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Traduccion de Magia Jutia De Rusc#t VIVIANA A. ZELIZER LA NEGOCIACION DE LA INTIMIDAD Prélogo de Maazrana Luzzi y FEDERICO NEIBURG sf FONDO DE CULTURA ECONOMICA Milxico - AnGEwTINA - BRasit - CoLomata - Cite - ESPaRA Estapos UniDos Dr Asénica - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA Primera edicn en inglés, 2005, Primera edicon en espanol, 2009 2elier Viviana A Ea negociacicn de ia intima - 1a ed. - Buenos Aires Fondo de Caltare consi, 2009. 351 p. Bxl6 on. - (Sociologia) “eadueido poe Mari aia De Ruse Sun /sboss/ 954 1 Sociologia De Ruschi, Maria ula, ad. Tilo copa AArmado de tapas juan Balaguer Foto de solapa, Denise Applewhite “Titlo original Dh arches of Intmacy ISBN de ln edicon orginal: 9782.91 12408-7 1 2005, Princeton University Press D.R.© 2008, Fowo0 of Curruna Econdmica 0& AncENTINA S.A Elselvador 5665 14 Buenos Aires Argentina ondo@tee corn ar / wwwicecom ar At Placho ajusco 22718200 Mexico DE ISBN: 978-950557-79546 Comentarios y sugerencia: ditoral@tee omar Fotocopiae libros ast pena por la ey, Prohibida su reproduccion total o parcial por cualquier medio de impresiono digital en forma identica, excractada ‘© modifcada, en espaol oen cualquier oto idioma, sin dutorizacin expresa del editorial Inurasso sx Ancewriwa - PunreD iv AnczNTINA Hiecho ol deposito que previene a ley 11.728, INDICE Pricticas econémicas, derecho y afectividad en Ia obra de Viuiana Zelizer. por Mariana Luzzi y Federico Neibung Agradecimientes... Prologo 1. Encuentros entre la intimidad y la economia... 2 UL. Laintimidad en el derecho... Sa MI. Las relaciones de pareja... aR IV. Las relaciones de cuidados... : Ve La economia en 2f hogar Vi. Revelaciones de ia intimidad. Bibliografia.. - Indice de nombres y concepts... u a 3 31 m1 u7 179 21 329 367 0 LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD irectamente por el tema de interés particular, por ejemplo, por el capitulo sobre las relaciones domésticas, que analiza a fondo la produccién, el con- sumo, la distribucién y la transferencia de bienes en la vida doméstica, y sus vinculos con las relaciones intimas, antes de analizar cémo esas relaciones se pueden transformar en materia de conflictos legales. En cualquier caso, les aseguro una visi6n novedosa de temas en los que todos nos creemos expertos, 1 raiz de nuestros propios encuentros repetidos con la intimidad, I. ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD YLAECONOMIA Ew zt pistaito bx CaraHouta, Luisiana, durante la década de 1840, Samuel Miller vivia en su plantacién con Patsy, su esclava mulata y compafiera sexual. En 1843, Miller se enfermé de hidropesia y vendié su tierra y sus es- clavos a Hugh Lucas, fijando el precio en tres pagarés de 3.000 délares cada ‘uno, que debian ser pagados anualmente. En abril de 1844, Miller, cuya salud se estaba debilitando, se trasladé con Patsy de Luisiana a San Luis, Misuti ‘Antes de irse, Miller le dio los pagarés a William Kirk, pidiéndole “que los conservara en beneficio de Patsy”, ya que “queria emanciparla y queria que los pagarés quedaran para su beneficio” (Cole 2s. Lucas, 2 La. Ann. 946, 948 [1874 El afo anterior Miller le habia otorgado a Kirk un poder que lo auto- rizaba a emancipar a Paty. “Mas tarde, en 1844, Kirk llevé los pagarés a Misuri y se los devolvié a Miller. Patsy fue emancipada en la ciudad de Madison, Indiana, en mayo de 1844. Cuando Miller regres6 a Misuri, le entregé los pagarés. Murié mas 0 ‘menos una semana después, el 21 de mayo. Al parecer, Patsy y Miller vivian en condiciones modestas. El inventario de sus posesiones, realizado en enero de 1845, registr6 los siguientes articulos: “Un esclavo y cuatro nif, y una mujer que se escapé en el pasado mes de octubre, y no se ha tenido noticias de ella desde entonces, yun registro contable de 500 délares contra William Kirk, ‘una mesa de comedor, dos mesas pequefas, un colchén y un catre o sofa y un rifle” (949 y 950), Después de la muerte de Miller, Cole, el veeino de Miller en Catahoula, viajéa Misuriy le compré los pagarés a Patsy * Todas las cits lagales entre paréntesis aparecen slo ene texto,no se epiten en a biblio= galia, La mayor sc meron de ate modo: hombre oe. nombre, ier de pagina inci {el tomo recoplador (ao deluicio). Dependiendo del recopilador, las cas de algunos casos fo preisan el nombre del tribunal antes de la fecha. En ccasiones as opiniones no han sido puntadas pr los reopiladores oficiales, pero se pueden consular en Westlaw oen Lexis. En ‘Sas oportunidades, un asteriaco precede al mimero de pagina, Para facta la lectura,me he Sparta en un aspect de las convencionesjurdicas: mientras las fuentes legales, cuando ‘piten tna ia, usan por o general la frmula (den 85), yo slo anotaré et mimaro de pé- ina entre pardntsis 85). a 2 LANEGOCIACION DE LAINTIMIDAD Conocemos estos hechos y a estas personas porque los tribunales en Catae hhoula recibieron una demanda de Cole contra Lucas, el deudor de los pagarés. Cole, como propietario de los pagarés, exigia que Lucas le pagara los vencimien- tos anuales. Mientras proseguia eljuicio, intervino un tal Griffin, representante e los herederos de Miller, reclamando la propiedad de los pagarés. Pero el jurado que se ocupaba de! juicio dictamin6 en contra de Griffin y a favor de Cole, confirmando que éste era el legitimo duefio de los pagarés. 2Con qué fundamento podian intervenir los herederos? Hasta este punto, después de todo, as transacciones parecian bastante sencillas yclaras. Aunque |a familia reconocia que Miller le habia dado a Patsy los pagarés y que ella se los habia vendido a Cole, estimaba que Patsy no tenia ninguin derecho legal ‘moral en relacién con los pagarés. El caso gitaba en torno a la relacién entre Miller y Patsy. zElla era la esclava de Miller? ;Era su concubina? ,O eran en. primer lugar marido y mujer? Siera una esclava, seguin la ley de Luisiana, no podia recibir ninguna donacién. Como concubina, s6lo podia recibir el equiva lente a una décima parte del valor de ls bienes muebles de su amante, pero no de los inmuebles. Si era su mujer, podia recibir legalmente cualquier donaciGn, Los miembros del jurado de Catahoula juzgaron que la donacién era legal, por- que Patsy ya era una persona libre en el momento en que habia recibido los pa- arés. También aceptaron el reclamo de Cole de que se aplicaran a su situacién legal ya la transferencia misma las leyes de Misuri, que eran mis liberales. Pero los herederos no cedieron, y apelaron el fallo en la Corte Suprema de Luisiana. La corte acepto el argumento de los herederos de que el trasiado de Miller a Misuri habia burlado la legislacion de Luisiana y que los amigos de Miller no habian presentado pruebas de que Patsy hubiera recibido los paga- 165 después de su emancipacidn. Una vez més, tengamos en cuenta lo que esta sucediendo: excepto por ciertas dudas en relacién con las fechas, nadie discu- tia que Miller y Patsy habian vivido juntos o que Mille le habia dado los pa- arés. El punto critico era la naturaleza de la relaciGn entre ambos desde el Punto de vista de la ley en el momento de la donacién. El tribunal de apelacio- nes que revirtié el veredicto inicial dl jurado estaba preocupado por defender laley de Luisiana: “Ya hemos expuesto nuestra opinisn en cuanto ala relacién entre las partes en esta donacién. La descalificacién legal bajo la cual la ley coloca a las personas que viven en semejantes condiciones se justitica porque contribuye al mantenimiento de la moral y del orcen puiblico y a la preserva- cién de los mas nobles intereses de la sociedad” (952). De este modo, la corte introdujo una condena al concubinato interracial en un juicio relativo al domi cilio de una persona. ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA x Desde la perspectiva del sigio »01, el caso resulta completamente asom- bbroso. Vemos un tribunal que revierte la voluntad de un hombre agonizante, con perfecta conciencia de lo que estaba haciendo para proteger el bienestar econémico de su compafiera de muchos afios. La pareja habia vivido junta durante bastante tiempo, y sus amigos de confianza conocian su relacién. De hecho, el tribunal describié su vinculo como “publico y notorio”. Sin embargo, el tribunal de apelaciones decidi6 que la situacién legal de la relacién invali- daba la donacién de Miller: Patsy habia sido su esclava y su concubina. La corte eligié interpretar de ese modo su vinculo en el momento de la donacién. Las cuestiones que suscit6 el caso de Patsy en 1847 no desaparecen con la lle- gada del siglo xx. Todavia estén vigentes Seguin la ley, ga que vincu- ios corresponden determinados derechos y obligaciones econdmicas? Los acuerdos para las victimas del ataque suicida de Al-Qaeda, en 2001, en el World Trade Center y en el Pentagono plantearon una sorprendente serie de problemas legales en esta misma linea. Con la intencién de detener la avalan- ‘cha de juicios que los sobrevivientes y las familias amenazaban con iniciar con- tra las compaiias aéreas y otros organismos, el Congreso de Estados Unidos red un Fondo para la Indemnizacién de las Victimas para aquellos deman- ddantes que pudieran probar sus pérdidas y renunciaran a entablar demandas legales. Fue designado director del Fondo el experimentado abogado Kenneth Feinberg, que resolvi6 miles de reclamos de indemnizaciones. Feinberg acordk cen la mayoria de los cases, cuantiosos pagos fundamentindose en el reconoci- mmiento de pérdidas econémicas presentes y futuras debido a muertes, esiones © dao a la propiedad. Sin embargo, en numerosas ocasiones la compensacién Por la muerte del mismo individuo fue reclamada por mas de una persona Algunas veces cényuges, padres, hijos, hermanos y amantes, todos aducian tener derecho a ser les legitimos beneficiarios del Fondo. Estos reclamos se volvieron en especial virulentos en los casos de parejas gue cohabitaban pero no estaban casadas, de conyuges separados y de pare- jas del mismo sexo. Por ejemplo, Patricia MeAneney, de 50 afos, trabajaba en tuna compaaia de seguros en el piso 9 del World Trade Center 1, donde tam- bién era jefa de evacuacién en caso de incendios. Murié en la catistrofe del 11.5. McAneney y su pareja lesbiana, Margaret Cruz, habian vivido juntas por o LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD casi veinte afos. El Estado de Nueva York, como una manera de resolver los problemas de la tragedia del 11-S, reconocié esos vinculos; junto con el New York's Crime Victim Board, la Cruz Roja y otras organizaciones, le adjudicé a (Cruz 80.000 déiares El fondo federal, por el contrario, designé en general a un cénytge o pariente como tinico representante legal de la victima. En el caso de McAneney, su hermano James reclamé y recibi6 una indemnizacién por la muerte de su hermana. Cruz protest6 contra la adjudicacién de la compensa~ cin del Fondo para la Indemnizacin de las Victimas que beneficié de manera exclusiva a James. Cruz present su declaraciGn a Feinberg, detallando la relacion de la pa- reja. El resultado fue que Feinberg auments la cifra iniiala favor de McAne- ney a casi medio millén de délares, basindose en una nueva evaluacién de un hogar de dos personas. El fondo le pagé el dinero adicional a James, como re- presentante oficial de su hermana. James se rehus6 a cederle parte del dinero a Cruz. A esa altura, Cruz entabl6 una demanda contra James, alegando que al menos 253.000 délares de la indemnizacién le correspondfan a ella. James rechaz6 la demanda sobre la base de que, bajo la ley del Estado de Nueva York, Cruz no tenia ningin derecho legal sobre las propiedades de su hermana: dos ‘mujeres no podian tener un vinculo legalmente reconocido, nunca se habian registrado como convivientes y Patricia habia muerto sin dejar un testamento. Cruz respondié, sin embargo, que su condicin de pareja de la victima esté confirmada por el hecho de que vi- vin juntas desde 1985; que hacia poco tiempo se habian mudado juntas a la misma casa en Pomona, wy; que ambas habian pagado la hipoteca y que com- partian los gastos domésticos basicos; que compartian tarjetas de crédito y eran socias conjuntas de la aaa [American Automobile Association]; que te- nian un fondo conjunto y que cada una figuraba como beneficaria de la otra en sus respectivas pélizas de seguro de vida. Ademds, la sefora Cruz hace notar que tanto el ns World Trade Center Relief Fund como el wvs Crime Vie- tims Board Ia trataron come la cSnyuge sobreviviente y le otorgazon los mis- _mos beneficios que habria recibido si ella y la sefora McAneney hubieran es- tado legalmente casadas (New York Law journal, 2004: 2). En la Corte Suprema de Justicia de Nueva York, lajueza Wonne Lewis apoyé la demanda de Cruz. Desestim el pedi de James McAnenay de rechazar el reclamo de Cruz y determiné que Cruz tenia derecho al menos a una parte de la indemnizacién. La jueza explicé que “a la luz de la relacin de la deman- ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA Fo dante con la difunta, le pareia equitativo que recbiera al menos una parte de ‘cualquiera de los fondos del 11-$" (Eaton, 2004; Leonare, 2004) De todos mo- dos, lajueza Lewis aplaz6 su decisién final, ala espera de més informacién de parte de Feinberg con respecto los fundamentos para su aumento dela in- ‘demnizaciGn a McAneney. Todavia en julio de 2004 los trbunales estadouni- denses seguian resolviendo enconados ltigos en tomo a los derechos legales ¥ econémicos vinculadosarelaciones intimas. Los casos discutidos ante la Corte Suprema de Luisiana en 1847 y en la sane ce ans knin neni eae See rmezcla deja perplejos alos expertos porque hay'una ‘creencia difundida de que la racionalidad de la economia y los azos de intimi- dad se encuentran en contradiccién, porque cada uno de sus entrecruzamien- tos suscita delicados interrogantes acerca de la naturaleza de las relaciones ‘entre las personas comprometidas en ellas y porque las actividades econémi- cas compartidas establecen fuertes derechos y deberes entre los participantes. En segundo lugar, la interpretacion legal de las relaciones econSmicas en la vida privada ocasiona atin més perplejidad. La ley estadounidense tiene pro- blemas con este tipo de relaciones porque implica sospechas de la misma in- dole que con respecto a la compatibilidad de los célculos econéimicos y la so daridad interpersonal, y porque los casos que se presentan ante los tribunales ten general surgen de serias diferencias entre personas con un vincuilo de int- ‘midad acerca de lo que una le debe ala otra. ste libro estudia estos temas enfrentindolos con tres series de interrogantes. 1) eBajo qué condiciones, eémo y con qué consecuencias las personas vin- culan su vida intima con sus actividades econémicas? 2) Por qué y cémo urden historias complicadas con respecto a distintas si- tuaciones en las que se encuentras mezcladas la intimidad y la economia? 3) ¢Cémo negocia el sistema legal estadounidense ~abogados, tribunales, jueces, jurados y teéricos del derecho la coexistencia de reclamos eco~ némicos y relaciones de intimidad? z Este libro investiga, a partir de estas tres series de preguntas, una vasta gama de priicticas sociales de la actualidad y también una seleccién de juicios y itigios 36 LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD relacionados con la vida intima y las actividades econdmicas. Asi explora la negociacién de la intimidad. Y me refiero a negociacin en dos sentidos: en primer lugar, la frecuente suposicién de que la gente usa el dinero para com- Prar relaciones intimas, , en segundo lugar, la incidencia de la intimidad en las formas y en los significados que asumen las transacciones econémicas; es decir a negociacién entre intimidad y transacciones econSmicas, La evidencia muestra que, por una parte, en una vasta gama de circuns- tancias, a gente de hecho negocia la coexistencia del intercambio ecamimico y de las relaciones sociales intimas. Por otra parte, sin embargo, muestra tam- bign que mantener esa coexistencia pone en juego una serie de distinciones, defensas y creencias que tienen una considerable incidencia social ta informacion y estas distinciones determinan los com= ;portamientos sociales y las decisiones legales. Et caso de Catahoula dependia sobre todo de una definicin correcta de la relacion entre Patsy y Miller en el momento en que Mille le entregs a Patsy los pagarés. Si el tribunal de apelaciones los huibiera reconocido como marido Y mujer, los herederos no habrian podido hacer ningiin reclamo de los pagarés en disputa; segtin la ley de Luisiana, las parejas casadas tenian todo el derecho 1 poseer y transierir documentos tales como los papeles comerciales. En cam- bio, el tribunal de apelaciones prefirs interpretar la relacién como un vinculo ‘entre amo y esclava, beneficiando en consecuencia a los herederos. De este ‘modo, lo que estaba en tela de juicio era la definicion de la relacin entre Patsy Y Miller la especifcaci6n de los derechos y de los deberes correspondientes a esa relacién, los interrogantes acerca de la legalidad de transferencias econé- :micas dentro dela relaci6n, ademis de una penumbra en cuanto a la cohabita- cign de un hombre blanco con una mujer negra (véanse Davis, 1999; Pascoe, 1999; Romano, 2008; Van Tassel, 1995). A pesar de insertarse en las historias de Luisiana, Misuri, la esclavitud, los vinculos interraciales y las leyes de propiedad, el conflicto legal de Cata- houla no conforma un conjunto de circunstancias raro, excepcional e irrele- vante en la actualidad. La mezcla de economia e intimidad continda represen- tando un reto 2 las normas sociales, las doctvnnasjuridicas las explicaciones ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA y sociolégicas. No hace mucho tiempo, en 2004, los casos del 11S ofrecieron de- safios similares, y con la misma importancia para sus protagonistas. Dentro del campo de la historia estadounidense a partir de 1840, este libro estudia una {gran variedad de intersecciones entre las operaciones econémicas y diversas formas de intimidad. Las transacciones econGmicas incluyen todo tipo de inte- racci6n social, implicando el consumo, la produccién y la distribucién de bie- nes, servicios, o los medios para adquirirlos, por ejemplo, cuando un hermano le compra un auto a otro. un padre inmigrante supervisa el trabajo da eu hija cen la tienda de la familia, un vendedor distribuye muestras gratis entre sus amigos mas cercanos 0 los padres les prestan dinero a sus hijos para la adquisi- cién de una casa, Por lo general, los andlisis que se hardin a continuacidn se centran en trans- ferencias de dinero, El dinero en itima instancia no esti representado por bi- ete, sino por sistemas contables que crean equivalencias entre los bienes, os servicios y el derecho a ellos, ademas de los medios usados para representar los valores en esos sistemas. Por motives pricticos, sin embargo, llamaremos dinero a esos medios. Medios que oscilan entre soportes coneretos, como vales por mercaderia, hasta operaciones abstractas como las transferencias electré- nicas. Los medios usados para las transacciones econémicas aqui estudiadas a ‘menudo son moneda de curso legal o sus. {QUE significa intimidad?* Como todos los términos muy cargados de sentido, la palabra intimidad presenta miltiples significados, que abarcan un * BeradesteBawin y Renée Dandturand (eds), “De inimit", xi. especial de Soctlogie t Suits, 35, oon, 2008; Francesa Cancian, Love i Amer: Gaver ad Slt Deoopment, NOS ‘ork, Cambridge Universty Press, 1897: jean Cohen, Regulating intimacy, Prineston (Prince ton University Press, 2002: Randall Collins, intomton Ritual Cain, Princeton (9), Princeton Lniversity Press, 2004; Murray S. Davis, timate Reltons, Noeva York Pree Press, 197 An- thony Giddens, Tie Tansoratiow of enacy, Stanford (ca), Stanford University 19 a ep. a trformaciin dei imi. Seal, amor y coi en as sides moder, Madi, Cited, 2000) Acie Russell Hochschild, Te Cmmercalzaton of nate Le, Barkley, Univer sity of California Press, 2003; Federico Neiburg “Intimacy and the Public Sphere: Politics and ‘Camturein te Argentinian National Space, 1946-1955 en Soil Antoplogy, 1. pp. 93-78 203 8 LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD amplio espectro que va desde una fria y minuciosa observacién hasta un com- promiso apasionado. El Ozjord English Dictionary nos ofrece las siguientes de- finiciones principales: “I. a) Situacién de encontrarse en tna relacién personal {ntima; conocimiento 0 amistad intima; vinculo familiar; parentesco cercano. 'b) Eufemismo para relacién sexual. ¢) Cercania en la observacién, conoci- _miento 0 algiin hecho semejante.2. Vinculo o unién de carécter intimo” ‘Tengamos en cuenta la definicién de este diccionario y pensemos en rela- Para un estudio y una sintess del lgar de a confianza en las estructura sociales, vase Bernard Barber, Te Logic and Limits of Trust, New Brunswick (1), Rutgers Univesity Press, 1965; para una vsign contrastante, Sasha Weitman, “On the Elementary Forms of the So- doetotic Life" en Theory Culture and Society 15,1998, pp. 71-110. ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD ¥ LA ECONOMIA » tutay cliente, espa y persona espiada, magnate y custodio, nifera y padres, secretaria y jefe, encargado del edifcio y duefo del departamento, entrenador personal y quien se entrena, peluquero y cliente. En todas estas relaciones so- ‘ales, al menos una persona confia y all menos una persona tiene acceso a in- (an RE eles iceman pc See relaciones de intimidad, que incluyen tanto un vasto espectro de vinculos wnales como a es 10s de los servicios profesi rte icing oa médico puede incr datos ities sNrao similar incluso una relaion seal oaional implica intimiad en a ‘tnd de una even pace de informacion inima” (Kast 1980: 4,0. 19) Et bose oapa de ambushes dentin warserenia dein ‘macién personal y una amplia gama de relaciones de large duracién, y mues- trcting sein espeponen Deeds elaions nina ofecen macs mis arnt QE Tambien vara Como nos estamos mangjando en un continuo, el lugar exacto donde se fia el limite entre relaciones intimas y relaciones impersonales es tuna cuestiGn arbitraria. Pero es importante tener en cuenta que, en cierto sen~ tido, incluso el encargado de un edificio que sabe lo que se descarta dia a dia cen determinado hogar tiene acceso a una informacion que posee algunas ca- racteristicas similares a las de los datos que se transmiten en una relacién de franea intimidad interpersonal. La diversidad de las relaciones de intimidad podirfa complicar la lectura de este libro, sin contribuir al esclarecimiento de ‘sus argumentos. Simplifiqué la cuestiGn en dos pasos. Primero, concentré mi atencién en relaciones més estrechas, de larga duracion y més abarcadoras, en las cuales al menos una de las partes tiene acceso a informacion de caricter | Bin segundo lugar, dentro de ese espectro,inclut y compare cle maner ” LANEGOCIACION DE LAINTIMIDAD Evitar CoNFUSIONES Muchos expertos estin tentados de definir la intimidad por los sentimientos que evoca de una manera espontiinea, como ‘emociones de intenso afecto, Es un error. Las relaciones intimas, desde la del sinecélogo con su paciente hasta la del marido con su esposa, varian siempre en la manera que tienen de manifestar o de inhibir la expresién de los senti- mientos. Como la mayoria de los médicos y de los cényuges sabe, no siempre la intimidad exciuye el enojo, la desilusién o la vergiienza. La palabra intim- «dad tamibién evoca a menudo la idea de prestacién de cuidados. Muchas rela ‘cones intimas implican cuidados: atenciones permanentes que hacen al bien- estar de los que los reciben. Pero en otras relaciones intimas, las partes permanecen indiferentes entre si o incluso se hacen un dafo reciproco. Las relaciones sexuales abusivas, por ejemplo, son relaciones de intimidad, pero, sin duda, no implican la prestacién de un cuidado, Esas relaciones proveen informacion comprometida al menos a una de las partes y, por lo tanto, impli- canalguin ae ‘confianza, ees no incluven un. ide Ionia ce 2 que signitica autenticidad? Los expertos en relaciones interpersonales a ‘menudo distinguen entre sentimientos reales y simulados, comparando la si- ‘mulacién, en un sentido peyorativo, con términos como seudointimidad y mani- lac afectca. A menudo desarrollan la idea de que en las situaciones en las cuales la expresion de sentimientos se vuelve rutinaria, como en el caso de los camareros, auxiliares de vuelo o empleados de una tienda, las relaciones socia- lesen juego se ven privadas de su significado y perjudican la vida interior de las personas implicadas en ellas. ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA a por ejemplo, Chayko, 2002; Hochschild, 1983).* Sin embargo, cuanto més de cerca contemplemos las relaciones de intimidad, mejor ad verti Y juicios de valor que surgen por fo general inculo madre-hijo pueden entorpecer seriamente las relaciones entre amantes. En segundo Iugar la simulacién de sentimientos y de juicios de valor 1 veces se converte en una cbligacién, o al menos en un servicio, en algunas clases de relaciones. Consideremos, por ejemplo, las relaciones personales entre hijos adultos y padres ancianos, o entre enfermeras y enfermos terminales. La intimidad, por iiltimo, a menudo es considerada como un bien en si ‘mismo, en especial por los criticos sociales que deploran la pérdida de la inti- ‘midad en un mundo impersonal. Sin embargo, sireflexionamos un poco acerca de los modes indeseables de la intimidad ~una violacién, el chantae, la difa- ‘maci6n y situaciones por el estilo-, podremos destacar dos datos més acerca de ella. El primero es que oscila entre el dano y la preservacion, entre la ame- naza y la satisfaccién, que abarca tanto lo peor como lo mejor. El segundo dato ‘es que resulta importante para sus protagonistas y para terceros que las perso- ras tracen de una manera constante limites morales entre lo que se consideran uses propios e impropios de la intimidad. En efecto, la intimidad conlleva un juicio moral, pero esto se debe a que distintas clases de intimidad implican distintas cualidades morales, Cuando la gente distingue entre “verdadera” o “falsa” intimidad, considerando la “verdadera” como un bien en si mismo, ‘esti haciendo este tipo de distincién. Los protagonistas y los expertos distinguen con mucho cuidado las rela- ciones de intimidad de otras relaciones que comparten las mismas caracteris- ticas. Veremos cémo las relaciones de intimidad sexual implican a menudo ‘ransferencias de dinero. Las personas involucradas, sin embargo, tienen mu- cho cuidado en establecer sila relacin es matrimonial, de noviazgo, de pros- fitucion o alguna otra clase de lazo social. Cuando no hay un vinculo sexual, « Para una visién mis completa de ls sentimientos on la vida social, véanse Randall Colin, interscton Ritual Cains, Princeton (x), Princeton University Press, 2004; Arie Russell Hochschild, The Menaged eat, Berkeley, Unvarsity of Califoria Pres, 200; Jack Kats, How notions Wort, Chicago, University of Chicago ess, 199; Theodore D. Kemper, Research Agendas inthe Scogy of Emotions, Alban, State University of New York Pres, 19; para el ‘ugar de los sontimiertos en la ey, véase Dan M. Kahan y Martha C. Nussbaum, “Two Con- ‘eptons of Emouon in Cesminal aw”, en Colombia Law Revie, 259, 19. 2 LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD las personas también establecen sutiles distinciones, por ejemplo, entre los cuidados brindados por médicos, enfermeras, cSnyuges, hijos, vecinos o per sonal doméstico que vive en la casa. En cada caso, los protagonistas y los ex- pertos a menudo se enzarzan en virulentas polémicas sobre cudles son las for- mas los niveles de compensacién que corresponden a los cuidados brindados ‘en cada situacin. A menudo desechan ciertas combinaciones de relaciones, transacciones y medios por considerarios impropios en todo sentido. Mas adelante ofreceremos numerosos ejemplos de modificaciones en el trazado de los limites morales. También brindaremos explicaciones para las modificacio- nes en el trazado de limites morales en las relaciones sociales de intimidad. Consideremos e caso, por ejemplo, dela psicoterapia. Esta clase de vinculo spor naturaleza delicado, desde el momento en que un tratamiento efectivo depende de la calidad de la relacién entre el terapeuta y el paciente. Una guia ssemioficial para cuestiones legales relacionadas con la psicoterapia hace las siguientes recomendaciones en relacién con el sistema de pago adecuado en tuna relacién terapéutica: Acuerdos “especiales” de facturacién hacen que el paciente sa “diferente” y se asocian a mayores posibilidades de malentendios (reales, sublimados 0 pro- vectados) y, cuando aparece la contratransferencia, a una atencién impropia de inferior calidad (conérOntese con el tratamiento de pacientes vir) Los arre- gles que implican un trueque pueden ser en especial problematicos. El dinero 5 un medio de intercambio logico y las reacciones de los pacientes en relacién on él son razonablemente predecibles y comprensibles para el terapeuta (ol jez oe jurado, si se llega a ese punto). Trocar una atencién clinica por ot tipo de artculos, como bienes 0 servicio, aunque no es iegal ni tampoco necesaria- mente falto de ética, complica el tratamiento y aumenta las probabilidades de problemas de limites y de transferencia y contratransferenca. Lo mismo puede aplicarsea una atenciGn gratuita 0a un descuento (Reid, 1999: 60). La guia seftala qué medios -moneda de curso legal, no “acuerdos especiales de facturacion’~ y transferencias -remuneracién, no trueques 0 regalos~co- rresponden a la relacién terapeuta-paciente. ‘Ademés, el manual diferencia explicitamente lo que esta permitido y lo que ‘no en Ia relacién terapeuta-paciente. Es muy explicito al lamar la atencién sobre los limites entre una relacién lieita y otra que no lo es. Cuando se plantea el punto de las relaciones sexuales, flamean algunas “banderas rojas” que repre- sentan “violaciones de limites” impropias, y que incluyen los siguientes puntos: ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA, s ~ Evitar la documentacién de incidentes o de partes del tratamiento que terapeutas razonables hubieran anotado en la historia clinica (por ejem- plo, no mencionar regalos,amados telefénicos de o al paciente, ma terial de contenido sexual o la discusin que puede haber generado en el consultorio). ~ Atender a pacientes del sexo opuesto a solas en una clinica 0 consulto- rio desierto,en especial durante horarios no habituales o por la noche. — Cambiar el horario de las sesiones o las circunstancias del encuentro 3 las crcunstancias antes mencionadas sin ofrecer un buen motivo. ~ Atender al paciente a sols en la propia casa oen la del paciente ~ Evitar la supervisién, la consulta o la documentacin con una o dos pa- lentes mujeres cuando esas actividades son rutinaras con otros pacientes = Cerrar con llave la puerta del consultorio durante la sesién de terapia (Reid, 1999: 83 y 84). La guia también sefala otras “violaciones de limites” no vinculados con la sexualidad entre terapeuta y paciente, que incluyen la aceptacién de regalos valiosos de parte del paciente, retribuciones que superan los honorarios ha- bituales o el aprovechamiento de la “informacién confidencial” que puede brindar un paciente para hacer una inversi6n. “Su utilidad para los pacien- tes”, le aconseja al terapeuta, “depende de su capacidad profesional y de su habilidad para desempedar su papel como terapeuta y no otro papel que seré mejor que el paciente encuentre en su vida fuera del consultorio” (Reid, 1999: 89 y 90). En Ontario, un manual canadiense de las mismas caracteristicas para te- rapeutas llega incluso mas lejos. Ofrece un modelo de lo que los autores consi- eran “relaciones duales” que resultan problematicas. Las relaciones duales, soguin el manual, no slo amenazan el vinculo terapéutico, sine que también implican el riesgo de sanciones penales para los terapeutas. El cuadro 1.1 ofrece extractos de ese detallado modelo. Aunque uno pudiera pensar que la depredacién sexual constituye el mayor riesgo en esas relaciones, e! modelo -muestra dos rasgos sorprendentes: en primer lugar, advierte sobre una amplia ‘gama de riesgos en relaciones en las que no interviene el sexo, y en segundo lugar, a veces el riesgo en el vinculo terapéutico surge de relaciones previa- mente existentes y no al contrario, Como sucede en otras relaciones entre pro- fesional y cliente, los psiquiatras y los psicSlogos establecen un complejo c5- digo de distinciones, aunque bastante claro, acerca de lo que es apropiado o inapropiado en la combinacién de relaciones, medios y transacciones. “ LANEGOCIACION DE LA INTIMIDAD Como se explica esta proliferacién de distinciones, précticas, informa- ign y mandatos morales en relacién con la interaccién de la intimided y las ‘ransacciones econémicas? {Por qué los participantes, los criticos, los moralis- ‘as, los jursstas y los expertos se preocupan tanto por encontrar la forma “co- recta” de remuneracién para distintas relaciones intimas? ;Qué clase de efec- tos sociales producen,o al menos estén tratando de producis, los participantes ys especialistas en el tema? ‘Cuapro 11. Relaciones duales riesgosas en la prictica pscolégica Relacion profesional tras principal relaciones Ejemplo Terapeuta/consejero Politica Un paciente le pide que usted se file a una seccion local de una organizacin a fin de apo- yara alguien para cuyaeleccién el paciente esta trabajando. El paciente también solicit fondos para ese fin, Terepeuta/consejero —Sexual__Usted ha estado atendiendo a un paciente por tun tiempo. Encuentra al pacinte atractivo;én- pieza a vestirse para lamar su atencién; lo cite 4 horas tardias que ienden a volverse noctur- ‘nas. El paciente ha empezado a manifestar de- ‘eos de tener sexo con usted. Terapeuta/consejero Negocios Un abogado, que es quien mas e deriva pacien tes, se acerca a usted y Ie pide que se involucre profesionalmente en un problema privado. Educador Terapeuta Un estuciante de su clas se le acerca para plan- tearle problemas privadosy le pide ayuda por- {ue lo considera competente y confiable. Una variante de esta situacion es un pedido de parte de un familiar 0 de alguna persona con algiin vinewlo estrecho, ‘Abogado Terapeuta Usted es miembro del comité de promocion de su facultad y un politico local se convierte en paciente suyo, eee eee Fuente: adaptado de Bvans y Hears (1997: 55-57, ENCUENTROS ENTRE LA INTIMIDAD Y LA ECONOMIA, % CESERAS SEPARADAS? ¢MUNDOS HosTILES? Los especialistas en ciencias sociales se han dividido en tres grupos para dar respuesta a estas preguntas. El primer grupo, el mas grande, propone los con- ceptos paralelos de “esferas separadas y mundos hostiles’: 4reas distintas y apartadas para las actividades econémicas y las relaciones de intimidad, con tuna inevitable contaminacién entre ambas y un irremediable desorden cuando dichas esferas se ponen en contacto. Un segundo grupo, més reducido, ha res- pondido “nada-mas-que”: lejos de constituir un encuentro entre dos princi- pos contradictorios, la mezcla de actividades econémicas y de intimidad, vista de la manera adecuada, no es nada-mas-que otra version de una actividad nor- mal de mercado, nada-més-que una forma de expresién cultural, nada-mus-gue tuna forma de ejercicio del poder. Un grupo mucho mas pequefio, en el que me incluyo, ha respondido que las dos posiciones anteriores son erréneas, que las personas que mezclan intimidad y actividades econémicas estén activamente ‘comprometidas en la creacién y negociaci6n de “vidas conectadas” > {Cémo funciona el primer punto de vista? Una vieja e influyente tradi-

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