Theoria 5-6 133-145

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 13
Notas sobre la Combinatoria de Leibniz Por MIGUEL SANCHEZ-MAZAS I. CONSIDERACIONES GENERALES Vamos a ocuparnos de un problema que ocu- pa una posicién central en la Teorfa de la Cien- cia formulada por el Racionalismo y esté, vin- culado de modo muy estrecho a la cuestién de los fundamentos del saber a priori, preocupa- cién dominante en la Légica actual. Es el pro- blema de la posibilidad, la suficiencia y las li- mitaciones esenciales de una Combinatoria de conceptos, tal como fué formulada por Leibniz, en tanto que sistema légico expresivo de la es- tructura formal iiltima de la verdad cientffica y del saber tedrico, ‘De dos maneras puede considerarse y juzgar- se una teorfa: bien atendiendo a su coheren- cia interna, al orden racional de sus partes, al encadenamiento de sus conclusiones y a su inte- gridad légica, bien refiriendo sus coneeptos y verdades a los objetos a que alude, o lo que es lo mismo, estudiéndola en relaeién con la su- puesta realidad que pretende expresar. Estas dos maneras corresponden a las dos prineipa- les formalidades bajo las cuales cualquier teo- ria cientifiea —y también la Ciencia entera— se nos presenta: como sistema racional comple- to e independiente y como puente a través del cual un objeto Hega o se transmite de algiin modo a un sujeto, es decir, como conoeimiento, en ¢l sentido tradicional de la palabra. Consideramos aquf la Combinatoria adop- tando la perspectiva sefialada en primer lugar. La juzgaremos por Io que es en si misma, en tanto que esquema ldgico coherente, con inde- pendeneia de la cuestiOn de su conexién con la realidad de la que intenta entregarnos un as- pecto. En otras palabras, nuestro estudio es, fundamentalmente, I6gico, antes que epistemo- lgieo y ontolégico; no nos referimos directa- mente al ser captado, ni al proceso y caracteres de su captacién; sélo nos ocupamos de Ta es- tructura interna de la, construceién que nos Io manifiesta; medimos la Combinatotia desde ella misma; comparamos su logro con el pro- pésito de coherencia de su autor, 0 sea, con el arquetipo ideal que éste tenfa en su espiritu. Como una obra de arte. Pero no es necesario decir hasta qué punto el aspecto légico, el ontolégico y el epistemolégico de una teorfa estén vineu- lados. Tal como fué desarrollada y empleada por Leibniz, particularmente en los ensayos de CAlenlo I6gieo de abril de 1679, la Combinatoria aparece como un grandioso intento por preci- sar, simplifiear y aritmetizar el mecanismo del pensamiento formal —y, al mismo tiempo, de las relaciones objetivas entre las esencias— de un modo realmente unitario y arménico. Leib- niz. pretende explicar la génesis légica de los conceptos —sin preocuparse aqui de su génesis psicolégica— por medio de un proceso de com- binacién cuyas leyes formales estin tan deter- minadas como las de la multiplicacién de ente- ros, y que son isomorfas, ademés, respecto de éstas. A cada concepto se atribuye un mimero, y la correspondencia légico-matematica se pro- sigue después hasta donde es posible, Esta gran idea letbniziana de atribuir a cada esencia un néimero caracterfstico, para deducir de las leyes de la razén una suerte de céleulo, es considerada, pese a su interés légico direc: to y a las importantes conseeuencias filoséfi- cas que sugiere, como excesivamente ingenua, simple e inadecuada como base para una repre- sentaci6n del universo inteligible, por parte de muchos légicos escolésticos y _modernos. Hstos lgicos piensan que la Caracteristica numérica y la Combinatoria fundada en ella gon juegos que no aportan nada esencialmente nuevo a la Ciencia logica, o bien introducen en esta Cien- cia un matematicismo deformador, al sustituir un proceso significativo y clarividente por un proceso ciego y puramente mecénico. A esto hay gue responder que Leibniz no pierde nunca de vista, a diferencia de tantos logisticos posterio- res, él papel meramente instrumental de lo ma- temético en el tratamiento de los problemas 16- gicos, y que, en lugar de dejarse arrastrar por la peligrosa intuitividad de lo algebraico, con- trasta continuamente, en cada escalén de su teorfa, la propiedad de la correspondencia esta- blecida. Lejos de seguir una linea tinica, el fil6- sofo de Leibniz camina por dos Iineas parale- las: Légica y Matemitica, significado e intui cién, pensamiento y eéleulo proceden a la par. Pero entonces —podrd preguntarse—, zen qué consiste la necesidad 0 utilidad de Ia represen- tacién matemética? Fn que comunica a la Lé- gica un rigor, una precisin y un grado de evi- dencia intuitive que no podrfa lograr de otra manera, Y en que esta analogia formal, este pa- ralelismo entre esferas diversas no es para Leib- nig un convencionalismo ni un hecho casual, sino una expresién grandiosa de la armonfa del Cos- mos, entrevista y manifestada-de modo primiti- vo por el pitagorismo. Nuestra tesis estd, pues, de acuerdo con Io que deefa David Garcfa Bacea —el tinieo espa- fiol, que sepamos, que ha trabajado con inten- sidad_y aportado resultados originales ala L6- gica Matemética—, 0 sea, que es un error in- terpretar la Légica de Leibniz en un sentido 134 THEORIA puramente formalista. Hay que tener siempre en cuenta —advierte— : «Omnis substantia sin- gularis in perfecta notione sua involvit totum universum, omniaque in eo existentia praete- rita, praesentia et futura.> ‘Ahora bien: toda la Filosofia matemétien de Leibniz se deriva de haber entendido la rela- cin de inclusi6n del predicado en el sujeto, no sélo en su aspecto significativo, sino, ade- més, en su. aspecto intuitivo y matemético. Leibniz entiende «incluir> en el sentido de «contener»; Gon esta observacién, el filésofo responde, se- gin sefiala Couturat, a la dificultad de Pascal en su tratado De Vesprit géometrique, relativa a la demostracién, la cual consistia en negar que pudiera demostrarse algo cabsolutamente>, pues (*) Los juiciog de jn Metemética y et modo de exis- tencia de sus objetos, THEORIA, nim. 2, pags. 60-70. 138 THEORIA habria que remontarse de modo indefinido de principio en principio sin encontrar nunca el principio primero. Hemos considerado con ésto brevisimamente el papel fundamental del andlisis en el esquema ge- eral leibniziano del saber. Consideremos ahora en qué consiste para Leibniz la sintesis. Como es sabido, estas dos operaciones del espfritn signi- fican para la mentalidad racionalista los dos sentidos, opuestos y complementarios, del pro- ceso del conocimiento: resolucién de lo cor plejo en lo simple y recomposicién, a partir de los elementos simples, de lo complejo. En el Diseurso del método. Descartes enuncia, re- feridas al pensamiento, en general, las dos re- glas del andlisis y de la sintesis —que son, res- pectivamente, la segunda y la tercera de las cuatro reglas fundamentales—, como sigue: «La segunda dividir cada una de las difi- cultades examinadas en tantas partes como se pudiere, Io cual seria un requisito para conocer- las mejor. —arte de juz gar— sino que sera un «ars inveniendi» —arte de encontrar, de deseubrir, de inventar—. «Est ars quaedam condendi theorematas —dice en un escrito sobre el método combinatorio, de al- rededor de 1680—. «Combinatoria non semper demonstrativa est sed saepe agit variis divina- tionibus et tentamentis.» Pero veamos de qué modo puede la Combina- loria abordar las dos cuestiones propuestas. Co- mo punto de partida supone establecidas las de- finiciones de todos los conceptos 0 lo que es lo mismo, realizada su descomposieién en conceptos simples, objeto, como hemos dicho, de la Hn- eyclopedia. Supongamos wn concepto en el papel de sujeto de] cual queremos hallar todos los predicados posibles. Llamemos a este concepto Avy sean las notas simples en que se resuelve su comprension A, A,...,A, (en total, un mt mero k de notas). Pensemos que cualquier pre- dicado que convenga al sujeto A debe estar, ne- cesariamente, segiin la tesis de Leibniz, ineluido en su comprehensién, Ahora bien, un predieado cualquiera 0 es un concepto simple o es un con~ cepto compuesto. Si es simple debe ser uno de los Ay, A,..., Ax puesto que estos son los Ynicos conceptos simples incluidos en la com- prehensién de A, ya que el modo de la des. ‘composicién es nico. Si es compuesto, estard formado por conceptos simples incluidos en Ia comprehensién de A, pues si contuviera al- guno exterior a A, él mismo ya no convendria como predicado a dicho A: en consecuencia debe ser una combinacién de los Ay, Ay... Av En resumen, todo predicado de A sera o una de sus k notas simples o una combinacién de dos, tres... (kc-1) de ellas El total de estos predicados serd, pues, el mimero de las combinaciones sin repeticién que puedan hacerse con k elementos tomados de uno en uno, de dos en dos, hasta de (K-1) en (k-1), Em total: 241. La segunda cuestién se plantea de un modo enteramente andlogo. La tiniea diferencia con- siste en que aqui es necesario tener en cuenta el niimero total de concepto simples que figu- ran en nuestro sistema de la ciencia. Designe- mos este niimero por n, (Aqui tenemos ya una dificultad_grave si el némero de conceptos sim- ples es infinito).) Sea ahora un predieado B, cuya comprehensién esté constituida por las notas simples B,, B,..., By. Cualquiera de sus sujetos posible le incluiré comprehensivamente y, como conseenencia, incluiré también sus k notas: to- das las combinaciones que incluyan eomprehen- sivamente esas k notas serdn, reciprocamente, sujetos de B. 4 Cudles son esas combinaciones? : todas las que puedan formarse con los k elemen- tos B,, B,..., By fijos y los n-K restantes de la ciencia, tomados de uno en uno, de dos en dos, eteétera. Supuesto que la parte fija no altera el resultado, dichas combinaciones son tantas eomo pueden hacerse con n-k elementos, toma- dos de uno en wo, de dos en dos..., ete. En to- tal: 2°-*1, Se supone aqui que todos los con- ceptos simples son compatibles entre si, cosa no cierta si se admite —como hace Leibniz en di- versos textos— los conceptos negativos. Vemos cémo la Combinatoria se basa, por un lado, en Ia descomposicién previa de los concep- tos en sus elementos simples, 0 sea, en el ané- lisis, Digamos ahora que, por otro lado, también THEORIA 189 se basa en la Characteristica. Lo explicaremos brevemente. Hemos afirmado que el ideal ae una ¢Mathesis, Universalis» sufre una transformacién impor- tante al pasar de Descartes a Leibniz, Una de las perspectivas en que es posible colocarse para juzgar de la diferencia de actitud intelectual entre los dos filésofos es la siguiente: Descar- tes toma, de modo principal, de las Matematicas, el método que procede por evidencias y deduc- ciones; el método que establece postulados in- dudables y, fundindose en ellos, demuestra 16- gicamente los teoremas. Pero esto no constituye toda la esencia de la Ciencia Matematica, Queda otro elemento importantisimo que contribuye de modo sustancial a la certeza de esé saber: dicho elemento es el empleo de sfmbolos, los que hacen del razonamiento matemétieo un movimiento que es algo mas que deductivo: que es mecdnico. Vano seria, sin tal soporte material imagina- tivo, intentar el logro de un automatismo se- mejante en certera a aquel que concluye acerca de Ia igualdad de dos figuras —de dos segmen- tos, ‘por ejemplo— apoydndose en una cons- truceién grafica, con regla y compas, en virtud de la cual una medida determinada se translada, podriamos decir, permaneciendo igual a si mis- ma: o acerea de la identidad de dos expresiones algebraicas apoy4ndose en el paso legitimo de un término de un miembro a otro. Aqui no se da el asentimiento a una verdad gracias a unas leyes I6gicas solamente, sino también —y, a veces, de modo exclusive— gracias a unas leyes de Ia intuieién, de la imaginacién, aunque se trate de una imaginacién tan abstracta como es Ta imaginacién algebraica, Precisamente esta consideracién de la Mate- mética se halla en primera linea en el pen- samiento de Leibniz. También sobre el valor de Ia imaginacién en él razonamiento —lo admi- timos— habia hablado Deseartes: pero, en pri- mer lugar, sus consideraciones se habian li- mitado siempre a la extensién y a las figuras. Esto aparece claro en las reglas de la segunda parte de su tratado Més adelante afiade: «Pero si queremos ima- ginar también entonces alguna cosa, y servir- nos, no del entendimiento puro sino del enten- dimiento ayudado por las imigenes dibujadas en Ja fantasia, se debe notar finalmente que nada se dice de las magnitudes en general que no pueda referirse también a cualquiera en es- pecial, De donde es facil concluir que no apro- vecharé poco transladar lo que veamos que se dice de las magnitudes en general a aquella especie de magnitud que se grabe en nuestra imagina- cién con més facilidad y distineién que todas las otras; ahora bien, que esta magnitud es la ex- iensién real de los cuerpos, abstracta de todo, excepto de que es figurada, ‘consta por lo dicho en la regla XII, donde vimos que la imaginacién misma con las ideas en ella existentes no es otra cosa que un verdadero cuerpo real extenso y figt- rado.» Finalmente, la importancia atribufda por Descartes a las figuraciones extensivas puede de- ducirse del siguiente pasaje: «Por lo que toca a las figuras, ya se manifesté més arriba eémo por medio de ellas solas pueden formarse las ideas de todas las cosas, y queda por advetir en este lugar que de sus innumerables especies dife- rentes sélo utilizaremos aquf aquellas con las que se expresan muy féeilmente todas las diferen- cias de las relaciones 0 proporciones.> En segundo lugar, Descartes sélo alude a la imaginacién de cardeter matemdsico como «au- ailiar> del pensamiento: pero no la introduce como parte integrante del pensamiento légico mismo, ni apliea directamente el instrumento matematico, en lo que tiene de cdleulo mecéni- co, a la resolueién de problemas de la Légica © la Filosofia, En ambos puntos es enteramente distinta Ia actitud de Leibniz. Este filésofo reconoce ple namente la importancia de los esquemas intui- tivos de la Matematica, de cualquier clase que sean: no sélo de los geométricos, por consiguien- te, sino también, y de modo muy particular, de os aritméticos y algebraicos. Por otra parte, los aplica a la Légica y a la Filosofia no meramente como auxiliares sino también como vehfeulos del pensamiento aunque sin dejar de contrastar los resultados por este camino obtenidos buscando una evidencia significativa y légica. Leibniz define la Matematica en diversas oca- siones como Ciencia de Ia imaginacién. Ast, en una nota de hacia 1688, se expresa acerca de las principales Ciencias del siguiente modo: . He aqui, pues, cémo la Matematica —ya como Ciencia especial, ya como método universal— se apoya en la imaginacién: en ella radica su potencia, asf como sus limitaciones. Pero, ; cudl es el Ambito de aplicacién de ‘Aceptada la posibilidad de aplicar la Mate miitica, en lo que tiene de esencial, dentro del mundo de la cualidad y de las «semejanzas> 0 letbniziana, la Combinatoria, Supuesto un sistema de signos aproplados para caracterizar todos los concep- tos, el arte de las combinaciones, el element sintético y ereador de In Matematica, revelard el mecanismo intelectual que relaciona entre sf las esencias, haciéndolas depender unas de otras, Hay en el juego combinatarie ro solo un po- der inigualable de representacién Tsriea, sino, al mismo tiempo —y ésto es lo mas importante wna gran aptitud de penetracién en los proble- mas metafisicos mismos. No aueria reducirse Leibniz_a uma mecdnica de signos, sin tras- cendencia fuera del terreno imacinativo, 0 sen, en la realidad: a través de esa mecdniea de signos pretendia descubrir las Ieyes de combi- naci6n de Tas esencias, cto carfeter afecta, por un lado, al modo de ser de Ia realidad metn- fisiea, en la que aauellas esencias se hallan in- sertas; y, por otro, al modo de ser de nuestro conacimiento, euyo aleance y limitaciones de- penden, precisamente, de las limitaciones im- plicitas en la Combinatoria de conceptos. Por otra parte, en las formas de depender las esen: cias ¥ cualidades, que el arte de las combine- ciones, apticado a los prineinios primeros de la Légiea, ilustra, jo se contienen los eriterios para decidir acerca de la necesidad y contin- geneia de las verdades, y acerca del modo de ser concebidas las sustancias individuales, criterios que constituyen parte principalfsima de la Mo- tafisiea y de Ia Teoria del Conocimiento? THEORIA 141 Considerados como muestras particulares de Ja aplicacién del formalismo matemético al pen- samiento légieo y filoséfico, los Céleulos légi- cos basados en la Combinatoria ofrecen, entre todos los dems céleulos légicos construidos por Leibniz, la perspectiva mas interesante para la Filosofia, cifrada en el intento de operar mate- méticamente, no en el dominio de los conjuntos de objetos al que se refiere el aspecto de la ex- tensién de los conceptos, sino en la regién de las cualidades, aludida en la consideracién com- prehensiva de los mismos. Los modernos Céleulos légicos, extraordina- riamente desarrollados en su aparato simbélico y formal, se basan preferentemente —como e Sabido—’ sobre el aspecto extensivo, Por otr: parte, se han independizado, como técnicas ai ladas, de todos aquellos problemas no rigurosa- mente l6gicos sino de carécter filoséfico general, metafisico y aun teolégico a los que se hallaron tan vinculados en su origen, en el pensamiento de Leibniz. Nadie piensa que estos Caleulos pue- dan tener relacién —eomo aquellos— con el prin cipio metafisico de los indiscernibles 0 con el conocimiento que tienen el hombre, por una parte, y Dios, por otra, de la nocién de una sustancia individual. Esto indica que la Légica matematica ya no es Filosofia, por lo menos en un sentido tan prfundo y verdadero como lo fué cuando era «Mathesis Universalis:. La di- recei6n més importante del pensamiento de Leib- niz, que aspiraba a fundir Filosofia y Matemé- tica en un saber tinico, racional e imaginativo a la vez, mecdnico pero, no obstante, relativo a cualidades, no ha sido seguido. Ha quedado la Combinatoria como un miste- rioso arcano sin descifrar, como un juego uté- pico y genial, como una clave para iniciados, semejantes a la cébala hebraica — la Hamé su autor—, mientras que se trata de una verdadera Ciencia, de una verdadera Fi- losofia, capaz de entregarnos una imagen del mundo inteligible lena de significacién. El problema de expresar el mundo conceptual a través del dinamismo preciso de una matemé- fica no ha sido atin resuelto por la Filosofia y, tal vez, ni siquiera planteado con exactitud y ge- neralidad. Se supone, tal vez acertadamente, que debe haber un limite para el poder expresivo de la Matemética. Con ésto se considera con- cluida la cuestién. Pero donde se halle ese li- mite, en verdad, es asunto sobre el que no se ha dicho nada definitivo. Tal vez no sea facil de- cirlo mientras no se explique con anterioridad qué es aquello que, propiamente, caracteriza a la Matemética: si el simbolismo, el método formal, la intuicién del orden y de la medida, 0 todas estas cosas reunidas, o alguna més. Mien- tras tanto, y revestida cada vez de uno de sus aspectos, la «Mathesis Universalis» continéa in- fluyendo en el pensamiento filoséfico, en el que no ha cesado de estar presente desde Pitigoras y Plat6n, Muchos de sus problemas yacen, no obstante, en el olvido y, entre éstos, quien sabe cuéntos esperan ser descubiertos en la Biblioteca, Real de Hannover. Juzgando por lo que conocemos, lo més im- portante de la Légica matemitiea de Leibniz se- ran siempre las ideas contenidas en germen en su gran opiisculo titulado «De Arte Combinato- ria», obra de los veinte afios de Leibniz, Los Caleulos légicos basados en la descomposicién de los conceptos en sus elementos simples, a los que hemos aludido como a los mas importantes, por situarse en la verdadera perspectiva logica del concepto —la comprehensién— a diferencia de los que se fundan en ia resolucién del con- cepto en individuos, pueden considerarse conti- nuaciones, e intentos de perfeccionamiento de aquella original creaciéa juvenil, Lo fundamen- tal de dichos Céleulos légicos se encuentra en seis escritos de abril de 1679, posteriores, por consiguiente, en trece afios, al ensayo prelimi. nar. Las cuestiones que se plantean con ocasién de su claboracién en la mente de Leibniz afectan profundamente a la Légica, a la Teoria del co- nocimiento y a la Metafisica. ‘Tal vez todas las posibles consecuencias implicitas en esas cues- tiones no fueran previstas por el filésofo, y de todas maneras, la dispersién de los escritos leibnizianos y de las ideas dentro de los escri- tos es tan grande que resulta acaso mas facil reelaborar particularmente esas consecuencias que perseguirlas por todas las bibliotecas, prin- cipalmente en la hannoveriana, entre la muche- dumbre de opiisculos, fragmentos y cuartillas de Leibniz, relativos a los mas variados asun- tos que pueden imaginarse, «De Arte Combinatoria> es una muestra del método leibniziano aplicado a la Geometria. Su fundamento consiste en la division de todos los conceptos geométricos en distintas clases. La primera clase est4 constituida por veintisicte conceptos simples, a cada uno de los cuales se atribuye un mimero caracteristico. Los eoncep- tos de las clases restantes estin simbolizados cada uno por una fraccién distinta, cuyo deno- minador es el mimero de Ja clase y cuyo nume- rador es el mimero de orden de cada concepto, dentro de su clase. Los conceptos de las clases superiores a la primera son definidos, tomando como base para estas definiciones, o bien con- sptos de la primera clase (simples), o bien, al menos, de clases inferiores a la clase del defi- nido (0 sea, mas simples que éste). Un concepto de la clase m es un concepto que se resuelve, por sucesivos andlisis, en m concep- tos simples. Las definiciones de «De Arte Com- Dinatoriay no Megan siempre hasta los concep- tos simples, pero la divisién en clases permite la descomposicién total de un concepto, en el momento en que se quiera, por sucesivas reduc- ciones a conceptos de clases cada vez més bajas, hasta Iegar a la primera, El mimeo de un concepto se iguala simb6- licamente, en la definicién, al producto, tam- bién simbélico, de los ntimeros correspondien- tes a los conceptos en que se resuelve su esen- cia, Con los niimeros caracteristcios no pue den operarse atin, en este primer ensayo de Combinatoria, aritméticamente, 0 sea, teniendo en cuenta su verdadero valor, pues la ‘La operacién de andlisis, por el contrario, es tun proceso de lo complejo a lo simple, y se basa en la descomposicién de los conceptos en los ele- mentos constitutivos de su comprehensién, y, del mismo modo, de las verdades. Su recto em- pleo da lugar al arte de juzgar de lo verdadero y de lo falso, demostrar las verdades y fundamen- tar la Ciencia: es, fundamentalmente, un «ars judicandi». ¢Algebra et Combinatoria —decfa Leibniz— differunt apud me ut Analysis et Synthesis. Est autem methodus analytica, cum quaestio ali- qua proposita tamdiu resolvitur in notiones sim- plicioves donee ad ejus solutionem perveniatur. Methodus vero synthetica est, cum a simplicio- ribus notionibus progredimur ad compositas, donec_ad propositam deveniamus... Methodus Combinatoria est a causis ad effectus, seu a mediis ad finem, seu a re ad rei usum, Analy- tica ab effectu ad causam, a fine ad media. Utraque potest esse scientifica, cum seilicet ad propositum quaesitum dirigitur>. Pero, en definitiva, para Leibniz, es el méto- do combinatorio el que decide tanto de los ca- racteres de la sintesis como de los del andlisis, que no es sino aquélla al revés. El método com- binatorio, empleado en sentido directo o inver so, componiendo o descomponiendo, tejiendo y destejiendo ordenadamente, lleva a cabo la ex- ploracién de todo el saber racional, mas allé del cual sélo esté la visién divina, que, libre de la esclavitud a lo deductivo, abarca el Universo todo de una ver La Combinatoria de conceptos viene, pues, a dar una respuesta al problema de la estructura del mundo inteligible, 0 mundo de las esencias. Pero esta estructura puede deducirse, en la con- cepcién leibniziana, como una consecuencia de la estructura de una esencia aislada, He aqui una de las versiones de un motivo o forma men- tal profundamente arraigada en el espiritu del fil6sofo de Leipzig: del mismo modo diria que en la nocién completa de una ménada se halla implicita y virtualmente la armonia del Cosmos entero. La estructura del concepto se explica, a su vez, por su génesis: su naturaleza formal de- pende del modo en virtud del cual ha surgido de otros conceptos y de su relacién con éstos. Aqui esta, para Leibniz, la verdadera clave de la Ciencia: . En otras palabras, la definicién aristotélica : 1. Es jerdrquica, en cuanto que la diferen- cia depende siempre del género y a él se subor- dina, ya que realiza en él y sélo en él una di- vision. 2. Como consecuencia, no es conmutativa. Estos dos caracteres diferencian formalmen- te el concepto, como producto de sus notas, del némero como producto de factores. Por Leibniz serdn superados para lograr una perfecta ana- logia l6gico-matematica. ‘He aqui, en efecto, el criterio leibniziano para la definieidn y formacién de los conceptos: 1. Los géneros interfieren libremente siem- pre que sean compatibles para dar origen a las especies. En el caso general, cada uno de los géneros por igual da lugar en el otro 0 Jos otros a una divisién. 2. La definicién es siempre conmutativa, ya que no se establece prioridad ni jerarquia al- guna entre sus términos. ‘Leibniz habia observado, en efecto, que, procediendo por dicotomia, no pueden obtener- se, partiendo de un género y Iegando a ciertas especies, todos los géneros intermedios. ‘Por otra parte, si bien se observa, se adver- tird en este contraste el encuentro de la menta- lidad matemética con la basada, fundamental- mente, en la consideracién de las Ciencias Na- turales, En efecto, en estas dltimas, parecen proceder las especies de los géneros segiin el orden aristotélico jerarquico, 0 acaso, sea esta apariencia un resultado del modo segiin el cual se ha desarrollado el saber natural, advirtiendo primero las grandes diferencias —lo cual tra- jo una primera diferenciacién en géneros— y juego las mAs sutiles. Sin embargo, en la Ma- temética es indiferente definir al cuadrado, por ejemplo, consideréndolo como «rombo de Angulos iguales> 0 como «reetangulo de lados igualess. ; ‘Asf, la combinacién de los conceptos es, para Leibniz, libre, salvo la restriccién expresada por la condicién de compatibilidad, Es en esta condieién, cuyo profundo sentido estudiaremos otro dia, donde hay que buscar la raiz meta- fisiea del mecanismo combinatorio. ;Qué quie- re decir que dos conceptos o cualidades son compatibles? Nuestro filésofo contestara: «Dos cualidades son compatibles si el objeto que las posee a la vez es sors. Y asi, Leibniz convertira las proposiciones que llama como . La eseneia] implicacién mutua de las pers- peetivas esencial y existencial que nos revela esta operacién de Leibniz es el primer elemento necesario para la comprensién de todo el sis- tema de este gran filésofo y de la diffcil heren- cia que deja al pensamiento légico. moderno. VI, LA RBLACION DB INCOMPATIBILIDAD La proposicién universal negativa, interpre: tada segiin la perspectiva de Ja comprehension, expresa una cierta relacién entre dos cualida- des, que Mamaremos incompativilidad. ; Por aué este nombre?, y gen qué se diferencia esta rolacién de la eaterioridad pura y simple? En algo muy importante, Si dos cualidades A y B se excluyen mutuamente, entonces se excluirén también entre si: A y cualquier cualidad que ineluya B, 0 més generalmente toda cualide? que incluja A y toda cualidad que incluya B. Pondremos un ejemplo: Si el concepto de cor- poreidad y el de simplicidad se excluyen, hecho expresadé por la universal negativa: «Ningéin cuerpo es simple>, entonces la simplicidad que- da, por decirlo asi, expulsada de todo el domi- nio de cualidades que incluya la corporeidad; verbigracia de la animalidad, de la movilidad espacial, ete. Este hecho, que es algo més que la mera exterioridad mutua, 0 inconexién topolé- gica, es el que queremos expresar al hablar de ineompatibilidad. ‘A la Combinatoria de Leibniz se le plantea ahora el problema: cual es la estructura for- mal de la relacién de incompatibilidad? O me- jor, cual es esa estructura expresada en tér- minos de inelusién, ‘nica relacién basica admi- tida en dicha Combinatoria? Sin esto no podrian racionalizarse segtin el punto de vis- ta de Leibniz la universal negativa y su contra- dictoria la partieular afirmativa. Una vez expre- sada esa relacién en términos de inclusién, podré también ser aritmetizada, o sea, tener su equivalente relacién aritmética, de anélogas propiedades formales. Habria una salida para el problema de la com- patibilidad y de la incompatibilidad haciendo uso de juicios de existencia. Pero el concepto de existencia no es un concepto formal, como el de inclusién, y habriamos salido del mundo de las puras relaciones formales entre esencias, Podrian, es cierto, definirse la compatibilidad y Ia incompatibilidad sin salir del mundo de las esencias al de los individuos, pero siempre a base de juicios de forma existencial. Y ;no se- riz atin mas problematic hablar de existencia en un campo de esencias puras? ¢Qué valor y significado tendrian, por ejemplo, las definicio- nes siguientes: 144 THEORIA 1. Compatibilidad es la relacién que se da entre dos esencias, cuando exisle alguna otra esencia que incluye, a la vez, a amba 2. Incompatibilidad es la relacién que se da entre dos esencias cuando no existe ninguna otra eseneia que incluya, a la vez, a ambas? ‘Aun sin preocuparnos de] platonismo injusti- ficado que esto supone, notemos que, en vez de simplificar y reducir nuestro esquema, lo ha- briamos complicado. Habriamos hecho depender la compatibilidad de dos conceptos de la estruc- tura total del cosmos légico, cuando el prop6si to de Leibniz era, precisamente, el contrario; dedueir la estructura del universo entero de las esencias objetivas de la de las relaciones elementales entre los conceptos. En efecto, la relacién de compatibilidad o de incompatibilidad entre dos conceptos A y B no depende de otra cosa que de la comprehension de Ay de la de B, Bisa relacién es la que decide lgicamente de la existencia o no existencia de un tercer concepto C que incluye, a la vez, a ambos, Hay que proceder, por lo tanto, al revés: la existencia 0 no existencia de cualidades que in- cluyan, a la vez, a otras dos, debe, precisamen- mente, poder deducirse como consecuencia de la ‘tructura intima de las relaciones de compati- bilidad y de incompatibilidad. Pero, ge6mo de- finir. esa estructura intrinseca? ‘Vamos a proceder, pues, del efecto (légico) a causa. Decimos, primeramente, que si dos esencias Ay B son incompatibles, entonese no existe ninguna esencia que incluya, a la vez, a las dos. Ahora bien, ; qué significa existencia ‘en el cam- po puramente légico de las esencias? Definimos existencia légica como ausencia de contradiccién. O mejor: «Existe légicamen- te toda esencia que puede ser definida sin con- tradiecién entre los términos de la definic Después de ésto podemos poner la cuestién en los siguientes términos: «Si dos esencias A y B son ineompatibles, no puede ser definida sin contradiccién ninguna esencia que incluya a ambas a la vez.» O en los siguientes:

You might also like