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REVISIÓN SISTEMÁTICA
Editado por:
Isabel Menezes,
Universidad de Oporto, Portugal
Revisado por:
Sharinaz Hassan,
Universidad Curtin, Australia
Giovanna Bubbico,
Departamento de Neurociencia, Imágenes y
Ciencias Clínicas, Universidad de “G.
d'Annunzio” Chieti­Pescara, Italia
*Correspondencia:
Beatriz Villarejo­Carballido
beatriz.villarejo@deusto.es
Sección de especialidad:
Este artículo fue enviado a
Psicología de la Educación,
una sección de la revista.
Fronteras en psicología
Recibido: 24 de abril de 2018
Aceptado: 05 de abril de 2019
Publicado: 24 de abril de 2019
Citación:
García­Carrión R,
Villarejo­Carballido B y
Villardón­Gallego L (2019) Salud mental de
niños y adolescentes: A
Revisión sistemática de
Intervenciones basadas en la interacción en
Escuelas y Comunidades.
Frente. Psicólogo. 10:918. doi: 10.3389/
fpsyg.2019.00918
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publicada: 24 de abril de 2019
doi: 10.3389/fpsyg.2019.00918
Niños y Adolescentes Mentales
Salud: una revisión sistemática de
Intervenciones basadas en la interacción en
Escuelas y comunidades
Rocío García­Carrión1, Beatriz Villarejo­Carballido2 * y Lourdes Villardón­Gallego2
1 2
Facultad de Educación, Psicología y Trabajo Social, Universitat de Lleida, Lleida, España, Facultad de Psicología y
Educación, Universidad de Deusto, Bilbao, España
Antecedentes: existe una creciente evidencia y conciencia sobre la magnitud de los problemas de
salud mental en todo el mundo, que comienzan la mitad de ellos antes de los 14 años y tienen efectos
de por vida en los individuos y la sociedad. A pesar de la naturaleza multidimensional de este desafío
global, que necesariamente requiere enfoques integrales, muchas intervenciones persisten en buscar
soluciones que solo aborden el nivel individual. El objetivo de este artículo es proporcionar una revisión
sistemática de la evidencia de los efectos positivos en la salud mental de niños y adolescentes
resultantes de intervenciones realizadas en escuelas y comunidades en las que la interacción entre
diferentes agentes es un componente integral.
Métodos: Se realizó una búsqueda extensa en bases de datos electrónicas (Web of Knowledge,
SCOPUS, ERIC y PsycINFO) para identificar intervenciones en las que las interacciones entre pares,
maestros, familias u otros miembros o profesionales de la comunidad desempeñaron un papel.
También se revisaron sus efectos sobre la salud mental de niños y adolescentes. Nosotros
llevó a cabo una revisión sistemática de los artículos publicados entre 2007 y 2017. Once estudios de
384 cumplieron los criterios de inclusión. Siete de los artículos revisados se centran en intervenciones
llevados a cabo en las escuelas y promover interacciones de apoyo que involucren a estudiantes,
maestros, familias y profesionales de la salud mental. Cuatro de los artículos desarrollan intervenciones
que involucran a los miembros de la comunidad en interacciones dialógicas con niños y adolescentes.
Resultados: Las intervenciones en escuelas y comunidades implementan estrategias que fomentan
interacciones de apoyo entre diversos actores, incluidos maestros, padres, miembros de la comunidad
y otros profesionales. Los efectos de las intervenciones de salud mental reportados sobre los problemas
de niños y adolescentes incluyen una disminución de conductas disruptivas y síntomas afectivos como
depresión y ansiedad, junto con un aumento de las habilidades sociales, así como una mejora en el
bienestar personal.
Conclusiones: Existe evidencia de un efecto positivo en la salud mental de niños y adolescentes, tanto
en la disminución de los síntomas del trastorno mental como en la promoción del bienestar emocional.
Si bien las interacciones entre diferentes actores parecen ser un aspecto relevante en todas las
intervenciones, se necesita más investigación para concluir su efecto en los resultados de los estudios
revisados.
Palabras clave: intervenciones basadas en interacción, salud mental, escuelas, comunidades, niños, adolescencia, revisión sistemática
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García­Carrión et al.
INTRODUCCIÓN
La niñez y la adolescencia son períodos críticos para promover la salud
mental, ya que más de la mitad de los problemas de salud mental comienzan
en estas etapas y muchos de ellos persisten durante toda la vida adulta
(Kessler et al., 2005). Actualmente, esto se ha convertido en una prioridad ya
que los datos mundiales muestran un aumento en la prevalencia de problemas
de salud mental en la infancia y la adolescencia (de la Barra M, 2009) y el
porcentaje de los afectados alcanza casi el 20% (OMS, 2016). La situación
se ve agravada aún más por el hecho de que muchos de estos niños y
adolescentes no reciben la atención especializada que necesitan (Mills et al.,
2006; Weist y Murray, 2008; Green et al., 2013).
En consecuencia, se han realizado importantes esfuerzos para reunir la
mejor evidencia sobre salud mental y se ha planteado el desafío de ponerse
de acuerdo sobre cuestiones fundamentales en el campo como la definición
de salud mental y otros conceptos relacionados (Mehta et al., 2015) . Según
la OMS, la salud mental se entiende no como una mera ausencia de
enfermedad, sino, en un sentido más amplio, como un estado de bienestar
en el que los individuos desarrollan sus capacidades, afrontan el estrés de la
vida diaria, realizan un trabajo productivo y fructífero. y contribuir al
mejoramiento de su comunidad (OMS, 2004). Esta definición sirvió de base
para el Plan de Acción de Salud Mental de la OMS para 2013­2020, que
incorpora los conceptos de promoción de la salud mental, prevención y
tratamiento de las enfermedades mentales y rehabilitación. En particular, en
el plan se hace hincapié en los aspectos del desarrollo de niños y jóvenes,
incluida, por ejemplo, la capacidad de gestionar pensamientos y emociones,
así como de establecer relaciones sociales y la capacidad de aprender, como
facetas críticas que deben abordarse en el ámbito mental. intervenciones de
salud.
Las intervenciones de salud mental realizadas en las escuelas y en las
comunidades parten de la premisa de que los problemas que experimentan
los adolescentes están determinados por la interacción de factores
individuales, ambientales y familiares (Manjula, 2015). En consecuencia, las
escuelas y comunidades ofrecen un contexto óptimo para intervenir a medida
que los niños y adolescentes crecen y se desarrollan a través de la interacción
social. Las escuelas y comunidades pueden aprovechar al máximo su entorno
para fomentar el desarrollo de niños y jóvenes y promover una buena salud
mental (Weist y Murray, 2008). Muchos de los programas de salud mental
implementados en las escuelas promueven el desarrollo de habilidades
sociales, competencias socioemocionales y resultados de aprendizaje y, al
mismo tiempo, reducen el comportamiento disruptivo (Dowdy et al., 2010;
Moreira et al., 2010; Durlak et al. ., 2011; Suldo et al., 2014). Por lo tanto, el
entorno y el clima escolar pueden desempeñar un papel fundamental a la
hora de fomentar la promoción de factores protectores de la salud mental,
como las competencias y habilidades socioemocionales (Osher et al., 2012).
Por lo tanto, el desarrollo social y cognitivo se lleva a cabo a través de
interacciones sociales en un contexto cultural y social particular (Vygotsky,
1978; Bronfenbrenner, 1979). Basándose en las contribuciones de la teoría
del desarrollo cognitivo de Vygotsky, la interacción humana que tiene lugar
en el contexto social y cultural mejora el aprendizaje y es fundamental para la
función psicológica. Estos procesos culturales en los que las personas
aprenden y se desarrollan se producen a través de interacciones con otros,
incluidas las relaciones simétricas (pares), así como entre experto y novato
(por ejemplo, profesor­alumno) (Rogoff, 1990; Cole, 1996).
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Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental
Es importante destacar que se han producido instrumentos específicos para
capturar formas productivas de diálogo en contextos educativos (Hennessy
et al., 2016).
La mayor parte de las investigaciones se han dedicado a comprender el
papel central que desempeña la calidad del diálogo y la interacción entre
estudiantes, en aulas de grupos pequeños o en entornos de clase completa,
interacción profesor­alumno (ver revisión de Howe y Abedin, 2013) . Además,
las investigaciones realizadas en escuelas comunitarias también han
informado del beneficio de involucrar a las familias y a los miembros de la
comunidad en las interacciones de aprendizaje con los estudiantes de
primaria, especialmente para aquellos que pertenecen a poblaciones
vulnerables (Flecha y Soler, 2013; Valls y Kyriakides, 2013).
En consecuencia, la comunidad juega un papel central en el desarrollo
humano a través de sus interacciones en las actividades socioculturales de
sus comunidades (Rogoff, 2003). Se han reportado mejoras similares entre
estudiantes con discapacidad como resultado de participar en interacciones
de cuidado y apoyo entre pares y con otros adultos al resolver tareas
académicas en grupos interactivos (García­Carrión et al., 2018). La relevancia
de las formas productivas de diálogo e interacciones de apoyo entre pares,
docentes y otros miembros de la comunidad, también han reportado efectos
positivos en el comportamiento prosocial de los estudiantes de 4to grado
(Villardón­Gallego et al., 2018). Estos estudios evidencian el potencial de las
intervenciones educativas que aprovechar el potencial de fomentar
interacciones entre diferentes agentes y promover diálogos productivos como
herramientas de mejora académica y social.
Sin embargo, cuando se busca mejorar la salud mental a través de
interacciones dialógicas, la investigación es escasa. El estudio pionero
realizado por Seikkula y Arnkil (2006) mostró los beneficios psicológicos y
sociales de la terapia basada en diálogos abiertos y de anticipación con
adultos y adolescentes que involucraban también a la familia junto con los
profesionales. En lugar de centrarse en el individuo, facilitar interacciones de
apoyo entre pares, profesionales y familiares podría ser un activo que sustente
las intervenciones de salud mental con niños y adolescentes. Este estudio
mostró el papel fundamental de las interacciones colectivas, que eran muy
diferentes de un diálogo entre dos individuos (Seikkula y Arnkil, 2006).
Identificaron tratamientos multisistémicos (MST) caracterizados por la
participación de profesionales en estrecha interacción con adolescentes,
familias y otras redes. La replicación de estos estudios estadounidenses en
Noruega encontró evidencia de efectividad, particularmente, en las habilidades
sociales de los adolescentes (Ogden y Halliday­Boykins, 2004). Sin embargo,
según Seikkula y Arnkil (2006, p. 181): “no se reveló qué causó en última
instancia el resultado observado. Después de todo, los métodos no ayudan
ni curan a nadie como tal.
Los métodos psicológicos ­y otros medios basados en la interacción­ existen
según la actividad del usuario”.
Mientras que determinar el efecto de la interacción en sí misma en los
resultados obtenidos puede ser problemático, los autores de este artículo
pretenden examinar las intervenciones de salud mental basadas en
interacciones, definidas como aquellas en las que las interacciones colectivas,
que involucran a profesionales, familiares y miembros de la comunidad con
niños. y adolescentes, son un componente integral de la intervención. Esta
revisión sistemática se centra en las intervenciones realizadas en escuelas y
comunidades y sus resultados en la salud mental de niños y adolescentes.
Según la definición de salud mental de la OMS proporcionada anteriormente,
la atención primaria
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García­Carrión et al.
Los estudios seleccionados para esta revisión incluirán resultados positivos en
un sentido más amplio, que comprenden no sólo la reducción de los síntomas
del trastorno mental sino también la promoción del bienestar emocional.
MÉTODOS
El estudio realiza una revisión sistemática (Gough et al., 2013), metodología
desarrollada por el Centro EPPI del Instituto de Educación de la UCL. También
hemos tenido en cuenta las recomendaciones de PRISMA (Moher et al., 2009)
y la lista de verificación de Joanna Briggs Institute (JBI) (Lockwood et al.,
2015), con el fin de ofrecer transparencia, validez, replicabilidad y actualización
en este estudiar.
Estrategia de búsqueda Esta
revisión sistemática se ha centrado y definido por la pregunta: ¿Las
intervenciones de salud mental basadas en interacciones en escuelas y
comunidades tienen efectos positivos entre niños y adolescentes? Esta
pregunta se ha definido en términos de PICOS: En niños y adolescentes
(Población) las intervenciones basadas en interacción (Intervención) son
efectivas para disminuir conductas disruptivas y síntomas afectivos como la
depresión y la ansiedad (en niños y adolescentes con problemas de salud
mental), y ¿En aumentar las habilidades sociales y mejorar el bienestar y el
compromiso académico (en niños y adolescentes en general)? (Resultados).
Para la revisión, se buscaron y seleccionaron artículos empíricos publicados
en revistas científicas internacionales en las áreas de psicología, educación y
salud mental y centrados en intervenciones entre niños y jóvenes entre 2007 y
2017.
Para ello se analizaron las siguientes bases de datos: Web of Knowledge,
SCOPUS, ERIC y PsycINFO.
Se buscaron los artículos utilizando las siguientes palabras clave: "basado
en la escuela", "basado en la comunidad", "diálogo", "salud mental", "bienestar",
"desarrollo emocional", "intervenciones", "programa", " interacción” y
“prevención”. La exploración se completó con búsquedas que emplearon
sinónimos o derivados de las palabras clave. Las palabras clave también se
combinaron para refinar la búsqueda. Se incluyeron las publicaciones que
contenían los criterios de búsqueda en el título, en las palabras clave y en el
resumen.
Criterios de inclusión y exclusión Para identificar y
seleccionar los estudios más relevantes para nuestra investigación, se
establecieron criterios de inclusión y exclusión.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes:
­ Grupo de población especial: niños y adolescentes.
­ Edad objetivo: 6 a 18 años, inclusive.
­ Intervenciones de salud mental en las que las interacciones colectivas,
incluidos profesionales, familias y miembros de la comunidad con niños y
adolescentes, sean un componente integral.
­ Estudios que informen los resultados de la intervención en la disminución de
los síntomas y/o la promoción del bienestar.
Los criterios de exclusión fueron los siguientes:
­ Las intervenciones se centran en la primera infancia, los jóvenes o los adultos.
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Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental
­ No se especifica la edad objetivo, o la población objetivo es menor de 5
años o mayor de 18 años.
­ Intervenciones de salud mental centradas en interacciones uno a uno (es
decir, profesional­niño/profesional­adolescente).
­ La intervención no se describe ni evalúa, como en ensayos, investigaciones
teóricas o revisiones de la literatura.
Proceso de selección La primera
parte de la búsqueda arrojó un total de 384 artículos de revistas indexadas:
183 publicados en la base de datos WOS, 12 en Scopus, 33 en ERIC y 156 en
PsycINFO. Todos estos artículos fueron ingresados en el software Mendeley
para su selección y revisión. Se obtuvo información básica como título, año,
autoría y resúmenes, que se introdujeron en una hoja de cálculo para una
primera selección.
De los 384 artículos recopilados en la búsqueda inicial, posteriormente se
revisaron los títulos y sus autores para eliminar duplicados. Esta revisión fue
realizada por los miembros del grupo de forma independiente con el fin de
eliminar documentos duplicados, concretamente 83 fueron duplicados y por
tanto fueron descartados, resultando un nuevo total de 301 artículos.
Se revisaron los resúmenes de los 301 artículos según los criterios de
inclusión y exclusión. Como resultado, 17 artículos cumplieron inicialmente los
criterios de inclusión y fueron elegibles para la revisión (ver Figura 1). Los
artículos fueron descargados para una revisión en profundidad.
Los tres investigadores examinaron los artículos de forma independiente y
extrajeron la información más relevante que se incluyó en una hoja de cálculo.
La información se refería a: (a) características del estudio (autor, país, criterios
de selección, diseño, período de adquisición de datos), (b) población (población
objetivo, edad y tamaño de la muestra), (c) entornos y (d) tipo de estudiar. Una
vez examinados en profundidad los artículos frente a los criterios de inclusión
y exclusión, se discutieron las discrepancias para llegar a un consenso en la
selección final de los estudios. Esta primera revisión y discusión de los estudios
de los 11 artículos condujo a la eliminación de otros seis artículos que no
cumplían adecuadamente con los criterios de inclusión. Así, finalmente se
seleccionaron un total de 11 artículos para su análisis (Figura 1).
Evaluación de la calidad La calidad
de los estudios seleccionados se evaluó mediante una lista de verificación
siguiendo la guía metodológica para revisiones sistemáticas desarrollada por
el Instituto Joanna Briggs (JBI) (Lockwood et al., 2015). Los estudios
seleccionados se compararon con nueve preguntas.
Los resultados de la evaluación se presentan en la Tabla 1.
Análisis de datos Para
el análisis de los estudios, los tres investigadores desarrollaron una matriz
analítica para sistematizar la información más relevante para el propósito de la
revisión: características de los estudios, interacciones fomentadas durante la
intervención, efectos positivos e información para la evaluación del riesgo de
sesgo. Cada investigador analizó los estudios de forma independiente con el
objetivo de identificar, por un lado, cómo las intervenciones promueven
interacciones entre diferentes agentes y, por otro lado, los efectos de las
intervenciones en la población objetivo. En primer lugar, los datos se
categorizaron siguiendo un método inductivo. En segundo lugar, los
investigadores compararon sus análisis para llegar a un consenso para informar
los principales hallazgos de la revisión.
3 Abril 2019 | Volumen 10 | Artículo 918
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García­Carrión et al.
FIGURA 1 | Diagrama de flujo para mostrar el proceso de selección de estudios.
RESULTADOS
El análisis de 11 intervenciones de salud mental dirigidas a niños y
adolescentes reportó los beneficios para ambos ­estudiantes con
problemas de salud mental y participantes sanos­ resultantes de su
participación en los programas analizados. Nueve de los estudios
muestran que los efectos de las intervenciones preventivas tienen como
objetivo reducir problemas futuros y promover la salud mental entre
niños y adolescentes sin problemas de salud mental. Solo dos estudios
se dirigen a niños que ya habían contactado con el servicio de salud
mental escolar (Fazel, 2015) y a adolescentes que presentaban síntomas
depresivos (Connell y Dishion, 2008).
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Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental
En conjunto, los artículos revisados muestran una serie de estudios
realizados principalmente en el contexto estadounidense, siete de cada
diez, mientras que el resto de estudios se realizaron en Reino Unido y Kenia.
Siete de las intervenciones se realizaron en escuelas y cuatro de
estaban basados en la comunidad.
Todos los estudios han demostrado promover una salud mental
positiva al aumentar el bienestar y prevenir otros problemas relacionados,
así como reducir los síntomas afectivos entre aquellos participantes que
ya estaban afectados. Un análisis detallado de las estrategias
implementadas en los programas de salud mental reveló un énfasis en
fomentar las interacciones entre los niños y adolescentes involucrándolos
en diálogos.
4 Abril 2019 | Volumen 10 | Artículo 918
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García­Carrión et al. Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental

TABLA 1 | Calidad de los estudios. De manera similar, las intervenciones se centran en las “interacciones
grupales” como estrategia preventiva que busca reducir futuros problemas de
Fuente Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9
salud mental y promover el bienestar (McWhirter y McWhirter, 2010). En concreto,

Atkins y otros, 2015 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí dos programas de prevención orientados a grupos (Proyecto de Educación y

Bloemraad y Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí
Empoderamiento para el Rejuvenecimiento Familiar y Prevención de Educación
Terríquez, 2016 Psicológica Orientada a Grupos) se caracterizan por debates en grupos pequeños
Bradshaw et al., 2009 Sí Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí entre los estudiantes y con sus madres; en ambos entornos, los participantes

Cappella et al., 2012 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí entablan un diálogo en un clima no amenazante y al mismo tiempo alientan el

Connell y Dishion, Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí cultivo de la retroalimentación y el apoyo entre ellos (McWhirter y McWhirter,

2008 2010).
Fazel, 2015 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí

Houlston y otros, 2011 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí Además, tres estudios promovieron interacciones colaborativas entre padres,
Kia­Keating et al., 2017 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí profesores y profesionales de la salud mental (Bradshaw et al., 2009; McWhirter
McWhirter y Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí y McWhirter, 2010; Atkins et al., 2015). Las características interactivas de estos
McWhirter, 2010 programas de salud mental incluyen la creación de asociaciones y grupos de
Ohl y otros, 2013 Sí Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí pares positivos, la resolución pacífica de problemas y el fomento de las
Puffer y otros, 2016 Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí interacciones entre padres y estudiantes, entre otras. Esto se alinea con la
necesidad de integrar la ecología escolar en la planificación de programas y la
P1. ¿Existe congruencia entre la perspectiva filosófica expuesta y la metodología de investigación?
implementación de programas efectivos, como se observa en el modelo de
P2. ¿Existe congruencia entre la metodología de la investigación y la pregunta u objetivos de la servicio Link to Learning (L2L) instituido en las aulas y hogares para apoyar a los
investigación? niños con trastornos de conducta disruptiva que viven en zonas urbanas bajas.
P3. ¿Existe congruencia entre la metodología de investigación y los métodos utilizados para recopilar
datos?
­comunidades de ingresos (Atkins et al., 2015). En la misma línea, la colaboración
P4. ¿Existe congruencia entre la metodología de investigación y la representación y análisis de datos?
entre padres y maestros en las aulas es el núcleo del Programa de Asociación
Familia­Escuela (Bradshaw et al., 2009). Las interacciones basadas en discusión
P5. ¿Existe congruencia entre la metodología de la investigación y la interpretación de los resultados?
incluyen que los padres lean en voz alta a sus hijos, con especial énfasis en la

P6. ¿Se aborda la influencia del investigador en su búsqueda, y viceversa?

P7. ¿Están adecuadamente representados los participantes y sus voces?
P8. ¿Es la investigación ética según los criterios actuales o, en el caso de estudios recientes, existe
evidencia de aprobación ética por parte de un organismo apropiado?
P9. ¿Las conclusiones extraídas en el informe de investigación surgen del análisis o interpretación de los
datos?
que involucró a diferentes agentes: docentes, familias, miembros de la comunidad,
profesionales de la salud mental. En la Tabla 2 se proporciona una descripción
general de los artículos seleccionados.
Interacciones de apoyo en intervenciones de salud mental Las interacciones
entre estudiantes,
maestros, familiares y miembros de la comunidad y otros profesionales juegan un
papel importante en las intervenciones analizadas. Los programas de salud
mental desarrollados en escuelas y comunidades incluyen estrategias específicas
que tienen énfasis en implementar apoyo entre pares, asociaciones y espacios
de diálogo para que los niños y adolescentes participen en interacciones de
apoyo con otros pares o adultos relevantes.
Interacciones colaborativas entre niños, maestros y padres en el contexto
escolar Las interacciones entre maestros y
estudiantes sustentan las estrategias de las intervenciones de salud mental de
diferentes maneras específicas, que incluyen tutorías, entrevistas, reuniones de
consulta, estrategias de aprendizaje asistido por pares, juegos interactivos, no
cooperativos. ­juegos de construcción competitivos, entre otros. (Bradshaw et al.,
2009; Houlston et al., 2011; Cappella et al., 2012; Ohl et al., 2013; Atkins et al.,
2015; Fazel, 2015). En general, cinco de los estudios implementan estrategias
destinadas a desarrollar habilidades sociales en los niños a través de la
interacción y la colaboración.
promoción del razonamiento entre los estudiantes.
La interacción se guía mediante preguntas abiertas después de la lectura o
utilizando otros materiales, como cintas de vídeo. Los padres reaccionaron y
discutieron las situaciones y enfoques alternativos para resolver los problemas.
También se debatió sobre situaciones problemáticas que surgen en casa.
Fomento de las habilidades comunicativas y la interacción entre el hogar y
la escuela Las
habilidades comunicativas y la práctica de la comunicación familiar son un
componente central de READY, un programa de intervención familiar para
prevenir la infección por VIH y los problemas de salud mental (Puffer et al., 2016).
La interacción y el entrenamiento de habilidades comunicativas involucraron a
familias, cuidadores, niños y la comunidad, ya que la intervención se llevó a cabo
en congregaciones religiosas. Al mejorar la comunicación familiar como factor
protector contra los trastornos de salud mental, READY se basa en un enfoque
prometedor para fortalecer los procesos familiares protectores que pueden
prevenir futuros resultados negativos para los adolescentes (Puffer et al., 2016).
Junto con estas actividades, y mientras se implementaba el programa, también
se fomentó la interacción, utilizando un sistema de correo de voz para cultivar la
participación de los padres y brindar consultas según fuera necesario, y pidiendo
a los padres que completaran y devolvieran hojas de comentarios indicando si
habían completado las actividades semanales en el hogar y si habían encontrado
algún problema.
Por su parte, Atkins et al. (2010) llevaron a cabo una intervención centrada
en la comunicación entre el hogar y la escuela y en las rutinas domésticas que
apoyan el aprendizaje, el apoyo a las tareas y las lecturas diarias.
Promovieron la interacción entre padres y profesores mediante

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García­Carrión et al. Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental

TABLA 2 | Resumen de los estudios incluidos.

Primer autor ­ Año Ajustes País Instrumentos de evaluación Tipo de estudio Población objetivo Muestra
tamaño *

Atkins y otros, 2015 Escuela Estados Unidos Observaciones, informes y Intervención/Cuasi­ Niños y familias 416 (280)
evaluacion academica experimental/
actuación Longitudinal
Bloemraad y Comunidad Estados Unidos Cuestionario, entrevista, Inmigrante Descriptivo/Transversal 1210 (440)
Terríquez, 2016 y datos documentales jóvenes/comunidades de color
Bradshaw et al., 2009 Escuela Estados Unidos Rendimiento académico y Intervención/ Niños 678
entrevista Cuasiexperimental/Longitudinal

Cappella et al., 2012 Escuela Cuestionarios de Estados Unidos y Intervención/Cuasi­ Consultor, docente y 890 (828)
entrevistas experimental niños

Connell y Dishion, Escuela Cuestionarios de Estados Unidos Intervención/Longitudinal Adolescentes en riesgo 998
2008

Fazel, 2015 Escuela Entrevista en Reino Unido Encuesta/Transversal Niños refugiados 40

Houlston y otros, 2011 Secundario Cuestionarios del Reino Unido Encuesta/Transversal Adolescentes 334
Escuela

Kia­Keating et al., 2017 Comunidad Foros de la comunidad de Estados Unidos Intervención Los jóvenes latinos, sus familias y 194 (21)
comunidad
McWhirter y Comunidad Sesiones grupales de Estados Unidos Intervención comparada familia y niños
McWhirter, 2010

Ohl y otros, 2013 Escuela Cuestionarios del Reino Unido Intervención/Cuasi­ Niños 385
experimental
Puffer y otros, 2016 Comunidad Kenia Cuestionarios Intervención/Longitudinal Adolescentes 440 (237)

*Tamaño de la muestra: muestra total del estudio; los paréntesis indican el número total de niños y jóvenes.

mediante dos técnicas: Boletas de calificaciones diarias y Buenas noticias
Notas. Las boletas de calificaciones diarias, por un lado, constan de
Tarjetas en las que profesores y padres unen esfuerzos para identificar,
monitorear y reforzar conductas que interfieren con el aprendizaje.
Profesores y padres acuerdan un sistema de calificación para realizar un seguimiento
comportamientos, un programa de recompensas y un plan de seguimiento
intervalos que potenciarán tanto la retroalimentación directa a los estudiantes
y comunicación entre el hogar y la escuela. Notas de buenas noticias, sobre el
Por otro lado, son los certificados que los profesores envían a las familias.
detallar los comportamientos deseables exhibidos por los niños, como medio
Proporcionar comentarios positivos semanales a los padres. Las notas
identificar las fortalezas de los estudiantes, fomentar la mejora del comportamiento mediante
Reforzar pequeños logros y equilibrar informes de infracciones.
con comentarios positivos.
diálogos recíprocos sobre soluciones para problemas que van desde la violencia
exposición y disparidades de salud a las dificultades encontradas por
Jóvenes que buscan prosperar, como lo ejemplifican los HÉROES
Proyecto (Kia­Keating et al., 2017).
Ha habido otras organizaciones comunitarias
estudiado en California, destinado a promover “culturas de la salud”
involucrando a las personas en la construcción de redes sociales, fomentando
solidaridad y eficacia colectiva, o promoviendo una acción compartida
compromiso con el bienestar colectivo (Puffer et al., 2016).
En general, estos programas promueven espacios dialógicos en los que
las voces de las minorías, que a menudo han sido excluidas,
en cambio, se les da protagonismo y se les escucha, a fin de
buscar soluciones que aborden las desigualdades que afectan
sus comunidades.

En general, estos estudios reportan un enfoque multinivel, que aborda

escuelas, familias, comunidades y proveedores de salud mental y
servicios. Los tres artículos incluyen programas que evidencian la
papel crucial de la participación de la familia y los padres en la promoción
salud mental entre adolescentes (Connell y Dishion, 2008;
Puffer et al., 2016) y niños (Atkins et al., 2015). De acuerdo a
Connell y Dishion (2008), que ofrecen servicios centrados en la familia
Efectos
Los efectos de las intervenciones realizadas en las escuelas
y comunidades con énfasis en fomentar el apoyo
interacciones como se discutió anteriormente han beneficiado a los niños y
adolescentes según lo reportado en las siguientes dimensiones:

en el entorno escolar facilitó la participación familiar en Sintomatología internalizante: tres estudios incluyen
el programa. Intervenciones que han tenido efectos positivos en el tratamiento.
y prevención de trastornos afectivos como la depresión
Participar en un diálogo con los miembros de la comunidad y ansiedad. Así, Connell y Dishion (2008) determinaron,
Entablar un diálogo con los mismos miembros de la comunidad que a lo largo de 3 años, su potencial para reducir y prevenir la
podría estar en riesgo de sufrir problemas de salud mental es fundamental Aumento de los síntomas depresivos en adolescentes tempranos en riesgo.
para el éxito de la intervención. Algunas estrategias para su Asimismo, Ohl et al. (2013) confirmaron la efectividad
participación incluye la creación de un Consejo Asesor Comunitario local de las relaciones para disminuir los síntomas emocionales.
Comité (Puffer et al., 2016) o una Junta Asesora Comunitaria McWhirter y McWhirter (2010) obtuvieron los resultados
(Kia­Keating et al., 2017). Estos últimos involucran a los participantes en del programa de intervención GOPEP (McWhirter et al.,

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García­Carrión et al.
1997), basado en sesiones grupales y en sesiones conjuntas, que
implicaron una colaboración sustancial entre investigadores y participantes,
y confirmaron la eficacia del programa SOAR (Student Optimistic Attitudes
and Resilience Program) en la reducción de la ansiedad y la depresión. El
programa FREE, por su parte, fue eficaz para disminuir el autoaislamiento
entre los niños y sus madres, sobrevivientes de violencia doméstica.
Sintomatología externalizante: Cuatro artículos presentan mejoras en
aspectos relacionados con la agresividad y problemas de conducta. Ohl y
col. (2013) confirmaron que el proyecto Pyramid ayudó a mejorar los
problemas de los pares; sin embargo, no encontraron efectos positivos
sobre los problemas de conducta. McWhirter y McWhirter (2010) reunieron
evidencia que confirma la efectividad del proyecto FREE para disminuir
los conflictos familiares, y del programa SCARE (Educación de Reemplazo
de Agresión Creada por Estudiantes), uno de los programas de intervención
del GOPEP, para disminuir y manejar la agresión, la ira y la conductas
violentas. Sin embargo, Cappella et al. (2012) no encontraron diferencias
significativas en la regulación del comportamiento como efecto de su
intervención BRIDGE, aunque los niños identificados con problemas de
comportamiento se beneficiaron más que sus pares en el área de las
relaciones sociales. Por otro lado, Bradshaw et al. (2009) confirmaron los
efectos positivos a largo plazo en la reducción de los problemas de
conducta y de salud mental resultantes de la intervención CC.
Bienestar personal: Seis de los estudios informaron efectos positivos en
el fortalecimiento de los aspectos relacionados con la psicología del
bienestar, incluidos el autoconcepto, la autoestima, la autoeficacia y el
empoderamiento, entre otros. Capella et al. (2012) confirmaron la
existencia de un efecto positivo de la intervención sobre el autoconcepto
académico de los niños. Atkins y cols. (2015) encontraron una mejora
significativamente mayor en las habilidades sociales entre los niños que
habían participado en la intervención, mientras que Ohl et al. (2013)
comprobaron su efecto positivo sobre el comportamiento prosocial.
Houlston et al. (2011) confirmaron que el apoyo de los pares mejora la
autoestima de las víctimas de bullying, así como su percepción del apoyo
brindado por amigos y otros estudiantes. Los participantes afirmaron que
el apoyo entre pares tuvo un impacto positivo en las relaciones de los
estudiantes, mejorando y construyendo redes de pares con compañeros
de apoyo capacitados y otros estudiantes.
Más específicamente, en situaciones de acoso, los estudiantes
consideraron que el apoyo de sus pares era útil por varias razones,
incluyendo poder hablar sobre ello, tener compañeros con quienes
interactuar o ayudar a los estudiantes acosados a contarles a otros su difícil situación.
Bloemraad y Terriquez (2016) recogieron las opiniones de personas
que participan en actividades organizadas por CBO (Organizaciones
Comunitarias). Los resultados proporcionan evidencia del impacto que la
participación en las OBC tiene en los participantes, es decir, cuando se
preparan para inscribirse y tener éxito en la universidad, así como en sus
habilidades de desarrollo de capacidades cívicas autoinformadas, que
abarcan habilidades tan diversas como comunicarse con otros, comprender
el impacto que las decisiones gubernamentales tienen sobre la comunidad,
hablar en público o planificar eventos. Además, la participación en
organizaciones comunitarias mejora el empoderamiento personal y la
autoeficacia, ya que los participantes aprenden a defender sus creencias
y se vuelven más conscientes de la salud.
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Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental
problemas que afectan a sus comunidades y aprender sobre su propia
cultura o grupo étnico. En cuanto a los resultados de salud y educación,
los participantes se informaron mejor sobre las opciones universitarias y
profesionales, cuidaron mejor su salud personal y mejoraron sus
calificaciones escolares.
McWhirter y McWhirter (2010) demostraron que el proyecto FREE dio
como resultado un aumento del bienestar emocional, la participación de
los pares y la autoestima de los niños y las mujeres, así como la
autoeficacia de las mujeres.
Contexto: Cinco de las intervenciones informaron mejoras en el clima del
aula y en las interacciones entre docentes, estudiantes y compañeros. El
estudio realizado por Cappella et al. (2012), basado en la intervención
BRIDGE, demuestra cómo las interacciones en el aula generan un clima
positivo donde el apoyo emocional y la sensibilidad docente son
prominentes.
Estas interacciones también promueven un clima positivo en el aula,
caracterizado por un manejo óptimo del comportamiento, productividad y
formatos de aprendizaje instruccional. Además, se ha verificado que
ayudan a desarrollar apoyo educativo, expectativas más positivas de los
maestros con respecto al comportamiento de los niños y una relación
maestro­alumno más receptiva. El estudio de McWhirter y McWhirter
(2010), basado en intervenciones grupales, destaca que interactuar con
otras personas ayuda a construir relaciones positivas entre pares y
adultos. Estas conclusiones son compartidas por Puffer et al. (2016), cuyo
estudio se centró en la comunicación familiar, y quienes concluyen que la
comunicación intrafamiliar mejora el bienestar. En una línea similar,
Bloemraad y Terriquez (2016) encuentran que las interacciones
fomentadas por la intervención mejoran el bienestar en la comunidad.
DISCUSIÓN
La presente revisión sistemática de estudios ha cumplido el objetivo de
identificar evidencia de efectos positivos de las intervenciones basadas en
interacciones en escuelas y comunidades en la salud mental de niños y
adolescentes. Hemos demostrado que las intervenciones de salud mental,
en las que se fomentan interacciones de apoyo entre diferentes actores,
tienen un efecto positivo en la disminución de los síntomas afectivos y en el
aumento del bienestar personal entre niños y adolescentes.
Detectamos en estos programas un énfasis en involucrar a niños y
adolescentes en interacciones de apoyo con otros adultos relevantes, como
maestros, familiares, miembros de la comunidad y otros profesionales. En
general, muestra los beneficios que pueden obtener los niños y adolescentes
sin problemas de salud mental, particularmente en las intervenciones
preventivas, como se centró en nueve de los estudios. Solo dos estudios se
dirigen a adolescentes y niños con problemas de salud mental (Connell y
Dishion, 2008; Fazel, 2015). La literatura analizada arroja luz sobre la
importancia de las intervenciones preventivas donde diferentes agentes
trabajan juntos hacia el objetivo común de promover la salud mental de niños
y adolescentes (Atkins et al., 2015; Kia­Keating et al., 2017).
Los efectos positivos sobre la salud mental se logran mediante
intervenciones que sean culturalmente apropiadas y culturalmente
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García­Carrión et al.
fundamentado (Bloemraad y Terriquez, 2016; Puffer et al., 2016; Kia­Keating et
al., 2017). Esto es particularmente importante en aquellas intervenciones que
requieren la participación activa de las familias y los miembros de la comunidad.
El papel de los miembros de la familia y la comunidad emerge como particularmente
relevante y proporcionarles habilidades comunicativas y fomentar la comunicación
entre el hogar y la escuela son activos para las intervenciones de salud mental.
De este modo, las escuelas se convierten en un espacio ideal para facilitar la
participación de la familia y la comunidad y, en consecuencia, presentan un gran
potencial para mejorar las interacciones positivas entre padres y maestros, entre
maestros y estudiantes y entre estudiantes. Esto es consistente con otros
investigación que se ha centrado en los beneficios de las intervenciones de salud
mental en la escuela para ayudarlos a desarrollarse cognitiva, social y
emocionalmente (Fazel et al., 2014).
Existe suficiente evidencia que respalda el potencial de estas intervenciones
para que las escuelas creen un clima positivo basado en el apoyo educativo y
emocional, la solidaridad y la amistad que mejore el bienestar de los niños y las
comunidades (McWhirter y McWhirter, 2010; Bloemraad y Terriquez, 2016) . ;
Puffer et al., 2016). La evidencia disponible sobre la efectividad de estos estudios
atestigua la consecución de ganancias positivas en el rendimiento académico de
los estudiantes, lo que también conducirá a otros efectos positivos a largo plazo
que ayudarán a prevenir problemas de conducta y de salud mental (Bradshaw et
al., 2009 ) . Este efecto positivo es particularmente fuerte en contextos de alta
pobreza (Atkins et al., 2015). Particularmente relevante es la reducción de la
ansiedad y la depresión, especialmente a la luz del marcado aumento de esta
última, que actualmente afecta al 4,4% de la población mundial (OMS, 2017).
En general, sostenemos que los enfoques basados en la interacción en las
intervenciones de salud mental, que involucran a diversos actores en formas
productivas de diálogo e interacciones de apoyo, son consistentes con los
beneficios reportados por los enfoques socioculturales del aprendizaje y el
desarrollo (Vygotsky, 1978) . Sin embargo, en esta revisión sistemática no hemos
podido determinar el efecto de la interacción sobre la efectividad de la intervención.
Esto es consistente con la literatura, ya que las intervenciones efectivas de salud
mental, que incluyen interacciones colectivas entre diferentes agentes como
elemento central de la intervención, no revelaron cómo esas interacciones se
vinculaban con los resultados positivos obtenidos (Seikkula y Arnkil, 2006) . De
manera similar, los estudios primarios revisados no establecieron un vínculo
directo del componente de interacción de la intervención con los resultados
positivos de salud mental. Esta pregunta aún permanece.
Limitaciones y direcciones futuras En esta revisión sistemática
hemos revisado un conjunto de intervenciones tanto para adolescentes como para
niños, sin distinguir explícitamente dentro de los dos grupos de estudio. Esto
plantea una limitación, ya que los niños y adolescentes pueden potencialmente
mostrar diferentes necesidades en términos de apoyo mental y conductual.
En consecuencia, podrían existir diferencias potenciales en la
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Intervenciones basadas en interacciones para la salud mental
resultados que no se han considerado en esta revisión. Del mismo modo, este
estudio solo revisó investigaciones en inglés y la mayoría de las investigaciones
se realizaron en los Estados Unidos, lo que también podría limitar la generalización
de los resultados.
Por otro lado, el concepto de interacción que exploramos es un concepto
amplio que presenta algunas limitaciones a la hora de proporcionar una definición
consistente dentro de las intervenciones. Además, los estudios primarios
informaron los efectos de la intervención en su conjunto. Por tanto, sus diseños
metodológicos no permiten identificar el efecto específico sobre la salud mental
de la propia interacción. Aún existe una brecha para determinar el efecto de las
interacciones sobre los resultados de salud mental. Más
Se necesita investigación para explorar el papel particular y el potencial de la
interacción social para promover la salud mental de niños y adolescentes.
CONCLUSIONES
Esta revisión sistemática de 11 estudios se ha centrado en intervenciones de
salud mental en las que la interacción juega un papel importante. Las interacciones
de apoyo llevadas a cabo en el marco de las intervenciones de salud mental
involucran diversos contextos, agentes y sistemas, incluidos maestros, padres,
profesionales de la salud mental y miembros de la comunidad.
Hay evidencia de un efecto positivo en la salud mental de niños y adolescentes,
tanto en la disminución de los síntomas internalizantes y externalizantes, como en
la promoción del bienestar personal. Los factores que fomentan la salud mental
como apoyo o compromiso social también aumentan con programas de intervención
que incluyen la interacción como característica principal.
Sin embargo, se necesita más investigación sobre el impacto específico de la
interacción en la salud mental de niños y adolescentes, así como analizar el tipo
de interacciones que tienen el efecto más beneficioso.
CONTRIBUCIONES DE AUTOR
RG­C escribió la propuesta de esta revisión sistemática con los aportes y
contribuciones del equipo de investigación BV­C y LV­G.
RG­C y LV­G planificaron la búsqueda en bases de datos y definieron criterios de
exclusión e inclusión para la selección de los artículos.
BV­C realizó la búsqueda, cribó los materiales y propuso una selección. Todos los
autores verificaron y refinaron la selección de los estudios. Cada autor redactó una
sección de este manuscrito. Todos los autores revisaron el manuscrito completo,
leyeron y aprobaron la versión enviada.
FONDOS
El trabajo que ha dado lugar a esta invención ha recibido financiación de las
Ayudas de Investigación Españolas EDU2017­88666­R y EDU2015­66395­R
(MINECO/FEDER, UE).
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Declaración de conflicto de intereses: Los autores declaran que la investigación se realizó
en ausencia de relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse como un
potencial conflicto de intereses.
Copyright © 2019 García­Carrión, Villarejo­Carballido y Villardón­Gallego. Este es un
artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia de Atribución Creative
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10 Abril 2019 | Volumen 10 | Artículo 918