LUIS MARIA MARTINEZ
EL ESPIRITU
| SANT+O
LIBRO BREVE O
COMPENDIO
Compendiador: Dr. Héctor Guiscafré
GallardoDICIEMBRE DEL 2010
Introducci6n:
“La vida cristiana es esencialmente amor.
El amor que el Espiritu Santo derrama
en las almas, en forma de virtudes
y dones”.
Mons. Luis Maria Martinez
Para ti, que no tienes tiempo o habito de leer libros tan extensos
me he permitido hacer un compendio del libro y he logrado
teducir de 475 a 50 paginas. E1 98% del escrito es original del
autor, de Mons. Martinez, yo sdlo he escogido los parrafos que
me han parecido mas importantes, especificos del tema y no
repetitivos o redundantes y he escrito pequefias frases para
dare ilaci6n,
Ahora Io ofrezco a ti lector de pequefios libros 0 de libros
compendiados, con el interés de que te sea util y que conozcas
mas y te enamores, como @ mi me ha sucedido, del Espfritu
Santo. En el caso de ‘que consideres que este compendio o libro
breve te ha sido util, te agradeceré que lo difundas entre tus
| conocidos. _
El compendiador:
Héctor Guiscafré GallardoParte |
1. LA VERDADERA DEVOCION AL ESPIRITU SANTO.
1.1 Mirada de conjunto
La vida cristiana es esencialmente amor. La caridad que el
Espiritu Santo derrama es forma de todas las virtudes y los
dones; es un amor ordenadisimo, pues la virtud, segun la bella y
profunda frase de San Agustin, es “el orden en el amor”. Y ese
orden es fruto de la luz, de la verdad dogmatica; asi ensefia
Santo Tomas de Aquino: “Propio de ia Sabiduria es ordenar”. La
vida cristiana es la reproduccion de Jestis en las almas, y la
perfeccién, que es una reproduccién fidelisima, consiste en la
transformacion de las almas en Jesus.
Es conocidisima la frase de San Pablo: “Vivo, ya no yo, sino
Cristo vive en mi”? Y aquella otra del mimo apdstol: “Nosotros,
que contemplamos Ia gloria del Sefor, nos transformaremos en
su imagen de claridad en claridad”. *
Ahora bien: éCémo se realizaré esta mistica reproduccién de
Jesus en las almas?
FI Credo nos lo ensefia con concisisn y precisién: “Fue
concebido por obra del Espiritu Santo, de Maria Virgen”.
Asi es concebido siempre Jesus, asi se reproducen las almas; es
siempre el fruto del cielo y la tierra; dos artifices deben
concurrir en esta obra divino-humana, el Espiritu Santo y la
Virgen Maria, porque son los Gnicos que pueden reproducir 4
Cristo.
Asi, dos son los santificadores esenciales de las almas: el
Espiritu Santo y la Virgen Maria,El primero es santificador por esencia, porque es Dios, la
santidad infinita, porque es el Amor personal que consume, por
decirlo asf, Ia santidad de Dios, consumando su Vida y su
Unidad y porque 2 El corresponde participar a las almas el
misterio de aquella santidad. La Virgen Maria es tan solo
cooperadora, pero instrumento indispensable en los designios
de Dios. Del influjo material que tuvo Maria en el cuerpo real de
Cristo se deriva el influjo que tiene en ese cuerpo mistico de
Jestis. Que en todos los sigios se va formando hasta que al fin
de los tiempos se eleve a los cielos, bello y esplendico,
consumado y glorioso.
Pero los dos -El Espiritu Santo y Maria. son los indispensables
artifices de Jesus, los imprescindibles santificadores de las
almas.
Cualquier santo del cielo puede cooperar a la santificacién de un
alma: pero su cooperacién ni es necesaria, ni profunda, ni
constante; en tanto que la cooperacién de esos dos artifices de
Jess, de quien venimos hablando, es tan necesaria, que sin
elias las almas no se santifican, dados los actuales designios de
Dios, Esta cooperacién es tan intima que llega hasta las
profundidades del alma; pues el Espiritu Santo derrama la
carided en nuestros corazones. Hace de nuestra alma un templo
y dirige nuestra vida espiritual por medio de sus dones. La
Virgen Marfa tiene eficaz infiujo de medianara en las mas
hondas y delicadas operaciones de la Gracia en nuestras almas.
Tal es el lugar que en el orden de la santificacién corresponde al
Espiritu Santo y a la Santisima Virgen. ¥ la piedad cristiana debe
poner en su lugar a estos dos artifices del Cristo, haciendo de
ellos algo necesario, profundo y constante,
1.2 El dulcisimo huésped del alma
Empecemos con una semejanza: Habia un gran artista, un gran
escultor muy exigente con su trabajo. iCudntas veces, bajo el
influjo de la inspiracién, le ha parecide demasiedo tosco el
cincel_y grosera la materia en la quiere exteriorizar su
pensamiento reproduciendo las finos matices de la imagen que
cautiva su alma! iCuantas veces desea unirse al mérmol conunion estrecha y compenetrarlo, como si fuera parte de su
alma, modelarlo a placer, como plasma en sus suefios el ideal
que ami
Asi concibo la obra santificadora del Espiritu Santo, artista de
las almas: éNo es la santidad el arte supremo? Dios no tiene
ssino un hijo. Ese hijo suyo es Jesus. El Espiritu Santo ama a jesus,
més pero mucho mas que él artista a su ideal supremo. Ese
amor es su ser, porque el Espiritu Santo es el amor Unico, el
amor personal del Padre y del Verbo. Con divino entusiasmo se
acerca a cada alma, soplo del Altisimo, luz espiritual que puede
fundirse con la luz increada, esencia exquisita que puede
transformarse en Jestis, reproduiciendo el ideal etemo.
Por esto la primera relacién que tiene el Espiritu Santo con las
almas es la de ser el dulce huésped de ellas. Como invoca la
Iglesia al Espiritu Santo en la prosa inspirade de la Misa de
Pentecostés. Mas quiero llamar la atencion sobre el hecho de
que la Santa Escritura atribuye de manera espiritual esta
habitacion de las almas al Espiritu Santo.
Y no es de manera transitoria como viene a nosotros el Espiritu
Santo; no es el huésped pasajero que nos visita y se va; sino
que establece en nosotros su morada permanente y vive en
ima union con nuestras almas, como huésped eterno, Asi nos
lo prometid Jestis en la tiltima noche de su vida mortal:
"Yo rogaré al Padre y os dara otro Paraclito para que
permanezca con vosotros para siempre el Espiritu de verdad
que el mundo no puede recibir, porque permaneceré con
vosotros y estard con vosotros’.”
éPor qué se atribuye al Espiritu Santo esta habitacion de las
almas? Porque es obra del amor; Dios est4 en nuestras almas
de manera especialisima porque nos ama.
Por consiguiente la razén profunda de que Dios habite en
nosotros, de que El permanezca en nosotros y nosotros en El, es
el amor. El amor de Dios que desciende hasta las profundidades
de nuestras almas, el amor que por sus exigencias irresistibles.atrae al Dios de los cielos y Io cautiva con los vinculos de la
caridad. Son esos dos amores que se buscan, que se
encuentran, que se difunden en la divina unidad; es por parte
de Dios el Espiritu Santo que se nos da y por parte nuestra debe
ser la Caridad, a imagen del Espiritu Santo, que no puede
separarse del divino orden.
En el orden sobrenatural el amor lleva a la luz: el Espiritu Santo
nos conduce al Verbo y por el Verbo vamos al Padre. en el que
toda vida se consuma, y todo movimiento se convierte en
descanso y toda creatura halla su perfeccién y su felicidad:
porque todas las cosas se consuman cuando vuelven a su
Principio.
1.3 El Director supremo
EI huésped dulcisimo del alma no permanece ocioso en su
santuario intimo. Como as fuego y amor -ignis, caritas, segtin la
Iglesia lo lama- apenas toma posesién del alma, extiende su
influencia bienhechora a todo ser humano y comienza con
divina actividad su obra de transformacién.
Como el conquistador que al tomar posesién de su reino pone
en cada ciudad quienes ejecuten sus érdenes y sean como los
organos de su accion en el gobierno de lo que ha conquistado,
asi el Espiritu Santo, amoroso conquistador de las almas, pone
en cada una de las facultades humanas, dones divinos, para que
toda hombre reciba, por sus inspiraciones santas, su influjo
vivificante.
En la inteligencia, facultad suprema del espiritu de la que irradia
la luz y el orden sobre todo ser humana, infunde los dones de
sabiduria, de entendimiento, de consejo y de ciencia. En la
voluntad, el don de piedad y en Ia regién inferior de los apetitas
sensibles pone los dones de fortaleza y temor de Dios.
Por medio de los dones, el Espiritu Santo mueve a tado hombre,
se convierte en Director de la vida sobrenatural, mas aun es
alma de nuestra alma y vida de nuestra vide.
El Maestro intimo de las almas es el Espiritu Santo: asi nos lo
ensens Jestis en el sermén de la Ultima cena: “El Paréclito
Espiritu Santo que el Padre enviaré en mi nombre, EI osensefiard todas las cosas y os sugeriré todo lo que yo he dicho.‘
San Pablo expresé muy bien esta accion del Espiritu Santo en
las aimas con estas palabras: “Todos fo que son movidos por el
Espiritu de Dios son hijos de Dios.” > Y con allas, el Apdstol
sefiala un nexo misterioso entre la mocién del Espiritu Santo y
la divina filiacién. Por el Espiritu Santo nos hacemos hijos de
Dios y porque somos hijos, somos movidos por el Espiritu de
Dios.
Porque somos hijos, somos herederos y nadie puede llegar a la
herencia de aquella tierra de los bienaventurados si no es
movido y guiado por el Espiritu Santo. Asi lo ensefia Santo
‘Tomas quien interpreta en ese sentido las palabras del salmista:
“Tu espiritu bueno me conducira a la tierra recta”.
Esta direccién intima de nuestras almas, realizada por el Espiritu
Santo, es algo profundamente enlazado con nuestra vida
espiritual, es algo que asta vida exige esenciaimente, asi como
nuestra vida natural exige la mocion en nuestra alma y por
consiguiente: El Espiritu Santo es con verdad el alma de nuestra
alma y la vida de nuestra vide.
1.4 El don de Dios
El Espiritu Santo no vive en nosotros Unicamente para
poseemos por su dulce presencia y por su divina accién; vive
también para ser poseido por nosotros, para ser nuestro. iQué
tan propio del amor es poser como ser paseida! Es el don de
Dios por excelencia, y el don, que es de quien lo da, se
convierte en posesion de quien lo recibe. El don de Dios es
nuestro don por el prodigio del estupendo amor de Dios. Aunque
también se dice en los libros Santos que Dios nos dio a su hijo.
el nombre de don tiene un sentido propio o particular del
Espiritu Santo.
Propio del amor es dar dones, pero su primer don, don por
excelencia, es el amor mismo. El Espiritu Santo es el amor de
Dios, por eso es al don de Dios. EI don mismo de su hijo nos lo
hizo Dios por amor, y por consiguiente atin ese don inenarrable
es el primer Don, el Don por excelencia, el amor de Dios, el
SkisEspiritu Santo,
Esta inefable intimidad la tiene el alma que esta en gracia, con
inas Personas de la Santisima Trinidad; mas la
primera intimidad es con el Espiritu Santo, porque es el primer
don.
No quiere decir esto que se pueda poseer una persona divina
sin poseer las demas, pues son inseparables: pero, segin el
orden de apropiacién, la razn de poser al Padre y al Hijo es.
que poseemos al Espiritu Santo, que es el primer don de Dios.
La posesion es el ideal del amor, Is posesion mutua, perfecta
inadmisible. Dios al amamos y permitir que le amdramos
satisfizo divinamente esta exigencia del amor: quiso ser nuestro
y que nosotros fueramos suyos.
Podemos gozarlo y usar de sus efectos. Esta es nuestra
potestad. Y esta a nuestro arbitrio gozar de esa dicha que
lievamos en nuestra alma. Santo Tomas de Aquino dice: “Por la
Gracia no sélo puede el alma usar libremente del don dado, sino
gozar de la misma Persona divina””
Lama la atencién la dulce familiaridad de los santos, la confiada
audacia con la que se acercan-a El, No tiene nada de extraiio. lo
admirable, jo estupendo, es que Dios nos ame y que quiera ser
por nosotros amado.
Sin_duda_que esa participacién plena del Verbo y del Espiritu
Santo que nos hace conocer y amar intimamente a Dios, es la
santidad, Pero apenas la vida de la gracia se inicia en las almas,
Dios otorga sus dones y por lo tanto las almas comienzan a
gozar de Dios.
Antes de que la vida espiritual llegue a la madurez de la unién,
posee el alma el Don de Dios, pero como quien posee un tesoro,
cuyo valor desconoce y de cuyas ventajas no puede atin
disfrutar plenamente. Esa vida espiritual imperfecta es la vida
comin de la mayoria de nosotros, no tiene aun plena conciencia
ni plena posesion de si misma: En el amor terreno iQué
imperfecto, que inconsistente es esa posesion!
iHay sombras tan espesas en el entendimiento! iHay todavia
tan grande mezcla de afectos en el corazon! iEsté el alma tan
ligada las criaturas! Que ni sabe el alma lo que posee, ni tiene la
santa libertad de los hijos de Dios para batir sus alas y elevarse
F qaal gozo de Dios.
Esta es precisamente la obra del Espiritu Santo en las almas:
deserrollarlas hasta su santa madurez, hasta la plenitud
dichosa. Desarrollar ese germen de amor que El mismo depositd
en las almas.
La vida espiritual es la mutua posesidn de Dios y del alma, que
es esencialmente su mutuo amor. Cuando el Espiritu Santo llega
‘a poseer plenamente un alma y ésta logra poseer plenamente el
Don de Dios; esa es la unién, esa es la perfeccion, esa es la
santidad.
Entonces Dios obra en el alma como se obra en lo que nos
Pertenece por completo, y el alma goza de Dios, con la
confianza, con /a libertad y con la duice intimidad con que
disponemos de lo nuestro.
1.5 El Ciclo Divino
Tal as el ciclo divino de Ia santificacion de las almas: nadie
puede ir al Padre sino por Jesus; nadie puede ir a Jestis sino por
el Espiritu Santo. El Espiritu Santo procede del Padre.
Este ciclo de amor se cierra en el seno inmenso del Padre, pues
todas las cosas encuentran su perfeccion cumplide cuando
vuelven a su principio.
Pero este divino ciclo debe comenzar de nuevo, debe ester
comenzando siemore y consumandose, hasta el fin de los
tiempos. Hasta que exista el titimo hombre, al que Dios amard
también y lucharé par ganario para el cielo envidndole también
el Espiritu Santo.EL CICLO DIVINO
DIOS UNO Y TRINOFigura 1.-El Ciclo Divino para la santificacién de las almas. La
fiecha indica la direccién del ciclo. Nadie llega a Jesus
sino es a través del Espiritu Santo. Nadie llega al Padre
sino es a través de Dios hijo, el Espiritu Santo es el
primer don del Padre que llega a nosotros, es el mismo
‘Amor de Dios. ¥ asi444 se cierra este circulo virtuoso,
que se repite infinidad de veces, durante toda tu vida y
hasta el fin de los tiempos (mientras haya almas que
salvar)
1.6 La mocién del Espiritu Santo por los dones
La actividad del Espiritu Santo en nuestras almas es mocidi
nos santifica moviendo, con la dulzura del amor y con la eficacia
de la omnipotencia, todas las actividades de nuestro ser.
Solamente El puede movernos asi, porque Unicamente El posee
el sentido divino de tocar las fuentes de la actividad humane sin
que los actos dejen de ser vitales o sea SIN QUE DEJEN DE SER
LIBRES.
La mocién del Espiritu Santo que pretendemos estudiar, la que
realiza con sus dones, es algo especial, atin entre las mociones
de orden sobrenatural. En las demas, el Espiritu Santo ayuda 2
nuestra debilidad, pero deja la direccién de los actos a nuestras
facultades superiores: la razén dirige, la voluntad ejercita. Peroen esta especialisima mocién a la que nos reterimos, al Espiritu
Santo toma, en lo mas intimo de nuestras almas, el lugar que
corresponde a lo mas alto y més activo y se constituye en
director del alma, en plenitud de fuerza y sin alterar su libertad.
“Los que son movides por el Espiritu Santo, éstos son los hijos
de Dios” dice el Apéstol San Pablo.
Ahora bien, para que el Espiritu Santo mueva @ un alma
necesita estar intimamente unido a ella por la caridad. Nos
mueve porque nos ama, y es por nosotros amadio, nos mueve
en la medida de nuestra mutua posesidn. Se podria decir que su
mocién es una caricia del amor infinito de Dios.
Sin esta mocién del Espiritu Santo es imposible conseguir la
salvecion de nuestras clmas y menos atin la perfeccion
cristiana. Nuestra salvacién y nuestra perfeccién consiste en la
reproduccién fiel de Jestis en nuestras almas. Pues bien, esta
Teproduccion no la lograra jamas el discipulo (nosotros), es
necesario que la realice el Maestro (el Espiritu Santo).
El discipulo prepara el lienzo, dispone el marmol, pero sélo el
Maestro puede infundir lo rasgos finos de Jesus en el lienzo
purisimo y en el marmol inmaculado de la almas.
Para cade uno de ellos Dios ha planeado diferentes
instrumentos. Asi, para el discipulo son Ias virtudes y para el
Maestro los dones.
Las virtudes son sin duda medios preciosos de santificacién,
pero son nuestros medios. Los instrumentos del Espiritu Santo
son sus dones. Las virtudes son infundidas por Dios pero son
utilizadas, manejadas por el hombre y por lo tanto limitadas en
cuanto a la obra maestra que es la santificacién de un alma. Los
dones, en cambio, son utilizados por el Espiritu. Santo
redondeando la obra maestra de nuestra santificacion.
h! Los dones del Espiritu Santo han sido tan olvidados como
el mismo divino espiritu. Muchos piensan demasiado en la obra
del hombre y poco, muy poco. en la obra de Dios. Exaltan las
virtudes, lo cual es justisimo; PERO SE OLVIDAN DE LOS DONES,
lo cual es torpeza e ingratitud. El recordario, ademas, ayudamucho a Ie humildad, pues nos hace ver que por buenos que
‘seamos, es obra principalmente del Espiritu Santo en nosotros y
nuestro mérito es insignificante.
1L7 La correspondencia del alma (la devocién al Espiritu
Santo)
4Qué otra cosa debera ser nuestra devocién al Espiritu Santo
sino la amorosa y constante cooperacién con su divino influjo,
con su obra santificadora?
Ser devoto del Espiritu Santo es abrir el alma para que la habite,
dilatar nuestro coraz6n para que lo unja en su caridad divina,
poner en sus manos el bloque informe de nuestras miserias
para que forme en él la divina imagen de Jestis.
Todo cristiano es un templo del Espiritu Santo; todo cristiano
esta consagrado a El; y en este templo en el que Dios habita, no
puede hacerse otra cosa, sino lo que se hace en un templo:
*Glorificar a Dios”.
Si todo cristiano es un templo consagrado al Espiritu de Dios, la
consagracion al Espiritu Santo es la ratificacion de las promesas
del bautismo, al recibirnos la Iglesia en su seno maternal. Sin
‘embargo; aclaremos que la devocion al Espiritu Santo no es algo
diferente a la vida cristiana, es esa misma vida tomada en serio,
comprendida a fondo, practicada con sinceridad. Consiste en
conservar siempre limpio, siempre listo para que lo habite Dios,
‘ese templo dedicado al Senor.
Ser devoto del Espiritu Santo es comprender la augusta
dignidad del cristiano, su misién santa, sus arduos deberes y
ponerse en el camino de la perfeccion cristiana.
Finalmente la devocién al Espiritu Santo debe ser total y para
siempre. Nuestra _intencion debe ser asi, aunque nuestra
flaqueza haga que fallemos posteriormente. Apartar de nuestro
corazén los idolos falsos para dedicarlo sdlo a El. Y no solamente
los idolos falsos, sino todos los afectos de nuestro corazonajenos a El. Es tan grande el Espiritu Santo que solamente cabe
en un coraz6n vacio. Y eso hay que hacerlo siempre, todos los
dias. Siempre tener dispuesto nuestro corazén para recibir y dar
el amor de Dios y para recibir los dones del Espiritu Santo,
siguiendo su divina mocién.
1.8 Ejercicio de las virtudes teologales.
1.8.1 Aspectos generales
En el capitulo anterior expusimos la parte nagativa de nuestros
deberes para con el Espiritu Santo, es decir, a necesidad de
vaciar nuestra alma para que el divino espiritu la llene.
Ahora expondremos algo que tiene que ver con la parte
positiva, el ejercicio de las virtudes teologales.
No debemos olvidar que en ia intimidad con Dios lo que el
Espiritu Santo comunica al alma, es algo divino que esta por
encima de todas las fuerzas creadas y que requiere principios
Ge actividad sobrenaturales y divinos,
‘Aun los mismos dones del Espiritu Santo que son superiores a
las virtudes morales infusas, no pueden por si mismos, provocar
esa intimidad con Dios, no pueden tocar a Dios, sino que estan
al servicio de las virtudes teologales, superiores a ellos, porque
ellas tienen por objeto propio a Dios y por consiguiente tienen el
privilegio inefable de tocario.
in duda que las virtudes teologales, para realizar las
operaciones més. altas y admirables de la vida espiritual,
necesitan del precioso concurso de los dones; pero la esencia de
la intimidad del alma con Dios esta en ejercicio de las virtudes
teologales. La Fe son los ojos que lo contempian entre las
sombras; la Esperanza son los brazos que lo tocan y la Caridad
es el amor que se funde en inefable caricia con el amor divino.
1.8.2 Le Fe.
Ahora bien la Fe, nos descubre siempre lo divino, dondequiera
que se encuentre, que nos hace mirar al huésped dulcisimo delalma lo mismo entre las tinieblas de la desolacidn que entre la
Claridad celestial del consuelo. Una Fe siempre precisa, siempre
firme, siempre recta.
Nuestra devocidn al Espiritu Santo debe pues fundarse en la Fe,
que es la base de la vida cristiana, la que realiza nuestra
primera comunicacién con Dios, la que inicia nuestra intimidad
con el Espiritu Santo. Sin duda que esta Fe es por naturaleza
imperfecta, y para corregir sus imperfecciones, sirven los dones
intelactuales del Espiritu Santo con los cuales la mirada de la Fe
se va haciendo mas penetrante, mas comprensiva, mas divina y
hasta mas deliciosa.
1.8.3. La Esperanza.
Por la virtud de la Esperanza tendemos hacia Dios no con la
incertidumbre y vaivén de las esperanzes humenas, sino con la
seguridad inquebrantable de quien se apoya en la fuerza
amorosa de Dios. El término de la esperanza asta en la Patria (el
ielo), porque es la eterna y plena posesion de Dios. De la
meza con la que esperamos la vida eterna se desprende, por
legitima consecuencia, la firmeza con la que debemos esperar
todos los medios necesarios para alcanzar la felicidad etema.
No caminamos al azar en nuestra vida. La Fe nos da el rumbo,
la Esperanza nos permite vivir confiados de alcanzarlo. El mas
peligroso obstaculo para alcanzar la perteccién cristiana es el
desaliento, o sea la falta de esperanza. Es por eso que Santo
Tomés nos ensefia que: “Aunque la desesperacién no es el
mayor de los pecados (el odio 0 la infidelidad a
mucho mas graves) si es el mas peligroso, pues por este no sdlo
se muere el alma, sino que se va al infierno"*.
Si la Fe nos da la intimidad con Dios y la Caridad nos enriquece
con su amor, la ESPERANZA nos pone en comunién con la fuerza
del altisimo y abre nuestra alma a todos los au
sobrenaturales de los cuales el Espiritu Santo es fuente
inagotable.
1.8.4 Le Caridad
El Espiritu Santo es el amor infinito y personal de Dios hacia
Tiaie O35,cada uno de nosotros. Y lo que busca y anhela es que nosotros
correspondamos a ese amor.
Para eso nos da la tercera virtud teologal: La Cai
corresponder a su amor.
Precisamente, lo que Dios nos pide, lo que exige de nosotros, lo
que vino a buscar en Ia tierra, en medio de los dolores y
miserias de su vida mortal, fue nuestro amor. Sabia que a pesar
de nuestras miserias, podia encontrar almas capaces de amarlo
y por lo tanto vino a obligamnos, con los extremos de sus
ternures y con sus locuras de amor, 2 que lo amaramos.
‘Ya vimos que la devocién al Espiritu Santo es la posesidn mutua.
Asi, es claro que la Caridad esta en el fondo de esta devocién.
Por eso dice San Agustin “Ama et quod vis fac”? y por eso aquel
verso de San Juan de La Cruz:
“Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal a su servicio:
que ya no guardo ganado,
ni tengo ya otro oficio
que s6lo amarto es mi gjerci
jad. Para
io",
Entonces, la caridad nos une y enlaza estrechamente con el
Espiritu Santo. Nos pone en contacto con la llamarads divina,
con el foco del fuego divino. con la fuente Unica de santidad.
1.9 Hacer caso a las inspiraciones del_Espiritu Santo y
abandonarse a El:
Uno de los caracteres, pues, que debe tener el amor al Espiritu
Santo es esta intencién solicita para escuchar su voz, para
sentir sus aspiraciones, para percibir hasta sus mas delicados
toques. Primero las almas deben de luchar contra todos los
tuidos que turban su silencio; desprenderse valerosamente de
todas las criaturas y los afectos, para que no turben el
recogimiento y la paz. Después, poco a poco, el amor va
ensefioredndose del corazén y esparciendo por todos lados su
hondo ¢ inalterable silencio.
La voz del Espiritu es suave; su mocién delicadisima, y parapercibirla el alma necesita de silencio y paz.
Asi como el amor humane, por la unién que produce en los que
se aman, hace que el uno identifique las intimidades del otro y
adivine, en cierta manera, sus ocultos sentimientos. Asi el amor
divino, produce ese maravilloso sentido de lo divino que se
muestra en las intuiciones de los santos. Uno de los gozos mas
intensos y delicados del amor es precisamente ese ebandono a
las disposiciones _y a la accién del amado. Esa dulce esclavitud
que hace que el alma pierda su propia soberania para
entregarse a la del amado. Amar es desaparecer, borrarse,
anonadarse, para que se realice nuestra transformacién en el
amado, para fundirse en su magnifica unidad.
Ese duice abandono todos los movimientos del amor es, @ mi
juicio, el rasgo mds caracteristico de nuestro verdadero amor al
Espiritu Santo. Amar a este divino Espiritu es dejarmos arrastrar
por El, como la pluma es arrastrada por el viento, como la rama
seca se deja poseer por el fuego; dejamnos animar por El como
las cuerdas de una lira meravillosa, la cual toca sensible y
magnificamente por la inspiracidn del artista que la hace vibrar.
Los grados de ese abandono no son unicamente los grados dal
amor, sino los grados de la perfeccién cristiana.
El alma que con divina perfeccién se abandoné al Espiritu Santo
como ninguna otra lo ha hecho, fue al alma de Jesucristo y
nunca comprenderemos @ que abismos de dolor fue conducida
por el Espiritu Santo.
El sacrificio del Calvario ha sido el supremo abandono al Espiritu
Santo de alma alguna. “Qui per Spiritum Sanctum sematipsum
obtulit immaculatum Deo”
1 Estos grades no bs speificne! aur. Par estuiesconitess eli “Fl alma de do
posta de Chantard JB. Ears de Revun SA. ck CV, Meno 1984, pag 201 204 Abi
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SES GSFERVOR (coves) y el erada de PERFECCION RELATIVA (apie eral
pre ap no hay pocao moral. secombte el pecade ven hay fed a eran, per
tedinfe no elec cra las iperfeckanes En el sepunde cud cana no cote poo
‘ian dela. Coma ip erpfeccionen tere racic rial proba el eer
‘ertadc: Notene imperfecciones aditdas, su vida ex ura orscin constantey ene sed de
ddespendimnent, de rnunciacion de Ceo.
12 "usa Sess) port spi dato sone smo, amecuaana Dis”1.10 El Espiritu Santo nos impulsa a realizar 0 aceptar la
voluntad del Padre.
Tres son las formas principales de la devocién 2 Dios Padre:
1. La adoracion
2. El amor filial, respetuoso y tlerno
3. Cumplir siempre su voluntad.
Esta fue la vida de Jestis: Adorer, amar y cumplir en todo la
voluntad del Padre. Las tres las nizo en forma abundantisima;
sin embargo, resalta de las tres su pasion por cumplir la
voluntad de su Padre. Con sus propios labios nos ensefio Jesus
que vino sobre todo @ cumplir la voluntad del Padre.
~“Descendf del Cielo no para hacer mi voluntad, sino para
hacer la voluntad de aquél que me envid”
~'Siempre hago lo que le es agradable””*
-“Quien hiciere la voluntad de mi Padre que estd en los
cielos, es mi hermana y mi hermana y mi madre.”
~“Hagase tu voluntad asi en la tierra como en el Cielo.” *°
Esa fue la forma de obrar de Cristo en la tierra. Y nosotros
debemos imitar ¢ Jests.
Pero solamente el Espiritu Santo nos puede dar esa hambre de
hacer la voluntad de Dios Padre, porque esa hambre es amor y
todo amor verdadero viene del amor infinito de Dios. Solamente
el Espiritu Santo puede dar a las almas la participacion de los
intimos sentimientos de Jess.
pudiéramos formar una escala pre
y perfectamentegraduada de todas las formas de aceptacién de Ia voluntad de
Dios, desde la resignacion mas dolorosa y penosa e impertecta
hasta el gozo purisimo de hacer la voluntad de Dios, que
consiste no sélo en gozarse de que se cumpla su voluntad sino
en el mado y disposicion con la que lleve a cabo su voluntad,
por doloroso que fuera, tendrfamos al mismo tiempo la escala
de los distintos grados de posesidn por el Espiritu Santo de las
almas.
Jess nos descubrié e! anhelo fundamental de su alma al
ensefiamos a decir: “Hégase tu voluntad as/en la tierra como
en el cielo” pero este deseo de Jestis no se realiza hasta que el
Espiritu Santo toma posesién de las almas.
1.11 La cruz.
La cruz de Cristo es la clave de la obra grandiosa de Dios, el
secreto de su unidad y belleza, el principio coordinador del
mundo y de la historia, del tiempo y de la eternidad.
Por eso el suefio amoroso de Jestis durante su vida mortal fue la
Cruz y Ia anhelaba como se anhela la dicha, como se busca Ia
plenitud. Como sélo su corazén de hombre-Dios podia anhelar el
colmo de sus aspiraciones infinitas:
“iTengo sed de ser bautizado con un bautismo de
sangre y cémo me siento apremiado hasta que se
realice” 7
El sacrificio de la Cruz fue la perfect glorificacion del Padre, el
supremo acto de amor hacia El, y el perfecto cumplimiento de
su voluntad
Jess perpetud de dos maneras su sacrificio en la tierra: en le
Eucaristfa y en las almas.
Por eso el centro del culto catdlico es la Misa (que es la
devocién del hijo al Padre en el Espiritu Santo), Y el centro de lavida cristiana es la participacién mistica del sacrificio de Jesus
en cade alma. Si, me atreveré a decir lo siguiente: Hay una Misa
intima y espiritual que cada alma debe celebrar en su interior
como participacién del Sacerdocio Regio del que nos habla al
apéstol San Pedro’
Toda alma debe aspirar al martirio, debe tener la cruz como el
centro de su vida y la meta de sus aspiraciones.
El Espiritu Santo va, poco a poco, encendiendo en las almas un
amor afdiente y apasionado al sufrimiento
El cristiano no aprende a amar el dolor, Io ama s6lo cuando lo
ve transfigurado en amor. Y esa transfiguracién de dolor en
amor solamente la ha hecho Jess en la Cruz. Por ello para
amar la Cruz es indispensable ver en ella a Jesus, sentir la dulce
y fuerte atraccién que ejerce sobre los Corazones. “Cuando
fuere levantado de la tierra atraeré a Mi todas las cosas”
Y asi surgen aparentes grandes contradicciones: Nada hay en el
hombre abandonado a si mismo que aborrezca tanto como el
dolor, y nada hay que ame tan apasionadamente como el dolor
Cuando queman sus entrafias el fuego del Espiritu Santo,
docura? Sin duda, pero locura divina. La locura de un Dios
enamorado que quiso morir por el hombre y que dejé en la
tierra el dulce germen de esa locura sublime.
iAlmas que habéis recibido le revelacién de la Cruz y sentis en
lo intimo de vuestras entrafias la sed insaciable y torturante de
sufrir; no vaydis a otras fuentes a beber el licor divino, sino
sumergios en el océano de amor infinito y bebed a raudales el
amor y el dolor, saciaos y sentid que del fondo de vuestra
saciedad renace més ardiente la sed divina. iAl Espiritu Santo,
poseedlo y dejad que 0s posea, y vuestro amor seré fecundo y
\uestro dolor ser divino!
As pues, el Espiritu Santo con su luz divina nos ensefa el
misterio de la Cruz y con su fuego nos ensefia a amarla y con su
fortaleza y uncién nos hace participes del sacrificio de jesis.
Revelandonos al Padre nos revela el misterio de la Cruz, y por la
participacién de ella nos hace glorificar, al Padre.1.12 Recapitulacibn o resumen sobre la
Parte |, la verdadera devocién al Espiritu
Santo
Nuestro pensamiento principal ha sido exhortar a las almas para
que le den al Espiritu Santo, en la vida espiritual, el lugar que le
corresponde seguin las ensefianzas dogmaticas
No es este divino Espiritu una ayuda poderose y eficaz pero
accidental y secundarla para la perfeccidn; sino que es el
Santificador de las almas. la fuente de todas las gracias y el
centro de la vida espiritual. Por tanto, la devocién al Espiritu
Santo es algo esencial y profundo que deben comprender y vivir
todas las almas y més especialmente aquellas que buscan la
perfeccion
El Espiritu Santo es huésped duicisimo del alma. Es su intimo y
verdadero director. Es el don de Dios por excelencia y el primer
don. €s la fuente de todos los otros dones.
Su obra santificadora es la de formar a las almas como Jesus,
hacerlas parecerse lo mas posible a Jesus, realizando de esta
suerte en ellas al ideal del Padre.
El Espiritu Santo toma posesion en el alma sin tomar en cuenta
la voluntad de ésta, por eso es un don, Mas para el resultado de
su accién requiere siempre de la cooperacion del alma. Cuanto
més intensa sea su cooperacién, mas perfectas seran las
‘operaciones en el alma. Esta constante y amorosa cooperacién
con El es lo que se considera la verdadera devocién al Espiritu
Santo. Esa entrega al Espiritu Santo debe ser total, definitiva yperpetua, una verdadera consagracién.
Nuestra alma debe arrojar de si todos los afectos terrenos y
todos los idolos falsos para permitir que el Pardclito inunde en
forma total nuestro corazon.
Las virtudes teologales: Fe. Esperanza y Caridad, tiene un
Mayor peso para nuestra santificacién que los dones del Espiritu
Santo. pues son virtudes sobrenaturales que relacionan
directamante a las almas con su Creador. Sin embargo; hay un
efecto sinérgico entre ambas. Asi, la Fe nos descubre al Espiritu
Santo, la Esperanza nos pone en comunién con su fuerza diving,
mas la Caridad es la que nos enlaza intimamente con El y nos
funde, por asi decirlo, en estrecho abrazo.
El amor que tiene por término al Espiritu Santo es un amor de
docilidad suavisima, de entrega plena, de perfecto abandono, es
un amor por el cual el alma se deja poser y se entrega con
amorosa fidelidad a la accién del director divino,
Esa docilidad exige silencio pera escucher la voz del Espiritu.
Pureza para comprender el sentido de sus palaras, abandono
para dejarse llevar por El y espiritu de sacrificio ya que
Siempre la paloma tiende a volar hacia la cruz.
Pero dejarse poseer no es la formula completa. Este amor pide
también poseer al mismo Espiritu porque es el Don de Dios. Por
ello todo el amor al Espiritu Santo se encierra en esta formula:
poseerlo y dejarse poseer por El.
Los amorosos designios del Espiritu Santo en la santificacion de
las almas, aunque muy diversos -porque cada alma es, en cierta
manera, Unica en su camino y en su mision- tienen todos unidad
divina, porque el Espiritu Santo trata siempre de que cada alma
se vaya modelando para parecerse a Jestis y asi complacer al
Padre.
La devocién al Espiritu Santo esté muy entrelazada con las
devociones al Verbo y al Padre. Por el hijo vamos al Padre y por
el Espiritu Santo al hijo y el Espiritu Santo proviene del Padre.
(el ciclo divino}
Es por Io tanto natural que la devocién al Espiritu Santo esté
mas ligada a la devocion al Verbo. Y estas dos devociones
encuentran su coronamiento en la devocion al Padre.
La devocién al Padre se caracteriza por tres cosas: una profunda
adoracién, un amor filial tiernisimo y un anhelo vehemente de