Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 27
Cavhuro 5 CARACTERISTICAS DEL DEAMBULADOR E= Jos quince meses y lor dos afios y medio, eproximadamente, el nifo pasa por lo que sucle denominarse etapa deambulatoria (todd. Lerhood!), No textos los autores Ia consideran wn pe- riodo distinto del desarrollo, y algunos prefieren asignar a Ja infancia los meses que preceden a los dos afios, y a los aios preescolares los siguientes. Esto nos parece desde varios puntos de vista discus tible. En primer lugar, es incorrecto llamar infante (que no habla) a un nifio que puede hablar, y que 1 veces lo hace bastante bien, En segundo lugar, faungue la criatura pueda caminar y hablar, sigue siendo un nifio pequefio, muy diferente de lo que seri slrededor de los dos afios y medio, ¥ lo mis tmportante es que la etapa deambulatoria tiene sus propias novedades caracteristicas: se completa !a transicién de Ia posicién cuadripeda a la bipeda, se desarrolla la autonomia psiquica, se comienza a bar y 2 controlar los exinteres. Como a rouchos otros autores, no nos parece muy elegante el término “deambulador” (toddler), pero no hemos encon- trado otro mejor, Algunos autores, especialmente in- gleses, hablan del “bebe vagabundo”, pero este tér- mino nos parece enfadoso, y no se presta facilmente para una designacién del perfodo —que seria Ia “infancia vagabunda”— ni del nifio mismo. EL DESARROLLO DE LA CONDUCTA |OTORA ‘Aun antes de entrar en esta etapa es posible que el nifio haya comenzado a caminar, pero probable- mente lo ha hecho con inseguridad, levantando los brazos para conservar el equilibrio, y tan ocupado en mantenerse en posieién vertical con ayuda de las manos que no podfa usarlas para otros fines, como evar cosas o rascarse, mientras caminaba, Si tenia puro por llegar a algin lugar, solia volver al des- plazamiento seguro y ripido del gateo, Pero ahora ya esté realmente erguido y caminando —con berancia, tenacidad o timidez, segin su mento~, sus plernas bien separadas pero tes en la propulsién, Muchos deambuladores se cae con frecuencia, pues tropiezan 0 simplemente den el cquilibrio, pero rara vez se lastiman mente, porque todavia no han adquirido la inapes piada reaccién, comin en los nifios mayores y ex los adultos, de ponerse rigidos al caer. Caen flojee y relajados, y en cualquier caso no lo hacen desde {gran altura, Las piernas del deambulador son cortay, segtin las normas adultas, en proporcién a su tronce |, y su cabeza, déndole el aspecto de ser mas ancka en la base, impresién que refuerzan los abultades pafiales que usa, y que pronto dejarin lugar a les |, pantalones, més apropiados a su nuevo estado. Coas |, hemos dicho, el deambulador es en apariencia t> davia un bebe, y en ambientes occidentales podemes ver c6mo crece cuando comienza a llegar con la ce beza a Ia altura de una mesa, y puede ver lo que hay encima de ella, y cuando intenta —y eventualmente logra— asirse de las perillas de las puertas. (Los lectores de medios culturales donde no tenga api J’ cacién este modo de medir el crecimiento hallaria. sus propios puntos de referencia.) El encanto is | fantil del nifio en la etapa deambulatoria lo de relieve el hecho de que fue el deambulador, que el bebe, el modelo que inspiré los cupides querubines de las pinturas del Renacimiento, reducido tamafio implica, naturalmente que gran parte del mundo adulto desde abajo: por ej plo, ve al mirar un inodoro las tuberlas de di el herrumbre y las telas de araiia que estin a Ja visién del adulto, En gran parte de su comportamiento es toda un bebe, Aferra todo objeto nuevo para él, lo peceiona, lo sacude como si quisiera saber pesa y qué sonidos produce, y con frecuencia se introduce en la boca hasta donde es posible. A ces se contenta con estar sentado en el piso Ezeaeato con CamSzennet los que para é! son largos, golpeando y mant- lando cacerolas, ollas y utensilios mientras su adre estd ocupada en sus tarcas, Todavia es un be, por lo menos al principio de esta etapa, en janto su trato con la gente es mis motor que ver- |, Como al final de Ia infancia, el nifio suele hacer dos siestas diarias, y se limita a una sola poco antes de los dos afios. Dejando de lado las siestas, el dia del nifio se extiende ahora en algunos casos desde las cinco de la mafiana hasta las ocho de Ja noche. “No obstante, demuestra aptitudes nuevas, descono- ‘das para el bebe. Expondremos brevemente algunos de los rasgos principales de la etapa deambulatoria, y menciona- “remos en este punto algunas adquisiciones secunda- pias de los nifios de nuestra cultura. A esta edad el niffo Iega a ser capaz de mascar chicle sin tru: garlo, de beber con pajita, de comer con cuchara {0 hemos podido averiguar a qué edad comienzan los nifios chinos y japoneses a manejar adecuada- mente los palillos, pero en Ja India aprenden a usar s6lo la mano derecha para comer), de sonarse la | nariz en un paiiuelo sostenido por un adulto (a ve- ces trata de sonarse la nariz solo, con resultados po- co satisfactorios), y comer helado en cucurucho, habilidad que adquiriré durante Ia estacién célida en ambientes exteriores, donde la limpieza no plan- tea tantos problemas. El nifio de dos afios puede ser capaz de manejar un tocadiscos sencillo, de encen- derlo, elegir un disco (en esto parece guiarse por el aspecto de la cubierta, o de parte de ella), colocarlo | en Ja bandeja, guiar el brazo del “pick-up” y adap- tar el volumen; generalmente lo mantiene bajo, lo que sugiere que su audicién es muy aguda. Puede aprender a manefar un triciclo o un automévil de juguete sin pedales, aunque al principio es posible que trate de pedalear en el triciclo con los dos pies a la-vez, pues no le resulta facil descubrir el secreto de los pedaleos alternados. También suele suceder que su habilidad sea mayor que su prudencia, de modo que hay que impedirle que se vaya con su triciclo a la calle, Probablemente no aprender4 a ponerse los vestidos y abotonarlos hasta los afios Preescolares, pero manifiesta tempranamente incli- facién a sackrselos; una persona adulta atareada en elegir artfculos en las estanterias del supermer- cado puede tener la sorpresa, al bajar Ia vista, de encontrar a su nifio desnudo. El deambulador imita las acciones superficiales de vestirse, mascar las cer- das del cepillo de dientes o cepillar y peinar su cabello; conocemos el caso de una nifita de 17 me- Ses que traté de cortarse las ufias de las manos con una tijerita Los nifios japoneses de dos afios ya } (NIREZ ¥ ADOLESCENCIA ) 143 han aprendido a hacer una aproplada reverencla ante los adultos. En muchos otros aspectos, el deambulador est dejando de ser un bebe, acercéndose ripidamente a la nifiez, De un modo general, como lo expresa Erikson, esté tratando de conquistar la autonomia, va tomando conciencia de s{ mismo en cuanto Persona entre otras personas, y quiere hacer cosas, Por su cuenta, y si no se le presentan condiciones favorables para la adquisicién de esa autonomia, el resultado puede ser el desarrollo de sentimientos de vergiienza y duda, El deambulador demuestra su incipiente autonomfa —y su deseo de ampliarla— en todos los campos: en el dominio de su cuerpo (al caminar, trotar, trepar y bajar de donde ha tre- pado, saltar, manipular cosas, y en el control de los esfinteres); en su dominio de objetos (es t{pico que el deambulador quiera empujar su cochecito, en lugar de viajar en él, y que quiera transportar de un lado a otro cosas de tamafio desproporcionado; es capaz de desarmar y también de volver a armar di versos juguetes, y es sensible a atributos de los obje+ tos tales como el color y Ia forma); en las relaciones sociales (aprende a hablar, interviene en juegos complicados, comienza a desobedecer las érdenes y ‘a desatender los pedidos y ofrecimientos de ayuda de los padres, en manifestacién del llamado nega- tivismo). ‘Sin embargo, el impulso del deambulador a cons quistar la autonomia no es absoluto ni continuo. Pa- rece ser mayor en las sociedades occidentales, y me- nor en aquellas culturas donde la madre o la per- sona que lo atiende acostumbra Ievar alzado al nifio de esta edad. La ambivalencia del crecimiento se manifiesta en la vacilacién del nifio entre la inde- pendencia y la dependencia, conflicto que bajo di- yersas apariencias persiste hasta la edad adult». Por ejemplo, al salir de paseo puede correr detrés de una paloma, o introducirse en un zaguén atractivo, pero luego se detendr& bruscamente y retrocederd arrojandose en brazos de la madre. © bien se lan- zar4 a explorar por su cuenta las maravillas de una tienda, y estallard en lagrimas al ver que la mano que trata de aferrar es la de un extrafio, Al intent una nueva hazafia, como la de saltar de un escalén, hace una gran exhibicién de audacia, pero se toma firmemente de la mano de un adulto. En resumen, recién esté comenzando sus ensayos, y pasaré mtt- cho tiempo antes de que logre algo parecido a la verdadera autonomfa en el pensamiento y Ia accién. Y de acuerdo con el principio de la ambivalencia dual sus padres, pese a mostrarse orgullosos v con- tentos con cada nuevo progreso del nifio, también Ezcaneado con CamSzannet Ma lamentan su alejamiento de la infancia, y no estin seguros de la medida en que pueden confiar en su sparente competencia, no sabiendo bien cudndo deben dejarlo solo y cudndo deben intervenir. POSTURA, CONDUCTA MOTORA Y ORIENTACION ESPACIAL Una de las principales transiciones que se cum- plen en la etapa deambulatoria es la que lleva del gateo a la posicién erguida, de la locomocién cua- Gripeda a la bipeda. Es cierto que el nifio comienza a caminar cuando todavia es un infante, pero el periodo de la deambulacién est4 caracterizado por un cambio cualitativo, como lo demuestra el hecho de que el caminar sea el modo normal de despla- zarse (aunque el nifio suele gatear juguetonamente), Ja mayor estabilidad del nifio, y su prescindencia de Jos brazos para mantener el equilibrio, de manera que ahora puede llevar cosas consigo; como dijimos antes, evar y traer cosas es una especie de compul- sién para el deambulador. A pesar de sus nuevas aptitudes, hasta aproximadamente los dos afios sucle necesitar, para ponerse en movimiento, un balanceo hacia atrés y hacia adelante apoydndose alternativa- mente en uno y otro pie (a esos preludios de la accién se les denomina movimientos de intencidn, y Jos encontramos en una variedad de situaciones, en el perro que describe circulos antes de echarse a descansar 0 en el jugador que gira el torso antes de arrojar la pelota), En poco tiempo el niiio no sélo camina sino tam- bién trota; parado sobre sus pies desnudos tiene un aspecto garboso. Separa los dedos de los pies cuan- do corre, y es més afecto a correr a tropezones que a caminar reposadamente, desplazando el peso de los talones a los dedos. Una vez que el nifio aprende a correr, esa seri su manera habitual de moverse, y vemos aqu{ el comienzo de estilos de accién poste- riores, propios de los afios preescolares; es tipico que el deambulador (como el nifio preescolar) al dar vuelta en un corredor rebote en la pared, cam- bie después de direccién y reanude su carrera. Puede saltar con los dos pies, y tal vez pararse en tno solo, pero no podré saltar en un solo pie hasta los tres, afios. Aprende a caminar hacia atris. Aprende a usar tun pie como pivote; al comienzo debe darse vuelta trabajosamente para cambiar de direccién. “Baila” al son de la mésica, primero balancedndose en el mismo lugar, luego moviendo los pies en una rudi- mentaria imitacién del baile de los adultos; pero hay que observar que en las sociedades donde la L, JOSEPH STONE Y JOSEPH CHURCH danza es una parte intrinseca de la vida 10s nig, aprenden a bailar bien a edad muy temprana. A Iq deambuladores también les gusta que un aduls, los tome en brazos y baile con ellos al compés ds una melodia silbada o tarareada o de la misica d, la radio o el tocadiscos, También en este caso debemos subrayar la gray diversidad de estilos, ritmos y temperamentos indj. viduales que caracterizan los movimientos de nifio, ademés de las variaciones en el estado de 4nimo (por lo general, “diversidad” se refiere ¢ diferencias entre individuos, y “variacién” a diferen. cias en el mismo individuo que se dan en distintos momentos, 0 a las maneras en que un individuo se aparta de las normas de su grupo). Algunos deam. buladores son osados, otros timidos, algunos rudos, otros suaves, algunos precipitados, otros delicados, algunos graciosos y otros torpes; pero antes de deci que un nifio de esta edad es torpe, debemos tener en cuenta que est trabado por sus ropas, es te en aquellos climas que imponen el uso de vest mentas pesadas y botas, En las situaciones nuevas, la mayoria de los deam- buladores pasan por una fase inicial de prudente quietud, miran, escuchan, toman nota de lo que sucede y se mantienen en contacto con los padres. ‘Una vez que se encuentran cémodos, es probable que comiencen a explorar agitadamente, probando y examinando las cosas y llevados de uno a otro lado por el interés que les suscitan los diversos objetos. En cambio, cuando se hallan en sus ambientes co- nocidos, donde por ausencia de novedades se dis- traen menos, muchos nifios son capaces de pasar argos periodos consagrados a una sola actividad. ‘Como hemos dicho, a los deambuladores les gusta transportar, empujar, arrastrar, hacer rodar y en general poner en movimiento los objetos que los rodean, y cuanto més grandes mejor. Preferirén transportar algo grande, que requiera el uso de las dos manos, y no una cosa pequefia; y evar con- sigo dos objetos pequeiios, uno en cada mano, en Iu- gar de uno solo, Esta es la edad en que el nifio corre arrastrando 0 empujando los juguetes mecdnicos que producen sonidos 0 entran en accién, Es posible que quiera llevar sus mutiecos de paseo

You might also like