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Obracoiro de Hseria Mader, INS 13, 255276, (2004), 5 11990481 DEMOGRAFIA URBANA DE ANTIGUO REGIMEN EN GALICIA: LA CIUDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA’ Enrique Martine: Rodriguez Universidad de Santiago de Compostela Resumen: Sintesis de a tess doctoral acre dela pobacin dela ciudad de Santiago de Compostela ene la primers anita del siglo XVILy los incios dela segunda mitad det siglo XIX, Las fuentes y la motadologinempleadas son ls clisicas dela Escuela rancesa {8 Demografia Histrca,abordéndose la siempre crucial reonstuein de familias través te un sondeo lfabtico de aplidos extend al comjunto do la ciudad. Es de nota asimis ‘mo queen to momento se ha procurada tender a los comportamientos sciieenciales. {Los resultados revel rasgos propos de una pblacn urbana -ant todo, hiperfecundidad © hipermoraida, pero también su lack con un entre rural earaterizao por valores mo derados, Por su parts, los andlisis socidiferencisles han puesto de manifesto la exstencia de Aivergeacasapreciales, pero no demasiado ma cidade tamao més bien modest. Palabras clave: sista demogrsicoatigu, econstiacgn de familias, nupcialia, Fecundidad, moralidad, movimientos estacionale,ieitimidad,expésitos,iamigracign, de- rmograia social diferencia las, como coresponde seguramente a una "El presente ano conse spread resmon de nasa tess doctor, qe ono Demegrfahsrin de Antique Régie la cada de Sogo de Compost. Bundi de demo fa waa talona yj a res del Pro. DD. Anno Blas Rolfe ka ela 23 de ‘Spend 2002 en acta de Gurl e Historia de a Universidad de Sango de Compostela {ste cla ford por lor Dr Dae Mane! Pee Ga. DJs Lip Sara iz D. ‘Migel Rogie Cano, , Joa Sane Sompetyo y Da. Oa Key Castelo, Le fb xa aca Feacnde Seen clone pound ror. n°13,208,ta5.276) —— We oss iz Ropu Abstract: Synthesis ofthe doctoral thesis about the population fom Saniago de Com poste between the first half f the Seventeeth-century andthe second half ofthe Nineteenth century. The sources and the method used are the Freach Demographic History School ones, ‘We deal withthe always important families econsrseton made hy an alphabetic approach of surnames spread to the whol ofthe city. Ic is remarkable that we have always wid 1 focus ‘on the socodiferentilbohavious. The results reveal he typical fetes ofan urban pop ‘ion -mainy, hyprferility ad hypermortaliy. but also is relationship with asa environ- ‘ment earactrized by modes values. Moreover the socidiferent test has revealed the existance of considerable diferenees, although they ar nt too mak, as it surely coresponds to town with rather modes size ‘ey words: ancien demopraph c system, family’s reconstruction, nupsiaiy, fetity rortality, seasonal movements legitimacy, founding children, scioifferemtial demogra- ly. Nuestna Tests doctoral, con fs ciudad de Santiago de Compostela como abjeto de studio en el plano demogrifico durante la época madera, fue proyectada en su dia con la finalidad de que pudiera servir de necesario eomplemento y contrapuinto & los conocimientos, por entonces ya bastante amplios -aungue geogréficamente mal repartidos, de que disponfamos acerca del mundo rural de Galicia, Dicho con otras palabras, se trataba de comprobar si a realidad demogréfiea urbana segufa las mis ‘mas pautas que la rural o spor el contrario, se apartaba de ells yen tal caso, en qué Aireccidn yen qué medic to hacta Para aleanzar el objetivo propuesto, hemos tomado como guia, al igual que los studios rurales ya efectuados o en curso de realizacién en aquellos momentos en el enlonces Departamento yhoy Area de Historia Modema de nuestra Universidad, las ireerices marcadas por a prestigiosa Escuela Francesa de Demografla His6ria, la que debe reconocérscle su precedencia en el tiempo, a la par que su Feracidad, frente a cualquier otra es-uela demogréfica que atienda a la Epoca que nos ocupa, EI modelo conereto que hemos tenido presente como elemento de referencia funda- mental ha sido el paradigmstico estudio de Jean-Pierre Bardet acerca de la ciudad normanda de Rusa, En ese sentido, nvestro trabajo, inserto en la linea clisica dela antedicha escuela, puede ser visto como un frto taro. Tardio, pero, en todo caso, no inti, habida cuenta dels escasasaportaciones de que disponemos a nivel gene- ral espaol de estudios denogréficos urbanos que hayan ineorporado, como nosotros hemos hecho, el método de reconstituci6n o reconstruccién de Familias, imprescin- ible para el conocimiento de numerosss y muy importantes cuestiones dentro de tal am ee Bat, Rowen a VE t RVs, es mutations dn espace sol 2a SEDES, Pris 983, cnr Md 13,208, 255.278 Denoyat ur de Annu Régie en Gotceecntde Sontag de Compare BBD Aisciplina. ¥ en el contexto galego en particular, ét es el primer ejemplo con que ontamos’. Adem, conscientes de que una ciudad es siempre un microcosmas que aglutina gentes dedicadas a actividades heterogéneas y de condicién social muy di- versa, hemos tendo en todo momento como una de nuestres maximus aspraciones ka deteccin de comportamientos soci-diferencales, lo cual resulta todavia ms nove- «oso en el panorama de la demografiaespafola Fuentes y metodologia Siendo como es el campo de la Demografia Hisérica un campo ya muy tr hajado desde hace tiempo, resulta ocioso detenerse en presentar al lector las fuentes documentales y la metodalogia empleadas, bien eonocidas por todos, y as, en estos aspectos, poems limitamos a hacer unas poeas cansideraciones concerientes es- peefficamente a nuestra investigacin En lo relativo alas fuentes, es de lamentar ante todo que los registros parro- |uiales de bautismos, matrimonias y sepulturas, nest corpus documenta hisico, 1 nos permitan remontarnos mis all de 1634, La mayorta de las parroquias oftecen tnotaciones ms antiguas, pero son anotaciones carentes por entero de continuidad ‘temporal y, por ende, absolutamente inservibles. Lo que si y hablando desde nues- two particular observatorio galezo, no podemos quejamos en lineas generals de la calidad de nuestros repstos, en especial por la inlusion desde fecha bastante tem prana de las sepulturas corespondientes alos pirvulo. Gracias ello, y por primera yy hasta Ia fecha, nica ver en nuestea regiGn, ha sido posible poner en préctica el :métedo propuesto por Louis Henry para la medicién de los cocientes de mortalidad infantil y juvenil, sin tener que limitarnos a lo eéfeulos meramente aproximativos realizados habitualmente. Por desgracia, esas mismas partidas “as de sepultura- no indican a menudo los datos familiares -en particular, ef nombre del e6nyuge- de per- sonasadulta, lo que, al dificultar la idetificacién de un cierto nimero de individuos, hha imposibiliado medir, ni siquiera de un modo aproximado, la mortaidad de un amplio sector de Ia poblacién * Ser comenine ner que, ed ecto mp, hemos io pubic unos nice ss mucus imercn por og hay cosa gu, et rset ual aca d fn cori ‘Sena. Tin eds osc dj constanciade los angion,profnony mining de Tos tor del Caso de Forbin de 1787 eal profesor Antoni Eas Rost con wn mt es iene sical conan de Galicia, coos resto. pblicaos en stesvs ees, fan ‘Sooeatdo derclr no pots sustioncs alas los compataienondergrtcos irs dt ‘Shades vias de a ein, avo meso taj eptesen la prea monograa qu posi po Fandizaren ex te, nae BBB crnerrosoue Ora precisién atnerte a as fuentes documentales uilizadas se refiere a lane ‘esi en que nos vimos de integrar en la investigacn los registos del Gran Hos- pital Real fundado por Tos Reyes Catdlics en toro al aio 1500 y que, tas las viisi- tudes seguidas a raf de In desamortizacién del siglo XIX, ha llegado hasta nuestros dias como Hospital Provincial Directamente dependiente, tanto en lo civil eomo en lo religioso, de Ia jurisdicvion rea, el eélebre Hospital compostelano constituia una especie de islote o enclave apart, incrustado en medio de Ia ciudad, Por esa raz6o, as familias que residan ex o en las viviendasexistetes en el interior desu recinto, as{ como los nifios expésios, los peregrinos y los enfermos acogidos a su cuidado, ‘scapaban ala jurisdici6n de Ia parroquia que po la ubicaci6n del edifci les habria ccorrespondido y quedaban bajo la jurisdiccién del Administrador y de los capella- nes dela institcién, de modo que la administracién de los diversos saeramentos era ‘competencia del personal elesistico del centro, Y esto era asf no lo en To concer= niente a las personas forasteras, sino en lo que ata a los propios moradores de la ciudad que, por cualquier srcunstancia, se encontrasen en el interior del espacio hos- pitalario:s fallectan durante su estancia al, su entierto incumbia, no al prroco de la feligesia en la que resiian habitualmeate, sino a los capellanes del centr. A fin de cutmplirtodos esos corsetidos, e! Hospital contaba con su propia capil, su propia pila bautismal y su propio cementerio. Fue por esta razén que nos vimos precisados & ‘manejar los libros sacramentales del Hospital eferdos a sus residentes y ls libros de bautismo de expésitos, dccumentacién que, separada del resto del Archivo, continda hoy en poder de los eapellanes del actual Hospital Provincial, heredero directo del pluricemtenario Hospital Real ¥, en ausencia, hasta fecha muy tard, de un registro de sepulturas de enfermos fallecidos en sus enfermerias, nos hemos visto obligados a acudir a los propios libros de enfermos, en los que, adem de levantarse acta del ingreso de cada paciente, se anotaba al margen de la partida su destino ulterior, ya fuese Ia fecha en que se I concedtael alta, ya fuese la fecha de su fallecimiento. Se trata de una documentacin extraordinariamente voluminosa y que ha requeride por ello un esfuerza mprobo pera sdlo do ese mado hemos conseguido llegar a conocer fa fecha de defuncién de an buen ntimero de habitantes de la ciudad En el plano metodcligico, cuyaslineas maestras Son asimisimo sobradamente conocidas por los historiadores minimamente versados en la materia, nos eediremos 4 poner de manifiesto dos cuestiones verdaderamente cruciales para nuestra investi- _gecin La primera de ets -y la mas Fundamental-hace referencia al modo conereto de aplicar el método de la reconsttucién de familia, habida cuenta de la extrema laborisidad que requier: y el volumen poblacional de la localidad estudiada, una ciudad que, a mediados del siglo XVIII, podfa rondar los 17.000 habitantes. Des- cartada de plano, por materialmente inabarcable para el inestigador individual, ta irr Ma, R19, 2006, 12852761 —— Daa ho Ani Ronen cater neaadteSogs an Coposan 0 reconstruccién exhaustiva, se imponia la aplicaciGn de una téenica de sondeo. El re- curso aun sondeo de base geogrifca, como seria restrngir el estudio a una o varias parroquias, tampoco nos servi, debido a la elevada movilidad habitacional de las ‘amilias urbanas, ls cuales, sin egar a franquear ls limites de la urbe, podianresi- dir en ms de una parroquia alo largo desu Vida, lo que nos abocaria a perderes ka vista a muchas de ellas a parti de un determinado momento de su trayectoria vital Y otro inconveniente de esta clase de sondeo sera la posible falta de representativi- dad que habrfa comportado la eventual eleccién de una o varias parroquias con unas ‘caractersticas socioprofesionaes 0 de cualquier oto tipo un tanto singutares, que no ‘uesen por ello fel exponente del conjunto. Finalmente, para eludir tamatiosresgos, semos optado por la utlizacién de un sondeo familiar de base alfabstica extendido al conjunto dela ciudad, que es la férmula recomendada para tales casos por los més conspicuos especialistas de la discipina’ Se tataba, pues, de revonstruir aquellas familias cuyo apellido eomenzase por sana determinada letra del abecedario. Légicament, la opcién clegida nos ha obligado ‘.efectuar un andlisis previo dela freeuencia de las diversas iniciales en las diferentes Feligresfas, afin de poder dilucida cusl era la letra mas idéines, que sera aquela que rnejor cumpliese los requisitos exigibles al efecto, ante todo un determinado nivel minimo de representatividad a escala global y que a la vez fuese lo més homogénea ose en las distintas unidades parroguiales. Del andlisis realizado se ha inferido ue, en nuestro caso, la letra mis indicada era la R, con fa que hemos padido aleanzar an nivel de representatividad del 18.8%, sin que se repistrasendivergencias de consi- seracin entre unas feligresfas y otras. Al inal, el rendimiento del metodo, medida a ravés de la proporvin de fchas familiares cerradas, ha resultado atament satisfac- tori, dado que hemos conseguido cerra el S7,5% del total. Por otra parte -y ésta es la seyunda de las cuestiones que juzgamos preciso ex: plicar en el orden metodol6gico-, para legar a conseguir resultados con cera solidez acerca de Ia eventual existencia de comportamientos divergentes entre los distintos sectores sociales, que constituia uno de nuestros objetivos ierenunciables, hemos te- “ Aunque no ea neces, hos eifead empha es desparamienos interes co es ‘sind tea espear asta 6% de og at enado en mur lads ee * os fanmses) Dpguer JP Bard eran os rials sana eta uc, a favor de a cua se han pronuniotabga JP. Ki. A Chama, CA. Casi 9M Lie Bsc Y _stmisma sa frmul acnsejada por M. Fler Henry coano seta de estar un cid ode * Asimismo aii elepida dbl ser eabe ens ese argo del emp y oda press confusion por problemas fosticos degra como oar co a By la Vo con a Cla Z vas. nase ABD ii none nido que vencer previameste una difcultad muy seria: la auseneia casi total de indi caciones de indole social » profesional en los diferentes registros sacramentales, La solucién al problema la hemos buseado a través de dos vias. La primera -y més escla- recedora- ha consstide en recurrr a otras fuentes documentales-relaciones nomina- les de poblacin- que sf centuviesen ese tipo de datos, tratando de identifica en elas ‘los cabezas de familia ge integraban nuestra muestra, Entze ls fuentes consultadas con tal propssito, la que nos resulté més provechosa fue el Catatro del Marqués de lt Ensenada de 1752, mis eeneretamente el lamado Libro Personal de Legos. Gracias & este recurso, lograms clsificar un certo niimero de familias de nuestro stock, pero tun némero a todas laces iasuficiente para extrar de él nos resultados nfnimamente sélidos, Fue porello que, zon el fn de ampliar al méximo la base documenta, aiadi- ‘mos win segundo procedinento, combinando entre s{ dos criterias para los ques is poniamos de datos en las propiaspartdas parroquiales: la atribucin © no de! trata ‘mento de don -0 incluso stor don-y la ubicaci6n conereta de la reside familiar. En el primero de estos datos, hemos considerado de forma diferente, como es geo, aquellos casos en Tos que el tratamiento de respeto se olongaba alos dos cOnyuges ya Jos progenitores de ambos -o al eGnyuge anterior cuando se trataba de un contrayente viudo-y aquellos otos ex los que 0 bien el tratamiento no se extendia a toda el cit. culo familiar, o bien su atibucién era dubitativa, es decir, unas veces aparectay otras ‘no, como si el pirroco 0st viceeura no estviesen completamente seguros de a per- tinencia de su utiliza, Con este crterio, hemos podid distinguit entre las ites 0 capas superiores de la sociedad, las clases modiasy ls estratos populares. El otro criterio el de la residencia, puede parecer endeble a primera vista, pero el estrecho yy prolongado contacto que hemos mantenido con las diversas fuentes dacumentales ros ha aportado un conceimiento socio-topogeitico de la ciudad, segdn el cual los miembros de las clases saperioces y medias habitaban sobre todo en las principales calles del antigo recintoamurallado y, en menor medida, en las calles ms préximas 1 més urbanizadas del espacio del oto lado de la eetea. Su presencia en otros paras jes es de todo punto exeepciona. Por su parte, los atesanos y gentes de condicién nsloga residian un poco por fodas partes, pero eran pocos proportionalmente en as principales aterias, cai exelusivos en fas restanes calles del ncleo central y de los harrios exteriores y muy escasos en Jos lugares o aldeas del extrarradio. Los traba- jadores menos cualificacos, denominados en los documentos peones, jornaleros 0 sivientes, apenas tenfan presencia en el ncleo interior, en tanto que abundaban en 1a perfera urbana, Finalmente la presencia de labradores en la calles y barrios mis ‘0 menos urbanizados er insignificante, mientras que predominaban en una medida abrumadora en los lugares 0 aldeas de las afueras, que o bien ocupaban en exclusiva, ‘bien compartian con algunos -pocos-artesanos y peones. cari tt ad, 19,2008 858299), Dang an Ato Ripinen en cacebcusetayaeconanas 201 Combinando todos estos recursos, y briendo un grupo de indeterminados para aquellas familias euya adseripeiin esultaba més dudosa, hemos conseguido llegar a establecer una elasificacién soeioprofesional un tanto vaga y seguramente con al- _gunos solapamientos o interferencias, poro que, a nuestra parecer, ha resultado lo ‘astante operativa para detectar ls respectivastendencias, aunque la pecisin de las ediciones no sea tan exacta como todos desearfamos Principales resultados de la investigacién Pues bien, sas han sido las armas con dio acerca dela poblacién de Ia ciudad de Samtiago, que se ha centrado de un modo especial en el siglo XVII, en tanto en cuanto ha sido a los matrimonios contratos cen el curso de esa centura a Tos que hemos apicado el metodo de la reconstiuciéna de familias, aunque en otras facetas hemos legado a abarcar desde 1634 hasta 1868. Una ciudad que, pese a ser la mis importante de la regién por muchos conceptos en quel entonees, no pasaba de ser una ciudad modesta a escala general esptiola, den- two de un contexto regional en el que la poblacisn rural ejerefa un predominio verde deramente abrumador, hasta el punto de ebasar el 90%, Hubo un aspecto, el de la evolucién demogrifca, en el que no hemos encon- trado diferencias de mayor entidad con el medio rural circundante. En efecto, de esta ciudad que a principio del siglo XVIII podia rozar los 15,000 habitantes, que hacia 1750 y en 1800 poda contar con unos 17.000 y que, septin cl censo de 1860, se acer- «aba a los 24,0007, puede afirmarse, hablando a grandes rasgos, que su evolucién de- ‘mografica siguis aproximadamente las mismas tendencias que las zonas rurales mis cereanas un ereeimiento apreciable desde mediados del siglo XVI hasta principios el siglo XVIU; una ralentizacin de ese crecimiento desde ahi hasta 1750 0 1760; tun estancamientoo casi hasta finales de la centutia, y un nuevo esirén en el primer tereio del Ochocientos, Esa coineidencia con el mundo eampesino no es un hecho Sorprendente si tenemos en cuenta que Santiago era una ciudad fundamentalmente rentista,cuya prosperidad estaba, por tanto, en relacn directa con la del rea rural {que le servia de hase principal de susteno, [Ahora bien, confrmando nuestas hipstesis de pata, que prevefan la exiten- cia de divergencias entre campo y ciudad, otros muchos de los resultados obtenidos han servido para asentar las peculiardades propias del modelo demogrfico urbano {que hemos acometido nuestro esta- 7 Soe el siglo XVI rena muy deli promunciloens ing este com unas = mss aati bi, pero na conn negra poi erclores leer as de icpas dela centr dieses ore. mos. w2 13,2008, 255.2781 mae Marie Rooiuer ‘que se desprende de la bitliografiacomparatisa, En primer lugar, en To que alae a Jas estructuras de la poblacién la ciudad presenta una mayor proporcicn de mujeres en tormo al $5% durante segunda mitad del siglo XVIIF- una menor proporcién de nfios yj6venes-los menores de 16 aos suponfan un 30%. Podrfa esperarsetam- bign una menor proporcis de viejos, pero esto no se verfia en el caso concreto de Santiago, en donde la proporcn de individvos por encima de los 50 aos se etra sproximadamente en un 17%, debido ala abundante presencia de mujeres de edad avanzada, En contraparids, la ciudad cuenta con una mayor proporcién de poblacién adulta en edad laboral queel carapo, con un $3% de poblacisn con edades compren- didas entre los 16 y los 50 afos. De esta forma, la ciudad ofrece wn indice de enve jecimiento muy superior al de su provincia rural, ya considerablemente envejecida en términos comparativas con otras poblaciones rurales dela misma época. Por otra parte, la ciudad registra renos exsados -355_por mil- y ms solteros -cerca det $70 por mil-que eleampo, aun trandose su rea rural de una regién con una nupeialidad relativamente controlada, siempre en términos comparativos con otras poblaciones rurales coetineast, Dentrodel propio espacio geogrtico comprendido por la jurisdic- ign de a ciudad, que abercaba un amplioextraradio que en sus dreas ms alejadas recta inequivocosrasgos de rualismo, se registra diferencias de grado, que hacen ‘ue las caracterstcas Upicamente urbanas se maniflesten con mayor intensidad en Toque consitufaelnicleo central y lo hagan en menor medida Seguin nos vamos ale- jando hacia la perifera, tl como ha revelado el anlisis zonal que hemos efectuado ‘oponiendo datos de diferentes parroquias, pese a que los contrasts aparecen suavi- zaddos a causa del careter mixto-cenroy periferia aun tempo- que tenfanbastantes| de las feligresfscompostetanas nire las pecularidades detectadas con respecto a los ejemplos ruales conoci- os, ofrecen un interés especial las que afeetan los comportamientos demogriticos imemos. Asi, empezando por la nupcalidad, la edad de matrimonio era més precoz {que en el campo, con medias generales de 23,6 afos para Tos hombres y 24.3 para Jas mujeres, que se manienen ms o menos estables en el curso del siglo, si acaso con una ligerisima tendencia al descenso: las edades medias de los hombres y de Jas mujeres easados entre 701 y 1725 eran, respectivamente, de 24,4 y 24,8 aos", mientras que para los matrimonios contrados entre 1776 y 1800 hemos registrado medias de 23.4 y 24,0", Son promedios mas bajos que los del mundo rural galego Par ests comparisons eit A. Eira Rol, "Una primes speosimacin an esturs moet abana de Galician Cons de 1757, Sema (1988). pgs. 155177. “seas ern 224 236 yas das 222, respecte. ‘Medina: 22.9 28 Malan: 2229 282. ceric at i 13,208,255 2982 — Derogatis Rien ato: in de Satan ce Comsete> -¥,porsupuesto, que el mundo urbano francés peo al mismo tiempo muy parecidos Tos de la ciudad lusa de Guimaries” y ms eevados -pensamos particularmente en Ja edad de las mujeres, que es siempre la que atrae mis el interés del demégrafo, por sus mayoresrepercusiones sobre la fecundidad- que los de las ciudades de la Espavia ‘meridional y levantina. Todo ello viene a demostrar dos coses: un, que el mereado ‘matrimonial de la ciudad era mis abierto que el del campo; la otra, que por encima 4e la diferencias ciudad/campo se imponian las pautas de comportamiento mupeial regional. A esa misma idea de un mercado matrimonial mis abierto que el ural apun- tan la frecuencia de amplios desequilibros de edades entre eGnyuges -en un 36.5% de los casamientos, la diferencia de edad alcanzabao superaba los 5 aRos-y la mayor frecuencia y rapidez de las segundas nupeias:¢127% de las hodasinclufan alin cén- yuge viudo y el 64% de los hombres y mas del 319% de las mujeres que, ras enviudar, volvian a casarse lo hacian antes de que transcurriese un aio desde la viudez. Todos estos rasgos no parecen sino ventajas de cara a la reproduccin bial6gica, pero hay ‘que decit que esas aparentes venajas se vetan contrarrstadas por un celibato més elovado que en el medio rural -por encima del 20%- y por una menor duracicn media 4e los matrimonios -22,7 afos-. Ademis, los matrimonios de las viudas contibutan poco i la natalidad general. Otro dato a destacaten este mismo aspecto de Ia nupeia- lidad es el alto grado de endogamia geogrstica, como To prusba el hecho de que més 4el 819% de los matrimonios unfan a dos individuos avecindads en la ciudad, y es ‘que sta, por su tamaio,offeefa un mercado matrimonial lo suficientemente amplio ‘ara que la mayor parte de sus vecinos pudiesen encontrar un eényuge adaplado a su condicin social sin necesidad de sobrepasar los limites de la misma La fecundidad, aunque més dsbil que la de las ciudad francesas premalthu- sianas, era mds elevada que en las reas rurales de la regi, seguramente debido aun factor que luego abordaremos con mayor extensién, Nos referimos ala mortalidad in- Fanti, que era francamente elevaday que, por puro efecto mecéinico, tenia como con- Secuencia un acortamiento de los intervaos intergenésicos medios. En efecto, anali- zando las parejas que tajeron al mundo entre Sy 12 hijos, as encontramos con que, segtin el rango, el intervalo medio cuando no acacea un rpido fallecimiento de hijo precedente fluctuaba entre los 23 y los 33,3 meses, en tanto que, en caso contrario, se reducta a una secuencia entre 16,6 y 19,2 meses. La diferencia es bien patente Bs asf que las tasas de fecundidad de las mujeres casadas ene 10s 20 y los 24 alos de edad alcanzaban el 453 por mil denio de ese primer grupo de edades, y eran de 436, de 395 y de 319 en los tres quinguenios siguientes. En realidad, la verdadera cafda en los niveles de fecundidad no acaeeta hasta después de los 40 alos de edad "Nath Amorim, Cares, 1580-189, Edo demogrfo, iho, 1987 — brseoro wat, 9, 2008 255.276 my aria Rooiuer {de la mujer, con tasas de 157 por mil en el grupo de edades 40-44 y de 30 en el grupo 45.49, sin que en el curso del periodo estudiado legue a apreciarse ninguna clase de reduccién, Es ms, de producirse algin cambio, sera, aunque minimamente, en sentido inverso, segin permiten comprobar ls tas correspondientes a las parejas casadas entre 1776 y 1800 dentro de esas mismas categorias de edades, que eran, res pectivamente, de 476, 447, 399, 342, 158 y 22. Otro tanto cabe decir de fas tasas de ‘ecundidad segin la duracén matrimonial. Tomemos atal efecto, como exponentes, as tasas por perfodos quirquenaleseelativas alas mares casadas alos 2 cence conjunto del siglo y ene iltimo cuayto del mismo: en el primer caso, las tsas totalizan 448, 421, 363, 245 y 84, y en el segundo, 471, 414,378, 254 y 80. Tampoco se observa ningin alargamiento, sino mis bien una ligera reducci6n, de Tos intervalos imergenésicos en el curso del tiempo: el lésico e6mputo de Tos tres primetos intr valos yde los res dimes nos coaduce a unos promedios entre 22 y 33.3 meses para cl eonjunto del siglo y ente 2,7 y 31,9 slo fijamos la atencn en las parejas ea- sada en el timo cuarto del mismo, Y, fialmente, tampoco se pereibe un descenso de la edad media de Ia mujer en la ltima matemidad, que se encuentra siempre entre Jos 39 10s 40 ais: 39,7 en lo que tae a toda Ta centuria y 39,8 en los matrimonios celebrados entre 1776 y 1800, Todos estos datos, que de nuevo muestran una clara ‘concordancia con los de Guimares, aunque all Ia fecundidad era ligeramente mas ‘levada, nos condueen sin ningdin asomo de duda a la conclusi6n de que no se daba nel eno de la sociedad compastelana al menos con un aleance social minimamente significativo, ninguna clase de préctica contraceptive y que durante el tiempo abarea do por nuestro estudio no se oper6 ninguna variaci6n en este sentido. Fruto de esa elevada fecundidad -elevada, claro esti, tomando como elemento {de contrast el mundo ruil regional, que, a su vez, se caracteriza por una fecundidad rmoderada en el cantexto2uropeo de la 6poca-, las familias completas cuya esposa contaba en el momenta de casarse con una edad comprendi entre 10s 20 y los 24 aiios Megaban a tener wna descendencia en torno a 10s 8 hijos, que ascendia hasta 9 cuando Ia edad de casamiento estaba comprendida entre los 15 y los 19 ats. Sin embargo, el promedio gereral de hijs, operando con todas las familias acabadas, se ‘quedaba en la mitad, Dos heetos ya aludios, la elevada frecuencia de as segundas ‘nupeiasy su escasa naaldad, junto con la conta duracién de los matrimonios, pueden ‘explicar ese resultado, acéso un poco sorprendente a primera vista ‘Al lado de esa elevada fecundidad, se alza una mortalidad igualmente eleva- da, y reeudrdese que, a 1 hora de calificar la intensidad de las distntas variables, hablamos siempre en térainos comparaivos, tomando nucvamente como referencia el sector rural de la regién, que para aquel entonces disirutaba de na mortalidad benigna. 4 aos nese Ha Mat, N15, 208, 12582761 Deng ans Antigo Rigi en viene Soe de Compass CEB ‘Ante todo, hemos de setatar que ls mortalidad ha sido la variable que nos ‘puesto mayores difiultades para su cuanlificacién, Realmente, los inicos tramos de ella que hemos podido medir con la deseadasolveneia han sido los tramos extremos, es decir, la mortalidad infantil y juvenil hasta los 15 aos de edad y la mortaidad de os mayores de 60 afios. Pata las etaas intermedtas, os diversos métodos de andisis ‘que hemos puesto en pretica han fracasado debido a algunas carencias de informa cin -ausencia de datos de relacién familie: que en bastantes ocasiones presentan Jas fuentes documentales, coneretamente las partidas de sepultura de adults. ;Qué resultados hemos posido obtener? De la mortalidad entre O y 15 afios podemos afirmar categsricamente que era ns elevada que en las zonas rurales prima. Tanto que, con eardcter general slo 1783 de cada 1.000 nacidos Hegaban a cumplirel primer ato de vid, lo que represen. ‘a una moralidad infantil del 217 por mil, y Gnicamente 531, poco ms dela mitad, leanzaban la edad de 15 afos. Otro hecho que merece ser destacado, aunque ya ha sido constatado en otras ocasiones, es que el tramo de | a4 afos presenta una mor- {alidad conjunta, cifrada en un 248 por mil superior @ Ia mortalidad infantil stricta sensu, tal vez, pensames, por efecto de la vruel, la gran enfermedad epidémica del siglo y especialmente activa, como es bien sabido, en esa etapa vital. De ahi en ade- lante, los cocientes ya se reducfan en una medida muy considerable: 76 por mil para el tcamo de 5-9 afios y 23 para el de 10-14. En el curso del tiempo, hemos podido veriticar una cierta suavizacin de los cocientes. Ea efecto, aunque la evolucign de tos decenio a decenio noes ni mucho menos linea, bajo ls asilaciones detectadas cde leerse con bastante claridad tna tendencia al descenso en el plano de la larga

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