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Bessrroiio Econémico, v. 23, N° 92 lenero-marze 1984) EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824* SAMUEL AMARAL** En las primeras horas de la tarde del 31 de diciembre de 1823 el minis- tro de Hacienda de la provincia de Buenos Aires, Manuel José Gareja, trataba de remover el Ultimo obstaeulo que demoraba la contratacién de un emprés- tito externo, convenciendo a los miembros de la Junta de Representantes de que en otros paises “habfa cierta mania sobre esto, y era necesario aprove- charla porque seria poco duradera”’. La urgencia no era infundada: ya estaba en marcha la fiebre especulativa que desemboco en el colapso del mercado de capitales de Londres a fines de 1825. Desde principios del aio anterior se habian lanzado por lo menos 243 proyectos de inversion de toda clase por un total estimaco en 243 millones de libras, poco mis del 10 por ciento del cual correspondié a catorce empréstitos externos’. El empréstito de Buenos Aires de un millon de libras no fue uno de los proyectos mas conspicuos, pero como muchos otros pronto se transformé en un fracase: el servicio regular fue interrumpido en 1827, no se llegd a un acuerdo para retomarlo hasta treinta aiios mas tarde y la redencién total de los bonos no tuvo lugar hasta ochenta afos después de la emision original. Algunos histo- riadores han descripto la operacion como una estafa, pero curiosamente al deudor y no —como lo harjan pensar los treinta afios de mora y los evhenta del rescate— a los acreedores. Estos, wictimas al fin de la mania de su tiempo y de su ignorancia de las circunstancias sudamericanas, tardaron en encon- trar a quien defendiera sus intereses: quince afios pasaron antes de que los intermediarios del mercado financiero londinense que habian ofrecido los titulos enviaran el primer agente a Buenos Aires para intentar un arreglo. Extranamente, elogios y denuestos han recaido sobre esos intermediarios, Baring Brothers & Co., cuyos servicios se limitaron a la colocacién de ja * Agradezco los comentarios de Andrés Regslsky y Carmen Sesto y las facilidades concedigas por el Instituto Torcuato Di Tella como investigndor visitante, La notaria omisién de algunos temas (el fespacto de la Hegada de los Fondos del empréstite a ueaos Aires, principalmente) s¢ debe # que serda tratados en una versién mis amplia de este trabajo. ‘#* Universidad Nacional 4¢ La Plata, 1 Archivo Hisidriea de lo Provincia de Buenos Aires (ea adelante AHP). Junta de Representan tes, Libro de Actas, 1823, ff. 188-159, 3 Great - Parliamentary Papers, 1844, Vil: First Report of the Select Conmmittee ove Joint Stock Companies, pp. 224-225 y 334.338; y Hyde CLARKE: “On the debts of Sovereign and ‘Quast Sovereign States, awing by foreign countries”, ¢n Jowrnal of tite Stardstical Society, Loadon, 1878, KLE, pp. 313-34. 560 SAMUEL AMARAL emisién entre los incautos vecinos de Bedford Square y al pago de cinco cupones; mas ain, esta operacion, conocida en su épaca en Londres como Buenos Ayres loan y en Buenos Aires como empréstito de Londres, tome con el tiempo e] nombre de los intermediarios® Este empréstito ha sido el centro de una vasta polémicaen la historiogra- fia argentina, para cuyas dimensiones parece haber requeride una atencion excesiva. La controversia se originé en el fracaso de los objetivos legales de la ‘operacion, la construccién de obras piiblicas en Buenos Aires, y por ende en Ja determinacién del destino final de los fondos. Durante mas de un siglo no se cuestiond el motive de la contratacién, aceptindose los argumentos legales, y se justific6 el desvio de los fondos del fin previsto por la necesidad de aplicarlos a los gastos de la guerra con el Brasil. A fines de la década de 1930, en medio de una reversion de los contenidos del nacionalismo, Raul Scalabrini Ortiz creyé necesario variar la interpretacion que con matices habian sostenido Woodbine Parish, Bartolomé Mitre, Guillermo Leguiza- mén y Jorge Pillado, entre otros; la contratacion en Buenos Aires y la nego- ciacién en Londres no eran para él sino distintos aspectos de una estafa* Posteriormente esta vision extrema se modificd sélo en parte: algunos auto: res aceptan quela contratacion haya dado lugar a turbios manejos pero insis- ten en qué los fondos fueron destinados a atender los gastos de la guerra con el Imperio; otros prefieren detenerse en algunos aspectos del presunto negociado, cuya existeneia no ponen en duda*, Frente a tales interpreta- ciones nuestra intencion es mostrar que lejos de tratarse de una estafa y al margen de cualquier negociado los motivos de la operacion y su fracaso se explican por la situacién politica y financiera de Buenos Aires, Contraria- mente a quienes sostienen que fue un negociado de un pequeiio grupo de comerciantes, que los fondos nunea Hegaron, que si Hegaron no Io hicieron de la manera debida, © que efectivamente llegaron pero fueron consumidos por Ja guerra, sostendremos: 1) que la operacién fue Nevada a cabo por la necesidad de activar un mercado financiero al que pudiera aeudir la hacienda provincial para la financlacién de los gastos extraordinarios, 2) que las fuer- 3 La suseripeién de los titulos por fos vecinos de Bedford Square «1 mencionada por tH. 5. FERNS: Britain and Argentina in the nineteenth century, Oxford, 1960, p. L43;y Inego por Emesto J. FITTE: Historia de un empréstito, Buenos Aires, 1962.0. 72 4 Rad] SCALABRINI ORTIZ: “itistoria det primer emoréstito", en Politica britdnica on of Rio de la Plata (1940), Bucnos Aires. 1965, pp. 93-116; Woodbine PARISH: Buenos Aires ) las prov vineias dei Rio de La Plaza (1852). Buenos Aires, 1938, p. 544; Guillermo LEGUIZAMON: “EI primer empréstito argentino”, en Revista de Economia Argentina, Buenos Aites, 1924, v. XI. N° 75.76 pp. 191-209; Jorge PILLADO: “EI empréstito Baring 1824-1826", en La Prensa, Buenos Aires, 2, 4, 5'y 9 de febrero de 1927. La opinion de Mitre fue expresada ante [a Camara de Diputados de Ia aU'11 de agoste de 1879 (cf. Pillado, op. cit. 9 de febrero de 1927), En el mismo sentido se mar taroa Rufino de Elizalde cn octubre de 1857 (ef. FLITE, op. cit. p- 301) y ALBERDI en sus postu mos Heeritos Eeondmieos, Buenos Aites, 1934, pp. 176 ¥ 338. 5 Em el primar easo se encuentra FITTE, op. cit.: ¥ cn el segunda Jost Maria ROSA: Defense » pérdida de suertre independencia econdmitca, 39 ed., Huenos Ales, 1962, pp. 77 y ss. (publicada por primera ver en 1942), Juan Cutlos VEDOY A: ba verdad sobre ef eipréstito daring, Buenos Altes, 1971; Hugo Radl GALMARINE Negocios y politica en ta época de Rivadavia, Buenos Aires, 1974, pp. 49-58, y Armando ©. CHIAPELLA: £f destina del enapeéstiro Baring Brothers 1824-1826, Buenos Aires, 1995 EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824 B61 tes ganancias de un pequefio grupo de comerciantes fueron consecuencia de la tramitacion legislativa y de la variacion del estado del mercado de capitales de Londres, y 3) que Jos fondos llegaron del modo mas conveniente ¥ que no fueron destinados sino muy indirectamente a cubrir los gastos de la guerra. Veremos, en primer lugar, por qué se contraté el empréstito; luego, Jos pasos concretos de la contratacion, colocacién y giro de los fondes; y, por ultimo, el empleo de los fondos y su destino final. Por qué se contraté el empréstito externo Los trastornos financieros causados por los gastos extraordinarios a que dio lugar la Revolucin no pudieron ser resueltos por los gobiernos na- cionales establecidos en Buenos Aires entre 1810 y 1820; no encontraron la manera de sustituir el sistema financiero colonial y, adem4s, los intentos realizados —algunos bastantes complejos, como la Caja Nacional de Fondos de Sudamérica— no tuvieron otro resultado que el incontrolable crecimiento de la deuda pablica’. Desde 1819 se lanzaron empréstitos forzosos cuyos titulos amortizables por derechos de introduccién maritima tornaban impre- visible y disminuian la recaudacién de la aduana, proveedora durante esa década de casi el 75 por ciento de los ingresos de la Caja de Buenos Aires, Recién a fines de 1821, mas de un aio después del establecimiento de la provincia de Buenos Aires y a poco de haber asumido Manuel José Gareia ‘el Ministerio de Hacienda, se encontré el medio de resolver los problemas de Jas finanzas piblicas. Ese medio fue el Crédito Pablico, que lanz6 titulos de deuda redimibles cuya colocacién en la plaza no dependeria de distribu- ciones compulsivas sino de su rentabilidad real, En ese punto se unirian los intereses particulares con los del estado, pero para legar a é] serfa necesario consolidar antes la deuda ptiblica ya existente —expresada principalmente en los titulos amortizables mencionados—, y luego atender con regula- ridad el servicio de los nuevos titulos, De ese modo el estado podria acceder al hasta entonces estrecho mercado financiero interno y aun ampliarlo por la variedad de las opciones y por la oferta de una tasa de interés mas atractiva; las obligaciones escriturarias y muy recientemente las letras giradas sobre la plaza eran los Ginicos instrumentos de ese mercado y ninguno de ellos era apto para que el estado finaneiara sus gastos extraordinarios. La consolidacién dé la deuda piblica se emprendié pocos dias después de la creacion del Crédito Piblico con la emision de cinco millones de pesos en fondos piiblicos; asi se eliminaria la incertidumbre que afectaba a la recau- dacién fiscal ya que todos los ¢{tulos en circulacién entrarfan en la consoli- dacién. Esa emisién de bonos piblicos daba respuesta, al mismo tiempo, a otros problemas no menos agudos: la escasez de medios de pago en Buenos Aires; la caida de Ia demanda de los mercados del interior, afectades por la 5 Cf, Emilio HANSEN: La moneda argentina, Buenos Aires, 1916; Tullo HALPERIN DONGHE, Guerra y finanzas en tos origenes del estado argentino (1791-2850), Buenos Aires, 1982, pp. 89-117: y Samuel AMARAL: "Las formas sustitutivas de Ia moneda metiljes en Duenos Aires (1813-1822)", en Cuadernos de Numismdtiea y Clenedas Histérieas, Buenos Aires, abril 1981, t. VII, N@ 27, pp. 37-61. 562 SAMUEL AMARAL crisis de 1820 y por la progresiva manifestacion de los efectos de la interrup- cién de los vinculos con el Alto Peni; y las consecuencias sociales de la desmovilizacién del ejército nacional. Entre 1821 y 1825 se emitieron para la consolidacion —no hubo: emisiones sin ese fin— alrededor de 7 millones de pesos en bonos, cuyas dos terceras partes correspondieron a deudas por gastos militares (abastecimientos, asignaciones y sucldos cafdos, premios por retiro, etoétera)’, La resolucién del problema que para el funcionamiento del Crédito Publico presentaba la deuda publica anterior acarreé otro: la proliferacién de bonos en plaza por su utilizacion como medio de pago hizo caer su pre- cio al 30 por ciento de su valor nominal, asi, cualquier emision que se inien- lara para hacer frente a gastos extraordinarios no podria sino provocar una mayor caida de la cotizacion y consecuentemente un alza de la tasa de inte- rés real de los bonos pitblicos. Era necesario, si se queria contar con una via de financiacién regular y de largo plazo, levantar el piso de cotizacién a fin de que pudiera absorberse el impacto de nuevas emisiones; la tasa real de] 20 por ciento que redituaban los bonos publicos corriendo al 30 por ciento era ya suficientemente alta frente a la tasa nominal del 6 por ciento. Este nuevo problema surgido de la relacién entre la vasa de interés real y la apreciacion de los bonos no era de facil solucion: Ja valorizacion de jos bonos acrecentaba el pasivo del sector pablico —pueste que el reseate se hacia al tipo de plaza— y reducia el atractivo de la colocacién en bonos pliblicos si la escasez de medios de pago mantenia una tasa de interés alta. Si el crecimiento del pasivo podia soslayarse en beneficio del funcionamiento del sistema, la persistencia de la iliquidez afectaria ese funcionamiento, Entonees, antes de buscar la apreciacién de los bonos debia resolverse la eseasez de medios de pago. Con este fin el ministro de Hacienda promovio 4 principios de 1822 la creacion de un banco que pusiera en circulacion billetes convertibles a la par contra el descuento de letras giradas en la plaza. La institueiOn surgida de esa iniciativa, el Baneo de Buenos Aires, inicio sus operaciones en setiembre de ese aio. Sus billetes permitieron limitar las funciones monetarias de los bonos piiblicos, liberandolos de 1a presion que la oscilacién de la liquidez podria haber ejercido sobre su eotizacién. Que- daba por resolver el problema de lograr la apreciacion de los bonos y mante- ner su atractivo como inversién; la manera de alcanzar un equilibrio entre ambos términos era efectuar una fuerte inversion en titulos publicos y me- diante posteriores operaciones de compta y venta, regular su rentabilidad y la tasa de interés de plaza*, Ademis, si esa inversion en bonos piblicos pro- ducia un alza considerable de su precio, antes que perjudicados por la caida de la rentabilidad, los tenedores se verian favorecidos por el incremento real de sus activos, El problema pasaba entonces por la obtencién de los recursos necesa- ios para efectuar esa fuerte inversién en bonos ptblicos que aseguraria el 1 AHP, 48-4.30, Junta de Representantes, Comisiones, 1823,1, 170. 5 Samuel AMARAL: “La reforms flnanciera de 1821 y ol establecimiento det Crédito Pablico eon Buenos Aires”, en Cuadernas de Numismdtics » Ciencias Histérieas, Buenos Aves, octubre 198? NO 33, pp. 29-48. EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 182d 563 funcionamiento de jos mecanismos de financiacién internos creados poco antes, Dentro de la plaza no era posible conseguirlos por lo que sélo cabia acudir a otros mercados de capitales; fuera a través de un agente camo lo sugiere la presencia de un sefior Bary en Buenos Aires’, por los periddi- cos que regularmente Hegaban o por la correspondencia particular, se sabia que en Londres habia capitales disponibles para los mas imaginativos proyee- tos, a un costo tan bajo como para creer que la tasa diferencial de interés entre ambas plazas permitiria atender los servicios de la deuda externa me- diante el giro de los fondos en ésta sin afectar su disponihilidad. Las bases del contrato y el control de la operacion A mediados de julio de 1822 el gobierno de Buenos Aires presentd a la Junta de Representantes un proyecto solicitando autorizacién para negociar dentro 0 fuera del pais un empréstito de tres a cuatro millones de pesos de valor real. La autorizaciin fue aprobada un mes después: se con- trataria un empréstito externo para la construccion del puerto de Buenos Aires, para el establecimiento de pueblos en la campafia y ciudades en la costa entre Buenos Aires y Patagones, y para la provision de aguas corrientes a la capital'®, As{ quedaban conformes, dice Scalabrini Ortiz, los comer- ciantes, los hacendados y las amas de casa; aparte de la ironia, ne parece que los objetivos legales estuvieran menos destinados a vencer resistencias que a promover el progreso de la provincia’, La discusion del orden de prioridad de las obras publicas —cuya urgencia luego se olvidaria— despert6 escaso interés entre los representantes, de modo tal que Sebastian Lezica logré sin esfuerzo trocar los puestos que en el proyecto original ocupaban Jas aguas corrientes y los pueblos y ciudades'?. El fuerte atractivo de esas obras no impidié que otro representante, Esteban Agustin Gazcon, se opu- siera a la operacién debido al estado de las finanzas provinciales; su argu- mento, sin embargo, no podia prosperar puesto que se recurriria a los fondos exiernos precisamente para contribuir a remediar tal estado", El 19 de agosto, al aprobarse la ley respectiva, se decidié ilevar a cabo la operacién y se fijaron sus objetivos, restaba discutir las bases concretas de la misma: cantidad y condiciones de la emisién y modalidad de la contra- tacin, colocacién y circulacién de los titulos. El gobierno present6 a media- dos de setiembre un proyecto estableciendo esas bases, que la Junta considerd en la sesion del 20 de noviembre. Ese proyecto fijaba para esta emision las 9 Rivaduvia 4 Bary, Buenos Airzs, 11 de julio de 1822, en FACULTAD DE FILOSOSTA Y LETRAS: Documentos para ta Historu: Argenting, Buenos Aires, 1921, t. XIV, p. 117, eltade por FERNS, op. cit., p- 103,y luego por FITTE, op. ity p. 10 E1 pruyecto en Provincia de Busnos Aires, Junta de Representantes, Diario de Sesiones (en adelante DS), 15 de julio de 1822, p. 10; la ley en Provincia de Buenos Aires, Registra Ofieial (en adelante RO), 1822, p. 403. 1 SCALABRINI ORTIZ, op. cit.,p. 92 12 DS, 16 de agosto de 1822, pp. 118-123. 38 rwid..y 19 de agosta de 1822, pp. 126-131 564 SAMUEL AMARAL mismas condiciones generales dispuestas por la ley del 30 de octubre de 1821 para las emisiones de bonos piblicos internos. Se institufa un fondo de cinco millones de pesos que redituaria el 6 por ciento anual, para cuya amortizacion se destinaba anualmente el 0,5 por ciento del total, y cuyo destino seria el determinado por la ley aprobada en agosto, Estos puntos —articulos 1° y 3° del proyecto— no dieron lugar a discusion, pero si lo dio el articulo 2° que dejaba completa libertad al ministro de Hacienda para nego- ciar los fondos “en los metcados extranjeros del modo més ventajoso”. El prineipal oponente de este articulo fue Julian Segundo de Agiiero, quien también reclam6 precisiones sobre los otros aspectos de la negociacién, en especial sobre como se haria para evitar que los titulos a emitir afecta- ran a los ya circulantes. En respuesta a estos requerimientos, Garcia explicé que los titulos serian emitidos en Buenos Aires pero colocados en el exte- rior a través del Banco de Buenos Aires, y para garantizar su negociacién externa ofrecié fijar un tipo minimo de contratacién, Rivadavia concreté este punte accediendo a prohibir 1a circulaeién de los fondos en la provincia y @ fijar el tipo minimo de contratacién en el 70 por ciento. No conforme con estas precisiones, Agiiero exigié su inclusion en el proyecto y logré que la sala lo devolviera al ministerio con ese fin'* Una semana después la Junta consideré el proyecto reformado*. En é1 se habian mantenide las condiciones generales de la operacién y el destino de los fondos (articulos 1° y 5°, respectivamente), pero el grado de libertad concedido al ministerio se habfa reducido notoriamente con la introdueién de las precisiones éfectuadas por Rivadavia (articulos 2° y 4°). El ministro de Hacienda atin quedaba encargado de negociar los fondos (articule 3°) pero se habia eliminado la clausula “del modo mas ventajoso”. No satisfecha con esto, la comisién de hacienda propuse en su dictamen sobre el proyecto dos agregados que Himitaban mas ain la capacidad negociadora del ministro: los fondos se negociarian segiin lo demandasen las obras (articulo 3°) y las cantidades de este empréstito que se negociaran cada aio debian ser apro- badas previamente por la Junta ¢ incluidas en el presupuesto correspon. diente {articulo 6°). Como miembro de la comision de hacienda era tam- bién Agiiero quien impulsaba estas propuestas, que junto con Ins modifica- ciones introducidas en el proyecto original quitaban toda Ia libertad por él atribuida al ministro de Hacienda, trasladando e] control de la operacién a la Junta. Sin embargo, las implicaciones de esos cambios eran mas amplias que e] solo recorte de la capacidad de negoeiacion, La prohibicin de circulacion interna de los fondes y la fijacion del tipo minimo fueron consideradas el 27 de noviembre al discutirse el proyecto en general, y las propuestas de la comisién al dia siguiente, al discutirselo en particular. Si bien era claro que este empréstite sdio podia colocarse en el extran- jero, no lo estaba tanto que sus titulos pudieran circular 0 no en la provincia; ni Ia ley de agosto ni el proyecto de setiembre lo prohibian. Si el gobierno emitia los fondos localmente y el Banco de Buenos Aires los compraba para #45, 20 de noviembre de 1822, pp. 658-666. 45 ps, 29 y 28 de noviembre de 1822, pp. 687-705. EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824 565 colocarlos en el exterior, quedaba abierta la posibilidad de que también los negociara en la provincia si por algun motivo le resultaba conveniente, afec- tando indudablemente a los bonos piiblicos ya circulantes, Para eliminar tal posibilidad se introdujo el nuevo articule 2° que prohibja la circulacion interna de los fondos. No se apartaba al banco del negocio —igualmente podria ser el contratista local de la emisién— pero se le certaba el acceso al mercado interno de titulos pablicos; colocar los titulos en el exterior podia ser 0 no un buen negocio, pero mas lo era para el banco operar en una franja del mercado financiero local sobre la que no tenfa mayor incidencia, A esto puede deberse la completa desaparicion de toda mencién del banco en los siguientes pasos de la operacién y la falta de interés de su directorio por el curso de ella. Este articulo protegia a los tenedotes de bonos publigos, que asi se aseguraban que los nuevos titulos no fueran a saturar el mercado; pero al mismo tiempo obligaba al ministro a hacer una emision externa, con la consecuente incertidumbre sobre las condiciones de la colocacién. Se intenté resolver este problema mediante la contratacién local del emprés- tito y mediante la fijacion de un tipo minimo de contratacién. La fijacion de un tipo minimo de contratacion aseguraba a los tene- dores de bonos publicos que los titulos externos no eircularian en la provin- cia —y silo hacfan serfa sin perjudicazlos, ya que el tipo minimo les fijaba una tasa de interés real menor que la de los bonos circulantes—, pero estable- cia un tope al aprovechamiento del desequilibrio de los mercados de contra- tacién y giro de los fondos poniendo un limite a la valorizacion de los bonos internos, ya que si ésta superaba ese tape dejaba de ser rentable la colocacion de los fondos obtenidos por el empréstito externo en bonos internos, Sin embargo, en un momento en que la valorizacién de éstos apenas superaba el 40 por ciento, la diferencia de las tasas reales de interés —la que existia entre el 14 por ciento anual de los bonos y el 8,6 anual de los fondos exter- nos— permitia esa colocacién y Ia fijacion del tipa minimo no afectaba la viabilidad de la operacién, Pero por otro lado la fijacion de ese tipo minima tendria —como oportunamente Jo sefial Garefa— el efecto de convertirlo también en un tipo maximo, porque nadie ofreceria contratar el emprés- tito por encima de él. Sia traves de la fijacion del tipo minimo no se hubiera intentado reasegurar la prohibicion de circulacién de los fondos externos en. la plaza local, hubiera sido mas conveniente conceder a los contratistas del empréstito un margen fijo, o mejor ain un porcentaje fijo, sobre cual- quier tipo de colocacién final’, Agiiero justified la decisién de fijar ese tipo porque la contratacién local al 70 por ciento equivalia, por el ahorro de gastos, a una del 90 por ciento a través de agentes. Quizé su céleulo haya sido excesivo, pero ciértamente esa contratacién tenia que parecer ventajosa considerando que Chile habia conseguido recientemente ese mismo tipo en Londres por una colocacion similar a la proyectada, No podia preverse que la mania especulativa de 1824 haria posible la fuerte ganancia de los contratistas al colocar en Londres al 85 por ciento el empréstito que habian 46 Como reremos mi tobre el tipo el monto nontiaat abajo la sociedad contratista obtuvo un porcentaje fio {1 por ciento) ¥ Baring, por su Intermediacion, un margen fo (3 por ciento) sobre 566 SAMUEL AMARAL tomado en Buenos Aires al 70; por un lado, esa ganancia fue consecuencia del cambio de las condiciones del mercado de capitales entre la aprobacion de la ley y la colocacién del empréstito ~entre noviembre de 1822 y julio de 1824— pero por otro, de la fijacién del tipo minimo de contratacin Agiiero, en la misma exposicion que cerré el debate del dia 27, también se vefirié, descartandola, a una maniobra denunciada por Castex; ella habria consistido en diferir en agosto la consideracion de la conveniencia de la operacion para cuando las bases fueran presentadas, y cuando esto sucediera intentar su aprobacion por la decision tomada en agosto, Aparte de sus manifestaciones, la misma actitud de Agiero desmiente la existencia de tal maniobra!”. Ese dia qued6é aprobado el proyecto en general y al dia siguiente, al considerarselo en particular, fueron discutidos los agregados propuestos por la comisién de hacienda. Si las modificaciones introducidas en el proyecto buscaban proteger a los tenedores de bonos piblicos internos de los posibles. verjuicios de la circulacion local de los fondes externos, los agregados pro- puestos por la comision tenian el fin de trasladar el control de la operacion del ministerio a la Junta, La nueva redaccién de los artieulos 3° y 6° iban a obligar al ministro de Hacienda a hacer efectivas sus afirmaciones acerca de la negociacién parcial de los fondos, Sin embargo, ellas habian sido hechas en otro contexto, cuando el ministro pensaba que el Banco de Buenos Aires seria él contratista local y también el agente de la colocacion externa; enton- ces, también, el limite de cada negociacién parcial estaba dado sélo por lo que fuera el “modo mas ventajoso”, segin el articulo 2° del proyecto inieial, No siendo el negocio atractivo para el banco se presentaria el proble- ma ya adelantado por Garcia: las casas extranjeras no se interesarfan por cantidades menores sino por el total de la emision. Asi, la obligacion de negociar cantidades parciales se transformaba en un obstdculo para la con- crecién de la operacion y al mismo tiempo la esperanza de valorizar los bones ptiblicos mediante una fuerte compra se desvanecia. Si el ministro podia aceptar la aprobacién del articulo 3° segin la redaccion propuesta por la comisién de hacienda ~puesto que establecia la negaciacién de los fondos de acuerdo con las necesidades de las obras, pero no impedia la contratacion de la cantidad total en una sola operacién— no podia dejar que la sala con- trolara la cantidad a contratar a través de su previa aprobacién con el presu- puesto anual. Los articulos que establecian las condiciones generales de la emision (1°); la cireulacién de los titulos exclusivamente en mercados ex- tranjeros (20); el tipo minimo de contratacién (4°), y el destino de los fondos (5°) fueron aprobados sin mayor discusi6n, como también el articulo 3° con el agregado de la comisién, Pero al considerarse el articulo 6°, Garcia puso a los representantes ante la opcién de controlar estrictamente la opera- cién o aprovechar las condiciones ventajosas que se presentaran. Aproban- dose este articula, “las oportunidades fugitivas det mercado, que era lo que 17 Lo denuncia de Ia maniobra fue recogida por Agustin de Vedia y luego reproducida par Scalabrinl Ortis. Debe notarse que Vedia ne tomé en cuenta el debate del 20 de noviembre (ef. Agus: tin de VEDIA: 1 Banco Nacional, Muenos Aires, 1890. p. 104; y SCALABRINI ORTIZ, op. cit.. 94), EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824 567 se dejaba al negociador para poder maniobrar, se pasarfan muchas vece: Los representantes —comerciantes muchos de ellos~ comprendian ese len- guaje y el articulo fue rechazado'*. Como resultado, al aprobarse la ley el 28 de noviembre, el gobierno estaba autorizado para contratar a no menos del 70 por ciento de! valor nominal un empréstito de cinco millones de pesos, cuyos titulos debian colocarse y circular en el exterior. Si no en toda la amplitud del proyecto original, Garefa habia recuperado buena parte de su capacidad de maniobra, ya que el articulo 3° no bastaba por si solo para obligarlo a negociar los fondos parcialmente, Mas de un afio pasd antes de que se pudiera coneretar la operacién, pero apenas un mes después de la aprobacién de Ia ley ya habia sido presentada la primera propuesta. La primera propuesta y el ultimo obstaculo La primera —y tnica~ propuesta para la contratacién del empréstito externo fue presentada por Félix Castro y uno de los hermanos Robertson el 30 de diciembre de 1822. Las diferencias entre ella y los términos final- mente convenidos casi un afio después dan cuenta de la negociacién de las condiciones entre el gobierno y los oferentes, La propuesta de Castro y Robertson —publicada por Juan Carlos Vedoya—?* analizaba las alternati- vas del gobierno para coneretar la operacién y los inconvenientes de cada una: la mayor seguridad se obtendria por una venta local de los cinco millo- nes de pesos, pero dificilmente encontraria el gobierno quien los comprara; menor seguridad ofrecia la venta por medio de una correspondencia abierta con una casa de Londres, porque la operacién podria asi “dilatarse por varias contestaciones y dudas y obstaculos facilmente allanados de viva vor”, pero insuperables a la distancia. Era necesario hallar un medio que se aproxi- mara a las ventajas de la venta local y que distara de la incertidumbre del trato por correspondencia, Ese medio era el establecimiento de una repre- sentacién formal en Inglaterra a través de personas que “‘apareciesen go- zando de la entera confianza del gobierno en clase de agentes mercantiles”, Lo éptimo seria el envio de dos agentes, uno natural de Buenos Aires y otro de Inglaterra; Castro y Robertson llenaban esas condiciones y ofrecian sus servicios, desnudando al mismo tiempo los temores del gobierno: “Tenemos un giro extensivo en este pais, y ramificado de tal modo, que no podriamos ausentarnos de Buenos Aires sin notable perjuicio a nuestros intereses respec- tivos y sélo nos conduce a este paso la fundada esperanza de entrar en otra negociacion de més importancia, y que promete ventajas igualmente al gebierno que a nosotros mismos”. Los términos de su propuesta estaban contenidos en nueve puntos: contratarian el empréstito al minimo legal del 70 por ciento, debiendo el gobierno tomar una cantidad fija al principio 38 ps, 1822, p. 705 19 VEDOYA, op. cit. pp. 213216. La mencién de Robertson en la prapuesta puede incluir tos dos hermanes, Juan y Guillermo, ya que ambos figuraron en el contrato final. 568 SAMUEL AMARAL de cada aio y la totalidad en tres afios y medio; se ocuparian del trasiado de los fondos de Londres a Buenos Aires y del pago de los intereses mediante el giro de letras entre las casas que establecerfan en ambas ciudades, aunque el riesgo de cambio correria por cuenta del gobierno; el gobierno deberia otorgarles diplomas acreditandolos como agentes mercantiles en Londres para la concrecion de este negocio. Como se creia que el tipo de colocacién seria similar al del empréstito de Chile de 1822 —colocado al 70 por ciento, también en Londres—, en el caso de que los titulos de éste estuvieran por debajo del tipo de colocacién, el gobierno deberia pagar a la sociedad un 2 por cienio sobre el monto nominal del empréstito para atencién de sus gastos y de la intermediacion en Londres (lo que muestra qué lejos estaban de suponer que finalmente podrian hacer una diferencia de 15 puntos). Si por cualquier circunstaneia el empréstito no podia Ievarse a cabo, el gobierno pagarfa una indemnizacién de 8,000 pesos a cada uno de los socios, pero quedaria eximido de ella si se adecuaban las disposiciones lega- les al estado del mercado, segiin lo informaran los agentes, para hacer posi- ble la operacién. Castro y Robertson, asimismo, ofrecian una fianza de 50,000 pesos cada uno para garantizar el cumplimiento de su oferta, Tras once meses de negociaciones, a comienzos de diciembre de 1823, el gobierno y la sociedad —integrada entonces por Braulio Costa, Miguel Riglos y Juan Pablo Saenz Valiente, ademas de Félix Castro y Juan y Gui- ermo Parish Robertson— convinieron los términos del contrato, cuyo punto més saliente era sin duda la contratacién total de la cantidad autori- zada. La sociedad contrataria el empréstito al tipo minimo legal y lo colo- caria en Londres, donde —segan la propuesta presentada un ano antes— se hallaba ‘‘mds barato y abundante el dinero”. Aparte de éstas, las restantes condiciones habian variado respecto de la propuesta original: la negociacion se harfa por la cantidad total, que deberia ser integrada en un lapso de 12 a 18 meses, y no por cantidades parciales distribuidas en tres afios y medio: el papel de la sociedad se habia reducido al desaparecer toda mencién de sus funciones en el traslado de los fondes y en el page de los intereses. Tampoco habria indemnizacion si la operacion fracasaba; la fianza habia pasado a 250.000 pesos —quiza la raz6n del aumento de la cantidad de so- cios— que serfan antieipados por nueve meses al 8,6 por ciento anual, 0 por un plazo mas latgo al 10,4 anual si la operaci6n no se concretaba™®. En un acuerde del gobierno del 7 de diciembre se explicaron los moti- vos para aceptar la propuesta en esas condiciones: la contratacién de la cantidad autorizada se habia decidido por la dificultad y e] costo de la nego- ciacion de pequeiias cantidades, evitandose la ociosidad de los fondos que no fueran inmediatamente utilizados en las obras piiblicas mediante la com- pra de bonos piblicos. La diferencia entre las tasas de interés deb{a propor- 3 ses tases estaban por debajo de las de plata si se considera que los pabitcos det 6 por ciento, al 45 por clento de su valor nominal, tendian anualmente ol 13,3 reat ima del anti ‘ipo fie integrada de la siguiente manera: Guillermo P. Robertson, 78.125 pesos; Félix Castro, 62.500: Braulio Costa, 46.875; Miguel Riglos y Juan Pablo Séenz 1,250 pesos cada uno (Archivo General de Ia Nacion en adelante AGN. Registro N° ‘eliado por GALMARINI, p. 147), EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824 569 cionar “‘considerables utilidades y rentas sobradas” para satisfacer el servicio de la deuda externa sin imponer nuevas cargas a los contribuyentes, y el valor de los fondos piiblicos aumentaria “‘asegurando al gobierno el vender facil- mente con ganancia las cuotas que sucesivamente fuese necesitando” para la realizacién de las obras piblicas. Para aventar toda duda acerca de la conve- niencia de la operaci6n se indicaba que “en el evento de que circunstancias imprevistas hicieran desistir del empleo a que eran consagrados por la ley", los fondos externos podrian aplicarse a la amortizacion de la deuda publica interna}. La operacién no podia conformar a todos: con la intencién de frenarla, el representante Juan José Cristobal Anchorena propuso que se agregara ala ley de noviembre del afio anterior un articulo cuyo texte era idéntico al del propuesto por la comision de hacienda en aquella oportunidad y que la sala habia rechazado a instancias de Garcia. Si se lo aprobaba, cada presupuesto anual deberia incluir la cantidad que de este empréstito fuera a negociarse durante su vigencia’’. A fines de diciembre, cuando esta prapuesta fue con- siderada, Anchorena expreso ademas de sus dudas respecto de la legalidad de los términes convenidos— su temor de que el giro de los fondos produjera una brusea alteracion en el tipo de cambio, por la crecida oferta de letras sobre Londres, perjudicando la exportacién de frutos del pais*’. No reaccionaba ya como un integrante de la casa comercial heredada de su padre; ahora se mostraba mas solidario con los intereses de los productores ganaderos y de los exportadores que con los de los comerciantes locales y los importa dores. Estos podian esperar un beneficio cierto de la operacion: unos, por el abaratamiento de las importaciones, si el tipo de cambio se alteraba; otros, por la valorizacién de los bonos piblicos, si los fondos externos se emplea- ban en comprarlos. En cambio, los exportadores resultarian perjudicados si el gito masivo de letras de cambio producia una apreciacién del peso frente a la libra esterlina, deteriorando la posicion de los productos ganaderos bonaerenses en e] mercado inglés ante sus competidores continentales. Y si los exportadores podian paliar los perjuicios porque muchos de ellos eran también importadores, los productores ganaderos quedaban como los perde- dores netos de la operacién si lo que Anchorena temia se concretaba, Garcia, aludiendo de manera indisimulada a los efectos del empleo de los fondos del empréstito. externo sobre el nuevo sistema financier provin- cial, present esta operacién como la dnica alternativa para evitar el retorna a los ruinosos empréstitos forzosos y contribuciones, tan frecuentes antes de la ereacién del Crédito Pablico, El ministro advert{a en la efimera oportu- nidad ofrecida por el mercado de capitales londinense la posibilidad de reproducir —en una eseala mucho mas modesta— un mercado al que pudiera recurrir regularmente la hacienda provincial para financiar sus gastos extra- ordinarios, La Junta, mas sensible a los argumentos de Garcia que a los de 3 AGN, X-13-1-7:y AHP, 48-4-30, Junta de Representantes, Comisiones, 1823, 1. L704. 2 AHP. toc. cit. 170. 2 AHP. Juntade Representantes, Libro de Actas, 1825, Mf. (54185 y 188-159. 570 SAMUEL AMARAL Anchorena, nuevamente rechaz6 el articulo adicional, aun a costa de ceder el control efectivo de la operacion™. Contratacién y colocacion del empréstito EI contrato entre el gobierno y la sociedad fue registrado el 16 de enero de 1824**, En la escritura respectiva se transcribia el texto de la ley del 28 de noviembre de 1822 y se otorgaba a los integrantes de la sociedad la realizacion del empréstito, en nombre del gobierno de Buenos Aires, en la plaza de Londres, por el m{nime expresado pot la ley. Los contratistas en- tregarian la cantidad de £ 700.000, correspondientes al 70 por ciento del capital nominal, en dicha ciudad a la casa 0 banco sehalado por el gobierno, que no serfa “eargado con gasto alguno, ni premio, interés @ comisién por la entrega de dicha suma a la casa o banco donde se deposite, ni tampoco por el pago de los libramientos que sobre dicha cantidad se girasen”. Des- pués de haberse depositado esta cantidad se pagaria a los contratistas el 1 por ciento por todo gasto o comisién’*, Estos podrian realizar el empréstito por el total o por menos, siempre que no fuera una cantidad inferior a £ 200,000, ademas, entregarian de contado y por adelantado en la Tesoreria, bajo condiciones que se estipulaban por separado, la suma de 250.000 pesos. Y por iltimo, se otorgarian plenos poderes a Félix Castro y Juan Parish Robertson para negociar el empréstito, aunque si no hubiesen podido reali- zatlo antes de los cuatro meses de su arribo a Inglaterra, el gobierno que- daria liberado de su compromiso con la sociedad. El mismo dia el ministre de Haciends otorg6 el poder a los socios para que Ilevaran a cabo la colocaeién, Se los facultaba para “arreglar las pro- porciones y periodos en que los prestamistas deben entregar la totalidad del empréstito, asi como para firmar y emitir las obligaciones especiales (special bonds) correspondientes a las cuotas que en cada periodo de los estipulados se eniregasen por los prestamistas”. A través de esas obligaciones, éstos adquirian “aceién expedita a los fondos creados por la ley ya citada [del 28 de noviembre de 1822], y al percibo de los intereses que les corresponde desde la fecha de su otorgamiento, y a cuyo pago, asi como a la extincion del capital, se halla empefado el estado de Buenos Aires, e hipotecados sus bienes y rentas segin consta del tenor de la ley que va transcripta” (Ia misma referida anteriormente)*’. AMARAL: “EL empréstito de Londres de en JV Jornadas de Historia Econdmica Argentina, Rio Cusrto, 1982, pp. 299.324. 3 Provincia de Buenos Escribunia General de Gobierno, Archivo de Protocolas (en adelante EGG). Registro de Hacienda, 1816-1834, ff. 118-119; y AHP, 484-37, Junta de Represén esta comision correspandié a Félix Castro y Tuan Parish Robertson (AGN, Regio NO 2, citado por GALMARINI, op. cit., p. 148). 7 ane, ai Representantes, 1823, 1, 170.1; EGG, lo 48-4.97, Junta de Representantes, 1825, 111, 246.23 y también en Fitte, op, elt, 11 . PP_AB-SO. 9: AMP, EL EMPRESTITO DE LONDRES DE 1824 571 Ha dado lugar a confusiones —especialmente desde Scalabrini Ortiz en adelante— la mencién de la hipoteca de los bienes y rentas de la provincia, trasladada luego de este poder al bono general firmado por los agentes, don- de para su sorpresa la encontré dicho autor. Esa hipoteca, sostiene, no sur- girfa directamente del texto de la ley del 28 de noviembre; sin embargo, el articulo 1° de ella al reconocer “el capital de cinco millones de pesos por fondo piiblico, bajo la garantia del libro de fondos y rentas piblicas...” estaba haciendo referencia al articulo 2° de la ley del 30 de octubre de 1821, segiin él cual “todos los capitales y réditos" asentados en dic!x0 libro “son garantidos por todas las rentas directas ¢ indirectas que posee en él la provin- cia de Buenos Aires y poseyere en adelante por todos sus créditos activos y por todas las propiedades, muebles e inmuebles de la provincia, bajo espe- cial hipoteca...”2* En consecuencia, la garantia del empréstito externo era la misma que la de la deuda publica interna; el ministro —al otorgar el po- der— y los agentes —al firmar el bono general— se atuvieron al texto de esas leyes al incluir en ellos la mencién de la hipoteca de los bienes y rentas de la provincia. En marzo de 1824, poco antes de partir para Inglaterra —donde ya se encontraba Juan Parish Robertson—, Félix Castro recibié del ministro Garcia las instrucciones correspondientes: se indicaba la retencién de la cantidad necesaria para el pago de intereses y amortizacién durante los dos primeros aiios y se aconsejaba el empleo de esa suma en exchequer bills (letras de tesoreria), hasta que Iegara el momento de hacer efectivos los pages; se recomendaba a Baring Brothers para correr con el pago de los intereses y se disponia la remision de los fondos en onzas de oro o en letras, dejando a esa casa y a los agentes la eleccion del medio mas ventajoso”*. En carta a Baring del 19 de abril, Robertson habfa puntualizado las condiciones de colocacién del empréstito, pero supeditando la decisién final a la llegada de Castro desde Buenos Aires°. Cuando ésta se produjo, ambos agentes se dirigieron a los banqueros para expresar su conformidad con el arreglo aleanzado: Baring pondria en circulacion los titulos del empréstito entre los suscriptores por cuenta de los agentes, colocdndolos al 85 por ciento. Cuando los suscriptores hubieran integrado todas las cuotas, la distri- bucién de las £ 850.000 deberia quedar de Ia siguiente manera: para el gobierno de Buenos Aires, £ 700.000; para la sociedad contratista, £ 120.000; y para Baring, £ 30.000*'. La comisién de los banqueros —3 por ciento sobre el valor nominal de la operacién~ se tomaba de la ganancia obtenida por la sociedad por la diferencia entre los tipos de contratacion y de coloca- cién del empréstito. La cantidad correspondiente al gobierno no debia sufrir descuentos por gastos 0 comisiones, a excepcién del 1 por ciento sobre el tipe de contratacién que correspondia por contrato a la sociedad, Ro, 1921, pp. 11124 2 AGN, 1 ® FITTE, op.

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