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CUENTO FANTÁSTICO

Trabajo de introducción al Cuento Fantástico

1. Leé los siguientes cuentos y elegí uno para comentar.

a. “Los zapatos” de César Antino Alurralde

Trenzó los zapatos nuevos y tomando en cada mano los extremos de los cordones, como si fuesen
un par de riendas, comenzó a ajustarlos. No obstante el esfuerzo, los zapatos sin domar huyeron
desbocados con su dueño a cuestas.

b. “Sueño de la mariposa” de Chuang Tzu


Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era
una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

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C. Un Sueño, de Jorge Luis Borges

En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única
habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de madera y un
banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe, en caracteres que no
comprendo, un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un
hombre que en otra celda circular… El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros
escriben.d. “La sombra de las jugadas” de Edwin Morgan

En uno de los cuentos que integran la serie de lo Mabinogion, dos reyes enemigos juegan al ajedrez,
mientras en un valle cercano sus ejércitos luchan y se destrozan. Llegan mensajeros con noticias de
la batalla; los reyes no parecen oírlos e, inclinados sobre el tablero de plata, mueven las piezas de
oro. Gradualmente se aclara que las vicisitudes del combate siguen las vicisitudes del juego. Hacia el
atardecer, uno de los reyes derriba el tablero, porque le han dado jaque mate y poco después un
jinete ensangrentado le anuncia: Tu ejército huye, has perdido el reino.

e. “El sueño del rey” de Lewis Carroll

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?

-Nadie lo sabe. –Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?

-No lo sé

-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.

f. Final para un cuento fantástico, de I.A. Ireland

-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!

La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han
encerrado a los dos!

-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.

Pasó a través de la puerta y desapareció.

G. “Despiértese” Ana María Shúa

Despiertes, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiertes usted, que buena
falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.

Consigna

Una vez elegido el cuento: mencioná el título y el autor. Anotá: ¿de qué se trata?, ¿qué personajes
aparecen? ¿sucede algún hecho sobrenatural o extraño? ¿cuál?

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La Soga
Silvina Ocampo

A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la


escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la
casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que
descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo
del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en
sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga;
ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol,
después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas,
después una horca para los reos, después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con
fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como
dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba
en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo
vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio,
luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel
movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie
le decía: “Toñito, no juegues con la soga.”
La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído
capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un
poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas,
entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de
echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus
movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para
retorcerse mejor.
Si alguien le pedía:
–Toñito, préstame la soga.
El muchacho invariablemente contestaba:
–No.
A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada, con
barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se
rehusó. Era buena.
¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las
tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua.
La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos
Prímula.” Y Prímula obedecía.
Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la
cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.
Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que
todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga.
Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de
Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa.
Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado,
enroscada junto a él, lo velaba.
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20
Las dos casas de Olivos

Silvina Ocampo

En las barrancas de Olivos había una casa muy grande de tres pisos, en donde no vivían
más de cinco personas: el dueño de casa, su hija de diez años, una niñera, una cocinera,
y un mucamo (sin contar el jardinero que vivía en el fondo de la quinta). Había cuartos
inhabitados, enormes cuartos con persianas siempre cerradas de humedad, cuartos llenos
de miniaturas de antepasados y cuadros ovalados en las paredes. El jardín era espacioso
con
árboles altísimos. Sólo una cosa preocupaba al dueño de casa y era la improbabilidad de conseguir
frambuesas; en ese jardín crecían flores, árboles frutales, había hasta
frutillas, pero las frambuesas no podían conseguirse.
En el bajo de las barrancas de Olivos, en una casita de lata de una sola
pieza vivían cuatro personas: el dueño de casa y sus tres nietas: la
mayor tenía diez años y cocinaba siempre que hubiera alguna cosa para cocinar.
Y sucedió que esas dos chicas se hicieron amigas a través de la reja que rodeaba el jardín. “Mi casa
es fea”, dijo una. “Tiene diez cuartos en
donde no se puede nunca entrar; el jardín no tiene frambuesas y por esa razón mi padre está siempre
enojado.” “Mi casa es fea” dijo la otra. “Es toda de latas, en la orilla del río, donde suben las mareas;
en invierno hacemos fogatas para no tener tanto frio”. “¡Que lindo!” contestó la otra. “En casa no me
dejan encender la chimenea.” Y cada una se fue soñando con la casa de la otra.
Al día siguiente volvieron a encontrarse en el cerco y era extraño ver que esas dos chicas se iban
pareciendo cada vez más; los ojos eran idénticos, el cabello era del mismo color; se midieron la altura
en los alambres del cerco y eran de la misma altura, pero había solamente dos cosas distintas en ellas:
los pies y las manos. La chica de la casa grande se quitó las medias y los zapatos: tenía los pies más
blancos y más chiquitos que su compañera; sus manos eran también más blancas y más lisas. Tuvo
las manos durante varios días en palanganas de agua y lavandina, lavando pañuelo, hasta que se le
pusieron rojas y paspadas, caminó varios días descalza haciendo equilibrio sobre las piedras; ya nada
las diferenciaba, ni siquiera el deseo que tenían de cambiar de casa. Hasta que un día, a escondidas
en el ombú del cerco que servía de puente, se ambiaron la ropa y los nombres. Una chica le dio a la
otra sus pies descalzos, y la otra le dio los zapatos. Una chica le dio a la otra sus guantes de hilo
blanco y la otra le dio sus manos paspadas…¡Pero se olvidaron de cambiar de Ángeles Guardianes!
Era la hora de la siesta; los Ángeles dormían en el pasto. Las dos chicas cruzaron por encima de la
reja; la que estaba en el jardín grande cruzó la calle, la que estaba en la calle cruzó al jardín. Se dijeron
adiós. “No te pierdas; mi cuarto de dormir queda al fondo del corredor a la derecha.” Y la otra contestó:
“No te pierdas, hay que seguir caminando hasta el fondo del callejón” (el jardinero, que estaba cerca,
pensó que el eco se había vuelto sordo porque cambiaba el final de la frase que gritaba la niña). Y se
fueron corriendo cada una a casa de la otra.
Nadie se dio cuenta del cambio y ellas, que creían concer sus casas, empezaban a reconocerlas según
los cuentos que se contaban diariamente a través del cerco; hacían descubrimientos que las
asombraban.
Pero los Ángeles Guardianes dormían la siesta a la hora de las confidencias y seguían ignorando todo.
Fue al principio del otoño, un día caluroso; el cielo estaba negro y muy cerca de la tierra pesaban
nubes grises de plomo; era la hora en que las chicas se encontraban en el cerco, pero ninguna de las
dos llegaba.

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En la casita de latas no se podía respirar esa tarde; el abuelo y las tres nietas caminaban descalzos
en el río tomando fresco. La chica de diez años se acordó de que en el jardín de la casa grande, como
de costumbre, su amiga debía de estar esperándola; había ya pasado la hora, pero no importaba, iría
de todas maneras. Vio un caballo blanco muy desnudo, le puso un bocado que encontró en el suelo,
se trepó encima y salió al galope castigándolo con una rama de paraíso. La tormenta se acercaba, los
árboles columpiaban grandes hamacas contra el viento, filamentos como los que habían en las
bombitas de luz eléctrica de las casas grandes llenaban el cielo, y primero un trueno, y después otro
rompían la tarde. El Ángel de la Guarda estaba despierto, pero acostumbrado a las tormentas que
cruzaba siempre la chica sin resfriarse, tuvo cuidado solamente de preservarla de los rayos. “Los
caballos blancos atraen los rayos”, pensaba el Ángel. “Hay que tener cuidado. Hay que tener cuidado”.
Las dos chicas se encontraron en el cerco y tuvieron apenas tiempo de decirse adiós; llovía con tanta
fuerza que la lluvia ponía entre ellas una cortina espesa, imposible de levantar.
Se oyó lejos, lejos, el galope de un caballo entre la tormenta y un rayo y otro rayo hicieron lastimaduras
de relámpagos, duras incisiones de fuego.
La chica se bajó del caballo y se desmayó en la puerta de la casita de lata. La marea subía muy cerca;
en ese instante oyó un rayo sobre el animal que, disparando con un relincho de crines deshilachadas,
quedó tendido en el suelo negro. En el jardín el otro rayo cayó sobre la otra chica, mientras el Ángel la
protegía de los resfríos confiadamente, pensando que la casa tenía pararrayos desde tiempo
inmemorial.
En la puerta de la casita de lata la otra chica no pudo resistir el frío y se fue al cielo después de la
tormenta…

Había mucho canto de pájaros y arroyos a la mañana siguiente cuando subidas las dos chicas sobre
el caballo blanco llegaron al cielo. No había casas ni grandes ni pequeñas, ni de lata ni de ladrillos; el
cielo era un gran cuarto azul sembrado de frambuesas y de otras frutas. Las dos chicas se internaron
adentro y más adentro del cielo, hasta que no se las alcanzó a ver más.

El relato fantástico

A través de sus obras literarias, los escritores pueden crear e inventar nuevos mundos. Básicamente
se puede hablar de dos tipos de mundos posibles: uno totalmente irreal, sobrenatural, imposible; y otro
real, natural, posible.

En algunos relatos, las acciones se ubican en un mundo que representa totalmente la realidad. Los
personajes, las circunstancias y los hechos narrados transcurren en un mundo natural, es decir, pueden
darse perfectamente en la realidad. Este es el caso de los relatos o cuentos realistas.

Hay otros relatos en los que aparecen historias pobladas de personajes inexistentes, como hadas,
duendes, ogros, brujas…

Cuando las acciones narradas se ubican en el mundo que representa la irrealidad, se puede hablar
entonces de relatos o cuentos maravillosos. Las acciones se ubican en un espacio indeterminado y en
un tiempo impreciso. En estos mundos de la irrealidad, puede haber objetos mágicos, pociones
milagrosas y hasta animales que hablan y actúan como los seres humanos. Nadie siente temor por
esto, ni los personajes ni el lector, pues se produce un pacto entre el narrador y el lector por el cual
todo es posible.

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Los relatos fantásticos tienen un poco de los dos mundos. En principio, ubican al lector en un mundo
real y perfectamente reconocible: los personajes son personas comunes, los lugares son reconocibles
y en general, se determina la época en que se ubica la acción. Pero de pronto aparece un elemento
sobrenatural en forma inexplicable.

Los objetos y los hechos que se habían presentado como algo natural y lógico dejan de ser familiares
y se convierten en algo extraño.

Características

Lo fantástico se basa esencialmente en una vacilación del lector (quien generalmente se identifica con
el personaje principal) en relación con la naturaleza de un acontecimiento extraño. En un mundo que
es el normal, el que todos conocen, se produce un acontecimiento imposible de explicar por las leyes
de ese mundo familiar. El lector debe optar por una de dos soluciones posibles: o se trata de una ilusión
de los sentidos que sufren los personajes (puede ser una alucinación, un sueño o su imaginación) y las
leyes del mundo siguen siendo lo que son. O puede tratarse de que el acontecimiento que se produjo
sea parte de la realidad del personaje y entonces esa realidad conocida y cotidiana se presenta regida
por leyes que no se pueden explicar.
Estos relatos surgen de algo que es común a todos los seres humanos: el temor a lo desconocido y a
lo que no es posible explicar. La posibilidad de vacilar entre causas naturales y sobrenaturales crea el
efecto fantástico. El ir y venir de un mundo a otro, entre lo real y lo irreal (entre el sueño y la vigilia, entre
la cordura y la alucinación) provoca en el lector un sentimiento de inquietud y sorpresa. El relato
fantástico enfrenta al lector con el peligro de que todo puede ser distinto a lo que cree y conoce. En
resumen, un elemento o acontecimiento extraño irrumpe en la realidad y la modifica. Pero además de
este elemento, el relato fantástico genera recursos para que se produzca el suspenso. A medida que
transcurre la historia, se van sembrando indicios de que algo raro está pasando y esto genera ansiedad
en el lector. Esta ansiedad se ve reforzada por una atmósfera de extrañeza lograda mediante la
descripción de, por ejemplo, lugares solitarios, oscuros, con climas lluviosos, en horarios nocturnos.
Muchos afirman que los temas de la literatura fantástica se ven reducidos a un número limitado. Sin
embargo, lo que importa es la manera en que aparecen esos temas, que siempre puede ser original y
distinta. Algunos temas clásicos del género fantástico son: las metamorfosis; las partes separadas del
cuerpo humano que siguen con vida; las perturbaciones de la personalidad; la aparición de un doble
(personas, objetos, mundos); las apariciones del más allá; las alteraciones de la causalidad, el tiempo
y el espacio; y la confusión entre el sueño y la vigilia.
.
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CUENTO POLICIAL DE ENIGMA

Cuento policial de enigma

El siglo XIX fue una época de grandes cambios. Con la segunda revolución
industrial aparecieron nuevas tecnologías, como las máquinas industriales, los
trenes y los barcos de vapor. Además, se vivió un gran desarrollo científico,
basado en el conocimiento a partir de la observación, la experimentación y el
pensamiento lógico. Por su parte, en las ciudades comenzaron a asentarse grandes poblaciones y
esto provocó el surgimiento de:

❖ Instituciones de seguridad urbana, como la policía y las agencias


gubernamentales de investigación.
❖ Delitos vinculados al anonimato, ya que en los centros urbanos la
cantidad de habitantes impide que todos se conozcan.
❖ Métodos de la Justicia ligados al pensamiento científico para comprobar la culpabilidad o
no de los detenidos.

❖ Rápida difusión de noticias policiales en los periódicos, que despertaron gran interés en los
lectores.
La literatura y las artes reflejan las transformaciones sociales de la época. Y es en ese contexto de
gran confianza frente al avance científico que surge el género policial.
Los cuentos policiales se caracterizan por presentar dos historias paralelas: la historia
del crimen en sí mismo (qué ocurrió) y la historia de la investigación (cómo el detective
resuelve el caso). La historia del crimen siempre sucede antes de que el detective entre
en acción. Por eso, suelen aparecer recuerdos y relatos de eventos

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ocurridos en el pasado, antes de la acción principal, que pueden recuperarse
gracias a la audacia del detective. Estas dos historias terminan uniéndose
justamente cuando se resuelve el caso y se descubre al culpable.
Para resolver el caso, el detective procede por deducción, que es el proceso o
razonamiento lógico que lo conduce desde las pistas particulares a una interpretación general de lo
que sucedió. Este proceso coincide con el método
científico hipotético-deductivo: la evaluación correcta de la evidencia (las pistas) permite deducir un
resultado válido (la interpretación). La investigación de los detectives, entonces, responde a los
siguientes pasos:

Paso 1: observación
directa de objetos, Paso 3: Puesta a prueba de la
personas y lugares Paso 2: Formulación de una hipótesis mediante preguntas a
para obtener pistas. hipótesis o suposición acerca de
los sospechosos o análisis de los
qué ocurrió, cómo y por qué, a partir
objetos para comprobarla o
de la reflexión sobre las pistas.
refutarla.

En el policial clásico o de enigma, este método es parte fundamental del relato, ya que sin estos
pasos la historia no podría avanzar.
Los cuentos policiales clásicos plantean, entonces, un misterio que se debe resolver por medio de la
lógica: se centran en la investigación de un delito y su posterior resolución. Así, el razonamiento del
detective, protagonista de estos cuentos, conduce a personajes y lectores a la explicación de los
hechos. Este tipo de policiales tiene algunos elementos propios.
En primer lugar, el delito: se trata de un problema al que se enfrenta el detective, el enigma que debe
resolver. Puede tratarse de un robo, un asesinato, una falsificación, etcétera.
Después, están las pistas: son los indicios, objetos o detalles que el detective considera para resolver
el caso. Pueden ser pistas verdaderas y conducir a la resolución del enigma, o pistas falsas con el fin
de distraer tanto a los personajes como al lector.
La figura protagónica de este tipo de historias suele ser el detective, que no suele ser un policía, sino
un aficionado. Posee grandes capacidades deductivas y cada caso es un desafío para su inteligencia.
En general no es un hombre de acción, sino que resuelve los conflictos mentalmente y, en ocasiones,
incluso desde la comodidad de su escritorio.
A veces, el detective cuenta con un ayudante, que suele ser el narrador testigo de los relatos. Colabora
con el detective en cada caso, y es testigo atento en la resolución propuesta por su compañero, aunque
no suele ser tan inteligente.
Otros personajes importantes del cuento policial son: la víctima, los sospechosos (cuya inocencia se
revela al final), el culpable y los investigadores oficiales, por ejemplo los policías, que suelen
equivocarse y de esa manera resaltar el ingenio extraordinario del detective.
1. Lee el cuento y completá:
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La inspiración
Pablo De Santis

El poeta Siao, que vivía desde el otoño en el palacio imperial, fue encontrado
muerto en su habitación. El médico de la corte decretó que la muerte había sido
provocada por alguna substancia que le había manchado los labios de azul. Pero
ni en las bebidas ni en los alimentos hallados en su habitación había huellas de veneno.
El consejero literario del emperador estaba tan conmovido por la muerte de Siao, que ordenó llamar al
sabio Feng. A pesar de la fama que le había dado la resolución de varios enigmas —entre ellos la
muerte del mandarín Chou y los llamados "crímenes del dragón"— Feng vestía como un campesino
pobre. Los guardias imperiales se negaron a dejarlo pasar, y el consejero literario tuvo que ir a buscarlo
a las puertas del palacio para conducirlo a la habitación del muerto.
Sobre una mesa baja se encontraban los instrumentos de caligrafía del poeta Siao: el pincel de pelo
de mono, el papel de bambú, la tinta negra, el lacre con que acostumbraba a sellar sus composiciones.
—Mis conocimientos literarios son muy escasos y un poco anticuados. Pero sé que Siao era un famoso
poeta, y que sus poemas se contaban por miles —dijo Feng—. ¿Por qué todo esto está casi sin usar?
—Sabio Feng: hacía largo tiempo que Siao no escribía. Como verá, comenzó a trazar un ideograma y
cayó fulminado de inmediato. Siao luchaba para que volviera la inspiración, y en el momento de
conseguirla, algo lo mató.
Feng pidió al consejero quedarse solo en la habitación. Durante un largo rato se sentó en silencio, sin
tocar nada, inmóvil frente al papel de bambú, como un poeta que no encuentra su inspiración. Cuando
el consejero, aburrido de esperar, entró, Feng se había quedado dormido sobre el papel. —Sé que
nadie, ni siquiera un poeta, es indiferente a los favores del emperador —dijo Feng apenas despertó—
. ¿Tenía Siao enemigos?
El consejero imperial demoró en contestar.
—La vanidad de los poetas es un lugar común de la poesía, y no quisiera caer en él. Pero en el pasado,
Siao tuvo cierta rencilla con Tseng, el anciano poeta, porque ambos coincidieron en la comparación
de la luna con un espejo. Y un poema dirigido contra Ding, quien se llama a sí mismo "el poeta
celestial", le ganó su odio. Pero ni Tseng ni Ding se acercaron a la habitación de Siao en los últimos
días.
—¿Y se sabe qué estaban haciendo la noche en que Siao murió?
—La policía imperial hizo esas averiguaciones. Tseng estaba enfermo, y el emperador le envió a uno
de sus médicos para que se ocupara de él. En cuanto a Ding, está fuera de toda sospecha: levantaba
una cometa en el campo. Había varios jóvenes discípulos con él. Ding había escrito uno de sus poemas
en la cometa.
—¿Y dónde levantó Ding esa cometa? ¿Acaso se veía desde esa ventana?
Si, justamente allí, detrás del bosque. Honorable Feng: los oscuros poemas de Ding tal vez no respeten
ninguna de nuestras antiguas reglas, pero no creo que alcancen a matar a la distancia.
¡Además, la cometa estaba en llamas!
—¿Un rayo?
—Caprichos de Ding. Elevar sus poemas e incendiarlos. Yo, como usted, Feng, tengo un gusto
anticuado, y no puedo juzgar las nuevas costumbres literarias del palacio.
Feng destinó la tarde siguiente a leer los poemas de Siao. A la noche anunció que tenía una respuesta.
El consejero imperial se reunió con él en las habitaciones del poeta asesinado. Feng se sentó frente a
la hoja de bambú y completó el ideograma que había comenzado a trazar Siao. —"Cometa en llamas"
—leyó el consejero—. ¿La visión de la cometa le hizo a Siao recuperar la inspiración?

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—Siao trabajaba a partir de aquello que lo sorprendía. El momento en que se detiene el rumor de las
cigarras, la visión de una estatua dorada entre la niebla, una mariposa atrapada por la llama. De estas
cosas se alimentaba su poesía. Aquí en el palacio, ya nada lo invitaba a escribir: por eso su pincel
nuevo estaba sin usar desde hacía meses. Ding puso allí el veneno, y con la suficiente anticipación
como para que nadie sospechara de él. Sabía que Siao, como todos los que usan pinceles de pelo de
mono, se lo llevaría a la boca al usarlo por primera vez, para ablandarlo. Los restos del veneno se
disolvieron en la tinta. Esa fue una de las armas de Ding.
—Imagino que la otra fue la cometa —dijo el consejero.
—Ding sabía que al ver algo tan extraño como una cometa en llamas, la inspiración volvería al viejo
Siao.
Feng tomó el pincel de pelo de mono y escribió:

Una cometa en llamas sube al cielo negro.

Brilla un momento y se apaga.

Así la injusta fama del mediocre Ding.

—Mis dotes como poeta son pobres, pero acaso no esté tan alejado del tema que hubiera elegido Siao
—Feng limpió con cuidado el pincel—. Como poeta Ding rechaza toda regla, pero como asesino acepta
las simetrías. Para matar a un poeta eligió la poesía.

2. ¿Cuál te parece que es el género de este cuento? ¿Por qué? Justificá


nombrando dos elementos típicos de este tipo de historias.
3. ¿Qué tipo de narrador cuenta la historia? ¿Qué persona gramatical usa?
Elegí un fragmento para justificar tu respuesta.
4. Completá el siguiente cuadro:

Enigma a resolver

Pistas

Investigador/es

Testigo/s

Sospechoso/s

10

27
Culpable/s

Espacio donde sucedió el delito

5. Leé con atención los siguientes enigmas y resolvé los misterios:

a. Asesinatode un aristócrata
George Smith fue asesinado una noche de domingo. En
ese momento,en la casahabía5 personas:la
esposadelseñor Smith,el cocineropersonal,el
mayordomo,la sirvienta y el jardinero. Todos ellos le
contaron al detective Stevens qué fue lo que hacían
aquella noche:
● La señora Smith estaba sentada enfrente de la
chimenea leyendo un libro.
● El cocinero estaba preparando el desayuno.
● El mayordomo estaba dándoles órdenes a los
empleados en la sala.
● La sirvienta estaba lavando los platos.
● El jardinero estaba regando plantas.
Después de esta pequeña interrogación, el detective arrestó al asesino. ¿Quién es
y cómo Stevens lo descubrió? La respuesta está más abajo.

b. Asesinotonto

El detective estaba hablando con un doctor en la sala de


emergencias, cuando entró corriendo un hombre angustiado y
gritó: "¡Alguien le disparó a mi esposa!".
El detective le pidió contar lo sucedido. El hombre dijo ser el
señor Clark y contó que estaba en el trabajo cuando le llamó su
empleada doméstica y le dijo que algo horrible le había
sucedido a su esposa y que estaba en urgencias. De inmediato,
él colgó el teléfono y acudió al hospital. En cuanto el señor
Clark se quedó callado, el detective lo arrestó por atentado
contra de la vida de su esposa. ¿Por qué lo hizo?

c. Lazosde sangre
Un millonario fue asesinado con un disparo en la frente. El
detective interrogó a los tres hijos de la víctima: Jack, John y
James, quienes estaban en casa.
● Jack dijo que aquella noche él, John y su padre
estaban en un evento social. Ellos regresaron a casa y
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entraron a la sala; su padre fue el primero en entrar, lo
siguió John y luego Jack. Cuando el padre se acercó a
la escalera que llevaba al segundo piso, James entró a
casa y le disparó.
● John corroboró la versión de Jack.
● James contó que aquella noche estaba en una fiesta
con sus amigos y cuando entró a la casa, su padre ya
estaba muerto.
El detective entendió rápidamente quién mató al millonario. ¿Quién fue y cómo Stevens
lo descubrió?

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Escape

Undía,el detectiveteníaqueencontrar a unfugitivodela cárcel.


Él sabíaqueel criminalestabaenunadetrescasas,pero
necesitaba descubrir
la direcciónexactaparanoespantar
al delincuente.
Paraempezar, usandoundron,lestomóunafoto
a lastrescasasdesdearriba.
Encuantoel detective viola foto,sediocuentadedóndeestaba
el fugitivo.
¿Dóndeestabael criminaly cómologróel detective descubrirlo

Un viajeromántico
El señor y la señora Clyde fueron de viaje a las
montañas. Pero dos días después, el señor
Clyde regresó a casa solo. Fue a la policía y le
dijo al detective que, cuando estaban
escalando la montaña, la señora Clyde se cayó
y se mató.
Al día siguiente, el detective Stevens fue a la
casa del señor Clyde y lo arrestó por haber
asesinado a su esposa. Clyde confesó el
crimen y solo preguntó cómo lo supo el
detective. Stevens le dijo que por la mañana le
llamó un agente de viajes y le dijo una cosa.
¿Qué fue lo que le dijo al detective el agente
de viaje?

Asesinatoporamistad
Mary y Ben vivían en una casa junto con sus 4
amigos. Un día, regresando del trabajo, Ben
vio en el sillón a Mary muerta y llamó de
inmediato a la policía.
El detective acudió al lugar y se dio cuenta de
que Mary había sido asesinada hacía muy poco tiempo. Interrogó a los cuatro amigos.
● Mía estaba en la cocina y dijo que había regresado del trabajo hacía 2 horas y de
inmediato había ido a la cocina.
● John estaba leyendo un libro en el jardín y, según él, en ningún momento entró a
casa.
● Jennifer dijo que había estado nadando en la piscina y pasó ahí al menos 3 horas. ●
Jane estaba en su habitación dibujando.
El detective les pidió a los cuatro que le enseñaran sus manos y se dio cuenta de
inmediato quién de ellos había mentido y, por lo tanto, era el asesino. ¿Cómo fue que
Stevens identificó al asesino?

La tragedia del detective

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Una mañana en su día de descanso el detective discutió con su esposa y salió de casa,
dejando sus llaves y el móvil ahí. Cuando regresó por la noche, encontró ahí a un
compañero suyo, a su esposa asustada y a una persona muerta en el piso. La mujer le
contó a la policía esta historia:
"Estaba sentada en la sala y escuché que alguien tocaba la puerta. Creí que mi esposo
estaba de vuelta y abrí la puerta. Fue entonces que el delincuente me empujó, entró
a la casa y lo apuñalé con el cuchillo que tenía en la mano".
Al escuchar esto, el detective le ordenó a su colega arrestar a su esposa por estar
planeando su asesinato. ¿Cómo lo supo el detective?

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El cuadro comparativo

Paso 1.

Lean el texto con atención para observar cuáles son los elementos que se van a comparar.

Ítems o elementos a tener Elemento a comparar 1 Elemento a comparar 2


en cuenta

Paso 2.

Organicen las características de los elementos en categorías, es decir, según aquellos aspectos que
les servirán para comparar los elementos elegidos.

Paso 3.

Dibujen un cuadro con filas y columnas: tantas columnas como elementos van a comparar y tantas
filas como categorías tengan. Cada columna llevará el nombre de uno de los elementos a comparar y
cada fila, el nombre de una categoría.

Paso 4.

Completen los casilleros del cuadro con los contenidos del texto.

Las actividades pueden ser enviadas por email o por WhatsApp a partir del viernes 26 de junio y
hasta el martes 30 de junio.

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