Donde Nacera El Nino

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Angela y los demas tenian que soportar el escandalo de la maquinaria que trabajaba detras de la muralla. Hasta que un dia se abrieron las puertas de! muro, y los nifios, desde su pequerio pedacito de tierra, vieron a centenares de hombres uniformados que sostenfan metralletas, Y salieron tanques. Y aviones que disparaban Proyectiles explosivos surcaron el aire, Los nifios comprendieron que los soldados no yenfan ‘solamente a consiruir puentes y hospitales. Recordaron a Fernando, el dia en que S@ pusieron los primeros ladrillos de la muralla Entonces se lanzaron corriendo contra el ejército, armados apenas de una bandada de Pajaros. Y gritaron con todas sus fuerzas: iQUEREMOS JUGAR! 66 gDONDE NACERA EL NINO? __& --y dio a luz a un hijo primogénito, y le envolvié en pafiales y le acosté en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el meson. San Lucas, 2, 7 Maria fue la primera que se movid, y palpé su vientre. José abrié los ojos y Melchor le jalé la capa a Gaspar. Entonces Maria con su sonrisa iluminada, dijo: -;Se muevel, y puso la mano de José sobre su estémago. El burro Aminadab estiré las orejas asustado. El buey Zula quiso mugir, pero disimulé. Todos deseaban hablar pero no podian. La gente no podria comprender la conversacién de unas figuritas de portal Maria les dijo que esa noche no debian tener miedo -Es la Nochebuena- expresé -y todos se van a otras casas a celebrarlo. Hasta la abuela, que con tanto carifio trae musgo del mercado, hace caminitos de aserrin, pega en la pared estrellas. plateadas, saca de su alcoba un espejo y coloca sobre él patos de colores. Melchor traté de esconderse debajo de su enorme turbante. Gaspar y Baltazar se sentaron y trataron de protegerse de las rafagas de viento que entraban por la ventana. Muy preocupada, Maria le dijo a José: -En este establo hace mucho frio. El nifto necesita un lugar caliente para nacer. José, rascdndose la barbilla muy pensativo, le respondid: -El viento entra a toda esta casa. La Unica solucién seria buscar afuera un rincén célido para que nazea el nifio. -iSalir a estas horas de la nochel, dijo Melchor irguiéndose; seria muy peligroso. Gaspar, que era un mago negro con una mascara en el pecho y argollas de oro en los brazos y en las piernas grité entusiasmado: -Aminabad podria llevarios. Y el burro Aminabad, que era muy timido, dijo rebuznando que no. El buey Zula se hizo el desentendido. Baltazar extendié su kimono de seda rojo, se Protegi6 con su capa de dragones y les hablé: -Ustedes se irian ahora a buscar un lugar calido, después nosotros seguiriamos la estrella y llegarfamos a ofrecerle sus regalos al nifio. ~Si Aminabad nos acompajia, agregé Maria resuelta -yo iré, José se acercé al burrito, y acariciéndole el lomo, le pregunté si emprenderfa la aventura. EI animal los volvié a ver a todos. Melchor Parecia ser el Unico que sostenia con la mirada un no. Entonces Aminabad muy comprometido dijo "si" y en ese momento pudo hablar. Y salt6 de la alegria y de tanto que salté se cayé en el lago del espejo, y empezé a ahogarse Pues, en ese momento magico, el agua era verdadera. Entonces salié volando. Aunque los burros no puedan hacerlo, él salié moviendo las atas, rebuznando y volando. * Entonces Maria se puso su velo largo y blanco, se abrigé con su capita azul y se monto sobre Aminabad. José recogié la vara florecida, y tapandose bien con su manto, se dispuso a guiar al burro. Y salieron los tres volando por la ventana, mientras las demés figuritas les decian adids con la mano. La calle estaba solitaria. Las edificaciones se levantaban oscuras y silenciosas. El viento los acechaba. De pronto oyeron musica y vieron una casa con una gran corona de ciprés en la ventana. Dentro habia gente y se podia sentir en el aire el calor que de ahi provenia. Y se dirigieron a ese lugar. Entraron por un bordecito de la puerta, y se encontraron un gran salén adornado con guirnaldas, bombitas de colores, cascabeles, campanas y gente que reia. Los nifios no querian irse a la cama, pero los mayores les decian que no podrian salir de sus habitaciones hasta después de la medianoche. Lo que mds impresioné a Maria y a José fue el inmenso arbol que habia en el centro del salén. Era tan grande que la estrella dorada tocaba el cielo raso. Y de él colgaban lucecitas intermitentes, mufiequitos de nieve y esferas escarchadas. Al pie habia una inmensa cantidad de regalos. José le dijo a Maria que si habia Arbol también tenia que haber pesebre, pero en ningun lugar de la inmensa sala lo encontraron. Y se dieron cuenta de que no podian estar mas en aquella casa, pues la gente caminaba por todas partes. Y las figuritas del portal podrian causar 72 una gran confusién si llegaban a ser vistas. José muy asustado pregunté: -;Dénde esté Aminabad? Pero no aparecia. En ese momento, miraron entre la gente que bailaba, y lo encontraron sobre una mesa llena de tamales, bebiendo vino de una fuente. Cuando intenté descender hasta donde estaban José y Maria, casi choca contra una muchacha que bailaba. Luego se le metié a un sefior en el bolsillo del_pantalén y volvid a salir, antes de que el hombre se diera cuenta Cuando el burrito llegé al suelo mir a José y a Maria con los ojos cansados. -Aminabad, .qué has hecho?, qué tomaste? le preguntaban. Y el burro como en otro mundo. Distraidos por los saltos de Aminabad, no se dieron cuenta de que alguien los miraba. Y desde hacia bastante rato. Era un gato blanco sentado en un almohadén rojo. El gato se acercé. Ellos no sintieron miedo, pero si tuvieron mucha curiosidad, y le preguntaron: -4Por qué se celebra esta fiesta? El gato les respondié: -Estdn celebrando la Navidad. Y ellos se preguntaron muy confundidos: -;.Qué es la Navidad?- pero no podian perder el tiempo esperando a que el gato se ios explicara. Y salieron volando porque en esa casa, con el bullicio, no podria nacer el nifio Jesus. 73 Ya en la calle encontraron un charquito. Maria i6 a Dios que lo bendijera. Dios lo bendijo y Pusieron a beber a Aminabad, que se sintio totalmente restab ecido para seguir el viaje. Y asi, volando, llegaron a la ciud: ie José observaban a la gente que caminaba con prisa por la calle. A los que no saludaban y tenian frio. A un vendedor que gritaba en la esquina: jJuguetes, pulseras, tarjetas! y nadie le hacia caso. A la gente que apretaba sus Paquetes con desconfianza y pasaba ignorando a los mendigos, o dindoles alguna moneda con desprecii . A los que discutian. A los solitarios. Qué dificil encontrar una sonrisal . * Como tenian frio e iban mu vieron una puerta abientay ahi se metoton 74 Y encontraron urnas atestadas de mufiecas, carritos, pistolas, diminu- tos tanques de guerra, cascos para jugar a los soldados, y muchos jugue- tes mas. Maria, José y Aminabad se es- condieron detras de un mono de peluche. Y observaron, _y cuanto mas observaban mas tristeza sentian. Llegaban muchas personas preguntando por el precio, revisaban sus billeteras y después pedian que les ensefiaran otra cosa. Una sefiora discutia con una vendedora. Otros compraban tarjetas con mensajes que ni conocian. Los nifios pegaban su nariz a las urnas. Otros salian con grandes paquetes envueltos en papel de regalo. Maria entonces puso la mano de José sobre su vientre y sintié alarmada que el nifio daba mas golpecitos. Y le dijo a José que debian irse porque ahi no podria nacer Jesus. Y cuando la muchacha montaba sobre Aminabad y José se preparaba para guiar al burrito, salié una enorme rata de un cajén, ; tamafo susto se llevaron | Como los tres eran muy curiosos le preguntaron el motivo por el cual la gente compraba regalos. La rata les dijo que era por la Navidad. Mientras salian por una ventana del enorme almacén se preguntaban por el significado de aquella palabra. Las calles estaban frias. Maria, José y Aminabad no sabian a donde ir. 75 Entonces se desaté una enorme réfaga de viento, tan fuerte que los empujé hasta la rama de un arbol, y ahi se quedaron bien agarrados Para no caerse. Entonces oyeron campanadas y vieron frente a ellos una torre altisima y, mas abajo, una enorme puerta por la que entraba mucha gente: las sefioras altivas, con gruesos abrigos y rosarios; los hombres con corbatas y libros de oracionas, intercambiaban palabras y saludos. Maria y José se alegraron mucho pues ahi estaban las caras de otros amigos conocidos. Habia un cémodo pesebre en el altar mayor. Y ahi, arribita de ellos, nada mas ni nada menos que la Santisima Trinidad. Nuestros tres amigos se acomodaron detrés de un dnfora y no Pudieron disimular su alegria, porque ya habian encontrado un lugar para que naciera el nifio, José pensé que si estaban en familia no tenian que seguir siendo diminutos. Ahi, sin ningn problema, podrian tener el tamafio de la dems gente. Y Dios, que es muy bondadoso, le concedié su deseo. Entonces, los que estaban arrodillados rezando vieron en el altar mayor a un burro, a una muchacha y a un sefior vestidos de manera muy extrafia. Se asustaron. Y gritaron: "jsactilegio !, jsaquen a ese animal de la iglesia! * *_Unas sefioras comentaron *-pobrecitos, no les digan nada, gno ven que estan asustados?.", otras le dijeron a Maria: 76 -4No le da vergiienza venir asi a la casa de Dios? Y después de oir el escandalo aparecié el sacerdote, abrié los ojos, fruncié el cefo y les dijo: -Este es un lugar sagrado y hay que Presentarse como la gente decente, jy no se pueden traer animales, menos a un burro! José le explicé que su esposa ya iba a tener un hijo. Pero e| padre le repuso que para eso estan los hospitales. Algunas personas apretaron sus libros de oraciones y gritaron: *-iJalen, jalen!-". Otras le pidieron al sacerdote que no empezara la misa hasta que la muchacha estuviera en una clinica. Entonces José abrazé a Maria, y salieron silenciosos, seguidos por el burrito, y dejaron atrés a toda aquella gente que peleaba. Ya en la calle, cuando nadie los veia, Dios los redujo a su pequefia estatura, Y se encontraron con un pajarillo que temblaba de frio. Y le preguntaron por qué se reunia toda esa gente en la iglesia. El pdjaro les dijo que recordaban con la Misa del Gallo a la Navidad. Y los tres se volvieron a ver muy confundidos porque no sabian el significado de aquella palabra. Con mas congoja, Maria palpé su estémago y le dijo a José que ya era hora. José, decepcionado, |e pidié a Aminabad que los llevara a su casa. Al levantar el vuelo, el reloj del campanario marcaba pocos minutos para las doce. Cuando llegaron al portal, Maria entré en el establo con José. Y los magos, los pastores y las. 78 ovejas sintieron una profunda alegria cuando escucharon los sollozos del pequefio Jests Entonces, por la ventana, vieron una estrella inmensa como nunca se habia visto. Los angeles iluminaban ei mundo con sus cantos. Nadie se dio cuenta de esta maravilla. ot A S60 las figuritas del portal, al ver al nifio envuelto en pafiales, se dijeron entre si: -Hemos hallado la respuesta: somos la Navidad. 79

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