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CAPITULO 19 =o a | = = Realidad tefiida de rosa Immanuel Kant (1) Si llevas unas gafas de lentes rosadas, éstas colorearan to- dos los aspectos de tu experiencia visual. Puede que olvides que las levas, pero seguiran modificando lo que ves. Im- manuel Kant (1724-1804) creia que todos percibimos el mundo con un filtro como éste. El filtro es la mente huma- na. Determina cémo experimentamos todas las cosas y le da una cierta forma a esa experiencia. Todo lo que percibi- mos tiene lugar en el tiempo y el espacio, y todo cambio tiene una causa. Segiin Kant, sin embargo, eso no se debe a cémo es verdaderamente la realidad: se trata de una contri- bucién de nuestras mentes. No tenemos acceso directo al mundo. Ni tampoco nos podemos quitar las gafas y ver las cosas como realmente son. Estamos condenados a este fil- tro y sin él seriamos absolutamente incapaces de experi- mentar nada. Lo tinico que podemos hacer es reconocer 120 Una pequeita historia de la filosofia que esté ahi y comprender cémo afecta a lo que experi- mentamos. La mente de Kant era muy ordenada y metédica. Tam- bién su vida. Nunca se cas6 y se impuso un estricto progra- ma diario. Para no perder tiempo, hacia que su sirviente le despertara a las cinco. Luego bebia algo de té, se fumaba una pipa, y comenzaba a trabajar. Era extremadamente pro- ductivo y escribié numerosos libros y ensayos. Luego iba a dar clase a la universidad. Por las tardes, salia a pasear a las cuatro y media (siempre a la misma hora) y recorria su calle ‘ocho veces de una punta a otra. De hecho, la gente que vivia en su pueblo natal, Kénigsberg (ahora Kaliningrado), solia poner en hora los relojes gracias a su pasco. ‘Al igual que muchos filésofos, Kant se pas6 la vida inten- tando comprender nuestra relacion con la realidad. Eso es, basicamente, sobre lo que trata la metafisica. Su interés parti- cular se centraba en los limites del pensamiento; los limites de lo que podemos conocer y comprender. Se trataba de una ob- sesién para él. En su libro mas famoso, Critica de la razén pura (1781), exploré estos limites hasta llegar a las lindes de lo que tiene sentido. Esta obra no es precisamente una lectura facil: el propio Kant la describié como arida y oscura; y tenfa raz6n. Muy pocos pueden decir que lo han entendido todo, y gran parte de su razonamiento es complejo y repleto de jerga. Leerlo es como atravesar un denso matorral de palabras sin tener muy clara la direcci6n y sin ver apenas la luz del dia. Aun asi, el argumento esencial queda suficientemente claro. ¢Cémo es la realidad? Kant crefa que no podemos hacer- nos una idea completa de como son las cosas. Nunca percibi- mos directamente lo que él llama el mundo nouménico, aque- Ilo que se encuentra detras de las apariencias. Aunque a veces utiliza la palabra «noumenon» (singular) y a veces «noume- na» (plural), no deberia haberlo hecho (una observacién que Hegel también hizo, ver el capitulo 22): no podemos saber si la realidad es una cosa o muchas. En rigor, no podemos saber nada acerca de este mundo nouménico; al menos no directa- mente. S{ podemos conocer el mundo fenoménico, el mundo Realidad tehida de rosa aan que nos rodea, el mundo que experimentamos a través de nuestros sentidos. Mira por la ventana. Lo que ves es el mun- do fenoménico: hierba, coches, cielo, edificios, o lo que sea. No puedes ver el mundo nouménico, s6lo el fenoménico; pero el nouménico acecha por debajo de toda nuestra expe- riencia. Es lo que existe a un nivel mds profundo. Algunos aspectos de lo que existe, pues, siempre estaran més allé de nuestro entendimiento. Aun asf, mediante un razonamiento riguroso podemos obtener una comprensién mayor de la que obtendriamos mediante un enfoque mera- mente cientifico. La principal pregunta que Kant se propuso contestar en la Critica de la razén pura es ésta: «¢C6mo es posible el conocimiento sintético a priori?». Es posible que esta pregunta no tenga ningtin sentido para ti. Puede que ne- cesite una pequefia explicacién. La idea principal, sin em- bargo, no es tan dificil como parece. La primera palabra a explicar es «sintético». En el lenguaje filoséfico de Kant, «sintético» es lo opuesto a «analitico». «Analitico» significa verdadero por definicién. Asi, por ejemplo, «todos los hom- bres son machos» es una afirmacién verdadera por defini- cién. Esto quiere decir que puedes saber que es cierta sin tener que observar a ningdn hombre. No te hace falta compro- bar que son todos machos, pues no serian hombres si no lo fueran, No es necesario ningtin trabajo de campo para llegar a esta conclusi6n: puedes sentarte en un sillén y deducirlo. La palabra hombre» incorpora la idea de macho. Es como la frase «todos los mamiferos amamantan a sus crias». De nuevo, no hace falta examinar a ningiin mamifero para sa- ber que lo hacen, pues forma parte de la definicién misma de mamifero. Si encuentras algo que parece ser un mamifero pero no amamanta a sus crias, sabes que no puede serlo. Las afirmaciones analiticas no nos proporcionan ningtin conoci- miento nuevo. Exponen algo ya asumido en el modo que hemos definido una palabra. El conocimiento sintético, en cambio, requiere experien- cia u observacién y nos proporciona informacién nueva, algo que no est4 contenido en el significado de las palabras 122 Una pequena historia de la filosofia © simbolos que utilizamos. Sabemos, por ejemplo, que los limones son amargos, pero sdlo porque los hemos probado (0 porque alguien lo ha hecho y nos ha contado su experien- cia). No es algo cierto por definicién, lo aprendemos me- diante la experiencia. Otra afirmacion sintética seria: «todos los gatos tienen cola». Esto es algo que hay que investigar para saber si es cierto o no. No se puede saber hasta que se comprueba. De hecho, algunos gatos, los Manx, no tienen cola. Y otros la han perdido pero siguen siendo gatos. La cuestién de si todos los gatos tienen cola es, pues, algo que depende de nuestra observacién del mundo, no de la defini- cién misma de «gato». Es muy distinta de la afirmacién «to- dos los gatos son mamiferos», que si se desprende de su de- ficién y es una afirmaci6n analitica. 2En qué consiste, pues, el conocimiento sintético a prio- ri? El conocimiento a priori, como hemos visto, es aquel in- dependiente de la experiencia. Es previo a ella; esto es, ya contamos con él antes de tener alguna experiencia al respec- to. En los siglos xv y xvii hubo un debate acerca de si podiamos conocer o no algo a priori. En lineas gencrales, los empiristas (como Locke) pensaban que no, mientras los ra- cionalistas (como Descartes) pensaban que si. Cuando Loc- ke declaré que no habia ideas innatas y que la mente de un nifio cra una pizarra en blanco, estaba afirmando que no existe el conocimiento a priori. Podria parecer que «a prio- ri significa lo mismo que «analitico» (y para algunos filéso- fos son términos intercambiables), pero Kant no lo creia asi. Fste pensaba que era posible un conocimiento independien- te de la experiencia y que revelara una verdad del mundo. Un ejemplo de esto, utilizado por el propio Kant, seria la ecuacién matematica 7 + 5 = 12. Aunque muchos filésofos piensan que verdades como ésta son analiticas y que depen- den de la definicién de los simbolos matematicos, Kant crefa que podemos saber a priori que 7 + 5 es igual a 12 (no nec sitamos comprobarlo con objetos o mediante la observacion del mundo). Y sin embargo, al mismo tiempo nos propor- ciona un conocimiento nuevo: es una afirmacién sintética. Realidad tefida de rosa 123 Si Kant tiene raz6n, se trata de un gran avance. Antes de él, los filésofos investigaban la naturaleza de la realidad tra- tindola simplemente como algo ajeno a nosotros que causa nuestra experiencia. Asi, la dificultad era saber cémo podia- ‘mos tener acceso a esa realidad para decir algo acerca de ella que fuera significativo y no una simple conjetura. Segtin Kant, sin embargo, mediante el poder de la raz6n podemos descu- brir carateristicas de nuestras propias mentes que colorean toda nuestra experiencia. Sentados en un sillén, podemos hacer descubrimientos sobre la realidad que han de ser cier- tos, a pesar de no serlo por definicion; es decir, pueden ser informativos. Kant creia que mediante argumentos légicos habia hecho algo equivalente a demostrar que, para noso- tros, el mundo es necesariamente rosa. No sélo demostré que llevamos gafas de lentes rosadas, sino que también hizo nuevos descubrimientos sobre los distintos tonos de rosa que estas gafas aplican a toda experiencia. Tras haber dado respuesta a cuestiones fundamentales acerca de nuestra relacién con la realidad, Kant volvié su atencién hacia la filosofia moral. CAPITULO 20 ¢Y si todo el mundo lo hiciera? Immanuel Kant (2) Llaman a la puerta. Abres y ante ti hay un joven que cla- ramente necesita ayuda. Esta herido y sangra. Le haces entrar y le socorres; haces que se sienta comodo y a sal- vo y llamas a una ambulancia. Esta claro que esto es lo correcto. Sin embargo, segin Immanuel Kant, si tinica- mente le ayudas porque te da léstima, no se trataria de una accién moral. Tu compasion es itrelevante a la hora de de- terminar la moralidad de tus actos. Forma parte de tu ca- racter, pero no tiene nada que ver con lo que esta bien o mal. Para Kant, la moralidad no dependia slo de qué ha- ces, sino de por qué lo haces. Aquellos que hacen lo correc- to no lo hacen simplemente por cémo les hace sentir: la decisién tiene que estar basada en la raz6n, ésta te indica- r4 cual es tu deber, independientemente de cémo te haga sentir. 126 Una pequefia historia de la filosofia Kant pensaba que la moral no debia mezclarse con las emociones; que dispongamos 0 no de éstas es, en gran medi- da, una cuestién de suerte. Hay personas que sienten com- pasion y empatia, otras no. Hay personas que son malas ya las que les cuesta sentirse generosas; otras se desprenden fAcilmente de su dinero y sus posesiones para ayudar a los demas, En cualquier caso, ser bueno deberia ser algo que cualquier persona razonable deberia conseguir a través de sus propias elecciones: Para Kant, si ayudas al joven porque sabes que es tu deber, se trata de una accién moral. Es lo cortecto porque es lo que deberia hacer cualquiera que se encontrara en esa situacion. Esto puede que te parezca extrafio. Seguramente piensas que alguien que sienta ldstima del joven y le ayude est4 ac- tuando moralmente, y quizé incluso que es mejor persona por sentir esa emoci6n. Es lo que Aristételes habria pensado. (ver el capitulo 2). Pero Kant lo tenia claro: si haces algo tinicamente por c6mo te hace sentir, no se trata de una bue- na accién. Imagina que alguien siente rechazo cuando ve al joven, pero que, a pesar de ello, decide ayudarle. A ojos de Kant, la accion de esta persona es mas moral que si tinica- mente lo hiciera por compasi6n. Esto se debe a que la perso- na que siente rechazo estarfa claramente actuando segtin su sentido del deber, puesto que sus emociones le estarian em- pujando en una direccién completamente opuesta, animan- dole ano hacer nada. Piensa en la parabola del buen samaritano. Este ayuda a un hombre necesitado al que ve al lado del camino mientras los demas pasan a su lado sin hacer nada. ¢Qué convierte en bueno al Buen Samaritano? Si ha ayudado al hombre nece- sitado porque piensa que con ello ird al cielo, segtin Kant su comportamiento no seria moral (pues estaria utilizando al hombre para obtener algo; seria un medio para lograr un fin). Si, como ya hemos visto, le ayuda simplemente por compasién, tampoco. Ahora bien, sile ayuda porque reco- moce que se trata de su deber y que seria lo correcto para cualquiera que se encontrara en esas circunstancias, Kant 2Y si todo el maunsdo lo hiciera? 127 estaria de acuerdo en que el Buen Samaritano es moralmen- te bueno. La opinion de Kant sobre las intenciones es mas facil de aceptar que su opinién sobre las emociones. La mayo- tia de nosotros nos juzgamos por lo que intentamos hacer, més que sdlo por lo que conseguimos. Piensa en como te sentirfas si te derribara accidentalmente un padre que corrie- ra a evitar que su nino pequeno cruzara la carretera. Com- paralo con c6mo te sentirfas si en cambio alguien hiciera lo mismo por diversién. Fl padre no queria hacerte dafio. El maton si. Sin embargo, tal y como demuestra el siguiente ejemplo, tener buenas intenciones no es suficiente para que tu acto sea moral. Vuelven a llamar a la puerta. Abres. Es tu mejor amiga. Est palida, preocupada y sin aliento. Te dice que la estan persiguiendo, que un tipo con un cuchillo la quiere matar. La dejas entrar y ella corre al piso de arriba para esconderse. Momentos después vuelven a llamar a la puerta. Se trata del supuesto asesino y tiene apariencia de perturbado. Quiere saber donde esté tu amiga, ¢Estd en casa? ¢Se esconde en el armario? gDénde esta? Tui sabes que esta en el piso de arri- ba. Pero le mientes. Le dices que ha ido al parque. Sin duda has hecho lo correcto al enviar al supuesto asesino a un lu- gar equivocado. Probablemente le has salvado la vida a tu amiga. Esto ha de set un acto moral, gno? No para Kant. Este pensaba que nunca se debia mentir; bajo ninguna circunstancia. Ni siquiera para proteger a una amiga de un supuesto asesino. Sin excepciones. Esto se debe a que no se puede establecer un principio general en el que todo el mundo mienta cuando le convenga. En este caso, si hubieras mentido y, sin que ta lo supieras, tu amiga hubiera ido al parque, habrias sido culpable de ayudar al asesino. En cierto modo habria sido culpa tuya que tu amiga muriera. Este ejemplo lo utilizé el propio Kant. Demuestra lo ex- trema que era su opinién. No habia excepcién alguna por lo que respecta a contar la verdad 0 a los deberes morales. To- dos tenemos el deber absoluto de decir la verdad 0, segtin 128 Una pequeia historia de la filosofia sus propias palabras, el Imperativo Categérico de hacerlo. Un imperativo es una orden. Los Imperativos Categéricos dificren de los Imperativos Hipotéticos. Estos tiltimos adop- tan la forma «Si quieres x, haz y». «Si quieres evitar la pri- sién, no robes» es un ejemplo de imperativo hipotético. Los Imperativos Categéricos son distintos. Te ordenan algo. En este caso el Imperativo Categérico seria simplemente «{No robes!» Es una orden mediante la que se te indica cual es tu deber. Kant creia que la moral es un sistema de imperativos categoricos. Fl deber moral lo es cualesquiera que sean las consecuencias y las circunstancias. Para Kant, lo que nos hace humanos es que, a diferencia de otros animales, podemos meditar sobre nuestras eleccio- nes. Seriamos como maquinas si no pudiéramos hacer cosas con un propésito determinado. En casi todas las ocasiones tiene sentido preguntarle a un ser humano: «Por qué has hecho eso?». No actuamos meramente por instinto, sino en funcién de una serie de razones. En palabras de Kant, sobre la base de «mAximas». Una m4xima es un principio subya- cente, la respuesta a la pregunta: «Por qué has hecho es0?>. Kant crefa que la maxima subyacente a un acto es lo que realmente importa. Para él, slo deberfas actuar en base a maximas que fucran universalizables. Para que algo lo sea, se tiene que poder aplicar a todo el mundo. Esto significa que sdlo deberias hacer cosas que tuvieran el mismo sentido para ti que para los demas. Hazte siempre la pregunta: «7Y si todo el mundo lo hiciera?», No seas indulgente contigo mismo. En la practica, esto significa que no deberias utilizar a las personas sino tratarlas con respeto, reconociendo su autonomia y su capacidad para tomar decisiones razonadas por si mismas. Esta veneracién de la dignidad y la valia del ser humano se encuentra en el corazon mismo de la teoria moderna de los derechos humanos. Es la gran contribucién de Kant a la filosofia moral. Esto es mas facil de comprender mediante un ejemplo. Imagina que tienes una fruterfa. Eres educado con los clien- tes y les das el cambio cortecto. Puede que lo hagas porque 2Y si todo ef mundo lo hiciera? m9 piensas que es bueno para el negocio y que as{ es més proba- ble que la gente vuelva a gastar dinero en tu fruterfa. Si ésa es la tinica raz6n por la que les das el cambio correcto, los estas utilizando para obtener lo que quieres. Puesto que no podrias sugerir en modo alguno que todo el mundo trata asi a los demas, para Kant no se trata de un comportamiento moral. Si, en cambio, les das el cambio correcto porque re- conoces que es tu deber no engafiar, si se trata de un acto moral. Se basa en la maxima «No engaiies a los demas», una maxima aplicable a todos los casos. Engafiar a los de- més es un modo de utilizar a la gente para obtener lo que quieres. No puede ser un principio moral. Si todo el mundo se engafiara, la confianza desaparecerfa. Nadie creerfa nada de lo que dijeran otras personas. Veamos otro ejemplo que utiliz6 Kant: imagina que estas completamente arruinado. Los bancos no te quieren prestar dinero, no tienes nada para vender, y si no pagas el alquiler, te quedards en la calle. Se te ocurre una solucion. Vas a ver a un amigo y le pides prestado algo de dinero. Prometes de- volvérselo aunque sabes que no podras hacerlo. Es tu ultimo recurso, no se te ocurre ningtin otro modo de pagar el alqui- ler. Seria aceptable? Kant opina que pedirle dinero presta- do a un amigo sin tener la intencién de devolvérselo ha de ser inmoral. La razén misma nos lo indica. Seria absurdo. que todo el mundo pidiera prestado dinero y prometiera de- volverlo a sabiendas de que no podra hacerlo. De nuevo, se trata de una mdxima universalizable. Haz la pregunta: «7Y si todo el mundo lo hiciera?». Si todo el mundo hiciera pro- mesas falsas como ésta, las promesas perderian todo su va- lor. Y sino es valido para todo el mundo, no puede serlo para ti. Asi pues, no deberias hacerlo, Estaria mal. Esta forma de pensar sobre lo que est bien y mal basada en el frio razonamiento en vez de en las emociones es muy distinta de la de Aristételes (ver el capitulo 2). Para éste, una persona verdaderamente virtuosa siempre posce los senti- mientos adecuados y, en consecuencia, actiia correctamente. Para Kant, en cambio, los sentimientos inicamente crean 130 Una pequefa historia de la filosofia confusién ¢ impiden ver si alguien realmente est hacien- do lo correcto 0 tinicamente lo parece. O, visto de un modo mAs positivo: Kant hizo que la moral estuviera al alcance de cualquier persona racional, independientemente de si tenfan la suerte de poseer sentimientos que la empujaran a actuar bien. La filosoffa moral de Kant es radicalmente opuesta a la de Jeremy Bentham, protagonista del siguiente capitulo. Mientras Kant opinaba que algunos actos son incorrectos independientemente de sus consecuencias, Jeremy Bentham afirmaba que eran precisamente las consecuencias, y tinica- mente las consecuencias, lo que importaba.

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