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A Quién Le Echo El Muerto
A Quién Le Echo El Muerto
Desde el huerto del Edén hasta nuestros días, ha quedado en la genética humana la
propensión de culpar a los demás por las cosas que nos pasan, o de fijarnos en los
defectos de otras personas para tratar de justificar nuestras faltas y colocar en balanza
nuestro nivel de maldad, “yo soy malo, pero aquel es peor”.
Ahora yo les pregunto a ustedes, ¿cuántos Brutus conocemos, que han elegido ser unos
mediocres en la vida, no crecen como persona, no avanzan en la vida, no tienen metas ni
proyectos, y están convencidos, que ese es su destino?
A los hijos de Dios que están escuchando esta reflexión les digo: No sea Brutus, Dios
tiene grandes cosas preparadas para usted:
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer 29:11).
Entrando ya en el plano netamente bíblico, hay un relato del cual extraje el título de
esta reflexión:
“Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y
arrojaron el cadáver sobre el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los
huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies” (2 Rey 13:21).
Mis estimados, no queda duda alguna, Eliseo tenia unción hasta en los huesos, lo único
malo es que, le echaron el muerto.
La palabra de Dios nos brinda unas herramientas que pueden sernos de mucho
provecho para superar esa situación:
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2 Cort 13:5).
De manera que antes de estarle examinando la vida a todo el mundo, debemos examinar
la nuestra, se lo garantizo mi estimado hermano, aprenderemos a callarnos la boca, y
dejar de juzgar y sentenciar a los demás, cuando aprendamos a ver primeramente
nuestras faltas y errores.
Si con esa porción de la palabra de Dios no se nos quita el mal habito, pues habrá
que reforzar el tratamiento:
“Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé” (Cant 1:6).
Clarito este texto ¿verdad? Antes de estar ocupados cuidándoles la vida a los demás,
cuidemos la nuestra.
Si con esto no nos curamos, pues hay que reforzar el tratamiento con algo más
fuerte:
“El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Jn
8:7).
De manera que, no hay problema, tira todas las piedras que quieras contra los demás,
pero eso sí, revisa primero que tu no seas igual o peor que la persona a la cual estás
apedreando.
Si con estos pequeños tips de la palabra de Dios no se nos quita la mala costumbre
de juzgar, señalar y sentenciar, pues habrá que aplicar el último recurso, y si con
ese no se cura, pues habrá que desahuciarlo:
“Y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea
perfecta” (2 Cort 10:6).
NO LE ECHES MÁS EL MUERTO A NADIE. Antes de culpar a los demás de todo lo que
nos pasa, revisemos primero nuestra vida, puede ser que nos encontremos con la
sorpresita de que nosotros mismos somos los responsables de la actitud de otros hacia
nosotros.
Uno de los hombres que estaba crucificado al lado de Jesús, tenía plena claridad en
esto:
“Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo” (Luc 23:41).
La autovaloración es un factor determinante en el ámbito de las interrelaciones
personales; el apóstol Pablo dijo esto al respecto:
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Rom 12:3).
Recordemos lo que Jesús enseñó en la parábola del sembrador (Mat 13: 1-9), el
problema nunca estuvo en la semilla, el problema estaba en el terreno donde fue
sembrada.
hay personas que no son buena tierra, ¿por qué? sencillamente porque mientras uno
se esfuerza en darles una enseñanza consistente, solida, comprobable, ellos estan
enviando mensajitos por el celular, estaban conversando con el vecino, X y Z que tiene a
la par, sabe porque? Porque son tierra esteril….. Y después dicen…. A MI NO ME HABLA
EL SEÑOR….nunca aprenden y se la pasan siempre HECHANDOLE EL MUERTO A
LOS DEMAS
En algo hay que estar claros, Dios nos llamó a ser Maestros de su palabra, no a ser,
payasos de circo. Y la palabra de Dios se merece respeto