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CONTENIDOS EBAU HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

PLATÓN

Textos:

La República. Libro VII. 517b-520a

(Traducción de Conrado EggersLan. Gredos)

— Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol;
compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino
del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy
esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso,
lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con
dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de
todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de
esta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia,
y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado
como en lo público.

— Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.

— Mira también si lo compartes en esto: no hay que asombrarse de que quienes han
llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas
aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría descrita es correcta
también en esto.

— Muy natural.

— Tampoco sería extraño que alguien que, de contemplar las cosas divinas, pasara a las
humanas, se comportase desmañadamente y quedara en ridículo por ver de modo confuso
y, no acostumbrado aún en forma suficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado,
en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar sobre sombras de justicia o sobre las
figurillas de las cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en que esto es discutido
por quienes jamás han visto la Justicia en sí.

— De ninguna manera sería extraño.

— Pero si alguien tiene sentido común, recuerda que los ojos pueden ver confusamente
por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la
tiniebla a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse
irracionalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mirar algo, habrá de examinar
cuál de los dos casos es: si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente por falta
de hábito, o si, viniendo de una mayor ignorancia hacia lo más luminoso, es obnubilada
por el resplandor. Así, en un caso se felicitará de lo que le sucede y de la vida a que
accede; mientras en el otro se apiadará, y, si se quiere reír de ella, su risa será menos
absurda que si se descarga sobre el alma que desciende desde la luz.

— Lo que dices es razonable.

— Debemos considerar entonces, si esto es verdad, que la educación no es como la


proclaman algunos. Afirman que, cuando la ciencia no está en el alma, ellos la ponen,
como si se pusiera la vista en ojos ciegos.

— Afirman eso, en efecto.

— Pues bien, el presente argumento indica que en el alma de cada uno hay el poder de
aprender y el órgano para ello, y que, así como el ojo no puede volverse hacia la luz y
dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo, del mismo modo hay que volverse desde lo
que tiene génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser capaz de soportar la
contemplación de lo que es, y lo más luminoso de lo que es, que es lo que llamamos el
Bien. ¿No es así?

— Sí.

— Por consiguiente, la educación sería el arte de volver este órgano del alma del modo
más fácil y eficaz en que puede ser vuelto, mas no como si le infundiera la vista, puesto
que ya la posee, sino, en caso de que se lo haya girado incorrectamente y no mire adonde
debe, posibilitando la corrección.

— Así parece, en efecto.

— Ciertamente, las otras denominadas “excelencias” del alma parecen estar cerca de las
del cuerpo, ya que, si no se hallan presentes previamente, pueden después ser implantadas
por el hábito y el ejercicio; pero la excelencia del comprender da la impresión de
corresponder más bien a algo más divino, que nunca pierde su poder, y que según hacia
dónde sea dirigida es útil y provechosa, o bien inútil y perjudicial. ¿O acaso no te has
percatado de que esos que son considerados malvados, aunque en realidad son astutos,
poseen un alma que mira penetrantemente y ve con agudeza aquellas cosas a las que se
dirige, porque no tiene la vista débil sino que está forzada a servir al mal, de modo que,
cuanto más agudamente mira, tanto más mal produce?
— ¡Claro que sí!

— No obstante, si desde la infancia se trabajara podando en tal naturaleza lo que, con su


peso plomífero y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por medio de la
glotonería, lujuria y placeres de esa índole, inclina hacia abajo la vista del alma; entonces,
desembarazada esta de ese peso, se volvería hacia lo verdadero, y con este mismo poder
en los mismos hombres vería del modo penetrante con que ve las cosas a las cuales está
ahora vuelta.

— Es probable.

Términos: dialéctica, reminiscencia, opinión, Idea de Bien.

Relaciones: Platón-presocráticos, Platón-Sócrates, Platón-Aristóteles, Platón-Nietzsche.

Examen tipo: Opción A

1. Explica este texto de Platón relacionándolo con su concepción del paso del Mundo
Sensible al Mundo Inteligible (2 puntos).

“— Pues bien, el presente argumento indica que en el alma de cada uno hay el
poder de aprender y el órgano para ello, y que, así como el ojo no puede volverse
hacia la luz y dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo, del mismo modo hay
que volverse desde lo que tiene génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser
capaz de soportar la contemplación de lo que es, y lo más luminoso de lo que es,
que es lo que llamamos el Bien. ¿No es así?
— Sí.
— Por consiguiente, la educación sería el arte de volver este órgano del alma del
modo más fácil y eficaz en que puede ser vuelto, mas no como si le infundiera la
vista, puesto que ya la posee, sino, en caso de que se lo haya girado
incorrectamente y no mire adonde debe, posibilitando la corrección”.

2. Explica el significado que tienen en Platón 3 de los siguientes términos: dialéctica,


reminiscencia, opinión, Idea de Bien (3 puntos. Escoger únicamente 3 términos).

3. Relaciona la filosofía de Platón con 3 de las siguientes doctrinas y autores:


presocráticos, Sócrates, Aristóteles, Nietzsche (3 puntos. Escoger únicamente 3
comparaciones).
4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas
(2 puntos).

ARISTOTELES

Textos:

Política, Libro I, Capítulos 2 (extracto).

(Traducción de Manuela García Valdés. Gredos)

CAPITULO II (extracto)

Si uno observa desde su origen la evolución de las cosas, también en esta cuestión,
como en las demás, podrá obtener la visión más perfecta. En primer lugar, es necesario
que se emparejen los que no pueden existir uno sin el otro, como la hembra y el macho
con vistas a la generación (y esto no en virtud de una decisión, sino como en los demás
animales y plantas; es natural la tendencia a dejar tras de sí otro ser semejante a uno
mismo), y el que manda por naturaleza y el súbdito, para su seguridad. En efecto, el que
es capaz de prever con la mente es un jefe por naturaleza y un señor natural, y el que
puede con su cuerpo realizar estas cosas es súbdito y esclavo por naturaleza; por eso al
señor y al esclavo interesa lo mismo.

Así pues, por naturaleza está establecida una diferencia entre la mujer y el esclavo (la
naturaleza no hace nada con mezquindad, como los forjadores el cuchillo de Delfos, sino
cada cosa para un solo fin. Así como cada órgano puede cumplir mejor su función, si
sirve no para muchas sino para una sola). Pero entre los bárbaros, la mujer y el esclavo
tienen la misma posición, y la causa de ello es que no tienen el elemento gobernante por
naturaleza, sino que su comunidad resulta de esclavo y esclava. Por eso dicen los poetas:

Justo es que los griegos manden a los bárbaros,

entendiendo que bárbaro y esclavo son lo mismo por naturaleza. Así pues, de estas dos
comunidades la primera es la casa, y Hesíodo dijo con razón en su poema:

Lo primero casa, mujer y buey de labranza.

Pues el buey hace las veces de criado para los pobres. Por tanto, la comunidad
constituida naturalmente para la vida de cada día es la casa, a cuyos miembros Carondas
llama “de la misma panera”, y Epiménides de Creta “del mismo comedero”. Y la
primera comunidad formada de varias casas a causa de las necesidades no cotidianas es
la aldea.

[…]

La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene ya, por así decirlo, el
nivel más alto de autosuficiencia, que nació a causa de las necesidades de la vida, pero
subsiste para el vivir bien. De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son
las comunidades primeras. La ciudad es el fin de aquellas, y la naturaleza es fin. En efecto,
lo que cada cosa es, una vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de
un hombre, de un caballo o de una casa. Además, aquello por lo que existe algo y su fin
es lo mejor, y la autosuficiencia es, a la vez, un fin y lo mejor.

De todo esto es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre
es por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un
ser inferior o un ser superior al hombre. Como aquel a quien Homero vitupera:

Sin tribu, sin ley, sin hogar,

porque el que es tal por naturaleza es también amante de la guerra, como una pieza aislada
en el juego de damas.

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier
animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el
hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer,
y por eso poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener
sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es manifestar lo
conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre
frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de
lo injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye
la casa y la ciudad.

Por naturaleza, pues, la ciudad es anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque
el todo es necesariamente anterior a la parte. En efecto, destruido el todo, ya no habrá ni
pie ni mano, a no ser con nombre equívoco, como se puede decir una mano de piedra:
pues tal será una mano muerta.

Todas las cosas se definen por su función y pos sus facultades, de suerte que cuando
estas ya no son tales no se puede decir que las cosas son las mismas, sino del mismo
nombre. Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo;
porque si cada uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera
semejante a las demás partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en
comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad,
sino una bestia o un dios.

En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal comunidad, pero el primero que
la estableció fue causante de los mayores beneficios. Pues así como el hombre perfecto
es el mejor de los animales, así también, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de
todos.

La injusticia más insoportable es la que posee armas, y el hombre está naturalmente


provisto de armas al servicio de la sensatez y de la virtud, pero puede utilizarlas para las
cosas más opuestas. Por eso, sin virtud, es el ser más impío y feroz y el peor en su lascivia
y voracidad. La justicia, en cambio, es un valor cívico, pues la justicia es el orden de la
comunidad civil, y la virtud de la justicia es el orden de la comunidad civil, y la virtud de
la justicia es el discernimiento de lo justo.

Términos: felicidad, sustancia, potencia-acto, causa.

Relaciones: Aristóteles-Platón, Aristóteles-Kant, Aristóteles-Hume, Aristóteles-Hobbes.

Examen tipo: Opción B

1. Explica este texto de Aristóteles relacionándolo con su concepto de


Naturaleza (2 puntos).

“Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo;


porque si cada uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera
semejante a las demás partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en
comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad,
sino una bestia o un dios”.

2. Explica el significado que tienen en Aristóteles 3 de los siguientes términos:


felicidad, sustancia, potencia-acto, causa (3 puntos. Escoger únicamente 3
términos).
3. Relaciona la filosofía de Aristóteles con 3 de las siguientes doctrinas y autores:
Platón, Kant, Hume, Hobbes (3 puntos. Escoger únicamente 3 comparaciones).

4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas
(2 puntos).

I. KANT

Textos:

KANT, I. ¿Qué es la ilustración? Königsberg (Prusia), 30 de septiembre de 1784


(extracto).

(Traducción de Roberto R. Aramayo. Alianza Editorial)

Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo
responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de
su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha
minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta
de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere
aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración.

Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan siendo
con gusto menores de edad durante toda su vida, pese a que la Naturaleza los haya
liberado hace ya tiempo de una conducción ajena (haciéndoles físicamente adultos); y por
eso les ha resultado tan fácil a otros el erigirse en tutores suyos. Es tan cómodo ser menor
de edad. Basta con tener un libro que supla mi entendimiento, alguien que vele por mi
alma y haga las veces de mi conciencia moral, a un médico que me prescriba la dieta, etc.,
para que yo no tenga que tomarme tales molestias. No me hace falta pensar, siempre que
pueda pagar; otros asumirán por mí tan engorrosa tarea. El que la mayor parte de los
hombres (incluyendo a todo el bello sexo) consideren el paso hacia la mayoría de edad
como algo harto peligroso, además de muy molesto, es algo por lo cual velan aquellos
tutores que tan amablemente han echado sobre sí esa labor de superintendencia. Tras
entontecer primero a su rebaño e impedir cuidadosamente que esas mansas criaturas se
atrevan a dar un solo paso fuera de las andaderas donde han sido confinados, les muestran
luego el peligro que les acecha cuando intentan caminar solos por su cuenta y riesgo. Mas
ese peligro no es ciertamente tan enorme, puesto que finalmente aprenderían a caminar
bien después de dar unos cuantos tropezones; pero el ejemplo de un simple tropiezo basta
para intimidar y suele servir como escarmiento para volver a intentarlo de nuevo.
Así pues, resulta difícil para cualquier individuo el zafarse de una minoría de edad que
casi se ha convertido en algo connatural. Incluso se ha encariñado con ella y eso le hace
sentirse realmente incapaz de utilizar su propio entendimiento, dado que nunca se le ha
dejado hacer ese intento. Reglamentos y fórmulas, instrumentos mecánicos de un uso
racional —o más bien abuso— de sus dotes naturales, constituyen los grilletes de una
permanente minoría de edad. Quien lograra quitárselos acabaría dando un salto inseguro
para salvar la más pequeña zanja, al no estar habituado a semejante libertad de
movimientos. De ahí que sean muy pocos quienes han conseguido, gracias al cultivo de
su propio ingenio, desenredar las ataduras que les ligaban a esta minoría de edad y
caminar con paso seguro.

Sin embargo, hay más posibilidades de que un público se ilustre a sí mismo; algo que
casi es inevitable, con tal de que se le conceda libertad. Pues ahí siempre nos
encontraremos con algunos que piensen por cuenta propia incluso entre quienes han sido
erigidos como tutores de la gente, los cuales, tras haberse desprendido ellos mismos del
yugo de la minoría de edad, difundirán en torno suyo el espíritu de una estimación
racional del propio valor y de la vocación a pensar por sí mismo. Pero aquí se da una
circunstancia muy especial: aquel público, que previamente había sido sometido a tal
yugo por ellos mismos, les obliga luego a permanecer bajo él, cuando se ve instigado a
ello por algunos de sus tutores que son de suyo incapaces de toda ilustración; así de
perjudicial resulta inculcar prejuicios, pues estos acaban por vengarse de quienes fueron
sus antecesores o sus autores. De ahí que un público sólo pueda conseguir lentamente la
ilustración. Mediante una revolución acaso se logre derrocar un despotismo personal y la
opresión generada por la codicia y la ambición, pero nunca logrará establecer una
auténtica reforma del modo de pensar; bien al contrario, tanto los nuevos prejuicios como
los antiguos servirán de rienda para esa enorme muchedumbre sin pensamiento alguno.

[…]

Un hombre puede postergar la ilustración para su propia persona y sólo por algún
tiempo en aquello que le incumbe saber; pero renunciar a ella significa por lo que atañe
a su persona, pero todavía más por lo que concierne a la posteridad, vulnerar y pisotear
los sagrados derechos de la humanidad. Mas lo que a un pueblo no le resulta lícito decidir
sobre sí mismo, menos aún le cabe decidirlo a un monarca sobre el pueblo; porque su
autoridad legislativa descansa precisamente en que reúne la voluntad íntegra del pueblo
en la suya propia. A este respecto, si ese monarca se limita a hacer coexistir con el
ordenamiento civil cualquier mejora presunta o auténtica, entonces dejará que los
súbditos hagan cuanto encuentren necesario para la salvación de su alma; esto es algo que
no le incumbe en absoluto, pero en cambio sí le compete impedir que unos perturben
violentamente a otros, al emplear toda su capacidad en la determinación y promoción
de dicha salvación. El monarca daña su propia majestad cuando se inmiscuye sometiendo
al control gubernamental los escritos en que sus súbditos intentan clarificar sus opiniones,
tanto si lo hace por considerar superior su propio criterio, con lo cual se hace acreedor del
reproche: Caesar non est supra Grammaticos, como —mucho más todavía— si humilla
su poder supremo al amparar, dentro de su Estado, el despotismo espiritual de algunos
tiranos frente al resto de sus súbditos.

[…]

Términos: revolución copernicana, imperativo, libertad, e ilusión trascendental.

Relaciones: Kant-Aristóteles, Kant-Racionalismo-Empirismo (Descartes, Hume), Kant-


contractualistas (Hobbes y Rousseau), Kant-Nietzsche.

Examen tipo: Opción C

1. Explica este texto de Kant relacionándolo con su concepción de mayoría de edad (2


puntos).

“Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo
responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de
su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha
minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta
de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere
aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la
Ilustración”.

2. Explica el significado que tienen en Kant 3 de los siguientes términos: revolución


copernicana, imperativo, libertad, ilusión trascendental (3 puntos. Escoger
únicamente 3 términos).

3. Relaciona la filosofía de Kant con 3 de las siguientes doctrinas y autores: Aristóteles,


Racionalismo-Empirismo (Descartes, Hume) Contractualistas (Hobbes y Rousseau),
Nietzsche (3 puntos. Escoger únicamente 3 comparaciones).

4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas
(2 puntos).
K. MARX

Textos:

“Prólogo” a la Contribución a la crítica de la economía política (extracto).

(Traducción del Instituto de Marxismo-Leninismo del Partido Comunista de la Unión


Soviética. Siglo XXI Editores)

El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis
estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas
productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual
en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con
las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de
esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.
De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en
trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica,
se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre
ella. Cuando se estudian esas transformaciones, hay que distinguir siempre entre los
cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden
apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas,
políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que
los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo
modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, tampoco podemos
juzgar estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay
que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto
existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna
formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que
caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción
antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la
propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos
que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, se encontrará siempre que estos objetivos
sólo surgen cuando ya se dan (o, por lo menos, se están gestando) las condiciones materiales
para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso,
en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el
feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma
antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo
individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los
individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al
mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta
formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
Términos: alienación, plusvalía, capital, trabajo.

Relaciones: Marx-Kant, Marx-Hegel, Marx-Simone de Beauvoir, Marx-Rosa Luxemburg.

Examen tipo: Opción D

1. Explica este texto de Marx relacionándolo con su concepción de la infraestructura y


la superestructura (2 puntos).

“El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo
conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su
vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su
voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de
producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas
formas de conciencia social”.

2. Explica el significado que tienen en Marx 3 de los siguientes términos: alienación,


plusvalía, capital, trabajo (3 puntos. Escoger únicamente 3 términos).

3. Relaciona la filosofía de Marx con 3 de las siguientes doctrinas y autores: Kant,


Hegel, Simone de Beauvoir, Rosa Luxemburg. (3 puntos. Escoger únicamente 3
comparaciones).
4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas
(2 puntos)

F. Nietzsche

Textos:

El crepúsculo de los ídolos. (extracto)

(Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Alianza Editorial)

“La «razón» en la filosofía” (extracto)

¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta
de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Los creen
otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la
perspectiva de lo eterno] —cuando hacen de ella una momia—. Todo lo que los filósofos
han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos
no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos,
cuando adoran —se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran—. La
muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos
objeciones, incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien,
todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Pero como no pueden
apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. «Tiene que haber una ilusión,
un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador?».
«Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros
aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja:
deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira
—la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira—. Moraleja: decir no a
todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”.
¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero!
—¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!,
¡Sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun
cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...»

Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del
pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque estos mostraban
pluralidad y cambio, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tu-
viesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no
mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él —no mienten de
ninguna manera—. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la
mentira; por ejemplo, la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia,
de la duración... La «razón» es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los
sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero
Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo
«aparente» es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido mentiroso...

“Cómo el «mundo verdadero» acabó convirtiéndose en una fábula”


(extracto).

Historia de un error

1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso —él vive en ese mundo, es
ese mundo—.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente.
Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad».)
2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso
(«al pecador que hace penitencia»).
(Progreso de la Idea: esta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, —se convierte
en una mujer, se hace cristiana...—).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero, ya en cuanto pensado,
un consuelo, una obligación, un imperativo.
(En el fondo, el viejo Sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea,
sublimizada, pálida, nórdica, königsberguense).
4. El mundo verdadero —¿inasequible?—. En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto
inalcanzado, también desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante:
¿a qué podría obligarnos algo desconocido?...
(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo.)
5. El «mundo verdadero» —una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga— ,
una Idea que se ha vuelto inútil, superflua, por consiguiente una Idea refutada: ¡eliminémosla!
(Día claro; desayuno; retorno del bon sens [buen sentido] y de la jovialidad; rubor avergonzado
de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres.)
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?...
¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
(Mediodía, instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la
humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA [comienza Zaratustra].)

Términos: nihilismo, dionisíaco, transmutación de valores, inocencia del devenir.

Relaciones: Nietzsche-Heráclito, Nietzsche-Platón, Nietzsche-Kant, Nietzsche-Simone


de Beauvoir.
Examen tipo: Opción E

1. Explica este texto de Nietzsche relacionándolo con su concepción de mundo


aparente. (2 puntos)

“Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto
del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque estos mostraban
pluralidad y cambio, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen
duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del
modo como creen los eleatas ni del modo como creía él —no mienten de ninguna
manera—. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira;
por ejemplo, la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la
duración... La «razón» es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos.
Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito
tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente»
es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido mentiroso...”

2. Explica el significado que tienen en Nietzsche 3 de los siguientes términos: nihilismo,


dionisíaco, transmutación de valores, inocencia del devenir (3 puntos. Escoger
únicamente 3 términos).

3. Relaciona la filosofía de Nietzsche con 3 de las siguientes doctrinas y autores:


Heráclito, Platón, Kant, Simone de Beauvoir (3 puntos. Escoger únicamente 3
comparaciones).

4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas
(2 puntos).

SIMONE DE BEAUVOIR

Textos:

El segundo sexo. (extracto)

(Traducción de Alicia Martorell. Cátedra)

Vol. II. (extracto)

No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define
la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización
elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino.
Sólo la mediación ajena puede convertir un individuo en Alteridad.

(…) El hecho es que los hombres encuentren en su compañera más complicidad de la que
el opresor suele encontrar en el oprimido; utilizan esta circunstancia con mala fe para declarar que
ella ha querido el destino que le han impuesto. Hemos visto que en realidad toda su educación
conspira para cerrarle los caminos de la rebeldía y la aventura; la sociedad entera –empezando por
sus respetados padres- le miente exaltando el elevado valor del amor, de la abnegación, del don de
sí y ocultándole que ni el amante, ni el marido, ni los hijos estarán dispuestos a soportar esta carga
tan molesta.

[Pero] ¿Basta con cambiar las leyes, las instituciones, las costumbres, la opinión y todo el
contexto social para que las mujeres y los hombres sean realmente semejantes? “Las mujeres
siempre serán mujeres”, dicen los escépticos; otros videntes profetizan que despojándolas de su
feminidad se las transformará en hombres y que se convertirán en monstruos. Es como admitir que
la mujer de nuestros días es una creación de la naturaleza; hay que repetir una vez más que en la
sociedad humana nada es natural y la mujer es uno de tantos productos elaborados por la
civilización; la intervención ajena en su destino es originaria: si esta acción estuviera dirigida en
otro sentido, el resultado sería muy diferente. La mujer no se define por sus hormonas, ni por
instintos misteriosos, sino por la forma en que percibe, a través de las conciencias ajenas, su cuerpo
y su relación con el mundo. (…) Si desde la más tierna edad se educara a la niña con las mismas
exigencias y los mismos honores, las mismas severidades y las mismas licencias que sus hermanos,
participando en los mismos estudios, los mismos juegos, a la espera de un mismo futuro, rodeada
de mujeres y de hombres que se le aparecerían inequívocamente como iguales, el sentido del
“complejo de castración” y del “complejo de Edipo” se modificaría profundamente. Al asumir de la
misma forma que el padre la responsabilidad material y moral de la pareja, la madre gozaría del
mismo privilegio duradero; la niña sentiría a su alrededor un mundo andrógino y no un mundo
masculino (…) Liberar a la mujer es negarse a encerrarla en las relaciones que mantiene con el
hombre, pero no negarlas; si se afirma para sí, no dejará de existir también para él: al reconocerse
mutuamente como sujetos, cada uno seguirá siendo para el otro una alteridad; la reciprocidad de sus
relaciones no suprimirá los milagros que genera la división de los seres humanos en dos categorías
separadas; el deseo, la posesión, el amor, el sueño, la aventura; las palabras que nos conmueven:
dar, conquistar, unirse, seguirán tendiendo un sentido; por el contrario, cuando quede abolida la
esclavitud de la mitad de la humanidad y todo el sistema de hipocresía que supone, “la sección” de
la humanidad revelará su auténtico significado y la pareja humana recobrará su verdadera imagen.

Vol. I. Introducción. (extracto)

En el momento en que las mujeres empiezan a participar en la elaboración del mundo, sigue
siendo un mundo que pertenece a los hombres: a ellos no les cabe ninguna duda, y a ellas apenas.
Negarse a ser Alteridad, rechazar la complicidad con el hombre sería para ellas renunciar a todas
las ventajas que les puede procurar la alianza con la casta superior (…) Junto a la pretensión de
todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también está la tentación de
huir de su libertad y convertirse en cosa; se trata de un camino nefasto, porque pasivo, alienado,
perdido, es presa de voluntades ajenas, queda mutilado en su trascendencia, frustrado de todo valor.
Sin embargo, es un camino fácil: se evita así la angustia y la tensión de la existencia auténticamente
asumida. El hombre que considera a la mujer como una Alteridad encontrará en ella profundas
complicidades. De esta forma, la mujer no se reivindica como sujeto, porque carece de medios para
hacerlo, porque vive el vínculo necesario que la ata al hombre sin plantearse una reciprocidad, y
porque a menudo se complace en su alteridad.

Términos: existencialismo, alteridad, situación, libertad.

Relaciones: Beauvoir-Aristóteles, Beauvoir-Kant, Beauvoir-Marx, Beauvoir-Nietzsche.


Examen tipo: Opción F

1. Explica este texto de Simone de Beauvoir relacionándolo con la noción de


feminismo (2 puntos).

“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico,
define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la
civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar
de femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir un individuo en Alteridad.
(…) Hay que repetir una vez más que en la sociedad humana nada es natural y la mujer es
uno de tantos productos elaborados por la civilización; la intervención ajena en su destino es
originaria: si esta acción estuviera dirigida en otro sentido, el resultado sería muy diferente. La
mujer no se define por sus hormonas, ni por instintos misteriosos, sino por la forma en que
percibe, a través de las conciencias ajenas, su cuerpo y su relación con el mundo”.

2. Explica el significado que tienen en Beauvoir los siguientes términos:


existencialismo, alteridad, situación, libertad. (3 puntos. Escoger únicamente 3
términos).

3.Relaciona la filosofía de Beauvoir con los siguientes autores: Aristóteles, Kant,


Marx, Nietzsche. (3 puntos. Escoger únicamente 3 comparaciones.)

4. Realiza una disertación sobre alguno de los temas planteados en las diferentes épocas.
(2 puntos).

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