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VALOR ODE USO Y UTOPIA Bolivar Echeverria VALOR DE USO Y UTOPIA Bolivar Echeverria La caida del “socialismo real”, lejos de precipitar en la incon- sistencia y la inactualidad al discurso teédrico iniciado por Karl Marx, lo libera del compromiso ideolégico que el drama del siglo XX le impuso sin remedio pero con ei cual él nunca coin- cidid esencialmente ni llegé a identificarse. Representa para él una oportunidad de renacimiento. Esta convicci6n atravie- sa el conjunto de ensayos que el autor entrega en esta oca- sién al lector. El mayor de ellos argumenta sobre la capacidad del discurso neomarxista de abordar la dimensién simbolica del mundo de los objetos de la vida cotidiana. Los otros po- nen a prueba este discurso en la aproximacién a autores co- mo Nietzsche o Benjamin y en el tratamiento de temas como el “mito de la revolucién”, la reconfiguracion de “la violencia en la modernidad”, la diferencia entre “lo politico y la politi- ca” ola confluencia de “utopismo y mesianismo”. Bolivar Echeverria es autor de F/ discurso critico de Marx, Las ilusiones de fa modernidad y La modernidad de /o barroco. 968-23-2129-8 veintiuno IANS editores 9 3 teoria VALOR DE USO Y UTOPIA por BOLIVAR ECHEVERRIA xl siglo xxi editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MEXICO, D.F. siglo xxi editores, s.a. GUATEMALA 4824, C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA tetra rennin siglo xxi de espafia editores, s.a. MENENDEZ PIDAL 3 BIS, 28036, MADRID, ESPANA MENENDEZ PIDAL 3 BIS) 20006 MADRE La publicacién del presente libro es un resultado del proyecto de investigaci6n (IN 402094) “El concepto de cul- tura politica y la vida politica en América Latina” que el autor coordiné en los afios 1994-1997 en la Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM y cuya realizacién hubiera sido imposible sin el apoyo de la Direccién General de Asuntos del Personal Académico de dicha institucién. La redacci6n final del mismo se hizo durante una estancia de investigacidn en la Freie Universitit de Berlin, gracias a la generosa invitacidén del Deutscher Akademischer Aus- tauschdienst. portada de guadalupe e. rodriguez j. primera:edicién, 1998 segunda .reimpresién, 2010 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 978-968-23-2129-0 derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico impreso en impresora grafica hernandez ‘capuchinas nim.:378 col. evolucién, cp. 57700 edo. de méxico Santiago Ramirez C. in memoriam INDICE PRESENTACION 9 1. LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” il 2. MARXISMO E HISTORIA, HOY 37 3. DEAMBULAR: EL “FLANEUR” Y EL “VALOR DE USO” 49 4. MODERNIDAD Y REVOLUCION 61 5. LO POLITICO EN LA POLITICA 77 6. VIOLENCIA Y MODERNIDAD 94 7. BENJAMIN: MESIANISMO Y UTOPIA 119 8. EL “VALOR DE USO”: ONTOLOGIA Y SEMIOTICA 153 PRESENTACION He reunido en este volumen varios ensayos que re- flexionan sobre algunos.conceptos indispensables de la cultura politica moderna. Lo hacen bajo el supues- to.de que vivimos un fenémeno histérico que obliga a.un replanteamiento e incluso a una redefinicion ra- dical de los mismos, el. fenémeno que se conoce co- mo “crisis de la modernidad” y que parece ser el que distingue a nuestra época. Qué sucede en nuestros dias con el concepto de “revolucién”; cémo. pensar ahora esa realidad inherente a la politica que és la violencia; de qué manera es posible distinguir aque- llo que de la vida politica se encuentra efectivamen- te presente en lo que conocemos como “politica”: son algunas de las cuestiones.a las que intentan acer- carse estos ensayos. Unos lo hacen de manera direc- ta, como-los. que tratan precisamente de la revolu- cién, la politica y la violencia; otros, en cambio, a través de un desvio, como los dedicados a la critica dela modernidad expresada en ciertas obras de Nietzsche y de Benjamin, o a la relacion entre mesia- nismo y utopismo que se esboza en las famosas Yésis sobre la historia, de este iltimo. ~ Hay un rasgo comin que caracteriza tal vez a todos los textos del presente libro: es el intento que hay en ellos de combinar una insistencia —que se diria “ temporanea”— en ciertos planteamientos basicos del discurso critico de Marx con una voluntad de recom- {9] 10 PRESENTACION ponerlos radicalmente a la luz de la experiencia prac- tica y discursiva del siglo xx. Por esta raz6n, el ensayo final, sobre el “valor de uso”, escrito con anterioridad a los otros, propone, en el tratamiento de ese concep- to central del discurso de Marx, el modelo razonado de Ja fidelidad irreverente respecto del discurso socia- lista que quisiera -prevalecer. en todos los demas. En efecto, al provocar una confrontacion sistematica de la “teoria de la-produccién en general” propuesta por Marx —que es el lugar tedrico del concepto de “valor de uso”— tanto con los planteamientos de la ontologia fenomenolégica como con los que. provienen de la teorfa semi6tica. contempordnea (especialmente de Roman Jakobson y Louis Hjelmslev), la reconstruc- cién conceptual que se pretende en él se.afirma en la tradicién de la critica marxista a la modernidad al mis- mo tiempo que persigue una reformulacién sustancial de la.misma. Mas que cumplida se vera la aspiracién de estos ensayos si, en los tiempos.actuales, en los que la po- litica de izquierda -la actitud y la actividad mas.o menos espontanea o mas o menos organizada de re- sistencia al proyecto civilizatorio de la modernidad capitalista— se consume en la inseguridad respecto de si misma y en la confusién respecto de sus objetivos y.sus capacidades, las ideas. expresadas en ellos con- tribuyen en algo a su autoafirmacion y al esclareci- miento de la situacion en que se encuentra. 1: LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA”™* Die Idee der ewigen Wiederkunft zaubert aus der Misere der Griinderjahre die Phantas- magorie des Gliicks hervor. WALTER BENJAMIN ! L EL DECADENTISMO Y NIETZSCHE En La montana magica 2° Thomas Mann pone en boca del-humanista Settembrini un amable regafio al pro- tagonista, Hans Castorp, cuando éste —huesped en el elegante sanatorio para enfermos de tuberculosis que es el escenario de la novela aventura la opinién de que el estado peculiar del enfermo, la enfermedad, es de alguna manera dignificante porque espiritualiza al enfermo, lo eleva a un nivel superior de existencia. La enfermedad, replica alli Settembrini, no tiene na- da de honroso o de espiritual; por el contrario, ella re- : * Intervencién en el simposio “Friedrich Nietzsche 1844-1994. La'‘muerte de Dios y el fin de la metafisica” que tuvo lugar en la Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM el 21 y 22 de septiem- bre de 1994. Los otros ponentes fueron: Herbert Frey, con “El ni- shilismo como filosofia de nuestro tiempo’, y Rudolph Burger, con “Spinoza, Nietzsche & Company”. “De la miseria de los ‘afios de fundacién’ {del Segundo Reich], la idea del eterno retorno saca por arte de magia la fantas- magoria de la felicidad.” Walter Benjamin, Das Passagen-Werk, Hrankfurt a. M., 1983, p. 175. ? Thomas Mann, Der Zauberberg, t.1, Berlin, 1925, p. 166. [il] 12 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” baja y disminuye la jerarquia humana: Pensar que lo enaltece es mirar el mundo al revés. Lejos de espiri- tualizar al enfermo, lo esclaviza a su cuerpo: en el en- fermo casi:todo es cuerpo. No es el espiritu el que predomina sobre el cuerpo, sino al contrario:-el cuer- po adquiere una independencia monsiruosa, puede acaparar. toda la importancia de la vida. La enferme- dad acerca al hombre-ala condicién de. cadaver: La argumentacién de.Settembrini va.dirigida contra cier- tas opiniones que “estan en el aire”, dice, y que su jo- ven amigo repite irresponsablemente: las opiniones del decadentismo. Identificado con el caracter afirmati- vo, luminoso de las formas culturales clasicas -formas antiguas y perennes-, Setternbrini se:siente desafiado por un movimiento del espiritu.de su época que ha Hegado a..“vivir el fluir de la vida” como una-amena- za para la vigencia de los valores inspiradores de esas formas-—los valores de la cultura occidental europea— y que pretende salvarlos a toda costa, incluso en con- tra de ellos mismos, poniendo de.cabeza su sentido e ignorando su sentido afirmativo; que propone perci- bir, la fealdad como belleza, experimentar el ‘sufri- miento como placer, :ver la perversidad como bon- dad, tener las tinieblas como luz, la muerte como vida. Un movimiento cuyo tinico afan seria el de de- fender a toda costa, arriesg4ndose incluso en.el terre- no del absurdo, una forma de vida que ha sido reba- sada por el-devenir hist6rico, al cual no-puede mirar de otra manera que como una condena a muerte. Un movimiento débil, reaccionario, en retirada, que se refugia en rincones sombrios y desesperados, fre- cuentados solo por élites alejadas del cuerpo activo de la sociedad. Sonny LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 13 Por mas superficiales que sean, las modas no son fendémenos arbitrarios.o carentes de efectividad. en la historia de:la cultura. Por el.contrario, son formas ne- cesarias en las que el “espiritu:de una época” dirime conflictos esenciales. FE] ultimo de los decadentismos modemos fue una. moda que aparecié en la‘ historia de la “alta: cultura” en la ‘segunda mitad del siglo pa- sado, que tuvo su'auge como contrapunto tragico y crepuscular de la Belle époquey el desate de lo kitsch en la “baja cultura” durante los primeros veinte afios del presente siglo; que fue destronada por-la moda del vanguardismo durante todo ‘el siglo XX —y que tal vez tenga un ‘revival en los tiempos. que sé avecinan. Si nos acercamos.a la moda del. decadentismo y la miramos.con mas. detenimiento, si consideramos las razones mas genuinas del: prestigio aristocratico que tuvo en-este periodo la palabra décadence (Verfall), po- demos descubrir; en-el centro de su vigencia, una vo- cacién paradéjica: un dejarse fascinar por la autorrea- dizacién. que esta escondida en Ja derrota ‘cuando ella es.asumida como suicidio. En efecto, el decadentismo parte de.una sensacién de incomodidad y desasosie- go frente al nuevo mundo que la-‘nueva politica cons- truye para una sociedad de magnitudes repentina- aente inabarcables, al amparo de la nueva moral y ynuevas técnicas: mundo en el que el progreso de industria y la plutocracia, unido a la dictadura de as masas, es decir, de “lo plebeyo” ~categoria dentro le Ja cual “lo burgnués” se confunde con “lo proleta- tio” y el liberalismo con el socialismo-, se combina con la expansién del racionalismo abstracto-en el _pensamiento, del automatismo 4 y la uniformizacién en el comportamiento social, del-“materialismo” o Ja in- 14 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” sensibilidad. ante los valores no pragmaticos en el comportamiento individual... Incomodidad-y desaso- siego que se autointerpretan como la comprobacién de que una forma de vida ~una forma de experiencia estética, por ejemplo- “mas valiosa”, mas refinada y diferenciada, mas-rica en recuerdos y en posibilida- des, esté siendo arrollada, desplazada y vencida por otra, “menos valiosa”, mas elemental y restringida, pero de.mayores alcances y mas fuerte en términos materiales; indetenible en.el plano social y domina- dora‘en-la escena politica. El decadentismo asume la defensa. imposible de. esa forma-de vida; considera ineluctable su decadencia.pero Je es insoportable una vida despojada de ella; reaccién desesperada de ese mundo que declina, condenado a desaparecer, sdlo se presenta en verdad cuando éste:es capaz de ofre- cer una prueba de su superioridad mediante un: acto heroico; cuando el triunfo del mundo “moderno” es asumido por él en una‘especie de:autoinmolacion. Es comprensible asi el elogio que el decadentismo hace del “estado. de enfermo”: éste.seria justamente el sin- toma. cultural interiorizado'y somatizado individual- mente de la imposibilidad-de no preferir la muerte frente a la amenaza de la barbarie, de la vaciedad y el sin sentido que vendrian con la claudicacién axiolé- gica del mundo en decadencia. A finales del siglo XIX, s6lo una parte o un aspec- to de la necesidad de emancipacién moral y politica de la sociedad europea se encauzaba en la actividad de los partidos y las organizaciones anarquistas, so- cialistas y.comunistas. Igualmente,.sdlo. una parte de la reacci6n moral y politica negadora de tal ne- cesidad era la que se enfrentaba a-esa actividad.“ “re- LA.MODERNIDAD COMO. “DECADENCIA” 15 volucionaria”, sirviéndose de los diferentes estados nacionales, para aniquilarla, neutralizarla o volver- la contraproducente. El radio de accién de la “vida publica” que se constitufa en torno a este enfrenta- miento no era suficiente para dar.cuenta de toda la amplitud ni de toda la profundidad del conflicto en- tre la voluntad utépica y la voluntad de establishment gue.se habia acumulado para entonces en Ja histo- -tia-de la modernidad. E] discurso de esa vida publi- ‘ca no alcanzaba para dar voz a un conflicto que re- basaba con mucho las dimensiones de la lucha por un poder o un centro de decisién que no rebasaba en definitiva el marco de la politica econémica o po- litica de la sociedad mercantil. Mas alla —por enci- mao por debajo— de la izquierda y la derecha propios de la. vida politica moderna, otra “izquierda” y otra “derecha”, ambas marginales, se enfrentaban en una guerra, de frentes imprecisos y de discurso bal- _buceante: el redentorismo, mas frecuente en la “baja cultura”, expresado en un sinntimero de nuevos vangelios que indicaban las vias de la salvacién, uiunciaban paraisos proximos y recetaban violen- as purificadoras, y el decadentismo, presente sobre do en una actitud y en un gusto de la “alta cultu- a”, que se expresaba en el discurso poético y Ilega- : ba a elevar el suicidio a la categoria de arte y a re- i tar el, abandono placentero en el lento ejercicio a singularidad de Nietzsche esté en que su obra y su vida trascienden el discurso y la practica de la politica moderna y en que lo hacen, contradictoria- “mente, en las dos direcciones de esta infra- 0 supra-politi- 6a. @ la vez la de la “izquierda” populista y la de la 16 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” “derecha” elitista. No con menos raz6n 0 menos jus- tificadamente que los redentores nacional socialistas de una cultura aria que, segtin ellos, necesitaba rom- pet su-sujecién milenaria para venir al rescate de Oc- cidente, también los decadentes aristocratas, que ha- cian acompafiar con mitisica el hundimiento de ‘su Titanic, pudieron equivocarse al invocar a Nietzsche como su principal inspirador. II. DIONISOS Y' SOCRATES Pocos dispositivos conceptuales han ofrecido al dis- curso reflexivo una clave tan productiva de interpre- tacion de la realidad humana como’el que propone Friedrich Nietzsche en su famosa obra El nacimiento de la tragedia a partir del espiritu de la miisica -obra pri- mera, de 1871, que perfecciona un manuscrito ante- rior, Wamado Sdcrates y la tragedia griega, y cuyo titulo, mas tarde, en 1886, sera El nacimiento dé la tragedia 0 el ser de los griegos y el pesimismo.3 Se trata del esquema quie encuentra en la realidad humana una contrapo- sicién perenne, constitutiva de ella, entre un princi- pio “dionisiaco” -o de afirmacién incondicional de la energia y su despliegue, y un principio “apolineo” o de afirmacién igualmente incondicional del orden y su gravitacion. La gran difusion de este dispositivo conceptual en el pensamiento contemporaneo ha creado la costumbre de desprenderlo de la propues- 3 Seguimos el texto de la edicién preparada por Karl Schlech- ta: Friedrich Nietzsche, Die Geburt der Tragidie oder Griechentum und Pessimismus, ew Werke, t.1, Miinich; Hanser Verlag,;1969. LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 17 ta tedrica a la,que pertenece y dentro de la cual sola- mente, puede: .él. desplegar su. efectividad.. plena. Nietzsche ofrece un esquema de interpretacién com= plejo. para la.comprensién de la cultura en general y de la cultura griega y occidental en particular. :Com- plejo, porque son dos oposiciones. conceptuales. dife- rentes, y no sdlo una, las que se interseccionan en él hecho que abre la posibilidad de una aproximaci6én mucho menos “maniquea”. y mas diferenciada a la realidad humana que la que suele tenerse por nietzs- ¢cheana. La contraposicién ya mencionada, entre el principio vital “dionisiaco” y el principio vital “apo- _lineo”, sdlo adquiere su significacién acabada cuan- _do. se la concibe como la version “helénica” o “artisti- ca”. (kiinstlerische ) -una, versién particular aunque paradigmatica— de otra contraposicién, no menos importante que ella, entre dos posibilidades de “elec- ‘cién cultural” absolutamente incompatibles. entre si: ‘la-“alejandrina’ o unilateral y,exageradamente “opti- mista” (“socratica”) y la “budista” o unilateral y exage- radamente “érdgica”.* _..Las razones de la contradiccién y el conflicto en- tre.el principio “dionisiaco” y el “apolineo” son cla- ras: la voluntad ilimitada tanto de entrega y pérdida de: si mismo como de consumo y:disfrute de lo otro, la.actividad metabélica desenfrenada, la. btisqueda de.una intensidad de la propia presencia que haga de ésta un desate irrefrenado de la sustancia, una incan- _descencia instanténea y enceguecedora, todo ello, que es el nticleo del principio “dionisiaco”, no puede menos. que estar peleado con el principio “apolineo”, 4 Ibid, p. 99. 18 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” que.es, todo él, voluntad incuestionable de mesura en el metabolismo, de individuacién o concentra- cién del si mismo en el respeto a lo otro, que es biis- queda de orden en el espacio y en el tiempo, ‘media- cién de.la propia presencia como ritmo 'y- color: soberania de la forma. Lo apolineo y lo dionisiaco no son dos principios que existan como tales, con esa identidad, de manera universal; son figuras concretas, propias de la cultura gtiega en su singularidad, como cultura “artistica”. Son dos modos o figuras de una misma vida en las que las dos actitudes extremas que el ser humano puede adop- tar respecto de lo otro abandonan su estado puro o sal- vaje, alcanzan entre si una tensa conciliacion. (versdh- nung), un equilibrio’ inestable, y se constituyen diacritica o diferencialmente como dos principios vi- tales dependientes el uno. del otro,-mediados el uno por el otro, que no son obstaculo sino acicate recipro- co. La primera de esas dos actitudes ontolégicas fun- damentales seria la puramente “trdgica’, la que, en la novedad ontolégica de la diferencia entre el ser huma- no y el ser en general —en “la eterna herida de la exis- tencia”: (die ewige wunde des daseins\- no ve otra cosa que un episodio mas dentro de la presencia del ser en general. La segunda, diametralmente opuesta a ella, seria la puramente “optimista” (“tedrica” o “socratica”, como también la llama Nietzsche), la que ve en el apa- recimiento de esa diferencia ontolégica el resultado de un acto de autoconstitucién del ser humano, de autoa- firmacién del mismo como sujeto que se apropia (an- tes que nada cognoscitivamente}) de lo otro. Sélo en tanto que protagonistas de esa conciliacién o armonia, lo apolineo y lo dionisiaco son tales; conciliaci6n.que LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 19 debe ser vista como un fendmeno tinico en la historia del ser humano. Improbable, incluso imposible se volvio la resistencia [de Ja‘ascesis dorica] cuando finalmente, desde las raices mas profundas de lo helénico, instintos parecidos {a los pura- mente naturales de las otras sociedades arcaicas] se abrie- Ton camino: la accién del dios .délfico —-Apolo- se redujo entonces a quitarle de las manos las armas aniquiladoras al poderoso contrincante —Dionisos~ mediante una concilia- pactada en el momento oportuno. Esta conciliacin es el factor esencial de la historia del culto griego: para don- de uno. mire, las transformaciones de este acontecimiento . hacen visibles.* - Armonia entre sustancia y forma: sdlo limitado, conducido, domado e incluso refrenado y reprimido por Apolo, Dionisos se vuelve verdaderamente un os, deja de ser una rafaga extatica de energia dis- ndiandose sin limite ni concierto en el tiempo y el espacio: pero igualmente, solo impugnado, retado, cluso burlado y rebasado por Dionisos, Apolo es daderamente un dios y deja de ser un simple dis- ositivo que limita y mide, que frena y filtra. a segunda oposici6n conceptual del esquema que ietzsche propone originalmente para la interpretacion a cultura humana y su historia no se refiere ya a una »osicién interna, dentro de la totalidad helénica de lo onisiaco y lo apolineo, sino a una oposicién de esta talidad, como tal, a dos figuras culturales alternativas frente a ella: la una, derivada de ella misma y efectiva, 8 Ibid, p. 27. 20 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” la cultura “alejandrina”, “moderna” 6 “socratica”, y la otra, completamente extraiia, sdlo imaginariamente po- sible en el mundo europeo, la cultura “budista”. Atenidos a Ja historia occidental, de las dos oposi- ciones la que cuenta es la primera, la que se-da entre la figura “helénica” y lo que seria una desfiguracion de'si misma: su propia versién como cultura “alejan- drina” o “moderna”. Dentro de ella, como cultura “artistica” o “clasica”, mediante el equilibrio inestable que mantienen entre si sus dos principios y gracias a la armonia entre las determinaciones de la fysis y la autonomia de la ééne ,° la vida se instaura en Ja rique- za de una complejidad omnidimensional y su “volun- tad voraz” (gieriege wille) se sacia lo mismo en el culti- vo del instinto que en el desate de la razén, en la actividad productiva que en el disfrute de la contem- placién. Dentro de su prolongacién “alejandrina” o “moderna”, en cambio, que se basa en el desarrollo unilateral de la razén calculadora y del espiritu criti- co de la razon problematizadora (“socratica”), la vida abandona la inestabilidad del equilibrio entre lo dio- nisiaco y lo apolineo, lo fija o congela en un predomi- nio dela igne sobre la fysis, se vuelve unidimensional y pierde asi complejidad y riqueza. Las razones de esta segunda contraposicién den- tro del esquema nietzscheano de interpretacién de la cultura son sin duda no s6lo menos evidentes que las de la primera sino decididamente impenetrables: équé hace que lo proto-apolineo se independice y enfatice hasta la monstruosidad en la construccién 6 Martin Heidegger, Die Frage nach der Technik, ¢ en o Fong ws und Aufsdize, Pfullingen, 1954, p. 19. : LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 21 de una cultura “alejandrina” y que lo proto-dionisia- co haga lo propio en la eleccién de una cultura “bu- dista”? éDe dénde viene la voluntad de mantenerse en el equilibrio inestable: (peligroso) de la concilia- cién y la.armonia: de dénde viene lo griego de la cul- tura “helénica”? ¢De donde viene la voluntad de re- fugiarse en lo estable, sea esto el dominio alejandrino o la entrega budista? ¢De dénde viene la necesidad de trocar lo inseguro de la riqueza que se da en la ambivalencia por lo confiable de la limitacion que viene con la univocidad? IIL. NIETZSCHE Y SU DIAGNOSTICO DE LA CIVILIZACION OCCIDENTAL: LA “MUERTE DE DIOS” Diagnosticar y. prescribir, estos dos momentos que califican-el discurso del médico ~a quien le esta ve- dada la interiorizacion del curandero y debe juzgar desde afuera al enfermo-.pasan, en el siglo XIX, a calificar también el discurso del intelectual. Expul- ‘sado del compromiso republicano por la estataliza- cién de la politica, neutralizado en calidad de fild- ofo o cientifico académico, el intelectual, por mas intima y apasionada que sea su voluntad de com- romiso con la comunidad, debe mirarla también lesde lejos, hablar de ella como de un cuerpo que diferente del suyo propio: juzgar sobre su salud, oponer medidas para mejorarla. El juicio mas pe- netrante de la modernidad vista como enfermedad y la prescripcién mds inexorable de un remedio -contra ella son tal vez los que se encuentran en la obra de Nietzsche. Nihilismo y voluntad de poder son 22 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” los dos conceptos’centrales, tanto del diagnéstico como de la prescripcién, de esta aproximacion cri- tica a la modernidad. Hemos querido insistir en la complejidad que pre- senta el esquema teérico de El nacimiento de la tragedia no sélo porque en.-é] encontramos el horizonte concep- tual del pensariento de Nietzsche desplegado en toda su riqueza, sino porque pensamos que el juego de opo- siciones entre nihilisme y voluntad de poder, que aparece a partir de 1882 en los aforismos de la Froliche Wissens- chaft (ciencia risuefia), intenta resolver el enigma plan: teado por la segunda de las oposiciones que integran ese esquema inicial -la oposicién entre lo helénico y lo alejandrino- y porque creemos detectar en él, a través de la radicalidad de la actitud antimoderna que expre- sa, una reduccién de la capacidad explicativa original y un debilitamiento de la penetracién critica que ‘la acompafia. Pensamos ademas que, al ser trabajado por una versién mas compleja de si mismo, el esquema centrado’'en la oposicién entre nihilismo y voluntad de poder puede abrirse a un didlogo al que en su estado ac- tual s6lo da las espaldas, puede mostrar los puntos de insercién mds adecuados para el tendido de puentes desde (y hacia) otras aproximaciones criticas a la mo- dernidad,.como serian, por ejemplo, las que se han planteado a partir del discurso de Marx. Una sintonia profunda de estado de animo (stim- mung ) parecia conectar al individuo con el cosmos, un acuerdo secreto pero eficiente —no-una subsun- cién~ parecia.existir entre la autonomia de lo hu- mano y la legalidad de la naturaleza. Para el roman- tico, el. concepto de mundo y el concepto de vida estaban tan estrechamente referidos-el.uno_al otro, LAMODERNIDAD.COMO “DECADENCIA” 23 que no.podian concebirse de otra manera que co- mo.las dos caras del estado actual de una Creacién en proceso, en la que el creador y la creatura Ilegan incluso a permutar sus Papeles. Para un rom4ntico “en tiempos de penuria”, como tuvo que serlo el jo- ven Nietzsche, el tinico estado de animo que podia expresar esa sintonia profunda entre el sujeto y el objeto era el welischmerz, el dolor por el mundo como dolor del mundo. Eran los tiempos en que la Res- tauracion, después de reinstalar los viejos miedos, Jas sumisiones y las miserias de siempre, hacia mo- fa de todos aquellos anhelos de una vida esclareci- da, libre y abundante que habian estallado en la Re- volucién francesa: en que todo el mundo de la vida, mirado como lo debia hacer Nietzsche, desde la im- posibilidad de reasumir la “alta cultura” de la vieja Alemania protestante, parecia un “waste land” sin término, un paraje inhéspito e implacable. éCual es, en verdad, la consistencia de lo real, se- gin Nietzsche? Es el-hecho de la valorizaci6n como -creacion, es decir, el hecho de que, en la nada o de jJa-nada, se afirme la voluntad de sentido. El niicleo dela objetividad del objeto esta en el valor que un amaterial requiere para si dentro del mundo de la vi- da. El nervic mas profundo de la sujetidad del suje- to-esté en su capacidad de poner valores en el ma- ‘terial del mundo de la vida. Si Nietzsche mira a la desu. tiempo como una “tierra baldia” es porque ‘percibe en ella una especie de vacio de creacién, ‘porque la ve azotada por la culminacién de Ja his- toria del “nihilismo” ~de la “desvalorizacién de los valores supremos”~ e incapaz de asumirse en tal si- tuacién, de “invertir el modo y la manera del valo- 24 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” rizar” y de crear “valores nuevos, de otro tipo”.7 Para Nietzsche, el Dios del Occidente monoteista es el“tipo de ser” que ha unificado desde finales de la Antigiiedad el conjunto de los criterios valorativos del mundo de la vida. Su aparecimiento’ su victoria sobre la inmensa variedad de dioses, sobre la innu- merable plurivocidad de lo divino-, que puede ser visto como el momento de la maxima potenciaci6n de esos criterios, marcaria también, sin embargo, el inicio de’ la: historia ‘del nihilismio; del desvaneci- miento de los. valores determinantes. Por ello, en el cristianismo como configuracion concreta‘del mun- do de la vida, hay que ver un episodio dentro de esa historia. Pero un capitulo muy singular, cuya peculia- ridad estaria en que; en él, el nihilismo, avanzando indeteniblemente, pretende sin embargo superarse a sf mismo como tal, pero lo hace de manera “incom- pleta”® y por lo tanto “hipécrita”. El concepto cristiano de Dios -Dios.como dios de los enfer- mos, Dios:como arafia, Dios como espiritu- es uno de los conceptos mds.corruptos de Dios:que se:-han alcanzado sobre la tierra; incluso representa tal vez el nivel mas bajo.al que puede llegar el desarrollo descendente del tipo [de entidades a las que Ilamamos] “Dios”. iUn Dios degenerado hasta con- vertirse en contradiccién de la vida, en lugar de ser una glorifi- cacién-de.la misma, un si eterno a la misma! j“Dios”: la fér- mula de toda calumnia acerca del “mds.aca”, de toda mentira sobre.el “més. alla”! iDios como divinizacién de Ja nada, co- mo santificacién de Ja voluntad de nada! ..2 ? Aus dem Nachlass der Achzigerjahre, en Werke, Wi, pp. 677-678. 8 Ibid, p: 621. 9 Der Antichrist, 18, en Werke, u, p. WB. LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 25 Por ello,.el weltschmerz de Nietzsche en los tiempos del. descreimiento masivo que se extiende desde el si- glo XVI por toda Europa, en-la época del ocaso-in- detenible de.la clave cristiana.del. mundo, no va en la. direcci6n de.una nostalgia de Dias, sino en ja de una indignacién por el estado de miseria e indefensiOn ante la presencia de lo divino en-el que la “muerte” deese “Dios” deja a la humanidad occidental. _ -Es.como si la Tierra se hubiese soltado del Sol: ¢Hacia donde se mueve ahora? ¢Hacia dénde nos movemos nosotros? éLejos de todos los soles? éNo estamos en una cai- dasin fin? éVamos hacia atrds, hacia un lado, hacia adelan- te, hacia todos los lados? éHay todavia un arriba y un aba- jo? ¢No erramos como a través de una nada infinita?!0 El ser humano estarfa-en medio de la desaparicién e algo que habia sido el nticleo de toda la simboli- zacion propia de su lenguaje histérico, ante la pérdi- da de la articulacién significativa marcada como eje n el. cédigo de su lenguaje, el significado “Dios”, sin cual el sentido de todos los demas significados que iabla pone. en circulacién. se esfuma y el habla isma se convierte en un balbuceo indescifrable. Otro discurso contemporaneo, de igual grado de icalidad en su cuestionamiento pero de orden nos religioso y mas politico, el discurso del comu- mo, habia reconocido también, como Nietzsche, echo del nihilismo. Su Manifiesto dice: 10 Die fréhliche Wissenschaft, 125: Der tolle Mensch, en Werke, u, 26 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” [En la €poca moderna,] se disuelven todas las relaciones de convivencia ‘solidificadas, que parecian articularla para siempre, y con‘ellas todo el conjunto de imagenes e ideas que las acompajiaba... Toda clasificacion y toda vigencia se esfuman en el aire, todo lo que fue santo sé desacraliza...'! No deja de tener interés una breve mencidn del modo en que este discurso, principalmente en la obra de Marx, procede en su critica de la modernidad ca- pitalista. Se puede tener asi un elemento de conitraste en la consideraci6n del camino que elige Nietzsche para elaborar su diagnéstico de la modernidad. El centro de esta critica parece estar en la descrip- cién: de la vida moderna y su contundente novedad como una vida centrada en el empefio de responder al reto: historico que significé para ella el revolucio- namiento de las. condiciones fundamentales de la existencia hnmana;.un hecho que habia comenzado agestarse ya en la Edad Antigua pero que mostré sus primeros efectos apenas en el “otofio de la Edad Me- dia”. Se trata de un: revolucionamiento, Gnico en va- rios milenios, de la estructura técnica del campo ins- trumental y de la capacidad productiva de la sociedad humana; de una mutacién que invertia dia- metralmente la relaci6n de fuerzas entre el Hombre y la Naturaleza y que habria permitido la superaci6n de la escasez u hostilidad de “lo otro” hacia la pre- “Alle festen, eigerosteten Verhiltnisse mit ihrem Gefolge von altehrwiirdigen Vorstellungen und Anschauungen werden aufge- lést, .... Alles Stindische und Stehende verdampft, alles Heilige wird entweiht...”, Manifest der Kommunistischen Partei, en Karl Marx y Friedrich Engels, Werke und Schrifien, Berlin, 1932, 1. Abt, & Vi, p. 529. LA MOCERNIDAD COMO “DECADENCIA” 27 -.-gsencia humana, es decir, el advenimiento de la abun- _dancia. Obligada a reconfigurarse radicalmente me- » diante la integracién de este revolucionamiento his- > torico dentro. de su propia consistencia, la. vida moderna. debié sin embargo escoger para ello una via de efectos contradictorios y a la postre desastro- 308, la que le Ilevaba a organizarse en obediencia a os requerimientos productivos y consuntivos de un mercado dominado por la acumulacién del capital. Debié darse forma de acuerdo al modo capitalista de eproduccion de la riqueza; un modo que conduce al mismo tiempo a dos resultados excluyentes entre sf: a potenciar la eficacia de la vida natural humana —las _ “fuerzas productivas subjetivas y objetivas”— pero “también a sacrificarla, a negarla en su autonomia. -. En su critica de la modernidad capitalista, el dis- _ curso del comunismo reconoce también una “historia _ del nihilismo”; es la historia de los efectos que el re- -volucionamiento moderno de las fuerzas productivas y la consecuente ampliaci6n universalista de su mar- co de realizacion, tiene sobre unas formas culturales adicionales levantadas a partir de elecciones y estra- tegias civilizatorias arcaicas y localistas, que interiori- zaban la experiencia de la hostilidad de lo otro para humano. La “decacencia de los valores supremos” seria asi el efecto desquiciante que el anuncio de la posibilidad real de la abundancia tiene necesariamen- te sobre formas de vida que continiian expresando el miedo del Hombre ante la Naturaleza y la necesidad e establecer con ella un tenso pacto de no agresién, é entrega de sacrificios a cambio del permiso para explotarla. Desde la perspectiva del discurso de Marx, esta historia del nihilismo alcanzaria su culmi- 28 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” nacién y al mismo tiempo. su superacién en el proceso revolucionario del comunismo, en el paso “de la pre- historia del.ser humano a su verdadera historia”: en la conversién de las.formas.de vida de la escasez en formas de vida de la-abundancia.” Nadie como Nietzsche ha sabido explorar el tor- tnoso y atormentado panorama de una existencia ex- pulsada ya de la forma en que habia estado, y a la que se habia hecho, e incapaz de encontrar una nue- va y.transitar hacia ella. De la “prehistoria” a la “his- toria”, este paso necesario, ineludible, cuya posibili- dad ve el-comunismo a través de la muerte de todo el mundo de las relaciones sociales que juntaban a los seres humanos para oponerse a lo otro, se presen- ta sim embargo como un abismo infranqueable para quien sabe que la muerte de ese mundo es su propia muerte, ; Como dice Heidegger, la novedad y la radicali- dad.del pensamiento de Nietzsche es tinica. La nece- sidad que expresa no es sélo la de invertir el sentido de los valores, y llamar corrupcién a la “virtud”, mentira a la “verdad”, -maldad a la “caridad”, fealdad 2 En el discurso de Marx, el modo capitalista en que ha teni- do lugar la modernizacién cumple una funci6n similar a la que, se- gan Nietzsche, tiene el cristianismo dentro de Ja historia del nihi- lismo. El conato que lleva a la forma capitalista a mantenerse en su ser, comienza también con una “hipocresia” que intenta ocul- tar sus limitaciones, el caracter “incompleto” y por lo tanto “defor- mado” de su transformacién del mundo: sélo puede reproducirse si crea una escaseg artificial, ésta le permite justificarse como media- dor indispensable del revolucionamiento de las “fuerzas producti- vas”. CE K. Marx, Das Kapital t. 1, Hamburgo, 1867, p. 632 [ed. esp.: El capital. Critica de la economia pelt, Médico, "Siglo XXI, 1975-1981, 8 vols.] od LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 29 ‘ala “belleza”, etc., sino la de una “inversién del mo- - do mismo del valorizar” (umkehrung der art und weise _ des wertens). Nietzsche plantea una afirmacion de la _-vida que no debe ir a través de Dios, ni siquiera de un Dios hipotético que no: fuese como el cristiano y rmase. la vida. Sin‘ la presencia: de Dios, éc6mo uede sostenerse el sentido del mundo? Dios ha muerto, Dios esta muerto, y nosotros lo hemos ma- tadol... ENo es el tamafio de esté hecho demasiado grande ara nosotros? ¢Acaso no debemos volvernos nosotros mis- 10 dioses para aparecer dignos de esa accién? iNunca hu- “bo hecho mas grande, y quien sea que nazca después de no- “sotros pertenece, en virtud de este hecho, a una historia que "sera superior a toda la historia que ha sido hasta ahora!!* » El ser humano solo sobre la tierra, expulsado de odo paraiso, atenido a la pura humanidad de su na- turaleza; sin Dios, esa entidad que, al protegerlo de a libertad, como el instinto protege al animal autén- ico, le permitia aferrarse al status ontologico de la animalidad: asi es.como el discurso de Nietzsche qui- era. presentar el resultado de la historia del nihilis- mo. El de Nietzsche quisiera ser el discurso de esa stesentacién, un discurso capaz de hablar del ser hu- ano ~el animal humano-— en su autonomia: de su undo, sus hechos, su historia, sus fantasias, sus po- ibilidades. Pero es una empresa dificil: Nos a hemos hecho a la mar y hemos avanzado hasta hacer @ toda costa, que toda tierra desaparezca. Sélo esta el 3 Martin Heidegger, Nietzsche, 1, Pfullingen, 1961, p. 50. 4 Frohliche Wissenschajt, en Werke, t. ul, p. 127. 30. LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” mar y nuestra embarcacién.. Pero vienen horas en las que reconocerds que el mar es infinito y que no hay nada mas terrible que-lo infinito. Pobre ave que escapaste ala liber- tad y que te topas ahora con las rejas de esta otra jaula. Po- bre de'ti site acosa la nostalgia de una orilla como lugar de mayor libertad, porque ya no hay tierra a donde volver. 5 Nietzsche intenta estar mds alla de la metafisica pe- ro no. siempre lo alcanza; en momentos importantes de su discurso, su esfuerzo desfallece, su proyecto se quiebra en el camino. Reintroduce justo aquello que ha pretendido dejar fuera: el recurso a lo infra-huma- no o lo sobre-humano, a lo supra-terrenal. -Tal vez el lugar teérico.en donde este desfalleci- miento se vuelve mas.claramente visible es en el uso que hace. Nietzsche, a partir de 1872, del complejo esquema conceptual desarrollado por. él:en Hi origen de la tragedia.. Podria decirse que, en él, el sisterma de encrucijada que articula a las dos. oposiciones men- cionadas mas. arriba —dionisiaco/apolineo; heléni- co/alejandrino- se simplifica de tal manera que el problema de la contraposicién entre la cultura helé- nica y su-desarrollo alejandrino.o moderno, lejos de plantearse como tal, se esfuma. En lugar de este pro- blema.aparece.el mito acerca de una contraposicién desnuda o inmediata entre un principio dionisiaco de- formado, por estar reducido.a su desbordada tragici- dad primitiva, y un principio socrdtico igualmente de- formado, en el que, detras de su exageracion racionalista y represora, queda algo del principio apolineo original. Se trata de la contraposicién entre 5 Ibid, p. 123. ©" UA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” 31 _ dos protagonistas, la voluntad de. poder (der wille zur _ macht) y-el cristianismo (das christentum), de los cuales “el primero es sin duda el central y determinante. _». dla idea de una contraposicién entre la voluntad de "poder y el cristianismo aparece precisamente en el lu- _ gar. que la teorfa inicial.de Nietzsche dejaba abierto arauna indagacién histérico-concreta de las razones ue-Hevaron a la cultura. helénica a “elegirse” como ultura alejandrina o moderna. Es una.idea que inten- air mas alla del plano teérico en el que se desenvuel- € una investigacion semejante; una idea que parece bedecer a una imposibilidad radical de enfrentar re- exivamente la densidad histérica presente. de ese _ mismo mundo terrenal, al que el propio Nietzsche sa- ‘be.que es necesario ser fiel. Insoportable, inaceptable, _ el mundo terrenal en los “afios de fundacién” (griin- _ derjahre) del Segundo Reich aleman no parecia mere- _cer, desde su perspectiva, otra cosa que el desprecio; _siel discurso reflexivo debia ocuparse de él, no podia hacer otra cosa que trascenderlo. E] camino que Nietzsche toma para elevarse * ‘mas lla” de la densidad histérica concreta de su época y. que describe en la segunda de sus Consideraciones empordneas, “Sobre lo ventajoso.y lo desventajoso le la Historia para la vida”—! lo Neva sin embargo € regreso a aquel “mas alla” metafisico del que pre- de apartarse, Un desfallecimiento teérico es evidente en la de- finicidn unilateral del concepto romantico de vida - como voluntad de poder. En ella, la libertad, el ras- '6 Vor Nutzen und Nachteil der Historie fir das Leben, en Werke, t.1, 215-216. 32 LA MODERNIDAD COMO “DECADENCIA” go. definitorio de esa vida, que se manifiesta-en la metamorfosis incesante y en la pluralidad' inabarca- ble de‘las formas, queda sustancializada y consolida- da en una sola de sus figuras, la de la valuntad de po- der, la de un impulso determinativo que. no-puede negar lo que queda fuera de su afirmacién si no és su- bordinandolo. La idea de la presencia en‘el aconte- cer histérico de un'principio supra-histérico implica un-retorno.a la explicacién'de lo humano mediante el recurso a una entidad “sobrenatural”, ajena a su “naturaleza” especifica. Una’ entidad- sobrenatural que, en el caso de la voluntad de poder, ostenta los atributos de la “animalidad esclarecida”, refugiada en el tiempo ciclico del “eterno retorno de lo mismo” (ewige. wiederkehr des gleichen),; y sdlo propia-de la co- munidad humana cuando se constituye como einia‘o comunidad racial.” IV. NIETZSCHE COMO HEROE — A comienzos de siglo, sobre todo en la Europa cen- tral, la cultura politica-se expresaba a través de un exagerado patetismo discursivo. El énfasis, la premu- ra, la altura histeroide del tono de voz le parecian in- dispensables.. Es un’ sobrecalentamiento del verbo publico que intenta contrarrestar. la obsolescencia del discurso como vehiculo privilegiado de la logo- Y Planteamiento que desdice de. la pretensién zarathustriana de ser “un salto mas alld [y no mas aca] de lo ‘humano’ ”. Ya en las conferencias de 1872, Uber die Zukunfi unserer Bildungsanstalten, Nietzsche propone una definici6n etnicista del ‘ “espirity aleman” y de lo “verdaderamente aleman”, : cmt

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