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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental de los Llanos
Occidentales Ezequiel Zamora UNELLEZ
Tinaquillo, EDO. Cojedes
INGENIERIA EN PRODUCCION ANIMAL I SEMESTRE

SUBPROYECTO: Edafología ESTUDIANTES:


PROFESOR: Manuel Herrera Adriana Alvarado
CI: 23.604.662
Barbara Alvarado
CI: 31.925.170

Tinaquillo, junio 2023

La formación del suelo se ha producido por la transformación de la roca madre mediante


diferentes procesos, originados por el clima, en especial la lluvia y la temperatura, las plantas
y otros organismos vivos y el hombre son los responsables de su formación a lo largo de los
años.

Los suelos deben su origen o formación por la acción desintegradora que sufren los
macizos rocosos preexistentes o rocas madres, debido a factores medioambientales, procesos
de meteorización in situ (físicos, químicos y biológicos) y procesos de erosión (transporte de
suelos) Cuando una superficie de roca se expone a la atmósfera durante un tiempo apreciable,
se desintegra o se descompone en partículas pequeñas y así se forman los suelos. Un suelo

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puede formarse in situ por la meteorización de los macizos rocosos. En este caso las rocas
madres se descomponen y alteran en el mismo lugar y no ocurre transporte de materiales

Los materiales que componen el suelo se han estratificado en capas llamadas horizontes,
que constituyen el perfil del suelo. A efectos prácticos, la parte que interesa al agricultor es
la más superficial, de color más oscuro y más rica en materia orgánica, que conocemos como
suelo.

El subsuelo es la capa sobre la que el suelo se asienta. La mayor parte de las raíces de las
plantas se desarrollan en el suelo, que llega hasta los 20-30 cm de profundidad, en función
de las labores practicadas y de sus características físicas.

En el suelo se almacenan la mayor parte de los elementos químicos asimilables que las
plantas absorben. El subsuelo, cuya profundidad varía en función de la textura, debe ser
permeable, permitiendo una buena circulación del aire y del agua.

Es necesario comprender como se forma el suelo, para entender las propiedades


ingenieriles (parámetros geotécnicos) de los materiales que conforman el suelo y por tanto
lograr que las obras de ingeniería civil sean seguras y rentables.

El suelo es un elemento natural compuesto de minerales, agua, gases y material orgánico


(organismo vivos y muertos) derivadas de la combinación de factores geológicos, climáticos,
biológicos, las partículas que componen el suelo deben su origen a la erosión de los tipos de
rocas preexistentes (ígneas, sedimentarias y metamórficas) (Maldonado, 2018). Un suelo
varía dependiendo la locación, estos aspectos geomorfológicos son únicos, por ello la
composición que presente dependerá de las características del área.

Los suelos del planeta son esenciales para el mantenimiento de la biósfera (la parte de la
Tierra donde existe vida), así como para la regulación del clima. Realizan importantes
funciones como sustento de las producciones agrícolas y ganaderas o almacenamiento de
carbono. Hay diferentes tipos de suelo, pero, en general, están compuestos en más de un 90%
de materia mineral, mientras que el resto es materia orgánica, siendo la mayoría de ésta
hongos, algas, bacterias y actino bacterias, que realizan importantes funciones como renovar
la reserva de nutrientes del suelo, es decir, conservar su fertilidad.

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El suelo agrícola es aquel que tiene las características adecuadas para el desarrollo de la
actividad de la agricultura, es decir, que es propicio para el desarrollo de la vida, teniendo en
cuenta que a partir de la agricultura se producen vegetales, legumbres, oleaginosas, etcétera.
De todas maneras, también el suelo agrícola supone que sea adecuado para la producción
ganadera, a partir de la cual se trabaja sobre la crianza de animales.

Las principales características del suelo agrícola es que se encuentra en zonas de clima
que favorecen el desarrollo y crecimiento de cultivos, teniendo en cuenta principalmente la
variación de precipitaciones (lluvias), temperatura, vientos, periodicidad de sucesos como
fenómenos climáticos (tormentas eléctricas, vientos fuertes, etc.) por otra parte, el suelo debe
ser rico en nutrientes y también influye la pendiente del mismo, para el caso de suelos aptos
para la agricultura debe ser igual o menor a 5% (se puede medir mediante un proceso
determinado con herramientas específicas).

Las principales características del suelo agrícola:

Son una parte fundamental en el equilibrio de los ecosistemas: funciona como filtro
y amortiguador al retener sustancias, protege las aguas subterráneas y superficiales
contra la penetración de agentes nocivos y transforma compuestos orgánicos
descomponiéndolos o modificando su estructura consiguiendo la mineralización.
Proporciona materias primas renovables y no renovables de utilidad para el ser
humano.
Producen biomasa que sirve de alimento
Dotan de energía a algunos seres vivos
Filtra, regula y transforma la materia que absorbe, como, por ejemplo, el agua,
protegiéndola (hasta cierto punto) de la contaminación.
Además, es donde viven muchas especies de plantas y animales.

El análisis de suelos es una herramienta fundamental para evaluar la fertilidad del suelo,
su capacidad productiva y es la base para definir la dosis de nutrientes a aplicar. Para que el
dato analítico reportado por el laboratorio sea útil, es imprescindible realizar un adecuado
muestreo de suelos, ya que en esta etapa es donde se define la exactitud de los resultados del
análisis de suelos.

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Algunas de las principales contribuciones de los análisis de suelos al manejo de la
fertilidad de suelos y fertilización de cultivos:

Determinación de disponibilidad de los nutrientes en el suelo y la probabilidad de


respuesta a la fertilización.

Definición de dosis de nutriente a aplicar en modelos de fertilización.


Estimación de dosis de enmienda para corrección de suelos (ej. aplicación de yeso en
suelos sódicos, aplicación de calcita o dolomita en suelos ácidos o acidificados).
Monitoreo de variables de fertilidad (ej. salinidad-sodicidad en lotes regados, mapeo
de nutrientes para manejo sitio-específico, etc.).
Caracterización y/o delimitación de ambientes para el manejo diferenciado de
insumos, como complemento de la descripción y clasificación de los suelos a través
de calicatas, pozos de observación y otras herramientas como las imágenes satelitales
y mapas de rendimiento.
Un ambiente limpio y seguro es un requisito indispensable para la salud y la calidad
de vida. Por eso es fundamental que se realicen análisis de residuos en los suelos y
sedimentos, en las aguas residuales y tóxicas, en el aire y en el agua subterránea. Los
laboratorios de Análisis Ambiental de Tecno Soluciones honran este principio al
proporcionar servicios de vanguardia en pruebas de laboratorio, monitoreo y
consultoría a una amplia variedad de compañías industriales, consultores
ambientales, contratistas, detallistas y autoridades gubernamentales.

De acuerdo entonces a estas características descritas, los suelos agrícolas se pueden


clasificar siguiendo varias formas. Si atendemos a la clasificación por texturas, tenemos
suelos arenosos, arcillosos y limosos. Si queremos clasificar los suelos por sus propiedades
químicas, tenemos de suelos ácidos, neutros o alcalinos.

Los suelos arcillosos son aquellos que cuentan con una presencia de arcilla mayor que la
del resto de componentes del suelo como la arena o los limos. Son suelos que pueden retener
grandes cantidades de agua, pero en ocasiones se encuentran con una densidad muy elevada,
lo que hace que el agua no se filtre y se produzcan encharcamientos. Son suelos por lo general
rojizos y fácilmente identificables porque cuando están húmedos suelen encharcar con
facilidad y cuando están secos tienden a resquebrajarse. Estas características hacen que sean

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tierras complejas de trabajar, ya que en húmedo la tierra queda pegada a los aperos y en seco
se forman terrones compactos

Se trata de suelos muy buenos para el cultivo pero que requieren de una buena labranza
que permita que los árboles puedan enraizar adecuadamente y que la tierra, como decíamos,
no se encharque.

Entre los cultivos que se benefician especialmente de este tipo de suelos tenemos el
brócoli, la coliflor, los perales, manzanos, laurel, cerezo o chirimoyas.

Los suelos limosos se encuentran en un punto intermedio entre los suelos arenosos y los
suelos arcillosos, son suelos generalmente fértiles. El limo, también llamado sedimento
incoherente, es transportado por el viento, los ríos o la lluvia. Son suelos por lo general fáciles
de trabajar, filtran bien el agua, son ricos en nutrientes y tienen una alta concentración de
material orgánico. Por lo general son suelos nefastos para la edificación, pero muy buenos
para el cultivo y son el tipo de suelo que podemos encontrar en las riberas de los ríos.

Por sus características, los suelos limosos son buenos para un buen número de cultivos,
como las verduras, hortalizas o el arroz.

Los suelos arenosos son muy ligeros al estar compuestos principalmente por gránulos de
piedra de tamaño minúscula lo que los hace muy fáciles de trabajar. Esta facilidad para
trabajarlos hace también que sean suelos con una baja capacidad de retención de agua al ser
muy porosos, lo que no los hace recomendables para todos los cultivos. También son suelos
que se erosionan con facilidad, tanto por la acción del agua como por la del viento. Son suelos
por lo general con pocos nutrientes, que se calientan rápido y que retienen poca agua. Esto
hace que no sean nada recomendables para cultivos que requieran de humedad para crecer
con vigor.

En este tipo de suelos es recomendable aplicar fertilización inorgánica y abonos


orgánicos, así como medidas antierosión. Algunos de los cultivos que se defienden bien en
suelos arenosos son los tubérculos, los tomates, las lechugas y coles, el calabacín, el maíz,
espárragos o sandía. Estos suelos son muy buenos también para las hierbas como el romero,
tomillo y orégano

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Los suelos alcalinos son aquellos que tienen un pH elevado. Esto indica una gran
presencia de minerales como el calcio, potasio, fósforo o magnesio, así como diversas sales
minerales. Sin embargo, carecen de hierro, zinc o magnesio. La presencia de sales suele hacer
que este tipo de suelos sean menos fértiles. Trabajar cultivos sobre suelo salino requiere
conocer bien la densidad de sales del suelo (para lo que se suele realizar un test de
conductividad eléctrica) y, posteriormente, establecer sistemas de lavado y regadío que
permitan reducir dicha salinidad para hacerla apta para el tipo de cultivo que queramos
explotar. Hay cultivos que toleran mejor la salinidad sódica que otros como es el caso de la
cebada, el algodón y la palmera.

Son suelos que por lo general se tienen que trabajar y mezclar la propia tierra con sustratos
y abonos que permitan neutralizar la alcalinidad.

Cuando hablamos de suelos neutros estamos hablando de suelos equilibrados y con


presencia de elementos químicos primarios y secundarios. Son suelos fértiles y por lo general
son sencillos de ajustar al pH recomendado para el cultivo que queramos explotar.

Cuando hablamos de suelos ácidos estamos hablando de suelos en los que se produce
lixiviación a consecuencia de la lluvia, lo que elimina las sales solubles y disminuye la
fertilidad del suelo. Para trabajar sobre suelos ácidos es recomendable realizar un encalado
(añadir cal al suelo) y además sembrar especies tolerantes a la alcalinidad, lo que permitirá
corregir los problemas de acidez. Algunas de los cultivos que toleran bien la alcalinidad
tenemos los plátanos, cocoteros o el maíz

Hablemos un poco del suelo y recordemos que se trata de la capa superficial de materiales
disgregados que cubre gran parte de la superficie de la corteza terrestre continental.

Está constituido por:

Materia orgánica o humus: está compuesta por microorganismos y materia de origen


vegetal y animal. Entre los materiales orgánicos, son de especial importancia las
bacterias, los hongos, el humus, las lombrices y las hormigas entre otros seres.
Materia mineral o inorgánica: está compuesta por los minerales
el-suelo1 formado por la degradación de la roca sobre la cual está el suelo. De los
minerales del suelo se pueden citar como ejemplos la arena, el limo y la arcilla.

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Espacios porosos: ocupados por agua, que generalmente procede de la lluvia, y por
los gases, procedentes de la atmósfera. De este modo:
Aire: es muy importante ya que sirve para la respiración de las raíces de las plantas y
de los microorganismos que viven en el suelo; más del 20% del volumen total del
suelo debe estar ocupado por aire.
Agua: es el medio en el cual se disuelven los minerales del suelo, convirtiéndose en
sustancias que pueden tomar las plantas factores_edaficos a través de las raíces.

Un buen suelo contiene, aproximadamente, 45% de materia inorgánica, 5% de materia


orgánica, 25% de agua y 25% de aire.

La formación del suelo se inicia cuando la roca es meteorizada por la acción de agentes
atmosféricos o biológicos, originando una capa de fragmentos rocosos de todo tamaño y sales
minerales. El proceso de formación puede durar miles de años.

Las etapas por las que pasa la formación de un suelo o edafogénesis, las podemos resumir
en cuatro.

Etapa inicial. Roca madre. Cuando una roca aflora a la superficie es meteorizada por
los agentes atmosféricos y, poco a poco, se va fragmentando.
Etapa 2. Suelo bruto. Continua la meteorización de la roca madre y se forma una capa
mineral denominada «manto de alteración» u horizonte C, sobre la que se asientan
seres vivos sencillos (musgos, líquenes, bacterias, protistas).
Etapa 3. Suelo joven. Se trata de una etapa de maduración en donde la actividad de
los seres vivos proporciona materia orgánica que se transforma, dando lugar al humus
que constituye el horizonte A. La evolución del suelo permite la instalación de
comunidades biológicas más complejas.
Etapa 4. Suelo maduro. Es la etapa climácica, en donde el suelo queda estructurado
definitivamente en niveles horizontales denominados horizontes. En esta se crea una
capa intermedia, el horizonte B, formada por la acumulación de sales minerales que
el agua de la lluvia arrastra desde el horizonte A. El suelo ya no evoluciona más
porque ha llegado al máximo que los factores ambientales permiten.

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