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6 UNIVERSIDAD AUSTRAL ALFONSO SANTIAGO (h.) y FERNANDO ALVAR Funci6n politica de la Corte Suprema Obra en homenaje a JULIO OYHANARTE Estudios realizados por los autores GERARDO ANCAROLA + FERNANDO N. BARRANCOS Y VED ALBERTO B. BIANCHI + FABIAN 0. CANDA SUSANA G. CAYUSO + MARIA A, GELLI ROLANDO E. GIALDINO + LAURA MONTI FEDERICO G. POLAK + NESTOR P. SAGULS ALFONSO SANTIAGO (h.) + ALBERTO A. SPOTA M1 LA CORTE SUPREMA Y LOS CONFLICTOS DE PODERES Por Nestor Proro Sacvis* § 1. Inteopucciox. Concerto El objeto del presente trabajo es determinar en qué medi la doctrina de los “conflictos de poderes” ha sido recepta¢ en el derecho constitucional argentino, y en su caso, qué 6 ganos y qué trémites ha adoptado. El tema ya lo habjam¢ abordado en anterior oportunidad’, pero dos recientes pronus ciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nacién, ¢ “Union Obrera Metaltirgica e/Estado Nacional”? y “Rodrigue: Jorge en ‘Nieva, Alejandro y otros (Poder Ejecutivo Nacional” han venido a replantearlo con una gran trascendencia publics Por supuesto, cabe recordar que no toda disputa, oposici 0 diferencia de criterio entre un poder del Estado y otro gener ya un “conflicto de poderes” en sentido preciso, Los “conflicto '* Doctor en Ciencias Juridicas y Sociales (Univ, Nae. del Litorab. Do tor en Derecho (Universidad Complutense, Madrid). Profesor titular de De echo Constitucional (UBA y UCA). Profesor titular de Derecho Proce Constitucional en el Master en Derecho A¢ Profesor titular en la Escuela Judicial del Uruguay, Juez en la Cémara d Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, 1 Cf, Scots, Néstor P, Derecho procesal constitucional, Recurso ex traordinario, 3 ed., Astrea, Buenos Aires, 1992, t. 2, ps.618 y siguientes, 1996. 58 Funcién politica de la Corte Suprema de poderes”, stricto sensu, asumen dos posiciones. La primera, ‘clasica, se produce cuando un Poder, 0 un érgano extra poder (o una dependencia de alguno de ellos), asume competencias del otro. En conereto, hay aqui un “érgano invasor” y un “6r- gano invadido”. Si tal ocupacién es consentida, por més que resulte inconstitucional, el conflicto en verdad no se tipifica: para que ello ocurra es necesario, ademas de la agresién, que el 6rgano agredido se repute afectado y quiera rechazarla’. La otra hipétesis de conflicto se presenta, en nuestra ex- periencia juridica, si un érgano del Estado no obedece la de- cisién tomada por otro, en ejercicio de sus atribuciones cons- titucionales. Aqui no se discute quién es el érgano competente, sino la renuencia en efectivizar lo resuelto por este. § 2. SoLUcION DB LOS CONFLICTOS DE PODERES. ‘Recemas ANTIGUAS Las primeras constituciones no atendfan explicitamente el tema de los conflictos de poderes (es paradigmatica, al res- pecto, la de los Estados Unidos), aunque de todos modos exis- tian ciertos resortes para encararlos. Por ejemplo, si el Presidente invadiese atribuciones del Congreso, y el asunto no se dilucidase de modo satisfactorio, el Poder Legislativo podria instrumentar el juicio politico con- tra el Jefe de Estado. Pero ademas, de vez en cuando, los conflictos de poderes han tenido solucién judicial ante los tri- bunales, si el érgano afectado lograba que a través de una instancia superior (edmara de apelaciones, v. gr.), se dejase sin efecto la hipotética “invasién” realizada por un juez_ inferior en asuntos de competencia reservada del érgano invadido. En otras ocasiones los conflictos de poderes han sido re- sueltos simplemente por el Poder involucrado que tuvo mas fuerza fisica. Por ejemplo, en 1908 el presidente Figueroa Al- 4 Le dicho no impide, por ejemplo, que si el érgano “invadido” no im- pugna al érgano “invasor”, un particular afeetado discuta por su parte, ¥ fn los carriles procesales pertinentes, el acto del “invasor” que lo perjudica Pero en tal easo ese particular no plantearia un “conflicto de poderes” (donde son parte los dos poderes involucrados) sino una accién o proceso Guicio de- larativo, amparo, etc.), donde é1 seré parte. La Corte Suprema ¥y los conflictos de poderes 59 ae er Ja clausura de las sesiones extraordinarias d (Congreso, a las que habia convocado. Ante la actitud de los ee le continuar deliberando (al Tespecto, ellos arg es Leegagen ae wna ver convocado constitucionalmente el Poder fe dispersal Presidente, esto no podria eseanvoca i”), fa se terminé por la intervencién de fu sales que, respondiendo al Jefe de Estado, impidieron le ontacs le a8 jegisladores al palacio del Congreso", * entrada e tenerse presente que para el constitucionalismo ini- cial, gran parte de los que hoy llamamos “confictos de poderae” he “ mamos “conflicts de podere: tigal questions), 0 “cueStiones far B uno 0 a todos los podere: esde Iuego, ese remedio no es ej § 3. Recetas mopernas El constitucio: nstitucionalismo contemporéneo atiende a los conflic- tos de poderes de ma mnera especifica, vale decir é expresamente como fendmens sul generic, oe a ns nos propios para dirimirlos, i ro , To que obliga a pensar, asimismo, @ la Corte Suprema clasica, lo mas freeuente ae mismo competencia para j Para juzgar sobre dicho: vn Por ejemplo, contitaciones de Italia, at: 194; e Geer fovea nf de Alemania, art. 98, ine. 19. Bn su defecta, ludida funcién a la C ibunal e y la Corte Suprema o ipremo tradicional (asf, y. ‘8r., constituciones de Cocca fe, Bioeoasy, Carlos M,C Carlos M., Cuadernos del curso de dere ledo-Perrot, Buenos Aires, 1981, t. TV, p. 56. a 0 Funcin politica de la Corte Suprema 6 165, ine. 14 de San Juan, art. 208, ine. 1%, a; de Rio Negro, art, 207, in. 2 cata Rica, Ie toca a la Sala Constitucional so de C 2 aoe de sa Corte Suprema dirimir los conflictos de competencia en- tre los poderes del Estado (art. 10 de la Constitucién). § 4. EL CASO ARGENTINO, EN EL ORDEN FEDERAL. ‘DOCTRINA JURISPRUDENCIAL previ6 sobre los conflictos La Constitucién de 1869 nada previe sobre los conteetts val. dderes en el orden nacioni , nls os = iictos ‘entre los poderes ptiblicos de una ar rovinelt Aa a cuya solucién dio competencia a la Corte § prema, de ticia ‘imitivo art. 98. jus Ja Nacién, en el primitivo art Justicia de Je forma constitucional de 1860, por entendérsela tonomfas provinciales. . Josie ae vase de la actual Constitueién nacional ba I wade ina sostuviera que no & in sector de la doctrina sost u = 2 ae eet para resolverlos, sino solamente carriles polos {como el voto de censura al Jefe de Gabinete, las interpela- Jones, el veto presidenciaD), y a lo més, el juicio politico, Nor- tnalmente, conforme con esta posturs, concuirfan como cuestio: nes politicas no justiciables. Los jueces, Por ta pe Soate. de apitud juriedieional para conocer en elise” 04% Pr ne deseonoce estos conflictos como tales, pero e due deb an ‘cer solucionados mediante las instancias judi a dinarias y extraordinarias ya establecidas, por - ae Ke rresponderia ‘su atencién directa e inmediata por la Cor PreENo obstante lo dicho, cabe constatar que, reeonociend ue exista la figura del “conflicto de poderes’ a i} geept ola, de todos modos la Corte Suprema ha configurado una jurisprudencial que contempla los conflictos en « Bauna, Rodolfo C., Decretos de necesidad y urgencia. El caso “Rodrt et Lorde BAST. fuer Gunnin al enna do joer oo teal de conttsional suey on eupn, Grogon Una sn Wasnt aa Bin os aeropuertos”(prosunta intromision dun : lidad de un decreto de necesidad y fone conovertida, en sari "LA La Corte Suprema y los conflictos de poderes 61 Para ello, se ha partido de una interpretacién extensiva ~en rigor de verdad, una interpretacién mutativa por adicién*— del art. 24, inc. 7 del reglamento para la justicia nacional (decr. ley 1285/58), que atribuye a la Corte la funcién de conocer en las cuestiones de competencia y los conflictos que en juicios se planteen entre jueces y tribunales del pais que no tengan un 6rgano superior jerérquico comtin que deba resolverlos. Sobre la base de tal norma, la Corte atendié situaciones de desobediencia por incumplimients de una orden judicial por (ein Ministro nacional”, o cuando autoridades militares in ciertos easos reconocis que para pronunciarse en algunos con- flictos era dificil justificar su competencia en el mentado art. 24, ine. 7° del decr. ley 1285/58, pero que de todas maneras debia hacerlo, “ya que de otro modo no podria tener [el pro- blema] solucién adecuada”". En el caso “Roberto C. Rodri- guez” (donde debié resolver la negativa de la Junta de Co- mandantes en Jefe en obedecer lo resuelto en un habeas corpus Por un juez federal), se bas6 en el aludido art. 24, ine. 7%, y fallé a favor de la competencia militar, dejando sin efecto Ia libertad dispuesta por el juez™. En el caso “Berrueta’, también ante la renuencia del co- mandante del Primer Cuerpo de Hjército en obedecer una dis- Posicién de un juez federal respecto al lugar de detencién de un preso, la Corte juzgé que el problema no configuraba pre- cisamente un conflicto de poderes, ni uno de los aludidos por el citado art. 24, inc. 7%, pero asumi6 el litigio invocando la existencia de poderes implicitos del alto tribunal, en su condi- cion de cabeza del Poder Judicial, cosa que la obligaba a velar Por la observancia del cumplimiento de las érdenes de los jue- ces integrantes del mismo". © Sobre la interpretacién mutativa por adicién, nos remitimos a nuestro bro La interpretacién judicial de la Constitucién, Depalma, Buenos Aires, 10998, ps. 58 y siguientes, ® CSJN, Fallos, 292:452. 10 CSIN, Fallos, 246:237, 1 CSIN, Fallos, 246:327; 247:436, 4 CSUN, Fallos, 279:40. 43 CSUN, Fallos, 301:205, 62 Funcién politica de la Corte Suprema En “Dromi’, la Corte Suprema de Justicia abrié el recurse extraordinario per saltum, pero el voto de los jueces Nazarene J Moliné O'Connor entendié que la presentacién del entonces Xuimistro de Obras y Servicios Publicos ante la Corte, cuss: MNonando la actuacién de un juez que habia dispuesto uns Me. Gide que interferfa en el proceso de privatizacion de ‘Aerolineas ‘Argentinas, producfa de hecho un “virtual conflicto fundado envel desconocimiento de la competencia de un magistrado”, y que debia resolverse segtin prerrogativas implicitas de la yong, que asf como habia actuado para tutelar @ sus jueces coretjo fueron desconocidos por los otros poderes, también de- bia encauzarlos si se excedian en sus atributos jurisdiccionales. ot ence que no fue el argumento mayoritario, es significative porque después se repetiré en otros pronunciamientos, ¥ daré Pore ie Retual formulacién de la Corte Suprema sobre le materia que abordamos"* Te Nentencia muy interesante en este desarrollo juris: prudencial es el caso “Gonzélez, Antonio Ermey ” (también Ila- ert igo BIBA", o del Banco del Interior y de Buenos Aires), pact dicho funcionario, en su carécter de Ministro de Beo- conta, formulé tuna presentacién, invocando conflicto de, po see at impugnar una decision del juzgado federal n! 2 de Gores, Mo. Se aleg6, al respecto, que el magistrado habia des- sepeido atribuciones constitucionales del Poder Bjecutivo, ¥ legales del Banco Central. ‘De los jueces de la Corte Suprema, tres entendieron ave ge trataba de un caso de peticidn de apelacién per saltum, {que no debia ser satisfecha porque no se configursban los pre- Gipuestos para admitirla. Dos jueces mas consideraron Oke ja presentacién no entraba en las hipétesis de competes originaria y exclusiva de la Corte. Pero otros dos magistrados, nthe y Moliné O'Connor, pensaron, en un voto disidente (que luego recobrard inusual vigor en “Union Obfera ‘Meta- rgica”, segiin se vers), que habfa un conflicto de poderes, faptable por el art. 24, ine. T del deer. ley 1285/58, ¥ ave FO figura tenia varios antecedentes jurisprudenciales, con distin- fat dos de articulacién (presentacion directa ante los, ¢s- os moe la Corte, recurso extraordinario, elevacion de oficio 44 CSUN, Falloe, 318:877. La Corte Corte Suprema y los conflicts de poderes 63 de las act ion eos ea En esas circunstancias, la Corte, afla- a ah ie Aare funcién jurisdiccional en sentido estricto, tial por de Oat aa EI voto (compartido en lo esen- Pane ae ‘Terdn), concluyé que el problema de en lo Contencioss Administrative con lo que ae debs, tam, bien on lo eustancial, razon a lon presentanven®. nt § 5, Wurmos aronres. “Usiow Onnena feraLurcica” v “Ropricuez, Jorce” En ia Serato de estos casos, los Ministros de Trabajo eaagacll ey y de Justicia de la Nacién, en ead tacién del Estado nacional, interpsieron un recurso extraor dinaro per galtum ante la Corto Suprema contra In resnucn d 1. ra instancit fe inapliear una convencincolctiva te trabejs. En coneroto en. tenderon que ich convencin debia immpuguarve, en ru cas, : ‘administrativa, y solo después ante la Camara Na. dlonal de Apsastones el Trabajo. La intervencign del joes Sid pone te re nal Red Judicial en actividades propias del Ejecutivo™. exec mavoria de Ia Corte Suprema entendié que el asunto aaa con de una contienda sobre competencia judicial revista por ol art 24, ine! del dcr. ley 1285/58, y que en- : , “un virtual conflicto fui : fete cccspetanena i a ict indado en el exceso ni le un, istrado”. des jo”. Admitio, pues, que 6s ssba rere sa ‘onflicto de\poderes, para lo cusl no era ne- stuart oer al per sltum. En ena, manifests su plena ad 5 Nazarent ing O' los autos “Dromi” (Fallos, 313:877), aod heard ° SIN, Falls, 8181242 L Nes B Confcn de padres 9 recurve exraorinario “per waitum’, Ver 9ién Broart Campos, German J., Entre un *f oat Pirustrade june Ce de competencia, ED, t. 141, p. 317. Teas pene Sere Bt eee 0h rahe Pace Cao, ped errant yo Gt Sora tei nes Fae os voces ee ‘en la evolucién de la doctrina Funeién politica de la Corte Suprema Ain sintesis, la Corte reputé que el juez del trabajo habia Alterado el equilibrio de funciones inherentes a la forma republi- cana de gobierno, produciendo asi una “invasion” a la zona de reserva de actuacién del Poder Ejecutivo. Independientemente de que ello significase “un conflicto de competencia jurisdic- cional o un conflicto de poderes en sentido estricto”, lo cierto es que la Corte, ante la presencia de una cuestién institucio- nalmente grave, debfa intervenir, “sin que sea dbice para ello Ja inexistencia de vias procesales especificas, pues es claro que problemas de tal naturaleza no pueden quedar sin solu- cin”. Mas todavia: la Corte afiadié que su desempefio era obligado no obstante el nomen iuris dado por las partes al asunto, e incluso con abstinencia de si mediaba o no un tramite ordinario para impugnar “el acto que provocs el conflicto, toda vez que el mantenimiento del orden institucional no admite dilaciones’ En términos muy eategéricos, la Corte agregé que asi como tenfa poderes implicitos para tutelar a las autoridades judi- ciales cuando fueran menoscabadas por alguno de los otros poderes, asf también los poseia para establecer si un. debate estaba fuera de toda potestad judicial, bign entendida que esta no podta ser_ampliada aungue Tas partes quisieran hacerlo, presefitdndoles la contiénda del caso. ~Erdennitiverte-Corterententttque habla un caso de inexis- tencia 0 de ausencia de jurisdiccién por parte del magistrado interviniente, que aunque no configurara en términos formales ¥ con todos los requisitos una “cuestién de competencia”, podria resolverse conforme las facultades del Tribunal emergentes del art. 24, inc, 7 del decr. ley 1285/58. La Corte aclaré que su pronunciamiento no importaba aqui el ejercicio de una suerte de jurisdiccién originaria (para lo cual estaba impedida de ha- cerlo, segtin el art. 116 de la Constitucién), ni tampoco la ad- misién de un recurso extraordinario per saltum, sino el ejercicio de una actividad que no era jurisdiccional en sentido preciso, sino que es impuesta por la ley “a modo de una facultad admi- nistrativa o de superintendencia”, vinculada al principio cons- titucional de afianzar la justicia, insertado en el Predmbulo de la ley suprema, todo ello segun el voto disidente de los jueces Nazareno y Moliné O'Connor dado en la causa “Antonio Erman Gonzalez", que ya hemos mencionado. Asu turno, en “Rodriguez, Jo de los aeropuertos”), medié una en lo contencioso administrative, Pensién de los efectos de un de ¥ urgencia, en torno al procese argentinos. Pidié, al respect, tencia de la judica t De dicho requerimiento se corrié trasla del amparo, al Defensor del Pueblo (quie, 4 los demandantes), y La Corte sostuvo q Pudiera hacer respect otro, importa siempre, por sf misma, Metaltirgica”), fi trabajo “el Trl LL, t. 1997-F, p, 834, © Bawmwoo 0h) ¥ Aumaay 1a Corte Suprema y los conflictos de poderes ge” (también llamado el “ 6 » quien habia dispuesto la sus- creto presidencial de necesidad tura en el tema decidido””, do a los promotores "n se habia adherido al Procurador General Nacién, ue “la invasi6n que un Poder del Estado ‘0 de la zona de reserva de la Nacién, de actuacién de 66 Funcién politica de la Corte Suprema poderes del Estado (...) y en orden a asegurar, como titular de uno de ellos, su coordinado accionar”. - pr En definitiva, la mayorfa de la Corte concluyé que el j habia actuado con ausencia de See eres nto (la constitucionalidad de la emisién de te de ecesidad y urgencia, pendiente de su caelderactn por tién politica n - sl Ce eso), que importaba. una cues ° : ble, propia del ambito privativo de los poderes Legislative y Ejecutivo. § 6. Reexawen Es posible sintetizar el estado actual de la cuestién del te modo: - ee La jurisprudencia de la Corte Suprema de ae la Nacién en materia de conflictos de poderes no : a ae to una Tinea argumental eoherente,cireunstancia explicable po jue se trata de una figura no atendida explicitamente ee Q Constitucién ni por el grueso de la doctrina constitucionalista local. De hecho, debe partirse de la constatacién de un caso de laguna o vacfo constitucional. . ° "En definitiva, la Corte Suprema ha terminado por re conocer que hay un tema consttucional con contornos propos, como son los casos de invasién, por parte de un Poder ¢ fg Estado, de la zona de reserva que corresponde a otro. aaa usta definir si eso importa un “conflicto jurisdesional” o un SConflito de poderes en sentido estricto”, pero de todas: a neras concluye que el problema juridico politico existe (consid. 2 “Rodriguez, Jorge”). O ae momento, Ia Corte se ha dstenida on una care ictos: pr Jos que involueran a un 6 tales conflictos: por lo comtin, ° del Poder Judicial (todo tribunal lo es), con, en particular, ooo cias del Poder Ejecutivo. Las Ifneas sentadas podrian ext fr derse sin dificultades a conflictos entre el Poder eres i sventualmente, a conflictos de pode- el Legislativo, También, event e Sinan tre el Legislative y el Ejecutivo, aungi en frecuentes en las ltimas experienciasinsituionales argen- tinas. Un atisbo de conflicto de poderes, sin embargo, favo lugar poco tiempo ha respecto del veto parcial a la ley de pi La Corte Suprema y los conflictos de poderes 67 tentes, y a su vez de la posibilidad del Congreso de mantener, con los dos tercios de sufragios de cada Camara, ciertos ar, ticulos observados por el Poder Bjecutivo, y, en cambio, dejar Vetados otros. Esto generé un debate sobre la validez cons. titucional de esa posibilidad, y la incégnita posterior ante el Presunto rechazo presidencial de la superacién parcial de un veto, la hipotética no publicacién por el Poder Ejecutivo de los artfculos asf insistidos por el Poder Legislativo, eteétera. En cuanto al rétulo en cuestién de figura que comentamos, debe apuntarse que su denominacién es en el derecho com, Parado variable, y que cualquiera de las dos opciones tiene argumentos a su favor, La denominacién “conflicto de poderes” Puede ser preferible, por su amplitud, a la de “conflicto ju- tisdiccional", por comprender tanto las hipéotesis de invasién de un poder a otro como de desobediencia. ©) La Corte Suprema ha terminado por considerarse com- petente para entender en ciertos conflictos de poderes, sobre Jos que, subraya, “es claro que problemas de tal naturaleza no pueden quedar sin solucién”. Ambas afirmaciones parecen correctas. A medida que el derecho constitucional contempordneo afirma la tosis de la *ju- ridizaci6n” de controversias otrora arrinconadas en el cajén de las cuestiones no justiciables, bueno es que se opte por la ruta de la “solucién juridica” de un conflicto de poderes, y no Por el camino de la “solucién factica”, estrechamente ligada a la de la “solucién politica”, Se trata de una solucién madura ¥ responsable. d) La receta de asignar la dilucidacién de esos conflictos 8 una Corte Suprema (0 a una Sala Constitucional de ella), © a un Tribunal Constitucional (frecuente en el derecho com. parado) resulta plenamente aceptable, como principio, ya que se trata de contiendas que demandan por lo comtin uniso. lucion répida y a la vez altamente calificada, que un tritanal de primera instanca no siempre bi windaria Taii-daaisian~Gne- darfa sometida a tramites recursivos posteriores; y por lo de. mas; a. mayor Tegitimidad ¢ idoneidad que la de un magistrado aislado, aunque esto ultimo depende del grado de valoracién comuni. taria que obtenga en un pafs su Corte Suprema). 68 Funcién politica de la Corte Suprema ‘car su competencia, 1a Corte Suprema de la Na- dion afin con sorta releracn que no cerata uh seve supuosto de competencia originaria, jeno al contemplado por el art. 117 de la Constitucion (texto actual), ni de apel per saltum. ; a den a justificar su actuacién, primero recurri interpretacion extensive del art. 24, inc. T del decr. ley 1280/08 (en verdad, eomo apuntamos, una interpretacién mutativa por adicidn, ya que agregé a una tarea, como era dirimir conflicto de competencia entre jueces, otra o sea, resolver la invasion de un Poder a otro), La ides no era mala, a fin de cubrir le laguna constitucional que contemplamos, En todo proceso de integracin de normas constitucionales faltantes hay una ine- vitable dass de ereatividad, que por cierto, en el caso a a wultaba absurda, in embargo, cabe observar que en el ultimo caso que abor- damos (*Rodrigues, Jorge”), le mayoria de la Corte no utiliza el argumento de la interprotacién extensiva del art. 24, ine: 7 del deer. ley 1285/58. zAbandono u olvido? Solamente el o disipara este interrogante. . see eto engrimida por la Corte para legitimar su ac- tuacién, y que habia destacado antes, por ejemplo en “Berrue- ta’, 08 el ejercicio de poderes implicitos 0 inherentes por pa del Poder Judicial, y en particular por ella misma, como cabeza tado. ‘e “Bate arpunenta tiene su dosis de razonabilidad: el Poder Sudicial, como los otros del Bstado, cuenta necesariamente con poderes implicitos ¢ inherentes, que son los necesarios pare Cumplir las tareas que expectficamente le confiere, de modo expreso, la Constitucién". En ese orden de ideas, podria pé a a tn ett i soem era easel et Joe eaters pteiton del Poder Judicial, LL. 1996-8, p. 442, con mencion seit gue es derahnvigente. Por lo dems, as Hess Rjaas po la Cort sobre bx derech itos de un Poder (en el sentido de que son los necesarios te Series Se cade Berta ie La Corte Suprema y los conflictos de poderes 69 sarse que sobre la base de poderes implicitos la Corte puede y debe ir en auxilio de jueces desobedecidos por el Congreso © el Presidente, y tal vez, que también debe contener excesos de jurisdiccién de jueces que han incursionado en dreas de los otros poderes. Sin embargo, esta tesis no basta para le- gitimar la competencia de la Corte para dirimir un conflicto, ¥.gr., entre los poderes Legislativo y Ejecutivo. ) Por lo demas, resulta sugestivo que en “Rodriguez, Jor- ge”, la Corte no haya catalogado su actuacién para resolver conflictos de poderes en virtud de sus prerrogativas implicitas como de naturaleza “administrativa o de superintendencia”, tal como lo habia hecho hasta hacia poco, en “Union Obrera Metalurgica” (y en anteriores votos de los jueces Nazareno y Moliné O'Connor). El abandono de esta calificacién es muy feliz, porque muy pocos aceptarian comparar los papeles ins- titucionales de un Tribunal Supremo, dirimente de un conflicto de poderes entre los més importantes érganos del Estado, como una funcién de indole administrativa o de superintendencia, por mas que estos vocablos se tomasen como una simple alegoria. f) Mucho més correcto y claro hubiese sido, desde luego, que la Corte Suprema hubiese admitido la verdad del asun- to: que los conflictos de poderes, por cierto existentes en la realidad institucional, no tenfan programada en el texto de la constitucién federal una respuesta jurfdica, y que dicha la. | guna tuvo que ser necesariamente cubierta por la Corte, quien { debié elaborar la norma constitucional faltante mediante el j proceso de integracién'®, como ocurre en cualquier caso de vacio / © laguna constitucional. ; En esa labor creativa, la Corte tuvo primero que autoasig- arse competencia (una solucién aceptable, que es la comin don variar en funcién del tiempo y del contexto de vida, que no autorizan @ un Poder a asumir competencias de otro, o extraias a su area natural, que deben conformarse a la estructura de poder y al disefio ideolégico de la Constitucion, y que son auxiliares y subordinados a los expresos, resultan totalmente transportables al Poder Judicial), Ver nuestro articulo El habeas corpus y la justiciabilidad de los arrestos legislativos, ED, t. 166, p. 91, co antando el caso *Peldez", de la Corte Suprema de Justicia de la Nacion, que cabe aqui remitirse, y nuestra obra Elementos de derecho constitueional, ed., Astrea, Buenos Aires, 1997, t. 1, ps. 549 a 551. integracién constitucionsl nos remitimos a nuestro trabajo Elementos de derecho constitucional, t.1, pe. 63 y siguientes. \ 70 Funcién politica de la Corte Suprema en el derecho comparado), generando de tal modo (aunque for- malmente lo niegue) una nueva hipétesis de competencia ori- ginaria y exclusiva, ajena a los casos previstos por el art. 117 de la Constitucién, y dictar también reglas elementales de pro- cedimiento, como de hecho hizo (a las que nos referiremos vom con relacién a las normas rituarias construidas por la Corte para diligenciar un conflicto de poderes, reina por cierto w ibilidad, a veces excesiva. ™ Ereuante a los Tequisitos de admisibilidad del planteo del conflito, Ia Corte lo ha admitide por via del recurso ex: traordinario, por salto de instancia (v. gr, en “Union Obrera Metalrgiea"), 0 por presentacién directa (como la nota intro~ ducida en “Rodriguez, Jorge”), o por requerimiento de un ma- gistrado (que es Ia hipétesis més freeuente, por ejemplo, cuando al juez es desoido por el Srgano del Poder Bjecutivo que ili obedecerlo). = Respects al contenido del escrito del caso, Ia Corte ha apun- tado que puede prescindirse del nomen iuris dado por el re- aquirente, ya que lo pertinente es “atender (..) a Ja sustancia real de dicha presentacién, a su fundamento, trascendencia y¥ a su procedibilidad’, atento también a la presencia de gra edad institucional en el conflicto, que autorize all Tribunal a superar los recaudos procesales (dectrina de “Unién Obrera Metalirgica”, consids. 3%, 4° y 8), y que incluso, no absta. su admisibilidad el hecho que la misma euestion se esté dis: * putando en un trémite ordinario, “toda vez que el manteni miento del orden institucional no admite dilaciones” (dem). En “Rodriguez, Jorge”, se agrega que eabe prescindir de 1a eventuales defectos que pueda haber en el planteamiento de Ja cuestién (consid 5, todo por la gravedad institucional en juego y, finalmente, “por razones de economia procesal” (consid. 8° de “Union Obrera Metalirgica”). . . En otros términos, rige aquf la regla del “todo vale”, so- Iucién que no resulta por cierto atractiva. Si el eonflicto 2 poderes es articulado por un érgano maximo del Estado (o por una dependencia adscripta a él) contra otro érgano tam- bién méximo (o su dependencia), se supone que deberd fundar meticulosa y claramente el conflict, poniendo bien en claro, ademés, qué pretende. No se trata aqui de una hipétesis La Corte Suprema y los conflicts de poderes a recurso extraordinario in forma pauperis, sino de un cuestio- namiento institucional que demanda una importantisima y ra- ra actuacién de la Corte Suprema, que desde luego debe ser puleramente motivada. Para eso los érganos del Estado cuen- tan con un batallén de juristas presumiblemente especializa- dos, y no mal remunerados, para realizar su trabajo Lo cierto es que sea cual fuere la via de introduccién del conflicto de poderes, la Corte no lo asume segtin las reglas pro- cesales del recurso extraordinario (consid. 3? de “Unién Obrera Metalirgica”). En “Rodriguez, Jorge” consta que de la pre- sentacion del Jefe de Gabinete de Ministros se corrié traslado @ los demandantes del amparo y al Defensor del Pueblo, que se habia adherido a los primeros, traslado que resulta ele- mental en tutela del principio constitucional del debido proceso y de defensa en juicio. Es de esperar que esta directriz ju- risprudencial se mantenga. A titulo meramente informativo, pueden tenerse en cuenta los arts. 109 a 111 de la ley 7135 de Jurisdiccion Constitucional de Costa Rica, que regulan los “conflictos constitucionales”, a dirimir por la Sala Constitucional de su Corte Suprema, El art. 110 determina que la cuestién seré planteada por “el Jerarea de cualquiera de los 6rganos en conflicto”, quien envia a la Secretaria de la Sala un memorial con expresién de todas las razones juridicas en que se fundamente. El Presidente de la Sala dard audiencia al jerarca del otro érgano o entidad, en un plazo de ocho dias. La Sala resuelve en los diez dias siguientes, salvo que considere indispensable practicar alguna Prueba, en cuyo caso el plazo se computa a partir del momento en que ella se haya realizado. ‘’) En cuanto a la cuestién de la legitimacién activa para Presentar ante la Corte el conflicto de poderes, los tiltimos casos (“Antonio Erman Gonzalez”, “Unién Obrera Metahirgica”, “Rodriguez, Jorge”) fueron articulados por ministros del Poder Ejecutivo nacional, alternativa aceptable ya que, como pun- tualizé la referida ley costarricense, bueno es que sean pro- movidos por funcionarios de primer nivel. Como se trata de conflicts “de poderes”, no cualquier agente podria articularlos. Precisamente, en “Rodriguez, Jorge” los amparistas dis- cutieron la legitimacién procesal del Jefe de Gabinete de Mi- nistros, afirmando que el planteamiento de su requerimiento 2 Funcién politica de la Corte Suprema deberia haberse hecho por el Presidente de la Nacién, que habia pronunciado el decreto de necesidad y urgencia que se im- pugnaba mediante el amparo. La Corte Suprema, no sin in- genio, observé que en realidad la presentacién del Jefe de Ga- binete que introducfa la cuestién del conflicto de poderes no versaba sobre el tema de quién podia dictar el decreto de ne- cesidad y urgencia, sino que aludfa a la falta de jurisdiccién de un juez para incursionar en competencias propias de los poderes Bjecutivo y Legislativo, y deseché la objecién sobre la legitimacién activa Concluyendo, ante un acto lesivo de la Constitucién el con- flicto de poderes debe ser promovido por el érgano que se con- sidere invadido 0, en su caso, desobedecido. § 7. Evatvacion. Benericios v niescos DE UNA CREACION PRETORIANA La doctrina de los conflictos de poderes pergeriada por la Corte Suprema de Justicia de la Nacién tiene sus soles y sus bemoles. En su favor puede decirse que -con imperfecciones~ ha cubierto (al menos en parte) una laguna constitucional, reco- nociendo la existencia de tales conflictos y autoatribuyéndose competencia para atenderlos. En su pasivo debe observarse que el fundamento que to- davia subsiste dado para ello (vale decir, la doctrina de los poderes implicitos, ya que parecen abandonados en “Rodriguez, Jorge” los de la interpretacién extensiva del art. 24, inc. 7° del decr. ley 1285/58, y de los atributos administrativos y de su- perintendencia de la Corte Suprema), es insuficiente. A ello cabe sumar la falta de sinceramiento en no reconocer que esta frente a algo novedoso y distinto, y que ha sido excesivamente indulgente en materia de la admisibilidad de los planteamien- tos donde se introdujo el conflicto de poderes. Un cuestionamiento muy importante sobre el problema que tratamos ha sido el siguiente: mediante la argumentacién del “conflicto de poderes”, bien puede ocurrir que la Corte asuma el conocimiento y la decisién de asuntos pendientes en ins- tancias inferiores, con lo que, de hecho, podria erosionarse el La Corte Suprema y los conflictos de poderes 73 sistema de control difuso de constitucionalidad que impera en el pais, que contimia el modelo norteamericano de la judicial review, y en su lugar, se derivaria hacia_un_régi ums a trado (en Ja Corte Suprema)”. ae La critica resulta aguda. Pero jue ocur captacin de una itis por medio del conducto sel sonatas do poderes” resulta una consecuencia précticamente inevitable de la Sea de la existencia de dichos conflictos, y de la nee fidad de su pronta solucién por medio de un veredieto de la ae oe © del Tribunal Constitucional. En una impor- 7 a lida, entonces, decae aqui el control difuso, que no ee ‘ogma necesariamente absoluto e infalible, reemplazado gn alguno de sus aspectos por el control concentrado en manos de uno de aquellos dos organismos, para las hipstesis que tra: Naturalmente, el instituto del conflicto ervertrse (como eualguier otro del mundo del donion eee giemplo, si el Poder Ejecutivo de un pais adepto al sistema ifuso de control de constitucionalidad, ante cualquier decisio Judicial que no le plazca, invoque ser “invadido” por el jues del caso, reclame Ja intervencién de la Corte Suprema, ost acepte con ligereza tal requerimiento, La desnaturalisaciin ae pacer mds grave si el tribunal supremo de ee Estado no fuese genuinamenta independiente de quien deman- - De todos modos, cabe observar jue con u dinario per saltum puede sucedor algo muy smilar*s see 1a legitimidad del funcionamiento de la doctrina del conflicto Poderes dependera basicamente de tres factores: a) la fre- cuencia con que los poderes del Estado realmente se extrali. miten e invadan las competencias de sus pares; b) la prudencia 2 Ver, por ejemplo, Monrito, Augusto Mt ifuso de constitcionalidad, JA. del 1838, y a vote dann Sete tag granted 0 1, ed er Por cierto que nos hemos opuesto a a doctrina juriprudencal del argentino, In doctrinal coi E. ificto de poderes que per sander ec elon poblenas gue ce preenian Tne ota Be alum, Vt usta lie Derecho procralcnoiaconal. esse Funcién politica de la Corte Suprema 14 lo hay ra detectar cudnd lic de la Corte Suprema par ia ae Fae aeS conficto de Poderes y casioe Do = cetrat traer la decisién de pr é sree Par a ea ard eee cone Supreme eta oa “om ‘de poderes? én y cual el wres” solamente por excepcid ellos fec- Me an ends hl cus rn sean sane nena lag yoann 7 én. Caso contrario, devaluat ae eeecsneat istema judicial argentino, ct nso osee el sistema ji : ele i Spelled fr deere at il 6n social por vy ‘ado de insatisfaccior A eee mental ra eat ede cee gobernabilidad y persistencia. Vv EL PAPEL POLITICO DE LA CORTE SUPREMA EN LAS CRISIS INSTITUCIONALES Por Marta Ancética Geuui* § 1. La Corte Suprema en 1a oncantzacion JUDICIAL ARGENTINA: PODER DEL Estapo Y TRIBUNAL DB JUSTICIA El sistema juridico argentino es tributario de dos tradi- ciones normativas. Una de ellas, In del deveche continental odificado, donde el juez es percibide come le hose que pro- nuncia las palabras de la ley' y debe, en consecuencia, resolver conflictos de interés aplicando y, sobre todo’ interpretando las Tanta ge igentes con particular deferencia a los motives Y vo- luntad del legislador. Esta tradivion es Particularmente fuerte en las lamadas materias de derecho comin ¥ codificado, creriufeora de Derecho Consttucional (Universidad de Buenos Aires, Universidad de San Andrés y Universidad Actas jar Pacetagtituto de Investigaciones Juridicas y Sociales heteoray 48°, Facultad de Derecho (UBA) ina de Derecho Constitucional unit, Celebre expresién pertenece al no menos eélebre fuptrit de tas leyes, Claridad, Buenos Aires, 1971 La frase completa dice: *P son ni més ni menos que la tnanimados que no pueden (Como se advierte, toda una definicion del juez, subordinado al le institucional acerea del lador, idea que es profundizada mas ale Finger tseutE “De los tren poderes de que hemos heche msc, 1 de juzgar es casi nulo" (ol destacado mo pertenees) noe

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