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¿QUÉ HAN APORTADO LOS FILOSOFOS MEDIEVALES A LA

COMPRENSIÓN DE LA FILOSOFÍA?

División de Filosofía
Escuela de Artes y Ciencias

En Cumplimiento Parcial
De los requisitos para el curso

Filosofía medieval (Filón 506)

Presentado por:
Sansón A. Bernales, Jr.

Presentado a:
Prof. Rex T. Rola

Octubre 2012
TABLA DE CONTENIDO

Portada . . . . . . . . . . . . . 0

Tabla de contenido . . . . . . . . . . . . . 1

Introducción . . . . . . . . . . . . . 5

Parte I: Los orígenes de la filosofía medieval . . . . . . . . 8

A. San Agustín de Hipona . . . . . . . . . . 8

Fides quaerens Intelectum . . . . . . . . . 10

Iluminación . . . . . . . . . . . 11

Ciudad de dios . . . . . . . . . . . . 13

Ex nihilo nihil encajar . . . . . . . . . . . 14

El surgimiento del problema de los universales . . . . . . 15

El problema de los universales de Porfirio . . . . . . . . .

16

B. Boecio . . . . . . . . . . . . 18

Consolación de la Filosofía . . . . . . . . 19

Respuesta/solución de Boecio . . . . . . . 20

C. Pedro Abelardo . . . . . . . . . . . . 25

Respuesta/solución de Abelardo . . . . . . . 27

1
D. San Anselmo de Canterbury . . . . . . . . 30

Fe buscando comprensión . . . . . . . 32

Monologion (La base racional de la verdad) . . . . 34

Argumento de la bondad . . . . . . 34

Argumento del ser . . . . . . 35

Argumento de la perfección . . . . . . 36

Proslogion (Dirección) . . . . . . . . 37

Parte II: La madurez de la filosofía medieval . . . . . . . . 39

E. San Buenaventura . . . . . . . . . . . 39

Fe y razón . . . . . . . . . . . 40

Cuentas de creación . . . . . . . . . 41

F. Tomás de Aquino . . . . . . . . . . . 43

2
Profundización de la filosofía aristotélica . . . . . . . 44

Suma Teológica . . . . . . . . . . . 46

Jerarquía de la ley . . . . . . . . . . . 49

Parte III: Reflexión crítica y reconstrucción . . . . . . . . 51

G. John Duns Escoto . . . . . . . . . . . 51

Individuación . . . . . . . . . . . 51

El argumento a favor de la existencia de Dios . . . . . .

53

Argumento I . . . . . . . . . . 54

Argumento II . . . . . . . . . . 54

Argumento III . . . . . . . . . . 55

H. Guillermo de Ockham . . . . . . . . . . 56

3
Lenguaje mental . . . . . . . . . 56

Definiciones (Definiciones reales y Definiciones nominales) . . . 57

La navaja de Ockham . . . . . . . . . 58

Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . 60

Referencias . . . . . . . . . . . . . . . 61

Introducción

4
La filosofía acuñada por el filósofo Pitágoras se deriva de las palabras griegas

"Philos" que significa "Amor" y "Sophia" que significa "Sabiduría". Por tanto, la

Filosofía se define como el Amor a la Sabiduría. Esto es básico en las lecciones de

Filosofía, sin embargo, a medida que la lección profundiza, uno aprende que el Amor

más grande es Dios y la Sabiduría más grande también es Dios. En la era contemporánea,

la Filosofía es la búsqueda última de la verdad y el telos es la Verdad con la gran “T” que

no es otro que Dios. Esta conquista por conocer a Dios tal vez fue iniciada por los

griegos, es decir, Sócrates, Platón y Aristóteles, pero su edad de oro brilla en la edad

oscura llamada Era Medieval. Varios filósofos como San Agustín de Hipona,

considerados los más grandes padres eclesiásticos, Boecio, que tradujo las obras de

Platón al latín, Pedro Abelardo, Juan Escoto Erigena, San Anselmo de Catenbury,

Buenaventura, El precio de los escolásticos Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y

Guillermo de Ockham marcaron su nombre en la historia de la Edad Media al descubrir

la verdad sobre Dios.

¿Existe realmente Dios? ¿Es posible conocer a Dios? ¿Cómo se puede estar

seguro de la voluntad de Dios? ¿Pueden conciliarse la razón y la fe? Estas son sólo

algunas de las grandes preguntas con las que la gente puede toparse al estudiar y, lo que

5
es más importante, aprender cómo los filósofos de la Edad Media luchaban con sus

propios conjuntos de preguntas relativas a Dios.

Para profundizar la comprensión de la noción de Dios, hay que reflexionar

sobre cómo los pensadores medievales contribuyen a la comprensión de la filosofía. La

filosofía medieval es una de las divisiones históricas más importantes de la filosofía. Se

refiere a la filosofía de Europa occidental durante la 'Edad Media', es decir, entre el siglo

IV y el XIV. Este período se caracterizó por el declive de la cultura pagana clásica y el

resurgimiento de la civilización cristiana y un período de auge del escolasticismo.

Comprender cómo los filósofos medievales contribuyeron a la comprensión de

la filosofía le ayudará a apreciar la belleza de conocer la propia fe, la relación con Dios y,

en última instancia, el intento de conocer a Dios. El colapso del Imperio Romano hace

que Europa Occidental caiga en su Edad Media. Los monasterios siguieron siendo los

puntos focales del aprendizaje académico formal. La Iglesia católica sirvió como vía de

actividad filosófica hasta el siglo XII, en el Renacimiento y en el período de la

Ilustración. Por tanto, gran parte de los escritos filosóficos de ese período están

estrechamente relacionados con la religión, la fe y la relación del hombre con Dios. Por el

contrario, el ascenso del cristianismo se vio amenazado por ataques paganos. Para

6
defender la fe cristiana de las críticas, los teólogos consideraron necesario recurrir a la

filosofía. Para justificar la revelación divina, estos teólogos buscaron racionalizar. La

razón se convirtió en una facultad esencial para sustentar la fe. Los filósofos que

defendieron a la Iglesia en este período se llaman apologéticos. Entonces se pretendía que

la filosofía fuera la sierva de la teología a la hora de explicar, defender y complementar

su dogma.

Parte I: Los orígenes de la filosofía medieval

7
A. San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona, también conocido como Aurelio Agustino, un

neoplatónico cristiano y defensor de la Iglesia Católica Romana, fue una figura destacada

de la filosofía medieval. Fue considerado como el más grande de los Padres eclesiásticos.

También se le considera el mayor pensador de todos los tiempos. Su influencia se

extendió desde la época moderna hasta la actualidad. La obra de Agustín fue una

combinación de la tradición filosófica griega y las tradiciones religiosas y escriturales

judeocristianas.

Durante la crisis cultural del Imperio Romano, Agustín se encontró con dos

problemas importantes. Lo que concierne a la metafísica es la cuestión de la relación

entre fe y razón (Epistemología). ¿Es suficiente la fe para perseguir la sabiduría o

necesita la ayuda de la razón? El problema epistemológico, por otra parte, aborda la

cuestión de lo uno y lo múltiple (Metafísica). ¿A qué se debe la existencia del uno y de

los muchos? Fides querens Intelectum o La fe sigue la comprensión es el punto de vista

de Agustín en la Edad Media. En su época, Agustín se encontró con el dilema de si

perseguiría el conocimiento acerca de Dios o simplemente se contentaría con la sabiduría

que ofrecía la filosofía. En su búsqueda de más sabiduría, Agustín se dio cuenta de que la

8
mayor sabiduría sólo puede ser Dios. En ese momento, se convierte en un apologético, el

defensor de la Iglesia. Luego, Agustín se convierte en obispo de Hipona. Fue considerado

uno de los más grandes pensadores cristianos anteriores a Santo Tomás de Aquino. El

problema epistemológico al que se enfrenta Agustín es el dilema entre fe y razón. Las

preguntas son: ¿es razón suficiente? ¿La fe puede valerse por sí sola? Y aún más crucial,

¿cómo puede una mente finita alcanzar certeza? Para Agustín, debe creer lo que

comprende y comprender lo que cree. En su tiempo, la Verdad sólo es alcanzable por la

verdadera fe que es la creencia en Jesucristo como Dios y la razón humana. Agustín se

dio cuenta de que la razón por sí sola es insuficiente porque debe estar respaldada por una

creencia o un fuerte sentido de fe. Lo mismo ocurre con la fe, que no puede sostenerse

sola sin razón. A Agustín se le ocurrió la noción de Iluminación en la que ve a Dios como

la fuente última de todo conocimiento que nos ilumina y lo que sabemos es solo una

faceta de la sabiduría de Dios. Lo que conocemos es sólo una gota de agua del vasto

océano de sabiduría de Dios. La iluminación clasificó a los seres en su teoría de la

participación. El Ser más elevado es Dios, que es la luz inteligible más allá de toda luz y

luego le siguen las creaciones, a saber, Ángeles, Humanos, Animales y Plantas. Nuestra

mente necesita la luz de Dios para conocer el mundo. Las verdades y las ideas provienen

de la misma iluminación divina que es Dios. En el problema de “el uno y los muchos”

9
que plantea la pregunta de cómo el “Uno” que es Dios, creó los “muchos” que son las

“criaturas” o también propiamente denominadas como “Ex Ni Hilo Nihil Fit” o “ De la

nada no surge nada. Agustín respondió que la creación es el acto libre de Dios.

Fides quaerens Intelectum (La fe sigue al entendimiento)

La Filosofía de Agustín se define como “amor a la sabiduría”, pero ese

amor a la sabiduría es para alcanzar la felicidad”. Su filosofía se centró en la existencia

humana en relación con Dios y el alma. Afirmó que la búsqueda del alma por el

conocimiento y el amor se dirige hacia Dios. Le predisponía su noción de filosofía en la

que el objetivo está alineado con la felicidad. El hombre al ser limitado, tiene dudas y

miedos surgió la idea de conocerse a uno mismo y que para alcanzar la felicidad es tener

la verdad. Sin embargo, ¿cómo puede una mente finita alcanzar la certeza? Respecto a

esta búsqueda, Agustín examinó si es posible alcanzar la certeza. Al hacerlo, estudió

todas las verdades que el hombre necesita para alcanzar la sabiduría. Estaba tan dispuesto

que tiene un deseo ilimitado de comprender la verdad no sólo creyendo sino también

comprendiendo. Agustín de Hipona utiliza dos guías para comprender la verdad. Éstos

son, en primer lugar, por la autoridad de Cristo y, en segundo lugar, por la razón humana.

10
San Agustín de Hipona es consciente de que la razón humana por sí sola es insuficiente.

Fides querens Intelectum o conocida como La fe sigue al entendimiento. Para San

Agustín de Hipona, la fe en Jesucristo debe ser lo primero como preparación para la

comprensión. Una vez que uno ha aceptado las verdades de la fe, la razón interviene para

ayudarle a comprender mejor lo que cree. Según San Agustín de Hipona, la razón permite

al hombre saber adónde ir. La razón sirve como guía para el hombre, pero es la fe la que

le enseña cómo llegar allí. Con ello San Agustín construyó la teoría de la Iluminación.

Iluminación

San Agustín de Hipona aborda el misterio de Dios y su relación con el mundo.

Hizo un esfuerzo por investigar la naturaleza, origen y destino del alma. Sin embargo, en

el proceso de su investigación, quedó aún más desconcertado por la idea de la relación

entre los seres contingentes y el ser necesario. ¿Cómo pueden estas criaturas relacionarse

con Dios? Agustín abordó esta cuestión y finalmente se le ocurrió esa idea. Dado que

ninguna criatura, por racional e intelectual que sea, está iluminada por sí misma, sino por

la participación de la Verdad eterna, el alma se encuentra iluminada por Dios en su

búsqueda de las verdades. Siguiendo a Plotino, Agustín formuló su propia versión de la

11
“teoría de la iluminación”. La mente humana no tiene la capacidad de comprender la

Verdad inmutable. Por lo tanto, debe haber una fuente universal de luz que ilumine a

todos los seres, permitiéndoles ver la Luz : "Dios". La razón humana tiene limitaciones.

Por lo tanto, la razón debe cooperar con la fe mientras el alma emprende su viaje hacia

Dios. En línea con esta afirmación, Agustín argumentó que para entender la palabra de

Dios, hay que creerla. Por tanto, la razón necesita la compañía de la fe para buscar la

sabiduría. La teoría de la Iluminación de San Agustín de Hipona consta de diferentes

grados de realidad del ser. San Agustín de Hipona considera que el mundo está ordenado

jerárquicamente. Sostuvo que nada es completamente real excepto Dios. Dios mismo es

la luz inteligible y la fuente de toda luz. Él mismo es la fuente última y primitiva de brillo

que se extiende a toda inteligencia. Así como nuestros ojos necesitan la luz del sol para

ver los objetos sensibles, nuestra mente necesita la luz de Dios para conocer el mundo y

todo lo que hay en él. Las ideas, nociones, leyes, principios y verdades del hombre son

todos impartidos a nuestra mente por Su Iluminación Divina. San Agustín de Hipona

afirmó de manera concluyente que el hombre no puede conocer las cosas estando

iluminado por la Iluminación Divina de Dios.

12
Ciudad de dios

Una de las mayores aportaciones de San Agustín de Hipona son sus escritos

sobre “Ciudad de Dios” que aborda sobre el Dios de los neoplatónicos. San Agustín de

Hipona señaló que el Dios de los neoplatónicos es similar al Dios de los cristianos. Tanto

los cristianos como los neoplatónicos veían a Dios como incorpóreo, inmutable, infinito y

fuente de todas las cosas. San Agustín de Hipona explicó además que Platón podría haber

tenido algún conocimiento de las Escrituras hebreas. Sin embargo, como los platónicos

confiaban en el poder de la razón, no pudieron llegar a Dios. Para Agustín, la historia

es una lucha dialéctica entre dos amores cuyas consecuencias llegan hasta la eternidad.

Presentó la historia como una historia de dos ciudades. La Ciudad de Dios está

constituida por el Amor al Bien Increado. Por otra parte la Ciudad de las Criaturas está

establecida por el Amor a los Bienes Creados. La ciudad de Dios se caracteriza por la

libertad y la santidad mientras que la ciudad de las criaturas está regida por la esclavitud

y el pecado. Estas dos ciudades existen no sólo en el mundo creado sino que también

subsisten más allá de este mundo. La Ciudad de Dios o la “Ciudad Celestial” está

13
encabezada por Cristo, cuyos seguidores incluyen aquellos Ángeles y Personas que

eligieron ser destinatarios de la gracia de Dios. Por el contrario, la ciudad de las criaturas

o la “Ciudad Terrenal” está gobernada por Satanás cuyos adoradores consisten en almas

que han elegido estar alejadas de la gracia de Dios. Estas dos ciudades pueden verse

como Luz y Oscuridad. En ausencia de luz, hay oscuridad. Como estos dos fenómenos,

las ciudades se oponen entre sí.

Ex nihilo nihil encajar

A San Agustín de Hipona se le ocurrió la doctrina “Ex nihilo nihil fit”, también

conocida como “De la nada nada surge”. Con esta obra San Agustín rechazó la doctrina

de la emanación de Plotino que explica que todo es creado a partir de la necesaria y

eterna emanación de Dios. En cambio, San Agustín de Hipona explica que Dios creó todo

por acto libre. Dado que Dios es independiente de cualquier fuerza, Él voluntariamente

creó el universo de la nada. Dios elige crear el mundo. Dios es la fuente última de todo

porque de la nada creó todo. Según San Agustín de Hipona, el mundo fue creado con el

tiempo, ya que el tiempo comenzó sólo al comienzo de la creación. La creación, sin

embargo, no es eterna ya que la eternidad se refiere a la duración del ser inmutable. Dios

14
creó el tiempo y el hombre no tiene noción de “antes de la creación”. Esto implica al

mismo tiempo que las criaturas, excepto las espirituales, están sujetas a la temporalidad.

Dios ordenó todas las cosas según medida, número y peso. San Agustín enfatizó que

Dios, como bueno por naturaleza, creó sólo lo que es bueno. ¿Cómo podemos entonces

explicar la existencia del mal? Cuando una criatura carece de medida, forma y orden, su

naturaleza está viciada de tal manera que la limitación natural de las criaturas resulta en

mal físico y la privación del correcto orden en lo creado produce mal moral. La voluntad

creada queda privada del orden correcto cuando voluntariamente se desvía del bien. Por

lo tanto, el hombre puede elegir ser bueno o hacer el mal debido a la libertad que le ha

otorgado Dios mismo.

El surgimiento del problema de los universales

Los universales son una clase de entidades independientes de la mente,

generalmente contrastadas con los individuos, postuladas para fundamentar y explicar

relaciones de identidad cualitativa y semejanza entre individuos. Pueden ser Particulares

o Particulares. Por otro lado, se identifican como similares en virtud de que comparten

universales. Los universales juegan un papel importante en la filosofía. Muchos filósofos

15
creen que existen entidades no observables y que funcionan como claves para explicar las

cosas observables. El problema de los universales surgió de los pensadores antiguos y

luego pasó a los filósofos medievales. Platón fue el primero en responder al problema.

Platón creía que existe un universal que explica la semejanza entre los individuos. Platón

lo denominó "Forma". Esta forma es inmaterial y abstracta. Los individuos, para él, son

meros participantes de los universales. Sin embargo, la afirmación de Platón fue

posteriormente criticada por su alumno Aristóteles. A diferencia de Platón, Aristóteles

sostenía que los universales no son Formas sino Formas sustanciales. Los universales no

existen fuera de las cosas sino que son inherentes a ellas. Los universales son inmanentes

a los propios seres concretos.

Hay tres aspectos de la Filosofía que intentaron resolver el problema: el

realismo, el nominalismo y el conceptualismo. El realismo también tiene su propia

división, a saber, el realismo extremo, fundado por Platón, y el realismo fuerte, cuyo

proponente fue Aristóteles. Los realistas reconocen la existencia de universales. En

oposición a la posición de los realistas, los conceptualistas y los nominalistas niegan que

los universales existan y que sean necesarios. Con todas estas posiciones, es muy

evidente que el problema requería especulaciones filosóficas rigurosas.

16
El problema de los universales de Porfirio

Porfirio es el encargado de plantear el problema medieval de los

universales. En su Isagoge, Porfirio expresó sus preguntas sobre su problema de los

universales. En primer lugar, ¿subsisten los géneros y las especies o son simplemente

algo que está en la mente? Es decir, ¿los géneros y especies son realidades extramentales

que son realidades ontológicas (existencia real aparte de la mente) o son construcciones

puramente mentales (producto de la mente). En segundo lugar, si subsisten, ¿son

corpóreos o incorpóreos? Dado que los géneros y las especies se encuentran en la

realidad y no sólo en la mente, todavía podemos preguntarnos si son corpóreos o no. Por

último, ¿están separados de las cosas sensibles o situados en ellas? Si son corpóreos,

¿subsisten en las cosas sensibles aparte de ellos? Los filósofos de la Edad Media

propusieron sus propias soluciones a este problema de los Universales, pero sólo dos

filósofos dejaron huella. Son Boecio y Pedro Abelardo.

17
B. Boecio

Boecio, también conocido como Anicius Manlius Severinus Boecio, fue

un estudiante de filosofía griega y un maestro de la lengua griega. Boecio es un

prolífico escritor literario cuya obra titulada Consolación de la Filosofía se difundió

ampliamente por toda Europa occidental durante la Edad Media. Era conocido por

ser uno de los mediadores más importantes mediante los cuales las ideas filosóficas

griegas continuaron en la época medieval. También fue una figura destacada en el

campo de las matemáticas. Tradujo la Lógica de Aristóteles al latín, les añadió

comentarios y la introdujo en el corazón de la educación en Europa. Boecio no vio

contradicciones entre la práctica del cristianismo y la búsqueda de la filosofía. De

hecho, sus obras filosóficas han sido reconocidas durante mucho tiempo como un

medio importante a través del cual la filosofía antigua llegó a la Edad Media. Boecio

puso su preocupación en las cuestiones relativas al Alma y al Conocimiento. Como

18
estudiante de filosofía griega, dominó el idioma griego y fue conocido por transmitir

las ideas filosóficas griegas a la Edad Media. Boecio fue encarcelado por traición y

ejecutado. Sin embargo, antes de su ejecución y en prisión, la celda le dio la

oportunidad de producir la Consolación en la que puso sus pensamientos de

felicidad, azar, libertad y conocimiento de Dios sobre nuestros actos libres, fortuna y

muerte.

Consolación de la Filosofía

Boecio escribió su Consolación de la Filosofía como marco filosófico y

tratado sobre la fortuna y la muerte. La Consolación se convirtió en el libro más

popular e influyente de la Edad Media. Boecio también se enfrentó al problema de

los universales presentado por Porfirio sobre la relación entre géneros o especies y

objetos específicos. Porfirio planteó las tres preguntas. En primer lugar, ¿subsisten

los géneros y las especies o están puramente en la mente? En segundo lugar, si

subsisten, ¿son corpóreos o incorpóreos? Finalmente, si son incorpóreos, ¿subsisten

fuera de ellos en las cosas sensibles? Boecio señala que existen dos tipos de

incorpóreos. En primer lugar, ¿cuáles existen o pueden existir en realidad aparte de

19
cuerpos como Dios y el alma intelectual? En segundo lugar, aquellos que no pueden

existir en la realidad sino que existen separados de cuerpos como entidades

matemáticas como líneas y números. En griego sólo es inteligible lo universal y lo

inmutable. Las traducciones de Boecio de los griegos fueron importantes para el

pensamiento de la Edad Media, especialmente los fundamentos de la lógica

aristotélica.

Respuesta/Solución de Boecio

Boecio explica que hay dos clases de incorpóreos. En primer lugar, aquellos

que existen o pueden existir en la realidad aparte de cuerpos como Dios y el alma

intelectual. En segundo lugar, aquellos que en realidad no pueden existir separados de los

cuerpos, como entidades matemáticas como la línea y los números. La tradición griega,

retomada por Boecio, había reconocido que sólo lo que es universal e inmutable es

verdaderamente inteligible. El mundo real, tal como se da inmediatamente a los sentidos,

está formado por individuos que cambian constantemente. Boecio hizo dos comentarios

sobre la Isagoge de Porfirio. Respondió a las preguntas de Porfirio utilizando las

perspectivas de Platón y Aristóteles. El intento de Boecio de descubrir si los universales

20
son sólo conceptos significativos o entidades existentes no tuvo éxito. Esa es la razón por

la que recurrió a Platón y Aristóteles para lograr una comprensión de los universales y

utilizar sus lentes para abordar el problema.

Mientras Boecio utiliza la lente de Platón, a Boecio se le ocurrió la solución de

que para dar cuenta de los muchos dados uno es a través de la teoría de la participación.

Platón negó la plena realidad del mundo sensible. Platón postuló que las ideas o formas

están completamente separadas del mundo de las cosas sensibles individuales. El reino de

la forma Universal que existía por separado era el mundo real y las cosas sensibles eran

sólo parcialmente reales en el sentido de que eran sólo imágenes de las formas ideales y

separadas. Para Platón, los universales existen como algo plenamente real fuera de la

mente. Según Platón citado por Boecio, los universales tienen realidades extra mentales,

incorpóreas y separadas de las cosas.

Boecio utiliza la lógica para investigar lo universal. Formuló una

solución principalmente en términos del enfoque de Aristóteles al

problema porque está comentando una introducción a las Categorías

de Aristóteles. (Aspell, 1999)

21
Mientras Boecio utiliza la lente de Aristóteles, a Boecio se le ocurrió la

solución de que dar cuenta de lo dado a muchos es a través de la teoría de la abstracción.

Aristóteles rechazó la separación de Platón entre las formas universales y las cosas

sensibles individuales. Aristóteles ubicó las formas en las cosas sensibles porque las

formas se encuentran en la realidad fuera de la mente sólo como individuos y no como

universales. Aristóteles garantizó la plena realidad de los individuos sensibles y evitó la

dificultad que encontró Platón al intentar relacionar el mundo dualista de las formas y las

cosas sensibles. En la abstracción de Aristóteles, tal como la usó Boecio, es una actividad

del intelecto la que hace que la forma que se encuentra como individuo fuera de la mente

sea una mente universal e inteligible. El proceso en la abstracción es el conocimiento no

por simple percepción, es decir por facultades sensoriales, sino por intelección. Para

Aristóteles, los universales tienen realidades extramentales que son corpóreas en el

sentido de que la realidad de las formas no existe de manera incorpórea sino que es

inmanente a los seres concretos en sí mismos en formas inmanentes. Los seres son reales

sólo en el nivel de los sentidos, pero no realmente reales porque sólo la forma sustancial

es lo que podemos conocer en el nivel del intelecto.

La solución aristotélica es que los universales subsisten de una manera y

se comprendan de otra. Subsisten como individuos en las cosas sensibles

22
pero son entendidos como universales y teniendo ser en sí mismos aparte

de las cosas sensibles. . . Boecio desata el nudo de este dilema al

reconocer que la falsedad surge en el intelecto sólo como resultado de la

unión de cosas y nunca como resultado de la separación. (Pala, 1994)

Podemos separar lo universal de las condiciones corporales que lo convierten

en individualidad en realidad sin error. Por medio de esto, el intelecto puede conocer lo

universal en su pureza como separado de las cosas sensibles, aunque nunca se encuentre

en tal condición en la realidad sin falsedad. Boecio afirma que Universal ocurre como

resultado de recolectar similitudes entre individuos de la misma especie o del mismo

género. Para Boecio, los géneros y las especies existen tanto en las cosas como en la

mente. Además, existen concretamente en las cosas y de forma abstracta o inmaterial en

la mente. Además, explica que existen tanto en las cosas como fuera de ellas en la mente.

Primer comentario

Boecio consideraba la comprensión de los universales como un proceso que

dirige la mente hacia una comprensión superior. Esto se toma desde la perspectiva

aristotélica, pero a diferencia de Platón, Boecio entiende que los Universales no están

23
separados de las cosas sensibles, sino que están adjuntos a ellas. Mientras Boecio

explicaba esto, afirmaba que el género de algo corpóreo, aunque en sí mismo incorpóreo,

nunca podría separarse de un cuerpo. Sin embargo, existen dos tipos de incorporeidad

según Boecio. El primero incluye aquellos que existen aparte de los cuerpos, como Dios

y el alma intelectual. El otro comprende aquellos que no pueden existir separados de

cuerpos como las matemáticas.

Segundo comentario

Esta vez Boecio tuvo en cuenta las teorías de Aristóteles para resolver el

problema de los universales. Universal se define como común a todos los miembros de

una clase determinada. Sin embargo, Boecio asumió que si bien lo universal es común a

muchas cosas, sigue siendo su singularidad, es decir, que no se comparte en partes entre

sus miembros individuales. Por tanto, lo universal debe ser total en cada miembro. Sin

embargo, es imposible que un universal sea al mismo tiempo uno y muchos. Por tanto,

los universales no pueden existir como sustancias. En resultado, Boecio concluyó que los

universales deben ser meros pensamientos. Estos pensamientos, sin embargo, deben

basarse en objetos que existen en la realidad, de lo contrario estarían vacíos.

24
Las respuestas de Boecio a las preguntas de Porfirio sobre el problema de los

universales se resumen a continuación. Según Boecio, los universales son pensamientos

que subsisten en los objetos sensibles. Puesto que los universales son pensamientos, se

sigue que son incorporales. Dado que subsisten en las cosas, los universales no subsisten

fuera de las cosas excepto como ideas en las mentes humanas y divinas.

C. Pedro Abelardo

Peter Abelard tiene fama en la historia de la filosofía medieval. Peter Abelard

se sumergió no sólo en los campos de la filosofía y la teología sino también en la música

y la poesía. Además, sus obras de Filosofía le dieron a conocer en toda Europa. Todos los

escritos filosóficos de Peter Abelard tienen que ver con la lógica. En consecuencia, fue el

primer gran nominalista y el mayor lógico de la Edad Media. Peter Abelard continuó las

especulaciones de Aristóteles y Boecio. Peter Abelard profundizó y amplió las ideas

transmitidas en la Edad Media desde los primeros griegos. El carisma de Peter Abelard

sobre la Filosofía se debe a su aproximación a la lógica que es el conceptualismo. Su

tratamiento sistemático de las doctrinas religiosas se convirtió en una vía viable para el

25
diálogo filosófico. El método de Abelardo es la dialéctica. Relaciona filosofía y teología

en su “Credo ut Intellegiam” y en su “Intelligo ut Credum”. Abelardo tiene formas de

formular el problema que traen los Universales como; ¿Qué es algo que es una realidad

extramental que corresponde a los conceptos universales en la mente? ¿Cómo se forman

nuestros conceptos universales? ¿Y cómo es posible el conocimiento científico que para

todos los fines prácticos es posible? Los escritos filosóficos de Abelardo se ocupan de la

lógica. En sus obras no sólo continuó la especulación iniciada por Aristóteles, Porfirio y

Boecio sino que también profundizó y agudizó sus ideas. El conceptualismo es el

acercamiento de Abelardo a la Lógica. Abelardo también se enfrenta al problema de los

universales tal como lo presenta Porfirio como el mismo que enfrenta Boecio. Es porque

las preguntas del pórfido no terminaron en Boecio. Desde entonces, este problema de los

universales se ha convertido en tema de debate durante varios años, Abelardo desarrolló

tres enfoques principales: el realismo exagerado, el conceptualismo o realismo moderado

y el nominalismo. El realismo exagerado y el realismo moderado señalaron los

universales como cosas reales. Los géneros o especies existen en la realidad y las cosas

individuales comparten estos universales. Los universales no son construcciones mentales

y son corpóreos presentes en las cosas individuales. El nominalismo señala que el

individuo existe en la naturaleza. Según este enfoque, los géneros y las especies son

26
construcciones mentales y no cosas reales. Son sólo términos que no tienen significado.

Universales son sólo palabras y no son reales. En cuanto a responder a la pregunta

publicada por Porfirio, Abelardo responde lo siguiente. La pregunta, ¿subsisten los

géneros y las especies o están puramente en la mente? La respuesta de Abelardo es que

existen sólo en el intelecto pero significan cosas reales. Significan los mismos individuos

representados por conceptos particulares, aunque los signifiquen de manera confusa e

indistinta. La pregunta, ¿son corpóreos o incorpóreos? La respuesta de Abelardo es que

mientras sean palabras, son corpóreas y sensibles pero la capacidad de lo universal para

significar muchos individuos similares es incorpórea. La pregunta: ¿subsisten los

universales en las cosas sensibles aparte de ellos? Abelardo respondió, en tanto los

universales significan las formas de las cosas sensibles que existen en ellas, pero en la

medida en que significan conceptos abstractos como los de lo divino, son trascendentes o

más allá del mundo sensible. La solución del problema no se encuentra en la naturaleza

sino en Dios.

Respuesta/solución de Abelardo

27
Las respuestas a los problemas de los universales no terminaron en manos de

Boecio. Boecio acaba de iniciar la curiosidad por los medievales y el problema de los

universales se convirtió en el debate de su época. Hay tres enfoques principales para

responder a los problemas de los universales, como señaló Peter Abelard, y son el

realismo exagerado, el nominalismo y el conceptualismo, también conocido como

realismo moderado. Peter Abelard se opuso a las afirmaciones del realismo y el

conceptualismo. Los realistas exagerados hablan de los universales como cosas reales.

Los géneros y las especies existen en la realidad y las cosas individuales comparten estos

Universales. Según Peter Abelard, los universales no son construcciones mentales y son

corpóreos presentes en seres individuales. Peter Abelard argumentó que la ontología de

los universales basada en el realismo es incoherente. También cuestionó los criterios de

Boecio sobre los universales al argumentar que los universales no pueden estar presentes

como un todo en muchos. Según Peter Abelard, los universales no pueden ser objetos

reales en el mundo. Peter Abelard sugirió entonces que la universalidad no es una

característica ontológica del mundo sino una característica semántica del lenguaje.

Los nominalistas afirman que en la naturaleza sólo existen individuos. La

posición de los nominalistas es que los géneros y las especies son sólo construcciones

mentales y no son cosas reales. Término general no se refiere a nada. Término es solo una

28
palabra que se expresa en voces como una emisión vocal. Por lo tanto, Nominalist

concluyó que no tenía sentido. Peter Abelard utilizó su conocimiento tradicional sobre el

significado de los enunciados como base para fundamentar su teoría de los universales. A

diferencia de Boecio, Abelardo afirmó que los universales no son pensamientos sino

palabras. Estas palabras no se refieren a las cosas sensibles sino a su condición de ser. La

característica general de un cierto género o especie que nuestra mente concibe es

simplemente una señal de la condición de su ser que es, en consecuencia, la referencia

real de las palabras-universales. Por tanto, los universales no apuntan a las cosas sino a

cómo son las cosas.

Además, para Abelardo los universales no son sólo «enunciados vocales» como

señaló su maestro Roscelin. Los universales, en su opinión, son "palabras con

significado". “Los universales”, dijo, “no son simplemente palabras (voces) en el sentido

de una entidad física que no puede predicarse de otra cosa, sino que son palabras

(sermones) que funcionan como signos con un contenido lógico que es predicable de otra

cosa. El significado de estas palabras se basa en algo común entre individuos. Estas

palabras se denominan "nombres comunes". Los nombres comunes se identifican a su vez

como conceptos universales porque están formados por abstracción; Los conceptos

29
universales dirigen nuestra atención a las similitudes en los objetos, lo que nos hace

ignorar otras características en los mismos objetos.

Abelardo tuvo en cuenta ese análisis al responder a la cuestión de los

universales planteada por Porfirio. Los universales, respondió, son palabras concebidas

por el intelecto con el propósito de significar. Pero como significan cosas reales, no

pueden considerarse sujetos de pensamientos puramente vacíos. Además, describió los

universales como corpóreos e incorpóreos : corpóreos por la naturaleza de las cosas que

significan e incorpóreos por la forma en que estas cosas están significadas. Finalmente,

sostuvo que en la medida en que los universales señalan las condiciones de las cosas

sensibles, subsisten en ellas, pero en la medida en que denotan conceptos abstractos en la

mente de los humanos y de Dios, existen más allá del mundo sensible.

D. San Anselmo de Canterbury

San Anselmo de Canterbury fue uno de los pensadores más importantes y

célebres del siglo XI. San Anselmo de Catenbury es famoso por su obra original sin

predecesor que se conoce como Argumento Ontológico que se utiliza no sólo en filosofía

30
sino, más importante aún, en Teología. En la Historia, su llamado “argumento

ontológico” a favor de la existencia de Dios fue su legado más importante. Sin embargo,

además de sus pruebas teístas, su concepción de la naturaleza divina y su afirmación

sobre la relación entre filosofía y religión también dejaron una fuerte huella en la historia

de la filosofía y la teología. El argumento ontológico se extiende a muchos otros asuntos

filosóficos y teológicos importantes que incluyen la comprensión de los aspectos y la

unidad de la naturaleza divina. Aborda cuestiones como qué diferencia a Dios de sus

criaturas. Si lo abarca todo, ¿cómo puede conocerlo la mente humana? ¿Se puede

realmente conocer a Dios? Para competir con estas cuestiones, San Anselmo de

Catenbury se guió por los dogmas del cristianismo apoyados en las ideas del

neoplatonismo. Las creencias cristianas se basan en la fe. Las doctrinas neoplatónicas se

basan en la razón. Los dos son naturalmente opuestos entre sí. Por tanto, es necesario

reconciliar la relación entre fe y razón. San Anselmo es uno de los más grandes

pensadores del cristianismo del siglo XI. Es conocido por sus escritos de Monologion en

1076 o la Meditación modelo sobre Dios y Proslogion o Discurso en 1078 o Fides

Quarens Intellectum (Fe que busca comprensión). Ambos están interesados en

proporcionar argumentos racionales para la existencia y los atributos de Dios. El

Monologion tiene tres estructuras. En primer lugar, la observación empírica de la

31
variación en grados conduce a la presuposición de estándar. En segundo lugar, una

sentencia que remite a una norma. Y por último, la realidad de la norma. Las tres bases

de la argumentación estaban ligadas a las características de la sustancia, a saber, el Bien

en el Capítulo I, el Ser del Capítulo III y la perfección en el Capítulo IV. El comienzo de

la primera prueba es la presuposición de la aceptación de que hay bondad en las cosas.

Hay una observación empírica de la variación en grados en cuanto a la bondad de cosas

como lo bueno, lo mejor y lo mejor. Estos bienes mencionados deben tener una causa y

como todos los bienes particulares son igualmente buenos, sólo pueden ser buenos por su

participación en un único y mismo bien y ese bien supremo es Dios. El Proslogion es un

sermón que consta de 26 capítulos que luego también se llama Discurso. Se considera

como el argumento ontológico a favor de la existencia de Dios. El argumento “id quo

maius” tiene muchas versiones que conducen a confusiones y malas interpretaciones

como “aliquid quo maius nihil cogitari potest” o algo más allá de lo cual no se puede

pensar nada más grande. El “id quo maius cogitari newit” o “que aquello que nada mayor

puede concebirse” nos dice que todo lo que existe en la realidad es mayor que lo que

existe en la mente. Por tanto, Dios existe en la mente y en la realidad. El “aliquid

quomaius cogitari non valet” o algo mayor que lo cual no se puede pensar” nos dice que

Dios existe no sólo en la idea mental sino también extramentalmente. Esta es la noción

32
más grande entre las demás porque está en el nivel de intelección más que de

comprensión, por lo tanto, Dios no debe reducirse a un mero concepto como lo ve el

Capítulo XV del Proslogion que nos dice "quid am maius quam cogitari posit" o Dios es

algo. mayor de lo que se puede pensar”.

Fe buscando comprensión

Esto también se conoce como “Fides quaerens Intellectum”. Decir que la fe

debe buscar la comprensión no significa en realidad que la fe deba ser reemplazada por la

comprensión. Como cristiano profundamente devoto que comenzó su pensamiento con la

suposición de que las doctrinas del cristianismo son verdaderas, San Anselmo de

Catenbury fue impulsado por la fe en la búsqueda de comprensión para encontrar

explicaciones racionales a las enseñanzas cristianas en las que ya creía. La fe no debe

tomarse como una creencia basada en un testimonio y la comprensión como una creencia

basada en una visión filosófica. Las pruebas teístas de Anselmo no son medios para tener

una visión filosófica sobre la existencia de Dios cuando llegamos a creer en su existencia

sobre la base del testimonio. Hay más sobre ellos que necesitamos saber. Estas pruebas

33
no cumplen una función epistémica. Su propósito, más bien, es volitivo. Están destinados

no sólo a los creyentes sino también a los incrédulos.

La fe, para Anselmo, es “amor a Dios y impulso a actuar según la voluntad de

Dios”. Por lo tanto, “la fe que busca la comprensión” puede asociarse estrechamente con

“un amor activo de Dios que busca un conocimiento más profundo de Dios”. Anselmo

reconoció tanto “la fe como la razón” como fuentes de conocimiento. Pero no estaba a

favor de la posición de los dialécticos extremos en cuanto a la primacía de la razón sobre

la fe. Según él, la razón se encuentra unida a la fe. Por tanto, la comprensión procede de

la fe. San Anselmo de Catenbury dejó claro que su empresa de probar la existencia de

Dios ni siquiera podía comenzar a menos que ya hubiera creído en su existencia. Esto es

lo que Anselmo insinuó cuando dijo:

“ . . . No me esfuerzo, oh Señor, en penetrar tu sublimidad, porque de ninguna

manera comparo mi entendimiento con eso; pero hace tiempo que comprendo

hasta cierto punto tu verdad, que mi corazón cree y ama. Porque no busco para

creer, sino que creo para entender. Porque también creo esto: si no creo, no

entenderé”. (Proslogion, Capítulo 1)

34
Monologion (La base racional de la verdad)

Anselmo escribió Monologion para aquellos que quisieran meditar en Dios

únicamente sobre la base de la razón. El Monologion fue escrito a petición del monje de

Bec, donde San Anselmo de Catenbury era entonces prior. A San Anselmo de Catenbury

se le pidió que escribiera una meditación modelo sobre Dios, en la que todo sería probado

únicamente por la razón, sin siquiera depender de las Escrituras. Para probar la existencia

de Dios, proporcionó los argumentos a saber, el argumento de la bondad, el argumento

del ser y el argumento de la perfección, todos ellos ligados a las características

neoplatónicas de la sustancia.

Argumento de la bondad

Este es el Capítulo 1 del Monologion que sostiene que nuestros

sentidos revelan un gran número de cosas buenas. Sin embargo, las cosas

buenas varían en grados. Anselmo argumentó que su bondad debe ser a través

de algo en particular. Siendo la fuente del bien de todas las demás cosas, ésta

debe ser un gran bien en sí misma. Así como todas las cosas buenas son buenas

por una sola cosa, ésta debe ser buena por sí misma. El bien que es bueno por

35
medio de otro no puede ser mayor que el que es bueno por sí mismo. Por lo

tanto, debe haber una fuente de bondad que sea supremamente buena entre

todas las cosas existentes.

Argumento del ser

Éste es el argumento del capítulo 2 del Monologion, que argumenta la

existencia de las cosas. Anselmo argumentó que, dado que nada existe a través de la

nada, todo lo existente debe ser causado por algo. Podemos dudar de si hay una o más de

una cosa a través de la cual existen todas las cosas. Suponiendo, por ejemplo, que haya

más de una cosa que causó la existencia de todos los demás seres, no tendría sentido

porque todavía tenemos que descubrir la causa de su existencia. Una cosa no puede

existir ni por sí misma ni por otros. Hay, pues, algo único a través del cual existen todas

las cosas. Siendo la causa de toda existencia, esa cosa debe existir por sí misma. Debido a

que esa cosa es autocausada, es más grande que todos los demás seres.

36
Argumento de la perfección

Este contenido se encuentra en el Capítulo 4 del Monologion donde se sostiene

que existe una jerarquía de seres. Decimos, por ejemplo, que un ratón es peor que un gato

y un perro es mejor que un gato. Los seres humanos son los mejores entre todos los

animales, y así sucesivamente. Nuestra observación empírica nos dice que las cosas están

en niveles desiguales. ¿Qué ocupa entonces el nivel más alto? ¿Es solo uno o son más?

Anselmo argumentó que si hay más de uno, entonces todos deben ser iguales. Pero deben

ser iguales en la misma cosa. Esa cosa no podría ser distinta de ellos porque si lo es,

entonces no ocupan el mismo nivel. Esa cosa debe ser idéntica a ellos ya que ambos

residen en el nivel más alto. Como son idénticos, no son muchos sino uno.

San Anselmo de Catenbury concluyó que existe un “Ser Supremo” que es la

fuente de la bondad y la perfección. A través de él, todas las cosas existen. Por tanto, él es

el más grande entre todos los seres.

37
Proslogion (Dirección)

Anselmo encontró que sus argumentos en “Monologion” eran complejos y

extensos. Queriendo simplificarlos, desarrolló el Proslogion. Esta dirección para los

creyentes es también una base racional de la fe en la que se articula lo que creemos a

través de una argumentación racional pero sin oponerse a la tradición, la autoridad y la

revelación. El Discurso conocido como Proslogion es un sermón que consta de 26

capítulos y que se considera un argumento ontológico a favor de la existencia de Dios.

Anselmo derivó un único argumento para demostrar que Dios realmente existe. Este

único argumento, presentado en el Proslogion, es lo que se conoce como argumento

ontológico. El argumento ontológico es el título que dio Immanuel Kant para describir

esta obra de San Anselmo de Catenbury. San Anselmo de Catenbury presentó su

argumento afirmando que “Dios es aquello que no puede ser pensado más grande. Pero

aquello que no puede ser pensado mayor debe existir no sólo en la mente sino en la

realidad. Por lo tanto, Dios realmente existe”. Los filósofos expresaron el Proslogion en

diferentes versiones. En primer lugar, el “Id quo maius cogitari nequit” o conocido como

Dios es “que nada mayor puede ser concebido” que está presente en el Capítulo 2 del

Proslogion conduce a confusión, malas interpretaciones y, más comúnmente,

tergiversaciones. En segundo lugar, el “Aliquid maius nihil cogitari potest” que se

38
encuentra en el Capítulo 15 del Proslogion conocido como Dios es “algo que nada mayor

puede pensarse” y por último el “Aliquid quo maius cogitari nonvalet” conocido como

Dios es “algo que que no se puede pensar en algo mayor”. Estas tres versiones apuntan a

una única cosa: el Proslogion. Sin embargo, para ser precisos, debemos centrarnos en la

versión original del Proslogion de San Anselmo de Catenbury para evitar malas

interpretaciones innecesarias. Al analizar sus argumentos, Anselmo habló del necio

mencionado en el libro de los Salmos. “El necio”, dice el salmista, “ha dicho en su

corazón: No hay Dios” (Salmo 14,1; 53,1). Anselmo meditó si es posible convencer al

tonto de que Dios existe. Su respuesta es positiva. Sostuvo que el tonto entiende, al

menos, lo que se entiende por la definición de Dios tal como la afirma Anselmo.

“Aquello que no puede pensarse en nada más grande” existe en el entendimiento. Pero si

existe sólo en el entendimiento, todavía podemos pensar en algo más grande que eso. Por

tanto, también existe en la realidad. Puesto que es mayor existir en la realidad que existir

en el entendimiento, se sigue que “aquello que nada mayor puede ser pensado” existe no

sólo en el entendimiento sino también en la realidad. El argumento de Anselmo enfrentó

varias críticas. La más popular fue la "Respuesta en nombre del tonto" de Gaunilon.

Gaunilon afirmó que "el argumento de Anselmo no le dio al tonto una buena razón para

creer que Dios existe".

39
Parte II: La madurez de la filosofía medieval

E. San Buenaventura

Giovanni di Fidanza o más conocido como San Buenaventura de Bagnoregio fue un

fraile franciscano. San Buenaventura tiene una Maestría en Teología en la más respetada

Universidad de París. Con su indudable intelecto en Filosofía y Teología, San

Buenaventura se convirtió en Ministro General de la Orden Franciscana y además en

Cardenal de la Iglesia Católica. Durante su vida, San Buenaventura se convirtió en uno de

los filósofos más destacados del cristianismo latino. San Buenaventura condujo a los

franciscanos por un rumbo moderado e intelectual que los convirtió en la orden más

prominente de la Iglesia católica, pero sólo hasta la llegada de los jesuitas. La teología de

san Buenaventura estuvo marcada por un intento de integrar completamente fe y razón.

Para hacer inteligible la fe, San Buenaventura debe aclarar su causa material. Determinar

la causa material de la teología es lo mismo que decidir sobre su tema. Por otra parte, la

Teología atraviesa todos los géneros e incluye a Dios, que no está confinado dentro de

ningún género.

40
Fe y razón

San Buenaventura sostuvo que la filosofía abre la mente a al menos tres rutas

diferentes que los humanos pueden tomar en su viaje hacia Dios. En primer lugar, los

seres materiales no intelectuales, entendidos como causa última de un mundo, la razón

filosófica puede demostrar que fue creado en un primer momento del tiempo. En segundo

lugar, las criaturas intelectuales concibieron las imágenes y semejanzas de Dios. San

Buenaventura sostenía que el funcionamiento de la mente humana nos conducirá a Dios

entendido como iluminador del conocimiento y donador de gracia y virtud. La ruta final

hacia Dios es la ruta del ser en la que San Buenaventura unió el argumento de Anselmo

con la metafísica aristotélica y neoplatónica para ver a Dios como el Ser absolutamente

perfecto cuya esencia implica su existencia, un ser absolutamente simple que causa que

todos los demás seres compuestos existan. .

San Buenaventura no aborda explícitamente los principios de la teología. San

Buenaventura afirma que las Escrituras añaden la noción de Autoridad y, a la fe y la

autoridad de la revelación de las Escrituras, la teología añade pruebas. La teología

presupone la fe pero le añade demostraciones racionales sobre cuestiones de fe. San

Buenaventura añade que el sujeto de la teología es el objeto de la creencia en la medida

41
en que lo creíble se transforma en noción de inteligible y esto ocurre por la adición del

razonamiento . Con esta coyuntura, San Buenaventura incluye dentro de la teología tanto

la creencia religiosa transformada por argumentos de la razón natural como la razón

natural transformada por argumentos basados en la revelación religiosa. Según San

Buenaventura, los argumentos teológicos pueden basarse en la revelación utilizando

verdades reveladas como premisas y pueden basarse en la razón utilizando verdades

racionales como premisas. El razonamiento filosófico tiene un lugar integral dentro del

dominio de la teología buenaventureana. San Buenaventura mostró cómo funciona el

razonamiento filosófico en teología en la estructura misma de su controvertida pregunta

Sobre el misterio de la Trinidad. El mismo modo de razonamiento se encuentra en Sobre

la reducción de las artes a teología. San Buenaventura defiende cada punto combinando

una afirmación basada en la razón con otra basada en la revelación, como si fueran muro

y contrafuerte de la catedral de la teología. El razonamiento filosófico es una parte

indispensable de la teología basada en la fe de San Buenaventura.

42
Cuentas de creación

En su obra sobre el Viaje, San Buenaventura se centra en los objetos sensibles del mundo

físico que nos rodea. Como todos los seres, las cosas sensibles se entienden como signos

que, en última instancia, pueden conducir a los humanos a la sabiduría divina a través de

la cual se hicieron todas las cosas. La semiótica de San Buenaventura distingue cuatro

tipos de signos. Para San Buenaventura, todas las criaturas, desde las rocas hasta los

ángeles, son signos en el sentido de sombras y huellas de Dios porque todas ellas

mantienen una relación de dependencia causal de Dios como su Fuente. Sin embargo,

sólo los seres racionales pueden tener lo divino como objeto de sus actividades. Por eso

los seres racionales pueden conformarse a la voluntad divina y convertirse en semejanza

de Dios. La comprensión de San Buenaventura del mundo físico está muy en deuda con

el relato bíblico de la creación. Sin embargo, el rasgo más sorprendente de la explicación

que hace San Buenaventura de los filósofos es la manera en que yuxtapone la doctrina de

la creación, tal como él la entiende, con la teoría filosófica de los orígenes. Según San

Buenaventura, sólo dos teorías sobre el origen del cosmos son realmente sostenibles. En

primer lugar, la teoría de los filósofos paganos según la cual el mundo es eterno y la

materia del universo carecen de origen causal último. En segundo lugar, San

Buenaventura se refiere a la doctrina cristiana de la creación según la cual el universo

43
depende enteramente de Dios para su existencia, es producido de la nada y es

temporalmente finito en el pasado.

F. Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino (1224-1274) fue un sacerdote, teólogo y filósofo

dominico. Llamado Doctor Angelicus o Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino es

considerado uno de los filósofos cristianos más grandes que jamás haya existido. La

Summa Theologiae y la Summa Contra Gentiles son dos de sus obras más famosas y son

los mejores ejemplos de su trabajo sobre filosofía cristiana.

Los primeros escritos de Santo Tomás de Aquino, principalmente resúmenes y

ampliaciones de sus conferencias, aparecieron dos años después. Su primera obra

importante fue Scripta Super Libros Sententiarum, que consistía en comentarios sobre

una obra influyente sobre los sacramentos de la iglesia, conocida como Sententiarum

Libri Quatuor o los Cuatro Libros de Sentencias del teólogo italiano Peter Lombard. En

1256, Tomás de Aquino obtuvo un doctorado en teología y fue nombrado profesor de

44
filosofía en la Universidad de París. El Papa Alejandro IV (que reinó entre 1254 y 1261)

lo convocó a Roma en 1259, donde actuó como asesor y conferenciante de la corte papal.

Al regresar a París en 1268, Tomás de Aquino inmediatamente se vio envuelto en una

controversia con el filósofo francés Siger de Brabant y otros seguidores del filósofo

islámico Averroes. Tomás de Aquino fue influenciado por los escritos de Aristóteles, los

aristotélicos musulmanes Averroes y Avicena y el filósofo judío Maimónides. A

diferencia de muchos teólogos, Santo Tomás de Aquino acogió con agrado la traducción

latina de los escritos completos de Aristóteles. Tomás de Aquino pretendía llevar los

argumentos filosóficos de Aristóteles a su nivel más profundo, no sólo encajarlos en el

marco teológico existente. Insistió en la distinción entre potencialidad y actualidad y

defendió la inmortalidad sin disminuir la doctrina de que el alma está encarnada.

Profundización de la filosofía aristotélica

La definición de disciplinas filosóficas de Santo Tomás de Aquino comienza

con la lógica, que son las construcciones mentales que colocamos en nuestra experiencia.

La filosofía teórica de Santo Tomás de Aquino aísla lo que es constante en los hechos

cambiantes y se divide en filosofía natural que es el estudio de los objetos de los procesos

45
materiales y filosofía matemática. Además, la filosofía matemática es el estudio de la

cantidad sin necesidad de apelar al mundo sensible y a la filosofía metafísica. La

metafísica es entonces el estudio de lo inmaterial. La filosofía moral estudia la ética

personal, la economía y la política.

Santo Tomás de Aquino insistió en que las verdades de la fe y las de la

experiencia sensorial tal como las presenta Aristóteles son totalmente compatibles y

complementarias. Algunas verdades como la del misterio de la encarnación pueden

conocerse sólo a través de la revelación y otras como la de la composición de las cosas

materiales sólo a través de experiencias como la de la existencia de Dios, se conocen a

través de ambas por igual. Santo Tomás de Aquino sostenía que el conocimiento se

origina en la sensación, pero que los datos sensoriales sólo pueden hacerse inteligibles

mediante la acción del intelecto que eleva el pensamiento hacia la aprehensión de

realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y Dios. Santo Tomás de

Aquino sostiene que para alcanzar la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas

a las que se refiere la religión, existe una necesidad vital de la Revelación tal como se

encuentra en la Biblia. El realismo moderado de Santo Tomás de Aquino colocó los

universales firmemente en la mente. Santo Tomás de Aquino se opone al realismo

extremo, que postulaba su independencia del pensamiento humano. Sin embargo, Santo

46
Tomás de Aquino admitió un fundamento para los universales en las cosas existentes, en

oposición al nominalismo y al conceptualismo.

Santo Tomás de Aquino señaló que la sustancia y los accidentes son las

primeras categorías del mundo material y los procesos materiales están determinados por

las cuatro causas. Estas cuatro causas son la causa material que es la composición, la

causa formal que es el modelo como realidad de la causa material, la causa eficiente que

son los trabajadores y la causa final que es el producto final o el resultado. Para Santo

Tomás de Aquino como filósofo aristotélico todas las sustancias materiales están

compuestas de materia y forma. El rechazo de Santo Tomás de Aquino al neoplatonismo

escandalizó a algunos de sus contemporáneos. Santo Tomás de Aquino criticó la

concepción de los humanos como almas racionales que habitan cuerpos materiales e

impotentes. Santo Tomás de Aquino como filósofo aristotélico, veía al ser humano como

una unión completa de alma y cuerpo y de materia y forma. Así, además de la

supervivencia del alma después de la muerte, la resurrección del cuerpo parecía

filosóficamente apropiada y religiosamente verdadera.

Suma Teológica

47
Santo Tomás de Aquino escribió un volumen numeroso de la Summa

Theologica. En la Parte I de su gran obra en Summa Theologica, Santo Tomás de Aquino

proporciona su prueba de la existencia de Dios como causa sin causa, existente en pura

actualidad sin potencialidad, un ser absolutamente necesario, un ser absolutamente

perfecto y un diseñador racional. . Como punto de partida de estos se deducen los

pensamientos de la unidad, la infinidad, la inmutabilidad y la bondad del ser supremo.

Santo Tomás de Aquino reflexionó que el conocimiento de Dios es absolutamente

perfecto ya que Él se conoce a Sí mismo y a todas las cosas según Él lo ha designado.

Según Santo Tomás de Aquino Dios quiere el bien para todo ser que existe; es decir, Él lo

ama, y el amor es la relación fundamental de Dios con el mundo. Santo Tomás de Aquino

va más allá de la teología negativa tradicional y afirma que decir que Dios es bueno

significa más que no ser malo o que sea la causa de la bondad que vemos a nuestro

alrededor.

Santo Tomás de Aquino analiza en la parte II de la Summa Theologica su

sistema de ética. Según Santo Tomás de Aquino, en los actos de voluntad el hombre

tiende al fin supremo, que son actos libres en la medida en que el hombre tiene en sí el

conocimiento de su fin y en él el principio de acción. Que el acto sea bueno o malo

depende del fin. Santo Tomás de Aquino afirmó que los actos humanos son buenos si

48
promueven el propósito de Dios y su honor. Santo Tomás de Aquino va más allá al

repetir que una buena acción el hombre adquiere un hábito moral que le permite hacer el

bien con alegría y facilidad. Sin embargo, Santo Tomás de Aquino advirtió que esto es

cierto sólo en el caso de las virtudes intelectuales y morales. Santo Tomás de Aquino

continúa diciendo que las virtudes teologales son impartidas por Dios al hombre como

disposiciones hacia el bien y el mal. Santo Tomás de Aquino tiene certeza al afirmar que

un acto se vuelve malo por la desviación de la razón y de la ley moral divina. Según

Santo Tomás de Aquino, el pecado tiene su origen en la voluntad, que decide, contra la

razón, por un bien cambiante. Santo Tomás de Aquino afirma que como Dios gobierna en

el mundo, el "plan del orden de las cosas" preexiste en Él. De ahí se sigue la

predestinación desde la eternidad: algunos están destinados a la vida eterna y otros no.

Además, Santo Tomás de Aquino continuó diciendo que el determinismo está

profundamente arraigado en su sistema y en fundamentos morales. Santo Tomás de

Aquino aboga enérgicamente por la libertad, pero con sus premisas, Santo Tomás de

Aquino sólo puede tener en mente la forma psicológica de la automotivación. Santo

Tomás de Aquino concluyó la parte II de la Suma Teológica afirmando que “Nada en el

mundo es accidental o libre”.

49
El tema de la Parte III de la Summa Theologica de Santo Tomás de Aquino es

Cristo. Santo Tomás de Aquino afirma que no se puede afirmar que la encarnación fuera

absolutamente necesaria. Santo Tomás de Aquino afirmó además que, dado que Dios en

su poder omnipotente podría haber reparado la naturaleza humana de muchas otras

maneras, era la más adecuada tanto para el propósito de instrucción como de satisfacción.

Para Santo Tomás de Aquino, todas las potencialidades humanas se perfeccionan en

Jesús por la visión de Dios. Santo Tomás de Aquino continúa diciendo que la naturaleza

humana de Jesucristo fue imperfecta en parte para hacer evidente su humanidad. Santo

Tomás de Aquino afirmó en parte porque Cristo soportaría las consecuencias generales

del pecado para la humanidad. Santo Tomás de Aquino explicó que Cristo experimentó

sufrimiento pero en su alma reinó la bienaventuranza, que sin embargo no se extendió a

su cuerpo. Santo Tomás de Aquino señala además que Jesucristo, como cabeza de la

humanidad, imparte perfección y virtud a sus miembros. Jesucristo es el maestro y

ejemplo de la humanidad. Toda la vida y el sufrimiento de Jesucristo, así como su obra

después de ser exaltado, sirven a este fin. El sufrimiento de Jesucristo tuvo un carácter

personal porque procedió del amor y la obediencia. Era una ofrenda llevada a Dios, que

como acto personal tenía carácter de mérito. Por eso Jesucristo mereció la salvación para

los hombres. Santo Tomás de Aquino explica además que así como Cristo fue exaltado,

50
todavía puede influir en los hombres. De la misma manera, Jesucristo todavía obra a

favor de ellos continuamente en el cielo mediante la intercesión. De esta manera,

Jesucristo como cabeza de la humanidad afecta el perdón de sus pecados, su

reconciliación con Dios, su inmunidad al castigo, la liberación del diablo y la apertura de

las puertas del Cielo.

Jerarquía de la ley

La síntesis de las divisiones del Derecho de Santo Tomás de Aquino domina su

filosofía política. Santo Tomás de Aquino sostuvo que el Derecho es racional. La ley es

para el bien común de una comunión de personas. La Ley Eterna en la mente de Dios es

el modelo de toda ley y está impresa en la mente humana como Ley Natural. En

contraste, está el Derecho Positivo, que a veces puede reforzar el Derecho Natural como

complementos pragmáticos para facilitar la buena vida o salvaguardar el orden público.

Santo Tomás de Aquino se apartó de la visión tradicional agustiniana de que el poder

civil era un remedio contra nuestros apetitos antisociales. Santo Tomás de Aquino revivió

la idea de Aristóteles de que el Estado satisface las demandas esenciales de la naturaleza

51
humana. Para Santo Tomás de Aquino, la legislación humana debe conocer sus límites y

no pretender abarcar todo el campo de la moral.

El logro de Santo Tomás de Aquino fue inmenso; su obra marca una de las

pocas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de Santo Tomás de

Aquino, los filósofos occidentales sólo pudieron elegir entre seguirlo humildemente o

emprender una dirección completamente diferente. En los siglos inmediatamente

posteriores a su muerte, la tendencia dominante incluso entre los pensadores católicos

romanos fue adoptar la segunda alternativa. Sin embargo, el interés por la filosofía

tomista comenzó a resurgir hacia finales del siglo XIX. En la encíclica Aeterni Patris o

“Del Padre Eterno”, escrita en 1879 por el Papa León XIII, el Papa recomendó que la

filosofía de Santo Tomás se convirtiera en la base de la instrucción en todas las escuelas

católicas romanas. El Papa Pío XII, en la encíclica Humani Generis o “De la raza

humana”, escrita en 1950, afirmó que la filosofía tomista es la guía más segura para la

doctrina católica romana y desaconsejó cualquier desviación de ella. El tomismo sigue

siendo una escuela líder del pensamiento contemporáneo.

52
Parte III: Reflexión crítica y reconstrucción

G. John Duns Escoto

John Duns Scotus es uno de los cuatro grandes filósofos del alto

escolasticismo. En oposición al pensamiento predominante en metafísica de que el

término "ser" es analógico, John Duns Escoto sostiene que debe ser un término

unívoco. La distinción de John Duns Escoto entre cognición intuitiva y abstractiva

estructuró gran parte de la discusión sobre la cognición durante el resto del período

escolástico. John Duns Escoto defiende un voluntarismo moderado en su

explicación del libre albedrío, una visión que sería influyente en el período moderno

de la Filosofía.

Individuación

La “humanidad” es una naturaleza común que se ejemplifica tanto en la Filosofía de

Sócrates como en Platón. John Duns Escoto los llama “individuos” y “singulares” porque

no pueden dividirse de la forma en que se instancia la humanidad. Muchos otros filósofos

intentaron explicar la individuación, como Santo Tomás de Aquino. Santo Tomás de

Aquino explica de manera diferente la individuación de sustancias materiales e

53
inmateriales. En consecuencia, John Duns Escoto comienza con una refutación crítica de

sus puntos de vista sobre la individuación de las sustancias materiales y sigue con una

explicación de la individuación que es tanto aplicable a seres materiales como

inmateriales. El primer paso de John Duns Escoto es argumentar que la sustancia material

no es individual en función de su naturaleza. John Duns Scotus explica además que

debido a que la sustancia es naturalmente anterior al accidente, lo que explica el hecho de

que una cosa esté en cualquier orden sustancial jerárquico debe estar en la categoría de

sustancia. Por ejemplo, Platón es un individuo de la especie humana , del género animal .

Ningún accidente puede explicar ninguna de estas características. La adición de

accidentes a la especie humana , por ejemplo, no produciría ningún ser humano

individual, sino sólo una unión accidental de la sustancia del hombre y esos accidentes.

John Duns Escoto aclaró que la existencia real es extrínseca a la naturaleza de cualquier

criatura y, por tanto, accidental a ella. La discusión crítica de sus predecesores lleva a

John Duns Escoto a concluir que lo que explica la individuación de una sustancia debe

ser algo positivo e intrínseco a lo que individua. Además, no puede ser algo común, ya

que lo común puede existir en algo distinto de aquello en lo que de hecho existe, mientras

que lo que explica la individuación no puede. John Duns Escoto finalmente agregó que

debe entrar en la categoría de sustancia, ya que cuando se agrega el individuador, la

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sustancia está completa. Se convierte entonces en el elemento final de la constitución

metafísica de una sustancia.

El argumento a favor de la existencia de Dios

John Duns Scotus ofrece varias versiones de su prueba de la existencia de Dios. El

argumento de Escoto se desarrolla en cuatro etapas. En primer lugar, que existe una

primera causa eficiente, un ser preeminente y una primera causa final. En segundo lugar,

sólo una naturaleza es primera en estos tres aspectos. En tercer lugar, una naturaleza que

es primera en cualquiera de estos aspectos es infinita. Por último, sólo hay un ser infinito.

El argumento de John Duns Escoto comienza de una manera distintiva. En la primera

etapa, John Duns Escoto incorpora varias estrategias que utilizaron sus predecesores para

probar la existencia de Dios en una etapa de su prueba única. En primer lugar, hay una

primera causa eficiente que produjo todo lo demás pero que en sí misma no es producida.

En segundo lugar, hay un ser preeminente, aquel cuya naturaleza sobrepasa a todos los

demás y en tercer lugar, hay una primera causa final o fin último. En la Segunda Etapa,

John Duns Escoto sostiene que un ser que tiene cualquiera de estas tres primacías tendrá

también las otras dos. En la Tercera Etapa, John Duns Escoto demuestra que un ser con

cualquiera de estas primacías es intensamente infinito. Finalmente en la Última Etapa,

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Juan Duns Escoto concluye que no puede haber más de un ser con esta triple primacía.

Dado que el cristianismo identifica a Dios como el creador de todo excepto de sí mismo,

como el ser cuyos poderes causales sostienen el universo, como la naturaleza

preeminente que es infinitamente buena, sabia y poderosa, y como el fin último de todas

las cosas, John Duns Escoto identifica el ser único cuya existencia él mismo considera

haber demostrado como el Dios cristiano.

Argumento I

En primer lugar, se produce algún ser x. En segundo lugar, por lo tanto x es

producido por algún otro ser y. en tercer lugar, y es un primer productor no producido o

es un productor posterior. En cuarto lugar, una serie de productores producidos no puede

continuar interminablemente. Por tanto, la serie se detiene finalmente en un productor no

producido, una primera causa eficiente que produce de forma independiente.

Argumento II

En primer lugar, si hubiera una serie infinita de causas esencialmente ordenadas, la

totalidad de las cosas afectadas dependería de alguna causa anterior. En segundo lugar,

nada puede ser una causa esencialmente ordenada de sí misma. En tercer lugar, si esta

causa anterior fuera parte de la totalidad de las cosas afectadas, sería una causa

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esencialmente ordenada de sí misma. Luego, finalmente, aunque existiera una serie

infinita de causas esencialmente ordenadas, la totalidad de las cosas afectadas sería

afectada por una causa ajena a la totalidad.

Argumento III

En primer lugar, poseer un poder causal eficiente no implica necesariamente

imperfección. Por tanto, en segundo lugar, es posible que algo posea poder causal

eficiente sin imperfección. Sin embargo, en tercer lugar, si nada posee poder causal

eficiente sin dependencia de algo anterior, entonces nada tiene poder causal eficiente sin

imperfección. Por lo tanto, en cuarto lugar, es posible que alguna naturaleza posea un

poder causal eficiente independiente. En quinto lugar, una naturaleza que posee un poder

causal independiente y eficiente es absolutamente primera. Por tanto, finalmente es

posible que exista un poder causal eficiente absolutamente primero.

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H. Guillermo de Ockham

Guillermo de Ockham está junto a las figuras más destacadas de la historia de la

filosofía durante la Alta Edad Media. Guillermo de Ockham es mejor conocido hoy por

su adhesión al nominalismo metafísico o al principio metodológico conocido como la

Navaja de Ockham. Además, Guillermo de Ockham tenía opiniones importantes no sólo

en Filosofía sino también en Teología. Guillermo de Ockham es considerado uno de los

lógicos más importantes de la Edad Media. Como escolástico , Guillermo de Ockham

estaba fuertemente comprometido con las ideas de Aristóteles y abogó por una reforma

tanto en el método como en el contenido cuyo principal objetivo era la simplificación.

Guillermo de Ockham fue un pionero del nominalismo y argumentó firmemente que sólo

existen individuos, pueden ser en lugar de universales, esencias o formas

supraindividuales, y que los universales son productos de la abstracción de los individuos

por parte de la mente humana y no tienen propiedades extramentales. existencia.

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Lenguaje mental

Guillermo de Ockham fue el primer filósofo que desarrolló con cierto detalle la

noción de lenguaje mental y la puso a trabajar para él. Filósofos como Aristóteles y

Boecio lo habían mencionado antes pero la innovación de Guillermo de Ockham fue

transponer sistemáticamente al análisis detallado del pensamiento humano tanto las

categorías gramaticales de su época como las de sustantivo, verbo, adverbio, singular y

plural. Para Guillermo de Ockham, las palabras escritas están subordinadas a las palabras

habladas y las palabras habladas, a su vez, están subordinadas a unidades mentales

llamadas conceptos, que pueden combinarse en proposiciones mentales estructuradas

sintácticamente, del mismo modo que las palabras habladas y escritas pueden combinarse

en oraciones audibles o visibles.

Definiciones ( Definiciones reales y Definiciones nominales)

Guillermo de Ockham identificó dos tipos de definiciones: definiciones reales y

definiciones nominales. Ejemplo de Definición Real es 'El hombre es un animal racional'

o 'El hombre es una sustancia compuesta de un cuerpo y un alma intelectiva'. Cada una de

estas definiciones tradicionales es correcta. Cada uno a su manera expresa la estructura

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metafísica esencial del ser humano. Sin embargo, las dos definiciones no significan

exactamente lo mismo. El primero nos hace pensar en todos los seres racionales y en

todos los animales. La segunda definición nos hace pensar, entre otras cosas, en todas las

sustancias, mientras que la primera no. Por tanto, un término absoluto puede tener varias

definiciones reales distintas que no siempre significan exactamente las mismas cosas.

Principalmente significarán exactamente las mismas cosas, ya que principalmente

significarán exactamente lo que significa principalmente el término que definen.

Las definiciones nominales según Guillermo de Ockham son diferentes. Guillermo

de Ockham afirma que existe una y sólo una definición nominal para cualquier término

connotativo determinado. La definición nominal del término connotativo “valiente” como

ejemplo es “un ser vivo dotado de valentía”. Esto revela que “valiente” significa

principalmente ciertos seres vivos y que secundariamente significa o connota cualidades

singulares de valentía. Según Guillermo de Ockham, cualquier definición nominal no

equivalente indica necesariamente un significado diferente y, en consecuencia, sería

inadecuada si la original fuera correcta.

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La navaja de Ockham

Una de las contribuciones más importantes de Guillermo de Ockham a la filosofía

fue su principio de parsimonia ontológica en la explicación y la construcción de teorías,

que se conoce mejor como "la navaja de Occam". La esencia de esto según Guillermo de

Ockham es "Entia non sunt multiplicanda sine necessitate " o " el principio establece que

no se deben multiplicar entidades más allá de lo necesario". Alternativamente, siempre se

debe optar por una explicación en términos del menor número posible de causas, factores

o variables. Guillermo de Ockham considera que uno siempre debe inclinarse hacia la

simplicidad al construir una teoría y no dar explicaciones innecesarias y demasiado

elaboradas. Este principio de la Navaja de Occam es un principio metodológico que

concierne a la ontología. La Navaja de Occam refleja la idea de que dadas dos teorías que

explican igualmente una idea se debe elegir la teoría que postula el número mínimo de

entidades. Para Guillermo de Ockham, el principio de simplicidad limita la

multiplicación de hipótesis de entidades no necesariamente. Favoreciendo la formulación

“Es inútil hacer con más lo que se puede hacer con menos”, Ockham implica que las

teorías están destinadas a hacer cosas, es decir, explicar y predecir, y estas cosas se

pueden lograr de manera más efectiva con menos suposiciones. En cierto nivel, esto es

sólo sentido común. En el fondo, Guillermo de Ockham aboga por la simplicidad para

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reducir el riesgo de error. Toda hipótesis conlleva la posibilidad de que sea errónea.

Cuantas más hipótesis acepte, más aumentará su riesgo. Guillermo de Ockham se esforzó

por evitar el error en todo momento. La Navaja de Occam ayudó a Guillermo de Ockham

a ganarse su reputación de destructor de la síntesis medieval de fe y razón.

Conclusión

Filósofos como San Agustín de Hipona, considerados los más grandes Padres

eclesiásticos, Boecio, que tradujo las obras de Platón al latín, Pedro Abelardo, Juan

Escoto Erigena, San Anselmo de Catenbury, Buenaventura, El precio de los escolásticos

Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham marcaron su nombre en la

historia de la Edad Media al descubrir la verdad sobre Dios. Estos filósofos contribuyeron

a allanar la forma en que entendemos la filosofía hoy. Aunque no son los primeros en

conceptualizar su contribución respectiva desde que la iniciaron sus predecesores griegos,

son los que lucharon por moldear las filosofías griegas hasta donde están ahora y

brillando intensamente en el corazón del catolismo. Gracias a estos filósofos medievales,

el cristianismo se desarrolló enormemente en comunidades. La educación renació cuando

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la Iglesia Católica comenzó a construir grandes universidades y los clérigos y

eclesiásticos encabezaron la educación y el control sobre los poderes no sólo intelectuales

sino también políticos.

Referencias

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