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Todavia Hevaban pantalon coro ese afio, alin 20
fumabamos, entte codos los deportes preferian ¢]
fiitbol y estabamos aprendiendo a corret olas, a zam-
bullisnos desde el segundo trampolin del «Terrazas»,
y eran traviesos, lampifios, curiosos, muy giles, vo-
races. Ese afio, cuando Cuéllar entcs al Colegio
Champagnat.
Hermano Leoncio, gcierto que viene uno nuevo?,
gpara el «Tercero A», Hermano? Si, el Hermano
Leoneio apartaba de un manotén el mofio que le
cubria la cara, ahora a callar.
‘Aparecié una mafana, a la hora de la formacién,
de la mano de su papa, y el Hermano Lucio lo puso
a la cabeza de la fila porque era mas chiquito to-
davia que Rojas, y en la clase el Hermano Leoncio
lo senté atrés, con nosotros, en esa carpeta vacia,
jovencito, ¢Cémo se llamaba? Cuéllar, zy ta? Choto,
2 102 Chingolo, zy G2 Maliuco, zy ti? Lalo. 2Mi-
raflotino? Si, desde el mes pasado, antes vivia en
San Antonio y ahora en Mariscal Castilla, cerca del
Cine Colina.
Era chanconcito (pero no sobén): la primera sema-
na salié quinto y la siguiente tercero y después siem-
pre primero hasta el accidente, abi comenzé a flojear
y a sacarse malas notas. Los catorce Incas, Cuéllar,
decia el Hermano Leoncio, y él se fos tecitaba sin
respizar, los Mandamientos, las ures estrofas del Him-
no Marista, ln pocsia Mi bandera de Lopez AlbGjar:106 Nario Vargas Llosa
sin respitar. Qué trome, Cuéllar, le decta Lalo y el |
Hermano muy buena memoria, jovencito, y a noso-
os japrendan, bellacos! fl se lustraba las ufias en
la solapa del saco y miraba a toda la clase por en-
cima del hombro, sobrandose (de a mentiras, en el
fondo no era sobrado, sélo un poco loquibambio
y juguetén. Y, ademés, buen compaficto. Nos sopla-
ba en los exémenes y en los recreos nos convidaba
chuperes, ricacho, cofis, suertudo, le decia Choro,
te dan més propina que a nosotros cuatto, y él por
las buenas notas que se sacaba, y nosotros menos
mal que eres buena gente, chanconcito, eso lo sal-
vaba).
Las clases de Ja Primaria tetminaban a las cuatto,
a Jas cuacto y diez el Hermano Lucio hacia romper
filas y a las cuatro y cuarto ellos estaban en [a cancha
de fitbol. Tiraban los maletines ai pasto, los sacos,
las corbatas, répido Chingolo ripido, ponte en el
arco antes que lo pesquen otros, y en su jaula
Judas se volvia loco, guau, paraba el rabo, guau
guau, les mostraba los colmillos, guau guau guau,
Uraba saltos mortales, guau guau guau guau, saci:
dia los alambres. Pucha diablo si se escapa un dia,
decia Chingolo, y Maftuco si se escapa hay que que.
darse quietos, los daneses slo mordian cuando olfan
gue les tienes miedo, ¢quién te lo dijo?, mi viejo, y
Choto yo me treparia al arco, ast no lo alcanzaria,
y Cuéllar sacaba su ‘puifalito y chas chas lo softaba,
destonjaba y enterrabaaaazauumu, mirando al cic.
fo, wruuuaazauauu, las dos manos en la boca,
avauavauauuuun: ¢qué tal gritaba Tarzan? Jugaban
apenas hasta Jas cinco pues a csa hora salfa i2 Media
¥ a nosotros los gtandes nos cortian de la cancha
a las buenas o a las malas. Las lenguas afuera, sa-
cudiéndonos y sudando recogian libros, sacas
corbatas y saliamos a la calle, Bajaban por la Dia-
gonal haciendo pases de basquet con los maletines,
'
los cachorzos wr
chapate €sta papacito, cruzabamos el Parque a la
altura de Las Deficias, ja chapé! cviste, mamacita?,
y en lz bodeguita de la esquina de «D'Onofrion
compribamos barquillos zde vainilla?, zmixtos?,
echa un poco més, cholo, no estafes, un poquito
de limén, tacafio, una yapita de fresa. Y después
seguian bajando por la Diagonal, el «Violin Gitano»,
sin hablar, 12 calle Porta, absortos en los helados,
un semaforo, shhp chupando shbhp y saltando hasta
el edificio San Nicolés y ahi Cuéllar se despedia,
hombre no te vayas todavia, vamos al «Terraza,
Ie pedirian Ia pelota al Chino, zno quetia jugar por
la seleccién de la clase? hermano, para eso habia
que entrenarse un poco, ven vamos anda, s6lo hasta
las seis, un partido de fulbito en el «Terrazas», Cue-
ar. No podia, su papa no Jo deiaba, tenia que hacer
las tareas. Lo acompafiaban hasta su casa, gc6mo iba
a entrar al equipo de la clase si.no se entrenzba’
y por fin acababamos yéndonos al «Terrazas» solos.
Buena gente pero muy chaneén, decia Choto, pot
los estudios descuida el deporte, y Lalo no era culpa
suya, su viejo debia ser un fregado, y Chingolo
claro, él se morfa por venis con ellos y Maftuco iba
a estar bien diffcil que entrara al equipo, no tenta
fisico, ni patada, ni resistencia, se cansaba ahi
mismo, ni nada. Pero cabecea bien, decia Choro,
y ademas cra hincha nuestro, habia que meterlo
como sea decia Lalo, y Chingolo para que esté
con nosotros y Maiuco si lo meteriamos, jaunque iba
a estar més dificil! .
Pero Cuéllar, que eta terco y se moria por jugar
en el equipo, se entren6 tanto en el verano que al
ailo siguiente se gan6 el puesto de interior izquierda
en Ia seleccién de fa clase: mens sana in corpore
sano, decia el Hermano Agustin, gya vefamos?, se
puede ser buen deportista y aplicado en los estudios,
que siguiéramos su ejemplo. ¢Como has hecho?, le108 Mario Vargas Llosa
decia Lalo, gde dénde esa cineura, esos pases, esa
codicia de pelota, esos tiros al angulo? Y él: lo habia
entrenado su primo el Chispas y su padre lo Ilevaba
al Estadio todos los domingos y ahi, viendo a los
craks, les aprendian los trucos gcaptabamos? Se habia
pasado los tres meses sin ir a las matings ni a las
playas, s6lo viendo y jugando fitbol mafiana y rade,
toquen esas pantorrillas, zno se habfan puesto duras?
Si, ha mejorado mucho, le decia Choto al Hermano
Iucio, de veras, y Lalo es un delantero agil y traba-
jador, y Chingolo qué bien organizaba el ataque y.
sobre todo, no perdia la moral, y Mafiuco :vio cémo
baja hasta el atco a buscar pelota cuando el enemigo
va dominando, Hermano Lucio?, hay que metetlo
al equipo. Cuéllar se reia feliz, se soplaba las uflas
y se las ustraba en Ia camiseca de Cuarto A», man-
gas blancas y pechera azul: ya estd, le deciamos, ya te
metimos pero no te sobres
En julio, para el Campeonato Interafios, el Her-
mano Agustin autoriz6 al equipo de «Cuarto A» a
enttenarse dos veces por semana, los lunes y los
viernes, a la hora de Dibujo y Masica. Después del
segundo recreo, cuando el patio quedaba vacio,
mojadito por la garda, lustrado como un chimptin
auevecito, los once seleccionados bajaban a Ia can-
cha, nos cambidbamos el uniforme y, con zapatos
de farbol y buzos negros, salian de los camarines
en fila india, a paso gimnistico, encabczados por
Lalo, el capitén. En todas Jas ventanas de las aulas
aparecian caras cnvidiosas que espiaban sus carreras,
habia un vientecito firfo que arrugaba las aguas de la
piscina (ctu te baflarias?, después del match, ahora
no, bert qué fio), sus saques, y movia las copas de
los eucaliptos y ficus del Parque que asomaban sobre
el muro amarillo del Colegio, sus penaies y la matia-
na sc iba volando: entrenamos regio, decia Cuéllar.
bestial, ganaremos. Una hora después el Hermano
os cachorros 109
Lucio tocaba el silbato y, mientras se desaguaban
las aulas y los afios formaban en el patio, los selec-
cionados nos vestiamos pata ir a sus casas a almorzar.
Pero Cuéllar se demoraba porque (te copias todas
las de los craks, decia Chingolo, gquién te crees?,
Toto Terry?) se metia siempre a lz ducha después
de los entrenamientos. A veces ellos se duchaban
también, guau, pero ese dia, guau guau, cuando
Judas se aparecié en la puerta de los camarines,
guau guau guau, sdlo Lalo y Cuéllar se estaban ba-
fiando: guau guau guau guau. Choto, Chingolo y
Mafiuco saltaron por las ventanas, Lalo chillé se esea-
p6 mira hermano y aleanzé a cerrar la puertecita
de la ducha en el hocico mismo del danés, Ahi, en-
cogido, losetas blancas, azulejos y chorritos de agua,
temblando, oy6 los ladridos de Judas, el Uanto de
Cuéllar, sus gritos, y oy6 aultidas, saltos, choques,
tesbalones y después slo ladridos, y un montén de
tiempo después, Ics juro (pero cuinto, decia Chingo-
lo, gdos mainutos?, més hermano, y Choto gcinco?,
mas mucho més), el vozatrén del Hermano Lucio.
las lisuras de Leoncio (gen espafiol, Lalo?, si, cam-
hién en francés. ¢le entendias?, no, peto se imagina-
ba que eran lisuras, idiota, por la fora de su voz),
los carambas, Dios mio, fuetas, sapes, largo largo, la
desesperacién de los Hermanos, su cettible susto.
Abrié la puerta y ya se lo levaban cargado, lo vio
apenas entre las sotanas negras, ¢desmayado?. sf,
gcalato, Lalo?, si y sangrando, hermano, palabra,
qué horrible: el bafto entero eta purita sangre. Qué
més, qué pasé después mientras yo me vestia, decia
Lalo, y Chingolo cl Hermano Agustin y el Hermano
Lucio metieron a Cvéllar en Ia camioneta de la Di-
reccién, los vimos desde la escalera, y Choto arran-
caron a ochenta (Mafiuco cien) por hora, cocando
bocina y bocina como los bomberos, como wna ambu-
lancia. Mientras tanto el Hermano Leoncio perseguia ano Mario Vargas Lowa
Judas que iba y veniia por el patio dando brincos, vo-
lantines, lo agatraba y lo metia a su jaula y por enue
los alambres (quetia matarlo, decia Choto, si lo hu-
bieras visto, asustaba) lo azotaba sin misericordia,
colorado, el mofio bailindole sobre la cara.
Esa semana, 12 misa del domingo, el rosario del
viernes y tas oraciones del principio y del fin de las
clases fucton por el festablecimiento de Cuéllar, pero
los Hermanos se enfurecfan si los alumnos hablaban
entre ellos del accidente, nos chapaban y un covacho,
silencio, toma, castigado hasta la scis. Sin embargo,
ée fue el Gnico tema de conversaci6n en tos recreas
y en has aulas, y el lunes siguiente cuando, a la sa-
lida del Colegio, fueron a visitarlo @ la’ «Clinica
Americana», vimos que no tenia nada en Ja cara ni
en las manos. Estaba en un cuartito lindo, hola
Cuéllar, paredes blancas y cortinas cremas, yya te
sanaste, cumpita?, junto a un jardin con florecicas,
pasto y un Arbol. Ellos lo estabarnos vengando, Cué-
Tar, en cada eecteo pedrada y pedrada contra la jaula
de Judas y é bien hecho, prontito no te quedaria
un hueso sano al desgraciado, se reia, cuando saliera
itfamos al Colegio de noche y enteariamos por los
techos, viva el jovencito pam pam, el Aguila Enmas-
catada chas chas, y le harfamos ver estrellas, de buen
humor pero flaquite y pilido, a ese perro, como
@a mi. Sentadas a la cabecera de Cuéllar habia dos
sefioras que nos dieron chocolates y se salieron al
jardin, corazn, quédate conversando con tus ami-
guitos, se fumarian un cigarrillo y volverian, la del
vestido blanco es mi mami, la otra una tia. Cuenta,
Cuéllar, hetmanito, qué pass, dle habla dolide
mucho?, muchisimo, zdonde lo habia mordido?,
ahi pues, y se muleque6, zen Ia pichulita?, si, co-
loradito, y se ci6 y nos reimos y las seftoras desde
la ventana adiés, adiés corazén, y a nosotros silo
un momentito mas porque Cuéllar todavia no estaba
Los chachorros ut
curado y él chist, era un secreto, su viejo no queria,
tampoco su vieja, que nadie supieta, mi cholo, mejor
no digas nada, para qué, habia sido en la pierna
fo mis, corazén zya? La operacién ducé dos horas,
les dijo, volveria al Colegio dentro de diez dias, f{ijate
cudntas vacaciones qué mas quieres le habia dicho
el doctor. Nos fuimos y en fa clase todos querian
saber, {le cosieron Ja barriga, cierto?, gcon aguia ¢
hilo, vietto? Y Chingolo cémo se empavé cuando nos
cont6, seria pecado hablar de eso?, Lalo no, qué
iba a ser, a él su mama le decia cada noche antes
de acostarse ya te enjuagaste Ja boca, ya hiciste
pipi?, y Mafuco pobre Cuéllar, qué dolor tendria,
siun pelotazo ahi suefia a cualquiera cémo seria
un mordisco y sobre todo piensa en los colmillos
que se gasta Judas, cojan piedras, vamos a la cancha,
ala una, a las dos, a Jas tres, guau guau guau guau,
gle gustaba?, desgraciado, que tomara y aprendicra.
Pobre Cuéllar, decia Choto, ya no podria lucirse
en cl Campeonato que empieza mafiana, y Mafiuco
tanto entrenarse de balde y lo peor es que, decia
Ialo, esto nos ha debilitado el equipo, hay que fa-
jarse si no queremos quedar a la cola, muchachos,
juren que se tajacin
2
Sélo volvi6 al Colegio después de Fiestas Patrias
y, cosa sara, en vez de haber escarmentado con el
fatbol (no era por el Fiitbol, en cierta forma, que
lo mordié Judas?) vino més deportista que nunca
En cambio, los estudios comenzaron a importarle
menos. Y se comprendia, ni tonto que fuera, ya
no le hacia falta chancar: se presentaba a los exa-
menes con promedios muy bajos y los Hermanos lo
pasaban. malos cjetcicios y dptimo. pésimas tareas
y aprobado. Desde el accidente te soban, le decia-nz Mario Vargas Lose
mos, no sabias nada de quebrados y, qué tal raza,
te pusicron dieciséis. Ademés, lo hactan ayudar misa,
Cuéllar lez el catecismo, llevar el gallardete del aio
en las procesiones, borte la pizarra, cantar en el coro,
reparta las libretas, y los primeros viernes entraba
al desayuno aunque ne comulgara. Quién como tii,
decia Choto, te das ta gran vida, léstima que Judas
no nos mordicra también a nosotros, y él no era por
eso: los Hermanos lo sobaban de miedo a su viejo.
Bandidos, qué le han hecho a mi hijo, les cierto el
Colegio, ios mando a la cAtcel, no saben quién soy,
iba a marar a esa maldica fierta y al Hermano Di-
rector, calma, célmese sefior, lo sacudié del babero
Fue asi, palabra, decia Cuellar, su viejo se lo habia
contado @ su vieja y aunque se secreceaban él, desde
mi cama de la clinica, los oy6: era por eso que lo
sobaban, no mis. Del babero?, qué truquero, decia
Lalo, y Chingolo a lo mejor era cierto, por algo habia
desaparecido el maldito animal. Lo habrin vendido,
deciamos, se habri escapado, se lo regalarfan a al-
guien, y Cuéllar no, no, seguro que su viejo vino
y lo mat, él siempre cumplia lo que prometia.
Porque una mafiana la jaula amanecié vacia y una
sernana después, en lugar de Judas, ;cuatro conejitos
blancos! Cuellar, léveles lechugas, sh compaiierito,
déles zanahorias, como te sobaban, cimbieles el agua
y al feliz.
Pero no sélo los Hermanos sc habian puesto a
mimarlo, también a sus viejos les dio por ahi, Ahora
Cuéllar venia todas las tardes con nosotros al «Terra-
zaj» a jugar fulbito (gtu viejo ya no se enoja?, ya no,
al conttatio, siempre le preguntaba quién gan6 el
match, mi equipo, cuantos goles metiste, ¢tres?.
ibravol, y el no te molestes, masa, se me rasg6 la
camisa jugando, fue casualidad. y ella sonsito, qué
importaba, corazoncito, la muchacha se la coserta
y te servitia para dentto de casa, que le dicta un
las achortos 13
beso) y después nos tbamos a la cazucla del Excél-
sior, del Ricardo Palma o del Leuro a ver seriales,
dramas impropios para scfloritas, peliculas de Can-
tinflas y Tin Tan, A cada rato le aumentaban las
propinas y me compran lo que quiero, nos decia,
se los habia metido al bolsitlo a mis papas, me dan
gusto cn todo, los tenfa aqui, se mueren por mi. El
fue el primero de los cinco en tener patines, bici-
cleta, motocicleta y ellos Cuéllar que tw viejo nos
regale una Copa para ef Campeonato, que los Hlevara
a la piscina det Estadio a ver nadar a Merino y al
Conejo Villarin y que nos recogiera en su auto a
la salida de la vermuth, y su viejo nos la regalaba
y los levaba y nos recogia en su auto: si, lo tenia
aqui.
Pot ese tiempo, no mucho después del accidente,
comenzaron a decirle Pichulita. Bl apodo nacié en la
clase, gfue el sabido de Gumucio el que fo inventé?,
caro, quién iba a scr, y al principio Cuéllar, Het-
mano, lloraba, me estin dici¢ndo una mala palabra,
como un marica, ¢quién?, gqué te dicen?, una cosa
fea, Hermano, le daba vergiienza repetitsela, var-
tamudeando y las lagrimas que se le saltaban, y
después en los recteos los alumnos de otros afios
Pichulita qué hubo, y los mocos que se le salian,
cémo estfs, y él Hermano, fijesc, cotria donde Leon
cio, Lucio, “Agustin o cl. profesor Cafion Paredes:
ése fue. Se quejaba y también se enfurecia, qué has
dicho, Pichulita he dicho, blanco de célera, maricén,
temblindole las manos y la vor, a ver repite si te
atreves, Pichulita, ya me atrevi y qué pasaba y él
entonces cerraba los ojos y, tal como le habia acon-
sejado su papa, no te dejes muchacho, sc lanzaba,
rOmpeles ia jeta, y los desafiaba, le pisas el pie y
bandangén, y se trompeaba, un sopapo, un cabeza~
zo, un patadéa, donde fucta, en la fila o en la can-
cha, lo mandas al suelo y se acabd, en la clase, en4 Mario Vargas Llosa
la capilla, no te fregarin mas. Pero mas se calentaba
y mis lo fastidiaban y una vex, era un escandalo,
Hermano, vino su padre echando chispas a la Di-
reccién, mattiizaban a su hijo y él no lo iba a per-
mitic. Que tuviera pantalones, que castigara a esos
mocosos o lo haria él, pondria a todo cl mundo en
su sitio, qué insolencia, un manotazo cn la mesa,
era el colmo, no faltaba mds. Pero le habian pegado
el apodo como una estampilla y, 2 pesar de los cas-
tigos de los Hermanos, de los sean més humanos,
ténganle un poco de piedad del Director, y a pesar
de los Mantas y a las pataletas y las amenazas y golpes
de Cuéllar, el apodo salié a Ia calle y poquito a poco
fue cottiendo por los battios de Miraflores y nunce
més pudo sacarselo de encima, pobre. Pichulita pasa
a pelota, no seas angurtiento, gcuanto te sacaste
cn algebra, Pichulita?, te cambio una fruna, Pichuli-
ta, por unz melcocha, y no dejes de venir mafiana al
paseo a Chosica, Pichulita, se bafarian en el tio, los
Hermanos levarian guantes y podras boxcar con Gu-
mucio y vengarte, Pichulita, zcienes botas?, porque
habtia que trepar al cerro, Pichulita, y al tegreso
todavia alcanzarfan Ia vermuth, Pichulita, zte gus-
taba el plan?
También a ellos, Cuéllar, que al comienzo nos
dbamos, cumpa, comenzd a salitseles, viejo,
contra nuestra voluntad, hermano, bincha, det
pente Pichulita y él, colorado, zqué?, 0 palide
también, Chingolo?, abriendo mucho los ojos, hom-
bre, perdén, no habia sido con mala intencidn, él
también, su amigo también?, hombre, Cuéllar, que
no se pusiera asi, si todos se lo decian a uno se le
contagiaba, gti también, Choto?, y se le venia a la
boca sin querer, ¢él también, Mafiuco?, asi te decia-
mos por la espalda?, gse daba media vuelta y ellos
Pichulita, cierto? No, qué ocuzrencia, lo abrazdba-
mos, palabra que nunca més y adems por qué te
Los eachoeros ns
enojas, hermanito, cra un apodo como cualquier otro
¥ por iltimo zal cojito Pérez no le dices ei Cojinoba
y al bizco Rodriguez Virolo o Mirada Fatal y Pico
de Oro al tartamudo Rivera? ¢¥ no le decian a él
Choto y a él Chingolo y a él Mafiuco y a él Lalo?
No te enojes, hermandn, sigue jugando, anda, ce toca.
Poco a poco fue resignindose a su apodo y en
Sexto afin ya no Horaba ni se ponia maton, se hacia
el desentendido y a veces hasta bromeaba, Pichulita
no !Pichulaza ja ja!, y en Primero de Media se habia
acostumbrado tanto que, més bien, cuando le decian
Cuéllar se ponia serio y miraba con desconfianza,
como dudando, gno seria burla? Hasta estiraba la
mano a los nuevos amigos diciendo mucho gusto,
Pichula Cuéllar a tus érdenes.
No a la muchachas, claro, solo a los hombres
Porque .en esa época, ademas de los deportes, ya
se interesaban por las chicas. Habfamos comenzado
a hacer bromas, cn las clases, oye, ayer lo vi a Pirulo
Martinez con sui enamorada, en los recreos, se pasea-
ban de la mano por el Malecén y de repente pum,
tun chupete!, y a las salidas zen la boca, si y se ha-
bian demorado un montén de rato besindose. Al
poco tiempo, ése fue el tema principal de sus con-
versaciones. Quique Rojas tenfa una hembrita mayor
que él, rubia, de ojazos azules y cl domingo Mafiu-
co los vio entrar juntos a la mating del Ricardo Palma
y a Ja salida clla cstaba despeinadisima, seguro ha-
bian tirado plan, y el otro dia en la noche Choro
lo pescd al venezolano de Quinto, ese que le dicen
Maicura por la bocuza, viejo, en un auto, con una
mujer muy pintada y, por supucsto, estaban titando
plan, y td, Lalo, ya draste plan?,” y ta, Pichulita,
ja ja, y a Mafiuco le gustaba le hermana de Perico
Saenz, y Choto iba a pagar un helado y la cartera
se le cayd y tenia una foto de una Caperucita Roja
en una fiesta infantil, ja ja, no te mufiequees, Lalo,né Mario Vargas Llosa
ya saberos que te mueres por la flaca Rojas, y ti
Pichulita ete mucres por alguien?, y él no. colora-
do, todavia, o pilido, no se moria por nadie, y ta
y ti, ja ja
Si saliamos a las cinco cn punto y cortiamos por
la Avenida Pardo como alma que lleva el diablo,
alcanzaban justito la salida de las chicas del Colegio
Ta Reparacin. Nos paribamos en la esquina y fijate,
ahi estaban los émnibus, eran las de Tercero y la
de la segunda ventana es la hermana del cholo C4-
nepa, chau, chau, y ésa, mita, hdganle adiés, se ric,
se Tio, y la chiquita nos contests. adiés, adids. pero
no era para ti, mocosa, y éa y ésa. A veces les
levabamos papelitos esctitos y se los lanzaban a la
volada, qué bonita eres, me gustan tus trenzas, el
uniforme te queda mejor que a ninguna, tu amigo
Lalo, cuidado, hombre, ya te vio la monja, las va
a castigar, ge6mo te llamas?, yo Mafiuco, gvamos el
domingo al cine?, que le contestara mafiana con un
papelito igual o haciéndome a la pasada del 6mni-
bus con Ia cabeza que si, Y ta Cuéllar, gno le gusta
ba ninguna’, si, esa que se sienta atrés, gla cuatro-
jos?, no no, la de al ladito, por qué no le escribia
entonces, y él qué Je ponia, a ver, a ver, cquieres
set mi amiga?, no, qué bobada, queria ser su amigo
y le mandaba un beso, si, eso estaba mejor, pero
era cotto, algo mas conchudo, quiero ser cu amigo y
fe mandaba un beso y te adoro, ella seria la vaca
y yo seré el toro, ja ja. Y ahora firma tu nombre
y tu apellido y que le hiciera un dibujo, zpor ejem-
plo cual?, cualquicra, un tosito, una florecica, una
pichulita, y asi se nos pasaban las tardes, correteando
tras los Gmnibus del Colegio La Reparacién y, a
veces, ibamos hasta la Avenida Arequipa a ver a
las chicas de uniformes blancos del villa Maria.
gacababan de hacer Ja primera comunién? les grit:
bamos, ¢ incluso tomaban el Expreso y nos bajiba-
os cachorros 17
mos en San Isidro para espiar a tas del santa Ursula
y a las del Sagrado Coraz6n. Ya no jugibamos tanto
fulbito como antes.
Cuando las fiestas de cumpleafios se convisticron
en fiestas mixtas, ellos sc quedaban en los jardines,
simulando que jugaban a Ja pega ti la Ilevas, la ber-
lina adivina quién te dijo o matagente jte toqué!,
mientras que éramos puro ojos, puro ofdos, ¢qué
pasaba en el salén?, ¢qué hacian las chicas con esos
agrandados, qué envidia, que ya sabian bailar? Hasta
que un dia se decidieron a aptender ellos también
¥ entonces nos pasibamos.sibados, domingos inte-
gros, baitande entre hombres, en casa de Lalo, no,
en la mia que ¢s mas grande era mejor, pero Choro
tenia més discos, y Maftuco pero yo tengo 2 mi her-
mana que puede ensefiarnos y Cuéllar no, cn la de
i, sus viejos ya sabfan y un dia roma, su mamé,
corazén, le regalaba ese pic-up. gpara él solico?, si
gno quetfa aprender a bailar? Lo pondria en su cuar-
to y llamatia a su amiguitos y se encerraria con ellos
cuanto quisicta y también cémprate discos, corazén,
anda a «Discocentros, y ellos fueron y escogimos
huarachas, mambos, boleros y valses y la cuenta la
mandaban a su viejo, no mas, el sefior Cuéllar, dos
ocho cinco Mariscal Castilla. El vals y el bolero eran
faciles, habia que tener memoria y contar, uno aqui,
uno alld, a musica no importaba tanto. Lo dificil
etan la Wwaracha, tenemos que aprender figuras,
decia Cuéllsr, el mambo, y a dar vueltas y soltar a
Iz pareja y lucitnos. Casi al mismo tiempo apren-
dimos a bailar y a fumar, tropezindonos, atorandase
con el humo de los «Lucky» y «Viceroy», brincando
hasta que de repence ya hermano, lo agarraste, salia,
no lo pierdas, muévete mas, matedndonos, tosiendo
y escupiendo, ga ver, se lo habfa pasado?, mencira,
tenia el humo bajo la lengua, y Pichulita yo, que
le contéramos a él, zhabiamos visto?, ocho, nucve,ne Mario Vargas Llosa
diez, y ahora lo botaba: jsabia o no sabia golpear?
Y también echatlo por la nariz y agachatse y dar
una vueltecita y levantarse sin perder el titmo.
Antes, lo que mas nos gustaba en cl mundo eran
los deportes y ef cine, y daban cualquier cosa por
un match de fiitbol, y ahora en cambio lo que mas
eran las chicas y el baile y por 1o que dabamos cual-
quiet cosa eta una fiesta con diseos de Pérez Prado
y permiso de la duefta de la casa para fumar. Tenian
fiestas casi todos los shades y cxande no ibamos
de invitados nos zampibamos y, ances de enerar, se
metian a la bodega de la esquina y le pediamos al
chino, golpeando el mostrador con el puso: jcinco
capitanes! Seco y volteado, decia Pichulita, asf, glu
glu, como hombres, come yo.
Cuando Pétez Prado llegé a Lima con su orquesta,
fuimos a esperarlo a la Cérpac, y Cuéllar, a ver
quién se aventaba como yo, consiguié abrirse paso
entre Ia multitud, Ileg6 hasta él, To copié del saco
y le grité «Rey del mambo!s. Pérez Prado le sonrié
y también me dio la mano, les juro, y le firmé su
album de autégrafos, miren. Lo siguieron, confun-
didos en la catavana de hinchas, en el auto de Boby
Lozano, hasta Ja Plaza San Martin y a pesar de la
prohibicién del Arzobispo y de tas advertencias de,
os Hermanos del Colegio Champagnat, fuimos a la
Plaza de Acho, a Tribuna de Sol, a ver el cam-
peonato nacional de mambo. Cada noche, en casa
de Cuéllar, ponian Radio «El Sol» y escuchébamos,
frenéticos, qué trompera, hermano, qué ritmo, la
audivién de Pérez Prado, qué piano.
Ya usaban pantalones largas entonces, nos peind-
bamos con gomina y habian desarrollado. sobre todo
Cuéllar, que de ser el mas chiquito y el més enclen-
que de los cinco pasé a ser el mis alto y el mis
fuerte. Te has vuelto un Tarzan, Pichulita, le de-
ciamos, qué cuerpazo te echas al diario.
Ibs eachortos no
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El primero en tener enamorada fue Lilo, cuando
andabamos en Tercero de Media. Entré una noche
al «Cream Rica, muy risuefio, ellos qué te pasa y él,
radiante, sobrado como un pavo teal: le cai a Chabuca
Molina, me dijo que si. Futmos a festejatlo al «Chas-
quis y. al segundo vaso de cerveza, Lalo, qué le dijis-
te cn tu declaracion, Cuéllar comenz6 a ponerse
nerviosito, gle habia agarcado la mano?, pesadito,
qué habia hecho Chabuca, Lalo, y preguntén la
besaste, di? El nos comtaba, contento, y ahora les
tocaba a ellos, salud, hecho un caramelo de felici-
dad, a ver si nos apurdbamos a tener enamorada
y Cuéllar, golpeando la mesa con su vaso, cémo
fue, qué dijo, qué le dijiste, qué hiciste. Pareces
un cuta, Pichulita, decia Lalo me estés confesando
y Cuéllar cuenta, cuenta, qué mas, Se tomaron tres
«Crittalety y, a medianoche, Pichulita se zampé.
Recostado contra un poste, en plena Avenida Latco,
frente a la Asistencia Publica, vomiré: cabeza de
pollo, le deciamos, y también qué desperdicio, botar
asi la cerveza con lo que costé, qué detroche. Pero
1, nos traicionaste, no estaba con ganas de bromear,
Lalo traidor, echando espuma, te adelantaste, bui-
tredndose la camisa, caerle a una chica, el pantalén,
¥ ni siquiera contamos que la sitiaha. Pichulica,
agichare un poco, te estas manchando hasta el alma.
pero él nada, eso no se hacia, qué te importa que
me manche, mal amigo, traidor. Después, mientras
lo limpiibamos, se le fue Ja furia y se puso senti-
mental: ya nunca més te veriamos, Lalo. Se pasatfa’
los domingos con Chabuca y nunca més nos bus-
carés, maric6n. Y Lalo qué ocurrencia, hermano, la
hembrita y los amigos tan dos cosas distintas pero
no se oponen, no habia que ser celoso, Pichulita,
tranquilizate, y ellos dense las manos pero Cuéllar
no queria, que Chabuca le diera la mano, yo no se120 Mario Vargas Llosa
la doy. Lo acompafiamos hasta su casa y todo ef ca-
mino estavo murmurando cillate viejo y requintan-
do, ya legamos, entra despacito, despacito, pasito
2 pasito como un ladtén, cuidadico, si haces bulla
tus papis se despertarin y te pescaran, Pero él co-
menz6 a gritar, a ver, a patear la pucrta de su casa,
que se despertaran y lo pescaran y qué iba a pasar,
cobardes, que no nos fuéramos, él no les tenia miedo
a sus viejos, que nos quediramos y viécamos. Se ha
picado, decia Mafiuco, mientras corriamos hacia la
Diagonal, dijiste le cat a Chabuca y mi cumpa cam-
bid “de cara y de humor, y Choto era envidia,
por eso se emborrachd y Chingolo sus viejos lo iban
a matar. Pero no le hicieron nada.