Desde el «derecho a decidir», hasta la «salud sexual y
reproductiva» muchas son las falaces razones esgrimidas por los abortistas; los provida tenemos más, y más razonables.En esta sociedad tan progresista que nos ha tocado vivir, quien gana la batalla del lenguaje gana la guerra de las ideas. • No es progresista. No dejar nacer a un ser humano es matar todo su futuro. No dejar nacer cientos de miles de seres humanos es matar el futuro de una sociedad. Y, de paso, envejecer considerablemente la población. ¿Es eso progreso? ¿Ésta es la evolución que queremos? ¿Cuál será el próximo ´avance´? • No es moderno. Ganarse los votos de los jóvenes incitando a las adolescentes a realizar un acto de gran trascendencia disfrazado de bagatela, sin contar siquiera con el consejo de sus padres, no es ser moderno, es ser miserable. La nueva ley convertirá el aborto no va a hacer más felices a las adolescentes; sólo las hará más inconscientes y, a la larga, más desgraciadas. • No es inocuo. Un aborto no es una irrelevante operación de apendicitis o de agmíldalas. Es la muerte y extracción de un ser vivo singular, independiente de la madre que lo cobija. Y es, en muchos casos, una experiencia traumática que puede provocar secuelas psicológicas severas cuando la mujer (o la niña) que ha abortado es consciente de que lo que le han extirpado es a su propio hijo. • No es libertad. Hoy, abolida la esclavitud, nadie es dueño de nadie; nadie es propiedad de nadie. Ni siquiera un hijo. La madre no concibe a su hijo como una propiedad suya; es más, tiene la obligación moral (y natural) de protegerlo hasta que se pueda valer por sí mismo, dentro y fuera de su cuerpo. • No es “europeo”. Continuamente se nos planta en la cara el ejemplo de países europeos “legislativamente más avanzados”. Lo que nos ocultan es que esos países están reduciendo el número de abortos precisamente porque ahora están legislando a favor de la prevención, la información y la asistencia. Países como Alemania, Bélgica y Holanda, que tienen el porcentaje de abortos más bajo del continente pese a sus leyes más permisivas. • No es ciencia. En la Declaración de Madrid, más de 2.000 Académicos, médicos y expertos se han unido para afirmar que «existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación»; «el cigoto es una combinación nueva y singular», con ADN propio. Aunque para la Ministra Aído, un feto de 13 semanas sea un ser vivo pero no un ser humano, «porque eso no tiene ninguna base científica». • No es racional. Para la Comisión de expertos de la Ministra Aído, el feto no es viable antes de la semana 22, y por tanto no es ser humano y por tanto es eliminable sin problemas. Pero a partir de ese tan preciso momento, por arte de magia, el feto ya sí es viable y por tanto se convierte en ser humano y por tanto ya no es eliminable. Todo muy racional y científico. • No es una mejora. En los países donde se ha establecido la ley de plazos el resultado es unánime: más banalización, más embarazos, más abortos, más indefensión, más adolescentes y más veces. Y eso, sencillamente, no es una mejora. • No respeta los derechos humanos. No me lo invento yo, lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» (Art. 1). «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona» Ahora si hablamos del embarazo en una violacion… Cada año se registran 7.000 denuncias por violación y 90% de los casos quedan impunes. 78% de las víctimas de violación sexual, son menores de edad y el 5% queda embarazada. 6 de cada 10 embarazos ocurridos entre los 11 y 14 años son producto de incesto. En Piura, Perú, durante el año 2012, fueron denunciados ante la Policía Nacional del Perú, 205 casos de violencia sexual, de los cuales 163 (79.5%) sucedieron en menores de 17 años. Una de cada cinco mujeres, menores de 15 años, ha sufrido violencia sexual por parte de un familiar cercano, y una de cada diez mujeres, mayor de 15 años, ha sido violada (OMS –CMP Flora Tristán – Universidad Cayetano Heredia).