Compañero Ruso

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 40
ONS UACe Na ISTORICA “6 CUADERNO MonoGraFico N te NIKOLAI GERASIMOVICH ANON El futuro ee Ministro Vannes (Crm Se tad ie) Consejero principal (aE) teeter) en la Base Naval de (OTe ele [air) (1936-1937) ij COMPANERO RUSO!! CARTAGENA (1931 - 1936) LOS ANOS DE LA ESPERANZA FRANCISCO JOSE FRANCO El pueblo de Cartagena recupera por fin la parte de su historia mas presente en STC ta la memoria colectiva y, al WEL tiempo, mas olvidada por los LOLS historiadores, Editorial Aglaya, empefiada en rescatar todas las paginas de nuestra historia, ofrece a sus lectores en Cartagena 1931-1936. Los Aiios de la Esperanza algunas de las claves de lo que fue La Segunda Republica en Cartagena. Francisco José Franco pretende con este nuevo libro, ofrecer un testimonio abierto a todo tipo de lectores, un testimonio acompafiado de imagenes de aquel tiempo, imagenes de la Cartagena que desaparecis | tras la Guerra Civil LOS ANOS DE LA REPUBLICA EN CARTAGENA AGLAYA EDITORIAL jCompaiiero ruso...! De esta forma lamaban los cartageneros a los asesores navales que envid la Unidn Soviética a Espana y que fueron destinados a Cartagena para coordinar Ia Ile- gada de tos buques con ayuda a la Republica Espanola y asesorar a los mandos de la Flota Republicana, y asi hemos titulado este monografico que se adelanta, estaba pla- fcado para el tltimo trimestre de este afio, pero compromisos profesionales del autor del Monografico previsto como mimero 6: 1898, Cartagena y la guerra contra los Esta- dos Unidos han aconsejaclo posponerlo, El capitan de fragata de la Armada Soviética Nikolai Gerasimovich Kuznetsov, también conocido en Cartagena por don Nicolés, permanecié en nuestra ciudad desde primeros de septiembre de 1936 hasta la primavera de 1937. Fue el oficial naval de mas alto rango enviado a Cartagena y su funcién principal consistié en coordinar con la marina republicana la proteccién de los buques mercantes procedentes de Rusia durante la ultima y mas peligrosa fase de su travesia, es decir, desde el estrecho de Mesina hasta el puerto de Cartagena, trayecto en que podian ser atacados por los buques de guerra italianos 0 nacionalistas. Desempens esta labor durante la ultima parte del afio 1936, periodo en el que se recibié el armamento, sobre todo tanques y aviones, utilizados con éxito en la defensa de Madrid. Su labor continué durante los primeros seis meses de 1937 hasta los acuerdos de Nyon. A partir de tal fecha las rutas de los cargueros en el mar Mediterraneo se hicieron imposibles por los ataques de la marina de Musolini apoyando descaradamente a los cruceros Canarias y Baleares. Desde mediados de 1937 los suministros rusos legaron por la ruta del Baltico hasta puertos franceses. Una vez en este pais el Gobierno francés, segtin su convenien abria y cerraba la frontera con la Espafta republicana. El capitan de fragata Kuznetsov regresd a Rusia y durante la I Guerra Mundial se convertiria en Almirante, ministro de Marina y Héroe de la Unidn Soviética. Partici p6 en las conferencias de Crimea y Postdam como asesor naval de Stalin, en la pos- guerra seria nombrado almirante de la Unidn Soviética y ministro de Defensa. Nunca olvide su estancia en Cartagena recogida en un capitulo completo de suis memorias en las que recuerda con gran carifio su estancia en nuestra ciudad. En 1968 la editorial Progreso de Moscti publica en castellano Bajo la bandera de Ja Espana Republicana, una obra que recoge la experiencia en Espaiia de los asesores Sovisticos durante la Guerra Civil, entre otros Voronov trata sobre fa artilleria, S. Kri voshein sobre tanques, Prokofiev sobre aviacién y Kuznetsov, que titula su trabajo sobre la marina: Con los Marinos Espafioles en stu Guerra Nacional Revolucionaria, texto que hemos elegido como base para este Monogréfico, excluyendo por su poca relacién con Cartagena la expediciGn de la Flota Republicana al norte en septiembre de 1936 ¢ incluyendo algunos fragmentos de Memoirs of Wartime Minister of the Navy, las memo- tias de Kuznetsov, publicadas en inglés en 1990, En su introduccién a la obra del almirante Gretton El Factor Olvidado sobre ta actuacién de la. Royal Navy en la Guerra Civil, Francisco Felipe Olesa Munido, profesor de la Universidad de Barcelona alude a Kuznetsov como el marino profesional mas cali- Ficado que actué en Espafa. Dice literalmente: Primero fue marino de guerra, después hombre de partido. Esta refiriéndose a las acertadas conclusiones del almirante ruso sobre la Marina republicana publicadas muchos afos después en Moscti y que hoy reproducimos para los lectores de CARTAGENA HISTORICA. Cuaderno Monografico 1 CARTAGENA HISTORICA CCUADERNO MONOGRARCO N 6 Junio 2003 EDITORIAL AGLAYA, Calle Rel, 16 30201 CARTAGENA DIRECTOR Angel Marquee Delgado CONSEJO EDITORIAL José Luis Stnenez Lopez Antonio Gonzalez Vekizquez Luis Delgado Baron Federico Santalia Pascual Francisco J. Franco Luis Miguel Pérez Adan Manuel Rolandi Sanchez-Solis Miguel Puchol Franco Ricardo Herndnde2 Conesa Francisco Velasco Herinder AUTOR Nikola Gerasimovich Kuznetsov Adaptado por Editorial Aglaya ADJUNTA A DIRECCION Bianca Gonzélez Gutierrez PRODUCCION EDITORIAL José Antonio Minguez Saura DISENO Y MAQUETACION a Marquez Zayas EQUIPO TECNICO Vanessa Martin Francisco Tito MAQUETACION MONTAJE FOTOMECANICA IMPRESION AGLAYA GRARICA Depésito Legal MU-2129-7002 2 Cartagena historica Kuznetsov Almirante de la Union Soviética CON LOS MARINOS ESPANOLES EN SU GUERRA NACIONAL-REVOLUCIONARIA Espaiia Cuando fui llamado a Most mandaba el crucero Chervona Ukral: nna en la flota det mar Negro. Como era costumbre en 1936, haclamos Intensos ejercicios de combate, Los buques salian con frecuencia al mar yun simulacro sucedia a otro, Pero a pesar de la tensién de las maniobrr y-de nuestras acupaciones, todos nos interesdbamos vivamente por los acontecimientos que tenian lugar en la Espana republicana. En la cubier ta superior y en el sal6n de oficiales pendian mapas de Espaha con las regiones en las que se habfan hecho fuertes los facciosos, sombreadas con lapiz negro. Los facciosos se hablan apoderado del Marruecos espatiol y del Sur del pais con las grandes cit dades de Cadiz y Sevilla. El territorio Faccioso se prolongaba en estrecha feanja, cortada por los republicanos en la zona de Badajoz y Mérida, a lo largo de la frontera portuguesa, Estaba nervioso cuando entré en 41 nuevo edificio del Ministerio de Marina, no podia imaginar cul era la causa de la Hamada que me conmi naba a presentarme con urgencia en Mose. Conocia a Vladimir Mitrofa novich Orlov, el ministre, desde mis tiempos en la Escuela Naval. Habia mos tenida muchos contacts y nos considerabamos amigos. A Orlov le encantaba charlar con los jovenes marinos, Te gustaba provocar con agudos argumentes, para escuchar nuestros puntos de vista en asuntos navales y otros. Durante cinco anos hhabja sido el jefe de las fuerzas nava les. Se rumoreaba que pronto dejaria de serlo, Cuando entré en su oficina Orlov se condujo sin ceremonias y me pre gunt6 sobre cuestiones de servicio en smi buque y me dijo que debia esperar tuna llamada de K.Y. Voroshilov. No tuve que esperar mucho tiem- po, me reuni con R. P. Khmelnitski, el Seeretario, que me presents a Sem yon Petrovich Uritski, Jefe de depar- tamento, el cual me pregunto: -{Conoce lo que sucede en Espa —Por supueste -respondi, pen sando equé querran de mi? Sin e respuesta comenzs a insteiirme sobre la guerra civil en la Peninsula Ibériea, exagerando deliberadamente los peligros que correria cualquiera que fuera a Espafia en aquellos ienselo bien antes de decir sto tno, porque lo que vey a comunicarle necesita una repuesta sin ninguna Nikolai Gerasimovich Kuznetsov nacié en 1904 aunque en sus documentos figura el afio 1902, confesaria afios mas tarde que falsifico la edad para entrar en la Academia Naval en 1919. Cinco afos mas tarde, en 1924, forma con la compafiia de marina que rindié honores en los funerales de Lenin. El mismo afio ingreso en el partido comunista. Tras completar los estudios navales superiores en la Escuela Naval Frunze su primer destino fue el crucero Chervona Ukraina, afios después en agosto de 1936 era capitan de fragata y mandaba el mismo buque cuando fue llamado a Mosct para notificarle que se le destinaba a Espafia como Agregado Naval. clase de dudas por su parte: Ha sido nombrado Agregado Naval en Espa- Aa, Fue tan inesperado que me quedé sin saber qué hacer, Uritski ‘me dese6 buena suerte. En la mafiana del 23 de agosto de 1936 sali en avion de Moses. Los Viajes aéreos eran muy diferentes a los que hoy conocemos, hice muchas escalas. En Kaunas tomé un avion aleman, En Kénigsberg, ‘otro que nos lew a Berlin, por fin aterrizamos en Orly. Me dirigf a la Embajada Sovistl a, el embajador era Potyomkin, que me recibié en su despacho infor- mandome de fa situacién y comuni candome las ciltimas noticias, La principal era que entre Paris y ‘Madrid no habia servicio aéreo regu lar desde hacia tiempo. Cuando el ‘embajador en Madrid, Rosenberg. 0 cl agregado militar, Gorey, venian a Paris Io hacfan en un avidn especial Después me reuni con Vasilchenka el agregado aéreo que me informs de la situacién en los frentes de Espa ‘ha. También que la Union Sovietica habia decidido ayudar al gobierno de ia Reptblica espafiola con todos los medios disponibles, aunque un vistazy a los mapas mostraba las grandes dificultades existentes para Ievarlo a. cabo. Sveshnikov, nombrado reciente- mente Agregado aéreo en Espatia llegé por via aérea al dia siguiente, pronto tuvimos la oportunidad de ‘conseguir plaza en un avin que nos levaria a Madi De Paris a Cartagena De hecho, mi participacin en la guerra espafiola comenzs ya en Paris, En el aerédromo de Orly, nutridos grupos aclamaron caluro- samente la aparielén en la pista de despegue del avidn con los distinti vos de la Espana republicana, Los Viajeros comenzaron a ocupar sus sitios, Eran pocos, unos cuantos espaitoles que Ilevaban a Madrid las plezas de repuesto compradas por ellos en Francia para los aviones franceses Potez, que figuraban entonces en la aviacién militar espa- fiola, Entre los espafioles se encon taba José Lopez, representante del Ministerio de Hacienda de la Repa- blica, con el que posteriormente me encontré en otras. circunstanclas. Me acomodé como pude en uno de fos cajones con piezas de repuesto para hacer el yuelo de Paris a Tow Touse, donde debiamos pernoctar. Intente trabar amistad con mis com- aferos de viaje y, aunque descono- fa totalmente ol espaiiol y sélo cha- purreaba el francés, nuestra conver- sacin transcurrié mejor de to que yo esperaba. Claro esta, que la mimica y los gestos fueron nuestros mejores auxiliares. Los espafoles ‘me parecieron sumamente amables yy cuando en Toulouse nos alojamos fen el hotel donde debiamos pasar la noche, ya no me sent solo. ‘Antes de retirarse a descansar, los avladores espafioles se reunieron para estudiar el itinerario del vuelo del dia siguiente desde Toulouse hasta Madrid. Discutieron cémo mejor volar: a través de Zaragoza, en ‘manos de los facciosos, © dar un rodeo, desvindose hacia el Este y pasando cerca de Barcelona, Deci- dieron hacerlo en linea recta, Cuan do por la mafana temprano llega- mes al aerédromo, los téenieos ya estaban calentando los motores que expulsaban volutas de humo me2- clados con lamas por los tubos de escape, Las nubes estaban tan bajas que apenas podian divisarse los techas de los hangares en el extrema el aerédromo, & la hora fijada ini- clamos el despegue y apenas se separé de la tierra el tren de aterri- zaje una densa masa de nubes nos Cuaderno Monogriico 3 L ‘cults todo Jo que quedaba bajo las alas, Por delante nos aguardaban los Pirineos y, tras ellos, Espatia No habian pasado tres horas de ‘velo y el aparato tomé tierra en el aerédromo militar de Getafe, en las cercanias de Madrid. En el centro del campe de yuelo se veian los ‘embusdos recientes de las bombas. Sin perder un minuto me dirigi a la ciudad, al hotel Alfonso, sede de Ja representacién soviética, Una ‘enorme bandera roja ondeaba sabre la entrada. Fl vestibulo estaba leno de gente y vi una ametralladora ser: Vida por un pelotén espariol. Bus- qué a ouesteo representante y le ‘entregué mis documentos, pera res pecta a lo que debia hacer después, por el momento, nadie pudo darme indicaciones coneretas. Me dediqué a estudiar Ja situacién, tarea nada facil, debido a la complejidad y con- fusion general reinantes en el pais, tanto militar como politiea, también a la situacién en el mar. La ofensiva de los rebeldes desde el Norte habia sido detenida firme mente en la sierra de Guadarrama, pero ya se vislumbraba una nueva amenaza det lado de Extremadura, Las unidades africanas de los fac: ciosos avanzaban con rapidez hacia Madrid, La vispera se habia bom- bardeado por primera ver la capital Las bombas cayeron en las afueras sin causar dao, pero el tirateo, © mejor dicho, las salvas habian side abundantes. Toda la poblaciin armada emperaba a disparar pista las y fusiles a troche y mache en cuanto apa gos. Nos advirtieron que era peligro so asomarse a las ventanas para no ser victima de wna bala perdida, En Jo que concernia a la Flota, sélo pucle saber que fondeaba en Carta gena y Malaga, que actuaba en ka region del estrecho de Gibraltar y que, al parecer, se preparaba pave una operacién de importancia Todas estas noticias era bastante hebulosas, pero nadie me pelo dar nds explicaciones, El Gobierno republicano tzquier Uista de Giral, en el Poder desde el Jevantamiento de Franco, vivia sus Uiltimos dias. Bra inevitable ta for rmacién de uri goblerna mas fuerte fen-el que participasen socialistas y 4 Cartagena histori comunistas, Acerca de ello ya se Sostenian conversaciones, pero quien de los miembros del Gobierno dirigia entonces la Flota, nadie padia decitlo, Se sabia que las asun tas de la Armada le interesaban al socialista Indalecio Prieto, quien, por Io visto, ocuparia el puesto de ministre de Marina en el futuro gobierno de coalicién, pero por el momento, Entretanto me aconsejaron reco: rer Madrid y estudiar el idioma espanol Al dia siguiente salt a visitar la cludlad con el agregacdo aéveo Sviés nikov. Me asombed la gran anima- cién que reinaba en sus calles, la multitud de banderas y carteles, Todos sin excepeidn, inclusa las muchachas, vestian mono azul marino con clerre *reldmpago” y la cabeza descubierta, Se consideraba que era mas juicioso vestirse modestamente. Muchos Uevaban ‘armas. Cuanda hablé de la gran afluencia de trafico, hubo quien me Ajo que esto no era nada compara do con el de Barcelona, donde todos los coches llevaban pintadas consig: nas y banderas anarquistas rojine: gras, También en Madrid muchos automoviles las llevaban, pero no en tan gran cantidad y las rojas y hogras casi no se vefan; la mayoria eran las tricolores de la Republica, Pasaron varios dias, Los aprave- che para ponerme al cor situacion y visite varias veces. el hhyjoso edificio del Ministerio de Marina, con sus interiores adorna dos con enormes lienzos de las bata las navales del pasado. En el edif cio habla poca gente, Por sus anchos pasillos andaban patsanos y solo de vez en cuando pasaba un oficial de marina, de geaduaeion na dle fragata, Alli conoet a Pedro Prado, offclal de Ja Armada y presidente del Comniie superior a la de capita Central de la Marina de Guerra que igia de hecho la Flota, De eleyada estatura, esbelto y de extraoriinaria vivacielad, empezé por ponerme al corriente de los asuntos, proponicndome después que Je acompanase a Cartagena, ta bbase prineipal de la Flota republica na, Ni que decir ene que acepté gustoso, Fljamos el viaje para el 30 de agosto. En el dia y hora convenidos Pedro vino a buscarme en coche al hotel y, ya juntos, nos dirigimos a la esstacién del ferracarril. El tren salia de Madrid al final del dia y Hegaba a Cartagena por la mafana del dia siguiente. Cuando partimos, atin no cra tarde y mi acompafante comer: 26 a narrarme las acciones de la Flota republicana en los momentos del levantamiento fascista. Un mapa extendido en la mesilla del departa- mento nos ayudaba a entendernos mutuamente. Cartagena En las primeras horas de ta manana, el tren se detuvo en la bonita estacién de Murcia, donde todavia no todo estaba tranquilo Segiin Pedro los tiroteos nacturnos continuaban, de lo que nos conven cimos al eabo de tnos dias, cuando sbamoss en automoyil por fa ciudad La via subia serpenteante para salvar, la ultima cordillera antes de Hegar a Cartagena. El sol ya estaba muy alto, calentande dé lo lindo, incluso a traves de la ventanilla del vyagon, Llegamos a Cartagena, Me alojé con el Jefe de la Base Antonio Rulz. Prado, ocupade con sus asuntos, me dejé en Cartageria y al dia siguiente volé a Malaga Como el Ministerio de Mi no habia expedido el pern imi permanencia oficial en ta Flota no pude tomar parte activa en nirt ‘guna operacion, aparte de que por el momenta no me sentia suficiente mente preparado para ello. Dispuse de tunos cuantos dias que aproveché para conocer la ciudad, su pi Arsenal, diques y talleres, Mi primera impresién de Carta: gores, asi como de la Flota, me dejo festupefacto por sus acnsadas con astes sociales, AIK se veian juntos el hj y la niseria, el esplendar y tt suciedad, Confortables automovies, Hispano-Suiza” y pequenios y débi Jes pollinos que tiraban de pesados carves, La enorme residencia cle! Almirante, jefe de ta Base, en las Puertas cle" Murcia, en la que cast la mitad del inmueble lo oeupaban sus apartamentos personales con capi Sr a ia ao ate Darsena del Arsenal cuando la conocié "don Nicolas" , como era conocido Kuznetsov en Cartagena lla y el pequeno cuerpo de guardia fen el que el nutrido retén de solda- ddos o marineros vivian en medio de suciedad disponiendo solamente de un catre y del capote-manta, insus. Litulble para todos los casos del ser vicio. Magnificos salones para la of cialidad en los barcos y angostos sollados sin la menor comodidad para la marinerfa, Emolumentos desmesurados para los oficiales y isera soldada con wn pobre rancho para los marineras y subalternos. Fl fondeadero de Cartagena consta de las darsenas interior y exterior. La darsena interior era poco extensa y en ella solo podian entrar destructores. y submarinos, En sus orillas se encontraban ios diques y el astillero. La dairsena exterior, con varios muclles, era suficientomente ancha y con bk calado, pudiendo fondear en ella cruceros e incluso tun acorazada, Al comienzo de la sublevacion, el dique solo era apto para destructares, Para defender la Base del lado el mar, en las alturas costeras cir cundantes habia instaladas baterias de gran calibre (hasta 15 pulgadas) Potentes. Sin embargo, los medios antiaéreos eran debiles y solamente lunos cuantos caftones de tres pul Badas, con instrumentos de direc: ion de tiro anticuados, protegian Cartagena de los ataques desde el aire, No lejos de la ciudad habia dos ‘aerédromos, el de Las Aledzares y el de San Javier, en los que durante la guerra se basaron los cazas que pro- tegian la base principal de la Flota y 1 puerto uy Antonio Rul, Jefe dela Base Naval de Cartagena a la legada de Kuznetsov ‘A excepelén de ta base de Mahon, en la isla de Menorca, pri- xima a los puntos acupados por el enemigo. Cartagena era la nica base para la Marina de Guerra que tenia la Republica en el mar Medite: fréneo. Los numerosos puertos mercantes de este litoral, sdlo podian cumplir un papel ausxiliar como fondeaderos provisionales para los buques de guerra. Por esto, Ja Escuadra gubernamental utilizs, durante los tres aos de lucha, Car tagena como base, recibiendo su puerto mercante gran canthdad de cargamentos militares con destino al frente. A esta actividad estaba subordinada toda la vida de la ciu- dad. En el transcurso de la lucha cambié ol aspecto de la Base. Las Incursiones de los aviones facciosos obligaron a reforzar la defensa antiaérea y la aviacién para proteger ta Base y colaborar con la Flota, Las a carga exigieron ampliar el puerto. construir refuglos y equiparlo can gis. El astillero pase a ser ¢ ado totalmente en la reparacion de des operaciones de carga y des los barcos de guerra y el dique para Cuaderno Monagrifico 5 los destructores fue alargado en las dimensiones necesarias, después del torpedeamiento del crucero Cer- vantes, Me he anticipado un poco en mi narracién. Cuando legué a Cartage- nna, en la dérsena interior, Arsenal, habia unos cuantos destructores que acababan de regresar de las operaciones en Gibraltar y que municionaban para hacerse de nuevo a la mar. Junto al muelle de los talleres, estaba amarrado, el destructor Antequera, reparando calderas después de largas opera. clones en el mar. La darsena exte ror estaba desierta, pues el acora- zado y Jos cruceros se encontraban fen Malaga y Almeria. Los hareas que vi en el Arsenal estaban algo sucios cosa permisible después de regresar del mar, pero el ruida y el ajetreo en la cubierta superior demostraban que se care~ cla del orden debido. Vestidos con la ropa grisacea de faena, con boina 0 descubiertos, los marineros trabaja: ban sin la disciplina reglamentaria, pero con entuslasmo, AL quedarse sin oficiales, la inmensa mayoria de los cuales se habian pasado a Franco 0 habian sido neutralizados al comtenzo de la sublevacion, el personal de la Flota comprendia que babia que luchar contra los fascistas para defender la Repilblica, trabajar sin escatimar fuerzas y acatar las érdenes del Comité Central que dlirigia la Flota y de los Comités de a hordo. Esto se hacia con el deseo sincero de aplas- tar al enemigo, poniendo err ello el maximo de esfuerzos. Par desgracia estos esfuerzos no estuvieron orga- nizados y encauzados como corres- pondia # la consecucion de un obje- tivo nico, Una ver libres del yuge de los oficiales, los marineros. no querian volver a la vieja diseiplina del palo, Y se comprendia. Pero lo que atin no les entraba en la cabeza era que en las nuevas ciecunstan: clas se exigia una disciplina todavia mayor, Este proceso de compren sion se pralongaba mucho, en parte porque los oficiales que habfan que dado leales a la Republica eran neapaces de resolver las nuevas {areas surgidas ante ellos. Los viejos habltos fueron para ellos pesada 6c: tagena historiea carga durante toda la guerra. La mayorfa de los oficiales veia la sublevacion y la guerra como un acontecimiento que no tocaba a los fundamentos del orden social, y menos atin al orden militar y de la Flota. Acostumbrados a la despreo- cupacion y a una vida facil, les cos- taba grandes esfuerzos habituarse a los trabajos inherentes al tiempo de guerra. A veces, no habfa situacion posible que pudiese distraerles de tuna comida prolongada con alegres ‘conversaciones, Mucho mas eapaces para el tra bajo resultaron ser los subalternos ¥y marineros ascendidos en el perio- do del alzamiento y de ta guerra, dispuestes dia y noche a trabajar, convencidos de que habia entablada una lucha a muerte contra los fas: cistas, Y si estuvieran en condicio nes de asimilar répidamente su nueva especialidad y de aprender a ‘cumplir fas funciones como ofica- les, se debia a que en tiempos de paz ellos fueron precisamente quie- res asumian, de hecho, todo el peso del servicio a bordo y Jos que gober aban los mecanismos. Un repre- sentante de este medio en Cartage- nna era A. Lago, jefe de vigilancia de las darsenas, quien con energia y probidad extraordinarias cumplia su deber. Hombres como éste habia muchos. De ellos se podian hacer y preparar con rapidez buenos oficia les, Pera los dirigentes del Gobierno republican y del ministerio de Marina subestimaron la. trascen dencia de este paso y el ministro de Marina el socialista Indalecio Prieto, ‘saboted claramente la creacion de una oficialidad de Marina auténtica ‘mente democratica, La aviacién enemiga apenas molestaba a Cartagena, Solo realizi tun bombardea dos dias antes de mi legac, durante el cual fue destru da una casa y varios ciudada resultaron muertos, Durante el dia, junto a los escombros de la casa se ‘amontonaba la gente indignada por la barbarie de los fascistas, nas Sabian que Jos bareos de guerra alemanes ayu: daban a Franco y obstaculizaban las maniobras de la Escuadra repu blicana pat bardear Ceuta y Algeciras, en Cartagena Aunque los m bon tin Fanci. aba el consulado alemén y en ta rada se velan los barcos de guerra de Alemania e Italia. Todos senala- ban con evidente disgusto al consul ‘aleman cuando paseaba con su lesposa por el malecén, desde donde se podia observar perfectamente todos los movimientos de los barcos. Pero la etiqueta diplomatica no per- mitia tomar medidas resueltas con tra él, pues las relaciones oficiales entre Berlin y Madrid todavia no habfan side rotas. Viaje a Madrid Después de conocer brevemente ‘los hombres, los barcos y la Base, ‘13 de septiembre regresé a Madrid. Debja hacer un informe de la situa- ‘clon en la Flota y recibir permiso en el Ministerio de Marina para perma rnecer mas tlempo en Cartagena y en Jos barcos. El autom6vil corrfa veloz por la carretera costera de Alicante. Ademas del chofer, me acomp: ban dos marineros desconocidos. El jefe de la Base, Antonio Ruiz, ‘me aconsejé llevarlos conmigo por si ‘caso, Bl escaso Iéxico espaiiol que poseia:sélo me permitia hablar de temas generales, y esto, ayudéndo- me por gestos. Advertia que mis acompafantes querian contarme muchas cosas, pero convencidos de que cast no les entendia, se limita Fon a los objetos que podia vor 0 tocar, Mas tarde supe que los dos marineros eran anarquistas, consi derados en aquellos tiempos, no sé por qué, como los mas seguros guardaespaldas, Cuando pasamos junto a los acrédromos de Las Alcazares y San Javier, vimos en ellos unos cvantos bombarderas viejos. —"Pote7" .. frangais -me dijo el salando los aparates, Nadie podia figurarse entonces que dos meses mas tarde se desple- aria un gran trabajo en estos aeré- domos montando y probando Tos ruevos cazas y bombarderas traidos de la Unién Sovietica Llegamos a Alicante, ciudad completamente distinta a Cartage Centro balneario con un anchu- roso boulevard que circunda la bahia. En vez de los grises edificios choter, s José Giral, Ministro de Marina en los momentos de fa sublevacién oficiales y las agostadas laderas de las montanas de Cartagena, aqui habfa mucha arboleda y palmeras. Las fachadas de los edificios eran de tonalidades més claras, infinidad de restaurantes y cafés con sus velado- res en el boulevard, La vida era ‘completamente pacifica, no se deja- ban notar los menores sintomas de la guerra, Por doquier se veian muchos extranjeros paseando y damas lujosamente vestidas. E] mono no estaba aqui tan de moda como en Madrid o Cartagena. El chofer miraba de reojo a las peato: nes y, n0 86 por qué, a todas Ios til daba de fascistas. Tuve la impresion de que no se equivacaba mucho. En Ja rada estaban anclados barcos de guerra alemanes ¢ italianes, En aquellos dias se operaba en Madrid un cambio de gobierno: dlimitié el Gobierno republicano de iaquierdas de Giral, sustituyéndole el Gobierno de coalicion de Largo Caballero, en el que participaban seis socialistas (incluyenda al jefe del gabinete), dos comunistas, tres republicanos de distintas tenden cas y un representante por cada tuno de los. partidos nacionalistas catalan y vasco. El nuevo Gobierno fera mucho mas fuerte que el viejo pero recibié de su predecesor una herencia nada envidiable. La situa: cidn en los frentes empeoré: los fac closes habian tomado Talavera, situada a 120 kilometcos dle Madrid, Franco habja anunciado oficialmen te que emprendia la ofensiva general ‘sobre la capital. Por primera vez en la historia aparecié la expresin que tan gran difusion tuvo en afios posteriores La representacion soviética se lrastadé del hotel Alfonso al hotel Palace. Los acontecimientos habian cambiado mucho a Madrid, en sus calles se veian menos paseantes y ‘mas voluntarios armados cle la Mil ‘ia Popular. Se hablaba mucho de la ‘magnifica actividad del Quinto Regi- miento que, ditigide por los comu nistas, formaba unidades y destaca :mientos combativos. Como era de esperar, fue nom. brado ministro de Marina Indalecio Prieto. Este personaje, grueso, de baja estatura, me recibié en su des. acho del ministerio sentado tras luna enorme mesa, despidiendo cen telleantes miradas con sus peque- Fos ojitos, escondicos bajo unas espesas cejas. A pesar de stu com: plexion, Prieto se distinguia por su gran movilidad, su conversacisn era Iénica y a voces hasta cinica, Hablé con él sobre mi destino en Cartage i y a bordlo de los barcos. Accedié ‘a mis propuestas, recomendandome al mismo tiempo que participase en 1 crucero que la Flota republican iba a emprendler al Norte, al golfo de Vizcaya, de lo que yo todavia no sabia nada. Muy contento, agradeci 2 Prieto la posibilidad que me brin- daba de tomar parte en esta impor: tante operacién naval. El ministro prometié dar las indicaciones nece- sarias al Mando de la Flota (hacia dos dias que se habia designado para este cargo al Capitan de Fraga- ta Miguel Buiza), dieiéndome con sorna que el champagne lo beberia. ‘mos despues del final feliz de la ope- sacion, Con la sonrisa irdnica que le caracterizaba, Prieta agregé: “Natu ralmente, si es que tenemos ocasion de ‘quinta_columna* Con esta gestion termind mi estancia en Madrid. Estuve otras dos veces en la capital cuando toda: via el gobierno no se habia traslada: do a Valencia, pero mi lugar perma: nente de trabajo fue ya Cartagena, Indaleco Prieto, Ministra de Marina en el gobierno Largo Caballero La situacién politica en la flota y los mandos Et cuadro que ofrecia ta Flota era muy complejo y contradictorio, La vida politica, antes restringida por los reglamentos militares y la oficia- lidad reaccionaria, desde la subleva- cién se desenvolvie con particular fuerza en los barcos y en la Base. Activaron su trahajo todos les parti- dos: socialistas, comtnistas, anar: guistas y republicanos. Después de subir al poder en septiembre de 1936 y de entregar ta cartera de ministro de Marina a Indalecio Prie 10, los socialistas tomaron todas las medidas para extender su influencia alla Flota, Los anarquistas ya tenian antes de la Sublevacien gran ascen- dente entre los obreras y la peque ha burguesia de Cataluna, Valencia y Murcia. Entre los marinevos habia muchos oriundes de estas regiones, que ya eran anarquistas antes de alistarse en la Flota, En algunos bareos. los anarquistas eran maye: ria. AL principio de la sublevacién, habia pocos camunistas a borda y solo en el transcurso de la guerra fue creciendo su ntimero y prepo: tencia, La politica clara y conse cuente del Partido Comunista en ta lucha contra el fascismo atrajo a su lado a gran parte de las tripulacio nes de los bareos, ¥ aunque el ministerio de Marina controlaba ta seleccldn de los cuadras de mando, uaderno Monagratico 7 Miguel Buiza, Jefe de Ia Fota de le Reptbica impidiendo que los comunistas ocu paran estos cargos, entre los mari eros rasos crecéa incesante el nuimero de adeptos del Partido Comunista. En su mayoria, los of iales que siguieron fieles a Republi. ca apoyaban formalmente a los socialistas 0 a los republicanos. Habja muy pocos ofictales anarquis tas y comunistas. EI ncmera de estos ltimos aumenté un tanto después de incorporar al servicio en la Marina de Guerra a los especia listas de los barcas mercantes, en particular a oficiales de derrota y mecinicos que procedian de las amplias capas populares. Los que sirvieron en los transportes mari ‘mos cumplieron abnegadamente su peligroso trabajo, trayendo carga mentos militares de distintos pai ses. Los capitanes oficlales de los transportes Santo Tomé, San Agus- tin, Mar Cantéibrico, Magallanes. y 8 Cartagena histérica otros prestaron un servicio colosal al Gobierno republicano y al pueblo espanol En los primeros dos meses, mientras estuvo en el Poder el {gobierno Giral, la vida politica en la Flota se controlaba débilmente por el Gobierno, siendo los anarquistas {quienes jugaban el papel mas desta cado en las unidades, Este fue un periodo de agudisima lucha entre Jos partidos. La Flota la dir Comités elegiddos a base de repre: tos partidos, Las disputas y Ins discusiones no cesaban tn momento. En Cartagena se publicaban dos periodicas, Carta ‘genero y El Liberal. El primero era et portavox de las anarquistas, el ‘segundo el de los socialistas y repu: blicanos. La enconada polémica que se hacia en las paginas de estas dia Flos, a veces, se exacerbaba hasta ol extremo de llegar a choques arma dos en la calle, Durante las clones navales -y de esto ful test durante el erucero de la Flota repu blicana al Norte-, en el puente del arco insignia Libertad siempre se diseutia acalo rechazar mejor el ataque de los buques rebeldes. Los anarquistas proporcionaban muchos sinsabores al Mando, cre: ando dificultades. complementarias En los bareos eran los marineros mas indisciplinados. La. rimbom bante frase de "Vencer 9 morie” de que tanto les gustaba presumir no se respaldaba pot los hechos. Por lo comun, los anarquistas ni morian ni veneian, En clerta ocasién, pasé todo un dia a bordo del acorazado Jaime Ten el que los anarquistas tenian especial predominio, En tres lugares del barca, por lo menos, se celebraron reuniénes-mitines en las gue se exhorts a “demostrar quiénes fran los anarquistas’, pero sin que en parte alguna se advirtiesen pre- parativos para que el barco se hicie- se a la mar y estuviese dispuesto a presentar combate, Meses después, el acorazado Jaime Ise hundis en la darsena de Cartagena como conse: cuencia de una explosién en los anoles de municién. Fumar santabdrbara del Jalme I era un fondmeno corriente, cada cual hacia a bordo lo que le venia en gana, rela- lamente la forma de la Bruno Alonso, Comisario General de fa Flota Republicana Jando las ordenanzas y la disciplina. ‘quinta columna” de los fascistas supo aprovechar bien la atmésfera de negligencia creada por los anar quistas, encontranda con facilidad centre ellos agentes provocadore Deseando mantener en sus manos el predominio en la direccién de la Flota, Prieto nombro a su adepto Bruno Alonso Comisario general de la Flota. Lo primera que hizo Bruno fue seleccionar socials: tas para ocupar los puestos de comisarios y cargos de mando. afianzando su posicién en las uni dades de Ia Escuadea, Miguel Buiza, Capitan de Fraga. ta, ora el Comandant Flota, Antes del alzamiento fascista mandaba un barco auxiliar, no per Lenecia a la nobleza de recio abolen- g0 y disfrutaba de la confianza de las tripulaciones. Alto y delgado, no le gustaba hablar mucho y cuando cen Jefe de la lo hacia, exponia sus Ideas con tra ses entrecortadas y secas, como rafagas de ametralladora, después de lo cual se sumia de nuevo en el mutisme, Después de Ia sublevacion, Buiza mandé el crucero Libertad, ues conocia perfectamente eémo se gobernaba un barco. Luego, el Comité Central de ta Flota le propu so encargarse de las funciones de Comandante en Jefe de ta Escuadra republicana, cargo en el que fue ratificado el 2 de septiembre por orden del ministro de Marina. Of clal leal al Gobierno republicano, carecia, por desgracia, de la expe- iencia y conocimientos suficientes para un puesta de tanta responsabi lidad. Valiente por naturaleza, podia, dirigir su bareo contra un fenemigo més fuerte, siendole dificil, en cambio, digit toda Ia Eseadra en consonancia con las reglas nava Jes. Los acontecimientos posteriores Jo confirmaron, siendo sustituido por Luis Ubieta, Bruno Alonso era la segunda figura en la Flota, Su papel, come dlirigente, en las complejas circuns: tancias de las mutuas relaclones politicas, era extraordinario. Titu landose Comisario Politico General, se consideraba superior al Mar de la Flota, llegando hasta el extre mmo de estampar su firma delante de Ja de Buiza, Su prepoteneia entre las dotaciones de los bareos y en los, asuntos al margen de la Flota no hay que subestimarta, especialmen te después de liquidarse los Comites y de crearse el Comisariado de Gue tra en noviembre de 1936. Con el pretexto de restringit Ja influencia fas, Bruno Alonso, en la practica, aplicé una linea see de lucha contra los communis: tas, debilitando Ia autoridad en la Plota del Frente Popular y reforzan. de los anarqui tar do las posictones de los capitulad FI Capitan de Navio Luis Jun quera desempenaba las funciones de Jefe del Estado Mayor de la Escuadra, Hombre amabilisimo pero sin voluntad, no prestaba ta ayuda necesaria al Mando. Jungue ra s6lo era capaz de rogar timida mente a sus subordinados que hicieran esto © Io otra y no valia re la vieja oficialidad, Vicente Ramirez, Jefe de la flotilla de destructores dela Repiblica para mandar Luis Ubieta habia mandado el crucero Cervantes. Tenia la gradu clon de Capitan de Fragata y era un oficial con bastante experiencia que gobernaba suficientemente arco. Como era un arribista, Ubie ta intentaba a toda costa encontrar se a bien con todas los adeptas de los distintos partidos, pero no sentia el menor deseo de dar combate a los facciosos. En noviembre de 1936, su bbarco, anclado descuidadamente en la rada exterior de Cartagena, fue torpedeado por un submarino des- conocide, dejindolo Inactive par mucho tlempo. Prieto protegia mucho a Ubieta, ascendiéndale a los Ubieta puestos dle mayor responsabilidad, y siendo un tiempo Comandante en Jefe de la Flata, En esencia, Ubieta io que se encubria Kemporalmente con el ropaje de republicano, En In altima etapa de Ja guerra se quité la eareta, ayudan- do a que los fascistas se apoderasen de la isla de Menorca, La Flotilla de destructores. la mandaba el Capitan de Fragata Vicente Ramirez, Como buen anda- lu7, era extraordinariamente expan sivo y, oso. En el puente de manclo sélo se ia su conversacién lena de fuertes expresiones marineras. Cuando esialld Ia sublevacion, Ramirez era un oficial muy Joven, pero su parti clpacién en el aplastamiento de la faecién le colocé en un trabajo de mayor responsabilidad. Active y enérgico, se presentaba en uno u otro destructor y en las reunlénes con el Mando de la Flota su vo, de ordinario, ahogaba a todas las demas. Ramirez. tenia conocimien tos suficientes para ditigir la lla, pero su caracter atropellado le impedia establecer el orcien necesa rio, En Ia Flotilla fe trataban de Don Vicente, utilizando raramente el apellido. El tratamiento por el grado ro se utilizaba. R. Verdia mandaba la Flotilla de submarinos, Oficial de baja estatura y recta complexion, fue un ejemplo de heroismo y de fidelidad a ta Republica, Mandando el sumergible C5, Verdia fue el unico oficial que no se sumé al alzamiento, Tenia Ia confianza de la dotacion y sabia lle var tras él a todo el personal. Gra- Glas a Verdia todos las submarinos Siguieron leales al Goblerno republi can y es indudable que hubiera hecho mucho en la lucha contra los rebeldes de no haber sucumbido en Jos primeros meses de la guerra en Malaga, Antonio Ruiz era el Jefe de ta Base Naval de Cartagena. Submari nista por especialidad, se considera ba republicane y partidario de Inda lecio Prieto, Alto, con atrayente Fise pomfa morena y bien cuidado, no le gustaba trabajar, Iimitandose, mas blen, a contemplar lo que cextrria en la Base a él subordiniada, que a diri xjela, Su despacho y el comerdor ser Vian de solaz. para los jefes de los barcos. Cuando Ruiz tenia que ocu: parse de la desearga de transportes ‘con bombas y aviones, se esfarzaba por encomendar esta misién “des- agradable" a cualquiera. Y si par un 1 ocasiones, hasta escanda: Cuaderno Monogriifica 9 casual se acumulaban enermes pilas de explosives en los muelles préximos al edificio del Jefe de la Base, Rulz se ponia nervioso, mos- trando entonces energia para sacar oantes posible este peligroso carga mento de Cartagena, Cuando asi sucedia, yo pensaba: “No hay mal que por bien no venga’. Me corres- pondié vivir y wabajar durante muchos meses con Ruiz, Después de marcharme de Espana, fue nom brado Subsecretario de Marina, Cordero, el Gobernador de la Base, se mantenia alsiada de los marines. Daba Ia impresién de un general que casualmente se habia atascado en el campo republicano y esperaba Ia ocasion de poder pasa se a Franco. En Cartagena no molestaba mucho y pronto fue requeride para teabajar a las érde- nes de Largo Caballero. Recuerdo bien a Cordero por el siguiente epi- sodio. En una reunién con Prieto, sin advertir mi presencia, se mani fest6 contra los voluntarios sovisti cos. Cuando yo le repliqué, se puso rojo como Ia grana y se azard, pues hacia sélo unos dias, en Cartagena, Cordero se habia deshecho ante mi en cumplidos para los voluntarios de la URSS, Mis tarde, Cordero fue desenmascarado come traidor. Los buques de la escuadra espafiola y sus bases En visperas del alzamiento fas- cista, Espana tenia en total dos vie jas acorazadas, siete eruceras de distintos tipes y 17 destructores, como nuicleo fundamental de la Flota de superficle, Ademas contaba con varios torpederos pequerios, de unas 180 toneladas de desplaza mento cada uno que no representa ban ning ‘También formaban parte de las fuerzas miltares maritimas cinco cafoneros, con un tonelaje global de 1,350 toneladas y unos 20 peque- fos guardacostas. La Flotilla submarina de Espana constaba de seis sumergibles del huevo tipo “C’ y otros seis del tipo anticuado "B Por los datos citados. se ve que valor: 10 Cartagena histories Espana disponia de una Escuadra considerable, Cuando comenzé la sublevacién, se encantraba en dife- rente grado de preparacién combati va: unos barcos estaban en los diques 0 en reparacién y se termi: aba la construceion de dos eruce- ros tipo Canarias, La dificil situacion econémica que atravesaba pl pats, se reflejaba en los plazos de construcctdn de los bareos, las reparaciones no se hack an a su debido tiempo, por lo que no slempre se encontraban en estado satisfactorio, Las bases mas importantes de la Marina de Guerra de Espana, ade mas de Cartagena, eran El Ferral y Cadiz, en el litoral occidental. De ellas, El Ferrol era Ia Base mas moderna, la que tenfa Ios diques mas grandes y contaba con astille- gran impor taneia militar, Bra un viejo fondea ero de los bareos de guerra de la Eseuadra espanola, con muchos centros de estudios y_poligonos. (Cadiz era para la Flota espanola luna especie de centro cultural y reli guia, que recordaba a los marinos poderio maritime de Espana en el pasado). La Importancia estratégica de Cadiz residia en su proximidad al trecho dle Gibraltar Ademés de las Bases enumera: das, Ia Escuadra espanola tenia otras muchas de 1 ‘nes: Bilbao en el Norte, Vigo en el Oeste, Ceuta y Algeciras en el Estre cho de Gibraltar y Mahon y Malaga os dimensio- CCrucero Miguel de Cervantes cen el mar Mediterraneo, Como com- plemento, Espana disponia de abundantes puertos comerciales a lo largo de todo el literal y Islas, que en caso de necesidad podian servir también como fondea: deros y bases para los barcas de guerra, Las dotaciones de la escuadra espaiola y su preparacién La Escuadra y el Ejéreito espa- oles se estructuraron, especial- mente en Ios iiltimos decenios que precedieron a la revolucién de 1931, ho tanto para luchar contra el adversario exterior, sino contra el enemigo interno. Esta cireunstancia explica precisamente por qué se seleceionaba con tanta meticulasi- dad a los militares de todas las cate gorias y mais particularmente a los que debian servir en los buques de la Flota, La oficialidad privilegiada podia dividirse en dos grupos funda- mentales. Primer grupo: ta offeiaidad que rmandaba los barces, los oficiales de los Pstados Mayores y los Mandos de las Bases Navales, Todos ellos Figuraban en el escalafén del Cuespo General de la Armada y constituian cl apoyo de Ia monarquia, Por esto se escogia con especial culdado para este grupo a los representantes de las familias aristocraticas y de la nobleza palaciega. Esta conducta se habia ido formando en la Marina de Guerra durante centenares de afos. La revolucién de 1931 no porto cambios esenciales, Los barcos los siguieron mandando los_mismos almirantes y oficiales, Nada se habia modificado tampoco cuando estallé el alzamiento faccioso en 1936. Integraban el segundo grupo los oficiales que desempefiaban cargos téenicos en los bareos, arsenales y bases, en lo fundamental, compues. 1 por oficiales cle rango medio del Cuerpo Auxillar. El que los aristé- cratas no quisiesen ocuparse de un trabajo “de brega” obligé a dar acce- 50 a los cargos de ingenieros, dise adores y mecanicos a los represen tantes de la pequena y media bur guesia. El segundo grupo, en su. mayoria, apoyaba al Goblerna repu blicano, manifestando con frecuen cla abiertamente su descontento respecto a los grupltos aristocrat cos que predominaban en el Minis terio y en la Plata, Ambos grupos constitufan el Cuerpo dle Oficiales de la Armada, que se diferenciaba acusadamente por su posicién juridica y material del personal subaltemno Los subalternos se selecciona bban del personal de filas y pasaban luna Instruccién y educacién espe: ciales. Eran principalmente elemen. (os pequentoburgueses. Sin embar 0. también habia entre ellos ele: ‘mentos proletarios, particularmente en los sitios donde el conocer una cespecialidad técnica era Ia exigencia principal. En la Escuadra espafiola se realizaban medlidas para atraer a Jas subalternos al lado de la oficial dad. Para este grupo era caracteris- {ico un gran porcentaje de renga chados y muchos anos de servicio, En los submarinos, los reengancha- dos constituian del 65 al 70. por lento del personal subalterno, No obstante, los oficiales tenian pocos éxitos on el “amaestramiento" de los subalternos, la mayoria de los cu les eran republicans, socialistas @ anarquistas. Las marineros y clases de reem: plazo procedian, en lo fundamental, de las regiones industrlales, habian trabajado en fébricas y empresas y eran los portavoces de los senti mientos y puntos de vista del prole- tariado, | Las ripulaciones abortan la sublevacion de los oficiales vse hacen dues delos buques Las relaciones entre la oliciall: dad, de una parte, y las clases y marineria, de otra, eran de una hos- Uilidad manifiesta. Los oficiales esti maban que tenian derecho a no car: gar con las exigencias del serv encomendando el trabajo funda mental a los subalternos y marine ros. La preparacién profesional de Ios oficiales se encontraba a un bajo nivel. Como recompensa por los ails de servicio, se les aseendia a cargos y rangos superiores, aunque mandando barcos no sabian salir ellos mismos de la déesena y, como regla, tenfan que recurrit a précti- cos y remolcadores, Era natural que esto no contribuyera a darles auito- Fidad entre las tripulaciones, Conservando su neutralidad en la guerra de 1914-1918 y, sin tener préctica combativa, ia Espana mondrquica reestructuré muy len lamente su Marina de Guerra para adaptarla a la experiencia de la Pri mera Guerra Mundial, La Escuadra espafiola se ocupaba fundamental mente de ejercicios, prestando mucha atencién a tedo lo relaciona do con desfiles y no a una verdade: +a preparacién para la guerra, La preparacién combativa de las distintas grandes unidades de la Escuadra no se coordinaba. Los submarinos se construian con ta sola finalidad de no quedar a la raga de a moda, pero ocupandose poco de ellos. En los supuestos tacticos xno cooperaban en modo alguno con los barcos de superficie y estaban muy descuidados. La escasa avia. cin naval estaba mal ligada, desde el punto de vista arganico, con la Flota Todo lo dicho explica el nivel de prepatacin operativo-téctico de la oficialidad de la Marina de Guerra espanola y de sus unidades navales antes de la sublevacién, A la marineria se le exigia una Instrucci6n relativamente pequefia, Comienzo de la subleva Pasando a describir las acciones de la Flota en el periodo de la suble: vacin, hay que hablar’ de la situa

You might also like