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Jos indices y secciones bibliogrificas de mi serie anterior sobre el Diablo. Los capitulos de este libro corresponden a esos voliime- nes basicamente del modo siguiente: Capitulos 2-4: EI Diablo: Personificaciones del Mal desde la Antigiiedad hasta el Cristianismo Primitivo; Capitulos 5-7: Satén: La Tradicién Cristiana Temprana; Capitulos 810: Lucifer: El Diablo en ta Edad Media; Capitulos 11-16: Mefistifeles: El Diablo en et Mundo Moderno. Todos fueron public: dos por Cornell University Press. Los lectores también pueden consultar un excelente libro reciente de Neil Forsyth, El Vigjo Enemigo, Satin y el Mito del Combate (Princeton University Press, 1987) Las traducciones son mias, excepto las del hebreo y ruso. Para los pasajes de la Biblia hebrea he usado casi siempre la Nueva Version Internacional. Las citas de las dos novelas de Dostoievski en el Capitulo 15 estin tomadas de las trad de Constance Garnett Mi mas profundo agradecimiento a todos los que me ayuda- ron con los cuatro primeros voltimenes y también a J. Gordon Melton y Dennis Rohatyn. JerrRey Burro Russe Santa Barbara, California 1. EL MAL EL mal se experimenta directamente y de ese modo se lo intuye, Una joven es golpeada, un viejo asaltado, un niito violado, un terrorista hace estallar un avin en el aire, una potencia bomb: dea una poblacién civil. Aquellos cuya mente no ha sido deformada por una locura personal social, deberfan respon- der ante esos actos con inmediata y justificada indignacién. Nadie puede entretenerse en consideraciones abstractas de ética filos6- fica mientras ve cémo se golpea a una criatura. Porque en el hiyel mas fundamental, el mal no es abstracto. Es concreto y tangible. Esta percepcién directa es la mas importante. Pero también 9 valioso tomar distancia para reflexionar sobre la na general del mal. 2Qué es el mal? Los fildsofos han identificado tradicional- die tres pos. El primero es QD aquel que ocurre cuando un individuo inteligente, a sabiendas y con premedita fie ye sultimiento a otro ser sensible. Esta categoria excluye el io dolor que un cirujano provoca a su paciente, ya que el 10 no es el dolor fisico, sino el sufrimiento que involut pcimiento consciente, la anticipaci6n y el terror ante el do- falta de una raz6n que lo justifique. El segundo el sufrimiento resultante de procesos ignas y tornados. Algunos argu- tipo de mal es el tales como enfe n forma abstracta, que a los procesos naturales no se ncluir en el concepto del mal; pero esto es una los debi evasion, ya que los percibimos directamente como tales. Mis el mal natural y el moral se superponen. Un nifio puede morir de inanicién en Ja hambruna resultante de una sequia. 2Y 10s salvado siendo algo mas desprendidos con nue 16 tro dinero? ‘Seria este mal natural 6 moral? Al ser el cosmos responsabilidad de un Ser Inteligente, todo suftimiento que ocu- ra dentro de él es responsabilidad de ese Ser Inteligente y, pot 4o tanto, el mal natural y moral nuevamente convergen. El terce tipo es el GRAS wn concepto abstracto que no nos ocupara demasiado en este libro. El mal metafisico es la necesaria falta de perfecci6n que existe en cualquier cosmos creado, puesto que ningiin cosmos puede ser tan perfecto como lo es Dios. El mal también se da en diferentes érdenes de magnitud. J do un individuo asesina a un niito. veces es personal, como cu Otras, transpersonal, como cuando la mafia elimina a alguien 0 un gobierno bombardea una ciudad. Pareciera no existir limite para el mal transpersonal, puesto que hoy ponemos en riesgo a toda la raza humana y la vida de este planeta con nuestros arse- nales nucleares. El mal transgenérico también podria producirse. Si individuos inteligentes y de ética incompleta existieran en otros mundos, el mal abarcaria mas que a la humanidad, Final- mente, el mal también puede extenderse fuera de lo transgenérico, hacia el cosmos. La voluntad humana de asolar el planeta entero con el objeto de oponerse a algiin grupo o na- cion definido como el enemigo, refleja la voluntad del Diablo mismo, el Principe de las Tinieblas que, conscientemente, elige arruinar y destruir el cosmos al punto maximo de su capacidad, Al infligir sufrimiento por el placer del sufrimiento, al hacer el mal por el placer del mal, el Diablo es, por definicion, la perso- nificaci6n del mal césmico, Hoy en dia, pocas personas educadas consideran seriamente el concepto del Diablo. Hay quienes, desde una perspectiva rel tivista, niegan la existencia del mal en su totalidad. Algunos adutiten la existencia de acciones malvadas, pero no de indiv duos malvados. Otros s6lo aceptan que las personas puedan ser malvadas y limitan el mal a los seres humanos. Los historiadores y los antrop6logos saben, sin embargo, que las hipétesis no veri- ficadas sobre una determinada sociedad nos indican mucho més sobre esa sociedad que sobre la veracidad de sus hipétesis, A menudo se postula que, en el Mundo Moderno, la idea del Diablo carece de vigencia y que, por lo tanto, es falsa: una obje- ci6n que supone que el “mundo moderno” (como quiera que se lo defina) ha descubierto alguna verdad metafisica (como quie- ra que se la defina) que en la actualidad hace menos probable la Indo somibrio de Dios, lao oscuro de la nat M. C. Escher, Ef Chivo Expiatoric, 1921. EI Diablo aparece como el sleza divina, existencia del Diablo; aunque, de hecho, la existencia del Diablo no es menos probable hoy de lo que fuera anteriormente. Las creencias sociales, los estilos y los prejuicios han cambiado volversin a cambiar-, pero el problema subyacente del mal con! ntia siendo el mismo. Por consiguiente, la verdadera pregunta es hasta qué punto el concepto del Diablo tiene sentido. :Lo tuvo alguna vez? ¢Lo tiene ahora? 2Lo tendré en el futuro? A fines de este siglo, se podrian individualizar tres corrientes fundamentales de pensamiento. Una es la visi6n tradicional del mundo judeo-cristiano, que durante los dos 9 siglos ha ido debilitandose en forma sostenida, si bien esta recuperando fuer- zaen algunas partes del mundo. La segunda es la visién tradicional del mundo cientifico-materialista, cada vez més dominante a partir del siglo XVITI, aunque se ha visto debilitada por la fisica con- tempordnea, que sugiere que la materia es una construccién intelectual mas que una realidad final. La tercera es el pensa- miento de la Nueva Era, hostil a ambas visiones tradicionales, caracterizado por una amplia diversidad de angulos de enfoque y por un deseo de explorar la realidad mis alla de las lineas convencionales, El choque constructive entre estas visiones di vergentes esté produciendo indicios de que una nueva sintesis podria estar en gestacién. onde cabe el Diablo? 2Ks s6lo una supersticién obsoleta? La tinica definicién valida de supersticién es “una creencia que no es coherente con la visién global que se tiene del mundo”, Segiin esa definicién, la idea del Diablo resultaria sin duda una supersticién dentro de la vision del mundo cientifico, pero no asi desde los puntos de vista cristiano y musulmin, puesto que el concepto es coherente con esas visiones. Los pensadores de Ia Nueva Era tienden a interesarse en la idea del Demonio, pero para reinterpretarla desde una inacabable variedad de nuevos puntos de vista que carecen de coherencia global. Ya sea que exista o no en la mente humana, el concepto del Diablo tiene una larga historia y la aproximacién mas exitosa a su estudio debiera ser la histérica, Esta aproximacién observa los origenes del concepto, traza sus lineas iniciales y muestra su desarrollo gradual a través de las €pocas hasta llegar al presente. Solo unas pocas tradiciones reli iosas contienen el concepto del Diablo. La idea de una ca del mal no se encuentra, por ejemplo, en. Jas antiguas religiones grecorromanas, y tampoco la hay ni la ha habido= en el hinduismo o el budismo. La mayoria de las reli- igiones desde el budismo al marxismo- tienen sus propios demonios, pero solo cuatro religiones mayores tienen un verda- dero Diablo, Estas son el mazdaismo (zoroastrianismo), la rel hebrea antigua (no asi el moderno judaismo), la cristiandad y el islam, A través de estas cuatro religiones, la tradicién del Diablo ser trazada y definida historicamente. Como “tradicién” no quiero decir algo que ha sido heredado sin cambios, La idea de que los conceptos religiosos puedan haber sido transmitidos intactos a través de los siglos, desde Moi- sés, Jestis o Mahoma, es una ilusién. La tradicién religiosa se ende mejor como una continuidad dinamica y viviente, en desarrollo y evoluci6n. En el caso de la cristiandad, ésta tiene sus raiees y €s la continuacién de las comunidades cristianas primitivas y de la misma persona de Jesiis. Pero las enseiianzas de la comunidad cristiana actual (ya sea cat6lica, ortodoxa 0 protestante) no son idénticas a las del siglo I, pues ha existido lun desarrollo substancial en los siglos subsiguientes. La tradi cin conecta la cristiandad moderna con la antigua, pero esta conexién es dinamica, no estatica. De este modo, el Diablo esta definido por la tradici6n hist6- rica. Los esfuuerzos que se hagan por decir que el Diablo es realmente” algo diferente de dicha tradicién, son autocontra- dicciones. Algunos satanistas modernos, por ejemplo, disfrutan afirmando que el Diablo es “realmente” un ser “bueno”. Pero el Diablo es, por definicion, maldad. Llamar “bueno” al Diablo seria como llamar “caballo” a un grillo. Se es libre, por supuesto, de usar las palabras de cualquier modo, pero si hay un deseo de ser entendido, es preciso usarlas en su significado habitual. A nadie le gustaria exponerse al ridiculo tratando de montar a un. grill ah" Frases del tipo de ‘el Diablo es”, “el Diablo fue”, “el Diablo se convirti6”, corresponden a abreviaturas de “el concepto del Diablo es, fue, 0 se convirti6”. Nadie puede decir que el Diablo jad absoluta ~0 que no lo sea~ puesto que no tene- 1s acceso proposicional a realidades situadas mas alla de los ‘mites de la mente humana, La teoria historica nos ofrece ciertas bases para un conoci- to humano limitado, pero, al igual que la ciencia, no tiene 19

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