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OSVALDO DELGADO Bibliografia Freud, S., “Carta a R. Rolland / Una perturbacién del recuerdo en a Acrépolis", O, C., Vol. XXII, Amorrortu, Buenos Aires, —E] tabit de la virginidad”, ibidem, Vol. XI "Analisis terminable e interminable”, ibidem, Vol. XXIII —‘Construcciones en psicoandlisis”, ibidem, Vol. XXIII, —l yo y el ello”, ibidem, Vol. XX Lacan, J. A., El Seminario 17. Elreverso del psicoandilisis, Pai- 65, Buenos Aires, —EL Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis, Paidés, Buenos Aires. Miller, J. A., “Las cérceles del goce”. Imagenes y miradas, Co. leccién Orientacién Lacaniana. —Comentario del seminario inexistente, Manantial, Bue. nos Aires. —Curso: “Sintoma y Fantasma”, inédito, El deseo de Lacan, Paidés, Buenos Aires, Delgado, O., “Las conceptualizaciones del lugar del psicoana. lista segdn Freud”, inédito. —10— Del olvido al ombligo* In un texto de 1920, “Mas alld del principio de placer”, Freud habla de tres momentos en la conceptualizacién de la di- reccién de la cura, El primer momento lo llama el arte de la interpretacién; el segundo momento, el vencimiento de la re- sistencia y el tercero, el de la resistencia al levantamiento de las resistencias. Cada uno de estos tres momentos sitia una determinada concepeién de la cura, una determinada concep. cién del modelo pulsional y, ademas, una conceptualizacion de Ja construccién del aparato psfquico, Tomamos, en esta oportunidad, la conceptualizacién en relacién con la direccién de la cura del primer momento, el arte de la interpretacién. Bl texto mayor es La interpretacién de los suerios. En cuanto al segundo momento, tenemos textos como “Recordar, repetir y reelaborar”, y también “Puntualiza- ciones sobre e] amor de transferencia’. Los textos como “Cons- trueciones en psicoandlisis" y “Analisis terminable e intermina- ble” corresponden al tercer momento, o sea, la resistencia al levantamiento de las resistencias, ‘También hay tres momentos de conceptualizacién del mo- dclo pulsional en “Tres ensayos de la teorfa sexual”, pulsiones del yo 0 de autoconservacién y pulsiones sexuales, en “Intro- Auccién del narcisismo, libido del yo y libido de objeto, y en “Mis alld del principio de placer”, pulsién de vida y pulsion de mmerte, Ademés, se advierte en Froud un movimiento en rela- cién con la causa. Si en los primeros toxtos la causa esté situada en relacién con algo externo, el episodio resignificado a posteriori del trauma, en un segundo momento, est ubicado en la fantasia; *Publicado en La causa freudliana, Buenos Aires, Toko na sVALDO DELaADO yel tercer momento, situado en “Inhibicién, sintoma y angustia” yen “Mis alla del principio de placer” como trauma interno en Ja estructura misma, La interpretacién de los suefios est en relacién con el pri- ‘mer momento de la conceptualizacién de la direccién de la cura, el arte de la interpretacién. En este sentido hay que relacio. nar, respecto de la interpretacién de los suefios, por lo menos tres cosas. Una es la conceptializacién de la direceién de la cura: hacer conciente lo inconsciente; la apuesta freudiana es que el inconsciente no se resiste. En relacién con esto, Freud necesita construir conceptualmente el aparato psiquico. Il ya tenia nociones en relacién con dos representaciones ligadas por un falso enlace, pero todavia no tenia acabadamente concep- tualizado el aparato psiquico. Es coincidente el intento de conceptualizar un aparato psi- quicocon un movimiento que sitiia al psicoandlisis en relacién con Ja vegla fundamental. Es necesario articular el trabajo de los sueiios, en el intento de conceptuatizar un aparato psiquico, con Ja fundacién de la vegla fundamental, Freud pasa, por decirlo asi, de pedir recuerdos a los pacientes, a limitarse a escuchar; esto parece un simple movimiento técnico pero, en realidad, es fun- dante del dispositivo analitico como tal. Bn la medida en que es fandante del dispositive sitvia la posibilidad de la produecién de un saber puesto en acto, en la misma situacién analitica El encuentro analitico no es didlogo, no es el encuentro de dos personas, aunque haya dos cuerpos vivientes ahi. Bl acto fandante de la regla fundamental, que atafie tanto al paciente como al analista, esto es, que diga lo que se diga todo va a ser tomado en cuenta y tendv el mismo valor de importancia, re- mite a la posicién del analista, en tanto ol lugar del analista se recorta por ima determinada eseucha, lectura de lo que ahi se produce; el lugar fundante se juega en el despliegue de la aso- ciacién libre como tal. Antes del trabajo de los suefios, ya Freud habia elaborado 2 cuestién atinente al sintoma, y habfa dicho que el suetio es el sintoma de la persona normal, ya que sitiia una escisién. En Ja persona normal, el sueiio os ol sintoma; revela la escisién, la “ a y us consecuencias Parte J: La subversin freudiana 143, pérdida de la unidad. Freud pasa de pedir recuerdos a los neu- réticos, a escuchar el relato del suefio y a tomar ese relato como texto sagrado. La regla fundamental pone una puesta fuera de juego de cualquier cosa que pueda pensarse del lado de la re- flexién, No se trata de reflexién, La asociacién libre més bien es una puesta fuera del lugar de la reflexidn, desligarse de las vepresentaciones metaconcientes, dice Freud. Si toma el texto del suefio como texto sagrado, el sueiio revela que hay otra escena donde se juega la verdad del sujeto. Como texto sagrado, el modelo de Freud, que no es el modelo de la lin- giifstica moderna, sino el de los jeroglificos, implica que en la otra escena se juega la verdad del sujeto, es una escena de escritura, Al referirse a la otra escena, ahf donde se juega la verdad del sujeto, Freud toma el lugar de esa otra eseena en referencia al trabajo con los jeroglificos. Esa otra escena es una escena de es- cxitura, que debe ser leida como se lefa la escritura jeroglifica. Un. signo no tiene un valor en sf mismo, no vale por su representa- cién de imagen, sino que adquiere valor por su conexién con otro Signo; a sa vez, entra en relacién am contexto, red de signos, 2Qué marea esta apoyatura? Marea en principio dos cues: tiones; por un lado, la pérdida de referente, en tanto un cigno vale s6lo por su relacién con otro signo; no hay relacién univo. ca de un signo con un objeto, esto se pierde; ademés, cada sig- no puede variar su valor de sentido de acuerdo con la relacién que tenga con otros signos, en diferente red. No hay ninguna posibilidad de mantener fijo ningiin valor. Cuando se habla de Ja puesta en imagenes del suefio, que es Jo que diferencia al sueiio de otras formaciones del inconsciente, es la capacidad del suefio de poner en imagenes. Freud dice que las imagenes no hay que tomarlas en su valor pictdrico, sino en tanto escri- tura, igual que lo que hacfan los descifradores de las antiguas escrituras egipcias. Por eso, si el suefio habla de otra escena, habla de una escena que es de escritura La apoyatura de Freud para comenzar a trabajar los sue. ios es el lapsus, lo que él llama el “trastabarse”. Y el lapsus, gqué nos enseiia? En principio algo que ocurre con las pala. ‘bras; todo el trabajo de Freud, en relacién con el lapsus, es un trabajo con las palabras. Tenemos el trabajo del sueiio, donde Froud dice que va a actuar del misino modo, tomando eon, parte del suero, pidiondo asociacién como si cada una ne tee tara de un lapsus. Porque él dice que hay quo diforenciey on los suefios contenido manifiesto y pensamientos oniviees in conscientes. Hay un falso enlace, por lo cual el eontenide ma, nifiesto no es genuino; entonces pide asociacién para i a la biisqueda del pensamiento onirico genuino. Apoyandose en el lapsus por la via del trastabarse, y tomando la cuestién del jeroglifico egipeio, Freud propone considerar que la base ins teil det inonsione ese lengua ii ___ {Qué ccurre on el suefio?,:cémo se forma? Tenemos en prin: cipio dos elementos: resto diuumo y deseo inconsciente; se nore sita de ambos para la formacién de un sueio, Recuerden que, en este momento, Freud estaba apostando fuerlemente a que el Suetio es una realizacién de deseo, porque en ese memento el Aparato psiquico construido conceptualmente esté reguilado des. de el principio de placer. Todavia no habia conceptualizado lo atinente a la pulsién de muerte, ni de aquello que va a retornay a Ja situacién traumatica; en un agregado a la metapsicologia €1se rofiere alos suetios punitivos y alos suetios de anguatia, En el momento de eseritura de La interpretacién de low sueting 1 esta apostando fuertemente al sueiio como realizaciée de Alesoos y a la regulacién del aparato por el principio de placen snnque ya en 1896 en el “Manuserito K” habia dicho: i “A mijuicio, debe existir en la vida sexual : nla vida sexual un fuonteindepen- diene pata a oven dl dca un fate earn ver extablecid, es susepible dear las yeropennes Dugnnstes de prestar Sera ala moalyasisuetooete Como realizacién de deseo tenemos que diferenciar cuestiones: por un lado, lo que so lama cumplimient de too 3, Por otro lado, Jo que lamamos, para mantener la misma Genominacién, realizacién de deseo. En vordad, se trata de ‘umplimiento de anhelos preconcientes y no del deseo incons. Ciente. Al deseo inconsciente todo lo que le puede ocurrir es la realizacién 4 A lzaciGn fantasmética, nada mas que eso; es ese cifrarse. Lasubversén reudianay sus consecuencis Parte I: La subversin freudiana 115 Diferenciemos cumplimiento, como cumplimiento de an- helo preconciente, de realizacién del deseo en tanto deseo inconsciente, diciendo que a la realizaeién del deseo, en tanto deseo inconseiente, todo lo que le puede ocurrir es la realiza- cién fantasmética. El anhelo se relaciona con los intereses de 1a vigilia; el deseo inconsciente se sitiia como de raiz sexual e infantil. Si, como deciamos antes, Freud apuesta a que la re- gulacién del aparato es por el principio de placer, y en el suefio se trata de una realizacién de deseos, esto quiere decir qué un deseo puede realizarse fantasmaticamente, no con un objeto. Sitia algo en relacién con el objeto, ya que si el deseo se realiza fantasmdticamente no hay tal cuostién de acoplamion- tocentre ol objeto y el deseo. Algo pasa con el objeto de deseo, ya que un deseo puede realizarse fantasmdticamente; si un deseo puede realizarse s6lo en su propio cifrado hay algo en relacién con el objeto que queda puesto fuera. Para la formacién del sueiio se necesita el resto diurno y el deseo inconsciente. Freud dice que el sueiio, el trabajo del sueiio, se compone de varios operadores: uno es el desplaza- mento, otro es la condensacién, otro es el cuidado por la puesta en escena y el otro es la llamada elaboracién secundaria. En verdad, Freud considera el desplazamiento como el funda- mental de estos operadores. Utiliza una palabra que es “trans- posicién”, refiriéndose a que implica un cambio de acento p: quico, donde sitta el valor de lo que aparezca como nimio en el relato del suefio. Todo lo que aparezca como nimio, indife- rente, en el relato de suetio adquiere valor relevante por este enlace falso, efecto del desplazamiento. No hay dos textos, un texto que se deforma y da otro texto, No hay texto previo, sino que se va constrayendo en el mismo movimiento de des- plazamiento, ya que la censura psiquica se juega on ol mismo encadenamiento de las representaciones, Situamos la transposicién, cuyo mecanismo fundamental es el desplazamiento donde se juega la censura. Freud dice que lo que es censura en el trabajo del suefio aparece como resistencia en la labor interpretativa, Todo aquello con lo cual nos encontramos en tanto resistencia a la asociacién en la labor ©8VAILDO DELaADO interpretativa sitiia puntos de censura en relacién con ol tra- bajo del suefio, Pero, en verdad, hay diferencia; la censura se jucga entre las mismas representaciones, en el mismo movi, mientode desplazamiento, de enlace falso, de cambio de acento psiquico. En los textos que estamos trabajando, Freud sitta la resistencia en la labor analitica (asociacién libre) como ob- jetivacion de esta consura, Ahora, si la censura se Juega en el mismo movimiento, es- tamos hablando de representaciones que manejan al sujet, Cuando habla de la condensacién, dice que, en verdad. no es ‘un operador de la censura sino, més bien, se sirve de ella, El sueiio de la inyeecién de Irma es un suefio que contione mu. chos ejemplos en relacién con la condensacién. Freud refiere este operador, la condensacién, a dos cuestiones. Una, se trata de una cuestién econémica, pero lo importante de esto es una frase que aparece en una de las conferencias, que dice: “Entre los pensamiontos que el andlisis saea a la Inz hay muchos que estén alejados del micleo del suefio y que apa tecen como interpolaciones artificiosas que persiguen cier- o fin. Ese fin so averigua con facilidad; precisamente son ellos Jos que establecen una conexién a menuio forzada y rebuscada entre contenido y pensamientos oniicos, Y si es. tos elementos se climinasen del andlisis, los ingredientes ‘del contenido onfrico casi siempre perderian no sélo su so. bredeterminacién sino en general toda determinaciin suf ciente por parte de los pensamientos ontrieos. Asi nos vemos levados a inferir que a determinacién miltiple, lo que la seams como condensacién, decisiva para la seleccién de lo {que se incluira en el suetio, no ha de ser un factor primario de Ja formacién del sueio sino con frecuencia un resultado se ‘eundario, de un poder psiquico quo todavia no conocemos” Podemos hablar de dos condensaciones. Hay que diferenciar condensacin de ese otro lugar, ese poder psiquico que arin deseo. nocemos. Freud diferencia sobredeterminacién de causa. Por ol momento no tenia conceptualizada la represién originaria y por Jotanto su valor estructurante. En el trabajo analtico no se tra. ‘a de buscar el sentido del suefto, porque no se trata de un saber La subersin fred yas conascuencias Parte I: La subversin frudiena 117 que ya estaba, sino de ese saber que se despliega y se pone en acto ahi donde se pone en juego el dispositivo analitico. El valor del suefio esté en el relato; no se trata de investi- gar un supuesto sentido del suefio, en el momento en que el sofiante tuvo el suefio. Esto carece de valor y, ademas, es una suposicién falsa, en la medida que es un saber que ya estaba En verdad, se trata de la puesta en acto, en tanto el inconscien- te dindmico, eficaz, el recuerdo presente, el recuerdo puesto en acto que ya trae de los primeros trabajos. A mi entender, esto ya es articulable en una nota de 1896 en el texto "Nuevas abserva- ciones sobre las neuropsicosis de defensa”, Ahi Freud dice: el recuerdo ejerce un efecto excitador incomparablemen- te mayor del que en su tiempo produjo la vivencia, pues en- ‘re tanto 1a pubertad ha acrecentado en medida inoonmen- surable la eapacidad de reaccién del aparato sexual. Los traw- ‘mas infantiles producen efectos retardados como vivencias frescas, pero entonces los producen inconscientemente”. En este sentido, la cuestién del olvido no le presenta in- conveniente a Freud porque, justamente, el olvido y Ia duda ‘misma son parte del relato. Ahi donde hay duda, ahthay algo. En esto Freud es cartesiano ya que donde duda, ahf se juega su certeza, El descentramiento que hace Freud es en relacién, no con el valor de jugar la duda en su lugar de certeza, sino en relacién con el “yo soy”. Se trata de um campo diferente, de una escena donde se juega la verdad del sujeto, no en el campo del yo, Se trata del inconsciente. Freud incluye el olvido como par- te misma del relato del suefio, ahi donde se juega el olvido, algo indica. Toma al olvido en relacién con una guia indicado- ra, Pero Freud empez6 hablando del olvido de los suefios y termina hablando del ombligo. Cuando 61 cita por primera vez la cuestién del ombligo del sueiio, se encuentra en un momen- to muy particular de la conceptualizacion de la teoria, Le es- cribja a Fliess en ese momento y le decfa que se sentia tratado por algunas personas del circulo médico como una especie de bicho raro, y él mismo se encontraba ante una situacién bas- tante problematica ya que so jugaba ahi la puesta de la revela: cidn en relacién con algo que él situaba como el despertar, (OSVALDO DELGADO el ir hacia esos demonios, sera mejor (dice) que esos de. monios sigan dormidos, se mantengan asi o continuar con {s investigacién y Ia biisqueda en relacién a ese lugar de demonios que habitan el alma humana”, para decitlo con las palabras de Freud. En relacién al suefio de Irma, la interpretacién freudiana dice que se trata de un deseo de desculpabilizarse. Ubica esto en relacién con la direccién de la cura pero, si nos quedamos ahi, se trata del cumplimiento del sueiio Por el lado de un an- holo preconciente, Lacan hace una interpretacién de esto sue, int, a Freud sitia por el lado del. revela- . dA quién esta dirigido este sueiio? Pareceria que esta diri- gidoa la transmisién, a las nuevas generaciones de analistas, Para que nosotros volvamos a ocupamos de este sueito. :A quién se dirige Freud hablando a la Posteridad, de la placa is mol, de este suefio de revelacién del sentido de un ‘suetio, de lo «tue se trata on el inconsciente? Se dirige ala posteridal a lag vas generaciones sentic : ane poi ese sentido Lacan toma la siguiente “Soy aquél que no desea ser culpable, pues siemy culpable transgredirun cierto liniteimpueston lacey vidad humana, y no quiero ser aquél. En mi hugar eetin todos los otros, no soy alli mas que el representante de ese vasto movimiento que es la buisqueda de la verdad, donde yo me desvanezco, No soy més nadie, mi ambicion ha sido mas grande que yo, y justamente en la medica en que lo he deseado, en que he participado en esta accion queriendo ser yo el cxeador, no soy el crendor. Elereador es alguien més grande que yo, es mi inconsciente, es aca palabra que habla en mi, mas allé de mi” ‘ La garganta de Irma le hace hablar a Freud de lo no recono- ido del ombligo. Entonces el ombligo nos hace pensar en un lu. ar limite, corte y lazo que es necesario para que haya un sujeto, ate musa de lo no reconorido, ahf donde las cadenas ne iativas se espesan. Lo no reconocido est pensado por el lado de ° due es posible conocer, pero en verdad este Ingar dol ombligo La cubvorsin frudianey sus conseevoncias Parte: La subversn freudione 119 del suefio marca el limite a la interpretacién, el limite al enca- denamiento asociativo, el Kimite al movimientode desplazamien- toy el deseo que circula en el cambio de acento psiquico. Bs un Iugar limite en relacién con toda la cadena, con todo el contex- to como red de representantes. Es algo que hace limite. El verdadero problema se le presenta a Freud con los sue- fios de angustia, con los suefios trauméticos, en donde una y otra vez el sujeto vuelve en relacién con una situacién que como tal no es placentera, Hay un retorno continuo a algo que es displacentero, hasta tal punto que puede provocar el desper- tar. El verso de Calderén de la Barea que dice: “La vida es suefio y los suefios, suefios son”, tendrfamos que ponerlo entre signos de interrogacién, ya que hay algo que irrumpe desde el ‘ombligo, desde lo no reconocido, algo que se sitvia en cuanto a este retorno de lo traumatico, esto que puede provocar el des- pertar: esto que hace que nosotros podamos sostener que el psi- coandlisis no es un idealismo ya que hay en juego algo de otra dimensién que se presenta via suetio de angustia. Hay un mo- mento en donde falla el trabajo del suefio, donde el suefio no puede seguir asegurando el dormir, donde no hay ninguna posi- bilidad de realizacién del deseo, en tanto esa representacién fan- tasmatica, porque algo irrumpe y las representaciones no pue- den dar cuenta de eso que irrumpe y provoca el despertar. Interrogantes ¢Podrias desarrollar algo en relacién con 1a realizacién fantasmética del deseo? Freud habla de cumplimiento de de- seo. En verdad tenemos que pensarlo como cumplimiento de deseos preconscientes, en relacién con To latente, el anhelo. ‘Todo lo que le ocurre al deseo inconsciente es ese cifrarse mis- mo, es ese realizarse entre representaciones. Para Lacan el deseo es metonimico. Esto hay que diferenciarlo del cumpli- miento del anhelo preconciente. Sitiia algo en relacién con el objeto: como pérdida, el deseo puede realizarse en ese mismo encadenamiento asociativo. Anteriormente mencionabas algo del acto analitico en ro- lacién con la verdad y el saber. La regla fundamental no es sélo un dispositive técnico. En principio supone un saber; diga lo que diga, esto esta en rela- cién con un saber inconseiente que se despliega. El saber no es saber del lado del analista, en tanto un saber de tipo académi- 0, sino que el saber hay que situarlo del lado del despliegue asociativo mismo, la red como saber. La puesta de eso desplie. gue sitfia la produccién de una verdad. El inconsciente, feno: ménicamente, se nos presenta en todo aquello que aparece como del lado de la inrupeién de algo, algo del orden del quiehre, Por eso Lacan dice: “Sélo hay causa de lo que cojea’, en el sentido de que el lapsus, el acto fallido, este lugar de aparicién-des. aparicién, este lugar de vacilacién, este lugar irruptivo de cier. ta verdad, esa verdad encuentra su lugar en relacién con toda una red, red de saber que se despliega en la misma asociacion, No se trata de un saber previo. Freud habla de los acertijos. Hl acertijono tiene un sentido previo; en su mismo movimiento se producen sentidos. El acer- tijo no es algo que est encubierto y a revelar, sino que él mis- mo, como tal, en su movimiento, presenta sentidos diferentes, Esto no quiere decir que se pueden hacer muchas interpreta. ciones y cualquiera vale; hay leyes. El lugar del inconsciente, como esa otra escena de escritura tiene leyes; no es un lugar arbitrario, no hay casualidad ni azar, hay leyes; en este senti- do no esti abierto a todas las interpretaciones. Hay ciertos referentes quo deben ser tomados en cuenta, no se puede ha- cer cualquier interpretaci6n, o mejor, no todo decir de un ana. lista es una interpretacién, Bibliografia Freud, S., “Mis allé del principio de placer”, O. C,, Vol. XVIII, Amorrortu, Buenos Aires, La intenpretacién de los sweris, ibfdem, Vol. V aor | ee En los albores..., la defensa* Defensa y neurosis I. Segin Paul Bercherie, la separacién de la representa cién sexual respecto de su afecto, y la conexién con otra re presentaciéa que le conviene, pero que no es inconciliable, indica el lugar propio del psicoanslisis mAs allé de los mode- los psicofisiolégicos. El punto de ruptura es ubicado entre 1894-1895. A partir de: a) La concepeién asociacionista del pensamiento y del psi- ‘quismo con toda su ambivalencia psiconeurolégica (como sustitucién de terminologia). ») La hipétesis auxiliar, que seria el aspecto alemén del fisiologismo freudiano. E] aspecto alemén refiere a Gustav Theodor Fechner, en relacién con Ia tendencia del aparato psfquico a mantener lo és bajo posible la cantidad de excitacién presente en él, o por Jo menos a mantenerla constante. Es necesario agregar que también se hace presente en esta 6poca el idolo de Freud; Helmholtz, a partir de su texto “Acer- ca de la conservacion de la energia”, Pero hay otra ruptura que ni Bercherie ni Paul Assoun trabajan a fondo, que es con res- pecto al asociacionismo de Herbardt, a partir del concepto freu- iano de defensa. Bien, el texto se llama “Sobre la psicoterapia de la histeria”, por lo tanto es un texto sobre la clinica de los sintomas, Freud lo dice claramente: *Publicado en Los fandamentos de la elinioa psicoanalitia, Buenos Aires, Rudeba.

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