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‘Traduccién de HERBERT J. NICKEL AoE1sca Scuene MORFOLOGIA SOCIAL DE LA HACIENDA. MEXICANA Ae oe [Fe q ic FONDO DE CULTURA ECONOMICA, Primera dict en alemn, 1978 Primers dieén en espaol, 1988 oi der Meianichn aint {© 197, Fane Steiner Verlag Gai, Wiesbaden ISBN #515026001 D.R © 1988, Fowone Cus Bomenace S.A. 8 CV. ‘Av-de la Univerida, 975; 08100 Meco, DF ISBN 968-16:30289 Impreso.en México PREFACIO La recopilacién de datos del presente trabajo se efectué en los afios 1967, 1973 y 1974, La versién alemana se publicé en 1978. Durante este largo periodo ‘muchas personas ¢ instituciones colaboraron para poder superar los inevi= ‘ables problemas financieros y de informacién, y para aleanzar las metas que ‘me habia fijado. Antes que nada deseo dar las gracias a algunos de mis colegas que me autorizaron a dejar mis obligaciones en la Universidad de Friburgo para dedicarme a recabar datos durante un afio y medio en México. Generosos propictarios de archivos asi como directores de archivos piblicos amablemente me auxiliaron. La Sociedad Alemana de Investigaciones se cencargé de gran parte de la financiacién del proyecto en el marco de Puebla- Tlaxcala Menciono a continuacién a algunas personas para agradecerles su ayuda durante mi permanencia en México, su colaboracién en la obtencién de datos, y su buena disposicidn a comentar conmigo el trabajo durante esa fase ¥ mientras preparaba el manuscrito. Debo agregar que defienden diversas apreciaciones sobre la hacienda mexicana, y que yo soy el nico responsable de los errores o fallas que en este trabajo pueda haber. Vaya pues mi agrade- cimiento a los doctores F. Tichy (Universidad de Erlangen), P. Tschohl (Universidad de Colonia}, B. Oberndérfer (Universidad de Fribirgn), W. Lauer (Universidad de Bonn), U. Dyckerholl (Munich), F. Katz (Universidad de Chicago) y H. W. Tobler (ETH de Zurich). En la ciudad de México, mi agradecimiento a E. Florescano (Instituto de Investigaciones Hist6ricas), J. Rubio Mafié (Archivo General de la Nacidn), A. Pompa y Pompa (Biblioieca y Archivo del Museo de Antropotogia) en Puebla, a J. Lima y ala licenciada A. R. Freda (Archivo de Noarias); en Tlaxcala, a C. Cuéllar y N. Espinosa (Archivo General de Tlaxcala), ‘Ademds, la generosa hospitalidad y el apoyo de H. Bretén, L. G. Catrién, R. Gonzalez, S. Mendoza, H. Petersen, W. F, Reinaru, R. Sesma, F. Trespala cios y S. Yano fueron elemento inapreciable para la fundamentacién empiri ‘ca de la obra. Les agradezco la oportunidad que me dieron para visitar ‘muchas antiguas haciendas, hacer entrevistas, y tener acceso a archivos pri- vados, asi como las facilidades para realizar la documentacién fotografica de cascos de haciendas y antiguas instalaciones. Para la edicién mexicana, la seftora M. Tyzenhouse (Universidad de Bayreuth) dibujo, en parte, nuevos ‘mapas y diagramas, y en parte, hizo adaptaciones. Todas las fotos a las que nno se da crédito por nombre fueron tomadas por mi, Bayreuth, seprembre de 1988 HIN, LISTA DE ABREVIATURAS 1, Axcuivosoncates snChia Archivo del Ayuntamiento de San Jos Chiapa ‘Abkinpue Archivo del Ayuntamiento de Puebla, Puc AAURTep Archive del Ayuntamiento de Tepeacs MABAACH Archivo el Bpeeaments de Asin Apacs y Coloiacién, Me ADAAGP Aig del Deparamento de AsuntosAgaisy Colonic AGNM Archive General de la Nacién, México, DF. AGtiax Archivo General de Tlaxcala, ‘lax AMWAEE ASG lero dl tuto Nacional de Anwopolog «Hoa nico, B. F AHH Archivo Histoico de la Hacienda, México, D., siRET Neh ice dea Sees de Comunicaciones y Tarspones, nico, De AIPAH Archivo del Insitto Poblano de Antropologa ¢ Historia ‘A[Pue Archivo Judicial de Puebla (Microfilm en AHINAH) ATUAP Archivo Jemitas des Bibiotea Claijeco, Universidad Auténoma de Puebla, Puebla, Puc ANP Archivo de Notrias, Puebla, Puc Pue- 2. ARCHIVOS paRTICULARES (AP) APBu Hacienda Buenavista APH Hacienda Higuera APJa Hacienda Jalapsco APL Hacienda San Luis Sesma ‘APOr Hacienda Orumba APSe Familia Sesma-Bresén APPN Hacienda Piedras Negras ‘APPo Hacienda Fl Poso APRi Hacienda Rinconada APTe Hacienda Tenenac 8. OrmAs ABREVIATURAS BCANP Boletin dela Cimara Agpico- 1 tiyots) i Recna de Pb, ab. Nia (cProp0 Conepondencia ds G4 Cuentas' de Operarios Genbetreecael oes at Gusderno CAdO Cetrespondenca de on ad arp. Caress ns dann a (5) Pest DARE Departamento de Asu 7) Reales) “Keraiosy Coloniacion CdR G da at ee minions de Kino: Exp. Expodiente ada Exp. Gen. Expediente General TL. Legal 128.8 128 pesos, 7 reales, 8 granos 0. INTRODUCCIGN 0.1. Onjerivo DE LA INvESTIGAGION Cow EL estupio que expongo a continuacién persigo tres fines: 1) desarrollar tun concepto de la hacienda que sea coherente internamente; 2) relacionar este concepto con los resultados empiricos. Y, por iltimo, 8) dar a conocer algunas tesis ya publicadas sobre la hacienda junto con sus contradicciones tanto internas como externas. Para logar esto, me referiré, de la manera més lara posible, al método de trabajo utilizado y a la significacién empirica de los datos, exponiéndolos separadamente en relacién con los diversos dmbitos espaciales de los que me ocupo. (0.2, Manco DE REFERENCIA Y OBJETO DE LA INVESTIGAGION A\ los problemas agrarios latinoamericanos se les suele considerar como una consecuencia, mas que de otra cosa, del sistema de la hacienda. Institucién a Ta que se hace responsable de las pocas oportunidades que a lo largo de su vida han tenido los peones y los campesinos con explotaciones de pequeiio tamafio, de la escases de créditor, de Ia poca atencidn prestada a la infraes- tructura del espacio rural, y, finalmente, de la migracién hacia las ciudades con los problemas que esto ocasiona. ‘A menudo, esto sucede del mismo modo alli donde la revolucién y la reforma agraria han hecho desaparecer en gran medida cl sistema de la hhacienda. Asi, no solamente se atribuyen a las grandes explotaciones en que hhan sobrevivido caracter{sticas de Ia hacienda, sino que, también, se les hace responsables de una serie de consecuencias indirectas —como la apatia o la propensiGn de los campesinos a someterse a la autoridad—, las cuales se del nen como delormaciones psico-sociales que tienen sus origenes en la época de la hacienda, Por diltimo, ia tucha politica contra ésta tuvo como finalidad no sélo la devolucién a las comunidades campesinas de sus libertades y expectativas de ‘mejora social —negadas injustamente durante tanto tiempo por la hacien= da—, sino que, también, estuvo orientada hacia la legitimacién de intereses, particulares de las nuevas élites dirigentes Reales o supuestas, estas consecuencias del sistema de la hacienda que han Megado hasta nuestros dias hacen de aquel un objeto de investigacion que no hha perdido interés. Ademas de ello, los problemas generales tedricos releridos ‘ala estructura agraria latinoamericana s6lo pueden seguir siendo analizados de una manera prometedora en el caso de que, mas intensamente que lo realizado hasta el momento, se les someta al control empirico, Para lo cual es necesaria la obtencién y la preparacién de datos adecuados. ie INTRODUCGION Aunque es cieto que esa cxigenca x refiere a todas las regioneslatinoa- sericanas en las que la hacienda como insitucion sodal y econdmica sobe- ‘ivi6 unos 100 aioe, habiendo condicionado el estilo de vida de a poblacon ural desde el sometimiento definitvo de los indios, sin embargo, el objeto de este tabajo.es Unicamente la hacienda mexicana janto con ls condicio. nes epciay el mace de cals dearvollab su exitenca, Deli tacién que se fundamenta no en la prefeencia por una metodologiaregiona lista, sino en la economia de trabajo con respecto ala Investigacion La dimension temporal dl problema que me ocupa abarca desde media dos del siglo 301 hasta los afos teinta de nuestra centria Obsiaalizada con poco éxito por la Corona espaftol, desde comienzos de 1a época colonial la hacienda fue eliminando pautatinamente la economia de mercado ya de subsstencia dels indigenss, que slo lograronsosenerse de una manera duradera contra los expafioles en pocas regione (como, por tjemplo, en Osxaca y Chiapas y, mas adelancey ene tipo de actividad sobre- vivid durante el Portiriato (1876-1910) solamente en algunas zonas de terre hos poco productivos y de difeit acco, Uina ves usutpadas ls tras de produccién agricola, los campesinos indigenas fueron integrados en el site ma de la hacienda como mano de alxa baraia a través del reclutamiento forzoso 0 del wabsjo asalarado “Wire. Tras obtener la inlependencia de Espafia (182), ninguna istancia protecora se opuso al sometimiento de las estructuas rurales yal dominio del espacio agraio. Finalmente, durante la dictadura de Porlitio Diaz la organizacion capitalista de la hacienda ¥ valor econdmicn y ilies pation perfeccionarse de tal manera quae da ante losafios de 18801914 Taconfiguracinecondmica y social del espacio ‘ural estuvo determinada casi por completo por la insutucton de la hacienda Como consecuencia de la Revolucin y de a Reforma agraia,ente ls aos 1010 y 1940, el sistema de la hacienda fue liquidado gratualmente si bien con distin accleracién y rigurosidad. Desde 1910, sproximadamente, la fstructuraagraria mexicana etd determinada mas bien por el io. el mini fundio privado y el rancho de tamafo mediano. Alli donde atin existian sands explotaciones agrcoas, fueron obligadas a abandonar las caracteris: teas Upicas de la hacienda 0.3. PUBLICAGIONES EN TORNO AL TEMA Hasta hace muy poco tiempo, el ques interesab por lo problemas relatives a la hacienda tenia que actrac a ema a waves de deseipetones de vagy de las publicaciones releridas a Ia Revolucion a la Reforma agrrias Loy trabajos “eléscos sobre fa cxtructuraagraria mexicana de Molina Enriquer (1909), McBride (1928), Tannenbaum (925) y Chevalier (1888) nose eltian de und manera exclusiva inmodiata ala hacienda, Ast mismo, pecalmens te los ues autores ctados en primer lugar, dispusieron de datos empiicon limitados sobre las grande incas, Adem, Chevaliers edicaxpeceinen, tea describ las condiciones que Niieron posble el surgimiento de la ha INTRODUCCION 4 cienda y su variante del norte mexicano, la gran hacienda ganadera del peiodo colonial Informaciones sobre la estructura agraria de la época colonial de la mesa central mexicana se encuentran en la obra de Gibson (1964), The Aztecs under Spanish rule; y de manera semejante, si bien para el valle de Oaxaca, puede utilizarse el trabajo de Taylor Landlord and peasant in Colonial Oaxaca (1972). ‘Una obra predecesora de las monograffas sobre haciendas que se han publicado recientemente, a pesar del tratamiento literario dado al estudio de Jos documentos, es la de Harris (1964) relativa al latifundio de la familia Sanchez Navarro en Coahuila durante los afios 1846 y 1853. Ampliada al periodo comprendido entre los afios 1765 y 1876, y organizada segin la forma histérica tradicional, su tesis doctoral del aio 1968 fue publicada en 1975. La monografia de Couturier (1968) sobre la hacienda Hueyapan, cerca de Pachuca —otra tesis doctoral— no se edit6 hasta el aflo 1976, aunque una parte de la misma referida al periodo inmediatamente anterior a la revolu én fue publicada ya en el afio 1968, La primera monografia editada sobre una hacienda que tuviera importan- cia para la investigacién de las mismas fue el estudio de Barret (1970) acerca de la hacienda anucarera perteneciente al Marquesado del Valle. Barret describe en ella el surgimiento y la organizacién de esta gran plan- tacién que fue propiedad de Hernan Cortés y de sus herederos. ‘Bazant (1975) edité su monografia sobre cinco haciendas ubicadas en et estado de San Luis Potosi. Un extenso articulo sobre los peone: y loz arren datarios de estas haciendas habia aparecido ya en dos partes en los afios 1973. y 1974. También en 1975 se publicd una monografia de Ewald sobre las haciendas del Colegio del Espiritu Santo en Puebla durante la época en que pertenecid a Ia Compafiia de Jesis, y luego —tras su expulsién de México (1767)— a la Junta de Temporalidades de la Real Hacienda. La tesis doctoral de J. Riley (1972) sobre las propiedades de esta orden pertenecientes al Cole- gio Miximo de San Pedro y San Pablo en la ciudad de México se edité en 1976; con anterioridad, ya en el aflo 1978, habia aparecido un articulo sobre Ja administraci6n de una de las haciendas del colegi Entre las monograffas exhaustivas sobre el tema de la hacienda habria que incluir los trabajos de Ronfeldt (1978) y Warman (1976), que se ocupan de los conflictos producidos durante la liquidacign de las haciendas que cultivaban ‘afia de azticar en los estados de Puebla y Morelos, al aplicarse los principios de la reforma agraria, Finalmente, del resto de las haciendas que producian hhenequén en Yucatin trata el abajo de Chardon (1961), que describe el estado en el que encontraban las mismas hacia 1958-1959. ‘Muy pronto, en el caso de que no aparezcan simulténeamente con esta obra, se editarén més monografias sobre haciendas de las regiones de Atlixco y Huejouingo (Puebla) y sobre Ia hacienda Xala (México). Durante los iltimos afios, y 2 Io largo del mismo periodo en el que han aparecido las monografias, se han publicado articulos referidos a la tematica, de la hacienda con una fundamentacién empirica, como los de Chevalier 2 INTRODUCCION (e19632), Couturier (1968), Gonzélez Séncher (1968), Badura (1970), Ewald (i971, J. D. Riley (1973), Bazant (1978, 1974), Brading (1973, 1975), Taylor (1973), Loper Sarrelangue (1975), G. M. Riley (1975), Semo-Pedrero (1975), Tovar Pinzon (1975), Tutino (1975) y Nickel (1976). Algunos de los cuales se incluyeron en el tomo Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina, publicado en 1975. Quisiera referirme ain a dos artéculos que nos ofrecen un estado de la cucstién respecto a determinados problemas; el primero es una exposicién, sobre la situacién en la que se encontraba la investigacién y la polémica relativa a la hacienda —Moerner (1973)—, y el segundo un resumen de los resultados obtenidos sobre las condiciones de trabajo en las haciendas mexi- ‘anas durante el periodo de Porfirio Diaz, realizado por Katz (1974). Si bien en este trabajo he renunciado a referirme a obras “literarias”, no quisiera dejar de mencionar la edicidn de una encuesta del afio 1712 sobre las hhaciendas y ranchos de Tlaxcala por parte de Gonzalez Sancher (1969), que contiene estadisticas y aclaraciones que fueron solicitadas con motivo de la, imposicién de una contribucién de guerra. Un trabajo més reducido —si bien acompafiado de un importante anexo documental— sobre el recluta- miento de peones alquilados en Tlaxcala durante la época colonical, {ue publicado por la misma autora en 1976 como documento de trabajo. 04, Esrapo ACTUAL DE LA INVESTIGAGON Hasta el momento, la investigacién de la hacienda se ha ocupado especial- ‘mente del periodo colonial, y, por ello, de las haciendas pertenecientes a la Compaitia de Jesis, Esta preferencia pudiera estar motivada por la elativa, facilidad que ha existido para tener acceso a los documentos de contabilidad de estas fincas, elaborados por el personal administrativo de la Junta de ‘Temporalidades después de 1767. A pesar del predominio de la documentacién empirica sobre la época colo- nial, el concepto de hacienda que se utiliza en las publicaciones no especiali- zadas y en el Ambito de la divulgacién se orienta més bien basndose en una serie de suposiciones sobre las haciendas durante el Porfiriato. Por otra pparte, la certeza de las proposiciones que se emiten acerca del sistema de la hacienda se encuentra en una relaciGn que es mds bien inversa con la disposi- bilidad de tos datos empiricos y con las posibilidades de su comprobacién, ‘aan hoy en dia se consideran como empiricamente fundamentadas y suscep- tibles de generalizacién tesis del tipo de las que fueron elaboradas por Moli- nna Enriquez y Tannenbaum, entre otros. En todo caso, llama la atencién el hecho de que, hasta hace muy poco tiempo, casi no se consideraban como imprescindibles las encuestas empiri- ‘as sobre el sistema de la hacienda, a pesar de que —debido al extravio de documentos y al fallecimiento de los testigos que vivieron aquellos sucesos— se reducian cada vez més las oportunidades de obtener informacién. Probablemente, el poco interés por el desarrollo de la hacienda de finales INTRODUCCION 1s del siglo x1x y principios del xx fue debido al hecho que a la generacién que todavia vivid los enfrentamientos relacionados con la reforma agraria, y para Ja cual era tan evidente el conocimiento previo sobre la hacienda “tradicio- nal”, le tuvieron que parecer supérfluas las costosas obtenciones de datos. Lo que te ha dado a conocer recientemente acerca de la hacienda pone de isto la existencia de considerables diferencias temporales, regionales y particulares. Comprensiblemente, se conocieron primeramente datos sobre las haciendas que debido a su tamafio, ala “modernidad” de su direecién, al peculiar cardcier de su administracién o a disposiciones que regulaban el funcionamiento de las mismas (por ejemplo, administraciones fiduciarias 0 de la quiebra), levaron y dejaron tras de si una contabilidad més volumino- sa, Es probable que este tipo de explotaciones fuesen més bien minoritaria, ‘La situacién de las haciendas medianas y pequetias —muds en nitmero que las anteriores— afectadas por las etisis y padeciendo constatemente la falta de capital y las consecuencias derivadas de su situacidn desfavorable en rela~ cidn con las comunicaciones y con el mercado, es muy poco conocida. Posi- Dlemente, durante cl periodo colonial y hasta él comienzo del Porfiriato, no tenian una posicién predominant frente a las comunidades indigenas. Esta falta de informacién se manifiesta también, por ejemplo, en Ia irvita- cién que han producido los datos empiricos aportados por diversos autores, los cuales han puesto de relieve las cantidades relativamente altas adeudadas por los hacendadas a los peones, es decir, los “créditos” que éstos otorgaron a aquellos (constiltense a este respecto Bazant, 1974, pp. 101 ss; J. D. Riley, 1973, pp. 23 ss; y, especialmente, Ewald, 1976, p. 95 et pusoirn y Nickel 1979), Pese a que los trabajos aparecidos hasta el momento no podian debilitar de uuna manera decisiva la valoracién tradicional que se hacia de Ia hacienda, es imposible, sin embargo, dejar ya de lado las contradicciones existentes entre cl concepto dominante de la hacienda y los resultados empiricos aportados por aquellos 0.5, Taneas ne La invesricacoy En el rea de la investigacién relacionada con la hacienda, la concepcién cientifica y disciplinaria que se comparta influye a la hora de seleccionar las tareas a abordar, En el presente trabajo quiero referirme tinicamente a dos de llas Por una parte, considero necesario ampliar el volumen de datos disponi- bles, lo cual trae consigo la realizacién de esfuerzos encaminados hacia Ia localizacién de documentos, especialmente en archivos particulares, asi co ‘como la publicacién de los mismos, de tal manera que puedan también interpretarse avin en el caso de partir de otros temas de investigacién. Con ello, estoy en pro dela reproduccién detallada de los materiales en los textos 0 en. el apéndice de las publicaciones, asf como de la edicién de recopilaciones de documentos; y estoy en contra de la publicacién exclusiva en el texto de las INTRODUC “ decumenals “saborada”. Adio ave, de ia manera y 2 no medida, los texios se convierien 0 adqueren el carder de coleeciones SSructuradas de materia Mediante una serie de Investigaciones emplrico-desciptvas se tata por lo tao de cna una ed iable de corded eer conoctmc, pra, dentro del contexto de una serie de andlisissecundatios, poder Hepat & tencralzaciones —probablemente ins esables- sobre el sistema de it ha lends. Para este ipo de investigaciones tenemos precisamente a disposi bajo mi punto de visa, la geogralia econdmica y social, la cual etd yo representada denuo de la Investigacion relativa ala hacienda gracias a las aportaciones de McBride, Bare Chardon y Ewald yen trabajos que tatan éste tema marginalmente, como Tos de Bataillon, Waibel y Helbig) y cays tmadicién investigadora deseripivo-egionalisia ve encuentra aqui cb un Adi de conocimientos que invita al estudio. Junto alo expuesto me parece también necesario ordenar las colecciones di material y las desripcionessegtin pautastdricas, en general, orienat ¢l interés, con mayor intensidad que hasta el momento, hacia intervogantes due tengan una mayor signiicacion desde el punto de vista ebico, En las alesse encuentran, en mi opinign, la formacién y transterencia de capital fen el ambito de las hacienda; Ta calidad y el alcance del dominio de los Feaurss naturales y humanos por parte de los sehores colonialesy de las lites nacionalesy regionals a subordinacion de las comunidades indie natal interes dea grande exploaiones gos "Teas de empre sas comerciales ycapialista-industriaes la relacion existent entre as op tunidades de comercalzacin y ls variants del sistema de la hacienda: la fencn que svieron pateaiamo yl ase de los hacen oe papel que desemperiaon los calpaneros (jomaleros y empleados residents alrededor dela casa principal dela hacienda) y los abajadores ocasionales dlurant la revolucién agratia. En ete context se insertarla, por eemplo, un ‘studio que tuviera por objeto el andlsis de slario real de los peones ue Pariria de la tsi sgn Ia cil dichos slaros habriandistinuddo durante €1 Poti (ase Nickel. 979, pp 4 yt 182, pp Toys. 198, pp. 4 yan) sera dificil hacer que estos objetvos concuerden.Pese a lo cual, el progres de la investigacidn referda ala hacienda debira depender en buena media de la adopetn de esta "doble euategia" 0.6. Docustesraciox, OsTENCION DE DATOS Y MATERIAL DE REFERENCIA ‘A la hora de evaluar las condiciones basicas del desarrollo de la hacienda en general y la estructura interna de la hacienda colonial, los documentos mas Importantes son las leyes y los decretos de la Corona, de la Audiencia y de la administracién virreinal; los informes de visitas que fueron redactados por comisionados de 1a Corona o de la administracion colonial, como ayuda para la toma de decisiones referidas a la politica indigena o debido a quejas INTRODUCCION 8 ‘emitidas; informaciones estadisticas (como las encuestas sobre comunidades, hhaciendas y ranchos sobre la base de unidades administrativas), as{ como ‘encuestas particulares referidas a empresas agricolas (a este respecto, constil- tese Ia ya citada del ao 1712 en relacién con las haciendas y ranchos de Tlaxcala). A todo esto, hay que afiadir la documentacién existente sobre litigios e investigaciones al nivel de la microescala sobre distintos pueblos y haciendas. Mientras que la esiadistica de la época colonial ¢¢ de un valor ‘muy limitado —ya que s6lo contiene algunas variables y diffcilmente puede ser considerada como muy fiable—, la problemdtica de los documentos que se ocupan de una escala reducida (local y regional) tiene que ver con el hecho de que, hasta el momento, no han sido analizados de una manera sistemati- ‘a, Este €s el caso, por ejemplo, de los archivos judiciales, los cuales contie- rnen seguramente el material més interesante sobre las relaciones sociales entre Tas haciendas y las comunidades, asi como entre las mismas explo- taciones. lidad; por lo demas, s6lo tuve acceso limitado a ella. Y, por tanto, en Jo que respecta a este espacio, tampoco resulta posible hacer afir- ‘maciones fundamentadas cuantitativamente sobre, entre otras cosas, el grado de cumplimiento del Bando del virrey D. Matias de Galver dictado en el afio, 1784 sobre “la libertad, tratamiento y jornales de los indios en las hacien- das". Respecto a la aplicacién de este bando, jnicamente puede afirmarse que se tuvo presente en una cantidad notable de conflicios judiciales. “Aunque, consideranda generalmente, el estado de Ine fuentes documenta les sobre el periodo colonial de la hacienda no es desfavorable, ha de tenerse presente que, en el caso de que se pretendan realizar anzlisis gencrales de la Situacién, no existen ain ni catilogos sistemsticos de documentos, ni trans- ‘cripciones, asi como tampoco anailisis de los mismos. En mi opinién, la fuente documental mejor conservada y la mis asequible parece ser la contabilidad Hevada a cabo en las antiguas haciendas de la Compaitia de Jesiis, durante la época en la que fueron administradas por la, Junta de Temporalidades. Por lo demds, no hay una documentacién sufi- ‘Gente sobre la administracién de las explotaciones que, durante la época colonial, estaban en manos privadas. Vista en su conjunto, la situacién de la documentacién para el siglo xIx y hasta los afios anteriores a la Revolucién, es mucho mds favorable. Asi, por ejemplo, hacia finales del Porfiriato, se hicieron un creciente nimero de encuestas estadisticas también sobre la agricultura del pais. Por lo general, sélo se publicaban los datos correspondientes a los distritos o unidades admi- nistrativas superiores. Pero, por lo menos, una parte de los datos detallados. de las encuestas se han conservado en los archivos municipales, como, por ejemplo, 10s datos proporcionados por las haciendas y las comunidades en relacién con la produccién, con Ia existencia de ganado, con el uso de ma- quinaria, con 10s salarios y con los réditos. Desafortunadamente, ha de decirse que los datos registrados en el archivo del ayuntamiento de Puebla —a los que se tiene fécil acceso— no parecen ser i INTRODUCCION muy Flables: los célculos son a veces erréneos, y las respuestas dadas por los hhacendados a los cuestionarios que se les enviaron no fueron muy precisas. Y To mismo sucede en lo que respecta a los resultados de las encuesias y de ias ‘compilaciones de datos que existen en el archivo del ayuntamiento de Tepea- ‘, con informaciones sintetizadas en forma de cuadros para todo el distrto, Si bien se han conservado aparentemente en su totalidad las actas del periods 1896-1907, no obstante, el acceso a las mismas presupone la organizacion de Jos documentos; una tarea a la que, por falta de tiempo, no pude dedicarme. En ver de hacer esto, me contenté con el analisis de unos pocos registros Una fuente de informacién, no utilizada en este trabajo, serian probable. mente los expedientes de los juzgados municipales y los de distrito, los ‘cuales pudieran aportar una informacién mds detallada sobre la situacion legal del peén nativo tras la abolicin de los juzgados de indios. He llegado 2 esta conclusidn basindome en algunos documentos aislados que enconuréen archivos privados. Hasta el momento, los esfuerzos que realicé para extender la investigacion a los mismos han fracasado debido tanto a la complejidad de sus fondos y ala incertidumbre de poder consultar el material como’ la falta de tiempo por mi parte para poder llevar a cabo esta tarea. Entre los archivos pablicos, y junto al Archivo General de la Nacién de ‘México (AGNM), al Archivo General de Tlaxcala asi como al de microfilims del Museo Nacional de Antropologia, quisiera llamar la atencidn sobre los archivos notariales, puesto que sus documentos sobre los derechos de pro- piedad, posesién y arriendo contienen abundantes informaciones releridas a la situaci6n financiera y al equipamiento material de las explotacianes En el marco de este estudio que presento se revisaron —en cuatro de las diez notarias antiguas de Puebla y durante el periodo comprendido entre los afios 1850 y 1915— los documentos relativos al cambio de propiedad y del disfrute de las haciendas, para ver si se hacfa referencia a datos sobre las deudas de los peones y sobre la existencia de maquinaria moderna. En com: paracién con Tos documentos referidos a la administracin que todavia exis. {en en algunas haciendas, estas informaciones poseen sin embargo una util dad muy limitada en la mayoria de los casos, puesto que solo reflejan las relaciones existentes en el momento en el que se produjo el cambio de pro. piedad o de arriendo de la explotacién. Por otra parte, la localizacién ¥ el acceso a los archivos privados de haciendas depende mucho mas del azar que de otra cosa; y esto, sin tener presente que, muy a menudo, s6lo se encuentra en Jos mismos una pequefia parte de la contabilidad. Por iltimo, y en lo que respecta a la evaluacién del material documental, dispongo también de los informes consulares (véase Katz, 1964, 1974) y de expertos (como, por ejemplo, Weyl, 1902 y Kaerger, 1901); de los boletines del Ministerio de Fomento y de las Camaras Agricolas; y también de revistas como ¢l Heraldo Agricola, Un documento importante a este nivel —si bien en relacién con la estructura agraria de México durante el Porfiriato— es también el “Manual para al administrador de haciendas” de Santisteban, aparecido en 1903, Para la época de la Revolucién y los afios inmediatamente posteriores a la INTRODUCCION ” Spe eer ttre te ier Ee ee ee ee ete ae eee raphe Sere ee er ee ic eae fc ea oe noes a ear ee ater aera Cees ues See en oa ett ak eoaas ceca ne eee Fa ac rang an Peete pare Cee ee ee ee are ee ee ea ee ee oe sernopuccioN ta Reforma agraria. Algunos de mis informadores del estado de Pue- ee oe rin, oe reanen B Seama. A. Mendon y oor Poselan documentos ftogrificos que corresponciar a finales del sigioena o ya comienzos del actual. Desgracadament, la mayor pasts see en, Gin fotogrética de este timo (negatives sobre vidio) fue desreide sox el tenemotode 1973, ‘Aigunas haciendas han consercado en gran pate anto la extrctara argui- seeiénica como el equipamiento y ameblamniento que ean anes oe ig Reforma agrariay dela expropiacon de sus devas, He visiado numeross cascos de antiguas haciendss para poder ver lon taificios deticados a actividades industrials, aviviendas oe suinag Con tal motivo, pude observaratentamentey ftogratiar parsaimente eis usados como viviendas y resis de ots ewya funcign eat ndusl log cuales no han sulrido casi ninguna modifiacion alo argo de nus sigs Al finalizar esas visitas encontéen varias haciendas (como, por ciemple Ometuseo, México yen la Compafin, Tlaxcala) muraies de Pinte focles ue representan la vida de la hacienda de un modo ingen said {Como documentos que reflejn el ambiente dela hacienda segs a iden aoe sehacfan de I misma los propios hacendados y, probablemente, tba os ‘empleados, estos murals no debieran ser infvalorades: En el estado actual en el que se encuentra la invesigncion,considero que las fuentes de informacién mas importantes son los documentos relatiea & Jacontablidad de a hacienda la corespondenciaimtereanbiada ote og Bropietarios y los administradores de las explotaciones, del pode loses dad por la Secretaria de ta Reforma Agraria antes AACS the dele ‘special atencidn al andiss de ese tipo de documentos, habicndles cones, dido preerencia no wo respecto a informactones aparecidas eh un ioe oe fuentes como las periodisicas, por eemplo, sino tarnbien, lente losieen, mentos que se eneontraban en archivos Piblicos, Tanto las ya citadaspérdidas de documentos en archivos privados como la reserva de los propictarios de archivos de haciendas a la hota te sonioteos informacién, no permiten una obtencion directa sistemdiiea de lor dence (teniendo presente su situacion geogtifica, la Epota als que xe sliien a ‘orientacign hacia el mercado y el grado de modernuaciom) Por todo ya través del acceso a los materiales de la hacienda muchas vetes osigh s6lo se podrd construir muy lentamente una red de datos que sea haste cers unto equilibrada, Esto lleva su tempo, sobre todo ss tiene presen ol hecho de que las posibilidades de obtencion de los daton te ten eabien limitadas temporalmente por la situacion poitien exisiente en el coon (como, por ejemplo, por imvasioneso por proceso de expropiacion), (0.7. Moveto ¥ concerTo DEA HACIENDA Para el andlisis de las dimensiones (véase Zetterberg, 1973) que constituyen €1 objeto de mi investigacién, la hacienda en México, pario de un modelo en el INTRODUCCION 19 (que se efectué una diferenciaci6n entre las variables primarias (constitutivas) y secundarias de aquélla. Mediante esta distincién no s6lo es posible organi- rar las caracteristicas de la hacienda teniendo presente el periodo de su exis- tencia y su ubicacién en un ambito geogréfico determinado, sino también, junto al modelo bésico— desarrollar otras variantes que presentan part: cularidades temporales 0 regionales. ; Esta decisién previa sobre la calidad de las caracteristicas aspira a una revisién del concepto hacienda. Junto a esto, debiera quedar claro que —con 1 aumento de los conocimientos durante los préximos afios— pudiera ser recomendable efectuar tanto una modificacién del modelo y de sus variantes como, también, una nueva correccién del concepto hacienda, 0.7.1 Carneteristicas de la hacienda ‘Como hacienda debe entenderse aqui la institucién social yecondmica cuya actividad productora se desarrolla en el sector agrario, la cual esté definida ppor las siguientes caracteristicas (constitutivas) primarias: 1) Dominio de los recursos naturales (Ia tierra, el agua). 2) Dominio de la fuerza de trabajo (los recursos humanos) 8) Dominio de los mercados regionales-locales. 4) Exigencia de una utilizacién colonialista (constituyendo a la ver la legi- imacién de los puntos 1-8). Como partido derrotado, la etacin de dominio afeciafundamentalmente aos Indies yarn plo: 5 espn mayor de a vers Tos luefos productoresagrarios ya la pablacién que vive en cleampo, sete re que ano tenga una poicin soco-econmica comparables de on Fracendadon : Ta "relacién de domino puede crears de una manera oligoplice ¥éxe sel caso que se daba precsament sll donde, debido aun aia densidad de poblacién ya la competencia por los recursos naturales, las haciendas eran relaivamente peques y mutmeros Junto las caracteriaticas estructura ya citadas,y para poder hablar con propiedad! de una relacion de dominio, son tinbien necesrtov una cieta ex {ensign yun deerminado volumen de a actividad econdnia, Las variacones regionalesytemporales dea hacienda son el resultado de la combinacion de Alivesosfaciores,ente fo que destacan la extensin dela exploacin, las relaciones de competenis, st como, tambien, los recursos dees digpone cneada caso Como variables de 1s tipos regionales ytemporales:de la hacienda se consideran las catacternicas esuciuales sccunrias elas perenecen, por ejemplo, la siguientes Ja extensién (por encima de su valor Himite) la eleccién del producto INTRODUCCION 2 volumn dela produccén Ta procedencia del capita ‘el arrendamiento labsentismo de los propietarios el grado de autarquia econémica el volumen de la produccién autoconsumida cl grado de la divisidn del trabajo el equipamiento de la explotacién las técnicas de trabajo Segiin el equipamiento que posean las haciendas en relacién con las va- tables secundaria resulen por dase eas mma co uae determinadas, como las plantaciones de café, de algodén, de henequén, o las explotaciones dedicadas a la ria de ganado oa la produccién de pulque, Las variantes temporales son el resultado de la evolucion a lo largo del tiempo de variables secundarias (como, por ejemplo, la producci6n de cochinilla o de seda). Modificaciones que, posiblemente, tuvieron su origen en la apertura o en el cierre de vias de comunicacion © de mercados externos, en lo que respecta a la circulacién internacional de capital, en la expansién de intere. ses econdmicos extranjeros, en la transferencia de tecnologia, et, En este sentido, el 4mbito abarcado por el campo conceptual Hacienda en ‘México hay que diferenciarlo por lo menos en tres dimensiones En tanto que no se hayan formado (ain) las caracteristicas constitutivas (0 alld en donde hayan desaparecido), se da un tipn de explotacién competition, como, por ejemplo, el rancho o la empresa agricola moderna, Dado que estas caracteristicas se han construido o liquidado lentamente (0 se construirén y liquidardn del mismo modo en el futuro), hay que contar con la existencia de formas de transicién. Si se presia atencién al campo de espucio/regién ce = caractristias constants (consttivas/pcimarias) o (y= caracteristicas variable (secundias) Aiempo/periodo INTRODUCCION a las variables secundarias y a las modificaciones temporales y a aquellas debidas a Ia localizacién, entonces, se obtienen como resultado tipos de hhaciendas bien distintos. Por otra parte, las variaciones regionales no man tenfan siempre una localizacin estble, sino que la modificaban slo largo del tiempo. A este respecto,llaman particularmente Ia atencin los cambios de emplazamientos habidos en las haciendas ganaderaso en las dedicadas a la produccién de pulque. Teniendo presente el grado de modernizacién, y como primer paso para la elahoracin de una clasifcacién completa y para la construceién explicta de teorfa, un resumen de la dferenciacién que se produce al agrupar las caracte- Hfsticas nos da como resultado la tipologia provisional que se presenta en la pagina siguiente Ea diferenciacin entre caractertsticas constances y variables est fundada y «s comprobable empiricamente. Por lo tanto, pueden encontrarse una serie de aserciones contradictorias en la bibliografia sobre la hacienda que pueden atribuirse al hecho de haberse efectuado agrupaciones selectivas de caracte- Hstens. Esto es lo que sucede cuando se considera alas variables secundarias ‘como caracteristicas constitutivas (por ejemplo, el absentisino de los propie- tarios), oen el caso de que se interrelacionen variaciones regionales 0 tempo- rales de caracteristicas, sin considerar el 4mbito del que proceden (por ejem- pio, el desinterés empresarial, la orientacion hacia la exportacién, el uso de vales en lugar de dinero en efectivo la contratacién de expertos, una ditec- cidn arcaica y la utilizaci6n de maquinaria anticuada en la explotacién, et. Igualmente, ciertas caracteristicas pueden estar infravaloradae 0 no ter ten das casien cuenta. 0.72. Ambito temporal En las primeras empresas agricolas, puede partirse de que las caracteristicas constitutivas de 1a hacienda mexicana se habian formado ya aproximada- mente desde mediados del siglo xv1; existiendo en un considerable ntimero de ellas desde finales del mismo, para consolidarse ampliamente hacia la mitad del siglo xvut. Dado que, probablemente, puede suponerse que a lo largo del siglo xv y durante los primeros cincuenta afios del xx el conjunto de caracteristicas que formaban parte de la hacienda no sufrié alteraciones de importancia, la hacienda clisica pudiera situarse hacia finales del periodo colonial. En la segunda mitad del siglo xr, y, especialmtnte, tras el cambio de siglo, se impusieron las influencias industrial-capitalistas. Mientras que una parte de las explotaciones casi no se vio afectada por este desarrollo, otras comen- zaron a abandonar sus caracteristicas primarias tradicionales. Compitiendo libremente por la fuerza de trabajo y por los mercados, se convirtieron en grandes explotaciones modernas, o, en algunos casos, se crearon empresas de este tipo. Si bien es cierto que, al estar la revolucién, este proceso modernizador se Tipologta provisional de la hacienda segiin el grado de modemnizacién Continum Hacienda de pro- ‘Hacienda Hacienda “mo- Grandes empresas agrico duccidn margi-—p “clisica" —> dernizada” (in-—> las (incluidss plantecio: al ‘luidas planta nes) cones) Steron Hcexos Grandes empreses agrico- lasde organizaci6n privada Caractersticas primarias Grandes empresas agrcolas con preinsiones colonia: Grandes empresas agrco- lstas sobre la wiiacin yel dominio de low recursos an con vow eulaceg de naturales, sobre aera de abajo y sobre lor excalon ow ecuruo nau fase dada y organiza sgn et tmodade prodacest cap talisaindustial, con una ‘vientacién hacia elmer fad extrarregional y con Caracteristcas secundarias ‘contratos de trabajo libres Tipo extremo ‘Tipo extremo Hacienda de Hacienda de produccién = > produccign | > marginal “moderna Bisque del miximo be- £5 un tipo de transcibn Bisqueda del méximo be neficio minimisando lor hacia la gran empress cr’ nei staves deseo coniona través delaobten- pialista industrials yenla_tode aprodecoe yes cién de prestaciones de que coinciden las crac utiliaeion dels ocrodes servicios no temunerados Hsien de los ipos exe. deexponacion Coney {como las faenas, ec), y mos, poca adaptacion en _blcsimverioncsen masa cbeniendoservicosacam- el campo de la organisa” arias medion rarer Biode usufructo, amends: cién dl wabaje {eymejora del seo, yve- Imiento 0 aparceria imi. fadlo, Alto gradode Indi ‘acién de produce en. ‘sion del trabajo, prote ttegando valesen Togas de Sionalizaién dea adm dinero en eleciv, rob Nistracign y de la comer. fends compat la Galzacién. Grado de ab tienda dela emmprest Det Sentismodeterminad dlicacién de una parc in In comerdalizacién (remo portant de la produecion te control, Panicipacon para el autoconsumo, Abe de Sociedaes Sentisno habitual fonda- capitals po tmentadoen a posi so. teneicio. Gal del ductor e inversion nes de capital rez por Ison de eri 9 INTRODUCCION 2 encontraba en su fase inicial, no lo es menos el hecho de que habfa avanzado tanto que —por lo menos, desde el punto de vista cuantitativo—es necesario tener presente el tipo de explotacién “hacienda modemnizada”. Durante los afios veinte y a comienzos de los treinta, este desarrollo se intensificé, Cuan do la Reforma agraria —bajo la presidencia de Lazaro Cérdenas (1985-1940)— alcanzé su punto culminante con las expropiaciones masivas de tierras, ‘muchas de las fincas habian perdido ya su condicién de haciendas en el sentido del concepto establecido aqui. Los decretos militares (1914) que fija- ron Ia prohibicién del peonaje y las condiciones sobre el pago del salario. minimo y la duracién de la jornada de trabajo —junto con las disposiciones legales laborales contenidas en la Constitucién (1917}— abolieron la tipi- Ga telacion de dominio sobre la fuerza de trabajo; 0, cuando menos, aquella se debilité claramente en la realidad (a este respecto, véase Nickel, 1976, pp. 318 ss. y 1982). 0.78. Ambito de la realidad considerada De acuerdo con las ideas que acabamos de exponer, el campo que constituye cl objeto de la hacienda abarca todas las grandes explotaciones agricolas que ‘cuentan con las caracteristicas primarias mencionadas. Entre ellas figuran. las fincas productoras de cereal de la meseta mexicana, los establecimientos dedicados a la cria de ganado en diversas regiones, las plantaciones de pulque, de cafia de ueticar, de henequén 0 de algodon, ast como empresas ‘mixtas, con onganizacin ¢ instalaciones diversas. No es posible sefialar por medio de un valor estimativo la superficie que necesitaban las haciendas para asegurarse una relacién de dominio, frente a a competencia que les hacian las comunidades y los campesinos en los ‘mercados locales y regionales, Pues, seguin la densidad de poblacién, el tipo de produecién y las relaciones de competencia, pudiera variar la cantidad de tierra que era imprescindible como punto de apoyo para el control del entor- no (500, 1.000, 5 000 y mas hectéreas). Por otra parte, el paso de las haciendas aranchos —de una extensién més pequefia— tuvo lugar de una manera con- inua. ¥ alli en donde estas unidades de explotacién eran independientes, lo cexpuesio es también vilido en cuanto a la capacidad de los ranchos para im poner sus condiciones con relacién a las caracteristicas restantes. La delimitacién del Ambito de la realidad considerada est vinculada ‘ademas con la presuncién de que la hacienda, por lo general, estaba en funcién de intereses comerciales, es decir, que servia para maximivar el bene- ficio del capital invertido (o, por lo menos, para preservar este capital); 10 cual no significa, de ninguna manera, que este objetivo fuese persegiuido con éxito siempre o en la mayoria de los casos. De todos mods —y al revés de lo Sucedido en autores como Molina Enriquez y Tannenbaum, entre otros—, el cconcepto de hacienda que se utilizé no esta definido por caractertsticas tales ‘como el absentismo, la falta de eficacia productiva y organizativa, los esfucr~ 208 orientados hacia la autosubsistencia, la produccién para el autoconst~ INTRODUCCION so, lalimitacion de a produccin a falta de inters por la comercializacion ¥ por Ia obtencién del maximo benefci, y el vincular a una cuestion de prestgio el sumento de a superticiede las explotaciones. En este sentido —-y Sepanerasproximade— sgo wn hipsters ormulada por Baa (50, $3), autor que, yaentonces,rechazb la definicign de la hacienda del floral como insttuctdn feudal, y la casfic como empresa capitan, Después, Flores Cano, en forma convincente,aribuyé la autosuficrencia dé la hacienda colonial lo cerrado de los mercado regionales (“por la geogra. fia y los malos caminos") (1968:187N, , por lo tanto, en buena media la consideré como consecuencia clara de decsiones racionalesy econcmicas. {ios hacendados e comportaban de acuerdo con la condiciones del mereado al watar de maximizar los beneficis en un radio restringido decomercalisa. cin, mediante la limitacién de la produccién, a través de a eliminacién de pproductores que les hacian la competenciay/0 de la entrega de erra margic hales a los aparceros. Por lo tanto, no seria de ningiin modo apropiado limitar el concepto de hacienda a aquellas explotaciones ue, de acuerdo con la erica adicional, pudieranintepretarse como "ineicacs” (y que tl ver lo fuesen). La rest. ign de la produecién, el absentismo o cl arendamniento de una parte de las tierras, no son indicadores de la direccién “seftorial" de “empresas” que se ha desinteresado de los negocios, il y como se ha atribuide una y ots vera Tos hacendados. Quizd puede ser més problemética la inclusion de la plantacién en el cmcepin te I hacienda."A sie respeco, por cjemplo, Daten (1900. 88) incluy6 Gnicamente en su definicin dela hacienda as explotaciones deca. das al cultivo de ceteales dela mesetayaquellas que se ocupsban dela cia de ‘ganado. Dado que, hasta mediados del siglo x, las plantaciones mexicanas ‘ho parecen haberse diferenciado mucho de las restantes explotacionesagrice, las, no descria adherime a esta interpetacin, Ast, por elemplo,y en rela. cin con su constitucién econémicay social, la hacienda srucareta colonial det Marquesado del Vale de a familia Cars se asemejaba ms ls hacien- das vecinas que cultvaban cereales que a las plantaciones que habia cn Yucatin durante'el Porfiiao (véase Barret, 1970) Las plantaciones que producian products topicales 0 subuopicaes para los mereados exes: sionales o para la exportacién, fueron las que, anto durante el Poriiato como debido a la Revolucin,renunctaron primero y de manera mas conse. cuente a las caracerstcas tradicionales de la hacienda, 0.7.4. El término “hacienda” y algunas denominaciones afines En los comienzos del periodo colonial en la Nueva Espafia, el término ha- cienda servia para designar cualquier tipo de bienes e inmuebles, correspon diendo ocasionalmente a nuestras denominaciones “explotaciin’” o "‘em- presa”, Hasta el siglo xvn, las explotaciones mineras —pero también los rebafios transhumantes de ovejas con sus pastores, o el campo de maizde un INTRODUCCION 8 con una choza y algunas herramientas— se denominaban de esta mis- ‘ma manera (Chevalier, 1966, p. 264). Atin mds tarde, las instalaciones que se dedicaban al tratamiento previo de los minerales se llamaban haciendas de beneficio. De acuerdo con el tipo de produccién agricola, se empleaban las siguientes denominaciones: hacienda de az(icar, hacienda de labor y hacienda de gana- do. Pese a lo expuesto, era también corriente, en los siglos xv1y xvu, designar a Jas explotaciones como estancias o caballerias segiin el tipo de su produc- cién y del derecho que tenian sobre la utilizacién del suelo. La caballerfa designa un dea con una superficie aproximada de 48 hecté- reas (exactamente 42.7958 ha.), que fue entregada por la Corona como pro- piedad —al principio a los caballeros— para que se dedicase a las labores agricolas, aunque, ocasionalmente, se diesen tamafios algo diferentes. Las eslancias eran tierras que se adjudicaron con el fin de que se utilizasen para la cria de ganado. La estancia de ganado mayor tenia una extensién apro- ximada de 1 750 ha. y la estancia de ganado menor (ovejas, cabras) sola- ‘mente unas 780 ha." El derecho al uso de los pastos vinculados a la estancia fue ampliado, defacto, ya en el siglo xv, por todos aquellos que la posefan: mediante la ocupacién de tierras, cercéndolas ocasionalmente, cambiando el tipo de utilizacién —por ejemplo, como tierras de labor. Mas tarde, las ‘gestiones realizadas ante Ia Corona para conseguir los derechos de propie- dad en el marco de las composiciones de tierra —previo pago de una cierta, cantidad de dinero como reconocimiento—, tenfan buenas perspectivas de exito, ‘A lo largo del siglo xvm, se perdié el significado original de estas mercedes de tierras. Estancias y caballerias s6lo designaban a partir de entonces unida- des de superficie. La de la caballeria ha seguido siendo conocida hasta l presente siglo, usindose atin hoy en dia ocasionalmente. Los mapas de ha- Ciendas del siglo xix indican frecuentemente la superficie en caballerias y su equivalencia en hectareas. - ‘De igual manera, en el siglo xvit —al que Chevalier (1966, p. 264) mencio- ina como la “edad de orode la hacienda" — se hizo muy comin llamar hacien- daa las grandes explotaciones agricolas. Para lo cual, no existe limite dever- minado de extensién, a pesar de que algunos autores tienden a partir de valores cuyos umbrales se sitian en las 1 000 0 en las 00 ha. Ciertos propie- tarios, al dar una denominacién a su explotacién, tuvieron muy presentes también razones de prestigio o la wadicién local. El término rancho (de ranchear: acampar, construir chozas) designaba desde el siglo xv1 una exten- sién de tierra pequefia sobre la que se establecian los arrendatarios; si bien, el mismo se utilizaba también para referirse a fincas pequefias o las cabafias sencillas que usaban como refugios los pastores de ovejas. ‘Hacia finales del siglo xvu se hizo comin el lamar ranchos a las fincas agricolas arrendadas. Las cuales, en la mayorta de los casos, eran Areas en Ia * Tambitn conocidos coma sitio de genado mayormenor. En rlacién con las medida consiese Galvin, 188, fa INTRODUCCION de la hacienda que se dejaban a cargo de los arrendatarios. El ‘hombre de estas unidades de explotacién se conservé cuando pasaron nueva- ‘mente a ter cultivadas de manera creciente por las haciendat, a lo largo del Ptaci inale de esa misma cnturiay hasta fa relormaagraria de ot afioe treinta, el nombre de rancho correspondia a una unidad de explotacién agricola —pequeiia ¢ independiente— de un propietario 0 arrendatario, oa tuna unidad subordinada en la periferia, que era cultivada por la misma hacienda, disponiendo de algunos edificios dedicados a las actividades pro= uctivas (o, también de un s6lo edifici, y, a veces, de un jagiey), ya la que podian estar adscritos fijamente un administrador 0 un mayordomo con. algunos trabajadores. En cl norte de Mexico, la palabra rancho se empleaba ppara referirse a las grandes explotaciones dedicadas a la cria de ganado desde finales del siglo x1x, debido probablemente también al uso del término “ranch” en los estados surefios del pais vecino. Un término de uso més bien regional, extendide por el valle de Oaxaca, erael de labor, referido a explotaciones pequefias que tenfan una exiensién comprendida entre una y cuatro caballerias —es decir, un méximo de unas 170 ha. Pertenecian a propietarios particulares que se dedicaban ala agricul. ‘ura, pero que, al igual que las haciendas grandes, empleaban a trabajadores (véase Taylor, 1972, P. 137) Durante la Reforma agraria —mas o menos a Io largo del mandato de Lévaro Cardenas—, el término hacienda fue dejéndose de emplear paulatina- mente por parte de Ins propietarios de las fincas restantes. Hoy em dia, ada prioridad al nombre de rancho para las explotaciones en manos privadas 2 partir de una extensién aproximada de 25 ha, Debido a consideraciones politicas, éta es también la denominacién que utilizan las grandes propie- dades que todavia existen en la actualidad. En las paginas que siguen a continuacién designo como hacienda a todas Jas grandes explotaciones agricolas, incluyendo también alas plantacionesy aquellas que se dedican a la cria del ganado. La hacienda es aqui, por lo tanto, el concepto de mayor rango. Desde luego, serfa tambien posible denominar a la hacienda como latifun- dio, tal y como Jo hizo Urquidi (1965, pp. 887-395), Pese a ello, quisiera limitar en mi trabajo el uso del nombre latifundio al referirme al derecho de propiedad o posesién sobre grandes extensiones de tierra, con lo cual, el énfasis esté dirigido hacia las acumulaciones de tierras —que, a veces no estén cultivadas—, y que se adquirieron solamente para revenderlas (especu Jativamente) més adelante o para realizar en ellas una inversién (indetermi- nada) de capital. 0.8, ORGANIACION DE LA INVESTIGACION ‘No ¢s posible abarcar en este estudio la totalidad de la materia representada por el sistema de la hacienda y su entorno, por lo que me limitaré exclusiva INTRODUCCION 2 ‘mente a analizar las dimensiones sociales y socioeconémicas de esta institu- cién y del Ambito social inmediato dominado por ella, ‘Dado que tanto la formacién de estructuras permanentes en el sistema de la hacienda como su liquidacién necesitaron de amplios periodos de tiempo, son imprescindibles digresiones histéricas con el fin de caracterizar y de delimitar su persistencia, Por tal motivo, he intentado delinear su desarrollo desde sus comienzos. Lo cual presenta la ventaja de que, junto a la estabili- dad de sus caracteristicas, se hace patente también el cambio de aquellas. El hecho de que, precisamente por esta referencia a la evolucién hist6rica, el estudio adquiera también el cardcter de una introduceidn general al tema que me ocupa, lo considero més bien ventajoso, puesto que, por una parte, no existen hasta el momento trabajos de este tipo. Ademés, , por la otra, se hhace supérflua la presentacién de un glosario desproporcionadamente gran- de en esta investigacién, Todo lo cual, no convierte a la misma en una storia de la hacienda”, cosa que, por owo lado, tampoco se pretendia. E] objetivo del trabajo ¢s el andlisis morfolégico-social del sistema de la hacienda, cuya dimensién temporal, si bien se tiene en cuenta, no ha deter- minado lo que constituye la paula direciora del mismo, La opcién por el ‘marco de referencia morfoldgico-social significa que, !) ei modelo de trabajo de Ia hacienda esta concentrado en la parte especilica del objeto “hacienda”, que abarca tanto las relaciones sociales del sistema de la hacienda como si ubstrato material”; y, 2) que se acenuia la descripcidn de las relaciones sociales y de sus “manifestaciones externas en el substralo material”, ‘A veces se critica este status dercriptivo debido a au excasa referencia a un plantamiento tebrico (véase Hard, 1978, p. 194). No obsiante, hay que tener presente que su utilidad ha de evaluarse en funcidn del estado actual en el {que se encuentra la elaboracién de teoria y de las posibilidades referidas a la dobiencién de los datos. Ei enfoque morfolégico-social,? me parece recomen- able siempre que el estado de las cosas relativas al campo del objeto de estudio sea discutido o que la informacién que se posea sobre las mismas sea incompleta, cuando no se han realizado suficientes avances en la formula: ‘Gdn de tcoria, y cuando el inwerés de la investigacién que se ocupa del analisis de la estructura social —al estar impedido el acceso directo a los datos sociales— tiene que prestar también atencién a las formas materiales de la sociedad como “reflejo de su orden y de sus respectivos intereses princi- pales” (Halewachs, 1970, p. 17). Por lo tanto, esta perspectiva se oftece cada ver que el substrato material ha de servir como indicador de la realidad social y econdmica pasada. Y éte es precisamente el caso que encontramos al plantearnos numerosas cuestiones histéricas, incluso la de la hacienda, cu- YYos actores, en parte, no han dejado tras de s{ mas que las ruinas de sus viviendas y de sus centros de trabajo, algunos inventarios, documentos nota- riales y libros de raya. * En relacién com el misn, éanse, enue oto, Durkheim, Halbwachs, Mauss, Chowk de awe; , lambien, Koenig, 1969, pp. 285-9 5" 2 INTRODUCCION 08.1. Dimensiones de la investigacién Este estudio intenta aprehender dos aspectos (dimensiones) que se sittian dentro del campo de la hacienda. Fl primero de ellos, trata de la estructura social interna y econémica de la hacienda con sus elementos constitutivos referidos a las pretensiones territoriales, ala utilizacién de los recursos nati, rales, a la administracién, al arrendamiento y a la comercializacion, a la grganizacién del trabajo y a la estratificacién sociocconémica, al rechuta. miento de Ia fuerza de trabajo y a la vinculacién territorial de los peones ‘cupados, a las normas y a las sanciones, asi como al estado material de lee instalaciones industries y de los edificios de viviendas. Y, el segundo aspec- to (la segunda dimensién) abarca el marco de las condiciones natursie, politicas, econémicas y sociales que tienen relacién con el desarrollo, con In estabilidad, y, por dltimo, con las modificaciones y con la liquidaclén de la hhacienda, {Las dimensiones econémicas, como, por ejemplo, el volumen de Ia pro- duccién 0 la productividad, sélo son tenidas en eienta en cl caso de que determinen de una manera directa la existencia de la hacienda y de su estives {ura social interna. Cuestiones referidas a la produccién se consideran, sobre todo, en relacién con la formulacién de ciertas tesis referidas al usc de Ia fuerza de trabajo o a la orientacién de la produccién de las grandes fincas hacia el mercado o hacia la subsistencia, En el resumen que se presenta a continuacién, expongo las variables que he utilizado en la investigacion ‘Marco de rejerencta morfolégico-social de las variables que componen el sistema de ta hacienda 1. Variables independientes Desarrollo demogratico, Exigencia colonialista de dominacién sobre los recursos naturales, sobre la fuerza de trabajo indigena y’sobre los ‘mercados locales 0 regionales. 22 Marco de condiciones Dierenciaciin de los espacios basindo- se en sus condiciones naturales, Densidad del poblamiento. Condiciones del transport. Posibilidades de comercializacién, Formacién de capital, Intervenciones de la Corona. Politica econémiea del gobierno mexi- Inmigracién de expertos agricola. Introduccién de innovaciones técnica, Industializacion, Legitimidad politica de la gran pro- Piedad. Gonflictos con las comunidades, vrropuccion = cerita primarias Dominio © monopotincisn dea era dein tncende Recttaiony permanence forade de Ja fuerea de trabajo. Pago de los salarios mas bajos posibles. Dominio del mereado, ‘Tipo de producto eultivado, Dimensiones de la produccign, Procedencia del capital Arrendamiento, ‘Absensismo, Auarquia econémica, Grado de ta divisién de! trabajo. Equipamiento de la explotacin, ‘Téenieas de explotacién, eters, 4, Caractertsticas secunda- las de la hacienda nl primer grupo del resumen se hace referencia a las variables ndepen- Bee fs panic ot cram ete kak re omnes trupo contlene el marco de las condiciones denro del cual se produce e Aesarrolloy Ia diferenciacion temporal ysegional del sistema dela hacienda En la tereera agropacin se presenian les earacteristicas consitutvas © pr tmarias dela hacienda; y en la cura, ls caracterisca secundaas, qe son al resultado de la adaptacin al comespondiente marco de condiciones eh el ae sta Ia hacienda, STGbay que afin que tnt el marco dens varales como el modelo de uta aut dealing y sx varianis nen tna valde aproximada, por io.qu, en prindpl, necttan er fevisndonconantemente Lo cal pute fer necemio como comccuencia el amplacion del volumes de dats empinion 082. Tipo de proposiciones Se ae Se ee ee a eee eee sens Sac) Riven ied ariieasoee fee ee ee eee pene Se eee s INTRODUCCION define por medio de proporicionesedrca situacionaleslimitadas espacial y temporaimente, por la falsacign de algunas aflmaciones deca dter arp sobre c sistema de la hacienda, asi como por la propuesia de nuevas catego. Has y proposiciones generales mds consistenes y prometcdorss. 083. Disposicién de las proposiciones Al estructurar el campo de objetos de la investigacién segiin las dimensiones espacio y tiempo, se adopta una disposicin sobre la base de tres Ambitos espaciales (el de México, el de la regién de Puebla-Tlaxcala y el de un caso singular), La dimensién temporal se ha tenido presente en cada caso interna. mente, haciendo énfasis sobre finales del periodo colonial y sobre el Porfi riato, Las proposiciones acerca del espacio 1 se refieren a todo México, estando relacionadas con dos variantes del modelo: la hacienda de la época colonial y la hacienda en su fase tardia, En cada caso, a los modelos les precede la exposicién de las condiciones generales que forman el marco dentro del cual se desarrolla la hacienda. Tras aquellos se presenta tn conjunto organizado de material relacionado con la estructura interna de la hacienda- La segunda escala o nivel de referencia corresponde a la altiplanicie de Puebla-Tlaxcala. La disposicién de las proposiciones teéricas sobre el espa- io 2 se realiza de manera andloga a la ya expuesta para el espacio 1. Con el fin de no extender demasiado el trabajo, no he tentido presente el area situada cen el borde occidental de la meseta, sobre la que se asientan haciendas azuca- eras, Por lo demés, y en la medida en que existian y estuvieron accesibles datos y proposiciones referidas a la totalidad del espacio, se analizaron para toda 1a altiplanicie; si bien la mayoria de los datos externos se refieren a la parte oriental de la regién, especialmente al rea de los antiguos distritos de ‘Tepeaca, Chalchicomula y Huamantla, Un nuevo aumento de la escala hacia el campo de una hacienda conduce al espacio 3. De acuerdo con ello, el tercer capitulo contiene la monografia de la hacienda San José de Ozumba con su rancho Minillas en el distrito de ‘Tepeaca. Las proposiciones y resultados de este nivel se han logrado de una manera andloga a las de los dos capfuulos precedente Finalmente, siempre que ha sido posible, las proposiciones y resultados se ‘ordenaron de tal modo que por medio de la clasificacién decimal aniloga en los tres niveles citados— las distintas caracterlsticas estructurales 0 cons

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