La narración cuenta una historia protagonizada por uno o varios personajes
en un lugar y en un espacio concretos. La narración consta de tres partes:
planteamiento, nudo y desenlace. A diferencia de la narración, la narración literaria es aquella en la que el autor utiliza el lenguaje de manera especial para presentar un mundo y unos personajes imaginados. Aunque suelen estar escritos en prosa, existen composiciones en verso que también cuentan historias: los romances, los relatos épicos, etc. El narrador es quien cuenta lo que sucede en una narración. No se debe confundir al autor, que es la persona real que escribe una historia (por ejemplo, Cervantes es el autor de El Quijote), con el narrador, es un personaje más inventado por el autor encargado de contar la historia (en el Quijote, una parte de la historia es narrada por la figura inventada de un historiador árabe llamado Cide Hamete Benengeli). El narrador puede contar los hechos de distintas formas: En tercera persona. Si conoce tanto los hechos (del presente, pasado y futuro) como lo que piensan los personajes, se le conoce como narrador omnisciente. Si solo conoce los hechos presentes se le llama narrador observador. En primera persona. Puede ser el narrador protagonista, cuando presenta los hechos de forma autobiográfica. Narrado testigo, si cuenta los hechos sucedidos a otros personajes. En todas las épocas y lugares, los pueblos han contado y cuentan historias. Estas narraciones, difundidas oralmente o por escrito, en prosa o en verso, en público o en privado, han servido para entretener y o enseñar, para cantar a los héroes o explicar lo que sucede alrededor. Aunque todos podemos contar historias, no todas las narraciones tienen categoría literaria. Las narraciones que por su calidad se consideran literarias se clasifican en distintos subgéneros: Mitos Leyendas Poemas épicos Cantares de gesta Romances Cuentos Fábulas Novelas Narraciones legendarias Las Leyendas Son narraciones sobre lugares, personajes o hechos reales a los que la fantasía popular ha añadido elementos mágicos. Lugares y seres legendarios Las leyendas sobre lugares nacen para explicar el origen o las características de accidentes geográficos (rocas, lagos, o montes…). Las referidas a héroes relatan su vida, engrandeciendo sus hazañas. Las leyendas sobre héroes exageran los rasgos de valentía, fortaleza o habilidad del protagonista. Algunas tienen su origen en personajes históricos (El Cid), pero los personajes de las leyendas pueden ser también seres imaginarios, personajes fabulosos: dragones, duendes, elfos, sirenas… Las sagas Algunas narraciones legendarias tienen su origen en hechos reales que fueron importantes para ciertos pueblos y que, al transmitirse de forma oral se idealizaron hasta convertirse en leyendas. Los textos en que se conservan se llaman sagas. Las sagas son recopilaciones de relatos sobre hechos históricos protagonizados por grupos familiares y por los pueblos a los que pertenecen. Las sagas se extienden a lo largo de varias generaciones de una familia y en ellas se señalan los lazos de parentesco y se presta atención a sucesos importantes para la comunidad: viajes, matrimonios, muertes… Los elementos fantásticos contribuyen a ensalzar la historia familiar. Los seres humanos se han preguntado siempre por sus orígenes, por la muerte o por fenómenos naturales como el día o la noche, la lluvia, las estrellas, el mar, el crecimiento de las plantas, etc. Los mitos nacen para intentar ofrecer una explicación de estos hechos. Los mitos son narraciones protagonizadas por dioses o héroes con las que se pretende dar una explicación del mundo. Los mitos no cuentan las causas reales de los fenómenos que intentan explicar; son, por tanto, historias imaginadas. Los mitos Los protagonistas de los mitos son los dioses. Estos poseen cualidades físicas y personales extraordinarias. Los dioses son muy fuertes o muy hermosos, pueden cambiar de forma, lo ven todo, adivinan el futuro…; son, además, inmortales. Pero al igual que los seres humanos, también aman y odian. Hay dioses de la guerra, del amor, del mar, de la sabiduría, de la caza… Cada dios tiene su personalidad, que se refleja en su forma de comportarse. Se los reconoce por elementos distintivos, como el martillo de Thor, el rayo de Zeus o el tridente de Zeus. Los antiguos griegos situaron la morada de sus dioses en un macizo montañoso: el Olimpo. Odín, el dios nórdico, vive en el Valhalla, un enorme palacio rodedado de un bosque de hojas de oro. Thor, hijo de Odín, habita también en un fabuloso palacio. En los mitos, además de los dioses, aparecen los héroes, que pueden ser semidioses –hijo de un dios y un humano- o humanos. Los héroes, como los dioses, poseen cualidades especiales: fuerza, sabiduría, astucia, belleza… Se enfrentan a todo tipo de pruebas y de seres (dioses, hombres o seres fabulosos) y pueden recibir la ayuda de alguna divinidad. Algunos ejemplos de héroes son Teseo, Hércules o Perseo. En la antigüedad, los pueblos relataban las hazañas de sus héroes por medio de narraciones en verso que se conocen como poemas épicos. Los primeros poemas épicos fueron las epopeyas. La epopeya es un poema extenso en el que se narran acciones de héroes asociadas con el origen o el destino de sus pueblos. Las principales epopeyas clásicas en Europa son la Ilíada y la Odisea. Ambas son obra del poeta griego Homero, quien las compuso hacia los siglos IX-VIII a. C. En la Ilíada se narran los acontecimientos de la Guerra de Troya. La Odisea cuenta las aventuras de Ulises durante su regreso a la isla de Ítaca tras la guerra de Troya. La última gran epopeya clásica fue la Eneida, que relata el viaje de Eneas, guerrero derrotado en Troya, hasta Italia, donde sus descendientes fundaron la ciudad de Roma. En esta obra, escrita en latín por el poeta romano Virgilio, se recoge el famoso episodio del caballo de Troya. Los cantares de gesta Narran las hazañas de un héroe acompañado de un grupo de fieles servidores. Estos hechos fueron cantados y difundidos por los juglares. Los juglares recitaban los poemas y canciones de la tradición oral en las plazas y los mercados de los pueblos o en los castillos de los reyes y los señores feudales. Sabían bailar y cantar, tocaban varios instrumentos y utilizaban infinidad de recursos para atraer al público. Recibían por su trabajo una compensación en especies: comida, vino, vestuario y, a veces, dinero. Los cantares de gesta son un conjunto de composiciones que narran las hazañas de los grandes héroes nacionales. Los juglares los recitaban de memoria y, a veces, improvisaban los fragmentos que no recordaban, por lo que existen diferentes versiones de ellos. Son anónimos. No tenían intención didáctica, solo entretener. El Cantar de Mio Cid es el único que ha llegado casi íntegro hasta nosotros. Fue compuesto seguramente en el siglo XII. Cuenta las hazañas de un personaje real, Rodrigo Díaz de Vivar, caballero de la corte de Alfonso VI. Con el paso del tiempo, el público se cansaba de los largos poemas épicos y pedía al juglar que recitara aquellos fragmentos que le resultaban más interesantes. Estos fragmentos desgajados de los largos poemas épicos dieron origen a los romances (mediados del siglo XIV). Los romances quedaron en la memoria del pueblo, quien siguió recitándolos. Se transmitieron así, de memoria, de forma oral y de generación en generación; de ahí que existan distintas versiones de un mismo romance. Los romances suelen ser anónimos, es decir, no tienen autor conocido. Están formados por una serie indefinida de versos de ocho sílabas (octosílabos), con rima asonante en los pares, quedando libres los impares. El tema principal de los primeros romances es épico, por lo tanto, narran las hazañas de héroes y caballeros. Más tarde, los romances adquieren un contenido lírico, y en ellos el autor expresa sentimientos más íntimos tales como el amor, la tristeza, etc. ROMANCE DEL PRISIONERO Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón. L as principales fuentes literarias se remontan a Oriente. En la India, Persia y, después, en el mundo árabe se recopilaron relatos que servían de entretenimiento , al mismo tiempo que transmitían determinados valores. Las mil y una noches ejerció una gran influencia en el desarrollo del cuento en Europa. El cuento es una narración breve, en prosa, de hechos inventados. Por su brevedad, los cuentos presentan las siguientes características: Los personajes no son muy numerosos: por ejemplo en el cuento de Caperucita roja los personajes son la madre, el lobo, la abuela y la propia Caperucita. La narración gira alrededor de un elemento que es el que domina el cuento: en Cenicienta es el zapato de cristal. La acción se plantea muy pronto y se desarrolla con rapidez precipitándose hacia su final. Los cuentos populares ,como Caperucita Roja o Blancanieves y los siete enanitos, se han transmitido por tradición oral y no tienen autor conocido; otros cuentos son de carácter literario: conocemos a su autor y se transmiten por escrito. Las fábulas Se trata de narraciones que, además de entretener, pretenden enseñar algo, por lo tanto, tienen una finalidad moralizante. Casi todas están escritas en verso aunque también pueden redactarse en prosa. Las fábulas son historias protagonizadas por animales cuya conducta refleja comportamientos humanos (la pereza, la mentira, el sacrificio, la astucia, etc.). Al final incorporan una enseñanza final en verso conocida como moraleja. Destacan las fábulas de Esopo en la época griega. En España destacan las de Iriarte y las de Samaniego. Samaniego compuso Las fábulas morales. Se trata de 137 fábulas agrupadas en nueve tomos; muchas de ellas son nuevas versiones de otras conocidas desde la antigüedad. Merecen citarse La cigarra y la hormiga, la zorra y el busto, Las moscas y la lechera. Las fábulas La rana y la gallina Al que trabaja algo, puede disimulársele que lo pregone; el que nada hace, debe callar. Desde su charco, una parlera rana oyó cacarear a una gallina. «¡Vaya! -le dijo-; no creyera, hermana, que fueras tan incómoda vecina. Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?» «Nada, sino anunciar que pongo un huevo». «¿Un huevo sólo? ¡Y alborotas tanto!» «Un huevo sólo, sí, señora mía. ¿Te espantas de eso, cuando no me espanto de oírte cómo graznas noche y día? Yo, porque sirvo de algo, lo publico; tú, que de nada sirves, calla el pico». La novela es una narración extensa en prosa de hechos imaginados, creada por un autor individual con la finalidad de entretener y o enseñar al público. Las primeras novelas surgieron en Grecia y Roma entre los siglos II y III. Estas narraciones hablaban de viajes y de amor. En la Edad Media aparecen las novelas de caballerías; el protagonista es un caballero al que se le otorgan poderes, que lucha contra dragones, gigantes…, y acaba siempre victorioso. En el siglo XVI, con El Lazarillo de Tormes, nace la novela picaresca. El protagonista, un pícaro de orígenes miserables, narra en primera persona su vida desgraciada, marcada por el hambre y la falta de amor. Lázaro ya no es un héroe y no vive aventuras fantásticas. En 1605, Cervantes escribió El Quijote, la primera novela moderna. Desde ese momento hasta la actualidad, la novela ha ido incorporando nuevos temas. Según su contenido y rasgos esenciales se pueden clasificar en varios géneros: novela realista, policíaca, ciencia ficción, de aventuras…