Hergenhahn - Cap 401

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Inicio de la ciencia y la filosofia modernas Por lo habitual, se dice que ¢l REREHMEMID drs aproximadamente del afio 1450 al 1600, pero muchos historiadores ubican el inicio mucho antes. En ese periodo, se presenté una tendencia a volver al método de cuestionamiento con mentalidad més abierta que habia caracterizado a los primeros filésofos grie~ 08. En esos afios, Europa gradualmente fue dejando de concentrarse en Dios para enfocarse en lo hu- mano. Si Dios existia, estaba presente en la naturaleza y, porlo tanto, el estudio de ésta significaba estudiar a Dios. Asimismo, como Dios habia dotado a los humanos de la capacidad para crear obras de arte, 2por qué no ejer- citar esa capacidad al méximo? La nueva visidn plantes que la compo- sicién de los humanos incluye mucho més que sus almas, Posen sistemas sensoriales confiables; luego entonces, zpor qué no ut Tizarlos? Tienen ‘eapacidad de raciocinio, asi que, gpor qué no empleatla? Y poseen capacidad para gozar; entonces, {por qué Ro disfrutar? En resumidas cuentas, Dios, en su infinita sabi- duria, seguramente puso en los humanos estos atributos por alguna razén, ASfilalateneiOn se desvid de lo divino (hacia donde la habian enfocado los pitagaricos, los pla~ tonicos y los primeros cristianos) pit gitigiflala 168 shumanos(quelvivenemelimando. La obra de los huma- ‘istas del Renacimiento tustra estupendamente el am- biente de los tiempos. Humanismo renacentista Temas principales La forma en que el término humanismo se aplica en el Renacimiento no es igual a nuestro concepto de *huma- nismo”; es decit, no se refiere a un profundo interés por el bienestar de los humanos. Tampoco se refiere a lo humanitario, 0 a tratar a otros humanos con respeto, sensibilidad y dignidad. (HRARISR)como se aplica enl Renacimiento, denota un (pRofuneO interes por [os seres humano:, comosinosestuviéramos descu Driendo por primera vez En ose tiempo, el interés se concentré en un amplio abanico de actividades hu- ‘manas. ;Cémo pensamos, nos conducimos y senti ‘mos? ;Hastadonde llegannuestrascapacidades? (© Teresa Kasra! Dreametmecom EU 1b 7 Copitulow Estas y otras preguntas afines se reflejan en los _gatiOjteinias| CeniralesTearactertstiCos cc! Ga manismo del Renacimiento. ‘© Individualismo, Habia enorme interés por el potencial y la realizacién humanos, Se creia que el individuo podia hacer una diferencia positiva en el mundo y esa creencia gener un 4nimo optimista. ‘© @eligibH peTEOM!. Si bien todos los humanistas del Renacimiento fueron cristianos devo- tos, querian que la religion fuera més personal y menos formal 6 ritualista. Reclamaban GRAFT: puciese expétimentatse PEORAIMENS, en lugar de una que la jerarquia eclesiastica impusiese a la gente. © Giereiteres pore piso) Los humanistas del Renacimiento f@6ERTERERORASTES pasado. Las obras de los primeros po-tas,fl6sof0s.y politico: eriegos romanos captaron ‘especialmente sufintenés, ds estudiosos renacentistas querfan leer lo que en efecto ha- Bia dicho Tos antiguos, y no la manera en que los habfan interpretado otros. Procuraron averiguar quiénes habian sido los verdaderos autores de los antiguos manuscritos, porque la autoria de varios de ellos estaba mel adjudicada, y trataron de exhibir las falsificaciones. Estas actividades introdujeron a los estudiosos renacentistas a un amplio abanico de pun- tos de vista provenientes del pasado y muchos humanistas apoyaron una gran parte de sas posiciones. Por ejemplo, descubrieron una parte considerable de la filosofia de Pla- tén que se desconocia y de ahf nacié una oleada de interés por ese fildsofo. En el afio 11462, Marsilio Ficino (1433-1499) fund6 una academia platSnica en Florencia. Pretendia hacer con la filosoffa de Platén lo mismo que los escolésticos habfan hecho con la de Aris t6teles. Casi toda lafilosofia griega y romana de la Antigiiedad encontré adeptos entre los humanistas, pero Platén ejercié una influencia especial. También se redescubrieron al- ‘gunas religiones orientales verdaderamente antiguas, lo cual estimul6 enorme interés por lo oculto. '* Antiaristotelismo, Vuchos de los humanistas crefan que la Iglesia se habia sujetado dema siado a la filosofia de Aristételes, tanto. que la filosofia aristotélica y la Biblia tenian la sma autoridad Por fo habitual, os pasajes de Aristoteles se usaban para poner fin a las, iscusiones teologicas. Los humanistas pensaban que esta situacion era ridicula, porque €16lo habia sido un hombre més y, como todo humano, pudo cometer errores. Lat filoso- fia de Arist6teles y la teologfa cristiana se habfan utilizglip para crear una serie de regias, reglamentos y creencias que, para pesar de los humanistas, eta preciso aceptar para ser cristiano. L@laRepF@GION ce los dogmes de alll esf@ adquitic més importa:tcia que-Jarela® Gion|persOnad cory Diosite ah que los humanistas atacararilos dogmas de la Iglesia cor. @utezayen el Renacimiento, hubo machos humanistas interesantes pero, por cuestiones de espacio, s6lo presentamos un breve repaso de algunos de ellos, Francesco Petrarca Francesco Petrarca (1304-1374) ejercié tanta influencia que muchos historiadores argumen- tan que su @BESImaREaIENMICIO|UE! RERAGERIEHTO) Sobra decir que todos los temas antes men~ cionados se encuentran en la obra de Petrarca, pero él se interes6, sobre todo, en (BRS espititu htumano de las cadends de las tradiciones medievales, nara lo cual el blanco principal esulftaque fue lalescolAstica) Creia que las obras de los clésicos se debian estudiar como obras de humanos y que no debian ser interpretadas ni embellecidas por otros. Tenfa muy mala opinién de aquellos que utilizaban a los clésicos para apoyar sus propias creencias y decfa que eran “como aquellos que no tienen nocién de la arquitectura y hacen de ella su profesién tan solo por encalar muros” (R. I. Watson, 1978, p. 138). El escoldstico era un ejem- plo evidente de esta clase de intérprete. Asemejanza de la mayoria de los humanistas del Renacimiento, Petrarca propugnaba por el regreso a una religién personal como le descrita por San Agustin; una religién basada en la Biblia, la fe personal y los sentimientos personales. Pensaba que la escoléstica, en su intento por hacer que la religi6n fuera compatible con el racionalismo aristotélico, habia hecho de ella Inicle de Ia ciencia y la Filosofia moderna algo demasiado intelectual. Petrarca también argumentaba que la vida de una persona en este mundo es, cuando menos, tan importante como la vida después de la muerte. Petrarca man- tenia que Dios deseaba que los humanos utilizaran sus muchas capacidades y no que las in- hibieran. Sostenia que, al realizar el potencial que Dios nos ha dado, podemos cambiar el ‘mundo para bien. Al concentrarse en el potencial humano, contribuyé a estimular la prolife- racién de trabajos artisticos y literarios que caracterizaron al Renacimiento. Petrarca no creé nada nuevo en términos filoséficos, pero su reto a la autoridad religiosa ¥ filoséfica contribuyé a abrir la puerta para que aparecieran personajes como Copérnico, Keplery Galileo. En otras palabras, el escepticismo de Petrarca hacia todas las formas de dog- ‘matismo contribuy6 a allanar el camino hacia la ciencia moderna. Giovanni Pica Giovanni Pico (1463-1494) arguments qu ISSIR Gia Otolgad Se los Numan UN lp “Martin Lutero” a continuacién), Erasmo también, ‘fue repelido por sus excesos y fue condenado tanto por catélicos como por protestantes. Martin Luteray Martin Lutero (1483-1546), sacerdote agustino y estudioso de la Biblia, estaba en contra de aquello en lo que se habia convertido el cristianismo en su época. A semejanza de otros hu- manistas, su visién del cristianismo coincidfa mucho més con Jas ideas de San Pablo y San ‘Agustin, que con las de Santo Tomés de Aquino. Gasintenciones humanas son inspiradas po? Dios o por Satands: lo primero lleva a realizar la obra de Dios; Io salipecat'o gD dabeitener Ie pos:t lidedee «/udirlaseyn-eeuencias des jo por ae lay de Igiaibsoltigisn; shar p=cado, deben suirir las consecuencias, entre ellas la posibilidad de una condena eterna. Acoxde con la teologia agustina, Lutero insistia en una religién que debia ser intensamente personal, en la cual la persona s6lo debe responder a Dios; una religién que restara importancia a los rituales y a la jerarquia eclesidstica, Por lo general, se dice que la Reforma inicié en el afio 1517, cuando Lutero clav6 sus, Ninety-five Theses (Noventa y cinco tesis) (retos a los dogmas y a la jerarquia eclesiéstica) en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Ademés de las cuestiones antes mencionadas, Lattero se oponia en especial a que la Iglesia catdlica vendiera indulgencias, las cuales permi- ‘fan a los pecadores reducir lo que debiar pagar por sus pecados entregando una retribucién ‘monetaria a los dirigentes de la Iglesia. Predicaba que sélo Dios determina qué es pecamino- soy el trato que debe recibir el pecado. Lutero pensaba que la Iglesia se habia desviado de las ensefianzas de Jestis y la Biblia, Jestis habia predicado la gloria de una vida sencilla, sin lujos ni privilegios, pero la Iglesia le daba enorme valor a éstos y se dedicaba demasiado a los ritua~ Jes formales. Para Lutero, la principal razén de la decadencia del catolicismo era que habia asimilado la filosofia de Aristoteles. El matrimonio segdn Lutero. Lutero también discrepaba de la Iglesia catdlica en el tema del celibato obligatorio de monjas y sacerdotes. En primer lugar, sefialaba que muchos jerarcas de Ja Iglesia “vivian relaciones abiertas con amantes y eran padres de hijos ilegftimos” y, al igual 108 y Capitulo 4 Inicio de la ciencio y le flosotia modemas WA DMB TE Tumeur que su contempordneo Erasmo, denuncié a “Ios clérigos sin ley que buscan a prostitutas 0 tienen concubinas” (Marty, 2004, p. 102). En segundo, Lutero creia que los matrimonios son tan capaces de realizar la obra cle Dios como cualquier monja 0 sacerdote: “La madre que amamanta al infante y lava pafales, el agricultor en su campo, la pareja que tiene relaciones sexuales, sin duda, estén desempefiando actividades tan gratas para Dios como cualquier monja dedicada a la oracién” (Marty; 2004, p. 104). E113 de junio de 1525, a los 42 aos, Lu- tero se casé con Katherina von Bora, una ex monja. Pata el afio 1534, los Lutero habian pro- creado seis hijos, de los cuales todavia vivian cuatro. Lutero celebrabe ol gozo sexual dentro del matzimonio e incluso acericiabe algunos pen- samientos erdticos (Marty, 2004, p. 107). Pero gqué pasa si una esposa contumazmente niega asu marido la satisfaccién sewual? Lutero decia, quizés para asombro, que en tal caso “el ma- tido se puede ditigir a la doncella del hogar 0 a otra persona para sostener relaciones sexua- les” (Marty, 2004, p, 108). Respecto de una mujer casada con un hombre impotente que, sin embargo, desea tener hijos, Lutero brindaba este provocador consejo: (Ela), con e! consentimiento. de! hombre (que en realidad no es su marido, sino que solo sora bajo a! misma techo que ela), debe tener relzciones sexuaies con otro; por ejemplo, ‘el hermano de su rarido. los deben mantener este "matrimonio en secrete y adjucicar los ‘ifios al "llamado padre putativo", Esta mujer estaria en estado de salvacién y no estaria ccontrariando a Dios. (Marty 2004, p. 108) IA serie. ee vies paver pro amas edrio. En el afio de 1524, Erasmo escribié The Free Will (EI libre albedrio) y en 1525 Lutero respondié con The Bondage of the Will (La seroidumibre de la volun- q sce d inter, 2005, p. 17). Erasmo citaba numerosos pasajes ios senala a los lo que es bueno y lo que es malo, y les pide que eltjan lo primero, Sefialaba que esto habia sido evidentemente cierto en el Jardin del Edén, y que "todas las Sagradas Escrituras estan llenas de estos exhortos” (Winter, 2005, p. 28). Era mo cuestionaba: “; Qué el lector de estos pasajes no pregunta: por qué condicionas Tus pro- mesas, cuando sélo dependen de Tu voluntad? ,Por qué me culpas, cuando todas mis obras —ueras v maiss— se teailzan por Tu voluntad, y yo sdio soy Tu instrumento?... :Por qué bendecirme como si hubiese cumplido con mi obligacién, cuando todo es obra Tuya? Por qué maldecirme, cuando por necesidad he debido pecar?” (Winter, 2005, p. 29). Sin libre al- bedrio, no se puede decir que los humanos son responsables de ninguno de sus actos. “En la medida que un hombre nunca puede ser autor de buenas obras, tampoco se le puede llamar jamés autor de las malas” (Winter, 2005, p. 75). Erasmo argumentaba, en contra de lo que crefa, que incluso si los actos humanos estaban predestinados, en lugar de ser elegidos libre- mente, la “verdad” no se debia compartir con la gente. Creia que hacerlo “empeoraria la lasi- tud de la humanidad de por sf excesiva, porque les imprimizia la idea de que todo depende de Dios” (Augustin, 1991, p. 131). En otras palabras, “seria peligroso revelar esta doctrina ala muchedumbre, pues la moral depende de la conciencia de la libertad” (Huizinga, 1924/2001, P. 163), La solucién de Erasmo a la aparente contradiccién entre la predestinacién y el libre albedrio fue una combinacién de éste con la gracia de Dios; es decir, las personas que eligen bien durante su vida se ganan la salva En cambio/ ‘Dio ias| de ac (Gaasuroane itfalible, este elémpazo 1 libre (Winter, 2005, p. 93). Entonces por qué los humanos cometen ac tbs maibs/‘utero responaia: “La voliintad'tiumana es como una bestia de carga. Si Dios la monta, desea ir y va adonde Dios quiere... Si Satands la monta, desea ir y va adonde Satands desea. Tampoco puede elegir al jinete que llevaré ni a cual buscaré, sino los propios jinetes Momanismo enacenista 719 Copitulo 4 pugnan por quién la tendra y la retendra” (Winter, 2005, p. 97). Prosegufa: “Por cuanto a todo Jo que pertenece a la salvacién y la condenacién, el hombre no goza de libre albedrio, sino que €s cautivo, como sirviente y eselavo encadenado, de la voluntad de Dios o de la voluntad de Satands” (Winter, 2005, p. 98). Sin embargo, Dios lo sabe todo (es omnisapiente), es todopo- deroso (omnipotente) y esta presente en todas partes (omnipresente), entonces zc6mo puede permitir que exista el mal? Por supuesto que lo anterior plantea interrogantes muy interesan- tes sobre Dios, y Lutero las conocia bien. Por supuesto parece ser una enorme ofensa al sentido comin ola razén natural el que Dios, proclamado como un Ser tan lleno de msericordia y bondad, por Su propia y simple volur- tad abandone, endurezca y condene a los hombres, como si encontrara deleite en los peca- clos y los tormertos eternos de los miserables. Resta inicuo, cruel e intolerable pensar eso de Dios. Ha sido una ofensa para tantos y tantos grandes hombres a lo largo de los afios. iY quien no se sentir cfendido? Yo mismo me he sentido ofendida por ello mds de una vez. rasta el abismio mas profundo de desesreracion, tanto que he legac a desear que no hu- biese sido creado hombre. (Winter, 205,pp. 13-114) No obstante estas preocupaciones, Lutero insistia: “Si se admite la omnisapiencia y la ‘omnipotencia de Dios, por necesidad tendiremos que ser ast” (Winter, 2005, p. 114). Segrin Lutero, a final de cuentas, los humanos no pueden comprender por qué Dios permite que exista el mal y, porlo tanto, eso siempre seré un misterio, En otras palabras, sélo Dios sabe, utero coincidia con San Agustin, pero también diserepaba de 61 (véase el capitulo 3). San ‘Agustin atribufa el libre albedrio a los hurranos, pero decia que sélo la gracia de Dios otorgaba la salvacién, independientemente de los es‘uerzos humanos (predestinaciGn). Lutero negaba el. libre albedrio, pero coincidia que la salvacién sélo se alcanzaba por la gracia de Dios. En toda su polémica con Lutero, Erasmo, como era caracteristico de él, fue respetuoso, .generosoy conciliador. Por ejemplo, concedia que “cuando uno ha llegado a esta posicidn, otros Iegan a otra, siendo que ambos han le{do las mismas Escrituras, debido a que cada uno bus- caba algo diferente e interpret6 lo que leye para su propio propésito” (Winter, 2005, p. 68)..No obstante, con algunas excepciones, Luter fue ruin, irrespetuaso y dogmatico. Por ejemplo, insistia que su interpretacion de las Escrisuras era la tinica correcta y puso fin a la polémica rogando al Seftor que iluminara a Erasmo en tanto del tema del libre albedrio (Winter, 2005, Pp. 118). Cabe sefialar que Erasmo, a pesarde que tenfa fama de tolerante, era tan ferozmente antisemita como Lutero (Marty, 2004, p. 169-174), Es interesante sefialar que, respecto del tema del libre albedrio, el Iuteranismo posterior se desarrollé més en la nea de la posicién de Brasmo que en la de Lutero (At 1, p. 185) puesta de la Iglesia catdlica a las crticas de Lutero y otros fue declarar que la versi6n cristia~ nizeda de la filosofia de Aristételes presentada por Santo Tomés de Aquino seria el dogma oficial de la Tglesia y que todos los cristianos la tendrian que respetar. La disputa respecto de cual versi6n del cristianismo era la correcta no tardatia en dividir a Buropa. El protestantismo primitivo tuvo cuando menos dos aspectos negatives. El primero fue que, como religién, era sombrio, austero, duro e inexorable, En términos de la felicidad indi- Vidual, es dificil imaginar que sus adeptosse encontraran en mejor posicidn que aquellos que abrazaban el catolicismo. En segundo, el protestantismo insistia en la aceptacién de la exis- tencia de Dios s6lo por fe; tratar de comprenderle por medio de la razdn o las observaciones empiricas era una tonteria que se debia evitar. Por lo tanto, si uno piensa que la aceptacién de la razén y de la observacin de la naturaleza como camino para conocer a Dios ejemplifica el Progreso, entonces el iantismo ejemplifics la re in embargo, del lado positivo cabe decir que el Inicio de la ciencia y la filosofia modecnas la autoridad del Papa y de Aristételes; los sustituy6 con la creencia de que Ios sentimiento individuales proporcionan la tinica verdad qW@B@ neces para llevstlavica propia. Es interesante sefialar que si bien Lutero suele ser presentado como una persona sombria, era conocido por su sentido terrenal del humor. Por ejemplo, en cierta ocasidn cbservé: “Mis enemigos estudian todo lo que hago. Sime echo un pedo en Wittenberg, lo huelen en Roma” (Smith, 1911, p. 355). Para més informacién sobre la pintoresca vida de Lutero, incluso sus enfrentamientos con Erasmo, y su infiuyente teologia, véase Cary, 2004; y Marty, 2004. Michel de Montaigne Con la recuperaci6n del conocimiento clsico, surgié un interés que habia ocupado a los es- cépticos griegos y romanos: ante tantos postulados de la verdad, zexiste una manera valida para diferenciarlos? Los escépticos contestaban que no, y encontramos indicios de escepticismo ena obra de Petrarca, en la de Pico y, en especial, en la de Brasmo. Lutero exhibié escepticismo, cuando menos hacia la filosofia atistotéica y las précticas religiosas que se desarrollaron a partir de tiempos de San Agustin. Sin embargo, es en la obra de Michel de Montaigne (1533- 1592) donde encontramos el escepticismo extremo que habia representado antes Pirrén de Elis (véase el capitulo 3). En una serie de influyentes ensayos, Montaigne cuestioné la posibi- lidad misma de un conocimiento indiscutible. Al igual que Erasmo, sostenia que tanto la teologia catélica como la protestante eran indefendibles sobre bases racionales y que la fe era la tinica base que justificaba una conviccién religiosa En marcado contraste con la mayorfa de los humanistas anteriores del Renacimiento, Montaigne no exalt6 el raciocinio humano ni creyé que los humanos fuesen superiores a otros animales (en este punto coincidia con Erasmo). De hech fiaigtnient gue el RIGISeinI: humano es lo que ocasiona la mayoria de los problemas humanos (

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