. Se ve exactamente igual.
Es decir, Remus. Sirius también lo hace. Se parece a la persona que era cuando él y Remus eran
felices juntos.

Él también lo siente.

~•~

"Oh, aquí vamos", dice Evan, riendo sin aliento, con los ojos brillantes cuando la rama se rompe
abruptamente.

Regulus procede a perder la cabeza de inmediato, como lo haría cualquier persona en su sano juicio
por el hecho de que la rama del árbol en la que estaban se rompió repentinamente sin previo aviso,
y ahora ambos están cayendo. Evan, el lunático, está riendo todo el camino. Regulus, sabiamente,
está gritando como un loco.

Nunca tocan el suelo.

~•~

Sirius parpadea hacia el cielo, sorprendido de encontrarlo lleno de estrellas, algunas más brillantes
que otras. Dos más brillantes que el resto. Los mira fijamente por un segundo, luego mira a su
alrededor.

Se queda quieto al instante.

Regulus.

Sólo está... aquí. Bueno, está aquí en un balcón bajo las estrellas, sentado acurrucado en una silla
con la barbilla apoyada en el puño, luciendo supremamente aburrido. Después de todos estos años,
Sirius ha olvidado cómo era Regulus correctamente. Ha olvidado lo miserable que era.

"Estás muerto y todavía estás frunciendo el ceño", dice Sirius.

"Sí, bueno, esperaba que fueras James", admite Regulus sin rodeos, porque es terrible.

"Lamento decepcionarte", murmura Sirius.

"No puedes evitarlo. Eso es algo tuyo", le dice Regulus, arqueando una ceja.

"¿Siempre fuiste así de molesto?"

"Sólo para ti."


"Ah", murmura Sirius, "de alguna manera lo dudo".

Los labios de Regulus se contraen en las comisuras, y luego su rostro hace algo que Sirius
realmente no puede recordar si alguna vez hizo antes. Se suaviza. Todo lo que dice es: "Yo
también te amo, ¿Sabes? Lo hice entonces. Siempre lo hice. Todavía lo hago, en contra de mi buen
juicio".

"¿Tú me escuchaste?" Sirius se ahoga, sus ojos pican. Pasó años diciéndole a su hermano pequeño
que lo amaba, demasiado tarde para que lo escucharan, pero si—si Regulus lo escuchara—

"No, no... exactamente", murmura Regulus. "Algunas cosas simplemente tienen sentido aquí. Ya
sabes, después de morir. Simplemente lo supe. Te das cuenta más fácilmente con el tiempo.
Concéntrate lo suficiente en alguien, y muchas cosas se aclararán".

Sirius parpadea lágrimas de sus ojos. "¿Te enfocaste en mí?"

"Eres mi hermano mayor", dice Regulus. "Siempre mi hermano mayor".

"Oh, maldita sea, estoy tan contento de que estemos solos", gime Sirius aproximadamente cinco
segundos antes de estallar en lágrimas.

Regulus se ríe de él, el hijo de puta.

A Sirius no le importa. Se tambalea de su silla, se tambalea hacia su hermano y lo jala en un fuerte


abrazo. Regulus le devuelve el abrazo con la misma fuerza y, a pesar de todas sus burlas, también
está llorando un poco. Está bien. Será su secreto.

En el cielo, dos de las estrellas más brillantes se vuelven aún más brillantes.

~•~
Hay un suave sonido de música, algo distante y borroso en el fondo, y los ojos de James se abren
para descubrir que está cálido. Un fuego chisporrotea suavemente y salta de la chimenea, arrojando
un suave resplandor a través de—

El aliento de James se detiene.

"Mm, no te detengas ahora, estoy tan cómodo", murmura Regulus, con los ojos cerrados mientras
una pequeña sonrisa se curva en su boca.

"Reg", susurra James, como una revelación, un descubrimiento milagroso que realmente puede
alcanzar y tocar. Está justo aquí, literalmente en los brazos de James, balanceándose con él. Bueno,
lo estaba, pero se detuvieron ahora, porque James está a punto de perder su maldita cabeza aquí en
un segundo. Está a punto de levitar.

"¿Qué te dije, hm? Te dije que estaría esperando aquí", dice Regulus, levantando la cabeza. "Te
tomaste tu tiempo, ¿sabes? No es que quisiera que murieras, pero honestamente—"

James lo hace callar, con su boca, sus manos volando para acunar el rostro de Regulus mientras lo
besa profundamente y todo a la vez, desesperado y jadeando como si finalmente estuviera
recibiendo aire en sus pulmones después de años y años y años de ahogarse.

Ha sido tan largo. Demasiado largo. Un viaje horrible y maravilloso lleno de confusión, dolor y
amor. Siempre tanto amor. James se ha moldeado a sí mismo alrededor de su amor, moldeado por
él, moldeado por las manos de todos los que lo rodean y las manos de los que se fueron. Estas
manos, las de Regulus, aferrándose a él.

Perdonó a Regulus y lo amó. Él vivió. Él intentó. Nunca dejó de intentarlo.

"Oh, solo—está bien, al grano entonces", jadeo Regulus, con el pecho agitado cuando James lo jala
aún más cerca, persiguiendo su boca.

"Yo... me esforcé tanto..."

"Lo sé. Sé que lo hiciste. Estoy muy orgulloso de ti".


"Te amo", declara James sin aliento entre un beso y el siguiente. "Te amo. Te amo. Te amé hasta el
final, y ahora aquí. Te amo aquí también. En cualquier lugar. En todas partes".

"Yo también te amo", susurra Regulus, besándolo y besándolo y besándolo. Él está sonriendo.

Él está brillando. "Te amé desde el principio. En todo momento, cariño, en todo momento".

~•~

La guerra de Troya duró diez años.

El amor de Regulus lo sobrevive por muchas, muchas vidas. No solo en este, sino también en el
siguiente, y todos los siguientes. Nadie habla de eso, en realidad, pero no importa cuántas veces se
destruyera Troya, una nueva ciudad se levantaría de las ruinas sin falta. Regulus descubre que no es
muy diferente, en ese aspecto.

Realmente, Troya no es lo peor que puede ser.

Aquí está él, construyendo de nuevo.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Lista de los que mueren y cómo/cuándo:

-Regulus muere en los juegos del hambre en el río carmesí (no, no muere en Crimson
Rivers)
-Remus muere cuando es torturado en azkaban (te prometo que no muere en Crimson
Rivers, está muy seguro)
-Lily muere en un momento no especificado por una causa no especificada (tampoco
muere en Crimson Rivers)
-Sirius muere en la vejez (no muere en Crimson Rivers)
-James muere en la vejez (no muere en Crimson Rivers)

¡okey! ¿Entonces, cómo estuvo?

¿Lloraste? Lloré jodidamente pero, al final, estaba riendo y pateando mis pies
y tirando mi cabello. ¿Quizás es porque tuvo un final semi-feliz? como, incluso en un
fic de MCD, tenía que terminar al menos un poco feliz. Sigo siendo tan suave.

Hay una razón por la que publiqué esto, que es en parte porque la divergencia de
crimson rivers ya ocurrió, y también parte de la razón por la que no quería publicar
esto DESPUÉS de crimson rivers es porque no necesariamente quería que me gustara.
Para ser el final de crimson rivers, si eso tiene sentido? como, no quería que crimson
rivers o crimson universe terminaran con ESTA nota.

Soy consciente de que algunas personas leerán crimson rivers en el futuro y LUEGO
leerán esto, pero para aquellos de ustedes que vienen en el viaje, se sintió bien que
fluyera de esta manera.

Así que sí, esta fue mi primera inmersión en MCD, y definitivamente fue una
experiencia, déjame decirte eso.

Podría decir muchas cosas sobre esto, pero es algo realmente grande y pesado,
¿Sabes? eso era triste. ¡el gorro! ¡el bastón! las flores en la tumba!

Justo. Como, hay tanto que decir que ni siquiera puedo articularlo. Yo también estoy
muy cansada. sin dormir jajaja

Quiero decir que NADA en esto es de ninguna manera, es una promesa, no es nada de
lo que vendrá en Crimson Rivers. como dije, es completamente independiente. Así que
no te hagas ninguna idea de esto cuando sigas leyendo crimson rivers. De todos
modos, voy a terminar ahora y solo publicar esto. Estoy MUY nervioso, así que por
favor sea amable. <3

Notas mías:

Quise publicar esto porque no podía llorar sola con él T-T además no te parece
doloroso todo este final?

Como dije, las partes de Evan siempre me dolerán y el hecho de que él haya sido al
que vio primero Reg después de morir me duele jodidamente. Ni hablemos de Lily y
Remus.

Me dolieron todas y cada una de las muertes y reencuentros la primera vez que leí, y
ahora traduciéndolo me tomo más del tiempo del que me toma cada capítulo, porque
no paraba de llorar.

Espero les haya gustado, quiero decir obviamente no les gusto leer morir a estos
chicos, pero ya me entienden.

Bueno en fin, si estabas esperando el reencuentro de Reg, Sirius y James en el cap 26,
lamento decepcionarte, pero me pareció esencial publicar este, pero de todas formas
publicaré el otro en estos días, espéralo.

Como siempre, si ven algún error no olviden decírmelo para corregirlo, nos leemos en
la siguiente actualización. Byeeee!!!!!!!
Arena Aftermath
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Menciones fuertes de sangre


-Descripciones de vómitos con sangre
-Breve mención de Aguja intravenosa/aguja inyectada??? (como en un hospital, y solo
mencionado una vez, de pasada)
-Representaciones de Trastorno de estrés postraumático/respuestas relacionadas con
TEPT (pesadillas, ataques, paranoia, cosas por el estilo)
-Menciones de lesiones/cicatrices/cirugías
-Representación leve de hidrofobia (miedo al agua)
-Un poco de galimatías* médicas y probablemente muy inexactas de la vida real
(nuevamente, estoy usando la excusa de que los Hallows tienen avances locos en
medicina. Es un fanfic, ¿De acuerdo? Demándame)

See the end of the chapter for more notes

Sirius se levanta de su silla en el momento en que se abren las puertas, exigiendo: "¿Puedo verlos
ahora? ¿Están..."

"Sr. Black", dice la enfermera, levantando la mano en un gesto tranquilizador, "Solo vine a
actualizarlo. El Sr. Potter todavía está en cirugía, pero casi ha terminado y se espera que se
despierte mañana. No se recuperará lo suficiente como para ser liberado por completo durante al
menos dos días más".

"¿Pero se recuperará?" Sirius insiste, porque lleva aquí jodidas horas y nadie le ha dado respuestas.
Lo deja inquieto y listo para hacer un alboroto.

La enfermera duda, luego se aclara la garganta. "El Sr. Potter se recuperará por completo de la
herida de arma blanca en su abdomen, pero desafortunadamente su pierna tiene un daño en los
nervios tan severo que tendrá que usar un bastón si va a estar de pie por largos períodos de tiempo
o moverse grandes distancias, especialmente cuando hace frío o está haciendo algo extenuante. Por
supuesto, aprenderá con el tiempo cuándo es necesario el bastón, así como su tolerancia al dolor,
pero creemos que lo necesitará con frecuencia durante los próximos dos meses, lo que significa que
lo necesitará durante la entrevista como Víctor, lamentablemente. El Hallow te lo proporcionará, te
lo aseguro.”

Sirius rechina los dientes, enfurecido porque esta enfermera piensa que le importa un carajo cómo
se verá James en ese escenario, por encima de su salud. Como si la forma en que se presenta al
mundo importara más, cuando a Sirius no podría importarle menos.

"¿Y Regulus?" Sirius susurra, apretando las manos en puños.

"La forma en la que recibió sus cicatrices significa que nunca sanarán por completo,
desafortunadamente. Las estamos tratando, por lo que se desvanecerán un poco, pero—"

"No, no me refiero a las malditas cicatrices. ¿Está bien?"

"Ingirió bastante sangre del río", le informa la enfermera, que es cuando Sirius se da cuenta de que
el río en la arena en realidad estaba hecha de sangre; justo ahora, se da cuenta de esto y le hace
sentir nauseas "Debido a esto, vomitará un poco durante la noche y probablemente sufrirá un
intenso dolor abdominal hasta mañana, como mínimo. Estamos purgando su sistema con líquidos y
medicamentos para combatir cualquier bacteria o infección, lo cual ayuda."

"¿Algo más?" exige Sirius.

"Debido a la forma en la que recibió sus heridas, las cicatrices siempre permanecerán, pero
deberían desaparecer antes de la entrevista y cubrirse fácilmente con maquillaje", dice la
enfermera, como si eso fuera a consolarlo, como si a Sirius siquiera le importara. Al ver
claramente que esto no es útil, la enfermera lo intenta de nuevo. "Será dado de alta mañana, si todo
va bien, pero retendremos al Sr. Potter por un día más para que venga un especialista y trabaje con
él en lo que debe esperar de su pierna".

Sirius exhala temblorosamente. "¿Está… está despierto mi hermano?"

"Lo está, sí", confirma suavemente la enfermera.

"¿Puedo verlo?" Sirius se ahoga.

El rostro de la enfermera se suaviza. "Por supuesto. Sígame, Sr. Black".

"Gracias", respira Sirius, con los hombros caídos mientras avanza para seguir a la enfermera a
través de las puertas.
"No quiero que te alarmes", es la advertencia que recibe Sirius mientras avanzan por el pasillo
clínicamente blanco, toman una esquina y se detienen en una puerta cerrada. La enfermera le
devuelve la mirada, con los labios inclinados hacia abajo. "Sus cicatrices son... bastantes extensas".

Sirius solo asiente, sus manos tiemblan mientras trata de regular su respiración, completamente
consciente de que su hermanito está al otro lado de la puerta. Le está rogando a su memoria que no
le falle ahora, porque quiere estar aquí para esto. Él necesita estar aquí.

La puerta se abre con un crujido y la enfermera se hace a un lado para permitirle entrar, cerrando
cuidadosamente la puerta detrás de él tan pronto como entra, dejando a Sirius solo con…

Vaya.

Sirius no tiene la intención de hacerlo, pero respira hondo, su corazón se hunde hasta sus pies.
Regulus está allí, en la cama, luciendo tan pequeño, con la cabeza vuelta hacia otro lado. Tiene una
vía intravenosa en el brazo, algunos otros cables conectados a él para sus signos vitales y demás, y
está en bata, dejando las piernas desnudas hasta las rodillas y los brazos desnudos hasta por encima
de los codos.

La enfermera no estaba mintiendo. Regulus tiene cicatrices en sus brazos y piernas, arrastrándose
hacia abajo en arcos ásperos y rojos como si todavía hubiera garras tirando de él. Están cerrados,
pero aún se están curando, dejándolos frescos y marcados contra su piel pálida. Cada grupo de
cicatrices viene en cuatro o cinco, lo que deja en claro que las manos le hicieron esto, y no son
delgadas como las líneas en la espalda de Remus, ni se superponen ni se entrecruzan entre sí.
Donde la bata se desliza por el hombro de Regulus, Sirius puede ver cicatrices cortadas sobre la
colina de su clavícula y hacia su espalda; desaparece debajo de la tela, pero Sirius está bastante
seguro de que su espalda y su pecho están sufriendo el mismo destino.

Al sonido de la inhalación de Sirius, la cabeza de Regulus rueda hacia un lado, sus ojos
inquietantemente apagados, y allí, en el otro lado de su rostro, el lado izquierdo, hay cicatrices que
comienzan justo en el hueso de su mandíbula y se curvan hacia abajo por el lado de su cuello. No
son tan profundos, ni tan marcados, pero verlos todavía hace que el estómago de Sirius se
tambalee. Regulus estaba siendo destrozado en ese río.

Regulus claramente no esperaba que fuera Sirius quien entrara, porque el vacío en blanco de sus
ojos cambió tan pronto como pareció darse cuenta de que Sirius estaba allí. Tal vez se necesitan
cinco segundos para que esos ojos se llenen de lágrimas, y luego Sirius se mueve.
Regulus ya se está levantando de su cama cuando Sirius lo alcanza, y debería ser amable con él,
quiere tener cuidado, pero él solo tiene que rodearlo con sus brazos, tiene que aferrarse a él y saber
que está aquí, asegúrese de que está vivo y aquí, donde está Sirius. A Regulus no parece importarle
que lo traten con ternura, porque prácticamente se amolda a los brazos de Sirius con un horrible
sollozo ahogado.

Sirius se estremece y suelta una respiración áspera e inclina su rostro hacia el cabello de Regulus,
cerrando los ojos con fuerza porque le escuecen. Se aferra a su hermano pequeño por un largo
momento y solo respira, y se siente como si pudiera respirar por primera vez desde que Regulus se
alejó de él para entrar a la arena.

Un rayo de energía que bordea la desesperación recorre la columna de Sirius, y sus manos se
elevan para enmarcar la cara, las orejas y el cabello de Regulus mientras se tira hacia atrás y lo
mira, esperando que los ojos llorosos de Regulus se encuentren con los suyos antes de hablar.

"Escúchame, ¿De acuerdo, Regulus?" Sirius dice con firmeza. "Te amo. Eres mi hermano; por
supuesto que te amo. Siempre lo he hecho, siempre lo haré, y nada, absolutamente nada en este
mundo podría cambiar eso, ¿Me escuchas? Eres suficiente para mí, y yo te amo. Nunca, nunca lo
dudes.”

Regulus lo mira fijamente por un momento antes de estallar en lágrimas de nuevo, todo su cuerpo
se desinfla como un globo reventado. Agacha la cabeza hacia adelante y presiona la parte superior
contra el pecho de Sirius como si tuviera cinco años en lugar de veinticinco, escondiéndose del
mundo. Sirius afloja un poco los brazos en caso de que realmente lo esté lastimando, pero frota
suavemente su mano de un lado a otro sobre la cabeza de Regulus.

Durante mucho tiempo, ninguno de los dos se movió. Regulus eventualmente deja de llorar, con
sus hombros caídos. Sirius siente como si un peso acabara de quitarse de su pecho, lo cual es
irónico porque la parte superior de la cabeza de Regulus todavía descansa allí, pero eso no es ni
aquí ni allá. Lo importante es que Sirius le ha dicho a Regulus que lo ama, porque no pudo hacerlo
antes, y está muy agradecido de tener la oportunidad de hacerlo ahora.

Sirius no necesita que Regulus le responda. Él sabe. Solo por todo lo que ha pasado entre

que Regulus le pidiera a Remus que lo cuide, y Regulus le admite a Evan que lo extraña, y Regulus
le ruega a James que viva por él, sí, Sirius lo sabe. Incluso ahora, solo esto, la forma en que
Regulus se apoya en él como si Sirius fuese su puerto en medio de la tormenta, un refugio al que
arrastrarse para ponerse a salvo cuando el viento sopla con demasiada fuerza; la forma en que solo
escuchar que Sirius lo ama es suficiente para hacerlo llorar tan profundamente, con tanto corazón,
que el toque de dolor casi vale la pena.
Regulus no responde, pero Sirius lo escucha de todos modos, lo escucha en todas las formas en que
se dice sin palabras, y siempre lo ha hecho durante años, incluso envuelto en dolor e ira. Sirius no
espera que Regulus le responda, porque él es Regulus, y siempre tuvo problemas para decir esas
cosas, incluso mucho antes de todo esto. Sirius tiene el mismo problema a veces, probablemente
por la forma en que crecieron, pero tenía algo de lo que Regulus se distanció a propósito: la
influencia de James Potter. Entonces, Sirius puede decirlo y Regulus no tiene que hacerlo. Lo que
importa es que Sirius escucha la respuesta fuerte y clara, resonando a lo lejos, después de todo este
tiempo que pasaron sin poder encontrarse a mitad de camino. Él lo escucha.

Él sabe.

Regulus abruptamente se pone rígido contra él y, para su crédito, intenta retroceder con suficiente
tiempo, pero no lo logra del todo antes de vomitar copiosas y alarmantes cantidades de sangre justo
en la camisa de Sirius. Se enrosca y casi cae al suelo, con el cuerpo agitado, y Sirius se lanza
frenéticamente hacia la bandeja en el estante junto a la cama, sosteniéndola debajo de la cabeza de
Regulus y asegurándose de que no se caiga.

Es violento Regulus tiembla y se estremece, jadeando y ahogándose, y Sirius trata de no


enloquecer, pero ver a alguien a quien amas vomitar sangre literal no es realmente coherente con la
serenidad.

"Está bien, está bien, oye, solo respira", dice Sirius, apartando el cabello de Regulus de su rostro
mientras se sacude, solo para dejarlo caer rápidamente cuando ve lo mal que se ve Regulus. Lo
deja rojo por el esfuerzo, la cara hinchada, la sangre goteando de su boca y las lágrimas corriendo
por su rostro.

El cuerpo de Regulus se contrae de nuevo, se enrosca hacia adelante y Sirius hace una mueca
mientras se frota entre los hombros de Regulus. No sabe si eso ayuda, pero sigue haciéndolo de
todos modos, por si acaso. Hay otra ronda de vómito que deja a Regulus gimiendo y agarrando
débilmente el brazo de Sirius donde le sostiene la bandeja. El olor a hierro es espeso en el aire.

Finalmente, el breve momento de mareo parece disminuir, al menos por ahora, y Regulus jadea
mientras se balancea hacia atrás, temblando por todas partes. Se ve como una mierda, francamente,
no es que Sirius alguna vez le diría esto. No parece adecuado mencionarlo.

"Lo siento", dice Regulus con voz áspera, su voz ronca y suave como si le doliera hablar, lo cual,
después de todo eso, probablemente le suceda. Regulus mira fijamente la camisa de Sirius,
luciendo miserable. "Lo siento-"
"¿Qué es esto?" Sirius suelta una risa forzada y deliberadamente no baja la vista hacia donde está
actualmente cubierto de sangre caliente y pegajosa que su hermano acaba de vomitar sobre él.
Francamente, es el material de sus pesadillas, así que prefiere no verlo, gracias. "No es la primera
vez que estoy cubierto de sangre. No pasa nada. Ni siquiera me gustaba esta camisa".

(A Sirius realmente le gustaba esta camisa).

Regulus continúa viéndose miserable, y también como si tuviera dolor, por lo que Sirius aparta sus
pensamientos ridículos, dándose cuenta de que está absurdamente nervioso, y deja la bandeja a un
lado para moverse y tomar una toallita húmeda del paquete que está en el soporte, luego toma el
vaso de papel y lo llena con agua de la palangana pequeña en la esquina.

"Toma. Límpiate la boca y enjuágala", murmura Sirius, extendiendo primero la toallita.

Regulus se acerca para agarrarlo, luego inmediatamente lo deja caer. Sus manos tiemblan
demasiado, demasiado inestables. Trata; es muy obvio lo mucho que lo está intentando, pero no
puede sostener la toallita, por lo que se le cae repetidamente de la mano y aterriza en su regazo.
Hace un ruido de frustración, algo tranquilo y quisquilloso, como si estuviera al borde de un puto
colapso.

"Joder", gruñe Regulus, sonando peligrosamente cerca de las lágrimas, y Sirius lo sabe. Él sabe lo
difícil que es esto, lo cerca que uno se siente de desmoronarse cuando logra salir con vida. Logras
salir con vida, pero eso no hace que vivir sea fácil.

"Está bien, solo". Sirius se aclara la garganta y estira la mano para agarrar la toallita, dandole a
Regulus un golpecito en la punta de su nariz para que mire hacia arriba. En el momento en que
Regulus lo hace, Sirius literalmente le limpia toda la cara sin delicadeza, lo más rápido posible,
porque sabe que Regulus va a—

Él va a hacer eso. Regulus balbucea y se estremece con incredulidad, viéndose francamente


horrorizado de que Sirius le esté limpiando la cara como si fuera un jodido niño pequeño. Puede
que a Regulus no le guste, pero cuando hay necesidades deben hacerlo y todo eso. Tendrá que
aguantarlo.

"Sirius", sisea Regulus, "no necesito que-"

"Cállate", interrumpe Sirius, sosteniendo la taza mientras hace una bola a la toallita teñida de rosa
en su mano. "Enjuaga y escupe".

Regulus le frunce el ceño. "Vete a la mierda. No soy un niño".

"Enjuágate y escupe, Reggie, o te sumergiré debajo del grifo", le dice Sirius, con las cejas
levantadas.

"Espero volver a vomitar sobre ti", refunfuña Regulus, pero obedientemente toma la taza con su
mano temblorosa y se las arregla para tragarla, gorgoteando antes de escupirla de nuevo en la taza.
Al igual que la toallita, está teñida de rosa.

Sirius tira la toallita a la basura, luego lleva la taza y la bandeja al lavabo para limpiarlas. Mientras
lo hace, sigue hablando con Regulus, hablando por encima del agua corriendo. "No sería la primera
vez, y no estoy hablando de esta vez tampoco. Tengo un recuerdo de ti apareciendo al pie de mi
cama, tenías que haber tenido cinco o seis años, y me dijiste que no te sentías bien
aproximadamente tres segundos antes de que vomitaras sobre mí y mi cama, luego comenzaste a
llorar. ¿Eso sucedió realmente o mi cerebro está inventando cosas otra vez?”

"No, eso realmente sucedió", confirma Regulus a regañadientes, y Sirius no puede evitar sonreír un
poco, porque no mintió. El recuerdo es borroso, pero real, y lo llena de un cariño que está feliz de
dejar que lo inunde en este momento.

Después de cerrar el grifo, Sirius se quita con cuidado el abrigo, que afortunadamente no tiene
sangre, y se quita la camisa para hacerla una bola y tirarla también a la basura. Después de eso, se
limpia la mancha húmeda de sangre que empapó su camisa, luego se pone el abrigo y se sube la
cremallera. Cuando se da la vuelta, Regulus todavía está sentado en el borde de la cama, con las
manos apoyadas en el borde de la misma.

"Bueno, no hay mucha diferencia en todos estos años, supongo", dice Sirius en voz baja, a pesar de
que es la mentira más audaz que jamás haya dicho. Todos estos años han puesto una gran
diferencia en el mundo— sin embargo, aquí están.

Regulus baja la mirada. "Yo diría que vomitar sangre es una diferencia clave". Su garganta se
mueve visiblemente. "¿Te dijeron por qué? Es porque ingerí mucha sangre en la arena".

"Me lo dijeron", admite Sirius.


"Me tragué tanta sangre", susurra Regulus, su mirada distante, algo escalofriante y trágica en las
expresiones de su rostro. "Todo el tiempo, solo estaba tragando sangre".

"Regulus", llama Sirius en voz baja, con cautela, su pecho se siente apretado porque es bastante
obvio que Regulus... no está bien. Lo cual, sí, él no lo estaría, pero esto es—

"No podía respirar", dice Regulus con voz áspera, levantando la mirada para mirar a Sirius como si
ni siquiera lo estuviera viendo. "Tuve que tragarlo para respirar; eso es todo lo que estuve haciendo
todo el tiempo. No podía respirar, Sirius, y todavía está, está en mí, todavía está..."

"Está bien, hey", dice Sirius, avanzando para agacharse frente a Regulus. "No es… no siempre
será…" Se detiene, tragando con fuerza, sintiéndose como un mentiroso porque así será. No
importa si el cuerpo de Regulus rechaza cada gota de sangre que tragó, nunca se deshará del sabor.
Nunca olvidará atragantarse con él. Sirius desea poder decirle que mejorará, será más fácil, pero
eso simplemente no es cierto. Y no es justo que Sirius ni siquiera pueda consolar a Regulus en este
momento, no sin mentir. Todo lo que puede decir es: "Lo estás sacando, Reggie. Deberá haberse
ido por la mañana, todo eso, y... y ahora estás respirando, ¿Sí? Ahora puedes respirar".

"Me dijeron que soy un Víctor, pero debería estar muerto", anuncia Regulus con una firmeza
sorprendente en su tono, y Sirius se estremece instintivamente ante las palabras. "No confío en
ellos. Tienes que... necesito que me digas si..."

"Saliste", interrumpe Sirius al instante, porque él también lo sabe. Conoce la surrealidad de hacerlo
realmente; él sabe lo difícil que es creer. "Estás aquí."

"Está bien", gruñe Regulus, desinflándose un poco más, confiando en él al instante, lo que hace que
Sirius sienta que podría llorar. Hay una pausa, luego Regulus mira sus piernas, específicamente las
cicatrices en ellas. "P-pensé que tenía sentido, porque ¿Por qué iba a tener cicatrices si estaba
muerto?"

"No te preocupes por ellos", le dice Sirius, sacudiendo la cabeza cuando Regulus levanta la vista de
nuevo. "No ahora. No hoy. No tienes que pensar en ellos ahora, ¿De acuerdo?"

"Nunca he visto tus cicatrices", dice Regulus en voz baja. "Sabía que los tenías, por supuesto, pero
nunca..."

"Bueno, no tengo el hábito de desvestirme frente a ti, ¿Verdad?" Sirius murmura, pero sabe a qué
se refiere Regulus. Es solo otra forma en que Sirius nunca se abrió y dejó entrar a Regulus después
de su tiempo en la arena. Sirius le habría arrancado la piel antes de mostrarle a Regulus las
cicatrices que tenía por él, cicatrices que se ofreció como voluntario para que Regulus no las
tuviera. Y ahora, Regulus tiene sus propias cicatrices.

"Sí, bueno, si fuera una competencia, me siento obligado a señalar que estoy ganando por un
margen desafortunadamente grande", se queja Regulus, encogiéndose mientras se inclina hacia un
lado, tratando de volver a la cama. La forma en que su humor pasa de preocupante a aparentemente
estable le recuerda a Sirius a sí mismo.

"Lo sé, lo cual es terriblemente molesto, francamente. No hay nada más angustiante que saber que
tu hermano pequeño se ve mejor que tú", murmura Sirius, acercándose para ayudar a Regulus a
acostarse, porque claramente está luchando.

Regulus parece demasiado exhausto para realmente luchar contra la ayuda, y se desploma con un
suspiro de cansancio, acurrucado de lado. Le toma un segundo, y luego su mirada se desliza hacia
arriba para fijarse en Sirius mientras susurra, "¿James?"

Sirius se pregunta cuánto tiempo estuvo trabajando para eso.

"Él también salió", dice Sirius en voz baja. "Está vivo. Están trabajando en él en una cirugía ahora
para su pierna. A pesar de lo bueno que fue el medicamento, no pudo arreglarlo todo, por lo que
tiene un daño en los nervios lo suficientemente grave como para necesitar un bastón. Pero él está
bien, Regulus, debería estar despierto mañana".

Los ojos de Regulus se hunden y sus dedos se enroscan en la sábana debajo de él. Es como una
marioneta con todas las cuerdas cortadas a la vez, desplomándose en la cama mientras suelta una
profunda exhalación.

"Está bien", dice, sin abrir los ojos. Sirius se mueve por la habitación para agarrar la silla de la
esquina, llevándola al lado de la cama para poder sentarse, y los ojos de Regulus se abren para
mirarlo. "¿Cómo? Ellos... ellos cambiaron la regla. Ellos-"

"James," interrumpe Sirius, con un nudo formándose en su garganta. El mero recuerdo le pone la
piel de gallina. "Él... bueno, esencialmente dijo que ambos iban a llegar a casa, o ninguno de los
dos. Se negó a dejar la arena sin ti".
"Pero yo... yo lo esposé al poste", dice Regulus, su voz ridículamente pequeña y extrañamente
traicionada. "No lo hizo, no pudo haber hecho nada, me aseguré de eso. No tenía armas, no podía
alcanzar ninguna, y se estaba desangrando, por el amor de Dios".

Sirius suspira. "El veneno del Horrocrux Hornet que James guardó después de la muerte de Vanity,
todavía estaba en su bolsillo. Iba a beberlo. Habría muerto antes de que pudieran alcanzarlo".

"¿Por qué tendría que hacer eso?" Regulus se ahoga, su pecho se agita con una respiración
profunda y estremecedora.

"Porque te ama", dice Sirius en voz baja.

Regulus parece atragantarse con una inhalación fuerte, luego se inclina hacia adelante y procede a
vomitar sangre directamente en la bandeja que Sirius logra empujar debajo de su rostro a tiempo.
Es tan violento y horrible como lo era antes, y de nuevo, Sirius frota entre los hombros de Regulus
con cuidado en lo que espera sea un gesto tranquilizador. Al igual que la última vez, Regulus
tiembla y solloza, y esta vez no se detiene cuando termina. Simplemente continúa desmoronándose.

Ni siquiera protesta cuando Sirius vuelve a limpiarle la cara, solo se queda tendido sin fuerzas y
llorando en silencio, lo que de alguna manera es peor que llorar donde lo pueden escuchar. Se
enjuaga y escupe de nuevo cuando Sirius lo insta a hacerlo, luego mira al techo por un largo tiempo
sin decir una palabra.

Cuando Regulus vuelve a hablar, su voz es ronca y quebradiza cuando dice: "¿Te quedarás
conmigo?"

"No voy a ir a ningún lado", responde Sirius con firmeza, extendiendo su mano para ponerla sobre
el brazo de Regulus, con cuidado de no presionar demasiado sus cicatrices. Regulus lo mira, sus
ojos brillan con un brillo de lágrimas que claramente está luchando valientemente para no dejar
caer. Sirius asiente para tranquilizarlo. "Lo prometo."

Ese juramento parece ser el golpe final que le quita toda la pelea a Regulus, y las lágrimas caen al
borde. Cierra los ojos y llora, y llora, y llora.

~•~
Remus se siente extraño sin Sirius cerca. Ha estado fuera todo el día, literalmente desde el
momento en que James y Regulus fueron anunciados Víctors. Se está acercando la noche y Remus
tendrá que ir a su celda pronto. Ha pasado todo el día estresado limpiando literalmente de todo.

No puede dejar de preocuparse por Regulus y James, así como por Sirius, y eso lo deja inquieto.
Todo había sucedido tan rápido, una secuencia de eventos que tuvo lugar tan rápidamente que era
difícil de seguir. Sirius enloqueció porque James se estaba muriendo, luego enloqueció porque
Regulus lo estaba, y luego se quedó tambaleándose por un largo momento cuando ambos
sobrevivieron. Todo eso había sucedido en menos de diez minutos y, francamente, Remus estaba
tan jodidamente aturdido por la agitación emocional que todo eso causó como Sirius. Luego,
menos de cinco minutos después de que las pancartas de Víctor se reprodujeran en la pantalla,
Sirius se estaba levantando en una carrera desesperada para ir a la enfermería.

No es que Remus no esté acostumbrado a pasar una buena parte del día sin Sirius; es solo que
Sirius por lo general ya suele regresar, y Remus realmente solo quiere saber que todo está bien.
Tiene esta ansiedad revuelta en la boca del estómago, lo que le dificulta concentrarse, y él solo...
quiere saber algo antes de regresar a su celda esta noche.

El sonido de la puerta abriéndose lo hace mirar hacia arriba, esperando por completo a Sirius,
porque las únicas personas que pueden entrar a las suites son las que realmente se quedan en las
suites, pero resulta ser Pandora. Ella técnicamente también se queda en la suite, por lo que supone
que no debería sorprenderle, pero él… bueno, está bien, en el fondo esperaba que fuera Sirius.

"Oh, cariño, te ves estresado", dice Pandora suavemente, su rostro se suaviza mientras se acerca y
le tiende la mano.

Remus lo toma después de un momento de vacilación. Todavía no está muy acostumbrado al


contacto físico con alguien que no sea Sirius, pero no se opone cuando se trata de Pandora.
Mientras miraban los juegos juntos, instintivamente se acercaron el uno al otro en momentos de
angustia, incluso se abrazaron cuando celebraban. Entonces, en un giro salvaje de los
acontecimientos que Remus no vio venir, es con Pandora con quien se siente más cómodo después
de Sirius, en este punto.

"¿Los has visto?" pregunta Remus, incapaz de mantener la esperanza fuera de su voz,
tranquilizándose cuando Pandora los lleva a sus asientos donde se sientan uno al lado del otro.

"James no se despertará hasta mañana", murmura Pandora. "Necesitaba una cirugía en la pierna,
por lo que todavía se está recuperando y todavía no permitirán visitas. Regulus está despierto, o lo
estaba, así que Sirius está con él ahora. No entré; Sirius no estaba seguro de si Regulus querría que
alguien lo viera, y él estaba durmiendo, así que no podía decirlo. Pero Sirius salió a hablar
conmigo".
Remus instantáneamente siente que algo de tensión desaparece de sus hombros, exhala
profundamente mientras asiente. "¿Que dijo él?"

"Pasará la noche con Regulus, y probablemente pasará la mayor parte del día entre él y James
mañana. Regulus será liberado mañana, pero James no será liberado hasta el día siguiente. Sirius
no regresará hasta que traiga a Regulus aquí, así que me pidió que viniera y te dijera que ambos
estaban vivos y recuperándose, que él también estaba bien y que te vería mañana", explica
Pandora.

"Está bien", exhala Remus, finalmente sintiéndose mejor, también tremendamente agradecido de
que Sirius, en medio de todo, pensara en él y sus sentimientos lo suficiente como para enviar a
alguien a darle respuestas. Sirius es tan jodidamente considerado.

"Tengo que traerle algo de ropa para cambiarse. Aparentemente hubo un incidente que le hizo
perder la camisa". Pandora se encoge de hombros cuando Remus parpadea hacia ella. "No
preguntes. No me dio detalles. Todo lo que dijo fue que te gustaría elegir por él, así que si
quieres..."

"Oh", murmura Remus, sin duda sorprendido cuando ella se pone de pie y le tiende la mano de
nuevo. Después de una breve pausa, se acerca para tomarlo, dejando que ella lo levante, dejando
caer su mano mientras se dirigían a la habitación de Sirius. "¿Estaba bien? Quiero decir, ¿Parecía
estar bien?"

"Tan bien como podría estar, considerando todo. Creo que estar con Regulus lo ha ayudado, y estoy
segura de que ver a James mañana también lo hará", murmura Pandora mientras empujan hacia
adentro, dirigiéndose directamente al armario. "Desafortunadamente, ese no es el final de todo.
Todavía queda la entrevista final".

"Correcto", dice Remus. "¿Tenemos un cronograma para eso? Sé que es diferente cada año,
dependiendo de cuánto tiempo de recuperación necesiten los Víctor, pero ¿Dijo Sirius...?"

"Aún no lo han confirmado, pero el Hallow en su conjunto está ansioso por volver a ver a James y
Regulus, así que no me sorprendería si es el día después de que sean liberados", responde Pandora
mientras entra en el armario.
Remus vacila un momento en la puerta detrás de ella, se le forma un nudo en la garganta por el que
se siente increíblemente culpable. Sabe que James y Regulus, e incluso Sirius, se sentirán más en
paz en casa, pero no puede dejar de pensar en lo que sucederá cuando se vayan.

Volver a usar su máscara a tiempo completo. Días y días en su celda en Azkaban, solo se le otorga
tiempo libre cuando está fuera en tareas, si es que está asignado a algún evento o fiesta. Sin hablar,
sin libertad, sin Sirius.

Tragando con fuerza, Remus lo aparta de su mente, negándose a pensar en ello. No todavía. No
ahora. Sabe que viene, pero no está listo, así que lo ignora.

Tomando una respiración profunda, entra a recoger la ropa de Sirius.

~•~

Sirius no duerme mucho. Esto no es muy nuevo, sinceramente, no desde que se llamaron los
nombres de Regulus y James, pero esta vez es mucho peor. Se queda despierto toda la noche,
cuidando repetidamente a Regulus mientras vomita sangre hasta que ni siquiera puede hablar,
despertándose de pesadillas que lo tienen atacando.

Es una mala noche. Regulus pasa la mayor parte del tiempo vomitando, con dolor y delirando por
todo eso y las pesadillas. Pregunta por James no menos de quince veces, y golpea a Sirius en la
cara completamente por accidente al menos dos veces, simplemente agitándose y tratando de
escapar mientras Sirius intenta calmarlo. Es un desastre sudoroso y sangriento, honestamente.
Sirius le limpia la cara cuando está demasiado cansado, lo tranquiliza cuando está demasiado fuera
de sí para darse cuenta de que todavía no está en la arena y logra dormir unas dos horas en total. Es
agotador, pero Sirius lo hace de todos modos.

Por la mañana, Regulus es prácticamente no verbal, en su mayoría se comunica en respuestas de


una palabra o simplemente no reconoce nada de lo que alguien le dice, ni siquiera Sirius. Ya no
llora. No pregunta por James. Él simplemente se acuesta allí, mirando a lo lejos con ojos muertos.
Es profundamente inquietante, así como preocupante, pero no es completamente inesperado. Sirius
esperaba que esto no sucediera, pero no le sorprende que así haya sido.

Después de regresar, hay un período de gracia en el que todo lo que pasaste no te afecta por
completo. Sirius lo sabe bien. Tu cerebro, literalmente, no puede darle sentido a todo,
especialmente cuando están sucediendo muchas otras cosas: estar en la enfermería, lidiar con las
enfermeras y las lesiones y el dolor, y darte cuenta de que realmente sobreviviste. Pero luego, con
el tiempo, todo te alcanza, pesa sobre ti como este peso del que nunca te librarás de nuevo, y no lo
harás, nunca, porque lo único que sucede es que simplemente aprendes a cargar con eso. Todo eso
se instala en tu mente, en tus huesos, en tus pesadillas; consume todos tus pensamientos aun
despierto, hasta que no hay escapatoria.

Sirius no puede borrar lo que le pasó a Regulus o James. Él no puede arreglar el sufrimiento que
soportaron, o el sufrimiento que seguirán soportando. Solo puede estar aquí para ellos y cuidarlos,
y eso es lo que pretende hacer.

Si bien Regulus claramente está empeorando mental y emocionalmente, está mucho mejor
físicamente para cuando sale el sol al día siguiente. Las enfermeras trataron repetidamente sus
cicatrices a lo largo de la noche, y aunque nunca desaparecerán por completo, han mejorado. Se
han encogido, se han vuelto un poco más delgados y ya no son de un rojo enojado, sino de un rosa
suave. El tiempo es lo único que puede llevarlos de eso a líneas blancas opacas.

Los vómitos también se han detenido, afortunadamente, y parece tener menos dolor. Cuando está
listo para ducharse, simplemente no se levanta de la cama. Le dicen que puede, y no se mueve.

"Regulus", dice Sirius en voz baja, "vamos, dúchate, ¿Sí? Te hará sentir más humano, te lo
prometo".

Regulus solo lo mira inexpresivamente, como si no estuviera seguro de volver a sentirse siquiera
cerca de un humano. "Esto va a ser muy vergonzoso para los dos si tengo que levantarte y llevarte
a la ducha", advierte Sirius, con voz tensa. Espera desesperadamente que el disgusto de Regulus
por cualquier forma de vulnerabilidad provoque una chispa dentro de él, pero no lo hace. Regulus
ni siquiera se contrae.

Sirius se inclina para alcanzar a Regulus, con la intención genuina de ayudarlo a levantarse si es
necesario, pero Regulus lo agarra de la muñeca y dice: "No".

"Te sentirás mejor", susurra Sirius, sintiéndose impotente.

"El agua", gruñe Regulus, y ahora hay algo en sus ojos, algo que rompe el jodido corazón de
Sirius. Miedo. "No me hagas meterme en el agua".

"Está bien, Reggie. Está bien", murmura Sirius, su corazón se hunde mientras se acomoda en su
silla. Está perplejo, sinceramente. No está seguro de qué diablos hacer en esta situación, porque
Regulus no tendrá más remedio que entrar en contacto con el agua en algún momento. Tendrá que
limpiarse antes de sus entrevistas, por un lado. Tal vez sólo necesita más tiempo.
Regulus lo deja ir y vuelve a mirar al techo.

Pasan unas cuantas horas más desde la mañana temprano hasta la media mañana, y luego alguien
llama a la puerta. Sirius se levanta para ver quién es, aliviado cuando encuentra a Pandora al otro
lado.

"¿Como está él?" pregunta Pandora.

"Ha estado mejor", murmura Sirius. "Yo no- yo diría que entres, pero no creo que sea una buena
idea. Al menos no ahora. Sin embargo, lo liberarán esta tarde".

Pandora asiente. "Está bien. Solo quería comprobarlo. Creo que me quedaré con... me quedaré en
la suite". Ella le da una mirada significativa que él lee fácilmente. Han estado hablando
completamente en clave y con oraciones sin terminar sobre Remus desde el día anterior.
"¿Escuchaste algo sobre James?"

"Nada todavía", dice Sirius. "Te actualizaré cuando regrese. ¿La... suite está bien?"

"Sí, pero creo que es mejor si estoy allí", responde Pandora, lo que básicamente se traduce como
que Remus no estará solo.

"Eres una joya", le informa Sirius, y ella esboza una sonrisa débil. Él se acerca para tirar de ella en
un abrazo, y por un largo momento, simplemente se aferran el uno al otro.

"¿Y tú?" Pandora susurra mientras se separan. Ella busca su rostro. "¿Cómo estás?"

"Estaré bien", es todo lo que Sirius se atreve a decir, y ella suspira mientras aprieta su mano. Él se
aleja hacia atrás.

Pandora no se queda mucho más tiempo, por lo que Sirius vuelve a entrar en la habitación con
Regulus, que no se ha movido ni un centímetro. Está tan quieto y callado que Sirius tiene que mirar
repetidamente su pecho para asegurarse de que aún respira. Está haciendo precisamente eso cuando
entra una enfermera para decirle que James está despierto.
Eso provoca una reacción en Regulus. No mucho de uno, sinceramente, pero gira la cabeza para
mirarlos. La enfermera espera para mostrarle la habitación de James, pero Sirius... vacila.

"Regresaré", le dice Sirius a Regulus, necesitando asegurarse de que lo sabe. "Tengo que volver de
todos modos cuando te den de alta, ¿De acuerdo? Puedo… quiero decir, tal vez pueda llevar a
James a visitarte, así que ustedes dos…"

"No", interrumpe Regulus, y de nuevo, hay miedo en sus ojos. Parece encogerse en la cama.

Sirius frunce el ceño. "Estoy seguro de que tienen una silla de ruedas en la que puedo llevarlo. ¿Es
eso…?" Él mira a la enfermera. "¿Podemos hacer eso? ¿Podemos hacer que eso suceda?"

"Sí, no debería ser un problema", le asegura la enfermera.

"¡No!" Regulus estalla, más fuerte y más animado de lo que ha estado todo este tiempo. Hace que
Sirius salte y lo mire fijamente con los ojos muy abiertos, genuinamente tomado por sorpresa.
Regulus tiene las sábanas apretadas en sus manos, y está tan pálido como un fantasma, sacudiendo
la cabeza con fervor. "No, no lo traigas aquí, Sirius. No quiero verlo".

"Estabas preguntando por él anoche", señala Sirius, tan sorprendido por esta respuesta, sin saber
qué hacer con ella.

"No me importa. No lo quiero aquí. No quiero verlo. Sal", ruge Regulus, su voz es una mezcla de
pánico e ira. Defensivo y arremetiendo como lo hacía cuando tenía pesadillas. "Ve. Solo—solo ve
con él, y déjame en paz. No lo traigas aquí".

"Está bien, oye, no lo haré", dice Sirius rápidamente, levantando las manos como si estuviera
calmando a un animal salvaje, lo que lo agita tan pronto como lo hace, porque siempre odiaba
cuando la gente se lo hacía. Deja caer las manos y exhala lentamente. "No lo traeré, Regulus, lo
prometo. Y me iré, está bien, pero regresaré. Solo... descansa un poco, ¿Sí?"

Tan pronto como Sirius deja en claro que cumplirá con sus deseos, Regulus se relaja nuevamente.
O, bueno, simplemente se desinfla y se queda fláccido, como si alguien lo desconectara
abruptamente. Vuelve a ese desconcertante silencio y quietud, girando la cabeza una vez más para
mirar a la nada.
Sirius le dice a Regulus dos veces más que regresará, pero no obtiene respuesta, y luego deja que la
enfermera lo lleve fuera de la habitación. James no está muy lejos, solo tres puertas más abajo, lo
que, sinceramente, tranquiliza a Sirius más de lo que podría decir. Bueno, lo hace hasta que
escucha gritos ahogados desde el interior de la habitación de James, y está irrumpiendo antes de
que la enfermera pueda abrir la puerta.

Aparentemente, James les está dando problemas a las enfermeras. Hay tres rodeando su cama,
tratando de sujetarlo, rogándole en voz alta que se calme y se lo tome con calma, todavía se está
recuperando, pero descaradamente no los escucha. Deben parecer como una especie de amenaza
para él, o tal vez solo es beligerante por la confusión, porque está respondiendo como si estuvieran
tratando de matarlo. Está gritando como loco, sin tener mucho sentido y, a pesar de sus heridas,
está atacando con todas sus extremidades y progresando, casi fuera de la cama por completo.

A pesar de que Sirius sabe que solo están tratando de evitar que James se lastime más, reacciona
como si también fueran una amenaza. Sin siquiera quererlo, simplemente responde, arremetiendo
hacia adelante para tirar hacia atrás al hombre más alto, claramente el más fuerte. Lo tiene de
espaldas en segundos, con la bota presionada contra su garganta mientras gira la cabeza para mirar
a las otras enfermeras.

"Déjalo ir, o haré polvo la tráquea de este hombre. Retrocede ", espeta Sirius, y el silencio que
suena después es de alguna manera más fuerte que los gritos de antes.

Las otras enfermeras se alejan lentamente, lo que puede tener algo que ver con el hecho de que
James se ha vuelto a hundir en la cama, mirando a Sirius como si fuera una especie de entidad
divina que nunca pensó que vendría a bendecirlo. El hombre en el piso gime, y Sirius quita su pie
descuidadamente, enfocándose completamente en James mientras se mueve más cerca de la cama.

"¿Sirius?" James susurra, sonando francamente sin aliento.

"Soy yo. Estás bien", susurra Sirius, acercándose a la cama sin la cautela que parecen tener las
otras enfermeras. Todos retroceden arrastrando los pies, incluso el hombre del suelo, que se ha
levantado y rápidamente ha salido de su alcance. Con cuidado, Sirius se posa en el borde de la
cama de James. "Relájate, James. ¿Por qué tanto alboroto? Dímelo y lo arreglaré".

"Regulus", dice James al instante, y hay un tono afilado como una navaja en su voz que parece
poner a todos los demás con alfileres y agujas, pero solo hace que el corazón de Sirius se encoja.
"No me dejan verlo. Yo no—necesito ver si—dijeron que estaba bien, pero yo—solo necesito—"

"Está vivo", le asegura Sirius, porque lo entiende. James no confía en estas personas más de lo que
lo hace Regulus, más de lo que confiaba Sirius cuando era él quien salía de la arena. "Te prometo
que está vivo. Solo estaba con él".

James deja escapar un fuerte suspiro y finalmente se desploma contra la cama como si toda la
lucha hubiera desaparecido de él a la vez, solo para volver a inundarlo. Se levanta y pregunta:
"¿Puedo verlo? Solo... solo para —Solo necesito ver que esté bien".

"Está descansando", murmura Sirius, respirando hondo y soltándolo lentamente. Oh, esto es difícil.
Nada le gustaría más que llevar a James tres habitaciones más allá y tranquilizarlo, pero eso no es
lo que Regulus quiere. "Lo verás mañana cuando te den de alta, ¿De acuerdo? Por ahora, ambos se
están recuperando. Pero créeme, está vivo".

"¿Mañana?" James dice con cautela, como si no estuviera seguro de si el mañana existe, y sí,
Sirius también sabe cómo es eso.

"Te lo prometo", le dice Sirius, estirando la mano para empujar suavemente a James de regreso a la
cama por su hombro. "Solo respira. Todavía te estás recuperando".

"Sí, mm", murmura James, parpadeando rápidamente mientras se desploma de nuevo, esta vez
como si estuviera exhausto. La adrenalina se desvaneció, sin duda, dejando que el dolor lo
alcanzara. Alcanza a tientas la muñeca de Sirius, luego parece sobresaltado cuando envuelve sus
dedos alrededor de ella. Le da un apretón suave, mirando y mirando donde se superponen, y luego
mira a Sirius con los ojos muy abiertos y llorosos. "Oh, te he extrañado".

Sirius ahoga una carcajada, luchando valientemente para no echarse a llorar, y James le sonríe
débilmente, incluso cuando las lágrimas brotan de sus ojos. James se mueve un poco, apretando su
agarre en la muñeca de Sirius, luego tira de él completamente hacia abajo.

En cierto modo, caen el uno en el otro, se abrazan y se ríen entre lágrimas. Sirius no puede decidir
si esto es lo mejor que ha sentido o lo peor. Pensó, por un momento, realmente pensó que nunca
volvería a tener esto. No volver a ver a su mejor amigo. Nunca abrazarlo, hablarle, simplemente
existir con él. El alivio es abrumador, y aún así no puede borrar todo el miedo y el dolor que
supuso casi perder a James.

En algún momento, James solo está llorando y aferrándose a él, y él es más grande que Sirius,
aunque no por mucho, pero todavía se siente increíblemente pequeño y frágil en este momento.
Casi delicado. Sirius siente que lo está acunando, y nada menos que la muerte podría arrebatarlo
cuando James lo necesita. Se aferrará a él para siempre, si eso es lo que se necesita.
James, literalmente, entierra su rostro en el cabello de Sirius y se niega a moverse un centímetro,
incluso cuando sus sollozos se vuelven suaves y silenciosos, y finalmente se detienen. Solo está
respirando, además de mantener a Sirius torpemente desplomado sobre él en la cama, con los
brazos entrelazados alrededor de su espalda como si estuvieran hechos de acero.

"Sr. Black", dice una de las enfermeras, sonando cautelosa, "realmente necesitamos revisar las
heridas del Sr. Potter. ¿Está bien?"

"¿Por qué siguen aquí?" James murmura, sonando bastante agitado, lo que Sirius entiende.
También le gustaría que otras personas dejaran de existir en este momento. ¿No pueden ver que
este es un momento muy importante entre dos mejores amigos?

Sirius suspira. "Se irán una vez que te revisen. Será rápido y estaré aquí todo el tiempo".

"Bien", se queja James, pero obedientemente lo suelta, permitiendo que Sirius se enderece y se
haga a un lado.

Mira con los brazos cruzados a las enfermeras que vienen a examinar a James, excepto al que
Sirius posiblemente agredió injustamente, que al parecer abandonó la habitación en algún
momento. Siguen desconfiando, y el hecho de que Sirius los mire cada vez que se mueven no
parece ayudar a ponerlos nerviosos, pero no se atreve a darle importancia. Está claro que a James le
tranquiliza saber que está allí, en guardia, lo cual funciona porque Sirius no puede evitarlo de todos
modos.

Una enfermera trabaja quitando la venda alrededor del estómago de James donde fue apuñalado
porque el medicamento hizo el trabajo de curarlo tanto como pudo. Todo lo que queda es el
tiempo, que lo hará desaparecer, pero nunca lo borrará por completo. Sirius no sabe si estar
asombrado o desconcertado por el hecho de que James fue apuñalado en el mismo lugar exacto que
Sirius cuando tenía dieciséis años. Literalmente tienen cicatrices iguales ahora, incluso si se ven
diferentes.

La cicatriz en la pierna de James también se curó, pero tiene una adicional en la parte exterior del
muslo, hasta la rodilla, debido a la cirugía. Los dos puntos donde lo atravesó el garfio parecen
cicatrices del tamaño de monedas, coincidentes a cada lado, la piel anudada y levantada. La única
otra cicatriz que tiene James son las líneas descoloridas desde donde la trampa para osos entró en
su pierna, tan débiles y pequeñas que apenas se notan.
"Oye, somos compatibles", dice James en voz baja, mientras hurga ociosamente alrededor de la
cicatriz en su estómago, haciendo una mueca cada vez que lo hace.

"Sí, y créeme, empujarlo mientras aún se está curando no es la idea más inteligente", responde
Sirius, extendiendo la mano para agarrar la mano de James y tirar de ella. James sigue aguantando,
por lo que Sirius no lo suelta.

"No lo sentí cuando entró", le dice James, su voz tranquila y pensativa. Hay una mirada lejana en
sus ojos que hace que el estómago de Sirius se retuerza. "Algo difícil de pasar por alto, ser
apuñalado, y aún así..."

"Yo tampoco lo sentí realmente", ofrece Sirius. "Es la adrenalina, y con tantas cosas pasando..."

James traga, su mirada desenfocada. "Sí."

"¿Te hablaron de tu pierna?" pregunta Sirius, desesperado por sacar esa mirada angustiada de los
ojos de James, en este punto.

"¿Hm?" James parpadea y lo mira.

"Sobre necesitar de un bastón".

"¡Oh! Sí, ellos—sí. Es—quiero decir, está bien. Supongo que me acostumbraré."

Sirius siente que se le oprime el pecho ante la resignación en la voz de James. Solo aceptación
tranquila en su tono, como si ni siquiera se permitiera estar molesto por eso, por lo injusto que es
que esté sufriendo esto como resultado de algo con lo que nunca debería haber tenido que lidiar o
pasar. Nada de esto está bien, y solo escuchar a James decirlo hace que Sirius se enoje tanto que
tiene que respirar para calmarse. Eso es lo que James necesita en este momento. Una presencia
relajante.

Ambos están en silencio mientras las enfermeras terminan, luego se van rápidamente con
instrucciones para que James permanezca en la cama. Tan pronto como se van, James tira de la
mano de Sirius, instándolo a subir a su lado sin siquiera decir una palabra. Sirius no lo niega, igual
de desesperado por estar cerca que James.
Se necesita un poco de maniobra, pero finalmente se acomodan juntos en la cama. James realmente
no puede acostarse de lado, así que Sirius lo hace por él, acurrucado contra él mientras respiran en
perfecta sincronía. Dentro y fuera, juntos, como uno.

"Estoy tan cansado", susurra James.

"Yo también", confiesa Sirius.

"No ha terminado, ¿verdad?" James pregunta en voz baja.

Sirius se mueve hacia atrás para mirar a James, quien gira la cabeza para mirarlo con las cejas
fruncidas.

"No, todavía no. No serás liberado hasta mañana, y luego vendrá la entrevista que tú y Regulus
tendrán que hacer juntos. Es... es difícil, James, lo sé, pero no pienses en eso ahora, ¿Sí?"

"Prefiero pensar en lo que viene que pensar en lo que ya sucedió", murmura James, parpadeando
rápidamente.

"Está bien", dice Sirius al instante. "Bueno, Regulus es liberado hoy, así que tendré que llevarlo de
regreso a la suite, pero regresaré y pasaré la noche contigo, luego me quedaré hasta que te liberen
también. No he recibido confirmación sobre cuándo se llevará a cabo la entrevista, pero estas cosas
generalmente suceden rápidamente mientras las cosas aún están frescas. Después de las entrevistas,
nos quedaremos una última noche y nos iremos a la mañana siguiente".

"Entonces... ¿Menos de una semana?" James comprueba.

Sirius tararea. "Menos de una semana, probablemente, y luego estarás en casa, James. Es casi-" Se
detiene, porque estaba a punto de decir que casi ha terminado, pero ambos saben que no es tan
simple.

James está en silencio. No responde durante mucho tiempo, solo respira. Sirius se acuesta allí y
deja que James juegue con sus dedos, un movimiento inquieto que habla de ansiedad. No sabe
cómo calmarlo más que dejar que James juegue con su mano, pellizcando suavemente los nudillos
y moviendo los dedos a voluntad, sin resistencia. Sirius no se resistiría de todos modos; si pensaba
que ayudaría, le cortaría la mano y se la daría a James como una maldita bola antiestrés.
"Gracias", murmura James, de repente.

"¿Por qué?" pregunta Sirius, un poco incrédulo mientras inclina la cabeza hacia atrás para mirar a
James, incapaz de comprender por qué podría estar agradeciéndole a Sirius cuando no hizo nada.

James traga. "Por lo que dijiste, antes de ir a la arena. Yo—yo necesitaba escucharlo. Lo pensé
mucho, y creo que fue una de las pocas cosas que hizo que todo pareciera más... soportable. Así
que, gracias."

"Oh", susurra Sirius, bajando la mirada de inmediato mientras se le forma un nudo en la garganta,
la vergüenza se le cuaja en el estómago. Él no sabe lo que dijo. No puede recordar. Algo
importante para James, que lo ayudó, y Sirius ni siquiera estaba ahí para eso.

"¿Sirius?" murmura James.

Tomando una respiración profunda, Sirius levanta la mirada y muerde la bala, dándole a James una
sonrisa amarga. "Yo, um. Yo no—no puedo recordar lo que dije. Lo siento, James. ¿Qué dije?"

"Ah", dice James en voz baja, con ojos tristes. "Tú, perdiste eso, ¿No es así? ¿Nuestros últimos
momentos?"

"Sí", admite Sirius.

"Oh, Sirius, lo… lo siento mucho", dice James con voz áspera, enredando sus dedos, apretándolos.
Incluso ahora, incluso aquí, James todavía está tratando de cuidar a todos los demás.

"¿Qué dije?" Sirius insiste, porque no lo tolera. Recuerda lo que dijo James en la arena, lo que le
dijo a Regulus sobre cómo cuida a los demás para evitar el hecho de que él también necesita que lo
cuiden. Sirius no va a permitir que eso suceda, no de nuevo, no cuando esté aquí para detenerlo.

"Bueno, me dijiste que me amabas", murmura James, y Sirius siente que algo en su pecho se
encoge y se desmorona cuando procesa eso, porque le dijo a James que lo amaba. Se lo dijo a
James, incluso cuando no era él mismo, pero no sabía cómo decírselo a Regulus, y no importa que
lo haya dicho ahora, porque no lo dijo entonces, y Regulus casi murió. Podría estar muerto, sin
saberlo nunca, y Sirius... oh, nunca se lo habría perdonado. "Yo-bueno, no te acuerdas, pero te lo
dije de vuelta. Pero tú también... Tú me dijiste..."

"¿Qué?" exige Sirius, un poco duro porque todavía está molesto consigo mismo, incapaz de dejarlo
pasar.

James exhala temblorosamente. "Te perdono. Eso es lo que dijiste. Me perdonaste por... dejarte".

El aliento de Sirius se sale de él, casi sonando como una risa, porque eso no es... Está jodido. Mira
a James y siente que su interior se anuda, una profunda oleada de dolor se despliega a través de él.
Perdonó a James y ni siquiera lo supo.

"Pero no lo hiciste, ¿Verdad? Eso no fue-" James se interrumpe, mirándolo con dolor. Eso no fue
real. Eso no era cierto. Ese no eras tú. Como sea que termine esa oración, funciona, y no es justo.
No es justo que algo que le dio tanto consuelo a James, que lo ayudó a atravesar la arena, no era lo
que él pensaba que era.

La peor parte es que Sirius cree que lo habría dicho de todos modos, si hubiera estado presente en
sus últimos momentos. Para darle a James ese consuelo, para absolverlo, lo habría dicho. Él habría
mentido. Porque es mentira.

Es algo complejo, este extraño revoltijo de resentimiento y alivio. Sirius no perdonó a James por
elegir morir, y todavía no lo hace, incluso sabiendo que, originalmente, habría significado la
pérdida de Regulus, otra cosa que no podía manejar o perdonar. No hay una solución simple para
esta situación, nunca la hubo, y lo único que lo arregló fue que no perdió a ninguno de los dos, que
es exactamente lo que sucedió.

Eso no significa que solo hace que los sentimientos de ira y dolor desaparezcan. Todavía están allí.
Sirius piensa que siempre estarán allí, existiendo en algún espacio liminal donde simplemente
puede evitarlo, porque no sucedió. Nunca perdonará nada que haya terminado con la pérdida de
James o Regulus, incluso de ellos, pero no lo hace, no está enojado con ellos por eso, por las
decisiones que tomaron. Él no los culpa.

Porque, honestamente, ¿Cuál es el punto? Ellos están aquí. Están vivos, y aquí, con él. No sucedió,
y Sirius no quiere estar molesto con ellos por eso. Él sabe mejor que nadie lo que empujará a
alguien a hacer estando en esa arena. Es un extraño consuelo, pero Sirius se recuerda a sí mismo
que no lo habrían hecho bajo ninguna otra circunstancia.
Nunca fue que quisieran dejarlo. Sirius lo sabe. Sabe que, en un mundo perfecto, ninguno de los
dos habría siquiera considerado morir. Pero este no es un mundo perfecto, ni mucho menos, y
ahora Sirius tiene que vivir con el hecho de que sabe lo que es perderlos a ambos. Fueron solo
momentos, en realidad, pero experimentó esos momentos con detalles viscerales, lo suficiente
como para saber que no habría sobrevivido.

"No importa", susurra Sirius, apretando la mano de James y respirando profundamente. "Nada de
eso importa ahora, James, porque no sucedió. Estás aquí. Ambos están aquí".

"Tu perdón era una de las cosas que me hacían seguir adelante, Sirius", ahoga James, con los ojos
rebosantes de lágrimas, y Sirius siente que el pecho se le derrumba. Que le arrebaten ese consuelo
sin piedad, destrozado ante sus propios ojos por la causa, por la única persona que nunca antes
había dejado de consolarle... tiene que ser desgarrador. Sirius siente que lo está destrozando a él
también. "¿Me perdonas ahora?"

James lo mira como si estuviera desesperado, como si el perdón de Sirius fuera lo único que
necesita, y sin él simplemente se daría por vencido, como si la culpa lo devorara vivo. Entonces,
Sirius se suaviza tanto como puede y dice: "Por supuesto que sí, James. No hay nada en este
mundo que puedas hacer que no te perdone".

James suelta una respiración profunda y jadeante y comienza a llorar de nuevo, y Sirius se levanta
para abrazarlo tanto como puede, dejándolo hundirse contra él y obtener consuelo de él tanto como
sea necesario. Sirius se siente agradecido, a pesar de todo, por mentirle a James entonces, solo para
que lo consolara en la arena.

De todos modos, Sirius está agradecido por la mentira ahora, por el consuelo que le brinda a
James. Porque todavía, incluso ahora, es una mentira. Nunca podrá perdonar por completo lo que
habría resultado en que le quitaran a James, pero no tiene por qué hacerlo.

Esta es una mentira con la que puede vivir.

~•~

Remus mueve la cabeza en perfecta sincronía con Pandora cuando la puerta de la suite se abre y
Sirius entra arrastrando los pies con Regulus justo detrás de él, ambos luciendo exhaustos.

Remus no está seguro de por qué, exactamente, pero la simple vista de Regulus lo hace sentir un
poco débil, un poco asustado, como si viera un fantasma por el rabillo del ojo. Es en este momento
que se da cuenta de que una parte de él todavía estaba atrapada al ver a Regulus meterse en ese río,
no del todo seguro de haber regresado hasta ahora, cuando está frente a ellos.

Claramente ha visto días mejores, eso es seguro. Regulus tiene un conjunto de cicatrices a un lado
de su garganta, líneas rosadas que desaparecen debajo del cuello de su camisa, sin lugar a dudas
desde donde fue arrastrado bajo el agua. Si tiene más, no se ven, porque lleva una camiseta de
manga larga.

Se ve muy tenso, claramente incómodo e intranquilo, como flotando junto a Sirius mientras pasea
su mirada por la habitación como si estuviera esperando que algo salte sobre él. No habla, ni los
mira a los ojos, ni los reconoce en absoluto. Sirius le murmura algo, y él asiente rígidamente antes
de atravesar rápidamente la habitación, dirigiéndose por el pasillo para presumiblemente entrar a
su habitación, la puerta se cierra silenciosamente.

Sirius lo observa irse, exhala profundamente, luego se estira para pasarse la mano por la cara con
cansancio. Se ve muerto de pie, completamente vacío de energía, y el corazón de Remus se contrae
violentamente en su pecho.

"No puedo quedarme mucho tiempo", murmura Sirius mientras se acerca a ellos, sus ojos cansados
tirando de las fibras del corazón de Remus. "Simplemente, ¿Puedes vigilarlo durante la noche,
Pandora? No creo que quiera hablar, en realidad, pero te agradecería que golpearas y asomaras la
cabeza de vez en cuando. "

"Sí, por supuesto", responde Pandora de inmediato. "¿Tiene hambre? Hicimos sándwiches. Puedo
traerle uno".

"Puedes intentarlo", dice Sirius en voz baja.

Pandora inmediatamente se pone de pie como una mujer en una misión, dirigiéndose a la cocina
mientras Sirius roba su asiento junto a Remus. Se desinfla durante un largo momento, inclinando la
cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Un minuto después, Pandora sale de la cocina con un
sándwich en un plato y avanza por el pasillo sin tartamudear.

"Hola", susurra Remus cuando Sirius abre los ojos y gira la cabeza para mirarlo.

"Hola", susurra Sirius en respuesta, sus labios curvándose levemente solo por un momento antes de
volver a aplanarse. Estudia el rostro de Remus por un minuto, en silencio, luego, "¿Me besarías?"
Remus se inclina para acunar la mejilla de Sirius, accediendo a su pedido con una ternura de la que
ni siquiera sabía que era capaz. Es un beso suave, y Sirius suspira como si estuviera volviendo a
casa. A pesar de que no es profundo, o lleno de pasión, Remus siente que se engancha en su pecho
y tira de él hasta que brilla de adentro hacia afuera. Termina naturalmente, suavemente, sus frentes
juntas mientras se sientan allí en silencio y respiran.

"Me tengo que ir", le dice Sirius. "Pasaré la noche con James, pero voy a ver a Regulus en la
mañana, así que te veré entonces. Lo siento, Remus, yo solo-"

"No te disculpes," interrumpe Remus gentilmente. "Está bien, Sirius. Regulus va a estar bien aquí
con Pandora, y lo revisaré también antes de tener que irme a dormir. Quédate con James. Está bien.
Todo va a estar bien".

"No se siente así", admite Sirius.

Remus inclina la cabeza hacia arriba para presionar un beso en la frente de Sirius, luego se inclina
hacia atrás para sostener su mirada. "Un día a la vez, ¿Recuerdas?"

"Un día a la vez", repite Sirius, parpadeando lentamente, perezosamente, como si estuviera
demasiado cansado para mantener los párpados abiertos por mucho tiempo. Y, sin embargo,
todavía lo hace. Todavía lucha por hacerlo.

"No olvides cuidarte en todo esto, especialmente si no puedo estar ahí para ayudarte", dice Remus.
"Trata de descansar un poco, por lo menos. Cómete un sándwich antes de irte".

"Está bien", responde Sirius. "En cuanto a Regulus, estoy preocupado por él, Remus. No está…
bueno, obviamente no lo está haciendo bien, y no espero que lo haga, pero todavía estoy…
realmente estoy…"

"¿Preocupado?" Remus completa, cuando parece que Sirius no puede terminar.

Sirius traga. "Sí. Realmente preocupado".

"Está vivo", le recuerda Remus, porque decir eso siempre ha consolado a Sirius. "Sé que te vas a
preocupar, Sirius, pero estás haciendo todo lo que puedes. Los estás cuidando, y eso significa algo,
¿Recuerdas?"
"Gracias", Sirius exhala, con los ojos cerrados. Cuando se abren de nuevo, estira la mano para
empujar suavemente el cabello de Remus hacia un lado, solo un poco, rozando sus dedos sobre su
frente. "¿Y tú? ¿Estás bien, Remus?"

"Estoy bien", murmura Remus. "Por ahora, estoy bien".

"¿Necesitas algo?" pregunta Sirius.

Remus muestra una pequeña sonrisa. "Otro beso, si estás dispuesto".

"Para ti, siempre estaré dispuesto", dice Sirius en voz baja, con un ligero trasfondo burlón en sus
palabras, contrarrestado por la gran verdad en ellas. Él quiere decir eso. Por su puesto que lo hace.

Sirius se balancea hacia adelante a través del pequeño espacio entre ellos y lo besa de nuevo, lento,
tierno y cálido. Es precioso, y Remus lo atesora, atesorando cada momento entre ellos, solo más
apreciado porque es finito. Sirius habla de una eternidad entre ellos como si fuera una opción, y
Remus puede saborearlo de su boca, pero la eternidad no es una esperanza que alguna vez lleguen a
tener.

"Eres tan precioso para mí, ¿Lo sabías?" Remus susurra cuando se separan.

Una risita ligeramente aguda sale de la boca de Sirius, bordeando el delirio, probablemente por la
falta de descanso adecuado, y, a pesar de todo, se sonroja con ese encantador rubor mientras mira a
Remus con jodidas estrellas en sus ojos. Su risita se convierte rápidamente en un ataque de risa
levemente histérico cuando dice: "Oh, mierda, eso fue vergonzoso".

"Humillante, de verdad", bromea Remus, sonriendo impotente. Sirius se acomoda con una
exhalación agitada, solo mirándolo con un afecto innegable, incluso cuando todavía se ve tan
cansado. Oh, pero Remus ama a este hombre. Él realmente-

Vaya.

Oh, piensa Remus, su corazón hace una especie de agridulce apretón y liberación en su pecho
cuando se da cuenta de que es verdad. No solo en abstracto. No solo ellos dirigiéndose hacia algo
que realmente nunca podrán tener. No solo enamorarse, sino aterrizar. Remus ama a Sirius. Él lo
ama. Ya está allí; ya sucedió. Es amor. Está enamorado.

Remus traga con dificultad y parpadea rápidamente para combatir el escozor en sus ojos, y las
cejas de Sirius se fruncen con evidente preocupación, claramente a punto de preguntar qué sucede.
Pero esa es la cuestión, esto es tan correcto, ellos tienen toda la razón, y no hay nada de malo en
estar enamorado de Sirius. Es todo lo demás lo que está mal, todas esas cosas sobre las que no
pueden hacer nada, y eso es lo que duele. Él vio venir esto, y todavía no está preparado para cuánto
lo afecta.

Antes de que Sirius pueda siquiera hablar, Remus se inclina para besarlo una vez más, tan lento,
gentil y cariñoso como cada vez. Sirius se derrite en él, como siempre lo hace, y Remus deja que
esto, todo con Sirius, se acurruque seguro y cálido junto a su corazón, donde lo protegerá y lo
mantendrá, porque es todo lo que puede tener, que es mejor que no tener nada en absoluto.

Se separan con el sonido de pasos que se acercan y Pandora regresa con un plato vacío y un brillo
de triunfo en los ojos. Ella dice: "Está comiendo".

La esperanza florece en los ojos de Sirius una vez más.

Remus también aprecia eso.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Bien. ¡James y Regulus están oficialmente fuera de esta arena! y no lo están pasando
bien.
Entremos en eso.

Primero, la reunión de Sirius y Regulus. Oh, ni siquiera SABES. Probablemente ya sea


obvio, pero tengo un trauma familiar, así que NADA me jode como la dinámica entre
Regulus y Sirius. Genuinamente, no hay angustia en el canon, o fanon, o fuera de
ninguno de los dos que rasga mi alma en pedazos como lo hacen Regulus y Sirius. ten
en cuenta que lo ÚLTIMO que Sirius le dijo a Regulus, que no fueron solo notas en
una tarjeta en la arena, fue literalmente "Te prometo que no lo harás" después de que
Regulus le dijo que no quería morir. Lo último que Sirius le dijo a Regulus fue una
promesa de que no moriría, y luego Regulus no lo hizo, y lo primero que dice cuando
Regulus regresa es que lo ama. NO, estaba destrozado.
Simplemente, como, al final del día, no importa qué más, cuando se trata de eso, se
aman. Son HERMANOS. Me voy a morir.
Regulus está luchando, lo cual es justo. Todo en la arena + meterse en ese río
realmente lo jodió, y sí, soy malvado, porque en el capítulo 24, Regulus dijo que no
podía esperar para darse una ducha caliente, y ahora... sí, es algo con lo que tiene que
lidiar. A lo largo de la ficción, entre otras cosas.

Además, no querer ver a James... hay una razón para eso, no es que necesite una razón
después de todo lo que ha pasado, sinceramente, pero hay una, y lo descubriremos más
tarde.

Si, a lo largo de la fic, James tendrá un bastón de vez en cuando según sea necesario.
No hice un Peeta completo (que, si has leído los libros, sabes de lo que estoy
hablando).

El reencuentro de Sirius y James... no, porque son MEJORES AMIGOS voy a


llorar solo de pensar en lo mucho que se quieren. Se quieren muchoooooo. Como,
Sirius estaba a punto de matar a un hombre por James, y lo habría hecho, sin dudarlo.
No te duermas con Sirius, es jodidamente PELIGROSO. ¿Crees que Regulus está
desquiciado? Sirius es mucho peor.

Pero también es desgarrador que Sirius, incluso en medio de la amnesia disociativa, le


dijera a James que lo amaba cuando no podía decírselo a Regulus. Esa mierda es tan
devastadora para mí ADIOS. Además, el hecho de que lo último que Sirius le dijo a
James antes de entrar en la arena fue "te perdono"??? PERDONÓ A JAMES POR
DEJARLO Y ERA MENTIRAAA. ¿Por qué hice eso? ¿Quién me dejó hacer eso?
¿Por qué ninguno de ustedes me ha cazado y quemado en la hoguera todavía?

Y finalmente Remus!!! Un rey!!! Un icono, como siempre!!! LOCAMENTE


ENAMORADO de Sirius, y válido por ello!!! su momento "oh no" estoy enamorado
de él. Y él estando triste/molesto por el poco tiempo que a él y Sirius les quedan
juntos... SE MERECEN EL MUNDO. (De hecho, tengo el poder para darles eso, y
podría, en algún momento... eventualmente...)

Mención de honor a Pandora!!! ella siempre es una mujer con una misión,
esforzándose, ayudando en todo lo que puede!!! consiguió que Regulus comiera!! (Está
bien, ella literalmente entró y le habló hasta que accedió a comer para que ella se
fuera, pero ¿Sabes qué? ¡¡¡Todavía LO HIZOO!!!).

Me siento raro al final de estas notas por no tener que hacer más números (para la
arena, quiero decir). Como, no sé, siento que me estoy perdiendo algo.

¡¡¡Oh!!! oh, sí, quería decir que me doy cuenta de que las cosas médicas no son
realista para la vida real (no hay forma de que la gente se cure así de rápido), pero 1)
he establecido que el Hallow tiene avances en curación/medicina y no me avergüenzo
de usar la excusa de que lo estoy comparando con el mundo mágico en el canon, y 2)
es un fic y lo que digo es, y he decidido que así es como es. Entonces, cualquier
enfermera/médico/trabajador de campo médico, me disculpo contigo y solo porque
estoy seguro de que te estabas avergonzando en algunas partes médicas, lo cual es muy
válido, pero por favor déjame esto, ¿De acuerdo? Gracias. te amo. ¡¡¡Te aprecio!!!

Está bien, no, todavía siento que me estoy perdiendo algo sin los números, pero, por
desgracia, estoy seguro de que me acostumbraré. Eso es todo, entonces. Los veré
luego.
Notas mías:

Galimatías*: Qué no es tomado enserio o es incomprendido.

Holaaaa, sip, reviví. Se que pasaron muchos días, pero muuuuchoooos días y lamento
si estaban esperando un actualización rápida, lamento que no haya sido así, realmente
planeaba que todo fuera rápido y fluido, pero no puedo controlar el futuro y lo que
pasa, aunque así lo quisiese.

La verdad es que he estado pasando por varios problemas personales, no entraré en


detalles, pero ya estoy mas estable, trataré de actualizar lo más seguido que pueda, de
todas formas gracias por estar aquí si estas leyendo esto, y gracias por ser paciente con
esto, enserio te lo agradezco.

Sin más, espero que hayan disfrutado el capítulo, los leo en el siguiente, BYEEEEE
<3333
Responsibilities
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Trastorno de estrés postraumático/respuestas relacionadas con TEPT (pesadillas,


ataques, paranoia, cosas por el estilo)
-Representaciones de hidrofobia (miedo al agua)
-Referencias al abuso infantil (debido a la paternidad de Walburga y Orion)
-Sugerencias breves de un ataque de pánico leve (MUY breve y en su mayoría
implícito, es posible que ni siquiera lo notes)
-Sugerencias vagas sobre adicciones/referencias a adicciones pasadas (también muy
vagas e implícitas, es posible que también te las pierdas, y se trata de beber y nada
más)

See the end of the chapter for more notes

Remus levanta la vista cuando Sirius entra en la cocina, su expresión es tensa como si estuviera
esforzándose mucho en no mostrar en su rostro lo que está sintiendo.

"¿Supongo que no salió bien?" Remus pregunta con cuidado, envolviendo el sándwich que acaba
de terminar de asar para Sirius y pasándoselo.

"Me golpeó. Otra vez", murmura Sirius. "Todavía estaba durmiendo, así que simplemente
reaccionó. Debería haberlo despertado antes de tocarlo".

Remus suspira. "Estabas ansioso por ver cómo estaba, no te culpes por eso".

"No tengo que hacerlo, ¿Verdad? Él lo hizo por mí", se queja Sirius.

"Oh, detente". Remus resopla y niega con la cabeza. "No veo un moretón. ¿Estás herido?"

Los labios de Sirius se contraen. "No, estoy bien. Lo bloqueé, en su mayoría. En cualquier caso, ni
siquiera se dio cuenta de que sucedió. No estaba contento conmigo cuando se despertó por
completo, de todos modos. O, bueno, no creo que lo estuviera.”
"¿Sigue sin hablar?"

"Ni una palabra. Creo que solo está haciendo cosas para que la gente se vaya, de verdad, así que al
menos esa es una forma de hacer que coma. Él no quiere salir a desayunar, ¿Podrías...?"

"Sí, se lo llevaré", le asegura Remus.

"Gracias. Eres el mejor". Sirius se inclina y le da un beso en la boca, sonriendo distraídamente


mientras se aleja.

"¿Algo más que pueda hacer?" pregunta Remus.

"A menos que puedas persuadirlo para que se bañe..." La sonrisa de Sirius se desvanece y
comienza a morderse el labio, su preocupación habitual se hace cargo una vez más. "Él... bueno, le
tiene miedo al agua, creo. No puedo decir que lo culpe, pero tendrá que tomar una ducha en algún
momento. Lo obligarán antes de sus entrevistas, y si se niega, no será bonito. Yo solo—yo no sé
cómo…”

"Veré qué puedo hacer", murmura Remus, con el corazón hundiéndose en su pecho. "¿Has visto a
Pandora?"

"James dijo que no le importaba verla, así que ella ya se fue a visitarlo". Sirius mira el reloj de la
pared con el ceño fruncido. "Realmente debería irme. Pronto le darán a James su bastón, y tengo
una reunión antes de que lo den de alta".

Remus parpadea. "¿Con quién?"

"Gente que me va a decir cuándo es la entrevista", dice Sirius. "Te actualizaré cuando regrese, ¿sí?"

"Está bien", responde Remus.

Sirius asiente rápidamente, claramente todavía distraído, y una vez más se inclina para darle un
rápido beso a Remus, esta vez en la mejilla al despedirse. Remus tiene las manos ocupadas
terminando el desayuno, por lo que solo puede apoyarse en el contacto, y luego ve a Sirius irse con
un silencioso suspiro. La vida rara vez es amable, y él la encuentra particularmente cruel por no
darles suficiente tiempo juntos.

Está tranquilo en la suite una vez más cuando Sirius se ha ido, al igual que Pandora. Remus
encuentra el silencio presagiando de alguna manera, como un presagio de lo que vendrá cuando
todos se hayan ido de verdad.

El desayuno no es demasiado pesado, solo algo ligero que Regulus pueda contener. A Remus le
toma un poco reunir el coraje para ir y tocar, porque hay algo profundamente inquietante en la
mirada muerta en los ojos de Regulus cada vez que Remus los ve. No está del todo seguro de cómo
tratarlo apropiadamente. ¿Suavemente, con cuidado? ¿O como si nada hubiera pasado?

No hay respuesta cuando Remus llama, pero nunca la hay, para nadie. Es solo una advertencia para
que no reaccione explosivamente si alguien se entromete en su espacio. Con cuidado, Remus
empuja la puerta para abrirla y se asoma. Como era de esperar, la habitación está vacía.

Regulus se ha acostumbrado a sentarse en el balcón. Remus no está del todo seguro de por qué,
pero parece preferirlo ahí fuera que en cualquier otro lugar. Remus pensaría que los sonidos de la
ciudad serían abrumadores, después de todo, pero algo en la ubicación parece traer comodidad a
Regulus de todos modos.

Una vez más, Remus llama a la puerta antes de deslizarse por el balcón, no dispuesto a recibir un
puñetazo en su camino a través de la puerta. Inmediatamente queda claro que Regulus está tenso,
pero siempre parece estarlo, por lo que Remus duda que sea solo por su presencia.

"Hice el desayuno", explica Remus mientras sienta el plato, luego duda solo por un momento antes
de sentarse en la silla en el lado opuesto de la mesa. Regulus no responde ni lo mira. "No tienes
que terminarlo".

De nuevo, nada.

Remus no sabe qué decir o hacer, así que suelta un suspiro ahogado y murmura para que Regulus
le avise si necesita algo, luego se va. Vuelve a salir y limpia el desayuno, solo para tener algo que
hacer.

Luego se encarga de recoger la ropa y lavarla, solo para pasar el tiempo.


Después de eso, regresa para recoger el plato de Regulus, solo para encontrarlo afuera de la puerta,
vacío.

Bueno, al menos comió. Remus lo considera una victoria y toma el plato para lavarlo también.

Remus quita el polvo.

Remus limpia los mostradores.

Remus barre el piso.

Remus dobla la ropa y la vuelve a colocar en su lugar.

Remus pasa horas tratando de descubrir cómo puede ayudar a Sirius a ayudar a Regulus,
simplemente porque quiere, porque quiere ayudar de cualquier manera que pueda, si es que puede.
No se le ocurre nada, y tal vez eso signifique que lo correcto sería dejarlo en paz y él debería
mantenerse al margen, pero ¿Cuándo ha sido Remus alguna vez bueno siendo correcto y haciendo
lo que debe? Nunca, ahí es cuando.

Entonces, Remus reúne su determinación y una vez más llama a la puerta de Regulus, luego llama
a la puerta del balcón cuando Regulus, como era de esperar, todavía está afuera. No parece haberse
movido ni un centímetro, todavía está metido en su silla como si estuviera tratando de desaparecer
en sí mismo, mirando fijamente a la nada.

Remus piensa que, si fuera él, apreciaría la honestidad, así que eso es lo que dice. No hay una
manera fácil de decir la verdad cuando es algo que no quieres escuchar, por lo que simplemente se
sumerge directamente en él y dice: "Te van a hacer ducharte".

Regulus se pone rígido por completo, la mandíbula se aprieta con tanta fuerza que el músculo de la
mandíbula se contrae. Por primera vez, se gira para mirar a Remus, mirarlo de verdad, y la
expresión de su rostro indica claramente que está dispuesto a matar a alguien si se atreve a
intentarlo. Es escalofriante

"Entiendo por qué no quieres", continúa Remus, porque lo hace, "pero no a todos les va a importar
eso. Los Hallows..." Remus traga. "Bueno, lo que sea que les sirva es lo que harán. ¿Entiendes lo
que estoy diciendo, Regulus? Te obligarán, si es necesario".
La intención asesina en los ojos de Regulus cambia a otra cosa, algo que lo hace parecer pequeño
cuando está acurrucado en la silla, en lugar de un depredador enroscado como si estuviera a punto
de atacar. Es un miedo descarado.

"Está mal", dice Remus con firmeza. "No es justo, y lo siento, y si hubiera alguna forma de
evitarlo, Sirius lo encontraría. Para ti, él lo encontraría, pero no hay manera, así que creo que
deberías ser libre de hacerlo tú mismo".

"No puedo", dice Regulus con voz áspera, cerrando los ojos con fuerza.

Remus toma una respiración profunda, y se queda pensativo por un segundo. Piensa en lo que hace
que Regulus tenga miedo al agua. Hay demasiadas razones detrás de esto, demasiadas
posibilidades, por lo que no es fácil encontrar una solución. No conoce la fuente exacta, así que lo
único que puede hacer es preguntar.

"¿Es el agua?" murmura Remus, observando cómo Regulus abre los ojos. Parece atormentado.
"¿Demasiada agua? ¿Agua corriente?"

"Yo—" Regulus parece luchar, su rostro se tuerce, y luego niega con la cabeza. “Hace frío. Está…
está tan fría, hasta los huesos, y se me mete en la boca, me pesa, pero es sangre, y… y las
manos…”

"Está bien", interrumpe Remus rápidamente, su estómago se retuerce cuando lo entiende, total y
completamente, porque Regulus está hablando como si todavía le estuviera pasando a él, incluso
ahora. Como si cualquier contacto de agua en su piel lo llevara de regreso allí. "Entonces, está bien,
¿Y si… y si el agua estuviera tibia? ¿Y si no hubiera mucha? Tienes una tina, Regulus".

"No lo sé. No lo sé. Yo no—" Regulus se da por vencido y presiona su rostro contra sus rodillas,
inhalando y exhalando.

"Está bien", dice Remus en voz baja. "Solo—solo dame un segundo, ¿De acuerdo? Vuelvo
enseguida".

Una vez más, Regulus no lo reconoce. Remus se levanta y se va a la cocina, agarra una taza, y
luego regresa a la habitación de Regulus, todavía llamando, por si acaso. Regulus todavía está en el
balcón, por lo que Remus se encierra en el baño y cierra la puerta para amortiguar el sonido del
agua corriendo. La ducha viene con una tina empotrada, probablemente entre dieciocho y veinte
pulgadas de profundidad, pero Remus solo la llena alrededor de una cuarta parte. Solo lo suficiente
para que presione la palma de su mano contra el fondo y llegue un poco por encima de su muñeca.

El agua está caliente, no hay posibilidad de que esté fría, pero no demasiado caliente como para
que no puedas tocarla. En la cúspide, tal vez, pero Remus cree que la marcada diferencia podría
ayudar, en lugar de ser un problema. Vierte un poco de gel de baño en el agua y lo agita, solo para
llenar el baño con un agradable aroma, nada que le recuerde a Regulus la sangre. En el borde de la
tina, alinea el gel de baño, el champú y el acondicionador con la taza, luego se levanta y se dirige
hacia afuera.

Regulus está pálido y tembloroso cuando Remus llama a la puerta y sale al balcón. Está claramente
alterado, luchando incluso con la idea de esto.

"Obviamente no tienes que hacerlo", comienza Remus, "pero creo que, si fuera yo, me gustaría
hacerlo en mis propios términos. El agua está caliente y clara, y no hay mucha agua."

"No sé si puedo", espeta Regulus, las palabras salen agudas como un latigazo, lleno de frustración,
ira y miedo.

"¿Quieres intentar?" Remus pregunta con calma.

Regulus está en silencio, solo respira. Flexiona los dedos a los lados de las piernas, su cuerpo se
mantiene tenso como si estuviera a punto de romperse. Toma un tiempo, y Remus espera
pacientemente, pero eventualmente se despliega de su silla, parándose rígido.

"Puedo irme," ofrece Remus. "O puedo quedarme. Puedo sentarme fuera del baño, o dentro de él.
Puedo hablar, o puedo quedarme callado. Solo dime lo que quieres que haga y lo haré".

"¿No te dijo Sirius que no eres nuestro maldito sirviente?" Regulus escupe, visiblemente nervioso.

"Soy un sirviente del Hallow", dice Remus. "Esto, lo que estoy haciendo ahora, me gustaría pensar
que solo es ayudar a un amigo".

"No somos amigos", le informa Regulus, aunque ahora su tono es menos mordaz. Remus está
bastante seguro de que el tira y afloja lo está calmando, distrayendo su mente del agua.
"No tienes que ser mi amigo para que yo sea el tuyo", es todo lo que dice Remus. "Deja que te
ayude."

Regulus mueve su mandíbula, las manos apretadas en puños, pero sigue a Remus desde el balcón.
Remus abre la puerta del baño y deja entrar a Regulus, se para en la puerta y observa cómo
Regulus observa el agua como si fuera una tina llena de llamas. Él solo lo mira, congelado en su
lugar.

Remus pasa junto a él, con cuidado de no tocarlo, y se inclina para poner su mano en el agua. Lo
agita por un momento, luego lo levanta y mueve sus dedos.

"Aquí", murmura Remus, tendiéndole la mano a Regulus, mirándolo con ojos claros.

"Sirius se va a poner celoso", dice Regulus distraídamente, pero aún así se acerca para agarrar la
mano de Remus. Entrar en contacto con el agua de esta manera no parece molestarle, de verdad.
Remus cree que son... masas de agua. Agua corriendo. Demasiada agua. Cualquier cosa que le
recuerde al río.

"Está bien. Es lindo cuando está celoso", responde Remus a la ligera, soltando una carcajada
cuando Regulus reflexivamente arruga un poco la nariz. Le recuerda cada vez que Sirius hizo
básicamente lo mismo cuando James coqueteaba con Regulus en la arena. Hizo exactamente la
misma cara. Es extrañamente adorable en ambos, sinceramente. "Ahora, ¿Quieres que me quede o
me vaya?"

Regulus deja caer su mano con un suspiro. "Bueno, no quiero que me veas desnudo, por el amor de
Dios, pero..."

"Puedo cerrar los ojos", le dice Remus.

"¿Se supone que debo confiar en eso?"

"Puedes confiar en que la única persona a la que tengo interés en ver desnudo es a tu hermano".

"Me gustaba más cuando parecías tenerme miedo", murmura Regulus, lo cual... está bien, eso es
justo. Remus le tenía un poco de miedo; no por lo que podría hacer, o cómo podría arremeter, sino
porque Remus no estaba seguro de cómo interactuar con él y no quería equivocarse. "Solo...
siéntate afuera de la puerta."

"Puedo hacer eso", dice Remus, y luego hace exactamente eso. Da un paso atrás fuera del baño y
se hunde a lo largo de la pared al lado de la puerta, mirando la cama frente a él.

Ninguno de los dos habla, pero Remus puede escuchar a Regulus desnudándose lentamente, el
susurro de la ropa deslizándose contra la piel y golpeando el suelo. Los sonidos eventualmente se
detienen, pero no hay nada más. No hay una pequeña salpicadura de agua que indique que Regulus
intervino, o incluso sumergió los dedos. Todo lo que Remus puede escuchar es la respiración
temblorosa de Regulus.

Entonces, Remus comienza a hablar. Al principio, es tentativo, no del todo seguro si eso es lo que
Regulus quiere o necesita. Cuando Regulus no le dice que se calle, Remus se acomoda más,
eligiendo una de las historias estúpidas y sin sentido sobre el drama entre los Hallows que ha
escuchado en los últimos cinco años, porque tiene una bóveda completa de esas. Después de al
menos diez minutos, se escucha un ligero chapoteo, algo pequeño, definitivamente no es un cuerpo
entero metiéndose en la bañera, pero es un progreso, por lo que Remus asume que está haciendo
algo bien.

Remus sigue hablando, y hablando, y hablando, y, finalmente, escucha el crujido de las


extremidades contra la bañera, el chapoteo del agua que indica que Regulus se ha metido. Por lo
demás, está muy tranquilo, lo que honestamente preocupa a Remus, pero sigue hablando de todos
modos. Hay los sonidos distintivos de alguien en el baño, el agua cayendo en cascada y los tapones
de las botellas, lo que Remus piensa que es una buena señal, al menos.

"Welda estaba molesta porque Kinsom besó a su esposa, pero Kinsom le dijo que no era su culpa,
porque solo estaba borracho, lo cual es un montón de tonterías, obviamente. Quiero decir, es el
doble del daño, en realidad, porque ella perdió a su esposa y a su amiga, y descubrí el año pasado
que se casaron y Welda trató de quemar su casa, ¿Y honestamente? No puedo culparla por eso",
divaga Remus, sacudiendo la cabeza al recordar todo ese drama que se extendió por el Hallow. Hay
un ruido silencioso y ahogado dentro del baño que le roba la atención. Al principio, él piensa que
es una risa, lo cual sería justo, porque el chisme es absurdo, sinceramente, pero se da cuenta de que
en realidad es un leve sollozo. "¿Regulus?"

"B-Bien", responde Regulus, e inmediatamente queda claro que está llorando, lo que hace que
Remus se incline con cautela, luchando contra el impulso de girar la cabeza por la puerta para ver
cómo está Regulus. "Solo—solo sigue hablando, por favor."

Tragando saliva con fuerza, Remus cierra los ojos con fuerza mientras la pena crece dentro de él,
pero exhala y sigue hablando. "Sin embargo, Welda terminó volviéndose a casar y su ex esposa
engañó a Kinsom con su madre, lo cual es solo karma, en realidad..."

Con el corazón pesado, Remus continúa hablando, y dentro del baño, Regulus continúa llorando.

~•~

"¿Cómo fue tu reunión?" pregunta Pandora.

Sirius suspira y aparta la mirada de donde James avanza lentamente por la habitación con su
bastón, las cejas fruncidas por la concentración. "Ha ido bien."

"¿Malas noticias?" Pandora murmura.

"No estoy feliz por eso", admite Sirius, presionando los labios en una delgada línea. "Esperaba que
al menos tuvieran un día en el que pudieran… aclimatarse un poco, pero eso no va a suceder. Las
entrevistas se llevarán a cabo mañana por la tarde, y luego nos quedaremos esa última noche y nos
iremos a la mañana siguiente. Pensé que ese sería el caso, pero realmente esperaba que al menos
tuvieran un día más para prepararse".

"Estarán listos, Sirius", dice Pandora en voz baja. "Nos aseguraremos de que lo estén".

"No quiero hacerles esto", gruñe Sirius, mirándola. "Lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que
prepararlos para hacer... Pandora, no quiero".

Pandora hace una mueca leve. "Lo sé, pero es-" Ella mira a su alrededor, luego se inclina y baja la
voz. "Sabes que es necesario. Lo que hizo James..."

"Lo sé", interrumpe Sirius, tragando. "Lo sé muy bien".

"Él no lo sabe", susurra Pandora, dirigiendo su mirada hacia donde James está caminando
constantemente de regreso a través de la habitación, apoyándose en su bastón.
"No, no lo hace", está de acuerdo Sirius, con una fuerte tensión de miedo apretando la base de su
columna. "Es-sí, fue un desafío, pero no lo hizo para ser desafiante. Lo hizo..."

"Por amor", completa Pandora.

Sirius suspira de nuevo, con voz sombría mientras murmura, "Sí".

"Bueno, al menos no tendrá que mentir", murmura Pandora, luego se aclara la garganta y se
endereza. "Si quieres, me adelantaré y revisaré a Regulus mientras tú acompañas a James".

"Gracias", le dice Sirius, luego la toma del brazo cuando ella se da la vuelta, agachándose para
tomar su mano y llevarla a su boca para presionar un beso en el dorso de sus dedos. Él la mira a los
ojos y sonríe. "De verdad, Pandora, gracias".

Pandora le devuelve la sonrisa suavemente, le aprieta la mano y luego lo deja a solas con James.
Sirius lo observa dar otra vuelta por la habitación, luego se mueve.

"Soy un poco lento", murmura James tímidamente mientras levanta la cabeza y mira a Sirius, con
una ligera tensión alrededor de sus ojos. El bastón puede ser útil, pero no puede borrar todo el dolor
por completo, especialmente tan reciente después de la lesión.

"Está bien. Iremos a tu ritmo", le asegura Sirius.

James duda. "¿Soy libre de irme, entonces?"

"Ciertamente lo eres. Vamos, te voy a sacar de aquí", dice Sirius grandiosamente, ofreciéndole el
codo a James con un guiño.

"¿De vuelta a la suite?" James pregunta con un débil resoplido de risa, acercándose para enroscar
sus dedos en el pliegue del brazo de Sirius, su otra mano agarrando el bastón mientras se dirigen
hacia la puerta.

"Mhm".
"¿Dónde está Regulus?"

Sirius se esfuerza por no poner los ojos en blanco y repite: "Mhm".

"¿Qué?" James murmura. "¿Porque la cara?"

"No había ninguna cara".

"Había una cara. Hiciste una cara, Sirius".

"No hice ninguna cara".

"Lo vi. Hiciste una mueca cuando mencioné a Regulus".

"Realmente no lo hice", protesta Sirius.

James pellizca su brazo levemente e insiste: "Sí, lo hiciste. Vamos, ¿Por qué la cara? ¿Estás... estás
molesto? No te gusta, ¿Verdad? Lo que siento por él, quiero decir. No lo haces ¿No lo apruebas?"

"James, no creo que debamos hablar de esto ahora, ¿De acuerdo?" Sirius dice en voz baja, mirando
al frente mientras avanzan por el pasillo.

"Bueno, realmente no hablamos de eso antes", responde James con un profundo suspiro. "Sé por
qué no lo hicimos, porque ambos pensamos que no tendría sentido, pero ahora creo que... tenemos
que hacerlo".

Sirius entrecierra los ojos levemente y se pasa la lengua por los dientes, luchando contra su
agitación tanto como puede. "Realmente no lo haremos".

"Estás molesto", dice James con tristeza.


"Obviamente estoy—" Sirius respira hondo y se esfuerza por mantener la mordacidad fuera de su
tono. Echa un vistazo a James, que lo observa con cautela, lo que le quita el aliento de golpe.
Suspira. "Es complicado."

James resopla débilmente. "Me lo estás diciendo. Confía en mí, lo sé".

"Nunca dijiste nada", susurra Sirius un poco acalorado. "Diez años, y nunca dijiste una palabra,
James".

"¿Qué se supone que debía decir?" James pregunta en voz baja. "Oye, Sirius, por cierto, estoy loco
por tu hermano, que me odia a muerte y tiene problemas contigo, pero no te preocupes por eso,
porque nunca saldrá nada de eso, ya que es más probable que me escupa en la cara a que me dame
una oportunidad de todos modos. Quiero decir, sin ofender, pero ¿Cuál sería el punto de decir
algo? Solo causaría problemas.”

"La cuestión es que soy tu mejor amigo, y es algo con lo que estabas lidiando", sisea Sirius.
"Estabas luchando con ello; estabas herido por ello. Lo llevabas por tu cuenta, te lo guardabas en el
pecho, y ni siquiera tuve la oportunidad de ayudarte. Ni siquiera me diste la opción de
preocuparme, pero lo habría hecho, James. Hubiera elegido preocuparme".

"Yo solo... no quería ponerte las cosas más difíciles", gruñe James, con la cabeza agachada. "Tú y
Regulus ya estaban tan... Ya sabes cómo fue, y no quería ponerte en una posición difícil y
aumentar la carga".

Sirius exhala lentamente y levanta su mano libre para cubrir los dedos de James donde están
metidos en su codo. "No eres una carga. Nunca eres una carga. Ni tu dolor, ni tus problemas, ni
nada".

"Pero es tu hermano", le dice James, mordiéndose el labio.

"Sí, lo sé", murmura Sirius secamente, y James vuelve a agachar la cabeza, esta vez porque está
nervioso. "Entiendo que es complicado. Lo era entonces, y todavía lo es, pero soy tu mejor amigo.
Puedes confiar en mí con cualquier cosa, James, incluso... eso".

James levanta la cabeza y frunce el ceño. “Pero no te gusta.”


"No por las razones que podrías pensar", murmura Sirius con verdadero arrepentimiento. "No es
que sea mi mejor amigo y hermano. No es porque esté extremadamente celoso en ambos sentidos,
aunque lo esté, así que ten cuidado con eso. Lo que realmente es..." Traga saliva y se encuentra con
la mirada de James. "Son las circunstancias en las que sucedió. Yo, ya sabes, realmente no me
importa, porque después de todo, espero que ambos tengan al menos una pizca de felicidad. Lo
digo en serio, ¿De acuerdo? El problema es que ninguno de ustedes tuvo nada que ver. Si hubiera
sucedido el año pasado, antes de todo esto, tal vez no me sentiría tan molesto por eso, pero no fue
así. Se trataba de supervivencia, y eso no es justo para cualquiera de ustedes. Ambos se merecían
algo mucho mejor que esto".

"Tal vez", dice James, su voz suena desgarradoramente hueca, "pero independientemente de las
razones, lo que siento por él es real. Es real, Sirius".

"Lo sé", responde Sirius.

James se queda en silencio durante mucho tiempo, apoyándose en Sirius con más fuerza a medida
que avanzan, y no vuelve a hablar hasta que están en el ascensor. "Él dijo... Antes de que... quiero
decir, no estoy... no espero nada, lo sabes, pero él..."

"James", dice Sirius con mucho cuidado.

"Él me eligió a mí", dice James con voz áspera, mirando a Sirius con los ojos muy abiertos,
grandes y marrones y llenos de emoción. "Él no dijo que me amaba, pero dijo algo así, creo, y yo...
Sirius, todavía no sé qué significa nada de eso. De alguna manera, todavía estoy jodidamente
confundido, y estoy —Estoy tan enojado con él. Le rogué que no lo hiciera, y él todavía… ¿Por
qué haría eso?”

Porque te ama, piensa Sirius, pero se obliga a no decirlo, porque eso no es justo. Una cosa es
decírselo a Regulus sobre James, quien lo hizo muy obvio, quien lo dijo directamente en su cara
varias veces. Otra cosa es decírselo a James por Regulus, que no lo dijo, que lo demostró con
acciones, pero con él no es tan sencillo. El amor es muy diferente para Regulus que para James, y
eso es algo que tienen que resolver juntos, si quieren, si es que pueden. La cuestión es que Sirius no
sabe si Regulus estará dispuesto a hacerlo.

Sirius no puede decirle a James que Regulus lo ama, aunque Regulus ama a James, y Sirius lo sabe
con certeza ahora. El problema es que el amor no lo resuelve todo. El amor no va a arreglar lo que
está mal en el mundo. El amor no detendrá las pesadillas de Regulus ni sanará el dolor de James. El
amor no puede cambiar su pasado y se niega a solidificar su futuro. El amor solo hace esto más
difícil. Es algo en lo que tendrán que elegir trabajar juntos, y Sirius no puede prometer que lo
harán; Sirius no puede darle a James esa esperanza cuando él no sabe si ellos pueden.

Entonces, todo lo que Sirius puede pensar en decir es: "No lo sé".

"Yo solo…" James respira hondo y niega con la cabeza mientras bajan del ascensor. "Tal vez ni
siquiera importe en este momento, porque todo es... Es demasiado. Apenas puedo lidiar con todo,
así que sé que él no estará listo para hacerlo, al menos no ahora. Pero yo solo... quiero verlo. Eso
es todo. Sería suficiente verlo y saber que está... aquí, ¿Sabes?”

"Él, um…" Sirius se estremece levemente, y James lo mira con cautela, lo cual es justo. "Bueno, no
ha estado del mejor humor, honestamente. Realmente no está hablando con nadie, así que solo...
Todo lo que digo es, prepárate para que te ignore, ¿sí? No te lo tomes como algo personal. Él está
solo... Es difícil en este momento. Lo sabes".

"Él no tiene que hablar conmigo", dice James al instante. "Solo quiero verlo ".

Sirius asiente. "Lo entiendo, James. Lo harás pronto. Muy pronto, en realidad. Ya casi llegamos".

"Quieres…?" James se calla, extrañamente incómodo.

"¿Qué?" pregunta Sirius.

James lo mira con algo de disgusto. "Tú, no tienes que hacerlo, por supuesto, pero ¿Dormirías
conmigo esta noche?"

"Sí", responde Sirius de inmediato.

"Gracias", exhala James.

Están en silencio el resto del camino a la suite. Es un poco lento porque James todavía se está
acostumbrando a su bastón, pero Sirius no lo apura ni deja que él mismo se apresure. Va a ser un
ajuste, y eso lleva tiempo. Ambos son muy impacientes cuando trabajan para alcanzar una meta,
por lo que Sirius debe asegurarse de que James no se esfuerce demasiado. Realmente, a veces
espera demasiado de sí mismo.
Cuando llegan a la suite, Sirius mira a su alrededor con la vaga esperanza de que tal vez Regulus se
haya aventurado a salir de su habitación, pero no lo encuentran por ninguna parte. De hecho,
Remus también está desaparecido. Pandora es la única que está allí para saludarlos, y se levanta
con una sonrisa tensa cuando entran. Sirius instantáneamente dirige a James a una silla para que
descanse, pero él mira a Pandora con curiosidad, porque la expresión de su rostro...

"Deberías ir a ver a Regulus", dice Pandora, y la cabeza de James se levanta de golpe, con los ojos
muy abiertos. "Me quedaré aquí y traeré algo de beber a James. James, ¿Qué te gustaría?"

"Algo para aliviar el nerviosismo, por favor", murmura James con cansancio, apoyando su bastón
contra la silla.

"No", protesta Sirius rápidamente, porque él sabe mejor que nadie cuán resbaladiza es esa
pendiente. James frunce el ceño, pero Sirius solo le lanza una mirada severa antes de volver a
concentrarse en Pandora. "El agua está bien. Vuelvo enseguida".

"Claro", murmura Pandora, encogiéndose de hombros cuando James gime y echa la cabeza hacia
atrás contra la silla.

Sirius le da unas palmaditas en el hombro a James a modo de disculpa, pero no deja que los ojos
tristes de James cambien de opinión, lo que en realidad es un gran logro, porque normalmente
cedería de inmediato.

James gruñe por lo bajo cuando Sirius se va, lo cual está bien. Sirius no puede culparlo. Sin
embargo, no deja que eso lo detenga en su camino por el pasillo hacia la habitación de Regulus.
Toca cuando llega a la puerta y comienza a girar la manija, solo para encontrar la puerta cerrada.
Parpadea e inmediatamente siente que el pánico se apodera de él, pero la puerta se abre un poco
antes de que pueda asustarse.

Una vez más, Sirius parpadea cuando ve el rostro de Remus asomándose por la rendija de la puerta.
Tan pronto como Remus lo ve, cierra la puerta una vez más, dejando a Sirius desconcertado al otro
lado. Hay una conversación apagada, y luego la puerta se abre una vez más, revelando a Remus por
segunda vez.

"¿Dónde está James?" pregunta Remus.


"Um... ¿Sentado en la sala principal?" dice Sirius, desconcertado.

La puerta se cierra y hay otra discusión apagada que Sirius no puede entender. Sin embargo,
escucha la voz de Regulus, lo que significa que está hablando. Eso enciende la esperanza en el
pecho de Sirius, y siente que una ola de afecto lo inunda al saber que Remus logró que Regulus
volviera a hablar.

Después de un minuto, la puerta se abre de nuevo y Remus sale con un suspiro. Lo cierra detrás de
él y se aclara la garganta, dándole a Sirius una débil sonrisa. "Hola."

"Hola", responde Sirius, con las cejas levantadas.

"Puedes entrar", le dice Remus. "Solo tengo que pararme aquí y asegurarme…" Hace una pausa,
paseando su mirada por el pasillo, y luego se inclina y baja la voz a un susurro que Sirius casi no
puede oír, y mucho menos nadie más. "Tengo que asegurarme de que James no lo haga. Regulus
no quiere verlo".

Sirius siente que su corazón se hunde. "¿Aún así? Pero... Joder, James realmente quiere verlo,
Remus. Solo verlo, eso es todo".

"Quiero decir, puedes intentarlo, pero…" Remus hace una mueca como si dudara sinceramente de
que Sirius lo haga posible. "No creo que debas insistir. Él... ha tenido un día difícil".

"¿Regulus?"

"Sí."

"¿Qué sucedió?" pregunta Sirius, tensándose por completo.

Remus traga. “Se bañó. Fue... difícil. Yo lo ayudé.”

"Tú—" Sirius retrocede un poco. "¿Por ayuda, quieres decir...?"


"Quiero decir que ayudé", repite Remus, los labios se contraen cuando las cejas de Sirius se juntan.
"No te preocupes, no lo vi desnudo ni nada por el estilo. Simplemente me senté afuera de la puerta
y hablé con él. Fue... bueno, de todos modos, fue jodidamente horrible para él".

Sirius lo mira con incredulidad. "¿Cómo diablos conseguiste que hiciera eso?"

"¿Acabo de…hablar con él?" Remus se encoge de hombros. "Honestamente, no lo sé. Ha estado
siguiéndome desde entonces. Estaba fuera de su habitación. Todavía no hablaba mucho, pero se
sentó en la cocina mientras yo cocinaba y parecía gustarle cuando hablaba. Sin embargo, se
encerró en su habitación tan pronto como Pandora regresó y dijo que James estaba en camino".

"¿Él te estaba siguiendo?" Sirius murmura, suavizándose impotente ante la imagen mental.

Remus parece desconcertado, pero asiente. "Sí, más o menos. Algo así como una sombra muy
silenciosa".

"Eres una maravilla", exhala Sirius, completamente asombrado. Hay algo extrañamente divertido
en la idea de que Regulus siga a Remus dondequiera que vaya, pero Sirius supone que tiene
sentido. Después de todo, si Remus ayudaba a Regulus con algo que tanto le temía, encontraría
consuelo en él después de eso. "Gracias. Remus, de verdad, yo—"

"No tienes que agradecerme. Quería ayudar", le dice Remus suavemente. "Y, sabes, creo que lo
hice. Aunque sea un poco".

"Por supuesto que lo hiciste", dice Sirius en voz baja, con el corazón hinchándose en el pecho
porque Remus parece genuinamente complacido de haber logrado ayudar.

Sirius niega con la cabeza, sintiendo tal oleada de amor por este hombre que casi no puede respirar
a su alrededor. Solo puede dar un paso adelante y extender la mano para atrapar el rostro de Remus
en sus manos, atrayéndolo a un beso. Remus se inclina hacia adelante con entusiasmo, sus manos
suben para ahuecar el cuello de Sirius a cada lado, acariciando muy suavemente su piel como si
fuera preciosa. Por un largo, largo momento, simplemente se quedan allí y se besan lentamente,
sintiendo cada centímetro de él tanto como pueden antes de separarse.

"Adelante", susurra Remus, inclinando la cabeza hacia arriba para presionar un beso cuidadoso en
la punta de la nariz de Sirius. “Ve a ver a tu hermano.”
Sirius tararea, sus ojos se abren y siente que su rostro se calienta en el momento en que ve con qué
cariño lo mira Remus. El rubor hace que Remus se ría en voz baja, y Sirius se ríe con él,
inclinándose hacia adelante para besarlo una vez más, rápidamente, y luego se aparta para entrar en
la habitación.

"Soy solo yo", anuncia Sirius mientras cierra la puerta rápidamente, porque Regulus está
observando su entrada con desconfianza, sus ojos entrecerrados y su cuerpo tenso donde está
sentado en la parte superior de su cama. "James está descansando de todos modos".

"¿Descansando?" Regulus pregunta, claramente interesado y haciendo todo lo posible por


ocultarlo.

"Sí. Se está acostumbrando a su bastón, pero eso no hace que el dolor en su pierna desaparezca,
desafortunadamente", murmura Sirius mientras se mueve para sentarse en el borde de la cama, a
solo unos centímetros de distancia. Los pies enfundados en calcetines de Regulus.

Regulus se queda en silencio por un largo momento, la tensión se va desvaneciendo lentamente de


su cuerpo. Al menos se siente cómodo con Sirius, lo cual es bueno estar seguro. Sirius lo escanea
cuidadosamente, porque no lo ha visto desde esta mañana, y no puede evitar buscar algún cambio.

Está claro que Regulus se ha bañado. Su cabello está un poco húmedo, ya no está lacio ni grasoso
por el sudor, ahora tiene ondas y rizos saludables. Él también está limpio y con una nueva camisa
de manga larga y un par de joggers. La única cicatriz visible es la que tiene en el cuello.

"¿Él está bien?" Regulus dice, finalmente. No levanta la mirada y tira de la costura de sus joggers
con el ceño fruncido.

"Está... haciendo lo mejor que puede", responde Sirius, porque no, James no está bien. Ninguno de
ellos, francamente, pero Sirius conoce tan bien a James que puede ver lo mal que está James
actualmente. Tal vez no sea obvio para la mayoría, pero los episodios aleatorios de silencio en los
que entra, la forma en que se queda dormido, cómo se eriza como si estuviera a punto de pelear
cuando alguien en quien instintivamente no confía se acerca demasiado a él, todo eso, y más, es tan
obvio para Sirius, pero James todavía lo está intentando, porque por supuesto que lo hace. Incluso
ahora.

Regulus frunce el ceño con más fuerza. "¿Y su pierna?"


"El dolor mejorará con el tiempo", explica Sirius. "Necesitará el bastón por un tiempo, pero
eventualmente podrá prescindir de él, solo que no siempre".

"¿Él...?" Regulus no termina.

Sirius frunce los labios y luego dice con cuidado: "Puedes verlo, lo sabes. Está a solo una
habitación de distancia".

"No", niega Regulus inmediatamente. "No quiero verlo".

"Reggie", susurra Sirius, " realmente quiere verte. Solo verte, eso es todo. Es solo... él solo quiere
verte vivo por sí mismo, ¿De acuerdo? Eso es todo. ¿No quieres...?"

"No", espeta Regulus.

"No tienes que hablar con él", intenta Sirius, su voz tensa. No quiere presionar, pero al mismo
tiempo, sabe cuánto mejor se sentiría James solo con ver a Regulus. "Tú-"

"¡Dije que no!" Regulus grita, levantando la cabeza de golpe, ojos ligeramente salvajes. Su pecho
está agitado y sus manos están apretadas en puños. "¡Joder, no quiero verlo! ¡No lo haré!"

"Está bien, oye, eso está… está bien, no tienes que hacerlo", dice Sirius rápidamente, retrocediendo
de inmediato cuando ve que no se trata solo de que Regulus se oponga o sea terco. Claramente es
un problema para él, uno grande, que va a ser un problema mañana cuando no tenga elección en el
asunto. El tema más apremiante es tranquilizar a Regulus ahora, y Sirius se estira instintivamente
para tocar su brazo en un esfuerzo por hacerlo.

Es un error. Tan pronto como los dedos de Sirius aterrizan en su brazo, Regulus lo estira y le da un
golpe en la cara a Sirius, con mucha fuerza. Lo hace con tanta fuerza que la cabeza de Sirius se gira
hacia un lado, y maldice bruscamente mientras se pone de pie y pone espacio entre ellos.

"Lo... joder, lo siento", dice Regulus, casi cayendo de la cama con los ojos muy abiertos llenos de
arrepentimiento instantáneo.
"Estás bien. Está bien", grita Sirius, estirando la mano para pinchar su rostro con una mano y
levantando la otra para tratar de decirle sin palabras a Regulus que se quede atrás. "Sé que no era tu
intención. Es—"

"Sirius, lo siento", dice Regulus una vez más. "No debería haber hecho eso. No sabía que iba a
hacer eso. Yo—"

"Regulus, está bien", interrumpe Sirius con firmeza, dejando caer ambas manos y soltando un
profundo suspiro mientras da un paso adelante para dejar que Regulus lo mire. "¿Ves? Está bien.
Fue solo un reflejo".

"Lo siento", repite Regulus, esta vez mucho más suave, sus ojos se cierran antes de levantar ambas
manos y pasarlas por su rostro. Da una risa ronca y sacude la cabeza mientras sus manos caen
inertes a sus costados. "Yo-nunca te he golpeado. Ni una sola vez. No importa qué, nunca te he
golpeado, y ahora-"

"Para." Sirius está bastante seguro de que ahora no es un buen momento para mencionar que
Regulus ya ha estado intentando golpearlo mientras dormía varias veces. Probablemente sea lo
mejor para mantener eso para sí mismo. Suspira cuando Regulus lo mira con ese horrible,
espantoso odio a sí mismo en sus ojos que Sirius sabe con certeza que se ha visto en el espejo
antes. "Mira, solo, ¿Puedo tocarte? ¿Está bien?"

"No lo sé", dice Regulus con voz áspera.

"Está bien, entonces no lo haré", dice Sirius simplemente.

Regulus traga. "Deberías poder hacerlo. Eres mi hermano".

"No es tan simple", le dice Sirius, dándole una sonrisa amarga. "Reggie, estás fuera de la arena por
dos días. ¿Crees que no entiendo? Yo—" Aspira con fuerza, conteniendo el aliento porque nunca
le ha contado esto a nadie, ni siquiera a James. Es uno de sus mayores pecados, en su opinión. Uno
de sus mayores arrepentimientos. Algo de lo que siempre se ha avergonzado. “Yo... yo le pegué a
Effie.”

Regulus lo mira fijamente, claramente sorprendido.


"Sí", murmura Sirius. "No fue mi intención. Fue un accidente. El día después de que salí de la
arena, ella me sobresaltó y simplemente reaccioné. La golpeé, traté de derribarla al suelo y ella...
Bueno, ella me hizo comer tierra, en realidad". Se ríe y Regulus parpadea hacia él. "Me tumbó en
el suelo en segundos, al menos hasta que me calmé, y luego básicamente me mimó cuando me
derrumbé por lastimarla".

"¿Ella no estaba enojada?" Regulus susurra.

"Lejos de eso", dice Sirius irónicamente. "De hecho, se burló de mí por ser demasiado lento para
acabar con ella adecuadamente. Es más peligrosa de lo que crees, esa mujer. Pero es... lo entiendo,
¿sí? Te lo diré como ella me dijo; Todavía estás en modo de supervivencia, y no tienes por qué
avergonzarte por lo que cuenta como una amenaza para ti. Sé que ahora no lo parece, pero te
sentirás seguro de nuevo. Lo harás, Regulus. Solo necesitas tiempo."

"No quiero lastimar a nadie más", le dice Regulus, y las palabras desgarran el corazón de Sirius
porque conoce bien ese sentimiento. "Ya no quiero sentirme así".

"Lo sé."

"¿Cuándo se detiene?"

No lo hace, piensa Sirius, y no se atreve a decirlo. Él no puede hacerlo. No puede aplastar a


Regulus con la verdad. Eventualmente lo descubrirá, pero Sirius tampoco quiere lastimarlo.

"Sabes, James es bueno al respecto", dice Sirius en su lugar, y los labios de Regulus se presionan
en una línea delgada. "Él siempre ha sido de los que se acercan sin pensar y tocan, lo sabes, pero
cuando importa... siempre parece saber cuándo preguntar. Si te preocupa que te toque o lo lastimes,
no lo hagas. No es necesario. Él ha pasado por esto antes conmigo, y está… bueno, él también está
pasando por eso ahora.”

Las cejas de Regulus se juntan, como si el mero concepto de James siendo violento no cuadrara en
su cabeza. "Él estaba…"

"Estaba peleando con las enfermeras cuando fui a visitarlo por primera vez", admite Sirius. "No
eres solo tú, ¿De acuerdo? No es que estés predispuesto a la violencia".
"¿Es eso lo que pensabas?"

"Sí, y por eso sé que lo estás pensando".

"Por mi madre y mi padre", dice Regulus en voz baja.

Sirius inclina la cabeza. "Es fácil de creer, ¿no? Crecimos en un hogar violento, Reggie. Tiene
sentido que pensemos que somos más violentos por eso".

"¿Y no lo somos?"

"Eso no es lo que es esto. Obviamente, no somos inmunes, pero ser abusado no nos convierte en
abusadores".

"Supongo que no", acepta Regulus lentamente. Él suelta una carcajada sin ningún humor. "No, nos
convertimos en asesinos en su lugar".

"No elegimos eso", responde Sirius muy, muy cuidadosamente. Sirius se está dando cuenta de que
es una línea muy fina, porque no puede seguir culpándolos o haciéndolos responsables de sus
acciones en una situación sobre la que nunca tuvieron control, mientras hace exactamente lo
contrario por sí mismo. Le incomoda pensar en eso, pero tampoco tenía control, y cada vez es más
obvio para él que ha sido injusto al negarse a perdonarse a sí mismo por lo que tuvo que hacer.

"Estoy cansado", anuncia Regulus abruptamente, girándose para volver a acomodarse en la cama.
Por lo general, es más sutil acerca de querer evitar hablar de algo, pero ya no parece tener la
energía o el interés para hacerlo.

"Está bien", dice Sirius en voz baja. "Si necesitas algo, solo llámame. Estaré en la habitación de
James esta noche, pero te escucharé si llamas. Y no lo traeré contigo, lo prometo".

"Gracias", murmura Regulus, tocándose los pantalones de nuevo. Se aclara la garganta. "Remus
puede volver aquí."

Sirius chasquea la lengua. "¿Es esto lo que estás haciendo ahora? No solo mi mejor amigo,
¿También me estás robando a mi hombre?"

"Los estoy coleccionando todos", le dice Regulus, con la boca torcida en una comisura. Es débil y
no dura mucho, pero está ahí. Está jodidamente ahí, y Sirius siente como si algo dentro de él
explotara y se soltara, dejándolo exhalar un poco más fácilmente.

"Me aseguraré de hacérselo saber", murmura Sirius secamente, luchando contra una sonrisa
mientras se dirige hacia la puerta.

"¿Sirius?" Regulus lo llama.

"¿Sí?" pregunta Sirius, mirando hacia atrás por encima del hombro con la mano en el pomo de la
puerta.

Regulus abre la boca, duda, luego traga saliva y niega un poco con la cabeza. "Lamento lo de tu
cara".

"Está bien", le asegura Sirius una vez más. Está bastante seguro de que esta vez tiene un moretón,
pero estará bien. Después de un segundo, le muestra a Regulus una sonrisa. "Lo siento por el tuyo.
Debe ser terrible estar atrapado con eso".

"Vete a la mierda", se queja Regulus.

Sirius toma su victoria y se ríe mientras se desliza por la puerta, chocando literalmente contra la
espalda de Remus cuando sale. Hay algo levemente histérico en el hecho de que Remus está
esencialmente montando guardia afuera de la puerta de Regulus en este momento. Remus parpadea
sorprendido cuando lo ve. "¿Qué sucedió?" Remus sisea, levantando los dedos para presionar
suavemente el lado del ojo de Sirius.

"Oh, esto es solo el moretón que finalmente está saliendo de donde tropecé y caí en el momento en
que te vi", dice Sirius con dulzura, y la preocupación de Remus se desvanece cuando suelta una
carcajada sorprendida. Sirius sonríe y desliza sus manos por el pecho de Remus para rodear sus
hombros, inclinándose para darle besos suaves a lo largo de su mandíbula, dirigiéndose a su boca.

Remus tararea con aprobación en el momento en que sus labios se encuentran, sus brazos se
deslizan alrededor de la cintura de Sirius para acercarlos más. Ahora es fácil dejarse llevar por
completo, porque James y Regulus están vivos, y están aquí, y Sirius no tiene que preocuparse de
que casi mueran en la arena. No, solo esto, los brazos fuertes de Remus y la boca cálida de Remus.

Sirius está jodidamente obsesionado con estar cerca de Remus, besarlo, tocarlo y tenerlo. Él no
puede tener suficiente de eso. Aún así, hace que su corazón se acelere y su estómago se agite, lleno
de mariposas. Remus puede besarlo, simplemente besarlo, y hacerlo temblar como si estuviera a
punto de desmoronarse o explotar.

"Mm, ¿Así que asumo que le fue bien a Regulus, a pesar del moretón en tu cara?" Remus pregunta
sin aliento cuando se separan, ambos aturdidos.

"Sí y no", admite Sirius. "Pero, bueno, te han concedido un permiso general para estar cerca de él,
así que eso es todo. Él no dijo que quería que volvieras a entrar, pero básicamente lo hizo. No
tienes que hacerlo, por supuesto, pero …"

"¿Él quiere que lo haga?" Remus murmura.

"A su manera Regulus, sí", dice Sirius, divertido. Su rostro se suaviza cuando Remus resopla.
"Tengo que ir a hablar con James y luego darme una ducha de todos modos. Para cuando termine
con todo, será casi la hora de que te vayas".

Remus suspira suavemente. "Sí. Nunca hay suficiente tiempo".

"Lo sé", susurra Sirius, estirando los dedos para pasar los dedos por el cabello de Remus antes de
cerrar los ojos e inclinarse para juntar sus frentes.

"Adelante", susurra Remus después de un largo momento, sus brazos se deslizan lejos de la cintura
de Sirius. Hace una pausa lo suficiente para apretar sus costados, luego deja caer sus manos.
"Tienes cosas que debes hacer. Tengo chismes que difundir".

Sirius parpadea. "¿Qué?"

"A Regulus le gustan los chismes", le informa Remus.


"A Regulus le importan un carajo los chismes", corrige Sirius, porque está bastante seguro de que a
Regulus no. De hecho, diría que a Regulus le irritan los chismes.

Remus arquea una ceja. "Confía en mí, a él le gusta".

"Por favor, dime que no es un eufemismo", dice Sirius.

"¿Un qué?" Remus mira fijamente, luego se echa a reír, todo su rostro se ilumina. "Maldita sea,
Sirius, no. No estoy bromeando, en realidad le gustan los chismes. Lo juro".

"Si estás seguro…" Sirius entrecierra los ojos juguetonamente, y siente que se va a derretir en un
charco solo por la forma en que los ojos de Remus brillan con humor. "Obviamente, esto no es un
problema, pero de todos modos te pediré tranquilidad. No tienes ningún interés en mi hermano,
¿verdad?"

"Bueno, él es bastante—"

"¡Remus!"

"¿Qué?" Remus pregunta con una cara seria. "Preguntaste. Solo digo que él es realmente-"

"Sé que me estás jodiendo", interrumpe Sirius.

"Por supuesto que lo hago", murmura Remus, sus labios se curvan hacia arriba mientras estira la
mano para frotarse los nudillos. La mejilla de Sirius, el afecto desenfrenado prácticamente
rezumaba de él. Las rodillas de Sirius casi se doblan. "¿Soy predecible ahora? ¿Ya pasó la
novedad?"

"No podrías ser predecible si lo intentaras", murmura Sirius, mirándolo con el labio inferior
atrapado entre los dientes. "Eres completamente único, Remus Lupin".

"Mm, siempre he aspirado a serlo, ya sabes".


"Bueno, aspiraciones alcanzadas. No existe nada en este mundo que pueda acercarse a ti".

"Eres parcial, corazón", bromea Remus suavemente, inclinándose para chocar sus narices, sus
labios rozando.

Sirius se siente como un fideo cocido. Está a punto de colapsar. "¿Es eso una cosa? ¿Puede eso ser
una cosa? Quiero que sea una cosa".

"¿Qué? ¿Corazón?"

"Sí, por favor."

Remus se ríe y presiona una sonrisa contra la comisura de la boca de Sirius. "Bueno, no podría
negarte eso. Lo has pedido tan amablemente. Tan cortés".

"Puedo ser... tan cortés", murmura Sirius, su respiración entrecortada cuando la boca de Remus
baja hasta su mandíbula, luego se hunde aún más. "Tengo modales. Tantos modales. Todos los
modales".

"Mm, buen trabajo", dice Remus, las palabras ahogadas en la curva de su garganta, y él está allí,
haciendo cosas maravillosas en la piel de Sirius por solo un segundo, y luego se aleja abruptamente
y levanta la cabeza. Parpadea como si saliera de la niebla.

"¿Qué? ¿Por qué?" Sirius pregunta consternado. "Pero fui educado".

"Yo—" Remus parpadea de nuevo, luego se ríe, sus labios se extienden en una sonrisa con la boca
abierta tan amplia que sus ojos se arrugan. Sacude la cabeza divertido. "Sí, lo fuiste, y créeme,
nada me gustaría más que recompensarte por lo mínimo en literalmente cualquier momento, pero
¿Necesito recordártelo? James. Regulus. Necesitas una ducha. Tengo que difundir chismes."

"Oh. Cierto. Tengo un poco…" Sirius tose y da un paso atrás, moviendo su mano alrededor de su
cabeza, sin duda un poco agotado, así como nervioso. Se está sonrojando de nuevo, lo que divierte
a Remus. "Sí, tenemos... cosas. Que hacer. Cosas importantes. Correcto".
"Podemos terminar esto mañana", declara Remus, moviendo un dedo entre ambos. "Si quieres, por
supuesto".

A Sirius se le hace un nudo en el estómago, y esta es la primera vez que realmente se permite estar
muy, muy emocionado por el pensamiento. Su boca está tan seca. "Sí", balbucea. "Mañana. Vamos
a—sí. Eso es. Sí. Bueno. Está bien".

Remus lo mira con cariño, riendo suavemente mientras se inclina y presiona un beso rápido en la
boca de Sirius, luego en la mejilla, y luego se aleja y se desliza en la habitación de Regulus con una
última mirada persistente sobre su hombro mientras se va.

Sirius se toma un segundo para dejar que sus piernas recuperen su fuerza, regulando su respiración,
y luego se aleja para hacer lo que tiene que hacer. Es agradable poder irse con una sonrisa.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Ahhh, un capítulo más ligero en general!!! o, bueno, tal vez no. Me acabo de dar
cuenta de que tal vez mi medida de lo que es realmente angustioso en mis fics está
muy diluida, porque técnicamente soy yo quien lo escribe, así que dejaré caer un
capítulo y diré "oh, es mucho más ligero" y luego los comentarios son como: zar, solo
lloré hasta que vomité, y luego estoy sentado allí como: entonces, para MÍ, este fue un
capítulo ligero.

Es como, está bien, Regulus está pasando por un mal momento, pero... bueno, eso es
de esperarse, de verdad, no puedo culparlo por eso. Y toda esa escena en la que Remus
lo ayudó a bañarse, de una manera muy poco invasiva, fue simplemente. No sé, fue
muy especial/dulce para mí. Como, obviamente, apestaba que fuera difícil para él y
algo con lo que luchó (y continuará), pero ¿El hecho de que Remus lo ayudó a
superarlo? porque Regulus GENUINAMENTE no hubiera podido hacerlo sin Remus,
que es esencialmente la razón por la cual Regulus casi inmediatamente se aferró a él.

Como, Regulus está en un estado bastante vulnerable y constantemente nervioso, y


Remus básicamente lo hizo sentir extremadamente seguro mientras lidiaba con algo
que lo asustaba más, es solo Remus Lupin, mi amor, eres MUY IMPORTANTE
PARA
MÍ. No sé por qué me estoy emocionando AHORA, como si no lo hubiera escrito,
pero Remus es tan buena persona, es una muy, muy buena persona. Lo amo tanto.

Y sí, Remus y Regulus ahora son amigos. Dije hace un tiempo que terminarían
haciéndose cercanos/siendo amigos. algo sobre la luna controlando la marea algo
sobre Remus ayudando a Regulus con su miedo al agua. Estoy conectando los puntos,
digo, como si no me hubiera sentado y escrito este fanfic yo mismo.
De todos modos, pasando a Sirius!! oh, Sirius mi amado. Sale la verdad! a él no le
importa una mierda si Regulus y James están juntos en este momento porque solo
quiere que sean felices, pero también sabe, de manera realista, que no es tan simple
después de la arena, lo vemos hablar más sobre sus Sentimientos y Pensamientos
sobre Jegulus en el capítulo 29.

Sin embargo, la charla de sirius y james fue muy importante, porque me gusta. James,
literalmente, nunca habló de esto durante DIEZ AÑOS. nunca le dijo una palabra a
Sirius, y su razonamiento para NO hacerlo vino de un lugar de buenas intenciones
(básicamente, no quería ser una carga), pero era realmente importante para Sirius ser
como : Oye idiota, NO eres una carga, NUNCA podrías ser una carga, estoy aquí para
ti PARA SIEMPRE, incluso cuando se trata de su hermano. Sirius también es una
buena persona, voy a llorar. James realmente necesitaba escuchar eso.

Además, pensar en lo desesperado que está James por ver a Regulus -sólo por VERLE-
es muy, muy triste. Él lo está. Es como si tuviera sus problemas, sí, pero se está
centrando literalmente en Una Cosa para evitarla todo lo que puede, y en el momento
en que le pilla... bueno, le pilla. Regulus no es el único que está traumatizado.

Sin embargo, el hecho de que Regulus no quiera ver a James no es simplemente que
sea testarudo o que se niegue a hacerlo porque no quiera lidiar con sus sentimientos.
Espero que haya quedado claro que la idea de ver a James le provoca un trauma
legítimo, y descubriremos por qué en el próximo capítulo. LITERALMENTE entra en
pánico de inmediato. Pero también es obvio lo mucho que se preocupa por James
porque sigue preguntando por él, etc., etc.

El hecho de que Regulus ha estado golpeando a Sirius mientras dormía sin siquiera
saberlo y Sirius dice: ¿Sabes qué? Ni siquiera voy a mencionarlo porque eres TAN
lamentable en este momento, hermano . ADIÓS. también, Sirius golpeando a
Effie... la forma en que es uno de sus mayores pecados, en su mente... CON EL
CORAZÓN ROTO, pero también el hecho de que ella inmediatamente lo tumbó de
culo y todavía lo abrazó cuando se derrumbó por arremeter? ELLA ES UNA
MADRE!!! Eufemia>>

Y finalmente, wolfstar my babyss. Mis verdaderos amores, nuestra única fuente de


alegría en este momento lmao. Son tan lindos, estoy obsesionado con ellos, no Sirius
literalmente a punto de desmayarse cada vez que Remus solo lo mira, él es tan real por
eso, en realidad. Y Remus llamándolo corazón porque conoce a Sirius y le pone
apodos cariñosos SON TODO PARA MI.
Oh, y sí, tendremos una reunión de jegulus en el próximo capítulo, así que no te
preocupes por eso, o hazlo, esa es tu ventaja, pero de cualquier manera, ¡viene!

Notas mías:

Acá estamos con una nueva actualización, pues vamos con ello, para empezar, adoro a
Remus y Regulus y la relación que están teniendo, es tan lindoo, los amo. Remus
llamando a Sirius Sweetheart lo es todo para mí, le puse corazón ya que es un
sinónimo cerca, ponerle "Corazón dulce" o "Dulzura" no estaba en mis planes.

Espero les haya gustado el cap, no vemos luego, BYE.


Breakup
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Trastorno de estrés postraumático/respuestas relacionadas con TEPT (ataques,


paranoia, alucinaciones leves, pesadillas, más de lo mismo de los capítulos anteriores,
cosas así)
-Referencias a muertes pasadas
-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Representaciones de hidrofobia (miedo al agua)
-Representaciones de ataques de pánico
-Menciones de sangre (no en tiempo real/presente)

See the end of the chapter for more notes

James está corriendo, pero no va a lograrlo. De alguna manera, él sabe esto. Regulus está allí, de
pie junto al río, esperando a James con la mano extendida.

Sigue corriendo de todos modos, cerrando la distancia entre ellos lo más rápido que puede, su
corazón late con fuerza y el nombre de Regulus es arrebatado de sus labios, perdido en el viento.
Se acerca y la esperanza comienza a echar raíces. Tal vez pueda lograrlo; tal vez pueda agarrar la
mano de Regulus y sacarlo del agua; tal vez si solo corre más rápido, se esfuerza más…

El río está revuelto, burbujeando y meciéndose en olas de sangre, golpeando los lados del suelo y
filtrándose hacia los pies de Regulus. Una mano se eleva y clava las garras en el suelo, y luego otra
se une a ella, y luego otra, y otra... Las manos se abren en ángulos grotescos, y James observa
horrorizado, incluso mientras corre, mientras Hodge se arrastra fuera del río, seguido de cerca por
Peter.

Sus ojos están muertos y sus extremidades se mueven como muñecos que se han roto, un horrible
crujido y arrastre que los hace parecer cadáveres en stop-motion. James llama a Regulus, tratando
de advertirle, y está cerca, muy cerca...

Las manos de Hodge y Peter se deslizan alrededor de la garganta y el pecho de Regulus, clavando
los dedos. Regulus no grita; solo cierra los ojos. James está justo allí, lo suficientemente cerca
como para alcanzarlo y agarrarlo, casi lográndolo antes de que un gancho se hunda en su pierna y
lo tire hacia atrás en el último segundo. Su mano casi roza la de Regulus, pero no lo hace. No lo
hace.
El dolor en la pierna de James le hace gritar, pero toma la forma del nombre de Regulus cuando
Hodge y Peter lo arrastran de vuelta al río. Impotente, James trata de gatear hacia adelante,
decidido a estirar la mano y sacar a Regulus, pero el gancho en su pierna tira con más fuerza.

Cuando James se apresura a mirar quién lo está tirando hacia atrás, ahoga un fuerte sollozo al ver a
Vanity en el otro extremo, la sangre saliendo de su garganta mientras sostiene la cuerda.

"Por favor", suplica James. "Lo siento, lo siento mucho, pero necesito llegar a él. Se está muriendo.
Tengo que salvarlo".

"No puedes. Ni siquiera pudiste salvarme", dice Vanity, y el cañón suena, lo que hace que James se
sobresalte mientras se levanta con un profundo jadeo, temblando violentamente mientras gatea y
trata de encontrar su hacha.

"-mes", se filtra, una voz inconexa que se deforma en los oídos de James mientras su corazón se
acelera, la oscuridad opresiva crea formas y manchas frente a sus ojos.

Algo toca su brazo, y James inmediatamente lo arremete, de alguna manera seguro de que los
fantasmas de aquellos de los que es responsable por haber muerto han cobrado vida para evitar que
llegue a ese río. Tiene que llegar al río. No dejará que nada lo detenga, ni siquiera la masa sólida
contra la que golpea sus manos, luchando con todas sus fuerzas para que deje de moverse. Como
Mulciber. ¿Y si es Mulciber? ¿Dónde está su jodida hacha?

Hay un gruñido, luego James se encuentra volcado tan rápido que no puede entender cómo
sucedió. Está sujeto, con las piernas envueltas con fuerza alrededor de sus rodillas y los brazos
bloqueados alrededor de su pecho, evitando que se mueva. Beligerante y hostil, James hace todo lo
posible para liberarse, agitándose, gritando y luchando con todo lo que tiene dentro.

“¡James! ¡James! ¡James!” Al tercer grito, registra que es la voz de Sirius en su oído. James se
queda quieto.

¿Cómo está Sirius aquí? Cómo lo hizo-

Lentamente, llega a James en fracturas, lo entiende todo. Puede escuchar a Sirius jadeando en su
oído, y le toma mucho tiempo darse cuenta de que Sirius lo está sujetando por detrás, atrapándolo
en su lugar. La tensión tarda aún más en desaparecer lentamente de él, su confusión retrocede como
la marea, y finalmente retrocede para revelar la orilla de la realidad.
Vaya.

Una pesadilla.

De repente, la lucha desaparece de James, y se desploma mientras jadea por aire, la cabeza gira
hacia adelante mientras se encuentra llorando. El agarre de Sirius se afloja, solo un poco, pasando
de restringir a acunar en segundos. Se mueve, dejando que James se convierta en él, y luego lo
sostiene mientras James solloza en su pecho.

"Está bien, hey, lo sé", susurra Sirius, su mano se acerca a la parte posterior del cuello de James,
apretándolo suavemente.

"¿Dónde estamos?" James se ahoga, porque no lo sabe, no puede ver y no sabe. "No puedo—está
oscuro, y yo—"

"Shh", lo tranquiliza Sirius, inclinándose brevemente y hay un clic antes de que la luz los bañe a
ambos.

James mira hacia arriba frenéticamente, mirando alrededor desesperadamente mientras trata de
reorientarse, dejando que se dé cuenta de que ya no está en la arena. Está en la habitación de Sirius
en la suite, en su cama, no en una cueva o en el suelo o cerca de un río. Pasan otros minutos antes
de que la respiración de James se estabilice, calmándose lentamente mientras Sirius frota círculos
relajantes en su espalda.

"Lo… lo siento", tartamudea James, alejándose de Sirius como si lo hubiera quemado. "Joder, ¿te
lastimé?"

"No, estás bien, no pasa nada", le asegura Sirius, haciendo fuerza para incorporarse y extender los
brazos como si se estuviera presentando, dando pruebas de que está ileso. "¿Ves? Estoy bien".

"Maldita sea", gruñe James, cerrando los ojos con fuerza y exhalando un profundo suspiro mientras
levanta las manos para cubrirse la cara. Se queda así por un largo momento, sintiéndose temblar, y
luego deja caer sus manos y se empuja hacia arriba también con una mueca. A su pierna le está
dando un calambre, y puede sentir los dolores fantasmales del gancho enterrado en su muslo,
incluso ahora.
"Estás bien, James", dice Sirius en voz baja, mirándolo con atención. "No estás allí. Estás aquí, y te
tengo".

James lucha contra la oleada de emoción que casi lo supera, porque recuerda cuántas veces le dijo
esas mismas palabras a Sirius después de que salió de la arena. James recién ahora se está dando
cuenta de lo importantes que son esas palabras, porque escucharlas cuando las necesita lo hace
sentir más seguro que nunca en su vida. James tiene que luchar contra el impulso de pedirle a
Sirius que lo diga una y otra vez, y nunca dejar de recordárselo.

"Lo siento", dice James en su lugar. "Soy un jodido desastre. Soy—"

Sirius resopla, estirando la mano para tomar la mano de James, dejando que James se aferre a él
sin quejarse. "Oh, ni empieces con esa tontería. Cuantas veces me cuidaste cuando yo era el que
estaba pasando por esto..."

"Tal vez sea egoísta de mi parte decirlo, pero realmente desearía no estar pasando por esto",
murmura James, desviando la mirada mientras mira a la pared. La forma en que la sombra cubre la
mesa junto a la puerta forma una silueta junto a ella. Para James, parece la silueta de un hombre
con un hacha clavada en la cabeza. Es morboso, pero no puede apartar la mirada, incluso cuando su
mirada se desenfoca y lo recuerda. Su primer asesinato.

"Si te sirve de algo", le dice Sirius, "yo desearía que no pasarás por esto".

"Se suponía que no debía pasar por esto", susurra James, sintiendo el agotamiento filtrándose en
sus huesos hasta que solo respirar le quita la energía.

Esa es la cosa, ¿No? James nunca planeó pasar por esto, y recién ahora se da cuenta de que una
parte de él estaba agradecido de no tener que hacerlo, porque lo sabía. Sabía cómo sucedería esto,
porque lo ha visto a través de Sirius, incluso un poco con su madre, y ahora se da cuenta de que una
parte de su elección también fue evitarlo.

James no estaría pasando por esto en este momento si Regulus no se hubiera metido en ese río. Tal
vez sea irracional, pero James está enojado con él por eso. Está jodidamente enojado con Regulus
por hacerle eso, por hacerlo pasar por eso, y ahora dejarlo solo en esto. James lo necesita. Él lo
necesita…

Pero Regulus no lo verá. No dejaré que James lo vea. Ni siquiera un maldito vistazo. James solo
necesita verlo. Simplemente mirarlo y saber que está vivo, probarlo por sí mismo, sin importar lo
que le digan los demás. Ni siquiera tienen que hablar, o tocarse o pasar más de un segundo juntos.

Solo un vistazo. James necesita solo un vistazo.

"James."

"Lo siento, ¿Qué?" James murmura, parpadeando mientras gira la cabeza para mirar a Sirius, quien
traga.

"Llamé tu nombre un par de veces", admite Sirius. Toma una respiración profunda, luego la deja
salir lentamente. "Mira, yo... Bueno, sé todo sobre fantasmas, ¿Sí? Cosas que te persiguen en la
arena. Gente. Dolor. Miedo". Aprieta la mano de James. "No tienes que hablar de eso, pero estoy
aquí si lo necesitas".

"Sí, gracias, yo solo…" James traga el nudo en su garganta. Él y Sirius aún no han hablado sobre
nada de lo que sucedió en la arena, y James no está seguro de si alguna vez estará listo para
hacerlo. Solo quiere bloquearlo todo; quiere taparse los oídos y cerrar los ojos y estar un paso por
delante de todo. "Fue solo una dura pesadilla, Sirius. Estaré bien. Tengo—mi boca está seca, así
que voy a buscar un poco de agua".

"Puedo conseguirlo para ti", ofrece Sirius de inmediato.

James niega con la cabeza. "No, necesito hacerlo, mi pierna está rígida. Necesito caminar un poco,
pero gracias".

"Está bien, iré contigo", dice Sirius en su lugar.

"Sirius", James murmura débilmente, "Te quiero, realmente lo hago, pero yo solo... ¿Puedo tener
un momento? ¿Por favor?"

El rostro de Sirius se suaviza. "Sí, por supuesto. Yo también te quiero".

James le da una sonrisa cansada y se acomoda en el borde de la cama, inclinándose hacia adelante
con una mueca para agarrar el bastón que está apoyado junto al soporte junto a la cama. Lo planta
en el suelo, usándolo para sostenerse mientras se pone de pie, apretando los dientes a través del
agudo dolor que florece en su muslo. Se toma un momento, solo respira mientras el dolor se
convierte en un latido sordo, uno que realmente puede tolerar mientras camina.

Todavía se está acostumbrando al bastón, por lo que es un poco lento, pero aún así está muy
agradecido por ello. Se apoya en él mientras da un paso tras otro, sintiendo un verdadero alivio por
el peso que le quita la pierna. Se trata principalmente de apoyo, porque sin él, su pierna
simplemente se doblará y lo enviará al suelo. Le han asegurado que la amenaza de eso disminuirá
con el tiempo.

"James," llama Sirius cuando llega a la puerta.

"¿Sí?" James pregunta, haciendo una pausa mientras mira por encima del hombro.

"No…" Sirius duda, luego exhala profundamente y acomoda los hombros, sosteniendo la mirada
de James. "No vayas con Regulus. Lo siento, sé que quieres verlo, pero él—"

"Pero él no me quiere. Sí, Sirius, lo sé", espeta James, y la boca de Sirius se cierra con un fuerte
clic. "¿Qué más hay de nuevo?"

Sirius parece no poder encontrar una respuesta antes de que James abra la puerta y salga al pasillo,
cerrando la puerta detrás de él. Se queda allí por un momento, luego suspira.

Obviamente, James no va a buscar agua.

No, por supuesto que James va directo a la puerta de Regulus.

Sin embargo, no irrumpe sin más, sin importar lo tentado que esté. Tampoco abre la puerta y se
atreve a echar un vistazo, no importa lo desesperadamente que quiera, por mucho que lo desee,
porque un simple vistazo del que Regulus posiblemente ni se enteraría sería muy fácil y le ayudaría
exponencialmente. En lugar de eso, apoya la frente en la puerta y respira hondo, con los ojos
cerrados mientras levanta la mano y llama.
Es tarde, James está seguro. Media noche. Hay un cierto tipo de quietud como si todo el mundo
estuviera atrapado en un sueño, excepto para aquellos a los que no les resulta fácil descansar. Él
está entre ellos ahora, y no duda de que Regulus también lo esté. Aún así, Regulus podría estar
dormido, y James no quiere despertarlo si lo está, pero si no lo está...

"Regulus", llama James en voz baja, golpeando una vez más.

Cuando no obtiene respuesta, James deja caer la mano y lucha contra las lágrimas que le pican en
los ojos. Traga grueso y flexiona los dedos alrededor del mango del bastón, respirando con calma.
No se oye nada al otro lado de la puerta.

"No sé si estás escuchando... Mierda, tal vez estés dormido", murmura James, girando ligeramente
para presionar su hombro contra la puerta mientras mira hacia abajo para jugar con su bastón.
"Pero si no lo estás, y puedes oírme, yo solo… quería decir…"

James se detiene, parpadeando con dureza mientras gira la mandíbula. Por mucho que agudice sus
oídos, no puede escuchar nada desde el interior de la habitación. Sin embargo, a Regulus siempre
se le ha dado bien estar callado.

"¿Recuerdas cuando te conté sobre el gato de Schrödinger*? Tú y Sirius nunca aprendieron sobre
él en la escuela, pero mi tutor personal me enseñó, y tú eras…" James siente una pequeña sonrisa
curvarse en sus labios, a pesar de todo. "Oh, estabas fascinado cuando te lo expliqué. Querías saber
todo sobre eso, haciendo tantas preguntas para las que nunca tuve las respuestas, y yo mismo
apenas lo entendí". Su sonrisa se desliza cuando inclina la cabeza hacia atrás, con los ojos
húmedos. "Ahora lo entiendo. Regulus, eres mi gato de Schrödinger ahora mismo, ¿De acuerdo?
Estás vivo y estás muerto, y yo—yo necesito ver en la caja. ¿Entiendes lo que estoy diciendo? No
tiene que ser otra cosa, pero por favor..."

Nada.

Silencio total y absoluto.

James cierra los ojos con fuerza y baja la cabeza, conteniendo la respiración mientras todo parece
retorcerse dentro de él, una tormenta torrencial de la que no puede salir, porque es solo él. Se siente
a punto de explotar, luchando contra cada impulso de despotricar contra la contención de la
realidad, tan dura e implacable, porque todo lo que quiere es solo un pequeño respiro. Alguna cosa.
Cualquier cosa.
No hay nada.

Y luego, desde el otro lado de la puerta, suavemente, "James".

El sonido de la voz de Regulus realmente se siente más penetrante que ser apuñalado. Se estira
para presionar su mano sobre su boca mientras las lágrimas inundan sus ojos al instante, a pesar de
que están cerrados, y se apoya con más fuerza contra la puerta. Trabaja tanto para amortiguar el
sonido silencioso que sube por su garganta, enganchado y débil, pero no sabe si lo logra o no.

"Regulus", murmura James tan pronto como deja caer su mano. El silencio vuelve, pero James
sabe que Regulus está de pie justo al otro lado de la puerta. Quiere abrirla, y le duele la pierna, y
siente que sus emociones se derraman por todos lados, como una olla hirviendo, y simplemente no
puede, no puede mantener la compostura, no importa cuánto lo intente.

Con cuidado, se desliza a lo largo de la puerta, usando su bastón para ayudarlo a bajar con
seguridad. Una vez que está allí, apoya la cabeza contra la puerta y respira. Intenta respirar. Intenta
no llorar. Regulus está vivo, y tal vez James ni siquiera necesita un vistazo. Tal vez solo el sonido
de su voz sea suficiente.

"Oh", se ahoga James, medio riendo y medio sollozando mientras parpadea rápidamente. "Joder.
Joder, es… es bueno escuchar tu voz. Gracias por… gracias".

La voz de Regulus se ahoga a través de la puerta cuando responde. "¿Estás en el suelo?"

"Necesitaba sentarme", admite James, tomando una respiración profunda y soltándola lentamente.
No obtiene respuesta por un tiempo, solo más silencio. "Lo siento por… Sé que no querías esto. Sé
que no quieres verme. Lo siento, yo solo…" De nuevo, más silencio. James traga y pone su bastón
sobre su regazo, jugueteando ansiosamente con él. "Bueno, supongo que solo necesitaba saber que
estabas bien por mí mismo. Quiero decir, ¿Estás bien?"

No hay respuesta durante tanto tiempo que James piensa que no va a obtener una. Tal vez Regulus
volvió a la cama, o tal vez salió a su balcón. James casi ha hecho las paces con eso cuando Regulus
responde, y su voz es más baja como si él también estuviera sentado en el suelo.

"No lo sé", dice Regulus.


"Sí, yo, um... yo tampoco lo sé", confiesa James en voz baja. "No tienes que hablar conmigo, lo
sabes. No estás obligado. Esto fue una tontería de mi parte. Dijeron-" Sacude la cabeza, respirando
profundamente. "Lo siento. Soy estúpido".

"No, no lo eres", le dice Regulus. Su voz suena espesa, y James no sabe si es por la barrera que los
separa o porque Regulus está llorando.

"Solo necesitaba saber", murmura James.

"El gato de Schrödinger", dice Regulus, como si eso tuviera sentido para él, como si esa
comparación lo ayudara a entender.

James asiente, aunque Regulus no puede verlo. "Sí, exactamente. Quiero decir, Sirius me dijo que
estabas vivo, pero aún así... Me dijiste que no podías ayudarme si no te decía lo que necesitaba, así
que... supongo que esto soy yo diciéndote lo que necesito."

"¿Que necesitas?" pregunta Regulus.

"Tú", susurra James. "Te necesito, amor".

Hay más silencio, y luego James cae levemente cuando la puerta se abre un poco, solo un pequeño
trozo. James se recupera rápidamente para no empujar la puerta con su peso, y contiene la
respiración mientras gira, mirando a través de la rendija de la puerta. La cara de Regulus flota justo
al otro lado, solo un ojo, una comisura de la boca y una pequeña parte de su cabello son visibles,
pero él está allí.

"Oh, hola", dice Regulus, y su voz se quiebra, y luego la puerta se abre completamente, porque
aparentemente un vistazo era todo lo que necesitaba.

James apenas se prepara antes de que Regulus literalmente se arrastre hacia él, respirando
profundamente y jadeando mientras descuidadamente empuja el bastón de James a un lado. Se
desliza con un golpe seco, y luego James lo tiene, James tiene ambos brazos alrededor de él,
sosteniéndolo, acercándolo más.
Es un completo desastre. Por alguna razón, James está llorando y no puede parar, y es tan difícil no
caerse mientras Regulus insiste en unirlos. No deja ningún espacio entre ellos, o le da a James
mucho espacio para moverse realmente, por lo que requiere un esfuerzo concentrado para
empujarlos a ambos hacia atrás para que esté apoyado contra la puerta. Finalmente, ese apoyo
parece funcionar para ambos, porque se sitúan en una maraña de codos y rodillas.

James no está del todo seguro de cuál de ellos se aferra al otro con más fuerza. Tal vez sea un
intercambio igualitario. Es casi agresivo, en realidad, la forma en que ambos clavan sus dedos el
uno en el otro, aferrándose con demasiada brusquedad como si compartiesen el mismo miedo de
que el otro pudiera ser arrebatado de ellos. James encierra ambos brazos alrededor de Regulus y se
niega a soltarlo de nuevo, enterrando su rostro en su hombro mientras tiembla tan fuerte que sus
dientes castañean. Puede sentir los brazos de Regulus envueltos alrededor de sus hombros, los
dedos apretados en su cabello.

No es la primera vez que James tiene a Regulus en su regazo de esta manera, y realmente, es una
mejora en algunos aspectos, porque no están en la arena y la pierna de James ni siquiera duele
tanto en esta posición, solo un poco, una pequeña punzada que puede ignorar con facilidad después
de todo el dolor con el que ha tenido que lidiar.

Regulus no está llorando, pero James está casi seguro de que está teniendo algún tipo de ataque de
pánico. Su respiración es corta y entrecortada, y está temblando tanto como James. James quiere
ayudarlo, consolarlo, pero está demasiado ocupado desmoronándose al mismo tiempo para
manejarlo. Ambos son un maldito desastre.

"Déjame, James, necesito que dejes de tocarme. No me toques", jadea Regulus, y James
instantáneamente echa los brazos hacia atrás y planta ambas manos en el suelo, con las palmas
hacia abajo. Regulus exhala bruscamente y se relaja un poco más. Solo un poco.

"¿Mejor?" pregunta James, con un nudo en la garganta, incapaz de evitarlo, y Regulus asiente
bruscamente antes de que de repente con un gemido, sacuda a James con un poco de violencia allí
mismo contra la puerta.

"Te odio. Te odio tanto. ¿Por qué harías eso?" Regulus exhala, apretando aún más el cabello de
James con las manos y tirando un poco. "No se suponía que hicieras eso, joder, James".

James solloza con una risa ronca, dejando que su cabeza se incline hacia atrás mientras mira a
Regulus a través de una nube de lágrimas. "Eres un hipócrita, Reg. Vete a la mierda. Estoy tan...
estoy tan enojado contigo".
"No me importa. Cállate, no me importa", susurra Regulus, como tropezando con sus palabras
mientras su pecho se agita. Él niega con la cabeza. " Eso fue tan estúpido. Eres tan jodidamente
estúpido".

"¿Yo? ¿Yo?" James exige, una nueva ola de lágrimas brota de sus ojos, incluso mientras se ríe.
"Oh, no tengo nada contra ti en términos de estupidez. ¿Qué diablos estabas pensando? Casi
mueres, idiota".

Las manos de Regulus se deslizan del cabello de James para acunar su rostro, secándose las
lágrimas. "Te estabas muriendo. ¿Qué se suponía que debía hacer? No sabía qué más hacer. Yo…
yo no podía…"

"Está bien, hey, vamos a—vamos a—podemos simplemente—" James no puede entender dónde
termina esa oración. Todo lo que sabe es que ambos penden de un hilo en este momento, y
desesperadamente no quiere que se rompa.

"Sí, está bien, está bien", acepta Regulus, a pesar de que James ni siquiera sugirió nada en absoluto.

Y, sin embargo, algo cambia. Se quedan en silencio y solo respiran lentamente, apoyándose el uno
en el otro. Regulus es el único que aguanta, su agarre ahora es más suave, y James se queda
sintiendo su peso contra él. James cierra los ojos y se arriesga a dejar que su cabeza descanse sobre
el hombro de Regulus otra vez, y Regulus presiona su rostro contra el cabello de James mientras
desliza sus manos hacia abajo, una descansando en la curva del cuello de James y la otra sobre su
pecho, a la derecha, donde el latido de su corazón se va calmando lentamente.

De repente, es como si este momento pudiera existir en cualquier parte, como si ya existiera en
todas partes. James puede sentir que toma forma en el flujo del tiempo, abriendo un espacio para
que se acurruquen. Están en la arena, están en el Hallow y están en casa. No importa. Esto es para
siempre.

James está muy cansado, pero tiene miedo. Realmente tiene miedo de quedarse dormido. No
quiere, así que abre los ojos y se encuentra cara a cara con las cicatrices en el costado del cuello de
Regulus que finalmente se ha calmado lo suficiente como para notarlas correctamente. Al verlo, se
le forma un nudo en la garganta, porque sabe lo que es de inmediato. La piel es de un rosa suave,
pero está un poco hundida donde las garras lo desgarraron evidentemente.

Con cuidado, James dice: "Tu cicatriz", y Regulus se pone rígido contra él.
"Por favor, no lo mires", susurra Regulus.

"Lo siento", susurra James, girando la cabeza al instante mientras se inclina hacia atrás para mirar
a Regulus. Se está disculpando por tantas cosas, sin saber por dónde empezar.

Regulus simplemente niega con la cabeza, claramente no dispuesto a hablar de eso. Estudia el
rostro de James durante un largo momento en silencio, y luego repentinamente parece afligido.
"¿Dónde están tus anteojos? ¿Por qué no te han devuelto los anteojos todavía, James?"

"Sirius dijo que los recuperaré después de la entrevista mañana", murmura James. "Los usaré
pronto, lo prometo".

"¿Te sentirás extraño, usándolos?" Regulus pregunta en voz baja, con las cejas fruncidas mientras
sus labios se inclinan hacia abajo, como si estuviera disgustado por el mero pensamiento.

"No lo sé", responde James honestamente.

"Lo siento", dice Regulus con voz áspera, y parece que también se está disculpando por más de una
cosa.

James quiere sonreír. Quiere ser alguien a quien la sonrisa le resulte fácil, como lo era antes, algo
inconsciente en lugar de algo que se siente perpetuamente fuera de su alcance. Lo intenta, pero no
parece que le quede bien en la cara. "No te enfades. Incluso si ese es el caso, me acostumbraré a
ellos de nuevo".

"Está bien", dice Regulus en voz baja.

"Regulus".

"¿Sí?"

"Quiero que sepas que yo no—" James respira hondo antes de dejarlo salir lentamente. "No espero
nada de ti, ¿De acuerdo? No tienes que hacer o decir... nada. No estoy... no es como si estuviera...
que este esperando..." Se detiene, frustrado porque está fallando en hacer esto bien. Es tan
importante, y lo está jodiendo todo. "Simplemente no te sientas presionado a—"

"James", interrumpe Regulus.

"Lo siento. Yo... lo estropeé. Por favor, dime que entiendes lo que quiero decir", murmura James,
tenso.

"¿Te refieres a... la arena?" Regulus pregunta cuidadosamente.

"Bueno, eso también, pero estaba hablando de... nosotros", responde James, tan cauteloso como
escanea el rostro de Regulus con cautela.

La expresión de Regulus vacila, y luego sus labios se presionan en una delgada línea, y él
simplemente… se desinfla.

Suelta un suspiro tan profundo que sus mejillas se redondean, tocando el pecho de James mientras
suelta una carcajada que se quiebra en el medio. "Nosotros. Cierto, eso."

"No debería haber sacado el tema", anuncia James, sabiendolo hasta la médula. Quiere rebobinar el
tiempo y recuperarlo todo. Quiere arrebatar las palabras de donde cayeron descuidadamente,
impulsivamente de su boca.

"No, no deberías haberlo hecho", confirma Regulus, y James siente que su corazón se hunde.
"¿Sabes por qué estaba tan jodidamente asustado de verte, James? Cada vez que pensaba en eso, en
poner mis ojos en ti, todo lo que podía pensar era que te miraría y tendría que volver allí. Lo sabía.
verte me llevaría de regreso, y todavía me siento como si estuviera allí, y ya no quiero estar allí.
Quiero irme a casa".

James se muerde el interior del labio inferior con fuerza, sintiendo esas palabras como un golpe en
el pecho, y ni siquiera puede culpar a Regulus por eso. Él lo entiende, en realidad. Incluso tener a
Regulus en su regazo así, sobre él así, hace que el mundo se vuelva confuso, y hay una parte de él
que está absolutamente aterrorizada de no estar realmente aquí, de que nunca salió.

No puede mirar a Regulus sin pensar en el río, sin sentir el peso de su hacha desapareciendo de su
mano, sin escuchar el grito de Vanity en la distancia y ver el pecho de Mulciber abrirse detrás de
sus párpados cada vez que parpadea. No puede tener a Regulus sin experimentar la aplastante
desesperación de mantenerlo a salvo. Están aquí juntos, y James todavía está tratando de
sobrevivir.

"Cada vez que te miro, estoy listo para ir a ese río", dice Regulus con voz áspera, con los ojos
húmedos. "No quiero sentirme así nunca más, James. Lo siento. Lo siento mucho".

"Oye, no, yo—" La voz de James se entrecorta, y se aclara la garganta violentamente, sacudiendo
la cabeza. "No, está bien. Lo-lo entiendo".

"¿Lo haces?" Regulus pregunta, las lágrimas brillan más.

"Todavía estoy tratando de salvarte", admite James, completamente aplastado mientras le da una
sonrisa tambaleante y se encoge de hombros sin poder hacer nada.

"No es justo", susurra Regulus, su labio inferior temblando mientras las lágrimas finalmente se
derraman. "James, no es justo. Nos han quitado esto dos veces. Siempre me acerco tanto, pero
nunca lo suficiente. No es justo".

James traga con fuerza. "Lo sé, amor. Sé que no es justo. Lo siento. Lo siento mucho".

"Ya no quiero ser una gran, gran tragedia", se ahoga Regulus, mirándolo casi con desesperación.

"Yo tampoco", admite James. "Tal vez, algún día, no lo seremos. Tal vez, un día, nos miremos y
veamos esa otra vida, y tal vez lleguemos a tenerla. Puedo encontrar en mí la esperanza de eso,
incluso después de todo. He tenido mucha práctica estos últimos diez años, así que lo haré por los
dos".

Regulus suelta una risa ronca, su cuerpo se hunde mientras se acerca más al pecho de James, con
los ojos cerrados. "Por supuesto que lo harás. Tienes que ser tú, ¿no? No sé cómo".

"Puedo enseñarte."

"Empieza ahora."
"Bueno", dice James en voz baja, "primero tienes que averiguar qué es lo que quieres".

"Te deseo", exhala Regulus, las palabras son un mero suspiro, y no abre los ojos. De hecho, los
cierra aún más fuerte como si pudiera fingir que ni siquiera lo dijo si no abre los ojos para ver la
reacción de James.

En cuanto a la reacción de James, su corazón casi deja de latir en su pecho, y se queda quieto
brevemente por una oleada de pura jodida alegría, a pesar de absolutamente todo, porque ha
querido escuchar eso durante diez años, y eso supera incluso el trauma suturado en su piel ahora.
Tiene que obligarse a sí mismo a seguir respirando, a mantener la calma, pero es realmente una
lucha.

"Correcto", balbucea James, con el corazón acelerado. "Cierto, bueno, después de eso tú solo… Tú,
um. Tú…"

"Yo…?" Regulus abre un ojo, mirándolo, claramente esperando más instrucciones, lo cual es
realmente adorable.

James tose. "Para ser completamente honesto contigo, amor, nunca llegué más allá de eso. Yo—
nunca pensé… quiero decir, no esperaba que tú alguna vez—que pudiéramos ser—"

"Entonces, básicamente, ¿Tampoco tienes idea de qué hacer a continuación?"

"Em, sí, más o menos. Lo siento".

Los labios de Regulus se contraen. "Eres tan estúpido, James Potter."

"Estúpido por ti, sí", le dice James sin vergüenza alguna. "Se supone que es simple, ¿No? Quiero
decir, desearte siempre ha sido simple. Lo he estado haciendo durante tanto tiempo que ahora es
tan habitual como respirar. ¿Pero más allá de eso? Supongo que no tengo práctica con la
esperanza, no como pensaba, y es—es más complicado ahora".

"Sí, lo es", acepta Regulus, tragando saliva. "No sé si pueda, James. Tienes razón, no es simple, y
no puedo, no creo que pueda manejarlo. Ni siquiera puedo soportar que me toquen, de verdad.
Todo es demasiado... demasiado, y ni siquiera estoy seguro de si estoy dispuesto a intentarlo, o si
alguna vez lo estaré".

"Así que…" James duda, porque se siente como un final. El final del principio que ni siquiera
consiguieron. Decir adiós a alguien que aún no conoces. No debería doler, no debería sentirse
como si le estuvieran tallando el corazón, pero lo hace.

"Déjame ir", dice Regulus en voz baja, muy suave, y rompe el corazón de James de inmediato. "Te
aguantaste durante diez años, y no puedes saber cuánto significa eso para mí, pero te estás
aferrando a alguien que no sabe cómo retenerte, y mereces que te abracen. Te mereces algo mejor
que yo."

"No hay nadie mejor que tú", protesta James débilmente, con los ojos ardiendo. "Te arrojaste a un
río por mí, Regulus".

"Y cada vez que te miro, todo lo que sé es que lo haría de nuevo", le dice Regulus. "Sin dudarlo."

"Hablando sobre el desarrollo del personaje", murmura James, porque quiere reír, en lugar de
llorar. Él hace una mezcla de ambos.

"Lamento no poder darnos lo que debimos tener. Lamento que nos lo robaran", dice Regulus,
levantando la mano para acunar la mandíbula de James. "Lo siento, James, pero se... se ha ido.
Nuestra oportunidad, se ha ido hace mucho tiempo, y se ha ido otra vez. Entonces, déjame ir. Te
estoy diciendo que me dejes ir ahora, ¿De acuerdo?"

"No sé cómo", se ahoga James. "No quiero ".

"Quiero que lo hagas. Quiero que lo intentes". Regulus se ve tan jodidamente triste. Sus ojos están
llenos de remordimiento y algo que James no ha visto nunca antes. Desamor propio. "Me pediste
que te devolviera el corazón, y ahora lo hago. Lamento no haberlo tratado bien. Deja que alguien
más capaz lo cuide, porque no sé cómo. Deberías tener a alguien que lo haga". "

"Detente", dice James con voz áspera. "No quiero a nadie más, Regulus. ¿No lo entiendes? Te dije
que eres tú. Siempre has sido tú y siempre serás tú".

"Estoy cansado de romperte el corazón", murmura Regulus, con las cejas juntas. "Has sido tan
amable con el mío".

"¿Quiero... quieres decir que lo tengo?" James pregunta, su respiración entrecortada.

"Lo has tenido desde que tenía diez años", admite Regulus, soltando una risa débil y sardónica.
"Sabes, es ridículo, de verdad. Qué tonto fui al pensar que alguna vez lo retiré".

James busca en sus ojos cualquier indicio de deshonestidad, como si tal vez Regulus solo lo
estuviera complaciendo para suavizar el golpe, pero es real. Esto es real. "Bueno, entonces tendrá
que ser suficiente. Puedo vivir con esto, Regulus. Solo sabiendo que tú... quiero decir, incluso si no
puedes, sabiendo que quieres con eso es suficiente".

"Te mereces más", dice Regulus, sonando muy molesto.

"Tú también", le recuerda James con tristeza. "No soy solo yo, amor".

"Odio que nos lo hayan quitado", grita Regulus, con la mandíbula apretada. "Y te odio. Te odio
tanto, James".

"¿Todavía?" James murmura con petulancia.

El rostro de Regulus se suaviza. "En todo momento, cariño, en todo momento".

"No puedes llamarme cariño cuando me dices que me odias sin cesar", se queja James, aunque su
corazón salta en su pecho y da un pequeño y ridículo giro. Lanza un suspiro y se arma de valor.
"Entonces, ¿Esto es... todo? De nosotros, quiero decir".

"Sí, James, esto es todo", murmura Regulus.

James traga con dificultad, parpadeando con fuerza mientras reafirma su mandíbula y asiente
bruscamente. "Bien. Está bien. Eso está... está bien. Quizás tiempo es todo lo que necesitamos.
Quizás esa sea la respuesta".
"Tal vez", permite Regulus. "Tal vez no."

"Bueno, voy a esperarlo de todos modos", declara James, sosteniendo su mirada en un desafío. "No
puedes detenerme. Somos el uno para el otro, Reg. Simplemente... todo lo que tenemos que hacer
es encontrar el momento adecuado, eso es todo, y creo que lo haremos".

"Es egoísta, pero estoy tan contento de que lo hagas", susurra Regulus, luego le da una pequeña y
dolorosa sonrisa. “Cierra los ojos y quédate muy quieto.”

La cuestión es que James también es capaz de ser egoísta, porque sabe lo que viene y lo quiere
tanto que ni siquiera puede pensar. Entonces, cierra los ojos y se queda quieto, manteniendo las
manos en el suelo.

El beso llega a él suave e inquebrantable, tan constante que James puede hundirse en él, y es de
ellos; su verdadero primer beso, a solas, y es el que sabe a despedida. La boca de Regulus es cálida
contra la suya, tierna y trágica. No es eterno.

Es un regalo de despedida.

Cinco minutos más tarde, James vuelve a meterse en la cama con Sirius, y en el momento en que
se gira para mirarlo, James se rompe. Su rostro se desmorona mientras agacha la cabeza y
comienza a llorar tan fuerte que sale de lo más profundo de él, desgarrando su alma mientras yace
allí y se rompe y se rompe.

"Oh, James", susurra Sirius con tristeza, arrastrándose para envolverlo en sus brazos
inmediatamente. "Te dije que no fueras con él".

James se pliega contra él y no responde, demasiado ocupado sollozando como para hacerlo, y la
parte de él que está débil, triste y asustado, desea haber escuchado.

~•~

Regulus no quiere que le agrade Remus Lupin, pero le agrada Remus Lupin. Para empezar, es
cierto que Regulus era indiferente a Remus en general. Era consciente de que Sirius se estaba
tropezando cada vez que Remus lo miraba y, francamente, Regulus estaba más que feliz de ignorar
sus primeros tropiezos en el amor, porque honestamente tenía asuntos más urgentes que tratar,
hasta e incluyendo el acercamiento constante de su presencia requerida en una arena de muerte.

La arena de muerte ha ido y venido, aunque continúa cerniéndose sobre él en todo momento, pero
Sirius y Remus siguen siendo tan estúpidos el uno con el otro como siempre. Regulus todavía tiene
asuntos más urgentes que tratar, de verdad, por lo que permanece indiferente a lo que sea que estén
pasando. Está un poco aliviado de saber que no tiene que poner energía en preocuparse por eso,
porque está bastante claro que Remus es una de las únicas fuentes de felicidad de Sirius en Hallow.

Sin embargo, Remus como una entidad separada de Sirius es algo completamente diferente. Antes,
Regulus lo trataba como a cualquier otra persona, brusco y distante, porque no le gusta la gente.
No es que Remus sea un sirviente. Eso no es algo en lo que realmente piense, porque se niega a
jugar con los métodos absurdos y bárbaros de Hallow para tratar con criminales.

Ahora, después de que Remus lo ayudara... Bueno, esa es la cuestión, ¿No? Remus lo ayudó.
Mientras Regulus estaba sentado en el agua, las lágrimas corrían por su rostro mientras se bañaba,
fue Remus quien lo mantuvo atado, evitó que volviera a los ecos de los dedos con garras
clavándose en su cuerpo; fue la voz de Remus la que le impidió escuchar sus propios gritos
ahogados; fue la presencia cercana de Remus lo que le impidió probar la sangre. Remus lo ayudó, y
Remus no tiene miedo de ser franco y honesto, y maldita sea, a Regulus le agrada.

Lo más importante, piensa Regulus, es que Remus cumplió su palabra. Se hizo cargo de Sirius.

Regulus siempre estará agradecido por eso, aunque nunca lo diga.

Entonces, es fácil estar cerca de él. Bueno, es más fácil estar cerca de él que de cualquier otra
persona, aunque Pandora es un fuerte contendiente, lo que Regulus honestamente no vio venir. Ella
tiene esa forma de ser que hace que todo lo que dice suene tan... racional, como si fuera la forma
correcta de ser. Es peligrosamente persuasiva, pero nunca de forma solapada, simplemente hace
que todo lo que sugiere tenga demasiado sentido como para discutirlo. Y ella es... reconfortante.
Regulus tampoco esperaba eso, lo reconfortante que pueden ser las personas que no son James y
Sirius. Remus, sobre todo.

"Sabes", reflexiona Remus, "vas a tener que ver a James eventualmente, así que posponerlo es un
punto discutible".

Regulus suspira y sigue mirando más allá del borde del balcón. El Hallow está repleto de actividad
hoy, la gente sin duda está emocionada por la próxima entrevista en la que Regulus está haciendo
todo lo posible para no pensar. Él y Remus están nuevamente sentados en el balcón, donde Regulus
prefiere pasar la mayor parte de su tiempo. Regulus puede sentir los ojos de Remus sobre él donde
está inclinado en su silla, con los brazos apoyados en la mesa.
"Ya lo vi", confiesa Regulus, girando la cabeza para mirar a Remus. "Llegó a mi puerta anoche".

"Oh," dice Remus, claramente sorprendido. "¿Cómo te fue?"

"Rompimos", murmura Regulus.

"Oh," repite Remus, todavía sorprendido. "¿Estuvieron... juntos?"

Regulus frunce el ceño, mirando a la deriva a un lado. "No."

Esa es la cosa, ¿No? Nunca estuvieron juntos, ni siquiera llegaron a estarlo, en realidad no. Existen
en casis, no absolutos. No importa lo que quieran, o lo mucho que lo quieran, porque nunca llegan
a tenerlo. Debería ser simple, pero no lo es, y aquí están. Derrotados por las circunstancias. Una y
otra vez, eso es todo. Siempre una gran, gran maldita tragedia.

Una parte desafiante de Regulus quiere luchar de todos modos, ir a James y aferrarse a él, y nunca
dejarlo ir sin importar lo que intente separarlos a continuación, pero eso requiere esfuerzo. Ambos
tienen que esforzarse para eso, y Regulus está cansado. James también está cansado, se da cuenta.
Ambos están tan golpeados por todo lo que los ha estado atacando durante los últimos diez años.
Cuando las cosas siguen golpeándote una y otra vez, eventualmente, en algún momento,
simplemente cierras los ojos y te rindes.

Tal vez, algún día, cuando los golpes dejen de caer, ambos sean capaces de levantarse y sacudirse,
curarse los moretones, dejar que cicatricen y descubrir cómo encontrarse en el medio cuando ya no
estén siendo atacados. Es un pensamiento vacilante en la mente de Regulus, con un ligero sabor a
esperanza en el fondo de la garganta, y le asusta, pero no está dispuesto a rechazarlo y esconderse
de él. Si eso es todo lo que puede hacer por James, lo hará. James se lo merece, como mínimo.

"Bueno", dice Remus con cuidado, "de cualquier manera, es una mierda. Lo siento".

"Gracias", responde Regulus.

Ninguno de los dos habla por un tiempo, y a Regulus también le gusta eso de Remus, que sabe
cuándo no hablar, o simplemente no tiene idea de cómo llenar el silencio en el momento exacto.
Regulus encuentra seguridad en el silencio ahora, de la misma manera que lo hace al no dormir; no
hablar asegura que no tenga que dar vida a los horrores en su cabeza, y no dormir asegura que no
tiene que enfrentarlos en sus pesadillas.

Cada vez que duerme, Evan está allí. Irene está allí. Avery, Mulciber, Vanity y todos. Están todos
ahí. Y él está allí, tragando sangre solo para respirar. Con cada inhalación y cada exhalación,
puede saborear dónde cubre sus dientes.

Hay un golpe en la puerta del balcón que inmediatamente hace que los músculos de Regulus se
tensen bajo su piel, y por un breve momento, se pregunta a quién tendrá que matar para que él y
Remus sobrevivan. Hace que su estómago se revuelva, la forma en que responde así cada vez, y
nadie está a salvo. Cualquier persona cercana a él, simplemente se arrastrará directamente a la
arena con él, y luego se preguntará cómo morirán, si su sangre estará en sus manos, literal o
metafóricamente.

Entonces Sirius asoma la cabeza por la puerta y Regulus desea que la tensión desaparezca de su
cuerpo. Sirius está a salvo. Sirius es un sueño, en realidad. Cada vez que Regulus lo mira, puede
sentir un destello de duda en su mente de que tal vez murió en ese río, y ver a su hermano
nuevamente es su recompensa por hacer una cosa bien al final. Pero, al mismo tiempo, Sirius le
dijo que está vivo, que está aquí, y que no hay nadie en quien Regulus instintivamente confíe más
que Sirius, incluso ahora.

La vista de Sirius siempre hace que una confesión se aloje en la garganta de Regulus sin falta.
Debería haberlo dicho. Él—él quiere decirlo. Mira a Sirius y piensa te amo, demasiado fuerte
como puede, prácticamente rogando que las palabras salgan de su garganta, dispuesto a vomitarlas
si es necesario, incluso si salen cubiertas de sangre.

Por supuesto que Regulus ama a su hermano. A pesar de todo, a pesar de toda su historia, eso
nunca se fue. Supone que también odiaba a Sirius por eso. Odiaba a Sirius por muchas cosas,
piensa, pero ya no las recuerda.

De repente, es como si Regulus no pudiera recordar ninguna razón por la que alguna vez estuvo
enojado con Sirius, nunca. Ahora es diferente, desde el otro lado. Solo puede pensar en cómo
golpeó a Sirius, e imagina cómo debe haber sido Sirius después de que salió de la arena. Sabía que
era malo, distantemente, solo en abstracto. Después de todo, Sirius nunca dejó que lo viera,
siempre lo mantuvo a distancia con la ayuda de James, empujándolo hacia afuera hasta que se
volvió hacia adentro y prometió no volver nunca más.

Pero Regulus lo entiende ahora, de primera mano. Entiende de una manera que no entendía antes, y
no está enojado. Ya no odia a Sirius, para nada, ni siquiera un poco. Regulus lo ama tanto que se
ahoga cada vez que lo mira.
Tiene tantas ganas de decírselo a Sirius que le duele, porque el hecho de que Sirius no lo haya
dicho cuando Regulus entraba en la arena, pero lo dijo cuando Regulus salió, es muy importante
para él. Significa tanto para Regulus que ni siquiera puede articularlo. Porque Regulus ha matado
gente, y Sirius todavía lo dijo. Porque Regulus no es quien lo cuidó, y Sirius aún así lo dijo. Porque
Regulus es malo y miserable, y ya no es ese chico que alguna vez valió la pena amar; ahora solo es
esto, solo alguien que no se lo merece, y no lo vale, y Sirius todavía lo dijo. Sirius todavía lo decía,
y lo decía en serio.

Regulus quiere decirlo de vuelta. Quiere que Sirius sepa que él también lo ama, incluso después de
todo, a pesar de que él es así. Todavía es capaz de hacerlo. Él jura que lo es.

Simplemente no puede pronunciar las palabras.

Completamente ajeno a la confusión interna de Regulus por esto, Sirius sale, dejando la puerta
entreabierta mientras le da a Remus una suave sonrisa. Remus lo devuelve inmediatamente.
Regulus mira hacia otro lado, porque la privacidad es muy, muy importante para él ahora. Todo el
mundo merece privacidad. Todo el mundo.

"Reggie", dice Sirius, atrayendo la mirada de Regulus, "Sé que lo estás temiendo, pero necesito que
vengas a la sala principal para que Pandora y yo podamos prepararte a ti y a James para la
entrevista".

"¿Cuánto tiempo tenemos?" Regulus pregunta en voz baja.

Sirius hace una mueca. "Una hora, y luego los dos tienen que ir a reunirse con Dorcas. Tú... tendrás
que bañarte".

Regulus odia la forma en que se aterroriza instantáneamente, cada célula de su cuerpo grita en
protesta. No, no, no quiere volver a hacerlo. Por favor, no lo obligues a hacerlo de nuevo.

"Dorcas ha accedido a llenar la tina solo un poco, y prometió quedarse contigo todo el tiempo",
dice Sirius en voz baja, y Regulus solo quiere... tirar mierda. Quiere clavar su daga en algo, o en
alguien, y ya ni siquiera la tiene. Sigue buscando sus dagas sin querer, sus manos se sienten
deformes sin ellas.

Regulus odia sentirse así. Vulnerable. Roto. Odia que el mero pensamiento del agua pueda hacer
que quiera salir de su piel. Odia estar asustado, que el pánico inunde instantáneamente todo su
sistema nervioso, que es el equivalente a que su vida esté en peligro todo el tiempo.

¿Qué es lo que va a hacer? ¿Cómo va a hacer esto? Porque no estar limpio es un gran problema;
eso también lo lleva de regreso a la arena. Cada baño es—es tortura, es dolor, son recuerdos y
sangre obstruyéndole la garganta y dedos clavándose en su piel, arrastrándolo hacia abajo, hacia
abajo…

¿Cómo se supone que Regulus viva así? No puede esperar que alguien lo convenza de bañarse por
el resto de su vida. No puede simplemente no bañarse por el resto de su vida. No sabe lo que va a
hacer, el no-

"Regulus", llama Sirius, agachándose frente a él, tan cerca que Regulus aprieta los brazos de su
silla para no arremeter como le exigen sus instintos. "Solo respira. Respira".

Regulus inhala con fuerza, sintiéndolo tartamudear en su pecho, atrapando y enganchando. Sirius lo
observa con visible preocupación, tanta que Regulus simplemente se siente culpable.

"Ahí tienes", murmura Sirius unos momentos después, mientras la respiración de Regulus
lentamente comienza a establecerse en un ritmo aceptable. "Va a ser rápido, ¿De acuerdo? Dorcas
lo prometió. Entrar y salir antes de que te des cuenta, lo prometo".

Yo también te amo, piensa Regulus, y no habla. Él no puede,

"Vamos", dice Sirius, poniéndose de pie. "Va a estar bien, Regulus. Te lo prometo. Vamos,
tenemos que hablar".

"Iré a buscar algo que hacer", murmura Remus mientras se pone de pie al mismo tiempo que lo
hace Regulus.

Sirius le frunce el ceño. "No seas ridículo. Tú también vendrás. Quiero decir, bueno, solo si
quieres. No tienes que hacerlo, obviamente, por supuesto que no, pero..."

"Obviamente viene", murmura Regulus mientras pasa junto a Sirius, poniendo los ojos en blanco.
Honestamente. Realmente no puede entender cómo Sirius no se da cuenta de que no hay nada que
Remus quiera más que estar cerca de él. Idiotas.
"Bueno, aparentemente voy a ir", dice Remus irónicamente divertido mientras los sigue a través de
la habitación de Regulus.

Sirius dice algo en voz baja que hace que Remus bufe, y Regulus acelera el paso porque realmente
valora la privacidad más que nunca, por lo que se niega a ser un intruso en su estúpido coqueteo.
No es que él particularmente quiera hacerlo de todos modos, a pesar de todo.

Cuando Regulus sale del pasillo, se detiene brevemente, porque James está caminando con su
bastón, aparentemente sintiéndolo. Practicando. Dejar que se convierta en una extensión de él,
porque tiene que confiar en él ahora, así como en el futuro cuando lo necesite. Al verlo, Regulus
quiere retroceder en el tiempo y arrancarle la maldita cabeza a Axus.

Y eso. Es eso. Incluso el mero hecho de mirar a James le hace retroceder. El mero hecho de verle
lo empuja al borde del abismo, donde está dispuesto a matar por él, dispuesto a morir por él. Estar
al borde es aterrador. Ya no quiere estar ahí.

Cuando James gira, mira hacia arriba y luego se detiene también. Regulus ve que su mano se aferra
al mango de su bastón y, a pesar de eso, sus ojos son suaves. Triste. Cariñoso. Hay amor ahí, en
sus ojos. Regulus extraña sus anteojos.

"Hola", saluda James, aparentemente tranquilo.

"Hola", responde Regulus, igual de firme, a pesar de que este intercambio se siente tan
terriblemente inadecuado después de los eventos de la noche anterior. Regulus quiere meterse en
sus brazos de nuevo. Regulus no quiere que lo vuelvan a tocar nunca más.

"Yo, ah..." James se aclara la garganta y golpea suavemente el suelo con su bastón. "Estoy
mejorando con eso. El dolor es un poco mejor hoy. No debería parecer demasiado idiota al salir al
escenario, así que eso es... ya sabes, agradable, supongo".

Aquí es donde Regulus suele decir que siempre te ves como un idiota, pero no se atreve a decirlo
porque sería una mentira. James nunca se ve como un idiota, ciertamente no mientras se apoya en
su bastón. Se ve hermoso. Él siempre es tan hermoso.

Hay una barrera entre ellos. Una especie de bloqueo pesado que hace que Regulus sienta picazón.
Es realmente incómodo. No importa por lo que hayan pasado, nunca se han sentido incómodos el
uno con el otro; nunca han estado inseguros sobre cómo actuar; nunca se han sentido
verdaderamente incómodos en presencia del otro, y recién ahora se está dando cuenta, porque es la
primera vez que sucede. Lo desprecia.

"Ven aquí, Regulus, siéntate", dice Pandora suavemente, palmeando el asiento a su lado con una
sonrisa comprensiva.

Regulus aparta la mirada de James y se mueve para hacer precisamente eso, solo para detenerse
unos pasos más tarde. Mira de nuevo a James, quien traga saliva cuando sus ojos se encuentran.
Por un segundo, mientras sus ojos se encuentran, Regulus escucha la cuenta regresiva de los juegos
en la distancia. Espera el cañón, pero nunca llega.

"Te ves—bien. Con el bastón. O, no, no—" Regulus suspira, ya exhausto. Ignora el hecho de que
Remus y Sirius se demoran frente al pasillo y Pandora está visiblemente conteniendo la
respiración, todos ellos mirándolo como si tal vez le hubiera crecido una segunda cabeza. "No
pareces un idiota, quiero decir."

Aquí es donde James normalmente sonreía y decía no, no, dijiste que me veo bien, lo dices de
nuevo, pero no lo hace. Él no dice nada. Regulus se da la vuelta y va a sentarse junto a Pandora, con
la mirada baja.

James es conducido a su propia silla, mientras que Remus y Sirius se dejan caer uno al lado del
otro frente a Pandora y Regulus. Están tomados de la mano y sus piernas están juntas, cosa que
Regulus no mira. Eso es de ellos, de nadie más. Regulus cree que mataría a alguien si se atreviera a
pensar que tiene derecho a una parte de él, y luego piensa que tiene que dejar de lanzarse
inmediatamente al asesinato por cualquier cosa con la que discrepe. Nunca quiso que eso se
convirtiera en un hábito.

"Está bien, no tenemos mucho tiempo, así que no lo haré con delicadeza", anuncia Pandora. Se
mueve ligeramente para poder enfrentar a Regulus y James al mismo tiempo. "Ustedes dos van a
ser entrevistados por Rita nuevamente, y al igual que la última vez, no será un proceso divertido".

"Eufemismo", murmura Sirius, sonando extrañamente nervioso, que es la primera pista de Regulus
de que algo anda... mal. Siente que las sospechas echan raíces de inmediato.

"Rita hablará sobre lo que sucedió en la arena", dice Pandora con firmeza, completamente sensato
y sin dar golpes solo para mimarlos, lo que Regulus sin duda aprecia. "Eso significa todo. A todos
los que mataste. A todos los que perdiste. Hará preguntas, querrá que hables de lo que sentiste en
aquellos momentos, exigirá una explicación de los motivos que te llevaron a hacer cada
movimiento y a tomar cada decisión." "

El estómago de Regulus se retuerce en nudos, su mirada cambia para mirar a James, quien está tan
quieto que parece hecho de piedra. Su cara está flácida, y parece que va a estar enfermo.

"No puedes, bajo ninguna circunstancia, responder agresivamente a nada de lo que ella diga",
declara Pandora bruscamente, y hay un borde en su tono que hace que Regulus se ponga rígido
cuando gira la cabeza para mirarla. "No tienes permitido insinuar que le echas la culpa a Hallow, a
Riddle o a los juegos del hambre en sí. Ambos asumirán toda la responsabilidad por todo lo que
sucedió, ¿Entiendes?"

"¿Estás jodidamente bromeando?" Esto, sorprendentemente, viene de Remus. Suena absolutamente


furioso. "Pero ellos no son—"

"No me importa", sisea Pandora, cortándolo con una mirada aguda que haría que un hombre menor
retrocediera, pero Remus no lo hace. En todo caso, solo parece hacerlo más desafiante.

"Remus", dice Sirius en voz baja, "detente".

"¿Qué?" suelta Remus, girando la cabeza para mirar a Sirius con los ojos muy abiertos. "Tú-"

"Por favor, no me mires así", gruñe Sirius, su expresión de dolor mientras baja la mirada. "S-sé que
es-sé lo que parece, pero ella tiene razón."

"Hay algo que no nos estás diciendo", dice Regulus tan pronto como se da cuenta de esto. Cambia
su mirada entre Sirius y Pandora. Sirius no encuentra su mirada. Pandora lo hace.

"Lo que James y tú pasaron no es culpa suya. Ninguno de los dos es responsable", murmura
Pandora, suavizándose la voz. "Desafortunadamente, es crucial que mientan de todos modos. No
reconozcas que todo lo que sucedió estuvo fuera de tu control. Incluso... Regulus, incluso cuando
ella menciona a Evan, no puedes responder con ira".

Regulus aprieta la mandíbula. "No hables de él".


"Así. No puedes hacer eso", dice Pandora, con los ojos llenos de remordimiento. "Tienes que… sé
que es difícil—"

"No, no lo haces", y ese, sorprendentemente, es James. Regulus lo mira para ver que él también
está enojado, sus ojos ardiendo. "Tú no sabes una mierda. No sabes nada. No estabas allí, y nunca
tendrás que estar allí, y tú—tú—"

Pandora traga. "Sí, eso. Definitivamente no puedes hacer eso. Esta ira que tienen, ustedes dos, no
puede existir durante esta entrevista. Aunque soy su amiga, sigo siendo un Hallow, y tienes
resentimiento." Levanta una mano tranquila cuando Regulus comienza a abrir la boca. "Tienes todo
el derecho de hacerlo. No es justo. El Hallow tiene la culpa, al igual que Riddle, y no lo sé. Pero
eso no puede importar. En el escenario, no puede importar".

"Entonces, ¿Se supone que debemos ir allí y... y fingir que no sabemos que todas esas personas que
murieron nunca lo habrían hecho si no fuera por todo esto?" James chasquea.

"Sí", susurra Pandora. "Lo siento, pero sí".

James se burla. "A la mierda con eso. No pueden simplemente continuar en la ignorancia. No
pueden simplemente-"

"James", interrumpe Regulus, su voz suave y hueca, casi vacía. Porque él sabe. Porque está
pensando en Gideon, y está pensando en Fabian. Porque está seguro de que Sirius nunca estaría de
acuerdo con su cumplimiento forzado si no hubiera peligro esperándolos si se negaban.

"No", gruñe James, mirándolo. "Aquellos que se han ido, se merecen algo mejor. Se merecen algo
mejor, Regulus. Vanity—" Su voz se quiebra al escuchar su nombre, y se estremece tan pronto
como lo dice. Traga y niega con la cabeza. "Ella se merece algo mejor. Era demasiado joven. Ella
era... no pude... no pude salvarla, y ella era demasiado jodidamente joven, y yo... me niego a..."

"Están muertos, James", dice Regulus con voz áspera. "Están todos muertos".

"Regulus", dice James, mirándolo con nada menos que traición, viéndose absolutamente volcado
por las palabras.

"¿Sabes quién no está muerto?" Regulus continúa. "Tus padres. Mis padres. Sirius. Barty. No están
muertos, James, y creo que si queremos mantenerlos así, debemos hacer lo que nos dicen".

"¿Qué?" James mira a su alrededor, avanzando con pánico inmediato, miedo en sus ojos que hace
que Regulus se ponga tenso, automáticamente listo para matar lo que sea que le tenga miedo, pero
esto, no puede matar esto. Es aterrador "Yo-yo no entiendo."

"Los juegos continúan", murmura Regulus, cerrando los ojos mientras exhala en una horrible
mezcla de cansancio y alivio. Está tan cansado, pero casi se siente... mejor, solo de pensar que hay
una razón para que siga tan concentrado en sobrevivir.

El peligro sigue aquí. Esta aquí. Por alguna razón, la realización lo agudiza. Aclara su cabeza.

Hace que sea más fácil concentrarse, respirar, no sentirse tan perdido.

"Desafiar al Halow de cualquier forma descarada es peligroso, James", gruñe Sirius, y cuando
Regulus abre los ojos, ve que él también se ve cansado. Obsesionado. Regulus entiende ahora.
Sirius ingresa a la arena todos los años, incluso como mentor. La realización es aplastante. "No
soy, no quiero asustarlos, pero es imperativo que ninguno de los dos parezca rebelde de ninguna
manera, ni siquiera accidentalmente".

"Oh", dice Remus en voz baja, dejándose caer hacia atrás mientras su rostro se retuerce, como si de
repente también estuviera comprendiendo.

"¿Mis padres están en peligro?" demanda James. “Sirius, dime.”

"Ellos, no, pero ellos, podrían estarlo", susurra Sirius, cerrando los ojos con fuerza, como si el
mero pensamiento lo aterrorizara tanto que solo quisiera bloquearlo. "Si esto sale mal, ellos
podrían estarlo. Todos podríamos estarlo".

Eso se instala entre todos ellos, pesado y asfixiante. James se hunde en su silla, sus manos tiemblan
en su regazo. Regulus está completamente quieto. Lo siento, piensa. Evan, lo siento mucho.

"Está bien", se ahoga James, finalmente. "Está bien, lo haré, lo haremos. Subiremos allí y
jugaremos su estúpido juego".

"Si te ayuda, esencialmente te daré un guión", murmura Pandora. "Cuando Rita habla de las
personas que murieron, las que perdiste, puedes responder con pena. Puedes hablar de extrañarlas.
Puedes hablar de ellas, está bien, pero no puedes hablar de lo injusto que es que ellas se han ido. No
puedes decir que nadie tiene la culpa de que se hayan ido además de aquellos que los mataron. No
puedes enfadarte o ponerte a la defensiva, y es... Bueno, es mejor si actúas como si su simpatía
fuera útil. "

"¿Podemos decir que no queremos hablar de eso?" pregunta Regulus.

"No", susurra Pandora. "Lo siento."

"Entonces dame algo que decir", susurra Regulus, tragando saliva. "Cualquier cosa, Pandora, por
favor".

"Si no sabes qué decir, solo—solo di que nunca los olvidarás", le dice Pandora con tristeza. "Di
que su sacrificio permanecerá en tu corazón para siempre". Respira hondo y acomoda los hombros.
"Hay algo más que es... que es realmente importante, y no te va a gustar".

"Nunca lo hace", murmura Regulus. "¿Qué es?"

La mirada de Pandora se dirige a James, demorándose, por lo que Regulus también lo mira a él.
"James, lo que hiciste al final, cuando amenazaste con ingerir el veneno si no te dejaban a ti ya
Regulus volver a casa... Fue desafiante. Demasiado desafiante".

"¿Qué?" James balbucea, con los ojos muy abiertos. "Pero yo… yo no estaba tratando de… no era
mi intención…"

"Lo sé. Sabemos que no estabas tratando de ignorar el sistema o rebelarte contra el orden, pero sin
embargo, habrá algunos que lo vean de esa manera", dice Pandora, con voz tensa. "Es por eso que
vas a disolver activamente esa noción jugando con tu única motivación". Lentamente, los ojos de
Pandora se arrastran hacia Regulus, al igual que los de James. Después de un segundo, Regulus
mira a su alrededor para ver que Sirius y Remus también lo están mirando, y aún le toma un
segundo darse cuenta de lo que está pasando. Cuando lo golpea, suelta una risa áspera y se pone de
pie.

"Oh, joder, no", gruñe Regulus. "Absolutamente jodidamente no".


"Reggie", dice Sirius con un profundo suspiro.

"¡No!" Regulus estalla. "Tú, no puedes estar pidiéndome en serio que lo haga de nuevo. Para darles
un maldito espectáculo, otra vez. Para jugar con el romance para sobrevivir, otra vez".

Sirius se inclina hacia adelante y levanta ambas manos para frotarlas arriba y abajo de su rostro, y
luego levanta la vista de sus palmas para mirar a Regulus mientras susurra: "Lo siento".

"¿Que se supone que hagamos?" James pregunta en voz baja, apagada.

"Vas a tener que convencer a todos, y me refiero a todos, de que todo se trataba de amor", anuncia
Pandora, tan arrepentida como Sirius. "Que lo que sucedió al final fue por desesperación porque
están enamorados. Que todo lo que hicieron, toda su motivación, provino del amor. Deberán
presentarse como felices y juntos. Una pareja. Un uno creíble que todos adorarán".

"No lo haré", sisea Regulus. "No. No, Sirius."

"No tienes otra opción", dice Sirius, sacudiendo la cabeza. "Si esto va a funcionar, tienes que hacer
esto. Es— es supervivencia, Regulus, y lo siento, lo siento mucho—"

"¡Vete a la mierda!" Regulus explota, se aleja mientras maldice vibrantemente, sintiendo que está a
punto de volar en pedazos.

"Regulus. Reg, ven aquí".

"Vete a la mierda, también, James".

"Regulus", espeta James, y su voz es lo suficientemente dura como para que Regulus realmente se
detenga y suelte un resoplido mientras gira alrededor con una mirada. "Deja de ser un mocoso y
ven aquí".

"Debería haberte matado", declara Regulus.


"Pero no lo hiciste. Estas son las consecuencias, amor". James le da una sonrisa forzada y se inclina
hacia adelante, agarrando su bastón y sosteniéndolo desde abajo mientras se estira para enganchar
el mango alrededor del brazo de Regulus, dando un tirón. "Dije, ven aquí".

"No lo haré", insiste Regulus, incluso mientras avanza con el ceño fruncido.

James sostiene su mirada. "Mis padres podrían estar en peligro, así que, de hecho, lo harás. Vas a
tomar mi mano, me sonreirás y le dirás al mundo entero que me amas tanto que te metiste en ese
río porque no podías imaginar vivir sin mí. Vas a sonreír cuando les diga a todos cuánto te amo, y
vas a escuchar mientras les explico que planeé beber ese veneno porque no podría vivir sin ti, y me
vas a devolver el beso cuando me incline por uno. Vamos a subir al escenario, y vamos a actuar
como si... Estamos tan enamorados que nos vuelve locos, y vamos a ser tan convincentes que
incluso a nosotros nos costará saber que no es real. ¿Entiendes?”

"Está bien", susurra Regulus, incapaz de apartar la mirada de la intensidad de los ojos de James.

"Lo vas a hacer", reitera James con firmeza.

Regulus exhala lentamente y grazna: "Bien. Lo haré".

"Está bien", murmura James, su expresión cambia rápidamente de una intensidad a otra, algo
completamente diferente que pone otro desafortunado aleteo en el pecho de Regulus. Oh, los
latidos del corazón todavía están aquí. Había pensado... bueno, pensó que se habían ido. La voz de
James es suave cuando dice: "Me alegro de que estemos de acuerdo".

"Correcto", dice Regulus, estudiando el rostro de James con impotencia. "Claro, sí,
definitivamente… bueno, en realidad, no estoy del todo de acuerdo, pero…"

"Pero vas a hacer lo que te diga de todos modos", interrumpe James, su mirada sosteniendo la de
Regulus con un enfoque inquebrantable, manteniéndolo atrapado hasta que solo estén ellos dos, y
nada más exista.

"Sí", suelta Regulus, un poco forzado y tenso, como si no estuviera recibiendo suficiente oxígeno
en su cerebro. Oh, él odia tanto a James Potter.

"Bueno, eso es lo primero", reflexiona James. "Cómo logré eso, me pregunto".


Regulus toma una respiración corta y entrecortada. Su pecho tartamudea al inhalar, y eso es…
bueno, eso es bastante vergonzoso, en realidad. La tensión es tan densa que siente que podría nadar
a través de ella, y está tan confundida con su confusión que no está completamente seguro de si
están a punto de pelear o…

No. No no no no. Absolutamente no. Regulus da un paso firme hacia atrás, mirando a James
parpadear como si acabara de ser golpeado contra su propio cuerpo con fuerza. Regulus mira hacia
otro lado, resistiendo el impulso de aclararse la garganta.

Sirius se ve tan incómodo en este momento.

Pandora tose. "Genial. Entonces, ah, discutamos los detalles."

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidos):

Bienvenidos

Bueno, primero, antes de que nos metamos en mí divagando sobre mi propio fic como
si yo no lo hubiera escrito, hay una cosa que necesito desesperadamente que todos
sepan. En el capítulo anterior, cuando Sirius comienza a salir de la habitación de
Regulus, y Regulus lo llama, luego duda antes de decir "perdón por tu cara" (porque lo
golpeó), quería decirle a Sirius que lo amaba, solo, ya sabes, un poco más de
información desgarradora para ti. OK, gracias. de todos modos, entremos ahora,
entonces.

James desde la perspectiva de un extraño: Parece bastante bien.

Desde la perspectiva de James: Apenas se mantiene de pie.

Así que sí, nena no lo está haciendo muy bien, lamentablemente. Se está esforzando
mucho, MUY duro, como puedes ver, y una de las cosas a las que se aferraba era a
Regulus. TODAVÍA se aferra a Regulus, como si estuviera enamorado y tuviera la
intención de esperar el momento adecuado, sin embargo, él sabe y entiende que
ninguno de los dos está en un lugar lo suficientemente bueno como para que AHORA
sea el momento adecuado, lo que significa que no es algo en lo que realmente pueda...
concentrarse más. Se abre a un goteo retrasado de trauma, básicamente. por lo que
gradualmente no puede evitar sus problemas o simplemente ignorarlos.

Ahora, esto puede parecer jodidamente horrible, pero abrirse a las cosas con las que
está luchando le permite obtener ayuda en el futuro, y lleva tiempo, pero déjame
tranquilizarte, lo hace. Se deja cuidar, después de un tiempo, además Sirius no
soportaría nada más de todos modos, como cuando ves pequeños momentos de James
tratando de simplemente estar bien, como si todo lo que le sucedió no lo impactara en
absoluto, y luego ves pequeños momentos de él reconociendo que no está bien y
recibiendo ayuda/apoyo para ello.

Hay una promesa de crecimiento con james, lo prometo. Sé que mucha gente se
consuela con él como personaje (lo mismo, sinceramente), así que creo que es muy
importante mostrar que el hecho de que no estés bien no significa que te hayas
rendido/no lo estés intentando, y que intentarlo está bien, sí, pero igual de importante
es cuidarse y dejarse ayudar/apoyar. Está bien no estar bien y está bien necesitar
descansos.

Menciones honoríficas:

-Gracias a Pandora por manejar esto, tan difícil como fue, especialmente viniendo de
un
Hallow, porque Sirius legítimamente no pudo. Ella es alucinante. Ella es adorable.
-Gracias a Remus "sé gay, comete delitos" Lupin siendo un hijo de puta rebelde y no
encogiéndose bajo la mirada de Pandora, ¡y defendiendo a James y Regulus!
-Un saludo a Sirius, solo porque sí. Él pobre cordero está haciendo lo mejor que puede.
-Gracias a Regulus por hacer una rabieta, porque me gusta cuando hace rabietas.
adelante, rey! pisotea tus pies y maldice una tormenta. ¡te apoyo!
-Gracias a James "vas a hacer lo que yo diga" Potter apagando esa rabieta, ¡porque hay
vidas en juego! (pero también habla más con Regulus y se disculpa por decirle que no
tenía otra opción, básicamente, aunque no la tiene. El punto es que hablan de eso.
Entiendes mi punto)
-Grito final a Wolfstar siendo estúpido y lindos en el fondo. Los amo mucho, veremos
más de ellos en el próximo capítulo.

Notas mías:

Gato de SCHRÖDINGER* : Para aquellos que no lo saben o nunca les contaron sobre
el en alguna clase de física, básicamente es un experimento imaginario creado por
"Erwin Schrödinger" que proponía meter a un gato a una caja, junto a: un átomo
radiactivo, un detertor de átomos, un martillo, y una botella con gas venenoso. La
física cuántica es muy diferente a la física que conocemos hoy en nuestro entorno,
entonces se decía que cuando el átomo se desintegrara, sería detectado con el detector
que soltaría al martillo y rompería la botella liberando el gas que mataría al gato, solo
se podría saber si el gato esta muerto o no, si nos fijamos al interior de la caja, pero
aquí lo interesante es que según la física cuántica, el gato podría estar muerto y vivo al
mismo tiempo, es una locura, es muy complejo como para explicarlo aquí, pero allí se
los dejo.

Ahora si, hola. Me tire toda una explicación sobre física que no creer nunca necesitar,
profesor Arturo, si esta leyendo esto, gracias.

Siguiendo, ahhhh todo el capítulo soy yo llorando como siempre, pero fue un capítulo
bueno si me lo preguntan, en fin espero y lo hayan disfrutado. El que Zar haya metido
al gato es mucho más significativo que una simple mención, analícenlo y lo verán, yo
adoro a Zar y beso su cerebro por todo eso.

Como siempre, si ven cualquier tipo de error no olviden decírmelo para poder
arreglarlo, nos leemos la siguiente, BYEEEEE!!!
Conviction
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Referencias a violencia pasada
-Discusiones sobre sexo
-Algo picante/contenido sexual muy implícito (digo muy implícito porque no es
exactamente... explícito, si eso tiene sentido? Como, sabes absolutamente lo que está
pasando, el sexo está sucediendo, pero no lo escribí como "está bien, están haciendo
esto y esto va aquí, etc., etc." y solo hay descripciones ligeras/vagas de las cosas que
te hacen saber lo que está sucediendo, pero sin explicar en profundidad lo que está
sucediendo. Espero que tenga sentido, y de todos modos, Pondré un pequeño consejo
útil en las notas finales para aquellos de ustedes que prefieran saber cuándo/dónde
omitir o no leer, lo cual es, como siempre, ¡muy válido!)

See the end of the chapter for more notes

"Extraño a Fabian", murmura James mientras tira del cuello de su traje, su hombro roza el de
Dorcas mientras ella camina entre él y Regulus, escoltándolos hacia Sirius y Pandora.

Regulus está callado y lo ha estado desde que salió con Dorcas con el traje que ella eligió para él.
James se había quedado con dos personas para prepararlo que no le hablaron, muy al estilo Hallow
en el peor sentido, en la forma en que Fabian y Gideon nunca lo fueron y Dorcas todavía no lo es.

"Lo sé. Yo también", responde Dorcas, y cuando él la mira, la mirada que ella le clava es
penetrante. "Acostúmbrate a guardarte eso para ti, James".

"Sabes lo que pasó", dice James, y dirige su mirada hacia Regulus, quien frunce el ceño. "Viste
nuestra conversación en la arena. Cuando hablamos de eso, quiero decir".

Dorcas duda visiblemente, luego niega con la cabeza. "No lo transmitieron, pero yo... lo resolví".

"Ellos-"

"No. No me des los detalles."


"¿Estás en peligro?" Regulus pregunta cuidadosamente.

"Oh, no se preocupen por mí, mis amores", les dice Dorcas con una sonrisa amable, algo
cambiando en sus ojos que James cree que es solemnidad. "Puedo cuidar de mí misma. Todo lo
que ustedes dos deben preocuparse es pasar la entrevista, ¿Sí?"

"¿Estarás entre la multitud?" James murmura esperanzado, porque daría cualquier cosa por una
cara familiar a la que aferrarse.

"No, no esta vez", dice Dorcas en voz baja.

No vuelven a hablar, incluso cuando llegan a la puerta. Por un momento, todos se quedan allí, y
luego Dorcas asiente hacia la mano de James y la alcanza ligeramente, pidiendo permiso para
tocarlo. Él la encuentra a mitad de camino, esperando que le apriete la mano en un gesto de apoyo,
pero ella se la lleva a la boca y le besa el dorso de los dedos.

"Oh", dice James. "Um".

"Pregúntale a Sirius qué significa", reflexiona Dorcas mientras le baja la mano y curva los labios
hacia arriba. Ella le aprieta la mano, luego se gira hacia Regulus, acercándose también. "¿Puedo?"

Regulus duda visiblemente, luego niega con la cabeza. Dorcas no parece ofendida, simplemente
acepta la negativa con un gesto silencioso de la cabeza y le dedica una pequeña y cálida sonrisa.
Regulus no le devuelve la sonrisa, pero su rostro es un poco más suave, y algo pasa entre ellos que
James no entiende del todo. Es frágil y resistente al mismo tiempo, de alguna manera, algo que
solo ellos pueden entender que parece haber existido entre ellos desde que Dorcas lo ayudó a
arreglarse.

James está ridículamente celoso de ella. Desea ferozmente cortar lo que sea y robárselo. Es un
sentimiento feo, posesivo y envidioso, así que lo rechaza con una especie de asco interno. Esto es
cada vez más frecuente; estos pequeños cambios que son tan ruidosos, las peores partes de sí
mismo surgiendo dentro de él más descaradamente desde que salió de la arena.

Cuando Dorcas se aleja, se inclina y abre la puerta, dejándolos entrar en la habitación antes de
cerrarla detrás de ellos y presumiblemente irse. Pandora y Sirius ya están en la habitación, y ambos
dejan de susurrar en el momento en que James y Regulus entran.
"Encantador", dice Pandora con una sonrisa fija. "Ambos se ven maravillosos. Ven, James,
siéntate. Tienes un poco de tiempo".

"Se siente mejor estar de pie", murmura James, golpeando su bastón en el suelo para explicar. Es
un dolor extraño para navegar, porque a veces le duele la pierna si se sienta demasiado tiempo, y a
veces le duele si se para demasiado tiempo. Está mejorando, poco a poco, o tal vez solo está
mejorando su manejo.

"¿Bien?" Sirius comprueba cuando se acerca, lanzando su mirada entre Regulus y James con igual
preocupación.

"Sí, está bien", dice James, aunque solo sea para tranquilizarlo, y Regulus no responde en absoluto.

"Tienes unos diez minutos", anuncia Pandora, tomando una respiración profunda y dejándola salir
lentamente. "Sirius y yo queríamos preguntar, y la decisión es suya, pero podemos ir a sentarnos
entre la multitud durante la entrevista si ustedes—"

"Sí", dicen James y Regulus al unísono, absolutamente sin vacilación en sus tonos.

Regulus traga y mira hacia abajo cuando los rostros de Pandora y Sirius se suavizan al mismo
tiempo, y James exhala temblorosamente. "Si por favor, gracias."

"Por supuesto", murmura Pandora.

Sirius se aclara la garganta, parpadeando con fuerza. "Eso significa que tenemos que irnos ahora.
Nos vemos ahí fuera, ¿De acuerdo?"

"¿Dónde estarás sentado?" James murmura.

"Primera fila", le asegura Sirius.

"Dejaremos que ustedes dos... se acomoden", dice Pandora, un recordatorio de lo que tienen que
hacer y cómo actuar, qué roles tienen que desempeñar. Se ve jodidamente arrepentida por eso,
incluso mientras asiente con la cabeza y pasa su brazo por el de Sirius, ambos susurrando adiós y
buenos deseos antes de irse.

Es silencioso cuando solo están ellos, solo James y Regulus, el ruido está tan ausente que de
alguna manera es fuerte y hace eco. James tarda un segundo en darse cuenta de que ninguno de los
dos está respirando.

¿Cómo van a hacer esto?

James no quiere hacer esto. Todo en él lo odia, porque no quería volver a estar aquí nunca más,
solo fingiendo. Obligado a hacer una actuación. Fingiéndolo. Es demasiado consciente de que todo
lo que están a punto de hacer no será real y no es justo. Podrían haber tenido algo real, alguna vez.
La ventana de oportunidad para eso parece cerrarse cada vez más con cada demanda que tienen que
cumplir.

La peor parte es que James está lleno de culpa por decirle a Regulus que lo iba a hacer,
independientemente de lo que quiera o no quiera. A James le da un poco de asco, pero por sus
padres, lo exigirá. Lo hará. Hará lo que sea para mantenerlos a salvo, para mantenerlos a todos a
salvo, por mucho que duela. Por lo menos, Regulus parece entenderlo.

James exhala y se disculpa de todos modos. "Lo siento."

"No es tu culpa", murmura Regulus.

"No, pero yo—" James traga y aprieta los ojos cerrados, luego se apoya con fuerza en su bastón
mientras se vuelve hacia él. "No debería haberte hablado como… como si no tuvieras otra opción
en esto".

"No la tengo", dice Regulus simplemente. "Tampoco tu."

"Lo sé, pero yo—"

"Basta, James. Yo estaba... bueno, tenías razón. Estaba siendo un mocoso al respecto, solo porque
es molesto, pero aún así habría terminado aquí, haciéndolo de todos modos. Simplemente... me
hiciste llegar a la conclusión más rápido, eso es todo. Y… y no actúes como si no estuvieras
pasando por lo mismo.”
"Simplemente... lo odio", confiesa James.

Regulus asiente lentamente. "Lo sé. Lo creas o no, eso hace que todo esto sea más soportable. Si
vale la pena algo para ti, no hay nadie con quien prefiera estar en esta situación".

"Eso vale mucho", susurra James, y lo es, y ni siquiera sabe qué hacer con eso. No sabe cómo
manejarlo. No está acostumbrado a que Regulus sea... ¿Dulce? No, esa no es la palabra correcta.
Más bien, no está acostumbrado a que Regulus esté ni un poco abierto al concepto de ellos, que no
se burle y responda con burla ante la mera insinuación.

"Yo... James, tengo miedo", susurra Regulus, mirándolo con los ojos muy abiertos y, a pesar de
que James lo ha visto cubierto de sangre, todavía se ve tan inocente. "No sé cómo hacer esto. No
soy bueno en esto. Rompimos anoche en parte porque no puedo hacer esto".

Bueno, eso es... mucho para analizar, francamente. James ni siquiera está seguro de por dónde
empezar con eso. Su mente está alborotada. "¿Rompimos? Esto es una novedad para mí. No sabía
que estábamos juntos".

"No lo estábamos", dice Regulus, suspirando con cansancio.

"Correcto", dice James, frunciendo el ceño. Él trata de darle sentido a eso, luego simplemente se da
por vencido. "Cierto, sí. Eso es... Bueno, supongo que eso está bien para nosotros. Lograr
separarnos cuando ni siquiera estamos juntos. Tanto por no ser una gran, gran tragedia".

Los labios de Regulus se curvan con tristeza. "Siempre tan cerca, pero nunca lo suficientemente
cerca. Al menos somos consistentes".

"Preferiría sacudir un poco las cosas, si soy honesto", admite James tímidamente, y Regulus
resopla. "Escucha, sobre... esto, creo que te ayudará recordar que estamos juntos en esto".

"Sí, pero sabes cómo ser…" Regulus se muerde el labio, juntando las cejas. "Quiero decir, eres...
eres tan bueno amando a la gente. Tú solo... Lo haces mejor que nadie que haya conocido". James
siente que el calor inunda su pecho cuando se da cuenta de que Regulus suena como si lo admirara
por eso. "¿Pero yo? Soy jodidamente horrible en eso. Nunca lo hago bien".
"Lamento discrepar", protesta James, y Regulus lo mira con incredulidad. James frunce el ceño.
"Regulus, el amor no es... Cuando hablo de amor, no me refiero exclusivamente al amor
romántico, lo sabes, ¿No? El amor es, no es solo romance. Está en... todo. La vida. La brisa. El sol
y la nieve. Está en todas partes, en nosotros y a nuestro alrededor, incluso solo... sangre. El amor
también puede ser sangre. Sangre derramada. Sangre en nuestras venas. Sangre que fluye en las
personas que nos rodean".

Regulus lo mira fijamente, con los ojos un poco abiertos, los labios entreabiertos. Honestamente,
hace que James se sienta ridículamente nervioso. Regulus parece... bueno, ahí está, una estrella, y
está deslumbrado.

James siente que su estómago se pone patas arriba por una repentina migración de mariposas, y
tiene que aclararse la garganta violentamente antes de continuar. "Lo que quiero decir es que, sin
importar lo que piensen los Hallow, el amor romántico no es una meta que todos deberían sentir la
necesidad de alcanzar. Algunas personas no se sienten así, y eso no significa que no haya amor en
su interior o vida. Nadie necesita el amor romántico para realizarse como persona. No todos lo
quieren, y luego están los que no están listos, y todo está bien. Eso no significa que haya una
ausencia de amor, o que te estás equivocando. No es así, Regulus, te lo prometo.”

"Sé que algunas personas no lo quieren, es decir, amor romántico, y tienes razón al decir que está
bien y que no es obligatorio, pero yo, yo sí quiero, yo..." Regulus se detiene, tragando con
dificultad y James siente que su corazón se parte un poco. Regulus niega con la cabeza
abruptamente, tosiendo. "De todos modos, eso no es—Ni siquiera entiendo todo el... asunto del
amor desde ningún ángulo, James. Soy—soy realmente una mierda en eso".

"Regulus", dice James en voz baja.

"No sé cómo hacer que la gente me ame", gruñe Regulus, "Y no sé cómo devolver el amor
correctamente".

"Creo que estás siendo demasiado duro contigo mismo", le dice James honestamente. "El amor no
es solo algo que dices, más que nada es algo que sientes. Si lo sientes, entonces ya lo estás
haciendo. Y lo sientes, Reg, sé que lo sientes. Si no es por nadie más, entonces por Sirius".

"Ojalá pudiera decirlo", dice Regulus con voz áspera. "Él debería oírlo".

"Él sabe", James murmura suavemente, una promesa.


"Cinco minutos", es la advertencia que reciben, muy abruptamente, la puerta se abre cuando
alguien se asoma y luego vuelve a salir inmediatamente después. En la distancia, pueden escuchar
a la multitud vitoreando mientras la voz de Rita llega hasta ellos, animando a todos.

Todo el color desaparece de la cara de Regulus de inmediato, y se ve asustado en menos de un


segundo, completamente aterrorizado, lo que despierta algo en James. Un instinto despiadado y
protector que se extiende en su pecho, haciéndole de alguna manera más fácil respirar, estar
tranquilo. James puede hacer esto. Él puede ayudar a Regulus con esto y cuidarlo. Solo por esta
vez, quiere cuidar de Regulus y hacerlo bien.

James le da la espalda a la puerta, acercándose a Regulus para ser todo lo que Regulus puede ver.
Eso, al menos, parece ayudar. En voz baja, James dice: "¿Puedo tocarte?"

"Tienes que hacerlo", susurra Regulus.

"Todavía no. Entonces, te pregunto. ¿Puedo tocarte ahora, cuando solo somos nosotros, cuando no
es porque no tenemos otra opción?" James insiste, manteniendo su voz baja.

Regulus lo mira fijamente, luego traga. "No."

James no sabe si lo dice solo para poder decirlo mientras pueda, o si realmente no quiere que lo
toquen, pero de cualquier manera, James lo respetará. Esperará aquí mismo hasta que Regulus esté
listo, hasta que esté de acuerdo con eso, maldito sea el Hallow.

"Está bien", dice James simplemente. Extiende su mano, no sobre su bastón. "Cuando estés listo,
Regulus, y no un momento antes. Y eso es todo lo que haremos. Solo tomarse de la mano. Eso
tendrá que ser suficiente".

"No lo será", susurra Regulus.

James sostiene su mirada. "Entonces es una pena para ellos, ¿No?"

"Bésame", suelta Regulus, y James se sobresalta, su mano temblando en el aire. La cara de Regulus
rápidamente se pone roja de una vez. "Quiero decir, ahí afuera. Puedo dar un beso. Uno pequeño.
Corto, preferiblemente. Al menos una vez, James. Si-si estás de acuerdo con eso".
"¿Estás de acuerdo con eso?" James pregunta en voz baja.

"Creo… creo que eres lo único con lo que estaré bien allá afuera", le dice Regulus en voz baja.

"¿Pero estás de acuerdo con eso?" James vuelve a preguntar.

"Sí", murmura Regulus, y James busca en sus ojos, encontrando que está diciendo la verdad.

"Hora de irse" es el anuncio que reciben cuando la persona regresa. Regulus traga y cierra los ojos.
James no se mueve ni un centímetro.

"Ni un momento antes de que estés listo", le recuerda James a Regulus, levantando un poco la
mano de donde cayó en su sorpresa por la solicitud de beso. Regulus abre los ojos y lo mira y se ve,
de nuevo, deslumbrado. Asombrado. Cariñoso. Hace que el corazón de James se derrita.

Toma un latido, luego otro, y luego uno más antes de que Regulus exhale de una vez y dé un paso
adelante, extendiendo la mano para tomar la mano de James.

~•~

Regulus probablemente esté estrangulando la mano de James mientras suben al escenario, la sala
prácticamente tiembla con los vítores ensordecedores y los gritos de la gente que deja muy clara su
admiración y aprobación. Regulus sigue el ritmo de James, permaneciendo a su lado todo el
camino hasta sus asientos.

Rita les está sonriendo. A medida que los gritos de alegría se apagan, Regulus se imagina
cortándose la garganta, luego se esfuerza por no hacer una mueca ante la idea.

"Bueno", exhala Rita, "creo que hablo por todos cuando digo que es un placer absoluto verlos a
ambos de nuevo".

"El placer es nuestro, Rita", responde James, su sonrisa más encantadora plasmada en su rostro.
Regulus ve a través de él, pero James sigue siendo hermoso, incluso dando un espectáculo.
Entonces, eso es a lo que mira Regulus. James. Solo James.

Regulus se obliga a dejar de pensar en lo jodido que es esto, porque puede sentir su malestar y su
ira comenzando a crecer en él. Eso es demasiado arriesgado aquí. Él no puede joder esto; él no
puede ser responsable de invitar a más peligros a sus vidas y a las vidas de sus seres queridos. En
cambio, estudia la forma en que las pestañas de James besan sus mejillas cuando parpadea, y lo
memoriza.

"Y aquí estás tú, con Regulus", dice Rita. "Luchaste mucho para llegar aquí. Ambos lucharon
mucho".

"Estábamos peleando el uno por el otro", le dice James.

"¿Es eso así?" pregunta Rita, y luego hay un largo latido de silencio. Alguien en la multitud tose, y
luego Rita se ríe, lo que hace que suenen más risas. "¿Regulus?"

Parpadeando, Regulus aparta la mirada para ver que Rita lo está mirando directamente con las
cejas levantadas. "Lo siento, ¿Qué?"

"Pareces un poco distraída con James, querido", bromea Rita.

"Oh. Bueno, sí, yo—" Regulus mira a James de nuevo, luego sigue mirándolo, porque prefiere eso
a mirar a cualquier otra persona. Es la única fuente de consuelo que tiene Regulus en este
momento, solo ver a James. Pero tiene un papel que desempeñar, por lo que piensa en la respuesta
más repugnante que podría dar en este momento y la acepta. "Tendrás que perdonarme, Rita. Me
resulta difícil mirar hacia otro lado cuando él está cerca".

"Bueno, ¿No es eso dulce?" Rita arrulla y la multitud deja en claro que están de acuerdo. "Puedo
entender eso. Amor joven, especialmente después de la batalla que ambos pelearon por él, por
supuesto que estás disfrutando de tu botín. Tú en particular, Regulus, luchaste muy duro. Debo
admitir que me sorprendió cómo decidiste que ibas a mantener a James a salvo.”

"Parecía que era lo único que importaba", murmura Regulus, y tal vez sea mentira, pero tal vez
también sea un poco cierto. No lo sabe, no realmente, pero está seguro de que es algo que a todos
les va a gustar escuchar. Y lo hacen.
"Sabes, por lo general, hablamos sobre tu tiempo en la arena, pero me gustaría pasar más tiempo
hablando de ustedes dos. Diría que todos estamos intrigados por su historia, porque hay mucho
más de lo que pensábamos originalmente", reflexiona Rita, y Regulus siente una oleada de alivio y
miedo al mismo tiempo. "Entonces, primero dejemos de lado las cosas de la arena. Comenzando
contigo, Regulus, quería hablar sobre Evan".

Directamente desde el principio, sin dudarlo, sin andarse con rodeos, y Regulus la odia. Él la odia
por esto, porque él no está—él no está listo. No quiere hablar de Evan. Quiere hablar con Evan,
pero Evan no está aquí y le duele. Todavía duele.

"Evan", Regulus gruñe, su voz es espesa contra su voluntad cuando finalmente aparta la mirada de
James, solo un poco. Encuentra a Sirius en la primera fila, Pandora justo a su lado, y ambos se ven
completamente neutrales, como si, en cualquier momento, alguien pudiera mirarlos para ver sus
reacciones.

"Sí, Evan", dice Rita, su voz es suave, pero todo es fingido. A ella no le importa, no realmente. El
tono empalagoso de su voz irrita todos sus nervios. "Te acercaste a él, y él te ayudó a ti y a James
también. Creo que nos rompió el corazón a todos cuando murió. Claramente rompió el tuyo".

"Él era mi amigo", susurra Regulus, e incluso desde aquí, puede ver la tensión alrededor de los ojos
de Sirius, una mezcla de dolor por lo que pasó Regulus y miedo por lo que está pasando ahora.
Regulus traga saliva y baja la mirada a su regazo. "Era mi amigo, y nunca lo olvidaré. Su sacrificio
permanecerá en mi corazón para siempre".

Lo peor es que es verdad.

"Tallaste algo en el árbol junto a él", dice Rita, y Regulus siente que su corazón salta, porque no es
bueno. Es jodidamente peligroso. No debería haberlo hecho, pero una parte de él todavía no se
arrepiente. "Hallow es Hollow. ¿Qué significa eso?"

Ya sabes lo que significa, piensa Regulus. Todos ustedes saben lo que significa. Todos ustedes son
huecos, tallados y vacíos, solo caparazones de seres humanos, marcadores de posición para todos
aquellos que merecen vivir cuando la mayoría de ustedes no lo hacen. Evan debería estar aquí.
Deberían estar todos muertos.

Eso no es lo que dice Regulus. Se le indicó qué decir, que es: "Estoy seguro de que todos sintieron
su pérdida. La Reliquia estaba vacía sin él, tan pronto como se fue esa noche. Sé que todos ustedes
estaban afligidos como yo. Tan vacío como me sentí cuando murió, sé que todos ustedes estaban
conmigo ".
No podría estar más lejos de la verdad, y de nuevo, Regulus piensa, lo siento, Evan, lo siento
mucho.

"Muy bien dicho. Fue trágico para todos nosotros", declara Rita, y la multitud hace ruidos suaves y
comprensivos de acuerdo. Ninguno de ellos se ha ganado el derecho, y se necesita un esfuerzo
genuino para no responder de manera explosiva. James agarra su mano con más fuerza, como si lo
estuviera sujetando quieto, recordándole que se mantuviera firme. "Hay otros momentos en
particular de los que me gustaría hablar, en cuanto a los otros tributos. Mulciber, por ejemplo. Le
cortaste la mano, y tengo que preguntarte, ¿Qué te empujó a hacer eso?".

"Hizo que James se estremeciera", responde Regulus simplemente. Las cejas de Rita se levantan, lo
que lo incomoda mucho, pero no lo deja ver. "Le dije lo que pasaría si hacía eso. Estaba advertido".

"Bueno, no te equivocas", acepta Rita, luciendo encantada. "¿Y qué hay de Irene? Hubo un
momento, ya sabes, cuando ella le dijo a James que estabas celoso de ella. ¿Lo estabas?"

"Mientras tú llevabas el puente y yo caminaba de regreso con ella", explica James, cuando ha
estado en silencio durante demasiado tiempo, simplemente por la conmoción. Irene murió de dolor;
él la mató por piedad y se sentó con ella hasta que se fue, ¿Y a ellos les importa si estaba
jodidamente celoso o no?

Regulus tiene que tomarse otro segundo para evitar gritarles a todos, pero lo disimula con una tos,
tratando de dibujar una sonrisa tímida en su rostro. "Sí, bueno, los celos son un defecto de carácter,
supongo. No soy inmune a ellos".

"Entonces, una parte de ti debe haber disfrutado de ser el que la matara oficialmente, ¿No?"
pregunta Rita.

"Yo—" Regulus lucha con esto, genuinamente atónito. Sabe lo que quieren oír, pero simplemente...
no puede hacerlo. Él no puede "No, creo que, al final, solo estaba..."

"Él sabía en el fondo que ella no representaba una amenaza para nuestra relación", dice James con
facilidad, y Regulus le aprieta la mano en señal de agradecimiento. "No tiene nada de qué
preocuparse en ese sentido. Nadie más se le compara".

Una vez más, la multitud se lo come con gusto.


"Sí, pero parecías coquetear con ella", señala Rita, moviendo su mirada entre ellos como si
estuviera tratando de hacer agujeros en su relación. "Después de todo, cuando ella insinuó que
ustedes dos se divertirían juntos, usted estuvo de acuerdo, ¿No?"

"Lo hice", admite James con calma, "aproximadamente cinco segundos después de informarle que
no estaba interesado, porque la única persona que me interesa es Regulus".

"Un hombre leal. Nos encanta verlo", comenta Rita con una sonrisa aguda, y Regulus tiene que
volver a mirar a James para que no se lance contra ella. Los humanos son tan frágiles, de verdad.
Podría partirle el cuello en segundos. "¿Por qué no hablamos de ti ahora, James? Comencemos con
Vanity".

Regulus siente que James se pone rígido a su lado. Su sonrisa está congelada en su rostro, y hay un
dolor floreciendo en sus ojos que no se puede ocultar, y Rita... Oh, Rita...

Los días de Rita están jodidamente contados.

~•~

"Vanity", exhala James, tratando de reprimir las ganas de vomitar. Él no quiere hacer esto.

Ya no quiere estar aquí. Él nunca quiso estar aquí. Él no puede hacer esto. Él-

Regulus abruptamente pone su cabeza sobre el hombro de James, presionándose más cerca y
literalmente acurrucándose contra él mientras todo el mundo está mirando. Está apretando la mano
de James una y otra vez, y James tiene un breve momento para respirar mientras la multitud
responde alegremente a su muestra de afecto. Era más de lo que James esperaba de Regulus, y sabe
que Regulus lo está haciendo para tratar de ayudar. James está muy agradecido por ello.

Rita deja que suceda, incluso si parece agitarla, y James se obliga a tomar el control de la situación
antes de que ella pueda hacerlo.

"Sí, Vanity fue una pérdida difícil", anuncia James, y la multitud se calma de inmediato. "Solo
puedo esperar que, en sus últimos momentos, le traje una sensación de consuelo. Conocerla por el
corto período de tiempo que lo hice fue una de las mejores cosas que me ha pasado, y como
Regulus con Evan, yo nunca la olvidaré y la llevaré en mi corazón para siempre".
James intenta averiguar si eso es cierto o no. Una parte de él siente que sí, porque no se arrepiente
de haber conocido a Vanity, pero al mismo tiempo, todavía está jodidamente devastado por su
muerte. Desea haber podido salvarla. El desea…

"Fue muy triste que Hodge la matara. Un chico que también le gustaba, lo que lo hace mucho más
trágico". Rita reflexiona, chasqueando la lengua. "¿Es por eso que lo mataste, James? ¿Para
vengarla?"

James ha tenido una herida en el estómago que duele menos que escuchar esas palabras. ¿Por eso
lo mataste?

James lo mató. Un chico de catorce años, un día antes de su cumpleaños, y James lo mató. No fue
mi intención, piensa James desesperadamente, sus ojos pican cuando siente que las lágrimas
comienzan a acumularse en sus ojos. Nunca quise. Nunca quise matarlo, ni matar a nadie, y no fue
mi culpa, pero lo fue, y lo siento, lo siento, lo siento mucho.

"Hodge estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado", dice Regulus en voz baja,
acariciando la mano de James con el pulgar. Levanta la cabeza y suspira. "Solo un chico corriendo
con la gente equivocada. Lo que pasó entre él y Vanity fue trágico, pero no dudo que tener a James
con ella al final la hizo sentir segura y amada. Él es bueno haciendo que la gente se sienta así, no
importa lo que esté pasando, lo sabría".

"Lugar equivocado, momento equivocado. Sí, yo diría que sí". Rita asiente y cruza las manos sobre
las piernas cruzadas. "Puedo notar que estás ansioso por hablar sobre el amor entre ustedes. No te
preocupes, no por mucho tiempo ahora. Hay uno más del que estoy ansioso por hablar. Peter".

"Peter", repite James, sintiéndose entumecido.

Rita tararea. "Mira, tú y Regulus no pudieron presenciar todo lo que hizo Peter, no como lo hizo la
audiencia. No solo los traicionó a todos, lo que provocó la muerte de tanta gente, sino que buscó
activamente a Bernice y Axus después de que la regla cambio. Puede que no sepas esto, pero él fue
a ellos. Él eligió ser un mortífago".

Solo quería irse a casa. Solo estaba tratando de sobrevivir, piensa James, con un nudo en la
garganta. Él quiere decirlo. Incluso ahora, quiere creer lo mejor de las personas. Tal vez Peter no
era una persona que hiciera lo correcto en circunstancias que lo pusieron a prueba, que lo llevaron a
una desesperación brutal por sobrevivir. Tal vez fue un traidor, a James, a Bernice, incluso a sí
mismo al final. Pero, si él no estuviera allí, si no se tratara de supervivencia, ¿Habría hecho alguna
vez algo malo? Nunca le gustó la violencia. Él tenía miedo. Solo quería irse a casa, y nunca pensó
que lo haría, y luego no lo hizo.

James tiene sentimientos encontrados horribles y desordenados sobre Peter, porque por mucho que
quiera creer en él, también está jodidamente enojado con él. Traicionó a James. Los traicionó a
todos. James nunca hubiera hecho eso. Habría muerto primero.

Pero siempre estuvo dispuesto a morir por las razones correctas, ¿No? Peter... Bueno, James cree
que nunca lo fue.

James lo odia.

James lo extraña.

"Él no pudo matarme", dice James, finalmente. Su voz es dura, implacable como el acero. Esto es
todo lo que puede decir. "Cuando se trataba de eso, él no estaba en él para ser el que me matara".

"¿Crees que si Bernice te hubiera matado, él habría podido vivir con eso?" pregunta Rita.

"Sí", grazna James, porque lo hace. Piensa que si Peter no hubiera recaído en dar el golpe mortal, si
Bernice y él estuvieran sentados aquí ahora, habría continuado. ¿Habría llorado por James?

James todavía no lo sabe.

"¿Qué piensas, Regulus?" Rita se vuelve hacia él, curiosa.

"Creo…" Regulus aprieta la mano de James de nuevo, y James no sabe cómo lo sabe, pero puede
decir que esta vez es una advertencia. Diciéndole que se prepare. Diciéndole que no le va a gustar
esta respuesta. James contiene la respiración. "No me importa. Todo lo que me importa es que
James está aquí, y yo estoy aquí con él. Todo lo demás... no importa. No me importa".

Es algo tan horrible y cruel de decir, y James no lo cree ni por un segundo. No hay forma de que a
Regulus no le importe. No puedes pasar por todo lo que tienen y ser bendecido con indiferencia
cuando sales del otro lado. No preocuparse sería más fácil. Dolería menos.

Pero. Bueno, hay algo importante en el hecho de que les importe. Incluso después de todo, todavía
les importa, y eso significa algo. Toda esta ira, este dolor, este trauma, tienen que sentirlo, porque
las personas importan, y aquellos que se han ido merecen que se les importe. Todos ellos, cada uno,
veintidós personas que todavía estarían aquí si el mundo no fuera lo que es, si el mundo fuera lo
que debería ser.

"Ah, bueno, el amor tiene ese efecto", coincide Rita, riéndose entre dientes junto con la multitud.
"Está bien, está bien, entonces llegaremos a las partes buenas". Como si los que han muerto
estuvieran solo en una lista de verificación que se apresuró, porque a nadie le importa, en realidad
no. Hace que James se sienta enfermo. "Quiero hablar sobre tu historia. ¡Ustedes dos me lo estaban
ocultando! Imagina mi sorpresa cuando me enteré de que James era tu primer amor, Regulus".

"Mi único amor", Regulus se apresura a corregir, su voz suave y dulce, y la multitud se vuelve loca
de inmediato.

Rita sonríe. "Tu único amor, entonces. Muy dulce. Ustedes dos son simplemente adorables, de
verdad. Vamos, danos la primicia. Cuéntanos más".

"Bueno", dice Regulus lentamente, "es como dije en la arena. Estuve enamorado de James de
manera vergonzosa, durante unos cinco años. Lo miré y... honestamente, nunca tuve una
oportunidad. James… se daba cuenta."

"Fuiste muy obvio, amor", bromea James.

Regulus le lanza una rápida sonrisa, pero su mirada es aguda, lo que deja en claro que este sigue
siendo un tema doloroso para él. James no cree que Regulus tenga motivos para estar avergonzado,
pero, por supuesto, Regulus no lo ve así. "Lo sé. Mirando hacia atrás, fue realmente mortificante,
en realidad. Estaba enamorado".

"¿Sirius lo sabía?" pregunta Rita, siempre la de las preguntas difíciles. Oh, ella es malvada. A
James no le gusta ella.

"¿Sobre mi enamoramiento? No lo sé. Sirius, ¿Lo sabías?" Regulus llama, inclinándose hacia
adelante para mirar a Sirius, quien esboza una sonrisa tan pronto como todos los ojos se vuelven
hacia él. Bueno, esa es una manera de manejar esa pregunta. Deja que Sirius se encargue. Por
supuesto. James ni siquiera consideró eso, pero Regulus tiene la mentalidad de un hermano
pequeño, así que James cree que tiene sentido.

Sirius se ríe y se encoge de hombros perezosamente. "Supongo que lo sabía, al menos al principio.
Simplemente asumí que lo dejarías con la edad. No sabía que era... tan profundo como era. Sin
embargo, era lindo. Te sonrojaste mucho cuando él estaba cerca".

"Está bien, gracias, no más aportes de tu parte", dice Regulus, haciendo como si pusiera los ojos en
blanco, y la risa se derrama por la habitación. James se ríe sin poder hacer nada junto con todos los
demás.

"Pero, por lo que entiendo, lo superaste con el tiempo", continúa Rita, arqueando una ceja. "De
hecho, dejaste bastante claro que pasaste los siguientes diez años odiándolo".

"Justo a tiempo para que yo también me enamore perdidamente de él", dice James con un suspiro
fingido, tratando de darle a Regulus más tiempo para encontrar una respuesta a eso. "Supongo que
es justo. No era exactamente el más amable acerca de él teniendo un flechazo antes de eso, ya ves.
En cierto modo me burlé de él al respecto, en realidad. No maliciosamente. Era tan joven y ni
siquiera podía ver lo que tenía justo en frente de mí".

"Bueno, todo salió bien al final", murmura Regulus. El corazón de James se encoge, porque no, no,
no lo hizo. "La verdad es que a veces, los sentimientos persisten, y a veces ni siquiera te das
cuenta. Pensé... Realmente pensé que había superado eso, que había llegado a odiarlo, incluso, pero
cuando llegó el momento, no fue así. Siempre fue amor entre nosotros, siempre va a ser amor.
Tenemos quince años de prueba de eso”.

"Tu amor es tan especial", dice Rita en voz baja, y James puede escuchar a la gente llorando entre
la multitud. "Es tan fuerte que ninguno de los dos parecía dispuesto a vivir el uno sin el otro". Ella
se inclina hacia adelante y los mira, con una falsa simpatía en sus ojos. "Sé que esto será difícil
para los dos, pero volvamos a ese momento en que la regla cambió por segunda vez. Regulus,
caminaste directo a un río por el hombre que amas. James, planeabas morir si lo hacía. Cuéntanos
sobre eso".

"Yo solo… no quería estar sin él. Todo en lo que podía pensar era en recuperarlo", susurra James,
y algunas personas jadean suavemente. "Nada más importaba excepto él. Tenerlo de nuevo. La
idea de perderlo—" Su voz amablemente se quiebra en su garganta, y lo deja. Se entrega al miedo,
a la desesperación, dejando que todos lo vean. "No podía soportarlo. Todo lo que quería era estar
con él, que estuviéramos juntos".
"Por supuesto, James. Por supuesto", Rita está de acuerdo suavemente, su mirada se vuelve hacia
Regulus. "¿Y tú?"

"Me sentí de la misma manera", dice Regulus, y sale tan serio que casi vuelve a ser fingido. James
presiona su pierna contra la de Regulus con un poco más de firmeza. Más. Tiene que haber más.
Regulus no se molesta en disimular la forma en que su aliento tiembla al exhalar, y luego les da
más. Mucho más. "Sentí que me estaba muriendo porque él lo estaba. Solo quería que estuviera
bien. Entonces me di cuenta de que no había hogar sin James. Él es mi hogar, así que yo, bueno,
nunca tendría un hogar si él muriera. No quería seguir sin él".

La multitud es una mezcla de suaves suspiros y suaves sollozos, pero James gira la cabeza para
mirar a Regulus, que ya lo está mirando. James no tiene la intención de hacerlo, pero se encuentra
buscando en los ojos de Regulus, esos ojos suyos. James los conoce muy bien y puede ver la
verdad en ellos. Regulus no estaba mintiendo.

James levanta la mano con cuidado para ahuecar la mandíbula de Regulus, y Regulus no duda en
girar su rostro hacia el beso que James muy suavemente roza sobre su boca, es inocente dulce, de
verdad. Apenas allí, y solo dura unos segundos. La multitud todavía se vuelve loca.

Rita retrocede, luciendo complacida. "Bueno, ustedes dos son encantadores, ¿No es así? Amamos a
su amor, ¿No es así?" Ella se ríe y mira a la multitud, todos absolutamente perdiendo la cabeza en
apoyo y deleite. A James le desconcierta que puedan estar tan implicados en el romance, tan
conmovidos por el amor, y a la vez ser tan indiferentes a la muerte, al dolor, a todo lo que está mal
en este jodido sistema del que sólo ellos se benefician. Rita hace callar a la multitud y vuelve a
concentrarse en ellos, radiante. "Así que supongo que mi siguiente pregunta es una que todos
estamos ansiosos por saber. ¿Qué sigue para ustedes dos?"

La voz de Regulus es suave, muy suave, cuando dice: "Creo que iremos a casa y compartiremos
una estantería, bailaremos hasta altas horas de la noche junto al fuego y recuperaremos el tiempo
perdido...".

Los ojos de James se cierran mientras escucha a Regulus describir la otra vida que nunca llegaron a
tener, aquella en la que no son una gran, gran tragedia. Por un segundo, se permite fingir que eso es
lo que van a hacer, envolviéndose en la comodidad de eso a su alrededor como una manta, aunque
eso no es lo próximo para ellos. Debería haber sido. Se lo merecen, después de todo. Y sin
embargo, no lo es.

Sin embargo, el hecho de que no sea lo que viene a continuación no significa que no esté en su
futuro. Tal vez, algún día, lleguen allí.
Quizás.

~•~

Sirius suspira mientras se desliza dentro de la suite, la tensión desaparece de él tan pronto como ve
a Remus y Pandora sentados en la sala principal, con las cabezas juntas. Mira a su alrededor, pero
James y Regulus no están por ningún lado.

"Están en sus habitaciones. Solo necesitaban algo de tiempo", explica Pandora. "¿Como te fue?"

"Todo está arreglado", murmura Sirius. "Salimos temprano mañana por la mañana. Necesito—
tengo que hablar con ellos, pero—"

"Ve", interrumpe Pandora con firmeza. "Ya sabes cómo va esto. Te despediré por la mañana. No
tiene sentido decir adiós esta noche".

"Te esperaré en tu habitación, si te parece bien", dice Remus en voz baja, poniéndose de pie y sin
mirar a Sirius a los ojos. Su tono es pesado, al igual que el corazón de Sirius.

Sirius solo puede obligarse a asentir, siguiendo a Remus por el pasillo y observándolo deslizarse
hacia su habitación mientras continúa, deteniéndose primero en la de James. Golpea suavemente y
asoma la cabeza, encontrando a James sentado en el suelo contra la pared al lado de su cama, su
bastón apoyado a su lado.

Con cautela, Sirius se mueve y se sienta con cuidado frente a James en el suelo, reclinándose
contra la cama. Incluso estando en su línea de visión directa, James todavía no parece notar a Sirius
en absoluto. Su mirada está desenfocada, y está mirando sus manos lánguidas en su regazo.

"James", dice Sirius, sin obtener respuesta. Tragando, Sirius respira hondo y vuelve a intentarlo.
"James."

En ese momento, James parpadea violentamente, levantando la cabeza justo cuando una lágrima
cae de su ojo y se desliza por su mejilla, casi como una ocurrencia tardía. Lo aparta distraídamente
como si ni siquiera se diera cuenta de que está allí, dándole a Sirius una pequeña sonrisa
desconcertada. "Oh, Sirius, no te escuché entrar".
"Está bien", murmura Sirius, con el corazón encogiéndose. Duda, no del todo seguro si debería
preguntar por qué James está llorando o no. Esa es la cosa, ¿No? Hay innumerables cosas por las
que James tiene que llorar. Sirius sabe lo que es no querer hablar de ellos. Antes de que tenga la
oportunidad de averiguarlo de cualquier manera, James habla.

"¿Fue suficiente? La entrevista, quiero decir."

"Estoy bastante seguro de que lo fue, sí. Tú y Regulus lo hicieron bien, James. Hiciste todo bien".

"¿Nosotros lo hicimos?" James susurra, su rostro se crispa, y luego agita su mano como si pudiera
apartar las implicaciones de esa pregunta. "No importa. Entonces, ¿Debería ir bien?"

"Debería hacerlo", confirma Sirius, porque está bastante seguro de que lo será. Todos adoran a
James y Regulus, su historia de amor, su final feliz. Es todo de lo que cualquiera puede hablar, solo
que se amaban tanto que se negaban a vivir sin el otro, y si están hablando de eso, entonces no
están hablando de cómo James tuvo brevemente a todo Hallow por el cuello. Sin siquiera saberlo,
sin siquiera intentarlo.

"Iremos a casa mañana, ¿No?" James pregunta esperanzado, como si estuviera ansioso, y Sirius no
puede culparlo por eso. Sin duda quiere volver a ver a sus padres.

"Sí, nos vamos a casa mañana", dice Sirius en voz baja.

"¿Eso es todo? ¿Está hecho?"

Sirius duda, sintiéndose apretado por dentro, como si fuera a... desbordarse. La culpa se arrastra
bajo su piel y quiere arrancarla. "James…"

"No está hecho", corrige James con tristeza. Mira a Sirius por un largo momento, luego suelta una
risa ronca. "Oh. Cierto. La jodida gira de la victoria seis meses después. Cuéntame sobre eso".

"Correcto." Sirius traga. "Bueno, ya sabes cómo funciona, porque hemos tenido vencedores en
nuestro distrito todos los años. Entonces, tú y Regulus tendrán que... Te pararás en un escenario y
darás un pequeño discurso sobre los tributos caídos de cada distrito. "
"Un pequeño discurso", repite James rotundamente.

"No te preocupes", dice Sirius en voz baja, "Pandora y yo escribiremos algo para ustedes dos. Es—
es importante que tú y Regulus sean un frente unido a lo largo de esto, y ayudaría si ustedes dos
fueran afectuosos el uno con el otro frente a cámara también".

"Sirius-"

"No, está bien, lo sé. James, sé que está jodido, y yo… lo siento mucho. Lo siento mucho. Tú… no
tienes idea de cuánto lo siento".

James suspira. "No te estoy culpando, Sirius. Simplemente no creo que Regulus... haga eso. Él y
yo... bueno, terminamos. Eso es lo que dijo, en cualquier caso".

"¿Estaban juntos?" pregunta Sirius, sorprendido y un poco ofendido porque al menos no fue
notificado. “¿Cuándo carajo pasó esto?”

"No, para nada. Esto también fue una novedad para mí, no te sientas mal". James niega con la
cabeza y levanta ambas manos, una mezcla de cariño, ironía y agotamiento. "Para decirte la verdad,
Sirius, no tengo ni puta idea de lo que está pasando en la cabeza de tu hermano la mitad del tiempo.
Pero, sabes, aparentemente rompimos, así que eso es... Bueno, es una mierda, ¿No es así?"

Sirius abre la boca.

"Tienes que estar de acuerdo y estar aquí para mí porque soy tu mejor amigo y me han dejado sin
siquiera tener una relación, lo cual es tan triste y patético que no sé ni por dónde empezar, así que
estás obligado contractualmente a sentir lástima por mí", interrumpe James antes de que pueda
hablar.

Sirius cierra la boca. Hace una pausa, se ajusta, luego asiente con firmeza y dice: "Sí, es una
mierda, y lo siento mucho. Yo... James, sinceramente, lo siento ".

"Está... bien", murmura James, suspirando de nuevo. Da una especie de sonrisa afligida y mira
hacia otro lado. "Pero mi punto es que realmente no creo que Regulus vaya a…"
"Hablaré con él", le asegura Sirius. "Cuando llegue el momento, yo me encargaré. No tienes que
preocuparte por nada de eso ahora, James. Lo más importante es que tan pronto como mañana por
la tarde, verás a tus padres de nuevo".

James se relaja un poco. "Sí. Eso es... Sí, gracias".

"¿Por qué me estás agradeciendo, honestamente?" pregunta Sirius, completamente exasperado.

"Porque, si no fuera por ti, no estaría viendo a mis padres de nuevo en lo absoluto", le dice James
sin rodeos, e incluso a pesar de lo horrible que es esa frase, logra una sonrisa sincera. "Me salvaste
la vida, Sirius. Salvaste la vida de Regulus. Nos salvaste a ambos".

"Creo que todos intervinimos para salvarnos unos a otros", dice Sirius en voz baja, y James asiente.
Se miran el uno al otro durante mucho, mucho tiempo, sin decir una palabra, tanto sentados entre
ellos que es difícil ver más allá. Pero están aquí. Por un momento, ambos disfrutan de la absoluta
gratitud que sienten por volver a existir el uno con el otro.

"Deberías ir a ver a Regulus", dice James, finalmente.

Sirius asiente, moviéndose para inclinarse hacia adelante, luego hace una pausa y levanta el dedo.
"Ah, espera, tengo algo para ti". Mete la mano en su abrigo en el bolsillo que recubre la seda,
sacando las gafas de James con una pequeña sonrisa. "Hablé con Dorcas después de la entrevista,
solo me comuniqué con ella y me despedí, y ella se aseguró de devolverte esto".

James los mira fijamente, luego traga con dificultad y se estira para agarrarlos con dedos
temblorosos. Lentamente mira a Sirius y susurra: "¿Me ayudarías a quitarme los lentes de
contacto?".

"Absolutamente", responde Sirius al instante, luego se acerca para hacer precisamente eso.

Es un proceso que de alguna manera los lleva a ambos a reír en voz baja cuando Sirius le hace
muecas a James de cerca, o cuando James accidentalmente se pincha el ojo, o cuando Sirius le
habla a las pestañas de James como si fueran conscientes. Entre los dos, finalmente logran quitarle
los lentes de contacto, cosas más avanzadas de Hallow, del tipo que James nunca tuvo que cambiar,
y con las que podía dormir, y luego James se está poniendo los anteojos en la cara mientras
parpadea rápidamente.
Sirius lo mira fijamente.

"¿Parezco estúpido?" James suelta, sonando absurdamente ansioso, más inseguro y nervioso de lo
que Sirius lo ha escuchado alguna vez. Sirius recuerda cuando llegó a casa y tenía tanto miedo de
que su chaqueta de cuero no le quedara de la misma manera antes de entrar a la arena; recuerda
haber llorado profusamente cuando lo hizo.

"No, James", susurra Sirius. "Te pareces a ti".

James exhala lentamente y se estira para empujar sus anteojos por la nariz, mordiéndose el labio.
"No se sienten tan extraños como esperaba".

"Los has estado usando toda tu vida". Sirius se acerca y toca la esquina de los marcos circulares
con cariño. "No importa cómo pueda parecer, la arena y el Hallow y todo esto no va a borrar todo.
No puede. Incluso conmigo, nunca podría. Por mucho que nos pueda quitar, hay algunas cosas que
siempre tendremos".

"¿Lo que es tuyo?" James pregunta con curiosidad. "¿Qué es lo único que nunca logró tomar?"

Sirius le sonríe, gentilmente. "A ti."

"Nunca te dejaría, no realmente. Incluso si yo fuera-" James se detiene, luego se estira y presiona
su puño contra el pecho de Sirius, justo en el medio, justo entre sus pulmones. No presiona mucho,
pero Sirius siente la presión de todos modos, y le da la bienvenida. Lo tranquiliza. "Siempre estaré
contigo, Sirius, pase lo que pase".

"Bien, sí, me casaré contigo y tendré tus bebés", dice Sirius con un suspiro fingido, estallando en
una sonrisa cuando James se echa a reír, dejando caer la mano cuando sus ojos se iluminan.

Es la primera vez que James se ríe —se ríe de verdad— desde que regresó de la arena, y Sirius
simplemente lo absorbe, dejando que lo caliente todo el tiempo. No es que se le haya olvidado lo
agradable que es ver la alegría en el rostro de James; es solo que no lo ha visto en mucho tiempo.
Lo ha extrañado, realmente lo ha hecho.

"Oh, es mi sueño hecho realidad", bromea James, juguetón, con los ojos brillantes. "Quiero decir,
¿Ambos hermanos Black? Ya sabes—"
"¿Por qué tuviste que hacerlo raro?" Sirius gime, arrugando la cara, aunque no dura mucho cuando
James se ríe de nuevo, alto, fuerte y feliz, como si tal vez estuviera tan ansioso por hacerlo como
Sirius por escucharlo, y es por eso que está haciendo bromas, haciendo un poco, intentando e
intentando y siempre intentando.

James se ríe tanto y tan plenamente que simplemente se desploma de costado y se acurruca en el
suelo, aparentemente necesitando un minuto para recuperar el aliento. "Oh, mierda, necesitaba
eso".

"Tú y yo", murmura Sirius, con los labios fruncidos. Realmente no se rió tanto, demasiado atrapado
en el alivio de ver reír a James, pero la declaración sigue en pie. "Vamos, levántate del suelo,
monstruo. Al menos acuéstate en tu cama, por el amor de Dios".

"Se siente demasiado suave", murmura James, "y yo… no quiero dormir solo. Yo…"

"Volveré después de hablar con Remus", ofrece Sirius de inmediato.

James se levanta de un salto, con la mandíbula apretada. "No harás tal cosa. Puedes venir después
de que Remus se haya ido por la noche, pero ni un segundo antes. Estaré bien esperando".

"James-"

"No. No, Sirius. Estaré bien, y tú… te mereces pasar tiempo con él, ¿De acuerdo? Él se lo merece.
Solo… no sé… tener sexo con él o algo así".

"Ten-" Sirius retrocede, con los ojos desorbitados mientras balbucea con incredulidad. "Lo siento,
¿Qué?"

"Vaya." James se muerde el labio. "¿Ustedes dos aún no están allí?"

Sirius parpadea hacia él. "Quiero decir... nosotros-está bien, bueno, casi... ya sabes." Es
mortificante, pero Sirius puede sentir que se le calienta la cara, que le arden las orejas. Se siente
estúpido, como un mojigato modesto que comienza a retorcerse en el momento en que surge
cualquier insinuación de sexo, lo cual es ridículo porque nunca es así frente a… bueno, solo es así
frente a las personas que lo conocen, realmente lo conocen, él y lo que presenta a todos los demás,
eso no es real. Es una fachada. Una actuación. Esto, en toda su gloria sonrojada y nerviosa, es
Sirius Black en su forma más honesta.

"¿Casi tuviste sexo?" James pregunta sin rodeos. A diferencia de Sirius, él no tiene esos
problemas. Es un puto total. Sirius ama eso de él.

"Más o menos. ¿Una... forma de eso? Nos detuvimos antes de que fuera a alguna parte, y ni
siquiera nos quitamos los pantalones", admite Sirius, cubriéndose la cara con las manos.

"Ah, frottage*", dice James con cariño, liberando un suspiro melancólico, y cuando Sirius lo mira,
tiene esta mirada en sus ojos como si estuviera recordando algo con detalles vívidos.

"Será mejor que no estés pensando en mi hermano en este momento".

"Estoy absolutamente pensando en tu hermano en este momento".

"James", gime Sirius.

Riendo, James le sonríe. "¿Qué? Nunca debí ocultártelo, de verdad. Debí haberte dicho esa misma
mañana que sucedió. Era tan culpable que no lo hice".

"Mira, solo mantén los detalles al mínimo, por favor", dice Sirius, tenso. "Las declaraciones
amplias son más que suficientes. De hecho, cuanto menos dices, mejor me siento. Realmente no
tienes que contarme todo al respecto. Él es mi hermano pequeño, por el amor de Dios".

"Bueno, ya sabes, no pasó mucho de todos modos. Ni siquiera se dejó venir", dice James con
tristeza. Hace una pausa, sus ojos se nublan un poco. "Él me dejó venirme, sin embargo, lo cual fue
—"

"Está bien, basta", interrumpe Sirius, agitando las manos frenéticamente de un lado a otro en el
aire. James parpadea hacia él, luego suelta una risa suave. "Yo… realmente no necesitaba saber
eso. Lo que sí necesito saber no tiene nada que ver con mi hermano".
"Claro, dímelo".

"Um. Sexo."

James levanta las cejas. "¿Sí?"

"¿Cómo?" Sirius pregunta débilmente.

"Remus, bastardo con suerte", James se ahoga, riéndose, y su mirada brilla con humor mientras la
cara entera de Sirius explota con calor. Encantado, James dobla la pierna ilesa y se inclina hacia
delante, apoyando el codo en ella mientras apoya la barbilla en la mano. "Está bien, acomódate, es
hora de que tengamos la charla".

"Tengo veintiséis años, James. No soy ajeno al proceso. Soy un adulto".

"Entonces, ¿Qué estás preguntando?"

"Um. ¿Consejos?" murmura Sirius, haciendo una mueca.

"Sirius, honestamente, creo que estará bien porque ustedes dos se gustan y quieren estar juntos. Eso
es más importante que la técnica de todos modos, y eso es lo que lo hará bueno: cómo se sienten el
uno por el otro, la emoción, por encima de todo, todo lo demás."

"Cierto, sí, pero me gustaría ser bueno en eso".

"Oh, bueno, estoy seguro de que serás brillante", le asegura James alentador, luego resopla cuando
Sirius lo mira. "Sabes, realmente no puedo decirte qué hacer. Es diferente para todos. A todos nos
gusta lo que nos gusta, y eso no siempre es lo mismo, y es... es especial aprender eso por udtedes
mismos, aprender unos de otros. Solo hazlo porque quieres; ese es el primer paso. ¿Todo lo demás?
Solo haz lo que se sienta bien y no tengas miedo de comunicarte".

"Eso no es... útil", se queja Sirius.


"Lo es. Simplemente no lo sabes todavía. Ya verás". James le guiña un ojo, pero su sonrisa es
suave. "Adelante, ve a realinearte la columna".

La mano de Sirius vuela a su garganta instintivamente, como una mujer agarrando sus perlas,
mirando a James, completamente horrorizado mientras jadea, "¿Conseguir mi puto qué?"

"O, ya sabes, realinearte la columna", reflexiona James, pensativo, con los ojos brillantes de risa.
“Supongo que lo que sea que se adapte a tus gustos y los de él.”

"Eres asqueroso", sisea Sirius mientras James se ríe de nuevo, tapándose la boca con la mano.
"Eres un hombre sucio, sucio, Potter, y yo… no te quiero cerca de mi hermanito".

"Oh, en la primera oportunidad que tenga, voy a dejar que me rompa la columna directamente por
la mitad", declara James, levantando ambas manos y separando los puños mientras hace un ruido
obsceno de crujido en la parte posterior de su garganta. La mirada de puro horror en el rostro de
Sirius hace que James se eche a reír de nuevo.

Sirius hace un gran espectáculo de estar disgustado por un poco más de tiempo, solo para mantener
a James riéndose, pero el momento eventualmente pasa, y James parece más ligero, solo un poco,
al menos por ahora. Probablemente sean muchas cosas diferentes, reírse, saber que verá a Effie y
Monty mañana, incluso saber que Sirius probablemente esté teniendo sexo por primera vez porque
quiere, porque está en un lugar en el que se siente cómodo, porque confía lo suficiente en Remus
para hacerlo.

"Hablando de mi hermano", dice Sirius, una vez que James se ha calmado, "voy a ver cómo está
ahora, pero volveré más tarde".

"Si puedes caminar", bromea James.

"Escoria", se queja Sirius mientras se pone de pie.

"Mojigato", responde James. Hace una pausa, luego inclina un poco la cabeza. "Oye, viste a
Dorcas, ¿Sí?"

"Sí."
"Ella me dijo que te preguntara. ¿Ella, um, besó mi mano? Dijo que sabrías lo que significaba".

"Oh, sí, eso es una cosa. Es común en el Hallow besar la mano de alguien si lo tienes en alta
estima. Es una señal de admiración", explica Sirius.

"Oh", dice James, parpadeando. "¿Eso es... extrañamente encantador?"

"Puede ser", está de acuerdo Sirius, con los labios fruncidos.

"Correcto", murmura James. "Gracias. Ahora, continúa, cuanto antes te vayas, antes te vendrás.
Espero todos los detalles".

Sirius niega con la cabeza con cariño y reprime la risa cuando James lo llama sugestivamente todo
el camino hacia la puerta. Por un momento, solo tiene que hacer una pausa en el pasillo y respirar,
permitiéndose sentirse bien por el hecho de que entró y encontró a James llorando y ahora está
saliendo con James riéndose. Sirius nunca había pensado realmente en eso, pero tal vez hace que
las cosas mejoren para James de la misma manera que James lo hace para él. Es un pensamiento
reconfortante.

La siguiente parada es la habitación de Regulus, y llama a la puerta antes de asomar la cabeza,


nada sorprendido por el hecho de que Regulus está en el balcón. Sirius llama a esa puerta también
antes de salir, y Regulus se relaja lentamente cuando lo ve, algo que provoca una tierna oleada en
el pecho de Sirius cada vez. Es bueno saber que él está a salvo, por Regulus. Hacía años que no era
así. Sirius lo ha echado de menos.

"¿Lo jodimos?" Regulus pregunta con cautela.

"¿La entrevista? No, tú y James lo hicieron perfectamente", le asegura Sirius. "Yo… yo quería…
disculparme de nuevo por…"

"No", interrumpe Regulus, sacudiendo la cabeza. "No es tu culpa, Sirius. No te culpo. Sé que
James no lo hace".

"Todo en mí desearía poder haberlo detenido", confiesa Sirius. "Todo, Regulus".


"Lo sé", dice Regulus en voz baja, mirando hacia otro lado.

Sirius se aclara la garganta. "James me dijo que ustedes dos... ¿Se separaron?"

"Nunca estuvimos juntos, nunca llegamos a estarlo, pero... sí", responde Regulus con un profundo
suspiro. Mira a Sirius y se encoge de hombros un poco impotente. "Sé que es tu mejor amigo, así
que debes tener un sermón por lastimarlo, pero yo—"

"No", interrumpe Sirius con firmeza. "No, no lo hago. No hay sermones. No hay amenazas, ni
advertencias, ni… ni nada. Ni para ninguno de ustedes. Pase lo que pase entre ustedes dos, eso
es…" Traga saliva y sonríe con amargura. "Eso es tuyo y de él, pase lo que pase. No tengo control,
¿Me escuchas? Puedo, y estaré, aquí para ustedes dos sobre eso, sobre cualquier cosa, pero nunca
me involucraré de otra manera, no de nuevo. "

Regulus parpadea hacia él. "Vaya."

"Sí", murmura Sirius, avergonzado, todavía jodidamente molesto por cómo tuvo que manipular su
relación para sobrevivir.

"Entonces, ¿Eres tú... tratando de estar aquí para mí al respecto?" Regulus pregunta secamente,
arqueando una ceja.

Sirius sonríe tímidamente. "Si necesitas que lo sea".

"No es-" Regulus se detiene, luego mira hacia abajo y ahoga una risa que no tiene humor. "Bueno,
estoy acostumbrado, de verdad."

"Reggie", dice Sirius en voz baja, completamente afligido.

"Todo y nada ha cambiado. Lo quiero y lo odio. Él quiere intentarlo y yo no estoy dispuesto a


hacerlo. Siempre tan cerca, tan jodidamente cerca, pero nunca…" susurra Regulus, cerrando los
ojos con fuerza y luego levantando la cabeza y manos para cubrirse la cara mientras sus hombros
se agitan. El sollozo ahogado rompe el corazón de Sirius.
"Oye, oye, ¿puedo-" Sirius se lanza hacia adelante para arrodillarse junto a la silla de Regulus, con
las manos sobre él, y está tomando literalmente toda su fuerza dentro de él para no agarrar a
Regulus en sus brazos y sostenerlo. "¿Está bien si yo—?"

Regulus no lo dejó terminar, simplemente se deslizó hacia un lado y chocó directamente contra el
pecho de Sirius, se agachó y se acurrucó sobre sí mismo como si estuviera tratando de doblarse
hasta que se fue. Él es tan pequeño. Tiene cinco, quince, veinticinco y es el hermano pequeño de
Sirius. Siempre su hermano pequeño.

Sirius envuelve sus brazos alrededor de Regulus y lo sostiene.

~•~

Remus mira hacia arriba cuando la puerta se abre, su corazón salta y se hunde al mismo tiempo tan
pronto como ve a Sirius, de alguna manera tratando de encogerse y expandirse al mismo tiempo.
Sirius está aquí y mañana se habrá ido.

"Hola", susurra Sirius mientras cierra la puerta.

"Hola," susurra Remus en respuesta.

Sirius traga, la columna de su garganta sube y baja mientras da un paso tentativo hacia adelante.
"Tal vez es injusto de mi parte preguntar, pero ¿Podemos… no despedirnos esta noche? ¿Podemos
tener solo una noche en la que nada esté mal? ¿Podemos… Remus, podemos guardar todo eso para
mañana y solo… tener esto, nosotros, ahora?"

Remus exhala lentamente, porque está aliviado, demasiado aliviado de posponerlo un poco más.
Aún no está listo. Él no quiere perder esto todavía.

"Sí, por supuesto que podemos", murmura Remus.

"Quiero que sepas que yo..." Sirius respira hondo y le da una pequeña y triste sonrisa. "He pasado
por lo inimaginable estas últimas dos semanas, y lo único, lo único, Remus, que lo hizo un poco
soportable fuiste tú. No hubiera sentido una pizca de alivio o una porción de alegría, si no tuviera
el placer de conocerte".

"Bueno, eso ciertamente suena como un adiós", lo regaña Remus, su voz espesa por el nudo en su
garganta.

"Solo quiero que sepas que, quizás fui yo quien insistió en que te quitaras la máscara, y quizás fui
yo quien te otorgó el espacio para vivir con los derechos humanos básicos que cualquiera y todos
deberían tener siempre", murmura Sirius. "pero en verdad, Remus, fuiste tú quien me liberó ".

"Detente", dice Remus con voz áspera, porque realmente… no puede hacerlo. Se siente
peligrosamente cerca de las lágrimas, sus ojos pican por el calor y no quiere llorar. No quiere
perder ni un segundo de luto con Sirius cuando aún no lo ha perdido. Puede llorar más tarde, solo,
cuando hay una razón para hacerlo.

Pero, ahora mismo, Sirius está aquí. Todavía está aquí, y Remus lo ama tiernamente, terriblemente,
con un desafío que hace que su corazón cante. Es lógico que ame tan profundamente lo que no
puede mantener, y es un tipo de pasión desinteresada y gentil lo que lo perseguirá, un eco de una
casa vacía a la que no tiene la promesa de volver nunca más, uno siempre anhelará las
comodidades de todos por igual. Mira a Sirius y desea preparar una comida y doblar la ropa con él,
cerrar la puerta con llave mientras se acuestan para dormir, ignorar la tormenta que sacude los
huesos de la casa porque, eventualmente, se romperán.

Simplemente no todavía.

Por favor, todavía no.

"Oh, oh, por favor no llores", exhala Sirius, moviéndose hacia adelante instantáneamente para
estirar la mano y acunar el rostro de Remus, inclinándolo hacia arriba mientras se para entre las
piernas de Remus donde está sentado al final de la cama. "Lo siento. Lo siento mucho, no quise
decir eso. No, lo dije, pero yo, oh, no puedo soportarlo".

"Lo siento", dice Remus con voz áspera. "No estaba… estaba tratando de no hacerlo. Solo…"

"Shh, no, por supuesto que puedes", murmura Sirius, sus pulgares limpian las lágrimas con una
ternura que envía una ola fresca directamente a las mejillas de Remus. "Quiero decir, es cierto que
me está rompiendo el corazón por completo, pero tienes todo el derecho de hacerlo. Tienes la
libertad de hacer incluso eso, y limpiaré cada lágrima. ¿Puedo animarte? ¿Puedo intentar eso?
¿Estar bien?"

Remus resopla una risa débil, los labios tirando hacia arriba en las comisuras. Sirius está
visiblemente agotado, casi desesperado, y es extrañamente lindo. Está llegando rápidamente a la
conclusión de que Sirius se pone frenético cuando las personas que le importan están sufriendo; es
un rasgo que comparte con su hermano. Remus realmente no puede identificar por qué, pero hay
algo tanto adorable como trágico en eso. Solo que ellos mismos están tan familiarizados con el
dolor que son un desastre en el momento en que se dan cuenta de que alguien que les importa es el
que está lidiando con él.

"Pruébalo", dice Remus en voz baja.

Sirius rápidamente y sin previo aviso empuja a Remus hacia atrás un poco y procede a arrastrarse
hasta su regazo, acomodándose en la plataforma de sus muslos mientras acaricia las mejillas de
Remus y acerca sus rostros tanto que sus narices casi chocan. Remus automática e instintivamente
envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Sirius para asegurarse de que no se caiga. Para ser
completamente honesto, Remus ya se siente animado.

"No llores", arrulla Sirius, los labios se curvan hacia arriba mientras se inclina para besar debajo de
un ojo. "Tus lágrimas controlan las mareas, ya sabes". Besa debajo del otro ojo. "¿Por qué no
tenemos un océano en calma esta noche? No hay naufragios. Nada peor que un barco hundido".

"Pero ahí es donde están todos los tesoros", bromea Remus, sonriendo impotente, y Sirius se ve
complacido al instante.

"Eres un tesoro, Remus Lupin," murmura Sirius, presionando un beso en la comisura de su boca.
"Mi tesoro, el tesoro que encontré en este barco hundido de una ciudad. Brillaste en la oscuridad
como la luna ilumina el cielo, y te encontré".

"Entonces, ¿Soy tuyo?" Remus susurra, sus ojos se cierran cuando Sirius les roza la boca. En
realidad, no debería estar tan tentado por la idea de pertenecer a nada ni a nadie, considerando su
posición, pero la mera idea de pertenecer a Sirius dispara una emoción a través de él.

"Mío", asiente Sirius. "Todo mío."

Hay algo embriagador en el tono de Sirius, el trasfondo de posesividad en él, algo resuelto y
grabado en piedra, indiscutible, y Remus lo cree. Algo dentro de él surge en salvaje acuerdo, y es
verdad. El Hallow no puede tenerlo; Sirius lo tiene. Remus es suyo.

Remus no tiene nada. No ha tenido nada durante cinco años. Sin posesiones ni nada que reclamar,
por lo que no se le puede culpar por perder el aliento cuando Sirius se inclina y le susurra al oído:
"Y yo soy tuyo. Soy todo tuyo, Remus, solo tuyo y para siempre".

El Hallow tampoco puede tener a Sirius, no cuando Remus sí. Es bueno pertenecer, así, cuando es
seguro y querido, cuando es una elección, cuando es un descubrimiento que están felices de haber
hecho. Sirius se mece hacia atrás y lo besa, lento y suave, y Remus cree que dejaría que Sirius lo
posea.

Piensa, de la mejor manera posible, que Sirius ya lo hace.

No le asusta, ni un poco.

Nunca se ha sentido tan libre.

El sentimiento lo envuelve, y desliza sus manos para deslizarlas por el pecho de Sirius, levantando
su camisa lentamente. Sirius lo ayuda, agitándose descuidadamente para enviarlo volando, y
ninguno de los dos lo nota en el suelo. No importa, nada importa, lo único que importa es esto. A
ellos. Sirius hace un sonido bajo en su beso ininterrumpido mientras tira un poco frenéticamente de
la camisa de Remus, tratando de quitársela.

"No voy a recoger eso", declara Remus un poco sin aliento mientras retrocede lo suficiente para
dejar que Sirius se quite la camisa y la lance a través de la habitación.

"Está bien. Está—está bien", gime Sirius, mordiéndose el labio mientras desliza sus manos por el
pecho de Remus. "Si quisieras, lo recogería y te lo traería con mis dientes".

Remus intenta que eso no se le suba a la cabeza, pero rápidamente se le sube a la cabeza. Exhala
una respiración profunda, obligándose a mantener la calma. No está funcionando, pero siente que
merece un premio por al menos intentarlo. "Sirius, no deberías decir cosas así. Tiene un efecto, ya
sabes".

"Oh, en ese caso, simplemente continuaré", dice Sirius, sus palabras salen de él rápidamente,
"porque el objetivo es tener sexo. Muy buen sexo, con suerte. Solo, ya sabes, desnudo. Nosotros.
Estar desnudos. Al mismo tiempo. Para tener... sexo.”

"Sirius", responde Remus, esforzándose mucho por no reírse, porque Sirius está tan rojo que parece
doloroso.

"Esa fue una forma muy mala de sugerir sexo. Lo siento mucho ", anuncia Sirius, luciendo
mortificado. “Eso no es—no quería decirlo así, pero… ni siquiera sé cómo decirlo. Quiero decir,
solo lo dije, pero quise decirlo de una manera que al menos sonara bien. Lo que quiero decir es que
deberíamos… bueno, si quisieras, podríamos… um, podrías realinear absolutamente mi columna”.

Las cejas de Remus vuelan hacia arriba, y Sirius inmediatamente ahoga un sonido de horror antes
de agachar la cabeza y enterrar su rostro entre sus manos. En contra de su voluntad, Remus se echa
a reír y necesita un segundo para calmarse mientras Sirius sacude la cabeza de un lado a otro y
suelta maldiciones ahogadas en sus palmas una y otra vez. Remus se acerca y quita las manos de
Sirius, sonriendo ante el profundo sonrojo en su rostro.

"Oh, puedo, ¿Puedo?" Remus bromea.

"Todo esto es culpa de James", susurra Sirius con tristeza.

Remus resopla. "¿Qué tiene que ver James con esto?"

"Le pedí consejo sexual y me dijo que me ibas a realinear la columna, probablemente como una
broma, creo, y luego dijo que tal vez quisieras que yo realineara la tuya, y que lo intentaría, si eso
es lo que quieres, pero para serte sincero, no tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo", le dice
Sirius, visiblemente agotado.

"Te ves tan lamentable en este momento", admite Remus, y Sirius suspira y solo asiente con
tristeza, lo que solo se suma a toda su mirada lamentable. Remus quiere morderlo.
"Afortunadamente para ti, sé lo que estoy haciendo y sé exactamente cómo animarte".

Sirius se aclara la garganta. "¿Sí? ¿Cómo es eso?"

"Bueno, dudo que realinee tu columna vertebral, pero puedo prometerte que al menos te haré sentir
bien", reflexiona Remus.
"¿Y tú?" pregunta Sirius, sonando extrañamente ansioso.

Remus se ríe y se estira para envolver ambos brazos alrededor de él. "Oh, no te preocupes por eso.
Todo es bueno cuando es contigo, Sirius".

"Bueno, eso es tranquilizador", exhala Sirius, y realmente parece serlo, porque se relaja de una vez,
en el tiempo justo para soltar un grito cuando Remus se pone de pie y levanta a Sirius con él al
mismo tiempo. Sirius lo mira con incredulidad, incluso cuando sus piernas lo envuelven
naturalmente para que no se caiga.

"No me mires así. Te tengo", murmura Remus, rodando los ojos mientras gira para caminar
alrededor de la cama.

"Eres tan fuerte. Es enloquecedoramente atractivo", suelta Sirius, con las manos agarrando los
hombros de Remus con fuerza. "Espera, ignora eso. ¡No acepté que me llevaras, Remus! ¡Eso no
era parte de los planes sexuales!"

"Necesitas mejores planes. Esto solo mejora el ambiente", le dice Remus, deteniéndose al lado de
la cama. "Además, eres mío, ¿sí? Eso significa que puedo hacer lo que quiera contigo".

Sirius respiró hondo, luciendo aturdido por el comentario casual, su boca formando un círculo
perfecto mientras miraba boquiabierto a Remus, atónito en silencio. Los labios de Remus se
contraen y luego arroja a Sirius directamente sobre la cama sin previo aviso.

"Sí", dice Sirius, tardíamente, todavía luciendo aturdido. Está como cojeando en la cama,
quedándose exactamente donde Remus lo dejó. "Sí, absolutamente. Tú, lo que sea. Lo que
quieras".

Remus tararea. "Anotado. Pregunta rápida, ¿Tienes algo? Para el tipo de sexo de estar desnudo al
mismo tiempo y realinear la columna vertebral, quiero decir."

Sirius gime de nuevo y arroja su brazo sobre su rostro, pero obedientemente señala hacia la mesita
de noche junto a su cama. "Pandora me lo consiguió por si acaso".
"Amable de su parte", dice Remus suavemente, sofocando una risa cuando Sirius aparentemente
trata de asfixiarse con su propio brazo por pura vergüenza. Rebusca en el cajón para encontrar lo
que necesita, le da las gracias mentalmente a Pandora y luego mira con cariño a Sirius. "No
deberías avergonzarte, ¿Sabes? No hay nada vergonzoso en el placer".

"Vete a la mierda, es tan vergonzoso", responde Sirius.

Remus se ríe y se inclina para trepar a lo largo del cuerpo de Sirius, esperando que levante el brazo
antes de sumergirse para besarlo. Sirius finalmente se acomoda, se distrae con bastante rapidez,
olvidando toda su vergüenza justo en el momento en que Remus lame su boca y le saca un gemido.

"¿Todavía avergonzado?" pregunta Remus, arrastrando su boca para besar la mandíbula de Sirius.
Sirius está jadeando debajo de él, ruidosamente.

"Oh, mierda, ni siquiera un poco", dice Sirius, con la voz quebrada, y echa la cabeza hacia atrás
mientras envuelve sus brazos alrededor de los hombros de Remus, deslizando las manos por su
cabello.

"Sé que este era tu plan, pero si quieres detener-"

"No te atrevas a detenerte, Remus".

"Cariño, ni siquiera hemos empezado", le dice Remus mientras se aparta para mirarlo, divertido.

Sirius exhala una respiración profunda. "Mierda, ni siquiera nos hemos quitado los pantalones
todavía".

"No hay prisa", murmura Remus, inclinándose para besarlo una vez más, adicto a eso. Cuando se
aleja, Sirius persigue su boca, con los ojos vidriosos. "Solo déjate sentir bien, Sirius".

"Realmente no tengo otra opción cuando estás cerca", gruñe Sirius, sus ojos se cierran cuando
Remus se sumerge para comenzar a besar su pecho. "Yo... haces que todo se sienta tan jodidamente
bien todo el tiempo. Como... tan bueno que solo puede ser un crimen, así de bueno es".
Remus se ríe suavemente contra el estómago de Sirius, presionando un beso en la cicatriz
descolorida allí. Una estrella en su galaxia. Levanta la cabeza para mirar a Sirius, quien lo mira con
el labio inferior atrapado entre los dientes. "Sirius, debo recordarte que esto es literalmente un
crimen".

"Vale la pena", dice Sirius, con los ojos muy abiertos.

"Exactamente mis pensamientos," acepta Remus, y así es. Vale tanto la pena; cada momento con
Sirius, cada uno, vale la pena el riesgo, el peligro, la posibilidad de una futura muerte, tortura o
algo peor. Si eso es lo que le espera, no se arrepentirá ni un momento de nada de esto que lo llevó
allí.

Esto también vale la pena. Haciendo que Sirius se sienta bien. Alejarlo de su propia vergüenza.
Dejándolo aceptar el placer como se merece. Cada gemido fuerte, cada respiración entrecortada,
cada vez que la boca de Sirius se forma alrededor del nombre de Remus. Vale todo.

Es fácil, de verdad, como la mayoría de las cosas con ellos. Remus no se apresura, como si
tuvieran todo el tiempo del mundo. Él no deja que esto exista como un intercambio por lo que
traerá el mañana; es solo ahora, son solo ellos, es algo y todo y ciertamente no es nada.

Sirius es un desastre en todas partes. Un lío encantador y tartamudo que Remus tiene la suerte de
tener en sus brazos, de tener derecho a ello, de mantener en todos los sentidos excepto en uno. Eso
no importa, aquí, no cuando Sirius se retuerce contra él y tira de su cabello y jadea en su boca,
cantando su nombre como una jodida oración y rogando, tan ido que no tiene vergüenza, y Remus
no puede negarle nada. Ni siquiera quiere.

Remus ha estado con gente antes, por supuesto, pero nada podría haberlo preparado para la
intimidad de eso. Nunca ha estado enamorado antes, y lo sabe ahora, porque es diferente.
Inmediatamente es diferente con Sirius, el mundo entero parece tomar forma a su alrededor hasta
que no existe nada más que sus ojos febriles y su boca floja y donde sus cuerpos se encuentran. Es
vertiginoso, sentir tanto a la vez, sentirse bien y sentir amor y sentirse completamente,
completamente libre.

"Tú, Remus, tienes que moverte", susurra Sirius, las palabras colocadas en una secuencia perfecta
para que sea una orden, pero sonando solo como una súplica.

Pero quiero quedarme aquí, en este para siempre que hemos hecho, piensa Remus, un poco
delirante y aturdido, desesperado por existir en este momento que se siente atrapado en ámbar,
eterno.

No obstante, Remus se mueve en algún momento, y luego no puede creer que alguna vez esperó.
Solo puede doblarse hacia adelante y presionar su rostro contra la curva de la garganta de Sirius,
gimiendo mientras desliza sus manos por los brazos de Sirius para enredar sus dedos y presionarlos
contra la cama sobre sus cabezas. Sirius se aferra a las manos de Remus por su vida.

Sirius es ruidoso. Muy alto. Tal vez vuelva un poco loco a Remus, pero está bien, está seguro. La
gente probablemente pueda oír, y a Remus no le importa un bledo. Que oigan, piensa. Que todo el
jodido Hallow escuche. Él espera que lo hagan. Espera que toda la ciudad escuche a Sirius y sepa
que no es de ellos, y saber que no pueden tenerlo, y saber que nadie, nunca, podrá hacerle lo que
hace Remus.

El único problema que surge es que Sirius protesta de todo corazón por cualquier espacio que haya
entre ellos, lo cual es un problema porque a Remus le gustaría mucho quitárselo de encima
primero, y eso requiere inclinarse hacia atrás para usar la mano. Sirius no está de acuerdo.
Prácticamente monta en cólera en cuanto Remus intenta soltarle las manos e inclinarse hacia
arriba.

"No te atrevas. No, no te detengas. Por favor, por favor no te detengas", Sirius se ahoga,
arqueándose debajo de él para tratar de presionarlos más cerca, aunque ya están al ras.

"No iba a hacerlo", jadea Remus, cerrando los ojos con fuerza mientras trata de mantener la
compostura. Es muy difícil de hacer cuando Sirius, a pesar de todas sus reservas anteriores,
enfrenta cada uno de sus impulsos como un hombre poseído. "Yo solo—realmente me gustaría
verte primero, Sirius, y tan cerca como puedas estar, correrse solo con una polla sin siquiera ser
tocado no siempre sucede."

"¿No?" Sirius jadea. "¿Estás seguro? Porque estoy… estoy muy seguro de que estoy a punto de
hacerlo".

"Bueno, no puedes hasta que yo te lo diga de todos modos", le informa Remus, y luego Sirius
suelta una cadena de maldiciones vibrantes antes de que su mandíbula se desquicie, y si Remus
pensó que era ruidoso antes—

"Oh, oh, jodida mierda, lo siento", suelta Sirius entre gemidos, con los ojos abiertos mientras mira
fijamente a Remus, con la cara enrojecida y el pecho agitado. Está blando y relajado bajo Remus,
sin huesos, e incluso arrastra las palabras.
Remus niega con la cabeza, soltando una carcajada sorprendida, frenando sus caderas a un
balanceo pausado y fácil que no es demasiado. Sirius se estremece, sus labios se separan mientras
sus ojos se cierran de nuevo. "¿Por qué te disculpas, Sirius? ¿Literalmente por qué?"

"Dijiste que no podía, y luego lo hice", murmura Sirius.

Remus tiene que besarlo por eso, de verdad. Sirius tararea felizmente y aprieta sus manos, pateando
sus caderas para alentarlo, y Remus no sale a buscar aire hasta que está jadeando. Demasiado
ocupado desmoronándose mientras todo lo bueno y perfecto en el mundo se engancha en la base de
su columna y se tambalea hacia adelante hasta que sus oídos zumban y el único nombre que se
canta ahora es el de Sirius, brotando constantemente de la boca de Remus con reverencia.

Les toma un poco recuperarse, es cierto. El amor tiende a tener ese efecto, especialmente cuando lo
estás haciendo.

~•~

"¿Asi que?" James pregunta mientras Sirius se mete en la cama con él.

"Sí", exhala Sirius.

"¿Columna vertebral?"

"Realineado. Absolutamente, inequívocamente realineado".

James se echa a reír, y Sirius sonríe incluso a través de su sonrojo, inclinándose hacia adelante para
presionar su rostro contra el hombro de James, sintiéndose como si estuviera flotando, sintiéndose
tan bien que apenas sabe qué hacer con él, sintiendo el amor recorrerlo mientras él piensa, más
bien impotente y con una alegría inconmensurable, que Remus entró en su vida y la realineó
también.

Chapter End Notes


Notas del autor (resumidos):

Para aquellos de ustedes que quieren saltarse la escena de sexo suavizada: después de
que Remus le dice a Sirius que lo que están haciendo es técnicamente un crimen, y
Sirius dice "vale la pena". Solo desplácese desde allí, ¡y es bastante breve después de
eso de todos modos!

A todos los demás:

La discusión sobre el amor!!! muy, muy importante también. Recibí un comentario


hace un rato sobre cómo la narrativa de que el amor romántico es más grande que
cualquier otra cosa y es la única forma en que alguien puede sentirse satisfecho en la
vida es dañina. Y sí, realmente lo es, y era algo que quería abordar, específicamente en
este mundo donde el "romance" de James y Regulus es tratado de la forma en que es.
A ese comentarista, cuando dije que surge, esto es de lo que estaba hablando.

Cada vez que hablo de la importancia del amor en las ficciones, es algo que siento que
es importante en todas las formas de amor, ya sea entre amantes, amigos, familia, etc.,
pero también en el amor en la vida, como el amor que puedes encontrar en el mundo,
porque realmente creo que en un mundo lleno de tantas cosas que nos duelen, también
hay mucho amor por encontrar. Ya sabes, como una hermosa puesta de sol, la risa de
un niño, un perro feliz que tiene mascotas, un extraño que ofrece una palabra amable
en un día difícil. eso es todo amor, a su manera, al menos para mí, o tal vez es algo en
lo que quiero creer desesperadamente, porque ¿No es eso tan reconfortante? para mí,
es reconfortante.

De todos modos, el punto es que el amor como un tema amplio, especialmente en mis
ficciones que tratan mucho sobre el amor entre amantes, entre amigos, y
especialmente el amor entre Sirius y Regulus, bueno, es importante para mí. Especial,
y siempre trato de retratar eso a través de mi escritura, espero que se encuentre de la
manera que quiero.

Terriblemente triste que Regulus esté preocupado porque no ama a las personas de la
manera correcta. Como, él realmente piensa que lo hace mal, que no es suficiente, etc.,
etc. Quiero abrazarlo :(

No, son tan lindos, son mejores amigos!!! lmaoooo Sirius yendo a James para consejos
de sexo ADIÓS James es tan divertido pls. él era como esa madre de chicas
pesadas como: ¿Necesitas algo? ¿Aperitivos? ¿No? ¡Está bien, ustedes dos
diviértanse! ¡Cuidate! él es tan solidario <3

Y como, no hay nada vergonzoso sobre el placer, pero hay una gran cantidad de
personas que realmente se avergüenzan por varias razones. Solo el hecho de que no se
vea como algo malo, o que no se lo trate como si alguien avergonzado/nervioso fuera
malo o incorrecto o una broma, eso es importante para mí. Como, sí, bromean y se
ríen, claro, pero nadie avergüenza a Sirius por eso, y le dan el espacio para, como,
crecer y sentirse más cómodo con eso, eso es tan importante como no avergonzar a
alguien por ser desvergonzado.

Solo Wolfstar en este capítulo ocupa un lugar especial en mi corazón porque se aman
muchísimo, lo que me da ganas de masticar concreto y morder mi almohada. esta
línea: "Mi tesoro, el tesoro que encontré en este barco hundido de una ciudad. Brillaste
en la oscuridad como la luna ilumina el cielo, y te encontré". Es probablemente una de
mis líneas favoritas de todos los tiempos que he escrito en cualquier fic NUNCA. No
sé por qué. Estaba realmente orgulloso de ello.

Menciones honoríficas:

-JAMES MALDITO POTTER RECUPERANDO SUS GAFAS!!!! MALDITO


¡¡¡FINALMENTE!!! sí, sus lentes son una cosa en este fic
-James burlándose de Sirius por tener pensamientos impuros sobre Regulus
-Pandora siendo una reina que se preocupa por Sirius teniendo sexo seguro y
brindándole lo que necesitaba para hacer eso
-Sirius se vino e inmediatamente se disculpó porque Remus no le había dicho que no
podía
-Regulus tramando el asesinato de Rita mientras hablaban
-Regulus odia que lo toquen, pero deja que Sirius lo consuele

Sí, eso es todo, déjame terminar y decir gracias a todos por todo el apoyo y amables
comentarios. significa mucho para mí, ni siquiera lo sabes <3

Notas mías:

Frottage*: es un término en inglés para referirse a cualquier rose o frote sexual


corporal sin penetración realizada, con o sin ropa en público o en privado.

Holaaa, acá estoy de nuevo, tal vez están cansados de que me aparezca cada mil años,
pero he estado realmente muy ocupada y estresada, pero espero muy pronto empezar a
actualizar con más frecuencia, lamento si los tengo esperando mucho tiempo sin
actualización, de todas formas gracias a las personas, que están aquí pendientes y
leyendo esto, las aprecio, y gracias por su paciencia.

Como siempre, si ven algún tipo de error, no olviden decírmelo para modificarlo,
nuevamente gracias por la paciencia, nos leemos en otra actualización. BYEEEE
Goodbye
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Trastorno de estrés postraumático/respuestas relacionadas con TEPT (ataques,


paranoia, alucinaciones leves, pesadillas, más de lo mismo de los capítulos anteriores,
cosas así)
-Menciones de sangre
-Referencias a muertes pasadas
-Referencias a la tortura (muy implícitas, pero no explicadas en detalle)
-Referencias a la amnesia disociativa (no ocurre, solo se menciona brevemente)
-Referencias a abuso infantil en el pasado (en su mayoría implícitas y muy vagas, por
lo que es posible que ni siquiera se dé cuenta, pero aún así)

See the end of the chapter for more notes

"Bueno, tanto para escalar".

Regulus gira la cabeza y suspira cuando ve a Evan sacudiendo la cabeza hacia él. "Oh, vete a la
mierda. Ya sabes cómo me siento acerca de escalar, Evan".

"Lo sé", está de acuerdo Evan, guiñando un ojo mientras señala hacia abajo. Regulus sigue el gesto
por reflejo, inmediatamente se marea cuando no puede ver el suelo, y se aferra a la rama resistente
debajo de ellos mientras maldice por lo bajo. Cuando mira hacia arriba con una mirada, Evan solo
se ríe de él. "Realmente, la vista en la cima hace que valga la pena cada parte de la escalada. Ahí es
donde todos estamos tratando de ir, ya sabes. Solo tratando de llegar a la vista".

"Preferiría estar en el suelo", se queja Regulus.

"Dices eso como si cada vistazo a la parte superior no te robara el aliento", desafía Evan
irónicamente. "Estar en el suelo solo significa que no puedes bajar más. Créeme, llegar más alto es
exactamente donde quieres estar".

Regulus se burla. "Estoy bien aquí, gracias. Pero continúa. No dejes que te detenga si estás tan
ansioso por llegar a la cima".

"Ah", dice Evan, su rostro se suaviza en una sonrisa triste. "Bueno, desafortunadamente no puedo
ir más alto que esto. Nunca veré la cima, me temo".

"Pero puedes escalar", murmura Regulus, confundido. Su rostro se arruga. "Eres, como, el mejor
escalador".

Evan estalla en una sonrisa y pestañea mientras mueve su mano como si dijera oh, pish-posh.* "Me
halagas". Él se ríe y niega con la cabeza, luego inclina la cabeza hacia atrás y sonríe suavemente.
"Incluso los mejores escaladores pueden caer, lover boy".

"Sí, lo que significa que los peores escaladores tienen aún más probabilidades de hacerlo, de ahí la
razón por la que me abstendré de escalar", declara Regulus. "¿No puedo quedarme aquí abajo
contigo?"

"El hecho de que no pueda subir más alto no significa que tú no debas", dice Evan, señalando con
la barbilla hacia el cielo. "Quiero decir, ¿Quién podría envidiarte esa vista?"

Regulus echa la cabeza hacia atrás y se queda sin aliento cuando ve a James y Sirius posados en
una rama muy por encima de ellos, tan alto que están enmarcados por un magnífico amanecer
increíblemente salpicado de estrellas brillantes y resplandecientes. Están balanceando sus piernas
felizmente y sonriendo, y de alguna manera, Regulus puede escuchar su risa como si estuviera en
su cabeza.

Instintivamente, Regulus los llama, pero no pueden escucharlo desde aquí, o no les importa
reconocerlo en absoluto, y realmente no puede decir cuál es. Exhala una respiración profunda,
desinflándose sobre sí mismo mientras los mira con algún tipo de angustia interna. Son tan altos.
No hay absolutamente ninguna manera de que pueda llegar a ellos.

"Podrías llegar allí, si tan solo lo intentaras", murmura Evan, sonando extrañamente solemne, y
Regulus mira hacia él, solo para sentir que se le revuelve el estómago cuando ve una lanza
atravesando la mitad de Evan.

"Evan", Regulus se ahoga.

"Estás más cerca de lo que crees, Regulus", le dice Evan, con los labios fruncidos como si ni
siquiera notara la lanza incrustada en su estómago. "Todo lo que tienes que hacer es escalar".
"Evan", repite Regulus, su voz sale aguda con un pánico inquieto y frenético que hace que su
corazón se acelere. Él mira con los ojos muy abiertos a la lanza. "Tú… Evan, tú… tú…"

"Está bien", susurra Evan. "Caer no es tan malo como crees. En cierto modo, es un poco como
volar".

La rama debajo de ellos que parecía tan fuerte antes da un devastador y repentino crujido, y Evan
le otorga una leve sonrisa, suave y triste en los bordes, antes de inclinarse rápidamente hacia atrás
con su mano extendida. Regulus instantáneamente se lanza hacia adelante, gritando su nombre,
pero no logra salvar a Evan de la forma en que Evan siempre lo salvó, cada vez.

Sus dedos apenas se rozan antes de que las manos sujeten a Regulus por detrás. Manos frías.
Manos con garras. Manos cadavéricas, chorreando sangre, su sangre como su piel desgarrada.
Grita y pelea y llama a Sirius y James para que vengan a salvarlo, rogándoles, pero no miran hacia
abajo, no les importa, no dejan de reír—

"—Está bien, shh, te prometo que estás bien". Las palabras se abren paso, lo despiertan de
inmediato con una brusquedad que lo sobresalta, y automáticamente trata de arremeter, pero lo
están reteniendo. Solo lo hace retorcerse más fuerte, agitándose y luchando contra el agarre. "Lo sé,
lo sé, lo siento. Solo… solo respira. Te vas a lastimar si no te relajas. Tan pronto como te relajes, te
dejaré ir, lo juro".

Se necesita un poco de tiempo para que esas palabras se registren e incluso más para que Regulus
las digiera. Cuando finalmente toman forma en su cerebro de manera que pueda procesarlos y
darles sentido, lentamente se calma, respirando con dificultad mientras el mundo vuelve a
enfocarse. Su visión es borrosa por las lágrimas, por la falta de sueño, y hay una luz que baña la
habitación en la realidad, asegurándole que está aquí y no allí.

"¿Regulus? ¿Quieres… quieres que te deje ir ahora?"

"Sí", dice Regulus con voz áspera. "Por favor."

Sirius lo hace instantáneamente, alejándose rápidamente como si necesitara salir de su alcance, por
si acaso, y Regulus ni siquiera puede culparlo por eso. Sin embargo, Regulus no hace nada.
Simplemente se sienta, jadeando mientras se desliza hacia atrás para presionar su espalda contra la
pared y llevar sus piernas hacia su pecho, envolviéndolas con sus brazos. Torpemente, se limpia las
lágrimas y se toma un largo momento para calmarse, para respirar.
Sirius se acomoda frente a él, mirándolo con tensión alrededor de sus ojos, luciendo muy, muy
cansado. "Fue solo una pesadilla, Reggie".

"Lo sé", dice Regulus en voz baja.

"¿Quieres hablar acerca de ello?" pregunta Sirius.

"¿Te estaba llamando?" Regulus murmura y Sirius asiente con cuidado. "¿A James también?" Otro
asentimiento, y Regulus suspira mientras sus hombros se desploman. "No es… ni siquiera sueño
con ninguno de ustedes. No exactamente. Es… es esta pesadilla recurrente. Evan siempre está ahí.
Estamos en un árbol".

"¿Te caes?" Sirius adivina.

Regulus traga. "Evan sí. Nunca podré salvarlo".

"Eso no es tu culpa", declara Sirius con firmeza. "Lo que le pasó a Evan no fue tu culpa, Regulus.

Nada de lo que sucedió en la arena fue culpa tuya, pero especialmente no eso".

"Lo hice reír", susurra Regulus. "Nadie piensa en mirar hacia arriba, no hasta que hay un sonido, y
lo hice reír. Él todavía... estaría vivo si..."

"Regulus", interrumpe Sirius, dolorido, su garganta subiendo y bajando mientras sacude lentamente
la cabeza. "No lo estaría, independientemente de cómo muriera. Es una verdad brutal, pero es la
verdad".

"Podría haber ganado", gruñe Regulus.

Los labios de Sirius se presionan en una delgada línea, pero respira hondo y luego lo deja salir
lentamente. Todo lo que dice es: "Lo siento, Reggie".

"Sí", murmura Regulus, bajando la mirada, "yo también".


"Él no te culpó. No lo haría", murmura Sirius.

Regulus suelta una risa débil y levanta la mirada, encontrando a Sirius tan sincero como Regulus lo
ha visto alguna vez. "Ni siquiera lo conocías. Ni siquiera lo conocía, Sirius, no realmente".

"Está bien, tal vez no, pero…" Sirius frunce los labios, luego lo mira suavemente, como si fuera a
romperse. "Sé lo que es tener un mejor amigo, uno realmente bueno, de hecho, y no suelen culparte
por las cosas que no puedes perdonarte".

La cosa es que Regulus en realidad podría romperse después de escuchar eso, porque de alguna
manera le arde y lo calma al mismo tiempo. Lo que sale de la boca de Regulus es un ahogado, "No
es justo", porque no lo es. No es justo que todos los demás tengan lo que él no puede, lo que ha
perdido, lo que no tiene la voluntad de tomar.

"Sé que no lo es", asiente Sirius, con ojos tristes. "Lo sé."

Y esa es la cosa, ¿No? Sirius lo sabe. Los juegos también le quitaron mucho, incluso si Regulus no
lo vio todo. Él lo sabe con seguridad ahora de todos modos. Incluso sabe que todos los juegos
posteriores a los que fue mentor, especialmente este, también tomaron cosas de Sirius. Incluso
perdió a su mejor amigo, brevemente, junto con su hermano; recuperarlos nunca podrá
compensarlo por completo, y Regulus lo sabe.

No está tan seguro de que alguna vez para él también.

~•~

Pandora prepara el desayuno, por lo que Sirius está agradecido, porque desesperadamente no quiere
que Remus esté demasiado ocupado haciendo eso para pasar tiempo con él. Es algo ligero y rápido,
probablemente sea mejor que todos coman juntos en un ambiente grupal, pero Regulus ha estado
desconectado desde su pesadilla y no está listo para salir de su habitación, y James -sin razón
aparente- se ha duchado tres veces seguidas y no se le puede convencer de que abandone la cuarta.
James y Regulus, junto con Pandora, han insistido en que Sirius pase la mañana con Remus, y él no
puede evitar ceder a la tentación de hacerlo.

Se han encerrado en la habitación de Sirius, y Sirius está envuelto sobre él dramáticamente,


liberando al azar ruidos molestos y confusos de disgusto como si pudiera estar muriendo. Cada
vez, Remus resopla cariñosamente en su cabello y masajea su cuero cabelludo hasta que se calla de
nuevo.

A Sirius le gustaría pasar la mañana con Remus teniendo sexo vivaz y desordenado hecho de
desesperación, porque eso se siente muy adecuado para su terrible situación, pero Remus había
vetado esa opción con un pesar inmenso e innegable. Sirius ha verificado dos veces para ver si
Remus ha cambiado de opinión, pero Remus insiste en que es mejor si no lo hacen. Él jura de arriba
a abajo que solo los haría sentir peor, y que el sexo en sí mismo estaría empapado de pérdida y
ellos se extrañarían el uno al otro de forma preventiva, lo que solo aumentaría el dolor.

Entonces, Sirius lo deja pasar. Después de todo, Remus tiene más experiencia con el sexo y demás,
y no es como si insistiera en eso de todos modos si Remus dice que no. Solo quiere que Remus
sepa que está muy deprimido por la gratificación instantánea, incluso si eso hace que sus
sentimientos se lastimen más de lo que ya están.

Ambos han estado callados, pero Sirius ha mantenido un ojo en el reloj, su estómago se revuelve
debajo de él cada vez que lo mira para ver que pasa más tiempo. Se les acaba el tiempo y Sirius no
sabe qué hacer. No cree que haya nada que pueda hacer, aunque no por falta de debate interno y
planes mentales elaborados que tuvieron que descartarse repetidamente porque en realidad no
funcionarían.

"¿Y si?", comienza Sirius, con mucho cuidado, pero ni siquiera llega a expresar el pensamiento
completo antes de que Remus interrumpa.

"No funcionará".

"Ni siquiera sabes lo que iba a decir".

"Algo sobre que me metiste en tu bolso y me sacaste de aquí, o simplemente me escabulliste, o me


secuestraste y esperabas que nadie se diera cuenta", dice Remus.

Sirius levanta la cabeza y apoya la barbilla en el pecho de Remus, mirándolo con sospecha.
"¿Puedes leer mi mente?"

"Cada pensamiento sucio, travieso y vergonzoso", bromea Remus de inmediato, con los labios
contraídos. "Cada vez que me ves, es un flujo constante de: está bien, está bien, mantén la calma,
ahí está él, sé normal, solo sé normal, joder, ¿Cómo puedo ser normal?"
"Um". Sirius parpadea y levanta la cabeza, sintiéndose realmente un poco incómodo. "Espera,
¿Puedes realmente leer mi-"

"Por el amor de Dios, no", interrumpe Remus con una risa ahogada, sus ojos se iluminan. "¿Es eso
lo que piensas? ¿Verdaderamente?"

"Más o menos", admite Sirius, su cara se pone caliente. Remus se ve tan cariñoso. "Eso, o alguna
versión parecida, básicamente. No puedo evitarlo. Me haces sentir que voy a explotar".

"Te lo dije, me gustas tal como realmente eres, Sirius", murmura Remus, sacando la mano de
donde está enterrada en el pelo de Sirius con el único propósito de volver a meterla ahí, rascándole
suavemente el cuero cabelludo. Hay una leve sonrisa en su rostro, un poco nostálgica. "¿Quieres
saber algo?"

"Sí", responde Sirius inmediatamente.

"De hecho, tuve que armarme de valor para tocar tu cabello la primera vez que lo hice", le informa
Remus. "Estaba... nervioso. Tenía muchas, muchas ganas, pero todavía estaba volviendo a aprender
cómo dejarme tener las cosas que quería, así que empecé despacio, con solo las puntas, trabajando
hasta enrollar algunas hebras alrededor de mi dedo, y luego, finalmente, simplemente... fui a por
ello. Incluso eso se sintió como un acto de rebelión. Estaba asustado y emocionado, y luego lo
único que importaba era cómo se sentía tocarte. Cada vez, Sirius, tú importas más".

Sirius traga con fuerza, sus ojos pican. Parpadea rápidamente y susurra: "Te voy a extrañar
muchísimo".

"Cada vez que lo hagas, cada vez que cruce por tu mente, tómalo como un recordatorio para que te
trates con cuidado", susurra Remus, con las cejas fruncidas. "Solo soy yo quien está ahí para
decirte que seas amable contigo mismo, que comas si no lo has hecho, que descanses si lo
necesitas, que disminuyas la velocidad y lo hagas un día a la vez. Eso es todo".

"Tú también pensarás en mí, ¿Verdad?" pregunta Sirius.

Remus resopla débilmente. "Constantemente, te lo aseguro".

"Entonces te aseguro ", murmura Sirius, "que solo soy yo estando contigo como un recordatorio de
que te mereces algo mejor de lo que tienes. Nunca olvides eso, Remus. Nunca olvides que te
mereces cosas buenas, que yo deseo desesperadamente que las tengas."

"Trato hecho", murmura Remus.

"Yo-" Sirius toma una respiración profunda, estremeciéndose, su estómago se contrae por el miedo.
"Tengo miedo de olvidarlo. No es mi intención, pero ¿y si… Remus, qué pasa si yo…?"

"Sirius-"

"¿Qué pasa si confundo todo esto contigo? ¿Qué pasa si invento recuerdos que nunca tuvimos u
olvido los que sí tenemos? No quiero hacer eso. No sé cómo pararlo. Yo no..."

"No lo harás", interrumpe Remus. "Y, si lo haces, está bien. Está bien. Cualquier recuerdo que
pierdas, lo conservaré. Cualquier recuerdo que inventes es solo... es real en alguna otra vida, ¿qué
te parece? Y-y puedes pedirle ayuda a James o a Regulus, ya sabes. Soy consciente de que estás
decidido a cuidar de ellos, pero no tengas miedo de dejar que ellos cuiden de ti también. Ellos
quieren hacerlo, ¿vale? Eso significa algo".

"Está bien", dice Sirius con voz áspera. Muerde el interior de su mejilla, tratando de evitar la
devastación que se arrastra como un tornillo alrededor de su garganta. "¿Estás seguro de que no
puedo robarte?"

"Lamentablemente, no", le dice Remus, suspirando. "Tengo un rastreador en mi muslo, y enviaría


una notificación si lo corto. No creas que no ha pasado por mi mente, porque sí, pero-" Traga
saliva. "Nunca llegaría lejos. Vendrían por mí. Estaría muerto antes de que pudiera salir del

Hallow. Y—y mi papá… Sirius, todavía está vivo. Podrían matarlo si yo… si me atreviera a…”

"Está bien, oye, está bien, lo siento", interrumpe Sirius rápidamente, tratando de calmar el creciente
tono de angustia en la voz de Remus. Levanta la mano para acunar la mejilla de Remus,
sonriéndole suavemente. "Está bien, Remus. Lo entiendo. Lo… joder, lo siento mucho".

"Solía pensar mucho en eso, ¿Sabes? Solía idear planes sobre cómo escapar y escapar. Estaba...
bueno, estaba bastante obsesionado con eso, en realidad, y luego simplemente... haciéndolo. Ni
siquiera sé cuándo. Simplemente, un día, me di cuenta de que esencialmente me había dado por
vencido y cedido", explica Remus, y Sirius no cree haber escuchado algo más trágico en su vida.
No se siente bien, el mero concepto de Remus Lupin rindiéndose y cediendo a cualquier cosa. "No
sé cuándo perdí la esperanza, Sirius, pero sé exactamente cuándo la recuperé. El preciso momento
en que te conocí".

"Te lo recordaré tantas veces como necesites", murmura Sirius, sintiendo un nudo en la garganta.
"Quise decir lo que dije. Tengo que volver aquí todos los años, y cueste lo que cueste, me
aseguraré de volver a verte. Te lo prometo, Remus".

"Si no puedes", comienza Remus.

"No hay un no se puede", dice Sirius bruscamente. "Lo haré".

El rostro de Remus se suaviza. Él sonríe levemente. "De acuerdo."

Sirius se relaja un poco. "De acuerdo." Se miran el uno al otro durante un largo rato, y luego Sirius
exhala explosivamente. "¿Qué te va a pasar? Quiero decir, ¿Simplemente… te quedas aquí?"

"No", dice Remus, haciendo una leve mueca. "Los sirvientes que no están en asignaciones se
mantienen en Azkaban. Es una prisión donde residimos hasta que somos elegidos y aprobados para
las asignaciones. Solo unos pocos sirvientes nunca van allí, aquellos que están asignados a tiempo
completo en el castillo de Riddle. El resto de nosotros tenemos que permanecer allí".

"¿Cómo es?" Sirius pregunta con cautela. "Azkabán, quiero decir".

"Es…" Remus se queda en silencio, la tensión recorre todo su cuerpo, algo bloqueado en su
expresión neutral que hace que Sirius esté casi seguro de que Remus no se lo dirá. Hay muchas
cosas de las que Remus no se siente cómodo hablando, y Sirius no quiere presionar, incluso si tiene
curiosidad. Aún así, al final, Remus lo sorprende. "Hace frío. Mucho frío y... y es hueco. Hay un
silencio mortal en las celdas, porque... bueno, porque tenemos que mantener nuestras máscaras,
incluso allí, y el silencio es... Hace que sea imposible no escuchar los gritos de los niveles más
bajos. Ahí es donde ellos, um, experimentan y… bueno.”

Sirius siente que su corazón se hunde solo de pensar en la presencia de Remus. Remus claramente
ha dicho todo lo que puede, por lo que Sirius se obliga a no hacer más preguntas, y tal vez hay una
parte de él que está aterrorizada por saber más. La idea de Remus en esas condiciones hace que su
piel se erice y cada célula de su cuerpo grite en protesta.
"¿Tendrás alguna tarea?" pregunta Sirius, tenso.

"No lo sé", murmura Remus, y suspira cuando los ojos de Sirius se cierran. Sus dedos aprietan el
cabello de Sirius, dándole una suave sacudida, animándolo a abrir los ojos. Cuando lo hace, Remus
sonríe, solo un poco. "No te preocupes por nada de eso, Sirius. Solo… estemos aquí juntos, ¿Sí?"

"Sí, está bien", dice Sirius con voz áspera, lanzando sus ojos hacia el reloj e instantáneamente
sintiendo una ola de lágrimas asaltarlo cuando ve cuánto tiempo tienen, o no tienen, en realidad.

"Sirius," dice Remus suavemente.

"Es demasiado pronto", gruñe Sirius. "Yo-yo no quiero ir. Por primera vez, no quiero ir, y es
totalmente tu culpa, porque no quiero dejarte".

"Lo siento, cariño", susurra Remus.

"No tuvimos suficiente tiempo", Sirius se ahoga, cerrando los ojos con fuerza mientras entierra su
rostro en el pecho de Remus, indefenso ante los sollozos que lo arrancan.

Remus acaricia su cabello y eso es todo.

~•~

James se ha duchado seis veces. Cada vez que salía, duraba unos diez minutos antes de volver a
entrar. El vapor había hecho maravillas en su pierna, y es lo único que ha podido quitarle el frío de
los huesos. Había soñado con Vanity la noche anterior, tratando de evitar que se congelara, pero no
había estado lo suficientemente caliente y ella se había congelado antes de empujar sus dedos
helados directamente en su pecho. Ha estado temblando desde entonces.

Aún así, las duchas ayudaron, y no tiene un séptimo, principalmente porque las yemas de sus dedos
se han arrugado de una manera que no le gusta. En su lugar, sale a la cocina, tratando de dejar que
la charla de Pandora lo caliente. Lo hace, un poco.

"No mucho ahora, James, y estarás en casa", le dice Pandora desde donde está sentada a su lado en
la mesa. Ella le preparó una taza de té humeante, que él ha estado bebiendo, dejando que lo
caliente de adentro hacia afuera.

"¿Alguna vez volveré a verte?" murmura James.

Pandora le da una sonrisa amable. "Bueno, me verán para la gira de la victoria, por supuesto, y me
verán todos los años para la cosecha. Llego un poco temprano, así que no estaría de más pasar a
saludarme, si es algo que te gustaría".

"Sí, creo que realmente lo haría", le dice James, completamente sincero. Él le sonríe débilmente.
"Eres mi amiga, Pandora".

"Yo... Bueno, sé que puede ser una sorpresa, considerando mi posición, pero quiero que sepas que
me siento realmente honrada de ser tu amiga y la de Regulus", dice Pandora en voz baja. "Eres más
que un Victor, para mí. Por favor, nunca pienses diferente".

"No podría", dice James simplemente, porque realmente no podía. Pandora se ha asegurado de eso.
Él se acerca y toma su mano, dudando solo por un momento antes de levantarla y presionar un beso
cuidadoso en el dorso de sus dedos. Él le sonríe tímidamente cuando la suelta. "Acabo de
enterarme de lo que eso significaba anoche, pero realmente te admiro a ti y a todo lo que has hecho
por nosotros, así que creo que es apropiado que seas la primera persona a la que le hago eso.
Gracias, Pandora, para todo."

Las lágrimas inundan los ojos de Pandora casi al instante, y la sonrisa de James cae cuando sus
ojos se agrandan, pero ella ahoga una risa húmeda y agita las manos, sollozando. "No, es—no te
veas tan preocupado, solo estoy muy—Soy emocional, supongo. Significas mucho para mí, James.
Tú y Regulus. Sirius también. Todos ustedes, es imposible que sepan lo que todos ustedes
significan para mí".

"Creo que tenemos una idea", murmura James suavemente. Tú también eres importante para
nosotros.

Eso hace que Pandora vuelva a ponerse en marcha, y ella se levanta rápidamente para girar
alrededor de la mesa, esperando solo lo suficiente para obtener su permiso antes de abrazarlo
mientras él todavía está en su silla. Él se inclina hacia ella, impotentemente afectuoso. Todavía
huele a limones.
Cuando lo deja ir, Pandora se ríe y murmura en voz baja sobre la necesidad de arreglar su
maquillaje, apretando su hombro antes de barrer. James piensa que ella solo necesita un momento,
así que la mira irse con una suave sonrisa. Ella tiene razón, él no esperaba preocuparse por ella
tanto como lo hace, pero nunca ha estado más agradecido por estar equivocado.

Es especial, lo que Pandora representa para él. Ella y Dorcas. Gedeón y Fabián también. Aunque el
Hallow puede ser hueco, todavía hay Hallows con tanta vida y bondad dentro de ellas que lo llenan
con esta esperanza implacable a la que está más que feliz de aferrarse. Esto es lo que quiere decir
acerca de creer que hay bondad en las personas, en este mundo, incluso en este mundo que tiene
tanto dolor y horror en él que encontrar una pizca de bondad parece imposible. Pero no lo es, y eso
es importante para él.

James se sienta a la mesa y termina su té, pero no se demora mucho. Sirius está con Remus, como
debe ser, y James cree que moriría literalmente antes de interrumpirlos. Se merecen su tiempo
juntos. Sin embargo, todavía está inquieto, no quiere estar solo en particular y, por supuesto,
siempre hay una parte de él que quiere estar cerca de Regulus.

No lo ha visto desde las entrevistas. En el momento en que regresaron a la suite, se separaron y no


encontraron el camino de regreso. Eso es algo de ellos, ¿No?

Realmente, James supone que es apropiado que sea él quien busque a Regulus nuevamente, para
seguir intentándolo a pesar de todas las razones por las que no tiene sentido. Si alguien sabe cómo
armar el optimismo, es él. Sigue siendo... él, incluso después de todo. De alguna manera, eso hace
que la vida sea un poco más fácil.

Tomando una respiración profunda, James usa su bastón para ayudarse a levantarse de su silla,
arrastrando los pies por el pasillo y deteniéndose brevemente fuera de la puerta de Sirius. Él no
escucha. Él simplemente se quedó allí, sintiendo una ola de protección inundándolo, sus dedos
picando con la necesidad de proteger a Sirius—y a Remus—de la pérdida que están soportando.
Quiere, pero no puede.

Tragando saliva, James continúa, deteniéndose solo una vez que está fuera de la puerta de Regulus
esta vez. Su estómago se retuerce por los nervios, pero se arma de valor y llama. "¿Reg? Soy, um,
James. Quiero decir, obviamente sabes que soy yo. ¿Estás... ahí? Bueno, puede que estés en tu
balcón, así que probablemente ni siquiera puedas oírme, pero yo solo..."

"Estoy aquí", llama Regulus, su voz apagada como si no estuviera cerca de la puerta esta vez.

"Vaya." James parpadea, realmente sorprendido de que uno, Regulus no esté en el balcón, y dos, en
realidad está dispuesto a responderle a James. Aclarándose la garganta, James juguetea
ansiosamente con el mango de su bastón. "¿Estaría bien si entro?"

Hay un largo, largo silencio que se extiende tanto que James está bastante seguro de que va a ser
un no, lo cual respetaría, pero Regulus lo sorprende diciendo: "Sí, está bien".

Vacilante, James abre la puerta y se desliza adentro, cerrándola detrás de él. Inmediatamente se da
cuenta de por qué Regulus sonaba tan lejos. No está en el balcón, pero está parado en la entrada,
apoyado contra la puerta abierta y mirando hacia afuera, de espaldas a James. Él no se da vuelta, y
ninguno de los dos habla por un largo momento.

Finalmente, James pregunta tentativamente: "¿Te estás despidiendo de la vista?"

Esto, por alguna razón, es algo incorrecto para decir. Oye la inhalación brusca de Regulus y ve que
todo su cuerpo se pone rígido por la tensión, y no sabe qué ha hecho mal. Siempre se equivoca con
Regulus, sin importar cuánto lo intente. Cada maldita vez.

"Sí", dice Regulus, entrecortado, "algo así".

"Lo siento si... lo siento. No sé lo que dije, pero lo siento", murmura James con cansancio, con los
hombros caídos.

"No te preocupes por eso", responde Regulus, la tensión se va desvaneciendo lentamente de sus
hombros. Sin embargo, su voz todavía tiene un borde. "¿Por qué estás aquí, James? ¿Qué
necesitas?"

James siente que su corazón cae cuando se da cuenta de que Regulus está haciendo esto,
permitiendo que James entre, solo porque piensa que James necesita algo de él. Y James no quiere
que se trate de eso. No quiere que Regulus ignore sus propias incomodidades en el esfuerzo por
cuidarlo, independientemente de lo que realmente quiera.

"No-hagas eso. No tienes que hacer eso, Regulus", dice James con el ceño fruncido. "No tienes que
priorizar mis necesidades sobre las tuyas, especialmente cuando chocan con las tuyas".

"Cállate, James", responde Regulus con desdén. "No puedo darte nada más, pero puedo darte esto.
Esto es algo que puedo hacer, así que lo haré. ¿Qué necesitas?"
Tú, piensa James. Sirius. Mis padres. Gedeón, Fabián y Peter. Irene y Mathias. Vanity y Hodge.
La paz mundial.

"Yo solo…" James se calla, porque obviamente Regulus no puede darle nada de eso, y James no
espera que lo haga. "No lo sé. Nos iremos a casa hoy. Pronto. Yo sólo... supongo que quería hablar
contigo antes de que nos fuéramos, eso es todo".

"Tomó mucho llegar aquí, ¿No?" Regulus murmura.

"Sí", dice James en voz baja. "Sí, lo hizo".

Regulus suspira. “Será agradable para ti. Ver a tus padres, quiero decir.”

"Lo será", James está de acuerdo con cuidado, incluso cuando su corazón salta y sus dedos
hormiguean con el recordatorio de que volverá a ver a su mamá y papá hoy. Pero Regulus... Bueno.
"Em, ¿Y tú? ¿Estás, um, emocionado de... ver a los tuyos otra vez?"

"Extasiado", dice Regulus rotundamente, y James se estremece. Regulus tiene una relación muy
complicada con sus padres, James lo sabe, por lo que no está del todo seguro de cómo manejar esta
conversación con él. Con Sirius, es más fácil, porque Sirius los odia a muerte. Regulus, James sabe
que no. Al menos no del todo.

James se muerde el labio. "¿Estarán... enojados contigo? Por... nuestra..."

"¿Historia de amor?" Regulus pregunta irónicamente. "Sí, lo más probable. No les importará que lo
hicimos para sobrevivir. No les importará que no tuviéramos elección. Realmente te desprecian, lo
sabes".

"Sí, lo sé. Lo tomo como un cumplido". James hace una pausa, luego tose. "Eh, sin ofender".

Regulus suelta una risa suave y tranquila que no dura mucho pero que, de todos modos, ilumina a
James de adentro hacia afuera. "No me ofendo, lo prometo. Es un cumplido, supongo. En cualquier
caso, realmente no me importa. Simplemente no me importa lo que vayan a pensar o cómo vayan a
actuar. Si me repudian igual que a Sirius, pues que así sea. Si no, pues claro. Su opinión nunca me
pareció tan insignificante como ahora".

"¿Eso es algo bueno?" James comprueba con cautela.

"Es…" Regulus hace una pausa, luego tararea. "No, no lo creo. Tampoco creo que sea algo malo.
Simplemente... lo es".

"Correcto", dice James. "Bueno, ¿Hay alguien más por el que estés un poco emocionado de ver?"

"Barty", responde Regulus al instante, sin dudarlo, con una nota baja de anhelo en su voz que hace
que James instintivamente rechine los dientes. Empuja la respuesta reflexiva de los celos lo más
lejos posible, porque incluso si es Barty, James está agradecido de que Regulus tenga a alguien con
quien esté ansioso por volver. No tiene a nadie más, ni siquiera a sus malditos padres, por lo que
James reprime sus celos y decide estar agradecido por Barty. "Prácticamente puedo oírte echando
humo ahí atrás".

James se aclara la garganta. "No, eso es... es bueno. Quiero decir, realmente, es bueno que lo
tengas".

"¿Tratando de ser el mejor hombre?"

"Tratar de ser un mejor hombre. Es una elección que nunca quiero dejar de intentar hacer. A veces
es más difícil de lo que debería ser. Más difícil de lo que solía ser".

"Eres un buen hombre", dice Regulus en voz baja. "Mejor que la mayoría, incluso sin intentarlo.
Está bien si no lo haces bien cada vez. Es como dijiste, nunca podrán quitarte quién eres, y te
prometo que eres bueno. Nunca lo dudes."

"Te amo", soltó James, las palabras simplemente se le escaparon de los labios, porque se sentía
tan... tan lleno. Tan lleno de tantas cosas, buenas y malas, y así es como sale de él. Amor. Cada
vez, siempre es amor. Regulus no puede decirle cosas así, cosas que lo hacen querer doblarse por la
mitad y llorar, y no esperar esta respuesta.

Regulus agacha la cabeza hacia adelante, sus hombros estirados, y James puede escucharlo
tomando una respiración medida antes de soltarla lentamente. Él no responde. Él no dice nada en
absoluto.
"Lo… lo siento. Eso fue… lo siento", tartamudea James, sacudiendo la cabeza mientras cierra los
ojos con fuerza. "Solo—solo lo dije porque es verdad, no porque espere algo de ti. No lo espero,
Regulus, ni siquiera cuando lleguemos a casa".

"Cuando lleguemos a casa", dice Regulus con voz áspera, "creo que ambos vamos a necesitar...
tiempo. Y espacio. Creo que es mejor si no lo hacemos, si nosotros..."

"No presionaré", interrumpe James con firmeza, con los ojos abiertos de golpe. Se encoge de
hombros, porque necesita que Regulus escuche esto, que lo sepa. "Te prometo que no presionaré,
¿De acuerdo?"

Regulus se desinfla un poco, exhalando todo a la vez. "Gracias", susurra. Y luego, "Solo, sé que
eso no es suficiente, pero eso es todo lo que tengo, y lo siento. Lo siento tanto que yo..."

"Detente. Regulus, detente", interrumpe James, sintiendo una opresión en el pecho, porque puede
ver cuánto está luchando Regulus con esto, con todo. "Es suficiente. Es más que suficiente. Eres
suficiente, ¿De acuerdo? Oye, mírame. ¿Puedes mirarme?"

Regulus se queda en silencio por un momento, respirando de nuevo por un largo momento antes de
dar un paso atrás y cerrar la puerta del balcón. Todavía duda, y el momento de vacilación rompe
por completo el corazón de James. Pero, inevitablemente, Regulus se gira para mirarlo, y su
expresión inmediatamente se fractura tan pronto como sus ojos se encuentran, su respiración se
entrecorta mientras se queda muy quieto.

James olvida instantáneamente lo que iba a decir, porque Regulus lo mira con los ojos muy abiertos
llenos de puro asombro, algo reverente en su mirada. "¿Reg? ¿Qué? ¿Qué es?"

"Tus anteojos", dice Regulus, y su voz se quiebra. La mano de James que no está en su bastón
vuela automáticamente para tocar la esquina de sus marcos, sobresaltándose un poco al recordar
que están ahí, posados en su nariz como si nunca se hubieran ido. Todavía se sienten igual.
"Recuperaste tus anteojos".

"Sí, yo—" James realmente nunca llega a terminar, porque Regulus cierra la distancia entre ellos
ridículamente rápido y tiene la cara de James entre sus manos en segundos, besándolo como si
fuera la primera vez, y la última, y tal vez lo sea.
James no tarda mucho en cambiar de marcha, inmediatamente y de todo corazón está de acuerdo
con esto, todo lo demás deja de existir casi instantáneamente. Su bastón repiquetea
descuidadamente en el suelo mientras sus brazos vuelan para deslizarse alrededor de la cintura de
Regulus, arrastrándolo más cerca. Regulus se pone rígido contra él al instante, y James
rápidamente deja caer sus brazos, sin tocarlo, lo que le da a Regulus el espacio para relajarse,
hundirse en él. Lo hace, poco a poco, emitiendo un pequeño sonido durante el beso, algo débil y
desesperado que hace temblar a James.

Regulus está besando a James tan ferozmente, tan profundamente, que James puede sentir dónde
sus anteojos se presionan contra su rostro, volviéndose un poco torcidos por la fuerza.

Dura lo que tarda en doblarse la pierna de James, que en su opinión no es suficiente. Ni siquiera le
importa una mierda el dolor creciente en su pierna, porque se siente peor, y es tan sordo, un latido
sordo en el fondo, que literalmente puede ignorarlo. Bueno, puede hasta que su pierna
aparentemente decida que ha terminado de sostener todo su peso y simplemente se da por vencida.

James maldice bruscamente cuando se separan, porque tropieza y casi se cae; la única razón por la
que no colapsa es porque Regulus lo atrapa rápidamente, sosteniéndolo con un gruñido. Es sencillo
y desordenado mientras tropiezan hacia la cama, James deja escapar un largo torrente de insultos
furiosos todo el camino, completamente furioso por su situación.

No está seguro de qué lo enoja más; el hecho de que tenga la herida, o el hecho de que su pierna le
esté fallando cuando ha confiado en ella toda su vida, o el hecho de que un beso que comenzaron
solos, en privado, fue interrumpido con un recordatorio de lo que ambos preferirían olvidar.

"¿Estás bien?" Regulus pregunta mientras ayuda a James a sentarse en el borde de la cama,
mirándolo con los ojos muy abiertos.

"Estoy bien", espetó James. "Simplemente grandioso".

Regulus traga. "Lo siento. No debí-"

"No, no, absolutamente deberías haberlo hecho", corrige James rápidamente. "De hecho, si
quisieras, podrías—"

"Voy a buscar tu bastón", interrumpe Regulus con firmeza, sin encontrar su mirada mientras
retrocede para hacer exactamente eso.
James levanta las manos y hace la mímica de estrangular a una entidad invisible hacia el cielo, o el
universo, porque tiene que haber alguna deidad por ahí disfrutando jodiéndolo y haciéndolo
miserable. Él gime y se deja caer en la cama de Regulus, luchando contra la ridícula necesidad de
patear, agitarse y gritar a todo pulmón. Oh, está jodidamente enojado por esto. Se estaban besando.
Estaban… estaban…

"James", murmura Regulus, empujándolo con su bastón.

James lo arrebata y lo tira por el borde de la cama mientras se levanta de golpe y grita:

"Por favor, por favor, no dejes que mi pierna se interponga en lo que estábamos haciendo".

"No lo hago", murmura Regulus, luego suspira cuando James presiona sus labios en una fina línea.
"Te juro que no, James. Hay innumerables maneras en que podríamos hacer lo que estábamos
haciendo y más, eso no sería un problema para tu pierna. No es eso ".

"Entonces ¿Qué es?" James pregunta con cansancio.

Regulus traga. "No debería haberlo hecho para empezar. No, nada ha cambiado, ¿De acuerdo?
Todavía no puedo. Joder, ni siquiera podía dejar que me tocaras. No debería haber hecho eso,
estuvo mal. Lo siento".

"¿Por qué lo hiciste?" James murmura.

"No pude evitarlo", admite Regulus, con tensión en su voz mientras estira la mano y toca
suavemente el lado de las gafas de James. Su rostro se suaviza mientras los endereza en el rostro de
James, y se ve tan amoroso que el corazón de James se desboca.

James se inclina más cerca, mirándolo. "No estoy molesto porque lo hiciste. Lejos de eso, de
hecho. Si quieres, podemos simplemente besarnos, y no te tocaré. Podemos, quiero decir, no tiene
que... significar nada. "

"James", dice Regulus rotundamente, arqueando una ceja hacia él, pero James sigue obstinado.
Regulus suspira. "Te conozco, idiota. Por supuesto que significará algo, especialmente para ti, y..."
Sostiene la mirada de James, su voz mucho más tranquila mientras exhala y confiesa: "Significará
algo para mí también. Significará demasiado y dolerá, ¿Y no estamos lo suficientemente heridos?"
"Sí, exactamente. Ya duele, así que esto no cambiará nada", susurra James. "Sé que no cambia
nada, amor, y no espero que lo haga. No lo necesito".

Regulus cierra los ojos, flexionando los dedos antes de retirar la mano de las gafas de James. "Solo
será bueno mientras lo estemos haciendo, y luego te arrepentirás".

"¿Lo haré?" James murmura. "No creo que lo haga. Creo que estaré agradecido de haberlo hecho,
incluso si no nos acerca más a lo que queremos. Si no quieres, eso es una cosa, te estás conteniendo
porque estás tratando de protegerme, eso es algo completamente diferente".

"Obviamente quiero", responde Regulus, como insultado por la insinuación de que no quiere, lo
cual está muy lejos de todas las veces que negó querer a James. Todavía es tan impactante verlo ser
sincero y honesto sobre sus sentimientos, pero James se está dando cuenta de que Regulus nunca
antes le había mentido. Realmente no lo sabía. "Yo solo…"

"¿Me quieres? Estoy aquí. Estoy jodidamente aquí, amor", exhala James. Su corazón late con
fuerza en su pecho, porque Regulus se inclina hacia adelante, como si lo estuvieran arrastrando
lentamente. "Úsame. Tómame, luego descártame. Hazme daño. No me importa, Regulus. Puedes
hacerme cualquier cosa y te lo agradeceré cada vez".

La respiración de Regulus se entrecorta audiblemente y se balancea hacia adelante, sus dedos


temblando inquietos. Hay tanta restricción en su cuerpo que es casi doloroso mirarlo, y James,
quizás tontamente, quiere tirar de esa restricción y morderla, apretarla entre los dientes y saborear
el sabor cuando finalmente se rompa. Cada parte de él lo anhela, deseando tanto que Regulus, en
pocas palabras, simplemente pierda los estribos y deje de contenerse, sin importar las
consecuencias.

Lejanamente, James sabe que Regulus se detiene por una razón, porque tiene un trauma para
navegar, porque solo puede llegar hasta cierto punto y dar mucho antes de que se queden varados
sin nada, no más cerca de lo que anhelan, nunca lo suficientemente cerca. Pero eso está bien.
Bueno, no lo es, pero James ha hecho las paces con eso y seguirá haciéndolo, y esto... Solo quiere
lo que sea que Regulus le dé. Lo que sea que Regulus pueda darle. James lo tomará, lo que sea, y
nunca exigirá más.

James lo tomó cuando era ignorancia, y James lo tomó cuando era burla, y James lo tomó cuando
era confuso, y James lo tomará cuando duela, con mucho gusto. Regulus había puesto una daga en
su garganta, y una parte de James esperaba que la usara, solo para tener eso de él también.
"No quiero lastimarte más", susurra Regulus y, a pesar de sus palabras, se está acercando como si
la tentación fuera demasiado difícil de resistir, lo que tal vez se le suba un poco a la cabeza a
James. Sigue olvidando que Regulus realmente lo quiere, que tiene algún atractivo para Regulus, y
redescubrir eso es una carrera cada jodida vez.

"Quiero que lo hagas", admite James sin rodeos, completamente sin aliento, mirándolo con
asombro. "Hazme daño. Sólo arruíname".

"James", murmura Regulus, como con desaprobación, pero aún no detiene su lento acercamiento,
por lo que James cree que no tiene por qué avergonzarse de lo que está diciendo.

"Piénsalo, amor. Una bofetada en la cara es solo una mano acunando una mejilla con demasiada
fuerza", dice James, con la boca seca. "Puedo soportarlo. Te juro que puedo soportarlo. Incluso
podría gustarme la forma en que duele, siempre y cuando sea tu mano la que deje la marca".

Regulus traga. "Mereces más."

"Oh, confía en mí, esto servirá por ahora", le asegura James, todo su cuerpo canta con anticipación
mientras Regulus apoya su rodilla en el borde de la cama al lado del muslo de James.

"¿Qué pasa si nunca puedo darte algo mejor?" Regulus pregunta, todavía vacilante, su mirada
cautelosa.

"Eres lo mejor que jamás tendré, sin importar cómo pueda tenerte, aunque sea brevemente", susurra
James, manteniendo las manos planas sobre la cama, los dedos temblando. "¿Y tú? ¿No te mereces
esto?"

"No", responde Regulus al instante, sonando seguro.

"Lo haces, absolutamente lo haces, y lo tendrás. Si lo quieres, lo tendrás", declara James, lo que
significa que hasta su maldita alma, y luego su alma se enciende porque Regulus parece ceder, sus
manos extendiéndose para enmarcar el rostro de James.

"Lo siento", dice Regulus con voz áspera.


"Yo no", susurra James, estirando el cuello lo más que puede, gimiendo impotente cuando Regulus
se encuentra con él a mitad de camino y lo besa.

Y ahí está. El chasquido. La moderación de Regulus se convierte en ceniza con un chisporroteo


James jura que puede oír donde las palmas de Regulus acunan sus mejillas. Es prácticamente
instantáneo, como si su resistencia hubiera estado hirviendo lentamente durante mucho tiempo, tal
vez una década. El mero pensamiento hace que la cabeza de James dé vueltas con una mezcla de
deleite y alivio y sí, sí, sí. Regulus agarra su cabello y tira, tirando de la cabeza de James hacia
atrás para levantarse ligeramente y besarlo desde un ángulo más alto, como un dios benévolo que
le da vida a los pulmones de James.

Él no se detiene. No se detiene, y James siente que está levitando tan pronto como se da cuenta de
que realmente está sucediendo, que en realidad están haciendo esto. Él sabe que es una mala idea;
simplemente no le importa.

Regulus resulta estar bastante necesitado, para el deleite interno de James. Es jodidamente
pegajoso y exigente, incluso cuando solo se están besando. Es desordenado y desesperado entre
ellos, Regulus constantemente tratando de acercarse y besarlo más profundamente, un gemido bajo
se le escapa cada vez que James se atreve a separarse, aunque sea una pulgada para un pequeño
sorbo de oxígeno que tanto necesita.

"Está bien, está bien", balbucea James sin aliento, flexionando los dedos en las sábanas, sin tener
más opción que inclinar la cabeza hacia un lado para que Regulus pueda agarrarse a su garganta,
porque aparentemente alejarse de James sería un crimen de algún tipo. "Esto es… es solo besarse,
¿Verdad?"

"Solo besarnos, solo esto, y no, no te muevas, James. Quédate así", murmura Regulus contra su
piel, como una advertencia. "Te quiero aquí mismo. Aquí mismo..."

Aturdido, James suelta una carcajada y jadea: "Sí, está bien. Lo que quieras, amor".

"Eres tan—" Regulus ni siquiera termina, porque ha regresado a la boca de James, y parece más
preocupado por eso que por hablar.

James se siente simultáneamente borracho e intensamente lúcido, perdido en la sensación de


Regulus a su alrededor y aún capturando mentalmente cada momento para aferrarse para siempre.
Regulus pasa sus dedos por el cabello de James, tirando con tanta brusquedad que todo el cuerpo de
James hormiguea. Un escalofrío lo recorre, y aprieta los dedos en las sábanas, sintiéndose como un
motor a segundos de la combustión, segundos de estallar en llamas.
No disminuyen la velocidad, no se detienen, simplemente dejan que el mundo se les escape, sin
importar cuánto les va a doler cuando inevitablemente se estrelle contra ellos una vez más.

Tomará un tiempo, pero más tarde, mucho más tarde, James recordará esto y se preguntará, con
tristeza, si también fue un regalo de despedida.

~•~

Remus ha visto a Sirius en varios estados de desesperación, pero de alguna manera esto es mucho
peor. Tal vez sea porque todas las cosas que estaban mal antes terminaron en su mayoría
funcionando; recuperó a su hermano y a su mejor amigo. ¿Pero esto?

No hay un final feliz para esto.

Francamente, a Remus le resulta particularmente abrumador estar tan familiarizado con la


desesperación de Sirius, incluso más que con su alegría. Por un amplio margen, Remus estuvo
mucho más expuesto al dolor de Sirius que a su felicidad, y no se siente justo para él. Está
agradecido por cada pedacito de Sirius que pudo tener, pero siempre le dolerá el hecho de que vio
más lágrimas que sonrisas.

"Remus, ¿Por qué estás agarrando eso?" Sirius murmura, mirándolo con los ojos muy abiertos y
llorosos mientras recoge su máscara de donde la sentó originalmente en el soporte de Sirius. Por lo
general, lo guarda en la cocina, pero había ido directamente a la habitación de Sirius tan pronto
como llegó esta mañana, apenas recordando quitarse la máscara antes de entrar.

"Sirius", dice Remus en voz baja, "tendré que volver a ponérmelo cuando todos se vayan. Tengo
que esperar aquí a que vengan a buscarme para viajar de regreso a Azkaban. No sé exactamente
cuándo será eso, así que tengo que ponérmelo tan pronto como te vayas".

Los labios de Sirius se presionan en una delgada línea, y luego mira hacia otro lado mientras
parpadea con fuerza, traga saliva y respira profundamente. Él asiente bruscamente, luego cierra los
ojos con fuerza, pareciendo dolido.

"Ven aquí", gruñe Sirius, abriendo los ojos y haciéndole señas para que se acerque, su cara
manchada y roja de una manera que a Remus no le agrada en absoluto. Es un desastre, incluso así,
y sigue siendo hermoso, pero Remus quiere el rubor que ama, el dulce. Sirius no está en
condiciones de dárselo mientras extiende la mano y mueve los dedos. "Déjame sostenerlo".

"¿Mi máscara?" murmura Remus, sin duda un poco desconcertado incluso mientras se acerca para
pasárselo a Sirius.

"La máscara. No es tu máscara", corrige Sirius bruscamente, y Remus muerde los labios, pensando
que es mejor que no mencione que esta máscara es literalmente suya, porque se ajusta a su cara,
está construida y hecha para él y solo para él.

"¿Qué estás haciendo?" pregunta Remus, poniéndose rígido cuando Sirius se lleva la máscara a la
cara. Inmediatamente odia verlo enmarcado en Sirius, con el estómago revuelto.

Sirius no le responde, pero afortunadamente no intenta ponerse la máscara por completo. No,
simplemente se lo lleva a la cara y procede a besarlo por dentro. Como, un fuerte y fuerte beso que
hace que Remus parpadee.

"Allí", declara Sirius con decisión, asintiendo con firmeza mientras tiende la máscara de nuevo.
Atrapa la mirada de Remus y dice, sin una pizca de vergüenza o pudor, "De esta manera, cada vez
que lo tengas puesto, te daré un beso".

Remus lo mira fijamente, su pecho palpita con una mezcla estrangulada de cariño y dolor. Oh,
cómo ama a este hombre. Tragando saliva, gruñe: "La forma más rápida de hacer que nunca quiera
quitármelo".

Sirius suelta una risa ronca que parece salirse de él, y las lágrimas vuelven a acumularse en sus
ojos. Están bordeados de rojo e hinchados, sus pestañas están agrupadas. Remus se acerca para
tomar la máscara, y tan pronto como la tiene, Sirius choca contra él y se retuerce en sus brazos, no
por primera vez, pero posiblemente por última. Remus envuelve sus brazos alrededor de él,
sujetando su máscara detrás de su espalda, y presiona un beso en la mejilla de Sirius mientras se
entierra más cerca.

"Me tengo que ir", se ahoga Sirius.

"Lo sé", dice Remus suavemente.

Sirius se aferra a él por un poco más de tiempo, luego suelta un sollozo silencioso y bastante
adorable antes de cambiar para apoyarse en Remus, aparentemente decidido a permanecer unido
todo el camino hasta la puerta. Remus se ajusta, manteniendo un brazo alrededor de él mientras
arrastran los pies, dirigiéndose a la sala principal.

Pandora, Regulus y James ya están allí, esperando junto a la puerta. James está apoyado en su
bastón, mirando a Regulus con un enfoque descarado, como si eso fuera todo lo que puede ver.
Alternativamente, Regulus está mirando a cualquier lugar menos a James, por lo que ve el
momento en que entran Remus y Sirius. Remus se siente extrañamente emocionado por la simpatía
que brilla en sus ojos.

"Correcto", declara Pandora en voz alta, su voz tiembla un poco. Su mirada es tan jodidamente
triste. "Tengo que adelantarme para… avisarles que arranquen el tren, y no viajaré contigo, así que
esto es… esto es un… adiós".

"Ah, ven aquí", murmura James débilmente, saludándola con una suave sonrisa, y ella
instantáneamente se arrastra para caer en sus brazos.

"Regulus", dice Remus en voz baja, "¿Podemos hablar?"

"Um". Regulus parpadea hacia él, lanzando una mirada a Sirius, quien frunce el ceño,
probablemente por el disgusto de tener que dejarlo ir, porque eso es lo que Remus está insinuando,
sí. Un segundo después, Regulus asiente con cuidado.

Los labios de Remus se contraen levemente cuando Sirius resopla en leve protesta por el hecho de
que Remus realmente se separa de él, pero como siempre, deja que Remus haga lo que quiera. Es
agradable la forma en que se aleja y se arrastra para murmurarle a James y Pandora, quienes
parecen estar vigilándolo, mientras Remus y Regulus cruzan la habitación para alejarse lo
suficiente para que no los escuchen.

"No voy a decir nada, pero no creo que realmente tenga que hacerlo", dice Remus en voz baja,
sosteniendo la mirada de Regulus. Se separa brevemente para mirar a Sirius, y Regulus sigue su
mirada antes de volver a mirarlo a los ojos. "Sabes lo que estoy preguntando, ¿No?"

"Sí", susurra Regulus.

"¿Así que lo harás?" Remus comprueba, queriendo confirmación, aunque una parte de él ya lo sabe.
Regulus traga. "Lo... intentaré. Si él me deja, lo haré, pero esa tarea generalmente se le otorga a
James, y solo a James".

"No le estoy preguntando a James. Te lo estoy preguntando a ti. No tengo que preguntarle a James.
Pero tú…" Remus suspira. "Eres muy parecido a Sirius sobre estas cosas, pensando en el acto de
cuidar a las personas como si fuera dinero, y pudieras ir a la bancarrota; o como una obligación,
una tarea en la que puedes fallar. Eso no es lo que es. Es una elección, Regulus. Te estoy pidiendo
que lo hagas".

"Está bien", dice Regulus con voz áspera, parpadeando un poco rápido y asintiendo con cuidado.
"Sí, está bien, lo haré".

"Bien", murmura Remus, "porque eso significa algo, y significará mucho para ambos si se lo
permiten. Él se lo merece, después de todo, y tú también".

"Yo… gracias", suelta Regulus, forzado, encogiéndose un poco tan pronto como sale de su boca.
"Por—gracias por—"

"Lo sé", interrumpe Remus, porque Regulus está luchando. Le da una leve sonrisa y asiente,
porque sabe que Regulus está agradecido de que cuide de Sirius.

"Y por… cuando tú, um… ya sabes, lo que hiciste mientras yo estaba… cuando no podía…"
Regulus vacila, luego parece darse por vencido, luciendo genuinamente abatido porque no sabe
cómo hacerlo correctamente. Expresar su gratitud por la ayuda de Remus con su miedo al agua. De
alguna manera es triste y divertido a la vez.

"Bueno, ¿Para qué están los amigos, verdad?" dice Remus a la ligera, y Regulus solo asiente
cansado, pero Remus lo toma por lo que es. Él tararea. "Ahora, si me disculpas, voy a besar a tu
hermano hasta que tenga que irse".

Regulus ni siquiera protesta, se queja o arruga la nariz, así es como Remus sabe que este es un
momento solemne para todos, pero especialmente para él y Sirius.

Sin embargo, Remus se mantiene fiel a su palabra. En el momento en que está dentro del alcance,
Sirius vuelve a su lado y Remus levanta la mandíbula para besarlo. No le importa que los otros tres
estén cerca. Una parte de él está extrañamente agradecida de que este momento sea visto por otros,
conocido, expuesto a la luz para que sea más real. Si Sirius alguna vez necesita preguntar, James y
Regulus lo sabrán.

Se separan cuando Pandora se aclara la garganta, asumiendo que quiere su atención, pero eso no es
todo. Se está enfocando en Regulus, tanto afecto y tristeza en sus ojos, todo a la vez, que es
realmente desgarrador. Regulus es visiblemente cauteloso, pero incluso él se derrumba bajo la
fuerza del efecto Pandora.

Regulus lentamente, con cautela, se estira para agarrar la mano de Pandora, su toque es delicado
como si pudiera arrebatársela rápidamente, pero no lo hace. Él lleva su mano a su boca y presiona
un beso cuidadoso en el dorso de sus dedos.

Pandora le sonríe, observándolo besar su mano con tanta ternura que de alguna manera hace que
ambos se vean más frágiles, como si estuvieran siendo tan cuidadosos porque es más probable que
se rompan. Regulus es más suave con Pandora de lo que Remus nunca lo ha visto con nadie, lo
cual, piensa, es la razón por la que Regulus se ha esforzado tanto por mantenerla a distancia. Pero
ese es el efecto Pandora. Ella se abre camino en tu corazón cada vez, al igual que te acuna en el
suyo.

Regulus deja caer su mano inmediatamente después, pero Pandora se ve jodidamente complacida
de todos modos.

"Ni siquiera tienes que dejarlo ir", anuncia James, caminando hacia adelante y legítimamente
simplemente arrastrando a Remus y Sirius en un abrazo con un brazo espontáneamente.

Remus no esperaba que lo golpeara tan fuerte como lo hace, honestamente, pero lo golpea
directamente en el pecho y casi lo tira. Todo lo que puede recordar es cómo James le habló todos
los días desde el principio, tratándolo con tanta amabilidad y calidez, como un amigo que estaba
encantado de hacer a pesar de que Remus nunca tuvo nada que ofrecerle más que a sí mismo. Para
James, eso fue suficiente. Solo Remus fue suficiente.

James se siente cálido contra ellos y huele fuertemente a gel de ducha y champú de eucalipto.
Remus sostiene su espalda con una mano, la otra alrededor de la cintura de Sirius, y el brazo libre
de Sirius también se envuelve alrededor de la espalda de James. Sus dedos se superponen entre los
hombros de James, incluso sus meñiques se aferran el uno al otro, no listos para soltarse.

"Está bien, me tengo que ir", dice Pandora, con un nudo en la garganta. James retrocede, y ella está
allí, esperando. "Yo puedo…?"
"Sí, ven aquí", responde Remus, manteniendo el brazo extendido y agitando la mano para que se
acerque.

Ella tampoco hace que Sirius lo suelte, no es que nadie realmente pueda hacerlo; ella simplemente
se hunde en ambos y se aferra por un largo momento. Remus nunca se había dado cuenta hasta
ahora, pero prácticamente se la traga con su tamaño, haciéndole fácil descansar la barbilla en la
parte superior de su cabeza. Ella los aprieta, luego respira hondo y los suelta.

Pandora no se demora, da una última ronda de despedidas y sale corriendo para encargarse de lo
que necesita, informándoles con pesar que tienen unos veinte minutos antes de que necesiten
seguirla. Sirius permanece pegado al lado de Remus, e independientemente de los problemas que
puedan tener, Regulus y James se alejan para darles privacidad a Sirius y Remus. No hablan ni se
miran, simplemente están de pie uno al lado del otro con tanta tensión entre ellos que es como si
una tercera persona se uniera a ellos.

"No tienen remedio", murmura Sirius con un profundo suspiro, sacudiendo la cabeza y girándose
en los brazos de Remus para mirarlo como si ni siquiera quisiera mirarlos.

"Ellos lo resolverán, eventualmente", dice Remus en voz baja.

"¿Tú crees?"

"Creo que... esa es la ley del promedio. Se trata de equilibrio, ya sabes. No puede haber demasiado
de una cosa, ni siquiera cosas malas. Algún día, de alguna manera, vendrá lo bueno".

Los labios de Sirius se curvan. "Optimista de tu parte".

"Bueno, tengo mi prueba, ¿No? Toda la mierda horrible con la que he lidiado, y luego un día, sin
previo aviso, ahí estabas", murmura Remus, acariciando suavemente la espalda de Sirius.

"Volveré. Te—te veré en un año", gruñe Sirius, sus manos deslizándose lentamente por el pecho de
Remus.

"Está bien", es todo lo que dice Remus, porque no quiere discutir con Sirius sobre esto. No se
permite desearlo, ni esperarlo, porque sabe que no es así. "Sabes, pueden pasar muchas cosas en un
año".
"Lo sé", susurra Sirius, flexionando los dedos sobre los hombros de Remus antes de bajar
lentamente por los brazos de Remus. Le da una sonrisa tensa cuando Remus arquea una ceja hacia
él con evidente curiosidad. "Como dijiste, pueden pasar muchas cosas en un año. Podría olvidar tu
forma, tu olor, la forma en que cae tu cabello y el tono de tus ojos. Quiero memorizarte".

El corazón de Remus se encoge. "Eso no es exactamente lo que quise decir".

"¿Qué querías decir?"

"Yo solo... Sirius, quiero que sepas que no tienes ninguna obligación de esperarme de ninguna
manera. Tú-"

"Remus," interrumpe Sirius, un tono afilado.

"Podrías conocer a alguien", insiste Remus, su voz baja y ferviente. "Y, si lo haces, está bien. Eso
es—" Se traga el sabor amargo de los celos y la envidia. "Simplemente no te retengas de nadie ni
de nada, ciertamente no para mí. No te mantengas en el estándar de salvador, porque no lo eres,
Sirius. No eres mi salvador, y no necesito que lo seas".

El músculo en la mejilla de Sirius se contrae desde donde está visiblemente apretando la


mandíbula. "No habrá nadie más. Ya sabes que yo… yo no me siento así con la gente".

"Puedes aceptar el placer," le recuerda Remus. "No hay vergüenza en ello. Es tuyo, ¿Recuerdas?"

"No, tú no-" Sirius hace una mueca y niega con la cabeza, suspirando. "Tal vez no lo tenía claro
antes. Quiero decir, literalmente no me siento así por la gente. Sexualmente, quiero decir. Ni
siquiera me sentía así por ti, no al principio. Me tomó un poco de tiempo, y requería confianza. La
parte sexual de eso, al menos. Y todavía no... bueno, nunca quiero tener sexo para tener sexo. Solo
quiero sexo porque es contigo. ¿Tiene eso algún sentido? "

Remus se sienta en eso por un segundo, luego asiente. "Sí, lo tiene. Está bien", le dice Remus,
porque lo hace. No es su trabajo, ni el trabajo de nadie, decirle a otra persona a quién o cómo se le
permite querer o no querer. "Solo, si hay alguien con quien hagas clic en el próximo año, no quiero
que..."
"Remus, sé lo que estás tratando de decir, realmente lo sé, y es muy noble de tu parte", interrumpe
Sirius, "pero eres el único al que quiero, ¿De acuerdo? Es tan simple como eso. Soy Voy a pensar
en ti todos los días. Te voy a extrañar". Exhala temblorosamente, parpadeando con fuerza. "Te
extrañaré mucho, todo el tiempo. No hay espacio para nada más, porque quiero nuestro algo. Y lo
esperaré. Esperaría por siempre, si tuviera que hacerlo".

"Bueno, en ese caso, un año no es nada. Es un abrir y cerrar de ojos", susurra Remus, su voz espesa
mientras se inclina para juntar sus frentes, con los ojos cerrados.

"Un año. Podemos lograr un año", susurra Sirius, y Remus trata de convencerse a sí mismo de estar
de acuerdo, porque no tienen otra opción. De todos modos, van a pasar un año separados, y tal vez
incluso más, porque incluso ahora, Remus no tiene la esperanza de que se vuelvan a ver.

Entonces, si esto es todo lo que tienen, entonces Remus tiene la intención de aprovecharlo al
máximo. Atrae a Sirius más cerca, aferrándose a él mientras une sus bocas, besándolo lenta, dulce
y firmemente, apreciando cada segundo. El beso se prolonga como si tuvieran todo el tiempo del
mundo, y Remus vierte todo el amor que siente por este hombre en él, sin poder decirlo. Se niega a
decirlo solo porque tiene miedo de no tener otra oportunidad; una parte rebelde de él insiste en que,
si no lo dice, tendrá que volver a ver a Sirius solo para decírselo.

Se besan, sin prisas ni obstáculos, y luego se separan para aferrarse el uno al otro. Remus cierra los
ojos con fuerza y entierra su rostro en el cabello de Sirius mientras Sirius mete su rostro en el
hombro de Remus. En silencio, respiran, y eso es todo.

Y entonces, inevitablemente, tienen que dejarlo ir.

Ninguno de los dos quiere, eso está claro, pero no tienen otras opciones. Sirius vacila en el segundo
en que se separan, balanceándose hacia delante de nuevo como si fuera a caer de nuevo sobre él.
Remus traga saliva y da un paso atrás, estudiando con avidez el rostro de Sirius mientras retrocede
hacia la puerta.

"Adiós, Remus", dice Sirius en voz baja, tan suave que es un mero suspiro.

"Adiós, cariño," murmura Remus, su voz espesa y su pecho adolorido y sus ojos picando.

Sirius respira temblorosamente, la cara roja de la peor manera, por la tensión, por el dolor. Mira
hacia otro lado, luego agacha la cabeza y se da la vuelta, girando más allá de James y Regulus para
llegar a la puerta como si estuviera corriendo para escapar de todos a la vez.

Remus los observa irse, sintiendo como si su pecho se estuviera partiendo. La puerta se abre, luego
se cierra. Sirius no había mirado atrás.

Lentamente, Remus se da la vuelta y camina hacia un lado de la habitación, parado un paso frente a
la pared, discreto y nada más que una sombra. Se levanta la máscara y se la vuelve a poner,
sujetándosela a la cara, donde parece estrangularlo ahora más que nunca. Parpadea para quitarse
las lágrimas de los ojos, se lleva las manos a la espalda y agacha la cabeza.

Y eso es todo.

~•~

El viaje en tren a casa es largo y silencioso.

Regulus no habla, y tampoco Sirius, así que James tampoco. Él no rompe el silencio; él realmente
no sabe cómo. Hay tartas en la mesa y James no las mira. Hace apenas dos semanas, viajó en tren a
Hallow y descubrió en sí mismo que sonreía, que invitaba a la risa y al calor en la pesada realidad
que se había apoderado de todos sus hombros en ese momento. Lo recuerda, bromeando con
Regulus, riéndose a carcajadas cuando Regulus arrojó una tarta a la cabeza de Sirius.

Se siente como hace una vida. James siente que todas esas personas se han ido. Él sufre por ellos,
por las personas que eran antes de que todo esto comenzara, y no cree que alguna vez los
recuperen. Siguen siendo ellos, James, Sirius y Regulus, tal como siempre lo han sido, porque nada
les puede quitar eso, pero han sido alterados, han sido moldeados por manos crueles y caprichosas;
por mucho que sigan siendo ellos, nunca podrán volver a ser los mismos.

La cosa es que así es la vida, en realidad. La vida es solo muerte y renacimiento, consistentemente,
una y otra vez en pequeñas capacidades que se convierten en algo perceptible con el tiempo. Se
supone que es gradual; no eres el mismo que eras el año anterior, o diez antes de eso, o como eras
cuando viniste a este mundo, pero eres tú en tu forma siempre cambiante, creciendo, aprendiendo y
viviendo. Incluso estancado, hay un cambio dentro de ti, algo de lo que no siempre te das cuenta
hasta que piensas en mirar hacia atrás y ver lo lejos que has llegado, un viaje constante.

No se supone que sea así. Sí, todo puede cambiar en una fracción de segundo, y tú con eso, pero no
es algo que haya tenido la intención de llegar a profundidades como estas. Dos semanas, solo dos
semanas, y son irreconocibles para quienes eran, en la forma en que se supone que la gente debe
ser después de años.

Quedan algunas cosas. Hay consuelo en eso. Hay consuelo en saber que algunas cosas nunca se
pueden cambiar o quitar, sin importar lo demás.

El paso del tiempo se siente irreal. James realmente lucha con eso. Él sabe cuánto luchó Sirius con
su memoria después de regresar de la arena. Para James, él piensa que su lucha es con el tiempo y
su propia ubicación en el mundo. Hay momentos en los que no sabe dónde está, perdido en sí
mismo e inmediatamente regresando a la arena, necesitando que lo atraigan aquí y el flujo del
tiempo.

Se siente así cuando el tren se detiene, sin estar completamente seguro de cuánto tiempo ha pasado,
sin estar completamente convencido de que no acaban de llegar al Hallow, donde tendrá que
prepararse para ir a la arena y luchar para llevar a Regulus a casa. Él no sabe. No puede estar
seguro, no del todo.

"Tengo que ir a hablar con el alcalde", dice Sirius con voz áspera mientras todos se ponen de pie,
cada uno de ellos moviéndose con cautela como si ninguno de ellos pudiera creer completamente
que esto es real. "Prepararé todo para que ambos reciban sus ganancias como Victors, y a ambos se
les asignarán casas propias en Victor Village. No tienen que estar allí para eso, así que si quieren-"

"¿Puedo ir contigo?" Regulus interrumpe. Mira a Sirius directamente a los ojos, sosteniendo su
mirada. "No quiero verlos todavía".

"Sí, Reggie, está bien", murmura Sirius. "Nosotros, ah- si quieres, puedo- iré contigo".

Regulus asiente con cuidado. "Gracias."

"No tienes que venir", dice Sirius, mirando directamente a James ahora. "Deberías ir a ver a tus
padres. Probablemente te estarán esperando en la puerta".

"Tú... una vez que todo esté resuelto, vendrás, ¿Verdad?" James pregunta, sintiéndose
ridículamente culpable por eso, su mirada se dirige hacia Regulus, quien está mirando sus dedos.

"Sí, por supuesto", susurra Sirius. "Vamos, James, déjame ayudarte a bajar del tren. Bájate tú
primero, Regulus".

Entonces, eso es lo que hacen. Regulus camina delante de ellos, se dirige a las puertas y desaparece
a través de ellas primero. James y Sirius tardan mucho más en desembarcar, porque James ha
estado sentado sin moverse durante horas y su pierna no está muy contenta con él. Es frustrante,
porque le duele la pierna si la usa demasiado y le duele si no la usa lo suficiente.

Está rígido y dolorido, lo que hace que se apoye con fuerza en Sirius y su bastón mientras avanzan
por el pasillo del tren. Había sido una putada subirse al tren, aunque Sirius no lo había dejado caer,
y es igualmente difícil bajarse. Nuevamente, Sirius no lo deja caer; ayuda a James a bajar el último
escalón, se baja primero y luego se para en el borde de la plataforma para tenderle la mano a
James, manteniéndolo firme mientras lo hace. Provoca un pico de dolor en la pierna que le hace
rechinar los dientes y hacer una pausa mientras espera que se calme nuevamente.

Cuando James mira hacia arriba, su estómago se cae debajo de él, porque pierde tiempo y gana
demasiado de una vez, nada tiene sentido.

Está nevando.

Hay nieve en el suelo, y hay ráfagas cayendo suavemente, ¿Y cómo es eso posible? Estaba
nevando cuando se fueron. ¿No debería ser primavera? ¿El invierno ha ido y venido y regresado?
No tiene sentido.

Le toma un momento juntarlo todo. La primavera está en camino, y este sigue siendo el invierno
que dejó atrás. Es difícil para él comprender cómo pudieron haber sucedido tantas cosas, tantos
cambios en él y a su alrededor, pero la temporada sigue siendo la misma. Solo han pasado dos
semanas. El invierno todavía está aquí.

Regulus tiene nieve en el pelo y es hermoso. Está parado frente a ellos, esperando, y tiene nieve en
el cabello, como en su decimoquinto cumpleaños. Por un segundo, James siente que entra y sale
del tiempo, que va y viene entre el pasado y el presente; Regulus parpadea frente a él, quince y
cerca, veinticinco y nunca lo suficientemente cerca.

"¿Estarás bien?" pregunta Sirius, atrayendo su atención. "¿Quieres que te acompañemos a la


puerta?" James niega con la cabeza. "No, lo tengo. Ustedes dos continúen".

Sirius asiente con cautela y, después de un momento, lo suelta. James se ajusta a su bastón,
asintiendo antes de avanzar lentamente. Regulus se une a Sirius; tienen que ir por el otro lado, por
el camino. James mira hacia atrás, incapaz de evitarlo, y siente que su corazón da un vuelco y da
un suave gemido cuando ve a Regulus mirando hacia atrás, con nieve en su cabello, sosteniendo la
mirada de James con ojos encantadores. Esos ojos suyos.

Juntos, todos a la vez, miran hacia otro lado.

El camino hacia la puerta es lento y arduo. La nieve no se pega del todo al suelo, solo una suave
capa de polvo que la cubre, pero se siente inestable a pesar de eso. No quiere caerse, le preocupa
que el bastón se le resbale cuando sólo puede apoyarse en la nieve. Cada paso forzado es medido y
cuidadoso, y no se apresura.

La puerta no está abierta cuando llega allí, pero solo tiene que presionar el timbre en el lado en el
que está una vez antes de que se abra. Está enmarcado por una gran pared de ladrillos, y la puerta
en sí está hecha de metal y no se puede ver a través o alrededor. Espera pacientemente al otro lado,
su corazón se acelera, y luego deja escapar un fuerte suspiro en el momento en que ve a sus padres
parados ansiosamente al otro lado.

Una parte de él había tenido miedo de que no lo estuvieran.

Pero están ahí.

Justo ahí.

James ni siquiera llega a dar un paso. Tan pronto como lo ven, Effie y Monty corren directamente
hacia él. Él logra aspirar una respiración profunda y jadeante antes de que estén sobre él,
envolviéndolo en sus brazos por ambos lados, sosteniéndolo mientras instantáneamente se hunde
en ambos. Se aferra a ellos desesperadamente, y cuando exhala, sale como un sollozo.

Lo retienen y está en casa.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Comenzando desde arriba:


Hola, Evan ESO ES TAN CRUEL él está muerto, y todavía encontré maneras de
mantenerlo cerca lmaoooo. Honestamente, lo extrañarías de otra manera. Confía en
mí.

Sirius consolando a Regulus sobre Evan y usando a James "el mejor mejor amigo"
Potter para hacerlo>>>>

Pandora mi amada <3 recibiendo besitos de admiración, como se merece!!! ella es tan,
tan especial para mí. El efecto Pandora es real
Hablaré sobre jegulus muy rápido.

Así como James y Regulus besándose. Regulus QUISO DECIR que estaba besando a
ese hombre tan pronto como lo vio con sus lentes de nuevo realmente dijo: Mi
trauma solo va a tener que esperar. Él es tan válido para eso, en realidad. Ese beso se lo
GANÓ, ha estado extrañando a James en sus lentes desde el CAPÍTULO DOS. se lo
merecía ambos lo hicieron, honestamente.

Dicho esto, los besos no... cambian nada. Todavía no están en un buen lugar, así que
eso fue solo autocomplacencia. Eso fue que literalmente tomaron la decisión de
hacerse daño juntos, porque el otro les importaba más que la posibilidad de evitar más
dolor. Oh, están tan enamorados, estoy ENFERMO

Ahora, en el wolfstar. Oh, esta angustia de Wolfstar ME DESTRUYÓ, porque todo


este tiempo han sido dulces y, bueno, no felices, pero muy saludables y tan
increíblemente enamorados. Simplemente duele.

Y miren, sé que muchos de ustedes esperaban que hubiera alguna forma en que
pudieran ayudar a salvar a Remus del Hallow, pero eso es solo. No realista. porque en
este momento, Dorcas ni siquiera sabe que Remus EXISTE, y ella sería la única con
una verdadera forma de ayudarlo a escapar. Remus no habría escapado de todos
modos, porque eso habría hecho que mataran a su padre. El Hallow, especialmente
Riddle, no tiene reparos en usar a las personas que aman para mantener a alguien a
raya.

Entonces, sí, Remus se quedó atrás. Jodidamente apesta, pero es lo que es. Eso NO
significa que la presencia de Remus en esto simplemente se haya ido. No es así. De
hecho, tenemos un punto de vista de Remus en el próximo capítulo, y aprendemos más
sobre su historia de fondo en el capítulo 33, pero sí, probablemente lo extrañarás, lo
cual tiene un propósito, porque Sirius también lo extraña. Todos estamos tomados de
la mano y extrañamos a Remus Lupin.

Para aquellos de ustedes que solo quieren tranquilidad (aunque probablemente sea
obvio), SPOILERS ADELANTE, Sirius y Remus se vuelven a ver y se reencuentran,
lo prometo <3

MENCIONES HONORÍFICAS:

-James soltando "te amo" porque lo siente mucho.


-Regulus literalmente no puede resistirse a james, lo cual es tan válido de su parte,
porque yo lo haría TAMBIÉN fold like a lawn chair* para ese hombre.
-Sirius diciendo "quiero memorizarte" y todo sobre eso, sabiendo sus problemas de
memoria.
-El regreso de "lover boy" y Evan sigue siendo una pequeña mierda, aun estando
muerto lmaoooo
-Sirius preguntando por azkaban, oh que ironía.
-Remus devolviéndole el favor y pidiéndole a Regulus que ayude a cuidar a Sirius.
-Regulus simplemente está de acuerdo en que él y Remus son amigos (y también se
esfuerza mucho para agradecerle, ese pobre hombre, estaba LUCHANDO)
-James reencontrándose con sus padres <3

Esto no fue tan confuso como de costumbre, pero estoy un poco cansado, así que es
todo lo que tengo. Quiero tomarme el tiempo para agradecerles a todos por sus
comentarios y su retroalimentación. ¡Los leo todos y adoro cada uno!

Notas mías:

pish posh*: Es un término británico para declarar las propias opiniones o


pensamientos absurdos , irrelevantes o redundantes .

fold like a lawn chair*: Es una frase que generalmente se usa para describir una
posición sexual, solo practicada por mujeres.

Holaaaa, volví, espero y este capítulo les haya gustado, yo solo lloré y lloré. Ahora
también estoy dando significado a frases de las notas, eso es nuevo, pero me gusta.

Nuevamente agradecerles por leer y apoyar a la traducción, pero nunca se olviden de


apoyar al autor, Zar cambio su usuario a "bizarrestars" la era "zeppazariel" termino
lamentablemente, pero ahí se los dejo para que se pasen por su perfil y sigan
apoyandole. Amamos a Zar.

Como siempre, si ven algún error, no olviden decírmelo, y agradecerles por haber
llegado hasta acá, con este capítulo concluiríamos la parte uno, muchos dicen que el
libro se divide en 4, pero para mi son 3 y la primera parte termina aquí, y gracias por
haber llegado hasta aquí, seguiré actualizando obviamente, pero agradecerles no está
nada mal.

Ahora si, nos leemos en la siguiente actualización, BYEEE.

(Para los que se preguntan, si el libro se dividiría en 4, ya habríamos terminado la


primera parte con el cap "The Choices" que es el cap 25, se los dejo por si querían
saberlo. La división fue hecha por fans por si se lo preguntan, ahora si adiós).
Three Months Later
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Spice implícito
-Descripciones del uso de una aguja (breves, pero explícitas)
-Representaciones de tortura/experimentación (en general breves y fáciles de saltar,
pero explícitas no obstante)
-Menciones de sangre

Pondré una advertencia detallada para aquellos de ustedes que la quieran/necesiten en


las notas finales, ¡Lo cual es válido!

See the end of the chapter for more notes

Lily golpea la colchoneta con un gruñido, todo el aliento sale de sus pulmones a la vez por el
impacto. Kingsley se para sobre ella, con las cejas levantadas.

"No peleas limpio", se queja Lily.

"Sí, bueno, la guerra tampoco es justa", le recuerda Kingsley.

Lily frunce los labios. "Acabo de preguntar dónde conseguiste el pendiente. Podrías haber dicho
que no querías decírmelo".

"De pie, Red", dice Kingsley, sosteniendo su mano hacia ella. El arete al que hace referencia brilla
en su oído derecho, dorado y brillando tenuemente bajo las luces del techo. No lo tuvo ayer. Lily
tiene sus sospechas sobre cómo lo consiguió.

"Sabes, a Sybill le gustará", señala Lily a la ligera mientras se estira para agarrar su mano, dejando
que la levante.

Kingsley solo tararea, expresión neutral.

"¿Ya lo ha visto?" Lily lo intenta de nuevo, rebotando sobre las puntas de sus pies a medida que se
separan más. Kingsley no le responde; simplemente sacude los brazos. "Ella pensará que es sexy".

"Lily", dice Kingsley, su voz baja y suave, pero hay una pequeña sonrisa torciendo en la comisura
de su boca.

Lily se ríe. "¿Qué? Ella lo hará."

"Estás de buen humor hoy", señala Kingsley, llevando las manos sueltas hacia delante.

"Mm, bueno, tu arete acaba de darme buenas noticias", dice Lily, con una sonrisa mientras también
levanta las manos. Kingsley suspira y ella lo apura.

A pesar de todo el entrenamiento que Lily ha hecho en los últimos tres meses, todavía no puede
vencer a Kingsley, aunque no por falta de intentos. Lily se toma el entrenamiento muy en serio,
rara vez, si es que alguna vez, pierde el tiempo y siempre se enfoca rigurosamente. Esto no es un
juego; esto es una preparación para lo que está por venir, y ella no lo está tomando a la ligera.
Kingsley es su principal entrenador, pero ha trabajado mucho con Poppy, especialmente teniendo
en cuenta el aspecto médico. Es duro y agotador, pero también satisfactorio.

Le da su propósito.

Sin embargo, cada vez que su espalda golpea la colchoneta, Lily se pregunta brevemente qué
diablos está haciendo. A veces se pregunta eso solo para recordar su respuesta, la misma cada vez.
Por Remus. Por su familia. Por la guerra, para que un día, algún día, todos conozcan la paz y todos
sean libres.

Eso es amor, a su manera, piensa. Amor por las cosas que en realidad no tiene, por lo que no se las
pueden quitar. Todo por lo que lucha es por una fortaleza, no por una debilidad.

Justo como le gusta a Dumbledore.

"Mejor", elogia Kingsley cuando Lily, después de caer al suelo, inmediatamente se pone de pie sin
pausa, todavía lista.
"Lo sé", dice Lily, manteniéndose inmóvil mientras él se acerca, esperando la apertura. Kinglsey
nunca le da uno; su forma es perfecta, y no hay duda en su mente de que él es el mejor luchador en
comparación con, literalmente, cualquier otra persona dentro del Fénix. También mantiene la
cabeza fría, incluso en una pelea, lo que probablemente también lo hace invaluable para
Dumbledore. Hay una razón por la que Kingsley tiene una posición tan alta dentro de la Orden.

"Estás pensando demasiado", murmura Kingsley. Eso es lo suyo. Siempre está tranquilo, siempre
concentrado en cualquier tarea que se le haya encomendado, impulsado por el deber y orientado a
objetivos. Nada le afecta, sin importar la situación. Nada.

"No puedo evitar que mi cerebro siempre esté funcionando, King", responde Lily, exasperada.
"Pero estoy mejorando, ¿Verdad?"

Kingsley asiente. "Lo haces. Incluso hoy, has mostrado signos de mejora. ¿Quieres parar y dirigirte
al campo de tiro?"

"¡Sí!" Lily dice de inmediato, animándose.

"Pensé que lo harías", dice Kingsley, con una sonrisa cariñosa cruzando su rostro mientras deja
caer sus manos.

"Entonces, el arete", reflexiona Lily, levantando las cejas hacia él mientras salen de la sala de
entrenamiento.

"Déjalo ir", murmura Kingsley.

Lily lo mira de reojo. "Absolutamente no."

Kingsley no responde, levantando la mano para tirar del lóbulo de su oreja mientras avanzan por el
complejo, dirigiéndose hacia los niveles inferiores. Sus dedos se enroscan alrededor del arete,
bloqueándolo de la vista, pero Lily se da cuenta con creciente interés de que deja caer su mano tan
pronto como Sybill aparece a la vista. Ella tiene sus sospechas sobre cómo lo consiguió, pero ahora
tiene sus sospechas sobre por qué lo consiguió. Ella estaba bromeando antes, sobre Sybill, pero tal
vez...

"¡King!" Sybill jadea de alegría tan pronto como se da cuenta. Sus ojos se iluminan de inmediato
cuando se separa de Wren, con quien estaba caminando por el pasillo, para balancearse hacia
adelante y mirar boquiabierta la oreja de Kingsley. Ella retrocede, mirándolo con incredulidad,
como si nunca lo hubiera visto antes. "Es eso un-"

"Shh", sisea Lily rápidamente, lanzándole una mirada y mirando alrededor. Simplemente se lo
quitarán si se enteran, y Sybill no está exactamente callada.

"Eres tan sexy", le informa Sybill a Kingsley, tal como Lily sabía que lo haría. "Quiero uno. ¿Lo
hiciste tú mismo? ¿Me lo harás?"

"Oh, estoy segura de que le encantaría hacértelo", dice Lily con ironía divertida, porque conoce
esa mirada en los ojos de Kingsley, y sí, sus sospechas son correctas. Se pregunta cuánto tiempo…
Su corazón da un pequeño vuelco. Ella espera que no haya pasado mucho tiempo, al menos no
antes de que comenzara su entrenamiento, porque eso significaría que él tendría que ver a Lily y
Sybill juntas.

"Lily y yo tenemos que irnos", anuncia Kingsley suavemente, lanzando una mirada hacia Lily que
le dice que mantenga la boca cerrada. Ella lo hace. Kingsley es un hombre adulto; él puede manejar
esto por sí mismo. Le dedica a Sybill una sonrisa de esas que hacen temblar las rodillas. "Puedo
pasarme por tu habitación después, si quieres".

Sybill le sonríe. "Eso sería encantador".

"¿Qué hay de ti, Evans?" Wren grita, dándole una mirada lenta de arriba abajo a lo largo de su
cuerpo, sus intenciones muy claras. "¿Necesitas una habitación a la que venir después?"

Lily se ríe. "No esta vez, Wren, lo siento."

"Pero te extrañamos", se queja Wren, riendo a través de un gemido mientras finge pisar fuerte.

"Es cierto, lo hacemos", confirma Sybill, levantando la mano con curiosidad para tocar la oreja de
Kingsley, todavía cautivada por el arete. Kingsley se queda muy quieto y la deja hacer lo que le
gusta. "Miranda y Ember están a punto de comenzar a escalar las paredes".

"Ah, lo siento, ya sabes lo ocupada que he estado", dice Lily con una mueca de disculpa. No era
una broma cuando dijo que las mujeres con las que se acuesta -o solía hacerlo- se decepcionarían si
dejara de hacerlo. Y lo están. Lily no ha tenido tiempo para ninguna de ellas en los últimos tres
meses. "Tengo una idea, sólo un pensamiento, pero ¿Alguna de ustedes ha considerado, ya sabes,
follar entre ustedes?"

"Nadie lo hace como tú, Lily", dice Sybill alegremente.

Lily se estremece levemente, robándole una mirada a Kinglsey, quien permanece notablemente
neutral al escuchar eso. Posiblemente no sea un golpe tan grande simplemente porque parece que
Sybill quiere morderle la oreja en este momento, aunque seguramente se deba al arete. Ella es tan
extraña. Lily la encuentra encantadora.

"Bien, bueno uh, tenemos que irnos". Lily tose y suelta tópicos poco entusiastas mientras Sybill y
Wren los llaman para excusarse de sus deberes y quedarse un poco más. A pesar de la tentación,
Lily y Kingsley se mantienen fuertes y continúan.

Se quedan en silencio por un momento, y tan pronto como Lily abre la boca, Kingsley dice: "Ni
una palabra, Red", por lo que Lily la cierra de nuevo y hace todo lo posible por sofocar la risa.

Lily vuelve a concentrarse cuando entran en el campo de tiro, porque aquí es donde sobresale. Este
es su pan y mantequilla, por así decirlo. Con la práctica, se ha vuelto muy eficiente con las armas,
lo que puede tener algo que ver con el hecho de que usa su tiempo libre para mejorar con ellas. A
veces, cuando sale de la enfermería después de su turno, viene aquí. Ella separa las armas y las
vuelve a armar, una y otra y otra vez. Ella enrolla el objetivo y dispara hasta que nunca falla, sin
importar qué arma esté sosteniendo.

Le preocupaba tener miedo a las armas, porque le habían disparado antes, pero no es así. O tal vez
lo es, y la forma obsesiva en que ha estado con las armas es la forma en que controla ese miedo.

Kingsley no le habla mientras levanta el papel con la vaga silueta de una persona para ambos,
moviéndolos hacia atrás hasta que los números casi no son visibles. Él elige el arma con la que ella
trabajará primero, y se separan para ir a sus propios puestos, una división los mantiene separados.

"Mano derecha, hombro izquierdo, cabeza, en ese orden", grita Kingsley.

"Ya lo tienes", dice Lily, luego levanta su arma, sin siquiera dudar en apretar el gatillo. Es rápido,
tres tiros seguidos antes de que Kingsley pueda pasar el suyo, a pesar de que comenzaron al mismo
tiempo. Él termina solo segundos después de ella, pero esos segundos importan cuando se trata de
vida o muerte.

Lily no falla un tiro.

Continúa así por un tiempo, Kingsley dando órdenes y Lily completándolas más rápido que él.
Recorren varias armas, Kingsley reemplaza el papel de destino varias veces y luego, hacia el final,
Lily es llevada a una mesa y cronometrada para recargar todas y cada una de las armas.

"Está bien, has terminado por hoy, al menos hasta tu turno en la enfermería", dice Kingsley.

"Esta bien, de acuerdo." Lily se queda para ayudarlo a bloquear las armas de todos modos, luego lo
bloquea antes de que pueda escapar rápidamente. "Asi que…"

Kingsley suspira. "No hagas un gran problema de esto".

"Te gusta ella", dice Lily, sonriendo. "King, en realidad, quiero decir, realmente te gusta. ¡Tienes
un arete por ella!"

"Yo—" El rostro de Kingsley se contrae, y luego suspira mientras levanta una mano para
protegerse los ojos, como si estuviera avergonzado. "Oh, eso es tan estúpido. Esto fue tan estúpido.
Soy tan estúpido".

"No, no, no", Lily se apresura a corregir. "No fue estúpido. Fue lindo. Es—es realmente lindo. No
eres estúpido, Kingsley".

"Ni siquiera sé si le gustan los hombres", dice Kingsley con cansancio, dejando caer la mano.

Lily asiente rápidamente. "A ella le gustan. Absolutamente tienes una oportunidad, ¿De acuerdo?"
Ella extiende la mano y golpea su codo contra el de él, capturando su mirada. "Cuánto tiempo
has…?"

"Lily", dice Kingsley, tenso.


"Oh, mierda, ¿Te ha gustado incluso mientras dormía con ella?" Lily espeta, angustiada. Ella lo
mira con los ojos muy abiertos, pero él solo mira hacia otro lado. "Por el amor de Dios, King, ¿Por
qué no dijiste algo? Hubiera-"

Kingsley hace una mueca y murmura: "Mira, no estoy orgulloso de eso, pero así es como lo
descubrí, ¿De acuerdo?"

"¿Qué?" pregunta Lily, confundida.

"Yo, eh, no lo sabía", explica Kingsley, suspirando. Él se encoge de hombros hacia ella un poco
impotente. "Quiero decir, Sybill y yo hemos sido amigos durante años, y claro, siempre pensé que
era brillante, pero también solía pensar que era jodidamente rara".

"Ella es rara", señala Lily.

"Sí, no sabía que me gustaba lo raro hasta…" Kingsley frunce el ceño y le hace un gesto. "Me
tomó un poco, honestamente, porque no podía entender qué me molestaba tanto".

Hombres, piensa Lily desesperada. Ella niega con la cabeza, luchando contra una sonrisa ante la
mirada desconcertada en su rostro, como si todavía lo desconcertara un poco. "Está bien, pero ¿Por
qué no dijiste algo? Te estaba molestando, ¿No? Si lo hubiera sabido..."

"No tengo nada que decir sobre con quién está o no está Sybill, solo porque me gusta. No me di
cuenta hasta que fue demasiado tarde, y eso dependía de mí, no de ti o de ella", dice Kingsley
simplemente.

"Sí, pero yo todavía…" Lily suspira. "Bueno, si te hace sentir mejor, no significó nada".

"Sí, Red, nunca lo hace contigo, ¿Verdad?" Kingsley murmura, con las cejas fruncidas.

"¿Que se supone que significa eso?" Lily pregunta con el ceño fruncido, ciertamente un poco
traicionada de que Kingsley parece estar cambiando la conversación hacia sus... problemas, o lo
que sea.
Kingsley arquea una ceja hacia ella. "Sabes lo que estoy diciendo. Nada significa nada para ti, no
con nadie. Y no me refiero solo al romance o al sexo, porque esa es tu prerrogativa de navegar
como quieras; me refiero a que no te permites acercarte a nadie. No te importa. La verdad es que
no".

Lily frunce los labios y mira hacia otro lado. Sabe que Kingsley está preocupado por ella, por lo
distante que está, pero en realidad no le importa. Es mejor que a ella no le importe. A ella le agrada
Kingsley, seguro, pero no son amigos. Eso no es lo que es.

Realmente, a Lily le agradan muchas personas en el Fénix, o afiliadas a ellas, pero no lo suficiente
como para que sea un golpe perderlas. Si Kingsley estuviera corriendo con ella, perseguido,
cubierto de sangre, y él la empujaba para decirle que siguiera corriendo, ella lo haría. Ella no
dudaría. Ella no miraría atrás. Ella no se derrumbaría y dejaría que le dispararan.

No como lo hizo con Remus.

Como si pudiera leer su mente, Kingsley dice en voz baja: "Sé que lo que pasó con Remus fue..."

"No hables de él", interrumpe Lily bruscamente, tan bruscamente que Kingsley se detiene
instantáneamente. Sus ojos están tristes, y ella lo odia.

Estuvo allí ese día, hace cinco años. Disparó a Aurores para levantarla del suelo, para salvarla, y
sus lágrimas no fueron por la herida de bala en su hombro, sino por Remus. Ella había estado
recitando su nombre, rogándole a Kingsley que fuera a salvarlo, y él prometió que lo intentaría tan
pronto como la pusiera a salvo. Y lo hizo. Tan pronto como ella estuvo a salvo, él se fue para
intentarlo, mientras el equipo con el que estaba trabajando la llevaba al Fénix.

Kingsley nunca encontró a Remus. Dumbledore le dijo ese día en la enfermería. Cuando ella exigió
saber si lo habían capturado, negándose a quedarse en el Fénix si lo hicieron, con la intención de
abrirse camino al Hallow por sí misma para salvarlo, si tenía que hacerlo, Dumbledore le informó
con pesar que Remus había sido ejecutado, al igual que su familia.

Kingsley, que estaba en la otra cama con una herida de bala en la pierna, la había visto llorar en
silencio. Él le dijo que lo había intentado y que lo lamentaba, y ella se lo agradeció. Fueron las
últimas palabras que pronunció durante mucho, mucho tiempo; cuando volvió a hablar, fue para
pedirle ayuda a Kingsley para salir, porque no podía soportarlo más, ya no podía soportar sentirse
sofocada bajo tierra, y Kingsley le consiguió una radio y le dijo que hiciera lo que tenía que hacer.
Lily y Kingsley tienen mucha historia. Él fue la primera persona con la que se sintió realmente
cómoda en el Fénix, y tal vez eso fue porque la salvó, porque en realidad se esforzó por al menos
intentar salvar a Remus. Es un buen hombre y, aunque ella no se permite acercarse demasiado a él
ni a nadie, le tiene un respeto inquebrantable.

"No hablas de eso", dice Kingsley en voz baja. "Nunca hablas de eso, de lo que pasó ese día. A
veces pienso que nunca superaste eso, Lily".

No lo he hecho ¿Cómo puedo? Lily piensa, su estómago retorciéndose como raíces nudosas en la
base de un árbol volcado. Ella no sabe cómo podría superarlo, cuando terminó de la manera que lo
hizo. Él nunca podía mantenerse alejado de los problemas y ella nunca podía dejar las cosas como
estaban.

Eran una receta para el desastre desde el principio, ella y Remus. Gemelos del caos, pero de la peor
manera posible; en silencio. Nadie los vio venir, hasta que lo hicieron.

“Dorcas está aquí, ¿Verdad?” Lily pregunta abruptamente, sosteniendo su mirada mientras
descaradamente y descuidadamente cambia de tema. Él entrecierra los ojos y ella tararea. "¿Ella te
dio el arete, entonces?"

Kingsley la mira por un largo momento, pero ella no aparta la mirada, dejando muy claro que,
como siempre, ella nunca podía dejar las cosas como estaban. Él suspira. "Sí, ella está aquí".

Lily sonríe.

~•~

Dorcas sigue a Slughorn por toda la sala mientras éste se da prisa en retirarse, finalmente liberado
por Dumbledore. Ha sido incapaz de mirarla a los ojos, se inquieta constantemente cada vez que
habla, se paraliza de miedo cuando se dirige a él. Ella lo hizo retorcerse durante toda la reunión.
Ella lo disfrutó.

"Debo preguntar", dice Dumbledore en voz baja, atrayendo su mirada hacia él mientras la puerta se
cierra, "¿Qué hiciste para asustarlo tanto?"

"¿Él no lo dijo?" pregunta Dorcas.


Dumbledore niega con la cabeza. “Me imagino que tenía demasiado miedo para hacerlo.”

"Bueno, eso es satisfactorio", admite Dorcas, levemente divertida. "Le dije que tenía dos opciones:
venir aquí o que le volaran los sesos. Tal vez insinué que me habría decepcionado si él eligiera la
primera. O más bien le dije que sí, porque no sentí la necesidad de mentirle al respecto".

"El reclutamiento debe ser una opción, Sra. Meadowes. No amenazamos las vidas de nuestros
aliados".

"Él no era exactamente un aliado en ese momento, ¿Verdad? Además, no pretendas que nunca
operas bajo la regla de que el fin justifica los medios. ¿No fuiste tú quien me dijo que el riesgo de
reclutamiento era necesario para ganar la guerra, independientemente de las pérdidas que
enfrentaríamos en el camino?"

"Puede que sea así, pero la coerción no es una carga que te haya pedido que soportes", murmura
Dumbledore.

Dorcas mueve los hombros perezosamente. "No es demasiado pesado, te lo aseguro. Bastante
ligero, en realidad".

"Lo culpas a él", señala Dumbledore.

"Los culpo a todos", corrige Dorcas.

Dumbledore tararea. "El resentimiento confunde la mente más de lo que cree, Sra. Meadowes.
Mantenga la cabeza despejada".

"No cuestiones mis métodos, siempre y cuando haga las cosas. Si no te gusta, busca a alguien
más", le informa Dorcas bruscamente, y él no responde. "Ah, pero no puedes, ¿Verdad? Nadie hace
lo que yo hago tan efectivamente como yo".

"Te has hecho muy útil", concuerda Dumbledore, casi sonando cariñoso.
Dorcas ignora eso. "¿Cómo está Molly?"

"Se está adaptando bien", dice Dumbledore. "Ella es un activo para la enfermería y parece llevarse
maravillosamente con Arthur, aunque insiste en unirse a los refuerzos de guerra más... adelante. Le
gustaría estar en el campo".

"¿La dejarás hacerlo?"

"No."

"Mencionaste a un nuevo médico de campo. ¿No es ella, entonces?"

"Lili Evans".

"Ah", murmura Dorcas, tratando de mantener su expresión neutral. Ella inclina la cabeza. "Sabia
elección, señor".

Dumbledore sonríe. "Sí, yo también lo pensé".

"Quiero saber qué les pasó", demanda Dorcas, inclinándose hacia adelante sobre sus codos
mientras sostiene su mirada sobre su escritorio. "Gideon y Fabian. ¿Dónde salió mal?"

"¿Estás asumiendo que lo sé?" pregunta Dumbledore.

Dorcas se burla. "Por supuesto que lo sabes. Siempre lo sabes, y honestamente, la mitad del tiempo
no me importa saber todo lo que haces. Solo me importa saber lo que necesito saber. ¿Pero esto?
Tengo que saber esto, ¿Y tú? me lo vas a decir".

"Me temo que este conocimiento es demasiado grande para que lo soportes".

"No me importa. Dímelo".


"No puedo arriesgar el progreso que tu posición proporciona para esta guerra", dice Dumbledore
simplemente. "No lo haré".

"He estado en esto durante años", sisea Dorcas, golpeando su mano sobre el escritorio. Él no se
inmuta. "Lo he dado todo desde que Alastor Moody me reclutó, y nunca, ni una sola vez, te
cuestioné a ti o a mis órdenes. Mi posición no está en riesgo, no a menos que continúes
rechazándome ahora".

"Sra. Meadowes—"

"Respóndeme, o me iré".

Dumbledore la mira por un largo momento, sus ojos claros y tranquilos. "Estás demasiado metida
como para marcharte ahora".

"Me subestimas", responde Dorcas con frialdad. "No seré manipulada. Mantén tus amenazas
sutiles; ambos sabemos lo que está en juego aquí. Me necesitas. Si me alejo, no llegaré lejos. No
cometas el error de pensar que eso me detendrá. No estoy por encima de la coerción, pero me
niego a ser presa de eso."

"¿Has considerado que no deseo decírtelo por tu propio bien?" Dumbledore pregunta, casi amable
al respecto, pero ella no se ablanda ni un poco. Él suspira. "Si insistes."

Dorcas se recuesta. "Adelante, entonces."

"Los Prewett tenían la tarea de recopilar información muy importante de uno de mis informantes.
La información nos permitió interceptar y obtener un cargamento de guerra biológica al que solo
Hallow ha tenido acceso", explica Dumbledore. "Incluía la historia y la fórmula, que era algo que
no podíamos dejar pasar. Al hacerlo, notificó a Tom Riddle que la información se había filtrado de
alguna manera. Sabía que era un Hallow, ya que solo los Hallows tienen acceso a la ciudad, hasta
donde él sabe. Desafortunadamente, la lealtad de Hallow es tan grande que es bastante notable
cuando hay deslealtad, específicamente cuando es una deslealtad audaz".

"No", susurra Dorcas.

Dumbledore sostiene su mirada. "Es usted muy audaz, Sra. Meadowes".


"No", se ahoga Dorcas, todo su cuerpo se siente como si estuviera entumecido, como si tal vez
estuviera flotando en algún lugar más allá. Sus ojos están hormigueando con calor y acumulando
lágrimas.

"Eras una sospechosa", murmura Dumbledore, "pero, como te dije, no puedo arriesgar el progreso
que tu puesto proporciona para esta guerra".

Dorcas lo mira a través de sus lágrimas. “Tú... tú les hiciste caer por mí, porque yo valgo más para
ti que ellos. Tú... tú los mataste. Tú ...”

"Fabian y Gideon Prewett conocían los riesgos, al igual que tú", dice Dumbledore en voz baja.
"Estaban dispuestos a luchar y morir en esta guerra, al igual que tú. Tú y todo lo que brindas a esta
causa estaban en riesgo, al igual que mi informante, así que hice lo que tenía que hacer para
mantenerlos a ambos con vida. Perder a cualquiera de ustedes sería un golpe para nuestros
refuerzos que desesperadamente no necesitábamos ni ahora ni en el futuro".

"Corres un grave riesgo de perderme ahora", gruñe Dorcas, apretando los puños.

Dumbledore niega con la cabeza. "No lo hago. Aunque estás herida y afligida, es como dijiste; no
eres víctima de la coerción, y eso significa que estás aquí porque crees en esto. No necesitas
culparte a ti misma. No tienes la culpa."

"No, tú la tienes", gruñe Dorcas.

"Desafortunadamente, el bien mayor se construye a sí mismo sobre la base del sacrificio", dice
Dumbledore en voz baja. "No puedes ver eso en este momento, y no necesito que lo hagas. Todo lo
que necesito es que hagas lo que siempre has hecho. Hacer las cosas".

"¿Y si no lo hago?" Dorcas responde.

"Lo harás", le dice Dumbledore.

Dorcas traga y parpadea con fuerza, tomando una respiración profunda antes de que se estremezca
al salir. Ella lo mira directamente a los ojos y dice: "Vete a la mierda".
"Puedes retirarte", murmura Dumbledore, girando la cabeza para mirar la pintura en la pared, la
que ha estado allí desde que Dorcas ha estado presente para verla cada vez que puso un pie en su
oficina. Un retrato de una niña, sus ojos de un azul centelleante que coincide con los de
Dumbledore. Dorcas se pone de pie y se dirige a la puerta sin mirar atrás, solo se detiene con la
mano en el picaporte cuando él la llama. "Ah, ¿Y Sra. Meadowes?"

Dorcas no le concede una respuesta, permanece en su lugar con los hombros tensos, rechinando los
dientes.

"Estaré en contacto pronto", dice Dumbledore, y Dorcas cierra los ojos con fuerza antes de girar la
cabeza y asentir bruscamente, luego sale de la habitación y cierra la puerta detrás de ella.

Por un largo momento, Dorcas solo puede quedarse allí y respirar, y existir con este conocimiento,
y luchar con la realidad de que no puede hacer nada al respecto.

No hay buenas personas en la guerra, Dorcas lo sabe. Ella nunca se ha atrevido a afirmar que es una
buena persona, especialmente en medio de esta guerra en la que se ha plantado firmemente en
medio. Hay muchas cosas que le pesan en el corazón, cosas de las que nunca se librará, pero
Gideon y Fabian... Eran buenos hombres. Eran sus amigos.

Dumbledore no es un buen hombre, y Dorcas nunca ha caído en la ilusión de que lo es. Riddle es
peor. Esa es la horrible realidad de esto; El menor de los males. Al menos, independientemente de
lo que se necesite para llegar allí, Dumbledore quiere que el mundo sea un lugar mejor. Eso es lo
que lo distingue de Riddle, quien quiere que el mundo permanezca tal como es, en su peor
momento.

Cuando Dorcas se unió a la Orden del Fénix, lo hizo sabiendo que Dumbledore haría todo lo
necesario para obtener lo que quería, lo que todos quieren, y ella quiere lo mismo, por lo que
apreciaba esto de él. Nunca la había afectado tanto hasta este momento, hasta Fabian y Gideon, y
ahora le deja un sabor amargo en la boca.

Riddle es descuidado con las vidas. Dumbledore los pesa. Dorcas está breve y visceralmente
agradecida de que estén uno contra el otro, en lugar de trabajar juntos. Ahora está más agradecida
que nunca de que Dumbledore no haya nacido como Hallow.

A veces, Dorcas se pregunta si ser un Vencedor en sus propios juegos hace mucho, mucho tiempo
lo convirtió en la persona que es hoy, la persona que puede y elegirá quién vive o muere, si surge
una situación en la que se debe tomar la decisión. Ella no conoce su historia completa, solo lo que
aprendió en los últimos años, pero sabe que ganó sus juegos y sabe que mató a Gellert Grindelwald,
el Maestro del Hallow en ese momento.

Ella sabe, ahora, que él es responsable de la muerte de Fabian y Gideon. Ella desea, inquieta y
desesperadamente, que fuera suficiente para hacerla alejarse, pero no lo es. Hacer eso sería vivir en
la ignorancia, eligiendo no hacer nada cuando realmente puede hacer una diferencia. Alejarse de él
y de todo lo que representa sería caminar directamente al lado de Riddle, y ella nunca, nunca hará
eso. Ella no puede.

No es que Dumbledore la dejaría llegar lejos si lo intentara, honestamente. Dorcas es más


inteligente que eso. Si ella no está con ellos, es una amenaza. Después de todo, ella sabe demasiado,
y poner la causa en riesgo no es algo que Dumbledore represente. Posiblemente podría llegar hasta
el tren para abordarlo, pero no tiene dudas de que no llegará a casa. Tal vez eso debería asustarla,
pero no es así.

Con un profundo suspiro, Dorcas encoge los hombros, se frota la cara y comienza a abrirse paso
por el recinto.

La gente del Fénix ya está acostumbrada a ella. No hay tantas Hallow en la Orden. Sorpresa
desagradable. Dorcas es una de las pocas; la mayoría de los demás escaparon de sus distritos o
nacieron en el Fénix y han vivido aquí toda su vida. El último Hallow en unirse, incluso a través de
la coerción, es Slughorn. Ella lo ve en el Gran Salón mientras lo atraviesa, charlando alegremente
con algunas personas sentadas con él en la mesa, riendo y bebiendo.

La vista hace que le hierva la sangre, sinceramente, pero no interviene ni interrumpe. Slughorn
claramente se ha adaptado a su lugar en el Fénix, aunque algunas personas han insinuado que no
fue un proceso simple. Aparentemente, fue rechazado bastante por algunas de las estupideces que
salieron de su boca, todas provenientes de un lugar de privilegio y derecho, el especial de Hallow,
por así decirlo. Dorcas conoce a estas personas, y ya conoce bien a muchas de ellas. Ella no duda
de que Slughorn fue puesto en su lugar y tuvo un despertar muy, muy duro.

Dorcas pasa por la enfermería para ver al menos a Molly y, técnicamente, a Arthur, ya que él
también está aquí. Afortunadamente, todo está en silencio cuando ella entra. Hay un niño en una de
las camas, tosiendo lastimosamente mientras duerme, mientras su madre (Dorcas supone, al
menos) le acaricia suavemente el cabello con expresión preocupada.

“¡Dorcas!” Molly dice alegremente cuando la ve, y luego se acerca apresuradamente para abrazar a
una sorprendida Dorcas.
Tentativamente, Dorcas devuelve los gestos, su corazón se hunde cuando se da cuenta de que no se
lo merece. Dumbledore pudo haber tomado la decisión de arrojar a Fabian y Gideon debajo del
autobús, pero lo hizo para que no la atropellaran; ella y su informante secreto. Dorcas no hizo la
llamada, pero es al menos parcialmente responsable, aunque siempre lo ha sido. Después de todo,
fue ella quien los reclutó en primer lugar.

Molly parece mejor que la última vez que Dorcas la vio. Francamente, Dorcas está un poco
sorprendida de que Molly parezca tan complacida de verla, considerando que Molly una vez
amenazó con matarla y tenía la intención de llevar a cabo dicha amenaza. Dorcas realmente no la
culpa por eso. Vino de un lugar de dolor y pura desesperación. Incluso se disculpó después, lo cual
fue agradable.

Dorcas también está bastante segura de que Molly se consuela con ella porque le recuerda a su
hogar como otro Hallow. Molly nunca podrá volver a casa, al menos no antes de que termine la
guerra; ella sabe demasiado ahora, y tan cerca como estaba de Gideon y Fabian, estaría en riesgo.

"Hola, Molly", murmura Dorcas mientras se separan. "Solo quería venir a ver cómo estabas y ver
cómo te estás adaptando".

"Muy bien, considerando todas las cosas", le dice Molly, respirando profundamente. "No me gusta
mucho estar bajo tierra, si soy honesta, pero me estoy... acostumbrando. Arthur ha sido una joya".

Dorcas mira al hombre en cuestión, quien sonríe y saluda tan pronto como lo mira a los ojos. Él
está completando algún tipo de papeleo, por lo que ella simplemente le devuelve el saludo y se
enfoca en Molly nuevamente, quien lo mira con cariño. "Eso es bueno. Solo... quería decir que
lamento haberme perdido el funeral de Fab y Gid".

"Lamento que tú también lo hicieras", murmura Molly. "Fue encantador. Dumbledore fue muy
amable; dio un discurso, ya sabes, y todos fueron tan, tan respetuosos con ellos".

"Es nada menos que lo que se merecían", gruñe Dorcas, tragando el nudo en su garganta. Solo
pensar en Dumbledore hablando de ellos... Le revuelve el maldito estómago. "Molly, quiero que
sepas que, si tuviera la opción, si me hubieran dado la opción, todavía estarían vivos. Lo siento. Lo
siento mucho".

Molly parpadea rápidamente, sus ojos están nublados y aprieta las manos de Dorcas con una
sonrisa temblorosa. "Lo sé, Dorcas. Significaste mucho para ellos, por favor nunca lo olvides".
"Correcto", susurra Dorcas, mostrando una sonrisa de dolor. "Ah, por más lindo que sea verte,
también esperaba hablar con Poppy. ¿Está ella, por casualidad?"

"Ella está en su oficina", dice Molly, asintiendo hacia ella. "Vamos, ve a verla. Tengo que volver al
trabajo de todos modos".

Dorcas deja que Molly apriete sus manos una vez más, luego se aparta para dirigirse a la oficina de
Poppy. Ella toca, esperando la llamada para dejarla entrar, y luego se desliza por la puerta. Poppy
parece levemente sorprendida de verla, pero complacida.

"Ah, Dorcas, ¿Cuándo entraste?" pregunta Amapola.

"Temprano. Estuve en una reunión con Dumbledore", explica Dorcas, sentada en la silla frente a su
escritorio.

Pomfrey asiente. "¿Y Minerva?"

"Ella está aquí. Esperándote en tu habitación, me imagino. Probablemente durmiendo,


honestamente, porque estaba muerta de pie cuando entramos", dice Dorcas con una mueca.

"Ah", dice Poppy con un suspiro, sacudiendo la cabeza en clara desaprobación. "Ella nunca
descansa bien, esa mujer. Es una cosa tan terca, ya sabes. Un poco estúpida, de verdad".

Los labios de Dorcas se contraen. Solo Poppy se atrevería a insultar a Minerva de alguna manera,
porque la mayoría de la gente lo sabe mejor. Poppy es la única que puede salirse con la suya.
"Bueno, no te ofendas, Poppy, pero no eres nadie para hablar, ¿Verdad? ¿Cuánto tiempo llevas en
la oficina esta vez?"

"De todos modos", dice Poppy, frunciendo los labios, "¿En qué puedo ayudarte, Dorcas?"

"UH Huh." Dorcas ahoga una risa, sacudiendo la cabeza con cariño cuando Poppy entrecierra los
ojos juguetonamente. "Me alegro de que hayas preguntado. Como dije, tuve una reunión con
Dumbledore. Mencionó envíos de guerra biológica que la Orden robó debajo de Riddle. Asumo
que estabas allí".

Poppy se endereza, seria en segundos. "Estuve."


"Guerra biológica", dice Dorcas lentamente. "Eso implica un virus, ¿No? Pero armado. ¿Es eso lo
que es?"

"Es un poco más amplio que eso. Básicamente, es el uso de toxinas biológicas o agentes
infecciosos como bacterias, virus, insectos y cosas por el estilo, generalmente para matar a grandes
masas de personas", aclara Poppy. "En este caso, está relacionado específicamente con los insectos,
particularmente los hechos por Hallow. Nunca antes había visto algo así. No hay nada peor que
esto".

"¿Qué es?" pregunta Dorcas.

"Un segundo." Poppy hace rodar su silla hacia atrás y se inclina sobre la caja fuerte detrás de ella,
ahuecando su mano alrededor del teclado para protegerlo. Hay una larga secuencia de pitidos, muy
larga, mientras ingresa el código, luego la caja fuerte se abre con un silbido y un clic. Saca algo y
vuelve a cerrar la caja fuerte antes de rodar hacia el escritorio y sentar un frasco de—

Dorcas parpadea, sus labios se inclinan hacia abajo mientras mira el frasco, sintiendo un tirón en su
mente que insiste en que ya sabe lo que es. Le toma un momento mirar fijamente el líquido
reluciente en el frasco, espeso y verde, y luego hace clic. Sus ojos se disparan alarmados.
"¿Veneno Horrocrux Hornet?"

"Así es", confirma Poppy con un suspiro. "Lo encontramos en varias formas; tanto dentro de los
avispones como extraído de ellos, y recopilamos una fórmula que indica que Riddle tiene planes de
convertirlo en un gas con los mismos agentes infecciosos mortales. Es la forma más rápida y
violenta de guerra biológica que el mundo jamás haya visto".

"Yo no, pero ¿Por qué?" Dorcas suelta en estado de shock, simplemente incrédula de que alguien
haría eso voluntariamente. ¿Quién diablos querría hacer eso? Bueno, Riddle, obviamente. Ella no
sabe por qué está tan sorprendida.

"Nos desconcierta a todos", declara Poppy irónicamente, sus labios se tuercen con disgusto.
"Slughorn nos ha informado que Riddle está fascinado con ellos: los Horrocrux Hornets y su
veneno. Aparentemente, Riddle es inmune a ellos, porque no experimenta miedo y ellos solo
responden al miedo".

Dorcas frunce el ceño. "Pero él está armando el veneno fuera de eso. Eso es un riesgo, ¿No es así?"
"Uno no solo crea una guerra biológica hasta este extremo sin crear una protección contra fallas, si
es inteligente. Encontramos notas que lo insinúan, pero algo tan importante: se está manejando en
el Hallow. Distrito uno tenía la tarea de armar los Horrocrux Hornets, pero la cura, o cualquier
inmunidad que pretenda crear, no se arriesgaría a que cayera en las manos equivocadas. Sabemos
que está sucediendo, pero no qué es, o cómo se hace, así que no podemos replicarlo. Todavía no, de
todos modos. Estoy trabajando en eso ahora, o tratando de hacerlo. Hasta ahora, no tengo... nada".

"Cierto, pero, para empezar, ¿Cuál es el propósito de tener algo como esto como arma?"

Poppy suspira. "Bueno, en forma líquida, podría usarse fácilmente las toxinas biológicas del
veneno para infectar el suministro de agua de un distrito, por ejemplo. Sería la plaga más rápida y
eficiente de la historia. En forma de gas, podría liberarla en un instante en un distrito, o dejar que se
use en juegos futuros, especialmente si él descubre cómo contenerlo y controlarlo. Podría matar
masas fácil y rápidamente con esto, si siente la necesidad de hacerlo".

"Encantador", gruñe Dorcas cuando un rayo de miedo se dispara por su columna. "¿Y… y no
sabemos nada sobre la cura? ¿O la inmunidad? ¿O… ambas?"

"Nada todavía", murmura Poppy con cansancio. "Estoy haciendo lo mejor que puedo."

"No, por supuesto que lo haces", dice Dorcas rápidamente, tragando mientras mira fijamente el
frasco, con la piel de gallina. "No lo dudo. Gracias por decírmelo".

"Si escuchas algo—"

"No te preocupes, te avisaré si lo hago".

"Gracias." Poppy asiente y recoge el frasco, observando a Dorcas ponerse de pie. "¿Te vas?"

"No puedo quedarme mucho tiempo", murmura Dorcas. "De todos modos, tengo algunas cosas que
manejar en el Hallow. Sin embargo, Minerva se quedará por un tiempo, así que no te preocupes por
eso".

"¿Quién te lleva de vuelta?" pregunta Poppy.


Dorcas se encoge de hombros. "Edgar, creo. No estoy preocupado de ninguna manera. Minerva
necesita descansar tal como está".

"Tienes toda la razón", Poppy está de acuerdo con severidad, luego continúa refunfuñando por lo
bajo sobre la aparente falta de consideración de Minerva por su salud, inquieta incluso cuando se
despiden y Dorcas se va.

La información que acaba de aprender la pesa todo el camino fuera de la enfermería y hacia su
habitación, la última parada que hará para tomar sus maletas antes de irse. Es algo aterrador, saber
qué tipo de poder tiene Riddle, saber cuáles son sus planes. No le importan los riesgos; nunca lo ha
hecho. La asusta, pero cree que él se está preparando para la guerra. Lo que más la asusta es lo
lejos que llegará en su esfuerzo por ganar.

Dorcas está cansada y emocionalmente agotada y tensa, así que no se la puede culpar por el grito
que lanza cuando entra en su habitación y es inmediatamente abrazada. Tiene un segundo para ver
los brillantes ojos verdes de Lily -en realidad, no tan diferentes del veneno del Horrocrux Hornet-
y su amplia sonrisa antes de que la besen.

Instintivamente, Dorcas le devuelve el beso, porque siempre se lo ha devuelto a Lily. Incluso se


hunde en él con una compuerta de alivio que la atraviesa, porque le permite vaciar su mente de
todas las cosas complicadas y dolorosas que la llenan. Lily siempre ha sido buena en eso,
sacándola de su propia cabeza.

Aunque, en realidad, Dorcas sabe que es un intercambio entre ellas, ambas se pierden la una en la
otra para no tener que perderse en las cosas que las atormentan, al menos por un tiempo.

Por lo tanto, es fácil quedar atrapada en él. Fácil de deslizar sus manos en el cabello de Lily,
tirando de ella más cerca a medida que el beso se profundiza. Es fácil retroceder cuando Lily la
lleva contra la pared. Fácil de gemir, de arquearse más cerca, mientras Lily se muerde el labio
inferior y desliza las manos frías debajo de su camisa, los dedos coqueteando con los huesos de la
cadera.

"Dime que trajiste cigarrillos", dice Lily sin aliento tan pronto como se separan.

Dorcas suelta una risa débil. "Sabes, estoy empezando a tener la idea de que solo tienes algo que
ver conmigo porque yo supliré tu hábito".
"Nuestro hábito", bromea Lily, "y no, esa no es la única razón. También estás llena de información
divertida que simplemente quiero".

"Oh, esta vez no tengo nada para ti, así que ni lo intentes. No puedo quedarme mucho tiempo de
todos modos", murmura Dorcas.

Lily chasquea la lengua. "Lástima. Supongamos que tendremos que hacer esto rápido, entonces".

Con eso, Lily se agacha para atrapar a Dorcas debajo de sus muslos y levantarla en sus brazos,
girándose para llevarla a la cama. Es cierto que Dorcas se ve atrapada en besarla de nuevo, porque
ya ha pasado un tiempo y se siente bien.

No es hasta que Lily la acuesta en la cama y se acomoda entre sus muslos abiertos que Dorcas
tiene un pensamiento pasajero. Uno que es como un golpe en la cara. Solo un destello rápido de un
recuerdo, cabello rubio en lugar de rojo, la última persona con la que Dorcas estuvo antes de esto.
Marlene.

Dorcas hace todo lo posible por sofocar el pensamiento, el recordatorio, porque no debería
importar. No puede importar. Ella no está haciendo nada malo, obviamente, y sin embargo, el
mero pensamiento de Marlene hace que su pecho se encoja y la distrae por completo del momento.

Eso puede tener algo que ver con el hecho de que Dorcas nunca pudo despedirse. Iba y venía sobre
despedir de Marlene antes de que se fuera, después del final de los juegos, una batalla interna que
no sabía cómo ganar. Significaría algo, pensó, y habían acordado ser amigas, solo amigas, nada
más; nunca podrían ser más, porque pondría en riesgo a Marlene.

Gideon y Fabian son prueba de ello. Tal vez después de la guerra, si alguna vez termina, tal vez
entonces...

Pero no, Dorcas no llegó a despedirse. Decidió que era una mala idea, y aun así terminó corriendo
a la estación de tren, solo para llegar demasiado tarde. Marlene ya se había ido.

Eso fue probablemente lo mejor.

"¿Qué?" Lily murmura, retrocediendo para mirarla con las cejas fruncidas. "¿Que es pasa?"
"Nada." Dorcas se aclara la garganta. "Nada estoy bien."

"Tu entusiasmo simplemente se evaporó, así que claramente no estás bien. Si no quieres, Dorcas,
está bien. Es-"

"No, no, no es—eso. No eres tú. Yo solo..."

"Tú..." Lily levanta ambas cejas y busca en su rostro, y luego sus cejas se elevan más.

"¿Hay alguien más? ¿Conociste a alguien? Oh, mierda, Dorcas, cuéntamelo todo".

Dorcas suspira cuando Lily se levanta y le sonríe con emoción bailando en sus ojos, luciendo
encantada. "Oh, detente. No soy… sí, conocí a alguien, pero no estamos juntos ni nada,
obviamente".

"Obviamente", admite Lily, asintiendo. "¿Una Hallow?"

"Una Victor", dice Dorcas. "Marlene McKinnon. Estabas aquí cuando ella estaba en sus juegos.
¿Lo viste...?"

Lily entrecierra los ojos, pensativa, luego asiente. "Sí, creo que vi algo de eso, tal vez. ¿Chica
rubia? ¿Tiró a alguien al fuego?"

"Esa es."

"Ella está en forma".

Dorcas se muerde el labio. "No tienes idea."

"Ooh", dice Lily con una sonrisa, "¿Ustedes dos...?"


"Sí. Fue increíble. Nosotras..." Dorcas suspira y se mira los dedos. "Supongo que nos hicimos
cercanas. Ella es... ella es realmente brillante, Lily. Quiero decir, de verdad".

"Sentimientos atrapados, ¿Verdad?" Lily pregunta en voz baja.

"Tantos sentimientos. Todos los sentimientos". Dorcas gime y se pasa las manos por la cara, luego
las deja caer miserablemente, sin importarle si se ha corrido algo de maquillaje. Ella mira hacia
arriba para ver a Lily mirándola con simpatía, porque ya entiende. Por supuesto que sí.
"Acordamos ser solo amigas. O, bueno, ella lo dejó abierto, como si existiera la opción de ser más,
pero yo... me negué. Tenía que hacerlo. Solo podemos ser amigas. No puedo arrástrala a todo esto,
Lily. No lo haré.”

Los labios de Lily se inclinan hacia abajo en un ceño fruncido, y sus ojos se oscurecen
visiblemente mientras suspira. "Joder, Dorcas, lo siento. Eso es... mierda".

"Sí", Dorcas está de acuerdo con tristeza, y no dicen nada más por un tiempo. No tienen por qué
hacerlo.

Esa es la cosa. Es fácil con Lily, porque esto nunca ha sido un problema para ellas. La verdad es
que una parte de Dorcas ama a Lily y siempre amará a Lily, pero ella supo desde el principio,
cuando se acostaron por primera vez, que era un amor que solo podía crecer hasta cierto punto y no
ir más allá. Ambas tienen la misma opinión sobre eso, muy conscientes de los riesgos que conlleva
acercarse demasiado a otra persona.

Es triste, de verdad. Lily es mucho peor que Dorcas, sinceramente. Ni siquiera se permitirá que le
importe, o no se admitirá a sí misma que le importa. Dorcas sabe que sí. Para alguien que se
esfuerza tanto por alejarse de la compasión y la conexión básicas, Lily ama tan fuerte de todos
modos. Se desangra y cubre a todos los que la rodean, y ella ni siquiera lo ve. Lily hace todo lo que
está a su alcance para no preocuparse, no amar, como si al hacerlo, la haría añicos. Pero ella no
puede detenerlo. Solo puede reprimirlo, y Dorcas sabe que eso solo la lastimará a largo plazo, si
continúa encontrando seguridad en eso.

Pero Dorcas no es mucho mejor. No se engaña a sí misma pensando que no le importa, o que no se
permite amar, pero es muy consciente de que no puede dejar que eso importe. No puede ser más
importante que sus responsabilidades. Puede amar y cuidar tanto como quiera, pero no puede
permitir que eso vaya a ninguna parte. No salvará a nadie. Simplemente los pone en peligro.
"Bueno, si te anima", reflexiona Lily, "tengo buenas noticias".

"¿Quieres decir que te estás entrenando para ser un médico de campo?"

"Sí. ¿No es brillante?"

Dorcas frunce el ceño. "Es peligroso, Lily. Muy jodidamente peligroso".

"El mundo entero es peligroso sin importar lo que estemos haciendo, Dorcas", responde Lily. "Al
menos de esta manera, lo que estoy haciendo realmente importa".

"Yo solo—" no quiero que te lastimes, Dorcas no termina. no puedo terminar Incluso solo pensar
que la asusta, como si estuviera aumentando la posibilidad. Puede que Lily no admita que le
importa, pero Dorcas no tiene esos problemas. Por supuesto que se preocupa por Lily. Puede que
no estén enamoradas, pero tienen un vínculo. Se basó en el intercambio de cigarrillos y el
intercambio de información que se suponía que ninguna de ellas sabía, así como besos robados y
escabullirse a la superficie para echar humo y esperar un mundo mejor. "Solo ten cuidado, Lily.
¿Quién más va a fumar conmigo en el Fénix cuando pase si no estás cerca?"

"Podría decirte lo mismo", murmura Lily. "Tu posición no es menos peligrosa, Dorcas".

"No", dice Dorcas en voz baja. "No, no lo es."

Un largo y tenso silencio se extiende entre ellas.

"Entonces…" Lily tose y se rasca la ceja, con una sonrisa tímida curvándose en su boca. "Sobre
esos cigarrillos..."

Dorcas se echa a reír, casi en contra de su voluntad, y la sonrisa de Lily se convierte en una mueca
completa. Ella es tan bella. Verdaderamente, realmente hermosa. Ojos esmeraldas y mejillas
sonrojadas, muslos gruesos y caderas anchas, hombros anchos con un tatuaje de una flor entre las
hojas, una petunia rosa, específicamente. Dorcas preguntó el por qué una vez, pero Lily no
respondió, y Dorcas solo tuvo que preguntar una vez para saber que nunca más volvería a
preguntar. Los secretos y las historias escalofriantes viven en los ojos de Lily a veces, y Dorcas a
menudo quiere sonsacarlos, solo para saber, solo para estar más cerca.
Lily se ve complacida y se anima cuando Dorcas se baja de la cama y se tambalea hacia su bolso,
rebuscando para sacar dos cartones de cigarrillos. Veinte paquetes. Debería mantenerla abastecida
por un tiempo, y realmente, es lo menos que Dorcas podría hacer.

"Adórame, Evans", declara Dorcas.

Lily arrebata los cartones como si fueran de oro, luego levanta la mirada hacia Dorcas, su boca se
abre un poco mientras toca el labio superior con la punta de la lengua. "Quítate ese bonito conjunto
y yo haré exactamente eso".

"Realmente no puedo quedarme mucho tiempo, Lily".

"Oh, sabes que puedo ser rápida y aun así hacerlo bien. Puedes hablarme de Marlene, si quieres".

Dorcas se sobresalta un poco sorprendida, parpadeando. "¿Mientras estás...?"

"Claro, ¿Por qué no? No te guardes detalles". Lily deja las cajas a un lado y se estira para agarrar
la muñeca de Dorcas y atraerla lentamente, su voz se suaviza y baja a un registro más bajo y
sensual que ciertamente hace que el calor se mueva entre las caderas de Dorcas. Cuéntame todo
sobre ella.

"Ella... ella me dijo que era impecable, ya sabes. Dijo que siempre soy hermosa", susurra Dorcas,
con la boca seca mientras Lily la jala entre sus piernas abiertas.

Los labios de Lily se tuercen y se lleva la mano de Dorcas a la boca, presionando un suave beso en
su palma. Hay una sonrisa burlona en las comisuras de sus labios. "Oh, ella no estaba jugando
limpio".

"No, realmente no lo estaba", concuerda Dorcas, con tensión en la voz, sus piernas se sienten un
poco débiles y tambaleantes solo por el recuerdo de la boca de Marlene, y ahora Lily está haciendo
algo irrevocablemente distractor y pecaminoso, sosteniéndole la mirada y rodeando con los labios
el dedo índice de Dorcas para rozarlo con los dientes. Dorcas lo siente entre sus putas piernas y
todo su cuerpo se estremece.
Ella puede ver los ojos de Lily iluminarse, prácticamente puede escuchar a Lily pensando te tengo,
la pequeña mierda seductora. Dorcas ni siquiera está molesta, de verdad. De todos modos, le
gustaría perderse un rato.

Después de todo, hay mucho de lo que escapar, ¿no?

"Ven aquí", susurra Lily, besando su dedo y llevándola directamente a la cama, y Dorcas se va de
buena gana, feliz, porque no es inmune a las artimañas de Lily Evans y está jodidamente irritada
solo de pensar en Marlene McKinnon.

Y se dejan ir, se dejan ir, se dejan ir. Perdidas la una en la otra.

Perdidas juntas.

~•~

"-uno de los pobres bastardos, y ni siquiera importa cuál, en cualquier caso. No sospeches que
sobrevivirán de todos modos".

"¿Nuestras órdenes no eran específicas?"

"Nop. Cualquiera servirá."

"Muy bien. Este, entonces. Me ha estado dando miradas raras por mucho tiempo. Juro que a veces
me mira fijamente, y si no lo supiera mejor, pensaría que me está maldiciendo en su cabeza".

Eso es exactamente lo que estoy haciendo, maldito idiota, piensa Remus mientras levanta la mirada
para ver a dos guardias parados afuera de su celda, mirándolo a través de los barrotes. Él los mira.
A propósito.

"Oh, absolutamente te está dando mierda en la cabeza", dice uno de ellos, luciendo divertido.

"Bueno, deseará no haberlo hecho". El otro extiende la mano con su bastón-taser* y golpea los
barrotes. "De pie."

Todavía mirándolo, Remus se pone de pie de mala gana, un escalofrío lo recorre mientras el frío
parece filtrarse en sus huesos aún más con el movimiento. Se siente chirriante, adolorido por todas
partes, débil y ligeramente desmayado. La puerta de la celda se abre con un sonido metálico, y los
guardias entran inmediatamente para esposarle las manos, agarrándolo por un brazo cada uno para
sacarlo a empujones.

Remus avanza a trompicones, mirando al frente mientras lo conducen más y más a través de la
prisión, pasando celda tras celda en el camino. Sus pasos resuenan a través del espeluznante
silencio, resonando en sus oídos. Su corazón se hunde a medida que descienden, porque sabe lo que
es esto. Él sabe a dónde va.

Los gritos siempre suben desde abajo. Por lo general, trata de ignorarlos, pero tiene la sensación de
que no podrá ignorar a los suyos.

Lo llevan a una habitación con una silla de metal clavada al suelo en el medio. Un hombre ya está
allí, sentado en un taburete con ruedas al lado, un soporte al lado también. Remus puede ver una
jeringa y algo más que parece una máscara de oxígeno sobre ella; lo mira fijamente mientras lo
llevan a la silla.

"Quítele la máscara, por favor", ordena el hombre en el taburete. Podría ser médico, o científico, o
ambos, por su apariencia.

Remus trata de no tensarse demasiado cuando los guardias lo obligan a sentarse en la silla,
sujetando sus brazos y esposando cada muñeca. También esposan cada tobillo, luego empujan su
cabeza hacia atrás contra el reposacabezas y lo atan con la correa acolchada que ya está
incorporada. Sólo entonces le quitan la máscara de la cara, e inmediatamente se lame los labios
secos, girando la mandíbula y aspirando una bocanada de aire viciado.

"¿Tienes el carruaje listo?" pregunta el posible doctor. Cuando los guardias lo miran fijamente,
resopla. "Para su cuerpo, si no lo logra. Ayer perdimos a cuatro, y los guardias en rotación
detuvieron todo el proceso al no tener el carruaje listo".

"Eh", dice el primer guardia.

El posible médico frunce el ceño y señala la puerta. "Vayan a preparar el maldito carruaje.
Bastardos inútiles". Los guardias fruncen el ceño, pero hacen lo que se les dice, abandonando la
habitación mientras murmuran entre dientes. El posible doctor mira a Remus exasperado. "De
verdad, crees que tendría mejores condiciones de trabajo, considerando con lo que estoy
trabajando. Realmente, no me pagan lo suficiente por esta mierda".

Remus no responde, por supuesto. Está tentado de hacerlo. No ha oído su propia voz en... meses,
supone. No lo tiene claro, porque en Azkaban no tienen relojes ni calendarios. Pero ha pasado
tiempo, está seguro.

El posible médico simplemente suspira y sacude la cabeza mientras se estira para recoger la
jeringa. En su interior, hay un líquido de color naranja oscuro, casi rojo sangre, de hecho, que se ve
delgado y arremolinado, con la consistencia del agua, aunque se parece al fuego. Remus se pone
tenso automáticamente cuando el hombre tira descuidadamente de su manga para revelar la curva
de su codo.

"Es mejor no luchar demasiado", murmura con cansancio. “De todos modos, nunca pareció ayudar
a los demás. Quédate quieto.”

Remus realmente no tiene opción en el asunto, ya que está atado a la maldita silla. Cada parte de él
grita en señal de protesta, con ganas de pelear, pero solo puede mirar con el corazón acelerado
mientras la aguja se desliza en su vena.

Tan pronto como el émbolo comienza a empujar hacia abajo, es una agonía.

Es puro fuego lamiendo sus terminaciones nerviosas, carcomiendo debajo de su piel, ácido
quemando todo su cuerpo. Remus grita. Él no puede evitarlo. Nunca ha sentido algo así en su vida,
un dolor punzante tan intenso que es todo lo que sabe.

"Joder, joder, no, no—"

Remus se lanza contra sus ataduras en un intento de liberar sus manos y arrancarse la puta piel,
pero no son sus manos las que se rompen. La correa en su cabeza no estaba preparada para que la
perdiera por completo y ejerciera tanta presión sobre ella, por lo que se lanza hacia adelante
mientras se convulsiona en la silla.

Sin sentido por la desesperación y el dolor, Remus literalmente se golpea hacia un lado,
inclinándose sobre el brazo de la silla. Sujeta el soporte a su lado, o, bueno, su rostro lo hace, en
realidad, pero realmente no puede sentirlo a través del dolor de todo lo demás. Todo lo que sabe es
que sus entrañas se están derritiendo y que algo le gotea por la cara, y tal vez sea solo la piel que se
le cae del cráneo, porque está hirviendo, está ardiendo, está...

"Sólo. Quieto. Quieto", grita alguien, y Remus no sabe nada, no puede entender nada más allá de
las llamas que devoran músculos, tendones y huesos. Seguro que se está convirtiendo en cenizas.
¿Cómo puede ser sólido? ¿Cómo...?

Remus es empujado hacia atrás en la silla, retenido en su lugar mientras se retuerce, y luego no
puede moverse de nuevo. El mundo entero está fuera de foco, y hay sangre en sus ojos, en su boca.

Cree que es suyo.

"Veamos. Respira hondo ahora". Las palabras realmente no tienen sentido para Remus, y él apenas
puede oírlas, pero hay una máscara clara que le enmarca la nariz y la boca. Es una cúpula cerrada,
como una máscara de oxígeno, y hay un bote negro pegado a la parte inferior con el símbolo de
peligro justo al lado del emblema de Hallow.

Si Remus estuviera en el estado de ánimo adecuado, lo encontraría apropiado. El Hallow es un


peligro, ¿No?

Así las cosas, Remus no puede pensar en nada. Es sólo dolor. Pura tortura. La máscara se asienta
alrededor de su boca y nariz, presionando tan fuerte que sus gritos se apagan. Puede saborearlos;
son ácidos y agrios por el miedo y la angustia.

Hay un clic, luego un extraño ruido de soplido, y los ojos de Remus se enfocan lo suficiente para
ver una pequeña nube de color verde brillante que llena la máscara. No tiene la intención de
inhalarlo, realmente no lo hace, porque está seguro de que es una mala idea hacerlo, pero todo le
duele y le cuesta tanto respirar, y está jadeando. Está jadeando.

Remus inhala.

El dolor empeora. Mucho peor. Alcanza un pico que le parte el cerebro por la mitad, y se está
muriendo, está tan seguro de que se está muriendo. Sólo puede estar muriendo, y no quiere, lucha
tanto para no hacerlo, rebelándose contra el mero pensamiento porque—porque—
De alguna manera, a través de todo, a través del dolor y lo que debe ser la muerte, Remus se aferra
a sí mismo para aferrarse a un último pensamiento lúcido antes de que todo se desvanezca.

Sirius, Sirius, Sirius, Sirius, Sirius, Sirius—

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidos):

Para aquellos de ustedes que están aquí para saber dónde omitir la
tortura/experimentación: Cuando se convierte en el punto de vista de Remus,
recomiendo dejar de leer o desplazarse hacia abajo a los comentarios tan pronto como
Remus salga de su celda. Cuando lo atan a la silla, simplemente no lo leas ¿Sabes?

Para aquellos de ustedes que quieren una advertencia detallada de antemano: Los
guardias sacan a Remus de su celda y lo llevan a una habitación en los niveles
inferiores de azkaban. Está atado a una silla y un médico le inyecta un líquido rojo que
le duele mucho. En su dolor, trata de romper sus ataduras y solo logra romper la de su
cabeza, golpeando su rostro contra la bandeja a su lado. lo atan de nuevo y lo obligan a
inhalar una niebla verde, y el dolor empeora. Cree que se está muriendo, y su último
pensamiento es para Sirius.

Para aquellos de ustedes que necesitan tranquilidad: No, Remus no está muerto, lo
prometo. Lo que le pasó fue muy necesario para la trama, te lo aseguro. Bien, déjame
hacer un resumen rápido: Kingsley y Sybill mis amados <3

Ahora, hace mucho tiempo, dije que las muertes de Fabian y Gideon tendrían sentido,
y que no era solo por el valor de la sorpresa. Ahora sabes lo que quise decir. Resultó
que Dorcas estaba en peligro, así que Dumbledore hizo que asumieran la culpa por ella
y por su informante secreta. Eso es tan jodido. Es muuuuy jodido.
Lo peor es que era... necesario. ALGUIEN tenía que tomar la culpa, y no podía ser
Dorcas o el informante secreto (se revelará más tarde, pero adelante y haga sus
apuestas ahora). Fabian y Gideon acaban de recibir la parte cruda del trato, es horrible,
pero era, en la mente de Dumbledore, un sacrificio necesario.

Mira, la cosa es que están pasando muchas cosas con Dumbledore y su historia y cómo
juega en la historia. Descubrimos que una vez fue un Victor, y él es quien asesinó al
anterior maestro del Hallow: Grindelwald. Hay muchas preguntas que vienen con eso,
como ¿De qué distrito era? ¿Por qué mató a Grindelwald? ¿Qué lo hizo rebelarse y
huir para iniciar la orden del fénix? y sí, todas estas preguntas serán respondidas a su
debido tiempo.

Odiar a Dumbledore por lo que está haciendo es válido, pero también es válido
preguntarse POR QUÉ diablos lo está haciendo. No solo lo convertí en el chico malo,
¿Sabes? obviamente está haciendo mierda de Bad Guy, pero no es solo porque sea un
Bad Guy, si eso tiene sentido.

Finalmente, Remus. uf. Eso fue tremendo. Realmente lo odiaba, honestamente, porque
lo amo mucho y nunca deseo verlo sufrir. (Es por eso que la escena fue un poco corta.
De ninguna manera estaba alargando esa mierda). Sin embargo, ERA necesario para la
trama. Eso tenía que suceder, por ~razones~ que descubrirás más tarde.

Ah, y también quería mencionar el veneno del avispón horrocrux. Te dije que sería
importante para la trama lmaoooo. Definitivamente juega un papel bastante
importante.

Bien, eso es todo, creo. En el siguiente capítulo, vemos a Regulus, Sirius y James
nuevamente y vemos cómo les va después de que ha pasado el tiempo. (Sé que
algunos estarán enojados por el salto en el tiempo, pero también era necesario)

Notas mías:

bastón-taser*: Es como un bastón que usan los guardias y policías, pero la diferencia
es que estos tienen una linterna para aturdir en la punta, prácticamente es una linterna
electrificada. Lo explico para aquellos que no lo sepan.

Ahora si, este capítulo nos dejó ver la otra cara de la moneda, realmente la guerra esta
iniciando, se vienen capítulos oscuros, pero por ahora disfrutemos de los buenos que
quedan. (No hablaré de Remus porque me duele, deseo olvidar lo que pasó y seguir
feliz viviendo en la ignorancia.)

Espero hayan disfrutado el capítulo, nos leemos en el siguiente. Como siempre,


cualquier error o algo, díganmelo y así yo podré corregirlo, no olviden apoyar al autor,
nos vemos en la siguiente, BYEEE!!!!
Gifts
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias /Representaciones de hidrofobia (miedo al agua)


-Referencias a pesadillas (breves y vagas)
-Referencias a la violencia (breves y no en tiempo presente)
-Referencias al abuso infantil (Walburga y Orión)
-Referencias a muertes pasadas.
-Representaciones del desplazamiento del tiempo (el problema de James con el
tiempo, no sé qué término se ajusta a él, pero básicamente le cuesta saber
cuándo/dónde está a veces, y se representa en este capítulo dos veces, aunque no se
resuelve de forma contundente y rápida).

See the end of the chapter for more notes

Evan, en medio de una conferencia sobre los beneficios de escalar, se detiene abruptamente para
decir, en cambio, "Despierta, despierta, Regulus".

"¿Qué?" Regulus pregunta, parpadeando hacia él.

"Por el amor de Dios", se queja Evan, frunciendo el ceño. "Él me interrumpe todo el tiempo. Es
jodidamente molesto, ¿Sabes?"

Regulus lo mira confundido. "¿Quién?"

"Vamos, despierta", insiste Evan, poniendo los ojos en blanco, y Regulus abre la boca para
preguntar qué diablos le pasa cuando la rama del árbol se rompe, haciéndolo dar una sacudida, y
luego sus ojos se abren mientras el mundo entero se arremolina en foco.

Hay un cuerpo junto a él, cálido y sólido. Desorientado, lo primero que Regulus dice con voz
áspera es: "¿James?"

"No, todavía no es él", dice Barty, apareciendo mientras se levanta y se inclina para mirarlo, con
las cejas levantadas. Se ve levemente divertido. "Después de todos estos meses, uno pensaría que
ya dejarías de preguntar".
"Vete a la mierda", murmura Regulus, llevándose los nudillos a los ojos mientras se estremece con
un bostezo.

"Estabas parloteando sobre Evan otra vez", le informa Barty.

"Él te encuentra muy irritante, ¿Sabes?", dice Regulus mientras deja caer sus manos, los labios se
tuercen ligeramente. "Creo que le molesta que nos interrumpas".

"Encantador. Sinceramente, nada me complace más que ser una espina en el costado del fantasma
ardiente que vive en tus sueños".

"Bueno, él muere, por lo general, pero sigues interrumpiendo".

Barty tararea. "En ese caso, debería estar agradeciéndome. De todos modos, te vuelves
particularmente hablador antes de empezar a gritar, así que ahora sé que debo despertarte antes de
eso".

"Correcto", suspira Regulus, empujándose sobre los codos y moviéndose para sentarse en el
costado de su cama, girando los hombros. “Supongo que es hora de que me levante. Tú también.”

"¿Sin baño?" Barty pregunta en voz baja.

Regulus niega con la cabeza un poco rígido. "Ahora no. Más tarde hoy, después de que haya
salido".

"¿Mal día?" Barty murmura.

"Está bien", es todo lo que dice Regulus. "Voy a cepillarme los dientes. Puedes salir afuera".

"Ah, Regulus, tu caballerosidad no tiene límites", responde Barty secamente, pero aún divertido.
"Me encanta cuando exiges que venga a acostarme a tu lado toda la noche, me confundes con otro
hombre a la mañana siguiente y luego me echas inmediatamente después. De verdad, sabes cómo
hacer que un hombre se sienta especial".

"Me alegro ser de utilidad", bromea Regulus mientras se pone de pie. "Vete afuera ahora."

"Idiota", grita Barty detrás de él.

"Perra", responde Regulus, luego cruza el pasillo para entrar a su baño y cerrar la puerta.

Por un largo momento, Regulus simplemente se queda allí y respira, flexionando los dedos, y
luego, con un suspiro, abre el grifo y agarra su cepillo de dientes.

Sus ojos se arrastran hacia la bañera, frunciendo el ceño automáticamente tan pronto como la mira.
Tan extravagante como es, él lo odia. Incluso después de meses, bañarse sigue siendo la ruina de
su existencia. Él lo hace; lo que es un proceso largo y agotador que siempre deja un charco de agua
en el suelo y le hace sentir que está fallando como ser humano, pero lo hace. Él está limpio, al
final, y eso es todo lo que importa.

No siempre se baña solo, lo que ayuda en los días realmente malos. Bueno no, siempre se baña
solo. Nunca podrá bañarse con otra persona en la tina con él, donde puedan tocarlo, donde pueda
sentir sus dedos sobre su piel. Pero alguien estará allí cuando los necesite. Barty generalmente se
sienta en el inodoro y charla, no le molesta su desnudez y no tiene miedo de hacer comentarios
lascivos y burlones incluso cuando Regulus está llorando, lo que Regulus aprecia sinceramente.
Sirius, por razones obvias, no entra al baño cuando Regulus se está bañando, pero se sienta afuera
de la puerta, como lo hizo Remus, y habla con él todo el tiempo, sin hacer preguntas.

Hay muchos más días en los que lo hace solo, en los que puede entrar en contacto con el agua sin
tener que volver inmediatamente al río. Esos son los buenos días. Cuando Barty se queda a dormir,
siempre trata de detectar los días malos de antemano, en lugar de dejar que Regulus luche por
descubrir cómo pedir ayuda. De cualquier manera, Regulus ha recorrido un largo camino. El
progreso es el progreso, como dicen.

Regulus nunca se ducha. Nunca más se duchará.

Cuando Regulus reaparece del baño, con la boca fresca y cambiada por el día, Barty sigue
holgazaneando en su cama, el idiota. Regulus suspira.
"¿No tienes un lugar donde estar?" Regulus pregunta rotundamente.

"Sí, pero lo estoy ignorando", dice Barty simplemente.

"Ve a trabajar, Barty".

"Pero odio estar allí".

Regulus niega con la cabeza y se acerca a su escritorio para encender su lámpara y abrir su diario.
Se abre automáticamente en la última página en la que escribió, la última flor no se ajustaba del
todo a la encuadernación presionando el tallo plano. Regulus pasa los dedos por los pétalos, traga,
luego pasa a la siguiente página y toma su pluma.

"Las rosas son rojas, mi papá es un idiota, no me hagan ir a trabajar, prefiero morir", se queja
Barty.

"Eso ni siquiera rima", murmura Regulus.

Barty gruñe. "La poesía no tiene que rimar. Tú me enseñaste eso. De todos modos, es mejor que
cualquier cosa sobre la que estés escribiendo, sin duda. Toma nota de eso, ¿Quieres? Soy un
genio".

"Las rosas son rojas, sal de mi cama ahora, harás lo que te diga o tu maldita cabeza rodará
enseguida.", espeta Regulus, incluso mientras tuerce la muñeca y escribe el estúpido poema de
Barty en el margen, firmándolo junto a un idiota que, por desgracia, piensa que es un genio.

"Sin embargo, lo odio, para que lo sepas", se queja Barty mientras se levanta de la cama.
"Simplemente va a sermonearme tan pronto como cruce la puerta, como si me preocupara por
hacer bisagras estúpidas todo el día. Y hace mucho calor. Y mis brazos me duelen al final. Y ni
siquiera quiero ser un herrero, pero ¿A él le importa eso? Nooo, por supuesto que no. Él solo está...
oi, ¿Me estás escuchando, Regulus?"

"Mhm", dice Regulus, que no lo está.


Para ser justos, no es como si Regulus nunca hubiera escuchado nada de esto antes. Él sabe todo
sobre el disgusto de Barty por su padre, y el disgusto de Barty por trabajar como herrero con su
padre, y también el disgusto general de Barty con casi todo. Regulus realmente no puede culparlo;
él conoce mejor que la mayoría los sentimientos complejos que uno tiene por los padres de mierda.

En el caso de Barty, su madre es por quien lo tolera todo. Si no fuera por ella, Regulus está bastante
seguro de que Barty le habría escupido en la cara a su padre y nunca habría vuelto a pisar la
herrería. El padre de Barty puede ser una mierda, pero su madre es encantadora.

Barty sigue parloteando y quejándose mientras Regulus lo ignora, desinteresado. Ya no le ofrece


dinero, porque Barty dejó de aceptarlo cuando su padre empezó a exigirle que le dijera de dónde lo
había sacado y qué había hecho para conseguirlo, lo que provocó una fuerte discusión que disgustó
a su madre. Ahora Regulus sabe que no debe ofrecérselo, aunque tiene mucho y no le importa darle
a Barty lo suficiente para mantener a su familia alimentada, incluso a su lamentable excusa de
padre.

"Está bien, está bien, me voy ahora", anuncia Barty.

Regulus gira en su silla para mirarlo. "¿Vienes de nuevo?"

"No esta noche. Voy a ir a lo de Casey".

"Oh, ¿Ahora estás?"

Barty sonríe y mueve las cejas. "Quiere desahogarse un poco, y estoy más que dispuesto a
proporcionárselo. Puedes venir, si quieres. Dijo que podía traer a un amigo".

"Creo que pasaré. Sin embargo, diviértete", murmura Regulus.

"Necesitas salir más", dice Barty con un suspiro. "No digo que el sexo solucione todos tus
problemas, pero al menos te quitará la mente de ellos y te mereces orgasmos".

Regulus suelta una risa débil porque Barty lo dice con tanta seriedad que es literalmente divertido.
Viniendo de Barty, eso es realmente un cumplido y también básicamente una admisión de cuánto
se preocupa por Regulus. Deseando orgasmos a las personas es cómo Barty muestra su amor, oh, y
dando orgasmos, en general, pero ya no hacen eso.
No, sólo... duermen juntos a veces. Es un poco humillante, honestamente. Antes se ponían a hacer
todo tipo de obscenidades cuando les apetecía, y ahora lo suyo es tumbarse uno al lado del otro sin
tocarse, porque eso ayuda a Regulus a dormir. Le cuesta hacerlo solo después de la arena, pero
tampoco soporta que lo toquen, la mayor parte del tiempo, al menos hasta que está muy cansado, a
punto de dormirse, pero tener un cuerpo al lado le ayuda. Barty ha aprendido por las malas a no
tocarlo, especialmente sin previo aviso.

Han pasado cuatro meses y medio, y Regulus todavía está demasiado paranoico como para
arriesgarse a dormir si no tiene un cuerpo a su lado, solo para poder engañar a su cerebro
haciéndole creer que está a salvo. Su cerebro también lo cree, y es por eso que cada vez que se
despierta, es James quien cree que está allí.

"Lo creas o no, estoy bien sin orgasmos, Barty", le asegura Regulus. "Sin embargo, sigue y toma
tantos como quieras. No dejes que te detenga".

Barty frunce el ceño, vacilando en la puerta. "Estarás bien esta noche, ¿Verdad? Porque puedo
cancelar—"

"Absolutamente no canceles", interrumpe Regulus. "Estaré bien, y si no, Sirius vendrá a


molestarme. Se supone que debe pasar hoy. No dejes a Casey decepcionade. Me da un diario gratis
cada mes, así que es mejor que sea bueno para elle. Haz eso que haces con tu boca ".

"Tendrás que ser más específico." Barty estalla en una sonrisa y guiña un ojo. "Hago muchas cosas
con la boca".

"Excepto callarte, lamentablemente", dice Regulus, y Barty lo mira burlonamente antes de tocar la
puerta y quejarse de tener que ir a trabajar. Intercambian despedidas, y luego Barty se lleva todo el
ruido con él cuando se va, dejando atrás el silencio.

Regulus vuelve a su diario y toma su pluma.

Hay una bestia rabiosa en mí

Soy un moretón, la podredumbre blanda de un melocotón

Pequeño y abierto

La costura de mí grita
Una vez fui una estrella, pero nunca brillante

La noche de terciopelo me tragó

Siempre lo ha hecho

Dejo que siga

Mejor ser tragado

Que tragar

Sangre

La visión de movimiento fuera de su ventana capta la atención de Regulus, haciéndole levantar la


mirada, un suave tirón en el pecho que le hace saber lo que va a ver antes incluso de mirar. Así es
cada día; lo sabe con la misma certeza que sabe que el sol se pondrá y volverá a salir. Hay algo en
él que es consciente, siempre muy consciente, de James, sobre todo cuando está cerca.

Regulus se inclina ligeramente hacia adelante, apoyado en los codos al lado de su diario,
conteniendo la respiración cuando ve la cabeza desordenada de James abajo, donde está parado en
el pórtico de Regulus. Se demora, como siempre lo hace, todos los días, y luego vuelve a aparecer
cuando comienza a alejarse. Regulus se sienta apresuradamente en su silla, toma su bolígrafo y
finge escribir, aunque no lo hace. Ya ha aprendido la lección; James siempre mira hacia atrás,
incapaz de resistirse a echar un vistazo por la ventana. Hoy no es un día en que Regulus se sienta lo
suficientemente fuerte como para mirarlo a los ojos.

Con cuidado, Regulus mira a través de sus pestañas muy rápidamente, permitiéndose levantar la
cabeza nuevamente cuando ve que James está casi en su casa, justo al otro lado de la puta calle.
James todavía vive con sus padres, en lugar de mudarse a la casa que se le proporcionó después de
los juegos, como Regulus lo hizo. Todavía están todos en Victor's Village, cuatro de las casas
asignadas, solo tres usadas. Los padres de Regulus en la casa que Sirius obtuvo después de que
ganó sus juegos; James y Sirius en la casa que Effie obtuvo después de que ella ganó la suya;
Regulus en el suyo después de ganar el suyo.

Tan pronto como James regresa a su casa, Regulus golpea su bolígrafo y sale disparado de su silla,
bajando las escaleras, francamente, a una velocidad realmente ridícula. Está sin aliento cuando
llega a la puerta, y es rápido cuando la abre un poco y lanza su mano para agacharse y tomar lo que
James dejó atrás, lo que deja atrás cada mañana, sin falta.

La flor es azul hoy.

Regulus se recuesta contra la puerta y la mira fijamente, con el corazón latiendo en su pecho, por la
carrera, obviamente, y nada más. Pasa el pulgar suavemente sobre los pétalos suaves y delgados en
plena brotación de la colombina, con el corazón hinchado en el pecho como si lo hubieran picado.
Le palpita.

Después de cuatro, casi cinco, meses de James dejando una flor en la puerta de Regulus
literalmente todos los días, uno pensaría que dejaría de afectarlo tanto. No lo ha hecho. Cada
mañana, le roba el aliento. Cada mañana, le hace doler. Cada mañana, tiene su corazón como
rehén.

Como siempre, Regulus entra a la cocina con la nariz enterrada en la flor, inhalando su aroma, el
aroma de la tierra y algo dulce; inhalando como si pudiera encontrar un rastro de James persistente
debajo de todo, incluso si nunca lo hace. Lo hace girar contra su nariz hasta que lo hace estornudar,
lo que de alguna manera es satisfactorio, y luego deja caer la flor en el jarrón en el alféizar de la
ventana que da al patio trasero, empujándolo hacia la parte trasera del comedor. Al igual que
cualquier otro día, Regulus arranca dos flores del frente que James le dejó hace días y días, y luego
vuelve corriendo escaleras arriba.

Es prácticamente una rutina, en este punto. Regulus usa una de las flores para reemplazar una
moribunda en sus diarios anteriores que ya ha llenado, y la segunda flor va entre la página en la
que está escribiendo hoy. La flor, es rosa, se sienta en el escritorio mientras toma su pluma de
nuevo.

Otra flor en brotación

Habla por ti — suave

Más suave de lo que nunca has hablado

Hay fuerza en tu voz

Ruidoso y desvergonzado - brillante

Tan brillante, como el sol, incluso ahora

Las flores crecen hacia ti

Te escucho - y yo

Escucho, escucho, estoy escuchando

No puedo ahogarte

Ya no deseo intentarlo

Como las flores en brotación

Crezco hacia ti
Crezco - si no puedo escalar

~•~

James se detiene en la cocina para besar a su madre en la mejilla, apretando su hombro mientras lo
hace. Effie se inclina hacia él con una sonrisa, pero no se aparta de la estufa.

"Muy rápido hoy", señala Effie.

"Sí, bueno, no pasé veinte minutos debatiéndome si debía llamar o no esta vez", dice James
tímidamente. Él lanza un suspiro. "Tengo que salir, así que no había tiempo para eso, de verdad.
Me encontraré con Mary en la escuela".

"¿Llevas a Sirius contigo?" pregunta Effie.

"Si él quiere ir", le dice James, encogiéndose de hombros. "Probablemente lo hará, si no tiene
planes de molestar a Regulus hoy".

Effie tararea. "Ambos estarán en casa a tiempo para la cena, ¿No?"

"No nos lo perderíamos", bromea James, inclinándose para frotar su cabeza sobre su hombro,
riéndose cuando ella resopla en fingida ofensa y le revuelve el cabello.

Unos minutos más tarde, James camina por la casa y encuentra a su padre en la sala principal,
arrojando leños picados a la chimenea. Verlo hace que el corazón de James se encoja, como
siempre. James nunca más corta leña para sus padres; Monty maneja eso ahora, aunque debe ser
brutal en su espalda y rodillas. Sin embargo, lo hace sin quejarse y guarda el hacha en algún lugar
donde James no tenga que verla cuando está cuidando sus flores.

"Oh, lo tengo", murmura Monty cuando James se mueve para agacharse a su lado con una mueca,
ayudándolo a arrojar los últimos leños a la chimenea. "James-"

"Ah, está bien, papá", interrumpe James rápidamente, ignorando la punzada en su pierna y el
verdaderamente grotesco chasquido que su rodilla acaba de dar cuando se dejó caer. Tiene
veintiséis años, y a veces su cuerpo hace ruidos que suenan como si fuera mucho, mucho mayor.
Es a la vez terriblemente divertido, al menos para él, y un poco deprimente (básicamente para
todos los demás, excepto Mary, que se ríe con él y dice que pueden formar una banda, porque tiene
un codo lastimado que cruje cada vez que lo dobla).

"Gracias", dice Monty amablemente cuando entra el último leño, y luego se acerca para pasar su
mano por el cabello de James, frotando su cabeza con cariño. Sus padres están llenos de pequeños
toques como ese, llegando al azar para tocarlo como para asegurarse de que realmente está aquí,
incluso hasta el día de hoy. James lo capta cada jodida vez.

"Vamos, viejo, déjame ayudarte a levantarte", bromea James, luego se da la vuelta y necesita que
su papá lo ayude, lo que lo hace reír a carcajadas cuando Monty se ve engreído.

"Estoy en mi mejor momento, quiero que lo sepas", declara Monty. "Dime, joven, ¿Cuál es tu
excusa?"

"¡Mamá!" James llama. "¡Papá se está burlando de mi pierna otra vez!"

"Flea", grita Effie bruscamente, y James sonríe cuando Monty levanta ambas manos, sus ojos
brillan divertidos a pesar de la forma en que finge refunfuñar.

James ahoga una risa mientras se dirige a las escaleras y Monty entra a la cocina para apaciguar a
su esposa, declarando que su hijo es un mentiroso sucio y podrido que solo tiene la intención de
separarlos. Las escaleras, como siempre, no son el invento favorito de James en el mundo, pero se
salta el asiento plegable que Sirius construyó e instaló para él y que funciona con un mecanismo a
lo largo de la barandilla para subirlo cuando su pierna le está dando demasiado problema. No está
tan mal hoy, y ya conoce sus límites, después de casi cinco meses de aprenderlos.

James cojea levemente cuando llega a la cima, pero lo ha superado cuando llega a la habitación de
Sirius. No se molesta en llamar, porque en realidad nunca han llamado, sinceramente. Sirius está
despierto, tirando de una camisa sobre su cabeza.

James le silva.

"Quédate con tus pantalones, Potter", murmura Sirius mientras se quita el cabello de la cara.
"Me temo que tal vez no pueda. Eres una revelación", dice James burlonamente sin aliento,
abanicándose la cara.

Los labios de Sirius se contraen. "Maldita sea, lo soy. La perra más caliente del bloque, y no lo
olvides".

"Eh, bueno…" James muestra sus dientes en una mueca y mueve su cabeza de lado a lado. "Quiero
decir, Regulus está al otro lado de la calle, así que..."

"Eres parcial, Romeo", dice Sirius, rodando los ojos.

James resopla. "Sí, sí. Hablando de Regulus, ¿Planeas verlo hoy?"

"Sí", responde Sirius, entrecerrando los ojos. "¿Por qué?"

"Cálmate, no voy a tratar de acompañarte", murmura James, exasperado. Sirius es ferozmente


territorial en todo el tiempo que pasa con Regulus, y simplemente... territorial en general, aunque
nunca se interpone en el camino de que vean si eso es lo que quieren hacer, excepto que... nunca lo
hacen. "Solo preguntaba porque me reuniré con Mary nuevamente hoy, y pensé que tal vez te
gustaría venir".

Los ojos de Sirius se iluminan. "Oh, me encantaría, si tengo tiempo. ¿Cuánto tiempo crees que te
quedarás?"

"Durante unas pocas horas, como máximo. Estaba pensando en pasarme y ayudar en el mercado de
nuevo después, a menos que Mary tenga otros planes que pueda colarme", admite James.

"Veré cómo va mi día, ¿sí?" Sirius dice.

James asiente. "Sí, solo pensé en preguntarte. Por cierto, mamá está preparando el desayuno".

"Deberías haber comenzado con eso", suelta Sirius, luego prácticamente empuja a James fuera del
camino para salir corriendo de la habitación, cantando saludos y demandas de comida mientras
baja las escaleras y sin duda irrumpe en la cocina. Hay una pausa de silencio, luego "¡James, se
están besando de nuevo!"

"¡Euphemia y Fleamont Potter!" James grita mientras sale de la habitación, saltando a la barandilla
de las escaleras y deslizándose hacia abajo con una sonrisa, asegurándose de bajar en lugar de
saltar cuando llega al final. Él frunce el ceño antes de entrar a la cocina, con los brazos cruzados en
señal de desaprobación mientras lanza una mirada de regaño a sus padres, que miran entre él y
Sirius con dos miradas de diversión. "No aceptamos tal inmundicia en esta casa. Todas las
demostraciones abiertas de afecto están prohibidas y se aplican con la amenaza de desalojo".

"Flea, sé amable y escúpeme en la boca", dice Effie.

"Cualquier cosa por ti, mi amor", responde Monty de inmediato, inclinándose con una sonrisa
mientras Sirius y James comienzan a protestar en voz alta y se apresuran a separarlos.

"Rebeldes", sisea Sirius, abriéndose paso entre ellos y sacudiendo la cabeza. “Absolutamente
paganos, los dos.”

"No puedes combatir nuestra pasión", dice Monty.

"Tampoco puedes replicarlo. Sólo podrías ser tan afortunado de tener lo que nosotros tenemos",
agrega Effie, luchando contra una sonrisa.

James tose para disimular una risa. "Sirius, no sé cómo podemos seguir viviendo en estas
condiciones".

"Es una tortura", asiente Sirius dramáticamente. Effie le ofrece un plato lleno y él se ilumina al
instante. "Bueno, ¿Podrías mirar eso? De repente, estoy tan feliz de estar aquí".

"Síndrome de Estocolmo", susurra James.

"Nunca me iré", anuncia Sirius, lo que solo prueba aún más el punto de James. Comparten una
mirada, luego tienen que apartar la mirada para no disolverse en risas.

Hay esta calidez, risas y amor almacenados en la cocina como la familiaridad del especiero, y
James puede sentir cómo se forma en su mente, un recuerdo en proceso, uno al que se aferrará
cuando necesite recordar, cuando necesite que se lo recuerden.

Lo único que James no puede ignorar es el vacío a su lado, un poco más frío que cualquier otra
parte de él, un espacio tallado que ruega por ser llenado. Regulus cabría allí, apoyado contra él,
debajo de su brazo y susurrando comentarios maliciosos en el oído de James que le harían perder el
sentido. Regulus encajaría aquí, con James, con esta familia. Regulus encajaría tan bien que se
siente su ausencia; James lo siente, siempre.

Después de todo este tiempo, uno pensaría que ya estaría acostumbrado.

~•~

Sirius y James han reclamado partes del patio trasero para ellos, y aunque no se dice, es bien
sabido que lo que es de ellos es de ellos, y solo de ellos.

Sirius, Effie y Monty no se meten con las flores de James de ninguna manera, no derriban
colmenas ni avisperos y no dejan a la vista de James herramientas que puedan cogerse y usarse
como armas; todo esto se aprendió por pruebas y errores. James, Effie y Monty no entran en el
cobertizo de Sirius, no mueven sus herramientas y no le piden que construya nada en concreto, sólo
le agradecen lo que les da; esto también se aprendió por pruebas y errores.

Sin embargo, así es la vida. Un montón de pruebas y errores.

La última vez que Sirius estuvo en casa de Regulus, vio los bolígrafos y lápices esparcidos por todo
el escritorio de su habitación, el que Sirius construyó para él, e hizo la nota mental de construir
algo para sostenerlos. No es nada lujoso, no es lo más intrincado que ha construido, pero
funcionará. Solo un contenedor de madera lo suficientemente grande como para que las plumas y
los lápices quepan con facilidad, colgando para facilitar el acceso en la parte superior, el exterior
tallado en patrones sin sentido porque Sirius se aburrió. El barniz lo ha dejado todo brillante y liso.

Sirius vuelve a construir cosas. Hace cosas. Cualquier cosa en realidad. Comenzó con hacerle un
bastón a James, para que pudiera deshacerse del que le proporcionó Hallow. El primero estuvo
bien, pero Sirius pensó que podía hacerlo mejor, así que hizo un segundo, luego un tercero y un
cuarto, así como un quinto, que James está usando ahora cuando necesita su bastón. Sirius está
trabajando actualmente en el sexto, mejorando cada vez que lo hace, un poco apegado a la rutina
del mismo. James los conserva a todos.
En cualquier caso, hacer el primer bastón rompió algo en Sirius y, de repente, fue como si no
pudiera dejar de hacer cosas. Ropa, baratijas, muebles, no importa, él lo hace todo. Teje, talla,
trabaja con vidrio y plástico y arcilla y madera. Él solo... juega, básicamente todo el tiempo. La
mayoría de las cosas, él no las termina. Algunas cosas, todavía las rompe. Algunas cosas, las
termina a la perfección, luego las destruye antes de que nadie pueda verlas, en un ataque de rabia y
emoción que lo abruma. Pero nunca se detiene; siempre vuelve a construir de nuevo, y algo en eso
lo tranquiliza.

No fue fácil retomarlo después de diez años. Honestamente, ese primer bastón que hizo fue una
mierda, aunque James lo usó sin problemas. Tal vez Sirius es simplemente dramático, pero para él,
verlo hizo que quisiera sacarse los globos oculares, por lo que insistió en hacerlo mejor la segunda
vez. Así es como ha vuelto a ser bueno, los viejos hábitos y su implacable determinación de esperar
algo mejor de sí mismo. El sonido de burla en su cabeza que se burla de sus fracasos todavía toma
la forma de la voz de su madre, incluso hasta el día de hoy.

Al salir por la puerta del cobertizo, con el portaplumas en la mano, Sirius da golpecitos a su mayor
proyecto en el rincón, bajo la sábana. Aún encuentra cosas nuevas que hacerle, y probablemente lo
hará hasta que por fin le dé uso. La estantería de James y Regulus está ahí, la que mencionó una
sola vez, de alguna otra vida, y la ha hecho en esta para que la tengan cuando estén preparados.
Sirius cree que lo estarán, algún día. Se atreve a desearlo, al menos.

No es un viaje muy largo llegar a la casa de Regulus, ya que está al otro lado de la calle. No tan
lejos de sus padres como le gustaría a Sirius, pero sí cerca de él, así que lidia con eso. Quería echar
a Walburga y Orion y dejarlos sin hogar, pero Regulus le había pedido que no lo hiciera, le rogó
que no lo hiciera, en realidad, que es la única razón por la que Sirius no lo hizo.

Fueron muy duros con Regulus cuando regresó, demasiado, así que no era de extrañar que acabara
estallando. Había tardado menos de una semana, apenas unos días en los que Walburga le dijo que
se duchara, negándose a tener un hijo que no tuviera una higiene adecuada, que no se presentara
como es debido; luego, cuando Orión se atrevió a intentar arrastrar a Regulus a la ducha,
completamente vestido y gritando tan fuerte que Sirius lo oyó por toda la calle e inmediatamente
vino corriendo, todo se fue a la mierda, sinceramente. Sirius había irrumpido cuando Regulus
estaba literalmente estrangulando a Orión hasta matarlo, y lo cierto es que se planteó... dejar que lo
hiciera.

Al final, no lo hizo, porque sabía que Regulus solo estaría más jodido por eso, y honestamente,
lidiar con los Aurores y las repercusiones sería una jodida tarea. Entonces, Sirius lo apartó, el único
que podía hacerlo, porque era el único lo suficientemente fuerte como para hacerlo, aunque
Walburga lo había intentado en vano. Regulus estaba arremetiendo y bastante salvaje en ese
momento, por lo que Sirius realmente tuvo que arrastrarlo lejos. Ese mismo día, ayudó a Regulus a
mudarse y sus padres no han tenido nada que ver con ellos desde entonces.
Tienen miedo, Sirius lo sabe. Miedo de sus propios hijos, en lo que Sirius encuentra una especie de
jodida justicia poética. Después de todo, sus hijos una vez les tenían miedo; ahora saben cómo se
siente estar del otro lado. Sus hijos son asesinos, y nunca parecen comprender el horror total de tal
cosa hasta que sus vidas están en riesgo.

En cualquier caso, Regulus está mejor y peor por ser esencialmente repudiado, al igual que Sirius.
Le duele, pero es lo mejor, porque a Walburga y Orión no les importa el trauma que tengan
después de los juegos; nunca lo hicieron, y ¿Por qué lo harían? No es como si les importara el
trauma que Sirius y Regulus llevan después de su infancia, el trauma que causaron.

Sin embargo, ha mejorado. Hace dos meses, Sirius convenció a Regulus para que fuera a visitar a
Andrómeda y conocer adecuadamente a Ted y Nymphadora. Andy, a pesar de todos los años que
han pasado donde Regulus nunca la visitó ni la reconoció en absoluto, debido a que Walburga y
Orión lo prohibieron, le dio la bienvenida a Regulus sin pestañear, sin comentar sobre su cabello
grasiento y lacio o su cuerpo frágil y esbelto, manteniéndose unido por el agotamiento. Fue un mal
momento, hace dos meses, pero con el tiempo, las cosas han mejorado lentamente.

Sirius conoce el ciclo. Lo ha vivido. Las cosas están muy mal, luego mejoran un poco, y luego
empeoran mucho, y luego están bien, y luego es insoportable, y luego, de alguna manera,
inexplicablemente, es realmente bueno. Una y otra vez, así es. Regulus y James, y Sirius, son
buenos ahora, todos al mismo tiempo, lo cual es muy raro, pero no durará para siempre.
Simplemente se aleja más y más, permitiéndoles aprender a vivir con él.

"¡Reggie!" Sirius llama, llama a la puerta principal y asoma la cabeza dentro para esperar la
concesión habitual de entrada. Regulus nunca, ni una sola vez, se negó a dejarlo entrar.

Esta vez, hay silencio.

Sirius no entra en pánico, no como la primera vez que recibió esta respuesta. Regulus nunca lo
rechaza si está cerca, pero no siempre está cerca. A veces, simplemente… se ha ido. Nadie sabe a
dónde va, y nadie puede encontrarlo. Sirius tal vez tuvo un colapso legítimo la primera vez que
esto ocurrió, por lo que ahora Regulus tiende a dejar una nota, por si acaso.

Y sí, ahí está. Una nota en la cocina, donde siempre está, que dice: No te derrumbes, volveré —
RAB

Sirius se da vuelta e inmediatamente regresa para subir las escaleras, entrando en la habitación de
Regulus. Es una invasión de la privacidad, técnicamente, pero tampoco porque a Regulus le guste.
Sirius sabe que sí, sabe que le gusta volver a casa y encontrar a Sirius invadiendo su espacio como
si nada lo detuviera, una señal segura de que están bien. Él sienta el portalápices en el escritorio,
sus labios se contraen brevemente cuando ve el diario cerrado con una flor rosa que sobresale de la
parte superior como un marcador, todavía no presionado entre las páginas, lo que significa que
probablemente escribirá más tarde.

Sirius no lee los diarios de Regulus. Respeta ese límite, a pesar de su curiosidad, y es consciente de
que Regulus se volvería loco si Sirius lo hiciera. A Regulus le pasa con la escritura lo mismo que a
James con las flores y a Sirius con la construcción.

Con un suspiro, Sirius abre la ventana de Regulus y se posa en el borde de su cama, saca su
paquete de cigarrillos para encender uno, mira al cielo mientras espera que Regulus regrese, mira
las nubes y echando de menos la luna.

~•~

Hay un árbol en el borde de la propiedad del alcalde, junto a la morgue en el distrito seis. Un árbol
alto con ramas gruesas y colgantes y un tronco fuerte, raíces retorcidas prácticamente cementadas
en el suelo en la base, como asientos para que Regulus se pose. Es un árbol viejo, probablemente
de unos cincuenta años, tranquilo y solitario que mira las secuelas de la muerte.

Técnicamente, el árbol está en la propiedad del alcalde, aunque Regulus duda que el alcalde lo
haya visto alguna vez aquí, porque nunca salió a quejarse. Que el depósito de cadáveres esté cerca
podría tener algo que ver con eso.

Nadie viene a la morgue, excepto el funerario, pero incluso él solo aparece cuando es necesario,
cuando alguien ha muerto y hay un cuerpo que atender, un funeral que planear. Regulus
generalmente está solo aquí, él y el árbol.

A la mayoría de la gente no le gusta el recordatorio de la muerte. Es algo morboso, ¿No? Algo que
envía un escalofrío por la columna vertebral, mirando el edificio donde el dolor y la pérdida
sangran por las ventanas, donde la muerte se aferra a las paredes. Regulus lo sabe mejor. La muerte
está en todas partes, así que no hay forma de evitarla.

En cualquier caso, a Regulus le gusta este árbol. Cree que a Evan le hubiera gustado escalarlo.
Regulus nunca lo ha hecho, aunque cada vez que viene se dice a sí mismo que lo hará, que
finalmente lo hará, que se agarrará y seguirá adelante hasta llegar a la cima.
Regulus ni siquiera deja el suelo.

El árbol tiene hendiduras en la corteza desde donde ha arrojado dagas repetidamente, porque pasa
mucho tiempo haciendo eso. Tal vez no debería calmarlo, pero lo hace. Él piensa que siempre lo
hará.

Hace calor ahora que el verano se ha abierto camino. Francamente, a Regulus no le gusta. Suda
más con el calor, naturalmente, lo que significa que hay más necesidad de bañarse. Pero, al mismo
tiempo, nunca tiene frío por la noche, lo que realmente le gusta. Asocia las noches frías con la
arena.

Con un gruñido, Regulus arrebata su daga del árbol y da un paso atrás, con el pecho agitado por la
fuerza con la que acaba de lanzarla, su cuerpo deliciosamente dolorido. Siempre tiene cuidado de
no cortarse, porque la primera y única vez que lo hizo, terminó vomitando violentamente, lo que le
pareció increíblemente ridículo, ya que era solo un pequeño trozo en su dedo. Como un idiota, se
había metido el dedo en la boca para calmar instintivamente el pequeño corte; tan pronto como el
sabor del hierro golpeó su lengua, se acabó para él. No ha vuelto a cometer ese error.

Regulus piensa en lanzar su daga de nuevo, pero se detiene y entrecierra los ojos hacia el cielo
contra el áspero estruendo del sol golpeando su piel pegajosa. Ha estado aquí durante horas, así
que si Sirius decidió venir, entonces sin duda lo está esperando. Regulus tiene cuidado de hacerlo
esperar demasiado, el recuerdo de lo mal que pasó la primera vez nunca se aleja demasiado de su
mente.

Sirius no lo había manejado bien.

Entonces, con leve desgana, Regulus respira hondo y se aparta el cabello de donde cuelga
empapado y húmedo sobre su frente, tratando de aferrarse a su piel sudorosa. Sí, va a tener que
bañarse esta noche. El pensamiento hace que su estómago se revuelva, por lo que lo ignora por un
poco más de tiempo.

Hay que caminar un poco para volver a Victor's Village. Regulus pasa por donde está Barty, pero
no se detiene, no dispuesto a ser el catalizador de otra pelea explosiva entre él y su padre. Pasa por
alto el mercado, no está dispuesto a interactuar con la gente.

Después del mercado, pasa por la escuela, a la que mira furtivamente, diciéndose a sí mismo que
no está tratando de ver a James, aunque sí lo está. Él sabe a través de Sirius que James pasa mucho
tiempo allí con Mary, y Sirius también va cuando tiene la oportunidad. Sirius lo ha invitado varias
veces, jurando que a Mary no le importará, prometiéndole que sería bueno para él.
Regulus nunca va, pero estaría mintiendo si dijera que no ha pensado en eso, aunque solo sea para
ver a James. El único problema son los niños. Regulus apenas puede funcionar con adultos, por lo
que sabe que sería una causa perdida con los niños. Nymphadora está resultando ser una
excepción, pero no quiere probar la teoría con otros niños.

Finalmente, Regulus regresa a Victor's Village, caminando por el mismo camino bajo las luces de
la calle, aunque no están iluminadas, el mismo camino que ha caminado durante años. Tiene que
pasar por su antigua casa, donde están sus padres, y se atreve a echar un vistazo. Él no ve nada, por
supuesto. A veces, lo hace. A veces, ve a su madre salir, o se puede ver a su padre pasar por una
ventana. A veces, los extraña. A veces, se pregunta qué se está perdiendo.

Tan pronto Regulus abre la puerta y entra, Sirius está allí, atrayéndolo en un fuerte abrazo que hace
que todo el cuerpo de Regulus se tense mientras un rayo de confusión lo atraviesa. Sirius nunca lo
toca espontáneamente, o sin una señal clara de advertencia para que Regulus pueda alejarse si es
necesario, y en los días realmente malos, sabe que no debe tocarlo en absoluto. El hecho de que
Sirius lo esté abrazando antes que nada lo pone en alerta máxima de inmediato, al igual que el
pánico en los ojos de Sirius cuando lo suelta.

"Hola, Regulus. Solo te digo que James se fue después que tú, pero debería estar en casa pronto",
dice Sirius, sosteniendo su mirada, claramente tratando de transmitir algo que Regulus
honestamente simplemente no está entendiendo. ¿De qué carajo está hablando?

"¿Qué?" Regulus pregunta, desconcertado. ¿Es este, como, un mal día de algún tipo para Sirius?
"James no está—"

"De hecho, ¿Por qué no voy a buscarlo?" Sirius interrumpe apresuradamente. "Le gustaría saber
que ustedes dos tienen un visitante, estoy seguro".

Regulus de alguna manera se pone más rígido, y contiene la respiración por un momento mientras
Sirius lo mira, prácticamente suplicándole que lo siga con sus ojos. Entonces, Regulus exhala y
asiente lentamente. "Sí, estoy seguro de que lo haría. ¿Quién es el visitante?"

"El mismísimo Maestro del Hallow", declara Sirius, logrando de alguna manera sonar encantado
con esto, a pesar de que no hay una sonrisa en su rostro. “Está en tu cocina.”

"Ah", dice Regulus, con la esperanza de que no suene como si acabara de recibir un puñetazo de la
forma en que se siente. Traga con dificultad, se aclara la garganta en silencio y luego acomoda los
hombros. "Bueno, entonces supongo que no debería hacerlo esperar. Le haré compañía mientras
traes a James a casa".

"Está bien, claro", responde Sirius a la ligera, como si no fuera gran cosa, pero vuelve a arrastrar a
Regulus en un abrazo, y esta vez, Regulus lo abraza reflexivamente, abrazándolo con fuerza. Sirius
agacha la cabeza para susurrarle al oído. "Seré rápido. James vive aquí y lo amas mucho,
¿Entendido?"

"Entendido", Regulus exhala, y Sirius le da un apretón antes de alejarse, dirigiéndose a la puerta.

Por un segundo, Regulus solo respira y luego comienza a moverse hacia la cocina. Él no tiene…
miedo, exactamente, solo es cauteloso. Le confunde que Riddle aparezca por aquí, pero quizá no
debería. Después de todo, lo que James y él hicieron sin duda enfadó al hombre, pero han pasado
meses. Ya ha terminado, más o menos. Claro, dentro de un mes y medio llegará la gira de la
victoria, pero será la última vez que Riddle tenga que ver u oír hablar de James y Regulus, porque
no es que vayan a ser mentores. Sirius es demasiado querido por Hallows como para ser sustituido,
y de todas formas no dejaría que ocuparan su lugar.

Cuando Regulus entra en la cocina, hay dos aurores armados a ambos lados de la puerta, lo que le
pone en alerta de inmediato. Piensa en la daga que lleva atada al costado, bajo la camisa, y se
obliga a no pensar siquiera en que podría usarla.

De hecho, Riddle está en su cocina, sentado casualmente en la mesa con un maletín cerrado justo
en frente de él. No sonríe cuando entra Regulus, pero levanta la mano y mueve los dedos, lo que
hace que los Aurores salgan en fila.

"Regulus, gracias por acompañarme", dice Riddle, su voz suave y clara.

"Me disculpo por hacerte esperar", murmura Regulus mientras se mueve para sentarse frente a él
tan pronto como Riddle le hace un gesto para que lo haga, dominando el espacio a su alrededor
como si fuera el dueño de todo. "No esperaba una visita hoy, o no lo habría hecho".

"Está bien. Sirius fue un buen anfitrión mientras esperaba", responde Riddle. Mueve su mirada
sobre Regulus, crítico y agudo. "Te ves... sobrecalentado."

"Sí, bueno, eso tiende a suceder en el verano".


"Tal vez ayudaría si estuvieras vestido apropiadamente para el clima".

"Qué tonto de mí, señor, ni siquiera pensé en eso", dice Regulus rotundamente, mirando a Riddle
sin comprender, porque no le importa la pelea verbal a la que Riddle está tratando de arrastrarlo.
Ambos saben que está cubierto de cicatrices; ambos saben exactamente por qué todavía usa una
camisa de manga larga, incluso ahora.

Los labios de Riddle se levantan en las comisuras, pero parece más un espasmo muscular que una
señal de diversión. Se acerca y apoya su mano en su maletín, golpeándolo ligeramente con un
dedo. "Debo admitir que me decepcionó un poco cuando llegué y descubrí que ni tú ni James
estaban aquí para darme la bienvenida, o incluso alguno de ustedes. Tal vez fue una tontería, pero
al menos esperaba que estuvieran juntos."

"Soy su amante, no su guardián", responde Regulus. "Tenemos otras cosas que hacer durante el día
además de quedarnos despiertos todo el tiempo, como cualquier otra pareja".

"Ah, tendrás que perdonar mi confusión. Tenía la impresión de que el amor que tenían el uno por
el otro era diferente al de los demás", anuncia Riddle, inclinando la cabeza.

La boca de Regulus se seca.

"¿Problemas en el paraiso?" Riddle pregunta, mirándolo de cerca.

"No", dice Regulus en voz baja. "Todo está bien."

"¿Bien? ¿Simplemente bien?" Riddle continúa.

Regulus se esfuerza por no rechinar los dientes mientras corrige: "Perfecto, en realidad".

Riddle lo mira durante mucho, mucho tiempo en completo silencio, su dedo golpeando
rítmicamente el maletín. Sus ojos son de un marrón profundo, objetivamente llamativos, pero el
eco vacío de ellos los hace parecer pozos sin fondo. Son tan fríos y afilados, como fragmentos de
hielo manchados de óxido o sangre. La vista hace que Regulus sienta náuseas.
"Sabes, Regulus, cuando te vi por primera vez en el desfile de presentación, me intrigaste", admite
Riddle.

"¿Lo hice?"

"Sí, porque pensé que me veía en ti. La determinación en tus ojos hablaba de fuerzas ocultas. La
mayoría de los tributos muestran miedo, pero ese día no encontré ninguno en ti. Me sorprendiste al
resultar más débil que todos ellos."

"Lamento decepcionarte", dice Regulus con rigidez.

Riddle simplemente tararea. "No eres el primero, no serás el último. Tal como están las cosas, no
nos parecemos en nada, pero creo que ambos compartimos una apreciación por hablar sin rodeos,
sin ilusiones de lo que se está discutiendo. Hablemos libremente ahora, Regulus".

"Por supuesto", acepta Regulus.

"No suscribo la tonta idea de que el amor...". El labio de Riddle se curva con desagrado alrededor
de la palabra "-pueda ser comparable de persona a persona. Que pueda ser mayor entre una pareja
de amantes que entre la siguiente. Todo el mundo cree que inventa el amor, sólo por lo profundo
que lo siente, pero no es así. El amor tuyo y de James, por ejemplo, no tiene por qué ser más
valorado que el de los demás. Como cualquier otra pareja, dijiste. Sí, así de simple. En eso
estamos de acuerdo".

"Nunca dije que fuera mayor", le dice Regulus.

"Tal vez no en tantas palabras, pero ese es, sin embargo, el escudo que recogiste cuando estabas
bajo fuego". Riddle golpea, golpea, golpea el maletín. "Ya sea que lo hagas o no, la gente en
Hallow cree en esa tonta noción, Regulus, y eso es lo único que te mantiene a ti y a James con
vida".

Regulus no reacciona ante esto, obligándose a no hacerlo, porque ya lo sabía. Están hablando
libremente, ¿Verdad? Claramente lo hacen, porque Riddle seguro lo hace. "La gente de Hallow es
la razón por la que existe esa tonta idea para empezar".

"Eso puede ser así", admite Riddle, "pero ahora es tu responsabilidad, y la de James, mantener viva
esa tonta idea. Tu voluntad de morir el uno por el otro al final de sus juegos solo puede provenir de
un acto de amor que crea obsesión dentro de todos los demás, porque sienten que nunca podrán
experimentar ese mismo gran amor. Así que lo idolatran. Lo aprecian. Harían todo lo posible para
verlo florecer. Tú les mostrarás que lo hizo."

"Soy consciente de lo que se espera de mí", gruñe Regulus, porque lo es, porque no es estúpido.

Riddle niega con la cabeza lentamente y da golpecitos, golpecitos, golpecitos. "No estoy tan
seguro de que lo sepas, porque no puede haber ninguna duda, Regulus. No puede haber ninguna
persona que los mire a ti y a James y tenga siquiera un destello de ello, ni siquiera un momento
para pensar que, tal vez, lo que hicieron tú y James -lo que hizo James, específicamente- no nació
de un amor más grande que en realidad no existe, sino de un desafío. Porque, si fue desafío, eso
significa que la oposición obtiene resultados, y eso también es una tontería, y es algo en lo que me
niego a permitir que la gente crea".

"¿Qué quieres que haga?" Regulus susurra.

"Convéncelos", dice Riddle simplemente. Hace una pausa, luego abre su maletín con dos clics,
levantando la parte superior, pero sin llegar al interior. Sostiene la mirada de Regulus sobre él.
"Convéncelos a todos, y hazlo sin permitir que ni una sola persona piense que proviene de un lugar
de miedo. Mejor aún, convénceme".

"Dijiste que no crees en la idea tonta".

"Entonces te insisto en la importancia de cambiar de opinión, Regulus. Incluso si no creo en eso,


quiero ver que tú lo hagas. James, no tengo dudas de que él sí. Pero tú... bueno, creo que nosotros
tenemos esto en común también. Pruébenme otra vez que me equivoco".

"Está bien", murmura Regulus.

"¿Tienes miedo?" pregunta Riddle.

Regulus sostiene su mirada. "No."

"Espero que, cuando llegue el momento, aprendas a mentir mejor", murmura Riddle, sumergiendo
la mano en su maletín antes de sacar un frasco y colocarlo entre ellos.
En su interior, hay un Horrocrux Hornet sentado perezosamente en la parte inferior, su bolsa verde
brillante proyecta un brillo enfermizo y reluciente en el interior del vidrio. El Horrocrux Hornet se
queda quieto solo por un segundo antes de que las alas revoloteen y vuele directamente hacia el
cristal hacia Regulus, respondiendo al miedo que le clava las garras en la piel y le deja un sabor a
sangre en la boca.

Riddle cierra su maletín.

~•~

James mira con cariño cómo la clase de Mary grita y corre hacia la puerta tan pronto como la
campana indica que el día ha terminado, saliendo de la escuela para correr a casa o corriendo
directamente hacia sus padres que los esperan afuera.

James nunca fue a esta escuela, pero Sirius y Regulus sí lo hicieron antes de que Sirius terminara
sus juegos y entraran en Victor's Village y tuvieran acceso a tutores personales de la misma manera
que James.

Mary también fue a esta escuela, luego terminó convirtiéndose en maestra, además de unirse a la
administración. Enseña arte durante toda la mañana a los niños de cinco a diez años, luego cambia
a los niños de once a dieciséis años.

James generalmente viene y trabaja esencialmente como su asistente cuando tiene tiempo y es un
buen día para él. Ella siempre puede encontrarle algo que hacer, ya sea limpiar lo que ensucian los
niños o simplemente repartir papeles cuando ella prefiere no levantarse de la silla. Aunque no se
dice, ambos saben por qué él aparece, no solo porque adora a Mary y disfruta pasar su hora de
almuerzo con ella (que es donde comenzó todo esto), sino porque los niños calman algo en él.

Mira, empezó por accidente. Durante los primeros dos meses, James realmente no vio... a nadie,
excepto a sus padres y Sirius. Solo salía de la casa para llevarle una flor a Regulus todas las
mañanas. Sirius, por supuesto, nunca lo presionó, pero tampoco dejó de intentar ayudar, y un día
convenció a James para que lo acompañara y almorzara con él y Mary.

Entonces, James fue y se sintió mejor por eso. Siguió regresando, incluso cuando Sirius no tenía
tiempo o estaba ocupado con otra cosa; siempre que Mary lo dejara aparecer, él iba.
Eventualmente, un día, pareció darse cuenta del hecho de que él realmente no quería irse, incluso
cuando terminó el almuerzo, por lo que lo invitó al salón de clases. Estaba cauteloso, pero fue, e
instantáneamente se iluminó alrededor de los niños.

Los más jóvenes generalmente no ven los juegos, sus padres tienden a no dejarlos, si pueden
evitarlo, por lo que la mayoría de ellos ni siquiera sabían lo que había hecho en la arena, y lo
trataron como cualquier otro adulto que fuera amable con ellos y trabajara duro para hacerlos reír.
Los mayores miran los juegos, sus padres generalmente no pueden detenerlos, cuando alcanzan
cierta edad y comprenden completamente qué carajo son, por lo que saben sobre su tiempo en la
arena. Pero hay un tacto instintivo que incluso los niños tienen sobre este tema, especialmente
cuando corren el riesgo de entrar ellos mismos algún día en la arena. Por supuesto, sin embargo, no
siempre.

Le han hecho preguntas a James: preguntas difíciles, preguntas invasivas, incluso preguntas
groseras porque los niños son niños y eso es lo que hacen, pero Mary generalmente lo manejó por
él y mantuvo a sus niños respetuosos. Si no, pensó en la respuesta más educada, que era que
simplemente no quería hablar de eso y necesitaba que lo respetaran, y así lo hicieron. Los niños no
son irrazonables, de verdad. Solo tienen curiosidad. Hasta cierto punto, incluso temen por su propio
destino. James lo entiende.

En cualquier caso, pasar tiempo con Mary y los niños ha hecho maravillas en el estado de su vida.
Por supuesto que no puede arreglarlo todo, y todavía tiene más días malos que buenos, pero está
jodidamente agradecido de tener esto de todos modos. El sonido de la risa de un niño, su inocencia,
el consuelo que pueden brindar con solo darle un abrazo o decirle que están felices de verlo; lo
hace sentir más vivo, de alguna manera.

A veces ve a Vanity en ellos. Capta la vista de ella por el rabillo del ojo cuando escucha un jadeo
encantado. La busca cuando un escarabajo se arrastra sobre su zapato. La ve en la sonrisa de una
niña y en las lágrimas de otra.

Intenta no ver a Hodge, pero él también está allí. Chicos fingiendo ser príncipes. Chicos tratando de
encontrar su camino en el mundo. Chicos celebrando su decimoquinto cumpleaños, porque tienen
la oportunidad. Algunos de ellos le recuerdan a Regulus, y ahí es cuando se da cuenta de que
Hodge le recuerda a Regulus, un Regulus que nunca sucedió, un niño en la arena que solo intenta
sobrevivir, se pierde y nunca llega a casa. Regulus podría haber sido Hodge, si Sirius no se hubiera
ofrecido como voluntario para él.

"¿James?"

Sobresaltado, James parpadea bruscamente y gira la cabeza para mirar sorprendido a Mary. Por un
segundo, no sabe en qué momento se encuentra. ¿Antes de la arena, durante o después? ¿Quién está
vivo y quién muerto y dónde está su hacha? ¿Dónde está Regulus?
Esto todavía le sucede, con frecuencia. El flujo del tiempo se siente fuera de orden y desarticulado,
y a veces tiene que encontrar su lugar en él, porque la corriente puede arrebatarlo cuando menos lo
espera. Las cosas lo desencadenan, por supuesto, como una noche fría o un hacha en el suelo o
demasiado dolor en la pierna, pero también puede ocurrir al azar. Ha hablado con Sirius al
respecto, quien ha confesado que es similar a sus problemas con la memoria.

"Lo siento, ¿Qué, dijiste algo?" murmura James, acomodándose de nuevo en el presente, en el
salón de clases, en el verano.

"Solo te pregunté si querías que Bingley y yo te acompañáramos a casa o si ibas al mercado hoy".
Mary murmura.

James sonríe reflexivamente y mira a Bingley, quien está agarrando su bolso del cubículo en la
parte de atrás del salón de clases. Bingley es el hermano pequeño de Mary, literalmente tiene la
mitad de su edad a los trece años. Es el primer año que estará en la cosecha, y Mary ha estado
preocupada por eso, ya que acaba de pasar la edad. Al igual que Sirius, James no tiene dudas de
que se ofrecería como voluntaria para su hermano pequeño, si eso es lo que sucede, pero no puede.

Bingley es un niño divertido, siempre hace bromas y se queja juguetonamente de tener a su


hermana como maestra, aunque está claro que en realidad le encanta, y a ella.

"No, eh, creo que iré al mercado", musita James, haciéndole señas para que se vaya. Mary y
Bingley suelen acompañarlo a casa -o casi- cuando aún anda por ahí al final del día, porque de
todos modos van en su dirección. En realidad, técnicamente James los acompaña a casa, pero sabe
tan bien como ellos que en realidad es por su bien. Le gusta no estar solo.

"Bueno, si estás seguro, ven para que pueda cerrar", instruye Mary, sacudiendo la cabeza para que
James se mueva. "No puedo esperar por ti todo el día, Potter. Oi, muévete, Bing Bing".

"Voy, vengo", se queja Bingley mientras se apresura a seguir a James al pasillo. James espera con
él mientras Mary cierra el salón de clases, balanceando su bastón perezosamente, haciendo trucos
con él para hacer que Bingley sonría. James lo lleva a donde quiera que vaya la mayor parte del
tiempo, si sale de casa, aunque no siempre necesita apoyarse en él y sabe que su pierna estará bien.
Es una sensación de seguridad en caso de que alguna vez surja la necesidad.

Mary se quita unos cuantos rizos de la cara mientras se une a ellos para caminar por el pasillo, y el
calor es tan fuerte que James no puede culparla por quitárselo de la cara y atarlo en la parte
superior de su cabeza en una hermosa masa de rizos apretados.

Una vez le preguntó si había pensado en cortárselo, porque no dejaba de quejarse del calor que
hacía durante el verano, y ella le explicó que no se cortaba el cabello desde que tenía nueve años y
le dijo a su mamá que era una niña y quería el pelo más largo. James, por otro lado, se rindió y
tímidamente le pidió a su mamá que le cortara un poco el cabello, pero comenzó a crecer
nuevamente. Mientras tanto, Sirius chilló y corrió en dirección opuesta cuando Effie se ofreció a
hacer lo mismo por él. Monty se rió tan fuerte que se jaló algo en la espalda, porque de hecho es un
anciano.

A Sirius y Mary les encanta reunirse y quejarse del efecto que tiene el calor en el cabello, el
maquillaje e incluso en las opciones de vestimenta. James piensa en Regulus, a quien siempre se
puede encontrar con una camisa de manga larga y pantalones, sin importar la temperatura. Hace
que su corazón se encoja, porque había pensado en preguntar por qué algún día, y Sirius no había
respondido del todo, pero la mirada en su rostro era suficiente explicación. Las cicatrices en el
cuello de Regulus aún son visibles, siempre visibles, y James se había sentido como un tonto al no
darse cuenta de que Regulus también tenía cicatrices como ellas en otros lugares. Nunca los ha
visto, pero nunca olvidará la vista de Regulus saliendo de ese río, desgarrado y ensangrentado.

—¡James! ¡James!

Al sonido de Sirius llamando frenéticamente su nombre, la cabeza de James se levanta


bruscamente mientras agarra su bastón y automáticamente se coloca frente a Mary y Bingley, en
guardia al instante. Pero es solo Sirius corriendo directo hacia él, pánico en sus ojos.

"¿Qué? ¿Qué pasa?" James suelta.

"Tú… tienes que venir conmigo ahora mismo", Sirius jadea, sin siquiera saludar a Mary y Bingley
como lo haría normalmente, lo que significa que esto no es una broma.

"¿Está todo bien?" Mary pregunta bruscamente, de pie frente a Bingley con su brazo envuelto
alrededor de él.

"Lo siento, Mary, no hay tiempo para explicaciones. James, vamos", insiste Sirius, ya
retrocediendo.

James no necesita oír nada más. No duda en comenzar a correr, la adrenalina lo empuja a
mantenerse mientras Sirius corre de regreso a Victor's Village con James pisándole los talones. Él
quiere saber qué está pasando, pero ambos están corriendo demasiado rápido y demasiado rápido
para hablar realmente. La pierna de James sin duda estará enojada con él por esto más tarde, pero
por el momento, no le importa particularmente.

No disminuyen la velocidad hasta que llegan a la Victor's Village, y entonces Sirius lleva a James
apresuradamente a un ritmo más tranquilo mientras lo conduce por la calle. Están caminando
ahora, pero rápido, y Sirius está agarrando el brazo de James con fuerza.

"Sirius, ¿Qué está pasando?" James jadea.

"Riddle está aquí. Está en casa de Regulus, con él, ahora mismo", explica Sirius, su tono es corto y
entrecortado. Su rostro es alarmantemente neutral, pero no parece complacido. James siente que se
le cae el corazón a medida que surge el miedo. "Él puede haber insinuado que no le gustaba la idea
de que tú y Regulus no fueran una pareja real, así que puedo haber insinuado que ustedes dos viven
juntos y son una pareja muy real y muy feliz, así que vas a entrar allí y actuar en consecuencia para
el mejoramiento de todos".

Los ojos de James se agrandan cuando sisea: "¿Hiciste qué? ¡Sirius, no he hablado con tu hermano
en casi cinco meses!"

"Bueno, si Riddle aún no lo sabe, me gustaría evitar que lo descubra, así que solo... hazlo", sisea
Sirius de vuelta, lanzándole una mirada aguda que le hace saber a James que no está jodiendo en
absoluto.

Y sí, está bien, eso es justo. Es una situación muy intensa, y James no quiere a nadie en peligro
más que Sirius. Eso no evita que su corazón se acelere cuando Sirius lo arrastra hacia la puerta y
los deja entrar sin tartamudear. James se dice a sí mismo que es por la carrera.

James nunca ha estado en la casa de Regulus, por razones obvias. Ha estado en la casa de Regulus,
o al menos en la puerta principal, pero eso es todo, así que este es su primer vistazo. No sabe lo que
esperaba, pero está más desnudo de lo que pensó que sería. Se siente vacío y con eco, como si
estuviera destripado, como si no hubiera signos de vida acunados dentro de las paredes.

Como si fuera hueco.

Lo primero de lo que James toma nota son los dos Aurores parados afuera de una puerta más allá
de las escaleras. No reaccionan cuando Sirius hace un gesto hacia la puerta, y no protestan cuando
Sirius la abre y los lleva adentro.

Riddle se sienta en la mesa, inmediatamente visible, mientras que Regulus está de espaldas a la
puerta. Hay un maletín cerrado frente a Riddle y un frasco entre él y Regulus. James se detiene en
seco tan pronto como ve lo que hay dentro.

A vespa.

No, Vespa no. Vanity no mantendría a Vespa en un frasco. ¿De dónde sacó Vanity un frasco?
¿Dónde está Vanity? ¿Por qué Vespa intenta volar? ¿Quién tiene miedo?

James. James tiene miedo. Le toma un momento darse cuenta, porque el miedo no ayuda en la
arena. Pero por supuesto que tiene miedo; está en la maldita arena. ¿No es así? ¿Lo es?

¿Dónde está él?

¿En qué momento está?

El flujo del tiempo lo tira de un lado a otro, y exhala, tratando de plantar sus pies. Ayuda que esté
en un lugar en el que nunca ha estado antes. No antes de la arena, ni durante, por lo que solo puede
ser después. Hace calor, absurdamente caliente, así que solo puede ser verano. La gira de la
victoria aún no ha sucedido. Riddle está aquí. El Horrocrux Hornet en el frasco no es Vespa, y
Vanity está muerta.

Regulus no se ha dado la vuelta, pero sus hombros están tensos. Seguramente los escuchó entrar,
pero todavía está frente a Riddle, quien observa a James y Sirius con ojos críticos. Se siente como
una prueba, y James recuerda que, en cierto modo, lo es. Necesita pasarlo, por lo que sonríe y
camina hacia adelante sin volver a mirar el frasco, ignorando el aleteo amortiguado de las alas
delgadas y el golpe sordo cuando el Horcrux Hornet golpea el cristal una y otra vez.

Los rizos de la nuca de Regulus cuelgan pesados, húmedos de sudor. James los enfoca a medida
que se acerca, y luego coloca su mano sobre el hombro de Regulus con delicadeza mientras se
inclina para besar la parte superior de su cabeza como lo hace todos los días.

No lo hace. Obviamente.
"Siento llegar tarde", dice James, levantando la cabeza para mirar a Riddle con una sonrisa. "No
esperábamos visitas hoy".

"Oh, eso está bien, James", dice Riddle, inclinando la cabeza mientras se pone de pie. "Regulus fue
el anfitrión perfecto y tuvimos una charla encantadora. Me temo que no puedo quedarme más
tiempo".

"Una pena", murmura James, apretando suavemente el hombro de Regulus, que está tan rígido
como una tabla bajo su mano. "¿Por qué no te acompaño?"

"Sí, me gustaría eso". Riddle se acerca y golpea la parte superior del frasco. "Los dejaré a ustedes
dos con este regalo. Es una luz nocturna maravillosa".

A eso, James no sabe cómo responder, pero se aleja de Regulus lentamente, sin tratar de moverse
demasiado rápido. James lleva a Riddle fuera de la cocina, tratando de actuar como si estuviera
cómodo aquí, como si conociera este lugar en sueños.

Los Aurores los siguen, pistolas en mano, y James se obliga a no reaccionar ante el peligro.

Es difícil, sus instintos gritan en protesta por dejar su espalda abierta a una amenaza.

"Que tenga un buen viaje de regreso al Hallow, señor", dice James cordialmente, asintiendo
cortésmente mientras abre la puerta principal.

"Lo haré", le dice Riddle. Se detiene frente a James y lo mira por un momento, luego ladea la
cabeza. "Pregunta rápida, James, ¿En qué gabinete guarda Regulus su café? Me hubiera gustado un
poco, pero se me olvidó preguntar".

Pregunta con trampa, piensa James antes de responder rápidamente, con confianza, "Regulus no
bebe café. No lo guarda en ningún lado, o estoy seguro de que se lo habría ofrecido".

"Mmm". Riddle le da una leve sonrisa. "Eres más inteligente de lo que te dan crédito, ¿Sabes?"

"Sí", James está de acuerdo, sosteniendo su mirada. "Lo sé."


"Y, sin embargo, sigues siendo el tonto", dice Riddle en voz baja, chasqueando ligeramente la
lengua, y luego se va con los Aurores siguiéndolo de cerca.

James cierra rápidamente la puerta, respira profundamente antes de presionar su frente contra la
madera y cerrar los ojos con fuerza. Por un largo momento, se quedó ahí parado y respirando, su
corazón aún latía con fuerza en su pecho, todo su cuerpo temblaba mientras bajaba lentamente de
la adrenalina y el miedo.

Eventualmente, James se convence a sí mismo de dar la vuelta y volver a la cocina, entrando con
cautela, muy inseguro acerca de su bienvenida. Siempre pensó, o esperó, que la primera vez que
pusiera un pie en la casa de Regulus, en su espacio, sería porque Regulus lo invitó a entrar. Y
ahora, después de todo, eso también se les ha sido arrebatado.

Sirius está agachado junto a la silla de Regulus, susurrando en voz baja y ferviente en su oído, sin
tocarlo, pero claramente controlándolo. Regulus lo está dejando, asintiendo lentamente, con la
cabeza inclinada hacia adelante. James no puede escucharlos, pero Sirius mira cuando se da cuenta
de que regresa, y Regulus levanta la cabeza y gira para mirar a James también.

Es la primera vez que se miran correctamente desde que bajaron del tren y se fueron en direcciones
separadas hace casi cinco meses. James lo ha visto a través de su ventana muchas veces mientras
dejaba una flor todas las mañanas, pero eso es todo. Regulus rara vez mira hacia atrás.

La primera vez que lo hizo, James sabe que fue un accidente. Lo recuerda con cariño. Se dio la
vuelta para echar un vistazo rápido a Regulus, solo uno, y al mismo tiempo, Regulus levantó la
cabeza y dejó de escribir para mirar por la ventana. James había visto como Regulus lo vio, e
inmediatamente se cayó de la silla, solo para volver a levantarse segundos después, ver a James
todavía allí y hundirse lentamente de nuevo.

A veces, Regulus mira hacia atrás a propósito. Se empeña en mirar a James, o al menos James cree
que lo hace. Esos días, James se queda quieto y no se mueve hasta que Regulus vuelve a apartar la
mirada. Esos días, James siente que el corazón se le va a salir del puto pecho.

Sin embargo, la mayoría de los días, Regulus no mira. Está bien. Siempre deja las cortinas abiertas
para que James pueda mirar, y eso significa algo. Tiene que hacerlo, ¿No? James así lo espera.

"Lo siento por... entrometerme", suelta James, con la boca seca mientras observa cada detalle de
los ojos de Regulus, más cerca de ellos de lo que ha estado en meses. "Yo no-Sirius dijo-"
"No, está bien. Tú no… realmente no teníamos otra opción", murmura Regulus, soltando una risa
débil y mirando hacia otro lado con una mueca mientras sus ojos se cierran.

¿Y qué jodidamente horrible es eso? Nunca tienen la opción, ¿Verdad? Todo entre ellos es
circunstancial, pero tal vez siempre será así cuando nunca tomen decisiones por sí mismos. Tal vez
siempre va a ser así, punto. Tal vez esto es todo lo que consiguen tener.

"¿Se ha ido? ¿Riddle?" pregunta Sirius, poniéndose de pie.

James asiente. "Sí, se ha ido".

"¿Te dijo algo?" Regulus murmura, mirándolo con una mirada aguda. Ha pasado un tiempo desde
que James ha estado bajo la intensidad de esto de esta manera. Tal vez sea ridículo, pero pone
nervioso a James. Lo hace sentir nervioso y agitado.

"Simplemente preguntó en qué mueble guardabas tu café y..."

"Yo no-"

"Y le dije que no tomas café", finaliza James en voz baja, lo que hace que Regulus lo mire,
visiblemente sorprendido. James se aclara la garganta. "Luego me dijo que yo era más inteligente
de lo que la gente cree, y aun así soy un tonto. Muy encantador, ¿No?"

"Algo así", dice Regulus rotundamente.

Sirius se cruza de brazos. "¿Y qué te dijo?"

"Nada que no supiera ya, de verdad." Regulus suspira y se estira para pellizcar el puente de su
nariz, luciendo muy, muy cansado. Cuando deja caer la mano, se deja caer contra la silla y se
aparta el pelo de la cara. Joder, pero él es tan insoportablemente hermoso. "Básicamente, espera
que James y yo sigamos interpretando nuestra historia de amor en la gira de la victoria. Dijo que
nosotros, sobre todo yo, tenemos que convencer a todos y a él, y que tengo que hacerlo creíble. No
quiere que nadie piense que la rebelión los llevará a ninguna parte. Había... una amenaza detrás de
eso, así que es... bueno. No podemos joderlo".
"Está bien", dice Sirius con cuidado. "Bueno, tienes razón, ya sabíamos esto. ¿Solo quería
recordártelo en persona?"

"Creo que quería que me diera cuenta de lo crucial que es que no lo arruine", dice Regulus.
"También creo que quería dejar en claro que no cree que no haya sido un acto de desafío, y si las
cosas van a funcionar para nosotros, necesito hacerlo cambiar de opinión".

"¿No crees que podamos?" James pregunta con cansancio, porque Regulus se ve jodidamente
preocupado en este momento.

Con una risa ronca, Regulus inclina la cabeza hacia atrás y mira al techo mientras dice con voz
áspera: "Creo que ya está decidido".

"Lo resolveremos, Reggie", murmura Sirius. "Cuando llegue el momento, tú y James harán... harán
lo que sea necesario. Todo estará bien, lo prometo".

"¿Cuánto tiempo?" Regulus exige sin rodeos. "Dime, Sirius, ¿Cuánto tiempo va a ser así? ¿Hasta
dónde vamos a tener que llevar esto? ¿Tendrá que mudarse? ¿Tendremos que comprometernos,
casarnos, adoptar niños?"

Sirius mira hacia otro lado, tragando.

James intenta que no le duela escuchar a Regulus hablar de todas esas cosas como si no las
quisiera. James los quiere, pero no así. No de esta manera. Cree que eso es lo que molesta a
Regulus, no a lo que realmente se refiere. O eso espera.

"Ninguno de los dos tendrá que ser mentor", murmura Sirius, con el ceño fruncido.
"Desafortunadamente, siempre estarás bajo el control de Hallow".

"Entonces, básicamente, ¿Estaremos atrapados juntos para siempre?" Regulus pregunta, un borde
en su voz.

"Gracias por hacer que suene como una tortura, Regulus. Realmente lo aprecio", espetó James,
incapaz de evitarlo.
Regulus le lanza una mirada aguda. "No empieces. Esto no se trata de nosotros. Se trata del hecho
de que no tenemos otra maldita opción. Es nuestra vida, James. Es nuestra, y la están controlando.
¿Cómo diablos esperas que sea yo?¿Está bien con eso?"

"No lo sé. Solo estoy—" James suspira y niega con la cabeza, con los hombros caídos. "No
importa. Tienes razón, lo siento."

"Reggie, deja de ser un idiota", murmura Sirius con el ceño fruncido. "No es su culpa, y realmente,
podrías hacerlo mucho peor".

"Pero yo no, ni siquiera lo he hecho, vete a la mierda, no lo entiendes", insiste Regulus, claramente
frustrado.

"Lo hago. Confía en mí, lo hago", dice Sirius en voz baja. "Mira, sé que está jodido, ¿De acuerdo?
Pero no sabemos el futuro, o cómo irá todo esto. Podrían pasar veinte años, o el Hallow podría ser
barrida en algo nuevo y brillante a partir del próximo juegos, y ustedes dos se desvanecerán en el
fondo. No lo sé. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que todos estamos en peligro si no nos
esforzamos en la gira de la victoria, así que en eso es en lo que debemos concentrarnos primero.
¿De acuerdo?"

"Sí", murmura Regulus, desinflándose un poco.

"Sí", James está de acuerdo, apagado.

Sirius suspira de nuevo, cansado del mundo y triste. "Dorcas debería llegar con Pandora en un mes
para prepararlos a ustedes dos para la entrevista en pantalla que dará inicio a la gira de la victoria.
Hasta entonces, mantengamos la cabeza gacha y no nos metamos en problemas".

"Bien", corta Regulus, sonando amargo, y luego se pone de pie y tira el frasco de la mesa con el
Horrocrux Hornet en un movimiento rápido. "Ahora, si ambos me disculpan, voy a enterrar esto en
mi patio trasero".

James tiene su bastón en la mano y lo saca en segundos, presionando la longitud de este contra el
pecho de Regulus para detenerlo en seco. Regulus se detiene, se pone rígido cuando gira la cabeza
para mirar a James, quien le devuelve la mirada.
"No, no lo harás", declara James bruscamente. "Si no lo quieres, lo entiendo, pero lo tomaré".

"No lo tomarás. Es jodidamente peligroso", grita Regulus, mirándolo. "Lo envolveré, lo pondré en
una caja y luego lo enterraré tan profundo que nadie lo encontrará".

"Solo inténtalo", advierte James, sosteniendo su mirada, sin retroceder ni un centímetro. "No voy a
dejar que salgas de esta habitación con eso".

"¿Dejarme?" Regulus responde. "No puedes detenerme, joder ".

"Oye, ahora", advierte Sirius, sonando cauteloso.

James flexiona los dedos alrededor de su bastón. "Dámelo, Regulus. No estoy bromeando".

"No es seguro, James. Si sale..."

"No lo dejaré salir, pero tampoco dejaré que lo entierres. Solo, por el amor de Dios, deja de ser
terco y dámelo. Me ocuparé de ello para que no tengas que preocuparte".

"¿Crees que me preocuparé menos cuando esté cerca de ti?" Regulus pregunta con una burla
incrédula. Sacude la cabeza y descuidadamente empuja el bastón de James hacia abajo.

"Por favor", susurra James, tragando saliva mientras mira a Regulus, mirándolo a los ojos. Regulus
vacila visiblemente, su rostro se suaviza casi de inmediato.

"No es seguro", murmura Regulus, inclinando los labios hacia abajo.

"Por favor, Regulus", suplica James, suplicando genuinamente en este punto, con un nudo
formándose en su garganta. "Vanity no lo haría, no querría que lo enterraran. Por favor, solo lo
necesito, ¿De acuerdo? Lo necesito".
James ve a Regulus ceder. Algo en él se eleva, porque la mirada de Regulus se vuelve amable con
la construcción de la compasión, y James piensa que Regulus no puede negarle lo que necesita.
Hay algo sobre eso. Algo especial.

"De acuerdo." Regulus respira hondo y sostiene el frasco, aunque no lo suelta cuando James lo
agarra. "No lo abras, James. Solo ten cuidado, ¿De acuerdo? Lo digo en serio. Prométemelo".

"Lo prometo", responde James al instante. Regulus duda, pero luego suelta el frasco y retrocede.

James lo sostiene contra su pecho en un brazo. "Gracias. Me iré ahora. Lo siento por..."

Regulus resopla débilmente cuando James hace un gesto torpe hacia su bastón, que en cierto modo
utilizó contra Regulus. "No te preocupes. Si te sirve de algo, ha sido... un placer volver a verte".

James lucha contra una sonrisa, pero pierde, y está más que feliz de hacerlo, especialmente cuando
las mejillas de Regulus se ponen rojas. Regulus se aclara la garganta, en voz alta, luego se da la
vuelta y se va a la cocina, murmurando por lo bajo mientras se va. James lo observa irse con una
sonrisa tonta, solo para apretar los labios tan pronto como ve a Sirius mirándolo sin impresionarse.

"Vete a casa, James", dice Sirius.

"Bien, sip, hago eso", responde James rápidamente, obedientemente asintiendo con la cabeza y
retrocediendo. "¿Vienes?"

"Llegaré a tiempo para la cena", le dice Sirius, y James asiente antes de irse.

Al salir, intenta echar un vistazo más a Regulus antes de irse, pero lo único que ve es un ramo de
flores familiares en el alféizar de una ventana.

~•~

Como todas las noches, Sirius se arrastra por la ventana para posarse en el techo antes de acostarse.
Se recuesta contra las baldosas y respira hondo, tratando de dejar ir la creciente tensión de todo el
día.
Oh, qué día ha sido.

"Remus", murmura Sirius, "no vas a creer el día que acabo de tener. Honestamente, no sé ni por
dónde empezar..."

Sirius se recuesta y comparte sus pensamientos con la luna, mirándola con un gruñido de anhelo
profundo y cada vez mayor y chasqueando sus fauces en su pecho. La luna es hermosa, una cúpula
brillante en la oscuridad que cubre la tierra, y sigue siendo un pobre sustituto de Remus. Pero es
todo lo que tiene.

Por ahora, es todo lo que tiene.

Chapter End Notes

Notas del autor (Resumidas):

ÉL. LE. TRAE. FLORES. CADA. TRAS. DÍA. JAMES POR FAVOR TE LO
RUEGO ESTOY DE RODILLAS POR FAVOR

Entonces, nuevos personajes desbloqueados!!! Barty, hola Barty, eres un buen amigo,
Barty <3 aunque realmente lo es, él y Regulus simplemente se entienden, y se cuidan
el uno al otro, como si hubiera amor allí, pero no están enamorados, si eso tiene
sentido, como un ex con el que trataste de salir y fue agradable, pero resultó ser mejor
como amigo, pero no como el mejor amigo porque entonces terminarías saliendo de
nuevo, excepto que ambos están como donde están ahora. Sí, eso son Regulus y Barty.
La mencion de Evan!!! Evan encontrando a Barty molesto ADIOS. incluso cuando
uno de ellos está muerto, todavía encuentran maneras de ser unos imbéciles entre ellos.

Para mí siempre fue divertido que Regulus fuera técnicamente el sugar daddy de Barty
durante un tiempo, pagando sus cuentas y manteniendo a su familia alimentada. Ni
siquiera por favores sexuales, sino porque sí. Regulus ily mi rey.

Y luego James. Te dije que veríamos crecimiento y curación. Por ejemplo, habla con
Sirius sobre sus problemas, hace cosas que lo hacen sentir mejor y aprende a manejar
las cosas con las que lucha, incluso a Regulus le va mejor en incrementos (aunque él
no lo ve de esa manera).

Casi cinco meses de James y Regulus sin interactuar fuera del intrincado ritual de
entrega de flores y mantenimiento de flores, pero era más saludable para ellos de esa
manera. Han estado lidiando con mucha de su propia mierda para preocuparse
demasiado por el amor, sinceramente, y no puedes culparlos por eso, además, es como
aclimatarse de nuevo a todo lo posterior a la arena, encontrar una rutina, superar
SEMANAS malas, tomar medidas para mejorar. Todas las buenas señales, lo creas o
no. Sin embargo, la visita de Riddle... ESPERA, LLEGARE A ESO EN UN
MINUTO.
Primero, Mary mi amada <3 si, ella existe. Sí, veremos más de ella. Si, ella es trans. Si,
ella es increíble. Sí, ella también tenía un hermano pequeño en Just Lovers llamado
Bingley. Sí, en realidad tendremos más de una escena con ella (y Barty también, en
realidad).

Bien, entonces, Riddle. ay, ese hombre. SIÉNTETE LIBRE DE CAGARTE EN ÉL


ES SIMPLEMENTE MALO NO HAY ÁREA GRIS ES SOLO UN MALO TIPO!!!
sin embargo, escribir esto, el intercambio entre él y Regulus fue interesante porque
Riddle es tan... ¿¿Siniestro? él tiene algo de mierda nefasta pasando. Y sí, dejar un
horrocrux hornet era una amenaza, una muy jodida, porque literalmente no hay manera
de matarlo, ya que las hormigas fiendfyre (la única cosa que puede matarlos) son
hechas por el Hallow y no existen en los distritos, así que como Riddle esencialmente
atrapado una plaga en un frasco y les hizo mantenerlo como un signo de como, su
poder sobre ellos. Estes seguro de que el frasco NO se abre. Nadie muere por ella..

Oh, y saludos a Sirius <3 ¡¡¡ESTÁ CONSTRUYENDO OTRA VEZ!!! recuerda


cuando no pudo, cuando solo pensó que había roto cosas, el hecho de que podía
construir de nuevo para james, pero no lo había logrado para Regulus... pero también,
solo muestra lo lejos que ha llegado Sirius. Remus Lupin tu impacto>>>

MENCIONES HONORÍFICAS:
-Sirius llamando a james "Romeo" me hizo reír.
-El pequeño poema de Barty que Regulus realmente escribió.
-El árbol en el borde de la propiedad del alcalde (esto es importante más adelante, me
encanta presagiar)
-Regulus sigue obsesionado con las dagas.
-Sirius y Regulus siguen estando cerca.
-Regulus no teniendo a sus padres en su vida, pero ganando a los tonks' <3
-Monty y Effie coqueteando.
-LA PUTA ESTANTERÍA PARA JEGULUS.
-Sirius hablando con la luna como si estuviera hablando con Remus.
-Regulus se despierta e inmediatamente piensa/espera que sea James el que está a su
lado.
-Regulus se cae de la silla la primera vez que vio a James por la ventana, echó un
vistazo y luego se escondió de nuevo.

Sí, eso es todo. ¿Comentarios?

Notas mías:

Volvimos, espero hayan disfrutado el capítulo. Pasaron algunas cosas, así que hablare
de ello después.

Como siempre, si ven algún error de algún tipo, no olviden decírmelo para poder
corregirlo, nos leemos luego BYEEE.
IMPORTANTE
Chapter Notes

Por favor es importante que leas esto, ya que de esto dependerá la continuidad de la
traducción.

Este mensaje es de antes, lo dejaré, pero por si estas leyendo esta nota por primera vez,
déjame decirte que seguiré actualizando, solo dejaré la nota por alguna duda de lo que pasó
con el autor y esta historia, pero no te preocupes vengo del futuro y las actualizaciones
continuarán, gracias por tu atención. ( Puedes leer la nota de todas formas por información si
quieres) byee :p

Hola.

Se que nunca me dirigió a ustedes de esta manera, pero creo que es la oportunidad para hacerlo.
Primero que nada quería agradecer a todos ustedes por estar aquí leyendo esto.

Empecemos, vine aquí a hablar y dar la cara por todas las cosas que han estado sucediendo estas
últimas semanas, muchos de ustedes ya deben estar enterados, y si no lo están, acá vengo a darles
un poco del contexto del porque yo decidí salir acá a hablar.

Estas últimas semanas él autor de esta obra "Crimson Rivers" eliminó todas sus obras de esta
plataforma, Zar el autor ya dio la explicación de porqué lo hizo, y aquí va. Zar no se ha estado
sintiendo comode últimamente en el fandom de los merodeadores, lo cual es válido.

El fandom, por si no eres parte de él, se ha estado poniendo muy tóxico en estos últimos meses, y
si estas en el fandom y no viste nada de esto, no te preocupes, la mayoría ocurre en redes sociales y
en el lado español del fandom, aunque también lo he visto en el lado hispanohablante, no con la
misma intensidad, pero aún está allí, esto evidentemente no es una generalización, porque no todos
son así, pero en lo que concierne al otro porcentaje, si lo fue.

Cuando yo entre al fandom que fue hace años formas de todas, era un lugar pacífico, todos vivían y
dejaban vivir, convivían entre sí, ahora claramente también lo hacen, no es lo que quiero decir, lo
que me refiero es que ahora nadie puede dar su punto de vista sin que otra persona venga y le tire
hate solo por no seguir su mismo pensamiento, el fandom tiene bases sólidas, pero huecas porque
lo canon que tenemos de los merodeadores es muy escaso, la mayoría, si no es por decir TODO, es
hc. A lo que voy es que antes alguien demostró su pensamiento sobre algo y era bien recibido
aunque no concordaran con ellos, claramente las cosas malas eran cuestionadas, pero hasta allí,
siempre hubo respeto, pero ahora ese respeto se está perdiendo. personas han recibido mensajes de
odio, hasta amenazas de muerte por decir algo "incorrecto" o en lo que varias personas no están de
acuerdo, cuando solo dieron su punto de vista sobre un personaje del cual no se sabe nada, es su hc,
pero esta MAL, solo por qué una persona no esta de acuerdo? disculpa, pero esa no es excusa para
amenazar a nadie, mandarle gore, ni mucho menos tirarle odio, cuando no hizo nada malo.

Y este es uno de los temas por los correspondientes el fandom se está volviendo toxico, las
barbaridades que hay en tw son horribles, muchas personas lograron alejarse del fandom o incluso
dejar de sentirse seguros en un lugar al que posiblemente recurrían cuando querían sentirse seguros
, lo que es horrible, el ambiente que están tomando no es nada bonito.

Ahora hablaremos de los autores de fan fics, más que todo centrándose en el fandom. Muchos,
muchos y muches autores salieron a decir que han estado recibiendo amenazas de muerte solo por
no publicar un jodido capítulo o incluso por agregar algo que ellos querían a SU HISTORIA, solo
porque a una persona lo le pareció lo que escribió, a qué punto hemos llegado?

Déjenme recordar que los autores te están dando su trabajo GRATIS, escriben y te dan estas
historias, porque quieren y les gusta hacerlo, no están aquí por obligación y mucho menos porque
les pagan, ellos están aquí por su propia voluntad, dándote una historia para que puedan disfrutarla,
al igual que ellos disfrutan escribir, no están obligados a subir su trabajo si no quieren, oa publicar
un capítulo cada día, ellos lo harán a su ritmo y como quieran, porque lo hacen de corazón y buena
fe y es su obra. Al igual que los traductores, estamos aquí porque nos gusta, porque queremos que
estas obras lleguen a más personas por medio del lenguaje y hacer conocer al autor sin ningún
beneficio dentro.

Yo empecé a traducir está historia, porque me parece hermosa, lo que escribe Zar el autor, es
hermoso.

Zar eliminó todas sus obras porque ya no se sintió a gusto aquí, por el ambiente y todo lo demás.
Dijo en su Tumblr que se tomaría un tiempo del fandom y que pensaría en regresar, pero luego de
su anuncio, sucedieron varias cosas que terminaron haciéndolo peor y probando el punto del
porque el fandom, esta mal. Comenzaron a circular drive con todas sus obras, e incluso había
personas vendiéndolas o subiéndolas a plataformas y algunas de ellas eran con paga, ósea no
comprendo el nivel de personas que deben ser para hacer eso, y menos cuando el autor dijo
claramente que no quería a sus obras subidas en otras plataformas y es más, por eso las bajo de esta
antes de irse. A Zar nunca le molestó que tradujeran sus obras mientras sea dentro de esta
plataforma, porque acá es de fans, para fans, no hay monetización, ni ningún beneficio de por
medio, no como en otras plataformas, tampoco le gustó que imprimieran sus obras porque sentí que
eran como un maldito producto, lo cual no es y es válido que este moleste porque son sus obras,
tiene todo el derecho y le apoyo, también me alegro que haya levantado la voz demostrando su
inconformidad. Después de todo ese escándalo, borró su cuenta de Tumblr que era la única red
social publica que tenía y se fue, tal ve ya no regresó, lo cuál también es válido.

Vine aquí a hablar, porque no se me hace justo de mi parte dejar esto así y ya no subir más
capítulos, sin dales ninguna explicación. Vi algunos comentarios de personas preguntándome si
seguiría actualizando ahora que él autor borró sus obras y se fue. Desde que eso ocurrió, pasé estas
semanas cuestionándome eso, pensé en ya no traducir más capítulos e irme y dejar esto, pero no se
me hizo justo hacer eso, así que vine aquí a hablar.

Al autor no le importaba si tenía sus obras guardadas y las compartías con algunos de tus amigos o
las leías, o etc. Al autor le importaba cuando subías sus obras a plataformas publicitarias y las
exponías como un producto, elle nunca quiso monetizar con ello, por qué otras personas si lo
harían?

A lo que voy es que entiendo su enojo, yo también lo haría, pero no se me hace justo dejarlos así,
quisiera saber también su opinión al respecto sobre esto, como dije, yo planeaba dejar de traducir y
simplemente desaparecer sin decir nada por respeto al autor, pero estoy aquí y mi pregunta es.
¿Ustedes estarían de acuerdo que siguiera actualizando?

Como dije, no quiero dejarlos así, pero quisiera saber que opinan, necesito que se manifiesten en
los comentarios y me digan cuál es su opinión y que debería de hacer, para reconsiderar si debería
seguir o simplemente irme y dejar esto aquí, pero necesito que me lo digan.

Yo esto empecé porque me encanta hacerlo y quería que más de ustedes disfrutarán esta historia, y
lo hago porque me gusta, pero pararé si debo parar y si quieren que lo continúe lo haré, pero
necesito su opinión.

Dicho esto, me retiro, espero poder leer su opinión. Espero que las cosas en el fandom mejoren y
todo vaya para bien, al igual que en él lado de los autores, espero que todo este hate se vaya y no
vuelva a ocurrir esto que pasó con Zar y que le ha estado pasando a muchos autores , que termine y
todo vuelva a ser normal, a ser mejor para todos, para volver a convivir en un ambiente bueno,
sano y sobre todo que vuelva a ser un lugar seguro para todos, sin excepciones.

Sin más me despido, los leo en los comentarios. Adiós.


The Moon's Secret
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a la muerte
-Referencias muy breves a problemas comunes que hemos visto hasta ahora
(pesadillas, problemas con el tiempo, ¿la hidrofobia se menciona como una vez, creo?
Es todo tan ligero en comparación con todo lo que hemos visto hasta ahora que
probablemente ni siquiera lo notarás)

... eso es todo literalmente. Sí, estoy bastante seguro de que es eso. Lista muy corta
para variar. No te acostumbres a eso lmaooo

See the end of the chapter for more notes

La gira de la victoria está programada así:

Comienza hacia la última parte de la última semana en el quinto mes después de los juegos del
hambre anteriores, comenzando con la entrevista en pantalla ambientada en el distrito del Victor
anterior, o en este caso, Victors. Al día siguiente, los Victors y su mentor parten hacia el distrito
doce, donde comenzarán la gira. Regresan del distrito doce, deteniéndose en todos en el camino de
regreso al Hallow en el transcurso de tres días, omitiendo el suyo en el camino.

Cuando lleguen al Hallow, tendrán una entrevista allí con Rita y luego se acomodarán para pasar la
noche. Al día siguiente, viajarán a una gran fiesta en el castillo de Riddle, se quedarán esa noche y
luego se irán a casa al día siguiente.

Entonces, durante una semana, seis meses después de los juegos del hambre, Regulus va a fingir
estar locamente enamorado de James, excepto que él está locamente enamorado de James, así que
esto no debería ser tan difícil para él.

Pero lo es.

A ninguno de los dos les gusta que se vean obligados a hacer esto, que no tengan la oportunidad de
hacerlo a su manera. Regulus está amargado, porque no querría darle nada de esto al Hallow si
fuera cierto de todos modos. Se supone que esto es de ellos: sea lo que sea, sea lo que pueda ser,
debería pertenecer solo de ellos.
Regulus no quiere que sea una necesidad. O una actuación. Lo quiere cuando esté listo, cuando
ambos lo estén, y ahora no es el momento. Seis meses no es suficiente tiempo.

No cuando Regulus todavía duerme con una daga debajo de su almohada, apretada en su mano. No
cuando Regulus todavía habla con su mejor amigo muerto mientras duerme la mayoría de las
noches, y nunca logra salvarlo cuando se cae. No cuando Regulus todavía llora cuando se baña, y
se asusta del tacto, y no sabe cómo darle a James todo lo que se merece.

Pero, bueno, aquí están de todos modos.

Pandora y Dorcas son un torbellino cuando llegan juntas, y Regulus se sorprende al darse cuenta de
que en realidad está feliz de verlas. Todos están haciendo esto en la casa de los Potter, lo cual es
particularmente incómodo para Regulus, simplemente porque tiene que pasar tiempo con Effie y
Monty, que lo conocen desde que era pequeño y aún tienen la capacidad de hacerle sentir como
uno más con algo tan simple como una sonrisa. Son amables con él, cálidos y acogedores, lo tratan
como siempre lo han hecho, como si no hubiera pasado diez años evitándolos a toda costa, luego
una semana en una arena de muerte con su hijo, amenazando su vida alternativamente y
coqueteando con él alternativamente.

Regulus se sonroja cada vez que le hablan.

Dorcas y Pandora encantan absolutamente a Effie y Monty con facilidad. Dorcas coquetea con
Effie, para gran disgusto de James y Sirius, y Pandora revolotea alrededor de Monty con
básicamente un millón de preguntas sobre el libro que estaba leyendo cuando llegaron, para su
deleite. Regulus se mantiene cerca de Sirius, con quien se siente más cómodo, lo que lo habría
hecho burlarse con incredulidad hace solo un año.

Las cosas cambian, incluso las cosas que menos esperas. Regulus nunca podría haber imaginado en
un millón de años que él y Sirius volverían a ser cercanos, como alguna vez lo fueron, y ellos… no,
no realmente. Es diferente, después de todo este tiempo, después de todo lo que han pasado. Pero
es... Es muy bueno, a pesar de todo. Honestamente, ahora es la mejor parte de la vida de Regulus.

Regulus admitió que le preocupaba que él y Sirius se separaran en casa, pero ninguno de los dos
permitió que eso sucediera. Tal vez eso se deba a la influencia de Remus en ambos, Regulus no
puede estar seguro, pero comenzaron a preocuparse el uno por el otro con esa marca especial de
terquedad Black que alguna vez usaron para mantener la distancia. Sirius está ahí cuando Regulus
lo necesita, siempre. Regulus está allí cuando Sirius acude a él para recordarle que Remus era real;
él nunca olvida, dice, nunca olvida un segundo del tiempo que pasaron juntos, pero le gusta el
recordatorio de todos modos. Regulus está feliz de dárselo.
Sirius le dice a veces, sin pensarlo, que lo ama. Informal, ligero, saliendo por la puerta, por lo
general. Solo una llamada rápida de "¡Te amo, Reggie!" mientras continúa, como si fuera algo que
siente la necesidad de recordárselo a Regulus, de vez en cuando.

Después de todo este tiempo, Regulus aún no ha logrado decírselo.

En cualquier caso, Regulus no consigue rondar a su hermano durante mucho tiempo antes de que
Dorcas termine con James y se lo lleve para prepararlo. Dorcas hace todo lo posible, incluso lo
maquilla, cosa que no hizo mucho la última vez, y Regulus no se ha maquillado desde que tenía
trece años y Sirius lo hizo por él una noche que estaban aburridos.

Ella recorta un poco su cabello, con su permiso, esponjando sus rizos y haciéndolos hinchables y
brillantes. Ella le pone rímel sin pincharle el ojo y le aplica el delineador con el mismo cuidado
con destreza, luego le dibuja pequeñas estrellas en el rabillo del ojo junto a las alas, pareciendo
complacida con su trabajo.

"Tú no le hiciste todo esto a James", murmura Regulus, mirándola con sospecha.

"Sí, lo hice, mi amor. Simplemente te negaste a mirarlo", le informa Dorcas, arqueando una ceja.

Regulus... no puedo discutir con eso, así que permanece en silencio. "¿De qué se trata todo eso,
hm?"

"¿Qué?" pregunta Regulus.

Dorcas suspira. "Tú y James. Parecen estar fuera, lo cual no es muy útil para lo que está por venir,
¿Sabes?"

"No estamos... Es simplemente complicado", dice Regulus. Ella lo mira audazmente, y él gime de
frustración, comenzando a levantar sus manos y frotarlas sobre su rostro, pero ella toma sus
muñecas rápidamente y lo mira. Los deja caer apresuradamente, aclarándose la garganta. "Mira, es
solo... difícil, ¿De acuerdo? Tal vez estoy... estoy asustado, no lo sé. No, lo sé, estoy asustado, pero
yo solo..." Él respira hondo y la mira fijamente impotente "¿Alguna vez has tenido miedo de mirar
a alguien, porque sabes que nunca querrás mirar hacia otro lado tan pronto como lo hagas?"

"Sí", dice Dorcas en voz baja. "Debería reconfortarte saber que él siempre está mirando hacia
atrás".
"No quiero que me vea", susurra Regulus.

"Creo que es un poco tarde para eso", murmura Dorcas suavemente.

Regulus traga saliva y mira hacia otro lado.

James casi se rompe el maldito cuello para hacer una doble toma tan pronto como Regulus sale de
nuevo. Si fuera un perro, sus orejas estarían erguidas con intenso interés. Sirius lo golpea en la
nuca en lo que parece ser un acto reflejo, muy probablemente porque James no está haciendo
absolutamente nada para ocultar el hecho de que actualmente está desvistiendo a Regulus con los
ojos. James recibe el suave golpecito en la cabeza como si se lo hubiera ganado, porque, para ser
justos, se lo ha ganado. Sus padres están en la habitación, por el amor de Dios. Para su crédito,
James parece un poco avergonzado mientras aparta la mirada de Regulus, solo para terminar
mirándolo de nuevo solo cinco segundos después.

Pandora chasquea los dedos frente a su rostro y dice: "Sí, es lindo, lo entendemos, pero necesito
que te concentres".

"¿Pueden todos... dejarme en paz?" James se queja, frunciendo el ceño hacia sus dedos. "Todos
ustedes son tan malos. Dejen de intimidarme. Esto es intimidación. Me están intimidando. Mamá
—"

"Está bien, es suficiente", declara Effie, caminando detrás de la silla de James para frotar sus
hombros. "Nadie va a entrar en mi casa y acosar a mi bebé. Déjalo en paz".

James inclina la cabeza sobre el brazo de su madre y se ve muy engreído, mirándola con innegable
adoración. Ella le sonríe y le guiña un ojo, mientras Sirius comparte una mirada con Monty, ambos
ahogando una risa. Regulus se mira los zapatos y trata de no sentirse tan solo en una habitación
llena de gente.

Todos dejan de molestar a James después de eso, e incluso Sirius no hace un escándalo cuando
James sigue lanzando miradas furtivas a Regulus, como si no pudiera evitarlo. Regulus se imagina
que no puede, porque está en la misma situación, solo que mucho más encubierto al respecto.

Dorcas ciertamente arregló a James. Su rostro está bien afeitado, lo que hace que su mandíbula sea
mucho más potente y hace que el estómago de Regulus se tambalee. Ella no le cortó el cabello,
probablemente porque se lo cortó hace meses y no lo necesitaba. También tomó sus anteojos, lo
que hace que Regulus quiera destrozar el cielo, porque le recuerda a la arena, y también hace que
la fuerza total de los ojos de James se sienta tan intensa que Regulus realmente no puede dejar de
moverse. También le hizo los ojos. Oh, ¿Por qué hizo eso?

Tiene soles dorados y brillantes en cada párpado, solo el arco de uno como un horizonte que se
sumerge con cada parpadeo. Es fascinante, absolutamente fascinante, así como ridículamente
bonito combinado con sus pestañas.

Oh, sus pestañas...

James siempre ha tenido pestañas pobladas, gruesas, largas y oscuras, pero son tan bonitas ahora
que Regulus está un poco enojado por eso. No quiere que el Hallow vea eso. No se merecen ver a
James, no ahora cuando está maquillado, y no en cualquier otro momento en que no lo esté.
Regulus quiere mantenerlo fuera de la vista, para que nadie pueda mirarlo, nunca.

Aún así, Regulus roba miradas encubiertas mientras Pandora parlotea sobre lo que se espera que
hagan y digan, bla, bla, bla, y asume que está siendo lo suficientemente astuto como para que
nadie lo note, solo para terminar atrapado. Hay un momento en el que Regulus desvía la mirada y
encuentra a Monty mirándolo directamente, captándolo claramente en el acto de babear
internamente por su hijo, y la parte triste es que ni siquiera es la primera vez.

Regulus sabe a ciencia cierta que Effie y Monty estaban al tanto de su enamoramiento por James
cuando era un niño. Mirando hacia atrás, ahora sabe que pensaron que era lindo, pero en ese
entonces, nunca llamaron la atención. Incluso fueron amables con él al respecto, especialmente
porque era muy tímido. James, por supuesto, nunca bromeó con Regulus frente a ellos, o Regulus
sospecha que Effie y Monty habrían tenido una conversación con él sobre no ser un poco de
mierda en todo el asunto.

En cualquier caso, Regulus es atrapado una vez más, todos estos años después, como si algunas
cosas nunca cambiaran. Los labios de Monty se contraen y todo el rostro de Regulus se siente
como si estuviera en llamas. Mira hacia otro lado y hace todo lo posible por no volver a mirar a
James, pero es un hombre débil y falla en menos de cinco segundos.

Por un momento, todo lo que Regulus quiere hacer es caer a los pies de James y decirle lo
encantador que es. Solo eso, eso es todo lo que quiere hacer, eso sería suficiente. Sería suficiente
caer en el altar de James Potter y adorarlo.
"¿Está bien, Regulus?" pregunta Pandora.

"¿Qué?" Regulus suelta, su cabeza gira para encontrar literalmente a todos mirándolo.

Pandora levanta lentamente las cejas. "¿Te pregunté si estabas bien con eso?"

"Con…" Regulus puede sentir su rostro arder de nuevo, y no puede dejar de moverse, porque el
peso de la mirada de James sobre él es como una verdadera caricia. "Lo siento, um, ¿Con qué?"

"Distraídos, ¿Verdad?" Pandora bromea, sus ojos se arrugan mientras sonríe. "Sé que James es
bonito, pero también necesito que te concentres".

Regulus frunce el ceño. "Sabes que-"

"¡No, no, está bien! Esto es bueno. Muy bueno", insiste Pandora alegremente. "Canaliza esa energía
en la entrevista y todo saldrá bien. Dorcas, eres maravillosa".

"Gracias", responde Dorcas, sonando satisfecha.

"Me gustaría que quede constancia de que sería así independientemente de si Dorcas lo atrapó o
no", anuncia James, como si fuera importante para él que todos sepan que Regulus lo distrae sin
importar su estado.

"Lo sabemos, James", Pandora y Dorcas responden a coro al mismo tiempo, con el mismo nivel de
exasperación.

"Estoy en el infierno", murmura Sirius con tristeza. Effie hace un sonido suave y arrullador y le da
palmaditas en el hombro suavemente, y él se inclina hacia ella casi exactamente como lo hizo
James antes.

Pandora una vez más se lanza a una charla completa sobre cómo se supone que debe ser esta
entrevista, y Regulus lo hace mejor al escuchar esta vez. Antes, ella le preguntaba si estaba bien
con que James le diera un beso en la pantalla, porque aparentemente este es el tipo de
conversaciones que tienen en voz alta. Regulus la mira hasta que ella avanza con sabiduría y
rapidez, sin obtener nunca su respuesta de ninguna manera, lo que probablemente sea bastante
irritante para ella, porque parece decidida a planificar todo hasta el último detalle.

No pasa mucho tiempo antes de que llegue el equipo de cámara, por lo que James y Regulus son
conducidos afuera y se quedan parados frente a la casa de Regulus para dar la mejor impresión de
que viven juntos, mientras que Sirius está con Dorcas y Pandora detrás del equipo de cámara, y
Effie y Monty se quedan en su casa. Mientras las cámaras y las pantallas están configuradas y
demás, Regulus y James simplemente están... solos mientras todos los demás se agitan como pollos
con la cabeza cortada.

"Entonces…" James tose. "Estas guapo."

Regulus no lo mira. Él no puede.

"Gracias, James, tú también te ves bien", dice James, luego hace un ruido de pfft y agita su mano
casualmente. "Oh, no es nada, de verdad. Me desperté así".

Todo el rostro de Regulus se contrae, y lucha por luchar contra la sonrisa que tira despiadadamente
de sus labios. Realmente no puede responder por miedo a abrir la boca y soltar una carcajada
impotente o una sonrisa que se dibuja en su rostro.

"Buen tiempo estamos teniendo, ¿No es así, James? Agradable y soleado, pero también un poco
ventoso". James tararea y asiente con la cabeza obedientemente, como si estuviera de acuerdo.
"Simplemente maravilloso, de verdad, Regulus. Tienes toda la razón al señalarlo. La brisa es
agradable".

Regulus se acerca para pasarse la mano por la boca, tratando de esconder la creciente sonrisa,
luchando sinceramente por no estallar en carcajadas. James hace un ruido mhm-mhm como si
todavía estuvieran manteniendo una conversación.

"¿Y cómo estás hoy, James?" James continúa, y luego se encoge de hombros y chasquea la lengua.
"Oh, no puedo quejarme, supongo, ya que estoy aquí contigo". Él jadea y presiona su mano contra
su pecho. "Vaya, James, eres tan dulce, simplemente el más dulce; oh, cómo me haces desmayar-"

Regulus se quiebra. Él no puede evitarlo. Su cabeza se inclina hacia adelante cuando la pierde, sus
hombros tiemblan mientras su risa se acumula y burbujea, ligera y aireada en su pecho. Por mucho
que Regulus intente sofocarlo, literalmente no puede.
"Te estás riendo. ¿Por qué te ríes?" James pregunta en una ofensa fingida, poniendo sus manos en
sus caderas. "¿Qué? ¿Tienes algo que quieras decir?"

"No, nada. Lo dijiste todo por mí", dice Regulus, sacudiendo la cabeza mientras mira a James por
el rabillo del ojo, todavía incapaz de mirarlo completamente.

James está sonriendo triunfante, lo que lo hace aún más difícil. "Pensé que me quitaría toda la
tensión incómoda rápidamente. ¿Funcionó?"

"Bueno, llamar la atención sobre eso lo trae de vuelta al frente, ya sabes", dice Regulus con ironía.

"Creo que reconocerlo hace que sea más fácil de manejar, en realidad", responde James,
moviéndose para girar y pararse directamente frente a Regulus, mirándolo suavemente. "De
verdad, ¿Cómo has estado?"

Por un largo momento, Regulus ni siquiera sabe por dónde empezar. Se han visto, por supuesto, al
menos una vez al día porque James todavía trae una flor todas las mañanas, sin falta. Pero, en el
último mes, ha sido como todos los anteriores, especialmente después de la visita de Riddle. Una
distancia muy necesaria, al menos para Regulus, porque la realidad de que no tienen control sobre
su propia... historia de amor, o lo que sea, ha sido aún más pesada desde que Riddle se lo dejó
claro.

Regulus se ha enredado en nudos sobre esta entrevista, sobre la semana que están a punto de
soportar, pero ahora que está aquí y ahora que James está aquí, frente a él y haciéndolo reír,
Regulus se da cuenta de que lo ha extrañado.

Entonces, Regulus simplemente lo admite, solo se encuentra con los ojos ridículamente
encantadores de James y susurra: "Te he extrañado".

"Oh ", dice James, dejando escapar un suspiro mientras parpadea rápidamente y se ve muy
sorprendido, como si esa posibilidad nunca hubiera pasado por su mente. "Sí, yo... conozco el
sentimiento. Yo también te he echado de menos. Solo... quiero decir, solo estoy al otro lado de la
calle, sin embargo. No... no quiero decir que tenías que verme, solo que podrías haberlo hecho si
quisieras, en cualquier momento. Si hice algo para hacerte pensar que no podías, o que tenía que
significar algo para que pudieras hacerlo, entonces yo...”
"No, no lo hiciste", interrumpe Regulus rápidamente. "No es nada que hayas hecho, James, o no
hayas hecho. Soy yo. Todavía soy solo... yo".

"Oh", repite James pensativo, y busca la mirada de Regulus por un largo momento antes de que su
rostro se suavice. "Bueno, está bien, Reg. No espero nada de ti, lo sabes".

"Tal vez deberías", murmura Regulus.

James frunce los labios. "Todo lo que espero de ti es que hagas lo mejor para ti".

"Sí, eh, sobre eso…" Regulus suelta una risa débil y levanta una mano para frotarse la sien.
"Realmente no sé qué es eso, verás, y he estado tratando de resolverlo, pero está tomando mucho
tiempo, y no solo me refiero a... nosotros; me refiero a todo, porque es... todo es realmente...”

"Difícil", responde James en voz baja, asintiendo hacia él con visible comprensión, como si
realmente lo entendiera, ¿Y por qué no lo haría? Después de todo, él también estaba en la arena.
"Es muy jodidamente difícil".

"Sirius ayuda, pero..." Regulus dirige su mirada hacia donde Sirius parece estar tratando de calmar
a una agotada Pandora y traga cuando su pecho se contrae.

"Yo, eh, yo también lucho, así que lo entiendo", murmura James.

Regulus exhala lentamente y sostiene su mirada. "Pero todavía me traes una flor todos los días.
Todos los malditos días, James, no importa qué más esté pasando o cómo te sientas".

"¿Debería... no?" James pregunta, casi cauteloso. “Es... quiero decir, si no quieres que lo haga,
sabes que me detendré.”

"Algunos días, me despierto y no quiero moverme. No quiero hablar. Ni siquiera quiero pensar.
Todo lo que quiero hacer es quedarme ahí, quedarme ahí y nunca levantarme de nuevo, así que
realmente no entiendo cómo lo haces", dice Regulus.

"Es gracioso que digas eso", responde James suavemente, sus labios se curvan hacia arriba. "He
estado tentado de preguntarte lo mismo, porque todos los días, sin falta, estás en esa ventana. ¿Qué
te levanta cuando no quieres?"

"Yo… porque yo…" Regulus tartamudea hasta detenerse, parpadeando hacia James, quien espera
con curiosidad. La cosa es que hay muchas respuestas a esa pregunta. A veces, el simple hecho de
saber que va a ver a Sirius puede sacarlo de la cama en los días en que es lo último que quiere
hacer; a veces, es la idea de la promesa que hizo de ir a visitar a Andrómeda, Ted y Nymphadora
nuevamente; otras veces, es porque Barty está allí para despertarlo y sacarlo de la cama. Pero esas
cosas han fallado antes. Ha habido momentos en que ni siquiera esas cosas eran suficientes para
combatir el peso aplastante que lo mantenía clavado a su cama, y todo lo que quedaba era una flor.

Una flor solitaria no debería tener tanto poder y, sin embargo, lo tiene. Al comienzo del día,
cuando se siente como el final de su vida y está tan agotado con todo, cuando todo lo demás falla,
es esa flor que James le trae todas las mañanas lo que lo saca de la cama. Porque Regulus tiene que
asegurarse de que esté allí, todos los días, desesperado por encontrarlo en la puerta de su casa una y
otra vez mientras está aterrorizado de que, algún día, no esté.

"Hay días en los que me despierto y al instante quiero volver a dormir, o simplemente meto la
cabeza debajo de la almohada y nunca vuelvo a salir a la superficie, pero me levanto de todos
modos, porque sé que estarás en esa ventana", James. explica. "Siempre estás ahí, pase lo que pase,
así que me arrastro y te traigo una flor. Si eso es todo lo que hago en un día, al menos lo he hecho.
Tal vez sea algo extraño tener una fuente constante de motivación—"

"No", interrumpe Regulus con fuerza, y James parpadea, luciendo un poco sorprendido. "No,
James, no lo es. Es… bueno, en realidad, esto es un poco irónico, supongo, pero esa flor es la razón
por la que me levanto, incluso en los días en que es más difícil hacerlo".

"Oh", dice James en voz baja.

Regulus frunce el ceño ligeramente. "No creas que eso significa que tienes que hacerlo, ¿de
acuerdo? No es un estándar al que tienes que sujetarte, y si no lo haces, o simplemente... no
puedes, está bien. Yo solo... te quiero hacer saber que aprecio que lo hagas".

"Gracias por mantener las cortinas abiertas", suelta James, jugueteando con la solapa de la
chaqueta de su traje. "No tienes que hacer eso, y estoy seguro de que hay días en los que preferirías
cerrarlos, pero mantenlos abiertos, y tal vez sea una tontería de mi parte pensar que es para mí
beneficio, pero—"

"Lo es", confirma Regulus.


James parpadea bruscamente, la columna de su garganta sube y baja mientras busca la mirada de
Regulus. Su voz es tan suave cuando susurra: "¿De verdad me extrañas?"

"Sí", admite Regulus sin rodeos, a pesar de que la verdad hace que el corazón le lata con fuerza en
el pecho. Qué terror es abrirse y dejarse ver. Él también traga y suspira un poco con nostalgia. "Y
ahora extraño tus jodidos lentes. ¿Por qué te los quitan cada vez?"

"Yo—" James parpadea, luego suelta una risa débil. "Bueno, Dorcas me dejó quedármelos siempre
y cuando accediera a no usarlos en la cámara o en la fiesta cuando lleguemos al Hallow. Yo—yo
todavía los tengo. Están aquí, en mi bolsillo".

Regulus observa a James golpear suavemente el costado de su chaqueta con el ceño fruncido. "Está
bien, claro, pero ¿Por qué no puedes usarlos? Supongo que tenía un poco de sentido en... en la
arena, pero..."

"Creo que es cómo me presenté antes al Hallow, o cómo me presentaron", explica James. "Es a lo
que ya están acostumbrados, y es más... digerible de esa manera? ¿Creo? Tal vez también sea algo
mental. Para mí, quiero decir. Cuando me los quito y uso lentes de contacto, no estoy del todo
cómodo, y no debería estarlo mientras... todo esto está pasando".

"¿Lo prefieres así?" pregunta Regulus.

James asiente con cuidado. "Creo que sí. Es un recordatorio físico, tal vez, de que esto es...
separado, ¿Sabes a lo que me refiero? He usado mis anteojos en todas las demás etapas de mi vida,
excepto cuando me presento ante el Hallow, por lo que ayuda a evitar que todo se mezcle... Y, um,
me ayuda a descifrar la línea de tiempo, ¿Si eso tiene sentido? Como, no estoy usando mis lentes,
así que no puede ser antes de la arena, pero También tengo mi bastón, así que tiene que ser
después de la arena".

"Oh", murmura Regulus, con las cejas fruncidas. "¿Es-es algo con lo que luchas? ¿Saber... cuándo
estás?"

"Sí", responde James. "Frecuentemente. El tiempo es... estúpido".

Regulus siente que sus labios se crispan ante lo petulante que suena James al respecto. Le dan
ganas de extender la mano y calmar el puchero en el rostro de James hasta que esté sonriendo de
nuevo. "Sí, diría que sí. ¿Hay… quiero decir, puedo… hacer algo?"

"No. Es algo así como... una de esas cosas", dice James con un suspiro de cansancio, resignado.
"Por lo general, puedo descifrarlo a partir de las claves del contexto, y bastante rápido también. A
veces, Sirius tiene que decírmelo, así que supongo que si alguna vez pregunto, tú también podrías
hacerlo".

"Está bien", acepta Regulus.

"¡Cinco minutos!" Pandora grita en advertencia.

James respira hondo, aparta la mirada y luego vuelve a mirar a Regulus. "Cierto. Tiempo de pareja
feliz. Um, ¿Deberíamos hablar de... límites, supongo? ¿Hay algo-"

"Permiso en general", interrumpe Regulus con firmeza, enderezando los hombros y sosteniendo la
mirada de James. "Tienes permiso en general para hacer cualquier cosa, James. No podemos
darnos el lujo de joder esto, así que... hazlo, supongo".

"Adelante", repite James, levantando las cejas.

La idea de que James lo haga, por así decirlo, hace que Regulus quiera enroscarse en una bola
apretada y encogerse en sí mismo. Él no, incluso ahora, tocar es... Es difícil. Tiene sus momentos,
sus buenos días, pero la mayoría de las veces no soporta que lo toquen. Es lo mismo que rehuir las
cosas muertas, asqueado por la podredumbre; es un cadáver que olvida que está muerto hasta que
alguien lo toca y le recuerda que no está vivo. No quiere que James se enfrente a eso.

Tampoco tiene otra opción, porque el peligro les acecha y no pueden dejarlo atrás. Solo pueden
seguir avanzando y nunca volverse para enfrentarlo. Hacerlo sería un desafío. Regulus ya no siente
la necesidad de ser desafiante. El cumplimiento es seguro. El cumplimiento es dolor silencioso y
tragedias no dichas. No quiere alzar la voz. Él no quiere hablar en absoluto.

Regulus se aclara la garganta. "Durante la próxima semana, cuando sea necesario, puedes ser tan
sentimental, romántico y afectuoso como quieras. No te contengas. Quiero que estén hartos de
nosotros para el final".

"Está bien, pero, aun así, ¿Hay algo que no quieras que haga, ni siquiera que haga un espectáculo?"
James insiste.

Y, por supuesto, aquí está James, deteniéndose en su lugar y plantando sus pies a pesar de la
pesada respiración que resuena en sus oídos, susurrando promesas de más perjuicios. Le da
opciones a Regulus. Le da a Regulus el espacio para elegir, siempre. Regulus nunca podrá expresar
lo que eso significa para él.

"Oh, eh". Regulus traga. "Solo—quiero decir, estoy bien con... manos. Podemos—tomarnos de la
mano. Eso es... sí, eso debería estar bien". Hace una pausa, luego hace una mueca leve porque ya
sabe que eso no será suficiente. Por supuesto que no. "Es... James, está bien que me toques durante
la próxima semana. En cámara, al menos. Eso es... aparte para mí, también. Solo, ¿Tal vez no
besarnos? No, no mucho, de todos modos. La mejilla está bien. Tal vez déjame iniciar la mayoría
de las cosas. ¿Está bien?"

"Está bien", le asegura James en voz baja, y Regulus realmente espera que James no lo tome como
algo personal. No es él. Es Regulus. Por supuesto que lo es.

Regulus asiente. "Y, y es importante recordar que esto no es real. No estoy diciendo, sé que lo
sabes, y lo siento, pero haré lo que sea necesario cuando esas cámaras estén encendidas, cuando la
gente está mirando, pero cuando no lo está..."

"No te preocupes, Regulus", murmura James, desviando la mirada hacia un lado, "No me haré una
idea equivocada".

"James", dice Regulus débilmente, porque la distinción es importante para él. Todo esto con James
durante la próxima semana, no es... No puede ser nada. No todavía. Así no. No están listos.

Sacudiendo la cabeza, James le da una sonrisa tensa. "No estoy molesto contigo. Solo estoy
jodidamente enojado porque no tenemos otra opción en el asunto. No deberías verte obligado a
hacer esto, y yo tampoco debería. Confía yo, no hay posibilidad de que tenga una idea equivocada
sobre esto. Sé lo que somos".

"Una gran, gran tragedia", murmura Regulus, y James solo asiente en silencio. El estómago de
Regulus se revuelve como si estuviera cayendo por una colina, su corazón apretándose
violentamente en su pecho. "Podríamos ser, quiero decir, ¿Todavía piensas que, algún día,
podríamos...?"
"Regulus", dice James suavemente, su mirada tan suave.

"Ignórame. Eso fue... estúpido. Lo siento". Regulus se encoge un poco y mira hacia otro lado.
Cinco minutos con James, y es un pequeño idiota enamorado de nuevo. Alguien sálvelo.

James se ríe, silencioso y sin aliento, y sus ojos brillan cuando Regulus lo mira de nuevo.

"Amor, no te he ignorado desde tu decimoquinto cumpleaños. Créeme, no voy a empezar ahora".

Regulus lo sabía. Él lo hacía. Y, sin embargo, su rostro todavía arde. Oh, es tan patético. James.

Maldito James. Regulus lo odia, pero oh, cómo lo ama tanto.

"Es… esto va a ser difícil para mí", anuncia James, aclarándose la garganta. "Voy a luchar, creo, y
no quiero desquitarme contigo. Realmente no quiero. Así que, si quieres, tampoco me ignores, ¿Por
favor? ¿Simplemente lo superamos juntos?"

El corazón de Regulus se hunde, porque no sabe si podrá manejar eso, o hacerlo bien. No sabe si
podrá. Todo lo que puede decir es: "Lo intentaré", y espera que James sepa que realmente lo hará.

El problema es que va a fallar. Él sabe que lo hará.

Siempre lo ha hecho.

~•~

Sirius no recuerda su gira de la victoria. Ni un segundo de eso.

Ha hablado con Effie al respecto en preparación para este, porque realmente no recuerda nada más
que pequeños fragmentos de recuerdos que no está completamente seguro de que sean reales. Él
sabe que sucedió, y sabe que Effie estuvo allí con él todo el tiempo, pero eso es todo.

Entonces, Sirius también está visitando todos los distritos por primera vez, aunque técnicamente ya
lo ha hecho una vez. Effie lo ha hecho cuatro veces: una cuando era Víctor, una vez como mentora
de Bellatrix, una vez como de Narcissa y una vez como de Sirius. Ella le dio un resumen básico de
lo que podía esperar, volviendo a asumir un papel de mentor como si nunca se hubiera ido, por lo
que Sirius estaba agradecido, porque realmente necesitaba su guía en este caso.

En cualquier caso, se siente mayormente preparado para cuando parten hacia el distrito doce, su
primera parada en la gira. Es el día después de la entrevista, que había ido bien. James y Regulus
estuvieron asquerosamente enamorados todo el tiempo, pero tan pronto como las cámaras se
apagaron, volvieron a tomar caminos separados.

Pandora y Dorcas estarán con ellos todo el camino de regreso a la Reliquia, y Pandora ha sentado a
James y Regulus para entrenarlos tan a fondo que probablemente podrían dar sus discursos
mientras duermen.

Sin embargo, no será un buen momento, porque tendrán que enfrentar fuertes recordatorios de las
personas que mataron y las personas que perdieron. Pandora obtuvo la lista completa, por lo que
conoce cada tributo de cada distrito. Los que preocupan a Sirius son los que ha conocido todo este
tiempo.

El distrito once es de donde fueron cosechados Vanity y Hodge, donde está Marlene. El distrito
nueve es el hogar de Emmeline, quien tuvo a Evan y Juniper como tributos. El distrito cinco tenía a
Irene y Mathias, que es donde está Frank. El distrito tres también podría ser difícil, porque de ahí
era Peter.

Dos probablemente no serán difíciles, porque fueron Axus y Willa. Uno, por supuesto, era
Mulciber y Avery, pero Sirius sospecha que será particularmente difícil para él y Regulus por
razones que no tienen nada que ver con los tributos caídos y todo que ver con el hecho de que será
un poco como una reunión familiar si Lucius lleva a Narcissa y Bellatrix allí. Cuatro, siete, ocho,
diez y doce deberían ser los más simples.

El distrito seis está en casa, que no volverán a ver correctamente hasta que termine la semana. Solo
una semana. Pueden manejar una semana.

El distrito doce, asume Sirius, no será un problema en absoluto. Los tributos que murieron allí ni
siquiera hablaron con James y Regulus, de verdad. Entonces, cuando llegan, en su mayoría son
solo nervios de hacer algo por primera vez. De ninguna manera, o forma debe el distrito doce ser
impactante…

En absoluto.
Sirius no tarda mucho en darse cuenta de que este no será el caso.

Antes de que James y Regulus tengan que levantarse y dar sus discursos, hay un almuerzo con el
alcalde y el mentor de los tributos caídos, y se lleva a cabo en la oficina del alcalde. Sirius no es
muy cercano al mentor de este distrito, un hombre llamado Figgins, que bebe más de lo que habla y
ha sido mentor durante al menos treinta años; Sirius cree que él y Effie se llevaban bastante bien en
su día, pero eso es todo lo que sabe.

Es cuando todos se mueven por el vestíbulo de la oficina del alcalde que las cosas salen mal. A
Sirius no le gusta mucho el alcalde, si es honesto. Un hombre que se preocupa más por la
reputación de su distrito que por la gente en él, demasiado preocupado por encajar en lo que se
espera de ellos, parloteando sobre un nuevo orden desde que se le otorgó el puesto. Es bastante
nuevo en esto, o más nuevo que la mayoría, porque es joven, solo un poco mayor que ellos, por lo
que Sirius puede decir, pero actúa como si fuera de gran importancia y mucho más distinguido que
ellos.

Sirius lo ignora y, al hacerlo, echa un vistazo a los cuadros de la pared. Uno de ellos le llama la
atención y le hace hacer una doble toma tan brusca que se detiene en seco. El grupo sigue andando,
pero Sirius se queda inmóvil, mirando una foto de Remus con los ojos muy abiertos y el corazón
acelerado.

El hombre, el alcalde Vernon, sigue hablando, pero Sirius se acerca a la imagen. Es a medida que
se acerca que se da cuenta, no, ese no es Remus. Es un hombre que se parece mucho a él, o más
bien el hombre al que Remus se parece mucho. La placa debajo de la imagen dice Lyall Lupin y le
agradece por más de treinta años de servicio como Auror.

"¿Sirius?"

Sobresaltado, Sirius exhala bruscamente y gira la cabeza para encontrar a Regulus de pie justo a su
lado. Sirius se aclara la garganta y mira para ver a los demás que siguen caminando, pero aquí está
Regulus, esperando. "Lo siento. Yo... Um. Yo-"

"Oh", murmura Regulus, mirando la foto y aparentemente leyendo el nombre en la placa.


Parpadea, luego mira a Sirius de nuevo. "Sí bien."
"¿Qué?" Sirius murmura débilmente.

Regulus arquea una ceja hacia él. "¿Sabes qué? Solo vete, Sirius. Yo me encargaré de los demás".

"Gracias", Sirius exhala, ya retrocediendo.

"No te apresures. Estaremos bien", es la única respuesta de Regulus, y Sirius asiente agradecido
antes de irse.

Al ver que Sirius no tiene ni idea de dónde vive Lyall, ni nada sobre el distrito doce en general, está
un poco perdido desde el principio. Afortunadamente, Sirius sabe cómo encantar a las personas y
obtener exactamente lo que quiere, por lo que habla con todas las personas con las que se encuentra
y recopila suficiente información para orientarse en la dirección correcta.

Eventualmente, Sirius está subiendo lentamente una serie de escalones desvencijados, conteniendo
la respiración mientras se acerca a una puerta verde como la espuma del mar con una aldaba de
latón que solo… mira por unos momentos con creciente angustia. Nunca antes había usado un puto
llamador de puerta. ¿Es eso una cosa? ¿La gente realmente usa eso? La gente generalmente llama
directamente a la puerta, ¿verdad? Pero, ¿Está allí solo como decoración, o realmente debería
usarlo? ¿Importa?

Sirius se queda allí de pie durante unos sólidos cinco minutos, probablemente, simplemente
debatiendo si su estilo de llamar a la puerta le daría o no una mala impresión a Lyall, luego se da
cuenta de que está siendo un poco idiota, porque al hombre probablemente no le importe una
mierda cómo Sirius llama a la puerta cuando Sirius empiece a hablar de su hijo.

Entonces, Sirius respira hondo, se arma de valor y se acerca para tocar, luego se queda allí e
internamente entra en pánico, porque ¿Y si tocó demasiado fuerte? ¿Demasiadas veces?

Realmente, la aldaba está justo ahí, ¿Y no es muy molesto tener eso, solo que nadie lo use? ¿Puede
hacer ambas cosas? Tal vez debería hacer ambas cosas. Quizás-

La puerta se abre antes de que Sirius pueda establecer lo que cuenta como la etiqueta adecuada al
llamar a la puerta que pertenece al hombre de cuyo hijo estás perdidamente enamorado.

Lyall, como Remus, es un hombre alto. Es mayor que la foto de la oficina, su cabello canoso y sus
ojos enmarcados por arrugas. Se ve severo, y Sirius puede ver de dónde saca Remus esa expresión
cautelosa que tiene. Lyall, también como Remus, es increíblemente guapo, envejecido como el
buen vino, como dice el refrán.

"Hola", saluda Sirius, luchando por no encogerse por lo formal que suena. "Um, hola, sé que no me
conoces, pero mi nombre es Sirius Black. Soy…"

"El mentor de los Victors de este año", completa Lyall, cuando Sirius se apaga torpemente. El
pobre Lyall parece que no tiene ni idea de qué traería a Sirius a su puerta, lo cual es justo, porque si
no fuera por Remus, Sirius no tendría ninguna razón para estar aquí. "¿Hay algo en lo que pueda...
ayudarlo, Sr. Black?"

"Sirius, por favor", dice Sirius rápidamente, metiéndose las manos en los bolsillos y aclarándose la
garganta. "Yo… yo esperaba poder entrar, si eso no es una gran molestia. Solo me gustaría hablar
con usted sobre algo importante. Soy consciente de que es confuso, señor, y entiendo si prefiere no
hacerlo, pero realmente creo que estarás agradecido de haberlo hecho".

Lyall lo observa durante un largo momento en completo silencio, visiblemente desconcertado,


luego da un paso atrás y murmura: "Me has encontrado en un buen momento. Entra".

"Gracias", responde Sirius, siguiendo a Lyall más adentro.

Más allá del pequeño vestíbulo de la puerta principal, donde hay un perchero, espera la sala de
estar principal. Sirius puede ver la cocina a un lado, pintoresca y desordenada, y dos pasillos
separados que supone conducen a las habitaciones. La sala de estar tiene dos sillas con una mesa
auxiliar entre ellas, una lámpara sobre ella y una foto enmarcada de un Remus mucho más joven
siendo abrazado por detrás por una mujer radiante que Sirius está seguro de que es Hope Lupin. A
Sirius se le corta el aliento cuando lo mira, porque solo una mirada le dice que Remus heredó las
pecas y el cabello de su madre, y ambos se ven tan jodidamente felices en la foto que lo deja sin
aliento.

Es el tipo de foto que encontrarías en hogares felices y amorosos con familias enteras que no están
atrapadas juntas por todas sus partes rotas, nada como lo que viene de Sirius. Es el tipo de foto que
Effie y Monty tienen por toda su casa. Es el tipo de foto que no te haría pensar que algo salió mal,
que esta familia alguna vez conoció la tragedia o la pérdida.

"No quiero ser grosero", dice Lyall con cuidado, llamando su atención, "pero agradecería saber
para qué estás aquí".
Sirius abre la boca, la cierra y luego repite todo de nuevo mientras trata de averiguar cómo
empezar. Sus piernas saltan arriba y abajo sin descanso. "Cierto. Entonces, yo, bueno,
honestamente, no estoy seguro de cómo explicarlo. Supongo que debería simplemente salir y
decirlo".

"Ese es generalmente un buen lugar para comenzar, sí", está de acuerdo Lyall.

"Conozco a tu hijo", dice Sirius, y luego ambos se detienen y se miran fijamente. Lyall no se
mueve, ni siquiera parece respirar, y tampoco Sirius. Hay una emoción parpadeando en los ojos de
Lyall, pero Sirius no puede ponerle nombre. El silencio se extiende, y Sirius finalmente no puede
soportarlo más, su exhalación explota mientras comienza a divagar rápidamente. "Quiero decir,
llegué a conocerlo. Tu hijo, quiero decir. Recientemente, cuando estaba en el Hallow. Llegamos a
conocernos, para ser más precisos, que era-"

"Espera, solo". Lyall levanta una mano y Sirius cierra la boca. Los dedos de Lyall tiemblan
ligeramente, incluso mientras mira fijamente a Sirius. "Mi hijo. Tú... lo conoces".

Sirius traga y asiente. "Sí, Remus. Llegamos a conocernos, como dije. Lo asignaron a nuestra suite
como sirviente, pero hice que se quitara la máscara. Espera, no, yo... eso salió mal. Yo... Lo
intenté, al principio, con buenas intenciones, pero al final, tomó la decisión de quitárselo él mismo,
y era libre de hacer lo que quisiera en la suite, así lo hizo, y pasamos mucho tiempo juntos.
Hablamos mucho, por eso sé de usted, y él—él es simplemente brillante, Sr. Lupin, de verdad.”

"Él es…" Lyall se calla por un largo momento, pareciendo necesitar un momento para procesar, y
se acerca para deslizar su mano temblorosa sobre su boca. Cualquiera que sea la emoción que
existe en sus ojos, sigue haciéndose más brillante. "¿Está… bien? ¿Remus está bien? Solo necesito
saber si… si mi hijo está…"

"Bueno, em, ser un sirviente no es lo más... glamoroso, por razones obvias, pero él es... a pesar de
todo, está tan bien como puede estar, señor", dice Sirius en voz baja. "Es amable y apasionado, y
no ha permitido que los últimos cinco años le hagan olvidar su valía. Cuando estuve con él, vi
muchas sonrisas y escuché muchas risas, si eso te consuela".

Los ojos de Lyall se hunden y se cierran. "Lo hace. Ni siquiera puedes comenzar a imaginar cuánto
lo hace".

"Habló sobre usted y su madre con mucho amor, Sr. Lupin", murmura Sirius, su corazón se contrae
cuando los ojos de Lyall se abren, brillando un poco, mojados por lágrimas contenidas. "Creo que
le gustaría que supieras que te ama, que te extraña, y que espera que tú también estés... bien. Sé
que las circunstancias son injustas, pero si pudiera darte esto, darle esto, entonces yo al menos
tenía que intentarlo. Lo siento si me he excedido, pero—"

“No lo has hecho. Tú... gracias.” Lyall extiende la mano y la pasa por donde Sirius tiene el brazo
apoyado en la silla, y después de un segundo, apoya la mano en el brazo de Sirius y lo aprieta
suavemente. "Gracias, muchas gracias."

Sirius respira hondo. "Planeo volver a verlo cuando regrese a Hallow para los próximos juegos del
hambre. Todavía faltan seis meses, pero estaría más que dispuesto a llevarle una carta, si quisieras
escribir una. O si solo quería que le dijera algo, lo haría".

"¿Planeas verlo de nuevo?" Lyall pregunta mientras retira su mano, con las cejas fruncidas por la
confusión.

"Yo—bueno, sí, señor," admite Sirius. "Tengo la intención de hacer que suceda, cueste lo que
cueste. Soborno, si es necesario. Yo, um, tengo una manera con los Hallow, de todos modos. Soy
un poco... bueno para manipularlos para que hagan lo que quiero, y por Remus, lo haré."

Lyall parpadea, lo mira fijamente, luego asiente lentamente. "Bueno, eso es... Ah, difícilmente te
detendré. Por lo que entiendo, Remus tiene un poco más de libertad mientras está contigo, ¿no?"

"Sí, señor", dice Sirius. "Realmente no me… gustan los sirvientes." Hace una pausa, luego se le
saltan los ojos. "Espera, no quise decir eso. Quise decir que no me gusta cómo se trata a los
sirvientes, y yo—yo no lo permito en nuestra suite asignada, donde es seguro que los traten como
deben. Es... Remus no es el primero en el que insistí en tener derechos humanos básicos, pero es el
primero que se permitió estar completamente de acuerdo. Por lo general, el peligro que representa
frena a la mayoría de las personas, y no puedo Los culpo por eso, pero Remus era... diferente".

"Siempre temí que se metiera en problemas de los que no pudiera salir, y ahora que los tiene, temí
que todo lo que lo hacía ser quien era le fuera... arrebatado", confiesa Lyall en voz baja. "Saber que
este no es el caso, saber que todavía es…" Lyall exhala y mira hacia arriba para sostener la mirada
de Sirius, los labios se curvan en las comisuras. "Me diste un regalo que nunca podré pagar, Sirius,
y yo... no puedo ni empezar a expresar lo que significa para mí. Me gustaría escribirle una carta, si
lo decías en serio cuando te ofreciste a llevársela."

"Lo dije en serio", confirma Sirius inmediatamente. "Se lo llevaré, señor, lo prometo. Creo que
sería muy bueno para él".
Lyall traga. "Es un riesgo. Estoy seguro de que lo sabes, pero siento la necesidad de señalarlo,
aunque solo sea porque sinceramente dudo que mi hijo quiera que te pongas en peligro, incluso por
esto. Si te descubren dándole esta carta, ambos serían castigados, o posiblemente asesinados".

"Lo sé", dice Sirius, su voz firme e inquebrantable. Tendré cuidado, por supuesto, pero el riesgo
vale la pena para él, y solo puedo esperar que esté de acuerdo. Si... si se descubre, usted también
estaría en peligro, Sr. Lupin. No lo obligaré, y lo entendería si prefieres no hacerlo; estoy seguro de
que Remus también lo haría".

"No", murmura Lyall. "Si estás dispuesto, entonces quiero hacerlo. Mi hijo siempre fue tan
valiente, incluso para su propio detrimento, y puedo soportar ser valiente por él ahora. Hay cosas
que nunca tuve la oportunidad de decirle, cosas él merece escuchar, así que si estás absolutamente
seguro de hacer esto..."

"Lo estoy", le asegura Sirius.

"Muy bien." Lyall se inclina hacia adelante y se levanta de la silla, exhalando un profundo suspiro.
Se mueve hacia una estantería en la esquina y revuelve las cosas para agarrar algo, llevándoselo a
Sirius. "Este es un álbum de fotos, si quieres hojearlo mientras escribo la carta. Solo dame un

momento."

Sirius agarra el álbum de fotos y asiente con la cabeza a Lyall. "Por supuesto. Tómate tu tiempo".

Lyall le da una leve sonrisa y se aleja por el pasillo a la izquierda, presumiblemente para ir a
escribir la carta a Remus en la privacidad de su propia habitación, lo cual Sirius no puede
envidiarle.

Para pasar el tiempo, Sirius hojea el álbum de fotos, agradecido de estar solo, porque está bastante
enamorado desde la primera página. Son fotos sobre fotos de Remus creciendo, desde un bebé
hasta un adulto. Lyall, Hope y otras personas también aparecen en las imágenes: una chica aparece
mucho y Sirius cree que es Lily, según su cabello rojo y ojos verdes y lo cerca que parecen ser ella
y Remus.

En la mayoría de las fotos, Remus está sonriendo. Sin embargo, ninguna de sus fotos de bebé,
porque aparentemente era un bebé que nunca sonreía, siempre fruncía el ceño o lloraba, lo que
Sirius encuentra ridículamente adorable. Pero, a medida que crece a través de las imágenes,
comienza a sonreír cada vez más, luciendo tan joven y encantado con la vida. Hay muchas risas
capturadas en el momento, y Sirius sonríe reflexivamente cada vez que lo ve.
Sirius encuentra un favorito rápido. Una foto de Remus y Lily, está bastante seguro. Es claramente
una foto que ellos mismos tomaron, solo desde el ángulo. Se ven jóvenes, probablemente alrededor
de dieciséis o diecisiete años, si Sirius tuviera que adivinar. En él, Lily sostiene a Remus por la
mandíbula y saca la lengua hacia su oído, como si quisiera lamerlo, y el rostro de Remus se arruga
en una sonrisa que, por alguna razón, hace que los ojos de Sirius se llenen de lágrimas. Suelta una
risa húmeda, acariciando el borde de la foto con reverencia, su corazón se siente hinchado y
magullado de la mejor y la peor manera.

Es solo que, bueno, esto podría haber sido alrededor de la época en que Sirius estaba en la arena, o
después, cuando las cosas se pusieron tan jodidamente difíciles para él. Duele, en cierto modo, ver
a la gente vivir con tanta tranquilidad, como si el mundo no se estuviera desmoronando, porque en
ese momento, así lo sentía él. Al mismo tiempo, algo al respecto también tranquiliza a Sirius, solo
saber que Remus tenía esto, saber que era feliz y amado.

Remus, como era de esperar, fue desgarradoramente guapo durante su juventud, y no hay
absolutamente ninguna duda en la mente de Sirius de que tenía personas que se enamoraban de él.
Sirius se enamoró de Remus, así que realmente lo entiende. Eso no significa que esté muy
complacido de encontrar una foto de Remus y un chico con el que debe haber estado saliendo en
ese momento, porque se están besando en ella. Sirius frunce los labios y mira la imagen, luego pasa
a la página siguiente con un resoplido.

Hacia el final, las imágenes se vuelven más espaciadas y, eventualmente, Hope deja de aparecer en
ellas. Las cálidas sonrisas de Remus comienzan a adquirir un filo, algo un poco afilado en su
sonrisa, como si siempre estuviera listo para una pelea, sin importar lo que esté pasando. Hay una
foto sincera de Lily y Remus fumando, tocando las puntas de sus cigarrillos encendidos mientras
apagan la cámara, por lo que Sirius asume que alguien más la tomó. Y, finalmente, está la última
foto.

En él, Remus luce tan viejo como nunca en ninguna de las fotos, nada más allá de los veinte años,
ya que fue capturado a esa edad. Está durmiendo en la imagen, con Lily justo a su lado, ambos
tumbados con la boca abierta y las extremidades juntas sin cuidado.

Sirius lo mira fijamente durante mucho tiempo. Nunca ha visto a Remus durmiendo, nunca tuvo la
oportunidad de hacerlo, y nunca lo verá en persona. Es una lástima, porque Remus es encantador
mientras duerme, al menos cuando descansa cómodamente. Se ve gentil, como el tipo de persona
que sonreiría tan pronto como hicieras contacto visual con ellos.

Sirius extraña tanto a Remus que es lamentable. Extraña a Remus todo el tiempo, sin importar lo
que esté haciendo, y solo necesita estar solo y quedarse quieto por unos minutos antes de que su
mente vuelva a cada recuerdo que tiene de ellos. No ha olvidado nada de eso, ni un segundo, y cree
que podría olvidar todo lo demás y aún recordar a Remus.

El sonido de Lyall arrastrando los pies de regreso a la habitación hace que Sirius cierre suavemente
el álbum de fotos y lo deje a un lado, enderezándose mientras Lyall regresa a su silla. Los ojos de
Lyall están enrojecidos y un poco hinchados como si hubiera estado llorando, lo que tira de las
fibras del corazón de Sirius algo horrible, pero no llama la atención porque cree que Lyall
preferiría que no lo hiciera.

"Remus no confía muy fácilmente", murmura Lyall, "pero sé que debe confiar en ti para haberte
hablado de su madre. No es algo de lo que haya hablado mucho. Perder la esperanza fue difícil
para él, difícil para los dos, y saber que te habló de ella me hace saber que él confía en ti, así que
haré lo mismo".

"Gracias", responde Sirius en voz baja. "Nunca haría nada para lastimar a Remus. Puede confiar en
eso, Sr. Lupin".

"Es todo lo que un padre quiere, solo saber que su hijo tiene personas que los cuidan", murmura
Lyall mientras tiende el sobre, sin marcar y sellado. No todos los padres, piensa Sirius, pero no lo
dice. "Te aprecio más de lo que nunca sabrás".

"Eres un buen padre, señor". Sirius se acerca para tomar la carta con cautela, ofreciéndole a Lyall
una pequeña sonrisa. "Para ser justos, es muy fácil preocuparse por Remus. Él es... algo especial".

"Estoy totalmente de acuerdo", declara Lyall, pero sus labios se presionan en una línea delgada.
"Desafortunadamente, no muchas personas podrían mirar más allá de lo que ha hecho para ver eso.
No puedo agradecerles lo suficiente por hacerlo, a pesar de las personas que mató".

Sirius deja caer la carta, sus dedos la tocan a tientas y se aflojan mientras retrocede, con los ojos
cada vez más abiertos. La carta cae al suelo frente a sus botas y Lyall se congela.

"Oh", dice Lyall en voz baja, luciendo afligido, "tú no sabías... pensé... bueno, él te dijo tantas
cosas que nunca se lo había dicho a nadie, y tú dijiste que ambos hablaban mucho, así que supuse
que esto también era algo en lo que te confiaba".

"No", dice Sirius con voz áspera, "él... no mencionó esa parte".
El silencio cae sobre ellos como una guillotina, y el cerebro de Sirius apenas puede entenderlo.
¿Remus mató gente? ¿Qué carajo? Eso no es—eso no tiene ningún sentido. Remus nunca estuvo
en los juegos. ¿Por qué él, qué razón él alguna vez..

¿Es por eso que es un sirviente? ¿Fue el asesinato su crimen? Bueno, joder, Sirius realmente no lo
vio venir. ¿Cómo podía ver venir esto? Remus ni siquiera insinuó—

"Sirius", comienza Lyall, con mucho cuidado, "S-sé que esto parece malo y lo pone bajo una luz
negativa, pero tienes que entender que no es lo que piensas. Por favor, permíteme explicarte la
historia completa antes que tú-- "

"Ah, no", interrumpe Sirius rápidamente, exhalando un profundo suspiro mientras niega con la
cabeza. "Sin ofender, señor, pero no creo que sea una buena idea. Creo que debería tener la
oportunidad de explicar, a pesar de lo mucho que me gustaría saber".

Lyall lo mira con recelo. "¿Todavía vas a visitarlo?"

"¿Qué? Por supuesto", dice Sirius, desconcertado. "¿Por qué no lo haría?"

"Acabas de descubrir que mi hijo es un asesino", le informa Lyall, levantando las cejas lentamente.

Sirius parpadea. "Sr. Lupin, yo también soy un asesino. He matado a doce personas".

Por un segundo, solo se miran en silencio mientras eso se establece entre ellos, porque este es el
mundo en el que viven, donde decir algo así puede ser verdad sin que sea absolutamente una
locura. Bueno, es una locura, pero también está muy normalizado. Es solo... la forma en que
funciona el mundo.

Y, realmente, Sirius no tiene lugar para juzgar, ¿Verdad? Esa es la verdad. Ha matado a doce
personas, a la tierna edad de dieciséis años. Es un hecho del que nunca podrá librarse. Por supuesto,
estaba en una situación en la que no tenía elección, en la que era eso o morir, y no tiene idea de en
qué circunstancias estaba Remus cuando se convirtió en un asesino.

Él no conoce los detalles; las razones detrás de esto; cuántas personas, o incluso cómo lo hizo. Tal
vez sea una tontería, pero a Sirius no le importa particularmente. No lo vio venir, pero no es como
si cambiara nada. Sirius aún extraña a Remus con cada respiración, aún lo ama con cada célula de
su cuerpo y todavía tiene todos los planes para volver a verlo tan pronto como pueda.

"Bueno, parecías... bastante molesto", dice Lyall con torpeza.

"No por lo del asesinato," murmura Sirius, moviendo su mano descuidadamente. Hace una pausa.
"Eso me hace sonar bastante loco, ¿no? Solo quiero decir, sé que sea lo que sea, sin importar cómo
haya sucedido, no fue algo imperdonable. No, solo me sorprendió, sinceramente, y siento que tal
vez debería haberlo mencionado. No es que tenga derecho a ninguna información que él no se
sienta cómodo compartiendo, pero creo que es algo que le dices a alguien antes de tener sexo con
ellos, como mínimo".

Le toma un segundo a las palabras alcanzar a Sirius, y luego sus ojos se abultan cuando el calor se
desliza hacia su rostro. Las cejas de Lyall se levantan muy, muy alto.

"Oh, joder, quiero decir, mierda, espere, lo siento, disculpe mi lenguaje, señor", Sirius se ahoga, su
voz se eleva por el creciente pánico mientras su corazón se acelera en su pecho. "No estaba, no
debería haber dicho eso. No sé por qué dije eso. Por favor, no creas que me aproveché de Remus.
Te juro que no lo hice. Fue muy mutuo, y en realidad yo estaba súper nervioso y no estaba
realmente seguro de todo el asunto, em, sexo, quiero decir, porque nunca lo había hecho, pero
confiaba en Remus, y él era tan encantador-"

"Sirius-"

"Yo-yo no lo obligué, nunca lo haría, y él tenía total libertad para hacer lo que quisiera, o no.
Podría haberme golpeado, si fuera necesario. Estoy bastante seguro de que le dije eso una vez, en
realidad, y oye, ahora sé que podría haberme matado, así que está eso. Mierda, lo siento, las
maldiciones otra vez. Solo... no pretendo ser irrespetuoso en su casa, señor, Lo juro. Solo estoy
entrando en pánico un poco, actualmente, y... y tratando de explicar que yo, de ninguna manera,
obligué a su hijo a tener sexo con—"

"Sirius", interrumpe Lyall una vez más, más fuerte esta vez.

"Estoy enamorado de él", dice Sirius, luego inhala profundamente y enreda sus dedos en su regazo,
mirando a Lyall con los ojos muy abiertos. Su cara se siente como si estuviera a punto de
derretirse.

"Vaya", dice Lyall débilmente, y luego se le escapa una risa ahogada , pero sigue aumentando
hasta que se ríe tan fuerte que se recuesta en la silla y se acuna en el estómago. Es una risa con el
estómago lleno, resonando por toda la casa vacía que no debería estar vacía en absoluto. Le toma
un poco a Lyall calmarse, y una vez que lo hace, realmente tiene que secarse las lágrimas mientras
niega con la cabeza. "Oh. Oh, diablos, necesitaba eso."

"¿Sr. Lupin?" Sirius pregunta con cautela.

"Por favor, llámame Lyall, Sirius. Te lo has ganado absolutamente", declara Lyall, mirándolo con
un cariño para el que Sirius no está preparado. Se ve... cálido. Complacido, incluso. "Apuesto a que
Remus siempre está entretenido contigo".

"Yo… bueno, sí, más o menos", admite Sirius tímidamente. "Él piensa que soy un desastre. Creo
que tiene razón".

Lyall tararea, sacudiendo la cabeza de nuevo, divertido. "Debo decirte que descubrí que había algo
entre ustedes dos, solo por cómo hablaste de él. Tu amor por mi hijo no es sutil".

"No estaba tratando de hacer esto sobre mí", murmura Sirius.

"Estás bien, Sirius", responde amablemente Lyall. "Es reconfortante, de hecho, saber que es
amado. Tampoco me sorprende en lo más mínimo, no con mi hijo en mente. Seguramente es
consciente de que es algo que no debe hacer, pero..." El rostro de Lyall se suaviza. en una mezcla
de dolor y orgullo. "Bueno, Remus nunca ha sido bueno para hacer lo que debe hacer. Tan
preocupante como es, estoy agradecido de saber que eso no ha cambiado en él".

Sirius se aclara la garganta y se inclina para recoger la carta con cuidado. "Bien, bueno, lo siento
por… um, ya sabes."

"No te preocupes por eso", dice Lyall irónicamente. "Él es Remus. No espero menos de él,
honestamente." Suspirando, Lyall mira el reloj y luego vuelve a concentrarse en Sirius. "Si quieres
regresar antes de que tus tributos suban al escenario, lo cual, recomiendo para evitar cualquier
sospecha, entonces deberías irte ahora. Estaré viendo dónde se televisa desde aquí, un problema de
cadera me mantiene en casa la mayoría de los días, así que esto fue agradable. Estoy muy
agradecido de haberte conocido, Sirius, y gracias por amar a mi hijo como lo haces".

"Claro, sí, está bien", concuerda Sirius, poniéndose de pie. Guarda el sobre y se adelanta para
estrechar la mano de Lyall tan pronto como se la ofrece. "Gracias, Sr. Lup-um, Lyall".
"Dudo que nos volvamos a ver", murmura Lyall mientras deja caer la mano de Sirius, "pero no me
importaría estar equivocado al respecto. Si alguna vez estás en el área, eres bienvenido aquí".

Sirius sonríe, incapaz de evitar la oleada de placer que le da el triunfo, solo porque obtuvo la
aprobación de Lyall. "Si estoy aquí, me aseguraré de pasar por aquí".

"Está bien, continúa ahora", dice Lyall con una sonrisa.

Con una respiración profunda, Sirius asiente con la cabeza, se despide y luego se vuelve para irse.
Siente el peso de la carta en su bolsillo todo el camino hacia la puerta.

Chapter End Notes

Notas del autor (resumidas):

La pequeña charla de Dorcas con Regulus... Recuerda eso, particularmente el "no


quiero que él me vea" también eso es tan válido de Regulus. Yo también temo ser
percibido.

También James es tan... como, él es absolutamente del tipo que mantiene una
conversación consigo mismo y hace el tonto para hacer reír a otras personas. Lo adoro.
Él significa mucho para mí, ni siquiera SABES.

Regulus siendo como: oye, no te vas a dar por vencido conmigo, ¿Verdad? por favor
no hagas eso y entonces el escalofrío instantáneo... NENA, ENTÉRATE QUE EL
HOMBRE TE TRAE UNA FLOR TODOS LOS DÍAS???? el tiene problemas
en su defensa, está en una posición difícil, porque todavía está trabajando en su mierda,
así que, él sabe que no están listos, pero también... quiere estarlo algún día, lo cual es
progreso, está en esa etapa en la que está aterrorizado de que sea demasiado tarde o
tarde demasiado, como si estuviera tan cerca, pero nunca lo suficientemente cerca... sí,
ya sabes. es todo un tema con este fic.

James hablando de que es difícil para él, sí, veremos más sobre eso en los próximos
capítulos. Es una de esas cosas en las que, como, tiene que encontrar la forma más
saludable de manejarlo y, de hecho, hacer eso, excepto que es terco y se distrae con
facilidad lmaoooo. Verás lo que quiero decir muy pronto.

SOBRE REMUS!!!

Primero, Sirius vio una foto del padre de Remus y su primer instinto fue hacer algo tan
compasivo y reconfortante al darles al menos un hilo de comunicación que nunca
habían tenido en los últimos cinco años. Sirius black, ven aquí, estoy besando tu
frente.
Toda la interacción entre Lyall y Sirius fue muy divertida para mí, literalmente como
Conociendo “Al padre” y tratando de dejar una buena impresión. Sirius se esforzaba
TANTO y estaba tan nervioso. Es tan lindo, lo amo.
Y luego la caída de la bomba. Lyall realmente acaba de denunciar a su hijo por ser un
asesino, Cómo??? Lyall??? ¿Quizás no menciones eso en una conversación informal?
En su defensa, es como una cosa conocida en su distrito, así que no es un gran secreto
para él, y sabe lo importante que fue para Remus contarle a Sirius lo de su madre
(descubriremos más sobre eso más tarde), así que el asesinato literalmente no fue un
gran salto para él.
Sin embargo, Remus, de hecho, se olvidó convenientemente de mencionar que es un
asesino. Y Remus "ser gay, y cometer un crimen" Lupin ES de hecho un asesino. La
última pregunta que debe responderse es por qué, y qué diablos pasó??? cuyas
respuestas veremos muy pronto, ¡Lo prometo!

lmaoooo Sirius dice "no me importa que sea un asesino, yo también, no es especial"
ADIÓS literalmente solo. Lo procesé e inmediatamente dije, sí, pero no tienes todos
los hechos, lo amo, es tan válido para eso, en realidad.
También Sirius se disuelve en un lío nervioso en el momento en que comete un desliz
y dice que él y Remus han tenido relaciones sexuales, luego entra en pánico y suelta
que está enamorado de él??? Sirius, mi amor, eres todo para mí. Él es maravilloso si
crees que no puede volverse más complicado, literalmente solo espera correcto,
MENCIONES DE HONOR:

-La flor de James es lo que saca a Regulus de la cama y lo motiva cuando todo lo
demás falla.
-Effie siendo mentora de Bellatrix, Narcissa Y Sirius (aprenderemos más sobre la
historia de los Vencedores de la familia Black más adelante).
-Dorcas siendo una gran estilista y amiga.
-Pandora siempre hace lo mejor por ellos <3 respeta su nombre, ella mantiene unido a
este equipo.
-Sirius entrando en pánico acerca de cómo llamar a una puerta.
-Regulus ve la foto de Lyall e inmediatamente cubre a Sirius para que pueda irse.
-Sirius y Regulus estando cerca.
-Regulus mantiene las cortinas abiertas para que James pueda verlo (recordando
después de la arena en este momento)
-Sirius haciendo reír a Lyall y de hecho dándole una buena impresión.
-Alcalde Vernon Dursley, nos vemos.

¡Sí, eso lo resume todo!

Notas mías:

Holaaaa!!!, se que la espera fue mucha, pero ya estamos de vuelta y me vine con toda.
Medite mucho sobre seguir publicando y me di una vacación muy larga, pero después
de todo, me convencí de que no puedo dejar esta historia a la mitad, asi que la
continuaré traduciendo. Gracias a todos por sus comentarios y comprensión, enserio se
los agradezco, prometo ser muy frecuente. nuevamente gracias por la espera, nos
leemos en otro capítulo, espero hayan disfrutado este. BYEEE
A Bad Day
Chapter Notes

TW del capítulo:

-Referencias a muertes pasadas


-Referencias a muertes infantiles pasadas
-Menciones de tept/respuestas de estrés postraumático (pesadillas, paranoia,
alucinaciones, ataques)
-Los problemas de James con el tiempo (no es ligero, es bastante malo, y pondré una
advertencia detallada en las notas finales para aquellos que la necesiten)
-Representaciones de dolor
-Referencias a violencia pasada
-Referencias a ataques de pánico pasados (breves y no descritas en detalle)
-Referencias a abuso infantil en el pasado (no Regulus y Sirius esta vez)

See the end of the chapter for more notes

Dorcas se queda sin aliento en el momento en que ve a Marlene, quien inmediatamente se


encuentra con Sirius en un fuerte abrazo.

Se ve, bueno, francamente, se ve como el polo opuesto de Hallow con pantalones cortos de
mezclilla rasgados y una camiseta negra holgada con los lados cortados hasta el dobladillo,
mostrando sus costados desnudos y un sujetador deportivo oscuro debajo. Revela los músculos en
sus brazos, en sus piernas, y su cabello dorado está recogido en un moño desordenado y torcido en
la parte superior de su cabeza. Hay suciedad debajo de sus uñas y el hematoma amarillento al azar
en varios puntos de sus piernas y brazos, como si fuera activa, como si fuera vivaz, como si
estuviera haciendo las cosas un poco demasiado bruscas y no planeara parar.

En el Hallow, la gente la vería así y se burlaría. La llamarían 'pobre', a pesar de que no lo es; ella
no puede serlo, no como Victor. La llamarían 'desordenada', o 'tirada', o algo igualmente insultante.

Mientras tanto, Dorcas casi se ahoga cuando inhala su propia saliva, porque que la condenen si esa
no es la mujer más atractiva que ha visto en su jodida vida. Mierda, eso ni siquiera es justo. Oh,
esto no pinta bien para Dorcas, para nada. Básicamente, no ha visto a Marlene en seis meses, y se
dijo a sí misma que iba a mantener su ingenio y ser normal cuando la volviera a ver, pero una
mirada a Marlene con cara de haberse levantado de la cama y haber hecho algún trabajo manual le
hace saber a Dorcas que va a fracasar estrepitosamente.

Sirius y Marlene se murmuran a un lado mientras Pandora, Regulus y James se encuentran con el
alcalde, y Dorcas retrocede, con el corazón acelerado mientras espera que Marlene la note mientras
se debate si debe correr y esconderse en el tren antes de que eso suceda. Hay un punto en el que
Pandora claramente entretiene más al alcalde, lo que libera a James y Regulus para ir con Sirius y
Marlene cuando Sirius levanta la mano y los saluda con la mano.

"Um. Hola", dice James en voz baja, más sumiso de lo que Dorcas lo ha visto nunca. Tiene los
hombros encorvados hacia adelante y no parece capaz de mirar a Marlene directamente a los ojos.

No es la primera vez que la mente de Dorcas se vuelve hacia Vanity y Hodge, y la participación
desgarradora de James en sus respectivos últimos momentos. Claramente, esto es difícil para él,
solo estar cerca de Marlene, su mentora, y la culpa prácticamente se escurre de él por todas partes.
Claramente tampoco es muy fácil para Marlene, porque algo pasa a través de sus ojos cuando lo
mira, y por un breve momento, su mandíbula se aprieta y sus dedos se contraen a los costados
como si estuviera considerando hacer algo violento.

Al final, Marlene exhala y mira a Sirius, quien asiente suavemente, y luego Marlene da un paso
adelante y le tiende la mano a James. "Hola mucho gusto."

Es muy rígido e incómodo entre ellos, pero James se acerca para estrecharle la mano. Se acabó
rápido, y tal vez eso sea lo mejor, porque Regulus está empezando a verse nervioso. Se pone así, ha
notado Dorcas. Cualquier cosa que perciba como una amenaza lo inquieta, y no dejes que sea una
amenaza que sienta que está dirigida hacia James o Sirius, porque entonces las cosas tienen muchas
posibilidades de ir de mal en peor. Dorcas nunca ha visto un grupo de personas más hostil y
peligroso en su vida.

Como Dorcas consigue que las cosas se hagan, y puede ver que esto es muy duro para Marlene y
James, concretamente, se adelanta y dice: "¿Qué, no hay hola para mí, Marlene?".

La cabeza de Marlene gira hacia ella, finalmente se da cuenta de que está allí, y se pone más alta de
inmediato. Sus dedos vuelven a temblar, pero esta vez, Dorcas está bastante segura de que no es
porque desee hacer algo violento. "Dorcas".

"En persona", reflexiona Dorcas, deteniéndose justo antes de Marlene y preguntándose si sería
demasiado si fuera a abrazarla. Los amigos se abrazan, ¿No? Joder.

A pesar de saber que es una idea increíblemente mala, Dorcas da un paso adelante y extiende los
brazos en señal de ofrecimiento, inclinándose y preparándose por completo para que sea incómodo
o horrible, o para que Marlene la esquive por completo. Marlene no lo hace, y no es incómodo ni
horrible. De hecho, Marlene la encuentra a mitad de camino, y es maravilloso.
Dorcas está muy cerca de la altura de Marlene, solo un poco más alta, por lo que simplemente
coinciden, de alguna manera. O tal vez eso es lo que siente Dorcas. De cualquier manera, rodear a
Marlene con sus brazos es lo más natural del mundo, tan jodidamente bien que la idea de dejarla ir
se siente mal. Marlene huele cálido, a sol y... aceite de motor, ¿Por alguna razón? Es bueno, algo
hogareño y extranjero a la vez.

"No esperaba verte", dice Marlene en voz baja cuando se separan, para consternación interna de
Dorcas. "No estaba seguro de si los estilistas viajaron en la gira de la victoria".

"Tuve el tiempo libre", murmura Dorcas.

Marlene se aclara la garganta y asiente. "Bueno, eso es... quiero decir, me alegro. Es bueno verte de
nuevo".

"Quería... De hecho, vine a despedirme de ti, antes de que te fueras del Hallow", suelta Dorcas, con
el corazón dándole un vuelco en el pecho al ver que los ojos de Marlene se iluminan por la
sorpresa. "Iba a despedirme, pero esperé demasiado y aparecí demasiado tarde, eso es todo".

"No esperes la próxima vez, ¿Sí?" Marlene bromea, estallando en una amplia sonrisa que tal vez
hace que las rodillas de Dorcas tiemblen; lo que sea, está completamente bien.

"No lo haré", dice Dorcas, y espera que no sea una mentira, porque, aunque no pueden ser... nada,
no puede resistirse a querer mantener a Marlene en su vida, incluso a la distancia.

Pandora llega a toda prisa y reúne a todos, acompañándolos junto con la alcaldesa del distrito once,
una amable mujer que los lleva a una habitación con refrescos y aperitivos, pero no una comida
completa. No hay necesidad, dado que el doce los alimentó a todos, pero cada distrito debe
proporcionar bebidas y al menos algunas opciones de comida para los Victors durante la gira.

Dorcas recién ahora está aprendiendo de primera mano lo cruel que es eso, especialmente en los
distritos donde la pobreza es más prominente. Por supuesto, varias personas en el Fénix que
escaparon de los distritos le han hablado de estas cosas antes, pero una cosa es escucharlo y otra
verlo.

El alcalde termina llevándose bien con Pandora y James, quien se queda con ella y parece
desesperado por evitar a Marlene a toda costa. Regulus, como era de esperar, se cierne alrededor de
Sirius como su sombra personal. Él también lo hace mucho, ha notado Dorcas. Simplemente
gravita hacia su hermano sin siquiera darse cuenta, como algo instintivo. Cuando no lo hace, Sirius
lo busca, sin calmarse del todo hasta que sabe dónde está su hermano pequeño y qué está haciendo.

A veces, honestamente, le rompe el corazón a Dorcas. Es solo que es descaradamente una cosa
familiar, solo hablar con la persona con la que te sientes cómodo solo de la manera en que puede
ser una familia, pero también se mezcla con algo más. Un trasfondo constante e interminable de
preocupación, que necesita la seguridad de que el otro está ahí, que está cerca, que está a salvo.

Marlene pasa tiempo con Sirius, y Regulus, porque está a su alrededor, mientras que Dorcas se
queda con James, Pandora y la amable alcalde. Si la alcaldesa Matilda se da cuenta de que más de
unas pocas personas se están evitando entre sí (James y Marlene, James y Regulus, Dorcas y
Marlene), entonces no lo menciona o parece no importarle. La verdad es que es una mujer muy
agradable.

No es que Dorcas particularmente quiera evitar a Marlene, eso sí, es solo que hacerlo es lo mejor.
Sin embargo, está agradecida de poder verla, de poder verla una vez más y saber que está bien.
Solo eso es suficiente. Tiene que serlo.

En algún momento, Pandora y James entablan una conversación muy profunda y complicada con la
alcaldesa Matilda sobre los tipos de suelo (un interés compartido entre ellos, aparentemente) y
Dorcas se aleja lentamente y se escabulle, porque realmente no tiene ni puta idea de lo que están
hablando.

En su lugar, se desliza por la puerta lateral que la alcaldesa Matilda le informó muy amablemente
antes que podría usar para tomar un descanso para fumar, si quisiera. Dorcas, de hecho, quiere.

Solo se acaba la mitad de su cigarrillo antes de que se abra la puerta y salga Marlene, lo que
honestamente no debería ser una sorpresa. De alguna manera, lo es. De alguna manera, a Dorcas le
sorprende que Marlene se una a ella, la busque, se sienta lo suficientemente cómoda con ella como
para pasar tiempo con ella a propósito. Ella no sabe por qué eso es tan impactante, aquí en el
distrito natal de Marlene, pero comparado con el Hallow, lo es. Aquí es de donde es Marlene,
donde creció, y Dorcas es solo una niña de Hallow. Un lugar que lleva el dicho no es oro todo lo
que reluce al siguiente nivel. Un creciente pozo negro de desesperación y podredumbre que se
esconde dentro de bonitas sonrisas y bonitas joyas.

Esto, aquí, es una verdadera belleza. Marlene es una verdadera belleza.

"¿Día largo?" Marlene pregunta a la ligera, llegando a apoyarse contra la barandilla del porche a su
lado.

"Apenas ha comenzado", dice Dorcas con un suspiro. "Tenemos que ir hasta el distrito nueve hoy.
Ocho, siete, cinco y cuatro el segundo día. Tres, dos, uno y luego a Hallow el tercer día, donde
tendré muy poco tiempo para preparar a James y Regulus para su entrevista".

"¿No te ofreciste de voluntaria para venir?" Marlene pregunta ligeramente divertida, arqueando una
ceja.

Dorcas hace un chasquido y da otra calada a su cigarrillo, soplando perezosamente el humo hacia
el cielo con la cabeza inclinada hacia atrás. "Sí, lo hice, pero déjame quejarme en paz".

"Como quieras", murmura Marlene, moviendo los labios.

"¿Cómo has estado?" pregunta Dorcas, mirándola con curiosidad, impotente queriendo saber todo
sobre ella.

Marlene toma una respiración profunda, luego la exhala y gira los hombros en un encogimiento de
hombros perezoso. "Oh, ya sabes, lo mismo de siempre, solo que un día diferente. He estado
ayudando a mi papá en la fábrica últimamente; él trabaja con la mayoría de los otros hombres en el
distrito para construir motores y otras cosas por el estilo, generalmente para el Hallow. Mi prima
acaba de tener un bebé, una cosita linda, pero mi madre ha sido un desastre emocional porque
nunca lo abracé. Yo, ah, pinté la casa de la Sra. Chevolik, ella es la madre de Hodge, y ahora me
trae crocantes de maní todas las semanas. "

"¿Está bien?" pregunta Dorcas, porque eso es lo primero que se le sale de la boca.

"Es absolutamente horrible", anuncia Marlene, y se miran fijamente por un segundo antes de
estallar en carcajadas. "No, no estoy bromeando, Dorcas. Realmente es tan malo. Lo odio de todos
modos, porque se me mete en los dientes, y desprecio cualquier cosa que tenga un leve sabor a
caramelo. Pero siempre lo como con una sonrisa. Le hace a ella tan feliz , y era el favorito de
Hodge, así que creo que ella aprecia tener una razón para hacerlo".

Dorcas ya no se ríe, y Marlene tampoco. Eso se queda entre ellas, pesado, y luego Dorcas mira
hacia otro lado mientras traga el nudo en su garganta. "¿Por qué nunca sostienes al bebé?"
"Maximus es un bebé tranquilo, no me malinterpreten, pero yo... no sé, es tan pequeño y yo no..."
Marlene se detiene y luego se aclara la garganta. "Bueno, como te dije, no siempre sé cómo ser
amable".

"Tú lo sabes", murmura Dorcas. "Eres capaz de ser gentil, Marlene. Comes cacahuetes quebradizos
que odias, solo para hacer feliz a una madre, y si eso no es ser gentil, no sé lo que es".

"A veces", susurra Marlene, "ser gentil es una tarea".

"Sí", responde Dorcas, recordando cómo se sentía la cara de Slughorn bajo sus dedos, cuando
clavó las uñas. "Sí, puede ser" ella suspira "¿Y la fábrica? ¿La disfrutas?"

"Hace calor y es agotador, pero es... satisfactorio", reflexiona Marlene, y Dorcas tararea para
animar a Marlene a continuar, dando otra calada a su cigarrillo mientras escucha. "La mayor parte
es trabajo sin sentido, una vez que conoces todo el proceso y descubres cómo hacer funcionar las
máquinas. Es... puedo perder días enteros allí, sin siquiera pensar todo el tiempo. Sin embargo, a
veces puede ser un poco peligrosa. Yo en realidad casi me corté el dedo el mes pasado. Mira,
¿ves?”

"Por el amor de Dios, Marlene", dice Dorcas con exasperación cuando Marlene mete la mano en la
cara de Dorcas y muestra la cicatriz en la parte exterior de su pulgar.

Marlene le sonríe, mostrando todos los dientes. "Lo cosí yo misma, luego volví al trabajo".

"Idiota", murmura Dorcas con cariño, sacudiendo la cabeza mientras expulsa un poco más de
humo, apartándolo de Marlene.

"Sin embargo, no me gusta mirar la cicatriz", admite Marlene, mirándose el pulgar con el ceño
fruncido. "Se curó todo torcido, así que me parece raro, y también me hace sentir estúpida cuando
lo miro, porque técnicamente, fue mi culpa, pero no me escuchaste decir eso. Si mi papá pregunta,
No me estaba quedando dormida mientras manejaba el compactador, ¿De acuerdo?"

"Te quedaste dormida—"

"Escucha—"
Dorcas suelta una risa incrédula y comienza a toser, el humo se acumula en sus pulmones cuando
no lo exhala lo suficientemente rápido. Tose para soltarlo, recupera el aliento y luego dice: "Ni
siquiera quiero escucharlo. Ten más cuidado al manipular maquinaria pesada, Marlene".

"Suenas como mi madre". La cara de Marlene se arruga un segundo después. "Oh, odio haber
dicho eso".

"No, yo también", le asegura Dorcas, luego sonríe cuando Marlene arruga la nariz con más
desagrado. “Pero al menos tu madre suena como una mujer sensata.”

"No lo es. Se cansa fácilmente y no tiene idea de lo que está pasando en un momento dado", corrige
Marlene, sus ojos se suavizan con amor desenfrenado. "Ella simplemente... siente mucho, si eso
tiene sentido. Ni un pensamiento detrás de sus ojos, de verdad, pero de la mejor manera. Ella es...
todo de corazón. Mental como es, la amo mucho".

Suena como Sybill, piensa Dorcas, mordiéndose las palabras antes de que caigan imprudentemente
de su boca. "Ella suena encantadora".

"Mhm". Marlene vuelve a tocarse el pulgar, suspirando. "Ella me envía con una curita todos los
días como si fuera una maldita niña pequeña, porque sabe que la cicatriz me agita. Le dije que lo
pierdo en una hora, y todavía lo hace de todos modos. Odio que los desperdicie, sin embargo, voy a
tener que pensar en algo, o de lo contrario ella simplemente los usará a todos ".

"Mmm". Dorcas la mira por un largo momento, luego termina su cigarrillo. Mientras exhala la
última bocanada de humo, se quita el anillo de su pulgar izquierdo, uno sencillo de plata con
grabados negros alrededor, y luego da un paso adelante para retorcerlo en el pulgar de Marlene,
empujándolo hacia abajo donde encaja perfectamente sobre su cicatriz, excepto por una pequeña
porción que sobresale un poco por encima del anillo. "¿Qué hay de eso? ¿Eso es suficiente?"

"Oh, Dorcas, no puedo tomar eso. Es tuyo. Es—"

"Cállate. Lo cubre, ¿No? ¿Funciona para ti?"

Marlene lo mira un momento, luego levanta la vista y se encuentra con los ojos de Dorcas.
Suavemente, ella dice: "Sabes, realmente lo hace".
"Bueno, ahí lo tienes", murmura Dorcas, sintiendo que su corazón se retuerce vibrantemente en su
pecho solo de pensar en el hecho de que Marlene lo tendrá, lo conservará, lo usará y tendrá un poco
de Dorcas con ella siempre. Tal vez piense en Dorcas cada vez que pase el dedo por él.

"No tenías que hacer eso", susurra Marlene.

Dorcas traga. "Para qué están los amigos, ¿verdad?"

Marlene se balancea más cerca, y solo ahora Dorcas se da cuenta de lo cerca que están en realidad,
y es demasiado tarde para hacer algo al respecto, porque Marlene la está besando, así como así.
Amigos. Sí, entienden muy bien esto de los amigos, ¿No?

Dorcas le devuelve el beso, y no es porque esté acostumbrada a devolverle el beso a Marlene, sino
porque no puede evitar hacerlo. Ella no debería, ella lo sabe mejor, y todavía no puede evitarlo. La
boca de Marlene es una línea de calor contra la de ella, presionando y separando sus labios, sin
gentileza ni provocación en absoluto. No es como si Dorcas se estuviera hundiendo en ella,
perdiéndose, sino como si se estuviera resurgiendo, como si estuviera cobrando vida.

Así, ninguna de sus responsabilidades importa. No sabe de la guerra, ni se preocupa por el peligro,
ni piensa en los riesgos. Es solo la boca de Marlene contra la de ella, la lengua de Marlene
deslizándose en la comisura de su boca desesperadamente, ansiosamente, como si lo deseara tanto.

Ah, pero también Dorcas.

Cuando la mano de Marlene acuna su mejilla, Dorcas puede sentir la línea fría del anillo en su
pulgar contra el calor de su piel.

"¿Y tú?" Marlene exhala, tirando hacia atrás para mirarla con ojos brillantes y la boca hinchada.
"¿Cómo has estado?"

Todo se derrumba sobre Dorcas, entonces. Filtrándose como una tubería que acaba de reventar.
Una habitación llena de agua, pero sin ventanas ni salida. Ha sido horrible, lleno de dolor por
aquellos que se han ido y de los que tengo parte de culpa. Me he estado preparando para la
guerra. He estado perdida, perdida, perdida. He estado pensando en ti.
"Oh, ya sabes, lo mismo de siempre, solo que un día diferente", gruñe Dorcas, lamiéndose los
labios antes de alejarse con cuidado de Marlene y temblorosamente buscando a tientas otro
cigarrillo.

Marlene espera a que Dorcas continúe, para darle más, pero Dorcas no lo hace.

Dorcas no puede.

Marlene mira hacia abajo y gira el anillo alrededor de su pulgar, y no dicen nada más.

A pesar de todo, el silencio es cómodo.

Normalmente lo es, entre amigos.

~•~

Las cosas salen mal en el momento en que James sube al escenario y ve a la familia de Vanity.

La cuestión es que esto era difícil de hacer en el distrito doce, y James ni siquiera les habló a esos
tributos, ni una sola vez. Solo ver a sus familias en las dos plataformas hacia la parte trasera de la
multitud, de pie al frente y en el centro, lo había lastimado. Es la crueldad en su máxima expresión,
hacer que las personas que han perdido a sus seres queridos se pongan de pie y se enfrenten a las
personas que sobrevivieron.

Es especialmente devastador cuando James conocía a los tributos caídos. Conocía a Vanity. Le
habló, se rió con ella, hizo todo lo que pudo para protegerla; él vivió y ella no.

Y Hodge… Bueno, no solo James sobrevivió, sino que también lo mató. Él es la razón por la que
Hodge está muerto, y no importa si fue un accidente, no importa si probablemente no habría
llegado hasta el final de todos modos. Nada de eso importa, seguramente no para las personas que
querían que Hodge volviera a casa con ellos.

La madre, el padre y los tres hermanos de Vanity; Divan, Curio y Hoosier, le rinden homenaje. Sus
hermanos son todos menores, dos de ellos son gemelos, y Curio se parece más a Vanity. James los
mira a todos y siente que se va a convertir en polvo, como si se estuviera derrumbando de adentro
hacia afuera.
La única persona que rinde tributo a Hodge es quien James supone que es su madre. Una mujer
terriblemente joven, no puede ser más de diez años mayor que James, lo que significa que tuvo a
Hodge bastante joven, y también significa que le queda mucha vida sin su hijo. No hay padre ni
otros hermanos. Está llorando antes de pronunciar una palabra.

James, de hecho, tiene memorizado el discurso que debe dar, al igual que Regulus. El problema es
que James está atascado. Detrás de las familias hay grandes pantallas que muestran el perfil del
tributo, así que ahí está Vanity, ahí está Hodge, mirándolo directamente con ojos claros e
inocentes. Ha olvidado cómo se veían en realidad, porque están muertos y vengativos cuando los
ve en sus pesadillas. Pero, así, nada más que un recuerdo en una pancarta, son jóvenes y brillantes.
Todavía muerto de todos modos.

Regulus está apretando la mano de James casi hasta un punto violento, y James lo sabe, lo sabe,
¿de acuerdo?

Sabe que necesita hablar. Sabe que necesita empezar el discurso. Gracias Distrito once por la
cálida bienvenida; estamos encantados de estar aquí. Los tributos que procedían de aquí
defendieron todo lo que representas con integridad y respeto. Tienes todo el derecho a estar
orgulloso de—

Pero esa es la cosa, ¿No? Vanity y Hodge no eran representantes de sus distritos, en realidad no.
Claro, eso es lo que a Hallow le gusta perpetuar para deshumanizarlos aún más, pero eso no es
todo. Vanity y Hodge eran niños a los que les robaron el futuro, y James, uno de los ladrones. Sus
familias no están orgullosas; ¿De qué hay que estar orgulloso? Lo que pasó no fue noble. Fue una
tragedia.

"Yo…" la voz de James se atasca en su garganta, y ese sonido hace eco a través de la multitud
silenciosa. Regulus está estrangulando su mano, en este punto. James puede sentir la presión
creciendo en su pecho, en su cabeza, y la madre de Hodge está llorando en silencio. Curio tiene los
ojos de Vanity. "Yo soy-yo-"

"James", susurra Regulus, hablando en voz baja, íntima, tratando de mantenerlo en el camino.

James suelta un sonido estrangulado y, por primera vez en su vida, se aleja de Regulus.
Literalmente simplemente arrebata su mano del agarre de Regulus y se aleja de él, acercándose al
micrófono mientras las palabras comienzan a salir de él en una carrera que no sabe cómo detener.
"Lo siento", se ahoga James, mirando directamente a la madre de Hodge, obligándose a ser testigo
de su dolor, sabiendo que él es la causa. "Lo... lo siento mucho. Yo... sé que eso no puede
compensar la pérdida de sus hijos, porque nada lo compensará jamás. Eran demasiado jóvenes y no
fue justo. Hodge... él solo estaba asustado. Estaba asustado, y tratando de sobrevivir, y no es justo
que no lo hiciera. Nunca debería haber estado allí; nunca debería haber sido forzado a entrar en esa
arena. No quise empujarlo; yo —Nunca quise lastimarlo. Lo siento. No se merecía eso, nada de
eso. Llevo mi pesar conmigo todos los días, pero sé que palidece en comparación con tu dolor.
Daría cualquier cosa porque él tenga quince años".

La madre de Hodge levanta la mano para taparse la boca, sus ojos se cierran con fuerza mientras
las lágrimas caen constantemente por sus mejillas. Ella nunca hace un sonido. Detrás de ella, en la
pantalla, Hodge sonríe.

"Y Vanity… ella…" Los ojos de James arden mientras mira a su familia, incapaz de hablar por un
momento por la oleada de emoción que lo asfixia. Curio tiene los ojos de Vanity y están llenos de
lágrimas. "Ella no era solo una compañera tributo, no para mí. Traté de protegerla, y fallé, y lo
siento. Era increíblemente inteligente, y tan brillante, y yo... la extraño. Cada vez que veo un error,
la extraño. Todos los días, la extraño. Se merecía algo mejor, y lamento no haberlo recibido.
Lamento no haber podido salvarla. Debería haber llegado a vivir, a crecer, y lo que le sucedió
estuvo mal. Ella era... era tan joven y ella... ella...”

James no puede terminar, no puede averiguar dónde termina, porque todo es tan injusto y tan
jodido, y está llorando demasiado para encontrar las palabras que merecen ser pronunciadas por
Vanity y Hodge. Palabras que ni siquiera los traerán de vuelta. Palabras que no los habrían
mantenido activos en primer lugar.

Tal vez no importe, porque Regulus de repente está ahí, alejando a James del micrófono y
básicamente empujando su cabeza hacia abajo en el hueco de su cuello. James se desploma contra
él y se esconde allí, llorando, apenas escuchando las tranquilas y firmes palabras que salen de la
boca de Regulus.

Algo sobre la culpabilidad de James. Su pena. Una cobertura endeble para todo lo que James ya ha
dicho, para todas las formas en que James acaba de hablar fuera de lugar, se salió del guión, los
acercó al peligro en su necesidad de hacer lo correcto.

James está llorando y no sabe en qué momento está. Se siente como si Vanity y Hodge acabaran de
morir, y el mundo se está desmoronando a su alrededor nuevamente. El tiempo se deforma a su
alrededor, no lleva las gafas puestas y Regulus le susurra al oído mientras lo saca del escenario,
fuera de la vista.

En la distancia, débil y de fondo, la multitud previamente silenciosa canta, una y otra vez, "Hallow
is Hollow".

~•~

James no se encuentra bien. Se golpea contra Regulus y llora tanto que no respira bien. No
mantiene la compostura y Regulus no sabe cómo ayudarle. A Regulus se le eriza la piel porque
James está apretado contra él y odia sentirse así. Por James, lo tolera.

"Sirius. Sirius", sisea Regulus frenéticamente, sintiéndose impotente e inadecuado, frotando sin
pensar la espalda de James mientras mira a su hermano desesperadamente.

Desafortunadamente, Sirius está discutiendo el control de daños con la alcaldesa Matilda, y ofrece
consejos a medida que su distrito se vuelve cada vez más inquieto y ruidoso por segundos. Según la
alcaldesa Matilda, nunca ha habido problemas entre los del distrito y los Aurores, pero la creciente
disidencia es motivo de preocupación. Sirius y Pandora están hablando con la alcaldesa Matilda
básicamente para asesorarla sobre cómo manejar mejor esta situación, sin duda tratando de
encubrir y suavizar cuán gravemente James acaba de joderla.

La cuestión es que Regulus ni siquiera culpa a James. No puede culpar a James. Vanity era
demasiado joven, y Hodge también, y todo lo que pasaron no fue justo. Nunca deberían haber
estado allí; nunca debieron morir.

Regulus no está enojado. Aunque tiene miedo. Existe la posibilidad de que James les haya causado
problemas, a pesar de que Regulus hizo todo lo posible para solucionarlo. El intentó. Realmente lo
intentó, a pesar de que eso hizo que se odiara más a sí mismo. Debería haber apoyado a James, sin
importar el miedo, sin importar las consecuencias. James se merece a alguien que esté a su lado en
cualquier situación, pase lo que pase.

James hace una especie de ruido débil e indefenso contra Regulus, un maldito desastre de pies a
cabeza, y Regulus responde a su angustia como si se estuviera preparando para la batalla. Quiere
luchar contra eso, sea lo que sea lo que está molestando a James, pero no puede. Esto no es algo
que pueda matar, y lo deja sintiéndose perdido e inútil y terriblemente fuera de sí.

"¡Sirius!" Regulus llama, más fuerte y más frenético esta vez.

Eso afortunadamente llama la atención de Sirius de inmediato. Abandona a la alcaldesa Matilda


con Pandora en menos de un segundo, lo que no parece importar de todos modos, porque segundos
después, la alcaldesa Matilda se dirige rápidamente al escenario para dirigirse a su distrito y
calmarlos nuevamente.

"Está bien, está bien, hola", dice Sirius, su voz suave cuando se detiene junto a ellos y con cuidado
se acerca para poner su mano en el hombro de James, agachando su cabeza más cerca de él.
"James, escúchame. Necesito que me escuches, ¿De acuerdo? Estás en el distrito once. Han pasado
seis meses desde los juegos del hambre. No estás en la arena. Estás en la gira de la victoria".

Esto no parece importarle a James. Él no se calma.

"Volveremos al tren", declara Sirius, levantando la cabeza y encontrando la mirada de Regulus.


"Ahora. Tenemos que irnos ahora. Tenemos que alejarlo. Mantén un control firme sobre él".

"¿Qué? ¿Qué? Sirius, ¿qué?" Regulus suelta.

"Confía en mí", grita Sirius. "Vamos."

Y así, se van. Sirius le dice algo a Pandora, quien aparentemente se queda atrás un rato para hablar
nuevamente con la alcaldesa Matilda. Al salir, se cruzan con Dorcas y Marlene, quienes las ven
pasar con los ojos muy abiertos. Marlene está mirando directamente a James, sin ningún rastro de
ira persistente. Hay respeto allí, en su mirada, así como conmoción. Hay algo en los ojos de Dorcas
a lo que Regulus no puede ponerle nombre, algo extrañamente calculador, pero no tiene el tiempo o
el enfoque para averiguar qué significa.

Aproximadamente a la mitad del camino hacia el tren, Regulus entiende lo que Sirius quiere decir
acerca de mantener un control firme sobre James. Sin previo aviso, James pierde el control. Pasa de
sollozar a atacar como si su vida dependiera de ello, luchando contra ellos e intentando escapar.

Sirius maldice y empieza a arrastrar a James más deprisa, haciendo que Regulus se apresure a
seguirle el ritmo. No se sueltan hasta que están en el tren y, en cuanto lo hacen, Sirius empuja a
Regulus hacia atrás para que deje a James a una gran distancia.

Es como un toro desatado en una tienda de figuritas. Aturdido y confundido y estrellándose contra
las cosas. Todo con lo que choca, lo empuja lejos de él, rompiendo cosas y derribándolas. Sirius
continúa empujando constantemente a Regulus hacia atrás cada vez que James se balancea cerca de
ellos, y Regulus mira por encima de su hombro, con el corazón alojado en su garganta.
Es malo. Muy jodidamente malo. Regulus puede decir que James está fuera de contacto con la
realidad, con el tiempo, en este momento. No cree que James sepa dónde está o quién está con él.
Varias veces dice el nombre de Regulus. Se va por la tangente en busca de su hacha, cantando
¿Dónde está, dónde está, dónde está? Él comienza a buscarlo, y en un momento, legítimamente
simplemente vuelca la mesa en el medio del vagón de tren, haciendo que los platos estrellen y se
rompan en el piso.

Regulus se siente—pequeño. No está seguro de por qué, exactamente. Tal vez sea porque Sirius
está parado frente a él, con un brazo hacia atrás para mantener a Regulus allí, protegido, como si
hubiera una amenaza en la habitación con ellos. No la hay. Es solo James, y sin embargo, lo hay.

Termina cuando la pierna de James cede. Tampoco hay advertencia para eso. La pierna de James se
tuerce abruptamente, enviándolo directamente al suelo, afortunadamente no en una pila de vidrio.
Tan pronto como James cae, se arrastra hacia atrás contra la pared del vagón de tren y se acurruca
en sí mismo, encorvado y extrañamente silencioso.

Sirius se aleja de Regulus para ir hacia James, arrodillándose fuera de su alcance, murmurándole en
voz baja. Una vez más, le dice a James dónde está, cuándo está y qué está haciendo. Le asegura a
James que no está en la arena. Lo hace una y otra vez, hasta que James finalmente responde.

Lentamente, forzadamente, Sirius saca a James de la esquina y se pone de pie, manteniéndolo


firme mientras cojea. James mira a Regulus e inmediatamente comienza a llorar de nuevo.

Regulus solo puede quedarse allí, sintiéndose entumecido mientras Sirius lleva a James fuera del
compartimiento, hacia donde duermen en sus propios vagones de tren separados, o donde viajarán
durante las próximas dos noches.

Con manos temblorosas, Regulus se mueve para recoger la mesa. Su mente está en blanco y sus
ojos están ardiendo. El tiempo pasa. No está seguro de cuánto, pero se mueve para limpiar el
desorden que puede. Es como si hubiera pasado un tornado, pero solo era James.

Regulus siente que se va a enfermar. Se recuerda en la arena, diciendo que no quería que
cambiaran a James. Mirando hacia atrás ahora, se da cuenta de lo ingenuo que era ese deseo. Qué
injusto era, hasta cierto punto, aunque no podía evitarlo. Estaba tan enamorado, incluso entonces.
Allí te amé, piensa. Te amo aquí, piensa mientras toma un vaso.

Sirius finalmente regresa, solo. Ve a Regulus limpiando, respira hondo y luego se acerca para
ayudar. Se quedan en silencio durante mucho tiempo, pero es Sirius quien habla primero.

"Sabía que esto iba a ser difícil para él", susurra Sirius, cerrando los ojos con fuerza. "Este distrito,
específicamente. Difícil para ti también, sin duda, pero yo… yo no sabía cómo arreglarlo. No creo
que esto sea algo que podría haber arreglado".

"Lo ayudaste", murmura Regulus, tragando saliva. Su pecho se siente demasiado pequeño para
contener todo lo que hay dentro. "Sabías exactamente qué hacer. Eso es más de lo que yo sabía".

"No hagas eso, Reggie", dice Sirius en voz baja, luciendo tan exhausto como se siente Regulus.

Regulus puede sentir sus ojos picando, su aliento temblando en las paredes de su garganta. "Ni
siquiera sabía que él, quiero decir, asumo que esto es bastante común, ya que estabas tan
familiarizado con eso".

"No siempre es tan malo", le dice Sirius en voz baja. "Simplemente... Bueno, es peor cuando tiene
un mal día. La mayoría de las veces, cuando no puede saber en qué momento está, está un poco
tranquilo. La primera vez fue cuando descubrió el hacha afuera. Pensó que estaba de vuelta en la
arena, me confundí y asusté, casi me arranca la puta cabeza. Pero es... mejora con el tiempo. Cada
vez menos cuanto más te alejas de la arena. Estas cosas pasan, eventualmente, en su mayor parte.
Lo hará para ti también".

"Pero nunca desaparece", susurra Regulus. "No completamente."

Sirio suspira. "No, no lo hace".

"No estuve allí para él. No estuve allí para ti, y no he estado allí para él", gruñe Regulus, sintiendo
que su estómago se sacude con esa realidad. Porque es verdad, y esta vez, él lo eligió.

"Basta," ordena Sirius con firmeza, sosteniendo su mirada. "No dejé que estuvieras allí para mí,
principalmente porque no sabía cómo, y estaba asustado. Eso está hecho, ¿De acuerdo? Estás aquí
para mí ahora, y eso significa algo. E—e incluso si no estuvieras aquí para mí, si no pudieras
estarlo, estaría bien. Estamos bien. Siempre estaremos bien, tú y yo, pase lo que pase".

"Debería haber estado ahí para ti", insiste Regulus.


"Sí, bueno, no debí dejarte atrás", responde Sirius, y Regulus se desinfla un poco, sintiéndose como
un nervio expuesto, tierno y crudo. "Ambos tenemos cosas de las que nos arrepentimos, y ambos
desearíamos haber hecho las cosas de manera diferente a como lo hicimos, pero estamos aquí
ahora de todos modos. Eso es suficiente, ¿No? Para mí, lo es".

"Sí, es suficiente", dice Regulus en voz baja, mirando hacia abajo a sus manos, a la taza de té rota
que yacía en sus palmas. "Pero James... no lo he hecho... se merece más. Se merece algo mejor".

"Sabes", gruñe Sirius, "Remus me enseñó algo muy importante sobre lo que es darle algo a alguien.
No puede traerme flores todos los días. No puede dormir conmigo por la noche y abrazarme
durante las pesadillas. No puede estar conmigo donde nadie pueda verlo. No tiene posesiones, nada
que le pertenezca, e incluso su tiempo no es suyo para darlo libremente. No puede darme todo y,
sin embargo, me ha dado algo que nadie más lo ha hecho nunca. Todo lo que alguien más podría
ofrecer no tiene sentido, porque no son él, y eso, simplemente que Remus es a quien amo, eclipsa
cualquier otra cosa. ¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza pensar que tal vez, solo tal vez, ¿Le
das a James lo que nadie más puede solo por ser tú?”

"No se trata de lo que puedo darle. Se trata de cómo lo haré", dice Regulus. "No sé cómo. No…
apenas puedo soportar que me toquen, y ni siquiera puedo ducharme, y pido demasiado mientras
siempre doy tan poco, y tengo miedo, yo estoy tan—Sirius, estoy tan asustado—"

"Está bien, Reggie, está bien", interrumpe Sirius rápidamente, arrastrando los pies para quitarle
suavemente el vaso de las manos, lo cual es lo mejor porque Regulus inconscientemente estaba
enrollando sus dedos alrededor de los fragmentos, peligrosamente cerca de sacar sangre, y luego
todo esto hubiera empeorado mucho. "Escúchame, no estás obligado a hacer nada con James,
nunca. Solo... quiero decir, todo esto de actuar para los Hallow es una cosa, pero la verdad que hay
detrás es otra. Deja de presionarte tanto, ¿sí? James no. No espera nada de ti. Si algún día estás
listo, entonces brillante. Si no lo estás, si nunca lo estás, entonces eso... eso es una tragedia, sí, pero
no es culpa tuya, ni suya."

"Quiero amarlo bien", se ahoga Regulus, "y no sé si alguna vez podré hacerlo".

Cree que podría haberlo hecho alguna vez, pero eso fue hace mucho tiempo.

~•~

Para cuando llegan al distrito diez, descubren que la transmisión en vivo de la gira se cortó justo al
final del discurso de Regulus suavizando el error de James, por lo que nadie vio que todo el distrito
estuvo muy cerca de un motín antes de que su alcalde subiera al escenario y los calmara a todos.

El distrito diez fue más fácil, hay que reconocerlo, porque, de nuevo, James y Regulus nunca
interactuaron con los tributos. Se paraban en el escenario, se cogían de la mano y daban sus
discursos como nunca lo habían hecho antes en el distrito once.

Se sintió vacío, después, pensó James. Toda esa gente, todas esas miradas se clavaron directamente
en él y Regulus, de alguna manera se sintieron acusadores, incluso exigentes. James siente una
profunda obligación moral de hacer más, de decir más, de abordar el hecho de que todas estas
personas no merecían morir, de llamar la atención sobre el hecho de que Hallow está equivocado.

Pero no puede.

En retrospectiva, James se da cuenta del gran error que fue perderlo así en el distrito once. Lo
golpea más tarde, pero sus padres aún están en peligro si arruina esto. Sirius y Regulus también.
Sus padres. Cualquiera que les importe.

Cuando llegan al distrito nueve, James se siente como un cascarón vacío, raspado con surcos
dolorosos en el interior de la cavidad torácica. No ayuda que él y Regulus tengan que presentarse
como una pareja ante la cámara, tomados de la mano y parados cerca, compartiendo miradas y
cálidas sonrisas. Todo es falso. Todo es sin sentido, tan hueco como todo lo demás.

Cuando las cámaras no están encendidas, Regulus apenas tiene nada que ver con él. No habla con
él. No lo mira. Después de lo que hizo en el tren, James no puede culparlo, aunque duela.

No es algo de lo que James esté orgulloso, cuando se pone tan mal. Lo asusta, sinceramente, y lo
deja con un manojo de nervios después del hecho. Es solo que no tiene la intención de que suceda,
y no puede evitarlo. La primera vez, le lanzó un hacha a Sirius y casi instantáneamente tuvo un
ataque de pánico tan pronto como se dio cuenta de lo que había hecho. Durante tres días, no
permitió que Sirius se acercara a él y se alejó de sus propios padres, pero Sirius tuvo una pesadilla
muy mala una noche en la que James lo calmó, asegurándole que las alucinaciones no eran reales,
abrazándolo a través de su ataque.

Eso le recordó a James que no es su culpa, porque no es culpa de Sirius. Es un intercambio, la


forma en que se cuidan, la forma en que se cuidan. James ha recibido golpes de Sirius que le
llenaron los ojos de lágrimas por lo mucho que le dolía, y nunca dejó que eso le impidiera volver a
cuidarlo cuando lo necesitaba. Entonces, James deja que Sirius lo cuide también, porque lo
necesita. A veces, lo necesita más de lo que sabe manejar.
Pero Regulus... Bueno, él nunca ha visto eso, algo por lo que James ha estado secretamente
agradecido. James sabe que es un poco hipócrita de su parte estar avergonzado, considerando que
no culpa a Sirius ni encuentra vergonzoso lo que está pasando, pero es mucho más difícil cuando
eres tú sobre los demás. James es muy amable, pero a veces no sabe cómo concederse esa misma
amabilidad.

Entonces, sí, en sus peores días, James se avergüenza. A veces, incluso se avergüenza de su pierna,
de sus pesadillas, de esa soledad omnipresente que parece existir en sus propios huesos, incluso
cuando está rodeado de las personas que ama. Piensa, con tristeza, que el mundo siempre se va a
sentir un poco más solo sin Vanity en él. Sin Peter. Irene. Mathias. Hodge. Evan.

Pero, con la ayuda de Sirius, trabaja para ser más amable consigo mismo. Se recuerda a sí mismo
que sus luchas no son algo de lo que avergonzarse. Es difícil, sí, pero lo está haciendo lo mejor que
puede, y eso es algo de lo que estar orgulloso. Algunos días, es fácil creer eso, sentirlo de verdad.
Otros días, es casi imposible. Los días malos son cuando es más difícil, y ha sido un mal día. Está
preocupado de que sea un mal día para todos, y tiene miedo de que vaya a empeorar para Regulus,
especialmente.

El distrito nueve va a ser otro difícil, James está seguro. No necesita hablar con Regulus para ver
que le pesa. Ya está más tenso, más retraído, en el momento en que llegan.

Este era el distrito de Evan.

Emmeline y Sirius se saludan afectuosamente, con un abrazo, y luego ella insiste en ir


directamente a Regulus y pedirle sin rodeos que le estreche la mano. Regulus, ya tan nervioso, no
responde ni toma su mano. Emmeline no parece ofendida por eso.

Es hacia la noche cuando llegan, así que hacen los discursos primero. Regulus se aferra a la mano
de James durante todo el proceso. Juniper tiene una familia en su escenario, padres y hermanos.
Evan no tiene a nadie. Su escenario está vacío.

Cuando es el turno de hablar de Regulus, él simplemente… no lo hace. No se acerca al micrófono.


Ni siquiera abre la boca. Su mirada está clavada en el escenario donde nadie está; mira a un millón
de millas de distancia, como si ni siquiera estuviera aquí, como si tal vez estuviera allí en ese
escenario para Evan, rindiéndole tributo, sufriendo el dolor de su pérdida. El distrito está tranquilo,
muy tranquilo, y James busca a tientas la parte del discurso de Regulus por él. Cuando salen del
escenario, James tiene que tirar de Regulus, porque él se resiste, todavía mirando hacia atrás a la
plataforma vacía de Evan, y James tiene que dar un fuerte tirón para que Regulus lo siga.
Salen a cenar con Emmeline y el alcalde, que es donde descubren que Evan realmente no tenía a
nadie. Era hijo único, y sus padres fallecieron en el mismo año, cuando solo tenía diecinueve años.
No es que alguna vez haya estado cerca de sus padres, porque aparentemente es solo un hecho
conocido que fueron abusivos mientras crecía. No les dio funerales y dejó la casa de su infancia
vacía y abandonada cuando tuvo la oportunidad. Nunca tuvo amigos. Solo uno. Solo Régulus.

Después de la comida, pueden quedarse un poco en el distrito antes de desembarcar para viajar
durante la noche al distrito ocho. Dormirán toda la noche en el tren y mañana comenzarán el resto
del recorrido. Emmeline se acerca a Regulus para hablar con él frente a todos, completamente
desvergonzada.

"Quiero llevarte a un sitio", le informa Emmeline a Regulus, sosteniendo su mirada.

"Em", dice Sirius en forma de advertencia, "él no es realmente—"

"Creo que a Evan le hubiera gustado que lo vieras", interrumpe Emmeline, mirando directamente a
Regulus. "Por supuesto, no tienes que hacerlo, no puedo obligarte, pero si estás a la altura—"

"Sí", murmura Regulus, "Iré".

"Reggie", comienza Sirius.

"Estaré bien. Nos encontraremos con todos en el tren", le dice Regulus, sacudiendo la cabeza, y
luego se va con Emmeline sin detenerse a mirar atrás.

Sirius está claramente preocupado, pero está allí con Pandora para encantar al alcalde, mientras que
James se queda a un lado con Dorcas. Todos terminan regresando al tren, Pandora se dirige al
conductor para avisarles que esperen y Dorcas se escabulle en su propio vagón de tren. James se
sienta con Sirius en un pesado silencio, esperando que Regulus regrese.

"Estará bien", murmura James, finalmente, porque Sirius está cada vez más preocupado por cada
minuto que pasa.

"Cierto, pero—pero Evan es simplemente... un tema realmente doloroso para él", dice Sirius en voz
baja. "Emmeline es encantadora, no me malinterpretes, pero a veces puede ser un poco franca, así
que solo me preocupa..."

"A Regulus le gustan las personas directas", señala James. "A él no le gustan... las cosas falsas".

Sirius lo mira y su rostro se suaviza. "Oye. Realmente no te he preguntado. ¿Cómo te va con... todo
esto? Con Regulus, quiero decir".

"¿Quieres hablar de eso?" James pregunta con cansancio.

"Si lo necesitas", dice Sirius simplemente, "o simplemente quieres".

James traga, mirando sus manos mientras juguetea inquieto con sus dedos. "¿Quieres saber la peor
parte de esto, Sirius? ¿La peor parte absoluta de todo esto? Es horrible, pero hay una parte de mí
que está tan feliz de tomar su mano, de tenerlo cerca, incluso sabiendo que es solo una actuación.
Por supuesto que lo odio, no es una elección, pero no puedo evitarlo. Yo solo... lo amo, sabes.
Realmente lo amo. Está mal, estar incluso un poco agradecido, Lo sé, pero soy—"

"Humano", murmura Sirius, y le da a James una sonrisa triste cuando mira hacia arriba,
sobresaltado. "Eres humano, James. Por supuesto que vas a estar feliz de estar con alguien a quien
amas, en cualquier capacidad, eso es ser humano, ¿De acuerdo? Pero, más allá de todos los
sentimientos, conoces la realidad. No estás contento con las circunstancias y eres respetuoso. Eso
es importante, especialmente para él".

"También duele", dice James con voz áspera. "No soy… Sirius, no lo culpo, pero a veces yo… me
enojo mucho, porque… nada de esto es justo, y solo quiero… quiero que sea diferente y quiero
arreglarlo, y quiero intentarlo porque eso es todo lo que sé hacer, pero estoy muy cansado la
mayoría de los días, y hay una parte de mí que desea que él lo intente para poder tomarme un
descanso, y sé que no es correcto, no es justo para él, sé que—"

"James", interrumpe Sirius gentilmente, alcanzando la mesa para cubrir su mano y esencialmente
callarlo. Suspirando, Sirius niega con la cabeza. "Mira, está bien sentirse así, ¿Sí? Solo quiero que
sepas que él... lo intenta, a su manera. Es muy diferente de cómo lo haces tú, no es tan fácil de
notar, pero lo hace. Y Necesito que me escuches en esto, ¿De acuerdo?"

"Está bien", gruñe James.


Sirius asiente y sostiene su mirada. "Al igual que él no tiene la obligación de hacer nada, tú
tampoco. No estás obligado a seguir aguantando, si lo mejor para ti es dejarlo ir. Él no querría que
lo hicieras y no te culparía por eso. O si solo necesitas un descanso, también está bien. Si necesitas
dar un paso atrás, si necesitas distancia, todo eso está bien".

"No es justo", susurra James, con los ojos ardiendo. "Es solo dejarlos ganar, y yo, yo no quiero
hacer eso. No quiero rendirme, Sirius. Tal vez, tal vez sea un desafío, tal vez eso es lo que siempre
fue una parte de eso, porque creo quemaría el Hallow si eso nos diera la oportunidad que
deberíamos haber tenido. Todavía quiero esa oportunidad, incluso ahora. Todavía lo amo. No
puedo simplemente detenerme. No sé cómo. "

"Oh, James", suspira Sirius, luciendo bastante cariñoso, sus labios curvándose en las comisuras.
"Eso no es en absoluto lo que quise decir, pero es bueno escucharlo de todos modos. Realmente
tranquilizador, como su hermano mayor y todo eso. Un poco tonto, honestamente, pero—"

"Vete a la mierda", dice James con una risa débil.

"No quise decir que tenías que... rendirte, como dices", le dice Sirius. "Solo quise decir que puedes
tomarte tu tiempo y puedes dejar de presionarte, como él. No esperas nada de él, pero esperas todo
de ti. Tienes que detener eso. Eso está solo lastimándote."

"¿Eso es muy hipócrita?" James pregunta irónicamente.

"No empieces. No estamos hablando de mí. Y no te desvíes—Remus me enseñó a ver las señales
de eso, sabes."

"Maldita sea. La sabiduría infinita de Remus regresa para morderme de nuevo. Cuando lo veas, dile
que he sufrido por eso".

"Me aseguraré de hacerlo", dice Sirius, los labios se contraen en las comisuras mientras sus ojos se
llenan de ese cariño inmediato que siempre siente cada vez que Remus surge en una conversación,
lo cual es frecuente, porque Sirius a veces nunca deja de hablar de él. Francamente, James lo
encuentra adorable. "Pero dije en serio, lo que dije".

Suspirando, James asiente. "Lo sé. Yo solo... no lo sé. Tengo miedo de que siempre vaya a ser así
entre él y yo, porque no creo que alguna vez tengamos nuestra oportunidad mientras estemos
siendo aún entretenimiento para el Hallow, y dijiste, dijiste que podría ser mucho tiempo. Y no sé
el futuro. Es una mierda. Todo este salto en el tiempo lo hago, y nunca puedo saltar adelante ".

"Bueno, ya sabes, llegaremos allí cuando lleguemos allí", murmura Sirius con un suspiro,
palmeando el dorso de la mano de James en una clara señal de solidaridad. El corazón de James se
encoge cuando recuerda que Sirius está soportando un año entero sin siquiera poder ver a Remus.
El tiempo también es cruel con él.

El tiempo es cruel con todos ellos.

~•~

A Regulus le gusta Emmeline. Ella es muy contundente. Ella no le habla como si él la incomodara,
y no lo trata como si fuera a romperse cada vez que menciona a Evan, incluso si tal vez, solo un
poco, le preocupa que lo haga.

En cualquier caso, no lo hace. De hecho, le gusta escuchar sobre Evan de ella. Emmeline es
honesta, admite que nunca fueron amigos y, de hecho, una vez tuvieron una terrible discusión en la
escuela cuando ambos tenían catorce años (resulta que ella y Evan tenían la misma edad, la misma
edad que Regulus) que terminó con ella llamando idiota a Evan y empujando todos sus libros de
texto de su escritorio, a lo que él respondió poniéndole una trampilla cuando pasaba a su lado.

Nunca volvieron a hablar después de eso, no hasta que Emmeline se convirtió en su mentora, y
Regulus está aprendiendo que Emmeline no tiene por qué ocultar las cosas que quiere decir. Ella
admite que fue directamente a Evan y le dijo, antes de que él pudiera preguntar, que su discusión
pasada cuando eran niños no tendría impacto en sus deberes como mentora. A Evan aparentemente
le gustó eso, y casi inmediatamente la respetó después de eso.

Nunca se hicieron amigos, no realmente, dice Emmeline, pero no niega que ella se preocupó por él
como una mentora, al igual que lo hizo por Juniper. No tiene miedo de decir que le dolió cuando
murieron, y Regulus está agradecido de escucharlo, de saber que alguien más que él también siente
dolor por Evan.

"Evan consiguió un trabajo cuidando el ganado", le dice Emmeline mientras camina por un largo y
sinuoso camino de tierra con arcilla roja espesa con una pizca de polvo que se agita con la brisa
caliente. Hace que Regulus quiera toser, pero se abstiene, caminando junto a ella con las manos
metidas en los bolsillos. "Es un trabajo bueno y honesto, supongo, si te gusta ese tipo de cosas.
Realmente no creo que Evan lo fuera, pero se le permitió vivir en la parte superior del granero en la
granja".
"El granero", Regulus hace eco con incredulidad.

Emmeline se encoge de hombros. "Fue su elección, en lugar de volver a casa. En cualquier caso,
realmente arregló el lugar. Estaba más ordenado que mi casa, y tengo limpiadores que vienen dos
veces al mes. Todas sus cosas han sido desechadas o donadas ahora, pero la verdadera razón por la
que te traigo aquí no es por algo que él poseyera. Ves, había algo que todos sabían sobre Evan
Rosier, y era que le encantaba escalar. Esa es la verdadera razón por la que consiguió este trabajo".

"No te estoy entendiendo", admite Regulus.

"Cuando éramos todos niños, muy pequeños, veníamos a jugar a los campos aquí. Nunca molestó a
los mu-mu-"

"Lo siento, ¿qué?"

"Los mu-mu. Vacas". Emmeline le lanza una mirada extraña, como si él fuera el extraño. "¿Cómo
diablos los llamas?"

"¿Vacas?" Regulus dice lentamente, desconcertado.

"Qué aburrido", murmura Emmeline. "Bueno, en el distrito nueve, los llamamos mu-mu, y Evan
también lo hizo. De todos modos, cuando éramos niños, veníamos corriendo aquí después de la
escuela, y a los mu-mu no les importaba, así que los dueños a los de la granja tampoco les
importaba mucho. Tenían hijos: perdieron los tres en los juegos a lo largo de los años, una pérdida
bastante dura, pero ese no es el punto. El punto es que todos salíamos aquí, ¿Pero Evan? No vino
aquí a jugar. Vino aquí a escalar.”

"Bueno, no es de extrañar que no tuviera amigos", dice Regulus con ironía, y Emmeline resopla,
sus labios se tuercen. Casi puede ver la sonrisa de Evan en su cabeza.

Se vuelve evidente de qué está hablando Emmeline cuando finalmente pasan los campos, porque la
propiedad está bordeada de árboles por todos lados. A Regulus no le sorprende en absoluto que
Emmeline lo lleve al más alto.
"Era su árbol favorito", anuncia Emmeline cuando se detienen frente a él. "Todos lo sabían. Todos
pensábamos que estaba jodidamente loco por amarlo tanto, y lo escalaba prácticamente todos los
días. Vine aquí una vez, hace aproximadamente un año, no mucho antes de que lo llamaran por su
nombre, y ahí es donde estaba. Simplemente posado en el árbol, arrojando bellotas y balanceando
las piernas, luciendo complacido de estar justo donde estaba".

Regulus mira el árbol. Es alarmantemente alto, y la primera rama no es lo suficientemente baja


como para estar dentro del alcance y simplemente balancearse sobre ella, lo que significa que
Evan, el maldito lunático, se arrastró usando las cavidades de los árboles, o los montículos
aleatorios en la corteza que sirven. como puntos de apoyo. Cuando Regulus inclina la cabeza hacia
atrás, casi espera encontrar a Evan sentado en una rama sobre ellos, sonriéndoles desde lo alto.

Él no está allí. Él nunca está allí.

Sin embargo, Regulus puede imaginárselo con una claridad asombrosa. Para ser justos, ha estado
viendo a Evan en los árboles desde que lo conoció, y ahora lo ve a menudo en sus sueños. Hablan
mucho, él y Evan. O el fantasma de Evan. Regulus le cuenta secretos que nunca le ha contado a
otra alma. Evan es su mejor amigo, así que ¿Por qué no debería serlo?

Es extraño, la forma en que el duelo toma forma en las personas, diferente para todos. Para
Regulus, después de tantas conversaciones con Evan en sus sueños, el dolor de perderlo casi se ha
vuelto suave. Lo golpea peor en algunos días, en comparación con otros. La mayor parte del
tiempo, no se siente tan pesado, su dolor. Realmente, extraña a Evan, y la forma en que lo enfrenta
son sus sueños, piensa. Siempre se convierten en pesadillas al final, pero antes de eso, aprecia esos
momentos en los que Evan simplemente está charlando con él en metáforas ridículas y enrevesadas
como consejo para todos los problemas de su vida que es cierto que Regulus ignora la mayor parte
del tiempo.

Evan siempre está hablando de la vista. Acerca de subir a esa vista, llegar a ella, y esa vista es
siempre, inevitablemente, Sirius y James cada jodida vez. Regulus nunca se mueve de la rama y
siempre se rompe. ¿Pero la vista? Evan vive y muere con la promesa de que la vista vale la pena.

¿Cuál fue la opinión de Evan? Este era su árbol favorito, por lo tanto esta era su vista favorita.

Regulus suspira. "Tengo que escalarlo".

"¿El árbol?" Emmeline pregunta, sorprendida.


"Desafortunadamente", murmura Regulus, haciendo una mueca. Él la mira, pero ella simplemente
se encoge de hombros y extiende su mano en el gesto universal de adelante.

"¿No tienes miedo a las alturas?" Emmeline reflexiona mientras se acerca al árbol con mucha
cautela.

"No", responde Regulus a la defensiva, luego se detiene y patea suavemente la base del árbol. En
un murmullo, confiesa: "Sí".

Emmeline tose. "Podrás volver a bajar, ¿Verdad? Sin caerte, quiero decir. Porque no me gusta que
Sirius me moleste por dejar que su hermanito se suba a un árbol y se atasque, o peor, se caiga y se
rompa el cuello."

"Gracias, Emmeline, por hacerme sentir mejor acerca de esta decisión", dice Regulus
rotundamente.

"Lo intento", responde Emmeline, divertida. "No, pero de verdad, ¿Debería ir a buscar una escalera
o algo así?"

"Eso se siente como hacer trampa".

"Bueno, ¿Quién va a saber?"

Evan me va a dar mucha mierda por esto la próxima vez que lo vea en mis sueños, Regulus piensa
precisamente cinco segundos antes de mirar a Emmeline y murmurar: "¿Una escalera, dijiste?"

Emmeline sonríe.

Quince minutos después, Regulus está haciendo trampa para trepar a un árbol, lo que ridículamente
lo hace sentir un poco culpable, pero está muy seguro de que esa es la única forma en que se está
subiendo a este árbol. Emmeline sostiene la escalera para él, manteniéndola firme, y él sigue
inquieto a medida que sube.
No llega tan alto como él lo necesita. Puede ver la rama más alta sobre él, y sabe con certeza que es
a donde Evan habría ido siempre, porque es el último lugar donde Regulus quiere estar.
Sabiamente, no está mirando hacia abajo para ver qué tan abajo está Emmeline en este momento, y
pasa probablemente cinco minutos en la parte superior de la escalera, simplemente aferrándose a
ella.

"¿Regulus?" Emmeline llama.

"¡Solo—solo dame un minuto!" Regulus vuelve a llamar, respirando para tranquilizarse mientras
extiende la mano y la coloca en la rama. En voz baja, murmura: "Evan, hijo de puta, si esto me
mata, yo... bueno, tal vez sea karma. Correcto. Está bien".

Entonces, Regulus se baja de la escalera, quejándose de Evan todo el tiempo, a pesar de que él no
está allí. Algo en eso lo calma. Puede escuchar la voz de Evan en su cabeza como un eco, riéndose
de él, insultándolo y animándolo todo el camino. Eventualmente, Regulus está posado en la rama,
sintiéndose tan rígido que está bastante seguro de que caería como una piedra al suelo si se
inclinara demasiado hacia un lado.

A continuación, se supone que Regulus debe ponerse de pie y subir más alto, subir a esa rama
superior, subir a la vista por la que Evan subió todos los días. Evan se lo merece. Regulus puede
hacer eso por él, después de todo lo que Evan hizo por él, y tal vez, solo una vez, pueda sentir la
presencia de Evan en algún otro lugar que no sean sus sueños.

Todo lo que tiene que hacer es escalar.

Regulus no se mueve.

Por mucho que lo intente, por mucho que se esfuerce por hacerlo, Regulus no puede hacer que su
cuerpo se desbloquee. Se ruega a sí mismo, se regaña a sí mismo, comienza y se detiene una y otra
vez. Comienza a temblar, y su frustración se las arregla para subir más alto dentro de él, y de
repente está llorando muy, muy fuerte.

Regulus gira la cabeza y se tapa la boca, cerrando los ojos con fuerza y llorando en silencio. La
rama es fuerte debajo de él y no se rompe. Él no va más alto. Cuando se ahoga con una disculpa,
Evan no está allí para aceptarla.

Un poco más tarde, Regulus vuelve a bajar la escalera, sus ojos están llenos de arena y su pecho se
siente más vacío que nunca. Si Emmeline escuchó su colapso o notó que lloró, no lo menciona.
Ella guarda la escalera y lo acompaña hasta el tren.

"¿Reggie? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?" Sirius dice en el momento en que Regulus entra al
compartimiento.

"Bien. Podemos irnos ahora. No hay nada para mí aquí", dice Regulus con voz áspera, luego
agacha la cabeza y se dirige a su vagón de tren, sin mirar a nadie en el camino.

Nadie lo molesta esa noche, por lo que está agradecido. Incluso cuando el tren comienza a moverse,
Regulus se queda solo. Ve a James, Sirius y Pandora desfilar hacia sus propias habitaciones
eventualmente, sus voces murmurando al pasar. Dorcas ya debe estar en la cama.

Regulus se da la vuelta y trata de dormir.

Tampoco consigue hacer eso. Es claramente una mala noche y, por lo general, tiene la ayuda de
Barty con eso, o simplemente... no duerme. Pero, esta noche, Regulus realmente quiere hacerlo.
Una parte de él tiene miedo de hacerlo, pero otra parte de él está desesperada por ver a Evan en sus
sueños y disculparse, porque lo intentó. Realmente lo hizo, pero no pudo hacerlo, y necesita que
Evan lo sepa.

Evan está muerto, le recuerda el cerebro de Regulus. Ya no sabe nada. Todo lo que sabía era que a
nadie se le ocurrió mirar hacia arriba, y le demostraste que estaba equivocado. ¿Por qué? ¿Por
qué harías eso? No tenía a nadie, ni familia, ni amigos, solo a ti, y lo arrastraste hacia abajo.
Arrastras a todos hacia abajo, porque no sabes escalar. ¿Qué carajo te pasa?

Regulus no lo sabe. Demasiado está mal con él. Tanto que no sabe por dónde empezar.

La noche avanza. El tren no traquetea; se desplaza suavemente, como una nube sobre orugas.
Regulus intenta dormir, pero no puede, y eso lo inquieta. A medida que pasan las horas, las
sombras en la esquina de la habitación comienzan a tomar forma, y el miedo comienza a hundirse
en él como las manos frías y despiadadas del río. Está tan cerca de quedar paralizado por el pánico
en esta cama, su corazón se acelera y los recuerdos vienen a por él.

Jadeando, Regulus salta de la cama y prácticamente se lanza hacia la puerta, saliendo rápidamente
al pasillo entre las habitaciones. Está tan silencioso y oscuro aquí como lo estaba en su habitación,
por lo que todavía está conmocionado. Traga, mirando la habitación frente a él. Es de Dorcas.
Junto al suyo está el de Pandora. Frente a la de Pandora está la de Sirius, al lado de la de Regulus,
y al otro lado está la de James.

Todas estas opciones, algunas más sabias que otras.

Y, sin embargo, Regulus abre la puerta de James con mucho cuidado solo unos minutos después,
deslizándose dentro sin hacer ruido. Sin embargo, James no está dormido, pero parece tener mucho
sueño, como si estuviera peligrosamente cerca de quedarse dormido. Parpadea hacia Regulus como
si no estuviera del todo seguro de estar allí.

Regulus no habla, ni se mueve, solo está parado ahí y sintiéndose muy pequeño.

"¿Reg?" James murmura con cautela.

"Lamento… lamento molestarte", gruñe Regulus, tragando el nudo en su garganta. "¿Podría…


estaría bien si duermo contigo esta noche?"

James no responde inmediatamente. Por un largo, largo momento, solo mira a Regulus con las
cejas fruncidas, los labios apretados en una delgada línea. Es en este preciso momento que Regulus
se da cuenta de que una parte de él esperaba que James aceptara instantáneamente su forma tan
seria, porque James siempre lo ha hecho. Pero claramente ese ya no es el caso, y Regulus ni
siquiera puede culparlo.

Es indescriptiblemente egoísta por parte de Regulus venir aquí, exigiendo comodidad y seguridad
de James cuando no ofrece absolutamente nada a cambio, ni siquiera la simple cortesía de no
ignorarlo. Están juntos en esto, han pasado por todo juntos, y Regulus solo ha pagado la
confiabilidad de James con indiferencia y distancia. No pretende ser cruel; él desearía no necesitar
a James tanto como lo hace, especialmente cuando no sabe cómo darle lo que se merece.

Él falló. James necesitaba algo mejor de él, y tal como sabía que lo haría, Regulus falló en dárselo.

Pero Regulus está aquí, y le está rogando internamente a James que no lo rechace ahora. No
culparía a James si lo hiciera, si necesitara su espacio, si también necesitara distancia. Esto lo está
lastimando, todo eso, Regulus lo sabe. Le pide demasiado a James, cuando James no le pide nada.
Voy a perderlo, piensa Regulus, la comprensión lo golpea con toda su fuerza, y es como si le
rompieran el corazón de nuevo. Ya lo estoy perdiendo, piensa Regulus a continuación, y envía una
nueva ola de pánico a través de él.

La peor parte es que en realidad nunca ha tenido a James.

James exhala un suspiro silencioso, estirando la mano para quitarse la manta, sacudiendo la cabeza
levemente mientras dice: "Vamos, entonces".

"No debí haber preguntado", gruñe Regulus.

"Probablemente no, pero lo hiciste", responde James simplemente, palmeando la cama junto a él.
"Está bien, Regulus".

"¿Lo está?" Regulus murmura.

"Tendrá que estarlo", es la respuesta de James mientras se recuesta, y la atractiva curva de su


cuerpo, el recuerdo de su calor y cómo se siente estar en sus brazos, es una tentación que Regulus
es demasiado débil para resistir, especialmente ahora.

"Lo siento", susurra Regulus mientras camina y se desliza directamente en la cama junto a James,
sintiéndose seguro en el momento en que está allí, como siempre lo ha hecho. Es diferente por la
noche, cuando intenta dormir. El tacto siempre lo es. No está seguro de por qué es soportable
ahora, pero no lo es en ningún otro momento. Ahora mismo, a él no le importa.

"Tuve un día realmente malo, así que cualquier cosa que te diga no será agradable, no lo creo, y me
arrepentiré más tarde", le informa James, pasando su brazo por los hombros de Regulus.

Regulus traga y se acerca más, prácticamente incrustándose en el costado de James y la curvatura


de sus brazos, ocultando su rostro mientras murmura: "¿Estás enojado conmigo?"

"Regulus", dice James, su voz tensa.

"Por favor, no te enojes conmigo", dice Regulus con voz áspera, su voz se vuelve temblorosa y se
quiebra en el medio en contra de su voluntad. "Realmente odio cuando te enojas conmigo".

James toma una respiración profunda, la contiene, luego la exhala explosivamente y suelta un
gemido mientras gira levemente y golpea suavemente su cabeza contra el hombro de Regulus. "Oh,
no hagas eso. Vamos, eso no es justo. Suenas tan triste..."

"Estoy triste", admite Regulus.

"Oh, vete a la mierda", se queja James. "Esto es… manipulación emocional. No me rendiré".

"No te estoy... pidiendo que lo hagas. Eso no es lo que estoy tratando de hacer. Yo solo—vine aquí
porque también tuve un día muy malo y no puedo dormir, pero tú—tú me haces sentir..." Regulus
se apaga, luchando por un momento, porque es muy vulnerable. Pero, después de todo, puede
admitir esto ante James. Lo hará, porque James debería saberlo. Se merece escucharlo. "Me haces
sentir seguro, eso es todo. Por eso estoy aquí".

"Está bien, me rendiré", declara James con otro suspiro, luego suelta una risita cansada, sonando
cansado, incluso mientras envuelve sus brazos con más firmeza alrededor de Regulus y lo acerca
más.

Regulus probablemente no debería sentirse engreído por eso, pero lo hace. Él no puede evitarlo.
Una pequeña sonrisa curva su boca, complacido, y la esconde contra el hombro de James. Están
enredados así, con las piernas entrelazadas y los brazos envueltos uno alrededor del otro,
básicamente sin espacio entre ellos. Se siente tan bien. Tan seguro. Los ojos de Regulus se cierran
cuando se le escapa un suave suspiro, todo en él se calma al mismo tiempo. Oh, lo echaba de
menos.

James es tan cálido. Es tan, tan cálido. También huele bien, y Regulus pierde la sensación y el
pulso constante de te extraño, te extraño, te extraño y estoy tan feliz de estar en casa, he querido
volver a casa durante tanto tiempo, por favor, no me hagas que me vaya.

Yacieron allí, cálidos y abrigados juntos, y Regulus está más tranquilo de lo que ha estado en
mucho tiempo. Inhala y exhala, escuchando a James hacer lo mismo, sintiendo el latido constante
de su corazón contra él, fuerte y vivo. Tan vivo. Regulus está tan agradecido de que James esté
vivo.

Es lo último que recuerda haber pensado, y luego no recuerda nada porque duerme. Él no sueña.
No volverá a ver a Evan en sus sueños durante mucho, mucho tiempo.

Chapter End Notes

Notas del autor:

Para aquellos de ustedes que vienen por la advertencia/explicación del problema de


James con el tiempo: en realidad, no sé cuál es el término, sinceramente, o si hay un
término, pero esencialmente lo provoca el dolor por la Vanity y la Hodge, y le hace
perder tiempo y su propio lugar de donde está. Sirius sabe lo que es y lo pone a salvo
lo mejor que puede, con la ayuda de Regulus. Desde el punto de vista de Regulus, por
lo que no vemos lo que está pensando James, solo lo que está haciendo. Choca contra
cosas y las derriba, voltea una mesa en busca de su hacha y, básicamente, destroza un
compartimiento de tren hasta que su pierna cede y Sirius puede cuidarlo y ayudarlo.
Nadie se lastima, es muy molesto para todos los involucrados. También se menciona
que esto sucedió en el pasado una vez que encontró un hacha en su patio trasero y la
agitó en la cabeza de Sirius. Vemos los sentimientos de James sobre el asunto después
de que sucede, y no son amables consigo mismo, lo cual él SABE, pero también hace
el esfuerzo de ser más amable consigo mismo al respecto. Para todos los demás...
cierto, así que este fue duro, ¿eh? hablemos de eso.
Primero, Dorcas y Marlene mis amadas <3 "Dorcas le da a Marlene su anillo" de mis
manos frías y muertas. Además, ese anillo aparece mucho en este fic, así que
realmente es importante para la trama.

Pero Sirius tranquilizando a James y Regulus para que hagan lo que puedan y no
fuercen lo que no pueden, y simplemente, ¿Hagan lo mejor para ellos? Me encanta.

Bien, y luego tienes a James, que tuvo un día muy malo. No va bien, en absoluto, pero
esto es de esperarse después de todo. Y como, el impacto que Sirius tiene en él es tan,
tan importante en esto, porque lo ayuda a combatir activamente las cosas con las que
lucha. Tener una lesión, tener un trauma, tener dolor, no son cosas de las que
avergonzarse. Por favor, nunca pienses que lo es.

Sobre Regulus y sus luchas con el fracaso, así como Evan. sí, él... tampoco lo está
haciendo bien, claramente. El hecho de que Evan realmente no tenía a NADIE hasta
que Regulus es jodidamente desgarrador, aún más ahora que Regulus ha llegado a
apreciar tener a Evan de la única manera que puede (en sus sueños), excepto que
también se lo han quitado. Él realmente no soñará con Evan después de esto por
MUCHO tiempo. Entonces, ya saben, para todos los que están tristes por ver las
menciones de Evan, bueno, tengan cuidado con lo que desean.

La parte horrible es que Regulus hizo todo lo posible por escalar ese árbol para Evan, y
no pudo hacerlo. Todo lo que quería hacer era disculparse, y no lo consiguió. Sólo.
Mierda, eso es muy triste :(

Él está absolutamente ATERRORIZADO de que está perdiendo a James. Quiero


tirarme por un puto precipicio. James está tratando de hacer lo mejor para él (no es
muy bueno en eso lmaoooo y vemos sus problemas con eso), pero Regulus está aquí
EN PÁNICO porque cree que va a perder a James. Devastador, sinceramente.

MENCIONES HONORÍFICAS:

-Marlene casi se corta el dedo y se lo cose ella misma. Estoy enamorada de ella
-La alcaldesa Matilda ocupándose de sus asuntos, como debe ser.
-El casi disturbio en el distrito once (Estas Acciones Tendrán Consecuencias)
-Sirius protegiendo a Regulus de James (esta mierda fue muy triste para mí, lo siento)
-EMMELINE!!! ¡¡¡LA AMO!!!
-Las vacas se llaman mu-mus en el distrito nueve
-Regulus haciendo trampa trepando árboles con una escalera y TODAVÍA fallando
(soy tonto diciendo eso )
-Regulus diciéndole a James que lo hace sentir seguro
-Regulus pensando en estar en los brazos de James como volviendo a casa

Sí, eso es todo, supongo! quería dar las gracias a todos por todos los comentarios y el
apoyo <3

Notas mías:

¡¡¡¡Hey, hey, hey!!!! Volvimos con otro capítulo. Este realmente me destrozó, a ti
¿no?
Evan no teniendo a nadie y Regulus queriendo estar en esa tarima vacía para rendirle
tributo, estrujo mi corazón como una esponja, duele. Al igual que James con Vanity.

Un capítulo con varias emociones sin duda.

Ahora volviendo. Zar el autor volvió!!!! El día de ayer volvió a la plataforma y ahora
todas sus historias están nuevamente publicas, así que corre a leer alguna que no
pudiste leer la ultima vez! Por otro lado, recordemos porque se fue en primer lugar y
recuerda ser amable siempre. Yo seguiré traduciendo y ahora con mucha más
confianza y tranquilidad.

Les recuerdo que el usuario del autor es @bizarrestars, vayan siempre a apoyarle y
darle amor por darnos estas hermosas historias. Ahora ya me voy, nos leemos en el
siguiente capítulo, BYEEEE!!!!!

Please drop by the archive and comment to let the author know if you enjoyed their work!

You might also like