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EDIFICAR - MORAR - PENSAR Por Martin Heidegger Ualveriad te Fribege Traducctin: Prof. Alberto Weibesahn Massa Universidad Central de Venenucla ‘Teataremos seguidamente de pensar aorea dl morer y 11 edifcar, Este pensar em torno al edficar no pretende {ormularteorias sobre le ediicacdn nt de imponer norms Al edifcar. EI presente ensayo tampoco trata de estalecer ‘el edifiear a partir del arte de In eflacino dela tenn. ‘ino que inteata remontarse en la historia del edifcar hase ta aquella estera la cual pertenece todo, Io que ee, Preguntamos: 1. 20ué es morar? 2 {Hasta qué punto forme parte eificar del moras? 1 Aparentemente, slo Megumos al morar por vias del cilificar. Este, el eiiear,tene » agud, al moran, como fr talida dum Sin embargo, no todas las eifeacones son ‘moradas. Bt puentey el hangar, el estado la central eld {tien aon edifienciones, pero no on moradas; la etacion ferroviasiay la autopsta, el dique y ol mereado eubierto ‘son también edificaciones, pero no son moradas. No be: ante, las menclonadas edifeaciones héllanse en el dime bito de nuestro mora. Dicho dmbito ve extlende mis alla de estas eifincionesy aim ai, tampoco se limita Ia mo- ‘ada. En la autopsta, el eonduetor del camisn se halla “en casa", pero no tiene alll su alojamieno; 1a obrera ests “en eata” cuando se encuentra en la hilanderi, pero no © all su morada; el ingeniero guia ext “en casa” cuando st ‘encuentra en Ja central eléetie, pero tampaco mora ll [Las mencionadas eifiecionesbridanalejemiento l hom bre. Ellas habitay sin embargo, no mora‘ ells i por ‘morar sso entendemos dsponer en ella de un abrigo. Con I eseasezactoal de viviendas sin dada alguns que lo re latvo a esto sltimo se orienta en forma tranqulllzadora “ la ver que favorable; lat edifcaciones destinadas 8 mora das oftecen clertamente ebrigs, las moredas pueden oy ‘er hasta bien artculade, files de sministra, de bajo precio y de acuerdo con las posblidades de ced que are uz y so, pevo: es que acaso Ins viviendas fncierran en si In garantia de que acontezea un morar? No fobstante, aquellos eiificaciones que no son moradas view fen aeatareaificadas, a au vex, por el morar, en Ia medida 1 Morar y ediflear guardan entre si releién de fin a medio. Solamente, y mlenran pensemos exclusiva- ‘mente as, estamos tomando al moray el edifiear como dos sctvidadesseparadas, con To cual por lo demas, expres ‘mos algo enleramente certo, Pero & Ia Yen es por exe or ‘quenin de mediosin que alteamos cl orden de lav ree enclas eenclales ante nosotros mismos. Porque edifear ‘bo ex aélo medio y vin parm mover, por cuanto el eifcar ya en si mismo, moro. {Quien nos afirma esto dltimo? = Touien nos ofree, em general, una medida mediante la ‘ual podanios menaurar ia exncia del morary del ediicar? Bt erdito eeren de In esencia de una cosa nos viene et lenguaje, a eondicign de que prestemos atencién a la ‘ceencin fatima de fate. Entretanto se dispara un desenfre- ‘indo a In vex que vertiginoro deci, eseibie y radian de In Dlabra skededor del globe. El hombre se omporia como Set fern el ecultor ¥ muacsteo del lengua, curndo dicho 25, conlinda senda dite el amo del hombre. Ante todo, tal ter sea In inversidn de esta velacin de dominio practca por Ios hombres el factor que impulsa# Ia eseacia de est Felacién hacia um lugar que no eo ‘la prea del habla ex prticn sana, pero de nada eya- ‘in mientras el lenguaje no nos sgn siendo Ul mas que como mero medio de expresdn, Ene todor lor estiulos ‘que deade nosotros mismos, los hombres, podemos aportar tabla, esl lengua el mds clevado y primordial 2Qué quiere decir, pues eifcar? La palabra taven (edificar), "buen", proveninte del ntiguo allo alems signifiea moran, Esto quiere decir: permanecer, detenerse FI significado propio del verbo bauen (eificnr, vale de- ‘dx, moran, ae nos ba extraviado. Consérense todavia una hiulla encubierta en Is palabra "Nachbar” (vena). El ‘ecg ex el "Nahgebuhe’ el Nabgebauer" aquél que mo- ‘een In vecindad, Los verbos “Dur "bien", “beure”, 6 nevoreom DE ANQUTESTURA = FABIO. “beuron”, traducen todos el morar, el lugar de la morada. Es cierto, pues, que la vieja palabra “buan", no tan s6lo nos afirma que el edificar es propiamente morar sino que simultineamente nos advierte acerea de eémo hemos de pensar acerea de ese morar que ella nos signifiea. Ordina- amente, cuando se habla del morar, nos lo figuramos como un comportamiento mas que entre muchas otras for- ‘mas de conducta también suele adoptar el hombre. Nosotros trabajamos aqui y moramos alld. No tan sélo mora- mos, pues ello equivaldria casi a inactividad: desempei ‘mos un oficio, hacemos negocios, viejamos y durante el vinje moramos, una vez aqui y otra alla. Edificar signifi primitivamente, morar. Donde resuene originariamente la palabra edificar, aiiadiré ella también hasta dénde abarca Ja esencia del morar. Bauen (edifiear), “buan”, “bhu”, “beo”, es propiamente nuestra palabra “bin” (soy), en los agiros: “ich bin" (yo soy), “du bist” (tu eves), y Ia forma im- Perativa “bis”, sei (sea). ;Qué significa entonces: yo soy? La vieja palabra “bauen” (edificar), a Ia cual pertenece el “bin” (soy), nos responde que “ich bin” (yo soy), “du bist” (ti eres), dice tanto como: yo moro, {6 moras. La menera ‘como yo soy y tit cres, la modalidad de acuerdo con la eual nosotros los hombres estamos en la tierra, es la del “Buan”, el morar, Ser hombre dice tanto como: estar como mortal cn Ia tierra, Jo que a su ver significa: morar, La antigua Palabra “bauen" (edificar), la que dice que el hombre es en tanto habita, esa palabra “bauen” (edificar) significa ade- suidar con esmero, vale decir, labrar el eampo (den Acker bauen), cultivar las vides (Reben bauen). Tal labran- 28 0 cultivo protege solamente a la cosecha, para que desde ‘sus entrafias maduren los frutos. El edifiear con sentido de cuidar esmeradamente, no implica fabricacién alguna, El construir navios y la construccién de templos, por el con- trario, crean en cierta forma su propia obra, En este alti- ‘mo caso, el construir — a diferencia del “culdar de” — es un erigir. Ambas versiones del edificar — la del edificar “cuidar de”, en latin colere, cultura, y aquella del dificare — si- guen estando retenidas en el auténtico edifiear, que es el EI edificar como morar, vale decir, el estar en Ia tierra, sigue siendo para la experiencia cotidiana del hom- bre lo natural — 0 como hermosamente lo dice el lenguaje — “lo habitual” ("Gewohnte”). Por tal motivo, tal signifi- cacién se repliega y pasa a ocupar un lugar tras de lag miil- tiples versiones en las que se lleva a cabo o cumple el morar, 66 tras de las actividades del “euidar de” y del erigir mismas. Estas actividades reclaman en lo sucesivo para si el nom- bre de “edificar", y con ello, los asuntos propios de la edi- ficacién. El sentido auténtico del edifiear, en otras palabras el morar, eae en olvido. Inicialmente, muéstrase este hecho como si se trata- se exclusivamente de un accidente dentro del cambio de significado de simples palabras; pero en verdad, se encie- ra alli un algo decisivo: el morar no es experimentado ‘como el Ser del hombre; el morar deja de ser pensado de- {initivamente como el rasgo esencial del Ser del hombre, Que el lenguaje retoma, por decirlo asi, ol significado auténtico de la palabra “bauen” (edificar), que es morar, ‘embargo Io original de esas significaciones; porque es el caso que en las palabras esenciales del lengu j¢, facilmente se olvida lo que en ellas propiamente se enun- cia, para dar paso a lo que a través de las mismas se piensa en primer plano, El misterio que se encierra en este acon tecimiento no ha sido apenas motivo de reflexién por parte del hombre, El lenguaje aparta del hombre su hablar sen- cillo y elevado, No por ello enmudece su aliento inicial, s6lo eae éste en silencio. Pero verdad es también que el hombre ha dejado de prestarle altencién a este silencio. No obstante, si escuchamos lo que el lenguaje dice con la palabra “bauen” (edificar), pereibiremos tres cosas en- tonees: 1+ Edificar es propiamente morar 2. Bl morar es Ia forma como estin los mortales en ‘el mundo. 3 El edificar, como morar, se desdobla en un edifi- ‘ear que “cuida de”, a saber, de la cosecha — y en tun edificar que erige construceiones. De tener en cuenta este triplo, nos percataremos de tuna insinuacién que se nos hace y nos enteraremos de lo siguiente: 10 que en su eseneia sea el edificar construc- ciones no lo podremos preguntar siquiera, ni mucho menos fain decidir apropiadamente, hasta tanto no pensemos que todo edificar en si, es un morar. Nosotros no moramos por haber edificado, sino que edificamos y hemos edificado en In medida en que moramos, es decir, er la medida en que somos lox moradores. No obstante, ,en qué consiste 1a esen- cia del morar? Escuchemos el aliento del lenguaje: la ja palabra sanoja “wunon”, “wunian”, significa, al igual 4 Rave que 1a vieja palabra “bauen” (edificar), el permanecer, el detenerse. Pero Ta palabra gética “wunian” expresa mis clarameute cémo es experimentado ese permanecer. “Wu- nian” equivale a: estar satisfecho, reposar en paz, perma- necer en ella. La palabra “Friede” (paz) traduce lo que es libre (das Freie), “das Frye", y “fry” a su ver signifi preservado contra daiio y amenaza, preservado-contra.ny ¢8 ‘ir, protegido. “Freien” (pedir en matrimonio) significa propiamente, proteger. El proteger en si no consiste slo en no hacer dafio alguno al protegido. El proteger autén- tico es algo positive y ocurre, cuando por antieipado deja- mos yacer a algo en su esencia, de conformidad con la pa- labra “freien” cercar. Morar, reposar en paz, significa tanto como permanecer cercado en “das Frye", vale decir, en estado libre (das Freie), que a todo protege en su corres- pondiente esencia. El rasgo esencial del morar es este pro- teger, el cual transita el morar en toda su extensién, Esta ‘iltima nos muestra, tan pronto como nos detengamos a pensar en ello, que el ser horabre estriba en el morar, to- mando este iiltimo en el sentido de Ia estancia de los mor- tales en In tierra. Pero “en In tierra”, ya signifiea “bajo el cielo”. Ambas situaciones estin contenidas en aquéllo de “permanecer ante lo Divino” y encierra el “pertenecien- do a Ia comunidad de los hombres”. A partir de una unidad primitiva pertenecen los Cuatro: Tierra, Cielo, las Divinida- des y los Mortales, en uno. La Tierra es la que presta servicios fecundando, le que floreciendo fructifica, dilatada en pefiascos y arroyos, Ia que brota en flora y fauna, Decimos Tierra y al instante pensamos en los otros Tres, pero no reflexionamas acerca de la Unidad de los Cuatro. EI Gielo es el camino abovedado del sol, la érbita cambiante de la luna, el brillo peregrino de Ias estrellas, las estaciones del afio y sus cambios, luz y penumbra del dia, obscuridad y esplendor de la noche, lo acogedor e inhospitalario del tiempo, transito de Ias nubes y profun- didad azulante del éter. Decimos Cielo y simultineamente pensamos en los otros Tres, aunque no meditamos en torno ala Unidad de los Cuatro. Las Divinidades son los mensajeros activos de a Divi- nidad. De la Providenciasantifieada de ellasse hace patente Dios en su contemporaneidad sesustraeen su encubrimien- to. A nombrar les Divinidades, pensamos al instante en los otros Tres, pero no meditamos acerea de la Unidad de los Cuatro, Los Mortales son los hombres. Llimanse mortales por- que pueden ellos morir. Morir es, tomar posesién de Ia muerte como muerte. Sélo el hombre muere y lo hace, por cierto, continuamente, mientras permanezea sobre Ia Ti rra, bajo el Cielo, ante las Divinidades. Nombramos los Mortales, y al momento pensamos en los otros Tres, pero no meditamos acerca de la Unidad de los Cuatro. Esta su unided Ja denominamos Ia cuaternidad, Los Mortales estén insertos en 1a cuaternidad en tanto ellos moran. Pero el rasgo esencial del morar es el proteger. Los mortales moran en forma tal, que protegen a la cun- ternidad en su esencia. Conforme a esto, es cuddruple el proteger que deriva del mor: Los Mortales moran en cuanto salvan la Tierra. Toma- da la palabra en su antiguo significado, que Lessing to- davia conocia. La salvacién no tan sélo consiste en arreba- tar del peligro; salvar significa en verdad: dejar libre a algo en su propia esencia. Salvar Ia Tierra es bastante mas que aprovecharla o afanarse por ella. La salvacién de Ja tierra no equivale tampoco a ejercer dominio sobre ella ni hacerla sumisa, pues desde alli no habria mas que un paso para su explotacién da. Los Mortales moran, en tanto acogen el cielo como cie- Jo, Ellos dejan que el sol y 1a luna prosigan sus cursos res- pectivos, las estrellas su trayectoria, las estaciones del aflo su prosperidad o sus calamidades; ellos no hacen de la no- che, dia, ni transforman al dia en odiosa actividad sin tre- ‘gua ni descanso. Los Mortales moran, en tanto aguardan a las dades como Divinidades. Esperanzados les enfrentan lo imprevisto. Ellos aguardan la sefial de la venida de ellas y no ignoran el signo de su ausencia. Ellos no fabricen sus propios dioses ni alribuyen los méritos de éstos a los idelos. ‘Todavia en la desgracia esperan ellos en el retorno de la fe- licidad sustraids Los Mortales moran en la medida en que insertan su propia eseneia, en otras palabras, el tomar posesién de la muerte como muerte, en el habito de esa posesién a fin de que sea una buena muerte. El escoltar a los mortales en 1a esencia de la muerte no significa jamis establecer a la muerte como meta, considerada ella como una Nada va- cia; tampoco significa, restarle brillo al morar concibién- dolo como un tener Ia vista ciegamente clavada en el final postrero. través del puente. Tampoco se extienden las margenes a Jo largo del rio como indolentes Tineas limitrofes de Ia te- ra firme. Con las margenes, el puente coloca junto al rio una y otra amplitud del apartado paisaje. El rio, la mar- gen y e] terreno se ven colocados en veeindad recipreca por accién del puente. El puente congrega Ia tierra como paisa- je, alrededor del rio, y asi le acompafia ella a través de Jas praderas. Los estribos del puente soportan, descansan- do en el Iecho del rio, el peso de los arcos que dan paso a Jas aguas del rio. Corran las aguas tranquilas y alegres, arre~ metan los torrentes del cielo durante 1a tormenta 0 el des- hielo de las nieves en forma de ondas impetuosas contra los areos apuntados, el puente esti pronto para soportar las inclemencias del cielo y la esencia destructora de éstas, ‘También alli, donde el puente se extiende sobre la corrien- te, continia él dirigiendo el correr de ella hacia el cielo, al retenerla por momentos en la arcada y desde aqui, volver a liberarla. EI puente deja al rio seguir su curso y a la vez, pro- porciona camino a los mortales para que vayan y viajen de una orilla a otra. Los puentes conducen de distintas ma- neras. El puente en Ia ciudad Teva del palacio a Ja cate- dral, el puente sobre el rio frente a la ciudad rural conduce los coches y los carros hasta las aldeas vecinas. El pasaje poco vistoso sobre el arroyo que ofrece el viejo puente de piedra facilita a los carros que Hevan la cosecha su camino desde la campitia hasta la aldea, y conduce al carretén de Jefia desde el atajo en el bosque hasta 1a carretera. El puen- te de la autopista esta incorporado a la red del trifico interurbano, calculador y lo més rapido posible. Siempre, y en forma diferente eada vez, conduee el puente de aqui para alli los vacilantes y apresurados caminos de los hom- bres, a fin de que pasen éstos a las otras orillas y finalmen- te, como mortales, al otro lado. Tiéndase el puente a veces en altos y otras en bajos arcos por encima del rio y el desfiladero; al margen de que los mortales conserven en la memoria u olviden ese “tenderse por encima” de la ruta del puente, siempre ellos en camino hacia el altimo puente aspiran en el fondo a superar lo comiin y desdichado que hhay en ellos, a fin de presentarse ante 1a bienaventuranza divina. El puente congrega ante las Divinidades, en su condicién de via tendida y oscilante. Ello, indistintamente si siempre se tiene o né en mente Ia presencia de aquéllas y visiblemente se les agradezca, como Io (raduce 1a figura n En el acto'de salvar la Tierra, acoger el Cielo, esperar a Jas Divinidades, en el acto de escoltar a los Mortales, acon- tece el morar como proteceién euddruple de la cuaternidad. Proteger significa amparar a la cuaternidad en su esencia, Lo que se toma bajo custodia debe ser cobijado. ;Pero ‘dénde guarda el morar la esencia de la euaternidad cuando toma a ésta bajo su custodia? {Como consuman los mortales el morar concebido como tal amparo? Los mortales jamas podrian acometer tal cosa si el morar fuese sélo una estancia ‘en 1a Tierra, bajo el Cielo, ante las Divinidades, con los Mor- tales. Elmoraresantesbien ysiempre, una _permanencia en Jos objetos. EI morar como proteccién custodia ala cuaterni- dad en aquéllo, donde los mortales se detienen: en los ob- jetos. La permanencia en los objetos, sin embargo, no le esti simplemente endosada a In aludida cundruplicidad de la proteccién como un quinto elemento, sino que por el con- trario: In permaneneia en los objetos es Ia tiniea forma como se realiza en cada caso y de manera arménica la ‘cuadruple estancia en Ia cuaternidad. El morar protege a Ja cuaternidad en tanto pone a salvo la eseneia de ella en los objetos. Los solos objetos de por si, sdlo salvaguardan @ Ja cuaternidad cuando ellos mismos, como objetos, son de- jados en su esencia, jCémo ocurre ello? Gracias al hecho de que los mortales cuidan con esmero los objetos dotados de eapacidad de crecimiento, y erigen expresamente aque- los otros que carecen de esa capacidad. El “cuidar de” y el erigir constituyen el edificar en el sentido mas limitado. El morar es, en tanto resguarda a la cnaternidad en los objetos y como tal acto de resquardo, un edificar. Con esto nos enfrentamos a la segunda pregunta: 1 iHasta qué punto forma parte el edificar del morar? La respuesta a esta pregunta nos aclararé Jo que el edificar es en verdad, pensado a partir de In esencia del morar. Nos coneretaremos al edificar en el sentido del eri- gir objetos y preguntamos: {qué es un objeto edificado? Sirva un puente como ejemplo para nuestra reflexidn. El puente se tiende “gil y fuerte” sobre Ia corriente. El no sélo conecta margenes ya existentes. En el trinsito del puente es cuando se destacan por vez primera las mar ‘genes como tales. FI puente las deja enfrentar expresamen- te una a Ja otra, El otro extremo esti separado de éste a 70

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