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Poder Judicial de la Nación *24000080490635*

Cédula de Notificación 24000080490635

CF Juzgado 3 - SECRETARÍA Nº 5

Fecha de emisión de notificación: 13/junio/2024

Sr/a: ADMINISTRACION GENERAL DE PUERTOS

S.E., CAROLINA BEATRIZ ALVAREZ DI PIETRO,

ANA LAURA PALMUCCI Tipo de domicilio Electrónico

Domicilio: 27249636458

Carácter: Urgente
Observaciones especiales: Art 149 C.P.P.
Copias: S
Tribunal: JUZGADO CRIMINAL Y CORRECCIONAL FEDERAL 3 - sito en Av. Comodoro Py 2002, piso
3°,CABA

Hago saber a Ud- que en el Expte Nro. 12298 / 2018 caratulado: Incidente Nº 2 - QUERELLANTE:
ADMINISTRACION GENERAL DE PUERTOS S.E. DENUNCIADO: MORTOLA, GONZALO s
/INCIDENTE DE FALTA DE ACCION
en trámite ante este Tribunal, se ha dictado la siguiente resolución:

null Según copia que se acompaña.

Queda Ud. legalmente notificado


Buenos Aires, de junio de 2024. PV
Fdo.: SERGIO ALFREDO RUIZ, SECRETARIO DE JUZGADO
Poder Judicial de la Nación
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 3. Sec. 5

CFP 12298/2018/PL1/2
///nos Aires, 13 de junio de 2024.
Autos y vistos
Para resolver en el presente Incidente nro. 2 caratulado
“Querellante: Administración General de Puertos S.E. Denunciado:
Mortola, Gonzalo s/ Incidente de Falta de Acción”, labrado en el
marco de los autos nro. CFP 12298/2018/PL1 del registro de causas de
la Secretaría nro. 5 de este Juzgado Nacional en lo Criminal y
Correccional Federal nro. 3.
Y considerando
I. Planteo de la excepción
Las presentes actuaciones se formaron a los fines de
resolver el planteo de falta de acción promovido por el Dr. Mariano Di
Meglio, letrado defensor de Gonzalo Mortola, con el objeto de que se
aparte a la Administración General de Puertos S.E. del rol de parte
querellante.
En efecto, a través del escrito vinculado a fs. 1/3, la
defensa de Mortola sostuvo que la Administración General de Puertos
no es titular del bien jurídicamente protegido por la norma que
emerge del tipo penal oportunamente imputado al nombrado
–violación de los deberes de funcionario público, previsto y reprimido
por el art. 248 del Código Penal-.
Así, entre otras cosas, el Dr. Di Meglio sostuvo que “…el
delito de violación de los deberes de funcionario público se encuentra incluido
en el Título XI del Código Penal denominado ‘Delitos contra la
Administración Pública’, que precisamente identifica a la Administración
Pública como el bien jurídicamente protegido […]. Por lo tanto, la conducta
atribuida al Sr. Mórtola, de haber existido, en ningún caso atentó contra los
intereses particulares de la AGP sino que, de adverso, solo habría conculcado
el bien jurídico ‘Administración Pública’, cuyo titular de ninguna manera
podría ser la AGP…”.

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A ello, agregó que “…[f]ue la misma AGP la que describió
la conducta atribuida, revelando cuál fue el bien jurídicamente protegido, la
Administración Pública, del que no es titular. Y si no lo es, tampoco puede ser
la damnificada del hecho investigado, lo que invalida su condición de
querellante, porque de acuerdo con lo establecido por el art. 82 del C.P.P.N.: ‘
Toda persona con capacidad civil particularmente ofendida por un
delito de acción pública tendrá derecho a constituirse en parte
querellante...’…”.
Finalmente, el aludido letrado defensor concluyó que “
…el hecho imputado a Mórtola, considerando el bien jurídicamente protegido,
de ninguna manera ofendió particularmente a la AGP, sino que habría
atentado contra un bien cuyo titular trasciende al organismo, colocándose en
cabeza del Estado y cuya protección es ejercida por el Ministerio Público a
través de los Fiscales de la causa…”.
II. Dictamen del Sr. Fiscal
Por su parte, el Sr. Fiscal Federal, Dr. Eduardo Raúl
Taiano, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional
Federal nro. 3, se expidió en relación al planteo de excepción de falta
de acción, a través de la presentación vinculada a fs. 8/13.
Allí, el Sr. Representante del Ministerio Público Fiscal
indicó que “…el planteo presentado por la defensa de Gonzalo Osvaldo
Rodrigo Mórtola resulta atendible en cuanto a la falta de legitimación de la
Administración General de Puertos, patrocinada por las Dras. Carolina B.
Álvarez Di Pietro y Ana Laura Palmucci, para continuar como parte
acusadora…”.
En torno a ello, explicó que “…el interés que se protege en
el tipo penal en el que se subsumen los sucesos debatidos reside en preservar
la regularidad del funcionamiento de la Administración Pública y la legalidad
de sus actos administrativos que pueden verse comprometidos por actos
arbitrarios de funcionarios que actúen más allá de sus competencias, o por
omisión de sus actividades necesarias o aún por la injerencia ilegal de
particulares en la esfera de competencia de la Administración […]. En
consecuencia, se infiere que nos encontramos con hechos que habrían

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lesionado un bien jurídico colectivo y abstracto, lo que trae aparejado que no
todo organismo público se vea habilitado a constituirse como parte querellante
al no resultar directamente afectado, de modo que es el Ministerio Público
Fiscal quien está llamado a asumir, dentro de su ámbito de actuación, la
representación del interés general de la sociedad y, por consiguiente, velar en
esta ocasión por el normal desenvolvimiento de la Administración Pública…”.
Concluyó indicando “…en este caso no se encuentran
reunidas las condiciones para que la querella continúe interviniendo en el
proceso, en la medida que no se cristaliza en autos el tipo de afectación que se
le exige a quien procura intervenir como acusador privado, habida cuenta de
que el menoscabo que la AGP pudo haber sufrido por el hecho es de carácter
abstracto y genérico…”.
III. Lo expresado por la querella
A su vez, mediante el escrito de fs. 5/7, también se
expidió la Dra. Carolina B. Álvarez Di Pietro, en su carácter de
querellante, solicitando que se rechace la pretensión en cuestión, con
costas.
En cuanto a ello, la letrada explicó que “…tanto en el
delito de estafa contra la administración pública, -que si bien es un delito
patrimonial-, lo que se protege es el normal y correcto funcionamiento de la
Administración Pública; en el delito de violación de deberes de funcionario
público también se protege el normal desenvolvimiento de la Administración
Pública…” y refirió “…[s]i bien esta querella hasta el momento de la
apelación del procesamiento siempre ponderó la existencia de un delito de
estafa, la Justicia determinó un delito de menor entidad como lo es la violación
de deberes de funcionario público…”.
También, resalto que “…AGP como Sociedad del Estado,
ente del Sector Público Nacional actuante en la órbita del Ministerio de
Transporte, del Poder Ejecutivo Nacional (Administración Pública) dentro de
la cual se llevó a cabo la conducta objeto de esta causa, es sin duda alguna, la
entidad perjudicada dentro de la Administración Pública y por lo tanto sujeto
pasivo, y con facultades para ser parte en la causa, como así también fue
determinado oportunamente. Es decir, AGPSE resulta ser el titular de la

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relación jurídica sustancial en que se funda la pretensión, por lo tanto, posee
legitimidad procesal en la causa…”.
De esta manera, la Dra. Di Pietro concluyó “…debe
rechazarse la falta de acción impetrada por la defensa, porque se estaría
vulnerando el derecho de defensa en juicio y salvaguarda de los intereses de
AGPSE como ente del Sector Público Nacional y parte de la Administración
Pública (art. 18 CN)…”.
No obstante, finalizó su presentación mencionando que “
…en este caso en particular no se advierte que el planteo se encuentre
motivado en ninguno de los supuestos excepcionales previstos en el artículo
339 del Código Procesal Penal de la Nación como tampoco se vislumbra algún
aspecto de la legislación de fondo que impide este proceso. Resulta claro, que
es otro afán dilatorio de la defensa, como estratégicamente lo viene realizando
durante todo el proceso. AGPSE es directamente afectada por la maniobra
denunciada por ser el ente del Estado donde se llevó a cabo la conducta
investigada…”.
IV. Decisión a adoptar
Pues bien, previo a expedirme sobre el planteo efectuado
por la defensa de Mortola, habré de indicar que la hipótesis delictiva
inicialmente trazada en autos consistió en la posible comisión de
conductas previstas en el artículo 173, inciso 7mo., en función del
artículo 174, inciso 5to. del Código Penal.
Sin embargo, como consecuencia del devenir de la
investigación y la instrucción que fue dada a la pesquisa, Gonzalo
Osvaldo Rodrigo Mortola fue procesado, en razón de haber sido
hallado prima facie autor penalmente responsable del delito de
violación de los deberes de funcionario público –art. 248 del C.P-.
De esta manera, el Sr. Fiscal Federal, Eduardo R. Taiano,
titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal
nro.3, al formular su requerimiento de elevación a juicio, sostuvo que “
…Gonzalo Osvaldo Rodrigo Mortola deberá responder como autores

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penalmente responsable -art. 45 C.P.- del delito de violación de deberes de
funcionario público, previsto en el artículo 248 del Código Penal de la
Nación…”.
En idénticos términos, la Administración General de
Puertos, en su calidad de parte querellante, formuló requerimiento de
elevación a juicio refiriendo que “…el accionar atribuido al Sr. Gonzalo
Osvaldo Rodrigo Mortola encuentra adecuación típica en la figura reprimida
en el art. 248 del Código Penal de la Nación, la que dispone que: ‘Será
reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial
por el doble de tiempo, el funcionario público que dictare resoluciones
u órdenes contrarias a las constituciones o leyes nacionales o
provinciales o ejecutare las órdenes o resoluciones de esta clase
existentes o no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le
incumbiere’…”.
Así, en razón de todo lo anteriormente reseñado,
corresponde tener en cuenta que la cuestión traída a estudio en el
presente legajo radica en resolver la continuidad de la Administración
General de Puestos S.E. como parte querellante en este proceso.
En tal sentido, a fin de determinar su calidad, resulta
impostergable evaluar los argumentos que fueron esgrimidos por la
Administración General de Puertos ante el planteo realizado por el Dr.
Mariano Di Meglio.
Recuérdese que, sobre la falta de acción promovida, la
Dra. Di Pietro sostuvo que, al igual que ocurre en el delito de estafa
contra la administración pública, en el delito de violación de deberes
de funcionario público también se protege el normal
desenvolvimiento de la Administración Pública; por consiguiente, la
Administración General de Puertos, como Sociedad del Estado, ente
del Sector Público Nacional actuante en la órbita del Ministerio de
Transporte del Poder Ejecutivo Nacional dentro del cual se llevó a
cabo la conducta objeto de estudio, es la entidad perjudicada dentro
de la Administración Pública y, por lo tanto, sujeto pasivo y con
facultades para ser parte en la causa.

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Al respecto, importa señalar que el artículo 82 del
Código Procesal Penal de la Nación refiere que “…[t]oda persona con
capacidad civil particularmente ofendida por un delito de acción pública
tendrá derecho a constituirse en parte querellante y como tal impulsar el
proceso, proporcionar elementos de convicción, argumentar sobre ellos y
recurrir con los alcances que en este Código se establezcan…”.
Julio Maier ha dicho que el querellante es “…la persona
que, además del ministerio público fiscal, está autorizada por la ley a
perseguir penalmente en un procedimiento penal. [...] En los llamados «
delitos de acción pública», incluidos los dependientes de una instancia para
su persecución, se denomina querellante – o querellante particular, o acusador
particular-, en principio, a la persona, de Derecho público o privado, portador
del bien jurídico afectado o puesto en peligro por el hecho punible que es objeto
del procedimiento, esto es, sintéticamente, al ofendido por ese hecho punible,
en lenguaje usual para el Derecho procesal penal [...] Tal definición básica
emerge del texto de la propia ley procesal que, según fórmula común entre
nosotros, concede la posibilidad de perseguir penalmente a «Toda persona
con capacidad civil particularmente ofendida por un delito de acción
pública»...” (cfr. Derecho Procesal Penal. II. Parte General. Sujetos
Procesales, 1ª edición, Ed. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2.004,
pág. 681).
Es decir, que cuando la ley procesal hace referencia al
“ofendido por el delito” está haciendo alusión a la persona que resulta
directamente afectada por el delito.
Por su parte, Guillermo Navarro sostiene que, para
verificar dicha circunstancia, habrá que conjugar el verbo a que alude
la descripción típica acuñada en la ley penal, e indica que un elemento
clave para determinar quién es el ofendido por el delito lo constituye
la diferencia existente entre la lesión –u ofensa- y el daño –o perjuicio-
causado por el delito. Así, destaca que la lesión será la razón de ser del
proceso penal y el daño solamente podrá ser introducido en dicho
proceso mediante el ejercicio de la acción civil (cfr. La querella, 2da.
edición, Ed. Pensamiento Jurídico Editora, Buenos Aires, 1985, pág. 78).
Concluyen entonces Navarro y Daray que “…el derecho
de querellarse (legitimidad) nace de la lesión a un bien jurídicamente
protegido [...] y sólo corresponde a su titular, no a quien haya sufrido
perjuicio, sin ser titular del derecho...” (cfr. Navarro, Guillermo Rafael -

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Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 3. Sec. 5
Daray, Roberto Raúl, Código Procesal Penal de la Nación. Análisis
doctrinal y jurisprudencial., 2da. edición, Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
2006, pág. 272).
Sobre este punto, Maier dice claramente que el ofendido
penalmente “...no es quien sufre un daño cualquiera a raíz del delito, incluso
reparable según reglas de Derecho privado o público, sino, tan sólo, quien
porta en el contexto concreto el bien jurídico protegido por la norma penal de
prohibición o de mandato presuntamente infringida, por tanto, el bien
jurídico concretamente dañado o puesto en peligro, situación que muchas
veces se ha descrito con la fórmula adjetiva: «directamente perjudicado por
el delito»...” (cfr. Maier, Julio B. J., ob. cit., pág. 681).
Además de ello, he de señalar que en la actualidad es
imperante la jurisprudencia en la materia que da un sentido amplio al
concepto “particular ofendido”.
No obstante, como se verá, no es un concepto vago, vacío
de contenido y librado al arbitrio de los Magistrados sino que, aun
cuando sea amplio, se encuentra regulado en nuestro ordenamiento
ritual, y por esa regulación se torna indispensable la acreditación de
un daño o perjuicio concreto directo para quien pretende erigirse en
parte.
En este sentido, es unánime el criterio amplio sostenido
por parte de los Tribunales Superiores, aunque son contestes en la
exigencia de la acreditación de un daño o lesión real que afecte al
pretenso querellante para otorgarle la calidad de parte.
“Desde hace tiempo se viene sosteniendo un criterio amplio en
materia de legitimación para asumir el rol de querellante (ver causa n°
13.836, «Incidente de apelación del Dr. Cúneo Libarona», del 21/11
/1997, reg. n° 14.919; causa n° 17.768, «Simón s/ procesamiento», del 19
/11/2001, reg. n° 19.193; causa n° 17.889, «Incidente de apelación de
Simón» del 9/11/2001, reg. n° 19.192; causa n° 18.377, «Del Cerro» del 27/2
/2002, reg. n° 19.492; causa n° 22.776, «Rei, Víctor Enrique» del 3/8/2005,
reg. n° 23985, causa n° 25.766 «Incidente de excepción de falta de acción
de Acosta, Jorge Eduardo», del 2/11/07, reg. n° 27.626 -entre muchas otras
). [...] Conforme a una exégesis integral de la norma y no aislada del párrafo
tercero, cabe interpretar que inicialmente -en el primer apartado- se sienta
como principio general el derecho de la persona «particularmente ofendida» a

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querellar” (cfr. CCCFed. Sala II, in re: "García Holgado, Inés s/ser
querellante”, n° 29.331, rta. 3/09/10, reg. 31.867).
“La fórmula «ofendido por el delito» no vedará el acceso al
procedimiento penal de aquellas personas o asociaciones que, sin poder
verificar exactamente que son portadoras individuales y únicas del interés o
bien jurídico protegido por la norma supuestamente lesionada, puedan,
según [...] la naturaleza del bien jurídico concretamente vulnerado o puesto
en peligro, demostrar, en el caso concreto, que ellos sufren una
disminución de sus derechos a raíz del delito investigado o les alcanza
el daño o el peligro ocasionado hipotéticamente por él” (cfr. Maier,
Julio; ob. cit. pág.668/9 –el resaltado me pertenece-).
Es que más allá del concepto amplio -que se condice con
los Tratados Internacionales vigentes y la interpretación de las normas
acordes con la última reforma constitucional-, es requisito
indispensable que, quien pretende revestir la calidad de querellante,
acredite el perjuicio o disminución de un derecho.
En orden a las consideraciones realizadas y por los
motivos que a continuación serán expuestos, encuentro atendible los
argumentos esgrimidos por la Dra. Di Pietro para sostener el carácter
de particular ofendido de la Administración General de Puertos y, así,
para que continúe detentando su rol de parte querellante.
Es dable mencionar, de conformidad con lo prescripto
por el artículo 5 del Estatuto de Administración General de Puertos
–Decreto Nacional 1456/1987-, que “…[l]a Administración General de
Puertos, Sociedad del Estado, tiene por objeto la dirección, administración y
explotación de los puertos comerciales de la República cuya gestión le haya
sido confiada por el Poder Ejecutivo Nacional […]. También podrá asumir la
concesión de obras y/o la administración, prestación de todo tipo de servicios
de mantenimiento y operación de las vías navegables que se le otorguen y/o se
le encomienden, realizando los actos que le corresponda ejecutar en tal
carácter, por sí o a través de terceros…”.
En suma, en lo que se refiere a la dirección y
administración de la Administración General de Puertos, el artículo 15
de aquél estatuto establece como facultades “…[t]ransar judicial o
extrajudicialmente toda clase de cuestiones, comprometer en árbitros o
amigables componedores, promover y contestar toda clase de acciones
judiciales y administrativas y asumir el papel de querellante en jurisdicción
penal o correccional competente, otorgar toda clase de fianzas y prorrogar

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Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 3. Sec. 5
jurisdicciones dentro o fuera del país, renunciar al derecho de apelar o a
prescripciones adquiridas, hacer novaciones, otorgar quitas o esperas y, en
general, efectuar todos los actos que según la Ley requieren poder especial…”.
Dado el contexto trazado, entiendo que la
Administración General de Puertos, como entidad pública y
administrativa, tiene un interés legítimo en la protección y defensa de
los bienes y derechos que administra.
Ciertamente, como se ha visto, de acuerdo con lo
establecido por la normativa vigente en la materia, la Administración
General de Puertos tiene la responsabilidad de administrar, operar y
mantener puertos nacionales, circunstancia que le otorga un rol clave
en la gestión de bienes públicos, lo que incluye la facultad de actuar en
defensa de estos bienes en procesos judiciales, incluyendo los de
índole penal, cuando estos se ven afectados por conductas delictivas.
Al respecto, no resulta desacertado sostener que la
conducta reprochada a Mortola ha sido susceptible de incidir en las
operaciones, seguridad y/o en el normal ejercicio de las actividades
portuarias, circunstancia que, a su vez, impacta directamente en las
funciones y responsabilidades del mencionado organismo federal.
De esta manera, la participación de la Administración
General de Puertos como parte querellante en el presente proceso
penal no solo contribuye a la defensa de sus intereses particulares,
sino que también asegura la protección del interés público.
En este orden de ideas, no resulta menos importante
destacar que el rol de parte querellante que, hasta el momento, se ha
ejercido en el presente caso no solo procuró la protección de intereses
patrimoniales y operativos de entidades públicas, sino también que
supuso la colaboración con la justicia en la búsqueda de la verdad
material de los hechos.
Finalmente, corresponde mencionar que la
jurisprudencia argentina ha reconocido en diversas oportunidades el
derecho de entidades públicas a constituirse en parte querellante y
accionar penalmente cuando sus intereses se ven comprometidos,
siempre que demuestren un interés legítimo y directo.
La Excma. Cámara Federal de Casación Penal ha referido
que “…’la expresión <particularmente ofendido> abarca tanto al
titular del bien jurídico que resulta lesionado por el obrar investigado
–sujeto pasivo del delito-, como así también a quien resulte
damnificado, por haber sufrido un perjuicio real y concreto que lo
habilita para accionar’. En ese orden de ideas, esta Cámara de Casación
Penal ha establecido que ‘la invocación del bien jurídico protegido para
determinar la legitimación procesal activa no resulta una pauta
definitoria, puesto que no se ha de excluir la protección subsidiaria de

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otros bienes garantizados, ya que siempre que se derive un perjuicio
directo y real, quien lo sufre se encuentra legitimado para ejercer el rol
de querellante […]. Son situaciones en las que existe una suerte de
desprendimiento, por el cual el sujeto pasivo típico no coincide con el
eventual <ofendido> o titular del bien jurídico lesionado que se
encuentra protegido por la norma penal y, no obstante ello, está
facultado para constituirse en parte querellante’…” (C.F.C.P, Sala 4, in
re: CFP 7972/2014/1/CFC1 “Núñez, Rene Eduardo s/ recurso de
casación”, Registro nro. 456/17.4, rta. 4/5/2017).
Sumado a ello, la aludida Cámara sostuvo “…los hechos
investigados afectan a la sociedad reclamante al provocarle un perjuicio
concreto que la legitima para ejercer el rol de querellante. Nótese que en autos
personal dependiente de la Administración General de Puertos – Sociedad del
Estado habría utilizado un galpón de ésta para llevar a cabo las maniobras
ilícitas investigadas, en horario laboral y apartándose de las tareas propias por
las que recibían su correspondiente prestación remuneratoria; extremos no
controvertidos que en modo alguno permiten descartar la existencia de un
perjuicio concreto en dicha entidad que la faculte a constituirse en parte del
proceso como querellante…” (C.F.C.P, Sala 4, in re: CFP 7972/2014/1
/CFC1 “Núñez, Rene Eduardo s/ recurso de casación”, Registro nro.
456/17.4, rta. 4/5/2017).
Así las cosas, en base a los fundamentos legales y
jurisprudenciales mencionados, considero suficientes los argumentos
expuestos para rechazar el planteo de excepción de falta de acción
oportunamente interpuesto con el objeto de apartar del rol de
querellante a la Administración General de Puertos, Sociedad del
Estado.
En mérito de ello, es que;
Resuelvo
Rechazar la excepción de falta de acción planteada por el
Dr. Mariano Di Meglio, letrado defensor de Gonzalo Osvaldo Rodrigo
Mortola, con el objeto de que se aparte a la Administración General de
Puertos S.E. del rol de parte querellante, sin costas.
Notifíquese mediante cédulas electrónicas.

DANIEL EDUARDO RAFECAS


JUEZ FEDERAL
Ante mí

SERGIO ALFREDO RUIZ


SECRETARIO DE JUZGADO

En la misma fecha se cumplió con lo ordenado. Conste.

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Poder Judicial de la Nación
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 3. Sec. 5

SERGIO ALFREDO RUIZ


SECRETARIO DE JUZGADO

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