El Simbolismo Del Cuerpo Humano - Annick de Souzenelle

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BI met oO cum TEU Ae de‘la Vida, |al Esquema aN : Os 3 1 wi BP Bk No. eg ie se Sit: aura Este libro es la nueva version, considerablemente revisada, corregida y aumentada, de la precedente obra: Del Arbol de vida al esquema corporal. Como un nifio que crecl6, perma- neciendo el mismo ser, ala vez que se transforma (reciblen- do, quizas un nuevo nombre), asi este libro obedece a esta ley de crecimiento y reviste hoy un titulo nuevo. La autora no niega nada de su primer texto, pero lo completa y lo amplifica a la luz de su proplo progreso interior y a lade las diferentes tradiclones que ella continua descubriendo en mayor profundidad. Asi pues, Annick de Souzenelle fija la tarea a la cual ella nos Invitaba hace ya dlez afios: aprender a leer el “libro” que constituye nuestro cuerpo. Si se ha dicho de las catedrales, que ellas son “libros de piedra”, podemos decir que el cuerpo humano —Cuya es- tructura se ordena sobre el mismo esquema- es un “Ilbro de came”. Aprender a leerlo, es estar atento a su disefio, ala toponimia de su geogratia anatémica; es entender lo que nos dicen los grandes mites de la humanidad de cada uno de los érganos del cuerpo y de su funcién sutll; es también descubrir el Arbol de fos Caballstas, Arbol del “cuerpo divino” a Imagen del cual esta creado el cuerpo humano. Descubrimos entonces Io siguiente: Nuestro cuerpo ES un lenguaje y nos propone un programa a realizar: 61 es, entre las manos del obrero que somos nosotros, a la vez materia prima a partir de la cual obramos, asi como herramienta y crisol en el que opera- mos, Si éles ensiunlenguaje, el cuerpo también se expresa: i¢1 TIENE un lenguaje, el del goce y, muy a menudo, el del sufrimiento! Descifrar esto es entrar en comunicacion con nosotros mismos, y proponer a nuestras clenclas humanas y médl- cas una profunda puesta en cuestién, nosotros no tenemos que darle mas todo el poder; ellas no tlenen que tomario mas, pero tenemos que caminar Juntos, y en nuestros respectivos roles, escuchar el mensaje del cuerpo. Escuchar, comprender y obedecer a este mensaje, es entrar en la gran gesta del Hombre y del dios que cada uno de nosotros ha de devenir ~ ha de ser. 0331-2 EL SIMBOLISMO DEL ARBOL DE VIDA AL ESQUEMA CORPORAL 51 LAMINAS 4 DIBUJOS 13 GRAFICOS K ANNICK de SOUZENELLE DEL CUERPO HUMANO Traducido del francés por: MARIBEL COUSINO PRIMERA EDICION EDITORIAL KIER, s.a. AVDA. SANTA FE 1260 (1059) BUENOS AIRES LA AUTORA: Nacida recién terminada la Primera Guerra Mundial, Annick de Souzenelle tuvo una infancia marcada por las ultimas convulsiones de ese “sismo”. . La vida de los adultos que la rodean le . parece absurda; absurda la de los hombres que =— no hacen referencia sino a las horas gloriosas we" vividas en las trincheras, absurda la de las muje- tes continadas en sus retraimientos domésticos. Esta gente es como hojas muertas, descubre un dia, es necesario un gran viento para que tengan ia ilusidn de vivir’. Decide entonces “vivir verdaderamente", y esa larga busqueda del sentido la lleva a sacudir el drbol de la Tradicién que se le propone, a fin de verificar sus frutos que, por entonces, no le parecen justos. Busqueda del sentido, busqueda de la verdadera Tradici6n, bisque- da de los origenes y de la finalidad... Annick de Souzenelle inicia el Camino al conocer el cristianismo artodoxo occidental junto al que fue su maestro: ei obispo Jean Kova- levsky. Estudia el hebreo y aprende asimismo a vivir el judeo- cristianismo. “israel, ella afirma hoy, es ef anclaje necesario para el crecimiento en la Yocura' de Cristo”. Estudios de matematicas, un diploma estatal de enfermera, una formacién en ciencias humanas, una protesién de anestesista, para adormecer, y luego de psicoterapeuta, para despertar... Ahora, Annick de Souzenelle consagra su "tercera edad" a ensefar fo que siente como ei esbozo de una antropologia que vuelve a colocar al Hombre en la dindmica de la realizacién divina. at El Arbol de Vida (tinta de Michel Mille) . » INTRODUCCION Yo ignoraba el titulo de este libro y, mas aun, el libro mismo, que ya en mi nifiez —hoy lo sé— plantaba en mi sus raices: y me refa porque “Pulgarcito” 'tenia el nombre de mi pulgar y me divertia imaginando a sus hermanos como los giles dedos de mi mano, pero impotentes sin él. Y luego, estaba “La Cenicienta” ' cuyo piececillo, unico en el mundo, me maravillaba. Este era sdlo el comienzo de las historias del “pie”. Fue a través de la “Historia Santa” que aprendi que la serpiente habia mordido a nuestra madre Eva? en el talén y que, desde entonces, todos lleva- mos en el pie una herida incurable al igual que invisible. ilncurable? Sin embargo, mas tarde, el Patriarca Jacob parecia tomar en su mano el talén de su hermano (no era esto por algo?), él que seria pronto herido por el Angel en el muslo®. gY por qué, al lavar los pies de sus apéstoles, el Cristo afirmaria que basta que se purifiquen los pies para que el Hombre esté purificado? ¢ ePor qué -yo lo aprendi mas tarde— la mitologia griega ofrece a nuestra meditacién la historia de tantos seres con los pies heridos, hinchados, descal- zo, etc.?... En otro de sus héroes, Prometeo, es el higado el que, devorado durante el dia por un dguila, se reconstituye durante la noche, para ser de nuevo alimento del dguila, etc. Por qué se ocultaba secretamente en sus cabellos la fuente de la fuerza de Sansén, juez de Israel? * "Uno de los cuentos de Perrault, mas populares en Francia. ? Génesis Ill, 15. 2 Génesis, XXV, 25 y XXXII, 26. + Juan, Xill, 10.Juan, XIll, 10. * Jueces, XVI, 17. ymagiada asidu'dad se nacia reterencia al cuerpo. y en lugares muy ala que yO siquiera ianorando que signiticaba algo Pero, en el que yo pedia explicaciones me consideraban demasiado curiosa, i) -No hay nada que comprender Mis preguntas incomodaban Yo me quedaba perpieja pero no me atrevia a poner en duda el saber de mis mayores Hueiga decir que los Medios cristianos ignoraban todo sobre la circuncisi6n cuyo sentido se remitia a una medida de higiene. En cuanto a las heridas ntuales. !as pinturas comorales y nasta las mascaras de Tradiciones mas lejanas, no era cuestidn de alzar el pudico velo echado sobre fo que no forma- ba parte de! programa escolar Formaban parte de este programa las visitas a museos: y yo quedaba trastornada ante la reconstitucién de portales romanos cuyas esculturas me golpeaban en pleno corazén, como si sus mensajes llegaran a lo mas sagrado de miser ¢ Pero, qué signiticaban las numerosas deformaciones corporales de las que no podia negarse que eran queridas? Aqui, Cristos gloriosos de manos desmesuradamente largas en relacién con las normas del cuerpo, rodillas, vientres y caderas contorneados por espirales admirables, cabezas aureoladas y cuerpos integramente rodeados por un aura en forma de almendra (Autun-Vézelay). Alla, un Cristo con cuernos (Vaison, la Romana) Y més alla, pequefos personajes de orejas alargadas hasta la tierra (Vézelay), hombres con cabeza de perro (id.), etc. {Por qué? Tanto en el curso escolar como mas tarde en|as visitas in situ, mis preguntas quedaban sin respuesta, o mas bien recibian una de este estilo: -Ustedes saben... jlos hombres de esa época no sabian dibujar! Yo quedaba aterrada. Una especie de cdlera se apoderaba de mi, que socavaba definitivamente la autoridad de mis mayores. Pero, yo no sabia la respuesta a ello, ni adénde ir a buscarla. Entonces, escondia en mi corazén esa frustracién que muy pronto volvia a tocarme, sin que ala saz6n yo supiera que esas frustraciones eran de igual naturaleza, pues me hacian llorar por el absurdo insoportable de Ia vida. Sinsentido de la vida, sinsentido del sufrimiento: este absurdo absoluto me desgarraba. Seria para convocar una cita con el sentido que decidi enfrentarme con el sufrimiento cuidando a los entermos? ‘Sin duda, un seguro instinto me guiaba, pues a la saz6n jyo no sabia responder a las preguntas angustiadas que me formulaban aquellos a quienes este sufrimiento aprisionaba en sus cuerpos y en sus espiritus! {Por qué me ocurre esto, seftora?... ¢Por qué esta uicera de estomago. v 10 este Cancer de intestinas. este estallido del bazo?. ,Por que? Por qué?... Ahora. yo reprasentaba el papel de ia ‘persona mayor”. 0, por lo menos, de dquel a quien se consideraba que sabia +Y¥ yo No sabia! No esa estararz del mal que lis ciencias atacan, y la formacidn de enfermera que yo tenia, menos aun que la del medio, no Me permitia resolver el problema en este nivel En aquelta epoca yo sabia intuitivamente una sola cosa, y era ésta: una respuesta de mi parte o {a onentacién misma de una busqueda de respuesta, habria constituido un elemento de sentido que podia permitir al enfermo armonizar esta parte de vida con la entermedad que. sujeta al ritmo de vibra- clones nuevas y sanas, tenia todas las posibilidades de volver a entregarse a las normas de salud esa enfermedad habia surgido, sin duda, sdlo para rectihear un “mal tiro” * hasta suscilar un acrecentamiento del ser, ~~ . Una respuesta de mi parte le habria permitido al enfermo hacerse cargo, sin darly al medico el poder de mago que éste gusta tomar para reinar y “cositicar” mas aun al entermo impotente a quien el mat torna regresivo una respuesta podia normalizar estas relaciones entre entermo y médico, que yo anhelaba que fueran humanas en el sentido mas noble de la palabra, y que habrian convertido al enfermo en su propio médico en cuanto a la mediatez de las proftundidades, médico que apelaria al auxilio de la inmediatez de los tendmenos. Hoy estoy segura de todo aquello que, a la saz6n, yo sabia intuitivamente: y este libro nacid no sélo de esa certidumbre sino también de lo que lo indujo a ser. Aunque no era de orden tisico, e/ sufrimiento que entonces me atenaceaba -una extrema soledad- sdlo me obligaba a recurrir a mi misma como “médico de las protundidades" puesto que nadie se presentaba que pareciese compren- der siquiera "jla inmediatez del fendmeno! Alrededor de mi, jtodos se amol- daban admirablemente al "absurdo" y organizaban sus vidas en funcién de la Normalizacion del sinsentido! Sin embargo, jyo pedia auxilio! Y se lo pedia a la vida, porque si ésta tenia un sentido, este mismo sentido conducia a que ella me fo revelara. Y ella me lo reveid tras una prueba después de la cual comprendi que tue un test, una puerta que yo debia atravesar. Me la hizo atravesar mi honestidad ancestral. Del otro lado de la puerta me aguardaba ei sentido. *Apuntar mal’ es el sentido dg una de las palabras que se vaduce camo “pecado’ on hebreo WW Y esta puerta se abrié cuando redescubri el cristianismo abandonado hacia largo tiempo en la forma que habia nutrido mi intancia pero que no podia saciar mi hambre de adulto. La dimension ortodoxa de mi Tradicién en el vivificante y transformador halite de los simbolos, en la luz de los arquetipos de los que aquélios proceden y alos cuales reconducen, en el vigor de la verticalizaci6n del ser que conduce hacia el Verbo, esta dimensién alta y ancha me llevé a su fuente, la lengua hebrea. Y la exigencia de este encuentro doble y Unico establecié una incom- patibilidad tan radical entre mi vida profesional y la que comenzaba a correr por mi sangre que, a la saz6n, romp/ también radicalmente con fo que acababa de constituir mi existencia. Me volvi hacia las ciencias humanas nacientes, aun balbuceantes, pero que en aquel tiempo representaban el papel de catalizador de otros dos enfoques. Y entonces vivi el jibilo de uno de los aspectos que este “dia UNO” de ia creacién, en el que, de pronto, “Se hizo la luz”. jGozo, embriaguez! Todo estaba religado. Todo adquiria un aspecto significative. Todo vivia. . jTodo! Incluido el cuerpo. Y descubri el cuerpo del Hombre, imagen del “cuerpo divino” del que la Tradicién refiere que Moisés vio la “forma’,” imagen llamada a retornar al modelo del cual procede, en un matrimonio inefable... Imagen: jdimensién simbélica del cuerpo! La vida atrapada en el tiempo entre nacimiento y muerte es pues Ia historia de este retorno: retorno del “Hombre de aqui abajo” al "Hombre de arriba”, de Adan a Elohim, dice el mito biblico. Ella es la historia de un llamado a estas “podas”. Comprendi que en esta aventura grandiosa, cada miembro y cada organo del cuerpo tienen un papel cuya funcidn fisiolégica inmediata es la manifesta- cidn. Of ef nombre de cada uno de estos lugares del cuerpo retumbando con el sentido de su funcién y supe por qué a las primeras vértebras se las lama “sagradas”, porqué al cerebro se lo denomina “Arbol de la vida”, a los lechos 6pticos, “lechos nupciales’, etc. Perturbado, desorientado en relacién con esta vocacién cimentadora, el cuerpo sufre; habla en el nivel del 6rgano que significa el origen det trastorno, y que fo manifiesta. 7 Nameros, XI, 8. 12 Este cuerpo habla y vive; transmite la exigencia de crecimiento del meollo del ser del que cada una de sus células es portadora y del que cada una esta hecha para liberar la energia. ‘ Su finalidad es el “cuerpo divino", su modelo, que Moisés vio y del que nos transmitié la memoria bajo el dibujo del Arbol de los Sephirot. Un dia me presentaron este dibujo. Ninguno de nosotros olvidé un bello filme® que al comienzo narraba la historia de una aldea que cada afio reunia a sus hombres en un concurso de musica, al pie de la montafa. Luego, el ganador era aquel cuyo canto lograba hacer cantar a la montafia. ... El. canto del “cuerpo divino” se puso a hacer cantar a la montafia biblica, y atodo mi cuerpo; y mi alma, sepultada bajo las no-respuestas de antafio, desperté. Entonces, supe por qué Eva era herida en los pies, Jacob era herido en el muslo, y Prometeo devorado en su higado... y supe el sentido de las heridas rituales y el de las pinturas corporales.. También supe por qué muere un nifio, “miembro” del grupo enfermo, como muere el miembro de un cuerpo, al que hay que cortar pues la gangrena crece... y este cancer al higado... y este ojo que se apaga... En escucha, comencé a oir el lenguaje del cuerpo. Annick de Souzenelle * Encuentro con hombres notables ("Rencontre avec des hommes remarquables’). 13 INTRODUCCION DEL ARSOL DE VIDA AL ESQUEMA CORPORAL Este libro, escrito hace doce aflos, no era sino un germen. Debla desarro- flarlo impulsada por su propia exigencia, pues escribir un libro es dar vida, dar al soplo que, junto con el dal autor, coanima la obra desde ta partida. {Cudntas veces he sentido una mano invisible tomar mi pluma y llevar el trabajo mucho més lejos de lo que pensabal En el trangcurso de estos doce Ultimos afhos durante los cuales no dejé de dar cursos, seminarios y conteren- cias, cudntas veces me he extrafiado de sentir brotar de mis labios como un manantial hasta ahora desconocido para mi. No es acaso esa misma fuente que fluye desde entonces con el incesante enriquecimiento aportado por mis lactores, auditores, amigos y colaboradores, a quienes agradezco; entre ellos, el doctor Jean-Marc Kespi, presidente de la Asociacién Francesa de Acupun- tura, el doctor Claude Challou, neuropsiquiatra, el doctor Alfred Tomatis, Catherine Manil, traductora a la lengua inglesa, y tantos otros que me perdo- nardn no poder nombrarlos. Cuando conoci al doctor Kespi me hizo una extrafia pregunta: “z Sabe usted, sefiora, que en realidad ha escrito un libro sobre acupuntura?” Puedo asegurar que en esa época no sabla nada de la tradicién china, y me quedé estupefacta. Hoy en dia, puedo afirmar que las grandes Tradiciones del mundo, son portadoras, bajo sus propios lenguajes, de un mismo mensaje, del cual cada una desarrolla mas especificamente el aspecto en tomo del que se construye el genio particular del pueblo que ha esculpido. Gracias a nuestro amigo Karifried von Dorckheim, me habia atrevido a escribir et primer iibro, cuyo tema no habla despertado mayor interés entre aquellos a quienes interrogaba en Occidente, fuesen médicos, filésofos u otres. éDebia renunciar acaso a proseguir en esa busqueda que parecia entonces 15 tan fantasmal? &/ Hara.', primera obra de nuestro eminente amigo, fue una respuesta tan positiva, que parti a Todtmoos para hablar con der Graf Dirckheim, y volvi a Paris convencida de que el Zen confirmaba el Hebreo. jEscribi entonces mi “libro-germen”! Si ahora crecié es, en gran parte, porque el chino vino, a su vez, a confirmar y enriquecer al Hebreo. El doctor J.-M. Kespi y la Asociacién Francesa de Acupuntura me dieron su amistosa acogida, permitiéndome trabajar con ellos. La tradici6n china me permitié entonces verificar el rol matricial de los tres grandes tridngulos del Arbol de los Sephiroth, llamados por ella “Campos de Cinabrio®, que puede traducirse por “matrices dé ". Me ayudé a precisar la funcid: simbdti langulos, funcién de gestaci divino del que todos estamos seen y cuyo nacimiento nos hace vencedores de la muerte. Me contirmé el misterio del NOMBRE, simiente del Adan, que involucra al ser total de cada uno de nosotros, y que preside su completa realizacion, Bajo esta luz, la enfermedad se define como la no realizacién det NOMBRE. Sie libro crecid, es finalmente porque 61 me reafirmé. Nadie puede ensefiar to que no ha vivido. Y silo vive, su inteligencia se abre entonces aotradimensién de sf mismo y del mundo. Yo hice la experiencia de esa inteligencia femenina que se abre a la penetracién de la sabiduria masculina, de las cuales los acontgcimientos son portadores; inteligencia que toda nuestra civilizacién contradice, pues ésta exalta la facultad de un drgano viril, forjado para traspasar los velos de! cosmos exterior. Y del rat6n de biblioteca que me habian ensefiado a ser, llegué a identifi- carme con mibazo, érgano-tierra de las proftundidades, sepulcro de los glébulos tojos de la sangre, mina de hierro y fuente de una inteligencia que no pide sino nacer. Aquetlo me llevé a reconsiderar totalmente el complejo problema de la derecha masculina y de la izquierda femenina, que ontolégicamente son Misericordia y Fuerza, desde el momento que se ha feminizado la Misericordia y masculinizado la Fuerza. Tal vez sea concluir muy apresuradamente hacer del hemisferio izquierdo la parte consciente, y del derecho Ia parte inconscien- te... Siel libro creci6, es porque el crecimiento es la ley de la vida. Y el crecimiento 0 es tanto ganar en altura, como Ja irrupcidn celular totalmente renovada que sobrecoge al ser entero, aunque respetando siempre su permanencia. * El Correo del Libro. 16 No poxstia contentarme con ahaa aigunes capituies al litro De! Arbol de Vida af Esquema Corporal pues exigia que © voNera a tomar en su totalidad completamente nueva y sm embargo. siempre la msma El smbossme del cuerpo humane. sudtituio de! primer hbro, parecia esperar an sence que le eran el peer lugar Aquelio se hizo, mas no signitica que @) “Athol de Vida’ se estume es. y sempre sera. el arquetipo del cuerpo del Hombre porque éste esta Yamado a ser a su imagen y semejanza Annick de Souzenelle 17 PREFACIO El hombre es arquetipico. En un universo donde fisica y metafisica son dos aspectos de una misma realidad, donde el azar es providencia, donde la vida esta regida por leyes, todo fa manifestacién. “Toda vida es arquetipica, comenzando por el hombra. Microcosmos, algu- nas veces macrocosmos, uniendo el Cielo y la Tierra, resume toda ia creacién que est llamado a nombrar; contiene los tres reinos, esta “creado a imagen de Dios". Cada érgano, estructura, funcién o mecanismo no es sino la manifestacién_ aparente, en cierto plano, de uno de los arquetipos vitales fundamentates. Separarlo de su arquetipo, es negarse a comprenderio. \ El hombre es descrito en esa forma desde hace milenios, en los fibros sagrados taoistas, los Vedas, la Biblia, los Evangelios, el Coran... Los ritos y los mitos de la humanidad dan cuenta de esa vision. Llegara el tiempo en que se sabra —nuevamente— que la Tradici6n.' es una ciencia, es LA ciencia. Al igual que Annick de Souzenelle, reaprenderemos a leer los libros tradicionales, las lenguas sagradas, los simbolos, los ritos y los mitos, y nos daremos cuenta entonces que ya todo estaba dicho. Bastard leer sin prejuicios, sin anteojeras y, sobre todo, sin ef orgullo del hombre del siglo XX que cree, desde que el hombre existe, que sélo él ha comprendido. Este libro augura una relacién nueva y arcaica entre el otro y uno mismo: conocerse a si mismo fundamentalmente, saber que hay dos conocimientos, uno del cerebro y otro del coraz6n, comprender que al mundo y fos hombres” Testimonian, ineluctablemente, {a intinitud de las posibilidades divinas. { Este libro augura asimismo una queva y antigua medicina, pues gcémo se * La Tradicién (y las tradiciones que la manifiestan) nos relaciona con al arqué, con ot Princ y con los principios, con el Ser y con su manastacién: ol rasto no es sino uso y costumbros 19 se sabe de qué arquetge prowene el organo entermo, si se wghoran ias (aces Metansicas Gel Su! mente y de ia enfermedad, si al separar al hombre de su ciemension dwvina, “se coloca en un mismo plano psicologia y oftologia’? . Come lagrar sanar si el meaco no sade que, ante todo, debe telanonar ai orden del munde. con la arquitectura sagrada del unverso y d# la «da Ss: fo sabe que siendo Su instrumento, no puede sino sequit una Prowdencia de la que la mayoria de jas veces, gnora todo? Doctor Jean-Marc Kespt Presidente de ia Asocacon Francesa de Acupuntura 20 Arbol de los Sephiroth ‘Ain Soph Ain Soph Aor fa Corona Kether {a Inteligenca Binah a Ladusucia-in YF LaGloia-Hod 1 Yesod - el Fundamento m0 Maikuth - el Reino Arbol sefirstico (Grabado extraido de Cdipus Aegyptiacus, A. Kircher, Ri TODM La Sabiduria - Kokhman TO Hesed - fa Misericordia A¥2_— Newah - la Victoria Puerta de los Dioses _ Puerta de los Hombres: Muletas, oma, 1652). 21 W DEVENIR, (o COMPARECER) u SER TENER Tabla | Unidades Decenas Contenes) Mundo de Plan de la Plan los Principios Encarnacion Cosmico Aleph § vod oor » ' 10 100 ™ seit mika = ? mm 70 @ Guimel her a 5 30 Daleth Mem 4 lamp 40 | | He | © noun ‘ 5 \ a 50 I ao = Vay | Samech 6 | 60 i a Zain Ayin | | 7 70 | Heith = Phé | j 5 my 30 QR teith Tsadé bes 9 90 Teen eee eee ALFABETO HEBREO SU CORRESPONDENCIA NUMERICA SU SIMBOLISMO Potencta creadora original. Fuerza divina Yo divino creador - Principio - Padre Receptividad TU” creado que recibe al “Yo" creador Movimiento - Dinamismo Materia - Resistencia - Muerte Matiz Prueba Soplo de la existencia Germen de vida Unidn - Fecundacion Simbolo del Hombre (creado el 6° dia) Desaparicién - Muerte - Nada - que implican Retorno - Renacimiento - Todo Resurrecci6n - Barrera - Apertura Retorno - Renacimiento Pertecci6n de lo creado Conclusién de lo femenino Transfiguracién a | Capitulo | EL “MI” Y EL “MA” O EL INTERIOR Y EL EXTERIOR DE LAS COSAS *Lo que esté abajo iguala a lo que asia arnba y/o que esié arriba iguala a lo que estd abajo, para que se cumpla el milagro de una sola entidad’” La Tabla de Esmeralda Hermes Trismegisto, Hermes el tres veces grande, sella en La Tabla de Esmeralda una clave de oro. Utilizaremos aquélla para tratar de penetrar en el misterio que nos parece esencial, este misterio que se apodera de nosotros a pesar nuestro, que se impone y se sustrae al mismo tiempo a nuestro intelecto impotente, el misterio del Hombre. Hasta ahora, en nuestra civilizacién, es con esa herramienta, el intelecto, que hemos tratado de aprehender el mundo y sus misterios. Hemos mirado al mundo como un nifio mira un juguete mecanico cuyas piezas desarma para conocer sus secretos. Hemos visualizado al hombre y al mundo como dos objetos heterogéneos, como dos entidades extrafias una a la otra, consideran- do al conocedor (el Hombre) y al objeto por conocer (el Mundo) como irreduc- tibles entre si. Y cuando el objeto por conocer se llama “ciencias humanas”, y aqui lo absurdo, el Hombre estudia al Hombre sin saber de qué herramientas dispone para actuar, para conocerse. “Condcete a ti mismo y conocerds al universo y a los dioses’, dice la Sabiduria Hermética. {No nos incita esta segunda clave a considerar por una parte, al Hombre en el Mundo y por la otra, al Mundo en el Hombre, como el derecho y el revés de una medalla, de una misma realidad secreta, los dos aspectos manifestados unidos en esa forma por el “interior”? El interior y el exterior de las cosas no tienen aqui nada de espacial, pues se trata en principio de una “corteza” que pertenece a la manifestacién y luego, de una “pulpa” que nos lleva hasta el “nucleo”. No podemos aprehender estos 25 sitimos sino acc=2 endo a otros dom” os sir dejar por ello, como veremos, aquello que nos es tamiiar Ce lo contrano el tlosofo puede preguntarse como to ha hecho éi. st ei mundo no comienza en la superticie de su piel... jy errar por el absurdo! Votvamos a tomar nuestras claves. Es tiempo de obrar con una nueva consciencia y aprender a abrir nuevas puertas. ~Acaso esa corteza de la cual acabamos de hablar no depende de ese “abajo”. y el nucleo de ese “arriba”. que el divino Hermes supo distinguir el uno del otro, sin separarlos? Hermes, ei nombre participe de ese “arriba”, distingue: el hombre de “abajo” separa, y termina negando lo que ha separado. Sdlo en ese “abajo”, tropieza con el contrasentido de su vida, que se ha vuelto inhumana a fuerza de no ser sino humana, en la medida en que se puede !lamar “humano” a este trozo que es fa corteza separada de su nucleo iCémo volver a encontrar la integrdad del fruto? ¢Cémo reintroducir ese nucleo dentro de su pulpa y volver a dar vida a esa carne bajo la corteza? Qué hay que hacer para que lo que esta “abajo” vuelva a encontrar la imagen de lo que esta “arriba”. y el camino que lo conduce a su modelo? Los diferentes mitos sobre !a Creacién que !a humanidad ha transmitido en sus grandes corrientes tradicionaies, dan todos testimonios de ese “arriba” y de ese “abajo”, nacidos de una separacién (en el sentido de distincidn) en el eno de una unidad primera. En especial, la tradicién judeo-cristiana nos presenta la Creacién como habiendo surgido de tal distincién. La palabra hebrea formada porlas tres glifos. B.D.L., que_traducimos por “separar’, “Significa_mas bien “distinguir”: Dios distingue Ia luz de las tinieblas, el dia de la noche, mas tarde, el hombre de la mujer; pero sobre todo, de las aguas primeras "Maim’”, distingue “las aguas que estan por debajo de la extensién” (Génesis |, 6-7), aguas que la tradicioén hebraica llama, respectivamente, Mi y Ma. y “Ma” estan unidos por la “extensién”, que en el versiculo 8 es tlamada Shamaim =v" * y vulgarmente traducida por “los cielos" y que, a pesar de separar el “Mi” del “Ma” en forma contradictoria, los reune en su nombre en torno ala letra © que veremos que no es ajena a lo que lamamos “nucleo”. Simbélicamente, podemos decir que el “Mi” es el mundo de mundo de fa unidad arquetipica no manifestada y el “Ma”. el di ‘ia Muttiplicidad manifes diferentes niveles de realidad, La raiz “Mi” tiene en ‘griego su r equivalencia en la ralz Mu, la cual preside la formacién de palabras que ilustran el mundo de los arquetipos tales como pvetv, “cerrar la boca’, “callarse”, y nveee , “ser "Cf Gap. XVI, p. 341, 26 ' miciado”. Toda iniciacién introduce en el camino que une el mundo manitestado, con el mundo de sus arquetipos: se lleva a.cabo en elsilencio. E] mito — nvdos , @s la historia que da testimonio de la vida de los arquetipos.?. Nuestras palabras j en espanol: murmullo, mudez, misterio, proceden de la misma raiz. "| __ ta faiz "Ma" es la raiz mad ‘odas las palabras que se refi \ manifestacién (tales como materia, maternal, matriz, mano, etc. ada elemento del "Ma" es la espiracién de su correspondiente en el “Mi*. Este / Tepercute sin fify Sobré aquél, que lleva de 61 no sdlo la imagen sino también la potencia. En ese sentido, e! “Ma”, en cada uno de sus elementos, es simbolo del "Mi". El simbolo (Syn-bolein: lanzar junto, unir) une el “Ma” y el "Mi’. El Dia- bolein (janzar a través, separar), separa los dos mundos, dejando errante el del “Ma”, privado de su justa referencia y de su justa potencia. Los hebreos llaman Elohim, “el Hombre.de arriba’; y Adam, el “Hombre de atao. ~ ~ ) Este “Hombre de arriba” es el mundo del "Mi" que se expresa en el “Ma”. JA su imagen, Adan ~"el Hombre de abajo”-, retine en él la totalidad del “Ma” que contiene en su germen y la promesa del fruto, la del “Mi”. Desde esta perspectiva, el Hombre es el punto de encuentro entre el universo y los dioses. Es la razén por la cual las ciencias tradicionales lo llaman “microcosmos”, Pequefio universo, y “Microtheos", pequefio dios. Es el punto de partida de todas las vibraciones, centro de retlexién de todas las resonancias. “Condcate a ti mismo y conocerds al universo y a los dioses" Pienso que no puede hacerse ningun estudio completo del Hombre fuera de esas premisas, y si éstas son verdaderas deberiamos encontrar los indicios \\ de un didlogo entre el Hombre y Dios, Adény Elohim, elMa”y el“Mi". Me parece “ imposible imaginar la existencia de un lenguaje capaz de participar de ambas categorias, la humana y la divina, aparentemente trascendentes, irreductibles : A entre si. No puedo imaginar... Sin embargo los dioses, mucho mas imaginativos FS nosotros, nos proponen este lenquaje: no hay un solo pueblo en el mundo . que no jo posea en el secreto de sus leyendas, mi de sus ritos sus simbolos. Jung escribia: /E! Occidente ha perdido sus mitos!". Los mitos existen, nuestro patrimonio sagrado es inmenso, pero no sabe- mos descifrarlo. Realmente nunca hemos vivido su lenguaje, mas bien lo hemos febajado a nuestro propio nivel, en lugar de dejarnos llevar por él hacia nuevos planos de consciencia. De hecho lo hemos eliminado de nuestros mundos cientificos por estimario intantil, y hemos Negado a tal punto, que la ciencia se * Ch. Cap. Il, p. 33. 27 } nos impone como Unico punto de reterencia que nos da seguridad y una justa » pauta, y hemos eliminado el lenguaje del mito dei corazén mismo de nuestra vida. t Desnutridos, sedientos, o bien corremos hacia los paises alin capaces de damos ese alimento, ese lenguaje, o bien permanecemos inertes a los pies de nuestras propias riquezas, incapaces de reconocerias, vulnerables a todas las enfermedades mentales que no son sino raquitismo espiritual. jJung puede lanzar su grito de alarma! Me parece urgente volver a dar al cuento, a la leyenda, al mito, al ritual, su lugar en nuestra vida, permitiéndoles informarnos. Alli radica el camino de! conocimiento. La ciencia profana, como lo decia mas arriba, nunca toma en cuenta al conocedor. Este ultimo debe permanecer objetivo, es decir, igual a todos los demas “objetos” conocedores en el nivel de su comin posibilidad experimental, de su comin grado de consciencia. El que conoce es asi mas o menos inteligente, provisto sdlo de algunas herramientas mds o menos perfeccionadas, pero su experiencia es controlable por todos. El conocimiento adquirido a través de nuevos estados de consciencia es siempre, también, experimental, pero esta experiencia no es comin a muchos; ni tampoco controlable sino sélo por aquellos conocedores de similar evolucién de consciancia. 7 Dicho de otra forma, este conocimiento implica la evolucién del conocedor, su acceso a niveles de consciencia cada vez mas elevados. Para los que integran un mismo nivel, el conocimiento es objetivo. Por lo contrario, sus datos son percibides como subjetives por los que alin no se han “despejado” de la prisién de las categorias, ena que el mundo del “Ma” mantiene cautiva nuestra mente. De estas ultimas depende e! dualismo objetividad/subjetividad, denun- ciando un conocimiento que no toma en cuenta “la ascensin de la escala” 0 ascension hacia la “extensién", Raqya Shamaim. En la cima de ésta desapa- rece todo dualismo en una superacién de la cual hablaré m4s adelante. En et limite, Dios es objetividad absoluta. ‘Cuaiquiera sea el grado del “Ma” al que el conocedor accede, los elementos de ese “Ma” tienen siempre una objetividad en si mismos, en tanto se refieran a su arquetipo en el mundo del "Mi". Privados de esa referencia son “ilusi6n”,_ Maya para los hindtes, Abel ’2n -vanidad- para los hebreos; son “subjetivos” para los escépticos, los que no tienen ninguna consciencia det mundo del “Mi” y proyectan sobre los otros su propia ignorancia. Pero la ilusi6n es también la experiencia del “Mi” jescindida de ta del “Ma”! “Mi” y “Ma”, a pesar de ser distintos, son inseparables. Precisemos, pues, que esa cualidad de! conocedor a la que apelamos, es la de su ser interior, de su ser en marcha hacia su “nucleo” participando del 28 mundo del “Mi”. Sdlo con ese ser podemos aproximarnos al misterio del - Hombre, otra taceta del misterio divino. Quiero referirme al ser que se despoj6 | de su “yo”, habitualmente cristalizado en la cultura, la erudicién o la ética de su medio exterior, que ha renunciado a toda inteligencia intelectual, y que entra enla experiencia vivida. Entonces, dando al objeto de su meditacién todo poder \ de ser, el conocedor es por un momento tomado por lo conocido, tlegando a | ser el objeto meditado de este Ukimo. Poco a poco se borra toda distancia entre | lo conocido y el conocedor. El verbo hebreo “conocer” es el que emplea Moisés para dar cuenta del conocimiento que adquiere el hombre de la mujer. El conocimiento es un matrimonio, una unién entre lo conocido y el cono- cedor. “El conocimlento es amor”. 29 Capitulo I SIMBOLOS Y MITOS ASPECTO SIMBOLICO DE LA LENGUA HEBRAICA Antes de enfocar los simbolos y mitos como soporte de nuestra meditacién y, Muy especialmente, los que provienen de nuestra tradicién judeo-cristiana 0 los que han sido extraidos de los tesoros de Grecia, es importante presentar estas herramientas de trabajo. Los simbolos son los elementos de nuestro mundo sensible, del cual cada uno es significante e imagen de su correspondiente arquetipico “arriba”, el significado. Este lleva la potencia y vibra con 6! al unisono, con todos los elementos arménicos encontrados que van del uno al otro, del “Mi” al “Ma” en el mismo “haz”. | Aquel “al unfsono” corresponde esencialmente a la ley de sincronicidad, de la cual habla Jung. Jung trata aquel tema apoydndose en gran parte en la tradicién china, en el Tao. Por este camino, se destaca la correspondencia existente entre un arquetipo y la serie de simbolos que a él estan ligados, lo que nos lleva al plano de lo manifestado, es decir, a la aparicién de varios acontecimientos convergentes, considerados por los ojos del ignorante como extrafias coincidencias que atribuye al azar. Qué es el azar sino una realidad desconocida?: la de las leyes ontolégicas.’ que unen el mundo de los Arquetipos al de lo manifestado. ~~ Voluntariamente, dejo de lado todos los fendémenos mencionados como metapsiquicos -o parapsiquicos~ que estas leyes iluminan, y cuya existencia la “clencia” no podré seguir negando por mas tiempo. gCudntas veces no hemos visto surgir un mismo acontecimiento en varios paises al mismo tiempo. * Leyes que rigen la Creacién antes de la caida y prevalecen tundamentalmen a nuestro campo de consciencia ordinaria, Pen aEN a (un gran descubrimiento cientifico, por ejemplo), y para qué hablar de esta ley de series admitida por todos los estadistas y, sin embargo, racionalmente inexplicable? Ensanchando nuestro campo, me parece ver ahora una relacién de este género entre - el resurgimiento de la mujer en la afirmacién de si misma, ya aparecido en los primeros tiempos cristianos y luego reprimido; - el descubrimiento del mundo de lo inconsciente personal o colectivo, bastante reciente en la ciencia psicolégica; - la renovada importancia dada a la sexualidad, la cuai, si bien no ha encontrado aun su justa referencia en su arquetipo divino, al menos se ha liberado de sus falsas ataduras; - y finalmente, la llegada del Hombre a la Luna. Claro esta, cada uno de estos fenémenos puede explicarse racionalmente, pero su sincronicidad proviene de una ley que sobrepasa todas las del mundo racional, — la Mujer en la humanidad, - lo inconsciente, lado oscuro del ser en el plano psiquico, - el complejo uro-genital en el plano fisico, - y la Luna, planeta nocturno, en el plano césmico, pertenecen al mismo “haz simbédlico”, cuyo arquetipo desarrolla una gran actividad. Lo que me permite inferir, apoyandome en otra ley que estudiaremos mas adelante, que la humanidad esta en visperas de un renacimiento. Mas no nos anticipemos. Tampoco lo hagamos al hablar mas extensamente de los simbolos, pues veremos que el mundo animal, por ejemplo, simboliza las energfas vitales (el toro: la fecundidad; la serplente: la sabidurfa; el aguila: el conocimiento, etc.), mientras que el mundo vegetal simboliza otras series de energias (la rosa: el retorno al Uno; la acacia: la androginia; el almendro: la inmortalidad, etc.)?. En todas las tradiciones, la piedra est4 en el mismo “haz” que el Hombre, haz en el cual la tradici6n cristiana interpone el pan, luego la carne (el Maligno propone a Cristo transformar las piedras en pan. Los misterios cristianos se basan enla transtormacién del pan en cuerpo de Cristo). Enun mismo haz estan también el agua, el vino, la sangre que, a su vez, conduce al Espiritu: “Y hay tres abajo que estan en armonia: el agua, la sangre y el espiritu” (Juan |, Ep. V, 8). Sin embargo, pongamos atencién a las dos caras que puede presentar un ? Cf. Cap. XI. 32 mismo _simbaja en nuestro plano mas temprano: la serpiente, simbolo de sabiduria y, a la vez, simbolo del Maligno: el agua purificadora es, a su vez, revulsiva de! mundo pasional; el fuego expresa el amor, pero también el odio Poco a poco nos familiarizaremos con esta ambigiedad. Pero esta en cada uno el compenetrarse con estos simbolos, su sentido, sus arménicos, y dejaros aflorar en su consciencia con el fin de dejarse recrear por ellos, pues tal es su poder. En todos los tiempos y en todos los lugares, los rituales de iniciacién no son sino una “simboloterapia” en el verdadero sentido de la palabra ‘terapia": “que vuelve a poner en armonia”, disciplina contiada antafo Unicamente a los sacerdotes e iniciados. _Los mitos son también agentes de recreacién, los cuales, cuando los acti- vamos, hacen resurgir en nosotros toda la potencia de los “Arque"—9@X4! en su dinamismo primigenio. El mito (del griego muthos: tabula) da cuenta de una realidad superior que puede transmitirse a nuestra mente superficial sin un trueque. Tal como un disefo traza para nosotros, sobre una superficie plana, el )despliegue de un volumen, podemos decir, extrapolando, que el mito tr el mundo fenoménico, el desplieque del 1 jos “Arque acuerdo con aquellos autores que, al no pods iberarse de su prisién espacio- tiempo, interpretan el mito como una historia que hubiese acaecido en los albores de los tiempos. En realidad, se trata de una meta-historia® siempre actual. ‘ Es asi como el Génesis biblico es un etemo presente, aun cuando a partir det Capitulo VI, historia y meta-historia se superponen en una misma narraci6n. La critica histérica que interviene, solo nos interesa secundariamente. Por ejemplo, lo veremos en la historia del Diluvio, que reaparecié en distintas versiones, aunque con idéntica estructura en casi todas las grandes corrientes tradicionales. Por otra parte, debemos seflalar que la Historia, en cuanto a desarrollo de esta meta-historia en el mundo de los fenédmenos, puede ser un mito. El no saber leer los acontecimientos con esta clave, significaria privamos de /a itu- minacién esencial para nuestro devenir histérico. La Historia encuentra su significado en el Mito, el que, a su vez, se verifica en la Historia. Ademas, tendremos la ocasién de ver en los Evangelios, sin llegar a dudar por ello de la historicidad de Cristo, el parto mistico que ocultan. Tal es, por * Meta-historia: mas alld de la historia, es decir, realidad ontolégica. ejemplo, el caso de los dos Juan, san Juan Bautista y san Juan el Evangelista, quienes encaman el ‘Janus Bifronte” de los Antiguos, de quienes hablaré mas adelante‘. Siendo asf es ciarto que los primeros capitulos del Génesis, slo provienen del mito, en particular de la historia de Addn y Eva. Cronolégicamente, éstos No son nuestros primeros. padres, sino el Hombre. 2 (hombre y mujer) césmico, Que somos todos, dentro de las funciones masculinas y femeninas. La palabra “Béréshit —que inicia este Génesis biblico— @s intraducible; alo sumo podemos aproximamos a ella, pero est4 en cada uno de nosotros el ir hacia su nticleo. Es si indica una nocién de “principio”, pero enn ningdin caso. podriamos ver en ella la de comienzo, fa de iniciacién de un suceso A temporal. Se trata aqui de un misterio primigenio que, mas alld de los conceptos de pasado y de futuro, es. Por lo mismo, alcanza el nticleo vital de cada ser, encontrando en él su resonancia. Asi sucede con el Génesis. Ahora conviene ; Presentar una herramienta suplementaria: la lengua hebraica como vehiculo del mito. ( Apoyandose en la tradicién oral, el ‘“conocedor" puede llegar al corazén del XN mito a través del trueque de una traduccién. Mas no nos engafiemos, una traduccién fija el texto seguin al niveide interpretacién del traductor. Por mi parte, es la lengua sagrada misma la que sirvié de base a mi meditacién. ) La tradicién hebraica nos dice que esta lengua puede ser leida bajo dite- fentes registros (ella precisa setenta). Simbdlicamente, este “setenta" signitica que nuestra meditacién no tiene fin, pues ésta nos conduce ala contemplacién de Dios.§. Pero, {qué tiene esta lengua para servir como vehiculo? No haré aqui obra hist6rica nitampoco seméntica, pero segtin numerosos. trabajos que tratan este tema, me parece que el hebreo, inscrito, sique siendo una de las len i f interior, Unica y desconocida. Ninguna lengua ha conservado tan intacto su sello original. Una tradicién_asegura que la primera lengua ha sido dada por Dios a los hombres. Era ‘una’, dice el Génesis (XL. 1). hasta la construccién de la Torre de Babel. En ese momento, estalla y, cada una de sus chispas-verbo forma las lenguas de los pueblos. La de los hebreos, rapidamente consagrada a la vida religiosa, no fue mayormente sometida a las variaciones profanas. “CL Cap. VI, p. ad, * Ct, La Carta, camino de vida, Cap. I 34 Los diferantes mensajes contenidos en una misma palabra,‘ o aun en una misma frase, no se revelan al conocedor sino cuando deja actuar en si la percusién amorosa de la letra-energia, y si acepta dar muerte a sus conceptos anteriores, para resucitar a los de una consciencia totalmente nueva. Pues, llevamos en nosotros esa ‘fuente tinica y desconocida". Desconocida, porque ella participa de nuestro ser profundo, tierras profundas, las cuales no alcanzamos sino por nacimientos interiores, nuestros alumbramientos de nosotros mismos, que seran objeto del estudio que seguir4 mas adelante; de allo, nuestro cuerpe es el pragrama y la herramienta. Pero también fuente que aveces brota en el verbo del profeta, en el canto del poeta, o bien en el lenguaje velado de lo inconsciente. Esta “lengua una” que podemps llamar “divina” ~los hebreos hacen de la unidad un Nombre divino- es la que hablaron los Apéstoles, ebrios del Espiritu Santo, el dia de Pentecostés, y que fue comprendida por todos los pueblos presentes ese dia en Jerusalén. Era, en aquel entonces, la fiesta de Shavouoth, fiesta de las mieses, pretigurando esas otras mieses de las tierras interiores [eal Hombre, jcuya ultima cosecha es el Propio Verbo divino! * Me permitiré suprimir an este libro ta exposicién de tras 0; i tradicion: pormiten al Cabalista aproximar una palabra hebrea que, figurabaen ai Jecimo capiulodomarien, liore: Dal Arbo! do vida al esquema corporal. En la época de la aparicion de oste primer libro, La Carta, camino da vida (Le Courier du Livre) no estaba Publicado todavia. Hoy. este ultimo bro (La Carta} ayuda ampliamente al esclarecimiento necesario de las operaciones que permiten inveatigar los mensajes ocultos en las palabras hebreas, Elector puede remllrse al 35

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