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SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE CLAVES PARA TODOS CCOLECCIGN DIRIGIDA POR JOSE NUN Gil a NTELECTUAL Director generat Director dela coleccibn Editor joe Coordinacién Coreccién Direccién de arto isefio de cublertas e interior Diagramacién ustracien Produecion Avie Granice Joss Nun Jorge Sigal (Cectia Rodriguez ‘ANfredo Cortes Martin Merotte Horns dele Fuente VerénicaFeinmann Miguel Rep Néstor Mazza ‘echoes adn an cata reseracos pre tot mind 16200, Sura Tora Francis Acta de Povece 468118 eros Ares, gre Era: daeepastcoeBeapncomar Tarot 11 SS "Eden 10000 eerolves SEN SEORTOO! en no co 200, Davee en Can Fy GBA acca, Dibaye artery aaron SA Sunda hehe depts apn lop 1.728 rare eh ger. Tasso dees wessredoe re Provuce: Le Morde dplmetun En Cora Sur wate. Mes am ae Mid Caen ins Gecteeea ‘alibi iaeaeninmes ee ee ase 2 Dino de gro 13. Estudos soca y mons Sct 2000 no de wea. 22 Osinbctn at reso 23 Esmee deesses soos youl 08) 3.6 juste an su canjurto (1876-2000) Segunda parte- Efectos sobre ol bionestar socal Poteosa 2 Carastae de consumo 2. Salud 4 Eaucecion Vivid y habitat 6. Preven soci 7. Aigraconesfamiares 8. nsoguraa cucedina “Torcora parte - Efectos sabre la organizacionfariliar |. Formaciony éscucén de urieres 2. Los hos ia reguecién dei fecurciac 3. Lacomposicon de os hogar vs arias 4. Blajuste your ce a aaa Epilogo El ajuste en perspecivahistorica Argentina: EI modelo para no seguir iblogeai isla La autora INTRODUCCION ‘A mediacios de la década do 1970 se inicia en Argentina un mo- dota de acumulacion que incidiriadirectamente sobre todos los, 6rdenes dela vida social El gobierno surgido del golpe de Estado de marzo de 1976 ‘adopt6 una estrategia de desarrollo sustancialmente diferente a todas las experimentadas on el pasado, virando en forma dia- ‘metral Iss orientaciones de industrializecién sustitutiva que. habian estado vigontes desde 1930. En terminos generales, esta estrategia aperturista -0 “ajus te” en su denominacién populat-tendié simulténea 0 sucesiva ‘mente a ls siguientes objetivos:vigencia de los precios de mer ‘cade como régimen basico de funcionamiento; promocién de los sectores mae altamente competitivos, lo que implicaba la oncentracién dal capita y a eliminacién de empresas de me- ‘or praductividad; amplia apertura de la economia a la impor- tacién de capital extranjero y de bienes de todo tipo; contencién \dréstica del salario real coro medio de controlar la inflacion y de asegurar bajes costos de mano de obra a las empresas. El ‘modelo postulé ademés el aprovechamiento ~a través dela ex: Portacién de bienes agroindustriales y agropecuarios- de las Ventajas comperativas que poseeria la estructura productiva ar- entina en esos rubros, aunque sin brindar a estas actividades estimulos especiales, Pra alcanzar estas metas se aplicaran medidas de distinta Indole. En el plano econémice, se destacan las siguientes: no- table raduccién de los aranceles ala importacion; subvaluacién {dela paridad cambiaria;reforma financiera inductora de un eus- tancial crecimiento en las tasas de interés real (es decir, fin del crédito subsidiadol; supresion de los antiguos eréditos prefe renciaies a a industria. Ora dimensién central de esta estrate sa buses imponer el principio de subsidiariedad del Estado ten meteria eeondmica y social, lo que suponia, por un lado, trans {erir parte de sus actividades {sorvicios pablicos y empresas pro- ductivas) a la esfera privada; por otro, desmantelar ol Estado de Bienestar que se habia organizado en nuestro pais en la déca dda de 1940, ‘Ahora bien, en el lapso que va desde 1976 hasta fines del si. slo XX se sucedieron on ol poder gobiernos de muy distintaidio- sinerasia, aunque, por la naturaleza de sus politicas econérmicas, todos puedan ser englobados dentro del modelo apertursta. Sin, ‘embargo, para organizar la exposicién, distinguiremos dos eta as: a) el ajuste en dictadura (1876-1983); b) el ajuste en demo- ‘racta {1983-2000}, period este vitimo signado por gabiernos de disimil signo partidario y diferente intensidad en Is apicacion, «do medidas neoconservadoras, El objetivo de este trabajo es describir algunos rasgos de la estructura social argentina a finalizar la década de 1990, buscan- «do su explicacién en las tendencias politcas y econémicas veri ficadas durante ol lapso 1976-2000. Es decir, nos interese elabo- ‘ar un balance de los atectos sociales det modelo de ajuste El afio 2000 es sin duda discutible coma cierre del proceso, puesto que mucas de sus peores secuelas se siguen experimen. tendo ~incluso mds brutalmente- hasta el dla de hoy. Pero los acontocimientos de 2001, las sucesivas alternancias de gobier os, a sada del régimen de convertibilidad, enfin, elcambio de ‘rientacién a partir de marzo de 2003, tornan muy dificil el and lisis ce tendencias de mas largo plazoy, ademés, no siempre es- ‘an disponibies as imprescindibles fuentes estadisticas, Elhilo conductor de nuestro analisis os el concepte de co- hosién social-su foralecimiento, su dbilitamiento, su ruptura-, [0 largo del proceso analizado. Aceptande que, para los indivi duos, el trabajo es un soporte privilegiado de inscripcion en la es tructura social, coincidimos con Robert Castel (1997:18) en la de- finickin del concapte: ae “Existe una fuerte correlacién entre el lugar que se ocups en a ivisin social del trabajo y la paricipacién en las reds de socio billed yen ios sistemas de proteccién que ‘cubren’ a un individuo ante los riesgos de fa existencia, De alla posibilidad de construir Jo.que yo llamaria metatéricamente ‘zones de cohesién social. Entonces fa asociacién ‘abajo estableinsercién relacional solide ‘aracteriz una zona de integracién. Ala inversa, la ausencia de _partcipocién en alguna actividad productiva yl alslamiento rela. ional conjugan sus efectos negatives para producit la exclusidn.. Le vulnerabilided social as una zona intermedia, inestable, que com. juga la precariedad de! trabajo y la fragilidad de los soportes de roximied...La composicién de los equilibrios entre estas ‘zonas’ puede entonces servir como indicadorprivilegiado para evaluar la ‘sohesién de un conjunto social en un momento dado.” Los conceptos de exctusién social y de wulnerabilidad social tan popularizados entre nosotros~ son entonces la contracara de Ja cohesion: designan una fuerte y generalizada crisis del laz0 Social de ios vinculos y las relaciones sociales fundamentales, ei sis. que, en la perspectiva de este trabajo, 2s un producto directo del nuevo orden globalizado inductor del ajuste Desde esta perspectiva, a pertenencia de las personas a la z0- ra de exclusion o 8 la zona de vulnerabilidad se define, en pric ‘mer término, por su accesibilidad al mercado de trabajo y a a per- cepcién de un ingreso suficiente para garantizar su existencia it ‘mas que abordamos en la Primera Parte de este trabajo). Pero tam- bidn debe dar cuenta del goce de otras vitales dimensiones de lo sociale! consumo, la salud, la viviend, la edueacion, la previsiGn social, et. (que se estudian en la Segunda Parte), Debe involucrar ‘asimismo expresiones més personalizadas dela vida individual, tales como los vinculos familiares (analizados en la Tercera Parte Ena Argentina de las tres Utimas décadas, la pérdida de co. hesion emergis tanto en dictadura como en democracia y no s6- lo comport el incremento de la desigualidad social, sino que hi- 20 mas intensa la polarizacion entre los muy pobres y los muy ri- 0s, destruyendo, en al camino, uno de fo atributos distintivos ‘de nuestro paisa existencia de amplios estratos medios for- mados y consolidades alo largo de casi un siglo, Este tea bus: «a tostimoniar este proceso, cuyas consecuencias politicas son todavia inciertas. En la hora de los agradecimientos, quiero manifestar mi gra- titud @ los muchos colegas (citados en la bibliogratia final) que. me permitieron usar sus datos inéits, 0 leyaron mi manuscr toy me aconsejaron sabiamente, o me permitieron usar sus pa labras guardando anonimato, No olvidaré su generosidad, Susana Torrade 2s PRIMERA PARTE EFECTOS SOBRE LA ESTRUCTURA DE CLASES SOCIALES Pra analizarlos efectos del modelo aperurista sobre fa estruct ‘ade clases sociales y la movilidad social, es imprescineible co: ‘menzar por describir lo acontecido en las mercadas de trabajo y ‘2n la distribucién dot ingreso, 1. EL AJUSTE EN DICTADURA (1976-1983) En medio de una profunda erisis econdémica y politica del gobier: ‘no constitucional justicialistainstaurade desde mayo de 1973, un {olpe de Estado militar desplaza a este dtimo en marzo de 1976, adoptando una nueva estrategia de desarrollo, Puede caracterizarse al nueva bloque dominante durante 1976- 1983 como una alianza entre el estamento military el segmento ‘més concentrado del capital nacional y de las empreses transna- cionales. La particularidad de este momento histético os que las Fuerzas Armadas llegaron entonces al poder con intereses que Claramente superaban la esfera de lo econdmico, apuntand a o ‘grat un disciplinamiento social generalizado mediante un cam- bio dréstico de la antigus estructura de relaciones econdmicas, sociales y polticas En efecto, el programa del gobierno militar se apone a las precedentes orientaciones de industrlalizacién sustitutiva, dando implicitamente por clausurado come objetivo central del proceso de desarrollo a la industralizacién, En la concepcién {que se impuso entre los soctores dominantes dela coalicién mi- litar (en especial, el Ejército), para lograr el ansiade discipline ‘miento politico e institucional de la clase obrera, mas alla del ‘avasallamiento de sus instituciones corporativas y da represen- tacién politica a estrategia ms eficiente dabla consistiren una modificacién drastica de las condiciones econémicas funcio- rales que habian alentado historieamente el desarrollo de esa clase, es decir, en una modificacién dréstica de los modelos in- 190 1a Weve soca oe sre ° dustrializadores, ¥ ello, aunque los efectos de la politica a im plementar afectaran los intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. Da ahi a politica de apertura externa de la economia. 4.1. MERCADO DE TRABAJO En to que respecta al valumen y estructura de la mano de obra, {algunos de los preceptos cantrales del nuevo modelo [sobre to- do, ol abandono dela industrializacién susttutiva, la reforma f- ‘nanciera el principio 'e subsidiariedad del Estado) dejan su hue lla indeleble en las transferencias de empleo que se producen en. este periodo. Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue notablemente mas lento que en las dicadas precedentes, debi- 1 a factores que operaron tanto del lade de la oferta como de la ‘demanda de mano de obra Por otra, en este momento, el nivel de empleo traduce meca- nismos de equilibrio mas complejos que en o} pasado. Es cierto {que los indices carrontes de subutilizacién abierta dela mano de obra ~de 1974 a 1986, la tasa de desocupacién pasa de 3,4% a 52%, la de subocupacién horaria de 4,6% a 7,4%%- (Cuadro 1), respecto al desarrolismo pracadente habrian descendido o man tanido el mismo nivel durante el aperturismo, alge incongruente sie tiene an cuenta a notoria recesién econémiica que se ex- perimenta durante el gobierno militar. No obstente, un analisis mas detenio de la cuestién lleva a concluir que tales inctices son engariosos, cuaDRO 1 Indieadoree de la evolucin del mercado de trabajo, afios 1974-2000 Tas do subocupesin hora [Peassiiadorne registrados rotal | 182 | 208 [== En primer lugar, una parte considerable del descenso de los indicadores de subutlizacion abierta se explica por el fuerte retro- cosa de la oferta de mano de obra en los mercados de trabajo urbanos (especialmente en el Area Metropolitana), un fendmeno principalmente atribuible a razones de indole demografica Ino in- ependientes, desde luego, de la propia coyuntura economics) Ene las mismas se encuentran: la disminucién de la migracion interna hacia las grandes cludades; el retroceso de la inmigracién de trabajadores limitrofes; el aumento de la emigracién externa de argentinos; enfin, el envejecimiento de la poblacion que produ Joun achicariento de la franja de edades potencialmente actives. En segundo lugar, también contribuyé al descenso de di- chos indices la retraccién de la demanda de mana de obra que in duce a recesin, fenémeno que, a su vez, se tradujo en el aumen: to considerable del desempleo oculto (por desaliento de personas, actvas respecte a la busqueda de empleo, las que son contabil- zadas como inactivas) En otros términos, I subutilizcién de mano de obra duran- te la estrategia eperturista militar se manifest por mecanismos, 93) dlistintos alos conocidos, pero aleanz6 sin duds niveles muy con- siderabies. Por otra parte, el escaso empleo neto creado en la industria rmanufacturera durante esta lapso, a diferencia de fo acontecido durante el desarrollismo, no priviloga exclusivamente alos asa- lariados sino que se cistribuye ontre todas las categorias ocupa- cionales, lo que equivale a decir que se retrotrae el perfl socio- ‘ecupacional del nuevo empleo industrial a fases incluso previes 2 1845, cuando se afianza en el pas a industralizscion sustitutva ‘Tal conclusién se desprende de la notoria desaceleracidn del empleo asalariado industrial de clase media (tundamentalmente, templeados administrativos) dentro de las plantas, asi como de la renavada expansién del cuentapropismo industrial (artesana dol, tanto de clase media como de clase obrera. Dado este comportamiento de la industria, el crecimiento de Je fuerza de trabajo urbana debio necesariamente reluir por ente ro ala construccisn yal terciario, que crecen afectivamente a rit- mo acelerado, Otro aspecto del deterioro del mercado de trabajo se refierea la morfologia interna de los ocupados plenos. En el Cuadro 1 pue- de observarse que, durante 1974-1986, se verifica la diseninucion de los asalariados registrados (de 66.9% a 51,47); el aumento de Jos no-2salariados (categoria que incluye a cuentapropistas y rm- pleadores informales) (de 28,6% a 23%; y también la incipiente az del trabajo pracario (asalariados no-egistradios) (de 18,8% a 20.9%) En sua, durante esta etapa, el reflujo de mano de obra ‘expulsada de las posiciones asalariadas estables se orienté prefe- rentemente hacia ol euentapropisme informal o subempleo ocul- to, mis que hacia puostos asalariados de mala calidad (en negro), ‘como aconteceria en el futuro. Un aspecto crucial de esta dindrmica radia en la diferencia de! impacto en los distintos estratos sociales, definidos éstos, por im- perativo de lainformacién disponible, de acuerdo al nivel de edu- ceacion del jefe de hogar (ver Cuadro 2) ‘CUADRO2 Indicadores de empleo sogiin estrato social del hogar {a} en el Area Metropolitana (b) on los afios 1874, 1991 y 2000 ImowcaDon som _| 001 | 2000 asa de dosozpacin abana") “oil de hoses 25 s2 | ua Primaria incomplete 25 eo | ae Prana carpi is ss | ies | Socundare compe) ah ts | tos. Seperor somal 0 ar | "Sa estriado no registrados 1 | ot! de hogeres us | mo | ma eimai inorgleto te ws | ae | 6 | Primero somite me | do | me ‘Seundono complet) oe | aa | a ‘Supe completo se | as | fas 292 a enencu socal ve. AUSTE a 112, DISTRIBUCION DEL INGRESO Para abordar el tema dela desigualdad en la distribucién del in- ‘reso, es precio referise aunque sea brevemente ala evolu- cid de las remuneracionas reales. Durante 1976-1983, los ingrasos medios de los asalariados, ‘que habian registrado uns muy leve tendencia creciente desde principios de a década de 1950 hasta mediados de los 70, caon abruptamente en 1976, como resultado del ajuste implementado ‘por el gobierno militar inmadiatamente después desu llegads al poder Al punto que puede afirmaree que el grueso del aumento ‘en la regresividad de la distribucion del ingroso durante ol bier no militar contecké durente 1976-1978, cuando se produje el gran eteriora de los salarios medias reales, ‘cuADRO3s Distribucisn dectica del ingreso total de las familias ‘Area Metropolitana, aos 1974-2000 DECILES 974 | 1996 | 1907 | 1995 2000 [ arn ao =lelalalal ‘nrc Sie | Sa |S | Ss | Skt a iss [sno jo aoa | | Esta evolucién dela desiqualdad durante el gobierno militar 80 puede raeumir obsorvando (Cusdro 3} que, en el lapso 1874- 1926, lacietribucion deeilica del ingreso total de los hogares dis- rminuyd de 6,1% a 45% on los dos primeros deciles; y de 67% a 163.2% en los deciles 3a 8. Es decir, resignaron ingresos las ce pas sociales mas bajas pero también las capas medias. El conjun- 10 de lo perdido se trasladé al dltime deci, cispide de la pirdmi- do, el que eqrega 6 puntos porcontuales& lo. que absorbia on 1974 (do 26.9% 3 31.9%) El Cuadro 4 muestra cusn diferente fue Ia transferencia de ingresos Seguin el etrato social ‘cUADRO 4 Ingreso medio real per capita de los hogares (*) segun ostrato social del hogar (a, Area Metropolitana, afios 1974, 1991 y 2000, [ morcacon nn feces [seat fea at ae coe peice _Stemrconsae"” nos ener Sa oe “Stee naar vee 1.3, ESTRUCTURA DE CLASES SOCIALES ¥ MOVILIDAD SOCIAL La estructura social urbana durante el gabiemo militar, por su par te, experimenta mutaciones inéditas en comparacion a perio dos precedentes, lo que se aprecia analizando el saldo de la dé ada de 1970 sobre este particular (Cuadro 8). Esta temética se estudia con los censos de poblacién que se levantan, en cada dé c2da, en los afios terminados en cero, raz6n por la cual la infor- nas _macién no puede desagrogarse de acuerdo alas fechas limite de ceada gobierno, Nétese que los datos del Cuadro 5 se refieren a un universe distinto al de los cuadros anteriores, ya que definen {1 sector ‘urbane del total del pais, asimiléndoto al total de la PEA, no-agropecuaria, ‘Asi, invrtiendo de raz as tendencias sostenidas en el pasado durante las estratagias industializadoras, la craacién de empleo Lurbano durante el gobierno militar favorecié netamente las posi- clones autonomas por comparacién a las aselariads. Entre 1970, ¥ 1980, la tasa anual de crecimiento del empleo autonome (27,4 por mil) es casi dos veces y media superior a la del empleo asa lariade (179 por mi). Como resultado de lo cual, al final del perio- 440, el smpleo esalariado habia perdido casi 4 puntos porcentua- lesen Ia estructura social urbana, ropresentando shora alrededor de 68% ‘Ademés, durante el gobierno militar, se acrecienta la velo ddad comparativa de expansién de la clase media respecto ala de la clase obrera (este es el periodo de mayor distancia entre las ‘mismae) la par que se mocifican drésticamante las tendencias internas en cada colective, Dentro de la clase media, por vez pi mera, es l estrto auténomo el que lidera aparentemente el cre- cimiento. Dentro de la clase abrera, casi todo el crecimiento con- cierne al estrato autonomo. En otros términos, se detiane el proceso de aealarizacién de la clase media y se acelera ol de de- salarizacién de la clase obrera, Por otra parte, tiene lugar un no- table crecimianto dal estrato marginal Oey ‘CUADROS: Fuerza de trabajo urbana (a, distribucién segiin clases y estratos sociales. “Total del pais, aos 1947-1991 cusses vestaarossocaies | sse7| ss60 | ss70| 10 | veo ' ‘aia ‘ies ‘4820) (6.02) (740) 634110250] Somerton is | fon 8 | SERTSTASEMEOLASALARIAGAN ra Professir 18 ence & 1" Emplessosadmiiaustos pestewromarowate Enpicdon comdacos Naturaimente, visto lo reseado hasta el momento, ia movili- {dad social (que se denomina “intrageneracional” cuando tiene lugar en el trayecto de vida de una misma persona, e “intergene racional” cuando se verifica de una generacién ala siguiente) du rante o! gobierno militar ostenta una total singularidad respecto al pasade. Primero, el menor crecimiento del empleo urbano (o sea, de la migracién rurab-urbana) elimina una fuente crucial de movilidad ‘scendente, al tiempo que concentra los desplazamientos en la poblacién de antigua residencia urbana. Sogundo, lacontinuada expansién de a clase media favore- ce ahora comparativamente masa cu estrato autoname (eon fun- dada presuncion de que el mismo contiene una proporcién no dis- cermible de trabajadores marginales). Este crecimiento de las po- siciones auténomas de clase media (sobre todo en el comercio) obi alimentarse-via intrageneracional-de asalariados de clase ‘brera y de clase media que perdieron sus antiguas pesiciones en #1 proceso general de desalarizacién que indujo la estrategia oper: ‘urista, siendo dificil de aceptar que estos desplazamientos tradu: Jeran una movildad ascendente. ‘Tercera a clase media asalariada crece mencs que an las eta. pas precedentes, siendo significativo ol nacho de que se expanda ‘comparativamente mds el sagmenta técnico-profesional (de me- or crecimiento vegetative y migratoria! que el de los empleados Y vendedores. Todo ello, en un contexto en el cual se acentué al proceso de devaluacion de las crecenciales educativas en el mer: ‘ado de trabajo, como secuela de la expansién dela mateicula se- ccundaria y superior on los ahes precedents, y se aerecenté el am- leo precario de clase media. crecimiento del astrato medio asa- lsriado debio continuar nutriéndoee ~via intergeneracional- desde posiciones correspondientes ala clase media auténoma y a la ropia clase media asalariads, representando por lo general una | 98° ‘movilidad ascendente, si se define a esta ditima en términos ex: clusivamente ocupacionsles. Cuarto, of estrato marginal es ol de mas rapide crecimiento, junto con el empleo obrare precario. El crecimiento del estrsto obrero auténomo y del marginal debié alimentarso comparativa, mente de trabajacores asalariados urbanos que perdieran sus an tiguas posiciones durante el gobierno militar, més bien que de ‘migrantes internos 0 externos [en franca retraccién numérica), razén por \a cual puede considerarse esta movilidad de tipo descendent En suma, desde el punto de vieta ccupaciona, el balane dol ‘modelo aperturista durante el gobierno militar es de preeminen- cia de movilidad estructural descendente. ‘A su vaz, desde ol punto de vista de ls ingresos, las evidencias disponibles ~reduccion del salario real caida de la participacion de los sueldos y salarios ene! ingreso nacional; ineremento de la do ‘sigualdad en la aistribucion de las reruuneraciones entra los asla Fiados y entre los no-asalariads; niveles extremadamente reduci- {dos da los haberas juilatorios- contirman que la movilidad expe: rimentada en todas los estratos de clase obrera y en la mayor parte de los de clase media fue abruptamente descendente, 2. EL AJUSTE EN DEMOCRACIA (1989-2000) En abril de 1982, un suceso imprevisto~is guerra de [as sias Mal- vvinas-marea el ocaso del gobierno militar. La derrota precipita de tal forma los acontecimiontos gue, para fines de ese afo, estaba ya en marcha el proyecto de raconstruccién demnocritica que cul ‘minaria con la asuncién del gobierno constitucional Partido Ra, ical del Dr, Rail Alfonsin, en diciembre do 1988. Dasde entonces y hasta 1989, no llegé a implamentarse una estratagia de desarrollo espectica distinta del aperturismo, si bien 5 NERENOA SOCAL CL ATE 2 se intenté suavizar los efectos sociales de la situacién heredada, sobre todo en lo que concierne a mejorar el saario real La recuperacion democritica le habla dejado al nueve gabier: no una situacion econémice cadtica, con enorme deficit fiseal y presiones inflacionarias. Por otra parte, enol lapso de este primer obierno radical (10 de diciembre de 1983 & 8 de julio de 1989), les Vcisitudes dela transicion demooratca a itracionalded dela opo- sicidn justcialistay sindicaly las propiasfisuras dentro del radi- calismo determinaron que los escasos intentos de raforma global {e las instituciones de politica social se vieransistematicamente {rustrados,e incluso que se evidenciara una ereciente inciina cidn por medidas de indole necconservadora. Estos diversos condicionamientos politicos desembocaran, hhacia fines de la décade de 1980, en algunos brotes hiperinfla- cionarios que repercutioron duramente sobre la situesion de los sectores popularasy finalmente, obligaron a la entrega antcipa- dda del poder el 8 de julio de 1988. El Dr Carlos Sauil Menem {Partido Justicalstal, ganador de las elecciones generales de mayo de 1888 asume entonces ese 8 de julio de 1989. EI nuevo presidente se mantuvo diez anos y cinco meses en el poder thasta ol 10 de diciembre de 1999) ya que fen 1984, se modificg le Constitucion Nacional afin da posibiltar la reoleccion del primer mandatario por una sola vez consecutive En otros tminos, durante a década de 1880 goberné siempre justicialismo con et misma presidente. Sin embargo, la déceda ‘menamista" (coma la bautizara el decir popular) no fue homo- sg6nea on su deveni Durante los afios 1989-1980, el nuevo gobierno ensayé in- fructuosamente diversos lineamientos de politieas piblcas ten- dientes sobre todo a controlar la inflacién, Pero fue recién en abril de 1981, con el Plan de Converibil ‘dad, cuando se afianza una estrategia de desarrollo nitida en sus loge objativos y en sus medios de implementacién, que, en el plano eeondmico, retoma -exacerténdolo~el modelo apertursta del go bierno militar, pero ahora con un éxito notable en el contro! dela inflaciin y en el erecimiante del Producto Bruto nacional, al me: nos durante algunos afios. Después de 1997, hubo un scentuado crecimiente dela econo- iia, que se frend durante 1983-1994 {por efecto de la crisis mexi- canal, se retomé frmemente desde 1995 a 1997 y entr6 en aguda recasién en 1998 (sin intrrupeiGn hasta ol ao 2002). ‘los incorvenientes generals que el modelo aperturistaarras- ‘taba desde los 70, se agroga durante los 90 un agravamiento de la vulnerabilidad externa dela exonoria, derivado de las restriccio- nes que impone al crecimiento la imposibitidad de generar un su- perdvit de a balanza de pagos que pormitiera hacer frente a los oxor bitantes servicios de uns deuda extema en continua expansién. Enel plano social, el Partido Justcialista que habia sido quien comenzara a desarrollar el Estada de Bienestar en la década de 11940, fue paradojicamente también ol ejecutor de su desman: lamiento en los afios 90. £l gobierno menemista introdujo cam- bios profundos en ls legislacion labora, reduciendo la estabilidad {en al empleo, promaviende el empleo legal precario, tolersndo el empleo “en negra”, bejando costos de contratacion y de despi do, alviando las responsabilidades del empleador frente a acti dentes de trabajo y quiebras ampresarias. Paralelamente, todas las polticas sociales se vieron negativamente afectadas por a mo- aificacion de sus reglas de funclonamiento, por la degradacion de sus fuentes definanciamiente y por cambios tanto en la adminis tracién como en al regimen de acceso y en el tipo de benefcios. En diciembre de 1998, el Justicialismo fue desplazado del po- der por una alianza de partidos que llevé como presidente al Dr. Femando dela Ria, cuyo gobierno no cambio a orientacién aper- tursta provaleciente, 2.1. MERCADO DE TRABAJO En ef lapso 1983-1991 -que abarca al gobierno radical y os dos primeros anos del justicialista- a taca de desoeupacién abiert, si bien muestra una tendencia claramente creciente, se mantle he inferior al 7%, un nivel considerado relativamente bajo aten dendo a I intensidad del deterioro econdémieo durante ese lapso {Cuacro 1). La subocupacién horaria tuva durante estos aos una fevolucién similar. Ahora bien, ef deterioro de la situacién eeupacional en os- ‘tos momentos se visualiza mejor observando, con datos censa- los jasimilables a total del pals en ocupaciones “urbanas"), 06- mo cambia la composicion de la mano de obra utilizada, entre 1880 y 1980. En efecto, durante la década de 1980, lo subutilizacin abier- tado la fuerza de trabajo fue acompariada de modificaciones sus tanciaies en las formas de insercién laboral de los ocupados ple nos focupades con jomada normal),no menos graves desde el punto de vista de su impacto sobre la estructura de clases socia les y ios niveles de bienesta. ‘Observando exclusivamente lo que acontecié con la PEA mas- culina totaly con a PEA femening asalariada (a fin de eliminar po- sibies sesgos de mecicién intoducides por el cambio de metodo- logie del censo de 1991 respecto al de 1980), pueden enumerarse las siguientes tendencias, Primero, se sceleré a desalarizacién de la fuerza de trabajo: {21 porcentaje de asalariados entre los hombres era 71% en 1970, {87% en 1980 y 61% an 1951. Especialmente impactente es al he- cho de que, en la década del 80, el nimero de asalariados dism- ‘auy6 en términos absolutes. ‘Segundo, 56 acentu la informalizacién de los asalariados: en 1980, o! 28% cle Ios asalariados varones trabajaba en une micro- ‘empresa (hasta 5 ocupados}; an 1991, esta cifraalcanza al 25%. Tercero, aument6 la procarizacién de los asalariedos: en 1991, 37% dal otal de asalariados del sector privado era no-egistrado © pracario no le ofectuaban descuentas para aportesjubilatorios Este valor aleanzaba 23% en a sector empresarial mas de ocu- Pados)y 64% en el micro-empresarial, Si bien es imposible eau: lar este indice con ol censo de 1980, todas las estimaciones disp. niles lo sitdan muy por debajo de las cifras de 1291, La medicion intercensal entre 1980 y 1991 también pone de ‘manifiesto otros hechos que confirman las estimaciones anterio Fes sobre el aumento de la subutilizacién durante la década de 1980. Se verfica un aumento absolute del componente piblico en- tee los asalariados: el empleo publico representa 31% del total de asalariados tanto en 1980 come en 1991, pera este porcentaje se ‘mantiene gracias a un aumento absaluto delas ccupados en el sc. tor public (muchas mas mujeres, lve reduccion de los hombres) Se acelera el aumento del cuentapropismo: al volumen rela. tivo de trabajadores por cuenta propia entre los actives varones era de 18% en 1970, 22% on 1980 y 27% en 1991, En fin, en la misma direccion, se tiende a a informalizacion de los empresarios: entre 1980 y 1981 aument6 considerablemente ‘numero de empleadores varones: este aumanto favorecié compa ‘ativamente mas al sector micro-empresarial que ol empresarial Por io demas, arosiguis la expansin acupacional del sector ter Claro volvi a disminuir la mano de obra ocupada en a industria, Estos hechos se expresan sintéticamente on el Cusdro 7: los asalariados registrados perdiaron mas de 3 puntos porcentuales Centre 1886 y 1991; los no-asalariados resignaron 4 puntos en igual lapso; los asalariados no-ragistrados aumentaron 9 puntos, pasan- do de 20,9% de la PEA en la primera fecha, a 29.9% en a segunda. En sintesis, durante la década de 1860 el debiltamionto de la ‘apacidad de a economia para generar empleo genuine se resuel- ‘ve en une fuerte expansién de las dos formas visibles de subuti- Tizacion (desempleo abierto y subempleo horaria}, en la dismi rnucién @ intonsa precarizacién del trabajo asalariado, junto con ‘una prolferacién de subocupaciones on el suctor informal urba: 1 (comercio y servicio), en el sector publico (nivel provincial y ‘munieipally en el servicio domestico, ‘Ahora bien, durante la década de 1990 la subutilizacién de la mano de obre se agrava extraordinariamente, un fenomeno que se sintetizadieiondo que, en 2000, el nivel de Ia desocupa- cidn abierta (13,876) mas que duplica el correspondiente a 199% (6%). Una evolucidn similar ostonta la tasa de subacupacién ho- raria (Cuadro 1). Por otra parte, las tendencias a la informalizacién y precari zacién de los ocupades se prasiquieron a un ritmo todavia mas avelerado que en la década de 1980. Entre 1991 y 2000 (Cusdro 1), fue prdctieamente nul ls creacion de empleo asalariado; se satu ‘ala receptividad dol sector “rafugio" para el empleo no-asalaria {do (cuentapropisme informal; cas todo el empleo creado fue pre- carlo lls asalariados no-registrados crecieron de 20% en 1991 6 36% an 2000), En este lapso al impacto también fue diferencial se fun ol estrato social (Cusco 2). Cabe mencionar otra hecho trascendental en la evolucién del rmereado de trabajo durante este periodo: la nueva y brutal deva- luacidn da los ttulos académicos que indujo la abrupta irrupcién {del hiperdesempleo. De rapente, millones de personas queda- ron “obsoletas” respecto a las nuevas exigencias empresarias, ‘on el agravante de que su eventual recciamiento debia ser auto solventado lose tine de formacién educativa no es gratuito). Es de cir, una ingente porcién de la mano de obra se encontrd de pron- {oeenfrentada a la siguiente disyuntiva: para conseguir empieo se necesita mas educacion, pero para reciciarse se necesitan ingre 508 que no se obtienen porque se es desempleado, 2.2, DISTRIBUCION DEL INGRESO tauracion del gobierno democratica en diciembre de 1983 fauna importante pero momentinea recuperactén parcial do las remuneraciones reales an 1984, la que, sin embargo, no legs & consolidlarse para 1988. El poder de compra de las remu- neraciones volvié a descender a parti de 1987 -Iuego de otro cor- to periodo de recuperacion asociado a la estabilidad lograda or el Plan Austral (1985-1986)-, para volver a reducirse, ahora de manera extrema, durante os broteshiperinflacionarios de 1989 8 'y 1990, Si se toma el afto 1986 como base 100 de las romunera- clones reales, el niimero indice correspondiente a 1989 era, igual a1 ‘Obviamanta, esta evolucién del ingreso medio, sumada a las tendencies del desemplao y el subempleo ya comentadss, in- dujo una nueva marcha reqresive de la distribucién del ingreso. Puede verse en el Cuadro 3 que el ingreso total de los hogares {que mas s0 relaciona con el bienestar de a poblacién) volvie a ‘mostrar una pérdida de los 9 primeras deciles, contrestads con 1 aumento del decil més rico (32% en 1988; 34% en 1991). ‘Apartirde 1991, et exitoso control de lainflacion que acom- paié al Plan de Converibilidad permiti6 que, temporariamente, _mejorasen los ingresos reales de todos los grupos de percepto: res, No abstante esta importante recuperacién, después de +1994 continue Ia tendencia negativa de las remuneraciones rea- les, las aue, en 1995, representaban &3% del nivel de 1986. Paralelamente,siguié perdiondo peso la porcién del ingre- 30 que absorbian los asalariados, afectada también por al menor poder negaciadar de los sindicatos como consecuencia de los, ‘cambios en la legislaciin laboral: el salaio real promedio de los trabajadores menos calificados en los servicios menos produc tives ¢e deteriaé, incluso en términos nominales; cuando hubo ‘aumento del salaro reo, é5to fue siempre muy inferior al aumen- 10 dela productividad por persona ocupada Iver el efecto diferen- cial segin estrata social en el Cuadro 4} En consecuenci, en la dstribucion del ingreso familar se cons- tata una vez mas la pérdida de los sectores mas desfavorecidos, Iprincipaimente afectados por ol desempieol: os dos primeros de-

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